SERGIO SARCOS

ELOCUENTES PERFILES
SERGIO SARCOS no se cansa de versionar la Chinita. Como iconólogo chiquinquireño parte
de los retratos que el evangelista Lucas hizo de María hace más de dos mil años y que se
adapta a la iconografía chiquinquireña cuyo perfil expresa el liderazgo cristiano con plena
vigencia.
Los rasgos que aparecen en sus semblantes de Rosa del Cielo son tan humanos como divinos
porque cada visión de la aparición se inscribe en el encuentro de una búsqueda iconográfica
capaz de relatarla, entenderla y graficarla, como una mariofanía que nos revele su
inmortalidad.
SERGIO SARCOS sabe que una descripción dice más que mil definiciones y trata de iluminar
la tradicional imagen mariana, como un icono espiritual que aparece y desaparece en la
advocación chiquinquireña de renovarse sola en cada una de sus semejanzas.
Todas y cada una de estas “Chinitas” resultan un novedoso catálogo de estampas que la
religiosidad popular puede cargar en el pecho, muy cerca de su corazón, como un
escapulario de la cofradía artística que genera el culto con dibujos y pinturas sacralizadas
por la devoción en todas sus manifestaciones.
SERGIO SARCOS pinta y repinta la tabla milagrosa en teofánicas réplicas, nichos, trípticos o
cualquier otra ilustración de su imaginario interior, donde pervive una exterioridad cada vez
más configurada por los sentimientos de omnipresencia de la milagrosa renovación
pictórica en apoteósicas revelaciones.
Sus visiones simbólicas de la virginidad maternal, son afectivas y efectivas demostraciones
de la encarnación que materializa en los más diversos retratos que sirven a la hipóstasis de
lo humano y lo divino que renueva el misterio de la aparición en la pintura.
Carlos Sánchez Fuenmayor
Curador