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Explicación biológica, psicológica y

sociológica del delito


La llama escuela de los fisionomistas tiene raíces muy antiguas, porque desde tiempos de
la Antigüedad ya se sabía sugerido que el crimen y el carácter violento podía tener causas
biológicas, e incluso podía predecirse a través de la anatomía. Lombroso, en la segunda
mitad del siglo XIX, sostiene que el carácter criminal es una forma de epilepsia, en la que
las convulsiones se sustituyen por deseos irrefrenables de cometer delitos.

La Antropología criminal es la disciplina que relaciona biología humana y crimen. En sus


inicios, la influenciad del positivismo es enorme. Se considera al delincuente como un ser
anormal, un representante de estadios evolutivos anteriores o primitivos. Para Lombroso
posee una serie de características anatómicas singulares: excesivo desarrollo del cerebelo,
asimetría del rostro, dentición anormal, y un hoyuelo en medio del occipital.

La biotipología criminal establece una relación entre las características anatómicas y la


conducta y temperamento de un individuo. Existen cuatro escuelas: francesa, que divide a
las personas en cuatro tipos (respiratorio, digestivo, muscular y cerebral); italiana, que lo
hace en dos (brevilineos y longilineos, con subdivisiones); alemana, con doble clasificación
tipológica (por un lado, leptosomático, el atlético, pícnico y displástico, y por otro,
esquizotímico, el ciclotímico, y viscoso); y americana, con connotaciones embriológicas y
doble clasificación (endomorfo, mesomorfo, y ectormorfo, y por otro lado, viscerotómico,
somatotómico y cerebrotónico).

La endocrinopatía establece una relación entre las glándulas endoncrinas y la


criminalidad, de tal forma que un mal funcionamiento de aquellas influye sobre el
comportamiento, y por tanto, la propensión al delito.

Desde el punto de vista de la Psicología, el delito se asociaría a una serie de características


personales. Para el enfoque del psicoanálisis de Sigmund Freud, el delito está asociado a la
satisfacción de saltarse una prohibición; para el enfoque psicoanalítico de Alfred Adler, el
delito se asocia a un sentimiento de superioridad.

Entre los factores psicológicos destacan la relación madre-hijo, cuando es negativa se


produce inadaptación social; una estructura psicológica anormal, con frustraciones y baja
tolerancia a las mismas, aislamiento, disociación, inadaptación, pasividad, baja autoestima,
e inestabilidad emocional.

Los rasgos de la personalidad criminal son egocentrismo, inestabilidad afectiva,


agresividad, e indiferencia afectiva
Los trastornos de personalidad responden a un patrón de desprecio de los derechos de los
demás, que se empieza a perfilar sobre los 15 años. El trastorno paranoide de la
personalidad, interpreta las intenciones de los demás como maliciosas. Los delitos comunes
se asocian con coeficientes intelectuales bajos y otros rasgos cognitivos, como pereza, baja
autoestima y escasa empatía. Los antecedentes familiares son decisivos, ya que los hogares
conflictivos o violentos son muy negativos.

El comportamiento difícil en la infancia, como déficit de atención e hiperactividad,


actitud negativista desafiante y comportamiento disocial son factores que predisponen a la
delincuencia.

Rasgos de comportamiento suelen ser bajo autocontrol, ansiedad, impulsividad,


insensibilidad, tomar drogas, falta de prudencia, visión cortoplacista, impaciencia, pocas
habilidades sociales, necesidad de aprobación, escasos valores, y frustración.

Hasta mediados del siglo XX la explicación de la criminalidad se centraba en el individuo,


hasta que llegó el punto de vista de la sociología criminal, que trata de explicar el delito
como un fenómeno social. Las explicaciones sociológicas de la delincuencia se basan en
analizar al delito y al individuo en el seno de una sociedad, no por separado, como ocurre
con las concepciones positivistas.

Existen varias teorías sociológicas sobre el delito. La teoría ecológica o de las áreas
delincuentes sostiene que ciertas zonas con desajustes culturales y sociales, como
fenómenos migratorios o desorganización social, son más proclives al delito. Hay una
tendencia o aumento de la criminalidad en zonas urbanas periféricas, zonas industriales y
comerciales, y donde existen poblaciones heterogéneas de inmigrantes. Esta teoría, aunque
en algunos casos es acertada, no termina de explicar porque muchas personas de esas áreas
predispuestas no delinquen y porque se producen delincuentes en áreas no peligrosas.

La teoría de la asociación diferencial o desorganización social relaciona la


descomposición o crisis de un sistema social con el delito. A mediados del siglo XX surge
la teoría sociológica del conflicto social, que afirma que el delito se produce por conflictos
sociales. Un elemento estudiado por la sociología criminal son las pandillas, en las que los
individuos obtienen un reconocimiento social por el grupo que no obtienen fuera de ellas.

La teoría de la dicotomía de valores existen dos normas de conducta, la delictiva y la


convencional. Para la teoría de la subcultura criminal, los delincuentes se crean por el
contacto con otros delincuentes y la adopción de su escala de valores. La teoría de los
valores subterráneos es contraria a la de la subcultura criminal, ya que sostiene que los
valores subterráneos de la criminalidad coexisten con los valores sociales, y se llega a la
adopción de aquellos mediante técnicas de neutralización.

La teoría de la anomia sostiene que los valores que era válidos para los padres, ya no lo
son para los hijos y por tanto se produce una desviación social. Hay una desviación entre
las aspiraciones y los caminos para llegar a ellas. Esta teoría es rica y compleja

La criminalidad es una definición otorgada por la sociedad según la teoría del


etiquetamiento o del control social. Según esta teoría, el delito es algo normal. Es una
teoría muy criticada al no ofrecer soluciones y no prestar atención a las víctimas

La criminología marxista ortodoxa sostiene que la criminalidad es consecuencia de la


sociedad capitalista, debido a la explotación y a la miseria, por lo que debería desaparecer
en una sociedad marxista. Esta teoría ya fue incluso cuestionada en la antigua Unión
Soviética, que si bien en estos regímenes se dio una disminución de la delincuencia, no
explica los casos existentes de delincuentes, algunos de mucha repercusión social, como el
pederasta y asesino en serie Andrei Chikatilo.

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