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Los historiadores colombianos han encontrado que el concepto genzración es un útil recul--
so heul-ístico. Luis López de lVlesa hizo extenso uso de é1. Véanse sus obsen'aciones sobre
los Centenaristas en su llbro EscruLinio sociológico de la hktorü¿ colombinrn,2." ed., Bogotá, ABC,
1955, pp. 198 y ss.; v en Obras selectas, Fiantito Carranza, comp., Bogotá, Cámara de Repre-
sentantes de Colombia, 1981, pp.45-48. Dos estudios gener-zrcionales completos son: Abel
Naranjo Villegas, Gen¿radones col.ombiunas, Bogotá, Banco de la República, 1976; y Ernesto
Cortés Ahumada, kts genetaciones colombütuts, Tünja, Imprcnta Departamental, 1968.
Cómo se edutó la Generación d¿I Centenario I 35
con certeza que estaban situados en h!jo, Miguel Samper Brush, utilizó,
el ápice de la estructura social colom- en efecto, el río Bogotá para alimen-
biana. En un país como Colombia, tar el primer generador eléctrico de
donde las masas respetaban tanto más la capital, el cual entró en operación
a quienes eran mejores que ellos cuan- a mediados de la primera década del
to más pobres e ignorantes eran, na- siglo xx.3 Su contemporáneo, Salva-
die tenía razones para dudar de que dor Camacho Roldán, hizo eco de su
serían aquellos quienes conducirían fe en el poder redentor de la tecno-
al país hacia el inevitable progreso. logía: "Quedarse atrás en la carrera
A pesar de que ocupaban un lugar pe- de las ciencias en un discurso
riférico en el maravilloso mundo euro- -dijo
pronunciado en 1882- es morir".{
céntrico, hacían, sin embargo, parte Incluso el austero Rafael Núñez no
de é1, y estaban destinados a lograr pudo dejar de verse profundamente
grandes cosas. afectado por los avances físicos reali-
Durante décadas, los dirigentes zados en Inglaterra durante los años
colombianos habían intensificado su en que residió en dicho país. Sus es-
elocuencia cuando hablaban de los critos abundan en pasajes que mues-
cambios inminentes. A mediados del tran que también él compartía el
siglo, José Eusebio Caro, uno de los optimismo fundamental de la época.
fundadores del Partido Conservador "Las sociedades progresan a través de
y padre de Miguel Antonio Caro, ase- un movimiento uniformemente ace-
guraba a sus hijos que, para fines del lerado Es la doctrina
siglo, los barcos de vapor, las carrete-
-escribió-.
positivista y utilitaria de la evolución
ras y el telégrafo fortalecerían la eco- científica".5
nomía nacional, garantizando así una Los dirigentes colombianos eran
continua estabilidad social. Miguel versados en las obras de los principa-
Samper, un contemporáneo de Caro, les teóricos sociales europeos
contemplaba domar los ríos del país, vecho de nuestro idealismo",-"pro-
como
en especial el Salto del Tequendama, solía llamarlos Armando Solano-. Al
cuya fuerza, predijo, "transmitiría igual que sus contemporáneos en otros
eventualmente luz y calor a Bogotá".2 países de América Latina, encontra-
Casi vive lo suficiente para ver este ban esperanza y consuelo en las en-
sueño convertido en realidad, pues su señanzas de Herbert Spence¡ según
Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombilmo en el siglo xrx, Bogotá, Temis, 196'1, pp. 202-
203; Miguel Samper; Escritos político-económi.cos, vol. 2, Bogotá, Banco de la República, 1977,
p. l6l.
Julián Vargas Lesmes y Fabio Zambrano P, "Santa Fe y Bogotá: evolución histórica y servicios
públicos, 1600-1957", en: Pedro Santana R., ed., Bogotri 450 años. Retos y realidudes, Bogotá,
Servigraphics Ltda., 1988, pp. 58-59.
4 Salvadol- Camacho Roldán, Arlículos escogilns, Bogotá, Libt'ería Colombiana, s.f., p. 71.
5 Joaquín Estrada Monsalve, Núñez, el pllítiro \ eI h.otnbre, Bogotá, Siglo XX, 19'16, p. 132.
Cómo se educó la Generación del Centenario I 37
las cuales la sociedad humana es aná- una y la misma cosa. En una confe-
loga a un organismo vivo. Así como rencia dictada en 1896, les aseguró a
evolucionan los organismos, evolucio- los estudiantes que el registro de los
na también la sociedad. Spencer en- logros humanos en el tiempo es fácil
señaba que las diferentes sociedades objeto de estudio empírico, similar al
se desarrollan de acuerdo con sus pro- de las capas de la corteza terrestre.T
pias y únicas características. Los co- Los dirigentes colombianos de la era
lombianos podían entonces inferir de La Regeneración creían que In-
que, si se dedicaban con ahínco al es- glaterra era el país al que debían imi-
tudio de "la verdad científica y prác- tar. Inglaterra era la patria del gran
tica", en palabras de Carlos Martínez Herbert Spence¡ y un modelo para
Silva, Colombia llegaría a "satisfacer las naciones menos afortunadas, que
los requisitos de nuestra era de pro- se esforzaban por iniciar su propio
greso y desarrollo".6 Esta convicción proceso de industrialización. Ingla-
fue lajustificación de la colaboración terra, Alemania y Francia habían lle-
entre Núñez y Caro durante la déca- gado a la "edad adulta", decíaAntonio
da del ochenta y después. Compren- José Iregüi a sus interesados estudian-
dían que la nación era una entidad tes.8 Mediante el uso de este tipo de
cuyo destino ellos mismos podían mol- frases, los miembros de la élite co-
dear si reconocían como su principal lombiana reconocían la posición de
prioridad la necesidad de calmar las inferioridad de su país dentro de la
pasiones nacionales con el fin de ha- jerarquía global. Sin embargo, no con-
cer posible el progreso que hasta en- sideraban que esto fuese una razón
tonces había eludido al país. Los para enojarse como el niño no
liberales también actuaban con base
-así
debe irritarse por no ser todavía un
en la premisa spenceriana, según la adulto-. El momento de su madu-
cual la sociedad es un todo orgánico. ración llegaría inevitablemente.
Camacho Roldán dijo a sus estudian- El sentimiento de atraso expresa-
tes en 1882 que debían verse todos a do constantemente por los dirigentes
sí mismos como jardineros, y a la na- colombianos durante el siglo xlx, que
ción como un fruto en maduración contrastaba paradójicamente con su
que, mediante especiales cuidados, profundo optimismo, se basaba, al
podría llegar a su perfección. Peda- menos en parte, en la pobreza de su
gogo y liberal radical, Antonio José país. Esto los motivaba a anhelar la
Iregüi prefería las metáforas inor- ayuda y tutela de las potencias me-
gánicas. Para é1, la "historia evolu- tropolitanas. José Eusebio Caro escri-
cionista" y la "historia geológica" eran bió, a mediados del siglo: "Nosotros
6 Luis Martín ezDelgado, A pro\ósi¿l del doctor Carlos Martínez Silaa, Bogotá, Marconi, 1930, p. 209.
7 Antonio José Irtgüi, Titrcera rcnferenciu, Bogotá, Implenta de la Crónica, lB9B, p. 65.
B lbíd., p.32.
38 I ln modernización en Colotnbia
t4 El censo de 1870 mostró que Colombia era un país rural en un 957a. Para fines del siglq
se había dado poco movimiento del campo a la ciudad. El analfabetismo en Colombia
alca¡26 el 907o durante el siglo xrx. Según Aline Helg, Ciuiliser le peuple et former I¿s éIites.
L'édu¡ation en Colombie, 1918-1957, París, L'Harmattan, 1984, p. 29, el analfabetismo llega-
baalSSVI en 1913. Véase tambiénWilliam Paul McGreevey,An Economic Historl of Colombia,
1845-1930, Nueva York, Cambridge University Press, 1971, p. I l0; Marco Palacios, Cffie i,n
Colombia, 1850-1970. An Economic, Social and hlüiml Hulory, Nueva York, Cambridge Universitv
Press, 1980, p.213; Michael F..fiménez, "Class, Gender, and Peasant Resistence in Cen-
tml Colombia, 1900-1930", en: Folrest D. Colburn, ed., Eaerydq Fonns of Peuant Resistence,
Nueva York, M. E. Shalp, 1989, p. 129.
l5 José María Sampe\ Ercayo sobre kts rerohrdones política,s 1 kr coruli,ción social de ku repúbkcas colombiu-
nas, 23 ed., Bogotá, Univer-sidad Nacional de Colombia, 1963, pp. 267-268, 269, 278-279.
I6 M. Palacios, Estado y clases socinl¿s en Colombia, Op cit , p. 26. Incluso para 1930, obsewa
Palacios, un diplomático britínico pudo describir la "clase nativa" de Colombia, de la cual el
807o, según sus estimativos, vivía en el campo, como un grupo que manifbstaba "docilidad,
lealtad a sus amos y, aunqne indolente, con in{inita capacidad de trabajo cuando se la dirigía
adecuadamente" (p. 22).
40 I tn modetnización en Colotnbia
Li CatherinekGrand,FrontierExpansionandPeasantProtestinColomhia, 1850-l936,Albuquerque,
University of New Mexico Press, 1986, pp. 64-83, describe exhaustivamente este proceso.
18 El deseo de crear una nueva clase social compuesta por campesinos autónomos fue una
idea común entr-e los liber-ales latinoamericanos dulante medíados del siglo xlx. El histo-
riador Charles Hale la ha llamado "el ideal burgués". Véase su artículo, "Political and
Social ldeas, 1870-1930", en: Leslie Bethell, ed..,Tlrc Cambridge Historyof LrtinArurica,vol.4,
Nueva Yor-k, Camblidge University Press, 1986, pp. 380-382.
l9 C. LeGrand, Op. cit., p. 65.
20 Joseph Arthur Conde de Gobineau, Essoi sur I'in¿gulité des races hurnaines,4 vols., París,
1967 (1853-1855).
Cótno se educó la Generación d.el Centenario I 4l
gestos apropiados para los oradores, Debe saludar con el sombrero al se-
tomada de las obras de Quintiliano. ñor Presidente de la República y al
señor Arzobispo cuando pasen a su
A los jóvenes que tuvieran preguntas
lado, [decía el texto], incluso si no pro-
adicionales sobre la oratoria, se los re- fesa la misma religión del segundo.'zs
mitía a las obras de varias autorida-
des francesas e inglesas. Sigue luego A los estudiantes se les advertía que
una extensa colección de "Lecturas debían comportarse correctamente
ideológicas", que trata temas como el cuando asistieran a los debates del
respeto a la familia, el amor a Dios y Congreso: "Funesta ha sido en nues-
al país, la caridad para con los me- tra patria esa libertad que se ha to-
nos favorecidos, las buenas maneras mado el público para vociferar en las
y las ventajas de prestar atención. La barras".2e
sección epistolar contiene siete de las De esta manera, a través de los tex-
cartas de Lord Chesterfield a su hijo, tos que estudiaban, de las clases de
y un extracto de siete páginas de "Con- sus profesores, de lo que veían a su
sejos para una joven" de José María alrededor y absorbían de la élite cul-
Vergara y Vergara. tural a la que pertenecían, los esco-
Aunque es poco probable que las lares asimilaban los valores de la
niñas estudiaran el Ltbro de lecturas es- época victoriana en Colombia. Apren-
cogidns, y ciertamente no lo hicieron en dían que eran ellos quienes conduci-
los colegios exclusivamente masculi- rían a su ignorante país al glorioso
nos de Bogotá en la década del no- nuevo siglo, quienes encontrarían el
venta, su mensaje patriarcal seguro camino para elevar a las masas atra-
no se perdió en quienes lo leyeron: sadas. Aprendían a entonar el con-
Niña, vive feliz; si llegas a ser esposa,
movedor párrafo final del homenaje
sé hel y humilde. Obedece siempre de Santiago Pérez al Libertador, leí-
para no dejar de reinar. Dios, tus pa- do por primera vez en el Ateneo de
dres, tu esposo, serán tus únicos due- Bogotá en 1884, y reproducido en
ños; el mundo los llama algunas veces los textos de literatura durante mu-
tiranos; la felicidad los llama guar- chos años después:
dianes. I-a vida no es Ia rnala, sino sus
habitantes.2T Feliz, pues, elAteneo, si cuando los
antiguos Encélados se están levantan-
Los libros de educación cívica de do, llevándose tras sílas rocas a que se
la época conminaban a la persona bien vieron atados; si cuando los nuevos
educada a respetar a la autoridad, Prometeos se esrán robando el fuego
tener buena conducta Y mostrar de- del cielo en cada escalamiento de la
ferencia a las personas importantes. ciencia, aúna y avigora los esfuerzos
27 lbíd., p. 163.
28 Eduatdo Posada y Roberto Cortázar', InstnLcción círica para ccuekrs y colegio.s, Bogotá, Selecta,
1913. p. 56.
29 lbíd,., p.59.
Cómo se educó In Generación del Centenario f 43
de los colombianos, para que la patria ahora presidente. Caro no era un po-
común haga sentir su impulso propio lítico; su dirección impositiva e inepta
en la obra del progreso universal, y su del partido nacionalista que se encon-
nueva generación mezcle su propio
traba en el poder, alienó con rapidez
acento pacíficoy profético, en el him-
incluso a quienes habían sido alguna
no infinito de la palabra humana!3o
vez sus más ardientes propulsores. Una
de estas personas era el militante con-
Educación politizada servador Carlos Martínez Silva, anti-
en su contexto histórico guo ministro del gabinete de Núñez,
periodista y educador. Un año antes,
Tristemente, las esperanzas de paz en febrero de 1896, Martínez Silva y
y de progreso de SantiagoPérez se vie- veinte prominentes conservadores
ron burladas por tres guerras civiles más, que se denominaban a sí mismos
que azotaron a Colombia durante los cstueraudores hislóricos, rompieron con
dieciséis años que transcurrieron en- Caro, a quien acusaban de traicionar
tre este discurso y su muerte, ocurri- los valores del partido.3t
da en solitario exilio en el año de Laureano G6mez, a los ocho años,
1900. Los profesores colombianos del era demasiado joven para compren-
siglo xx pudieron haber transmitido der las maquinaciones, a menudo bi-
valores victorianos en el aula, pero, a zantinas, de la alta política colombiana,
través de sus acciones públicas, reve- aunque aun a esa edad temprana de-
laron que gran parte de lo que ense- bía haber tenido algún sentido de la
ñaban estaba cargado de significado importancia de la política y sus con-
político. Esto era tan cierto en la dé- secuencias prácticas. Era lo suficien-
cada del noventa como lo había sido temente mayor para recordar la gue-
durante el anterior medio siglo. rra civil que había terminado apenas
Colombia no era un lugar feliz dos años antes. El elegante general
aquel febrero de 1897, cuando Lau- liberal Rafael Uribe Uribe había
reano Gómezy compañeros se diri-
sus desempeñado un papel preponderan-
gían a sus respectivos colegios. Graves te en ella y ahora el incendiario ge-
problemas políticos asediaban al go- neral, de treinta y ocho años, se pre-
bierno. La Regeneración llegaba a su paraba para entablar una guerra
decimosegundo año, y su autor, el aus- contra el gobierno, al que abierta-
tero Rafael Núñez, había muerto dos mente se refería como una "tiranía
años atrás. El académico Miguel An- abyectamente corrupta".32 Fuertes
tonio Caro, p{otegido de Núñez, era palabras aparecían en el temprano
pala unirse a Aquileo Parra y a Luis R. Robles en el extranjero, con el fin de ayudarles a
adquirir armas para la inminente revuelta.
33 Hugo Latorre Cabral, Mi nouela: apunles aulobiogrtificos de Alfonso López, Bogorá, Mito, I952,
p. 241. Las cámalas del Congr-eso se encontraban al fi'ente del Colegio de San Bartolomé,
y a sólo dos cuadras del colegio al que asistían L6pez v Olaya Herrera.
Ibíd., p. 37. Esta obselvación se atribuye a Césat'Julio Rodríguez, pr<if-esor de Allonso
López en el Liceo Melcantil. Fln 1887, el gobier-no firmó un Concordato con el Vaticano.
Según las disposiciones contenidas en é1, la eclucación púrblica en Colornbia sería, en lo
sucesivo, de naturaleza confesional, y la Iglesia estaría a cargo de todas las activiclades
educativas en la extensa región de la frontel'a ot-iental del país.
35 .]ulio Hoenigsberg, Las f'ontet"as de los prtrtfulos en Colomhia, Bogotá, ABC, 1953, p. 126.
Cótno se educó la Generación del Centenario I 45
40 Mucho se ha escrito acerca del pl'oceso mediante el cual se conformalon los partidos
colombianos Liberal y Conselvador. Los estudios más recientes son los de Germán Col-
menares, furtidos políticos y clases sociales en Colotnbia, Bogotá, Universidad de los Andes, 1964;
Avaro Tirado Meiía, "El Estado y la política en el siglo xrx", en: J. G. Cobo Borda y J. E.
Ruiz, eds., Manrul. d¿ historia de Colombia, vol. 2, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura,
1980; Jorge Orlando Melo, ed., Oñgenes de los partíd,os polílicos en Colombia, Bogotá, Instituto
Colombiano de Cultura, 1978; Fbndo Cultural Cafetero, Aspectos polémicos de kt historüt col.om-
bi¡nu del siglo xrx, m¿morins d¿ un semirutrio, Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1983.
4l Miembros de la fácción radical del liberalismo, llamados inicialmente Gólgotas,
42 Extrañamente, los prol'esores de farmacia fueron excluidos de esta lev.
43 I-a Constitución de 1863 se discute en mayor detalle en Helen Delpa¡ Red against BIu¿, the
Liberal Party in Colombian Politcs, 186J-1899, Alabama, Universitv o[Alabarna Pr-ess, 1981,
pp. l0-13.
44 Santiago Pérez, El manuol d^eL ciudafui.no, Bogotá, Banco de Colombia, 1974, pp. 64-65.
Cómo se edu¿ó Ia Generación d¿l Centenario I 47
45 R. V. Fhrrell, Olt. tit., p. 7;Jane Meyer Lo¡ "Modernization and [,ducational Reform
in Colombia (1863-1886)", disertación de doctorado, University of Wisconsin, 1968,
pp.203-207; J" Jaramillo Uribe, "El proceso de la educación del virreinato a la época
contemporánea", Op. cit., pp. 264-265.
46 Jaime Jaramillo Uribe pr-esenta este debate err "El proceso de la educación del virreinato
a la época contemporánea", Op. cit., pp. 314-322.
47 lbírL., pp. 316-317.
48 lbtuI., p.3r7.
48 I l^a modernización en Colombia
49 Luis María Mora, Croni.quillas de mi ciuda.d., Bogotá, Banco Populaq 1972, p.58; José María
Cordovez Moure, Reminiscencits d¿ Santu Fe y Bogotti, Madrid, Aguilaa 1957, pp. 46-48; Joa-
quín Ospina, ed., Diccionario biogrúfco 1t bibliográfico de Colombin, vol. 2, Bogotá, Águila, 1937,
pp.154-155.
50 Ann Fremantle, Tfu Papal Enclclicals in their Historic Conlexl, Nueva York, G. P Putnam's Sons,
1956, p. 130.
5l lbín., pp. 130-131.
52 Ibí¿., pp. 130-142.
Cómo se educó la Generación del Centenario I 49
53 IUd., pp.143-152.
54 J. Ospina, Op. cit., vol. l, 568. La car-ta del papa puede encontrarse enJ. M. Cordovez
Moure, O/r. cit., pp.46-48.
55 En otro pasaje, formula de nuevo la teoría de la conspiración: "Estos malvados glupos
piensan que ya se han convertido en amos del mundo, v que han alcanzado su objetivo
prcestablecido". A. !'¡emantle, Olt. cil., p. 153.
56 H. Delpar, Op. ci,t, pp. ll8-119.
50 I ttt modernización en Colotnbia
los muchachos demasiado jóvenes para les Io que Laureano Gómez llamaba
luchar escenificaban simulacros de "un concepto viril de la vida".58
guerra los domingos en la tarde en las La mayor parte de los estudiantes
afueras de la ciudad. Entre los mu- que terminaban el riguroso ralio stu-
chos niños de siete a doce años for- diorum de los jesuitas, que incluía el
mados bajos las banderas azules del estudio de los clásicos, latín, griego y
Partido Conservado¡ se encontraban filosofía religiosa, continuaban luego
estudiantes del Colegio Pío IX, de Con- con estudios profesionales. Quienes lo
cha.5i Las aulas, los campos de bata- hacían, optaban por lo general por el
lla y la Santa Sede vivieron en un ba- derecho o la medicina, aunque, a co-
lance simbiótico en la Colombia de la mienzos del siglo xx, buena parte de
década del setenta. los bartolinos elegían, como Laureano
Tres años después de la subleva- Górnez, carreras en el comercio o la
ción conservadora, la suerte comenzó industria.se
a sonreírle a esta causa. Rafael Núñez Laureano Gómez adoraba su cole-
fue elegido presidente en 1880, y gio. Fue un excelente estudiante, re-
nuevamente en 1884. Después de la cordado tanto por su extraordinaria
insurrección liberal de 1885, y de la memoria como por el hábito de son-
reestructuración de las instituciones rojarse cuando era Ilamado a reci-
nacionales, consagrada en la Consti- tar, rasgo que levalió el apodo de Elec-
tución de 1886, los conservadores triciclad,. Se adaptó fácilmente a la vida
reinsertaron la religión en la educa- escolar y se complacía en su competiti-
ción pública. Núñez y Caro creían que vidad, especialmente en las "concerta-
la religión ayudaría a sanar el cuerpo ciones", actos públicos donde los es-
político. Por consiguiente, designaron tudiantes demostraban su habilidad
a devotos católicos en cargos claves, y en las áreas académicas. El único
les dieron toda la libertad necesaria aspecto de la vida escolar en el que
para llevar a cabo reformas en favor no sobresalía el joven Gómez era el
del clero. Una de las más fuertes co- atletismo, para el cual lo ponía en
munidades religiosas que se invitó a desventaja una ligera malformación
colaborar en la regeneración de la del pie derecho. A quienes más ama-
educación colombiana fue la Compa- ba y respetaba Laureano Gómez era
ñía de Jesús. Esta comunidad fue en- a sus austeros profesores jesuitas. Su
cargada del Colegio de San Bartolomé, ascetismo, intelectualidad y lealtad
donde enseñaron a muchos de los fu- para con los valores religiosos lo inspi-
turos dirigentes del país, inculcándo- raban continuamente. Los sacerdotes
le presentaban una visión cristiana del que habían sido exiliados por su ex-
mundo, fortalecida por enseñanzas fi- cesiva militancia-, fuesen invitados
losóficas que él encontraba convincen- a colaborar en la reinserción de la re-
tes, coherentes y satisfactorias. Gómez ligión en las escuelas colombianas.
sostenía que nunca había olvidado ni Los fanáticos españoles, que llegaron
traicionado las doctrinas que había en un número cada vez más grande
aprendido en San Bartolomé.60 durante las décadas del ochenta y el
Los liberales estaban horrorizados noventa, intensificaron la furia libe-
por el giro que tomaban los aconteci- ral contra las reformas religiosas de
mientos; al parecer, de la noche a la La Regeneración.62
mañana, había regresado la educa- Incluso en el momento en el que
ción confesional a las escuelas colom- los liberales perdían su aciaga guerra
bianas. Su descontento podría haber civil de 1885, el sacerdote español Félix
sido menor si el cambio no se hubiera Sardá y Salvany publicaba su incen-
llevado a cabo de manera draconiana. diario y popularlibro EJkbnalisTnp es pe-
Infortunadamente para Colombia, la cad,o.63 Monseñor Rafael María Carras-
Iglesia católica romana estaba entran- quilla, inspirado tanto en la guerra
do en la fase más militante de su re- civil liberal de 1895 como en la obra
sistencia al complejo de ideas y acti- anterior de su colega español, pu-
tudes basadas en el racionalismo y el blicó Ensayo sobre la doctrinaliberal, que
empirismo de la Ilustración, que ha- alcanzó tres ediciones en cuatro años,
bían llegado a dominar el mundo donde concluía que ningún liberal
occidental.ot Y fue doblemente des- podía ser un buen católico.e Para no
afortunado el que los sacerdotes ex- ser menos, el arzobispo de Pasto, Ni-
tranjeros, muchos de ellos españoies colás Casas, quien escribió durante
que huían de las guerras carlistas el momento más álgido de la guerra
-o
63 Esta publicación gener'ó durante varios años una serie de respuestas indignadas por
par-te de los liberales, una de las cuales es el ensayo de Rafael Uribe Uribe, "De cómo el
liberalismo político colombiano no es pecado", en: Jorge Mario Eastman, ed., Obras
selectas, vol. l, Bogotá, Inpr-enta Nacional, 1979. Félix Sardá y Salvan¡ El liberalismo es
pecad.o, Bogotá, Imprent¿r de F. Toues Amaya, 1886.
64 Rafael M. Carrasquilla, Ensayo sobre h doeLritza lib¿"ral, 3.^ ed., Bogotá, hnprenta de Luis M.,
Holguín, 1899, p. 196. Carr-asquilla se desempeñó como ministro de educación a fines de
la década del noventa.
52 I tn mod,emización en Colotnbia
65 Los pasajes citados fueron tomados del libro de Nicolás Casas, Erceñnnzas d¿ la lglesin sobre el
liberalismo, Bogotá, Tipogr-afia Salesiana, 1901, y del segundo volumen de otro libro suyo,
Instnnciotus d¿I lfustrísimo Señor Obispo d¿ Po\to al cl¿ro de su diicesis, sobre ln conducta qtu hn dc obseruar
con los liberales m el ptilpito y en algunas ctustinnes d¿l confesiorutío, Pasto, 1902.
66 R. V Farrcll, Op. ci.t., pp.305-306.
67 Ibíd.., p.308.
68 L. f,. Nieto Caballero, Op. cit., pp.28-29.
69 Ibíd., p.29.
70 Gustavo Humberto Rodríguez, Olaya Hutera, Polítiro, estúdistt y cau'dillo, Bogotá, ImP¡'enta
Nacional, 1979, p. 10.
Cómo se educó la Generación del Centenario I 53
estudiantes de San Bartolomé. Seguramente exageraba, pues sólo se dio una de estas
peleas. Véase el libro de G. H. Rodríguez, Op. cit., pp. 23-24.
76 Rafael Serrano, El general Uribe,Bogotá,Tercer Mundo, 1976, p. 124; C.\{. Bergquist, Op. cil.,
p.124.
77 C. lV. Bergquist, OP. cit., pp. 124, l4l.
78 L. M. Mora, Op. cit., pp. 133-134.
79 fisonomí.¡ts colombiatns, Bogotá, ABC, 1939, p. 209.
I-at¡reano García Ortiz, Estu.dios históricos l
80 Citado por- Eduardo Lemaitre, Rafael Reyes, biografia de un gran colombiano, 3." ed., Bogotá,
Espiral, 1967, pp. 237-238.
Cómo se educó ln Generación del Centenario I 55
siones existentes entre los dirigentes Para 1887, gran parte de la corres-
cólombianos, y fortaleció el conflicto pondencia comercial entre los culti-
una vez iniciado. Las exportaciones vadores liberales de café, contenía
.cadavezmayores de este lucrativo pro- información codificada sobre los pre-
ducto trastornaron los antiguos equi- parativos de su partido para la guerra.
librios regionales y propiciaron el En el extranjero, sus colaboradores
crecimiento de nuevas élites locales, incluían liberales radicados en Améri-
la mayor parte de las cuales tenían ca Central, Ecuador y Venezuela. En
vínculos con el Partido Liberal.sr Los este último país, su más ferviente par-
liberales tendían a estar más involu- tidario era el caudillo liberal Cipria-
crados en el comercio del café, pues no Castro, cuya exitosa toma del go-
habían sido obligados a retirarse de bierno venezolano en octubre de
la vida pública justamente cuando 1899 esperaban emular los liberales
comenzó la bonanza cafetera en la colombianos.s2
década del ochenta. Los liberales más El faccionalismo de la élite se ha-
directamente comprometidos con las bía intensificado también por el sur-
exportaciones de café tendían a ser gimiento del café en Colombia. Li-
hombres jóvenes y enérgicos, tales berales y conservadores históricos
como Rafael Uribe, quien, durante compartían la creencia en el libera-
las décadas del ochenta y el noven- lismo económico y esto hacía de ellos
ta, estableció cultivos al óccidente mon- aliados naturales. Este hecho contri-
tañoso de Cundinamarca, sobre el río buye a explicar su campaña en con-
Magdalena. Los cultivadores como tra de los dirigentes del partido na-
Uribe detestaban las tarifas, impues- cionalista como Caro y Marco Fidel
tos y políticas monetarias inflaciona- Suárez, quienes no eran comercian-
rias de la era de La Regeneración, que tes y, por consiguiente, no poseían
obstaculizaban el comercio del café. vínculos con la economía de las ex-
Cuando se aproximaba la guerra, portaciones e importaciones. Los na-
a fines de la década del noventa, li- cionalistas tendían a ser hombres cuyo
berales de todas partes de Colombia, pensamiento económico estaba colo-
a menudo unidos por lazos económi- reado por el sesgo mercantilista de una
cos y políticos, consiguieron utilizar las época anterior, hecho que se ilustra
redes comerciales para la organización en el impuesto establecido por Caro
de la guerra. Táles vínculos se ex- a las exportaciones de café, y el ex-
tendían a todos los rincones de la na- tenso uso que hizo de los monopolios
ción y también a nivel internacional. gubernamentales como productores
83 El mejor estudio sobre los orígenes económicos de la Guerra de los Mil Días, y sobre los
vínculos económicos de la élite, es el de C. W. Bergquist' Op. dt.
84 l,os precios del café alcanzaron aquel año su más b{o nivel histórico de siete centavos por
libra. En Brasil, también la baja de los precios ocasionó disturbios sociales. Allí, sin embargo,
la principal consecuencia de los problemas económicos fue la emig'ación, no la guerra.
Enire 1900 y 1913, época en la cual los inmigrantes europeos inundaron América, la
emigración de los tlabajadores europeos de Brasil alcanzó a ser el 657a de la inmig'ación
total. Véase: Celso l-urtado, The Econotnic Grouúh of Brazil. A Suntq from Coloninl lo Mod¿m Tim¿s,
Berkeley, University of'Calilblnia Prcss, 1971, pp. 190-I95; trVilliam Ar-thur L-ewis, Gt'outth and
FluetwJions, 1870-1913, Princeton, Princeton University Press, 1978, p' 190'
85 C. Martínez silva, cttpítulos de hittoriL. polítita de colombitL, op. cit., vol.3, pp. a09-410.
86 lbfut., pp.269-272. W. McGrcevey, Op. cit., p. l98, estima que dulante el per'íodo transcurlido
entre-i870 y 1g30, casi un cual'ro de la población rural de Colombia abandonó los cultivos
para la subsistencia e ingr-esó al mel'cado a tl'avés de su vinculación con la indrrstlia del café.
87 Ln exportaciones per cápitu clasificó de último, detrás de República Dominicana. [,n
inversión extr-anjera per cúpitn, colombia quedó ligeramente delante de ésta, y mtry por
debajo de países como lt{éxico, Perú y Algentina. t aún más significativo, estas generali-
,acián"s se basaron en clatos recopilados una década después de la Gu, n'a de los Mil
Días. Véanse:.fosé Antonio Ocampo, Colonbia l kt economía mundial, 1810-/910' Bogotá,
Siglo XXI, 1984, p. 53; Salomón Kalmanovitz, Economín y mción. (lrutbreae hislori.a de Colo¡nbin,
Bogotá, Siglo XXI, I988, pp. 169-177
Córno se educó la Generación del Centenario I 57
del débil Sanclemente, así como Caro Una vez que el presidente San-
se había desempeñado como presiden- clemente regresó vacilante al poder,
te de Rafael Núñez. los preparativos para la guerra se ade-
El plan de Caro pronto se malogró lantaron con presteza. Pronto San-
después de que sus candidatos gana- clemente se marchó de nuevo en
ron la elección de julio de 1898, con- busca de un clima más saludable. Dejó
tienda electoral cuya equidad puede tras de sí un sello de caucho fabricado
evaluarse por el hecho de que los im- con su firma, para que fuese utilizado
populares candidatos nacionalistas ob- por sus subalternos de confianza. To-
tuvieron una aplastante victoria.e3 En das estas cosas eran especialmente
cuanto Marroquín comenzó a actuar perturbadoras para los conservado-
como presidente, asumió sus propias res históricos, cuyas primeras cartas
decisiones. En primer luga¡ abolió el de protesta habían desempeñado un
impopular impuesto a las exportacio- importante papel en el tema de la
nes de café,y avanzí hacia garantizar corrupción bajo los nacionalistas. Era
la representación política de los libe- ampliamente conocido, por ejemplo,
rales. Luego adoptó medidas para abo- que uno de los monopolios más lucra-
lir la ley que privaba de derechos civiles tivos del gobierno, las minas de sal de
a las personas sospechosas de subver- Zipaquirá, no seguía procedimientos
sión.ea Caro procedió rápidamente a fijos de contabilidad; de hecho, no
deshacerse de Marroquín, esta vez mantenía libros. Estos abusos y muchos
obligando a Sanclemente a asumir la otros serían ridiculizados públicamen-
presidencia. Para noviembre de 1898, te en la novela Pax, escrita después de
el anciano fue instalado en el palacio la guerra por Lorenzo Maroquín, se-
presidencial en Bogorá, y aseguró a los nador nacionalista e hljo del vicepre-
miembros del partido que no haría sidente.e6
nada para desmantelar las leyes pro- Los conservadores históricos, tales
mulgadas durante La Regeneración. como Carlos Martínez Silva, fueron tan
En su visión retrospectiva de diez críticos del gobierno en los meses an-
años, Rafael Uribe Uribe recordó que teriores a la guerra, que muchos libe-
eran acontecimientos como aquellos rales creyeron que los disidentes se
arrogante manipulación de la po- unirían a su reluelta. Unos pocos his-
-la
lítica nacional- lo que "nos cegó y tóricos lucharon al lado de los libera-
nos llevó a la guerra".es les en las primeras etapas del conflicto,
93 Manuel Antonio Sanclemente obtuvo 1.606 votos; Rafael Reyes, el candidato nacionalis-
ta, l2l votos; Miguel Samper, el candidato liberal, 310 votos.
94 La medida antisubversiva suministró la base legal para la deportación de Santiago Pérez
en 1892. Se originó en una ley de 1888, la infame "l-ey de los Caballos". Para más detalles
sobre esta impopular ley de Ia Regeneración, véase H. Delpaq Op. ú., pp. 144 y ss.; C. W.
Bergquist, Op. cit., pp.37 y ss.
95 E. Santa, Op. cit., p.304.
96 Lorenzo Marloquín, fux, 2.^ ed., Bogotá, Imptenta de La Luz, 1907.
Cótnu se educó lo Generación del Centcnario f 59
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:
Figura2.l Tropas gubernamentales durante la Guerra de los Mil Días, hacia 1901
97 Años más tarde,L. E. Nieto Caballero, Op. cit., vol. 2, pp. 238-243, obser.¿ó amargamente
que los históricos habían mantenido su palabra de que lo apoyarían durante veinte días.
Véase también C. W Bergquist, OP. cit., pp. 79 y ss.; C. E. Jaramillo, Op. cit., p. 74.
98 H. Delpar, Op. cit., p. 182.
60 I tn modernizaci,ón en Colombia
durante uno de sus pocos momentos cuando el destino decidió que debía
de lucidez, rechazó la propuesta, mu- desempeñar un papel clave en el gol-
chos de quienes estaban interesados pe que llevaría al derrocamiento de
en terminar con la guerra comenza- Sanclemente. En aquel momento, era
ron a conspirar para-derrocarlo. director de la fuerza de policía de Bo-
El golpe de Estado del3l dejulio gotá, y fue su oportuna llegada con
de 1900 fue obra principalmente de un escuadrón de cuatrocientos poli-
los conservadores históricos, dirigidos cías, todos los cuales habían jurado
por Carlos Martínez Silva, junto con apoyar a los históricos, lo que conven-
algunos pacifistas liberales y naciona- ció a Marroquín, quien se ocultaba
listas. Según su plan, el vicepresidente en casa de un amigo, de que el golpe
Marroquín asumiría la presidencia, tendría éxito. Desde ese momento
iniciaría conversaciones de paz con los hasta el final de la guerra, dos años
liberales y, eventualmente, reforma- más tarde, Fernández se convertiría
ría la Constitución, como había acor- en el alter ego de Marroquín, prosi-
dado hacerlo a fines de 1898, cuando guiendo la guerra con una fuerza que
actuó como presidente. Infortu- hizo de él una persona temida por to-
nadamente para los conspiradores, y dos los colombianos, y odiada por los
para Colombia, el cambio ilegal de liberales.s Antes de su caída, Aristides
gobierno tuvo funestos resultados. Una Fernández se desempeñó como gober-
vez posesionado el nuevo presidente, nador de Cundinamarca, ministro de
la serie de acontecimientos pacíficos guerra, ministro del interior y minis-
que debla poner en marcha nunca se tro de hacienda. Acomienzos de 1902
dio. Marroquín, por el contrario, con- asumió dos de estos ministerios simul-
tinuó vigorosamente la guerra, que táneamente, algo que pocos colom-
habría de prolongarse, con incremen- bianos han hecho.
tada virulencia, por más de dos años. El ascenso de Fernández y su sú-
La explicación de lo anterior se halla bito eclipse en junio de 1903 dicen
tanto en el carácter ideológico de la mucho acerca de la política y de la
lucha partidista en Colombia, como en sociedad colombianas a comienzos del
el hecho de que Marroquín hubiera siglo xx. Bajo circunstancias norma-
encontrado un lugarteniente capaz les, un hombre de oscuros orígenes
de conducir la guerra con la unicidad como Fernández nunca habría alcan-
de propósito de la que él mismo care- zado tan altas dignidades en el servi-
cía. Este hombre fue Aristides Fer- cio público. Los cargos ministeriales es-
nández. taban reservados para los ricos y bien
Aristides Fernández era un hom- nacidos, o para quienes poseían ttna
bre vigoroso, de treinta y ocho años, extraordinaria habilidad intelectual y
otras dos prominentes figuras del par- do muñecas en una desvencijada tien-
tido histórico.t02 da en el centro de Bogotá, y murió fi-
Marco Fidel Suárez decía que Fer- nalmente en la más grande miseria.r05
nández "no era un caballero" y, para Quizá la mayor tragedia de la gue-
Uribe Uribe, era "una desgracia na- rra no residió en su impacto inmedia-
cional".r03 Pero era precisamente por to sobr-e Colombia, sino en la forma
eso que le resultaba tan útil al pre- como politiz6y radicalizí a la siguiente
sidente Marroquín quien, por con- generación de líderes nacionales. "La
vencionalismos sociales, no podría ha- guerra me fue enseñando el odio",
ber tratado cruelmente a iguales como escribió Luis Eduardo Nieto Caballe-
Martínez Silva y Agustín Nieto. Pero ro, quien cumplió trece años cuando
Fernández no tenía vínculos semejan- el conflicto entró en su fase más álgi-
tes que le impidieran cumplir con su da. Nieto y sus amigos coleccionaban
deber de continuar la guerra por los e intercambiaban tarjetas, pedazos de
medios que considerara apropiados. papel e incluso billetes viejos con la
El inmisericorde perseguidor de los imagen de famosos líderes liberales
revolucionarios liberales era un hom- del pasado. Después convirtió su co-
bre de mentalidad premoderna. En lección en un mosaico montado sobre
una época en la que habría podido un cartón, decorado con una cinta roja
hacerse rico mediante la guerra, como y colocado en un sitio de honor, "como
muchos a su alrededo! por medios le- si fuesen seis o siete santos". Durante
gales e ilegales, Fernández no robó el primer año de la guerra, Nieto pu-
nada.roa Después de la guerra y de blicó un "periódico", y donó las utili-
su desaparición de la vida política, se dades de su venta al Partido Liberal.
ganaba a duras penas lavidavendien- Esto terminó cuando la policía entró
102 Carlos Martínez Silva fir-mó una carta, junto con el liberal Isidro Nieto, y con los históricos
Francisco A. Gutiér-rez y Bernardo Escobar. Los cuatlo fueron encarcelados ¡ tlcs días
después, exilados al pueblo de Gachalá. Martínez no podía creer lo que estaba ocurrien-
do, como lo narra su hijo Luis Martínez Delgado en A propósito del doctor Carlos Martínez Silua,
Op. cit., pp.469-477. Los soldados no sólo obligaron a los distinguidos cachacos a caminar
a su exilio, sino que los forzaron a dorrnir en el piso de tierra de los cobeltizos de
propiedad de viejas que se burlaban de ellos. Ti'es meses más tarde, se permitió a los
exiliados regresal a Bogotá. Esta experiencia agravó la deteriorada salud de Maltínez
Silva, quien murió dos meses después, en febrero de 1903.
103 C. W. Bergquist, Op. cit., p. 186.
104 El especulador de tierras antioqueio, Pepe Sierra, fue uno de los que se enriqueció por
medios legales, si ha de creerse a su biógrafb, Bernardo Jaramillo Sierra. Escritores
posteriores no fueron tan caritativos con Mar"roquín. H,n opinión de Vargas Vila, "al no
tener nada mejor que hacer, [Mar-roquín] se dedicó al pillaje. Metió sus manos, hasta los
codos, en el tesoro nacional v lo vació. Nada saciaba su avaricia. Vendió todo, aguardando
el momento en el que pudiera vender la nación [...]". Véase: Bernardo.faramillo Sien'a,
Pepe Sierra. El método de un urnpesino millonario, Medellín, Bedout, 1917 , y M. Deas, Op. eil.,
pp.165-166.
105 L. E. Nieto Caballero, Op. cit., vol. 2, p. 31.
Cómo se edu¿ó la Generación del Centenario I 63
llegaron los telegramas que anuncia- das en el palacio, leía una novela fran-
ban la temida pérdida de Panamá. cesa. Marroquín sonrió,lo miróy dijo:
Ciudadanos de todas las edades y con- "Oh, Pedro Nel, no hay bien que por
diciones llenaron las calles, con la vana mal no venga. Se nos ha separado Pa-
esperanza de que se dljera algo que namá, ipero tengo el gusto de volver-
deshiciera el desmembramiento de su lo a ver en esta casal".r16 Fue eviden-
país. Muchos de ellos, como Laureano te para Ospina que el presidente,
Gómez, quien entonces tenía catorce quien para entonces tenía setenta y
años, lloraron de rabia y rogaron que siete años, no haría nada para poner
se les permitiera unirse a cualquier fin a la rebelión en Panamá.rr7
expedición militar que se enviara para José Manuel Marroquín no dejó re-
recuperar el departamento secesio- gistro alguno de aquel encuentro con
nista.rrs No se organizó una expedi- Pedro Nel Ospina. Pero no hay duda
ción semejante, pues el gobierrro per- de que su aparente falta de preocu-
manecía extrañamente inactivo ante pación por los acontecimientos del día
lo que la mayoría de los ciudadanos y su alegre disposición ocultaban des-
consideraba como una tragedia na- contento y resignación y, posiblemen-
cional. te, cierto grado de sardónica satisfac-
Más de veinte años después, l,au- ción. Sus seis años en el alto cargo no
reano Gómez narró lo que el general habían sido placenteros ni fiáciles. No
kdro Nel Ospina le había contado de obstante, había conseguido ganar la
su reunión con el presidente Marro- guerra civil más sangrienta y prolon-
quín la tarde de aquel día. Al igual que gada del país, preservando así una
muchos otros, Ospina se dirigió al pa- Colombia cristiana. Sus tribulaciones
lacio presidencial a ofrecer sus servi- se habían iniciado en 1896 cuando,
cios para la recuperación de Panamá. como vicepresidente, Miguel Antonio
Cuando llegó el general, la edifica- Caro había intentado hacer de él un
ción estaba oscura y desierta. Cami- títere suyo. Descontento con el inten-
nando de una habitación a otra, se to de Marroquín por aplacar a los li-
encontró finalmente con el presiden- berales y evitar así la guerra, Caro lo
te, que sentado bajo una de las bom- destituyó de una manera autoritaria
billas incandescentes, recién instala- y humillante. Luego llegaron a pedir
Dwight Carroll Minet The Fi,ght for the ktnama Rout¿. The Story of the Spooner Acl aü th¿ Hay-
Henán Tieatl, Nueva York, Octagon Books, l97l; Eduardo Lemaitre, "1903: Panamá se
separa de Colombia", en: Avaro Tirado Mejía, ed., Nueua historra d¿ Colombfu, vol. l, Bogotá,
Planeta, 1989.
15 Et Siglo, S de diciembre de 1939.
16 Laureano Gómez, Ohras completas, Op. cil., vol. 3, p. 4l.
l7 José Manuel Marroquín, de hecho, envió al general Rafael Reyes, aJorge Holguín y a
Lucas Caballero primero a Panamá y luego a Washington durante los meses siguientes,
con la esperanza de que Colombia pudiera salvar algo de la situación. Estas iniciativas
fueron infructuosas.
66 I tn modernización en Colombia
118 El intento de golpe del 3l de agosto de 1901 llevó a la destitución y al exilio del ministlo
de guerra, Pedro Nel Ospina, quien lo había apoyado. Después de su caída, Ospina
aprovechó la oportunidad para denunciar a los hombres de negocios que habían hecho
fortuna durante la guerra gr"acias al apovo del presidente Marroquín y de sus hijos. Para
más detalles sob¡e estos incidentes, véase Jorge Orlando Melo, "La República conser--
vadora, 1880-1930", en: Mario Arrubla, ed., Colombin l¿o'y, 6." ed., Bogotá, Siglo XXI, 1980,
p. 65; L. Martínez Delgado, Op. cit., pp. 290-335.
I l9 La explicación de las actuaciones de Martínez, relatada desde su punto de vista y a través
de la corlespondencia entre él v Mar-r-oquín, se encuentra en el liblo de L. Martínez
Delgado, Op. cit., pp.378-416.
120 tos debates de Miguel Antonio Caro contra el tratado se encllentran en Carlos Valderrama,
ed., Miguel Anlonio Curo, discursos y olras intentendones ¿n el Senud,o de In Repúblicu, 1903-1904,
Bogotá, Instituto Calo v Cuen'o, 1979.
Cómo se educó la Generación del Centenario f 67