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Panorama histórico:
c. 1800 a. C. Abraham
c. 1500 a. C. Éxodo
c. 1200 a. C. Entrada de los judíos en Palestina
c. 1000 a. C. David (unidad de Israel hasta el 970)
Caída del Reino del Norte (capital: Sama-
722 a. C.
ria) en poder de los asirios
596 a. C. Primera deportación
586 a. C. Segunda deportación
536 a. C. Restauración gracias al decreto de Ciro
323 a. C. Muerte de Alejandro Magno
Esta asignatura tiene un siglo y medio (desde 1869). Antes se trató el canon, por ejem-
plo, pero no la Teología de la Sagrada Escritura.
Hermenéutica es la disciplina que toma en consideración que quien conoce forma parte
de aquello que conoce.
TEMA 1
- Monumento cultural: tiene una gran autoridad ética. Según Goethe es la lengua ma-
terna de Europa. Según William Blake es el gran código de la cultura occidental. Según
Paul Clodel, es el jardín de las referencias. De hecho, un tanto por ciento enorme de los
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códigos culturales de Europa son bíblicos. Por ello, una ignorancia de la Biblia es una
ignorancia enciclopédica. Es un código de valores. Tiene, pues, una gran dimensión
ética.
1.- Biblia: Libro y Biblioteca. Viene del griego biblion, neutro, librito. En plural, biblia,
libritos. La Biblia cristiana tiene una unidad, pero no textual; la unidad la da la Iglesia y
el contenido, Cristo. Es, empero, una biblioteca, pues es un conjunto de libros muy hete-
rogéneos: tiene historia, epopeya, novela histórica (Crónicas), historia y predicación
(Evangelios). Aunque en general, es historia.
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--» La Biblia hebrea la llaman los hebreos TaNaK, acrónimo de las palabras:
- Torá: Ley, enseñanza, disposición; equivale a nuestro Pentateuco; en griego, «cinco
estuches». Jesús dice que es necesario que se cumpla lo que dicen la Ley y los Profetas.
Y en Lucas, Ley, Profetas y Salmos.
- Nebiim: son los Profetas. Se distingue entre Nebiim Rishonim (anteriores): Josué, Jue-
ces, Samuel, Reyes y Nebiim Akhouromim: Isaías, Jeremías, Ezequiel y 12 profetas
menores.
- Ketubim: «escritos»: la Biblia hebrea no acepta, de entre los libros cristianos:
Históricos: Tobías, Judit y I y II Macabeos.
Sapienciales: Eclesiástico (Sirácida) y Sabiduría.
Proféticos: Baruch (incluye la Carta de Jeremías). Tampoco aceptan parte de Daniel.
Aceptan, pues:
Salmos, Job, Eclesiastés
Proverbios, Cantar de los Cantares, Daniel, Lamentaciones de Jeremías.
I y II Crónicas, Rut, Ester, Esdras, Nehemías.
Corintios 1, 3: Cristo murió por nuestros pecados y resucitó al tercer día según las Es-
crituras.
TEMA 2
«La Iglesia confiesa a un solo e idéntico Dios como autor del Antiguo y Nuevo Testa-
mento, esto es, de la ley y los profetas y del Evangelio, puesto que los santos de uno y
otro testamento han hablado bajo la inspiración del mismo Espíritu Santo. De ellos re-
cibe y venera los libros que se contienen bajo los siguientes títulos... [catálogo de los
libros canónicos] .../... Por eso condena el despropósito de los maniqueos que (...) afir-
maban que uno era el Dios del Nuevo Testamento y otro del Antiguo» (Bula Cantate
Domino, del Concilio de Florencia, EB 47-48). Auctor se emplea en sentido latino, co-
mo responsable último. No se le pregunta al concilio sobre el modo de la autoría de la
Biblia sino si
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El canon de las Escrituras (Concilio de Trento)
«El sacrosanto concilio ecuménico general de Trento, (...) tiene presente el deber de
conservar en la Iglesia, la propia pureza del Evangelio que, prometido «anteriormente
por los profetas en las escrituras santas» nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios, primero
anunció con su boca y después mandó que fuese predicado a toda criatura por sus Após-
toles como fuente de toda verdad salvífica y de toda norma moral. Y puesto que el Con-
cilio sabe que esta verdad y normativa está contenida en los libros escritos y en las tra-
diciones no escritas (...) acoge y venera a todos los libros tanto del Antiguo como del
Nuevo Testamento, (...) conservadas en la Iglesia Católica por una sucesión no inte-
rrumpida. (...) Si alguien no admitiera como sagrados y canónicos estos mismos libros
en su integridad, con todas sus partes, tal y como se han leído tradicionalmente en la
Iglesia católica y se contienen en la antigua edición Vulgata latina, sea anatema (Conci-
lio de Trento, EB 58-60)». Esto es una respuesta a las tesis luteranas según las cuales
solo la Escritura recoge el Evangelio, no así la Tradición.
Copiaba la lista del Concilio de Florencia, que a su vez copiaba la lista del Concilio de
Cartago.
«Por lo cual nada importa que el Espíritu Santo se haya servido de hombres como de
instrumentos para escribir, como si a estos escritores inspirados, ya que no el autor prin-
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cipal, se les pudiera haber deslizado algún error. Porque Él de tal manera los excitó y
movió con su influjo sobrenatural para que escribieran, de tal manera los asistió mien-
tras escribían, que ellos concibieron...
Doctrina similar al Vaticano I. La categoría base es la noción de Dios Autor, pero apli-
cada a la redacción misma de los textos, por eso se habla de hagiógrafo como de un ins-
trumento.
Contexto: la polémica suscitada sobre en Italia por quienes pretendían (Domingo ...) que
el Magisterio condenase los esfuerzos de la exégesis científica ya que veían en ellos un
grave peligro para la Iglesia y para las almas.
Contenido: En la parte doctrinal, trata de algunas cuestiones que serán muy relevantes
para la exégesis católica: la necesidad de la crítica textual y del recurso a los textos ori-
ginales, el uso correcto del sentido espiritual en relación con el literal, la importancia del
estudio de los género literarios, etc.
Esto nos remite a Santo Tomás, a su Tratado sobre el Peri Hermeneias: toda la doctrina
se ha de sacar del sentido literal, el espiritual solo enriquece, pero no añade nada. Ello
porque el lenguaje de los hombres es algo inventado por los hombres, limitado a hom-
bres. Dios se vale de eso, se somete a nuestro lenguaje, no juega con nosotros. Una frase
tiene que tener sentido. Que las acciones predicativas se dicen de algo es anterior al len-
guaje humano.
“A pesar de la gran diversidad de dificultades que tenían que afrontar, las dos Encíclicas
coinciden perfectamente en su nivel más profundo. Ambas rechazan la ruptura entre lo
humano y lo divino...
La revelación que la Sagrada Escritura contiene y ofrece ha sido puesta por escrito bajo
la inspiración del Espíritu Santo. La Santa Madre Iglesia, fiel a la fe de los Apóstoles,
reconoce que todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento,... n. 11 Dei Verbum
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Consideraciones teológicas (propedéutica teológica).
El primer boceto fue sometido a la votación de los padres, y fue rechazado. Juan XXIII
retiró el texto y encargó una nueva redacción a una comisión en la que estaba Ratzinger,
Congar, etc.
Se introdujo un prólogo que se fue agrandando hasta constituir el capítulo primero. Hay
una sola fuente de la Revelación, que es el Evangelio, que tiene dos canales: Escritura y
Tradición. Fuentes de la teología son Escritura, Tradición y Magisterio.
A pesar de que trata de la revelación, cinco de los seis capítulos tratan de la Sagrada
Escritura. En cambio, el primero capítulo no trata de la Sagrada Escritura, sino de la
Revelación divina. Señala, así, que Dios no se manera directa a través de libros. Los
libros no son palabra de Dios hasta que no están mediados por la Iglesia. Dios no utiliza
libros para revelarse.
TEMA 4
Moisés pone por escrito la tradición oral (narración ejemplar). En Jesucristo, el Antiguo
Testamento es el Evangelio preanunciado por los profetas. En los Evangelios: Cristo es
cumplimiento de las Escrituras. En los Apóstoles, es Cristo proclamado: la Escritura
apostólica como Palabra de Dios, pero como norma.
Santo Tomás: una condición para que algo sea palabra de Dios es que afirme que el ha-
giógrafo afirme que es Palabra de Dios.
Los Profetas: Palabra de Dios para sus destinatarios. Pero Jesús da cumplimiento. Tie-
nen valor de testimonio de los antiguos y de preanuncio de Cristo.
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Economía de la Sagrada Escritura.
«En diversos momentos y de muchos modos (acciones simbólicas de los profetas: des-
nudez de Jeremías) habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas.
En estos últimos días... ésta es la última era, los nuevos tiempos después de la venida de
Cristo.
En estos últimos días nos ha hablado por medio de su Hijo: es la palabra de Cristo ex-
presada por los Apóstoles.
1 Jn 1, 1-3
Primer aspecto: San Ireneo afirma que aunque los hombres no hubiesen tenido pecado
habría tenido lugar la encarnación de Jesucristo, pues Dios quería ese designio. Santo
Tomás niega esto, y Duns Escoto apoya a San Ireneo. El plan de Dios no es arbitrario.
Quinto: el lenguaje verbal articulado es invención humana; puede sustituir a todos los
demás lenguajes. Pero además puede tomarse el lenguaje como objeto: «Esta palabra
significa X». Este es el aspecto más importante para los hombres solo en el sentido de
que Dios se manifiesta con nuestro lenguaje, haciéndose así más inteligible.
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3. Donde no hay recepción, donde nadie entiende la revelación, no se revela nada, dice
Benedicto XVI. El medio es también parte del lenguaje (Marc Luhan). La revelación
tiene la forma del receptor.
Si toda Revelación es una respuesta a Dios por parte del receptor, la escritura es una
respuesta por parte del hombre a la acción de Dios sobre ese hombre.
TEMA 5
Hay dos formas de revelación divina: mejor que decir natural y sobrenatural, es mejor
decir: cósmica y personal, aunque ambas consisten en dar testimonio de sí mismo por
parte de Dios.
1. DV 3 Hay tres grandes alianzas: con Noé, Abraham e Israel. Solo la Alianza con Is-
rael nos permite conocer la alianza con Abraham y la alianza con Noé.
2. Dios se revela a Adán, Noé, Abraham, Jacob e Israel (a Moisés y al pueblo). El desti-
natario de la Revelación es Israel. A Israel van dirigidos los libros de la Antigua Alian-
za. Si para nosotros son libros santos es porque los incorpora y presenta la Iglesia a los
cristianos. Israel se renueva con Jesucristo, y el resto fiel de Israel se renueva en Iglesia
(no es que la Iglesia se incorpore a Israel).
Podría decirse que Israel es creado para que Dios pudiera revelarse a todas las naciones.
No es un pueblo que Dios haya elegido para que fuera su mediador. Israel antes del Si-
naí no era un pueblo: Ex 19, 3-9. Israel nace de la Alianza con Dios. Dios crea a Israel,
es su hijo. La nueva Alianza se hará con la sangre del Cordero.
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Después de Moisés, Dios ya no se aparece, pero sí se revela mediante su palabra y su
espíritu. En el AT las dos cualidades de Dios, que luego se sabrán que son Personas, son
su palabra y su espíritu, que actúan en los reyes y en los profetas.
¿Hay una acción de Dios para que se escriban los libros sagrados? Hay mandatos de
Dios para escribir. Los libros sagrados no son resultado de una acción del Espíritu, sino
que Dios dirige su palabra a los profetas, y estos escriben, pero no se trata de libros ins-
pirados propiamente.
St. Tomás: los libros hagiográficos (Salmos, etc.) contienen cosas de sabiduría humana,
a los que puede llegar el hombre sin relevación, pero sin negar que sean inspirados.
Jesús, en la medida en que es mediador es plenitud. Pero que Jesús es plenitud quiere
decirse que Dios en Cristo ha dicho todo lo que tenía que decir, ha agotado toda la Re-
velación. Pedirle a Dios una sola palabra más sería agravio, pues, dice S. Juan de la
Cruz. Puede crecer la comprensión. Así se explica que hasta 1854 no se proclamara el
dogma de la Inmaculada Concepción de María Santísima.
La plenitud es Jesucristo mismo, no solo sus palabras, ni solo sus obras. Cristo es la
exégesis de la Escritura, dice San Bernardo.
4. No hay revelación hasta que no hay comprensión de la revelación. Los que entienden
la plenitud de la revelación son los apóstoles, que son los testigos de Jesús resucitado.
El Evangelio es lo que acontece con Jesús.
DV: «Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la salvación de
todos los hombres permaneciera íntegro para siempre y se fuera transmitiendo a todas
las generaciones. Por eso, Cristo Señor, en quien se consuma la revelación total de Dios
altísimo (cf. 2 Cor., 1, 30; 3, 16; 4, 6), mandó a los Apóstoles, comunicándoles los do-
nes divinos, que el Evangelio, que prometido antes por los Profetas, El completó y pro-
mulgó con su propia boca, lo predicaran a todos los hombres como fuente de toda ver-
dad salvadora y de toda ordenación de las costumbres. Esto lo realizaron fielmente tanto
los Apóstoles, que en la predicación oral transmitieron con ejemplos e instituciones lo
que habían recibido por la palabra, por la convivencia y por las obras de Cristo, o habían
aprendido por la inspiración del Espíritu Santo, como los Apóstoles y varones apostóli-
cos que, bajo la inspiración del mismo Espíritu Santo, escribieron el mensaje de la sal-
vación.
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»Mas, para que el Evangelio se conservara constantemente íntegro y vivo en la Iglesia,
los Apóstoles dejaron como sucesores suyos a los Obispos, “entregándoles su propio
cargo de magisterio”. Por consiguiente, esta sagrada Tradición y la Sagrada Escritura de
ambos Testamentos son como un espejo en que la Iglesia peregrina en la tierra contem-
pla a Dios, de quien todo lo recibe, hasta que le sea concedido el verlo cara a cara, tal
como es (cf. 1 Jn., 3, 2)». El Magisterio, así como la sucesión apostólica, es una de las
instituciones que les inspiró el Estudio. No es fuente de Revelación, sino que se cir-
cunscribe a la Tradición.
El Espíritu Santo guía la acción apostólica y les hace comprender los textos sagrados de
Israel, para transmitir el Evangelio como norma de fe y de conducta para todas las na-
ciones. Los Apóstoles escriben nuevos textos a la luz de Jesucristo, interpretan las insti-
tuciones a la luz de Jesucristo (ej.: templo). “Apostólico” es lo sometido a los Apósto-
les, lo cual incluye a los varones apostólicos, las mujeres. Felipe el diácono fue a predi-
car a Samaría, pero hasta que no van Pedro y Juan no adviene el Espíritu Santo. Lo úl-
timo apostólico es lo último en haber sido escrito bajo la influencia apostólica, aun
cuando ya hubieran muerto los apóstoles.
Las apariciones de Jesús (Sagrado Corazón, Divina Misericordia, etc.) no implican nada
nuevo en la Revelación. Y para aceptarse es necesario que esté en consonancia con toda
la Revelación.
La Tradición apostólica, corpus creado por los Apóstoles, es Palabra de Dios (más claro
en el Compendio del Catecismo), no así la Tradición que viene de los Apóstoles (DV 8),
y que hace aumentar la comprensión, sin que haya ninguna verdad nueva.
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TEMA 6
1. La Palabra de Dios llega a la mente del profeta, y el profeta la hace palabras humanas
para transmitirla. Después se pone por escrito. Mt 1, 22: «todo esto sucedió para que se
cumpliese el oráculo del Señor por medio del Profeta». Mt 2: «porque así está escrito
por medio del Profeta». También se habla de «los profetas». Esto manifiesta que están
muy igualadas en la Sagrada Escritura la Palabra de Dios, Palabra del mediador y Pala-
bra escrita. Pero conviene distinguir.
El texto se escribe con la finalidad principal de transmitir, aunque también sirve para
conservar lo escrito. Transmite también el contexto. En el Fedro (se dice que la escritu-
ra es una ayuda para la memoria del corazón, aunque tiene el peligro de que no se asimi-
le en el corazón por dejarlo ya por escrito. San Justino (siglo II) llama a los Evangelios
apopneumata (recuerdos) hipopneumata (apuntes). Con el tiempo los textos adquieren
un valor canónico y, a la larga, normativo.
Kάνον significa vara de la Ley, lo que delimita las fronteras. Los textos no es que sean
normas, sino que ellos norman.
3. a) La palabra que Dios dirige a Israel es, en primer lugar, oral. En el AT, Dios no se
comunica a través de cosas escritas, pero manda escribir sus palabras, la Alianza.
El origen de las palabras de la Ley viene de Dios: así lo representa el pasaje del Éxodo
sobre las tablas, que primero Dios escribe y Moisés destruye al suceder lo del becerro de
oro. Dios le dice que lleve unas tablas igualmente labradas y Él escribirá los manda-
mientos. Pero al final Dios dicta pero es Moisés el que escribe.
Dt 5, 2-3. Dios hace un pacto similar a un pacto de vasallaje, que obliga no solo al señor
y el vasallo, sino a los descendientes de uno y de otro. Por tanto, el pacto con Israel vin-
cula no solo a Dios con los israelitas de la época, sino también con sus descendientes.
La alianza la renueva Josué al entrar en la Tierra Prometida. Y también con dos reyes:
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- Josías (año 622 a. C.): se encontró la Ley en el templo (probablemente se refiere al
código deuteronomista: caps. 12 al 26 del Deuteronomio). Vuelve a promulgar la Ley
como Ley de Israel (infiere que antes le ha ido mal a Israel por haberla incumplido). Se
lee la Ley hasta la noche y el pueblo proclama que la cumplirá.
- Nehemías (año 480 a. C.): después del destierro de Babilonia afirma que ha ido mal a
Israel por incumplir la Ley. Nehemías lo hace ver a Esdras, que manda leer la Ley de
Moisés, y el pueblo responde que la cumplirá, amén, amén.
A partir del siglo V d. C., el judaísmo rabínico, teniendo en cuenta el cristianismo, afir-
ma que esos códigos son Palabra de Dios.
b) Oseas: a este Profeta Dios le avisa de que, siendo Dios fiel a Israel, éste se ha prosti-
tuido al volverse a dioses extranjeros, idólatra.
Jeremías: las «palabras del Señor» son las palabras de Jeremías que dictó a Baruc, a raíz
de lo que Dios le dijo a Jeremías. Pero Dios no se revela directamente por escrito.
4. Una vez que deja de haber profetas, para algunos hay revelaciones particulares de
Dios que se ponen por escrito (literatura apocalíptica). En otros casos, lo escrito son
interpretaciones de la Ley. En Daniel, la Revelación consiste en lectura de los libros
sagrados a la que se suman las visiones. El proceso no es: oír-hablar-escribir, sino oír-
escribir-hablar.
TEMA 7
1. Citas interesantes:
2 Re 19, 14.
1 Mac 4, 46.
El libro sagrado al que se refieren 1 y 2 Macabeos puede referirse al Pentateuco o tal
vez también los Profetas.
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La lectura de la Ley y los Profetas y otros libros derivados, transmiten enseñanza y sa-
biduría. Esto coincide con Tm 3, 14-17. La enseñanza dirige al conocimiento de Cristo
Jesús, y por ello, conduce a la salvación.
Los escritores cristianos también eran de origen judío, pero a diferencia de los escritores
judíos, no consideran que la Ley sea para siempre.
Hay dos tiempos: el de la Ley y los Profetas (hasta Juan) y el tiempo de Cristo. ¿Qué
vigor tiene, entonces, la Ley? Cristo cumple la Escritura no solo como promesa, sino
que él mismo observa los preceptos de la Ley. La Ley no queda abolida, sino que queda
significada en Cristo. Así se explica al comienzo de la Carta a los Romanos.
Escudriñar el sentido de las Escrituras: hablan de Jesús, que es la vida. Las Escrituras
necesitan una interpretación.
“Tercer día”: el cuarto día acaecía la corrupción (ej.: Lázaro). En cuanto a la resurrec-
ción, Oseas se refiere a la restauración de Israel. Jesús personaliza a Israel: desde Egipto
llamé a mi Hijo (Israel, que prefigura a Jesús).
Salmo 109: Jesús es descendiente de David pero al mismo tiempo es Señor de David,
pues es Hijo de Dios. Esto, que comenta Jesús, es la base argumentativa de la Carta a
los Hebreos.
TEMA 8
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Los textos del Antiguo Testamento en ningún momento hablan de una acción especial
de Dios en la Escritura. Pero el Señor mandaba que los escritos fueran colocados junto
al Arca.
Esdras: después del destierro, no solo se destruyó el templo, sino también los libros sa-
grados. Al regresar del destierro, necesitan otra vez los libros de la Ley. Como éstos
están ya escritos en el Cielo, a Esdras se le lleva al Cielo para que conozca los libros.
Apocalipsis: se leía en la liturgia dominical. La profecía está más allá del testimonio
escrito.
Juan 21, 25: «Hay además otras muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por
una, pienso que ni todo el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran».
Bienaventurados los que creen sin haber visto. → Estas cosas han sido escritas para
creáis y tengáis vida en vosotros...
A Dios nadie le ha visto jamás, solo el Unigénito, que está en su seno, lo conoce y lo
puede revelar. El discípulo amado inclina su cabeza en el seno de Jesús, que está en el
seno del Padre. Por eso le pide Pedro al autor del Cuarto Evangelio (tema: la Revela-
ción), por estar en el seno de Jesús, que le pregunte.
TEMA 9
Los apostólicos son los padres anteriores al 150 d. C.: San Ignacio de Antioquía, San
Policarpo de Esmirna (discípulo, según Eusebio de Cesarea, de San Juan, y maestro de
San Ireneo) y San Clemente Romano. Se entienden como escritos apostólicos la Didajé
y la Carta de San Bernabé.
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«Irritaos y no pequéis»: Jeremías. «El sol no se ponga sobre vuestra ira»: novedad de
Efesios. Ambos son designados Escrituras por San Policarpo: no es que asimile la pre-
dicación apostólica a la Escritura del Antiguo Testamento, sino que la Escritura es una
cosa nueva.
Regla de Fe: designio de Dios Padre, acción de Jesucristo y preanunciado por el Espíritu
Santo.
Según algunos padres, el Espíritu Santo no solo actúa en los textos del Antiguo Testa-
mento, sino que, según Clemente de Alejandría, están inspirados los filósofos paganos;
según San Basilio, la Iglesia. Lo importante es que la inspiración de la Escritura es sin-
gular.
La condescendencia implica que Dios para hablar elige el lenguaje humano. El lenguaje
humano ha sido inventado por los hombres (Santo Tomás). Dios emplea ese lenguaje
para que podamos entenderle.
Es un solo libro, porque es un solo y el mismo Espíritu, por lo que el significado del
Libro es el que le da el que lo abre: Jesucristo.
TEMA 10
La fórmula del Concilio Vaticano I es dogmática, por lo que está señalada positiva y
negativamente, señalando lo que la Teología no debe traspasar. El Vaticano II, en Dei
Verbum, da por sentada la fórmula del Vaticano I.
Santo Tomás habla del magisterio pastoral, de los obispos, y el magisterio de la cátedra,
de los teólogos.
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de Dios. Es un oxímoron voluntario. Las Escrituras son Palabra de Dios, pero con una
inspiración especial.
La inspiración actúa de tal manera que las palabras de la Sagrada Escritura contienen y
muestran las verdades reveladas. Hay una identificación entre la Revelación de Dios y
las Palabras. Las palabras tienen una permanencia y no hay pensamiento sin lenguaje.
No hay Revelación sin palabras, y las escrituras son palabras en la Revelación, ahora en
la Iglesia. Los textos originales, la traducción al griego (inspirada).
Dios es autor de toda la Escritura, de cada uno de los libros, y los hagiógrafos son auto-
res de la redacción de los libros.
3. León XIII aplicó la noción de autor a la composición de los libros sagrados. Si Dios
es autor de la Sagrada Escritura, le son atribuibles también los errores. Es por la Tradi-
ción que sabemos que los libros de la Sagrada Escritura están inspirados, es decir, cuá-
les son los libros inspirados y que, por tanto, se incluyen en la Sagrada Escritura.
TEMA 11
El Padre Domingo Báñez O. P., discípulo de Melchor Cano, se plantea que supiéramos
que los escritos eran Palabra de Dios. Santo Tomás no había hablado de la inspiración
de la Sagrada Escritura, sino la Revelación a los profetas. Esto podía ser de dos mane-
ras: Dios puede imprimir imágenes y darles la luz, o bien el profeta puede ver una cosa
y juzgar sobre eso. Las imágenes pueden venir de la experiencia o de la inspiración, y el
juicio puede ser hecho por la luz humana o bien por la luz divina.
Báñez se plantea cómo autores como San Marcos o San Lucas, más allá de reproducir
las palabras de Jesús, pueden ser Palabras de Dios.
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Para estos autores, toda inspiración es revelación.
Franzelin: Dios ponía la idea, la parte formal de la Escritura, mientras que la parte mate-
rial (la composición verbal) se debían al talento y a la capacidad de los autores sagrados.
Para que Dios sea autor, basta con que ponga las ideas. Pero como vio Báñez, no hay
pensamiento sin palabras. Pero si decimos que Dios sugiere las palabras, estamos yendo
más allá de lo que ha dicho toda la tradición de la Iglesia. De ahí que estos dos caminos
se abandonaran.
Sentido literal es el que dicen las palabras, que tiene en cuenta las exageraciones (si tu
ojo te escandaliza, arráncatelo). Sentido literalista es el que tiene solo en cuenta la pura
literalidad del texto: ej: Dios creó el mundo en seis días.
TEMA 12
El Concilio Vaticano II, soslayando las antiguas explicaciones, declinó hablar de Dios y
el hagiógrafo como causa principal y causa instrumental. Quiso así despojarse del en-
corsetamiento del esquema filosófico, en aras de un enunciación más teológica.
Del mismo modo que Dios utiliza como instrumento la mente del hagiógrafo, también
se sirve de la Escritura como instrumento para dar la Revelación a la Iglesia. Crea un
instrumento para producir otro instrumento.
1. Santo Tomás: El profeta es instrumento deficiente pues no dice todo lo que Dios sería
capaz de expresar, pero lo que dice el hagiógrafo lo quiere decir Dios. Si el hagiógrafo
hubiese dicho todo lo que Dios podía decir, la revelación habría completa en un único
momento. Dios quiere que sean deficientes los hagiógrafos, como humanos que son.
Desde el prisma de la causa final, la finalidad del hagiógrafo es escribir el libro, pero
Dios puede querer más cosas.
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Estos términos filosóficos han influido en Providentissimus Deus y en Divino afflante
Spiritu. En el Concilio Vaticano II se quiso evitar el uso de estos esquemas filosóficos.
En documentos posteriores, de la Pontificia Comisión Bíblica, se ha vuelto a las nocio-
nes de causa principal e instrumental.
El profeta tiene que tener certeza de que lo que dice es de parte de Dios y dar prueba de
ello. No es necesario que la moción consista en compeler al hagiógrafo a escribir, sino
que puede consistir en una manifestación sobrenatural tal que el destinatario se decida a
escribir.
Otra forma de salvar los pasajes difíciles es que Dios consideró que lo revelado era lo
que había que decir en ese momento dado, no que sea una verdad para siempre. Tam-
bién podría decirse que la luz es impulso para escribir algo en un momento determina-
do.
Dios da una luz divina para robustecer, elevar la mente del hagiógrafo para que lo que
escrito sea verdad. O en realidad es un impulso para escribir lo adecuado, o no un juicio
de verdad, sino un juicio práctico sobre la verdad.
TEMA 13
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parece más al proceso de composición de un creador (poeta, etc.). Hay que fijarse más
en la luz en la composición.
La novedad que aporta Schökel: la investigación hasta ahora estaba mediada por la filo-
sofía, y desplazaba el punto de vista.
2. Los libros son anónimos porque dependen de la comunidad, pero la mención de, vg.,
San Juan, le da auctoritas a la obra.
3. Los carismas creadores de la Palabra de Dios son los de los profetas y apóstoles.
Además, hay un carisma de conservación.
No es que la Escritura se imponga a los Apóstoles, sea anterior a ellos, sino que nace de
los Apóstoles, nace de y para la Iglesia.
¿Cómo se conocen cuáles los libros sagrados? La Iglesia post-apostólica reconoce qué
libros han nacido de ella misma, son de ella.
Se criticó a Rahner no haber tenido en cuenta los escritos veterotestamentarios. Los au-
tores del AT pueden entrar en la predefinición de la Iglesia, como prehistoria de la Igle-
sia, y como tales son inspirados.
TEMA 14
Santo Tomás emplea de manera equívoca y anfibológica los términos revelación e inspi-
ración.
Santo Tomás no está hablando del discurso profético sino del discurso en general.
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El instrumento en el profeta es su mente. El instrumento para la Escritura es el hagiógra-
fo. La Escritura es instrumento de la Palabra de Dios.
TEMA 15
Dios enseña la verdad, pero no una verdad de la ciencia, sino la verdad de los cristianos.
En las maneras que tenía de manifestarse a los hombres era según su mentalidad.
Los once primeros capítulos del Génesis son historia primordial, pues tienen paralelis-
mos en otras civilizaciones. El lenguaje es mítico (no quiere decir que sean mitos). Los
préstamos son literarios.
La encíclica Humani generis da libertad a los católicos para investigar desde el evolu-
cionismo, con tal de que no se niegue la creación, etc.
Ejemplo: la conquista de Jericó está inspirada, lo que ocurre es que se trata de una na-
rración épica. El contenido es que Jericó pasó a manos de los judíos (de hecho estaba
desierta).
Cuando leo el libro sagrado, el hagiógrafo crea la referencia. Toda la Biblia es expresión
de la Revelación. Cada libro se entiende en el marco de la Biblia toda. Representa una
verdad que está dada de antemano. La Iglesia no tiene problema en presentar el libro de
Josué: Dios ha inspirado el libro para que expresa esa doble dimensión de verdad.
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Hay dos momentos: para los apóstoles antes de la revelación de Cristo, el libro de Josué
es revelación imperfecta e incompleta, representa a un Dios judaico. Era palabra de
Dios en su condescendencia. Después de la resurrección, las promesas se han cumplido
en Jesucristo, luego cuando la Iglesia propone el libro de Josué como verdadera palabra
de Dios, está proponiendo Josué como expresión de quién es Jesucristo, como expresión
de una parte de la historia de la salvación. Dios no solo enseña que la Revelación era
imperfecta, sino que esa revelación forma parte de la Palabra de Dios. Dios acepta el
error. Ya no había amorreos cuando se escribió la Ley del anatema.
TEMA 16
Solo a partir del siglo IV se aplica el calificativo «canónico» a los libros sagrados.
Carta Festal es la carta que todos los años enviaba el Patriarca de Alejandría a Roma
para determinar la fecha de la pascua. En ella se contiene la primera lista de los libros
canónicos.
Los libros canónicos son los que proceden de los apóstoles y que fueron entregados a
los padres, representantes de la época post-apostólica, y como tales los difundieron.
Pero además señalaron otros para ser leídos sin ser canónicos. En San Atanasio, canóni-
co significa «inspirado». No quiere decir «regla», sino perteneciente a la regla.
Deuterocanónicos son los libros cuya canonicidad ha sido descubierta por la Iglesia en
un segundo momento, más tarde. No quiere decir que sean menos canónicos, o canóni-
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cos de segunda clase. Ello supondría cambiar el concepto de canon, pues se consideraría
que los libros canónicos son en sí mismos la norma. Lutero llama apócrifos a los libros
deuterocanónicos. Lutero los traduce al final de la Biblia y afirma que solo sirven para
fundamentar la piedad, pero no la doctrina.
Los hallazgos en Qumram han puesto de manifiesto que el canon rabínico que excluye
los libros deuterocanónicos es post-cristiano (siglo V).
En el siglo I la Iglesia tenía una colección de libros sagrados, la cual no estaba definida,
al menos en sus términos. A veces se conoce como «Escritura». Al no estar cerrada, esa
colección es variable. Por tanto, muchos autores proponen distinguir entre canon y Es-
critura. Canon es una lista cerrada de libros que contienen la Escritura. Escritura es una
colección de libros no cerrada.
Canónicos son los libros que han sido recibidos por los padres, mientras que los no ca-
nónicos son solo transmitidos por los padres.
La distinción entre Escritura y canon suele ser de corte protestante. El canon es algo
adjetivo al libro.
Canónico es lo relativo a las formas normativas. No quiere decir que lo canónico sea
norma, sino que contiene la norma.
Vid. 2 Co 1, 7 y ss.
San Pedro, en una de sus epístolas, considera Escritura las cartas de San Pablo (lo cual
no quiere decir necesariamente que las considerara inspiradas).
En la época post-apostólica (a partir del año 120) la Iglesia percibe algunos libros como
inspirados y los colecciona.
Trento copia Florencia, y este concilio copia al Concilio de Cartago de 396/398, que
recoge lo que ya estaba dicho en la Carta festal.
Canon quiere decir lista cerrada, conforme al hecho fundamental de que la Revelación
concluye con los apóstoles. Esto no ocurre con los hebreos, pues ellos aún esperan la
venida del Mesías.
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Colecciones privadas de libros normativos ya las encontramos en San Ireneo, que de-
termina cuáles son los cuatro evangelios.
Hay más contenidos de la revelación más allá de los libros canónicos, en la medida en
que han sido transmitidos mediante la tradición de la Iglesia. Inclusive, los evangelios
apócrifos, aun los heréticos, pueden contener revelación, pues contienen tradición apos-
tólica, aunque posteriormente deformada. Lo que ocurre es que, aun esos contenidos no
heréticos que recogen tradición, no están inspirados.
TEMA 17
Los libros de la Biblia hebrea y griega coinciden en los libros de la Ley y los Profetas y
la mayor parte de los escritos (aunque pueda haber variantes). Se diferencian en los lla-
mados deuterocanónicos.
Hay otros textos, Escritos, que no están unidos por una forma. La única mención en el
NT a un tercer grupo es la de Jesús Resucitado, a los Salmos (Lc). Esto significa que es
artificial el corte entre libros proféticos y los Escritos, que lleva a considerar que solo
son profetas los que constan en los libros proféticos.
1.4. De los saduceos sabemos poco porque eran los que estaban en connivencia con los
romanos. Tras la destrucción de Jerusalén, los fariseos destrozaron sus escritos (en Jam-
nia).
El Pentateuco samaritano tiene la misma forma que el Pentateuco judío, pero con una
variante textual distinta.
En la Biblia de los LXX hay traducciones más antiguas que otras. Incluso algunos libros
habían sido escritos directamente en griego, como 2 Macabeos y Sabiduría. En ningún
caso se conserva un canon. Esta es la Biblia que tomaron los cristianos.
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En resumen, en el siglo I hay una serie de libros: Torah, Profetas y otros libros (Escri-
tos, etc.).
Hacia el año 64/65 d. C., los judíos hicieron una revuelta contra Roma para no pagar
impuestos. Roma envió a las legiones. El jefe elegido para sofocar la rebelión fue Ves-
pasiano. Sofocó la revuelta desde el Norte hasta el Sur y sitió Jerusalén en el 68. Sitian-
do Jerusalén, uno de los judíos, Joaquín, haciéndose pasar por cadáver, comunicó a un
sacerdote judío, Josefo, perdonado por los romanos, había tenido una visión según la
cual Vespasiano sería elegido emperador. Murió Nerón, emperador entonces. Vespa-
siano marchó a Roma y las tropas le aclamaron emperador. Comenzó allí la dinastía de
los Flavios. En premio de su visión, a Joaquín Ben Zakkai le permitieron establecer en
Jamnia una escuela de judaísmo. Este fue el judaísmo que pervivió después de la des-
trucción de Jerusalén.
Las baraítas son tradiciones de los padres que son anteriores a la Misná pero se han
transmitido oralmente. ¿?
2.3 San Agustín se percata de que los libros que había recibido de los Padres eran más
que los que tenían los judíos contemporáneos suyos.
TEMA 18
San Justino y Tertuliano comentan que, aunque los cristianos emplean la Biblia griega,
para la apología con los judíos, emplean solo la Biblia hebrea, la aceptada por los rabi-
nos.
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Como los judíos definen su canon, los cristianos se ven compelidos a hacer lo propio.
San Justino critica a los judíos porque, a su entender, están manipulando sus Escrituras
para que no hablen de Cristo. San Agustín no es consciente de esto cuando manifiesta
su perplejidad por las diferencias entre la tradición bíblica recibida de los Padres y el
canon rabínico.
Nuevo Testamento:
En el siglo II se extiende el gnosticismo, que distingue entre los físicos y los ílicos. Lo
físico es lo aparente, y lo espiritual es lo real. Afirman que el mundo es una batalla entre
el bien y el mal, que es lo físico. El gnóstico es el que sabe la verdad de las cosas. Los
gnósticos afirman que Dios, el sumo principio, delegó la creación en un demiurgo, que
creó el mundo. Dios salva suscitando por el Espíritu elementos que conocen el ser de las
cosas. Jesucristo fue suscitado para elevar el mundo y librarnos de lo equivocado. Según
Marció, solo San Pablo se libró del judaísmo. Habría que suprimir el Antiguo Testa-
mento y, del Nuevo, dejar solo el Evangelio según San Lucas (quitando los pasajes de la
infancia) y las Epístolas de San Pablo. El apócrifo «Evangelio de Judas» recoge estas
ideas: Judas parece malvado ante el mundo pero él ha sido instruido por Jesucristo en
una formación más elevada.
Taciano intentó reunir los cuatro evangelios en el Diatessaron, que fue comentado por
San Efrén.
La solución viene de San Ireneo: hemos recibido de los Apóstoles unos textos y unos
ministerios apostólicos de magisterio. Por tanto, los textos recibidos por los Iglesia son
los recibidos públicamente, no por una sabiduría oculta como propugnan los gnósticos.
Así, señala cuáles son los textos que no son canónicos.
A finales del siglo II ya San Ireneo afirma que los Evangelios son cuatro y solo cuatro,
que son los que proceden de los apóstoles.
En la vida de la Iglesia los propios libros se manifiestan como sagradas en tanto que se
utilizan en el culto. La propia tradición descubre esto.
TEMA 19
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Benedicto XVI afirma que, sabiendo qué quiere decir el hagiógrafo, podemos saber qué
quiere decirnos Dios, en tanto que autor de la Escritura, pero no todo lo que Él quiere
decir. Dios quiere decir, en primer lugar, lo que quería decir el hagiógrafo, en tanto que
autor instrumental.
Heidegger y Gadamer, por contra: Antes de aplicar unos métodos, aplicamos nuestras
precompresiones, nuestros prejuicios, pues el que comprende forma parte de aquello
que comprende. Si no se tienen prejuicios para comprender, no comprende. Quien dice
que no tiene prejuicios (ilustrados), tiene el prejuicio de pensar que no tiene prejuicios,
lo cual es un perjuicio. Entender, pues, lo que quiso decir el autor, como pretende la
hermenéutica romántica, es imposible.
Dios es autor tanto del texto como de la interpretación que le da la Iglesia. Así, aunque
la Biblia se interpreta como otro texto en un principio, hay una dimensión histórica,
pero también social y también religiosa del mismo, que no se pueden soslayar.
En un comunicación mediante textos, hay una serie de signos, a partir de los cuales el
lector forma un sentido. La referencia es lingüística, pues la idea que tiene el autor sobre
aquello de lo que habla (por ejemplo, la idea de San Mateo sobre lo que Jesús predicó).
Es una especie de representación concentrada, que no se da más que en la obra.
Nosotros interpretamos la idea que tenía Mateo de Jesús. Esto se llama suspensión de la
referencia: hasta que no acabamos de leer a San Mateo no conocemos qué significa, vg.,
«genealogía». Se comprende mejor con el Cantar de los Cantares, que es ficción.
La vida y ministerio de Jesús están representados en la idea que tenía San Mateo.
Cuando se recibe el texto, entonces se entiende que la referencia es la idea de Mateo
como una manera autorizada de entender la vida de Jesús.
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Los protestantes consideran que la Biblia es un conjunto de ideas... No puedo decir nada
de Jesús que no sea repetir sin más las ideas de la Escritura.
Lo que hizo Jesús nos llega a través de la predicación apostólica, que nos llega a través
de la Escritura y la tradición. El conocimiento debe acabar en la cosa en sí, a través del
lenguaje; no solo con la idea. El mundo de la vida husserliano es la intersección entre lo
que quiere decir el autor y lo que entiende el lector. Si tenemos una realidad común,
tenemos algo real, objetivo en la comprensión.
La predicación apostólica es el cauce a través del cual nos llega la Palabra de Dios. Lo
que transmite el evangelista es una expresión de la proclamación apostólica que expresa
a Jesús. Lo que dice San Marcos es siempre más que la idea que tiene San Marcos. Pero
lo que San Marcos quiere decir no es sino lo que dice. La realidad es mucho mayor que
lo que designa el lenguaje acerca de ella, pero no tenemos más forma de conocerla que
el lenguaje.
TEMA 20
Dios quiso decir, en primer lugar, lo que quisieron decir los hagiógrafos. Es posible que
el hagiógrafo no supiera todo el alcance de lo que dijo.
Saber qué es lo que quiso decir el hagiógrafo es lo que trata de dilucidar el abusivamen-
te llamado «método histórico-crítico». Llámese método filológico. El «método históri-
co-crítico» tiene unos presupuestos que lo condicionan y que consisten en soslayar todo
elemento del que no se pueda tener experiencia. Así, se descarta todo elemento sobrena-
tural, incluida la Resurrección.
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El sentido literal lo entendemos de dos maneras:
Todo lo que permita el contexto del momento pertenece al sentido literal. El sentido
literal puede ser más de uno, dice Santo Tomás de Aquino.
El sentido plenior es espiritual, pues para ser literal debería conocerlo el autor, y no es
así. Ej.: Is 7, 14.
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