Sie sind auf Seite 1von 28

Breve historia contemporánea de la

Argentina
I.1916
El 12 de octubre de 1916, Hipolitico Yrigoyen ganó las elecciones siendo el primero
elegido con la ley Sáenz Peña.
Su victoria indicó la voluntad de la mayoría ciudadana y bien visto la voluntad
democrática en el mundo. La reforma pacífica se debió al crecimiento económico y
social en el país en las últimas 4 décadas: Argentina era gran socio de Gran Bretaña,
habiendo alcanzado los primeros puestos en la economía más grande del mundo. Los
inmigrantes se integraron exitosamente habiéndoles ofrecido abundantes oportunidades
(había conflictos, pero el consenso predominó). Yrigoyen terminó de cerrar los
conflictos usando su poder. La asunción de Yrigoyen era bien vista por la sociedad.
Para la oposición, Yrigoyen se asemejaba a un caudillo mediocre para gobernar. No
estaban contentos con esta nueva democracia ya que se sentían desplazados del poder.
La Primera Guerra Mundial rompió los esquemas del progreso y la relación con Gran
Bretaña no era suficiente para prosperar. Creció una actitud chauvinista al culpar de
todo a los inmigrantes.

La construcción
Julio A. Roca asumió la presidencia 2 veces (1880-1886) y (1898-1904). Argentina
quería abrirse al mundo y traer consigo al capitalismo, pero se dificultó por varias
razones. Roca se propuso a arreglarlas.
Luego de 7 décadas de guerras civiles, el Estado debía poner orden en el territorio
usando la fuerza. El Estado promulgó la conquista del desierto dirigida por Roca.
Aseguró la frontera sur arrinconando a los indígenas (1879) y el noreste en 1911. Los
límites del Estado se definieron con claridad. La guerra del Paraguay ayudó a definir las
fronteras de cuenca de la plata y en 1879 la conquista del desierto definió la Patagonia,
pero los conflictos con Chile seguían.
Desde 1880 se configuró un nuevo escenario institucional. Apoyado en los triunfos
militares, se consolidó un centro de poder fuerte respaldado por la constitución que,
según Alberdi, debía cimentar “una monarquía vestida de república”. Allí el presidente
se aseguró del poder sin limitaciones dentro del país e intervenir en las políticas. Se
controlaba el congreso y se excluyó el poder de reelección para que no acabara en
tiranía, Los presentes tenían experiencias de guerras civiles previas. Nació una práctica
política llama Unicato en el cual el Ejecutivo usó su poder para disciplinar a los grupos
provinciales dejándolos decidir en asuntos locales. Aún se necesitaba trabajar en más
tareas como el educar a la población o fomentar la inmigración. Pero iban en buen
camino.
El Estado facilitó el que la Argentina entrara al mercado mundial y asociarse a Gran
Bretaña debido a la industrialización de ésta. Hubo grandes relaciones financieras y
grandes aportes británicos a la construcción del Estado. El mundo se dividió en
imperios competidores entre sí. Gran Bretaña no podía afrontar la competencia y se
refugió en su imperio y en sus inversiones privilegiadas y seguras.
Entre 1880 y 1913, el capital británico creció 20 veces. Los préstamos hipotecarios
sobre las tierras y las inversiones en servicios (agua, ferrocarril) fueron muy rendidores
y se aseguraron ganancias garantizadas por el Estado, así como exenciones impositivas
y tierras al costado de la vía.
Hubo problemas, pero la gente veía lo positivo de la relación con Gran Bretaña. Si los
británicos obtenían ganancias, se posibilitaba las acciones locales de empresas, grandes
propietarios rurales, que se beneficiaron de la infraestructura británica para la
producción. Se crearon 32mil km de vías para 1916. Algunas sirvieron para integrar al
territorio del Estado y otras expandieron la agricultura seguida de la ganadería cuando
los británicos instalaron frigoríficos.
La mano de obra era esencial para el crecimiento. En Europa, la emigración se debía al
crecimiento demográfico, crisis económicas agrarias, búsqueda de empleo y
abaratamiento de transportes. El país fomentó la inmigración con cambios en la política
migratoria y en la propaganda y pasajes subsidiados. Los inmigrantes se adaptaron
fácilmente en las grandes ciudades y luego en el campo al abrirse las posibilidades de
agricultura. Los inmigrantes arribados entre 1880-1890, fueron un millón y los
radicados 650mil. La población del país rondaba los 2millones.
La inmigración no era el único aspecto que promovió el Estado para estimular la
economía. Las inversiones extranjeras fueron gestionadas y promovidas con amplias
garantías, y el Estado asumió el riesgo en las menos atractivas y se las transferían al
privado cuando el éxito era asegurado. La “conquista del desierto” aseguró tierras aptas
para la explotación.
El litoral se inclinó por la agricultura y el traslado por los ríos. En tierras baratas se optó
por la colonización valorizando las tierras y arrendándolas. En Bs As perduraba la
explotación lanar hasta que los frigoríficos rentabilizaron la explotación vacuna.
Finalmente, la agricultura se asoció con la ganadería.
Esta combinación era la más rentable en ese entonces debido a sus altos rendimientos
con poca inversión. Las condiciones del mercado mundial, cambiante e incontrolable,
hacía convenientes elegir las opciones más rentables cada año.
Los empresarios rotaban entre diversas actividades sin fijarse en una sola inmovilizando
al capital. La actividad agropecuaria recibió inversiones urbanas (tierra, construcciones)
e incluso a las industriales. Así se creó una oligarquía que controlaba una amplia gama
de actividades.
Esto estimuló las pequeñas inversiones de los inmigrantes en las tierras, apostando en
buenas cosechas. Luego se reinvertía en otros campos arrendados.
Desde 1890, la agricultura se expandió masivamente. Entre 1992 y 1913, se quintuplicó
la producción de trigo, la mitad se exportaba al mundo. Las exportaciones se
multiplicaron 5 veces y las importaciones un poco menos. La mitad de las exportaciones
era trigo, maíz y lino, en el resto, junto a la lana, la carne empezó a ocupar una
importante parte, sobre todo luego de 1900 con las exportaciones de frigoríficos hacia
Gran Bretaña. En la primera guerra mundial, Argentina era la principal exportadora de
cereales y carnes.
Las ganancias de los inversores fueron elevadas, así como las del Estado (mediante
impuestos). Los terratenientes dedicaron ciudades imitando a las europeas. El Estado se
encargó de los servicios de higiene y transporte, así como avenidas, plazas y edificios
ostentosos. En las ciudades debido al ingreso rural, multiplicó el empleo y se generaron
necesidades de servicios, comercios e industrias. Las ciudades eran un mercado
atractivo. El sector industrial fue significativo y ocupó a mucha gente. Algunas
industrias (carnes, cereales) exportaban o vendían adentro y otras suministraban materia
prima (textiles, alimentos), nutriéndose de capital extranjero.
La mayor parte de estos cambios se produjeron en el litoral (Y Córdoba), aumentando la
brecha con el interior al no poder incorporarse al mercado mundial debido a la falta de
inversiones y de inmigrantes, salvo el ferrocarril, afectando algunas actividades locales.
Hubo excepciones, como en el noreste santafesino y la explotación de quebracho,
Tucumán y Salta con la producción de vino y azúcar para abastecer el mercado del
litoral con protección aduanera del Estado. El Estado permitió el despegue de esta
industria por sus inversiones en ferrocarril.
La crisis del 1890 frenó una década de avance de la economía. El fuerte endeudamiento
convertía el pagarla en una carga para el país. La crisis arrastró a uno de los mayores
inversores británicos: La banca Baring. Tuvo efectos catastróficos en los pequeños
ahorristas.
La inmigración fue muy importante en Argentina. De 1.8millones de habitantes en
1869, se pasó a 7.8millones en 1914. La mayoría eran italianos, luego españoles y los
franceses (y más).
Al interior iban pocos, muchos fueron al litoral por el campo arredrando tierras
precariamente. Apostaban fuertemente al campo esperando prosperidad. Algunos lo
lograban, integrándose a la clase media y los otros si no iban a las ciudades, se volvían a
su país de origen.
Había, jornaleros, artesanos, vendedores ambulantes, sirvientes y obreros de fábricas.
Vivían hacinados en conventillos cerca del puerto, como La Boca. Sufrían de grandes
problemas: malas viviendas, alquileres, salud, despidos y bajos salarios, epidemias y
mortalidad infantil. La sociedad estaba en formación.
Los inmigrantes llegaron con deseos de éxito y riqueza, pero solo unos pocos lo
lograron, los que no permanecieron en el conjunto de trabajadores. La gran mayoría
tuvo algún éxito, como el tener una casa y un taller para trabajar. La educación de sus
hijos era primordial ya que las barreras idiomáticas eran un problema y abrían las
puertas al empleo. La universidad era la llave para llegar a los niveles más altos de la
sociedad.
La sociedad era nueva con una prolongada transformación y que les dio oportunidades a
todos. Las diferencias culturales y sociales eran muy fuertes, siendo la clase alta la que
quería diferenciarse de los demás.
Mientras los inmigrantes se mezclaban con los criollos, las clases altas se sentían
tradicionales y dueñas del país. Para marcar las diferencias existían edificios públicos,
como la Ópera, Palermo, calle Florida, el club de Jockey y más.
Estos manejaban la alta política. Eran familias decentes y educadas y predominaban los
parvenu: El sistema era bien republicano pero las decisiones más importantes las
tomaban los altos cargos. Las prácticas electorales con la injerencia del gobierno,
desalentaba la participación. La selección del personal pasaba a manos de los acuerdos
entre el presidente y los gobernadores.
Pesó el escaso interés de los extranjeros por nacionalizarse y participar en las
elecciones, perdiendo privilegios y garantías inherentes a su condición de tales,
inquietando a las élites por asentar las bases consensuales del régimen político.
Este régimen careció de competencia entre partidos políticos y de estructuración. El
PAN era una federación de gobernantes manejados por el presidente. Los conflictos se
negociaban entre la Casa Rosada y el Círculo de Armas, la redacción de un diario y el
Congreso. Era efectivo con diferencias de convicciones en común, pero las
discrepancias más serias no podían resolverse. No había lugar para intereses divergentes
y el Unicato no pudo canalizar sus propuestas en una sociedad con intereses distintos.
Gobernar con ideas de progreso mediante el consenso era una preocupación, pues
muchos extranjeros solo venían a la Argentina para lucrar, despertando la indignación
de los que veían a la inmigración como un instrumento de progreso. Para dar forma a
esta masa, apareció la iglesia en primer lugar; asociaciones de extranjeros y luego
partidos políticos, como los anarquistas. Sin embargo, el Estado seguía triunfando ante
ellos controlando la sociedad para asegurar el progreso que buscaban.
Ahora, el registro civil y el matrimonio civil pasaron a manos del Estado y no de la
Iglesia, seguido en regulaciones de la higiene, del trabajo y de la ley del servicio militar
obligatorio.
Un gran instrumento en la década de 1880 fue la educación pública, laica, gratuita y
obligatoria (ley 1420). Desplazando a la Iglesia de estas tareas. El Estado se encargaba
de la alfabetización, a la integración y nacionalización de los niños hijos de inmigrantes.

Tensiones y transformaciones
El centenario de la Revolución de Mayo fue un momento célebre y alegre para el país.
Sin embargo, la otra cara de la moneda se disimulaba, había protestas, huelgas generales
de gran magnitud amenazando los festejos y una bomba en el teatro Colón puso en
evidencia las tensiones y violencia que había en la sociedad.
Existía un pesimismo creciente en Argentina, donde en parte de le atribuía a la élite por
su conformismo fácil, abandono a la tradición patricia y conciencia pública. Pero el
verdadero cuestionamiento era el cosmopolitismo de la sociedad inundada por
inmigrantes. Todo cuestionamiento a la élite podía atribuirse a los malos inmigrantes,
incapaces de valorar la Argentina.
Preocupaba la ruptura con la tradición hispana. Esta era cuestionada por los que creían
que esta tradición como un atraso e intolerancia. En la élite se dibujó la imagen de
masas que querían invadir los ámbitos reservados para los hijos de la patria. Así, se
buscó argentinizar a los niños desde la escuela naciendo así un nacionalismo
chauvinista.
Ante esta percepción de la sociedad, la élite se comportó de 2 formas. Algunos optaron
por el populismo y otros se mantuvieron intransigentes apelando al Estado a usar su
fuerza de represión contera manifestaciones, y actuando por su propia cuenta.
Algunos motivos de preocupación era la economía pese a ser una de las mayores
potencias económicas de la época. La inmigración subió de 1.8 a 6millones de
habitantes en 1914. La agricultura llegó al record de 24millones de hectáreas siendo el
primer productor mundial de maíz y Lino, y un poco por detrás en carnes, lana y trigo.
Buenos Aires se convirtió en la primera metrópolis de latino América.
Las relaciones exteriores se complejizaron con la participación de Francia y Alemania
en el comercio y de las masivas inversiones por parte de EEUU en el área de servicios
públicos y electricidad, especialmente en frigoríficos, ocupando 3/4 partes del comercio
de carnes con Gran Bretaña. Esta relación se profundizó con la demanda local de
máquinas, repuestos y petróleo de EEUU o la llega del automóvil. Pero estos problemas
se postergaron con la Gran Guerra, quebrando los circuitos comerciales y financieros,
reduciendo las inversiones dificultando a algunas empresas, sin embargo, algunas se
beneficiaron de esto como las que exportaban carne enlatada a los belingentes. A causa
de todo esto, Yrigoyen ya no tenía el diagnostico optimista y despreocupado de la gente
de 1910.
Había tensiones sociales violentas en las zonas del Litoral. Una manifestación notable
fue la de los chacareros santafesinos. Se derivó aquí una coyuntura económica crítica y
la decisión del Estado de eliminar el derecho de voto a los extranjeros. Luego de una
revolución de la Unión Cívica, se eliminó un impuesto gravoso y derechos políticos
municipales.
El siguiente episodio estalló en 1912 con huelgas de los chacareros debido a la caída de
los commodities en 1910 y 1911, época donde los arriendos se mantenían altos. Éstos se
negaron a levantar la cosecha a menos que los propietarios cumplan con sus demandas:
contratos más largos, rebajas en los arriendos, derecho a contratar maquinaria
libremente o la cría de animales domésticos. Luego de ahí se creó la FAA (Federación
Agraria Argentina), un actor que reclamó y presionó a los terratenientes y a las
autoridades.
En las grandes ciudades, la mezcla cultural y lingüística se fue superando al afrontar
todos, las duras condiciones de vida, integrando a los inmigrantes a las tradiciones
culturales mezclada con lo aportado por la inmigración.
Sobre esto, la Iglesia como grandes asociaciones de colectividades y sobre todo el
Estado, intentaron educar a los inmigrantes mediante la educación pública, pero chocó
con una masa de inmigrantes analfabetos impermeables a su mensaje. Debido a esto, los
anarquistas se acercaron más a esta masa con el lenguaje adecuado, convenciéndolos
que debían actuar en conjunto para una sociedad sin Estado ni patrones. Las huelgas y el
levantamiento espontáneo eran los instrumentos para integrar a la masa laborar. Frente a
esto, el Estado usó su poder represor expulsando a los más rebeldes. Todo esto empezó
hacia 1890, agudizándose hacia 1900 y culminó con las huelgas en 1910.
También se formó un sector de obreros calificados con una educación pública y ya
nacionalizados. Los socialistas encontraron su público en estos, usando un lenguaje
racional sobre una mejora gradual de la sociedad con algunas reformas por vía
parlamentaria. Los socialistas siempre sacaron buenos resultados electorales, sin
embargo, no pudieron encauzar las reivindicaciones de los trabajadores.
Los sindicatos fueron actores de reclamos permanentes. Pero había otras inquietudes en
la sociedad. Era una opción atractiva y fluida, el acceder a las clases sociales
tradicionales, convirtiéndose en un problema colectivo llevándolo a la política en vez a
lo individual.
El sistema político diseñado por la élite ya era débil, fracturándose por primera vez en la
crisis económica, era incapaz de encontrar una respuesta adecuada a esto. Con la
segunda presidencia de Roca, se recuperó este equilibrio, sin embargo, aún quedaba el
Partido Socialista y el de la UCR.
El radicalismo intentó un golpe cívico-militar en 1905 pero fracasó, sin embargo, tuvo
un efecto propagandístico y la UCR empezó a crecer entre sectores sociales nuevos que
hacían sus primeras experiencias políticas.
El programa radical expresaba los intereses comunes de esos sectores respetando la
preeminencia de los dirigentes históricos. Tuvieron un arma poderosa para enfrentar el
régimen: la intransigencia, la negativa de cualquier acuerdo y la abstención electoral. La
UCR negaba el sistema de partidos que se alternaran y compartieran responsabilidades,
conocido como la Nación, exigían una remodelación total del régimen constituido sobre
la base del unicato.
Las tensiones complejas se expresaban en la sociedad mediante la violencia y amenazas
debido a la escasa capacidad de negociación de los gobiernos. Los dirigentes optaron
por la acusación y represión a minorías extrañas por salvar sus privilegios. Esta actitud
lo tomó el sucesor de Roca, Manual J. Quintana, reprimiendo el levantamiento radical
de 1905, volviéndola insostenible debido la ilegitimidad e impugnación global,
derivando de divisiones. Pellegrini prefirió la reforma al igual que el presidente
Figueroa Alcorta de desmontar la maquinaria de Roca y posibilitar en 1910 la elección
de Roque Sáenz Peña, que propuso la ley del sufragio secreto y acabar con injerencia
del gobierno en estos temas.
La reforma electoral establecía la representación de mayorías y minorías de 2 a 1. Los
diseñadores del proyecto estaban convencidos que con propuestas tradicionales ganarían
la mayoría y la minoría debería estar representada por los nuevos partidos (la UCR o los
socialistas) compartiendo responsabilidades.
Aprobada la ley en 1912, los diseñadores de la reforma se sorprendieron al ver la
imposición de los radicales en Santa Fe y en la Capital, donde los socialistas salieron
segundo. Con esta victoria mucha gente se acercó al radicalismo. Hipolitico Yrigoyen se
convirtió en el líder del partido. Los partidos tradicionales (llamados ahora
conservadores) crearon un partido sobre distintos grupos o situaciones provinciales.
Lisandro de la Torre fue el candidato del PDP (Partido demócrata Progresista). Dudosos
del éxito del proyecto, los dirigentes encabezados por el gobernador de Buenos Aires,
Marcelino Ugarte, reticentes de la reforma y del candidato liberal De la Torre,
prefirieron plantear su propia alternativa. Divididos los conservadores, los radicales se
impusieron en una elección que, en 1916, inauguraba una etapa institucional y social
novedosa.

II. Los gobiernos radicales 1916-1930


Hipólito Yrigoyen fue presidente entre 1916 y 1922, sucediendo Marcelo T. Alvear y en
1928 Yrigoyen fue reelegido hasta el golpe militar de 1930.
Había diferencias entre ambos. La imagen de Yrigoyen para algunos era quien venía a
regenerar al país del régimen anterior. Para otros era un caudillo ignorante y demagogo.
Alvear para bien o para mal, se le identificó con los grandes presidentes del régimen
anterior junto a sus políticas. El radicalismo había asumido su papel en poner en pie las
instituciones democráticas del país.
El radicalismo le dificultaba enfrentar los tiempos de la primera guerra mundial.
Yrigoyen mantuvo la política de Victorino de la Plaza, su antecesor, de la “neutralidad
benévola”. Esto permitía seguir con el comercio de los clientes tradicionales. En 1917
Alemania hundió 3 barcos comerciales neutrales, empujando a la guerra a Estados
Unidos junto a los países latinoamericanos. Argentina se resistió a estar de lado de
EEUU, pero el hundimiento de los barcos generó una corriente a favor de la ruptura de
la neutralidad. Los rupturistas eran en su mayoría socialistas, pero luego adhirieron al
neutralismo. El ejército apoyaba a Alemania, pero la marina apoyaba a UK. Alvear
estuvo a favor de Inglaterra mientras que Yrigoyen apoyó el neutralismo, enemistando a
los aliados o distanciando a EEUU.
Yrigoyen tuvo varias actitudes en contra de EEUU con fuerte valor simbólico al
sentimiento anti-estadounidense que había venido creciendo desde 1898.

Crisis social y nueva estabilidad


Los radicales no dieron respuestas concretas a los problemas que generó la primera
guerra mundial. El comercio exterior se dificultó, la inflación subió y el atraso de los
salarios reales se sintió junto a la desocupación. Se perjudicó las exportaciones de
cereales, principalmente la de maíz, agravando la situación de los chacareros y
jornaleros. Hubo protestas de trabajadores entre 1917 a 1922 con ecos de la revolución
soviética y luego de los movimientos fascistas de Alemania, Italia y Hungría. La
revolución hirió a las democracias liberales tachándola de inviable en épocas de guerra.
Las huelgas de multiplicaron entre 1917 y 1918, impulsados por los gremios de la
Federación Obrera y de la Ferrocarrilera, cuya capacidad de parar el embarque de
cosechas fue muy útil en sus reclamos. El gobierno abandonó la política represiva y
negoció con los sindicalistas. Sim embargo, estas negociaciones iban principalmente
dirigidas para los trabajadores de la capital para ganar votos.
En 1919 las huelgas empeoraron y hubo fuertes represiones por parte del gobierno,
dejando de lado la actitud pasiva de Yrigoyen luego de La Semana Trágica donde
murieron decenas de trabajadores, teniendo así profundos efectos en diferentes sectores
de la sociedad.
Yrigoyen había rompido el orden del país, la derecha tenía argumentos contra la
democracia, y se formaron fuertes corrientes ideológicas antiliberales y una fuerte
presencia de la iglesia en esos asuntos.
La llegada de Alvear tranquilizó a las clases propietarias y la mayoría volvió a confiar
en el liberalismo, pero el discurso siguió operando en ámbitos marginales. El ejército
empezó a interesarse en asuntos políticos debido al malestar que daba Yrigoyen a las
formas que usaba para el control social.
El antiliberalismo era una ideología eficaz para unificar a las personas, pero la derecha
de ese momento no era sólo eso. Discutían nuevamente el lugar de la Argentina luego
de la primera guerra mundial, el papel del Estado, los intereses de los propietarios y más
cosas que el gobierno de Yrigoyen no le daba importancia.
Los socialistas fallaron en arraigar a los movimientos sociales protestantes ya que estos
preferían seguir a los sindicalistas, pero igualmente los votaron. Apostaron todo en las
elecciones y reunieron varios votos en la Capital compitiendo con éxito con los
radicales, a costa de no cumplir con todos los reclamos de los trabajadores. Luego de
ahí se formó el partido comunista con escaso peso durante los noventa. Querían tener
representación en el congreso, pero fallaron a la hora de establecer alianzas y no
pudieron hacer frente a la derecha reconstituida.
El fin de la lucha gremial atenuó los conflictos sociales, y en 1922 La Unión
Ferroviaria, dejó de lado las huelgas como instrumentos y empezó las negociaciones
con el gobierno de forma sistemática y con éxito. El Estado manifestó la voluntad de
avanzar en una legislación social y suponía reconocer al actor gremial.
Luego de la guerra la Argentina experimentaba profundos cambios. Se reanudó la
inmigración y la población ya había sido nacionalizada. Los hijos argentinos de los
inmigrantes ocuparon sus lugares y gracias a la escuela pública, la alfabetización
alcanzó altos niveles en la sociedad y con esto crecieron grandes diarios y revistas para
el entretenimiento e información de la gente. Esta expansión creaba una sociedad
expansiva y de oportunidades.
Junto a eso, la universidad constituyó un problema para esta sociedad en expansión, y la
Reforma Universitaria, fue una expresión de eso. Las universidades estaban para crear
profesionales, pero eran socialmente muy elitistas y académicamente estancada. Por eso
los jóvenes quisieron abrir sus puertas y participar en su dirección, renovando
profesores, criterios académicos y actualizar las asignaturas que se daban. Todo esto fue
acompañado con un sentimiento nacionalista y antiimperialista.

La economía en el mundo triangular


Debido a la primera guerra mundial y más la crisis del 30, el crecimiento fácil de la
argentina terminó y el futuro de la economía era incierta y mucho más compleja.
La guerra afectó a las exportaciones, sufrió el problema de transporte y luego de la
guerra el problema era el exceso de oferta en todo el mundo. Los inversores ingleses no
estaban en condiciones para seguir haciéndolo y sus lugares fueron ocupados por
banqueros americanos. El país sufrió crisis entre esos períodos.
Estados Unidos ocupó los lugares dejados por los países europeos en todo el mundo. Su
expansión económica de los ’20 se debió su gran presencia en el mercado exportador,
Argentina su cliente principal en el mercado de automóviles, camiones y neumáticos.
Grandes compañías invirtieron en argentina y avanzaron sobre las empresas del Estado
siendo propietarias y proveedoras de éstas.
Argentina carecía de compradores alternativos a Gran Bretaña del cual carecía del
capital suficiente para satisfacer sus demandas de consumo (compraban cereales y carne
con los beneficios de sus ventas en el país). Este triángulo económico entre EEUU y
UK era complejo, algo que Yrigoyen no podía resolver, y Alvear no pudo lidiar con los
problemas de fondo.
La carne enlatada era muy beneficioso para los ganaderos, pero luego de la guerra las
compras cesaron y produjo grandes pérdidas a éstos. Hubo conflictos donde los cuales
Yrigoyen no pudo enfrentar y junto Alvear y a las presiones, el Congreso sancionó leyes
que los protegían. Pero fueron obligados a suspender las leyes por la oposición de los
frigoríficos.
EEUU prohibió las compras de carne argentina debido a temas de salud, por lo que
nació la frase “compra a quienes nos compra” entre Argentina y Gran Bretaña.
Debido a la crisis de la ganadería, la agricultura se expandió enormemente y se
estabilizaron 50M hectáreas y tuvo un gran papel en las exportaciones.
El tamaño del Estado y el gasto Estatal aumentó debido a las políticas sociales y fiscales
de Yrigoyen, contrario a Alvear. Las ineficiencias de los impuestos de ese entonces
impulsaron estas medidas. Yrigoyen propuso el impuesto a los ingresos personales, pero
el Congreso no lo trató a pesar de la insistencia de Alvear. En esa época había una idea
de la “justicia social” que se debatía en Europa, y eso generó el consenso donde la
aprobaron en 1931, luego de la caída de Yrigoyen.

Difícil construcción de la democracia


El debate fiscal dificultaba en constituir un sistema democrático para que las propuestas
de discutieran racionalmente. La reforma electoral no fue inmediata ni satisfactoria. La
mitad o más de la población no estaban nacionalizados, por los que podían votar eran
pocos y, aun así, la participación era escaza, llegando a su punto más profundo con un
40% de participación, pero en 1928 se mantuvo por el 80%.
La ciudadanía se constituyó lentamente en la sociedad. Múltiples asociaciones
contribuyeron a la gestación de la participación y al desarrollo de las habilidades, y la
política se dedicó a escuchar, convencer y acordar con la gente, aplicando políticas
sociales para beneficiar a la población. Los radicales se expandieron gracias a esta red
clientelar de favores. Todo eso creó una concepción de derechos ciudadanos: carne, pan
y alquileres baratos y los socialistas apuntaban a la educación y a la integridad del
ciudadano y a su familia en una red de sociabilidad integral (capacitación,
entretenimiento, cultura). Así se formó a un nuevo ciudadano, consciente de sus
derechos y obligaciones.
El crecimiento de los partidos estaba arraigado a la democracia. La UCR fue el único
que alcanzó del moderno partido nacional y de masas. Con una gran oposición, logró
funcionar aún lejos del poder y buscaban adecuar sus ofertas a las demandas de la gente.
Su doctrina era la de la constitución, como decía Yrigoyen, una persona silenciosa que
apenas hablaba en público, pero había un gran culto a su persona.
El partido socialista tenía un programa, pero carecía de dimensión nacional, aunque
logró un arraigo en Mendoza, Tucumán o Buenos Aires, concentrado específicamente
en la Capital y a veces competían mano a mano con los radicales. El Partido Demócrata
Nacional arraigó entre los chacareros del sur de Santa Fe y Córdoba y tuvo cierto peso
en Capital. El Partido Conservador tuvo presencia a nivel provincial, pero a nacional
fracasaron.
La UCR ganaba por un poco menos de la mitad, pero en 1928 ganó con el 60%, los
conservadores con un 20% y los socialistas con un 10%, los demócratas tuvieron menos
votos.
Yrigoyen comenzó su gobierno con un parlamento hostil y opositor, al igual que los
gobiernos provinciales, por ende, sus estrategias se basaron en aumentar su poder. Para
ganar elecciones usó mucho dinero del Estado creando empleos públicos, pero su
competencia con los socialistas lo llevó a hacer estrategias más modernas. En 1918
logró mayoría en diputados, pero la clave estaba en las provincias, por lo que no vaciló
en intervenir en las provincias desafectadas, organizando elecciones en las que sus
candidatos triunfaban aumentando su poder, aunque nunca lo logró en el senado, y tenía
problemas en los diputados debido a que no todos estaban de acuerdo con sus métodos.
Yrigoyen desde su primer día del mandato con un discurso hablado por su secretario
desvalorizando al Congreso desconociendo su autoridad. Así, intervino en provincias
ignorando al Congreso en la mayoría de casos para eliminar gobiernos y dar vuelta la
situación provincial, justificando que su misión era cumplir el mandato del que había
sido plebiscitado y que eso lo colocaba por encima que de cualquier institución.
Alvear se benefició de esto, siendo elegido en 1922 con escaza oposición. En su
gobierno solo un yrigoyenista fue ministro. Limitó la creación de empleos públicos y
aceptó las distintas funcionas del parlamento, del cual tenía cuidado y no dispuso de
intervenciones provinciales. Fue apoyado por los opositores de Yrigoyen hasta que se
decidió inclinarse por estos convirtiéndolos en hostiles y opositores a los yrigoyenistas.
En 1924 el radicalismo presentó listas separadas con grandes disputas verbales entre
ellos (“genuflexos” para los yrigoyenistas y “conturbernistas” para los opositores)
Alvear se encontró en fuego cruzado entre antipersonalistas (debido a que su ministro
Gallo renunció porque no pudo hacer lo que quería) e yrigoyenistas, que tuvieron unas
buenas elecciones en 1926 consiguiendo posiciones en el congreso.
La derecha conservadora quería impedir el regreso del caudillo y unieron fuerzas con
los socialistas quienes crearon su propio partido independiente. Si la carta electoral
fallaba, había que jugar de otra manera y empezaron a descargarse contra el sufragio
universal y la democracia y sus ojos se enfocaron en las FFAA. La adhesión con el
general José Félix Uriburu trajo esperanzas de un golpe militar.
Las expectativas eran exageradas debido a que no existía una crisis social que la
justificaba, y el malestar de los militares con Yrigoyen se calmó en el período siguiente,
con el ministro de Guerra Justo que le dio buena visibilidad social al Ejército. En 1927
se creó la Fábrica Militar de Aviones y desde 1922 un militar, Enrique Mosconi presidía
de YPF creado por Yrigoyen al final de su mandato. La empresa expandió la
explotación y avanzó el mercado interno, pero competía con las crecientes empresas
privadas Shell (británica) y Standard Oil (estadounidense) y se volvió tema de discusión
pública.
Las FFAA tenían más lugar en el Estado y eran actores con intereses propios a
considerar. Tenían relaciones con la derecha liberal tradicional, con el profesionalismo
inculcado por Justo, con la Liga Patriótica y nacionalistas. La vuelta del caudillo
polarizó al país, así como a los oficiales.

La vuelta de Yrigoyen
La opinión en torno a la vuelta de Yrigoyen polarizó a toda la sociedad. El
yrigoyenismo impulsó una red de comités y fortaleció la imagen del caudillo. Yrigoyen
no tuvo un discurso explícito, pero en esta ocasión utilizó la consigna de “derrotar al
contubernio” y la de nacionalizar el petróleo ya que se descubrió que, en la democracia
de masas, los discursos son eficaces. Con la creciente empresa Standard Oil y el
sentimiento antiimperialista y los intereses militares, el nacionalizar el petróleo y verlo
como un recurso de prosperidad ayudó en la campaña. No se sabe cuánto influyó, pero
los votos rondaron por el 60%.
Ese proyecto de nacionalización, frenó en el Senado e Yrigoyen se encargó de otros
asuntos mientras se resolvía, más directamente con las relaciones con los sectores
propietarios. Yrigoyen encabezó un acuerdo comercial con los británicos para asegurar
el suministro para ferrocarriles a cambio de la garantía de venderles carne argentina.
Yrigoyen para conquistar el Senado, hizo lo mismo, aumentó los empleos públicos para
saldar deudas e intervino en más provincias.
La oposición ante los abrumadores resultados, estaban desesperados por desalojar a
Yrigoyen. Con la gran depresión de 1929, crisis económica mundial afectando al
comercio exterior, el aumento de la inflación, la reducción de sueldos y los despidos, se
reflejaron en las elecciones, donde los opositores hicieron retroceder a los demás
partidos incluyendo a los radicales.
Las discusiones estaban en si buscar una solución institucional o ir directos a un golpe
militar. Cuando el general Justo y el general Uriburu se pusieron de acuerdo, se produjo
el golpe de Estado del 6 de septiembre de 1930. La resistencia institucional fue nula e
Yrigoyen ya había perdido la licencia en su cargo el día anterior.
La indiferencia del fin de las instituciones demostró que los radicales no pudieron
arraigar las instituciones democráticas a la sociedad para que las defienda. El
radicalismo no soltó las herramientas del viejo régimen estigmatizadas como el unicato.
La primera guerra mundial modificó la economía argentina y produjo conflictos
internos y el nuevo gobernante debía imaginar nuevas medidas para responder. Además,
debía resolver el problema institucional de la democracia para resolver los conflictos
ampliando la participación y representación de los distintos sectores de la sociedad, cosa
que el radicalismo falló. Todo esto dominó en el período siguiente.

III. La restauración conservadora, 1930-1943


El 6 de septiembre de 1930, el general José Félix Uriburu asumió como presidente
previsional, y se lo sucedió al general Agustín P. Justo el 20 de febrero de 1932.
Regeneración nacional o restauración constitucional
La incertidumbre era común en los sectores concurridos a derribar a Yrigoyen, pero
éstos coincidían con el gobierno de perseguir a los dirigentes radicales, despedir a los
empleados públicos que creó el gobierno e investigar causas de corrupción. Había una
política de mano dura contra el movimiento social: en la intervención de puertos para el
control sindical, deportar comunistas y fusilar a Severino di Giovanni (un anarquista),
aunque el movimiento social era escaza, la Depresión paralizaba la contestación y los
sindicatos hicieron poco para defender la democracia. La revolución se había hecho
sobre los vicios atribuidos por la democracia, pero luego no se sabía qué hacer.
Los nacionalistas fueron los primeros, tenían un discurso sensitivo y su orgullo por su
etilismo autoritario, los fortaleció el que que todo el mundo tenía las mismas ideas,
inspiradas por regímenes como Mussolini. Dentro del gabinete de Uriburu algunos los
apoyaban, y éste hizo todo lo posible para hacerlo, pero su poder político era escaso y al
perder las elecciones del 5 de abril, se convirtió en un cadáver político.
Los nacionalistas se distanciaron del gobierno a medida de la influencia del equipo de
Justo, sin embargo, los terminaron apoyando. Su discurso se redujo a atacar a la
democracia y hacer enemigos: los comunistas, extranjeros y judíos. Reclamaban la
vuelta de una sociedad jerárquica. Se podían identificar como fascistas, pero les faltaba
capacidad plebiscitaria. El ejército fue su objetivo principal luego del fracaso de
Uriburu.
La oposición eran los liberales y los socialistas, que creían que la solución estaba
defender la democracia y la voluntad popular, por eso luego del golpe, los partidos que
apoyaron el derrocamiento de Yrigoyen se dividieron. El Partido Demócrata Nacional
fue el que llevó a la presidencia a Justo y se constituía de conservadores y liberales. Los
radicales dirigidos por Alvear, sólo podían tener una base en la Capital.
Justo libró una guerra contra Uriburu por el mandato del cual ganó y todo se inclinó a su
favor. Los radicales conspiraron contra el gobierno y con esto, el gobierno desarmó la
más temible oposición del momento.
Las elecciones de noviembre de 1931 entre la coalición de socialistas y los demócratas
progresistas (Nicolás Repetto y Lisandro de la Torre) contra el gobierno, terminó con un
triunfo de Justo a duras penas, y así la oposición ganó lugar en el parlamento y una
provincia.
Intervención y cierre económico
La Depresión pegó fuertemente la argentina abierta al mundo. Cesó el flujo de capitales
y muchos emigraron a su país de origen. Los precios internacionales cayeron
fuertemente y los ingresos del sector agrario se redujeron. El gobierno optó por el
servicio de la deuda externa y el déficit empezó a ser un problema.
Los países centrales se protegieron y descolocaba a la argentina en la economía
internacional. Las medidas de Uriburu fueron las de crecer la intervención Estatal y el
cierre progresivo de la economía y, a largo plazo, fortalecer la relación con Gran
Bretaña.
Antes de la sucesión de Justo, se estableció el impuesto a los réditos vetado por
Yrigoyen y fue aceptado por los propietarios debido a la crisis. Las finanzas públicas
dejaron de depender de los impuestos a las importaciones y hacia 1933, se logró
equilibrar el presupuesto.
En1931 se estableció el control de cambios, que centralizaba la compra y venta de
divisas. Esto se hizo para enfrentar la crisis y pagar la deuda, pero los políticos lo vieron
como una poderosa herramienta ya que ponía prioridades para el uso de divisas,
preocupando no solo al interior, sino también a EEUU y Gran Bretaña. En 1933 se
estableció 2 mercados de cambio, uno Estatal y otro de venta libre. Para el primero la
devaluación fue mínima, ganando grandes recursos y decidiendo su uso. Las prioridades
eran, pagar la deuda, seguido de atender las importaciones esenciales y las remesas de
las empresas de servicios públicos.
En 1935 se creó el banco central para regular las fluctuaciones cíclicas de la masa
monetaria, así como controlar la actividad de los bancos privados. También para atenuar
los efectos de las crisis cíclicas y defender a los locales y se reguló la comercialización
de la producción agropecuaria.
El Estado fue asumiendo funciones mayores en actividad económica y pasó de regular
la crisis a definir las reglas de juego cada vez más amplias, según el modelo de Keynes
y que se aplicó en todo el mundo. La economía se iba cerrando progresivamente al igual
que el mundo.
Durante la crisis con el cierre de la economía, se crearon las condiciones necesarias para
sustituir lo que se importaba. Así nació la sustitución de importaciones (modelo ISI),
especialmente en la industria textil y las actividades de consumo. Aunque la
combinación del mercado cerrado y pocas empresas en cada rama, bajó la calidad y
subió el precio de los productos.
La ganadería siguió retrocediendo y la agricultura no se vio demasiada afectada. Las
exportaciones de maíz crecieron debido a una sequía en EEUU. Fuera la del área
pampeana, crecieron cultivos industriales para el consumo interno como el algodón.
La presencia británica
Gran Bretaña presionada por EEUU, optó por centralizarse en su imperio y sus
colonias. Se puso a defender sus mercados y salvar sus ingresos de inversiones o
préstamos antiguos. Se decidió una orden de prioridades en las importaciones, se redujo
1/3 de la carne argentina y un 10% la enfriada por la australiana. Argentina tenía un
punto sensible ahí, pero tenía un arma decisiva: la política arancelaria y control de
cambios, que permitía discriminar importaciones y regular el monto para pagar la deuda
británica.
Julio A. Roca negoció en Londres, con éxito, las condiciones para mantener la cuota de
carne argentina para mantener la credibilidad del gobierno, aunque no logró aumentar la
participación en las exportaciones para negociar mejor con los frigoríficos. El trato
aseguró a Gran Bretaña que el total de las divisas iría a Ésta para el pago de la deuda,
importación y en la remisión de utilidades de empresas británicas. Con esto los
británicos salieron bien parados y los americanos se alejaron del mercado de carnes,
pero luego contraatacaron realizando inversiones industriales.
El “tratamiento benévolo” apuntaba a reflotar empresas británicas en dificultades: las
ferroviarias y de transporte urbano. Los ferrocarriles sufrían de gastos fijos muy altos y
de la competencia. Igual pasó con la empresa Anglo en CBA. El “tratamiento” consistía
(sin éxito) en quitar la competencia y crear monopolios empresariales en el país.
El tratado de Londres fue apoyado por los grupos propietarios y la oposición era el
Partido Socialista, preocupados por los consumidores locales. Los conflictos vinieron
entre los frigoríficos y los ganaderos. En el debate no se habló tanto de las ventajas de
unos productores y otros, en la forma de que manejen los precios internos y la
posibilidad de los que los productores participaran en su regulación, utilizando la cuota
del 15% del tratado de reserva. En 1933 se sancionó la ley que una Junta Nacional de
Carnes podía intervenir en el marcado de forma limitada.
En 1935 Lisandro de la Torre solicitó una investigación sobre el comercio de carnes y
frigoríficos del país por posibles excesivas bajas pagas a los productores, prácticas
monopólicas y evasión. En ese momento era el opositor del gobierno y le pegó
fuertemente a los frigoríficos contra el gobierno. Denunció a los frigoríficos por todo lo
anterior y fue una intervención espectacular que duró varios días, atrayendo a la opinión
pública y violentas respuestas del gobierno. El debate terminó con un muerto cercano a
de La Torre cercano al congreso y sin resolución, pero la opinión del gobierno bajó
abruptamente.
De la torre dio una opinión polarizadora contra el “imperialismo” y la “oligarquía” y de
cierto modo grosero contra los británicos. En 1934 empezó a reivindicársela figura de
Rosas por los que estaban en contra del liberalismo y rechazaban a Gran Bretaña.
Un frente popular frustrado
Pese a la economía, el régimen de Justo fue visto como ilegítimo, corrupto y ajeno a los
intereses nacionales. Desde 1935 empezaron las movilizaciones.
En octubre, los trabajadores liderados por comunistas hicieron huelgas por 90 días y la
CGT en enero hicieron paro general por 2 días- Sus demandas fueron mayoritariamente
saldadas por la constitución de la Federación Obrera Nacional de la Construcción, uno
de los sindicatos más importantes del país. En 1936 se efectuaron diversas huelgas y se
celebró el 1 de mayo en conjunto con la oposición contra el gobierno reclamando
libertad y democracia. Por primera vez se cantó el Himno Nacional y Alvear fue
elogiado como un “obrero auténtico de la democracia nacional”
En 1936, la UCR ganó elecciones de diputados en algunos distritos y alcanzó la mayoría
en diputados y un gobernador en Córdoba. El gobierno intervino en Santa Fe gobernada
por los progresistas y avaló el frauda en Buenos Aires.
El gobierno fue contra el sindicato y los comunistas mediante leyes sancionadas. En el
Senado se aprobó una ley de represión del comunismo, que se bloqueó en diputados.
Para equilibrar las fuerzas que reclamaban democracia, Justo abrió el juego a los
nacionalistas, para que pudieran hacer militancia fascista y hacer campaña con libertad,
basados en los éxitos del Tercer Reich.
Para los opositores al gobierno fue muy importante el cambio de posición del Partido
Comunista. Ahora en vez de luchar con la consigna “lucha de clases”, lanzaron una
unidad para impulsar la democracia y yendo contra el fascismo.
Luego de la guerra civil española, se dividió las extensas colectividades de españoles en
el país. De un lado tenías a los nacionalistas, conservadores y fascistas que iban contra
el liberalismo democrático y en el otro lado iba de radicales hasta los comunistas.
La reforma universitaria empezó a penetrar en la política con su ideología comunista y
democrática en contra del gobierno.
La instalación de editoriales por emigrados españoles, multiplicó el mundo intelectual y
artístico, dando trabajo a escritores, traductores y críticos. En ese momento había una
tendencia fuerte a analizar los problemas de la sociedad: la educación, la salud, la
agronomía, la condición de la mujer. Predominaba la aspiración al progreso, la libertad,
la democracia y una sociedad justa.
Estas preocupaciones estaban en el CGT, creada en 19300 uniendo a los sindicalistas y
socialistas, sufrieron represiones y no había mucha militancia pese a la desocupación y
caída de salarios en el país.
Desde 1933 la recuperación económica se notaba. Bajó la desocupación y se empezó a
migrar del campo a la ciudad en busca de empleo. Se radicaron alrededor de Bs As
creando barrios suburbanos. Los grupos trabajadores de las nuevas fábricas empezaron a
crecer y allí los comunistas tuvieron éxito en crear sindicatos.
Luego de la crisis la actividad sindical resurgió, consiguieron satisfacer algunas
demandas, pero de forma parcial. Los ferroviarios consiguieron salvar sus empleos a
costa de bajar salarios. Los de comercio lograron una ley de licencia por enfermedad y
la indemnización, pero fue vetada por Justo, aunque luego se sancionó. La jornada de
trabajo se redujo y se instrumentaron vacaciones pagas.
El presidente sucesor de Justo, Roberto M. Ortiz, mantuvo buenos contactos con los
ferroviarios y se formó una base de apoyo con ellos. El gobernador Fresco, armonizó al
capital y al trabajo, reprimiendo comunistas, legalizando sindicatos y utilizaba el Estado
para proteger a los trabajadores.
La estrategia del Estado era parte de su estrategia para reducir la política partidaria y las
instituciones representativas. La importancia del Estado se empezó a reconocer por los
sindicalistas y fue criticada por la oposición que daba prioridad a los reclamos
democráticos y al enfrentamiento contra el gobierno. Un conflicto entre los ferroviarios
condujo a la CGT una renovación y se alinearon con los socialistas y progresivamente a
los comunistas. En 1939, estos 2 se separaron cuando Stalin y Hitler pactaron.
La pieza clave era la UCR, donde los dirigentes principales impulsaron la abstención
electoral en 1935 obteniendo un gran número de diputados y un fuerte peso en el
Consejo de Deliberantes. El radicalismo ayudó a mejorar la imagen de las instituciones
que habían perdido legitimidad. La lucha política se nutrió de jóvenes universitarios con
tradiciones yrigoyenistas. Alvear oscilaba entre los distintos grupos radicales, jefe
natural de los conciliadores y sus propuestas de 1937 atrajo a los progresistas y al Frente
Popular.
Lo habían acompañado los comunistas y los socialistas perdieron representación
parlamentaria con la llegada de los radicales. Mejoró la situación gremialista con la
nueva dirección de CGT, pero luego hubo conflictos entre los militantes.
La consigan de la democratización era tentadora para el gobierno para darle legitimidad
al régimen y resolver disputas crecientes. En 1937 Justo pudo imponer la candidatura de
Roberto M. Ortiz, debiendo aceptar un vicepresidente representando a los conservadores
tradicionales, Ramón S. Castillo. Ortiz intervino en las elecciones con procedimientos
fraudulentos y le costó mantener el equilibrio con los conservadores de su grupo y los
nacionalistas. Lo atrajo la posibilidad de acercarse al radicalismo con el apoyo de
Alvear y desplazó a los dirigentes conservadores de sus bastiones. En 1940 intervino en
Catamarca de dónde provenía el vicepresidente y luego en Buenos Aires cuando Fresco
estaba por darle el lugar a Alberto Barceló. En febrero de ese año los radicales ganaron
elecciones de diputados y predominaron en la cámara.
Aunque parecía ir todo bien, Ortiz se enfermó y le pasó la presidencia a Castillo. A fines
de 1940 se usaron métodos fraudulentos de elecciones provinciales y en octubre de
1941, por presiones militares, disolvió el Concejo Deliberante de CBA sin mucha
resistencia. Así el intento de democratización de desmorona.
La corriente de 1936 afirmó un proceso específico en la sociedad. La democracia ya
estaba arraigada en el país y una red de asociaciones canalizadores de los pedidos
populares de la gente, contribuyó a la formación del ciudadano, desarrollo de hábitos y
prácticas de participación.
La guerra y el “frente nacional”
La segunda guerra mundial que se desencadenó en septiembre de 1939 cambió el
panorama político. Pero al principio las distintas alternativas políticas eran confusas y
contradictorias.
El primer impacto fue en la relación con Gran Bretaña y EEUU. El cierre de los
mercados redujo las exportaciones agrícolas y aumentaron las ganaderas (carne
congelada o enlatada) y las importaciones también bajaron y dejó a la argentina saldo a
favor con Reino Unido. Se empezó a exportar a países cercanos con productos
industriales: textiles, alimentos y bebidas, calzados y empezó el crecimiento del modelo
ISI y tuvo saldo a favor incluso con EEUU.
Los cambios de la crisis del 30 se profundizaron. Las exportaciones tenían pocas
expectativas a largo plazo. Todo esto aumentó la intervención del Estado en regular la
economía y cerrarla.
En noviembre de 1940, Pinedo formuló un plan de Reactivación Económica,
proponiendo comprar las cosechar por parte del Estado para sostener su precio y
estimular la construcción, pública y privada, movilizando otras actividades. Pinedo
advertía del problema de una economía muy cerrado y proponía estimular las industrias
de materias primos para exportar a países cercanos y a EEUU.
Esto modificada la relación triangular con una relación más estrecha con EEUU con una
entrada distinta de la Argentina al mercado mundial. Requería de una orientación e
intervención Estatal, moviendo los créditos privados a inversiones a largo plazo.
El proyecto se aprobó en el Senado sin pasar por Diputados, siendo mayoría radicales y
a pesar de estar a favor de la propuesta, se decidieron en bloquear cualquier proyecto
oficial como forma de repudio al fraudulento régimen de Castillo. Pinedo intentó
arreglarlo hablando con Alvear, pero no lo logró y renunció a su cargo. El “bloque
democrático” proponía estrechar los vínculos con EEUU suponiendo la clausura del
bilateralismo con Gran Bretaña.
Roosevelt, presidente de EEUU, aspiraba a estrechar las relaciones bilaterales y alinear
detrás de sí al “hemisferio”. El comercio bilateral para Argentina era difícil debido a la
oposición “farm block”. La subordinación era difícil de aceptar en un país aspirando a la
posición independiente y con posiciones opuestas a EEUU.
Los gobernantes hicieron todo lo posible para obstaculizar el alineamiento. En 1936,
cuando Roosevelt visitó el país, se impuso una enmienda en declarar una consulta entre
gobiernos en caso de agresión extracontinental donde los estadounidenses pusieron
mucho empeño.
La neutralidad era una tradición argentina para seguir comerciando con los tradicionales
clientes. Ortiz procuraba acercarse a EEUU en un contexto de su política
democratizadora. Progresivamente la guerra se impuso en las discusiones internas y el
apoyo de la democracia se reivindicó con los aliados y atacó al gobierno. En 1940 se
constituyó Acción Argentina, dedicada a denunciar actividades nazis en Argentina,
participaron socialistas, radicales y diferentes intelectuales independientes. Acción
Argentina se diferenciaba del Frente Popular por sus valores democráticos y la ausencia
del Partido Comunista y de radicales opositores a Alvear.
El panorama cambió en la segunda mitad de 1941. Hitler invadió la URSS y en
diciembre Japón atacó a EEUU y forzó a toda América a acompañarlo. La oposición
argentina frustró los planes estadounidenses. La decisión de que todos los países del
hemisferio entraran en guerra cambió debido a la oposición del canciller argentino
Enrique Ruiz Guiñazú. Para EEEUU entraban en juegos sus intereses y respondió con
excluir a la argentina del programa y los grupos opositores al gobierno empezaron a
recibir fuerte apoyo.
El frente con las consignas de democracia y rupturismo empezó a crecer y ahora con
apoyo de los comunistas que querían combatir el nazifascismo. La Comisión de
Investigación de Actividades Anti argentinas creada por los diputados, se dedicó a
denunciar infiltraciones nazis y se proclamó la solidaridad con EEUU y oposición al
fraude. Castillo no necesitaba simpatizar con los nazis para mantener la neutralidad,
solo bastaba con continuar la política tradicional del Estado, pero había una razón
política clara: los rupturistas condenaban al gobierno y con el neutralismo encontraba
una buena bandera para enfrentar a los enemigos.
Durante el gobierno de Castillo la presencia militar fue cada vez más visible y así como
la sensibilidad a las opiniones y presiones por los jefes militares. Las FFAA se
convirtieron en un actor político.
El nuevo perfil militar era nacionalista, tradicional, antiliberal, xenófobo y jerárquico,
influido por el germanismo y un neutralismo visceral. Veían el equilibrio regional
tradicional alterado por el apoyo de EEUU a Brasil y la exclusión de Argentina de los
programas de rearme. La solución se buscaba dentro del país y se empezó a crear
fábricas de armamentos y promoviendo industrias como la del acero.
La guerra demandaba movilización industrial y un Estado activo y eficiente, como se
demostraba en Italia y Alemania. También el papel del Estado sería importante en una
sociedad en la posguerra por agudos conflictos y para enfrentarlos se requería orden.
Ese tipo de Estado fuerte y legítimo, estaba lejos de lo que era del gobierno de Castillo.
Desde 1941 había conspiraciones militares y desde finales de 1942, cuando renunció el
ministro Tonazzi, la deliberación se extendió en el ejército.
Esta sensibilidad nacional no se limitaba al ejército. Se trataba de un conjunto de
sentimientos actitudes e ideas presentes en la sociedad. Así en un “frente nacional”
comenzó a dibujarse una alternativa.
Las raíces de esto venían de grupos defensores de Mussolini y de sentimiento
antibritánico. El enemigo de la nacionalidad era el imperio británico y la oligarquía
“entreguista”, con esto recibió el apoyo de la izquierda y derecha.
El rupturismo con el Eje empezó a ganar más adeptos, pero sufrió la muerte de los
principales dirigentes: Alvear, Ortiz, ex vicepresidente Roca y Justo que encabezaba la
lista para formular acuerdos con los radicales. Encontrar candidato era difícil y la vía
electoral era dudosa.
Las dos alianzas políticas eran débiles y empezaron a cultivar jefes militares, esperando
que las FFAA equilibren el régimen institucional debilitado. Castillo contribuyó a
desequilibrarlo aún más al cultivar militares. Los radicales llevaron a la candidatura a
nuevo ministro de Guerra, al general Pedro Pablo Ramírez. Los jefes militares
discutieron abiertamente todas las opciones posibles y los grupos golpistas aparecieron.
El golpe se desencadenó el 4 de junio de 1943, aun cuando no se sabía ni quien lo
encabezaría, cuando Castillo pidió la renuncia del ministro Ramírez.
IV. El gobierno de Perón, 1943-1955
El gobierno militar que asumió el 4 de junio de 1943 fue encabezado por: Pedro Pablo
Ramírez y Edelmiro J. Farrell. Perón logró conseguir un movimiento político torno a su
persona ganando elecciones en febrero de 1946, luego del suceso del 17 de octubre de
1945. Fue reelecto en 1951 para ser derrocado en un golpe militar en 1955.

La emergencia
El golpe fue inicialmente encabezado por el general Rawson que renunció antes de jurar
y fue reemplazado por Ramírez. Había mucha pluralidad sobre el rumbo a seguir, más
allá de coincidir que el orden constitucional estaba agotado. Tuvo expectativas fuera de
las FFAA pero el golpe se constituyó casi exclusivamente de éstos.
Los militares coincidieron de acallar la agitación política y la protesta social:
proscribieron comunistas, persiguieron sindicatos e intervinieron en la CGT.
Disolvieron Acción Argentina y los partidos políticos. Intervinieron en las
universidades poniendo profesores de su confianza y pusieron obligatoriedad de enseñar
religión. Tuvieron colaboración con los nacionalistas y la Iglesia. Era un régimen
autoritario, antiliberal y mesiánico y la oposición los identificaba como nazis.
En el gobierno había muchos pro aliados y neutralistas. La guerra estaba en un punto
que la alianza con el Eje era impensable. Se mantuvo el acuerdo comercial con Gran
Bretaña. EEUU iba en contra del gobierno por puro prestigio y moral, y eso hizo ganar
más adeptos al neutralismo. Cuando en 1944 Ramírez rompió con el Eje, fue desplazado
por militares anti estadounidenses. Farrell reemplazó a Ramírez y Perón desplazó a
competidores y llegó a la vicepresidencia y ser el alma verdadera del gobierno.
Perón sobresalía. Admiraba el régimen fascista de Italia y comprobó el desastre de la
guerra civil española. Entonces se dio cuenta de un movimiento: el movimiento obrero.
A cargo de la Dirección Nacional del Trabajo, se vinculó con los sindicatos, menos con
los comunistas, que fueron perseguidos. Al resto se le dijo de presentar sus demandas
que fueron satisfechas: extendió el régimen de jubilaciones, de vacaciones pagas, de
accidentes de trabajos y la relación entre el patrón y el obrero.
Perón expandió el Estado arbitrario apenas usado desde Yrigoyen para satisfacer los
reclamos de los obreros. Había desconcierto porque el Estado negociaba con los
patrones y los sindicatos hacían acuerdos con la oposición y los reclamos sindicales se
fundían con la demanda democrática.
Perón les decía a los militares los peligros de la posguerra y la necesidad de un Estado
interventor para dar orden en la sociedad y regular la economía y asegurar la autarquía
económica. El Consejo Nacional de Posguerra insistió en profundizar las políticas de
seguridad social así como protección al trabajo ante una eventual crisis. A los
empresarios les señaló la amenaza de las masas obreras desorganizadas y del
comunismo, pero no confiaban y se empezaron a distanciar de Perón y de la política de
secretaría, que acentuaba la identificación obrera, predicaba anti capitalismo y un
discurso de justicia social.
La oposición democrática empezó a reconstruirse a final de la guerra. La liberación de
París en agosto de 1944 provocó una manifestación social ganando las calles y
revitalizando los partidos políticos. En 1945 el gobierno aceptó el reclamo de EEUU y
le declaró la guerra al Eje y fuimos admitidos a las Naciones Unidas. Liberalizó la
política interna y los opositores reclamaron la retirada de los gobernantes y la entrega de
la Corte Suprema y sellaron un acuerdo para las elecciones: La Unidad democrática
mostraba repudio a los militares y adhesión a los Aliados y fue la única oposición que
prosperó.
El ejército estaba presionado por la opinión pública y el 17 de octubre de 1945, en la
Plaza de Mayo, una multitud reclamó por la libertad de Perón y devolverle los cargos
que tenía. Perón le habló a la multitud y se volvió candidato oficial a la presidencia.
Lo decisivo de octubre la masa de gente obrera, que debido a la creciente industria
durante la guerra, había empezado a engrosar por migrantes rurales. No fue algo visible
debido a que se dio en la periferia de las grandes ciudades y no fue ni un actor social
cuya presencia era esperada. Pero allí estaban, compactos torno a los sindicatos
entusiasmados por las políticas de Perón. Inauguraron una forma de participación a
través de las movilizaciones y ganaron su ciudadanía política, sellando un acuerdo con
Perón que ya no se rompería.
Los sindicatos empezaron a crear su propio partido: el Laborista, donde perón fue el
primer afiliado y el candidato a la presidencia. Su programa recogía diversos motivos,
desde el socialismo hasta el dirigismo económico y el Estado de bienestar. Perón
promovió una escisión del radicalismo, la UCR- Junta Renovadora para recoger apoyo
fuera del mundo del trabajo.
La Unión Democrático unió a los partidos de izquierda pero excluyó a los
conservadores. Sus candidatos venían del alvearlismo y su programa era bien
progresista, pero su impactó quedó diluido por el apoyo que recibieron de las
organizaciones patronales. Lo principal era defender la democracia y derrotar al
totalitarismo.
El país había cambiado lentamente. Perón usó el discurso de la justicia social de la que
sólo se oponían los pocos egoístas privilegiados. Estas actitudes sociales venían
arraigadas hace más 10 o 20 años y Perón las contrapuso con la democracia formal
dividiendo la sociedad entre el “pueblo” y la “oligarquía”. Un embajador de EEUU
apoyaba a la Unión y era acusado de ser agente del nazismo. Con esto los nacionalistas
se terminaron de configurar con la consigna “Braden o Perón”.
El 24 de febrero triunfó Perón por 300mil votos de ventaja. Fue evidente el
enfrentamiento entre los trabajadores y las clases medias y altas. El peronismo
empezaba a construirse.

Mercado interno y pleno empleo


El gobierno mantuvo su posición anti estadounidense elaborada luego de la doctrina de
la “tercera posición”. Estableció relaciones diplomáticas con la URSS y con
Washington. Por presiones de Perón, el Congreso aprobó en 1946 las Actas de
Chapultepec y al año siguiente el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca. La
hostilidad estadounidense crecía por razones económicas y políticas y estaba dispuesto a
castigar a la argentina, por su independencia durante la guerra, sistemáticamente. El
comercio exterior era vulnerable. Las exportaciones a países limítrofes durante la guerra
decayeron por la competencia estadounidense. Las agrícolas a Europa fueron
obstaculizadas por EEUU restringiendo los transportes o vendiendo a precios
subsidiados. La apetencia de los países en la posguerra era muy alta para restringir las
ventas, pero en rigor ninguno tenía productos para intercambiar ni las divisas. En 1948
se lanzó el plan Marshall pero EEUU prohibió que los dólares aportados a Europa se
usen para importaciones Argentinas. Desde 1949, la economía europea se había
recuperado y EEUU inundó el mercado con cereales y la participación argentina
disminuyó drásticamente.
Gran Bretaña no aceptó las presiones estadounidenses. Además de la carne, las libras
argentinas estaban en juego bloqueadas en Londres durante la guerra y las inversiones.
La pésima situación de los ferrocarriles hacía a los británicos desprenderse de ellas.
Luego de la negociación, se arregló la compra de los ferrocarriles por el valor de las
libras bloqueadas y un acuerdo por la carne.
Vender cereales y carne era difícil. Se redujo la producción agropecuaria acompañada
de un crecimiento del consumo interno. Argentina dejó de ser un productor privilegiado
y dejó de ser significativa para el mundo.
Todo esto había dado las bases de profundizar el modelo ISI avanzando por el sector
metalúrgico y otros. Se exportaba a países vecinos con falta de suministros habituales y
se fabricaron productos importados ausentes de manera poco eficiente. El uso intensivo
de la mano de obra y de la poca incorporación de máquinas, bajó la productividad
laboral. Crecieron así las industrias como la mano de obra nutrida de migrantes internos.
El fin de la guerra le dio a la idea de la “vuelta a la normalidad” previa a 1914 un
abandono. Los grupos empresariales del sector exportador, adoptaron las ideas de
Pinedo en 1940: estimular las industrias “naturales”, capaces de producir eficientemente
y competir en el exterior, asociarse con EEUU para sustentar el crecimiento y equilibrar
el sector industrial con el agropecuario. Era difícil por la necesidad de recomponer la
relación con EEUU y por depurar el sector industrial eliminando los sectores menos
eficientes. Las FFAA creían en una segunda alternativa: profundizar la sustitución,
extenderla a la producción de insumos básicos mediante una intervención del Estado.
Perón tuvo en cuenta los intereses de los trabajadores. La aspiración de los militares se
veía en el Primer Plan Quinquenal, sirviendo una planificación económica, pero terminó
de ser unos simples enunciados. La política de Estado, defendió el sector industrial
instalado y a su expansión dentro de la pauta de protección. Recibió créditos del Banco
Industrial, protecciones aduaneras y divisas a tipos preferenciales para equiparse. La
política de redistribución de ingresos expandió el consumo. Hubo alta ocupación y
salarios, pero con un aumento de la inflación, pero a la vez, ganancias altas para los
empresarios.
Perón optó por el mercado interno y la defensa del pleno empleo. Se financió con las
divisas acumuladas durante la guerra y que generó un acelerado e ineficiente aumento
del equipo industrial y hubo déficit fiscal. El Instituto Argentino de Promoción del
Intercambio (IAPI) monopolizó el comercio exterior transfiriendo los ingresos del
campo a la industria, un golpe duro al campo, el cual ya no era la “rueda maestra” de la
economía. La falta de maquinaria y el costo de la mano de obra, redujeron la superficie
de cultivo, y con el creciente consumo interno, había menos para importar.
El Estado era fuertemente interventor con un modelo keynesiano. Hubo una
generalizada nacionalización de las inversiones extranjeras. A los Ferrocarriles se les
sumó los teléfonos, la empresa de gas y compañías eléctricas. Se impulsó el Gas del
Estado construyendo gasoductos y a Aerolíneas Argentinas. Avanzó en las actividades
industriales, no sólo por las fábricas militares, sino también por empresas alemanas. Lo
más importante fue la nacionalización del Banco Central, donde se manejaba la política
monetaria y la crediticia y también el comercio.
La nacionalización de la economía y su control por el Estado fue la clave de la política
economista. La otra tuvo que ver con los trabajadores, con el mantenimiento del
empleo. Todo esto tuvo raíces por miedo a la posguerra como recuerdo de la anterior.
Entre 1946 y 1949, se extendieron las medidas sociales lanzadas antes de 1945,
mejorando la calidad de vida.

El Estado Peronista
La relación Estado-Trabajador se modificó luego de las elecciones con la excusa del
conflicto entre laboristas y radicales renovadores. Perón disolvió a ambos para crear el
Partido Peronista, los que se oponían fueron perseguidos. Eliminó de la dirección del
CGT a Luis Gay dándosela a alguien de confianza. No hubo resistencias.
Los sindicatos se extendieron a los gremios industriales y a los empleados del Estado.
La ley de asociaciones profesionales, aseguraba negociar de igual a igual con los
patrones. La CGT se encargó de transmitir las directivas de Estado. Los sindicatos
ganaron más poder y se encargaron de infinidad de problemas en las fábricas
obteniendo negociaciones con bastante igualdad entre los patrones. Las huelgas fueron
inmensas y se impulsaron las reformas del gobierno con la convicción de los
trabajadores.
Perón se preocupaba por la agitación y profundizó el control sindical. Los gremialistas
fueron alejándose y reemplazados por gente elegida por el gobierno. Las huelgas se
solucionaron mediante mecanismos de arbitraje y represión. Desde 1947, Eva Perón se
dedicó a la secretaría de trabajo a cumplir las funciones de mediación de los dirigentes
sindicales y del gobierno, facilitando las negociaciones de los conflictos.
La relación de Perón y los sindicatos fue compleja. Pese a la fuerte represión y la
decisión de controlarlos, nunca dejaron de ser los representantes de los trabajadores.
Según ellos, el Estado estimulaba su organización y los beneficiaba y creaba situaciones
de comunicación y participación. El Estado tenía su le legitimidad en los trabajadores.
El Estado procuró extender su apoyo a los sectores no sindicalizados a través de Eva
Perón y de la fundación con su nombre. La fundación con fondos públicos, creó
escuelas, hogares para ancianos o huérfanos, repartió alimentos y regalos navideños,
estimuló el turismo y el deporte. También le regaló a la gente, en casos de
desprotección, una máquina de coser, una cama de hospital, una bicicleta, un empleo o
quizá una pensión. Así se desarrolló el Estado benefactor. Se beneficiaron los que tenían
desprotección sindical. Los medios difundieron esta imagen benefactora y en las
escuelas se dio mediante el libro “Evita me ama”. Se creó una nueva identidad: los
“humildes”, que apoyaban al gobierno.
Según una concepción de la época, el Estado debía vincularse con los sectores de la
sociedad y su comunidad, para que se organicen y constituyeran su representación.
Aspiró a organizar empresarios, reuniendo en la Confederación General Económica a
todas las representaciones sectoriales, universitarios y profesionales. Se mantuvo la
enseñanza religiosa en las escuelas y la conducción de las universidades a personajes
vinculados con el clericalismo. La relación con la iglesia fue distante y a veces opuesta,
algunos lamentaron la renuncia de Perón a las consignas nacionalistas y otros miraron la
reserve a las políticas sociales.
Perón le dio cabida institucional en el gobierno a las FFAA. Procuró conservar la
identidad entre el gobierno y las FFAA. La independencia económica, la unidad
nacional y el orden y la imagen del país en el mundo, sirvieron para consolidar las
relaciones. Sin embargo, éstos no simpatizaban con Eva Perón.
Perón creía que el Estado debía ser el ámbito donde los distintos intereses sociales
negociaran entre sí. Se inspiraba en el modelo de Mussolini y rompía con la concepción
liberal del Estado. Implicaba reestructurar las instituciones republicanas, desvalorar los
espacios democráticos y representativos y una subordinación de los poderes al
Ejecutivo.
El gobierno decidió ir por el autoritarismo. En 1947 reemplazó la Corte Suprema
mediante un juicio político. Intervino en varias provincias para resolver cuestiones entre
sectores que lo apoyaban. En Corrientes intervino para deponer al único gobernador
peronista no elegido. En 1947 se acabó la autonomía universitaria y necesitaban para
dar clases de un decreto del Ejecutivo. El Legislativo fue respetado, pero se le vació de
contenido real: los proyectos los hacía el gobierno y se aprobaban sin modificaciones y
la oposición fue excluida de la Cámara. Los diarios independientes recibían muchas
trabas para su publicación y en 2 casos hubo expropiación. En 1949, se hizo una
reforma Constitucional para permitir la reelección y en 1951, Perón fue reelecto
obteniendo 2/3 partes del sufragio gracias al voto de las mujeres.
Para Perón, fue importante darle forma a los sectores que lo apoyaban. A ello había que
darle un disciplinamiento y organización acorde a los principios peronistas y evitar
conflictos internos. Usó (al igual que Roca, Yrigoyen y Justo) la autoridad del Estado
para disciplinar las fuerzas propias y a su liderazgo que luego se propagó debido a la
propaganda. En el Congreso, perón pidió a cada diputado y senador su renuncia en
blanco, como garantía de su disciplina. Perón tenía derecho a modificar cualquier
decisión del Partido Peronista. El partido se limitaba a organizar las candidaturas y
Perón quienes debían ser electos.
En cada nivel se integraba la autoridad pública ejecutiva (intendente, gobernador o
presidente), y quedaba claro que movimiento y Nación era lo mismo. La doctrina
peronista se convirtió en la Doctrina Nacional donde todo confluía con el líder, quien
ejecutaba la doctrina.
Totalmente ajeno a la política liberal y democrática tradicional de país. El peronismo
segó los ámbitos de participación autónoma y tuvo la tendencia de “peronizar” cualquier
espacio de la sociedad.
Los actores que conformaban la base eran “las masas”, un todo, donde no valía la
opinión individual, sino la del colectivo y que debía ser inculcado con la “doctrina”.
Esto era la propaganda masiva de la época saturando los medios y la educación. El
régimen destacó en “peronizar” las instituciones y convertirlas en instituciones de
adoctrinamiento.
La política de masas destacó en las movilizaciones, que no eran ya espontáneas, sino
convocadas. Eran jornadas festivas, fuera de enfrentamientos, salvo la metafórica
“oligarquía” o “anti patria”.
Al renovar el pacto fundador entre el líder y el pueblo, las grandes concentraciones
legitimaban con el plebiscito al régimen. Además, era el momento privilegiado para que
el líder, desde el “balcón” le diera un mensaje a sus “compañeros” para definir su lugar,
la de quienes lo apoyaban y sus enemigos, clasificados como anti patria.
La derrota de 1946 desarticuló totalmente el proyecto de Unión Democrática y
confrontó a los opositores sin saber desde dónde confrontar a Perón. Los socialistas
denunciaron el “nazi fascismo” del régimen y su prioridad era acabarlo, pero no
pudieron atraer a los trabajadores adheridos al peronismo. Con los comunistas pasó algo
similar y los conservadores sufrieron la cantidad gente que se “pasaron” pero el antiguo
frente se reconstruyó.
El radicalismo, luego de 1946, abrió el camino a la renovación partidaria. En 1947, en
una convención, el Movimiento de Intransigencia y Renovación (MIR), había
formulado sus principios, que transformaban el programa radical. Combatió al
peronismo con un discurso progresista, y lo hizo con más soltura a medida que el
régimen fue abandonando sus posiciones. El grupo unionista especulaba un golpe
militar y los intransigentes discutieron en el Congreso sus proyectos. El grupo de los 44
diputados no llegó a ser una verdadera oposición democrática, por sus diferencias y la
mayoría peronista que no quería al Congreso como lugar de debate.

Un Conflicto cultural
Los ataques a la oligarquía no eran un conflicto real. El régimen no atacó ningún interés
de las clases altas. Las instituciones que expresaban los intereses de los propietarios, no
se opusieron al gobierno e incluso lo aceptaron. Ocupó un lugar importante el parvenu:
los sindicalistas, los políticos deportistas y artistas. Las clases medias se quejaron, pero
se nutrieron de la prosperidad económica de los trabajadores y de la educación de sus
hijos.
Luego del 17 de octubre, los sectores populares se incorporaron al consumo, a la ciudad
y a la política. Compraron vestimentas y electrodomésticos. Viajaron por el país gracias
a planes de turismo, accediendo a lugares de ocio, aprovechando el sábado inglés. El
fútbol, las canchas, parques, el folclore, el cine, inundaron la ciudad de diversión,
naciendo así una ciudadanía social.
Los derechos de los trabajadores y la justicia social, fue el discurso del Estado (de ahí la
doctrina “justicialista”). Todo ello llevó a una percepción racional y emotiva de las
injusticas de la sociedad, donde el Estado benefactor tenía la responsabilidad de
solucionarlo. Lo singular, fue a combinación de esta concepción y de la ideología de la
movilidad social. La justicia social venía a completar la integración de la sociedad
argentina y la identidad de la que se constituyó fue la obrera. El sindicato tuvo una gran
importancia en la vida laboral y no laboral, pues de ahí, los obreros aseguraban su salud,
así como el turismo y el deporte. Se integraron a la Nación de la mano del Estado.
El Estado estimuló fuertemente la educación y protección y promoción a la cultura:
conciertos, teatros, el Teatro Colón, cine y más. El Estado daba y el público recibía,
junto a los bienes, propaganda. Los radios y diarios fueron manejados por la Secretaría
de Prensa y Difusión y se instaló en la escuela, la obligatoriedad de libro “La razón de
mi vida”
El Estado distribuía los modelos sociales y culturales establecidos: en el cine con su
imagen convencional de las clases tradicionales o libros escolares, representando a los
trabajadores con saco y corbata, leyendo el diario. También manifestaba el mítico ser
nacional para unificar la comunidad. Eso se encaraba en el centenario de San Martín y
Urquiza y el bautismo del nombre de los ferrocarriles con nombres como Roca,
Urquiza, Mitre y Sarmiento.
Al surgir el peronismo en años de guerra y posguerra, en un marco de fuertes conflictos,
derivó en un fuerte enfrentamiento político, separando al oficialismo de la oposición y
un conflicto cultural. El Estado trabajó mucho para encuadrar los conflictos en una
concepción de armonía de clases, comunidad de intereses y la negociación.
Fue un conflicto cultural muy violento el que opuso lo “oligárquico” con lo “popular”.
Lo popular combinaba las dimensiones trabajadora e integrativa y carecía del clasismo.
No era un modelo diferente, sino una manera diferente de apropiarse de la cultura
establecida. La oligarquía (fría y egoísta), pretendía restringir los bienes y excluir al
pueblo. Era una definición precisa y ética, pero socialmente difusa y combinaba el
violento ataque discursivo, con medidas en contra de esos destinatarios. La oposición la
resistencia con las políticas peronistas y la irritación de la democratización social,
generó un ataque al parvenu, tanto al rico como al humilde, incapaz de comprender os
instrumentos de la nueva cultura. Dos configuraciones antagónicas, compitiendo por la
significación de un campo en común.

Crisis y nueva política económica


La economía favorable se invirtió en 1949: el precio de los cereales bajó y las carnes
volvieron a su normalidad, los mercados se contrajeron y las reservadas acumuladas se
acabaron. El país se volvió dependiente de las importaciones: combustibles, acero,
papel, repuestos y maquinarias, cuya falta perjudicaba a la industria. Se hizo un ajuste,
pero las medidas no evitaron la crisis del sector externo luego de 2 sequías sucesivas.
En invierno de 1952, la gente comía pan de mijo, sin carne y con cortes de luz
frecuentes. Ese año murió Eva Perón.
En 1952 salió el Segundo Plan Quinquenal. Para reducir la inflación, restringió el
consumo interno, se eliminaron subsidios, veda parcial al consumo de carne y se quitó
el congelamiento de alquileres. Además, Perón redujo conscientemente el consumo. El
IAPI invirtió su mecanismo y estimuló a los productores rurales con precios retributivos
y prioridad a la maquinaria agrícola. Todo eso para aumentar la disponibilidad de
divisas y el desarrollo de la industria.
El estancamiento industrial, se debió a la política proteccionista, que creó un sector de
medianos y pequeños establecimientos muy pocos eficientes, que subsistían de las
fábricas. Los alimentos y textiles llegaron su punto máximo de crecimiento y otras aún
tenían posibilidades en el mercado interno, pero estaban trabadas por diversas
limitaciones. La maquinaria obsoleta, se sumaba al deterioro de los servicios, como la
de electricidad y transporte. La poca competencia produjo bienes de mala calidad y muy
costoso y la alta proporción de mano de obra y altos salarios, difícil de reducir por los
sindicatos, empezó a ser gravoso para los empresarios.
La nueva política económica apuntó a esos problemas. Se restringió el crédito industrial
y el uso de las divisas, dándole prioridad a las grandes empresas y a las industrias de
bienes de capital. En 1955 se convocó sindicatos y empresarios para discutir y afloraron
los temas de preocupación: ineficiencia de la mano de obra, poder excesivo de los
delegados de fábrica, el ausentismo de los lunes. Y afloró una inquietud gremial.
El gobierno puso sus esperanzas en la concurrencia de capitales extranjeros. En 1953, el
gobierno sancionó una ley de radicación de capitales. Esto ocurrió en un marco
reconciliador con EEUU, jalonada por el aposo a su política en Corea y Guatemala. En
el marco de esta política, se concretaron algunos proyectos luego de 1955: La FIAT
italiana, la acería en Campana, Mercedez Benz y su fábrica de camiones y una planta de
autos de Kaiser. Los más importante fue un proyecto petrolero firmado con Standard
Oil en un contrato de explotación de 40mil hectáreas.
Se redujo la inflación y se equilibró la balanza de pagos, pero no hubo cambios en el
agro y la industria. Esto produjo un rumbo nuevo anticipando los gobiernos siguientes,
pero su aplicación fue moderada y tuvo en cuenta a los sectores populares. Por eso,
estas políticas de mantenían dentro de la tradición peronista.
El comienzo de la crisis fue acompañado de manifestaciones entre los 2 apoyos más
importantes del régimen, el sindicato y el Ejército, cuya solución era un avance al
autoritarismo. Luego de 1948, donde el Estado logró estabilizar y controlar el frente
gremial, las huelgas se hacían más duras, y Perón optó finalmente por aplicar una dura
represión: prisión a los dirigentes rebeldes y movilización militar a los obreros.

Consolidación del autoritarismo


Luego de depurar a los mandos militares de un golpe hacia Perón y establecer el estado
de guerra interno. Perón ganó las elecciones con un 64% de votos, con totalidad en el
senado y el 90% en diputados y fue la primera vez que las mujeres pudieron votar.
Perón inició el mandato consolidado por su plan económico, que parecía tener éxito, la
victoria sobre rebeldes militares y sindicalistas y el triunfo electoral. El fin de la etapa
revolucionaria suponía de un pacifismo político y de pluralismo. Pero había fuerzas que
empujaban a la acentuación del rumbo autoritario: avanzada en espacios no controlados
y la poca predisposición de los opositores en reconstruir los espacios democráticos,
jugados a la eliminación del líder.
En los 3 años finales, Perón tuvo una conducta errática: era difícil llenar el vacío que
dejaba la muerte de Evita. Perón se demostró cansado y menor concentración en su
trabajo y en la conducción política, pasó mucho tiempo en la residencia Olivos y
rodeado por las adolescentes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).
La UES era una de las nuevas manifestaciones autoritarias que buscaban “peronizar”
todos los sectores de la sociedad. Se avanzó en la peronización de la administración
pública, exigiendo la afiliación al partido, y la de las FFAA, con cursos de
adoctrinamiento justicialista y selección de jefes obedientes. Los nombres de los líderes
se impusieron en muchos lugares y los espacios de la oposición al mínimo.
Mientras el régimen avanzaba al totalitarismo, simultáneamente procuraban reconstruir
un espacio de diálogo con los opositores. Perón habló con el conservador Reynaldo
Pastor, luego con uno de los dirigentes del partido comunista, pero el anti comunismo
peronista chocó y luego con el socialista Dickmann, que fue expulsado de su partido y
con apoyo de Perón, dividió al socialismo.
Esa tenue apertura terminó en 1953, con bombas en Plaza de Mayo colocadas por los
opositores y murieron varias personas. La respuesta fue igual de violenta: los peronistas
quemaron la Casa Radical, la Casa del Pueblo Socialista y el Jockey Club. La policía se
activó para evitar el incendio del diario La Nación. Se siguió de una indiscriminada
persecución de opositores, pero a fin de año el régimen aflojó y los liberó con la
condición de reconocer al régimen.
El radicalismo había definido su perfil en una oposición al conservadurismo y al
autoritarismo. Debían soportar la división interna. Los unionistas, herederos de Alvear y
la Unión Democrática, estaban totalmente jugados a la abstención, la ruptura total y el
golpe militar. Los intransigentes insistieron en la lucha institucional e ideológica y
siguió haciéndolo pese a la reducción casi total de los espacios. En 1954, ganó el control
del partido, cuando Arturo Frondizi ganó la presidencia de Comité Nacional. Su
propuesta era combatir el peronismo desde el progresismo.

La caída
La fundación del Partido Demócrata Cristiano, marcó el comienzo del conflicto entre
Perón y la Iglesia. Era un conflicto evitable, que Perón se dejó llevar y mostró que había
perdidas muchas de sus capacidades políticas.
La Comunidad Organizada (o la peronización de las instituciones) fue un proyecto
llevado a cabo por funcionarios de forma independiente. El Ejército sucumbió en su
camino y la disconformidad era fuerte. La Iglesia, que había tenido buena relación con
el líder, era un potencial enemigo por no reducirse a él y porque tenían lugares
opositores del viejo régimen dentro de ésta. El Estado y la Iglesia chocaron en varios
campos específicos: la Iglesia era sensible al avance de peronismo en la beneficencia y
la educación, por su creciente laicidad sumado a la organización de estudiantes
secundarios. Al gobierno, le molestaba la intromisión de la Iglesia en la política.
El conflicto estalló en 1954, cuando 2 manifestaciones celebratorias del Día del
Estudiante compitieron, una organizada por los católicos y otra por la UES. En
noviembre Perón lanzó su ataque que se agudizó en diciembre. El ataque mostró la
verticalidad del espacio político: descubrieron los vicios de la Iglesia. Aunque se quiso
limitar a “unos pocos curas”, fue un ataque asombroso para una sociedad que había
retrocedido en el laicismo. Se prohibieron las procesiones, la enseñanza religiosa en las
escuelas, se introdujo una ley de divorcio, se permitieron nuevamente los prostíbulos y
enviaron un proyecto para separar la Iglesia del Estado.
La Iglesia demostró su poder como institución. Atacada por los medios, inundó la
ciudad de panfletos y la oposición encontró una brecha en el régimen. El 8 de junio, se
celebró una procesión de un jefe policía que había quemado la bandera y acusó a los
católicos. El 16 de junio la Marina fue contra Perón.
Difícilmente el levantamiento se encontrara ahí, pues la Marina era más laica y liberal,
pero los golpistas encontrar aquí su ocasión. El proyecto marine consistía en
bombardear la Casa de Gobierno para asesinar a Perón, pero fallaron, matando a
innumerables civiles en la Plaza de Mayo.
Perón, debido a la furia de la gente luego de ese día, perdió libertad de maniobra y era
un prisionero de los militares. Los ataques de la gente a la Iglesia molestaban a los jefes
militares. Se ensayó una renovación de los cuadros dirigentes y se llamó a la oposición
a negociar. Perón se declaró como presidente de todos los argentinos. Los dirigentes
opositores fueron invitados al debate público, incluyendo la cadena nacional de la cual
se escuchó a Frondizi invitando al gobierno a volver a la senda republicana y formular
un programa de gobierno alternativo. Al socialista Alfredo Palacios se le negó a hablar.
Perón había concluido que abrir un espacio democrático que lo incluyeran a él era
mínima, y el 31 de agosto, luego de presentar su renuncia, convocó a sus fieles a la
Plaza de Mayo, denunciando el fracaso de la conciliación y lanzó un ataque a los
opositores, afirmando que cada uno de los nuestros, moriría cinco de ellos.
El 16 de septiembre, estalló en Córdoba una sublevación militar encabezada por
Eduardo Lonardi. Tuvo apoyo civil y escaza unidades del Ejército. Había poca
voluntad para combatir a los sublevados. A ellos se le sumó la Marina, amenazando con
bombardear las ciudades costeras. Perón perdió completamente la iniciativa y tampoco
manifestó la voluntad de defenderse, por lo que el 20 de septiembre de 1955 se refugió
en la embajada de Paraguay y el 23 de septiembre, el general Lonardi se presentó como
el nuevo presidente provisional de la Argentina.

Das könnte Ihnen auch gefallen