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Universidad Pedagógica Nacional – Programa de Maestría en Educación

Seminario sobre Educación Rural – II semestre de 2017

Estudiante: Pedro Leonardo Baquero Zambrano

Código: 2015287510

Documento final: Propuesta sobre el problema de la desvalorización del campesinado en


Colombia

El campesinado colombiano ha sido definitivo en el desarrollo del sector agropecuario, por


sus aportes a la producción de alimentos, por su contribución en la organización de la
sociedad rural y por su protagonismo en las luchas por la tierra, incluso han constituido
una base sobre la cual se erigen los partidos y movimientos políticos, por esos motivos
son un actor esencial en la diferenciación y consolidación cultural de nuestro país.

A pesar de todo, el campesinado no ha logrado que el Estado reconozca su importancia


como grupo social, a lo que se suma la victimización histórica a la que ha sido condenado
por la violencia. Desatención estatal y violencia han contribuido a su vulnerabilidad y
marcan el comienzo de su proceso de desvalorización.

El gobierno y las entidades gubernamentales de turno han insistido en que el problema


principal, a la hora de solucionar los males del campo colombiano, radica en el control de
tierras y el fin del conflicto armado, ya que ese ha sido el eje de las dificultades en el país
durante el siglo pasado, sin embargo olvidan que es necesario el reconocimiento del
campesino como sujeto cultural y de desarrollo.

El campesino merece un estatus acorde a las muchas contribuciones que hacen a los
procesos sociales, económicos, políticos y culturales de hoy día. Reconociendo su valor
se integrarán más fácilmente a los procesos de desarrollo de su contexto, del ámbito rural.
Así mismo, la sociedad colombiana, que no ha entendido que las dificultades del campo
también terminan siendo dificultades de la ciudad, saldrá beneficiada, cuando la inequidad
en estos dos sectores desaparezca.
Lograr equilibrio en la sociedad rural solo es posible si se reconocen los valores, las
capacidades, las potencialidades y la importancia económica, social y política de
campesinas y campesinos, y al tiempo se les brindan oportunidades de inserción en el
desarrollo nacional y en el mundo globalizado.

Pero, ¿qué podemos hacer desde nuestro quehacer como maestros, por ahora, además
de examinar la situación de los habitantes del campo a la luz de un modelo de equidad
social? ¿qué hacemos para hacer entender al resto de la sociedad, las debilidades y
fortalezas de las zonas rurales y construir un futuro bañado de compromiso ético y una
apuesta por la justicia en todos los sectores de la sociedad colombiana?

La propuesta debería abarcar desde las instituciones educativas:

1. Hacer en primer lugar una exhaustiva revisión historia del origen del campesinado,
valiéndonos de relatos y literatura alusiva al tema, aunada a la recolección de
experiencias de vida de pobladores campesinos presentes en la comunidad
académica de las instituciones. Esa revisión debe dar cuenta de la génesis del
campesinado y la manera como se configuran sus fenómenos anexos (cultura,
papel político, contribuciones económicas, conocimientos ancestrales,
desplazamiento forzado y migraciones).

2. Sobre la base de esa recapitulación histórico-social es necesario abrir espacios


para el debate, sobre el presente y el futuro del país, en materia del campo y sus
habitantes, la globalización, la seguridad y la soberanía alimentaria. Desde luego,
muchos de estos conceptos son absolutamente desconocidos por la mayoría de
personas, incluyendo maestros y los mismos campesinos, pero parte del trabajo
debe ser ese: suministrar las ideas clave para construir un fundamento que critique
lo establecido y sirva para consolidar equidad. De allí deben salir propuestas que,
en manos de los líderes sociales adecuados, lleguen a los espacios
gubernamentales locales.

3. Es necesario reconocer al campesino y ofrecer herramientas para que se distinga


de los demás habitantes del campo y la ciudad, solo así se le dará el estatus
debido. Es importante también reconstruir el concepto de rural para que se
desvincule de sinónimos peyorativos. Desde luego que no es un proceso sencillo y
rápido, es más, es posible que tarde mucho tiempo. El tiempo que dicha noción
lleva atada a procesos con connotaciones negativas ha sido centenario, así que
dicha tarea no es nada sencilla, sin embargo eso no significa que jamás deba
hacerse, todo lo contrario: es necesario reconstruir la historia y restituir la posición
sociocultural al pueblo campesino y todo lo vinculado a ello.

4. Desde las aulas de clase es preciso establecer y divulgar con claridad lo que la
sociedad ignora sobre el campesinado. Rescatar la importancia del trabajo del
campo y demostrar que junto a la tecnología y los miles de avances en la industria
lo que provee la tierra es aun más importante que cualquier otra cosa para nuestra
supervivencia como especie. Diferentes fuentes hablan del inevitable colapso de
nuestra civilización, debido a la mala administración de algunos de los recursos
existentes y el agotamiento de muchos otros, como parte de un intrincado diseño
ecosistémico, situación que llevará de nuevo a los campos y zonas rurales a miles
y millones de personas. Como docentes, es nuestra responsabilidad entregar
herramientas a las nuevas generaciones, para ese inevitable retorno al campo.

5. Ninguno de los puntos anteriores es posible sino se ejerce genuina presión sobre
la autoridades políticas. Ellos, responsables de poner en marcha el deseo
democrático de los pueblos, deben ser más que persuadidos a dirigir una nueva
visión del campo. La revalorización del sujeto campesino no es posible sin
recursos económicos y la movilización pacífica de las personas y ello puede ser
impulsado por inteligentes y renovadas ideas políticas que favorezcan a los más
débiles, consolidando una sociedad más igualitaria y justa.

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