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María Alejandra Villacís Lage

Estudios de la Oralidad
08/10/2019

Ficha n. 01
Juan José Prat Ferrer. Cultura oral y folklorística. 2010
Fernando Garcés V. ‘’Hacer vivir la voz’’: los caminos de las escrituoralidades
andinas
En Occidente, las corrientes de pensamiento más importantes provienen de las
culturas hebrea y griega: la biblia y los diálogos platónicos. Resulta curioso que el
planteamiento de la religión hegemónica proviene de diálogos entre Jesús y sus
discípulos; y, la vertiente donde comenzó la filosofía procede de los diálogos de Platón
con sus estudiantes. Podríamos mencionar a la poesía y el teatro, que también comenzó
con la oralidad y la palabra efímera. Actualmente se ha dejado a la oralidad como parte
del folklor, debido a que esta se preocupa en la preservación de las construcciones
tradicionales de una cultura. También se habla de una dicotomía de sociedades bárbaras
(donde el folclor acciona) y civilización; sociedades ágrafas y alfabetizadas; oralidad y
literatura.
Se ha debatido desde el siglo XVIII si los versos homéricos fueron creados por un
solo autor o si fueron creados por varios, dando la posibilidad de ser una creación oral.
En el siglo XIX y XX se dieron varias teorías sobre los patrones de repetición, contraste
y arquetipos en las narraciones orales como mitos, fábulas y teatro.
Los cantos populares se componen de forma colectiva en celebraciones
comunitarias y la poesía europea proviene de una mentalidad individual. En la oralidad,
aunque se narre una misma historia en diferentes ocasiones o sea contada por diferentes
personas, no será igual ya que cambiará el orden de los hechos, los elementos (estos en
su mayoría serán contextuales) la conclusión o el tono del relato. En cambio, el texto
escrito queda petrificado en el tiempo y es invariable.
La imprenta produjo cambios profundos en la forma de pensar de las sociedades
modernas. Es un cambio reciente pero que ha calado tanto y se ha impuesto tanto que
solemos pensar que el escritor es un ser cercano a la divinidad, inteligente y, sobre todo,
con una sabiduría intrínseca (aunque sea redundando y simple lo que escriba: véase a
Paulo Coelho, uno de los escritores más leídos). Además, vivimos en espacios donde es
casi imposible descansar la vista o serenar el pensamiento: estamos rodeados de símbolos,
signos, escrituras, pantallas, tecnología, ruido visual. También se nos han impuesto
categorías que sirven para separar y racionalizar todo, especialmente las cosas esenciales
del ser humano a partir de dualismos, como el bien o el mal; la tristeza y la felicidad; o lo
que nos acontece ahora, la oralidad y la escritura. ‘’El sistema de representación binario
forma parte del proyecto según el cual se construye colonialmente al sujeto como Otro.’’
Para unir esta brecha impuesta por el pensamiento colonial, el lingüista ugandés
Pio Zirimu determinó la palabra oratura para conjugar esa experiencia verbal, que es
sagrada y artística a la vez, que se produce con la comunicación directa, personal, efímera,
contextual y comunitaria. ‘’La oratura se apoya en el uso de la memoria, tanto colectiva
como individual, y de una imaginación creativa que la apoya. El discurso oral es único
y efímero (…) se apoya en recursos como la redundancia, repetición, el ritmo, el volumen
y la entonación de la voz, el uso de la pausa y del tiempo y los gestos.’’ También le
acompaña, no solo la gestualidad o la pronunciación, sino un acto performativo y un
contexto propicio. De igual manera, se tiene la idea de textualidades oralitegráficas que
nos remite a la conjunción de propuestas orales, fonético literarias y visuales, porque no
solo se expresan textos (entendidos como códigos o signos que expresan pensamiento)
por medio de la comunicación oral o escrita, sino también desde las gráficas
ideosimbólicas tal como los tejidos, y vasijas o bases ceremoniales andinos, las mandalas
del hinduismo, o las máscaras del teatro Noh japonés. Estos objetos visuales son parte de
un ritual artístico-sagrado que va acompañado de cantos y la repetición de unos textos.

Miguel Rocha Vivas. Oraliteraturas y literaturas indígenas en Colombia: de


la constitución de 1991 a la Ley de Lenguas de 2010. 2013.
Desde la llegada de los españoles al continente americano en 14, se trató de
homogeneizar a la lengua castellana como única en los países. En 1991, se reconoció a
Colombia institucionalmente como un país multiétnico y pluricultural, y por primera vez,
la constitución se traduce a siete lenguas indígenas. La imagen del ‘indio’ había sido
negada por décadas y se creía que eran minorías.
A partir de esta visibilización desde la hegemonía política también se entrevió a
las escritoras y escritores indígenas: Los primeros escritos del poeta wayuu Miguel Ángel
López; la cuentista wayuu Vicenta María Siosi Pino; el poeta de la comunidad yanakuna
Fredy Chikangana; el poeta antioqueño Abadio Green. En otros nombres están: Hipólito
Candre (kinerai), Juan Álvaro Echeverri, Yenny Muruy Andoque (uitoto-andoke), Miguel
Ángel Jusayú, José Ángel Fernández Silva Wuliana, Antonio Uriana, Atala Uriana. Estos
escritores se expresaban más a través de poesía o narrativa corta. ‘’Los poemas se
emparentan con las canciones y proverbios, y los cuentos con las narraciones míticas
tradicionales.’’ Estos géneros representan una continuidad a sus tradiciones orales. Las
aproximaciones que estos escritores tienen con la oralitura, al principio crean
interrogantes. ¿Cómo puede seguir siendo oralidad aquello que queda plasmado en la
escritura?, si la escritura es el acto individual y particular del individuo, donde pone su
mente en el papel y las palabras quedan perennes, ¿cómo coexiste con la oralidad, el arte
de contar a la colectividad algo que se en el viento escribe? Sí, los escritores indígenas se
validan por medio una escritura alfabética impuesta, una escritura que les ha costado
sangre (como comienza un poema de Ak’abal), pero lo cierto es que aprovechan este
vehículo para llegar a otras audiencias, culturalmente diferentes.
Al encontrarnos con la poesía, por ejemplo, del poeta maya k’iche Humberto
Ak’abal, se hace presente una serie de esquemas culturas, como la observación y el
entendimiento de los elementos y seres de la naturaleza; o esquemas de la oralidad, como
la repetición, el silencio (expresado en los puntos suspensivos); y de luchas culturales: la
lengua, el territorio, la preservación de la memoria. A pesar de que sea un individuo que
escriba la poesía, hay toda una connotación cultural que se y simbólica específica de su
cultura.
A finales del siglo XX se enfatiza la colaboración entre escritores indígenas y
antropólogos. En los años 2000 se cerraba el convenio educacional con el Instituto
Lingüístico de Verano, esta institución marcó en nuestro inconsciente colectivo, a nivel
latinoamericano, que las artes verbales son parte del folclor indígena. Premisa que ya
desde la visibilización de los autores se estaba disolviendo.
Se van creando festivales artísticos con objetivo de mantener una consciencia
cultural propia, tal como el Festival Internacional de Poesía de Medellín. Este escenario
sirve para conocer y escuchar a poetas que escriben y cantan en numerosas lenguas del
mundo. En el 2001 se realiza el primero Encuentro de Poesía Étnica en Bogotá. En mayo
del 2006 se organizó el Simposio Internacional de Literatura Indígenas y Globalización
en Pasto, auspiciado por la Universidad de Nariño. Esta universidad abrió otros campos
como la crítica literaria, las coplas, la narrativa y la novela indígena, se dio a conocer
proyectos educacionales vinculados con las comunidades.

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