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ELSEVIER
2
Front Matter
Osteopatía
Prólogos
Renzo Molinari DO
Ilustraciones
Amanda Williams
3
México Milán Múnich Orlando París Roma Sídney Tokio Toronto
4
Copyright
Es una publicación
5
legislación vigente, sin el consentimiento del editor, es ilegal. Esto se
aplica en particular a la reproducción, fotocopia, traducción, grabación o
cualquier otro sistema de recuperación de almacenaje de información.
ISBN edición original: 0-443-07395-3
ISBN edición española: 978-84-8174-990-8
Depósito Legal: B. 9.664 – 2007
Composición y compaginación: A. Parras
Impreso en España por Grafos
Advertencia
La medicina es un área en constante evolución. Aunque deben seguirse unas
precauciones de seguridad estándar, a medida que aumenten nuestros conocimientos
gracias a la investigación básica y clínica habrá que introducir cambios en los
tratamientos y en los fármacos. En consecuencia, se recomienda a los lectores que
analicen los últimos datos aportados por los fabricantes sobre cada fármaco para
comprobar la dosis recomendada, la vía y duración de la administración y las
contraindicaciones. Es responsabilidad ineludible del médico determinar las dosis y el
tratamiento más indicado para cada paciente, en función de su experiencia y del
conocimiento de cada caso concreto. Ni los editores ni los directores asumen
responsabilidad alguna por los daños que pudieran generarse a personas o propiedades
como consecuencia del contenido de esta obra.
EL EDITOR
6
Prólogos
7
todo su potencial terapéutico y definir el conjunto coherente de
conocimientos e investigación osteopáticos esenciales para su futuro
desarrollo. Este libro de Parsons y Marcer representa una contribución
importante a este conjunto sumamente necesario de conocimientos, en el
que se reflejan, como realmente hace, las perspectivas históricas de la
osteopatía y su evolución a una profesión sanitaria cuyos conceptos y
práctica clínica cuentan con una base de pruebas racionales.
Conforme avanzan los capítulos, se ofrece al lector una visión general
de los conceptos más importantes del pensamiento osteopático. En el libro
también se siguen estos conceptos desde sus raíces históricas y se describe
en qué medida resultan pertinentes para la práctica osteopática actual, así
como el interés en la integración con conceptos ortodoxos emergentes,
como la psiconeuroinmunología. En este texto también se describe la
manera en que pueden aplicarse conceptos tales como la tensegridad a la
ciencia de la osteopatía y en qué modo resultan relevantes para la práctica
clínica.
El libro avanza de principio a fin para lograr un sentido holístico y de
solidez de pensamiento, agrupando los diferentes conceptos y modelos de
asistencia osteopática que han surgido en el seno de la comunidad
osteopática mundial. El resultado es un concepto total de osteopatía, no
sólo en lo que se refiere a la disfunción somática, sino también con
integración de campos tales como la tensegridad y la psicología. Si bien
está destinado a ser un texto de consulta para todos los estudiantes de
osteopatía, también tiene mucho que ofrecer a todos los terapeutas del
cuerpo y la mente. Espero con impaciencia y gran ilusión el próximo
regalo de estos dos teóricos osteopáticos innovadores.
8
historia de la osteopatía y, por tal motivo, pervivirá como un hito
histórico.
La osteopatía se desarrolló en EE.UU. y se integró de manera gradual
en la cultura médica de este país. En sus comienzos, Littlejohn llevó este
joven y frágil abordaje de la salud y la medicina a Europa, donde se ha
desarrollado y ampliado de forma independiente. Hoy día contamos con
una dualidad de abordajes y conocimientos por toda Europa, si bien
debemos trabajar juntos para crear un foro en el que puedan compartirse
los éxitos de nuestros esfuerzos osteopáticos.
El crecimiento dinámico de nuestra profesión en Europa y en todo el
mundo puede resumirse en una charla que tuvo lugar entre Viola Frymann
y mi propia persona en Colorado Springs, EE.UU. Ella sostenía que,
cuando se siembra la «semilla osteopática» en un país, siempre hay dos
árboles que crecen y luchan por sobrevivir. A mi entender, cuando se
planta la semilla osteopática en una nación, las raíces se extienden en
diferentes direcciones; el tronco sólo puede crecer cuando estas raíces
logran acumular la energía suficiente.
Nos encontramos exactamente en este momento en el desarrollo de la
osteopatía. En todos los países se han creado y consolidado diversos
grupos educativos; en los distintos continentes, varios grupos han
estructurado el aspecto profesional y educativo de nuestro arte y ciencia.
Ahora es el momento de trabajar juntos para desarrollar el núcleo de
nuestra profesión.
En el último decenio, la osteopatía se ha propagado ampliamente por
toda Europa, no sólo como un abordaje específico de la salud y la
medicina en beneficio de los pacientes, sino también en el ámbito
universitario. Varios grupos se han mostrado activos en este crecimiento y
se considera que la European School of Osteopathy es uno de los
principales protagonistas.
Desde sus comienzos, esta organización ha tenido una perspectiva
europea, con una sección francesa, otra inglesa y, en seguida, otra belga.
9
Desde 1994 se ha ampliado esta red y se han creado gradualmente
vínculos universitarios que han contribuido a la propia estructuración de
las nuevas escuelas. El año 1998 fue testigo de la fundación de la
Osteopathic European Academic Network (OSEAN), que pretende actuar
como conexión entre estas instituciones.
Los dos autores de este libro, Jon Parsons y Nicholas Marcer, se han
mostrado muy activos a escala internacional durante la última década y
ahora supone un enorme privilegio contemplar cómo ven la luz sus ideas.
La internacionalización real de la osteopatía sólo es el comienzo y el
próximo paso consistirá en la fecundación mutua entre los dos lados del
Atlántico. La investigación constituirá el medio para avanzar en este
diálogo, dada la necesidad de desarrollar la base de investigación de
nuestra ciencia.
10
Prefacio
11
la osteopatía.
12
Marcer las partes III y IV. Confiamos en que las ligeras diferencias entre
los estilos de redacción no resulten demasiado llamativas; no obstante,
esto nos ha permitido expresar como individuos los conceptos que cada
uno consideramos más importantes.
13
complicado y gratificante mundo de la osteopatía.
14
Agradecimientos
15
Abreviaturas
ACTH Corticotropina
AP Anteroposterior
C Cervical
CRH Corticoliberina
D/L Dorsolumbar
16
ERFL Lesión en extensión, rotación y flexión lateral
GHRH Somatoliberina
HHS Hipotálamo-hipófiso-suprarrenal
IL Interleucina
L Lumbar
L/S Lumbosacro
LC Locus coeruleus
NIM Neuroinmunomodulación
NMDA N-metil-d-aspartato
NO Óxido nítrico
17
NPV Núcleo paraventricular del hipotálamo
PA Posteroanterior
PGi Paragigantocelular
PNI Psiconeuroinmunología
RM Resonancia magnética
S Sacro
SI Sacroilíaco
T Torácico
T/L Toracolumbar
18
TAE Técnica de ajuste específico
TC Tomografía computarizada
TCT Tensión-contratensión
TD Tubo digestivo
TRH Tiroliberina
19
Sistema
nervioso autónomo: flujo parasimpático (izquierda);flujo simpático
(derecha). El fundamento de la medicina osteopática se basa en el
conocimiento del sistema nervioso autónomo. Todos los osteópatas han de
tener su propia imagen del sistema nervioso autónomo impresa
firmemente en su propio sistema nervioso central para acudir a ella
durante cada tratamiento. Esto convierte a un manipulador óseo lego en
un osteópata.
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Table of Contents
Front Matter
Copyright
Prólogos
Prefacio
Agradecimientos
Abreviaturas
Capítulo 4: Tensegridad
Capítulo 5: Biotipología
21
osteopático
22
Capítulo 27: Embarazo
Índice alfabético
23
PARTE I
Osteopatía y lesión osteopática: un
concepto en evolución
24
Introducción a la Osteopatía y lesión osteopática: un
concepto en evolución
ÍNDICE DE PARTE
25
Capítulo 1
Introducción 3
Avances posteriores 7
Resumen 13
Bibliografía 14
INTRODUCCIÓN
26
decidir que «reformaría» la práctica médica vigente mediante la
introducción de un sistema terapéutico que utilizaría las «fuerzas naturales»
en el proceso de curación, en lugar de «productos químicos tóxicos».
Se tratara de una «experiencia» eureka o de un momento de decisión,
Still contaba, sin lugar a dudas, con una formación adecuada. Se ha
descrito que mostró interés por la anatomía desde su infancia y trabajó
como médico fronterizo durante la guerra de Secesión. Esta experiencia,
combinada con una profunda insatisfacción con la práctica vigente de la
medicina, habría contribuido al desarrollo de sus ideas.
Su concepción original se cimentó en la importancia de la anatomía y su
relación con el «flujo de fuerzas naturales» del organismo. Conforme se
tornó más pragmático, estas «fuerzas naturales» se transformaron
finalmente en sus ideas acerca de «la regla de la arteria», la «libertad
venosa» y la posterior «fuerza nerviosa». La relación anatómica maduró en
la teoría de que las fuerzas normales del organismo podían alterarse como
consecuencia de anomalías o desplazamientos anatómicos.
27
De este modo, en 1885, acuñó el término «osteopatía». Deriva de dos
términos griegos: osteon, que significa «hueso», y pathos, que significa
«sufrimiento». No obstante, en la bibliografía médica, pathos se utiliza para
expresar «enfermedad», como en «miopatía», una enfermedad de los
músculos. Por este motivo, el nombre osteopatía ha generado, en el pasado
y hasta hoy día, una cierta confusión, ya que a menudo se ha empleado
para expresar «enfermedad de los huesos» o, más sencillamente, «algo
relacionado con los huesos». Los primeros autores osteopáticos3,4,5 explican
que no era ésta la intención de Still, en particular Wilson y Tucker, que
consultaron con un experto en griego clásico para identificar la verdadera
raíz etimológica. Les dirigió a la derivación de la raíz de pathos y al término
semejante, ethos. El significado original de pathos correspondía a las
impresiones entrantes «sensible a» o «con respuesta a», en comparación con
ethos, que describe las mismas impresiones, pero en sus efectos salientes.
28
práctica de la medicina osteopática6.
Todo ello pretende demostrar que la osteopatía hace referencia a una
interrelación compleja de conceptos y conjuntos de conocimiento y no sólo
a un hueso fuera de lugar.
Desde su concepción hace 130 años, muchos han sido los que han
intentado definir la osteopatía, aunque no sin dificultad. Wolf afirmó: «En
muchas ocasiones, los miembros de nuestra profesión han tratado de definir
el término «osteopatía», pero dudo de que nadie haya generado una
definición que resulte satisfactoria»7. Todo intento tiene validez, pero, al
igual que sucede en cualquier otro campo sanitario de interés, la osteopatía
avanza continuamente. Conforme surgen nuevos avances y varían los
procesos de pensamiento, se modifica ligeramente el conocimiento y, por
consiguiente, la definición de osteopatía.
29
La redacción se efectuó en un lenguaje un tanto arcaico, algo
característico de la manera de escribir de Still, lo que puede disuadir de
intentar leer sus textos originales. Quizá resulta necesario mirar más allá de
las palabras para comprender el significado que encierran. Sin embargo, el
elemento clave es la amplitud de la descripción.
Esta versión amplia contrasta con una definición algo más tardía
ofrecida por Edythe Ashmore10. Ya como profesora de técnica osteopática
en la American School of Osteopathy (ASO) de Kirksville, escribió en 1915
que la osteopatía «se basa en las ciencias de la anatomía, bioquímica y
fisiología» y que la «idea central de la ciencia de la osteopatía es la lesión».
Este interés en la lesión como elemento fundamental de la osteopatía fue
reforzado por Jocelyn Proby11, un licenciado de la ASO que en 1937
escribió: «La «lesión» ósea y, especialmente, la lesión vertebral, es el
motivo por el que la osteopatía como escuela práctica debe persistir o
desaparecer».
En esencia, existen semejanzas con las definiciones de Still, pero es
posible percibir la racionalización del concepto osteopático y su reducción a
la lesión, así como a una causa y efecto estructural. Esto se mantuvo
durante las décadas 1930-1940 y 1940-1950. El dr. Leon Page escribió en la
introducción a su libro, The Principles of Osteopathy (Los principios de la
osteopatía), en 195212:
30
El tratamiento es, en sí mismo, un arte y refleja la capacidad de quien lo
aplica de utilizar su propia experiencia combinada con la de otros en el
abordaje de los complejos problemas clínicos que se complican por
elementos intangibles, tales como personalidad humana, circunstancias
ambientales inusuales y numerosos aspectos físicos y psíquicos que, por
ahora, son desconocidos para la ciencia basada en datos objetivos.
31
La osteopatía es un sistema reconocido y arraigado de diagnóstico y
tratamiento, cuyo interés principal radica en la integridad estructural y
funcional del organismo. Se distingue por el hecho de que reconoce que
gran parte del dolor y la discapacidad que sufrimos tiene su origen en
anomalías de la función de la estructura corporal, así como en el daño
que le provoca la enfermedad14.
32
propio organismo. Podemos lograrlo a través de nuestro conocimiento y
descubrimiento de las leyes orgánicas, así como mediante la investigación
científica minuciosa y rigurosa sobre la estructura y la función
anatómicas, fisiológicas y psicológicas del ser humano16.
Wolf quizá está en lo cierto, en el sentido de que no existen definiciones
perfectas. Esto parece frustrante para algunos, especialmente desde que la
osteopatía se considera una profesión y, como tal, deberíamos ser capaces
de definir nuestra práctica con exactitud. Sin embargo, también es posible
considerar este hecho como una de sus características más notables: cuenta
con numerosas facetas y abstenerse de imponer una definición rígida deja
espacio para que cada individuo cree la suya propia. Uno de los objetivos
de este libro consiste en ayudar al lector a generar su propia y singular
definición personal de osteopatía basada en la suma de todas sus
experiencias, sistemas de ideas y paradigmas contemporáneos y pasados de
la ciencia y el conocimiento en general y de la osteopatía en particular.
Esta definición indicará su abordaje global de la práctica osteopática y,
según lo visto con las definiciones anteriores, se modificará conforme
aumenten su experiencia y conocimiento.
33
La medicina occidental moderna tiene sus raíces más profundas en
Mesopotamia y Egipto, aunque muchos piensan que el lugar fundamental
de desarrollo de la ciencia de la medicina es la antigua Grecia, en
particular, las dos islas cercanas de Cos y Cnidos, donde se establecieron
dos de las primeras escuelas médicas. Aunque la medicina aún se
encontraba en mantillas, estas escuelas fueron el origen de un cisma
perceptual en cuanto a la manera de contemplar a los pacientes y sus
procesos patológicos.
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consideraban que cada sistema orgánico y cada enfermedad precisaban una
filosofía y un método de tratamiento independientes. Por consiguiente, el
tratamiento debía centrarse directamente en el proceso patológico
concreto, en lugar de en ayudar al paciente a resolver el problema.
A partir de todo ello surgieron las diferencias conceptuales. En términos
algo simplistas, la medicina alopática se ha inclinado a seguir la filosofía
de Cnidos del médico que interviene en el proceso patológico. Esto ha sido
especialmente evidente durante el último siglo con el descubrimiento de la
teoría de los microbios. El tratamiento se ha tornado más específico de los
síntomas y la investigación busca más que nunca desde un punto de vista
microscópico el patógeno o desequilibrio bioquímico concreto. Por tanto, el
proceso patológico se ha convertido en sí mismo en el principio. El
individuo es, cada vez menos, el que expresa salud o mala salud; en su
lugar, resulta afligido por la enfermedad en forma de agentes patógenos o
fenómenos perjudiciales y precisa un tratamiento con antídotos (si bien ha
de destacarse que, recientemente, la medicina alopática está alejándose de
este abordaje reduccionista)18.
Still nació en 1828 en Lee County, Virginia. Según se dice, mostró interés
por la anatomía desde temprana edad y se sabe que, en su etapa de
adolescente, se dedicó a disecar animales que habían muerto por disparos.
Mediante un proceso de aprendizaje, cierta intuición y automotivación se
hizo médico fronterizo. Durante la guerra de Secesión, sirvió como capitán
en el ejército de la Unión. Utilizó sus conocimientos médicos para ayudar a
los heridos y, de esta manera, siguió aumentando sus conocimientos
35
anatómicos.
En 1864, tras presenciar la muerte de sus hijos por meningitis y sentirse
impotente para ayudarlos, comenzó a buscar un abordaje alternativo de la
asistencia sanitaria. Experimentó con el magnetismo y el mesmerismo19,
pero el resultado final de esta búsqueda fue la creación de la osteopatía. El
22 de junio de 1874 propuso un modelo diferente de tratamiento y
diagnóstico en el que participaba principalmente el sistema osteomuscular,
si bien reconocía la enorme importancia de la irrigación sanguínea en la
función o disfunción humana, así como el concepto de inmunidad natural,
o la capacidad intrínseca del organismo de autorregularse y curarse a sí
mismo.
AVANCES POSTERIORES
POLÍTICOS Y ACADÉMICOS
El primer año en que se concedieron títulos de la ASO contó únicamente
con 14 estudiantes; en este grupo se encontraban tres de los hijos y una
hija de Still. El curso tuvo una duración inferior a un año para los primeros
36
alumnos. John Martin Littlejohn se matriculó como estudiante en 1898 y se
graduó en 1900. Durante su época de estudiante, obtuvo el puesto de
profesor en fisiología y, más adelante, fue nombrado decano. Se produjo un
crecimiento extraordinariamente rápido de la osteopatía. En el momento
del cambio de siglo, ya se habían fundado otras 12 escuelas osteopáticas
que, en conjunto, contaban con unos 700 estudiantes.
CONCEPTUALES
El reconocimiento legal no ha sido sencillo. En EE.UU., Vermont fue el
primer estado en conceder autorización a los DO en 1896, pero no fue
hasta 1989 cuando Nebraska aprobó finalmente una ley de ejercicio
37
ilimitado para los DO (el último de los estados en hacerlo).
En el Reino Unido, tras varios intentos fallidos de aprobar un proyecto
de ley gubernamental, se recomendó crear un registro voluntario. Este
registro se constituyó legalmente en 1936 bajo el título de The General
Council and Register of Osteopaths Ltd. (GCRO). El GCRO y,
especialmente, Simon Fielding, siguieron buscando el reconocimiento, pero
no fue hasta 1993 cuando finalmente lo lograron y se aprobó la ley sobre
osteopatía para regular la profesión osteopática en Inglaterra, en la que se
concedía a los osteópatas una posición equivalente a la de los médicos y
dentistas. El texto de la ley es el siguiente:
Una ley para crear un organismo conocido como el General Osteopathic
Council, para regular la profesión de la osteopatía, incluida la definición
de las estipulaciones relativas al registro de los osteópatas y su formación
y ejercicio profesional, para realizar previsiones en relación con el
desarrollo y el fomento de la profesión y para fines relacionados 24.
38
También está claro que era difícil aprender de él; realizaba demostraciones
en pacientes reales y rara vez repetía un tratamiento o técnica concretos.
Consideraba que «el sentido común aplicado de forma mecánica era el
principio fundamental que explicaba el tratamiento satisfactorio de todas
las enfermedades de la familia humana»23. Sus estudiantes trataban de
imitar su tratamiento pero, al carecer de su experiencia y conocimientos,
terminaban utilizando un método de tratamiento a «cañonazos», de tal
modo que «crujían» todas las articulaciones corporales para asegurarse de
que no pasaban nada por alto. Esto señaló el inicio de la segunda fase de
desarrollo.
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tanto que Ruddy y Mitchell se concentraron en técnicas de energía
muscular y Jones, en la contratensión. Esta fase, la tercera de desarrollo,
entre 1950 y 1975, podría denominarse craneal-funcional.
La evolución ha continuado rápidamente, de modo que cada abordaje
origina nuevos avances sutiles, por lo que hoy contamos con un rico y
variado arsenal que nos permite adaptar los abordajes conceptuales y
prácticos a las necesidades de cada individuo, lo que lleva a la cuarta y
actual fase. Se describe como el «retornoholístico-al-origen, que hace
(aparentemente en consonancia con la concepción original de Still) el
mismo hincapié en los aspectos dinámicos estructurales/funcionales-
funcionales/estructurales tanto en el diagnóstico como en la técnica»22.
40
• El organismo cuenta con mecanismos de autorregulación y autocuración.
Aún se utilizan como reglas orientativas, si bien, como sucede con la
mayoría de los conceptos, se han redefinido de manera gradual. De este
modo, en 1953, el Comité Osteopático de Kirksville25 redefinió los
preceptos anteriores del siguiente modo:
41
práctica), utilizó la analogía del hombre como una ciudad. «Supongamos
que cada persona es una ciudad bien organizada y razonemos por
comparación que la ciudad desempeña todos los trabajos necesarios para
producir esta maquinaria según precisa la salud y comodidad de sus
habitantes. Cada órgano es un peón cualificado y pertenece al gremio del
Trabajo Perfecto»1. Todas las partes del cuerpo se encuentran integradas. A
nivel anatómico, puede observarse que la totalidad del cuerpo y sus
sistemas están unidos por medio de la fascia. Es continua de principio a fin
en el organismo, de modo que une un sistema con otro y una célula con
otra y, al sostener y mantener estas estructuras, permite que trabajen en
armonía.
Este fenómeno también se aprecia a escala funcional. Todas las partes
del organismo poseen su propia función específica que deben realizar (p.
ej., regulación de la temperatura o equilibrio del pH); sin embargo, cada
uno de estos elementos independientes actúa como parte de un «equipo»
para mantener el funcionamiento global del individuo. Todos ellos se
encuentran regulados por el sistema nervioso, de tal manera que el sistema
nervioso central controla el sistema osteomuscular, en tanto que el sistema
nervioso autónomo supervisa la función visceral, el sistema endocrino
controla el equilibrio hormonal y el sistema inmunitario defiende al
organismo. Una vez descritas como entidades independientes, ahora se
sabe que actúan de forma conjunta en una armonía compleja, lo que se
conoce como el sistema neuroendocrino-inmunitario.
42
alteración de una afectará a todas las demás.
43
anatomía del organismo y la relación de una estructura con otra, debería
ser posible predecir las consecuencias que surgen cuando una estructura se
desplaza de su posición normal y los efectos que probablemente acarrearía
sobre las estructuras contiguas y continuas. Por ejemplo, con la posición
anómala de una costilla, se producirá una alteración consiguiente de los
músculos intercostales que se insertan en ella. Esto, a su vez, ejercerá un
efecto sobre las estructuras que discurren por su interior, es decir, sobre el
intercambio líquido del sistema arterial, venoso y linfático y en la
conducción nerviosa de los impulsos, tanto periféricos como centrales hacia
su segmento medular, así como sobre su función neurotrófica, lo que
conlleva consecuencias perjudiciales sobre las estructuras somáticas y
viscerales inervadas. La posición inadecuada de la costilla dará lugar a la
aparición de un patrón compensador en otra región del tórax o la columna,
que por sí mismo generará un trastorno semejante.
44
interrelacionadas de forma recíproca». Se dice que la dra. Viola Frymann
fue aún más lejos al afirmar que «la estructura es la función solidificada».
Tom Dummer respondió que la «función (movimiento) es la estructura
desolidificada» y expresó:
Estructura y función son indivisibles y se trata sencillamente de dos
aspectos de una misma bioenergía expresada. No existe un «punto de
inicio»: función y estructura son en este sentido continuas y relativas en
su expresión del proceso vital22.
Hasta ahora, en esta exposición nos hemos centrado en los sistemas
tisulares de mayor tamaño; no obstante, «una función de la anatomía
consiste en ofrecer un armazón, incluso a la estructura celular más
remota»28. El proceso de reciprocidad funcional-estructural es fácil de
imaginar al hablar de grandes órganos o estructuras tisulares, aunque quizá
resulta más difícil prever los efectos a escala celular. El sistema que mejor
ilustra la relación micro-macroscópica es el sistema fascial. Se trata de un
sistema continuo por todo el organismo, de modo que crea un «esqueleto de
partes blandas» interno constituido por tejido conjuntivo, que varía entre
las capas de tejido denso que separan los sistemas orgánicos y las
microfibrillas que unen las estructuras internas de las células. La alteración
de una parte cualquiera de este sistema tendrá un efecto en cascada sobre
las estructuras continuas, desde las macroscópicas a las microscópicas, con
influencia en las estructuras revestidas de tejido conjuntivo y, por tanto,
con alteración de la función de estas estructuras, ya sean sistemas, órganos
o células. La importancia concreta de este sistema se comentará con más
detalle en el capítulo 4 dedicado a la tensegridad.
45
El organismo siempre trabaja en busca de la homeostasis y cuenta con
mecanismos que controlan la función corporal, por ejemplo a través de la
mediación hormonal (eje hipotálamo-hipofisario que controla las glándulas
endocrinas) y nerviosa (barorreceptores, receptores de sal en los riñones,
etc.). Estos mecanismos se encuentran en continua interacción, lo que
permite que el organismo alcance un estado constante de equilibrio (p. ej.,
control de la presión arterial, secreción ácida en el estómago). Sin
embargo, cuando aparece una disfunción, el organismo tendrá que trabajar
más para mantener el equilibrio; este trabajo adicional se conoce como
carga alostática (v. cap. 7). En caso de ser importante o mantenida,
generaría posibles efectos específicos sobre el organismo, así como astenia
o malestar general. Al eliminar la disfunción, se reduciría la carga
alostática, el organismo recuperaría la «homeostasis normal» y se
produciría una mejoría local y general de la salud de la persona.
46
sistema inmunitario y sus relaciones con los sistemas nervioso y endocrino)
y, por consiguiente, es capaz de mantener la salud en su interior. Si se
produce una lesión, el organismo tiene la capacidad de repararse por sí
solo.
La concepción de Still de la enfermedad no se centra en el patógeno
invasor, sino más bien en los intentos del organismo de mostrarle
resistencia. Esto contrasta con el concepto alopático que se basa en la
teoría de los microbios de Pasteur que, resumida en términos sencillos,
sostiene que el agente causal principal de una enfermedad es un patógeno
externo que ha logrado acceder al organismo. De este modo, la enfermedad
puede afectar a cualquier persona. A fin de prevenirla, hemos de construir
defensas. El concepto de Still es más parecido al de la teoría celular de
Antoine Be-champ (1816-1908) y Claude Bernard (1813-1878), según la
cual los patógenos están prácticamente siempre presentes en el organismo
y, en consecuencia, los tejidos corporales, «el terreno», se encuentran
expuestos constantemente a ellos, aunque los sistemas intrínsecos del
organismo tienen capacidad de ofrecerles resistencia. Sólo se tornan
patógenos cuando se deteriora la salud del individuo, lo cual podría
obedecer a factores estresantes, tales como disfunción somática, problemas
psicológicos o sociales, régimen alimentario deficiente, otras afecciones,
etc. Por consiguiente, la enfermedad aparece cuando, en condiciones poco
saludables, fracasan los sistemas intrínsecos y el terreno se torna
vulnerable. La consecuencia es que, si se identifica y resuelve la causa de la
demanda excesiva, el organismo podrá resistir nuevamente los efectos de
los patógenos. Por tanto, para prevenir la enfermedad, tenemos que crear
salud, y para crear salud, la estructura del organismo debe encontrarse lo
más cerca posible de la normalidad.
47
importancia radica en hacer quizá más explícita la naturaleza holística del
factor estresante y la capacidad intrínseca del organismo de hacer frente a
la mayoría de los agentes patógenos, siempre que no se supere su
capacidad. El término «ambiental» puede interpretarse en términos
generales, en cuanto a que los factores estresantes que podrían superar las
defensas del organismo pueden ser de cualquier origen, somático, funcional
o patológico, psi-cosocial o espiritual. El estrés también es acumulativo, de
tal modo que varios factores estresantes pequeños, quizá de distintos
orígenes, pueden ejercer el mismo efecto que uno de gran intensidad. Los
efectos de un factor estresante también pueden tener consecuencias a largo
plazo, como duelo o ira no resueltos o una deformidad derivada de la
consolidación defectuosa de una fractura; ambos podrían ser componentes
destacados de los «cambios ambientales» de un individuo, décadas después
de su aparición original.
48
directo, que se produce de forma refleja a través del control vasomotor.
49
enfermen y la relación recíproca que aparece entre ellas. El ejemplo más
claro quizá sea el de una enfermedad visceral y sus manifestaciones
somáticas.
Si, pongamos por caso, una víscera presenta un estado patológico, el
sistema nervioso transmitirá esta información al segmento medular
oportuno, donde hará sinapsis con eferentes viscerales en un intento de
rectificar el problema. También hará sinapsis con eferentes motores alfa y
gamma, lo que provocará un tono muscular anómalo, quizá alrededor del
segmento vertebral, y originará una disfunción somática en el «soma» o
cuerpo. Por tanto, se ha instaurado un reflejo viscerosomático. La
terminología osteopática distingue de manera jerárquica entre las primeras
estructuras disfuncionales, en este caso, las vísceras, que recibirían la
denominación de lesión primaria, y la disfunción que surge como
consecuencia de esta lesión primaria, en este ejemplo, el problema
somático, que se denominaría lesión secundaria. Por tanto, la lesión
secundaria es la manifestación somática de una enfermedad.
50
• Primero: creemos en la limpieza y la higiene.
51
quirúrgicos, y en estos casos no es más que una rama de la osteopatía.
RESUMEN
52
preventiva.
No obstante, en caso de aparecer una enfermedad, la osteopatía cuenta
con instrumentos para eliminar los elementos que pueden haber actuado
como precipitantes o ser factores de mantenimiento del estado patológico,
así como para ayudar a que el organismo active su propia defensa y repare
sus sistemas para reponerse, eliminando o reduciendo así la necesidad de
medicación. Por tanto, la osteopatía puede ser un sistema terapéutico
integral. Dicho esto, cuando Still ideó su plataforma política osteopática, la
medicación se encontraba poco sistematizada, de tal manera que oscilaba
entre los extremos de la inutilidad y los venenos, con muchas sombras entre
ellos. Los medicamentos actuales han evolucionado a partir de aquellos días
y muchos tienen capacidad de salvar vidas. No hay demasiados osteópatas
que se manifiesten en contra del uso de antibióticos en el tratamiento de la
meningitis bacteriana (de hecho, los hijos de Still podrían haber sobrevivido
en caso de haber dispuesto de ellos en su época).
Aunque la osteopatía es un sistema integral y podría concebirse una
justificación osteopática para tratar prácticamente cualquier estado
patológico, no debe dudarse en recomendar otro abordaje en caso de que
parezca el tratamiento más eficaz para una afección concreta.
Una cuestión aparte con vigencia actual consiste en que, con un arsenal
que prácticamente desborda las puertas de la «casa terapéutica
osteopática», quizá resulta pertinente hacerse eco de la novena afirmación
y, mediante una reflexión crítica y la investigación adecuada, comenzar a
prescindir de algunos de los métodos más redundantes.
53
de comprender, y más adelante de transmitir las ideas de Still a sus propios
estudiantes, trataron de estudiar minuciosamente su método con un
pensamiento racional y analizaron las partes de forma independiente. Esto
dio paso a la segunda fase, la época estructural-mecánica. En este período
tuvo gran importancia el concepto de la lesión osteopática y su función en
la enfermedad. Esto se analizará en el próximo capítulo; sin embargo, antes
de pasar a ello, viene al caso reflexionar que, aunque el motivo del análisis
minucioso de los conceptos de Still es comprensible y, desde el punto de
vista educativo, puede percibirse que tal análisis facilita en realidad el
aprendizaje de conceptos por lo demás complejos, conlleva un riesgo
intrínseco. El riesgo estriba en que es posible que no puedan reconstruirse
los conceptos tras su deconstrucción, perdiendo por tanto lo que podría
mantenerse que constituye el principio más importante de la osteopatía,
que el organismo es un todo y que el todo es mayor que la suma de sus
partes.
Bibliografía
1 Still AT. Osteopathy research and practice. Kirskville: Journal Printing, 1910.
2 Fossum C. Lecture notes. Maidstone: Unpublished; 2003.
5 Chila AG. Exposition of Still’s thought: the word ‘osteopathy’. J Am Acad Osteopath.
2003;13(2):2.
6 Warner MD, et al. The osteopathic concept. Tentative formulation of a teaching guide for
faculty, hospital staff and student body prepared by the special committee on
osteopathic principles and osteopathic technic. AAO. 1954:57-59.
7 Wolf AH. Osteopathy - A state of mind. Colorado Scott memorial lecture - 1965. AAO.
1966:42-46.
8 Hoover MA. Some studies in osteopathy. AAO. 1951:55-72.
54
11 Proby JC. Essay on osteopathy. Oxford: private printing, 1937;13.
17 Littre E. Oeuvres completes d’Hippocrates. Vol I:1839. In: Kulungian H. On the moral
obligation of the medical profession according to Hippocrates. 1999. Online. Available:
http://www.macrodiet.com/Contributors/Kulungian-Hippocrates.shtml 24 Aug 2003.
18 Lever R. An osteopathic orientation within a social context. J Soc Osteopath 1981; 10.
19 Abehsera A. Concepts of bo ne setting mesmerism. Israel: Unpublished lecture notes;
2002.
55
28 Jordan T, Schuster R, editors. Selected writings of Carl Philip McConnell, D.O. 1994.
Squirrel’s Tail Press. 34
29 Still AT. Autobiography, 2nd edn, Kirksville: Journal Printing, 1908.
30 Still AT. Osteopathy research and practice. Kirksville: Journal Printing, 1910;14-15.
56
Capítulo 2
Introducción y definición 17
Consideraciones jerárquicas 29
Perspectiva histórica 38
Bibliografía 39
INTRODUCCIÓN Y DEFINICIÓN
57
habitual y los principios que explican la lesión osteopática.
Por tanto, en este libro, toda utilización de «lesión» aludirá a una entidad
funcional, en lugar de patológica, a menos que se indique claramente lo
contrario.
58
HALLAZGOS ANATÓMICOS EN LA DISFUNCIÓN
ARTICULAR
59
contraposición con el de norma textual. En una situación clínica, también
resulta útil comparar una articulación con la contralateral o con otra
semejante, aunque, cuando se detectan diferencias en la amplitud del
movimiento, es importante saber si la norma para ese individuo es una
amplitud hipomóvil o hipermóvil relativa.
Este abordaje es objetivo, lo que permite utilizar aparatos, como un
goniómetro, para registrar las diferencias reales en la amplitud del
movimiento. No obstante, en la práctica diaria suele utilizarse la sensación
palpatoria y visual de las diferencias en la amplitud del movimiento.
El método cualitativo es una perspectiva subjetiva que se emplea en el
análisis de la disfunción somática. Evalúa la calidad del movimiento, de
modo que se valora si éste discurre libremente o si hay un trastorno. En
caso de un trastorno, es importante evaluar si está presente en toda la
amplitud del movimiento o si aparece en un punto específico. La
naturaleza del trastorno también es importante, ya sea fino o grueso, duro
o blando, así como la naturaleza de las partes blandas asociadas: elásticas,
induradas, «pantanosas», calientes, frías, etc. Las sensaciones apreciadas
por el individuo también contribuyen a la evaluación cualitativa de la
disfunción, entre ellas si hay sensación de sensibilidad o dolor.
Al ser subjetivo, este abordaje no puede verificarse mediante métodos
analíticos convencionales y utiliza términos que pueden sonar ingenuos y
poco científicos, como «pantanoso» o «pegajoso». Sin embargo, esta
sensación palpatoria cualitativa resulta tan esencial para conocer la
disfunción somática como la cuantitativa, de manera que ambas se
combinan y aportan la información necesaria para realizar el diagnóstico
inicial de esa disfunción. Debido a su naturaleza subjetiva, cada profesional
tiene la responsabilidad de crear su propia «biblioteca de referencia
palpatoria» y de definir los vínculos con los cambios funcionales o
fisiopatológicos subyacentes que han provocado la aparición de los
síntomas.
60
CONSIDERACIONES CUANTITATIVAS EN LA
DISFUNCIÓN SOMÁTICA ARTICULAR
Toda articulación presenta una amplitud del movimiento activo y pasivo.
«Activo» significa que el movimiento puede lograrse mediante la
contracción voluntaria de los músculos que actúan sobre la articulación.
Hay movimiento posible superada esta amplitud, aunque sólo puede
lograrse de manera pasiva; es decir, un movimiento introducido por una
persona distinta a la que está siendo evaluada y que, por consiguiente, no
se encuentra bajo control voluntario. Los puntos finales de estos
movimientos se denominan «barreras».
Se supone que el movimiento activo se detiene en la «barrera fisiológica».
Ésta se encuentra determinada por la tensión en las partes blandas que
rodean a la articulación (p. ej., músculos, ligamentos, cápsula articular). La
amplitud del movimiento normal de una articulación se encuentra dentro
de sus barreras fisiológicas. Esta amplitud puede aumentarse ligeramente si
la persona practica ejercicio de manera periódica, especialmente ejercicios
de estiramiento, y suele disminuir con la edad.
61
Figura 2-1 Barreras anatómicas (A) y fisiológicas (F). El movimiento activo tiene lugar
entre las barreras fisiológicas y la amplitud del movimiento pasivo entre las barreras
anatómicas. El movimiento que supere las barreras anatómicas provocará una lesión física
de la articulación y sus estructuras de sostén. A) Esquema. B) Rotación. C)
Flexoextensión. D) Flexión lateral.
62
disfunción compensadora, mientras que, en el caso de los problemas de
origen traumático, se considera que pueden aparecer más allá de la barrera
fisiológica y hasta la barrera anatómica, sin dejar de ser no patológicos y
reversibles. En la exposición siguiente se considerará que surge una
disfunción somática en la amplitud del movimiento normal, es decir, dentro
de las barreras fisiológicas.
63
Figura 2-2 Hallazgos en el movimiento segmentario pasivo en rotación en una vértebra
con una disfunción somática en rotación derecha. La rotación pasiva de la vértebra hacia
la derecha da lugar a una amplitud completa del movimiento que finaliza en la barrera
anatómica (A). La rotación pasiva hacia la izquierda se encuentra limitada, de manera que
se detiene antes de alcanzar la barrera fisiológica. El punto en que este movimiento queda
limitado por la disfunción somática se denomina barrera de restricción (R).
64
movimiento en lugar de la dirección de fijación. Por tanto, en la figura 2-
2, se denominaría lesión rotada (o en rotación) hacia la derecha. Se aplica
la misma lógica a todos los planos de movimiento en que puede moverse la
articulación y a alguno o todos los que podrían estar afectados en función
de la complejidad de la lesión.
Es habitual que a los estudiantes les parezca que este concepto va en
contra de la intuición. Un concepto muy simplificado que podría ayudar a
visualizar esta convención consiste en imaginar un músculo, insertado en la
apófisis transversa, como el factor que inicia y mantiene la disfunción.
Para rotar la vértebra hacia la derecha, el músculo insertado en la apófisis
transversa derecha tendría que acortarse activamente y permanecer en
acortamiento activo para perpetuarla. Si se intentara rotar esa vértebra
hacia la izquierda, tiraría en contra del músculo acortado del lado derecho,
limitando la amplitud del movimiento en esa dirección. No obstante, si se
intentara rotar hacia la derecha, el músculo acortado se acortaría aún más
y no dificultaría la rotación, por lo que se movería con más facilidad en la
dirección de la lesión. Todo ello se representa de manera esquemática en la
figura 2-3.
65
Figura 2-3 Demostración esquemática en la que se aprecia cómo es posible que una
vértebra se mueva con mayor libertad en la dirección de la lesión. A) La rotación de la
vértebra hacia la izquierda encontrará resistencia por la contracción activa del músculo
del lado derecho. B) La rotación hacia la derecha aproximará más el origen a la inserción
del músculo derecho contraído activamente, que por consiguiente no ofrecerá resistencia
al movimiento. El músculo izquierdo se estirará pero, como no presenta contracción
activa, ofrecerá una resistencia limitada al movimiento. Por tanto, el movimiento es más
fácil en la dirección de la lesión.
66
denomina traslación (deslizamiento o cizallamiento), que consiste en el
movimiento de dos partes contiguas de una articulación con deslizamiento
de una con respecto a la otra en una dirección paralela a su plano de
contacto. Esto puede suceder en un plano lateral, anteroposterior o
superoinferior.
Los movimientos anteriores guardan relación con la disfunción del
sistema osteomuscular. Anteriormente se ha señalado que estos conceptos
se aplican por igual al resto de estructuras del organismo. Los principios
son los mismos, aunque en la actualidad no es posible mejorar la amplitud
teórica del movimiento del hígado o de un hueso temporal. Cada estructura
corporal se mantiene en su posición por la interacción compleja del tejido
conjuntivo (según se ha descrito antes con las estructuras articulares). Este
tejido se divide en ligamentos, cápsulas y tendones para facilitar la
descripción anatómica, aunque desde el punto de vista osteopático quizá
sea mejor considerarlo una matriz de tejido conjuntivo (véase el cap. 4
dedicado a la tensegridad). Por tanto, en situación ideal, se permitirá una
amplitud del movimiento en esta matriz de partes blandas, dentro del
equivalente de la barrera fisiológica, de modo que, si se estimula el
movimiento más allá de este punto, estirando las partes blandas de sostén,
será posible apreciar el punto equivalente a la barrera anatómica. La
disfunción puede evaluarse a escala cuantitativa palpando la amplitud del
movimiento permisible de cualquier estructura; la disfunción se localiza en
el lugar en que se produce la restricción prematura de un movimiento.
Cuando se restaure la amplitud del movimiento normal de esa estructura,
también se corregirá en el aspecto cuantitativo. (Al reflexionar sobre el
hecho de que la amplitud del movimiento de cualquier estructura corporal
se encuentra determinada por la matriz de tejido conjuntivo de sostén,
quizá sea posible entender por qué existe una variedad tan amplia de
normalidad, ya que esta matriz es tan exclusiva de un individuo como lo
son sus huellas dactilares y es una expresión de todos los procesos que
tienen lugar en el interior de la persona en un momento dado).
67
se ha evaluado la movilidad de las estructuras. En el campo involuntario, se
evalúa la motilidad en contraposición a la movilidad de las estructuras.
Desde una perspectiva cuantitativa, los criterios básicos para evaluar las
estructuras con motilidad son la amplitud y la frecuencia. Amplitud es el
intervalo completo del movimiento entre la flexión y la extensión
respiratoria y la frecuencia se describe generalmente como el número de
estos ciclos que tienen lugar en un minuto.
CONSIDERACIONES CUALITATIVAS EN LA
68
DISFUNCIÓN SOMÁTICA ARTICULAR
La evaluación cualitativa del movimiento articular es un instrumento
diagnóstico importante para evaluar problemas patológicos y funcionales.
El movimiento fluido depende de muchos elementos, entre ellos la
integridad articular, los procesos fisiológicos «correctos» e incluso la
interacción extraordinariamente compleja entre las partes blandas y el
sistema neuroendocrino-inmunitario. La ausencia de esta fluidez puede
llevar a sospechar una disfunción subyacente.
69
espectro de cambios cualitativos se describe de diversas maneras. Algunas
de ellas se comentan a continuación.
70
La disfunción puede generar hipermovilidad, así como la hipomovilidad
comentada hasta ahora. La hipermovilidad es difícil de apreciar por
palpación: a menudo existe una sensación de mayor elasticidad del
complejo articular y mayor amplitud del movimiento, con una
concentración rápida de tensión y dureza conforme se alcanza el extremo
de la amplitud del movimiento.
71
Estos cambios son estimulados principalmente por la acción de la
respuesta humoral o tisular local y su interacción con el sistema nervioso
simpático.
En la fase aguda inicial de lesión, los tejidos afectados liberan sustancias
vasodilatadoras (p. ej., bradicinina). Esto genera una respuesta
inflamatoria y edema local. La zona se torna caliente, roja, tumefacta y
dolorosa.
72
protector). Al cabo de una semana, disminuye este espasmo reactivo, pero
se observa una hipertrofia del músculo, debido a las eferencias nerviosas
continuadas que mantienen la contracción muscular y el patrón de lesión.
Posteriormente, el músculo comienza a agotarse, lo que da lugar a una
hipotrofia progresiva. Dado que sigue exigiéndose que el músculo se
contraiga, comienza a depositarse tejido conjuntivo en las fibras
musculares para mantener el acortamiento muscular con un mínimo gasto
de energía para el organismo.
Si no se resuelve el problema, el proceso fibrosante persiste y puede
provocar una fibrosis pronunciada del músculo. También aparecerá atrofia
muscular asociada.
Louisa Burns5 investigó los cambios que suceden a lo largo del tiempo en
la disfunción somática. Identificó al menos ocho fases:
73
8. La isquemia ocasionará en último término atrofia de los tejidos
periarticulares.
Parte de estos cambios tisulares se reflejará en cualquier tejido u órgano
que guarde una relación segmentaria con la zona de disfunción a través de
las divisiones metaméricas embriológicas, es decir, el segmento de la
médula espinal inervado por un par (derecho e izquierdo) de nervios
motores y un par de nervios sensitivos, que comprende:
• Miotoma: todos los músculos inervados por los nervios pares que salen de
ese segmento vertebral. (Esto también afectará al complejo equilibrio
reflejo entre agonistas y antagonistas.)
Tabla 2-1 Comparación de los cambios tisulares en una disfunción somática aguda y
crónica
Aguda Crónica
Piel Respuesta inflamatoria: edema, La piel está pálida, fría y seca con signos
vasodilatación, calor, enrojecimiento, de cambios tróficos como manchas y
mayor actividad de las glándulas aumento del tamaño de los poros cutáneos
sudoríparas
74
«filamentosa»
Asimetría
Debido a la tonicidad muscular asimétrica asociada a la disfunción
somática, la asimetría puede ser observable y palpable en comparación con
la articulación contralateral cuando son pares o con otras articulaciones
semejantes cuando no lo son. Es perceptible en la propia articulación y en
sus partes blandas asociadas. También puede aparecer asimetría en la
totalidad del organismo, conforme trata de adaptarse a la disfunción local.
Esta asimetría puede percibirse mediante cambios posicionales, funcionales
o, lo que es más habitual, de ambos tipos. La asimetría estática u observada
no es un indicador fiable, por sí sola, de disfunción, ya que existen muchas
anomalías óseas y de partes blandas que pueden surgir en ausencia de
disfunción somática; un ejemplo frecuente son las apófisis espinosas de las
vértebras dorsales. Con frecuencia no están rectas y la desviación
resultante hacia un lado podría interpretarse como una rotación hacia el
75
lado opuesto; sin embargo, cuando se efectúan pruebas segmentarias de
forma pasiva, puede comprobarse que tienen un movimiento equivalente
de manera bilateral, lo que indica que no existe disfunción y que la apófisis
espinosa es anómala. Por consiguiente, siempre es importante observar el
cuerpo en primer lugar para detectar asimetría y, a continuación,
someterlo a pruebas.
Sensibilidad
Es consecuencia de la respuesta humoral o inflamatoria y la respuesta
neurológica a la disfunción. En general, cuanto más reciente es la
disfunción, mayor es la sensibilidad. Conforme se torna más crónica la
naturaleza de la lesión, disminuye la sensibilidad y puede llegar a
desaparecer en su totalidad. Por tanto, el dolor y la sensibilidad sólo
resultan útiles para indicar la presencia de una lesión aguda. Parece que la
sensibilidad se está utilizando cada vez más como indicador de la
importancia de una lesión. Esto es incorrecto; no es posible intuir
exclusivamente a partir del dolor o la sensibilidad la primacía o
importancia osteopática concreta de una disfunción subyacente.
Temperatura
En la fase aguda de una disfunción es posible palpar a menudo un ligero
aumento de la temperatura, ya sea en la superficie cutánea o desplazando
la mano unos 15 cm por encima de la zona (lo que, en general, se
denomina «diagnóstico térmico»). Nuevamente, es consecuencia del efecto
humoral inicial. A medida que la lesión es más antigua, la diferencia de
temperatura se tornará menos pronunciada. En las lesiones muy crónicas,
en las que se ha reducido la irrigación, la zona puede percibirse
ligeramente más fría. Algunos osteópatas utilizan el diagnóstico térmico
para indicar el estado relativo de las vísceras como parte de la relación
76
somatovisceral o viscerotomal, basándose la interpretación de los hallazgos
en la lógica anterior.
Con respecto a las estructuras no articulares y la evaluación cualitativa,
ya se ha hecho mención a los cambios que suceden en las partes blandas.
Además, al guiar todo el movimiento que se produce en el organismo,
pueden deducirse los cambios cualitativos en la movilidad. En cuanto a los
cambios cualitativos esperados en las estructuras en relación a su
motilidad, la ritmicidad es un factor importante (es decir, cómo se mueve la
estructura con respecto a sus ejes de movimiento y estructuras contiguas).
Frecuencia, ritmo y amplitud son los criterios básicos para evaluar la
motilidad en cualquier estructura. Aparte del ritmo, existe una
extraordinaria y confusa variedad de términos cualitativos que se emplean
para describir el estado de los tejidos. A menudo son idiosincrásicos y sólo
tienen un verdadero significado para individuos concretos o pequeños
grupos de personas que han trabajado juntas y han creado un lenguaje
palpatorio comunicable. No obstante, no son menos importantes por ello.
Los diferentes tejidos generan una sensación particular, que se modificará
en función de su estado concreto; esto no puede aprenderse de un libro,
sino que exige preparación con un profesor y profesional con experiencia,
así como la capacidad de uno mismo de aceptar y analizar lo que percibe
para permitirle definir estos vínculos por sí solo.
RESUMEN
Mediante la suma de los hallazgos cuantitativos y cualitativos se obtiene
una indicación de la naturaleza y la antigüedad de la disfunción
subyacente. Durante los últimos años han aparecido varias reglas
nemotécnicas que intentan resumir los hallazgos en la disfunción somática;
ninguna de ellas es completa, pero resultan útiles como recordatorios.
TART2
Anomalía de la textura tisular
Asimetría
77
Anomalía de la amplitud (range) del movimiento
Sensibilidad (tenderness)
STAR6
Cambios de sensibilidad
Anomalía de la textura tisular
Asimetría
PRATT
Dolor (pain)
Asimetría
Cambios tisulares
Temperatura
78
Hay varias maneras diferentes de conceptualizar la disfunción somática o
la lesión osteopática. Muchas fueron concebidas en las primeras etapas de
la génesis de la osteopatía, otras han sido modificadas por las generaciones
posteriores y ninguna de ellas carece de detractores. A continuación se
presentan los principales modelos para permitir que obtenga una visión
general de los diversos conceptos y ayudarle a criticarlos por sí mismo.
Propios de estos modelos son algunos conceptos relacionados con:
79
de Fryette se emplea de forma generalizada en Europa, al final de cada
apartado se incluye el equivalente en dicha nomenclatura para facilitar las
referencias cruzadas. Más adelante en este capítulo se presenta una
explicación más detallada de la nomenclatura de Fryette.
Factores causales
Una lesión de primer grado se considera debida principalmente a un
episodio traumático, que suele afectar a una vértebra aislada en una de las
zonas centrales de la columna y que tiene lugar mientras la columna se
encuentra fuera de la posición neutra. Los movimientos asociados
consiguientes de rotación y flexión lateral se producen hacia el mismo lado
(ipsolaterales), es decir, si la rotación es hacia la derecha, la flexión lateral
también será hacia la derecha. (En los primeros textos osteopáticos, esta
lesión se conocía como «lesión de Still».)
80
En lo que difiere la nomenclatura del Reino Unido de gran parte del resto
de Europa es en que las lesiones de primer y segundo grado pueden
producirse en flexión o extensión. Esto contrasta con la aplicación «pura»
de los conceptos de Fryette de ERS y FRS.
A la hora de nombrar estas lesiones, la convención consiste en indicar si
se trata de un primer o segundo grado y citar a continuación la dirección
de la rotación. Al conocer los principios de la lesión de primer y segundo
grado y la dirección de la rotación, debería deducirse la dirección de la
flexión lateral. Al final se agrega el componente de flexión o extensión
oportuno.
Puede observarse que, en este sistema de nomenclatura, las lesiones se
denominan en función de la rotación.
Por ejemplo, una lesión derecha de primer grado (abreviada 1°D) es:
Consideraciones temporales
81
Según se ha indicado, una lesión de primer grado surge generalmente como
consecuencia de un episodio traumático, por lo que se trata de un episodio
agudo con todos los cambios tisulares locales consiguientes (véase la
exposición acerca de los cambios tisulares en las lesiones agudas al
comienzo de este capítulo). En esta fase, los efectos son puramente locales
y funcionales.
82
plenamente, la rotación en sentido contrario puede ser leve y la lesión
resultante seguirá pareciendo, desde el punto de vista posicional, una
lesión de primer grado, aunque si se analiza el movimiento del segmento,
habrá limitación en ambas direcciones de rotación. Esto obedece a que la
rotación inicial, por ejemplo, hacia la derecha, daría lugar, por definición,
a una limitación de la rotación hacia la izquierda. Sin embargo, conforme
la vértebra intenta rotar hacia la izquierda, se limitará la rotación hacia la
derecha, de ahí la limitación bilateral. A menudo, esto es bastante difícil de
diagnosticar, ya que la rotación puede estar aproximadamente igual
(aunque limitada) en el segmento, por lo que se identificará en
comparación con sus segmentos vertebrales adyacentes. De igual manera,
aparecerán cambios tisulares crónicos en el segmento afectado que también
serán indicativos.
83
compensación. La pelvis se inclina en sentido contrario en un intento de
desplazar toda la columna y el cuerpo de nuevo hacia la línea media, lo
que origina una lesión de tercer grado. Dummer7 sostiene que esto resulta
evidente a simple vista, ya que en las lesiones de primer y segundo grado,
el lado alto de la pelvis es ipsolateral a la concavidad de la columna
lumbar, mientras que en las de tercer grado, se encuentra en el lado
opuesto. Este proceso, por su propia naturaleza, es prolongado y
evoluciona con lentitud. El elemento funcional disminuye de forma
progresiva y las consecuencias se tornan más estructurales y patológicas,
con aparición a largo plazo de profundos cambios fisiológicos y tisulares,
tanto locales como a distancia.
La anterior definición es con la que se encuentran familiarizados muchos
osteópatas del Reino Unido; no obstante, existen varias interpretaciones
más de la lesión de tercer grado. Las características que comparten son la
naturaleza profunda y crónica de la lesión y su complejidad intrínseca.
Otras versiones comprenden 8:
84
modelo.
Tabla 2-3 Relación propuesta entre las fases de disfunción y el síndrome de adaptación
general
CONSIDERACIONES JERÁRQUICAS
85
LESIONES PRIMARIAS Y SECUNDARIAS
Todo intento de desentrañar los complejos patrones de disfunción
identificados en una persona corriente merece un intento relacionado de
determinar qué ha iniciado el problema y, acto seguido, qué zonas han
compensado o son secundarias. Los términos lesión primaria y secundaria
se utilizan para describir esta jerarquía.
Mitchell12 define la lesión primaria como «la que hace que se produzca
un cambio adaptativo o compensador en el organismo o hace directamente
que alguna otra parte corporal funcione de manera inadecuada o sea
objeto de cambios tróficos». Dummer7 es más conciso, de modo que define
las lesiones primarias como «los trastornos estructurales básicos que
provocan finalmente trastornos secundarios y compensadores de otras
estructuras relacionadas» y lesiones secundarias como «los trastornos
secundarios y compensadores de la estructura que son consecuencia en
último término de trastornos estructurales básicos». Por tanto, en esencia,
la lesión primaria da lugar a una lesión secundaria. Esto no se aplica
exactamente a los problemas que surgen en el interior del organismo. Si se
piensa desde una perspectiva holística, es posible imaginar la lesión
primaria fuera del cuerpo, como un estrés psicológico importante que
ocasionará una cascada de consecuencias secundarias; de manera análoga,
las lesiones secundarias pueden ser somáticas, viscerales o psíquicas.
86
secundarias. Esto sucede así posiblemente con los patrones recientes que no
han sido objeto de cambios tisulares crónicos, mientras que, con problemas
más antiguos, a menudo no será el caso, ya que, con el tiempo, los tejidos
asociados se fibrosan de forma progresiva, lo que impide una recuperación
espontánea.
Por ejemplo, si un traumatismo había provocado una lesión de C2/C3
unos 2 años antes, se habría producido un intento de estabilizar la situación
localmente mediante la rotación en sentido contrario de C2. En caso de
resultar insuficiente para estabilizar el organismo, sería necesario
involucrar a otra o varias zonas de la columna para lograr una
compensación completa. Se trataría de una lesión secundaria y, en aras de
esta exposición, supongamos que tuvo lugar en D4. Este proceso puede
suceder casi de inmediato o tardar varias semanas en producirse. Tras
pasar la fase aguda, ambas zonas serán objeto del proceso de
estabilización: fibrosis, hipoperfusión, hipertrofia muscular seguida de
hipotrofia y reducción generalizada de la movilidad. Todo ello se tornará
progresivamente más pronunciado con el transcurso del tiempo entre la
aparición de la lesión y el momento en que se intenta el tratamiento.
Evidentemente, el concepto de tratar la lesión primaria y que se resuelva la
secundaria por sí sola es poco probable que suceda en esta situación; en
realidad, si se trató la primaria de forma aislada, la «secundaria antigua»
podría transformarse potencialmente en la «primaria» y reinstaurar la
«primaria antigua» como una secundaria.
87
Algunos creen que existe una única lesión primaria en el patrón de un
individuo, cuya resolución conllevará también la del patrón global de
compensaciones. Aunque esta teoría podría ser cierta, no reconoce los
elementos temporales comentados anteriormente; en caso de que el patrón
de disfunción y compensación haya estado presente durante algo más de
unas semanas, los cambios tisulares posteriores impedirán «desentrañar» el
patrón íntegro. Lo que quizá es más relevante es que nadie carece de capas
de disfunción; esto empieza en la época fetal, con un posible traumatismo
obstétrico, que queda cubierto por cada agresión posterior no resuelta del
organismo, lo que genera un patrón complejo de compensación que no es
fácil de desentrañar.
Muchos osteópatas utilizan el término «disfunción más significativa» para
indicar la disfunción clave en un patrón particular, una persona concreta y
un momento dado, hasta el punto de obviar la necesidad de terminología
primaria o secundaria. Dicho esto, sigue siendo muy útil (algunos dirían
esencial) tratar de analizar la compleja superposición de patrones de lesión
que aparece en cada individuo que va a ser tratado.
88
relativa de movimiento en la dirección opuesta en ese plano. Por
convención, se nombra la lesión con arreglo a la dirección de facilidad del
movimiento. Esta misma lógica se aplica a cualquier estructura, ya sea
visceral, fascial o craneal.
Muchos osteópatas piensan que los hallazgos posicionales son esenciales
para lograr una corrección exacta de la lesión, ya que creen que, para
corregir de manera eficaz una lesión, resulta necesario corregir todos sus
componentes. No obstante, no todos opinan lo mismo; muchos consideran
que resulta suficiente apreciar que una articulación se encuentra restringida
y la movilizarán con éxito sin evaluar con anterioridad los hallazgos
posicionales específicos. En esta situación, se guían más por la sensación o
función de la articulación. Ambos abordajes tienen mérito, aunque en la
actualidad parece existir una tendencia a alejarse del modelo de hallazgos
posicionales. Quizá lo ideal consiste en ser capaz de entender y aplicar
ambos modelos.
89
que llegó a conocerse como ley de Hilton y, aunque se expresa de diversas
formas, en esencia sostiene lo siguiente: «Un tronco nervioso que inerva
una articulación dada también inerva los músculos que mueven la
articulación y la piel situada por encima de la inserción de estos músculos».
La importancia para los primeros osteópatas radicaba en la intervención de
una armonía exacta y fisiológica en las diversas estructuras que
cooperaban, intraarticulares, periarticulares y la piel7. Ahora parece
ingenuo dar gran importancia a una observación de este tipo, ya que hoy
día se trata de un conocimiento tácito, pero permitió que los primeros
osteópatas empezaran a idear un fundamento racional para su práctica.
Esto supone que los nervios simpáticos que inervan los órganos internos
tienen, a través de sus conexiones centrales (arco reflejo), una relación con
los nervios raquídeos que inervan determinados músculos y zonas de la
piel. Aplicando la ley de Head, dado que las vísceras son relativamente
insensibles al dolor, la sensación generada por un estímulo nocivo en una
víscera se transmite a la zona de mayor sensibilidad, es decir, a los
músculos y la piel relacionados. Según esto, los primeros osteópatas
definieron una relación entre un problema somático y su víscera
relacionada. De especial relevancia fue Littlejohn, quien ideó una tabla de
«centros osteopáticos» en la que relacionaba las vértebras con su función
fisiológica y visceral. En los primeros textos osteopáticos se alude a la
disfunción generada por este proceso como lesión refleja: una lesión refleja
primaria si el origen de la disfunción radica en el soma con afectación
refleja de una víscera y una lesión refleja secundaria cuando sucede lo
contrario, es decir, que una disfunción en una víscera afecta a una
estructura somática.
90
finales de la década de 1950-1960 cuando se propuso un modelo
relativamente completo y racional del mecanismo neurofisiológico de la
lesión osteopática. El profesor Irvin Korr, un fisiólogo que trabajaba en el
campo de la osteopatía propuso que la disfunción articular, como
consecuencia de un traumatismo o adaptación postural, se mantiene por la
compleja interacción del sistema motor a través de las aferencias
procedentes de los husos musculares y órganos tendinosos de Golgi y las
eferencias sensitivas que controlan la longitud y el grado de contracción
muscular, y así la posición y función articular.
Las aferencias somáticas también hacen sinapsis con los núcleos del
sistema nervioso autónomo (SNA). Este sistema ejerce efectos sobre la
irrigación local, la actividad de las glándulas sudoríparas, el músculo liso y
la función visceral. Se pensaba que gran parte de ello se encontraba
organizado a nivel segmentario vertebral, aunque ahora se sabe que está
bajo el control último de los centros superiores del sistema nervioso central
(SNC).
91
Korr ofrecieron una explicación coherente de estos diversos tipos de
disfunción observados por los osteópatas.
Los conceptos de Korr se analizan con más detalle en el capítulo 6.
92
9).
Este capítulo se centra en las leyes del movimiento vertebral, que ahora
se denominan, de forma más correcta, principios de Fryette. También se
abordan los conceptos y la nomenclatura de la disfunción somática
relacionados con estos principios. La nomenclatura de las lesiones
concebida por Fryette se utiliza de forma generalizada en Europa y
Norteamérica, pero algo menos en el Reino Unido, por lo que se ha
realizado un intento de analizar los diversos sistemas de nomenclatura de
lesiones y, en caso de ser posible, extraer equivalencias en un intento de
facilitar la comunicación.
93
respalda los conceptos de Fryette. En esencia, estos conceptos se
fundamentan en si la columna se encuentra en flexión normal fácil
(neutra), momento en que la columna será sostenida por los discos y
cuerpos vertebrales, con las carillas articulares libres para moverse en su
amplitud del movimiento permisible y actuando, por tanto, como la sección
anterior de la columna en el experimento de Lovett, o si la columna está
fuera de la posición neutra en flexión o extensión, de tal manera que las
carillas articulares se encuentran acopladas y, como tales, son responsables
de guiar el movimiento y actuar como la sección posterior, de modo que es
necesario que roten antes de que pueda producirse la flexión lateral.
94
conoce como ley de Beckwith o de Nelson.)
El primer y el segundo principio se resumen en la tabla 2-4.
2003.
95
flexión lateral y la rotación tendrán lugar en direcciones opuestas (SXRY o
SYRX en la tabla 2-4).
96
cuando el cuerpo está en reposo. Por tanto, es más habitual que las lesiones
tipo I sean lesiones de compensación o adaptación que de origen
traumático. También aparecen con más frecuencia en grupos en lugar de en
forma individual.
Entre las posibles causas de una disfunción tipo I figuran 16:
• Como compensación de una disfunción tipo II (no neutra): sea ERS o FRS.
• Reflejos viscerosomáticos.
• Escoliosis idiopática.
97
Disfunción somática tipo II
El segundo principio se aplica cuando la columna dorsal o lumbar se
encuentra suficientemente fuera de la posición neutra para que las carillas
articulares dirijan el movimiento, es decir, en flexión o extensión. Por
tanto, para que aparezca una disfunción somática tipo II, la columna debe
estar igualmente fuera de la posición neutra en el momento de inducción
de la disfunción somática. En caso de suceder así, la flexión lateral y la
rotación tendrán lugar en la misma dirección, RXSX o RYSY.
COLUMNA CERVICAL
La columna cervical, según lo señalado con anterioridad, es una excepción
98
al primer y el segundo principio, debido a la naturaleza de la orientación
de las carillas articulares y la forma del cuerpo. Las vértebras cervicales se
dividen en típicas, C3 a C7, y atípicas, C1 y C2. Se comentarán por
separado.
99
movimiento fisiológico de Fryette o según los posibles hallazgos
posicionales.
Según Fryette, mientras que las vértebras cervicales típicas responden al
segundo principio de movimiento fisiológico (ERS, FRS), la C0-C1 sólo sigue
el primer principio (NSR) y la C1-C2 presenta principalmente rotación (con
una cantidad muy pequeña de flexión lateral).
100
NOTA SOBRE LA NOMENCLATURA DE FRYETTE
RELATIVA A LA FLEXIÓN Y EXTENSIÓN
Quienes deseen leer a Fryette en versión original han de conocer su
nomenclatura, en ocasiones confusa, acerca de la flexión y extensión.
Para Fryette, los términos flexión o extensión tienen significados
diferentes en función de si hacen referencia a las curvas vertebrales o a
vértebras individuales.
Curvas vertebrales
Al aludir a las curvas vertebrales, Fryette utiliza la definición mecánica o
anatómica de los movimientos.
Segmentos vertebrales
Al comentar el movimiento vertebral individual, siempre se utiliza la
posición del cuerpo vertebral como punto de referencia. Por consiguiente,
en la flexión vertebral, el cuerpo vertebral se aproxima al de la vértebra
inferior (inclinación anterior) y viceversa para la extensión vertebral.
101
Tabla 2-5 Resumen de las características fundamentales de las lesiones de primer,
segundo y tercer grado
102
constante y se ha verificado mediante investigación, en tanto que en la
columna lumbar y dorsal, los movimientos acoplados son inconstantes y el
segundo principio de Fryette puede o no aplicarse. Por tanto, como sucede
con todos los modelos, ofrece una hipótesis y a continuación le toca al
profesional contrastar si dicha hipótesis es coherente con los hallazgos
identificados en un paciente.
103
Figura 2-4 Disfunción ERS (tipo II) ERS derecha o convergente derecha. En una
disfunción ERS, la articulación facetaria con problemas se encuentra en el mismo lado que
se menciona en la disfunción; por ejemplo, en la ERS derecha, la carilla articular derecha
no pasará a flexión o divergencia. Si la columna se mueve a flexión, la apófisis transversa
derecha no se moverá anteriormente y la apófisis transversa derecha será más prominente
a la palpación en flexión. En extensión, el movimiento será simétrico.
104
Figura 2-5 Disfunción FRS (tipo II) Disfunción FRS derecha o divergente izquierda.
En una disfunción FRS, la articulación facetaria con problemas se encuentra en el lado
opuesto al que se menciona en la disfunción; por ejemplo, en la FRS derecha, la carilla
articular izquierda no pasará a extensión o convergencia. Si la columna se mueve a
extensión, la articulación facetaria izquierda no se cerrará, lo que supone que la apófisis
transversa derecha será más prominente a la palpación cuando el paciente se encuentre en
extensión. En flexión, el movimiento será simétrico.
RESUMEN
En una disfunción ERS, la articulación facetaria con problemas se
encuentra en el mismo lado que se menciona en la disfunción; por ejemplo,
en la ERS derecha, la carilla articular derecha no pasará a flexión o
divergencia. En una disfunción FRS, la articulación facetaria con problemas
se encuentra en el lado opuesto al que se menciona en la disfunción; por
ejemplo, en la FRFL derecha, la carilla articular izquierda no pasará a
extensión o convergencia.
105
flexión, ambas apófisis transversas quedarán simétricas. Sin embargo, en
extensión, la apófisis transversa derecha no se moverá anteriormente (en
este caso, la articulación facetaria izquierda no se cerrará y la apófisis
transversa derecha se tornará prominente cuando se mueva a extensión).
Esto supone que la apófisis transversa derecha será más prominente en la
palpación (cuando el paciente se encuentre en extensión).
Otro aspecto de los principios de Fryette que crea cierta confusión es que
las disfunciones tipo I (NSR) son siempre compensaciones y no afectan a
las carillas articulares. Dado que las carillas articulares no se encuentran
restringidas, no es necesario que se ajusten a nivel articular, sino más bien
que sean tratadas abordando las disfunciones causales y, a continuación,
las partes blandas que mantienen la compensación. Por tanto, las únicas
disfunciones vertebrales reales son las de tipo II (FRS y ERS).
Las disfunciones tipo II también se describen en ocasiones, por motivos
106
descriptivos, como convergentes o divergentes, según se ha comentado
anteriormente.
Asimismo, en la columna cervical también hay un modelo que utiliza el
elemento de traslación lateral para nombrar la lesión. La traslación lateral
es consecuencia de la rotación y flexión lateral ipsolaterales y se produce
en la dirección opuesta a estos movimientos. Por tanto, una disfunción en
traslación lateral derecha sería el equivalente de un tipo II izquierdo o,
posiblemente, de un tipo II «descarrilado», o una disfunción izquierda de
primer grado.
La variedad de clasificaciones diferentes de la disfunción somática resulta
algo desconcertante; en la tabla 2-6 se recogen algunas de las
clasificaciones habituales y sus equivalentes.
Tipo I Tipo II
NSR FRS
107
Muchos osteópatas ni siquiera sienten la necesidad de realizar
diagnósticos específicos de disfunción, diagnóstico en el sentido que se
utiliza en las lesiones tipo I y II de Fryette y las lesiones de primer y
segundo grado, de manera que creen que no resulta necesario invertir los
componentes y es imposible lograr un cambio posicional, por lo que
sencillamente intentan mejorar la función.
PERSPECTIVA HISTÓRICA
108
de que, al hacerlo, también se invertiría el proceso fisiopatológico que se
había observado asociado a la lesión en situaciones experimentales.
Esta interpretación ligeramente lineal de la lesión como centro del
trastorno que, a través de diversos reflejos, genera efectos locales y
remotos, hizo que el abordaje osteopático fuera bastante reduccionista. La
lesión se convirtió en el objetivo único de los técnicos osteopáticos y se
perfeccionaron diversas técnicas estructurales para abordar la lesión de
forma específica y producir los resultados clínicos deseados.
En la década de 1920-1930 empezó a cambiar esta tendencia. Arthur
Becker introdujo la idea de la «lesión osteopática total», que más tarde fue
ampliada por Fryette. Se describe como «la combinación de todas las
diversas lesiones o factores individuales independientes, mecánicos o de
otro tipo, que causan o predisponen a la aparición de la enfermedad y por
los que el paciente puede estar sufriendo en ese momento. Estos factores
varían de callos a cólera, de «nerviosismo a locura»9.
109
autocuración intrínseca del organismo, a fin de permitir que resuelva el
problema. La combinación de un abordaje más holístico, un concepto más
dinámico de disfunción somática y el objetivo de trabajar con el organismo
en lugar de hacerle algo, representó un cambio conceptual radical con
respecto a los abordajes anteriores. Como tales, los conceptos posicionales
de disfunción no son aplicables en estos modelos.
110
depende en último término de cada individuo. Los autores consideran que
ningún modelo ha desbancado realmente a ninguno de los otros; todos
tienen relevancia para la práctica clínica, aunque los conceptos más
antiguos precisarán un atemperamiento a la luz de la investigación actual.
Es posible que un osteópata emplee abordajes directos e indirectos, utilice
los hallazgos posicionales y funcionales y trabaje con abordajes
estructurales, fasciales, craneales, viscerales y funcionales. Para hacerlo de
la manera más eficaz posible es necesario que cuente con un cierto grado
de conocimiento de todos los conceptos comentados en esta sección. Si el
deseo del terapeuta consiste en practicar únicamente en un campo (p. ej.,
estructural, craneal o visceral), sólo será necesario que conozca los
conceptos relacionados con dicho campo, aunque resulta difícil entender
por qué alguien querría limitarse de esta manera.
Bibliografía
1 Rumney IC. The history of the developmental term ‘somatic dysfunction’. Osteopathic
111
Annals. 1979;7(1):26-30.
2 Educational Council on Osteopathic Principles. Glossary of Osteopathic Terminology.
Chicago: American Association of Colleges of Osteopathic Medicine; 2002. Online.
Available: http://www.aoa-net.org/Publications/glossary202.pdf
3 Cyriax J. Textbook of orthopaedic medicine, vol I. London: Bailliére Tindall, 1978.
4 Isaacs ER, Bookhout MR. Bourdillon’s spinal manipulation, 6th edn, Boston: Butterworth
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5 Mitchell FL. The muscle energy manual, vol I. East Lansing: MET Press, 1995.
6 Dowling D. S.T.A.R.: A more viable alternative descriptor system of somatic dysfunction.
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7 Dummer T. A textbook of osteopathy, vol 1. Hadlow Down: JoTom Publications, 1999;97.
8 Fossum C. Personal communication. 2003.
15 Mitchell FL. The muscle energy manual, vol II. East Lansing: MET press, 1998.
112
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22 Pearcy M, Tibrewal S. Axial rotation and lumbar sidebending in the normal lumbar spine
measured by three-dimensional radiography. Spine. 1984;9:582-587.
24 Panjabi MM, Yamamoto I, Oxland T, et al. How does posture affect coupling in the
lumbar spine? Spine. 1989;14(9):1002-1011.
25 Vicenzino G, Twomey L. Sideflexion and induced lumbar spine conjunct rotation and its
influencing factors. Aust J Physiother. 1993;39:299-306.
113
PARTE II
Modelos conceptuales
(perceptuales) osteopáticos
114
Introducción a la Modelos conceptuales
(perceptuales) osteopáticos
ÍNDICE DE PARTE
3. Conceptos estructurales 43
4. Tensegridad 71
5. Biotipología 83
2. Tensegridad.
3. Biotipología.
4. Modelos neurológicos.
5. Consideraciones psicológicas.
115
6. Modelo líquido.
116
Capítulo 3
Conceptos estructurales
Introducción 43
Biomecánica de Littlejohn 51
Conclusiones 68
Bibliografía 70
Lecturas recomendadas 70
INTRODUCCIÓN
En esta parte se analizan algunos de los conceptos que tienen que ver con
la manera en que se ha interpretado desde el punto de vista osteopático la
estructura del organismo, en general, y de la columna vertebral, en
particular. Comienza con algunos conceptos generales y concluye con una
revisión de algunos de los elementos fundamentales de la biomecánica de
Littlejohn. La práctica totalidad de este material se basa puramente en el
empirismo. A partir del hecho de que estos conceptos han sobrevivido y se
utilizan a diario en las consultas osteopáticas de todo el mundo, podría
afirmarse que se han evaluado clínicamente de forma exhaustiva.
Evidentemente, esto no prueba su veracidad; sin embargo, no es ésta la
finalidad de este libro. Aquí se presentan como posibles interpretaciones
117
que pueden permitirle desarrollar su propia manera de ver y entender el
organismo. Algunos de los modelos son puramente conceptuales o
«visuales» y ni siquiera pretenden contar con una base científica racional.
Un ejemplo es la parte dedicada a «áreas bajo una curva» y la manera en
que se logra el equilibrio. Desde el punto de vista matemático y
biomecánico, no hay nada de verdad en ello. No obstante, si se acepta,
como es su finalidad, como comparación visual con las fórmulas numéricas
exclusivamente para ilustrar el caso, ofrece un instrumento útil que ayuda
en la interpretación inicial de las curvas vertebrales.
118
Al nacer desaparece este apoyo líquido; es en este momento cuando el ser
humano comienza su larga y ardua batalla contra la gravedad. Al nacer, el
niño debe desarrollarse hasta el punto de lograr una función
independiente. Naturalmente, sigue dependiendo de la madre en cuanto a
sus necesidades nutricionales; sin embargo, desde el punto de vista
anatómico, sus sistemas orgánicos son plenamente funcionales. El sistema
nervioso ha de comenzar el proceso de aprendizaje y el establecimiento de
conexiones nerviosas para completar sus circuitos. Desde un punto de vista
estructural/funcional, los movimientos de los brazos y las piernas del niño
entrenan los músculos y crean conexiones que más adelante le permitirán
realizar tareas coordinadas. Incluso al nacer, el niño posee varios reflejos
«precargados» que le permiten sobrevivir; por ejemplo, el reflejo de
hociqueo para buscar el pezón y obtener alimento y el reflejo de
enderezamiento del cuello, que permite que el niño levante y gire la cabeza
de lado a lado en decúbito prono para evitar el ahogo.
119
Figura 3-2 Desarrollo de la lordosis cervical conforme el niño gatea.
120
Figura 3-3 Postura erecta.
121
parte la observación de que, con frecuencia, se identifican lesiones
segmentarias individuales en las curvas secundarias, lo cual es raro en el
tórax, donde la mayoría de las lesiones aparecen en grupo.
Al estudiar su movilidad puede apreciarse que las dos curvas lordóticas
representan zonas que son transiciones móviles entre regiones
relativamente hipomóviles. (La movilidad lumbar es mayor que la torácica
en todos los planos, salvo en rotación 2.) Esta disposición puede explicarse,
en cierta medida, por las necesidades funcionales del organismo. Las zonas
hipomóviles contienen los órganos vitales, el cerebro, el corazón y los
pulmones, así como los elementos de reproducción. Se encuentran
protegidos por «jaulas» óseas estables, motivo por el cual la movilidad ha
de proceder de otras regiones de la columna. El tórax es un ejemplo
perfecto de función que influye en la estructura: las costillas configuran
una caja ósea y, en cierto grado, limitan la movilidad del tórax, pero su
disposición es tal que permiten la expansión y contracción en respuesta a
la respiración, sin dejar vulnerables en ningún momento a los centros
vitales.
122
PRESIÓN AXIAL Y SU IMPORTANCIA EN LA
MOVILIDAD
Otra función importante de la columna vertebral es la de ofrecer resistencia
a las fuerzas de compresión axial. Se ha comprobado que la resistencia de
una columna curvada es directamente proporcional al cuadrado del número
de curvas más uno, o R = N2 + 1 (siendo R la resistencia y N el número de
curvas)2.
R = 02 + 1
Por consiguiente, R = 1
R = 32 + 1 = 10
R = 10
Por tanto, la introducción de tres curvas dinámicas incrementa la
resistencia en diez veces con respecto a la de una columna recta.
123
personalidad a partir de este concepto, pero piense en sus conocidos y en
personas de mentalidad inflexible: ¿con qué frecuencia manifiestan
también rigidez corporal, con un pronunciado aspecto enderezado y erecto
de la columna? Todo ello está al borde de lo estereotípico, pero quizá el
cuerpo y la mente sólo sean expresiones diferentes de lo mismo.)
1974.)
124
erecta madura (como la fig. 3-3), los músculos extensores o antigravedad se
representan generalmente mediante líneas gruesas; así se pretende indicar
su fuerza. El hecho de trabajar en contra de la gravedad ha sido el origen
de su resistencia. Los músculos flexores de la porción anterior del cuello y el
abdomen se representan con líneas finas, con lo que se indica su debilidad
relativa. Existe la tendencia a que los osteópatas se centren más en la
hipertonía de los potentes músculos antigravedad y, por consiguiente, en la
superficie posterior del paciente. Sin embargo, es importante recordar que
la postura erecta se logra por un equilibrio entre los flexores y extensores y
que, aunque los extensores parecen capaces de ejercer un mayor efecto, la
debilidad o hipotonía de los grupos flexores puede tener efectos llamativos
sobre la postura.
125
que un aumento de la curva lumbar puede relajar el peritoneo, al que se
encuentran unidos los órganos y éstos, debido a que pierden sostén, tienden
a la ptosis.)
En cualquier situación, la causa es el estado hipotónico de los músculos
anteriores débiles. El cambio consiguiente de la curva lumbar, así como
cualquier otra compensación que pueda suceder como consecuencia de ello,
son secundarios. Es posible que surjan síntomas derivados de los problemas
secundarios, por ejemplo, L5 se torna sintomática debido a la
hiperextensión. El tratamiento aplicado en L5 o la curva lumbar sólo
ofrecerá, en el mejor de los casos, un alivio transitorio. La resolución real
se producirá únicamente cuando se aborde el problema principal de los
músculos abdominales débiles (fig. 3-5A y B).
126
Figura 3-5 A) Situación de equilibrio dinámico estable. El «contenedor» (diafragmas
torácico y pélvico, músculo transverso del abdomen, fascia dorsolumbar y músculos
erectores de la columna) comprime con suavidad las vísceras, lo que crea una estructura
estable (como un balón de fútbol cuando se infla totalmente). Los músculos están tónicos,
pero, en general, realizan un ajuste delicado del equilibrio. B) Los músculos abdominales
se han debilitado, lo que crea un contenedor menos estable para las vísceras, lo que a su
vez hace que tiendan a la ptosis anteroinferior. Esto aumenta la palanca sobre la columna
lumbar, lo que hace que se mueva anteriormente y que se incline la pelvis. Los músculos
posteriores se contraen para hacer resistencia a las tracciones anteriores de la columna.
127
esperaría encontrar en la postura «ideal». Al observar a la gente, en
general resulta fácil comprobar que esta postura no siempre es la «normal».
Existen numerosas variaciones con respecto a este ideal.
Los osteópatas y otros terapeutas han dedicado mucho tiempo a tratar de
identificar tendencias que ayuden a lograr una comprensión general.
Algunos de los modelos de uso frecuente se comentarán más adelante. (Ha
de destacarse que los conceptos siguientes no son «matemáticamente»
exactos: son modelos conceptuales que ayudan a visualizar los cambios en
el equilibrio de las curvas vertebrales.)
128
Figura 3-6 Interdependencia de las curvas. Si se incrementa el ángulo lumbosacro con
respecto al normal, las tres curvas aumentarán de manera análoga. Sucederá lo contrario
al reducir el ángulo lumbosacro. Esto demuestra la interdependencia de las curvas.
129
Figura 3-7 A) Área bajo una curva. A, B y C corresponden a las áreas descritas por
cada curva. Para alcanzar el equilibrio, la suma de A + B + C debe equivaler a cero. B)
Esto demuestra la interdependencia de las curvas. El aumento de una curva dará lugar a
un incremento semejante de las otras dos, por lo que A + B + C seguirá siendo igual a
cero. C) Siempre que el total equivalga a cero, el equilibrio puede lograrse de diversas
maneras.
130
posible que las curvas se comporten de forma distinta. En la figura 3-7C se
muestra un ejemplo de ello. Sin embargo, habría sido igual de eficaz que la
curva cervical se hubiera mantenido inalterada y que la dorsal hubiera
aumentado de forma suficiente para equilibrar el incremento de la curva
lumbar.
Figura 3-8 Puede observarse que las vértebras actúan alrededor de la piedra angular
central de L3. En consecuencia, puede plantearse la hipótesis de que L5 y L1, así como L2
y L4, desempeñan una función equivalente y opuesta alrededor de la piedra angular.
131
posibles de adaptarse consistiría en que la vértebra equivalente y opuesta
realizara el movimiento contrario.
Un ejemplo consistiría en que, si la vértebra L2 rotara hacia la izquierda,
para mantener el equilibrio, L4 podría rotar en un grado equivalente en la
dirección opuesta (fig. 3-9A).
Figura 3-9 Varias zonas posibles de compensación de una disfunción somática (DS).
(A) Es equivalente y opuesta dentro de su curva. (Bi y ii) Cualquiera de sus vértebras
inmediatamente próximas. (C) En la transición entre las curvas. Se saca la sección para
revelar los similares en el punto central. (D) Con su reflejo en el eje medio de la columna
(D9).
132
Se trataría de un método de resolver problemas dentro de una curva, sin
necesidad de adaptación alguna del resto de curvas sobrepuestas, ya que se
habría mantenido el área bajo la curva (en este caso, lumbar).
La resolución dentro de una curva no siempre sucede y, por consiguiente,
la compensación puede producirse entre las curvas. Esto se explica mejor
mediante un diagrama (figs. 3-9C y D).
También es posible utilizar la analogía del «área bajo una curva» para
analizar los posibles patrones de adaptación según se han comentado,
aunque desde una perspectiva visual. Esto se explica mejor mediante un
diagrama (fig. 3-10).
133
Figura 3-10 Selección de ejemplos en los que se representa cómo puede lograrse el
equilibrio utilizando la analogía del «área bajo una curva». La columna se ha representado
como una línea recta para facilitar su interpretación. Obsérvese que en el ejemplo F no se
logra alcanzar el equilibrio.
134
AP. También se aplica la misma analogía visual de las áreas, encontrándose
las curvas en el plano lateral en lugar de AP.
Los conceptos precedentes generan lo que quizá sea uno de los modelos
más básicos con los que interpretar los patrones presentes en una columna.
Hay numerosos modelos complejos más, algunos de los cuales se comentan
más adelante en este capítulo. Sin embargo, con estos instrumentos es
posible empezar a analizar patrones sobrepuestos de adaptación vertebral
y comenzar a definir qué guarda relación con qué. El punto clave de este
modelo consiste en buscar similares. El concepto de los «similares» se
emplea con frecuencia en osteopatía y, como la propia palabra indica, los
similares son entidades que son casi, o en ocasiones exactamente, lo mismo.
Al analizar los patrones de adaptación, lo similar puede ser un patrón
opuesto, pero similar en grado o extensión. Por ejemplo, puede haber un
grupo de flexión lateral derecha superficial pasando sobre tres vértebras. Su
similar sería un grupo de flexión lateral izquierda superficial pasando sobre
tres vértebras o, teniendo en cuenta el material anterior, un grupo de
flexión lateral izquierda algo más profundo pasando sobre dos vértebras,
etc.
135
puede ayudar a identificar las relaciones existentes entre una disfunción
específica y su patrón compensador. Todo esto parece muy sencillo; sin
embargo, los patrones de lesión se superponen a menudo entre sí, lo que
hace que queden un tanto ocultos. No obstante, con la experiencia, así
como con el deseo y el interés de explorar estas ideas desde un punto de
vista práctico, su interpretación se torna gradualmente más fácil. La
ventaja de conocer las capas de patrones radica en que debería ser posible
eliminar un patrón con el mínimo trastorno para el resto. Esto resulta
esencial cuando se trata a una persona que pretende hacer algo importante
poco después del tratamiento (participar en una competición deportiva,
casarse, irse de vacaciones), situación en la que no le agradecerá que le
deje desequilibrado y padeciendo, posiblemente, peores síntomas que antes.
136
Figura 3-11 Ejemplo del análisis de patrones complejos de disfunción. A) Visión
posterior. B) Visión lateral: obsérvese que la línea intermitente es la «normal» teórica. Una
posible hipótesis de las relaciones entre las zonas de disfunción es: 1) el sacro en flexión
lateral derecha da lugar a la aparición de un patrón escoliótico en las tres curvas, lo que
demuestra la interdependencia de las curvas; 2) el aumento de la curva lumbar se
compensa mediante una disminución de la curva cervical, lo que mantiene un equilibrio
con respecto al área bajo una curva vertebral total; 3) equilibrio segmentario de la
disfunción rotacional, de modo que una vértebra (3A) resulta compensada por dos
vértebras rotadas en menor medida (3Bi y 3Bii); 4) una lesión simple de grupo en flexión
se compensa por una lesión de grupo en extensión equivalente; 5) una lesión en flexión
lateral se compensa en el punto de transición de una curva y en la siguiente; 6) una curva
137
o vértebra en flexión lateral se compensa con su vértebra inmediatamente próxima dentro
de la misma curva. A todo ello se asocia un patrón en flexión y extensión (se aprecia en la
visión lateral). Obsérvese cómo se superponen los patrones entre sí, es decir, la curva
lateral de (1) queda sobrepuesta al patrón de flexión lateral de (5) y (6). Esto hace menos
evidente la interpretación; sin embargo, la palpación de las partes blandas asociadas para
«datar» la lesión ayudará a contar las diversas capas.
BIOMECÁNICA DE LITTLEJOHN
138
osteopáticos. En general, quienes utilizan estos conceptos pertenecen a dos
bandos: los tradicionalistas, que intentan interpretar el material según
proponía Littlejohn, y los que utilizan los conceptos como base e intentan
integrarlos con nuevos conceptos conforme van surgiendo.
Durante los últimos años parece haber una tendencia a rechazar el
trabajo de Littlejohn por no científico e inexacto. Un excelente ejemplo que
ha dado lugar a esta opinión es que cita la vértebra L3 como centro de
gravedad del organismo, en tanto que la mayoría de los estudios
contemporáneos demuestran que es anterior al cuerpo de la vértebra S2. No
obstante, quizá merece la pena reflexionar sobre el origen de sus teorías.
Surgieron a partir de la observación minuciosa de personas en un contexto
clínico y se analizaron en el tratamiento de estos individuos. El diseño de
líneas y ejes que creó fue su intento de definir lo que observó. En contraste,
el nivel S2 se descubrió utilizando un equipo analítico complejo. La mayor
parte de los osteópatas emplean los mismos instrumentos de evaluación
que utilizaba Littlejohn: los ojos, las manos y la inteligencia. Quizá los
modelos que inspiró siguen teniendo importancia para el osteópata en
ejercicio. En último término, cada terapeuta debe llegar a sus propias
conclusiones acerca de esta materia.
ARCOS
Littlejohn analizó las curvas vertebrales de varias maneras diferentes.
Fundamentó estas interpretaciones en un amplia gama de criterios, entre
ellos la morfología de la vértebra, como la orientación de sus carillas
articulares y la forma del cuerpo, los orígenes e inserciones de los músculos
que se insertan en la columna, las zonas donde las líneas de fuerza
percibidas (AP, PA, AC, PC y línea de gravedad central) cortaban la
139
columna, el centro de la amplitud del movimiento vertebral individual
(centro oscilatorio), el desarrollo embriológico de la columna y la función
observable, por mencionar algunos. Todo ello dio lugar a una serie de
«arcos y piedras angulares» para cada análisis. Littlejohn utilizó el término
«piedra angular» para indicar la vértebra más importante en el arco, en
relación con su mecánica y la línea de gravedad central y no
necesariamente el punto de curvatura máxima 4. Excluyó la vértebra C1
porque la consideraba poco más que un anillo de conexión entre el
occipucio y el arco cervical. Él, y más adelante Wernham, propusieron una
analogía entre su función y la de L5, especialmente en los «arcos
funcionales», y como tal podría considerarse un eje entre el occipucio y C2.
Littlejohn describió cuatro tipos de arcos:
• Arcos estructurales.
• Arcos funcionales.
• Arcos fisiológicos.
Cada clasificación se basa en una función o criterios concretos, según
indican sus nombres. A continuación se ofrece una descripción breve de
cada uno de ellos.
Arcos estructurales
Se trata, en esencia, de la manera en que los anatomistas han descrito la
columna, basándose en la anatomía regional. En consecuencia, el cuello se
extiende desde el cráneo al tórax, por lo que la columna de esa región es la
columna cervical, sucediendo de manera similar para el resto de curvas.
Aunque es posible distinguir el grupo al que pertenece la mayoría de las
vértebras al analizar su estructura, no se fundamenta principalmente en la
morfología de las vértebras. Los arcos se representan en la figura 3-12.
140
Figura 3-12 Arcos estructurales.
C2-D2 C2/3
D2-D12 D5/6
D12-L5 L3
L5-cóccix
Arcos funcionales
Como su propio nombre implica, esta clasificación se basa en la forma en
que las curvas actúan como unidades. La función se encuentra determinada
141
por la estructura, en este caso, por la estructura de las vértebras y sus
grupos musculares de sostén. Desde el punto de vista morfológico, existe
una transición gradual conforme se desciende por la columna. Algunos de
estos cambios determinan los movimientos que son posibles, como la
orientación de las carillas articulares de las vértebras. Puede interpretarse
que las inserciones de la musculatura vertebral dividen la columna en
unidades funcionales. Por tanto, mediante la observación de la manera en
que actúa la columna y el análisis de la naturaleza y posición de las
estructuras anteriores es posible crear una serie de arcos definidos por la
función (y estructura) de la columna. Todo ello no está en consonancia con
el abordaje regional que se utiliza de manera convencional en las
descripciones anatómicas, como el que se ha descrito anteriormente en los
arcos estructurales. Los arcos así definidos se denominan arcos funcionales.
Sus características fundamentales son:
142
Figura 3-13 Arcos funcionales.
C2-C4 C5
C6-D8 D9
D10-L4 L5
Sacro-cóccix
143
unidad más resistente de la columna. Esto se basa en varios conceptos:
144
Figura 3-14 Arco central o doble.
C2-D4
L3 y por debajo
Arcos fisiológicos
Esto se fundamenta en un análisis bastante complejo de las líneas de
fuerza, los centros osteopáticos, el control del sistema nervioso autónomo y
los centros de oscilación (el punto central de un círculo descrito por la
145
orientación de las carillas articulares).
Los puntos clave son que C7 y D9 son los centros de oscilación de las
regiones cervical y dorsal y de la dorsal y lumbar, respectivamente, y son
los que definen el eje cefálico de las dos curvas. El análisis de los centros
osteopáticos y autónomos de cada región permitiría predecir el tipo de
disfunción fisiológica que podría suceder (fig. 3-15).
C7-D8 D9
146
D10-cóccix
El análisis de cada uno de estos arcos y sus ejes permitió que los
osteópatas entendieran los patrones de disfunción que podrían surgir y la
manera de tratarlos, si bien con el transcurso del tiempo se simplificó
gradualmente a lo que hoy día se denomina en ocasiones un «modelo de
pívots», que constituye una síntesis de los cuatro «arcos».
MODELO DE PÍVOTS
En esta interpretación contemporánea se considera que los pívots de giro
son:
• Occipucio/C1.
• C5.
• D4.
• D9.
• L3.
• L5/S1.
En ocasiones se alude a C5, D9 y L3 como pívots a mitad de arco, en
tanto que los otros se designan pívots interarco. Esto no coincide con la
utilización de Littlejohn de estos términos, pero tiene un uso práctico.
147
Figura 3-16 Modelo de pívots. Téngase en cuenta que los términos «pívot a mitad de
arco» y «pívots interarco» utilizados en este diagrama no coinciden con el uso de estos
términos por parte de Littlejohn.
148
• La unión dorsolumbar no se incluye en ocasiones como pívot.
Pívots «funcionales»
Ha de tenerse en cuenta que los pívots y curvas se citan en relación con la
postura «ideal». En realidad, las posiciones variarán, a menudo
notablemente, con respecto a la expresada. Cuando existe esta diferencia
respecto a la ideal, puede utilizarse el nombre del pívot como elemento
descriptivo funcional. Por tanto, si una persona tiene una curva lumbar
larga que se extiende hasta D10, las vértebras D9/D10 reales estarán
actuando como la transición entre las curvas dorsal y lumbar y podrían
denominarse «pívot D/L funcional». El pívot L3 funcional podría ser la
vértebra L1 o L2 real (fig. 3-17A).
149
Figura 3-17 A) La curva lumbar larga ha provocado un «desplazamiento» superior de
los pívots, de modo que se fuerza a vértebras no diseñadas para servir de unión a adoptar
esta función (con una mayor posibilidad de disfunción). Estos nuevos pívots en ocasiones
se denominan «pívots funcionales» (en el sentido de que actúan como un pívot). Así, por
ejemplo, la vértebra D10 es la D/L funcional. B) Muestra el «ideal» teórico. Si el paciente
se encuentra en buena forma física y tiene capacidad de adaptación, éste podría ser el
resultado final del tratamiento. Si se han producido cambios estructurales, es posible que
sólo avancen por esta vía; en tal caso es necesario equilibrarlos en torno a ese patrón.
150
que el paciente se encuentre relativamente sano y que, con el tratamiento,
sea capaz de adaptarse plenamente, el patrón del paciente según lo
analizado en relación con el modelo de pívots funcionales es el punto de
inicio y puede utilizarse el modelo «ideal» como objetivo último del
tratamiento (fig. 3-17B). Quizá sólo sea posible llevar a la persona hasta un
cierto punto del espectro continuo entre su postura actual y la «ideal», pero
sirve como guía. Una justificación terapéutica sencilla de la figura 3-17
podría consistir en que las dorsales inferiores se encuentran extendidas, lo
que provoca el alargamiento de la lordosis lumbar y unas curvas dorsal y
cervical acortadas, pero más profundas. Si las dorsales bajas fueran las
primarias en este patrón, la movilización en flexión de este grupo
permitiría que la columna dorsal «descendiera» a su posición más ideal. De
manera análoga, se normalizaría la columna lumbar, al igual que la
cervical (suponiendo que el problema fuera relativamente reciente y no
hubiera cambios tisulares crónicos que impidieran restablecer el equilibrio).
Por tanto, los pívots pasarían a sus situaciones más adecuadas y se habría
alcanzado la situación «ideal».
151
generan un modelo sencillo con el que intentar entender la interacción
compleja de la mecánica vertebral y, por ende, el funcionamiento del
organismo. A partir de este nivel de conocimiento es posible pasar al
siguiente.
Uno de los elementos más importantes del conocimiento es que los pívots
se mueven, no son estáticos. Sin embargo, la función del pívot sigue siendo
la misma con independencia de la vértebra que actúa como tal. Littlejohn
utilizó la analogía de la piedra angular extraída de la arquitectura, siendo
éste el punto en el que las fuerzas actúan por igual y en dirección opuesta,
lo que mantiene la integridad de la curva. Por tanto, en el caso de la curva
lumbar, podría suponerse que L3 es la piedra angular lógica (fig. 3-8). No
obstante, según se aprecia en la figura 3-17, esta función puede ser
adoptada por L2. La columna lumbar de la figura 3-17 se muestra de
manera esquemática en la figura 3-18. A partir de ella es posible ver que
D10 es el extremo cefálico funcional de la curva lumbar y L5 el extremo
caudal. Por tanto, si aparece una disfunción en L4, uno de los lugares en
que cabría esperar compensación sería D11/D12. El equilibrio dentro de la
curva se logra de la manera habitual.
152
Figura 3-18 El equilibrio dentro de la curva se sigue logrando de la misma manera,
aun cuando se hayan desplazado los pívots. Este ejemplo demuestra que las zonas de
equilibrio pueden abarcar más de una única vértebra; en este caso, puede adaptarse
cualquiera de ellas, o ambas.
153
continuación, se confirma o rechaza esta hipótesis utilizando las
habilidades de palpación para evaluar los cambios tisulares (la lesión
primaria y su compensación, después de transcurrido el período agudo,
tendrán cambios tisulares muy semejantes) y la aplicación del conocimiento
de los factores causales y de cómo responderá el cuerpo concreto del
individuo a estas fuerzas. La hipótesis resultante se contrastará de nuevo
posteriormente en la exploración macroscópica y segmentaria de toda la
columna.
Importancia de D9
Desde el punto de vista osteopático, D9 tiene una gran importancia, por lo
que muchos osteópatas con experiencia recomiendan precaución a la hora
de evaluarla. Parte de su importancia se comprende cuando se tiene en
cuenta que D9 puede considerarse la piedra angular de las tres curvas; esto
es posible de imaginar si se trazan las curvas vertebrales con la persona en
decúbito prono (fig. 3-19). Esto no significa, sin embargo, que no deba
movilizarse, aunque el conocimiento de su posible función mecánica en la
totalidad de la columna resulta beneficioso.
154
según se aprecia en la figura 3-20.
155
También contribuye a quitar parte del hincapié en uno de los escollos, en
apariencia, más importantes a la hora de aceptar este trabajo, a saber,
citar L3 como centro de gravedad. Sin embargo, en la posición ortógrada,
el modelo que Littlejohn concibió ha ayudado a numerosas generaciones de
osteópatas a obtener ciertos conocimientos de las relaciones biomecánicas
del organismo y lo que puede preverse cuando la línea de gravedad central
se desplaza con respecto a la ideal.
Línea anteroposterior
La línea AP comienza en el punto más anterior de la porción superior de la
columna, descrito según los casos como el borde anterior del agujero
occipital en la base del cráneo o la tuberosidad anterior de C1. A
continuación atraviesa inferior y posteriormente los cuerpos de D11 y D12,
hasta la unión posterior de L4/5, y después atraviesa el cuerpo de S1 hasta
llegar a su punto posterior más distal, la punta del cóccix.
La función atribuida a esta línea es que se trata de una «línea que une
toda la columna en un mecanismo articulado […] y es el punto principal de
resistencia mecánica a la pérdida de los arcos normales de la columna»5.
156
equivalente y actúan en dirección contraria, por la tensión de la cuerda, o
bien que el vector representado por la cuerda resuelve, o va en dirección
contraria y equilibra, las fuerzas existentes en el arco. Esta lógica podría
extenderse a los sistemas que constan de más de un arco, como se observa
en la figura 3-21.
Figura 3-21 Analogía del arco y la cuerda para ilustrar cómo la línea AP puede unir la
totalidad de la columna en un mecanismo articulado. A) Puede considerarse que la cuerda
resuelve las fuerzas presentes en el arco o que es la fuerza que mantiene el arco en su
posición estable. B, C) Esta analogía también puede emplearse para analizar más de una
curva. Por tanto, la línea AP representa la cuerda y puede considerarse que resuelve las
fuerzas presentes en la columna o une las curvas en «un mecanismo articulado». (B =
visión lateral; C = visión posterior.)
(De Campbell C. A brief review of the mechanics of the spine. Maidstone: Maidstone College of Osteopathy.)
157
Línea posteroanterior
Comienza en el punto más posterior de la porción superior de la columna,
generalmente tomado como el punto medio del borde posterior del agujero
occipital. A continuación pasa anteroinferiormente al borde anterior de la
articulación de L2/3, donde se bifurca y se extiende a la parte más
anterolateral de la columna y la pelvis, los acetábulos. (En algunos textos
se considera que continúan anteriormente alrededor de la rama del pubis,
abarcando la cavidad pélvica, y encontrándose en la sínfisis del pubis.)
Se trata de una línea mucho más complicada, con varias funciones. En la
figura 3-22 se muestran las zonas de la línea PA que ejercen especialmente
las funciones comentadas. Wernham afirma que sus funciones son las
siguientes5:
Figura 3-22 Función de la línea PA. Las figuras aluden a las funciones señaladas de la
158
línea PA (v. detalles en el texto). En esta figura se aprecia que la línea atraviesa puntos
clave de todas las cavidades y su función en la coordinación de las presiones existentes en
las cavidades corporales internas se entiende con mayor facilidad. A) Visión lateral. B)
Visión posterior.
(De Campbell C. A brief review of the mechanics of the spine. Maidstone: Maidstone College of Osteopathy.)
• Mantiene la tensión del cuello, el tronco y las piernas coordinada con las
presiones de las cavidades internas del organismo a través de los
ligamentos D/L que se oponen a los movimientos de caderas y piernas en
relación con los músculos abdominales y órganos pélvicos (v. 4 en la fig.
3-22).
Puede apreciarse que esta línea sirve para más elementos de los que
equilibran las fuerzas internas, la gravedad y los factores ambientales. Su
función en el mantenimiento del equilibrio de las presiones en las
cavidades puede entenderse si se tiene en cuenta que la línea PA atraviesa
el polo superior de la cavidad torácica a la altura de D1. A continuación
atraviesa inferiormente la unión de las cavidades abdominal y torácica y
anteriormente las inserciones crurales del diafragma a la altura de las
vértebras L2/3. Ahí se bifurca, de modo que atraviesa anterior, lateral e
159
inferiormente la cavidad abdominal hasta los acetábulos de forma bilateral.
Por último, pasa alrededor de la rama del pubis para reunirse en la sínfisis.
Por tanto, se encuentra presente en puntos clave de todas las cavidades.
160
como una única línea; por consiguiente, sólo existe una línea AC; sin
embargo, como la presión de las cavidades es una cuestión volumétrica, no
puede representarse en tres dimensiones con una línea, por lo que se
utilizan dos líneas PC. No se trata de un punto crítico, pero en ocasiones
confunde aún más a los estudiantes.
Por tanto, la línea AC se extiende desde el punto medio anterior de la
columna en el plano coronal y pasa inferior y posteriormente al cóccix. En
realidad, es exactamente igual a la línea AP (fig. 3-23).
Figura 3-23 Desde el plano sagital, la línea AC se ve idéntica a la línea AP. A) Visión
posterior. B) Visión lateral.
161
Las líneas PC intentan englobar la mayor parte posible de la superficie
coronal de la columna y el torso. Por consiguiente, cada una se origina a
partir de cada lado de la superficie más lateral del borde posterior del
agujero occipital, atraviesa medialmente el cuerpo, cruza anterior a la
altura de D4 y sigue hasta el acetábulo opuesto a su lado de origen (fig. 3-
24).
Figura 3-24 Orígenes superiores de la línea PC. X indica el origen cefálico de las
líneas PC.
Con estos dos conjuntos de líneas es posible entender cómo han surgido
determinados conceptos.
162
Los tres triángulos de fuerza y las tres unidades
Si se superponen las dos líneas PC y la PA entre sí, aparecen tres
triángulos. Se denominan, de manera bastante descriptiva, triángulos
pequeño, inferior y superior (fig. 3-25).
Figura 3-25 La combinación de las líneas PA y PC origina los tres triángulos y las tres
unidades.
163
doblan las rodillas de forma alterna y se observan los efectos. Conforme se
modifica la base de ambos triángulos inferiores, debería apreciarse
movimiento en L3 y D4. También debería haber una transición suave de las
curvas en flexión lateral a lo largo de la columna; la ausencia de cualquiera
de ellos indica disfunción. Para averiguar la región en que existe esta
disfunción se necesitarían otras pruebas. En realidad, hay toda una
sistemática diagnóstica basada en estos tres triángulos para determinar la
localización de diversas disfunciones, lo que se denomina «análisis de las
unidades».
164
• La unidad 2 es lo mismo que el triángulo superior, de modo que se
extiende y engloba desde el cráneo a D4. También comprende las cinturas
escapulares y las extremidades superiores. (Las cinturas escapulares y las
extremidades superiores se encuentran relacionadas desde el punto de
vista funcional y anatómico con las unidades 2 y 3. En general, desde una
perspectiva conceptual, se relacionan con la unidad 2, aunque, por
comodidad de análisis, se incluyen en la sistemática de evaluación de la
unidad 3.)
Polígonos de fuerza
Los polígonos se generan al combinar las líneas AP, AC y PC, como se
aprecia en la figura 3-26.
165
Figura 3-26 Polígonos de fuerza. Ai, ii) Puntos de inserción de las líneas de fuerza. Al
unir los puntos de las líneas de fuerza en el agujero occipital y, de manera análoga, en la
cavidad pélvica, aparecen dos triángulos: uno superior con el vértice anterior y otro
inferior con el vértice posterior. Al trazar las líneas de fuerza entre sus puntos de origen
sobre los dos triángulos, aparecen los polígonos de fuerza. B) Polígonos de fuerza.
166
equilibrio de las partes blandas ocasionará un colapso de este polígono, con
un efecto perjudicial consiguiente sobre las vísceras que se encuentran en
su interior. El vértice se articula con el del polígono superior, en la parte
anterior de D4, en el punto en que ambos cruzan la línea de gravedad
central. Los dos polígonos giran, por tanto, alrededor de este punto, de ahí
su gran importancia mecánica. Los problemas en cualquiera de estos
polígonos pueden reflejar y, por tanto, provocar posiblemente síntomas, en
este pívot o en sus estructuras relacionadas.
167
Figura 3-27 Modelo de los efectos que aparecerán sobre los polígonos de fuerza en
una pierna corta unilateral funcional.
168
ligeramente en dirección anterior. Esto hará que la línea de tensión tenga
un vector de fuerza adicional que actúa anteriormente. Todo ello origina un
vector de fuerza torsional que actúa a través del cuerpo (fig. 3-27B). La
aplicación de este concepto (cuando procede) modelará el trayecto
probable de este vector de fuerza. Toda estructura, ya sea articular,
visceral, neurológica, vascular, etc., ubicada dentro de este vector de fuerza
se encontrará sometida a esta fuerza. El análisis de los vectores de fuerza y
el conocimiento de las estructuras subyacentes permitirá prever los efectos
que ejercerá sobre éstas. En el diagrama, un órgano está colocado con su
eje rotacional lateral al vector descendente, lo que hará que rote
medialmente. El vector anterior de la fuerza descendente también hará que
rote anteriormente. Al palpar esta estructura, su movilidad será mayor en
rotación medial y anterior, dado que se moverá de manera preferente en la
dirección de la lesión. En caso de detectar esto, sería razonable suponer que
este patrón es consecuencia de la pierna corta y, como tal, sólo se
resolvería totalmente al hacerlo la discrepancia en la longitud de las
piernas. No obstante, en caso de diferir los hallazgos en el órgano respecto
a esto, podría indicar que no forma parte del patrón global y, por
consiguiente, que podría estar por sí mismo en situación de disfunción, lo
que precisaría un tratamiento local específico. Por tanto, los polígonos
pueden ayudar a modelar patrones globales que serán visibles en la
observación y palpables como patrones fasciales y a través de la movilidad
de los tejidos y órganos.
CONCLUSIONES
169
al modelo planar de los triángulos o unidades, pasando por la perspectiva
más global que ofrecen los polígonos. En este momento, estas ideas le
seguirán pareciendo abstracciones bastante raras. Esto obedece en parte al
espectro relativamente amplio de abordajes, que son necesarios debido a la
infinita variedad de patrones que puede expresar un paciente. Asimismo, es
consecuencia de los límites de este libro, que impiden una explicación más
exhaustiva de la sistemática diagnóstica de las unidades. El conocimiento
de estos procedimientos ayudará a entender las unidades y los polígonos y,
por consiguiente, le remitimos a las propias ideas sobre el tema de Tom
Dummer que aparecen en su Textbook of Osteopathy. No obstante, el punto
clave de este capítulo radica en que comience a estudiar realmente el
organismo. Esta capacidad de mirar y realmente ver es una de las
habilidades más importantes y, lamentablemente, una de las descuidadas
con mayor frecuencia. La observación no pretende imponer ninguno de
estos modelos concretos en un paciente, sino ver el interior del organismo,
para apreciar cuál es el patrón que se está expresando. Cuando a Miguel
Ángel se le encargaba crear una escultura, iría a las minas de mármol para
estudiar los bloques de mármol. Los analizaría en profundidad para ver qué
esculturas expresaban los propios bloques. No imponía la forma, ponía de
manifiesto lo que ya estaba allí. Puede sonar algo florido, pero es
exactamente lo que pretenden hacer los osteópatas.
170
debido a su posible importancia, se le ha concedido «el honor» de dedicarle
un capítulo propio (cap. 4).
Bibliografía
2 Kapandji IA. The physiology of the joints, vol 3: the trunk and vertebral column.
Edinburgh: Churchill Livingstone, 1974.
3 Hides JA, Stokes MJ, Saide M, et al. Evidence of lumbar multifidus muscle wasting
ipsilateral to symptoms in patients with acute/subacute low back pain. Spine.
1994;19(2):165-177.
4 Campbell C. A brief review of the mechanics of the spine. Maidstone: Maidstone College of
Osteopathy; 22.
5 Wernham J, Hall TE. The mechanics of the spine and pelvis. Maidstone: Maidstone College
of Osteopathy, 1960.
Lecturas recomendadas
Existen pocos libros en los que se aborden los patrones de lesión vertebral Existen pocos
libros en los que se aborden los patrones de lesión vertebral. La primera parte de este
capítulo consta en su mayor parte de las ideas del propio autor derivadas de las
enseñanzas colectivas de Tom Dummer, Harold Klug y Robert Lever y las enseñanzas
indirectas de Miguel Ángel, Picasso y la belleza de la naturaleza. Sólo Tom Dummer
cuenta con un texto que puede conseguirse con facilidad.
Los textos originales de Littlejohn son excepcionales y los interpretados por John Wernham
son de naturaleza un tanto opaca, aunque merecen el esfuerzo. Un excelente texto
introductorio es el de Chris Campbell. El Maidstone College of Osteopathy publica
varios de los siguientes libros; sin embargo, rara vez incluye la fecha de publicación. Las
fechas mostradas corresponden a opiniones colectivas, aunque sin certeza de ello.
Campbell Campbell C. A brief review of the mechanics of the spine. Maidstone: Maidstone
College of Osteopathy.
171
Dummer T. A textbook of osteopathy, vol 1. Hadlow Down: JoTom Publications, 1999;166-
203. : 116–126,
Littlejohn JM. The fundamentals of osteopathic technique Maidstone: Maidstone College of
Osteopathy Stone C. In: Science in the art of osteopathy. Cheltenham: Stanley Thornes;
1999:122-165.
Wernham J, Hall TE. The mechanics of the spine and pelvis. Maidstone: Maidstone College
of Osteopathy, 1960.
172
Capítulo 4
Tensegridad
Introducción 71
Tensegridad 72
Bibliografía 81
Lecturas recomendadas 81
INTRODUCCIÓN
173
se utiliza a menudo es el de «sabiduría intrínseca del organismo». Sin
embargo, para los muchos estudiantes y terapeutas que no tienen estas
ideas, representan un concepto excepcionalmente difícil de aceptar. Aun
cuando en la práctica puede observarse que sucede así, falta una
explicación racional. Ha habido intentos de elaborar modelos mecanicistas
(muchos de los cuales se incluyen en este libro) para explicar esta idea y,
aunque útiles, ninguno parece capaz de explicar los efectos realmente
holísticos que la osteopatía puede desencadenar en el organismo.
TENSEGRIDAD
174
(integridad tensional). Según una definición sencilla de tensegridad, se
trata de un sistema estructural constituido por elementos de compresión
discontinuos conectados por cables de tensión continuos, que, debido a la
forma en que se distribuyen las fuerzas tensionales y compresivas en su
interior, constituye una estructura que se autoestabiliza, es decir, estable
pero capaz de interaccionar de manera dinámica 2,3.
Fuller ofrece una definición más completa al describirla como «un
principio sobre la relación estructural según el cual la forma estructural se
garantiza por los comportamientos tensionales integralmente continuos y
finitamente cerrados del sistema y no por los comportamientos
discontinuos y exclusivamente locales de los elementos compresivos»4.
175
comentarán brevemente algunos ejemplos antes de analizar la aplicación
de la tensegridad al cuerpo humano.
Figura 4-1 Una estructura con tensegridad sencilla de «palos y cuerdas». Consta de
elementos de compresión discontinuos que se mantienen en su relación particular por la
acción del cable de tensión continuo.
176
resistente incrementará el grado de pretensado. Al aumentar el grado de
pretensado se reducirá su movimiento intrínseco (sin fricción) y también se
incrementará su capacidad de respuesta mecánica 5.
Figura 4-2 Una sencilla tienda de campaña muestra muchas de las características
fundamentales de las estructuras con tensegridad. Es: ligera, flexible y las fuerzas
externas, cuando se aplican, se distribuyen por toda la estructura, mientras que, cuando
dejan de aplicarse, la tienda de campaña recupera su forma original, de modo que se
autoestabiliza.
177
capaz de resistir fuerzas bastante mayores con respecto a las que podrían
predecirse mediante un análisis de ingeniería de los componentes por
separado (sinergia). Todo ello quizá es más fácil de imaginar con las
cúpulas geodésicas y se comentará de nuevo más adelante.
El hecho de que las estructuras con tensegridad trabajen como «sistemas
integrales», manteniendo una relatividad constante entre sus elementos,
puede demostrarse en la tienda de campaña al empujar o tirar desde lados
opuestos: la tienda se expandirá o contraerá en su totalidad de manera
simétrica.
Otra característica singular y muy importante de esta estructura es que,
cuando se deja de aplicar la fuerza externa, la tienda de campaña recupera
su forma original, es decir, se autoestabiliza.
LA CÚPULA GEODÉSICA
«Geodesia» alude a un fenómeno matemático, la relación más económica
entre dos fenómenos, es decir, una línea recta entre dos puntos. Una cúpula
geodésica es una estructura basada en este principio. En esencia, podría
considerarse que es una versión más compleja del modelo de palos y
cuerdas. Los elementos que soportan la tensión en estas estructuras
(tensegridad) trazan los caminos más cortos entre elementos adyacentes, de
tal modo que se distribuyen, por definición, de manera geodésica. Las
fuerzas tensionales se transmiten de forma natural por la distancia más
corta entre dos puntos, de modo que los elementos de una estructura con
tensegridad se colocan con precisión para soportar mejor la tensión. Por
este motivo, las estructuras con tensegridad ofrecen una cantidad máxima
de resistencia 3. El nombre de cúpula geodésica resulta un tanto engañoso
en el sentido de que tiende a hacer que se visualicen ejemplos bien
conocidos como la Geosfera de Disneyworld en Florida y la Biosfera de
Montreal. Sin embargo, no han de ser necesariamente esféricas de manera
simétrica, como en los ejemplos anteriores, sino que pueden ser esféricas
asimétricamente, como en el caso de peras, orugas o elefantes4, por no
mencionar a los seres humanos.
178
Al estudiar la figura 4-3 es posible apreciar que la cúpula geodésica está
constituida por numerosos triángulos. Las estructuras conformadas en su
totalidad por triángulos se denominan estructuras «totalmente
trianguladas». Se trata de estructuras con estabilidad intrínseca y, aunque
las articulaciones existentes en su interior son flexibles, no están sujetas al
momento de torsión o los movimientos de angulación a los que están
predispuestas otras estructuras, como las basadas en cuadrados (imagínese
el momento de torsión que puede generarse en una caja de cartón al
comprimirla exclusivamente de forma oblicua)7. La triangulación, por
consiguiente, contribuye a la resistencia y rigidez de la estructura. Las
estructuras totalmente geodésicas difieren del modelo de palos y cuerdas en
que parecen estar construidas únicamente con elementos rígidos o puntales;
sin embargo, cada puntal es capaz de resistir tensión o compresión en
función de necesidades concretas. Por tanto, pueden actuar como los
elementos tensionales o compresivos necesarios en una estructura con
tensegridad. Es interesante destacar que no se precisa un contacto directo
entre todos los elementos compresivos para lograr estabilidad5. Al observar
los patrones de triangulación es posible concebir cómo se distribuiría una
fuerza externa desde su punto de contacto en todas direcciones, con
propagación gradual a la totalidad de la estructura (fig. 4-3B).
179
Figura 4-3 A) Geosfera: una cúpula geodésica está constituida por numerosos
triángulos. B) Cualquier fuerza externa se transmitirá en todas direcciones a todas las
partes de la estructura.
180
comprime la llanta de la rueda. En la mecánica de una rueda de
bicicleta, el peso del cuadro se transmite al eje de la rueda que está
conectado a una cadena de tensión de radios de alambre. Hay tensión
continua en los radios, que están pretensados, pero los elementos de
compresión son discontinuos y no se comprimen entre sí. El eje se
mantiene suspendido en su red de tensión. Las cargas compresivas se
distribuyen alrededor de la llanta. Los elementos de compresión se
comportan de una manera que va en contra de la intuición, ya que no
ejercen cargas entre sí, como en la construcción newtoniana, sino que
reciben carga por los elementos de tensión. La llanta de la rueda se
comprime por la tensión distribuida de los radios. El eje cuelga de los
radios, que siempre se encuentran en tensión, y el radio que está bajo el
eje nunca resulta comprimido.
Los planetas del sistema solar se mantienen en sus órbitas de una manera
semejante. Los radios de la rueda, los elementos tensionales constantes, se
sustituyen por la atracción de los planetas hacia el sol. El sol actúa como el
eje de la rueda. Pasando de un extremo al otro, también es posible utilizar
esta analogía en relación con un átomo, de manera que los electrones se
mantienen en sus órbitas por su atracción hacia el núcleo. Es interesante
reflexionar acerca de las distancias relativamente amplias en las que se
aplica esta fuerza de atracción de los electrones. Si se considera que el
núcleo tiene un diámetro de 1 cm, los electrones externos se encontrarían a
un 1 km de distancia.
EL BALÓN
El ejemplo final es el de un balón. A fin de entenderlo, resulta útil aplicar
una terminología un tanto diferente. En lugar de utilizar los términos
«compresión» y «tensión», es posible sustituirlos por «empuje» y «tracción»,
siendo «empuje» sinónimo de compresión discontinua y «tracción» de
tensión continua. El balón, cuando se analiza como una estructura con
tensegridad, puede considerarse que consta de una cubierta de caucho con
tracción continua y que sufre el empuje discontinuo de las moléculas de
aire individuales presentes en su interior, motivo por el que se mantiene
181
inflado. Cualquier fuerza externa que actúe sobre el balón se disipará por
toda la cubierta por la acción de todas las moléculas de aire contenidas. Se
lograría el mismo efecto al rellenar el balón con agua.
RESUMEN
Como resumen de las características fundamentales de la tensegridad y las
estructuras con tensegridad puede afirmarse que:
182
• Los elementos tensionales continuos no tienen que ser necesariamente
visibles, como sucede en el sistema solar y los átomos.
183
tirante y adopte de manera gradual la forma de un hombre. Más adelante
emplea el concepto del modelo de tensegridad del balón para inflar las
cavidades corporales, lo que ofrece un mayor soporte estructural al
hombretienda. Al representar esta analogía, intenta ilustrar la
interdependencia de las estructuras: no tienen primacía las estructuras
rígidas ni las elásticas.
184
Además de cumplir la definición inicial de tensión continua y compresión
local de la tensegridad, el organismo presenta otros rasgos de la mecánica
de la tensegridad.
Si las pruebas están empezando a ser suficientes para hacer que esta
hipótesis parezca viable, resulta interesante reflexionar sobre la función de
la sinergia como rasgo importante de las estructuras con tensegridad. La
sinergia en este contexto supone que no es posible deducir la función del
todo mediante el análisis de sus partes; siempre se ha insistido en este
concepto dentro del abordaje holístico, en el principio de «el todo es mayor
185
que la suma de sus partes».
NIVEL ARTICULAR
Avanzando a un nivel articular, Levin sostiene de modo persuasivo que las
articulaciones sacroilíacas8 y de la cintura escapular13 son ejemplos claros
de mecánica con tensegridad. Utiliza la analogía de la rueda de bicicleta
como modelo subyacente. Por tanto, en el caso de la pelvis, el anillo
pélvico representaría la llanta de la rueda y el sacro, el eje; representan los
elementos compresivos discontinuos del modelo. El sacro está suspendido
entre los ilíacos por la compleja disposición de ligamentos y músculos, que
representan los radios de la rueda o los elementos de tensión. Esto ofrece
estabilidad en todas las direcciones y es independiente de la posición del
cuerpo, o de la dirección de cualquier fuerza externa que pueda aplicarse
sobre éste. Cualquier fuerza que actúe sobre el sacro puede dispersarse
alrededor de la cavidad pélvica. Al igual que con el eje de la rueda,
suponiendo que no existe daño estructural de los radios, el eje se mantiene
en la misma posición con respecto a la llanta; sucederá lo mismo con el
sacro. No obstante, para lograr todo esto, el movimiento debe realizarse
juntamente con los otros huesos pélvicos, lo que da lugar a patrones de
movimiento acoplado en tensión.
186
pelvis.
NIVEL CELULAR
Se podría sostener que se trata del campo en que se han llevado a cabo
algunas de las investigaciones más excitantes. También ofrece a los
terapeutas manuales la oportunidad de comprender desde un punto de
vista científico que, al abordar la estructura macroscópica, es posible
ejercer un efecto a niveles más profundos del organismo, entre ellos el nivel
fisiológico celular. Los citólogos Ingber, Wang y su equipo han sido
responsables en gran medida de llevar esta investigación a estos nuevos
niveles de conocimiento. (Dado que aquí sólo es posible comentar
brevemente los hallazgos, se incluye un listado de sus artículos en las
187
lecturas recomendadas al final del capítulo.)
188
Figura 4-5 A, B) Imagen convencional de una célula, que no muestra una organización
particular (B = visión lateral). C) Imagen de una célula con tensegridad. La célula se
encuentra «cableada». Obsérvese que las fibras son continuas desde la membrana celular
hasta el propio núcleo y que la continuidad se mantiene por la relación de las integrinas
con la matriz extracelular.
189
encuentra por toda la célula, lo que incluye su entrada continua en el
núcleo de la célula. La estructura de la célula se mantiene, por tanto, por
los microfilamentos de actina contráctiles que generan tensión y traccionan
hacia el núcleo. A su vez, a todo ello le ofrecen resistencia los elementos de
compresión, los microtúbulos y haces grandes de microfilamentos con
puentes cruzados. Todo el armazón se encuentra integrado por los
filamentos intermedios que establecen conexiones entre estos elementos y
la membrana celular. Las integrinas presentes en la membrana celular
conectan con las fibras de la matriz extracelular (MEC), con lo que la
anclan externamente y hacen una mayor resistencia a la tracción hacia el
interior de los microfilamentos. El «cableado» de la célula se ha demostrado
mediante la tracción sobre la membrana celular, que hizo que los
filamentos del citoesqueleto y el núcleo se pusieran en línea en la dirección
de la tracción. Esto también pone de manifiesto que, al modificar la
membrana celular, es posible influir en estructuras intracelulares
profundas15.
190
células para cubrir el sustrato circundante, como en la reparación de
heridas, y que se necesita división celular.
El redondeamiento indica que demasiadas células están compitiendo por
el espacio en la matriz y que las células están proliferando en demasía;
algunas han de morir para evitar la formación de un tumor. Entre estos
dos extremos, se establece y mantiene la función tisular normal3.
191
funcionales de cada célula, tejido u órgano surgen como consecuencia de
cambios locales en las propiedades de la matriz18.
Además de crear la estructura del organismo, la matriz viva lleva a cabo
numerosas funciones y aún no se conocen plenamente todos los efectos de
algunas de ellas. Actúa como un conducto dinámico para el líquido en que
se baña y, en consecuencia, supervisa toda la comunicación con base
humoral. Puede transmitir vibración y se han estudiado los armónicos
tisulares como posibles indicadores de tejido cancerígeno19. Los estímulos
químicos, mecánicos y visuales pueden transformarse en vibración que
puede transmitirse por toda la matriz al núcleo de las células. La matriz
como un todo puede considerarse una matriz cristalina piezoeléctrica, de
modo que, cuando se deforma de cualquier manera, generará señales
bioenergéticas. Como es un semiconductor, es capaz de transmitir señales
bioelectrónicas por todo el organismo, lo que crea otro método de
comunicación 18. Las posibilidades que aún deben analizarse son casi
infinitas.
192
comunidad, en un país, formando parte de una especie que vive en un
planeta que es parte del universo…
Las aplicaciones hipotéticas de este concepto son prácticamente infinitas,
pero lamentablemente no se expondrán aquí. No obstante, deberían
aportarle horas de debate creativo.
193
ofrecer una cierta explicación del vis medicatrix naturae. Dado que la matriz
viva, que en esencia es una cúpula geodésica con forma humana, penetra
en la totalidad del organismo, debería poseer, en teoría, la capacidad de
autoestabilizarse. Esto es parecido a afirmar que, si se puede corregir la
lesión primaria del cuerpo, se resolverán el resto de problemas existentes.
Ambas afirmaciones tienen parte de verdad, pero la realidad es bastante
más compleja. Las estructuras con tensegridad transmitirán fuerzas por
toda su estructura cuando estén funcionando bien. Cuando un elemento
presenta una disfunción, distorsionará toda la estructura, si bien, al agregar
un foco (es decir, el elemento disfuncional o rígido) a un sistema que, por
derecho, no debería tener ninguno, es como si se hubiera introducido una
palanca newtoniana en el organismo, lo que desestabilizará la tensegridad.
Cuando aparecen muchos de ellos, cabe la posibilidad de que estén
presentes de forma simultánea los patrones biomecánicos de tensegridad y
newtoniano.
194
La expresión completa de todos los componentes del organismo queda
patente en la matriz viva, tanto en caso de función como de disfunción.
Una evaluación detallada de la matriz informará al terapeuta de adónde ha
de dirigir sus esfuerzos. La elección del abordaje terapéutico no es
importante desde la perspectiva de la tensegridad, de modo que puede ser
estructural, fascial o craneal; siempre que se restaure la función normal, los
efectos de autoestabilización de la cúpula geodésica humana restaurarán la
homeostasis estructural, fisiológica y, posiblemente, psicológica.
Bibliografía
7 Levin SM. A different approach to the mechanics of the human pelvis: tensegrity. In:
Vleeming A, Mooney V, Snijders C, et al, editors. Movement, stability and low back pain:
the essential role of the pelvis. Edinburgh: Churchill Livingstone; 1997:162.
8 Levin SM. The tensegrity system and pelvic pain syndrome. Online. Available:
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Scand. 1968. ; Suppl. 115.
12 Kazarian LE. Creep characteristics of the human spinal column. Orthop Clinics of North
America. 1975:6. ; Jan:.
195
13 Levin SM. Putting the shoulder to the wheel: a new biomechanical model for the
shoulder girdle. Online. Available: http://www.biotensegrity.com/
14 Sutherland WG. The cranial bowl. Mankato: Free Press Company, 1939.
16 Chen CS, Mrksich M, Huang S, et al. Geometric control of cell life and death. Science.
1997;276:1425-1428.
17 Singhvi R, Kumar A, Lopez G, et al. Engineering cell shape and function. Science.
1994;264:696-698.
18 Oschman JL. Energy medicine. Edinburgh: Churchill Livingstone, 2000;48.
19 Pienta KJ, Coffey DS. Cellular harmonic information transfer through a tissue tensegrity
matrix system. Med Hypotheses. 1991;34:88-95.
Lecturas recomendadas
196
Capítulo 5
Biotipología
Introducción 83
Perspectiva histórica 86
Bibliografía 105
INTRODUCCIÓN
197
En realidad, si se reflexiona, todos nosotros, como individuos, realizamos
un proceso de clasificación semejante a diario. En nuestro trato con las
personas, las evaluamos consciente o inconscientemente a partir de su
aspecto y conducta. Somos capaces de saber al instante si podríamos
llevarnos bien con alguien o no, a menudo incluso antes de que haya
hablado, o de cómo entablar conversación con alguien y qué temas podrían
interesarle. Evidentemente, esta opinión inicial puede modificarse con
posterioridad, si bien lo más habitual es que seamos bastante sagaces a la
hora de evaluar los intereses y actitudes de las personas a partir de su
aspecto físico. Podemos utilizar estas mismas observaciones de una manera
más formalizada, objetiva y clínica que nos permita plantear hipótesis
relativas a la salud a partir de observaciones semejantes.
198
estructura global del cuerpo, en qué puede diferir entre un biotipo y el
siguiente y los efectos que surgirán como consecuencia de un trastorno de
la postura global. Existe un solapamiento importante entre este último
elemento y los biotipos anterior y posterior derivados de Littlejohn y
descritos por Hall y, más adelante, por Wernham (se comentará en este
capítulo). El trabajo de Kretschmer se fundamenta principalmente en las
tendencias psicológicas relacionadas con determinados tipos. La
clasificación de Sheldon quizá constituye uno de los modelos empleados con
mayor frecuencia en todas las formas de intervención terapéutica. Se trata
de un análisis minucioso e integrado del biotipo desde una perspectiva
estructural y psicológica. Adolece en cierta medida de que la investigación
se llevó a cabo únicamente en varones y, aunque muchos creen que puede
aplicarse igual de bien a las mujeres, este punto no puede ser respaldado
por la investigación original. El modelo de Vannier se basa en una
interpretación homeopática de las tres constituciones calcáreas. Esto da
lugar a un análisis un tanto complicado, que permite efectuar predicciones
acerca de la morfología, inteligencia, carácter, posibles enfermedades a las
que podría haber predisposición y sus remedios constitucionales. En los
modelos de Sheldon y Vannier se emplea una clasificación con dos niveles
en la que se abordan las consecuencias «estructurales» y los efectos
psicológicos. Dicho de otra manera, «lo que es», los elementos inmutables
que son genéticos o atávicos, denominados «rasgos físicos» por Sheldon o
«constitución» por Vannier, y «lo que puede ser», que es mutable y
dependiente de todos los elementos ambientales y psicosociales, definidos
por ambos como «temperamento». Dummer extrajo elementos de todos
estos modelos y compiló una interpretación osteopática, que permitió
aplicar clínicamente estos útiles conceptos.
199
aplicables a otras zonas del organismo o a distintos tipos corporales. Para
obtener un conocimiento más completo de estos modelos será necesario
acudir a los textos originales (citados en las lecturas recomendadas al final
del capítulo).
Es interesante destacar que, aunque Goldthwait (cirujano ortopédico),
Sheldon (psicólogo), Kretschmer (psicólogo clínico) y Vannier (terapeuta y
homeópata) contaban con distintas bases conceptuales y aplicaban sus
observaciones desde perspectivas diferentes, existe una notable
concordancia entre sus definiciones de los biotipos. Los criterios utilizados
por los autores anteriores para incluir a los individuos en un grupo
concreto, aunque no idénticos, presentan suficientes semejanzas para
efectuar comparaciones útiles entre las clasificaciones; esto se aprecia en la
tabla 5-1.
200
Figura 5-1 Los tres extremos biotípicos.
También afirman que estos tipos extremos aparecen con muy poca
frecuencia en la realidad. De manera más habitual, un individuo tendrá una
combinación de características de dos o más de las clasificaciones en su
modelo y los rasgos expresados reflejarán las proporciones relativas de
estas características. Los ejemplos puros se explican a menudo como puntos
de un espectro continuo, con un cambio gradual en el predominio de un
tipo por el siguiente conforme progresa el ciclo. Todo ello se representa en
sentido figurado en la figura 5-2.
201
Figura 5-2 Los extremos biotípicos pueden considerarse puntos de un espectro
continuo, con un cambio gradual de un tipo al siguiente. El individuo mostrará
características de ambos, dependiendo de sus proporciones relativas.
202
indicativo de una posible relación entre estructura, función/disfunción y
actitudes psicológicas. Está ahí para ayudarnos a definir un primer nivel de
hipótesis acerca de un individuo, que después será «analizado» durante el
resto de la interacción clínica, desde la obtención de la anamnesis al
tratamiento.
Otro punto que se plantea en ocasiones es que la relación entre tipo
corporal y personalidad no es directa, como se supone, sino posiblemente
indirecta. Las personas con distintos tipos corporales difieren realmente en
su personalidad, si bien puede deberse al diferente tratamiento al que son
expuestas. En la actualidad, en el mundo occidental se considera que el tipo
más deseable es el delgado (ectomorfo) y el que menos, el fornido
(endomorfo). ¿Es la diferencia en el tratamiento entre los tipos la que
contribuye al desarrollo de sus personalidades? Se trata de una cuestión
más complicada y, con toda probabilidad, existen elementos directos e
indirectos. El conocimiento de esta posibilidad debería ayudar a alejar al
terapeuta de la posible aplicación de estos modelos con «etiquetas»
estereotípicas.
PERSPECTIVA HISTÓRICA
203
controlan todas las funciones corporales. Todo el espectro de características
fisiológicas, psicológicas y conductuales se basa en el equilibrio entre estas
fuerzas.
La medicina china es prácticamente tan antigua como el Ayurveda y
cuenta con raíces holísticas semejantes. Dos conceptos importantes son los
de la dualidad Yin y Yang y la teoría de los cinco elementos, según la cual
todas las cosas, incluido el cuerpo humano, están constituidas por cinco
elementos básicos: fuego, tierra, metal, agua y madera. Nuestras tendencias
físicas y el tipo de personalidad dependen de las proporciones pertinentes
de Yin y Yang y de los cinco elementos.
Parece probable que estas filosofías orientales hayan influido de forma
notable en la medicina occidental. En la antigua Grecia, Empédocles (495-
435 a.C.), un filósofo, científico y sanador pitagórico, afirmaba que toda la
materia estaba constituida por cuatro «elementos primordiales»: tierra,
aire, fuego y agua. Éstos podían combinarse en un número indefinido de
variaciones y proporciones para crear toda la materia. Respaldó esta
afirmación bastante atrevida mediante una analogía con la inmensa
variedad que pueden producir los pintores con tan sólo cuatro pigmentos.
204
diátesis.
De manera análoga, el temperamento de un individuo dependerá del
predominio relativo de los humores que haya en él:
Estos términos han pasado a ser de uso general; algunas frases que
tienen sus orígenes en el concepto humoral son:
• Sin humor.
• De buen/mal humor.
• Melancólico.
• Amargado.
• Optimista (sanguine).
205
• Sentirse desconsolado (black) cuando se está deprimido.
Galeno desarrolló todo esto aún más y Kant lo utilizó hace muy poco, en
1764, en su tipología del temperamento en Observations on the Feeling of the
Beautiful and Sublime (Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo
sublime).
Temperamento y constitución forman en conjunto lo que se denomina
biotipo.
• Tipo delgado.
• Tipo fornido.
El tipo intermedio se considera el ideal o normal y las variaciones
respecto a éste se clasifican dentro de los otros dos tipos.
206
la enfermedad. La identificación de diferencias estructurales también
tiene gran valor en el mantenimiento de la salud y el bienestar físico, ya
que hay diferencias en los órganos que acompañan a los cambios
observados externamente. Todo ello origina una función normal un tanto
diferente y una reacción distinta al ambiente. Los individuos con distintos
tipos corporales muestran una vulnerabilidad diferente a diversas
enfermedades. El patrón corporal se hereda y depende del tipo corporal
de los antepasados. Sin embargo, aunque el tipo corporal no puede
alterarse, sí puede modificarse en gran medida la manera en que se
utiliza. La salud del individuo depende en gran medida de esto, además
de si sucumbirá a una de las enfermedades de las que es una posible
víctima1.
Esto se basa en la premisa de que la estructura gobierna la función y su
trascendencia para la osteopatía puede entenderse de forma inmediata.
Tipo delgado
En general, este tipo es pequeño y delicado, o alto y delgado, con una cara
207
estrecha, una piel fina y blanda y un vello abundante. Las extremidades
varían en gran medida, aunque a menudo son proporcionalmente largas,
con unas manos y pies pequeños y unos dedos largos y afilados. Los
músculos son delicados, con un volumen escaso y de naturaleza bastante
acintada, lo que acentúa aún más el aspecto delgado. De manera análoga,
los ligamentos (y el tejido conjuntivo en general) son delicados y, por
consiguiente, laxos, lo que da lugar a una hipermovilidad articular relativa.
Tipo fornido
Se trata en esencia de lo contrario al tipo delgado. En general, es de
constitución bastante más tosca, con una anchura proporcionalmente
mucho mayor en relación con la talla. La cabeza es redondeada y se asienta
en un cuello corto y grueso. La cara es amplia, con una mandíbula
cuadrada y los ojos muy juntos. La piel es relativamente gruesa y el vello,
escaso. Las extremidades son fornidas y cortas, al igual que las manos, pies
y dedos. Los músculos son grandes y redondeados, con fibras gruesas;
pueden estar bien delimitados, pero a menudo se encuentran recubiertos
por una capa de tejido graso, que suaviza su aspecto. Los ligamentos son
fuertes y resistentes, lo que origina una hipomovilidad relativa.
Tabla 5-3 Algunas de las características fundamentales de los tres tipos de Goldthwait
208
Mediante una extrapolación a partir de estas observaciones básicas,
comienza a poderse entender por qué y cuántos de estos cambios pueden
producirse en el organismo, así como las consecuencias derivadas.
Por ejemplo, Goldthwait describe que el tipo delgado tiene ligamentos
débiles o laxos. Esto será aplicable a todos los tejidos conjuntivos, incluidos
los músculos. El sostén estático de la columna y el cuerpo se logra
generalmente en la situación ideal al «apoyarse» la persona en sus
ligamentos, en particular, en el iliofemoral (el ligamento en «Y» de
Bigelow), el ligamento longitudinal anterior, y los ligamentos posteriores
de la rodilla. El tobillo no puede «bloquearse», si bien, al inclinarse hacia
delante unos grados, los gastrocnemios deben contraerse para soportar el
cuerpo en su totalidad. La postura erecta relajada es principalmente
ligamentosa, de modo que sólo se encuentra activo el grupo muscular
gastrocsóleo3.
Otro ejemplo que puede extrapolarse guarda relación con las vísceras.
Goldthwait afirma que el músculo esquelético del tipo delgado es mucho
más fino y menos voluminoso que el del fornido. Esto también es aplicable
al músculo liso presente en las paredes de muchas de las vísceras. Como
tales, las vísceras del tipo delgado están bastante peor definidas y
mantienen su forma de una manera menos evidente. Las partes blandas
209
intrínsecas mantienen la forma de los órganos, pero éstos también
presentan un sostén externo de tejido conjuntivo, que los mantiene en la
posición «correcta» y es en parte responsable de mantener la forma del
órgano.
La posición de un órgano y los efectos del tejido conjuntivo laxo de un
individuo delgado quedan bien ilustrados en el intestino grueso. El colon
transverso está sostenido esencialmente por sus inserciones de tejido
conjuntivo en las flexuras hepática y esplénica. Su laxitud hará que el
intestino grueso descienda a la cavidad abdominal inferior e incluso a la
pélvica (fig. 5-3). Esto influirá en su capacidad de funcionar con eficacia a
escala fisiológica, además de causar posiblemente dolor.
210
estómago en «anzuelo», según se observa en la figura 5-4. En el individuo
fornido, el estómago es «normal». La estructura es adecuada para su
función. La curva del estómago se encuentra diseñada para permitir un
cierto estancamiento del contenido, lo que a su vez permite que tenga lugar
el proceso de digestión. La contracción de las paredes musculares fuertes
hace, a continuación, que los alimentos parcialmente digeridos atraviesen
la ligera inclinación del píloro gástrico, a través del esfínter pilórico, hasta
llegar al duodeno. En el estómago del individuo delgado, como puede
apreciarse en la figura 5-4, existe una curva pronunciada en la porción
inferior del estómago. Actúa en gran medida como el recodo en «U» de un
inodoro, de tal manera que el contenido del estómago se remansa en la
curva profunda. La pared muscular es delgada y relativamente débil y la
inclinación que debe superarse antes de que el contenido pueda transferirse
al intestino delgado es importante. La combinación de estos dos factores
supone que el contenido permanezca en el estómago durante demasiado
tiempo, lo que origina una digestión lenta, flatulencia y posible ulceración
debido a la presencia prolongada de las secreciones gástricas. Todo ello
puede parecer una explicación un tanto ingenua, pero, empíricamente, los
tipos delgados presentan predisposición a padecer problemas
gastrointestinales, mientras que los fornidos, por la eficiencia de su tubo
digestivo, tienden a adquirir un peso excesivo.
211
Figura 5-4 A) Estómago en «anzuelo» de un individuo delgado. B) La forma más
«habitual» del estómago en un individuo fornido.
212
Tabla 5-5 Función fisiológica
213
Tabla 5-6 Predisposición a la enfermedad
214
medida con los de un desplome postural. Los hallazgos son muy parecidos a
los del tipo posterior de Littlejohn.
215
la interpretación de sus posibles consecuencias anatómicas y fisiológicas.
Por este motivo, la exposición se inicia con el tipo anterior y, más adelante,
se extraen conclusiones referidas al tipo posterior.
Tipo anterior
En este tipo, la línea de gravedad central se ha desplazado hacia delante.
Su postura es parecida a la de un saltador de esquí en pleno salto, aunque
evidentemente menos pronunciada.
Sus características fundamentales se observan en la figura 5-5. En el
texto siguiente se analizan con detalle varias de estas características
fundamentales. La cabeza se mantiene hacia delante y el tórax, en una
posición de inspiración relativa. Para lograrlo, se extiende la columna
dorsal, lo que «aplana» la columna con respecto a la columna lumbar
superior. Esto se debe a la contracción de todo el aparato extensor de la
porción posterior del tórax, como si tratara de evitar una caída hacia
delante de la persona. También hace que se retraigan las escápulas, lo que
origina una rotación externa de las extremidades superiores (trate de
adoptar esta postura). Los músculos suboccipitales también se contraen
para extender la columna cervical superior y mantener horizontal la línea
de los ojos.
216
Figura 5-5 Biotipo anterior.
217
unidad y que los extensores de la cadera se contraigan en un intento de
limitarlo. Los músculos abdominales, el recto del abdomen y los oblicuos
interno y externo se originan en las costillas y se insertan en el ligamento
inguinal y la rama del pubis. Conforme el tórax se eleva superior y
anteriormente y la pelvis rota anterior e inferiormente, se producirá un
distanciamiento del origen y la inserción de los músculos abdominales, lo
que los pone en tensión. Esto hará que las vísceras resulten comprimidas
posteriormente hacia la cavidad abdominopélvica.
218
afectación de la irrigación a través de las arterias vertebrales o del drenaje
por la vena yugular interna, lo que origina cefaleas de diferente
naturaleza: una cefalea más migrañosa, de tipo hemicraneal, con
compresión arterial, y una cefalea más congestiva, de tipo holocraneal, con
congestión venosa.
La compresión tiende a ocasionar un estado irritativo en los tejidos
sometidos a ella, en tanto que una disminución de la presión tiende a
provocar un estado de hipofunción y estasis.
Todas las vísceras ubicadas por debajo del diafragma se encuentran
sometidas a un aumento de la presión. Dado que la línea de gravedad se ha
desplazado anteriormente, el cuerpo y las estructuras situadas en su
interior resultan traccionadas hacia delante. Los cambios clínicos se
aprecian más en las estructuras anteriores que en las posteriores. A fin de
ilustrar los cambios que pueden suceder por debajo del diafragma, nos
centraremos en la relación entre la vejiga y el útero. En la posición ideal,
se mantienen en su lugar por las inserciones fasciales que los sostienen
sobre el diafragma pélvico. Cuando la persona camina, la planta del pie
provoca un descenso de las vísceras, lo cual, debido a que están sostenidas
desde arriba, hará que se alarguen de manera fraccional y ocasionará un
aumento relativo de la presión en su interior. A medida que las vísceras
recuperan su posición y forma normales, la presión desciende de nuevo:
esto tiene el efecto de actuar como una bomba local que favorece el
intercambio de líquidos. El suelo de la pelvis limita y suaviza este
movimiento.
219
la presencia de cistitis de naturaleza no infecciosa. Es posible que la
anteversión y compresión relativa del útero origine la dismenorrea y que
sea un factor que contribuye a las dificultades para concebir.
Por encima del diafragma, la disminución relativa de presión da lugar a
una tendencia a la estasis y la hipofunción. La respiración se altera
ligeramente, ya que la fijación relativa del tórax en inspiración limita el
intervalo completo de movimiento torácico.
Tipo posterior
El tipo posterior, como sucede con la mayoría de estos modelos, es lo
contrario de todo lo anterior (fig. 5-6).
220
Figura 5-6 Biotipo posterior.
221
para contraerse de manera eficiente. El corazón se inserta firmemente en el
tendón central del diafragma y depende en parte de los efectos de tracción
y relajación del desplazamiento diafragmático para ayudarle en su propia
perfusión. Conforme el diafragma se desplaza inferiormente, tracciona del
corazón, lo que genera un aumento relativo de presión en el interior de las
arterias coronarias y el propio miocardio, y viceversa cuando se desplaza
superiormente. Este efecto positivo se reducirá, ya que el desplazamiento
diafragmático también se encuentra disminuido en este tipo. Es posible que
esta acción colabore en la contracción cardíaca y, por consiguiente, la
alteración de este movimiento puede llegar a afectar incluso a la perfusión
general del organismo.
Asimismo, como el espacio potencial existente en la cavidad torácica se
reduce con eficacia por la posición de las costillas y el diafragma, se
producirá un incremento relativo de la presión intratorácica, lo que
compromete aún más la perfusión de las estructuras intratorácicas. Habrá
una tendencia a la hipertrofia cardíaca, ya que el corazón tiene que
contraerse contra una mayor resistencia. El retorno venoso desde otras
regiones corporales se reducirá porque ha aumentado el gradiente de
presión que entra en el tórax. En esencia, los cambios en la cavidad
abdominopélvica son opuestos a los que suceden en el tórax. Por tanto,
existe una disminución relativa de presión en el interior de estas cavidades.
Aparece estasis debido al incremento de presión en el tórax. Desde el punto
de vista sintomático, el tipo posterior de soporte del peso se caracteriza por
irritabilidad en las estructuras torácicas y congestión del contenido de la
cavidad abdominopélvica, que es más prevalente en las estructuras
posteriores, por ejemplo, hemorroides, estreñimiento, retroversión del útero
o menorragia.
222
las predisposiciones psicológicas de un individuo. Sus estudios pueden
dividirse en dos áreas distintas, pero interrelacionadas. Las relacionadas
con la morfología de los hombres se publicaron en el libro The Varieties of
Human Physique: An Introduction to Constitutional Psychology (Las variedades
de la psique humana: una introducción a la psicología constitucional) (1940)5 y
las relacionadas con los correlatos psicológicos en The Varieties of
Temperament: A Psychology of Constitutional Differences (Las variedades del
temperamento: psicología de las diferencias constitucionales) (1942)6.
El interés de Sheldon radicaba en un intento psicológico de identificar
correlaciones morfológicas y psicológicas. Criticaba la dificultad de
aplicación clínica de las clasificaciones biotipológicas anteriores basadas
exclusivamente en criterios antropométricos. Junto con su equipo, quería
elaborar una taxonomía morfológica útil y de fácil aplicación. Para
lograrlo, analizaron de forma minuciosa millares de fotografías de varones
jóvenes y experimentaron con varias maneras diferentes de organizarlos.
Inicialmente, se dieron cuenta de que no había tipos específicos, sino
variaciones evidentes. Mediante una selección de las variaciones más
extremas llegaron finalmente a definir tres componentes principales de la
variación morfológica, denominados endomorfia, mesomorfia y ectomorfia.
A continuación, seleccionaron un pequeño número de criterios
antropométricos que permitieran realizar una evaluación objetiva de estas
características y una clasificación posterior utilizando estos componentes.
La investigación de Sheldon ha sido objeto de críticas desde determinados
sectores por el hecho de no englobar a ninguna mujer. El motivo que
ofreció Sheldon para esta omisión fue que no pudo identificar auténticas
mujeres ectomorfas. Según la experiencia de los autores, aunque no se
incluyeron mujeres en la investigación, los hallazgos son igual de aplicables
a ambos sexos en la situación clínica.
223
piel. Los correlatos físicos derivan de todo ello5.
Sheldon denominó «somatotipo» al patrón de componentes morfológicos.
Lo expresaba mediante tres números. El primero guarda relación con el
grado de endomorfia, el segundo con la mesomorfia y el tercero con la
ectomorfia. Se clasificó a los sujetos en una escala de 1-7. Por tanto, un 117
sería un ectomorfo extremo, en tanto que un 711 sería un endomorfo
extremo y un mesomorfo extremo obtendría una puntuación de 171. No
obstante, un individuo pertenece muy rara vez a un único somatotipo
extremo. Las personas a menudo tienen características de dos tipos e
incluso de los tres. Una persona típica con ciertas tendencias ectomórficas
obtendría una puntuación de 446, mientras que 444 sería una combinación
de los tres tipos. Sheldon aludía al análisis de los rasgos físicos como la
«estática» de la psicología (recuérdese que trataba de clasificar las
predisposiciones psicológicas a través de la morfología). Creía que estas
características definen al individuo y que son inmutables.
Sin embargo, las definiciones clásicas son:
224
economía corporal se encuentra relativamente dominada por los tejidos
derivados de la capa embrionaria ectodérmica (fig. 5-7).
225
psicológico. Lo describió como «la ciencia del hombre en movimiento.
Cuando el hombre se levanta y va de un sitio a otro, expresando sus deseos
y motivaciones e interaccionando con sus prójimos».
Sheldon utilizó 60 rasgos para elaborar tres categorías de temperamento
(figs. 5-8 a 5-10)6:
226
Figura 5-10 Individuo cerebrotónico.
• Viscerotonía.
• Somatotonía.
• Cerebrotonía.
A continuación se presentan las definiciones completas de Sheldon, ya
que su lenguaje se adapta muy bien a la descripción de estos tipos. En la
tabla 5-7 también se presentan las características típicas de cada tipo.
227
[La viscerotonía] en su manifestación extrema se caracteriza por
relajación general, gusto por la comodidad, sociabilidad, capacidad de
convivencia y glotonería por los alimentos, las personas y el afecto. Los
extremos viscerotónicos son personas que «succionan con fuerza del
pecho de la madre tierra» y les encanta la proximidad física con los
demás. La organización motivacional se encuentra dominada por el
intestino y por la función anabólica. La personalidad parece centrarse
alrededor de las vísceras. El aparato digestivo es el rey y parece que su
bienestar define el objetivo principal de la vida.
228
inhibidora y atencional del cerebro y su jerarquía motivacional parece
definir una antítesis respecto a los otros dos extremos.
La genialidad de la clasificación de Sheldon radica en su uso de las capas
germinativas primitivas del embrión como base de su sistema.
Por tanto, la capa endodérmica da lugar a las vísceras, especialmente al
tubo digestivo e hígado, páncreas, timo, tiroides y paratiroides. En el
endomorfo predominan estos tejidos y, por consiguiente, buscan expresarse
a través de este sistema; de ahí, la viscerotonía. Los endomorfos tienen
tendencia a disfrutar de los alimentos y, como quizá poseen el sistema
digestivo más eficiente de todos los somatotipos, también la tienen a ganar
peso con facilidad. Sin embargo, no sólo les gustan los alimentos; obtienen
placer de un entorno elegante y suntuoso, de buenos amigos con los que
cenar, así como de la presentación y el aroma de los alimentos. Es una
expresión del lado sensual y sensible de las vísceras (v. también tabla 5-7).
La capa mesodérmica origina, en esencia, el sistema osteomuscular. Dado
que estos tejidos son los que predominan en el mesomorfo, se expresan
mediante la actividad del sistema muscular somático, la somatotonía. Los
individuos somatotónicos disfrutan de la actividad física y presentan un
buen rendimiento en ella. Tienen tendencia a ser agresivos, no de una
manera físicamente violenta (aunque también es posible), sino trabajando
duro en lo que hacen; son competitivos y pueden ser dominantes. Sus
actividades reflejan de manera parecida estas actitudes: disfrutan con los
deportes en equipo.
229
TIPOS ENDOBLÁSTICO, MESOBLÁSTICO Y
ECTOBLÁSTICO DE MARTINY
M. Martiny creó un sistema biotipológico utilizando el mismo concepto de
tejidos embriológicos como base de la clasificación. A continuación se
presenta una revisión muy breve de sus clasificaciones biotipológicas,
principalmente con fines comparativos y por interés. No es seguro que
Sheldon y Martiny se comunicaran entre sí, pero las semejanzas entre las
dos clasificaciones son importantes. Martiny empleó los términos de
constituciones endoblástica, mesoblástica, ectoblástica y cordoblástica para
diferenciar sus tipos7,8.
Constitución endoblástica
En general, estas personas son de talla corta, gruesas, pálidas y flácidas,
con una cara redonda y relajada. Predomina el sistema parasimpático, de
manera que son personas lentas, pasivas, no muy emocionales ni fuertes.
Se fatigan con facilidad y necesitan un sueño regular.
Constitución mesoblástica
Estas personas son fornidas a gruesas, con un buen desarrollo
osteomuscular y tono muscular. Su cara es generalmente ovalada y de
complexión rubicunda. Al ser activos y potentes, se generan personas
fuertes y con confianza en sí mismas, que necesitan expandirse y
comunicarse. Debido a ello no consideran que el sueño sea muy importante.
Constitución ectoblástica
Estas personas son altas, delgadas, pálidas y de aspecto débil, pero tienen
un buen tono muscular. Su temperamento es nervioso debido al predominio
del sistema simpático. Una vitalidad escasa, pero con un alto grado de
nerviosismo, explica su tendencia a comprender todo sobre la marcha, pero
también a una sensibilidad extraordinaria. Los ectoblásticos son personas
complicadas, cerradas en su propio mundo interior, y consideran que el
ambiente es una realidad externa que contrasta con su propia percepción
230
un tanto idealizada. Esto hace que el individuo muestre una personalidad
en apariencia fuerte, generalmente indiferente a las opiniones populares.
Constitución cordoblástica
Esta persona es una combinación en partes iguales de los otros tres tipos y,
por consiguiente, es perfecta.
Pícnico (ciclotímico)
Deriva de la palabra griega puknos, que significa «grueso». Son tipos
rollizos, corpulentos y macroes-plácnicos. Kretschmer propuso que estas
personas tenían más probabilidades que otras de manifestar trastornos
maníaco-depresivos.
231
Atlético
Son los tipos más musculosos y atléticos. Este tipo tiene menos inclinación
a padecer trastornos psicológicos de cualquier clase. Cuando aparecen, hay
más probabilidades de que sean esquizofrénicos que maníaco-depresivos.
Displásico
Es una combinación de los tres primeros tipos básicos. No siempre se utiliza
en la clasificación general.
En la tabla 5-8 se compara la clasificación de Kretschmer con la
propuesta por Sheldon.
Tabla 5-8 Breve comparación entre los hallazgos fundamentales del temperamento de
Kretschmer y Sheldon
LEON VANNIER
Leon Vannier (1880-1963), durante su práctica como homeópata, observó
que existía una correlación entre la constitución de los individuos y las
características de tres remedios homeopáticos: Calcera carbónica, Calcera
fosfórica y Calcera fluórica. Pensaba que podía dividir a grandes rasgos la
especie humana en tres tipos diferentes que describió como carbónico,
fosfórico y fluórico.
Al igual que Sheldon, sostenía que el biotipo estaba constituido por dos
niveles, que denominó «constitución» y «temperamento».
232
el cuerpo»10 derivada de la herencia y que es observable en la estructura
del sistema osteomuscular y sus relaciones.
Temperamento es un elemento mutable, descrito como «lo que se
transforma». Se ve afectado por el ambiente y también puede ser influido,
con efectos positivos o negativos, por el individuo.
233
personas y la filosofía. En su Textbook of Osteopathy (Tratado de osteopatía)
(1999), hacía comentarios sobre una amplia variedad de abordajes
biotipológicos procedentes de Oriente y Occidente, psicológicos, fisiológicos
y estructurales. Ideó un modelo bipolar empírico de tipología basado en
una síntesis de muchas de estas fuentes, modificadas específicamente para
ayudar al osteópata en la situación clínica. Incluyó una tercera
clasificación, que era una combinación de las dos.
Constitución sólida, músculos Uno de los siguientes: 1. Corto con tono Combinación de
grandes con tono intenso, muscular disminuido y articulaciones aspectos del
articulaciones hipomóviles, hipermóviles, poco reactivo. O bien:2. estructural y
tendencia a ganar grasa Alto con tono muscular ligeramente funcional
mayor, las articulaciones intermedias,
movilidad, reactivo en exceso
Nivel: nivel físico, es decir Nivel: energía vital. La matriz energética Dependiente de las
anatómico, fisiológico, proporciones de los
bioquímico componentes
estructurales o
funcionales
234
Profundidad: superficial, con Profundidad: profundo a nivel Dependiente de las
participación de la estructura bioenergético; tiene que ver con la proporciones de los
más que de la función. A disfunción de todos los tejidos con énfasis componentes
menudo a nivel osteomuscular o en las vísceras y también la psique y estructurales o
la estructura de órganos y vasos especialmente el nivel emocional y la funcionales
mente subconsciente
* Debe destacarse que Dummer utiliza el término «funcional» para aludir al abordaje
terapéutico desarrollado por Bowles y Hoover y como término para un grupo de abordajes
denominados indirectos de una forma más general. En este caso pretende aludir a los
abordajes indirectos.
Modificada de Dummer T. Specific adjusting technique. Hove: JoTom Publications; 1995, y Spring L. Body morphology.
235
Dummer deja claro que existen numerosos factores, aparte del biotipo,
que desempeñan una función en la determinación del modo de tratamiento
más adecuado para un paciente. También sostiene que la intención o el
modo de aplicación de cualquier tratamiento puede hacerlo estructural o
funcional. No obstante, esta clasificación ofrece realmente algunos
indicadores que ayudarán a definir el plan terapéutico final.
RESUMEN Y APLICACIONES
236
humano, con capacidad de empatizar y entender a otros congéneres. Puede
ver cuándo un individuo se encuentra triste o feliz. Va escrito en el cuerpo,
los gestos, la cara, los ojos y la voz. En centros docentes, los autores han
observado con bastante frecuencia a estudiantes que poseen estas
capacidades de «leer a las personas», pero que en el momento en que se
ponen la bata blanca y cierran la puerta de la sala de tratamiento, son
incapaces de reconocer o utilizar estas aptitudes intrínsecas,
transformándose en terapeutas en lugar de en personas. Evidentemente,
esto se debe en parte al estrés y la novedad relativa de la situación, pero
un terapeuta también debe ser persona.
237
demasiado acerca del proceso. Son más pragmáticos y, si tuviera intención
de empezar a explicar las causas subyacentes y lo que pretende hacer,
probablemente sería interrumpido y le dirían que no están interesados en
lo que hace y que sencillamente desean que haga lo necesario para
permitirles seguir con su deporte o vida sin dolor con la mayor rapidez
posible.
238
interés para el terapeuta. Es decir, las personas que han intentado, por
cualquier motivo, lograr algo para lo que su biotipo no está especialmente
preparado. Un ejemplo sería un ectomorfo que trata de competir a alto
nivel en una carrera de velocidad, el dominio normal de los mesomorfos.
Este tipo de persona será consciente de que tiene que trabajar mucho más
que otras con las que se encuentra. Al ser de naturaleza introspectiva, se
preguntarán por qué. Esto oscilará entre un análisis lógico y el extremo de
la duda sobre sí mismo. La discusión alrededor de los puntos fuertes
concretos de un biotipo puede conducir a una aceptación del problema
desde una perspectiva informada, y a que la persona adopte estrategias
realistas de afrontamiento, tanto mentales como físicas, o bien a darse
cuenta de que es posible que no sea su campo de conocimiento particular;
quizá esta persona debería intentar una forma diferente de correr más
adecuada para su biotipo.
239
eficaz para lograr que obtengan una mejor salud. Los modelos únicamente
están ahí para ofrecer una cierta estructura a sus ideas y pensamientos.
Bibliografía
1 Goldthwait JE, Lloyd T, Loring T, et al. Essentials of body mechanics in health and disease,
5th edn, Philadelphia: JB Lippincott, 1952.
2 Spring L. Body morphology. Maidstone: Unpublished dissertation. European School of
Osteopathy; 1998.
3 Caillet R. Low back pain syndrome, 3rd edn, Philadelphia: F.A. Davis Company; 1986:34.
4 Wernham J, Hall TE. The mechanics of the spine and pelvis. Maidstone: Maidstone College
of Osteopathy, 1960.
5 Sheldon WH, Stevens SS, Tucker MD. The varieties of human physique: an introduction to
constitutional psychology. New York: Harper, 1940.
6 Sheldon WH, Stevens SS. The varieties of temperament: a psychology of constitutional
differences. New York: Harper, 1942.
Lecturas recomendadas
Desafortunadamente, casi todos estos libros están agotados y resulta tremendamente difícil
conseguir alguno de ellos. La British Library puede obtenerlos por usted, pero prepárese
para una larga espera. Si pretende utilizarlos para un proyecto final, su prioridad debería
consistir en solicitarlos. Únicamente leyendo estos textos originales obtendrá una
perspectiva real de cada modelo concreto. El excelente trabajo universitario (inédito) de
Lizzie Spring, del que proceden la mayoría de las tablas, se encuentra disponible en la
240
biblioteca de la ESO en Maidstone.
Goldthwait JE, Lloyd T, Loring T, et al. Essentials of body mechanics in health and disease,
5th edn, Philadelphia: JB Lippincott, 1952.
Sheldon WH, Stevens SS, Tucker MD. The varieties of human physique: an introduction to
constitutional psychology. New York: Harper, 1940.
Sheldon WH, Stevens SS. The varieties of temperament: a psychology of constitutional
differences. New York: Harper, 1942.
Spring L. Body morphology. Maidstone: Unpublished dissertation. European School of
Osteopathy; 1998: 53.
241
Capítulo 6
Sistema nervioso
Introducción 107
Bibliografía 134
INTRODUCCIÓN
242
Siempre se ha considerado que el sistema nervioso desempeña una función
fundamental en la coordinación del organismo. Clásicamente, se pensaba
que el sistema nervioso somático era responsable del sistema osteomuscular
y que el sistema nervioso autónomo (SNA) regulaba la función visceral. Los
conocimientos acerca del sistema nervioso han avanzado de manera
espectacular durante los últimos decenios; el antiguo concepto de que era
un sistema «cableado» independiente y aislado ha sido sustituido ahora por
el de un sistema integrado complejo, que se comunica de forma
bidireccional con el sistema endocrino e inmunitario (sistema
neuroendocrino-inmunitario) y se ve afectado por los cambios en la psique,
así como en el soma (lo que ha dado origen al nuevo campo de estudio de
la psiconeuroinmunología [PNI]). La información se transmite por
múltiples vías posibles de naturaleza neuroplástica, es decir, capaces de ser
condicionadas o de aprender en respuesta a necesidades o factores
ambientales concretos.
243
La función del sistema nervioso consiste en controlar y regular diversas
actividades del organismo y en permitir que éste reaccione a los cambios
continuos que se producen en su ambiente interno y externo. El sistema
nervioso es el que regula la mayor parte de las aferencias generadas
durante un tratamiento osteopático y, por tanto, el conocimiento sólido de
la neuroanatomía y la neurofisiología resulta esencial. En los textos de
anatomía se divide a menudo el sistema nervioso desde el punto de vista
estructural en los sistemas nerviosos central y periférico y desde el
funcional en los sistemas nerviosos somático y autónomo. La interacción de
estas divisiones es la que sustenta la medicina osteopática y, en
consecuencia, el tratamiento.
El sistema nervioso central (SNC) está constituido por el cerebro y la
médula espinal y recibe, interpreta y genera respuestas a toda la
información que le llega a través del sistema nervioso periférico (SNP), que
está conformado por los nervios periféricos y ganglios. El SNP se divide en
sistemas aferente (sensitivo) y eferente (motor), de modo que el aferente
reúne la información sensitiva y el eferente transmite las respuestas a los
músculos u órganos efectores. En líneas generales, el sistema somático
organiza la información relacionada con el sistema osteomuscular y el SNA
coordina el sistema visceral (músculo cardíaco, músculo liso y glándulas). El
SNA se divide en una rama simpática (sistema nervioso simpático, SNS) o
eferencia dorsolumbar y una rama parasimpática (sistema nervioso
parasimpático, SNPS) o eferencia craneosacra. En esencia, el SNS prepara
los sistemas orgánicos para la acción, en tanto que el SNPS tiene una
función calmante más vegetativa.
244
relevancia desde el punto de vista osteopático se comentarán en este texto.
Comenzaremos analizando el nivel básico de organización neurológica, el
reflejo nervioso, y qué función desempeña en la aparición y el
mantenimiento de la disfunción somática en los sistemas osteomuscular y
de otros tipos. También se expondrá el concepto del segmento facilitado.
REFLEJOS NERVIOSOS
245
REFLEJO MEDULAR
246
sinapsis que las relaciona. El estiramiento de un músculo estimulará las
terminaciones sensitivas del receptor, el huso muscular, para que transmita
un potencial de acción a la médula espinal a través de una fibra aferente
primaria. A continuación, ésta hará sinapsis con una motoneurona alfa en
la médula espinal y después el impulso viajará por el axón y provocará
posteriormente la contracción del músculo efector. Este reflejo constituye la
base de los reflejos tendinosos profundos que se utilizan como parte de la
exploración clínica del sistema nervioso. Su función en el organismo
consiste en ser un reflejo postural importante.
247
Figura 6-2 Huso muscular.
El huso consta de una vaina externa fibrosa que encapsula varias fibras
musculares pequeñas, las cuales se denominan fibras intrafusales (intra y
fusus son términos latinos que significan «dentro de» y «huso»,
respectivamente), para diferenciarlas de las fibras extrafusales de mayor
tamaño del músculo circundante. Existen dos tipos de fibras intrafusales y
cada uno cuenta con características de estiramiento diferentes. Adheridos a
248
éstas se encuentran los receptores sensitivos, de los que también hay dos
tipos. Uno informa sobre la longitud estática de la fibra intrafusal, de modo
que aumenta las eferencias en proporción al incremento de la longitud, y
ambos informan acerca del cambio de longitud de las fibras. Esta
combinación permite que el huso tenga una respuesta estática y otra
dinámica. Desde estas terminaciones se transmiten impulsos de manera
constante a la médula.
249
de las fibras extrafusales, lo que permite una «amortiguación» del
movimiento y una capacidad de respuesta constante del músculo. En caso
de que las fibras intrafusales quedaran a la zaga, se estirarían, lo que
provocaría tensión de las fibras extrafusales. Se piensa que el registro y el
equilibrio de la longitud del huso con respecto a las fibras musculares
circundantes y, en consecuencia, la longitud final del músculo, se
encuentran controlados por un sistema conocido como bucle gamma (el
bucle medular reflejo entre los aferentes del huso y los eferentes gamma).
250
El huso muscular trabaja conjuntamente, aunque casi de manera
antagonista, con el órgano tendinoso de Golgi, un receptor sensitivo
presente en los tendones musculares. Trabaja de manera similar al huso,
pero responde a niveles de tensión en el tendón. Una vez superado un nivel
de tensión concreto, el receptor inhibe el músculo relacionado. Al igual que
el huso, tiene una respuesta dinámica y estática, si bien, mientras el huso
detecta longitud y velocidad de cambio de longitud, el órgano tendinoso de
Golgi detecta grado y velocidad de cambio de tensión. Ambos transmiten
información de forma constante a la médula espinal y los centros
superiores y tienen funciones importantes en el mantenimiento de la
postura y el control del movimiento. Únicamente representan dos de una
amplia variedad de propiorreceptores presentes en los músculos, tendones,
piel y aparato laberíntico que son responsables de este control.
REFLEJOS POLISINÁPTICOS
El reflejo miotático o monosináptico descrito anteriormente es adecuado
para producir una respuesta simple, como una respuesta de retirada tras un
estímulo doloroso. Sin embargo, la obtención de movimientos coordinados
precisa la unificación de la contracción o relajación de numerosos músculos
independientes de forma simultánea y esto requiere procesos mucho más
complicados. Con tal finalidad, los aferentes primarios que se proyectan a
la médula espinal no sólo hacen sinapsis con las neuronas motoras del
músculo estirado, sino también con los músculos que desempeñan una
función sinérgica para complementar la acción del promotor principal.
251
Mediante un ejemplo sencillo es posible demostrar cómo funcionan estos
reflejos y presentar otro, el reflejo extensor cruzado. Si pisamos una uña,
las terminaciones nerviosas libres, actuando como receptores del dolor en
la piel, enviarán impulsos a la médula espinal que harán sinapsis con las
motoneuronas alfa que conectan con el músculo flexor de la pierna,
provocando una retirada refleja de la extremidad del estímulo doloroso. En
realidad, las fibras aferentes también harán sinapsis con interneuronas en
el asta dorsal de la médula espinal, que a su vez actúan sobre las
motoneuronas de varios segmentos medulares a fin de activar diversos
grupos musculares. Además de activar la respuesta flexora, las
interneuronas inhibirán las acciones de los músculos extensores en la
misma extremidad, lo que permite que se produzca la flexión. Asimismo,
habrá interneuronas comisurales que cruzarán al lado contralateral de la
médula espinal y generarán una contracción extensora y relajación flexora
en la extremidad opuesta. Este reflejo extensor cruzado sirve para preparar
a la extremidad opuesta para que soporte el cambio del apoyo debido a la
elevación de la extremidad flexionada. Una vez más, este proceso íntegro
es un reflejo medular, aunque en este caso se trata de un reflejo
polisináptico. Mediante el empleo de estos circuitos reflejos medulares
simples, los centros superiores del sistema nervioso son capaces de
controlar los movimientos coordinados más complejos con eferencias
relativamente simples.
252
A partir de todo lo anterior es posible apreciar que existe una
retroalimentación constante de los músculos a la médula espinal en
relación con su estado de tensión mecánica. Esto permite que el organismo
regule el estado de contracción y relajación en el interior de músculos
individuales y grupos musculares y, por consiguiente, la posición de la
articulación subyacente. Este mecanismo se aplica por igual a los grupos
musculares de las extremidades y los músculos axiales; la interacción
compleja entre ellos permite el control postural y el movimiento
coordinado.
253
Figura 6-3 Un modelo sencillo de disfunción somática.
254
locales como distantes, que intervienen en la disfunción somática. Todos
ellos no dependen exclusivamente del sistema nervioso, sino de la compleja
interacción bidireccional entre los sistemas nervioso, endocrino e
inmunitario. Estos aspectos se comentarán en mayor profundidad más
adelante en este capítulo.
255
troncoencefálicas, si bien, al igual que sucede con el sistema nervioso
somático, cuenta con un sistema periférico que actúa a nivel medular. En
realidad, las fibras autónomas periféricas «hacen autostop» en los nervios
somáticos gran parte del tiempo. Esta exposición se centrará en los
aspectos periféricos del SNA (fig. 6-4).
256
dorsolumbares, ya que los núcleos de los eferentes simpáticos se originan
en un asta adicional de la sustancia gris de la sección medular denominada
asta lateral o columna celular intermediolateral. Está presente únicamente
entre el primer segmento dorsal y el segundo o tercer segmento lumbar. Los
axones de las neuronas simpáticas se extienden desde la médula espinal a
la cadena ganglionar simpática y, en consecuencia, reciben el nombre de
nervios preganglionares. Se extienden desde la médula espinal a la cadena
ganglionar por medio de los ramos comunicantes blancos, denominados así
porque los axones son fibras mielínicas del grupo B y parecen más blancos
debido a la presencia de mielina. En el interior de la cadena ganglionar,
cuentan con cuatro opciones:
• Pueden hacer sinapsis a ese nivel con una fibra posganglionar que a
continuación se dirigirá a su víscera objetivo.
257
encuentran ubicados en la cara anterior de las apófisis transversas
inmediatamente posteriores a la vaina carotídea. En la región dorsal, los
ganglios se localizan en la cara anterior de las articulaciones
costovertebrales, en tanto que en la región lumbar se sitúan en la cara
lateral de los cuerpos de las vértebras lumbares. En la pelvis, se ubican en
la cara anterior del sacro inmediatamente mediales a los orificios sacros
anteriores. Por último, las cadenas simpáticas de cada lado se reúnen para
formar un único ganglio en el cóccix, conocido como ganglio impar. En la
región cervical superior, los ganglios coalescen en condiciones normales
para formar una serie de tres ganglios, los ganglios cervicales superior,
medio e inferior. Además, el ganglio cervical inferior puede unirse al
primer ganglio dorsal para formar el que se conoce como ganglio
estrellado. Por encima de la región cervical, los nervios simpáticos se
introducen en el interior del cráneo con la arteria carótida interna. Puede
existir un único ganglio que surge de la unión de los dos lados que se
conoce como ganglio de Ribes. De esta manera, aunque hay 31 nervios
raquídeos emparejados, el número de ganglios emparejados será
normalmente menor.
Puede considerarse que, aunque los núcleos sólo se originan en partes del
SNC, todas las estructuras viscerales reciben una inervación autónoma.
258
El conocimiento de la posición de los diversos elementos del SNA ayudará
a entender por qué la disfunción en una determinada zona puede provocar
efectos más complejos que los previstos. Por ejemplo, una disfunción
somática en la región cervicodorsal afectará posiblemente a la inervación
motora y sensitiva de la extremidad superior a través del sistema nervioso
somático, lo que dará lugar a una combinación de debilidad, dolor y
parestesias, aunque también podría ejercer efectos sobre la irrigación del
cráneo a través de una alteración de las fibras simpáticas que ascienden
desde sus núcleos situados en el asta lateral de D1, con aparición
posiblemente de cefaleas migrañosas o vasculares.
REFLEJOS VISCEROSOMÁTICOS Y
SOMATOVISCERALES
259
dorsal en función de la localización de la afección. A estos puntos los
denominó «puntos dorsales». Asimismo, si se aplicaba tratamiento en estas
localizaciones en lugar de en el tejido que recubría el órgano afectado, el
efecto era mayor y más duradero.
Los mecanismos mediadores fueron determinados por numerosos
investigadores, aunque quizá los más destacados fueron sir Charles
Sherrington y sir Henry Head (1861, 1940). Ambos fueron pioneros en el
campo de los reflejos medulares y mantenían una comunicación periódica,
en la que ponían en común sus hallazgos respectivos.
En 1893, Head acuñó el término «dolor referido» para describir el dolor
visceral que se percibe en regiones corporales distintas del órgano afectado
por la enfermedad3. Descubrió zonas reproducibles de hipersensibilidad e
hiperalgesia de la piel, asociadas a enfermedades viscerales, que recibieron
el nombre de zonas de Head. Por ejemplo, un paciente con trastornos
hepáticos puede percibir dolor o disestesia en la piel del lado derecho de la
caja torácica y el hombro derecho. Además de cambios en la sensibilidad,
también se apreciaban cambios tróficos en la zona somática de referencia.
Los cambios tróficos comprenden alteraciones del flujo sanguíneo, así como
de la textura y estructura de la piel, engrosamiento de las estructuras del
tejido conjuntivo subcutáneo y atrofia muscular. Las zonas reflejas no se
forman tan pronto como se establece un cuadro clínico del trastorno
original: algunos elementos, como los cambios en la irrigación y
sudomotores, pueden estar presentes desde muy pronto, en tanto que los
cambios tisulares crónicos, como los de la textura cutánea, pueden tardar 2-
3 meses en manifestarse en las zonas somáticas tras el inicio del trastorno
visceral.
260
importante, mal localizado y difuso, mientras que generalmente se percibe
un dolor de mayor intensidad en su zona de referencia asociada de la piel o
zona de Head. En muchos de los primeros textos osteopáticos se cita una
interpretación de todo ello como la ley de Head: «Cuando se aplica un
estímulo doloroso a una parte de escasa sensibilidad en conexión central
próxima con otra parte de mucha mayor sensibilidad, el dolor producido se
percibe en la parte de mayor sensibilidad en lugar de en la de menor
sensibilidad en la que en realidad se aplicó el estímulo»4. Esta ley parecerá
especialmente pertinente con respecto al concepto de lente neurológica que
se comenta a continuación en el apartado dedicado a la facilitación
segmentaria.
El reflejo que interviene en la producción de cambios en las estructuras
somáticas, la piel y su tejido conjuntivo asociado, como consecuencia de un
problema visceral primario, se denomina reflejo viscerosomático. (En los
primeros textos osteopáticos se alude a éste como lesión refleja secundaria.)
Si las vísceras pueden ejercer un efecto sobre las estructuras somáticas,
resulta lógico pensar que también pueda suceder lo contrario. Esto se
describe como reflejo somatovisceral o, en los primeros textos osteopáticos,
como lesión refleja primaria.
261
Figura 6-5 Reflejos viscerosomático y somatovisceral.
262
interneuronas estimulan a continuación los eferentes viscerales y motores,
incluidas las motoneuronas alfa y gamma. Hasta ahora no parece que haya
fascículos ascendentes dedicados únicamente a la transmisión de la
sensibilidad visceral, por lo que toda la transmisión de la información
sensitiva a los centros superiores se realiza a través de fascículos
compartidos6. Por tanto, los sistemas actúan de una manera integrada y
mutuamente dependiente.
263
unidad.
264
disfunción visceral subyacente y, tras el tratamiento, una manera de
evaluar si se ha producido una resolución completa. Al observar los
cambios autónomos presentes en la piel es posible relacionarlos con las
vísceras asociadas; por tanto, si la piel presenta cambios crónicos con
atrofia, hipoperfusión y aspereza, sería posible proponer que las vísceras
relacionadas habrán sido objeto de cambios crónicos análogos. El caso
contrario es el de un cuadro agudo con edema, calor, sudor e
hipersensibilidad en la piel y un problema reciente relacionado en las
vísceras.
265
En nuestra sociedad frenética y estresante, ahora se conoce bien el reflejo
psicosomático y sus efectos, por ejemplo, los efectos del estrés en la
patogenia de la enfermedad cardiovascular. De manera parecida, ahora
existe un conocimiento mucho mayor de los efectos psicológicos de la
disfunción somática. Al reflexionar sobre la integración del sistema
nervioso es posible extender este reflejo a lo psicovisceral y visceropsíquico.
Su mecanismo es esencialmente semejante al de los reflejos ya comentados,
pero se abordará en mayor profundidad en el siguiente capítulo, dedicado a
la psicología.
266
«Consideraciones cualitativas en la disfunción somática articular», pág. 22).
ESTUDIOS INICIALES
Korr trabajó con Denslow para investigar la relación entre la lesión
osteopática y el control de la actividad eferente. Un estudio tuvo que ver
con la aplicación de una determinada cantidad de presión mediante un
manómetro calibrado en las apófisis espinosas de la columna dorsal y la
determinación electromiográfica de la actividad muscular resultante en los
niveles correspondientes. En esencia, se trataba de medir la actividad en un
arco reflejo medular simple. Se incrementaba la presión de manera gradual
en cada segmento para iniciar la actividad muscular en cada nivel
concreto, por lo que los investigadores determinaron el «umbral reflejo»
que es necesario superar para desencadenar una respuesta motora.
Mediante la comparación de «segmentos lesionados», que determinaron por
palpación, con los umbrales reflejos no lesionados, se constató que los
umbrales eran inferiores en los segmentos lesionados. Además, se comprobó
que, cuanto más intensa era la lesión, más bajo era el umbral.
La propagación de la excitación
A continuación, estudiaron la manera en que la actividad nerviosa podía
propagarse desde su localización original por toda la columna, así como sus
posibles consecuencias. Seleccionaron cuatro niveles vertebrales de la
columna dorsal (D4, 6, 8 y 10) y, mediante la utilización de los métodos
anteriores, determinaron los umbrales reflejos para cada nivel. La actividad
muscular se vigiló en cada nivel en respuesta a la presión aplicada en cada
una de las apófisis espinosas independientes, es decir, se obtuvieron 16
lecturas.
267
una respuesta EMG en D6. No obstante, incluso una presión muy alta en D6
no generó respuestas en D4, 8 o 10. Por otro lado, en D4, 8 o 10, la
aplicación de una presión baja no produciría respuesta alguna en el nivel
en que se aplicó el estímulo, sino que desencadenaría una respuesta en D6
(fig. 6-6).
268
Al segmento hiperexcitable lo denominaron «segmento facilitado»,
derivado del término latino facilis, que significa «fácil»: es más fácil
desencadenar una respuesta en ese segmento concreto. Todo ello se traduce
en la ley de Head: «Cuando se aplica un estímulo doloroso a una parte de
baja sensibilidad en conexión central próxima con otra parte de mucha
mayor sensibilidad, el dolor producido se percibe en la parte de mayor
sensibilidad en lugar de en la de menor sensibilidad en la que en realidad
se aplicó el estímulo».
269
270
Figura 6-7 Representación esquemática del segmento facilitado. A) Premisa básica: el
principio del todo o nada. La estimulación de la apófisis espinosa de la vértebra, si puede
superar el potencial umbral del segmento, hará que se contraigan los músculos
paravertebrales. B) Sin lesión segmentaria. Este concepto se aplicará a los segmentos
medulares y, para los fines de este ejercicio, no se utilizarán las cifras reales, sino que se
propone que el potencial en reposo del segmento es de 0 unidades y el umbral de 10
unidades, por lo que el estímulo umbral ha de superar 10 unidades. C) Disfunción
segmentaria. Presión sobre D8 (no lesionada y potencial en reposo de cero). No se
desencadenará respuesta local hasta que se aplique una fuerza intensa equivalente a 10
unidades. Sin embargo, antes de que esto suceda se producirá una propagación del
estímulo nervioso a segmentos a distancia. Si el estímulo transmitido supera 2 unidades,
se desencadenará una respuesta en D6 y, si supera 6 unidades, D10 también tendrá una
271
respuesta motora. Por tanto, los estímulos nerviosos se transmiten superior e
inferiormente a través de la médula espinal, desencadenando respuestas de manera
preferente en zonas de actividad nerviosa incrementada (como la asociada a disfunción
somática). Se piensa que el segmento con disfunción se encuentra facilitado y actúa como
una lente nerviosa, que focaliza de forma preferente la actividad nerviosa en los
segmentos facilitados y lesionados. D) En caso de segmentos lesionados, pueden actuar
como focos para la actividad nerviosa dentro de la médula espinal.
La lente neurológica
El equipo de Korr utilizaba este término para describir los efectos que
ejercerá un segmento facilitado (fig. 6-7D). El término es una analogía
basada en la acción de una lupa. Una lupa focaliza una amplia variedad de
272
rayos de luz en un punto y los concentra lo suficiente para llegar a prender
un papel, como bien saben todos los niños. El segmento facilitado actúa
como una lupa, de manera que capta todas las aferencias nerviosas que
ascienden o descienden por la médula espinal y las focaliza en ese
segmento y sus estructuras asociadas, de ahí, la lente neurológica.
273
relativamente constantes en algunos sujetos durante períodos de tiempo
que abarcaron años.
Después, los investigadores trataron de observar los efectos que podían
inducirse mediante la introducción de un factor que provocaba un cambio
en el equilibrio mecánico del individuo, lo que reflejaría los cambios que
podrían surgir como consecuencia de la presencia de una disfunción
somática. Una manera en que se llevó a cabo fue utilizarlo bajo el talón de
un solo pie. La modificación de la mecánica postural de los pacientes
provocó una exageración de los patrones sudomotores existentes y
aparecieron regiones adicionales de actividad sudomotora que guardaban
relación con las nuevas zonas de adaptación postural y la consiguiente
disfunción y molestia 10. Esto se interpretó como una correlación directa con
las zonas de disfunción y los cambios en la actividad simpática segmentaria
superficial.
274
surgen del mismo segmento medular y, por consiguiente, estarán sujetos a
las mismas influencias con respecto al grado de facilitación. El ramo
posterior transporta las fibras simpáticas a los vasos sanguíneos y
glándulas sudoríparas posteriores, cuya acción se evaluó en el experimento
anterior. El ramo anterior, según se ha afirmado, está sometido al mismo
grado de facilitación que el posterior; por consiguiente, los cambios
simpáticos que se producen en la piel deberían ser los mismos que aparecen
en las estructuras inervadas por las fibras simpáticas que transporta el
ramo anterior. Por tanto, es posible teorizar acerca del estado de la función
visceral profunda del organismo observando simplemente los cambios
tisulares que surgen en la región dermatomérica de los segmentos
medulares pertinentes.
275
transmitida que, por lo demás, no logra desencadenar una respuesta en
otros segmentos menos facilitados. Por tanto, actúa como una lente
neurológica.
Mediante la evaluación de la actividad simpática en la superficie
cutánea, Korr y sus colaboradores constataron que la disfunción somática
ejerce realmente un efecto sobre ésta, lo que origina cambios en la textura
tisular palpable que se perciben alrededor de la disfunción somática. La
distribución de las fibras nerviosas es más o menos segmentaria por todo el
organismo, por lo que la zona dermatomérica de la piel que se encuentra
afectada guardará relación con un miotoma, viscerotoma, esclerotoma y
todos los vasos, arterias, venas y linfáticos de ese nivel. El trabajo de Korr
plantea la hipótesis de que todas estas estructuras se verán afectadas de
forma parecida, de tal manera que, si la piel presenta rasgos indicativos de
una hipersimpaticotonía, todos los elementos inervados por ese segmento
estarán sujetos al mismo grado de actividad simpática. En caso de
mantenerse este trastorno, resultará perjudicial para los tejidos diana, lo
que posiblemente dará lugar a afecciones clínicas en lugar de subclínicas,
cuya naturaleza se encontrará determinada por la respuesta concreta del
tejido o los órganos a la estimulación atípica 12.
276
muscular, periostio, estroma de todos los vasos sanguíneos salvo los
capilares, meninges y estroma de todos los órganos internos»13.
Característicamente, presentan muchas ramas periféricas que inervan
zonas adyacentes de la misma estructura. Cuando una rama de la neurona
se estimula de forma suficiente para transmitir un potencial de acción, se
transmite de manera tanto central a la médula y el SNC (lo que se conoce
como acción centrípeta) como periférica a sus otras ramas (acción
centrífuga). Para transmitir el potencial de acción se producirá una
liberación a nivel central y periférico de neurotransmisores, entre ellos
sustancia P y somatostatina.
Acciones centrífugas
Se liberarán neurotransmisores desde las terminaciones nerviosas de las
ramas neuronales afectadas directamente por el estímulo nocivo. También
hará que sus ramas periféricas (sin afectación directa) liberen
neurotransmisores de manera parecida desde sus terminaciones nerviosas a
los tejidos circundantes. El efecto de estos neurotransmisores en la periferia
consiste en actuar como vasodilatadores y factores quimiotácticos para los
macrófagos tisulares y linfocitos. También tienen una acción que estimulará
la liberación, además de actuar de forma sinérgica con ellas, de sustancias
químicas inflamatorias (citocinas), tales como histamina de los mastocitos e
interleucina-1 (IL-1) y factor de necrosis tumoral (TNF) de los leucocitos, y
activadores del complemento cuya función consiste en estimular la
vasodilatación, la fagocitosis y la quimiotaxis inflamatoria. De esta
manera, el sistema nervioso ejerce una influencia directa sobre el sistema
inmunitario, algo que se desconocía hace tan sólo unos años.
277
hipofisario. También provocan cambios de comportamiento destinados a
limitar la actividad y, por consiguiente, a ayudar en la curación, como
astenia, fiebre, malestar general y reducción del interés en comer, beber y
conductas sociales14.
Tras analizar los efectos de las ramas periféricas de las fibras, ahora es
necesario seguirlas conforme llegan a la médula espinal.
Acción centrípeta
Las fibras nociceptivas aferentes de las estructuras viscerales
(nociautónomas) y somáticas (nocifensivas) viajan con las fibras somáticas
y autónomas en los nervios periféricos. Los aferentes nociceptivos penetran
en la médula espinal por el asta dorsal y se incorporan al fascículo de
Lissauer. La mayor parte de estas fibras va directa a su segmento medular
pertinente, en tanto que una porción permanece en el fascículo de Lissauer
y discurre en dirección cefálica o caudal durante unos cinco segmentos
antes de emitir ramas a la sustancia gris para hacer sinapsis. Las sinapsis
tienen lugar en las capas relajadas I, II, V y X. Conectan con las
interneuronas IDA que reciben información de aferentes viscerales y
somáticos, por lo que son comunes a ambos. Las interneuronas estimulan a
continuación los eferentes viscerales y motores, incluidas las motoneuronas
alfa y gamma. Según lo ya mencionado, esta disposición compleja y
convergente de fibras de orígenes mixtos que hacen sinapsis con neuronas
inespecíficas es la probable explicación de las relaciones reflejas
observadas (somatoviscerales, viscerosomáticas, visceroviscerales y
somatosomáticas). Un ejemplo de esta convergencia es que, cuando existe
disfunción visceral, se producirá una contracción de los músculos
abdominales que presentan una relación segmentaria con la víscera
afectada.
Algunos de los axones se incorporan a los fascículos espinotalámico y
espinocervicotalámico, para alcanzar los centros superiores y facilitar
información del dolor, mientras que el resto permanece a nivel
segmentario.
278
Los que se mantienen a nivel segmentario son responsables de reflejos
nocifensivos, tales como el reflejo de retirada, según el cual, si se toca un
estímulo doloroso o nocivo, el reflejo hace que se retire la mano. Se trata de
un ejemplo sencillo, equivalente al reflejo de estiramiento miotático
comentado anteriormente. Los reflejos de retirada y miotático son los
ejemplos más simples que existen en el organismo. La mayor parte del resto
de reflejos son extraordinariamente más complejos que estos ejemplos, de
modo que los reflejos nocifensivo y nociautónomo crean conexiones
complejas y muy diversas a lo largo de los sistemas somático y autónomo.
279
Figura 6-8 Resumen esquemático del modelo nociceptivo de disfunción somática.
280
humoral/inflamatoria local.
SISTEMA NEUROENDOCRINO-INMUNITARIO
281
porque se une con la red reticular en el tronco del encéfalo. Esta zona
desempeña una función destacada en el control de la respuesta adaptativa
general (RAG). La RAG es la respuesta que aparece en presencia de un
estímulo estresante de cualquier origen. (Este concepto fue comentado por
primera vez por Hans Selye15 en lo que denominó síndrome de adaptación
general [SAG]. El trabajo de Selye y el SAG se estudian en el apartado
siguiente; sin embargo, el material que va a explicarse y el SAG guardan
una relación íntima y, por tanto, sería beneficioso estudiarlos al mismo
tiempo.)
282
Antes de que esto resulte demasiado confuso, desglosémoslo en sus
componentes principales: el hipotálamo, el HHS, el eje nervioso simpático
(ENS) y el eje suprarrenal simpático (ESS) (fig. 6-9).
HIPOTÁLAMO
283
El hipotálamo es la conexión principal entre los sistemas nervioso y
endocrino. También es el centro de todas las funciones vegetativas del
organismo. Controla la función del sistema nervioso autónomo y
desempeña una función en el sueño, el comportamiento sexual y la
regulación de la temperatura. Para realizar todo esto, el hipotálamo cuenta
con conexiones extensas con otras zonas del sistema nervioso. Son
bidireccionales, lo que significa que cualquiera de estas conexiones puede
ejercer un efecto sobre su acción. También tiene efectos directos sobre el
sistema nervioso autónomo a través de sus proyecciones descendentes (ENS
y ESS). Coordina el sistema endocrino por medio de su relación vascular
con la adenohipófisis. Ésta secreta numerosas hormonas que controlan el
metabolismo corporal; de particular interés para esta exposición es la
liberación de corticotropina (ACTH, adrenocorticotropin hormone).
284
torrente circulatorio, lo que también potencia los cambios citados
anteriormente.
Por consiguiente, la activación del ESS y ENS en respuesta a un estímulo
nocivo o factor estresante ocasionará:
• Sudoración.
• Broncodilatación.
• Disminución de la diuresis.
Estas respuestas son rápidas y breves y están destinadas a contrarrestar
un peligro inmediato mediante la movilización de los recursos corporales
para una actividad física inmediata (lucha o huida).
285
HIPOTÁLAMO Y EJE HIPOTÁLAMO-HIPÓFISO-
SUPRARRENAL
El HHS es el elemento de comunicación entre los sistemas nervioso e
inmunitario. En respuesta a un factor estresante, el NPV del hipotálamo
produce CRH que se transmite a través del sistema portahipofisario a la
adenohipófisis. Esto estimula a la hipófisis para que secrete ACTH al
torrente circulatorio. La ACTH llega a las glándulas suprarrenales, donde
hace que la corteza suprarrenal libere cortisol.
Las concentraciones de cortisol se encuentran controladas por dos bucles
de retroalimentación negativa que actúan deteniendo la síntesis de CRH
por parte del hipotálamo: uno que actúa sobre el hipotálamo y el sistema
límbico (se trata de un bucle a largo plazo que tarda minutos a horas) y
otro de acción rápida y a corto plazo que actúa sobre la adenohipófisis,
donde es inhibido directamente por el cortisol.
Por tanto, la activación del NPV por un factor estresante de cualquier
origen dará lugar a un aumento de la actividad del eje HHS y, por ende, a
un incremento de las concentraciones de cortisol. Ha de recordarse que el
hipotálamo puede verse afectado por cualquiera de sus numerosas
relaciones. En esta exposición nos mostraremos especialmente interesados
en la excitación del NPV a través de las numerosas fibras nociceptivas
ascendentes, de la estimulación del PGi-LC (que es estimulado por las fibras
nociceptivas ascendentes) y de sus conexiones con el sistema límbico que
interviene en las emociones.
286
interleucinas (IL), interferón y factor de necrosis tumoral, reduce la
permeabilidad capilar y disminuye la fagocitosis por los monocitos.
Como se trata de un inmunorregulador, las concentraciones elevadas de
cortisol a largo plazo disminuirán la formación de anticuerpos y
provocarán atrofia del timo, el bazo y los ganglios linfáticos, lo que
ocasiona una disminución de la respuesta inmunitaria. También retrasa la
regeneración del tejido conjuntivo.
A partir de todo ello, debería ser posible deducir los efectos que tendría si
una disfunción, física o psicológica, facilitara de manera crónica el eje
HHS. Los efectos llevados al extremo se aprecian en una persona con
síndrome de Cushing. La acción excesiva del HHS también se ha
relacionado con la depresión melancólica, depresión atípica, artritis
reumatoide y síndrome de fatiga crónica 17. Se ha comprobado que la
estimulación excesiva y a largo plazo del LC (y, por deducción, del eje LC-
NPV) se asocia a depresión y estados fisiológicos maladaptativos crónicos.
También se ha demostrado que el LC puede ser sensibilizado por las
aferencias nociceptivas, lo que indica posiblemente que las aferencias
nociceptivas procedentes de una disfunción somática pueden desencadenar
la RAG16.
El HHS y la inmunorregulación
Según se ha mencionado brevemente en este capítulo, las citocinas
liberadas localmente en el lugar de disfunción, como IL-1 y TNF, pueden
atravesar la barrera hematoencefálica por el sistema humoral y ejercer
numerosos efectos sobre la función del SNC, incluida la activación del HHS.
DISCUSIÓN
Las vías anteriores están presentes para combatir situaciones
287
potencialmente perjudiciales, de modo que movilizan el organismo para
iniciar respuestas inmediatas (ESS y ENS) y a corto plazo (HHS) frente a
estas situaciones. Todo ello representa un intento coordinado por parte de
los sistemas nervioso, endocrino e inmunitario. La investigación reciente ha
modificado las interacciones de estos sistemas. Quizá una de las
revelaciones más importantes tiene que ver con las moléculas «mensajeras»
de los tres sistemas. En el pasado se pensaba que tenían especificidad de
sistema: neurorreguladores, hormonas e inmunorreguladores. Ahora se sabe
que se comunican libremente entre los sistemas a través de un mecanismo
mediado por receptores. Por tanto, la comunicación es bidireccional, de
manera que unifica los sistemas neuroendocrino e inmunitario en una red
increíblemente compleja encargada de controlar y mantener la
homeostasis. La figura 6-10 es un intento de representar los diversos niveles
de integración existentes en el sistema neuroendocrino-inmunitario.
288
Figura 6-10 Representación esquemática del sistema neuroendocrino-inmunitario.
289
resulta de gran interés la posibilidad de demostrar que la información
nociceptiva procedente de la disfunción somática tendrá un efecto sobre
este sistema. El espectro de posibles estados patológicos que pueden estar
relacionados con una variación de este sistema homeostático es
potencialmente amplio, de modo que engloba fatiga crónica, depresión,
sentimientos de malestar general, fibromialgia y AR.
SENSIBILIZACIÓN CENTRAL
290
forma muy ligera, pero con unos signos físicos que no se corresponden con
los síntomas descritos, y otros que no responderán como cabría suponer,
con un dolor de duración superior a la prevista, o que pueden empeorar,
con propagación del dolor a otras zonas. También habrá numerosos
individuos con síndromes dolorosos crónicos diagnosticados a menudo de
fibromialgia, síndrome poslatigazo cervical, síndrome de fatiga crónica u
otros semejantes, o a los que quizá se haya catalogado como «síndrome de
somatización» o enfermos fingidos. Todos estos casos son muy difíciles de
tratar y resulta prácticamente imposible encontrar una justificación clínica
de su tratamiento.
291
• Mayor duración de la respuesta a una estimulación breve (dolor continuo
o hiperpatía).
292
sensibilización central, la hiperalgesia y el dolor crónico22. El bloqueo de
los receptores de NMDA evita y reduce la sensibilización central21. Se
piensa que una transmisión anormalmente elevada de aferencias de fibras
C provoca unas concentraciones altas de glutamato en la hendidura
sináptica. En último término, esto hace que se abran los receptores
postsinápticos de NMDA, lo que permite la entrada de calcio a la neurona.
El NO, al estimular una mayor liberación de transmisores, exacerba esta
situación aún más. Todo ello tendrá un efecto progresivo sobre otras
neuronas existentes en el asta dorsal, tanto localmente como a través de las
numerosas interconexiones sinápticas, y se habrá iniciado la
sensibilización 23.
PLASTICIDAD NERVIOSA
Otro aspecto que participa posiblemente en la sensibilización centralizada
es el concepto de plasticidad nerviosa. El sistema nervioso tiene capacidad
de cambiar en respuesta a su ambiente; sin ello, no podría aprender. De
forma tradicional, la percepción del dolor se ha considerado un sistema
«cableado» en el que un receptor resulta estimulado por un desencadenante
nocivo, lo que transmite un impulso al SNC, donde puede generarse una
respuesta medular (arco reflejo), o bien se transmite por vías ascendentes
específicas al área pertinente de la corteza para su interpretación. Ahora se
293
está conociendo que no sucede así y que las estructuras de estas vías del
dolor son muy difusas y variables. También se ha comprobado que el
campo receptivo (es decir, las zonas del cerebro que son las áreas de
recepción de la información aferente) se modifica en respuesta a cambios
incluso relativamente pequeños de la información aferente25. Esto da lugar
a nuevas maneras de percibir el dolor por parte del SNC, lo que origina
patrones de presentación del dolor que difieren de los esperados a partir de
las distribuciones dermatoméricas o mioméricas convencionales. El
potencial de esta plasticidad nerviosa se demuestra en los elementos
periféricos y centrales del sistema nervioso23.
MODULACIÓN CORTICAL
Las aferencias nociceptivas que llegan al SNC no se reciben simplemente de
forma pasiva, sino que más bien están sujetas a una modulación a través de
la neuroplasticidad de la médula espinal y las influencias descendentes
desde localizaciones supramedulares activadas por diversas señales
ambientales, entre ellas las propias aferencias nociceptivas agudas o
persistentes y los estímulos conductuales y emocionales22.
294
reimplanten. Este tipo de «efecto puerta» inhibidor del dolor también puede
desencadenarse conscientemente en métodos tales como las técnicas de
biorretroalimentación de control del dolor.
La investigación avanza con rapidez y «fortalecerá» nuestros
conocimientos acerca de los procesos de sensibilización subyacentes. Quizá
lo que es más importante, desde un punto de vista osteopático, es ser capaz
de observar los signos en los pacientes que le llevarán a sospechar que está
produciéndose este proceso, es decir, que el paciente está pasando de un
cuadro doloroso agudo a otro crónico. No hace falta decir que es mejor
evitar que esto suceda que intentar tratar el problema crónico. David
Butler23 detalla algunas de las características fundamentales que harían
sospechar a un terapeuta que este proceso está teniendo lugar; dado que
resulta difícil mejorar sus descripciones, se citan con detalle:
Zona y descripción
Es posible que las siguientes zonas de dolor, descripciones y escenarios clínicos
guarden relación con la sensibilidad central:
• El lado contralateral al dolor inicial puede ser doloroso, aunque rara vez lo es
tanto como el lesionado inicialmente. Puede haber dolores especulares, que son
difíciles de explicar en relación con la hiperalgesia primaria.
295
• Podrían surgir punzadas súbitas e inesperadas de dolor.
• Los pacientes llegan a afirmar que «piensa por sí mismo». Se alude al dolor
como «ello», lo que indica que ha perdido las relaciones estímulo-respuesta bien
definidas de los dolores con base tisular más familiares y, para el paciente,
comprensibles.
Comportamiento
El comportamiento del estado doloroso puede aportar pistas acerca de un
mecanismo central. Por ejemplo:
• Puede suceder que todos los movimientos duelan, aunque no exista una
pérdida importante de la amplitud del movimiento. A menudo se cataloga a
estos pacientes como «irritables» o «inestables». Creo que es más probable que
296
los pacientes presenten inestabilidad de los síntomas en lugar de inestabilidad
de la estructura. En la exploración física habitual, como en una elevación de la
pierna recta, un paciente puede referir dolor, aunque usted, el terapeuta, no
perciba resistencia. Es como si el movimiento hubiera tocado un recuerdo en
lugar de un tejido lesionado.
Otras características
Hay otras características que podrían formar parte de un patrón de sensibilidad
central:
• Estos dolores pueden ser cíclicos, quizá con más intensidad en invierno y
quizá en aniversarios o en situaciones que recuerdan momentos traumáticos de
la vida.
• En caso de una alteración de la regulación del SNC, son probables los cambios
en la respuesta y los sistemas homeostáticos de fondo, como los sistemas
autónomo, endocrino, motor e inmunitario. En ocasiones, estas respuestas son
manifiestas en algunos sistemas, por ejemplo, distonías focales de la mano en
músicos, contribuciones centrales a síndromes de dolor regional complejo
(SDRC) o respuestas de enfermedad en el caso del sistema inmunitario.
• Las «curaciones milagrosas» son posibles. Todo clínico ha tenido, con un poco
de suerte, un «milagro» en su consulta. En caso de un alivio súbito,
espectacular y en apariencia milagroso de síntomas intensos y prolongados a
partir de una aferencia escasa, es poco probable que los mecanismos
biopatológicos tengan su origen en los tejidos locales. Los milagros son buenos,
pero son aún mejores si se tiene cierta idea de por qué se han producido. Es
297
más probable un cambio central relacionado con una cierta alteración de los
conocimientos y emociones.
A partir de todo esto es posible entender que el cuadro clínico puede ser
diverso, complejo y, por encima de todo, confuso. En el pasado, estos
pacientes pueden haber recibido el apelativo de «enfermos fingidos», o algo
peor. También está claro que los individuos que padecen esta situación
precisarán un abordaje holístico, posiblemente con la derivación oportuna
a otros terapeutas. Desde la perspectiva del paciente, la simple
tranquilización de que no está volviéndose loco y de que existe una
explicación científica a los problemas que manifiesta puede hacer avanzar
mucho hacia su resolución.
RESUMEN Y CONCLUSIONES
298
un reflejo monosináptico. Es evidente que ninguna disfunción es realmente
tan simple; no obstante, el principio de este modelo sencillo sigue siendo
auténtico y actúa prácticamente como un cimiento sobre el que pueden
construirse modelos cada vez más sofisticados. Los modelos polisinápticos,
que suponen una función armoniosa compleja y en los que se precisa una
inhibición simultánea de determinados zonas y una excitación de otras, en
realidad son versiones algo más complicadas que el modelo básico. El
conocimiento de cómo funcionan le permitirá manipularlos para lograr el
efecto deseado. Por ejemplo, si un individuo presentara un bíceps muy
contraído y doloroso de forma aguda, que en realidad fuera demasiado
doloroso para abordarlo directamente, sería posible abordar su
antagonista, el tríceps y, al estimularlo para que se contrajera, causar un
reflejo inhibidor que se transmitiera al bíceps y provocara un cierto grado
de relajación.
299
modo que concentra la transmisión de actividad nerviosa en ese segmento,
lo que hace que responda mientras que otros segmentos menos facilitados
no se ven afectados. Todos los elementos inervados por ese segmento, sean
somáticos o viscerales, miotomas, esclerotomas, viscerotomas o tejidos
conjuntivos asociados, estarán sujetos al mismo grado de cambio en su
nivel de actividad. Es posible prever los cambios que pueden estar
produciéndose en una víscera mediante la evaluación de su dermatoma
relacionado. Si el dermatoma muestra signos de cambios crónicos, sería
lógico suponer que las vísceras asociadas presentarán, de manera análoga,
cambios crónicos.
300
específicas para abordar estos problemas. Podría abordarse desde un
número infinitamente diverso de maneras y se piensa que, con un
conocimiento profundo de los conceptos comentados anteriormente, así
como de la neuroanatomía y fisiología, sería posible elaborar un plan
terapéutico adecuado que tenga en cuenta los elementos físicos y
emocionales del problema en relación con ese individuo concreto.
Bibliografía
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Indianapolis: American Academy of Osteopathy; 1994:47-72.
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Ward RC, editor. Foundations for osteopathic medicine. Baltimore: Williams and Wilkins,
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9 Korr IM, Thomas PE, Wright HM. Patterns of electrical skin resistance in man. In: Peterson
B, editor. The collected papers of Irvin M. Korr. Newark: American Academy of
Osteopathy; 1979:33-40.
10 Korr IM, Wright HM, Thomas PE. Effects of experimental myofascial insults on
cutaneous patterns of sympathetic activity in man. In: Peterson B, editor. The collected
papers of Irvin M. Korr. Newark: American Academy of Osteopathy; 1979:54-65.
11 Korr IM, Wright HM, Chace JA. Cutaneous patterns of sympathetic activity in clinical
abnormalities of the musculoskeletal system. In: Peterson B, editor. The collected papers
of Irvin M. Korr. Newark: American Academy of Osteopathy; 1979:66-72.
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14 Watkins A, editor. Mind body medicine. 1997. Churchill Livingstone. New York. 6
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17 Gold P. Neurobiology of stress. In: Willard FH, Patterson MM, editors. Nocioception and
the neuroendocrine-immune connection. Athens: University Classics; 1994:4-17.
20 Urban MO, Gebhart GF. Supraspinal contributions to hyperalgesia. Proc Natl Acad Sci
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21 Schaible HG, Ebersberger A, Von Banchet GS. Mechanisms of pain in arthritis. Ann N Y
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22 Urban MO, Gebhart GF. Central mechanisms in pain. Med Clin North Am.
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23 Butler DS. The sensitive nervous system. Australia: Noigroup Publications, 2000.
24 Watkins LR, Maier SF. The pain of being sick: implications of immune-to-brain
communication for understanding pain. Annu Rev Psychol. 2000;51:29-57.
25 Harman K. Neuroplasticity and the development of persistent pain. Physiotherapy
Canada. 2000:64-71. Winter:–.
Lecturas recomendadas
Butler DS. The sensitive nervous system. Australia: Noigroup Publications, 2000.
Se trata de un libro estupendo, que le lleva por algunos de los avances más recientes en la
neurología y neurofisiología de una manera inmediatamente comprensible. También ha
sido escrito para terapeutas manuales. Es un libro que no hay que dejar de leer.
Peterson B, editor. The collected papers of Irvin M Korr, vol 1. Newark: American Academy
of Osteopathy, 1979.
King HH, editor. The collected papers of Irvin M Korr, vol 2. Colorado: American Academy
of Osteopathy, 1997.
Los trabajos recopilados de Korr abordan algunos de los estudios más importantes acerca de
los fundamentos nerviosos de la medicina osteopática. Todos ellos siguen teniendo una
notable relevancia.
303
Capítulo 7
Consideraciones psicológicas
Introducción 137
Psiconeuroinmunología 150
Conclusiones 156
Bibliografía 157
INTRODUCCIÓN
304
Se sabe que la mente ejerce efectos bastante llamativos sobre el cuerpo.
Piense en alguien que se asusta de repente: la cara palidece, le sudan las
manos y se le eriza el vello corporal. Una persona deprimida se identifica a
menudo por su aspecto. Adopta una postura encorvada con los hombros
redondeados, la cabeza gacha e incluso con ralentización de los procesos
fisiológicos. La ansiedad provoca la sensación de «tener mariposas en el
estómago» y, en caso de ser mantenida, contribuye a la aparición de
úlceras gástricas. Todos ellos son ejemplos de problemas psicosomáticos. En
la sociedad actual, las exigencias emocionales son importantes y es raro
encontrar a alguien que no está afectado por estos factores estresantes y,
lógicamente, por sus consecuencias somáticas. Resulta interesante destacar
cuántas emociones describimos en relación con sensaciones somáticas
(«reacción intestinal», «mariposas», respuesta «visceral», «en la boca del
estómago»).
305
sana in corpore sano, una mente sana en un cuerpo sano. Littlejohn tenía
ideas parecidas:
Nos damos cuenta del hecho de que [la] mente es el poder predominante
y que, en una vida fisiológica sana, nada menos que una mente sana
puede asegurar esa condición enérgica del cuerpo que es tan deseada por
todos, salud y felicidad. Debemos ser conscientes de que, al tratar lo que
parecen enfermedades puramente corporales, no debemos pasar por alto
el hecho de que la psicopatía abre el campo de la enfermedad mental y
revela determinadas afecciones mentales sin cuya eliminación resulta
imposible curar enfermedades corporales 1.
Sin embargo, con los avances de la ciencia, se ha producido una
tendencia a separar la mente del cuerpo. Descartes (1596-1650) se cita
habitualmente como responsable de esa separación. Imaginó el cuerpo
como una estructura mecánica capaz de funcionar de manera parecida a
algunos maniquíes mecánicos que había observado, e independiente de la
mente. Esta división se denomina «dualismo cartesiano» y ha ejercido una
profunda influencia en el conocimiento y la práctica de la asistencia
sanitaria hasta hace muy poco tiempo.
306
tiempo que relacionan el estrés con la enfermedad. Los procesos fisiológicos
subyacentes son terriblemente complicados, lo que es comprensible, y como
tales no se conocen en su totalidad, si bien los resultados obtenidos hasta
ahora ofrecen perspectivas muy tentadoras sobre la condición humana. La
osteopatía, como uno de los numerosos abordajes holísticos de la salud, es
perfecta para encontrar una aplicación a estos nuevos y excitantes
descubrimientos. Este capítulo concluirá con un análisis de algunos
abordajes mente-cuerpo y su interpretación de la enfermedad.
CONCEPTOS PSICOSOMÁTICOS
307
determinada sólo afecta al cuerpo o la mente según la exploración
superficial.
Todos los conceptos que se comentan a continuación podrían concebirse
como elementos de la medicina psicosomática, o lo que quizá es más
importante, como el modelo psicológico del espectro continuo holístico que
define salud y enfermedad.
308
El objetivo de este capítulo no consiste en animarle a hacerse psicólogo,
sino, únicamente tocando la superficie de la medicina psicosomática,
exponer algunas perspectivas diferentes sobre la salud y la enfermedad que
quizá tengan relevancia para su práctica clínica.
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partes con influencia mutua: el ello, el superyó y el yo.
Ello
Se trata del elemento totalmente subconsciente. Está presente desde el
nacimiento y procura conseguir la gratificación inmediata de los impulsos
básicos, como sed, hambre y deseo sexual. No puede distinguir la realidad
de la fantasía.
Superyó
A menudo se considera lo contrario del ello. Representa el intento
moralista de refrenar la «gratificación a toda costa» del ello. Parte
consciente y parte subconsciente, trata de hacer cumplir los dictados
morales de la sociedad, el grupo social o la familia. Suele encontrarse en
conflicto con el ello.
Yo
Es la parte que media entre el ello y el superyó en conflicto y actúa a nivel
consciente en el mundo real. Aporta el sentido de uno mismo, es el
integrador de la personalidad. Debido al conflicto existente en el rol del yo,
el modelo de personalidad de Freud acepta que el conflicto forma parte de
la vida en personalidad.
310
Otra persona destacada en esta época fue Wilhelm Reich (1897-1957),
también austríaco, del que se dice que trabajó con Freud. Se desvió
radicalmente de los principios básicos del psicoanálisis clásico; trató de
relacionar acontecimientos psicológicos significativos con patrones de
respuesta intracorporales, abordándolos mediante el contacto físico real
con el paciente. En vista de su importancia evidente en el campo del
trabajo mente-cuerpo, analizaremos sus conceptos iniciales con cierta
profundidad.
311
somático y psicológico de forma simultánea, liberaría esta energía y
ocasionaría una mayor armonía estructural y emocional.
Reich reconocía la importancia del SNA, al actuar como una interfase en
los procesos corporales y emocionales. Interviene directamente en las
funciones de los órganos internos, pero también sirve como mensajero de la
percepción emocional a través de los torrentes sanguíneo y plasmático y se
encuentra conectado a las áreas cerebrales que representan la emoción a
través de conexiones en el SNC. La alteración de la función del SNA, a
través de las conexiones centrales con las neuronas IDA, se manifiesta en
unos músculos tensos de forma crónica 7. La «armadura muscular» o tensión
muscular crónica dificulta el flujo de líquidos corporales y energía.
312
reprimir. En ellos podemos interponer modelos parentales, prohibiciones y
estilos culturales como identificaciones inconscientes con las actitudes y
posturas corporales de otros. Cuando nos encontramos en armonía con
nosotros mismos, los músculos pueden expresar elegancia, aptitudes físicas
y vitalidad. Cuando estamos en conflicto, éste se refleja directamente en
patrones de tensión muscular conforme los diferentes impulsos e
inhibiciones «luchan» entre sí. El conflicto crónico reduce el flujo sanguíneo
y origina el endurecimiento y la rigidez de la tensión muscular que
llamamos armadura 6. En el modelo biodinámico también se reconoce el
canal alimentario o «canal-ello»; organizado verticalmente, es la fuerza
instintiva de sentimiento e impulso. Representa nuestra sensación visceral;
gran parte de las emociones se expresan o reprimen en las vísceras, un
aspecto del que merece la pena ser consciente al abordar las vísceras con
cualquier trabajo corporal.
313
continuación dos ejemplos de las posibles interpretaciones de la lumbalgia,
en primer lugar desde una perspectiva psicodinámica y después desde otra
bioenergética.
El osteópata Dave Heath explica la lumbalgia desde una perspectiva
psicodinámica:
314
representa apoyo en la vida: una ausencia del «apoyo» necesario origina
dolor de espalda. El temor a la debilidad y la claudicación ocasionan
tensión en la región lumbar: una espalda «hueca» disminuye la movilidad
de la pelvis y, con ello, la experimentación del placer sexual10.
Al enfrentarse a material como éste, muchos estudiantes se ríen o hacen
caso omiso. Es muy fácil de entender, ya que ambas descripciones están
redactadas en terminología poco familiar y exponen conceptos que a
primera vista parecen extraños, como el de un niño que ofrece su «regalo
de heces». Ahora también hay una tendencia a pensar que los conceptos de
Freud han dejado de ser válidos, sobre todo debido a la discusión acerca de
la posibilidad de que falsificara parte de su investigación. No obstante, esto
es actuar con exceso de celo; sus métodos de investigación quizá sean
discutibles, pero sus conceptos siguen siendo extraordinariamente
originales y se han aplicado durante un siglo con buenos resultados.
También tenemos tendencia a analizar las cosas desde una perspectiva
adulta (algo que no resulta sorprendente), por lo que el «regalo de heces»
parece ridículo. Sin embargo, ese niño está ofreciendo algo de sí mismo y
ha sido rechazado, en ocasiones con repugnancia evidente. Imagínese el
dolor.
315
HOMEOSTASIS, EFECTOS DEL AMBIENTE Y ESTRÉS
316
Figura 7-1 Representación esquemática del síndrome de adaptación general de Selye.
(Modificada de Selye H. The stress of life. Nueva York: McGraw-Hill; 1976.)
317
releasing hormone).
• Agotamiento de glucocorticoides.
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de resistencia, el eje HHS se convierte en el sistema principal. El SAG es,
por tanto, un modelo de los efectos que pueden surgir como consecuencia
de factores estresantes prolongados que afectan al hipotálamo a través de
sus numerosas y diversas conexiones y sus acciones en la activación y
perpetuación de la acción del HHS, ESS y ENS.
También puede entenderse que este síndrome de adaptación general
trifásico representa el espectro continuo de la fisiología normal, pasando
por la fisiopatología y llegando a la patología anormal (fig. 7-2). En las
circunstancias oportunas, ya sea por los factores de autocuración
intrínsecos del organismo o por alguna forma de tratamiento externo, los
cambios fisiopatológicos pueden corregirse hasta una función fisiológica
normal. Los cambios fisiológicos y fisiopatológicos tienen lugar en las fases
de alarma y resistencia, respectivamente. El agotamiento representa la
aparición de cambios patológicos irreversibles. La identificación y el
tratamiento adecuado de un individuo que se encuentra en una de las dos
primeras fases impedirá su continuación a la fase patológica. La teoría de
la lesión osteopática total (LOT) analiza el concepto de sumación y acción
combinada de múltiples factores estresantes de diversos orígenes (v. cap.
9). La aplicación de la LOT en este contexto permitiría obtener una visión
holística de los factores que contribuyen y ayudar al terapeuta a darse
cuenta de que, para lograr unos buenos resultados, debe colaborar con el
organismo para aligerar la carga sumatoria. En un paciente sometido a
numerosos factores estresantes, no siempre resulta necesario eliminarlos en
su totalidad (ni sería posible de todas maneras), si bien, al abordar algunos
de ellos, el propio organismo quizá podrá restaurar la homeostasis y
permitir que el paciente recupere la función sana normal, en tanto que, sin
este «aligeramiento», la carga absoluta lo haría imposible.
319
Figura 7-2 Adaptación del SAG para demostrar el espectro continuo de fisiología,
fisiopatología y patología.
(Modificada de Selye H. The stress of life. Nueva York: McGraw-Hill; 1976.)
Tabla 7-1 Posibles consecuencias sobre el sistema osteomuscular relacionadas con las tres
fases del síndrome de adaptación general de Selye
320
• Saturación acida, deficiencia circulatoria y nutritiva
• Artrosis
De Dummer T. A textbook of osteopathy, vol. 1. Hadlow Down: JoTom Publications; 1999: 171.
321
muchos tipos diferentes de situaciones estresantes. En la tabla 7-2 se
recogen las puntuaciones de algunos de los factores estresantes vitales
habituales.
Tabla 7-2 Ejemplos seleccionados de las unidades de cambio vital atribuidas a situaciones
estresantes a partir de la escala de valoración del reajuste social
Divorcio 73
Separación conyugal 63
Matrimonio 50
Reconciliación conyugal 45
Jubilación 45
Dificultades sexuales 39
Cambio de residencia 20
Obtención de una hipoteca o préstamo parauna adquisición menor (p. ej., para un coche, 17
televisor, congelador)
Vacaciones 13
Navidades 12
Modificada de Holmes TH, Rahe RH. The social readjustment rating scale. Journal of Psychosomatic Research 1967; 11:
213-218.
322
• 150-299 unidades de cambio vital: 50% de posibilidades de enfermar.
• 150 puntos: posibilidad de una enfermedad que puede ser grave, pero no
potencialmente mortal.
323
progresiva (ERP) que consiste en una contracción y relajación muscular
selectiva, lo que permite que las personas sean conscientes de la tensión
muscular focal en su cuerpo como posible indicador del estrés. Es diferente
del sistema de relajación de uso habitual basado en la contracción y
relajación progresiva de los músculos de todo el cuerpo: en el ERP, el
interés se centra en los músculos pequeños para generar una conciencia
específica. Es más difícil de aprender, pero es más probable que logre
finalmente el efecto deseado. El yoga, la meditación trascendental y otras
técnicas mentecuerpo también llegaron a practicarse de una forma más
generalizada. Por tanto, el interés clínico se había desplazado del abordaje
psicodinámico introspectivo a otro de apariencia más externa que trataba
de poner a prueba y controlar los factores ambientales contribuyentes.
Todo ello se acompañó de una mayor tendencia a que cada paciente
participara en su propio tratamiento.
324
Figura 7-3 Ciclo de alostasis. Los ciclos de alostasis pueden discurrir en una de tres
maneras diferentes. Todos generan carga alostática, aunque las respuestas excesivas o
insuficientes aumentan la carga.
Por tanto, la alostasis guarda relación con los efectos protectores a corto
plazo, mientras que la carga alostática tiene que ver con los cambios a más
largo plazo y los efectos lesivos resultantes. Parece que estos cambios se
producen en todos los sistemas corporales.
2. Falta de adaptación.
325
Figura 7-4 A) Respuesta alostática normal. B) Impactos repetidos por múltiples
factores estresantes nuevos. C) Falta de adaptación. D) Respuesta prolongada debido a un
cierre diferido. E) Respuesta inadecuada que origina hiperactividad compensadora de
otros mediadores.
(Reproducida con autorización de McEwen BS. Three types of allostatic load. New Eng J Med 1998; 338(3):171-179.
326
misma respuesta de estrés.
327
que su comportamiento volátil conlleva el riesgo de una mayor carga
alostática. Sin embargo, una persona de tipo B también podría tener riesgo
de caer en el grupo de «respuesta inadecuada» de los cuatro tipos de carga
alostática de McEwen. Todos estos puntos precisan una mayor
investigación. También es muy probable que la forma en que se percibe el
estrés o, en realidad, en que se percibe la vida, tenga una influencia
notable sobre este sistema.
328
Una persona podría encontrarse en situación de riesgo en caso de:
• Idea de que debe suprimirse todo el dolor antes de intentar volver al trabajo o
la actividad normal.
Comportamientos
• Uso de reposo prolongado, «tiempos muertos» desproporcionados.
329
actividades a estar en un ciclo de «auge y caída».
• Tabaquismo.
Problemas de compensación
• Ausencia de un incentivo económico para regresar al trabajo.
• Experiencia previa de una gestión ineficaz del caso (p. ej., falta de interés,
percepción de ser tratado de manera punitiva).
Diagnóstico y tratamiento
• Profesional sanitario que sanciona la discapacidad, de manera que no ofrece
330
intervenciones que mejorarán la función.
• Lenguaje diagnóstico que genera una actitud catastrofista y temor (p. ej.,
miedo a acabar en una silla de ruedas).
Emociones
• Temor a un aumento del dolor con la actividad o el trabajo.
331
• Sentimiento de inutilidad y de ser innecesario.
Familia
• Pareja/cónyuge sobreprotector, que hace hincapié en el temor a la lesión o
alienta la actitud catastrofista (habitualmente con buena intención).
Trabajo
• Antecedentes de trabajo manual, en particular, de los siguientes grupos
profesionales:
332
elevación de pesos, manipulación manual de elementos pesados, sedestación
prolongada, bipedestación prolongada, conducción, vibración, mantenimiento de
posturas constreñidas o sostenidas, régimen laboral inflexible que impide
realizar los descansos adecuados.
CONSECUENCIAS OSTEOPÁTICAS
333
todos los aspectos de su ser, sin importar cómo se elija describirlos: mente,
cuerpo y espíritu o emoción, fisiología y soma. La mayoría de los pacientes
tratados en las consultas osteopáticas de Europa se encuentran en la fase
de alarma o adaptación y, aunque pueden manifestar síntomas de un
problema somático, el resto de sistemas se encontrará bajo una tensión
parecida. Mediante una evaluación minuciosa de su salud y situaciones
psicosociales, debería ser posible conocer los factores estresantes a los que
se encuentran expuestos. Pueden ser cataclísmicos (afectan a varias
personas o comunidades íntegras al mismo tiempo), personales (pequeños y
grandes) o de fondo (los problemas cotidianos de la vida, teniendo en
cuenta el efecto acumulado que puede tener desde el punto de vista
alostático). También es importante evaluar las estrategias de afrontamiento
del individuo y sus recursos de resistencia al estrés (RRE). Los RRE son
todos los factores de los que disponemos y que nos permiten afrontar el
estrés de la vida. Engloban recursos de diferentes tipos:
• Informativos y educativos.
334
elementos pueden abordarse a un nivel muy básico y tienen un efecto
sorprendentemente bueno. Analicemos muy brevemente algunos de los
niveles en que podemos ayudar.
Desde una perspectiva material, si alguien es incapaz de trabajar por un
dolor prolongado, generalmente tendrá menos estabilidad económica y, en
caso de estar desempleado, quizá presente una autoestima baja. El dolor
crónico originará una supresión del sistema inmunitario y, por tanto, una
mayor vulnerabilidad a la enfermedad. Las concentraciones elevadas de
cortisol que aparecerán como consecuencia de la hiperactividad del HHS se
han relacionado con la etiología de los trastornos depresivos27. La
resolución del dolor le permitirá volver al trabajo y mejorarán todos los
elementos anteriores. Lo que quizá es más importante, al resolver los
problemas antes de que el dolor pase de fisiológico a crónico, no surgirán
estas complicaciones. De ahí la necesidad de identificar los signos y
síntomas de alguien que se encuentra al borde entre las fases adaptativa y
de agotamiento del SAG y, mediante un abordaje de los múltiples factores
que han conducido a esa situación, traerlos de vuelta desde ese borde. Los
factores psicosociales o «banderas amarillas» que pueden ayudar a predecir
la probabilidad de que alguien evolucione a un estado doloroso crónico se
han comentado anteriormente. Selye ofrece el listado siguiente de muchas
de las características físicas que considera posibles signos de la fase
adaptativa 28:
335
• «Ansiedad flotante», que consiste en decir que se tiene miedo, pero sin estar
exactamente seguro de qué.
• Bruxismo.
• Cefaleas migrañosas.
336
• Adicción a alcohol y drogas.
• Pesadillas.
• Comportamiento neurótico.
• Psicosis.
Alguien que cuenta con una buena educación y se expresa bien tendrá la
capacidad de analizar los problemas y obtener información acerca de su
situación con facilidad. Sin embargo, no todo el mundo es tan afortunado.
El hecho de no conocer la causa de algo, o de lo que hay que hacer para
descubrirla, resulta extraordinariamente estresante. El hecho de explicar en
términos sencillos a un individuo lo que está sucediendo y ser capaz de
ofrecer consejos acerca de los sistemas y procedimientos (en especial,
médicos) despejará el temor a lo desconocido.
337
PSICONEUROINMUNOLOGÍA
338
neuroinmunomodulación [NIM] en lugar de PNI o se alude a una rama
ligeramente diferente del mismo estudio). De importancia capital para este
campo de estudio es la comprensión de que los sistemas inmunitario y
neuroendocrino mantienen en realidad una comunicación bidireccional
estrecha y que, de hecho, «hablan» entre sí en todo momento, lo que
garantiza una defensa coordinada del organismo y el mantenimiento de la
homeostasis. La interrupción de esta comunicación, ya sea genética,
quirúrgica o farmacológica, da lugar a una mayor vulnerabilidad a la
enfermedad.
339
determinadas hormonas secretadas por el sistema neuroendocrino.
Se ha demostrado que el sistema nervioso, en respuesta a un estímulo
nocivo, secreta neurotransmisores, como somatostatina y sustancia P, que
actúan como vasodilatadores y sustancias quimiotácticas para los
macrófagos tisulares y linfocitos y estimulan la liberación de citocinas,
como IL-1 y TNF; éstas, a su vez, alcanzan el SNC y activan el HHS.
340
Figura 7-5 Representación esquemática del proceso PNI.
341
vigilancia y una actitud de preparación para la lucha reforzadas. Esto
ocasionará posiblemente un aumento de la respuesta emocional
inconsciente a un factor estresante.
Todo ello originará a su vez una mayor respuesta fisiológica al estrés y
un aumento de la producción de neuropéptidos y hormonas
inmunodepresoras, así como un comportamiento sumiso30. Lo contrario
también puede suceder, de modo que un estado mental «positivo» moderará
la respuesta a un factor estresante.
Melzack y Wall31, al analizar la percepción del dolor, ilustran la
interacción compleja de los conceptos psicosociales que pueden influir en la
interpretación de un estímulo nocivo. Sostienen que las expectativas
culturales que rodean el significado del dolor reflejan diferencias en la
tolerancia del dolor. Determinadas culturas o grupos étnicos muestran una
actitud más estoica ante el dolor, en tanto que otras manifiestan menos
tolerancia y permiten una mayor expresión de sus emociones. Asimismo, la
calidad e intensidad del dolor se encuentran determinadas por varios
factores más, como las experiencias anteriores de un individuo, su nivel de
ansiedad y la atención que se dedica al dolor.
342
Hasta ahora, la exposición se ha dedicado en gran medida a la fisiología
que explica la contribución psicoemocional a un mal estado de salud. En
este apartado se abordan algunos de los conceptos corporales totales, la
manifestación física de las emociones dentro del organismo.
La capacidad de evaluar el estado emocional de las personas es una
aptitud innata que está presente en todos nosotros. Es posible ver ira,
temor, pena, amor, odio, en realidad, todas las emociones, en las caras de
las personas. Las emociones también son visibles en el interior del
organismo como un todo. Algunas son evidentes: imagine el cuerpo erguido
y abierto de una persona feliz y segura de sí misma o la postura corporal
cerrada y con la cabeza gacha de alguien deprimido. También existen
patrones complejos y más sutiles de emociones dentro del cuerpo que son
más difíciles de captar. Todos nosotros podemos reconocer muchos de estos
patrones pero, de forma paradójica, a menudo parece que, en el momento
en que muchos terapeutas entran en su consulta, se olvidan de estas
aptitudes excepcionalmente útiles. La observación adecuada de un
individuo aportará una enorme cantidad de información. La manera en que
una persona se mantiene de pie y se mueve ofrece una historia detallada de
su vida física y emocional:
• Una historia evolutiva, que representa los millones de años durante los
cuales nuestros antepasados se adaptaron a vivir en el campo gravitatorio
de nuestro planeta.
343
característica, la marcha y los gestos reflejan y comunican en gran
medida nuestro sexo, clase, raza, cultura y modo de vida, así como
nuestros antecedentes evolutivos. Inmersos en nuestros músculos se
encuentran todas las aptitudes, hábitos, expresiones y defensas que
hemos adquirido. El espectro de nuestro aprendizaje comprende aptitudes
evolutivas normales, como alimentarse y caminar, aptitudes específicas,
como tejer, realizar labores de carpintería, hacer juegos malabares o
conducir, actitudes del carácter, como desafío o deferencia, patrones
derivados de traumas, incluido el trauma del parto, e identificaciones
realizadas con otras personas 6.
Postura de imagen
Se trata de la postura social, la que se utiliza cuando se es consciente de
estar siendo observado. El cuerpo se mantiene en una postura abiertamente
«correcta» mediante los músculos superficiales grandes, generalmente en
hipertonía. Ofrece una indicación de la persona que el paciente expresa
socialmente. Conforme el paciente comienza a sentirse más cómodo,
empieza a relajarse en la segunda postura, la postura gravitacional.
Postura de desplome
Representa la postura más habitual del individuo, la manera en que
344
funciona en respuesta a la gravedad. Se mantiene por la acción de los
músculos posturales fundamentales, entre ellos, poplíteo, tensor de la fascia
lata, aductores y rotadores externos profundos de la cadera, músculos
lumbosacros, serrato posteroinferior y superior, músculos suboccipitales,
esternocleidomastoideo, temporal y pterigoideos. La tercera postura se
pondrá de manifiesto cuando el paciente se encuentre tumbado, relajado en
la camilla.
Postura residual
Se trata del patrón de tono residual y actividad que queda tras reducir al
mínimo los efectos de la interacción social y la gravedad. Algunos de los
músculos posturales pueden persistir hipertónicos, especialmente los
erectores profundos de la columna. También habrá un tono y actividad de
fondo presente en toda la musculatura; es el estado de reposo de los
músculos mantenido por el control inconsciente de los centros superiores.
Como tal, Latey considera que está más próximo a los procesos
involuntarios del organismo de lo que habitualmente cabría esperar del
músculo esquelético y que, por consiguiente, es muy importante en un
contexto psicofísico. En la salud, los tejidos deberían presentar un
movimiento relativamente rítmico; esto puede afectarse y, por tanto, ser
indicativo de diferentes emociones o influencias físicas. En caso de
agotamiento crónico o enfermedad, los movimientos suelen tornarse débiles
y flácidos. En las zonas sometidas a una tensión física o emocional extrema,
los tejidos pueden percibirse estáticos, apagados, rígidos, con sensación de
cordel o entumecidos.
Tubo interior
Consiste en líneas generales en el músculo liso visceral y vascular
involuntario. El tubo digestivo se ubica en su centro, combinado con el
sistema respiratorio.
345
Se encuentra íntimamente vinculado con los procesos emocionales y aquí
es donde Latey sitúa los sentidos relacionados con la generación y
percepción de la emoción corporal y cerebral, la profundidad del
significado y el estado de ánimo33.
Para describir los efectos que pueden surgir en el interior de estos
músculos utiliza la analogía de un puño cerrado:
Describe tres zonas principales en las que se centran las tensiones del
cuerpo: la cintura pélvica; las costillas inferiores y la porción superior del
abdomen; la cabeza, el cuello y la cintura escapular. Cuando se encuentran
sometidas a tensión, puede utilizarse la analogía del puño y denominar a
estas zonas los puños inferior, medio y superior, respectivamente. La
contracción de todos estos puños en respuesta a alguna de las emociones
citadas anteriormente originará una serie de cambios que pueden provocar
una disfunción osteomuscular o sistémica.
346
zona es importante en la expresión (o supresión) de las emociones, por
ejemplo, reír, llorar, suspirar. La contracción crónica del puño medio
comprime la región dorsolumbar de la columna, que posiblemente
desempeñe un papel etiológico en la osteocondrosis infantil. Desde el punto
de vista mecánico es una zona importante, cuyo trastorno tendrá
numerosas consecuencias osteomusculares. A nivel visceral puede afectar a
la respiración, lo que contribuye a afecciones tales como asma, infecciones
respiratorias recidivantes o problemas digestivos como reflujo gástrico,
úlceras y hernia de hiato.
Todo esto representa una visión general muy breve de la base de los
conceptos de Latey. Ha desarrollado un abordaje amplio que engloba
elementos etiológicos, diagnósticos y terapéuticos, todos ellos
fundamentados en la interdependencia de la mente y el cuerpo. No es
posible hacer total justicia a su trabajo dentro de los límites de este texto;
para obtener un conocimiento más completo se aconseja consultar la
bibliografía citada en las lecturas recomendadas al final de este capítulo.
ANATOMÍA EMOCIONAL
Otro abordaje psicoemocional del organismo como un todo que tiene una
especial resonancia para muchos osteópatas es el elaborado por Stanley
Kelman, denominado anatomía emocional34. Uno de sus puntos fuertes es
que su libro, del mismo título, transmite los conceptos de una manera muy
visual. Posiblemente esto es lo que lo hace más comprensible en términos
clínicos. Esta ventaja desaparecerá en cierto grado en esta exposición; no
obstante, a continuación se ofrece un resumen breve.
347
• El estrato externo consta del sistema nervioso y la piel y representa
nuestra interacción con el mundo.
• Rígido y controlado.
• Denso y avergonzado.
• Hinchado y manipulador.
• Colapsado y sumiso.
Cada tipo posee sus propias secuelas posibles en el aspecto físico, social y
348
psicológico.
Kelman cree que, debido a la reciprocidad entre los estados emotivos y el
bienestar físico, es posible invertir los procesos, reforzando el propio físico.
Esto supone una respiración, nutrición y vida «prudente» correctos. Los
paralelismos entre este modelo y muchos de los principios osteopáticos
están claros.
349
corporales, incluidos los sistemas neuroosteomuscular y visceral, pero que,
al mismo tiempo, se «empaquetarán» con él las sensaciones visuales,
auditivas, olfativas y emocionales. Como en el ejemplo anterior, la
estimulación de un aspecto de ese paquete tendrá la posibilidad de evocar
un recuerdo completo.
Los patrones de disfunción pueden surgir como consecuencia de estímulos
puramente emocionales, en ausencia de un traumatismo físico. Los
patrones somáticos pueden generarse de forma preferencial en
determinadas zonas corporales. Fulford35 describe el «shock» mantenido en
el diafragma y el plexo solar. Es fácil concebir estructuras como el
diafragma como una zona en la que puede «fijarse» la emoción; recuerde
únicamente una situación en la que haya sentido miedo de repente y cómo
percibió que se contraía el diafragma. Otros lugares somáticos habituales
en los que puede suceder esto son las fibras superiores del trapecio, los
músculos maseteros y el suelo de la pelvis. La distribución real depende de
la naturaleza causal del estrés; todas las regiones musculares tienen el
potencial de cargarse emocionalmente.
Las vísceras también se ven afectadas por las emociones. Aunque no tan
evidente desde el punto de vista físico como los ejemplos anteriores, la
mayoría de nosotros habrá experimentado la sensación de que
determinadas vísceras se afectan emocionalmente. Muchos conocerán esa
sensación de «desgarro intestinal» asociada a las emociones de pérdida o
celos, o bien la sensación de hueco o vacío que acompaña a la muerte de un
ser muy querido. Son manifestaciones agudas de la emoción que se
perciben en las estructuras viscerales profundas (tubo interior de Latey,
estrato interno de Kelman, canal del ello biodinámico). Los trastornos
emocionales crónicos tendrán efectos semejantes, aunque estos efectos no
se percibirán necesariamente a nivel consciente. Algunas anécdotas
osteopáticas empíricas también describen la reacción emocional al
tratamiento en la zona umbilical, hígado, vesícula biliar, pulmones y útero.
350
fascial.
Además de la explicación neurológica de la carga emocional de zonas
concretas, algunos conceptos parecen tener sus raíces en una mezcla de
conceptos orientales y energéticos. El esternón, la cuarta vértebra dorsal y
el plexo cardíaco se consideran a menudo centros emocionales,
posiblemente debido a su relación con el chakra del corazón, también
ubicado en esta zona. Otro ejemplo es la relación entre la disfunción del
hombro y las desavenencias con los padres o con conflictos familiares o
laborales.
Sea cual sea el mecanismo que lo sustente, empíricamente hay una
incidencia relativamente alta de liberaciones emocionales que aparecen
cuando se trabaja en zonas como éstas. El conocimiento de todo ello le
permitirá apreciar la interacción sutil entre la mente y el cuerpo. Le
permitirá estar preparado para la posible liberación emocional que puede
suceder cuando se trata a alguien con patrones emocionales o de
impresión. Le ayudará a definir el momento oportuno para efectuar la
liberación; no se apreciará si se realiza cuando el paciente no está
preparado, o no sea suficientemente fuerte para afrontarla en ese
momento, o justo antes de una ocasión importante sin dejar tiempo
suficiente para que desaparezcan los efectos.
También evitará que traumatice aún más una zona al tratar de liberarla
directamente, cuando respondería con mayor eficacia a un abordaje
indirecto.
351
resulta suficiente con que el paciente sea consciente. En caso de que el
paciente desee comentarlo, es su elección, y es su responsabilidad como
terapeuta definir sus propios límites a este respecto. En este momento debe
introducirse una nota de precaución. La mayoría de los osteópatas no son
psicólogos y hay momentos en los que una derivación adecuada a otro
profesional con mayor formación en este campo puede resultar más
beneficioso para el paciente, así como para usted, el terapeuta.
CONCLUSIONES
352
modelos conceptuales pueden mantenerse «actuales» mediante la
incorporación de los nuevos niveles de conocimiento conforme van
surgiendo. En la práctica de la medicina en su sentido más amplio, existen
muy pocos términos absolutos y esto parece que se aplica especialmente en
el abordaje de la psique. En la actualidad, hay una enorme variedad de
abordajes psicológicos terapéuticos diferentes, cada uno de ellos con un
cierto grado de éxito. El objetivo del autor ha consistido en «arañar» la
superficie de algunos de los abordajes más importantes, con la esperanza
de que encuentre uno que resuene con usted como persona y como
terapeuta y que le permita formular algunas ideas que sustentan la
contribución psicoemocional al todo.
En opinión del autor, la aptitud más importante que puede aprenderse en
este campo es la de escuchar. No se trata únicamente de oír palabras e
intervenir después con sus ideas de cómo puede resolverse cualquier
problema, sino en escuchar con la intención de comprender. Debe crear un
ambiente en que el paciente se sienta cómodo para expresar lo que quiere
expresar y permitir así que genere sus propias asociaciones y respuestas. En
caso de que tenga dificultades para hacerlo, en lugar de decirle lo que debe
hacer, formúlele una pregunta que haga que su mente comience a pensar
de nuevo.
Sea cual sea la manera que elija para aplicar este conocimiento, el hecho
de ayudar a alguien a evolucionar tanto emocional como físicamente es
quizá uno de los aspectos más gratificantes de nuestro trabajo.
Bibliografía
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13 Cannon WB. The wisdom of the body. New York: Norton, 1932.
14 Butler DS. The sensitive nervous system. Australia: Noigroup Publications, 2000.
15 Selye H. The stress of life. New York: McGraw-Hill, 1976.
16 Holmes TH, Rahe RH. The social readjustment rating scale. J Psychosom Res.
1967;11:213-218.
17 Sheridan CL, Radmacher SA. Health psychology, challenging the biomedical model. New
York: Wiley, 1992.
18 Sterling P, Eyer J. Allostasis: A new paradigm to explain arousal pathology. In: Fisher S,
Reason J, editors. Handbook of life stress, cognition and health. New York: John Wiley,
1988.
19 McEwen BS. Protective and damaging effects of stress mediators. New Engl J Med.
1998;338:171-179.
20 McEwen BS, Stellar E. Stress and the individual mechanisms leading to disease. Arch
Intern Med. 1993;153:2093-2101.
354
22 Karasek RA, Russell RS, Theorell T. Physiology of stress and regeneration in job related
cardiovascular illness. J Human Stress. 1982;8:29-42.
23 Manuck SB, Kaplan JR, Adams MR, et al. Studies of psychosocial influences on coronary
artery atherosclerosis in cynomolgus monkeys. Health Psychol. 1995;7:113-124.
24 Rozanski A, Bairey CN, Krantz DS, et al. Mental stress and the induction of silent
myocardial ischaemia in patients with coronary artery disease. New Engl J Med.
1988;318:1005-1011.
25 Seeman TE, McEwen BS, Singer BH, et al. Price of adaptation - Allostatic load and its
health consequences. MacArthur Studies of Successful Ageing. Arch Intern Med.
1997;157:2259-2268.
26 Kendall N, Linton S, Main C. Guide to assessing psychosocial yellow flags in acute low
back pain: Risk factors for long-term disability and work loss. 1997. ACC and National
Health Committee. Wellington. Online. http://www.acc.co.nz/injury-prevention/back-
injuryprevention/treatment-provider-guides or
http://www.nzgg.org.nz/library/gl_complete/back-pain2/purpose.cfm#contents 16
Sept 2003.
27 Gold P. Neurobiology of stress. In: Willard FH, Patterson MM, editors. Nocioception and
the Neuroendorine-Immune Connection. Athens: University Classics, 1994.
28 Selye H. The stress of life, Revised edn, New York: Mc-Graw-Hill, 1978.
29 Willard FH, Mokler DJ, Morgane PJ. Ward RC, editor. Neuroendocrine-immune system
and homeostasis, Foundations for Osteopathic Medicine, Baltimore: Williams and
Wilkins, 1997. In:
30 Watkins A, editor. Mind body medicine. New York: Churchill Livingstone, 1997.
31 Melzack R, Wall P. The challenge of pain, 2nd edn, London: Penguin Books, 1988.
35 Comeaux Z. Robert Fulford DO and the philosopher physician. Seattle: Eastland Press,
2002.
Lecturas recomendadas
355
Brooks RE, editor. Life in motion: the osteopathie vision of Rollin E. Becker, DO. Portland:
Rudra Press, 1997.
Brooks RE, editor. The stillness of life: the osteopathie philosophy of Rollin E. Becker, DO.
Portland: Stillness Press, 2000.
Comeaux Z. Robert Fulford DO and the philosopher physician Seattle: Eastland Press. In
Glassman WE, editor: Approaches to Psychology, 3rd edn, Buckingham: Open University
Press, 2002. 2000.
Una buena introducción básica a las diversas teorías en el campo de la psicología, muy
entretenido.
Kline N. Time to think, listening to ignite the human mind. London: Cassell Illustrated,
1999.
Un excelente libro en el que se analiza cómo escuchar de manera eficaz, muy recomendable.
Latey P. The muscular manifesto, 2nd edn, London: Philip Latey, 1979.
Prácticamente imposible de obtener, de ahí todas las citas bibliográficas de revistas que
aparecen a continuación:
Latey P. Feelings, muscles and movement. Journal of Bodywork and Movement Therapies.
1(1), 1996. 44—52.
Latey P. Basic clinical tactics. Journal of Bodywork and Movement Therapies. 1997;1(3):163-
172.
Latey P. The balance of practice. Journal of Bodywork and Movement Therapies.
1997;1(4):223-230.
Latey P. Complexity and the changing individual. Journal of Bodywork and Movement
Therapies. 1997;1(5):270-279.
Latey P. The pressures of the group. Journal of Bodywork and Movement Therapies.
1998;2(2):115-124.
Latey P. Curable migraines: part 2, upper body technique. Journal of Bodywork and
Movement Therapies. 2000;4(4):251-260.
356
Watkins A, editor. Mind body medicine. New York: Churchill Livingstone, 1997.
357
Capítulo 8
Introducción 159
Conclusiones 163
Bibliografía 163
INTRODUCCIÓN
358
nutricionales, como oxígeno y glucosa, a todos los tejidos orgánicos y, a
continuación, se deshacen de los productos de desecho, como ácido láctico y
dióxido de carbono.
Pueden considerarse el mediador de los sistemas de comunicación
humoral esenciales para la defensa del organismo y el mantenimiento de la
homeostasis. Los elementos celulares del sistema inmunitario circulan por
el sistema vascular y pueden acceder al líquido extracelular cuando resulta
necesario. Los mensajeros de la comunicación humoral del sistema
neuroendocrinoinmunitario, hormonas, neurotransmisores, citocinas, etc.,
se transmiten a través de los sistemas líquidos.
El sistema linfático, aunque a menudo se considera una entidad
independiente, también forma parte del sistema líquido total. Tiene dos
funciones principales. Devuelve los líquidos grasos procedentes del tubo
digestivo (TD), así como el líquido intersticial que escapa de los capilares,
al sistema cardiovascular. También desempeña una función importante en
la defensa del organismo, con elementos de «vigilancia» móviles, como los
linfocitos, que circulan por el cuerpo y destruyen o producen anticuerpos
contra cualquier sustancia extraña, y órganos estáticos que han de
atravesar los líquidos y por medio de los cuales se eliminan las sustancias
extrañas.
MOVIMIENTO DE LÍQUIDOS
359
El líquido penetra en todas las células, incluso cuando no existen vasos o
vías evidentes para que llegue hasta ellas. La única bomba evidente para la
circulación de los líquidos es el corazón, que actúa sobre el sistema arterial.
La circulación de los líquidos extra e intracelulares, linfa, sangre venosa y
LCR depende de una interacción compleja entre las partes blandas y los
cambios de presión resultantes en el organismo. A escala macroscópica, la
contracción y relajación del diafragma torácico durante la respiración
genera un ciclo constante de cambios de presión en todo el organismo.
Conforme el diafragma desciende con la inspiración, se produce un
aumento relativo de la presión por debajo de éste y una disminución
relativa por encima. El incremento de presión tiende a «exprimir» los
líquidos de los tejidos; a medida que la presión desciende, hace que los
líquidos sean «aspirados» hacia los tejidos. Esto contribuye a la perfusión de
estos tejidos. De manera análoga, todo movimiento corporal se transmite a
través de la matriz de tejido extracelular, con torsión y cizallamiento de los
planos tisulares, lo que genera efectos de «escurrido» en los tejidos hasta un
nivel celular e intracelular.
360
disminución de la perfusión también surgirá una reducción de todos los
efectos fisiológicos del líquido: nutrición, comunicación, eliminación, etc.
Otros mecanismos que ayudan al retorno de líquidos son la contracción y
relajación de los músculos estriados y del músculo liso del tubo digestivo en
el peristaltismo. Debido a que se encuentran contenidos en una envoltura
fascial, esto provocará una presión alternante en el interior de la
envoltura, lo que hace que circulen los líquidos. También se ejercerá un
efecto sobre las estructuras de partes blandas próximas en sus envolturas,
lo que generará cambios similares en los líquidos. El movimiento de
líquidos se ve favorecido por las válvulas presentes en el sistema linfático y
en partes del sistema venoso. Cuando se eleva la presión en una cavidad,
se impulsa el líquido a lo largo del vaso, pero la acción de las válvulas evita
que retroceda con el siguiente descenso de presión.
361
organismo y, en consecuencia, un efecto fisiológico global. Todo ello lo
describe Littlejohn en los tipos de soporte de peso anterior y posterior,
Goldthwait en Body Mechanics (Mecánica corporal) y Kelman en
Emotional Anatomy (Anatomía emocional)2-4.
Presión y movilidad no son los únicos factores que influyen en el
intercambio de líquidos. Otros son los gradientes osmolares y el potencial
eléctrico de las partículas5, por mencionar sólo dos; sin embargo, la
importancia evidente de los factores antes comentados y su accesibilidad
para los terapeutas manuales hacen que sean enormemente importantes.
Propio de muchos abordajes terapéuticos es el concepto de restauración
de la movilidad y, de esta manera, del intercambio de líquidos. El
tratamiento general osteopático (TGO) es un abordaje en el que se cita éste
como uno de sus objetivos fundamentales y todo ello se comenta en el
apartado siguiente. Algunos de los abordajes relacionados con el
mecanismo involuntario se basan en el movimiento de los líquidos, como el
CV4, ideado como una compresión del cuarto ventrículo que favorece el
intercambio de LCR, entre otros efectos beneficiosos descritos. Las propias
estructuras óseas pueden considerarse constituidas por un mar de moléculas
en lugar de como una estructura rígida, lo que permite trabajar a nivel
intraóseo; de nuevo, la justificación de los abordajes involuntarios se
comenta en la parte III.
362
Gordon Zink fue un osteópata y educador estadounidense que trabajó en el
Des Moines College of Osteopathic Medicine and Surgery de Iowa (hasta su
fallecimiento en 1982).
Parece que se vio influido por el notable hincapié que hizo AT Still en la
función de los líquidos corporales y, especialmente, de los linfáticos: «más
vale que sus pacientes se ahorren tiempo y dinero haciendo visitas fútiles
hasta que, por sus conocimientos, se encuentre cualificado para tratar los
linfáticos»6. Otra gran influencia fue Millard, quien desarrolló un abordaje
sistemático para evaluar y tratar el sistema linfático7. El modelo
respiratorio y circulatorio de Zink puede considerarse una ampliación del
trabajo de Millard.
363
depende de los diferenciales de presión en las cavidades corporales para
lograr un flujo eficaz, ya que no existe apoyo de los músculos, a los que
se denomina acertadamente «bombas periféricas». El aspecto cardiógeno
de la circulación depende de su aspecto respirógeno para completar el
circuito. Pero esto no es todo; la característica más importante es que el
drenaje linfático «terminal» en el sistema venoso también es dependiente
de la respiración diafragmática eficaz cuando el paciente se encuentra en
reposo9.
Tabla 8-1 Relación entre las charnelas en el patrón compensador común del modelo
respiratoriocirculatorio de Zink
364
Los cuatro diafragmas son, como ya se ha mencionado, importantes en el
movimiento de los líquidos y el aire del organismo al producir diferenciales
de presión en el interior de las cavidades corporales. Se consideran los
principales componentes de rotación/torsión en el patrón compensador del
cuerpo. Además de estar conectados a las zonas de unión de la columna, los
diafragmas también se encuentran relacionados con la continuidad
longitudinal de tejido conjuntivo del organismo. La distorsión de los
diafragmas introduciría una torsión miofascial de la continuidad fascial
longitudinal y se alteraría su función como vía vascular del organismo. Por
tanto, toda torsión fascial afectará a la circulación de líquidos corporales y,
por consiguiente, comprometerá su salud. El patrón compensador común
(PCC) representa una serie de torsiones miofasciales que son compatibles
con la función fisiológica. En pocas palabras, cuando los diafragmas rotan
en direcciones alternas, indica una función fisiológica compensada (fig. 8-
1).
365
Figura 8-1 El patrón compensador común (PCC), la observación específica de
movimiento fascial alterno en los diafragmas de las zonas de unión del organismo según lo
descrito por Zink.
(Modificada del Glossary of osteopathic terminology. Chicago: American Association of Colleges of Osteopathic Medicine;
2002.)
366
fascial alterno en los diafragmas de las zonas de unión del organismo opuestos al del PCC.
(Modificada del Glossary of osteopathic terminology. Chicago: American Association of Colleges of Osteopathic Medicine;
2002.)
367
7. La tercera vértebra dorsal está rotada hacia la derecha, lo que hace que
la costilla izquierda sea anterior.
CONCLUSIONES
368
simple, el de que una respiración correcta tiene gran importancia para
completar el ciclo cardíaco y, por tanto, para garantizar la perfusión
óptima de los tejidos corporales. A primera vista, parece un tanto ingenuo
y, con el modelo de TePoorten, prescriptivo. Sin embargo, si asimila el
concepto que sustenta el modelo y lo incorpora a continuación a los
modelos conceptuales que ya posee, se transforma en una perspectiva
interesante e importante, y quizá diferente, que contribuirá a la eficacia de
su tratamiento. Un ejemplo directo que se cita acerca del tratamiento de
Zink es que utiliza un impacto a alta velocidad para extraer en círculos el
líquido de los tejidos, una idea que no vendría de forma inmediata a la
mente.
Aquí se ha comentado poco la circulación del LCR y el tratamiento
craneal. Se analiza algo más en la parte III, aunque, dada la disponibilidad
actual de un sinfín de artículos sobre este tema y que los conceptos
cambian con mucha rapidez, resultaría más oportuna una búsqueda en
Internet de los conceptos más recientes que nada de lo aquí descrito.
Bibliografía
1 Guyton AC, Hall JE. Textbook of medical physiology. In: Royder JO. Fluid hydraulics in
human physiology. J Am Acad Osteopath. 1997;7(2):11-16.
2 Wernham J, Hall TE. The mechanics of the spine and pelvis. Maidstone: Maidstone College
of Osteopathy, 1960.
3 Goldthwait JE, Lloyd T, Loring T, et al. Essentials of body mechanics in health and disease,
5th edn, Philadelphia: JB Lippincott, 1952.
6 Still AT. Philosophy and mechanical principles of osteopathy. Kirksville: Journal Press,
1902;105.
7 Millard FP. Applied anatomy of the lymphatics. Kirksville: Journal Printing, 1922.
8 Zink JG. Applications of the holistic approach to homeostasis. AAO Yearbook, 1973.
369
9 Zink JG. Respiratory and circulatory care: The conceptual model. Osteopathic Annals.
1997:108-112. March:
10 TePoorten BA. The common compensatory pattern. The Journal of the New Zealand
Register of Osteopaths. 1988;2:17-19.
11 Fossum C. Personal communication; 2003.
Lecturas recomendadas
Se ha escrito poco acerca del modelo de Zink aparte de los artículos aquí citados; todos ellos
son de interés. Para obtener una perspectiva histórica, el libro de Millard resulta
interesante.
Millard FP. Applied anatomy of the lymphatics. Kirksville: Journal Printing, 1922.
370
Capítulo 9
Introducción 165
Bibliografía 175
INTRODUCCIÓN
371
factores a los síntomas específicos por los que consulta el individuo y su
respuesta a estas influencias en general.
PERSPECTIVA HISTÓRICA/ORÍGENES
En los escritos de Still es posible apreciar que veía al ser humano desde una
perspectiva algo más que somática. Sostenía que «el hombre es una trinidad
cuando está completo»1, de modo que esta trinidad es una integración de la
mente, el cuerpo y el espíritu, mientras que la dualidad de mente y cuerpo
es una fabricación intelectual2.
372
arraigada en el abordaje estructuromecanicista vigente en aquella época.
Fryette desarrolló la lesión estructural total de Becker, incorporando una
gama más amplia de factores. Eliminó el término estructural del nombre y
se conformó con utilizar únicamente «lesión total». Ésta se describe como
«la combinación de todas las diversas lesiones o factores individuales
independientes, mecánicos o de otro tipo, que causan o predisponen a la
aparición de la enfermedad y por los que el paciente está sufriendo en ese
momento. Estos factores pueden variar de callos a cólera, de “nerviosismo”
a locura»4. Esta afirmación clara reiteraba los conceptos tácitos en los
escritos de Still y situaba firmemente a la osteopatía en los reinos del
holismo.
373
Figura 9-1 La lesión osteopática total. La porción central representa el individuo y las
esferas de experiencia a las que se encuentra expuesto.
374
influencia combinada de estos tres factores a los que el individuo se
encuentra sometido. Los círculos pueden considerarse la expresión interna
de estos agrupamientos. Todo ello se encuentra rodeado por el ambiente.
Éste ejerce una influencia anuladora, que puede afectar al individuo a
través de uno cualquiera o de todos estos agrupamientos. Ahora
analizaremos en mayor profundidad cada uno de estos aspectos.
AMBIENTE
El ambiente es quizá uno de los elementos con mayor influencia. Al
reflexionar sobre los conceptos expresados en la biotipología, existen
determinadas características de un biotipo que son inmutables, a lo que se
alude como «constitución» o «somatotipo». Sin embargo, el «temperamento»
define aquellos aspectos que pueden cambiar. Vannier afirma que el estado
dinámico de un individuo es el «que representa la suma de todas las
posibilidades del sujeto: físicas, biológicas, psicológicas, psíquicas y
dinámicas. Durante la vida del ser humano se modifica su temperamento,
de modo que mejora cada vez más o, frustrado por el ambiente o la
enfermedad, se debilita de forma progresiva hasta que surgen los signos
característicos de enfermedad, sean éstos físicos, biológicos, mentales o
psicológicos»5. A partir de todo ello puede apreciarse que Vannier
compartía el abordaje holístico que sustenta la lesión osteopática total y
comprendía la función clave que desempeña el ambiente a la hora de
esculpir al individuo en la salud y la enfermedad.
375
constructivos, como una red de apoyo excelente de amigos y familiares, y
otros destructivos: divorcio, problemas con el jefe, etc. Las influencias
iniciales a menudo son fundamentales, ya que constituyen los cimientos
sobre los que nos vamos construyendo. Un ejemplo evidente y extremo son
los cambios que surgen como consecuencia del maltrato infantil. Los niños
maltratados manifiestan comportamientos defensivos que les mantienen
seguros en el ambiente amenazante, aunque, en general, estos
comportamientos aprendidos no se descartan y persisten en la vida adulta.
Esto tiene ramificaciones sociales, en sus interacciones con los demás,
fisiológicas, con influencia en la función neuroendocrina, y estructurales,
con aparición de cambios estructurales reales en el cerebro6. El maltrato es
un ejemplo extremo, pero cualquier factor estresante ejercerá un efecto
fisiológico y, si se prolonga, estructural, según pone de manifiesto el SAG
de Selye.
376
AMBIENTE INTERNO
Se han utilizado tres agrupamientos: mecánico, fisiológico y psicológico.
377
Este modelo puede aplicarse etiológicamente, en el sentido de que puede
hacer que se analicen los factores causales y de mantenimiento, tales como
una disfunción somática, un régimen alimentario deficiente o un divorcio
reciente. O bien puede aplicarse de un modo más funcional, a fin de
evaluar los cambios que sucederán en cada una de estas zonas como
consecuencia de una determinada situación, como un aumento de la
secreción de catecolaminas, crisis de angustia o artrosis prematura.
378
El diagrama de Venn que representa esto adolece de un defecto
importante, en el sentido de que representa únicamente un momento en el
tiempo, con una tendencia involuntaria a concentrar la mente en la
situación actual. Sin embargo, toda la vida del individuo es importante.
Esto debería incluir todo el estrés pasado que apareció en cualquiera de los
agrupamientos, con conocimiento de la duración (a corto o largo plazo) y
las posibles consecuencias, a fin de determinar los posibles efectos
persistentes que pudieran haberse producido, lo que genera un perfil
temporal clínico (es decir, un perfil de las agresiones de las que ha sido
objeto el organismo, organizadas cronológicamente). La figura 9-2 supone
un intento de ilustrar este concepto.
379
podía llevar en último término a la muerte4. También planteaba la cuestión
profunda de ¿cuál fue la causa de la muerte? Antes de intentar su
ilustración, afirmó que todos los individuos tenían su propia capacidad de
afrontar diversos tipos y grados de factores estresantes. Después definió el
concepto de que cada individuo posee un punto de resistencia, más allá del
cual fallecerá. Con fines didácticos, eligió 1.000 unidades como punto
crítico. Un individuo que padece una infección dental puede sufrir 100
unidades como consecuencia. Sin embargo, la preocupación relacionada le
cuesta 200 unidades y la medicación, otras 100 unidades (Fryette, al igual
que muchos de los primeros osteópatas, se manifestaba en contra del uso de
medicación).
Este sufrido individuo también fue objeto de una disfunción sacroilíaca,
que le provocó lumbago y ciática, con un coste de 200 unidades y, por si
acaso, se le descontaron 50 unidades por carencias alimentarias y otras 50
por deficiencias endocrinas. Por tanto, en este momento, su lesión total
equivale a 700 unidades.
380
del concepto del «todo o nada». Para que una neurona transmita un
potencial de acción, un estímulo ha de ser suficiente para superar el
potencial umbral de esa neurona. Si no es suficiente, aunque sea por una
cantidad mínima, no habrá respuesta. Sin embargo, la actividad nerviosa
de fondo puede elevar el potencial en reposo de la neurona, de modo que
se precisa un estímulo menor para desencadenar una respuesta. Por tanto,
se dice que ha sido facilitada o potenciada. Con respecto a la lesión
osteopática total, la sumación de factores estresantes provoca una
«facilitación» del cuerpo. En consecuencia, algo que en condiciones
normales sería un problema relativamente insignificante puede resultar, en
un sujeto facilitado, más perjudicial para su salud.
El modelo trifásico de estrés de Selye también ofrece una comparación
interesante (fig. 9-3). El ejemplo de Fryette es terminal, lo que equivaldría
a la fase de agotamiento de Selye; ésta se asocia a una enfermedad franca,
lesión irreparable del sistema y muerte final. Sin embargo, Fryette alude al
hecho de que, si se efectúa una intervención en un momento adecuado,
puede invertirse todo el proceso. Esto equivaldría a la fase adaptativa. Esta
fase se caracteriza por enfermedades de adaptación como hipertensión
arterial, úlceras, deterioro de la función inmunitaria y asma.
381
que podamos hacer para reducir su «carga» incrementará sus posibilidades
de recuperación. Podemos utilizar cualquiera de los instrumentos y
abordajes osteopáticos, además de aspectos que quizá no se consideren
directamente «tratamientos osteopáticos», como compasión, escucha y
asesoramiento alimentario. Cuando se trata a un paciente con varios
problemas no es infrecuente que regrese tras un tratamiento, asombrado
ante el hecho de que se le haya resuelto uno de sus problemas que, en su
opinión, no guardaba relación con el problema por el que consultó. Es
posible que se haya resuelto realmente, aunque a menudo sólo queda
acallado al eliminar un nivel de estrés del sistema, lo que ejercerá un efecto
sobre el «estrés global». Haciendo uso de la analogía del segmento
facilitado, esta reducción global del estrés puede permitir que algunos de
los síntomas coexistentes desciendan por debajo de sus «umbrales
sintomáticos» y, por consiguiente, que se tornen asintomáticos. No
obstante, siguen estando potenciados y, a menos que el organismo sea
capaz ahora de seguir desfacilitándose, o se aplique un tratamiento
adicional para reducir otros elementos de la lesión total del individuo, el
problema recidivará la próxima vez que un factor estresante afecte al
organismo.
La interpretación de Fryette podría considerarse una ilustración bastante
pragmática de los conceptos de Bechamp y Bernard, lo que se conoce en
general como teoría celular (compárese con la teoría microbiana de
Pasteur). En ella se propone que nos encontramos expuestos a posibles
patógenos en todo momento, pero que sólo se tornan realmente patógenos
debido a los efectos de factores estresantes, como una disfunción somática,
problemas psicológicos o sociales o un régimen alimentario deficiente, que
afecten al «terreno» del organismo, lo que disminuye de forma negativa su
resistencia intrínseca a los patógenos. Por tanto, la sumación de los
factores estresantes ocasiona una mayor vulnerabilidad a la enfermedad, lo
que aumenta aún más las demandas y deja al paciente más vulnerable.
382
un estado sano normal hay procesos que mantienen la vida y un patrón
habitual de comportamiento que exigen una cierta cantidad de la energía
disponible. Entre ellos figuran todas las funciones vitales y las actividades
que llevamos a cabo en la vida cotidiana: trabajo, socialización, en
realidad, todos los aspectos de la vida diaria. Todo ello requiere
únicamente una determinada cantidad de energía, por lo que la energía
restante o «de reserva» se encuentra disponible para el bienestar general y
cualquier demanda excepcional. En realidad, se trata de la situación ideal.
Este individuo presentará una buena salud y tendrá capacidad e interés en
responder a las situaciones y retos nuevos conforme surjan. Aun cuando en
ocasiones se «presiona mucho» al organismo por el hecho de trabajar
muchas horas y jugar con intensidad, sigue manteniendo reservas. Las
demandas atípicas de una sesión especialmente intensa serían absorbidas
por los procesos fisiológicos descritos en la fase de alarma de Selye. No
obstante, todavía se lograría la homeostasis (fig. 9-4).
Figura 9-4 La pila en situación ideal. Hay mucha energía residual disponible para
hacer frente a demandas inusuales y para disfrutar de la vida y sus retos.
383
relativamente sano; sin embargo, se cansará con mayor facilidad y se
mostrará menos abierto a los retos o sugerencias espontáneas. También
será más vulnerable a contraer infecciones y más consciente de sus propios
problemas a escala somática y emocional. En caso de que esta situación
persista y no modifique sus hábitos, entrará en un ciclo en espiral
descendente de comportamiento. Esta fase equivaldría a la fase adaptativa
de Selye (fig. 9-5).
384
Figura 9-6 Potenciación. Se encuentra en la cúspide de la fase de agotamiento: otro
factor estresante puede originar un cambio patológico importante.
385
FACTORES QUE PUEDEN INFLUIR EN EL RESULTADO
TERAPÉUTICO
Antes de estudiar el lado deficitario de la ecuación, quizá lo mejor sea
analizar la situación ideal y, para variar, considerarla principalmente
desde la perspectiva del terapeuta. Para que se produzca un buen
intercambio terapéutico, el ambiente debe ser tal que el terapeuta se sienta
cómodo. Esto diferirá de un terapeuta a otro. Un ejemplo podría ser un
ambiente que no es demasiado clínico y que se ha personalizado en cierta
medida, por ejemplo, con fotografías familiares o eligiendo los cuadros de
las paredes.
La salud del terapeuta, tanto física como emocional, es importante. De la
misma manera que es posible ver a los pacientes como «pilas» con o sin
carga, así puede hacerse con los terapeutas. En caso de que su pila esté
descargándose, correrá el riesgo de hacerse daño y, en general, ni siquiera
servirá de ayuda para el paciente. Sin pretender parecer una guía popular
de buena salud, es importante contar con una vida plena ajena a la
osteopatía. Además, si es posible, ha de contar con una red de apoyo
emocional o al menos con alguien a quien pueda decirle «¡Malditos
pacientes!» y que entienda que usted realmente atiende a los pacientes, pero
que simplemente necesita desahogarse.
También resulta beneficioso tener conciencia de uno mismo como
individuo. Todos poseemos nuestros propios sistemas ideológicos y
prejuicios. En sí mismos, los prejuicios son aceptables, pero el hecho de
seguirlos hace que se transformen en discriminación. A menudo no somos
conscientes de nuestros prejuicios, son inconscientes. El hecho de intentar
ser más conscientes de ellos y de llevarlos a un nivel de reconocimiento
consciente nos ayudará a no ser discriminatorios.
Siempre que sea posible deberíamos tener un «concepto positivo
incondicional» de nuestros pacientes. Carl Rogers escribe:
386
demuestra sencillamente «Me preocupo»7.
Esto resulta especialmente importante cuando se emplea la «intención»
en el tratamiento, como sucede en algunos trabajos de mecanismo
involuntario, en los que no hay contacto directo con la disfunción que se
está tratando, sino en los que más bien «se extiende» la mente del terapeuta
para lograr el efecto. Esto supone trabajar a un nivel muy profundo en el
paciente y provenir de un nivel profundo en el terapeuta. Si su intención
terapéutica consiste, por ejemplo, en liberar la fascia mediastínica, el
cuerpo del paciente «escuchará» «relájate, relájate». Por otro lado, si no tiene
un concepto positivo incondicional del paciente, el mensaje puede
mezclarse con quejas de fondo de «No me gustas» o posiblemente algo peor.
Todo lo que pensemos o sintamos acerca de los pacientes se transmitirá de
manera inconsciente, a menudo con envío de mensajes mixtos a sus
cuerpos. Cuando existe una auténtica antipatía entre paciente y terapeuta,
lo cual es muy raro, probablemente lo mejor consista en tomar la decisión
clínica de no tratar a ese individuo, ya que rara vez le beneficiará tratarle
en tales circunstancias, añadido a que el intento probablemente le costará
una gran cantidad de energía al terapeuta.
387
potenciará en último término nuestra práctica de la osteopatía. Sin
embargo, en ocasiones tiene un lado menos beneficioso. Un ejemplo es la
«necesidad de ser necesario». Esto puede desarrollarse de manera insidiosa
y alimentarlo tanto el paciente como el terapeuta. Saber que puede hacer
que alguien mejore es un sentimiento estupendo; sin embargo, la pista
respecto al problema que puede surgir se encuentra en la frase precedente.
No hacemos que las personas mejoren; son los propios pacientes quienes
hacen que mejoren; únicamente ayudamos indicándoles el camino. Si
asumimos la responsabilidad por la salud de una persona, no estamos
ayudando al paciente, sino creando una dependencia. El paciente pasa a
depender de nosotros como terapeutas. El hecho de ser necesario y
respetado por alguien puede tener un efecto embriagador, aunque no
ayudará al paciente a largo plazo. El paciente ha de entender el problema
y su resolución final como su propio problema. Estamos ahí para ayudarle,
y ayudar a su cuerpo, a lograrlo. La transmisión de este mensaje al
paciente no ha de hacerse en un tono callado y reverente, sino que puede
realizarse con humor y mediante el uso de metáforas y ejemplos,
habitualmente mejores cuanto más estrafalarios. Según se ha citado
anteriormente, debemos demostrar un «cariño que no es posesivo, que no
exige gratificación personal». Deseamos que nuestros pacientes mejoren,
pero no debe haber una inversión personal en el resultado. Todo ello lo
comprenderá mejor conforme acumule experiencia clínica.
388
de los síntomas de consulta. Además, se le ha de preguntar respecto a su
estado actual de salud, con evaluación de todos los aparatos y sistemas
importantes, así como de su situación social, lo que comprende situación
familiar, trabajo, pasatiempos favoritos y factores estresantes. En la sesión
inicial de anamnesis no se sacarán a colación temas sensibles, sino que
podrán explorarse durante el tratamiento o más adelante cuando se haya
establecido una relación de confianza. Con todo esto podemos comenzar a
elaborar un «cuadro» de los factores estresantes activos.
389
Todo ello «liberará» potencialmente cierta energía para permitir resolver
el problema primario con seguridad sin provocar más estrés en el paciente.
El concepto de lesión osteopática total nos permite entender cómo una
combinación de factores de sobrecarga o estresantes contribuye al estado
de salud global. La función de un terapeuta competente consiste en
reconocerlos y abordar el mayor número de estos problemas que sea
posible, siendo consciente de sus propias aptitudes y limitaciones y
realizando las derivaciones oportunas cuando resulten necesarias. Este
aspecto del tratamiento también puede considerarse medicina preventiva,
en el sentido de que la aplicación correcta del modelo supondrá que el
tratamiento no está simplemente dirigido por los síntomas, sino que en
realidad pretende mejorar la salud del paciente. Los síntomas son malos
indicadores de la salud; el hecho de que un síntoma desaparezca no
significa que se haya resuelto el problema, sino que ha descendido por
debajo de su umbral sintomático. El conocimiento de todo esto supondrá
que el tratamiento ha de dirigirse a resolver la lesión osteopática total en la
mayor medida posible, lo que mejorará su salud y le dejará menos
vulnerable a futuros factores estresantes.
IDEAS FINALES
390
el todo). Con los avances de la física teórica, como la teoría de la
relatividad de Einstein y la mecánica cuántica, fue capaz de arraigar los
conceptos filosóficos de sus primeros escritos en esta nueva ciencia. Los
resultados de todo ello se publicaron en 1926 en Holism and Evolution
(Holismo y evolución)8. Consideraba el mundo como una unidad orgánica,
un entramado de relaciones, en el que las transiciones entre materia, vida y
mente se tornaban fluidas9. Sus conceptos se resumen a menudo de un
modo un tanto simplista como, «el todo es más que la suma de sus partes» y
«si se modifica una parte del todo, se ejercerá un efecto sobre el todo». En
este concepto también va implícito que, al analizar las partes, no es posible
entenderlas.
Estos conceptos fueron desarrollados más aún por Ludwig von
Bertalanffy (1901-1972). Elaboró la teoría general de sistemas (TGS), que
describía como:
391
entrópicos por naturaleza; sin embargo, los mecanismos homeostáticos
oponen resistencia a esta tendencia. Cuando estos mecanismos fracasan,
posiblemente debido a un desequilibrio entre los factores, predomina la
entropía y aparece la enfermedad.
Los sistemas se encuentran organizados jerárquicamente y son
mutuamente interdependientes: las células dependen de todos los sistemas
del organismo para su nutrición, pero los sistemas dependen de las células;
el individuo depende del ambiente, pero tenemos control de nuestro
ambiente. Los cambios en uno afectan al otro. Esto se refleja en los
conceptos sinérgicos de la tensegridad y, quizá lo que es más importante,
en el conocimiento de que los seres humanos son sólo un punto en el
espectro continuo de la tensegridad que abarca desde el nivel de los átomos
a las sociedades y, en último término, al universo. No podemos
considerarnos separados de todos estos sistemas y, como tales, habrá una
interdependencia mutua entre nosotros y ellos.
Conforme la idea de una entidad física independiente se ha tornado
problemática en la física subatómica, así lo ha hecho la idea de un
organismo independiente en biología. Los organismos vivos, como
sistemas abiertos, se mantienen vivos y funcionales por medio de
transacciones intensas con su ambiente, que está constituido en parte por
organismos. Por tanto, toda la biosfera, nuestro ecosistema planetario, es
un entramado dinámico y sumamente integrado de formas vivas y no
vivas. Aunque presenta múltiples niveles, existen transacciones e
interdependencias entre todos ellos 11.
392
únicamente en lo que puede accederse de forma inmediata. Esta falta de
conciencia de estas superestructuras de sistemas y las relaciones recíprocas
podría explicar la actual situación debilitada de la sociedad y los achaques
así provocados. Para que la osteopatía sea realmente eficaz en la búsqueda
de la salud, han de tenerse en cuenta estos conceptos.
En este libro se han separado los conceptos osteopáticos y su justificación
en un intento de facilitar la comprensión de las ideas contenidas en su
interior. No obstante, la aplicación clínica de estos conceptos debería
intentar hacer uso de ellos como un todo integrado. En términos sencillos,
el tratamiento sólo es un intento de invertir el diagnóstico. Elaboramos un
diagnóstico a partir de todos los aspectos de la lesión osteopática total,
actuales y pasados. A continuación, modelamos la disfunción a partir de
nuestra perspectiva estructural, neurofisiológica y fluídica de la disfunción
somática y tratamos de entender los complejos mecanismos fisiológicos que
pueden perpetuar los problemas a través de la PNI o los sistemas
neuroendocrino e inmunitario. Al conocer las necesidades del paciente, su
biotipo y su estado de salud general, puede plantearse un abordaje
terapéutico adecuado, incluida la derivación en caso necesario. El
tratamiento consiste «únicamente» en ayudar a dar la vuelta a todo lo
anterior.
Bibliografía
2 Still AT. Osteopathy research and practice, Reprint 1910 edn., Seattle: Eastland Press;
1992:13-14. : xvii,
3 Comstock ES. The larger concept (editorial). Journal AOA. 1928:463-464. (Feb):–.
6 Teicher MH. Scars that won’t heal: the neurobiology of child abuse. Scientific American.
2002:68-75. March:
393
7 Rogers CR. On becoming a person. London: Constable, 1967.
8 Smuts JC. Holism and evolution. Cape Town: N&S Press, 1926.
9 Benking H, van Meurs M. History, Concepts and Potentials of Holism. Online.
http://www.newciv.org/ISSS_Primer/asem09js.html 7 Feb 2004.
10 von Bertalanffy L. General system theory: foundations, development, applications. New
York: George Braziller, 1968.
11 Fritjof C. The turning point. New York: Simon & Schuster, 1982.
Lecturas recomendadas
Brooks RE, editor. Life in motion: The osteopathic vision of Rollin E. Becker, DO. Portland:
Rudra Press, 1997.
Brooks RE, editor. The stillness of life: the osteopathic philosophy of Rollin E. Becker, DO.
Portland: Stillness Press, 2000.
Comeaux Z. Robert Fulford, DO and the philosopher physician. Seattle: Eastland Press,
2002.
Fryette HH. Principles of osteopathic technic. Reprint. Colorado Springs: American Academy
of Osteopathy, 1980.
La teoría de sistemas tiene mucho que ofrecer en lo que respecta a un modelo global y para
abordar la complejidad; con cierto esfuerzo e interés La teoría de sistemas tiene mucho
que ofrecer en lo que respecta a un modelo global y para abordar la complejidad; con
cierto esfuerzo e interés, podría aplicarse de manera beneficiosa a la conceptualización de
la osteopatía dentro del mundo científico y, en realidad, del mundo en general. Es fácil
localizar información en Internet, aunque la página electrónica más útil que he encontrado
es la de Principia Cybernetica, http://pespmc1.vub.ac.be. Cuenta con numerosas notas de
fácil comprensión, junto con libros y artículos fundamentales que pueden descargarse de
manera gratuita.
394
PARTE III
Introducción a los modelos de
diagnóstico y tratamiento
395
Introducción a la Introducción a los modelos de
diagnóstico y tratamiento
ÍNDICE DE PARTE
396
de tratamiento aparece un listado de lecturas recomendadas que ofrecen al
lector un conocimiento completo y más profundo de estos abordajes.
ABORDAJES TERAPÉUTICOS
Figura P-1 Espectro continuo del tratamiento. En este diagrama se representa toda la
variedad de abordajes terapéuticos existentes. La parte IV se centra principalmente en los
dos tercios izquierdos del diagrama. Esto obedece a que se necesitan unos conocimientos
397
básicos sólidos sobre estos abordajes antes de intentar trabajar el nivel energético y,
aunque tratados en este libro, podría considerarse que muchos de los abordajes
energéticos son para posgraduados y que, por consiguiente, quedan fuera del ámbito
directo de esta obra.
(Con autorización de Fossum C. Lecture notes. Maidstone: inédito; 2003.)
398
arreglo a las necesidades del paciente y el resultado deseado. Los
abordajes terapéuticos se comentarán en la parte IV y en el capítulo 33 se
ofrece una breve exposición sobre los factores que determinan su elección.
399
Capítulo 10
Introducción 181
Bibliografía 187
INTRODUCCIÓN
400
norteamericanos utilizaban un sistema de trabajo con todo el cuerpo, en el
que movilizaban todas las articulaciones, desde la cabeza hasta los dedos de
los pies. Unverferth1 escribió acerca del conocimiento de que el tratamiento
general permitía tratar «polinosis, asma, diversos procesos alérgicos, bocio
y varias afecciones ginecológicas exclusivamente con medidas
manipulativas». Sostenía que el objetivo del tratamiento general consistía
en «normalizar el sistema hematopoyético» y «normalizar la maquinaria de
eliminación». Lamentablemente, los primeros osteópatas que utilizaron este
tratamiento general pensaban que se trataba prácticamente de un
reconocimiento de inferioridad, como afirma Unverferth «su máxima
utilidad radica en el hecho de que puede ser utilizado por el terapeuta que
aún no domina hábilmente el arte del tratamiento de ajuste específico» y
que hasta que no se logre tal dominio «sería mejor que siguiéramos con un
tratamiento general inteligente». No obstante, sigue diciendo que «a pesar
de que Still fue el artista más destacado de la osteopatía en la aplicación
del ajuste específico, en todos sus escritos recomienda firmemente el
tratamiento general». Ha de destacarse aquí que las referencias a «ajuste
específico» no aluden a la «técnica de ajuste específico» que se comentará
más adelante.
Con el transcurso de los años, al igual que sucede con cualquier otro buen
método terapéutico, el tratamiento general osteopático se ha adaptado a
los avances, si bien los principios subyacentes siguen siendo más o menos
los mismos. Evidentemente, el organismo no ha cambiado de estructura o
función desde los comienzos del TGO, pero sí ha mejorado nuestro
conocimiento relativo a su funcionamiento fisiológico.
401
mecanismo. Creemos que los tejidos sanos dependen de la correlación
entre irrigación e inervación. Creemos que prácticamente todas las
situaciones patológicas se asocian a una interferencia u obstrucción de la
inervación e irrigación. La lesión osteopática queda representada por todo
aquello que origine interferencia u obstrucción de estas fuerzas intensas e
importantes del organismo, lo que conlleva una mala colocación de la
estructura, una alteración de la relación de una estructura con respecto a
otra o un cambio en la condición de las células.
TÉCNICA ARTICULATORIA
402
En los principios del TGO hay un espectro continuo que permite
combinar exploración, diagnóstico y tratamiento (fig. 10-1).
403
posiblemente hace 4.000 años3,4. Esta técnica concreta se ha citado en
muchos textos osteopáticos con diversos nombres. En Gran Bretaña y
Europa se conoció durante muchos años como técnica de impulso a alta
velocidad o IAV y se aplicaba para «manipular» o «corregir» una lesión,
motivo por el que a menudo se aludía a ella como una técnica de corrección
o manipulación. Sin embargo, en EE.UU. y más recientemente en otras
partes del mundo se conoce como una técnica de AVBA o «técnica de alta
velocidad y baja amplitud», que la describe mejor. En la obra Foundations
for Osteopathic Medicine (Fundamentos de la medicina osteopática)5 se
denomina técnica de AVBA o de «alta velocidad y baja amplitud» y la
describe como «una técnica directa que emplea fuerzas de alta
velocidad/baja amplitud; también se designa tratamiento de movilización
con impulso».
404
En realidad, cuando se aplica el TGO de una manera precisa y específica,
es posible que haya una menor necesidad de IAV, si acaso alguna.
Asimismo, podría considerarse que los IAV sin una preparación adecuada
de las partes blandas y la articulación son algo «bárbaros», al igual que el
uso excesivo de IAV. Sería potencialmente perjudicial, como intentar correr
un maratón o jugar un partido de tenis sin hacer primero algunos
estiramientos para preparar los tejidos. Por consiguiente, si algunos
utilizan el TGO únicamente como «calentamiento», al menos no todo está
perdido. Sin embargo, los autores tienen la opinión de que el TGO es un
tratamiento sumamente específico por derecho propio que puede o no
potenciarse mediante otros métodos terapéuticos en función de las
necesidades de cada paciente y la toma de las decisiones clínicas oportunas
por parte del terapeuta.
• Rutina.
• Ritmo.
• Rotación.
• Movilidad.
• Motilidad.
• Integridad articular.
• Coordinación.
• Correlación.
• Estabilización.
• Ley mecánica.
405
Rutina
El tratamiento sigue un procedimiento regular que permite que se relajen
tanto el paciente como el terapeuta. El hecho de contar con una sistemática
de tratamiento supone que puede tratarse todo el organismo sin omitir
ninguna zona. Al seguir una sistemática, el terapeuta es capaz de medir el
progreso o deterioro de la situación del paciente. También permite una
preparación y educación de los tejidos corporales.
Ritmo
El terapeuta debe ser consciente de la presencia de ritmos en el organismo
del paciente y en el suyo propio. Al trabajar con el ritmo individual propio
del paciente, el terapeuta puede apreciar con facilidad cualquier alteración.
Estas anomalías pueden manifestarse en forma de tensión, rigidez, edema,
toxicidad o disfunción en músculos articulares u otros tejidos corporales. Se
considera importante localizar las arritmias y normalizar los ritmos sin
imponer al paciente el ritmo propio del terapeuta. Habiendo dicho esto, el
TGO puede utilizarse para estimular o inhibir, lo que puede lograrse
mediante un aumento o disminución de la técnica articulatoria rítmica
aplicada.
Rotación
Todos los movimientos de las articulaciones se realizan de forma rotatoria
y, al utilizar las extremidades como palancas largas, es posible trabajar de
manera rotatoria efectuando circunducciones de las articulaciones por toda
su amplitud de movimiento normal.
Movilidad
La movilidad es esencial a escala celular y macroscópica y cumple que,
cualquier pérdida o reducción, pone en marcha el proceso de reducción de
la función, alteración de la estructura y, por consiguiente, estado
patológico. El análisis de la movilidad es un método de descubrir
disfunciones y las técnicas articulatorias se basan en la introducción de
406
movilidad en las zonas restringidas. Se considera que esta forma de
movimiento se encuentra bajo control voluntario.
Motilidad
Se trata de una forma de movimiento que no se considera bajo control
voluntario. Aunque Littlejohn no habló directamente del «impulso rítmico
craneal», era consciente de que existía un movimiento involuntario
subyacente en los tejidos nerviosos cerebrales y medulares10.
Integridad articular
La forma de la articulación, el tono muscular y la tensión ligamentosa
contribuyen a la integridad de una articulación. En general, los músculos se
encuentran bajo control voluntario, mientras que no sucede así con la
tensión ligamentosa. La clave para restaurar la integridad articular radica
en la movilidad y motilidad.
Coordinación
Alude al equilibrio ordenado de los diversos sistemas que confiere unidad al
organismo. También existe la coordinación del terapeuta y el paciente
durante el tratamiento.
Correlación
Es más sutil que la coordinación y alude a la interdependencia de las
estructuras entre sí, se trate de órganos o regiones ubicadas dentro del
armazón osteomuscular. Para que funcione, una estructura precisa
inervación, pero también necesita estar «alimentada y limpia», por lo que
se considera importante la correlación entre inervación, nutrición y
drenaje.
Estabilización
Son la coordinación y correlación las que aportan la estabilización del
organismo con respecto a la homeostasis. La normalización de la
407
homeostasis es uno de los objetivos principales del TGO.
Ley mecánica
Se trata de las leyes definidas a partir del estudio científico del movimiento
y la fuerza y aluden al sistema de mecánica corporal de Littlejohn.
408
mantienen en el conducto vertebral y descienden ligeramente por éste
hasta su nivel de salida vertebral de D8. Las raíces nerviosas procedentes
de la porción inferior de la médula espinal, es decir, de L2 hacia abajo,
forman la cola de caballo al descender por el conducto vertebral hasta sus
respectivos niveles de salida. Por si esto no fuera suficientemente difícil de
entender, aunque se acepta hablar de segmentos medulares, en realidad, la
médula espinal no se encuentra verdaderamente segmentada. Es una
estructura continua y únicamente el agrupamiento de las raicillas nerviosas
para formar raíces nerviosas es el que muestra las marcas residuales de la
segmentación embrionaria. No obstante, una raíz nerviosa que se origine
en el segundo «segmento» medular lumbar descenderá en la cola de caballo
y saldrá del conducto vertebral a la altura de la segunda vértebra lumbar e
inervará, entre otras estructuras somáticas y viscerales, la musculatura
paravertebral correspondiente a su nivel de salida.
409
Figura 10-2 A) Vista lateral de los nervios raquídeos. B) Vista dorsal de los ganglios
raquídeos. La vista lateral de la columna vertebral muestra la longitud relativa de la
médula espinal en el adulto. Obsérvese que, al descender por la columna vertebral, los
nervios raquídeos tienen que descender por el conducto vertebral para alcanzar sus
niveles de salida correspondientes. En la vista dorsal de la columna vertebral se han
eliminado los arcos vertebrales para apreciar la duramadre.
(De Kahle W, Leonhardt H, Platzer W. Colour atlas of human anatomy, vol. 3. Nervous system and sensory organs.
410
vertebral. Se considera que la pelvis es el asiento de la función vertebral
normal y, en cierto sentido, con toda la razón. Analicemos ahora los efectos
que el TGO puede ejercer sobre la mejoría de la función pélvica. Al
articular las articulaciones sacroilíacas (SI) para mejorar la movilidad sacra
e ilíaca, no sólo vamos a hacer más libre y fluida la locomoción, sino que
influiremos a su vez en las estructuras contenidas en la pelvis. Los nervios
esplácnicos pélvicos del sistema nervioso parasimpático salen por los
agujeros sacros, radicando su origen medular en el segundo a cuarto
segmento sacro. Las articulaciones SI se encuentran aproximadamente a
esta altura (primer a tercer segmentos sacros óseos), por lo que cualquier
trastorno mecánico puede ejercer una retroalimentación sobre los mismos
segmentos medulares y provocar anomalías en los reflejos nerviosos a estos
niveles al establecer facilitación a partir de las disfunciones somáticas.
411
se aumenta focalizando en la articulación SI las fuerzas aplicadas por la
palanca larga de la pierna. Esto se logra colocando los dedos de una mano
en el surco de la articulación SI y palpando el movimiento mientras, al
mismo tiempo, se favorece el movimiento localmente con la mano que
efectúa la palpación. En el otro lado se lleva a cabo el movimiento opuesto,
una circunducción en rotación interna para «anteriorizar» el ilíaco rotado
posteriormente. A algunos terapeutas les preocupa menos la dirección de la
circunducción y se muestran más interesados en focalizar el movimiento en
la articulación SI y, a continuación, en permitir que el organismo se
encargue de la disfunción en lugar de forzar o favorecer una dirección
concreta. Algunos consideran que la liberación de una articulación concreta
deja «espacio» suficiente al organismo para que se corrija.
412
nervio vago.
En distintas posiciones se logran mejores presas y acceso a diferentes
articulaciones y partes blandas, por lo que, normalmente, la rutina se lleva
a cabo con el paciente en decúbito supino, prono y ambos decúbitos
laterales y, en ocasiones, en sedestación.
413
En relación con el sistema neurológico, el TGO tiene como finalidad
restaurar la movilidad en zonas restringidas y, por tanto, reducir la
retroalimentación propioceptiva adversa en forma de circuitos nerviosos
derivados de músculos hipertónicos y ligamentos sometidos a una tensión
excesiva. Además, la articulación específica aplicada en cada uno de los
segmentos vertebrales se dirige a reducir los efectos neurológicos de las
disfunciones somáticas. En particular, el objetivo radica en normalizar el
funcionamiento de los sistemas nerviosos simpático y parasimpático y, por
tanto, en restaurar la homeostasis. Se considera que en la rutina del TGO se
afectan la salida del vago en la región suboccipital y su trayecto a través de
la vaina carotídea en la región cervical, las eferencias simpáticas
dorsolumbares a partir de los niveles D1-L2/3 y los esplácnicos pélvicos en
la región sacra.
414
Bibliografía
1 Unverferth EC. The value of the general osteopathic treatment. Digest by TL Northup.
American Academy of Osteopathy Yearbook. 1939;1:11-13.
2 Dummer TG. Textbook of osteopathy, vol 2. Hove: JoTom Publications, 1999;35-38.
3 Schiötz EH, Cyriax J. Manipulation past and present. London: Heinemann, 1975;5-14.
4 Greenman P. Principles of manual medicine. Maryland: Williams and Wilkins, 1996;3-11.
5 Kappler RE. Ward R, editor. Foundations for osteopathic medicine. 1992. Williams and
Wilkins. Maryland. 661-666
11 Crouch JE. Functional human anatomy, 4th edn, Philadelphia: Lea and Febiger;
1985:288-302.
Lecturas recomendadas
No existe demasiado material publicado acerca del TGO y mucha información procede de
«prendas usadas». Littlejohn y Wernham han contribuido mucho a este conjunto de
información, con aportaciones de Dummer y Hall. Algunos de los primeros trabajos están
redactados de una forma que en ocasiones resulta un tanto difícil de entender, si bien,
cuando se descifra, aporta una información muy útil.
Un libro reciente escrito por un osteópata francés, Françoise Hématy, contiene gran parte de la
415
historia y los principios recopilados directamente del propio John Wernham (aunque con
un cierto sesgo en su dirección particular). Contiene dibujos lineales en blanco y negro de
los diversos procedimientos y descripciones de todos ellos. No obstante, comete el pecado
capital: ¡ignora los pies
Hématy F. Le TOG Du Traitement Ostéopathique Général: l’Ajustement du Corps. Vannes:
Sully, 2001.
416
Capítulo 11
Introducción 189
Bibliografía 192
INTRODUCCIÓN
417
y que un día, debido a una enfermedad del personal, se encontró como
único terapeuta con una lista de 40 pacientes por visitar. Les trató con un
tipo de abordaje minimalista, de modo que sólo aplicó una técnica de
impulso sobre la que consideró que en ese momento era la lesión más
importante para cada paciente. Apreció una mejoría pronunciada en la
situación de los pacientes, pero sobre todo en los que había tratado la
pelvis o las cervicales superiores. A partir de este momento, se concentró
en perfeccionar esta observación para convertirla en una técnica útil.
Parnell Bradbury mantuvo una relación estrecha con Tom Dummer, a
través de la cual la TAE ha evolucionado hasta su estado actual. Tom
Dummer fue el cofundador de la European School of Osteopathy y llegó a
ser su rector. Hasta su muerte en 1998 enseñó TAE a nivel pre y
posgraduado.
418
trata de la neutralización de los componentes de las aferencias traumáticas
que no sólo «corrige» el aspecto estructural de la lesión, sino que también
puede alcanzar un nivel bastante más profundo en el aspecto emocional.
Se ha indicado que las lesiones posicionales aparecen por la entrada de
una fuerza excesiva en el cuerpo, con frecuencia debido a accidentes, de
tráfico o de otros tipos. Cuando se aplica esta fuerza sobre el cuerpo, puede
mantenerse focalizada en el lugar de entrada como un tipo de tensión en
los tejidos afectados. Por otro lado, la fuerza puede disiparse o derivarse a
través del sistema mecánico vertebral y permanecer bloqueada en el
interior de este sistema. Dummer1 sostiene: «En principio puede afirmarse
que, cuanto más traumática es la fuerza que interviene en un accidente
dado, más aparentemente “estructural” o ligada a la inercia será la
disfunción somática resultante».
419
Figura 11-1 Representación esquemática de las 3 unidades.
420
de ellas consiste en ayudar a los terapeutas que aplican TAE a evaluar el
patrón de lesión del paciente y, por tanto, en el tratamiento de dicha
lesión. En su análisis de las radiografías posicionales, estos terapeutas
pueden emplear reglas y compases para medir las diferencias sutiles de
posición entre una vértebra aislada y otra. De nuevo, los críticos pueden
afirmar que, si las diferencias son tan pequeñas como para precisar este
tipo de mediciones, ¿cómo se sabe que el paciente no estaba inclinando
simplemente la cabeza para aliviar sus molestias en el momento del estudio
radiológico? Este tipo de crítica parece justificada en el caso de un método
de evaluación de un problema tridimensional con un instrumento
diagnóstico bidimensional. Thomas Dummer responde a quienes le critican
de la manera siguiente:
421
En comparación con las técnicas tradicionales de impulso a alta
velocidad (IAV), no existe un bloqueo fisiológico o anatómico del segmento
que va a ajustarse. La TAE trata de encontrar una posición neutra en la que
aplicar el impulso y se ha utilizado el término «campo flotante» para
describirlo. Para superar el aspecto posicional de la lesión, el impacto
aplicado es de «velocidad ultraelevada», pero con un mínimo absoluto de
fuerza. La velocidad superará la necesidad de fuerza. El impulso debe tener
«retroceso» (recoil) por naturaleza para evitar la lesión tisular y permitir
que el retroceso elástico natural de las estructuras articulares ayude en la
propia técnica. Mientras se prepara para alinear la vértebra para su
corrección, el terapeuta «visualizará» toda la información que posee con
respecto al paciente, por ejemplo, la información sobre el traumatismo y
las radiografías. Este proceso de visualización antes de la manipulación se
ha denominado «carga de la lesión». Permite que el terapeuta «imagine la
amplitud de movimiento correctora que se necesita para desandar y, por
tanto, liberar la fuerza traumática bloqueada». Posteriormente, en el punto
de impulso, se precisa que el terapeuta vacíe su mente, lo que permite que
el ajuste sea reflejo y espontáneo.
Dummer pensaba que la TAE debía utilizarse, siempre que fuera posible,
excluyendo otros métodos de tratamiento. No obstante, creía que podía
combinarse con una técnica funcional o craneal y, en ocasiones, con
422
técnicas articulatorias suaves. Consideraba que no debía combinarse con el
método de TGO, debido al riesgo de alterar el patrón compensador sobre el
que actuarán las aferencias de la TAE. Basándose en estas consideraciones,
elaboró su propia forma de tratamiento articular, que denominó
tratamiento articular general o TGO, y que consideraba que podía
combinarse con seguridad y éxito con la TAE cuando el terapeuta contaba
con conocimientos suficientes del modelo de TAE.
Bibliografía
Lecturas recomendadas
423
Specific Adjusting Technique (Técnica de ajuste específico) de Tom Dummer es el único
trabajo publicado hasta ahora. Esta obra de Dummer da cuenta de los principios de la TAE
y ofrece una perspectiva sobre la «propia técnica». Pone varios ejemplos de casos en su
propia forma resumida, aunque lamentablemente no los comenta de manera exhaustiva,
dejando al lector que los examine cuidadosamente para encontrar la información
importante. Este texto se ideó como una introducción y ayuda docente, ya que iba a
seguirse de otro más exhaustivo, desafortunadamente nunca publicado antes de la
inoportuna muerte de Tom Dummer en 1998.
Dummer TG. Textbook of Osteopathy, vols 1 and 2. Hove: Jo-Tom Publications, 1999.
424
Capítulo 12
Introducción 193
Evaluación 195
Bibliografía 198
INTRODUCCIÓN
425
importancia de Kettler3 radicó en centrar la atención de Mitchell en la
necesidad de equilibrar las tensiones miofasciales alrededor de los lugares
de lesión antes de cualquier ajuste articulatorio.
Dado que Mitchell Snr. nunca escribió libros ni artículos dedicados
directamente a sus técnicas, le tocó a su hijo4 aplicar la ciencia a la TEM,
así como la labor de presentarlo por escrito. Leon Chaitow5 y su
colaborador, Craig Liebenson, reconocen en su libro Muscle Energy
Techniques (Técnicas de energía muscular) la labor de otros dos trabajadores
importantes en campos relacionados, Karel Lewit y Vladimir Janda, los dos
de la antigua Checoslovaquia. Ambos han añadido innovaciones al tema
básico de la TEM; Lewit6 designó «relajación postisométrica» a su método,
mientras que Janda 7 ofrece «estiramiento posfacilitación». Por último, en la
profesión de la fisioterapia se utiliza otra versión, la «facilitación
neuromuscular propioceptiva», para fortalecer los músculos debilitados por
motivos neurológicos.
Con respecto a qué método es preferible, sin lugar a dudas, todos
reivindicarán el suyo propio. Fred Mitchell Jr.8 describe en su Muscle Energy
Manual (Manual de energía muscular) algunas de las ventajas de la TEM
para la profesión osteopática:
1. La TEM no es traumática.
426
que se precisaba más tiempo para alcanzar un grado de competencia
satisfactorio incluso para empezar a utilizar la TEM en un contexto clínico.
La TEM debe ser «atraumática» en el sentido de que se considera segura si
se adoptan todas las medidas de seguridad preventivas necesarias.
Evidentemente, hay situaciones en las que no se encuentra indicada la
TEM. Debido a que exige la participación del paciente, se excluiría a los
que son poco cooperadores o insensibles; entre ellos puede incluirse a los
neonatos y niños pequeños, así como a los pacientes con un alto grado de
senilidad. Podría considerarse contraindicada en los pacientes que
presentan determinadas miopatías primarias, lesiones musculares o dolor
muscular excesivo. Con respecto al «descubrimiento y corrección de lesiones
clave», Mitchell describió un «procedimiento de análisis en diez pasos»8 que
empleaba para facilitarlo (v. más adelante).
427
Figura 12-1 La amplitud del movimiento de cualquier articulación está limitada por
la barrera de movimiento anatómica. Dentro de esta amplitud se encuentra la amplitud del
movimiento fisiológica que puede realizarse activamente. En la figura, se ha colocado una
barrera de movimiento restringido en la amplitud del movimiento fisiológica; esto indica
una mayor reducción de la amplitud del movimiento normal alcanzable de forma
voluntaria.
428
Contracción muscular excéntrica isotónica
Se describe como una contracción del músculo en que, al mismo tiempo,
existe alargamiento. Se logra cuando la fuerza del terapeuta es algo
superior a la del paciente. Se utiliza para estirar músculos tensos o
fibróticos. En ocasiones se denomina isolítica porque es «lisa» o destruye la
fibrosidad.
429
De este modo, si se utilizan los flexores y extensores de la rodilla como
ejemplos, cuando los flexores se encuentran en espasmo o hipertónicos en
la técnica directa, se llevan hasta su máxima longitud cómoda, es decir,
hasta que se percibe su barrera de movimiento. A continuación los contrae
el paciente y el terapeuta aplica una resistencia activa durante varios
segundos. En relajación, el terapeuta estira con suavidad los flexores para
identificar su nueva barrera de movimiento.
EVALUACIÓN
Mitchell describía que los ejes oblicuos iban desde el polo superior de una
superficie auricular del sacro al polo inferior del lado opuesto. Se nombran
en función del lado del polo superior, de tal modo que un eje sacro
izquierdo va desde el polo superior a la izquierda al polo inferior a la
derecha. En caso de que el sacro nute alrededor del eje oblicuo izquierdo, la
430
superficie anterior del sacro rotará hacia la izquierda. Cuando el sacro se
encuentra restringido en esta posición, se designa como rotación hacia la
izquierda sobre un eje oblicuo izquierdo o simplemente «izquierda sobre
torsión sacra izquierda» (I/I). Puede surgir la misma disposición en caso de
nutación y rotación alrededor de un eje derecho, lo que depara una
«derecha sobre torsión sacra derecha» (D/D). Sin embargo, si el sacro
contranuta alrededor de un eje sacro oblicuo, después rotará hacia el lado
opuesto con aparición, por ejemplo, de una rotación hacia la derecha sobre
un eje izquierdo (D/I) o de una rotación hacia la izquierda sobre un eje
derecho (I/D). Éstas se encuentran acortadas hacia la derecha en las
torsiones sacras izquierdas o hacia la izquierda en las derechas. A fin de
simplificar las cosas (o de complicarlas aún más), una restricción nutada se
denomina «torsión sacra anterior», en tanto que una restricción
contranutada se conoce como «torsión sacra posterior». Las torsiones sacras
anteriores presentan rotación hacia el mismo lado que el eje, por ejemplo,
I/I o D/D, mientras que las posteriores muestran rotación hacia el lado
opuesto, por ejemplo, I/D o D/I (figs. 12-2 y 12-3).
Figura 12-2 Ejes oblicuos. La superficie auricular con las superficies superior e
inferior marcadas.
431
Figura 12-3 Representación esquemática de un eje oblicuo que va de un polo superior
al polo inferior contralateral, lo que permite que se produzca el movimiento acoplado de
torsión sacra.
432
Las rotaciones ilíacas anterior y posterior descritas por Mitchell son
parecidas a las ya descritas en el capítulo 10 dedicado al tratamiento
osteopático general (TOG), mientras que, en términos bastante sencillos, se
produce un desplazamiento superior o inferior del ilíaco cuando todo el
ilíaco de un lado queda desviado hacia arriba o hacia abajo. La decisión de
si un ilion izquierdo se ha desplazado superiormente o un ilion derecho se
ha desplazado inferiormente dependerá de las relaciones con el sacro y la
columna lumbar, así como de los datos de tensión muscular y ligamentosa
según las partes blandas. Esto también se aplica en los casos de
estrechamiento y ensanchamiento que se producen como un cierre o una
apertura de la superficie anterior de la cintura pélvica. Queda fuera del
ámbito de este texto describir en detalle todos los hallazgos y puede
encontrarse información pertinente en el listado de lecturas recomendadas
que aparece al final de este capítulo.
• Disfunción sacroilíaca.
• Disfunción iliosacra.
Kenneth Graham11, en su libro Outline of Muscle Energy Techniques
(Resumen de las técnicas de energía muscular), ha propuesto la secuencia
siguiente para tratar la pelvis:
433
• Restrictores femorales de la pelvis, es decir, grupos musculares más
importantes.
• Disfunción púbica.
• Sacro.
• Íliones.
• Psoas ilíacos.
Sin embargo, Greenman 9 considera que debe abordarse toda disfunción
identificada en la pubis antes de pasar al resto de la secuencia diagnóstica.
Razona que, dado que el resto del procedimiento de evaluación se realiza
con el paciente en decúbito prono, cualquier disfunción presente en el
pubis puede confundir el cuadro. A continuación, analiza los cizallamientos
ilíacos y cualquier disfunción sacroilíaca que considera que despeja el
camino para el diagnóstico y tratamiento sacro.
Con estas diferencias de opinión no resulta sorprendente que haya
escépticos con respecto a este abordaje terapéutico, si bien se ha observado
que se trata de un problema de aparición frecuente en la osteopatía. Es
posible que dos osteópatas diferentes tengan dos modelos distintos a los
que se aferran como «su» abordaje preferido; a cada individuo le toca
decidir lo que prefiere para cada uno de sus pacientes. Asimismo, en este
caso, lo diferente no son las técnicas, sino simplemente su secuencia de
aplicación.
434
supone el mecanismo de restricción, que puede estar constituido por uno o
varios factores, es decir, tensión ligamentosa (incluido el estiramiento
capsular), contractura muscular, restricción fascial, dolor que provoca
«entablillamiento» muscular, etc.». Da la impresión de que era muy
consciente de que el responsable de la disfunción era probablemente una
combinación de factores y que, por tanto, también debían abordarse para
que la técnica resultara eficaz.
435
que la eficacia de la técnica de Mitchell se basa en la contracción de grupos
musculares, utilizando el principal músculo motriz necesario y
probablemente muchos de sus sinérgicos y fijadores. Es probable que la
posición del paciente durante la técnica específica haga que determinados
músculos trabajen más y que les sitúe en una posición ventajosa o
desventajosa según sea necesario.
436
creía que eran demasiado específicas y detalladas para este «cribado».
Sostenía lo siguiente:
Un motivo para su exclusión es que creemos que es un error hacer
hincapié, o centrar la atención inicial, en los fenómenos relacionados con
la actividad refleja neurológica […] el hecho de que los cambios en la
función mecánica conlleven cambios en la circulación, actividad refleja,
etc., es axiomático en la relación estructura/función, que es básica en la
teoría osteopática de la medicina4.
La exploración de cribado en diez pasos de Mitchell contaba con el
formato siguiente:
I. Marcha y postura.
437
global?
Muchos terapeutas han utilizado con éxito técnicas de energía muscular,
al igual que numerosas formas de tratamiento osteopático, durante muchos
años. Es posible que sea necesario reconsiderar las explicaciones de su
mecanismo de acción, aunque esto no invalida su eficacia. Precisa, al igual
que otros aspectos del repertorio osteopático, una investigación bien
diseñada para validar su aplicación clínica, no sólo para tranquilidad del
osteópata, sino también para su empleo por parte de otros terapeutas
manuales relacionados.
Bibliografía
1 Mitchell FL. Structural pelvic function. In: American Academy of Osteopathy 1958
Yearbook. Indianapolis: AAO; 1958:71-90.
2 Ruddy TJ. Osteopathic rhythmic resistive duction therapy. In: American Academy of
Osteopathy 1961 Yearbook. Indianapolis: AAO; 1961:60-68.
3 Kettler C. Angina pectoris technic. In: American Academy of Osteopathy 1941 Yearbook.
Indianapolis: AAO; 1941:31-33.
4 Mitchell FLJr, Moran PS, Pruzzo NA. An evaluation and treatment manual of osteopathic
muscle energy procedures. Missouri: Institute for Continuing Education in Osteopathic
Principles, 1979.
5 Chaitow L, Liebenson C. Muscle energy techniques. Edinburgh: Churchill Livingstone,
1996.
8 Mitchell FLJr. The muscle energy manual. Michigan: MET Press, 1995;v-vii.
9 Greenman PE. Principles of manual medicine, 2nd edn, Philadelphia: Williams and
Wilkins; 1996:93-98.
10 Goodridge JP. Ward R, editor. Foundations for osteopathic medicine. 1997. Williams
and Wilkins. Baltimore. 691-762
438
Osteopathic Medicine and Surgery, 1985;18-30.
12 Fryer G. Muscle energy concepts. A need for a change. J Osteopath Med. 2000;3(2):54-
59.
13 Bandy WD, Irion JM, Briggler M. The effect of time and frequency of static stretching on
flexibility of the hamstring muscles. Phys Ther. 1997;77(10):1090-1096.
14 Taylor DC, Brooks DE, Ryan JB. Viscoelastic characteristics of muscle: passive stretching
versus muscular contractions. Med Sci Sport Exerc. 1997;29(12):1619-1624.
Lecturas recomendadas
Los Muscle Energy Manuals (Manuales de energía muscular) son una serie de tres volúmenes
centrados en la evaluación y el tratamiento del sistema osteomuscular escritos por Fred
Mitchell Jnr. Son volúmenes de peso repletos de anatomía y explicaciones profundas
pertinentes de todas las técnicas utilizadas por Mitchell.
Mitchell FLJnr. The muscle energy manual, vols 1 to 3. Michigan: MET Press, 1995.
Muscle Energy Techniques (Técnicas de energía muscular) de Leon Chaitow no es un libro
técnico exhaustivo, aunque ofrece algunas ideas útiles.
Chaitow L, Liebenson C. Muscle energy techniques. Edinburgh: Churchill Livingstone, 1996.
Greenman PE. Principles of manual medicine, 2nd edn, Philadelphia: Williams and Wilkins,
1996.
Ward R, editor. Foundations for osteopathic medicine. Baltimore: Williams and Wilkins,
1997.
439
Capítulo 13
Osteopatía craneal
Introducción 201
Bibliografía 217
INTRODUCCIÓN
440
Conforme analizaba y pensaba en el canal de filosofía del Dr. Still, me
llamaron la atención las superficies articulares biseladas del hueso
esfenoides. De repente se me ocurrió una idea, que denomino idea
directora: biseladas como las branquias de un pez, lo que indica
movilidad articular para un mecanismo respiratorio.
Este párrafo extraído de With Thinking Fingers (Con dedos inteligentes) de
Sutherland1 indica la manera en que pensaba e inició su trabajo en el
campo craneal. Merece la pena recordar que, cuando Sutherland realizó
estas observaciones, fue a contrapelo de todos los textos de anatomía
escritos en aquella época; las articulaciones entre los huesos del cráneo se
consideraban inmóviles.
441
usa más MIV como expresión de elección.
No obstante, los osteópatas que usan técnicas de MIV en el campo
craneal dedican mucho tiempo a estudiar la anatomía de la cabeza. Este
estudio no se limita a las estructuras óseas, sino también a las partes
blandas y, en particular, a las meninges craneales. Del mismo modo que la
osteopatía tradicional ha reconocido que una restricción en el movimiento
de los tejidos corporales puede causar enfermedad, los osteópatas craneales
también reconocen el mismo principio en los tejidos, blandos y duros, del
cráneo. Asimismo, estas restricciones pueden establecerse por traumatismos
o enfermedades sistémicas en el cráneo con tanta facilidad como pueden
hacerlo en el resto del cuerpo.
442
Figura 13-1 Referencias óseas del cráneo.
La base del cráneo está constituida por el cuerpo del esfenoides, los
cóndilos occipitales, las porciones basilares y las porciones petrosas y
mastoideas de los huesos temporales. Todas estas partes derivan de una
osificación endocondral. Esto equivale a decir que el precursor del tejido
óseo es cartílago; con anterioridad es tejido mesenquimatoso que responde
a las fuerzas compresivas del cerebro en desarrollo transformándose en
443
cartílago.
La bóveda consta de los parietales, las escamas del occipucio y los huesos
temporales y la porción vertical del hueso frontal, junto con las alas
mayores del esfenoides. Todas estas partes derivan de una osificación
intramembranosa. Ésta difiere de la endocondral en que no existe un estado
cartilaginoso intermedio; las fuerzas aplicadas sobre las membranas
provocan el depósito de hueso en el interior de éstas, de ahí la osificación
intramembranosa.
El esqueleto facial comprende la mandíbula, los maxilares, los nasales,
los lagrimales y los cigomáticos, todos ellos formados por osificación
intramembranosa. Todo ello deja el etmoides, el vómer, los cornetes
nasales inferiores y los palatinos. Dado que el etmoides y los cornetes
nasales inferiores se osifican a partir de cartílago, pueden considerarse
parte de la base del cráneo; por otro lado, el vómer y los palatinos se
forman a partir de membrana, por lo que a menudo se consideran parte del
esqueleto facial. No obstante, el vómer es una entidad bastante rara y
algunos también lo consideran parte de la base del cráneo.
Otra manera posiblemente más sencilla de estudiar los huesos del cráneo
consiste en dividirlos en huesos pares e impares. Los huesos impares son
esfenoides, occipucio, etmoides y vómer, todos ellos ubicados en la línea
media. Los huesos pares engloban maxilares, cigomáticos, palatinos,
lagrimales, nasales, cornetes inferiores, parietales y temporales. El frontal
y la mandíbula pueden considerarse huesos pares, ya que ambos se
desarrollan en dos mitades que se fusionan posteriormente (tabla 13-1).
Occipucio Palatinos
Vómer Lagrimales
444
Nasales
Cornetes inferiores
Parietales
Temporales
SUTURAS
Estas articulaciones particulares requieren una gran atención. En el
Textbook of Anatomy (Tratado de anatomía) de Hollinshead2 se afirma:
En una sutura, los huesos se mantienen juntos por una cantidad muy
pequeña de tejido fibroso. El periostio es continuo entre un hueso y otro,
por encima de la sutura. Característicamente, las superficies óseas
presentan zonas de contacto irregulares, como indentaciones o crestas,
que ofrecen resistencia a las fuerzas de cizallamiento o torsión. En
esencia, las suturas son articulaciones inmóviles. Sólo aparecen en el
cráneo. Con la edad, el tejido fibroso se sustituye de manera gradual por
hueso y la sutura se transforma en una unión totalmente ósea o
sinostosis.
445
En Anatomy of the Human Body (Anatomía del cuerpo humano) de
Lockhart, Hamilton y Fyfe4 se ofrece un diagrama que indica la «edad
aproximada a la que se completa la unión de las suturas», que oscila entre
los 35 y más de 80 años.
De nuevo, podría parecer que los osteópatas y anatomistas no están
totalmente de acuerdo ya que, en esencia, los osteópatas, y los seguidores
de Sutherland en particular, consideran que las suturas realmente conservan
un cierto grado de movimiento. Heisey y Adams5 comprobaron que en un
gato anestesiado existe una determinada cantidad de movilidad registrable
entre los huesos parietales. Retzlaff et al.6 confirmaron la presencia de
varias capas de tejido, fibras nerviosas y vasos sanguíneos en el interior de
los espacios suturales. En las suturas neonatales hay tejido membranoso o
cartilaginoso entre los bordes lisos de las placas óseas. Con el crecimiento y
el movimiento, los bordes se tornan serrados, lo cual aporta movimiento y
protección de las estructuras subyacentes. De hecho, en la Anatomía de
Gray3 se afirma que «resulta muy interesante apreciar que, durante el
período de crecimiento, se observan con frecuencia zonas de formación
secundaria de cartílago en los ligamentos suturales». A comienzos del
decenio 1900-1910, el anatomista italiano Sperino7 consideraba que la
osificación de las suturas craneales en el adulto humano maduro era
patológica.
Todos aceptan la necesidad de movilidad de los huesos craneales, por
medio de las suturas, al nacer. A su vez, esto permite que las placas
craneales se deslicen una sobre otra conforme el niño atraviesa el estrecho
inferior de la pelvis, relativamente estrecho e implacable, y la vagina, más
distensible. Resulta evidente para los osteópatas que esta necesidad de
movilidad de los huesos craneales persiste hasta la vida adulta. ¿Por qué ha
de transformarse el cráneo en una caja fija?
También merece la pena destacar que, en la mayoría de los laboratorios
de anatomía de todo el mundo, hay un ejemplo de un «cráneo estallado»,
en el que se han desarticulado los huesos craneales. El proceso que se
utiliza para hacer «estallar» el cráneo consiste en rellenar la cavidad
craneal con judías desecadas y sumergir el conjunto en agua. El resultado
446
es la desarticulación del cráneo por la acción de las judías, que se expanden
con lentitud conforme captan agua. Lo que es más importante, el cráneo no
se fractura, sino que simplemente se separa en las suturas, con
independencia de su edad. Parece concebible que las suturas tengan alguna
otra finalidad aparte de la de facilitar simplemente la desarticulación del
cráneo y fue a este concepto al que Sutherland dedicó el trabajo de su vida
desde sus días de estudiante en Kirksville hasta su muerte en 1954.
447
• La fluctuación del líquido cefalorraquídeo.
Sutherland estaba convencido de que el mecanismo respiratorio primario
se relacionaba con el resto del cuerpo a través de las conexiones fasciales y
de que el organismo funcionaba como una totalidad. La alteración del MRP
podía manifestarse como consecuencia de traumatismos, enfermedades o
estrés psicológico. Además, podía verse influido por el ejercicio, la
inspiración o espiración voluntaria y, evidentemente, por el uso prudente
del tratamiento.
448
Figura 13-2 Representación esquemática de la flexión de la SEB con los movimientos
acompañantes del etmoides y el vómer.
449
MOVILIDAD DE LAS MENINGES
450
Figura 13-3 Corte coronal a través del cráneo, las meninges y el cerebro que muestran
las estructuras relativas en la región sagital superior.
451
Figura 13-4 A) Visión seccionada del cráneo adulto que muestra la división por
tabiques meníngeos de la cavidad craneal. B) La misma visión que A pero con la adición de
los senos venosos.
(Reproducido con autorización de Hall-Craggs ECB. Anatomy as a basis for clinical medicine. Copyright © Urban &
Schwarzenberg; 1985.)
La hoz del cerebro, la hoz del cerebelo y la tienda del cerebelo se unen en
el seno recto y se extienden a diversos huesos craneales. Este origen común
de las cuatro proyecciones «falciformes» de la duramadre se ha denominado
«el fulcro de Sutherland» en honor de su «descubridor» y las proyecciones se
452
extienden desde este punto a sus «inserciones secundarias» en varios huesos
del cráneo8. La hoz del cerebro se inserta anteriormente a la crista galli del
etmoides antes de extenderse en forma de arco desde el frontal, los
parietales y el occipucio en el plano sagital a la protuberancia occipital
interna. Sus dos capas se separan en su inserción ósea para formar el seno
longitudinal superior en toda su longitud, mientras que su borde inferior
libre alberga el seno longitudinal inferior. La hoz del cerebelo sigue
extendiéndose prácticamente de la misma manera desde la protuberancia
occipital interna hasta el borde posterior del agujero occipital y contiene el
seno occipital. La tienda del cerebelo se extiende anteriormente alrededor
de la superficie interna de la bóveda craneal desde la protuberancia
occipital interna del occipucio a la cresta petrosa del hueso temporal; en
este lugar alberga el seno transverso. A continuación se extiende a lo largo
de la cresta petrosa para insertarse en la apófisis clinoides posterior,
albergando el seno petroso superior en su trayecto. El borde más interno
libre de la tienda del cerebelo discurre alrededor del mesencéfalo y pasa
anteriormente para insertarse en la apófisis clinoides anterior. Estas
inserciones de la duramadre desempeñan una función en la transmisión de
los movimientos craneales por todo el cráneo y el conducto vertebral.
La duramadre se continúa a través del agujero occipital y se extiende al
interior del conducto vertebral hasta aproximadamente la altura del
segundo segmento sacro, en el que se inserta. A continuación forma una
terminación ciega, cerrándose para fusionarse con la extensión de
piamadre del filum terminale. Al descender por el conducto vertebral, la
duramadre se inserta a la altura de las dos o tres vértebras cervicales
superiores antes de colgar relativamente libre hasta su inserción en el
sacro. Se ha descrito que la duramadre puede insertarse en zonas del
ligamento longitudinal posterior, conociéndose estas inserciones como
ligamentos de Hoffmann 9. La duramadre forma una envoltura a modo de
manguito de los nervios raquídeos conforme se proyectan hacia sus
respectivos agujeros intervertebrales. La duramadre rodea las raicillas de
los nervios raquídeos y el ganglio de la raíz dorsal y después se continúa
con el epineuro de los nervios raquídeos a medida que abandonan el
453
conducto vertebral. Porciones de tejido conjuntivo anclan la duramadre al
interior de los agujeros intervertebrales y evitan un estiramiento excesivo
de los nervios raquídeos con los movimientos de la columna. Las
inserciones de la duramadre en el cráneo y sacro crean lo que se ha
denominado la «conexión central» (core link) entre las cavidades craneal y
pélvica.
454
Figura 13-5 Conexión central (core link): la flexión del esfenoides se acompaña de un
movimiento de contranutación del sacro, conocido como flexión sacra.
455
descripciones estructurales de los movimientos sacros. Cuando la base del
sacro se inclina anteriormente, o nutación, se denomina flexión desde el
punto de vista estructural, mientras que este movimiento se corresponde
con la extensión en sentido craneal.)
456
El LCR es un líquido incoloro claro que rellena los espacios existentes en
el interior y alrededor del sistema nervioso central. En el exterior del SNC,
el LCR se encuentra en el espacio subaracnoideo que discurre entre
aracnoides y piamadre. En el interior del SNC, se halla en los ventrículos, el
acueducto cerebral y el conducto central de la médula espinal. Es isotónico
con el plasma sanguíneo, aunque en condiciones normales sólo contiene
indicios de proteínas.
457
Figura 13-6 Flujo del líquido cefalorraquídeo.
Sutherland describió una fluctuación en forma de onda del LCR que era
producida por el acortamiento y alargamiento del SNC. Aludía a esta
fluctuación como «la marea» y creía que el flujo y reflujo de esta marea
desempeñaban una función importante en la nutrición de los tejidos
corporales. Identificó una «potencia» en el mecanismo que, aunque
considerada palpable, no se ha explicado plenamente. Sutherland observó
que la actividad rítmica de este mecanismo oscilaba normalmente entre 10
458
y 14 ciclos por minuto. Denominó «impulso rítmico craneal» (IRC) a este
fenómeno. El IRC puede evaluarse con respecto a su frecuencia, amplitud,
ritmo y calidad y se dice que, en conjunto, ofrecen una indicación del
estado de salud global del paciente.
La «frecuencia» es el número de ciclos del IRC por unidad de tiempo. El
rango de movimiento entre flexión y extensión es la «amplitud»; la
amplitud óptima aparece cuando existe una expresión completa de la
flexión y extensión. En una persona comprometida, esta expresión se
encuentra limitada de manera global o local. Cuando tanto la flexión como
la extensión se encuentran limitadas, suele ser indicativo de una disfunción
sistémica global. O bien, cuando se afecta un movimiento de forma
preferente (p. ej., la extensión está limitada, pero la flexión es completa),
puede indicar una lesión osteopática local en flexión de ese hueso concreto.
(Nota. Una lesión osteopática permite facilidad de movimiento en la
dirección de la lesión y limita el movimiento en la dirección contraria.) El
«ritmo» es sencillamente la fluidez del movimiento, en el sentido de
regularidad, de igualdad de movimiento entre un lado y otro, entre la parte
anterior y posterior, etc.
459
EVALUACIÓN DEL MECANISMO RESPIRATORIO
PRIMARIO
460
encuentre en una posición relajada cómoda. Esta posición generará menos
tensión en las manos y el cuerpo y permitirá una palpación más libre. La
«toma de bóveda» craneal permite evaluar la base del cráneo, es decir la
sincondrosis esfenobasilar. El impulso rítmico craneal, según se ha
mencionado, puede evaluarse en cuanto a frecuencia, ritmo, amplitud y
calidad.
461
problema en una extremidad inferior que afecta a la pelvis, lo que a su vez,
por medio del sacro y la MTR, puede generar problemas en la SEB. Huelga
decir que las extremidades superiores y la cintura pectoral se introducirán
en el sistema de la misma manera.
Se han elaborado técnicas para evaluar y tratar todos los huesos
individuales del cráneo, ya sea de forma directa o indirecta. Asimismo,
existen técnicas centradas en trabajar con las características líquidas del
sistema craneal, lo que incluye los sistemas de LCR y vascular. Queda fuera
de los límites de este texto describir cada una de estas técnicas en detalle.
Al final de este capítulo se ofrece un listado de textos recomendados.
Sutherland consideraba que el cuerpo, incluida la cabeza, trabaja como
una totalidad funcional y que, por tanto, debe tratarse como un todo. Al
igual que sucede con todos los métodos de tratamiento osteopático, el
equilibrio entre estructura y función, cuando es óptimo, origina la mejor
defensa contra la «enfermedad».
462
escrutinio. La investigación sobre el origen del movimiento craneosacro, e
incluso sobre su existencia, es objeto de un intenso análisis crítico por parte
de la profesión médica y en ocasiones también por la propia profesión
osteopática. No obstante, la investigación continúa y cada vez es más sólida
conforme mejoran los diseños experimentales y los métodos de medición.
La investigación inicial en el campo craneal fue obra del propio
Sutherland, sobre sí mismo. Según se dice, se autoinfligía «lesiones
craneales» por diversos métodos mecánicos y observaba los efectos. A
continuación procedía a «corregir» estas lesiones a fin de demostrar su
teoría de que no sólo existía el fenómeno, sino que también podía
modificarse con el tratamiento.
463
interesante fue que persistían aun cuando se detuviera la respiración de
forma transitoria. Como sucede siempre en la investigación científica, se
requiere la misma observación por parte de un equipo de investigación
independiente para dar crédito a los hallazgos del primer investigador. Esta
confirmación la hizo Hering 4 años después, motivo por el que las
oscilaciones recibieron el nombre de ondas de Traube-Hering. No fue hasta
1876 cuando Mayer observó otra oscilación de naturaleza semejante, pero
que tenía lugar a una frecuencia mucho más lenta. Por ello, en ocasiones se
alude ahora al fenómeno global como oscilación de Traube-Hering-Mayer
(THM). Nelson 15 señala que «los componentes de la THM se han medido en
asociación con la presión arterial, frecuencia cardíaca, contractilidad
cardíaca, flujo sanguíneo pulmonar, flujo sanguíneo cerebral y movimiento
del líquido cefalorraquídeo y flujo sanguíneo periférico, incluido el volumen
venoso, y la regulación de la temperatura corporal». Dado que estas
reacciones fisiológicas se encuentran en gran medida bajo el control del
sistema nervioso autónomo y, en consecuencia, bajo el equilibrio de
acciones simpáticas y parasimpáticas y sus efectos sobre el sistema
cardiovascular, guardan relación con los mecanismos homeostáticos del
organismo. De este modo, ¿cómo encaja todo esto con el impulso rítmico
craneal? Antiguamente se decía que Sutherland consideraba que la
frecuencia del impulso oscilaba entre 10 y 14 ciclos por minuto. Sin
embargo, como siempre, parece haber un cierto grado de desacuerdo en
esta cuestión y en numerosos estudios se ha indicado que la frecuencia
parte de cifras tan bajas como de 3 ciclos por minuto. Estas frecuencias se
han calculado a partir de estudios efectuados en seres humanos y animales.
De hecho, Becker16 afirma que existen dos frecuencias, una a 8-12 ciclos por
minuto y otra bastante más lenta en torno a 0,6 ciclos por minuto; las
designa «marea rápida» y «lenta», respectivamente. Otros investigadores
bien conocidos en el campo craneal han obtenido resultados dispares;
Frymann 17, además de la frecuencia aceptada, midió ciclos lentos y
prolongados de 50 a 60 s, en tanto que Upledger18 midió 9-11 ciclos por
minuto y una frecuencia lenta de 1-2 ciclos por minuto. Nelson y cols.19
utilizaron flujometría de la velocidad de la sangre mediante láser-Doppler y
llegaron a la conclusión de que el «componente de Traube-Hering de la
464
oscilación es simultáneo con la marea rápida del IRC». Esta onda de marea
rápida es la frecuencia propuesta por Sutherland, en tanto que la onda de
marea lenta propuesta por Becker15 parece que se correlaciona con la
oscilación de Mayer. De este modo, parece haber pruebas que respaldan
algunas de las ideas propuestas por Sutherland y sus seguidores de que el
impulso rítmico craneal realmente existe, aunque aún se plantea la
cuestión siguiente: ¿cómo funciona?
465
arrastre se produce cuando «dos sistemas oscilan con una frecuencia
estrecha […] la frecuencia dominante forzará a la segunda oscilación a
adoptar, en sincronía, la misma frecuencia que la dominante»25.
Basándose en la exposición anterior resulta viable que un osteópata
craneal pueda palpar y tratar cualquier lugar del organismo. Parece que la
oscilación de THM se refleja en todo el cuerpo a través de los sistemas
nervioso y cardiovascular y, posiblemente, los linfáticos y, por tanto, con
ella van algunos de los aspectos palpables del impulso rítmico craneal.
¿Es todo lo anterior un caso de adaptación de la investigación a las
necesidades del osteópata craneal? Sin lugar a dudas, así lo creerán los
escépticos, aunque parece poco probable. Las pruebas son cada vez más
sólidas y, aunque quizá no sea la explicación completa, muestra el camino
para efectuar nuevas investigaciones.
466
de 2002) y otro escrito por JM Littlejohn 27 100 años antes, titulado «The
Physiological Basis of the Therapeutic Law» («La base fisiológica de la ley
terapéutica»). Littlejohn era consciente de que existían «movimientos
cerebrales» y de que se correspondían con las contracciones cardíacas, la
respiración y las variaciones vasculares del movimiento vascular. Nelson
cree que esto último alude a la oscilación de THM. Littlejohn sostiene:
Continúa diciendo:
MÉTODOS DE TRATAMIENTO
467
El objetivo del tratamiento en la osteopatía craneal es el mismo que en
cualquier aspecto de la osteopatía: corregir la estructura y, en
consecuencia, mejorar la función. Magoun 28 afirma que los objetivos
específicos del tratamiento craneal son:
468
Figura 13-8 Métodos para llegar al punto de tensión membranosa equilibrada. A)
Acción indirecta. B) Acción directa. C) Despegue. D) Movimiento fisiológico opuesto.
1. Exageración.
2. Acción directa.
3. Despegue.
5. Moldeamiento.
La exageración es una forma de técnica indirecta en que los dos
componentes (o más) de la lesión se llevan en la dirección en que
resultaron lesionados hasta un punto de equilibrio, permitiendo que el
retroceso natural de los tejidos efectúe la corrección. Cuando hay riesgo de
que la exageración lesione aún más los tejidos, debería utilizarse una
técnica directa. Ésta se emplea con mayor frecuencia en pacientes más
jóvenes y, sobre todo, en los niños. En esta técnica, se produce un retorno
directo simple, pero suave, del patrón de lesión a su posición normal. El
despegue es un tipo de técnica indirecta en la que se separan las dos
estructuras. Es especialmente importante en los casos de impactación y
puede utilizarse para liberar la lesión antes de aplicar técnicas directas o de
exageración. El movimiento fisiológico opuesto es una técnica combinada
compleja que supone la aplicación de una técnica directa para un
componente de la lesión y otra indirecta para el otro. Se emplea en su
mayor parte en lesiones traumáticas graves en las que se ha alterado
seriamente el patrón fisiológico normal. Huelga decir que requiere una
habilidad excepcional y experiencia para reconocer cuándo y cómo usar
esta técnica. Por último, las técnicas de moldeamiento emplean una acción
directa. Se utilizan principalmente en los lactantes, aunque también
pueden usarse en los adultos, a fin de normalizar los contornos de los
469
huesos cuando existen anomalías debido, por ejemplo, a lesiones intraóseas
secundarias a un traumatismo obstétrico.
Una vez alcanzado el estado de tensión membranosa equilibrada,
algunos terapeutas utilizan la respiración del paciente para aumentar aún
más la potencia del movimiento inherente. A menudo se indica al paciente
que aguante la respiración en inspiración completa el mayor tiempo
posible con comodidad. Sin embargo, cuando la lesión se produce en
extensión o rotación interna, resulta más útil aguantar la respiración en
espiración completa.
Una de las técnicas utilizadas en el campo de la osteopatía craneal se
conoce como «compresión del cuarto ventrículo» (CV4) y, entre las
numerosas técnicas disponibles, ésta merece sin lugar a dudas una mayor
explicación. Se trata de una de varias técnicas de impulso o fluctuación de
fluidos que puede ser local y específica (como la denominada propagación
en V, V-spread) o más global, como la CV4. El objetivo de la técnica CV4 es
llevar el mecanismo respiratorio primario a un «punto de quietud» (Still
point). Suther-land lo describió como un punto de equilibrio en el que existe
una breve pausa en el ritmo asociado a la fluctuación del LCR. Puede
alcanzarse ahuecando las manos alrededor de los ángulos laterales y la
porción escamosa del occipucio y aplicando con suavidad una compresión
hasta que se percibe una «detención del motor»30. Según se dice, sus efectos
son numerosos: potenciar el drenaje linfático, disminuir la fiebre,
neutralizar las reacciones alérgicas, favorecer la eliminación y acelerar la
desintoxicación de alcohol y drogas. Asimismo, puede incrementar la
movilidad en las enfermedades del tejido conjuntivo y lograr la corrección
de las disfunciones somáticas que son demasiado dolorosas para ser
tratadas por otros métodos. Según Frymann 31, puede disminuir la
hipertensión arterial y Magoun sostiene32 que incluso «¡ha respondido una
infección de las ventanas nasales provocada por el arrancamiento de un
pelo!». (las exclamaciones son nuestras, no suyas). Entonces, ¿cómo logra
este sinnúmero de efectos? MacPartland33 ha señalado que el arrastre del
IRC y la oscilación de THM podrían ser la respuesta. Debe recordarse que el
núcleo del fascículo solitario que es responsable de la actividad vasomotora
470
se encuentra en el suelo del cuarto ventrículo. Y que los circuitos
neuronales relacionados con este núcleo son los que coordinan la oscilación
de THM. Este hecho podría explicar la normalización de las funciones
cardiovascular y homeostáticas de otros tipos, si bien el pelo nasal sigue
siendo un misterio, aunque la función homeostática normal optimizará la
función inmunitaria en caso de infección. Magoun 32, citando
supuestamente algunos trabajos inéditos de Sutherland, afirma que «si no
sabes qué más hacer, comprime el cuarto ventrículo». Parece como si la
CV4 fuera la «aspirina osteopática».
Alain Gehin 34, autor del Atlas of Manipulative Techniques for the Cranium
and Face (Atlas de técnicas manipulativas para el cráneo y la cara), sostiene
que la CV4 se utiliza «con más frecuencia para provocar una relajación
general del paciente». Por este motivo, un tratamiento craneal comenzará a
menudo con esta técnica en los pacientes que están «inquietos». Añade un
segundo objetivo «como técnica general, potenciar el movimiento del
impulso rítmico craneal». En referencia a la potencia aceptada de esta
técnica particular, numerosos autores afirman que se encuentra
contraindicada en caso de traumatismos craneales, fracturas, hemorragias y
accidentes cerebrovasculares recientes. Magoun 32 realiza la afirmación
bastante atrevida de que «nadie está demasiado enfermo para que le
apliquen esta técnica» y, aunque reconoce que no debe utilizarse en
urgencias craneales agudas, considera que incluso en estas circunstancias
puede llevarse a cabo con bastante seguridad a partir del sacro.
471
mecanismos intrínsecos de curación. De cualquier manera, responden
realmente bien y los neonatos y lactantes son especialmente receptivos al
tratamiento craneal.
Aunque el neonato no está sometido al estrés de la vida cotidiana de la
misma forma que un adulto, el simple hecho de llegar al mundo constituye
una experiencia especialmente estresante. La glándula suprarrenal del
neonato es mucho mayor en proporción que la de un adulto. Esto se refleja
en la enorme cantidad de adrenalina que se precisa para que el niño logre
nacer y comience la vida en el «mundo exterior». El niño ha de realizar el
cambio drástico de depender de su madre para su nutrición, intercambio
gaseoso y eliminación a través de la inserción umbilical, a ser un individuo
relativamente autosuficiente. El sistema circulatorio debe hacerse
autosuficiente, con aparición de cambios importantes en el corazón,
mientras que los pulmones han de inflarse por primera vez con aire vital.
El cambio de la acción amortiguadora de un ambiente líquido al de un
medio gaseoso sólo forma parte del trauma. Estos cambios tendrán lugar
sin ensayos ni palabras de motivación: existe una única oportunidad y el
niño ha de lograrlo al primer intento. En ningún otro momento de la vida
se pone tanto en juego en relación con los procesos fisiológicos normales
del organismo. El niño está sometido a muchos factores estresantes y
tensiones posibles, tanto dentro como fuera del útero, pero ninguno es
potencialmente tan traumático como el propio proceso del nacimiento. No
obstante, a diario nacen muchos niños en todo el mundo y la mayoría
sobrevive. Carreiro35 afirma que se trata de que «el pasajero se adapte al
pasillo» y que, al hacerlo, pueden surgir problemas.
472
Al nacer, el cráneo es proporcionalmente mayor que el resto del cuerpo
en comparación con el de un adulto. Sin embargo, al nacer, la porción
facial del cráneo es mucho más pequeña en proporción a la de un adulto;
esto se debe al infradesarrollo de la mandíbula y los maxilares; no existen
dientes y los senos maxilares aún han de desarrollarse totalmente. Todavía
persiste una membrana sin osificar en los ángulos de muchos de los huesos
en desarrollo de la bóveda, motivo por el que se forman las fontanelas (fig.
13-9). La más grande es la anterior, entre los huesos frontal y parietales, y
otra posterior más pequeña se encuentra entre los parietales y el occipital.
Hay fontanelas pares más pequeñas ubicadas anterolateral (esfenoidales) y
posterolateralmente (mastoideas). Las fontanelas se cierran y osifican
conforme se produce el crecimiento del hueso en diversas fases; la posterior
en torno a los 2 meses, la esfenoidal lateral y mastoidea cerca de los 3
meses y la anterior durante el segundo año. Este carácter incompleto del
cráneo óseo es el que permite que los huesos planos de la bóveda se
superpongan en los bordes y que los huesos de la base del cráneo sean
objeto de torsión y compresión al atravesar el canal del parto.
473
huesos «vuelvan hacia atrás» posteriormente. En un mundo perfecto, todo
«volvería» a su lugar y quizá no habría demasiada demanda de
intervenciones osteopáticas. Lamentablemente, la vida no siempre es tan
perfecta, ni siquiera para los neonatos. Un parto prolongado o el uso de
ayuda externa, como técnicas con fórceps o succión (ventosa), puede
aplicar una tensión excesiva sobre la cabeza del niño. El simple hecho de la
anatomía materna puede generar complicaciones: un niño grande y una
pelvis materna pequeña hablan por sí solos. Cathie36 sostiene que «las
lesiones más ocultas, denominadas mínimas, sin aparente importancia
clínica son las que, con demasiada frecuencia, no se detectan y las que tan
a menudo son responsable de problemas del desarrollo y crecimiento
durante los períodos de lactancia, infancia y adolescencia».
474
Conforme crece el niño, predominan otros procesos: problemas
odontológicos, otitis media, faringitis y muchos otros. Parece que en la era
actual hay tendencia al «trabajo ortodóncico corrector». Esto generará de
forma natural una tensión sobre el mecanismo craneal que puede
rectificarse mediante un tratamiento prudente. Lo mejor sería, según
Frymann 39, corregir todas las lesiones identificadas y crear un movimiento
fisiológico libre dentro del mecanismo antes de iniciar la intervención
ortodóncica: de esta manera no hay necesidad de forzar nada, sino
simplemente de favorecer una relación anatómica normal.
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30 Magoun HI. Osteopathy in the cranial field. Missouri: Journal Printing Company,
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32 Magoun HI. Osteopathy in the cranial field. Missouri: Journal Printing Company,
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34 Gehin A. Atlas of manipulative techniques for the cranium and face. Seattle: Eastland
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39 Frymann VM. Why does the orthodontist need osteopathy in the cranial field? The
Cranial Letter. 1988;41:4.
477
Capítulo 14
Introducción 219
Bibliografía 221
INTRODUCCIÓN
478
este momento, Sutherland diagnosticaría una sobrecarga membranosa.
Sutherland hablaba de tensión membranosa al hacer referencia a los tejidos
meníngeos craneales y medulares, aunque puede identificarse igualmente el
mismo estado de equilibrio en articulaciones ajenas al complejo
craneomedular4. Todas las articulaciones dependen de la combinación de la
forma de las superficies articulares y las tensiones musculares y
ligamentosas que actúan alrededor de ellas para mantener la estabilidad y
la integridad articulares. Aunque estas técnicas se han catalogado con el
nombre de «técnicas ligamentosas», debe tenerse en mente que su modo de
empleo no se limita a las estructuras conocidas puramente como
ligamentos, sino que se amplía para englobar otras estructuras de tejido
conjuntivo miofascial. No obstante, parece que esta designación, de forma
bastante similar a la de «craneal», ha persistido y la utilizaremos a lo largo
de este texto.
479
disposición ligamentosa. En una articulación como la muñeca, la
disposición se complica porque es capaz de realizar una serie bastante
compleja de movimientos, aunque existen pocas inserciones musculares
directas. Durante diversos movimientos de la muñeca, las dos filas de
huesos del carpo se desplazan de forma relativa entre sí; sin embargo, este
movimiento no se logra por tracciones musculares directas de los huesos del
carpo, sino que, en realidad, se produce por las tensiones generadas dentro
de los ligamentos carpianos. Hay numerosos ligamentos pequeños que
actúan entre cada uno de los huesos individuales del carpo y también están
los retináculos que actúan sobre el grupo de huesos del carpo; además, hay
ligamentos que fijan los huesos del carpo tanto proximal como distalmente.
Este armazón integral de tejido ligamentoso presenta una tensión en
reposo que puede describirse como su tensión «normal». Cuando la muñeca
se desplaza a flexión, las posiciones alteradas de los huesos del carpo
aumentarán la tensión en algunos ligamentos y la disminuirán en otros,
pero la suma total de las tensiones seguirá siendo la misma, siempre que el
movimiento se mantenga dentro de la amplitud fisiológica normal. Si
seguimos con esta idea y la aplicamos a una articulación aún más compleja
como el pie y el tobillo, tenemos que agregar los componentes adicionales
de gravedad y soporte del peso.
480
evidente a simple vista que la respiración tiene un efecto sobre el abdomen;
no es tan fácil ver el efecto sobre la columna vertebral, que se aplana
ligeramente durante la inspiración. Este cambio mecánico se reflejará en
mayor o menor grado por todo el organismo a través de los componentes
de tejido conjuntivo del sistema osteomuscular.
El objetivo del tratamiento consiste en restaurar el estado de equilibrio,
lo cual se consigue mediante una palpación cuidadosa y una colocación
suave, pero precisa, de la parte afectada. El éxito de la técnica depende de
la consecución de un estado de equilibrio en los tejidos en los que todas las
fuerzas se encuentran a cero, o al menos, en un nivel mínimo, un punto
neutro. Cuando se alcanza este punto, pueden utilizarse las fuerzas
intrínsecas involuntarias del organismo para corregir el problema.
481
acceder a sus mecanismos inherentes de autocuración, movilizando sus
fuerzas para permitir la normalización del estado disfuncional y restaurar
así la homeostasis. Muchos autores piensan ahora que este mecanismo de
autocuración es consecuencia de la tensegridad natural que posee el
organismo. La TLE constituye quizá uno de los mejores ejemplos de cómo
puede aplicarse el concepto de tensegridad en el tratamiento. Según se ha
comentado en el capítulo 4, el concepto de tensegridad lleva implícita la
idea de que, una vez superada la fuerza que mantiene la disfunción, se
autoestabiliza o normaliza la estructura con tensegridad. En la TLE, el
terapeuta ofrece un apoyo, sea éste físico o quizá alguna forma de apoyo
energético, que se corresponde con las fuerzas restrictivas, lo que permite
que la articulación recupere su armonía de tensegridad correcta.
Bibliografía
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482
Capítulo 15
Osteopatía visceral
Introducción 223
Bibliografía 232
INTRODUCCIÓN
483
los osteópatas actuales.
484
mecanismos de sostén puede aparecer función o disfunción y varias
técnicas viscerales osteopáticas tienen su aplicación por medio de las
inserciones.
485
corporal. Como tales, las membranas serosas del abdomen se encuentran
sobre las superficies de los órganos directamente adyacentes a la cavidad
peritoneal. Determinadas superficies no adyacentes a la cavidad peritoneal,
por ejemplo, las superficies posteriores del intestino grueso, no son serosas
y mantienen un tejido conjuntivo no secretor. Estas superficies de
deslizamiento resultan esenciales para los procesos fisiológicos cotidianos
normales, es decir, deglución, respiración, defecación, micción y parto.
Permiten que los órganos se muevan con relativa libertad entre sí, dentro
de los límites de sus inserciones, lo que facilita una expansión y retracción
de los órganos huecos, como sucede en el caso de un estómago, intestino o
vejiga llenos/vacíos. En el caso del abdomen, el peritoneo es la membrana
serosa más extensa y con una disposición más compleja de todo el cuerpo1
(fig. 15-2). En el tórax, las pleuras revisten la cavidad y recubren los
pulmones, lo que deja libre el espacio situado en la línea media, el
mediastino.
486
Figura 15-2 Representación esquemática de un corte sagital a través del abdomen y la
pelvis para mostrar el peritoneo.
487
trabajar sobre las superficies de deslizamiento antes mencionadas que
existen entre las estructuras, el osteópata es capaz de influir en la
movilidad y motilidad de forma indirecta. Resulta concebible que al hacer
«rodar» suavemente los cilindros, uno contra los demás, en todos los ejes
posibles de movimiento, pueda analizarse la movilidad y, en caso de
identificar restricciones, tratarlas utilizando métodos directos o indirectos
(fig. 15-3). Como consecuencia de la mejoría de la movilidad, también lo
harían la irrigación, el drenaje venoso y linfático y la inervación, lo que
depararía una mejor función de un órgano o víscera previamente
disfuncional.
Figura 15-3 Ejes de movimiento de los «cilindros». Cualquiera de estos ejes podría
quedar restringido, lo que daría lugar a una restricción del movimiento de la «superficie
de deslizamiento». Sólo se muestran dos cilindros por motivos de claridad.
488
grandes vasos, el vago, los nervios cardíacos y frénicos, la tráquea y el
esófago, el conducto torácico y numerosos ganglios linfáticos importantes.
El mediastino inferior se divide en porciones anterior, media y posterior. El
mediastino medio contiene el corazón en el pericardio, así como la entrada
y salida de los grandes vasos. También contiene la bifurcación de la
tráquea y los dos bronquios, la vena ácigos, la parte profunda del plexo
cardíaco y algunos ganglios linfáticos traqueobronquiales. El mediastino
anterior, situado entre el esternón y el pericardio, es estrecho debido a la
aproximación de los pulmones en sus sacos pleurales anteriormente y
puede contener vestigios del timo, algunos ganglios linfáticos y tejido
conjuntivo laxo. El mediastino posterior contiene la porción torácica de la
aorta descendente, las venas ácigos y hemiácigos, los nervios esplácnicos y
vago, el esófago, el conducto torácico y algunos ganglios linfáticos. Con
respecto a la inervación, nutrición y drenaje, el mediastino puede
considerarse una región muy importante del organismo como un todo,
motivo por el que estará indicado un tratamiento prudente cuando exista
restricción.
489
costales inferiores y las tres o cuatro vértebras lumbares superiores, así
como las inserciones inferiores al diafragma.
La idea descrita anteriormente del tórax como un conjunto de cilindros
puede aplicarse por igual a las regiones del abdomen, pelvis y cuello.
El cuello puede considerarse constituido por dos cilindros grandes, uno
posterior que contiene la columna vertebral cervical con sus músculos y
ligamentos asociados y otro anterior que contiene la porción anterior de la
garganta (fig. 15-4). Es posible verlos como un cilindro óseo posterior
relativamente duro, que, aunque móvil, puede quedar restringido por sus
articulaciones vertebrales o las partes blandas que se insertan en él.
Anteriormente, el cilindro está constituido en gran medida por partes
blandas, con el hueso hioides y los cartílagos tiroides, cricoides y traqueales
interpuestos en su interior.
490
anteriormente. Anterior a la tráquea se encuentra el istmo de la glándula
tiroides, con sus dos lóbulos extendiéndose superior e inferiormente a partir
de ella envueltos en la fascia pretraqueal. Posterolateralmente a ellos se
encuentran los cilindros bilaterales de la vaina carotídea que contienen la
arteria carótida común (la arteria carótida interna superiormente), la vena
yugular interna y el nervio vago. Este grupo de cilindros anteriores está
separado del cilindro posterior por la fascia prevertebral y todo el conjunto
de cilindros se encuentra rodeado por la fascia de revestimiento del cuello.
Estas capas fasciales permiten el movimiento de las superficies de
deslizamiento para facilitar la deglución, la fonación y los movimientos de
la cabeza y el cuello. Esta región es un ejemplo destacado de la relación
entre los sistemas visceral y osteomuscular. Rodeando todo el conjunto de
cilindros internos hay un tubo muscular relativamente móvil en situación
anterior que engloba la musculatura cervical anterior superficial, incluidos
los músculos supra e infrahioideos, esternocleidomastoideo y cutáneo del
cuello. Conecta la porción anterior de la garganta con el cráneo por encima
y la cintura pectoral por debajo y se encuentra íntimamente relacionado
con el sistema estomatognático (fig. 15-5). El sistema estomatognático
alude a la interrelación entre la cabeza, el cuello, la mandíbula, el hioides y
la cintura pectoral, y se ha propuesto que tiene una influencia directa sobre
el comportamiento de todo el organismo por vías de retroalimentación
propioceptiva 2. En la exposición anterior hemos dejado a un lado todas las
conexiones directas demasiado evidentes de la columna cervical y el
compartimiento posterior de músculos. Es posible apreciar que, al pasar
por alto este aspecto «visceral» del tratamiento, el osteópata podría estar
descuidando un componente importante del tratamiento del paciente desde
un punto de vista «estructural». De este modo, lo más probable es que los
osteópatas que se consideran trabajadores «estructurales» y que se resisten
a la idea de tratar «visceralmente» vayan a ejercer un efecto visceral, les
guste o no.
491
Figura 15-5 Sistema de conexión de la cabeza con el cuello y, por consiguiente, con la
cintura pectoral, como parte del sistema estomatognático.
492
nervioso simpático, discurre justo por delante de la columna vertebral. Se
sitúan retroperitonealmente por detrás de la pared posterior de la
transcavidad de los epiplones. La porción parasimpática del sistema
nervioso autónomo está representada en gran medida en el abdomen por el
nervio vago, que sigue al esófago a través del diafragma en forma de los
troncos vagales anterior y posterior. El componente vagal inerva el tubo
digestivo hasta la flexura esplénica. Los troncos vagales forman el plexo
gástrico y se transforman en los ganglios celíaco y mesentérico superior e
inferior junto con los componentes simpáticos de la inervación autónoma
de las vísceras.
Figura 15-6 Corte transversal del cuerpo a la altura de la duodécima vértebra dorsal.
Pueden observarse algunas de las superficies de deslizamiento entre los cilindros
formados por las visceras a este nivel.
493
es posible que sólo sean visibles los extremos de los polos inferiores. El
riñón derecho se extiende más inferiormente que el izquierdo debido a la
presencia del hígado en el lado derecho, por lo que aún puede ser visible.
Anterior a la columna vertebral discurre el paquete neurovascular, aún de
forma retroperitoneal. Los elementos principales que se observan a este
nivel son el colon ascendente y descendente, siendo este último algo más
posterior que el primero. A esta altura, tanto el colon ascendente como el
descendente se encuentran en posición retroperitoneal y a cado lado de
ellos se sitúan las gotieras o surcos paracólicos. A este nivel surge una
confusión con la idea del cilindro vertical: es posible ver dos cilindros
horizontales, anteriormente, el colon transverso, y posteriormente, el
duodeno. Entre estos dos cilindros horizontales discurren las asas del
intestino delgado: el yeyuno y el íleon que se insertan en el cilindro
vertebral por la raíz del mesenterio. La parte principal de las porciones
anterior y lateral de la cavidad peritoneal se encuentra rellena por el
epiplón mayor.
494
Figura 15-7 Representación esquemática de los cilindros y las superficies de
deslizamiento que se forman en la pelvis femenina.
495
movimiento innato independiente de la movilidad. Barral3 describe este
movimiento intrínseco como un «movimiento de baja frecuencia y amplitud
que no es apreciable a simple vista». Cree que no depende del movimiento
respiratorio primario, sino que surge como consecuencia del «recuerdo
celular de los movimientos embriológicos». Propone que «representa una
oscilación entre la acentuación del movimiento embriológico y un regreso a
la posición original». Barral y Mercier sostienen que la motilidad visceral
tiene una frecuencia aproximada de 7 ciclos por minuto en contraposición
con la de 10-14 ciclos por minuto observada en el «movimiento respiratorio
primario» propuesto por Sutherland4. Al distinguirla de la movilidad
extrínseca generada por el desplazamiento diafragmático, Barral y Mercier
describen la motilidad como «espir» cuando el órgano se acerca al eje
medio e «inspir» cuando se aleja (fig. 15-8). Para describir la motilidad de
los órganos en el eje medio, describen el «espir» como un movimiento
anterior y el «inspir» como un movimiento posterior.
Figura 15-8 Movimiento de «espir» del estómago según lo descrito por Barral y
Mercier.
496
efectuarse con el paciente en sedestación y consiste en que el terapeuta
coloca una mano sobre la superficie posterior del cráneo y la otra sobre el
sacro. Se obtiene una indicación de la lateralidad, el nivel y el sentido de
posición en el plano sagital por el movimiento involuntario del cuerpo
hacia la restricción. Por consiguiente, por ejemplo, una flexión lateral hacia
la derecha con una cantidad de flexión asociada en el plano sagital podría
indicar una restricción a nivel del hígado. Para verificar la posición de la
restricción se realiza una «escucha local», que supone la colocación de una
mano sobre el órgano o región en que se sospecha la restricción, con lo que
se busca el elemento restringido (fig. 15-10). Por último, se analiza la
motilidad del órgano individual, lo cual requiere, de nuevo, conocimientos
adicionales que quedan fuera del ámbito de este libro. Cada órgano
individual cuenta con su propio eje de movimiento y, para evaluarlo
plenamente, resulta esencial un conocimiento operativo de todo el sistema
de motilidad visceral. A fin de tratar las disfunciones de la motilidad se
emplea una técnica de «inducción» que básicamente «induce» la normalidad
al acentuar directamente la parte más normal del ciclo hasta que se percibe
una liberación o se restaura la motilidad normal. La liberación puede
acompañarse o no de un punto de quietud (Still point). Al igual que sucede
con todas las técnicas osteopáticas de palpación y tratamiento, se requiere
mucha práctica para alcanzar la perfección.
497
Figura 15-9 Escucha general.
498
la consideración exclusiva de un aspecto siga originando un cambio en la
otra, aunque el grado del efecto sigue siendo un aspecto controvertido
entre los osteópatas. Algunos terapeutas harán hincapié en trabajar con la
motilidad como una forma más profunda de tratamiento; otros consideran
que no cuentan con la experiencia suficiente o que carecen de la habilidad
palpatoria necesaria para trabajar con un movimiento tan delicado.
Barral5 afirma que a menudo emplea una técnica que parece una
combinación entre una técnica de inducción y de movilización. De nuevo,
es un comentario controvertido: algunos consideran que la combinación de
técnicas es un sacrilegio, mientras que otros, entre los que estaría Barral,
opinan que es algo magnífico. Un aspecto discutible para todo aquel que
emprenda esta forma de «combinación de técnicas» consistiría en no
combinar técnicas funcionales con tests estructurales y viceversa. El uso de
una técnica estructural requiere en primer lugar el diagnóstico mediante
una prueba estructural. La combinación de ambas podría confundir a los
principiantes y, casi con seguridad, hacer que su tratamiento fuera cuando
menos ineficaz y, en el peor de los casos, peligroso.
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5 Barral JP. Visceral manipulation II. Seattle: Eastland Press, 1988.
Lecturas recomendadas
Varios libros sobre diversas regiones y técnicas viscerales han sido escritos por J.P Barral y
publicados por Eastland Press.
Caroline Stone ha escrito dos libros sobre el abordaje visceral publicados por Tigger
499
Publishing, Maidstone.
500
Capítulo 16
Introducción 233
Bibliografía 240
INTRODUCCIÓN
501
recordar la anatomía básica.
502
muscular.
En cualquier texto de anatomía pueden encontrarse los orígenes e
inserciones de los músculos esqueléticos. Sus inserciones fijan los músculos
en cada extremo a diversos puntos óseos y posiblemente a otras estructuras
de partes blandas, aunque con frecuencia no se menciona su continuidad en
numerosos textos de anatomía.
503
inserciones en las costillas y compliquemos aún más la idea por el posible
compromiso de la movilidad costal. El pectoral mayor con sus inserciones
esternoclaviculares y humerales complica todavía más el cuadro, al igual
que el pectoral menor y el coracobraquial con sus inserciones en la apófisis
coracoides de la escápula, el húmero, las costillas y los cartílagos costales.
Aunque en esta fase no hemos comentado el resto de los músculos de la
extremidad superior, podemos imaginar que las conexiones musculares se
extienden distalmente hasta las yemas de los dedos. La mayoría de nosotros
no es consciente de que incluso un problema poco importante, como un
esguince de muñeca o codo, afecta al modo en que mantenemos el brazo y,
en consecuencia, podemos imaginar las repercusiones que tienen lugar más
proximalmente en el hombro, etc.
504
toda la columna vertebral. En su parte inferior queda recubierta por las
capas externa e intermedia de la fascia dorsolumbar, que se ancla en el
sacro y la cresta ilíaca del hueso ilíaco. El glúteo mayor forma un rafe con
los multífidos en el sacro y con sus fibras ilíacas llega hasta la tuberosidad
glútea del fémur y la fascia lata. Además, debemos destacar que el
piriforme se extiende desde la superficie anterior del sacro al trocánter
mayor del fémur, en tanto que la porción psoas del psoas ilíaco se extiende
desde la columna lumbar al trocánter menor del fémur.
505
línea nucal superior del occipucio y hemos hecho una breve mención de los
músculos paravertebrales que discurren por la columna vertebral desde el
sacro hasta el cráneo. Los músculos largo del cuello y largo de la cabeza
discurren sobre las superficies anterior y lateral de la columna cervical y
también se insertan en la base del cráneo. En la superficie lateral de la
columna cervical se encuentran los músculos escalenos, que se insertan en
la primera y la segunda costilla, y el músculo esternocleidomastoideo, que
se extiende desde el cráneo al esternón y la clavícula. Por consiguiente, esta
organización compleja de los músculos del cráneo y la columna cervical
también se conecta con la columna dorsal, las costillas y la cintura pectoral
y, del mismo modo que hemos visto la posibilidad de interacciones entre
disfunciones en otros lugares, ahora podemos ver esta misma posibilidad en
la cabeza y el cuello. Asimismo, contamos con una organización aún más
compleja de los músculos que conectan el occipucio y las dos vértebras
cervicales superiores, el recto de la cabeza y los músculos oblicuos de la
cabeza. Por último, poseemos un grupo de músculos que discurren
superficiales a las estructuras de la porción anterior del cuello y conectan el
cráneo, la mandíbula, el hueso hioides, el esternón y la escápula, formando
parte del sistema estomatognático.
Aún no hemos ofrecido detalles anatómicos profundos, pero ya podemos
ver que existe un sistema de conexión muscular que se extiende por todo el
organismo. No se trata de una gran revelación en el mundo de la anatomía,
pero muchos de los que se dedican a las profesiones sanitarias pasan por
alto con frecuencia las consecuencias de la disfunción. Para muchos, un
«tirón muscular» no es más que un «tirón muscular» y no se piensa más en
las posibles repercusiones en el sistema como un todo. Los osteópatas
emplean este sistema de conexión como medio para elaborar un cuadro
global de cómo funciona el organismo como una unidad y no como una
serie de segmentos desconectados. Las conexiones musculares del
organismo sólo son parte del cuadro; ahora debemos analizar las
conexiones fasciales.
506
conjuntivo extra». En el Diccionario médico de Butterworths2 se define la
fascia como «una capa u hoja de tejido conjuntivo que separa o envuelve
grupos de músculos u otros órganos; la envoltura de tejido conjuntivo de un
órgano». En la Anatomía de Gray3 se afirma que «fascia es un término de
uso tan amplio y elástico que significa poco más que un conjunto de tejido
conjuntivo con la extensión suficiente para ser descrito a simple vista».
507
fibrosas de los dedos.
Fascia interna es el nombre que reciben habitualmente las fascias
endotorácica, endoabdominal y endopélvica. Fijan la capa parietal de la
pleura en el tórax y el peritoneo en el abdomen, así como la pelvis a la
superficie interna de la pared corporal. En determinadas regiones, la fascia
interna está bien definida y habitualmente recibe el nombre de las
estructuras adyacentes (p. ej., fascia del psoas).
Los osteópatas han reconocido durante muchos años que parece existir
una motilidad intrínseca en la fascia y que esta motilidad puede emplearse
como ayuda en la exploración, el diagnóstico y el tratamiento de los
508
pacientes. Como ocurre a menudo en la osteopatía, hasta hace poco no ha
habido una explicación científica plausible de esta motilidad. No obstante,
al igual que sucede con el caso ya comentado de la osteopatía craneal, la
investigación reciente quizá comience a interpretar estos hallazgos y
prepare el terreno para una explicación más clara, aunque sólo sea parcial.
Durante muchos años se consideró que las propiedades mecánicas de la
fascia podían explicar su utilización eficaz en el tratamiento osteopático. La
fascia se consideraba un medio continuo que podía ser objeto de cambios
físicos mediante el uso de manipulación manual. Está muy aceptado que,
cuando se coloca al tejido colágeno bajo una carga constante, presentará
un alargamiento. Una vez alcanzado su alargamiento máximo, si se
mantiene la carga durante un período de tiempo prolongado, se produce un
nuevo alargamiento sutil que se conoce como «arrastre»4. Al liberar la
carga aplicada, el tejido recuperará su longitud original, aunque a una
velocidad diferente con respecto a la que se alargó. La diferencia entre la
velocidad de cambio de longitud en la carga y la descarga se designa
«histéresis»4. Asimismo, es posible que no recupere su longitud original,
conociéndose esta diferencia como «deformación»4. Estas propiedades de la
fascia y otros tejidos conjuntivos son las que los osteópatas y otros
terapeutas, como los masajistas, consideraban responsables de la eficacia
del tratamiento de la fascia.
Uno de estos terapeutas, Ida Rolf5, publicó un libro en 1977 dedicado a
su propio método de tratamiento utilizando la fascia, que denominó Rolfing.
Consiste en una forma de masaje de tipo presión dirigido a modificar las
propiedades físicas de la fascia. La explicación de Rolf era que la fascia
presentaba un cambio del estado de «gel» al de «sol», lo que la hacía más
flexible. Este aumento de flexibilidad en la fascia reducía las tensiones y, en
consecuencia, disminuía el dolor. Aunque estos cambios de gel a sol suceden
realmente cuando la fascia está sometida a la aplicación de calor o fuerzas
mecánicas, esto no es todo en el sentido del uso osteopático. El cambio de
gel a sol o «cambio tixotrópico»6 es aceptable como explicación de los
efectos a corto plazo, pero los cambios que, según se dice, experimentan los
osteópatas requieren una mayor explicación.
509
Los osteópatas siempre han considerado que pueden percibir una
«liberación» en la fascia cuando trabajan sobre ella. ¿Qué significa esto y
cómo se experimenta? Existen numerosos abordajes que actúan sobre la
fascia; están los abordajes indirectos más suaves que permiten que el tejido
haga de guía hasta alcanzar un punto de liberación y las técnicas más
directas, que son de naturaleza más confrontacional. Estas últimas técnicas
hacen uso de más y, en ocasiones bastante más, fuerza, que las indirectas.
Quienes aplican ambas técnicas comunican hallazgos semejantes en el
punto en que la técnica ejerce su efecto: se produce una «liberación de los
tejidos». Se trata de un término que se modifica con bastante frecuencia en
osteopatía y que alude básicamente a un cambio palpable en las tensiones
de los tejidos sobre los que se trabaja; se produce un «derretimiento» o una
sensación de que los componentes restrictivos de la estructura que se está
tratando «ceden». Del mismo modo que puede demostrarse con los cambios
tixotrópicos, en la fascia aparecen cambios mesurables, aunque éstos
precisan una fuerza bastante mayor que la que emplea un osteópata en
condiciones normales; asimismo, requiere más tiempo del que se dispone
habitualmente en una sesión convencional de tratamiento7. Por tanto, si los
osteópatas perciben realmente que algo se libera, probablemente no se
trata del cambio tixotrópico.
510
estructuras. Tiene sentido que los mecanorreceptores presentes en la fascia
puedan informar al sistema nervioso central acerca del estado de las
tensiones tisulares en todo el organismo. Se ha demostrado que la
estimulación de los mecanorreceptores genera, en realidad, efectos
mensurables en los músculo esqueléticos9. El efecto observado es mucho
mayor en las motoneuronas gamma que en las alfa, lo que supone que la
fascia tiene principalmente un efecto propioceptivo directo pero, además,
un efecto secundario sobre el tono del músculo esquelético. Si dividimos los
mecanorreceptores existentes en la fascia en sus tipos independientes,
podemos ver que las respuestas a la estimulación no se limitan únicamente
a efectos musculares. Schleip 10 considera que, además de disminuir el tono
en los músculos estriados y la retroalimentación propioceptiva, estas
respuestas son responsables de la inhibición de la actividad simpática, de
cambios vasodilatadores y de extravasación plasmática (tabla 16-1).
De Schleip R. Fascial plasticity – a new neurobiological explanation, Part 1. Journal of Bodywork and Movement Therapies
2003; 7(1):11-19.
511
colágeno. Schleip sostiene que «parece justificado decir que ambos estudios
revelan en conjunto que existen células musculares lisas inmersas en la
fascia y que es sumamente probable que intervengan en la regulación de
una pretensión intrafascial»10. Staubesand también comprobó la presencia
de fibras nerviosas mielínicas y amielínicas en la fascia y, aunque no fue
capaz de definir categóricamente sus funciones, propuso que parece
probable que las fibras mielínicas sean de naturaleza sensitiva, mientras
que las amielínicas serían eferentes autónomos al músculo liso o realizarían
alguna otra función autónoma. Por último, Staubesand también constató la
presencia de perforaciones en la fascia superficial en los lugares en que las
ramas perforantes del nervio, la arteria y las venas (el paquete
neurovascular) accedían a los compartimentos musculares. Algunos
estudios13 han demostrado que estas perforaciones se asocian a menudo a
una banda engrosada de fibras colágenas alrededor de los nervios y vasos
en los pacientes que sufren un dolor crónico en el hombro o cuello.
Asimismo, la intervención microquirúrgica para «liberar» bandas
inusualmente engrosadas provoca una reducción significativa del dolor.
512
manera simultánea y que el equilibrio propioceptivo logrado sea
responsable de los efectos duraderos. Hasta ahora, la presencia de fibras
musculares lisas sólo se ha descrito en capas planas de fascia de mayor
tamaño que son responsables de los cambios posturales y, por tanto,
precisan un buen mecanismo propioceptivo. Sin embargo, los osteópatas
consideran que pueden obtenerse los mismos datos palpatorios en los
ligamentos viscerales con muchas menos probabilidades de intervenir en un
mecanismo postural. En tal caso, es más probable que el efecto se perciba
debido a la relajación de fibras musculares estriadas o no estriadas en
estructuras asociadas. Es posible que también exista un bucle de
retroalimentación hacia el propio órgano y que puedan desencadenarse
cambios fisiológicos en la función de la víscera concreta, lo que generaría
una sensación de cambio. Muchos osteópatas describirán una sensación de
calor local en el lugar de una liberación; esto puede explicarse
perfectamente como los cambios vasodilatadores que están mediados por
los mecanorreceptores de tipo III y IV intersticiales presentes en la fascia,
mientras que el aumento de la actividad vasomotora podría reforzar este
efecto.
513
problema central. A partir de aquí puede obtenerse una idea de
profundidad realizando un contacto anteroposterior (AP), una mano por
debajo del paciente y la otra por encima. Puede percibirse una sensación de
movimiento rotatorio en las manos y si, por ejemplo, la sensación en la
mano superior es más intensa o se mueve más con respecto a la mano
inferior, se considerará que el problema es más posterior. Se ha descrito
como un movimiento espiral que se percibe con el extremo estrecho de la
espiral más próxima al problema (fig. 16-3). El uso del término «problema»
es premeditado: este método particular de diagnóstico se utiliza para
localizar una disfunción y no necesariamente para definir la estructura
disfuncional. Ofrecerá una localización aproximada y el conocimiento de la
anatomía indicará a continuación la estructura afectada. Sin embargo, con
la experiencia, algunos terapeutas se sienten con confianza para nombrar
la estructura y definir la naturaleza exacta de la disfunción utilizando estos
métodos. Barral14 ha sido citado a menudo por su analogía con el
entendido en vinos: sostiene que «el osteópata es un mecánico en el sentido
más noble de la palabra, en realidad un micromecánico […] Nadie discute
con el catador de vinos que, utilizando su paladar, nos dice las
características de un vino: su región, viñedo e incluso cosecha. La educación
del tacto puede llegar, como mínimo, tan lejos».
514
Figura 16-2 Puestos de escucha fascial.
515
cierre los ojos, en ese momento puede experimentarse una sensación de
tracción o caída hacia delante o hacia atrás. Se dice que esto señala si la
disfunción es de naturaleza vertebral o visceral, de modo que la tracción
anterior indicaría disfunción visceral y la posterior, vertebral. Esta misma
prueba puede realizarse con el paciente en sedestación para localizar
problemas en el tronco. Una tracción asimétrica hacia un lado o el otro
indicará la lateralidad del problema. Paoletti15 usa un método de
«inducción» o indirecto de tratamiento de la fascia tras utilizar los tests de
escucha. Consiste en seguir la tensión identificada en la fascia en su eje
concreto, de los que puede haber dos o tres y, una vez localizados estos
ejes, esperar la «liberación de los tejidos» antes mencionada. Recalca que la
técnica no será satisfactoria si se deja sin tratar algún eje de tensión.
516
Se considera que la fascia es la estructura continua de tejido conjuntivo
del organismo que envuelve y compartimentaliza todo. Las explicaciones
del tratamiento osteopático de la fascia y de su utilización para tratar a las
personas son algo más claras conforme mejoran los conocimientos sobre
este tejido. Ha de tenerse en mente que la continuidad de la fascia como
tejido conjuntivo significa que, si la técnica elegida por los osteópatas es un
TGO o TEM, o en realidad cualquier otra, se ejercerá algún efecto sobre la
fascia y viceversa. Miers16 afirma que «un modelo de tensegridad del
organismo (inexistente en el momento de su trabajo pionero) está más
próximo a la concepción original de Still y Rolf».
Bibliografía
3 Williams PL, Warwick R, editors. Gray’s anatomy, 36th edn. 1980. Churchill Livingstone.
Edinburgh. 523
4 Bogduk N. Clinical anatomy of the lumbar spine and sacrum, 3rd edn, Edinburgh:
Churchill Livingstone; 1997:71-76.
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1977.
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1992;72(12):893-901.
11 Yahia LH, Pigeon P, DesRosiers EA. Viscoelastic properties of the human lumbodorsal
fascia. J Biomed Eng. 1993;15(5):425-429.
517
12 Staubesand J, Li Y. Zum Peinbau der Fascia cruris mit besonderer Berücksichtigung epi-
und intrafaszialer Nerven. Manuelle Medizin. 1996;34:196-200.
13 Bauer J, Heine H. Akupunkturpunkte und Fibromyalgie – Moglichkeiten chirugischer
Intervention. Biologische Medizin. 1998;6:257-261.
14 Barral JP, Mercier P. Visceral manipulation. Seattle: Eastland Press, 1988;29.
15 Paoletti S. Les Fascias: Rôle des Tissus dans la Mécanique Humaine. Vannes: Sully,
1998;254-256.
16 Myers TW. Anatomy trains: Myofascial meridians for manual and movement therapists.
Edinburgh: Churchill Livingstone, 2001;46.
518
Capítulo 17
Técnica funcional
Introducción 241
Bibliografía 244
INTRODUCCIÓN
519
una técnica ya conocida, aunque sin nombre. Hoover4 describió que la
técnica funcional utilizaba «la actividad percibida del organismo», en tanto
que Bowles1 escribió que estaba «guiada constantemente por las
necesidades y la respuesta de los tejidos».
Sin embargo, a la hora de distinguir entre técnicas estructurales y
funcionales, se ha señalado que «estructural» alude más a la cantidad de
movimiento de una articulación, mientras que «funcional» guarda más
relación con la calidad del movimiento. Un ejemplo de un abordaje
terapéutico estructural consistiría en llevar la articulación disfuncional a su
barrera de movimiento y en aplicar a continuación un impulso u otra
forma de técnica que «desplaza» la barrera de movimiento y genera una
mayor amplitud del movimiento, una técnica directa. Por otro lado, el
objetivo global de la técnica funcional consiste en evitar la confrontación
con cualquier tipo de barrera y mantenerse dentro de la amplitud del
movimiento existente, permitiendo que los reflejos intrínsecos efectúen el
cambio, una técnica indirecta.
520
técnica funcional consiste en evitar los movimientos que generan «fijación»
y en seguir la «facilidad» (fig. 17-1).
521
podría ocurrir que los mecanorreceptores ubicados en la fascia fueran los
que producen la reducción de la información aferente a la médula espinal
que provoca la inhibición del reflejo. Cuando se coloca la fascia en una
posición de facilidad, también habrá un mejor intercambio de líquidos,
sangre y linfa que da la sensación subjetiva de calor y liberación tanto al
paciente como al terapeuta.
522
facilidad que se logra combinándolos de forma dinámica y que permitirá un
reajuste de los mecanismos normales de retroalimentación nerviosa. La
acumulación o combinación de los vectores es importante porque un
regreso a la situación neutra antes de efectuar una demanda de
movimiento diferente puede alterar la posición desde la facilidad ya
obtenida hasta un punto de fijación relativa. Por tanto, debería agregarse
una nueva dirección al último movimiento efectuado, aunque no en la
misma dirección en que podría percibirse la fijación, e igualmente tampoco
para desandar lo andado. No tiene demasiada importancia en qué orden se
lleva a cabo la acumulación, aunque sí debe ser suficiente para mantener la
facilidad. Una vez desencadenada una respuesta de facilidad en varias
direcciones, tiende a suceder en respuesta a todas las demandas de
movimiento normal en la articulación afectada, lo que indica que se ha
producido una liberación espontánea del patrón de sujeción.
523
nerviosos relacionados6.
Aunque aquí se han descrito las técnicas en relación con la columna
vertebral, pueden aplicarse sobre cualquier articulación. Evidentemente, se
alterará la simetría en las articulaciones asimétricas, como la muñeca o
rodilla, pero en la técnica funcional lo más importante siempre es la
calidad del movimiento que se controla.
Bibliografía
524
3 Lippincott HA, Northup TL. The osteopathic technique of WG Sutherland DO. In: 1949
AAO Yearbook of Osteopathy. Michigan: Edward Bros; 1949:1-24.
4 Hoover HV. Functional technic. AOA, 1958;47-56. Yearbook;
5 Greenman PE. Principles of manual medicine. Baltimore: Williams and Wilkins, 1996;105-
108.
525
Capítulo 18
Técnica de Jones
Introducción 245
Bibliografía 247
INTRODUCCIÓN
526
menos podía ofrecerle cierta comodidad y le dejó así durante 20 min.
Transcurrido este tiempo y para su sorpresa, el paciente parecía haber
mejorado en general. El segundo descubrimiento importante y por azar fue
que, en la superficie anterior del cuerpo, parecía haber pequeñas zonas de
tejido denso que, aunque dolorosas a la palpación, no eran dolorosas por sí
mismas. A menudo daban la impresión de encontrarse en la zona opuesta a
la «tensionada» y, cuando se obtenía la posición de facilidad, disminuía el
dolor a la palpación.
527
la flexión, mientras que la extensión se encuentra limitada por los músculos
anteriores, motivo por el cual se percibe el dolor en la zona posterior. Por
tanto, el momento de inicio de la disfunción articular no es el momento en
que se produce la propia tensión, sino la reacción del cuerpo a ésta, una
reacción de alarma hiperactiva a un intento demasiado rápido de regresar
a la posición neutra.
528
medida que desaparecía la hipersensibilidad. Esto difiere de muchos
abordajes en los que se tratan los puntos sensibles mediante presión
directa, aplicación de agujas o con inyecciones. En efecto, el uso de Jones
de los puntos sensibles constituye realmente un abordaje indirecto
funcional en el que únicamente se utilizan los puntos sensibles para ayudar
al terapeuta a identificar la posición de facilidad óptima, en tanto que
Chapman y Travell emplean sus puntos como una ayuda terapéutica al
trabajar directamente sobre los propios puntos. No obstante, en los tres
métodos, el terapeuta también aprecia una disminución palpable de la
tensión en el punto sensible sobre el que trabaja o que vigila.
529
tras permanecer inclinado durante un período prolongado realizando
labores de jardinería, esta acción debe evitarse especialmente durante un
par de días para evitar la resensibilización.
Las indicaciones para utilizar métodos de TCT resultan evidentes de
forma directa y el hecho de que un principio de la técnica consista en
identificar la posición más cómoda para el sujeto hace que sea
extremadamente útil en el caso de un paciente con patología aguda. En
caso de problemas crónicos, es posible que se precisen más aplicaciones, si
bien entonces es el turno de la mayoría de los abordajes terapéuticos.
Bibliografía
3 Chaitow L. Positional release techniques: advanced soft tissue techniques. New York:
Churchill Livingstone, 1996.
4 D’Ambrogio KJ, Roth GB. Positional release therapy: assessment and treatment of
musculoskeletal dysfunction. St Louis: Mosby, 1997.
5 Deig D. Positional release technique: from a dynamic systems perspective. Butterworth-
Heinemann: Boston, 2001.
6 Schiowitz S, DiGiovanna EL, Dowling DJ. Facilitated positional release. In: Ward RC,
editor. Foundations for osteopathic medicine. Philadelphia: Lippincott Williams and
Wilkins; 2003:1017-1025.
530
Capítulo 19
Puntos gatillo
Introducción 249
Bibliografía 250
INTRODUCCIÓN
531
erróneo y, en consecuencia, a un tratamiento infructuoso2.
532
firme, que puede ser una combinación de presión y liberación alternas
durante un máximo de 2 min. Existen muchos y diversos métodos de
utilización de la presión digital y cada individuo posee un método de
elección. Se piensa que la presión genera una isquemia local que inhibe la
actividad nerviosa que mantiene el reflejo, lo que provoca la liberación de
la banda de tensión asociada. Otra técnica es el abordaje crioterápico o el
conocido como «pulverización y estiramiento», que supone la pulverización
de un líquido refrigerante sobre el punto gatillo, seguido de un estiramiento
manual de la banda de tensión. Otros abordajes consisten en pinchazos
secos o húmedos con aplicación de anestésicos locales, ultrasonidos o
microcorrientes. En el contexto de los abordajes osteopáticos, los puntos
gatillo pueden tratarse mediante técnicas de energía muscular, liberación
miofascial y técnicas combinadas.
Bibliografía
1 Travell JG, Simons DG. Myofascial pain and dysfunction: the trigger point manual, vol 2.
Baltimore: Williams and Wilkins, 1992.
2 Kuchera M, McPartland JM. Myofascial trigger points as somatic dysfunction. In: Ward R,
editor. Foundations for osteopathic medicine. Philadelphia: Lippincott Williams and
Wilkins; 2003:1034-1050.
4 Travell JG, Simons DG. Myofascial pain and dysfunction: the trigger point manual, vol 1.
Baltimore: Williams and Wilkins, 1999.
533
Capítulo 20
Reflejos de Chapman
Introducción 251
Bibliografía 252
INTRODUCCIÓN
534
propuso que eran el reflejo de disfunciones viscerales. Estos puntos reflejos
se caracterizan por un nódulo palpable, firme y pequeño de unos 2-3 mm
de diámetro. Se localizan en la fascia profunda o el periostio y, como tales,
se encuentran profundos a la piel y los tejidos subcutáneos superficiales.
Con una palpación suave pero firme, el paciente refiere un dolor agudo,
marcado y molesto, aunque no irradiante. Todos los intentos de un examen
histológico mediante biopsia han resultado infructuosos; no obstante, son
reproducibles y constantes en su localización anatómica. Se dice que
Chapman cartografíó dos grupos de puntos reflejos para cada víscera, uno
en la superficie anterior del cuerpo y el otro, en la posterior.
535
de abordar la función pélvica 4. Aunque la «corrección» de la pelvis es parte
del camino hacia un punto de vista holístico, es poco probable que sea
«auténtico holismo» según lo definen los principios osteopáticos. Como
intento de incorporar los reflejos de Chapman a un abordaje holístico, es
posible utilizarlos junto con otras modalidades terapéuticas. Al examinar
todos los puntos anteriores, puede comprobarse que existe un predominio
de puntos correspondientes a un sistema corporal particular, por ejemplo,
el sistema genitourinario o respiratorio. El osteópata puede decidir
entonces tratar este sistema mediante varias técnicas viscerales directas.
Lógicamente, con antelación será necesaria una evaluación de la víscera
concreta para determinar las técnicas específicas que se precisan. A
continuación, como medio de confirmación, la revaluación de los puntos
reflejos diagnosticados con anterioridad debería revelar el cambio deseado.
Por otro lado, el osteópata puede identificar las disfunciones de acuerdo
con la anamnesis utilizando una evaluación osteopática visceral
convencional, confirmarlo mediante la evaluación de Chapman y tratar los
puntos posteriores. La reevaluación posterior de las vísceras concretas
debería confirmar el cambio deseado derivado del tratamiento mediante el
uso de los puntos reflejos.
Bibliografía
536
Capítulo 21
Introducción 253
Inhibición 254
Bibliografía 256
INTRODUCCIÓN
Existen dos motivos para tratar las partes blandas: en primer lugar, como
parte del tratamiento de todo el organismo y, en segundo lugar, en el
tratamiento de un problema local real de partes blandas. En el
pensamiento osteopático, el primero debería ser el único motivo para
trabajar sobre las partes blandas, como parte de un tratamiento global
encaminado a restaurar el equilibrio en el organismo. Sin embargo, en
realidad, hay ocasiones en que se pide ayuda al osteópata para realizar un
tratamiento de tipo «primeros auxilios» a fin de aliviar una lesión concreta
de partes blandas. Según hemos visto, las interconexiones de todos los
tejidos conjuntivos corporales, blandos y duros, suponen que, incluso en el
segundo caso de trabajar directamente sobre las partes blandas por un
determinado problema intrínseco, se producirá de forma automática algún
tipo de efecto secundario sobre los otros tejidos.
Los osteópatas han «tomado prestadas» las técnicas de partes blandas de
otras disciplinas, adaptando en ocasiones estas técnicas para que encajen
537
con los principios osteopáticos y, en determinados casos, han inventado sus
propias técnicas. Las técnicas utilizadas son muchas y diversas, pero sus
objetivos son muy parecidos: restaurar los mecanismos homeostáticos, sean
éstos de naturaleza nerviosa, fluídica, inmunitaria o de otro tipo, así como,
probablemente, relajar los tejidos, aunque algunas técnicas de partes
blandas se realizan para estimular los tejidos. Desde el punto de vista
osteopático, la eliminación de la disfunción somática es posible mediante el
uso exclusivo de técnicas de partes blandas o ayudan a preparar la
disfunción para su eliminación por otros métodos. Las técnicas de partes
blandas pueden contribuir a los cambios que tienen lugar cuando se ha
eliminado una disfunción somática y, en consecuencia, evitan la restitución
de patrones previos de lesiones compensadoras1.
538
supone una elevación y expresión suave de los tejidos. Ayuda al retorno
venoso y linfático y libera adherencias poco importantes. El masaje por
fricción permite una penetración en capas tisulares más profundas; consiste
en pequeños movimientos circulares que desplazan los tejidos más
profundos, pero no la piel. Una cuarta técnica de masaje que no se emplea
con tanta frecuencia en la práctica osteopática es la percusión (tapotement).
Requiere mucha práctica para alcanzar la perfección y quizá lo mejor sea
dejársela a un masajista profesional. Se usa cuando se precisa estimulación
y supone dar golpecitos suaves en el cuerpo con una serie de movimientos
enérgicos utilizando diversas partes y posiciones de las manos. Las técnicas
de percusión de uso habitual comprenden el hacking, la técnica de las tazas
chinas, el palmoteo y el golpeteo suave.
INHIBICIÓN
539
suboccipital», en la que las yemas de los dedos del terapeuta sustituyen a la
cuerda de Still. Con el paciente tumbado en decúbito supino y el osteópata
sosteniendo el occipucio con las manos ahuecadas, se aplica una presión
suave en la región suboccipital con el fin de liberar la tensión en el interior
de los músculos. Conforme se libera la tensión, los dedos tensan la
«cuerda», lo que genera un estiramiento longitudinal sobre los músculos.
Las técnicas de inhibición funcional son muy útiles en los casos agudos,
como en un espasmo muscular de la espalda tras la elevación de un peso, si
bien pueden utilizarse en cualquier lugar del organismo. Una presión
excesiva puede ocasionar una irritación de los tejidos, en especial en el
540
contexto agudo, por lo que se precisa una retroalimentación constante de la
mano sensitiva y una buena habilidad palpatoria.
TÉCNICA NEUROMUSCULAR
Esta técnica particular fue desarrollada por Stanley Lief y su primo, Boris
Chaitow, que contaban entre ambos con una combinación de conocimientos
quiroprácticos, naturopáticos y osteopáticos4.
541
de vestir o de sentarse en una silla: el cuerpo detecta esta información de
tal manera que no somos conscientes de estas aferencias. Además, también
puede haber una liberación local o general de endorfinas, los analgésicos
que se sintetizan de forma natural en el organismo.
La TNM puede aplicarse en cualquier tejido conjuntivo corporal en forma
de tratamiento global o local; la aplicación es semejante en ambos
abordajes. Para aplicar la presión en el tejido, se emplea con mayor
frecuencia el pulgar, aunque también pueden utilizarse los nudillos o el
codo. Se requiere un contacto firme y constante y se recomienda el uso de
un lubricante. La técnica consiste en un deslizamiento a lo largo del
músculo deseado, utilizando dos pasadas, siendo la primera principalmente
diagnóstica y la segunda, terapéutica. Si se identifican zonas de fibrosis,
pueden ser necesarias tres o cuatro pasadas para lograr cambios
persistentes.
542
se convierte en un tratamiento bastante específico. Durante el tratamiento,
puede hacerse hincapié en zonas de especial disfunción. Por ejemplo, una
disfunción hepática puede requerir especial atención alrededor de las
estructuras paravertebrales de D6 a D10 y las costillas inferiores derechas
que cubren el hígado. Se recomienda tratar la espalda en primer lugar,
para que pueda predominar el reflejo neurológico.
Bibliografía
1 Kuchera WA, Kuchera ML. Osteopathic principles in practice, 2nd edn, Colombus:
Greyden Press, 1992.
2 Tappan FM. Healing massage techniques: holistic, classic and emerging methods, 2nd edn,
Norwalk: Appleton and Lange, 1988.
3 Still AS. Autobiography of AT Still, Revised edn, Kirksville: Still, 1908.
4 Chaitow L. Soft tissue manipulation: a practitioner’s guide to the diagnosis and treatment
of soft tissue dysfunction and reflex activity. Rochester: Healing Arts Press, 1988.
7 Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM. Principles of neural science, 4th edn, New York:
McGraw-Hill; 2000:482-488.
543
PARTE IV
Situaciones clínicas
544
Introducción a la Situaciones clínicas
ÍNDICE DE PARTE
545
son, en primer lugar, que no deseamos fomentar la idea de que los
métodos aportados son la única manera de tratar a una persona que
presenta una de estas situaciones y, en segundo lugar, que la idea que
aparece durante todo este libro es que el tratamiento debe adaptarse
individualmente a la persona que se encuentra ante nosotros. En caso de
que un determinado conjunto de técnicas ayude a un paciente concreto
con su estreñimiento, esto no supone, evidentemente, que el mismo grupo
de técnicas, aplicadas en el mismo orden y manera, vaya a funcionar en
otro paciente con estreñimiento. No obstante, es probable que en la
práctica exista un cierto grado de solapamiento y, en algunas
circunstancias, los tratamientos parecen idénticos para un observador
casual; sin embargo, es posible que se hayan pasado por alto los diferentes
matices entre ellos y resulta obvio que no pueden describirse en un texto
como éste.
Por último, aunque hemos abordado varios cuadros habituales, ha de
recordarse en todo momento que no existe ninguna técnica osteopática
para el estreñimiento y que los osteópatas no tratan la dismenorrea. Sin
embargo, los osteópatas sí tratan a pacientes con dismenorrea y quizá
utilicen una técnica que podría ayudar a aliviar el estreñimiento en otra
persona. La diferencia es sutil, pero, no obstante, importante. La
osteopatía se dedica a tratar a los pacientes como un todo y no sus
afecciones individuales: si perdemos la perspectiva de este concepto,
también perderemos la perspectiva de la auténtica filosofía de la
osteopatía.
El objetivo de esta parte consiste en ofrecer una idea de cómo podría
abordar un osteópata a un paciente afectado por alguna de las situaciones
que se tratan en los capítulos siguientes. En primer lugar, ofreceremos una
visión general de la enfermedad, con sus manifestaciones, supuestos
procesos anatomopatológicos, evolución y posibles desenlaces. Los
osteópatas siempre han de estar alerta ante las denominadas «banderas
rojas» y, dentro de lo razonable, se comentarán estas consideraciones. Por
546
último, destacaremos algunos aspectos de especial importancia que un
osteópata puede tener en cuenta durante su abordaje terapéutico.
547
Capítulo 22
Dismenorrea
Introducción 259
Fisiopatología 260
Bibliografía 263
INTRODUCCIÓN
• Síndrome premenstrual.
• Dismenorrea primaria.
• Dismenorrea secundaria.
• Amenorrea.
548
• Menopausia.
En este apartado se analizan las tres primeras: síndrome premenstrual y
dismenorrea primaria y secundaria.
El síndrome premenstrual (SPM) puede definirse como una situación
caracterizada por tensión nerviosa e inestabilidad emocional, acompañadas
con frecuencia de irritabilidad, ansiedad y depresión. También pueden
coexistir cefaleas, hinchazón del abdomen o las mamas, con o sin dolor, y
astenia. En realidad, la lista de síntomas es prácticamente interminable, ya
que otros síntomas que manifiestan las mujeres pueden verse exacerbados
durante este período. Habitualmente aparece entre 7 y 10 días antes del
inicio de la menstruación y suele aliviarse al llegar ésta. Sin embargo, el
cuadro de alivio puede verse ensombrecido por la aparición de
dismenorrea. El tipo de síntomas puede variar en gran medida entre
distintas mujeres, así como en una misma mujer, en ciclos diferentes.
Algunas presentan síntomas llamativos, aunque no demasiado
preocupantes, en tanto que otras se muestran bastante preocupadas por sus
síntomas. El tratamiento médico ortodoxo tiende a centrarse en aliviar los
síntomas que manifiesta la mujer, la manipulación hormonal, el
asesoramiento para ayudar en las estrategias de afrontamiento y, en
algunos casos, el uso de tranquilizantes como tratamiento psicológico.
549
Aunque la dismenorrea secundaria (en ocasiones conocida como
dismenorrea adquirida) cursa con un cuadro doloroso semejante al de la
dismenorrea primaria, se distingue de ésta en que en la secundaria existe
una lesión demostrable, por lo que debe realizarse una exploración pélvica
minuciosa para descartar trastornos pélvicos. Entre los ejemplos figura el
dolor secundario a fibromas, infecciones, endometriosis o incluso tumores.
Puede acompañarse de otros síntomas como flujo anormal, infertilidad o
dispareunia.
FISIOPATOLOGÍA
550
inhibidores de las prostaglandinas.
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
551
la dismenorrea, sobre todo en caso de disfunción somática o de un
segmento facilitado en sus niveles de salida de D10-L2. La inervación
parasimpática del útero, aunque no es responsable de la contracción
muscular, sino más bien de las secreciones glandulares, procede de los
nervios esplácnicos pélvicos a partir de los niveles S2-4. Sin embargo, los
nervios parasimpáticos tendrán un efecto de inhibición sobre los simpáticos
cuando controlan la contracción uterina, así como sobre la actividad
vasomotora. Las fibras aferentes del dolor procedentes de la porción
superior de la vagina y el cuello uterino se dirigen a través de los
esplácnicos pélvicos, en tanto que las de la porción inferior de la vagina y
el periné lo hacen por el nervio pudendo.
552
Aunque estas vías no deberían participar realmente en la dismenorrea,
merecería la pena investigar la posibilidad de su intervención como posible
factor de exacerbación.
Naturalmente, el osteópata ha de evaluar de forma minuciosa la pelvis
para identificar una disfunción de las articulaciones y los músculos que
trabajan a su alrededor. Dado que la fisiopatología aceptada reconoce que
existe isquemia en los tejidos uterinos, la mejoría de la circulación y el
drenaje será de importancia capital y, como es lógico, esto va codo con
codo con una movilidad pélvica normal. Kuchera y Kuchera 4 aconsejan el
uso de una técnica de «presión firme y continua sobre la base del sacro». Al
trabajar con el mecanismo involuntario a partir del sacro es posible
efectuar una técnica de CV4 desde el sacro. Se trata de un método que será
eficaz para aliviar la congestión tisular y normalizar cualquier trastorno del
flujo parasimpático a partir de este nivel.
553
¿Está en anteversión, retroversión o flexión lateral? (fig. 22-2). Se
verificará tanto la movilidad como la motilidad y, a continuación, las
numerosas inserciones ligamentosas (fig. 22-3). El ligamento cardinal o de
Mackenrodt (ligamento cervical lateral) transporta los vasos uterinos desde
los vasos ilíacos internos en la cara interna de la pelvis. Existe un plexo
venoso bastante denso en el interior de la pelvis, con un sistema linfático
asociado. Ambos podrían beneficiarse de la aplicación prudente de técnicas
de bombeo. La pelvis no se encuentra ahí únicamente para beneficio del
sistema genital; también la atraviesa la porción inferior del tubo digestivo,
al igual que el sistema urinario. Estos tres sistemas se encuentran separados
entre sí en la pelvis por diferentes capas de fascia y esto crea los espacios
perineopélvicos, un «patio» absoluto para las técnicas fasciales.
554
Figura 22-3 Relaciones y ligamentos del útero vistos desde arriba.
555
encontrar que los problemas físicos e incluso psicológicos subyacentes
pueden agravarse con el síndrome premenstrual (o dismenorrea); esto
genera un círculo vicioso que exacerbará aún más los síntomas. Al adoptar
un abordaje holístico, puede romperse este círculo vicioso, o al menos
controlarlo.
Bibliografía
1 Fauci AS, Braunwald E, Isselbacher KJ, et al. Harrison’s principles of internal medicine,
14th edn, New York: McGraw-Hill, 1998.
3 Pickles VR, Hall WS, Best FA. Prostaglandins in endometrium and menstrual fluid from
normal and dysmenorrhoeic subjects. B J Obstet Gynaecol. 1965;72:185.
4 Kuchera ML, Kuchera WA. Osteopathic considerations in systemic dysfunction. Colombus:
Greyden Press, 1994;139-142.
5 Campbell C. The anatomical, physiological and mechanical basis of the Maidstone
oscillatory technique. Unpublished. Maidstone College of Osteopathy.
7 McCance KL, Heuther SE. Pathophysiology: the biologic basis for disease in adults and
children. Missouri: Mosby, 1998;753.
556
Capítulo 23
Introducción 265
Bibliografía 269
INTRODUCCIÓN
557
diversas. Entre ellas figuran:
• Neoplasias.
• Endometriosis.
• Depresión.
• Trastornos obstructivos.
Las «banderas rojas» que indican causas graves que precisan derivación
comprenden sangre en las heces, pérdida de peso, fiebre y dolor o diarrea
que despierta al paciente. La exploración física debe ser poco llamativa.
558
nervioso mediante el uso de las conexiones del sistema nervioso entérico;
sin embargo, es posible que esté influido en gran medida por el
componente autónomo del sistema nervioso. En términos sencillos, la
influencia simpática tiende a ralentizar o detener la actividad entérica,
mientras que la influencia parasimpática la restaura. Esto tendría sentido
en que, cuando nos encontramos en un estado de hiperactividad simpática
(como en caso de una respuesta de lucha o huida), no necesitamos
desperdiciar energía e irrigación en la digestión o motilidad intestinal. Tras
desaparecer el «factor estresante», podemos restaurar nuestro equilibrio
homeostático y continuar la actividad cotidiana de digestión, reabsorción y
eliminación. Esta influencia autónoma es la que se piensa que es
responsable de la parte relacionada con el estrés del SII. Diversos factores
estresantes, seguidos de períodos sin estrés, podrían acabar desorganizando
el equilibrio coordinado de los sistemas nerviosos entérico y autónomo
hasta el punto de producir los síntomas de SII, o cuando un paciente ya
tiene predisposición al SII, es muy probable que el estrés empeore la
situación. Un estudio de la motilidad gastrointestinal3 reveló que existe una
respuesta de motilidad a factores estresantes externos, por ejemplo,
colocación de la mano de un sujeto en agua fría o participación en una
entrevista bajo presión. Parece que los sujetos con una mayor tendencia a
la diarrea tienen una respuesta en el intestino grueso, en tanto que los que
se muestran propensos al estreñimiento presentan una respuesta en el
intestino delgado. Podría parecer que la respuesta es bastante específica,
centrada en los nervios que con toda probabilidad ya están facilitados.
Asimismo, si un factor estresante, como la temperatura o la presión
psicológica, pudiera generar una respuesta de este tipo, sería plausible
considerar que esto mismo podría ocurrir con un factor estresante
mecánico, en especial si estuviera conectado de una forma u otra con los
niveles nerviosos que influyen en estos órganos. En otras palabras, es
posible que un trastorno mecánico en las regiones dorsal o lumbar superior
pudiera influir en el flujo simpático procedente de estos niveles y, por
tanto, en la inervación del intestino delgado o grueso.
559
SII en mayor o menor grado, aunque hay otros posibles factores a tener en
cuenta. Sin lugar a dudas, el régimen alimentario será un factor importante
en la situación del paciente y deben hacerse todas las mejoras necesarias.
Otros factores a tener en cuenta consistirán en profesión, deporte y
ejercicio y embarazo. Una profesión y vida social sedentaria es bastante
capaz de generar una motilidad gastrointestinal reducida, mientras que un
exceso de deporte es capaz de lo contrario. Esto parece contrario a las ideas
aceptadas sobre el control autónomo del TD, pero la hiperactividad del
sistema simpático no sólo disminuye la actividad digestiva, sino que
también estimula el vaciado de la porción inferior del colon. Este
vaciamiento tiene lugar antes de que se produzca la reabsorción necesaria
de agua, lo que origina unas deposiciones líquidas sueltas.
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
560
apoyo. El SII es un problema muy angustioso y el simple hecho de que
exista contacto con alguien que lo entiende es un primer paso positivo. Se
calcula que sólo el 15-50% de los pacientes con SII solicita ayuda médica 1.
Se ofrecerá asesoramiento nutricional cuando proceda, aunque en la
mayor parte de los casos el paciente ya habrá probado la mayoría de las
opciones, o habrá modificado su régimen alimentario y modo de vida para
afrontarlo mejor. La principal contribución del osteópata al tratamiento
consistirá en sus esfuerzos por restaurar el equilibrio homeostático en el
organismo.
Sin lugar a dudas, se prestará especial atención a las zonas más
importantes en la influencia autónoma del TD (fig. 23-1). Estas zonas
incluyen el flujo simpático al intestino procedente de la región D7 a L2. Por
otro lado, será importante el flujo parasimpático a través de los nervios
vago y esplácnicos pélvicos: la región del suboccipucio, vaina carotídea y
mediastino para el vago y los niveles S2-4, sacroilíacos y, por tanto, la
función pélvica para los esplácnicos pélvicos. Las técnicas directas
supondrían la articulación de los niveles vertebrales y costillas pertinentes,
la tracción suboccipital y el trabajo de partes blandas de la región cervical.
Es posible que la aplicación del conocimiento de la mecánica de la columna
de Littlejohn ponga de relieve las zonas significativas que a continuación
serían tratadas con respecto a su disfunción.
561
Figura 23-1 Inervación del tubo digestivo.
562
suaves podría tener una cierta utilidad. El uso de técnicas estructurales en
la columna, articulación o IAV, a nivel de la inserción del mesenterio
podría estar perfectamente indicado y potenciar el trabajo directo sobre el
propio mesenterio. La función de los plexos autónomos, es decir, los plexos
celíaco, mesentéricos superior e inferior e hipogástricos superior einferior,
no debe pasarse por alto, principalmente debido a su importancia a la hora
de influir en el sistema entérico.
563
Figura 23-2 Sistema linfático.
Bibliografía
564
1 Lynn RB, Friedman LS. Irritable bowel syndrome. In Fauci AS, Braunwald E, Isselbacher
KJ, et al, editors: Harrison’s principles of internal medicine, 14th edn, New York:
McGrawHill, 1998.
2 Sapolsky R. Why zebras don’t get ulcers: an updated guide to stress, stress-related
diseases, and coping. New York: WH Freeman, 1998;73-74.
5 Guyton AC, Hall JE. Textbook of medical physiology, 10th edn, Philadelphia: WB
Saunders; 2000:496-497.
565
Capítulo 24
Asma
Introducción 271
Bibliografía 274
INTRODUCCIÓN
566
bronquial debido a la liberación de mediadores inflamatorios. A
continuación aparece una reducción añadida del diámetro de las vías
respiratorias de forma secundaria a congestión vascular, edema y
producción excesiva de moco. El paciente refiere opresión torácica,
sibilancias y disnea. Durante una crisis puede haber una tos no productiva
que más tarde, conforme aumenta la intensidad, progresa a la producción
de un moco viscoso. Se trata de un problema sumamente angustioso para el
individuo, ya que la sensación de incapacidad de respirar puede generar
pánico, que sólo sirve para exacerbar el problema. El estado asmático es un
asma intensa que puede ser potencialmente mortal y precisa una
intervención urgente inmediata. El tratamiento normal es ineficaz y el
paciente manifiesta tos incapacitante, disnea y obstrucción de las vías
respiratorias. Se requieren cuidados intensivos.
567
durante todo el año, en tanto que la natación en una piscina cubierta
climatizada no provoca efectos perjudiciales en absoluto. Parece que las
infecciones respiratorias desencadenan un número importante de crisis,
sobre todo en el caso de las infecciones virales. Como siempre, nuestro
«viejo némesis» del estrés emocional también comparte parte de la culpa;
en algunos estudios se indica que llega a participar en el 50% de los
casos2,3.
568
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
569
Figura 24-1 Inserciones del diafragma dorsoabdominal (superficie inferior).
570
ayuda para reducir la congestión. Sería prudente que todo osteópata que
trate a un paciente asmático analice minuciosamente el mediastino y libere
cualquier tensión hallada en éste. Las técnicas de bombeo suave sobre el
tórax pueden resultar útiles, aunque se recalca que deben mantenerse al
mínimo para evitar una sobreestimulación. Es relativamente fácil
desencadenar una crisis al utilizar una compresión demasiado enérgica del
tórax.
571
alejadas del paciente durante al menos una semana»; se trata de un consejo
bastante bien fundado, ya que es relativamente fácil desencadenar una
crisis asmática en algunos pacientes al manipular de una manera
demasiado entusiasta o administrar un tratamiento excesivo. «Identifícalo,
arréglalo y déjalo en paz.»
Bibliografía
3 McFadden ERJr. Diseases of the respiratory system: asthma. In: Fauci AS, Braunwald E,
Isselbacher KJ, et al, editors. Harrison’s principles of internal medicine. 14th edn. New
York: McGrawHill; 1998:1419-1426.
4 Balon J, Aker PD, Crowther ER, et al. A comparison of active and simulated chiropractic
manipulation as adjunctive treatment for childhood asthma. N Engl J Med.
1998;339:1013-1020.
5 Umanzio CB. The allergic response. In: Hoag JM, Cole WV, Bradford SG, editors.
Osteopathic medicine. New York: McGrawHill; 1969:685-708.
572
Capítulo 25
Lumbalgia
Introducción 275
Bibliografía 282
INTRODUCCIÓN
Los osteópatas del Reino Unido y otros muchos países de todo el mundo se
han ganado la catalogación de ser bastante buenos en el tratamiento de los
problemas de espalda. Aun cuando nuestros pacientes consultan realmente
por varios problemas diferentes, es bastante probable que en algún
momento nos pidan ayudan para tratarles por estar «mal de la espalda». El
dolor de espalda y, en particular, la lumbalgia es uno de los principales
motivos por los que los pacientes consultan a los profesionales sanitarios.
Justifica una enorme cantidad de fondos públicos en lo que se refiere a
absentismo laboral, pago de seguros y costes médicos, ya sean
farmacológicos o de otro tipo, y cabe imaginar que se ha realizado mucha
investigación para resolver este problema en todo el mundo. De hecho, se
ha trabajado mucho, aunque, lamentablemente, la profesión médica en
conjunto (lo que engloba a la profesión osteopática) cuenta con un escaso
conocimiento acerca de lo que está sucediendo en realidad en un dolor de
espalda normal y, lo que es peor aún, qué hacer con él1. Esto no supone
que no se hayan realizado avances en nuestro conocimiento sobre el dolor
de espalda, sino simplemente que, al fin y al cabo, no parece existir una
573
«cura» de consenso.
574
de investigación concretos, se consideró que la recuperación era «dejar de
solicitar asesoramiento médico» y, por tanto, es posible que numerosos
pacientes hayan vuelto a trabajar y, en consecuencia, que dejaran de
solicitar asesoramiento médico. Parece que, cuanto más tiempo permanece
una persona sin trabajar por dolor de espalda, tiene menos posibilidades de
volver a trabajar, en especial cuando la lesión se produjo en el puesto de
trabajo14,15. Sin embargo, cuando se utiliza el dolor como medida, el
resultado parece diferente: menos del 50% se encuentra sin dolor al cabo
de un mes, después de tres meses más del 40% sigue presentando molestias
y el 60% tendrá recidivas en el plazo de un año16-20. Este hecho podría
modificar nuestro punto de vista sobre la lumbalgia; ¿debería «considerarse
en realidad que no se trata sencillamente de una enfermedad aguda, sino
(a menudo) de una enfermedad recidivante que cursa con períodos
asintomáticos intercalados con exacerbaciones frecuentes?»21. Con esto en
mente, es posible que nuestro abordaje del tratamiento necesite una
reconsideración.
575
manifestación de la enfermedad. Uno tiene un resfriado que hace que se
encuentre fatal y tenga que guardar cama durante una semana, en tanto
que el otro presenta dolor de garganta durante un día. Podría sostenerse
que se trata simplemente de una respuesta diferente debido a la eficiencia o
ineficiencia de su sistema inmunitario y que esto no puede aplicarse a la
lumbalgia. Apliquemos la ecuación a un proceso osteomuscular.
576
hacerlo, se torna evidente su debilidad. Esta analogía puede aplicarse a la
columna vertebral. Un segmento de la columna puede estar sometido a
tensión, debido, por ejemplo, a un problema en la rodilla, aunque la
columna en conjunto realiza una compensación y sigue funcionando,
aunque no con su mejor rendimiento. Si se añade otra tensión, que puede
ser relativamente inocua, el sistema compensador previamente
comprometido comienza a fallar. Las debilidades inadvertidas con
anterioridad se tornan evidentes: en otras palabras, los problemas
subclínicos se manifiestan ahora con síntomas. Esto podría ser lo que ocurre
en un paciente asintomático que presenta una lumbalgia sin «motivos
aparentes».
Cualquiera de los miembros del equipo anterior que recibe inervación
puede ser responsable de la información nociceptiva que el paciente
percibe como lumbalgia. Estas estructuras engloban músculos, ligamentos,
fascia, articulaciones o discos de la columna lumbar. Evidentemente,
existen varias estructuras más que podrían referir el dolor a la zona lumbar,
por ejemplo, las estructuras genitourinarias y las vísceras intestinales
inferiores, aunque en esta exposición analizaremos únicamente las
estructuras de la columna lumbar. De éstas, el disco intervertebral ha
recibido una gran atención durante muchos años y el diagnóstico realizado
con frecuencia de «deslizamiento discal» estuvo de moda durante algún
tiempo. En realidad, algunos terapeutas y pacientes lo siguen utilizando
con bastante libertad.
577
placas de cartílago conocidas como placas vertebrales, que unen
firmemente los discos a los cuerpos vertebrales adyacentes22. Uno de los
numerosos problemas que pueden suceder es la rotura del anillo, con
desplazamiento del material nuclear y anular más allá del perímetro
normal del disco; es lo que se conoce como prolapso discal. El verdadero
problema para el paciente surge cuando comienza a presionar estructuras
sensibles al dolor, como el ligamento longitudinal posterior, los nervios
raquídeos o sus raíces, o lo que es peor aún, la propia médula espinal. La
presión sobre las estructuras sensibles al dolor provocará un cambio desde
una situación asintomática a otra sintomática, por ejemplo, dolor en la
espalda o ciática.
Numerosos estudios han revelado que la resonancia magnética (RM)
pone de manifiesto anomalías discales, tales como deshidratación,
abombamiento y herniación, hasta en el 50% de los sujetos asintomáticos y
en otros estudios se han obtenido resultados semejantes utilizando
tomografía computarizada (TC) e investigaciones radiológicas23-26. Si hay
tantos de nosotros paseándose de acá para allá con problemas de espalda
«sin descubrir», no resulta sorprendente que veamos a tantos pacientes sin
idea real de cómo se inició su problema de espalda. ¿Podría ocurrir que los
otros, los que pueden ofrecer un motivo, lo hagan simplemente porque es
fácil «encontrar» un motivo de forma retrospectiva?
Desde que los galardonados con el Premio Nobel Bloch y Purcell
describieron por primera vez el fenómeno de RM en 1946 y Damadian y
Lauterbur aplicaron estos principios en los primeros usos clínicos, muchos
pacientes se han visto beneficiados. Por otro lado, podría sostenerse que ha
resultado perjudicial para un número importante de pacientes. Imagine el
caso de un paciente que consulta por dolor de espalda de un mes de
duración. La RM revela una hernia discal. ¿Adónde lleva el régimen
terapéutico al paciente? Cabría esperar un abordaje conservador, aunque
en muchos casos el resultado es una intervención quirúrgica. ¿No sería
mejor considerar que, si se había realizado una RM en este paciente hacía 1
mes y 1 día, las posibilidades, según los estudios mencionados con
anterioridad, son 50:50 de que haya revelado una hernia discal, pero no
578
síntomas? En caso de que esto sea así, ¿no sería mejor tratar de averiguar
lo que ha sucedido para generar la nueva situación y tratar de corregirlo
sin necesidad de cirugía? ¿Podría ocurrir que ahora estemos buscando al
jugador que ha recibido la tarjeta roja y que, al hacerlo, se haya puesto
tensión extra sobre el equipo, poniendo de relieve la debilidad de sus
compañeros? La obtención de imágenes mediante RM fue un importante
avance médico, pero también un posible desastre porque es demasiado
fácil, en algunos casos, posiblemente hasta en el 50% de ellos, realizar el
diagnóstico «falso» de hernia discal como causa «real» del sufrimiento del
paciente.
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
579
Sin embargo, trataremos de ofrecer una visión general de cómo aborda el
osteópata la lumbalgia. Será una combinación de numerosas ideas.
Consideremos en primer lugar el caso de un paciente que consulta por
lumbalgia aguda. Naturalmente, es posible que el paciente manifieste un
dolor considerable y una obligación importante del osteópata consiste en
reducir ese grado de dolor. El dolor agudo se acompaña del concepto de
temor. Temor a que cualquier movimiento vaya a provocar más dolor pero,
además, temor a que se haya producido alguna lesión irreparable. Por este
motivo, será necesaria una actitud tranquilizadora, pero positiva, por parte
del osteópata. En este caso, la anamnesis será de capital importancia: ha de
tenerse en cuenta el inicio y el motivo de aparición. Con diferencia, el
motivo de aparición más frecuente de un dolor lumbar agudo es la
elevación, ya sea de un objeto demasiado pesado o desde una mala
posición. Habiendo dicho esto, un cierto número de pacientes consulta por
dolor agudo sin haber levantado en realidad el objeto deseado o tras elevar
un objeto que era bastante liviano. De cualquier manera, es posible que el
paciente haya provocado realmente una lesión significativa de
determinadas estructuras y, por tanto, las preguntas formuladas deberán
averiguar la existencia de otros posibles síntomas, como un déficit
neurológico. En este caso, las «banderas rojas» incluirían una anestesia en
silla de montar, una disminución del control de los esfínteres o una
debilidad motora progresiva: estos signos alertarán al osteópata acerca de
la posibilidad de una lesión grave y la necesidad de derivación urgente.
Otros síntomas neurológicos, tales como parestesias o dolor que irradia a
las extremidades inferiores, se evaluarán en la exploración física mediante
pruebas motoras, sensitivas y de reflejos y, a continuación, mediante otras
pruebas específicas indicadas como la maniobra de Lasègue o Bragard.
580
controlada. Si el dolor sigue presente, se tendrá en cuenta e investigará la
afectación raquídea. En la mayoría de los casos, el paciente admitirá que la
inmovilidad es un factor de mejoría, lo cual debería ser evidente por su
lenguaje corporal.
Ha de tenerse en cuenta la edad del paciente. En uno de 25 años, la
inclinación para levantar una caja liviana puede producir una tensión
lumbar aguda dolorosa, aunque la misma acción en una mujer
osteoporótica de 75 años puede producir la misma tensión acompañada de
una fractura patológica por sobrecarga.
Una vez que la anamnesis y la exploración física han descartado una
lesión o enfermedad grave, puede procederse al tratamiento. Según se ha
mencionado, se percibirá una mejoría de la mayoría de las manifestaciones
agudas con la evitación del movimiento, por lo que es posible que la mejor
manera de tratamiento consista en utilizar técnicas suaves. Sin embargo, en
determinados casos se encuentra indicada una técnica de impulso de alta
velocidad y baja amplitud; esto dependerá de cada osteópata y paciente.
Un terapeuta con experiencia, con el conocimiento claro y el
consentimiento del paciente, puede decidir aplicar una técnica de impulso
como un medio rápido de «desbloquear» la espalda del paciente. En
realidad, algunos pacientes consultarán a un osteópata con ese resultado en
mente: «un “crujido” rápido y de vuelta al trabajo». En un estudio en que se
comparó la manipulación osteopática con la quimionucleólisis en caso de
ciática se llegó a la conclusión de que, un año después de los tratamientos,
los resultados clínicos no fueron significativamente diferentes30. Sin
embargo, el estudio no reveló que la manipulación produjera una mejoría
más rápida del dolor de espalda y la discapacidad. No obstante, algunos
pacientes y osteópatas tienen miedo de los métodos manipulativos en estas
circunstancias y prefieren los abordaje indirectos más «suaves». Con
independencia de la técnica utilizada, el alcance real del dominio del
osteópata se tornará evidente tras producirse el desbloqueo. A muchos de
nosotros nos han pedido que realicemos milagros en espaldas agudas, si
bien lo que aplicamos simplemente son «primeros auxilios»; debe buscarse
el verdadero motivo del fallo en la mecánica vertebral normal y, en
581
consecuencia, en la mecánica corporal. Podría ocurrir que un buen
conocimiento operativo de la biomecánica de la columna y el conocimiento
de la mecánica de Littlejohn ofrezcan la vía para desenredar la compleja
acumulación de patrones de lesión, descubrir la raíz del problema y
permitir que el osteópata restaure la armonía mecánica y ayudar a evitar
nuevas recidivas del «síndrome de la espalda bloqueada». En referencia a la
analogía anterior del trabajo de la columna y el cuerpo como un equipo,
conforme se compromete a los diversos miembros del equipo y se
establecen compensaciones, la «lectura» de los patrones de lesión permitirá
que progrese un programa terapéutico sin nuevas exacerbaciones del dolor.
Esto requiere experiencia cimentada en valores empíricos, en lugar de un
régimen de tratamiento prescriptivo. Es importante que el osteópata sea
consciente de que un problema agudo sin restricciones puede progresar a
un problema crónico y que esto a su vez puede desencadenar nuevas
complicaciones, mecánicas, psicosociales e incluso posiblemente
anatomopatológicas.
582
ligamentosa de la columna lumbar y las articulaciones sacroilíacas con sus
conexiones a los músculos, tanto movilizadores principales como
estabilizadores, se forma una estructura integrada que engloba las partes
duras y blandas de la región lumbar37. En este sistema integrado se
combina movilidad y estabilidad. Una combinación de la forma de los
componentes óseos y la tensión de las estructuras de tejido conjuntivo es la
que crea un equilibrio de lo que se conoce como unión de «fuerza» y
«forma»34 (fig. 25-2). Cuando hay un fallo en el equilibrio de alguno de los
componentes de este sistema, es probable que surja dolor como
consecuencia de esta disfunción.
583
Figura 25-1 Mecanismo de autorrefuerzo y la transferencia de energía desde la
porción superior del cuerpo a las extremidades inferiores a través de la fascia
dorsolumbar.
584
Figura 25-2 Unión de forma y fuerza. A) La forma genera la estabilidad, aunque a
expensas de una movilidad reducida. B) La fuerza aplicada a través de una banda tirante
crea estabilidad con movilidad. C) En la pelvis humana se observa una combinación de
forma y fuerza, lo que origina un equilibrio de estabilidad con movilidad.
(Reproducido con autorización de Snijders et al.35)
585
Evidentemente, el análisis de un caso tan «claro y sencillo» como el de la
lumbalgia se complica aún más cuando se consideran otros factores. Antes
se ha mencionado que, al analizar la historia del caso y formular posibles
hipótesis, la edad puede ser importante para distinguir entre una simple
tensión y algo bastante más traumático. No obstante, otro factor que puede
alterar nuestro cuadro corporal total son las intervenciones quirúrgicas
precedentes. Si consideramos el caso de dos pacientes de la misma edad que
presentan exactamente el mismo tipo de lumbalgia, en el que uno carece de
antecedentes de cirugía y la otra se ha sometido a una apendicectomía, la
reparación de una hernia inguinal y dos cesáreas, es probable que nuestro
plan terapéutico difiera entre los dos. La musculatura de la pared
abdominal desempeña una función esencial en la estabilización de la
región lumbar y la pelvis, en especial durante la flexión anterior38. En el
caso de nuestra paciente con antecedentes de cirugía abdominal extensa, es
posible que su pared abdominal anterior comprometida haya sido
responsable de la aparición de su lumbalgia y, por tanto, será necesario
abordarla como parte de su tratamiento. Sin embargo, no se requiere
cirugía necesariamente para debilitar la pared abdominal y, por tanto, la
zona lumbar; con bastante frecuencia se observa hipotonía posparto y la
hipotonía abdominal no se limita a las mujeres.
586
tejido aislado no podrá ofrecer un análisis funcional realista porque, en
todas las construcciones complejas, la interacción entre los diversos
componentes es una parte esencial de su comportamiento.
Ésta es la regla que los osteópatas deberían aplicar en todos los
pacientes, con independencia del síntoma de consulta.
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590
Capítulo 26
Cefalea
Introducción 285
Bibliografía 288
INTRODUCCIÓN
591
Cuadro 26-1 Clasificación de las cefaleas de la International
Headache Society
1. Migraña
2. Cefalea tensional
592
Un estudió3 que se llevó a cabo utilizando el sistema de clasificación IHS
reveló que muchos pacientes necesitaron en realidad dos o tres, y en
ocasiones cuatro, clasificaciones diferentes para la misma cefalea. Aunque
se constató que la migraña fue, de hecho, el tipo más frecuente, sólo el 25%
de los sujetos tuvo mi graña como diagnóstico único y el 75% de los
diagnosticados de migraña también presentó una cefalea tensional crónica
o cefalea por fármacos asociada a ella, o ambas.
593
Exploración neurológica anormal
Enfermedad sistémica conocida (p. ej., cáncer, enfermedad del colágeno vascular)
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
594
tensión que surge en las regiones temporales, no sólo procedente de los
músculos temporales y maseteros, sino también de la articulación
temporomandibular. Muchos terapeutas han logrado un éxito considerable
en el tratamiento de cefaleas de esta naturaleza al trabajar sobre los puntos
gatillo. La disfunción de la articulación temporomandibular es una causa de
cefalea que con frecuencia se pasa por alto, al igual que el bruxismo, la
opresión excesiva de los dientes. No se deberían ignorar las posibles
tensiones que se reflejan a partir de la porción anterior de la garganta y los
sistemas fasciales cervicales, especialmente porque se encuentran
arraigados en la base del cráneo. El sistema estomatognático debe tenerse
en cuenta con respecto a las posibles causas de cefalea, sobre todo tras una
intervención dental reciente, lesiones por latigazo cervical o infecciones
faríngeas.
595
sanguíneos y la percepción del dolor.
Podría ocurrir perfectamente que el éxito de los osteópatas que tratan a
pacientes con migraña se deba a la «normalización» del flujo sanguíneo,
junto con una reducción de la tensión y los efectos del estrés
psicoemocional. Parece que las personas con migraña no se encuentran
sometidas a menudo a mayores niveles de estrés que las no la presentan,
aunque quizá tengan una respuesta excesiva a éste. Podría suceder que el
efecto calmante del tratamiento osteopático pudiera restaurar de alguna
forma el equilibrio en vías nerviosas previamente facilitadas y, por tanto,
hacer menos probable el inicio de un episodio. Con esto en mente, será
importante, por consiguiente, mejorar el funcionamiento biomecánico
global del organismo. Umanzio5 afirma que «el mayor efecto beneficioso
posible puede derivar de la manipulación hábil de los factores
osteomusculares, por su efecto sobre el sistema nervioso autónomo».
Kuchera y Kuchera 6 definen la conexión entre determinados trastornos
gastrointestinales y cefaleas como un «síntoma de predominio
parasimpático» y consideran que la región cervical superior, la sutura
occipitomastoidea y la articulación occipitoatloidea son factores
importantes que hay que tener en cuenta.
596
las cefaleas. Al igual que los investigadores anteriores, recomendaba
técnicas inhibidoras en la región cervical superior, aunque seguidas de
técnicas de articulación «en todas las carillas articulares de todas las
articulaciones del cuello, comenzando con el atlas»8. Sigue diciendo que
«tras realizar esto sin giros ni retorcimientos del cuello, que no creo
necesarios, generalmente estiro un poco el cuello con un ligero movimiento
hacia la derecha e izquierda manteniendo los dedos sobre todos los huesos
que se encuentren fuera de posición. El osteópata sabe cómo hacer esto»8.
Describe el tratamiento de toda la columna corrigiendo «cualquier
variación con respecto a la normalidad entre la quinta vértebra lumbar y el
occipucio». Sus motivos consisten en garantizar una «buena inervación e
irrigación del sistema renal, así como de todo el sistema excretor»8. Parece
que Still respetaba la interacción corporal total de los sistemas con respecto
a la cefalea. Por último, no debe olvidarse nunca que la cefalea puede ser
únicamente un síntoma de alguna otra disfunción.
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598
Capítulo 27
Embarazo
Introducción 289
Bibliografía 294
INTRODUCCIÓN
Cada vez más mujeres acuden a sus osteópatas para que las ayuden a
preparar la progresión de su embarazo y el parto inminente. En este caso,
la osteopatía tiene mucho que ofrecer. Como es natural, durante el
embarazo, la madre presentará un cambio llamativo de postura, aunque
éste es progresivo y supone una adaptación lenta, a diferencia de los
cambios que ocurren tras el parto. Puede ofrecerse mucha ayuda trabajando
con las adaptaciones de la madre a la postura mediante las técnicas más
599
convenientes para cada paciente. Cuando la mujer ya era una paciente,
durante el embarazo pueden emplearse las técnicas a las que respondió en
el pasado con los ajustes necesarios. Por ejemplo, si siempre ha respondido
bien a técnicas directas, no hay motivo para no seguir con un tratamiento
en una línea semejante, con realización de las modificaciones necesarias en
función del estado actual. Asimismo, en caso de una buena respuesta previa
a técnicas indirectas, tiene sentido seguir utilizándolas. La futura madre
presenta suficientes cambios propios en los que pensar sin necesidad de que
el osteópata cambie de rumbo de forma súbita.
600
Esto generará incrementos compensadores de la cifosis dorsal y la lordosis
cervical. El aumento de la lordosis lumbar se acompaña de un incremento
del ángulo de inclinación pélvica (fig. 27-1). Estos cambios se reflejarán en
todo el sistema osteomuscular, con aparición de cambios consiguientes en
la tonicidad muscular para mantener la postura erecta. En resumen, a
medida que aumenta el tamaño del feto y el útero, dejan de quedar
contenidos en el interior de la pelvis, se expanden hacia el abdomen e
incluso comienzan a proyectarse más anteriormente. Esto hará que el sacro
rote anteriormente en su eje horizontal; este movimiento también se conoce
como nutación. A fin de mantener el equilibrio, los ilíacos realizarán una
compensación rotando posteriormente, mientras que las piernas rotarán
externamente en las caderas.
601
isquiotibiales, el psoas, el piriforme y los músculos elevadores del ano.
Cuando la nutación del sacro es pura, es probable que exista una
hipertonicidad simétrica, aunque en muchos casos puede haber un
desequilibrio. Esto se complica aún más por el encajamiento de la cabeza
del feto. El encajamiento tiene lugar cuando la parte fetal que se presenta,
es de esperar que la cabeza, aunque en ocasiones se trata de las nalgas,
entra en el estrecho superior de la pelvis en preparación para el parto.
Durante el parto, el paso de la cabeza comienza con su presentación en una
posición transversa en el estrecho superior de la pelvis. Cuando se
encuentra en la porción media de la cavidad pélvica, la cabeza comienza a
rotar para que el occipucio contacte con la rama isquiopubiana y la porción
frontal, mientras que la cara queda amortiguada sobre el músculo elevador
del ano posteriormente. Cuando la cabeza está preparada para abandonar
el estrecho inferior de la pelvis, rota más para que el occipucio se sitúe
anteriormente y el frontal hacia el sacro; en otras palabras, se sitúa
sagitalmente. El cuerpo del feto debe seguir este movimiento espiral y todo
obstáculo provocado por tensión muscular o ligamentosa que origine
restricción ósea puede conducir a un parto más difícil. La nutación del sacro
antes mencionada combinada con las espirales rotacionales del feto
requerirán libertad de movimiento alrededor de un eje oblicuo del sacro
(consúltese el capítulo dedicado a la técnica de energía muscular [TEM]).
Dado que la rotación alrededor de un eje oblicuo es un movimiento
fisiológico que origina una torsión sacra anterior, la pelvis materna ha de
ser capaz de efectuar este movimiento; sin embargo, si ya existe una
restricción en uno de los ejes y el feto realiza el movimiento opuesto,
nuevamente pueden surgir dificultades. En caso de un movimiento
contranutatorio alrededor de un eje oblicuo, una torsión posterior no
fisiológica, es bastante más probable que surjan problemas. Naturalmente,
en la preparación para el parto el osteópata ha de estar atento a estos
tipos de restricciones y otras comentadas en el capítulo sobre TEM.
602
pelvis, es fácil olvidar las estructuras anteriores y, en especial, las partes
blandas. El psoas desempeña una función importante en el descenso y
encajamiento de la cabeza; se ha descrito3 como un tipo de guía para el
descenso fetal, por lo que debe verificarse si presenta hiper o hipotonicidad
y tratarse en consecuencia.
Algunas mujeres refieren lumbalgia con ciática asociada durante la
gestación. Las incidencias comunicadas varían entre el 50 y 82% 4,5 y a
muchas se les dice que la consideren parte del proceso de tener un hijo, si
bien, mediante un análisis cuidadoso de los puntos anteriores, puede ser
relativamente fácil identificar la causa y tratarla en consecuencia.
Además, existen técnicas que se utilizan para trabajar sobre el útero
gestante como parte de la preparación para el parto. Dado que el útero es
un «saco» muscular que, al final, deberá contraerse y expulsar el feto,
también ha de estar en una condición óptima, al igual que los ligamentos
del útero. Barral6 sostiene que «todos los ligamentos uterinos se encuentran
distendidos, en ocasiones hasta cuatro veces su longitud normal». La hiper
o hipotonicidad de los músculos y ligamentos del útero puede tratarse, por
consiguiente, mediante técnicas viscerales.
603
Los desequilibrios posturales observados durante el embarazo y parto,
cuando se combinan con las mayores demandas circulatorias, pueden
inclinar la balanza en el espectro continuo desde el límite de la eficiencia
fisiológica normal al estado fisiopatológico. En un cuerpo en perfecto
funcionamiento y con gran capacidad de compensación, es posible que
nunca surjan este tipo de problemas, aunque en un cuerpo ya
comprometido (¿y cuál no lo está?) la capacidad compensadora del
organismo puede resultar sobrecargada y la disfunción se torna evidente.
604
Figura 27-2 Disposición de los músculos y ligamentos del suelo de la pelvis femenina
(superficie inferior).
605
internas sean la manera más eficaz de tratar un determinado problema,
aunque lo más probable es que no sea el único método posible. Una vez
obtenido el consentimiento por escrito, no olvide nunca que la paciente
sigue teniendo derecho a detener el procedimiento, aun cuando se
encuentre en curso. Si la paciente dice «pare», el osteópata se detendrá.
A pesar de todo esto, la mayoría de las mujeres muestran su conformidad
con estas técnicas cuando están indicadas y pueden ofrecerse muchos
consejos de autoayuda sobre el tratamiento del periné en la preparación
para el parto. Los efectos beneficiosos pueden consistir en una reducción
del dolor y en menos posibilidades de que sea necesario un parto
instrumental (fórceps o ventosa) o episiotomía.
Parece que las náuseas y vómitos del embarazo que se observan con
frecuencia durante el primer trimestre se deben a cambios hormonales y
tienen escasas consecuencias clínicas, a menos que sean intensos, en cuyo
caso pueden surgir trastornos bioquímicos y nutricionales, una situación
conocida como hiperemesis gravídica 8. No obstante, las náuseas y vómitos
matutinos son suficientemente molestos para que muchas mujeres busquen
ayuda y el tratamiento debe dirigirse a restaurar el equilibrio en el interior
del organismo por los medios que estén indicados, que también pueden
incluir consejos alimentarios. Algunas zonas importantes que hay que tener
en cuenta son el hígado con respecto a su acción de desintoxicación y las
cervicales superiores y las suturas occipitomastoideas en conexión con el
vago. El flujo de líquido cefalorraquídeo y, por tanto, las membranas de
tensión recíproca deben evaluarse y tratarse en consecuencia. Es habitual
que en este primer trimestre se prefiera emplear técnicas no invasivas
suaves debido al temor de provocar un aborto. Algunos osteópatas
prefieren utilizar estas técnicas únicamente en las mujeres embarazadas,
mientras que otros tienen miedo de tratar durante el primer trimestre. Por
muchos motivos es importante que el osteópata sepa que la paciente está
embarazada o, en determinados casos, que está «tratando de formar una
606
familia».
El diagnóstico de embarazo suele efectuarlo el médico general o
ginecólogo, si bien es muy frecuente que la madre utilice una prueba de
embarazo sencilla. La mayoría de las futuras madres se asustan al
comprobar que para el embarazo hay un listado de posibles complicaciones
tan largo como el propio período de gestación. No obstante, la mayor parte
de los embarazos diagnosticados que llegan a término lo hacen sin
contratiempos importantes. Dicho esto, resulta imposible afirmar cuántos
embarazos no diagnosticados «terminan de forma natural»; es posible que
éstos se diagnostiquen de forma retrospectiva e incluso que se no perciban
como un embarazo real. Impey9 afirma que el 50% de todas las
concepciones acaba en un aborto espontáneo. Muchas mujeres portan un
embrión fecundado y, por algún motivo, el organismo decide en contra de
llegar a término y se produce un aborto espontáneo, lo que origina un
ligero retraso del período. Es posible que la mujer ni siquiera se percate de
ello.
607
proporción: hay muchos osteópatas que articularán la columna lumbar en
estas fases iniciales sin problemas, aunque lo harán con sumo respeto de la
situación de la paciente. No olvidemos que, si decidimos utilizar técnicas de
mecanismo involuntario como forma de «abordaje suave» de la paciente,
estas técnicas «sutiles» también pueden ejercer efectos fisiológicos muy
potentes (de no ser así, ¿por qué si no las aprendemos?). Muchas mujeres
llevan una vida sexual plena y activa durante todo el embarazo. Es
probable que el mismo acto del coito sea bastante más traumático para el
feto en desarrollo que se encuentra «acurrucado» en el útero que la
articulación osteopática de la columna lumbar. Muchas mujeres continúan
con sus clases de aeróbic u otras actividades deportivas hasta mucho
después de finalizar el primer trimestre. Impey9 afirma que «el ejercicio, las
relaciones sexuales y los traumas emocionales no causan abortos». No
obstante, un conjunto de pruebas cada vez mayor indica que unos niveles
suficientemente altos de estrés o factores estresantes repetidos pueden
ocasionar, sin lugar a dudas, abortos en los animales y probablemente
también en los seres humanos11-13.
608
Cuando todos estos aspectos se comentan de manera abierta y honesta
con las embarazadas durante la consulta inicial, la mayoría se mostrará
encantada de ponerse en las manos del terapeuta con confianza.
En fases más avanzadas del embarazo, los estados congestivos
mencionados con anterioridad pueden provocar la formación de
hemorroides, que pueden ser muy dolorosas. Aparte de las consideraciones
generales ofrecidas anteriormente, pueden resultar útiles algunas técnicas
específicas, como la inhibición funcional del periné. La posición de rodillas
con la porción superior del cuerpo tumbada en el suelo o la cama puede
ayudar a drenar y reducir la congestión pélvica, aunque puede estar
contraindicada cuando la paciente sufre reflujo gástrico o pirosis. En este
caso, resulta de utilidad el tratamiento dirigido a normalizar el diafragma y
el equilibrio autónomo del estómago, intestino y esófago inferior.
609
sean incapaces de lograr una adaptación adecuada. El osteópata puede
ofrecer mucha ayuda a la embarazada siempre que tenga constantemente
presentes las complicaciones. Las últimas palabras dedicadas a este tema se
deben a Simon Fielding:
Nunca debe perderse la perspectiva de que se tiene una responsabilidad no
sólo con la madre, sino también con el feto y el padre. Es importante hacer
partícipe a toda la familia en el embarazo, ya que así se favorecerá un ambiente
de mayor apoyo para la madre y el feto15.
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611
Capítulo 28
Introducción 295
Otalgia 295
Patogenia 296
Bibliografía 298
INTRODUCCIÓN
Los lactantes y niños no son versiones más pequeñas de los adultos; tienen
diferencias en su anatomía y sus mecanismos fisiológicos pueden diferir con
respecto a los de un adulto. La pediatría y la osteopatía pediátrica podrían
considerarse perfectamente especialidades por propio derecho y se ofrecen
muchos cursos de osteopatía pediátrica a nivel posgraduado. (El tema de la
especialización en osteopatía se aborda en el cap. 34.) Durante los últimos
20 años se ha hecho mucho por avanzar en el conocimiento del tratamiento
de los niños desde el punto de vista osteopático, si bien algunos nombres
entre otros muchos merecen una mención especial. Uno es el de Viola
Frymann, del Osteopathic Center for Children de San Diego, EE.UU. En el
Reino Unido, Stuart Korth fundó el Osteopathic Centre for Children en
Londres en 1991. Debido al éxito de esta aventura, ha abierto con sus
colaboradores un segundo centro para niños en Manchester. Jane Carreiro1
de la University of New England, autora de An Osteopathic Approach to
612
Children (Un abordaje osteopático para los niños), ha impartido numerosas
conferencias por todo el mundo junto con el respetado anatomista Frank
Willard. Otro elemento clave es Sue Turner, la fundadora y primera
directora de la Children’s Clinic en el seno de la European School of
Osteopathy. Todos los mencionados anteriormente han contribuido, cada
uno a su manera, a fomentar el conocimiento de la pediatría por todo el
mundo osteopático.
OTALGIA
613
El cuadro habitual de una otitis media aguda consiste en otalgia, fiebre y
pérdida de audición de inicio agudo en un niño que ha padecido
recientemente una infección de las vías respiratorias superiores4,5. La
mayoría de los episodios de otitis media aguda son consecuencia de una
infección bacteriana y la exploración revela una membrana timpánica
inflamada y posiblemente abombada, con un derrame blanco-amarillento
en su profundidad. La movilidad de la membrana se encontrará reducida, lo
cual puede evaluarse sencillamente mediante un otoscopio neumático. Otra
prueba puede ser la timpanometría, aunque con frecuencia el pediatra ya
habrá realizado el diagnóstico. A pesar de esto, sigue siendo necesario que
el osteópata sea consciente de las posibles complicaciones4 que pueden
surgir en caso de que el tratamiento sea ineficaz. Entre ellas figuran otitis
supurada crónica, mastoiditis, otitis adhesiva y colesteatoma adquirido,
todas las cuales favorecen la aparición de nuevas infecciones y la pérdida
de audición. Siempre existe el peligro de que una infección del oído medio
pueda originar complicaciones intracraneales y esto siempre ha de tenerse
en mente. Además, también es posible que una infección del oído medio
haya surgido a partir de una complicación intracerebral supurada 4, por lo
que debe llevarse a cabo una exploración neurológica y, en caso de
identificar algún signo positivo, efectuar una derivación inmediata.
PATOGENIA
614
mucociliar. En caso de que la trompa de Eustaquio sólo resulte
parcialmente obstruida, existe el peligro de que la presión negativa pueda
aspirar secreciones nasofaríngeas, o que puedan entrar en la cavidad del
oído medio por reflujo o insuflación.
Como ya se ha mencionado, la trompa de Eustaquio consta de secciones
óseas y cartilaginosas. En circunstancias normales, la permeabilidad de la
trompa de Eustaquio se mantiene por varios factores: la rigidez del
cartílago y las acciones de los músculos salpingofaríngeo y tensor del velo
del paladar, siendo este último el único que abre activamente la trompa 6
(fig. 28-1). Evidentemente, la anatomía del niño y el adulto difiere en
muchos aspectos, si bien en ningún otro sitio como en la cabeza. La forma
de la cabeza y, en particular, el cociente de la base craneofacial (fig. 28-2),
genera una situación en el niño por la que se compromete la ventaja
mecánica del músculo tensor del velo del paladar. Esta insólita desventaja
debida a las diferencias anatómicas se compensa de otras formas; por
ejemplo, la forma de la faringe en el neonato permite que la succión y la
respiración se produzcan simultáneamente. Asimismo, en el niño, la
porción ósea de la trompa es relativamente más corta y la cartilaginosa
está colocada más horizontalmente. De esta manera, si se combina el
aumento del moco nasofaríngeo debido a la infección reciente de las vías
respiratorias superiores con la alteración del mecanismo de apertura, el
resultado es una otitis media aguda. Cuando ésta ha recidivado varias
veces, hay mayores posibilidades de que disminuya la rigidez en el
cartílago de la trompa y, por tanto, que el problema esté en vías de
tornarse crónico.
615
Figura 28-1 Apertura y cierre de la trompa de Eustaquio. A) Cerrada. B) Abierta.
616
Figura 28-2 Diagramas en que se compara la orientación de la base del cráneo
neonatal y adulto medida en relación con el plano axial que atraviesa la glabela y el inión.
(Reproducido con autorización de la colección Willard & Carreiro.)
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
617
de Eustaquio y las estructuras relacionadas. La porción ósea de la trompa
discurre por el interior del hueso temporal y finaliza en la unión de las
porciones escamosa y petrosa. Aunque la porción cartilaginosa en el adulto
tiene el doble de longitud que la ósea, en el neo nato sigue siendo
comparativamente más larga. Cruza la elevación tubárica de la nasofaringe
y se fija a la base del cráneo en un surco situado entre la porción petrosa
del hueso temporal y el ala mayor del esfenoides, finalizando el surco cerca
de la placa pterigoidea medial.
618
y, en consecuencia, las vías linfáticas que bajan desde la cabeza por la
región cervical de regreso a la circulación venosa deben estar exentas de
restricciones. Esto comprende las restricciones a la movilidad cervical, en
especial el complejo occipucio-atlas-axis, que puede verse comprometido
como consecuencia de un traumatismo obstétrico. El uso de fórceps como
medio de ayuda al parto puede generar restricciones vertebrales en la
región cervical superior y, del mismo modo, se observa que los partos
asistidos por ventosa generan sus propios problemas desde el punto de
vista osteopático, lo que incluye restricciones articulares craneales y
disfunciones de las partes blandas asociadas. Los niños que nacen por
cesárea tampoco están exentos de agresiones. En el caso de las cesáreas de
urgencia tras comenzar el trabajo de parto, la rápida modificación de la
presión ambiental del feto desde la presión elevada de las contracciones
uterinas a la presión baja del mundo exterior puede originar un efecto
rebote en los tejidos7. Esto quizá suponga trabajar con el mecanismo
involuntario para restaurar el equilibrio y reducir la facilitación.
Es posible que los niños que se libran de las otitis medias o de otros
problemas semejantes sean los que se encuentran exentos de restricciones
articulares cervicales superiores o craneales. Hasta donde sabemos, hasta
ahora no existen estudios en los que se hayan investigado las conexiones
cervicales con la otitis media, pero es una posibilidad interesante para
futuras investigaciones. No obstante, Degenhardt y Kuchera 8 describieron
una asociación entre patrones de tensión craneal y la incidencia de otitis
media en los niños.
A partir de todo lo anterior parece que el medio más útil de tratar a los
lactantes con este problema consiste en utilizar abordajes de mecanismo
involuntario. En la práctica, lo mejor consiste a menudo en tratar a los
niños pequeños con estas técnicas, si bien esto no significa que sea la única
manera de hacerlo. Hay muchos procesos que pueden tratarse igual de bien
con otros métodos; al igual que en el caso del tratamiento de las
embarazadas, es necesario adaptarlos a cada paciente.
Bibliografía
619
1 Carreiro JE. An osteopathic approach to children. Edinburgh: Churchill Livingstone,
2003.
2 Pomeranz AJ, Busey SL, Sabnis S, et al. Pediatric decisionmaking strategies. Philadelphia:
WB Saunders, 2002;2-4.
3 Durand M, Joseph M, Sullivan Baker A. Infections of the upper respiratory tract. In: Fauci
AS, Braunwald E, Isselbacher, et al. Harrison’s principles of internal medicine. 14th edn.
New York: McGraw-Hill; 1988:179-182.
4 Behrman RE, Vaughan VC, Nelson WE. Nelson’s textbook of pediatrics, 13th edn,
Philadelphia: WB Saunders, 1987.
620
Capítulo 29
Lesiones deportivas
Introducción 299
Inflamación 300
Fibrosis 301
Complicaciones 301
Bibliografía 303
INTRODUCCIÓN
621
deportiva, aunque las lesiones pueden ser idénticas. Incorpore ahora un
tercer paciente con un problema idéntico, también provocado jugando al
tenis. Ahora hay dos pacientes con lesiones deportivas, pero uno de los
tenistas es profesional, mientras que el otro es un jugador ocasional que se
torció la rodilla mientras jugaba al tenis con su hijo en el parque.
Evidentemente, ambas son lesiones deportivas pero de una naturaleza
diferente, ¿es necesario consultar en ambos casos con un especialista? El
profesional depende de su juego para vivir, mientras que es posible que al
otro no le importe nada en absoluto si no vuelve a jugar nunca más.
Sencillamente quiere deshacerse del dolor y encontrará otra actividad para
entretener a su hijo. Consideraciones como éstas son las que hacen que la
distinción entre las especialidades sea un campo difícil.
622
en particular.
Cuando un deportista se lesiona, una de las primeras preguntas que
formula es: «¿Me impedirá practicar deporte?». Quizá se trate de un
deportista profesional que necesita volver al «trabajo» con rapidez. Puede
suceder que, aunque sólo juega por placer, dentro de poco habrá un torneo
para el que quiere estar preparado. O bien que, como ocurría tan a menudo
con los corredores de 1970-1980 y 1980-1990, está planificando correr un
maratón con fines benéficos y ya cuenta con varios patrocinadores que han
prometido dinero para su causa. Por último, podría desear simplemente
volver a practicar su deporte lo antes posible porque lo disfruta mucho.
Con independencia del motivo, origina una carga psicológica extra en el
deportista lesionado. Esto no quiere decir que una persona no deportista
con una distensión del ligamento colateral medial producida tras resbalar
al pisar hojas húmedas mientras salía de un taxi no desee mejorar también.
Significa que, para una persona muy aficionada al deporte, se ha alterado
un aspecto muy importante de su modo de vida. ¿Supone esto alguna
diferencia con respecto al tratamiento? Pues sí, en cierto sentido así es, y
en la mayoría de los casos se trata afortunadamente de una diferencia
positiva. Por ejemplo, en conjunto, si recomendamos un ejercicio concreto
para ayudar en la recuperación de un paciente, algunos lo harán unas
cuantas veces durante unos días y luego lo olvidarán. Si decimos a una
persona muy aficionada al deporte que haga ejercicio diez veces al día, en
la mayoría de los casos lo hará diez veces al día hasta que se le indique que
lo deje. Puede suceder que esté acostumbrado a una rutina por su deporte
pero, no obstante, que se muestre entusiasmado con la posibilidad de
participar en su propio tratamiento y practicar su deporte favorito lo antes
posible.
TIPOS DE LESIÓN
623
cuerpo provoca la lesión.
INFLAMACIÓN
624
siglo I d.C. Definió cuatro características diferentes: rubor, calor, tumor y
dolor.
625
lo que puede desencadenarse por medios físicos, químicos o inmunológicos.
El resultado final ideal de estos procesos consiste en encargarse del
estímulo irritante y en que pueda tener lugar la reparación tisular o
resolución. Esto es magnífico en la mayoría de las ocasiones, pero en el
caso de una lesión física, como sucede en muchas lesiones deportivas, este
irritante sigue presente y, en consecuencia, aparece un estado de
inflamación crónica.
INFLAMACIÓN CRÓNICA3
FIBROSIS3
626
COMPLICACIONES
• Formación de contracturas.
Estos procesos de lesión y curación tisular y sus posibles complicaciones
pueden surgir en varios problemas osteomusculares como consecuencia de
una lesión deportiva. Esguinces y distensiones se encuentran entre las
lesiones más frecuentes al practicar deportes y pueden asociarse a cambios
inflamatorios en estructuras específicas, como el origen extensor común del
antebrazo con aparición de una epicondilitis lateral (codo de tenista) o la
tendinitis aquílea. En general, se acepta que un esguince es un estiramiento
o rotura que tiene lugar en un ligamento, mientras que la misma lesión en
un músculo o tendón se denomina distensión 4.
Las lesiones musculares y ligamentosas varían entre esguinces leves, en
los que se produce una interrupción y rotura de algunas fibras, y una
ruptura completa, pasando por la avulsión de la estructura del hueso. Las
bolsas sinoviales son sacos revestidos de membrana sinovial que actúan
como almohadillas protectoras o desempeñan una función lubricante.
Pueden inflamarse como consecuencia de un uso excesivo o fricción, lo que
origina una bursitis dolorosa. Esto se observa con frecuencia en lugares en
los que un tendón pasa sobre una prominencia ósea, como ocurre en la
cadera, el codo o la rodilla. Pueden resultar infectadas, con aparición de
una bursitis séptica. El tratamiento eficaz inmediato de estos procesos
puede prevenir complicaciones y nuevas recidivas de la lesión. Es probable
que una lesión recidivante origine cambios tisulares crónicos y, en el caso
de lesiones musculares, una miositis osificante. Se trata de un proceso en
que la rotura repetitiva del tejido muscular genera tejido cicatricial que
627
comienza a calcificarse y, más tarde, a osificarse.
Debe recalcarse que no es necesario que estas lesiones surjan como
consecuencia de una lesión deportiva. Muchos pacientes presentan un codo
de tenista sin haber jugado al tenis en toda su vida. El cometido de este
texto no consiste en describir todas las posibles lesiones deportivas, sino
más bien analizar la utilidad del osteópata cuando aparecen
específicamente en deportistas.
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
628
crónicos por sí mismos. Por tanto, la planificación del tratamiento es más
importante que nunca dado que será necesario realizar cambios en las
compensaciones codo con codo con los del síntoma de consulta. Todo esto
requerirá un buen conocimiento del caso concreto para lograr que se
estabilicen los cambios, mientras que, en la situación aguda, es posible que
este problema no surja ya que el tratamiento del problema inmediato
puede permitir que se resuelvan por sí mismas las compensaciones
establecidas recientemente.
629
neuromuscular. Todo esto representa únicamente una línea directriz y no
una regla.
Se ha mencionado anteriormente que el osteópata puede ser útil en la
recuperación y rehabilitación del deportista lesionado y es aquí donde la
idea de estar especializado merece un cierto crédito. Todos los deportistas
tienen un interés común cuando se lesionan: desean volver a practicar su
deporte con rapidez y no perder todos los esfuerzos que han dedicado a
entrenar antes de que apareciera la lesión. En estas circunstancias, el
«osteópata deportivo» debe contar con un conocimiento bastante, si no
sumamente, detallado del deporte concreto y de lo que supone el
entrenamiento para éste. El osteópata debe saber informar al paciente del
momento en que volverá a practicar el deporte, en qué nivel debe volver y
qué puede hacer mientras tanto. Cuando están lesionados, muchos
deportistas pueden practicar alguna otra actividad deportiva que
contribuye a mantener la forma física, pero no obstaculiza la recuperación
de la parte lesionada. Por ejemplo, es posible que un escalador con una
lesión de muñeca que origina una tendinitis pueda mantener la eficiencia
cardiovascular corriendo o nadando y la fuerza mediante un entrenamiento
específico con pesas en el que se evita utilizar los tendones lesionados.
Asimismo, un futbolista con una rodilla lesionada puede utilizar una
máquina de remo para mantener la capacidad del sistema cardiovascular y
efectuar determinados ejercicios en agua para mantener la fuerza en las
piernas. En muchos casos, el sentido común será suficiente para garantizar
que se ofrece el consejo adecuado, aunque en ciertos casos precisará un
conocimiento profundo además de la experiencia de un osteópata típico.
630
Bibliografía
1 Health Education Council of Great Britain. Look after yourself. London: HMSO, 1978.
2 Weissman G. Inflammation: historical perspectives. In: Gallin JI, Haynes BF, Snyderman R,
editors. Inflammation: basic principles and clinical correlates. 3rd edn. Philadelphia:
Lippincott Williams and Wilkins; 1999:5-13.
3 Cotran RS, Kumar V, Collins T. Robbins pathologic basis of disease, 6th edn, Philadelphia:
WB Saunders; 1999:51-87.
4 Underwood JCE, editor. General and systematic pathology, 3rd edn. 2000. Churchill
Livingstone. Edinburgh. 201-222
5 Allen TW. Sports medicine. In: Ward RC, editor. Foundations for osteopathic medicine.
Baltimore: Williams and Wilkins; 1997:285-287.
631
Capítulo 30
Presión arterial
Introducción 305
Bibliografía 311
INTRODUCCIÓN
El término presión arterial significa «la fuerza que ejerce la sangre contra
un área unitaria cualquiera de la pared vascular»1. De forma convencional,
se mide en milímetros de mercurio y se expresa con dos cifras, de modo que
la primera representa la lectura sistólica y la segunda, la lectura diastólica.
Cuando existe una presión arterial normal, el valor aceptado para un
adulto sano en reposo es de 120/80 mmHg. No obstante, puede haber una
desviación considerable y los valores pueden aumentar o disminuir en
diversas circunstancias; por ejemplo, edad, ejercicio físico, estrés
psicoemocional y determinados estados patológicos.
632
sistema. Como es natural, debido a que el corazón es la fuerza impulsora y
también a que la aorta y sus ramas principales son los primeros vasos del
sistema, aquí es donde se constata la presión más alta. Conforme la sangre
atraviesa todo el sistema circulatorio sistémico, desciende la presión
arterial y disminuye el efecto pulsátil. Cuando la sangre abandona las
arteriolas y entra en los lechos capilares, la presión ha descendido a cerca
de 30 mmHg y prácticamente no existe pulsación perceptible. A lo largo de
los lechos capilares, la presión desciende aún más y, al alcanzar las
vénulas, se ha reducido hasta aproximadamente 10 mmHg; cuando llega a
la vena cava y regresa de nuevo al corazón, el valor está en torno a 0
mmHg1.
633
cabina.
El sistema pulmonar dicta sus propias leyes; requiere una determinada
cantidad de presión para impulsar la sangre a través de los pulmones y que
se produzca el intercambio gaseoso, pero sin que sea demasiado alta como
para generar escape o extravasación de los líquidos hacia los espacios
intersticiales o los alvéolos con aparición de edema pulmonar. La presión
arterial pulmonar normal en reposo oscila entre unos 22 mmHg en la
sístole y 8 mmHg en la diástole1. Nuevamente, en un adulto en
bipedestación y en reposo existe una variación debida a la presión
hidrostática aproximada de 3 mmHg en el vértice de los pulmones y de 21
mmHg en las bases, lo que indica una variación del flujo sanguíneo en las
diferente regiones de los pulmones1.
634
barorreceptores son receptores de estiramiento localizados en las paredes
de las arterias principales, pero sobre todo en el seno carotídeo en la
bifurcación de las arterias carótidas comunes y en el cayado de la aorta. La
elevación de la presión provoca un aumento del estiramiento que se
transmite en forma de impulsos nerviosos a través del nervio de Hering al
nervio glosofaríngeo (a partir del seno carotídeo) y nervio vago (a partir
del cayado aórtico) y de ahí al núcleo del tracto solitario. Desde allí, las
fibras alcanzan la formación reticular del tronco del encéfalo en una región
conocida como centro cardiovascular. Las fibras eferentes desde este centro
se dirigen al núcleo ambiguo y después al nervio vago para reducir la
función cronotropa e inotropa del corazón, es decir, para reducir la
frecuencia y fuerza de contracción y, por tanto, el gasto cardíaco. Otras
fibras alcanzan el centro vasoconstrictor para inhibir la acción simpática a
través de la columna intermediolateral de la médula espinal. El efecto neto
consiste en un descenso de la presión arterial media. Como es natural, en
caso de estudiar de esta manera un descenso de la presión arterial, se
constatará la secuencia opuesta de acontecimientos.
635
Figura 30-1 Vías nerviosas del reflejo barorreceptor.
(Reproducido de Wilson-Pauwels L, Stewart PA, Akesson EJ. Autonomic nerves. Hamilton: BC Decker; 1997:205.)
636
no sólo actúa con rapidez, sino que también se adapta bastante deprisa, de
modo que los barorreceptores se tornan menos sensibles y se adaptan a una
mayor o menor presión arterial mantenida en el plazo de unos días.
Aparte del mecanismo nervioso descrito anteriormente para el control
rápido de la presión arterial, también existe un mecanismo hormonal de
acción relativamente más lenta, principalmente el sistema adrenalina-
noradrenalina y el sistema renina-angio- tensina. Aunque las hormonas
tardan algo más en provocar un cambio, sirven de apoyo del mecanismo
nervioso.
Adrenalina y noradrenalina son dos de los neurotransmisores que utiliza
el sistema nervioso simpático cuya activación de forma bastante sencilla
estimula una elevación de la presión arterial debido a su acción
vasoconstrictora. La regulación de estas hormonas en la sangre ofrece un
cierto grado de control sobre la presión arterial. Sin embargo, el sistema
renina-angiotensina emplea angiotensina II, que hasta hace bastante poco
se consideraba la sustancia vasoconstrictora más potente conocida del
organismo. Hoy día se considera «uno» de los vasoconstrictores más
potentes. No obstante, su mecanismo es muy potente y, como sucede en la
mayoría de los mecanismos hormonales, tiene que ver con una reacción en
cascada. En una versión muy simplificada de la respuesta íntegra, la
reducción de la presión arterial provoca una liberación de renina en el
riñón; a continuación se activa la liberación de angiotensina I, que se
convierte en angiotensina II en los pulmones. La angiotensina tiene una
semivida breve, pero un efecto rápido, que provoca principalmente una
vasoconstricción de las arteriolas, lo que incrementa la resistencia
periférica y, por tanto, eleva la presión arterial. Asimismo, desencadena
una respuesta en los riñones; en primer lugar, causa una reducción de la
excreción de sal y agua, lo que incrementa la volemia, y en segundo lugar,
estimula la liberación de aldosterona, que refuerza aún más este mismo
efecto. Estos últimos efectos son importantes en la regulación a corto y
medio plazo de la presión arterial pero, lo que es más importante, este
sistema es el que controla la presión arterial a más largo plazo.
637
HIPERTENSIÓN ARTERIAL
HIPOTENSIÓN ARTERIAL
638
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
639
Figura 30-2 Relaciones anteriores (A) y posteriores (B) de los riñones.
640
presión arterial se redujo con bastante rapidez. En su opinión, el
tratamiento osteopático no devuelve el riñón ptósico a su posición correcta;
más bien, el tratamiento resulta satisfactorio debido a «estimulación,
dinamización y revitalización del organismo». En otras palabras, se deja
espacio al riñón para que restaure sus funciones homeostáticas normales.
William Baldwin Jr.5 escribe en el texto clásico Osteopathic Medicine
(Medicina osteopática) editado por Hoag, Cole y Bradford, que «la función
renal debe de intervenir en el proceso hipertensivo, más tarde o más
temprano» y que «cuanto más tiempo se mantenga la función renal óptima,
más posibilidades habrá de que el paciente evite las complicaciones
extremas». Continúa diciendo que «uno de los mejores agentes hipotensores
es la sedación» y que «el tratamiento manipulativo generalizado ejerce
precisamente un efecto de este tipo». Esto subraya el principio, a menudo
ignorado, de que debe efectuarse un tratamiento de la persona y no
simplemente de la situación patológica.
Dado que el estrés interviene con frecuencia en la hipertensión arterial,
un tratamiento general que origine una normalización de las hormonas de
estrés circulantes puede considerarse un medio de abordar la hipertensión,
ya sea de forma directa o indirecta. El dolor se asocia a mayores
concentraciones de catecolaminas y, por tanto, a una presión arterial más
elevada. Es probable que los métodos osteopáticos encaminados a reducir el
dolor provoquen un descenso de la presión arterial. La correlación entre
dolor, amplitud del movimiento articular y estrés es bastante significativa y
quizá sea el abordaje osteopático el que ejerce el efecto beneficioso6.
641
suelo, así como la elevación de la bóveda para mejorar el drenaje venoso,
resulta útil a menudo para alterar la bioquímica tisular y el estancamiento
de forma suficiente como para mantener la presión en un nivel seguro».
Lamentablemente, como sucede con frecuencia en la osteopatía, hay
numerosos informes anecdóticos de una reducción de la presión arterial en
pacientes tratados con métodos osteopáticos, pero pocos ensayos
controlados. Sin embargo, en un estudio reciente8 se llegó a la conclusión
de que la manipulación a largo plazo de D2-3 y D11-12 puede provocar
descensos de la presión arterial sistólica y diastólica en los pacientes
hipertensos. Desafortunadamente, la población de sujetos era muy pequeña
y, según se afirma a menudo, se precisan nuevos estudios con poblaciones
más amplias y, en el caso de esta investigación en particular, un estudio
con seguimiento a más largo plazo.
642
Applied Academy of Osteopathy de 1951 que el triángulo suboccipital es
importante, al igual que lo son el primero, el segundo y el quinto
segmentos torácicos, para mantener el equilibrio autónomo normal.
También hacía mención de la importancia del riñón y de aspectos
psicosociales del modo de vida del paciente, entre ellos, consumo de
alcohol, tabaco y café.
Bibliografía
1 Guyton AC, Hall JE. Textbook of medical physiology, 10th edn, Philadelphia: WB
Saunders, 2000.
2 Butterworths Medical Dictionary, 2nd edn. 1989. Butterworths. London
3 Williams PL, Warwick R. Gray’s anatomy, 36th edn, Edinburgh: Churchill Livingstone,
1980.
5 Baldwin W. Hypertension. In: Hoag JM, Cole WV, Bradford SG, editors. Osteopathic
medicine. New York: McGrawHill; 1969:519-528.
7 Magoun HI. Osteopathy in the cranial field. Boise: Northwest Printing, 1976.
8 Morden J, Gosling CM, Cameron M. The effect of thoracic manipulation on blood pressure
in pharmacologically stable patients with hypertension: a pilot investigation. Abstract. J
Ost Med. 6(1), 2003.
643
Applied Academy of Osteopathy Yearbook, 1957.
10 McCole G. Clinical aspects of blood pressure determination. Applied Academy of
Osteopathy Yearbook, 1951.
644
Capítulo 31
Latigazo cervical
Introducción 313
Bibliografía 316
INTRODUCCIÓN
645
En 1995, el Grupo de trabajo de Québec propuso una definición de
latigazo cervical:
El latigazo cervical es un mecanismo de aceleracióndesaceleración de
transferencia de energía al cuello. Puede ser consecuencia de colisiones
posteriores o impactos laterales con automóviles, aunque también puede
suceder durante zambullidas u otros contratiempos. El impacto puede
originar lesiones óseas o de partes blandas (lesiones por latigazo
cervical), que a su vez pueden dar lugar a diversas manifestaciones
clínicas (trastornos asociados al latigazo cervical)1.
El término es bastante descriptivo de los acontecimientos que tienen
lugar en este tipo de lesión. Ofrece la imagen de una sacudida rápida hacia
atrás y hacia delante del cuello y la cabeza relativamente móviles sobre la
porción inferior del cuerpo relativamente inerte. Este «latigazo» puede
generar una amplia variedad de problemas tanto a corto como a largo
plazo.
Tabla 31-1 Tipos de tejidos y posibles lesiones que pueden surgir como consecuencia de
646
una lesión por latigazo cervical
Escalenos
Ligamentos intervertebrales
Ligamentos cigapofisarios
Cadena simpática
Plexo braquial
Hematoma retrofaríngeo
Contusión
647
El cuadro habitual de latigazo cervical consiste en dolor cervical e
inmovilidad. Suele acompañarse de cefalea y dolor torácico y otros
síntomas son mareo, acufenos, visión borrosa y numerosas secuelas
psicológicas como ira, depresión, irritabilidad, falta de concentración,
nerviosismo y ansiedad.
En términos generales, los síntomas no comienzan inmediatamente
después del accidente y éste es otro motivo para el escepticismo; el
paciente puede marcharse a su domicilio o regresar al trabajo y comprobar
a continuación que, en el plazo de unas horas, aparecen los síntomas4. En
general, conforme surge el cuadro clínico en el transcurso de unos días,
también empeora. Esta demora, seguida de una intensificación de los
síntomas, se debe probablemente al tiempo necesario para que aparezcan
edema y hemorragia en las estructuras de partes blandas afectadas. Estos
cambios en las estructuras de partes blandas ocasionarán la movilidad
reducida y el dolor tan característicos de un síndrome de latigazo cervical
agudo. Un paciente trasladado al hospital tras un accidente de tráfico
puede presentar pocos síntomas y comprobarse que la radiología es normal
con respecto a su edad, etc. Sin embargo, a menudo se realiza esta
exploración radiológica para descartar lesiones óseas como fracturas o
subluxaciones.
648
un estudio reciente7 sobre la evaluación inicial de los pacientes con latigazo
cervical, una vez descartada una lesión importante han de recordarse
cuatro puntos clave con respecto al tratamiento:
3. AINE.
4. Movilización precoz.
El cuarto apartado de esta lista indica cómo han cambiado las ideas. Al
igual que sucedió con la lumbalgia, existe una tendencia a la movilización
precoz y a abandonar el reposo y la inmovilización prescritos con
anterioridad.
649
osteoporosis y cambios degenerativos. El estiramiento de las estructuras
posteriores en la fase de flexión hace que las partes blandas tengan riesgo
de rotura y avulsión.
Hasta que se hizo obligatoria la colocación de sujeciones para la cabeza,
el factor limitante en la fase de extensión era la impactación de las
estructuras óseas a nivel posterior y la contracción de la musculatura
anterior. El factor limitante en la fase de flexión era el contacto de la
mandíbula sobre el esternón. Con la aparición de los airbags, la amplitud
de flexión debería reducirse considerablemente.
También hay riesgo de lesión del tejido cerebral. La inercia del cerebro
en el seno del ambiente líquido de la cavidad craneal hace que se mueva de
forma diferente con respecto a sus estructuras circundantes. En la fase de
extensión, conforme la cabeza se desplaza hacia atrás, lógicamente también
lo hace el cerebro, aunque a una velocidad más lenta, lo que conlleva la
posibilidad de contacto entre el cerebro y el interior de la cavidad craneal
en la zona anterior. Evidentemente, sucederá lo contrario durante la fase
de flexión, de modo que el cerebro contactará con el cráneo posteriormente.
Sin embargo, la investigación centrada en evaluar la lesión cerebral como
consecuencia de un latigazo cervical llega a conclusiones diversas. Los
estudios de EEG varían notablemente en la incidencia descrita de lesión
cerebral, que oscila entre el 4 y el 46% 8-10. Se ha indicado que las
evaluaciones neuropsicológicas pueden ser más fiables en sus
determinaciones, si bien, en los estudios que obtienen estas conclusiones,
los sujetos habitualmente se han seleccionado a partir de una población
concreta 11. Hasta que no se lleve a cabo un estudio prospectivo controlado
de manera adecuada, los resultados seguirán sin ser clínicamente
concluyentes.
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
650
mal tomadas no resultan útiles para nadie. Esto no supone afirmar que sólo
deban guardarse notas detalladas en beneficio de los tribunales. La historia
debe ofrecer tanta información como sea posible con respecto al accidente.
¿Pudo preverse el impacto o vino «caído del cielo»? ¿Estaba mirando la
persona por el espejo retrovisor? El componente de rotación del
traumatismo variará en los vehículos que se conducen con la mano
izquierda o la derecha en estas circunstancias, al igual que la sujeción que
ofrece un cinturón de seguridad en su trayecto sobre el hombro. ¿Tenía el
conductor un pie en el freno? ¿Era el paciente el conductor o un pasajero?
Ha de tenerse en cuenta el hecho de que es probable que el conductor
tuviera las manos sobre el volante, mientras que un pasajero no. Esta
diferencia en la posición de la cintura pectoral puede provocar un patrón
de lesión drásticamente diferente. No obstante, el osteópata deberá integrar
e interpretar toda esta información (y mucha más que no se menciona
aquí). ¿Respaldan los hallazgos palpatorios la información comunicada? En
último término, la habilidad del osteópata como palpador le guiará
finalmente hacia el abordaje terapéutico correcto.
El punto débil del tratamiento médico del latigazo cervical (en realidad,
de cualquier otra situación) es el punto de vista sintomático. Los osteópatas
ven a la persona como un todo. Teasell y Shapiro6 lo resumen
perfectamente en el texto Clinical Anatomy and Management of Cervical Spine
651
Pain (Anatomía clínica y tratamiento del dolor de la columna cervical), en el
capítulo dedicado a las lesiones por latigazo cervical. Bajo el
encabezamiento «Futuras direcciones» afirman:
[…] tratamiento centrado en el paciente, el denominado arte de la
medicina que se centra en la persona y no sencillamente en la lesión. Un
abordaje de este tipo trata los aspectos físicos, psicológicos, sociales y
espirituales y considera a la persona como algo más que la suma de sus
partes.
En caso de que sea ésta la recomendación para las «futuras direcciones» y
de que existan clínicos y terapeutas de miras suficientemente amplias para
tener en cuenta este consejo, es posible que acudan a algún texto
osteopático para buscar orientación; esta estrategia se ha utilizado en la
osteopatía desde el primer día. La visión de Still respecto al futuro (un
tema recurrente en este libro) siempre fue la de considerar al paciente
como un todo y reconocer el problema como parte de su estructura global.
Con esto en mente, el latigazo cervical pierde su consideración de un
traumatismo que origina un problema cervical y se convierte en un
problema de todo el cuerpo.
Bibliografía
4 Deans GT, McGailliard JN, Kerr M, et al. Neck pain is a major cause of disability following
car accidents. Injury. 1987;18:10-12.
5 Lieberman JS. Cervical soft tissue injuries and cervical disc disease. In: Leek JC, et al,
editors. Principles of physical medicine and rehabilitation in the musculoskeletal diseases.
New York: Grune and Stratton; 1986:263-286.
6 Teasell RW, Shapiro AP. Whiplash injuries. In: Giles LGF, Singer KP, editors. Clinical
anatomy and management of cervical spine pain. Oxford: Butterworth-Heinemann;
1998:71-86.
652
7 Gunzberg R, Szpalski M, Goethem JV. Initial assessment of whiplash patients. Pain Res
and Manag. 2003;8:124.
8 Gibbs FA. Objective evidence of brain disorder in cases of whiplash injury. Clin
Electroencephalogr. 1971;2:107-110.
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11 Radanov BP, Dvorak J. Impaired cognitive functioning after whiplash injury of the
cervical spine. Spine. 1996;21:393-397.
12 Barral JP, Croibier A. Trauma: an osteopathic approach. Seattle: Eastland Press, 1999.
653
Capítulo 32
Geriatría
Introducción 317
Bibliografía 321
INTRODUCCIÓN
654
costaría mucho menos mantenerlas. Ha sido hace muy poco cuando se ha
empezado a invertir mucho tiempo y dinero en estudios encaminados a
averiguar qué falla en el organismo cuando envejece y cómo ralentizar el
deterioro y posponer la «llamada final de la naturaleza», la muerte. Varios
estudios han comenzado este análisis sobre el tema del «envejecimiento
satisfactorio». Un importante estudio en curso que se lleva a cabo en
EE.UU., el MacArthur Successful Aging Study2, ha puesto de relieve las
consecuencias del estrés sobre el envejecimiento. Parece que, cuanto mayor
es nuestra exposición al estrés, se produce un mayor desgaste de los
sistemas corporales que da lugar a los cambios patológicos asociados a la
mortalidad.
Hay varias teorías acerca de lo que sucede realmente en el organismo a
medida que envejecemos. Algunos autores opinan que se produce una
degradación gradual del sistema inmunitario, en tanto que otros apoyan la
teoría de que los radicales libres provocan lesión celular3,4. Las discusiones
y propuestas de nuevas teorías continúan. Según Warner5, entre 1923 y
1977 se han propuesto 13 teorías diferentes sobre el envejecimiento,
ninguna de las cuales parece explicar satisfactoriamente toda la historia.
Estas teorías pueden agruparse en tres áreas principales: mecanismos
genéticos y ambientales, alteraciones de los mecanismos de control celular
y cambios extracelulares degenerativos6. Selye7 sostiene que las personas
no fallecen a causa de la edad avanzada, sino por el envejecimiento de una
parte u órgano vital. Considera que, si fuera posible morir de edad
avanzada, todas las partes u órganos habrían envejecido de forma
proporcional. Otro concepto que hay que tener en cuenta son las
diferencias entre edad cronológica y fisiológica. Todos conocemos a alguien
con un abuelo que vivió 94 años y falleció tras haber sufrido una caída
mientras montaba en bicicleta. Quién sabe, si hubiera estado algo más
alerta y tenido algo más de libertad en el cuello, podría haber visto venir el
coche y vivido hasta los 100 años. No obstante, podría existir una amplia
gama de diferencias entre las edades cronológica y fisiológica. ¿Por qué
unas personas envejecen con mayor rapidez que otras? ¿Por qué algunas
personas jóvenes desde el punto de vista fisiológico, pero mayores desde el
655
cronológico, se deterioran de forma brusca y rápida? ¿Se trata simplemente
de que «tiran la toalla»?
Conforme envejece el organismo, muchos procesos y mecanismos
homeostáticos diferentes comienzan a alterar su velocidad y eficiencia de
funcionamiento; por nombrar sólo algunos, los sistemas digestivo,
cardiovascular, respiratorio, genitourinario y nervioso. Vivimos con miedo
a padecer alteraciones de la función intestinal, infartos de miocardio,
dificultad respiratoria, incontinencia, demencia, etc., una lista inacabable.
Se han utilizado muchos sistemas diferentes para evaluar el envejecimiento;
la disminución de la función inmunitaria, la elevación de la presión
arterial, la reducción de los parámetros respiratorios, la ralentización de los
tiempos de reacción y el deterioro de la agudeza visual se han empleado
como marcadores biológicos del envejecimiento6. Una de las partes del
envejecimiento que con frecuencia se pasan por alto, aunque se aceptan
habitualmente, son las deficiencias osteomusculares. A menudo se considera
que el desgaste y los cambios degenerativos asociados de los huesos,
articulaciones y músculos son una parte normal de la edad avanzada y su
importancia disminuye cuando se analizan junto con otros cambios
potencialmente mortales, como aterosclerosis o arteriopatía coronaria. No
obstante, el sistema osteomuscular es el principal consumidor de energía
del organismo y, cuando se encuentra alterado o es ineficiente, pondrá a
prueba aún más los recursos corporales.
656
enfermedad; el cambio de fisiología a patología, pasando por la
fisiopatología, no tiene unos límites definidos; se trata de un espectro
continuo. El problema de estos «cambios normales» asociados al
envejecimiento es que predisponen al sistema osteomuscular a sufrir
microlesiones relacionadas con traumatismos, que a su vez originan
cambios patológicos.
657
osteoporosis. Pueden surgir osteoporosis de origen farmacológico, por
ejemplo, las dosis altas y prolongadas de cortisol o el tratamiento excesivo
con heparina pueden ocasionar un estado osteoporótico que suele ser
reversible. La osteoporosis regional habitualmente es atribuible a causas
conocidas, como inmovilización de una región tras una fractura o falta de
uso de una extremidad por parálisis.
658
energético en un 23% y la de la cadera en un 32% 8. Las cifras citadas se
refieren a artrodesis, aunque puede suponerse que cualquier reducción de la
función normal de una articulación comprometerá en cierta medida el
mecanismo de la marcha, con aparición de unas mayores demandas
energéticas. En los ancianos se observa a menudo que está afectada, en
mayor o menor grado, más de una articulación de la extremidad inferior y
sólo puede suponerse que esta reducción añadida de la eficiencia conllevará
más demandas energéticas para poder funcionar con normalidad. Un
tratamiento bien planificado mejorará la función y reducirá las demandas
energéticas del paciente. En un anciano con un sistema cardiovascular o
respiratorio comprometido, esta mejoría puede representar una variación
considerable de su calidad de vida.
659
proceso que puede o no coexistir con el envejecimiento10-12.
Otros procesos atribuidos al envejecimiento son la formación de
osteofitos alrededor de las articulaciones cigapofisarias de las vértebras.
Los osteofitos generalmente se desarrollan como consecuencia de la tensión
sobre las inserciones de los ligamentos capsulares que origina actividad
osteoblástica y el depósito de hueso nuevo. Esto refleja probablemente un
intento de ampliar o incrementar la superficie de las articulaciones y éstas
quedan recubiertas con frecuencia por una extensión del cartílago articular.
Sin embargo, los experimentos realizados con cadáveres13,14 en que se
seccionaron los ligamentos posteriores o se extirparon las articulaciones
cigapofisarias no aumentaron la flexión en un grado significativo. Parece
que la deshidratación y los cambios fibróticos de los discos intervertebrales
asociados al envejecimiento son responsables de la disminución de la
movilidad.
660
ocurrir perfectamente que un sujeto sin síntomas de disfunción lumbar
«esconda» una espalda degenerativa o senil que está bien compensada y
que un tratamiento imprudente dé al traste con ello.
En la exposición anterior hemos analizado exhaustivamente la columna
lumbar en particular, si bien ha de recordarse que en el resto del sistema
osteomuscular se aplican principios semejantes. Aunque no está sometida a
las mismas fuerzas de soporte del peso, la columna cervical también
soportará fuerzas debido a su mayor movilidad. Huelga decir que también
ha de tenerse en cuenta la integración de las cinturas pectoral y pélvica
con la columna vertebral. Al comentar el caso de la lumbalgia, ya hemos
visto la importancia del mecanismo de autorrefuerzo y, a partir de su
importancia en la marcha normal, podría suponerse que un compromiso de
la función no es atribuible únicamente a una articulación o región de la
columna.
CONSIDERACIONES OSTEOPÁTICAS
661
elegirse en consonancia para evitar una reacción grave. Dicho esto, cuando
se aplica de manera oportuna, la osteopatía tiene mucho que ofrecer a la
población geriátrica.
A partir de los comentarios anteriores se percibe que una buena
movilidad y amplitud del movimiento en las articulaciones es importante
para lograr una eficiencia óptima. Sin embargo, no resulta suficiente con
mejorar simplemente la amplitud del movimiento en las articulaciones. La
eficiencia del gasto energético requiere un equilibrio coordinado entre
movilidad y estabilidad. Una articulación hipermóvil precisará un mayor
gasto energético en forma de acción muscular para mantener la
estabilidad. Con esto en mente, la planificación del tratamiento es incluso
más importante en los ancianos; es muy fácil descompensar a las personas
de edad avanzada. Las adaptaciones que efectúa el cuerpo senil dejan
mucho menos margen al error: un cambio biomecánico ligero provocado
por el tratamiento puede dar lugar a una reacción que impida la
restauración más adelante. Imagínese andando por una cuerda floja con
una pértiga larga para ayudar a mantener el equilibrio. El cuerpo senil
cuenta con una pértiga muy corta, con una menor capacidad de reaccionar
en consonancia en caso de unas aferencias demasiado intensas. No
obstante, un tratamiento bien planificado que aborde las disfunciones
biomecánicas mejorará la eficiencia al reducir el gasto energético excesivo.
Asimismo, la «normalización» del sistema osteomuscular puede mejorar
perfectamente la retroalimentación propioceptiva. Un temor y problema
importante en los ancianos es el de las caídas. El mayor riesgo de
osteoporosis se acompaña de un mayor riesgo de fracturas. Una fractura de
muñeca será un impedimento suficiente para cualquier anciano, en especial
si vive solo. Peor aún sería una fractura de cadera o pierna con necesidad
de hospitalización. Una mejoría de la retroalimentación propioceptiva
debería reducir el riesgo de perder el equilibrio y caer, mientras que la
mejoría de la función osteomuscular puede hacer que los tiempos de
reacción sean más rápidos, lo que evita posibles caídas. Siempre ha de
recordarse que las caídas pueden ser consecuencia de algún trastorno
subyacente, por lo que se efectuarán las pruebas necesarias e
662
investigaciones adicionales que sean procedentes.
Tomemos el ejemplo de un paciente que se ha caído y sufrido una
fractura de cadera, o incluso el de otro que se ha sometido a una operación
de artroplastia de cadera. El primer abordaje terapéutico evidente consiste
en ayudar a restaurar la movilidad del paciente. Esto no significa asumir la
función del fisioterapeuta, que desempeñará un papel importante y útil en
la recuperación y rehabilitación del paciente. La función del osteópata
puede consistir en complementar la del fisioterapeuta. Mediante la
utilización de técnicas dirigidas a reducir las tensiones musculares y
equilibrar las funciones musculares para mejorar la movilidad y estabilidad,
el osteópata puede ayudar a restaurar la marcha normal con la mayor
eficiencia posible. Un riesgo en los pacientes ancianos y relativamente
inmóviles es el de complicaciones respiratorias, como neumonías, por lo
que se prestará especial atención a las articulaciones torácicas y costales a
fin de optimizar el mecanismo de la respiración. Junto con esto existe la
posibilidad de retención de líquidos, motivo por el cual se encuentran
perfectamente indicadas las técnicas de drenaje del tórax y las
extremidades inferiores. Otra complicación de la inmovilidad es la
reducción de la función gastrointestinal que da lugar a estreñimiento, que
puede agravarse por el uso de analgésicos con codeína. Las consideraciones
anteriores forman parte del abordaje terapéutico del «paciente integral» y
precisan una cierta cantidad de cooperación por parte del paciente. Ha de
alentarse al paciente a que se autoayude lo máximo posible, con la
intervención osteopática como complemento de su recuperación y no como
único método de tratamiento.
663
abordajes terapéuticos importantes ya se han comentado en el capítulo
dedicado a la presión arterial.
La incontinencia en los ancianos es un problema habitual y se acompaña
del riesgo de infecciones de la vejiga y las vías urinarias. De nuevo, debe
optimizarse la función pélvica y el uso prudente de técnicas viscerales,
cuando proceda, ayudará perfectamente en estos problemas.
Las técnicas que se emplean en los ancianos tienden a ser más suaves que
las que se utilizan en los pacientes más jóvenes y a menudo se evitan
completamente las técnicas de impulso a alta velocidad. Las técnicas de
mecanismo involuntario, funcionales, articulatorias y miofasciales se
utilizan mucho más y con buenos efectos.
Bibliografía
4 Pauling L. How to live longer and feel better. New York: Freeman, 1986.
5 Warner HR, Butler RN, Schneider EL. Modern biological theories of aging. New York:
Raven Press, 1987.
6 McCance KL, Heuther SE. Pathophysiology: The biologic basis for disease in adults and
children. Missouri: Mosby, 1998.
664
8 Waters RL, Mulroy S. The energy expenditure of normal and pathological gait. Gait
Posture. 1999;3:207-231.
9 Adams M, Bogduk N, Burton K, et al. The biomechanics of back pain. Edinburgh:
Churchill Livingstone, 2002.
10 Nachemson AL, Schultz AB, Berkson MH. Mechanical properties of human lumbar spine
segments. Spine. 1979;4:1-8.
11 Eriksen MF. Aging changes in the shape of the human lumbar vertebrae. Am J Phys
Anthropol. 1974;41:477.
12 Eriksen MH. Some aspects of aging in the lumbar spine. Am J Phys Anthropol.
1975;45:575-580.
13 Twomey L, Taylor J. Sagittal movements of the human lumbar vertebral column: a
quantitative study of the roleof the posterior vertebral elements. Arch Phys Med Rehab.
1983;64:322-325.
14 Twomey L, Taylor J. Flexion creep deformation and hysteresis in the lumbar vertebral
column. Spine. 1982;7:116-122.
15 Bogduk N, Twomey LT. Clinical anatomy of the lumbar spine. Edinburgh: Churchill
Livingstone, 1991.
665
Capítulo 33
Planificación terapéutica
Introducción 323
Consulta 323
Anamnesis 325
Tratamiento 329
Bibliografía 330
INTRODUCCIÓN
666
cotidiana surgen consideraciones como éstas y esta introducción a la
planificación terapéutica tratará de despejar algunos de los temores que
quizá tenga un osteópata neófito mediante la exposición de un plan básico
que puede adaptarse conforme van surgiendo las necesidades.
CONSULTA
667
fundamental del proceso de conocimiento de los pacientes y sus
preocupaciones y de creación de una relación curativa que se irá
desarrollando conforme avance el transcurso de la exploración y el
tratamiento. Esta afirmación puede parecer algo superficial, pero si
recuerda que usted, ante todo, es un ser humano y, después, un osteópata,
será capaz de aprovechar las aptitudes humanas innatas que están
presentes en mayor o menor grado en todos nosotros, a saber, la capacidad
de evaluar el estado emocional de las personas (observar su ira, temor,
pena, amor, odio y, en realidad, todas las emociones), la lectura de todo
ello en sus ojos, cara y cuerpo y también la «percepción» de su energía. Así
se obtendrá una hipótesis subjetiva respecto al estado del paciente.
Quizá resulta interesante reflexionar sobre el hecho de que, en realidad,
se trata de un proceso bidireccional y que el paciente evalúa al osteópata
del mismo modo que este último hace con el primero. Esta fase tiene como
resultado la generación de una relación inconsciente entre los dos
individuos a partir de la cual evolucionarán sus futuras interacciones.
668
descubrir el diagnóstico, al igual que el análisis subjetivo mencionado
antes, también comienza en el momento del contacto inicial.
Se anotará el sexo del individuo. Muchas afecciones presentan un sesgo
por sexo; por ejemplo, dos adultos jóvenes, una mujer y un hombre, con
lumbalgia, cierta flatulencia abdominal y náuseas tendrán una diferencia
diagnóstica clave entre ellos: los hombres no pueden quedarse
embarazados. Se trata de un ejemplo extremo, pero hay otros ejemplos,
entre ellos: las mujeres tienen una mayor incidencia de artritis reumatoide
(3:1), lupus eritematoso sistémico (9:1) e hipotiroidismo (3:1), mientras que
los hombres presentan una mayor incidencia de gota (20:1), enfermedad de
Perthes (5:1) y espondilitis anquilosante (8:1)2.
669
esperar de la consulta inicial, que pueden ser totalmente incorrectas;
también es posible que no tengan ni la más remota idea. Por consiguiente,
resulta útil un breve resumen de lo que sucederá a continuación. Asimismo,
es posible que en el pasado hayan sido vistas por otros osteópatas con un
enfoque diferente de la consulta inicial y que se sientan «perdidas» en este
nuevo contexto.
ANAMNESIS
670
La entrevista es una cuestión muy delicada que puede ser plenamente
productiva o carecer de utilidad. La formulación de preguntas abiertas
permite que los pacientes expresen su propia opinión y deja a su criterio
qué información ofrecer. Las preguntas capciosas resultan peligrosas en
ocasiones (p. ej., «¿entonces no tiene ningún otro dolor?». Es fácil pasar
por alto información útil cuando se induce al paciente a responder una
pregunta de este tipo de la forma en que cabe esperar que lo haga. (En
realidad, se trata de una pregunta cerrada, negativa y capciosa. Es la clase
de pregunta que no debe emplearse con frecuencia.) Las preguntas directas
o cerradas se utilizan en general para obtener información específica, quizá
para completar la información obtenida con preguntas más abiertas o para
indagar acerca de determinadas características asociadas a una situación
concreta para ayudar a incluirla o excluirla del diagnóstico diferencial. Por
ejemplo, si se sospecha una espondilitis anquilosante (EA) y se han
formulado las preguntas abiertas generales relativas a otros problemas
sistémicos, a continuación resulta útil preguntar específicamente si se han
presentado los problemas asociados que, en el caso de la EA, comprenden
tendinitis aquílea, trastornos digestivos (colitis ulcerosa o enfermedad de
Crohn) o dolor ocular (iritis). Habitualmente se utilizará un equilibrio entre
preguntas abiertas y cerradas y, aunque se deja espacio para que el
paciente se exprese, el osteópata ha de garantizar finalmente que se
obtiene la mayor información pertinente posible y, por consiguiente, es
necesario controlar la situación.
671
seriamente la probabilidad de obtener resultados satisfactorios»3. La
consulta ha de tener una dirección y un objetivo, pero la vía que se tome
para alcanzar este objetivo no debe ser fija; debe utilizarse flexibilidad
según proceda. Asimismo, no debe realizarse en forma de una serie de
preguntas que se contestan simplemente o de casillas que se marcan en una
hoja. Es posible que se requiera facilitación para transmitir el objetivo real
de la pregunta. El hecho de repetir las respuestas a los pacientes o de
reflexionar sobre ellas les permitirá confirmar lo que acaban de ofrecer y
puede deparar respuestas más claras o detalles adicionales. Teniendo en
cuenta que la consulta debe ser flexible, la mayoría de los osteópatas
utilizan algún formato en su proceso de toma de notas; a continuación se
ofrece un listado como guía:
• Detalles personales.
• Motivo de consulta.
• Antecedentes familiares.
1. ¿Cuándo comenzó?
672
5. ¿Antecedentes de problemas semejantes?
En muchos casos, el paciente consultará al osteópata por dolor, aunque
no siempre sucede así; puede obedecer a una disfunción que no guarda
relación con el dolor. Heinking et al.4 ofrecen la «regla nemotécnica PQRST
para investigar el dolor»:
P = posición/paliación (position/palliation).
Q = cualidad (quality).
R = irradiación (radiation).
S = intensidad (severity).
T = cronología (timing).
• Piel y faneras.
• Osteomuscular.
• Cardiovascular.
• Respiratorio.
• Digestivo.
673
• Genitourinario.
• Neurológico.
• Endocrino.
Una vez recopilada toda la información anterior, el osteópata debe
reflexionar y quedar convencido de que ambas partes han cumplido los
requisitos de la entrevista de anamnesis. Con toda la información, el
osteópata considerará a continuación las posibles causas subyacentes del
problema del paciente. En determinados casos, la causa será obvia,
mientras que en otros habrá varias posibilidades. Han de identificarse las
posibilidades o hipótesis antes de pasar a la fase siguiente para elaborar un
plan de exploración. Se tendrán en cuenta tanto los tejidos como los
procesos implicados. Entre los tejidos cabe citar:
• Piel.
• Fascia.
• Músculos.
• Tendones.
• Ligamentos.
• Articulaciones.
• Huesos.
• Vasos sanguíneos.
• Nervios.
• Vísceras.
Con respecto a los procesos, Collins5 ofrece la regla nemotécnica
VINDICATE como ayuda en los métodos de cribado:
V = vasculares.
674
I = inflamatorios.
N = neoplásicos.
D = degenerativos.
I = intoxicación.
C = congénitos.
A = autoinmunitarios.
T = traumatismos.
E = endocrinos.
El sistema anterior no es infalible y deberían incluirse los procesos
«infecciosos» y otros de especial interés para el osteópata, los «mecánicos».
Una variación sobre el mismo tema consiste en utilizar DR VITAMIN C:
• D = degenerativos.
• R = referidos.
• V = vasculares.
• I = inflamatorios e infecciosos.
• T = traumatismos.
• A = autoinmunitarios.
• I = intoxicación.
• N = neoplásicos.
• C = congénitos.
Smith6 utilizaba un sistema conocido como cribado osteopático y en la
figura 33-1 se presenta una versión modificada. Ofrece una indicación «de
un vistazo» de los tejidos y procesos implicados y, sobre todo para el
675
osteópata neófito, sirve como un recordatorio. Por ejemplo, si se ha
producido un traumatismo como un latigazo cervical, es posible que exista
lesión de los músculos del cuello, por lo que deben marcarse las casillas
pertinentes. No obstante, es posible que haya cambios degenerativos
preexistentes en las articulaciones cigapofisarias del cuello con irritación
mecánica de los nervios raquídeos adyacentes; de nuevo, se marcarán las
casillas correspondientes.
676
desnuda el paciente. Algunos autores han señalado que el hecho de
observar cómo se desvisten los pacientes aporta información útil acerca de
cómo mueven el cuerpo en relación con maniobras de evitación del dolor,
aunque es posible que toda esta información se obtenga a partir de una
exploración bien planificada sin necesidad de lo que algunos pacientes
consideran voyeurismo.
EXPLORACIÓN FÍSICA
• Una historia evolutiva, que representa los millones de años durante los
677
cuales nuestros antepasados se adaptaron a vivir en el campo gravitatorio
de nuestro planeta.
678
fundamentalmente ese objetivo. En tal caso, el osteópata debe decidir, en
primer lugar, si está preparado para tratar de esta manera y, en segundo
lugar, si está capacitado para ello. Puede haber un patrón complejo de
lesión que requiera un grado suficiente de experiencia y conocimiento para
eliminar el carácter agudo del patrón sin alterar los mecanismos
compensadores que se han establecido, lo cual complica el problema. Otra
consideración serán las propias preferencias y prejuicios del osteópata:
¿considera honestamente que su preferencia por técnicas craneales,
técnicas de alta velocidad y baja amplitud o de cualquier otro tipo es el
método de tratamiento más oportuno para el problema por el que consulta
el paciente? Las contraindicaciones del tratamiento no incluyen
simplemente las «banderas rojas»; las aptitudes, la experiencia y el
conocimiento del osteópata de lo que sucede con un paciente concreto se
transforman en problemas de seguridad en caso de pasarse por alto, ya sea
debido a indiferencia, ignorancia o egoísmo.
679
Figura 33-2 Pasos en el proceso de consulta encaminados al tratamiento.
TRATAMIENTO
Aunque parece que el plan de la figura 33-2 tiene una forma lineal, puede
adaptarse en cualquier fase y debe seguir siendo flexible para dar cabida a
nuevos datos o información. Por ejemplo, en el caso de un paciente que
olvida u omite mencionar que se ha sometido a cirugía abdominal, esto se
recogerá lógicamente durante la exploración física y se agregará a las notas
del caso. Al hacerlo, es posible que sea necesario replantearse la situación y
que surja una nueva hipótesis o se rechace una de las originales. Asimismo,
en el resumen que se ofrece en la figura 33.2 existen tres hipótesis; sólo se
trata de un ejemplo y este número puede ser mayor o menor.
Una vez elaborado el plan terapéutico e iniciado el tratamiento, también
680
puede ser objeto de modificaciones; durante toda la relación
paciente/terapeuta se mantiene la flexibilidad para optimizar el
tratamiento que mejor se adapta al paciente y su situación. Aquí surge otra
posibilidad de discusión: muchos osteópatas opinan que la combinación de
determinados métodos de tratamiento no resulta aceptable, mientras que
otros no coinciden. Los autores creen que es perfectamente aceptable
combinar métodos terapéuticos siempre que se realice de modo que refleje
un proceso de pensamiento inteligente con respecto al paciente que está
siendo tratado. Un ejemplo podría consistir en la utilización de técnicas
estructurales en todo el cuerpo de un paciente, aunque, por motivos de
seguridad, se ha decidido que están contraindicadas en la región cervical.
En este caso, sería aceptable emplear un abordaje funcional más suave
únicamente en esta región. Algunos osteópatas se escandalizarían ante la
idea de utilizar técnicas craneales y estructurales en una misma sesión
terapéutica. Un buen ejemplo de esto sería el caso del asma infantil, en el
que puede estar perfectamente indicado el uso de abordajes craneales para
equilibrar el sistema nervioso autónomo, si bien, con el mismo nivel de
importancia, puede estar indicado utilizar técnicas de articulación
estructurales para liberar posibles restricciones torácicas y prevenir
cambios tisulares crónicos. El empleo de ambos abordajes en una misma
sesión terapéutica es perfectamente válido, aunque probablemente es mejor
finalizar el tratamiento con las técnicas craneales más suaves. De este
modo, se convierte en una parte importante de la planificación terapéutica.
No debe olvidarse que, si un terapeuta no tiene confianza en determinados
métodos de tratamiento, no se encuentra justificada su utilización; sin
embargo, según se ha mencionado antes, si el terapeuta impone su tipo
preferido de tratamiento a un paciente cuando el problema requiere
claramente un abordaje diferente, estará perjudicándole.
Todo aquel que haya leído de forma concienzuda las páginas de este libro
entenderá un mensaje subyacente. El quid del asunto consiste en que no
existe un protocolo estricto con respecto a la planificación terapéutica o la
manera de tratar. La osteopatía no es una medicina normativa, no hay
fórmulas mágicas y todo osteópata que lo afirme desconoce los principios y
681
la filosofía de la osteopatía propuestos por Andrew Taylor Still. Afirmar
que no existen fórmulas mágicas no significa que el único responsable sea
el azar. Ha de considerarse individualmente a cada paciente como un ser
humano integral, con una mente, un cuerpo y un espíritu, que existe en un
ambiente particular y en un momento dado. Cuando todo ello se analiza
con respecto a la información recopilada a partir de la anamnesis, los datos
de la palpación anatómica obtenidos durante la exploración y el
conocimiento de la fisiología en la salud y la enfermedad, junto con el
conocimiento de los principios esenciales de la osteopatía y un grado de
conciencia de sí mismo, el plan de tratamiento se tornará evidente. Still8
escribió que «cuando comprenda plenamente y haga uso de las leyes de la
razón, la confusión será un extraño en todos sus combates con la
enfermedad». En ese momento funcionará la osteopatía.
Bibliografía
2 Huskisson EC, Dudley Hart F. Joint disease: all the arthropathies. Bristol: Wright, 1987.
3 Seidel HM, Ball JW, Dains JE, et al. Mosby’s guide to physical examination, 4th edn, St
Louis: Mosby; 1999:15-35.
4 Heinking K, Jones JM, Kappler RE. Pelvis and sacrum. In: Ward RC, editor. Foundations
for osteopathic medicine. Baltimore: Williams and Wilkins; 1997:601-622.
5 Collins RD. Differential diagnosis in primary care, 2nd edn, Philadelphia: Lippincott,
1987.
682
Capítulo 34
Especialización en osteopatía
Introducción 331
Bibliografía 332
INTRODUCCIÓN
683
Osteopathic Centre for Children (OCC), destacaba el hecho de que, hasta
que el GOsC no valide un curso concreto, no debería permitir que sus
miembros afirmen que son especialistas en campos particulares de la
osteopatía. En el momento de redacción, el GOsC aún no ha previsto
validar ninguna especialidad, si bien, con el comienzo pendiente de un
programa de formación profesional continuada, es bastante probable que
finalmente se lleve a cabo.
684
pacientes utilizando las aptitudes que han aprendido durante su formación
osteopática. Sin embargo, ¿se consideran especialistas? Y en tal caso,
¿cómo obtuvieron su título de «especialista»?
También está el problema de los abordajes terapéuticos. La mayor parte
de quienes respondieron a la encuesta se consideraban especialistas en
osteopatía craneal. ¿No es la osteopatía craneal simplemente un modo de
tratamiento, un método que utilizan los osteópatas para tratar a sus
pacientes? ¿Debería haber también especialistas en técnicas de energía
muscular, funcionales o de alta velocidad y baja amplitud? ¿Impone el
especialista craneal a un paciente confiado sus preferencias por la técnica
en lugar de decidir las verdaderas necesidades de su proceso? En vez de
autocatalogarnos como «osteópatas craneales», quizá podríamos decir de
igual manera que nos «limitamos al abordaje craneal» (o al abordaje
elegido, sea éste cual sea). Algunos han señalado que el hecho de declararse
osteópatas craneales consiste simplemente en «subirse al carro» y especular
con los conocimientos del público. Conforme aumenta la conciencia pública
relativa a la osteopatía, así lo hace la idea de que existen diferencias entre
osteopatía y osteopatía craneal. El peligro radica en que esto genere un
cisma y podría servir para dividir a una profesión que, en la actualidad,
trata de unificar al conjunto de sus miembros y, por tanto, de ganar
aceptación en los ámbitos médico y público. Como es lógico, esto mismo
puede aplicarse a la especialidad de la osteopatía visceral y nosotros, los
autores, pedimos a los «especialistas craneales» y, en realidad, a cualquier
otro, que no se ofendan por estas observaciones. La exposición anterior
representa un conjunto de información obtenida a partir de la encuesta del
GOsC y de comunicaciones personales de numerosos osteópatas, tanto
«especialistas» como «generalistas».
Por ahora, la profesión (al menos en el Reino Unido) aún no sabe cómo
abordar este problema. Es evidente que, para ser especialista en una
profesión dada, se necesita un cierto grado de formación especial además
del título inicial: esto alude a formación posgraduada. Esta formación debe
ser evaluada y validada externamente con respecto al equipo educativo que
imparte el curso. Hasta que no se alcance esta situación, resulta poco
685
razonable y, probablemente, poco profesional anunciarse como algo que no
sea un «especialista autoproclamado».
Bibliografía
686
Índice alfabético
Abordajes
crioterápico, 250
indirectos
funcionales, 245
miofasciales, 233-240, 234,, 237,, 239
técnicas, 241-242, 279, 289, 302
Acumulación, 243
adaptativa general
fase adaptativa, 142, 144,, 149-150, 170
Aferencias
craneosacras, 108
687
somáticas, 31
Aferentes
fibras
del dolor, 261
musculares, 109
nociceptivas, 123-126
huso, 111
retroalimentación, 242
sistema sensitivo, 108
Ajuste
corporal total, 8
orgánico total, 181
Amenorrea, 259
Anamnesis, 173
Anteroposterior
contacto, 239, 239
línea, 54, 61, 62,, 66, 90
688
Anticonceptivos orales, 260
Arcos, 54-60
central (doble), 55-57, 56
estructurales, 54, 55
fisiológicos, 56, 57
funcionales, 54-55, 55
Artrosis, 318
Asimetría, 25
Asma, 271-274
consideraciones osteopáticas, 272-274, 273
689
Atlético, tipo, 101, 101
Autocuración, mecanismos, 11, 71, 173, 221. See also Vis medicatrix
Naturae
Avances
académicos y políticos, 7-8
conceptuales, 8-9
políticos y académicos, 7-9
Banderas
amarillas, 146
rojas, 147
Barreras
anatómicas, 19, 20,, 21
de restricción, 19
patológicas, 19
Becker
Alan, 219
Arthur D., 32, 38, 166
Rollin E., 141, 212, 219
690
Biomecánica. Véase Littlejohn, John Martin
Biotipología, 83-105
clasificaciones, 84, 84,, 86
extremos, 85,, 86
modelos recientes, 88-102
Dummer: tipos estructural, funcional y mixto, 101-102, 103
Goldthwait: tipos delgado, intermedio y fornido, 88-90, 89,, 90,, 91,,
94,, 96
Kretschmer: tipos pícnico, atlético y asténico, 101, 101
Littlejohn: tipos anterior y posterior de soporte del peso, 90-97, 94,,
96
Martiny: tipos endoblástico, mesoblástico y cordoblástico, 100
Sheldon: tipos endomorfo, ectomorfo y mesomorfo, 97-100, 98,, 99,,
101
Vannier: tipos carbónico, fosfórico y fluórico, 101, 102
perspectiva histórica, 86-87, 87
Bruxismo, 287
Burns, Louisa, 24
691
Butler, David, 132-133
Calcera
carbónica, 101
fluórica, 101
fosfórica, 101
Calor, 301
Campo involuntario, 21
Ciática, 291
692
Citocinas, acción sobre el SNC, 131
Cizallamiento, 21
Columna, 196
cervical, 34, 235, 320
curva, 47, 57-58
dolor, 314
movilidad, 298
técnica de ajuste específico, 189-192
funciones, 45-51
área bajo una curva, 47-48, 50,, 52
curvas, 45-46, 46
equilibrio, 47
en el interior, 48-51, 50,, 51,, 53
interdependencia, 47, 49
partes blandas, 46-47, 47-48
lumbar, 319-320
Compresión, 95
cuarto ventrículo, 130, 161, 214, 262, 274
Conceptos
de lesión total, 32
estructurales, 43-70
693
biomecánica de Littlejohn, 51-68
arcos estructurales, 54, 55
desarrollo de la columna, 43-45, 44
estructura y función, 10-11, 153
funciones de la columna, 45-51
mente-cuerpo, 139-142, 155-156
Contracción muscular
isocinética, 194-195
isométrica, 194
isotónica
concéntrica, 194
excéntrica, 194
Coordinación, 184
694
Cordoblástico, mesoblástico y endoblástico, tipos, 100
Correlación, 184
Corticoliberina, 128
Cortisol, 128
Cráneo, 206-207
huesos, 203,, 204
neonatal, 216
Cuerpo
centro de gravedad, 64
emoción, 153-155
lenguaje, 324
movimiento de líquidos, 12, 92-93, 160-161
unidad, 9-10
Chaitow
Boris, 255
Leon, 193, 245
Chapman
Ada Hinckley, 251
Frank, 251-252
puntos reflejos de Chapman, 118, 246, 251-252, 255, 269
695
Damadian, Raymond V., 277
Deslizamiento (cizallamiento), 21
696
Diarrea, 265-266
Diferencias raciales, 85
Disfunción
causas, 168
ERS (tipo II), 36, 36
FRS (tipo II), 34, 36, 37,, 37
«más significativa», 30
niveles, 103
patrones, 53
somática, 17-40, 191, 247, 249, 253, 273
articular, consideraciones
cualitativas, 18, 22-26
cuantitativas, 18, 19-22, 20,, 21,, 22
comparación de modelos, 37, 38
modelo, reflejos, 112-113
somáticos y viscerales, 112-113
ocho fases, 24
sínfisis esfenobasilar, 130
sistema nervioso, 120-122, 124-126, 125,, 126
Dismenorrea, 259-263
consideraciones osteopáticas, 260-263, 261,, 262
fisiopatología, 260
697
de espalda, 148, 275-283
actitudes e ideas, 148
lumbalgia, 141, 275-283, 291, 320
consideraciones osteopáticas, 278-281, 280,, 281
fibras, 261
ley de Head, 119
percepción, 153
PQRST (regla nemotécnica), 326
punto de, 246
sensibilización central, 132
Doshas, 87
Dualismo
cartesiano, 138
teoría, 174
Dunham, Jay, 7
Duramadre, 204-207
Eccema, 271
698
Ectomorfo y mesomorfo, endomorfo, 85,, 85-86, 97-100, 98,, 99,, 101
Efecto
piezoeléctrico, 237
tijeras, 290
Eje
hipotálamo-hipófiso-suprarrenal consideraciones psicológicas, 143, 150,
151
sistema nervioso, 126, 127,, 128, 134
nervioso simpático, 126-128, 127,, 134, 143, 151
oblicuo, 196, 197
suprarrenal simpático, 126-128, 127,, 134, 143, 151
Embarazo, 289-294
complicaciones, 292-294
preparación para el parto, 289-291, 290
zonas íntimas y técnicas internas, 291-292, 292
Empédocles, 87
699
Endomorfo, ectomorfo y mesomorfo, 85,, 85-86, 97-100, 98,, 99,, 101,, 103
Energía
conceptos, 156
de reserva, 170-171
Entrenamiento en relajación
progresiva, 145
Equilibrio
curvas vertebrales, 47-51, 50,, 51,, 52,, 53
modelo de pívots, 58-60, 59,, 60
«y sostén», 242
Escucha
fascial, 238, 238
general, 231, 231
local, 231, 231
Espinología, 189
700
Espiración, 243
Estabilización, 184
Estiramiento
pasivo, 197
perpendicular, 254
posfacilitación, 193
reflejo, 109, 109
Estómago
en anzuelo, 89, 91
movimiento de «espir», 231
Estrés, 137
ambiente, 12, 142-146, 142,, 143,, 144
modelo, 170
situaciones clínicas, 266, 272, 293, 310
cefalea, 285, 287
dismenorrea, 263
soporte de peso, 319-320
Extensión, 21-22, 34
rotación y flexión lateral, lesión en, 27, 33-34, 36-37, 36
Exterorreceptor, 108
701
Eyer, J., 145
Factores
«espirituales», 168
de necrosis tumoral, 124, 128, 151
de riesgo y discapacidad a largo plazo, 146-149
estresantes, 12, 38, 266, 293
modelos conceptuales, 127, 151, 167, 170
familiares, 148
liberador de corticotropina, 142
Fascículo
de Lissauer, 116, 124
espinorreticular, 126
Fase
de agotamiento, 142, 144,, 170-171, 171
de alarma, 142, 144
de resistencia/adaptativa, 142, 144,, 150
702
Fibras, 128, 306
colágenas, 236, 238
del dolor aferentes, 261
extrafusales, 111
matriz extracelular, 78-81
musculares, 109, 254
nerviosas, 113-116, 204, 238
nociceptivas aferentes, 124-126
tejido, 195
trapecio, 156
Fijadores, 197
Filamentos, 77-78
Físicos
correlatos, 97-98
expresión de emociones, 153-155
rasgos, 84
Fisiológicos
arcos, 56, 57
barreras, 19, 20
función, 93
mecanismos y lesiones, 30-32
movimiento, principios, 32-34, 33
Flexión, 21-22, 34
lateral (lateroflexión), 21, 27, 33-34, 36-37, 36,, 37,, 38
rotación y flexión lateral, lesión, 27, 33-34, 36, 37,, 37
703
y extensión, nomenclatura, 35, 35
Foote, Harvey, 7
Fricción, 254
704
Galeno (médico griego), 87
Geny, Paul, 7
Geriatría, 317-322
consideraciones osteopáticas, 320-321
técnicas, 320
Gerontología, 317
Hides, J.A., 46
705
Hilton, John, 31, 275
ley de, 31
Hipermovilidad, 23
Hipomovilidad, 23
Histéresis, 236
Historia
de la biotipología, 86-87
de la lesión osteopática total, 165-166
de la osteopatía, 6-7, 38-39
«Hombre-tienda» de goma, 76
Horn, F.J., 7
Hoz
del cerebelo, 205-206, 214
706
del cerebro, 205-206, 214
Impulso
a alta velocidad, 161, 163, 182, 191
diez principios de, 183-184
situaciones clínicas, 268, 321
rítmico craneal, 140, 184, 209, 211, 213, 215
Incontinencia, 321
Inspiración, 243
Interferón, 128
707
Interleucinas, 128, 151
Interorreceptor, 108
Kant, Enmanuel, 87
Kapha, 87
708
Kuchera
Michael L., 5, 261, 266, 287, 298
William A., 5, 261, 266, 287
Lesiones
convergentes y divergentes, 35-38
degenerativas, 300
del tejido cerebral, 315
deportivas, 299-303, 332
complicaciones, 301-302
consideraciones osteopáticas, 303
fibrosis, 301
inflamación, 300-301
crónica, 301
709
tipos, 300
descarriladas, 35
osteopática, 1-40
clasificación, 37
conceptos, 26-29
primer y segundo grado, 26-28, 29
consideraciones temporales, 27-28
factores causales, 27
tercer grado, 28-29, 29
tipo I y II de Fryette, 29
consideraciones jerárquicas, 29-32
hallazgos posicionales, 30
lesiones primarias y
secundarias, 29-30
mecanismos fisiológicos, 30-32
convergentes y divergentes, 35-38
definición, 17-18
osteopatía, 3-15
denominación, 19, 27, 30, 33
disfunción somática, 17-40
hallazgos anatómicos en la disfunción articular, 18-26
mecánica vertebral de Fryette, 32-36
patrones, 211
perspectiva histórica, 38-39
total, 165-175, 167
ambiente, 166-168
interno, 168
aplicación
del modelo, 168, 169
práctica, 173-174
comparación con otros
710
conceptos y modelos, 169-171, 170,, 171
ilustración de Fryette, 166, 168-171
perspectiva histórica, 165-166
terapeuta, 171-173
osteopáticas, definición, 17-18
traumáticas, 300
Ley
de Beckwith, 33
mecánica, 184
Línea
anterior central y posterior central, 54, 64, 65,, 66-68, 66,, 90, 92
de gravedad central, 54, 63-64, 90-91
posterior central, 54, 64, 65,, 66-68, 66,, 90, 92
posteroanterior, 54, 61-63, 63,, 90, 92
Líquidos, 159
cefalorraquídeo, 160-161, 162, 292
osteopatía craneal, 204, 208-209, 212-213, 215
movimiento, 12, 92, 160-161
retención, 290
711
Littlejohn, John Martín, 7-8, 39
biomecánica, 51-68
arcos, 54-60
líneas de fuerza y gravedad, 60-68, 61
modelo de ejes, 56-60, 58
modelos conceptuales, 43, 76, 84, 117-118, 138, 161
lesión osteopática total, 165-166
tipos anterior y posterior de soporte del peso, 90-95, 94,, 96
osteopatía craneal, 213
situaciones clínicas, 267, 276, 279
técnica de ajuste específico, 189-190
tratamiento osteopático general, 181, 183-184
Lubricantes, 255
Lumbar
columna, 319-320
curva, 47-48, 57-58
movilidad, 45
Magnetismo, 7
712
Magoun, H.I., 214-215, 310
Maltrato, 167
Mano
escuchadora, 242
motora, 242, 254
sensitiva, 255
Masaje, 254
Matriz
con tensegridad-tisular, 78-81
extracelular, 78-81, 160
Mecanismo
de autorrefuerzo, 280
de autorregulación, 11
713
respiratorio primario, 208, 214
cinco fenómenos, 204
evaluación, 211, 211
Medicina
ayurvédica (india tradicional), 83, 86-87
tradicional china, 83, 87
Medulares
niveles, 184-187, 185
reflejos, 108-112
monosinápticos, miotáticos o de estiramiento, 109, 109,, 110
órgano tendinoso de Golgi, 111
polisinápticos, 111-112
sistema eferente gamma, 109-111
Menopausia, 259
Mesmerismo, 7
Metámera, 117
714
Miers, T.W., 240
Migraña, 285-287
Miguel Ángel, 68
Mimura, M., 36
Mitchell, Fred L.
Jr., 29, 193-194, 195-199
Snr., 8, 39, 193-194
Modelos
conceptuales, 41-175
biotipología, 83-106
conceptos estructurales, 43-70
consideraciones psicológicas, 137-158
lesión osteopática total, 165-175
modelo respiratorio-circulatorio de la asistencia, 159-164
sistema nervioso, 107-135
tensegridad, 71-81
de inervación segmentaria, 117-118
de palos y cuerdas de la tensegridad, 72-73, 72
de pívots, 56-60, 58
conceptos de equilibrio, 58-60, 59,, 60
funcionales, 57-58, 59
importancia de D9, 60, 61
nociceptivo de disfunción (van Buskirk), 123-126, 125
acciones
centrífugas, 123-124
centrípetas, 124-126
715
Modulación cortical, 131-133
Morfología, 83
Movimiento
activo y pasivo, 19-22, 20,, 21,, 22
amplitud de, 18, 21, 195,, 320
análisis, 198
articulaciones, 241-242
articular, 22
craneal, 212
de «espir», 230, 231
716
de «inspir», 230
ejes, 226
fisiológico, principios de, 32-34, 33
intrínseco, 242
líquidos, 12, 92, 160-161
puro, 242, 243
respiratorio primario, 230, 231
vasomotilidad, 12
vertebral, 32, 33,, 35
vértebras, 77
Muscular
armadura, 140
atrofia, 24
fibras, 109, 254
grupos, 197
husos, 31, 109, 110
Naturaleza
en cuerda, 25
pantanosa, 25
Neidner, William, 39
Nervios, 261
717
craneales, 115
de Hering, 306
fasciales, 115
fibras, 113-116, 204, 238
glosofaríngeo, 115, 306
líquidos orgánicos, 12
motor ocular, 115
periféricos, 124
raquídeos, 185,, 207
sensitivos, 237
simpáticos, 31, 108, 307
tubo digestivo, 267
vago, 115
vías, 307
Neurofisiología, 108
Neuronas, 108
intervalo dinámico amplio, 116, 124, 140
718
Normal, flexión lateral y rotación, lesión, 33-34, 37, 38
Núcleo
paragigantocelular, 126, 127,, 127, 128
paraventricular, 126, 127, 128
Observación, 198
craneal, 210
Osteopatía
craneal, 201-218, 203,, 204,, 332
fluctuación del LCR, 208-209, 210
investigación, 211-213
mecanismo respiratorio primario, 204
evaluación, 209-211, 211
métodos de tratamiento, 214-215, 214
neonatos y niños pequeños, 215-217, 216
motilidad intrínseca del SNC, 208
movilidad
articulaciones, 205, 205
719
meninges, 205-207, 206,, 207
sacro, 207-208, 208
suturas, 202-204
definición, 3-15
avances posteriores, 7-9
historia de los orígenes, 6-7
Still, Andrew Taylor, 7
plataforma política, 13
principios fundacionales, 9-13
Osteoporosis, 318-319
Page, Leon, 5
Palmoteo, 254
Palpación, 25
720
Pelvis, 95, 186, 189, 216, 252, 279
femenina, 260-263, 290-291, 292,, 293
osteopatía visceral, 224-225, 225,, 230
técnica de energía muscular, 196-197
Peritoneo, 225
Pinchazos
húmedos, 250
secos, 250
Pitta, 87
Plexo
de Auerbach, 266
de Meissner, 266
Postura, 289-291
cambios, 90
de desplome, 153
de imagen, 153-154
erecta, 45
721
estratificación y tensión regional, 153-155
hipotensión, 321
problemas, 160
residual, 154
Presión
arterial, 305-311, 306
consideraciones osteopáticas, 308-310, 309
control, 30-308, 307
hipertensión arterial, 308
hipotensión arterial, 308
media, 306
axial, 45-46
digital, 250
hidrostática, 305
sobre músculo, 255
Pretensado, 75
Propioceptores, facilitación
neuromuscular, 194
Propiorreceptor, 108
Prueba
de Bragard, 278
de Lasègue, 278
722
del descenso de la rodilla, 64
Psique, 31-32
Pubis, 197
Puntos
gatillo, 249-250, 255
miofasciales, 118, 246, 249
sensibles, 245-246
de Jones, 118-119
viscerosomáticos, 118
Recuerdo
celular, 230
de disfunción, 247
723
Recursos de resistencia al estrés, 149
Reflejos
«umbral reflejo», 119, 124
barorreceptores, vías nerviosas, 307,, 310
de Chapman, 118, 246, 251-252, 255, 269
dermalgias de Jarricot, 24, 118
en el modelo de disfunción somática, 112, 113
medulares, 108-112, 109
arcos reflejos, 131, 133
miotático o de estiramiento, 109, 109
monosináptico, miotático o de estiramiento, 109, 109
nerviosos, 108
polisinápticos, 111-112
propagación de la excitación, 119
psicosomáticos y somatopsíquicos, 118-123
conceptos de Korr, 123
estudios iniciales, 119-123
somáticos y viscerales, 31, 112-113
somatopsíquicos, 118-123
somatosomáticos, 112
somatoviscerales, 115-118, 117
viscerosomáticos y somatoviscerales, 31, 112-113, 115-118, 117
relaciones somáticas/viscerales, 116-118
modelo de puntos sensibles, 118
724
Reposo o actividad, 276
725
Rogers, Carl, 172
Sanación magnética, 4
Sensación final, 23
726
plasticidad nerviosa, 131
Síndrome
de adaptación general, 28, 29,, 126, 167, 170-171, 170
consideraciones psicológicas, 139, 142-143, 144,, 146, 149
de la espalda bloqueada, 279
del intestino irritable, 265-269
consideraciones osteopáticas, 267-269, 267,, 268
premenstrual, 259-260
Sistema
de «anteroalimentación», 237
de conexión entre cabeza y cuello, 228
eferente gamma, 109-111, 242
endocrino, 168
estomatognático, 228, 228,, 287
genital, femenino, 261
hematopoyético, 181
inmunitario, 170
727
límbico, 269
linfático, 159, 268
nervioso, 107-135, 151, 168
autónomo, 12, 31, 162, 223, 229
anatomía, 113-115, 114
consideraciones psicológicas, 140, 145
sistema nervioso, 107-108, 127
anatomía, 113-115, 114
situaciones clínicas, 274, 287
fascia, 237
parasimpático, 108
reflejos
en el modelo de disfunción somática, 112, 113
medular, 108-112, 109
nerviosos, 108
psicosomáticos y somatopsíquicos, 118-123
728
somático, 107
Sistemática, 183
729
Somatoliberina, 142
Somatotipo, 97
Stirling, Maj, 7
Stoddard, A., 36
730
Sutherland, William Garner, 8, 38, 77, 81, 161
diagnóstico, tratamiento, 219-220, 230, 241
osteopatía craneal, 201-202, 204-205, 208-209, 212, 213-215
fulcro de Sutherland, 206
Tabaquismo, 272
Técnicas
ajuste específico, 37-38, 57, 182, 189-192, 190,, 202, 316
alta velocidad y baja amplitud, 182, 183, 287, 302, 332
articulatoria, 182, 182,, 321
baja velocidad y alta amplitud, 182
CV4, 130, 161, 214, 262, 274
directas, 140, 267-268, 289, 302
viscerales, 252, 293
energía muscular, 193-199, 240, 250, 332
evaluación, 195-199, 196,, 197
variaciones de la contracción muscular, 194-195, 195
estructurales, 241-243, 268
funcional, 241-244, 242,, 243,, 302, 321, 332
«dinámica», 242-243
inhibidoras, 254-255, 272
internas, 291-292, 292
mecanismo involuntario, 202, 293, 321
731
miofasciales, 233-240, 234,, 237,, 239,, 321
liberación, 250
neuromuscular, 255, 302
no invasivas, 292
oscilatoria, 262
partes blandas, 253-256, 287
euromuscular, 255
inhibición, 254-255
propagación en V, 214
«pulverización y estiramiento», 250
tazas chinas, 254
Tejido, 326
cambios de textura, 23-25, 25,, 122-123
sensación, 50
732
Tensión
ligamentosa equilibrada, 8, 77, 81, 219-221, 302
membranosa equilibrada, 8, 77, 81, 214-215, 219
regional, 153-155
y contratensión, 245-247
Teoría
celular de la enfermedad, 31-32, 170
de los cinco elementos, 87
general de sistemas, 174
microbiana de Pasteur, 170
Tipos
anterior y posterior de soporte del peso, 90-95, 94,, 96
delgado, intermedio y fornido, 87-90, 89,, 90,, 91,, 92,, 93
estructural, funcional y mixto, 101-105, 103
fosfórico, fluórico y carbónico, 101, 102
mesoblástico, cordoblástico y endoblástico, 100
pícnico (ciclotímico), 101, 101
posterior de soporte del peso, 90-95, 94,, 96
Tirotropina, 142
733
biotipología, 92, 94,, 95, 96
curva dorsal, 47, 56, 57
movilidad torácica, 45
osteopatía visceral, 224-227
Tratamiento
articular general, 192
craneal, objetivos, 214
eje, estructura/función mínimo/máximo, 179
espectro continuo, 178
general osteopático, 8, 57, 181-188
impulso a alta velocidad, 183-184
modelo respiratorio-circulatorio, 161, 163
niveles medulares y vertebrales, 184-187, 185
otros modelos de tratamiento, 196, 240, 262
técnica articulatoria, 182, 182
global, 198
osteopatía craneal, 214-217, 214
planificación, 102, 323-330
anamnesis, 325-327
consulta, 323-325, 327,, 328
exploración física, 327-329, 328
734
Trompas de Eustaquio, 296-298, 297
Tubo
digestivo, 159, 266, 267-268, 267
interior, 154-155
Tucker, P.T., 4
Vasomotilidad, 12
Vata, 87
735
Vertebral
columna, 276-277, 291, 319
curvas, desarrollo, 43-45, 44,, 45
niveles medulares y, 184-187, 185
nomenclatura del movimiento, 35-36, 35
patrones de adaptación, 49-50
principios de movimiento, 32, 33
segmentos, 35-36, 35
Visceral
disfunción, 249-250, 251
osteopatía, 223-232, 224-231,, 332
sistema, 92,, 108
técnicas, 252, 262, 291, 293
736
Walker, Lillard, 7
Webster, George, 51
Wilson, P.T., 4
Wolf, A.H., 6
Yin y Yang, 87
Yo motor, 140
Yoga, 145
737