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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS

VICERRECTORADO ACADÉMICO DE PREGRADO

FACULTAD DE LETRAS Y CIENCIAS HUMANAS

“VEROSIMILITUD Y DECORO”

CURSO: TEORÍA LITERARIA I


DOCENTE: MONDOÑEDO M., MARCOS

NOMBRE: ARIAS SEGOVIA, LEON ALFREDO


CÓDIGO: 18030002
ESCUELA PROFESIONAL: LITERATURA

CICLO: 2019- I

CIUDAD UNIVERSITARIA, 10 DE JULIO 2019


TRABAJO FINAL

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo presenta la relación entre dos conceptos: en primer lugar, la


verosimilitud de Aristóteles, tratado en los libros Poética. Ética y Retórica, pero se limitará a
analizarlo solo en el primer libro nombrado; en segundo lugar, el decoro de Horacio, tratado en
el libro Arte Poética o Epístola a los Pisones. En el proceso de relacionar ambos conceptos, se
plantearán las semejanzas y diferencias. A partir de ellas se realizará una tentativa de conclusión.
El abordaje del contexto de sendos autores será ajeno al presente trabajo, ya que más bien se
optará por profundizar los conceptos susodichos. Además, se presentaran algunos autores
contemporáneos que colocaron a los conceptos de verosimilitud y decoro como tema principal
en cuestión a pesar de la diferencia temporal notoria.

CONCEPTO DE LA VEROSIMIITUD

La verosimilitud, concepto aristotélico, se encuentra en el capítulo 9 de la Poética en el


siguiente enunciado: « […] no corresponde al poeta decir lo que ha sucedido, sino lo que podría
suceder, esto es, lo posible según la verosimilitud o la necesidad. […] la diferencia [entre el poeta
y el historiador] está en que uno dice lo que ha sucedido, y el otro lo que podría suceder».
(Aristóteles, 1451b1-5). A partir de esto, se desprende que la verosimilitud está íntimamente
relacionada con la labor del poeta.

El poeta narra, a diferencia del historiador, un conjunto de posibilidades que guardan


coherencia. De esta manera, el poeta, al relatar posibilidades más no hechos ya sucedidos, tiende
a la universalidad, debido a que no permanece en la realidad, sino a la posibilidad. Al respecto,
Aristóteles afirma que «la poesía es más filosófica que la historia; pues la poesía dice más bien
lo general, y la historia, lo particular». (Poética, 1451b6-9). Cabe decir que este imaginario
depende de los hechos ya sucedidos, ya que nos delimita las fronteras para diferenciar lo verosímil
de lo inverosímil. Es decir, el hecho posible o verosímil se instala perfectamente dentro del
conjunto de experiencias del horizonte de expectativas de una comunidad.

No se debe ignorar que en la Poética, el concepto de la verosimilitud esta enlazado con


la mímesis, ya que para Aristóteles el arte es la mímesis o es el resultado de esta. Al respecto,
Rodríguez, J. afirma lo siguiente: «Para Aristóteles, la mímesis es una actividad artística gracias
a la cual el poeta, que lo es porque imita, no solo copia –como entendía Platón- sino que crea otra
realidad artística distinta de la realidad objetiva aunque esté asentada sobre esta última. Es decir,
para Aristóteles, la actividad mimética implica creación de realidad no existente pero semejante
a ella». (1993, p. 140). La actividad mimética, que es la labor del artista, en este caso, del poeta,
debe asemejarse a la experiencia, a los hechos ya ocurridos. De esta manera, como se señaló
anteriormente, se moldea el conjunto de experiencias del horizonte de expectativas.

CONCEPTO DEL DECORO

Tres siglos después de haber vivido Aristóteles, en Venusia nace Horacio, que sería el
principal poeta lírico latino. Dentro de su epistolario, encontramos una carta dirigida a los Pisones,
conocida como Arte poética. En esta obra, se ubica un concepto relacionado con el uso apropiado
o adecuado de un estilo correspondiente a una determinada situación: el decorum o decoro. El
concepto del decoro se asoma implícitamente en los siguientes versos: « ¿Por qué si yo no puedo
ni sé observar géneros y estilos según las reglas, se me saluda como poeta? ¿Por qué prefiero, por
falsa vergüenza, no saber a aprender? Un tema cómico no quiere ser tratado en versos trágicos.
[…] Que cada cosa mantenga el sitio propio que le ha tocado en suerte». (Horacio, Arte Poética,
86-92). Nótese que en la traducción de Tomás de Yriarte (1777), sí aparece el “decoro”: « ¿Por
qué razón me han de llamar Poeta, si no sé distinguir estos colores, ni dar a cada estilo su decoro?».

El decoro según Martínez y García (1988) «quizá sea el término más difícil e impreciso
de la teoría del arte». (p. 91). Sin embargo, la finalidad o lo que trató Horacio de considerar es el
aspecto de la coherencia entre el género y la forma. Por ejemplo, Horacio nos comenta personajes
tipo, como los que aparecen en la épica homérica, identificando una serie de características de los
personajes modelo: «Escritor, sigue la tradición o crea algo que tenga coherencia. Si se te ocurre
retratar al famoso Aquiles, que sea incansable, irascible, inexorable, duro, diga leyes que no van
con él y que actúe por las bravas». (Arte Poética, 119-123). De esta manera, es notoria la postura
de Horacio: velar por la coherencia, por el decoro, respetando la tradición. Si se realiza de esta
forma, es indudable que para la comunidad a la que va dirigida, la fábula será comentada como
bella.

La idea primigenia del decoro expresaba, según Martínez y García, «congruencia o


conveniencia; de esta forma lo utiliza Horacio aplicándolo a la literatura». (p. 91). Se desprende
de esta afirmación que el concepto del decoro se aplica también en otras ramas del arte o de la
vida cotidiana. Por ejemplo, Camarero, A. afirma, con respecto a esta cuestión horaciana que «el
oficium del poeta, como el del orador en Cicerón, es el cumplimiento del decorum». (2000, p. 89).
Refiriéndose al oficium como el «deber, oficio, función […] aplicado, en general, al trabajo y la
obligación moral y social de cumplimiento del deber en el cargo u oficio». Reafirma Camarero,
de esta manera, la importancia de la coherencia como base de la labor del poeta, incluso como
obligación moral.

SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS

Para muchos teóricos, los conceptos susodichos, la verosimilitud y el decoro, muy


similares, ya que tratan la importancia de la pertinencia del estilo dependiendo del género literario.
Desde mi perspectiva, estos conceptos son homólogos, ya que cimientan los pilares de lo que en
la actualidad conocemos por literatura. En el Diccionario Akal de Términos Literarios (1990),
encontramos las siguientes descripciones:

En primer lugar, «el decoro está asociado al concepto de belleza y hace referencia a la
adecuación que debe tener toda obra entre la forma de expresión y la materia tratada». (p. 100).
El concepto no es ajeno al descrito anteriormente. El decoro, como bien se describe, es la
adecuación en el uso de elementos de una fábula para que esta alcance el adjetivo de bello. Si se
utilizaran, por ejemplo, personajes ya relatados, es decir, que pertenecen a la tradición, hay que
respetar sus características prescritas. De esta manera, el actuar de dichos personajes tendrían que
ser coherentes, es decir, verosímiles. Caso similar es el que se encuentra en el uso del lenguaje o
el desarrollo de la trama, ya que está determinado por el género.

En segundo lugar, la verosimilitud «consiste en que el escritor debe inventar una fábula
que produzca en el receptor la ilusión de verdad. […] La verosimilitud o apariencia de verdad
afecta a toda la obra». (p. 396). Esta descripción, basada en la Poética, nos ilustra a la
verosimilitud como lo que tiene apariencia de verdadero. Como ya se mencionó, la razón por la
que una obra o fábula es verosímil es debido a que no se limita a relatar hechos, sino posibilidades
sujetas al conjunto de experiencias del horizonte de expectativas. Esto afecta, por ejemplo, a la
estructuración de los hechos, personajes y el modo en que estos se expresan. De esta manera,
Aristóteles plantea las responsabilidades del escritor para componer un relato coherente, por lo
tanto, bello.

Finalmente, «J. Scherer (1950) diferencia decoro de verosimilitud, ésta es una exigencia
intelectual que requiere coherencia entre los elementos de la obra, rechaza lo absurdo y arbitrario,
sobre todo si el público lo percibe así. […] El poeta no debe preocuparse por la verdad histórica
sino por el carácter verosímil, creíble, de lo que cuenta; por lo tanto, verosimilitud no se identifica
con realidad». (pp. 100-101). A manera de resumen, la verosimilitud exige al poeta de la misma
manera que el decoro para realizar una obra que se caracterice por la coherencia, de esta manera
se encuentra el rechazo hacia lo arbitrario, que bien puede ser irreal, por lo tanto, no bello.

CONCLUSIÓN

Si bien es cierto, ambos conceptos, tanto la verosimilitud como el decoro, velan por la
coherencia de una fábula en su totalidad. La verosimilitud delimita lo aparente de la verdad en
base a los hechos, con el objetivo de formar una coherencia en la fábula. El decoro, por otro lado,
se relaciona con el tema de la tradición, es decir, del uso apropiado y acertado de las diferentes
piezas que componen una fábula, con la finalidad de que la fábula ostente coherencia. De esta
manera, el decoro comparte la misma finalidad que la verosimilitud: el alcance de la coherencia,
de la belleza.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Aristóteles. (2011). Aristóteles II. Madrid: Gredos.

Ayuso, V., García, C. y Solano S. (1990). Diccionario Akal de Términos Literarios. Madrid: Akal.

Camarero, A. (2000). La teoría Ético Estético del Decoro en la Antigüedad. Argentina: Editorial
de la Universidad Nacional del Sur.

Horacio. (1777). El Arte Poética de Horacio o Epístola a los Pisones, traducida en verso
castellano por D. Tomas de Yriarte. Recuperado de
http://www.traduccionliteraria.org/biblib/H/H101.pdf

______. (2003). Sátiras; Epístolas; Arte Poética. Madrid: Cátedra.

Martínez, P. y García, B. (1988). El decoro. La invención de un concepto y su proyección artística.


Revista de la Facultad de Geografía e Historia, (2), 91-102.

Rodríguez, J. (1993). Lo verosímil de Aristóteles y la teoría de los mundos posibles. Castilla.


Estudios de literatura (18), 139-144.

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