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Por otro lado, es importante tomar en cuenta la identificación de las especies que están en
proceso de crecimiento en las tierras aledañas al área a revegetar, nos puede proporcionar
información valiosa para seleccionar las especies y poblaciones de especies que han probado su
adaptabilidad a las condiciones existentes en el sitio, también evaluar los beneficios que
brindará a los pobladores del área y a la recuperación de este tipo de suelos.
b. Factores de uso y adaptación de los suelos materia de la revegetación, por ejemplo, si la tierra
era utilizada para pastos, entonces debe considerarse el sabor y valor nutritivo para el ganado
que aprovecharán dichos pastos, la tolerancia por otros pastos, la estación y velocidad de
crecimiento, etc.
Utilizar una suficiente cantidad de semilla para obtener un crecimiento, pero no más de lo
necesario, es fundamental y de ello dependerá el éxito de un plan de revegetación,
especialmente en áreas erosionadas.
Cuando se utiliza semilla en exceso, puede producir crecimientos muy densos, donde la
competencia entre plantas genera un crecimiento deficiente y de muy poca aceptación por los
agricultores que realizan la de la comunidad de plantas sean estas de tipo césped, arbustivo e
incluso arbórea.
6.10. Recolección y almacenamiento de las semillas para revegetar
(c) Recolectar las semillas de áreas previamente seleccionadas para multiplicarlos para futuras
revegetaciones.
La compra de semilla a proveedores oficiales y de reconocida trayectoria, puede ser una de las
alternativas más fáciles, pero también puede resultar la más costosa debido a que las semillas
disponibles en el mercado son importadas; con estas semillas existe la seguridad de mostrar las
características genéticas seleccionadas y se adaptará a ciertas condiciones climáticas y edáficas.
La recolección de semillas de localidades vecinas y que tendría una adaptabilidad probada a las
condiciones de crecimiento presentes en el área, cuenta con limitaciones relacionadas a la falta
de las cantidades requeridas para cada período de revegetación y por otro lado su recolección
requiere de cierta especialidad, sobre para mantener su poder germinativo, por lo tanto,
también tiene limitaciones.
En síntesis, para iniciar un proceso de recolección de semillas con buena calidad fisiológica, será
necesario conocer detalladamente la fenología de las especies que serán recolectadas. Las
etapas fenológicas de mayor interés son la floración, la formación de la semilla y la maduración
de la semilla.
La floración, es la primera etapa fenológica que debe ser conocida y que en muchas especies se
observa muy fácilmente con la presencia de pétalos, sépalos y brácteas de colores, las mismas
que en otras especies pude resultar más dificultosa de ser observada; sin embargo, en ambos
casos y adicionalmente se debe poner mucha atención y especial interés en observar la antesis
(liberación del polen), que se constituye en el elemento esencial de las semillas de cualquier
especie vegetal. Posterior a la floración, la secuencia de la fenología es la siguiente:
(a) etapa de pasta suave, caracterizada por la excreción de pasta de las semillas cuando se
les aprieta entre los dedos de la mano, si se recolectara en esta etapa las semillas que
se obtienen no germinan y por lo tanto no es recomendable efectuar la recolección en
este momento;
(b) etapa de pasta dura, caracterizada por ser dura, ya no se puede aplastar entre los dedos
de la mano, incluso al pretender morderla se muestra bastante dura, lo cual nos indica
que ha alcanzado su total madurez y es el momento ideal para realizar la recolección de
las semillas y madurez, caracterizada por que como consecuencia de la madurez puede
al mismo tiempo iniciarse la caída de la semilla.
Muchas veces para poder asegurar la obtención de semillas de calidad y sobre todo
viables, puede ser necesario repetir la recolección, es decir, las colecciones deberían
extenderse desde el final de la etapa de pasta suave hasta que todas las semillas se
pierdan.
Las semillas de muchas malezas pueden ser recolectadas sosteniendo una bandeja
debajo de la inflorescencia y agitándolas las mismas, haciendo que las semillas caigan
dentro del recipiente; en otros casos puede ser cortando toda la planta y guardando el
material en bolsas de papel, dejándolas en un lugar abierto seco, bien ventilado hasta
que la semilla madure.
Para otras semillas de plantas herbáceas con cápsulas (leguminosas) o frutas que
revientan, se recolecta cuidadosamente los frutos mientras están inmaduros y luego se
los deja madurar en bolsas cerradas.
Para especies arbustivas, la recolección se realiza sosteniendo una bandeja debajo de
las ramas extendidas, mientras se sacuden los arbustos con un palo, y en otros casos
cosechándolos directamente a mano.
Antes de realizar cualquier siembra, será necesario preparar el terreno y crear u ambiente
apropiado para la germinación de las semillas y el establecimiento de la planta. Las labores de
preparación del suelo nos permiten tener un ambiente favorable para la germinación y el
crecimiento de las plántulas, facilita las labores culturales para el control de malezas y permite
retener mayor cantidad de humedad en el suelo, todo lo cual facilitará el establecimiento y
crecimiento de la revegetación.
Por otro lado, el cultivo de los suelos antes de realizar la siembra o plantación de un área a
revegetar, permite mejorar la aireación del suelo, reduce la escorrentía, incrementa la
infiltración, reduce la compactación y produce condiciones para el buen contacto de la semilla
con el suelo.
Existen métodos de cultivos primarios y secundarios; los primeros afectan el suelo a una
profundidad relativamente grande y deja la superficie accidentada, y los segundos reducen la
aspereza de la superficie del suelo, remueve la maleza y ayuda a conservar el agua.
Las formas más comunes de cultivo primario son el arado utilizando cuchillas y cinceles, y la
forma más común de cultivo secundario es la escarificación con un escarificador de disco o
diente.
Conjuntamente con los métodos de cultivo mencionados, la preparación del suelo genera
cambios en la superficie del suelo, creando pequeñas depresiones que contribuyen a reducir el
flujo o movimiento del suelo y con ello evita y controla la erosión de los suelos, así como mejora
la relación agua-suelo, todo lo cual facilita el crecimiento de las plantas.
Las depresiones en los suelos se realizan más fácilmente con una herramienta agrícola
denominada “canalizador”, el cual excava depresiones en la superficie del suelo, lo cual permite
retener mayor humedad y proteger las semillas.Las depresiones creadas por esta máquina
pueden tener una longitud de 0.9 a 1.2 m, con un ancho de 46 a 56 cm y una profundidad de 15
a 20 cm.
En todos los casos debemos tener especial cuidado de que las plantas antes de ser
llevadas a campo definitivo, se realicen una poda de los brotes aéreos, reduciendo la
transpiración y la tensión del agua en las plantas.
Una práctica común es el tratamiento de las estacas con una hormona de crecimiento,
como el ácido naftalinacético (ANA) o ácido indolbutírico (AIB), que estimula el
crecimiento de las raíces y por lo tanto facilita el proceso de enraizamiento.
En muchos casos y posterior a la siembra o plantación se recomienda utilizar coberturas
inertes o mulch, que es un material no vivo colocado sobre la superficie del suelo, con
el propósito de proteger las semillas o plantas del calor, frío o sequía, controlar el
establecimiento de maleza y adicionar materia orgánica, además que el uso del mulch,
puede mejorar la germinación y el establecimiento de las plantas.
El riego es muy necesario en revegetación, pero como en la sierra a veces es imposible realizarlo,
se recomienda que las plantaciones se realicen al inicio de la estación lluviosa; no obstante, es
un tratamiento costoso; debería ser considerado sólo como una medida temporal para mejorar
la germinación y el establecimiento de la planta, o para lixiviar los constituyentes indeseables
solubles en agua a profundidades mayores en el perfil del suelo.
En un programa normal de riego existen muchos factores que influyen en la necesidad misma
del riego y en la cantidad de agua que debe ser aplicada; pero en términos generales, el uso de
agua para riego debe ser considerado seriamente en zonas con precipitaciones anuales menores
a 250 mm; adicionalmente, debe considerarse el riego para zonas que tienen precipitaciones
limitadas durante la época de crecimiento de las plantas, con lo cual se aseguraría su
establecimiento y con ello el éxito de los planes de revegetación.
Cuando se utiliza inadecuadamente el riego, podrían presentarse efectos negativos como la
contaminación con sales, que afectará negativamente los planes de revegetación; cantidades
excesivas de riego pueden originar un crecimiento muy bueno de las plantas utilizadas en la
revegetación, pero que al no tener agua en forma permanente y retornar a un clima natural,
puede convertirse en un serio problema de la revegetación.
La cubierta vegetal juega un rol fundamental en la activación del ciclo hidrológico, mediante la
evapotranspiración, la infiltración y la captación de agua a partir de las lluvias, nieblas y neblinas,
especialmente en las zonas áridas y semiáridas.
En área de bosques, los árboles llegan a infiltrar el agua de lluvia hasta en un 40 – 50% del agua
precipitada, con lo cual disminuye grandemente la cantidad de agua de escorrentía hacia las
quebradas o ríos, llegando a representar tan sólo el 20 a 25% del agua precipitada. En áreas de
pastizales, la infiltración del agua de lluvia debido a los pastos bordea entre 20 a 25% del agua
precipitada y la escorrentía superficial del agua se incrementa considerablemente llegando a ser
hasta 40 a 50% del agua precipitada.
En áreas sin vegetación, la situación es totalmente diferente, pues el agua infiltrada es tan sólo
unos 15 a 20% del agua precipitada; mientras que el agua de escorrentía bordea entre 70 a 80%
del agua precipitada. A continuación, se muestra una vista que puede ilustrar la relación de agua
precipitada, evapotranspirada y la descargada en los ríos o quebradas, especialmente en los
meses de estiaje.
En regiones áridas y semiáridas y cuando se presentan zonas con abundante cantidad de nieblas
y neblinas, la vegetación juega un rol fundamental en la captación de las moléculas de agua y su
posterior descarga en el interior del perfil del suelo mediante su sistema radicular.
Aquí, un aspecto clave es utilizar las especies vegetales más adecuadas para tal fin;
En algunas zonas de las partes bajas de las cuencas, especialmente en zonas cercanas a los mares
como son las llamadas “Lomas”, donde la vegetación también cumple la misma función de
atrapar las nieblas o neblinas y alimentar la cantidad de agua de los manantiales; con lo cual se
mejora o regenera la biodiversidad. Aquí se combina muy sabiamente plantaciones de arbustos,
yerbas, tunales y árboles.
Como un resumen, se puede decir que las especies más recomendadas para las partes altas son: