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DEBERES DE LA IGLESIA EN CUANTO A SU PASTOR

Hebreos 13:7,17,20,21
7 Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la
palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de
su conducta, e imitad su fe.
17 Obedeced a vuestros pastores, y sujetaos a ellos;
porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han
de dar cuenta; para que lo hagan con alegría, y no
quejándose, porque esto no os es provechoso.
20 Y el Dios de paz que resucitó de los muertos a nuestro
Señor Jesucristo, el gran pastor de las ovejas, por la sangre
del pacto eterno,
21 os haga aptos en toda obra buena para que hagáis su
voluntad, haciendo él en vosotros lo que es agradable
delante de él por Jesucristo; al cual sea la gloria por los
siglos de los siglos. Amén.

INTRODUCCIÓN:
Hay un principio bíblico disperso a través de toda la Biblia
cuyo texto, ya resumido, reza así: “Herid al pastor y las
ovejas serán dispersas”. El eterno Dios en su insondable
sabiduría diseñó que no podía haber rebaño sin un pastor.
Esta verdad que se fundamenta en la enseñanza apostólica
tiene actual vigencia en la realidad de la iglesia local.
Amadísimos hermanos, permítanme expresarles algunas
enseñanzas bíblicas que a mi juicio tienen que ver con las
obligaciones de ustedes para con sus pastores.
En el texto sagrado que ya leímos hay tres verbos que
tienen que ver con su responsabilidad como iglesia; estos
verbos son:
 Acordaos.
 Considerad.
 Imitad.
El primer verbo está relacionado con el ministerio del pastor,
el segundo con su reputación y el tercero con su dedicación
al ministerio.

I.- ACORDAOS.
Es una palabra frecuente en el libro de Deuteronomio y la
razón es porque resulta muy fácil olvidar el bien que hemos
recibido de Dios a través de sus siervos los pastores. Todos
sabemos el problema del corazón humano: el bien que
recibe con facilidad lo olvida, pero el mal que recibe,
siempre lo retiene; alguien dijo que el bien que recibimos lo
escribimos en la arena del mar, pero el mal lo esculpimos
en la mas sólida piedra.

Aquí en el pasaje de nuestra reflexión, pastores incluye a


los apóstoles, ancianos y diáconos que administraron la
Palabra de Dios a los creyentes del primer siglo de la fe
cristiana. Recordemos que de acuerdo a lo que leemos en
el Nuevo Testamento, los que dirigían la iglesia local eran
los ancianos que también son llamados obispos o pastores.

El término “acordaos”, tomando en cuenta el versículo 3,


tiene que ver con el hecho de sostener al pastor en sus
necesidades básicas. En el versículo 16 se habla de la
ayuda mutua: El pastor da a la iglesia el pan espiritual y la
iglesia da al pastor el pan material; si una de las dos partes
falla en su responsabilidad, Dios no bendecirá el ministerio
de la iglesia local. El pasaje es enfático cuando dice:
“Acordaos de los pastores que hablaron la Palabra de Dios”,
la ¡Palabra de Dios! no teorías religiosas basadas en
elucubraciones humanas o como el autor les llama en el
versículo 9 “doctrinas diversas y extrañas”, sino la Palabra
de Dios. Las iglesias locales necesitan urgentemente la
Palabra de Dios.

Palabra que alimenta el alma hambrienta ¡Palabra que


consuela el alma afligida! Palabra que redarguye al pecador
impenitente; Palabra que da esperanza al alma
desesperada; esa gloriosa Palabra es la que el verdadero
pastor da a la iglesia del Señor. Con la misma dedicación
con que el pastor sirve a la iglesia, así ésta debe servir a su
pastor.
El pastor no sólo ha sido encomendado por Dios para
hablar la Palabra, sino también a velar por las almas, a
procurar el bien de la grey que Dios ha puesto bajo su
cuidado.

El pastor da a la iglesia el pan espiritual, pero la iglesia


debe darle al pastor el pan material. Se cuenta que en una
iglesia de un pueblito apartado había un pastor que visitaba
a los hermanos montado en un caballo; el caballo era muy
gordo mientras que el pastor era un hombre raquítico,
desnutrido; en cierta ocasión cuando el pastor pasaba
montado en su caballo delante de un grupo de personas
oyó que todos comenzaron a reír y a decir que el caballo
estaba gordo, pero el pastor estaba flaco; el pastor se
dirigió a la multitud y les dijo: “la situación esta en que yo
cuido al caballo y a mi me cuida la iglesia”.
El segundo verbo demuestra reflexión es:

II.- CONSIDERAD.
Es la traducción de un participio que significa
“contemplando” o “considerando atentamente con
profundidad y empeño” ¿Qué debe considerar la iglesia de
su pastor? Su manera de comportamiento hasta las últimas
consecuencias. El pastor no es una persona perfecta; por
supuesto que comete errores como cualquier ser humano,
pero el siervo de Dios tiene muchas virtudes y los creyentes
son llamados por Dios para que imiten las cosas buenas de
su pastor. El pastor es el hombre llamado por Dios para
alimentar al rebaño, para guiarlo, para protegerlo, para velar
por las almas. El buen pastor, como lo dijo el Señor Jesús,
es aquel que esta dispuesto a entregar, si fuere posible, su
vida por los miembros que el Señor ha puesto bajo su
cuidado.
El pastor debe tener una conducta santa y abnegada hasta
la muerte.
El tercer verbo de nuestra meditación es:

III.- IMITAD.
Su fe. La palabra que aquí se traduce “imitad” es la
traducción del vocablo griego imperativo “mimeiste” que se
deriva del sustantivo “mimos”.
La palabra “mimos” es una palabra técnica del teatro griego
la cual significa que el actor está representando con gestos
y palabras a un personaje de la vida real. De acuerdo a
nuestra doctrina de la Inspiración de las Escrituras,
sabemos que el Espíritu Santo guió al autor sagrado para
que usara esta palabra “mimos” para dar a entender que las
ovejas están llamadas a imitar en todo lo bueno a su pastor.
El término “imitad” está iluminado por lo que dice el verso
17 “obedeced y sujetaos a vuestros pastores”.

Esto nos ayuda para que no se incube en nuestro


pensamiento la idea de que el pastor es un sirviente de la
iglesia: que al fin y al cabo se le da un salario para que sea
el pastor de la iglesia. Si esto fuera así, entonces el pastor
sería un empleado que después de dar el sermón se iría a
su casa sin ninguna responsabilidad.
Si a medianoche le dijeran: “el hermano fulano se está
muriendo” entonces debe contestar: “mañana, después de
las siete lo voy a visitar” ¡Nadie espera eso de un pastor!

Pues nadie espera que el pastor sea el sirviente de la


iglesia. El pastor es el hombre llamado por Dios para su
ministerio en la iglesia y Dios responsabiliza a la iglesia
para que apoye a su pastor.
La iglesia es llamada a imitar la fe de su pastor a
obedecerle y a sujetarse a él con todo el corazón. No de
labios solamente, sino con todo el corazón. El pueblo de
Israel gritó al Señor un domingo por la mañana: “¡Hosanna,
Hosanna al Hijo de David!”, y el próximo viernes gritaba
“¡crucifícale!”.
Así muchos con sus labios alaban a sus pastores, pero en
sus corazones están lejos de ellos.

CONCLUSIÓN:
Estimados hermanos, amemos a nuestro pastor; ore por su
pastor, estimule a su pastor diciéndole que sus sermones
son de bendición para Ud. Si así lo hace, del Señor recibirá
la recompensa.

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