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INTRODUCCIÓN
SUPREMACÍA CONSTITUCIONAL
por el país, gozan de igual Rango (Rango Constitucional) o superior a las leyes e inferior a
la Constitución.
El articulo del Código Orgánico Procesal penal, “Corresponde a los Jueces velar
por la incolumidad de la Constitución de la República. Cuando la ley debe aplicación se
pida con ella, los tribunales deberán atenerse a la norma constitucional “Quiere decir que
los Jueces deben de aplicar correctamente la Norma Constitucional, y en caso de que colide
esta con alguna ley se aplicara la constitución.
Latina, al redactarse los textos fundamentales durante y poco después de las diversas
guerras de independencia.
América Latina, para fortalecer sus instituciones democráticas, volvió los ojos,
principalmente a partir de 1985, hacia España, Francia e Italia, según el respectivo país de
la región. Es decir, se dio un vuelco constitucional: después de la independencia de los
países de la región, los constituyentes se habían inspirado en el pensamiento francés e
inglés, pero las Constituciones que más habían influido en la redacción de los documentos
constitucionales latinoamericanos habían sido, en primer lugar, la estadounidense de 1787,
en segundo, la española de 1812 y, en tercero, el incipiente desarrollo constitucional en los
otros países latinoamericanos. Lo nuevo fue que los constituyentes de América Latina se
inspiraron en primerísimo lugar en la Europa democrática y continental.
Hasta los primeros años de la década de los ochenta, muchos de los países de la
región sufrieron gobiernos militares, dictaduras, rupturas de regímenes democráticos. En el
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área geográfica sólo podían ser considerados sistemas democráticos, en la década de los
setenta, Colombia, Costa Rica y Venezuela, y la situación muy particular de México.
Digamos cuáles son las principales instituciones aludidas y qué países las han
aceptado, aunque con modalidades diversas.
* La Justicia Constitucional
Sistema de control judicial de las leyes propio del Estado de derecho, que tiene
su fundamento en la concepción de la constitución como norma jurídica fundamental,
mediante el cual se verifica el respeto de las leyes a la constitución. Históricamente, tiene
su origen en el judicial review estadounidense, que nace con la sentencia del juez Marshall
en 1803 (caso Marbury vs. Madison), y que se caracteriza por establecer un control
«difuso», donde todo juez puede inaplicar una ley cuando la considere contraria a
la constitución, con el límite del stare decisis o vinculación a las decisiones del Tribunal
supremo. La Constitución austríaca de 1920, obra de Kelsen, introduce la justicia
constitucional en el continente europeo con notables diferencias respecto de la
norteamericana; el control es «concentrado», pues se confiere a un único tribunal, que
efectúa un examen de compatibilidad lógica entre la constitución y la ley en cuestión, sin
detenerse en el conflicto material concreto subyacente; se convierte así en un «legislador
negativo», cuyas sentencias tienen efectos ex nunc, afectan a todos, y, en ocasiones, ofrecen
interpretaciones para habilitar la constitucionalidad de la norma enjuiciada. Actualmente,
la justicia constitucional, en determinados sistemas, no se limita al control
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de constitucionalidad de las leyes, sino que se amplía a los conflictos entre entes
territoriales autónomos o entre órganos constitucionales, a la protección de
los derechos fundamentales, e incluso al conocimiento de las causas contra las
altas magistraturas del Estado.
Este principio, que puede hoy considerarse elemental y que tiene sus raíces en el
constitucionalismo norteamericano, sin embargo, sólo se consolidó en Europa continental
hace pocas décadas, con las adopción de la noción de Constitución rígida, el principio de su
supremacía, la garantía de la nulidad de los actos estatales que la vulneren, la consagración
constitucional de los derechos fundamentales, y la consideración de la Constitución como
norma de derecho positivo directamente aplicable a los ciudadanos, cuya aceptación,
incluso, fue calificada hacia finales del Siglo pasado como producto de una “revolución”,
que los países europeos sólo en las últimas décadas de dicho siglo comenzaron a
“redescubrir”.
de una norma suprema, superior al derecho positivo y la cual no puede ser derogada por
éste. El carácter normativo de la Constitución, unánimemente aceptado en la actualidad,
significa que no estamos en presencia de un mero catálogo de principios, sino de una norma
cuyo contenido material a todos vincula, tanto a ciudadanos como a Poderes Públicos,
considerándose la violación de sus preceptos una conducta antijurídica susceptible de
sanción. Creemos conveniente significar que la expresión Justicia Constitucional, es un
concepto material que equivale a control judicial de la constitucionalidad de las leyes y
demás actos estatales y siempre ha sido ejercido en nuestro país por todos los tribunales y
todas las jurisdicciones, es decir, todos los órganos que ejercen el poder judicial. En cambio
la expresión Jurisdicción Constitucional alude a una noción orgánica, que tiende a
identificar a un órgano específico del poder judicial que tiene en forma exclusiva, la
potestad de anular ciertos actos estatales por razones de inconstitucionalidad, en particular
las leyes y demás actos con rango de ley o de ejecución directa e inmediata de la
Constitución, persigue concretar, por un lado, los objetivos éticos y políticos de la norma,
modulándolos con criterios de oportunidad o utilidad en sintonía con la realidad y las
nuevas situaciones, y por otro, interpretar en abstracto la Constitución para aclarar
preceptos cuya intelección o aplicación susciten duda o presenten complejidad, a dicha
jurisdicción le cumple encaminar las manifestaciones de voluntad o de juicio de los
máximos operadores jurídicos dentro de los parámetros que la norma establece, de su
influencia no escapa ninguno de los poderes públicos incluido el poder judicial.
* La Protección de la Constitución
El sistema de control judicial de las leyes propio del Estado de Derecho, que tiene
su fundamento en la concepción de la Constitución como norma jurídica Fundamental,
mediante el cual se verifica el respeto de las leyes de la Constitución.
A grandes rasgos, podemos decir que las Constituciones del siglo xix se atienen, en
lo esencial, a la función de proclamación de los derechos y libertades, e ignoran
ampliamente la función de garantía.
* El modelo Americano
del common law, que es determinar el sentido de la norma interpretada para futuros casos
similares, por el principio del stare decisis; con valor supremo en este caso, por tratarse de
la norma suprema.
La Constitución no dice quién tiene el poder para declarar que una ley es contraria a
la Constitución pero, de todos modos, la Constitución se concibió originalmente como un
límite eficaz contra la omnipotencia del legislador. ¿Cómo garantizar la eficacia de la
Constitución respecto del legislador, si la Constitución no dice quién vela por ello? La
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* El Modelo Europeo
Basta, en este sentido, recordar las palabras del Juez Marshall, presidente del
Tribunal Supremo de los Estados Unidos, en el caso "Marbury con Madison", en 1803: " O
la Constitución es la Ley Suprema inmutable por medios ordinarios, o está en el nivel de las
leyes ordinarias, y como otras, puede ser alterada cuando la legislatura se proponga hacerlo.
Tal como dice Gicquel, la Constitución, por ser símbolo del Estado de Derecho,
merece ayuda y protección con el fin de que no se limite a ser una mera abstracción carente
de significación. Esta protección puede ser de dos tipos: política y jurídica.
El control llamado "difuso" porque se deja como tarea de todos los tribunales, se
encuentra en el sistema norteamericano y en todos los países de influencia anglosajona.
Cualquier tribunal es competente para juzgar la constitucionalidad de una ley, de modo que
esta cuestión se tramita como incidental al proceso principal, limitándose, en teoría, los
efectos de declaración de inconstitucionalidad a las partes del proceso. En la práctica, sin
embargo, el principio de "stare decisis" tiende a extender a terceros los efectos de una
decisión de este tipo ya que compromete a todos los tribunales (desde luego, al menos, a los
inferiores), llegando incluso a tener un valor "erga omnes".
Habría que señalar, en primer lugar, la relativa juventud de este sistema, pues se
inicia con la creación, en 1920, de la corte austriaca. Anteriormente, tribunales de este tipo
eran impensables en Europa, y, como señala Rivero, "en esta época, el control de
constitucionalidad de las leyes era para el derecho público lo que el western y la comedia
musical eran para el cine, una especialidad americana".
Es verdad que una diferencia que todavía subsiste en alguna medida entre el modelo
americano y el europeo reside en el efecto de expulsión del ordenamiento jurídico de la
norma declarada inconstitucional que se produce en el segundo, efecto que se relaciona con
la mayor irreversibilidad de tal tipo de decisiones en ese modelo (Víctor Ferreres ha
destacado como «gran diferencia» en este punto el que mientras en el modelo americano es
posible, como proceso fisiológico, un cierto grado de desobediencia descentralizada a la
jurisprudencia del Tribunal Supremo, en el europeo la desobediencia ante la decisión de
inconstitucionalidad de una ley ha de concentrarse en el parlamento (cf. Ferreres 1997, pp.
205-6). Cabe precisar, en todo caso, que este último rasgo, en sistemas como el alemán o el
español al menos, no afecta a la jurisprudencia en materia de amparo o a la que se deduce
de recursos y cuestiones resueltos en favor de la constitucionalidad de las leyes, que puede
contener criterios interpretativos que restringen las posibilidades de actuación del
legislador.. Ahora bien, esta diferencia, que es innegable en el plano formal, podría ser
mucho más tenue en el plano de la realidad, y tanto porque en el modelo americano los
criterios constitucionales consolidados por el Tribunal Supremo tienen de hecho una
vinculatoriedad muy fuerte para todos los órganos del Estado, incluidos los legisladores,
como porque en el sistema europeo no está tan claro, aunque es asunto discutido y abierto,
que la expulsión de una norma por inconstitucional tenga o deba tener un carácter tan
irreversible como para excluir la aprobación futura de una norma igual o similar.
España, que obligó a una reforma de la constitución tras una consulta al Tribunal
Constitucional, es netamente más estrecha e inmediata que, por citar ahora ejemplos de una
sentencia americana y otra española, entre la garantía constitucional contra la
autoincriminación y el hecho de haber recibido la declaración voluntaria de un detenido sin
haberle comunicado sus derechos (el caso Miranda v. Arizona) o entre el principio
constitucional de la tutela judicial efectiva y el criterio que prohíbe utilizar pruebas
obtenidas en violación de derechos fundamentales (la sentencia del Tribunal Constitucional
español 114/1984).
juristas teóricos, un ProfessorenRecht (este rasgo puede explicar una de las razones por las
que, en España al menos, los juristas teóricos favorecen la existencia del Tribunal
Constitucional, pues, frente a una tradición de relativamente escasa o lenta influencia en el
Tribunal Supremo, aquél está formado principalmente por profesores y es un medio mucho
más receptivo a su influencia y todavía más decisivo en la organización jurídica
La constitución fija los límites y define las relaciones entre los poderes legislativo,
ejecutivo y judicial del Estado, estableciendo así las bases para
su gobierno y organización de las instituciones en que tales poderes se asientan. También
garantiza al pueblo determinados derechos. La mayoría de los países tienen una
constitución escrita. Cuando se habla de Constitución, sin embargo, se entiende el conjunto
de normas supremas que rigen la organización y el funcionamiento de un Estado. Son
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normas jurídicas, no una situación de hecho, que generan derechos y obligaciones. Desde el
punto de vista jurídico, el concepto que más interesa es el segundo.
Todo Estado, sea de la forma que fuere, tiene una Constitución, y ya sabemos que
ésta es la ley fundamental; es el fundamento o basamento de todas las leyes existentes
dentro de su territorio, y si estamos hablando de una ley fundamental, es obvio que
estamos, a la vez, aceptando la existencia de otras leyes que le están sometidas, y tiene que
ser así, si una es fundamental las otras encuentran "la razón de ser de su existencia en la
primera".
Que la Constitución regule los derechos significa (I) que son directamente
aplicables, (II) que son interpretables según los tratados de derechos humanos, (III) que
institucionalmente están garantizados por una reserva material de ley, y (IV) que son
objetos de tutela en sede constitucional.
La Constitución no solo es lex, sino que es lex superior. No solo es norma jurídica,
sino que es la norma jurídica suprema o fundamental. No solo forma parte del
ordenamiento jurídico, sino que ocupa la cúspide del ordenamiento jurídico.
ordenamiento jurídico. Así, las normas solo son válidas si son aprobadas siguiendo el
procedimiento formal que dice la Constitución, y si en su contenido respetan los preceptos
constitucionales.
En caso de que dos normas jurídicas tuvieran un contenido incompatible entre sí, se
produce la llamada colisión normativa. El ejemplo más ampliamente utilizado para ilustrar
una colisión normativa, pasa por concebir una situación en la que una norma ordenase la
realización de un determinado comportamiento, y a la vez, otra norma distinta prohibiera la
realización de tal comportamiento.
Para resolver las colisiones entre normas, acorde al principio de coherencia del
ordenamiento jurídico, se recurre a una serie de criterios que establecen qué norma
prevalece, y qué norma se ve derogada.
social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o
menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los
derechos y libertades de toda persona. 2. La ley garantizará las condiciones jurídicas
y administrativas para que la igualdad ante la ley sea real y efectiva; adoptará
medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser discriminados,
marginados o vulnerables; protegerá especialmente a aquellas personas que por
alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de
debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se
cometan. 3. Sólo se dará el trato oficial de ciudadano o ciudadana, salvo las
fórmulas diplomáticas. 4. No se reconocen títulos nobiliarios ni distinciones
hereditarias.
Artículo 22 La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta
Constitución y en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe
entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren
expresamente en ellos. La falta de ley reglamentaria de estos derechos no
menoscaba el ejercicio de los mismos.
Artículo 23 Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos,
suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen
en el orden interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio
más favorables a las establecidas en esta Constitución y en las leyes de la
República, y son de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás
órganos del Poder Público.
Artículo 24 Ninguna disposición legislativa tendrá efecto retroactivo, excepto
cuando imponga menor pena. Las leyes de procedimiento se aplicarán desde el
momento mismo de entrar en vigencia, aun en los procesos que se hallaren en curso;
pero en los procesos penales, las pruebas ya evacuadas se estimarán en cuanto
beneficien al reo o a la rea, conforme a la ley vigente para la fecha en que se
promovieron. Cuando haya dudas se aplicará la norma que beneficie al reo o a la
rea.
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Artículo 25 Todo acto dictado en ejercicio del Poder Público que viole o
menoscabe los derechos garantizados por esta Constitución y la ley es nulo; y los
funcionarios públicos y funcionarias públicas que lo ordenen o ejecuten incurren en
responsabilidad penal, civil y administrativa, según los casos, sin que les sirvan de
excusa órdenes superiores.
Artículo 26 Toda persona tiene derecho de acceso a los órganos de administración
de justicia para hacer valer sus derechos e intereses, incluso los colectivos o difusos;
a la tutela efectiva de los mismos y a obtener con prontitud la decisión
correspondiente. El Estado garantizará una justicia gratuita, accesible, imparcial,
idónea, transparente, autónoma, independiente, responsable, equitativa y expedita,
sin dilaciones indebidas, sin formalismos o reposiciones inútiles.
Artículo 27 Toda persona tiene derecho a ser amparada por los tribunales en el goce
y ejercicio de los derechos y garantías constitucionales, aun de aquellos inherentes a
la persona que no figuren expresamente en esta Constitución o en los instrumentos
internacionales sobre derechos humanos. El procedimiento de la acción de amparo
constitucional será oral, público, breve, gratuito y no sujeto a formalidad; y la
autoridad judicial competente tendrá potestad para restablecer inmediatamente la
situación jurídica infringida o la situación que más se asemeje a ella. Todo tiempo
será hábil y el tribunal lo tramitará con preferencia a cualquier otro asunto. La
acción de amparo a la libertad o seguridad podrá ser interpuesta por cualquier
persona; y el detenido o detenida será puesto o puesta bajo la custodia del tribunal
de manera inmediata, sin dilación alguna. El ejercicio de este derecho no puede ser
afectado, en modo alguno, por la declaración del estado de excepción o de la
restricción de garantías constitucionales.
Artículo 28 Toda persona tiene el derecho de acceder a la información y a los datos
que sobre sí misma o sobre sus bienes consten en registros oficiales o privados, con
las excepciones que establezca la ley, así como de conocer el uso que se haga de los
mismos y su finalidad, y de solicitar ante el tribunal competente la actualización, la
rectificación o la destrucción de aquellos, si fuesen erróneos o afectasen
ilegítimamente sus derechos. Igualmente, podrá acceder a documentos de cualquier
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CONCLUSIÓN
La Constitución no será suprema por su carácter de norma fundante, sino que lo será
en la medida que aloja elementos axiológicos que incidan en la vigencia y protección de los
derechos humanos, armonizados con los criterios internacionales en dicha materia.
Si bien es cierto que la supremacía formal, como tal, es un concepto incompleto y casi en
extinción, sobre todo con el incremento de los llamados bloques de constitucionalidad, es
un hecho que el ámbito sustancial de la supremacía se ha visto fortalecido, y eso, en
realidad, es lo que permite que la supremacía de la Constitución siga siendo un rasgo
distintivo.
La Constitución no será suprema por su carácter de norma fundante, sino que lo será en la
medida que aloja elementos axiológicos que incidan en la vigencia y protección de los
derechos humanos, armonizados con los criterios internacionales en dicha materia.
La supremacía
Constitucional