Sie sind auf Seite 1von 34

I

Cómo se educó la Generación


del Centenarlo

La mentalidad victorlana años. Al igual que Gómez, había na-


cido en Bogotá en una familia recién
A.o-i"rrzos de 1897, Laureano llegada de provincia. Otro era Alfon-
Gómez, que acababa de cumplir ocho so López Pumarejo, de once años, hijo
años, comenzó sus estudios formales de un próspero comerciante de Hon-
en el Colegio de San Bartolomé, una da. En aquel momento, López era co-
institución dirigida por jesuitas, que nocido principalmente por sus grandes
se enconraba apenas a dos cuadras dientes, lo cual le ganó el apodo de El
de su casa. Gómez y los otros escola- rutelún. Caminando en la misma direc-
res que se apresuraban por las hela- ción de López, pues asistían al mismo
das calles de Bogotá aquella mañana colegio, sobresaliente por su extraor-
de febrero habrían de ser conocidos dinaria estatura y rubia tez, estaba
como la Generación del Centenario, Enrique Olaya, de diecisiete años, a
pues ingresarían a la vida pública por quien se referían como Elmono d¿ Gun-
la época en la que Colombia celebra- teque, población al norte de Bogotá, a
ba el primer aniversario de su inde- un día de camino. Todos estos jóve-
pendencia, en 1910.' Entre losjóvenes nes, y otro más, como Mariano Ospina
que habrían de convertirse en promi- Pérez, de siete años, quien había asis-
nentes hombres públicos en Colom- tido al colegio en Medellín, habrían
bia estaba Eduardo Santos, de nueve de ser presidentes de Colombia entre

Los historiadores colombianos han encontrado que el concepto genzración es un útil recul--
so heul-ístico. Luis López de lVlesa hizo extenso uso de é1. Véanse sus obsen'aciones sobre
los Centenaristas en su llbro EscruLinio sociológico de la hktorü¿ colombinrn,2." ed., Bogotá, ABC,
1955, pp. 198 y ss.; v en Obras selectas, Fiantito Carranza, comp., Bogotá, Cámara de Repre-
sentantes de Colombia, 1981, pp.45-48. Dos estudios gener-zrcionales completos son: Abel
Naranjo Villegas, Gen¿radones col.ombiunas, Bogotá, Banco de la República, 1976; y Ernesto
Cortés Ahumada, kts genetaciones colombütuts, Tünja, Imprcnta Departamental, 1968.
Cómo se edutó la Generación d¿I Centenario I 35

1930 y 1953. Aquellos años pueden en un colegio privado de su preferen-


acertadamente llamarse El reinado de cia. La mayoría de los presidentes co-
los cmtermnstns. lombianos del siglo xx y comienzos
Entre sus compañeros, todos es- del xx desempeñaron como docen-
se
colares en 1897, se encontraban tam- tes antes o después de ser elegidos para
bién Luis Lópezde Mesa, de diez años, esa dignidad. Santiago Pérez, Miguel
Luis Eduardo Nieto Caballero, de nue- Antonio Caro, José Manuel Marroquín
ve, y Luis Cano, de ocho años. Ro- y Nicolás Esguerra fueron profesores
berto Urdaneta, quien, como Laureano durante una etapa anterior; Pedro Nel
Gómez, asistía al Colegio de San Bar- Ospinay MiguelAbadía Méndez algo
tolomé, tenía siete años, y Esteban más tarde. Abadía, quien era consi-
.|aramillo, diez. derado por muchos mejor profesor
Un extraordinario cuerpo de pro- que jefe de Estado, fue una excep-
fesores aguardaba a losjóvenes esco- ción, pues continuó enseñando dere-
lares. En su mayoría eran hombres cho en la Universidad Nacional de
maduros, pertenecientes a la llama- Colombia durante su período presi-
da Generación de 1870, aunque en dencial.
ocasiones se alude a ellos como la Ge- Aquellos dirigentes de la sociedad
neración clásica; eran versados en la- colombiana eran conscientes de que
tín, griego y filosofía, y en su mayoría el destino de la nación estaba en sus
habían sido entrenados para carre- manos. Altamente cultivados como
ras en derecho y, en general, para los grupo, miembros de una élite para
más escogidos cargos públicos. Algu- la cual los viajes y los estudios en el
nos pocos podrían clasificarse como extranjero eran algo común, se esfor-
educadores profesionales, pues dedi- zaban por mantenerse al tanto de los
caron buena parte de su vida a ense- acontecimientos que se desarrollaban
ñar en los colegios que ellos mismos en Europa y en otros lugares, y por
fundaron. Entre estos se encontraban impartir sus percepciones a sus estu-
Jesús Casas, Ignacio Espinoza, Anto- diantes. Los profesores de los Cen-
nio José Iregüi, Luis A. Robles. Mu- tenaristas representaban, en síntesis,
chos sacerdotes eran miembros de el mejor cuerpo profesoral, el más
órdenes de enseñanza. Se destacaban cosmopolita que podía ofrecer la na-
en este aspecto los agustinos, los je- ción a sus futuros dirigentes. A pesar
suitas y los hermanos cristianos. de sus diferencias políticas inmedia-
Los profesores de los Centenaristas tas, compartían una visión del mun-
pasaban más tiempo de sus vidas pro- do, una concepción victoriana, que
ductivas fuera de las aulas que den- trascendía el país.
tro de ellas. Esto era especialmente Los profesores de Laureano Gómez,
cierto en los niveles superiores de edu- Alfonso Lópezy sus compañeros, eran
cación, donde doctores, abogados y hombres conñados, conscientes de que
funcionarios públicos buscaban el vivían un momento de cambios asom-
tiempo para enseñar una o dos clases brosos en el mundo. Sabían también
36 I tn modemización en Colotnbia

con certeza que estaban situados en h!jo, Miguel Samper Brush, utilizó,
el ápice de la estructura social colom- en efecto, el río Bogotá para alimen-
biana. En un país como Colombia, tar el primer generador eléctrico de
donde las masas respetaban tanto más la capital, el cual entró en operación
a quienes eran mejores que ellos cuan- a mediados de la primera década del
to más pobres e ignorantes eran, na- siglo xx.3 Su contemporáneo, Salva-
die tenía razones para dudar de que dor Camacho Roldán, hizo eco de su
serían aquellos quienes conducirían fe en el poder redentor de la tecno-
al país hacia el inevitable progreso. logía: "Quedarse atrás en la carrera
A pesar de que ocupaban un lugar pe- de las ciencias en un discurso
riférico en el maravilloso mundo euro- -dijo
pronunciado en 1882- es morir".{
céntrico, hacían, sin embargo, parte Incluso el austero Rafael Núñez no
de é1, y estaban destinados a lograr pudo dejar de verse profundamente
grandes cosas. afectado por los avances físicos reali-
Durante décadas, los dirigentes zados en Inglaterra durante los años
colombianos habían intensificado su en que residió en dicho país. Sus es-
elocuencia cuando hablaban de los critos abundan en pasajes que mues-
cambios inminentes. A mediados del tran que también él compartía el
siglo, José Eusebio Caro, uno de los optimismo fundamental de la época.
fundadores del Partido Conservador "Las sociedades progresan a través de
y padre de Miguel Antonio Caro, ase- un movimiento uniformemente ace-
guraba a sus hijos que, para fines del lerado Es la doctrina
siglo, los barcos de vapor, las carrete-
-escribió-.
positivista y utilitaria de la evolución
ras y el telégrafo fortalecerían la eco- científica".5
nomía nacional, garantizando así una Los dirigentes colombianos eran
continua estabilidad social. Miguel versados en las obras de los principa-
Samper, un contemporáneo de Caro, les teóricos sociales europeos
contemplaba domar los ríos del país, vecho de nuestro idealismo",-"pro-
como
en especial el Salto del Tequendama, solía llamarlos Armando Solano-. Al
cuya fuerza, predijo, "transmitiría igual que sus contemporáneos en otros
eventualmente luz y calor a Bogotá".2 países de América Latina, encontra-
Casi vive lo suficiente para ver este ban esperanza y consuelo en las en-
sueño convertido en realidad, pues su señanzas de Herbert Spence¡ según

Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombilmo en el siglo xrx, Bogotá, Temis, 196'1, pp. 202-
203; Miguel Samper; Escritos político-económi.cos, vol. 2, Bogotá, Banco de la República, 1977,
p. l6l.
Julián Vargas Lesmes y Fabio Zambrano P, "Santa Fe y Bogotá: evolución histórica y servicios
públicos, 1600-1957", en: Pedro Santana R., ed., Bogotri 450 años. Retos y realidudes, Bogotá,
Servigraphics Ltda., 1988, pp. 58-59.
4 Salvadol- Camacho Roldán, Arlículos escogilns, Bogotá, Libt'ería Colombiana, s.f., p. 71.
5 Joaquín Estrada Monsalve, Núñez, el pllítiro \ eI h.otnbre, Bogotá, Siglo XX, 19'16, p. 132.
Cómo se educó la Generación del Centenario I 37

las cuales la sociedad humana es aná- una y la misma cosa. En una confe-
loga a un organismo vivo. Así como rencia dictada en 1896, les aseguró a
evolucionan los organismos, evolucio- los estudiantes que el registro de los
na también la sociedad. Spencer en- logros humanos en el tiempo es fácil
señaba que las diferentes sociedades objeto de estudio empírico, similar al
se desarrollan de acuerdo con sus pro- de las capas de la corteza terrestre.T
pias y únicas características. Los co- Los dirigentes colombianos de la era
lombianos podían entonces inferir de La Regeneración creían que In-
que, si se dedicaban con ahínco al es- glaterra era el país al que debían imi-
tudio de "la verdad científica y prác- tar. Inglaterra era la patria del gran
tica", en palabras de Carlos Martínez Herbert Spence¡ y un modelo para
Silva, Colombia llegaría a "satisfacer las naciones menos afortunadas, que
los requisitos de nuestra era de pro- se esforzaban por iniciar su propio
greso y desarrollo".6 Esta convicción proceso de industrialización. Ingla-
fue lajustificación de la colaboración terra, Alemania y Francia habían lle-
entre Núñez y Caro durante la déca- gado a la "edad adulta", decíaAntonio
da del ochenta y después. Compren- José Iregüi a sus interesados estudian-
dían que la nación era una entidad tes.8 Mediante el uso de este tipo de
cuyo destino ellos mismos podían mol- frases, los miembros de la élite co-
dear si reconocían como su principal lombiana reconocían la posición de
prioridad la necesidad de calmar las inferioridad de su país dentro de la
pasiones nacionales con el fin de ha- jerarquía global. Sin embargo, no con-
cer posible el progreso que hasta en- sideraban que esto fuese una razón
tonces había eludido al país. Los para enojarse como el niño no
liberales también actuaban con base
-así
debe irritarse por no ser todavía un
en la premisa spenceriana, según la adulto-. El momento de su madu-
cual la sociedad es un todo orgánico. ración llegaría inevitablemente.
Camacho Roldán dijo a sus estudian- El sentimiento de atraso expresa-
tes en 1882 que debían verse todos a do constantemente por los dirigentes
sí mismos como jardineros, y a la na- colombianos durante el siglo xlx, que
ción como un fruto en maduración contrastaba paradójicamente con su
que, mediante especiales cuidados, profundo optimismo, se basaba, al
podría llegar a su perfección. Peda- menos en parte, en la pobreza de su
gogo y liberal radical, Antonio José país. Esto los motivaba a anhelar la
Iregüi prefería las metáforas inor- ayuda y tutela de las potencias me-
gánicas. Para é1, la "historia evolu- tropolitanas. José Eusebio Caro escri-
cionista" y la "historia geológica" eran bió, a mediados del siglo: "Nosotros

6 Luis Martín ezDelgado, A pro\ósi¿l del doctor Carlos Martínez Silaa, Bogotá, Marconi, 1930, p. 209.
7 Antonio José Irtgüi, Titrcera rcnferenciu, Bogotá, Implenta de la Crónica, lB9B, p. 65.
B lbíd., p.32.
38 I ln modernización en Colotnbia

no podemos salvarnos por nosotros A menudo, los visitantes extran-


mismos; la mano inglesa será la que jeros matizaban su condescendencia
produzca nuestra redención social". con la burla, especialmente cuando
Unavez que los colombianos consigan se referían al pretencioso apodo de
el orden, proseguía, Bogotá, la Atenas Suramericana. Un
escritor comentaba con humor en
[...] al fin vendrá el inglés con sus ca- 1861, "En esta Atenas de Sudamérica
pitales y el norteanrericano con su es-
sólo encienden siete faroles públicos,
pírinr de empresa, que nos abran las
puertas y ventanas y nos den movi-
en memoria de los siete sabios de
mientoy luz.s Grecia".l2
Años más tarde, un funcionario del
Después de medio siglo y nume- Consulado Británico observó iróni-
rosas guerras civiles, Carlos Martínez camente que lo único que tenían en
Silva sugirió que Colombia contrata- común Bogotá y fuenas era que en ¿rm-
ra a una f,rrma inglesa para recaudar bos países eljuego de bridge de contrato
los impuestos nacionales. "iNo ha ga- se prefiere al Royal Auction.rsY no
nado inmensamente el Egipto bajo la pudo haber escapado a los colombia-
sabiay honrada administración de los nos que Bogotá era laúltima de las pre-
ingleses?", preguntó. ro ferencias de los diplomáticos británicos.
Los europeos quevivían en Colom- La concepción orgánica de lasje-
bia reforzaban la percepción de sus rarquías nacionales, de las naciones
anfitriones; si bien estos no eran per- superiores e inferiores, que habían
sonalmente inferiores a los extranje- aprendido los dirigentes colombia-
ros, ellos y su país ocupaban un lugar nos de sus profesores europeos, en-
evidentemente periférico en el con- cuadraba perfectamente con lo que
cierto de las naciones. "Estos bogota- se observaba a nivel humano en su
nos son superficialmente leídos", es- país. Esta sociedad era en extremo
cribió un funcionario del Consulado jerárquica; enormes distancias sepa-
británico en 1906, agregando solícita- raban los estratos sociales, Nueve de
mente, "realmente muy cultivados pa- diez colombianos eran analfabetas en
ra su medio". Por otra parte, admitió, 1897, cuando Laureano Gómez in-
son capaces de entrar en debates acer- gresó al colegio en Bogotá. Más del
ca de los temas de Darwin y Spencer 90Va de la población era campesina y
¡ "en algunos casos, sobre los últimos vivía fuera de los pueblos y ciudades.
escritores franceses e insleses". I I La mayor parte de ellos reconocían su

9 J. Jaramillo Uribe, Op. cit., pp. 203-204.


l0 Callos Martínez Sllva, Capítulos de hislorit¿ polílica de Colombia, r'ol. l, Gustavo Otero l\4rrñoz
y Luis Martínez Delgado, eds., Bogotá, Implenta Nacioual, 1937, p. ll?.
II Marco Palacios , Estado ¡ cluses sociales en Col.onbia, Bogotá, Linotipo Bolír'ar, I {186, p. 30.
l2 J. Vargas Lesmes y F-. Zamblano P., Op. cil., p.56.
l3 IVf. Palacios, Op. cil., p. 19.
Córno se educó Ia Generación del Centenario I 39

inferioridad frente a las personas adi- Los campesinos colombianos man-


neradas y educadas. Cuando el pa- tuvieron este comportamiento pacífi-
trón viajaba al campo desde la ciudad, co frente a sus superiores sociales hasta
era común, en la Colombia del siglo bien entrado el siglo xx menos
xIX, que el campesino lo saludara con hasta la década
-al
del veinte-. Extraor-
la rodilla doblada y sombrero en ma- dinarios a este respecto fueron aque-
no.ra La docilidad de estos colombia- llos que vivían a lo largo de la frontera
nos generó constantes comentarios cafetera que comenzaba a despertar.
durante el siglo xlx e incluso bien en- Miles de personas humildes habían
trado el siglo xx. "No hay en el mun- tomado posesión de la tierra, de
do cristiano pueblo ninguno tan fácil acuerdo con el derecho que les con-
de gobernar y amoldar", escribió José cedían las leyes agrarias aprobadas
María Samper a mediados del siglo. en las décadas del setenta y del ochen-
"La policía es casi nula en todas par- ta, que abrían los baldíos o las partes
tes [...] el espíritu de obediencia se ma- del país no colonizadas. Casi de in-
nifiesta porque nuestras masas son mediato, sin embargo, las rentas de
esencialmente sumisas".ls Cerca de la venta del café hicieron evidente
sesenta años más tarde, en 1906, un que las laderas de los montes tenían
visitante británico observó el alto gra- un inmenso valor potencial. Los co-
do de seguridad personal de que go- lonos pronto encontraron que los
zaban los extranjeros en todo el país. empresarios que residían en las ciu-
"En realidad no hay una calle en Bo- dades invadían sus tierras e incluso
gotá ni en otro lugar del país [...] don- se las arrebataban. Los recién llega-
de un extranjero o un nativo no pueda dos, a menudo lo hacían con la ayu-
caminar a cualquier hora del día o da de bandidos a sueldo, quienes
de la noche".r6 abusaban de los que protestaban ¡

t4 El censo de 1870 mostró que Colombia era un país rural en un 957a. Para fines del siglq
se había dado poco movimiento del campo a la ciudad. El analfabetismo en Colombia
alca¡26 el 907o durante el siglo xrx. Según Aline Helg, Ciuiliser le peuple et former I¿s éIites.
L'édu¡ation en Colombie, 1918-1957, París, L'Harmattan, 1984, p. 29, el analfabetismo llega-
baalSSVI en 1913. Véase tambiénWilliam Paul McGreevey,An Economic Historl of Colombia,
1845-1930, Nueva York, Cambridge University Press, 1971, p. I l0; Marco Palacios, Cffie i,n
Colombia, 1850-1970. An Economic, Social and hlüiml Hulory, Nueva York, Cambridge Universitv
Press, 1980, p.213; Michael F..fiménez, "Class, Gender, and Peasant Resistence in Cen-
tml Colombia, 1900-1930", en: Folrest D. Colburn, ed., Eaerydq Fonns of Peuant Resistence,
Nueva York, M. E. Shalp, 1989, p. 129.
l5 José María Sampe\ Ercayo sobre kts rerohrdones política,s 1 kr coruli,ción social de ku repúbkcas colombiu-
nas, 23 ed., Bogotá, Univer-sidad Nacional de Colombia, 1963, pp. 267-268, 269, 278-279.
I6 M. Palacios, Estado y clases socinl¿s en Colombia, Op cit , p. 26. Incluso para 1930, obsewa
Palacios, un diplomático britínico pudo describir la "clase nativa" de Colombia, de la cual el
807o, según sus estimativos, vivía en el campo, como un grupo que manifbstaba "docilidad,
lealtad a sus amos y, aunqne indolente, con in{inita capacidad de trabajo cuando se la dirigía
adecuadamente" (p. 22).
40 I tn modetnización en Colotnbia

en ocasiones, los asesinaban.ri Estas rosos siempre imponen su voluntad a


intrusiones de los capitalistas residen- los débiles".'e
tes en las ciudades frustraron a algu- La difidencia y la aparente impo-
nos políticos colombianos, quienes tencia de la gente del común fortale-
deseaban que su legislación agraria cía la percepción de la élite colombia-
estimulara la formación de una clase na, en su mayor parte conformada por
autónoma y económicamente produc- blancos criollos, de que las masas no
tiva de pequeños propietarios.r8 sólo eran socialmente inferiores a ellos,
Lo importante aquí no es tanto sino que también lo eran físicamente.
que las fuerzas del mercado, el mo- La superioridad de laraza blanca so-
tivo de las utilidades y el poder su- bre todas las otras razas fue uno de los
perior de los cultivadores de café bien primeros hallazgos de los cientíhcos
conectados obrara en contra de los sociales del siglo xx, hallazgo que sólo
pequeños terratenientes campesinos. habría de ser seriamente controverti-
Lo que resulta extraordinario es la do ya avanzado el siglo xx.
manera como respondieron inicial- Los escritos de la época están lle-
mente los campesinos al abuso de que nos de sugerencias, y en ocasiones de
fueron objeto. Rara vez emprendie- afirmaciones directas, de talante ra-
ron acciones directas en contra de los cista. José María Samper publicó su
cultivadores que los acosaron entre popr:Jar Eruayo sobre lns reaofutionzs políti-
1870 y 1920. Recurrieron más bien a en París, poco después de la edi-
cz.s,
los canales establecidos, contratando ción de la disquisición de J. A. Gobi-
abogados para que formularan peti- neat, Sobre ln dcsignli,ad, dc kts razns.m Ia.
ciones respetuosamente redactadas, influencia de Gobineau parece eviden-
que eran remitidas a las autorida- te en la caracterización que hace Sam-
des en la capital. Lejos de hacer exi- per del indio de Nariño, "reacio a la
gencias, se acercaban a los poderes civilización, impasible ante el progre-
metropolitanos como mendigos. "Im- so [...] un salvaje sedentario". Espera-
ploramos justicia", decía una de las ba que mediante la inmigración, la
peticiones, que proseguía lamentan- sangre europea revitalizara a Colom-
do la ley "mediante la cual los pode- bia, para que la nación desarrollam

Li CatherinekGrand,FrontierExpansionandPeasantProtestinColomhia, 1850-l936,Albuquerque,
University of New Mexico Press, 1986, pp. 64-83, describe exhaustivamente este proceso.
18 El deseo de crear una nueva clase social compuesta por campesinos autónomos fue una
idea común entr-e los liber-ales latinoamericanos dulante medíados del siglo xlx. El histo-
riador Charles Hale la ha llamado "el ideal burgués". Véase su artículo, "Political and
Social ldeas, 1870-1930", en: Leslie Bethell, ed..,Tlrc Cambridge Historyof LrtinArurica,vol.4,
Nueva Yor-k, Camblidge University Press, 1986, pp. 380-382.
l9 C. LeGrand, Op. cit., p. 65.
20 Joseph Arthur Conde de Gobineau, Essoi sur I'in¿gulité des races hurnaines,4 vols., París,
1967 (1853-1855).
Cótno se educó la Generación d.el Centenario I 4l

[...] una bellísirrraraza, mestiza pero grandes y en las ciudades. Gómez,


caucásica, [que combinara el vigor en efecto, fue afortunado al poder
hispano] con el genio positivista, in- asistir a San Bartolomé, pues este co-
dividualista, emprendedor y tenaz
legio era considerado por muchos
del anglosajón, del alemán, del ho-
como el mejor del país. Sólo una pe-
landés, del suizo.2r
queña minoría de los estudiantes ad-
La popularidad de las ideas de mitidos en esta institución jesuita se
Samper está sugerida por las leyes graduaba. Entre l89l y 1934, veinti-
de inmigración destinadas a atraer a séis mil jóvenes fueron admitidos, y
la población blanca, aprobadas en los sólo mil ciento noventa obtuvieron el
años 1845, 1847, 1870, 1871 y 1922.22 título.25 De esta manera, la clase de
Esta infusión de sangre europea nun- Gómez de seis personas en 1904, re-
ca llegó, lo cual llevó a Enrique Cor- presentaba una pequeña fracción de
tés, ministro de educación entre 1868 losjóvenes admitidos con él ocho años
y 1870, a quejarse de que los residen- antes.
tes de las tierras bajas eran "unarvza Los textos de la época transmiten
fea, incolora, que trabaja poco y es- ampliamente la convicción de los au-
carba en medio de una vegetación tores de que los estudiantes que in-
exuberante".2s gresaban a estos colegios estaban
Gómez,López, Olaya, Ospina y el destinados a cargos de importancia en
resto no necesitaban que se les dljera la esfera pública. El Libro de lecturas es-

que eran miembros de un grupo se- cogid,as, un manual semejante al que


lecto. Según algunas estadísticas, me- Gómez probablemente utilizó, contie-
nos de tres de cada cien de sus con- ne una introducción de treinta y siete
temporáneos en edad escolar recibía páginas sobre la oratoria, que se apoya
algún tipo de educación.24 Y un nú- en gran parte en las advertencias de
mero relativamente menor asistía a Cicerón a los oradores públic.9s.26
colegios mejores que, por lo general, Hace parte integral de la discusión
se encontraban en las poblaciones más una sección de trece páginas sobre los

2l J. M. Sampe¡ Op. cit., pp.80, 86.


22 Myriam Jimeno Santoyo, "Los procesos de colonización. Siglo XX", en: Alvaro Tirado
Mejía, ed., Nuna historfu de Colombi¿, vol. 3, Relaciones int¿tnadarutles, morimicntos socialzs, Bogotí1,
Plane¡a, 1989. p. 373.
23 Marco Palacios, Cffie in Colonbüt,Op. cil., p.72.
24 CarlosMartínezSilva,Escritospolíticos,Iite.ra¡iosleconómi.cos,vol.8,GustavoOteroMuñozyLuis
Martínez Delgado, eds., Bogotá, Imprenta Nacional, 1937, p.377. Estas cifras aparecen en
un ensayo soble la educación en Colombia, publicado en octubre de 1896, pp. 273-278, del
volumen citado.
25 Robert Vincent Farrell, "The Catholic Church and Colombian Education, l886-1930.
In Search of a Tiadition", diseltación de doctorado inédita, Columbia Universit¡ 1983,
p. 65. Entre 1891 y 1910, sólo se graduaron 284 estudiantes de este colegio.
26 Rodolfo D. Bernal, Libro de lecturas eseogiiltrs, Bogotá, Imprenta Nacional, 1897, pp. 7-34.
42 I l,(r modernizaci.ón en Colombia

gestos apropiados para los oradores, Debe saludar con el sombrero al se-
tomada de las obras de Quintiliano. ñor Presidente de la República y al
señor Arzobispo cuando pasen a su
A los jóvenes que tuvieran preguntas
lado, [decía el texto], incluso si no pro-
adicionales sobre la oratoria, se los re- fesa la misma religión del segundo.'zs
mitía a las obras de varias autorida-
des francesas e inglesas. Sigue luego A los estudiantes se les advertía que
una extensa colección de "Lecturas debían comportarse correctamente
ideológicas", que trata temas como el cuando asistieran a los debates del
respeto a la familia, el amor a Dios y Congreso: "Funesta ha sido en nues-
al país, la caridad para con los me- tra patria esa libertad que se ha to-
nos favorecidos, las buenas maneras mado el público para vociferar en las
y las ventajas de prestar atención. La barras".2e
sección epistolar contiene siete de las De esta manera, a través de los tex-
cartas de Lord Chesterfield a su hijo, tos que estudiaban, de las clases de
y un extracto de siete páginas de "Con- sus profesores, de lo que veían a su
sejos para una joven" de José María alrededor y absorbían de la élite cul-
Vergara y Vergara. tural a la que pertenecían, los esco-
Aunque es poco probable que las lares asimilaban los valores de la
niñas estudiaran el Ltbro de lecturas es- época victoriana en Colombia. Apren-
cogidns, y ciertamente no lo hicieron en dían que eran ellos quienes conduci-
los colegios exclusivamente masculi- rían a su ignorante país al glorioso
nos de Bogotá en la década del no- nuevo siglo, quienes encontrarían el
venta, su mensaje patriarcal seguro camino para elevar a las masas atra-
no se perdió en quienes lo leyeron: sadas. Aprendían a entonar el con-
Niña, vive feliz; si llegas a ser esposa,
movedor párrafo final del homenaje
sé hel y humilde. Obedece siempre de Santiago Pérez al Libertador, leí-
para no dejar de reinar. Dios, tus pa- do por primera vez en el Ateneo de
dres, tu esposo, serán tus únicos due- Bogotá en 1884, y reproducido en
ños; el mundo los llama algunas veces los textos de literatura durante mu-
tiranos; la felicidad los llama guar- chos años después:
dianes. I-a vida no es Ia rnala, sino sus
habitantes.2T Feliz, pues, elAteneo, si cuando los
antiguos Encélados se están levantan-
Los libros de educación cívica de do, llevándose tras sílas rocas a que se
la época conminaban a la persona bien vieron atados; si cuando los nuevos
educada a respetar a la autoridad, Prometeos se esrán robando el fuego
tener buena conducta Y mostrar de- del cielo en cada escalamiento de la
ferencia a las personas importantes. ciencia, aúna y avigora los esfuerzos

27 lbíd., p. 163.
28 Eduatdo Posada y Roberto Cortázar', InstnLcción círica para ccuekrs y colegio.s, Bogotá, Selecta,
1913. p. 56.
29 lbíd,., p.59.
Cómo se educó In Generación del Centenario f 43

de los colombianos, para que la patria ahora presidente. Caro no era un po-
común haga sentir su impulso propio lítico; su dirección impositiva e inepta
en la obra del progreso universal, y su del partido nacionalista que se encon-
nueva generación mezcle su propio
traba en el poder, alienó con rapidez
acento pacíficoy profético, en el him-
incluso a quienes habían sido alguna
no infinito de la palabra humana!3o
vez sus más ardientes propulsores. Una
de estas personas era el militante con-
Educación politizada servador Carlos Martínez Silva, anti-
en su contexto histórico guo ministro del gabinete de Núñez,
periodista y educador. Un año antes,
Tristemente, las esperanzas de paz en febrero de 1896, Martínez Silva y
y de progreso de SantiagoPérez se vie- veinte prominentes conservadores
ron burladas por tres guerras civiles más, que se denominaban a sí mismos
que azotaron a Colombia durante los cstueraudores hislóricos, rompieron con
dieciséis años que transcurrieron en- Caro, a quien acusaban de traicionar
tre este discurso y su muerte, ocurri- los valores del partido.3t
da en solitario exilio en el año de Laureano G6mez, a los ocho años,
1900. Los profesores colombianos del era demasiado joven para compren-
siglo xx pudieron haber transmitido der las maquinaciones, a menudo bi-
valores victorianos en el aula, pero, a zantinas, de la alta política colombiana,
través de sus acciones públicas, reve- aunque aun a esa edad temprana de-
laron que gran parte de lo que ense- bía haber tenido algún sentido de la
ñaban estaba cargado de significado importancia de la política y sus con-
político. Esto era tan cierto en la dé- secuencias prácticas. Era lo suficien-
cada del noventa como lo había sido temente mayor para recordar la gue-
durante el anterior medio siglo. rra civil que había terminado apenas
Colombia no era un lugar feliz dos años antes. El elegante general
aquel febrero de 1897, cuando Lau- liberal Rafael Uribe Uribe había
reano Gómezy compañeros se diri-
sus desempeñado un papel preponderan-
gían a sus respectivos colegios. Graves te en ella y ahora el incendiario ge-
problemas políticos asediaban al go- neral, de treinta y ocho años, se pre-
bierno. La Regeneración llegaba a su paraba para entablar una guerra
decimosegundo año, y su autor, el aus- contra el gobierno, al que abierta-
tero Rafael Núñez, había muerto dos mente se refería como una "tiranía
años atrás. El académico Miguel An- abyectamente corrupta".32 Fuertes
tonio Caro, p{otegido de Núñez, era palabras aparecían en el temprano

30 R. D. Bernal, Op. cit., p.329.


3l L. Martínez Delgado, Op. cit., pp.209-231, contiene el famoso "Manifiesto de los 21".
32 Eduardo Santa, Rafu,el Uribe Uribe, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura, 1974, p. 100;
Charles W. Bergquist, Colfee and Conflict in Colo¡nbia, 1886-1910, Durüam, Duke Universitv
Pr-ess, 1978, p. 83. En enero de 1897, Uribe solicitó la autorización del directorio liberal
44 I tn modernización en Colombia

léxico político de los escolares de del plan de Núñez y de Caro dirigido


Bogotá, muchos de los cuales llena- a restaurar los valores católicos tradi-
ban las galerías del Senado y de la cionales en el aula y a combatir, simul-
Cámara de Representantes para es- táneamente, las enseñanzas liberales,
cuchar los debates. Alfonso López era a las que consideraban perjudiciales
uno de ellos. Recordaba los discursos para la moral pública.
de Uribe como "vibrantes", pronun- Los liberales estaban enfurecidos
ciados con "una voz hnamente tim- con el programa de educación de Nú-
brada, gestos romanos y documenta- ñez, especialmente con el papel que
ción irrefutable".s3 estaba llamado a desempeñar en él
En el siglo xrx, la sociedad colom- la Iglesia. Sostenían, enojados, que los
biana estaba, en efecto, altamente po- regeneradores habían convertido al
litizada, intensa y amargamente al país "en una pintoresca finca que los
nivel de la élite. Los padres de los curas tenían en el trópico",'o y se ata-
Centenaristas sabían que las fortunas reaban fundando escuelas privadas
de su familia crecerían o desapare- donde se enseñaran los valores libe-
cían dependiendo de qué partido se rales, donde los inspectores del go-
encontrara en el poder. Muchas de bierno no podían prescribir el uso de
aquellas noches, sus hijos se dormían los textos, ni obligar a los profesores
escuchando acaloradas discusiones a firmarjuramentos de fidelidad a la
acerca de los acontecimientos políti- Iglesia y a sus doctrinas.ss Una mul-
cos más recientes. titud de escuelas liberales fueron fun-
Bajo estas circunstancias, no debe dadas durante las décadas del ochenta
sorprendernos que las escuelas de la y del noventa, entre ellas la Universi-
época también estuviesen politizadas. dad Externado de Colombia y el Co-
El Colegio de San Bartolomé, al que legio Araújo, fundados por Simón
asistía Laureano Gómez, había estado Araújo en la década del ochenta, el
bajo la dirección de la orden de los Colegio Académico y el Liceo Mercan-
jesuitas durante trece años. Los pa- til, fundados por Manuel Antonio Rue-
dres jesuitas habían sido encargados da en I 886 y l89l , respectivamente, y
de esta institución estatal como parte la Universidad Republicana, fundada

pala unirse a Aquileo Parra y a Luis R. Robles en el extranjero, con el fin de ayudarles a
adquirir armas para la inminente revuelta.
33 Hugo Latorre Cabral, Mi nouela: apunles aulobiogrtificos de Alfonso López, Bogorá, Mito, I952,
p. 241. Las cámalas del Congr-eso se encontraban al fi'ente del Colegio de San Bartolomé,
y a sólo dos cuadras del colegio al que asistían L6pez v Olaya Herrera.
Ibíd., p. 37. Esta obselvación se atribuye a Césat'Julio Rodríguez, pr<if-esor de Allonso
López en el Liceo Melcantil. Fln 1887, el gobier-no firmó un Concordato con el Vaticano.
Según las disposiciones contenidas en é1, la eclucación púrblica en Colornbia sería, en lo
sucesivo, de naturaleza confesional, y la Iglesia estaría a cargo de todas las activiclades
educativas en la extensa región de la frontel'a ot-iental del país.
35 .]ulio Hoenigsberg, Las f'ontet"as de los prtrtfulos en Colomhia, Bogotá, ABC, 1953, p. 126.
Cótno se educó la Generación del Centenario I 45

por LuisA. Robles, AntonioJosé Iregüi Después de la independencia, lí-


y Eugenio J. Gómez.36 deres como Francisco de Paula San-
La controversia sobre la política tander dedicaron gran atención a la
educativa no era nueva en Colombia. mejora de la educación. Se fundaron
Más de un siglo antes, en 1774, elvi- nuevas escuelas normales, se revisó
rrey Guirior comisionó a uno de sus el currículo y se aumentó el número
subalternos, Francisco Antonio More- de profesores.3s Estas medidas fue-
no y Escandón, para que desarrollara ron aplaudidas por los educadores en
un currícrrlo moderno para las insti- la nueva república, aunque otro as-
tuciones de educación superior en todo pecto del programa de Santander de
el virreinato.3T Inspirados en parte por 1826 provocó un escándalo entre los
las ideas de la Ilustración europea, los tradicionalistas. Este incluía obras del
cambios estaban dirigidos a apartar a inglés Jeremy Bentham y del econo-
Nueva Granada de la tradición esco- mista liberal francésJean Baptiste Say
lástica, y llevarla hacia una modali- en el programa común de estudios.
dad de enseñanza que promoviera un A los conservadores les desagradó
mayor análisis empírico. El plan en- especialrnente la identificación que
tregado por Moreno y Escandón ape- hace Benüam entre el placery lo bue-
nas podía considerarse revolucionario. no, por considerarla contraria a la
Su gran diferencia con los planes an- moral cristiana. Insistieron ante Simón
teriores era la exigencia de que a los Bolívar para que vetara los textos ofen-
estudiantes se les permitiera compa- sivos, y éste lo hizo mediante un de-
rar las ideas de varios textos, para que creto de 1827.3e
sus condusiones estuviesen regidas por Durante la década del cuarenta,
el libre ejercicio de la razón. A pesar la dirigencia política de Nueva Gra-
de su moderación, el plan de More- nada regresó a manos de los conser-
no y Escandón no fue plenamente vadores. El presidente Mariano Os-
aprobado por el comité designado pina Rodríguez se encargó de que los
para evaluarlo, por el temor de que textos ofensivos fueran expurgados del
autorizar el debate de los textos en- currículo oficial, para ser sustituidos
tre los estudiantes pudiera llevar a la por los escritos de los filósofos neoes-
creación de peligrosas facciones. colásticos Francisco Suárez y Jaime

36 Ibírl., p. 126; Julio H. Palacio, Hisloria,


d¿ rni uida, Bogotá, Camacho Roldán, 1942, p. 76; Luis
Eduardo Nieto Caballero, Escritos escogidos, vol. 2, Luis C. Adames Santos, comp., Bogotá,
Banco Popular, 1984, pp. 29-30.
Esta discusión de la política educativa en Colombia desde fines del siglo xvur hasta fines
del siglo xrx, se basa ampliamente en un ensayo de Jaime Jalamillo Ulibe, "El proceso de
la educación del virreinato a la época contemporánea", en: Jairne Jaramillo Uribe, ed.,
Mantul d,e hütúrin de Colombi¿, vol. 3, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultula, 1980.
38 Esto se hizo mediante el método lancasteriano de educación, según el cual los estudiantes
mayor-es enseñaban a los más jór'enes.
39 Sin embargo, l€glesaron a las ar¡las cuando Santander asumió la pr-esidencia en 1832.
46 I fa rnodernización en Colombia

Balmes. A nivel universitario, la ins- el requisito de que los profesores tu-


trucción religiosa era obligatoria, jun- vieran credenciales académicas. Esto,
to con el estudio del derecho romano. creían los liberales radicales, repre-
Los estudiantes estaban sometidos a un sentaba una forma de monopolio que
estricto código disciplinario, basado en limitaba la libertad del individuo para
la teoría de que esto mejoraría su con- enseñar.a2
dición moral y sus hábitos personales. El liberalismo radical alcanzó su
La "contrarreforma" de Ospina fue máxima expresión en la Constitución
breve, y pronto dio lugar a una era de 1863, la cual, entre otras cosas, des-
de experimentación liberal que se centralizaba el poder político, con-
prolongó por cerca de treinta años y sagraba la absoluta libertad de credos,
terminó con el advenimiento de reducía el período presidencial a dos
Núñez y La Regeneración. Aquellos años y garantizaba la libertad de ex-
fueron aúos turbulentos, signados por presión y el derecho al porte de ar-
la guerra civil y por una rápida dife- mas en tiempos de paz.a3 Poco después
renciación de la ciudadanía en ban- de haber entrado en vigencia la nue-
dos partidistas. El liberalismo román- va Constitución, el militante partidis-
tico fue el catalizador que generó la ta Santiago Pérez publicó un texto de
formación de los partidos.a0 Prime- instrucción cívica dirigido a las es-
ro, bajo el gobierno de José Hilario cuelas públicas. En él articulaba la
López, y más tarde bajo una sucesión fe de los liberales radicales en la de-
de presidentes "radicales",ar los libe- mocracia y el individualismo. "El in-
rales implementaron una serie de dividuo es, pues, el verdadero origen
reformas dirigidas a extender drás- de toda soberanía", escribió, agregan-
ticamente el ámbito de las libertades do que el fin principal del Estado re-
personales del ciudadano. El impul- side en garantizar los derechos
so individualista e igualitario de las individuales.a{
reformas era sugerido por una ley de La fe de la generación radical en
1850, mediante la cual se eliminaba la educación como un medio para el

40 Mucho se ha escrito acerca del pl'oceso mediante el cual se conformalon los partidos
colombianos Liberal y Conselvador. Los estudios más recientes son los de Germán Col-
menares, furtidos políticos y clases sociales en Colotnbia, Bogotá, Universidad de los Andes, 1964;
Avaro Tirado Meiía, "El Estado y la política en el siglo xrx", en: J. G. Cobo Borda y J. E.
Ruiz, eds., Manrul. d¿ historia de Colombia, vol. 2, Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura,
1980; Jorge Orlando Melo, ed., Oñgenes de los partíd,os polílicos en Colombia, Bogotá, Instituto
Colombiano de Cultura, 1978; Fbndo Cultural Cafetero, Aspectos polémicos de kt historüt col.om-
bi¡nu del siglo xrx, m¿morins d¿ un semirutrio, Bogotá, Fondo Cultural Cafetero, 1983.
4l Miembros de la fácción radical del liberalismo, llamados inicialmente Gólgotas,
42 Extrañamente, los prol'esores de farmacia fueron excluidos de esta lev.
43 I-a Constitución de 1863 se discute en mayor detalle en Helen Delpa¡ Red against BIu¿, the
Liberal Party in Colombian Politcs, 186J-1899, Alabama, Universitv o[Alabarna Pr-ess, 1981,
pp. l0-13.
44 Santiago Pérez, El manuol d^eL ciudafui.no, Bogotá, Banco de Colombia, 1974, pp. 64-65.
Cómo se edu¿ó Ia Generación d¿l Centenario I 47

progreso y la civilización, adoptó for- La lista de lecturas del gobierno


ma objetiva en el Decreto Orgánico desencadenó lo que Jaime Jaramillo
de 1870. Esta le¡ que exigía que la Uribe ha llamado "la polémica de los
educación elemental fuese libre y textos".a6 Conservadores como Miguel
obligatoria para los niños de la re- Antonio Caro, en el diario del parti-
pública, buscaba también neutralidad do, ElTiod,fuionalrsáa, se quejaron de que
desde el punto de vista religioso en las el Estado confundía su obligación de
escuelas. Considerada por los libera- educar con el derecho de la Iglesia
les como el inicio de una edad de oro a adoctrinar. Era evidente, para Caro
de la educación colombiana, la ley y sus copartidarios, que el Estado, "ar-
representó un desafío para los con- mado de la espada de la ley", estaba
servadores, quienes la citaron como imponiendo su sesgo de una manera
el motivo principal de la sublevación injustihcada y caprichosa, "invadien-
contra el gobierno en 1876.a5 Simul- do así, a la vez, con escándalo y vio-
táneamente con la secularización de lencia, los derechos de la religión y de
las escuelas, los programas de las uni- la ciencia".aT Aníbal Galindo respon-
versidades fueron modificados tam- dió, en nombre de los liberales:
bién de una manera que resultó muy
ofensiva para los conservadores. Du- Si hemos fi,rndado una r¡niversidad, si
tenemos universidad, es para enseñar
rante la década del setenta, los fun-
las doctrinas liberales, para formarli-
cionarios del gobierno estipularon el
berales. Nada de eclecticismo. Balmes
uso de textos específicos para los cur- y Benüam no pueden darse la mano
sos. Uno de los libros más aborreci- en los claustros universitarios. Mien-
bles para los conservadores era la tras el hrtido Liberal esté en el po-
Ideología, del filósofo francés Destut de deq debe enseñar liberalismo. Así lo
Tiacy. Esta obra, destinada a los cur- pide la honradez política. Si creemos
sos de filosofía, enseñaba que todas las de buena fe que el liberalismo es lo
que le conviene al país, eso es lo que
ideas humanas surgían de fuentes ob-
debemos enseñar a la.iuvennrd. Cuan-
jetivas externas. Los conservadores exi-
do el partido católico suba al poder
gieron "eclecticismo" en la selección mandará, a ejemplo de Felipe II, en-
de los textos, queriendo decir con ello señar catolicismo, y estará en su de-
que debían presentarse en clase una recho para proceder así.48
diversidad de puntos de vista, incluyen-
do los tradicionales católicos romanos. Así instruidos, los conservadores

45 R. V. Fhrrell, Olt. tit., p. 7;Jane Meyer Lo¡ "Modernization and [,ducational Reform
in Colombia (1863-1886)", disertación de doctorado, University of Wisconsin, 1968,
pp.203-207; J" Jaramillo Uribe, "El proceso de la educación del virreinato a la época
contemporánea", Op. cit., pp. 264-265.
46 Jaime Jaramillo Uribe pr-esenta este debate err "El proceso de la educación del virreinato
a la época contemporánea", Op. cit., pp. 314-322.
47 lbírL., pp. 316-317.
48 lbtuI., p.3r7.
48 I l^a modernización en Colombia

procedieron a fundar sus propias es- colombianos fue el italiano Giovanni


cuelas privadas, y planearon cómo María Mastai-Ferreti, mejor conocido
desterrar al liberalismo de los pro- como el papa Pío IX. Considerado
gramas de educación una vez que lle- como liberal cuando accedió al papa-
garan al poder. Entre sus instituciones do en 1846, Pío IX se convirtió en el
educativas estaban el Colegio Pío IX, más fuerte detractor del liberalismo
frrndado en 1864 porJoséVicente Con- después de las revueltasde 1848 en
cha, el Colegio Yerbabuena, de José Europa.50 Pocos meses después de su
Manuel Marroquín, y el Colegio de investidura, comenzó a advertir a sus
la Independencia, fundado por Joa- seguidores que los revolucionarios es-
quín Gutiérrez Celis en la década del taban en guerra contra la fe católica.5t
setenta. Otras fueron la Universidad Algunos años más tarde, en 1864,
Católicay el Colegio del Espíritu San- Pío IX publicó lo que se conoce como
to, de Carlos Martínez Silva, funda- las detracciones más fuertes del libe-
dos en la década del ochenta.ae ralismo en la historia. En Qnanta cura
y Compendio dz etrores, publicados simul-
táneamente con la encíclica, denun-
iEducación liberal o educación ciaba una "terrible conspiración" con-
conservadora? tra la Iglesia católica. 'Aquellos", que
mediante "ardides criminales" buscan
Las batallas políticas e ideológicas de "depravar y engañar" a losjóvenes con
fines del siglo xx en Colombia hacían sus escritos, afirmaba, "deben ser te-
parte de idénticas batallas desarrolla- nidos como réprobos, denunciados y
das en otros lugares del mundo occi- condenados por todos los hljos de la
dental por la misma época. Liberales Iglesia católica". Proseguía describien-
y conservadores en Europa y Améri- do a los enemigos de la Iglesia como
ca se inspiraron por igual en los es- gente de "opiniones perversas, depra-
critos filosóficos que favorecían sus vadas [...] animados por el espíritu de
puntos de vista. Eso fue especialmen- Satanás". Eran "los enemigos de las
te cierto en Colombia, donde las ideas ciencias útiles, del progreso", deten-
resonaban fuertemente en una atmós- tores de "opiniones monstruosas y
fera política sobrecargada. El más im- ominosas [...] para gran pérdida de
portante proveedor de municiones almas e incluso para detrimento de la
ideológicas para los conservadores sociedad civil".52

49 Luis María Mora, Croni.quillas de mi ciuda.d., Bogotá, Banco Populaq 1972, p.58; José María
Cordovez Moure, Reminiscencits d¿ Santu Fe y Bogotti, Madrid, Aguilaa 1957, pp. 46-48; Joa-
quín Ospina, ed., Diccionario biogrúfco 1t bibliográfico de Colombin, vol. 2, Bogotá, Águila, 1937,
pp.154-155.
50 Ann Fremantle, Tfu Papal Enclclicals in their Historic Conlexl, Nueva York, G. P Putnam's Sons,
1956, p. 130.
5l lbín., pp. 130-131.
52 Ibí¿., pp. 130-142.
Cómo se educó la Generación del Centenario I 49

ElCornpmdio d¿ errures aclaraba exac- preparó "las huestes de gladiadores"


tamente cuán peligrosa y depravada para luchar contra "la apostasía uni-
era esta gente. Incluía a los raciona- versal" en Colombia. En el año de 1875,
listas, los latitudinarios (o relativistas, Pío IX envió a Concha una extensa
tales como los protestantes, quienes carta, en la cual el Pontífice alaba al
creían que su fe era tan cristiana como colombiano por su firmeza en la lu-
la de los católicos romanos), a socialis- cha contra las doctrinas erróneas y
tas, comunistas, masones y otros miem- falsas. El papa dice también que está
bros de sociedades secretas, y a aquellas complacido por el hecho de que Con-
personas que deseaban la separación cha le haya puesto su nombre al cole-
entre la Iglesia y el Estado, o colocar gio que fundó.5a Poco antes, el papa,
al Estado por encima de la Iglesia. El en su última encíclica, Et aI multa luc-
Compend,io condenaba también a los tuosa,habíautilizado de nuevo las me-
proponentes de la educación secu- táforas militares, al advertir sobre "la
lar, a los kantianos (o a quienes creen gran guerra" adelantada contra la Igle-
que "las leyes morales no necesitan sia. Se decía que los masones y otros
sanción divina"), a las personas com- grupos estaban levantando un ejérci-
pletamente motivadas por el lucro, a to en su "sinagoga de Satanás", para
quienes creen en la gratificación por convertirse pronto en "los amos del
el placer, a quienes creen en el go- mundo".55 Se recuerda que, cuando
bierno de la mayoría, en el matrimo- en Colombia estalló la guerra civil
nio civil y en la libertad de cultos. conservadora de 1876, algunos solda-
Finalmente, y para no descuidar nin- dos llevaban estandartes con la ima-
gún aspecto, Pío IX condenaba a quie- gen de Pío IX. Los obispos de Popayán,
nes creen que el papa "puede y debe Pasto y Antioquia, quienes justifica-
reconciliarse con el progreso, el libe- ban sus acciones citando pasajes de
ralismo y la civilización moderna, y Quanta cura, fueron acusados luego
llegar a un acuerdo con ellos".53 de ser los principales instigadores de
Los conservadores colombianos y la guerra, y exiliados de Colombia
sus aliados eclesiásticos utilizaron los porun período de diez años.56 En Bo-
pronunciamientos del papa como ar- gotá, las escuelas públicas fueron ce-
mas, tanto en el campo de batalla como rradas, pues la mayor parte del cuer-
en las aulas. José Vicente Concha es po estudiantil liberal se apresuró a
recordado como un educador que unirse a los ejércitos del gobierno, y

53 IUd., pp.143-152.
54 J. Ospina, Op. cit., vol. l, 568. La car-ta del papa puede encontrarse enJ. M. Cordovez
Moure, O/r. cit., pp.46-48.
55 En otro pasaje, formula de nuevo la teoría de la conspiración: "Estos malvados glupos
piensan que ya se han convertido en amos del mundo, v que han alcanzado su objetivo
prcestablecido". A. !'¡emantle, Olt. cil., p. 153.
56 H. Delpar, Op. ci,t, pp. ll8-119.
50 I ttt modernización en Colotnbia

los muchachos demasiado jóvenes para les Io que Laureano Gómez llamaba
luchar escenificaban simulacros de "un concepto viril de la vida".58
guerra los domingos en la tarde en las La mayor parte de los estudiantes
afueras de la ciudad. Entre los mu- que terminaban el riguroso ralio stu-
chos niños de siete a doce años for- diorum de los jesuitas, que incluía el
mados bajos las banderas azules del estudio de los clásicos, latín, griego y
Partido Conservado¡ se encontraban filosofía religiosa, continuaban luego
estudiantes del Colegio Pío IX, de Con- con estudios profesionales. Quienes lo
cha.5i Las aulas, los campos de bata- hacían, optaban por lo general por el
lla y la Santa Sede vivieron en un ba- derecho o la medicina, aunque, a co-
lance simbiótico en la Colombia de la mienzos del siglo xx, buena parte de
década del setenta. los bartolinos elegían, como Laureano
Tres años después de la subleva- Górnez, carreras en el comercio o la
ción conservadora, la suerte comenzó industria.se
a sonreírle a esta causa. Rafael Núñez Laureano Gómez adoraba su cole-
fue elegido presidente en 1880, y gio. Fue un excelente estudiante, re-
nuevamente en 1884. Después de la cordado tanto por su extraordinaria
insurrección liberal de 1885, y de la memoria como por el hábito de son-
reestructuración de las instituciones rojarse cuando era Ilamado a reci-
nacionales, consagrada en la Consti- tar, rasgo que levalió el apodo de Elec-
tución de 1886, los conservadores triciclad,. Se adaptó fácilmente a la vida
reinsertaron la religión en la educa- escolar y se complacía en su competiti-
ción pública. Núñez y Caro creían que vidad, especialmente en las "concerta-
la religión ayudaría a sanar el cuerpo ciones", actos públicos donde los es-
político. Por consiguiente, designaron tudiantes demostraban su habilidad
a devotos católicos en cargos claves, y en las áreas académicas. El único
les dieron toda la libertad necesaria aspecto de la vida escolar en el que
para llevar a cabo reformas en favor no sobresalía el joven Gómez era el
del clero. Una de las más fuertes co- atletismo, para el cual lo ponía en
munidades religiosas que se invitó a desventaja una ligera malformación
colaborar en la regeneración de la del pie derecho. A quienes más ama-
educación colombiana fue la Compa- ba y respetaba Laureano Gómez era
ñía de Jesús. Esta comunidad fue en- a sus austeros profesores jesuitas. Su
cargada del Colegio de San Bartolomé, ascetismo, intelectualidad y lealtad
donde enseñaron a muchos de los fu- para con los valores religiosos lo inspi-
turos dirigentes del país, inculcándo- raban continuamente. Los sacerdotes

57 L. M. Mora, Op. cit., pp.39-41.


58 ki Uni¿ad, 16 de agosto de I9l I.
59 De los eglesados de San Bartolomé,216 estudiaron derecho, 140 meclicina,60 religión,
59 ingeniería, 38 comercio y t hiciel'on la carrera militar. Estas cilras corresponden al
período complendido entre l89l v 1934.
Cómo se educó la Generación del Centenario I 5l

le presentaban una visión cristiana del que habían sido exiliados por su ex-
mundo, fortalecida por enseñanzas fi- cesiva militancia-, fuesen invitados
losóficas que él encontraba convincen- a colaborar en la reinserción de la re-
tes, coherentes y satisfactorias. Gómez ligión en las escuelas colombianas.
sostenía que nunca había olvidado ni Los fanáticos españoles, que llegaron
traicionado las doctrinas que había en un número cada vez más grande
aprendido en San Bartolomé.60 durante las décadas del ochenta y el
Los liberales estaban horrorizados noventa, intensificaron la furia libe-
por el giro que tomaban los aconteci- ral contra las reformas religiosas de
mientos; al parecer, de la noche a la La Regeneración.62
mañana, había regresado la educa- Incluso en el momento en el que
ción confesional a las escuelas colom- los liberales perdían su aciaga guerra
bianas. Su descontento podría haber civil de 1885, el sacerdote español Félix
sido menor si el cambio no se hubiera Sardá y Salvany publicaba su incen-
llevado a cabo de manera draconiana. diario y popularlibro EJkbnalisTnp es pe-
Infortunadamente para Colombia, la cad,o.63 Monseñor Rafael María Carras-
Iglesia católica romana estaba entran- quilla, inspirado tanto en la guerra
do en la fase más militante de su re- civil liberal de 1895 como en la obra
sistencia al complejo de ideas y acti- anterior de su colega español, pu-
tudes basadas en el racionalismo y el blicó Ensayo sobre la doctrinaliberal, que
empirismo de la Ilustración, que ha- alcanzó tres ediciones en cuatro años,
bían llegado a dominar el mundo donde concluía que ningún liberal
occidental.ot Y fue doblemente des- podía ser un buen católico.e Para no
afortunado el que los sacerdotes ex- ser menos, el arzobispo de Pasto, Ni-
tranjeros, muchos de ellos españoies colás Casas, quien escribió durante
que huían de las guerras carlistas el momento más álgido de la guerra
-o

60 El Siglo, l7 de noviembre de 1953.


6l Un espléndido ensayo que ubica esta resistencia en un contexto histórico es el de Isaiah
Berlin, "The Counter Enlightment", en: Henry Hardy,, ed., Again* the Ctnrent, Essay in the
History of ldcas, Nueva York, The Viking Prcss, 1980.
62 Entre las muchas fuentes que documentan el electo desestabilizador que tuvier-on los
sacerdotes españoles y otros sacerdotes extl-anjeros sobre la vida política de este período,
se encuentran Tomás Rueda Yargas, Escritos, Bogotá, Antares, 1963, pp. 354-359; L. M.
Mora,Op- cit., pp.75-77; M. Palacios, Es¿¿zl¿ y ckues sociales urColombia, Op. cit., p.79; R. V Farrcll,
pp. 50,77
Op. cit., .

63 Esta publicación gener'ó durante varios años una serie de respuestas indignadas por
par-te de los liberales, una de las cuales es el ensayo de Rafael Uribe Uribe, "De cómo el
liberalismo político colombiano no es pecado", en: Jorge Mario Eastman, ed., Obras
selectas, vol. l, Bogotá, Inpr-enta Nacional, 1979. Félix Sardá y Salvan¡ El liberalismo es
pecad.o, Bogotá, Imprent¿r de F. Toues Amaya, 1886.
64 Rafael M. Carrasquilla, Ensayo sobre h doeLritza lib¿"ral, 3.^ ed., Bogotá, hnprenta de Luis M.,
Holguín, 1899, p. 196. Carr-asquilla se desempeñó como ministro de educación a fines de
la década del noventa.
52 I tn mod,emización en Colotnbia

civil de 1899-1902, publicó, en rápi- dogma, la moralidad y la disciplina


da sucesión, dos volúmenes en los adoptados por la Iglesia católica ro-
mana [...]. Rechazo y condeno abso-
cuales instruía a sus seguidores sobre
lutamente, com o lo hízo el Compendn,
la malvada filosofía política. Su tenor
varias encíclicas papales y el Consejo
puede juzgarse por el pasaje en el l,atinoamericano, los conceptos bási-
cual el obispo condena al liberalismo cos del liberalismo, naturalismo, so-
doctrinario por "su inmensa malicia; ciallsmo y racionalismo.6T
horrible por lo impío, blasfemo y ateo
Los hijos de las familias liberales
de sus principios", y "por su enonne
más adineradas podían escapar a los
monstn¡osidad".65
rasgos absurdos de la política educa-
Según el Concordato de 1887, a
tiva conservadora asistiendo a las es-
los obispos diocesanos se les concedía
cuelas fundadas para ellos. El joven
el derecho de despedir a los maestros
Luis Eduardo Nieto Caballero fue
de escuela cuyas ideas consideraran
uno de ellos; ingresó al ColegioAraújo
poco ortodoxas desde el punto de vis-
incluso después de que la gente le
ta religioso. En 1888, el educador y
había aconsejado que estudiara con
católico militante Jesús Casas, minis-
los jesuitas, pues Araújo era un he-
tro de educación bajo el presidente
reje.68 Nieto encontró que el libre-
encargado Miguel Antonio Caro, iden-
pensador Araújo era, en realidad, un
tificaba el anticatolicismo con la trai-
hombre ponderado y humano. No
ción. Criticó la educación pública
obstante, el rector y su escuela eran
propiciada por los gobiernos libera-
liberales, y. Nieto admitió después
les como la causa de los desórdenes
que durarrte aquellos años "me sa-
civiles; ésta debía ser "arrancada de
turaba, sin que yo lo supiera, de li-
raí2" .ffi La hipérbole antiliberal de los
beralismo".6e Esta fue la reacción de
líderes civiles y religiosos adoptó una
Alfonso López Pumarejo ante sus es-
forma oficial en el 'Juramento de fe
tudios en el Liceo Mercantil:
para profesores", el cual, a partir de
1901, exigía que todos los profesores Me enseñaron a leer en la Cartilla
de las instituciones públicas juraran: Liberal, que dejó huellas indelebles.
Alo mejo¡ si los naestros se valen de
Creo en Dios Padre y en todos los la Cartilla Conservadora, isería hoy
principios relacionados con la fe, el el.fefe de ese partido!.70

65 Los pasajes citados fueron tomados del libro de Nicolás Casas, Erceñnnzas d¿ la lglesin sobre el
liberalismo, Bogotá, Tipogr-afia Salesiana, 1901, y del segundo volumen de otro libro suyo,
Instnnciotus d¿I lfustrísimo Señor Obispo d¿ Po\to al cl¿ro de su diicesis, sobre ln conducta qtu hn dc obseruar
con los liberales m el ptilpito y en algunas ctustinnes d¿l confesiorutío, Pasto, 1902.
66 R. V Farrcll, Op. ci.t., pp.305-306.
67 Ibíd.., p.308.
68 L. f,. Nieto Caballero, Op. cit., pp.28-29.
69 Ibíd., p.29.
70 Gustavo Humberto Rodríguez, Olaya Hutera, Polítiro, estúdistt y cau'dillo, Bogotá, ImP¡'enta
Nacional, 1979, p. 10.
Cómo se educó la Generación del Centenario I 53

La educación en algunos de los co- apareció en los diarios liberales y con-


legios liberales era tan excluyente servadores de la ciudad. La discusión
como la de los conservadores. Julio se centraba en la instrucción ofrecida
Palacio, quien estudió en la Univer- por losjesuitas en San Bartolomé, con-
sidad Republicana durante la déca- siderada por los escritores liberales
da del noventa, tenía un profesor de como anticuada y completamente ina-
derecho constitucional que no ense- propiada para la edad moderna.
ñaba la Constitución de 1886. Para é1, Ambos bandos manifestaron gran
la Constitución de Rionegro de 1863 emotividad ¡ finalmente, estallaron
era la verdadera carta fundamental de desórdenes en las calles cercanas a
Colombia, y la de 1886, simplemente, San Bartolomé. Jóvenes de dieciséis
"un paréntesis que bien pronto habrá y diecisiete años, de las mejores insti-
de cerrarse".Tr Luis María Mora, euien tuciones educativas de Colombia
estudió en la Universidad Extemado Universidad Republicana, el Liceo -la
de Colombia, recordaba que sus pro- Mercantil y el Colegio Araújo, libe-
fesores no les presentaban las ideas de rales, y el Colegio de San Bartolomé,
Bentham y de De Tiacy como concep- conservador- se golpeaban a puños
tos filosóficos, sino como "un axioma bajo la mirada atónita de sus mayo-
que imponer, con fanático entusiasmo, res.7a Es probable que cuatro de los
y una bandera de guerra para anona- futuros presidentes de la nación ob-
dar al adversario".T2 La clase de reli- servaran la pelea o participaran en
gión en su colegio era "objeto de las ella. Posiblemente los bartolinos Lau-
más irreverentes burlas", y profeso- reano Gómez y Roberto Urdaneta, de
res y alumnos por igual se complacían diez y nueve años respectivamente, la
en "destruir" la doctrina escolástica observaron a cierta distancia. Del la-
que, a pocas cuadras de allí, impre- do de los liberales, las habilidades
sionaba tanto a Laureano Górnez.j3 para la lucha callejera de Alfonso Ló-
Durante 1899, los escolares de Bo- pez, de trece años, probablemente no
gotá recibieron vívidas pmebas de la fueron necesarias, pues su colegio, el
estrecha conexión que existía entre Liceo Mercantil, estaba muy bien re-
sus aulas y el mundo público que se presentado por el gigante rrrbio En-
encontraba más allá de ellas. El año rique Olaya, quien alegremente
lectivo se inició con un acalorado de- quebraba las narices del enemigo ani-
bate sobre Ia política educativa, que mado por los sacerdotes.T5

7l J. H. Palacio, Op. cit., p.26.


72 L. M. Mora, Op. cit., p.74.
73 lbíd., p.74.
74 Luis Fldualdo Nieto Caballer-o se refirió a la reverta como algo horrible, y dijo que había sido
inspilada por los prof-esoles de San Bartolomé. Nieto Caballero, Op. cit., pp. 28-30' Véase
también H. Delpar, Op. cit., p. 142.
75 El biógrafo de Olaya, Gustavo Rodríguez, relata que la única diversión del serio y estudio-
so Olaya consistía en unirse a su her-mano Leonidas para las peleas semanales con los
54 I l-a modernización en Colombia

Durante las vacaciones de aquel Luis María Mora: "en el estado de


aciago 1899, a fines de junio, Rafael continua revolución que vivía Colom-
Uribe fue encarcelado bajo el cargo bia, la guerra era, en cierto sentido,
de organizar la guerra civil. Fue con- la manera de completar la propia
ducido a prisión con otros dirigentes educación".78
liberales entre dos columnas de sol-
dados fuertemente armados, por las
calles más concurridas de Bogotá. Guerra e ignominia
Para mediados dejulio fue dejado en
libertad, y dos meses después se diri- La Guerra de los Mil Días en Colom-
gía hacia el norte, al departamento de bia, escribió el estadista Laureano
Santande4 para ayudar a organizar la García Ortiz, comenzó en 1840.7e
revolución.76 Quería decir con ello, desde luego,
Miles de liberales bogotanos si- que la guerra había surgido de la mis-
guieron a Uribe durante las sema- ma exclusión política, regionalismo y
nas siguientes. Las tristes despedidas faccionalismo de la élite que, según
en las estaciones de tren de Bogotá Jorge Holguín, había generado nueve
alarmaron tanto a las autoridades, que guerras civiles de importancia, cator-
éstas declararon el estado de sitio el ce conflictos localizados, tres golpes de
18 de octubre, con la esperanza de estado militares y dos guerras inter-
retrasar el éxodo. No sirvió de mu- nacionales durante el primer siglo de
cho. Los colegios liberales perdieron historia nacional.so No obstante, si bien
profesores y a muchos de sus estudian- la mayor parte de las causas subyacen-
tes mayores por la guerra, entre ellos tes a la guerra colombiana de 1899-
a Enrique Olaya Herrera, quien se 1902 eran iguales a las que habían
unió a las fuerzas liberales en el occi- ocasionado conflictos anteriores, exis-
dente de Cundinamarca.T? Muchos de tían factores agravantes que se conju-
los colegios liberales se cerraron para garon para hacer que esta guerra civil
siempre. Uno de ellos fue el Colegio fuera peor que cualquiera de las an-
Araujo, confiscado por decreto guber- teriores.
namental y convertido en barracas del El surgimiento del café como una
ejército. Estos acontecimientos susten- fi¡erza cadavez más vital para la eco-
tan la verdad de la observación de nomía nacional profundizó las divi-

estudiantes de San Bartolomé. Seguramente exageraba, pues sólo se dio una de estas
peleas. Véase el libro de G. H. Rodríguez, Op. cit., pp. 23-24.
76 Rafael Serrano, El general Uribe,Bogotá,Tercer Mundo, 1976, p. 124; C.\{. Bergquist, Op. cil.,
p.124.
77 C. lV. Bergquist, OP. cit., pp. 124, l4l.
78 L. M. Mora, Op. cit., pp. 133-134.
79 fisonomí.¡ts colombiatns, Bogotá, ABC, 1939, p. 209.
I-at¡reano García Ortiz, Estu.dios históricos l
80 Citado por- Eduardo Lemaitre, Rafael Reyes, biografia de un gran colombiano, 3." ed., Bogotá,
Espiral, 1967, pp. 237-238.
Cómo se educó ln Generación del Centenario I 55

siones existentes entre los dirigentes Para 1887, gran parte de la corres-
cólombianos, y fortaleció el conflicto pondencia comercial entre los culti-
una vez iniciado. Las exportaciones vadores liberales de café, contenía
.cadavezmayores de este lucrativo pro- información codificada sobre los pre-
ducto trastornaron los antiguos equi- parativos de su partido para la guerra.
librios regionales y propiciaron el En el extranjero, sus colaboradores
crecimiento de nuevas élites locales, incluían liberales radicados en Améri-
la mayor parte de las cuales tenían ca Central, Ecuador y Venezuela. En
vínculos con el Partido Liberal.sr Los este último país, su más ferviente par-
liberales tendían a estar más involu- tidario era el caudillo liberal Cipria-
crados en el comercio del café, pues no Castro, cuya exitosa toma del go-
habían sido obligados a retirarse de bierno venezolano en octubre de
la vida pública justamente cuando 1899 esperaban emular los liberales
comenzó la bonanza cafetera en la colombianos.s2
década del ochenta. Los liberales más El faccionalismo de la élite se ha-
directamente comprometidos con las bía intensificado también por el sur-
exportaciones de café tendían a ser gimiento del café en Colombia. Li-
hombres jóvenes y enérgicos, tales berales y conservadores históricos
como Rafael Uribe, quien, durante compartían la creencia en el libera-
las décadas del ochenta y el noven- lismo económico y esto hacía de ellos
ta, estableció cultivos al óccidente mon- aliados naturales. Este hecho contri-
tañoso de Cundinamarca, sobre el río buye a explicar su campaña en con-
Magdalena. Los cultivadores como tra de los dirigentes del partido na-
Uribe detestaban las tarifas, impues- cionalista como Caro y Marco Fidel
tos y políticas monetarias inflaciona- Suárez, quienes no eran comercian-
rias de la era de La Regeneración, que tes y, por consiguiente, no poseían
obstaculizaban el comercio del café. vínculos con la economía de las ex-
Cuando se aproximaba la guerra, portaciones e importaciones. Los na-
a fines de la década del noventa, li- cionalistas tendían a ser hombres cuyo
berales de todas partes de Colombia, pensamiento económico estaba colo-
a menudo unidos por lazos económi- reado por el sesgo mercantilista de una
cos y políticos, consiguieron utilizar las época anterior, hecho que se ilustra
redes comerciales para la organización en el impuesto establecido por Caro
de la guerra. Táles vínculos se ex- a las exportaciones de café, y el ex-
tendían a todos los rincones de la na- tenso uso que hizo de los monopolios
ción y también a nivel internacional. gubernamentales como productores

8l Esf ado y clnses socialcs en Colombia, Op. tit., p. l12.


M. Palacios,
82 Carlos Eduardo Jalarnillo, "Antecedentes genelales de la Guen'a de los Mil Días y golpe
deEstadodel 3l dejuliocle 1900",en,ÁvaroTir-adoMejía, ed.,Nueuahis¿oriad¿Colombfu,
vol. l, Bogotá, Planeta, 1989, pp.68,72,76-77.
56 I In moderniznción en Colombia

de ingresos.83 Y a medida que el café dos en los pueblos y en los


campos
surgía con mayor fiierza en el pano- para defender sus propiedades. Otros,
rama nacional, el ciclo de las ruino- cuyal manas habían sido robadas, se
sas bajas de precios, que culminó en amontonaban miserablemente en las
1899, debe ser incluido como otro fac- heladas calles de Bogotá.86
tor que contribuyó al estallido de la Al menos tan importante como el
guerra.8a Carlos Martínez Silva, líder surgimiento del cultivo del cafe, en la
de los históricos, describió a las cla- perturbación del panorama nacional,
ses adineradas como las que sufrían fue la continua pobreza del gobierno
una "profunda angustia" por la baja central. Esta, a su vez, se arraigaba en
de los precios que, unida a la política el carácter subdesarrollado de la eco-
monetaria inflacionaria del gobierno, nomía. A pesar del auge del café, la
había limitado las exportaciones y cau- economía colombiana era, en 1899,
sado la baja de las acciones colom- una de las menos productivas de Amé-
bianas en el intercambio europeo y rica Latina. En exportacionesper cápita
estadounidense.s5 Un número cada e inversión extranjera, para mencio-
vez mayor de miembros de las clases nar sólo dos indicadores, Colombiafue
media y baja encontraba su sustento el último y el penúltimo país respec-
en actividades relacionadas con el tivamente dentro de las veinte nacio-
cafe. En 1899, Martínez Silva notó un nes latinoamericanas.sT
incremento en la delincuencia co- Nunca fue más visible la pobreza
mún, al que vinculó con Ia caída de del gobierno que a fines del siglo,
los precios. Se había convertido en un cuando se presagiaba la guerra. El go-
hecho corriente ver a hombres arma- bierno se vio obligado a despedir a

83 El mejor estudio sobre los orígenes económicos de la Guerra de los Mil Días, y sobre los
vínculos económicos de la élite, es el de C. W. Bergquist' Op. dt.
84 l,os precios del café alcanzaron aquel año su más b{o nivel histórico de siete centavos por
libra. En Brasil, también la baja de los precios ocasionó disturbios sociales. Allí, sin embargo,
la principal consecuencia de los problemas económicos fue la emig'ación, no la guerra.
Enire 1900 y 1913, época en la cual los inmigrantes europeos inundaron América, la
emigración de los tlabajadores europeos de Brasil alcanzó a ser el 657a de la inmig'ación
total. Véase: Celso l-urtado, The Econotnic Grouúh of Brazil. A Suntq from Coloninl lo Mod¿m Tim¿s,
Berkeley, University of'Calilblnia Prcss, 1971, pp. 190-I95; trVilliam Ar-thur L-ewis, Gt'outth and
FluetwJions, 1870-1913, Princeton, Princeton University Press, 1978, p' 190'
85 C. Martínez silva, cttpítulos de hittoriL. polítita de colombitL, op. cit., vol.3, pp. a09-410.
86 lbfut., pp.269-272. W. McGrcevey, Op. cit., p. l98, estima que dulante el per'íodo transcurlido
entre-i870 y 1g30, casi un cual'ro de la población rural de Colombia abandonó los cultivos
para la subsistencia e ingr-esó al mel'cado a tl'avés de su vinculación con la indrrstlia del café.
87 Ln exportaciones per cápitu clasificó de último, detrás de República Dominicana. [,n
inversión extr-anjera per cúpitn, colombia quedó ligeramente delante de ésta, y mtry por
debajo de países como lt{éxico, Perú y Algentina. t aún más significativo, estas generali-
,acián"s se basaron en clatos recopilados una década después de la Gu, n'a de los Mil
Días. Véanse:.fosé Antonio Ocampo, Colonbia l kt economía mundial, 1810-/910' Bogotá,
Siglo XXI, 1984, p. 53; Salomón Kalmanovitz, Economín y mción. (lrutbreae hislori.a de Colo¡nbin,
Bogotá, Siglo XXI, I988, pp. 169-177
Córno se educó la Generación del Centenario I 57

mil hombres de su ya reducido ejér- aquella década, el dirigente del par-


cito en junio de 1899, y a vender dos tido nacionalista había insistido en
cn¡ceros del Ejército por aquella mis- aferrarse al pode¡ actitud que inva-
ma época esto en un momento en riablemente generó graves contiendas
-y consideraban la guerra
el que todos políticas. En 1896 intentó una manio-
como algo inminente-. Los esfuerzos bra mediante la cual le sería permi-
por obtener dinero a través de emprés- tido postularse para la reelección en
titos extranjeros fueron inútiles. La 1898, sin violar la respectiva prohibi-
caída de los precios del café y los efec- ción constitucional. Renunció a la pre-
tos tardíos de la guerra civil de 1895, sidencia a favor de su copartidario
ocasionaron un incumplimiento del Guillermo Quintero Calderón. Pero
pago de la deuda externa, que había cuando Quintero tuvo la audacia de
arminado la evaluación de crédito de nombrar a un conservador histórico en
la nación. Esto fue doblementevergon- su gabinete, Caro lo destituyó y asu-
zoso, pues la deuda pública de Colom- mió de nuevo la presidencia, obser-
bia, de sólo cinco dólaresper có,pita, era vando que "no es posible mantener la
una de las más pequeñas del mun- armonía entre los católicos mediante
do.88 Seis meses después de iniciada el nombramiento de cardenales pro-
la guerra, en abril de 1900, el deses- testantes".eo
perado gobierno colombiano obtuvo Luego tuvo Caro la idea de nom-
cinco millones de francos, al acordar brar candidatos a la presidencia y vice-
una extensión de seis años a la conce- presidencia para el período 1898- 1904
sión de la Nueva Compañía del Ca- a quienes creía que podía controlar.
nal de Panamá. Esta fue una jugada Para presidente eligió a un octoge-
imprudente, adoptada bajo la presión nario enfermizo llamado ManuelAn-
de la guerra, que habría de debilitar tonio Sanclemente, un hombre carac-
la posición del país en las negociacio- terizado por el escritor José María
nes con Estados Unidos sobre Panamá VargasVila como "una momia, cubier-
tres años más tarde.se ta de polvo venerable".er Su opción
A pesar de los graves problemas para vicepresidente fue José Manuel
que aquejaban a Colombia a fines de Marroquín, un prominente naciona-
la década del noventa, hubiera sido lista, cuyo catolicismo militante había
posible evitar la guerra si su presiden- llevado a los liberales a apodarlo Tor-
te hubiera sido una persona diferente quemada.s2 Según el plan de Caro,
de Miguel Antonio Caro. Durante Marroquín actuaría como presidente

88 C. W Bergquist, Op. cit., pp. 117-118; C. E. Jaramillo, Op. cit., p. 75.


89 C. W. Bergquist, Op. cit., pp. 148-149.
90 C. E. Jaramillo, Op. cit., p.70.
9l Mafcolm Deas, ed., Varyas l\kt, suf'agia, selección, epitufn, Bogotá, Banco Popula¡ 1985, p. 160.
92 L. E. Nieto Caballero, Op. ciL., vol. I, p. 281.
58 I kt modernización en Colombia

del débil Sanclemente, así como Caro Una vez que el presidente San-
se había desempeñado como presiden- clemente regresó vacilante al poder,
te de Rafael Núñez. los preparativos para la guerra se ade-
El plan de Caro pronto se malogró lantaron con presteza. Pronto San-
después de que sus candidatos gana- clemente se marchó de nuevo en
ron la elección de julio de 1898, con- busca de un clima más saludable. Dejó
tienda electoral cuya equidad puede tras de sí un sello de caucho fabricado
evaluarse por el hecho de que los im- con su firma, para que fuese utilizado
populares candidatos nacionalistas ob- por sus subalternos de confianza. To-
tuvieron una aplastante victoria.e3 En das estas cosas eran especialmente
cuanto Marroquín comenzó a actuar perturbadoras para los conservado-
como presidente, asumió sus propias res históricos, cuyas primeras cartas
decisiones. En primer luga¡ abolió el de protesta habían desempeñado un
impopular impuesto a las exportacio- importante papel en el tema de la
nes de café,y avanzí hacia garantizar corrupción bajo los nacionalistas. Era
la representación política de los libe- ampliamente conocido, por ejemplo,
rales. Luego adoptó medidas para abo- que uno de los monopolios más lucra-
lir la ley que privaba de derechos civiles tivos del gobierno, las minas de sal de
a las personas sospechosas de subver- Zipaquirá, no seguía procedimientos
sión.ea Caro procedió rápidamente a fijos de contabilidad; de hecho, no
deshacerse de Marroquín, esta vez mantenía libros. Estos abusos y muchos
obligando a Sanclemente a asumir la otros serían ridiculizados públicamen-
presidencia. Para noviembre de 1898, te en la novela Pax, escrita después de
el anciano fue instalado en el palacio la guerra por Lorenzo Maroquín, se-
presidencial en Bogorá, y aseguró a los nador nacionalista e hljo del vicepre-
miembros del partido que no haría sidente.e6
nada para desmantelar las leyes pro- Los conservadores históricos, tales
mulgadas durante La Regeneración. como Carlos Martínez Silva, fueron tan
En su visión retrospectiva de diez críticos del gobierno en los meses an-
años, Rafael Uribe Uribe recordó que teriores a la guerra, que muchos libe-
eran acontecimientos como aquellos rales creyeron que los disidentes se
arrogante manipulación de la po- unirían a su reluelta. Unos pocos his-
-la
lítica nacional- lo que "nos cegó y tóricos lucharon al lado de los libera-
nos llevó a la guerra".es les en las primeras etapas del conflicto,

93 Manuel Antonio Sanclemente obtuvo 1.606 votos; Rafael Reyes, el candidato nacionalis-
ta, l2l votos; Miguel Samper, el candidato liberal, 310 votos.
94 La medida antisubversiva suministró la base legal para la deportación de Santiago Pérez
en 1892. Se originó en una ley de 1888, la infame "l-ey de los Caballos". Para más detalles
sobre esta impopular ley de Ia Regeneración, véase H. Delpaq Op. ú., pp. 144 y ss.; C. W.
Bergquist, Op. cit., pp.37 y ss.
95 E. Santa, Op. cit., p.304.
96 Lorenzo Marloquín, fux, 2.^ ed., Bogotá, Imptenta de La Luz, 1907.
Cótnu se educó lo Generación del Centcnario f 59

'r:l¡.-t=
$l
:

Figura2.l Tropas gubernamentales durante la Guerra de los Mil Días, hacia 1901

Fuente: Archivo fotográfico del Museo de Arte Moderno, Bogotá

y los históricos del departamento de les ganaron el primer enfrentamien-


Santander firmaron un acuerdo for- to de la guerra, la batalla de Peralonso,
mal de neutralidad con los liberales, a mediados de diciembre de 1899. Esta
pero en su mayoría se alinearon rá- victoria alimentó las esperanzas de to-
pidamente con el esfuerzo de guerra dos aquellos que deseaban el pronto
del gobierno.eT En noviembre de 1899, fin de la guerra. Los liberales en ge-
el pacihsta liberal Aquileo Parra ex- neral, y Uribe en particular, espera-
presó los sentimientos de los pacifis- ban que Sanclemente se mostrara
tas liberales y conservadores cuando dispuesto a iniciar conversaciones de
escribió: "el torrente nos está arras- paz, mediante las cuales los liberales
trando, y no sería sensato ni patrióti- pudieran obtener las garantías que
co insistir en oponernos a é1".e8 no habían Iogrado conseguir por me-
De manera sorpresiva, los libera- dios pacíficos. Cuando el presidente,

97 Años más tarde,L. E. Nieto Caballero, Op. cit., vol. 2, pp. 238-243, obser.¿ó amargamente
que los históricos habían mantenido su palabra de que lo apoyarían durante veinte días.
Véase también C. W Bergquist, OP. cit., pp. 79 y ss.; C. E. Jaramillo, Op. cit., p. 74.
98 H. Delpar, Op. cit., p. 182.
60 I tn modernizaci,ón en Colombia

durante uno de sus pocos momentos cuando el destino decidió que debía
de lucidez, rechazó la propuesta, mu- desempeñar un papel clave en el gol-
chos de quienes estaban interesados pe que llevaría al derrocamiento de
en terminar con la guerra comenza- Sanclemente. En aquel momento, era
ron a conspirar para-derrocarlo. director de la fuerza de policía de Bo-
El golpe de Estado del3l dejulio gotá, y fue su oportuna llegada con
de 1900 fue obra principalmente de un escuadrón de cuatrocientos poli-
los conservadores históricos, dirigidos cías, todos los cuales habían jurado
por Carlos Martínez Silva, junto con apoyar a los históricos, lo que conven-
algunos pacifistas liberales y naciona- ció a Marroquín, quien se ocultaba
listas. Según su plan, el vicepresidente en casa de un amigo, de que el golpe
Marroquín asumiría la presidencia, tendría éxito. Desde ese momento
iniciaría conversaciones de paz con los hasta el final de la guerra, dos años
liberales y, eventualmente, reforma- más tarde, Fernández se convertiría
ría la Constitución, como había acor- en el alter ego de Marroquín, prosi-
dado hacerlo a fines de 1898, cuando guiendo la guerra con una fuerza que
actuó como presidente. Infortu- hizo de él una persona temida por to-
nadamente para los conspiradores, y dos los colombianos, y odiada por los
para Colombia, el cambio ilegal de liberales.s Antes de su caída, Aristides
gobierno tuvo funestos resultados. Una Fernández se desempeñó como gober-
vez posesionado el nuevo presidente, nador de Cundinamarca, ministro de
la serie de acontecimientos pacíficos guerra, ministro del interior y minis-
que debla poner en marcha nunca se tro de hacienda. Acomienzos de 1902
dio. Marroquín, por el contrario, con- asumió dos de estos ministerios simul-
tinuó vigorosamente la guerra, que táneamente, algo que pocos colom-
habría de prolongarse, con incremen- bianos han hecho.
tada virulencia, por más de dos años. El ascenso de Fernández y su sú-
La explicación de lo anterior se halla bito eclipse en junio de 1903 dicen
tanto en el carácter ideológico de la mucho acerca de la política y de la
lucha partidista en Colombia, como en sociedad colombianas a comienzos del
el hecho de que Marroquín hubiera siglo xx. Bajo circunstancias norma-
encontrado un lugarteniente capaz les, un hombre de oscuros orígenes
de conducir la guerra con la unicidad como Fernández nunca habría alcan-
de propósito de la que él mismo care- zado tan altas dignidades en el servi-
cía. Este hombre fue Aristides Fer- cio público. Los cargos ministeriales es-
nández. taban reservados para los ricos y bien
Aristides Fernández era un hom- nacidos, o para quienes poseían ttna
bre vigoroso, de treinta y ocho años, extraordinaria habilidad intelectual y

99 Una de las mejorcs semblanzas de Aristides lb¡'nández se encuentra en C. W Bergquist,


Op. ci,t., pp. I76-178. Sin embargo, un estudio moderno sobre Fernández es indispensable.
Cótno se ed'ucó la Generación del Centenario I 6l

éste representaba. Los unía la convic-


t':É=
ción de que la virtud pública, la Co-

$' lombia cristiana y todas las cosas bue-


nas y puras estaban en juego en la
guerra. Se identificaban con José Vi-
cente Concha quien, a comienzos del
conflicto, se había referido a ella co-
mo una guerra santa, y con el obispo
Ezequiel Moreno, quien incitaba a los
soldados del gobierno: "Luchen por
nuestra religión". 100 Fernández utiliza-
ba el mismo lenguaje de los extremistas
conservadores, saturado de la fraseo-
logía de las encíclicas papales y al
que confería realidad inmediata y
urgencia el enemigo liberal. Mien-
tras mantenía una feroz presión sobre
las guerrillas liberales a comienzos
de 1902, Fernández dijo a sus entu-
siastas seguidores en Bogotá que se
proponía llevar a cabo "una pronta cau-
terización de la herida" que le había
infligido a Colombiael liberalismo, una
Figura2.2 Aristides Fernández, hacia "enfermedad endémica [...] que corroe
1902 y envenena el organismo social".r0rSe
actuó con base en estos ideales a me-
Fuente: Archivo fotográfico del Museo de Arte
Moderno, Bogotá
diados de 1902, cuando Fernández,
como ministro de guerra, ordenó a
tenían amigos en altas posiciones. Pero, los comandantes del gobierno apli-
en julio de 1900, la Atenas Sura- car justicia sumaria a los prisioneros
mericana era una ciudad sitiada, y la liberales. Cuando Carlos Martínez
capacidad organizativa y la corrección Silva protestó por las ejecuciones
ideológica eran las cualidades más ante el presidente Marroquín, en una
apreciadas en los funcionarios guber- carta de septiembre de 1902,
namentales. Por fortuna para Fer- Fernández no vaciló en encerrarlo en
nández, compartía con Marroquín el la prisión de Bogotá, el Panóptico,
odio por el liberalismo y todo lo que junto con el liberal Agustín Nieto y

100 L. E. Nieto Caballero, Op. cit., vol I, p.86.


l0l C. W. Bergquist, Op. cit., p. 182.
62 I tn modernización en Colombia

otras dos prominentes figuras del par- do muñecas en una desvencijada tien-
tido histórico.t02 da en el centro de Bogotá, y murió fi-
Marco Fidel Suárez decía que Fer- nalmente en la más grande miseria.r05
nández "no era un caballero" y, para Quizá la mayor tragedia de la gue-
Uribe Uribe, era "una desgracia na- rra no residió en su impacto inmedia-
cional".r03 Pero era precisamente por to sobr-e Colombia, sino en la forma
eso que le resultaba tan útil al pre- como politiz6y radicalizí a la siguiente
sidente Marroquín quien, por con- generación de líderes nacionales. "La
vencionalismos sociales, no podría ha- guerra me fue enseñando el odio",
ber tratado cruelmente a iguales como escribió Luis Eduardo Nieto Caballe-
Martínez Silva y Agustín Nieto. Pero ro, quien cumplió trece años cuando
Fernández no tenía vínculos semejan- el conflicto entró en su fase más álgi-
tes que le impidieran cumplir con su da. Nieto y sus amigos coleccionaban
deber de continuar la guerra por los e intercambiaban tarjetas, pedazos de
medios que considerara apropiados. papel e incluso billetes viejos con la
El inmisericorde perseguidor de los imagen de famosos líderes liberales
revolucionarios liberales era un hom- del pasado. Después convirtió su co-
bre de mentalidad premoderna. En lección en un mosaico montado sobre
una época en la que habría podido un cartón, decorado con una cinta roja
hacerse rico mediante la guerra, como y colocado en un sitio de honor, "como
muchos a su alrededo! por medios le- si fuesen seis o siete santos". Durante
gales e ilegales, Fernández no robó el primer año de la guerra, Nieto pu-
nada.roa Después de la guerra y de blicó un "periódico", y donó las utili-
su desaparición de la vida política, se dades de su venta al Partido Liberal.
ganaba a duras penas lavidavendien- Esto terminó cuando la policía entró

102 Carlos Martínez Silva fir-mó una carta, junto con el liberal Isidro Nieto, y con los históricos
Francisco A. Gutiér-rez y Bernardo Escobar. Los cuatlo fueron encarcelados ¡ tlcs días
después, exilados al pueblo de Gachalá. Martínez no podía creer lo que estaba ocurrien-
do, como lo narra su hijo Luis Martínez Delgado en A propósito del doctor Carlos Martínez Silua,
Op. cit., pp.469-477. Los soldados no sólo obligaron a los distinguidos cachacos a caminar
a su exilio, sino que los forzaron a dorrnir en el piso de tierra de los cobeltizos de
propiedad de viejas que se burlaban de ellos. Ti'es meses más tarde, se permitió a los
exiliados regresal a Bogotá. Esta experiencia agravó la deteriorada salud de Maltínez
Silva, quien murió dos meses después, en febrero de 1903.
103 C. W. Bergquist, Op. cit., p. 186.
104 El especulador de tierras antioqueio, Pepe Sierra, fue uno de los que se enriqueció por
medios legales, si ha de creerse a su biógrafb, Bernardo Jaramillo Sierra. Escritores
posteriores no fueron tan caritativos con Mar"roquín. H,n opinión de Vargas Vila, "al no
tener nada mejor que hacer, [Mar-roquín] se dedicó al pillaje. Metió sus manos, hasta los
codos, en el tesoro nacional v lo vació. Nada saciaba su avaricia. Vendió todo, aguardando
el momento en el que pudiera vender la nación [...]". Véase: Bernardo.faramillo Sien'a,
Pepe Sierra. El método de un urnpesino millonario, Medellín, Bedout, 1917 , y M. Deas, Op. eil.,
pp.165-166.
105 L. E. Nieto Caballero, Op. cit., vol. 2, p. 31.
Cómo se edu¿ó la Generación del Centenario I 63

a su casa y confiscó los ofensivos do- carta a Fernández felicitándolo por la


cumentos.106 Alfonso López publicó posición que había adoptado. Lau-
también un periódico liberal clandes- reano Gómez admiraba inmensamente
tino durante la guerra. Fue arresta- a José Joaquín Casas, la persona que
do por ello y arrastrado ante Aristides reemplazó a Fernández como minis-
Fernández, quien lo puso en libertad, tro de guerra poco después del inci-
no sin antes observar en tono lúgu- dente de Juan McAlister. Fue Casas
bre, "eljoven ya está infectado".roT quien, en octubre de 1902, ordenó que
Las lealtades partidistas de Laurea- el derrotado Uribe fuese sometido a
no Gómez también fueron moldeadas una corte marcial y luego ajusticia-
por la guerra. Para é1, los ejércitos do, "sin contemplación alguna". Esta
liberales eran "bandas de incendia- orden nunca se ejecutó.roe No obstan-
rios y asesinos que ensangrentaban y te, en opinión de Gómez, Casas fue
,*/ árrasaban el país".ro8 Aristides Rrnán- un ministro de guerra eficiente, cuya
dez había ayudado a convencer a energía se aunaba a "su perspicacia y
Gómez de que esto era así cuando clara visión".rro
exhibió los cuerpos de tres soldados La Guerra de los Mil Días termi-
mutilados por las guerrillas liberales nó durante los últimos meses de 1902,
en la calle de San Bartolomé. El 25 con la firma de dos importantes tra-
de febrero de 1902, menos de una tados de paz. El general Uribe firmó
semana después del día en que el primero en una plantación de
Laureano Gómez cumplió trece años, bananos de propiedad holandesa, lla-
Fernández escribió una carta al ge- mada Neerlandia, situada cerca de
neral liberalJuan McAliste4 en la que la costa Atlántica. El general Benja-
juraba comenzar a ejecutar a los pri- mín Herrera firmó el segundo a bor-
sioneros liberales detenidos en el do del barco del Ejército estadouni-
Panóptico, a menos que dejara en li- dense Wiscsnsin, anclado cerca de la
bertad a varios oficiales conservado- ciudad panameña de Colón. Uribe ha-
res apresados porlos liberales. Górnez bía hecho de la destitución de Fer-
y sus compañeros de clase aplaudie- nández una de las principales condi-
ron la acción, e incluso enviaron una ciones de su rendición, lo cual había

t06 lbíd., pp. 3l-41.


107 H. I-atorre Cabral Op. cit., pp.290-291.
108 l,auleano Gómez, "fosé.foaquín Casas", en: Ricardo Ruiz Santos, ed., Obras complelas, vol. 3,
Bogotá, Instituto Caro y Cuer.,ro, 1989, p. 13.
109 El general Juan B. Tovar, quien capturó a Rafael Uribe, respondió a la orden en los
siguientes términos: "He ganado la espada que llevo al costado luchando lealmente en
los campos de batalla. Preferiría romperla en mi rodilla que mancharla con sangre
vilmente derramada, violando el juramento que he hecho a nombre del gobierno".
Callos Eduardo.faramillo, "La Guelra de los Mil Días 1899-1902", en: Álvaro Tirado
Mejía, ed., Nuna, historin d¿ Colo¡nbia, vol. l, Bogotá, Planeta, 1989, p. 107.
I l0 L. Gómez, Op. cit., vol.3, p. 13.
64 I h modernización en Colombia

llevado a Marroquín a retirar transito- tó sus renuncias a pesar de las vehe-


riamente a su ministro de guerra.rrr mentes protestas de sus seguidores.
Nadie dudaba, sin embargo, de que Diez días más tarde, el primero de
había sido Fernández, con su draco- junio, emitió un decreto mediante el
niana continuación de la guerra, quien cual ponía ltn al estado de sitio y de-
había llevado a los liberales a la mesa claraba restablecido el orden públi-
de negociación. Como lo dijo el escri- co.rl3
tor Vargas Vila, Sólo dos meses después del decreto
de Marroquín, Colombia se deslizó --I
Fernández acabó en los patíbulos la
hacia una nueva crisis. El l0 de agos-
revolución que los generales habían
sido incapaces de acabar en los cam-
to, el Senado colombiano rechazó el
pos de batalla; y levantó en lo alto Thatado Hay-Herrán, bajo cuyos tér-
de la horca el cadáver de la Guerra, minos se construiría un canal inter-
que la ineptitud de Rafael Uribe oceánico en el Istmo de Panamá. Mi-
Uribe había apuñaleado ya, en los guel Antonio Caro dirigió a las fuerzas
12
campos de Neerlandia.I del Senado que se oponían al acuer-
Un mes después de terminada la do, en parte debido a la amarga ene-
guerra, Aristides Fernández se encon- mistad que sentía por Marroquín. Los
traba de rluevo en el gobierno. En una acontecimientos se precipitaron des-
reorganización del gabinete en ene- pués de la votación. Los represéntan-
ro de 1903, fue nombrado ministro tes de Panamá en el Congreso regre-
de hacienda. Mientras luchaba aún saron a casa y se unieron a otros que
con las finanzas nacionales, se unió al planeaban la secesión de. Colombia.
ministro de educación Casas para pre- El 2 de noviembre d9 -!-903, Fanamá
sentar un ultimátum al Presidente declaró su independencia. Thes días
Marroquín. El documento, que incluía después, el gobierno de Estados Uni-
siete puntos, representaba el intento dos, que había propiciado la revolu-
de estos ministros por continuar con ción y luego le había prestado su apoyo
la proscripción del liberalismo en el y ayuda, extendió su reconocimiento
período de la posguerra. Respaldaban a la nueva nación. Colombia no pudo
sus exigencias con la amenaza de re- hacer más que protestar, pues los bu-
nunciar a sus cargos si éstas eran nega- ques de guerra protegían de manera
das. Puesto que ambos hombres se efectiva la soberanía panameña.rla
habían convertido, en cierta forma, en Bogotá se convirtió en un caos en
un problema para é1, Marroquín acep- la tarde del 3 de noviembre, cuando

II I C. W. Bergquist, OP. eit., p. 186.


I 12 M. Deas, OP. cit., P. ll7.
ll3 Los últimos meses de Ar-istides Fernández en el gabinete deJosé Manuel Marroquín se
discuten en detalle en C. W. Bergquist, Op cit , pp 204-210.
I l4 Buenos recuentos recientes de los incidentes arriba descritos son: Richard L. Leal, Arrogant
Diplomac"¡: (J. S. Policy touard Colombfut, 1903-1922, Wilmington Scholarlv Resources, I9B7;
Cómo se educó la Generación del Centenario I 65

llegaron los telegramas que anuncia- das en el palacio, leía una novela fran-
ban la temida pérdida de Panamá. cesa. Marroquín sonrió,lo miróy dijo:
Ciudadanos de todas las edades y con- "Oh, Pedro Nel, no hay bien que por
diciones llenaron las calles, con la vana mal no venga. Se nos ha separado Pa-
esperanza de que se dljera algo que namá, ipero tengo el gusto de volver-
deshiciera el desmembramiento de su lo a ver en esta casal".r16 Fue eviden-
país. Muchos de ellos, como Laureano te para Ospina que el presidente,
Gómez, quien entonces tenía catorce quien para entonces tenía setenta y
años, lloraron de rabia y rogaron que siete años, no haría nada para poner
se les permitiera unirse a cualquier fin a la rebelión en Panamá.rr7
expedición militar que se enviara para José Manuel Marroquín no dejó re-
recuperar el departamento secesio- gistro alguno de aquel encuentro con
nista.rrs No se organizó una expedi- Pedro Nel Ospina. Pero no hay duda
ción semejante, pues el gobierrro per- de que su aparente falta de preocu-
manecía extrañamente inactivo ante pación por los acontecimientos del día
lo que la mayoría de los ciudadanos y su alegre disposición ocultaban des-
consideraba como una tragedia na- contento y resignación y, posiblemen-
cional. te, cierto grado de sardónica satisfac-
Más de veinte años después, l,au- ción. Sus seis años en el alto cargo no
reano Gómez narró lo que el general habían sido placenteros ni fiáciles. No
kdro Nel Ospina le había contado de obstante, había conseguido ganar la
su reunión con el presidente Marro- guerra civil más sangrienta y prolon-
quín la tarde de aquel día. Al igual que gada del país, preservando así una
muchos otros, Ospina se dirigió al pa- Colombia cristiana. Sus tribulaciones
lacio presidencial a ofrecer sus servi- se habían iniciado en 1896 cuando,
cios para la recuperación de Panamá. como vicepresidente, Miguel Antonio
Cuando llegó el general, la edifica- Caro había intentado hacer de él un
ción estaba oscura y desierta. Cami- títere suyo. Descontento con el inten-
nando de una habitación a otra, se to de Marroquín por aplacar a los li-
encontró finalmente con el presiden- berales y evitar así la guerra, Caro lo
te, que sentado bajo una de las bom- destituyó de una manera autoritaria
billas incandescentes, recién instala- y humillante. Luego llegaron a pedir

Dwight Carroll Minet The Fi,ght for the ktnama Rout¿. The Story of the Spooner Acl aü th¿ Hay-
Henán Tieatl, Nueva York, Octagon Books, l97l; Eduardo Lemaitre, "1903: Panamá se
separa de Colombia", en: Avaro Tirado Mejía, ed., Nueua historra d¿ Colombfu, vol. l, Bogotá,
Planeta, 1989.
15 Et Siglo, S de diciembre de 1939.
16 Laureano Gómez, Ohras completas, Op. cil., vol. 3, p. 4l.
l7 José Manuel Marroquín, de hecho, envió al general Rafael Reyes, aJorge Holguín y a
Lucas Caballero primero a Panamá y luego a Washington durante los meses siguientes,
con la esperanza de que Colombia pudiera salvar algo de la situación. Estas iniciativas
fueron infructuosas.
66 I tn modernización en Colombia

ayuda los conservadores históricos. secretario de Estado Huy, y a enviar a


Ellos también deseaban hacer de él J osé Vicente Concha para reemplazar-
un instrumento para terminar una lo hombre que sabía poco de lo
guerra que ellos mismos, al conspirar
-un
que había estado ocurriendo y ni si-
con los liberales, habían contribuido a quiera hablaba inglés-? En el mo-
iniciar. Y cuando é1, Marroquín, ha- mento de la indiscreción de Martínez,
bía decidido ganar la guerra, la mis- las guerrillas liberales estaban organi-
ma facción que lo había llevado al zando ataques en las afueras de Bo-
poder intentó derrocarlo mediante gotá, cometiendo atrocidades con sus
otro golpe de Estado. Carlos Martínez machetes, como lo reveló vívidamente
Silva fue el cabecilla, tanto del golpe el ministro de guerra Fernández. iNo
de Estado exitoso e ilegal del 3l de era entonces justicia poética que Car-
julio de 1900, como del fallido e ile- los Martínez Silva entrara en conflicto
gal intento de golpe del 3l de agosto con Fernández poco después de su re-
de l90l.ttB greso a Colombia? Su prisión y exilio,
A pesar de todo esto, Marroquín en efecto, aceleraron su muerte. Pero
tuvo el control de sí y el buen sentido esto le ahorró a Martínez la angustia
necesarios para nombrar a Martínez de ver cómo el ratado que habría de-
Silvajefe de Ia misión diplomática en- bido negociar era estmendosamente
cargada de negociarun tratado con Es- derrotado en el Senado.r2o
tados Unidos sobre el canal de Pana- I iqué sucedió con la campaña
má. Martínez, sin embargo, abusó de de Miguel Antonio Caro contra el ua-
nuevo de su autoridad al entrar en ne- tado? Nadie dudaba de que el aq¡er-
gociaciones con el general Uribe, quien do Hay-Herrán era malo. Pero tam-
vivía por aquel entonces en Nueva poco dudaban del poder de Estados
York.rre iPuede culpárselo entonces de Unidos, o de que Colombia perdería
que se viera obligado a retirar a Mar- a Panamá si el Congreso rechazaba el
tínez de su cargo en el momento más acuerdo. Esto, sin embargo, no detu-
crucial de las negociaciones con el vo a Caro en su venganza contra

118 El intento de golpe del 3l de agosto de 1901 llevó a la destitución y al exilio del ministlo
de guerra, Pedro Nel Ospina, quien lo había apoyado. Después de su caída, Ospina
aprovechó la oportunidad para denunciar a los hombres de negocios que habían hecho
fortuna durante la guerra gr"acias al apovo del presidente Marroquín y de sus hijos. Para
más detalles sob¡e estos incidentes, véase Jorge Orlando Melo, "La República conser--
vadora, 1880-1930", en: Mario Arrubla, ed., Colombin l¿o'y, 6." ed., Bogotá, Siglo XXI, 1980,
p. 65; L. Martínez Delgado, Op. cit., pp. 290-335.
I l9 La explicación de las actuaciones de Martínez, relatada desde su punto de vista y a través
de la corlespondencia entre él v Mar-r-oquín, se encuentra en el liblo de L. Martínez
Delgado, Op. cit., pp.378-416.
120 tos debates de Miguel Antonio Caro contra el tratado se encllentran en Carlos Valderrama,
ed., Miguel Anlonio Curo, discursos y olras intentendones ¿n el Senud,o de In Repúblicu, 1903-1904,
Bogotá, Instituto Calo v Cuen'o, 1979.
Cómo se educó la Generación del Centenario f 67

Marroquín. "Y, finalmente, general piró contra mí en l90l con Martínez


Ospina", tal vez pensó Marroquín le- Silva, y pagó por ello con el exilio-;
vantando la vista de su novela, "usted usted tiene tanta culpa como yo de
se encuentra ante mí, con una mira- estos terribles acontecimientos recien-
da que me condena como a un tem- tes. Colombia tiene ahora un depar-
bloroso anciano que permitió que su tamento menos. tSoy yo el responsa-
patria se redujera; que cons- ble de ello?".
-usted,

Das könnte Ihnen auch gefallen