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¿Qué son las relaciones tóxicas?

Relaciones en las que ambas partes son incapaces de lograr un trato de igual a igual. Una relación
se vuelve tóxica en el momento en que una de las partes "se aprovecha" de la otra,
cuando aparentemente solo uno de los dos obtiene un beneficio Por ejemplo, la persona que actúa
viendo únicamente su interés, que se propone manipular e intentar controlar, o que simplemente
quiere sacar provecho.

Lo que motiva a una persona a tener conductas tóxicas es la voluntad de tener control
completo y de tener todo el poder en la relación. En una relación tóxica el poder no se comparte.
Por el contrario, la persona tóxica es aquella que intenta que la otra persona obtenga el mínimo de
poder. La toxicidad misma, de hecho, consiste en eso: en implementar dinámicas en las que se
genera una desigualdad entre los dos, en la que el poder queda repartido de modo que favorezca a
uno y desfavorezca al otro. Puede tratarse de una relación de pareja, pero también de amistad, de
trabajo, incluso de una relación familiar. Los signos que deben alertar de que se está en una
relación tóxica con frecuencia son indirectos y subjetivos, lo que dificulta a las víctimas de alejarse
de la relación tóxica

Tipos de relaciones tóxicas

El que humilla (Menosprecio y denigración)

En una relación tóxica, una persona puede tener la tendencia a denigrar y menospreciar
constantemente a la persona con la que está, ya sea pareja, amigo incluso familiar. El menosprecio
se puede dar a través del humor o las bromas, emitiendo juicios sobre las cualidades,
competencias o la personalidad del otro, o bien mediante la burla explícita, implicando con esto
que todo lo que expresa la otra persona, sus ideas, sus creencias o sus deseos, es algo estúpido.
También puede hacerlo mediante la crítica discreta pero intensa. Aun en los casos en que se logra
confrontar a la persona que denigra, ésta se muestra evasiva y disfraza su actitud diciendo que
simplemente está bromeando. Al lado de una persona que denigra, la persona que creías ser
habrá perdido poco a poco toda importancia. Te vuelves banal, poco interesante, extremadamente
inferior.

El explosivo (Intimidación y control) mediante "mal carácter"

En una relación tóxica, una persona puede tender a mostrarse furiosa simplemente por recibir
alguna crítica o porque no se esté de acuerdo con algo de su persona, y podrá permanecer
molesta durante días. Esta es una forma que tiene de controlar y chantajear emocionalmente.
Nunca se sabe qué puede hacer que pierda el control y se enoje. Las parejas de estas personas
tienden a describir su relación como constantemente estar cuidando no decir o hacer algo
inapropiado, pues es impredecible cuando la pareja de mal carácter puede estallar en furia. Esta
vigilancia e incapacidad para saber cuándo su pareja se enojará y por qué razón, desgasta
emocional y físicamente su salud. Por otra parte, la pareja de "mal carácter" tiende a
responsabilizar a los demás por sus enojos, que es su culpa que el grite e insulte. Este renegar de
la responsabilidad por su comportamiento disfuncional es un rasgo típico de una relación tóxica.
El controlador a través de la Inducción de culpa

En una relación tóxica, una de las personas puede inducir la culpa en el otro, y con esto, trata de
obtener control. Cada vez que hace algo que hace sentir mal a la otra persona, intentará hacerle
sentir culpable por la situación, por lo que la hace sentir mal. Esto puede ocurrir en relaciones de
pareja, pero también es frecuente en la relación de los padres con sus hijos adultos. Como todos
los comportamientos y dinámicas tóxicos, inducir culpa tiene la finalidad de controlar la conducta
del control, de modo que el padre, el amigo o la pareja hagan lo que quiera.

El egoísta (excesiva independencia, no tener en cuenta al otro)

En una relación tóxica, una de las personas de la relación puede llevar su independencia
demasiado lejos. Para esta persona, compartir lo que hizo en su día o anunciar lo que va a hacer,
lo expone a que el otro lo controle, y por lo tanto a perder su independencia. Esto necesariamente
hace sentir insegura a la persona que está a su lado. No solo se trata de que su comportamiento
sea impredecible, sino que tampoco se está seguro nunca de que esta persona esté comprometida
emocionalmente con uno, de que la relación que tiene con uno es una prioridad en su vida. Incluso
en los momentos en que se le pregunta explícitamente acerca de su compromiso, si ama a su
pareja, si la encuentra atractiva, o si está comprometida en la relación, su respuesta tiende a ser
vaga, incluso defensiva, lo cual por un lado genera más inseguridad en la otra persona, y tiene la
finalidad de hacer que la otra persona siga haciendo cosas para "ganarse" su compromiso. La
ansiedad que genera todo esto, necesariamente debilita emocionalmente a la persona víctima de
tan comportamiento y puede afectar tanto la salud física como la emocional.

El utilizador (Actitud utilitaria)

Una relación tóxica puede ser entre dos personas de las cuales una utiliza al otro para obtener lo
que quiere, y la otra intenta complacerlo constantemente sin nunca conseguirlo. Lo que hace tóxica
este tipo de relación es que sea una relación solo en un sentido, solo uno obtiene beneficios, y el
hecho de que la otra persona nunca saciara la necesidad del otro de ser complacido. Las personas
que utilizan a otros realmente absorben la energía de los otros, y tienden a dejar a sus relaciones
sin encuentran a alguien más que puede hacer más por ellas.

El paranoico (Actitud posesiva)

Las relaciones que tienen una confianza deteriorada tienden a ser relaciones tóxicas en las que
uno de los dos es posesivo, y el otro sufre los celos y la desconfianza de su pareja. Si se deja que
simplemente pase el tiempo, las personas posesivas serán cada vez más sospechosas y
controladoras. Un ejemplo puede ser revisar el celular, incluso el kilometraje del automóvil para
asegurarse que no haya ido a algún lugar que no debiera. Más que estar con alguien en una
relación, estas personas quieren poseerla. Los esfuerzos de su pareja de asegurarle su fidelidad y
compromiso serán en vano. Quedarse en una relación aceptando el ser tratado como una persona
no confiable tendrá como resultado el perder cualquier espacio personal y propio.
¿Cómo identificar si estas en una relación tóxica?

Si en la relación en que te encuentras de alguna u otra forma te hace sentir mal, por
ejemplo te sientes juzgado, desvalorizado, manipulado, amenazado, acosado, maltratado, o
sientes un vacío difuso después de verte con la persona tóxica

Actitudes de control y celosía

1. Le molesta que pases tiempo con tus amigos o familiares.


2. Controla tus gastos personales, lleva un control innecesario sobre tus cuentas bancarias, o te
pide explicaciones sobre tus facturas.
3. Investiga tus redes sociales y tu teléfono móvil. No respeta tu privacidad.
4. Pregunta constantemente por tus horarios y te planifica la vida sin pedirte opinión.
5. Cuando te hace un favor, exige que le compenses inmediatamente.
6. Te menosprecia y te da a entender que sin él/ella no serías nadie ni podrías seguir adelante.
7. En reuniones familiares o con amigos, evitas emitir tu opinión sobre algo por miedo a que vuelva
a reprenderte o a cuestionarte.
8. Es habitual que use el chantaje emocional contigo: si no haces lo que él/ella quiere, se enfada.
9. Notas que cada vez que pasas tiempo con alguien del sexo opuesto, tu pareja se molesta en
exceso y se pone celoso, obligándote a no ver más a esa persona.
10. Te trata con un exceso de paternalismo y sobreprotección.
Actitudes de falta de respeto y conflicto
11. Se mete con tu forma de vestir, intenta influir de malas maneras para que cambies tu estilo,
etcétera.
12. Hace lo posible por restarle importancia a tus méritos y virtudes.
13. Le quita importancia a los problemas que le expresas, minimizándolos y diciendo frases del
estilo “eso no es para tanto”, “no te quejes por vicio”, etc.
14. Cuando se produce una discusión, tienes que ceder tú siempre, porque en caso contrario
puede estar días sin dirigirte la palabra.
15. Te culpabiliza de problemas que tiene en su vida laboral o con otras personas ajenas a la
relación.
16. Siempre está recordándote todos los fallos y errores que cometiste en el pasado.
17. Has dejado de contarle los problemas de pareja a tus familiares, amigos y allegados porque
sabes que si él/ella se entera, montaría en cólera.
18. Evitas explicarle los problemas o hablar sobre ciertos temas con él/ella porque sabes que se lo
tomaría mal.
19. Se dirige a ti con exigencias y malos modos muy frecuentemente.
20. Toma decisiones que afectan a ambos sin pedir tu opinión, e incluso sin informarte.
Actitudes tóxicas en el ámbito sexual

21. Notas que mantienes relaciones sexuales con él/ella a pesar de que no tienes muchas ganas,
solo por complacer sus deseos o para evitar que se enfade.
22. Te chantajea o exige que realicéis prácticas sexuales que no te gustan.
23. Te compara con otras parejas sexuales de su pasado.

¿Qué problemas pueden ocasionar mantener una relación toxica?

Los problemas psicológicos que puede ocasionar son muy variados y va a depender de cada
caso y cada relación para establecer las consecuencias concretas que se han producido. Sin
embargo, por el tiempo de dinámicas que se instauran los problemas más comunes los relatamos a
continuación.

 Depresión:
Como hemos comentado, en este tipo de relaciones están presentes muchas emociones
negativas entre otras la culpa y la tristeza. Si estas emociones están presentes durante un
largo periodo de tiempo y, la persona comienza a realizar conductas negativas para sí
misma (por ejemplo, asilarse) es probable que se desarrolle un problema depresivo.
 Ansiedad:
En las relaciones tóxicas, donde hay más momentos negativos que positivos también es
posible que algunas personas puedan desarrollar un problema de ansiedad. Esto sucede
ya que la persona puede aprender a vivir expectante de un momento negativo, lo que la
hace estar siempre alerta y en ocasiones, a reaccionar con ansiedad.
 Dependencia emocional:
Por último, en las relaciones tóxicas también fomentan problemas como la dependencia
emocional. Cuando estamos en una relación negativa y que tienen grandes altibajos, los
momentos buenos se vuelven más poderosos y buena parte del bienestar de la persona
acaba por depender de ello

Las razones que nos mantienen en una relación tóxica

Baja Autoestima
Se considerará baja cuando nuestras creencias estén basadas en no ser merecedores de algo
mejor, por lo que en el caso de este tipo de relaciones se tiene la idea de que no podemos estar
sin esa persona porque ella es la que siempre ha estado ahí para ayudarnos en todo. Empiezan
las preguntas recurrentes como ¿quién me va a cuidar? ¿Quién me va a amar? ¿Quién me va a
animar a seguir adelante?

Creer que somos la solución a sus problemas


Por el contrario podemos tener la sensación de que nosotros somos salvadores de esa persona,
que podemos calmar sus malestares y conseguir que vea la realidad desde otro punto de vista
idóneo para ambos. Se fantasea con el hecho de que hemos llegado a su vida para hacerlo
cambiar, que con nosotros la cosa será diferente. Esto provoca mucha frustración y mucho
sufrimiento, ya que hemos basado nuestra relación en unas expectativas poco reales, en vez de
basarla en el aquí y ahora. Si bien es verdad que se pueden cambiar rasgos de personalidad en la
otra persona, esto sólo sucederá cuando ésta esté dispuesta a cambiarlos y no antes. Por lo que el
deseo de mejorar la vida del otro no tiene que significar que el otro la quiera mejorar, es ahí donde
se produce la frustración. No podemos cambiar el entorno, pero si la actitud con la que nos
enfrentemos a él.

Yo soy la víctima en esta historia


Llegamos a creernos las palabras hirientes que nos dicen y pensamos ¿quién nos va a querer más
que él/ella?. Si tan mala persona soy y no me merezco nada, ¿cómo voy a dejar esta relación con
la suerte que he tenido de dar con alguien que si me aguante?. Ese miedo a quedarnos solos y
pensar que tenemos lo que merecemos, es lo que acaba siendo más limitador. Una vez más
aparece la inseguridad.

Dependencia Emocional
Tratamos de suplir carencias afectivas, pretendemos que el otro nos de lo que nosotros mismos no
somos capaces de gestionar. Esta sensación en ocasiones nos lleva a mendigar cariño y es
cuando empiezan los desencuentros emocionales.

Miedo a quedarse solo


Quizás esta sea la característica más común, ya que por miedo a no quedarnos solos toleramos
cualquier tipo de relación, aunque ésta nos haga sentir mal. Pero lanzo una pregunta al aire ¿no es
peor la sensación de estar sólo aun estando acompañado? No hemos de confundir soledad con
desolación, la soledad es un estado en el que la persona encuentra la paz interior, la desolación es
sentir esa carencia de no estar acompañado de alguien que consideramos nos aporta lo que
nosotros no sabemos gestionar.

Miedo a lo que está por venir


Otras personas se acomodan dentro de esta relación, por mucho malestar que les aporte, por
miedo a seguir adelante con su vida y abrir nuevos caminos. Es lo que supuestamente se conoce
como Zona de Confort o Seguridad, aunque en este caso es una seguridad ficticia.

¿Cómo gestionar una relación así?


Trabajando la autoestima, estableciendo límites al malestar y aprendiendo a comunicarse
asertivamente.
Una cosa está clara, el amor no es malestar, ni dependencia, ni miedo, es libertad y satisfacción. Si
no sentimos eso, entonces no es amor.

Poner límites es:

 Tomar las riendas.

 Es DECIR NO cuando no quiero algo y SÍ cuando lo deseo o necesito.

 Es decir HASTA AQUÍ.

 Es NO dejarme llevar haciendo lo que los demás quieren por no crear conflicto.

 Es NO terminar haciendo las sugerencias de los demás.


 Es NO dejar que invadan mi intimidad.

 NO dar por hecho que cualquiera puede opinar, manipular y exigir sobre mi espacio
personal.

 Distinguir lo que quiero hacer y lo que no quiero hacer.

 Cuando alguien me falta al respeto, aunque sea alguien a quien otorgue cierto
“poder”: jefes, profesores, tutores, padres,… no consentirlo.

 Decir NO QUIERO aunque esto represente cierto dolor al otro (dolor que muchas veces
sobredimensionamos, no es tanto).

 Hacerlo con las personas que más queremos (que son las que más nos cuesta).

 No dejarme liar con los chantajes emocionales, por miedo a ser “egoísta” o “egocéntrico”,
este es un error frecuente.

 No confundirme con frases como “lo hago por tu bien”, el cariño nos descoloca.
 Es tener un ESPACIO PROPIO, una parcela privada sana que yo autogestiono (para que
no explote en una parcela patológica).

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