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1. Qué es Marxismo?

El marxismo ha sido la doctrina que ha influenciado al gran sistema


político-económico e ideológico con el que el capitalismo ha tenido que
combatir durante el siglo XIX, pero principalmente durante el siglo XX:
el comunismo.

Si bien esto tiene ciertos matices que hay que tener en cuenta, el marxismo ha
influenciado de una manera notable generaciones enteras de políticos e
intelectuales que denuncian las consecuencias negativas del capitalismo y bogan
por una sociedad sin clases.

El marxismo puede ser entendido como el conjunto teórico basado en la obra


de Karl Marx y Friederich Engels, y continuado por una basta generación de
intelectuales, con múltiples diferencias, que aún continúa en vigencia (más como
un conjunto de ideas intelectuales que a través de la realización política).

El marxismo es influenciado por el socialismo alemán y tiene como postulado


básico la disolución de la sociedad capitalista, responsable de la explotación
de los trabajadores. Esta teoría entiende que durante el proceso de acumulación
una parte de la población se apropió de los medios de producción (la burguesía),
mientras que otro sólo cuenta con su fuerza de trabajo (el proletariado).

La relación es asimétrica: uno explota al otro y se enriquece a costa de éste. Por


estas razones, el marxismo apela a la toma de conciencia de clase por parte
de los trabajadores, lograr una revolución proletaria y llegar a una sociedad
sin clases.

Ver también: Comunismo Científico.

2. ¿Qué es la alienación?
Según Marx, el hombre se encuentra «alienado», es decir, se encuentra
reducido en su humanidad y unicidad a un ser que sólo cuenta como fuerza de
trabajo. El trabajador no cuenta con los medios de producción y se ve obligado a
trabajar para subsistir, necesita inevitablemente de la burguesía para su existencia.

El capitalismo reduce la humanidad que encontramos en el hombre al, no sólo no


tener los medios para producir, sino que sólo se relaciona con una parte del
producto y no con la totalidad. El trabajador es sólo un apéndice de la maquina
capitalista.
En las Tesis sobre Feüerbach, Marx muestra su postura frente a las dos teorías
fuertes del momento:

 Materialismo: Marx destaca que han sabido tomar la realidad como fuente
de la verdad y no con conceptos filosóficos abstractos. Sin embargo, falla al
tomar al sujeto como pasivo frente al devenir histórico.
 Neohegelianos: Su error es el inverso puesto que entienden la realidad
como un movimiento dialéctico, pero sólo tratan con conceptos abstractos,
en palabras de Marx: «oponen frases contra otras frases».

De esto se deduce uno de los principales postulados del marxismo, que ha


influenciado a toda la teoría social posterior: el materialismo histórico.

Es importante destacar las condiciones históricas y económicas bajo las cuales se


producen determinados fenómenos, entendidos como un desarrollo determinado
por las relaciones económicas de producción.

Se produce un giro muy importante, ya que no es el hombre el que determina su


conciencia, sino el ser social, resultado de las relaciones anteriormente explicadas,
lo que determina la conciencia de los individuos.

3. El marxismo económico
La obra El Capital fue la más emblemática escrita por Karl Marx.

Muchos autores creen que cuando Marx escribe «El capital» encuentra su madurez
intelectual. Más allá de esta posición discutible, no se puede negar que El capital
es la obra más emblemática de este autor.

Dividido en tres tomos:

 En el primero se explica el proceso de producción del capital.


 En el segundo se explica la circulación del capital.
 En el tercero se expone el proceso capitalista global en su conjunto.

Entre sus principales conceptos, encontramos la idea de plusvalía, el concepto


de mercancía y la relación valor-trabajo. Tratar estos temas en profundidad
sería imposible, ya que ha dado para interminables debates entre economistas,
filósofos y otras científicos sociales.

4. La plusvalía
El concepto de plusvalía hace referencia al proceso básico del cual el
capitalista extrae su ganancia. El proceso consiste en que el burgués contrata
un obrero y le paga un salario (que alcanza para su subsistencia básica), pero no
se le paga por la cantidad de riqueza que produce, sino por horas de trabajo.
Este excedente no remunerado es lo que se conoce como plusvalía, que es
apropiado por la burguesía para ser reinvertido en el proceso
productivo. Debido a esta contradicción interna entre burgueses y proletariados,
sumado a la capacidad finita de acumulación, es una obligación de la clase
obrera tomar el control de la sociedad mediante la abolición de la propiedad
privada, entendida como el origen de todas las desigualdades.

Esto llevaría a una dictadura del proletariado en el Estado, para luego ser
disuelto. Esto es uno de los puntos más debatidos por el marxismo, ya que cuando
llegó al poder en la URSS o en Cuba, el Estado no sólo no se disolvió, sino que
tomó proporciones descomunales.

El marxismo tomó forma en el comunismo, con su expresión máxima en la


Revolución Bolchevique del año 1917 y en la URSS. Sin embargo, muchos
consideran que «la revolución fue traicionada». Si bien se siguieron algunos
lineamientos del pensamiento marxista, éste derivó en un régimen totalitario más,
fuera de la idea original de Marx. Luego de la caída del muro de Berlín y el fin de la
Guerra Fría, con la disolución del bloque comunista, las ideas de Marx cayeron en
desuso.

Este último tiempo distintos intelectuales han rescatado la teoría marxista como
herramienta crítica más que como política revolucionaria debido a las
recurrentes crisis del sistema capitalista.

Sigue en: Plusvalía.

5. Karl Marx y Friederich Engels


Friederich Engels fue íntimo amigo de Karl Marx.

Karl Marx nació en Prusia en 1818. De origen judío, su obra es técnicamente


inconmensurable. Su obra incluye textos filosóficos, políticos, económicos, historia,
entre otros.

No sólo se destacó por su pensamiento intelectual, sino que también


incursionó en el periodismo y en la política. Criado en una familia de clase media,
tuvo contacto rápidamente con continuadores del pensamiento de Hegel (del que
tomará el concepto de dialéctica), llamados neohegelianos.

En 1844 conoce a Friederich Engels, con quien no sólo compartirá su trabajo


intelectual, sino que será su íntimo amigo a lo largo de toda la vida.

6. Textos filosóficos de Marx y principales


conceptos
Dentro de los principales textos que encontramos en la obra de Karl Marx y por
ende, del marxismo, encontramos «La ideología alemana» y «Tesis sobre
Feüerbach».
Dentro de «La ideología alemana» encontramos los primeros pasos de la clave del
marxismo: el materialismo histórico. En este texto encontraremos el concepto de
alienación como eje articulador de la exposición de Karl Marx.

Se caracteriza por ser una reflexión histórica, económica y filosófica de la sociedad


a lo largo de todo su desarrollo. Marx establece un desarrollo basado en los modos
de producción, pasando por el modo esclavista al feudal y por último al capitalista.

Una de las ideas más importantes que se encuentra presente en toda la teoría
marxista es que el modelo de producción no sólo se limita al aspecto
económico, sino que el modo de producción determina la forma que tomará la
conciencia en un determinado momento.

Esta forma que tomará no solo no es azarosa, sino que es el resultado de


la dominación de una clase, que en el capitalismo es la burguesía. La burguesía
no solo domina materialmente, sino que impone una forma de ver el mundo.

En el proceso histórico de eliminación del feudalismo, una serie de comerciantes se


va afirmando como aquella clase que domina las finanzas e influye terriblemente
sobre la clase política. Esto tiene su punto máximo de expresión en la Revolución
Industrial y la Revolución Francesa, entendidas ambas como revoluciones
burguesas:

 Revolución Francesa: Funciona como aquella que elimina los derechos y


propiedades de la Iglesia y la vieja aristocracia, y pone a la burguesía al
mando de la sociedad.
 Revolución Industrial: Sirvió para encontrar en la fábrica la base de
funcionamiento del servicio capitalista, donde el marxismo denunciará que
se realiza la mayor explotación del hombre por el hombre.

Fuente: https://concepto.de/marxismo/#ixzz67x6FoGLm

El marxismo es el conjunto de doctrinas derivadas de la obra de Karl Marx,


filósofo y periodista alemán, y de su compañero Friedrich Engels, quien le
ayudó en muchos de los avances de sus teorías.

El principal argumento en el que se basa el marxismo es que el capitalismo es


un sistema económico cuya estructura es errónea. Y, por tanto, debe ser
reemplazada por otra que abolirá el sistema de propiedad burguesa y el libre
mercado de bienes y servicios. Ver comunismo
De acuerdo con Marx, el problema clave del capitalismo es que genera la
explotación de los trabajadores. De ahí que Marx para fundamentar su teoría se
apoye, entre otras cosas, de su conocida tasa de plusvalía.

Los defectos del capitalismo según el marxismo


Así, para el marxismo, dos defectos ocasionan tal sistema de desigualdad sobre
los más débiles:

 El excedente de mano de obra: Bajo este concepto, la burguesía no se lucra por


la venta de su producto a un precio por encima del coste de materiales más la
mano de obra, sino más bien al pagarle al trabajador por debajo del valor de su
labor.

Esta capacidad de la burguesía para manipular a los trabajadores, les permite


devaluar la mano de obra, creando así ganancias para sí misma. Es más, los
marxistas ven al capitalismo como el creador de un círculo vicioso que ocasiona
que los trabajadores sean explotados cada vez más.

 Naturaleza intrínseca del capitalismo: Mientras que el Estado puede controlar


todos los aspectos del socialismo, desde la producción hasta la distribución, el
capitalismo es controlado por el libre mercado. Es decir, en un sistema capitalista,
las decisiones son tomadas por cada productor y cada consumidor. De hecho, el
marxismo acentúa esta diferencia, afirmando que sólo una economía
planificada puede descubrir verdaderamente los mejores métodos de producción
y distribución.

Además, el marxismo defiende que las economías capitalistas se retroalimentan


de las crisis económicas. Karl Marx creía que esta dependencia de
las depresiones económicas podría causar estragos a largo plazo, y por lo tanto,
abogaba para que una comunidad planificada reemplazara tal sistema.

La dialéctica como proceso


La teoría de la economía marxista mantiene que el capitalismo eventualmente se
autodestruirá, a medida que explota a más y más trabajadores. De esta manera, el
proletariado —el conjunto de la mano de obra— actúa como un catalizador para la
caída del capitalismo y surgimiento del nuevo sistema socialista. Es lo que se
conoce como dialéctica.

En otras palabras, el concepto de la dialéctica ilustra que la caída del capitalismo y


el subsiguiente surgimiento del socialismo, y consiguientemente del comunismo,
son inevitables. La burguesía (tesis) y el proletariado (antítesis) chocan para crear
el socialismo (síntesis), que garantiza el advenimiento del comunismo. Sin
embargo, la dialéctica, de ser continuada, también concluye que el comunismo no
puede ser la síntesis final ya que siempre sucederá un nuevo surgimiento.

En definitiva, los marxistas afirman que el comunismo —como supuesto estado


dialéctico final— proporciona más libertad que otros sistemas económicos y que
la redistribución de la riqueza resolverá muchos problemas. Es más, Marx
propone el empleo de las instituciones del Estado, como por ejemplo, el uso de
los impuestos para financiar la compra y distribución de los medios de producción
a los trabajadores que, al paso del tiempo, formará un mercado de competencia
perfecta.

Además a nivel religioso, el marxismo originario de postula en contra. Según Karl


Marx, la religión es el opio del pueblo. En este sentido, afirma Marx, la salvación
de la humanidad está en la tierra no en el cielo.

El marxismo es el modelo teórico explicativo de la realidad, compuesto principalmente por el


pensamiento desarrollado en la obra de Karl
Marx, filósofo, sociólogo, economista y periodista revolucionario alemán de origen judío,1
quien contribuyó en la sociología, la economía, el derecho y la historia; así como también la
serie de pensadores que complementan o reinterpretan este modelo, tradición que va desde el
coeditor de Marx, Friedrich Engels, hasta otros pensadores como Lenin, Stalin, León
Trotski, Rosa Luxemburgo, Antonio Gramsci, Georg Lukács o Mao Zedong. Por lo tanto es
correcto hablar de marxismo como una corriente del pensamiento humano. El marxismo se
asocia principalmente al conjunto de movimientos políticos y sociales que surgieron durante el
siglo XX, entre los que destacaron la Revolución rusa, la Revolución china y la Revolución
cubana. Para estos movimientos sociales el nombre correcto es «comunismo» o «socialismo».
Es incorrecto plantear estos movimientos como sinónimo de «marxismo», porque ni todo su
componente humano ni toda su doctrina política se basó en el marxismo como tal.[cita requerida]
Los componentes centrales del modelo teórico explicativo marxista son esencialmente cuatro
elementos:
En primer lugar, el concepto de «lucha de clases», que es formulado por primera vez en
el Manifiesto comunista y que progresivamente se va transformando en el método de análisis
de la historia humana en torno a los conceptos de «clase social», «contradicción» y «división
social del trabajo». Este método está a la vez basado en la lógica hegeliana comúnmente
llamada «dialéctica» (aunque en términos estrictamente hegelianos se trata de una «lógica
ontológica», modelo que a la vez sobrepasa al concepto hegeliano de dialéctica).
Curiosamente, Marx nunca especificó en una obra en particular cuáles eran los límites
globales de este método, ni cuál era el concepto que él tenía de dialéctica, sin embargo se cita
el prólogo de la Crítica de la economía política, de 1859, como su formulación más precisa.
El segundo punto central del modelo teórico marxista es la crítica a la economía capitalista, el
cual es desarrollado extensamente en su obra El capital, compuesta por tres tomos oficiales y
un cuarto tomo editado de manera póstuma bajo el nombre de Historia crítica de la teoría de
plusvalía. En esta obra Marx desarrolla, entre otras cosas, un modelo alternativo para calcular
el concepto de «valor» de la economía capitalista, basado en el «tiempo de trabajo
socialmente necesario» para la producción de «mercancías». Esta investigación tiene directas
consecuencias políticas, pues la hipótesis marxista probaría que en realidad la sociedad
capitalista se funda en torno al robo del trabajo humano a través del concepto de «plus valor»,
legitimado en el estado de derecho a través de la propiedad privada sobre los medios de
producción y el libre usufructo de esas ganancias.
El tercer punto central es el concepto de «ideología», que es desarrollado por Marx en sus
primeros libros como La ideología alemana (en coautoría con Engels) y que intenta explicar
las formas de dominación mental de la sociedad capitalista y su relación con la composición
económica de esta. Este concepto es abandonado durante algunos años por Marx para
centrarse en el análisis político. Sin embargo, vuelve a aparecer con fuerza en su libro El
capital, bajo el concepto de «fetichismo de la mercancía», que sería una forma de explicar la
incapacidad psicológica de una persona de percibir el «valor de uso» de una mercancía. Este
concepto es extremadamente importante, porque describe todas las consecuencias de las
formas de producción de la vida dentro del capitalismo.
El cuarto punto central del modelo teórico marxista es el concepto de «comunismo», un modo
de producción generado a partir del modo de producción capitalista, que puede sobrepasar los
límites de la sociedad capitalista fundada en la explotación humana, en la extracción de valor.
Marx utilizó muchas veces la palabra, pero jamás explicó cuales eran sus alcances y
características (salvo algunas referencias relativamente cortas pero lúcidas, como por ejemplo
las que pueden encontrarse en su Critica del programa de Gotha de 1875). Un análisis crítico
de la obra de Marx demostraría que él no habría estado dispuesto a describir algo que todavía
no existe; por lo tanto, el significado de «comunismo» se encuentra en una síntesis, tanto
como de los problemas económicos fundamentales encontrados de manera explícita en El
capital como un análisis de la crítica política-jurídica hecha por Marx a las instituciones
capitalistas.
Engels acuñó el término socialismo científico para diferenciar el marxismo de las
corrientes socialistas anteriores englobadas por él bajo el término socialismo utópico. También
se emplea el término socialismo marxista para referirse a las ideas y propuestas específicas
del marxismo dentro del marco del socialismo.
El objetivo que se propone es que los trabajadores tengan acceso a los medios de
producción en forma institucionalizada; es decir, utilizando las instituciones públicas del
Estado para que los trabajadores obtengan medios de producción y evitar que
«la burguesía vaya concentrando cada vez más los medios de producción, la propiedad y la
población del país. Reúne a la población, centraliza los medios de producción (principalmente,
las fábricas) y concentra en pocas manos la propiedad». 2
Marx propone la abolición de la apropiación privada (un concepto más amplio que el de
propiedad, que es meramente jurídico) sobre los medios de producción, esto es, «la abolición
del sistema de propiedad burguesa», tal y como lo menciona en su Manifiesto comunista: «Lo
que caracteriza al comunismo no es la abolición de la propiedad en general sino la abolición
del sistema de propiedad burgués»,3 ya que la burguesía no solamente se apropia del
producto social mediante la ley, sino que también corrompe las instituciones u otros
mecanismos legales para apropiarse de la propiedad de los trabajadores. Un ejemplo de ello
ha sido el robo (despojo) de tierras a indígenas y campesinos para la instalación de
agroindustrias y proyectos minero-energéticos.
Con el acceso a los medios de producción por parte de los trabajadores, el marxismo concluye
que se logrará una sociedad sin clases sociales donde todos vivan con dignidad, sin que
exista la acumulación de propiedad privada sobre los medios de producción por unas cuantas
personas, porque supone que ésta es el origen y la raíz de la división de la sociedad en clases
sociales. Esto implicaría una enorme competencia y eficiencia en la economía; además, el
trabajador no se podría explotar a sí mismo ni tampoco podría explotar a otro trabajador
porque ambos tendrían medios de producción. Lo que dicho panorama podría ocasionar es
que los trabajadores se organizarían para crear empresas más grandes a través de
asociaciones justas; por tal motivo Marx expresa que «el precio medio del trabajo asalariado
es el mínimo posible. Es decir, el mínimo necesario para que el obrero permanezca vivo. Todo
lo que el obrero asalariado obtiene con su trabajo es, pues, lo que estrictamente necesita para
seguir viviendo y reproduciéndose. Nosotros no aspiramos en modo alguno a impedir los
ingresos generados mediante el trabajo personal, destinados a adquirir los bienes necesarios
para la vida». Y recalca en su Manifiesto: «Solo aspiramos a destruir el carácter ignominioso
de la explotación burguesa, en la que el obrero solo vive para multiplicar el capital». Así,
entonces, el trabajador o trabajadores serán dueños de sus propios negocios, iniciando un
elevado comercio; por esa razón, en el Manifiesto especifica que «el comunismo no priva a
nadie del poder de adquirir bienes y servicios».
Marx considera que cada país tiene sus particularidades y, por tanto, las medidas para
proveer a los trabajadores de medios de producción pueden ser diferentes, y que al principio
parecerá que no son suficientes. Marx tiene en clara la ley de la escasez y por ende la
distribución de medios de producción en forma institucionalizada y legal se dará poco a poco
en una transición lenta pero efectiva; por tal motivo concluye en su Manifiesto: «(...) por medio
de medidas que, aunque de momento parezcan económicamente insuficientes e insostenibles,
en el transcurso del movimiento serán un gran resorte propulsor, y de las que no puede
prescindirse, como medio para transformar todo el régimen de producción vigente».
En conclusión, Marx propone el uso de las instituciones del Estado, como por ejemplo el uso
de los impuestos para financiar la compra y distribución de los medios de producción a los
trabajadores, que al paso del tiempo formará un mercado de competencia perfecta.

Índice

 1Las raíces filosóficas del marxismo


 2Influencias intelectuales en Marx y Engels
 3La concepción materialista de la historia
 4La economía marxista
 5Análisis de clases
 6El marxismo y la religión
 7Conceptos y nociones abstractas principales de Karl Marx
o 7.1Marx, observador de la evolución de las sociedades humanas
o 7.2Las fuerzas productivas, relaciones sociales de producción y el modo de producción
o 7.3La acumulación de capital, trabajo, mano de obra excedente y la alienación
o 7.4La teoría marxista del trabajo
o 7.5La lucha de clases
 8Partidos, movimientos y gobiernos inspirados en el marxismo
 9Corrientes surgidas del marxismo clásico
 10Críticas al marxismo
 11Algunas de las obras de Karl Marx
 12Véase también
 13Referencias
 14Bibliografía
 15Enlaces externos

Las raíces filosóficas del marxismo[editar]


Primera edición del Manifiesto del Partido Comunista.

Marx tuvo grandes influencias filosóficas, la de Feuerbach, que le aportó y afirmó su visión
materialista de la historia, y la de Hegel, que inspiró a Marx para la aplicación de la dialéctica
al materialismo. Aunque para su trabajo de disertación doctoral eligió la comparación de dos
grandes filósofos materialistas de la antigua Grecia, Demócrito y Epicuro, Marx ya había
hecho suyo el método hegeliano, su dialéctica. Ya en 1842 había elaborado su Crítica de la
filosofía del derecho de Hegel desde un punto de vista materialista. Pero a principios de la
década de 1840, otra gran influencia filosófica hizo efecto en Marx, la de Feuerbach,
especialmente con su obra La esencia del cristianismo. Tanto Marx como Engels abrazaron la
crítica materialista de Feuerbach al sistema hegeliano, aunque con algunas reservas. Según
Marx, el materialismo feuerbachiano era inconsecuente en algunos aspectos, por ello lo llama
«contemplativo». Es en las Tesis sobre Feuerbach (Marx, 1845) y La ideología alemana (Marx
y Engels, 1846) donde Marx y Engels ajustan sus cuentas con sus influencias filosóficas y
establecen las premisas para la concepción materialista de la historia.
Si en el idealismo de Hegel la historia era un devenir de continuas contradicciones que
expresaban el autodesarrollo de la Idea Absoluta, en Marx son el desarrollo de las fuerzas
productivas y de las relaciones de producción las que determinan el curso del desarrollo socio-
histórico. Para los idealistas el motor de la historia era el desarrollo de las ideas. Marx expone
la base material de esas ideas y encuentra el hilo conductor del devenir histórico.

Influencias intelectuales en Marx y Engels[editar]


Marx y Engels se basaron en la filosofía alemana de Hegel y de Feuerbach, la economía
política inglesa de Adam Smith y de David Ricardo, y el socialismo y comunismo francés
de Saint-Simon y Babeuf respectivamente, para desarrollar una crítica de la sociedad que
fuera tanto científica como revolucionaria. Esta crítica alcanzó su expresión más sistemática
en la obra más importante dedicada a la sociedad capitalista, El capital: crítica de la economía
política. Además de las raíces mencionadas, algunos pensadores marxistas del siglo XX,
como Louis Althusser o Miguel Abensour, han señalado en la obra de Marx el desarrollo de
temas presentes en la obra de Maquiavelo o Spinoza. También diversos sociólogos y filósofos,
como Raymond Aron y Michel Foucault, han rastreado en la visión marxista del final del
feudalismo como comienzo del absolutismo y la separación del Estado y la sociedad civil, la
influencia de Montesquieu y Tocqueville, en particular en sus obras sobre el bonapartismo y la
lucha de clases en Francia.

Karl Marx.

La concepción materialista de la historia[editar]


Véase también: Materialismo histórico

Marx resumió la génesis de su concepción materialista de la historia en Contribución a la


crítica de la economía política (1859):
El primer trabajo emprendido para resolver las dudas que me azotaban, fue una revisión crítica de la
filosofía hegeliana del derecho, trabajo cuya introducción apareció en 1844 en los Anales
francoalemanes, que se publicaban en París. Mi investigación me llevó a la conclusión de que, tanto las
relaciones jurídicas como las formas de Estado no pueden comprenderse por sí mismas ni por la
llamada evolución general del espíritu humano, sino que, por el contrario, radican en las condiciones
materiales de vida cuyo conjunto resume Hegel siguiendo el precedente de los ingleses y franceses del
siglo XVIII, bajo el nombre de “sociedad civil”, y que la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en
la economía política.
En Bruselas, a donde me trasladé a consecuencia de una orden de destierro dictada por el
señor Guizot, proseguí mis estudios de economía política comenzados en París. El resultado general al
que llegué y que una vez obtenido sirvió de hilo conductor a mis estudios puede resumirse así: en la
producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e
independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de
desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la
estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y
política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la
vida material condiciona el proceso de la vida social política y espiritual en general. No es la conciencia
del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su
conciencia.
Al llegar a una fase determinada de desarrollo las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran
en contradicción con las relaciones de producción existentes o, lo que no es más que la expresión
jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De
formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas, y se
abre así una época de revolución social.
Al cambiar la base económica se transforma –más o menos rápidamente– toda la inmensa
superestructura erigida sobre ella. Cuando se estudian esas transformaciones hay que distinguir
siempre entre los cambios materiales ocurridos en las condiciones económicas de producción y que
pueden apreciarse con la exactitud propia de las ciencias naturales, y las formas jurídicas, políticas,
religiosas, artísticas o filosóficas, en una palabra las formas ideológicas en que los hombres adquieren
conciencia de este conflicto y luchan por resolverlo. Y del mismo modo que no podemos juzgar a un
individuo por lo que él piensa de sí, no podemos juzgar tampoco a estas épocas de transformación por
su conciencia, sino que, por el contrario, hay que explicarse esta conciencia por las contradicciones de
la vida material, por el conflicto existente entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de
producción.
Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que
caben dentro de ella, y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que
las condiciones materiales para su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua. Por
eso, la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, porque, mirando
mejor, se encontrará siempre que estos objetivos sólo surgen cuando ya se dan o, por lo menos, se
están gestando, las condiciones materiales para su realización. A grandes rasgos, podemos designar
como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción
asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués.
Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de
producción; antagónica, no en el sentido de un antagonismo individual, sino de un antagonismo que
proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se
desarrollan en la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la
solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por lo tanto, la prehistoria de la
sociedad humana.
4

La economía marxista[editar]
Artículo principal: Economía marxista

Adam Smith
David Ricardo
Los economistas burgueses criticados por Marx.

La economía política es esencial para esta visión, y Marx se basó en los economistas políticos
más conocidos de su época, los economistas políticos clásicos británicos, para posteriormente
criticar su forma de pensar. La economía política, que es anterior a la división que se hizo en
el siglo XX de las dos disciplinas, trata las relaciones sociales y las relaciones económicas
considerándolas entrelazadas. Esta teoría de la explotación la desarrolló en El capital,
investigación dialéctica de las formas que adoptan las relaciones de valor.
En su labor política y periodística, Marx y Engels comprendieron que el estudio de la
economía era vital para conocer a fondo el devenir social. Fue Marx quien se dedicó
principalmente al estudio de la economía política una vez que se mudó a Londres. Marx se
basó en los economistas más conocidos de su época, los británicos, para recuperar de ellos lo
que servía para explicar la realidad económica y para superar críticamente sus errores.
Vale aclarar que la economía política de entonces trataba las relaciones sociales y las
relaciones económicas considerándolas entrelazadas. En el siglo XX esta disciplina se dividió
en dos.
Marx siguió principalmente a Adam Smith y a David Ricardo al afirmar que el origen de la
riqueza era el trabajo y el origen de la ganancia capitalista era el plustrabajo no retribuido a los
trabajadores en sus salarios. Aunque ya había escrito algunos textos sobre economía política
(Trabajo asalariado y capital4 de 1849, Contribución a la Crítica de la Economía Política4 de
1859, Salario, precio y ganancia4 de 1865) su obra cumbre al respecto es El capital.
El capital ocupa tres volúmenes, de los cuales sólo el primero (cuya primera edición es de
1867) estaba terminado a la muerte de Marx. En este primer volumen, y particularmente en su
primer capítulo (Transformación de la mercancía en dinero), se encuentra el núcleo del
análisis marxista del modo de producción capitalista. Marx empieza desde la «célula» de la
economía moderna, la mercancía. Empieza por describirla como unidad dialéctica de valor de
uso y valor de cambio. A partir del análisis del valor de cambio, Marx expone su teoría del
valor, donde encontramos que el valor de las mercancías depende del tiempo de trabajo
socialmente necesario para producirlas. El valor de cambio, esto es, la proporción en que una
mercancía se intercambia con otra, no es más que la forma en que aparece el valor de las
mercancías, el tiempo de trabajo humano abstracto que tienen en común. Luego Marx nos va
guiando a través de las distintas formas de valor, desde el trueque directo y ocasional hasta el
comercio frecuente de mercancías y la determinación de una mercancía como equivalente de
todas las demás (dinero).
Así como un biólogo utiliza el microscopio para analizar un organismo, Marx utiliza la
abstracción para llegar a la esencia de los fenómenos y hallar las leyes fundamentales de su
movimiento. Luego desanda ese camino, incorporando paulatinamente nuevo estrato sobre
nuevo estrato de determinación concreta y proyectando los efectos de dicho estrato en un
intento por llegar, finalmente, a una explicación integral de las relaciones concretas de la
sociedad capitalista cotidiana. En el estilo y la redacción tiene un peso extraordinario la
herencia de Hegel.
La crítica de Marx a Smith, Ricardo y al resto de los economistas burgueses reside en que sus
análisis económicos son ahistórico (y por lo tanto, necesariamente idealista), puesto que
toman a la mercancía, el dinero, el comercio y el capital como propiedades naturales innatas
de la sociedad humana, y no como relaciones sociales productos de un devenir histórico y, por
lo tanto, transitorias. Junto con la teoría del valor, la ley general de la acumulación capitalista,
y la ley de la baja tendencial de la tasa de ganancia, son otros elementos importantes de
la economía marxista[cita requerida].

Análisis de clases[editar]
Los marxistas consideran que la sociedad capitalista se divide en clases sociales, de las que
toman en consideración principalmente dos:

 La clase trabajadora o proletariado: Marx definió a esta clase como «los individuos que
venden su mano de obra y no poseen los medios de producción», a quienes consideraba
responsables de crear la riqueza de una sociedad (edificios, puentes y mobiliario, por
ejemplo, son construidos físicamente por miembros de esta clase; también los servicios
son prestados por asalariados).
 La burguesía: quienes «poseen los medios de producción» y emplean al proletariado.
Constituyen la clase mercantil por excelencia: su riqueza proviene de la
administración intelectual de los negocios. Se apropian del excedente económico de toda
la sociedad por el mecanismo de la plusvalía, capaz de confiscar de forma no coercitiva
(mercantil, racional) el valor trabajo, pilar de todo valor y riqueza.
Existen otras clases que integran aspectos de las dos principales, o que estando asociadas a
alguna, manifiestan nuevos rasgos propios particulares.

 El lumpenproletariado: los que viven en pobreza extrema y no pueden hallar trabajo con
regularidad. Abarca desde la amplia masa de indigentes desocupados y/o con trabajos
precarios, hasta sectores en extremo marginales como las prostitutas y los soldados del
crimen organizado, etc.
 La pequeña burguesía: forma parte del pueblo trabajador, pero en menor o mayor medida
su trabajo crea capital y encuentra en él su sostén, aunque en niveles de acumulación
siempre muy inferiores al de la gran burguesía. Este capital genera los más diversos
segmentos sociales, según sea principalmente intelectual (profesionales), o mercantil
(pequeños comerciantes), o inmobiliario (pequeños y medianos campesinos, rentistas
urbanos) o financiero (pequeños especuladores) o directamente industrial (pequeños
empresarios).

El marxismo y la religión[editar]
El marxismo ha sido tradicionalmente opuesto a todas las religiones. Marx escribió al respecto
que "«el fundamento de la crítica irreligiosa es: el ser humano hace la religión; la religión no
hace al hombre» y la frase cuyo final se haría célebre:
La miseria religiosa es, por una parte la expresión de la miseria real y, por la otra, la protesta contra la
miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de un mundo sin corazón, así
como es el espíritu de una situación carente de espíritu. Es el opio del pueblo.5

La referencia al opio ha prestado a una interpretación vulgar ya que este no es –como suele
suponerse– un estupefaciente ni tampoco un alucinógeno, sino un narcótico analgésico. Este
equívoco del lector contemporáneo ha derivado en una confusión frecuente respecto de la
sentencia marxista, según la cual parecería que Marx despreciaba la religión. 6 La cita
completa revela el porqué de la referencia a un opiáceo: jamás pretende que la religión se
considere una forma de degradación intelectual ni tampoco una mera ilusión generada por las
clases dominantes (interpretación no marxista que suprimiría la idea que este tenía de la
ideología, esto es, la ilusión de universalidad dentro de cada clase), sino que la religión sea,
por el contrario, el anestésico necesario de la sociedad entera frente a la alienación social y de
las clases oprimidas frente a sus condiciones materiales de existencia.
En Marx, la crítica de la religión no es una defensa del ateísmo, sino la crítica de la sociedad
que hace necesaria a la religión. La supresión de estas condiciones y la realización plena de la
comunión humana se desvincula de la condición biológica, proyectándose «al cielo» como
intervención divina en una parusía futura, particularmente en el especial caso del
cristianismo,7 en vez de construirse políticamente mediante la abolición de la propiedad
privada y la división del trabajo. El fundamento filosófico del rechazo marxista de la religión ha
estado vinculado al desarrollo del materialismo dialéctico por parte de Engels y Lenin.
En cualquier caso, ha habido diversos teóricos que consideran que ser marxista y religioso es
compatible. Dentro de ellos se puede señalar al irlandés James Connolly y a diversos autores
dentro de la teología de la liberación como Camilo Torres y Leonardo Boff. Pero la crítica
teórica hacia cualquier religión se basa en que ésta es concebida como el resultado de la
producción de la superestructura de la sociedad, es decir, de la fabricación de
ideas ideológicas que se hace una sociedad sobre sus propios modos de producción
económicos. Así, la religión siempre es una concepción de ideas políticas que tienden a
reafirmar la estructura económica existente. Los textos marxistas donde se puede encontrar
información sobre la concepción marxista de la religión son: La ideología alemana de Marx y
Engels, y La filosofía como arma de la revolución de Louis Althusser. Marx describe a la
religión como un ente alienador, el cual le pone como meta alcanzar a Dios, situación
imposible para un humano pues Dios es la esencia humana deificada, es decir: la humanidad
le ha dado sus mejores características a Dios. La religión haría conformista al hombre y lo
obligaría a no luchar en este mundo, pues este es solo un preludio del verdadero. La síntesis
cristiano-marxista de los teólogos de la liberación replica que el marxismo no implica este
aserto y que, de ser así, también las clases dominantes impregnadas de espíritu religioso
serían conformistas respecto de su existencia material e incluso serían pasivas frente a un
conflicto con otras clases sociales. Para estos, en cambio, la religión –y en particular la
cristiana– siempre exige una lucha en este mundo en función de una comunidad religiosa: sea
con o sin clases dependiendo de cómo se la entienda políticamente. Debe recordarse que
para el catolicismo la resurrección es el regreso al edén en la tierra y que, aunque dependa de
Dios, ningún esfuerzo individual tendría sentido si estuviera coronado por una muerte sin
retorno (incluso si la realización plena de la humanidad pudiera hacerse sólo socialmente y no
biológicamente como en la resurrección cristiana), ya que la salvación de cada hombre de
acuerdo a su esfuerzo dentro del alienado mundo presente sólo puede ser asegurado con la
eternidad y la participación en el mundo venidero. Esto es igualmente cierto tanto para el
ideario de autorrealización personal de la derecha cristiana (calvinista o al menos reconciliada
con la burguesía), como para la lucha de clases de la izquierda cristiana (marxista o no), como
para las originarias posiciones ascéticas y apolíticas del cristianismo primitivo. Estas últimas
en particular dieron forma estamental a la dicotomía interna entre la vida económica y la
religiosa del occidente medieval extramundano y a su peculiaridad histórica de fusión entre
«sociedad civil» y «sociedad política» descrita con atención por Marx en su obra Sobre la
cuestión judía, cuya visión llegaría, junto con la opuesta de Nietzsche, a Max Weber, y que
entroncaría en el debate marxista-weberiano sobre la influencia económica de la religión.
En su versión más ortodoxa, la interpretación marxista de la religión sería la de una forma
de alienación cuya consecuencia para el hombre sería perder sus virtudes para adjudicárselas
a un inventado ser supremo. Según Karl Marx, esto es lo que ocurriría en particular con la
religión monoteísta: el hombre toma toda virtud que posee y toda idealización metafísica
posible, y se la atañe a un ser supremo de su propia creación, devaluándose a sí mismo y
dedicando su ser y propio destino a su voluntad y una trascendencia irreal posibilitada por su
existencia.

Conceptos y nociones abstractas principales de Karl


Marx[editar]
Marx, observador de la evolución de las sociedades
humanas[editar]
El concepto de clase social no fue inventado por Karl Marx, sino por los fundadores de
la economía política (Adam Smith…), los fundadores de la tradición de la historia política
francesa (Alexis de Tocqueville), y de la historia de la revolución francesa (Guizot, Mignet,
Thierry). Para los teóricos ingleses, los criterios de identidad de una clase social, se
encuentran en el origen de los ingresos: los tipos de ingresos, la renta de la tierra, las
ganancias y los salarios. Estos tres grupos son los principales para la nación; terratenientes,
trabajadores y empresarios.
Entre los pensadores franceses, el término de “clase” es un término político. Por ejemplo para
autores como Tocqueville, existen diferencias entre clases cuando los diversos grupos
sociales compiten por el control de la sociedad.
Por lo tanto, Marx toma prestado de los economistas clásicos la idea implícita de clases como
un factor de producción, la historia de las clases y el conflicto como productor de la historia. A
todas estas teorías, Marx aporta el concepto del estado de la clase social como su lucha
intrínseca: sin lucha no hay clases. Las clases sociales se consiguen con las luchas perpetuas
históricamente determinadas. Marx señaló su contribución a la comprensión de las clases
sociales:
Ahora, para mí, que no soy yo quien merece el mérito por el descubrimiento de la existencia de las
clases en la sociedad moderna, al igual que de la lucha que se dedica a ella. Los historiadores
burgueses habían puesto delante de mí, el desarrollo histórico de esta lucha de clases y, algunos
economistas burgueses me describieron la anatomía económica. Lo que yo aporto es: la demostración
de que la existencia de las clases sociales sólo va unida a las fases históricas a través del desarrollo de
la producción, que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado y que
esta misma dictadura no representa sino una transición hacia la abolición de todas las clases y hacia
una sociedad sin clases.
Carta a J. Weydemeyer. 5 de marzo de 1852.

Para Marx, las clases sociales son parte la realidad social. Las luchas de estas clases
sociales, señalan el cambio social como un fenómeno duradero. Estas clases son el resultado
de un mecanismo de división del trabajo, que se desarrolló al mismo tiempo que la
privatización de los medios de producción. Las clases sociales surgen cuando la
diferenciación de las tareas y las funciones dejan de ser cosa del azar para convertirse en una
herencia. Hay una tendencia hacia la polarización entre las dos clases más antagónicas entre
sí. Este antagonismo es la base de toda transformación que afecte al funcionamiento de la
organización social y que modifique el curso de la historia. Para Marx, el proceso de
producción capitalista crea dos posiciones: la de los explotadores (empresarios) y los
explotados (trabajadores). Los comportamientos individualistas y colectivos se explican a
través de estas posiciones en la reproducción de un sistema. El conflicto de clase es un rasgo
cultural de la sociedad. Estos conflictos son el motor de los grandes cambios sociales. Marx se
interesa por los cambios endógenos, es decir, aquellos que nacen del funcionamiento de la
sociedad.

Las fuerzas productivas, relaciones sociales de producción y el


modo de producción[editar]
Cada etapa de la sociedad que se ha dado a lo largo de la historia se puede caracterizar a
través de un modo de producción diferente.
Un modo de producción se basa en el conjunto formado por las fuerzas productivas y las
relaciones sociales de producción que se dan en la sociedad. En cada una de las etapas de la
evolución, el modo de producción demuestra un estado de la sociedad. Este es tomado como
algo social, ya que sin fuerzas productivas, no puede haber ninguna duda sobre la falta de
producción. Dichas fuerzas productivas son: los instrumentos de la producción, la fuerza de
trabajo de los hombres, los objetos de trabajo, los conocimientos y las técnicas, la
organización… Con motivo de todas estas actividades de producción y a través de ellas, los
hombres entran en las relaciones sociales. El modelo de producción no puede ser reducido a
un simple aspecto técnico, ya que es uno de los conceptos más importantes para Marx.
La sucesión de modos de producción a lo largo de la historia se puede resumir de la siguiente
manera: se pasa de un comunismo primitivo al modo de producción esclavista, de este al
feudal, después al capitalista y finalmente al socialista/comunista (ambos son sinónimos). En
la sociedad comunista/socialista, la contribución productiva será aplica al principio resumido
en la frase: “de cada cual según su capacidad, a cada cual según su necesidad”.
Sin embargo, Marx forma parte de un pensamiento dialéctico, en contraposición al mecanismo
que está presente en el materialismo anterior, ve la convivencia entre clases, como un papel
determinante en el desarrollo de la historia. A través de esta visión, el proletariado se
transforma en una clase en sí y para sí, se vuelve consciente de sus intereses de clases, que
son: socializar los medios de producción (socialismo) con el fin de maximizar las fuerzas
productivas, la extinción de las diferentes clases sociales y la existencia de un estado político
(comunismo). La historia sigue siendo la suma de las contingencias sujetas a los vaivenes de
las luchas sociales de clases. La historia no es una evolución lineal entre los modos de
producción, sino que es una transformación dialéctica de tomar conciencia de clases que
experimentan fluctuaciones de lucha de clases en determinados momentos de la historia. En
este desarrollo, las fuerzas productivas son cada vez más contradictorias con respecto a las
relaciones sociales de producción, ya que no evolucionan al mismo ritmo.
Más allá de un cierto nivel de producción, los sistemas sociales se bloquean. Una época de
revolución social que comienza a funcionar, permite eliminar las viejas relaciones de
producción para dar paso al desarrollo de relaciones más coherentes al nivel alcanzando por
las fuerzas productivas.

La acumulación de capital, trabajo, mano de obra excedente y


la alienación[editar]
La acumulación primitiva de capital está definida como: proceso de creación de las
condiciones para el nacimiento del capitalismo. La creación del capitalismo supone el uso de
dos condiciones anteriores: la existencia de un grupo social (formado por hombres
desprovistos de medios de producción y obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de
un salario) y la acumulación de la riqueza indispensable para crear negocios capitalistas. Esta
creación requiere de la unión de las condiciones necesarias para el nacimiento de dos clases
fundamentales de la sociedad capitalista: explotados (trabajadores) y explotadores
(empresarios).
La distinción entre trabajo y fuerza de trabajo es central para el análisis de la distribución. La
retribución del obrero se establece en un nivel correspondiente a los gastos socialmente
necesarios para asegurar su renovación. Es una mercancía cuyo valor está determinado por la
cantidad de trabajo social que pide la producción de cada obrero.
Lo que afirma Marx se basa en la teoría aristotélica de la materia prima que, distingue el valor
de uso (utilidad del objeto) del valor de cambio (lo que el objeto nos permite conseguir). En el
proceso de intercambio se produce tanto, una inversión en el valor de cambio como, una
inversión en el valor de uso.
El diagrama de Adam Smith: ley de la oferta y la demanda, informa de la existencia de
un valor añadido al producto en el que los beneficios son obtenidos por los capitalistas, pero
no por el trabajador. Los salarios a partir del valor social del producto (el valor social del objeto
producido es una función de las materias primas, las herramientas de producción y la mano de
obra necesaria para la producción).
El valor de cambio de un producto es el valor social que se aplica a una ganancia como
resultado de un exceso de trabajo. Es en torno a los beneficios del valor agregado, que está
emergiendo la lucha de clases, como proletarios capitalistas. Marx va a demostrar que el
trabajador está en su derecho de reclamar el beneficio de este valor añadido, ya que este es
un valor del mismo uso. Lo que hará el empresario capitalista, es hacer del trabajo un
producto que cueste menos que el que utiliza, o dar más trabajo del que se requiere en la
mano de obra. La ganancia es el valor añadido producido por el empleado, que el capitalista
se apropia gratuita y legalmente.
El aumento de la producción, por parte del capitalista se puede obtener mediante la
ampliación de la jornada laboral, aumentando la intensidad de trabajo o reduciendo los
salarios de desempleo, el cual es la presión a la baja sobre los salarios. Esta ganancia es la
forma de expoliación del proletariado en el capitalismo. Es la ganancia modificada que se
produce como una forma excedente, es la búsqueda del beneficio, es el motivo principal del
capitalismo. Una actividad se desarrolla si es rentable, y esta rentabilidad es la tasa de
beneficio obtenido (relación entre las ganancias y el capital total invertido). La acumulación de
capital conlleva una disminución a largo plazo de la tasa de beneficio y una bajada en la
tendencia de la tasa de provecho. Es un índice de los límites históricos del capitalismo.
Si la modernización se incrementa, se trata de una sustitución creciente entre el "trabajo
muerto" y "trabajo vivo”. En este momento sólo existe el trabajo vivo, que está creando valor,
el trabajo muerto no anima al capital por medio de la fuerza de trabajo. La acumulación
excesiva de capital dará como resultado el empobrecimiento de la clase obrera.
El capitalismo es víctima de su propia lógica. Hay cada vez menos capacidad de manejar sus
contradicciones y avances hacia una crisis inevitable.

La teoría marxista del trabajo[editar]


El trabajo no se trata solo de la transformación de una persona física (puesto que también
podemos encontrarlo en los animales), esto implica una facultad de representación por parte
de las personas.
La razón por la que Marx se dio cuenta de que esta actividad es totalmente aristotélica (ya que
comienza por la representación de un fin), fue mostrando por lo que el fin es un mismo
principio. El trabajo es principalmente una representación comprensiva que comprende la
finalidad del objeto y difiere a este respecto al caso de los animales. El producto del trabajo
humano debe existir en la representación ideal del trabajador, es decir, el trabajo deseado es
un objeto que cumple perfectamente una de las funciones de la vida humana. En el capítulo
VII de El capital, Marx toma el esquema aristotélico en el que, es el trabajador el que está
subordinado al mismo fin que el mismo da. El trabajo es tal, que el individuo se identifica y se
reconoce con lo que hace: al realizar el trabajo, el hombre también lleva a cabo su propio
poder, su poder de conceptualización y puede mejorar, por lo tanto, su capacidad de
producción. La Inteligencia, puesto que es relevada a través de la realización del trabajo, en
tanto que el hombre actualice en su trabajo las facultades que le son propias, será conducido
a un proceso de identificación: en el producto del trabajo, el individuo una parte de su
identidad.
Como el trabajo participa en la identidad de la persona, podemos decir que, el trabajo no es
solamente tener (la producción), pero igualmente debe de ser una dimensión ontológica
adecuada al trabajo.
Por eso Marx acusa al modelo de producción industrial capitalista de alienar a los
trabajadores. En efecto, el trabajador ya no se encuentra en este caso, en el de la
representación comprensiva, ya que se ignora el producto final y por lo tanto, la razón de su
actividad. La cuestión relativa a la identidad es entonces anulada porque el único problema es
el de la remuneración. Lo humano se convierte en animal, revelando un reflejo del
automatismo mecánico (véase la película "Tiempos modernos" de Charlie Chaplin).8 En este
sentido, se puede entender la abolición de la esclavitud, no como una cuestión ética, sino más
bien como un cuestión de interés económico, ya que cuesta más mantener a la gente en la
servidumbre bajo el marco de la esclavitud que en el del trabajo bajo marco del asalariado
(véase la película “Queimada” de Gillo Pontecorvo con Marlon Brando).

La lucha de clases[editar]
Artículo principal: Lucha de clases

Para Karl Marx y Friedrich Engels, "La historia de todas las sociedades humanas hasta
nuestros días es la historia de la lucha de clases” 9 (aunque sea en una nota posterior Engels
califica esta afirmación).10
La posición del individuo en las relaciones de producción (trabajador o explotador) es según
él, es el elemento que permite la definición de la clase. Marx considera que, para que no haya
una clase social, debe haber una conciencia de clase: la conciencia de tener un lugar común
en la sociedad. Marx señaló que no basta con que muchos hombres estén del lado de un solo
plan económico para que se forme el espíritu de clase. Según Marx, los personajes principales
en la lucha de clases son, en la época capitalista, la burguesía y el proletariado. El comunismo
constituye para él, el estado de la sociedad sin divisiones de clase y por lo tanto, es una
sociedad sin lucha de clases.
Según el análisis marxista, la clase social dominante organiza la sociedad mediante la
protección de sus mejores privilegios.
Para ello, se instaura el Estado, instrumento político de dominación: “policía y ejército
responsable de mantener la seguridad y el orden público, el orden “burgués”. Marx también
habla de "la ideología dominante". En cualquier sociedad, hay ideas, creencias y valores que
dominan la vida social y cultural. Estas ideas dominantes son producidas por la clase
dominante, es decir, la burguesía. Por lo tanto, estas ideas expresan la opinión de estas
clases, es decir, la justifican y se esfuerzan en perpetuarse. Estas ideas penetran la mente, y
a menudo funcionan como una visión del mundo en contra de sus intereses reales. Karl Marx
no "inventó" el concepto de la lucha de clases. En realidad, la lucha de clases se ha teorizado
mucho antes que él, por historiadores de la restauración, como François Guizot y Augustin
Thierry.
La contribución fundamental de Marx en este concepto, en relación a estos historiadores, es
haber demostrado que la lucha de clases no se extingue en la Revolución Francesa, sino que
se prolonga en oposición burguesía/trabajadores en la de era capitalista. Así, al final de la
lucha de clases se llegaría a una clase única, una vez extinguidas las clases sociales en el
comunismo.
Partidos, movimientos y gobiernos inspirados en el
marxismo[editar]
Véase también: Categoría:Organizaciones comunistas

Mao Zedong (China)

Vladímir Ilich Lenin (URSS)

León Trotsky (URSS)


Desde la muerte de Marx en 1883, varios grupos del mundo entero han apelado al marxismo
como base intelectual de sus políticas, que pueden ser radicalmente distintas y opuestas. Una
de las mayores divisiones ocurrió entre los reformistas, también
denominados socialdemócratas, que alegaban que la transición al socialismo puede ocurrir
dentro de un sistema pluripartidista y capitalista, y los comunistas, que alegaban que la
transición a una sociedad socialista requería una revolución para instaurar la dictadura del
proletariado. La socialdemocracia resultó en la formación del Partido Laborista y del Partido
Socialdemócrata de Alemania, entre otros partidos; en tanto que el comunismo resultó en la
formación de varios partidos comunistas; en 1918 en Rusia, previo a la formación de la Unión
de Repúblicas Socialistas soviéticas, dimanan dos partidos del Partido Obrero Social
Demócrata de Rusia: el Partido Comunista, formación comunista, y el Partido Social
Demócrata de Rusia.
En la actualidad sigue habiendo muchos movimientos revolucionarios y partidos políticos en
todo el mundo, desde el final de la Unión Soviética, aunque el internacionalismo obrero ha
sufrido una grave crisis. Aunque hay partidos socialdemócratas en el poder en varias naciones
de Occidente, hace mucho que se distanciaron en aspectos relevantes de sus lazos históricos
con Marx y sus ideas. En la actualidad en Laos, Corea del Norte, Vietnam, Cuba, la República
Popular China y Moldavia hay en el poder gobiernos que se autoproclaman marxistas.
Muchos gobiernos, partidos políticos, movimientos sociales y teóricos académicos han
afirmado fundamentarse en principios marxistas. Ejemplos particularmente importantes son los
movimientos socialdemócratas de la Europa del siglo XX, el bolchevismo ruso, la Unión
Soviética (Lenin, Trotsky, Stalin) y otros países del bloque oriental, Mao Zedong, Fidel
Castro, Ernesto "Che" Guevara, Santucho, Kwame Nkrumah, Julius Nyerere, Thomas
Sankara y otros revolucionarios en países agrarios en desarrollo. Estas luchas han agregado
nuevas ideas a Marx y, por lo demás, han transmutado tanto el marxismo que resulta difícil
especificar el núcleo de este. Actualmente las transformaciones socio-económicas han
obligado a repensar al marxismo en una línea llamada posmarxismo en la cual se encuentran
autores como Ernesto Laclau y Chantal Mouffe.
La Revolución de octubre de 1917, encabezada por los bolcheviques (cuyas figuras
principales eran Vladímir Lenin y León Trotsky) fue el primer intento a gran escala de poner en
práctica las ideas socialistas de un Estado obrero.
Se suceden otra serie de gobiernos o dobles poderes obreros de relativamente breve
duración, impulsados por revueltas proletarias con activa participación de los partidos
comunistas locales, inspirados en el modelo de república de consejos obreros. La mayoría de
estos son aplastados por las fuerzas de la reacción capitalista de las distintos gobiernos y
potencias burguesas y fracasan. Son el caso de la Revolución de noviembre de 1918,
encabezada por los espartaquistas en Alemania, la República Soviética Húngara de 1919,
la República Soviética Bávara de 1919, el bienio rojo o movimiento de consejos de fábrica del
norte de Italia de 1919 a 1920, el Sóviet de Nápoles, la República Socialista Soviética
Galiciana en 1920, la República Popular Soviética de Bujará de 1920 a 1925, la República
Socialista Soviética de Persia o República Soviética de Gilan, de 1920 a 1921, etc.
Tras morir Lenin, Iósif Stalin se había hecho con una gran concentración de poder en sus
manos en el seno del Partido Comunista y del Estado soviético, el cual fue fortaleciendo en
detrimento de los propios soviets (ya de por sí debilitados durante el hambre, la bancarrota
económica y las masacres ocasionadas por la Guerra Civil Rusa). Hasta su
muerte, numerosas purgas se vivieron en la URSS, bajo consignas tales como la "lucha contra
el trotskismo", "los sabotajes", o "los agentes del fascismo", en las que se logró inhabilitar a los
principales elementos críticos del PCUS y la sociedad soviética, muchos de ellos comunistas,
testigos directos de la Revolución y opositores en mayor o menor medida a la deriva
burocrática y la concentración de poderes que se estaba generando en seno de la URSS,
encarnada en una casta de funcionarios y burócratas del partido, cuya divergencia de
intereses respecto a la clase trabajadora y el peligro que entrañaban para la revolución obrera
comienzan a manifestarse desde la primera mitad de los años 20, aún en vida del propio
Lenin. Dichas purgas sólo logran fortalecer el poder de la nueva dirección del PCUS,
encabezada ahora por Stalin, y pronto se extenderán a las secciones nacionales
del Komintern, que, a nivel internacional, comienza a ser dirigido desde el comisariado de
asuntos exteriores en Moscú.
Aunque llevaron a cabo pequeñas aportaciones teóricas al marxismo, Stalin y sus seguidores
se caracterizan por haber dado cobertura ideológica a sus métodos y posicionamientos
tácticos y políticos, encaminados al fortalecimiento del control sobre los medios de producción
y administración del Estado por parte de la burocracia y dirección central del partido, a través
de la falsificación o la adaptación de los principios ideológicos del marxismo y del leninismo a
sus propios fines. Esto derivará en un sistema de gobierno y pensamiento formulado bajo el
nombre de marxismo-leninismo (si bien sus críticos dentro del leninismo rechazan que se lo
denomine de esta forma y reclaman para sí esta denominación) y la teoría del socialismo en
un solo país, también llamado estalinismo, considerado por sus críticos marxistas como un
alejamiento o distorsión de los postulados y principios de la tradición marxista y pensadores
como Marx, Engels o Lenin; particularmente insistentes en esta postura son aquellas
corrientes basadas en los planteamientos de Trotsky y Lenin (trotskismo) y las del
denominado comunismo de izquierda, el marxismo libertario o el comunismo de consejos,
también críticos en este sentido con la denominada corriente del leninismo (y por ende
el trotskismo). A raíz de la muerte de Stalin, esta burocracia termina por acaparar el poder y
afianzarse en la llamada nomenklatura. Ésta comenzará a medio plazo un proceso de
progresiva liberalización de la economía, que culminará con la perestroika.
Al final de la II Guerra Mundial se produjo una expansión, por la vía militar, del poder político
de la URSS, que se consolidó mediante el establecimiento de los llamados Estados satélites o
del Pacto de Varsovia, en los países del Este que quedaron bajo su zona de influencia tras los
acuerdos de Yalta y de Potsdam. Estos Estados reprodujeron estructuras políticas y sociales y
tipos de economía y de gobierno muy similares a los de la Unión Soviética. Fueron
gobernados mediante la formación de Partidos Comunistas, encuadrados en la Komintern, y
adscritos a las fórmulas del marxismo-leninismo oficial. Algunos de los partidos adscritos a
la Internacional Comunista que llegaron a formarse por sí mismos, lograron a la postre tomar
el poder a través de insurrecciones guerrilleras y, en algunos casos, con bastante apoyo
popular, y establecer un estado que seguía el modelo marxista-leninista oficial. Estas naciones
comprendían a la República Popular China, Vietnam, Corea del
Norte, Yugoslavia, Albania, Etiopía, Yemen del Sur, Angola, y otros. Después de la invasión
militar por parte de Vietnam de Kampuchea Democrática, gobernada por el Jemer Rojo, un
gobierno de estructura similar a aquél será establecido en Camboya.
En Chile, el gobierno de la Unidad Popular, encabezado por Salvador Allende, que duró
desde 1970 hasta el golpe de estado de 1973, tenía una fuerte inspiración marxista. Si bien
cambió radicalmente las formas de lucha conocidas al concretar un gobierno por la vía
electoral, la revolución a la chilena buscaba la transformación de la sociedad hacia el
socialismo. Al mismo tiempo, la coalición que llevó a Allende al gobierno estaba construida por
la unión del Partido Comunista y el Partido Socialista, ambos declarados marxistas-leninistas
en ese tiempo.
En 1991, la Unión Soviética se disolvió y el nuevo Estado ruso ya no se identificó con el
marxismo. Otras naciones del mundo siguieron el mismo camino. Actualmente el socialismo
científico ha dejado de ser una fuerza política prominente en la política mundial. China, donde
gobierna el Partido Comunista, relajó su concepción económica del marxismo en 1978
avanzando progresivamente hacia un sistema económico más cercano al libre comercio. Este
proceso continúa hoy en día.
Desde el comienzo de la democracia en España, en 1975, el PSOE se presentó a las
elecciones como un partido marxista, proclamándose primera fuerza de oposición en el
gobierno. Posteriormente, en 1982, con Felipe González a la cabeza, el PSOE abandonó su
postura marxista; ese mismo año el partido ganó las elecciones.

Corrientes surgidas del marxismo clásico[editar]


Durante el siglo XIX y sobre todo en el siglo XX, el marxismo se divide en varias corrientes,
entre otras:

 Austromarxismo
 Comunismo de izquierda
 Freudomarxismo
 Luxemburguismo
 Maoísmo
 Movimiento autónomo
 Marxismo-leninismo
 Marxismo libertario
 Marxismo occidental
 Posmarxismo
 Trotskismo
 Situacionismo

Críticas al marxismo[editar]
Artículo principal: Críticas al marxismo

El marxismo, tomado como cosmovisión, implica por su propia naturaleza un sistema de


pensamiento y un sistema de organización política dirigido a la realización particular y
socialmente consciente de un orden social mediante la planificación central de la economía
(p.e. un socialismo políticamente establecido) que según este es un necesario paso de la
historia del hombre. El marxismo funciona, según su propia doctrina, a manera de catalizador
e impulsor de la transición para la clase que de otra manera no podría ver edificado para sí el
socialismo y la realización posterior del comunismo. Es por esto que es difícil de separar a sus
más importantes críticos en categorías, siendo que estos se han confrontado por separado o a
la vez con los regímenes marxistas instaurados por diferentes partidos únicos, usualmente
comunistas, con los movimientos que los llevaron al poder y con la teoría marxista del mundo
(i.e., el materialismo dialéctico y el materialismo histórico), sin que nunca termine de quedar
suficientemente claro si estos tres aspectos del marxismo son verdaderos corolarios. En
términos generales se puede, sin embargo, diferenciar a efectos prácticos las críticas al
marxismo por las disciplinas de estudio más comprometidas en ellas.
Antropológicamente, el marxismo se confrontaría con el darwinismo quien rechazaría que
dicha teoría se analogara con el materialismo histórico11 y con Sigmund Freud quien llegaría
decir que "las obras de Marx, como una fuente de revelación, han tomado el lugar de la Biblia
y el Corán, a pesar de que éstas no están más libres de contradicciones y oscuridades que
aquellos antiguos libros sagrados"12En contraposición a la antropología del americano Lewis
H. Morgan que Marx y Engels hicieran suya en El origen de la familia y según la cual todas las
economías primitivas serían de carácter comunista, la antropología contemporánea de autores
como Bronisław Malinowski y Fustel de Coulanges entre otros, presenta una visión casi
opuesta del origen de la propiedad privada, que es resumida en la obra del historiador Richard
Pipes Propiedad y libertad. Respecto de la noción marxista de "ideología de clase", el autor
liberal-conservador Kenneth Minogue fue uno de los primeros en invertirla en La teoría pura de
la ideología, volviendo contra las propias doctrinas sistémico-clasistas (que tratan de
"ideológico" a todo pensamiento) la acusación de reificación ideológica por parte de intereses
revolucionarios en una lucha de clases cuya existencia no puede ser puesta en duda sin
apelar a una instancia neutral.
El sociólogo clásico Max Weber continuaría la afirmación de Engels acerca de la evolución
propia, autónoma e interactiva de cada uno de los factores determinantes del progreso
histórico,13 pero insistiría en que no podría haber entonces un determinante económico-
tecnológico de última instancia: si se acepta, con Engels, que la historia es la suma de todos
estos factores entonces necesariamente la influencia recíproca de fuerzas en un todo debe
implicar que, si la religión y la cultura no se adaptan necesariamente a la producción
económica, la economía como producción debe adaptarse a estas. Implícitamente en su
obra La ética protestante y el espíritu del capitalismo se demostró la independencia de la
superestructura ideológica respecto a la infraestructura tecnológica, tesis usualmente
malentendida como una suerte de reverso del marxismo, como sí sería el caso del
espiritualismo histórico de Werner Sombart. Esta exposición weberiana creó un cisma dentro
de la sociología académica respecto del marxismo más dogmático, y la apertura a posiciones
más complejas como la del historiador Eric Hobsbawm o las amistosamente separadas del
marxismo como las esbozó el sociólogo analítico Charles Wright Mills.
El economista y sociólogo austríaco Joseph Schumpeter revisó los orígenes del capitalismo y
rechazó la noción marxista de acumulación originaria como una contradicción autorreferente
que requiere capital inicial para la actividad de una supuesta burguesía violenta originaria. A
su vez, el institucionalista Douglass North ha ofrecido en sus estudios una revisión paralela de
la historia del capitalismo que ha sido tenido muy en cuenta entre los historiadores marxistas.
La deontología marxista respecto de la praxis revolucionaria se enfrentaría a serios problemas
filosóficos que intentarían ser resueltos por pensadores como Sartre desde una
vía existencialista. Éticamente Marx llegó a considerar que "un fin que requiere medios
injustificables no es un fin justificable",14 sin embargo dentro del marxismo como sistema la
moral es en sí misma consecuencialista ya que en este los fines juzgan a los medios, 15 luego
toda justificación depende de su funcionalidad para un fin determinado (fin que tampoco es
juzgado desde un set de principios morales salvo el interés "históricamente determinado" de
un grupo de pertenencia: en su caso, una clase social). Contra este historicismo
predeterminado (con sus contradicciones éticas para un interés individual enfrentado al interés
del progreso histórico), el epistemólogo y filósofo Karl Popper realizaría sus más agudas
críticas en La sociedad abierta y sus enemigos, obra que podría considerarse a su vez una de
las principales réplicas globales al marxismo, y que junto con las objeciones de Bertrand
Russell sería la más representativa de entre las críticas epistemológicas al marxismo como un
"dogma reforzado" imposible de ser puesto a prueba mediante falsación, lo que llevaría a
muchos marxistas a volcarse a una posición epistemológica en las ciencias en general
cercana a la de Thomas Kuhn por la cual las contradicciones del marxismo deberían ser
probadas dentro de la misma teoría, y no frente a hechos que serían en sí expresiones de
una carga teórica previa.
En lo económico, V. K. Dmitriev en 189816 y Ladislaus von Bortkiewicz en 1906-0717 y
subsecuentes críticos expusieron que la teoría del valor de Marx y su ley de tendencia a la
baja en la tasa de beneficio eran internamente inconsistentes. Como contrapropuesta, los más
importantes economistas marxistas y/o sraffianos, tales como Paul Sweezy, Nobuo
Okishio, Ian Steedman, John Roemer, Gary Mongiovi y David Laibman, propusieron sus
propias versiones correctas de lo que debería ser la economía marxista abandonando como
inadecuado el intento de Marx en El capital para el mismo fin, confrontándose así con los
marxistas que defienden a aquel y que en respuesta se apoyan en una segunda teoría
desarrollada a fines del siglo XX para interpretar, según ellos en forma más adecuada, las
últimas obras de Marx.18
En el ambiente académico las críticas a la teoría económica de Marx derivaron principalmente
de su incompatibilidad (nunca resuelta por ninguna de las partes) con los
descubrimientos microeconómicos del marginalismo. El conflicto con la visión marxista de la
producción tomó forma en la obra de dos de los más importantes sistematizadores del
marginalismo, representantes de las variantes austríaca y británica: primero Eugen von Bohm-
Bawerk, que dirigiría las más conocidas críticas a la teoría del valor-trabajo y con ésta la
explotación por adquisición de plusvalía, tanto dentro de la teoría marxista19 como desde el
subjetivismo austríaco (por el cual incluso los costos dependen de la demanda); y luego Alfred
Marshall que insistiría en la utilidad del capital y la gestión en la creación del valor, 20 así como
la consideración de la demanda como autónoma de la oferta aunque ésta se reconozca
determinada por los costos.
Desde la macroeconomía, John Maynard Keynes llegaría a decir que El capital era "un manual
obsoleto" al cual no sólo encontraba "científicamente equivocado sino además sin interés o
aplicación para el mundo moderno", consideración que Joan Robinson criticaría como
consecuencia de una pobre lectura de Marx, así como de Say. Una aproximación
macroeconómica compatible con el marxismo fue esbozada por el economista polaco Michał
Kalecki.
Respecto a la aplicación práctica del método marxista y a sus resultados políticos, las críticas
usuales han sido menos a la doctrina marxista y más a los aspectos empíricos contra
el movimiento Comunista y sus regímenes. Estas críticas se sostienen en términos
humanistas y objetan el sacrificio en vidas humanas en persecuciones sociales y políticas, y
además sólo se han dirigido al fenómeno totalitario como una situación circunstancial
impuesta deliberadamente por los dirigentes marxistas, o sea, como un fenómeno aislado o al
menos aislable de la teoría. Sin embargo algunas de estas críticas han tenido una dimensión
teórica (especialmente por parte de liberales clásicos como Mises, Hayek, Isaiah
Berlin y Raymond Aron, y anarquistas como Proudhon, Bakunin, Piotr Kropotkin y Noam
Chomsky)21 según las cuales el fracaso político del totalitarismo, la interdependencia entre la
falta de propiedad personal y libertad personal, el colapso de la planificación centralizada de la
economía y la doctrina marxista-leninista serían elementos inseparables y codependientes,
por lo cual, o la teoría marxiana del progreso histórico debe de estar equivocada y la dictadura
científica pasaría a ser una profecía autocumplida con resultados perjudiciales para la clase
obrera, o bien la noción de un "necesario progreso histórico" puede ser mayormente
verdadera pero sin embargo el marxismo la habría malinterpretado a su favor: esta última
opción sería planteada por el heredero de la crítica hegeliana al marxismo de Alexandre
Kojève, el neoconservador Francis Fukuyama.
Finalmente, diversos autores de orientación centrista y socialdemócrata han hecho profundas
reflexiones críticas de las bases filosóficas del marxismo, a saber Jürgen Habermas,22 Hannah
Arendt,23 Anthony Giddens, y particularmente –por recordar las implicancias de que las
relaciones sociales de producción no pueden determinar la superestructura jurídico-política ya
que la presuponen– el jurista y pensador político Hans Kelsen quien, en su libro La teoría
comunista del derecho y el Estado, realizaría la que tal vez pueda considerarse la objeción
más incisiva a casi todos los aspectos relevantes de la doctrina marxista, tanto en sus facetas
políticas, su teoría jurídica e institucional, social y económica. 24

Algunas de las obras de Karl Marx[editar]


 Crítica de la filosofía del derecho de Hegel (1843)
 Manuscritos (1844)
 La ideología alemana (1845, con Engels)
 El manifiesto comunista (1848, con Engels)
 El capital (1867)
 La guerra civil en Francia (1871).
 Salario, Precio y Ganancia (1898).

Véase también[editar]
 Portal:Socialismo. Contenido relacionado con Socialismo.
 Portal:Marxismo. Contenido relacionado con Marxismo.
 Comunismo
 Filosofía marxista soviética
 Izquierda judía
 Marxología
 Economía marxista
 Carta sobre el socialismo

Referencias[editar]
1. ↑ Álvarez Chillida, Gonzalo (2002). El antisemitismo en España: la imagen del judío, 1812-
2002. Madrid: Marcial Pons, ediciones de Historia, S.A. p. 173. ISBN 8495379449.
2. ↑ El manifiesto comunista
3. ↑ El Manifiesto Comunista
4. ↑ Saltar a:a b c d Marx, Karl (1859). Prólogo a la Contribución a la Crítica de la Economía
Política. Consultado el 21 de octubre de 2018.
5. ↑ Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, 1843
6. ↑ Hitchens, Christopher (2016). Los derechos del hombre de Thomas Paine. Barcelona: Ed.
Debate. p. 166. ISBN 978-8483067918.
7. ↑ Sobre la cuestión judía, 1844
8. ↑ https://web.archive.org/web/20110302112045/http://p2tpe.e-monsite.com/rubrique,l-
alienation-des-travailleurs,139551.html
9. ↑ Manifiesto del partido comunista, K. Marx et F. Engels, 1848
10. ↑ Engels dice que esta fórmula se limita a "la historia escrita". Y agrega: "En 1847, la historia de
la organización social que precedió a toda la historia escrita, la prehistoria, era casi
desconocido”. (Nota de Engels en el Manifiesto Comunista 1888).
11. ↑ «"Darwin, Marx y las dedicatorias de El capital». Archivado desde el original el 29 de julio de
2014. Consultado el 16 de enero de 2012.
12. ↑ "Lecture XXXV: A Philosophy of Life", Sigmund Freud, New Introductory Lectures on Psycho-
analysis, Hogarth Press, 1933, last lecture.
13. ↑ "Weber y Marx", Gianfranco Poggi, Weber, Alianza Editorial, 2006, cap. 3, § 5, pp. 64-67
14. ↑ "Censorship", Karl Marx, On Freedom of the Press, May 15th 1842, Rheinische Zeitung No.
135
15. ↑ "Dialectic Interdependence of End and Means", Leon Trotsky, Their Morals and Ours, June
1938, The New International, Vol.IV No.6, pp.163-173
16. ↑ V. K. Dmitriev, 1974 (1898), Economic Essays on Value, Competition and Utility. Cambridge:
Cambridge Univ. Press
17. ↑ "Value and Price in the Marxian System", Ladislaus von Bortkiewicz, 1952 (1906–
1907), International Economic Papers 2, 5–60; Ladislaus von Bortkiewicz, 1984 (1907),
Philadelphia: Orion Editions.
18. ↑ "A Temporal Single-system Interpretation of Marx's Value Theory", Andrew Kliman y Ted
McGlone
19. ↑ Eugen von Böhm-Bawerk, Karl Marx and the Close of His System, T.F. Unwin, 1898
20. ↑ Todd Bucholz, New Ideas from Dead Economists, New York: A Plume Book, 1998, pp. 166-
167.
21. ↑ "Anarquismo, marxismo y esperanzas para el futuro", Noam Chomsky
22. ↑ "La crítica de Habermas a Marx"
 Archivado el 20 de junio de 2015 en la Wayback Machine. Cristian Guillen,
23. ↑ "Hannah Arendt (1906—1975)", Majid Yar, Internet Encyclopedia of Philosophy, Lancaster
University, United Kingdom
24. ↑ "Sobre la crítica de Kelsen al marxismo"
 Archivado el 14 de febrero de 2012 en la Wayback Machine., Juan Ruiz Manero, Doxa:
Cuadernos de filosofía del derecho, ISSN 0214-8676, Nº 3, 1986, art. 14

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