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Reproduzco los puntos principales de este Código de Conducta para que se pueda valorar si
existe o no un conflicto y si deben confirmarse o no las tesis defendidas en mi anterior
artículo a favor de mantener el criterio hasta ahora vigente, que es justamente el que
aplica este Código de Conducta.
1. El primer apartado de esta Instrucción, dictada por el Pleno del Consejo General del
Poder Judicial de 26 de febrero de 20013, establece que el Código de Conducta se aplicará
a todos los profesionales que prestan sus servicios en los órganos judiciales, incluidos
los Jueces, Magistrados y Secretarios Judiciales.
2. Los apartados 2.3 y 4.1 extienden la aplicación de esta norma al correo electrónico y
a todas las comunicaciones realizadas a través de la red interna o Intranet, o de la red
externa o Internet.
3. El apartado 9.1.1 establece que es facultad de la Administración Pública competente
exigir un buen uso del correo electrónico, y añade que el correo electrónico, por ser un
instrumento básico de trabajo y colaboración, propiedad de la Administración, debe ser
utilizado con fines profesionales.
4. Apartado 9.1.2: Queda prohibida la utilización del correo electrónico para
“actividades personales restringidas”, en las que pueda haber alguna expectativa de
privacidad osecreto en las comunicaciones.
5. Apartado 9.1.3: En los casos en los que la Administración competente permita utilizar el
correo electrónico puesto a disposición de cada usuario para “actividades personales no
reservadas”, en las que no exista expectativa alguna de privacidad, tales como usos sociales
individualizados, esta utilización deberá restringirse al máximo.
Los usos actuales de los sistemas informáticos en el seno de las empresas y de las
Administraciones Públicas exigen la reinterpretación o la modificación del artículo 18.3 de
la Constitución, estableciendo la posibilidad de que:
o bien el secreto de las comunicaciones no sea de aplicación a las comunicaciones
estrictamente corporativas o profesionales en las que no haya expectativa de
privacidad, por la prohibición de su uso personal,
o bien se incluya el consentimiento del usuario y la ley como circunstancias
habilitantes para la injerencia en dicho derecho.
Pensemos que la Constitución data de 1978 y que los avances tecnológicos, sociales,
laborales, e incluso penales nos han llevado a un escenario que nada tiene que ver con el de
entonces.