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«Jesús» redirige aquí. Para otras acepciones, véase Jesús (desambiguación).
Este artículo trata sobre Jesús de Nazaret como personaje histórico. Para más información
sobre Jesús desde el punto de vista cristiano, véase Cristo.
Aunque no existen retratos de Jesús ni indicaciones acerca de su aspecto físico, son muy frecuentes
sus representaciones en el arte. Jesús con la cruz a cuestas, por el Greco.
Mosaico con una representación de Jesús de Nazaret, existente en la antigua Iglesia de Santa
Sofía (Estambul), fechada cerca de 1280.
Una de las más antiguas representaciones de Jesús como el Buen Pastor, realizada hacia el año 300.
Índice
La Sagrada Familia (José, María y Jesús, con Isabel y su hijo Juan el Bautista, parientes de Jesús
según el Evangelio de Lucas. Pintura de Rafael, 1507.
El Evangelio de Mateo no relata ningún viaje previo al nacimiento de Jesús, por lo que se
podría suponer que María y su esposo José vivían en Belén.3 María quedó
inesperadamente embarazada y José resolvió repudiarla, pero un ángel le anunció en
sueños que el embarazo de María era obra del Espíritu Santo y profetizó, con palabras del
profeta Isaías,4 que su hijo será el Mesías que esperan los judíos.5 Unos magos de
Oriente en esas fechas llegaron a Jerusalén preguntando por el «rey de los judíos que
acaba de nacer» con la intención de adorarlo, lo que alerta al rey de Judea, Herodes el
Grande, que decide acabar con el posible rival. Los magos, guiados por una estrella,
llegan a Belén y adoran al niño. De nuevo, el ángel visitó a José (Mt 2,13)6 y le advirtió de
la inminente persecución de Herodes, por lo que la familia huye a Egipto, permaneciendo
allí hasta la muerte del monarca (de nuevo notificada a José por el ángel, que se le
presentó así por tercera vez: Mt 2,19-29).7 Entonces, José retornó y se instaló con su
familia en Nazaret, en Galilea.8
Según los evangelios, durante su ministerio Jesús realizó varios milagros. En total, en los
cuatro evangelios canónicos se narran veintisiete milagros, de los cuales catorce son
curaciones de distintas enfermedades, cinco exorcismos, tres resurrecciones, dos prodigios de
tipo natural y tres signos extraordinarios.
Los evangelios narran las siguientes curaciones milagrosas obradas por Jesús:
1. Resucitó a una niña de doce años, la hija de Jairo (Mc 5,21-24, Mt 9,18-26, Lc
8,40-56). Jesús afirmó que la niña no estaba muerta, sino solo dormida (Mt
9,24;Mc 5,39;Lc 8,52).
2. Resucitó al hijo de la viuda de Naín (Lc 7,11-17).
3. Resucitó a Lázaro de Betania (Jn 11,1-44).
Jesús obró también, según los evangelios, dos prodigios de tipo natural, en
los que se pone de manifiesto la obediencia de las fuerzas naturales (el mar y
el viento) a su autoridad.
En Betania, cerca de Jerusalén, fue ungido con perfumes por una mujer.33
Según los sinópticos, la noche de Pascua cenó en Jerusalén con los
Apóstoles, en lo que la tradición cristiana designa como la Última Cena.
En el transcurso de esta cena pascual, Jesús predijo que sería
traicionado por uno de los Apóstoles, Judas Iscariote. Tomó pan en las
manos, diciendo «Tomad y comed, este es mi cuerpo» y, a continuación,
cogiendo un cáliz de vino, dijo: «Bebed de él todos, porque esta es la
sangre de la Alianza, que será derramada por la multitud para la remisión
de los pecados».34Profetizó también, según los sinópticos, que no
volvería a beber vino hasta que no lo bebiera de nuevo en el Reino de
Dios.Nota 7
Arresto
Artículo principal: Prendimiento de Jesús
Tras la cena, según los sinópticos, Jesús y sus discípulos fueron a orar
al huerto de Getsemaní. Los apóstoles, en lugar de orar, se quedaron
dormidos, y Jesús sufrió un momento de fuerte angustia con respecto a
su destino, aunque decidió acatar la voluntad de Dios.35Nota 8
Judas había efectivamente traicionado a Jesús, para entregarlo a los
príncipes de los sacerdotes y los ancianos de Jerusalén a cambio de
treinta piezas de plata.36Acompañado de un grupo armado de espadas y
garrotes, enviado por los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, llegó
a Getsemaní y reveló la identidad de Jesús besándole la mejilla. Jesús
fue arrestado. Por parte de sus seguidores hubo un conato de resistencia,
pero finalmente todos se dispersaron y huyeron.37
Juicio
Tras su detención, Jesús fue llevado al palacio del sumo
sacerdote Caifás. Allí fue juzgado ante el Sanedrín. Se presentaron falsos
testigos, pero como sus testimonios no coincidían no fueron aceptados.
Finalmente, Caifás preguntó directamente a Jesús si era el Mesías, y
Jesús dijo: «Tú lo has dicho». El sumo sacerdote se rasgó las vestiduras
ante lo que consideraba una blasfemia. Los miembros del Sanedrín
escarnecieron cruelmente a Jesús.38En el Evangelio de Juan, Jesús fue
llevado primero ante Anás, suegro de Caifás, y luego ante este último.
Solo se detalla el interrogatorio ante Anás, bastante diferente del que
aparece en los sinópticos.39Pedro, que había seguido a Jesús en secreto
tras su detención, se encontraba oculto entre los sirvientes del sumo
sacerdote. Reconocido como discípulo de Jesús por los sirvientes, le
negó tres veces (dos según el Evangelio de Juan), como Jesús le había
profetizado.40
A la mañana siguiente, Jesús fue llevado ante Poncio Pilato, el
procuradorNota 9 romano. Tras interrogarle, Pilato no le halló culpable, y
pidió a la muchedumbre que eligiera entre liberar a Jesús o a un conocido
bandido, llamado Barrabás. La multitud, persuadida por los príncipes de
los sacerdotes, pidió que se liberase a Barrabás, y que Jesús fuese
crucificado. Pilato se lavó simbólicamente las manos para expresar su
inocencia de la muerte de Jesús.41
Crucifixión
Artículo principal: Crucifixión de Jesús
Detalle del semblante de Cristo recién muerto, obra de José Luján Pérez,
1793.
Los cuatro evangelios relatan que Jesús resucitó de entre los muertos al
tercer día después de su muerte y se apareció a sus discípulos en varias
ocasiones.48En todos ellos, la primera en descubrir la resurrección de
Jesús es María Magdalena. Dos de los evangelios (Marcos y Lucas)
relatan también su ascensión a los cielos. Los relatos sobre Jesús
resucitado varían, sin embargo, según los evangelios:
Son sobre todo las fuentes cristianas, obviamente parciales, las que
proporcionan información sobre Jesús de Nazaret. Los textos cristianos
reflejan principalmente la fe de las comunidades primitivas, y no pueden
considerarse, sin más, documentos históricos.
Los textos en los que la crítica actual cree posible hallar información
acerca del Jesús histórico son, principalmente, los tres evangelios
sinópticos (Mateo, Marcos y Lucas). Secundariamente, proporcionan
también información acerca de Jesús de Nazaret otros escritos del Nuevo
Testamento (el Evangelio de Juan, las epístolas de Pablo de Tarso),
algunos evangelios apócrifos (como el de Tomás y el de Pedro), y otros
textos cristianos.
Por otro lado, existen referencias a Jesús en unas pocas obras no
cristianas. En algunos casos se ha puesto en duda su autenticidad (Flavio
Josefo), o que se refieran al mismo personaje cuya vida relatan las
fuentes cristianas (Suetonio). Apenas aportan alguna información,
excepto que fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato (Tácito) y que fue
considerado un embaucador por los judíos ortodoxos.
Fuentes cristianas
Son muy numerosos los escritos cristianos de los siglos I y II en los que
se encuentran referencias a Jesús de Nazaret. Sin embargo, solo una
pequeña parte de los mismos contiene información útil acerca de él.
Todos ellos reflejan, en primer lugar, la fe de los cristianos de la época, y
solo secundariamente revelan información biográfica sobre Jesús.
Los principales son:
Suetonio hacia 120 d.C. pero según una nota al parecer tomada de
un documento de la policía de la época de Claudio (41-54 d.C.),
menciona a los cristianos, y en otro pasaje de la misma obra,
hablando del mismo emperador, dice que a «los judíos, instigados
por Chrestus, los expulsó de Roma por sus hábitos escandalosos»
(De Vita Caesarum. Divus Claudius, 25). Los hebreos fueron
expulsados de Roma, culpables de haber provocado tumultos bajo la
instigación de un tal «Chrestus». Otra versión del mismo texto indica
que Claudio: «Expulsó de Roma a los judíos por las continuas peleas
a causa de un tal “Cresto”». El nombre Chrestus ha sido interpretado
como una lectura deficiente de Christus; sin embargo, no puede
excluirse que el pasaje haga referencia a un agitador judío en la
Roma de los años 50.
Hacia 116 o 117, el historiador Tácito, en sus Anales hablando del
reinado de Nerón (54-58 d.C.), comenta que después del incendio de
Roma infligía penas severas a los partidarios de un tal Cristo, que
había sido supliciado bajo Poncio Pilato: los cristianos toman su
nombre «de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado por
Poncio Pilato» (Anales, 15.44:2-3).
A comienzos del siglo II, Plinio el Joven, en una carta al
emperador Trajano (98-117 d.C.), menciona que «estos cristianos
(aquellos a los que hace comparecer ante sí mismo) que consienten
en hacer sacrificios a los dioses, los absuelve. Por otra parte,
aseguran no haber hecho ningún mal: dicen haber, simplemente,
elevado cánticos a Cristo, como los que se dedican a un dios», «le
cantan himnos a Cristo (casi Dios, según dicen)» (Epístolas 10:96).
Existen algunos textos más, como el de Luciano de Samósata (segunda
mitad del siglo II d.C.), que menciona a «aquel hombre a quien siguen
adorando, que fue crucificado en Palestina... aquel sofista crucificado», u
otro que, aunque es dudoso, podría ser una referencia a Jesús de
Nazaret: se trata de una carta, conservada en siríaco, escrita por un tal
Mara Bar-Serapion, en la que se habla de un «rey sabio» condenado a
muerte por los judíos.73 No hay acuerdo sobre si esta carta data del
siglo I, II o III de nuestra era, y tampoco está claro si es o no una
referencia a Jesús de Nazaret.
La escasez de fuentes no cristianas sugiere que la actividad de Jesús no
llamó la atención en su época, aunque según las fuentes cristianas su
predicación habría congregado a multitudes. Las fuentes no cristianas
aportan solo una imagen muy esquemática al conocimiento de Jesús
como personaje histórico.74
Metodología
La investigación histórica de las fuentes cristianas sobre Jesús de
Nazaret exige la aplicación de métodos críticos que permitan discernir las
tradiciones que se remontan al Jesús histórico de aquellas que
constituyen adiciones posteriores, correspondientes a las primitivas
comunidades cristianas.
La iniciativa en esta búsqueda partió de investigadores cristianos.
Durante la segunda mitad del siglo XIX, su aportación principal se centró
en la historia literaria de los evangelios.
Los principales criterios sobre los que existe consenso a la hora de
interpretar las fuentes cristianas son, según Antonio Piñero,75 los
siguientes:
Jesús en el cristianismo
Artículo principal: Cristo
Jesús, llamado en lengua árabe `Īsā o `Īsā ibn Maryam (‘Jesús, hijo
de María’), es uno de los principales profetas del islam. Según
el Corán, fue uno de los profetas más queridos por Dios y, a
diferencia de lo que ocurre en el cristianismo, para los musulmanes
no tiene carácter divino. Existen notables diferencias entre el relato
de los evangelios y la narración coránica de la historia de Jesús.
La virginidad de María es plenamente reconocida (Corán, 3,41; 5,19;
19,22 y ss). Jesús es quien anunció la llegada de Mahoma como
último profeta (Corán, 3,75; 61,6), aunque siguen su vida y prédica a
través de los textos de los evangelios apócrifos. La muerte de Jesús
es tratada de forma compleja, al no reconocer explícitamente su
sacrificio, sino que antes de la muerte es sustituido por otro ser ―del
que nada se dice―, mientras Jesús asciende con Dios y burla a los
judíos (Corán, 3,48; 4,156). La muerte ignominiosa de Jesús no se
contempla, aunque sí se afirma su regreso el día del Juicio
Final (Corán, 4,157; 43,61) y el descubrimiento, en ese día, de que la
obra de Jesús fue verdadera (en el sentido de enviado por Dios). El
Corán rechaza la Trinidad (según el concepto del tawhid), teniéndola
por falsa, y considera a Jesús por «Verbo de Dios», pero no hijo de
él.Nota 38
Jesús en la literatura
Desde finales del siglo XIX, son numerosos los autores literarios que
han dado su interpretación personal de la figura de Jesús. Entre las
obras más destacadas que han tratado el tema pueden citarse:
Véase también
Notas
1. ↑ En griego antiguo: Ἰησοῦς, Iesous; en arameo: ܝܝܝܝ, Išo;
en hebreo antiguo: יְהֹוׁשֻׁ ע, Yehošuaʕ, o יֵׁשּוע, Yešuaʕ.
2. ↑ en griego antiguo: Χριστός, Christós; en arameo:
ܝܝܝܝܝ, Mʕšiha; en hebreo antiguo: מ ִׁׁשיח, ָ Māšîaḥ.
3. ↑ Saltar a:a b c Aunque la mayoría de los historiadores y expertos
bíblicos opina que estos datos pueden darse por ciertos, dada la
concordancia de las fuentes, una minoría de estudiosos pone en
tela de juicio la historicidad de Jesús de Nazaret, cuestionando los
textos no cristianos existentes.
Entre los autores que afirman la historicidad de Jesús se
encuentran: Raymond E. Brown (La muerte del Mesías, ISBN 84-
8169-485-1); John Dominic Crossan (Jesús, vida de un campesino
judío, 1994, ISBN 84-7423-655-X; Jesús desenterrado, ISBN 84-
8432-459-1); Bart Ehrman (Jesús, el profeta judío apocalíptico,
2001, ISBN 84-493-1027-X); Gerd Theissen y Annette Merz (El
Jesús histórico, 2004, ISBN 84-301-1349-5); E. P. Sanders (La
figura histórica de Jesús, 2000, ISBN 84-8169-400-2); Geza
Vermes (Jesús el judío: los manuscritos leídos por un historiador,
1994, ISBN 84-7669-213-7; La religión de Jesús el judío,
1996, ISBN 84-7979-201-9); Paul Winter (El proceso a Jesús,
1983, ISBN 84-85501-50-0).
La negación de la existencia de Jesús es una posición muy tardía,
ya que Jesús comenzó a estudiarse como figura histórica, al
margen de la religión, recién en el siglo XVIII. Los principales
defensores de este punto de vista son Timothy Freke y Peter
Gandy (Los misterios de Jesús. El origen oculto de la religión
cristiana, 2000, ISBN 84-253-3450-0); Earl Doherty (El puzzle de
Jesús, 2005, ISBN 84-9800-268-0) y, sobre todo, George Albert
Wells (The Historical Evidence for Jesus, 1988, ISBN 0-87975-429-
X); The Jesus Myth, 1998, ISBN 0-8126-9392-2).
La inmensa mayoría de las enciclopedias y obras de referencia
aceptan la historicidad de Jesús. Es el caso, por citar un ejemplo
prestigioso, de The New Encyclopaedia Britannica (pp. 360-377,
tomo 22, Chicago, 1990. ISBN 0-85229-511-1).
También los defensores de la teoría de la inexistencia de Jesús
reconocen que la opinión generalizada es la contraria. Según
George Albert Wells, en un artículo publicado en 1999:
Referencias
1. ↑ Canto, Alicia M. «Textos históricos sobre Jesús de
Nazareth» (artículo en Celtiberia.net, del 8 de diciembre de
2005). Versión más reciente (2017) en Academia.edu.
2. ↑ Mt 1:18-2:23, Lc 1:5-2:52.
3. ↑ Según Geza Vermes (El nacimiento de Jesús, pág. 94): «El
Evangelio de Mateo no identifica el lugar donde viven María y José,
pero al no hablarse de un cambio de residencia entre ese momento
[el sueño de José] y el nacimiento de Jesús, se puede concluir que,
en opinión de Mateo, la pareja residió siempre en Belén».
4. ↑ Is
5. ↑ Mt 1:19-21
6. ↑ Mt 2:13
7. ↑ Mt 2:19-23
8. ↑ Mt 2:23
9. ↑ Lc 1:26-38.
10. ↑ Mt 1:2-16, Lc 3:23-28.
11. ↑ Mt 3:1-12, Mc 1:4-8, Lc 3:1-18 (Jn 1:19-32
12. ↑ Mt 3:13-15, Mc 1:9,Lc 3:21 Según el Evangelio de Juan, Jesús no
recibió el bautismo personalmente de Juan el Bautista, ya que por
entonces este se encontraba encarcelado por orden de Antipas.
13. ↑ Mt 3:16-17, Mc 1:10-11, Lc 3:21-22. En el Evangelio de Juan se
menciona esta teofanía (Jn 1:32-33), aunque no en ocasión del
bautismo de Jesús.
14. ↑ Mt 4:2-11, Mc 1:12-13, Lc 4:1-13.
15. ↑ Mt 4:12-17, Mc 1:14, Lc 4:14.
16. ↑ Mt 4:17, Mc 1:15, Lc 4:14. Según Jn 1:35-51 Jesús reclutó a sus
primeros seguidores (aunque eran galileos) en Judea, antes de
partir hacia Galilea para iniciar su ministerio.
17. ↑ Mt 11:20-21, Lc 10:13
18. ↑ Mt 13:53-58, Mc 6:1-6, Lc 4:16-30. Según el relato de Lucas, los
habitantes de Nazaret intentaron matar a Jesús.
19. ↑ Mt 20:29, Mc 10:46, Lc 18:35.
20. ↑ Jn 11:38-44
21. ↑ Mt 10:2-4, Mc 13:16-19, Lc 6:13-16. En los tres sinópticos, los
apóstoles son agrupados por parejas, aunque no siempre coinciden
en su distribución.
22. ↑ Mt 4:18-22, Mc 1:16-20. En el Evangelio de Juan, Simón y Andrés
son discípulos de Juan el Bautistaque se unieron a Jesús en Judea.
23. ↑ Mt 9:9, Mc 2:14, Lc 5:27-28,
24. ↑ Véase, por ejemplo, Jn 6:67, Jn 6:70, Jn 6:71. En diferentes
pasajes cita a los siguientes: Simón Pedro, Andrés, los hijos de
Zebedeo (es decir Santiago y Juan), Felipe, Natanael, Dídimo
Tomás, Judas Iscariote y otro Judas. Natanael es generalmente
identificado con el Bartolomé que mencionan los sinópticos.
25. ↑ Mt 9:32-34, Mt 12:22-30, Mc 3:22-27, Lc 11:14-15, Lc 11:17-23)
26. ↑ Lc 10:17-20
27. ↑ Mc 9:38-40
28. ↑ Mt 17:1-8, Mc 9:2-8, Lc 9:28-36.
29. ↑ Mt 21:1-11, Mc 11:1-11, Lc 19:28-40, Jn 12:12-19.
30. ↑ Mt 21:12-22, Mc 11:15-19, Lc 19:45-48. Marcos intercala entre la
entrada de Jerusalén y la expulsión de los mercaderes el episodio
de la maldición de la higuera (Mc 11:12-14, y Lucas una profecía
sobre Jerusalén (Lc 19:41-44
31. ↑ Jn 2:13-22. En este pasaje, Jesús utiliza un azote para expulsar a
los vendedores, al que no se hace referencia en los sinópticos.
32. ↑ Mt 24:1-3, Mc 13:1-4, Lc 21:5-7.
33. ↑ Mt 26:6-13, Mc 14:5-9, Jn 12:1-8. En el relato de Juan, la mujer
que unge a Jesús es María de Betania, hermana de Lázaro; en los
otros dos no se menciona su nombre.
34. ↑ Mt 26:26-29, Mc 14:22-25, Lc 22:19-20. Para los cristianos, este
gesto de Jesús representa la institución del sacramento de
la Eucaristía.
35. ↑ Mt 26:36-46, Mc 14:32-42, Lc 22:40-46.
36. ↑ Mt 26:14-16, Mc 11:10-11, Lc 22:3-6.
37. ↑ Mt 26:47-56, Mc 14:43-52, Lc 22:47-53, Jn 18:2-12. El relato de
Juan ofrece variantes significativas: no se cita Getsemaní como el
lugar de la detención, sino un huerto «al otro lado del torrente
Cedrón»; en la detención de Jesús toma parte una cohorte romana;
y Jesús no es denunciado por Judas, sino que se entrega él mismo
a los que iban a detenerlo.
38. ↑ Mt 26:57-68, Mc 14:53-65, Lc 22:63-71.
39. ↑ Jn 18:19-29
40. ↑ Mt 26:69-75, Mc 14:66-72, Lc 22:55-62, Jn 18:15-27.
41. ↑ Mt 27:11-26, Mc 15:1-15. El Evangelio de Lucas añade que Pilato
envió a Jesús ante Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, que se
encontraba de visita en Jerusalén. Según este relato, Jesús no
quiso contestar a las preguntas de Antipas, quien lo envió de nuevo
a Pilato (Lc 23:1-25). En el Evangelio de Juan, por otro lado, se
añaden dos diálogos entre Jesús y Pilato que no aparecen en el
resto de los relatos de la Pasión (Jn 18:28-19:16).
42. ↑ Mt 27:26-31, Mc 15:15-20
43. ↑ Mt 27:32-44, Mc 15:21-32, Lc 23:26-43, Jn 19:16-24. Juan no
menciona a Simón de Cirene. Afirma que Jesús fue crucificado
entre otras dos personas, pero no dice que fuesen ladrones.
44. ↑ Mt 27:45-50, Mc 15:33-41
45. ↑ Lc 23:39-46. Jn 19:25-30
46. ↑ Mt 27:57-61, Mc 15:42-47, Lc 23:50-56, Mc 19:38-42
47. ↑ Mt 27:62-66.
48. ↑ Mt 28, Mc 16, Lc 24, Jn 20-21
49. ↑ Is 7:14, Miq 5:2
50. ↑ Is 9:1
51. ↑ Is 9:6-7, Is 11:1-9), Is 16:5
52. ↑ Is 40:3. Esta profecía es citada explícitamente en los cuatro
evangelios del Nuevo Testamento (Mt 3:3, Mc 1:2-3, Lc 3:4-6, Jn
1:23).
53. ↑ Is 42:1-7, Is 49:1-7, Is 50:4-9, Is 52:42-53:12.
54. ↑ Por ejemplo, Zc 12:10.
55. ↑ Morris, John D. (en inglés). «Has archaeological evidence for
Jesus been discovered?» Instituto de Investigación sobre la
Creación. Consultado el 22 de mayo de 2009.
56. ↑ Maier, Paul L. (en inglés). «History, archaeology and Jesus. Hard
evidence from the ancient world dramatically supports the New
Testament record on Jesus.»
Archivado el 9 de mayo de 2008 en la Wayback Machine.
57. ↑ Pérez Cortés, Sergio (2004). Palabras de filósofos: oralidad,
escritura y memoria en la filosofía antigua (1ª edición). México: Siglo
XXI Editores. p. 16. ISBN 968-23-2482-3. «Un cierto número de filósofos
antiguos no consideró necesario dejar nada por escrito. Este es el
caso, entre muchos otros,
de Pitágoras, Sócrates, Menedemo, Pirrón, Arcesilao, Carnéades, A
monio Saccas, Musonio Rufo, Epícteto, Estilpón, y Filipo.»
58. ↑ Rivas, Luis H. (2010). Diccionario para el estudio de la Biblia.
Buenos Aires: Editorial Amico. pp. 20-21; 96-98; 170-171. ISBN 978-
987-25195-1-3.Las modificaciones se ajustaron a razones diversas,
destacando el propósito del escrito, sus destinatarios, el momento
en que se escribió el mensaje, como así también el género literario
usado. Entre otros ejemplos se cuentan las diferencias existentes
en la figura y el mensaje de Jesús de Nazaret en los
cuatro evangelios canónicos, e incluso en los tres evangelios
sinópticos cuyas divergencias indicarían que se escribieron con
cierto grado de independencia uno del otro.
El concordismo o armonización bíblica fue uno de los recursos que
primero se utilizaron para superar el problema, e implicaba ciertos
forzamientos de los textos bíblicos que no estaban totalmente de
acuerdo entre sí, para que pareciera que expresaban lo mismo. Un
ejemplo de ello fue el Diatésaronde Taciano en el siglo II. Esos
recursos, que llegaron a ser muy populares, fueron dejados
totalmente de lado en la actualidad.
59. ↑ Antonio PIÑERO: Fuentes del cristianismo, pág. 325.
60. ↑ Kugelman, Richard (1972). «Primera carta a los corintios». Brown,
Raymond E.; Fitzmyer, Joseph A.; Murphy, Roland E.,
eds. Comentario Bíblico «San Jerónimo»IV. Madrid: Ediciones
Cristiandad. p. 51. «[…] Última Cena […] Se trata del testimonio
más antiguo que existe […] escrito unos ocho años antes que el
Evangelio de Marcos, el relato que hace Pablo […] es muy parecido
al de Lc 22, 19-20».
61. ↑ J. M. Robinson, y otros: El «Documento Q» en griego y en
español con paralelos del Evangelio de Marcos y del Evangelio de
Tomás. Salamanca: Sígueme, 2002. ISBN 84-301-1464-5
62. ↑ Guijarro, pág. 26.
63. ↑ Guijarro, págs. 61-63
64. ↑ Piñero, Antonio: Guía para entender el Nuevo Testamento,
págs. 392-393.
65. ↑ Theissen y Merz, El Jesús histórico, págs. 55-56.
66. ↑ Antonio PIÑERO: Guía para entender el Nuevo Testamento,
pág. 166.
67. ↑ Muy debatido es también el valor que debe asignarse al
llamado Evangelio secreto de Marcos, sobre cuya autenticidad
existen serias dudas.
68. ↑ Theissen y Merz, El Jesús histórico, pág. 76.
69. ↑ Véase una relación comentada de todos los textos, junto con otros
judíos, igualmente no cristianos, en el artículo de Alicia M. Canto
(UAM) "Textos históricos sobre Jesús de Nazareth", Celtiberia.net, 8
de diciembre de 2005 (consultado el 10 de diciembre de 2012),
reproducido también en Terrae Antiqvae, 5 de enero de
2006. Versión más reciente (2017) en Academia.edu.
70. ↑ «Tacitus», artículo en The New Encyclopaedia Britannica. En la
edición de 1995 de la misma obra se concluye:
Finegan
Con todo, en el presente la gran mayoría de los historiadores data
la muerte de Herodes I el Grande del año 4 a. C. y, tal como señala
Meier en el volumen 1 de su obra Un judío marginal. Nueva visión
del Jesús histórico, «los intentos dispersos de invalidar el 4 a. C.
como año de la muerte de Herodes se deben considerar un
fracaso».
What did Mark do? He crafted a ministry which moved from Galilee to
Jerusalem, now the site of Jesus' death. He virtually re-invented the
Apostles out of early, now-legendary figures in the Christ movement; they
served mostly instructional purposes. He brought into the Jesus orbit all the
figures and concepts floating about in the Christian air, like Son of God,
Messiah, Son of David, the apocalyptic Son of Man.
Doherty
Most important of all, he had to craft the story of Jesus' passion. [...]
We owe the most enduring tale Western culture has produced to the
literary genius of Mark» (The Jesus puzzle. Was there no historical
Jesus? Parte tres: «The evolution of Jesus of Nazareth»).
parte uno (en inglés) del libro The Jesus puzzle. Was there no
historical Jesus?, cuya traducción al español es:
Earl Doherty: «El rompecabezas de Jesús. ¿Acaso no hubo un
Jesús histórico?» (traducción al español).
Bibliografía
Bibliografía utilizada
El Jesús histórico