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EL CRISTIANO ES PACIENTE

La paciencia es el arte de esperar y soportar. También se refiere a la cualidad de sufrir con perseverancia
1. La paciencia es una necesidad
a. Para esperar la venida del Señor, Santiago 5:7-8
“Por tanto, hermanos, tened paciencia hasta la venida del Señor. Mirad cómo el labrador espera el
precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.
Tened también vosotros paciencia, y afirmad vuestros corazones; porque la venida del Señor se
acerca.”

La carta de Santiago fue escrita al pueblo de Dios en medio de la aflicción. Ellos veían su situación de
la misma manera en que el mundo la ve. Ya no buscaban la voluntad de Dios en su sufrimiento. Se
criticaban los unos a los otros. Hacían planes para ganar algo para sí mismos.

El apóstol les habla de que la venida del Señor acabará con las injusticias para los creyentes, pero antes
debían esperar con paciencia de la misma manera que el labrador no se queja contra nadie de que la
lluvia no venga tan pronto como él desearía, sino que aguarda a que caiga en su debido tiempo, así
tampoco los creyentes pobres, humillados, oprimidos, maltratados deben quejarse unos contra otros,
sino esperar la venida del Señor. Debemos ser pacientes con personas que ponen a prueba nuestra
paciencia.

b. Para perdonar a los demás, Col 3:12-13


“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad,
de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a
otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo
vosotros.”

El apóstol habla de las cualidades que el hombre nuevo debe manifestar: la misericordia, benignidad,
humildad, mansedumbre y paciencia para con los demás.

Efesios 4:31-32; Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda
malicia. Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros,
como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo

En el v. 31, tenemos una lista de cosas que empañan el carácter cristiano y el 32 una lista de virtudes
que se oponen a dichas prácticas dañinas. Debe haber una semejanza real entre el perdón de Dios y
el perdonar cristiano.

c. Para soportar a los demás, efesios 4:2


“con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor”
En primer lugar, Pablo menciona la humildad. Que significa «sentimiento de pequeñez».
Es cierto que hay personas difíciles, tiempos difíciles y situaciones difíciles, en tales circunstancias,
debemos soportar, es decir, llevar la carga encima y aguantar, no dejarse vencer de dicho peso.
En el Antiguo Testamento la mansedumbre era la virtud específica de los buenos israelitas que sufrían
pacientemente los malos tratos que se les daban y, en lugar de vengarse personalmente de este injusto
proceder ajeno, se refugiaban en Dios. Necesitamos estas 2 cualidades para poder soportar a otros con
paciencia en el nombre del amor que Dios tiene por nosotros.
El cristiano necesita paciencia para convivir con sus hermanos
2. La paciencia viene de Dios
a. Viene de la dependencia de Dios, Romanos 15:5
“Pero el Dios de la paciencia y de la consolación os dé entre vosotros un mismo sentir según
Cristo Jesús”

La paciencia no es nuestra, no podemos sacar algo donde no hay, Dios es quien nos provee de
paciencia, hay que depender totalmente de él para recibir esa paciencia que necesitamos.

Juan 15:5 Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho
fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Debemos depender de Dios para poder reflejar Su paciencia, si queremos tener algo debemos
buscarlo donde lo hay, cuando los pescadores escuchan que en tal lado está saliendo pescado para
allá se van, en Dios hay paciencia, debemos andar en dependencia de Dios para que esa virtud de él
se refleje a través de nosotros. Separados de él, nada podemos hacer.

b. Viene de la esperanza en Dios, 1 Tesalonicenses 1:3, Col 1:11


“acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra de vuestra fe, del trabajo
de vuestro amor y de vuestra constancia en la esperanza en nuestro Señor Jesucristo.”

“fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y
longanimidad”

«La paciencia de vuestra esperanza en nuestro Señor Jesucristo», esta frase indica el aguante bajo el
peso de circunstancias adversas o difíciles. «no es la resignación del que sufre pasivamente, sino más
bien la fortaleza del soldado de Cristo». Es tener paciencia con la mirada puesta en nuestro Señor
Jesucristo. Paciencia inspirada en Cristo. ¿Cómo podemos tener paciencia teniendo la esperanza en
Dios? No mirando las aflicciones presentes sino las venideras: una vida eterna con Dios, un cuerpo
distinto, sin dolor ni cansancio, un mundo con Cristo como Rey, un cielo nuevo y una tierra nueva, el
fin del pecado y la maldad, etc. pensar en lo que Dios tiene preparado para nosotros nos debe llenar
de paciencia.

c. Viene del fruto del Espíritu Santo, Gálatas 5:22

“Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe”

La paciencia como fruto es una consecuencia del «estar en Cristo», quien anda en Cristo debe reflejar
en su carácter la paciencia que se ejercita en relación con otras personas, y ayuda a soportar, sin rencor
vengativo la mala conducta de parte de otras personas hacia nosotros., pero esto no llega de repente,
no es que recibimos el E. S. e inmediatamente somos pacientes, no, es un fruto, los frutos no salen de
la noche a la mañana, primero se siembre, luego… y por último vemos los frutos, asi somos en la vida
espiritual, primero aceptamos a cristo, recibimos el E. S. y a medida que E. va llenando nuestra vida,
vamos viendo cómo crece ese fruto. Un creyente que no se apropia del fruto del E. S. que no está
controlado por él, es impaciente, debemos mejorar nuestra relación con Dios para que su Espíritu nos
controle.
Dios es la fuente de la paciencia cristiana
3. La paciencia se aprende de los ejemplos
a. Abraham esperó con paciencia, Hebreos 6:13-15
“Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo,
14 diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. 15 Y habiendo
esperado con paciencia, alcanzó la promesa.”
Dios había prometido una gran descendencia a Abraham y cuando menos lo esperaba le dio un hijo,
y cuando Dios se lo pidió no se lo negó por esto Dios juró por si mismo que le daría una gran
descendencia y así lo hizo porque esperó con paciencia.

b. Job soportó con paciencia, Santiago 5:11


“He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis
visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”

c. Los profetas sufrieron con paciencia, Santiago 5:10


“Hermanos míos, tomad como ejemplo de aflicción y de paciencia a los profetas que hablaron en
nombre del Señor.”

La paciencia que se encuentra en estos ejemplos de las Escrituras, nos ayudarán a mejorar nuestra
paciencia. Dios es quien les dio paciencia y ánimo, y Él es quien nos enseñará a tener paciencia de
la misma manera que Abraham, Job y los profetas y muchos más. El deseo de Pablo es que Dios
utilice el ejemplo bíblico para producir en nosotros también esta actitud de esperar, soportar y sufrir
con paciencia los unos por los otros.
Los ejemplos bíblicos nos motivan a ser pacientes y esperar
La impaciencia se manifiesta en la familia: el esposo no tiene paciencia con su esposa, ella no tiene paciencia
con él, ellos no tienen paciencia con los hijos, y estos a medida que crecen, no tienen paciencia con sus padres.
La impaciencia daña nuestra salud, nos roba la tranquilidad, daña el ambiente familiar, laboral, social, etc.

Dios es nuestro mejor ejemplo de paciencia: 2 Pedro 3:9 El Señor no retarda su promesa, según algunos la
tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
procedan al arrepentimiento.

El arte de esperar y soportar hasta el punto que no nos da ira, nos da un carácter semejante a
Cristo. El comportamiento cristiano no debe ser afanoso y exasperados sino con serenidad.

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