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Broda, J. (1976).

Los estamentos en el ceremonial


mexica. En P. Carrasco; J. Broda, et al. Estratificación
social en la Mesoamérica prehispánica. México:
Instituto Nacional de Antropología e Historia, Centro de
Investigaciones Superiores. Pp. 37-54.
Pedro Carrasco, Johanna Broda, et al.

Estratificación social
en la
Mesoamérica
prehispánica

se
^nah
t Pedro Carrasco, ¡ohanna Broda et al.

Estratificación social
en la Mesoamérica prehispánica

Centro de Investigaciones Superiores


Instituto Nacional
de Antropología e Historia
1
Portada: Dibujo de Sergio Fernández Brazo sobre una lámina del capítulo 52
de la obra de Diego Durán , Historia de las Indias de la Nueza Es-
paña : " Motecuzoma organiza el servicio de su palacio..."

Primera edición: 1976


Instituto Nacional
de Antropología e Historia
I.a Casa Chata
Hidalgo y Matamoros
Tialpan, D. F.

Impreso y hecho en México/Printcd in Mexico


Índice

Introducción ........................................... 7

Notas a la edición del volumen ........................... 14

Siglas ................................................ 17

Los linajes nobles del México antiguo ...................... 19


Pedro Carrasco.

Los estamentos en el ceremonial mexica.................... 37


Johanna Broda.

El carácter diferente de la participación en el ritual: el so-


berano, el estamento dominante y la gente común......... 39
a) El tlatoani ...................................... 39
b) El estamento dominante: los guerreros y nobles...... 42
c) La gente común (macehualtin) : labradores, artesanos
y otros grupos profesionales ........................ 45

Aspectos de la integración del sistema socioeconómico: fun-


ciones y significado del ritual ........................... 50

Mayeque y calpuleque en el sistema de clases del México


antiguo ... ......... 67
.................................
Frederic Hicks.

La esclavitud entre los mexica ........................... 78


Yolotl González Torres.

La estratificación social en el Acolhuacan .................. 88


Eduardo Corona Sánchez.

Estratificación social indígena en Morelos durante el siglo xvi. . 102


Pedro Carrasco.

299
Estratificación social en Tlaxcala durante el siglo xvc ......... 118
Marina Anguiano.
Matilde Chapa.
Organización político - territorial ........................ 122
División de la población en dos grandes estratos ........... 126
El estrato dominante ................................... 135
Tlatoani . .......................................... 138
Teuctli ............................................ 140
Pilli ............................................... 147
Teixhuiuh ......................................... 150
Tipos de casas nobles ................................ 151
El estrato dominado ..... ............................. 152
Los esclavos o tlacotin .............................. 155
La estratificación social en Huexotzinco .................... 157
Ú rsula Dyckerhoff.
Hanns S. Prem.

Aspectos generales y regionales de la estratificación social.....


157
La gente común ...................................... 160
Los terrazgueros ...................................... 160
Los calpulli .......................................... 162
Los artesanos y mercaderes ............................. 165
Los principales ....................................... 167
Las cabeceras ........................................ 174

La propiedad rural como indicador de estratificación social.... 178


El despotismo tributario en la región de Cuauhtinchan-Tepeaca 181
Mercedes Olivera.

Primera época: antes de la conquista mexicana............ 184


Relaciones entre los pillis .............................. 188
Relaciones entre los pillis y los macehuales ................ 191
Segunda época: el periodo mexicano ..................... 192

La estratificación social en la antigua sociedad mixteca ........ 207


Ronald Spores.

Estructura de clases .................................. 208

300
Los tay situndayu .................................... 210
La especialización ocupacional, la guerra y los orígenes de la
estratificación social ................................... 213
Movilidad social e implicaciones políticas ................. 216
Resumen y conclusiones ................ _ ............... 218

Estratificación social entre los taráscos prehispánicos .......... 221


Agustín García Alcaraz.

Advertencia y fuentes ................................. 221


La clase dominante ................................... 224
Algunos antecedentes ................................ 224
El cazonci o "rey" .................................. 227
Los achaecha: "señores" o "principales" ................
233
Los sacerdotes ...................................... 236

La clase dominada ................................... 238


Comunidades de campesinos y pescadores. Los "esclavos". . 238
Artesanos y mercaderes .............................. 241
Los purepecha o "gente común" ..................... 243,
Conclusión ........................................... 243
La estratificación quicheana prehispánica .................. 245
Robert M. Carmack.
Introducción ......................................... 245
Señores y vasallos .................................... 247
Cultural ........................................... 247
Social ............................................. 254
Económica ......................................... 259
Esclavos ............................................. 268
Proceso dinámico ..................................... 272
Conclusiones ......................................... 275
Bibliografía ............................................ 278
Archivos y material inédito ............................ 278
Publicaciones ......................................... 280
Johanna Broda
CISINAH

Los estamentos en el ceremonial mexica*

LA SOCIEDAD MEXICA de la última época antes de la conquista se ca-


racterizaba por la gran complejidad de su organización económica y
social: el sistema de producción agrícola y artesanal rendía exceden-
tes apreciables; había una marcada división del trabajo; la distribu-
ción de los recursos económicos tenía lugar mediante mercados lo-
cales, intercambios a larga distancia y un sistema tributario y
redistributivo. En lo referente a organización social había una pro-
nunciada estratificación, una organización política centralizada, una
gran importancia, tanto material como ideológica, de la guerra, y un
ceremonial muy desarrollado.
Partimos de la hipótesis de que en cualquier tipo de sociedad el
culto forma una parte integrante de la vida social, y que la religión
puede considerarse como un subsistema dentro del sistema sociopolí-
tico general. En nuestro caso concreto, la cuestión es ver si se mani-
festaban en el ritual mexica los rasgos fundamentales del sistema
sociopolítico y, más específicamente, de qué manera se reflejaba la
pronunciada estratificación social en las ceremonias.'
El ritual mexica era parte de un sistema muy complejo del cómpu-
to del tiempo. La estructura básica la formaban diferentes ciclos

* Este trabajo forma parte de mi investigación sobre organización ceremo-


nial mexica, realizada durante el curso de 1973-1974 en el seminario del
doctor Pedro Carrasco, y patrocinada por el CISINAH. Quiero expresar mi agra-
decimiento al doctor Carrasco así como a esta institución.
1 Con referencia a los principales grupas sociales mexica usamos en este
trabajo el término "estamento", siguiendo en líneas generales la clasificación
de Max Weber (véase Wcber 1974, vol. II: 682-694). Sin embargo, nos
damos cuenta de la problemática implícita en emplear este término en con-
traste al de "clase social", y no queremos que nuestro uso se entienda de
manera demasiado rígida, o como opinión definitiva sobre este punto.

37
calendáricos derivados de fenómenos astronómicos.z Entretejidos en
ella había diferentes ciclos de fiestas dedicados a grupos de deidades,
e íntimamente relacionados con la mitología y la cosmología. Según
una clasificación de Carrasco, podemos distinguir tres grandes ciclos:
1) las fiestas de los cuatro dioses creadores, del sol y de los gue-
rreros; 2) las fiestas de los dioses del Tlalocan y del Tamoanchan; y
3) las fiestas de los dioses de la tierra, el fuego y el infierno.3 A estos
ciclos correspondían diferentes tipos de ritos y sacrificios humanos.
En el cuadro que aparece al final de este trabajo se indican las
principales ceremonias que los mexica celebraban en cada uno de los 18
meses del calendario solar, así como los dioses patrones de las mismas.
En la estructura del calendario festivo, diversas responsabilidades
rituales estaban relacionadas con diferentes ceremonias, y distintos
grupos sociales se turnaban en el cumplimiento de estas funciones. Del
mismo modo que se consideraba que los hombres en su totalidad
tenían la responsabilidad de colaborar activamente para el funciona-
miento del cosmos, los diferentes grupos sociales tenían que cumplir
con su deber dentro de la organización ceremonial. Las infracciones
a las obligaciones rituales eran castigadas muy severamente.
Podemos distinguir distintos niveles del ceremonial en relación con
las unidades sociopolíticas y territoriales. Forman un nivel las fiestas
de los patrones de los grupos étnicos que dominaban cada una de
las entidades políticas del centro de México. Cada una de éstas tenía
su dios patrón y su fiesta especial. Parece que existía además un modo
de sacrificar correspondiente, relacionado con el mito sobre este dios, y
que de esta manera los diferentes grupos étnicos se relacionaban entre
sí a través de sus dioses patrones pertenecientes a ciclos míticos
comunes.
Otros niveles se refieren a las fiestas de los diferentes grupos
dentro de una unidad política. El factor étnico también influía hasta
cierto punto en la celebración de las fiestas dentro de estas unidades,
ya que varios grupos de artesanos y especialistas tenían un origen
étnico diferente al del grupo dominante. Sin embargo este punto,
aunque importante, cae fuera del marco de este trabajo.
Para estudiar un ciclo completo de fiestas, el caso mejor documen-
tado es el de Tenochtitlan. Por lo tanto, únicamente el ritual mexica

2 Año solar de 365 días (xiuhpohualli ) ; año ritual de 260 días (tonal-
pohualli ) ; ciclos de cuatro años ( teoxihuitl ) ; ciclos de 52 años ( xiuhmolpilli)
ciclos grandes de 104 años ( huehuetiliztli).
Carrasco, 1976: 263-286; Ms.
se presta para hacer un análisis detallado de la participación de los
estamentos en el ceremonial.
Entre las 18 fiestas del calendario mexica se observa que en algu-
nas participaban preponderantemente los guerreros y nobles, mientras
que en otras los principales actores eran diferentes grupos perte-
necientes a la gente común. (Véase el cuadro 1.) Esta diferen-
ciación corresponde a la división fundamental de la sociedad mexica
en dos grandes estamentos, y a la división básica del trabajo en
productores tributarios por una parte, y tributados por otra. En la
cúspide de la sociedad mexica se encontraba el tlatoani . Primero nos
referiremos a algunas funciones rituales de éste, y después hablaremos
de la participación en el ceremonial de los guerreros nobles y de la
gente común.

El carácter diferente de la participación en el ritual:


el soberano, cl estamento dominante y la gente común

a) El tlatoani. El importante papel que el soberano jugaba en el


culto estaba basado en la concepción de que su deber era conservar
el orden cósmico.' Su persona se consideraba como garantía del
bienestar del pueblo. Cada 260 días, en un día 1 quiauitl, se hacía un
rito con sacrificio de cautivos, mediante el cual se pretendía con-
seguir un renacimiento periódico de la fuerza vital y los poderes
sobrenaturales del tlatoani.5 La misma concepción se expresa en los
ayunos y la penitencia que éste tenía que hacer en ciertas fechas. Por
eso se decía en el mes de VI Etzalcualiztli, cuando el tlatoani rendía
culto a la diosa Chalchiuhtlicue, que con este "el señor ganaba la
lluvia; hacía penitencia por su pueblo".6 Dice Pomar que, con ocasión

'cF VI: 79, 82; véase Reyes, Ms. En las citas de este trabajo se usan las
siguientes abreviaturas:
eF VI = "Códice Florentino' (Florentina Codex) de Bernardino de Saha-
gún, libro VI (véase Sahagún, 1950-1957).
nc II = Historia general de las cosas de Nueva España de Sahagún,
libro II (véase Sahagún, 1956).
"Relación breve..." Véase Sahagún 1948.
CNE = "Costumbres de Nueva España" (1945).
Durán l = Durán, t. 1: "Libro de los ritos y ceremonias" (1967).
Durán II = Durán, t. II : "Historia " (190).
5Códice Matritense, 1907, vol. VIII, fol. 208r.; Reyes, Ms.
6 eF I : 22. Los números romanos que en este trabajo siempre acompañan a
los nombres de las fiestas, indican su posición dentro de la secuencia de los 18
de una guerra , el tlatoani y los principales nobles de su corte guarda- 1:
ban un ayuno muy riguroso.' q
El tlatoani tenía una relación especial con el dios nacional Huitzi- te
lopochtli. Refiriéndose a las víctimas que representaban a los dioses pt
en el ritual, dice Pomar que "a Huitzilopochtli no representaba nadie el
si no era el rey".8 En el mes de V Toxcatl se hacían ciertas ceremo- m
nias en presencia de Motecuhzoma, y tanto en V Toxcatl como en la
fiesta de XV Panquetzaliztli, el tlatoani hacía ofrendas a este dios.9 A
Las ceremonias de la investidura del tlatoani tenían lugar en el tem- cc
plo de Huitzilopochtli, donde el candidato tenía que hacer penitencia vi
y ofrecer incienso.10 Al rey muerto lo vestían para sus exequias ni
con los atavíos de Huitzilopochtli, y quemaban su cuerpo en el patio irr
del templo de este dios." pe
El tlatoani también tenía una relación especial con algunos otros
n i;
dioses. Por ejemplo , para ir a la guerra los tlatoque se ponían los
atavíos de Xipe, y con ellos hicieron labrar sus esculturas en las rocas t la
de Chapultepec.12 Motolinía menciona que Motecuhzoma bailaba en Ti.
las danzas solemnes de la fiesta de II Tlacaxipeualiztli con la piel lle
desollada de la víctima principal, representando así a Xipe.13 cae
En XIV Quecholli, Motecuhzoma participaba en la caza ritual
que se hacía en Culhuacan, ataviado como el dios Mixcoatl.t4 En nol
G
do.
meses del calendario según el Libro II de Sahagún; en este sistema el primer
mes es I Atlcaualo . Esta terminología se utiliza aquí para facilitar la orienta- era
ción sobre la secuencia de las fiestas, pero no implica que pensemos que el tlat
año empezara necesariamente con I Atlcaualo (véase Broda 1969: 19, 36-44).
buí;
La secuencia de los meses era:
I Atlcaualo en
X Xocotlhuetzi-Huey
II Tlacaxipeualiztli Miccailhuitl por
III Tozoztontli XI Ochpaniztli ten!
IV Huey tozoztli XII Teotleco biér
V Toxcatl XIII Tepeilhuitl
VI Etzalcualiztli XIV Quecholli L
VII Tecuilhuitontli XV Panquetzaliztli dista
VIII Huey Tecuilhuitl XVI Atemoztli
IX Tlaxoch¡maco -Miccail- XVII Tititl 15
huitontli X VIII Izcalli. 16
7 Pomar 1941: 23. 17
8 Op. cit.: 12. 18
9 cF II: 70; Torquemada 1969, t. II, 1.. 10: 282. 19
lo Rc VIII, capítulo 18: 321-323. ción
11 Pomar 194 1: 12, 36. 20
12 Seler, t. I I: 537, 594-597; Códice Vaticano-Ríos, f. 85v.; Tezozomoc 21
1944, capítulos 81, 102. 22
13 Motolinía 1967: 60. 23
14 CNE: 50. 21,

40
la fiesta de XVIII Izcalli presenciaba las ceremonias a Xiuhteeutli
que tenían lugar en Tzonmolco, guiaba el baile de los príncipes (ne-
tecuitotiliztli) y ofrecía incienso; 15 es de notar que existía una relación
particularmente estrecha entre el tlatoani y el dios del fuego.16 La
elección de los "señores y cónsules" se hacía también en la fiesta
movible de Xiuhtecutli, en un día ce itzcuintli.17
En ciertas fiestas especiales, como por ejemplo cuando el rey
Ahuitzotl hizo la inauguración del Templo Mayor, él mismo actuaba
como sacerdote, ejecutando ritos y sacrificios humanos.18 Según hemos
visto, el tlatoani participaba regularmente en las ceremonias de los
meses; además bailaba en las danzas solemnes que formaban parte
importante de numerosas fiestas, como por ejemplo en II Tlacaxi-
peualiztli, VII Tecuilhuitontli y VIII Huey tecuilhuitl, XI Ochpa-
niztli, XVII Tititl, y XVIII Izcalli.19
Otra fiesta importante era IV Huey tozoztli, dedicada a Tlaloc. El
tlatoani y los nobles de su corte, así como los señores de Tetzcoco y
Tlacopan, llegaban al santuario de este dios en la sierra del Tlalocan,
llevando al ídolo atavíos nuevos y ofrendas suntuosas de comida y
cacao.20
VII Tecuilhuitontli y VIII Tecuilhuitl eran las dos fiestas de los
nobles, y en ellas el tlatoani desempeñaba también un papel destaca-
do. Las "Costumbres de Nueva España" informan que en Tecuilhuitl
era Motecuhzoma "quien hacía la fiesta".21 En estas dos fiestas el
tlatoani ofrecía comida y bebida a los nobles y guerreros y les distri-
buía divisas. Para estas fiestas no sólo se reunía la nobleza mexica
en Tenochtitlan, sino que los señores de todas las ciudades más im-
portantes del valle acudían a la capital.22 Durante estos dos meses
tenían lugar danzas de los guerreros y principales, 23 en las que tam-
bién bailaba el tlatoani.24
Una de las principales funciones rituales del tlatoani consistía en
distribuir trajes guerreros, armas y divisas a los nobles y guerreros

15CF II: 151, 177.


16 Véase cF VI: 88, 89.
17CF II: 39.
18 Durán I : 344, 345: Tezozomoc 1944: 515.
19 Fiesta II (ct II: 53). Fiestas VII/VIII (CF II: 95). Fiesta XI (Rela-
ción breve: 307). Fiesta XVII (CNE: 52). Fiesta XVIII (CF II: 151, 177).
20 Según Durán; véase Broda, 1971: 277-281.
21 CHE: 45; también en el Códice del Museo de América.
22CNE: 45; Navas: 158.
23 CF II : 93 ss.; CNE: 45; Navas: 154, 156.
24CF II: 95.

41
durante ciertas fiestas. Las principales distribuciones se efectuaban
en II Tlacaxipeualiztli y XI Ochpaniztli, pero también se hacían otras,
quizá más limitadas, en VII Tecuilhuitontli.y VIII Iluey Tecuilhuitl,
y en XIV Quecholli con ocasión de la caza ritual.25
Las distribuciones de insignias estaban relacionadas con las fechas
del pago de tributos, ya que en estos mismos meses llegaban los tri-
butos a Tenochtitlan, y precisamente los trajes guerreros , las rodelas
y ciertas divisas formaban una parte importante de los tributos que
recibía el tlatoani.26 Generalmente en conexión con estas distribucio-
nes ceremoniales , el tlatoani ofrecía también banquetes a los guerre-
ros y nobles (por ejemplo en los meses VII, VIII y XIV).

b) El estamento dominante : los guerreros y nobles. La partici-


pación de los guerreros y nobles en el ritual estaba estrechamente
ligada con las grandes distribuciones de insignias. Era una ocasión
importante para que exhibieran su posición privilegiada dentro de la
sociedad mexica.
Las fiestas del estamento dominante abundaban en referencias a
la guerra, y parecen haber tenido un destacado significado ideológico
y político. En algunas de ellas se representaban mitos que afirmaban
la misión histórica del pueblo mexica como señores de México (XV
Panquetzaliztli , XI Ochpaniztli, los sacrificios de niños).27
Los guerreros y nobles jugaban un papel predominante en el culto
de Huitzilopochtli, Tezcatlipoca, Mixcoatl-Camaxtli, Xipe, Otonte-
cutli, Toci , Cihuacoatl y Xochipilli , o sea en las siguientes fiestas: en
la de Xipe, en II Tlacaxipeualiztli; en el culto de Tezcatlipoca y
Huitzilopochtli en V Toxcatl; en VII Tecuilhuitontli y VIII Huey
Tecuilhuitl (las dos fiestas de los señores, en las que se adoraban
los dioses Xochipilli, Xilonen y Cihuacoatl) ; en X Xocotlhuetzi (la
fiesta de Otontecutli, dios del fuego tepaneca) ; en XI Ochpaniztli
(la fiesta de la diosa Toci) ; en XIV Quecholli (la fiesta de Mix-
coatl - Camaxtli ), así como en la fiesta del nacimiento de Huitzilo-
pochtli y fiesta nacional mexica, XV Panquetzaliztli ( véase el cuadro
al final de este trabajo) .
En estas fiestas los guerreros y nobles intervenían activamente en

25 Fiesta 11 (Durán II: 174, 493 ; Tezozomoc 1944: 493 ; Motolinía 1967:
44; Navas: 141). Fiesta XI (Durán 1: 140; CF 11: 114-116). Fiesta VIII
(c^E: 45; Códice del Museo de América). Fiesta XIV (ene: 50: Durán 1:
75, 282; CF II: 127; Motolinía 1967: 66 ss).
26 Véase la Matrícula de Tributos y el Códice Mendocino.
27 Véase Broda 1974b.

42
las ceremonias. Así por ejemplo, en II Tlacaxipeualiztli los guerreros
águila y tigre luchaban contra las víctimas en el combate gladiato-
rio.28 En XIV Quecholli los nobles hacían una caza ritual en el
cerro Zacatepec en Culhuacan.29 En varias fiestas, dignatarios nobles
o guerreros individuales desempeñaban funciones rituales como sacri-
ficadores, sacerdotes, mensajeros, etc.30
Además, los nobles tenían la obligación de hacer periódicamente
ayunos y penitencia en preparación para las fiestas,31 de hacer ofren-
das a los ídolos como parte de ellas, o de rendir culto a los repre-
sentantes vivos de los dioses.32 Otro componente importante de la
mayoría de las fiestas (pero sobre todo de los meses II, V, VII, VIII,
IX, X, XI y XVIII) eran danzas rituales, en las que bailaban los
señores ataviados con sus vistosas insignias.
Los guerreros intervenían además en ciertas representaciones dra-
máticas, que formaban parte de algunas fiestas y parecen haber es-
tado íntimamente ligadas con mitos; las hemos llamado "luchas ri-
tuales", ya que se trataba efectivamente de luchas sangrientas. Tales
luchas tenían lugar en II Tlacaxipeualiztli, XI Ochpaniztli y XV
Panquetzaliztli, y eran una glorificación del derramamiento de sangre
y de la guerra.33
Ciertas otras fiestas estaban directamente relacionadas con activida-
des guerreras. Por ejemplo, en el mes de VII Tecuilhuitontli tenía
lugar un ejercicio de los mancebos nobles en el cual se adiestraban
para la guerra, mientras que en XI Ochpaniztli se alistaban entre
los guerreros. Con esta ocasión el tlatoani les distribuía armas y divi-
sas.34 Por otra parte, Sahagún señala que en VII Tecuilhuitonth los
principales y calpixque de los pueblos circunvecinos que lindaban
con tierra de enemigos 35 llevaban a Tenochtitlan su tributo era cauti-
vos para el sacrificio, y los entregaban a los calpixque de la capital.36

28 cF II: 49; Durán II : 172, 245.


29 cF II : 126 ss.
30 Por ejemplo el quauhnochtli en XI OchdaniztIi (CNE: 48), o los sacri-
ficadores en X Xocotlhuetzi (cF 11: 105).
31 cF II: 179 ss.
32 Durán 1: 39, 59, 84; cF 11: 113.
33 Véase Broda 1974a.
34 Torquemada 1969, t. II, libro 10: 276, 297.
35 In jxquich techiaoalotoc, yn iautenoagae, yn iaotenco onoque. (cF 1: 32).
En la HG Sahagún dice que "todos los ... de la comarca de México, que
lindaban con los pueblos de guerra..." (xe 1, cap. 14: 60). Parece que con
esto se refiere a la región de Puebla-Tlaxcala.
36 Este tributo en cautivos parece haber sido una institución aparte del
sistema tributario general que está registrado en la Matrícula de Tributos

43
Los guerreros desempeñaban un papel destacado en las fiestas en
las que se hacían sacrificios en masa de prisioneros. Los cautivos más
valientes eran guardados por sus dueños durante todo el año para
ser inmolados en el sacrificio g'.adiatorio de II Tlacaxipeualiztli.37 Por
otra parte se dice que en la fiesta de XV Panquetzaliztli se sacrifi-
caban únicamente cautivos de Tepeaca, Calpan, Tecalli, Cuauhtin-
chan, Cuauhquechollan y Atotonilco.33 Los cautivos que se hacían
en las guerras (¿floridas?) de la región de Puebla-Tlaxcala eran los
más apreciados, y sus cautivadores alcanzaban los rangos guerreros más
altos.39 Mendieta señala también que se hacían grandes sacrificios
humanos en Panquetzaliztli, y que era la fiesta "más principal de
todas".90 Los señores proveían los cautivos para X Xocotlhuetzi
y V Toxcatl,41 las otras dos fiestas con grandes sacrificios de pri-
sioneros.
El ofrecimiento de cautivos para el sacrificio era también muy im-
portante para el guerrero individual. Así se confirmaba en el ritual

y el Códice Mendocino, y se pagaba sólo una vez al año en VII Tecuilhui-


tontli . Sin embargo. encontramos también una referencia a esta clase de tribu-
tos en la Matrícula, en la lámina sobre Tepeaca, donde se señala en el texto
nahua que esta provincia tenía la obligación de tributar cautivos que habían
hecho en la guerra (¿florida?) contra Tlaxcala, Cholula y Huexotzinco. Éste
es el único caso de tributo en cautivos que se menciona en la Matrícula. En
el Códice Mendocino se reproducen sólo las pictografías sin traducción del
texto explicativo de la Matrícula, y por lo tanto el dato no es inteligible a
base de Mendocino (fol. 42. 1964, lám. XLIV, p. 92).
37 Pomar 1941: 17, 20.
38 Durán I : 32, 33. Sin embargo, esta indicación de Durán es algo pro-
blemática. Primero, porque en este capítulo Durán mezcla datos referentes a
V Toxcatl y XV Panquetzaliztli según he podido comprobar en otro trabajo
(Ms.). Por lo tanto cabe la posibilidad de que este dato se refiera quizá a
Toxcatl en lugar de Panquetzaliztli. Segundo, porque a principios del siglo xvi
los pueblos mencionados por Durán no eran territorio enemigo sino que perte-
necían al imperio mexica. Durán parece referirse en este contexto a las
víctimas de la guerra florida de esta región, y la problemática de estas guerras
dista de estar resuelta. Es posible que se trate de los cautivos de los de Te-
peaca, Calpan, Tecalli, Cuauhtinchan, Cuauhquechollan y Atotonilco habían
hecho en las guerras contra Tlaxcala, Cholula y Huexotzinco, y que sean
por lo tanto los mismos cautivos a los que nos hemos referido arriba (véase
la notz anterior). Por otra parte, las CNE (p. 51) indican que en Panque-
Izaliztii sacrificaban esclavos de mercaderes de Tlaxcala o Michoacán, o sea
también de los territorios enemigos con un status especial.
39 xa VIII; 329, 332; Durán II: 235.
40 Mendieta 1971: 100, 103. Ésta es una de las pocas informaciones origi-
nales de Mendieta sobre las fiestas que no se deriva de Motolinía.
41 cNE: 47; Pomar 1941: 17; CNE: 43.

44
su ascenso en la jerarquía de rangos militares. Las funciones rituales
que desempeñaba el guerrero en este contexto eran un requisito ne-
cesario para su carrera militar y política, y además servían para in-
crementar su prestigio social."` Los señores patrocinaban convites que
se destacaban por el consumo de grandes cantidades de comidas y
bebidas, y ostentosos intercambios de 'regalos.

c) La gente común (macehualtin) : labradores, artesanos y otros


grupos profesionales. La ostentación de riquezas que caracterizaba a
las fiestas de la clase gobernante faltaba en las de la gente común. Su
participación en el ritual era mucho menos espectacular, tanto a nivel
de grupo como a nivel individual. Sus ofrendas consistían en codor-
nices, tortillas, plantas de maíz, mazorcas y flores, y contrastaban
con el oro, las plumas ricas y piedras preciosas, el papel, copal y
cacao que ofrendaban los señores.
El contenido de los ritos en lós que participaban los macehuales se
refería principalmente al culto agrícola y a sus respectivas actividades
profesionales. Podemos delinear los siguientes rasgos de este culto:
Muchas ceremonias tenían lugar en las casas particulares. Así, en
el mes de I Atlcaualo, la gente levantaba en el patio de sus casas los
palos con los teteuitl ("las tiras de papel"), dedicados a los tlalo-
que.43 En IV Huey tozoztli colocaban en las casas matas verdes de
maíz (toctli) y les hacían ofrendas.44 En la fiesta de V Toxcatl
ofrecían incienso, 45 y en VI Etzalcualiztli preparaban la comida de
etzalli y bailaban en sus casas el "baile de etzalli"; además hacían
ceremonias con los utensilios de labranza.46
En la fiesta de XI Ochpaniztli, la gente barría sus casas y propie-
dades, y las mujeres hacían ceremonias con los utensilios domésticos.
especialmente las escobas.97 En XII Teotleco hacían en sus casas ofren-
das de maíz desgranado (tlaolli) o de mazorcas (cintli).48 XIII Te-
peilhuitl y XVI Atemoztli eran las dos fiestas del culto a los tlaloque
como dioses de los cerros; en ellas la gente hacía con tzoalli las imá-
genes de los cerros (tepictoton) y les daba culto en todas las casas.99
En relación con el culto a los dioses de la lluvia, se efectuaban

42 Véase Broda 1970: 231, 265; 1974a.


43 CF II : 42; Relación breve: 292.
44 CF II: 60; Durán I : 253.
45 Durán I : 256.
46 CF II: 165; Durán 1: 260.
47 Kubler y Gibson 1951: 29.
48 CF II: 118.
49 Véase Broda 1971: 300, 314-317.

4,5
ceremonias en los cerros de los alrededores de Tenochtitlan, así como
en la laguna. Para VI Etzalcualiztli y XIII Tepeilhuitl se mencio- b
nan baños rituales en la laguna. En Etzalcualiztli la gente lavaba h
además sus utensilios de labranza.50 E
Otros ritos tenían lugar en las sementeras y los campos. La gente a
iba allí a recoger ramos verdes, mazorcas de maíz o flores. A veces ! A
hacían ceremonias allí mismo,51 o llevaban ofrendas de primicias a lc
los templos de los barrios,52 a Coatlicue en el barrio Coatlan,53 o a Chi- 1 E
comecoatl, Xilonen y otras deidades en el Templo Mayor.54 d
En estrecha relación con el ciclo anual estaban también las proce- r
siones de limosneros que eran un rasgo típico de algunas fiestas. En 1
II Tlacaxipeualiztli, los xipeme, vestidos con las pieles desolladas de
las víctimas, andaban pidiendo limosnas (sobre todo el ocholli, que
eran unos racimos de maíz de los cuales tomaban las semillas para
la siembra). A cambio de las limosnas que recibían, se suponía que
traían prosperidad a las casas donde entraban.55 En IV Huey tozoztli, t
los telpopochtin y los tlamacazque andaban de casa en casa pidiendo 1
limosnas.56 En el mes de V Toxcatl acudían los "sacerdotes de los
barrios" a incensar toda la casa así como todos los utensilios domés-
ticos, de tejer e hilar, de la labranza, y otros instrumentos de los arte-
sanos. Los dueños les daban "tantas mazorcas por cada cosa que
sahumaban".57 En la fiesta de VI Etzalcualiztli los labradores se po-
nían las insignias de Tlaloc e iban pidiendo la comida de etzalli. En
las casas donde entraban, ejecutaban el "baile de etzalli".58 !
Otras limosnas no se pedían en relación con el ciclo agrícola, sino
en relación con el mercado. En la fiesta de VII Tecuilhuitontli los
sacerdotes que acompañaban a Xochipilli pedían limosnas para el
dios en el mercado, mientras que en XI Ochpaniztli las pedían las
médicas para Toci.59

5O Durán 1: 156, 172, 260; CF 11: 121.


51 En III Tozoztontli, IV Buey tozoztli y XV Panquetzaliztli (Durán I:
248, 249, 253, 284 ss.).
52 En VI Etzalcualiztli (Durán 1: 172).
53 En III Tozoztontli ((:F II: 55).
59 En I Atlcaualo (Durán 1: 240), IV Huey tozoztli (Durán 1: 253; (:F II:
60-63), VIII Huey tecuilhuitl (Durán 1: 266), IX Tlaxochimáco ( eF II: 101-
103), y XI Ochpaniztli (Durán 1: 137-141 ).
55 Véase Broda 1970: 202-228.
55CF II: 60.
57 Durán 1: 256.
58 Véase Broda 1971: 287-289.
59(:zE: 44, 48; Códice del Museo de América.

46
Otro tipo de ceremonias pertenecía al ciclo de vida y se refería al
bienestar de los niños y las madres. En el mes de III Tozoztontli se
hacían ritos para la protección de los niños contra las enfermedades.10
En IV H'uey tozoztli, las madres que habían dado a luz durante el
año anterior iban en peregrinación por los templos de los calpullis.
Además se hacía una presentación de los niños en el templo de Huitzi-
lopochtli.ó1 Para la fiesta de V Toxcatl se mencionan también ceremo-
nias para el bienestar de los niños.62 En XVIII Izcalli se hacía el rito
de estirar los miembros de los niños para que crecieran.63 En el mismo
mes se celebraba cada cuatro años una fiesta importante, en la que
punzaban las orejas de los niños.64
La gran mayoría de los ritos que hemos mencionado en relación
con la gente común tenía lugar en las casas, las calles del barrio, el
templo del calpulli o en las sementeras, los campos, los cerros y la
laguna. En estos ritos intervenía generalmente un grupo de personas
con funciones sacerdotales que las fuentes llaman: calpuleque, cal-
pulueuetque, ueuetque, "sus viejos y viejas" (in iueueyouan, in ilama-
youan), quaquacuiltin, "o los sacerdotes de los barrios" (Durán). La
relación que existía entre estas diferentes denominaciones no es muy
clara, ya que se enumeran a veces como sinónimos.65 Sin embargo, estos
datos indican en términos generales que los "viejos del barrio" desem-
peñaban importantes funciones en la vida ceremonial de los calpullis.
Las fiestas del culto del Templo Mayor, a las que concurría la
gente común, pertenecían sobre todo al ciclo de las deidades del maíz
(los meses III, IV y VI). Parece que los macehuales tenían una
relación especial con Chalchiuhtlicue, Uixtociuatl y Xilonen, que se
sacrificaban en tres meses subsiguientes, y se decía de ellas que "estas
tres diosas mantenían a la gente popular." 66
Hasta ahora nos hemos referido principalmente a ritos agrícolas y
de la fertilidad en los que participaba la gente común. Pero, según
sabemos, la población urbana de Tenochtitlan comprendía, además
de agricultores, un segmento muy importante de comerciantes, arte-
sanos, otros especialistas e individuos que trabajaban en servicios ur-

60 Durán 1: 248; Códice Magliabecchiano.


61 Durán 1: 252.
62CF II: 73.
63CF II: 153, 156; Durán 1: 291.
64 CF II: 152. Hay que hacer notar, en cuanto al ciclo de vida, que no
está claro si los nobles participaban también en las mismas ceremonias que
la gente común.
65 Véase Broda 1974a.
66 c.F II : 22; nc 1: 51.

47
banos.67 Además, en la composición de estos grupos intervenían
factores étnicos. Hay que suponer que la "gente común" o el "pue-
blo", de que hablan nuestras fuentes, era en realidad esta población
urbana cuya composición ocupacional era muy compleja.
Los grupos profesionales ocupaban también su lugar dentro de la
organización ceremonial. Cada uno tenía su dios patrón (uno o va-
rios) y celebraba la fiesta particular de este dios. A los dioses patrones
se les atribuía la invención de los oficios respectivos o el descubri-
miento de productos específicos con los que trataba el grupo; los ritos
también se relacionaban con estas actividades específicas.
Al culto de estos dioses patrones pertenecían:
1. Las fiestas de los mercaderes: este grupo, que realmente ocu-
paba una posición intermedia entre los dos grandes estamentos y
tenía una gran importancia social y económica, también desempeñaba
un papel muy destacado en la vida ceremonial. Sobre todo llama
la atención que su papel ritual estaba íntimamente ligado a la fiesta
nacional mexica, XV Pan quetzaliztli.68 Además de participar desta-
cadamente en esta fiesta con importantes sacrificios humanos, los
mercaderes celebraban ceremonias a su patrón Yacatecutli en V Tox-
catl y en IX Miccailhuitontli,69 y le hacían sacrificios en X Huey
miccailhuitl7D y en XVII 7'ititl .71 Los mercaderes tenían también el
privilegio de ofrecer víctimas en ciertas otras fiestas, como por ejem-
plo en II Tlacaxipeualiztli,72 VII Tecuilhuitontli,73 o en XVIII Iz-
calli, cuando los mercaderes ricos de Tzonmolco sacrificaban a sus
esclavos en la gran fiesta que se hacía cada cuatro años a Xiuhte-
cutli Ixcozauhqui.74 En las ceremonias de la fiesta de XII Teotleco
los dos patrones de los mercaderes, Yacatecutli y Xiuhtecutli, eran los
últimos dioses en llegar; esto se explicaba diciendo que eran los "más
ancianos" de todos.75
2. En segundo lugar cabe mencionar las fiestas de los artesanos

67 Véase Calnek 1972 y Bray 1974. Sin embargo, parece que en Tenoch-
titlan los miembros de muchos grupos profesionales dedicaban también parte
de su tiempo a la agricultura de chinampas.
68 HG IX, capítulo 14: 52-56; CNE: 52.
69Durán 1: 120; Motolinía 1967: 66; Torquemada t. II, libro 10:
271, 298.
7Ó Relación breve: 303; Motolinía: 46.
71 Carrasco 1976, cuadro 9.
72 Véase Van Zantwijk 1970: 13.
73 CNE: 44.
74 Van Zantwijk 1970: 16.
75 ct II : 119 ss.

48
altamente especializados como los amanteca, los lapidarios, los pla-
teros y orfebres, etc. Los amanleca estaban estrechamente relaciona-
dos con los mercaderes p or su p rofe s ió n, ya qu e t ra b aja b an l as p l u-
mas preciosas importadas por éstos. Los dos grupos tenían también
su residencia uno al lado del otro, y sus dioses, Yacatecutli y Coyo-
tlinahual, "estaban colocados juntos" (den el templo del calpulli?),
Parece que por esta razón los amanteca hacían las ceremonias a su
patrón Coyotlinahual en las mismas fiestas que los mercaderes, o sea
en XV Panquetzaliztli y IX Miccailhuitontli.76
El patrón de los orfebres y plateros era Xipe, y este grupo profe-
sional tenía una relación especial con la fiesta de II Tlacaxipeua-
liztli.77
Los lapidarios se consideraban originarios de Xochimilco. Celebra-
ban la fiesta de su patrona, Chantico, en un día del tonalpohualli,
9 itzcuintli. A sus otros cuatro patrones, Papaloxahual (Tlappalo),
Nahualpilli, Macuilcalli y Cinteotl, hacían una fiesta en el día
7 itzcuintli.78 Varias otras fiestas de los artesanos eran fiestas movi-
bles, fijadas en el tonalpohualli.
Los plateros, pintores y entalladores, así como las tejedoras, tenían
como patrona a Xochiquetzal, y celebraban su fiesta en XIII Te-
peilhuitl. Otras ceremonias a esta diosa se hacían en XIV Quecho-
Ili.79 Las tejedoras adoraban también a la "diosa vieja", Ilamatecutli,
cuya fiesta particular caía en XVII Tititl.80
3. Finalmente encontramos las numerosas fiestas de otros grupos
profesionales como los pescadores, los salineros , los pulqueros, las
parteras, los tratantes de uxitl, los oficiales de flores, los vendedores
de agua y otros servicios urbanos de Tenochtitlan. Estas fiestas for-
maban una especie de culto secundario que se desarrollaba paralela-
mente al culto principal del Templo Mayor. Sólo cabe mencionar
aquí unos cuantos ejemplos (véase el cuadro 1) :
Los oficiales de las flores (xochimanque) daban culto a su diosa
Coatlicue, la "madre de Coatlan" (Coatlantonan), en el mes de III
Tozoztontli.81
La gente que se ganaba la vida de la laguna y los que vendían

76 C. Matritense, libro IX, fol. 45v.; trad . del náhuatl por A. M. Garibay,
en He, IX: 77-81
770p. cit., fol. 44r., en HG IX: 65-67.
78 Op. cit., fol. 45v., en HG IX: 72-75.
79 Véase Broda 1971: 308 ss.
80 HG II/CF II. capítulo 36.
81 HG II: 148.

49

ESTRATIFICACIÓN SOCIAL.---4
agua potable en Tenochtitlan celebraban una fiesta a Chalchiuhtli-
cue en el mes de VI Etzalcualiztli.
Los salineros festejaban a su patrona Uixtociuatl en VII Tecuilhui-
tontli.
Las parteras daban culto a Toci en XI Ochpaniztli e intervenían
activamente en las ceremonias de esta fiesta.
En XIII Tepeilhuitl caían las fiestas particulares de tres dioses
relacionados con los tlaloque: los fabricantes de esteras (petlachiuh-
que) festejaban a su patrón Napatecutli, los pescadores a Opochtli,
y los tratantes de uxitl a su patrona Tzapotlatenan.82
En el mes de XIV Quecholli los pulqueros daban culto a su dios
Izquitecatl.83
Aunque existía una diferencia considerable entre el despliegue de
riquezas que hacían los mercaderes en sus fiestas y las dimensiones
mucho más modestas de las fiestas de grupos de menor importancia
y rango, todas estas fiestas, sin embargo, tenían una pauta en común:
eran patrocinadas por los miembros del grupo, que ofrecían también
la víctima. Generalmente compraban entre todos un esclavo que re-
presentara a su dios en las ceremonias. A veces, sin embargo, ofrecían
la víctima individuos particularmente prósperos. El representante del
dios realizaba ciertas ceremonias en beneficio del grupo, mientras
se le rendía culto. Después del sacrificio se hacía un convite en el
que participaban los miembros del grupo profesional.

Aspectos de la integración del sisterna socioeconómico:


funciones y significado del ritual

El material presentado nos permite afirmar que el ritual del Templo


Mayor reflejaba tanto la pronunciada estratificación como la com-
pleja división del trabajo existentes en la sociedad mexica. A los
diferentes estamentos no sólo les correspondía la participación
en diferentes ceremonias , sino que su intervención también tenía un
carácter distinto. Por lo general, el culto giraba alrededor de las ocu-
paciones de los grupos, y también de ahí tomaba cada culto su ca-
rácter específico.
El hecho de que existieran, además de los dos grandes estamentos,
grupos intermedios importantes como los mercaderes y algunos arte-
sanos altamente especializados, se reflejaba también en el ritual, pues

82 Véase Broda 1971: 296-299, 311-312.


83 Carrasco 1976.

50

1
en él resalta precisamente el gran papel que desempeñaban estos
últimos grupos, papel que seguía en importancia sólo al de los gue-
rreros y nobles.
El estudio del ceremonial nos ayuda también a arrojar más luz
t
sobre ciertos problemas intrincados. Una de las cuestiones es hasta
qué punto podemos hablar de los guerreros y nobles como una unidad.
El hecho de que en el ritual coincidieran casi totalmente las fun-
ciones de ambos, apunta en la dirección de que en la vida real existía
también una coincidencia muy grande entre ambos grupos. Los gue-
rreros de origen macehual aparecían en el ritual en conexión con las
actividades que les permitían alcanzar grados de la nobleza meritoria.
Aunque no todos los guerreros eran de origen noble y, obviamente,
no todos los nobles eran guerreros, el oficio por excelencia del noble
era la guerra. La guerra era el ideal cultural para la élite. Por -eso,
el culto estatal era un culto guerrero.
Otro problema intrincado es el del sacerdocio y su posición dentro
de la estructura social. No hemos tratado de este tema en la ponencia,
ya que hace falta estudiarlo con más detalle. Aquí sólo quiero indi-
car, según lo ha señalado Carrasco, que no podemos hablar del sacer-
docio como de un grupo especializado en contraste con el grupo
políticamente dominante, sino que al parecer existía una gran coinci-
dencia entre ambos grupos.84 Por una parte, los guerreros, dignatarios
nobles y funcionarios políticos desempeñaban importantes funciones
Sacerdotales, y por otra se menciona que los sacerdotes iban también
a la guerra.85 Parece que un gran número de sacerdotes no se dedi-
caba únicamente al sacerdocio, sino que desempeñaba estas fun-
ciones durante un tiempo limitado, turnándose periódicamente en el
cumplimiento de ellas.86
Además existen en las fuentes varias indicaciones de que el tlatoani
ejercía un control directo sobre los templos. Este control se expresa-
ba en su derecho de ordenar la celebración de ceremonias,87 y de cas-
tigar a los sacerdotes.88
Para apreciar el lugar que ocupaba el culto en la sociedad prehis-
pánica, es muy importante estudiar con más detalle la situación
económica de los templos. Al parecer éstos dependían en gran medida

84 Carrasco 1976: 281-286; véase también Stenzel 1974.


85 HG II : 162: véase también el Códice Mendocino.
86 Ibid. ; CNE: 39.
87 Durán 11: capítulos 16, 18, 20, 23, 29, 36, 42-44, 47, 58, 66, y los
capítulos correspondientes en Tezozomoc 1944.
88 Durán II : 464.

51

.1 '
del Estado, ya que carecían de una base económica independiente.
Aunque sabemos que los templos poseían ciertas tierras tributarias,
y hasta pueblos enteros asignados por el Estado, estas tierras no pue-
den haber constituido una base suficiente para costear el culto
extravagante que requería grandes cantidades de materias valiosas,
artículos de lujo y una producción artesanal altamente especializada.
1
Según parece, los templos recibían una gran parte de estos bienes
directamente de los almacenes reales.

Antes hemos hecho hincapié en el carácter diferente de la partici-


pación de los estamentos en el ritual. Sin embargo, esta participa-
ción también se caracterizaba por ciertas pautas que se repetían entre
los diferentes grupos y de esta manera constituían mecanismos inte-
gradores desde el nivel más alto hasta los niveles más bajos de la
sociedad.
Uno de estos mecanismos era el patrocinio de fiestas, que era igual-
mente importante para los guerreros y nobles y para la gente común
y los grupos profesionales. Este "patrocinio" incluía generalmente :
1. El ofrecimiento de una o varias víctimas. Los guerreros ofre-
cían cautivos, la demás gente esclavos.
2. El individuo o grupo que patrocinaba la fiesta participaba
activamente en las ceremonias.
3. Después del sacrificio, este individuo o grupo tenía que dar un
convite, que consistía principalmente en:
una comida preparada con la carne de la víctima;
gastos en relación con el convite;
intercambios de regalos entre el patrocinador y los invitados;
como símbolo visible de haber ofrecido una víctima, se guardaban
ciertos huesos o adornos de ella como trofeo.89
La magnitud de los convites que daba la gente común era más re-
ducida que la de los banquetes de los nobles. Sin embargo, el patroci-
nio de fiestas tenía básicamente el mismo significado para todos los
grupos. Era un medio para fortalecer el prestigio y la posición del
patrocinador dentro de la comunidad. Los convites, con sus grandes
gastos, eran el símbolo visible del ascenso de un individuo en la
jerarquía social y representaban la confirmación pública de estos
hechos.
En estos convites tenía lugar una redistribución de grandes canti-
dades de bienes, lo que constituía otro elemento estructural impor-
89 Véase Broda 1974a.

52
tante del ritual . Aunque la clase gobernante llegaba a disfrutar en
mayor medida de la redistribución , ésta, sin embargo, también se
repetía en los niveles inferiores de la sociedad.
La costumbre del tlatoani de ofrecer comida , bebida y obsequios
a los guerreros valientes y los pipiltin, se repetía entre los nobles a
s nivel de sus barrios y pueblos. Los señores convidaban en primer lu-
gar a sus parientes y personas de su mismo nivel , pero hasta cierto
punto la demás gente local también parece haber participado en
estas fiestas, y disfrutado de la redistribución de riquezas que tenía
lugar en ellas. El mismo mecanismo , aunque en menor magnitud, se
repetía en los convites que daban los grupos profesionales en sus
barrios.
En cuanto al patrocinio de fiestas , la redistribución y el intercam-
bio de bienes, podemos observar interacciones tanto a nivel horizontal
-es decir, dentro del mismo estrato social -
como hacia "arriba" y
"abajo", o sea entre los estamentos superiores e inferiores
. Estos me-
canismos fortalecían la integración de la sociedad en sus diferentes
niveles. Sin embargo , es muy importante hacer notar que la redis-
tribución y el intercambio de bienes no servían para nivelar las di-
ferencias socioeconómicas existentes en la sociedad mexica sino
que, al contrario , contribuían a incrementar la desigualdad .
Aunque
fortalecían la cohesión interna de los grupos por una parte, por otra
consolidaban las relaciones de dependencia y de dominio que existían
entre los diferentes estamentos.
Las casas nobles (teccalli, pilcalli, etc.) parecen haber sido impor-
tantes unidades en la vida ceremonial . La participación conjunta
en convites e intercambios de bienes de gente de los diferentes esta-
mentos afiliada a una casa señorial , significaba una sanción ritual
de las relaciones socioeconómicas prevalecientes , y además servía para
crear lealtades de tipo político entre los vasallos y su señor.
De esta manera, los ritos expresaban simbólicamente relaciones idea-
les, obligaciones, privilegios , valores y normas de conducta . Por ejem-
plo, el significado de las distribuciones de insignias mencionadas an-
teriormente consistía en expresar la relación de dependencia y lealtad
que idealmente debía existir entre los guerreros y el tlatoani. Según
dice el Códice Florentino , para los guerreros estas insignias "venían
a ser como remuneración , servían para ligarlos a su deber".90
Los sistemas económicos caracterizados por la " redistribución", tal
como la ha definido Karl Polanyi, se dan generalmente en sociedades

90CF II : 114, 115; véase también Durán II : 236.

53
donde existe también una centralización del poder económico y de
la autoridad política.91 Dentro de la economía mexica, los tributos
constituían el poder económico más directo del tlatoani. Por esto,
su intervención en el ritual estaba tan íntimamente relacionada con su
control sobre los tributos. Esto explica también por qué las redis-
tribuciones de bienes tenían lugar en un contexto tan altamente ri-
tualizado.
Apoyándose en su control de los recursos económicos , el tlatoani
hacía en las ceremonias demostración de su poder ritualmente san-
cionado. La participación de los diferentes estamentos en el culto
ponía de manifiesto las desigualdades económicas y políticas que
existían entre ellos, asignándoles al mismo tiempo su lugar dentro
de la sociedad.
En su aspecto ideológico, que era expresado sobre todo en el culto
guerrero, el ritual fortalecía la posición dominante de la nobleza
dentro de Tenochtitlan, así como hacia afuera. De esta manera el ri-
tual del Templo Mayor se convertía en un instrumento de dominio
y poder que ejercía su influencia sobre la condición psicológica de
los miembros de la sociedad y afirmaba además la supremacía polí-
tica de los mexica frente a las demás naciones.

91 Polanyi, Arensberg y Pearson 1957.

REFERENCIAS

Material inédito:

Códice del Museo de América.


Navas, Ms. de Fr. Francisco de las.

Publicaciones:

Bray 1974.
Broda 1969 , 1970 , 1971, 1974a, 1974b.
Calnek 1972.
Carrasco 1976; Ms.
(Continúa en la p. 66)

54
Úrsula Dyckerhoff
Hanns J. Prem
Fundación Alemana para la Investigación Científica

La estratificación social en Huexotzinco

ASPECTOS GENERALES Y REGIONALES


DE LA ESTRATIFICACIÓN SOCIAL

Úrsula Dyckerhoff

UN ESTUDIO de la estratificación social de Huexotzinco en la época


prehispánica tiene que basarse, por falta de otro material, en datos
provenientes de la época colonial.' Entre otros documentos, el primer
lugar lo ocupa la llamada Matrícula de Huexotzinco, un padrón
tributario de 1560. Este documento consta en lo esencial de dos par-
tes: a ) de las listas pintadas y presentadas por parte de los indios 2 y
b) de la cuenta efectuada casa por casa por el juez de comisión.3 El
informe final del juez, basado en esta segunda cuenta, no forma
parte del Ms. de la Matrícula de Huexotzinco y fue publicado en
otro lugar.' Ambas cuentas concuerdan en sus sumas finales, poco
más o menos, pero muestran diferencias considerables entre las sumas
individuales . El presente trabajo se basa , si no se indica lo contrario,
en la primera cuenta de la Matrícula, es decir, en las pinturas pre-
sentadas por parte de las autoridades indígenas.
En cuanto a las dudas que podrían surgir sobre si es lícito hablar
de la época prehispánica basándonos en material de procedencia ex-

1 Las investigaciones sobre las cuales se basa este artículo fueron llevadas
a cabo gracias a la ayuda financiera de la Deutsche Forschungsgemeinschaft
(Fundación Alemana para la Investigación Científica), dentro de su Proyecto
Puebla-Tlaxcala.
2 Prem 1967, 1974.
3 MI (Matrícula de Huexotzinco ) : f. 920r. ss.
4 Scholes y Adams 1958: 79-80.

157

1
elusivamente colonial, y que además no contiene alusiones a las con-
diciones antecedentes a la conquista , quiero advertir lo siguient no
hay duda de que la población indígena había disminuido considera-
blemente durante los decenios que mediaron entre la conquista y
i
1560; sin embargo, puede suponerse que los estragos causados por las
epidemias tocaron de manera igual a las diferentes capas sociales de
un territorio dado. En base a esto se puede contar -aunque hubo
cambios notables en los números absolutos de la población- con
que la proporción de las capas sociales permaneció constante al me-
nos hasta 1560 - 1570. Son estas proporciones las que pueden servir
para extraer conclusiones referentes a la situación prehispánica.
En el momento de la conquista española , el territorio dominado
por Huexotzinco había sido reducido a tres regiones situadas al orien-
te y sur de la Sierra Nevada: la zona norte o el valle de Tezmelucan,
el área clave o zona central alrededor de la actual ciudad de Hue-
jotzingo, y la zona sur en el valle de Atlixco.5 La zona sur estaba
separada del área clave por el territorio de Calpan . Calpan constituía
un señorío de por sí y estaba ligado con Huexotzinco por antiguos
lazos dinásticos y políticos. La mencionada división regional de Hue-
xotzinco en tres partes formó también la base para la elaboración
de la Matrícula.
Aunque la Matrícula se confeccionó en un momento en que la
congregación de los pueblos antes separados y la introducción de
los primeros labradores españoles había cambiado la fisonomía de la
región , ha sido posible reconstruir, en base a otras fuentes, los pobla-
dos precortesianos .6 El mapa 6 muestra la localización de los pueblos
mencionados en la Matrícula, incluyendo también a los que ya no
existen hoy. Los pueblos estaban subdivididos en barrios (de 2 a 15).
El tamaño de los barrios varía desde los muy pequeños, que se halla-
ban en gran cantidad en el área clave, hasta otros más grandes en
el valle de Tezmelucan , que ostentaban todas las características de
un pueblo.'
En los pueblos habitaban, por regla general, personas pertenecien-

5 Cfr. Dyckerhoff 1973: 93.


6 Op. cit.: 94.
7 No es posible comprender la palabra "barrio" como traducción concreta
de uno u otro concepto nahua . En los documentos sobre Huexotzinco, "barrio"
se emplea para designar cualquier entidad de población congregada en la
nueva ciudad, sin miras a su categoría scciopolítica , y además se denominan
así estancias aisladas, partes de otros pueblos, etc. En el presente estudio se
usa "barrio " para designar las subdivisiones territoriales con nombre propio,
dentro de un pueblo.

158

1
Mapa 6 H. San Luis Coyotzinco
12. San Esteban Tepetzinco
Pueblos del área clave
13. San Antonio Tlatenco
1. San Juan Huexotzinco 14. San Nicolás Cecalacoayan
2. Santiago Xaltepetlapan 15. San Lorenzo Chiauhtzinco
3. Santa María Almoyahuacan 16. San Agustín Atzompan
4. San Pablo Ocotepec
5. San Simón Tlanicontlan
Pueblos en el ralle de Tennelucan
6. San Sebastián Tlayacaque
7. San Francisco Tianquiztenco 17. Santa María Tetzmollocan
8. Santa María Acxotlan 18. San Felipe Teotlaltzinco
9. Santa Cruz Atenco 19. San Gregorio Aztatoacan
10. San Bartolomé Tocuillan 20. San Salvador
tes a los dos grandes estratos sociales: los principales como capa su-
perior y la gente común o macehuales. En este último grupo la
Matrícula distingue entre miembros de los calpulli con tierras, y
terrazgueros.

La gente común

Los macehuales de toda índole estaban organizados, para fines del


trabajo comunal y de la recaudación de tributos, en cuadrillas de 20
hombres, dirigidas por el centecpanpixqui. Un grupo de cinco vein-
tenas formaba una unidad mayor encabezada por un macuiltecpan-
pixqui.8 Estos jefes ntacuiltecpanpix•que solían ser principales.9 Los
hombres que integraban las cuadrillas eran tributarios, es decir, esta-
ban casados y no sobrepasaban los 50 años de edad (o 45 años).10
Constituían la parte de la población macehual que en lo sucesivo
denomino "población económicamente activa" y que sirve corno base
de referencia."

Los terrazgueros

La lámina 3 muestra la distribución de los principales, macehuales


calpuleque y terrazgueros en los pueblos del área clave y de la zona
norte. Salta a la vista el alto número de terrazgueros en algunos
pueblos. Su total asciende a 69% de la población económicamente
activa de toda la provincia de Huexotzinco, porcentaje altísimo en
vista de la opinión sostenida muchas veces de que la masa de los ha-
bitantes de los pueblos prehispánicos la formaban los macehuales
miembros de los calpulli.
Sin embargo, si se considera por separado cada una de las tres re-
giones de Huexotzinco, el cuadro ofrece variaciones bastante amplias.
En el valle de Atlixco los terrazgueros constituyen 100% de la po-

8 Véase Carrasco 1974 a: 5, para más detalles.


9 mta: 495r. et passim.
10 mtx: 913r.
Aparte de los macehuales y principales, la Matrícula de Huexotzinco
H Aparte
cuenta a los cantores y otras personas que servían en las iglesias y estaban
exentos del tributo. Su total de 1138 hombres casados no se incluye en ninguna
de las sumas que se refieren por no haberse indicado siempre su categoría
social.

160
blación común; aparecen ligados a la tierra que labraban y en el
caso de venta del terreno daban obediencia al nuevo propietario, aun-
que fuese español.12 La situación se explica sin duda porque esta
región, llamada también Huehuequauhquechollan, había sido con-
quistada por los huexotzincas y calpanecas, con la consecuencia de
que las capas dirigentes de la población conquistada emigraron (y se
establecieron en la zona del actual pueblo de Huaquechula, Puebla),
mientras que parte del común permaneció en sus moradas convirtién-
dose en terrazgueros de los conquistadores huexotzincas y calpanecas.
La gráfica subraya la situación menos uniforme en el área clave
y el valle de Tezmelucan. En esta última región los terrazgueros cons-
tituyen 85% de la población macehual y es de suponer que tienen
su origen sobre todo en los restos de una población autóctona que
habitaba en la región a la llegada de los chichimecas huexotzincas
que la conquistaron.
Esta explicación, empero, no es suficiente para aclarar la situación
más compleja reinante en el área clave, donde según los autores del
siglo xvi se asentó la mayoría de los conquistadores chichimecas. Aquí,
el porcentaje de terrazgueros asciende a 50 07r. Entre ellos resaltan
los llamados "advenedizos", grupos de origen étnico diferente que
ostentan el nombre de su lugar de origen, sobre todo Tlaxcalla y
Acolhuacan. Según la Matrícula de Huexotzinco habían llegado hacía
ya muchos años 13 y por su condición de inmigrantes no poseían
tierras propias sino que se asentaron como terrazgueros de los princi-
pales.14 En la gráfica se les distingue de los deniás terrazgueros por las
columnas negras algo apartadas. Suman unos 750 hombres económi-
camente activos y se distribuyen en sólo seis de los 16 pueblos del
área clave, en algunos de los cuales constituyen la mayoría de los
terrazgueros (por ejemplo en Xaltepetlapan, Tocuillan y Ateneo). Las
características de estos grupos de inmigrantes no son sólo el muy alto
porcentaje de terrazgueros entre ellos -sólo el 9% dispone de tierras
propias- sino que también al parecer no vivían en unidades localiza-
das. La mayoría de los inmigrantes estaba organizada en unidades ma-
yores que los barrios usuales del área clave; además, integraban siste-
mas de cuadrillas de tributarios aparte de los demás macehuales de los
pueblos a que estaban agregados. No se registran miembros nobles
de estos grupos. El momento de su llegada a Huexotzinco no puede
determinarse con exactitud, pero parece que fue ya en la época colonial

12 nen Tierras, vol. 78, exp. 5; f. 73r.


13 MH: 670v.
19 MH: 502v., 503v. el passim.

161
(entre los méritos atribuidos a uno de los gobernadores coloniales de
Huexotzinco se cuenta su habilidad de atraer nuevos tributarios). 15
Además, los grupos llamados "advenedizos" se distinguen de otros,
también de origen étnico diferente, cuya inmigración puede relacio-
narse con acontecimientos prehispánicos referidos en otras fuentes.16
Estos últimos, sin embargo, aparte de que tampoco se registran prin-
cipales entre ellos, no se diferencian de manera alguna de la población
huexotzinca propiamente dicha y están plenamente integrados en ella.
Sin contar estos terrazgueros "advenedizos", los restantes terraz-
gueros constituyen 43% de la población en el área clave. Entre ellos
se observan casos como el de Almoyahuacan, donde todos los 129
artesanos del pueblo son terrazgueros, organizados por separado.'' En
general, sin embargo, se presenta una mezcla de macehuales que
según la Matrícula de Huexotzinco cultivaban tierras propias, artesa-
nos y terrazgueros, todos ellos organizados juntos en las mismas cua-
drillas de tributarios.

Los calpulli

En Huexotzinco los macehuales que no eran terrazgueros de los


principales estaban organizados en los calpulli y se llamaban calpu-
leque. Los calpulli tenían un nombre propio y figuraban como sub-
divisiones de los pueblos.
Como las opiniones respecto al carácter de los calpulli, su signifi-
cación y hasta su existencia han llegado a ser bastante divergentes, hay
que entrar algo más detalladamente en el tema. Se afirma general-
mente que en la sociedad indígena la propiedad rural era un privi-
legio de los grupos más altos de la nobleza. Los macehuales no te-
rrazgueros solamente gozaban de la facultad de labrar las tierras de
los calpulli como si fueran tierras propias, a excepción de algunas
condiciones especiales. Aplicando los conceptos del derecho romano
-que guiaba las descripciones e interpretaciones de los autores colo-
niales - la primera forma de la tenencia corresponde a un dominio
absoluto, y la segunda se puede calificar como posesión usufructuaria.
En vista de estos conceptos, la Matrícula de Huexotzinco no con-
tiene contradicciones cuando se refiere tanto al calpulli como también
a macehuales que poseían tierras propias; la identidad de estos ma-

15 AH-INAH , Col. Antigua, 368-379v.


16 Pomar 1941: 43; Chimalpahin 1963: 95, 106, 107.
17 la n : 518-520v.

162
cehuales con los miembros de los calpulli resalta en la misma Matrícu-
la por la frase nahua calpuleque tlaleque ("los miembros del cal-
pulli", "los propietarios de tierra")."
La propiedad corporativa de la tierra se considera muchas veces
el rasgo esencial del calpulli. Los calpulli de Huexotzinco, sin duda
alguna, también poseían las tierras como propiedad corporativa, aun-
que faltan referencias específicas al respecto en la Matrícula. Restos
de la tenencia corporativa de la tierra se manifestaron todavía en
,el siglo xvnr , en una discusión surgida sobre si cierto solar con casas
en la ciudad de Huexotzinco era propiedad particular o de un
calpulli. 19
La persistencia de los calpulli y, por tanto , su identidad propia,
se nota también en un padrón de tributarios de 1794 , que todavía
nombra siete calpulli dentro de la ciudad de Huexotzinco.20
En 1560 los miembros de los calpulli constituían 50%, de la pobla-
ción económicamente activa en el área clave de Huexotzinco y 15%
en el valle de Tezmelucan . Había calpulli cuyos miembros eran ex-
clusivamente labradores ; en otros se contaban también artesanos de
varios oficios . Además existían los calpulli de los mercaderes, com-
prendidos en el pueblo de Santa María Acxotla.
El número de calpulli existentes en Huexotzinco en 1560 era bas-
tante elevado - alrededor de 120-, de los cuales sólo 15 radicaban
en el valle de Tezmelucan . Su tamaño era muy variado . Los calpulli
más chicos comprendían en 1560 una población de 20 a 50 habitan-
tes, mientras que en los más grandes vivían hasta 150 personas. (Se
puede calcular el número de habitantes en base al número de tribu-
tarios casados , multiplicándolo por 2 .88).21
Como en 1560 la mayoría de los calpulli eran muy pequeños, mu-
chas veces la población económicamente activa de un calpulli corres-
pondía sólo a los hombres de una única cuadrilla de tributarios e
incluso a una parte de ella. Esto crea la impresión de que la palabra
"calpul" - se usa en la Matrícula para denominar las cuadrillas de
20 hombres . El hecho de que no es así se desprende de una nota

Is MH: 529v.
19 AP Huejotzingo , papeles varios.
20 MC-INAH, serie Puebla, rollo 43.
21E] multiplicador de 2.88 para calcular la población total en base al nú-
mero de tributarios se ha derivado de los números dados en la Matrícula, se-
gún el procedimiento empleado por Warren 1970: 260. Warren, sin embargo,
logra otros resultados que no se pueden aceptar por contener errores de cifras
y de cálculo. (Comunicación de H. J. Prem.)

163
referente a un centecpanpixqui , guardián de tina veintena , que dice
"éste no tiene calpul..." 22
En las cuadrillas se distinguía claramente entre los macehuales te-
rrazgueros de los principales y los "vecinos del barrio", es decir, del
calpulli.23 De esto parece resultar la siguiente conclusión : aunque los
terrazgueros estaban organizados junto con los calpuleque en la or-
ganización tributaria, no se les consideraba vecinos o miembros del
calpulli, o sea que no formaban cabalmente parte de la organización
del calpulli. Este punto de vista se ha adoptado en el presente trabajo.
Es difícil juzgar si esta forma de incluir a ambos sectores de la
población macehual en las mismas cuadrillas fue un rasgo de la or-
ganización prehispánica o si se debe más bien a la introducción del
tributo real que tocaba igualmente a los dos sectores; también hay
que pensar en cambios causados por la disminución de la población
en la época colonial. Como en la organización laboral los terrazgue-
ros se enumeran bajo el nombre de los calpulli -a los que no perte-
necen- se puede suponer que habitaban en el mismo ámbito local
que los calpuleque, con quienes formaban la cuadrilla. Por consiguien-
te, se podría decir que en Huexotzinco un barrio, o sea li subdivisión
territorial de un pueblo, comprendía un calpulli que daba nombre
al barrio, y además un número variable de terrazgueros.
La posición social de un calpulli no dependía del número de sus
habitantes, sino más bien del número de sus miembros principales y
sobre todo de sus tetecutin. Existían calpulli a los cuales pertenecían
ciertos principales, tanto si eran sólo pipiltin, como si incluían además
uno o más tetecutin, pero también existían calpulli sin principales.
Basándonos en el hecho de que en muchos casos los principales se
relacionaban directamente con un calpulli, se puede suponer un mis-
mo origen étnico e histórico para ambos. No sabemos, sin embargo,
si la estratificación social dentro de los calpulli data ya de los tiempos
de su inmigración o es de origen posterior.
Para finalizar el tema de los calpulli, habrá que mencionar que en
los documentos sobre Huexotzinco no se mencionan los teccaleque
descritos por Zorita.21

22 Mx: 489r.
23 Mx: 569r.
24 Zorita 1941: 142, 144.

164
Los artesanos y mercaderes no constituían una categoría social propia-
mente dicha frente a los macehuales miembros de los calpulli y los
terrazgueros, sino que representaban solamente otro modo de ganarse
la vida.
El número absoluto de 1 597 artesanos significa que este 20% de
la población económicamente activa se ganaba la vida total o par-
cialmente por medios distintos que el cultivo de la tierra. Hay que tener
en cuenta, sin embargo, que en las listas de la Matrícula pinta-
das por los indios se indica cualquier ocupación de un hombre que
no sea la agricultura indígena; la lista de las profesiones incluye por
tanto a los gañanes y otros que trabajaban con los españoles, así como
a algunos de los hombres que prestaban varios servicios en la iglesia
(todos incluidos en las cifras arriba mencionadas). El total de 1597
oficiales o artesanos contrasta por consiguiente con el de 377 oficiales
que Diego de Madrid, el juez de comisión para la cuenta de la
ciudad, da en su informe final. Añade que estos " indios oficiales de
todos oficios. . . viven de ellos y no tienen tierras" , 25 lo que significa
que sólo contó como artesanos a los que ejercían su oficio de tiempo
completo. Sin embargo, restando los artesanos-terrazgueros, que son
1081 hombres o el 701X , queda una diferencia de 81 personas res-
pecto a la cuenta del juez. ¿Significa esto que también había arte-
sanos de profesión que al mismo tiempo trabajaban tierras del
calpulli, del mismo modo que otros artesanos labraban las de
los principales, y que por tanto no fueron contados como artesanos?
¿O se trata de una mera diferencia numérica debida a diferencias de
criterio' Seguramente influyeron en la segunda cuenta, realizada por
el juez mismo, ideas hispanoeuropeas de lo que es una profesión y lo
que no lo es, contándose sobre todo a los que surtían productos de
uso diario para la comunidad indígena -los huaracheros, petateros,
olleros y unos pocos más-. así como los canteros, carpinteros y otros
oficios de importancia en una ciudad en la que continuaba la cons-
trucción del convento franciscano y de la iglesia. A éstos debe haberles
bastado el producto de su trabajo artesanal para sustentar a su fami-
lia y para pagar además el tributo que en tal caso implicaba también
la compra de maíz.
La lámina 4 muestra la distribución de los artesanos en las tres
regiones de la provincia de Huexotzinco y la cantidad de terrazgueros

165
que había en cada una, en comparación con el total de la población
económicamente activa.
De esta distribución surgen otras preguntas difíciles de contestar:
¿cómo se explica que en la región central, con su mayor número
de macehuales no terrazgueros, el número correspondiente de arte-
sanos sea más bajo que el promedio del 50% de la población mace-
hual y que en el valle de Tezmelucan con su población casi exclusi-
vamente terrazguera el número de artesanos no terrazgueros sea más
alto que el promedio de 85 Jc? ¿Había causas históricas o socioeco-
nómicas para esto?
En cuanto al asentamiento de los artesanos en los pueblos del área
clave y del valle de Tezmelucan -Santa Cruz Atenco es el único
pueblo donde no hay artesano alguno- se observan dos tendencias;
primero, que cierta clase de oficios se ejerce de preferencia en los lu-
gares donde abunda la materia prima, por.ejemplo, los petateros están
en los pueblos situados cerca de la ciénaga (San Luis Coyotzinco y
San Bartolomé Tocuillan). La segunda tendencia visible es la deter-
minada por la demanda, de manera que los artesanos que producen
artículos de lujo consumidos por los nobles habitan en los pueblos
localizados cerca de las concentraciones de principales; servirán como
ejemplo los que trabajaban las flores, tanto secas como frescas, y los
que fabricaban los cañutos de tabaco (ubicados preferentemente en
el área clave, donde 40 se distribuían en varios pueblos). Los aman-
teca, los artesanos de la sociedad prehispánica por excelencia, que en
1560 comprendían todavía 28 personas, residían en Huexotzinco mis-
mo y en los barrios de Tezmelucan, sobre todo Tianguiztenco (18
amanteca), o sea en los dos pueblo-mercados de la provincia.
Los amanteca son el único grupo de artesanos en el que no se registran
terrazgueros. Tampoco hay terrazgueros entre los diez hiladores asen-
tados en la zona central, pero a éstos no se les debe considerar parte de
la estructura artesanal prehispánica, sino que fueron muy probable-
mente trabajadores en uno de los obrajes establecidos en Huexotzinco
por los españoles, ya que en la división de trabajo indígena hilar
era ocupación de las mujeres. Entre todas las demás profesiones se
encuentra un porcentaje más o menos elevado de terrazgueros que
no permite conclusiones ulteriores.26
Los mercaderes vivían juntos en el pueblo de Santa María Acxotla,
menos unos 70 que habían trasladado sus casas al pueblo de San Sal-
vador en el valle de Tezmelucan, fundado poco antes en el camino

26 Más detalles sobre los artesanos de FTuexotzinco en Carrasco 1974a: 9-16.

166
real a México, localización probablemente muy provechosa para el
ejercicio de su profesión.27 El pueblo de Acxotla comprendía un total
de 349 tributarios, de los cuales 309 se registran claramente como
mercaderes; además, hay algunos artesanos y 20 personas de las que
no se apunta la ocupación. De los mercaderes dice el informe final
del juez que "no tienen tierras sino que viven de comprar y vender"; 28
y sin embargo, la Matrícula designa a 54 de los mercaderes como
terrazgueros de particulares y no se sabe si eran renteros en terrenos
de los principales o si vivían en otra forma de dependencia perso-
nal. En total, el pueblo de Acxotla es el que arroja el índice más bajo
de terrazgueros (15%) de toda la provincia de Huexotzinco.
Por lo demás, parece que la profesión de mercader era incompatible
con la práctica de otro oficio (menos el de quetzalhuaqui).29 Esto
distinguía claramente a los mercaderes de los que vendían los pro-
ductos de su propio trabajo artesanal en los mercados locales y sub-
raya la observación del juez acerca de que vivían del comercio. Les
asigna una posición en la sociedad que corresponde a lo que hoy
llamamos el sector terciario, el de los servicios.
(Parece interesante mencionar aquí que en Huexotzinco ni los
mercaderes ni otro grupo específico se relaciona con el nombre de
Pochtlan, aunque hay tres barrios llamados así) .30

La capa superior la constituían los dos rangos de principales, los


tetecutin y los pipiltin. En 1560 ambos comprendían en Huexotzinco,
según la Matrícula, 1 519 personas, formaru1o 14% de la pobla-
ción.31 Esta cifra es muy elevada en vista de que Cook y Borah 32
habían llamado ya la atención sobre el alto número de principales
en Huexotzinco, aunque ellos no consideraban más que 10% de
principales, ya que sólo disponían de las cifras más bajas del informe
final, con un total de 1 101 principales. Se desconoce el criterio o
criterios aplicados por el juez en la segunda cuenta -base del infor-

27 mx: 629r.-630r.
28 Scholes y Adams 1958: 80.
29 mx : 627r., 630r.
30 mx: 485r., 625r., 648r.
31 Las proporciones principales-macehuales no se refieren al sector econó-
micamente activo de la gente común, sino al total de hombres casados.
32 Cook y Borah 1963: 243.

167
H uexotzinco i 56o Principales

D Principales : Número de tetecutin

500

A
u
11
la MA, ¡E 1
1 2 3 5 6 7 8 9
Lámina 3 3. Santa María Almoyahuacan
4. San Pablo Ocotepec
5. San Simón "I'lanicontlan
Pueblos del área clave 6. San Sebastián Tlayacaque
7. San Francisco Tianquiztenco
1 . S an Juan Huexotzinco 8. Santa María Acxotlan
2. Santiago Xaltepetlapan 9. Santa Cruz Ateneo

168
Y cales económicamente activos

10. San Bartolomé Tocuillan 15. San Lorenzo Chiauhtzinco


11. San Luis Coyotzinco 1 ti. San Agustín Atzompan
12 . San Esteban Te p etzinco
13. San Antonio Tlatenco Pueblos en el valle de 7'ezmelucan
14 . San Nicolás Cecalacoa y a n
19. San Gregorio Aztatoacan 17. Santa María 'letzmollocan
20. San Salvador 18. San Felipe Teotlaltzineo
VALLE DETEZMELUCAN REGION CENTRAL VALLE DE ATLIXCO

N ú m e r o P o r c e n t a j e de los terrazgueros
Población económicamente
activa

f---- Artesanos

Lámina 4. Distribución de los artesanos en Huexotzinco, 1560.


me final- para reducir el número de principales exentos de tributo,
dado por las autoridades indígenas en sus listas.
La distribución de los principales en las tres regiones de Huexot-
zinco era desigual en extremo ; constituían 19%e de la población en
el área clave , pero sólo 4% en el valle de Atlixco y 7% en el de
Tezmelucan. Para subrayar otro aspecto de esta distribución regional
de los principales , se podrá decir en pocas palabras : a mayor por-
centaje de terrazgueros , menor número de principales . El mismo
aspecto se puede observar en la distribución de los principales entre
los distintos pueblos ( lámina 3).
Respecto a los pueblos, hay que considerar que la importancia
de la capa noble de un pueblo dado dependía menos del número
absoluto de principales que de su categoría social y sobre todo del
número de tetecutin que había entre ellos . Por otra parte, la rela-
ción numérica entre los tetecutin y la población macehual de un
mismo pueblo tampoco da una idea correcta de la influencia e
importancia efectiva de los tetecutin; su poder político-económico
real no emanaba del pueblo de que formaban parte, sino que se
manifestaba en la cantidad de terrazgueros que dependía de ellos,
arraigados en su mayoría fuera del área clave en los valles de Atlixco
y Tezmelucan . Los pocos principales residentes en estas zonas sólo
ejercían poder local.
Hay que añadir que en la lámina 3 se dejan de lado ciertos
conceptos esenciales en la organización sociopolítica de la provincia,
pero sin importancia para el padrón tributario que sirvió de base, a
saber, la relación del factor " residencia " con el factor "descenden-
cia". Los dos factores parecen coincidir en muchos casos y sobre
todo en el de los principales miembros de los calpulli que se regis-
tran como habitantes del mismo pueblo al que pertenece el calpulli.
A veces, la Matrícula da preferencia al factor residencia, aunque
indica la descendencia de otra parte.33 Pero hay también el caso
de los 15 pipiltin residentes en el pueblo de Tocuillan y que a
pesar de esto se contaron en Huexontzinco con la casa del tecutli de
que trazaban su descendencia; 34 o, más importante , el caso de don
Alonso Juárez , un tecutli destacado de San Juan Huexotzinco, a
quien la Matrícula registra como tecutli de Chiautzinco . 35 (El último
ejemplo subraya la importancia del pueblo de Chiautzinco como
lugar de origen de linajes de nobles ). Es imposible juzgar en qué

33 MH : 855r., 856v.
34 MH: 686r ., 725r.
35 MH: 741 v.

171
medida esté deformado por casos análogos el cuadro de la distribu-
ción de los principales dado por la Matrícula.
Entre los principales unos 70, o sea 5% poco más o menos, se
cuentan como tetecutin ; 3b llevan el xiuhuitzolli como distintivo de
su rango y 12 de ellos, además, el titulo español de "don".
La vasta mayoría de los principales, entonces, la formaban los
pipiltin de las diversas categorías, pero es difícil captar todas las
sutiles diferencias que existían entre ellas , debido -en parte- a la
falta de sistema en la representación pictórica de la Matrícula. A
pesar de esto , las listas pintadas de la Matrícula pueden servir de
base para establecer grupos de principales y categorías de pipiltin
(que no en todo caso deben corresponder a la realidad histórica) :

1) En el nivel de un pueblo:
1-a El tecutli, señor actual de un teccalli.
1-b Los pipiltin descendientes en línea principal del señor actual
de un teccalli.
1-c Los pipiltin de un pilcalli, descendientes en línea secundaria
del señor actual de un teccalli.
1-d Los pipiltin de un pilcalli descendientes de señores anteriores
del teccalli.

Estos grupos de pipiltin no suelen designarse con nombres topo-


nímicos en la Matrícula.37

2) En un nivel más bajo que el pueblo:


2-a Pipiltin (y tete(-utin) de los calpulli31
2-b Pipiltin (y tetecutin) de "linajes localizados" (son grupos
localizados, asociados a un nombre toponímico, pero que no
se pueden relacionar con un calpulli u otra entidad de ma-
cehuales) , (resaltan en Tepetzinco, donde hay ocho de
ellos) .39

36 Es imposible acertar con el número exacto de tetecutin , ya que en la


Matrícula faltan tres hojas de las listas pintadas y los resúmenes escritos sólo
dan las cantidades globales de principales . En las listas existentes se contaron
69 tetecutin.
37 La mejor representación conjunta puede verse en mtH : 741rv., 745rv.
38 MH : 687v., 728v. ss.
39 MH: 704rv., 705rv.. 7O6r.

172
2-c Pipiltin relacionados con un barrio solamente por el sistema
de las cuadrillas, en el que asumen los cargos de macuiltec-
panpixque, etc., correspondientes al dichQ barrio (un ejemplo
es el barrio Xocuinanco de Coyotzinco).90

3) Otros pipiltin:
3-a Asociados a un pilcalli aislado."
3-b Sin asociación alguna.92

En las escuetas glosas se encuentra, además, la expresión yaote-


quihuacalli, sin que se pueda desprender qué tipo de los demás
pipiltin correspondería también a esta categoría. Conviene añadir que
en algunos pueblos o en parte de ellos las listas de los principales
constituyen una mera enumeración sin más indicaciones y no aportan
nada sobre esta cuestión (por ejemplo Almoyahuacan).43
Algunos de los grupos o categorías de pipiltin aquí definidos
deben haber coincidido en casos concretos, sobre todo cuando actua-
ba el principio de descendencia más allá de lo anotado generalmente
en la Matrícula. La misma Matrícula demuestra esta posibilidad
indicando, por ejemplo, que el linaje de pipiltin denominado Totolla,
que según los criterios aplicados debe calificarse como linaje locali-
zado de San Juan Huexotzinco, se originó de un teccalli ubicado en
Cecalacouayan, donde existía también un barrio llamado Totolla.41
Respecto a la posición social y el poder económico de todos los
pipiltin en general, no disponemos de datos concretos. Es seguro, sin
eciibargo, que una buena parte de ellos, cuyo volumen es difícil
precisar, apenas, si acaso, se distinguía en su nivel de vida de los
macehuales. Esto lo atestigua el hecho de que en varias listas de la
Matrícula se incluyeron algunas personas entre los macehuales, y
hasta entre los terrazgueros, que después fueron borradas y registra-
das entre los principales (o viceversa), y aparecen sin conexión
alguna con un calpulli o casa de un tecutli o pilli de categoría.45

4,1 nMH : 576r., 580v., 718r.


91 r1 H : 706v., 709v. el passim.
42 sIn : 722r., 750v. el passim.
43 asn: 711r.-714r.
44 MH : 695v., 746r.
45 Ma : 647v., 650r., 858r. el passim.

173
Las cabeceras

La cuestión de las cabeceras está estrechamente relacionada con la


del poder político y económico de los tetecutin.
El concepto de la organización político-territorial llamada "cabe-
cera" se aplica durante la colonia a uno o varios pueblos o parcia-
lidades de ellos que dentro del ámbito político local dirigían la
comunidad indígena a través del cabildo local; en el cabildo se desem-
peñaban los cargos por rotación entre las cabeceras . En esta forma
de gobierno se fundieron los principios del gobierno colectivo con
los antiguos derechos territoriales ; era variado el grado en que se
admitía la participación de los antiguos señores.
En Huexotzinco , a partir de la década de 1540 funcionaba un I
gobierno de tipo español con alcaldes , regidores , fiscales, etc., que
se basaba en la rotación de los cargos entre cuatro cabeceras.46 Éstas
eran San Juan Huexotzinco , Santiago Xaltepetlapan , Santa María
Almoyahuacan y San Pablo Ocotepec (los primeros cuatro pueblos de
la Matrícula de Huexotzinco). Conservaron su categoría de cabecera
durante todo el periodo colonial , aunque a causa de la congregación
de 1552 ya no existían como pueblos independientes sino como par-
cialidades o sectores de la nueva ciudad de Huexotzinco. Los lugares
de su asentamiento anterior , cada uno en una loma, separados por
profundas barrancas , pero sin embargo uno al lado del otro, subra-
yan su papel como un gobierno centralizado frente a las dos zonas
marginales , el valle de Tezmelucan y el de Atlixco, en cuyas cabe-
ceras locales habían de residir cada año uno de los cuatro alcaldes,
respectivamente , que se elegían entre los principales de las cuatro
cabeceras centrales.47
Sin embargo , el gobierno local no parece haberse desarrollado sin
dificultades internas y por algún tiempo quedó suspendido, por
causas que ignoramos . 48 Después , alrededor de 1560 , se pusieron de
manifiesto las pretensiones de otras entidades para ser reconocidas
también como cabeceras. Desconocernos los fundamentos en que se
basaron estas pretensiones -que no fueron reconocidas por la Au-
diencia-49 pero sí podernos decir algo sobre los pretendientes. Fue-
ron, por una parte, los tetecutin del pueblo de San Francisco Tian-
guiztenco , que parece haberse formado en época colonial y cuyos

46 AGN Mercedes , vol. 2-42.


47 AGN Mercedes, vol. 5-162v.
98 AGN Mercedes, vol. 3-297r.
49 AGN Mercedes , vol. 5-162v.

174
principales quizá puedan relacionarse con los grupos de los lugares
llamados Tlamayoco o Tlamaoco, de los cuales muchos habían
emigrado en siglos pasados hacia la región de Cuauhtinchan.50 El
otro preteñdiente fue Totollac , que en la Matrícula de Huexotzinco
aparece sólo como un linaje localizado de pipiltin , sin macehuales, de
San Juan Huexotzinco.51 Parece que también Totollac jugaba un
papel más importante en tiempos prehispánicos : se menciona el
lugar entre las conquistas de los chichimecas huexotzincas 52 y apa-
rece junto con Almoyahuacan en el Mapa de Cuauhtinchan N? 3
como lugar de origen de otros emigrantes a Cuauhtinchan. Les
pipiltin de Totollac, aunque nunca. obtuvieron el reconocimiento
oficial como cabecera , se atribuían este título y hasta lograron tener
pueblos sujetos que se formaron en el proceso de repoblación des-
pués de la congregación.53
Los hechos aquí expuestos explican la a menudo desconcertante
mención de varios números de cabeceras , pero no explican la supre-
macía de las cuatro cabeceras oficialmente reconocidas en Huexot-
zinco.
Según Gibson ,59 las cabeceras coloniales fueron establecidas en su
mayoría en pueblos o parcialidades donde antes de la conquista
había gobernado una dinastía local de tlatoque. Respecto a Huexot-
zinco, las fuentes mencionan que en el siglo xv la sede del gobierno
no estaba establecida en un lugar fijo, sino que cambiaba entre
tres lugares , citándose en primer lugar a Chiautzinco . 55 Probable-
mente otra de las sedes era Xaltepetlapan.56
En cuanto a los señores reinantes , los datos concuerdan en que
siempre se menciona a un solo señor como tlatoani de todo Huexo-
tzinco.57 Los textos españoles a menudo lo llaman rey; no aparece
una palabra nahua correspondiente, como tlatoani, en otros docu-
mentos.
Estos datos tienen en común que señalan a una única persona

50 H.T.CII . 1937: 72.


51 M H : 695v.
52 Torquemada 1969, vol. I : 262; Muñoz Camargo 1892: 52.
53 ANP : Protocolos Tepeaca 51-2-62.
54 Gibson 1964: 36 ss.
55 Anales de Quauhtitlan 1938: párrafos 903, 1169, 1221.
56 Ixtlilxochitl 1965, vol. I : 142.
57 Anales de Quauhtitlan 1938: párrafos 902, 1169, 1337; Anales de Tla-
telolco 1939: párrafo 282; Durán 1951, vol . 1: 300, 349 , 473: Tezozomoc
1944: 375, 488.

175
o único lugar en la zona clave , sin posibilidad de reconstruir varias
dinastías equivalentes.
Sin embargo , en 1529 Motolinía habla de tres señores en la pro-
vincia de Huexotzinco . 58 Frente al gobierno local centralizado de
las cuatro cabeceras coloniales o de la sede prehispánica de go-
bierno, estos tres señores representan un tipo de gobierno basado
más bien en una división regional , ya que a uno de ellos corresponden
los pueblos del valle de Tezmelucan, mientras que a cada uno de los
otros dos se atribuye una parte de la región central, sin mencionar
el valle de Atlixco. La situación recuerda lo referido por Zorita, que
cada provincia contaba con tres señores supremos con jurisdicción
y señorío separado . 59 Esta división del poder local agrupa dos de las
cabeceras posteriores, Xaltepetlapan y Huexotzinco, con Tepetzinco,
bajo un mismo señor. Es don Juan Juárez, al que en otra fuente
se cita como un "señor natural y cabeza que fue de la ciudad de
Huexotzinco en los tiempos antiguos " 60 Al otro señor correspondían
Almoyahuacan y Chiautzinco, junto con Cecalacouayan , mientras
que no se menciona Ocotepec.
Pocos años después hubo diferencias entre estos señores o sus des-
cendientes que requirieron la intervención de la Audiencia6' Se sabe,
además, que algún tiempo antes de la conquista se habían producido
graves contiendas entre los pueblos de Huexotzinco , en que tomaron
parte tanto pueblos del valle de Tezmelucan como de la región cen-
tral; entre los Últimos, Almoyahuacan, Ocotepec, Cecalacoauayan y Te-
petzinco.62 Las luchas, al parecer, fueron fomentadas y aprovechadas
por los tlaxcaltecas y causaron no sólo la emigración de varios prin-
cipales y sus partidarios a Mexico-Tenochtitlan, sino también lo que
Barlow 63 llamó con razón el "Derrumbe de Huexotzinco ". Todos
estos acontecimientos indican condiciones políticas poco estables en
los decenios inmediatos a la conquista.
Hay que añadir que poco antes de 1554, y bajo la influencia de
los frailes franciscanos , los principales de Huexotzinco habían hecho
un acuerdo en el que las familias de los vencidos y muertos en las
luchas antecedentes recibieron cierta compensación o restitución de
bienes perdidos.61
i8 Aol: Justicia 22a-l98rv.
59Zorita 1941: 74.
60 AH-1HAN , Col. Antigua , 368-79.
61 Archivo M unicipal , Puebla, Supl . libro 1 , índice lv.
62 Ixtlilxochitl 1965, vol . 11: 364.
63 Barlow 1948.
64 Carrasco 1966a: 156.

176
Considerando en conjunto lo aquí expuesto, resulta la siguiente
conclusión: las cuatro cabeceras coloniales de Huexotzinco no repre-
sentan una tradición ininterrumpida de gobiernos por dinastías de
tlatoque locales, sino que más bien constituyen el reconocimiento por
parte de la administración española de los principales o facciones
de principales que en ese momento detentaban el mayor poder po-
lítico local. Sin embargo, los principales que alrededor de 1560 parti-
cipaban en el nuevo sistema de gobierno local no formaban una
nueva capa dirigente, sino que provenían del mismo grupo de pue-
blos y casas señoriales del área clave que siempre se habían disputado
el poder.
Este estado de cosas había sido precedido por medio siglo de luchas
sangrientas. El mencionado acuerdo con los vencidos puede haber
sido el precio que pagaron los principales de las cuatro cabeceras
coloniales para recibir el reconocimiento oficial. El desarrollo his-
tórico hace comprensible, además, por qué en el Huexotzinco colo-
nia] no existían zonas delimitadas que correspondieran a "jurisdic-
ciones" de las cuatro cabeceras.
Para finalizar quiero señalar que la estratificación social de
Huexotzinco, que consta esencialmente de dos capas, puede estudiarse
adecuadamente aunque sólo dispongamos de documentos coloniales, y
que se pueden aplicar los resultados así obtenidos a la situación
prehispánica. Lo que no se puede captar es lo referente a la movi-
lidad social dentro de cada capa y de una a otra. Sabemos que
en tiempos prehispánicos las hazañas guerreras constituían el medio
primordial para el ascenso social. Mientras que la conquista de
Tenochtitlan puede haber servido todavía como escala social para
los huexotzincas que en ella participaron, esto parece ya menos
probable en cuanto a las demás guerras coloniales, hasta la del Mix-
ton, en que también tomaron parte. Después, las guerras cesaron por
completo.
En vez de este camino de ascenso social, se abrió otro nuevo
durante la época colonial: la propiedad rural. Las tierras, antes prác-
ticamente inajenables por vía pacífica e inaccesibles a la gran ma-
yoría, se convirtieron por medio de la legislación y costumbres espa-
ñolas en un objeto de compraventa , teóricamente accesible a toda
persona. La Matrícula de Huexotzinco, en la que sobre todo se basa
este estudio, se elaboró precisamente en la época en que este cambio
empezó paulatinamente a surtir efecto, efecto que en pocos decenios
habría de acabar con lo esencial de la estratificación social prehis-
pánica.

177

I
LA PROPIEDAD RURAL COMO INDICADOR
DE ESTRATIFICACIÓN SOCIAL

Hanns J. Prem

La situación prehispánica referente a la tenencia de la tierra en


Huexotzinco no puede determinarse de manera directa, por la ya
mencionada ausencia total de datos procedentes de aquella época. Por
otra parte, existe una amplia documentación sobre los cambios en
la posesión de los terrenos de cultivo que se efectuaron en el primer
siglo de la colonia. Basándose preferentemente en estos documentos
-como cartas de venta y testamentos, que provienen del nivel admi-
nistrativo inferior- se llega a las siguientes conclusiones referentes
a la época prehispánica : 65

1. Había en tiempos prehispánicos una capa bastante reducida


de indios nobles -tetecutin y ciertos pipiltin- que poseían grandes
cantidades de tierra de cultivo en todas las zonas a las cuales alcan-
zaba su influencia política.
A ellos pertenecía la mayor parte de la superficie cultivable y,
tanto en la colonia como antes, aprovechaban todas las ocasiones
que se prestaban para aumentar sus haciendas, actuando no indivi-
dualmente , sino de manera conjunta para mantener un equilibrio
de riqueza.
Los terrenos forman grupos, a distancias iguales de las casas de
sus dueños, que quizá reflejan diferentes etapas de adquisiciones
hechas ya en tiempos prehispánicos, es decir, deben su existencia a
diferentes factores políticos que permitían estos actos.
2. Frente a estos indios de la alta nobleza se distingue un grupo
mucho mayor de dueños de tierras -también principales- de los
que cada uno poseía terrenos más pequeños y menos dispersos.
Esto se debe probablemente a su menor influencia política, que se
manifestaba en su imposibilidad de participar en repartimientos
de terrenos que llegaron al alcance de Huexotzinco. Cuanto más
creció la distancia social de estos pipiltin frente a los nobles de alta

65 La documentación y su interpretación detallada se incluirá en un estudio


monográfico sobre "Huexotzinco en el siglo xvt" bajo el título Milpa y ha-
cienda. El material documental utilizado, que proviene en primer lugar del
Archivo General de la Nación, México, D. F., y del Archivo General de No-
tarías, Puebla, se reunió con ayuda financiera de la Fundación Alemana
para la Investigación Científica durante los años 1970 a 1973.

178
categoría, más disminuyó su contraste con los macehuales, hasta
perderse del todo en muchos casos.
3. La mayor parte de la producción del maíz se debe al trabajo
de los renteros o terrazgueros de los principales. Según los datos de
1560,66 la suma total de sus rentas -que constituyeron la quinta
parte de la producción- alcanzaba una cantidad de aproximada-
mente 20 000 pesos, más que el tributo real de toda la provincia en
ese año.
4. Parece que los macehuales-calpuleque trabajaban sólo una
reducida parte de la superficie cultivable, en forma de pequeñas par-
celas cercanas a los pueblos. Ellos, los miembros de los calpulli, no
pueden haber jugado un papel de importancia alguna en la economía,
ni en el Huexotzinco prehispánico, ni en el colonial.
5. La distribución de las diferentes propiedades rurales en el área
clave no muestra ningún orden perceptible. Se nota, sin embargo,
que los principales de las cabeceras, y de unos pueblos aparente-
mente de más categoría, poseían tierras hasta en las partes más le-
janas de la provincia. Por otra parte, los vecinos de los otros pueblos
diponían solamente de las tierras que estaban alrededor de éstos.
6. En las zonas marginales, las tierras eran exclusivamente pro-
piedad privada de la alta capa de nobles de la región central y -en
mínima escala si acaso las tenían- de los principales locales. Parece
que el dominio de las partes más periféricas. no se logró plenamen-
te, debido a factores resultantes de un insuficiente control político
y de la falta de gente que las labrara.

AGI (Archivo General de Indias): Ramo de justicia.


AGN (Archivo General de la Nación): Ramo de Tierras y Mercedes.
AH-INAH (Archivo Histórico, INAH) : Colección Antigua.
ANP (Archivo de Notarías de Puebla): Protocolos de Tepeaca.
AP Huejotzingo (Archivo Parroquial de Huejotzingo , Puebla).
Archivo Municipal, Puebla.
MC-INAH ( Departamento de Microfilm del INAR).

179
Robert M. Carmack
State University of
New York, Albany

La estratificación quicheana prehispánica

Introducción

ESTE ENSAYO trata del sistema de estratificación de las sociedades


prehispánicas de Guatemala . Específicamente , hablaremos de los
"quicheanos", los reinos de los quichés, cakchiqueles , tzutujiles y ra-
binales. Todos se derivaron de un reino quiché fundado en Los Altos
entre 1200 y 1300 d . C. por caudillos militares de la zona mexicana
de Tabasco- Veracruz .' Una comparación de las fuentes sobre la etno-
logía de esos grupos indica que compartían una misma cultura y
estructura social. Por eso se discutirán Juntos- y se usarán datos sobre
' ún grupo en la interpretación de los demás.
Los quicheanos estaban organizados a nivel de Estado ; de eso no
puede haber dudas. Los conquistadores los compararon con los reinos
que habían encontrado en México y con su propia sociedad espa-
ñola. Un oidor del siglo xvi, que actuó en Guatemala , Yucatán, Mé-
xico y Colombia , opinaba 2 que los reinos de Guatemala pertenecían
a un tercer estadio de complejidad social y estaban más avanzados
que las tribus y cacicazgos de los dos primeros estadios en las Améri-
cas. Con bastante precocidad , los clasificó junto con los yucatecos y
chiapanecos , pero un poco menos desarrollados que los reinos de
México y Perú . Como se verá, este pequeño estudio del sistema de es-
tratificación quicheana confirmará esa observación , hecha hace más
de 400 años.
No he intentado presentar una discusión teórica del proceso socio-
cultural de estratificación . He usado una definición sencilla de estra-

7 Carmack 1968 ; Carmack , Fox y Stewart 1974.


2 López Medel s. f.: 226-228.

245
tificación: la distribución desigual de bienes estratégicos,; privilegios Ter
culturales y ventajas sociopolíticas.' Parcialmente, estos tres aspectos miti
de la estratificación corresponden a la división weberiana 5 de "cla- qui(
se", "estamento" (Stand) y rango político .6 En este análisis de la con
estratificación quicheana no se usará en general la palabra "clase" al P
referirse a los estratos. Tal como dice Balandier,' los estratos defi- del
nidos por nacimiento y ley corresponden a los estamentos y castas esp;
de la antigüedad y no a las clases económicas de la edad industrial. en
Señala también 8 que las relaciones feudales pertenecen a este tipo mu

de estratificación, y así se hallará en el presente ensayo un vocabu-
lario feudal.
En la descripción de la estratificación quicheana se plantean varias
cuestiones surgidas de la investigación de otras sociedades mesoameri-
canas, especialmente de los aztecas 9 y los yucatecos.10 Me refiero a
H;
preguntas como: ¿cuál es la relación entre el parentesco y la estra-
ba
tificación?; ¿hasta qué grado había movilidad social, especialmente
Vi
para los plebeyos?; ¿existía o no una clase media?; ¿existía la pro-
lo
piedad privada de la tierra en algún estrato?; ¿era el estrato
es
esclavo económicamente importante?; ¿subían o bajaban en rango
er
los mercaderes?; ¿había un proletariado o sólo un campesinado?;
¿era divino el estrato noble?; ¿existían verdaderas clases o sólo esta-
mentos? No he intentado contestar directamente estas preguntas
en mi descripción de la estratificación quicheana, pero espero que
los datos presentados aclaren algunos aspectos de ellas. Su contesta-
ción fundamental requiere estudios comparativos de las sociedades
mesoamericanas.
El análisis que sigue se organiza en tres partes. Primero, se pre-
senta una descripción de los dos estratos principales de los quicheanos.
los señores y los vasallos. Se contrastarán sus desigualdades en cuanto
a símbolos culturales, posiciones sociales y ventajas económicas. Se-
gundo, se da una descripción breve del estrato esclavo, haciendo la
diferencia entre los esclavos propiamente dichos y los terrazgueros.
3 Fried 1967. t
4 Smith s. f.
5 Weber 1964: 424-429.
6 También se deriva este último concepto de los estudios de Weber sobre
la burocracia (Lipset 1968).
7 1970: 84 ss; también Monzón 1949; Bohannan 1963: 164.
8 Balandier 1970: 95-98.
9 Moreno 1931; Monzón 1949; Caso 1963; Katz 1966; Soustelle 1955;
Carrasco 1961a, 197la, y muchos otros.
t OEggan 1934; Roys 1943, 1957; Haviland 1968.

246
gios Tercero, se relata un suceso histórico quiché, cuyo análisis nos per-
ctos mitirá comprender algo del proceso dinámico de la estratificación
cla- quicheana. Finalmente, se presentan unas conclusiones, especialmente
la con respecto a las cuestiones mencionadas anteriormente.
al Por lo general la discusión entera se basa en fuentes etnohistóricas
efi- del siglo xvi, especialmente en las relaciones hechas por escritores
stas españoles y las crónicas indígenas. Hay unas pocas adiciones basadas
¡al. en la arqueología y la etnografía moderna. Debe advertirse que hay
ipo muchos datos más de esta clase que se podrían utilizar en un estudio
bu- más detallado.

-¡as
-ri- Señores y vasallos
> a
ra- Había una división fundamental entre los quicheanos que goberna-
pte ban y recibían servicios , y los gobernados que les pagaban tributos.
ro- Viendo una similitud entre esa situación y el feudalismo de España,
1to los primeros españoles aplicaron los nombres "señores" y "vasallos" a
go estos dos grupos . En el análisis siguiente se verá que esa división resultó
r? ; en una estratificación tanto cultural como social y económica.
ta-
:as
ue Cultural
a-
les Los nobles o aristócratas se nombran siempre en las fuentes ajawab
(singular ajaw) ; los diccionarios traducen, "señor, dueño, jefe, caci-
e- que"." La mujer noble se denomina xok'ojaw, "señora". El término
>s. para padre, kajaw, "nuestra señor", sugiere que ajaw es una palabra
to cuyo significado se extendió del sistema dé parentesco al de la
e- estratificación. En la actualidad cualquier viejo del área rural que
la haya servido en los puestos cívico-religiosos se llama ajaw.
Is. Hay otro término, ac'animak , que los diccionarios traducen como
"noble por familia", "principales y autoridades".12 Aunque señores,
eran secundarios por ser parientes un poco alejados de las líneas
reales. Así, Coto '3 traduce ac'animak por "hidalgo", la capa más
baja del estrato noble español. También dice que se aplicaba a "los
mancebos ya casados y que.aún viven en el dominio de sus padres";
es decir, a los que todavía no habían logrado el estado total de
1Sáenz 1940.
12 Sáenz 1940; Calepino Cakchiquel s. f.
13 Coto s. f.

247
señores. Vico 11 da una buena explicación al definir ac'animak como
"el que es pariente de caciques o principales". Serían los "principales
y parientes de señores" a quienes se refiere Las Casas 15 en sus rela-
ciones sobre los quicheanos. Es probable que derive de la palabra aca,
"parentesco", y que se relacione con ac'am. ul, "retoño, brote recien-
te".16 En las crónicas apenas se menciona esta capa de señores y
parece que se había desarrollado poco simbolismo sobre ellos.
La gente común, los plebeyos, se llaman en las crónicas al c'ajol,
"hijos de madre y de padre". Parece que Las Casas se refiere a ellos
cuando dice "pusiéronles [a los vasallos] aquel nombre hermano e
hijo, que ya por el uso se entiende vasallos, y en su lengua matcola
[sic]".17 Cuando hay referencias a los hijos de señores en las crónicas
se emplea sólo la palabra c'ajol, señalando así que rige la patrilínea.
Aparentemente, cuando se dice al c'ajol se señala una descendencia
bilineal, y que la matrilínea es plebeya. Al contrario, cuando los
señores se refieren a otros señores en términos de parentesco, se usan
atz', chak', "hermano mayor y uienor" ( o nimal y chak' en cakchi-
quel).18 Varios estudiosos han pensado que la palabra winak, "gen-
te", puede referirse a los plebeyos, pero parece que es un término
tanto para señores como para vasallos y aun para esclavos (véase
más adelante).
Según Ja mitología quiché, los progenitores de los señores, hombres
y mujeres, fueron creados por los dioses del oriente, en México
(véase el Popol Vuh). Su nobleza tal vez se originara de la parti-
cipación en su creación de los dioses toltecas, Tepew y K'ucuuiatz.
Por línea recta y patrilineal los progenitores engendraron después a
los señores , siempre con esposas que eran señoras. Por eso las crónicas
indígenas siempre honran a los primeros padres y madres (chuch,
kajaw) de los señores quicheanos.19
Las Casas dice que "todos los vasallos tuvieron origen de los prime-
ros señores ",20 y las crónicas en parte lo confirman. Los dioses de los
vasallos serían Alom, C'ajolom, "la engendradora", "el engendrador",
(cfr. al, c'ajol, "vasallos") y tuvieron parte en la creación de los
progenitores. Esto sugiere la idea de que los señores podían engendrar
14 Vico s. f.
15 Las Casas 1958.
16 Sáenz 1940.
17 Las Casas 1958: 350.
18 Carmack 1973: 331 ; Villacorta 1934: passirn; 1962: 270.
19 Villacorta 1962: 220, 229, 308.
20 Las Casas 1958: 350.

248
tanto nobles como plebeyos. Es decir, no hubo una creación separada
de los vasallos, sino que los señores engendraron vasallos en los casos
en que tomaron a mujeres plebeyas. Este proceso se ve en el caso
de un seíior quiché que dejó semilla de vasallos en una región de
Momostenango , 21 y se sugiere en varios pasajes del Popol Vuh y los
Anales de los cakchiqueles . 22 Sin embargo , hay otras referencias en
las crónicas que indican que el vasallaje ya existía en Los Altos
antes de la llegada de los progenitores quichés, y que éstos sólo per-
petuaron esa desigualdad al conquistar y casarse con los autóctonos.23
También hay un caso en que una facción cakchiquel se unió con los
quichés y tzutujiles , sujetándose al vasallaje . 24 Por todo eso, sabemos
que había varias formas en que se originaron los numerosos plebey9s
o vasallos entre los pueblos quicheanos.
El acto de la creación per se no hizo señores de los primeros proge-
nitores; era una condición que en parte se obtuvo al conquistar y
dominar a las poblaciones autóctonas . Según las crónicas ( especial-
mente el Popol Vuh y los Anales de los cakchiqueles), los quicheanos.
corno resultado de sus conquistas, recibieron su señorío ( ajawarem)
de los jefes "toltecas " en el oriente .25 También de los toltecas recibie-
ron las señales palpables del señorío : títulos reales (ajpop, k'alel, etc.),
bancos y asientos reales ( tem, ch'acat ), y varias insignias reales
(doseles, huesos, garras de león y jaguar , plumas, cristales negros y
amarillos, etc.). Una crónica especifica 26 que incluso el uso de la
flauta (subak) y el tambor (charn chaco) estaba prohibido a los
vasallos y reservado a los señores. En las crónicas , la difusión de alto
rango acompaña la difusión de esos títulos,, imágenes e insignias.
Los señores excluyeron escrupulosamente a los vasallos del uso de
esos títulos e insignias . Por lo tanto, éstos llegaron a simbolizar la gran
distinción entre los dos estratos . También llegaron a ser objeto de
conflicto. Los señores luchaban por preservar y extender su posesión,
y los vasallos luchaban por obtenerlos. Por ejemplo, cuando el rey
K'ucumatz 27 otorgó esas dignidades al pueblo tzutujil de Malaj, otro
grupo tzutujil hizo la guerra por ese motivo contra los quichés.
21 Recinos 1957: 112.
22 Villacorta 1962: 319, 338-339, 366: 1934: 202-204.
23 Ver , por ejemplo , el casamiento de un rey quiché con la hija de Malaj, y
la lucha quiché contra los pokomanes ( Recinos 1950: 232; Villacorta 1962:
287, 290).
24 Villacorta 1934: 248-250.
25 Villacorta 1962: 321 ; 1943: 200.
26 Ms. de Totonicapán , f. 16r.
27 Ms. de 'I'otonicapán , f. 24r.; Recinos 1950: 231-232.

249
También a los "primeros vasallos" ( e unabe ral, uc'ajol) quichés,
los que habían ayudado en la conquista de otros pueblos y defen-
dido los centros fortificados , les concedieron títulos e insignias reales
(incluso los bancos y asientos ). 28 El proceso por el cual los lograron
se discute irás adelante , y se verá que las insignias del señorío fueron
símbolos de un conflicto . Es de notar que estos nuevos señores no
fueran " hidalgos", ac'animak , quienes coreo se explicó arriba ya eran
señores.
De gran importancia simbólica para los señores era la protección
de poderosos dioses toltecas, corno el dios de la lluvia (Tojil), la dio-
sa de la luna (Awilix ), el dios de la montaña ( Jakawitz ), la diosa
de la llanura (Nic'aj Tak 'aj), el dios murciélago (Tzotzil), el dios de
abejas (Akajal), etcétera.
Durante toda la historia quicheana persistió una estrecha asociación
entre esos dioses y los señores. Los asuntos de los templos en general
estaban en manos de los señores . En las crónicas los sacerdotes se
llaman ajcajb , "sacrificadores ", y ajq ' uixb, "autosacrificadores", y
siempre son señores . Después se separaron para formar un grupo es-
pecializado , pero era una ocupación reservada a los señores. Aun el
cuidado de los ídolos, cuando se guardaban en lugares secretos , estaba
sólo en manos de hijos de señores . Explica Las Casas 29 que para las
ceremonias " iban los hijos del supremo señor y los otros señores por
los ídolos, los cuales traían con gran reverencia ". Los señores que
no eran propiamente sacerdotes servían de tiempo en tiempo en los
templos. La descripción que de esto se halla en el Popol Vuh 30
revela que era un privilegio exclusivo , y que expresaba su señorío
sobre los vasallos.
Los vasallos tenían poca relación directa con los dioses patrones de
los señores . El Popol Vuh indica que los señores eran intermediarios
de los vasallos ante esos dioses, y les pedían salud y vida para ellos.31
Sin duda los vasallos observaban las ceremonias en los templos y
dejaban pequeñas ofrendas, pero todos los datos afirman que los
señores eran los participantes principales.32 Aun los "coadjutores" de
los sacerdotes tenían que ser "los hijos y sobrinos de los señores y
otros nobles mancebos".33 Además, según el testimonio de Las Casas,

28 Villacorta 1962: 348-352.


29 Las Casas, 1958: 151.
30 Villacorta 1962: 353 ss.
31 Villacorta 1962: 357; Las Casas 1958: 152.
32 Véase especialmente Las Casas 1958: 147 ss.
33 Op. cit.: 149.

250
los vasallos no comían la carne de los sacrificados, ni jugaban a la
pelota , 31 sino que sólo lo hacían los señores. Es decir, los vasallos
eran principalmente espectadores en cuanto a la religión oficial se
refiere.
Sin embargo , la vida de los vasallos se expresaba también en una
mitología y una ritualidad elaboradas . Existía un ciclo de mitos en
que se relataban las aventuras de cierta familia de dioses (a. gr., Xba-
lanque y Juna j.pu) , que parece representar especialmente a los vasa-
llos. Esto se ve por la importancia en los mitos de la milpa, el paren-
tesco, la enfermedad , la muerte y la tierra en general .35 La etnografía
moderna nos enseña que la deidad principal de la gente común
es la tierra ( juyup tak'aj , "montes y llanuras"). El "dios mundo" les
manda cosechas , enfermedad , muerte y toda clase de sucesos.36 Una
serie de ritos de los antiguos quicheanos que describe Las Casas 37
representa precisamente las prácticas de los vasallos, y no las de los
señores.
Había cierta tendencia a deificar a los miembros del estrato noble.
Acerca de los primeros progenitores se habla de su continua trans-
formación de señor a dios y viceversa ( ver el caso de los caudillos
y las tres doncellas en el Popol Vuh). En el pináculo de la historia
quiché existió un rey , K'ucumatz, cuya vida y poder se asemejaban
a las del dios de la Serpiente Emplumada (Quetzalcoatl).38 Parece
que estaban a punto de deificar a K'ucumatz y a su sucesor Quik'ab
("muchos dedos ", "estrellas") cuando éste fue derrocado en una re-
belión ( ver más adelante ). Los señores del tiempo de la conquista
estaban lejos de ser dioses , pero todavía entraban a los templos e
"hicieron ofrendas sagradas , que era el signo de su señorío".19
Había también cierta tendencia a inmortalizar a los señores it33por-
tantes. Según el Popol Vuh, los primeros progenitores quichés des-
aparecieron sin que se viera su muerte . Nos recuerda el caso de
Moisés . Según otra tradición el rey K'ucumatz tuvo una existencia
milagrosa , porque no tenía madre ni padre.90
López Medel11 dice que los indígenas de Guatemala y Utatlán

34Op. cit.: 152, 153.


35 Villacorta 1962: 47-214.
36 Bunzel 1952 ; Schultze Jena 1933; Carmack s. f.
37 Las Casas 1958: 153-157.
38 Carniack 1968.
39 Villacorta 1962: 256.
10 Recinos 1957: 163.
11 López Medel s, f.: 239.

2,51
enterraban a los mejores magistrados en "sus cabildos y ayuntamien-
tos en aquel mismo lugar en donde se solían sentar para administrar
justicia ". Así los recordaban , y podían servir de ejemplo a los nuevos
justicias . Las Casas 42 informa sobre otra práctica funeraria aún
más .intnortalizadora . Dice que había ciertos señores " que fueron
señalados reyes" a los que quemaban , y de los restos "formaban un
cuerpo con gran artificio ". Ponían tales reliquias en cajas de piedra
o madera, y "teníanlos en gran veneración y hacíanles sacrificios cuan-
do y como los ofrecían a los ídolos ". Representa , tal vez, el extremo
de la veneración quicheana a sus señores.
Si percibían a los señores como compañeros de los dioses o en
parte dioses mismos, los vasallos se veían como sujetos de los dioses,
sus siervos. Según el mito quiché 93 hubo una competencia entre
los pueblos de Los Altos para ver quién podía hacer fuego primero.
Con la ayuda de sus dioses toltecas, ganaron los señores quichés. Ven-
cidos, los otros pueblos se hicieron vasallos, y los dioses mandaron
que sirvieran y se ofrecieran en sacrificio a los señores .44 El reco-
nocimiento de su obligación a los dioses ha perdurado, y en la
actualidad la gente común quiché se cree sujeta a dioses severos, lle-
gando al extremo de creer que cuando mueren sus cadáveres sostie-
nen al dios tnundo.45
Mediante estudios etnográficos modernos 96 podemos contrastar las
ideas de la vida posmortal de los vasallos con la tendencia a deificar
a los señores . En vez de tratar de preservar el cuerpo y la memoria
del individuo , cuando el plebeyo muere sale su " soplo vital" para
entrar al aire y a la neblina . Se suma al conjunto de los parientes
[Huertos, perdiendo su identidad individual a cambio de la colecti-
va. En vez de deificarse, el vasallo vuelve a compartir esa unión
de poderes naturales de que realmente nunca se había separado.
Copio en todo sistema antiguo de estratificación , los señores qui-
cheanos comunicaban su elevación sobre los vasallos en lenguaje sim-
bólico. Sin tratar de discutir el tema en detalle , se pueden mencionar
algunas de las formas más obvias . Por ejemplo , las crónicas nunca
se refieren a los vasallos por sus nombres personales , aunque es
común referirse así a los señores ( a. gr., el rey K ' ucumatz, "Serpiente

42 Las Casas 1958: 362.


43 Villacorta 1962: 240 - 250; Ms. de Totonicapán , ff. 9v., 10 r.
44 He combinado dos relatos algo diferentes del Popol Vuh y del Título de
Totonicapán.
45 Shaw 1971: 51-54; Carmack 1974.
16 Schultze Jena 1933; Carmack s. f.

252
Emplumada"). Es probable que los vasallos se denominaran con
términos de parentesco , y que los señores los llamaran con los patro-
nímicos de sus linajes . Es posible , sin embargo , que algunos vasallos
tomaran nombres calendáricos de acuerdo con el día del nacimiento.
Por lo menos es un uso que se halla en los primeros padrones
después de la conquista. Los señores también usaban nombres de esta
clase, pero, como señala Carrasco,17 sólo los señores combinaban el
nombre calendárico con el numeral (v. gr., había un rey quiché que
se llamaba Oxib Quiej, "Tres Venado").
Parece que había diferencias lingüísticas entre los vasallos y los
señores. Hay evidencia de que los señores empleaban, por lo menos
algo, la lengua nahua, y varios de ellos tenían nombres nahuas.41 Tal
vez muchos de los señores sólo supieran en nahua frases esotéricas,49 y
nombres de personas y lugares. Sin embargo, esto marcaba un gran
contraste con los vasallos, quienes sólo conocían sus lenguas maternas
quicheanas. Estudios lingüísticos modernos sugieren otras diferencias
que habrían existido entre los estratos, por ejemplo, muchos vasallos
sabrían la lengua quiché de K'umarcaj además de sus dialectos
locales. Es un tema que merece estudio.
Había diferencias en el uso suntuario de los señores y los vasallos,
aunque faltan detalles al respecto. Una relación española dice 50 que
sólo los señores comían carne y cacao, mientras que a "los indios
de baja suerte no les era permitido". Otro informe 51 contrasta el
vestido de los dos grupos, señalando que el "xapot al modo de una
chamarra sin mangas, que a los señores y caciques les daba en el me-
dio del muslo... [y al los mazeguales por bajo el ombligo". También
da testimonio de esa diferenciación del vestuario el uso especial de
los alcaldes y principales durante la colonia. García Algueta,12 al
hablar de los indígenas de Totonicapán, manifiesta que antiguamen-
te "concurrían los alcaldes a tomar posesión de sus cargos y a otros
actos oficiales: vestidos de elegantes trajes de frac o de levita y
con bolero, parecían señores de alto rango". Algunos rasgos de este
vestuario perduran hasta hoy en el pueblo de Chichicastenango.S3
La arqueología de sitios quicheanos revela una diferencia grande

47 Carrasco 1964a: 324.


18 Cfr. Carmack 1968; Campbell 1970.
49 Por ejemplo , Carmack 1973: 324.
50 Estrada 1955: 73.
51 Arboleda 1964: 100.
52 García Algueta 1897: 229.
53 N. Rodas y C. Rodas 1938.

2,53
entre las viviendas de señores y vasallos. Las casas de los vasallos eran
humildes, de palo y lodo, con techo de pajón. En contraste, los se-
ñores vivían en palacios. Nuestras excavaciones en Utatlán y las de
Guillemin en Iximché revelan su elegancia . Dijeron los conquistadores
que s'e sintieron tan cómodos como si estuvieran en sus propias casas
en España.54 Los palacios consistían en una serie de cámaras situadas
alrededor de patios. Había grandes pilas para lavarse, hornillas de
cal y canto para cocinar, ollas policromadas, incluso de Mixteca-Pue-
bla, para tomar la comida, y bancos para dormir y sentarse.55 Las
paredes estaban decoradas con estuco o una capa de barro, sobre la
cual pintaban motivos artísticos en colores. Nada dramatizaba más
la superioridad de los señores que esas elegantes casas.

Social

Los señores se afiliaban en patrilinajes que se llamaban. nimia, "casas


grandes". El nombre se deriva de los edificios ("casas") grandes que
ocupaban los linajes de señores en los centros fortificados. Con el
tiempo se dividieron esos edificios en más y más cuartos (tz'ak), por-
que durante unas ocho a diez generaciones los patrilinajes se habían
expandido de unos cuatro a unos 20 grupos principales. Esos patri-
linajes "principales" se agrupaban en cuatro secciones o patrilinajes
"mayores", y éstos a la vez se agrupaban en dos patrilinajes "máxi-
rnos" o mitades. Había también patrilinajes " mínimos", unos dos
o tres por cada patrilinaje principal.56 Era un sistema de linajes
segmentarios que cambiaba constantemente, aunque la estructura
general era semejante en los varios reinos quicheanos.
La afiliación a estos patrilinajes, de máximos a mínimos, pertene-
cía exclusivamente a los señores. Mediante esta afiliación los señores
mantenían su conexión con los progenitores toltecas y excluían a
todo vasallo. Los nombres de los patrilinajes máximos y mayores se
derivaban de los nombres de sus progenitores, pero los nombres de
los principales y mínimos tenían los títulos de puestos administrativos.
Las crónicas (especialmente el Popol Vuh) indican que la segmen-
tación se debía en parte al aumento del número total de señores.57
La segmentación también se debía a conflictos sobre el pago por

54 Alvarado 1946: 460.


55 Guillemin 1965; 1967; Wallace s. f.
56 Véanse especialmente el Popol Vuh y Recinos 1957: 48 ss.
57 Villacorta 1962: 334-335.

254
las mujeres tomadas en casamiento. Parece que los patrilinajes eran
exógamos, y todos los miembros ayudaban con los regalos intercam-
biados con otros patrilinajes en el momento del casamiento.58 En
general, lbs señores se casaban con personas de otros pueblos, así
que todos los reinos de Guatemala estaban ligados por afinidad.59
También se aliaban con reinos lejanos. Hay una pintura de Momos-
tenango que muestra a un señor que recibe dos mujeres de otro
señor, y tiene una leyenda que dice: "El emperador de México y
el señor quiché a quien antes casó a dos de sus hijas, nombradas
Malintzín, hijas del señor Montezuma".60 Hasta con México pudo
haber habido lazos de afinidad. Las varias descripciones de las cró-
nicas sobre el casamiento de los señores indican que había grandes
ceremonias, guiadas por reglas fijas y formales.61
A través de Las Casas 62 y la etnografía moderna,63 sabemos que
los vasallos también se agrupaban en patrilinajes. Porque les faltaban
edificios grandes, sus linajes no se denominaban "casas grandes". Los
identifico con lo que las crónicas llaman amak', "parcialidad", nom-
bre que se debe a que eran poblados esparcidos.61 Explica Xinté-
nez 65 que amak' "es [un] pueblo pequeño extendido como están las
piernas de las arañas, de que toman la similitud para darle aqueste
nombre", y añade que un amak' consistía en una "parentela o cal-
pul". Hoy en día el nombre usual del patrilinaje es alaxic u ojalaxic,
"los nacidos, nosotros los nacidos". Se les da el nombre de sus pro-
genitores, aunque por lo general sólo se remontan unas 5 o 6 gene-
raciones. No hay mención de nombres de patrilinajes vasallos en las
crónicas, aunque las listas de nombres en los libros de bautismo
coloniales 66 contienen ciertos apellidos que parecen ser patrilinajes
vasallos. Probablemente eran los nombres de sus progenitores que,
como comprobó Carrasco,ó7 designaban animales, ríos, árboles, etcé-
tera.

58 Las Casas 1958: 355.


59 Las Casas 1958: 354-355; Arboleda 1964: 271 ; Betanzos , en Carrasco
1967a: 255 ss.
60Carmack 1973: 371.
61 Cfr. Ms. de Totonicapán , f. 24r., 24v.; Las Casas 1958: 354 ss.; Villa-
corta 1934: 210-212, 216-220.
62 Las Casas 1958: 355.
63 Carmack s. f.
64 Villacorta 1962: 338.
65 Ximénez 1929: 130.
66Carmack 1973: 201.
67 Carrasco 1964a: 328-329.

255
Los patrilinajes de vasallos también eran exógamos. y se practicaba
el levirato.65 Como hacen muchos indígenas en la actualidad, los
casamientos unirían a miembros de los pátrilinajes de un mismo
paraje. Aún más; según algunos viejos quichés de hoy en día, hace
dos o tres generaciones existían calpules , que consistían en dos o más
patrilinajes relacionados por afinidad. La antigua ceremonia de ca-
samiento entre los plebeyos se asemejaba a la de los señores , pero los
regalos y los intermediarios eran de menor calidad . Entre los indígenas
quicheanos de Guatemala se conserva todavía una ceremonia tradi-
cional muy parecida.
Aunque los señores y vasallos eran miembros de patrilinajes distin-
tos, compartían una afiliación con otro grupo que muchas veces ha
sido confundido con el linaje. Llevaba un nombre nahua, chinamit,
"lugar cercado". También se ve esa referencia a un cercado en el
verbo quiché chinamitir , " hacer una cerca , encerrar, separar los terri-
torios de los chinamitales ". 69 Los afiliados a un chinamit estaban
"debajo de un apellido y de un cacique aunque recogen a cualquier
que se quiera llegar a este linaje y hermandad de gente".70 Es decir,
un chinamit consistía en personas que ocupaban un barrio , relacio-
nadas por estar sujetas al mismo jefe. Llevaban el nombre del linaje
señorial, aunque los afiliados no "eran necesariamente parientes
patrilineales".71
Según el Popol Vuh, cada patrilinaje principal (nim ja) daba su
nombre a un barrio (chinamit) que incluía a muchos vasallos.72
Parece que cada chinamit contenía varios patrilinajes de vasa-
llos 73 que se sujetaban al jefe de la casa grande respectiva. Así, los
diccionarios traducen ajchinamital "señor de vasallos".79 Los primeros
españoles vieron en eso una semejanza con las cosas nobles de Es-
paña. Explicó Las Casas:75 "Había en este reino de Utatlán ciertas
cabezas de linajes y familias nobles cono de solares conocidos, que
llamaban la gran casa, como en nuestra Castilla se dice la casa de
Guzmán, la de Mendoza y las semejantes".76 Hay que recordar que

68I.as Casas 1958: 355.


69 Sáenz 1940.
70 Varea, en Carrasco 1964a.:325.
71 Carrasco 1964a: 327.
72 Villacorta 1962: 336, 366, 369.
73Carmack 1973: 389-392; Carrasco 1964a: 326-327.
74 Coto s. f.
75 Las Casas 1958: 343.
76 Véase también Relación de Atitlán 1952.

256
1
las casas nobles de España controlaban grandes estados de vasallos
campesinos.
Los barrios ( chinamit ) estaban literalmente cercados ,77 aunque no
sabemos a qué distancia se extendían las cercas en el área rural.
Como grupos sociales, eran puntos de articulación importantes entre
los señores y vasallos. Bajo su estructura tenían lugar actividades
tales como el rendimiento de servicios y tributos , la construcción de
edificios, la organización para la guerra, la colonización de tierras
conquistadas , la administración de justicia y el ritual . Es una orga-
nización importante todavía en los pueblos indígenas quichés del
presente . A veces todavía se denominan chinamital, aunque por lo
general se llaman "parcialidades". En muchos casos un solo patrili-
naje domina una parcialidad , tal corno observé en el departamento
de Totonicapán .78 En los reinos quicheanos había una personalidad
jurídica para señores y vasallos, independientemente de su afiliación
en los linajes y barrios descritos arriba. Es decir , la desigualdad
estaba hondamente implantada dentro del sistema estatal . Se ve en
los "códigos" legales, cuyo origen se atribuía a los reyes más famosos.79
No sabemos por cierto si se "escribieron " los códigos o no, aunque
hay una leve indicación de que sí.80 El código no aparece en forma
organizada en ninguna crónica, pero los españoles lo describieron.81
Las leyes del código se aplicaban en las casas grandes; todavía en-
tre los campesinos quichés del presente "hacer casa grande " (nim
ja) se refiere al proceso judicial.82 Los señores, en su capacidad de
jefes de las casas grandes (patrilinajes) y de sus barrios respectivos,
administraban esas leyes. A un nivel más alto, los señores de los
consejos superiores del reino recibían apelaciones y mandaban jueces
especiales a las provincias para juzgar los casos importantes.B3
En los códigos quicheanos se distinguía legalmente entre señores
y vasallos. Algunas leyes se aplicaban muy directamente en este sen-
tido, fijando castigos específicos para mantener la desigualdad. Así,
había castigos en contra de los que trataban de huir del vasallaje, o
contra cualquier persona que indujera a los vasallos a no obedecer
a su señor . Parece que la ley también fijaba los servicios y tributos

77 Villacorta 1962: 3.45.


78Carmack 1966; y s. f.
79 Recinos 1953: 2.50; Villacorta 1962: 354-355.
80 1,as Casas 1958: 348.
81 Op. cit .: 343-345.
82 Carmack s. f.
83 Las Casas 1958: 343; Relación de Atitlán 1952.

257
que los vasallos debían a los señores.14 No estaba prohibido que los
señores se casaran con vasallos, pero los vasallos no podían casarse
con personas de fuera del pueblo.115 En ambos estamentos por igual,
señores y vasallos podían casarse con niás de una mujer, pero los se-
ñores "tenían diez, quince mujeres y más... Y los indios menudos
[sólo] tenían a dos y a tres y a cuatro mujeres"." No se sabe si esta
diferencia se mantenía por ley o sólo por costumbre.
Otras leyes del código, aunque no se referían directamente a los
vasallos, parecen haber estado dirigidas a ellos. Por ejemplo, la bru-
jería se castigaba con la muerte en la hoguera, sin duda porque
desafiaba la actuación de los sacerdotes señores. En estudios etno-
gráficos de campesinos quichés modernos se encuentra que la brujería
es la forma universal en que los patrilinajes compiten por mujeres,
tierras y favores."' En cambio, tales actos mágicos competitivos,
practicados por los señores, se interpretaban como manifestaciones
de poderes legítimos." El efecto de esa ley era el de reprimir una
costumbre bien arraigada entre los vasallos, y por lo tanto era nocivo
para ellos. Había otras leyes perjudiciales para los vasallos, por ser
éstos les más susceptibles de quebrantarlas, e. gr., la ley en contra de la
fornicación, cuyo cumplimiento vigilaban los señores: el hurto en
los templos, que sería una tentación para los vasallos, quienes sólo
allí veían ciertos bienes; y el perder o romper bienes de otro. falta
generalmente de los que servían a señores.
Finalmente, había leyes que se aplicaban igualmente a los dos
estamentos; pero la consecuencia de su transgresión era diferente
para cada uno de ellos. Por ejemplo, era ilegal tener relación sexual
con esclava ajena, pero la indemnización variaba de acuerdo con la
calidad del transgresor. Asimismo, el adulterio con una señora aca-
rreaba la muerte para el transgresor, pero se lo ejecutaba ignominio-
samente por despeñamiento cuando era vasallo. El adulterio de una i
mujer traía copio consecuencia el divorcio para vasallos y señores,
pero nos informa Las Casas 19 que `los vasallos... sufrían su injuria
con más paciencia, corrigiendo a las mujeres adúlteras dos y tres
veces .

84 Las Casas 1958: 349.


85 Op. cit.: 354-355.
85 Arboleda 1964: 99.
87 Carmack s. f.; Bunzel 1952: 305-403.
88 Véase el caso de K'ucumatz en el Popol Vuh, Villacorta 1962: 340.
89 Las Casas 1958: 356.

258
Económica

Existía una marcada división entre las actividades de los señores y


las de los vasallos. Los señores trabajaban casi exclusivamente en la
administración de los asuntos del reino, fueran políticos, religiosos o
militares. En cambio, los vasallos aportaban el trabajo físico reque-
rido en todos los asuntos del reino. Era obligación de plebeyos pro-
ducir los alimentos para todos; fabricar la mayor parte de la ropa, los
implementos y las armas; edificar las estructuras y caminos de los cen-
tros fortificados; pelear en las guerras; y servir a los señores en su
vida doméstica y ritual. Sólo en tres actividades se combinaba el
trabajo de señores y vasallos: la artesanía, el comercio y la guerra.
Se discutirán adelante con más detalle.
Es probable que todo señor ocupara un puesto administrativo en
los varios reinos quicheanos, aunque había puestos en diferentes ni-
veles. Las fuentes 9° afirman que un señor, antes de ocupar los altos
puestos del reino, tenía que servir en puestos menores, "ser más hábil
y mejor", y ser viejo.
Los puestos del primer nivel se reservaban para los jefes de los
patrilinajes principales. Además, éstos tenían rangos distintos, corres-
pondientes a la jerarquía genealógica de los patrilinajes. En todas
partes los puestos más altos eran los de ajpop, "rey", ajpop c'amja,
"virrey", k'alel, "príncipe", y atzij winak, "orador". Otros puestos
del primer nivel eran "consejeros" (popol winak ), "pregoneros" (nim
(h'oco), "sacerdotes" (ajtojil, ajyatas, etc.), "colectores de tributos"
(lolmet) y "tesoreros" (ajuchan) .91 Obviamente, se excluía a los
vasallos de los puestos del primer nivel. Tal vez los señores empa-
rentados por líneas secundarias (ac'animak ) también se excluyeran
de este nivel.
El segundo nivel de puestos comprendía oficiales encargados de
a) administrar los asuntos de los barrios; b) cuidar las fortificacio-
nes de los centros políticos; y c) ayudar a mantener y vigilar las
provincias. Los puestos de este nivel también eran de señorío, y
los ocupantes tenían derecho a los bancos y asientos sagrados. Sin
duda entre ellos había señores segundones (ac'animak).
Para la administración de los barrios había dos oficiales principa-
les, el utzam chinamital, "jefe del barrio ", y el ajtz'alam, "el escriba-
no".92 Estos dos oficiales continuaron en sus funciones después de la

90 Especialmente Las Casas 1958: 348.


91 Villacorta 1962: 336-337; Relación de Atitlán 1952; Recinos 1957: 48-56.
92 Ms. de Totonicapán; Coto s. f.: 23v.; Recinos 1957: 54.

259
conquista, administrando los barrios para los españoles, según se
puede observar por referencias que a ellos se hacen en los documen-
tos coloniales.93 a
Los oficiales que guardaban los centros fortificados. va fuese en la
capital del reino o en una provincia, tenían títulos netamente mili-
tares. Estos títulos siempre contenían el nombre achij, "soldado". La
otra parte del título se derivaba de puestos administrativos, v. gr. ajpop
achij, k'alel achij, rajpop achij, utzam achij.91 Una crónica que de-
talla la organización de las provincias quichés 95 demuestra que siem-
pre mandaban a cada una un rajpop achij y un k'alel achij del
segundo nivel, además de un ajpop y un k'alel del primer nivel.
Díjose antes que algunos vasallos lograron alcanzar los puestos del
segundo nivel, además de un ajpop achij y un k'alel achij del
eran sólo los "primeros vasallos", tal vez una referencia a los jefes
de los patrilinajes vasallos de los barrios.
Otro caso interesante de elevación a este nivel es el de los cakchi-
queles, quienes durante el tiempo de la formación del reino quiché
no tenían la calidad de señores. Eran soldados de los quichés, a quie-
nes reconocían como señores.97 Después, como consecuencia de sus
grandes éxitos militares, documentados en los Anales de los cakchi-
queles, lograron su señorío propio.91
A pesar de estos dos casos de elevación social, debían ser pocos
los vasallos que lograban este estado. Serían siempre originarios de
centros urbanos como Utatlán e Iximché y llegaron a ser guardianes
de esos centros, "los veladores y oidores de las cercas, puertas, mura-
llas, y fortalezas en Quiché".99 Se les asignaba también a las provin-
cias conquistadas,' 00 aunque el caso de una provincia administrada
por los c'oyoi sugiere que los señores todavía predominaban en esos
puestos.101
El tercer nivel de puestos estaba ocupado principalmente por seño-
res segundones ( ac'animak ), jóvenes o adultos de poca habilidad; se
identifican con patrilinajes mínimos. Una crónica de los quichés ta-

93Coto s. f.; Sáenz 1940; Carmack 1973: 389.


94 Villacorta 1962: 351.
95 Recinos 1957: 56.
`% Villacorta 1962: 351.
97 Villacorta 1934: 182 ss.; Carmack, Fox y Stewart 1974.
98 Villacorta 1934: 228.
99 Villacorta 1962: 351.
loo Op. cit.: 346.
101 Carmack 1973: 298.

260
mub 102 da una lista bastante completa de los nombres de los patri-
linajes mínimos de ese grupo, y la traducción de sus títulos propor-
ciona una buena idea de las actividades de los puestos del tercer
n la nivel . 103 Los trabajos designados por estos títulos atañen a varias
nili-
funciones menores en la administración del reino . Había a ) ayudan-
La
tes del alto consejo: "el que alega en consejo", "hombre de consejo",
pop "pregonero del consejo"; b) factores y contadores
: " guardián de
de- tablas", "colector de tributos ", " mensajero";
!M_ c) especialistas en
ritos: "adivinador del consejo ", " sacrificador ", "
de] músicos"; d) servi-
dores del consejo : " jefe de los cargadores ", "
jefe del temazcal ", " sir-
viente para las fiestas", "leñero"• y e) artesanos especializados:
del "jicarero ", " platero ", " pintor ".
Algunas de esas labores comenzaban
del cuando los señores todavía eran jóvenes . Las Casas 104 dice que los
Íes
hijos de señores comenzaban a traer leña para los braseros de los tem-
plos desde los siete u ocho años.
hi- Parece que la mayor parte de los puestos del tercer nivel los ocu-
hé paban sólo los señores. Los vasallos ayudaban en las tareas más ser-
ie- viles, en recoger leña, ser mensajeros , cargar adornos , etc., pero en
us tales casos había un señor que actuaba como " guiador y capitán" de
cada tarea. También las artesanías de los vasallos diferían en gene-
ral de las de los artesanos señoriales mencionados arriba. Eran espe-
o5 cializaciones de tipo parcial: las mujeres tejían y los hombres
le trabajaban en "todos los oficios comunes.. . como hacer sus casas".'05
es Algunas esposas de señores salidas de parcialidades de vasallos eran
8- artesanas excepcionales . Hilaban y tejían telas muy elegantes para
los señores , 106 y este oficio ( batz'al)
llegó a ser sinónimo de vasallaje
a (véase abajo ). En cambio , las señoras (xok'ajaw
) se caracterizaban
>S por estar en casa " sin hacer cosa, mano sobre mano».107
Aparentemente , había todavía otro sector de artesanos que no
eran ni señores del tercer nivel ni vasallos. Las fuentes no arrojan
mucha luz sobre ellos, y no sabemos si tenían o no sus propios grupos
étnicos. Los españoles los describen 108 como " oficiales ingeniosos,
como pintores , plumeros , entalladores ,
plateros, y los semejantes".
Llevaban sus productos al mercado para venderlos . 109 Estos artesanos
102 Recinos 1957: 24-67.
1030p« cit.: 48-54.
104 Las Casas 1958: 150.
105 Las Casas 1958: 353.
106 Villacorta 1934: 220.
107 Coto s. f.
108 Las Casas 1958: 347.
109 pp. cit.: 353.

261
se mencionan en el Popol Vuh,110 donde se dice que tenían su propio
dios patrón , "uno mono" ( jun batz, jun chowen ). Este dios había
hecho hombres de madera en una creación anterior a la de los proge-
nitores quicheanos.111
Nuestras fuentes no dicen claramente si estos artesanos especiali-
zados eran señores o vasallos. Se nombran con el prefijo aj-, "el que
practica" ( v. gr., ajtoltecat , "el que practica artes toltecas" ) . Si hubie-
ran sido señores se habría usado el título ajaw, "señor". Además, la
producción para el mercado en vez de para el palacio sugiere que
no eran señores. Pero tampoco serían meros vasallos; el hecho de
incluirse sus nombres en el Popol Vuh los destaca sobre los vasallos.
Se asociaban íntimamente con dioses prominentes , lo cual también
los distingue de los vasallos . Por todo eso, los pondremos en una
capa propia, situados entre los señores y los vasallos , pero hemos de
recordar que los artesanos requieren más. estudio.
La posición social de los mercaderes quicheanos también es difícil
de determinar . No hallo ninguna referencia a ellos en las crónicas.
aunque en los Anales de los cakchiqueles se menciona una mujer
(ixok) cakchiquel que se fue a Utatlán para vender tortillas .112 Las
Casas 113 habla de mercaderes que viajaban lejos para obtener bienes
especiales , como la sal, el cacao , las plumas, etc. Informa que tribu-
taban " cierta partecilla o alguna cosa nueva que no se daban en
la tierra" a los señores. Lo mismo tenían que tributar los mercaderes
extranjeros al vender en un pueblo.
Hay una referencia a mercaderes quicheanos en el relato de los
primeros misioneros que pacificaron la Verapaz.114 Usaron mercaderes
indígenas para llevar mensajes a los pueblos todavía no conquistados.
Por la descripción de las actividades de esos mensajeros se sabe que
hubo bastante comercio entre los grupos quicheanos . Los mercaderes
viajaban varias veces al año, comprando y vendiendo en los diferentes
mercados. Eran de cierta categoría social porque se alojaban en el
palacio del cacique del pueblo ; le daban tributo , pero también reci-
bían comida en su palacio , " conforme la calidad de la persona". Ade-
más, se les permitía recrearse con los señores . Otra indicación de su
alta categoría era su capacidad de escribir ( pintar ) y tocar instru-
mentos musicales.

110 Villacorta 1962: 37, 88.


111 Popol Vuh ; Las Casas 1958: 347.
112 Villacorta 1934: 232.
113 Las Casas 1958 : 350, 353.
114 Remesal 1932, I : 184 , 200-201.

262
En los diccionarios antiguos el término para mercader es ajbeyom,
"el que mercadea". el "rico".15 El nombre de este mercader rico
encierra el significado de uno que "va y viene" (be-). Otra palabra,
yom, significa uno que habla "a medias palabras", y tiene que ver
¡al¡- con los mercaderes (cfr. yomal, "mercadería"). Tal vez los merca-
que deres visitaran pueblos donde no podían hablar bien las lenguas
bie- locales. Una idea parecida denota otro nombre para mercaderes ,
, la yacol, " el que compra y revende ". 16 Tal vez se relacione con la pa-
que labra yaqui, que en las lenguas quicheanas quiere decir " mexicano".
de Aparentemente los mexicanos se asociaban con el comercio en
los. Guatemala , y por eso los mercaderes tenían ese nombre . Hablarían
iién una lengua nahua además de los idiomas quicheanos . El nom-
uta bre yacol también significa "convidador ",
117 "el que sirve a la
de mesa".18 Es posible que la llegada y salida del servidor , cargando
bienes para la mesa , lo asemejara a los mercaderes , que llegaban y
icil salían de los pueblos con sus bienes.
:as.
Es notable que ninguno de los relatos con que contamos se refiera
ljer a los mercaderes como señores . El uso de uno de sus nombres para
,as
los sirvientes de banquetes también pone en duda que lo hayan
nes
sido. Lo mismo sugiere el hecho de que tributaran a los señores.
)u- Tal vez éstos se abstenían en parte del comercio porque recibían
en
un ingreso abundante mediante los tributos de sus vasallos y los
res regalos de señores visitantes.119
Aunque los mercaderes no fueran señores, tampoco eran simples
vasallos. Ya se señaló que tenían los privilegios de salir del pueblo, ser
hospedados por los señores y aprender oficios calificados (v. yr., "pin-
tar"). Hay evidencia de que formaban un grupo social , tal vez con
sus propios dioses patrones . Por lo menos, los mercaderes tenían su
baile propio que, según Vico,120 "usaban mucho bailar ". El baile
se llamaba awatat y "representaba la salida de Noé del arca" 121 en
tiempo de la colonia . Aparentemente se derivaba de la idea del
"animal doméstico " ( awaj ), y lo veían en analogía con la salida de
los animales del arca de Noé . Tal vez los mercaderes llevaban y vendían
animales domésticos , y el baile expresara simbólicamente esa venta.
u-
115 Coto s. L; Basseta s. L; Sáenz 1940.
116 Coto s. f.
117 Basseta s. f.
118 Vico s. f.
119 Villacorta 1962: 354; Las Casas 1958: 349-350; Recinos 1957: 83.
120 Vico s. f.
121 Sáenz 1940.

263
De todos modos, la existencia de un baile propio de los mercaderes
sugiere que tenían su propia organización social y su culto.
Además, hasta cierto punto los mercaderes eran étnicamente mexi-
canos, posiblemente por haber descendido de mercaderes mexicanos
que de tiempo en tiempo habrían llegado a los altos de Guatemala.
Aunque no hay noticia de que fueran una amenaza para los señores, la
filiación mexicana los habría hecho sospechosos ante los señores.
Sabemos que en la costa del Pacífico había pochtecas que trataban
de crear discordia entre los quicheanos.122 Cualquier tendencia de
los mercaderes quicheanos a aliarse con esos mercaderes aztecas se
habría encontrado con fuerte resistencia por parte de los señores.
Los vasallos también vendían sus productos en los mercados loca-
les, tal como hacen hoy en día en Los Altos de Guatemala.123 Son
vendedores no especializados, llamados en aquel tiempo y aun hoy
ajc'ay, "el que vende". Tal vez las operaciones de los vasallos en el
mercado correspondiesen a lo que los diccionarios antiguos llaman
q'uex, "cuando la cosa que se merca es menuda, que vale menos de
20 cacaos". Contrastarían con las grandes ventas de los mercaderes,
llamadas lok', "cuando son cosas gruesas que el precio sube de veinte
cacaos arriba".124 La mujer cakchiquel que vendía tortillas en Uta-
tlán y otras referencias antiguas a mujeres "que venden en los tian-
gues.. . unas con otras ", 125 nos recuerdan que, aún más que en la
actualidad, las mujeres predominaban en los mercados locales.
La obligación de los vasallos de tributar a los señores era la dis-
tinción económica fundamental entre los dos estratos. Las Casas 126
nos informa que los vasallos tenían la obligación de: a) trabajar en
común las casas y sementeras de los señores; b) tributar cada 80
días ; c) contribuir para las ofrendas enviadas a señores hostiles de
otros reinos; d) hacer contribuciones generales para las fiestas reli-
giosas anuales; e) ofrendar las primicias (cosechas, caza, etc.) ; f) dar
regalos por cualquier servicio administrativo hecho por los señores
(casamiento, judicial, etcétera). Una fuente indígena 127 dice casi lo
mismo : los señores "tenían sus servidores y criados, y los que les daban
y tributaban los dichos, hombres y mujeres por esclavos y esclavas,
asimismo piedras de valor que entre nosotros llarnan chalchiwitl, oro

122 Fuentes y Guzmán 1932-1933, vol. 6: 46 ss.


123 McBryde 1947.
124 Coto s« f.
125 Ibid.
126 Las Casas 1958: 349-351.
127 Relación de Atitlán 1952.

264
y cacao, plumas, gallinas, miel y muchas sementeras de maíz y
asimismo heredades de cacao y les hacían sus casas".
El tributo se llamaba patan, y el tributario ajpatan, "cl que da
tributos"."' La palabra patan también encierra la idea de "carga",
indicando que los mismos vasallos llevaban cargados los tributos a los
almacenes de los señores . Yacpatan era el nombre de la unidad de
tributo, derivado de yacaj, "cosa larga" . El colector de tributos se
llamaba c'ulpatan , una palabra que se deriva de c'ulu , "recibimien-
to",'29
En las crónicas el acto de pagar tributos se presenta como resultado
de una conquista . Describen la forma en que las parcialidades
(arnak) de los diferentes pueblos llegaban a las cabeceras y entre-
gaban sus tributos ante los oficiales del reino . "" Entre los tributos
mencionados en las crónicas hay algunos de los que ya fueron enume-
rados arriba (a. gr. metales, plumas, piedras preciosas) y otros tributos
especiales de zonas calientes ( por ejemplo, camarones de la costa,
algodón de Rabinal).' 31 También hay referencia a recolectores de
tributos enviados a las parcialidades.' 32
Había otro nombre para tributo, ikan, que sugiere algo del proceso
por el cual se pagaban los tributos . La palabra ikan quería decir
"llevar carga", y "súbdito, vasallo"; 133 en esto era igual a patan. Pero
también significaba "tío, hermano de madre" y "pueblo de gente
menuda" . 134 Parece que los señores tomaron mujeres de entre las
parcialidades de plebeyos, y llamaban a los parientes patrilineales de
esas mujeres ikan , " hermanos" de las mujeres así escogidas. Pero
los ikan también eran " vasallos", lo que sugiere que los tributos en
tales casos se concebían en parte como una obligación a sus afines
superiores.
Esta interpretación se confirma con el caso de unos cakchiqueles 135
que se casaron con las hermanas de ciertos hombres a quienes cobra-
ban tributos . Las mujeres así obtenidas seguían siendo vasallas. Pa-
rece que tributaban tejidos (batz') 136 y el nombre de las tejedoras

12,5 Sáenz 1940.


129 Coto s. f.
130 Villacorta 1962: 311, 343, 354; Recinos 1957 : 83, 106.
131 Recinos 1957: 76, 106.
132 Villacorta 1934: 218-220.
' 33 Sáenz 1940 ; Vico s. f.
' 3 4 Calepino cakchiquel s. L; Sáenz 1940.
135 Villacorta 1934: 220.
116 tbid.

265
o hilanderas de esa clase (batz'all llegó a significar "vasallo, depen-
diente".137
Las Casas 138 dice que los colectores de tributos eran "principales",
y que de lo que recogían "les quedaba alguna partecilla, y si no, el
señor se lo repartía". Las otras fuentes concuerdan en que los reco-
lectores eran señores. Coto,139 por ejemplo, dice que el c'ulpatan era
"principal". En efecto, ciertos oficiales del primer nivel del reino
cobraban tributos: los ajuchan y lolnzet. También los oficiales que
recibían los tributos al llegar a la cabecera eran del primer nivel.140 En
el caso de los colectores cakchiqueles sabemos que tenían derecho a
las mujeres de los tributarios,191 y en el mismo caso se ve que se los
consideraba mágicos y poderosos; los tributarios temblaban ante
ellos. Parece que toda la organización tributaria -la obligación de
pagar, la recolección, la carga, la entrega- servía para distinguir
a los dos estratos de señores y vasallos.
La tenencia de tierras, en sus dos aspectos de "administración" y
"producción",192 era muy diferente para señores y vasallos. Aunque
hay pocos datos en las fuentes del siglo xvi en cuanto a la tenencia
entre los vasallos, las investigaciones modernas de campesinos qui-
cheanos aportan un buen cuadro.14 Los documentos de la adminis-
tración española del siglo xvi detallan la tenencia de los señores.
Sin duda, como en la actualidad, los vasallos eran dueños de la
mayor parte de las tierras de cultivo. La administración de la tierra
era comunal, a cargo de los patrilinajes. El jefe y los principales
de cada patrilinaje administraban la distribución de parcelas, resol-
vían disputas entre las familias del grupo y en contra de otros patri-
linajes, y llevaban a cabo ceremonias agrícolas dedicadas al dios
mundo. Se daba el usufructo a familias extensas patrilocales, dentro
de las cuales todos los hijos heredaban por igual. Cuando se extinguía
una familia , el patrilinaje retenía los derechos a la parcela y la
asignaba a otra familia del grupo. Cuando moría un hombre del
patrilinaje, su esposa no heredaba la parcela, sino que el patrilinaje
la guardaba hasta que crecieran los hijos. Ella sólo podía quedarse
en la tierra si no volvía a casarse, o si se casaba con otro miembro

137 Sáenz 1940.


138 Las Casas 1958: 349.
139 Coto s. f.
190 Recinos 1957: 83.
141 Villacorta 1934: 220.
142 Gluckman 1965: 36 ss.
193 Carmack 1966; s. f.; Bunzel 1952.

266
del grupo.'44 Así más o menos debe haber sido la tenencia de tierras
entre los antiguos patrilinajes (amak') del área rural.
Los señores tenían sus propias tierras. Según Las Casas: 145

Tenían también los señores sus tierras que llamaban realengas,


que arrendaban a los que eran pobres, por ^ nuy poca renta. En
cierta parte de ellas tenían los señores sus esclavos casados, los
cuales servían -con tributo en sementeras y leña y tea de pino
para se alumbrar.

El trismo autor explica que por lo menos algunas de esas tierras


cayeron en manos de los señores por confiscación. Todo motín re-
sultaba en la expropiación de las tierras del partido vencido (señores y
vasallos), y lo mismo pasaba con personas que cometían crímenes
graves (e. gr. huir del vasallaje).146
La existencia de tierras privadas de los señores se comprueba por
su herencia después de la conquista. Zorita 197 conoció en Tecpán.
Guatemala, a "un señor que había sucedido a su hermano... e tenía
unas tierras e mayeques que habían sido de patrimonio de su padre".
Hay varios papeles de Santa Cruz del Quiché que prueban que los
descendientes de los reyes quichés heredaron ciertas tierras y "escla-
vos... que se quedasen en sus tierras y les pagasen cierto tributo". 148
Un caso 149 se refiere a una "caballería de tierras" del rey quiché, lo-
calizada a más de 10 km. de Utatlán. Se establecieron allí unos
"vasallos" del rey que habían servido como barberos "muchísittto
tiempo en casa de Montesuma [i.e., el rey quiché]". Pagaron "tribu-
tos" a los descendientes del rey durante muchos años después de la
conquista. Este documento demuestra que había tales tierras en
varias partes de los reinos, hecho confirmado por el caso de un hijo
^del rey Quik'ab,1 quien tuvo tierras lejos- de Utatlán , en Totoni-
capán.15°
No se puede determinar si esas tierras pertenecían a los señores o
si éstos tenían derechos sobre ellas por sus títulos y puestos. El hecho
de que las legasen a sus parientes patrilineales no nos da una res-
puesta, porque la herencia de sus puestos también era patrilineal. Es
144 Cfr. Las Casas 1958: 355.
145 Op. cit.: 351.
116 Op. cit.: 343-345.
147 Zorita 1941: 76.
148 Carmack 1973: 385-389 ; Carrasco 1967a: 262; Contreras 1965.
149 Carmack 1973: 363-366.
150 Recinos 1950: 238-239. ;•

267
decir, la tenencia pudo estar vinculada a cada uno de los puestos. Me d,
inclino a esa interpretación, por lo común que es en otros reinos ci
antiguos.151 También dudo que los señores hayan vendido sus tierras, o ci
que las hayan enajenado fuera de los patrilinajes principales. Por lo fu
menos no hay evidencia de esto en la época prehispánica, ni en la pri- de
mera parte de la colonia.
En cuanto a la producción de las tierras de los señores, nuestras re
fuentes están de acuerdo: las trabajaban los vasallos, por servicio o en lo
arrendamiento, o los "esclavos". Ya es tiempo de discutir esos "es- ti,
clavos". vi

Esclavos ir
ri
Las fuentes españolas e indígenas del siglo xvt concuerdan en decir a
que la esclavitud estaba bien desarrollada entre los quicheanos. Los
esclavos servían principalmente a los señores, pero había algunos p
vasallos que también los tenían. Nuestra tarea en esta sección será d
la de distinguir entre las varias formas de servidumbre. tt
La descripción más completa que tenemos de los esclavos es de rE

Las Casas.152 Como se señaló arriba, este autor dice que los señores Pi
tenían "esclavos" para trabajar sus tierras, que les pagaban tributos
q1
y servicios. Sigue diciendo: "Tenían asimismo esclavas en su casa que di
les servían guisando la comida y lo demás que pertenecía a la
casa... [tenían a esas mujeres] por cosa propia que les había costado
sus dineros o haberla captivado en guerra justa". En realidad los
esclavos que trabajaban en las sementeras y los que trabajaban en
las casas de los señores representan dos formas de servidumbre dis-
tintas. Llamaremos a los primeros "siervos" y a los segundos propia-
mente "esclavos".
Carrasco ha aclarado 153 que los primeros eran parecidos a los e,
mayeque de México. Vivían como familias en las tierras de señores. ti
Los hoiiibres cultivaban las tierras y sus mujeres tejían. Además, ren- e.,
dían otros servicios a los señores, copio reparar sus casas.'51 Su nombre
q
general era nimak achi, "gente grande". Eran personas que fueron
"cautivos en guerra y después hacerse vasallos y avecinándose".155 Sin

151 Gluckman 1965: 45.


152 Las Casas 1958: 351.
153Carrasco 1967a: 262-265.
154 Carmack 1973: 385-389.
155 Diccionario de Calepino cakchiquel, en Carrasco 1967a: 263.
duda entre los cautivos se hallaban ciertos hombres "grandes" o prin-
cipales y por ello les dieron el nombre de nimak achi.156 Eran cono-
cidos también como jitol, "extranjero que se hizo avecindar por la
fuerza ".157 La raíz de este nombre sugiere que había alguna especie
de contrato entre el siervo y su señor.
Los siervos de este tipo podían lograr una condición social bastante
respetada y aun privilegiada. Formaban sus propias parcialidades ert
1
los barrios de los señores,158 o patrilinajes principales con sus respec-
tivos barrios.159 Es posible que hayan sido endóganlos, y que retu-
vieran sus propias lenguas y costumbres.
Organizados de esta forma aportaban soldados que participaban
en las guerras de sus señores .160 Servían a los señores en otras tareas
importantes, como ser guardianes residenciales (véase el caso histó-
rico discutido más adelante) y cargadores que transportaban bienes
a pueblos lejanos.161
En base a esto se advierte que los siervos ocupaban una posición
parecida a la de los vasallos: formaban una sección de los barrios
de los señores, pagaban servicios y tributos, peleaban en las guerras,
tenían su propia vida doméstica, etc. Pero contaban con menos de-
rechos; por ejemplo, los derechos a la administración de sus tierras
pertenecían a los señores y no a ellos. Les faltaba la estabilidad social
que viene de las varias alianzas y relaciones que el autóctono hereda
del pasado, pero que se niega al extranjero. Estaban sujetos a mayor
explotación en cuanto a los servicios exigidos. Por ejemplo, es proba-
ble que muchos de los cargadores (tamemes ) quicheanos se escogie-
ran de entre ellos. Al mismo tiempo , el control más personal que
los señores tenían sobre los siervos en comparación con los vasallos
resultaría sin duda en más favores paternalistas para ellos (véase el
caso histórico discutido más adelante).
Es probable que estos siervos (nimak achi) se hayan originado de
conquistas en que grupos enteros, con sus señores y vasallos, fueron
trasladados a las cabeceras de sus conquistadores. Es decir, serían
colonias serviles. Este proceso diferiría del cautiverio usual, en el
que, como dice Las Casas: 162 "Todos los que captivaban en las gue-

156 Sugerido en Villacorta 1934: 236.


157 Vico s . f .
158 Villacorta 1934: 230 ; véase más adelante.
159Carmack 1973: 390; Carrasco 1967a: 263.
160 Recinos 1957: 77; Villacorta 1934: 256.
161 Carmack 1973: 386.
162 Las Casas 1958: 344.

?69
rras, chicos y grandes, los hacían esclavos. Las personas principales,
como señores y hermanos de señores, y otras tales, que prendían en
las guerras, los sacrificaban a sus ídolos y después los comían por
asombrar y poner miedo y temor a los enemigos".
Los señores cautivos que ofrendaban en sacrificio se llamaban
teleche, "los llevados", y cana, "ganados".163 La guerra se concebía
como una caza, y el premio consistía en los bienes y las personas
cautivadas. La víctima sacrificial ( cana ) que ofrecían al llegar a la
cabecera se igualaba a la ofrenda que daban los cazadores a los
dioses de la caza.164 Los cautivos (teleche) eran llevados a la fuerza,
llevaban
arrastrándolos.165 El Popol Vuh relata cómo los guerreros
sus cautivos a Utatlán, donde los sacrificaban sacándoles el corazón
o asaeteándolos contra un árbol.166 Y esto no sólo lo hacían con sus
enemigos: cuando los ilocab, confederados de los quichés, fracasaron
en un intento por apoderarse del reino, los quichés hicieron cautivos
y los sacrificaron.167
Los vasallos tomados en guerra no eran sacrificados inmediatamen-
te, sino que se los convertía en servidumbre. Las Casas explica 1611 que
caían en la misma servidumbre que los cautivos ciertas personas cas-
tigadas por crímenes serios, o que eran vendidas: "el que más podía o
más ruindades sabía y astucia tenía, vendía al otro si hallaba quien
se lo comprase". Había varios nombres para las personas en esa clase
de servidumbre. Los cautivos presos en guerra se llamaban inunil, "es-
clavo, cautivo, preso".169 Las crónicas documentan su llegada a las
cabeceras de los rcinos.170 Los hacían criados y mandaderos doniés-
ticos ("golosos, criados").171 El nombre rnunil comprendía la idea
de trabajo, pero también la de ser "inobedientes, no hacer caso".172
Aparentemente, los esclavos de esta clase no siempre eran obedientes.
Otras palabras para esclavo eran tz'i', "perro", alabitz, "muchacho
de collar", y uÍnakitz, "persona de collar".173 Es probable que con-
sideraran al esclavo igual al perro por usarse los dos corno víctimas

163 Vico s. f.; Sáenz 1940.


164 Las Casas 1958: 153 ss.
165 Cfr. Sáenz 1940.
166 Villacorta 1962: 246-250, 311, 343-344, 348-349.
167 Op. cit.: 328-329.
168 Las Casas 1958: 344-345, 356.
169 Viro s. f.
170 V. gr. Villacorta 1962: 328-329.
171 Sáenz 1940.
172 Vico s. f.
173 Vico s. f.; Sáenz 1940; Coto s. f.

270
sacrificiales. Los "muchachos de collar" eran esclavos "nacidos en
casa" de señores. Tendrían un collar especial (itz) que denotaba
su bajo estado. Los diccionarios tienen palabras derivadas de alabitz
y winakitz para designar a sus esposas, quienes también eran esclavas.
Es posible que estos esclavos hayan sido personas originalmente caídas
en la servidumbre por crímenes o mediante venta. Así, winakitz, "per-
sona de collar", también designaba al "hombre de baja condición".
tal vez susceptible de ser vendido como esclavo o casarse con es-
clava.174
Las personas de este tipo (los t_>'i', munil, alabitz, winakitz) eran
los esclavos que, según Las Casas, trabajaban en las casas de los
señores. Nos informa el trismo autor 175 que los señores podían tener
relaciones sexuales con sus esclavas , pero los hijos de esas uniones no
eran señores. Sin embargo, algunos de ellos competían por posiciones
de señorío, y a veces las lograban.176 En contraste, era un crimen serio
que un esclavo tuviera relaciones con una señora, y como pena lo
mataban ahogándolo.
Los vasallos podían ayuntarse con esclavas, pero los hijos que re-
sultaran eran esclavos. Los esclavos también podían casarse, aunque
la fornicación o el adulterio entre ellos estaban prohibidos. La esclava
adúltera era llevada fuera del pueblo, donde la mataban quebrándole
la cabeza con piedras.177 Parece que este castigo servía para purificar
a todo el pueblo.178
Los esclavos también se usaban como ofrendas en sacrificio. Había
un comercio de esclavos para proveer las víctimas requeridas en el ciclo
de ceremonias y crisis especiales. Se sacrificaban esclavos en el entie-
rro de los señores, para que continuaran sus servicios en el otro
rnundo.179 En las grandes fiestas, los esclavos que habían de sacrificar
andaban sueltos por el pueblo comiendo en las varias casas, para
ser recogidos otra vez antes del sacrificio. Los llevaban agarrados del
pelo a que los sacrificaran sacándoles el corazón. Es probable que los
cautivos señores (teleche, canal fueran los únicos cuya carne se
comía 110 y cuyas cabezas empalaban en el tzumpan.1li

174 Sáenz 1940.


175 Las Casas 19,58: 344 ss.
176 Cfr. Recinos 1957: 162 ss.
177 Las Casas 1958: 358.
178 López Medel s. f.: 235.
179 Las Casas 1958: 362.
180 O p. cit.: 152.
181 Ms. de Totonicapán.

271
Proceso dinámico

La descripción recién' presentada de la estratificación quicheana es


demasiado estática. En realidad, la situación fue muy dinámica desde
la formación del reino quiché hasta la conquista. Para ilustrar ese
dinamismo se presenta un suceso histórico que ejemplifica bien el
proceso dentro de los reinos quicheanos.182 El relato proviene de los
cakchiqueles, quienes, después de haber sido aliados de los quichés,
se volvieron sus enemigos. Se trata de una rebelión contra el rey
Quik'ab, a mediados del siglo xv. La descripción del suceso que nos
dejaron los cakchiqueles parece escrita por un observador ajeno, par-
cialinente neutral, y revela la estructura social de los quichés en la
capital de su reino. La cita que sigue es mi propia traducción del
texto de los Anales de las cakchiqueles, usando el texto cakchiquel
publicado por Villacorta.183 He prestado atención especial a los tér-
minos que se refieren a los sectores y estratos sociales de los quichés.

Entonces, principió la disputa del pueblo quiché (queche u,i-


nak) contra el señor Quik'ab. En verdad el barrio (chinamital)
del señor (ajaw) se agitó por la disputa. Así, se terminó el ba-
rrio del señor de entre los siervos (nimak achi) , los que le
sostienen . El pueblo quiché no quiso prometer ser vasallos (al,
c'ajol), y deseó andar libremente por los caminos. Pero el señor
no quiso conceder eso. Se disgustaron porque el señor tuvo los
siervos, y no les dio los extranjeros (jitol) a ellos. Así, se fue
el pueblo quiché en contra del señor y, en verdad, se apagó
su poder.
Dos de los hijos del señor llegaron a ser poderosos. Uno se
llamaba Tata yac ("padre gato de monte") , y el otro A j Itza
("el de los Itza"). Otros dos se llamaron Chituy ("los de pie-
les") y Quejnay ("casa de venado"). Ciertamente eran hijos
de señores. Luego el pueblo quiché se juntó para conferenciar.
Los hijos lo habían vuelto en contra del señor, que no le diera
voto. Se disgustaron por los siervos que tenía. Así, se fueron
en contra del señor por causa de los hijos. También los dos hijos
llamados Tata yac y Aj ltza sintieron rencor de su padre
porque codiciaron su señorío (ra jawarem) . Desearon el jade,
los metales, los esclavos ( ralabil ) , y el pueblo (winak) de su
padre.
Luego, el pueblo quiché se reunió para tomar consejo contra
los siervos, los que sostienen al señor. Mataron a todos los del
182 Carrasco 1967a: 264.
183 Villacorta 1934: 230-232.

272
primer rango de los siervos del señor. Los nombres de los seño-
res (cajawal) de los siervos son Jerech (¿"dependiente"?),
Takunun ("mandatario"), Ixjutzuy ("tostador en el comal"),
Ewentac ("el que cubre la puerta"), Azacot (náhuatl, azacatl
"paja gorda"), Camachal ("el que trae agua"). En verdad, los
vasallos de cada grupo (ch'ob) de rey (ajpop) se juntaron en
consejo. Decidieron no matar al señor, pero los soldados (achi-
ja) entraron en las casas de los reyes y los mataron. Pero no
estuvo allí el señor, porque estuvo en el alto centro fortificado
(tinamit ) de Panpetak ("en la entrada"). Los soldados quisie-
ron matar al señor también, pero por orden de sus hijos su
casa en Panpetak estaba bien guardada. Así, fue vencido el se-
ñor Quik'ab por los soldados. Por lo tanto, salieron de allí los
soldados xajil ("bailadores") del rey, acabaron muertos.
Después el señor dispuso entregarle a los soldados las joyas
y los metales. Les dio a los soldados sus señoríos y sus reinados
(cajpopol), su poder (k'ak'al) y majestad (tepewal). Se puso
agrio el corazón del señor Quik'ab por el mal (itzel) que le
habían hecho sus hijos, los dos llamados Tata yac y Aj Itza. Por
lo tanto, se apoderaron del poder y del señorío los soldados en
muchas parcialidades (amak'). Les dieron a los trece reinados
(ajpopo) sus residencias (warabal) delante de las parcialidades.
Así, los siervos fueron la raíz de la disputa. El poder del
Quiché allí con Quik'ab se apagó. Se apoderó del poder sobre
las parcialidades antiguamente. Desde entonces, por causa de los
soldados, el pueblo y los vasallos han dejado de obedecer al
señor.
En este pasaje tan revelador hay varios puntos básicos que deben
notarse en cuanto a la estratificación quicheana y su dinamismo.
Primero, confirma que reconocían los estratos sociales ya mencio-
nados: los señores ( ajawab ), los vasallos ( al, c'ajol ), y los esclavos
(alabil). Hace una distinción clara entre los hijos rebeldes que
eran señores por haber nacido de señores ( ajawab ), y los demás
amotinados que sólo eran vasallos. Los esclavos se presentan como
propiedad del señor , parecidos a las joyas, los metales, etc., que
poseía.
Segundo, el relato destaca la importancia de las capas de siervos
(nimak achi ) y soldados ( achijab ). Los siervos forman una parte
del barrio del rey, y tienen sus propios jefes ( cajawal ). Son ellos, los
siervos, quienes sostienen ( tzukul ) al rey. Son el objeto de un ataque
militar, pierden muchas vidas y bajan de posición social.
Los soldados forman el brazo militante de los vasallos , quienes están
disgustados con sus obligaciones . Se les presenta como un grupo vio-

273

ESTRATIFICACIÓN SOCIAL.-18
lento que ambiciona elevar su nivel social. Parece que se sintieron
bastante orgullosos al obtener los nuevos privilegios, porque después
del motín descrito maltrataron a una mujer cakchiquel e incitaron
una guerra contra los cakchiqueles.184 Es notable que un grupo de
soldados cakchiqueles residentes en Utatlán (los xajil) haya perma-
necido leal al rey durante la sublevación. Sin duda esto tuvo mucho
que ver con la guerra contra los cakchiqueles que estalló un poco
l
después.
Tercero, el caso revela un hondo conflicto entre los vasallos y los
señores a causa de los siervos de estos últimos. Parece que los vasa-
llos resentían la obligación de dar servicios cuando los señores tenían
otros siervos que muy bien podían prestarlos. En el calor del motín,
renegaron de su "voto" de vasallaje. También resentían el control
que ejercían los señores sobre sus movimientos. En parte esa querella
había nacido del hecho de que los siervos venían y salían, mandados
por los señores como cargadores y tratantes.
Fue un conflicto derivado de las conquistas y el desarrollo de la
sociedad quicheana. Los señores se enriquecieron y aumentó el número
de sus siervos y sus privilegios. Al mismo tiempo, los soldados y
vasallos se habían distinguido en la guerra y ampliaron su visión del
mundo en las expediciones militares. El motín tuvo implicaciones
netamente revolucionarias. Los soldados pretendían nada menos que
el nivel más alto de señores, y la esclavitud de los siervos. Al fin, se
contentaron con títulos del segundo nivel, con las señales ornamen-
tales de ellos, un descenso en posición social de los siervos y una
disminución de los servicios obligatorios para los vasallos en general.
Cuarto, la dirección de la sublevación vino de entre los mismos
señores, de los hijos del rey. Tal como lo describe Gluckman para
los reinos del África Oriepta1,185 la acción de estos príncipes era
rebelde pero no revolucionaria. No se opusieron a la estructura
estratificatoria sino que desearon beneficiarse personalmente del
sistema. Es interesante notar que, como en África, los hijos rebel-
des se relacionaban por la matrilínea con grupos autóctonos. Tata yac
se relacionaría con su madre con los mam de Quezaltenango,186 Aj
Itza con los itzá de la laguna del Petén,187 y Chituy y Quejnay con
los autóctonos del área del actual pueblo de Chinique.188 Sin duda

'84 Villacorta 1934: 232.


185 Gluckman 1965.
186 Recinos 1957: 75.
187 Op. cit.: 105.
188 Villacorta 1934: 202, Carmack, Fox y Stewart 1974.

274
alguna se apoyaron en sus parientes matrilineales en su rebelión
contra el rey.
Quinto, se ven claramente formas de asentamiento que correspon-
dían a los distintos niveles de la estratificación social . Los señores
vivían en los centros fortificados. Los soldados lograron nuevas resi-
dencias frente a las parcialidades , tal vez cerca de la entrada de los
centros fortificados. Los siervos residían en sus zonas cercadas (chi-
narnital ), desde donde podían servir a sus señores . Los nombres de
siervos mencionados en el pasaje ("mandatarios", "guardapuertas",
etcétera ) sugieren que daban servicios constantes , y que no estaban
muy lejos de los $eñores. Tal vez los soldados entraran en las mismas
zonas en que vivían esos siervos.

Conclusiones

Para concluir, volveremos a considerar las preguntas planteadas en


la introducción al ensayo. Dentro de la perspectiva de otras socieda-
des mesoamericanas , ¿ cuál es la conclusión en cuanto a la estratifica-
ción quicheana?
Los quicheanos tenían una estratificación bien definida y honda.
Sin embargo , se organizaban en grupos unilineales de parentesco, con
afiliaciones exclusivas en cuanto a los estratos sociales. No hay evi-
dencia de un fuerte desarrollo del parentesco cognático, al contrario
de lo que se halla en México . Sin embargo , la importancia cre-
ciente de los barrios indica que la territorialidad aumentaba en
importancia social . En cierto sentido , se puede considerar que la
tendencia territorial llevaba a los quicheanos en una dirección cog-
nática.
Se distingue una función conservadora en la estratificación qui-
cheana , igual que en otras sociedades mesoamericanas . Un grupo
la usaba para dominar y explotar a otro: los señores explotaban
a los vasallos y esclavos . Los aparatos políticos , que hemos llamado
"reinos", se revelan como instrumentos del estrato dominante para
llevar a cabo su explotación . Es decir , a las desigualdades creadas
dentro de las relaciones de parentesco y vasallaje, habían añadido
la autoridad del sistema legal estatal . Varias sociedades mesoameri-
canas habían alcanzado ese mismo desarrollo , otras no.
A través del estudio del simbolismo asociado con la estratificación
quicheana se comprobó que la religión funcionaba juntamente con
el Estado para mantener las desigualdades . Se ve especialmente por

275
la tendencia a divinizar a los señores , pero también por la manera
en que las creencias de los vasallos los condicionaban a su estrato
inferior (por ejemplo, por ligarlos con "dios mundo" y el trabajo
agrícola ). Los mesoamericanistas no han estudiado suficientemente
esta relación entre la estratificación y la religión.
La estratificación quicheana era bastante dinámica, especialmente
a causa de una capa militar de vasallos . Por su autoridad entre los
vasallos, su experiencia en la guerra y destreza en el uso de las armas
lograron un poder suficiente para desafiar a los señores . Los señores
eran vulnerables en parte por las divisiones que había en su estrato:
el sistema de señoríos no había sido totalmente asimilado por el Es-
tado centralizante . Los terrazgueros o "siervos ", como se les llama
en este ensayo, eran otro elemento dinámico en la sociedad quichea-
na. Hay evidencia de que habían alcanzado en ciertos casos un nivel
de vida mejor que el de los vasallos y esto constituía otra fuerza
para el cambio . Un proceso dinámico similar se ha descrito acerca
de otras sociedades mesoamericanas , especialmente de los aztecas.
La esclavitud estaba bien institucionalizada entre los quicheanos, y
los esclavos formaban su propio estamento . Sin embargo , la esclavitud
debe verse como un proceso complicado . Se han señalado los pasos
por los cuales una persona pasaba de cautivo en guerra a sirviente
doméstico y procreaba nuevos esclavos. Los esclavos propiamente
dichos servían especialmente en trabajos domésticos y como víctimas
sacrificiales para las ceremonias . Generalmente , en toda Mesoamé-
rica eran de menos importancia económica que los vasallos y terraz-
gueros.
Hay otras posibles conclusiones, pero tal vez ya se ha generalizado
más de lo que los datos merecen. Después de todo, los estudios qui-
cheanos apenas han comenzado . Esta primera mirada a la cuestión de
la estratificación promete que tales estudios pueden aportar puntos
de vista muy interesantes para comprender las antiguas sociedades de
México y Centroamérica.

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