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NDO MONGE
Clifford,
fe l,, 2000,
. ~Ishi\ StOrC»"(adaptación
d del n1'\l1lIS
. , LrHO " 'lIledo
, . I I
renC;la Impartida en la tJJ1lversl ad de Ca lifornia S' " 11 I l' 11
d ) '5 ' F.
e a.J. awlty Researc
/J L ' ' ,¡HU (ruz ' I
ecttlres el 26 de OCt b d ' " 11 I ~
Gonzálcz de Oleaga ) M .}, L' J ' Monge
, . ' 2007 , " El J\'useodcA~
'1 u re e 2IJO{J).'
para armar», Histon"a )' po/JI 1ca . ldeas7 proceso
18 : 273-293 .
J
s ) mov/lnlelllo,\ '\"1
• 1l~l.!n~·;1: LA POSICIÓN DEL ANTROPÓLOGO
EN LA REVALORIZACIÓN DEL PATRIMONIO.
GOl1zá lez de Olcaga, M. v F. f\fonge, 2009 ~ O\..\tuseum~» e I DILEMA DE LA «PARTICIPACIÓN OBSERVANTE»
The Pa/grave Dtctm~ary o( 1raIlSl/atlona/ Hlsto 'l'~ nya ys"""''·, EN LA BATALLA NAVAL DE VALLECAS
tury lo the Present Dav Nueva York, Palgrave .Ja· the Mtd-/t, ,1. 0)")I
Kro b Th ., w r Iris cml an 72Y-7l t
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Universidad Nacional de Educación a Distancia
Remams?, Lmcoln (NE) Llnlversay oí Nebraska P . s AmerrCLlll
Monge ,., • t )le p ast and rhe Allth re".1
F 20 07, «InterpretlOg
tlce Llve Ethnologlcal ExhIblrs, and Islu's Leg
(ed ) N d J' b/
oglCal ro~o
aq», en Budzsar y /
I M~dcrll
bndge Scholars Pub)) 46-55.t~:
s, ew Perspectlves art ro ems m Anthropol
og)', Ne\vcastle, ( I
.
M lS11~ .
g Ourselvcs .' L,' ve F,h de comenzar la reflexión sobre los dilemas éticos surgidos en la
'1 F. (en prensa) ' «FxpoSln
. onge, . . no Joglc,)
. F h'b' .
IV use.ullls
. V I lhe Case oE rhe N'
of Anthropo)o(t','. aove, Isll!. a d'x hI ItlOII"
A irt con mi trabajo de campo, quisiera llamar la atención del lector
po Oglst,. Alfred Krocbcr v' en Skalnick (ed) ., R '
aClsm '
Man'\.' n t e P nrlml'
Fa una cuesc1ón que será el eje vertebrador de este texto: el compro-
del investigador con sus sujetos de estudio y \a riquez.a d~ conoci-
1
.. ce, Umvcrsiry Primer. ' ces, ard ,,),;·
Mullauer-Scichter, W. y F. Moflge, 200.9, Etnohistoria (A Ir 1 se ge nera desde esta interacción. Transformando el binomio
Madrid, UNEO. . 11 opo ogía histá,;'·"I.
observació,n-Patrti,:ip:anl:e» en «partic.ipación-observante» mi intención es
Scheper-Hughes,
Id ~., 2003 ' ... Isbi'sbRrain, Ishi's Ashe" Re/lectlonsoAI
;;> .
. la importancia de la partidpación en un trabajo de campo, pero
ogyan
. I Gcnocide»'enk }Croe er y Kroeber (eds., ) l .)'h'1 In
' 1__ n
Trnc eot lroplO
. todo interrogarme sobre la tan requerida imparcialidad del obser'
. Lmeo n, University of ¡-;,bras"ao 99.131. e .en/u",".'.
y el arraigo del choque cnltural Yel extrañamiento del investigador
Slmpson, .M. G., 2001 ' Mak,'f/g Represe,7tations ' JM,', seu mSlIlteR
. h tC' / .
ra, ondrc::s y Nueva york, Routledge. os - o ot//¡¡{ com o fuente de análisis social.
E L Toda esta reflexión parte de mis vivencias relacionadas con la pu-
blicación de mi trabajo que tomó una cierta relevancia en el entorno
que estudié. Los acontecimientos en este contexto y mi posición en
el campo me provocaron alguno, dilemas éticos que no me dejahan
sentir tranquila, pero en aquel momentO no me detuve a reflexionar
sobte ellos. Sin embargo, el presente capítulo, no surgió tanto de la
necesidad personal de planteármelos, sino graciaS a la pregunta de otra
persona: ¿podrías presentar un dilema ético que haya surgido de tu
práctica como etnógrafa? La pregunta y la reflexión me ban llevado
hasta aquí y son una preciosa oportunidad para dar forma a cuestiO'
nes que, por otrO lado, ban estado determinando mi trabajo de forma
implícita.
Para responder a la pregunta me remití al trabajo más intenso que
había realizado hasta la fecha: una investigación en el madrileño barrio
de Vallecas sobre una de sus fiestas más originales Y polémicas, la Bata·
145
144
EL/ SABET H L O ft ENZI F EA NÁN D EZ
1Ia Naval. CO"lO etn" gra fa y com o autora de unlihro sohre est"
jugué "ierto pa pel a la hora de legitimarla ante los medios de "0" y recibir co n hu en hum or los chapu zones pro pinados por Jos
cación y la Administración. y para desa rrollar este capítulo soh,.,. Ge nre arrem olinada e n torno a cualquier fuente de agu a se ap re-
argumentos acerca de la éti ca profesiona l, lo qlle hice fue atr" I'''' llenar sus armas acuáticas para poder mojar íl sus co ntrinca ntes.
conrroversias que generó la publicación de mi rrabajo.
se disfrazan de piratas, marineros y bañistas excén tricos ponen
Antes de continuar debo adve rtir al lecto r que en este texto la , de co lor. «Atrez:taruras>. de harco representan sus propias bata·
tión ética se ha cOnve rtid o en un p linto de partida para re/lex i,,, charanga y la percusi6n riegan el ánimo con desordenadas no tas
sobre los dilemas que sentí ducante los procesos participativos 'l"!" " Los cubos, pistolas y disfraces pincelan con su colo rido la
plicó mi práctica etnográfica. Peco para desarrollarlo no voy a 1.. y la algarahía de una liesta a la cual han acudido cada vel, en los
hincapi é en la fase del trabajo de campo, dond e la observaei')n 1'-'" añ os, más de siete mil personas.
ticipante juega un papel fundamental y donde podrían ubi car,se ,l.,. sus inicios, en juli o de 1982, cuando se proclamaba por pti·
camente los dilemas ante las Opo rntnidad es de participación. D," ,) .Id vel , iVaJlekas, Puerto de Mar! », la Batalla Naval ha estado estre·
Gre nwood (2000: 27·49) reflexiona magistralmente sohre este " " ,, ligada a lo.~ movimie ntos sociales del dístriro, una densa y cam-
mento de la in ves tigación y las implicaciones para la metodología de la red de asociacio nes y colecti vos, desde la cual se ha dinamizado
observación participante seña lando cóm o desestabiliza a l investigad,.r cultural del distrito. Este htcho, junto a otros factores, ha id o
el hecho de que sus «informantes» se sientan también p arricipantes .Ir tribuy endo a fomen tar un3 especific idad cultural vallccana, porque
la observación. En mi caso, esta disposición n o me generaba este co". ido creado referencias COll'lUnCS, lugares y mo me ntos de encuen-
Ilieto, siuo que me hacía sen tirme más Cómoda porque Slis fO fl11a , y el tareas colectivas, co ncepro s, símb o los e ico nos. Por otra parte, esre
lenguaje me result,m {amiliares. Las controversias, en mi caso, llegan",
después. cultural ha ayudad o a cimentar la idea de Vallecas como barrio
e indepc:ndiente.
Las reflexiones que voy a ex po ner a Continuación Se centra n en ",", Mi objetivo al investiga r la Batalla Naval era llegar a comprender la
cuestiones que surge n al devolver los resultados de la investigación ; ,., que un eVenro así tenía en un distrito en rápida tr~l!1sformación,
decir, cuando salí del sombrío refugio de la ohservación y q uedé expLie., era su papel en la conformación de una idenridad va llecana raD
ta a la lu z de las observaciones de los observados, además del «p.íblico .. "~igada en el barrio, y en muchos elemenros, ligada a una cul tura de
en gent:ral y de la acad enlia.
lquierdas. Con e l riempo es ra observaci6n dio lugar a mi tesis doctoral
Pero para explicar bien los dilemas que afron té, debo primero ex • la publicación de un libro Val/ekas P1/erto de Mar. Fiesta, ide7ltidad
p oner por q ué se generaha un clima de Polémica en torno a la fiesta barrio y movimientos sociales (Lorenzi, 2006).
de la Batalla Naval., y por qué este clima me forza ha a Si tuarm e COmo El libro trata principalmente de responder la siguiente cuesti ón: ¿por
antropóloga en un a pequelia, pero compleja are na política loca l. en Vallecas el sentimi e nto ide ntitario de harria se manifiesta de
ran intensa? J\1i rrabajo no trata rantO de definir las condicio nes
propician un senrimiento que es difícil de medir, sino de exponer
LA POLÉ.'v!JCA BAJALl.A NAVM. labo r de promoción identitaria y de prácrica cultural que lleva n ha·
ciendo durante tanros años los mo"imienros sociales y que se encarna
Desde hace ya cas i tces déc,1das, la Batalla Nava l consisre en una grao claramente en la Batalla Naval.
gUl"rra de agua colectiva en la cual todos y todas san víctimas y verdu . Esta fiesta se celebra sin iJ)[crrupci 6n desde 1982, pero conseguirlo
gas. Con esta 6esta se conmemo ra y se defiende la irreverente y ut"p ic" requiere un gran despliegue de esfu erLos y estrategias por pane de sus
independencia de Vallecas, proclam ando la localidad Corno Puerto de promoto res , ya que no se rrata precisamente de un evento que destile
M ar. Se celebra todos los años el domingo de julio más cercano a la l"onformismo. Es una fiesra que proclama independenci a y auro nom fa,
mirad del ",es, como plinto y final extraoficial de ¡"s fiesta s del distrito. 1:111(0 e n SlI forma C01110 en su contcnido . La manera de usar y reclamar
El evento se cou voca en el bnleva r del distrito y allí, desde las cinco de '11 pIHllj (.~o e n espacios y recursos (el agua) choca con las fo rmas de e n-
la tarde, llueve gente cargada Con cuho s y pisrolas, COn la " lila illt l'''ei,,,, 1 ~" lldl'r l"S!;l gcstic')1l por p ~lrt t· dt: los re presenranres locales del ayunra-
l11i('1110 " I'or o H;I p ;II"1 C, b :.1 :\1"111 :1 ",oó :11 de l ()~ últimos años, generada
14(1
1·17
OH ANTROPÓl O G O EN LA R ~ " AL O RII~C I 6N OH PATRIMON IO
El ISA8ETH l O R EN ZI ' ER N ÁN DE Z
N.wal. calmando o desafiando al ayuntamiento, generan-
en torno al problema de la sequía, nutre de argumentos a Ll pública favorable Y articulando un apOYo social en torno a
la administración para polemizar so bre la celebración 1, Bajo la piel de este esfuerzo, sus proUlotoreS buscan que
En sus inicios, la fiesta tomaba cuerpo en un co ntex to l ' l) ('1 una ocasión para generar un Ulomento lúdico de encuentro
ayuntamiemo de M adrid ) con su espíritu de renovación, dalu y de activación de contenidos alternativOS y de barrio.
los prugra mas festivos de l distrito a las propuestas dd cntor1ln y cuenta estos h echos es importante para que eI lec",r pueda
do las asociaciones d e bar rio promovía n con especial ahínCi) cuáles son loS dilemas éticoS qu e vay a plantear en este
tas populares como parte esencial d e su proyecto político. DII que en esta arena de despliegue de estrategias y argumentoS
conve rgencia de i nter~st!s, las fiestas de barrio}' otro lipa dl' " la publicación de mi libro y mi papel como antro póloga
(carnavales, fes ti vales de rock. .. ) encontraron cierto apoyo inscil relevancia como un elementO para reforza r la imagen de la
Es en este contexto cuan do nació la Batalla Naval. Con el ( ¡{,11l y a la iuversa. esta arena me ha proporcionado una gran
juntas d e distrito! consolidadas en sus funciones, empezaron a oportunidades pafa difundir mi trabajo.
tar su rechazo ante el uso que se hacía de la calle y d e: las bocas d{'
El m o rnc::nto en el qu e las reticencias se convinieron en d a ra
se consolidó cuando el Partido Popular llegó a la Ju nta de Disrrit ... EL INTERÉS Dr. LA HESTA
hibiend o la fiesta.
N aval. que en definitiva conjuga cou particular localismo los
A pesar de ello. la tiesta no se dejó de celebrar, pero sí supuso
de un Reclai'" ¡he Slreets (reclama las call es), se caracteriza
doblado esfuerzo para los d istintos co lectivos y promotores qut' [
por la implicación de los movimientos sociales en la pro-
que idear d ife re ntes estrategias que p er mitie ran materi alizarla C;ll b
de un sentimiento de barrio. Esto es lo que ha hecho despertar
Dura nte cinco años (19.95 -2000) estu vo ex presametlte prohihid.t.
hacia la tiesta lejos Y cerca de las humildes fronteras va\\ecanas.
Junta lev:::m ró la proh ihic.:i6 n cuando un grup o de personas se COIl'" i
yeron como la asociación «Cofradía M arinera de VaJl e k as)~ y negm:i¡ ') casual que el libro haya visto la luz gracias a dos editoriales, La
formas de celebración de .la fiesta, co mprometiéndose a controlar vi 1
y Traficantes de Sueños. Esta última se implica intensamente en la
.. de materiales Y textoS valioSOS para los movimientos socia-
del espacio y del agua. Desde ese momento se ha celebrado de f,,,
sea porque puedan rcpresentar una valiosa herramie nta de análisis
normalizada, aunque las po lémicas en torno a las restricciones de .11',11.
se trate de materi ales producidos desde la reflexión y la prácti-
a causa de la sequía han servido de argumento para problematizarl. , y
negar recursos para su celebración. lin este sentido. para ellos, el principal objetivO de la publicación de
Por tanto, a pesar de que la fiesta tiene lugar una tarde al añ o, so ll [trabajo era impulsar el libro como herramienta de reflexión sobre los
¡mientoS sociales en el proceso de articulación de una identidad
cíclicos los nu merosos esfuerzos que va n dirigidos a conseguir matc l' i, l
El libro pr n \Cve objetivamente el reconocimiento de la
o ll
Bat~ll~
al como patrimonio cultu ral, pero para los editores y para muchos
1. Ofrezco aquí una pequeña muestra de los riTulares de prensa más po ! émi ,o~ 1'1\ sus lectores. su valor reside en que pone énfasis en la cultura como
los últimos años: "La guerm de los rebeldes», El País, 19 de julio de '1993 ; «La seq u Í;l 1111
amarg6la 'batalla naval' ", Ya , 18 de julio de 1994; «La Batalla N,wal de Puente de V:\ II , activo Y resultado del trabajo colectivo.
cas terminó con la inten"enciún de la Polida Nacional», ABe, 17 de julio de 1995; .. B,II,I
Ila N aval, batalla campal,., el Paú, 17 de ju lio de 1995; «La BatalJa Naval clandcsrtn¡l tI.-
Vallecas se salda con ocho detenidos», 16 de julio de 1996; ...La edil de Vallecas pro hílll'
l. .:l'aficanre, de Sueños nace con el prop6siro de ",r un punto de encuen"o y
la Batalla Naval por apología del terrorismo», El Mu ndo, 18 de julio de 1998; "Ley Se\,1
en Vallecas .. , Diario 16, 19 de julio de 1999; «La Batalla Nayal de VaJlecas será una fiC ,~ 1: 1 deba,,' ,1< 1", diferenres ".lidades de los movimienros sociales. Intenrando "ascender
pese a la prohibición», Diariu 16, 17 de julio de 2000; «La edil de Vallecas auturiza 1"
•• " ..Imbiro. r"" de ir aporrando su graniro de "ena para enriquecer los debates, sen,i·
Batalla Naval tras cinco años d~ prohibición», f,J País, 13 de julio de 2001; "Los vallc.''-':!- ¡" lod ... I" y prácticas que traran de " ,nslonnar esre ,,,.do de cosas. Par. e\lo cunstruimos
nos 'se mojan' por un puerto de mar,., El ,l¡'hmdo, 15 de juJiu de 2002; «Raralla Nava l t' l1 n
,,,,., lih"" ri.' ,,,,,ciari.a, una ediTOóa¡ y nn pontO que coopera con redes de distribución
plena sequía», ABC, 14 de julio de 2006; «Polémk.1 en Vallecas por la naral\a nav!.I1 d,'[ "h,'''' '''' ' '' ' 1,,, re'ros de la ediwi,l se publican con licencia Cro"i" COlnmo , y con
domingo», 20 Minutos, 13 de julio de 2007; ,,\:"allecas libra una batalla de RO,OOO li tr¡l~ \( IJl YIrlt .. {hl l p: l.' tra tic<u \tC~. \ll,"t) ,
de agua para exigir mejores servicios sociales», El Mu ndo , 20 de julio de 200R,
\49
14H
ÓN
DEL ¡\NTI\OPÓLOGO EN LA I\EI/¡\LORIZACI DEL PATRIMONIO
observador externo y la expe riencia del etnógrafo, la piedr:l de el dilema que me estaba planteando era el si guiente: ¿era
que lo saca a la luz. Según Raúl Sánchcz Molina (2009: 15 1h) el punto de vista científico format parte de este juego de
nislaw M alinowski cimentó este modelo de trabajo, resp;1ld.ldo de k gitilnación de la fiesta? Voy a intentar situar al \cc-
estancias más o men os largas e intensas entre la «culnlra ohs('fvliM ante este debate, Y para eUO ,nC voy a permitir cambiat po r
y as í sent6 las bases de las formas etnográficas, aunque su fn:rspod
empírica, que tiene más en cuenta las di ferencias que las SClllí'jat de escenario. ente
ocasión tuve la oportunidad de estar ptes en una di, -
culturales, h a sido ampliatnente discu tida a lo largo del si,glo \'\ , estudiantes de antropología que estaban desarrollando tra-
ej emplo, Harris (1 96 8 : 4R4) señala có mo su óptica poco ay"".' a campo en difete ámbitos, peto que se reunían para discutir
cuenta de los procesos de camhio ya que sitúa a los observado .. ; C'n ntes
al conceptO de _patrimonio»'. Eo esta ocasión la cuestiÓn del
chos estáticos con sus propias particularidades, Por tanto, ¿n o l' ''' enmatcaba e! debate sobre las fotmas de control que la co-
d e que empecemos a promo ver y legitimar formas de investig;lci l'llI de los indios Kuna de Panamá ejercían sobre los investigadores
campo cuyo punto de arranque sean las sem ejanzas?
que «extraían» conocimientoS de su comunidad.
Una última fase do nde se sigue estableciendo el compromis() posey Darre! (1999: 19) este control fo rma parte de las estra-
el investigador y las personas de su estUdio (o penúltima, o ante!,," de ciertas comunidades indígenaS, van dirigidas a evitar la diSlni-
tima, nunca se sahe) es clIando éste da forma final a su trabajo l'In de la divetsidad cultutal Y biológica Y su explotació n por parte
tiéndolo en una ohra. Es en este momento cuando surgen las O C l Sl0
p a ra de volver y exponerse ante el público en general, la academi;l; )l1'!'O
~recras corporaciones. Estas fotmas de conttol comunitario se ins-
en los conceptoS de derecho de propiedad intelectual occident"l
es tambien la ocasión en la que los ohservad os podrán r econocer",!, j'11 tanto elementoS tangihles como algunos más etéteos como el
el texto y contrastarse con la descripcicl n y análisis que se hace de dlel", '.imo"io culturol (autentificación de artesanía, preservació n y fo tta-
Esta situaciún puede ser más o menos enriquecedora y satisfacrori:l, r (·1 de los conocimientoS tradicionales), y consiste en compensat s
resultado depende pocas veces sólo del autor, pllehlos nativos po r la utilización de sus conocimientoS y tecurso .
En mi caso, la publicació n del libro me proporcion() la OpOrt ll111 tipo de estrategia depende de la capacidad indígena de controlar
dad de de"'olver lo tomado en (,'1 campo de trabajo, Varias prest'l1t'1L"i ll tierras Y puede convertit a los investigados en colaboradores expet-
nes dcllibro tuvieron lugar en VaHecas con todo lo que ello implicah.1 :
sentirme expuesta, ser discutida, qui zás reproc hada, porque es CU,ll1d n y Cllnrroladores del Huio de información .
El debate q ue se estableció en el seminario sobre patrimonio,
ía a pat-
pueden af10rar las suspicacias de aq uellos que no se sinrieron incluido,
tir Je la experiencia de un investigadur entte los Kuna, sutg del enes-
() se perciben mal reflejados. Pero también es el momento de los ;l gr. l li,,":11 " '" J c la legitimidad de establecer ese tipo de control por patte
decimienms, de recibir aportaciones interesantes y, sobre todo, de selllil nie
de cl""I"icr a!lente sobre el conocimiento cientÍfico. Se planteaha si la
el impacto que ha tenido una obra en las personas entre las que St~ 1t .1
reali zado el estudio. Esto me llena de satisfacci6 n. Cuando se acerclh;11I
las fechas de la Batalla Na"'al, la atención rnediática me Jio la V;\ljO~. 1 ' . " ."",,,,,'" ek <1""""""1,,, de b Un,v< r" tÓ Jegli ""di di Siena, ,<ov<cmb"
oportunidaJ de usar mi trabajo como palanca de legitimnci6 n de b li t'"
1\0- ! _IlU l .
tao En este sentido debo admitir que 110 era sólo una oporrunid;ld P;lr.1
1.\ \
114
ANH o , l n ,N LA ", VAl O" ZA e, Q N o H pA T",.,oN' O
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rdisciplina está inexorablemente sujeta a sus contextOS históricOS
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Society. para trahaia en este rexto he revisado mi pasado y analizado mis
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r
con las dilerentes caras con que se me ha presentado la an-
antropologia social)' cultural, Madrid, Ramón Areces. a lo largo de mi ejerciciO profesional, con el fin de identificar
Tarrow, S., 1997, El poder en movimiento. Los movimientos sociales. Lad. , y cuándo apareció la discusión de «lo ético» y cómo ha ido cam-
colectiva y la politiea , Madrid, Alianza.
a lo largo de la vida y la profesión. Ello me ha permitido hacer un
Toulmiun, S., 1990, CrJsmopolis: The Hidden Agenda ni Modernity, NUt:\';l y",k.
Free Press. reflexivo de mi trayectoria como persona Y como antropóloga,
Vázqu ez león, L., 2006, «La antropología social ante un nuevo mundo dl's;dl.ll1 ' madrileña que vive y trabaia en Texas, después de haber pasado
tt: (a propósiro del recomo de los monstruos)>>, Relaciones, Zarnor:l, t\,,1t"\ l ' Nueva York Y Yucatán. Desde este momento me gustaría expresar
CO, Colegio de Mj(,;hoacán, 25/98: 71-105, http://ww\v.nlaimcs.catf,\ klllll ragr.decimiento al lector, que me va a dar la oportunidad de conrar
riay ParticipacionJu ven UEn Vallccas2008. pdf. historia qu nace con la pasión por lo exótico de otras culturas Y
c
termina con la p¡,sión por el compromiso y la iusticia social, como
lIIon,iones fundamentales del trabaio antropológico.
f.¡;,,'í "n Vallecas, en la misma casa donde nacieron O1i padre y mis abue-
1"" na IIna corral. en lo que vivían cuarenta famili as muy humildes, la
hu' n:lh " ju ~t' b.\ rr ;\\i1,;U\\ ' en d l1\:m ,:O dd proyecto de investigación «c Stra\'C-
~I'"
R762
.1" ''''' '" w" ;,,,, V,''"',,',,,';'''' .1,' l' '''';'''''' C'" tI' ,ud o< 11 , (rF12U09 .0 ).
171
1"711
LA ANTR O POL OGi A APLI C ADA
ALIC I A RE CRU Z.
y entre teoría )' praxis en el trabajo antropológico,
non de la neutralidad cientifica y de imparcialidad
gran mayoría nluy pobre s. Había cuatro retretes sin ag ll;¡ p.m.
las necesidades de los vecinos. Algunas casas no tenían ;lpl.l
Historias de hambre, muerte y bombardeos de la guerra ..:¡v ll
por doquier; creo que rne llegaro n antes que las dc Ca pl'l'lh 1t4
la Cenicienta. Aprendí pronto que pertenecía al munoo <.k 1" 11 L;\ CUl:rURl\ MAYA,
E.XÓTlCO o A "l'o HUMANO MÁS CERC.'I.:-¡O"
de los humildes, al band o de los que perdieron y a uno ,!<- ¡".
que fu e m ás castigado por el franquismo durante la posq..!, lIl·
beca para asistir a uno oe los cursos de verano en la
zás el temor y la rabia f ueron re~ponsabJes de que nuncl ... l·
lcnéndez Pelayo de Santander, tu ve la oportunidad de co-
discutiera de política con mis padres en mi casa. Aprendí t:Llt
J
LA ANTROP O L O G í A APLICADA
ALICIA RE CRUZ
con el progra ma de la SARH. mexicanos, por sus barrios en una fiesta de bienvenida en la
Con el tiempo, al reflexionar sobre este incidente, me di (lIl'I1f;1 d,·' ul1ivn,id ,,,I; mi i",.rlocutor me espetó un «aquí no tenemOs». La con-
papel revoluci onario que puede tener nuestr:1 discirlin:l si se 1'011 (' ('11 ,,,.,ac".'" de 1""e,i{n 1 implícita en el verbo «tenemos» me alertaba de las
acción, si permite p oner el saher cú.'ntínco :11 sl'rvicio tiL' ,0,;\1 : l\.'l'i, ')1 1 Pll ",.1." i,,"1<" ,k l'"der y la respuesta, al mismo tiempo que encerraba un
lítica. Aunque no formú parte, ni siquiera C()1ll0 ;lIH:l'do! :1 dt' 1,:: 11111'11 ('11
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LA AN TROPOLO G1A APLICADA
Tras varios años dedicados a pensar e n el diseño y composición dt' 1.1 DISCUSIÓN
especialización de antropología aplicada, el programa se comen7.ó ~l Iln
partir en daño 2000, Tiene varios objetivos; uno de ellos es el prCr:1r,1t crié en una teadición antropológica que tenía tendencia a desca\iJi·
al estudiante para desarrollar las he rramientas antropológicas e n tern' la antropología apli cada como a una hija ilegítima de la disciplina.
nos que no sean exclusivamente académicos, por ejemplo en el trah;llll valoraba más el trabajo etnográfico con lo exótico foráneo qu e el
con organizacion es no gubernamentales, agencias de gobi erno, cst~lt;llv ... :lto de inmiscuirse en nuestros problemas Y necesidades sociales. Me
o federales, incluso escuelas, empresas y negocios, Para ello , es indi . . r""qt" - en "na disciplina que se hasaba en unos criterios fijos para de·
pensable entrenar al candidato en b resolu ción de problemas por Illl'di, ~ I.... "';"ar 1.. '1'" constituía conocimiento antropológico Y lo que nO lo
de diferenres estilos de colaboración. En la práctica de la antropologi,\ t'r,t V '1";,.,, p",lía ~,·tll·rar y trabajar con este conocimiento Y quién n O
aplicada, es fundamental que el estudiantt: entienda las O;lSt.'S éricls til- (1 ."" •.."t1 , \ 'P \). I.a ,,,Hrop,,loi-\ía pllra, abstracta, ceñida a grupOS et·
la investigación y práctica antropol ógi cas. t
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LA A NTROP OLOC;iA APLI CA DA
ALIC I A RE CRU Z