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CAMINOS DE NOSTALGIA

40 años después, el Walkman sigue siendo un ícono de la década de los 80.


Por:
Indalecio Castellanos

Cuando el primer reproductor portátil de música del mundo cumplía 20 años, Fito Páez
presentaba su disco “Al lado del camino”, que ganaría el Grammy Latino como mejor
canción en el año 2000.
Mientras cantaba en el Parque Simón Bolívar en la reciente edición de Rock al Parque,
Fito interpretó su emblemática canción llenando la fría y lluviosa noche de una infinita
nostalgia.
Y en medio del delirio de la gente invocó el Walkman, para hablar de uno de los
símbolos de esa generación rebelde “que le gusta estar a un lado del camino, fumando
el humo mientras todo pasa”.
Evocar ese artefacto que brindaba la posibilidad de escuchar música “en cualquier sitio
y cualquier momento”, supuso recordar el contexto en el que un primero de julio de 1979
se presentó como una verdadera revolución para unos y un gesto absoluto de
egocentrismo y de desconexión con la realidad, para otros.
Es posible que a esto se refiriera Fito Páez cuando, iniciando la década de los 80, le
cantaba a “esos tiempos dónde nadie escucha a nadie” y luego describiera a un hombre
agobiado por los tiempos que pasa, un hombre “vivo y enterrado”, que en medio de
esos dilemas del espíritu habla de los errores de enemigos y de misterios insondables.
En el cierre del festival que cumplió 25 años, estuvo Fito para recordar que “yo puse las
canciones en tu Walkman” y luego confesar que “el tiempo lo puso en otro lado”.
Y esa sola mención ha sido un pretexto para recordar que mientras en Japón era
presentado este aparato que cambió la forma de escuchar música, muchos
acontecimientos sacudían al mundo ese año.
El 19 de julio el Frente Sandinista para la Liberación Nacional entraba triunfante a
Managua y provocaba la caída de la dictadura somocista que, con mano de hierro,
había gobernado el país durante muchos años.
Mientras los jóvenes veían asombrados como un pequeño aparato con audífonos y
peso reducido permitía escuchar la música preferida, las autoridades colombianas
adelantaban incesantes operativos de búsqueda de los integrantes del M 19
responsables del robo de más de 5 mil armas en hechos ocurridos a principios del año,
en el Cantón Norte de Bogotá.
Los jóvenes del mundo disfrutaban del placer de moverse, en tiempos en que diez mil
soldados soviéticos invadían Afganistán y el régimen pro-occidental del Sha Reza
Pahlevi era aplastado por una revolución islámica que dio paso a un gobierno
encabezado por el ayatollah Ruollah Jomeini.
El mundo se abría a la modernidad y a los avances maravillosos de la tecnología,
mientras un país como Irán parecía retroceder a un régimen cerrado y autoritario.
Fue en 1979 cuando José Barros se convirtió en una especie de símbolo de la nación
y es posible que algunas de sus temas como Las Pilanderas, La Piragua y la Momposina
se escucharan por primera vez en el Walkman.
Mientras el primero de junio hubo una especie de júbilo mundial por la aparición de este
aparato que hizo portátil la música, el primero de diciembre el entonces presidente Julio
César Turbay Ayala ponía al aire la esperada señal de la televisión a color.
Cuando se emitió el primer programa sobre algunos de los sitios más atractivos de
Colombia, que fue elaborado por Audiovisuales, terminó la espera de doña Gloria
Valencia de Castaño, quien decía recurrentemente en su programa Naturalia “lástima
que la televisión no fuera a colores”.
Si el Walkman fue un deleite para el espíritu, podría decirse que ese mismo año se
presentó el Cubo de Rubik, que se convirtió en una especie de reto para la imaginación.
Hoy el Walkman solo existe para los nostálgicos. En cambio el pequeño rompecabezas
formado por cubos con seis caras de diferentes colores, que fue creado por el diseñador
húngaro Erno Rubik, sigue siendo un referente mundial de la recreación.
Después de esta maravilla la Sony tuvo que reinventarse para volver a ganar la
reputación de pionera en el campo de los vistosos aparatos de tecnología personal,
mientras Fito Páez nos sigue recordando que “errar a veces suele ser humano”.

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