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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


ESCUELA DE MEDICINA

ASIGNATURA:
FISIOPATOLOGÍA I

NIVEL: 5TO SEMESTRE


GRUPO: 19
SUBGRUPO: 1

TEMA:
“LESIÓN, DEGENERACIÓN, INFILTRACIÓN Y MUERTE CELULAR”

NOMBRE DEL DOCENTE:


DR. SÁNCHEZ VILLACRÉS FRANK

INTEGRANTES:
 ANTHONY XAVIER MENDOZA MENDOZA
 DANIELA LOZANO PAZMIÑO
 PAMELA VERIÑAZ CAPA
 MARÍA VICTORIA ROMERO PINCAY
 JUAN DAVID CAMPOVERDE ROBLES

2019 – 2020 CICLO II


LESIÓN CELULAR REVERSIBLE Y MUERTE CELULAR

Los mecanismos de la lesión celular en ocasiones producen daño celular submortal y


reversible, o llevan a lesión irreversible con destrucción o muerte celular. La destrucción
celular y su eliminación implican 1 de 2 mecanismos:

 Apoptosis, que está diseñada para eliminar células lesionadas o desgastadas.


 Muerte celular o necrosis, que ocurre en las células dañadas en forma irreversible.

LESIÓN CELULAR REVERSIBLE

La lesión celular reversible, aunque deteriora la función celular, no provoca la muerte


celular. A través del microscopio se observan 2 patrones de lesión celular reversible: la
tumefacción celular y el cambio graso. La tumefacción celular ocurre con el deterioro de
la bomba de la membrana de Na⁺/K⁺-ATPasa dependiente de energía, por lo general,
como resultado de lesión celular hipóxica. Los cambios grasos están vinculados con
acumulación intracelular de grasa. Cuando ocurren cambios grasos, pequeñas vacuolas
de grasa se dispersan en todo el citoplasma. El proceso suele ser más ominoso que la
tumefacción celular y, aunque es reversible, suele indicar lesión grave. Estos cambios
grasos ocurren debido a que a las células normales se les presenta un aumento de carga
de grasa o porque las células lesionadas son incapaces de metabolizar adecuadamente la
grasa. En las personas obesas, a menudo presentan infiltrados de grasa dentro y entre las
células del hígado y el corazón debido a un aumento de la carga de grasa. Las vías del
metabolismo de la grasa están deterioradas durante la lesión celular y la grasa se acumula
en la célula conforme producción supera el empleo y transporte. El hígado, en donde se
sintetiza y metaboliza la mayoría de las grasas, es particularmente susceptible al cambio
graso, aunque es posible también que los cambios grasos Ocurran en los riñones, el
corazón y otros órganos.

Las lesiones celulares reversibles son cambios morfológicos y funcionales, que se


encuentran en una fase leve o precoz, por lo tanto la célula supera la agresión y es capaz
de recuperar su integridad estructural y funcional.
Dentro de las características de una lesión reversible se encuentran: formación de
vesículas producto de la agregación de partículas intramembranosas, edematización del
retículo endoplasmático y las mitocondrias celulares, dispersión de ribosomas, autofagia
por los lisosomas, reducción de la fosforilación oxidativa con la consiguiente pérdida de
energía producto de la perdida de adenosín trifosfato o ATP.

Las lesiones celulares reversibles se pueden presentar de las siguientes maneras:

1. Tumefacción celular: Este tipo de lesión también se denomina cambio hidrópico y es


común que se presente en órganos parenquimatosos, tales como el hígado, los riñones, el
bazo o en el miocardio.

Hace su aparición primordialmente en células incapaces de mantener su homeostasis y


que se ven afectadas por iones o fluidos, produciéndose consecuentemente un aumento
del volumen celular debido al desplazamiento de agua del compartimiento extracelular al
intracelular, consecuencia del aumento en la cantidad de sodio, lo cual a su vez produce
elevación de la presión osmótica dando como resultado una entrada pasiva de agua al
interior de la célula; viéndose afectada también durante dicho proceso la respiración
aerobia y la síntesis de ATP. Dentro de las secuelas microscópicas de este proceso se
observa la célula humectada, con aumento del volumen de las mitocondrias y una
disminución del calibre del lumen celular.

2. Degeneración hidrópica o vacuolar:

Esta degeneración es una fase más avanzada de la tumefacción celular, y resulta de la


penetración de mayor cantidad de agua en el interior del citoplasma de la célula, producto
de la cual se presentan pequeñas vacuolas que corresponden usualmente a segmentos
evaginados, separados o secuestrados del retículo endoplasmático.

Macroscópicamente los órganos, se encuentran pálidos y con un aumento en su volumen;


microscópicamente, se observa al citoplasma con vacuolas hidrópicas que desplazan el
núcleo sin producir ninguna alteración.

3. Degeneración grasa:

También denominada esteatosis, cambio graso o infiltración grasosa. La lesión se


presenta mayormente en el hígado y se caracteriza por una acumulación irregular de grasa
dentro de las células, entrando los lípidos en la estructura celular para formar triglicéridos,
ésteres de colesterol o en ocasiones producir energía, este tipo de lesiones suele ser
consecuencia de agresiones hipóxicas, tóxicas o metabólicas.

Macroscópicamente se observa el órgano con un color amarillo homogéneo y de


consistencia grasosa, dentro del aspecto microscópico se observan vacuolas de grasa en
el citoplasma, que en ocasiones forman quistes grasos producto de la lisis celular
contigua.
INFILTRACIÓN HIALINA
La infiltración hialina se caracteriza por tener un aspecto homogéneo, esmerilado y de
color rosado con tinción de H-E. Suele presentarse en algunos tejidos, como el muscular,
cuando se degeneran y mueren (necrosis de Zenker), también se puede encontrar en
materiales como la colágena, que al alterarse (enf. de la colágena) o envejecer (cicatrices)
modifica su apariencia. También se observa en el riñón, donde las proteínas que se
precipitan en la luz de los túbulos renales constituyen los llamados “cilindros hialinos”.

Necrosis De Zenker
Macroscópicamente el músculo afectado está pálido y seco y usualmente presenta estrías
longitudinales evidentes o un color blanco tiza debido a la deposición de calcio.
Microscópicamente las fibras musculares presentan citoplasma con apariencia hialina
(rosa brillante y homogéneo), sin estrías y con núcleos basófilos y pequeños (picnóticos).
Es una necrosis coagulativa que tiene la cualidad de presentarse en el músculo esquelético
estriado y cardíaco caracterizada por la apariencia hialina de las fibras musculares. Ocurre
más comúnmente en rumiantes y por la apariencia del músculo la enfermedad se conoce
como “músculo blanco”.

DEGENERACIÓN GLUCOGÉNICA/INFILTRACIÓN GLUCOGÉNICA


El glucógeno se encuentra normalmente en el citoplasma celular, sobre todo en aquellas
células que lo requieren para su actividad, como la célula muscular o la renal; o en forma
de depósito transitorio como ocurre en el hígado. Estas células no dependen de insulina
para poder ingresar la glucosa a sus células. La acumulación excesiva obedece a
trastornos sistémicos extracelulares, en los que hay desequilibrio entre la glucogénesis y
la glucólisis.

Lesiones:

Principalmente en la Diabetes, el glucógeno se localiza en las células epiteliales del túbulo


contorneado proximal y en el asa de Henle, así como en las células hepáticas, en las
células beta de los islotes de Langerhans y en fibras del músculo cardíaco. El glucógeno
intracelular produce marcada vacuolización del citoplasma.

La tinción con carmín de Best o la reacción del PAS da un color rojo a violeta del
glucógeno. La digestión con diastasa (abundante en la saliva) sirve de control adicional,
mediante la hidrolización del glucógeno.

DEGENERACIÓN MUCOIDE
Esta alteración consiste en la acumulación de mucopolisacáridos ácidos en el tejido
conectivo con alteración de los elementos fibrilares. Las fibras colágenas y elásticas se
fragmentan y desaparecen, las fibras musculares lisas se alteran y pueden desaparecer.
Suelen producirse, además, cavitaciones que contienen mucopolisacáridos.

La alteración se debe probablemente a la liberación de estas substancias normalmente a


unidas a proteínas, se trata por lo tanto de una mucofanerosis. Esta unión, con poca agua,
encubre las propiedades histoquímicas de los mucopolisacáridos libres. Las
localizaciones más frecuentes de la degeneración mixoide son: sinovial, aorta y válvulas
cardíacas. En la sinovial la alteración aparece clínicamente como un quiste sinovial. En
la aorta se denomina enfermedad de Erdheim o medionecrosis microquística de la aorta
y suele constituir el substrato anatómico del aneurisma disecante de la túnica media. En
las válvulas cardíacas es más frecuente en la mitral.

DEGENERACIÓN MUCOIDE DE LOS LIGAMENTOS CRUZADOS


La ruptura del ligamento cruzado anterior es una de esas patologías que vemos a menudo,
sobre todo si nos dedicamos a la radiología osteoarticular o deportología. Los signos de
ruptura del ligamento cruzado anterior, tanto directos (disrupción de las fibras,
engrosamiento e incremento en su señal, contornos poco definidos) como indirectos
(lesiones meniscales, edema óseo, lesiones ligamentarias asociadas) suelen ser fáciles de
identificar, teniendo en cuenta, además, que el paciente viene a la consulta refiriendo un
esguince de rodilla o un traumatismo.

Pero muchas veces, podemos ver signos que podrían confundirse con los signos de
ruptura en un paciente sin signos ni antecedentes de trauma, de otro grupo etario (las
rupturas se dan frecuentemente en pacientes jóvenes), sin sintomatología relevante o que
tiene otra patología en la rodilla que justifica los síntomas, como lesiones osteocondrales
o meniscales.
Este último grupo de pacientes, adultos, con algún grado de restricción en la movilidad
de la rodilla y dolor, en los que se visualiza un engrosamiento del ligamento con áreas de
señal hiperintensa entre sus fibras, las cuales pueden delimitarse con claridad (es decir
que no hay signos de disrupción) podría tener una DEGENERACIÓN MUCOIDE DE
LAS FIBRAS DEL LIGAMENTO CRUZADO anterior o posterior, siendo más frecuente
en el anterior.

Esta patología se presenta frecuentemente en las resonancias magnéticas de rodillas que


se hacen por algún otro motivo: no se está buscando este diagnóstico, pero sólo será
posible hallarlo si el radiólogo lo conoce. De otro modo podrá diagnosticarse
erróneamente como una ruptura u otro tipo de patología de los ligamentos cruzados. Por
lo tanto, conocer la degeneración mucoide de los ligamentos cruzados es esencial para
no sobrediagnosticar rupturas u otras patologías ligamentarias.

Podemos decir que una degeneración mucoide presentará los siguientes signos típicos (o
alguno de ellos) como podemos ver en las imágenes ejemplificadoras:

1. Engrosamiento del ligamento


2. Áreas de señal hiperintensa (tejido mucoide) entre las fibras del ligamento
cruzado
3. Continuidad de las fibras del ligamento cruzado
4. Presencia de imágenes quísticas intraóseas en los sitios de inserción del ligamento
5. Ausencia de antecedentes o signos radiológicos de esguince
6. Ausencia de inestabilidad
7. Pacientes adultos

Esta es una patología para conocer y tener en cuenta a la hora de informar resonancia
magnética de rodilla. El riesgo de desconocerla será diagnosticar en su lugar algo que el
paciente no padece.

NECROSIS
La necrosis se refiere a la muerte celular en un órgano o tejido que sigue siendo parte de
un organismo viviente. La necrosis se diferencia de la apoptosis porque causa pérdida de
la integridad de la membrana celular y desdoblamiento enzimático de partes celulares y
desencadena el proceso inflamatorio. En contraste con la apoptosis, la cual funciona para
eliminar células para que células nuevas las reemplacen, la necrosis a menudo interfiere
con el reemplazo celular y la regeneración del tejido.

Las células necróticas no mantienen la integridad


de la membrana y su contenido a menudo se
extravasa, en un proceso que induce inflamación
del tejido circundante. Las enzimas que digieren
la célula necrótica derivan de los lisosomas de las
propias células en proceso de muerte y de los
lisosomas de los leucocitos que intervienen como
participantes en la reacción inflamatoria. La
digestión del contenido celular y la respuesta del anfitrión pueden tardar horas en
producirse, por lo que es posible que no haya cambios detectables en las células cuando,
por ejemplo, un infarto de miocardio da lugar a muerte súbita. Las primeras evidencias
histológicas de necrosis miocárdica no se manifiestan hasta entre 4 y 12 h después. Sin
embargo, debido a la pérdida de integridad de la membrana plasmática, el músculo
necrótico libera rápidamente enzimas y proteínas cardíacas específicas, que se detectan
en sangre unas 2 h después de la necrosis celular miocárdica.

Con la muerte celular necrótica, existen cambios importantes en el aspecto del contenido
citoplásmico y el núcleo. A menudo, estos cambios no son visibles, incluso mediante
microscopio, durante horas después de la muerte celular. La disolución de la célula o
tejido necróticos sigue varios caminos. La célula en ocasiones sufre licuefacción (es decir,
necrosis por licuefacción); otras veces se transforma en una masa dura de color gris (es
decir, necrosis por coagulación); o es posible que se convierta en un material caseoso
mediante la infiltración de sustancias semejantes a grasas (es decir, necrosis caseosa).

La necrosis coagulativa es una forma de necrosis en la que la arquitectura del tejido


muerto queda preservada al menos algunos días. Los tejidos afectados presentan una
textura firme. Presumiblemente, la lesión desnaturaliza no solo las proteínas estructurales,
sino también las enzimas, con lo que se bloquea la proteólisis de las células muertas. Por
ello, células eosinofilias a nucleadas persisten durante días o semanas. En último término,
las células necróticas son
eliminadas por fagocitosis de los residuos celulares, leucocitos infiltrantes y digestión de
células muertas a cargo de las enzimas lisosómicas de dichos leucocitos. La isquemia
debida a obstrucción de un vaso puede dar lugar a necrosis coagulativa del tejido irrigado,
en todos los órganos excepto el
encéfalo. Un área localizada de
necrosis todos los órganos excepto
el encéfalo. Un área localizada de
necrosis coagulativa se denomina
infarto.
La necrosis licuefactiva se caracteriza por la digestión de las células muertas, lo que
transforma el tejido en una masa viscosa liquida. Se registra en las infecciones bacterianas
focales y, en ocasiones, en las fúngicas, ya que los microbios estimulan a la acumulación
de leucocitos y la liberación de enzimas por parte de estas células. El material necrótico,
llamado pus, suele ser amarillento y de consistencia pastosa, debido a la presencia de
leucocitos muertos. Por motivos que se desconocen, la muerte de celular por hipoxia en
el sistema nervioso central se manifiesta con frecuencia como necrosis licuefactiva.

La necrosis gangrenosa no corresponde a un patrón específico de muerte celular, aunque


el termino se emplea con frecuencia en la práctica clínica. Suele aplicarse a las
extremidades, sobre todo a las inferiores, que han perdido la irrigación y experimentan
necrosis (habitualmente coagulativa) que afecta a varios planos de tejido. Cuando hay una
infección bacteriana superpuesta, la necrosis es más licuefactiva, por acción de las
enzimas degradativas en las bacterias y por los leucocitos atraídos (produciendo la
llamada gangrena húmeda).

La necrosis caseosa se registra más habitualmente en focos de infección tuberculosa. El


término «caseoso» (similar al queso) se correlaciona con el aspecto blanquecino y
disgregable que adopta el área de necrosis.

El termino necrosis grasa está arraigado en el


léxico médico, aunque no denota ningún patrón
especifico de necrosis. Mas bien hace referencia a
áreas focales de destrucción de grasa, típicamente
generadas por la liberación de lipasas pancreáticas
activadas en la sustancia del páncreas y la cavidad
peritoneal. En este trastorno, las enzimas
pancreáticas salen de las células acinares y licúan
las membranas de las células grasas en el peritoneo. Las lipasas liberadas rompen los
ésteres de triglicéridos contenidos en esas células grasas. Los ácidos grasos así formado
s
se combinan con calcio, formando áreas blanquecinas de consistencia parecida a la tiza
(por saponificación de las grasas) visibles macroscópicamente y que permiten a cirujanos
y patólogos identificar las lesiones.

La necrosis fibrinoide es una forma especial de necrosis observada habitualmente en


reacciones inmunitarias que afectan a los vasos sanguíneos. Este patrón se suele registrar
cuando se depositan
complejos antígeno-anticuerpo en las paredes arteriales. Los depósitos de estos
«inmunocomplejos», junto con la fibrina extravasada de los vasos, generan un aspecto
rosado claro y amorfo en las tinciones de HyE, denominado «fibrinoide» (similar a la
fibrina) por los patólogos.
MUERTE CELULAR PROGRAMADA O APOPTOSIS
En la mayoría de las células normales no tumorales, el número de células en los tejidos
está regulado mediante un equilibrio entre la proliferación celular y la muerte celular. La
muerte celular ocurre mediante necrosis o una forma de muerte celular programadas
denominada apoptosis.

La apoptosis es un proceso altamente selectivo que elimina las células lesionadas y


envejecidas, con lo que se controla la regeneración tisular. Las células que sufren
apoptosis tienen características morfológicas especiales así como cambios bioquímicos.

En la apoptosis se presenta una reducción del tamaño y condensación del núcleo y el


citoplasma. La cromatina se congrega en la membrana nuclear y el ADN se fragmenta.
Después, la célula se fragmenta en múltiples cuerpos apoptóticos de una manera que
mantiene la integridad de la membrana plasmática y no inicia inflamación. Los cambios
en la membrana plasmática inducen fagocitosis de los cuerpos apoptóticos por los
macrófagos y otras células, con lo que se completa el proceso de degradación.
Se cree que la apoptosis es
responsable de varios procesos
fisiológicos normales, que
incluyen la destrucción
programada de células durante
el desarrollo embrionario, la
involución de tejidos
dependientes de hormonas, la
muerte de células inmunitarias,
la muerte celular mediante
células T citotóxicas y la
muerte celular de poblaciones
celulares en proliferación. Durante la embriogénesis, en el desarrollo de varios órganos
como el corazón, que empieza como un tubo pulsátil y que gradualmente se modifica
hasta convertirse en una bomba de 4 cámaras, la muerte celular apoptótica permite la
siguiente etapa de desarrollo del órgano.

También separa los dedos de las manos y pies que presentaban membranas interdigitales
en el embrión en desarrollo. La muerte celular apoptósica ocurre en la involución de las
células endometriales dependientes de hormonas durante el ciclo menstrual y en la
regresión del tejido mamario después del destete de la alimentación al seno materno. El
control del número de células inmunitarias y la destrucción de las células T autorreactivas
en el timo se han acreditado a la apoptosis. Se cree que las células T citotóxicas y las
células citolíticas naturales destruyen células blanco mediante la inducción de muerte
celular apoptósica.
La apoptosis está vinculada con muchos procesos patológicos y enfermedades. Por
ejemplo, se sabe que la interferencia con la apoptosis es el mecanismo que contribuye a
la carcinogénesis. Es posible que la apoptosis esté implicada también en los trastornos
neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer, la enfermedad de Parkinson y
ALS. Sin embargo, siguen en investigación los mecanismos exactos causante de estas
enfermedades.

Se han descrito 2 vías básicas para la apoptosis. Éstas son la vía extrínseca, que es
dependiente del receptor de muerte, y la vía intrínseca, que es independiente del receptor
de muerte. La fase de ejecución de ambas vías se lleva a cabo mediante enzimas
proteolíticas denominadas caspasas, las cuales están presentes en la células como
procaspasas y se activan mediante la escisión de una porción inhibidora de su cadena de
polipéptidos.

La vía extrínseca comprende la activación de receptores como los receptores de factor de


necrosis tumoral (FNT) y el receptor de ligando Fas. El ligando Fas se expresa en la
superficie de ciertas células como las células T citotóxicas o aparecen en una forma
soluble. Cuando el ligando Fas se fija a su receptor, se congregan las proteínas en el
extremo citoplásmico del receptor Fas para formar un complejo de inicio de muerte. El
complejo entonces convierte la procaspasa-8 en caspasa8. Ésta a su vez activa una
cascada de caspasas que ejecutan el proceso de apoptosis.

La vía intrínseca o vía inducida por la mitocondria de la apoptosis se activa por


condiciones como daño del ADN, EOR, hipoxia, disminución de las concentraciones de
ATP, senescencia celular y activación de la proteína p53 por daño del ADN. Implica la
apertura de los poros de permeabilidad de la membrana mitocondrial con la liberación de
citocromo c desde las mitocondrias hacia el citoplasma. El citocromo citoplásmico activa
las caspasas, que incluyen la caspasa-3. La activación de la caspasa-3 es un paso en común
entre las vías extrínsecas e intrínsecas. Además, la activación o el aumento de las
concentraciones de las proteínas proapoptósicas, como Bid y Bax, después de la
activación de la caspasa-8 en la vía extrínseca en ocasiones conducen a la liberación de
citocromo c mitocondrial, con lo que se unen las 2 vías para la apoptosis.

BIBLIOGRAFÍA

 Libro de Fisiopatología de Porth. Novena edición


 Libro de Patología Humana de Robbins – Novena edición

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