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LA ACCION DE REVISION

(Sistema Penal Acusatorio)


Ley 906 de 2004

La acción de revisión como la denomina la jurisdicción penal, es una herramienta de carácter excepcional,
con la cual se busca el socavamiento de la cosa juzgada frente a la injusticia material.

Mientras en el recurso de casación se permite discutir respecto del trámite procesal, o lo relacionado con las
garantías que amparan a las partes, o sobre los fundamentos de hecho de la sentencia de segunda instancia
que no se encuentra ejecutoriada, como lo ha dicho La Corte; la acción de revisión tiene por objeto la
sentencia que ha hecho tránsito a cosa juzgada, con la finalidad de corregir el error judicial, originado en
causas que no se conocieron durante el desarrollo de la actuación, conforme a las causales que prevé la ley.

No es posible mediante este mecanismo, pretender derruir la inmutabilidad de la cosa juzgada, acudiendo a
exponer nulidades, cuando estos reparos son propios de las instancias, más no sustento de la acción de
revisión. (Rad. 110012204000200802195 00 de 2008 T.S. de Bogotá). No existe una causal para exponer
nulidades, como sí la consagra el recurso de casación.

No es una instancia más ni un medio para continuar el debate adelantado en ellas; “sino un procedimiento
de excepción; no es la continuación del proceso ya fenecido con la res iudicata, sino que es, en rigor jurídico,
como en añejo pronunciamiento lo dijera la Corte, un proceso extraordinario sobre el proceso mismo...”
(CSJ., Cas. Penal Proc. 23026 de 2006).

Las causales de revisión, son taxativas, no es permitido invocar fuera de ellas ninguna para la viabilidad de
esta acción extraordinaria, igualmente, son autónomas, no hay principales ni subsidiarias; que al ser
invocadas varias, cada una tiene su propio campo de sustentación y que por ello, los pilares en que una se
levanta para su demostración, son exclusivos de ella y no puede serlo de otra.

La acción de revisión, en cuanto a su procedencia, la contempla el art. 192 de la Ley 906 de 2004, indicando,
que es viable contra las sentencias ejecutoriadas, en los siguientes casos (lo que en otros términos se
denominan causales):

1. Cuando se haya condenado a dos (2) o más personas por un mismo delito que no hubiese
podido ser cometido sino por una o por un número menor de las sentenciadas.

Frente a la condena por la comisión de un delito, son dos las vertientes que se encuentran en esta causal: a-
Que este no hubiese podido ser cometido sino por una persona; b- Que tal delito se hubiese cometido por un
número menor de personas contra las que se produjo el fallo condenatorio.

Hay que enfocar la acción, en cualquiera de las dos hipótesis, según el caso, pues no es procedente invocar
la dos al unísono; de lo contrario sería abandonarla, desbordando el marco de la misma y generando la
improsperidad.

Al impugnar con sustento en esta causal, no deben traerse debates propios de instancia enunciando de nuevo
polémicas probatorias o jurídicas ya definidas en ellas; por ejemplo, cuando se impugnó aduciendo que quien
fue condenado no era coautor, por no haber participado en la riña que terminó con la vida de la víctima, con
base en una valoración particular de las normas y los hechos, asunto a controvertir en las respectivas
instancias o en casación (CSJ., Cas. Penal Proc. 22951 de 2004) ; desviándose del sentir de esta causal
primera.

En otro evento, la Corte desestimó el planteamiento dentro de esta causal, indicando que habiendo sido
varios los condenados por los delitos de homicidio agravado y porte ilegal de arma de fuego de defensa
personal, el recurrente (para el caso), lo fue por coautoría impropia, y considerando que esta conlleva un plan
común, dominio colectivo del suceso, distribución de funciones; que además, la forma de participación por la
que fue condenado, admite un número plural de personas en la comisión delictiva, no es trascendente quién
segó la vida a la víctima, por cuanto todos han de responder por las conductas punibles que se cometan .
(CSJ., Cas. Penal Proc. 31243 de 2009).

Reiterando, como son dos la hipótesis, cualquiera que sea la que se exponga, se debe entrar a probarla,
demostrando que la sentencia es incoherente, que de acuerdo a los hechos que se probaron, solamente una
persona o un número menor de las que fueron condenadas, podían haber llevado a cabo el punible, más no
a discrepar de la valoración probatoria realizada por el juez en la sentencia. (CSJ., Cas. Penal Proc. 18557 de
2003).

2. Cuando se hubiere dictado sentencia condenatoria en proceso que no podía iniciarse o


proseguirse por prescripción de la acción, por falta de querella o petición válidamente formulada, o
por cualquier otra causal de extinción de la acción penal .

Al ponerse de presente esta causal, es el exponer la notoriedad del contenido injusto de la sentencia, en la
confrontación fáctica procesal con la norma de carácter legal. Ha de saltar a la vista, sin mayor esfuerzo, en
tal cotejo tal falencia. (CSJ., Cas. Penal Proc. 29512 de 2008).

Como son varios los caminos que señala la causal, para ser invocada, no puede por tanto, hacerse de
manera general, es imprescindible, indicar cuál de tales eventos es el sustento de la impugnación. (CSJ., Cas.
Penal, Proc. 22951 de 2004).

Son entonces las hipótesis dentro de esta causal:

a- Que la acción no podía iniciarse o proseguirse por prescripción de la acción.

“La prescripción es una de las causales de extinción de la acción penal, esto es, de la potestad punitiva del
Estado, para investigar, juzgar y sancionar los delitos, por su falta de ejercicio en un determinado tiempo
establecido por el legislador. En consecuencia, es una institución jurídica que delimita en el tiempo dicha
potestad”. (C. Const. Sent. C-229 de 2008).

La extinción de la acción penal por presencia de la prescripción, a más de limitar la potestad en cabeza del
estado de sancionar, se deviene en favorecimiento a quien se le sindica de la comisión de una conducta
punible, brindándole la seguridad que a futuro, no será objeto de investigación, juzgamiento ni sanción en su
contra en razón de tal comportamiento.

El art. 83 del C.P. señala que la acción penal prescribe en un tiempo igual al máximo de la pena fijada en la
ley, si fuere privativa de la libertad, pero que en ningún caso podrá ser inferior a 5 años ni excederá de 20.

Como excepción al término anterior, el inciso 2º modificado por la ley 1426 de 2010, consagra, que cuando la
conducta punible sea genocidio, desaparición forzada, tortura, homicidio de miembro de una organización
sindical legalmente reconocida, homicidio de defensor de Derechos Humanos, homicidio de periodista y
desplazamiento forzado, será de 30 años.

La ley 1154 de 2007, adicionó al art. 83 del C.P., un inciso, en el cual se establece, que si se trata de delitos
contra libertad, integridad y formación sexuales, o el delito que consagra el art. 237 (Incesto), cometidos en
menores de edad, la acción prescribe en 20 años, a partir del momento en que la víctima alcance la mayoría
de edad.
Para este efecto, se indica al final del artículo 83, se tendrán en cuenta las causales sustanciales
modificadoras de la punibilidad.

En tratándose de servidor público, siempre y cuando se encuentre en ejercicio de sus funciones, de su cargo
o con ocasión de ellos (aspecto a resaltar), realice una conducta punible o participe en ella, el término de
prescripción se aumentará en una tercera parte.

En lo relacionado con la iniciación del término de la prescripción de la acción, el art. 84 del C.P. tiene, que
cuando se trata de “conductas punibles de ejecución instantánea el término de prescripción de la acción
comenzará a correr desde el día de su consumación.

En las conductas punibles de ejecución permanente o en las que solo alcancen el grado de tentativa, el
término comenzará a correr desde la perpetración del último acto.
En las conductas punibles omisivas el término comenzará a correr cuando haya cesado el deber de actuar.

Cuando fueren varias las conductas punibles investigadas y juzgadas en un mismo proceso, el término de
prescripción correrá independientemente para cada una de ellas”.

No llena las expectativas, limitarse a indicar que la acción no podía iniciarse o proseguirse por prescripción
de la acción; porque es exigencia imposible de desconocer, que mediante un desarrollo lógico, se debe
aportar el sustento en los campos fáctico, jurídico y probatorio, que muestre que se ha presentado tal evento.
(T.S. de Bogotá rad. 11001 22 04000 2007 02314 00 De 2008 ).

b- Por falta de querella o petición válidamente formulada.

La querella es condición de procedibilidad de la acción penal, interpuesta únicamente por quien está
legitimado para poner en acción el aparato judicial del estado. Es una excepción a la obligación estatal de
iniciar de oficio la investigación de las conductas punibles. (C. Const. Sent. C-425 de 2008).

Al respecto el art. 74 de la Ley 906 de2004, modificado por el artículo 4 de la Ley 1142 de 2007, establece
que para iniciar la acción penal será necesario querella (excepto si el sujeto pasivo es menor de edad o en
caso de captura en flagrancia) en los siguientes delitos:
“1. Aquellos que de conformidad con el Código Penal no tienen señalada pena privativa de la libertad.
2. Inducción o ayuda al suicidio (C. P. artículo 107); lesiones personales sin secuelas que produjeren
incapacidad para trabajar o enfermedad que supere treinta (30) días sin exceder de sesenta (60) días (C. P.
artículo 112 incisos 1o y 2o); lesiones personales con deformidad física transitoria (C. P. artículo 113 inciso 1o);
lesiones personales con perturbación funcional transitoria (C. P. artículo 114 inciso 1o); parto o aborto
preterintencional (C. P. artículo 118); lesiones personales culposas que produjeren incapacidad para trabajar
o enfermedad que supere treinta (30) días (C. P. artículo 120); injuria (C. P. artículo 220); calumnia (C. P.
artículo 221); injuria y calumnia indirecta (C. P. artículo 222); injuria por vías de hecho (C. P. artículo 226);
injurias recíprocas (C. P. artículo 227); maltrato mediante restricción a la libertad física (C. P. artículo 230);
malversación y dilapidación de los bienes de familiares (C. P. artículo 236); hurto simple de cuantía superior a
diez (10) salarios mínimos mensuales legales vigentes y que no exceda de ciento cincuenta (150) salarios
mínimos mensuales legales vigentes (C. P. artículo 239); alteración, desfiguración y suplantación de marcas
de ganado (C. P. artículo 243); estafa de cuantía superior a diez (10) salarios mínimos mensuales legales
vigentes y que no exceda de ciento cincuenta (150) salarios mínimos mensuales legales vigentes (C. P.
artículo 246); emisión y transferencia ilegal de cheques de cuantía superior a diez (10) salarios mínimos
mensuales legales vigentes (C. P. artículo 248); abuso de confianza de cuantía superior a diez (10) salarios
mínimos mensuales legales vigentes (C. P. artículo 249); aprovechamiento de error ajeno o caso fortuito de
cuantía superior a diez (10) salarios mínimos mensuales legales vigentes (C. P. artículo 252); alzamiento de
bienes de cuantía superior a diez (10) salarios mínimos mensuales legales vigentes (C. P. artículo 253);
disposición de bien propio gravado con prenda de cuantía superior a diez (10) salarios mínimos mensuales
legales vigentes (C. P. artículo 255); malversación y dilapidación de bienes (C. P. artículo 259); usurpación de
tierras (C. P. artículo 261); usurpación de aguas (C. P. artículo 262); invasión de tierras o edificios (C. P.
artículo 263); daño en bien ajeno de cuantía superior a diez (10) salarios mínimos mensuales legales vigentes
(C. P. artículo 265); falsa autoacusación (C. P. artículo 437); infidelidad a los deberes profesionales (C.P.
artículo 445)”.

Por su parte el art. 75 del mismo estatuto procesal, refiere de la petición especial del procurador General de
La Nación, sobre los siguientes presupuestos: a- Que el delito sea cometido en el extranjero; b- Que no
hubiere sido juzgado; c- El sujeto activo se encuentre en Colombia; d- Se cumplan estos otros requisitos: 1o.
Si se ha cometido por nacional colombiano, cuando la ley colombiana lo reprima con pena privativa de la
libertad cuyo mínimo no sea inferior a dos (2) años.
2o. Si se ha cometido por extranjero, cuando sea perjudicado el Estado o nacional colombiano y tenga
prevista pena privativa de la libertad cuyo mínimo no sea inferior a dos (2) años.

3o. Si se ha cometido por extranjero, cuando sea perjudicado otro extranjero, se hubiese señalado pena
privativa de la libertad cuyo mínimo sea superior a tres (3) años, no se trate de delito político y no sea
concedida la extradición.

4o. En los delitos por violación de inmunidad diplomática y ofensa a diplomáticos.

c- Por cualquier otra causal de extinción de la acción penal.

El art. 82 del C.P., señala frente a este punto que son causales de extinción de la acción penal:

“1. La muerte del procesado.


2. El desistimiento.
3. La amnistía propia.
4. La prescripción.
5. La oblación.
6. El pago en los casos previstos en la ley.
7. La indemnización integral en los casos previstos en la ley.
8. La retractación en los casos previstos en la ley.
9. Las demás que consagre la ley”.

Con la extinción de la acción penal se busca la extinción del proceso con efectos de cosa juzgada definitiva,
exigiéndose, que se verifique la ocurrencia de hecho a través de una valoración cuidadosa.

Respecto de estas causales, en ocasiones, no es fácil determinar el momento para iniciar a contabilizar el
término de prescripción, por ejemplo, constatar la muerte del indiciado en casos de muerte presunta,
desaparición forzada, suplantación de cadáver; dificultad acerca de la fecha exacta de la consumación del
delito, antes de que se formule la imputación; en los delitos continuados ausencia de claridad de cuándo tuvo
lugar la perpetración del último acto, etc., entre otros ejemplos como lo ha señalado el Tribunal Constitucional.
(C. Const. Sent. C-591 de 2005).
3. Cuando después de la sentencia condenatoria aparezcan hechos nuevos o surjan pruebas no
conocidas al tiempo de los debates, que establezcan la inocencia del condenado, o su
inimputabilidad.

Tenemos como presupuestos en esta causal de revisión: a- Que se haya proferido sentencia condenatoria y
que se halle en firme; b- La presencia de hechos nuevos o pruebas no conocidas al tiempo de los debates; c--
Que de ellas se desprenda la inocencia del condenado o su inimputabilidad.
Frente a la prueba, la Ley 906 de 2004, es enfática al indicar, que se ha de tener por tal la producida o
incorporada en forma pública, oral, concentrada, y sujeta a confrontación y contradicción ante el juez de
conocimiento; que igualmente, bajo ninguna circunstancia habrá comisión para su práctica; que de manera
excepcional, se tendrá como prueba la producida o incorporada de manera anticipada siempre y cuando llene
los requisitos exigidos por la normatividad para tal caso, entre otros, como es el de haberse adelantado ante
Juez de garantías.

Al decir prueba nueva, se debe entender como todo instrumento o mecanismo probatorio que no fue
incorporado al proceso, independiente de la causa de ello; mientras que si se dice hecho nuevo, son dos
hipótesis las que se dan: La primera, cuando se está indicando una nueva situación de carácter fáctico que
no se conoció en las instancias; la segunda, cuando se trata de una situación fáctica conocida, pero es una
variante sustancial de la misma, que tenga capacidad modificatoria en cuanto a lo resuelto en el fallo que se
solicita se revise.

Frente a lo que debe entenderse por prueba nueva, ha manifestado la Corte: “En el marco de esta nueva
conceptualización surge la pregunta de si la prueba nueva que se requiere aportar en revisión para la
demostración de la causal tercera, debe cumplir las condiciones que vienen de ser especificadas, es decir,
haber sido debatida en un juicio oral ante el juez de conocimiento, o en audiencia preliminar ante un juez de
garantías, o si basta para el logro de este propósito la aportación de elementos de convicción de carácter
distinto.
La respuesta a este interrogante impone distinguir dos situaciones, (i) la prueba requerida para promover la
acción, y (ii) la exigida para la demostración de la causal.
4. Para el primer propósito es posible utilizar cualquiera de los medios cognoscitivos permitidos por el
código en las fases de la indagación e investigación, y también, los que hayan adquirido la entidad de prueba
en los términos exigidos por la nueva normatividad, es decir, los que hayan sido aportados y debatidos en el
desarrollo de un juicio oral.
Para el segundo, sólo son válidos los practicados y controvertidos ante el juez de revisión, en la audiencia del
juicio rescindente prevista por el artículo 195 del Código , y por excepción, las que tienen la condición de
prueba anticipada, en los casos taxativamente autorizados por el artículo 284 del código.

5. En el grupo de los medios cognoscitivos propios de las fases de indagación e investigación el código
incluye cinco categorías: (i) los elementos materiales probatorios y evidencia física, (ii) la información, (iii) el
interrogatorio a indiciado, (iv) la aceptación del imputado, y (v) la prueba anticipada , siendo en principio
cualquiera de ellos apto para promover la acción de revisión, siempre y cuando cumplan las condiciones de
licitud, legalidad y autenticidad requeridas para su admisión .

6. Por elementos materiales probatorios y evidencia física el código entiende los relacionados en el artículo
275, y los similares a ellos que hayan sido descubiertos, recogidos y custodiados por la fiscalía directamente,
o por conducto de sus servidores de policía judicial o de peritos del Instituto de Medicina Legal y Ciencias
Forenses, o de laboratorios aceptados oficialmente; y los obtenidos por la defensa en ejercicio de las
facultades consagradas en los artículos 267, 268, 271 y 272 ejusdem.
(…)
7. La información comprende los denominados informes de investigador de campo y de investigador de
laboratorios, conocidos también como informes policiales e informes periciales, de que tratan los artículos
209 y 210 del código, y toda fuente de información legalmente obtenida que no tenga cabida en la definición
de elemento material probatorio y evidencia física, como las entrevistas realizadas por policía judicial, las
exposiciones tomadas por la fiscalía (artículo 347) y las declaraciones juradas rendidas ante los Alcaldes, los
Inspectores de Policía o los Notarios Públicos, a instancias de la defensa (artículo 272).
8. El interrogatorio a indiciado, la aceptación del imputado y la prueba anticipada, no suscitan dificultades
en su comprensión, en cuanto aparecen claramente definidos y regulados en los artículos 282, 283 y 284,
siendo suficiente, para su aducción y apreciación en sede de revisión, que formalmente cumplan las reglas de
producción exigidas por el código para alcanzar la condición de elemento cognoscitivo legalmente válido.
Aunque cualquiera de las categorías comprendidas dentro del concepto de medios cognoscitivos es
teóricamente apta para promover la acción de revisión, en tratándose de elementos de juicio como
declaraciones o entrevistas, es importante que hayan sido recaudadas o ratificadas bajo juramento ante las
autoridades autorizadas por el Código, con el fin de que sus fuentes adquieran vinculación legal con los
compromisos de verdad y lealtad procesal, y que la pretensión se torne sumariamente seria.

9. Variantes en los conceptos de prueba nueva y hecho nuevo.


La jurisprudencia de la Corte ha entendido tradicionalmente por prueba nueva todo instrumento o
mecanismo probatorio que por cualquier causa no se incorporó al proceso. Y por hecho nuevo toda
situación fáctica no conocida en las instancias, o toda variante sustancial de una situación fáctica conocida,
que tengan la virtualidad de desvirtuar o dejar en entredicho la verdad declarada en el fallo.
Frente al nuevo modelo de enjuiciamiento penal, estos conceptos, en su sustancialidad básica, se mantienen,
pero en atención a la facultad que tienen las partes que intervienen en el adelantamiento del proceso
instancial de descubrir selectivamente los medios probatorios que pretenden hacer valer en el juicio oral,
surge un requerimiento adicional a la exigencia de que la prueba no haya sido debatida en el juicio: que el
accionante no haya tenido conocimiento de su existencia, o que teniéndola, no haya estado en condiciones
de aportarla.
Si la parte ha conocido la prueba, pero por razones estratégicas o de cualquier otro tipo decide
voluntariamente renunciar a su descubrimiento y debate en la audiencia del juicio oral, no tendrá la
connotación de nueva, porque lo nuevo para la estructuración de la causal tercera de revisión será
únicamente aquello de lo cual no se ha tenido conocimiento que existe, o que se sabe que existe pero que no
fue posible aducir al proceso.

Esta exigencia, además de consultar la dinámica del nuevo modelo de enjuiciamiento penal, que otorga a los
protagonistas del proceso autonomía en el manejo de la prueba, reafirma el carácter de acción de la
revisión, cuya caracterización impide tener los juicios rescindente y rescisorio como una prolongación del
proceso instancial, donde sea válido reabrir espacios de discusión probatoria ya superados”. ( CSJ., Cas.
Penal Proc. 29626 de 2008).

En cuanto al hecho de que se esté frente a un proceso que termina de manera anticipada por aceptaciones o
negociaciones, en principio no tendrán cabida para acudir a esta causal; sin embargo, ha dicho la Corte que,
a pesar de que aquellas sean manifestaciones voluntarias, es posible encontrar razones para allanarle el
sendero a la causal, en casos en que “ el implicado que acepta los cargos crea que cometió el hecho no
habiéndolo ejecutado, o que reconozca que es responsable a sabiendas de no serlo, o que lo haga en
condición de imputable siendo inimputable, hipótesis en las cuales la decisión adoptada en el fallo
contendrá, a no dudarlo, un error in iudicando de carácter histórico, generador de una declaración de
verdad que contradice el valor justicia”. (CSJ., Cas. Penal Proc. 29626 de 2008).

Además, es de vital importancia, que el elemento nuevo sobre el que se levanta el anuncio de la causal, tenga
el soporte suficiente, la capacidad suficiente para desmoronar por decirlo de alguna manera, los pilares del
fallo condenatorio recurrido, cosa contraria, será la prolongación del debate probatorio de las instancias.

Si se está, por ejemplo, frente a declaraciones o entrevistas, se requiere que hayan sido recaudadas o
ratificadas ante las autoridades que autoriza el código procesal y no otras, pues la finalidad de esta exigencia
es que tales fuentes sustentatorias de la impugnación, estén revestidas de verdad y lealtad procesal, para que
se torne seria la pretensión. (CSJ., Cas. Penal Proc. 30870 de 2009).

Si se trata de soportar la impugnación sobre la retratación del testigo, dice la Corte que no es prueba nueva,
que trae como consecuencia la credibilidad del contenido de la declaración y que para que se le considere, ha
de preexistir sentencia condenatoria por tal hecho, configurándose el falso testimonio, debiendo invocarse
entonces, una causal diferente; ya que dentro del campo de acción de la revisión, no hay espacio para
discernir sobre cuál declaración se ajusta a la verdad. (CSJ., Cas. Penal Proc. 29792 de 2008).
Se acota, que a más de ser novedoso ha de ser idóneo el medio invocado para alcanzar el resultado que
busca el recurrente.

Ya sea el mecanismo probatorio de carácter documental, pericial, testimonial, dice la Corte,


independientemente de la causa por la que no se hay incorporado al proceso, además de novedoso ha de
tener el peso suficiente para que se modifique la condena; es decir, que conocida en su momento por el Juez,
lo hubiese llevado a proferir el fallo en tal sentido. En relación con esta prueba nueva, continúa el Alto
Tribunal, “puede versar sobre evento hasta ahora desconocido (se demuestra que fue otro el autor del
delito) o sobre hecho conocido ya en el proceso (muerte de la víctima, cuando la prueba ex novo demuestra
que el agente actuó en legítima defensa), por manera que puede haber prueba nueva sobre hecho nuevo o
respecto de variantes sustanciales de un hecho procesalmente conocido que conduzca a la inocencia o
irresponsabilidad del procesado”. (CSJ., Cas. Penal Proc. 31189 de 2009).

Como esta causal hace referencia a las sentencias de carácter condenatorio, se precisa, que frente a hechos
o pruebas nuevas, cuando ha sido la sentencia absolutoria, no puede el estado, echar mano de ello, para
procesar nuevamente, ya para condenar o para agravar la pena de quien resultó condenado; lo que implicaría
juzgar dos veces por lo mismo. (C. Const. Sent. C-004 de 2003), siendo esta la regla general.

Finalmente, en lo atinente a la inimputabilidad, el art. 33 del C.P. reza: “Es inimputable quien en el momento
de ejecutar la conducta típica y antijurídica no tuviere la capacidad de comprender su ilicitud o de
determinarse de acuerdo con esa comprensión, por inmadurez sicológica, trastorno mental, diversidad
sociocultural o estados similares”.

4. Cuando después del fallo {absolutorio} en procesos por violaciones de derechos humanos o
infracciones graves al derecho internacional humanitario, se establezca mediante decisión de una
instancia internacional de supervisión y control de derechos humanos, respecto de la cual el
Estado colombiano ha aceptado formalmente la competencia, un incumplimiento protuberante de
las obligaciones del Estado de investigar seria e imparcialmente tales violaciones. En este caso no
será necesario acreditar existencia de hecho nuevo o prueba no conocida al tiempo de los
debates . (Aparte entre corchetes declarado inexequible por la C. Const. mediante Sentencia C-979-05
del 26 de septiembre).

La importancia de esta causal resalta en la presencia de la jurisdicción internacional. Para su configuración se


tiene: a- Que se haya proferido fallo dentro de un proceso por violaciones de derechos humanos o
infracciones graves al derecho internacional humanitario; b- Que haya una decisión de una instancia
internacional de supervisión y control de derechos humanos; c- Que en relación con ella, el Estado
colombiano haya aceptado formalmente su competencia; d- Que exista incumplimiento descarado del estado
de investigar de manera integral e imparcial dichas violaciones; e- Que para alegar esta causal, no es
prerrequisito la existencia de hecho o prueba nueva.

Tiene dicho la Corte, que para avocar el conocimiento bajo el imperio de esta causal, se debe a que
adelantado el juicio por la jurisdicción nacional, su finalidad haya sido la de generar impunidad, sustrayendo a
la persona de responder ante la justicia; caso contrario, si el proceso se adelantó para establecer la verdad
de los hechos, hacer justicia efectiva y garantizar la reparación a las víctimas, por un tribunal independiente e
imparcial, la Corte Penal Internacional, estará impedida de ejercer su jurisdicción, y habrá de declarar que el
asunto es inadmisible, de acuerdo a lo dispuesto en el artículo 20, numerales 1 y 2 del Estatuto. (C. Const.
Sent. C-979 de 2005).

Frente a las conductas objeto de reproche penal cuando no están relacionadas con actos del servicio y hay
exigencia internacional al Estado Colombiano (en este caso siendo el origen no una decisión de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, sino una recomendación del Comité); se reitera en relación con el
fuero militar, su carácter excepcional así como su condición restrictiva; a más de indicar que se abre paso a la
causal 4ª “ ante el incumplimiento flagrante de las obligaciones del estado de investigar seria e
imparcialmente”, la violación a los derechos a la vida, a la integridad física, a las garantías judiciales y a la
protección judicial, así como la vulneración de las normas del Derecho Internacional Humanitario (artículo 3
común de los Convenios de Ginebra)”. (CSJ., Cas. Penal proc. 31195 de 2010).

5. Cuando con posterioridad a la sentencia se demuestre, mediante decisión en firme, que el fallo
fue determinado por un delito del juez o de un tercero.

Tenemos entonces: a- Una decisión que se encuentre en firme; b- Que tal decisión sea concluyente en cuanto
a la responsabilidad delictual en cabeza del juez o de un tercero; c- Que el acto delictual del juez o tercero
tenga incidencia determinante en el fallo.

Para salir airoso en esta causal, se predica, que no es la simple afirmación de la conducta del juez, de un
tercero o de ambos; es prerrequisito el fallo en firme que así lo declare. Es la demostración del hecho típico
como causa de la sentencia motivo de la impugnación. En tal sentido ha dicho la Corte que es exigencia para
el accionante “la demostración, mediante la aducción de una providencia ejecutoriada que así lo declare, que
esa conducta típica tuvo realización, no la simple afirmación de que alguno de ellos, o ambos, la llevaron a
cabo, y que el fallo materia de revisión fue determinado por esa ilicitud (Cfr. Auto de revisión agosto 20/02.
M.P. Arboleda Ripoll. Rad. 19222). (CSJ., Cas. Penal Proc. 20888 de 2003).

En proveído más reciente reitera tal postura, insistiendo en el aporte de las copias de las decisiones judiciales
proferidas luego de la sentencia de la que se busca la revisión, donde se indique la responsabilidad del juez o
tercero, conducta típica, que además ha de tener relación directa en el sentido de el fallo recurrido. (CSJ., Cas.
Penal Proc. 31914 de 2009).

El estatuto penal consagra, respeto del cohecho propio, a manera de ejemplo: “Art. 405. COHECHO PROPIO.
El servidor público que reciba para sí o para otro, dinero u otra utilidad, o acepte promesa remuneratoria,
directa o indirectamente, para retardar u omitir un acto propio de su cargo, o para ejecutar uno contrario a
sus deberes oficiales,…”; reproche que se genera ante la lesión producida a la administración de justicia, por
cuanto es ella el bien jurídico protegido.

6. Cuando se demuestre que el fallo objeto de pedimento de revisión se fundamentó, en todo o en


parte, en prueba falsa fundante para sus conclusiones.

Para traer esta causal como sustento de la impugnación se ha de fundar en la prueba falsa soporte de la
sentencia objeto de revisión, declarada así en fallo ejecutoriado.

Son entonces sus componentes: a- Que el fallo motivo del recurso se halle fundamentado en todo o en parte
en prueba falsa; b- Que haya sentencia que declare la falsedad de dicha prueba; c- Que esta sentencia se
encuentre en firme.

Ha precisado la Corte, que si bien en el texto de esta causal, no se indica de manera precisa, la necesidad de
un fallo ejecutoriado donde se declare la no autenticidad de tal prueba; es únicamente mediante tal proveído
en firme que se puede demostrar la falsedad de esta. (CSJ., Cas. Penal Proc. 26103 de 2008).
No es entrar en argumentaciones de cuestionamiento probatorio, ya se trate de una prueba falsa (llámese
testimonial, documental, pericial); es obligación aportar la decisión ejecutoriada donde se concluya tal evento
como cierto (CJ., Cas. Penal Proc. 31243 de 2009); sin embargo fuerza decir que nada se logra, si la prueba es
falsa, pero otras dejan incólume el fallo primigenio; por ello se indica, que ha de ser prueba soporte del mismo
y no una cualquiera. El salir airoso de la impugnación, radica en cuanto a que la prueba falsa, sea así
declarada mediante sentencia, y que sea la columna vertebral del fallo. (CSJ., Cas. Penal Proc. 31189 de 2009).

No es la acción de revisión el espacio en el cual se discuta sobre la apreciación de pruebas por el Juez, o que
se cataloguen como allegadas irregularmente al proceso, asunto propio del recurso de Casación . (CSJ., Cas.
Penal Proc. 23108 de 2006).

7. Cuando mediante pronunciamiento judicial, la Corte haya cambiado favorablemente el criterio


jurídico que sirvió para sustentar la sentencia condenatoria, tanto respecto de la responsabilidad
como de la punibilidad.

La teoría penal, se encuentra en permanente movimiento; el derecho es dinámico, va adecuándose a nuevas


realidades. Dentro de este marco, la Corte como máximo organismo rector, igualmente va estableciendo
directrices a seguir con sus pronunciamientos, los cuales no por ello permanecen inmutables y pueden variar
en determinado momento.

Cuando esto ocurre, y dicho criterio jurídico, esté relacionado con la responsabilidad o la punibilidad, y
conlleve favorabilidad para quien fue condenado, es viable acudir a este nuevo pronunciamiento para ser
aplicado en el caso concreto. Esto se enmarca dentro del principio de la favorabilidad.

Dos son entonces los fundamentos de esta causal: a- La existencia de un pronunciamiento judicial favorable
en cuanto al criterio que se tuvo para condenar; b- Que dicho pronunciamiento emane de la Corte Suprema
de Justicia, máximo órgano rector, teniendo en cuenta, que una de sus funciones, es unificar la jurisprudencia
(como Tribunal de Casación que es) evitando decisiones de contenido disímiles frente a un mismo asunto.
(CSJ., Cas. Penal Proc. 24099 de 2006).

Para salir avante en la invocación de esta causal, es necesario demostrarla, indicando de una parte el
análisis jurídico sustento del fallo condenatorio con lo expuesto en el nuevo pronunciamiento de la Corte,
respecto del mismo asunto, su criterio diferente y su favorabilidad. (CSJ., Cas. Penal Proc. 20283 de 2003).

Se aclara por la Corte, que el pronunciamiento judicial que se torna favorable, y que soporta esta causal, ha
de estar presente en dos o más decisiones del alto tribunal y no –como lo recalcó- uno proferido por ella y otro
proveniente de la Corte Constitucional, que además, para el caso, fue de inexequibilidad. (CSJ., Cas. Penal
Proc. 25054 de 2007 ).

9. PARÁGRAFO. Lo dispuesto en los numerales 5 y 6 se aplicará también en los casos de


preclusión y sentencia absolutoria.

Finalmente, el parágrafo del art. 192 del C.P.P., hace referencia a que entratándose de casos de preclusión y
sentencia absolutoria, para recurrir en Revisión, se aplicará los numerales 5 (Cuando con posterioridad a la
sentencia-entiéndase preclusión o sentencia absolutoria- se demuestre, mediante decisión en firme, que
el fallo fue determinado por un delito del juez o de un tercero) y 6 (Cuando se demuestre que el fallo objeto
de pedimento de revisión-entiéndase preclusión o sentencia absolutoria- se fundamentó, en todo o en
parte, en prueba falsa fundante para sus conclusiones).

De lo anterior se desprende en esta causal: a- Que medie fallo en que se consigne que la aplicación de la
preclusión fue consecuencia de un delito por parte del juez o un tercero; b- Que se haya proferido fallo donde
se declare que la aplicación de la preclusión o la sentencia absolutoria se fundamentó en todo o en parte en
prueba falsa; c- Que la sentencia que determine tanto la conducta punible del juez o tercero o la falsedad de
la prueba, se encuentre en firme.
Tratándose de la preclusión reza el art. 331 del C.P.P.: “En cualquier momento, {a partir de la formulación
de la imputación} el fiscal solicitará al juez de conocimiento la preclusión, si no existiere mérito para acusar”.
(Aparte entre corchetes declarado inexequible por la C. Const. mediante Sentencia C-591 de 2005).

Así mismo, el art. 332 del mismo estatuto procesal, señala cuales son las causales:
“1. Imposibilidad de iniciar o continuar el ejercicio de la acción penal.
2. Existencia de una causal que excluya la responsabilidad, de acuerdo con el Código Penal.
3. Inexistencia del hecho investigado.
4. Atipicidad del hecho investigado.
5. Ausencia de intervención del imputado en el hecho investigado.
6. Imposibilidad de desvirtuar la presunción de inocencia.
7. Vencimiento del término máximo previsto en el inciso segundo del artículo 294 de este código”. (El art. 294
Reza: “Vencido el término previsto en el artículo 175 el fiscal deberá solicitar la preclusión o formular la
acusación ante el juez de conocimiento”. Mientras el inciso segundo dice:”De no hacerlo, perderá
competencia para seguir actuando de lo cual informará inmediatamente a su respectivo superior”).

El parágrafo del art. 332 del C.P.P., indica que presentes las causales 1 (Imposibilidad de iniciar o continuar el
ejercicio de la acción penal) y 3 (Inexistencia del hecho investigado), durante la etapa del juzgamiento, el
fiscal, el Ministerio Público o la defensa, podrán solicitar al juez de conocimiento la preclusión.

En cuanto a la sentencia absolutoria, importante es citar a la Corte Constitucional, al referirse a que el non
bis in idem no es un derecho absoluto y por ende es viable el quiebre de la cosa juzgada, frente a derechos,
valores o principios de mayor trascendencia: “En efecto, al declarar la exequibilidad de la expresión “salvo lo
establecido en los instrumentos internacionales” del artículo 8° de La Ley 599 de 2000, que consagra la
prohibición de doble incriminación, la Corte Constitucional dijo que el principio del nom bis in idem supone
la inmutabilidad e irrevocabilidad de la cosa juzgada a favor del procesado, pero acotó que “esto no significa
de modo alguno que este postulado tenga carácter absoluto, puesto que la efectividad de los valores
superiores de la justicia material y de la seguridad jurídica hacen necesaria la existencia de excepciones a la
cosa juzgada”; y también anotó que “la exigencia cada vez más grande de una justicia ecuménica, orientada
a reprimir comportamientos que afecten bienes de gran interés y valía para toda la humanidad, ha llevado a
los Estados a replantear la inmutabilidad de ciertos axiomas, entre ellos el de la cosa juzgada y, por ende, el
del non bis in idem”. Y en relación con las limitaciones provenientes del derecho internacional la Corte
expresó:

“...la Corte no puede hacer otra cosa que aceptar la validez constitucional de la excepción regulada en el
artículo 8° del Código Penal, que consagra la prohibición de doble incriminación, puesto que nada se opone a
que el legislador haya dispuesto que dicha garantía no opere en los casos previstos en los instrumentos
internacionales que comprometen al Estado colombiano, excepción ésta que según se expresó, guarda
correspondencia con el postulado de la jurisdicción universal que es de observancia imperativa conforme a
lo prescrito en el artículo 9° de la Carta Política.
“La razón es clara: así como en el ordenamiento interno militan razones para morigerar el rigor del non bis
in idem - la protección de la soberanía y la seguridad nacional -, es comprensible que a nivel internacional las
naciones del mundo, inspiradas en la necesidad de alcanzar objetivos de interés universal como la paz
mundial, la seguridad de toda la humanidad y la conservación de la especie humana, cuenten con medidas
efectivas cuya aplicación demande la relativización de la mencionada garantía, lo que constituye un motivo
plausible a la luz de los valores fundamentales que se pregonan en nuestra Constitución Política, asociados a
la dignidad del ser humano.
(…)

En reciente pronunciamiento -Sentencia C-004 de 2003- esta Corte reiteró que el non bis in idem no tiene
carácter absoluto pues uno de los valores constitucionales que puede colisionar con dicho principio son los
derechos de las víctimas de los hechos punibles y el deber correlativo del Estado de investigar y sancionar
los delitos con el fin de realizar la justicia y lograr un orden justo, derechos que pueden entonces autorizar, e
incluso exigir, una limitación de esa garantía procesal del procesado. Advirtió la Corte en la aludida decisión
que en este caso se presenta una tensión valorativa que debe resolverse en favor de los derechos de las
víctimas de los hechos punibles, sobre todo si se trata de víctimas de violaciones a los derechos humanos.
Dijo entonces:
“13. Es posible entonces establecer limitaciones al derecho al non bis in idem a fin de desarrollar otros
valores y derechos constitucionales, que lleguen a ser de mayor trascendencia. Ahora bien, los derechos de
las víctimas de los hechos punibles y el deber correlativo del Estado de investigar y sancionar los delitos a fin
de realizar la justicia y lograr un orden justo (CP Preámbulo y arts. 2° y 229) son obviamente los valores
constitucionales que pueden claramente colisionar con el non bis in idem, y que pueden entonces autorizar,
o incluso, exigir, una limitación de esa garantía procesal del procesado. En efecto, en aquellos casos en que
una persona es absuelta por un delito, pero aparecen hechos o pruebas posteriores que sugieren que ella
puede ser culpable, se desarrolla una clara tensión normativa entre, de un lado, la garantía del procesado a
no ser enjuiciado nuevamente y, de otro lado, los derechos de las víctimas y el deber del Estado de investigar
los delitos y sancionar a los responsables a fin de lograr un orden justo. Así, la fuerza normativa del non bis
in ídem indica que la persona absuelta no debería volver a ser juzgada, a pesar de esas pruebas y hechos
nuevos; sin embargo, el deber del Estado de investigar los delitos y amparar los derechos de las víctimas a
fin de lograr un orden justo parece implicar que la persona debe ser enjuiciada nuevamente, sobre todo si se
trata de delitos que configuren violaciones a los derechos humanos”.

En esta decisión la Corte también sostuvo que la necesidad de privilegiar los derechos de las víctimas de los
hechos punibles y de las violaciones de derechos humanos responde a la tendencia actual de la normatividad
y de la jurisprudencia internacional, que preconizan el derecho de las víctimas no sólo a obtener el pago de
una indemnización sino también a conocer la verdad y a que se haga justicia en el caso concreto, como ya lo
había reconocido anteriormente la jurisprudencia constitucional” . (C. Const. Sent. 871 de 2003).
El Tribunal Constitucional indica también en esta sentencia, frente a las víctimas, que a ellas les asiste el
derecho a la verdad (tanto procesal como real), derecho a que se haga justicia (lo cual implica no dar cabida
a la impunidad), y derecho a ser reparados por el daño.
En la misma sentencia dice que “Si las víctimas tienen derecho no sólo a que se las repare económicamente
sino también a conocer la verdad y a que se haga justicia, compete al Estado el deber correlativo de
investigar con seriedad y eficiencia los hechos punibles, obligación que para la jurisprudencia es más intensa
cuanto más daño social ha ocasionado el comportamiento delictivo. Deber investigativo que tampoco es
absoluto, pues so pretexto de su ejercicio no puede afectarse la seguridad jurídica y los derechos del
procesado, los cuales tienen también consagración constitucional. Por tal razón, el legislador al configurar la
ley penal debe ponderar estos derechos y valores en conflicto, e intentar armonizarlos en la medida de lo
posible, decisión que de todas formas no es discrecional dado que el derecho penal es un área fuertemente
constitucionalizada. Al efecto, el legislador podrá relativizar el non bis in idem para privilegiar los derechos
de las víctimas o bien podrá reforzar dicha garantía. De todas formas la determinación que adopte estará
sujeta a control constitucional).
(…)
“31- La Corte concluye entonces que la restricción impuesta por las expresiones acusadas es
desproporcionada frente a los derechos de las víctimas, cuando se trata de la impunidad de violaciones a los
derechos humanos e infracciones graves al derecho internacional humanitario. En esos eventos, los
derechos de las víctimas no sólo autorizan sino que exigen una limitación al non bis in ídem, a fin de permitir
la reapertura de esas investigaciones, si surge un hecho o prueba nueva no conocida al tiempo de los
debates procesales. Era entonces necesario que la ley previera esa hipótesis al regular las causales de
revisión, por lo que la Corte deberá condicionar el alcance de las expresiones acusadas en ese aspecto”).
(..)
“De otro lado, en cambio, una posible revisión de aquellos procesos en que el Estado, en forma
protuberante, dejó de lado su deber de investigar seriamente esas violaciones a los derechos humanos, no
impacta en forma muy intensa la seguridad jurídica, por la sencilla razón de que en esos procesos las
autoridades realmente no realizaron una investigación seria e imparcial de los hechos punibles. Y por ende,
precisamente por ese incumplimiento del Estado de adelantar seriamente la investigación, la persona
absuelta en realidad nunca estuvo seriamente procesada ni enjuiciada, por lo que una reapertura de la
investigación no implica una afectación intensa del non bis in ídem. Eso puede suceder, por ejemplo, cuando
la investigación es tan negligente, que no es más que aparente, pues no pretende realmente esclarecer lo
sucedido sino absolver al imputado. O también en aquellos eventos en que los funcionarios judiciales
carecían de la independencia e imparcialidad necesarias para que realmente pudiera hablarse de un proceso.
“Es pues claro que en los casos de impunidad de violaciones a los derechos humanos o de infracciones
graves al derecho internacional humanitario derivadas del incumplimiento protuberante por el Estado
colombiano de sus deberes de sancionar esas conductas, en el fondo prácticamente no existe cosa juzgada,
pues ésta no es más que aparente. En esos eventos, nuevamente los derechos de las víctimas desplazan la
garantía del non bis in ídem, y por ello la existencia de una decisión absolutoria con fuerza formal de cosa
juzgada no debe impedir una reapertura de la investigación de esos comportamientos, incluso si no existen
hechos o pruebas nuevas, puesto que la cosa juzgada no es más que aparente”.

Así pues, queda claro que para la jurisprudencia constitucional el principio del non bis in idem puede ser
relativizado cuando se trate de proteger los derechos de las víctimas de hechos punibles que configuran
violaciones a los derechos humanos o graves infracciones al derecho internacional humanitario. En tal
evento, la limitación a la garantía del non bis in idem busca una finalidad que está conforme con el
Ordenamiento Superior, ya que la realización de un orden justo se vería seriamente afectada si en el Estado
Social de Derecho se admite que quienes han infringido la ley penal, y por tanto han afectado los derechos
humanos de las víctimas del delito, no reciben el debido castigo”). (C. Const. Sent. 871 de 2003).

- Legitimación.

La acción de revisión, consagra el art. 193 del C.P.P., “puede ser promovida por el Fiscal, Ministerio Público,
el Defensor y demás intervinientes, siempre que ostenten interés jurídico y hayan sido legalmente
reconocidos dentro de la actuación materia de revisión ”. Frente a estos últimos agrega que “podrán hacerlo
directamente si fueren abogados en ejercicio. En los demás casos se requerirá poder especial para el efecto”.

Sobre el particular recordemos, que las víctimas, no ostentan la calidad de parte dentro del esquema del
sistema penal acusatorio, sino de intervinientes.

La norma indica, que se debe contar con interés jurídico para impugnar a más de haber sido reconocido
legalmente dentro de la actuación que se pide sea revisada, de lo contrario, la ausencia de tales
presupuestos, descalifican al impugnante y conlleva la inadmisión de la acción.

En el caso del Ministerio Público, este por mandato constitucional (art. 277 de la C.P.), cuenta con legitimidad
para acudir a este medio de impugnación extraordinario, así no haya intervenido en el proceso penal, en
razón de su condición de gente o delegado del Procurador General de la Nación, así lo manifestó la Corte en
caso específico. (CSJ., Cas. Penal Proc. 26021 de 2008).

La legitimidad para recurrir, la da el agravio sufrido, por tanto, quien fue cobijado con fallo absolutorio, carece
de aquella para interponer la acción. (CSJ., Cas. Penal Proc. 24566 de 2006).

- Instauración.

De la acción de revisión, de conformidad con el art. 32 del C.P.P num 2o., conoce la CSJ., en su Sala de
casación Penal, cuando la sentencia o la preclusión ejecutoriadas hayan sido proferidas en única o segunda
instancia por esta corporación o por los tribunales.
Mientas que de acuerdo al art. 33 del C.P.P., Los tribunales superiores de distrito, según el num. 3o. conocen
de la acción de revisión contra sentencias proferidas por los jueces penales de circuito especializados, y
preclusiones proferidas en investigaciones por delitos de su competencia.
También conocen como lo indica el num 3o. del art. 34 del mismo estatuto, de la acción de revisión contra
sentencias proferidas por los jueces de circuito o municipales pertenecientes al mismo distrito, y preclusiones
proferidas en investigaciones por delitos de su competencia.

La acción de revisión se promoverá, refiere el art. 194 del C.P.P., “por medio de escrito dirigido al
funcionario competente y deberá contener:

1. La determinación de la actuación procesal cuya revisión se demanda con la identificación del despacho que
produjo el fallo.

2. El delito o delitos que motivaron la actuación procesal y la decisión.

3. La causal que se invoca y los fundamentos de hecho y de derecho en que se apoya la solicitud.

4. La relación de las evidencias que fundamentan la petición.

Se acompañará copia o fotocopia de la decisión de única, primera y segunda instancias y constancias de su


ejecutoria, según el caso, proferidas en la actuación cuya revisión se demanda”.

El libelo, no es de libre elaboración, por tanto, ha de cumplir con las exigencias mínimas del art. 194 del
C.P.P. para su admisión. (CSJ., Cas. Penal Proc. 28304 de 2007).

No se tiene por suficiente, invocar con acierto la causal, se requiere su sustentación acorde con la naturaleza
de la misma; conspira también contra el recurrente, no acompañar constancia de ejecutoria de la sentencia
objeto de la acción (si es de única instancia), o las correspondientes a los fallos de primera y segunda
instancia (CSJ., Cas. Penal Proc. 31243 de 2009) ; por cuanto ellas permiten establecer la existencia del fallo
ejecutoriado.

En efecto, a más de exponer la causal, debe argumentarse mediante una exposición lógica y racional, cómo
se configura, sumando a tal tarea, los fundamentos fácticos y jurídicos que le darán lugar a derrumbar el fallo
que se pretende sea revisado. (C.S.J., Cas. Penal proc. 21907 de 2004).

Lleva al fracaso no aportar con el escrito las evidencias sustento de la acción (num. 4º), independientemente
que el art.195 del C.P.P. consagre periodo probatorio para la acción de revisión; al respecto expresa El alto
tribunal: “En relación con este aspecto, es necesario distinguir dos momentos procesales: La prueba como
requisito de procedibilidad de la acción de revisión y la función demostrativa que ésta desempeña en el
periodo probatorio de la acción. La prueba que aquí se exige es aquella que permita la viabilidad de la
acción de revisión, y para este caso, que demuestre los extremos de la relación jurídica sustancial. Por lo
anterior, no es aceptable abrir un periodo probatorio, para que se indague si da o no lugar a la admisión de
la acción de revisión, como tampoco se puede suplir esta prueba con las alusiones contenidas en las
decisiones de primera y segunda instancia, pues estas referencias no tienen por objeto demostrar derecho
alguno, sino reseñar las actuaciones procesales trascendentes”. (CSJ., Cas. Penal Proceso 32721 de 2010).

Si bien es cierto, que el artículo anterior, no señala expresamente, el acompañamiento de poder, si no se es


abogado y no se actúa en causa propia, independientemente que se haya venido representado al mismo
recurrente de manera continua, este es requisito a cumplir. (CSJ., Cas. Penal Proc. 30984 de 2009).

La Corte ha indicado que como se trata de idoneidad técnica frente a la exigencia de la acción, más aún
tratándose del sentenciado, ha de ser por intermedio de abogado. (CSJ., Cas. Penal Proc. 23026 de 2006).

Recalcar, que cada causal tiene su propio campo de fundamentación, siendo improcedente, invocar varias
con el mismo soporte argumentativo, como ya se dijo.

Es posible que a pesar de que el escrito mediante el cual se interpone la acción de revisión, cumpla con los
requisitos del art. 194, pueda ser inadmitido?. Ante este interrogante, la Corte ha dicho que sí es viable tal
inadmisión por disposición del art. 195 del C.P.P.: “(en materia del trámite de la acción y los requisitos que
debe reunir la solicitud, se reiteran en el nuevo código de procedimiento penal las exigencias y
procedimientos ya existentes, no obstante, en esta última materia se advierte una sustancial reforma, la
cual se hace consistir en el poder discrecional que se otorga a la Sala para inadmitir de plano la demanda
cuando de las evidencias aportadas se advierta la manifiesta improcedencia de la acción, lo que de suyo
habilita a esta instancia para proceder en el sentido indicado aún en los eventos en que la demanda reúna las
exigencias formales para su admisión”. (CSJ., Cas. Penal Proc. 28607 de 2008).

- Trámite.

El trámite lo establece el art. 195 del C.P.P., indicando, que una vez repartida la demanda, el magistrado
ponente examinará si se cumplen los requisitos del art. 194, en cuyo caso la admitirá dentro de los 5 días
siguientes y se dispondrá solicitar el proceso objeto de la revisión.

El auto admisorio se notificará personalmente a los no demandantes; si esto no es posible se les notificará de
la manera prevista en el código; como mecanismo de garantizar el debido proceso y el derecho de defensa.

Agrega el artículo que “Si se tratare del absuelto, o a cuyo favor se ordenó preclusión, se le notificará
personalmente. En caso de contumacia, se le designará defensor público con quien se surtirá la actuación”.

La decisión de inadmisión de la demanda, se tomará mediante auto que motivará la sala.

En este artículo se establece la posibilidad de inadmitir la demanda (aun cuando llene los requisitos de ley),
“Si de las evidencias aportadas aparece manifiestamente improcedente la acción”.
Y prosigue el artículo diciendo que “recibida la actuación, se abrirá a prueba por el término de quince (15)
días para que las partes soliciten las que estimen conducentes.

Decretadas las pruebas, se practicarán en audiencia que tendrá lugar dentro de los treinta (30) días
siguientes.

Concluida la práctica de pruebas, las partes alegarán siendo obligatorio para el demandante hacerlo.
Surtidos los alegatos, se dispondrá un receso hasta de dos (2) horas para adoptar el fallo, cuyo texto se
redactará dentro de los treinta (30) días siguientes.

Vencido el término para alegar el magistrado ponente tendrá diez (10) días para registrar proyecto y se
decidirá dentro de los veinte (20) días siguientes”.

Si prospera la acción, dándose por demostrada la causal o causales invocadas, se procede a revisar la
sentencia, que implicará como lo consagra el art. 196 del C.P.P.: 1o. Declarar sin valor la sentencia motivo de
la acción y dictar la providencia que corresponda cuando se trate de prescripción de la acción penal,
ilegitimidad del querellante, caducidad de la querella, o cualquier otro evento generador de extinción de la
acción penal, y la causal aludida sea el cambio favorable del criterio jurídico de sentencia emanada de la
Corte.

En los demás casos, la actuación será devuelta a un despacho judicial de la misma categoría, diferente de
aquel que profirió la decisión, a fin de que se tramite nuevamente a partir del momento procesal que se
indique.
2o. Se decretará la libertad provisional y caucionada del procesado. No se impondrá caución cuando la acción
de revisión se refiere a una causal de extinción de la acción penal.

En lo concerniente a la prueba, se tendrá como tal, únicamente la que se practique ante el Juez de revisión y
por excepción, las que tienen la condición de prueba anticipada, según los casos que taxativamente autorizar
el artículo 284 del C.P.P. (CSJ., Cas. Penal Proc. 29626 de 2008); p ruebas, que estarán sometidas, sobra
decirlo, entre otros, a los principios de contradicción (art. 15 del C.P.P.), inmediación (art. 16 del C.P.P.),
publicidad (art. 18 del C.P.P.).
Precisa la Corte, que en desarrollo de la acción de revisión, la práctica de pruebas exige como presupuesto
condicionante “su relación con los hechos objeto de debate, su utilidad para ese propósito y la no presencia de vicios
que las tornen ilegales o ilícitas. (CSJ., Cas. Penal Proc. 31091 de 2010).

En cuanto a los impedimentos, instituto cuya finalidad es garantizar que las decisiones judiciales sean
emitidas con rectitud e imparcialidad (CSJ., Cas. Penal Proc. 29818 de 2008) , encuentran acogida en la acción
de revisión, al amparo del num. 6º del art. 56 del C.P.P. y en el art. 196 del mismo estatuto.

Finalmente, decir, que contra el fallo que desata la acción de revisión, no procede recurso alguno.

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