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LA MORA EN EL CÓDIGO

PERUANO
DERECHO CIVIL (LIBRO DE OBLIGACIONES)

UNIVERSIDAD NACIONAL FEDERICO VILLAREAL

INTEGRANTES:
- TRUJILLO FLORES, GRACIELA MIRELLA
- LAYZA
- JIMENEZ, LESLY
- KEYLA
DOCENTE:
- DR. GASTON QUEVEDO PEREYRA

2019
Tabla de contenido
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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de investigación, se expone de manera sistemática los

principales aspectos de la Mora. Tanto como una institución jurídica cuya

definición ha sido abordada por diferentes autores por una perspectiva parcial.

Algunos de ellos han resaltado profundamente su elemento objetivo, es decir, el

retardo o el retraso; en este sentido. Se empieza con la mención de las

consideraciones básicas que nos permiten introducirnos en el tema, para luego

profundizar en el régimen legal de la mora en la normativa nacional, sus

elementos y otras situaciones relacionadas. Los presentes realizamos un

análisis muy completo, tratando de modo crítico cada punto de este presente

trabajo. Nuestro trabajo de investigación comprende 3 capítulos: Capítulo I

comprende nuestra Problematica,Capitulo II comprende el Marco Historico,

Capitulo III comprende todo lo relacionado al Marco Conceptual, el Capítulo IV

comprende el Derecho Sustantivo y por ultimo el Capitulo V que comprende el

Derecho Comparado.
CAPITULO I
PROBLEMÁTICA

PROBLEMÁTICA: ¿MORA EX PERSONAE O MORA EX RE?

Según lo dispuesto de nuestro código civil el interés es de naturaleza


compensatoria por la contraprestación de uso del bien, y es moratorio cuando su
naturaleza es indemnizatoria por la mora contraída. La mora ha venido
regulándose desde un paradigma de defensa del deudor. Hoy en día, esta
imagen viene a ser desfasada y es necesario actualizarla según el profesor
Espinoza apoyándose de la doctrina italiana.
El artículo 1219° de la sección segunda: Efectos de las obligaciones está
orientado a una particular protección del sujeto obligado, a una atención
privilegiada a las obligaciones de hacer y a un excesivo formalismo, que no
responde a las necesidades de la práctica y a las exigencias expeditivas del
comercio. Además, existe una protección que equipara la igualdad de
condiciones vb. gr. El derecho de los consumidores, mientras que el derecho de
obligaciones regularía las relaciones jurídicas de los sujetos

1. Unificación del régimen de los intereses por mora en defecto de pacto

Pago del interés por mora:

- Artículo 1246º.- Si no se ha convenido el interés moratorio, el deudor sólo


está obligado a pagar por causa de mora el interés compensatorio
pactado y, en su defecto, el interés legal.
Efectos de la inejecución de obligaciones dinerarias
- Artículo 1324º.- Las obligaciones de dar sumas de dinero devengan el
interés legal que fija el Banco Central de Reserva del Perú, desde el día
en que el deudor incurra en mora, sin necesidad de que el acreedor
pruebe haber sufrido daño alguno. Si antes de la mora se debían intereses
mayores, ellos continuarán devengándose después del día de la mora,
con la calidad de intereses moratorios. Si se hubiese estipulado la
indemnización del daño ulterior, corresponde al acreedor que demuestre
haberlo sufrido el respectivo resarcimiento.

PROBLEMÁTICA:

Actualmente esta materia se encuentra regulada por los artículos 1246 y 1324
del Código, diferenciándose el tratamiento según que se refiera a obligaciones
con prestación no dineraria o a obligaciones con prestación dineraria,
respectivamente. No hay en verdad justificación para esa regulación diversa, por
lo que en el proyecto se propone su integración en su solo texto, suprimiéndose
el artículo 1324 y manteniendo el artículo 1246 con la siguiente redacción:
“Si no se ha convenido el interés moratorio, el deudor está obligado a pagar por
causa de mora sólo el interés legal. Si antes de la mora se debían intereses
mayores, ellos continuarán devengándose después del día de la mora, con la
calidad de intereses por mora ”

2. Mora

La regla de la exigencia de la intimidación del acreedor para quedar configurada


la mora del deudor y la existencia de un plazo suspensivo para el cumplimiento
es objetable de forma estricta según el profesor Carlos Cárdenas .

PROBLEMÁTICA:
No es razonable asumir en ese caso que si el acreedor no reclama el pago a su
vencimiento, cuando la prestación ya es exigible para el deudor, demuestra con
ello que el retraso no lo afecta. Esto es lo que sostienen los partidarios de la
mora ex personae. ¿Es que puede llevarse el favor debitoris a tales extremos?

¿Entonces qué sostienen los partidarios de la mora ex personae? ¿cómo actúa


el favor debitoris a tales extremos?
Primero analicemos que son esas expresiones que señala el profesor Cárdenas
Quiroz: La expresión latina favor debitoris significa a favor del deudor y debe ser
entendida como una regla de protección de la parte más débil en un contrato, sin
distinguir si se trata de un deudor o acreedor, en caso que en el contrato no
exista una parte notoriamente más débil .
Y la mora Ex personae se encuentra regulado en nuestro art. 1333° en un
sistema eminentemente de interpelación o requerimiento fundamentada en la
teoría de la prórroga tácita del plazo, esto quiere decir que sí el deudor no tiene
exigencia alguna por parte del acreedor se entiende que este último le está
dando un plazo de gracia, es decir prorrogando tácitamente el plazo de
cumplimiento.
En el derecho civil chileno es interesante como se plantea una óptica de la mora
en el deudor en base a un sistema de mora ex re, según el profesor chileno
Contardo Gonzales , la mora del deudor se ha convertido en una suerte de
dogma, sin ella no podrían ser ejercidos los medios de tutela; sin embargo, sí se
analiza con mayor profundidad no tiene la mora del deudor un carácter
dogmático por ser de carácter automático en la responsabilidad contractual . Su
actual sistema es la mora ex re o automática en donde la sola llegada del plazo
contractualmente pactado, expreso o tácito, constituiría al deudor en mora . De
esta manera no le sería posible ejercer otros medios de tutela (anticipatorios a
la llegada del plazo, si se quiere), porque todo el sistema de responsabilidad
contractual, como ha sido configurado de la manera más clásica, gira en torno a
la mora del deudor .
Sin embargo, su sistema de mora automática no ha funcionado según el diario
Chileno CIPER en una radiografía de los múltiples abusos del retail financiero:
“Son 9,5 millones de tarjetas de crédito con deudas las que amasa la industria
del retail financiero en Chile. No solo es el sector de la economía con más
deudores morosos, también uno de los que concentra la mayor cantidad de
reclamos por vulneraciones.
El 8 de octubre, solo 10 días antes del inicio del estallido social de Chile, el Banco
Central publicó una cifra alarmante: el endeudamiento de los hogares chilenos
alcanzó un récord histórico, llegando al 74,3% del ingreso disponible anual.
El 18 de octubre la burbuja reventó. En el ojo de la crisis, el costo de la vida, los
bajos salarios y el endeudamiento se han levantado como una de las banderas
insigne del movimiento social que sacude al país: 11 millones de personas
mantienen deudas financieras y de ellas 4,6 millones están morosas, según un
estudio reciente de la Universidad San Sebastián y Equifax.”
En Chile, lo que no se estaba dando era un sistema financiero saludable evitara
la toma excesiva de riesgos y por lo tanto no se vea forzado a elevar las tasas
de interés activas como resultados de un alto porcentaje de préstamos en mora.
“Mientras más alto sea la cantidad adeudada, se pague o no se pague se
descontará del impuesto a la renta debido a las garantías tributarias que existen”.
Los bancos y el retail se benefician descontando sus impuestos por el
sobreendeudamiento y no pago de sus clientes.
Los países difieren en sus fortalezas y debilidades relativas. En tanto que para
Colombia el indicador más débil es “estabilidad política”, para Brasil, El Salvador
y México el “control de la corrupción y el “respeto al imperio de la ley” son los
factores más preocupantes. Es así como durante las discusiones de la mesa de
diálogo, la Federación de Bancos de Brasil identificó la falta de seguridad jurídica
de los contratos como una de las trabas legales más importantes a la
bancarización. En el caso de Perú todos los indicadores obtienen puntajes muy
bajos.
En el año 2001 en nuestro país, el Poder Ejecutivo consideró que era una norma
excesivamente protectora al deudor moroso, afirmando que proteger al deudor
moroso no significa liberarlo de sus deberes que, en su calidad de agente
económico, debe cumplir:
(…) las normas destinadas a proteger al consumidor, deben buscar formarlos de
manera responsable, tomando precauciones antes de tomar cualquier tipo de
decisión de consumo, evitando consumidores poco diligentes e irresponsables.

Según el profesor Freitas cuestionaba la fórmula del diez non interpellat pro
homine aplicable a las obligaciones con plazo de vencimiento, comentando el
texto del artículo 1071, inciso 1, del esbozo, sostenía :
“observo en esto una corruptela, un triunfo de la chicana de los deudores, un
contrasentido y una injusticia. Por más que este abuso se haya inveterado, no
tememos afrontarlo, ni perderemos la ocasión para iniciar su extirpación. La
designación de un plazo en el título del crédito enuncia, para el buen sentido de
todos los hombres, la formal intención del acreedor de recibir lo que se le debe,
en el día del vencimiento del plazo. Y si esa intención se ha manifestado tan
claramente, ¿cómo se la puede rehusar, ¿cómo exigir aún una segunda e inútil
manifestación de voluntad por la formalidad de una interpelación...? ¿Se podrá
presumir o suponer que el acreedor no considera en falta al deudor o que el
deudor no demora el pago, cuando ya se sabe que la deuda debía ser pagada
en un día señalado y que hubo por consiguiente una falta?”.
Y termina diciendo:
“¡Es inexplicable que se exija una interpelación ... para el caso opuesto en que
las partes han sido previsoras y en que nadie puede dudar de su intención! ¿No
importará esto reducir todas las obligaciones a obligaciones sin plazo? ¿No será
prohibir indirectamente que haya estipulación de plazos?”.
Según Freitas, la obligación es obligación como tal y debe regirse bajo su
naturaleza, es decir: su cumplimiento. Y según el debe aplicarse una mora
automática como el caso chileno que mencioné, es decir sin interpelación
alguna. Sin embargo, si observamos el crecimiento económico y el consumismo
en nuestra sociedad actual, y así también, los abusos del sistema regido bajo el
neoliberalismo se ha visto que se han cometido muchos abusivos cobros, en
este caso, de los consumidores como lo ha señalado Indecopi y el informe
defensorial N°75 : “los acreedores o las entidades encargadas de la gestión de
cobranza se encuentran facultados para ejercer todos los mecanismos legales
que conlleven al cumplimiento de la obligación; sin embargo, no podrán realizar
acciones que puedan denigrar el honor del deudor o afectar su privacidad, como
por ejemplo realizar requerimientos de cobranza a domicilios no autorizados o
informar a terceros ajenos a la obligación la deuda del consumidor.”
CAPITULO II

MARCO HISTORICO

ANTECEDENTES

LA MORA EN LOS ROMANOS

En este sentido, la mora es concebida desde su acepción etimológica (deriva del


́ mora o morae) como un retraso, tardanza o demora en la ejecución de la
latin
prestación. En tal virtud, existe una fuerte vinculación con el factor tiempo. Por
́ icos, es posible distinguir entre la
sus diferentes consecuencias y efectos jurid
mora del deudor (solvendi, debitoris o debendi) y la mora del acreedor
(accipiendi, creditoris o credendi). De esta manera, la inejecución de la
obligación dependiendo del tipo de mora de que se trate puede ser motivada por
el deudor o por el acreedor.

A) MORA DEBITORIS. Es el retraso en que incurre el deudor, cuando por causas a


él imputables, incumple su obligación en tiempo y lugar oportunos. Sus requisitos
son los siguientes:
 Que el retraso en el cumplimiento sea injustificado (frauduloso), esto es,
debido a culpa del deudor. Éste no incurrirá en mora si el retraso se
produce por circunstancias ajenas a su voluntad.
 Que la obligación sea válida y exigible.
 El requerimiento (interpellatio) dirigido por el acreedor al deudor
recordándole el pago en tiempo y lugar oportunos. Y aunque se discute
en doctrina, creemos que el requisito de la interpellatio es indispensable
tanto en las obligaciones en las que se acordó un término para cumplirlas,
como en las que no tienen fijado plazo de vencimiento.
En cuanto a sus efectos destacamos:
a) Aquél de perpetuar la obligación (perpetuatio). Es el efecto más
importante, e implica que el deudor será responsable en todo caso,
́ ser entregada perece o se deteriora por caso
incluso si la cosa que debia
fortuito, prescindiendo del grado de responsabilidad que la obligación le
́
impusiera. En Derecho justinianeo se admite que el deudor en mora podia
́ perecido igualmente en manos del
liberarse probando que la cosa habria
acreedor, si se le hubiese entregado en tiempo y lugar.
b) Si la deuda es en metálico el deudor está obligado a pagar los intereses
generados por la mora, por ejemplo, por retardo en el pago del precio en
la compraventa.
c) El deudor está igualmente obligado a entregar todos los frutos y
accesiones producidos por la cosa, desde el momento de la constitución
en mora. Según Celso, seguido por Juliano, la mora del deudor puede
́ el pago o concedia
cesar (purgatio morae), si el acreedor admitia ́ un
nuevo plazo.

B) MORA CREDITORIS. El acreedor incurria


́ en mora cuando rechazaba
injustificadamente la prestación ofrecida por el deudor, dentro de los términos
debidos. En este caso, el deudor no quedaba relevado del cumplimiento de la
obligación, pero su responsabilidad ́ ,
disminuia quedando limitada
exclusivamente aldolo. En caso de mora del acreedor, el deudor puede depositar
la cosa en lugar oportuno por cuenta del acreedor, y si prefiere retenerla, hacerse
indemnizar por los gastos de conservación.

EL RÉGIMEN LEGAL DE LA MORA EN EL PERÚ

(Freyre, 2004) El Derecho Peruano mantiene una doble regulación en torno al


tema de la mora, ya que la misma se halla legislada en el Código de Comercio,
promulgado el 15 de febrero de 1902, y en el Código Civil, vigente desde el 14
de noviembre de 1984.
No obstante que el sistema de constitución en mora previsto por el Código Civil
difiere de la regla general del Código de Comercio, ello no constituye novedad,
en la medida en que el Código de 1984 no ha hecho sino recoger los
antecedentes uniformes de los Códigos Civiles de 1836, 1852 y 1936.
El Código de Comercio, como su nombre lo indica, no tiene aplicación a todas
́ icas que se generan en una sociedad. Los dos primeros
las relaciones jurid
artić ulos de dicho Código son muy claros al respecto, cuando establecen lo
siguiente:
 Artić ulo 1.- «Son comerciantes, para los efectos de este Código: Los que,
teniendo capacidad legal para ejercer el comercio, se dedican a él
habitualmente. Las compañia
́ s mercantiles o industriales que se
constituyeren con arreglo a este Código».
 Artić ulo 2.- «Los actos de comercio, sean o no comerciantes los que los
ejecuten, y estén o no especificados en este Código, se regirán por las
disposiciones contenidas en él; en su defecto, por los usos del comercio
observados generalmente en cada plaza; y a falta de ambas reglas por
las del derecho común. Serán reputados actos de comercio, los
comprendidos en este Código y cualesquiera otro de naturaleza análoga».
Los preceptos citados del Código de Comercio se encuentran vigentes, ya que
no han sufrido modificatoria ni derogatoria alguna a lo largo de más de un siglo
́ no resulta muy clara la
desde que se promulgaron. Sin embargo, hoy en dia
delimitación de los actos de comercio, en contraste con aquellos otros que
resultan propios del Derecho Común o Derecho Civil. Ello, debido a que la
actividad mercantil no se circunscribe en los tiempos modernos a un reducido o
determinado sector de personas o comerciantes, sino que se extiende a la
sociedad en su conjunto y a un gran número de sus actores.
Con relación a la oportunidad de cumplimiento de las obligaciones mercantiles,
el Código de Comercio establece lo siguiente:
 Artić ulo 62.- «Las obligaciones que no tuvieren términos prefijados por las
partes o por las disposiciones de este código, serán exigibles a los diez
́ s después de contraid
dia ́ as, si sólo produjeren acción ordinaria, y al dia
́
inmediato si llevaren aparejada ejecución».
En torno de la constitución en mora, el tema se encuentra legislado por el artić ulo
63 del referido Código, norma del texto siguiente:
 Artić ulo 63.- «Los efectos de la morosidad en el cumplimiento de las
obligaciones mercantiles, comenzarán:
́ señalado para su cumplimiento, por voluntad
1) En los contratos que tuvieren dia
́ siguiente de su vencimiento.
de las partes o por la ley, al dia
́ en que el acreedor citare judicialmente
2) En los que no lo tengan, desde el dia
al deudor o le intimare la protesta de daños y perjuicios contra él ante un juez o
notario público».
Entonces, queda claro de la lectura de las normas citadas, que el Código de
Comercio optó en 1902 por establecer como regla la mora automática para
aquellos contratos en los que se hubiere establecido fecha para el cumplimiento
de la obligación (vale decir, para aquellas obligaciones que escapan a los
alcances del artić ulo 62). En cambio, para las obligaciones que no tuvieren
términos de pago establecidos por las partes o por la ley (supuesto del artić ulo
62), rige el sistema de la mora por intimación, tal como lo establece el inciso 2
del artić ulo 63 del Código de Comercio.
Por otro lado, en materia civil el sistema de constitución en mora imperante es el
inverso, ya que se establece, como regla general, la mora por intimación y, como
supuestos excepcionales, los de la mora automática.
́ enes legales respecto
De lo expuesto queda en evidencia que existen dos regim
de la mora. No es el caso ocuparnos de su estudio, pero, para cerrar por ahora
la discusión acerca de la pertinencia de aplicar el régimen civil o mercantil,
adelantamos nuestra opinión en el sentido de que el régimen civil debe ser
tomado como regla, considerando a la mora mercantil como un supuesto más
de la excepcional mora automática.
CAPITULO III

MARCO CONCEPTUAL
CONCEPTO
La mora del deudor sobreviene cuando no cumple la obligación a su debido
tiempo. Sin embargo, no todo retardo en el cumplimiento de la obligación
constituye en mora al deudor. Él debe obedecer a dolo o a culpa, o sea a causas
que le son imputables. En Roma la expresión "mora debitoris" o "mord solvendi"
se utilizaba con un doble significado. En lenguaje común se usaba para indicar
el simple retardo. En sentido jurídico era el retraso de la obligación por causas
imputables al deudor. La primera acepción, la no jurídica, no interesa en este
estudio. Jorge Eugenio Castañeda 1 criticaba, con razón, el artículo 1256 del
Código Civil de 1936, que permitía al deudor exonerarse de responsabilidad
probando que había incurrido en mora sin culpa alguna de su parte. Este, en
realidad, no era un caso de mora. Era un retardó en el cumplimiento de la
obligación, no imputable al deudor, que, por tanto, producía efectos jurídicos muy
distintos a los de la mora. El Código Civil de 1984 corrige ese error conceptual
en su artículo 1336, al disponer que el deudor se libera de responsabilidad
cuando prueba que ha incurrido en retraso sin culpa. El nuevo Código Civil no
alude a la mora sin culpa, sino al retraso sin culpa, porque esta situación jurídica
no constituye en mora al deudor.
Si el cumplimiento de la obligación ya no es posible, y entonces estaríamos ante
un caso de inejecución y no ante un simple retardo. La certidumbre del
incumplimiento hace innecesaria la constitución en mora. Por ello el artículo 1333
del Código Civil dispone que incurre en mora el obligado desde que el acreedor
le exige judicial o extrajudicialmente el cumplimiento de su obligación. Y también
por ello la mora puede ser purgada, no ocurriendo lo mismo con el
incumplimiento total. ¿Para qué se interpelaría al deudor, exigiendo el
cumplimiento de su obligación, si el acreedor tiene la certeza de que tal
cumplimiento ya no es posible? La constitución en mora significa que el acreedor
tiene la posibilidad de exigir el cumplimiento de la obligación en la especie
pactada y, además, la compensación de los daños y perjuicios moratorias. Pero
si tal ejecución en especie ya no es posible, entonces no podemos aludir a los
daños y perjuicios moratorias, sino a los compensatorios, que abarcarían el
concepto de inejecución total. Por tanto la mora es extraña a las obligaciones de
dar cuando al tiempo de vencimiento de la obligación es imposible su
cumplimiento. Por ejemplo, en las obligaciones de dar cosas ciertas, cuando se
destruye el bien no fungible que constituye la prestación. Aquí estaríamos frente
a un incumplimiento total y definitivo que no constituye en mora al deudor, sino
que, simplemente, lo hace responsable de los daños y perjuicios
compensatorios. La interpelación, requisito para constituir en mora al deudor,
carecería de objeto, pues es evidente que no podría exigírsele judicial o
extrajudicialmente el cumplimiento de la obligación. En consecuencia, se
demandaría el pago de daños y perjuicios en sustitución de la prestación, o sea
de la ejecución directa o en especie de la obligación, y el deudor no quería
constituido en mora con la notificación de la demanda, pues ella no podría estar
destinada a exigir el cumplimiento de la obligación. La mora sería extraña a esta
situación jurídica. Excepcionalmente, en algunas obligaciones de dar siempre
procede la constitución en mora. Por ejemplo, en las obligaciones de dar sumas
de dinero, por no existir el incumplimiento total y absoluto sino el simple retraso.
Tampoco procede la constitución en mora en ciertas obligaciones de hacer,
cuando por el incumplimiento ya es demasiado tarde para ejecutar la prestación.
Si el deudor, por ejemplo, se obliga a actuar en un teatro en un día determinado
y no lo hace. La mora es ajena a las obligaciones de no hacer. En estos casos
la simple acción del deudor viola la obligación y no es necesario, por
consiguiente, que el acreedor le recuerde que debe abstenerse de actuar. Esta
es la sana doctrina y la regla legislativa uniforme, salvo el caso del artículo 961
del Código Civil brasileño que se refiere a la mora en las obligaciones de no
hacer.
CARACTERES DE LA MORA

Los caracteres esenciales de la mora son:

A. Retraso en el cumplimiento de la prestación debida

No es que el deudor no cumpla, sino que el deudor va a cumplir pero no


́ cumplir rompiendo con el principio de
en el momento en que debia
identidad.

B. Retraso imputable al deudor

Ese retraso, es tardanza en ejecutar la prestación debida se debe a la


conducta imputable al deudor, sea culposa en su sentido "latu sensu", que
sea un acto intencional (dolo), o que se deba al carácter culposo
(negligencia o imprudencia).
No habrá mora el retraso en ejecutar la prestación, debido a una causa
extraña no imputable: caso fortuito, fuerza mayor, culpa de la vić tima,
hecho de un tercero, el hecho del gobernante, etc.

REQUISITOS PARA PRESENTAR LA MORA

1. La obligación sea exigible;


2. Exista retraso en el cumplimiento
3. El acreedor haya requerido el cumplimiento, salvo las excepciones que
veremos;
4. El retardo en el cumplimiento debe ser imputable al deudor; y,
5. Exista la posibilidad del cumplimiento de la obligación.
EFECTOS DE LA MORA

El Código Civil peruano dispone en el artículo 1336 que el deudor que estuviese
en mora responde de los daños y perjuicios y aun de la imposibilidad
sobreviniente por causas que no le son imputables, pudiendo sustraerse a esta
última responsabilidad si prueba que el evento dañino habría alcanzado a la
prestación, con detrimento del acreedor, aunque la ejecución se hubiere llevado
a cabo a su debido tiempo. Estos son pues los efectos de la mora en la
legislación peruana. Debemos aclarar que el código se refiere a los daños y
perjuicios moratorias, a la reparación por el retraso en el cumplimiento de la
obligación, y no a los daños y perjuicios compensatorios. Los daños y perjuicios
compensatorios no reparan el simple retraso. Reparan la inejecución parcial o
total de la obligación. Por ello cuando el deudor está en mora el acreedor puede
exigir la prestación debida y, además, la reparación de los daños y perjuicios que
produce el retraso. Por ejemplo, la indemnización por no concluirse un edificio
en el plazo estipulado o por el menos precio de los valores que no se entregaron
oportunamente.
Dentro de los efectos de la mora del deudor, está el riesgo del deudor por la sola
circunstancia objetiva de su comportamiento65. Similar prescripción existe en el
caso de quien ha recibido de mala fe lo indebidamente pagado. Así, el segundo
párrafo del artículo 1269 del Código Civil prescribe que: Artículo 1269.- “[…] El
que acepta un pago indebido, si ha procedido de mala fe, debe abonar el interés
legal cuando se trate de capitales o los frutos percibidos o que ha debido percibir
cuando el bien recibido los produjera, desde la fecha del pago indebido. Además,
responde de la pérdida o deterioro que haya sufrido el bien por cualquier causa,
y de los perjuicios irrogados a quien lo entregó, hasta que lo recobre. Puede
liberarse de esta responsabilidad, si prueba que la causa no imputable habría
afectado al bien del mismo modo si hubiera estado en poder de quien lo entregó”
[el énfasis es nuestro]. Volviendo al artículo 1336 del Código Civil, este modelo
ha sido calificado como de “un pasaje del riesgo”66 del acreedor al deudor. Es
importante tener presente que “la regla encuentra aplicación también fuera de
las hipótesis de entrega de cosas determinadas, ya que se refiere a todo caso
en el cual la prestación devenga en imposible, por ejemplo, cuando el bien
prometido con el contrato preliminar no pueda más ser transferido, dado que aquí
la prestación imposible es la de hacer adquirir la propiedad.
LA MORA CREDENDI El artículo 1338 del Código Civil regula lo siguiente:
Artículo 1338.- “El acreedor incurre en mora cuando sin motivo legítimo se niega
a aceptar la prestación ofrecida o no cumple con practicar los actos necesarios
para que se pueda ejecutar la obligación”. Con acierto se sostiene que “el deudor
y el acreedor están obligados a deberes recíprocos de protección, fundados en
la buena fe y en la corrección, en fuerza de los cuales cada uno debe, en la
ejecución de la prestación, asegurar que la persona y bienes del otro no sufran
daños. Estos deberes tienen una ubicación autónoma en la estructura de la
obligación y no son instrumentales a la ejecución de la prestación principal; pero
tienen la finalidad de proteger las personas y los bienes de las partes de peligros
de daño vinculados con tal ejecución; su existencia, entonces, hace que la
obligación tenga una estructura compleja en la cual estos se colocan junto, y no
dentro de la obligación principal de prestación”. De tal manera que, en todo
contrato, podemos individualizar: i. La obligación principal. ii. El deber de
protección −fundado en la buena fe objetiva−, que se traduce en un
comportamiento dirigido a no lesionar ni a la persona ni al patrimonio de la
contraparte. En este sentido, calificada doctrina argentina afirma que “ambos
sujetos −acreedor y deudor− deberán cooperar para que se logre el fin
perseguido (cumplimiento de la prestación); al orden jurídico le interesa que se
haga efectiva la colaboración entre los sujetos”80. Ello se traduce en un “deber
secundario de conducta”, en el cual “tengan que colaborar el uno con el otro,
poniendo cada uno de su parte los medios necesarios para que pueda ejecutarse
debidamente y en tiempo la prestación debida”.

LA CONSTITUCIÓN EN MORA DEL DEUDOR

El deudor esta en mora:

1. Cuando no ha cumplido las obligaciones del término estipulado; salvo que


la ley, en casos especiales exija además que se requiera al deudor para
constituirlo en mora.
2. cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de cierto
tiempo y el deudor lo ha dejado pasar sin darla o ejecutarla.
3. En los demás casos, cuando el deudor ha sido judicialmente reconvenido
por el acreedor.

Los tres casos enumerados dan lugar a la misma consecuencia producen igual
resultado y conducen a idéntico fin: la declaración de mora del deudor. En el
primero, cuando no ha cumplido su obligación en el término estipulado, en el
segundo, cuando la cosa no ha podido ser dada o ejecutada sino dentro de
determinado tiempo y lo ha dejado pasar sin darla o ejecutarla; y el tercero,
cuando ha sido judicialmente reconvenida.

(ACOSTA, 2003) El Artić ulo 1333 del CC. Establece que incurre en mora el
obligado desde el momento en que el acreedor le exija, ya sea judicial o
extrajudicialmente, el cumplimiento de su obligación.

Vale decir, que no basta el simple retardo en el cumplimiento de la obligación.


Adicionalmente, es necesario que el acreedor requiera o intime al deudor judicial
o extrajudicialmente. Rige el principio latino de dies nom interpellat pro homine
(el tiempo no interpela al hombre); es decir, que una vez vencida la obligación si
el acreedor no la exige se entiende que el retraso no le ocasiona perjuicio. Es,
pues, necesaria la constitución en mora mediante la intimación o interpelación.
Nuestro código ha mantenido la mora ex persona por considerar que si el
acreedor no requiere al deudor se interpreta que la demora no le irroga daño
alguno, solución ésta que naturalmente favorece al deudor. En nuestra
legislación no rige la mofa ex re que se aplica sin necesidad de interpretación al
́ siguiente del incumplimiento del plazo.
dia
́ al deudor en
En el Derecho Romano, la simple falta de cumplimiento constituiria
́ de acto alguno del acreedor. Regia el principio de “dies
mora y no se requeria
interpellat pro homine” (el tiempo interpela al nombre). Fue recién el código de
Napoleónico el que estatuyo el requerimiento de la intimación en todo los casos,
ya fuese que tuvieran o no un plazo cierto. Este en el criterio que impera hoy en
́ como regla general.
dia
El requerimiento de cumplimiento pueda ser judicial o extrajudicial, sin que se
requiera formalidad especif́ ica alguna. Basta cualquier acto del acreedor del que
se pueda inferir su intención de exigir el pago. La intimación de incumplimiento
es una declaración de voluntad recepticia, por lo que produce sus efectos cuando
llega a conocimiento del deudor destinatario de la misma.

EFECTOS DE LA MORA DEL DEUDOR

Según el Artić ulo 1336 del CC. La constitución en mora del deudor produce los
siguientes efectos:
a. Será responsable por los daños y perjuicios que se deriven del retraso
en el cumplimiento de la obligación.
b. Igualmente, será responsable por la imposibilidad sobreviniente de la
prestación aun cuando ella obedezca a causa que no le es imputble (perpetuatio
obligactionis). “Por tanto, el deudor, que debe cumplir pese a la mora y no puede
por imposible sobrevenida de la prestación, está obligado a indemnizar daños y
perjuicios al acreedor derivados del incumplimiento total, que absorben los
propios de la mora”.

El deudor podrá exonerarse de esta responsabilidad probando que el retraso no


́ afectado la prestación
obedece a su culpa, o que la causa no imputable habria
aunque se hubiera cumplido a su debido tiempo. En este último caso, el deudor
seguirá siendo responsable de los daños y perjuicios derivados de la mora.

MORA AUTOMATICA

El mismo artić ulo 1333 del CC. Determina cuales son los casos en que, por
excepción, no es necesaria la intimación o el requerimiento al deudor para que
éste quede constituido en mora; es decir, los casos en que la mora si opera ex
re.
Estos casos son cuatro:

a. Cuando la ley o el pacto lo declaren expresamente;


b. Cuando de la naturaleza y circunstancia de la obligación resultare que la
designación del tiempo en que habia
́ de entregarse el bien, o practicarse el
servicio, hubiese sido motivo determinante para contraerla.
c. Cuando el deudor manifieste por escrito su negativa a cumplir la obligación.
d. Cuando la intimación no fuese posible por causa imputable al deudor.

El principio es que la mora opera ex persona y los únicos casos en que opera ex
re son los arriba mencionados.

MORA EN LAS OBLIGACIONES DINERARIAS (DE VALOR)

En los casos de obligación de dar suma de dinero, cuyo monto requiere ser
determinado mediante resolución judicial (deudas de valor), existirá mora a partir
de la fecha de la citación con la demanda.
Esta regla se aplica a los casos en que se exija una indemnización que será
finalmente determinada por el juez, como ocurre con la indemnización por
incumplimiento. Cuando se demanda el pago de una indemnización y éste
proceda, la mora se hará efectiva a partir de la fecha en que se notifica la
demanda. Luego, los efectos de la sentencia que fija la indemnización se
retrotraen a la fecha de notificación de la demanda, considerada ex-lege como
el momento constitutivo de la mora.
Esta regla no se aplica a las indemnizaciones basadas en responsabilidad
extracontractual, pues en estos casos según el artić ulo 1985, el monto de la
indemnización por daños y perjuicios que se fije por sentencia devengara
intereses legales desde la fecha en que se produce el daño, vale decir, que la
ley establece como momento de “constitución” en mora el de la verificación del
evento en daño.
MORA EN LAS OBLIGACIONES RECIPROCAS

Según lo establece el Artić ulo 335 del CC. En las obligaciones reciprocas
ninguno de los obligados incurre en mora sino desde alguno de ellos cumplen
́ s de que la cumpliera. Como señalan DIEZ
sus obligaciones u otras garantia
PICAZO Y GULLON: “en las obligaciones reciprocas estamos ante otro caso de
mora automática; el incumplimiento por parte de un obligado pone en mora, sin
necesidad de intimación, al que no cumpla. Su aplicación no puede hacerse en
el caso que se hubiese establecido un tiempo de cumplimiento de una obligación
posterior al de la otra; para aquella regirá el régimen normal”. Agrega que: “Es
en las obligaciones de cumplimiento simultaneo donde la regla adquiere toda su
fuerza. Si uno de los contratantes cumple, el otro cae en mora automáticamente
si no cumple, aunque creemos que debe conocer aquel cumplimiento porque es
cuando ha de hacer lo mismo para evitar la morosidad”.

OBLIGACION QUE RESULTA SIN UTILIDAD PARA EL ACREEDOR

Si, como consecuencia de la morosidad del deudor la obligación resulta inútil


para el acreedor, el Articulo 1337 del CC. Le franquea el derecho de poder
rehusar su ejecución y exigir, en cambio, el pago de la indemnización de daños
y perjuicios compensatorios. A este respecto, CASTAÑ EDA señala que: “El
acreedor puede rechazar la prestación por cuanto el retardo le significa que dicha
prestación le es inútil; pero, como señala BEVILAQUA, corresponde al acreedor
probar la inutilidad de la prestación que solamente le era útil en la fecha que se
́ contractualmente designado para su cumplimiento. Sin embargo, será
habia
dispensado de probar la inutilidad si del tit́ ulo de la obligación resultara que ella
́ ser cumplida en el dia
deberia ́ señalado que puede ser rechazada si su ejecución
se cumpliera posteriormente”.
LA MORA DEL ACREEDOR
También puede darse el caso de que el acreedor pueda incurrir en mora, ya sea
por negarse injustificadamente a recibir el pago o por no practicar los actos
necesarios para que pueda pagarse. Esta es la mora accipiendi o creditoris.
Para CABALLERO LOZANO la mora del acreedor es “la situación jurid
́ ica en que
́ culo obligatorio, consistente en un retraso en el cumplimiento de la
se halla el vin
obligación, motivado por la falta de colaboración, temporánea y necesaria, del
acreedor, culpable o no, pero justificada, mediando el ofrecimiento de pago del
deudor”.
(MESSINERO, 1979)El Artić ulo 1338 del CC. Establece dos casos en los cuales
el acreedor incurre en mora. Primeramente, cuando sin ningún motivo legit́ imo
se niega a aceptar la prestación ofrecida. En segundo lugar, cundo no cumple
con practicar los actos necesarios para que se pueda ejecutar la obligación.
MESSINEO apunta al respecto; “Así como puede existir un retardo culposo o
doloso del deudor, así también, en otro sentido, puede existir el hecho
injustificado (aunque le sea culposo, ni sea doloso) del acreedor de no recibir el
cumplimiento (aunque le sea ofrecido en los modos de la ley) para que el deudor
puede cumplir la obligación; y se llaman mora del acreedor”.
Para que el acreedor quede constituido en mora se requiere que el deudor haya
efectuado un ofrecimiento valido de pago, en la formas que hemos visto al tratar
del pago por consignación (supra N°s 126-127), y que tras el ofrecimiento el
acreedor se haya negado injustificadamente a recibir la prestación ofrecida o no
haya prestado la colaboración necesaria para su cumplimiento.

EFECTOS DE LA MORA DEL ACREEDOR

La mora del acreedor está dirigida a evitar al deudor cualquier consecuencia


perjudicial de la falta de colaboración del acreedor en el cumplimiento.
Nuestro código señala solo dos efectos de la mora del acreedor:

A. Su obligación de indemnizar al deudor los daños y perjuicios que le haya


ocasionado el retraso en el cumplimiento de la prestación (artić ulo 1339
del CC.). Dentro de este rubro debemos comprender todos los gastos
incurridos por el deudor, para la conservación de los bienes debidos
́ debida y que el
(ejemplo: gastos de almacenaje de la mercaderia
acreedor no ha querido recibir) así como, el lucro cesante ocasionado al
deudor (ejemplo: no ha podido alquilar su almacén a terceros por tener
́ que el acreedor no quiso recibir).
que conservar la mercaderia
B. Asumirlos riegos por la imposibilidad de cumplimiento de la obligación,a
no ser que dicha imposibilidad se deba a dolo o culpa inexcusable del
deudor (artić ulo 1340 del CC.). Como ya lo vimos “el deudor es
responsable ante el acreedor por los daños y perjuicios por él causados,
maliciosa o negligentemente; por el contrario, si el culpable de esta
situación es el acreedor, el deudor quedará exonerado del deber de
prestación. Este reparto de responsabilidad, basado en la culpa del
agente, se mantienes aun cuando la posibilidad sobrevenida haya
acaecido durante la mora creditoris. En consecuencia, si la prestación se
vuelve imposible por causa no imputable al deudor, estando en mora el
acreedor, el deudor no responderá por la prestación que devenga en
imposible sin su culpa, pues el efecto de la mora es que los riesgos de tal
imposibilidad pasen al acreedor.

Otro efecto, muy importante, si bien no mencionado por la ley, es el de la


purgación de la mora del deudor.

ELEMENTOS DE LA MORA

Corresponde ahora referirnos a los elementos que deben presentarse para que
se configure la mora. Tales elementos son:

A. EL RETRASO.

Resulta necesario hacer hincapié en que el retraso en el cumplimiento


constituye elemento indispensable para la existencia de la mora. Es
́ haber mora sin retraso o demora en el
evidente que no podria
́
cumplimiento. Antes de que se produzca el retraso o la demora seria
imposible que se presentara el fenómeno moratorio.
De acuerdo con lo expresado, y al adoptar el Derecho Civil Peruano como
regla general aquella de la mora por intimación, resulta evidente que no
toda demora o retraso determinará la mora, ya que podria
́ no haber habido
intimación. Pero, dentro del esquema peruano, cuando hay mora siempre
habrá demora, ya que sea por intimación o por tratarse de mora
automática necesariamente debe haber retraso en el cumplimiento.
En adición a lo sena
̃ lado, cabe indicar que si el deudor cumpliera
ulteriormente con pagar aquello que debe, luego de haber sido constituido
́ fin al fenómeno moratorio (en tanto no
en mora, dicho pago pondria
seguirá habiendo mora si ya se ha pagado), pero la desaparición de la
mora no suprimirá el hecho de que se haya pagado tardia
́ mente.

B. LA EXISTENCIA DE UNA OBLIGACIÓ N EXIGIBLE.

Dentro del concepto de mora que hemos adoptado, se hace referencia a


que la situación moratoria implica la existencia de una obligación exigible.
Sobre el particular ya nos hemos pronunciado, motivo por el cual
remitimos al lector a los comentarios efectuados.

C. QUE EL INCUMPLIMIENTO SE DEBA A CAUSA IMPUTABLE.

Luego, hemos hecho referencia a la necesidad de que la obligación se


encuentre en situación de incumplimiento, debido a una causa imputable.
Esta caracteriś tica es indispensable para que se configure la mora.
Si en lo que respecta a la responsabilidad objetiva se cuestiona la vigencia
de la vieja frase del Derecho Francés «no hay responsabilidad sin culpa»
(pas de responsabilité sans faute), no se podria
́ aplicar este
cuestionamiento a la situación de mora. Ello obedece a que el retraso —
para poder ser moratorio— debe ser necesariamente culposo o doloso, lo
que significa que tiene que haber culpa o dolo en el sujeto que queda
constituido en mora, ya sea deudor o acreedor, salvo los casos
excepcionales de la mora objetiva.
En caso de que se trate de la mora debitoria, supuesto más frecuente en
la práctica, mal podria
́ imaginarse que el deudor fuese constituido en mora
si su incumplimiento obedeciera a un caso fortuito, fuerza mayor o si
incumpliese no obstante haber empleado la diligencia ordinaria requerida
por las circunstancias (argumento de los artić ulos 1314 y 1315 del Código
́ lógico que al deudor se le exija cumplir,
Civil Peruano de 1984). No seria
si precisamente no puede dar cumplimiento a la obligación debido a una
causa que no le resulta imputable, y cuya remoción tampoco le es posible.
De allí que sólo será factible que se produzca la mora cuando el deudor
pueda, ya sea venciendo su poca diligencia, su negligencia o su mala
voluntad, remover el impedimento que lo llevó a que no ejecutara la
prestación debida.

D. QUE EL DEUDOR NO SATISFAGA LA EXPECTATIVA DEL ACREEDOR.

La siguiente caracteriś tica es que el deudor no satisfaga la expectativa del


acreedor. Con ello simplemente se hace alusión a que el cumplimiento no
se produzca en la fecha prevista, de conformidad con lo oportunamente
explicado.

E. QUE EL ACREEDOR REHÚ SE LAS OFERTAS REALES QUE SE LE FORMULAN

Por otra parte, la definición adoptada hace referencia a cuando el


acreedor rehúsa las ofertas reales que se le formulan. Aquí sin duda se
está aludiendo a la denominada mora del acreedor. Ésta es una figura que
surge como necesidad de regular los supuestos en los cuales el deudor
no puede cumplir porque su acreedor se niega a aceptar el pago o a
colaborar para que el mismo se produzca.
De conformidad con lo establecido por el artić ulo 1338 del Código Civil
Peruano, «El acreedor incurre en mora cuando sin motivo legit́ imo se
niega a aceptar la prestación ofrecida o no cumple con practicar los actos
necesarios para que se pueda ejecutar la obligación».
Es claro que en el caso de la mora del acreedor debe seguirse similar
criterio que el aplicado para la mora del deudor, especialmente en lo
referido a que no bastará para que el acreedor se encuentre en mora el
hecho de que haya transcurrido el plazo de cumplimiento de la obligación
por parte del deudor.
Ello se debe a dos razones: la primera a que el artić ulo 1238 del Código
Civil establece como regla general, respecto al lugar de pago, que debe
efectuarse en el domicilio del deudor, lo que equivale a decir que es en
principio el acreedor quien debe concurrir a cobrar al deudor, de modo tal
́ decirse que el acreedor ha rehusado
que en ausencia de cobro no podria
el pago, ni mucho menos que ha rechazado alguna oferta real, pues
́ formulado ninguna. Y la segunda, que el
simplemente no se le habria
Código Civil ha adoptado como regla general el principio dies non
interpellat pro homine (el solo paso del tiempo no interpela por el hombre),
en oposición al principio dies interpellat pro homine (el solo paso del
tiempo interpela por el hombre). En ese orden de ideas, será necesaria la
intimación del deudor al acreedor para que reciba el pago o cumpla con
los actos requeridos, salvo el remoto supuesto de que se hubiera pactado
mora automática en perjuicio del deudor.

F. QUE LA SITUACIÓ N DE MORA SUBSISTA MIENTRAS LA PRESTACIÓ N SEA POSIBLE

Otro de los elementos de la definición anotada se basa en que la situación


de mora subsista mientras que la ejecución de la prestación, aunque
́ , sea posible. Resulta evidente que para haber nacido jurid
tardia ́ icamente
válida, una obligación tiene que ser fiś ica y jurid
́ icamente posible
(argumento del artić ulo 140, inciso 2, del Código Civil Peruano).
Entonces es claro que cuando se hace referencia, en la definición
anotada, a que la prestación deba seguir siendo posible, estamos
aludiendo a que ella continúe siéndolo al momento de la constitución en
́ el contrasentido de exigirse el pago
mora, ya que de lo contrario se daria
de una prestación que no resultase posible de ejecutar; y, si ello fuese asi,́
́ mora. Además, es obvio que persistirá la situación de mora
no habria
precisamente mientras resulte posible el cumplimiento, pues si en pleno
fenómeno moratorio sobreviniese la imposibilidad, acabaria
́ la mora y a la
́ la obligación.
vez se extinguiria
G. QUE LA EJECUCIÓ N DE LA PRESTACIÓ N TODAVI ́A RESULTE Ú TIL PARA EL
ACREEDOR

Finalmente, y para concluir con nuestras apreciaciones sobre los


elementos de la mora, debemos señalar que ella subsiste mientras que
la ejecución de la prestación, aunque tardia ́ resulte útil para el
́ , todavia
acreedor.
́ la mora en la medida en que sobrevenga la
En ese sentido, finalizaria
inutilidad del cumplimiento de la prestación. Debemos admitir que la
apreciación de la utilidad o ausencia de utilidad de la prestación,
usualmente podrá revestir caracteres de orden objetivo, vale decir,
fácilmente verificables, pero en otros casos podrá tener caracteriś ticas
eminentemente subjetivas, cuyo juzgamiento en los tribunales deberá
ser apreciado por los jueces en estricto orden a la naturaleza del contrato
celebrado y al interés del acreedor en la obligación incumplida.

CONSTITUCIÓN EN MORA DE UN COODEUDOR O DE UN


COACREEDOR
La mora en las obligaciones solidarias se encuentra regulada en el artić ulo 1194.
Dentro del régimen nacional, la constitución en mora de uno de los deudores o
acreedores solidarios no surte efecto respecto a los demás, en tanto que la
constitución en mora del deudor por uno de los acreedores solidarios, o del
acreedor por uno de los deudores solidarios favorece a los otros. Puede ocurrir
que los distintos deudores solidarios se hay obligado unos pura y simplemente y
los otros a plazo o bajo condición. Debemos precisar que al vencimiento del
plazo de una deuda sin modalidad alguna, y ante la falta de pago, se deben
abonar daños y perjuicios, conforme a lo establecido por el artić ulo de 1336 del
código civil peruano. Cuando se trate de sumas de dinero, se pagara los
intereses compensatorios estipulados y, a falta de ellos, los intereses legales
respectivos, y, también en esta hipótesis, podria
́ verse obligado el deudor a
indemnizar el daño ulterior, si hubiese estipulado y el acreedor demostrara
haberlo sufrido (artić ulos 1242, 1245, 1246 y 1324 del código civil)
Es evidente que mientras el plazo no hubiese vencido o la condición no se
́ n ser constituidos en mora y, por
hubiera cumplido, estos deudores no podria
́ obligados a pago alguno de daños y perjuicios o, en su
consiguiente, no estaria
caso, de intereses moratorios. Sin embargo, dentro del régimen establecido por
el artić ulo 1194 del Código Civil Peruano, la constitución en mora de uno de los
codeudores o coacreedores no se extienden a los otros, precisión aplicable a no
interpelados que estén beneficiados por un plazo o condición.

El primer párrafo del artić ulo 1194 del código civil peruano contempla un
supuesto de solidaridad pasiva o activa, en el cual alguno de los codeudores o
coacreedores es constituido en mora por el deudor o acreedor común o por
alguno de los codeudores o coacreedores comunes, según fuese el caso.

Creemos, además que la constitución en mora solo debe afectar al deudor o


acreedor que se encuentre en dicha situación. El lector podria
́ cuestionar nuestra
afirmación al pensar que al ser solidarios si uno se encuentra en mora, todos
deben estar en la misma condición. Pero esto no es necesariamente asi,́ ya que
́ darse el caso de que, si bien todos ellos sean deudores o acreedores
podria
solidarios, hay asumido la obligación con modalidades diferentes, entre las
́ n encontrarse el plazo suspensivo o la condición del mismo
cuales incluso podria
carácter, situación que condice a que el retraso culposo o doloso de uno de los
codeudores o coacreedores no tenga por qué afectar a los demás.
Conviene aquí señalar, además, que el principio por el cual la constitución en
mora de un codeudor o acreedor solidario no surte efecto respecto a los demás(
es decir que no los perjudica), a diferencia de aquel en que la constitución en
mora del deudor por uno de los acreedores solidarios , o del acreedor por uno
de los deudores solidarios, favorece a los otros ( es decir que los beneficia), es
asumido en idéntico sentido por el código civil peruano en otros dos preceptos:
el artić ulo 1198, el mismo que establece que la renuncia a la prescripción por
uno de los codeudores solidarios no surte efecto respecto de los demás( es decir
que no los perjudica). En tanto que la renuncia a la prescripción en favor de uno
de los acreedores solidarios, favorece a los demás (es decir que los benéfica).
La otra norma recoge el mismo principio es el artić ulo 1199, el mismo que
dispone que el reconocimiento de la deuda por uno de los deudores solidarios,
no produce efecto respecto a los demás codeudores (es decir que los perjudica);
en tanto que si se practica, favorece a los otros (es decir que los beneficia).
́ mos preguntarnos cuál es la razón por la cual las
En este sentido podria
consecuencias negativas de la constitución en mora en contra de uno de los
deudores solidarios circunscriben a él y no se expanden a sus compañeros de
́ n sido intimados y, por ende, seria
deuda. Es simple los otros deudores no habria ́
́ icos de la mora.
injusto extenderse a los efectos jurid
Tras lo expuesto, podemos concluir nuestro examen del primer párrafo del
artić ulo 1194 haciendo hincapié en que los efectos nocivos de la constitución en
mora con respecto a un codeudor o a un coacreedor, se circunscriben a ese
codeudor o a ese coacreedor. No se expande a los demás compane
̃ ros de deuda
ni a los demás compañeros de crédito.

LA MORA EN LAS OBLIGACIONES NEGATIVAS O DE NO HACER


Precursoramente, autorizada doctrina argentina89 admitió que la mora se
configura también “en el caso en que la abstención prometida consiste en la
suspensión de una actividad que desarrollaba habitualmente el sujeto, que se
obliga a “no hacer” en el futuro”. El retardo y la mora de las obligaciones
negativas o de no hacer son de difícil configuración. Se afirma que “se puede
pensar en el retardo al cesar la actividad prohibida o, frente a una violación de la
prohibición, al cesar tal violación cuando exista la relativa posibilidad y continúe
siendo actual el interés del acreedor: hipótesis particularmente relevante en la
prohibición de concurrencia, así como en la prohibición de modificar un
determinado bien, si la modificación es reversible; pero no en el pacto de no
destruirlo”. En esta materia es importante distinguir, desde el punto de vista
estructural, las obligaciones negativas que tengan un contenido o un
comportamiento cuya violación produzca efectos instantáneos y estables u otro
comportamiento de contenido, por decir así, a efectos continuados o
permanentes.
CAPITULO IV
MARCO LEGAL

EN NUESTRO ORDENAMIENTO LEGAL


«Artículo 1333.- Incurre en mora el obligado desde que el
acreedor le exija, judicial o extrajudicialmente, el
cumplimiento de su obligación.
No es necesaria la intimación para que la mora exista:
1. Cuando la ley o el pacto lo declaren expresamente.
2. Cuando de la naturaleza y circunstancias de la obligación
resultare que la designación del tiempo en que había de
entregarse el bien, o practicarse el servicio, hubiese sido
motivo determinante para contraerla.
3. Cuando el deudor manifieste por escrito su negativa a
cumplir la obligación.
4. Cuando la intimación no fuese posible por causa imputable
al deudor».

Para que el deudor quede constituido en mora se precisa un retardo en el


cumplimiento de la obligación. Además, que tal retardo le sea imputable. Se
exige, adicionalmente, el requerimiento o intimación judicial o extrajudicial
efectuado por el acreedor, salvo en los casos excluidos por el artić ulo 1333 del
Código.
El primer requisito de la mora del deudor es el retardo en el cumplimiento de la
obligación. Es este un elemento de hecho que tiene carácter ineludible. Se
advierte, por tanto, que la mora es una institución propia de las obligaciones de
dar y de hacer, cuando el incumplimiento consista en un retraso; pero que ella
queda descartada de las obligaciones de no hacer.
El retardo, por otra parte, debe ser imputable al deudor, es decir, obedecer a
́ contraviniendo la obligación ni,
culpa o a dolo. En caso contrario, no se estaria
́ responsabilidad por el retraso. Esta era la doctrina en
por consiguiente, existiria
́ s.
Roma y es la que prevalece en nuestros dia
Se precisa, finalmente, que el deudor sea intimado, esto es, que se le requiera
para el cumplimiento de la obligación, salvo las excepciones previstas. Tal
intimación o requerimiento puede hacersejudicial o extrajudicialmente. En este
último caso, se puede emplear cualquier via
́ o medio; pero debe usarse para
acreditarla, alguno de los medios probatorios que franquea la ley.
El Código mantiene en consecuencia el principio francés, acogido por el artić ulo
1264 del Código de 1852 y consagrado por el Código Civil de 1936, de la mora
ex personae.: dies non interpellat pro homine (El tiempo no interpela por el
hombre). Vencida la obligación, si el acreedor no la exige, demuestra con ello
que el retardo no lo afecta .. Se estima, por tanto, que tácitamente está
prorrogando el plazo.
Las excepciones que ha contemplado el artić ulo 1333 del Código a la necesidad
del requerimiento o intimación para constituir en mora al deudor, son las
previstas por los dos incisos del artić ulo 1254 del Código de 1936. Además, la
señalada por el inciso 2) del artić ulo 1219 del Código Civil Italiano. Y, finalmente,
está el caso de que la interpelación no sea posible por causa imputable al
deudor.
Como se observa, si bien se mantiene, según se ha expresado, el principio de la
́ n las causales para que opere la mora ex re .. En
mora ex personae, se amplia
consecuencia, la interpelación es innecesaria cuando la ley o el pacto lo declaran
expresamente; cuando de la naturaleza y circunstancias de la obligación,
aparece que la designación de la época en que habia
́ de entregarse la cosa o
practicarse el servicio fue motivo determinante para contraerla; cuando el deudor
ha declarado por escrito no querer cumplir la obligación; y cuando tal
interpelación no es posible por causa imputable al deudor.
En esta materia, el derecho comparado ofrece toda suerte de soluciones. Asi,́ el
artić ulo 1219 del Código Civil Italiano, de estructura similar al artić ulo 1333 del
Código, exige que la intimación o requerimiento sea hecho por escrito. Por su
parte, el artić ulo 960 del Código del Brasil de 1916 solo exige la interpelación
cuando no se ha señalado plazo. El artić ulo 1608 del Código Colombiano
establece la mora automática, salvo los casos especiales que requieren
interpelación.
Los artić ulos 1139 del Código Francés, 1100 del Código Espaüol, 509 del Código
Argentino, 102 del Código Suizo y 805 del Código Portugués, tienen fisonomia
́
similar al Código de 1984 .. Por último, el artić ulo 284 del Código Alemán
establece que no es necesario el requerimiento cuando se ha señalado <<Un
tiempo según el calendario».

«Artículo 1334.- En las obligaciones de dar sumas de


dinero cuyo monto requiera ser determinado
mediante resolución judicial, hay mora a partir de la
fecha de la citación con la demanda. Se exceptúa de
esta regla lo dispuesto en el artículo 1985».
El artić ulo 1334 fue incorporado a propuesta de la Comisión Revisora. Su
propósito es aclarar que en los casos en que se demanda el pago de un monto
indemnizatorio, derivado, por ejemplo, de incumplimiento contractual, la mora
existe desde la fecha de notificación con la demanda. El precepto guarda
concordancia con el primer párrafo del artić ulo 1324, según el cual las
obligaciones de dar sumas de dinero devengan el interés legal que fija el Banco
Central de Reserva del Perú, desde el dia
́ en que el deudor incurra en mora.
El segundo párrafo del artić ulo 1334 exceptúa de la regla comentada lo
dispuesto en el artić ulo 1985. Este precepto señala en su parte final que el monto
de la indemnización por daños y perjuicios extracontractuales devenga intereses
legales desde la fecha en que se produjo el daño. La excepción se justifica,
puesto que cuando la deuda deriva de acto ilić ito, el deudor incurre en mora
automáticamente desde que comete el acto dañoso.

«Artículo 1335.- En las obligaciones recíprocas, ninguno de


los obligados incurre en mora sino desde que alguno de
ellos cumple su obligación, u otorga garantías de que la
cumplirá».

El artić ulo 1335, por su parte, se limita a transcribir el artić ulo 1255 del Código
de 1936, cuyo origen se encuentra en los artić ulos 1100 del Código Espano
̃ l, 51
O del Código Argentino y 298 del Código Alemán, acogido luego por otras
legislaciones, tales como el artić ulo 1609 del
Código Colombiano. Se ha expresado que la culpa es elemento indispensable
́ culpabilidad, sin embargo, en las
para que el deudor incurra en mora. No habria
́ rocas en las cuales la otra parte no cumple su obligación, o no
obligaciones recip
conviene en cumplirla.
«Artículo 1336.- El deudor constituido en mora responde
de los daños y perjuicios que irrogue por el retraso en el
cumplimiento de la obligación y por la imposibilidad
sobreviniente, aun cuando ella obedezca a causa que no le
sea imputable. Puede sustraerse a esta responsabilidad
probando que ha incurrido en retraso sin culpa, o que la
causa no imputable habría afectado la prestación, aunque
se hubiese cumplido oportunamente».

El artić ulo 1336.- establece las consecuencias de la mora del deudor; su


antecedente inmediato es el artić ulo 1256 del Código Civil de 1936. Los
principios allí contenidos están consignados por otras normas, tales como los
artić ulos 1146, 114 7 y 1148 del Código Francés, 286 y 287 del Código Alemán,
103 del Código Suizo, 956, 957 y 963 del Código Brasileño de 1916, 1221 del
Código Italiano, 807 del Código Portugués y 1146, 1147 y 1148 del Código
Dominicano.
El deudor en mora responde de la indemnización de dano
̃ s y pe1juicios derivada
del retraso en el cumplimiento de la obligación. También responde, desde luego,
del deterioro o de la pérdida de la prestación, aun cuando se produzca por causa
que no le sea imputable. Podrá, sin embargo, evitar el pago de la indemnización
de daños y pe1juicios probando que no ha incurrido en mora, vale decir, que el
retraso no obedece a su culpa. Y podrá, asimismo, exonerarse de la
responsabilidad por el deterioro o la perdida de la prestación, si probara que la
́ afectado aunque se hubiera cumplido a su debido
causa no imputable la habria
tiempo.

«Artículo 1337.- Cuando por efecto de la morosidad del


deudor, la obligación res u Itas e sin utilidad para el
acreedor, éste puede rehusar su ejecución y exigir el pago
de la indemnización de daños y perjuicios
compensatorios».

El artić ulo 1337, último precepto dedicado a la mora del deudor, contiene
doctrina similar a la del artić ulo 1257 del Código Civil de 1936, que encuentra su
origen en la segunda parte del artić ulo 286 del Código Alemán, en el inciso 2)
del artić ulo 108 del Código Suizo y en la segunda parte del artić ulo 956 del
Código del Brasil de 1916. Si la mora del deudor determina que la obligación sea
inútil para el acreedor, podrá éste rehusar su ejecución y exigir el pago de la
indemnización de daños y pe1juicios compensatorios, vale decir, la
indemnización sustituiria
́ a la prestación debida.
Se ha considerado innecesario establecer norma similar a la del Código Francés,
en el cual se señala que en las obligaciones de entregar suma cierta, los daños
y perjuicios resultantes del retardo en la ejecución no consistirán sino en el pago
de intereses legales, salvo las reglas particulares del comercio, puesto que ello
ya está consignado en otros preceptos de la legislación peruana. Se ha
descartado, asimismo, efectuar una referencia similar a la del artić ulo 808 del
Código Portugués, en el sentido de que la pérdida de interés en el cumplimiento
de la obligación deberá apreciarse objetivamente, ya que tal apreciación deberá
adecuarse, sin duda, a la naturaleza y circunstancias de la obligación.

«Artículo 1338.- El acreedor incurre en mora cuando sin


motivo legítimo se niega a aceptar la prestación ofrecida
o no cumple con practicar los actos necesarios para que
se pueda ejecutar la obligación».

«Artículo 1339.- El acreedor en mora queda obligado a


indemnizar los daños y perjuicios derivados de su
retraso».

«Artículo 1340.- El acreedor en mora asume los riesgos


por la imposibilidad de cumplimiento de la obligación,
salvo que obedezca a dolo o culpa inexcusable del
deudor»

Como se ha señalado, los artić ulos 1338, 1339 y 1340, que se refieren a la mora
del acreedor, constituyen preceptos novedosos. Su origen mediato se encuentra
en el Código Civil Alemán y en el Código Suizo y su inspiración inmediata en el
Código Civil Italiano y en el Código Civil Portugués.
El artić ulo 1338 es similar a los artić ulos 293 y 296 del Código Alemán, 91 del
Código Suizo, 1206 del Código Italiano y 813 del Código Portugués. El artić ulo
1338 califica los dos casos en que el acreedor incurre en mora: en primer
término, cuando sin motivo legit́ imo se niega a aceptar la prestación ofrecida;
luego, cuando no cumple con practicar los actos necesarios para que se pueda
ejecutar la obligación. Cabe observar que el artić ulo 297 del Código Civil Alemán
prescribe que el acreedor no incurre en mora si el deudor no se encuentra en
condiciones de efectuar la prestación al tiempo del ofrecimiento o al tiempo
señalado para el acto del acreedor. Esta norma, a todas luces elogiable, está
implić ita en la institución de la mora del acreedor.
Los artić ulos 1339 y 1340, por su parte, establecen las consecuencias de la mora
del acreedor.
El artić ulo 1339 es similar al artić ulo 304 del Código Alemán y contiene principios
del artić ulo 958 del Código del Brasil de 1916 y del artić ulo 1207 del Código
Italiano. El acreedor en mora queda obligado a indemnizar los daños y perjuicios
derivados del retraso.
Es importante señalar que el artić ulo 1339 citado, se refiere, genéricamente, a
la indemnización a que daria
́ origen, por concepto de daños y perjuicios, el
retraso en el cumplimiento de las prestaciones a las que está obligado el
acreedor -tal como ocurre, respecto al deudor, con lo previsto por el artić ulo
1336--, sin indicarse en forma especif́ ica en qué consisten esos daños y
perjuicios, pues para ello habrá que acudir a las disposiciones generales sobre
inejecución de las obligaciones.
El artić ulo 1340, por último, se refiere a un caso distinto al previsto por el artić ulo
1339, esto es, a la hipótesis de que la mora del acreedor determine la
imposibilidad de cumplimiento de la obligación. Este artić ulo establece que el
acreedor en mora asume los riesgos por la imposibilidad de cumplimiento de la
obligación, a no ser que ella obedezca a dolo o a culpa inexcusable del deudor.
Principios similares se encuentran contenidos en los artić ulos 300 del Código
Alemán,
958 del Código del Brasil de 1916, 1207 del Código Italia
́ no y 815 del Código
Portugués. Aquí también, para determinar en ese evento la responsabilidad del
acreedor, será necesario apelar a las mismas reglas generales sobre inejecución
de las obligaciones.
Como observación de carácter final a la mora del acreedor, se advierte que el
Código no alude a la oferta ni a las normas acerca de su validez, tal como lo
hacen los artić ulos 1208 y 1209 del Código
Italiano, puesto que esta materia está tratada en el Libro VII relativo las Fuentes
de las Obligaciones.

CAPITULO V
DERECHO COMPARADO

CÓDIGOS DE PERÚ Y PARAGUAY


Remisión El primer Código peruano data de 185241 y trata de las obligaciones
y contratos en su Libro Tercero. No hemos encontrado en él norma alguna
referida a la mora del acreedor. Encarada la labor de reformarlo, la Comisión que
elaboró el Código de Perú de 1936 había anunciado en la Exposición de Motivos
que se ocuparía de la mora del acreedor, pero luego esa intención no se concretó
ya que sólo se sancionaron normas sobre el pago por consignación42. Recién
en el nuevo Código de 1984 se legisla sobre el tema; como ya nos hemos
ocupado del punto en un artículo dedicado especialmente a la mora en el
derecho peruano, remitimos a lo allí dicho 43. Nos hemos ocupado de la mora
del acreedor en el nuevo Código civil de Paraguay de 1986 en el Capítulo anterior
a éste, de manera que también remitimos a lo dicho en ese lugar.

COLOMBIA
Hace ya algunas décadas en Colombia, cuyo Código Civil es uno de los que
tomaron como modelo la obra de Andrés Bello, a iniciativa de Arturo VALENCIA
ZEA, se proyectó una reforma total de su Derecho Privado, unificando los
Códigos Civil y Comercial45. La Exposición de Motivos adelanta que “se
reglamenta la responsabilidad del acreedor por no cumplir su obligación de
recibir la prestación. La legislación actual nada dice sobre este particular y era
necesario, por tanto, llenar tal vacío”46. Vemos así que, dentro del Libro III,
dedicado a las obligaciones en general, en su Título III, que trata de la
responsabilidad por inejecución de las obligaciones, dedica un Capítulo a la
“limitación de la responsabilidad del deudor por mora del acreedor”.
Primero de sus artículos habla de los efectos de la mora crediticia 48 y luego
establece la manera de constituir en mora al acreedor, diciendo en el artículo
538: “El acreedor incurre en mora cuando rechaza la prestación que oportuna y
correctamente se le ofrece. ...”. El artículo 538 finaliza con dos párrafos en los
que se contemplan hipótesis en las cuales no se produce la mora del acreedor:
“ ... No incurre en mora si el deudor no se encuentra en condiciones de efectuar
la prestación al tiempo del ofrecimiento o la ofrecida no corresponde a la debida.
Tampoco incurre en mora si no recibe antes de vencerse el plazo de
cumplimiento salvo que se haya pactado que el deudor pueda pagar durante
dicho plazo”. Sin duda que ocuparse del problema significa un avance, pero tanto
de lo dicho en la Exposición de Motivos, como en el texto propuesto, pareciera
surgir que el proyecto se reduce a contemplar el problema que se presenta en
las obligaciones de dar cuando el acreedor no recibe la prestación y omite
contemplar otras faltas de colaboración del acreedor que también pueden
hacerlo incurrir en mora.

ARGENTINA

Nos ocuparemos ahora con algún detalle de los numerosos intentos de Reforma
del Código Civil, incluyendo la ley 17.711, que introdujo numerosos cambios y,
en especial, modificó el régimen de la mora del deudor.
En 1926 el Poder Ejecutivo de la Nación designó una Comisión para que
estudiase las Reformas que era necesario introducir al Código civil. La Comisión,
como primer paso, encomendó a uno de sus miembros, Juan Antonio BIBILONI,
que elaborase un Anteproyecto, tarea a la que dedicó todos sus esfuerzos y se
concretó en un trabajo que procuraba introducir a nuestra ley civil las enmiendas
necesarias, respetando en lo posible las estructuras del Código vigente y,
especialmente, su lenguaje, pero con importantes cambios en la distribución de
materias. Su Anteproyecto fue presentado en 1929 y la Comisión Reformadora,
a la que ya no podía asistir por su delicado estado de salud, inicialmente lo tomó
como base para sus discusiones.
Más adelante veremos que el Proyecto de 1936 refundió estos dos artículos en
uno. Además, no contempla a continuación los efectos de la mora del acreedor,
sino que los fija más adelante, ya dentro de las normas dedicadas al pago por
consignación, en los artículos 1187, 1189 y 119049. Vemos en ellos que no
establece como “regla general” el deber del acreedor moroso de indemnizar
daños y perjuicios, sino que se limita a enunciar casos en que efectivamente esa
conducta del acreedor haya ocasionado daños al deudor.

RECOMENDACIONES Y PROPUESTAS
La mora en el código civil peruano tiene una tendencia en el código italiano, que
está orientado a una particular protección del sujeto obligado, a una atención
privilegiada a las obligaciones de hacer y a un excesivo formalismo, que no
responde a las necesidades de la práctica y a las exigencias expeditivas del
comercio.
La decisión del Código Civil de 1984 de no facultar al deudor a resolver el
contrato cuando el acreedor omite practicar los actos de colaboración nos
advierte de las limitaciones que tiene el deudor para la ejecución de su
prestación. Así, salvo que el término resulte esencial y le permita dejar sin efecto
la obligación o que la prestación sea susceptible de consignación, el deudor solo
tendrá como opción constituir en mora a su acreedor, trasladando los costos y
riesgos, pero sin eliminar el vínculo.
Sin embargo, la mora del acreedor puede ser insuficiente, pues para el deudor
no basta con trasladar costos y riesgos, sino que precisa poder actuar como si
hubiese cumplido, sin estar sujeto a la eventualidad de que el acreedor decida
colaborar y tener que ejecutar su prestación inmediatamente. Esta necesidad se
refleja con mayor claridad en las prestaciones con vocación de rápida circulación
(bienes muebles, servicios, suministros, etc.), donde para el deudor, aun cuando
el acreedor asuma todos los costos, no es buen negocio mantener su prestación
“congelada” esperando la colaboración del acreedor. Más aun en los casos en
que el traslado de costos al acreedor puede generar conflictos cuya solución
requiera acudir a instancias judiciales o arbitrales.
Asimismo, somos conscientes que el desincentivo que podría generar la
constitución en mora para el acreedor (de obligarlo a asumir las consecuencias
de su retraso) podría en muchos casos ser tan solo una ilusión óptica, pues
haciendo un análisis costo-beneficio, el acreedor podría llegar a la conclusión de
que le resulta más beneficioso demorar la ejecución de la prestación -aunque
tenga que asumir las consecuencias del retraso- que aceptar dicha ejecución,
por considerar que su valor se incrementará en el futuro. Este análisis, desde
luego, no toma en cuenta las expectativas del deudor, ni el costo de oportunidad
o entorpecimiento de sus actividades que la espera podría significar.
La mora del acreedor no satisface tales necesidades comerciales. Es por ello
que se precisa de un instrumento más ágil (que en algunos ordenamientos es la
resolución), sobre todo en los casos en que la consignación no resulta posible.
Para las obligaciones negativas que impliquen un “empezar a no hacer algo”, “la
mora sí es factible en la medida, por supuesto, en que, a pesar del retraso en
iniciarse la abstención, la prestación resulte aún útil para satisfacer el interés del
acreedor. En caso contrario, no habrá mora, sino incumplimiento”. En la hipótesis
de la abstención duradera de carácter periódico, “para establecer si cabe que se
configure la mora o no, habrá que analizar si se trata de una circunstancia única
que debe producirse en ocasiones o de un comportamiento omisivo que no tiene
esa calidad.
No obstante, esta figura no ha sido prevista en el Código Civil, la encontramos
en el artículo 711 del Código Procesal Civil107, el cual establece que: Artículo
711.- “El mandato ejecutivo contiene la intimación al ejecutado para que en el
plazo de diez días deshaga lo hecho y, de ser el caso, se abstenga de continuar
haciendo, bajo apercibimiento de deshacerlo forzadamente a su costo
Por ello, “teniendo en cuenta la redacción de la norma transcripta, cabe afirmar
que la misma comprende en sus alcances las hipótesis en las que está admitida
la mora del deudor en las relaciones obligatorias con prestación de no hacer, lo
que constituye un caso singular en la legislación nacional”.
A nivel de legislación comparada, el artículo 400 del Código Civil de Brasil,
aprobado por la Ley 10406 del 10 de enero de 2002, regula que: Artículo 400.-
“La mora del acreedor sustrae al deudor, exento de dolo, de la responsabilidad
por la conservación de la cosa, obliga al acreedor a resarcir los gastos asumidos
por conservarla y lo sujeta a recibirla por la estimación más favorable al deudor
si su valor oscila entre el día establecido para su pago y el de su efectivización”.
Este artículo, si bien sigue a su antecedente −el artículo 961 del Código Civil de
Brasil de 1916− en lo que a reconocimiento de la posibilidad de configuración de
la mora en las obligaciones negativas se refiere, subsana y omite el error de
admitirla en un supuesto en el cual está descartada, por tratarse de un
incumplimiento.
Entonces, en los casos de obligaciones pasivas que consisten en un “seguir no
haciendo”, se producirá el incumplimiento o el cumplimiento parcial o defectuoso;
pero, para las obligaciones negativas que impliquen un “empezar a no hacer
algo”, sí se puede configurar la mora.

CONCLUSIONES
1. El sistema de la interpelación permite que exista una balanza equitativa
de armas: una relación jurídica horizontal. Nuestro código contempla
también pone en relieve la existencia mínima de una mora automática
regulada en el código. El problema actual es sobre las prácticas del
sistema financiero que están causando perjuicios a miles de
consumidores a lo largo del continente, ante la permisividad de
organismos reguladores y el incesante lobby de los principales grupos
económicos para neutralizar las iniciativas de regulación. En el Perú, los
bancos generan alrededor de 5 mil quejas diarias, que la industria trata
de minimizar con relación al volumen total de transacciones, un cálculo
que el Instituto de Defensa del Consumidor y la Propiedad Intelectual
(Indecopi) considera engañoso.
2. En una investigación que realizó Ojo Público manifestó: “Lo que hace falta
es que la superintendencia fomente con más ahínco la transparencia y la
información.” Informe de Estabilidad del Sistema Financiero de mayo del
2019, señala que un 25% de los deudores peruanos presenta problemas
de endeudamiento elevado al comprometer sus cuotas más del 38% de
sus ingresos mensuales. Se trata de una vulnerabilidad -esos deudores
podrían caer en incumplimiento en caso ocurra algún tipo de choque que
afecte su capacidad de pago- que podría provocar una crisis financiera
que afectaría a toda la economía nacional. Esto se debe que actualmente
existe la irresponsabilidad del usuario y las prácticas y productos
bancarios que empujan hacia el sobreendeudamiento basados en una
sociedad galopante de consumo. Y las empresas financieras poco les
interesa la capacidad de la persona que se convierte en deudor.
3. El problema que planteaba el profesor Freitas, que lo que se hace es
vulnerar al acreedor porque es impositiva la teoría Mora Ex re que
actualmente se encuentra en nuestro código no debe ser objetada desde
nuestro punto de vista; el problema que reside es que un deudor de un
banco, debe entender la importancia del préstamo y el banco o entidad
financiera debe advertir su exposición a las tasas de interés
compensatorios como moratorios en caso de incumplimiento.
La venta excesiva por parte de los bancos es también uno de los factores
que exista una cantidad galopante de peruanos(as) adeudadas.

4. De acuerdo con el profesor Espinoza considera que, con la legislación


específica del denominado Derecho de los Consumidores, las normas que
regulan el Derecho de las Obligaciones en el Código Civil quedarían para
regular las relaciones jurídicas de sujetos −en línea de principio− en
igualdad de condiciones. Por ello, no se justificaría, en tal contexto, una
presunción a favor del deudor. Además, se pone en manifiesto bajo una
orientación jurisprudencial (italiana) que admite la resolución del contrato
cuando el retardo sea insostenible, aunque haya faltado una preventiva
constitución en mora se podría aplicar al caso peruano.
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