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Enfermedades Osteodegenerativas
(Osteoartritis, Artritis Gotosa y
Artritis Reactiva)
DOCENTE BACHILLERES
Dra. Rosa Vargas Deisy Molina 26892386
Eliseth zarate 25865435
Sección 11
Osteoartritis
La artrosis u osteoartritis es una enfermedad degenerativa crónica de lenta
progresión común en la edad avanzada que afecta a las articulaciones móviles del
cuerpo caracterizada por dolor articular, sensibilidad acentuada, rigidez, alteración
en la movilidad, crepitaciones y derrame. Se genera a partir del daño acumulativo
proveniente de lesiones microscópicas y macroscópicas en dichas articulaciones
que activan una respuesta de reparación mal adaptada que incluye la activación
de vías proinflamatorias del sistema inmunitario innato. El trastorno se manifiesta
primero a nivel molecular y celular (metabolismo anormal de los tejidos de la
articulación) seguido de alteraciones anatómicas o fisiológicas (degradación y
pérdida del cartílago, remodelación del hueso, formación
de osteofitos, inflamación sinovial, esclerosis y engrosamiento del hueso
subcondral y pérdida de la función articular normal). El compromiso de la cadera y
las rodillas son una causa común de discapacidad.
Es la enfermedad reumática más frecuente, especialmente entre personas de
edad avanzada. Se presenta de forma prematura en personas con enfermedades
genéticas que afectan al tejido conectivo, como el síndrome de Ehlers-Danlos y el
síndrome de hiperlaxitud articular. Se sabe, por ejemplo, que en España la padece
hasta un 16% de la población mayor de 20 años y, de ellos, las tres cuartas partes
son mujeres.
Etimología
Osteoartritis deriva del prefijo griego osteo-, que significa "del hueso",
combinado con artritis: artr-, que significa "articulación", e -itis, cuyo significado ha
llegado a ser asociado con inflamación. Así, -itis de osteoartritis puede ser
considerado engañoso ya que la inflamación no es una característica conspicua.
Algunos médicos se refieren a esta condición como osteoartrosis para denotar la
ausencia de una respuesta inflamatoria.
Epidemiología
Factores de riesgo
Etiología
Patogenia
En la artrosis, la superficie del cartílago se rompe y se desgasta, lo que provoca que
los huesos se muevan el uno contra el otro y genera fricción, dolor, hinchazón y pérdida de
movimiento en la articulación. Con el tiempo, la articulación llega a perder su forma original, y
pueden crecer en ella espolones. Además, pueden desprenderse trozos de hueso y de
cartílago y flotar dentro del espacio de la articulación (ratones articulares), lo que genera más
dolor y daño.
La artrosis puede afectar a cualquier articulación del cuerpo. No obstante, las más
frecuentes son la artrosis de la espalda, que suele afectar al cuello y a la zona baja de la
espalda (artrosis lumbar); la artrosis de la cadera, la de rodilla y la artrosis de manos, trapecio-
metacarpiana (rizartrosis) y pies, que suele presentarse a partir de los 50 años.
Clasificación
Desde 1983 se encuentra en vigor la histórica clasificación de artrosis propuesta por
el Colegio Estadounidense de Reumatología (ACR), que distinguía la artrosis primaria de la
secundaria. La artrosis primaria se definía como una expresión de la degeneración idiopática
en articulaciones previamente sanas y en correctas condiciones, sin un claro mecanismo
causal.
Durante los últimos años, una gran cantidad de pruebas ha proporcionado nuevos
conocimientos sobre la bioquímica y la biología molecular del cartílago, el hueso subcondral y
otros tejidos articulares, lo que sugiere diferentes mecanismos etiopatogénicos en algunas
formas de artrosis primaria. Por tanto, con los últimos conocimientos científicos no debe
considerarse en la actualidad la artrosis primaria como de causa desconocida.
Gracias a los mayores conocimientos sobre la artrosis se está modificando el criterio de
clasificación.
El grupo de Herrero-Beaumount ha propuesto una nueva clasificación etiopatogénica de la
artrosis primaria a la luz de los importantes avances que se han producido en este campo de
la patología, distinguiendo tres tipos etiológicos integrando la artrosis primaria:
Diagnóstico
Análisis de laboratorio
El análisis de sangre o del líquido articular puede ayudar a confirmar el
diagnóstico.
Tratamiento
La artrosis no se puede revertir, pero los tratamientos pueden reducir el
dolor y ayudarte a moverte mejor.
Medicamentos
Terapia
Fisioterapia. Un fisioterapeuta puede mostrarte ejercicios para fortalecer los
músculos alrededor de tu articulación, aumentar tu flexibilidad y reducir el
dolor. La actividad física de baja intensidad periódica que haces por tu
cuenta, como nadar o caminar, puede ser igual de efectiva.
Terapia ocupacional. Un terapeuta ocupacional puede ayudarte a descubrir
maneras de hacer las tareas cotidianas sin poner más estrés en tu
articulación dolorosa. Por ejemplo, un cepillo de dientes con un agarre
grande podría facilitar el cepillado de los dientes si tienes artrosis en las
manos. Un banco en la ducha podría ayudar a aliviar el dolor de estar de pie
si tienes artrosis de rodilla.
Artritis gotosa
La gota es un tipo de artritis. Ocurre cuando el ácido úrico se acumula en la
sangre y causa inflamación en las articulaciones.
La gota aguda es una afección dolorosa que normalmente afecta solo una
articulación. La gota crónica se refiere a episodios repetitivos de dolor e
inflamación. Más de una articulación puede verse afectada.
Síntomas
Síntomas de gota aguda:
En la mayoría de los casos, solo una o unas cuantas articulaciones están
afectadas. Las articulaciones del dedo gordo del pie, la rodilla o el tobillo resultan
afectadas con mayor frecuencia. Algunas veces muchas articulaciones se inflaman
y duelen.
La articulación luce caliente y roja. Con mucha frecuencia, está muy sensible e
hinchada (duele al ponerle una sábana o cobija encima).
El ataque puede desaparecer luego de algunos días, pero puede retornar de vez
en cuando. Los ataques adicionales por lo regular duran más tiempo.
El dolor y la inflamación con frecuencia desaparecen después de un primer
ataque. Muchas personas tendrán otro ataque en los próximos 6 a 12 meses.
Etiología
Aunque todos los casos de gota están originados por elevación de los
niveles de ácido úrico, las causas de esta elevación pueden ser múltiples, se
clasifican en dos grupos: gota primaria y gota secundaria.
Gota primaria
Corresponde a la inmensa mayoría de los casos y no existe otra enfermedad
que sea la causa del problema. Pueden establecerse dos situaciones
Epidemiología
La gota afecta a entre el 1 % y 2 % de la población general en algún
momento de su vida. Es más frecuente en varones, se calcula que la padecen
entre cinco y ocho varones por cada mujer. Suele aparecer en las edades medias
de la vida, generalmente después de los 30 años.
Existen diferencias según el origen étnico. Es más habitual en los pueblos
de las islas del Pacífico, y en la población maorí de Nueva Zelanda, pero rara vez
aparece en el aborigen australiano, a pesar de tener estos últimos una mayor
concentración media de ácido úrico sérico. En los Estados Unidos, la gota es dos
veces más frecuente en los individuos afroamericanos que en los caucásicos.
Patogenia
Las purinas forman parte de las moléculas de ADN y ARN y son generadas
por el catabolismo de los ácidos nucleicos. Otra fuente es la ingesta de alimentos
ricos en estas sustancias, como las vísceras y el marisco.
La metabolización de las purinas da lugar a hipoxantina y xantina la cual se
transforma mediante la enzima xantina oxidasa en ácido úrico. El ácido úrico es
una sustancia de desecho que se expulsa por los riñones a través de la orina en
un 70 %, mientras que a través del intestino se elimina el 30 % restante.
Los altos niveles de ácido úrico en la sangre son favorecidos por el
consumo de alimentos ricos en purinas y la ingesta de bebidas alcohólicas.
Factores hereditarios pueden contribuir a la elevación del ácido úrico.
La gota se produce cuando en las articulaciones, tendones y tejidos
circundantes se depositan cristales de urato monosódico. Es más probable que se
formen cristales de ácido úrico cuando existe hiperuricemia, pero los niveles
elevados de ácido úrico en sangre no implican necesariamente que se padezca de
gota.
Es frecuente que las personas con gota sean obesas y tengan
enfermedades asociadas a la obesidad, como diabetes e hipertensión,
presentando por lo tanto riesgo elevado de presentar enfermedades del corazón.
La gota es más común en las sociedades opulentas, debido a una dieta rica en
proteínas, grasas y alcohol. Sin embargo cuando se produce como consecuencia
de otras enfermedades, como la anemia hemolítica, es a menudo
independientemente del estilo de vida de la persona.
Pruebas y exámenes
Los exámenes que se pueden hacer incluyen:
Tratamiento
Tome los medicamentos para la gota lo más pronto posible si tiene un
nuevo ataque.
Tiene varios ataques durante el mismo año o sus ataques son muy intensos.
Tiene tofos.
Baje de peso.
Expectativas (pronóstico)
El tratamiento adecuado de los ataques agudos y la reducción del ácido
úrico a un nivel menor a 6 mg/dL permiten que la gente lleve una vida normal. Sin
embargo, la forma aguda de la enfermedad puede progresar a gota crónica si los
niveles elevados de ácido úrico no se tratan adecuadamente.
Posibles complicaciones
Las complicaciones pueden incluir:
Cálculos renales
Diagnóstico
La gota puede ser diagnosticada únicamente por la existencia de los
síntomas clásicos de podagra y la elevación de los niveles de ácido úrico en
sangre. No obstante, debe hacerse un análisis del líquido sinovial cuando el
diagnóstico es dudoso.1 Las radiografías, si bien son útiles para identificar la gota
crónica, son de poca utilidad diagnóstica en los ataques agudos.
Diagnóstico diferencial
El diagnóstico diferencial más importante en la gota es con la artritis
séptica. Esta posibilidad debería considerarse para personas con signos de
infección o para las que no mejoran con tratamiento. Para facilitar el diagnóstico,
se puede llevar a cabo un análisis del líquido sinovial y un cultivo para identificar
los gérmenes responsables. Otros diagnósticos diferenciales incluyen
la pseudogota y la artritis reumatoide. Los tofos gotosos cuando no se localizan en
una articulación, pueden ser confundidos con un carcinoma basocelular, u
otras neoplasias
Artritis reactiva
La artritis reactiva es un trastorno que causa tres síntomas aparentemente
no relacionados: artritis, enrojecimiento de los ojos y problemas del tracto urinario.
Los doctores a veces llaman a la artritis reactiva espondiloartropatía o artropatía
seronegativa porque es una de un grupo de enfermedades que causan
inflamación en todo el cuerpo, particularmente en partes de la espina y en otras
articulaciones donde los tendones conectan con los huesos. Ejemplos de otras
espondiloartropatías seronegativas incluyen la artritis psoriática, espondilitis
anquilosante y el síndrome inflamatorio intestinal.
Las características principales de la artritis reactiva son inflamación de las
articulaciones, ojos y ulceración de la piel y la boca.
¿Cuál es la causa?
La artritis reactiva puede desarrollarse en algunas personas después de
una infección intestinal o en los tractos genital o urinario. Cuando la infección que
le precede es identificada, los síntomas de la artritis reactiva aparecen de 1 a 3
semanas más tarde. Las bacterias comúnmente asociadas con esta condición son
Clamidia, Salmonela, Shigela, Yersinia y Campilobacter.
Etiología
Existen 2 formas de artritis reactiva frecuente: de transmisión sexual y
disentérica. La forma de transmisión sexual aparece sobre todo en hombres
entre 20 y 40 años de edad. Por lo general se asocia con una infección genital
por Chlamydia trachomatis. El hombre o la mujer pueden adquirir la forma
disentérica luego de una infección intestinal,
principalmente Shigella,Salmonella,Yersinia, o Campylobacter. Es probable que
la artritis reactiva se deba a una infección articular o a una inflamación
posinfección. Si bien hay evidencias de antígenos microbianos en el líquido
sinovial, no pueden cultivarse microorganismos en el líquido articular.
Epidemiología
La prevalencia del alelo HLA-B27 en los pacientes es de 63 a 96% versus 6 a
15% en controles sanos de raza blanca, lo que apoya la idea de una
predisposición genética.
Signos y síntomas
La artritis reactiva puede variar desde una artritis monoarticular transitoria
hasta una afección multisistémica grave. Los síntomas generales pueden incluir
fiebre, astenia y pérdida de peso. La artritis puede ser leve o grave. La
afectación articular suele ser asimétrica y oligoarticular o poliarticular, y
predomina en grandes articulaciones de las extremidades inferiores y en los
dedos de los pies. Puede haber dolor de espalda, por lo general en enfermedad
grave.
Diagnóstico
Artritis típica
Pronóstico
A menudo, la artritis reactiva resuelve en 3 a 4 meses, pero hasta
un 50% de los pacientes presentan síntomas recurrentes o prolongados
durante varios años. Puede haber inflamación o deformidad articular,
vertebral o sacroilíaca. Algunos pacientes están incapacitados.
Tratamiento
AINE
Medidas sintomáticas
Los AINE (p. ej., indometacina 25 a 50 mg VO 3 veces por día) ayuda a aliviar
los síntomas. Si la causa es una infección por C. trachomatis, doxiciclina 100 mg
VO 2 veces por día durante hasta 3 meses puede acelerar la recuperación,
aunque esto es discutido. La sulfasalazina utilizada del mismo modo que en el
tratamiento de la AR es útil (ver Fármacos antirreumáticos modificadores de la
enfermedad (FARME) tradicionales). Si los síntomas son graves a pesar del uso
de AINE y sulfasalazina, pueden considerarse la azatioprina y el metotrexato.
La inyección local de corticoides de liberación lenta en entesopatía u oligoartritis
resistente puede aliviar los síntomas. El tratamiento físico orientado a mantener
la movilidad articular ayuda durante la fase de recuperación. La uveítis anterior
se trata como siempre, con corticoides y gotas oftálmicas midráticas para
prevenir la cicatrización. La conjuntivitis y las lesiones mucocutáneas requieren
sólo tratamiento sintomático.