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La fascitis plantar es una inflamación del tejido conectivo que sostiene a modo de
cuerda el arco que forma la planta del pie, la llamada 
  . Esta es una
especie de cinta ancha y aplanada, formada por un tejido fibroso, que se extiende desde
el talón hasta la base de los dedos y se encuentra inmediatamente debajo de la piel.

La fascia plantar sirve para la importante función de mantener la integridad del arco de
la planta del pie mediante la tensión que ejerce sobre los extremos de este. De no existir,
el pie perdería el arqueamiento de su planta, se aplanaría completamente y sería
inservible.

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La inflamación sobreviene cuando la fascia sufre una rotura o desgarro o bien una
distensión. Sin embargo, la mayor parte de las veces se trata más bien de pequeños y
repetidos traumatismos(microtraumas) por estiramiento que dan lugar a sobrecarga o
fatiga.

De acuerdo con lo dicho, la fascia puede sufrir inflamación en caso de :

1. Sobrecarga provocada por el exceso de peso, la permanencia de pie durante muchas


horas o la posición forzada del pie como en el caso de los tacones excesivamente altos.
El riesgo aumenta conforme lo hace la edad del paciente, ya que el esfuerzo acumulado
en la fascia es mayor.

2. Fatiga por deambulación prolongada o subidas de escaleras muy frecuentes

3. Esfuerzos violentos y prolongados como en los corredores, marchadores y


practicantes de footing. se estima que el 10 % de la población sufre la enfermedad.

En lineas generales, la población con sobrepeso, que pasa muchas horas de pie, que no
puede mover o asentar los pies con normalidad sobre el suelo y los deportistas citados
anteriormente comprenden la inmensa mayoría de los candidatos a sufrir fascitis plantar.
Las personas que cambian de estilo de vida y comienzan a desarrollar una actividad
física inhabitual de forma brusca, corren el riesgo de sufrir una fascitis plantar.

En el grado de sobrecarga influyen de forma decisiva las anomalías del pie, como el
exceso de arco plantar(pie cavo) o su aplanamiento(pie plano).
La inflamación de la fascia provoca, por lo general, un cierto grado de acortamiento de
esta. Las molestias se originan por el estiramiento del tejido de la fascia previamente
acortado.

En muchas ocasiones, la fascitis plantar se acompaña de espolón calcáneo, una especie


de excrecencia ósea de este hueso, justo en el lugar donde se une la fascia al calcáneo.
Esta asociación obedece a que ambas enfermedades comparten causas comunes.

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El síntoma que siempre está presente en la fascitis plantar es el dolor en la planta del
pie, especialmente en la zona del talón. Por la noche, el pie está en una posición de
prolongada flexión plantar, lo que reduce la tensión de la fascia al estar menos estirada,
produciéndose una disminución o, incluso desaparición de las molestias. Por la mañana,
al incorporarse y apoyar el pie, el estiramiento de la fascia inflamada produce dolor
desde el momento de levantarse y apoyar el pie en el suelo.

El paciente manifiesta también dolor cuando camina y cuando está parado, de pie; si la
inflamación alcanza una cierta intensidad, también llega a doler cuando está
descansando, sentado o acostado. Conforme avanza el día y se producen estiramientos
repetidos de la fascia por andar o estar de pie, el dolor parece amortiguarse. Tras el
reposo, los nuevos estiramientos que sufre la fascia al ponerse en marcha, se perciben
como más dolorosos que los últimos realizados antes de descansar. Andar descalzos, de
puntillas o subir escaleras suelen acentuar las molestias.

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Su médico orientará el diagnóstico de la enfermedad con el pertinente interrogatorio y la


exploración clínica. Tenga en cuenta que la fascitis plantar es una enfermedad
prevalente, es decir muy frecuente en el conjunto de la población. Ante sus molestias,
deberá tener en cuenta en primer lugar este diagnóstico, aunque probablemente le
indicará también la conveniencia de realizar una radiografía del pie que podrá revelar la
presencia de lesiones relacionadas con la fascitis, aunque el diagnóstico en sí suele no
ofrecer dificultades a un médico experimentado y no requiere pruebas específicas.

Como quiera que no en todos los pacientes con dolor de talón la causa es una fascitis
plantar, el médico deberá descartar en ocasiones otras enfermedades como las
complicaciones de la diabetes mellitus y de las enfermedades arteriales severas. En
algunos otros casos, los pacientes pueden tener fisuras o fracturas de los huesos del pie,
enfermedades reumáticas de las articulaciones de los huesos del pie u otros tipos de
trastornos, como tumores, incluyendo el frecuente papiloma(verruga), que cuando
asienta en el talón puede dar lugar a dolor intenso en la planta del pie.

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El tratamiento de la fascitis plantar comprende:

1. Reposo, para permitir que la fascia se desinflame al permanecer quieta o ,al menos,
que no continúe empeorando.

2. Utilizar zapato adecuado, que amortigüe convenientemente el peso del cuerpo sobre
el pavimento.
3. Disminuir el peso, si el paciente presenta sobrepeso.

4. Plantillas de descarga o soportes para el arco plantar.

5. Fisioterapia, practicando estiramientos de los músculos de la pantorrilla y el tendón


de Aquiles, intentando estirar la fascia, y fortaleciendo los músculos que dan soporte al
talón y la estructura del tobillo.

6. Cubitos de hielo aplicados bajo la planta del pie varias veces al día durante ocho o
diez minutos cada vez.

7. Medicamentos: antiinflamatorios y analgésicos, como el ibuprofeno o el diclofenaco,


con prioridad a otros.

8. Infiltraciones con derivados de cortisona, cuando no se consigue disminuir la


inflamación y aliviar las molestias del paciente con el conjunto de las anteriores
medidas.

En algunos casos es necesario recurrir a la intervención quirúrgica si todas las medidas


anteriores no consiguen el objetivo de aliviar lo suficiente al paciente y permitir su
normal deambulación.

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La fascitis plantar puede tener una evolución irregular y, dependiendo de la causa,


puede ser muy prolongada o resolverse en el curso de pocas semanas. Con frecuencia, la
enfermedad mejora pronto si es tratada adecuadamente y usted acudió al medico
después de llevar poco tiempo con el dolor. Por el contrario si sus molestias datan de
mucho tiempo atrás, es probable que la mejoría tarde bastante en aparecer. Algunos
pacientes pueden tardar años en aliviarse por completo.

Seguir las indicaciones de su médico, reducir el peso corporal y el tiempo que


permanece de pie, reducir el tamaño del tacón del zapato en la mujer, respetar el reposo
si se lo recomienda su médico, evitar los esfuerzos deportivos inadecuados a su nivel de
entrenamiento y otras medidas comentadas mas arriba permiten por lo general un alivio
duradero del dolor en la planta del pie.

Que se encuentre aliviado de las molestias no significa que la fascia se haya


desinflamado por completo. Esto último puede demorarse varias semanas.

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La medida mas idónea para prevenir la fascitis plantar es el uso de zapatos adecuados,
es decir, que absorban bien la energía del choque del pie contra el suelo al andar y lo
amortigüen. Conviene usar zapatos de buena calidad, almohadillados y que calcen bien
en el pie, que permitan la movilidad del antepié y del talón. Renueve su calzado si ha
perdido capacidad de amortiguación. Evite también los ejercicios físiscos bruscos sin
pasar por una fase de adaptación progresiva. Mantenga su peso o redúzcalo si es
necesario.

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