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Morphy se retiró, pues. ¡Cuánto lo lamentamos! Estamos por creer, ante esta
actitud, y de acuerdo con lo que se ha repetido, que Morphy no era un
apasionado del ajedrez y solamente aspiraba a desafiar y superar a todos los
grandes del mundo. Corrobora esta opinión el hecho de que, una vez conseguida
tal ambición, perdió todo interés por el ajedrez. Puede que haya contribuido a esa
determinación el hecho de que su gran notoriedad en el ajedrez le cerrara las
puertas del foro, tal era el arraigado prejuicio que existía entre los miembros de
esa profesión, que consideraban indigno de ejercerla a quien calificaban
despectivamente como mero jugador de ajedrez. Tal vez esta primera gran
injusticia que le hizo el mundo al alborear su vida, la que más hondas huellas
dejo en su espíritu, fuese también el recóndito y verdadero motivo de su despego
por el ajedrez como causante de su fracaso profesional
Una de las más importantes verdades que Morphy legó al mundo del ajedrez, y
ella probablemente por intuición, fue que, cuanto más abierta se halle la
posición, tanto mayor será la ventaja del banda mejor desarrollado. Sorprendía
por sus creaciones; buscaba siempre la victoria, y era temperamentalmente
ambicioso Se agrandaba más y más frente a sus adversarios a medida que estos
a su vez iban siendo más poderosos.
(Steinitz dijo): Morphy marca una época en la historia y que el estudio de sus
partidas es factor esencial para adquirir un completo conocimiento de los ataques
contra el rey. (también dijo) Se Ie ha admirado por sus sacrificios y su juego de
combinación, olvidándose de las cualidades verdaderamente admirables de su
juego de posición.
Nos resta recomendar el estudio de Morphy como ajedrecista, no solo por lo que
enseña con sus partidas, sino también por las sugestiones que brinda como
fuente de inspiración. Quien quiera perfeccionarse en la combinación, como paso
indispensable para alcanzar el juego de posición, tendrá en el genial maestro
inagotable venero de gran valor didáctico, siempre de actualidad No fue el más
sabio -cómo podría serlo a su edad?-, pero si el que más aportó al ajedrez
Aprendió a jugar a los diez años, siendo aún alumno primario, guiado por su
padre y especialmente por su tío Ernesto, el mejor ajedrecista de Nueva Orleans
en esa época. En poco tiempo asimilo las lecciones de este y a los doce años 10
superaba fácilmente, considerándosele un niño prodigio. A lo trece se extendía su
fama por el mundo entero a raíz del éxito alcanzado frente al maestro hungaro
Lowenthal, a quien gano una partida y Ie hizo otra tablas, partidas que este
comento como un caso fenomenal en el dominio del juego. Rebasando el ámbito
local, jugo magnificas partidas en Mobile y más tarde en Nueva York,
aprovechando la circunstancia de no poder ejercer su profesión hasta cumplir su
mayoría de edad. En esta última ciudad tomo parte en el torneo de 1857,
confirmando con su rotundo triunfo la fama que había conquistado y
trascendido.
Morphy jugó en total 403 partidas, de las cuales gano 292, empato 43 y perdió
68. Este "score" representa el 77,79 por ciento. Su luminoso cerebro se apagó en
1875, después de un colapso mental que lo sumió en las tinieblas de la locura,
deiando, sin embargo, una estela de luz que alcanza hasta nosotros. Falleció el
10 de julio de 1884.