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renacimiento

Renacimiento es el nombre dado en el siglo xix a un amplio


movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los
siglos xv y xvi. Fue un período de transición entre la Edad Media y los
inicios de la Edad Moderna. Sus principales exponentes se hallan en
el campo de las artes, aunque también se produjo una renovación en
las ciencias, tanto naturales como humanas. La ciudad de Florencia,
en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo de este movimiento,
que se extendió después por toda Europa.

El Renacimiento fue fruto de la difusión de las ideas del humanismo,


que determinaron una nueva concepción del hombre y del mundo. El
término «renacimiento» se utilizó reivindicando ciertos elementos de la
cultura clásica griega y romana, y se aplicó originariamente como una
vuelta a los valores de la cultura grecolatina y a la contemplación libre
de la naturaleza tras siglos de predominio de un tipo de mentalidad
más rígida y dogmática establecida en la Europa medieval. En esta
nueva etapa se planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser
humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política,
la filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por el
antropocentrismo
manierismo

Manierismo es la denominación historiográfica del


periodo y estilo artístico que se sitúa
convencionalmente en las décadas centrales y finales
del siglo XVI (Cinquecento en italiano), como parte
última del Renacimiento (es decir, un Bajo
Renacimiento). Su caracterización es problemática,
pues aunque inicialmente se definió como la imitación
de la maniera de los grandes maestros del Alto
Renacimiento (por ejemplo, el propio Tintoretto
pretendía dibujar como Miguel Ángel y colorear como
Tiziano), posteriormente se entendió como una
reacción contra el ideal de belleza clasicista y una
complicación laberíntica1 tanto en lo formal (línea
serpentinata, anamorfosis, exageración de los
movimientos, los escorzos, las texturas, los
almohadillados, alteración del orden en los elementos
arquitectónicos) como en lo conceptual (forzando el
decorum y el equilibrio altorenacentistas, una
"violación de la figura"),2 que prefigura el "exceso"3
característico del Barroco. Por otro lado, también se
identifica el Manierismo con un arte intelectualizado y
elitista, opuesto al Barroco, que será un arte sensorial
y popular.4 Considerado como una mera prolongación
del genio creativo de los grandes genios del Alto
Renacimiento (Leonardo, Rafael, Miguel Ángel,
Tiziano) por sus epígonos (como los leonardeschi), el
Manierismo fue generalmente minusvalorado por la
crítica y la historiografía del arte como un estilo
extravagante, decadente y degenerativo; un
refinamiento erótico5 y una "afectación artificiosa"6
cuya elegancia y grazia7 no fue apreciada plenamente
hasta su revalorización en el siglo XX, que comenzó a
ver de forma positiva incluso su condición de auto-
referencia del arte en sí mismo.8

Barroco
El Barroco fue un período de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de
concebir el arte (el «estilo barroco») y que, partiendo desde diferentes contextos histórico-
culturales, produjo obras en numerosos campos artísticos: literatura, arquitectura, escultura,
pintura, música, ópera, danza, teatro, etc. Se manifestó principalmente en la Europa occidental,
aunque debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas,
principalmente en Latinoamérica. Cronológicamente, abarcó todo el siglo XVII y principios del
XVIII, con mayor o menor prolongación en el tiempo dependiendo de cada país. Se suele situar
entre el Manierismo y el Rococó, en una época caracterizada por fuertes disputas religiosas entre
países católicos y protestantes, así como marcadas diferencias políticas entre los Estados
absolutistas y los parlamentarios, donde una incipiente burguesía empezaba a poner los cimientos
del capitalismo.1

Como estilo artístico, el Barroco surgió a principios del siglo XVII (según otros autores a finales del
XVI) en Italia —período también conocido en este país como Seicento—, desde donde se extendió
hacia la mayor parte de Europa. Durante mucho tiempo (siglos XVIII y XIX) el término «barroco»
tuvo un sentido peyorativo, con el significado de recargado, engañoso, caprichoso, hasta que fue
posteriormente revalorizado a finales del siglo XIX por Jacob Burckhardt y, en el XX, por Benedetto
Croce y Eugenio d'Ors. Algunos historiadores dividen el Barroco en tres períodos: «primitivo»
(1580-1630), «maduro» o «pleno» (1630-1680) y «tardío» (1680-1750).2

Barroco quiteño
Escuela quiteña es como se ha llamado al conjunto de
manifestaciones artísticas y de artistas que se
desarrolló en el territorio de la Real Audiencia de
Quito, desde Pasto y Popayán por el norte hasta Piura
y Cajamarca por el sur en la Intendencia de Trujillo,
durante el período colonial (segunda mitad del S. XVI,
XVII, XVIII y primer cuarto del S. XIX); es decir durante
la dominación española (1542-1824).1

La Escuela Quiteña alcanzó su época de mayor


esplendor entre los siglos XVII y XVIII, llegando a
adquirir gran prestigio entre las otras colonias
americanas e incluso en la corte española de Madrid.2
También se la considera como una forma de
producción y fue una de las actividades más
importantes desde el punto de vista económico en la
Real Audiencia de Quito.34
La fama de este movimiento alcanzó tanto prestigio,
incluso en Europa, que se dice que el rey Carlos III,
refiriéndose a la escuela quiteña y a uno de sus
escultores en concreto, expresó: «no me preocupa que
Italia tenga a Miguel Ángel, en mis colonias de
América yo tengo al maestro Caspicara»5

Romanticismo
El Romanticismo es un movimiento cultural que se
originó en Alemania y en Reino Unido a finales del
siglo XVIII como una reacción revolucionaria contra la
Ilustración y el Neoclasicismo, confiriendo prioridad a

los sentimientos.1 Es considerado como el primer


movimiento de cultura que cubrió el mapa completo de
Europa. En la mayoría de las áreas estuvo en su
apogeo en el período aproximado de 1800 a 1850.2

Su característica fundamental es la ruptura con la


tradición clasicista basada en un conjunto de reglas
estereotipadas. La libertad auténtica es su búsqueda
constante, por eso su rasgo revolucionario es
incuestionable. Debido a que el Romanticismo es una
manera de sentir y concebir la naturaleza, así como a
la vida y al ser humano mismo, es que se presenta de
manera distinta y particular en cada país donde se
desarrolla, e incluso dentro de una misma nación, se
manifiestan distintas tendencias, proyectándose ello
también en todas las artes.

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