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MABI REVUELTA SUEÑOS FOTOMONTADOS

Mabi Revuelta
Mabi Revuelta
Sueños fotomontados
Cuando los relojes de la media noche prodiguen
un tiempo generoso,
iré más lejos que los bogavantes de Ulises
a la región del sueño, inaccesible
a la memoria humana.
De esa región inmersa rescato restos
que no acabo de comprender:
hierbas de sencilla botánica,
animales algo diversos,
diálogos con los muertos,
rostros que realmente son máscaras,
palabras de lenguajes muy antiguos
y a veces un horror incomparable
al que nos puede dar el día.
Seré todos o nadie. Seré el otro
que sin saberlo soy, el que ha mirado
ese otro sueño, mi vigilia. La juzga,
resignado y sonriente.

El sueño, Jorge Luis Borges, 1975


Cerrar mis ojos, prender el bosque
pág. 9

La vigilia consciente, Sueños fotomontados


pág. 19

Narración: Helena González Sáez


Collages: Mabi Revuelta
Cerrar mis ojos, prender el bosque

M e siento culpable.
Tengo la ventaja poco frecuente de saber de mi destino en el
presente por un sueño asentado en el pasado. No son tres momen-
tos temporales, sino una brisa de tiempo que se desplaza, y yo en
ella. Supervivencia he estado buscando. Y he encontrado a mi león.
Desperté al sueño causando【1】primeramente una larga vereda
plantada de árboles a los lados. Árboles altos, o no tan altos, que
enraizaban sus ramas en el aire, tan sutil, tan transparente, que
parecía no existir. Un aire transparente que transportaba sonidos
lejanos, voces, ecos de pájaros, susurros de griteríos.
Inundada por un impulso, apresada en un sentimiento infan-
til de exploración, quise saber más de aquel lugar y miré a mi
alrededor.
Mis ojos buscaron el aire invisible entre las ramas de los ár-
boles. Buscando el aire invisible y sus ecos entre las ramas de
mis ojos, encontré allí, a la derecha, un puente que cruzaba so-
bre las vías de un tren hacia un bosque. A mi derecha, hacia
donde avanza la escritura, donde supuestamente se encuentra
el futuro, la franqueza, el sol, allí: la deriva te hace sentir la Vía
Final. Pensé en una encrucijada, en un acertijo. El aire traía so-
nidos lejanos de un tren. El aire captura una frase en un rincón
y la transporta a kilómetros de distancia para contarte otra cosa
en tu oreja. El aire es el espacio del viaje, lo que va y viene. La
mutabilidad de sus volúmenes causa corrientes, brisas, huraca-
nes, tifones, fuga ascendente que desmaterializa las imágenes【2】,
absorción alimenticia que las quimiotiza y las destila en pensamien-
to, en sueño, en revelación. El aire absorbía mi imaginación en una
verticalidad vertiginosa, un pensamiento estelar por el que escalé
viendo el resto del paisaje, hasta desfallecer dulcemente en la rea-
lidad horizontal de la Vía Final; y supe que por allí solo llegarían
a mí personas lejanas como el fotógrafo cosmopolita. Hay viajes

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Cerrar mis ojos, prender el bosque

interterrestres que no se cumplen o verifican más que en las cimas


o en los espacios habitados casi invisiblemente por los bienaven-
turados【3】. Yo viajaría volando por los aires.
El puente me indicaba dos lados. Entendí que no tendría que
escoger ninguno de ellos, sino el tránsito mismo. Fin explícito.
Puente de oro. Puente de plata a enemigo que huye. En los rinco-
nes del aire la Humanidad molesta a las mariposas. Las brujas las
protegen con sus escobas de prudencia. Escándalo en las alturas.
Necesito tiempo para construir, para destruir un tiempo. Puedo
hacerlo con este puente. Puedo barrerlo con el bosque.
Caí un poco en mi flotación y un humo, quizá el de aquella
chimenea, se metió en mis ojos. Era de una casa de muñecas a es-
cala de una niña. Detrás del humo, el oro: un columpio científico
relucía junto a la casita, con una dorada esfera en su interior. Supe
que era el Oro de los Filósofos, compuesto de un oro escanciado a
diario, y que la casita era yo misma. El juguete infantil era un gi-
róscopo del tamaño de una niña. Su marco y su balancín, también
de oro. El oro de mis ojos. En cada giro, un pliegue, una fórmula,
un reflejo. En cada variación, una ciencia, un prodigio de la ocul-
ta ingeniería mecánica de la vida. De precisión irritante y fiable,
sensible a cualquier corriente intelectual. Un juguete científico
para organizar posiciones y rumbos, míos y de otras personas. Y
entendí que ese era mi medio de transporte. Solo tuve que probar-
lo. Subí y pronuncié una curiosidad: ¿La vida secreta del capital?.
Grupos de ideas de todos los tamaños salían aleteando del girós-
copo dorado y todo este aire en movimiento se convirtió en una
brisa que avivaba cada vez más el fuego de mi pecho, y me sentí
un gigante. Usted me ha dejado ser un gigante. Y ha hecho bien.
Cobijada bajo el dintel de la puerta cerrada de la casita de mu-
ñecas, busqué en mi bolsillo mi botellita de Pishsalver【4】. Bébeme
—me dijo la botellita. Bebí —regocijo del veneno— y entré en la
casa de muñecas que ahora era de mi tamaño. En su interior: una
cocina completa, con todo lo necesario. Algo en mí me gritaba: que
no te dé vergüenza, llama ya a la puerta inmortal. Sentí cómo parte

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Sueños fotomontados

del fuego de mi espíritu enardecido en mi pecho por el soplo del


saber, volaba a instalarse en el hogar transformándose en algo que
ya no me pertenecía. Salvator mundi. Anima mundi. Me inundó
una paz extraña. Pude descansar unos instantes pero no quise des-
pertar. Soñé con el bosque al otro lado del puente, soñé con una
obscuridad mercurial que pronunciaba mi nombre. El sonido de
mi nombre se reflejó en la espejeante fronda del bosque, tomando
la forma de una mujer blanca y resplandeciente como una estatua.
Habitada por una rigidez espectral, la mujer señaló con su largo
dedo unos huecos en el suelo que parecían armarios bien cerra-
dos. Pensé que contendrían los huesos del viento, los que buscaba
desde hacía tiempo. Me arrodillé con cuidado y llamé golpeando
con los nudillos. Las puertas se abrieron y de la oscuridad de los
huecos salieron dos esqueletos, uno blanco y otro negro. Finos y
elegantes, de brillante filigrana y ademanes casi aristocráticos,
bebían un vino muy rojo en exquisitas copas talladas con suspi-
ros. Uno dijo: dame miedo. Siempre estoy con un pie en la tumba, sin
exagerar.
Me siento culpable. Soy la causante de todo este estropicio, la
máxima responsable: no me da vergüenza ser convicta de mi des-
tino, prefiero esto a errar durante décadas de trampa en trampa.
No hay nostalgia en mis recuerdos, solo son peldaños hacia un
presente continuo, un renacimiento recurrente que neutraliza fu-
gazmente la insistencia de la muerte【5】. Renazco, pues, al sueño
una y otra vez, causando incontables veces el mismo críptico teso-
ro que me desentraña en secreto.
Vuelvo al sueño. En presencia de aquellos esbozos gemelos y
paralelos, me di cuenta de que estaba en un cementerio abando-
nado. Había olvidado aquel viejo cementerio. La mujer blanca y
rígida como la piedra, brillaba como la luna llena y acunaba un
íncubo sobre su cadera. Sentí que era la abuela de todas las mu-
jeres, la primera abuela: una mujer cuando las mujeres eran sin
importar sus sexos. ¿Soy una mala feminista? Siempre me han fas-
cinado las estatuas, sobre todo las efigies de mujeres con cuerpos

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Cerrar mis ojos, prender el bosque

de animales, las venus: a ellas les toca descubrir dolorosos limbos.


Pero esta mujer puede hacerte recordar; recuerda cuando me mi-
res que tengo un problema con la agresividad. He ido a psicólogos,
pero nada. No debían de ser muy buenos. Se limitaron a decirme
que soy perfecta, menos por un detalle. Callaron cobardemente
que ese detalle es este sueño. Tenían qué temer, no les reprocho
su silencio: mis aliados son indiscutibles. Por eso me subí a una
piedra para mirar mejor, porque el cielo se puso repentinamente
gris como la radiografía del destino y la Naturaleza es aquello que
no podemos no desear【6】.
A lo lejos refulgía el astrogiro. Todo es oro puro para la cabe-
za… y justo cuando estaba sentada en este café, clase magistral,
sola contigo misma: yo estuve allí, mirando los peces naranjas en
el fondo del estanque, las carpas, persiguiendo la Trucha Vola-
dora【7】, nuevo mal de la cabeza irrefrenable. Y persiguiéndola
me introduje en el estanque. Y el estanque era pequeño y mi in-
quietud creciente. Y tuve tiempo de desdoblarme al ver mi rostro
reflejado en otras vidas junto al frontón del pueblo. Prendí el bos-
que al incendiar la orilla【8】. Y quizá por esto, o quizá porque me
asomé sobre el seno del agua tranquila y porque vi mil cosa bellas
—hierbas, peces, flores, grutas, guijarros, raíces de árboles—【9】
y quizá porque los objetos de mi imaginación se precipitaban, y
quizá porque el aire mensajero se agitó otra vez, o quizá porque su
verticalidad vertiginosa empujó el humo de nuevo hasta mis ojos,
y quizá por todo esto, o por nada de esto, entonces y solo entonces,
decantándose en el momento preciso aparecieron ellos: mis alia-
dos. Entonces vi cómo desde el final de la vereda plantada de árbo-
les a los lados —árboles altos, o no tan altos— avanzaba corriendo
hacia mi una manada de leones. No pude moverme. Esperé a que
el primero de ellos abriera su boca y me engullera de nuevo【10】.
Pensé: esto no lleva más que a la muerte. Y me abandoné, dócil, al
siguiente movimiento de la partida.

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La vigilia consciente, Sueños fotomontados

【1】
La causación de las imágenes en el sueño

La soñante sabe que las imágenes de su sueño cristalizan una


precipitación que proviene de instancias desconocidas, oscuras,
en las que ella participa de alguna desconocida manera 1. La intui-
ción sobre la decantación de las imágenes oníricas, sobre su pro-
cedencia misteriosa, es tan antigua como la humanidad soñante.
Dependiendo del momento y del contexto cultural se consideran
unas fuentes u otras. Desde causas patológicas a causas circuns-
tanciales, causas ambientales, restos de la vigilia, etc.
El ambiente cotidiano es la fuente más prolífica de imágenes,
pero en el sueño vibran de forma distinta o se asocian de forma
aparentemente disparatada en composiciones entre lo familiar y el
numen, entre lo conocido y lo extraño, produciendo muchas veces
un efecto ominoso: «una inquietante extrañeza en la familiaridad»,
como nos explicaba Freud en su texto Lo siniestro (1919). Esta com-
binatoria indica que estas imágenes ya tienen otra naturaleza más
allá de sus apariencias. Los signos de sus rasgos se enzarzan en
contenidos ajenos a sí mismos, arrastrándolos hacia el momento
del sueño, convirtiéndolos en imágenes simbólicas: una formula-
ción de hechos psíquicos de momento desconocidos para el dur-
miente y que este debe desentrañar.
Las imágenes causadas son familiares para la soñante: un pa-
raje bien conocido, muchas veces transitado, en el que se sitúan
objetos que no están allí en la vigilia. Quizá los procesos de crea-
ción artística participen de esta formulación precipitatoria de las
imágenes y del proceso posterior de su amplificación mediante la
investigación de significados…

1.  Borges ya barruntaba esto mismo cuando nos habla de la causación


de su tigre imperfecto en el relato Dreamtigers, y en el prólogo de su Libro de
sueños (Torres Agüero Editor, Buenos Aires, 1976) nos remite al razonamiento
de Coleridge según el cual las imágenes causan sentimientos durante la vigilia y
durante el sueño son los sentimientos los que causan las imágenes.

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La vigilia consciente

【2】
La creación como movimiento ascendente

L a presencia del aire es tan difícil de detectar como la pre-


sencia de la respiración: ambas son tan obvias que acaban por ser
invisibles a nuestra consciencia. Un día claro, transparente, ya nos
habla del aire. La enunciación de objetos dispuestos en el espa-
cio, también. Y la presencia de los árboles, su indicación ascen-
dente, nos habla del aire y de la verticalidad. La verticalidad del
árbol como instrumento que acompaña a los procesos ascendentes:
desde la obscura nutrición de las raíces, hasta la emisión respi-
ratoria vegetal; desde la oscuridad de lo que nos alimenta y cuya
substancia ignoramos, hasta el pensamiento consciente —nuestro
emisario mas visible.
Bachelard dedica un volumen entero a la investigación sobre la
imaginación en movimiento. Nos explica cómo «la verticalidad real
se presentará en el seno mismo de los fenómenos psíquicos» 2 aso-
ciándose siempre a la imaginación y al pensamiento. La idea de
espíritu, vinculada siempre al pensamiento y al aire:

En este itinerario de fuga ascendente, la palabra poética opera como


un ‘don conductor’, que al conjugarse con la imaginación vertical
desmaterializa las imágenes y las vuelve ambivalentes: reales (crista-
lización) e imaginarias (evaporación) 3.

2.  Gaston Bachelard, El aire y los sueños. Ensayo sobre la imaginación y el


movimiento, Fondo de Cultura Económica, México D.F. 1993.
3.  Amalia Pedemonte, “Gaston Bachelard: El Aire y los Sueños”, La Audacia
de Aquiles, https://aquileana.wordpress.com/2008/01/23/gaston-bachelard-el-
aire-y-los-suenos/ (Visto el 29 de junio de 2019).

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Sueños fotomontados

【3】
Los viajes y el espacio del sueño

E ste movimiento constante del pensamiento es impulsado por


la capacidad imaginativa. Una capacidad que no hemos de confundir
con la fantasía —emparentada con el fantasma— ni con la imagina-
ción corriente. Un modo de percepción específico para un orden de
realidad específico: el mundo del No-dónde. Un lugar intermedio e
intermediador y un pensamiento intermediador entre aquello que
nos interpela desde una ubicación desconocida, sin forma, como ba-
rrunto, eco, luz… y lo que domésticamente llamamos realidad. Ese es
el espacio de la creación:

[…] un mundo tan real ontológicamente como el mundo de los senti-


dos y el mundo del intelecto; un mundo que requiere una facultad de
percepción que le sea propia, facultad que posee una función cogni-
tiva, un valor noético, tan reales como las de la percepción sensible o
la intuición intelectual. Esta facultad, es la capacidad imaginativa,
que debemos guardarnos muy bien de confundir con la imaginación
que el hombre moderno identifica con la ‘fantasía’ y que, según él, no
genera más que lo ‘imaginario’ 4.

Lo imaginal queda así distinto, distinguido de lo imaginario. La ar-


tista soñante cultiva esta capacidad imaginal, abriendo el acceso a un
paisaje poblado de símbolos entre los que aparece claramente el viaje
(caminos, puentes, vías del tren). Dice María Zambrano que «todo sue-
ño es un viaje mágico» y que «viaja el yo a través de los sueños por todas las
regiones de nuestra vida, por todos sus confines» 5. La soñante sueña con su
vida entera en un solo sueño, un viaje hacia los bienaventurados 6. Una
de ellos es la soñante, cuya facultad imaginal la obliga a ser, más allá
de la contradicción, en la paradoja, la antiheroína, buscando y rebus-
cando en una humanidad plenamente humana.

4.  Henry Corbin, “Mundus Imaginalis: Lo imaginario y lo imaginal”. Axis


Mundi: cosmología y pensamiento tradicional, Nº 4, 1995.
5.  María Zambrano, Los sueños y el tiempo, Ediciones Siruela, Madrid, 1992.
6.  María Zambrano, Los bienaventurados, Ediciones Siruela, Madrid, 2004.

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Sueños fotomontados

【4】
Escalas, tamaños, infancia y crecimiento a través del sueño

Alicia tiene dos posibilidades: la una es comer un pastelillo


diminuto que dice cómeme y aumentar de tamaño; la otra es beber
el contenido 7 de una botellita que dice bébeme y disminuir su ta-
maño. Pequeña, pasará por debajo de la puerta. Grande, llegará a
la llave. En el espacio del sueño no existen las contradicciones 8.
La soñante entra en una casa del tamaño de una niña. Ve una
cocina completa: el lugar de las transformaciones. Donde todo se
cuece. Las posibilidades representadas por todas las herramientas
necesarias presentes en esa cocina sugieren un laboratorio: lo mis-
mo es olla brujeril, matraz de alquimista, estómago, alambique de
científico... Es allí donde encuentra todo lo que necesita para coci-
nar. La casa es un universo psíquico del que la cocina forma parte
siendo su corazón, allí donde está el hogar, ese fuego transforma-
dor que siempre debe permanecer encendido 9.
Asociado a la casa por su cualidad de juego y manteniendo el
tamaño de una niña: el giróscopo. Dos arquetipos —Puer (la infan-
cia) y Senex (la adultez)— en eterna pugna. Esta pugna señala el
desarrollo de la conciencia del ser profundo que puede incorporar
a Puer y a Senex simultáneamente. La madurez consiste en po-
der reducir la oscilación entre ambos extremos, integrarlos en una
convivencia sin contradicciones 10.

7.  Pishsalver es el nombre del brebaje que ayuda a menguar a Alicia. Aparece
en algunos glosarios de términos relativos a las obras de Lewis Carroll.
8.  Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo,
Plutón Ediciones, Barcelona, 2010.
9.  Gastón Bachelard, La poética del espacio, Fondo de Cultura Económica,
Buenos Aires, 2000.
10.  James Hillman, “Senex & Puer”. James Hillman Uniform Edition, Vol 3.
Putman, Ct.: Spring Publications Inc., 2005.

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La vigilia consciente

【5】
Sueños y visiones

L a creación artística como «renacimiento recurrente que neutra-


liza fugazmente la insistencia de la muerte». Esta «palinginesia necesa-
ria» es contenido fundamental de muchos sueños, que trascienden
la esfera de lo privado para ofrecerse como instrumento social a
través del rito 11. Muchos sueños privados han dado a luz novelas,
ensayos, obras de arte e investigaciones científicas, y muchísimos
sueños han cambiado vidas lanzando sus contenidos a la conscien-
cia 12. Las imágenes oníricas se decantan en la vigilia produciendo
ideas y otras imágenes en momentos de suspensión de la cotidiani-
dad; experimentamos ser meros vehículos de algo que nos excede
y envía mensajes que nos atraviesan y que filtramos en forma de
imágenes.
Esta experiencia visionaria conecta la dimensión inconsciente
al mundo de los objetos cotidianos. Transforma nuestra percep-
ción de lo que llamamos realidad, que pasa de ser un pacto social
tópico en el que entendernos, a ser un campo amplificado de men-
sajes interconectados. La cotidianidad se transmuta en Vía Regia
para el aprendizaje simbólico y cada cosa, cada hecho, cada frase,
se revelan como imparables manantiales de sentido.

11.  Joseph Campbell, “El mito y el sueño”, El héroe de las mil caras, Fondo de
Cultura Económica, México, 1972.
12.  Encontramos ejemplos en: Joseph Campbell, ibíd.; en la recopilación de
Jacobo Siruela El mundo bajo los párpados (Ediciones Atalanta, Girona, 2010) y en
el libro de Mary Ann Matoon El análisis junguiano de los sueños (Ediciones Paidós,
Buenos Aires, 1980).

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La vigilia consciente

【6】
Abolición del limite entre naturaleza y cultura:
acogimiento del monstruo.

La inquietud aparece en la soñante previamente al desenlace


del sueño. Es un desagrado extraño en relación a una estatua, algo
sutilmente aberrante, incómodo, anormal. Algo aparece que sien-
do tan extraordinario y extravagante como el resto de imágenes,
sensaciones y sucesos del sueño, resulta especialmente incómodo
y casi intolerable: aparece lo monstruoso. El monstruo: la simbio-
sis desacompasada entre naturaleza y cultura desde tiempos in-
memoriales. Es la parte natural de este monstruo (está vivo) la que
lo hace especialmente terrorífico. Haraway nos presenta la necesi-
dad de resituar nuestra forma de pensar sobre las relaciones entre
cultura y naturaleza:

Por tanto, la naturaleza no es un lugar físico al que se pueda ir, ni un


tesoro que se pueda encerrar o almacenar, ni una esencia que salvar
o violar. La naturaleza no está oculta y por lo tanto no necesita ser
desvelada […] la naturaleza no es una matriz, ni un recurso, ni una
herramienta para la reproducción del hombre. Por el contrario, la
naturaleza es un topos, un lugar, en el sentido de un lugar retórico
o un tópico a tener en cuenta en temas comunes; la naturaleza es,
estrictamente, un lugar común 13.

La Naturaleza es una idea desde la que repensar nuestra exis-


tencia, replantear nuestra cultura y por tanto: nuestros monstruos.
Reconocer la función apotropaica del monstruo y amar la extrañe-
za, las uniones de los fragmentos y la yuxtaposición de contextos
del paisaje monstruoso, nos ayuda a comprender nuestra posición
en el mundo. No en vano los monstruos suelen protagonizar nues-
tras pesadillas.

13.  Donna Haraway, Las promesas de los monstruos, Holobionte Ediciones,


Barcelona, 2019.

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Sueños fotomontados

【7】
La profundidad inconsciente. El alma de las cosas

A vanza el sueño. Un estanque pequeño. El poder del agua es-


tancada supone un magnetismo extraordinario: el charco, el pozo,
el agua quieta, espejo negro cuya profundidad ignoramos. El agua
como elemento disolutivo, el inconsciente. Bachelard distingue
entre la verticalidad aérea del espíritu y la verticalidad que se den-
sifica hacia la profundidad de la materia, el alma de las cosas. Nos
habla de una imaginación abierta: «Al margen de toda metáfora, es
necesaria la unión de una actividad soñadora y de una actividad idea-
tiva para producir una obra poética. El arte es naturaleza injertada» 14.
Volvemos constantemente a un espacio liminar, intermediario,
imaginal:

[…] el inconsciente sabe más que la consciencia, pero es un saber de


tipo esencial, un saber en la eternidad, casi siempre sin relación con
el Aquí y Ahora, al margen de nuestro lenguaje racional. Solo cuando
le damos la oportunidad de que se exprese, penetra en el reino de
nuestro entendimiento y se nos hace perceptible […] 15.

14.  Gaston Bachelard, “Las aguas profundas, las aguas durmientes, las aguas
muertas, ‘el agua pesada’ en la ensoñación de Edgar Poe”. El agua y los sueños. La
imaginación de la materia, Fondo de Cultura Económica, México, 2003.
15.  Carl Gustav Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos, Seix Barral, Barcelona,
2014.

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La vigilia consciente

【8】
La deriva del sueño (la deriva como vía creadora)

U na deriva es una dirección cuyo rumbo desconocemos y que


solo puede ser trazado cuando esa deriva termina: «He tenido tiem-
po de desdoblarme / Y ver mi rostro en otras vidas / Ya tiré la piedra al
centro del estanque / […] / Ha prendido el bosque al incendiar la orilla
[…]» 16. No hay timón en la deriva y por esto mismo hay esperanza
en ella: «El soñador va a la deriva. Al verdadero poeta no le satisface la
imaginación evasiva. Quiere que la imaginación sea un viaje» 17.
El sueño no es un disfraz, ni es un mensaje. Los sueños pueden
alcanzar y traer consigo contenidos exteriores a la circunstancia
inmediata y al mundo subjetivo del soñante en el momento del
sueño. El sueño no es una construcción cultural, aunque partici-
pe de las construcciones culturales, el sueño es un acceso íntimo
hacia un existir sin conciencia del yo que nos separe de todo aque-
llo que no podemos identificar con él. El sueño es un fenómeno
natural:

Toda conciencia separa; pero en cambio en el sueño penetramos en


el hombre más profundo, más universal, más verdadero, más eterno
[…], en la naturaleza indiferenciada desnuda de toda individualidad.
El sueño procede en esta profundidad vinculada a todo y así todavía
es tan infantil, tan grotesco, tan inmoral 18.

16.  Fragmento de la canción La Deriva, Vetusta Morla, Álbum: La Deriva,


Sello: Pequeño Salto Mortal, 2014.
17.  Gaston Bachelard, op. cit.
18.  Carl Gustav Jung, op. cit.

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Sueños fotomontados

【9】
El estanque y el incendio

L a imaginación opera en el umbral entre aquello que vivimos


y que ignoramos y aquello otro que podemos conocer. Es allí, en
el íntimo ejercicio de una exploración en la que Puer se alía con
Senex, cuando nuestra sombra nos acompaña amigable, cuando
nuestros monstruos dejan de ser antagonistas, cuando nuestro yo
es poco más que un nombre propio (desdoblado en otras vidas). En
el reflejo de la profundidad del estanque se produce la ignición del
fuego creador, el acceso al mundo imaginal:

La substancia material del espejo, metal o mineral, no es la substan-


cia de la imagen […]. La imaginación activa es el espejo por excelen-
cia, el lugar epifánico de las imágenes del mundo arquetipo; por eso
la teoría del mundus imaginalis es inseparable de una teoría del co-
nocimiento imaginativo y de la función imaginativa. Función verda-
deramente central, mediadora, […] que permite a todos los universos
simbolizar unos con otros, y que nos lleva a representarnos, experi-
mentalmente, que las mismas realidades sustanciales asumen formas
que corresponden a diversos mundos […]. Es la función cognitiva de la
Imaginación lo que permite fundamentar un conocimiento analógico
riguroso, escapando al dilema del racionalismo habitual, que reduce
la elección a los dos términos de un dualismo banal: o la ‘materia’ o
el ‘espíritu’ […] 19.

19.  Henry Corbin, op.cit.

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La vigilia consciente

【10】
La pesadilla

Devoración y regeneración. Y llegan los leones y el pánico.


Decía Borges en Dreamtigers, que a él su tigre «causado» le quedaba
imperfecto, «disecado o endeble, o con impuras variaciones de forma,
o de un tamaño inadmisible, […] o tirando a perro o a pájaro». Borges
jugaba a inventar un sueño y su tigre era imposible porque faltaba
Pan. Cuando Pan aparece, la pesadilla se precipita: el pánico.
La soñante ha causado tantas veces este sueño que el pánico
se ha transformado en otra cosa. Se abandona, ya sin miedo, a la
oscuridad de las fauces del primer león. Sabe que el sueño es así,
que no morirá, que es un recorrido que debe repetir con intriga
en lugar de miedo. Jung consideraba algunos sueños reiterados
como anticipadores de un importante desarrollo en la psique del
sujeto 20. Este comenzó siendo una pesadilla, a plena luz del día, en
la que los monstruos eran los leones:

La hora de Pan era siempre al mediodía […] el cénit del día, como el
punto culminante de la potencia natural, que se conjuga tanto con la
fuerza vital como con su opuesto, […] momento en el que mi sombra
y yo somos uno […] constituye un momento de transición y, como la
medianoche, el amanecer y la puesta de sol, un eje de orientación
primordial para lo que podría llamarse reloj simbólico 21.

La cualidad pánica de la pesadilla consiste en un abordaje bru-


tal de naturaleza instintiva que exige nuestra atención inmediata
sobre un asunto concreto que desconocemos. Este abordaje pro-
duce pánico de muchas formas. Para esta conmoción se alían ele-
mentos complejos: monstruosidad, sexualidad, brutalidad… que se
representan en el dios Pan, quien da nombre a esta emoción.

20.  Mary Ann Matoon, op.cit.


21.  James Hillman, Pan y la pesadilla, Ediciones Atalanta, Girona, 2016.

35
La vigilia consciente

La soñante repite constantemente el circuito de este sueño en-


criptado formando parte de la digestión del sueño. Una vez devo-
rada, circula de nuevo por su estructura y es devorada otra vez. Es
un ciclo, una regeneración: la verticalidad del pensamiento, los
alambiques del laboratorio, el espacio del sueño insinuando viajes,
el giróscopo dorado, visiones y monstruosidades, la profundidad
de lo inconsciente. El fuego. La vida artística de la soñante, que
seguramente empezó cuando terminó la pesadilla, cuya estructura
regenerativa se repite ahora en la vigilia consciente del trabajo de
Mabi Revuelta.

Nota final

L os párrafos de este sueño están llenos de imágenes cuya am-


plificación exhaustiva excede en mucho las posibilidades de exten-
sión del presente texto. He señalado algunas generalidades; aque-
llas en las que el sueño de Mabi Revuelta barajado con su trabajo
Sueños fotomontados han tocado en mi inconsciente, actualizando
temas de reflexión en coincidencia con mis intereses. Agradezco
a la soñante esta oportunidad para manifestar mi confianza en el
trabajo sobre el profundo significado de las imágenes como guías
de sentido para nuestro existir. Otra forma de vivir es posible si las
interrogamos y nos dejamos interrogar por ellas.

Helena González Sáez (Bilbao, 1964)


Su intensa imaginación y una pasión indagatoria innatas se alían con sue-
ños recurrentes y lecturas de biografías de artistas, empujándola a profesar
en la creación artística —en particular en su aspecto taumatúrgico— a
finales de los setenta. Desde entonces usa la pintura, el dibujo y la escritu-
ra como herramientas para sondear la incógnita humana y sus hechos.

37
Ene begiak ixtea, basoa piztea
43. or.

Esna-aldi kontzientea, Amets fotomuntatuak


53. or.

Narrazioa: Helena González Sáez


Collageak: Mabi Revuelta
Ene begiak ixtea, basoa piztea

E rrudun sentitzen naiz.


Ezohiko abantaila bat dut: nire orainaldiko patuaz jakitea, iragane-
an finkatutako amets baten bitartez. Ez dira hiru denbora gune, higi-
tzen den denbora haize kirri bat baizik, eta ni harekin batera. Bizirau-
tearen bila jardun dut. Eta nire lehoia aurkitu dut.
Ametsa esnatu nuen, lehenik eta behin, alboetara zuhaitzak landa-
turik zeuzkan espaloi luze bat kausatuz【1】.Zuhaitz luzeak, edo ez hain
luzeak, adarrak airean sustraitzen zituztenak; airea hain zen sotila, hain
gardena, bai baitzirudien ez zela existitzen. Aire garden hark soinu urr­
unak zekartzan, ahotsak, txori oihartzunak, harrabotsen xuxurlak.
Bulkada batek gainezkaturik, esploraziorako haur sentimendu
batean gatibu, leku hartaz gehiago jakin nahi izan nuen, eta in-
guruari erreparatu nion.
Ene begiek aire ikusezina bilatu zuten zuhaitzen adarren artean.
Aire ikusezinaren eta nire begietako adarren arteko haren oihartzu-
nen bila, hantxe aurkitu nuen, eskuinetara, zubi bat, baso baterantz
trenbide bat gainetik zeharkatzen zuena. Ene eskuinetara, idazke-
rak aurrera egiten duen aldera, etorkizuna, zintzotasuna, eguzkia
omen dauden lekura, hantxe: jitoak Azken Bidea sentiarazten dizu.
Bidegurutze batean pentsatu nuen, asmakizun batean. Bidegurutze
bat hartu nuen gogoan, igarkizun bat. Aireak tren baten soinu urru-
nak zekartzan. Aireak, txoko batean esaldi bat harrapatu, eta handik
kilometrotara eramaten du, zuri belarri ertzera beste zerbait konta-
tzeko. Airea da bidaiaren espazioa, badoana eta badatorrena. Ha-
ren bolumenetako aldakortasunak korronteak sortzen ditu, brisak,
urakanak, tifoiak, irudiak materiaz gabetzen duen ihes goranzkoa【2】,
kimiotizatzen eta pentsamendu, amets eta errebelazio gisa desti-
latzen dituen elikadura-xurgatzea. Aireak nire irudimena xurga-
tzen zuen bertikaltasun zorabiagarrian, izar pentsamendu batean;
hartan gora igo nintzen paisaiaren gainerakoa ikusiz, harik eta
goxoki akituta gelditu nintzen arte Azken Bidearen errealitate

43
Ene begiak ixtea, basoa piztea

horizontalean; eta hala jakin nuen handik ez zirela niregana hel-


duko argazkilari kosmopolita bezalako pertsona urrunak baizik.
Badira lurraren barruko bidaiak, gailurretan edo dohatsuak【3】ia
ezin ikusizko moduan bizi diren espazioetan baino betetzen edo
egiaztatzen ez direnak. Nik airetatik hegan bidaiatuko nuke.
Zubiak bi alde seinalatzen zizkidan. Haietako batere ez nuela hau­
tatu beharko ulertu nuen, igarotzea bera baino. Helburu esplizitua.
Urrezko zubia. Ihesi doan etsaiari, zilarrezko zubia. Airearen txokoe-
tan, Gizateriak tximeletak gogaitzen ditu. Sorginek babestu egiten di-
tuzte, beren zuhurtziazko erratzekin. Zalaparta zeru-goietan. Denbora
behar dut denbora bat eraikitzeko, suntsitzeko. Zubi honekin egin de-
zaket. Basoarekin erraztatu dezaket.
Beheraxeago egin nuen nire igeri egotean, eta kea, beharbada txi-
minia hartakoa, begietan sartu zitzaidan. Neskatila baten eskalako
panpina-etxe batekoa zen. Kearen atzean, urrea: zabu zientifiko batek
distira egiten zuen etxetxoaren ondoan, barnean esfera urre-kolore bat
zuela. Filosofoen Urrea zela jakin nuen, egunero isuritako urre batez
osatua, eta etxetxoa ni neu nintzela. Haur jostailua giroskopio bat zen,
neskatila baten tamainakoa. Haren uztaia eta balantzatxoa ere, urrez-
koak. Nire begietako urrea. Bira bakoitzean, toles bat, formula bat, isla
bat. Aldaketa bakoitzean, zientzia bat, bizitzaren ezkutuko ingenia-
ritza mekanikoaren mirari bat. Doitasun haserregarri eta fidagarria,
sentikorra edozein korronte intelektualekiko. Jostailu zientifiko bat,
posi­zioak eta norabideak, nireak eta besterenak, antolatzeko. Eta nire
garraiobidea horixe zela ulertu nuen. Probatzea besterik ez nuen. Igo,
eta bitxikeria bat galdetu nuen: Kapitalaren bizitza sekretua?. Tamaina
guztietako ideia-sortak ateratzen ziren hegan giroskopio urre-koloretik,
eta abian dabilen aire hori guztia haizekirri bihurtu zen, nire bularre-
ko sua biziagotu egiten zuen haizekirria, eta erraldoi sentitu nintzen.
Erraldoia izaten utzi didazu. Eta ondo egin duzu.
Panpina-etxearen ate itxiko ateburuaren azpian babesturik,
sakelan bilatu nuen nire Pishsalver botilatxoa 【4】. Edan nazazu
—esan zidan botilatxoak—. Edan egin zuen —pozoiaren poza—, eta
panpina­-etxera sartu nintzen, orain nire tamainakoa baitzen. Haren

45
Amets fotomuntatuak

barruan: sukalde oso bat, behar den guztiarekin. Nire baitan zerbai-
tek oihu egiten zuen: ez izan lotsarik, dei ezazu segituan ate hilezko­rrean.
Berehala sentitu nuen nola jakituriaren hatsak nire bularrean gartu-
tako nire espirituaren suaren parte batek hegan egiten zuen etxe-
an kokatzera, jada nirea ez zen zerbait bilakatuta. Salvator mun­di.
Anima mundi. Bake arrotz batek hartu ninduen. Une batzuetan
atse­den hartu ahal izan nuen, baina ez nuen esnatu nahi izan. Zubi-
az bestaldeko basoarekin egin nuen amets, nire izena ahoskatzen
zuen zilarbizizko iluntasun batekin egin nuen amets. Nire izena-
ren hotsa basoko hostotza distiratsuan ispilatu zen, estatua baten
antzeko emakume zuri dirdaitsuaren itxura harturik. Zurruntasun
espektral batek harturik, emakumeak hatz luze batez lurreko hutsu-
ne batzuk seinalatu zituen, armairu ondo itxiak ziruditenak. Haien
barruan haizearen hezurrak egongo zirela pentsatu nuen, aspaldi
ari bainintzen haien bila. Kontuz belaunikatu, eta hatz-koskorrekin
joaz deitu nuen. Ateak ireki, eta hutsuneen iluntasunetik bi eskeleto
agertu ziren, bata zuria eta bestea beltza. Fin eta dotoreak, filigra-
na bikainezkoak eta manera ia aristokratikokoak, ardo gorri-gorria
edaten zuten hasperenez zizelkatutako edalontzi dotoreetan. Batek
esan zuen: beldurtu nazazu. Beti nago hanka bat hilobian, exajeratu gabe.
Errudun sentitzen naiz. Txikizio honen guztiaren eragilea naiz,
arduradun nagusia: ez naiz lotsa nire patuaren preso izateaz; na-
hiago hau, hamarkadaz hamarkada amarruz amarru ibili baino.
Nostalgiarik ez nire oroitzapenetan, etengabeko orainaldi batera-
ko eskailera-mailak baino ez, heriotzak behin eta berriz ekitea une
batez indargabetzen duen berpizte errepikakor bat【5】. Ametsera
birjaiotzen naiz, beraz, behin eta berriro, isilpean argitzen nauen
altxor ulergaitz bera milaka aldiz kausatuz.
Ametsera itzuli naiz. Zirriborro biki eta paralelo haien aurrean,
hilerri abandonatu batean nengoela ohartu nintzen. Ahaztuta nen-
goen hilerri zahar harekin. Emakume hura, harria bezain zuri eta
zurruna, distiraka ari zen ilargia bezala, eta inkubu bat kulunkatzen
zuen bere aldakaren gainean. Emakume guztien amona zela sentitu
nuen, lehendabiziko amona: emakumeak beren sexuak gorabehera

46
Ene begiak ixtea, basoa piztea

emakume zireneko emakume bat. Feminista txarra ote naiz? Beti


liluratu izan naute estatuek, batez ere animalia gorputzeko emakume
irudiak, venus-ak: haiei dagokie linbo mingarriak aurkitzea. Baina
emakume honek gogorarazi egin diezazuke; begiratzen didazunean,
gogoan izan arazo bat dudala erasokortasunarekin. Psikologoengana
joan izan naiz, baina alferrik. Ez ziren oso onak izango. Besterik gabe
esan zidaten perfektua naizela, xehetasun batengatik izan ezik. Kol-
darki, isilean gorde zuten amets hauxe dela xehetasun hori. Bazuten
zeren beldur izan, ez diet isildu izana aurpegiratzen: nire aliatuak
ukaezinak dira. Horrexegatik igo nintzen haitz batera, hobeto begi-
ratzeko, zerua bat-batean gris jarri baitzen, patuaren erradiografia
bezala, eta Natura da ez-desiratu ezin dugun hura【6】.
Astrogiroa dirdaika ari zen urrutian. Bururako, dena da urre
purua… eta hain juxtu kafetegi honetan eserita nengoela, eskola ma-
gistrala, bakarrik neure buruarekin: han izan nintzen, urmael hondo-
ko arrain laranjei, karpei, begira, Amuarrain Hegalariari segika【7】,
ezin eutsizko buruaren gaitz berria. Eta hari jarraika urmaelean sartu
nintzen. Eta urmaela txikia zen, eta nire egonezina gero eta handia-
goa. Eta neure burua erdibitzeko beta izan nuen, neure aurpegia beste
bizitza batzuetan islaturik ikusi nuenean, herriko frontoiaren ondoan.
Basoa piztu nuen ur-bazterrari su eman nionean【8】. Eta beharbada
horregatik, edo beharbada ur barearen barrunbera burua atera, eta ha-
maika gauza eder ikusi nuelako —belarrak, arrainak, loreak, haitzulo-
ak, harri­-koskorrak, zuhaitz-sustraiak—【9】,eta beharbada nire irudi-
meneko objektuak amiltzen ari zirelako, eta beharbada aire mezularia
berriro asaldatu zelako, edo beharbada haren bertikaltasun zorabiaga­
rriak kea bultzatu zuelako beste behin nire begietaraino, eta beharbada
horregatik guztiagatik, edo horretako ezerengatik ez, orduan eta baka­
rrik orduan, behar zen unean bertan agertu ziren: nire aliatuak. Orduan
ikusi nuen, alboetara zuhaitzak —zuhaitz luzeak, edo ez hain luzeak—
landaturik zeuzkan espaloiaren amaieratik, lehoi saldo bat niregana
zetorrela lasterka. Ezin izan nintzen mugitu. Zain geratu nintzen, haie­
tako lehenak ahoa noiz zabalduko, eta berriz irentsiko ninduen【10】.
Pentsatu nuen: honek heriotzara baino ez darama. Eta amore eman nuen,
esaneko, partidaren hurrengo mugimendua zein izango.

49
Esna-aldi kontzientea, Amets fotomuntatuak

【1】
Irudien kausazioa ametsean

Ameslariak badaki bere ametseko irudiek kristaldu egiten


dutela instantzia ezezagun, ilunetatik datorren prezipitazio bat; in-
stantzia horietan ameslariak esku hartzen du modu ezezagunen ba-
tean 1. Irudi onirikoen dekantazioari buruzko intuizioa, haien jatorri
misteriotsuaz, gizateria ameslaria bera bezain antzinakoa da. Un-
earen eta kultur testuinguruaren arabera iturri batzuk edo besteak
har­tzen dira kontuan. Arrazoi patologikoak zein unean uneko arra-
zoiak, inguruarekin lotutakoak, esna-aldiaren kondarrak, eta abar.
Eguneroko giroa da irudi-iturri emankorrena, baina ametsean era
ezberdinean egiten dute dar-dar, edo molde itxuraz zentzuga­bean
elkartzen dira, ohikoaren eta numen-aren artean, ezagunaren eta ar-
rotzaren artean, eta sarri efektu gaitzesgarria eragiten dute: «arroz­
tasun aztoragarria ohikotasunean», Freudek bere Lo siniestro (1919)
testuan azaltzen zigun moduan. Konbinatoria horrek adieraz­ten
du irudi horiek bestelako izaera bat dutela, beren itxu­ratik harago.
Beren ezaugarrietako zeinuak beren buruaz arrotz diren edukietan
katigatzen dira, ametsaren unera daramatzatela, irudi sinboliko
bihurtzen dituztela: lo dagoenak oraingoz ezagutzen ez dituen
gertakari psikikoen formulazioa, lo dagoenak argitu beharrekoak.
Irudi kausatuak familiarrak zaizkio ameslariari: oso paraje eza-
guna, askotan ibilia, esna-aldian han egoten ez diren objektu­ekin.
Beharbada arte-sorkuntzako prozesuek ere badute irudien prezipi­
tazio bidezko formulazio horretatik, baita esnanahi­-ikerketaren
bidezko geroko anplifikazio-prozesutik ere…

1.  Borgesek jada barrundatzen zuen hori, bere tigre inperfektuaren


kausazioaz hitz egiten digunean, Dreamtigers ipuinean; eta bere Libro de sueños-
en hitzaurrean (Torres Agüero Editor, Buenos Aires, 1976) Coleridge-ren
arrazoibidera igortzen gaitu: haren arabera, esna-aldian irudiek sentimenduak
eragiten dituzte; ametsean, berriz, sentimenduek eragiten dituzte irudiak.

53
Esna-aldi kontzientea

【2】
Sorkuntza goranzko mugimendu gisa

Airearen presentzia arnastearen presentzia bezain zaila da


detektatzen: biak hain dira jakinekoak, azkenean ikusezin bihur­
tzen baitira gure kontzientziarako. Egun argi, garden batek aireaz
hitz egiten digu. Espazioan kokatutako objektuen enuntziazioak
ere bai. Eta zuhaitzen presentziak, haien keinu goranzkoak, aire-
az eta bertikaltasunaz hitz egiten digu. Zuhaitzaren bertikaltasu-
na goranzko prozesuak laguntzen duen tresna gisa: sustraietako
elikatze ilunetik, landare arnas-emisiora; elikatzen gaituenaren
ilun­tasunetik —ez dugu haren muina ezagutzen—, pentsamendu
kontzienteraino —gure mandatari agerikoena—.
Bachelardek liburuki oso bat eskaini zion irudimena abian
gaiari buruzko ikerketari. Azaltzen digunez, «benetako bertikaltasu-
na fenomeno psikikoen altzoan bertan agertuko da» 2, beti ere irudi-
menarekin eta pentsamenduarekin elkarturik. Espirituaren ideia,
beti pentsamenduari eta aireari loturik:

Goranzko ihes-ibilbidean, hitz poetikoa beti aritzen da ‘dohain gidari’


gisa, irudimen bertikalarekin uztartzerakoan irudiak materiagabe­
tzen baititu, eta anbibalente bihurtzen: errealak (kristaltzea) eta
irudizkoak (lurruntzea) 3.

2.  Gaston Bachelard, El aire y los sueños. Ensayo sobre la imaginación y el


movimiento, Fondo de Cultura Económica, México D.F. 1993.
3.  Amalia Pedemonte, “Gaston Bachelard: Airea eta Ametsak”. La audacia de
Aquiles, https://aquileana.wordpress.com/2008/01/23/gaston-bachelard-el-aire-y-
los-suenos/ (2019ko ekainaren 29an ikusia).

55
Amets fotomuntatuak

【3】
Bidaiak eta ametsaren espazioa

Pentsamenduaren mugimendu etengabe hori, irudimenerako


gaitasunak bultzatzen du. Ez dugu gaitasun hori fantasiarekin na-
hasi behar —fantasmaren ahaide baita—, ezta irudimen arruntarekin
ere. Pertzepzio modu berariazko bat, errealitate ordena berariazko
batentzat: Non-ez-eko mundua. Leku bitarteko eta bitartekari bat,
eta pentsamendu bitartekari bat, kokagune ezezagun, formarik gabe,
susmo, oihartzun, argi gisa deitzen digun horren eta lagunartean
errea­litatea esaten diogun horren artean:

[…] ontologikoki zentzumenen mundua eta adimenaren mundua be­


zain mundu erreala; pertzepzio ahalmen berezkoa behar duen mundu
bat; funtzio kognitiboa, balio noetikoa duen ahalmena, zentzumenen
bidezko pertzepzioa edo adimenezko intuizioa bezain errealak. Ahal-
men hori irudimen-gaitasuna da, eta oso tentuz ibili behar dugu gi-
zaki modernoak ‘fantasia’ deitzen duen irudimenarekin, haren ustez
‘alegiazkoa’ baino sortzen ez duenarekin 4.

Imajinala, beraz, ezberdin du egiten da, bereizirik, irudizkotik.


Artis­ta ameslariak gaitasun imajinal hori lantzen du, bidea irekiz sin-
boloz jositako paisaia baterantz; sinbolo horien artean, argi ageri da
bidaia (bideak, zubiak, trenbideak). María Zambranok dio amets oro
dela bidaia magiko bat, eta niak, ametsen bitartez, gure bizitzako es-
kualde, bazterretatik, bidaiatzen duela 5. Ameslariak bere bizitza osoa
amesten du amets bakarrean, zorionekoenganako 6 bidaia batean. Hori-
etako bat ameslaria da, eta haren ahalmen imajinalak behartzen du
—kontraesanetik harago, paradoxan— antiheroia izatera, behin eta
berriz bilatuz gizateria guztiz gizatiar batean.

4.  Henry Corbin, “Mundus Imajinalis: Lo imaginario y lo imaginal”. Axis


Mundi: cosmología y pensamiento tradicional, Nº 4, 1995.
5.  María Zambrano, Los sueños y el tiempo, Ediciones Siruela, Madrid, 1992.
6.  María Zambrano, Los bienaventurados, Ediciones Siruela, Madrid, 2004.

56
Amets fotomuntatuak

【4】
Eskalak, tamainak, haurtzaroa eta ametsaren bidez haztea

Alicek bi aukera ditu: bata, jan nazazu dioen pastel ttipi bat
jatea eta tamainan haztea; bestea, edan nazazu dioen botilatxo bat-
en edukia 7 edatea, eta tamainaz txikitzea. Txikiturik, ate azpitik
igaro ahalko da. Handiturik, giltza hartu ahal izango du. Amet-
saren espazioan ez dago kontraesanik 8.
Ameslaria neskatila baten tamainako etxe batean sartu da.
Sukalde bete bat ikusten du: antzaldaketen lekua. Hor egosten da
dena. Sukalde horretako beharrezko tresna guztiek ematen dituzten
aukera guztiek laborategi bat iradokitzen dute: berdin dio sorgin
baten lapikoa, alkimista baten matrazea, urdaila, zientifiko baten
alanbikea… Han dauka sukaldean aritzeko behar duen guztia. Etxe­­a
unibertso psikiko bat da, eta sukaldea haren parte da, haren bi-
hotza, han baitago sutegia, betiere piztuta eutsi behar zaion su
eraldatzailea 9.
Etxearekin uztarturik, jolas den aldetik, eta neskatila baten ta-
mainari eutsiz: giroskopioa. Bi arketipo —Puer (haurtzaroa) eta
Senex (helduaroa)— etengabeko borrokan. Borroka horrek adieraz­
ten du izate sakonaren kontzientziaren garapena, Puer eta Senex
aldi berean batu ditzakeena. Heldutasuna, mutur bien arteko oszi-
lazioa gutxitzeko ahalmena izatea da, kontraesanik gabeko elkar-
bizitza batean integratzea 10.

7.  Pishsalver da Aliceri txikitzen laguntzen dion edabea. Lewis Carrollen


idazlanei buruzko hainbat glosariotan agertzen da.
8.  Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas y Alicia a través del espejo,
Plutón Ediciones, Barcelona, 2010..
9.  Gastón Bachelard, La poética del espacio, Fondo de Cultura Económica,
Buenos Aires, 2000.
10.  James Hillman, “Senex & Puer.” James Hillman Uniform Edition, Vol 3.
Putman, Ct.: Spring Publications Inc., 2005.

58
Esna-aldi kontzientea

【5】
Ametsak eta irudipenak

Sormen artistikoa «heriotzak behin eta berriz ekitea laburki neu-


tralizatzen duen berpizte errepikakorra». «Palinginesia beharrezko» hori
oinarrizko edukia da amets askotan, pribatuaren arlotik harago
doazenak, eta errituaren bitartez gizarte-tresna gisa eskaintzen
direnak 11. Amets pribatu askok eleberriak, saiakerak, artelanak eta
ikerketa zientifikoak sortarazi dituzte; eta amets ugarik bizitzak
aldarazi dituzte, beren edukiak kontzientziara jaurtiz 12. Esna-­
aldian, irudi onirikoak dekantatu egiten dira, ideiak eta beste irudi
batzuk sortuz, egunerokotasunaren etete uneetan; gainditzen gai-
tuen zerbaiten eramaile hutsak garela sentitzen dugu, zeharkatzen
gaituzten eta irudi gisa iragazten ditugun mezuak bidaltzen ditu-
en zerbaiten eramaile.
Esperientzia ameslari horrek dimentsio inkontzientea lotzen
du eguneroko objektuen munduarekin. Errealitatea deitzen dugun
horren pertzepzioa eraldatzen digu: elkar ulertzeko gizarte-itun
topiko bat izatetik, bata bestearekin lotutako mezuen arlo anpli-
fikatua izatera pasatzen da. Egunerokotasuna ikaskuntza sinbo-
likorako Via Regia, bide nagusi, bilakatzen da, eta gauza bakoitza,
gertakari bakoitza, esaldi bakoitza, esanahi-iturburu geldiezin
gisa azaltzen dira.

11.  Joseph Campbell, “El mito y el sueño.” El héroe de las mil caras. Fondo de
Cultura Económica, México, 1972.
12.  Adibideak aurki ditzakegun hemen: Joseph Campbell, ibíd.; Jacobo
Siruela-ren El mundo bajo los párpados bilduman (Ediciones Atalanta, Girona,
2010) eta Mary Ann Matoon-en El análisis junguiano de los sueños liburuan
(Ediciones Paidós, Buenos Aires, 1980).

59
Esna-aldi kontzientea

【6】
Naturaren eta kulturaren arteko mugaren abolizioa:
munstroari abegi ematea.

E zinegona ametsa amaitu baino lehen agertu ohi da ameslari­


arengan. Atsekabe bitxia da estatua batekiko, sotilki itxuragabea,
deserosoa, anormala. Zer edo zer agertzen da, ametseko gainerako
irudiak, sentipenak eta gertakariak bezain ezohikoa eta nabarme-
na izanik ere, bereziki deserosoa eta ia jasanezina gertatzen dena:
munstrokeria azaltzen da. Munstroa: naturaren eta kulturaren ar-
teko sinbiosi konpasgabea, antzinako garaietatik. Munstro horren
alderdi naturalak (bizirik dago) bihurtzen du bereziki izugarria.
Haraway-k garbi azaltzen digu kulturaren eta naturaren arteko
harremanez dugun pentsamoldea birkokatzeko beharra:

Beraz, natura ez da leku fisiko bat joan daitekeena, ez altxor bat


giltzapetu edo bildu daitekeena, ez salbatu edo bortxatu beharreko
esentzia bat. Natura ez dago ezkutaturik eta, beraz, ez dago agerian
jarri beharrik […] natura ez da trokel bat, ez baliabide bat, ez tresna
bat gizakiaren ugalketarako. Aitzitik, natura topos bat da, leku bat,
gai komunetan kontuan izan beharreko leku erretoriko edo topiko
gisa ulerturik; natura da, zentzu hertsian, ‘leku komun’ bat 13.

Natura gure existentzia berriz pentsatzeko ideia bat da, gure


kultura birplanteatzeko, eta beraz: gure munstroak. Munstroaren
funtzio apotropaikoa aitortzeak, eta munstro-paisaiaren harrime-
na, zatien batuketak eta testuinguruen justaposizioa maitatzeak
munduan dugun posizioa ulertzen laguntzen digu. Ez alferrik iza-
ten dira munstroak gure amesgaiztoen protagonistak.

13.  Donna Haraway, Las promesas de los monstruos, Holobionte Ediciones,


Barcelona, 2019.

61
Amets fotomuntatuak

【7】
Sakontasun inkontzientea. Gauzen arima

Ametsa aurrera doa. Urmael txiki bat. Ur geldituaren botereak


magnetismo berezia dakar: istila, putzua, ur geldia, zein sakon-
tasun duen ez dakigun ispilu beltza. Ura, elementu disolbatzaile
gisa, inkontzientea. Bachelardek bereizi egiten ditu espirituaren
aireko bertikaltasuna, eta materiaren sakontasunerantz, gauzen
arimarantz, trinkotzen den bertikaltasuna. Irudimen ireki batez
hitz egiten digu: «Metafora guztiak gorabehera, lan poetiko bat sortze­
ko, beharrezkoa da batzea amets-jarduera bat eta ideia-jarduera bat.
Artea natura txertatua da» 14. Behin eta berriro itzultzen gara atalase
espazio, espazio bitartekari, irudizko batera:

[…] inkontzienteak kontzientzia baino gehiago daki, baina jakintza


modu funtsezkoa da, eternitatean jakitea, ia beti harremanik ga­
bea Hemen eta Orainarekin, gure lengoaia arrazionaletik aparte.
Adieraz­teko egokiera ematen diogunean baino ez, gure adimenaren
erresuman sartu, eta hautemangarri egiten zaigu […] 15.

14.  Gaston Bachelard, “Las aguas profundas, las aguas durmientes, las aguas
muertas, ‘el agua pesada’ en la ensoñación de Edgar Poe”. El agua y los sueños. La
imaginación de la materia, Fondo de Cultura Económica, México, 2003.
15.  Carl Gustav Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos, Seix Barral, Barcelona,
2014.

62
Esna-aldi kontzientea

【8】
Ametsaren desbideratzea (Deriba sorbide gisa)

Deriba: norabidea ezezaguna zaigun ibilbidea, amaitzen de-


nean baino ezin trazatu daitekeena: «Neure burua erdibitzeko astia
izan dut / eta neure aurpegia besteren bizitzetan ikusteko / Bota nuen
harria urmael erdira / […] / Basoak su hartu du ur-bazterra piztean […]» 16.
Deriban lemarik ez, eta horrexegatik bada itxaropenik bertan:
«Ameslaria jitoan doa. Benetako poeta ez da gogobetetzen saiheskako
irudimenarekin. Irudimena bidaia bat izan dadin nahi du» 17.
Ametsa ez da mozorro bat, ezta mezu bat ere. Ametsek eduki-
ak iritsi eta berekin ekar ditzakete, gertuko inguruabarretatik eta
ameslariak ametsaren unean mundu subjektibotik kanpokoak.
Ametsa ez da kultur eraikuntza bat, eraikuntza kulturalen parte
bada ere; ametsa barne-sarbide bat da ni-aren kontzientzarik ga­
beko bizitza baterantz, harekin identifikatu ezin dugun guztiaz
banatuko gaituena. Ametsa naturazko fenomenoa da:

Kontzientzia orok banatu egiten du; ametsean, berriz, gizakirik sako-


nen, unibertsalen, egiazkoen, eternalengan sartzen gara […], indibid-
ualtasun orotatik biluztutako natura bereizi gabean. Ametsak guz-
tiari lotutako sakontasun horretan dihardu, eta hargatik da oraindik
hain haurrena, hain irrigarria, hain inmorala 18.

16.  “La Deriva” abestiko zatia, Vetusta Morla, Album: La Deriva, Disketxea:
Pequeño Salto Mortal, 2014.
17.  Gaston Bachelard, op. cit.
18.  Carl Gustav Jung, op. cit.

65
Amets fotomuntatuak

【9】
Urmaela eta sutea

Irudimenak dihardu bizi garen eta ez dakigun, eta jakin deza-


kegunaren beste horren arteko atalasean. Hantxe, Puer-ek Senex-­
ekin bat egiten duen esplorazio jarduera barnekoian, gure itzalak
onez onean laguntzen gaitu, gure munstroek antagonista izateari
uzten diotenean, gure ni-a izen berezi bat baino ezer gutxi gehia-
go denean (beste bizitza batzuetan zabaldurik). Urmaelaren sakon-
tasunaren islan pizten da su sortzailea, irudi-munduaren sarbidea.

Ispiluaren substantzia materiala, izan metalezkoa edo materiala, ez


da irudiaren substantzia […] Irudimen aktiboa da ispiluetan ispilua,
arketipoen munduko irudien leku epifanikoa;hargatik ezin daiteke
bereizi mundus imaginalis-aren teoria, irudimenaren ezagutzaren
eta funtzioaren teoria batetik. Funtzio benetan erdigunekoa, bitarte­
karia, […] unibertso guztiei batzuk besteekin sinbolizatzeko bidea
ematen diena; eta bultzatzen gaitu esperimentalki irudikatzera
errea­litate funtsezkoek berek mundu anitzei dagozkien formak har­
tzen dituztela […]. Irudimenaren funtzio kognitiboak ahalbidetzen du
ezagutza analogiko zorrotza oinarritzea, ohiko arrazionalismoaren
dilemari ihes eginez, bitasun hutsal bateko terminoen artean hau-
tatzera baitarama: edo ‘materia’ edo ‘espiritua’ […] 19.

19.  Henry Corbin, op.cit.

66
Esna-aldi kontzientea

【10】
Amesgaiztoa

Irentsia izatea eta birsortzea. Eta badatoz lehoiak eta izu-­


ikara. Borgesek zioen, Dreamtigers-en [Ametsezko tigreak], bere
tigre «kausatua» akastun geratzen zitzaiola, «disekaturik edo makal,
edo forma aldaera lizunekin, edo tamaina onartezinaz, […] edo txakur
edo txori eitearekin». Borges amets bat asmatzera jolasten zen, eta
haren tigrea ezinezkoa zen, Pan falta zelako. Pan agertzen denean,
amesgaiztoa bizkortu egiten da: horra izu-ikara (panikoa).
Ameslariak hainbeste aldiz kausatu du amets hau, izu-­ikara
beste zerbait bilakatu baita. Amore ematen du, beldurrik gabe
jada, lehen lehoiaren ahutzen iluntasunaren aurrean. Badaki ame­
tsa horrelakoa dela, ez dela hilko, ibilbide bat dela, beldurrik ez eta
jakin-minez errepikatu beharrekoa. Jung-en ustez, amets errepi-
katu batzuk subjektuaren 20 psikearen garapen nabarmen baten
aurreratzaile izan daitezke. Gure hau amesgaiztoa izanik hasi zen,
egunaren argi betean, munstroak lehoiak zirela:

Pan-en garaia beti zen eguerdia […] egunaren zenita, ahalmen natu-
ralaren une gorena, aldi berean bizi indarrarekin zein aurkakoarekin
elkartzen dena, […] nire itzala eta ni neu bat garen unea […] trantsizio
une bat da, eta, gauerdia, egunsentia eta iluntzea bezala, orientazio
ardatz funtsezkoa erloju sinboliko dei genezakeen horretarako 21.

Amesgaiztoaren nolakotasun panikoak senezko abordatze ba-


sati dakar, gure arreta berehalakoa eskatzen diguna ezezaguna
zaigun arazo zehatz baten gainean. Abordatze horrek era askotan
sortzen du panikoa. Inarrosaldi horretarako, hainbat elementu kon-
plexu biltzen dira: munstrokeria, sexualitatea, basatikeria… Pan
jainkoarengan irudikatuak, hark ematen baitio izena emozio honi.

20.  Mary Ann Matoon, op.cit.


21.  James Hillman, Pan y la pesadilla, Ediciones Atalanta, Girona, 2016.

69
Amets fotomuntatuak

Ameslariak etengabe errepikatzen du amets enkriptatu honen


zirkuitua, ametsaren digestioaren parte izanik. Irentsi dutelarik,
berriz abiatzen da egitura horretan barrena, eta berriro irensten
dute. Ziklo bat da, birsortze bat: pentsamenduaren bertikaltasuna,
laborategiko alanbikeak, ametsaren espazioa bidaiak iradokiz, gi-
roskopio urrezkoa, irudipenak eta mustrokeriak, inkontzientearen
sakontasuna. Sua. Ameslariaren bizitza artistikoa, seguru asko
amesgaiztoa amaitutakoan hasia; orain, amesgaiztoaren birsortze­
egitura errepikatu egiten da Mabi Revueltaren laneko esna-aldi
kontzientean.

Azken oharra

A mets honetako irudi ugariren zabaltze sakon zehatzak


alde handiz gainditzen ditu testu honen luzatzeko aukerak.
Gauza orokor batzuk seinalatu ditut; hain zuzen Mabi Revu-
eltaren amets­ ak, haren Amets fotomuntatuak lanarekin tart-
ekaturik, nire inkontzientea ukitu duten horiek, gogoeta gai-
ak eguneratuz nire interesekin bat datozen heinean. Eskerrak
eman nahi dizkiot ameslariari aukera hau emateagatik, irudiek
—gure existentziaren zentzu gida direnez— duten esanahi
sakonari buruzko lanean dudan konfiantza adierazteko. Bada bizi
izateko beste modu bat irudiak galdekatzen baditugu, eta haiek
galdeka gaitzaten uzten badugu.

Helena González Sáez (Bilbo, 1964)


Haren berezko irudimena eta ikerketarako pasioa amets errepikatuekin
eta artisten biografien irakurketekin elkartu, eta arte sormenean jardu-
tera bultzatu zuten –bereziki alderdi taumaturgikoan– 70koen amaie-
ran. Ordutik hona, margolaritza, marrazkia eta idazkuntza erabiltzen
ditu, giza jakinkizuna eta haren gertakariak aztertzeko lanabes gisa.

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71
historias
del
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