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Paul Morphy:

Repasar sus partidas es sentir la vibración de un cerebro de artista puro,


inmaculado, sin contaminación de influencia alguna, que produce obras
maestras. (Sus partidas están) llenas de vida y originalidad, algunas de ellas con
fallas e impurezas, sí, pero sin retoques, signo de una elaboración afanosa,
apremiante, en momentos de febril inspiración.

Despues de su triunfal gira por Europa, retorno a su patria con el propósito de


dedicarse a su profesión de abogado, y salvo una breve y muy limitada exhibición
en Paris durante su segunda visita a Francia en 1863, puede considerarse que su
carrera ajedrecística había terminado en 1859, a los 22 años escasos de edad.

Morphy se retiró, pues. ¡Cuánto lo lamentamos! Estamos por creer, ante esta
actitud, y de acuerdo con lo que se ha repetido, que Morphy no era un
apasionado del ajedrez y solamente aspiraba a desafiar y superar a todos los
grandes del mundo. Corrobora esta opinión el hecho de que, una vez conseguida
tal ambición, perdió todo interés por el ajedrez. Puede que haya contribuido a esa
determinación el hecho de que su gran notoriedad en el ajedrez le cerrara las
puertas del foro, tal era el arraigado prejuicio que existía entre los miembros de
esa profesión, que consideraban indigno de ejercerla a quien calificaban
despectivamente como mero jugador de ajedrez. Tal vez esta primera gran
injusticia que le hizo el mundo al alborear su vida, la que más hondas huellas
dejo en su espíritu, fuese también el recóndito y verdadero motivo de su despego
por el ajedrez como causante de su fracaso profesional

Una de las más importantes verdades que Morphy legó al mundo del ajedrez, y
ella probablemente por intuición, fue que, cuanto más abierta se halle la
posición, tanto mayor será la ventaja del banda mejor desarrollado. Sorprendía
por sus creaciones; buscaba siempre la victoria, y era temperamentalmente
ambicioso Se agrandaba más y más frente a sus adversarios a medida que estos
a su vez iban siendo más poderosos.

Jugador de ataque por excelencia, era también maestro en la defensa cuando se


encontraba en situaciones difíciles, y en tales oportunidades era hasta dogmático

(Steinitz dijo): Morphy marca una época en la historia y que el estudio de sus
partidas es factor esencial para adquirir un completo conocimiento de los ataques
contra el rey. (también dijo) Se Ie ha admirado por sus sacrificios y su juego de
combinación, olvidándose de las cualidades verdaderamente admirables de su
juego de posición.

Capablanca dijo: "En contra de la creencia general, producto de la ignorancia, la


fuerza principal de Morphy no estriba en su poder de combinación, sino en su
juego de posición y su estilo general, pues la mayor parte de las partidas de sus
grandes matches las ganó de manera directa y sencilla, y es en ese poder sencillo
y lógico donde radica la verdadera belleza de su juego, contemplado desde el
punto de vista de los grandes maestros," Y agrego: "Empezando por
Labourdonnais hasta el presente, e incluyendo a Lasker, encontramos que el
estilista evidentemente más grande ha sido Morphy. De ahí la razón, aunque
pudiera no ser la única, por la cual es generalmente considerado el más grande
de todos"

Para nosotros, el juego de Morphy es la base del ajedrez de posición; sus


combinaciones grandiosas y bellas no eran otra cosa que la consecuencia natural
de aquello que Morphy jugaba, pues, "su" ajedrez, hacia "su" ajedrez original,
desvinculado de la teoría canónica y desarrollado según su propio estilo.

Nos resta recomendar el estudio de Morphy como ajedrecista, no solo por lo que
enseña con sus partidas, sino también por las sugestiones que brinda como
fuente de inspiración. Quien quiera perfeccionarse en la combinación, como paso
indispensable para alcanzar el juego de posición, tendrá en el genial maestro
inagotable venero de gran valor didáctico, siempre de actualidad No fue el más
sabio -cómo podría serlo a su edad?-, pero si el que más aportó al ajedrez

Aprendió a jugar a los diez años, siendo aún alumno primario, guiado por su
padre y especialmente por su tío Ernesto, el mejor ajedrecista de Nueva Orleans
en esa época. En poco tiempo asimilo las lecciones de este y a los doce años 10
superaba fácilmente, considerándosele un niño prodigio. A lo trece se extendía su
fama por el mundo entero a raíz del éxito alcanzado frente al maestro hungaro
Lowenthal, a quien gano una partida y Ie hizo otra tablas, partidas que este
comento como un caso fenomenal en el dominio del juego. Rebasando el ámbito
local, jugo magnificas partidas en Mobile y más tarde en Nueva York,
aprovechando la circunstancia de no poder ejercer su profesión hasta cumplir su
mayoría de edad. En esta última ciudad tomo parte en el torneo de 1857,
confirmando con su rotundo triunfo la fama que había conquistado y
trascendido.

Después de su actuación en América se trasladó a Europa en busca de los


mayores maestros de la época, alcanzando allí relieve excepcional y la
inmortalidad por sus producciones de alto valor artístico En Inglaterra, des de
mediados de julio hasta fines de agosto de 1858 se impuso fácilmente a Barnes,
Lowenthal, Midley, Mongredien y Owen, jugando 72 partidas de match y otras
muchas más contra aficionados, en simultáneas,

En Paris, donde actuó inmediatamente después en el invierno de 185􀅲-1859,


cumplió una tarea de mayor categoría aun, con igual derroche de energía y no
menos eficacia, aun cuando se llamaban Anderssen (campeon del mundo),
Harrwitz, A. de Riviere y otros grandes sus principales adversarios. De vuelta a
Londres, en breve estada antes de emprender el regreso a los Estados Unidos,
confirmo su anterior actuación.

Morphy jugó en total 403 partidas, de las cuales gano 292, empato 43 y perdió
68. Este "score" representa el 77,79 por ciento. Su luminoso cerebro se apagó en
1875, después de un colapso mental que lo sumió en las tinieblas de la locura,
deiando, sin embargo, una estela de luz que alcanza hasta nosotros. Falleció el
10 de julio de 1884.

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