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La representación social negativa de los procesos de

salud/enfermedad/atención en la prensa escrita

Eduardo Meneé ndez, Renee B Di Pardo

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RESUMEN La gran frecuencia y continuidad de informacioé n que difunden sobre


los procesos de salud/enfermedad/atencioé n, al igual que su tendencia a
presentarla en teé rminos negativos y sensacionalistas. Se analizan el significado y
sentido que puede tener el contíénuo eé nfasis en la salud como cataé strofe, en
funcioé n de los intereses y objetivos, no solo de los períéodicos, sino de las
diferentes “eé lites” que aparecen y operan a traveé s de los mismos. La
representacioé n catastroé fica de la salud se expresa a traveé s de muy diferentes
actores sociales.

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- La prensa es un negocio

- Las buenas noticias no son noticias, las malas si

- La funcioé n de la prensa es informar, pero su papel es hacer dinero

- Los perioé dicos presentan abundante informacioé n sobre enfermedad y muerte y


muy escasa sobre salud, porque por diversas razones las primeras son mucho
maé s atractivas para los lectores.

- Existe una persistente demanda de los pué blicos por este tipo de
informacioé n/espectaé culo.

Presentar los procesos de s/e/a como acontecimientos negativos o catastroé ficos


permanentemente, favorece a determinados actores sociales. Por ejemplo, la
compra y consumo de medicamentos, o la concurrencia a los centros de atencioé n
meé dica, luego de una noticia alarmista.

Pero son varios los actores que se favoreceríéan con la presentacioé n catastroé fica
de los PSEA, no solo los medios de comunicacioé n, las industrias farmaceé uticas,
los profesionales y cientíéficos, sino tambieé n aquellos actores subalternos, como
las Ong’s, que tambieé n se benefician con este “alarmismo“. Es decir, existen
intereses de diferentes actores que no coinciden, pero que tienen el mismo
objetivo: presentar a los PSEA como negativos y catastroé ficos.

Las disputas en torno a la atencioé n de la enfermedad se organizan, sobre todo, en


teé rminos de aspectos econoé micos y en un eé nfasis en determinados miedos.

En teé rminos comparativos, el sistema capitalista generaríéa maé s inseguridad que


ningué n otro sistema, nuevos riesgos en funcioé n del desarrollo cientíéfico
tecnoloé gico pero, tambieé n, construye una sociedad basada en la inseguridad
laboral. El riesgo es parte constitutiva del sistema capitalista.

Los miedos constituyen una fuente potencial de recursos econoé micos, los miedos
se complementan para favorecer el mantenimiento y desarrollo de la sociedad
capitalista, la cual se expresa paradigmaé ticamente a traveé s de las denominadas
‘industria de la muerte“ (baé sicamente industria y armamento), “industria de la
enfermedad” (empresas qué imicas/farmaceé uticas y hospitalarias), industria del
crimen organizado y de la industria de la seguridad, etc. En funcioé n de esta nueva
industria algunos autores hablan de “colonialismo de la reconstruccioé n“
dedicadas a reconstruir los paíéses que han pasado por guerras y otro tipo de
devastaciones, apoyados por el Banco Mundial: las consecuencias del conflicto se
han convertido en un negocio.

Por supuesto, estos riesgos alarmistas son frecuentemente referidos a las


situaciones mas graves que ocurren en la realidad, mientras que en mué ltiples
casos no es asíé. Una de las principales funciones de los medios es desviar la
atencioé n de los problemas maé s constantes y graves que ocurren en nuestras
sociedades. Desviar la atencioé n respecto de los problemas que aquejan a la
mayoríéa de la poblacioé n y, sobre todo, a determinados sectores de la misma.

Estos miedos operan en forma especíéfica, centralmente intervienen en el control


social de diferentes grupos, ya sean inmigrantes, adolescentes, desocupados o
mujeres, existe una construccioé n de la inseguridad. Por tanto, vendríéan a
justificar no solo intervenciones econoé micas y militares en otros paíéses, sino
tambien medidas de “seguridad interna‘.

En EEUU se estaé gestando un nuevo modelo de sociedad capitalista caracterizado


por hipertrofiar la necesidad de seguridad a partir de convertir muchos de los
procesos nacionales e internacionales en peligros inminentes que conducen a
establecer una políética de penalizacioé n que convierte a los EEUU en el pais con
mayor porcentaje de personas encarceladas. “La seguridad vale mas que la
libertad”

Esta forma catastroé fica de presentar los PSEA se le aparece a la poblacioé n como
incontrolable a nivel de cada individuo o grupo, con lo cual deposita la solucioé n
en los expertos. Este enemigo se presenta como un monstruo de mil caras, que
coloca la causalidad de ciertos riesgos en actores y lugares especíéficos (Africa,
China, etc)

Esta concepcioé n del riesgo cumple funciones ideoloé gicas, generando, o por lo
menos contribuyendo, a la organizacioé n y desarrollo de procesos sociales en
teé rminos de relaciones y de cohesioé n social e ideoloé gica, la prensa aparece
preocupada por ciertos problemas de salud y no por otros, por problemas
colocados en el presente y en el futuro, olvidando el pasado.

Entonces, cuando surgen nociones de peligro debemos observar cuales son las
instituciones que apoyan dichas nociones:
“… los riesgos reconocidos ejercen funciones de mantenimiento del sistema. En dicha
discusioé n el sistema seríéa la unidad social que utiliza los peligros para asegurar la
sumisioé n de algunos de sus miembros. Por lo general, los riesgos bien advertidos
resultan de estar conectados con principios morales legitimadores.”

Los miedos y las inseguridades generan, segué n diversos autores, inmovilidad y


pasividad a nivel de los sujetos, fragmentan la sociedad, reducen la cooperacioé n,
incrementan la desconfianza, lo cual va en detrimento de un sentido de
comunidad. Sin embargo, los moviliza el terror de morir, ué nico principio que
parece mantener unida a una comunidad: el miedo es el cemento de la sociedad,
aquello que le permite permanecer cohesionada a pesar de sus diferencias. La
conciencia piensa dentro de los líémites que el terror le marca como pensable.

La apropiacioé n es llevada a cabo por los sujetos, no se impone, pero esta


apropiacioé n se hace a partir de una informacioé n periodíéstica que focaliza
constantemente las cataé strofes, no es que existe un solo discurso dominante, la
catástrofe unifica la informacioé n negativa, parte de la cultura dentro de la cual
nos movemos como sujetos. Al igual que en las sociedades etnograé ficas, en donde
los aspectos maé gicos-religiosos teníéan un rol de control social y cultural de los
riesgos, el “mundo maé gico”, en las sociedades actuales los miedos son utilizados,
no tanto para controlar los riesgos y los miedos, sino para usarlos en beneficio de
los objetivos e intereses particulares de los diferentes actores sociales,
especialmente los dominantes, y luego los subalternos. Lo ideoloé gico cumple un
rol decisivo. Los medios se caracterizan por generar mensajes que producen la
realidad y/o que son resignificados por los pué blicos.

Todo esto puede ser observado a traveé s de los PSEA, YA QUE SON PARTE
SUSTANTIVA DEL SABER Y DE LA VIDA COTIDIANA DE TODOS LOS SECTORES
SOCIALES.

Los sectores dominantes han tratado de hegemonizar intencional y


funcionalmente dichos saberes, especialmente a traveé s del apoyo a la
biomedicina, incluíéda la Salud pué blica. La biomedicina se convierte en la forma
hegemoé nica de atender y prevenir los padecimientos mas allaé de su uso por los
conjuntos subalternos. Pero no aparecen como ideoloé gicas, sino como saberes
profesionales, teé cnicos y cientíéficos, posibilitando a traveé s de ellas la
construccioé n de hegemoníéa en terminos del sentido comun de los sujetos y los
grupos.

El papel críético de las organizaciones subalternas tambieé n se realizan sobre los


PSEA, con lo cual potencian la generacioé n de una representacioé n social de la
salud y de la sociedad como cataé strofe.

Esto no propone una visioé n fatalista y mecaé nica del uso ideoloé gico de la prensa
escrita, sino que implica repensar las funiones y usos de las críéticas negativas, y
la posibilidad de formas alternativas de producir y usarlas.

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