Neurociencias

Neurociencias

Diego
Redolar
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 “La meditación
y la psicoterapia
producen cambios
en el cerebro”
El cerebro cambiante es el título del último libro del
neurocientífico Diego Redolar, quien pone de relieve DÉJÀ VU
Un fenómeno enigmático
que es posible mantenerlo en forma a cualquier edad
si se ejercita de manera adecuada. En esta charla con
MÁS ALLÁ, nos ofrece nuevos datos sobre un órgano
siempre sorprendente.
por Belén Domínguez
PURESTOCKX

o es de extrañar que Diego Redolar quedara
N fascinado por él. Su complejidad es tal que
los resultados de su estudio son siempre una sor-
presa. El cerebro, el órgano que rige el cuerpo, las
emociones y los pensamientos del ser humano, es
el protagonista del último libro de este investigador
y profesor de la Universidad de Barcelona, quien
nos ofrece una visión sobre su funcionamiento que
echa por tierra muchos mitos infundados.
–¿Cómo surgió su interés por el cerebro?
–Mientras estudiaba en la Autónoma de Barcelona
empecé a participar en algunos experimentos del
Instituto de Neurociencias de la universidad rela-
cionados con las bases neurales de la memoria, con
los mecanismos que nos permiten aprender cosas
nuevas. Entonces decidí formarme en este cam-
po, empecé el doctorado en neurociencias en esa
misma institución y comencé a trabajar con ellos.
Luego fui haciendo estancias en Canadá, Estados
Unidos y México y, finalmente, gané la plaza en la
universidad. Desde entonces estoy investigando.
–¿Qué aspectos de la función cerebral centran
su trabajo?
–Lo que más me interesa es el comportamiento del
cerebro en relación con procesos cognitivos como
la memoria, las deducciones, etc.
–¿Qué investigación está desarrollando en este
momento?
–Actualmente estamos trabajando con ratas de
laboratorio en un modelo para potenciar la me-
moria. Estamos utilizando una técnica consistente
en estimular ciertas regiones del cerebro con elec-
trodos en animales sanos, en animales con lesiones
cerebrales –como, por ejemplo, puede pasarle a
una persona que padezca alzhéimer o algún tipo
de demencia– y en animales viejos.
Otro equipo ha hecho lo mismo en Estados Uni-
dos con una persona, lo cual nos motiva mucho,
porque a veces te preguntas para qué experimentar
con animales si traspasar los resultados al ser hu-
mano es tan difícil. Y con casos como este vemos
que las bases son las mismas y que lo que ahora ha-
gamos con ratas lo podremos aplicar a la práctica
clínica y ayudar a pacientes que tienen problemas
de memoria.
En EE.UU. el protagonista del experimento fue un
paciente al que aplicaron un método muy puntero
para tratar la obesidad estimulando eléctricamente
unas áreas cerebrales concretas. Pues bien, cuando
lo hicieron comprobaron que esta persona empeza-
ba a recordar cosas de su vida que había olvidado.
PLASTICIDAD CEREBRAL
–¿Resulta inevitable perder facultades cogniti-
vas a medida que se envejece?
–Con el cerebro pasa como con el resto del
El déjà vu (MÁS ALLÁ, 211 y 244)
o sensación de experimentar una
situación que ya se ha vivido es
un fenómeno tan frecuente que
prácticamente todo el mundo lo ha
protagonizado alguna vez. ¿Tiene la
neurociencia una respuesta? “Se ha
estudiado muchísimo –señala Diego
Redolar–, pero es difícil abordarlo
desde el punto de vista científico.
Hay varias teorías relacionadas con
cómo funcionan diferentes circuitos
cerebrales en el procesamiento de la
información y parece que tiene que
ver con el aprendizaje y la memoria,
pero todavía no está muy claro por
qué sucede”.

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cuerpo: cuando nos vamos haciendo mayores
las células van muriendo y vamos perdiendo fun-
ciones. Por lo general, una persona de 30 o 40 años
no tiene la misma flexibilidad que tenía a los 15
o a los 20 y tendrá menos a los 60. Sucede algo
parecido con el cerebro.
Pero si seguimos utilizando cada parte del cuerpo
preservaremos sus funciones a menos que haya
alguna patología que lo impida, en el caso del ce-
rebro una demencia o algún tipo de consecuencia
de un accidente cerebrovascular, por ejemplo.

PURESTOCKX
Hay muchos estudios recientes que demuestran
que en el cerebro adulto se forman cada día nue-
vas neuronas. Hasta hace unos años se creía que
no sucedía así. Era como un dogma de la Biología.
Pero hoy sabemos que siguen creándose nuevas
neuronas a cualquier edad, lo cual nos indica lo
plástico que es el cerebro en todos los momentos
de la vida. Obviamente, el de un niño de cinco
años es más plástico, pero el cerebro nunca pierde
su plasticidad. Por tanto, si lo trabajamos podre-
mos preservar sus funciones e incluso aprender
cosas nuevas. Una persona de 60 o 70 años que
quiera aprender un idioma o estudiar una carrera
? Sabías
universitaria puede hacerlo perfectamente si ha
cultivado su cerebro.
que... –No obstante, en su último libro, El cerebro
cambiante, señala que hay unos períodos
críticos en los que la plasticidad del cere-
...las conexiones entre las neuronas se llaman sinapsis? La mayor parte de las bro es mayor.
modificaciones que se producen en un cerebro humano dependen de ellas. En un –Hay varios períodos críticos en los que el cerebro
órgano adulto hay entre 100 y 500 trillones de conexiones sinápticas. es más susceptible a los cambios. Dependen de la
función cerebral que estemos estudiando: el len-
guaje, la memoria... Para facilitar nuestra adapta-
ción, en algunos momentos es necesario que el ce-
“Varias investigaciones recientes demuestran que en el cerebro rebro sea totalmente plástico y en otros que, aun-
que mantenga la plasticidad, no esté tan abierto,
siguen formándose a diario neuronas a cualquier edad, lo cual porque es preciso que ya estén organizados ciertos
circuitos cerebrales para que la persona se pueda
supone que este órgano nunca pierde su plasticidad”. desenvolver en su medio. Por ejemplo, un adulto
puede aprender un nuevo idioma, pero algunos
aspectos de este, como el acento o la entonación,
no se adquieren de manera correcta, algo que sí
sucede cuando es más joven.
–¿Qué le parecen los programas de brain
Practicar la meditación training que se han popularizado en los úl-
contribuye a preservar la timos años?
función cognitiva y la salud –Cualquier actividad que ayude a mantener activo
en general. el cerebro es positiva. Lo importante es conservar-
lo despierto. Los programas de brain training que
conozco están muy bien diseñados para potenciar
algunas funciones que se pueden ver más deterio-
radas con la edad, pero si una persona lleva una
vida intelectual más o menos rica –con actividades
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como leer, hacer crucigramas o pasear y orientar-

se por una ciudad nueva, por ejemplo– ya se va a
ver beneficiada. Cualquier cosa que mantenga el
cerebro activo ayuda, pero también lo hace el ejer-
cicio físico, ya que incrementa el riego cerebral y
la oxigenación, lo cual repercute positivamente en
la función cerebral.

LAGUNAS Y ESTRÉS
–Da la impresión de que cuantos más
años tenemos más frecuentes son las la-
gunas en nuestra memoria o la sensación
de tener un dato en la punta de la lengua

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 que no conseguimos recordar...
–El fenómeno de tener algo en la punta de la len-
gua es algo que nos pasa a todos a cualquier edad.
El psicólogo de la Universidad de Harvard (EE.
UU.) Daniel Shacter lo ha investigado en profun-
didad y lo refleja en su libro Los siete pecados de
la memoria.
En todo caso, a medida que vamos cumpliendo
años perdemos neuronas, pero se van formando
otras nuevas que nos ayudan a paliarlo, sobre
todo si cultivamos las funciones cerebrales. Pero
siempre tendremos alguna laguna y quizá con la
edad somos más conscientes de ellas. Uno de los
factores que más influyen en que aparezcan es el
estrés. En general, la vida que llevamos hoy no es
muy tranquila, sino que estamos sometidos a mu-
cho estrés, un estrés, además, a largo plazo que
es muy difícil de controlar. Y cuando la persona
se encuentra sometida a esta situación una de las
cosas que se ven más afectadas es la memoria.
En una situación de estrés se liberan una serie
de sustancias que afectan a las zonas del cerebro
que participan en la consolidación de la memoria.
Por muchos mecanismos de consolidación que
tengas, si te mantienes estresado durante mucho
tiempo el cerebro acabará tocado.
–¿Qué podemos hacer para evitarlo?
–Cómo afecta el estrés a nuestra salud depende de
varias cosas, entre otras de si se trata de algo que
sucede solo en una época concreta o se mantiene
a largo plazo. En el primer caso las secuelas serán
mínimas, pero en el segundo se verán afectadas
muchas funciones, no solo el sistema nervioso:
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El dato
En el sistema nervioso humano hay más de 100 billones de neuronas y 1.000 billones de
células gliales, cuya función es prestar apoyo a las primeras interviniendo en procesos como
su alimentación, la comunicación entre ellas o la regeneración después de una lesión.
el sistema inmunitario, la respuesta sexual... Yo
aconsejaría sobre todo evitar los factores que pro-
ducen estrés, aunque en muchos casos no depen-
de de nosotros. Si vemos que tenemos tendencia
a sufrir estrés a largo plazo, resulta recomendable
aprender algún tipo de estratregia para afrontar-
lo, porque cada vez se ve con más claridad que si
tenemos la percepción de que lo controlamos las
consecuencias son menores. Y hay diferentes es-
trategias para afrontar el estrés. Hay un libro muy
interesante que recoge varias: Por qué las cebras no
tienen úlcera, de Robert M. Sapolsky.
EL PODER DEL PENSAMIENTO
–Los últimos hallazgos sobre el funcionamien-
to del cerebro ponen de relieve que nuestros
pensamientos pueden modificar estructural-
mente el cerebro. Esta premisa es la base de
algunos tipos de terapias psicológicas, como el
entrenamiento autógeno...
–Hasta hace unos años la terapia farmacológica
estaba más valorada que la psicológica porque se
había demostrado que si se daba una determinada
pastilla para tratar, por ejemplo, la depresión o los
trastornos de ansiedad se producían una serie de
cambios en el cerebro que eran los responsables
de una mejoría en el paciente. Con la terapia psi-
cológica no se sabía qué estaba pasando, aunque
también se apreciaba una mejoría. Ahora, gracias
a las técnicas de neuroimagen, como, por ejemplo,
la resonancia magnética funcional o la tomografía
por emisión de positrones, se ha podido compro-
bar que muchas terapias psicológicas provocan
cambios muy parecidos o idénticos a los que
generan los fármacos. Por tanto, el pensamiento
puede modificar la estructura de nuestro cerebro.
Y eso es muy positivo para los pacientes, ya que
una terapia psicológica es siempre mucho menos
invasiva que la prescripción de medicamentos.
–¿Qué opina sobre técnicas de origen oriental
como la meditación o el tai chi?
–Hasta hace muy poco no habían sido estudia-
das desde el punto de vista científico. Pero ahora
se han obtenido resultados sorprendentes. Hay
varios equipos de investigación –sobre todo uno
muy activo en la Universidad de Columbia (EE.
UU.)– que están estudiando los efectos de la medi-
tación y que cuentan con la colaboración incluso
de unos lamas tibetanos. Y han descubierto que
modifica muchísimo la función del sistema ner-
vioso y minimiza los efectos del estrés.
Practicar de forma regular este tipo de técnicas
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 Neurociencias
“Para evolucionar hay que cuestionar los dogmas científicos. La
realidad que percibimos no tiene por qué ser la realidad en su
totalidad. Puede haber muchas cosas que trasciendan nuestra visión”.
REFERENTES
Woody Allen y Noah Gordon
Como buen aficionado al
séptimo arte, en El cerebro
cambiante Diego Redolar
explica muchas cuestiones a
través de referencias cinéfilas.
Uno de sus directores favoritos
es el neoyorquino Woody
Allen, en cuyas películas
abundan las alusiones a la
psicología y el psicoanálisis.
Pero Redolar también admira
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Woody Allen (a la dcha.),
durante el rodaje de
“Vicky, Cristina, Barcelona”.
a los buenos escritores, cuyas
obras sirven igualmente en
su libro para ilustrar ciertos
aspectos: “Por ejemplo,
cuando hablo del olfato aludo
a la novela El perfume, de
Patrick Süskind, que trata
muy bien este tema. Pero
me gusta mucho la novela
histórica. Uno de mis autores
favoritos es Noah Gordon.
Me gusta muchísimo su libro El
médico, donde muestra cómo
la medicina árabe trataba hace
siglos el cerebro de forma
similar a como lo hacemos
ahora, muy al contrario de lo
que sucedía con la medicina
europea, que estaba muy por
detrás. Creo que Gordon se
documenta muy bien para
escribir sus obras”.
El estrés a largo plazo es
uno de los factores que más
dañan la memoria y otras
funciones cerebrales.
PURESTOCKX
beneficia en gran medida a la función cognitiva,
al estado psíquico e incluso a la propia salud física
del organismo.
Se trata de un campo de trabajo que está adqui-
riendo mucho interés.
–Algunas investigaciones sugieren que nues-
tras emociones y nuestros pensamientos son
simples productos del funcionamiento de los
neurotransmisores. ¿Cree compatible el es-
tudio del cerebro con la creencia en algo que
trasciende la materia?
–Creo que cuando hablamos de cosas como el
amor o las emociones tenemos que tener en cuenta
que el ser humano es complejo y vive en una socie-
dad que tiene una influencia sobre él. Obviamente,
hay factores biológicos subyacentes, pero no son
los únicos que intervienen. Por ejemplo, hay expe-
rimentos que demuestran que a la hora de elegir
pareja puede influir el olor corporal, pero se trata
solamente de uno de muchos factores.
Lo que pienso realmente –y creo que cualquier
científico tendría que compartirlo– es que hay que
dudar de todo lo establecido. Para evolucionar
hay que poner en tela de juicio los dogmas cientí-
ficos. Por ejemplo, hace cien años se pensaba que
el cerebro no estaba integrado por células indivi-
duales, sino que era una especie de red. Santiago
Ramón y Cajal lo puso en duda, empezó a inves-
tigar y descubrió que está formado por neuronas.
La realidad que percibimos no tiene por qué ser la
realidad en su totalidad. Más bien, tenemos una
serie de herramientas que nos permiten ver una
parcela muy pequeña de esa realidad. Puede ha-
ber muchas otras cosas que trasciendan nuestras
herramientas y nuestra visión de la realidad. Y a
medida que avancemos se harán descubrimien-
tos que echarán por tierra lo anterior. Hace cien
años decir que el pensamiento modifica el cere-
bro implicaría que nos encerraran. La ciencia si-
gue evolucionando. ■
Más datos en:
– El cerebro cambiante. Diego Redolar. Ed. UOC.
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Ciencias, Salud —

Libros que no puedes leer en el tren, a no

ser que viajes en el Transiberiano
Publicado por Samuel Sacristán

Are we getting smarter?: Rising IQ in the twenty-first century

James R. Flynn

¿Somos cada vez más inteligentes? Por supuesto que sí. Incluso más que los
estadounidenses. El cociente intelectual medio de los españoles se ha incrementado 19
puntos en 28 años, mientras que en Estados Unidos lo ha hecho en 9 puntos durante el
mismo periodo de tiempo. No vayan a pensar que esta información es trivial a la luz de
la reciente hornada de Urdangarines, Mulas, Bárcenas y otros del tipo listo que
aparecen sin cesar en los medios de comunicación patrios, ya que no estamos aquí
hablando de la inteligencia desde un punto de vista adaptativo, sino desde un enfoque
puramente psicométrico. Por si no lo conocían y para que lo disfruten, les vamos a
hablar hoy sobre el efecto Flynn.

A lo largo del siglo XX se produjeron unos incrementos asombrosos e inesperados en

las puntuaciones que las diferentes generaciones de personas conseguían en los test que
miden el cociente intelectual. Estos resultados fueron descubiertos por el investigador
neozelandés James R. Flynn. En una aproximación simple nos indican que cada nueva
generación es más inteligente que la anterior, que nuestros hijos son más inteligentes
que nuestros padres, por tanto. Psicólogos y sociólogos buscan una explicación que
justifique tales resultados; no es de recibo que un profesor de estudios políticos
originario de la Tierra Media nos informe cuantitativamente de que la generación del
Conde-Duque de Olivares, Cervantes, Quevedo y compañía eran unos retarded con
una capacidad de procesamiento mental muy por debajo de la generación de ESOs a los
cuales ni siquiera se les exige adquirir conocimientos o habilidades para pasar de curso,
que en caso de fracaso escolar solo pueden aspirar a ser asesores del presidente del
gobierno tras la preceptiva lordosis. No se alarmen, tiene una explicación; sabemos que
la inteligencia, la que miden los test, aumenta jugando al Grand Theft Auto. En palabras
de Flynn, “El cerebro de los mejores y más experimentados taxistas de Londres tiene
más grande el hipocampo”. Pongámonos serios, entonces.

El índice g o factor general de inteligencia es el resultado cuantitativo que resulta de

calcular la tendencia de comportamiento de un amplio conjunto de tareas cognitivas
interrelacionadas. Estas tareas cognitivas se evalúan mediante diferentes subtest. Cada
una tiene un peso diferente en el valor de este índice g. Si bien es cierto que a lo largo
del tiempo ha aumentado la inteligencia general, los resultados en los subtest que
evalúan diferentes capacidades muestran que este incremento es desigual para cada tipo
de tarea cognitiva. Esto es debido a que el análisis factorial se realiza en un escenario

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estático, no se tiene en cuenta que el escenario es dinámico: el cambio social modifica
las prioridades culturales y con ellas las habilidades que tienen más importancia en cada
momento. El progreso económico ha creado una clase media que disfruta de actividades
de ocio exigentes en términos cognitivos y que desempeña trabajos en los que se
necesita reflexionar. Todas las personas que pertenecen a este nuevo marco social
responden al nuevo entorno mejorando el desempeño de sus funciones y por tanto
incrementando espectacularmente la media del CI. Los test de inteligencia están
diseñados sin tener en cuenta la evolución de la sociedad y el cambio de intereses que
en esta se producen. No somos más inteligentes que nuestros abuelos, aunque sí estamos
más preparados para resolver muchos de los test que miden el CI mejor que ellos; sin un
propósito directo o consciente venimos entrenando las habilidades medibles debido al
marco sociocultural en el que nos tenemos que desenvolver.

Veintiocho años después de este ensayo Flynn publicará un nuevo libro en el que nos
cuenta, para su sorpresa, que la progresión continúa al ritmo de tres décimas al año. El
estudio no solo da cuenta de las nuevas investigaciones acerca del efecto Flynn sino que
proporciona datos y reflexiones nuevas acerca del CI y sus efectos sobre las diferencias
raciales y de género. Con respecto a las diferencias de género, por ejemplo, Flynn nos
revela que las mujeres ya son algo más inteligentes que los hombres según indican sus
puntuaciones, por encima incluso de lo que podíamos intuir. Hasta ahora se tenía claro
que las mujeres promediaban mejor en pruebas verbales, mientras que los hombres
destacaban en las no verbales. Dependía, entonces, del tipo de test el que un género u
otro alcanzara mayor puntuación. El profesor Flynn también analiza el impacto de los
resultados en los test de inteligencia en la condena a pena de muerte en EEUU, donde la
vida del reo dependerá de obtener más o menos de 65 puntos; o la correlación entre
altura y CI, que ya no es tal; o la importancia de la nutrición en la inteligencia.

El efecto Flynn tiene una lectura muy interesante para gozo de la progresía
bienpensante. Sobre todo después de que al genetista James Watson se le ocurriera
compartir con el pueblo su visión sobre la inteligencia y la raza. Deben saber que James
R. Flynn es un activista de los derechos civiles que empezó a investigar todo lo
relacionado con los cocientes intelectuales en un intento de refutar los estudios
publicados por el controvertido académico Arthur Jensen.

El cerebro cambiante
Diego Redolar Ripoll

No cabe duda en cuanto a que si H.G. Wells hubiese sido contemporáneo nuestro
hubiese desarrollado la trama de La isla del doctor Moreau en torno a la
neuroplasticidad cerebral, sin duda una de las áreas de investigación científica en la que
los experimentos pueden diseñarse en el límite de la imaginación de los propios
científicos. Con la ventaja añadida de que tales experimentos, por su propia naturaleza,
están lejos de la fiscalización ética de los mismos o, en otras palabras, en las antípodas
del profesor Money.

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 En este ensayo de divulgación, el Dr. Diego Redolar nos
describe alguno de los aspectos más sorprendentes en relación a la capacidad de cambio
de nuestro cerebro, hasta el punto de hacernos pensar que estamos en una de las
recopilaciones de los increíbles casos neurológicos con los que el profesor Oliver Sacks
nos asombra en sus libros. En El cerebro cambiante, no obstante, no nos quedamos en
la mera anécdota, sino que además podemos profundizar en la propia materia para
comprender los elementos que subyacen en la misma.

Uno de los casos más cercanos a la ciencia ficción se nos brinda en el segundo
capítulo, Puedo ver con mi espalda, donde se cuenta cómo el Dr. Paul Bach-y-
Rita desarrolló un sistema que permite a personas ciegas ver con la espalda. Este
sistema, bastante avanzado tecnológicamente, permite al cerebro procesar información
sobre el tacto para construir imágenes.

Otro de los capítulos más interesantes es Amor plástico. Nos introduce en las relaciones
entre la plasticidad cerebral y el amor y la sexualidad de un modo algo prosaico, tal cual
El caballero de la armadura oxidada, con preguntas tan sugestivas como ¿nos fijamos
en el físico, en la forma de ser, en la personalidad? Lo hace así para presentar a
continuación los asépticos trabajos sobre las preferencias que muestran las personas
para elegir pareja con las que realizar el acto sexual, altamente relacionados con
diferentes rasgos morfológicos, como la razón existente entre la cintura y la cadera en el
caso de las mujeres y la altura y el índice de masa corporal en el caso de los hombres.
Más adelante describe las diferencias estructurales en el cerebro de las personas y los
diferentes dimorfismos que existen entre hombres y mujeres. Observaciones
neuroanatómicas revelan que la anatomía del cerebro está asociada con la orientación
sexual y la identidad sexual. Por ejemplo, los patrones morfológicos cerebrales en los
transexuales difieren de las del sexo que se les asignó al nacer, aunque no se sabe si es
la conducta la que modifica las estructuras o es la propia anatomía la que influye en la
conducta.

También me gustaría destacar el capítulo ¿Las drogas modifican nuestro cerebro?, en el

cual el profesor Redolar nos introduce el término anglosajón de Craving, referido al
intenso deseo o ansia por la droga, y que explica mediante las teorías que entienden la
adicción como una forma patológica de aprendizaje. Desde este enfoque, la adicción
representa una usurpación patológica de los procesos neuronales implicados en el
aprendizaje que usamos habitualmente para lograr objetivos vitales como la comida o la
bebida.

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“Imaginad que os dan un mando de la Wii con un botoncito que os provoca un
orgasmo… pero multiplicado por mil. ¿Creéis que no existe? ¡Pues sí, existe! Pero no se
comercializa. Os digo yo que si no fuera así estaríamos enganchaditos al botoncito…”
(Una de las frases míticas del profesor Diego Redolar Ripoll).