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CIMENTACIONES José Marí a Rodríguez Ortiz
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Prólogo a la primera edición


Después de la interesante experiencia del Curso sobre Control de Calidad en
Cimentaciones (COAM , 1980), se pudo apreciar la conveniencia de un recicla-
i

do en los aspectos básicos del tema , impartiendo un Curso algo más extenso y
detallado.
Planteado este Curso con un enfoque eminentemente práctico , no por ello se
ha querido prescindir del encuadre teórico adecuado al nivel de formación de
los Arquitectos Superiores , evitando una exposición tipo receta o formulario,
tan al uso en numerosos cursillos .
En este sentido se ha hecho un esfuerzo importante, para elaborar un texto que
proporcione a los participantes en el Curso un volumen de informació n muy
superior al que podr ía transmitirse oralmente , de modo que puedan disponer
posteriormente de un manual de consulta cuyas líneas principales se habr á n ex-
puesto a lo largo del Curso.
La informació n recogida comprende un gran número de tablas , ábacos y f ó r -
mulas de aplicación directa en el proyecto de cimentaciones y que habitualmen-
te se encuentran dispersas en numerosos libros y artículos , gran parte de los
.
cuales no se han traducido ai castellano Se ha procurado asimismo una presen-
taci ó n muy concisa , evitando acumular teor ías y explicaciones que , con una in-
necesaria erudici ó n , habr ían contribuido a crear confusión respecto a la l ínea a
1

1 •
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seguir en un problema dado.
En algunos casos se ha incidido también en determinados aspectos económicos,
;

tema tradicionalmente evitado en los textos técnicos , pero que constituye una
\ de las informaciones más solicitadas por los proyectistas.
: Digamos por último que al elaborar el texto aquí presentado se ha pensado
principalmente en el gran n ú mero de Colegiados, que habitualmente no pueden
seguir este tipo de Cursos , así como en los alumnos de la Cátedra de Mecá nica
del Suelo y Cimentaciones de la E.T.S.A.M. que carecen , por el momento , de
un texto en el que seguir las lecciones de dicha*;asignatura.
:

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i
Vaya nuestro agradecimiento a la Comisión de Asuntos Tecnológicos del
::

C.O.A.M . que ha motivado la celebración de este Curso y la edición de este


texto , así como a nuestros compa ñ eros Eduardo Serra Gesta y Gonzalo Ortega
Jord án de Urries que han realizado la mayor parte de las figuras y gráficos .
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José M . 8
Rodríguez Ortiz

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Indice
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PRESENTACION ;; 3 ;
CAPITULO 1. Reconocimiento del terreno y propiedades de los suelos.
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i
José Mar ía Rodr íguez Ortiz
1. Introducción' alfproblema geotécnico ; 9 •

2. El Estudio Geotécnico 10
\
3. Planificación dé; ios reconocimientos 25
i 4. Determinación rje propiedades geot écnicas 30
5 . El informe geotécnico 35
! —
Apé ndice: Precios unitarios orientativos para la ejecu -
ción de estudios geot écnicos (1994) . 39

-
CAPITULO 2 . Cimentaciones superficiales-I Análisis geotécnico .
José María Rodr íguez Ortiz i
1. Introducción : > .. 41
2. Bases de dise ño . 41
3. Par á metros de cálculo 42
4. Valores empíricos de las presiones de trabajo 42
n
5. Determinació -de la presi ón de hundimiento
6. Problemas especiales de capacidad portante
44
49
7. Aplicaciones a los suelos reales . .. ; 56
8. Presiones admisibles. Coeficientes de seguridad . . . 62
9. Asientos en las cimentaciones 64
10. Cimentaciones en roca 75

Apéndice: Tensiones y asientos en el semiespacio
elástico 81

CAPITULO 3 . -
Cimentaciones superficiales-II Aspectos estructurales y
.
constructivos Jesús Serra Gesta
1. Introducción . 89
i 2. Tipología de cimentaciones superficiales . 89
3. Acciones sóbre las cimentaciones 90
4. Dimensionado en planta del cimiento 91
5. Cálculo estructural del cimiento 115
6. Cimientos semiprofundos 138
7. Vigas riostras o: de atado 141
8. Aspectos constructivos 142
! CAPITULO 4. -
Cimentaciones sufierficiales III - Zapatas corridas y lo-
i
sas de cimentación¿ José Mar ía Rodr íguez Ortiz
1. Introducción fTipología

s. .
^
2. Cálculo de zapatas corridas
3. Determinación del coeficiente de balasto
147
150
162
4. Condiciones rigidez y problemas de interacción
terreno-estruct ü ra *

164
5. Cálculo de losas ¿ 168
í
6. Aspectos de dise ño y constructivos 175
i* . .
CAPITULO 5v Cimentaciones^ por pilotaje-I Aspectos geot écnicos.
José María Rodr íguez Ortiz
v-: ; 1. Introducci ón 179
2. Tipos de pilotes 179
3. Otros tipos de cimentaci ón profunda
"
• . •

. 182
4. Condiciones de utilizaci ón 182
i. 5. Forma de trabajo y solicitaciones de los pilotes . . . 182
i 6. Cálculo de los pilotajes 183.

5
1

7. Carga de hundimiento del pilote aislado . . , • 183


8. Fó rmulas de hinca 187
9. .
Grupo de pilotes - Carga de hundimiento . , 188
10. Asientos de pilotes y grupos de pilotes 189
11. Distribución de cargas en grupos de pilotes . 191
12 . Pilotes sometidos a solicitaciones especiales 195
CAPITULO 6. Cimentaciones por pilotaje -II - Aspectos estructurales y
.
constructivos José M. a Rodr íguez Ortiz
1 . Introducció n 201
2. Materiales y diseño estructural 201
3. Condiciones de ejecució n . Control 203
4. Otros elementos constructivos 204
5. Normativa 209

Apéndice: Características nominales de pilotes co-
merciales 210
i

CAPITULO 7. Empujes de tierras y estructuras de contención.


Carlos Oteo Mazo
1. Introducci ó n 213
2. Tipos de estructuras de contenci ó n 214
3. El empuje de tierras 216
4. El proyecto y construcci ó n de estructuras r í gidas:
Muros 223
5. Estructuras flexibles 228
6. El proyecto de pant állas continuas 234
CAPITULO 8. Criterios para la elección de cimentaciones.
José Mar ía Rodr íguez Ortiz i

1. Introducci ó n 249 :

2. Influencia tipol ó gica entre la cimentaci ón y el edi -


ficio 249
3. Influencia del tipo de edificio 250
4. Condicionantes econ ó micos 252
5. Condicionantes impuestos por los edificios pr óximos 252
6. Condicionantes de utilizació n de los distintos tipos
de cimentació n 253
7. Influencia del nivel freá tico 259
8. Cimentaciones en terrenos heterogé neos 259
9 . Casos especiales de cimentación 260
BIBLIOGRAFIA 266

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Profesores del Curso:


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i
JOSE MARIA RODRJGUEZ ORTIZ
i, Dr . Ingeniero de Caminos
Catedrático de Mecánica del Suelo y Cimentaciones de la E.T.S .
de Arquitectura de Madrid .
05

í
JESUS SERRA GESTA
Arquitecto i

Profesor Encargado de Curso de Mecánica del Suelo y Cimenta-


f ciones de la E .T. S . de Arquitectura de Madrid .
¡

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CARLOS OTEO MAZO
Dr . Ingeniero de Caminos
In-
- - iri::-V -
Profesor Titular de Geotermia y Cimientos de la E .T.S . de
\
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genieros de Caminos, C. y P . de Madrid .
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Capí tulo 1
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:
Reconocimiento del terreno y propiedades
de los suelos

JOSé MAR í A RODR íGUEZ ORTIZ J .

1. INTRODUCCION AL PROBLEMA GEOTECNICO


«f .

Tal como se plantea habitualmente el problema geot écnico consiste en proyec-


^
tar la cimentació n de un edificio de; la forma más funcional y econ ómica , te-
,

niendo en cuenta la naturaleza del terreno , de forma que se consiga una seguri -
dad suficiente y unas deformaciones, o asientos compatibles con las tolerancias
de la estructura .
Aunque en algunos casos la resolució n de una cimentaci ón resulte trivial , en
otros muchos da lugar a un proceso .relativamente complejo en el que deben in -
tegrarse numerosos factores para l íégar a una soluci ón correcta . Un esquema
de dicho proceso se indica en la Fig . 1.1 .

ESTUDIO r i

Geologí a Antecedentes GEOTECNICO

• r
Hidrogeología
¡
Normativa Condicionantes Tecnologí a
Reconocimientos

I
Ensayos
Correlaciones
T Coeficientes
de seguridad
Implantación Tipolog ía

í
Informe Geot écnico
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Definició n de
la cimentación

. Modelos de -
Parámetros geot écnicos '
- r
comportamiento

'i

( Problemas constructivos
y Sistema
estructura-
Interacció n con el cimientó
terreno
-
entorno


.í "Acumulación '
i
Control deli - *
- '

Mejora del
de experiencia comportamiento proyecto

; Resultado
r

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— Fig . 1.1 — Esquema de las fases usuales de la metodolog í a geotécnica.
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9
Como puede verse existen varias fases diferenciables:
I. El estudio geotécnico. Partiendo de la informaci ón geológica y geot écnica
existente as í como de los antecedentes de cimentaci ón en la zona , se realiza
una campa ña de prospecci ó n y reconocimiento del terreno , tomando mues-
tras para su ensayo en laboratorio y definiendo los pará metros geotécnicos
caracter ísticos.
II . La definició n de las condiciones de cimentación. Una vez conocida la na-
turaleza y propiedades del terreno se elige la soluci ó n de cimentaci ó n más
adecuada con base en las teorías de la Mecánica del Suelo y la experien-
cia tecnol ógica acumulada . Se define tanto el tipo de cimentació n como
su nivel de apoyo en el terreno , las presiones de trabajo y los asientos
asociados con las mismas , eventuales problemas de ejecuci ó n , etc .
III . El proyecto de la cimentación . Se reflejan en planos para construcci ó n
las dimensiones , armaduras y detalles de las cimentaciones , tomando co-
mo bases de cálculo las establecidas en el Estudio Geot écnico y teniendo
en cuenta las Instrucciones y Normativas vigentes .
IV. La ejecución y control de la cimentación. Se comprueba si el terreno se
ajusta a lo previsto en el proyecto y se controla el comportamiento de las
cimentaciones , en especial en lo que se refiere a movimientos y asientos.
Un comportamiento an ó malo exige una correci ó n del sistema de cimenta -
ció n o , al menos , aporta una experiencia para obras sucesivas.
El desarrollo de este proceso exige unos conocimientos relativamente especiali -
zados pero tiene tambié n mucho de «arte» en el sentido de combinar la t écnica ,
la experiencia y el ingenio para llegar a las soluciones id ó neas .
En el Curso que aqu í se presenta hemos de limitarnos necesariamente a los ru -
dimentos t écnicos , como formaci ó n básica para acometer los problemas m ás
complejos de cimentació n . Se suponen conocidos los principios de la Mecá nica
del Suelo y las teor ías cl ásicas de comportamiento del terreno .

2. EL ESTUDIO GEOTECNICO
Ya empieza a estar generalmente admitido el inter és de un conocimiento previo
de la naturaleza del terreno para las actividades de edificaci ó n . Por un lado
han existido accidentes graves y costosos motivados por una cimentaci ó n defi -
ciente o inadecuada y , pqr otro , la importancia de los edificios es cada vez ma-
yor , justificá ndose inversiones apreciables en estudios del terreno .
En las viviendas de protecci ón oficial estos estudios se hacen ya de manera sis-
tem á tica como consecuencia del Decreto de noviembre de 1971 y est á en prepa -
raci ón una Norma Básica que ampliará su obligatoriedad a todo tipo de edifi -
caciones . Esta Norma Básica , que vendrá a sustituir a la Norma Tecnol ógica
CEG-1975, constituye un documento muy elaborado , adaptado a las condi -
ciones espa ñ olas , por lo que recogeremos aqu í sus aspectos fundamentales .
Las campa ñ as de reconocimiento se enmarcan dentro de Estudios Geot écnicos
de diferente alcance, debiendo llegarse a un compromiso entre la información
necesaria y los costes de las prospecciones y ensayos .

2.1 . Tipos de estudios geot écnicos


Se consideran los siguientes:
A) Estudio de evaluación geotécnica: Sirve para determinar las caracter ísticas
geot écnicas generales en á reas extensas , detectar eventuales problemas de
cimentación y zonificar el territorio respecto a su calidad geot écnica. A su i

vez comprende dos niveles de reconocimiento .


A . l ) Nivel general: Encuadre geol ógico y geomorfol ógico del á rea , even -
tualmente con algunas prospecciones sencillas .
A.2) Nivel de detalle: Reconocimiento concentrado en las zonas de ma-
yor inter és o dificultad , en funci ó n de los usos previos (edificaci ó n ,
zonas deportivas , viales , etc .) .

B) Estudio geotécnico para construcción: Es el que se realiza previamente al


proyecto de un edificio y tiene por objeto determinar la naturaleza y pro -
l i
piedades del terreno , necesarias para definir el tipo y condiciones de ci
mentaci ó n . Comprende tres niveles de reconocimiento:
-
10
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O
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B. l ) Nivel reducido: Consiste en la adaptación de una experiencia local
í
positiva, eventualmente I¡ completada con un n ú mero de reconoci-
( mientos de tipo econó mico (catas, penetr ómetros , etc.) Es aplicable
a edificios de pequeña entidad (3 o menos plantas ).
/
i B.2) Nivel normal: En el caso más frecuente y comprende prospecciones
I
profundas (sondeos , penetr ómetros , etc.) de tipo y densidad apro-
.
piados a la variabilidad y naturaleza del terreno y a la importancia
del edificio.
*

B.3) Nivel intenso: Es la ampliación del anterior en casos de especial di-


:

ficultad o cuando se trata de terrenos problemáticos (suelos orgá-


nicos, colapsables, expansivos , ká rsticos, inestables , etc.).
y.:'

? 2.2. Antecedentes e información previa


i Para el correcto planteamiento y desarrollo del estudio geot écnico debe partirse
i
:*v
del máximo de información sobre los antecedentes de la zona , estudios ante-
riores , problemá tica observada , etc ;-í
;
La información puede ordenarse seg ún los aspectos siguientes:
:
¡

A) Documentación oficial publicada


Resultan de interés:
— Los mapas geot écnicos y geol ógicos del Instituto Tecnológico Geominero de
Espa ñ a (E: 1 /10.000; 1/ 50.000 y 1/ 200.000).
— Los mapas de Estudios Previos de Terrenos de la D. G. de Carreteras (E:
1 / 50.000). . .

— Las publicaciones de tipo hidrogeológico , edafológico , etc .


— La interpretación de fotograf ías aéreas.

B) Datos básicos
Conviene tenerlos definidos previamente , aunque no suele ser el caso más fre-
.
cuente Se pueden señalar como m ás importantes:
— Plano topográ fico del solar .


Localización de las construcciones previstas y accesos al solar . .
Uso de las mismas.
i — N ú mero de plantas sobre y bajo rasante.
— Tipo de estructura (hormig ó n , metálica, muros de carga , prefabricada , etc.).
— Disposiciómagnitud
n estructural en planta .
— Orden de de las cargas a nivel de cimentación .
i — y nivel m ximo posible de las cimenta-
Cotas de solera de la planta inferior á
ciones.
i — Tolerancias de la estructura a movimientos totales o diferenciales y condi-
ciones límites de servicio.
— Eventuales vibraciones o efectos té rmicos generados en la utilización de la
estructura. .
! — Movimientos de tierras (excavaciones o rellenos) previstos en la parcela.
— Problemas legales o de acceso , disponibilidad de agua, etc., que puedan
afectar al desarrollo de los reconocimientos.
Debe tenerse presente, sin embargo, que el estudio geotécnico puede dar lugar
> a recomendaciones respecto a la concepción estructural !del edificio , luces y ri-
gideces , etc. por lo que resulta deseable que el estudio se acometa en fase de
anteproyecto y antes de tener la estructura totalmente dimensionada.

C) Información complementaria
í :=
Es deseable recogerla , aunque no sea previa al estudio geot écnico , ya que
:

puede resultar muy valiosa para la correcta interpretación de los problemas


existentes.
¡
ii
\
Esta información abarca aspectos muy diversos, cómo son:
— La experiencia local y los antecedentes de cimentación , sobre todo si han
existido problemas. De especial interés son los usos previos del solar y su
historia anterior .
— servicios
Las condicionantes del entorno, en particular la protección de edificios y
pr óximos o medianeros.
— zonas
Los antecedentes geológicos como fallas , fracturas, paleocauces , meandros ,
de erosión , socavación o karstificaci ón , laderas inestables , sismici -
dad , etc.
— existencia
Los datos hidrogeológicos, niveles freá ticos
pozos o
de etc.
captaciones ,
y artesianos , sus oscilaciones , la

así como cualquier otra información que pueda ser de interés para las obras
que se proyectan.

2.3. Técnicas de reconocimiento


La prospecció n del terreno se puede realizar utilizando una o varias de las t éc-
nicas siguientes , de modo que se consigan los objetivos del estudio:
a) Catas o pozos
b) Sondeos mecánicos o manuales
c) Pruebas de penetraci ón dinámica ó estática
d)Métodos geof ísicos
e) Pruebas in situ

a) Catas
Se agrupan bajo este nombre gené rico las excavaciones de formas diversas ( po -
zos , zanjas , rozas , etc.) que permiten una observación directa del terreno , as í
como la toma de muestras y eventualmente realizar ensayos in situ . Este tipo
de reconocimiento puede realizarse con:
— Profundidad de reconocimiento moderada ( < 4 m ) y excepcionalmente con
profundidades mayores en terrenos que requieran poca entibació n .

— Terrenos excavables con pala o manualmente.


— Ausencia de nivel freá tico o cuando existan aportaciones de agua moderada
en terrenos de baja permeabilidad .
— Terrenos preferentemente cohesivos.
— serTerrenos
ían
gruesos en los que las perforaciones de peque ño diá metro no
representativas.
El reconocimiento del terreno mediante catas es adecuado cuando:
— Se puede alcanzar en todos los puntós el firme o substrato de apoyo, con
garant ías suficientes .

— No es necesario realizar pruebas in situ asociadas a sondeos (p. ej. ensayos


est á ndar ).
Debe evitarse este mé todo cuando puede deteriorarse el terreno de apoyo de las
futuras cimentaciones o se creen problemas de inestabilidad para estructuras
pr óximas .

b) Sondeos
Son perforaciones de pequeñ o diámetro que permiten reconocer la naturaleza y
localización de las diferentes capas del terreno así como extraer muestras del \
mismo y , eventualmente realizar ensayos in situ. í j

b. l ) Sondeos manuales
Las prospecciones con barrena de gusanillo o cucharas de tipos diversos i i
pueden utilizarse cuando las condiciones del agua freá tica y la profundidad al- í r
canzable con el equipo permiten una caracterización adecuada del terreno, te-
niendo en cuenta la naturaleza alterada de las muestras extraídas , válidas no
obstante para identificación y determinación de la humedad natural.
i \
12
[

Este tipo de prospección está indicada para localizar una base rocosa próxima
i
a la superficie atravesando capas poco resistentes, determinar niveles freáticos
someros e interpolar entre sondeos mecánicos.
No son utilizables los sondeos manuales en terrenos granulares flojos que
puedan fluir al extraer el equipo , ni cuando existan gravas de tama ño superior
a la mitad del diámetro de la cuchara .
Se consideran asimilables a este tipo los
'
realizados mecánicamente con barrena
helicoidal maciza . .. - i '

i
b.2) Sondeos mecánicos
Son perforaciones realizadas a presión (suelos blandos), percusión (gravas, ma-
teriales cementados) o rotaci ón (rocas , suelos duros ), con diá metros habituales
entre 65 y 140 mm, y que sirven para la extracción y reconocimiento del terre-
i no (testigos) (fig. 1.2), para la obtención de muestras del terreno mediante ú ti-
= les apropiados (tomamuestras) y paradla realización de algunos ensayos in situ.
’•V . . . . i1
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En suelos no muy duros con cierta cohesión , son . de inter és los sondeos heli-
í
coidales con barrera maciza o hueca , sobre todo cuando hay problemas de agua
y sólo se requieren muestras alteradas.

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Tubo testigo simple Tubo testigo doble . •

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. —
Fig 1.2. 'Tubos portatestigos . -

Eventualmente también .pueden extraerse muestras inalteradas si el terreno se ,

mantiene sin entubaci ó n o a través de las barrenas huecas (fig . 1.3).


Los sondeos mecánicos deben utilizarse cuando el estudio geotécnico requiera:
{

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i

— . Llegar, a profundidades superiores: a las alcanzables con catas o sondeos


manuales.

V •

Reconocer el terreno bajo el nivel freático.

\ .
V
í•
— Atravesar capas rocosas, o de alta resistencia.

\
13
— Extraer muestras inalteradas . profundas

— Realizar deformabilidad o
pruebas de
linete , penetración est á ndar , etc.
resistencia de tipo presi ométrico , mo-

— Tomar muestras de acu íferos profundos o realizar ensayos de permeabili-


dad in situ.

1 - Perforación con la barrena


2 - Extracción del cuerpo central

3 - Toma de muestras

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Fig . 1.3. — Extracci


Huarte .
)
n de muestras a través de una barrena helicoidal
ó (seg ú n Puy

Dentro de los diversos mé todos de sondeo mecánico disponibles deberá elegirse


el más adecuado a la naturaleza del terreno y al muestreo o testificaci ón previs-
tos .
En el Cuadro n . ° 1.1 se recogen las recomendaciones de utilizació n de cada ti-
po de sondeo , seg ú n la pr áctica habitual .
Deben tenerse en cuenta además las indicaciones siguientes :
— Los sondeos a percusión son preferibles por su calidad , siempre que el
terreno pueda atravesarse con la energía disponible y no haya lugar a recla-
maciones por el ruido asociado al golpeo . Este mé todo est á especialmente :
indicado para reconocer suelos granulares gruesos , adaptando el diá metro
del sondeo al tama ñ o de las gravas ó bolos a atravesar . Normalmente se
emplea tuber ía de hinca o tomamuestras a percusión . En el caso de suelos
granulares finos se utilizan [cucharas con cierre inferior de clapeta. :

— Los sondeos a rotación, mediante baterías simples , dobles o especiales


pueden utilizarse en cualquier tipo de terreno , aunque pueden existir
í

;
I

problemas en el reconocimiento de suelos granulares finos bajo el nivel fre-


á tico y en el ¡ caso de bolos o gravas gruesas .
i

También deben interpretarse con cuidado los testigos extra í dos de suelos co-
lapsables bajo la acción del agua de inyección y los de rocas blandas de tipo
areniscoso que pueden fragmentarse excesivamente por efecto de la rotaci ó n. ;

14
í :

CUADRO 1.1 . UTILIZACION DE LOS DISTINTOS METODOS DE SONDEO

METODO INYECC. DISPOSITIVO DIAMETRO DE TIPO DE SUELO EN QUE TIPO DE SUELO EN QUE
DE DE DESCRIPCION DE AVANCE PERFORACION
ES PRACTICABLE ’ NO ES PRACTICABLE
AVANCE AGUA „ 0 (mm ) :
:>i

3 Suelos flojos , por encima
Barrena espiral, gu - Suelos duros o compactos\
i.-
-v
i Rotación ,
percusión • No
Sondeo ma-
nual sanillo , cuchara
cerrada o abierta.
80 - 200
del nivel freático .
Suelos cohesivos por deba - piedras o bolos mayores
qu é 0 / 3. Arenas sueltas.
^
o presió n ‘
jo del nivel freático.
s- <
Todo tipo por , encima del
Hélice maciza o nivel freático (salvo exclu- Suelos duros o cementados.
. Rotación No Barrenado hueca , cuchara , 85 - 2000 siones) . Piedras o bolos mayores
mecá nico etc . Suelos cohesivos por deba - que 0 /3.
jo del nivel freático.

Arcillas, limos y arenas ar - Suelos duros o cementados.


Rotación cillosas saturadas o hú me-
Arenas sueltas.
Rotación No convencional Tubo simple 65 - 150 das .
Grávas y bolos mayores
en seco Gravas y gravillas arcillosas que 0 / 3.
< 0 /3 . *

£
Suelos cohesivos muy con- Suelos granulares. Suelos
Rotación Rotació n con Tubo simple 65 - 150 solidados. Rocas competen -
ce-
.
cohesivos blandos Gravas
No
tubo simple tes y bloques. Suelos
mentados.
-
y bolos > 0 / 3. Rocas delez
nables.
Suelos con cohesión com -
pactos , incluso con arena y Suelos granulares sueltos o
Rotació n con 4

65 - 150 gravilla . medios. Limos flojos. Grar


. Rotación Sí . tubo doble
Tubo doble
Suelos cementados . vas! y bolos sueltos.
Rocas de cualquier tipo.

¿ R o t a c ión con Tubo doble con re- •


Arcillas y limos de cual -
"
Gravas medias . a .gruesas. -

quier consistencia. á : ^^Bloques

, ¡ . i
65 - 150

-
Rotació n '
Sí tubo doble tenedor .
Arenas con algunos finos.

Percusión Cable con dispositi - . Arenas , arenas arcillosas y Gravas y bolos gruesos .
Avance por
o No •
percusió n vos de percusió n 150 - 400 suelos de transición Suelos cementados y ar
cillas consolidadas.
-
golpeo (cucharas) ( < 0 / 3).

Percusión Gravas con tama ñ o > 0 /2


Avance por Tubo con borde Suelos con tamaño máximo y suelos muy compactos o
o No 60 - 300 : 0 /5.'

percusión cortante interior • cementados.


..
golpeo
Percusi ón Gravas con tamaño > 0 /2
No
Avance por Tubo con borde v 60 - 300 Suelos con tama ño máximo y suelos muy compactos o
o. percusió n cortante exterior •
0 / 3.
golpeo cementados.
Arenas gruesas , gravas.
Avance a
Presión Sí . presión
Tubo con borde
50 - 150
Arcillas y limos blandos. Mezclas granulares con po
cos finos. Arcillas medias a
-
cortante interior. Arenas finas .
hidráulica. duras.
— LosEl terreno cones relativamente
sondeos barrena helicoidal pueden utilizarse cuando:
i

• blando y cohesivo.
• No existen capas cementadas o de gravas, ni capas arenosas fluyentes ,
bajo el nivel freático.
• No es necesario atravesar o penetrar en rocas.
• No se requiere una precisión superior a ± 0,50 m en la localizació n en
profundidad de las diferentes capas.
• Se puede justificar la calidad de las muestras inalteradas extraídas por el
eje hueco de la barrena.
Se subsanen los aspectos negativos anteriores con otro tipo de prospec-
ciones.
— Cuandodurasconozca
capas
sesuficientemente la
rocosas
o
naturaleza y propiedades de costras ,
intercaladas en el espesor de terreno a reconocer
pueden utilizarse m é todos destructivos como la perforació n con tr épano,
martillo de fondo o percusi ón , y la trituraci ó n con tricono o corona ciega .

.
b 3) Ensayos en sondeos
Pueden citarse como más frecuentes los siguientes:
— El de penetración estándar (SPT); con cuchara bipartida (D¡ = 35
milí metros) o puntaza (gravas) (fig . 1.4). Maza de 63, 5 kg cayendo 76 cm .
i

Cuerpo
( dividido longi-
Zapata Cabeza
*4Idos
tudinalmente enU*
semicitindros }!
1 / 16” Asiento de v á lvula
i 4 lumbreras 1/ 2” D ( min )

^\\\\w // //i
i
i h
y/ /// / / / /// / / // /
T
I.
í\
I

I

R
-
7 . j£
A
l

j Y////////// r/////
!
— - - 1 3/ a ” 2 ”
± i
6 ” ( min )
18” (min) *
3” ( m¡n ) H
27” ( min ) ( abierto )
Bola de acero, de 0 Y* 061 mm
Puntaza ciega
para gravas


Fig. 1.4. Cuchara del ensayo normal de penetración , SPT (Standard Penetration Test).

— Ensayo de molinete o veleta (« vane test » ) (fig. 1.5).


Se emplea para medir la resistencia al corte sin drenaje de suelos blandos , ha-
ciendo girar unas aspas en el terreno y midiendo el par aplicado. Es ú til en
suelos blandos (su. < 0, 5 kp /cm 2). Varilla de D = 20 mm , aletas de 55 x 110 ó
'
6 5 x l 3 0 m m.
— Ensayospresioméiricos (fig. 1.6).
Se utilizan para medir la deformabilidad del terreno haciendo dilatarse contra
el mismo una célula cilindrica y estableciendo la relació n presión - deformación
volum étrica. En Espa ña se utiliza el modelo Ménard , de 60 mm 0 y presión
hasta 12 kp /cm 2 .
En el Cuadro 1.2 se resumen las principales aplicaciones de estos ensayos. i

(.

16
( :

..
:

íT *

.
1

\V,V ..-
,i . j

{ .
Manómetros
i:
y /
Manómetro
$5 de í a botella
I

Z2 & V Gas

Regulador
Llave
i
de presi ón Tubos
de nivel

E
E
o
in
Botella
de gas
:
m un
4$
r «
M Tubo de conexión
Acoplamiento
_ XXXX
X
coaxial
r
A
' ”
T
A x
í
>3
X
E C é lula de
E guarda 7/
^

U E C é lula de
Presió metro

; E medida
O

o
co
Cé lula de ^ X
guarda ..
xx Agujero de sondeo

65 ( 55 ) mm, / tX /

l
;

Fig . 1*5, Parte inferior de la sonda de molinete de
.
Geonor a ) Molinete metido en su funda ,
b ) Molinete fuera de su funda.
. —
Fig 1,6 . Esquema del presiómetro de Menard .

.. "«•-
i
i

\ j
!
- ..
v r: .

,•; 17
( ;
f
i

\
CUADRO 1.2. UTILIZACION Y RESULTADOS DE LAS PRUEBAS IN SITU* <

UTILIZACION i
INTERPRETACION
TIPO DESCRIPCION PARA O APLICACIONES
DETERMINAR i

N Compacidad 4> (arenas)

Compacidad de <4 Muy floja < 29 i.

suelos granulares 4-10 Floja 29-30


Ensayo de N.° de golpes TV para hincar 30 cm 10-30 Media -
30 36
penetración un cilindro hueco de dimensiones 30-50 Alta 36-41
est á ndar normalizadas. Golpeo con maza de > 50 Muy alta > 41 i
(S . P.T .) 63,5 kg cayendo desde 76 cm
Resistencia de ar-
cillas preconsolida - Sólo es orientativa
o das por encima del
w
Q
N . F.
Z i
O
GO
z Medida dél par de giro M necesario Resistencia al corte 2M
Ensayo de corte para romper el terreno haciendo gi- sin d r e n a j e d e TTD 2 ( H + D /3)
con molinete rar dos aspas en cruz introducidas suelos cohesivos
(Vane Test ) verticalmente blandos H = altura de las aspas
D = diámetro del molinete

Dilatación por gas a presión de una Presi ó n límite p¿ y <


célula cilindrica contra las paredes deformabilidad Ep Numerosas f ó rmulas para calcular la
Ensayo de un sondeo midiendo la deforma- 1

de suelos granula- capacidad portante y el asiento de ci-


presiomé trico ción volum étrica correspondiente a mentaciones a partir de p¿ y Epi
res , arcillas duras,
cada presión hasta llegar eventual- etc. i
mente a la rotura del terreno
i

= I 2B \2
Relación presi ón -
asiento en suelos
scim S
° U + BJ
o granulares B = ancho de la cimentación
N
O
Pu
Bo = lado o diámetro de la placa
o Ensayo de carga Medida de los asientos s0 de una pla-
——
>
o
0¿
i
i
con placa ca rígida cuadrada o circular (hab .
30 x 30 cm 2) al ir aplicando cargas
Coeficiente de ba
lasto de cualquier
- p
‘K'“ PLACA - s
U4 crecientes, llegando o no a la rotura terreno
X
D
GO
del terreno
Z
W i
Capacidad portante
sin d r e n a j e d e
suelos cohesivos
^ h ,cim ~ Qh ,placa

* No se incluyen las pruebas de penetració n (ver Cuadro 1.3) ni la prospección geof ísica . Tampoco se consideran los ensayos de carga de cimentaciones que constituyen
la mejor prueba in siiu, pero cuya realización es muy poco frecuente en edificaci ó n .

c) Pruebas de penetración
Consisten en hacer penetrar en el terreno una puntaza de dimensiones normali-
zadas por aplicación de una energía de impacto fija o una presión está tica
controlada . Se tienen así las pruebas de penetració n: i.

— Dinámica, como por ejemplo el Borro (fig. 1.7) (puntaza de 16 cm 2 , maza


de 65 kg , cayendo desde 50 cm), el Stump, el DIN ligero (10 cm 2 y
10 X 50 kg. cm ), el DIN pesado (15 cm 2 y 50 x 50 kg. cm ) , etc.
— Estática (Holandés, Gouda) (fig. 1.8). Existen modelos de 6, 10 y 20 t .
Punta de 10 cm 2 y cono de 60° . Velocidad de penetración del orden de
3 cm /seg. Presiones de punta hasta unos 300 kp /cm 2.
Proporcionan una medida indirecta , continua o discontinua de la resistencia o
deformatíilidad del terreno, determinándose estas propiedades a través de
correlaciones empíricas. Existen también combinaciones de penetr ómetros con ( }
presiómetros o molinetes , registradores de presión intersticial , etc.
En el Cuadro n .° 1.3. se indican las condiciones de utilización más apropiadas ( 1
de cada tipo de penetró metro.
\
Las pruebas de penetración se utilizan para el seguimiento de capas conocidas
por sondeos o experiencia local y determinación in situ de su resistencia a la pe-
netració n.

18 ( ;

<

<
i

i
(

<
i : (a )
Vv - %
(b) - -
— * 45 mm 032 * 0,3 mm.
r
-
j£) 40
PE>O maK.
8 kg/ m
.. ...

(
90
N 90
E
i £ £
Mando £ 0 50,5 ± 0,5 mm. <N
i
Maza 0 62 % 0.2 mm 41
U
-

i m
LD
/' Varilla Motor ( con
// maciza embrague
90°
//
/r ... mm) /
320 . de fricción )
v.

í Z' Yunque ^
wy Ir-.
I
5 mm
Z' {abrazadera J Bomba
f
!
y y cu ñ as )
^
del gato
NZ
i 5 mm
Gato hidr áulico DPSH
í para extracci ón T
/

b) Puntazos normalizadas fijas o perdidas.


a ) Penetrómetro Borro .
Fig. 1.7 .
:

035 mm
i

1
íl i
E 030 mm
E -- í.% "

E
i E
S
S r *»
\ co
015 N
N

sr Ei ¿ 13 mm
) E
020 mm
E
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E 1 MANGUITO
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2 23 mm
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22 J
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032,5
:

2
/
i' . .•

\„ •

sN E
0357 o
035,7 mm -= -

o * *
*i • •

A7
CP Efj
:•

b) Con manguito . c ) Posiciones de trabajo .


a) Normal .

Fig. 1.8.—Penetr ómetro holandé s .


i

19
c
CUADRO N.° 1.3. UTILIZACION DE LAS PRUEBAS DE PENETRACION
TIPO DE PRINCIPIO DE
TERRENO EN QUE ES
PENETRO- FUNCIONA - CAPA- SUELO MAS IDONEO
IMPRACTICABLE
METRO (*) MIENTO CIDAD

Ligero Arcillas y limos muy blandos. Rocas , bolos, gravas, suelos ce -


-
2,5 5 t Arenas finas sueltas.

mentados. Arcillas duras. Are-
nas muy compactas. Suelos muy
Medición de la re
sistencia a la pe-
- Arcillas y limos blandos o me- preconsolidados.
Medio dios, arenas finas y medias suel-
Estático netración de una 6-101
punta y un vástago tas a medianamente compactas .
Roca , bolos , gravas compactas.
mediante presión . Suelos cementados . Suelos muy
Pesado Arcillas y limos medios a duros .
preconsolidados.
> lOt Arenas medias a gruesas com
pactas .
-
Ligero
Arenas sueltas a medias . Rocas , bolos, gravas . Suelos ce-
Medició n de la resis- E=6 a mentados. Suelos muy preconso-
tencia a la penetra- 10 mkp
Limos arenosos flojos a medios . lidados.
ción de una puntaza
Dinámico mediante golpeo con Arenas medias a muy compactas. Rocas, bolos , gravas compactas .
una energía norma- Pesado Arcillas preconsolidadadas sobre Suelos muy cementados,
lizada E. E = 30 a el N.F.
50 mkp Gravas arcillosas y arenosas flo-
jas a medias .

* Existen tipos mixtos est ético-din á micos que emplean la presión o el golpeo seg ú n la resistencia de la capa.

Como mé todo exclusivo de prospecci ón sólo pueden utilizarse en reconocimien-


tos de nivel reducido.
Debe extremarse el cuidado en la utilización de los penetrómetros cuando el
terreno contenga gravas, bolos o capas cementadas , as í como en la definición
de niveles de terreno competente (*) a partir de los rechazos obtenidos.

d ) Métodos geof ísicos


Son técnicas que permiten medir determinadas propiedades f ísicas del terreno a
partir de la superficie del mismo o a través de sondeos mecá nicos . Estas t écni-
cas no han sido objeto de normalización en nuestro pa ís por lo que el autor del
estudio geotécnico deberá justificar y elegir el m é todo m ás apropiado para los
fines previstos.
Se recomienda su empleo preferentemente en estudios de evaluación o cuando
sea necesario cubrir áreas grandes.
En principio resultan de m ás directa aplicaci ó n los siguientes métodos de super -
ficie
Sondeos eléctricos verticales: Variaci ón en vertical y horizontal de la
resistividad eléctrica de las distintas ca -
pas del terreno .
Sísmica de refracción: Variación en la velocidad de propaga-
ción de ondas de choque a través de
los distintos terrenos.
Gravimetría: Medida de anomalí as en el campo gra -
vitatorio terrestre.
Entre los diversos métodos disponibles, lá medida de resistividades eléctricas
puede utilizarse para determinar espesores de recubrimientos sobre substratos
í
rocosos o firmes, detectar niveles freáticos y variaciones de humedad . Este mé-
todo debe substituirse por la refracción de ondas sísmicas cuando existan líneas
o campos eléctricos que puedan falsear la interpretación ; la prospección
sísmica tambi én resulta ú til para estudiar la facilidad de excavación de mate- < }

riales rocosos. < )

( *) Se denominan competentes aquellas capas del terreno que por su resistencia y espesor pueden í j
servir de apoyo a las eventuales cimentaciones .
kJ
20 i .)'

< 5
'
i

En los estudios para construcción no se permite la utilizaci ón exclusiva de mé-


todos geof ísicos , debiendo siempre confrontarse con prospecciones directas (ca-
tas o sondeos). ¿

Para la detección de oquedades , variaciones de espesor de capas competentes


etc.yse pueden utilizar ventajosamente los métodos gravimétricos y microgravi-
métricos.
En los reconocimientos para construcción puede resultar ú til para correlacionar
sondeos y detectar variaciones de propiedades , el empleo de diagraf ías del tipo
« siguiente:
Resistividad eléctrica
i
Velocidad sísmica
:
Radioactividad natural (7, neutr ón)
?
Medida de temperaturas .
i
Medida de diámetros finales de perforación , etc.
\
• 1 '" .
Eventualmente pueden utilizarse también medidas geof ísicas entre la superficie
y un sondeo , o entre dos sondeos.

i e) Pruebas in situ


Adem ás de los reconocimientos comentados en apartados anteriores y como
í complemento de los mismos , siempre qué no sea suficiente la información ob -
tenida , deben realizarse todas aquellas pruebas in situ necesarias para deter-
minar adecuadamente las propiedades; del terreno.
;

Entre las pruebas in situ más usuales pueden citarse:


— Ensayos de carga con placa (ver Cuadro 1.2) , ú tiles para establecer la defor -
mabilidad y capacidad portante de suelos y rocas.
— Pruebas de carga de terrenos cimentacion
blandos .

: — Pruebas de
Ensayos sobre prototipos de es.
i

I
—además de los que realizarse
pueden
, .
permeabilidad etc
en el interior de catas o sondeos.
. • -r

I
.
CV i.

2.4. Toma de muestras


Las muestras son porciones representativas del terreno que conservan algunas o
la totalidad de las propiedades del mismo y que se extraen para su identifica-
ci ó n o realizar ensayos de laboratorio .
Segú n el proceso de extracción seguido se distinguen :
a) Muestras alteradas (MA) - Bolsas de suelo, trozos de testigo, terrones , etc.
:
b) Muestras inalteradas
i
——
- En bloque (MB) - Talladas en catas o excavaciones (fig. 1.9)
Para determinació n de humedad (MH) . . :

— Para determinació n de propiedades geotécnicas (MI) - Extraí das me-


diante tomamuestras adecuados (fig. 1.10).
En el Cuadro 1.4 se indican los distintos tipos de tomamuestras y su utilizació n.
. 1

Cada muestra tiene una utilidad específica respecto a la determinación de pro-


piedades del terreno:

1

Muestras alteradas (MA): Estratigraf ía (cambio de capas)


U
{ *

Granulometría
) Plasticidad
Peso específico de part ículas. Contenido
de sulfatos , carbonatos , materia orgá nica,
etc.
— Muestras de humedad MH :
¡
V.. / .
( ) Humedad natural

\ ... 21
J

v. _
Fig . 1.9 .—Tallado de muestras en bloque. I

V álvula de bola

'
i

-2. Freno c ónico I

%
I
%
i
.
l

13 % \ :

i
1 ^
Y
g
'i
1Tubo de
pared gruesa
Varilla de
peque ño di ámetro
Tubo delgado i
'i g
I %
%VJ
i i .
3 0
0 Tubo delgado
•j
é
'
Vi
Kf.
1 Zapata de
acero tratado
t í

Pistón
§
U
1
M —
Fig. 1.10. Ejemplos de tomamuestras. U
C)
22 i }
i

!
f

-
•i

CUADRO 1 4. TIPOLOGIA Y UTILIZACION DE LOS METODOS DE MUESTREO

DIAM . O DIMENSION
; METODO CALIDAD DE LA
TIPO DE
TIPO DE TOMA- MINIMO RECO- DE . TIPO DE SUELO IDONEO MUESTRA TIPO DE SUELO EN QUE
MUESTREO MENDADO HINCA OBTENIDA NO ÉS PRACTICABLE
MUESTRAS mm . mm .

Bloque 150 150 1


Tallada
amano
Suelos cohesivos de consisten
cia media a dura.
- Excelente Arenas flojas .
gables . Gravas.
Suelos disgre-

Manual
250
Percusión Suelos cohesivos de consisten - Excelente a Arenas sueltas.
Cilindro 15C a mano cia blanda a media . Buena Gravas . Suelos muy compactos.

Suelos arcillosos de consisten - Grava.


• Abierto de Presión cia blanda a media. Arena bajo el nivel freático .
pared del
gada
- 76 88 o percu - Arenas sobre el nivel freático '
Buena a
Regular Suelos arcillosos de consistencia
compacta . o muy compacta .
(Shelby)
sión no muy compactas . Suelos estratificados gruesos.

Grava . ;
Abierto de .
pared
. 76 88 Percusión
Como el anterior con ciernen
tos gruesos hasta 20 mm .
- Regular a
Mediocre
Arenas bajo el nivel freá tico.
Suelos arcillosos de consistencia
gruesa (T compacta o muy compacta .
bipartido) Suelos estratificados gruesos.

Suelos arcillosos de consisten - Grava.


Pistón, pa- cia muy blanda a media . Buena a Arenas compactas.
;• •
¿Mecánico: 1
; -
Ted delga ;:;. . . 76 76 . . Presión -
/;r-Suelos; sensibles. Arenas .muy Regular v- Ar.cillas de[consistencia compacta
‘ da
"
sueltas a sueltas. ‘
a dura. Suelos de grano grueso .
"
"A

Suelos arcillosos de consisten - •• Grava , arena.


Pistón , pa- 76 88 Presión cía blanda a muy compacta. Regular Arcilla compacta a dura.
red gruesa Suelos de grano grueso .
Suelos sensibles.

'
Bater
ía de Sueloá arcillosos de consisten - Regular a
Gravas, bolos, arenas.
perfora - 76 100 Rotación cia dura. Rocas no delez- Buena (s e g ú n
Arcillas blandas a medias.
ció n nables. terreno)

Tubo doble Suelos arcillosos de consisten- Regular a Gravas, bolos, arenas.


con interior
retráctil
76 -
;
100 Rotació n cia dura. Rocas blandas o
disgregables .
Buena
terreno)
(s e g ú n Arcillas muy blandas a compac
tas.
-

u>>
N
i

— Muestras en bloque (MB) y Peso específico aparente


Muestras inalteradas (MI ): Resistencia al corte
Compresibilidad
i
Permeabilidad
y las de las MA
Además de las muestras señaladas, el reconocimiento geotécnico debe incluir la
toma de muestras de agua de los distintos acuiferos encontrados , con el fin de
prever eventuales problemas de agresividad o contaminación . En algunos casos
estas muestras servirán para una mejor definici ón de la hidrogeolog í a de la zo-
na en estudio .

2.5 . Ensayos de laboratorio


Con las muestras procedentes de la prospección geotécnica se realizan los ensa -
yos de laboratorio , los cuales , según la finalidad del estudio , pueden ser de los
tipos siguientes :
a) Ensayos de clasificación e identificación
b) Ensayos de resistencia
c) Ensayos de deformabilidad
d) Otros

CUADRO 1.5 . ENSAYOS DE LABORATORIO

PROPIEDAD ENSAYO

a) Estado y clasificación
Humedad natural Contenido de humedad
Pesos específicos Peso específico de las part ículas
Peso específico aparente
Peso específico aparente del suelo seco
Granulometr ía An álisis granulométrico por tamizado o
sedimentación .
Plasticidad Límites de Atterberg
(Límite líquido , límite plástico y l ímite
de retracci ón )
b) Resistencia

Resistencia al corte Compresión simple


... Corte directo
Corte triaxial
Molinete

c) Cambio de volumen
Deformabilidad Ensayo ed ométrico
Expansividad Presión de hinchamiento
'
Hinchamiento libre
, Ensayo Lambe
Colapsabilidad Inundación en el edómetro
J

d) Varios
Componentes secundarios - Contenido
Contenido en sulfatos
en carbonatos
Contenido en mat . orgánica
Permeabilidad Permeá metro de carga constante
Permeámetro de carga variable
An álisis del agua freá tica pH , sales solubles y elementos contami-
nantes

24

i
i
í

De todas las muestras debe hacerse una descripción por personal especializado ,
(' detallando aquellos aspectos que no son objeto de ensayo como el color , olor ,
litolog ía de las gravas o trozos de roca , presencia de escombros o materiales ar -
tificiales, etc., así como eventuales defectos en la calidad d é la muestra.
(

i
En el Cuadro n.° 1.5 se indican los ensayos que se consideran adecuados para

la determinación de las propiedades más usuales.


Un tipo especial de ensayos lo constituyen los encaminados a caracterizar la densi-
ficación de lós suelos bajo una determinada energía de compactación . Sirven de i

i
referencia para controlar la compactación de rellenos, terraplenes de apoyo de
viales, etc. • • ,• *•» •
í
El m ás usado es el ensayo Proctor Normal (norma NLT 107/58) consistente en
apisonar el suelo en un molde de 1 litro de capacidad , extendiéndole en 3 capas o
tongadas y compactando cada una con un pisón de 2,5 Kp de peso y 5 cm de diá-
metro, cayendo desde 30,5 cm. <; •

i Si se realiza el ensayo con distintas humedades se aprecia que existe un valor m áximo
- 7T.V .
del peso espedfico seco (denominado habitualmente «densidad Proctor Nor-
mal»). La humedad correspondiente es la « humedad óptima P. N.». Puede también
realizarse el ensayo con una mayor energía de compactación alcanzá ndose lógi-
i camente mayores densidades: es el denominado «ensayo Proctor Modificado» .
Suele especificarse la compactación deseada en obra como porcentaje de la densi-
dad Proctor (90 al 100% seg ú n el uso final del relleno). El control se hace de modo
estadístico determinando la densidad alcanzada in situ (ver el Apart. 9.2).

3. PLANIFICACION DE LOS RECONOCIMIENTOS


Consideramos ú nicamente aquellos casos en los que los reconocimientos pun-
tuales tienen un peso importante , es decir ,
— el nivel de detalle de los estudios de evaluación y
— el nivel normal de los estudios para construcción .
La planificación de los reconocimientos comprendedla definici ón de
—— las técnicas de reconocimiento a emplear .;*

el n ú mero de puntos de prospección y su localizació n


•y

— la profundidad de investigación
— el muestreo y ensayos in situ a realizar .

3.1 . Estudios de evaluación


Al entrar en el nivel de detalle suele ser necesario emplear un m ínimo de pros -
pecciones para definir la estratigraf ía del terreno y determinar sus propiedades
geotécnicas. Al tratarse de á reas grandes , razones econ ómicas obligan a limitar
el n ú mero de reconocimientos pero , al mismo tiempo, sé requiere un encuadre
geológico adecuado para situarlos correctamente y sacar el máximo partido de
la información obtenida .
No debe olvidarse que este tipo de estudios debe concluir en una zonificación
geotécnica y por tanto las prospecciones deben repartirse entre las distintas zo-
nas previamente detectadas.
A título orientativo debe contarse con el n ú mero mí nimo de reconocimientos
que se indica en el Cuadro 1.6. Respecto a la complejidad del terreno pueden
hacerse las indicaciones siguientes:
C. baja Terrenos de topograf ía suave, muy homogé neos en planta dentro
ív.
- *
del á rea estudiada y de buena calidad como cimentación (terrenos
*

aptos para cimentaciones superficiales).


C. alta Terrenos de topograf ía movida y / o bastante heterogéneos en plan -
ta y con deficientes condiciones de cimentación (posible empleo de
pilotajes).

X .J
La complejidad media corresponde evidentemente a situaciones intermedias
entre las dos anteriores.

25
CUADRO 1.6. NUMERO MINIMO DE SONDEOS

SUPERFICIE (Ha )
COMPLE
JIDAD *
-
1 10 50 100 200 500 1000

BAJA 3 6 8 9 10 11 . 12
MEDIA 5 10 14 15 16 18 20
ALTA 6 14 20 22 24 27 30

- * Se entiende tanto la complejidad geotécnica prevista como la topogr áfica y morfológica .


Si en el á rea estudiada existen zonas de diferente complejidad las condiciones
del Cuadro 1.6 se aplicarán por separado a cada una de ellas.
Si las condiciones del terreno hicieran aconsejable o aceptable otro tipo de
prospecci ó n se pueden substituir total o parcialmente los sondeos del Cuadro
1.6 por otras prospecciones, de acuerdo con las equivalencias orientativas si-
guientes:
1 sondeo § 1,8 penetrómetros $£ 2,5 catas
Respecto a la profundidad , muestreo y dem ás detalles de estas prospecciones se
seguir á lo indicado en los estudios para construcció n.

3.2. Estudios para construcción


a) Densidad de reconocimientos
Son factores fundamentales en la planificación de estos estudios
—el tipo de edificio
—la variabilidad y naturaleza previsible del terreno
Respecto al primer factor puede considerarse la clasificaci ón de los edificios
que aparece en el Cuadro 1.7 , La división por 4 o 10 plantas puede parecer ar -
bitraria y , de hecho , es m ás importante la relación logitud /altura del edificio
que el n ú mero de plantas , pero se trata sólo de una clasificaci ón aproximada
en la que el proyectista debe encajar su edificio con cierta libertad en funció n
de las caracter ísticas particulares del mismo.

CUADRO 1.7. CLASIFICACION DE LAS ESTRUCTURAS O EDIFICIOS


TIPO DESCRIPCION

C- l Edificios de menos de 4 plantas * sin muros de carga , con estruc-


tura isostática o muy flexible y cerramientos independizados de la
deformación de la estructura . ;
C -2 Edificios de 4 a 10 plantas o que teniendo menos de cuatro plan -
tas no cumplen las condiciones anteriores .
C-3 Edificios de 11 a 20 plantas.
C -4 Edificios de car ácter monumental o singular , o con más de 20 plan-
tas. (Será n objeto de un reconocimiento especial , cumpliendo al
menos las condiciones que corresponden a C-3),
* En el n ú mero de plantas se incluyen los sótanos .
i

A efectos prácticos la diferenciaci ó n de los edificios influye sobre la profundi-


dad del reconocimiento , la intensidad del muestreo y el grado de detalle del
análisis geotécnico pero no necesariamente sobre el n ú mero de puntos de pros -
pecció n.
En un planteamiento racional la densidad del reconocimiento deber ía adaptarse
a la variabilidad del terreno, previsible por los antecedentes de tipo geológico.
Sin embargo esto requiere una experiencia que muy pocos poseen por lo que

26

:• i
(

í
suele partirse de un programa más o menos genérico el cual se va adaptando y

corrigiendo a medida que se van teniendo datos del terreno.
A título orientativo pueden considerarse los valores de dwax que aparecen en el
Cuadro 1.8 y que representan las distancias en las que se pueden esperar va -
(
riaciones significativas en la naturaleza o propiedades deí terreno. En los estu-
i dios de nivel reducido, y cuando se requiera efectuar reconocimientos, éstos
.
pueden situarse con una densidad del orden de 1/ 400 m 2 En los estudios de ni -
vel normal y para edificios de los tipos C- l y C-2 los puntos de reconocimiento
deben situarse como má ximo a la distancia dmax, salvo que exceda las dimen-
i
siones del solar . Para otros tipos de edificios los puntos se situará n algo más
! pr óximos , seg ú n la tabla siguiente:

Tipo d d0 (m )

C- l , C-2 4nax 30
C-3 0, 8 dmax 25
. v“ • I" C-4 0,7 dmax 20

CUADRO 1.8. DISTANCIAS MAXIMAS (M) DE IMPLANTACION DE RECONOCIMIENTOS

TIPO TIPO DE EDIFICIO


DE DESCRIPCION DEL TERRENO
TERRENO C- I C-2 C-3 C-4

T-0 —Terrenos de naturaleza desconocida o de los que no se 25 25


tiene información 30 30

T- l Terrenos de variabilidad baja



• 'ri :

Sedimentos finos consolidados (margas , arcillas , li-


i mos, etc.) con relieve suave y en grandes espesores 60 50 45 40
— Vegas y terrazas de grandes r íos en su curso medio o
bajo 40 35 30 25


Marismas y albuferas
Rocas blandas sedimentarias (areniscas, argilitas , etc.)
40
50
35
45
30
40
25
35
'

— Depósitos granulares gruesos no fluviales, con finos


(ra ñ as) 45 40 -

“v ••

35 • 30

T- 2 Terrenos de variabilidad media :'


i * '



Deltas y estuarios de grandes r íos
Depósitos costeros eólicos, dunas
35
30
35
30
30
25
25
20
—— Formaciones encostradas, caliches
Depósitos de pie de ladera, salida de barrancos
25
30
25
30
25
25
20
20
— Suelos residuales sobre granitos o calizas en la perife-
ria peninsular ,35 35 30 •
25


Suelos residuales sobre esquistos y otras rocas
Coladas basálticas antiguas
30
30
30
25
25
25
25
20 '

— Rocas blandas no estratificadas . 25 25 20 20

T-3 Terrenos de variabilidad alta o potencialmente


problemáticos

i —— ros torrenciales
Cauces, terrazas y deltas de í
Antiguas llanuras de inundació n de ríos divagantes
20

25
20

25
15

20
15

20
v .• (con meandros)
— Morrenas y depósitos glaciares 25 25 20 20
— Alternancias de gravas y suelos finos en laderas suaves
no fluviales 25 25 20 20

——
Terrenos yesíferos 20 20 15 15
Suelos residuales sobre granitos o calizas en la Meseta . 25. 20 20 15
——
,

Calizas con eventuales problemas de disolución (Karst) 30 25 25 20


¡
Terrenos volcá nicos 25 20 20 15

;
\ -- •

27
siendo d una distancia media a adoptar para el planteamiento inicial de la
0

campa ña cuando no se dispone de informaci ó n sobre el tipo de terreno.


Un reconocimiento comprenderá como m í nimo 3 sondeos. Cuando de las
prescripciones anteriores resulte un n ú mero mayor y el terreno lo haga aconse-
jable o admisible, los sondeos se pueden substituir por penetr ómetros o catas en
los porcentajes máximos siguientes :

Tipo de terreno % de sustitución

T- l 70
T- 2 50
T -3 30

Con las equivalencias indicadas en el apartado 3.1.

Los puntos de reconocimientos deben situarse seg ú n esquemas regulares , even-


tualmente concentr á ndolos en zonas conflictivas. Conviene cubrir bien el
perímetro del solar , con distancias al misino no superiores a unos 3 m , progre-
sando hacia el interior . Como ejemplo se dan los esquemas de la fig . 1.11.
En el caso de estudios para edificios próximos a construir simult áneamente puede 1
aprovecharse la experiencia progresivamente acumulada para reducir la densidad !
de reconocimientos y extender la información puntual a varios edificios adyacentes
siempre que éstos se encuentren a una distancia igual o inferior a la indicada en el
Cuadro 1.8.

b) Profundidad de prospección
Respecto a la profundidad de los reconocimientos , ésta só lo puede fijarse en el
caso de los sondeos ya que las catas tienen un alcance limitado por el tipo de
excavadora y los ensayos de penetraci ó n se llevan hasta rechazo.
Los sondeos deben alcanzar un sustrato firme de suficiente espesor , penetrando
en el mismo

dsf > 2 + 0,3 p (m )

CUADRO 1.9
PROFUNDIDADES ORIENTATIVAS
PARA LA PLANIFICACION PRELIMINAR DE RECONOCIMIENTOS

TIPO
SITUACION DE PROFUNDIDAD
EDIFICIO ( M)

a) Laderas de monta ña o terrenos de relieve C 10


*
suave sobre formaciones consolidadas o roco
sas.
- C2
C3
12
14
Valles fluviales en zonas altas de ríos. C4 16
Zonas urbanas tradicionalmente con cimenta
ciones directas.
-
i

b) Llanuras y valles de r íos importantes. C, 12


Zonas urbanas de nueva ocupación. C2 15
C3 18
C4 20 í. i

c) Zonas de deltas , marismas o albuferas anti


guas.
- Ct
C2
15
20
<

Tramos finales de ríos importantes. C3 25


i }
Nueva ocupación de zonas urbanas o in
dustriales antiguas.
- C4 30 t )

Zonas tradicionalmente con cimentació n pro


funda . -

28
í

i 4


*
*S
%

i + + 4

v

4 4
+
n 4 =
4
nm¡n ~ ^ 4" 4 +
4 4
+ + +
i
• 4 + 4
í
4- n= 8 +
i

4 4 *
4
4
n=5 4 4

+ n
7

+ + n=8
-
4 con zona problem á t i c a
+
+ +
+ b) SOLARES ALARGADOS
.i
4
4 -+
n 8 = 4
i

+
n= 8
4
4 con palio interior
4
4 4
n=6 4
4
4
n =6 f 4
4
con zona 4
problem á tica 4
4
a) SOLARES
+ 4
i. RECTANGULARES
4
O CUADRADOS
\ ..
4 4 -
4

n= 9

' C ) SOLARES en L
í

d) SOLARES DE
PLANTA IRREGULAR
.
Fig . 1.11
— Esquemas orientativos para el emplazamiento de puntos de reconocimiento.

29
siendo p el n ú mero de plantas del edificio. En el caso de substrato rocoso bas-
tar á con penetrar dsf en el 3(Wo de los sondeos y un mínimo de 2 m en el resto,
si bien cuando el terreno sea conocido y se excluya la existencia de bloques
erráticos, bolos , etc. puede admitirse terminar los sondeos al llegar a la roca.
Para la planificación preliminar de la campa ñ a pueden adoptarse las profundi -
dades medias indicadas en el Cuadro 1.9.
Cuando los dos primeros sondeos realizados en una determinada zona o solar
indiquen que se trata de depósitos muy potentes, en los que no se alcanza el
substrato firme dentro de una profundidad razonable ( < 30 m), los sondeos
restantes pueden terminarse a la mayor de las profundidades indicadas en el
Cuadro 1.10.

CUADRO 1.10. PROFUNDIDAD DE LOS RECONOCIMIENTOS*


(Substrato firme muy profundo)

RESISTENCIA DEL TERRENO EDIFICIO PROFUNDIDAD

1, 3b
Muy baja C2 1,4b 4p0'7
( N < 10, qu < 0,8 kp / cm 2) C3 1 ,5b
C4 1 , 6b
1, 1 b
Baja c2 1, 2b 4p° 6 t

(10 < N < 20 , 0,8 < qu 1,5) C3 1,3b


C4 1,4 b
C3 b
Media C2 b 4p0,5
(N > 20, q„ > 1,5) C3 1, 1b
C4 1 , 2b

* p = n úmero de plantas, sin contar sótanos.



b dimensión menor del edificio (definida como el cociente entre la superficie edificada y la ma
yor distancia entre los puntos medios de cerramientos opuestos).
-

c) Toma de muestras y ensayos en sondeos


En los sondeos deben tomarse muestras y realizar ensayos in situ para caracte-
rizar el terreno , debiendo existir una supervisión adecuada para tomar en cada
momento la decisión más oportuna , sin dejarlo al albedr ío del sondista .
No es necesario muestrear en terrenos de echadizo, ni en la profundidad que se
vaya a excavar , salvo que se necesite informaci ón geot écnica para proyectar las
excavaciones o las estructuras de contención .
El muestreo debe iniciarse a la cota m ínima previsible de implantación de las
cimentaciones (generalmente a 1 -1 , 50 m bajo la rasante), continuándole a inter -
valos no superiores a 2, 50 m o cada vez que aparezca una capa de inter és geo-
técnico. En edificios C- l ó C-2 el muestreo puede espaciarse a 3-3 , 50 m en la
mitad inferior del sondeo o de las profundidades indicadas en el Cuadro 1.10.

4. DETERMINACION DE PROPIEDADES GEOTECNICAS


El terreno quedará caracterizado cuando , además de la naturaleza y espesor de
las distintas capas que lo componen , se conozcan las propiedades geotécnicas
de las mismas, necesarias para utilizar los correspondientes modelos o teorías
de cálculo de cimentaciones.

30
í
---
;> y ; ... . •-

Existen dos caminos para establecer estas propiedades :


í
A) Estimándolas a partir de datos existentes para el mismo terreno , o terre-
nos comparables .
B) Determinándolas a partir de ensayos de laboratorio o pruebas in situ, bien
directamente o a través de correlaciones entre parámetros geotécnicos .
/
De entre las numerosas propiedades de los suelos no todas son igualmente ne-
i
cesarias ya que , según los modelos de cálculo a emplear y el tipo de terreno ,
deben seleccionarse aquellas más apropiadas .
En el Cuadro 1.11 se han señalado aquellas propiedades más usuales en los dis-
i
tintos tipos de problemas geotécnicos . La estimaci ó n de parámetros sólo está
justificada para anteproyectos o cuando un terreno o formación está localmen-
te muy estudiado , como es el caso de los suelos de capitales importantes con
gran actividad constructiva , pero no deben hacerse estimaciones para evitar los
i
reconocimientos prescritos en casos normales , . . . .

í
CUADRO 1.11 . PROPIEDADES A DETERMINAR O ESTIMAR EN EL ESTUDIO GEOTECNICO ( I )
TIPO DE
TERRE - IDENTIFICA
CION
- ESTRUCTURAS DE CON-
TENCION Y EXCAVA - CIMENTACIONES CIMENTACIONES
NO SUPERFICIALES PROFUNDAS
CIONES

Granulometr ía Peso específico aparente Compacidad ( N , qc , ID) Compacidad (N, qc , ID)


Angulo de rozamiento Angulo de rozamiento inter- Angulo de rozamiento Ínter -
Suelos Permeabilidad no no .
arenosos Deformabilidad ( placa, pre-
sió metro , etc . )
Plasticidad Peso específico aparente Resistencia a compresió n Resistencia a compresió n
Mineralogía Resistencia a compresión simple simple
Suelos (Granulom. por simple Resistencia al corte Resistencia al corte
sedim.) Resistencia al corte Deformabilidad (edómetro, Deformabilidad (qc)
arcillosos
• Humedad natu
ral
- Expansividad .
qc, etc )
Expansividad
- Expansividad

Suelos de Granulometr ía Combinaci ón de lo indicado para suelos arenosos y arcillosos, seg ú n la proporción relativa de
transición Plasticidad cada uno de ellos

Suelos Tama ño medio Compacidad Deformabilidad Estimar compacidad


granula
res y
- % de finos
Uniformidad
Permeabilidad

i gruesos

Mineralogía Alterabilidad Resistencia á compresión Resistencia a compresión


Identificación Expansividad simple simple (posició n profunda )
Rocas del material tri- Estructura Deformabilidad (caso de
blandas turado Resistencia al corte grandes cargas)
Ripabilidad* Expansividad .
Litología Estructura , en grandes exca- Resistencia a compresión Resistencia a compresión
Rocas Estructrura vaciones simple simple (posición profunda)
duras Permeabilidad del macizo
Ripabilidad *
( I ) En todos ios casos se estudiará la agresividad del agua freática y del terreno.
* O facilidad de excavaci ó n.

• •:

Existen numerosas recopilaciones de valores usuales de los parámetros geotéc-


nicos pero no todas tienen la misma fiabilidad y muchas de ellas adolecen de
r
proponer una gama de valores demasiado ampliar en la que es dif ícil encajar
un caso concreto . A título de ejemplo se dan en el Cuadro 1.12 los valores es-
timativos propuestos en la última edición (1980) del Grundbau Taschenbuch .
N.
En líneas generales los valores Es y <pf resultan algo arriesgados . En el Cuadro
('
V - 1.13 se da otra serie de valores propuestos por el Comité Alemán de Defensa
s ../
( : 31
V . ••

i
CUADRO 1.12. PARAMETROS CARACTERISTICOS DEL SUELO (1)

TIPO DE SUELO GRANULOMETR1A


LIMITES DE PESO HDAD. PROCTOR DEFORMABILIDAD RESISTENCIA PERM.
ATTERBERG
< 0,06 < 2,0 (Fracció n < 0,04 mm )
ESPECIFICO NATURAL NORMAL (2) AL CORTE

mm mm wp y ysum Es = Eo c'
H >L Ip w D. seca wpN p
<p' •P' r K
% % % % % t / m2 t / m3 % t / m3 % E. cm-2
* a n t / m2 m/s

Grava <5 < 60 1 ,60 0 , 95 5 .1,70 8 400 0,60 34 32 2.10 *


1,90 1 ,05 2 1,90 5 900 0,40 42 35 LIO 2 '

Grava arenosa con 2, 10 1,15 7 2,00 7 400 0,70 35 32 1.10 2


pocos finos <5 < 60 2,30 1,35 3 2,25 4 1100 0,50 45 35 LIO 8 '

Grava arenosa con finos


limosos o arcillosos que no 8 20 16 4 2,10 1,15 9 2,10 7 400 0,70 35 1 32 LIO 5 '

alteran la estructura granular 15 < 60 45 25 25 2,40 1,45 3 2,35 3 1200 0,50 43 0 35 1.10 3
Mezcla de gravas y arenas 20 20 16 4 2 , 00 1,05 13 1,90 10 150 0,90 28 3 22 1.10 8'

envueltas por finos 40 < 60 50 25 30 2, 25 1,30 5 2, 20 5 400 0,70 35 0,5 30 1.10 11

a) Fina 1 , 60 0,95 22 1, 60 15 150 0,75 32 30 2.104


<5 100
1,90 1,10 8 1,75 10 300 0,60 40 32 1.10-®
Arena
uniforme
b) Gruesa 1,60 0,95 16 1,60 13 250 0,70 34 30 5.10 3'

<5 100
1,90 1,10 6 1,75 8 700 0,55 42 34 2.10-4
Arena bien graduada
60 1,80 1,00 11 1,90 10 200 0,70 33 32 5.10- 4
y arena con grava <5 2,10 1,20 5 2, 15 6 600 0,55 41 34 2.10 5’

Arena con finos que no 8 20 16 4 1,90 1,05 15 2,00 13 150 0,80 32 1 30 1.10 3
alteran la estructura granular 15 > 60 •
45 25 25 2,25 1,30 4 2,20 7 500 0,65 40 0 32 1.10- 7
Arena con finos que alteran 20 20 16 4 1 ,80 0,90 20 1,70 18 50 0, 90 25 ‘
5 22 LIO 7 "

la estructura granular 40 > 60 50 30 30 2, 15 1,10 8 2,00 12 250 0,75 32 1 30 1.10 10

Limo poco plástico > 50 > 80


25 20 4 1,75 0,95 28 1, 60 22 40 0,80 28 2 25 1.105
35 28 11 2,10 1 , 10 15 1,80 15 110 0,60 35 0, 5 30 1.10 8
'

Limo de plasticidad 35 22 7 1,70 0, 85 35 1,55 23 30 0,90 25 3 22 2.1Ó 6


media a alta > 80 > 100 50 25 20 2,00 1,05 20 1,75 16 70 0,70 33 1 29 l . lO 9

Arcilla de baja plasticidad 25 15 7 1,90 0,95 28 1,65 20 20 1,00 24 6 20 1.10 7


> 80 100
35 ‘
22 16 2, 20 1, 20 14 1,85 14 50 0,90 32 1,5 28 2. Í O 9
"

40 18 16 1,80 0,85 38 1,55 23 10 1,00 20 8 10 5.10-8


Arcilla de plasticidad media > 90 100
50 25 28 2,10 1, 10 18 1,75 17 30 0,95 30 2 20 LIO 10

Arcilla de alta plasticidad 100 100


60 20 33 1,65 0,70 55 1,45 27 6 1,00 17 10 6 1.10 9
'

85 35 55 2,00 1,00 20 1,65 20 20 1,00 27 3 15 LIO 11


45 30 10 1,55 0,55 60 1, 45 27 5 1,00 20 7 15 LIO 8’

Limo o arcilla orgánicos > 80 100


70 45 30 1,90 0,90 30 1,70 18 20 0,85 26 2 22 1.1011
Turba 1,04 0,04 800 3 1 ,00 25 1, 5 LIO 5
1,30 0,30 100 8 1,00 30 0, 5 LIO 8’

Fango 100 30 50 1, 25 0,25 200 4 1,00 22 2 LIO 7’

250 80 170 1 ,60 0,60 50 15 0, 90 28 0,5 LIO 9

(1) Segú n el Gríindbau-TaschenbUch , 3.a ed. 1.a Parte , 1980.


(2) o*, = 0, í kp/cm 2 ":

de Má rgenes y por último en el Cuadro 1.14 se recogen algunas propuestas de


la norma rusa SNiP 11-15-74.
Las pruebas in situ constituyen un m étodo de gran utilidad para la determina-
ci ón de propiedades de suelos dif íciles de muestrear , como son los granulares y
las arcillas blandas o fisuradas . (Ver Cuadros 1.2 y 1.3).
La utilidad de las pruebas in situ depende mucho de su ejecución y de elegir las
más adecuadas a cada tipo de terreno, ya que en muchos casos la interpreta-
ci ón de los resultados es dudosa o casi imposible. Tal es el caso de los ensayos
de carga con placa y drenaje parcial en suelos que consolidan o semisaturados ,
la utilización del ensayo est á ndar en suelos cohesivos saturados o la del pre-
si ómetro en arcillas o suelos con grava, etc.
La utilización de correlaciones entre par ámetros geotécnicos es una pr áctica ha- :
bitual que resulta válida si se trata de f órmulas suficientemente contrastadas y
la correspondencia se establece entre terrenos comparables.
:

32

0
!

CUADRO 1.13
CARACTERISTICAS MEDIAS DE LOS SUELOS PARA
i ANTEPROYECTOS (EAU-1970)
( iA .
VALORES DE CALCULO
PESO V. •

MODULO DE
ESPECIFICO
Resistencia final Resistencia COMPRESIBILIDAD
inicial

CLASEDE SUELO .i -- -
Emer- Sumer Angulo Cohe- Resistencia

7
-
gido gido - de roza
7> süm miento
sión al corte sin
cf drenaje
- Es
t / m3 t / rn3 (grados) t / m 2 cu t / m2
t / m2 r
Suelos no cohesivos

———
Arena suelta, redondeada 1,8 1,0 ; 30 «r
2.000- 5.000
Arena suelta, angulosa 1,8 1,0 - 32,5 4.000- 8.000
Arena semidensa redon -
deada 1,9 1 ,1 . . 32,5 5.000-10.000
——Arena semidensa angulosa : ;
Grava sin arena
1,9
1,6
1,1 V .
1,0 -
*
35 -
37,5
-
8.000 15.000
10.000-20.000
—Grava gruesa , angulosa 1,8 1 ,1 , 40 15.000-30.000

Suelos cohesivos ( Valores empí ricos para muestras inalteradas de la zona Norte
alemana )

-10
—— dura
Arcilla semidura 1 ,9 0,9 : .'
25 2,5 5 500- 1.000
Arcilla dif ícil de moldear,
1 ,8 0 ,8 20 2 2,5- 5 250- 500
—— Marga
Arcilla moldeable , blanda
glacial, sólida
1 ,7
2, 2
0,7
1, 2 '
17 , 5
30
1
2, 5
1 - 2, 5
20 -70
100- 250
3.000-10.000
—— Arcilla
Arcilla arenolimosa media
arenolimosa blanda
2, 1
1,9
1,1
0,9
27,5
27,5
1 5 -10
1 - 2,5
500- 2.000
400- 800
— Sedimento
Limo 1 ,8 0,8 27,5 1 5 - 300- 1.000
— cilloso, orgáligeramente
nico , blando
ar -
U 0,7, 20 1 1 ;VT- 2,5 200- 500
— Sedimento muy arcilloso,
fuertemente orgá nico, blan -
-2
do
—— Turba
Turba moderadamente pre-
1,4
1 ,1
0,4
0,1
14
15
1 ,5
0,5
1 50-
40- - 300
100
• consolidada 1, 3 - 0,3 .15 1- .
8 0- 200

CUADRO 1.14 A
PARAMETROS GEOTECNICOS NORMALIZADOS DE SUELOS
ARENOSOS (INDEPENDIENTEMENTE DE SU ORIGEN , ANTIGÜEDAD
Y HUMEDAD)
. &-
* • *

VALORES CARACTERISTICOS
PARA UN INDICE DE POROS e, DE
TIPO PARAMETRO
0, 45 0 AS 0,65 0,75
\
c 0, 02 0, 01
K : Arenas con grava f 43 40 38
i VE 500 400 300
c 0, 03 0,02 0,01
Arenas medias 40 38 35
E . 500 400 300
c
f
0,06 •
. 0,04 0, 02
Arenas finas <P 38 36 32 28
E 480 380 280 180
c 0, 08 . 0,06 . 0 ,04 0 ,02
Arenas limosas <p 36 34 30 26
f. ; 110
E 390 230 180

(c y E en Kp/cm 2).
33
i
i
CUADRO 1.14 B
PARAMETROS GEOTECNICOS NORMALIZADOS DE SEDIMENTOS ARCILLOSOS CUATERNARIOS

TIPO IL =
W
wL
—— WP
wP
PARAMETRO
0,45
VALORES CARACTERISTICOS PARA UN INDICE DE POROS e, DE
0,55 0,65 0,75 0,85 0,95 1,05

0 < /£ < 0,25 cH 0, 15 0,11 0,08


Arenoso VH 30 29 27
0,25 < /¿ < 0, 75 c" 0, 13 0,09 0,06 0, 03
<PK 28 26 24 21
0 < /z < 0, 25 cH 0, 47 0,37 0,31 0,25 0,22 0,19
26 25 24 23 22 20

Limoso 0, 25 < h < 0,5 CH 0, 39 0 ,34 0,28 0, 23 0, 18 0, 15


< PH 24 23 22 21 19 17

0, 5 < /L < 0,75 cH 0,25 0, 20 0, 16 0,14 0, 12


< PN 19 18 16 14 12

0 IL 0 ,25 c" 0, 81 0,68 0,54 0, 47 0, 41 0,36


PH
< 21 20 19 18 16 14

Arcilloso 0,25 < IL < 0, 5 c" 0,57 0,50 0, 43 0, 37 0,32


18 17 16 14 11

0, 5 < IL < 0, 75 cH 0, 45 0, 41 0,36 0, 33 0,29


15 14 12 10 7

CUADRO 1.14 C
VALORES NORMALIZADOS DEL MODULO DE DEFORMACION E (kp/cm2) DE SUELOS ARCILLOSOS

MODULO DE DEFORMACION
TIPO Y ORIGEN NATURALEZA JL = VV — WP PARA UN INDICE DE POROS e , DE
Wz — WP 0,35 0,45 0,55 0,65 0,75 0,85 0,95 1,05
Aluvial Arenosa 0 < /* < 0,75 320 240 160 100 70

Diluvial Limosa
0 < /* < 0 , 25
0,25 < /¿ < 0,5
340 270 220 170 140 110 ——
'

U
O
G
3
0,50 < /* < 0,75

0 Il Q , 25
320
— —
250

280
190
170

240
140
120

210
110
80
80
60 50

180 150 120

—— —
CJ
•4-»

3
Lacustre . Arcillosa 0,25 < /z < 0,5 210 í80 150 120 90
o 0,5 < /x < 0, 75 150 120 90 70
O
CJ Arenosa 0 < 4 < 0, 75 330 240 170 110 70
Ü
s
T3
QJ
cn
Fluvioglacial
Arcillosa
0 IL 0 25
0,25 < /¿ < 0,5
Í 400
350
330
280
270
220
210
170
— ——
140
f

0,5 <h < 0,75 — — 170 130 100 70 (

(
:

Arenosa o :
Morré nico /i < 0, 5 750 550 450
Arcillosa 1

i i)

'
En muchos casos las correlaciones más complejas aparecen en forma de gráfi
cos, tablas , etc., que son la expresió n del alto grado de empirismo que acompa- -
ñ a a la Geotecnia, muy alejada de otras ciencias de tipo matemá tico.
En otros cap ítulos de este Curso se indican las de uso más generalizado.

34
í

Los ensayos de laboratorio sobre muestras de suelo constituyen la práctica ha-


r bitual para identificar los suelos y establecer los par á metros característicos de
suelos finos, ; í:
(
'
í El número de pruebas y ensayos debe ser suficiente para obtener una aproxi-
maci ón estadística al valor real de cada parámetro en el terreno , siempre dentro
de las obligadas limitaciones económicas y de tiempo. 1

-
No necesariamente se ensayan todas las muestras extraídas ya que hay que con- í
tar con las que se estropean en el transporte o tallado o las que se desechan ,
- •. V

una vez abiertas , por ser análogas a otras.


En el Cuadro 1.15 se indica un nú mero mínimo orientativo de las pruebas o en -
sayos a realizar seg ú n la propiedad que se pretenda establecer para cada capa
de importancia geotécnica. Deberá procurarse que los valores se obtengan a
partir de pruebas o muestras correspondientes a puntos diferentes de reconoci-
miento , una vez que se hayan identificado como pertenecientes a la misma ca -
=
: pa . • > v

CUADRO 1.15 . NUMERO MINIMO DE DETERMINACIONES O


ENSAYOS*
: VARIABILIDAD DE LA CAPA
PROPIEDAD PE-
QUENA MEDÍA GRANDE

Granulometría 3 6 10
>
Plasticidad 3 5 8
Deformabilidad 2 3 5
Resistencia a compresión simple
Suelos muy blandos . .. .. 4 6 8
6
Suelos blandos a medios 4 1 ; >r .
5
Suelos medios a duros .. . .?£
3 4 5
'

Resistencia al corte . .
Arcillas 3 4 5
Arenas 2 2 3

: Contenido en sales agresivas ... 3 4 5

* Se entiende tanto en planta como en profundidad para una superficie S < 2000 m . Para
2 superfi-
cies mayores se multiplicar á n los n ú meros de la tabla por VS / 2000.
Los ensayos corresponden a las capas que pueden ser más afectadas por las cimentaciones y de
,

potencia media H < 5 m . í-:

Para capas más gruesas se multiplicar án los n ú meros de la Tabla por 1 + 0, 01 H , redondeando al
entero superior.
i El nú mero de ensayos indicado en cada casq se considera m í nimo para edificios C- l ó C-2. Para

edificios C-3 ó C-4 los valores del cuadro se incrementarán en un 50 %.

t:

r
.:
i . • • :: 5. EL INFORME GEOTECNICO
{

i
Es la descripción y resumen de la prospección realizada y la justificación geo-
técnica de las recomendaciones de cimentación y constructivas que deben consti-
í :i tuir las conclusiones del mismo;
El grado de definición de la naturaleza del terreno y de las condiciones de ci-
mentación depender án lógicamente del tipo de estudio (Ap 2.1) y del nivel de .
reconocimientos alcanzado.
V.. •
35

i.
5.1 Estudios de evaluaci ón -
En los estudios de evaluación el Informe puede concretarse en una cartograf ía
geot écnica (preferentemente a escala no inferior a 1 / 25.000 para el nivel gene-
ral y a 1/ 10.000 para el nivel de detalle). Esta cartograf ía constituye básica-
mente una zonificación del área de acuerdo con los factores de mayor interés
como son:
— Capacidad portante o calidad como cimentación

— Problemas de deformabilidad y asierito


— Condiciones de drenaje y niveles freáticos


Morfología y relieve - Pendientes
Estabilidad de laderas x
• •

-
— 1
.
Suelos y rocas aprovechables como materiales , etc.
La representació n de estos factores debe hacerse seg ú n las técnicas habituales
de la Cartograf ía Geot écnica , si bien se f íérmite amplia libertad gr á fica siempre
que la simbolog ía , tramado , etc., result é clara. En casos complejos puede re-
currirse a establecer un mapa básico de condiciones de cimentación y reflejar
los dem ás factores en esquemas a otras escalas.
Habitualmente él mapa de sí ntesis va acompa ñado de una sucinta memoria
*

donde se enumeran los trabajos realizadas , se hace un encuadre geoló gico del
área y se describen ios aspectos geot éení cos de mayor interés . Como anejos se
incluyen fotograf ías , los eventuales ensayos de laboratorio y los resultados de
las prospecciones.

5.2. Estudios para construcción


En ellos el Informe debe ser más explícito y detallado, llegando a los niveles de
definición necesarios para proyectar y realizar obras de cimentaci ó n .
Como aspectos principales a incluir y tratar pueden citarse los siguientes :
a) Definición y localización
Se definirá la estructura a construir y se incluirá un plano de situación general
(escala nacional o provincial) y otro de detalle del solar a escala no inferior a
1 / 500.
b ) Antecedentes e información previa
Se recogerán en forma ordenada todos los antecedentes de la zona , as í como la
informaci ón que sé haya podido obt éner respecto a lo indicado en el
Apartado 2.2.
c) Trabajos realizados
Se indicar á el n ú mero , tipo y localización en el plano de planta de todos los re-
conocimientos realizados, incluyendo la toma de muestras y los ensayos in situ.
-r
í :
d) Encuadre geológico
El área en estudio se enmarcar á en la geología general de la región y en la par -
ticular de la localidad , definiendo las caracter ísticas litológicas, estructurales,
geomorfológicas , y sismotectónicas.
Se prestar á especial atención a los posibles niveles freá ticos o piezométricos,
sus oscilaciones y otras caracter ísticas hidrogeológicas.
e) Estratigraf ía y naturaleza del terreno ; ;
Se definirán las distintas capas del terreno respecto a su potencia y naturaleza y
de preferencia se dibujará n perfiles estratigr á ficos o mapas de isolineas de po-
tencias, profundidades o composición de los estratos más significativos. Se in -
dicar á la precisión de esta información , en función de los reconocimientos efec-
tuados.
f ) Evaluación de propiedades geo técnicas
Con base en los ensayos de laboratorio, pruebas in situ, información bibliográ-
fica y la experiencia del autor del estudio , se propondrá n los parámetros geo-
técnicos a utilizar para cada capa del terreno en los cálculos de cimentaciones , 1 j
estructuras de retención , etc.

36
(
;

g) Recomendaciones sobre el tipo de cimentación


r i
i
{
Salvo cuando la finalidad del estudio sea meramente la caracterización del
terreno , el Informe Geotécnico deberá señalar : i

Las alternativas de cimentaci ó n , a "considerar.


:
— Las presiones de trabajo y las cotás de cimentaci ón de las eventuales cimen-

taciones superficiales , así como los asientos asociados a las mismas.


— Las profundidades y capacidad portante de cimentaciones profundas.
/

— La zonificación del terreno cuando sean recomendables distintos tipos de ci-


mentación , o la ocupación de á reas preferenciales.
. -

;i .
ó n de las cimenta-

(
1 r

Cualquier indicació n de inter és para el proyecto y ejecuci .


i
ciones y, en su caso , del edificio.!:
'

-
h) Otras indicaciones . • ;

rt-
El estud "
Í geot é cnicoi incluirá ;4además las ^indicacÍG)nes!?y recomendaciones
..
t• * Q í

correspondientes a: ^
—1
Eventuales problemas de interacción con edificios pr óximos o de alteración
de las condiciones geotécnicas del?.entorno .
f
— Facilidad de excavacióejecuci n (o ripabilidad ) del terreno, tanto para palas mecá ni-
cas como para la ón de pilotajes o perforaciones de peque ñ o
u
i
diá metro.
— El an álisis de los problemas de inestabilidad detectados y las oportunas me-
didas preventivas o correctoras.
— Medidas de diseñ o antisísmico en las cimentaciones .
— La determinación de la agresividad del terreno y del agua freá tica frente a
obras enterradas y las medidas a Adoptar .
-i -
i

— El análisis de problemas de interacció n con edificios, estructuras u obras


próximas. -= ••

;.'“S
i) Anejos
Deberán incluirse como anejos del Informe: - - -. ' Jcí V.

— Las columnas de sondeo , catas, pruebas


f;?-

de penetración, etc.
— Los resultados de los ensayos de laboratorio.
í ' '

'

! — La documentaci ón fotogr á fica correspondiente al solar , excavaciones , cajas


de testigos, etc. rii

ifu

rr. •

'

i. \
í r l
1‘
:
ií\

í ..

i
V

U 37
!

; :

! :

; i

:
í ;

:
1
f
í

Apéndice
í Precios unitarios orientativos para la ejecución
de estudios geotécnicos (1994)
i

Ptas.

^-v. ssr^
í v- í . ->

T R A B A J O S^ D E; C A M P O-
; '
%» *
•:

1. Ud. de implantación del equipo necesario de sonda de


rotación o helicoidal en el área de trabajo y retirada de
la misma junto con su equipo auxiliar ( L = distancia
a Madrid o a la sede de la empresa, en km) 45.000 + 135 L
2. Ud. de traslado de equipo de sondeo entre puntos de
.
perforació n (seg ú n dificultad ) . . .i. 15.000 a 30.000
3. MI. de sondeo mecá nico en suelos y rellenos hasta 25 m
de profundidad y di á metro mínimo 76 mm 9.000
4. Id. en roca 10.500
5. Id. en grava 18.500
. . ..T.
6. MI. de sondeo helicoidal 6.500
7. Ud . de calicata de profundidad mínima 2 m 12.000 a 15.000
8. Ud. de muestra en saco ( 40 kg) y transporte i 3.000
9. Ud . de muestra inalterada en bloque m í nimo
0,20 x 0,20 x 0,20 m - ti i * ••
8.000
c .

10. Ud. de toma de muestra inalterada con tomamuestras


tipo Shelby 5.200
11. Id. bipartido o pist ón 6.500
12. Ud. de ensayo de penetración standar (SPT) 5.200
13. MI. de tubo piezométrico de PVC fanurado ( 0 65 mm)
incluida colocació n ,
£ 1.500
14. Ud. de tapa met á lica de sondeo 12.000
15. Ud. de toma de muestra de agua 2.000
16. Ud. de caja de testigos de cartó n encerado 2.000
i 17. Ud. de implantación de penotr ómetro din á mico o est á-
i tico en el á rea de trabajo y retirada del mismo junto con
su personal auxiliar 25.000 + 80 L
18. Ud. de emplazamiento de penotró metro en cada punto
a reconocer 6.000 a 10.000
19. MI. de penetración est ática . 5.000
20. MI . de penetración din á mica 4.000
í.. .. . ¡ / 21. Traslado e implantación de equipo para pruebas de carT
ga en superficie o en pozo
- 175.000 + 160 L
22. Ud. de ensayo de carga con placa de 30 X 30 cm , has-
2

ta 3 kp/cm 2 80.000
\ .. -
23. Id. hasta 12 kp/cm2 120.000
u •

35.000
24. Ud. de sondeo eléctrico vertical
25. Ud. de perfil sísmico de 50 m de longitud 40.000
\ , ..
39
Ptas.
B. ENSAYOS DE LABORATORIO

26. Apertura y descripció n de muestra alterada . ... 600


27. Preparación de muestras ; 800
28. Ud. determinació n de peso especí fico 1.800
29. Ud. determinació n de humedad natural 1.100
30. Ud. límites de Atterberg 5.200
31. Ud. límite de retracció n 4.000
32. Ud. an á lisis granulom étrico por tamizado 5.400
33. Ud . an álisis granulom é trico por sedimentació n 8.600
34. Ud. ensayo de presión de hinchamiento 9.600
35. Ud. ensayo de hinchamiento libre 6.000
36. Ud. ensayo de Lambe 8.000
37. Ud. ensayo edom étrico 22.000
38. Ud . ensayo de corte directo lento 27.000
39. Ud . ensayo triaxial, tipo:
Rá pido sin consolidació n 29.500
R á pido con consolidació n 45.000
Lento con consolidació n 60.000
40. Ud . ensayo de compresión simple en suelos .... 4.500
41. Ud. ensayo de compresió n simple en rocas 8.500
42. Ud. determinaci ó n de sulfatos y carbonatos .. . 2 X 4,000
43. Ud. determinación de materia orgá nica 3.700
44. Ud. ensayo CBR , tres puntos 20.500
45. Ud . ensayo Procter Normal 8.000
46. Ud. análisis mineralógico 12.500
47. Ud. ensayo químico de aguas 18.000
C OTROS
49. P.A . Supervisió n y direcció n de trabajos de campo ... Del orden del
15-20% de los
trabajos de cam-
po.
50. P.A . Redacció n Informe Geot écnico . Del orden del
20-25 % de los
trabajos de cam-
po.

40
c
5

Capítulo 2
;
'
’• :r

( Cimentaciones superficiales - 1
Análisis geotécnico
JOSé M. a RODR íGUEZ ORTIZ

1. INTRODUCCION
Bajo la denominación ^ de cimentaciones superficiales se engloban las zapatas y
losas de cimentación , como elementos de transmisión de cargas al terreno a tra-
vés de superficies de apoyo considerablemente m ás grandes que su canto o di-
mensión vertical. En estos elementos pueden producirse flexiones para determi-
nadas condiciones de rigidez .
El nivel de apoyo o implantación suele ser reducido (generalmente inferior a
3 m) en el caso de zapatas , si bien puede resultar considerable en las cimenta-
ciones por losa (caso de edificios con varios sótanos). Por ello el concepto de
superficial se refiere más a su extensión en planta que a la cota de apoyo , al
contrario de lo que sucede en el caso de los pozos o pilotes que, en razón de su
penetraci ón en el terreno , reciben el nombre de cimentaciones semiprofundas o
profundas.
En este capítulo se tratan los aspectos geot écnicos de las cimentaciones superfi-
ciales , en particular el cálculo de sq¿ capacidad portante y los asientos previ -
sibles , dejando para los capítulos 3 y 4 la concepción estructural de las zapatas
y losas respectivamente.

• •- r-V - •

2. BASES DE DISEÑO

Para estar correctamente dise ñada una cimentación debe cumplir las condi-
ciones siguientes:.

i — Transmitir al terreno las cargas del edificio con deformaciones


(asientos) tolerables , garantizando una seguridad suficiente frente
a la rotura o hundimiento . ' í v

— Poseer suficiente resistencia como elemento estructural.


— No resultar afectada por la eventual agresividad del terreno.
— Estar suficientemente protegida frente a las modificaciones natura-
les o artificiales del entorno ( helada , cambios de volumen , va -
riaciones del nivel freá tico, efectos din ámicos , excavaciones pr ó xi -
mas , etc.)
1 .
i
La primera cuestión es el objeto fundamental de este capítulo.
Habitualmente el diseño se realiza por tanteos ya que no se dispone de métodos
para obtener directamente una presión de trabajo qadm , con un coeficiente de se-
guridad F preestablecido respecto a la presión de hundimiento qh (q^ = qj/ F)
.
que , al mismo tiempo, dé lugar a un asiento admisible sadm El procedimiento tra-
dicional comprende , pues,

1. Determinación; de la presión de hundimiento del terreno (para


unas dimensiones de cimentació n aproximadas ).
i

2. Obtención de la presión de trabajo o admisible, introduciendo coe-


ficientes de, seguridad adecuados. . . ..
;

3 . Reajuste , si es necesario , de las dimensiones de la cimentaci ó n .


V... 4. Cálculo de los asientos esperables .
i 5. Modificación de las dimensiones si los asientos no son admisibles.
f :
41

i
En determinados casos ( por ejemplo , suelos arenosos compactos) la seguridad
frente al hundimiento está asegurada y el cálculo se limita a la comprobación
de los asientos, pero en general suele ser necesario el proceso completo.

3. PARAMETROS DE CALCULO

Para el análisis de una cimentaci ó n debe partirse , por supuesto, de un estudio


geotécnico (ver cap. 1) que defina

— la naturaleza y estratigraf ía del terreno.


— las propiedades de cada capa existente en la zona de influencia de
las cimentaciones.
— las condiciones del agua freática.
así como los aspectos del entorno que se comentan en el cap ítulo 1.
Por lo que se refiere a las propiedades de los terrenos m á s frecuentes , éstas de-
ben concretarse en los par ámetros siguientes:

a) Suelos arcillosos y limosos, cohesivos (*)


—Pero específico (seco o saturado) , 7d, 7sat
— Humedad natural , w
— Resistencia al corte sin drenaje ! (carga r ápida) cu (ensayos de compresió n
simple en laboratorio o pruebas de molinete , presiom é tricas o penetro-
m étricas in situ ) .
— Resistencia al corte con drenaje i (a largo plazo ) c\ <j>' (ensayos de corte
o triaxiales)
— Deformabilidad Eu, ( yu = 0,5), E ' , v ' (correlaciones empíricas o prue-
bas de carga) (o los pará metros deducidos de ensayos edom étricos:
Em > C,, cv)
b) Suelos arenosos, no cohesivos *> .
— Peso especí fico correspondiente a la humedad natural
— Grado de compacidad y /o á ngulo de rozamiento interno <£ ' (general -
mente deducidos de correlaciones in situ con el ensayo est ándar , valores b
penetrom é tricos , etc . )
— Deformabilidad E' , v ' (correlaciones análogas a las anteriores o ensa-
yos de carga con placa)
La utilización de unos u otros par á metros depende del tipo de carga y de los
métodos teóricos o semiempíricos recomendables en cada caso , seg ú n se expo-
ne más adelante.

4, VALORES EMPIRICOS DE LAS PRESIONES DE TRABAJO


Hasta épocas relativamente recientes las cimentaciones se proyectaban con las
presiones de trabajo deducidas de la experiencia local. Estas presiones eran
bastante conservadoras y por ello los fracasos no eran muy frecuentes si bien
siempre existía la incertidumbre de la seguridad respecto a la rotura o hundi -
miento.
Al aumentar la altura de los edificios y la importancia de las cargas este mé to
do empezó a ser muy arriesgado , motivando el desarrollo de unas bases
-
cient í ficas de proyecto .
En los cuadros 2.1 y 2.2 se dan valores de presiones admisibles para diversos
suelos , seg ú n se recogen en distintas normas o Códigos de construcción . Ac-
tualmente su uso sólo es aconsejable a nivel de tanteo o anteproyecto.

(*) No se incluyen los par á metros necesarios para estudiar problemas de expansividad que
re -
quieren diferente tratamiento ( ver por ejemplo el « Curso de Control de Calidad en í a Edifica -
ción». Cursillo 2, Tema 3, p. 111. COAM. Madrid, 1980). Ver también el ap. 9.3c de este texto. VJ

42
í

CUADRO 2.1
VALORES ORIENTATIVOS DE LAS PRESIONES DE TRABAJO BAJO
CARGA VERTICAL ESTATICA (SEGUN EL CODIGO DE PRACTICA
BRITANICO, BS 8004:1986)
Presión
Grupo Clase Tipo de roca o suelo admisible Observaciones
kp / cm2
I. 1 Rocas ígneas o neísicas sanas 100
Rocas 2 Calizas y areniscas duras 40 Debe atravesarse la
3 Esquistos y pizarras 30 parte alterada
4 Argilitas y lutitas duras, arenis -
cas blandas 20
5 Lutitas y argilitas blandas 6,10
6 Cretas y margas 6
7 Calizas y areniscas tableadas Requieren un es-
8 Rocas muy fracturadas . tudio especial
-
.7Y: . •

II . 9 Gravas o mezclas granulares Cimientos de


compactas >6 B >1 m
Suelos 10 Arenas y gravas de compacidad
no
cohesivos 11
media
Gravas y arenas flojas
-
26
<:2
Nivel freático a una
profundidad mayor
12 Arena compacta >3 que B bajo el ci-
13
14
Arena media
Arena suelta
-
13
<1
miento

III . 15 Arcillas muy duras, event . con


grava 3-6 Son de esperar
Suelos 16 Arcillas duras 1,5 3 - asientos de consoli-
cohesivos 17 Arcillas firmes 0,75-1,5 - dación a largo pla-
18 Arcillas y limos blandos < 0,75 zo
19 Arcillas y limos muy blandos No aplicable

CUADRO 2.2
PRESIONES ADMISIBLES (kp /cm2) SEGUN LA DIN 1054*

L -
Suelos no cohesivos Estructuras sensibles a los asientos

Profundidad
de cimentación Zapatas corridas de ancho B ~
(m ) 0,5 m Im 1,5 m 2 m 2,5 m 3m

i 0,5 2 3 3,3 2,8 2,5 2,2


1,0 2,7 •
3,7 3, 6 3 ,1 2,7 2, 4
1,5 3,4 4,4 3, 9 3, 4 2,9 2,6
2 ,0 4 5 4, 2 3,6 3 ,1 2, 8

II . Suelos no cohesivos - Estructuras poco sensibles a los asientos

0,5 2 . .3 4 5
1,0 2,7 3 ,7 4 ,7 5,7
1,5 3,4 4,4 5 ,4 .6,4
2, 0 4 5 6 7

III. Suelos cohesivos - Zapatas corridas de 0,5 a 2 m de ancho

Mezclas de arcilla
Limo de con arena y / o Limo arcilloso
Profundidad de grava, con de consistencia Arcilla
consistencia de consistencia
cimentación (m) rígida a dura consistencia Rígida Semidura Dura
Rígida Semidura Dura . . . - Rígida Semidura .Dura
0,5 1 ,3 1.5 2,2 3,3 1,2 1,7 2, 8 0,9 1,4 2
1.0 1,8 1,8 2,8 3,8
1

1,4 2,1 3,2 1,1 1,8 2, 4


1 ,3
1

1 ,5 2,2 3,3 4,4 1, 6 2,5 3 ,6 2,1 2,7


!

2, 2
*
2,0 ‘
2,5 2.5 3,7 5 ,0 1,8 2,8 4,0 1,5 2,3 3

Asiento esperable 2 cm 3 cm 4 cm 4 cm
v.. •’

* Terreno homogéneo, carga vertical est ática y nivel freático a una profundidad B (suelos granulares) o 2B (suelos cohesivos).

43
1;
5. DETERMINACION DE LA PRESION DE HUNDIMIENTO
5.1 Definición del hundimiento
El hundimiento o fallo de una cimentació n supone asientos importantes gene- (

ralmente acompañ ados de giros o incluso el vuelco de la estructura sustentada .


Seg ú n la estructura y el tipo de terreno, el hundimiento puede ser (fig . 2.1):

a) Por rotura general *


Se produce una superficie de rotura continua que arranca en la base de la
zapata y aflora a un lado de la misma , a una cierta distancia. Aunque la
teor ía indica una rotura sim étrica , pequeñ os desequiibrios o irregularidades
hacen que el fallo se manifieste de modo asimétrico, con giros más o me-
nos importantes seg ú n las posibilid ádes de rotación de la superestructura .
Esta forma de rotura es t ípica de las arenas compactas y de las arcillas
blandas a medias en condiciones de ckrga r ápida , sin drenaje.
b) Por punzonamiento
En este caso la cimentación se hunde cortando el terreno en su periferia ,
con un desplazamiento aproximadamente vertical y afectando poco al terre-
no adyacente. Se da en materiales muy compresibles y poco resistentes o en
zapatas sobre capas delgadas apoyadás en estratos blandos.

c) Por rotura local


Es una situación intermedia en la que el terreno se plastifica en los bordes
de la zapata y bajo la misma, sin que lleguen a formarse superficies conti-
nuas de rotura hasta la superficie. Es t ípica de algunas arcillas y limos
blandos y de arenas medias a flojas.
Para los dos primeros casos se han desarrollado diversos modelos teóricos ,
mientras que para el tercero sólo existen factores empíricos a introducir en el
modelo de rotura general.

f{ !
w/ /
)/ \
\
^
/ SY//*s

PLANOS DE
•V - "#v. CORTE 1

SUPERFICIE DE ROTURA
a ) Rotura general . b) Punzonamiento.

K ZONAS
m PLASTIFICADAS .
c) Rotura local.
Fig . 2.1 .— Formas de hundimiento.

5.2 Determinación teórica de la presión de hundimiento

5.2. 1 Fórmula general


Los estudios teóricos de la presión de hundimiento se han basado en la hipóte-
sis de un mecanismo o modelo de rotura bidimensional junto con una ley de re-
sistencia del terreno, estableciendo las condiciones límites de equilibrio entre
las fuerzas aplicadas exteriormente y las desarrolladas en el terreno para
contrarrestarlas. Posteriormente se han aplicado coeficientes correctores para
tener en cuenta la forma del cimiento, la excentricidad o inclinación de la car -
ga, etc.
i

44 i
í

Siguiendo el desarrollo histórico, las primeras soluciones*fueron las encontra-


das por Prandtl (1920) para zapatas corridas lisas, en terrenos sin peso y con
5 rozamiento (fig. 2.2) o con cohesión 'ú nicamente (fig. 2.3) (en este último caso
r la simetría del mecanismo hace que él peso no tenga influencia) . La deducción
por Caquot (1948) del teorema de los estados correspondientes permitió super -
poner ambas soluciones para el caso de suelos con rozamiento y cohesió n.

;
7T é
4 2 \
!
^ i i i jA i
_ n\: - 1 ; / I ' ' ' ' m i riT i n i i i
7r 0 -
3M As\ Ec
t
%
"
4 2
o\3 \
\ £
B s
Cu ña \ s c=o
^
pasiva . de t : .*

\
A c - 7= o
Rankine / v Cu ñ a activa
atg0
'

Espiral r = r0 e de Rankiné
'

AM
tM)
=. rQ eos AE = r0 e T / 2 7 tg ( j> "
eos

TA)
MB = r sen ( 0
EC = rfl eTT / 2
tg 4>
sen (í - í)
Tomando momentos respecto a A
AM2 • . MB2 ; 1 1-
%- T

Qh =
* Mh
AE2 + kpEC2
2 yqAE2 +
2 (45
+
^
¿ ) eTTtg 0 = qNq
kpqEC2

AM2 + ka MB2 ,. I^. .2


Fig. 2.2. Solució n de Prandtl para terreno no cohesivo, sin peso.

Posteriormente Terzaghi estudió la zapata rugosa superponiendo el modelo de


Prandtl de la fig. 2.3 con uno ligeramente diferente para el terreno con roza-
miento (fig. 2.4) y una solución aproximada para el efecto del peso del terreno ,
llegando a la expresión general de la presión de hundimiento

% 1 ( 1)
1
C A mgij B D Qh = cNc + qN, + -7 BN7
45”
c
E ¡H F siendo q = sobrecarga sobre el nivel de cimentación = y i D (fig . 2.5)
B = ancho de la zapata corrida
qh = (7r + 2) c = cNC
;


y peso específico efectivo del terreno bajo el nivel de cimentación :


Fig. 2.3. Mecanismo de rotura propuesto
*por Prandtl para terreno cohesivo c = cohesión del terreno de Cimentación
puro.
Nc, Nq , N7, factores de capacidad de carga , funciones ú nicamente del
á ngulo de rozamiento interno <t> y cuyos valores se indican en el
Cuadro 2.3. -í

Es evidente el escaso rigor de la superposició n de diferentes mecanismos de ro -


i
i tura y los errores inherentes a considerar valores constantes de los par á metros
,

de resistencia para cualquier nivel de tensiones .y en cualquier punto de la su -


'
perficie de rotura. Sin embargo la aproximación obtenida resulta suficiente a
•%

efectos prácticos , por lo que se siguen utilizando estas soluciones frente a otras
posteriores m ás sofisticadas .

45
í

CUADRO 2.3
FACTORES DE CAPACIDAD DE CARGA
$ Nc N, NT N, / NC . tg
0 5.14 1.00 0.00 0.20 0.00 B /2 B /2
1 5.38 1.09 0.07 0.20 0.02 i
2 5.63 1.20 0.15 0.21 0.03 I
3 5.90 1.31 0.24 0.22 0.05
4 6.19 1.43 0.34 0.23 0.07 q = 7Üf \
V/ ** I *

5 6.49 1.57 0.45 0.24 0.09 ' A lili miiim


/ I ¡
i I 1 I I I I I I i I i \3 Lí U' f .
6 6.81 1.72 0.57 0.25 0.11 ^
E Í45 0/2
- 45 - 0 / 2 A BII //• •v. E'
7 7.16 1.88 0.71 0.26 0.12 III •
*c /

8 7.53 2.06 0.86 0.27 0.14 II c .


N

9 7.92 D D
2.25 1.03 0.28 0.16
10 8.35 2.47 1.22 0.30 0.18
I PP
11 8.80 2.71 1.44 0.31 0.19
12 9.28 2.97 1.69 0.32 0.21
jtg 'í
13
14
9.81
10.37
3.26
3.59
1.97
2.29
0.33
0.35
0.23
0.25
Nq =
2 eos 2
W)
’í’
; Nc = ctg 0 (Nq — 1) ; N7 = 2 (Nq + 1) tg 0

15 10.98 3.94 2.65 0.36 0.27


16
17
11.63
12.34
4.34
4.77
3.06
3.53
0.37
0.39
0.29
0.31
Fig. 2.4 . — Mecanismo de rotura propuesto por Terzaghi .

18 13.10 5.26 4.07 0.40 0.32


19 13.93 5.80 4.68 0.42 0.34
20 14.83 6.40 5.39 0.43 0.36
21 15.82 7.07 6.20 0.45 0.38
22 16.88 7.82 7.13 0.46 0.40
23 18.05 8.66 8.20 0.48 0.42
24 19.32 9.60 9.44 0.50 0.45
25 20.72 10.66 10.88 0.51 0.47
26 22.25 11.85 12.54 0.53 0.49
27 23.94 13.20 14.47 0.55 0.51
28 25.80 14.72 16.72 0.54 0.53
29 27.86 16.44 19.34 0.59 0.55
30 30.14 18.40 22.40 0.61 0.58
31 32.67 20.63 25.99 0.63 0.60
32 35.49 23.18 30.22 0.65 0.62
33 38.64 26.09 35.19 0.68 0.65
34 42.16 29.44 41.06 0.70 0.67
35 46.12 33.30 48.03 0.72 0.70 D
b
36 50.59 37.75 56.31 0.75 0.73 D l
37 55.63 42.92 66.19 0.77 0.75
38 61.35 48.93 78.03 0.80 0.78
39 67.87 55.96 92.25 0.82 0.81 :
40 75.31 64.20 109.41 0.85 0.84
41 83.86 73.90 130.22 0.88 0.87
42
43
93.71
105.11
85.38 155.55
99.02 186.54
0.91
0.94
0.90
0.93
. —
Fig 2.5. Profundidad de implantación de las zapatas .
44 118.37 115.31 224.64 0.97 0.97
45 133.88 134.88 271.76 1.01 1.00
46 152.10 158.51 330.35 1.04 1.04
47 173.64 187.21 403.67 1.08 1.07 (. .)
48 199.26 222.31 496.01 1.12 1.11
49 229.93 265.51 613.16 1.15 1.15
50 266.89 319.07 762.89 1.20 1.19 ;

<
46 i ;;

( :
i

I
i
!
5.2.2 Factores que modifican la f órmula general
a) Influencia de la forma de la zapata
Cuando la zapata no es una faja indefinida deben introducirse factores de
corrección en la fórmula general (1) para tener en cuenta los efectos tridi-
mensionales. De los numerosos valores propuestos en la literatura retendre-
: mos los siguientes , introducidos ya en la f órmula general:
Zapata cuadrada o circular :
;

:
qh = 1 ,2 cNj. + q Nq 4- 0,3 B7 N 7 .

Zapata rectangular ( B x L):

%= (1+L W ) CNc + 0
c L
g
0 qNq Í ( 1 - 0 4 L) BY
+ , f -- .
N

• r! •
- A efectos pr ácticos puede tomarse: Nq„ <*' 0,2
1
Nc
b) Influencia de la inclinación de la carga
Cuando la carga aplicada a la zapata tiene una cierta inclinación la figura
de rotura var ía considerablemente (fig . 2.6) y ello se tiene en cuenta tam -
bién mediante coeficientes correctores . La norma DIN 4017 propone los si -
guientes:
— Para <¿> u = 0; * 0 cu
. i = 1
q ic = 0 , 5 -f 0 , 5 1 : B%' í / Hc„
7

siendo r) p un coeficiente de seguridad a aplicar a la componente hori-
zontal , con valor de l a 1,5. .
B ' , L ' dimensiones reducidas de la cimentaci ón por efecto de la
excentricidad de la carga (ver apartado siguiente).
En fase de dimensionamiento deben elegirse las dimensiones de forma
que

B' x L ' >


Cu
— Para 0 # 0, c
^0
3

1-0 , 7 - V + B ' L ' c ctg 0

VB H
3

I
7
1 — V + B ' L c ctg 07

1 Í
1c =' q N -l
Q

I .. - .

— Para <j> & 0, c = 0

1q 1 -0 , 7 ÜY
V V
i

Meyerhof ha propuesto para un á ngulo de inclinació n á ; = are. tg H


(
í
V —
!;

L:
'


! - - ¿ iivff - - -
‘ ' í •• • -- .-Vi 1 '•
c = *q = f l
: I

— o
2o
90
2
e. v :
1
7
i — £
2

/
47
!
I
ir < */ 4
V

Lili Ali

i
/
/
//
— *

90° ~ 4>
BN.
ununum J,

45 *-<A/ 2
E

i
/
" ^ C
D 4» , y
0<
^
(a )

I e > Ü f4

lili H M
l U I t l/t l t l '
A B >< :V \ íí

,'' C D
/
. í\ -
</> , y
0 r'
¿
'

ib )


Fig . 2.6 , Figuras de rotura bajo cargas excéntricas e inclinadas.

c) Influencia de la excentricidad de la carga


Si la carga presenta excentricidades eB y eL segú n los ejes de la zapata, la
solución más sencilla consiste en adoptar como dimensiones efectivas de la \
misma (fig. 2.7a):

B' = B
L' = L
—— 2 eB
2 eL

lo cual equivale a suponer que se plastifica una zona centrada con la carga ,
quedando descargado el resto.
En el caso de zapatas circulares o de -otra forma el área efectiva se obtiene
como indica la fig. 2.7.

& :

B'- J
h* B
- a)

. .—Areas efectivas de zapatas con carga excéntrica (seg ú n Brinch Hansen, 1961).
Fig 2.7

48
:
i
6 . PROBLEMAS ESPECIALES DE CAPACIDAD PORTANTE
:
6.1. Terrenos estratificados 2 .
i
/ •r. !

Cuando en la zona de influencia de la cimentación existen dos o más capas de


! terrenos diferentes ya no son aplicables los métodos antes expuestos .
Un procedimiento aproximado puede ser combinar las presiones de hundimien-
to obtenidas para cada capa , suponiendo que ella sola constituye el terreno de ,

apoyo.La combinación debe hacerse pró porcionalmente a la longitud de terre-


no atravesada por la superficie de rotura teó rica. Esta superficie no se conoce
previamente por lo que existe una gran imprecisi ó n . Como orientación puede
considerarse la fig. 2.8.
Otro método aproximado es el de la fig. 2.9, donde qhl es la presión de hundi-
miento que se obtendr ía si todo el lerleno fuera Tp y qh2 an álogamente para
T
1 '
2
:

: - ''

I 5b
l jO*4í
| f
? ti í

t
Fig. 2.8 , —Extensi n de la superficie de rotura bajo una cimentación ,
ó
Schultze. Sólo se ha ( una parte .
representado )
seg ú n

B B
\ +
>

t / B > 0,7 qh . rqh2


0 '
o -£
. D
Qhl - Qh 2
t/B < 0,7 qh = qhl -
o
T2 0,7 B
.o .
Q
0 t
i 5> •
o

i
ig§ :
o

mXS.
a) Qhi > Qh2 -
B
I

t /. B 0,2 .
C]
— qh 2
Qhl ~ Qh2 t.
0, 2 < t /B < 1 qh — qh 2 ~
0,8
JL
B
0,2
t
t /B > 1 % ~ Qhl

b) qhj > Qh2-


Fig. 2.9. Obtención aproximada dé la presió n de hundimiento
en el caso de dos capas de terreno.
\

:
Estos métodos pueden dar 1ligar en algunos casos a errores importantes por lo
¡
que se han intentado resolver teórica o experimentalmente los problemas más
frecuentes en la práctica.
í
49
a) Dos estratos arcillosos (fig. 2.10)
Caso I: Estrato superior más blando que el inferior
La rotura se produce por extrusi ón lateral del suelo blando bajo la cimenta-
ci ón .
i

Considerando condiciones de carga sin drenaje (<¿ = 0) la presión de hundi-


miento puede expresarse por
<lh = C1 Nm + ^
siendo Cj la cohesión sin drenaje de ía capa superior y Nm un coeficiente de
capacidad portante modificado que seg ú n Vesic (1970) tiene los valores del
Cuadro 2.4.
Caso II: Estrato superior más resistente que el inferior
*

En este caso la rotura se produce por punzonamiento del estrato superior.


Brown y Meyerhof (1969) sugieren tomar

2 ( B -+ L ) H C2
Nm + sc Nc
BL Cl

¡i

S\-; B B

|CAPA
'" T
* -CAPA
^ H • Ci . H =
— DURA
--
A

=CAPA ‘
c2 C CAPA
=DURA 02 :=
£
* SK %
-
v BLANDA ... .
V ^

> NV
>
-- •

Fig. 2.10.
— Zapata sobre dos estratos.

CUADRO 2.4
FACTOR DE CAPACIDAD DE CARGA N m
a ) Zapata rectangular ( L / B < 5 )
B/ H
C2 / C\ 2 4 6 í. 8 10 20 00

1 ,0 5, 14 5,14 5,14 5 , 14 5 , 14 5,14 5,14


1 ,5 5 ,14 5, 31 5,45 5, 59 5,70 6,14 7,71
2 5,14 5,43 5 ,69 5,92 6,13 6,95 10, 28
3 5, 14 5 , 59 6,00 6,38 6, 74 8 , 16 15, 42
4 5,14 5,69 6,21 6 , 69 7 , 14 9, 02 20, 56
5 5, 14 5, 76 6, 35 6,90 7, 42 9 ,66 25,70
10 5,14 5,93 6,69 7,43 8,14 11,40 51,40
oo 5, 14 6,14 7, 14 8, 14 9, 14 14,14 oo

b) Zapata cuadrada o circular (L / B = 1 )


B/ H
C2/Cj 4 8 12 16 20 40 oo
!
1 6,17 6, 17 6,17 6, 17 6,17 6,17 6,17
1, 5 6,17 6, 34 6, 49 6,63 6,76 7 ,25 9, 25
2 6,17 6, 46 6,73 6,98 7 ,20 8,10 12,34
3 6,17 6,63 7,05 7 ,45 7,82 9, 36 18,51
4 6,17 6, 73 7 , 26 7,75 8,23 10, 24 24,68
5 6,17 6,80 7,40 7,97 8,51 10,88 30,85
10 6,17 6,96 7,74 8, 49 9,22 12,58 61 ,70
OO 6,17 7,17 8, 17 9,17 10 , 17 15 ,17 oo

50
í
.. -V
-
f

(
}

i b) Dos estratos granulares


Arenas o zahorras compactas sobre arenas flojas
• •. .. *
-5
'* •

Es la situación que se produce cuando se extiende un relleno compactado


< t t

'
para mejorar la capacidad portante de un terreno arenoso flojo.
El problema ha sido estudiado por Hanna (1981), el cual supone una rotu -
ra por punzonamiento de la capa superior (fig. 2.11) con una movilizaci ón
i r: •• t
de empujes pasivos a través de la misma. La presión de hundimiento de
una zapata corrida viene dada por;
:

:
^ = qb + T1 H 2 i + _
2D
- H Ks
ig <í>i
B — ,
7 H

siendo
ii

j 7 2 B N ,+ T, (H + D) Nq
1
qb = 2

K, = coeficiente de resistencia al punzonamiento cuyo valor se da en la


fig . 2.12.
'

Superficie de rotura real


Superficie supuesta
H

0 t Arena
compacta -
<f> 2 Arena
floja

Fig. 2.11. —Rotura por punzonamiento


(seg ú n Hanna , 1981). (c) Teor í a

i
i

\ •

: i

í
Fig . 2.12.
— Valores de K
^
. Angulo 02 (arena floja )

i
La misma f órmula puede utilizarse para zapatas circulares o cuadradas to-
mando 2 Ks.
>

En ning ún caso el valor qh puede ser superior al limite

qt = —1
,
7 B N7 l + 7, D Nq]

correspondiente a un terreno homogéneo análogo a la capa más resistente.

c) Dos estratos de diferente naturaleza


Estrato blando sobre un substrato í rgido
El caso más delicado es cuando el estrato blando es de tipo arcilloso. J ü r-
genson fue el primero en advertir en 1934, que si el espesor H de la capa
blanda era sólo el 0 , 25 del ancho d é una zapata corrida o carga en faja la
presión de hundimiento pod ía reducirse al 78 % del valor correspondiente a
un estrato indefinido (4 c frente a 5,14 c). Se ha observado que , en estos ca-
sos, se producen fenómenos de extrusió n y fluencia de borde, con figuras de
rotura limitadas por el espesor del estrato , quedando un n úcleo comprimido
en la parte central (fig . 2.13). La rugosidad de la zapata tiene considerable
importancia.

ZAPATA
B RUGOSA
.
' q CORRIDA

V \ \
'
BASE RIGIDA
RUGOSA
.
Fig 2.13. — Zapata sobre un estrato delgado.

El problema ha sido estudiado teó ricamente para terrenos con c y $ por


Mandel y Salengon , con los resultados de la fig. 2.14 para el coeficiente
N '7.

1 0, 0 0 0

5,000

2 ,0 0 0

1,0 0 0

500

200
100
2
50

20

10

? :>

Fig. 2.14 . —unValores del coeficiente


estrato delgado.
para zapata sobre
!

52 :
:

Los resultados experimentales parecen confirmar que con valores de <t> ba -


jos ( < 25 ° ) y zapatas lisas existe una reducci ó n de capacidad portante an á -
loga a la de los suelos cohesivos. Én arenas normales (</> > 30 °) es de espe-
:

rar un aumento de capacidad portante sobre el valor teórico del estrato in-
definido , si bien con H < 0,6B se han comprobado disminuciones de capa-
cidad portante, probablemente por rotura de granos bajo las grandes pre- ;

siones concentradas sobre el n úcleo comprimido , al fluir el terreno en


los
bordes.
Capa resistente sobre un terreno blando (c* 09 <t> ^ 0 )
i

Es el caso de una capa de arena m ás o menos compacta bajo la cual exis-


ten fangos o arcillas blandas. La rotura se produce por punzonamiento de
la capa superior (fig . 2.15). Los estudios realizados por Tcheng (1957) in-
dican que si es qhc la presi ó n de hundimiento del estrato inferior , la del
conjunto resulta ;
í

!- •
'
<*hc
i-
2H sen 0 e — (rr/
2 - 4> )tg <p

B tg (45 + </> / 2)

expresi ón que da resultados fiables para H < 1 ,5B. Si es H > 3,5B la


influencia del estrato blando puede despreciarse. Para situaciones interme-
dias no existe una relación anal ítica , aunque cabe una cierta interpolación .
. V--
Para el caso general Vesic (1970) ha dado la expresión

dh = QM + Y
1
c ctg0 f e
'
(
2 l +-
? ) ** £ -
-

— Ci ctg*,
¡> .
siendo qh 2 la presi ón de hundimiento de la cimentación si apoyara sobre el
estrato inferior y K = (1 sen2<£,)/ ( l + sen2 )

^
i ;
í 'n . i -. •

B
.:ü

^ 1111111411111 ¿
i

v T !
JT ! i
4 2 •A
X
:í T

i.
I
i Arena - - -4 "
* (
*
p
i
C .• i

i V I

Arcilla i
\ Plano de punzonamiento
blanda
* t i

Fig . 2.15 .—Rotura por punzonamiento segú n Tcheng (1957).


4

Segú n Hanna y Meyerhof (1980), si es qbh la presión de hundimiento de una carga


en faja sobre un estrato indefinido de arcilla blanda como la subyacente bajo la
.s. arena , el efecto de la capa superficial se traduce en un incremento de la presión de
hundimiento segú n la expresión:
2
Obh + 7IH (1 -j- -2D?H)Kstg< i/B
^
'

.:
qh •

. ; y’ .

'
i con la geometría de la fig; 2.16. Ks es un coeficiente de resistencia al punzona-
miento dado por la fig. 2.17 para ( pi = 40° (valor aceptable para la mayor
ía de las
arenas compactas) . Para una zapata cuadrada o circular puede adoptarse un factor
V multiplicador de 2 en el segundo miembro del segundo término de la expresión
anterior.
• (

K. - 53
i. --
* f •
>

ir
•— B —*
I
q i
T
D

í Arena
( 0 i ,YO
H

1
Arcilla blanda
( C2 )
a ) Tensiones b ) Figura de rotura
Fig . 2.16.

30
O
o
c w
<D
(/) *
<íf O 20
tu
-
t

«
a
a>
£
XJ o
d)
c S / 0 l » O ,8
O
c cTSJ 10 rQT
tu :
3
O CL

a> o ÍLá
o
O 0
5 fO 15 2.0
J 2 ,5 3,0

Cohesio'n de la arcilla C 2 ( t / m 2 )

í ;

Relaci ó n q 2/q «
Fig . 2.18.
:

í
El valor 8/0! puede deducirse de la fig. 2.18 a partir de q2/qi, con i :

qi = Y yiB Ny (capacidad portante de la capa arenosa superior).


~ ~
¡

q 2 = c2 Nc (capacidad portante de la capa arcillosa inferior). /

54
i
(

i 6.2 Interacción entre zapatas


f
Cuando existen varias zapatas próximas su interacción mejora la capacidad por -
Mandel (1963), Stuart (1962 ) y otros autores por . lo
f tante como han demostrado mejora La proximi - .
r que se queda del lado de la seguridad no considerando dicha , por la su-
dad , sin embargo , tiene una influencia perjudici al sobre los asientos
í
perposición defensiones, produci é ndose giros hacia la parte central m ás cargada .
. -
i •

6.3 Cimentaciones en la proximidad de taludes


expresa la presión de
/
La solució n más conocida es la de Meyerhof (1957), que
hundimiento por
1
Qh ' c Ns? + T yB N«
a
Ji
siendo Ncq y N7q factores de capacidad de carga dados en las figs. 2.19 y 2.20.
El factor Ncq es función del factor de estabilidad del talud Ns = 7H / C , así co-
mo del á ngulo de inclinación /3.

«00
«00
« 00

JO©

zoo

100

z -
90
ti
13

«0
9

o 10* *
JQ W * 40*
o ÍO * 40* «0* 10*

de un talud .

Fig. 2.19. Factores de capacidad de carga para un cimiento en la ladera

b -ir
\

B
9 INCLINACION . FACTOR ESTA -
DEL TALUD BIUDAO, N« T
6

7
/- i0
» \
0
INCLINACION
DEL TALUD
\
ANGULO DE
FRICCION INTER
i H A•
4*
-
f

Ay
/0: /
*0
*
1

/
o
& 400
300
X!

. 1 13
5
m 200 X

m
cr
o* 4' I

- .f_ Oa _\
.
J

3
v* &
2
z

«.¡sS
100 v
2
t
1

1
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¿AI
30
q

2 4 10 o
/ 30 ;
5
:I I

0
< 0*

2 ' 3 i
5.53
.
I

0 t 2 3 4 3
j

.A
'
i
i
ón de un talud.

Fig. 2.20, Factores de capacidad de carga para un cimiento en la coronaci

55
(. :

7. APLICACIONES A LOS SUELOS REALES

7.1. Cimentaciones en arcilla

Como sabemos la resistencia de la arcilla var ía seg ú n se permita o no el drenaje


del agua intersticial , es decir , seg ún el proceso de carga sea r ápido (la velocid
actual de construcción de edificios) o lento. ad
En el primer caso se adoptan habitualmente como parámetros de resistencia

Qu
cu = y <j> =o
2
con lo cual la f órmula general (1) queda

Qh = cuNc + q (2)
Como se ve la presión de hundimiento es independiente de las dimensiones
de
la cimentació n .
En terrenos homogéneos resulta interesante sustituir la expresión (2) por

Oh = C Nc*
en la que se tiene en cuenta la resistencia del terreno arcilloso situado por
ma del nivel de cimentació n , mediante un factor modificado de capacidad enci -
por -
tante Nc*, función de la profundidad de cimentación . En la fig. 2.21 se
dan los
valores de Nc*, propuestos por Skempton (1951).

12

10

B
8

N * Ü a
6
d
£= Longitud de la
zapata

2
0 2 4 6 8 10 12 14 16
d/B
,

Fig. 2 21. Factores de capacidad de carga para zapatas en arcilla (seg
ú n Skempton , 1951).

Si de la presión que aplica la cimentación descontamos la presi


ón q que ejercía
el terreno excavado se obtiene la denomináda presión neta.
En términos de pre-
sió n de hundimiento el valor neto ser á

qhn = Qh - q = cNc
y , por consiguiente, en t érminos de presión admisible.

.
Qadm n
Qhn cNc
F F
La presió n admisible total será:

Qadm
cNc + q
F
Se comprende que no ser ía lógico minorar la presión de tierras, pues ésta se
ejercía en su totalidad antes de excavar . i ;•

56
i

í
f
í

i Cuando la carga se mantiene el tiempo suficiente para permitir la disipación


completa de las sobrepresiones intersticiales, los par á metros de resistencia son
r ios correspondientes a las tensiones efectivas , c ' y <¡>' deducidos de ensayos de
corte o triaxiales con drenaje o, eventualmente, de ensayos triaxiales r á pidos
con medida de presiones intersticiales.
La f órmula general (1) queda ahora

= c ' Nc + YeflD Nq + — %f2


! 1 BN
Oh 7

con los par ámetros Nc , Nq , N7 correspondientes a 0 '


Tefl es el peso específico efectivo del terreno situado sobre la base de cimenta-
;

ción (es decir , h úmedo o saturado por encima del nivel preático y sumer -
: gido por debajo del mismo)
Yef 2 es el peso específico efectivo del terreno situado bajo el nivel de cimenta -
ción
=
. ^ .

Si el nivel freático queda en una posició n intermedia respecto a la superficie teó-


rica de deslizamiento el cá lculo sólo puede realizarse de forma aproximada in-
terpolando entre las situaciones límites de peso saturado y sumergido.
En general la presión de hundimiento a largo plazo suele ser m ás elevada que a
corto plazo , por lo que la situaci ó n más cr ítica es la inicial , nada m ás aplicar la
carga.
¡
En casos muy complejos la carga se va aplicando gradualmente en función de
la mejora progresiva de resistencia que va adquiriendo el suelo , gracias a las
cargas previamente aplicadas. Esto exige un control minucioso de la evoluci ón
de las presiones intersticiales para establecer la velocidad de carga .

7.2. Cimentaciones en arenas y suelos granulares

En este caso la aplicaci ó n de la f órmula general (1), cori c - o , suele dar pre-
siones de hundimiento muy elevadas debido a los grandes valores de Nq y N7
para los 0 usuales ( > 30°). Sin embargo , no por ello queda asegurado que los
. asientos sean admisibles para las presiones de trabajo así obtenidas , por lo cual
se tiende a fijar dichas presiones en relación con los asientos.
. Dada la dificultad del muestreo y ensayo en laboratorio de estos suelos lo usual
es utilizar parámetros de resistencia o deformabilidad deducidos de medidas in
situ realizadas con penetr ó metros , presiómetros, placas de carga, etc.
El m étodo más antiguo es el de Terzaghi y Peck (1948) que da las expresiones
siguientes (fig . 2.22):

(
'

Ancho de la zapata ( m )
Fig. 2.22 . —. estAsentamientos de zapatas deducidos de la penetración
ándar N (Seg ú n Terzaghi y Peck , 1948).
;.

57

i
Qadm — N8- s B < 1, 20 m

N -s
B + 0,3 V
Qadm B > 1,20 m
12 B
siendo qadl? la presión admisible en Kp /cm 2 y s el asiento tolerable en pulgadas,
que en la fig . 2.22 se ha fijado como de 1 pulgada (2, 54 cm ).
N es el n ú mero de golpes medio dél ensayo de penetraci ón está ndar (S.P.T.) en la
zona de influencia de la cimentación y B eí ancho de la misma .
Las expresiones anteriores , que han sido profusamente empleadas , resultan ex-
cesivamente conservadoras por lo que ha habido numerosas propuestas de mo-
dificaciones, aunque a ú n no existe ningú n otro método universalmente acep-
tado.
Posteriormente Meyerhof (1956) recomendó aumentar las presiones admisibles
dadas por Terzaghi y Peck en un 50 % y no considerar reducciones en el valor
de N por la presencia del nivel freá tico , ya que esto quedaba re ñejado en el en -
sayo. Sin embargo , Schmertmann comprobó que , en el caso de losas o zapatas
de grandes dimensiones, los asientos calculados eran inferiores a los reales.
Bazaraa en 1967 propuso emplear la f órmula

s=
2q 2B 2
K
NB \ B 4 0,3
-

siendo NB valor N corregido por la sobrecarga de tierras aQ al nivel de cimen -
tación segú n las exprsiones siguientes

NB = 1 ~\~ 40,42 u para o0 < 7 t /m 2


N
0

4N
NB = 3,25 0,104 aQ para o > 7 t /m 2 0
+
y K un factor de correcci ón obtenido por la relación entre la tensión vertical a
la profundidad B/2 bajo la zapata, en estado seco y la que se produce a la mis-
ma profundidad cuando existe nivel freático.
Schultze y Sherif propusieron en 1973 la correlació n que aparece en la
fig . 2.23. Los autores señalan que el error de la predicción puede ser de
± 4 0 % . Sin embargo , se ha comprobado que los errores pueden ser muy im-
portantes en el caso de cimientos de grandes dimensiones (B > 5 rtf ) y /o cuando
el espesor de terreno compresible es superior a 2B.

300

JOO
L/p
100 / o
3
50 2

OJ
E Terzaghi
o
ío Meyerhof

I0
a.
5

*
30 50 100 500 1.000 5000 10.000
B ( cm )

Fig. 2.23. —Correlació n propuesta por Schultze y Sherif (1973) .


Las teorías más recientes tienden a estimar los asientos (y a partir de ellos la
:

Qadm) Por integración de deformaciones elásticas , utilizando correlaciones entre :

N y el m ódulo de deformación E. Así, por ejemplo, en arenas normalmente


consolidadas y con niveles de presión medios ( > 1,5 kp/cm2) se obtienen resul-
tados aceptables con los mé todos de Webb y Schmertmann.

58
— .• .
- • -. „.i? .;'
l '

[.

[
(
Según Webb , el asiento vale i

s -1 °zi
E
Ah¡.
í
i
- 1 .

siendo o* la tensión vertical producida en el centro de la capa i por la presi ón


i q aplicada en superficie : azi = Izi * q ( ver Anejo)
hj - espesor de la capa i
E módulo de deformabilidad del terreno .
!
En el método de Schmertmann (fig . 24) se supone que los asientos quedan limi- ¿
i tados a una profundidad de zUm = 2B (zapatas circulares o cuadradas de lado B ) o
zJim = 4B (zapatas corridas). El asiento se calcula por

s = ci q kE,_ AZi I

i z -0

siendo Cx un factor que depende de la profundidad de empotramiento de la


zapata y de valor
q¿
1 - 0, 5
Q

Izi un coeficiente de influencia que -se toma de la fig. 2.24


Ei el m ódulo de deformabilidad , que seg ún Schmertmann puede esti -
marse por •'- t

E = 2, 5 qc para zapatas cuadradas o circulares


:

E = 3 , 5 qc para zapatas corridas


siendo qc la resistencia a la penetración estática con cono , la cual
se puede relacionar con el N del ensayo estándar en la forma si -
guiente :

Tipo de suelo qc / N ( Kp / cm2 )


Arcilla blanda , turba 2
Limos 3
Arena fina limosa 3 -4
Arena media 4-5
Arena gruesa 5 -8
Grava 8-12

Coef. de influencia para asientos de Zapata R í gida Iz


0, 1 0, 2 0,3 0,4 0,5 0,6 0,7 0,8 0, 9
- -1-r r 1

;
d
B/2 Zapatas
cuadradas o
\
\ pq
= 0,5 + 0,1 ftjvq
:
a
CL circulares X,

d
B
/
/
d
y
O —7 A
^
(

a 2B /
JO
Zapatas /
d corridas /
> /
- d
a>
CU
3B A
/
/ a
o f 4
d
/ = n- q »

T> /
/ : . /
<1
TD
e 4B . . U 11 q °
( 3
_
_
}
3/2 {-Zapóla sim étrico. )
O
a v Irp
B ( Zapato corrida ]
ungís

i. : —
Fig. 2.24. Método de Schmertmann .

5.9
Parry ha sugerido que en arenas flojas (N < 15) y zapatas superficiales i

(D / B < 1) de dimensiones moderadas (B < 2,20 m) la presi ón admisible viene


determinada por condiciones de capacidad portante, mientras que en los dem ás
casos predominan las limitaciones de asientos. Segú n este autor resultaría
i

Qadm = 3 Nm t / m 2

siendo Nm el valor de N a una profundidad D + 3B/ 4 bajo la superficie del


terreno.
Para los demás casos propone

q= -
Nm s t /m 2
0,3 B

siendo s el asiento en cm y B el lado de la zapata en m .


En la fig . 2.25 se han resumido numerosos resultados experimentales expresan-
do , para diversas compacidades de arena , -la relació n entre el cociente del asien -
to y la presión y el ancho de la cimentación .

Ancho B( m )

Fig. 2.25. — deResumen de diversos criterios y resultados experimentales


asientos de zapatas de arena (seg ú n Burland et al.
1977).

Se ha intentado frecuentemente relacionar los asientos de placas de ensayo con


los de cimentaciones reales. La ley empírica más antigua es la propuesta por
Terzaghi:

2B 2
s = s0
B + 0, 3
que expresa la relación entre el asiento s0 de una placa de 0,30 X 0, 30 m 2 y el
de una cimentación de ancho B para la misma presión unitaria. La f órmula
puede generalizarse para una placa de lado cualquiera B0:
)

s = s0 4
(1 + B0/ B)2

— —
Como puede verse, para B °° , s 4 S0, estableciendo un límite a los posibles
asientos. Sin embargo , las experiencias posteriores han demostrado que tal
límite es improbable y que los asientos aumentan con el tama ño de la cimenta-
ción seg ú n leyes de tipo parabólico. En la fig . 2.26 se resumen algunas de estas
í

recomendaciones.
i

60
i

100

*1
1
. 10
03

o
c
.2
E
en
C
B

<

1 10 100 1000
Relación de anchura &/60 ->

Fig. 2.26. Relación entre el asentamiento y las dimensiones de la superficie cargada según datos
recogidos de casos reales (seg ú n Bjerrum y Eggestad , 1963 y otros autores ).

7.3 . Cimentaciones sobre gravas , bolos , etc.

En este caso no son aplicables los métodos descritos para otros tipos de
,

suelos. Salvo en casos especiales en que puede recurrirse a grandes ensayos de


carga con placa , lo normal es que no se disponga de ning ú n par ámetro utili-
zabíe en las f órmulas usuales, por lo que suelen emplearse estimaciones razo-
nables de las propiedades de deforniabilidad , no siendo necesario preocuparse
de la rotura del terreno . v
A t ítulo orientativo pueden utilizarse las estimaciones del Cuadro 2.5.

CUADRO 2.5
VALORES ORIENTATIVOS PARA EL PROYECTO
DE CIMENTACIONES SOBRE SUELOS GRANULARES GRUESOS

Módulo de
deformación Presión admisible ( Kp / cm2 )
Terreno* E' (Kp /cm 2; u' Zapatas Losas

Morrenas o bloques mal graduados,


con huecos y excavables con rela-
tiva facilidad. . 450 0,35 1,5** 1, 0**
;

Id. bien graduados , con pocos hue-
cos. 550 0 ,30 2,0 1, 5
Id. bien graduados y compactos j
excavables con dificultad . 750 0 ,25 3,0 1, 8
Gravas y gravas arenosas flojas.
Fácilmente excavables desmoro
n á ndose las paredes de las catas
-
1;
en seco . 200 0, 30 . . 1, 5 1, 0
; L.
Id. compactas, excavables mante - 1,5
niéndose catas de 3-4 m. 400 0 ,25 2,5
( ;
-
Gravas areno arcillosas, bien gra -
duadas flojas. 300 0 ,25 2, 0 1,0
Id. compactas, excavables con difi - 3,5
cultad. 600 0, 20 , •
2,0

* Sé suponé que el terreno está sumergido o con el nivel freático profundo . Si existe riesgo de que el nivel freá -
tico pueda ascender hasta las cimentaciones los valores de la tabla se reducirán al 60 ,
v. . .
** Suele resultar necesario colocar una capa de regularización y nivelación de hormigón pobre.

61
?
7.4. Cimentaciones sobre otros tipos de suelos

Los limos suelen plantear problemas específicos y generalmente constituyen un


mal terreno de cimentaci ó n , pues, dan lugar a fenó menos de colapso , erosión
interna, fluencia lenta , etc.
A falta de una teor ía propia se suele recomendar tratar los limos plásticos co-
mo suelos cohesivos , análogos a las arcillas , y los limos no plásticos como
suelos arenosos finos.

8. PRESIONES ADMISIBLES - COEFICIENTES DE SEGURIDAD

En la concepci ó n tradicional , una vez calculada la presió n de hundimiento o


rotura del terreno se establece la presi ó n de trabajo o presió n admisible divi -
diendo aquella por un coeficiente de seguridad global

Qadm
q*
F
Se acostumbra a tomar F = 3, si bien en los casos en que se conoce con preci -
si ón la resistencia del terreno y las cargas a aplicar , pueden justificarse valores
algo menores.
Se han intentado establecer valores diferentes de F seg ú n las solicitaciones pre-
visibles, como en el caso de la norma DIN 1054 (noviembre de 1969):

Caso de carga *
1 2 3

Frente al hundimiento 2 1 ,5 1 ,3
Frente al deslizamiento 1 ,5 1 ,35 1, 2
Frente a la subpresión 1, 1 1, 1 1,05

* Caso 1: Cargas permanentes y sobrecargas de actuación frecuente (incluido el viento).


Caso 2: Sobrecargas que act úan adem ás de las del caso 1 , pero no de forma regular. Cargas de construcció n .
Caso 3: Sobrecargas extraordinarias superpuestas a las del caso 2, como los efectos s ísmicos , derrumbe de ins -
talaciones de obra, etc.

Sin embargo, a partir de 1964 , en que apareció el Código Dan és de Cimentacio-


nes, han comenzado a introducirse coeficientes de seguridad parciales en cada uno
de los par á metros que sirven para estimar la presi ó n admisible, el empuje, etc. En
el Cuadro 2.6 se indican los propuestos por él citado Có digo, en su versió n de 1978.
Esta misma lí nea es la seguida en el Eurocódigo 7 de pr óxima entrada en vigor.

CUADRO 2.6
COEFICIENTES DE SEGURIDAD PARCIALES DEL CODIGO DANES
DE CIMENTACIONES (1978)

Símbolo Coeficiente parcial1 para Combinación de cargas


Normad Extraordinaria3
u Angulo de rozamiento interno 1 ,2 1 ,1
fe Cohesión (estabilidad y empujes) 1,5 1,4
fc Cohesión (capacidad portante) 1,75 1 ,6
fe Capacidad portante de pilotes:

——
i
Sin pruebas de carga 2,0 1 ,8
Con pruebas de carga 1 ,6 1,45
( }
1
Los valores indicados deben multiplicarse por 1, 25 para obras de dif ícil control o en condiciones deficientes
2
Peso propio 4 sobrecargas 4- nieve o peso propio -I- viento. .
3
Peso propio 4 sobrecargas 4 nieve 4 viento.

62

í
i

jf

El establecimiento de coeficientes parciales exige un conocimiento bastante pre-.


ciso de la variabilidad de cada par á metro. Meyerhof (1977) ha propuesto los
valores que se indican en los Cuadros 2.7 y 2.8.
i

i CUADRO 2.7
COEFICIENTES DE SEGURIDAD PARCIALES Fp y Fmi;j •
0

cv FP(V Fmin(*V
Peso propio < 0,1 < 1,1 0,9-1, 2
Rozamiento de arenas : 0, 1-0 ,2 1,1-1,3 -
1,2 1,3
Cohesión de arcillas 0, 2-0, 3 1, 3-1,6 1 , 5- 2, 0
Compresibilidad _ 0,3-0,4 > 1 ,6
Resistencia con drenaje (c y <>j ) 1,3-1,5

(*) Con una probabilidad de fallo inferior al' 10


,

{**) Mínimo a adoptar en un caso concreto .


J

I
CUADRO 2.8
COEFICIENTES DE SEGURIDAD GLOBALES F

CV * F(*V

Cimentaciones en arcilla 0, 2-0, 3 1 , 9-3, 3


Cimentaciones en arena 0,3-0, 4 > 3, 3
(*) Coeficiente de variació n .
<**) Con una probabilidad de fallo inferior al 1 *Vo .

Una moderna tendencia intenta incluir en los coeficientes de seguridad la im -


portancia o coste de la estructura , ya que no resulta lógico adoptar el mismo
nivel de riesgo en un rascacielos que en un chalet . Sin embargo, esta problemá-
tica no es f ácil de cuantificar y se aplica de forma subconsciente o intuitiva al
minorar los pará metros de cá lculo o las presiones de trabajo.
Otra tendencia se basa en concebir ios parámetros geot écnicos como variables
aleatorias susceptibles de tratamiento estad ístico. Los modelos de cálculo son
combinaciones analíticas de las citadas variables , por lo que en lugar de un re-
sultado ú nico se obtiene una distribuci ó n probabilística del valor buscado
(asiento, presión de hundimiento , etc.) . . . '

A pesar de lo atractivo que puede resultar a priori, el m étodo probabil ístico ,


aplicado a problemas expresados en forma de combinaciones de parámetros
(como c, 0 y y en la determinaci ón de la qadm) con sus correspondientes coefi-
cientes de variació n , puede conducir , por producto de probabilidades , a dedu-
í cur un riesgo teórico de rotura muy superior a lo que indica la experiencia
í
práctica .
Digamos , para terminar , que existen adem ás otros muchos coeficientes de se-
guridad implícitos en la adopción de hipótesis de cálculo conservadoras, como
es el caso de:
— Despreciar la resistencia del terreno situado por encima del nivel de cimenta-
ción.
— No considerar el rozamiento hormigón-terreno en muros o zapatas.
;
— Suponer que toda la carga mayqrada de un edificio ; se aplica bruscamente,
sin posibilidad de drenaje o consolidación en suelos cohesivos.
— Aplicar reducciones importantes en la resistencia de hormigones colocados en

V...-

pilotes o pantallas (llegando al 25 % de )^ *

^
No considerar la redistribución de esfuerzos entre partes diferentemente car -
L. -; gadas de la estructura, ni los reajustes permitidos por la reolog ía del hormi-
gón , etc.

v. '

63
í
9, ASIENTOS DE LAS CIMENTACIONES

9.1. Introducción
Como se ha señalado anteriormente el dise ñ o de una cimentación supone una
seguridad razonable respecto a la rotura del terreno y unos asientos admisibles
con la presión de trabajo adoptada. Una metodología con estas bases ya se ha
expuesto en el apartado 7.2 referente a las zapatas sobre terrenos granulares.
Los suelos son materiales relativamente blandos que se deforman bajo carga
mucho más que los materiales de construcción usuales, como el hormigón o el
acero. Si las deformaciones son excesivas la estructura puede sufrir da ños gra-
ves, por lo que deben mantenerse dichas deformaciones dentro de lí mites tole-
rables. Es un planteamiento que guarda cierta semejanza con el de la limitaci ó n
de flechas en los forjados met álicos .
Normalmente las deformaciones que interesa conocer y limitar son las vertica-
les , denominadas asientos o asentamientos . En algunos terrenos , de tipo expan-
sivo , se invierte el signo de las deformaciones y se producen levantamientos o
hinchamientos , pero este caso requiere un aná lisis especial y no se estudia en
este lugar .

9.2. Tipos de asientos

En los suelos suelen distinguirse los siguientes tipos de asientos:


a ) Asiento inmediato o instantáneo. Es el producido casi simult á neamente
con la aplicaci ó n de la carga . En arcillas saturadas corresponde a deforma -
ciones de corte sin drenaje y , por tanto , a volumen constante ( v = 0, 5). En
rocas y suelos arenosos compactos la mayor parte de los asientos son de este
tipo.
b ) Asiento de consolidación. Es consecuencia de las deformaciones volum étri -
cas producidas a lo largo del tiempo, seg ú n se van disipando por drenaje las
presiones transmitidas al agua intersticial por la carga y se reducen los poros
del suelo. Es el comportamiento t ípico de las arcillas saturadas.
c ) Asiento de fluencia lenta (consolidación secundaria). Se produce en algunos
suelos despu és del anterior , sin variación de las presiones efectivas , y se de-
be a una fluencia viscosa de los contactos entre las part ículas de suelo.
Los tres tipos de asientos son t í picos de arcillas y limos pl ásticos saturados,
mientras que en el caso de suelos no saturados o cuando se trata de arenas o
suelos granulares , en los que las sobrepresiones intersticiales se disipan casi ins-
tant á neamente , los asientos son muy r á pidos y de tipo predominantemente
elástico .

9.3. Métodos de cálculo de asientos


-;
*

En la actualidad existen numerosos métodos de cálculo que pueden agruparse


en la forma siguiente:
a ) Los derivados de la teor ía de la consolidación unidimensional de Terzaghi
(1925), como el de Skempton -Bjerrum (1957) , o de la teor í a tridimensional
de Biot ( 1941).
b) Los basados en la aplicación de trayectorias de tensiones a muestras repre-
sentativas, como el de Lambe (1964), el de Ladd y Foote (1974) , etc .
c ) Los que asimilan el terreno a un medio elástico , eventualmente no lineal o
anisótropo , utilizando las numerosas soluciones ya existentes.
d ) Los que parten de ecuaciones constitutivas aproximadas del terreno (leyes
tensión-deformación) aplicá ndolas a modelos matemáticos o de elementos
finitos (por ejemplo el modelo de Cambridge).
Sin entrar en la discusión de todos estos métodos, nos limitaremos a exponerm
los dos más generalmente utilizados:
—— El método edométrico.
El m étodo elástico.
i.

64
(

a) Método edométrico i
:
. ('
Estudia el asiento en la hipótesis unidimensional partiendo de los resultados
obtenidos en el edómetro. No tiene en cuenta el asiento inmediato pero tiene la
ventaja de poderse aplicar a suelos estratificados. En general da valores infe- I
riores a los reales , con divergencias tanto mayores cuanto más duro es el suelo
1

i
y m ás importancia tienen los efectos tridimensionales (fig 2.27). .

•’
icá 00
o
"r
'33
C
ü
B
•H
i

O
c
ji
g
S
; £
o
: 1
O
c
.en8
<
Fig. 2.27. —tridimensional
Relación entre el asiento edom étrico y el elástico
de una carga circular (Davis y Pou-
J
los 1968). •

El m étodo comprende los pasos siguientes (fig . 2.28):


1. Toma de muestras representativas de cada estrato (al menos 1 cada 3 m).
2:. Realización de ensayos edom étricos. Determinació n del índice de compre-
sió n C*c y el índice de poros inicial :ej,.
3. Cálculo de las tensiones efectivas iniciales verticales existente en cada
punto aio y de los incrementos de tensión debidos a la carga a aplicar A a i »

'
Para estos cálculos se utilizan soluciones elásticas (ver Anejo).
V'

4. Obtenció n del asiento de cada capa por la f ó rmula:


V

CTio + A <7¡ .
= = 7T
! s
'
h
' TTÍ Í °io
5. Obtenci ó n del asiento total por suma de los anteriores
I

!
i
S Es
»
j ,

A pesar de los defectos, antes señalados , la teoria unidimensional tiene la ven -


taja de proporcionar unos resultados de f ácil aplicación respecto al tiempo ne-
cesario para que se produzcan los asientos , un dato que muchas veces tiene
i
gran influencia sobre el proceso constructivo.
Limitándonos al caso de terreno homogéneo , . el tiempo de asentamiento viene
dado por: :

c t = -
T LL2
Cv

siendo T = Factor de tiempo adimensional , calculado por la teor ía en fun-


ció n del grado de consolidación U , o porcentaje del asiento s que
;
se desee considerar. Sus valores se dan en el Cuadro 2.9 para di-
. versos tipos de carga; : •

Hd - Espesor de terreno que drena hacia las superficies permeables


existentes (cara superior o inferior del estrato arcilloso , o ambas).
i No tiene por qué coincidir con la altura total del estrato H = Eh ,-.
cv = Coeficiente de consolidación deducido de la curva asientos-
í. tiempo del ensayo edométrico para el escalón de carga correspon-
í
diente. Un ejemplo se da en la fig. 2.28,6.
i
65

:
?
Con la expresión anterior y dando distintos valores a T (o a U = s/s , ) se i

*
puede obtener la curva asientos- tiempo de la cimentación o , inversamente , se
puede conocer el porcentaje del asiento final que se habrá producido al cabo de
í
un tiempo t .
/

„N .F. t 0,600
i

2-Ensayo |\ '
1

A edométrico \
H 0, 580 \
i \
i \
eD ~ 0, 562 I \ Pe
0,560 I a/ 2
J
g 0,540 a
.
1 Extracció n de muestras Representativas. o
n.
I
"

So
\ T
f > » > '
q
-ca
0,520

0, 500 Cc
.1 - .
J
¿ft =t- Ar 0,480 I i
I
l
Ae i 0,600 |- 0, 500
0,460 Cc = 1 = 0,100
log1 10 —
log
A , i 1

4. Obtenci ón de las tensiones efectivas iniciales y el incremento de


tensi ó n producido por la cimentació n . 0.1 1 10 100
Presión Kp/cm 2 , p
3. Obtenció n de Cc a partir de la curva edométrica .
(En la figura se indica la Construcci ón de Casa
grande para obtener la presi ó n de preconsolida-
-
ci ón pc ).

5. Cálculo del asiento edomé trico

= H .
- log <7oA A (TA
S
1 + eQ Cc
°oA

a
ac
u
<

O
c
M
<

Tiempo t , minutos.
6. Obtenci ó n del coeficiente de consolidaci ó n , cv

7. Cálculo de la curva
! j
asientos de la cimentaci ón -tiempo

Fig . 2.28. —Esquema del m étodo edométrico para el cá lculo de asientos.

66

i
i
i

CUADRO 2.9
VALORES DEL GRADO DE CONSOLIDACION V PARA DISTINTOS
VALORES DEL FACTOR D® TIEMPO T Drenaje por ambas
caras 4el estrato
-
(

. i Forma de la ley de sobrepresiones producidas por la carga


. i

2H

i
Caso 2 3 ;
r- 4
.>.' -
i

Valores de U (% )

T Caso I Caso 2 Caso 3 Caso 4


>?"
i
0,004 7, 14 6 ,49 0,98 0,80
0,008 10, 09 8,62 1, 95 1,60
0,012 12,36 10,49 2;92 : 2, 40
0,020 15,96 13,67 4, 81 . 4 ,00
0,028 18, 88 16,38 6,67 ! 5,60
0 ,036 21,40 18,76 8,50; 7, 20
0,048 24,72 21,96 11,17 9,60
0,060 27,64 24,81 13,76 11,99
0, 072 30,28 27,43 16, 28 ’ 14, 36 •

0,083 32,51 19, 67 18, 52


. 16, 51
»v -
0,100 35, 68 32,88 21,87 19.77
0, 125 39,89 36,54 . . 26,54 24,42
0,150 43,70 41 , 12 30,93 ¿ 28,86
0,175 47,18 44,73 .. 35, 07 33, 06
0,200 50,41 48,09 , 38,95 37, 04
T:

0, 250 56,22 54,17 46,03 44,32


0, 300 61, 32 59,50 52, 30 50.78
• 0,350 65,82 64.21 57,83 : < 56,49
0,400 69,79 68, 36 . 62,73 61,54
0,500 76,40 |6, 28 '
70 ,88 . -
'
69,95
0 ,600 81,56 80,69 77, 25 76, 52
0,700 85,59 84,91 82,22 81.65
0,800 88,74 88.21 86,11 85.66
0, 900 91 ,20 90.79 : 89,15 88,80
1,000 93,13 92.80 : 91.52 91.25
1 ,500 98,00 07,90 J
97.53 97, 45
2,000 99,42 99, 39 99,28 99.26

b) Método elástico
Ar,
>•! ' \ Tiene la ventaja de considerar la deformaci ó n tridimensional del terreno y ser
de muy r ápica aplicació n. Sin embargo , requiere una cuidadosa determinación
de los par ámetros elásticos y no permite relacionar los asientos con el tiempo ni
estudiar la variación de las presiones intersticiales..
El método supone los pasos siguientes:
1. Determinación del asiento inmediato s¡, o asiento elástico inicial. Puede ob-
tenerse directamente por las soluciones ya publicadas (ver Apéndice) , toman -
^.
do como pará metros Eu y vu = 0*5. El valor de Eu (módulo de deformación
sin drenaje) es de dif ícil estimaci ón aunque se han propuesto relaciones
del tipo siguiente:
i

Eu = 500 cu (con error superior a ± 50 % )

. & -- . . También se ha utilizado la expresión del módulo de deformación tangen-


cial G , que es independiente de las condiciones de drenaje
' U Í 2

v... - 2G =
E. E' o sea E„ =
1 ,5 E '
1 + v'
i. : 1+ vu \ + p'
\ •

67
Las medidas realizadas parecen indicar que el asiento inmediato vale del
orden de:
60 % del asiento elástico total en arcillas preconsolidades.
10 % del asiento elástico total en arcillas blandas.
2. Obtención del asiento elástico total st , con las mismas soluciones antes utili-
zadas pero adoptando como pará metros E ' y v' . A t ítulo orientativo
puede contarse con los valores dados en el Capitulo 1. Respecto al coefi-
ciente de Poisson pueden suponerse valores del orden siguiente:
Arcillas duras preconsolidadas 0, 15
Arcillas medias 0, 30
Arcillas blandas normalmente c . 0,40
Arenas y suelos granular
ás 0 , 30
Si se dispone de ensayos edométricos puede tomarse

E' =
(1 -20 (1 + 0
(1 - O mv
siendo mv =* Cc
1 + e0
.
íog10 [(* ' + Ag ' ) / q ' I
A o'
0


3. Puede asimilarse el asiento de consolidació n a st s¡ determinando enton-
ces los tiempos de asentamiento por alguna de las soluciones tridimen-
sionales existentes (fig . 2.29).

4
*53 id*
o

02 - o

04

* •i
o *
OI

- -V.

10<


Fig. 2.29. Consolidaci ón tridimensional bajo zapatas circulares o corridas (seg ú n Davis y Poulos ,
1972).

68
í ]

;

i'

i
f

9.4 . Asientos admisibles


. •
..
i

Una vez calculados los asientos debe comprobarse si su magnitud absoluta o


\

diferencial es inferior a unos valores límites prefijados. El problema radicá pre-


í cisamente en la fijación de estos valores límites , pues en ellos influye el tipo
de edificio y su estructura as í como la naturaleza del terreno y el tipo de movi-
miento , debiendo precisarse si el da ño afecta al aspecto arquitect ó nico , fun -
.
í
cional o estructural.
Existe adem ás otro problema de fondo referente al origen de las limitaciones ,
i ya que unas veces es la propiedad la que exige ausencia total de grietas o, por
el contrario , tolera deformaciones apreciables por razones econ ó micas (edifi-
cios industriales) ; otras veces es el arquitecto, en su deseo de no arrastrar
í ^
problemas a largo plazo o garantizarla integridad funcional y estética; por últi -
;
mo pueden ser los organismos oficiales encargados de lá normativa de cons -
:= trucción los que fijen a escala nacional unos criterios que, por su generalidad,
resultan en ciertos casos demasiado exigentes o tolerantes.;i
- «

:= Resumiremos aqu í algunos de los cri |erios más utilizados, sin que sea posible ,
por el momento , llegar a un criterio único , aplicable sin ambigüedad .

a ) Terminología utilizada por describir los movimientos


:

Burland y Wroth ( 1974) han sistematizado los movimientos a considerar en un


edificio y que se representan en la fig; 2.30.
— Asiento máximo: es el mayor descenso sufrido por los cimientos de un edifi -
cio s max *

— Asiento diferencial: es la diferencia de asiento entre dos puntos bs. '

—Distorsión angular:loses la relación entre el asiento diferencial entre dos puntos


y la distancia que separa £ = ' <5S / L. También se denomina giro relativo
cuando el asiento diferencial se refiere a la distancia medida seg ú n la l í nea
que define la inclinación general del edificio .
-íi.
";
U

i
\ .
\ :
\ i
,s,
S3 / 4
/

SI Smax .
/
/

¿2

Cíe
v
max A
$S s

« >-


Fig. 2.30. Definición geométrica de los movimientos de las cimenta-

dones. .

•• c*

i, . Considerando una alineación de puntos o pilares pueden definirse igualmente:


i
V.

.
A »
— Flecha relativa: es el m áximo desplazamiento A de un punto respecto a la
lí nea que une los puntos extremos de una alineació n , con curvatura del mis -
mo signo, dividido por la distancia entre dichos puntos LT:(A / LT).

'
—Deformación angular: es la suma de las distorsiones angulares a ambos lados
de un punto. Si es positiva la deformación general es cóncava hacia arriba ,
mientras que resulta convexa en caso contrario.
i
69
En el caso de torres o edificios monol íticos se definen tambi én :
— Desplome: es la distancia entre la proyección de la parte superior de un mu -
ro, pilar , etc. y la parte inferior del mismo elemento.

— Inclinación: es el ángulo w girado respecto a la vertical, o relación entre el


desplome y la altura .

b) Criterios tradicionales

Las primeras indicaciones sobre asientos máximos y diferenciales se remontan


a las recomendaciones de Terzaghi y Peck en 1948, junto con las de Skempton


y McDonald (1956) y las de la norma de la URSS de 1962, anticipadas por
Polshin y Tokar en 1957. Estas recomendaciones se recogen en el Cuadro 2.10.
A efectos comparativos se reproducen en él Cuadro 2.11 las prescripciones de la
norma MV-101 y en el Cuadro 2.12 las de la norma TGL 11464-72 de Alemania
Oriental .

CUADRO 2.10
CRITERIOS TRADICIONALES SOBRE ASIENTOS ADMISIBLES

Arena Arcilla

Cimentaciones por zapatas


Asiento máximo 25-40 mm 65 mm (120)*
Asiento diferencial m áximo 20-25 mm -
40 50 mm (50)
Cimentaciones por losa
Asiento m áximo 40-65 mm 65-100 mm (200)
* Los valores entre paréntesis corresponden a una recopilación realizada por Burland et al. (
1977).

CUADRO 2.11
NORMA MV -101
ASIENTOS GENERALES ADMISIBLES

Asiento general, máximo


admisible en terrenos:
Características del edificio
Sin cohesión Coherentes
(mm) (mm)

Obras de carácter monumental 12 25

Edificios con estructura de hormigó n armado de gran


rigidez 35 50

Edificios con estructura de hormigó n armado de pe


queña rigidez
- ¡
Estructuras met álicas hiperestáticas 50 75
Edificios con muros de f á brica

Estructuras metálicas isost á ticas


Estructuras de madera > 50 > 75
Estructuras provisionales Comprobando que no se pro-
duce desorganización en la
estructura ni en los cerra
mientos . -
? j

70
(

CUADRO 2.12
i.
ASIENTOS ADMISIBLES SEGUN LA NORMA TGL 11464 (1972)
ALEMANIA ORIENTAL)
'
{
(

smax admisible en cm *
Terreno granular Terreno
Tipo de estructura
o terreno cohesivo cohesivo
de consistencia de consistencia
media a dura plástica

i Reticulada , de hormigó n armado o de acero ,


con arriostramientos 2, 5 4,0

Reticulada hiperest ática, o de vigas continuas


de hormigón armado o de acero , sin arrios - 3,0 5 ,0
• ••• tramientos . . .... . . .

Estructuras isostá ticas de hormigón armado o


de acero sin arriostramientos 5, 0 8, 0

Muros de carga, sin armar 2,5 4,0

Muros de carga con zunchos ai nivel de los


forjados 3,0 5,0

* En el caso de losas o emparrillados pueden aumentarse los valores en un 25 % .

nL .-

El hecho de establecer criterios diferentes seg ú n se trate desarenas o arcillas


expresa la menor o mayor facilidad de adaptación de los elementos estructura-
les a las deformaciones del terreno mediante la redistribució n de tensiones y de-
formaciones Teológicas.
En arenas los asientos se producen niuy rá pidamente, creando condiciones m ás
críticas para la estructura , pero , por el contrario , es m ás dif ícil que los asientos
residuales o postconstructivos afecten a la tabiquería o acabados , elementos
muy sensibles a los movimientos.
Por otra parte , debe reconocerse que se citan muy pocos casos de edificios en
arenas que hayan experimentado asientos importantes o hayan sufrido da ños ,
salvo cuando se han producido fenómenos dinámicos o en la arena exist ían in -
tercalaciones blandas o de tipo orgánico.
A partir de los trabajos de Skempton y MacDonald en 1956 se pudo advertir
que m ás que el asiento diferencial entre dos puntos importaba la relació n entre
dicho asiento y la distancia entre los puntos, es decir, la denominada distorsión
angular (3. Los criterios m ás conocidos se resumen en el Cuadro 2.13. En líneas
generales conviene retener los valores siguientes: i *, *

•M .
0 . *
••••
: Criterio

1/ 500 Límite de seguridad frente a la fisuraci ó n


1/300 Aparición de fisuras en muros y tabiques
1 / 150 Fisuras y da ñ ps en elementos estructurales

i En esta misma línea se ha publicado en 1975 la versión modificada de la norma


f T.:
sovi ética SNiP II- Í5-74 (ver Cuadro 2.14) en la cual.se combinan los asientos
má ximos o medios y la distorsión angular para tipos muy diversos de edificios.
Por otra parte, se suprime la referencia al tipo de terreno , probablemente ante
la dificultad de introducir esta variable.

71
i
CUADRO 2.13
DISTINTOS CRITERIOS DE PELIGROSIDAD RESPECTO
A LA DISTORSION ANGULAR

Distorsión angular ¡5 — ds/ L


Sowers Bjerrum Normas Meyerhof
(1962) (1963 ) polacas (1977)

Límite peligroso para estructuras


isostáticas y muros de conten -
ción 1/ 100
Límite de seguridad para estruc
turas isostáticas y muros
-
1 /100-1 / 200
Límite peligroso para estructuras
reticuladas de acero u hormigó n
y respecto al giro de estructuras
rígidas elevadas 1 / 300 1 / 150
Límite de seguridad para estruc
turas reticuladas y respecto al
-
giro de estructuras r ígidas 1 / 400-1 /250 1/600 -
1 / 200 1 /300 1 / 250
L ímite peligroso para tabiques de
estructuras reticuladas
Límite de seguridad para tabiques
de estructuras reticuladas 1 / 300 1 / 300-1 / 500 1 /500
Límite peligroso para la flexió n
cóncava (^) de muros de carga 1/1.000
L ímite de seguridad para la fle-
xió n có ncava de muros de carga 1/2.000
L ímite peligroso para la flexión
convexa de muros de carga 1 / 2.000-1 /1.000 1 /1.500
L ímite de seguridad de muros de
carga 1/ 2.500
Estructuras de paneles prefabri-
cados 1 / 500-1 / 700

CUADRO 2.14
DEFORMACIONES LIMITES DE LAS CIMENTACIONES SEGUN LA
NORMA SNiP II-Í5-74 (U . R .S.S . )

Magnitud de las deformaciones límites de la


Denominación y cimentación slim 4
características
de la edificación Deformaciones relativas Asientos absolutos
máximos y medios, cm

Caso Valor Caso Valor

.
1 Edificios de varias plantas
con estructura reticulada de:
1.1. Pó rticos de hormigó n
armado sin arriostra
miento
- Distorsió n Asiento má-
angular 0,002 ximo aboluto 8
1.2. Pórticos metálicos sin Distorsión Asiento má-
arriostramiento angular 0, 004 ximo absoluto 12

1.3. Pórticos de hormigón Distorsió n Asiento má-


armado arriostrados angular 0 ,001 ximo absoluto 8
!
1.4. Pórticos met álicos Distorsió n Asiento má-
arriostrados angular 0,002 ximo absoluto 12

72
. T. ;
i

i
CUADRO 2.14 (continuaci ón )
(
d .
*

( V:

- Magnitud de ¡as deformaciones límites de ¡a
v: cimentación sMm
Denominación y
características
de la edificación Deformaciones relativas
Asientos absolutos
/
máximos y medios, cm

1 Caso Valor Caso Valor

2. Edificios y estructuras en
los que no se producen es - Asiento má-
fuerzos suplementarios por Distorsión
asientos diferenciales angular1 0,006 ximo absoluto 15

3. Edificios de varias plantas


con muros de czfrga de:
3.1. Grandes paneles Flecha relativa2 0, 007 Asiento medio3 10

3.2. Bloques o . f ábrica de


ladrillo sin armar Flecha relativa 0,001 Asiento medio 10

3.3. Bloques o f ábrica de


i

í ladrillo armada y con


vigas de atado de h .a . Flecha relativa 0,0012 Asiento medio 15

3.4. Independientemente Inclinació n 4


del tipo de f ábrica transversal
r
0,005

4. Estructuras rígidas elevadas:


4.1. Estructuras de hormi-
gón armado:
a) Edificios industriales
y silos de estructura Inclinació n
monolítica con ci- longitudinal
... mentació n por losa y transversal 0,003 Asiento medio 40
b) Id. de estructura
prefabricada ., Id . 0 ,003 Asiento medio 30
c ) Edificios industria- Inclinació n transv. 0,003
les aislados Inclinació n longtdal. 0,004 Asiento medio 25
d ) Silos aislados , con Inclinació n
estructura monolíti- longitudinal
ca y transversal 0 ,004 Asiento medio 40
e ) Id. con estructura
prefabricada Id. 0, 004 Asiento medio 30

4.2. Chimeneas de altura


H , m:
a) . H < 100 m Inclinació n 0,005 Asiento medio 40
b) 100 < H < 200 m Inclinación 1/2 H Asiento medio 30
-
i c ) 200 < H < 300 m Inclinación 1/ 2 H Asiento medio 20
d ) H > 300 m Inclinaci
. '
ón

1/ 2 H Asiento medio 10
?

4.3. Todas las estructuras


elevadas, hasta 100 m
i de altura Inclinación
.'i-’.r. . '
" • •
0,004 Asiento medio 20

1 Relación entre éi asiento diferencial de dos apoyos contiguos y su separaci ó n.


La flecha dividida por la longitud de la parte deformada o curvada. •
'
2
3 La media de los asientos de como m í nimo 3 apoyos, siempre que la desviació n respecto a la media no supere
el 50 % del valor de ésta .
4 Es el asiento diferencial entre los bordes de una cimentació n dividido por el ancho de la misma.

:

• /
73
..:
(
í

"' K-

c) Trabajos recientes sobre las deformaciones de los edificios

Se ha podido comprobar que la fisuraci ón de un edificio o un muro (fig . 2.31)


está asociada con unas deformaciones de tracci ón o de corte que son función
de la resistencia de la f á brica, la inercia a flexió n del elemento, la esbeltez del
mismo y la curvatura impuesta por los movimientos diferenciales . Estas defor -
maciones críticas varían del 0,05 al 0,1 % para f ábricas de ladrillo o bloques,
con mortero de cemento y del 0,03 al 0, 05 % para estructuras de hormigón ar -
mado .

1
a ) Deformació n có ncava (arrufo)-Flexión . .
b) Deformación cóncava-Esf Cortante .

\ /

c) Deformación convexa (quebranto) Fíexión . -


Fig. 2.31. — Deformaciones t í picas de un edificio.

Un análisis de distintos casos , relacionando la flecha relativa A / L con la esbel-


tez L / H , se muestra en la fig. 2.32, tomada de Burland & Wroth , 1974. Se
puede apreciar que el criterio tradicional (5 = 1 / 300 es aceptable para estructu-
ras reticuladas con deformación có ncava pero es poco seguro para muros de
carga. Cuando la deformación es convexa el valor crítico puede ser cuatro ve-
ces menor, lo cual explica la gravedad de las fisuraciones que se producen en
edificios antiguos al abrir excavaciones adyacentes, o en el caso de edificios en
terrenos expansivos.

4 ,0
Estructuras reticuladas
3 ,0 -
2 ,0 -
P '/300
;

1 ,0

o 2 3 ? 5 £

L/ H
IO 2 ,0 Muros de carga . Def . có ncava
O
* 1, 5
-J
1, 0
< I
0,5
d
> L/ H
2 ,0 r
í 54 5 6
d
Quebranto de muros de carga
<D
1 ,5
d
xz 1 ,0
O
<D <D
U - 0, 5 •
<D
-i , , -rvh t
o 2 3 4 5 12 13 /H


Fig. 2.32. Valores cr íticos de la flecha relativa en función de L/H
seg ú n diversos autores.

74
(

i ID. CIMENTACIONES EN ROCA


('
-
.• H
10.1. Capacidad portante
La roca constituye en general un excelente terreno de cimentació n , pero puede
!•
dar lugar a problemas de excavaci ón y no todos los tipos de rocas presentan
( caracter ísticas igualmente favorables.;. . . .
V

Para los edificios normales casi todas las rocas aseguran una presión de trabajo
suficiente ( > 3 kp /cm 2), pero para edificios altos o fuertes cargas concentradas
/ se requiere un análisis de resistencia y deformabilidad en la mayor parte de las
rocas.
Para un diseño correcto debe partirse de la identificación de la roca y del cono-
cimiento de la estructura del macizo rocoso.
!

i v En casos .des carga sencillos, sobrei .maeizos homog éneos y potentes pueden
,

emplearse directamente valores normativos como los de los Cuadros 2.15 y


2.16. Este método no es aplicable cuando la roca está alterada , existen buza-
mientos de m ás de 30° o las condiciones geológicas son poco claras .
A tí tulo orientativo señ alemos que los códigos americanos adoptan

^m - 0
q ,2 qu

siendo qu la resistencia a compresión simple de la roca (definida de forma pare-


.
ística de los hormigones) Este criterio es bastante
cida a la resistencia caracter
más conservador que el inglés (Cuadro 2.16), que llega a 0,5 qu. Debe señalarse
que , incluso en las rocas de mejor calidad , el á rea de las zapatas no debe ser in-
ferior a unas 4 veces el área del pilar o lxl m , para prever excentricidades,
2

concentración de tensiones, defectos constructivos , etc.


--
i

CUADRO 2!15
PRESIONES ADMISIBLES EN ROCA (DIN 1054)

Roca sana o poco Roca quebradiza o con


Estado del macizo alterada huellas de alteración

Homogéneo 40 Kp /cm 2 15 Kp/cm 2

Estratificado o diaclasado 20 Kp/cm2 , 10 Kp/cm2

CUADRO 2.16
PRECIONES ADMISIBLES EN ROCA (Código inglés BS 8004:1986 )

Tipo de roca <7adm ( Kp / cm2 )

Rocas ígneas (granitos y gneiss), sanas 100


Calizas y areniscas duras 40
Esquistos y pizarras 30
Argilitas y limolitas duras y areniscas blandas 20 •

Arenas cementadas 10
í
Argilitas y limolitas blandas -
6 10
i' Calizas blandas y porosas . r. si
" •. 6
i•. . •

Cuando la roca está estratificada o diaclasada , o se trata de combinaciones de


v .. ' capas rocosas y otros materiales más blandos pueden darse formas de rotura
muy diversas (fig . 2.33).
Los casos a) y b) pueden estudiarse como las zapatas sobre terrenos cohesivos
o granulares, introduciendo los : pará metros de resistencia al corte de la roca
blanda o alterada .
í ...
i
v... 75
i
4 4 -iK ° o
y
' // - o
9 \
f 9

•\m y / » \\ °
y

.
O
''

—-
y o
\ \ ^ ~ \ / y
/
y ~
o
/ á
S
N
N
^
/
X
-s .
s
* —
w

Ó
<5

.
0
ó
•X • V *
/ '
o
.\ t)
o
V

«
o •> *
<3
o
<5 a £7 <> d
d

Roca blanda pl ástica . Arg í litas , limolitas, Roca fr á gil compresible . Arenisca alterada,
lutitas. jabres , rocas calcá reas porosas .
a ) Rotura general. b ) Rotura local .

\
y
Y
rn mi
«
/
V

ÜS iSV Jü
\
J- 1
J III
flf

SUPERFICIES DE ROTURA BLOQUES FRACTURADOS


Diaclasas cerradas muy pró ximas. Rocas Diaclasas abiertas pr ó ximas . Calizas, basal-
cristalinas y sedimentarias. tos, rocas sedimentarias plegadas.
c) Rotura tipo Rankine. d ) Rotura por compresi ó n simple.

4
T7
Diaclasas muy separadas. Areniscas y cali- Calizas y dolomí as alteradas.
zas.
e) Hendimiento. f) Rotura de puntas rocosas .

i i Y
, ' •’ * /* - »;•’
*

R í gido --
RIGIDO - O o
" I; - • l - o o
<3
o
o o a o
t o. o 9 o O o
o o O *
o o
o o o o PERIMETRO DE
ROCA 0 SUELO PLASTICO PUNZONAMIENTO
Capa r ígida delgada sobre terreno pl ástico Capa r ígida frágil sobre terreno compresible .
incompresible . i

g) Acci ón de placa . h ) Punzonamiento .


Fig. 2.33. Formas de rotura de cimentaciones sobre roca (seg ú n Sowers)..
i I
76
(

:
i
\

{
El caso c) puede resolverse por una f órmula general del tipo
1
; qh = CNC 4- y Di\ + — y BNt !
;
r
;

i siendo Nc , Npy Ny coeficientes de capacidad de carga que se dan en la fig. 2.34


para cimentaciones corridas. Para zapatas de otro tipo pueden aplicarse los
i

.
V
factores de corrección que se indican en el Cuadro 2.17.
;

CUADRO 2.17
( FACTORES DE CORRECCION (SOWERS, 1979)

Forma de la Corrección de Correcció n de


^ .. . t i- , -¡ cimentació n. .. - t-

M '

Cuadrada 1,25 0,85


Rectangular
L /B = 2 = 3 ,12 0,90
L /B = 5 1 ,05 0,95
Circular 1 , 20 0 ,70

En el caso d ) la rotura se produce por compresión de las columnas de roca y ,


!
por lo tanto, puede admitirse

i
qh = qu = 2 c =
tg (45 + - - )

Angulo de rozamiento , 0
1

i
Fig. 2.34. — carga
Valores de los coeficientes de capacidad de
para rotura seg ú n cu ñas de Rankine.

:=
-r

Para diaclasas verticales más separadas que el ancho de la Cimentaci ón (caso e)


los bloques de roca pueden hendirse para presiones del orden
i
Ob = jc Ncr (Zapata circular)
On = 0,85 Jc Ncr (Zapata cuadrada)
qj, = Jc Ncr / (2,2 + 0,18 L /B) (Zapata rectangular)
siendo Ncr un factor de capacidad de carga dado en la fig. 2.35 y J un factor de
correcci ón (fig. 2.36 ).
:
:

77
.

í
Z
u
O
u
UH

I to 20
Relación S/ B Relación S/ B
a ) Solución de Bishnoi b) Solución de Goodman para diaclasas abiertas
Fig . 2.35. Valores del Factor Ncr.

Relación H / B

'
Fig. 2.36 ,
—Valores de! Factor de corrección J.
Los casos g) y h ) corresponden a cimentaciones sobre costras o capas rocosas
delgadas.
Es un caso frecuente en el Levante espa ñ ol donde las condiciones climá ticas fa -
vorecieron en épocas pasadas la deposición de carbonatas en capas porosas
pr óximas a la superficie.
El problema de las costras es su gran variabilidad en resistencia y espesor . Sin
embargo, no resulta arriesgado apoyar sobre ellas cuando debajo de las mismas
existen capas duras y competentes.
El hundimiento de las cimentaciones puede producirse por:

— Rotura a flexión de la costra al asentar los estratos blandos subyacentes (ca-


so g).

El
Rotura por punzonamiento de la costra (caso h ).
segundo caso es el más frecuente y peligroso, y suele ocurrir al apoyar sobre
costras delgadas que se toman como un substrato firme de gran espesor ai no
haberse realizado un reconocimiento geot écnico apropiado.
El cálculo se hace considerando el perímetro vertical de punzonamiento con la
resistencia al corte de la roca (ver comprobaciones de zapatas en el Cap. 3).
Además de los casos mencionados pueden darse problemas muy diversos por el
buzamiento o anisotropia de las capas (figs. 2.37 y 2.38 ) o por condiciones di-
ferenciales de apoyo (fig . 2.39). En las figuras indicadas se señalan algunas po -
sibles medidas correctoras.

78 -
r :í •
i i
t :•
Pernos lulones
Inyectados

FUERTE BUZAMIENTO
FUERTE BUZAMIENTO JUNTO A CORTE

4 i
,
lt

o-

¡ APOYO , -INCIERTO POSIBLES MOV LATERALES

Fig. 2.37. — Fallo de zapata de medianer ía por


excavaci ón en una roca con estratos

Fig. 2.38 .- Problemas de apoyo de cimentaciones en roca (seg ú n
Sowers , 1979).
inclinados desfavorablemente.

f RELLENO DE SUELO
HORMIGON
.
i

í-
'
Fig. 2.39. — Mejora de las condiciones de apoyo sobre una roca
con alteración diferencial .
\

10.2. Asientos

La estimación de los asientos de cimentaciones en roca se hace a través de mo-


delos elásticos , isótropos o anisótropos , siendo el problema principal la deter-
!
minación de los par á metros elásticos.
1
.
En el caso isótropo , el asiento viene dado por :
'
i . Í
l
P(1 - v2)
V- T
s=-
I. • &z VA É
. siendo P = carga total aplicada; A - á rea de la cimentaci ó n ; E = m ódulo de
.elasticidad del macizo rocoso; v coeficiente de Poisson; /3Z un coeficiente que
adopta los valores del Cuadr ó 2.18, en función de las dimensiones L x B d e la

cimentación. .
( L
CUADRO 2.18
VALORES DE /3,
Ú - •

L/B Cy Flexible C. Rígida


v.
í. : Circular 1, 04 1,13
1 :í ' 1,06 .. 1 ,08
2 1,09 1,10 .
. 3 1, 13 1, 15
5 1, 22 1 , 24
10

1,41 1 ,41
¡í :
En la literatura existen numerosas determinaciones de los par á metros E, v para
el caso de rocas sanas. Como ejemplo pueden servir los . valores del
k ../ Cuadro 2.19.
O
79
{(
En los casos más frecuentes las rocas presentan superficies de discontinuidad
(planos de estratificaci ó n , fracturas , diaclasas , etc .), eventualmente rellenas de
arcilla o productos de alteració n blandos , que les confieren una deformabilidad
mucho mayor que la de la roca matriz.

CUADRO 2.19
VALORES TIPICOS DE PARAMETROS GEOMECANICOS
DE ALGUNAS ROCAS*
M ódulo de Coeficiente
Roca elasticidad de Poisson Er / ¡u( c Ói
Er ( Kp / cm2 ) v ( Kp / cm2 ) (°)

Granito 200.000-800.000 0, 20 300-600 80-350 45-58


Basalto 150.000-800.000 0, 23 200-500
Cuarcita 400.000-800.000 0, 14 200-500
Gneiss 300.000-800.000 0, 22 200-600
Pizarra 25.000-250.000 150-600
Esquisto 60.000-600.000 0, 12 100-700
Arenisca 6.000-400.000 0, 20 100-400 40-400 45-50
Lutita 100-300.000 0, 10 50-300 1 -5 10-25
Caliza 45.000-900.000 0, 23 300-600 35-300 37-54
Conglomerado 15.000-500.000 0,25 15-250 35-50
* Se consideran rocas sanas o con escasa fracturació n y alteraci ó n .
1 Las rocas suelen presentar una envolvente de resistencia de tipo parabó lico por lo
que con tensiones bajas los
á ngulos de rozamiento son bastante mayores .

En estos casos la estimaci ó n de la deformabilidad es mucho má s compleja . En


obras importantes puede recurrirse a ensayos de carga con placas de grandes
dimensiones , pero en los casos corrientes el problema se resuelve a través de
correlaciones con í ndices de caracterizació n de la roca , como el RQD 1.
En la fig . 2.40 se da un factor de reducción a para pasar del m ódulo de la roca
sana Er (en t / m 2) al del macizo rocoso Em , a partir del RQD y de la rigidez nor -
mal de las discontinuidades Kn ( t / m 3) que puede estimarse por :

Estado de las diaclasas Kn ( t / m' )


Limpias , cerradas 3- 5 x 105
Limpias , abiertas 1- 3 x 105
Rellenas de arena 5 - 10 x 104
Rellenas de arcilla dura , seca 1- 5 x 104
Rellenas de arcilla blanda 2 - 10 x 103

RQD (%)
Fig. 2.40. —Obtenci ó n del m dulo det macizo rocoso a
partir del RQD
ó
y de Er y Kn.

En la fig . 2.41 se da una aproximación anal ítica debida a Chappell (1976) don -
de:
E , Ems , l í mites inferior y superior de Em.
^
Vr , Vd , volumen relativo de roca sana y diaclasas respectivamente.
Ern , Edn , m ódulos de deformación a esfuerzos normales de la roca y del ma-
terial de relleno de las diaclasas.
Por supuesto este m é todo sólo es aplicable en casos de diaclasado muy regular
y homog é neo.

1 Vr Vd 1 sen 20 cos 20
E Ems = Vr Ern + Vd Edn Em Ems
+
*F
-'rn Edn E
mi

RQD = Rock Quaiiiy Designation , í ndice de calidad propuesto por D. Deere y que se obtiene como el cociente — -
Fig. 2.41 . Obtenci ó n del m ódu
lo de un macizo con una familia
'Fo ) entre la suma de los trozos de testigo de longitud superior a 10 cm y la longitud total perforada en una
(en
maniobra de sondeo ( generalmente 1 ,50 a 3 m ). de diaclasas .

80
Capí tulo 2

Apéndice

Tensiones y asientos en el semiespacio


elástico
A. CARLAS FLEXIBLES
1 . TENSIONES BAJO UNA CARGA EN FAJA (J ü rgenson , 1934)

2b
x/ b z / b o /p
2
o ¿p Tzj/ p 6 Tmaj/p a i / p ° 3/p
ojTT rno¿
0 0 1.0000 1.0000 0 0 0 1.0000 1.0000
.5 . 9594 . 4498 0 0 . 2548 . 9594 . 4498
1 . 8183 . 1817 0 0 . 3183 . 8183 .1817**“
1.5 . 6678 . 0803 0 0 . 2937 . 6678 . 0803
2 . 5508 . 0410 0 0 . 2546 . 5508 . 0410
2 2.5 . 4617 . 0228 0 0 . 2195 . 4617 . 0228
3 . 3954 . 0138 0 0 . 1908 . 3954 . 0138
3.5 . 3457 . 0091 0 0 . 1683 . 3457 . 0091
4 . 3050 . 0061 o 0 . 1499 . 3050 . 0061
0.5 0 1.0000 1.0000 0 0 0 1.0000 1.0000
. 25 .
. 9787 6214 . 0522 8 o 35 i . 1871 . 9871 . 6129
.5 . 9028 .. 3920 . 1274 1 3 ° 17 i . 2848 . 9323 . 3629
1 . 7352 . 1863 . 1590 14 * 52 i . 3158 . 7763 . 1446
= —[
7T
a + sen a eos (a + 25 ) ] 1.5
2
. 6078 . 0994
. 5107 . 0542
. 1275
. 0959
1 3o 18 i
11 ° 25 I
. 2847
. 2470
.
. 6370 0677
. 5298 . 0357
= [a - sen a eos (a + 25) ] 2.5 . 4372 . 0334 . 0721 9 ° 49 i . 2143 . 4693 . 0206
7T

P
*y = ÍX . u a
_ 1 . 25
.5
. 4996
. 4969
. 4208
. 34 72
. 3134
. 2996
41 * 25 i
37 * 59
. 3158 . 7760 . 1444
. 3088 . 7308 . 1133
1 . 4797 . 2250 . 2546 31 * 43 ' . 2847 . 6371 . 0677
= — sen a eos (a + 26 ) 1.5 . 44 80 . 1424 . 2037 26 ° 34 i . 2546 . 5498 . 0406
7T 9 . 4095 . 0908 . 1592 22 ° 30 ? . 2251 . 4751 . 0249
. 3701 . 0595 . 1243 19 ° 20 i . 1989 . 4137 . 0159
= —[
7r
a + sen a ]
2.5

1.5 . 2 S . 0177 . 2079 . 0606 73° 47 . 1128 . 2281 . 0025


a3 = — —
x
[a sen a ] .5
1
. 0892 . 2850 . 1466
. 2488 . 2137 . 2101
61 ° S 0 »
47 * 23 '
. 1765
. 2115
. 3636
. 4428
. 0106
. 0198
. 0184
= —
p
sen c* 1 .5 . 2 704 . 1807 . 2022 38 * 44 t» . 2071 . 4327
Tmax
X > . 2876 . 1268 . 1754 32 * 41 . 1929 . 4007 . 0143
2.5 . 2851 . 0892 . 1469 28 ° 09 . 1765 . 3637 . 0106
2 . 25 . 0027 . 0987 . 0164 80 ° 35 . 0507 . 1014 . 0002
.5 . 0194 . 1714 . 0552 71 ° 59 i . 0940 . 1893 . 0014
1 . 0776 . 2 0 2 1 . 1305 58 ° 17 » . 1424 . 2834 . 0052
1.5 . 1458 . 1847 . 1568 48 * 32 ' . 1578 . 3232 . 0074
~> . 1847 . 1456 . 1567 41 ° 27 i . 1579 . 3232 . 0073
- Pj b
í -3 O - .. N . 2045 .
. 1256 1442 36 ° 02 . 1515 . 3094 . 0064
.\02
. 20
- 3V 2.5 .5 . 0068 . 1104 . 0254 76 ° 43 » . 0569 . 1141 . 0003
•A
1 . 0357 . 1615 . 0739 65 ° 12 » . 0970 . 1957 . 0016
.3
* eP

1 .5 . 0771 . 1645 . 1096 55 * 52 ' . 1180 . 2388 . 0029
. *-
¿í
1
7 . 1139 . 1447 . 1258 48 * 32 ’ . 1265 . 2556 . 0036
I á . . 0036
. 1409 . 1205 . 1266 . 1269 . 2575
r? t I 2.5 42 * 45 I

i 2 3 .5 . 0026 . 0741 . 0137 79 * 25 i . 0379 . 0758 . 0001


1 . 0171 . 1 2 2 1 . 0449 69 * 42 ' . 0690 . 1384 . 0005
t - W * i 1.5 . 0427 . 1388 . 0757 61 * 15 i . 0895 . 1803 . 0012
i
. 0705 . 1341 . 0954 54 * 12 . 1006 . 2029 . 0018
i i 3 2.5 . 0952 . 1196 . 1036 48 * 20 * .1054 . 2128 . 0020
i 3 . 1139 . 1019 . 1057 43* 22 i . 1058 . 2137 . 0020
i ib 2t >

P D
/3 es el á ngulo que forma al con la vertical .

81
2. CARGA RECTANGULAR
2a . Tensiones (Steinbrenner, 1936) 0 24 ^
qd di) .

i x
Para puntos que no son de esquina es válido el mé todo
de superposició n: n 22
i
c
s

V
T 1' 2u
I
i
(a ) i

r
I
/ I II
I O |K |

4* 4
t

I
I
I >
III i IV
La tensió n en A es la suma
de las debidas a los cuatro I
rect á ngulos en que se divi
de el rect á ngulo principal.
- I 0 14

K
n i2

• - 1 " ¡o | —
/ II
_4 | . r

Mu .
Para puntos exteriores se III IV I
sigue el mismo m é todo
creando rect á ngulos cuya
esquina coincida con A: J 0.04

° A - tfi - ii + <7|!1-|V “
tfn “
<7JV
U 02

i i
2 1
11 4
‘ 4 4 1U

2 b. Asientos
10 /
» \

*
Valonas
n

da. KQ
Forma. de ¡a. CAJ CL.
— ^ I
3-
m h/a
2a! p
0 - r 2 ) K, Esguince Centro V. Medio Carga. r ígida.
E
T
Cuadrada. m = 1 1.12 0.95 0.88
Rectangular :m - 1.5 j? 1 . 36 1.15 1 . 08
c
m 2 3 1.53 1 . 30 1.22
m 3 1 . 78 1 . 53 1 . 44
t
í
m 4 c I . 90 1.70 1.61
t
í
m 5 2.10 1.83 1 . 72
o
m 6 2.23 1.90
m 7 -*«
4
ii
2.33 2.04
-
9
m * 10
m
m — 8 é
c
D
cr
ui
t
í
-
2.42
2.49
2.53
2 12
2 19
2.25 2.12
m = 20 2.95 2.64
d
m = 30 3 23 2.88
m
m
40
50
—— tí

o
4*1
3.42
3.54
3.07
3.22
m = 100 4.00 3.09
— 1
-
'

Circular: Diámetro 2a 0.64 1.00 0.85 0.79 ( ir /4 )

82
3. CARGA SOBRE SUPERFICIE CIRCULAR ( Foster y Ahlvin , 1954)

P
too oyp
r
01
O
- Oí 0-4 0 OO K> 4 6 0 10 20 40 60 00 OO

z
•( r, z ) 2

ÍÜ ,
En el eje ( r = o ),
—az Tensió n vertical :

=p 1 -J 1 3/ 2

1 + (a / z )2
9

10

a ) Tensió n vertical oz .

— Asiento:
= E
( 7T + (z /a ) - z / a )
2

1 +
z /a
2 ( 1 - v) V 1 + ( z / a )2

b ) Asientos.

83
/
i

1 8-
4. CAPA ELASTICA SOBRE BASE RIGIDA
1 6
4.1, Carga en faja
1 4
>

12 i

B
P
1 0-
0 0

z 0-6

h 0 -4

0 -2
y /
0 0- 5
0 0-1 0- 2 0- 3 0- 4 í*
20 1-5 1- 0 0- 5 O
% hy
/
aO Tensiones az . v = 0.
i
ve ~
T 1-6

-
14

-
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a 2) Tensiones vz . v - 0 , 5.

4.2 . Carga sobre superficie circular

» \ >
P i.
P 0- 2 0 0 3 0 0 4 0 0- 5 0
0- 40 vo ° 0 10
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T 6 - f

(j

b) Tensiones bajo el centro crz. a) Tensiones de borde <rz .


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í

84

1
I
í '

4.3. Carga sobre superficie rectangular o circular i

i
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r = o.

/
í

*< z
> y*
y
base ^ base
r ígida. r í jUa

x
a) Tensiones bajo el centro <Ta (0,0,0)/ ?

Rectángulo ( m = h / a ) Fdjcu
Circulo infinito.
da
h/ a rad ío
=a 771 = l m — 2 Tí l = 3 i Tfl
i 10 m — co

í 0 1 1 1 1 1 1
0.25 1.009 1.009 1.009 1.009 l . 000 1.009
0.5 1.064 1.053 1.033
'
1.033 ; }., 033 1.033
0.75 1.072 1.082 1.059 1.050 : 1.059 1.059
1 0.965 1.027 1.039 1.020 1.025 1.025
1.5 0.081 0.762 , 0.912 0.1) H 0.902 0.902
> 0.473 0.541 0.717 0.760 0.761 0.761
2.5 0.335 0.395 . 0.503 . 0.651 0.636 - • 0.636
3 0.249 0.298 0.474 0.540 0.560 0.560
1
4 0 148 0.186 0.314 0.392 0.439 0.439
5 0.098 0.125 0.222 0.287 0.359 . 0.350
7 0.051 0.065 0.113 0.170 0.262 '
0.262
/
'

10 0.025 0.032 *
0.064 0.098 0.181 . 0.185
20 0.006 0.008 0.016 0.024 1 0.068 0.080
50 . 0.001 0.001 0.003 0.005 Ó . 014 0.037

b) Asientos 2aq (1 - v 2 ) K
5 = E

K = K en el centro
0

K= —2
K en A o en el borde de la carga circular
0

Valores K 0

Rect ángulo fixp.


Circulo Infinita
1 d« 1

h/ a
radio
m= 1 I
m - 1.5 m —2 771 =3 m —5 771 = 10 - • 771 = ca

í
r —0 u « 0 r=0 u=0 r =0 u =0 T
—0 u — 0 r =0 . u —0 r —0 IX =0 r = 0 U = 0 T 0 u=0

!. 0 ¡ 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00
! 0.10 0.08 0.10 0.08 0.10 0.08 0.10 , 0.08 0.10 0.08 0.10 0.08 0.10 0.08 0.10 0.08
0.2
0.5 ! 0.26 0.22 0.26 0.21 0.25 0.21 0.25 0.21 0.25 0.21 0.25 0.21 0 ,25 0.21 0.25 0.21
1 1 . 0.50
. 0.45 0.51 0.44 0.51 0.44 0.51 0.43 0.51 0.43 0.51 0.43 0.51 0.43 0.51 0.43
2 ! 0.72 0.68 0.77 0.72 0.85 0.77 0.87 0.78 0.88 0.78 0.88 0.78 0.88 0.78 0.88 0.78
;
.
> .
3 i 0.81 0.78 0.88 0.84 1.00 0.94 1.07 0.99 1.12 1.02 1.13 1.02 1.13 1.02 1.13 1.02
5 | 0.89 0.87 0.98 0.95 1.14 1.10 1 ¿ 24 Vi . 19 j 1.36 '
1.29 1.44 ! 1.34 1.45 1.34 1.45 1.34
7 i 0.92 0.90 1.02 1.00 1.20 1.17 1.32 1.29 1.47 1.42 1.60 1.52 1.64 1.54 1.65 1.54
i 1.77
10 ! 0.94 0.93 1.05 1.04 1.25 1.23 1.39 1.36 1.56 1.53 1.75 1.69 1.87 1.77 1.88
i ; CD i 1.00 1.00 1.12 1.12 1.36 1.36 1.52 1.52 1.78 1.78 i 2.10 2.10 2.53 2.53 ai 03

r = 0: contacto liso. 85
t> = 0: contacto rugoso.
t.
m
£—
00 c« v i •U
o\ ASIENTO DEBIDO A UNA CARGA UNIFORME EN RECTANGULO ASIENTO DEBIDO A UNA CARGA E. 3 £ u

UNIFORME EN RECTANGULO 3 fD
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ESTRATO INDEFORMA 8LE i
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Coeficiente de P01SS0N V O 0, 1 0, 2 0,3 0,4 0, 5 ESTRATO INDEFORMABLE
CL
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G - - Va ¡ 1,00 0,99 0,96 0,91 0,84 0,75 c*1 HX n o 03
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22
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00 81 0,079 ¡ 0,079 , 114
0 0, 116 i O, I « 5 10, 114 10,i 13
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0,( 67 ' 0, 116 ¡ 0,166 0, 2T 4 0, 249- j 0, 220 ,220 0.220 ¡
h k

1.0 0, 124 O, I ! 4 0,112 0, 111 0,083 0, 109 0, 122 0, 124 0,125 1,0 0,172 0,170 + ts)
^
7* CD
o
J,
'4Z 10
1,5 0, 224 0, 213 0, 19 2 0, 189 ,
0 187 0,075 o, no 0, 133 0,139 0,140 15 0,243 0,251 0, 244 0,244 0, 243 0,280 0, 308 i 0,307 0.309 0.308 ¡ Ni NJ
C3
1
0, 317 0,312 Or 3 IO 0, 336 0,377 ; 0, 384lo. 385 ¡ 0,384
’ viíX '
c:P 3 0.290 0267 0,260 0, 256 0,064 0, 102 0, 136 0,145 0,148 2.0 0, 29 ! 0,317
O
2.5 Z\ 3 31 0: 351 ,
0, 328 0, 319 0,315 0 055 0,092 0, 135 0 147 , 0, 151 2,5 0,330 0,367 0, 369 0.367 0.367 0,376 0,438 0,444 5 0,44 5 0, 445 ¡ o
3
3.0 0.362 0, 401 0,385 0,372 0,366 O;O 40 0,084 0, 13 2 0, 148 0,153 3,0 0,354 0, 409 0, 419 0, 416 ¡ 0,413 0,401 0,471 i 0, 497 : 0, 51 5 0,497 OQ
CL
3,5 0, 385 0,445 0,432 0, 418 0,412 0,043 0,076 0,126 0,147 0, 155 3,5 0.373 0, 445 0,459 Q 457 0,456 0, 419 0,507 ¡ 0,539 ¡ 0, 543 , 0, 544 a
C
4,0 0,409 0,472 0,476 0,458 0,451 0,038 0,069 0,121 0, 156 0,145 4,0 0,392 0,465 0, 496 0,492 0,492 0,438 0, 528 0,588 10, 581 0,584 ¡ tTi
Q 532 0,530 Í 0,524 0, 452 0, 552 ¡ 0,61 5 10, 622 0,60
CD
o,ce 3 0, 116 0,143 0, 157
3
4,5 0,426 0,502 0,518 0,50 ! 0,486 0,034 4,5 C\ 4G7 0 490
^ ¡
ai CD
5,0
5, 5
0,437 0,52 í 0, 552 0,532 0, 518 0,031
0448 0,543 0,583 0, 565 0,548 0,028 0,053 O 106 0/138 0, 157
0,058 O, NI 0, 140 0,157 5,0
5,5
0,414 0, 504
10
0560 0,55 7 ,553 0,460 0,567 0,647 ¡ 0, 650 0,703
0.422 0,522 0586 0, 586 í 0, 580 0,468 ¡ 0, 584 0 b70 ' 0, 68: ¡ 0.681
CD
3
o
3
CD
(
O

c
- J
6,0 0, 458 0, 562 0, 512 0,594 0,575 0,026 0,0 49 .0, 101 0 136 0, 158 , 6,0 0,430 0, 537 0,609 0, 61 ! ¡0,605 0,476 ¡ 0,600 ¡0,695 ¡ 0,708 ¡ 0,708 CL
o
10 0,474 0,588 0650 0,647 0,622 0,022 0,043 0,092 O, 130 0,158 ¡ ¡
10 0, 443 0,557 0,647 0,656 0,648 0,489 ; 0,620 ¡0.732 ¡ 0.75 5 ¡ 0,755 o
en
T3
O
0,0 0, 483 0,609 0,698 0,692 0.663 0020 0,038 0,084 0,124 0,158 ¡
0.0 0,450 0,574 0,679 0,697 ¡ 0,685 0,496 • 0.636 0,765 ¡ 0,794 0, 795 j ¡
9,0 0,491 0.626 0,732 0,744 0,701 0,017 0034 0,077 0,118 0, ( 58 9,0 0,456 0,589 0,706 ¡ 0,738 ¡ 0,720 0, 501 j 0,652 ¡O, 792 10.840 ! 0,633
j .j
100 0,500 0, 643 0,756 0,768 0,734 Q0I6 0,031 0,071 0,( 12 0,159 10,0 0,463 0,60 í 0,725 10.757 , 751 0, 50 910, 664 : 0.811 ¡ 0.859 ¡ 0,867
10
» 5,0 0, 676 0.847 QS9S 0 62 0,011 0,0 21 0,050 0,088 O, J 59 15,0 0,474 0,626 0,797 jO,860 10,867 0,520 j 0,688 ¡ 0.883 ¡ 0, 963 ,993 10
20,0
0,515
0,533 0707 0,896 0,902 0,953 0p08 0,0 ^ 0,039 0,071 0,159 (
, ¡
20,0 0 489 0,652 0 036 ' 0, 931 0, 950 0;535 0, 714 | 0,921 l t l ? 1, 08 ¡ ‘
00 0,563 0,765 1,05 1 28,
Tabla construida con las fórmulas de STEINBRENNER por J . Lahuerta .
CD O O 0 O 0.159 0, 512 0,696 0,956 I 1, 24 0, 557 ! 0.757 ! I C 4
..
— .
--
i
i
. 27 CD
{

B. CARGAS RIGIDAS:
'

1. CARGA EN FAJA *
i

i b b Presi ón de contacto
i p p
u i n u u u mmi .
±A
i
X 7T
ft
(1 + X) M
z Giro <¡> = 4 x /¿ b3
x M 1
M
- —
4

.O 0 Presió n =
í
b
7 rb b3
sFW
Ev E
= XX4+ jtt/
34 x= y Kf
*

siendo X ;
'
(l + v) ( l ~ 2 p) 2 (1 + v )
z
i
2. CARGA CIRCULAR DE RADIO A

2.1. Carga uniforme p


i

P
Presió n az
r 2 \ Ví =• ••-
2 1
a 2

Asiento,/. = —2 (1 — v ) pE- a
2 (ver también A. 2b)

2.2. Momento M

Giro <f> = -
3 M (1 v 2 )
4 E a3

Presi ó n <rz =
3M
47ra3
i - (i
1
2
(o <

a
< 1)

3. CARGA RECTANGULAR

!
!
1 -V ( 2)
= pzP VBL
]

í
Asiento
^ E

i
. ’

i 87

{.

••
4 . Capa elástica sobre base rígida

Asientos de una carga rectangular r ígida .

88 i )

i i

i
I
i

¡ Capítulo 3
i

Cimentaciones superficiales - II
Aspectos estructurales y constructivos

JESúS SERRA GESTA


• i

1 . INTRODUCCION
En este capítulo se , tratan .los aspectos estructurales y constructivos de las ci-
mentaciones superficiales, tales como dimensionado , armado, etc., así como
las recomendaciones más significativas para el dise ño y cálculo de las mismas.

2 . TIPOLOGIA DE CIMENTACIONES SUPERFICIALES


Las cimentaciones superficiales se pueden clasificar en tipos, atendiendo a dis-
tintos conceptos: por su forma de trabajo, por su morfología, por su forma en
i

J
planta, etc. - -
En las figuras 3.1 y 3.2 se recogen los tipos más frecuentes.
Por su forma de trabajo, figura 3.1:
a ) aislada
b) combinada
c ) continua bajo pilares
;
d ) continua bajo muro
e ) arriostradas o atadas
í

1
m E3 m
j

a) b)

c)

^ x
//y//////// y/7/ /////
^ i E3 4
:(,

**. ..
d) e)
í Fig . 3.1.

89

I
Por su morfolog ía , figura 3.2:
a ) recta
b) escalonada
c ) ataluzada
d ) aligeradas o nervadas

m
Fig . 3.2.

a) b) c) d)

Por su forma en planta:


a ) rectangular
b) cuadrada
c ) circular
d) anular
e ) poligonal (octogonal, hexagonal...)
Independiente de estos tipos m ás usuales se han construido zapatas de diversas
formas m ás o menos complejas como con forma de paraboloide hiperbólico ,
piramidal invertida , etc .

3. ACCIONES SOBRE LAS CIMENTACIONES

Las acciones que recibe un elemento de cimentació n y que debe transmitir al


terreno son:
— Debidas a la estructura figura 3.3:
a ) Esfuerzo normal N .
b) Momentos. En una o dos direcciones My.
c ) Esfuerzos cortantes . En una o dos direcciones Vx, V,.

N y

Vv

Mx í ; V, My

Fig. 3.3.

— Debidos al cimiento y las tierras.


a ) Peso propio de la zapata (W ).
2

b) Peso de las tierras que descansan sobre la zapata (WJ.

90
(

\
Estas acciones , por traslado vectorial a la base del cimiento o zapata quedan a
efectos de cálculo reducidas a:
(

i —Esfuerzo normal
í N, = N + W. + Wp
— Momentos
Myj - Mx ± V, • h
Mvl = My ± Vx • h
siendo h el canto de la zapata.
Los esfuerzos cortantes en la base de la zapata , en general son acciones hori-
zontales que deben ser absorbidas por rozamiento entre terreno y zapata o por
otro mecanismo. ?

Las acciones antes indicadas se toman siempre SIN MAYORAR , ya que los co-
i.

-
•f Tí
.
eficientes de seguridad necesarios , cr omo se ha visto, se introducen en la deter -
,

e .
minació n de la tensi ó n admisible ut gdm »

Esta prescripci ón queda recogida en la instrucción EH -91 en el art ículo 58.2


que establece entre otras cosas:
i N «En el dimensionado de los elementos de cimentación , y a efectos de compro-
bación de que la carga unitaria sobre el terreno o las reacciones sobre los pilo-
M tes , no superan los valores admisibles , se considerará como carga actuante la
combinación pésima de las solicitaciones transmitidas por el soporte m ás el pe-
i so propio del elemento de cimentación y el del terreno que descansa sobre él ;
i todos ellos sin mayorar , es decir, con sus valores característicos.»
i Normalmente el cálculo de la estructura da los valores de las solicitaciones en
cimentación ponderados , es decir , afectados de los coeficientes de mayora-
ción 7f , que para las acciones se hayan tomado. Por ello es necesario , para el
b)
5
cá lculo de las cimentaciones , desafectarlos de dichos coeficientes para obtener
i ísticos.
los valores caracter
:
Si para la ponderación de todas las acciones se ha adoptado el mismo coefi-
ciente 7ft bastar á con dividir los valores de cá lculo de las solicitaciones por
! . e dicho coeficiente 7f . Si por el contrario se han adoptado distintos coeficientes
seg ú n las acciones (gravitatorias, viento , etc .) el problema es casi irresoluble,
í
pues, el cálculo de la estructura da como resultado unas solicitaciones produ -
Ni cidas por la combinaci ón pésima de acciones. En este caso puede trabajarse
r
Ni a efectos de cálculo del cimiento con los valores mayorados , teniendo esta cir -
cunstancia presente para fijar el valor de la tensi ón admisible del terreno .
M 5
4. DIMENSIONADO EN PLANTA DEL CIMIENTO

El dimensionado de la superficie de cimentació n, o superficie de contacto ci -


c) miento o zapata con el terreno, depende de la distribución de. presiones en
dicha superficie.
í
Como se ha visto en el capítulo anterior la distribución real de presiones y
asientos en el. terreno es muy variable, seg ún la rigidez de la zapata y el tipo de
e terreno.
Esta variabilidad en la forma de distribución de presiones y asientos , puede
simplificarse sin excesivo error , en zapatas aisladas utilizando para su cálculo y
N, N, estudio un diagrama de distribución de presiones lineal. En cimientos o zapatas
continuos o lineales , esta simplificación puede conducir a errores importantes y
í\

í M requiere para su estudio aproximarse a modelos de distribuci ó n de presiones y


L deformaciones m ás ajustados a los reales.
s
_
La distribución de presiones bajo la zapata , considerando el caso de carga ver-
tical y momento en una sola direcci ón , se admite que es plana, con sección rec -
tangular , uniforme fig. 3.4 a) para carga vertical centrada.
La carga vertical y el momento, es equivalente a una sola carga vertical Nt,
1

d) M . Al ser la carga excen-


aplicada en un punto A con una excentricidad e = ,


( .
Fig 3.4 . N •

í :
91
trica produce una distribución de presiones , no uniforme, sino trapezoidal o x
triangular , figura 3.4 b) y c ), seg ú n sea menor o mayor la excentricidad . y N
Para excentricidades grandes , fig. 3.4 d ) la tensió n m áxima o tensión de pico ,
puede llegar a sobrepasar el valor de la tensió n admisible del terreno , dando lu -
gar a la rotura o plastificación del mismo, bajo una zona m ás o menos amplia My Mx
de la zapata . e;y ^
ex />\Y
En algunos casos o situaciones l í mites puede calcularse la zapata considerando
que el terreno reacciona plastificá ndose bajo un á rea eficaz cuyo centro de gra -
vedad coincida con el punto de aplicación de la carga .
a
b'
>c
4.1 . Zapatas rectangulares. Caso general a)

Como se ha expuesto en el apartado 3 el caso más general de carga , teniendo


ya en cuenta el peso de la zapata y de las tierras que descansan sobre ella , = a Ni
'b'
corresponde a una carga vertical y momentos en dos direcciones.
En general , cuando se va a realizar el dimensionado en planta del cimiento
todav ía no esta determinado el canto « h » de la zapata , por ello y con el fin de
simplificar el cálculo, se puede tomar , en casos normales , como peso propio de
la zapata un tanto por ciento de la carga N .

La secci ó n a ' x b ' de la planta de la zapata esta sometida a flexi ó n compuesta .


Las tensiones en cada punto , vendr á n dadas por la ecuació n de la flexi ó n com - b)
puesta :

Nt My X Mx y
a — a' b' Iy Ix 02 ~
6e, N i x
a '2 b '

llamando -
N

ex = My Mx
N,
Cy
N ,
las tensiones extremas son :
c)
N, óe^ Nt 6e, N i
a = a ' b' a '2 b ' a ' b '2 6e„ N i
°i = a' b'2
I

x
expresi ó n en que cada uno de los t é rminos corresponde a los diagramas b ) , c ) y
d ) de la figura 3.5.
La distribució n de tensiones resultante de la suma de los tres t é rminos responde \

al esquema de la figura 3.5 e). \

La ecuaci ón anterior puede escribirse de la siguiente forma:

o — a'b'

6ex
a'
6e
b'
. d)

K
La Norma MV -101 / 1962 « Acciones en la edificaci ó n » en el apartado 8.6 dice:

-
«8.6 CARGAS EXCENTRICAS Cuando la actuación de cargas sobre el ci -
miento produzca , por su excentricidad , presiones no uniformes sobre el ierre- f
no , se admitirá en los bordes un aumento del 25 en la presión indicada en la
tabla 8.1 siempre que la presi ó n en el centro de gravedad de la superficie de \
apoyo no exceda de la presi ó n admisible. »

Es decir , que la tensió n máxima y


amax
N , 1+
6er . 6ey
+ < 1 , 25 a,t .adm
e)

a 'b ' a' b' Fig . 3.5.

92
siempre que

®c. de g . Ni < at .adm


a'b'

Si alguno de los valores de las tensiones extremas , se hiciese negativo implicar ía


que se producen tracciones entre la zapata y el terreno , lo cual con independen -
cia de que se admite que el terreno no es capaz de absorber tracciones , dar ía
lugar a una separaci ó n entre zapata y terreno. Esta limitaci ó n acota el campo
de validez de la ecuación de la flexi ó n compuesta.
Para que sea aplicable la ecuaci ó n de la flexi ó n compuesta , la carga tiene que
estar situada dentro del n ú cleo central de inercia, figura 3.6.

a/. a
6 4
.

Los valores de las excentricidades e* y ev respecto a los dos ejes tienen que
cumplir :

6e* + 6e < 1
a' b'

siendo e, yev los valores absolutos de las excentricidades .


En este caso toda el á rea de la zapata es activa .
Cuando la carga se encuentra fuera del n ú cleo central de inercia , es decir ,
cuando los valores absolutos de las excentricidades cumplan:

6ex 6ey
+ >1
a' b'

no es aplicable la ecuació n de la flexión compuesta . Para distintas posiciones


de la carga Nl cuyas excentricidades cumplan la desigualdad anterior , existir á
9

una zona de la zapata inactiva.


Las reacciones del terreno responder á n a los esquemas a ), b ) o c) de la figura
3.7 , seg ú n la posición de la carga N i -
En consecuencia , para dimensionar la zapata, es necesario plantear el
equilibrio, entre la carga
no.
y la resultante de la «cu ña » de presiones del terre -
El planteamiento anal í tico del equilibrio es sencillo cuando la cu ña es una pir á-
mide figura 3.7 a ), pero complejo para los casos b) y c ).

93
HNi
\
\

.
V
\
\
^ max
;

a)

Tmax
^ !

[
{

i
:

^Tmax :
i
:

Fig . 3.7 . .

Para estos casos , se han obtenido soluciones gráficamente que se dan en forma
de tablas o á bacos (Hahn 1946, Dunham 1962, Piock 1963).
Para resolver los casos posibles se divide la zapata en tres zonas , figura 3.8.

% %
t
n n
^

b;
'4
K
fe
m ni _ fe f
/6
h
D
r

; :

n E ?

: ?
a// Q
//
I 61 61
i i

a i

Fig . 3.8 . .
i i

<*
Zona I i
:

Carga dentro del n ú cleo central de inercia . Es aplicable la ecuaci ón de la fle-


i
xión compuesta, la cu ña de presiones es del tipo de la figura 3.5 e). f •
.«..

Ni 1+
óe, + 6ey O
^mox
a'b' a' b' / i

94 c i
i i
i
í

Zona II
\
or
. i
Las excentricidades deberá n ser simultáneamente e* >

—4 y e^ T la cu ña

de presiones es del tipo del esquema de la figura 3.7 a) .


i La cu ña de presiones tiene forma piramidal. Estableciendo el equilibrio
(fig. 3.9) entre la acción Nt y la resultante de las presiones R .

N,
V
(
^ max

R
i : 3C
-4 - —

d «4 d •

ey ;
3d
b'

; 6x c

Fig. 3.9. i
i
Q'
i

R= — 1
3
1 4c 4d
2
amax . « N,

siendo

—a = cx + b'
7

2
c —
2
= ey + d

se tiene:

3 - Ni
i @max
2 (a ' — 2ez) (b * — ev
2 ) — 1 25 ^ .
> t adm.

< !

La posición de la línea de presiones nulas queda acotada por los valores.


4c = 2(a ' 2ex) —
v
i
4d = 2(b ' 2ey) —
Zona III
t -i-

Los valores absolutos de las excentricidades deben cumplir

-
y 6e x
a'
+
6ey
b'
> Tv ;

y que simult áneamente no sean er > y e, > ~


t 4 4
( :

95
/

Para el cálculo de la tensión máxima y de la posición de la l ínea de tensiones


nulas , a continuaci ón se dan los ábacos de las figuras 3.11 y 3.12 de H J .
Plock .
. í

y, í

r nbT i

a' - X- -- + —
- “ X
i X :
0.44
es mimó -
l
I
%
i

0.42 o
ii
Q> o
b' 4
& o
0.40
& /

'
‘O 6, 0
0.36
*
'
°. ,l

0.32
N
'
°-+ V
Vb
0.28
^ °.r
v i

s O i
0.24 \
<y.*

a
V

s ;
S
0.20 O /
V

0.16
*

0.12
'o
0.08 -

i i 1 1 • L 1 I I
0 0.04 0.08 0.12 0.16 0.20 0.25
c
Fig . 3.11.

Entrando en el á baco de la figura 3.11 con los valores c = e d = -e se ob-


j

b' a'
— — i :

tienen los valores n y m , que fijan conforme a la figura 3.10 la posición de la


l ínea de presiones nulas.
La tensi ó n máxima es:

Umax K N» < 1,25 at- adm -


a'b'
i
siendo K los valores dados en el ábaco de la figura 3.12 en funció n de c y d . Si
c > d , se utilizan los ábacos intercambiando c y d , tomando parala posición de i

la línea de tensiones nulas m ' , en lugar de m , siendo m ' = m (


—Y
a'
.

96 i )

i }

(
i.

!
(
4.2. Zapatas rectangulares » Carga vertical y momento en una sola dirección
i
Cuando existe momento en una sola dirección , se est á en un caso particular del
caso general anterior , cuando uno de jos momentos es nulo.
r •

í Se plantean dos casos:

:
K\
-
r
— Carga dentro del nú cleo central de inercia:

a'
í

r Ni 6ex < 1,25


^ max 1±
min a'b' a'

^-Carga fuera del n úcleo central de inercia figura 3.13.

- mi
:=
-
r
:

i
>

i
ex

i N,
¿

e / a' C! K

0.000 1.000
0.025 • 1.150
0.050 1.300
; 3C = c , *a 0.075 1.450
1.600
0.100
0.125 1.750
0.150 1.900
0.167 1.000 • 2.000
0.175 0.975 2.051
0.20Ó 0.900 2.222
0.225 0.825 2.424
0.250 0.750 2.667
b 0.275
0.300
0.675
0.600
2.962
3.333
rJ
0.325 0.525 3.809
0.333 0.500 4.000
0.350 0.450 4.444
0.375 0.375 5.333
0.400 0.300 6.667
0.425 0.225 8.889
1 0.450 0.150 13.333
26.667
0.475 0.075
a' i
i 0.500 0.000 oo

.
Fig 3.13.
Fig.- 3.14.
— Valores deCLy K.

El diagrama de tensiones tiene sección triangular . Para que exista equilibrio


la
resultante de las tensiones R debe ser igual y estar alineada con Ni -
i (
R= f 3c. am„) b ' = Nj

siendo

a'
(
—2 .= e, + c
.

4 NX < 1,25 at. adm.


&max
3(a ' —2ex) b '

97
( =
Puede ser pr á ctica la utilizació n de la tabla de la fig. 3.14, con la cual se ob-
tiene el valor de la tensió n m áxima y la posición de la l ínea de tensiones nulas:
r
&max = K a' b'
N , K & media
i
!

4.3. Zapatas rectangulares. Carga vertical centrada :

Cuando la carga vertical es centrada , y no existen momentos en ninguna direc-


ción , es el caso particular m ás sencillo dentro del general ,> o sea con
Mx = My = o.
La distribuci ó n de tensiones es uniforme y con un valor

o = a Ni
' b'
< at,.adm.
;

En general , y en la edificaci ón habitual , la zapata con carga vertical centrada


es el caso más frecuente, aunque suelen éxistir momentos y cortantes, sus valo-
res son muy pequeños y su influencia sobre el centrado de la carga es m ínima.

D
N, h
V

b‘

a i

Fig. 3.15.

Para determinar las dimensiones a ' , b \ considerando, como se ha dicho, el pe-


so propio de la zapata más el de las tierras que apoyan sobre ella , como un
tanto por ciento de la carga N , de la expresió n anterior se obtiene: í

— Zapatas cuadradas :
i

A = a' 2 a' = N ,
^t .adm.

—Zapata rectangular:
A = a' b' fijando una relaci ó n entre lados a' = nb
,
A = nb ' 2 b' - N
n a.t.adm. ¡

98
/

i En el caso de zapatas rectangulares , no es aconsejable sobrepasar la relación


a = 2b '. Caso contrario, debe proyectarse la zapata de forma que se garantice
7

el trabajo del conjunto, por ejemplo , recurriendo a la colocaci ón de nervios su -


periores , figura 3.16, bien en la dirección mayor o en las dos direcciones (zapa -
r tas nervadas o aligeradas) .

í
a
i i

i
b'
¡

.
Fig 3.16.

4.4. Zapatas con planta no rectangular

En edificaci ó n , las zapatas que normalmente se construyen son cuadradas o


rectangulares; no obstante , puede ser necesario, bien por razones constructivas
bien de diseño , proyectar zapatas con otra forma:
El cálculo de las mismas , se realiza , siguiendo los mismos criterios expuestos
i para zapatas rectangulares.
En el cuadro de la figura 3.17 se dan los valores del á rea de la base, momento
de inercia y posiciórrdeLn ú cleo central de inercia para distintas secciones:

Situación
Area de la Momento de del n úcleo
FORMA DE LA BASE base inercia central de
Az ixx inercia
CN

Cn 0, 125d
CIRCULAR d -n 0,785d 2 0,049d 4

2 Cn*
OCTOGONAL d 0, 828d 2 0,055d 4 0, I 22d

2 Cn«
HEXAGONAL d
D • 0,866d 2 0,060d4 . 0,120d -

!•
f
ANULAR d

.
Fig 3.17 . —los
2
0, 785(d* - di) 0,049(d|- dt)

^
Area de la base , momento de inercia y situaci ón del n úcleo central. Los valores
(l +

Cft son
del radio del círculo inscrito.
v -
:

\
Para el cálculo de las zapatas con estas formas se dan los cuadros de las figu -
ras 3.18 a 3.22 que facilitan la determinación de los datos necesarios.

99
I

.
:
i •
í
Zapata circular

4 Ni
&max =K ir á 2

e- M
Ni

N,

1 e

^max ?

t e/d
0.000
Ci K
1.00
0.025 1.20 i
0.050 1.40
0.075 1.60 i
0.100
0.125 1.000
1.80
2.00 .
0.150 0.910 2.23 i
0.175 0.830 2.48
0.200 0.755 2.76
0.225 0.685 3.11
!
0.250 0.615 3.55
0.275 0.550 4.15
0.294 0.500 4.69
0.300 0.485 4.96 :•
0.325 0.420 6.00
0.350 0.360 7.48
0.375 0.295 9.93
0.400 0.235 13.87
0.425 0.175 21.08
0.450 0.120 38.25
0.475 0.060 96.10
0.500 0.000 oo

.
Fig 3.19. —raValores de Cx y K pa -
valores e / d.

Zapatas octogonal y hexagonal

Son aplicables los mismos datos de la tabla de la figura 3.19 , tomando


d = I ,041 do para zapata octogonal y d = l , 077do para la hexagonal , siendo dG el )
diámetro del c írculo inscrito en el octógono o hexágono . La tensión máxima ,
siendo Az el área de la base dada en el cuadro de la figura 3.17 , es:

@max
= K Ni :

Az
100 ; \

}
:

Zapata anular

Valores de Q
dx / d2 d¿d 2
i

1 e / d2 '
. 0.0 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 LO

max 0.125 2.00


0.150 1.82
0.175 1.66 1.89 1.98
0.200 1.51 1.75 1.84 1.93
0.225 1.37 1.61 1.71 1.81 1.90
0.250 1.23 1.46 1.56 1.66 1.78 1.89 2.00
0.275 1.10 1.29 1.39 1.50 1 , 62 1.74 1.87
0.300 0.97 1.12 1.21 1.32 1.45 1.58 1.71
0.325 0.84 0.94 1.02 1.13 • 1.25 1.40 1.54
i . 0.350; 0.72 0.75 0.82 . , 0.93 1.05 1.20 1.35
1.15
0.375 0.59 0.60 0.64 0,72 0.85 0.99
0.400 0.47 0.47 0.48 0.52 0.61 0.77 0.44
Pto. de aplicació n do la 0.425 0.35 0.35 0.35 0.36 0.42 0.55 0.72
0.450 0.24 0, 24 0.24 0.24 0.24 0.32 0.49
carga 0.12 0.12 0.12 . 0.12 0.12 0.25
i 0.475 0.12
0.500 0.00 Q.00 0.00 0.00 0.00 0.00 0.00

Fig. 3.21
4 i
;
a-
d2 ^ -
Fig . 3.20.

&max = K Ni
A2

A z ~~ \ - d\)
K (ú
4

e= M
N,

1
;

Valores de K
d\ / d2 dx / d2
e / d2 0.0 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 LO

0.000 1.00 1.00 1.00 1.00 1.00 1.00 1.00


0.025 1.20 1.16 1.15 1.13 1.12 1.11 1.10
.. . . 0.050 1.40 • 1.32 1.29 1.27 1, 24 ’
1.22 1.20
0.075 1.60 •
1.48 1.44 1.40 1.37 1.33 1.30
0.100 1.80 • 1.64 1.59 1.54 1.49 1.44 1.40
0.125 2.00 1.80 1.73 1.67 1.61 1.55 1.50
0.150 2.23 1.96 1.88 1.81 1.73 1.66 1.60
0.175 2.48 2.12 2.04 1.94 1.85 1.77 1.70
0.200 2.76 2.29 2.20 2.07 1.98 1.88 1.80
0.225 3.11 2.51 2.39 2.23 2.10 1.99 1.90
0.250 3.55 2.80 2.61 2.42 2.26 2.10 2.00
0.275 4.15 3.14 2.89 2.67 2.42 2.26 2.17
:
0.300 4.96 3.58 3.24 2.92 • 2.64 2.42 2.26
0.325 6.00 4.34 3.80 3.30 . 2.92 2.64 2.42
0.350 7.48 5.40 4.65 3.86 3.33 2.95 2.64
0.375 9.93 7,26 • 5.97 4.81 3.93 ' '
3.33 2.80
• 0.400 13.87 10.05 8.80 6.53 4.93 3.96 3.27
0.425. 21.08 15,55 - 13.32 10.43 7.16 4.50 3.77
0.450 38.25 - 30:80 : 25,80 19.85 14.60 . .. 7.13 4.71
0.475 96.10 72.20 62.20• 50.20 34.60 19.80 6.72
0.500 oo oo oo Oo Oo 00 oo

Fig. 3.22 .
101

í
4.5 . Otras comprobaciones

Además de la comprobación o cálculo de las dimensiones de la base de la zapa -


ta , es aconsejable realizar las comprobaciones a deslizamiento y vuelco , cuando jT
las acciones horizontales o los momentos son importantes. En las zapatas de
muros de contenci ón de tierras, en todo caso , deben realizarse ambas compro-
baciones.

4.6 . Zapatas combinadas

Es frecuente que por razones constructivas , de cálculo o superposici ón de la su-


perficie de zapatas sea necesario utilizar un solo cimiento o zapata para dos o
m ás pilares, los casos más frecuentes son:

a ) Pilares próximos: cuando dos o m ás pilares est á n muy pr óximos o su carga


es muy fuerte, puede ocurrir o que las zapatas aisladas para cada uno de
ellos se solapen o queden muy próximas, siendo necesario entonces proyec-
tar una ú nica zapata para los dos o más pilares. Ü n caso frecuente se da en
los n ú cleos de escaleras o ascensores.

b ) Pilar de medianería: la distribución de pilares por condicionantes construc-


tivos o de dise ñ o , obliga en muchos casos a que una o varias de las líneas
de pilares coincida con la l ínea de medianer ía o de fachada del solar . Las
zapatas correspondientes a estos pilares quedan cargadas excéntricamente.
En la mayor parte de las ocasiones no es posible proyectar una zapata para
un solo pilar , siendo necesario recurrir a combinar la cimentació n del mis-
mo con la del pilar contiguo de la alineación interior , bien proyectando
una sola zapata para los dos o haciendo trabajar el conjunto de las zapatas
de los dos pilares como un ú nico mecanismo , uniéndolas por medio de una
viga «centradora », cuyo nombre viene de que su misión es centrar la carga
del pilar de medianer ía .

4.6.1. Zapata común a varios pilares

El cá lculo de la zapata com ú n a dos o más pilares, puede abordarse de forma


sencilla como zapata cargada con la resultante de las cargas o de manera más
compleja, pero más rigurosa teniendo en cuenta la deformabilidad del terreno
bajo cada uno de los pilares en base a la rigidez de la zapata com ú n o losa .

Para suponer que la distribución de tensiones bajo la zapata es plana, hay que
admitir que ésta es suficientemente r ígida. (Ver capítulo siguiente).
El procedimiento de cálculo consiste , en esquema , en determinar el punto de
aplicación de la resultante de las solicitaciones de los dos o más pilares. Cono-
cido el punto de aplicación de la resultante , el problema se reduce a proyectar ,
seg ú n lo ya visto, una zapata cuyas dimensiones garanticen que las tensiones
transmitidas al terreno son admisibles.
En el caso de la figura 3.23 la resultante N = N 1 + N 2 + N 3 estar á situada en un
punto A. Para determinar el punto A basta con tomar momentos respecto a
dos ejes, por ejemplo, los X e Y.

N 2. d 2 + N 3 (dj + d 2) = N. d
Nt. cx + Nj(c! + c2) = N. c
donde c y d son las coordenadas , respecto a los ejes X Y del punto A.
Conocida la posición de la resultante, se proyecta la zapata necesaria . El caso
más sencillo es disponer una zapata cuadrada, rectangular o de forma cual-
quiera , cuyo centro de. gravedad coincida con el punto de aplicación de la
resultante .

102
/•
'


(

® Ni
{
i
x
(

f d
¿2
( A
i c
'
-
!v
H Hr i
© í]
(

Nz N3 dI
'
/

/
$
i
cl c2
+ 1

Fig . 3.23. Y

i
En el ejemplo de la figura 3.23 para zapata rectangular centrada ser ía (figura
i
3.24):
i

o= Ni + N 2 Hr N 3 + Y* h < <7t . adm.


' 'a b

a/t
!

% 2
t t t

%
A
- -r: b

1
b/2

Fig . 3.24 . i
a

En el caso general , sea cual sea la forma de la zapata y cuyo centro de grave-
dad no coincide con el punto de aplicaci
:.
ón de la carga , se aplicar ía la f órmula

! de la flexión compuesta
My .x ML,. y
o — Az i,
±
h — ( Jt. adm.

Los casos m ás frecuentes de zapatas combinadas para dos pilares son los si-
guientes:

Zapata rectangular ... ' ‘•i \ •

. ..

—N =
•V

Centrada (figura 3.25):


• NVH- N 2 .:..
£

o — a' b —+ 7 *. h < a X . adm.

? :
:
103
N
IML \z J [ N8
h

+ . b'

ay¿ a' 2.
i ' i
a’ Fig . 3.25.

siendo:
yh = peso específico del hormigó n seg ú n la Instrucci ón EH -91 (art ículo 28.2).
Hormig ón en masa = y h = 2, 3 t / m 3.
Hormigón armado = y h = 2,5 t / m 3.
Fijando una de las dimensiones

b' = N j + N2
3.' ( o - yh.h )

— Descentrada (figura 3.26).


Se determina el punto A de aplicació n de la resultante.
Se estima el peso de la zapata W, en un tanto por ciento de N 1 + N 2.

N, IK

PUNTO DE APLICACION
DE LA RESULTANTE

/ +C. de Gr. b‘
B A

i?

^ 4
a Fig . 3.26.

La excentricidad de la carga total N + Wz será:

e' N
= N + Wz • e

para e' < il ^ mor


N + Wz
1+
6e ' < 1 , 25 o / . adnt .
6 a' b' a'
N + Wz 6e ' !
a' b'
1- |.
'O
a'
'
/ •

4( N + W z)
para e' > —6 =

3(a ' 2e ' )b t — 1 25 Of .
j adm .

104 i
í

Con estas expresiones se deducen las dimensiones a ' . b ' , o fijando una de ellas
o una relación entre ellas. Es aconsejable proceder a la comprobación de que la
/ estimación del peso de la zapata ha sido correcta.
i
i
Zapata trapezoidal

Centrada: La distribución de tensiones es uniforme Planteando las condi -


—ciones de equilibrio se obtienen las siguientes relaciones generales .
(
2( Nx + Nz + Wz) 2N
a=
a ' íbS + b ' z)
= a ' fb ' j + b ' a)
\
,
=
a (b /
1 + 2b ' 2)
Ci

a ' (2b / 1 -Fb' 2)



<^ 2 =
i
3(b ' i + b ' 2)
:

b'2 3C2 - 2a '


b'i a ' - 3C2
i •r
iC deGr
. |

b; b’2

Fig . 3.27. I
a I

Para N 2 > N i figura 3.27 .

6N 2a '
b '2 = C2
a '2 n
* 3

2N
b 'i = ~ b '2
a '.d

fijando previamente la dimensió n a ' y la relaci ón —bb-'\i , se obtiene la dimen -


sion c 2. 1

ít, pj-. Nl jC. de Gr N


b'z
i
tA '

ll
< ;: C , C2
I
a'
Fig. 3.28. 1 —i
*

105

E
Para Nj > N 2 (figura 3.28) operando igual , los lados de la zapata son:

6N a'
b 'i ,2 r Co
a * < • 3

2N i
b '2 =
a' a . - b' i

— Descentrada ; no es factible dar unas expresiones sencillas. El procedimiento


de cálculo ser ía:
1. Determinación de los extremos del n ú cleo central de inercia

C .v 1 = In C V2 = In
. Az
.

C2 Cj . Az
Siendo In el momento de inercia de la sección respecto al eje 1-1 que pasa
por el centro de gravedad .

2. Si la excentricidad e < cNi es aplicable la ecuació n de la ñ exi ó n com -


puesta.

a ü M.x
= ±
Az In
se obtienen la omax y omin compar á ndolas con la at ,aAm.
3. Si e cN. es necesario plantar el equilibrio de la cu ñ a de presiones con
^
la resultante de las acciones.

Zapata en T (figura 3.29) i

—Centrada.
La excentricidad e =o
Las dimensiones de la zapata son :

N + W2 2c2 a
b 'i — a aVa'
2

b '2 -
N + Wz a V b'i
a 2•Q a '2
i

A(C de Gr ) , i
I + -+ - $- ba
bi P % CJU_4
|
i

4-s
¡
J
11
n n2 m

c C2 ?
1
a * 2

a
i Fig 3.29.

106
i
siendo
/ j. b V a V h a ' j . b
f

;
' .b
c2 = m + n 2 = a i ^ + 2a 2 AZ ^
,
-
Az = a \ b 1 + a ' 2 b ' 2
* *

— Descentrada.
Es necesario determinar los extremos del n ú cleo central
/
de inercia.
C.
vi — In : c V2 ~ In
i
Ci - Az C2‘ Az
i La excentricidad de la carga total incluyendo el peso de la zapata , ser á:

e' = N e
¡;
N + Wz
Si la carga total está hacia el lado ancho de la zapata ye ' < c V2

1 e ' (nz + m )
= (N + Wz) +
Az In
!
oml „ = (N + Wz)
1
Az
e ' (a ' — n 2 - m)
1MI

Si la carga está hacia el lado estrecho de la zapata ye ' < c Vi

1 e ' (a ' - n 2 - m )
<w = ( N + Wz) +
I
Az

ff* .
, = (N + W ) 2
Az
1 e '(n 2 4- m )
In
Si la carga está fuera del n úcleo central de inercia, es necesario operar plan- ,

teando el equilibrio de la « cu ñ a » de reacciones y las acciones.

4.6.2. Zapatas de medianería

La zapata de medianer ía es un caso muy frecuente en edificaci ón. El cálculo


como zapata aislada se resuelve por el procedimiento ya expuesto para zapatas
con carga excéntrica (ver 4.2), pero normalmente la tensión de pico op supera
con mucho la tensión admisible del terreno , con independencia de¡ los posibles
problemas de asientos y giros a que puede dar lugar , figura 3.30.

Ni
TI Wz
v V

; ••

3c
Fig . 3.30.

107
í .

i
El problema se puede resolver haciendo una zapata com ú n al pilar de
medianer ía y a otro pilar próximo , con cualquiera de las soluciones vistas en el
apartado anterior 4.6. 1.
Para centrar más la carga , se puede aumentar el peso de la zapata, bien aumen-
tando su tamañ o o disponiendo un dado de hormigón en masa bajo la zapata
propiamente dicha con lo cual se aumenta considerablemente el peso ,
figura 3.31.

N
V
(I Ni
Wz
y
7

h
• flW >
c
V
Nz
V

Fig . 3.31 .

La tensió n fc < fci = U


1 , 2 7c
i

La altura del dado debe ser: i

h > 2 N12(a z 3c)


- /

a ' - b V 7* i
i :

a =
,
2 ( N + WD)
< 1 , 25 a f . adm .
-
a ' 2 b '2
Por la frecuencia con la que se presenta el caso de la zapata de medianería, i :

existen soluciones especí ficas al problema. I /

Una de las soluciones posibles pero muy poco utilizada es la que recoge la
fig . 3.32 creando un sistema de palanca. \ 1

108
i
i

Las soluciones más frecuentes son:

—Zapata de medianería con viga centradora.


Zapata de medianería con colaboración del forjado o viga .
í

/
;

¥ I
I

I
\
;
i MATERIAL \ i
I
COMPRESIBLE

I i

w L

PESO MUERTO DE
J

\
\
ZAPATA Y TIERRAS

E3 i
i
i
• i

Fig. 3.32.

4.6.2.1. Zapata de medianería con viga centradora


!

:
La solución de la zapata de medianer ía^ por medio de la viga centradora , con-
:
. siste en recurrir a la colaboraci ón del pilar y zapata pr óxima para , por medio ,

de una viga de uni ón, crear un mecanismo que centre la carga de la zapata de
medianer ía.

Si Nx y N 2 son las cargas verticales que transmiten los pilares 1 y 2 (fig. 3.33)
por medio de la viga centradora se establece un par que centra la carga de la
zapata correspondiente al pilar 1.
{ : •

109
L

Ni Na í

V V
,
h
rz rza hz

%
URa

- t
b , 4
b1 b2

a2 Fig. 3.33.
ai

Seg ú n los esquemas de la figura 3.34 se establece el equilibrio de fuerzas y mo


mentos
-
L
e L- e

Na
Ni
Wz Wz 2
V
Zx zx
A A
URI URa

1 Ni
flNa
V V
zx zx
A A
UR I UR 2 Fig . 3.34.

Llamando:
R ' i = R , - W Z1
R ' 2 = R 2 - WZ2
E F, = o ,
R ' + R ' 2 = NJ + N 2
ÍM = o -
N í L = R ' r (L - e).
R ' t = N1 L
L-e
R¡ = W Z1 + N , L
L-e
O)

e e
R ' 2 = N 2 - N1
L -e
R 2 = W Z2 + N2 —N 1
L-e
(2)

110
í

I.

De las expresiones (1) y (2) se deduce que la reacci ó n correspondiente al pilar 1 ,


ha aumentado respecto a la que tendr ía como zapata aislada, y , por el contra-
rio , la reacción correspondiente al pilar 2 ha disminuido.
Conforme con este planteamiento, el procedimiento de cálculo es el siguiente:
í 1 . Predimensionar las zapatas 1 y 2 como si las cargas Nx y N 2 fuesen centra -
i das, mayor ándolas en un 40 °7o aproximadamente la 1 y en un 10 % la 2,
\
para tener en cuenta el peso de las zapatas y el incremento en la reacció n
Ri .
a V b'2 = U
1,4 Nx N2
a V b'i =
.
@ r adm , Ot . . . adm
!

i 2. Conocida la dimensión a ' u y siendo ax el canto del pilar 1, se calcula la ex -


centricidad e:
i
e = -r- (a ' i - aO
2
3. Los valores de las reacciones serán :
L
Rj = WZ1 + N,
L-e
e
R 2 = WZ2 + N2 - Nx
L-e

4. Las tensiones del terreno bajo cada una de las zapatas será n:
RI R2
- a V b' j
ot .adm .
°2
~

-
a '2 b '2
< at . adm .

En caso de no ser ax y /o a2 menor que la at. adm. se corrigen los cálculos des-
de el punto 2, aumentando las dimensiones necesarias.

5. Los momentos y cortantes en el conjunto siendo:

?' i -
= f f i -.T A h j
yt , h2.
' . . . . ..

se calculan como viga isostá tica.


Para el cálculo de la viga centradora se calculan los cortantes Vx = V2 y los
momentos flectores Mx y M 2 , figura 3.35.
i
: N2
Ni

V V
1

i
i
!

Vi 2

í N2
““
zl
1
Ni

Mi
:
Mz
1 1

\ ..
i

.
Fig 3.35. a11, aI2

\
111

i
Los á bacos de las figuras 3.36 a) y b) dan directamente los valores de servicio
M,
y V l en función de la relació n
5 , para distintos valores de la carga Nu
a 'i a 'i

Si en los pilares, además de la carga vertical Ni y N 2, existiesen momentos, el


planteamiento es similar , sumando algebraicamente los momentos existentes al
establecer el equilibrio de momentos.

L
a',

4,00

3 ,75

3,50

,
3 25

3,00

2.75

,
2 50

,
2 25
i

2 , 00

'1,75

1,50

1,25

.
J 00 V ,
o 5 10 JS 20 25 30 35 40 45 50 55 60 65 70 75 80 Fig. 3.36. ;

b)
112 ;
{
!

i
4.6v2.2. T

Zapata dé medianer ía con colaboración del forjado o viga superior
i•

( Para centrar la carga, se puede también recurrir a la colaboraci ón de la viga o


forjado superior al pilar de medianer ía. . .
(

Si se compone la carga vertical N, con una horizontal T (tracción en la viga) , se


puede hacer que la resultante pase por él centro de la zapata.
Dimensionando la zapata para la carga N m ás su peso propio , se determinan las
i
.-
i ¿

dimensiones a ' , b %

/
i

i T
i

<
o

N
H H- h

* .
í -

h
T y
^

N
i e
*
Fig . 3.37 .
i a1

Para que exista equilibrio debe cumplirse (fig. 3.37):


N e - = T- H
T =N —H
por
:
La componente horizontal X en la base de la zapata tiene que ser absorbida
rozamiento, por lo que deberá cumplirse que :

i ;
T<-
(N + Wz) tg 5 - coef . de seguridad > 1 ,5
7d

113

'
i
La tensión en el terreno será:

o = a 'Nb — + yh ^ h ot . adm.

La viga o el forjado deberá dimensionarse con la combinació n de flexión pro-


pia m ás la tracción T.

El soporte en la sección 11 debe dimensionarse para soportar además de sus


propias acciones un momento adicional de valor

Mn - T(H - h )

Al mismo resultado se llega planteando el problema a partir de las deforma -


ciones del pilar , zapata y terreno , y admitiendo el comportamiento elástico del
terreno segú n el método del «coeficiente de bala **'" -

4.7 . Zapatas continuas o corridas

Bajo una línea de pilares puede proyectarse una zapata continua o corrida co-
m ú n para todos los pilares. Asimismo , cuando el elemento estructural es lineal ,
muro de f á brica de ladrillo o maniposter ía , la zapata bajo el mismo es conti-
nua.
No obstante, el planteamiento del cálculo difiere sustancialmente , debido a que
el comportamiento del terreno frente a cada una de las solicitaciones es total -
mente distinto.
En el caso de zapata continua bajo una línea de pilares , no es v álido admitir
como norma general la reacci ó n uniforme del terreno. Para el cálculo de este
tipo de zapatas es necesario plantear el problema elástico de forma más riguro-
sa, buscá ndose modelos matem áticos del suelo , de los cuales el m ás conocido y
difundido por su sencillez es el modelo d é WINKLER , que conduce al llamado
método del «coeficiente del balasto », qu é parte de la hipótesis básica de supo-
ner que, en cualquier punto , el asiento es proporcional á la presi ón que en él se
desarrolla. Con este planteamiento se estudia la cimentación por zapatas corri-
das en el supuesto de que su forma de trabajo sea la correspondiente a una vi-
ga; es el cálculo como « viga flotante », que se trata en el Capítulo siguiente.
Cuando la zapata corrida recibe un muro , el problema puede abordarse , de
forma más sencilla , estudiándola a flexión en el sentido transversal al muro o
zapata , y con distribución uniforme de tensiones en el sentido longitudinal . En
-
general bajo muros de f á brica se suelen hacer zapatas de hormigón en masa de
gran canto, figura 3.38 a) o bien soluciones del tipo de la figura 3.38 b).

—n
p

a) b)

Fig . 3.38 .

114
i
/ 5, CALCULO ESTRUCTURAL DEL CIMIENTO
( Hasta ahora se han expuesto las posibles soluciones para determinar las dimen -
i siones de la superficie de contacto cimientorterreno, en función de las distintas
solicitaciones que pueden transmitir los soportes, que deben corresponder a la
combinación pésima de solicitaciones. Como se ha visto, para nada ha influido
el material con que fuese a ser construido el cimiento , pues, cualquiera que sea ,
se admite queden todo caso , tiene mayor resistencia que el terreno.
En la actualidad , y salvo casos muy singulares que requerir ían un tratamiento
aparte , las cimentaciones se construyen en hormigón , e ñ masa o armado.
El cimiento como elemento estructural , debe dimensionarse y en su caso armar -
se , considerando los valores ponderados de las solicitaciones debidas a las reac-
ciones del terreno , obtenidas como se ha visto en los apartados anteriores.
La Instrucció n EH-91 (art. 58.2) establece que para el cá lculo de las solicita-
f
ciones que act ú an sobre el elemento^ de cimentació n, se deduzcan los valores
ponderados de las solicitaciones debidas a!peso propio del elemento de cimen-
! tación y al del terreno que descansa sobre él. Esta consideración se basa en admi -
tir que el hormigó n fragua en condiciones hidrostá ticas sin absorber esfuerzos y
que el relleno de tierras es de peso despreciable. Esta hipó tesis en gran parte de
los casos puede ser cierta. No obstante, el deducir el peso propio de la zapata y
de las tierras, complica el cálculo, reduce el coeficiente de seguridad y, en general,
puede decirse que va en contra de seguridad . Por ello, se consideran como solicita-
ciones a efectos del cálculo del elemento de cimentaci ó n las reacciones o tensiones. .
.

en el terreno, obtenidas conforme a lqs apartados anteriores afectados del coefi -


ciente de ponderación de las acciones, j/ Q (art . 31. Instrucci ón EH-91):

Puede admitirse para simplificació n del cálculo que las tensiones en el terreno
son uniformes, con valor at , igual al valor m áximo de las tensiones calculadas
por el coeficiente de ponderación y f\ cometiéndose con ello pequeños errores
pero siempre a favor de seguridad . ..

Sin perjuicio de lo anterior , y cuando se requieren cálculos exactos, se tomarán


como solicitaciones del elemento de Cimentación las tensiones reales obtenidas ,
deduciendo el peso propio del cimiento y de las tierras que descansan sobre él ,
multiplicadas por el coeficiente y f . ,

Las proporciones de las zapatas, y su forma de trabajar como elemento ú nico


*

hacen que su estudio no sea equiparable a los modelos habituales , sin embargo ,
considerando cada secci ón por separado permite calcularlas como mé nsulas so -
licitadas por la reacci ó n del terreno (figura 3.39).

V
*

/
/ \
i
\
/
c

i.• .

Fig. 3.39.
•i ..

. !

En el cálculo de la zapata , admitiendo su comportamiento como ménsula, es


necesario distinguir las de hormigón en masa y las de hormigó n armado , y
dentro de éstas las de mucho o poco canto en relación con el vuelo, pues su
mecanismo resistente o forma de trabajo es distinta.
v. _
( 115
5.1. Zapatas de hormig ón en masa

En general puede admitirse que la utilización de zapatas de hormigó n en masa


ú nicamente está indicadas para edificios de estructuras sencillas , con peque ñ as
cargas, tipo muros de carga, etc.
\

En general para que sea posible construir zapatas de hormigón en masa se re- .
quiere un gran canto. El canto m ínimo estar á condicionado a que las distintas
secciones resistan los momentos y esfuerzos cortantes que producen en ellas las
.
tensiones af Las secciones más desfavorables a efectos de momento flector son
las 1-1 y 2-2 figura 3.40.

Vb
1

a .
Fig 3.40.

Las secciones 1-1 y 2-2, o secciones de referencia Su son planas , perpendicula -


res a la base de la zapata y tienen en cuenta la sección total de la zapata.
Si el soporte o muro es de hormigó n la secci ón de referencia se situar á detr ás
de la cara del soporte o muro a una distancia de 0, 15 a , siendo a la dimensió n
del soporte o muro medido ortogonalmente a la sección que se considera , figu
ra 3.49. a).
-
v = va + 0,15 a = 0, 5 a ' - 0, 35 a
í
116 ¡ ;
¡

Si el soporte o muro es de mamposter ía la distancia se inelementar á a 0, 25 a.


figura 3.49. c) .
(
= va + 0,25 a = 0,5 a ' - 0,25 a
.
v' a '

Si el soporte es met álico sobre placa de apoyo de acero, la sección de referencia


Si, se situará fuera de éste y a la distancia más cercana a él de las dos siguientes ,
figura 3.49 b): ;. .
í —acero
la mitad de la distancia entre la cara del soporte y el borde de la placa de

—el doble del espesor de la placa de apoyo de acero.


El canto total h de esta sección de referencia S! se tomar á igual al canto total
de ia sección paralela a la .Si situada en
; la cara del soporte o muro .
:} ..

f \ •

Como se ha dicho , para el cálculo del momento flector , las secciones m ás des-
favorables son las 1-1 y 2-2, actuando en ellas los momentos que producen las
tensiones a, en las á reas A y B respectivamente de la figura 3.40.

1
MJ1 = -2i_- v.'^ b ' - or. - Y, (1)

M|2
=
1
Á*
Vi'
2
- a ' • a, - y f (2)

La flexión produce unas tensiones de compresión y tracci ón en la sección de


hormigó n . Los valores m á ximos de estas tensiones son :

h
m "2
Umax
I

En la secció n 1 -1.

M) T 6 MJ * ( 3)
Umax
.b ' • h3 b ' h2 -
12

En la sección 2-2.

M T 6 M 22 (4)
Umax.
a ' h3 a ' h2-
12

.
* Estos valores de las tensiones má ximas de compresión y tracción, tienen que
ser resistidos por el hormigón. La resistencia del hormigó n a tracci ó n es menor
que la resistencia a compresión , por ello la limitació n a las tensiones máximas
i

vendr á impuesta porque la tensi ó n de tracci ó n sea menor que la resistencia de


! cálculo del hormigón en masa a tracció n. El art ículo 46.3 de la Instrucción EH -
91, fija la resistencia de cálculo del : hormigó n en masa a tracció n:

f ct.d
fct.k _ ,45 \ f
.0 7J 0,375
J f** (5)
U 2 7c 1.2 yc 7c

relació n en la que fck y f ct, .d est á n expresadas en Kp/cm 2.

117

í
Sustituyendo en las ecuaciones (3) y (4) los valores (1 ) y ( 2), respectivamente , e
igualando a (5) se obtiene: /

.
2
v
h ^ <
0, 325
<V 7 c ' 7/

O) 2 < 0 , 125
h -
o t y c' j f

Si a ' > b se puede admitir que


7
vR > v¿
2
h 8 - <V 7 - 7/
> C

v : \7 v

El á baco de la figura 3.41 permite calcular directamente la relació n


.v
funció n de la tensió n admisible en el terreno y para distintos valores de la
—:en

resistencia caracter ística del hormig ó n . Las curvas de trazo discontinuo se han
obtenido para nivel de control reducido con y c = 1 ,7 y f = 1 ,8 y las de trazo
continuo , para nivel de control nomal con y c = 1, 5 y f = 1, 6.

^,
4 00
Q.dm

/
3 75,

3 ,5 0

,
3 25

3 ,0 0

2 ,75

2,5 0

2 25,

2 , 00

1,75

CONTROL NORMAL
CONTROL REDUCIDO
,50

,
1 25

i.oo L_ . Il
l L .1 . .I
I 1 Lll l
I .1 1.1 J .t. 11 1.1 ..
LI I U .h
o
o

i
Determinado el canto total h , es necesario realizar las comprobaciones a cortan -
te y punzoíiamiento. - i }
{
>
Para el cálculo o comprobación a cortante se tomar á como sección de referencia
la sección S2 situada a una distancia igual al canto total h , medida desde la cara
del soporte o muro, o desde el punto medio entre la cara del soporte y el borde de
la placa de apoyo o reparto , fig. 3.41, bis.
i
118
i

:
I
l

t a í
-
•‘ s

(
S . h h S2

h
i

.ovi.- i - i
r* < • -

b'

v
a !

I a -a*
” .

i
a- a - h
2
i .

J- 2 - L

Fig . 3.41 bis . .

El valor del cortante, será en el caso de soportes o muros no metálicos sobre pla-
ca de reparto:

, _
V2 = o . ( a— a
1
— —h ) b'
2

V 2, = V 2 7/ -
:
La sección resistente es:
A2 = b ' h-
La tensi ón tangencial de cálculo es:

! a' -a
V 2d
C7
2
- h Ib ' 7/ -
= A- 2 b ' • h.

Este valor de la tensión tangencial de cálculo rd , seg ú n el artículo 58.7 de la EH -


91 debe ser menor que la resistencia de cálculo del hormigón en masa a tracción
. v .. (art. 46.3 EH-91).
!

?a f«.d = .0,375
7« ,

119
f •

i .
,
La comprobació n o cálculo a punzonamiento se realizará en una sección peri
metral figura 3.42 situada a una distancia de las caras del soporte no menor que-
la mitad del canto total de la zapata.
El esfuerzo que produce el punzonamiento y el área resistente son:
V —
= <r [a ' b ' (a + h ) ( b + h ) ]
*

Vd = o [a ' • b ' - (a + h ) (b + h ) ] y f
A = 2 [a + b + 2 h ] h
La tensión tangencial será:

Td = V* _ g[ a ' • br —
(a -i- h ) ( b + h ) ] . 7/
A 2 (a + b + 2h) h

h hy.
i
'
2

b*

i a
1 i
1 a'+ h
i
.
Fig 3.42.

Esta tensi ó n tendr á que ser menor o igual a 2f< ¿, seg ú n la EH-91 (art. 58.7).
*

0,75
rd < 2fct d = 7c
En el caso de que no se cumpliese alguna dé las dos condiciones de resistencia a
cortante y a punzonamiento , habr ía que aumentar el canto total h .
Conforme con lo anterior , cuando el vuelo medido en las dos direcciones , sea
igual o menor que la mitad del canto total , no es necesario efectuar ning ú n tipo
de comprobació n ni a cortante ni a punzonamiento.
En las zapatas de hormigón en masa , no es necesaria estructuralmente colocar ar -
maduras ; no obstante, es aconsejable a efectos de atado, arriostramiento , po
sibles movimientos diferenciales , hormigonado defectuoso , o por fases , etc . dis- -
poner una armadura m ínima en las dos direcciones, en la cara inferior , con una
cuantía geom étrica aproximada del 1, 5 %<,.
Aunque actualmente es poco usual , puede ser preciso construir cimientos de
mamposter ía o de hormigó n «ciclópeo ».

120 .
I
\
. \ *; .
%
•• X
:
i

i
Lá base del cimiento debe dimensionarse conforme a las normas dadas en el
apartado 4, procurando no exista excesiva excentricidad de carga . Con las di -
mensiones en planta del cimiento , se debe fijar el canto del mismo, teniendo pre-
sente que por el material con que se ejecuta no tiene sentido hablar , en ning ú n ca-
r so, de trabajo a flexi ón. Por ello la altura debe ser tal , que garantice la transmi-
sión a la base , de forma uniforme, de; las acciones que recibe del soporte o muro.
\
Para f ábricas de manipostería recibidas con mortero de caHigura 3.43 a), puede
formarse:
tg a =
*

v
> 2 h > a' — a

Para f á bricas recibidas con mortero de cemento , puede reducirse algo la altura ,
tomando

tg Oí =—
h, >
1,5 . . . h >; 3 (a i. - a)
V 4
>
:•

Los cimientos construidos con hormigón cicl ó peo, pueden asimilarse a este últi-
mo caso de f á bricas recibidas con mortero de cemento. Si el mortero es de muy
: ( buena calidad , puede reducirse algo la altura , pudiendo llegarse a relaciones
(
1
h > y (a ' - a)
\

: El cimiento puede escalonarse , figura 3.43 b), siempre que el escalonamiento se


mantenga exterior a la l ínea AB.

V a
*

/ \
\
•fi /
\
/
/
\ h
i
\
/
\
oC \

a) ar I
I
v2 a
V,
B
/
h,
i
\ ‘

/
\
/
\

/
C\ h
/
\ h2
A Y
Fig. 3.43.
b > i a’ I
i

5.2. Zapatas de hormigón armado

í En las zapatas de hormigón armado , la forma de trabajo o mecanismo resistente


se puede admitir que es diferente , segú n sea la relación entre el vuelo y el canto.
<
121
!

:

i

Las zapatas Tipo II, es decir, aquellas cuyo canto es mayor que dos veces el vuelo
m áximo, segú n el apartado 58.5 de la Instrucci ó n EH -91 « ...se diseñ ará n de acuer-
do con el art ículo 61».
El art ículo 61 desarrolla el cálculo de las ménsulas cortas. Aplicando los criterios
que en el mismo se exponen , resulta que con vuelos vmax < 0,5 h no son necesarias f
armaduras para las zapatas cuyas reacciones del terreno sean u < 4 Kg /cm 2, dis-
ponié ndose entonces la m ínima que prescribe dicho art ículo: As = 0, 004, b . d en í
que b es el ancho de la mé nsula (aqu í zapata). Es decir , que salvo para casos sin-
gulares, se puede afirmar que las zapatas Tipo II en las que vmn* < 0, 5 h , son za-
patas de hormigón en masa .
Las zapatas Tipo I y III reciben en la Instrucci ó n EH -91 un tratamiento casi id én-
tico, excepto en lo que se refiere ál cálcu ío a cortante y punzonamiento. : '*

5.2.1. Zapatas rígidas de hormig ón armado

Se consideran zapatas r ígidas , como ya se ha dicho , aquellas en que el vuelo es


menor o igual que el canto , en las dos direcciones. En caso de que seg ú n una
dirección fuese el vuelo mayor que el canto habría que calcularla como flexible.
Como se ve en la figura 3.46, las bielas de compresión siguen con bastante exacti-
tud la dirección de las isost á ticas de compresi ón , de ah í que se pueda calcular la
;
tensi ón m áxima de tracción que se produce.

;

El cálculo de la tracción que se produce al nivel de la armadura inferior se estudia


de acuerdo con la teoría de las bielas de M. Lebelle , siendo d , el canto ú til .

Va -

d h
i

I a *
I BIELAS DE COMPRESION ISOSTAT / CAS
I Fig . 3.46 .

Siendo at la reacción del terreno sobre la superficie de apoyo de la zapata , su -


puesta uniforme . La acció n sobre un elemento diferencial de dicha superficie es :
a, dx . dy. , que se descompone en dos: El esfuerzo sobre la biela de compresi ó n
d Nr y un esfuerzo radial d Ns, que se descompone en la dirección de las armadu -
ras d N« y d Nsy .
En la figura 3.47: = J

OB at dx. dy AB
dNs
dNs = at dx. dy
AB OB
proyectando seg ú n las direcciones XY (direcciones de las armaduras) y siendo
x — AB. eos 0, y = AB sen 6
dNsx = • x. dx . dy
OB
'* • f

d Nsy ÍL
= OB
_ •y . dx. dy .i
!.

124
I

• • M
N
71 ; í •'

A
d
Y

X
Q - a

¡
</ / / s
:

i
/7 zz T,
L\7dN
V& x b'
X

Z ZdNsy' dN $
z
(Z (Z (Z
Z
a/ a/
I 2
^ 4 2
i
Fig . 3.47.

El máximo esfuerzo de tracción en una banda de ancho dy paralela al eje X es:

J.
a 72 a 72

OB
• X . dx . dy = — dyJ„
OB
4
8. OB
a 2
x . dx = <rt . '
•«-
* dy

El esfuerzo total segú n el eje X será:

Nsx = °t . a '
8. OB
2

r; 2
2
dy =
a, a ' 2 , b '
8. OB
N. a '
8. OB

a 72 a ' - a /2 a' a' -a


OB d OB d

Nsx = N (a ' a)—


8d

y de la misma forma:

NSy - N (b ' — b)
. 8d
:

llamando: Nd a la carga de cálculo Nd ,.= N y fyd a la resistencia de cá lculo del


i
acero se tiene: • .. . Z

Afl = Nd
. (a ' - a)
8. d. fyd

v. . - At =
N¿. (b ' b)
8. ü. fyd

!

125
;

% . •
Expresiones que nos dan las áreas de acero necesarias a colocar uniformemente
repartidas en los anchos b ' y a ' respectivamente.
Al admitir que la carga del soporte se transmite íntegramente al terreno a través
de las bielas de compresión formadas en el hormigón de la zapata, no tiene senti-
do hablar de flexión , ni en consecuencia de esfuerzo cortante, por lo que en este
tipo de zapatas no es necesaria comprobación alguna a esfuerzo cortante.
A id éntico resultado del obtenido se llega , por el siguiente método aproximado,
estableciendo la semejanza de triá ngulos , figura 3.48 a).

a
4

d h
Q. n
b

- a)
a 1

4
íi di d d a
Q- -O- -Q- -O-
— b)

Fig. 3.48 .

a' - a
Ta 4
N „/ 2 d

(a ' - a)
Ta — Ai fyd — Ni
,

8. d i

análogamente: :

Tb — Ab fyd> — .
N (b ' ~ b)
8. d
:

Hay que tener presente que tanto en estas f órmulas , como en las mismas obteni-
das por el método de M. Lebelle, la distancia d es distinta para la armadura en la
dirección a y la armadura en la dirección b.

126
!

i
i
i No obstante, el error es m ínimo si se toma como ú nica distancia d la correspon -
diente al plano de contacto de las dos armaduras , figura 3.48 b).
Las armaduras deben anclarse en la longitud 1¿, necesaria seg ú n el art ículo 40 de
la Instrucci ó n EH -91, no debiendo eri ning ú n caso cortarse al borde de la zapata.

5.2.2. Zapatas flexibles de hormig ón armado .

i Como ya se ha dicho, se consideran zapatas flexibles aquellas en que el vuelo es


mayor que el canto. Su forma de trabajo es similar al de una m é nsula invertida
< cargada con la reacción del terreno , trabajando a flexió n .
En consecuencia , como cualquier elemento que trabaje a flexión es necesario di-
mensionar y armar la secci ón para que resista los momentos y esfuerzos cortantes
que se producen . Adem ás , es preciso comprobar la adherencia de las armaduras
y la seguridad a punzonamiento del conjunto.
• :-V

5.2 . 2.1. Cálculo a flexión

Para el cálculo a flexi ón se considera como sección más desfavorable , la secció n


de referencia Slf figura 3.49, que es plana , paralela a la cara del soporte y situada

Si a ) Soporte o muro de hormig ó n .


.
o i sa 4

•;

I i
i

i:

í
I

si b) Soporte met á lico .

i
c) Soporte de maniposter ía .
0, 25 a
t

{ • I

.
Fig 3.49. S,

i 127
detrás dé la cara del mismo y a las siguientes distancias seg ú n sea de hormigón o
maniposter í a:

Soporte o muro de hormigó n = 0, 15 a


Soporte o muro de mamposter ía = 0, 25 a
Si el soporte fuese met álico sobre placa de reparto de acero se tomar á como sec-
ción de referencia la más cercana a la cara del soporte de las dos siguientes:

— La sección situada a la mitad de la distancia entre la cara del soporte y el borde


de la placa.

— La sección situada a una distancia 2 e de la cara del soporte siendo e el espesor


de la placa de reparto .

El canto ú til de la secció n de referencia se tomar á igual al canto ú til de la secció n


paralela a la S1 y situada en la cara del soporte o muro.
#

s,
V

d > i,5 V
Q 5
s,

s,
V

d>t,5 V
Q

s,
.
Fig . 3.50

La Instrucción EH-91 (art. 58.4.1.1) impone una limitaci ón al canto ú til a efectos
del cálculo: « el canto ú til no excederá de 1,5 veces el vuelo v de la zapata, medido
perpendicularmente a esta sección; si ocurriese lo contrario, el canto ú til se tomará
igual a 1,5 v», figura 3.50.
Al considerar la secci ón de referencia S * a efectos de cálculo del momento flector
para soportes o muros de hormigón o mamposter ía detrás de la cara del soporte o
muro, se tiene en cuenta que el momento flector puede aumentar considerable-
mente detrás de dicha cara, fundamentalmente en soportes delgados y alargados .
El momento flector m áximo es el que produce la reacción del terreno en la sec-
ción de referencia, segú n se indica en la figura 3.51.
\ )

128
las
El momento as í calculado es el momento de servicio si no se han mayorado
la secci ó n hay que multiplica rlo por el
tensiones del terreno , para el cálculo de
( coeficiente de ponderación {y . i.

Md = M f - yf
:

i
is,
:=
t
t
:

(
V '

í a I

f = —21 ab ' A 2 1 = a ' - a + 0,15 a

i si
i
t

V,
MU

Mf = — b ' . I 2. (3a, + 2<72)


1
6

.
Fig 3.51 *

De igual manera se calcula el momento flector seg ú n la otra direcció n . El mo -


mento flector que debe resistir una secci ó n de referencia no será menor que la
quinta parte del momento que puede resistir la secció n de referencia ortogonal
(art. 58.4.1.1.2. EH -91). •

En los casos de distribució n de tensiones triangular o trapezoidal , puede ocurrir,


que el momento de cálculo debido a dichas tensiones en la sección de referencia
i
sea menor que el valor absoluto del momento mayorado en la sección de referen -
V cia del peso propio dé la zapata y de las tierras que descansan sobre ella .

i :

En este caso , es necesario colocar una armadura superior capaz de soportar la di -


- ferencia de los valores absolutos de los momentos mayorado
í
s debidos a las reac-
ciones del terreno por un lado y ai peso propio de la zapata y de las tierras que es -
'
tá n sobre ella por el otro. . . • V

/ :

129
í
v í

v :: •:

C
t /

Xj = P ESP. TIERRAS
D :
!í h = p ESP. HORMIGON

tt D
'

h
hh
: t Fig . 3.52.

En la figura 3.52:
Mj = momento de las reacciones = — ox.c. . — c = 6
2
b'
3
1
~
a i' b ' C

M2 = momento del p . p. zapata y tierras =


= (7, D + 7* . h ) l . b ' . i-
,
1
(T>. D + 7* . h ) b ' . I 2

Si Mld < M 2d , se colocará armadura en la cara superior para soportar el momen-



to diferencia M 2d Mld.
— Cálculo de la armadura :
El cálculo de la armadura necesaria en cada una de las direcciones debe hacerse
conforme con los principios generales de secciones sometidas a solicitaciones
normales.
En general en zapatas y salvo casos muy singulares no se coloca armadura de
compresión , por lo cual , el canto de la zapata debe ser el necesario para que los
esfuerzos de compresi ón puedan ser absorbidos por el hormigón .
De no disponer de tablas o á bacos de armado, es pr á ctico utilizar las f ó rmulas del
método de cálculo simplificado del momento tope (Anejo 7 de la Instrucción EH-
91), para flexi ó n simple sin armadura de comprensi ó n , que se dan a continuaci ó n . í

= i
Md < 0,35 Uc d . Uc = fcd, b. d
- !

U„ = 0 ,97 M
„ 1+
d Uc d
< 0,04 Uc
;
US1 — As!. fyd
i I

130
i i

i
i
í
(

el canto mínimo seg ú n dicho método es:


( Md
dm í«
0 ,35 Sea b

siendo b el ancho de la secci ón , es decir , a ' o b ' seg ú n la secci ón que se conside-
re.
Si se fija como canto , el canto m ínimo, la armadura necesaria ser á:

U n = 0,45 Uc
Independiente de lo anterior, las á reas de acero deben cumplir las limitaciones de
cuant ías m í nimas que establece la Instrucci ó n EH -91. Si la armadura de tracció n
(

dada por el cá lculo A , nec es

. —fydil_ b. h
..
7'

A 1 fice < 0.04 í

se dispondrá como armadura de tracción la menor de las dos siguientes:

^, =
A,
0, 04 -
^
í yd

. = (1,5 - 12,5
b. h

A,1 nec r
fcd . b . h*-) .
As nec

Asimismo la cuant í a geom étrica m í nima de la armadura longitudinal wg , no ser á


inferior en ning ú n caso al l , 4 %o , debiendo ser adem ás mayor que los siguientes
valores para los distintos tipos de acero:

Aceros tipo AE 215 L wg > 2,0 %o


Aceros tipo AEH 400 N ó AEH 400F wg > 1 , 8 %0
4.100
Aceros con fy > 4.100 Kp /cm 2 Wg > 1 , 8
fy
%o
i
fy se expresará en Kp / cm 2.
La cuant ía geométrica , para el caso de sólo armadura de tracci ó n es:
Asi 1.000
w
b. h

o más general *

= ASJ + As 2 + AS^ 1.000


'
w*
Ac
donde :
A,i = Area de la secció n de la armadura de tracción.
Asl = Area de la secció n de la armadura de compresión . -
A,3 = Area de la secció n de la armadura en caras laterales. ,
Ac = Area de la secci ó n de hormigón ortogonal a las armaduras .
Adem ás de las limitaciones anteriores , las armaduras dispuestas en cualquier ca -
ra no sé separan a más de 30 cm.
: En todas las expresiones anteriores b es el ancho de la sección , es decir a ' o b ' se-
. i
g ú n la secci ón que se est é estudiando.
Las armaduras , al estar generalmente enterrado él cimiento, está n expuestas a la
posible acció n agresiva tanto del terreno como del agua. Independiente de las
precauciones, que para cada caso se tomen (hormigones especiales , etc.) el re-
cubrimiento de las mismas no debe ser inferior a 5 cm.

131
i

— Colocaci ó n de las armaduras:


:
:

Como se ha visto (ap. 5.2) una parte de las compresiones transmitidas por el
pilar o soporte , se distribuyen en el interior de la zapata por medio de un siste -
ma de bielas de compresión en abanico. Por ello, la armadura calculada para ;

la sección de referencia S , no debe escalonarse, extendiéndose sin reducir su :

sección de un extremo a otro * de la zapata. Además , para garantizar


el debido
anclaje, deben doblarse en los extremos en á ngulo recto, o soldar barras trans-
versales (mallas electrosoldadas). No deben dejarse las barras rectas sin doblar
en el borde de la zapata , figura 3.53 a ).

n O Q a Q
, O O n Armadura perimetral
<

Fig . 3.53

—una
!

En zapatas correspondientes a cargas importantes , es recomendable disponer i


armadura perimetral de tracció n que zunche per el í metro de la base del
tronco de cono o de pir á mide de las bielas de compresi ó n , figura 3.53 b).
—En zapatas cuadradas , se debe distribuir uniformemente la armadura necesa -
ria , paralelamente a los lados de la base de la zapata . Si la diferencia de arma-
do seg ú n las dos direcciones no es excesiva , es recomendable colocar igual ar -
madura en las dos direcciones , siendo de gran utilidad las mallas electrosolda -
das.
—distribuida uniformemente enarmadura
En zapatas rectangulares la paralela al lado mayor a ' debe colocarse
todo el ancho b ' de la base de la zapata, figura i

3.54 a ) .
La armadura paralela al lado menor debe colocarse de tal forma que si A, es el ;

área total de acero necesario, en una banda central de ancho c, se disponga la :

2c :
la fracció n As distribuida uniformemente . El resto de la armadura se
:

a +c
'
repartirá en las dos bandas laterales uniformemente , correspondiendo a cada

una la fracción — — \ (fig. 3.54 b).


2(a ' + c)

132
i i
;

í
/

i
i

í
;

b)
i

i
-c
2 2
b'
/

; / a -c (
a -c
2 (a'+ c )
As a' + cA 2( a'+ c )
As
:.
> •

i V 5 -.
i

i i n i!
:
i
:
r

a
* i! II
i
i
i;
! r
a) II !
I
!! V
¡

I
A

c)
a i

1
1 •

. •

2 As * ar
Fig. 3.54. a' + c

El ancho c de la banda central ser á la mayor de las dos siguientes dimensiones:


c=b
c = a .+ 2 h
siendo:
a = lado del soporte paralelo al lado mayor de la zapata
h = canto total de la zapata .

Por razones constructivas y para simplificar la colocaci ó n de las armaduras pa -


ralelas al lado menor b de la zapata , se puede distribuir uniformemente en
7

todo el largo a ' de la zapata un área de acero ficticia , mayor de la necesaria > •

2 A, a ' (figura 3.54 c) en la que : A, es el á rea de acero necesaria seg ú n


,

Asfic
a' + c
cálculo y c la dimensión definida en el párrafo anterior .
:V

5.2.2.2. Comprobaci ó n de la adherencia de las armaduras •

Determinada la armadura de la zapata, es necesario, comprobar que queda ga-


rantizada la adherencia suficiente entre dicha .armadura y el hormigón circundan-
te. Para ello la tensión tangencial de adherencia rb que produce el esfuerzo cor-
tante de cá lculo en cada sección debe ser menor que la resistencia de cálculo para
adherencia rbd.
La sección m ás desfavorable, es aquella, en que .el momento flector es máximo y
i que corresponde a la llamada sección de referencia S 2 para el cálculo a flexi ó n , fi -
guras 3.49 y 3.55.
V. -‘ . .
;
133
IS

d h
D

tr

b'

c
i Fig. 3.55.
a

La tensi ón tangencial de adherencia es:

Tp = Vrfl Thd
0, 9 . d . n . u
expresión en la que:
Vdl = esfuerzo cortante mayorado, en la sección Sj, por unidad de longitud =
a . c. b 7

• 7/ =
b'

á = canto ú til de la sección.


n = n .° de barras , por unidad de longitud.
u = 7r . 0 = per ímetro de cada barra .
rhd = resistencia de cá lculo para la adherencia .
El valor de la resistencia de cálculo para la adherencia es, seg ú n la EH-91:

= 80 rwr
en la que rbd y fcfr est á n expresadas en Kp /cm 2.
i.

En zapatas no deben emplearse barras lisas .

5.2.2.3. Cálculo a cortante y punzonamiento

En general, y salvo casos muy singulares , en zapatas no suele disponerse armadu-


ra para absorber el esfuerzo cortante, por lo cual, la secci ón de la misma, su can -
to, tiene que ser suficiente para que el hormig ón resista el esfuerzo cortante má-
ximo.

134
f
i
(

b' tí
l

: í

a < 2 b‘ I
: a
b)
Fig . 3.56 . a1 a)

Para el cálculo del esfuerzo cortante, se distinguen dos tipos de zapatas seg ú n la
relaeíón entre: susí diiriensiones ^ ^v
i
— Zapatas cortas: son aquellas en que la relación entre sus lados es menor que 2 ,
figura 3.56 a ).

a' < 2 b'

— Zapatas alargadas: son aquellas en que la relació n entre sus lados es igual o
mayor que 2, figura 3.56 b):

a' 2b'

— Zapatas cortas.
Puede asimilarse el cálculo a cortante y punzonamiento .
Se toma como sección de referenciai la S2, figura 3.57, situada a una sistancia
de medio canto útil —2 desde la cara del soporte o muro o desde el punto me-

1
°S2|, d
Vi lz
/

d
d2
i- 0 J -i
A C i
^2
V2 U

V, ,
d

d
72
b'
d/ '

'2

Fig . 3.57 . at
135
dio de la cara del soporte y el borde de la placa de apoyo , en el caso de soportes
met álicos apoyados en placas de reparto de acero .
Se considera como secció n resistente el área de una secció n del plano de referen -
cia de dimensiones b2. d 2.
La dimensió n b 2 = b + d y no mayor que el ancho de la zapata b ' .
b2 = b + d > b '

El canto de la secci ó n d 2 , es el canto ú til de dicha secci ó n , con la limitaci ó n que


no sea mayor que vez y media el vuelo de la zapata medido desde la secci ó n de re-
ferencia S2.
d2 > 1 ,5 vt
El esfuerzo cortante que debe resistir dicha secció n se considera la suma de las
reacciones en el terreno actuantes en el á rea B , rayada en la figura 3.57 .
Seg ú n la Instrucci ón EH-91 la « resistencia del hormigón a punzonamiento » í es
p
doble de la resistencia virtual de cálculo del hormigó n a esfuerzo cortante.
fp = 2 fcv
fe, = 0 , 5 > fc7
/ .
(art. 39.1 3.2.2. EH -91)

En consecuencia deber á cumplirse :


V,2 Vj . b Lio- , 7/
7 =z
A- 2 b2 . d 2
< f, = 2 f „ = sJTZ (l)

Esta comprobaci ó n a esfuerzo cortante-punzonamiento debe hacerse para la


combinación pésima de valores Vrf 2 y A 2.
Cuando no se vaya a disponer caso general , armadura para esfuerzo cortante ,
esta ú ltima condició n ( 1 ) , debe^ servir para el dimensionado del canto de la za -
pata .

d
s2+ d
^ 3[

d h h
5 -4

tr
v2

b‘

-4
U— U
d/2 a d/2
4
ar ..
a
)
Fig . 3.58. Fig. 3.59 .
136
i

— Zapatas alargadas

En este tipo de zapatas en que la relación de lados es a ' > 2 b ' es necesario dife-
renciar el cá lculo a esfuerzo cortante como elemento lineal y a punzonameinto
(
como elementó plano con acción en dos direcciones .
i
Cálculo a cortante: la sección de referencia S 2 a efectos del cálculo a cortante,
se sit ú a a unadistancia igual al canto ú til (d ) medida desde la cara de soporte o
i
muro , o desde el punto medio de la cara del soporte al borde de la placa de
apoyo , en el caso de soportes metálicos apoyados en placas de reparto de ace-
ro.
í La secció n resistente es el á rea total de dicha secci ón de referencia S 2.
El esfuerzo que debe resistir dicha secci ó n V 2, es la suma de las reacciones del
terreno actuantes en el á rea rayada B de la figura 3.58, para tensión uniforme:

_ Vrf 2 V 1‘ b' * <7 * 7/


i
• ••

Cálculo a punzonamiento
7
=
^ 2 b' .d
; fcv = 0, 5
^
Para el cálculo a punzonamiento se considera una sección resistente perimetral
S 3, formada por el conjunto de secciones verticales y concéntricas con el sopor -
te o muro y situada a una distancia del mismo igual a la mitad del canto ú til

—2 (figura 3.59)

El á rea de la sección resistente S 3 es: -


A3 — 2 (a + b + 2 d) d
El esfuerzo Vd 3 que debe resistir dicha sección es para el caso de distribución de
tensiones uniforme
Vd 3 = a [ a ' . b ' - (a + d ) (b + d) ] 7/
En consecuencia la tensi ó n en dicha sección ser á:
- Vd3
= -
<* [ & ' b' - (a
2 (a 4
+ d) (b + d)] 7/ < 2 fcv 4TfI
b + 2d) d
^ 3
*

Al igual que en zapatas cortas , si no interesa disponer armaduras para cortante


o punzonamiento , de las condiciones anteriores , la más restrictiva fijar á el can -
to de la zapata .
Si el canto estuviese prefijado por cualquier razón , constructiva , de diseño , etc.
y no se cumpliese alguna de las condiciones de resistencia del hormigón a cor -
tante y a punzonamiento es necesario disponer armaduras para resistir los es-
fuerzos de cortante. Aunque se disponga armadura la tensión en el hormigón
no debe sobrepasar el valor de 4fcv.
La armadura de punzonamiento puede ser a base de barras dobladas y / o cer -
cos .
i

\
5.3. Zapatas combinadas

El cálculo estructural de las zapatas combinadas, para dos o más pilares , se rea-
liza siguiendo ios mismos criterios expuestos para zapatas aisladas.
A efectos del cálculo a flexión se considera la flexión que produce en las dos
direcciones principales , la reacci ón del terreno afectada del correspondiente
coeficiente de ponderaci ón yf , considerando como reacciones las cargas de los
pilares.
La comprobación a adherencia de las armaduras , debe comprobarse en la sec-
ci ón m ás desfavorable de momento flector . .
El cálculo a esfuerzo cortante se debe realizar como elemento lineal y a punzo-
namiento.

137
i
6. CIMIENTOS SEMIPROFUNDOS

Cuando el terreno apto para cimentar , se encuentra a una profundidad entre


3 m y 6 m, pueden adoptarse varias soluciones para la cimentación

— Cimentación por pozos.

— Cimentaci ón con pedestales intermedios .

6.1. Cimentaci ón por pozos

Si el terreno permite realizar la excavación necesaria sin entibar o bien entibá n -


dolo si fuera preciso , se realiza un pozo de las dimensiones precisas y que ade-
más permitan realizar la excavación .
La solución representada en la figura 3.6Ó es pr ácticamente una zapata de hor -
migón en masa de gran canto. Las dimensiones a ' x b deben obtener para la
7

carga N m ás el peso Wz de la zapata que es importante.


La solución de la figura 3.61 consiste en Construir una zapata de hormigó n ar -
mado de dimensiones a ' 2 x b ' 2 X h 2 sobre un dado de hormigón en masa .

h
H$6 m

V
Wz

a I
Fig. 3.60

. i

h2

a 2 * b2

H 6m
h *

a1,i * b i

Fig . 3.61.

138
i

;
( ;

La zapata de hormigó n armado se dimensiona y arma para que las tensiones


que transmita al dado de hormigón , no superen la resistencia de cálculo a
,

,•••
:
compresi ó n del hormigó n .
Las dimensiones en planta del dado , con independencia de los condicionantes
constructivos , se calculan para que jas tensiones en la base , como resultantes de
la carga N , el peso de la zapata de hormigó n armado, del dado y de las tierras ,
no superen la tensión admisible del terreno.
Cuando la carga no es centrada , el cálculo del cimiento es m ás complejo , pues
i al aparecer momentos, se moviliza o empuje activo o pasivo en el terreno con -
tiguo al cimiento (1) , figura 3.62.
i

=
:

I
z
i

z A
Fig . 3.62.

6.2. Cimentació n con pedestales intermedios

Cuando , como en el caso anterior , el estrato apto para cimentar se encuentra a


una cierta profundidad , puede contruirse la zapata necesaria al nivel del estrato
firme y desde la zapata hasta la superficie del terreno construir un pedestal o
«enano ».
La zapata se proyectar á conforme a lo ya expuesto , teniendo presente que reci-
be la carga N del pilar m á s el peso del pedestal Wp y las tierras WT . figura 3.63.

N
!
i >
i

i H ( •

h, Hí 5 m
.v.; •
V-'
'

"
WJ¡ '
V Wz \
.
W
h

i Fig . 3.63.
i a « b
i
Ver , por ejemplo J. Salas et al . (1981) , « Geotecnia y Cimientos» Vol . 3 , 1. Parte, Ed . Rueda.
{1 )
a

Madrid .

u- 139

i
El pedestal se calcula como un soporte , elemento sometido a compresi ó n
simple o compuesta. Adem ás como consecuencia de la acció n localizada del so
porte sobre el pedestal , en este se producen unas tensiones transversales que
-
responden al esquema de la figura 3.64 a) .
Las dimensiones del pedestal est án limitadas en funci ón de la carga máxima Nu
que puede actuar sobre la superficie del pilar. Siendo Acl = ax X bu Ac = a X b í

y í cd - resistencia de cálculo del hormigó n , se tiene: ;

Nu — Acl fcd > 3, 3 Aci fcd


* *

siempre que la altura del pedestal sea ( figura 3.64 b ):

h > Ac
a+b

Ac ,i Ac

z /

,
^

=
Q
COMPRESION

t
\ i

0, 1 a
X- -

a
TRACCION
h2

a a

a) b) Fig. 3.64.

Seg ú n el esquema de tensiones de la figura 3.64 a) por debajo del nivel superior
del pedestal y a una profundidad aproximadamente igual a 0,1 a , se producen
unas tracciones transversales en las dos disecciones ay b .
Considerando que las áreas del soporte y pedestal son regulares y concé ntricas
de dimensiones
Aci = a j . b j
Ac = a . b i

y si no se realiza un cá lculo exacto de la distribuci ó n de tensiones transversales


de tracción , deben disponerse armaduras con las siguientes capacidades mecá-
nicas

Usa = Ka • fyd = 0,3


a —a ax i i

U*A .
A.sb fyrf — 0,3 Nd b - b!
b
en sentidos paralelos a los lados a y b respectivamente y distribuidas uniforme-
mente entre 0,1 a y a y 0, 1 b y b, figuras 3.65 a ) y b). .

140
i

: í
f
-- i I
0,1 b
: 0,1 a
r 1
í
Asb
i/
»
Asa b 0, 9 b
1
:
f

a
f
0,9 a i <1 1
í

f
f

!
i
r • •

b)

a)
Fig. 3.65.

7. VIGAS RIOSTRAS O DE ATADO

Las vigas riostras, de atado o de arriostramiento , son piezas o elementos estruc-


turales generalmente de hormigó n armado o de cualquier elemento que pueda
. resistir tracciones , que unen dos o m ás cimientos o zapatas , figura 3.66.
La finalidad de las vigas riostras es absorber las posibles acciones horizontales
que pueden recibir los cimientos bien de la estructura bien del propio terreno ,
. evitando de esta forma el desplazamiento horizontal relativo de uno respecto a
otro .
Por su posició n , frecuentemente, se usan también para apoyar sobre ellas mu -
ros o elementos de cerramientos.

/
V
Fig. 3.66.

El cálculo de las vigas riostras se realiza como pieza prismá tica de hormigó n
armado sometida a tracción simple o compuesta. La resistencia de la sección a
i. . •
tracción se conf ía exclusivamente a las fuerzas desarrolladas por sus armadu -
Lv ras. La función del hormigón és hacer trabajar solidariamente las armaduras y
; protegerlas de la corrosió n , figura 3.67.
u 141
r:V
. .

r
d - d2

zid «
i
Asi Fig. 3.67.

Para tracción simple, siendo : Nd el esfuerzo normal de tracción mayorado , y


dj = d 2, las capacidades mecá nicas de las armaduras ser á n:

Usl — Us2 — ASJ fyd — As fyd


2
Nd
2
Para tracción compuesta , es decir , cuando la sección además de soportar un es-
fuerzo normal de tracción , est á sometida a flexi ón , que puede producir la carga
de un cerramiento , las armaduras no son iguales , pues una se encuentra m ás
traccionada que la otra. Si el valor de cálculo del momento flector es Md , las
capacidades mecánicas de las armaduras son:

Us, « Md
d - d2

- Md
Us2 = d - d2

Los recubrimientos de las armaduras, al ser elementos generalmente enterra -


dos , no deben ser menor de 5 cm .
Cuando no se dispongan de datos exactos de cá lculo , podrá tomarse como es-
fuerzo axil de tracci ón del orden del 3 °7o de la suma de la cargas verticales de
los pilares que ata la viga de arriostramiento , asimismo debe tomarse una
sobrecarga vertical de servicio no menor que 1 t / m .
Las dimensiones de la viga riostra deben tener un ancho m ínimo de 30 cm y un
canto del orden de 1 / 12 de la distancia entre zapatas con un m í nimo de 35 cm .

8. ASPECTOS CONSTRUCTIVOS

Las recomendaciones constructivas para zapatas , dado que son , generalmente ,


elementos de hormigón en masa o armado , son las generales de dicho material .
No obstante , por su situaci ón, normalmente enterradas tienen unas
características peculiares , de las cuales se resumen a continuación las m ás im -
portantes

— Piano de apoyo:
El plano de apoyo de las cimentaciones debe fijarse teniendo en cuenta , de
existir , las oscilaciones del nivel freático. Es recomendable que dicho plano
quede siempre por debajo de la cota m ás baja previsible del nivel freá tico , con
el fin de evitar que el terreno por debajo del cimiento se vea afectado por po-
sibles corrientes , lavados , variaciones de pesos específicos, etc.
Asimismo, debe tenerse en cuenta la heladicidad de la zona, con el fin de situar
las zapatas a profundidad suficiente , de tal forma que no puedan sufrir la
acción de las heladas.

142
¡
.I

í
:

(
'
N . P. T.
i
/ y-/
(
SOLERA
( Z
;
D ARQUETA DE
PIE DE PILAR

i
h i . SANEAMIENTO


0 i
:
'
(
.
Fig 3.68.
í
: Es muy importante, tener presente en el proyecto y cálculo de las zapatas y ci - i
1
mentaciones en general , las obras que vayan a realizarse junto a ellas , tales co -
mo soleras , arquetas de pie de pilar ,v saneamiento general , etc . , dado que con
(

ellas pueden alterarse las condiciones de trabajo o bien dar lugar , por posibles !

í fugas , a vias de agua que produzcan lavados del terreno con el posible descalzo
' :
del cimiento:
i
:

—Situación relativa entre zapatas


Cuando sea necesario, bien por razones de proyecto o del terreno , escalonar ,
situando a distinto nivel zapatas pr óximas , deben proyectarse de tal forma que
i la zona de influencia de una no afecte a la otra .
La distancia D entre planos de apoyos, figura 3.69 , debe ser menor que la mi-
tad de la distancia entre los bordes de las zapatas .

D< A2

d
t i y

<y

Fig. 3.69.
*
*

Las zapatas próximas y situadas al mismo nivel, deben proyectarse de forma


que sea posible su construcción, para ello , adem ás de comprobar que no se su-
perponen los efectos de las mismas , ; la separa pn d , figura 3.70, debe ser tal
^
que al realizar la excavación , el terreno entre ambas permanezca estable y no se
derrumbe. En general no será menor de 50 cm . En cualquier caso , es aconse-
jable excavar primero una de ellas , por ejemplo, la zapata 1 , hormigonarla y
/
posteriormente proceder a la excavación y hormigonado de la zapata 2.

i i i

d t
: i J
_.
.

f
: I

l
r -
: I
r
I

Fig. 3.70.
© © - V

:
143
i
I

Acciones agresivas i

f
El estudio, tratamiento y precauciones a tomar en cimentaciones situadas en
terrenos agresivos o con presencia de agua, que a su vez puede contener sustan-
cias potencialmente agresivas en disolución requeriría un capítulo aparte. Las
cimentaciones en medios agresivos est á tratada ampliamente en e! Tema 4 de la
publicación del COAM , Control de Calidad en Cimentaciones.
De forma somera , se resume a continuació n los controles a realizar para cono-
cer la agresividad del medio:
——Determinación del nivel freá tico y movimientos u oscilaciones del mismo.
An á lisis del agua: Debe determinarse eí valor del pH , dureza, contenido de
ácido carbó nico total y combinado con cal , residuos no evaporables y conte- .
nido de iones sulfato (SO;* 2 ), magnesio ( Mg 2 ), cloro (Cf ), amonio ( NH4+ ), sul-
'

os
furó 2 ) y nitrato ( NOj ).
*

-
— An álisis del suelo: Si el nivel superior del acuifero es inferior al del cimiento ,
las sustancias agresivas del suelo no podrá n atacar al hormig ón y armaduras ,
no obstante , si es previsible que por cualquier causa pueda llegar a él el
agua , debe hacerse un análisis del suelo determinando el contenido en mate-
ria orgá nica , el valor del pH y contenido de iones SO¡2 y Mg + 2 solubles en
agua.

En las Tablas 1 y 2 se dan , seg ú n la norma DIN 4030, los límites para calificar
la agresividad de las aguas o de los suelos. Los valores está n expresados en
mg /1 o mg / kg .

TABLA 1
LIMITES PARA CALIFICAR LA AGRESIVIDAD DE LAS
AGUAS NATURALES

Carácter Agresión Agresión Agresión


débil fuerte muy fuerte

1 pH 6,5 a 5,5 5,5 a 4,5 Menor de 4,5


2 C02 agresivo para la cal , en mg C02/ 1
seg ú n Heyer 15 a 30 30 a 60 .Más de 60
3 Amonio mg ( NHJ ) / I 15 a 30 30 a 60 Más de 60
4 Magnesio mg (Mg 2+) / 1 100 a 300 300 a 1.500 Más de 1.500
5 Sulfato mg (SOft / l 200 a 600 600 a 3.000 Más de 3.000

TABLA 2
LIMITES PARA CALIFICAR LA AGRESIVIDAD DE LOS SUELOS

Carácter Agresión débil Agresión fuerte

1 Grado de acidez seg ú n


Baurmann -Gully Mayor de 20
2 Sulfato mgCSOp / kg
suelo seco al aire 2.000 a 5.000 Más de 5.000

—Hormigón de limpieza o solera de asiento :

Sobre la superficie de la excavación debe extenderse una capa de hormigó n de


regularización de baja dosificació n . Esta capa se suele llamar hormigó n de lim -
pieza o solera de asiento . Su espesor debe ser de 5 a 10 cm. El objeto de esta
capa de hormigó n es lograr una superficie lisa y horizontal para la colocaci ó n
de las armaduras y que permita una rá pida limpieza de tierras desprendidas u
otros objetos del fondo de la excavació n .

144

í
El hormig ón de limpieza, en ningú n caso debe servir para rasantear cuando en
el fondo de la excavación haya fuertes irregularidades . :
I
"

—Colocación y sujeción de las armaduras


V i

Los emparillados o armaduras que se coloquen sobre el fondo de la zapata , de-


i ber á n apoyarse sobre tacos de mortero rico que sirven de espaciadores , respec-

to al nivel teórico del fondo de la zapata que es el del hormigón de limpieza . i

l
En ning ú n caso , se deben apoyar las armaduras sobre « pates» o camillas met á-
licas que despu és del hormigonado queden en contacto con las superficies del
terreno , pues constituir ían un punto f ácil de entrada a la oxidaci ó n de las ar -
maduras.
Los espaciadores deben colocarse formando cuadros de lado 15 a 20 veces el
di á metro de la armadura .
Es conveniente colocar también espaciadores en la parte vertical de ganchos o
patillas para evitar el movimiento horizontal de la parrilla de fondo . .

— Hormigonado de zapatas:
.
• í
v.

'
El hormigonado por fases no debe realizarse nunca en zapatas aisladas; para ello
debe organizarse la obra de forma que puedan hormigonarse de una sola vez.
En zapatas corridas pueden realizarse juntas , en general en puntos alejados de
'

r gidas como pilares y muros de esquina , disponiéndolas en puntos si-


zonas í
tuados en los tercios de la distancia entre pilares .

••i

145
i
v _
i
v. . .

f
(

/
i )

! i

I i

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i. )
!
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i :

i
Capítulo 4
r -
( Cimentaciones Superficiales - III i

Zapata corridas y losas de cimentación


^
JOSé M. RODRíGUEZ ORTIZ
a

: ?

. i
1. INTRODUCCION Y TIPOLOGIA

Las zapatas corridas son cimentaciones de gran longitud comparada con su di-
• •« .
i?
mensió n transversal y que se utilizan corno base de muros o alineaciones de pi-
lares (fig. 4.1). En algunos casos se combinan mediante riostras diversas zapa -
:•
tas corridas , constituyendo un emparrillado sobre el que apoya el forjado de la
planta inferior (fig. 4.2).
Las losas o placas (fig. 4.3) son elementos de cimentaci ó n cuyas dimensiones en
planta son muy grandes comparadas con su espesor* y que , en general , definen
un plano sobre el que apoyan los pilafes o muros de un edificio.
• * .•

jm

S7 /Z&

a) Bajo muro
/Z7\
z / ¿9
-
j pf
í

1
z Z
g
b) Bajo pilares
Fig. 4.2.—Combinación de zapatas corridas. '


Fig . 4.1. Zapatas corridas .
i

4&I

^
r i


Fig. 4.3. Losa de cimentación .

i Las losas y las zapatas corridas eran ya utilizadas en las civilizaciones antiguas.
Los caldeos y asirios las constru ían uniendo bloques cerá micos macizos con as-
falto natural. Los griegos , chinos, mayas, etc , colocaban grandes sillares uni-
i.
,

dos cuidadosamente con llaves de plomo o hierro. Por ejemplo , en el Mausoleo


. : de Halicarnaso se emplearon bloques de 0,90 X 0,90 X 0, 30 unidos por grandes
grapas. A partir de los romanos la cohesión de los sillares se conseguí a con di-
versos morteros hidr á ulicos y se conocen grandes plataformas de ladrillo cons -
truidas por los árabes , holandeses , etc. Con el descubrimiento del hormigón en
masa o armado , este material pasó a ser el componente exclusivo de este tipo ,

:
de cimentaciones.

u 147

:
i

Las cimentaciones superficiales por losa o zapata corrida sirven de elemento de i


reparto y colaboraci ón de cargas muy diversas, planteando un complejo proble-
ma de interacción y compatibilidad entre el terreno y la estructura.
Las condiciones de rigidez son m ás dif íciles de establecer que en el caso de las f
zapatas aisladas y el cálculo de esfuerzos y asientos se complica , progresiva-
mente , al pasar de las piezas lineales , tipo zapatas corridas , a las bidimensiona- i

les, tipo losa. Ello obliga a considerables simplificaciones de cálculo y a aproxi- !

maciones semiemp íricas cuyo grado de validez es objeto de continua discusi ón . i

Además de lo expuesto en el Cap ítulo 8, las zapatas corridas est á n indicadas


cuando :

——
Se trata de cimentar un elemento continuo como un muro.
Se quieren homogeneizar los asientos de una alineaci ó n de pilares , sirviendo
de arriostramiento.

— Interesa reducir las presiones de trabajo , combinando una serie de zapatas


alineadas. .



Se quieren puentear eventuales defectos o heterogeneidades del terreno.
Se busca una mayor facilidad constructiva en grupos de zapatas , etc .
La cimentación por losa está especialmente indicada cuando :
— El á rea de zapatas ocupar ía más del 50 % de la planta del edificio , para la
presió n admisible del terreno. Es un cáso frecuente en edificios altos ( > 10
plantas) y / o en terrenos de capacidad portante baja ( < 1 , 5 Kp / cm 2).
— Se requiere un sótano estanco , bajo el nivel freá tico.
—Seinclusiones
desea reducir los asientos diferenciales en terrenos
o defectos err á ticos .
heterogéneos o con

— Interesa conseguir una mayor presión de trabajo aprovechando la descarga


producida por la excavació n de sótanos. Este es el fundamento de las deno-
minadas cimentaciones compensadas.
En la mayor parte de los casos la facilidad constructiva aconseja realizar losas
de canto constante (fig. 4.4 a). A veces se combinan losas de diversos cantos
para cimentar zonas de edificios con cargas muy diferentes (fig . 4.5).

FvV'rrrrfvvV \ \\ fvl
B- B CC D~D
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Fig. 4.4.
— ' Tipolog ía de losas .

i
148
i

('

(
Tambié n se han utilizado en cierta frecuencia losas regruesadas en base de pila-
res (fig. 4.4 b , c, d ) con objeto de mejorar la resistencia al punzonamiento y
ganar espacio paira depósitos subterrá neos, paso de conductos , etc. Un caso
:
particular de esta solución son los llamados emparrillados unidos por placas de
forjado (fig . 4.6). ;
En el caso de grandes esfuerzos de flexión y cuando se quieren reducir cargas
se recurre a losas aligeradas (fig. 4.4. e, f ) creando huecos con, encofrados per -
:
didos ígeneralmente tubos) o recuperables.. ;
!
!

r .

Fig . 4.5 .
— Losa de canto variable bajo un edificio con
Fig. 4.6,
— Emparrillado de zapatas
• • . .
corridas •
-:
cargas muy diversas .

í
i
t- i-
:
:
« ' Pantalla

Losa

/
z :

•i

\ Pilotes flotantes

a) b)

VT
ÑF NF NF7 . ' KF
V - ^ Bombeo
Losa
/
. i
7
*
( •*
i
' • >
J

:
.’ Base drenante
* ! >

-
• .
%
*

/
•SO O '

Anclajes

c) d)
;

Fig. 4.7.—Soluciones de losa bajo el nivel freá tico.

i
v.
149
í

Cuando la losa queda bajo el nivel freático se combina normalmente con muros-
pantalla para crear un recinto estanco (íf g. 4.7 a).
En casos de terreno muy blando de gran espesor, la losa puede combinarse con
pilotes flotantes para reducir los asientos (fig . 4.7 b).
Si las subpresiones de agua son fuertes puede ser necesario anclar la
losa (í
f g, 4.7 c)
o disponer una instalación permanente de drenaje y bombeo ( mala
solución por
la servidumbre que supone) (í f g. 4.7 d).

2. CALCULO DE ZAPATAS CORRIDAS

El an álisis geotécnico es el desarrollado en el Capítulo 2 para cimentaciones


en faja , por lo que aqu í nos limitaremos a su consideraci ón como elemento
estructural cuyos esfuerzos y deformaciones interesa conocer con vistas a su di-
mensionamiento y armado.
Partiendo del caso m á s simple , la zapata r ígida , estudiaremos a continuaci ó n
la solució n general como pieza elástica de longitud infinita para pasar final -
mente a las zapatas reales de longitud finita .

2.1 . Zapatas rígidas

En el Cap ítulo 3 ya se ha comentado el cáso de las zapatas combinadas , el cual


se puede generalizar a un n ú mero cualquiera de cargas o pilares.
Más adelante veremos las condiciones de inercia que debe poseer la zapata para
poderla considerar r ígida , con una distribució n lineal de asientos.
La obtención de las presiones de contacto es inmediata por la f órmula de
compresió n compuesta (fig . 4.8) , deduciéndose luego los cortantes y momentos
por consideraciones est áticas.
En algunos casos se ha propuesto utilizar una distribució n de presiones algo
mayorada en las zonas de actuaci ó n de las cargas (fig . 4.8 b ) cumpliendo la
-
condició n E p b = E Q. Sin embargo, no existe una justificación clara de este
procedimiento salvo en zapatas sobre terrenos muy duros.
La inseguridad de este m étodo tan simplificado suele compensarse colocando la
misma armadura longitudinal en las caras superior e inferior de la zapata corri-
da .

ail °2i ai = zapata


b ancho de la

l •

a) Hs Ib l2b
PS1 Ps. 2
r ’ •

Trapecio de presiones
b)

fW '

Trapecio de presiones
Distribuci ó n de presiones modificada.
í
Fig . 4.8. ’
— Zapata corrida r ígida .
!

2.2. Solución general de la zapata flexible infinita sobre apoyo el ástico I

Considerando el elemento de la fig . 4.9 , el equilibrio de fuerzas verticales por


unidad de ancho , resulta:
dQ(x)
dx
= q(x ) - p(x) ( 1)
i

150
i

Por otra parte , sabemos que la ecuación de Bernouilli-Euler de la pieza elásti-


ca se expresa:
d 2w(x )
M (x ) = El — dx 2
(2)

y
Derivando dos veces la ec. (2) y substituyendo en (1) queda:

(
d 2M (x ) _ dQ(x ) El
d 4 w(x )
= q (x) - p(x) (3 )
dx2 dx dx4

í La integració n de esta ecuació n só lo es posible si se encuentra la forma de eli -


minar una de las dos funciones incógnita w(x ) o q(x) y para ello se han pro -
,

puesto m é todos muy diversos. ;


i

i. >

U) dM X

"(
M+
dx

o nnQ * : dx
«
< x)

dx

Fig. 4.9. Viga flexible sobre apoyo elástico .

La soluci ó n m ás antigua y más sencilla corresponde al modelo de Winkler


(1.867) que supone que el asiento o deflexi ó n del terreno w en un punto cual-
^
quiera de la superficie cargada es proporcional a la presión q aplicada en ese
punto , e independiente de las presiones aplicadas en los dem ás puntos, es decir :
q (x) = K w(x) -
El factor de proporcionalidad K se denomina coeficiente de balasto y tiene di-
mensiones de t /m 3.¡En el apartado 3 se explica la forma de determinarlo.
Este modelo se puede visualizar como un conjunto de muelles independientes
de constante K que sólo se comprimen cuando están cargados directamente
(fig . 4.9 a ) , lo cual es una deficiente aproximación a la realidad ya que sabe-
mos que los puntos no cargados tarnbién asientan por la influencia de los car-
gados, como justifican otras soluciones elásticas (fig. 4.1Q b) . Sin embargo, las
soluciones obtenidas pueden resultar Suficientes en muchos casos. . .
Se ha intentado mejorar el modelo de Winkler para obtener los asientos de las
zonas no cargadas. Filonenko-Borodich introducererL superficie una membrana
i elástica a tensión constante que da continuidad a los; muelles de Winkler . Pas^
ternak coloca sobre los muelles una capa de elementos incompresibles que sólo
se deforman por esfuerzos cortantes. Otros modelos .son debidos a Vlasov ,
:

i '
!
Reissner , etc. Su mejora respecto al espacio de Winkler queda muy contrarres-
tada por su mayor complejidad .
Otra línea de aproximación al problema ha sido a través de ios medios elásticos
continuos (fig. 4.10b) de tipo isótropo , anisótropo , no lineal , etc.

151
i

Considerando , por ejemplo , el semiespacio elástico e isótropo de par á metros !


E, ^ , la relaci ón entre w(x ) y q (x ) viene dada por la expresi ó n

(1 - V*) r + i/ 2 r + b / 2 q ( É) dyd £
w(x ) = (4) i
2 TT 2 E [ b / 2 2 — y 2 ¡ (x - )2 -
- 1/ 2 J - b /2 f ( ) f í


siendo / la longitud de ia zapata , b su ancho y £ una abscisa unitaria £ = —/
X
.

Como puede verse la complejidad de la relación (4) hace casi imposible la in -


tegració n directa de la ecuaci ón ( i ) para un caso concreto y ello ha llevado a
introducir diversas simplificaciones.
Así , por ejemplo , Borowicka desarrolla en series potenciales de x las expre-
siones de w(x ) , q (x ) y p (x) estableciendo la necesaria compatibilidad ; Sinitsyn
supone que el contacto de la zapata con el terreno es de tipo discontinuo efe-
tuá ndose a trav és de bielas Particuladas; Ohde expresa la identidad de la pen-
diente de la deformada de la zapata y del semiespacio elástico en una serie de
puntos discretos , etc .
*1
I 7777777777
T
aA 777777
° 31
r &*Ptt87.
Q Q
Semiespacio el ástico e isotropo X
Q
1Í 2Í 3l /*

Distribuci ó n de
sobre muelles presiones en la
solera

Pst
Ps
Distribuci ó n de presiones
MnMESjr,::
-
en a solera

*
VJ S
Ps = Ks - S PUL
Asientos
{ nulos fuera de la sup . cargada ) cubeta de asientos i
's
( se extiende fuera de la
a) Método del coeficiente de balasto
K (hip. de Winkler). ' superficie cargada )

b ) M étodo el ástico (E) .

• Fig. —
4.10. Modelos para el cálculo de cimentaciones sobre apoyo el ástico.

Señalemos por último los métodos que consideran una variación lineal o para-
bólica de E o K con la profundidad . Entre ellos resulta interesante el modelo
de Repnikov que consigue una variación lineal combinando el modelo elástico
y el de Winkler (fig . 4.11).
Volviendo pues al modelo de Winkler , la ecuación (1) queda:
d %(x )
p (x) — K - w (x) — El
dx4
(5 )

La integració n de esta ecuació n permite hallar ía deformada


w (x) = f [p(x)]

*, -
* aVjtan
5
í)
1
S*m í«ipac¡o
reforzado
con
/ mu* ll*i
-
A ** cortsl 0
« i ;

Z Z


Fig. 4.11. Modelo que combina el coeficiente de balasto y el
m ódulo de elasticidad .

!• !
152
i j

i
í

y una vez conocidos los asientos de la zapata , el resto de los valores buscados
se obtienen f á cilmente:
Presiones . q (x) = K - w(x )
(
dw (x ) .
Giros V> (x) =
dx

M(x ) = d 2x El
2 w( )
Momentos flectores
dx
d 3 w (x )
Esfuerzos cortantes El Q(x) =
dx 3
La ecuaci ón (5 ) se ha integrado para condiciones de carga muy diversa , exis-
tiendo publicadas numerosas soluciones . De ellas recogeremos el caso de la car-
ga puntual P:

w = PL3
8 El
e Hcos - £ + sen £) =

P L3
8 El
- y*
i PL 2 e PL 2
<P = 4 El
£ * sen £ = 4 EI
" y2

M = PL e f (eos £ - sen £ ) =

4
"
PL
4 — *
VA
• .
*

Q = '
P
—2 e ~f • eos
2
£= —P
• vi

siendo £= x/ L , la abscisa relativa o unitaria y L la denominada longitud elásti-


ca
4
'
!
L=

74 EI (6)
BK
que engloba la rigidez de la zapata , su ancho B y el cóeficiente de balasto del
terreno , con dimensiones de metros. ,
- .' . .. • : ' •: • • „ • r

Los coeficientes r/ j a se dan en la fig . 4.12 y en el Cuadro 4.1, indicá ndose los '
s

valores de las correspondientes líneas de influencia para £ positivas , con la car -


ga P en el origen . . : ,•
*

Como puede observarse las funciones w y M son simé tricas respecto al origen ,
mientras que las <p y Q son antimétricas , por lo que cambian de signo para
£ < 0.
Para el caso de un momento exterior Jim el origen la soluci ón es:

' Vi M = J2í • Vi
4 EI


<P = J4íEIL
• *
VA Q=
2L
,7
? 3,

siendo ahora antim étricas las funciones w y M .


v
\o

as
&
%
n, -
a* n, - *

3n/4 7T
o f
-
i
" 7T/4 77/2
4
r
W 50 40

Fig. 4.12. — Valores de los coeficientes


V...
a
^.
4

153
CUADRO 4.1.
VALORES DE
^ r¡ , 2 rj 3 y r¡4 EN FUNCION DE LA ABSCISA UNITARIA

L *73 m 14

0 1.00000 0.0 1.00000 1.00000 :

0.05 0.99758 0.04754 0.90250 0.95004


0.1 0.99064 0.09033 0.80998 0.90031
0.2 0.96507 0.16266 0.63976 0.80241
0.3 0.92666 0.21893 0.48881 0.70773 :•
0.4 0.87844 0.26104 0.35637 0.61740
0.5 0.82307 Ó.29079 0.24149 0.53228 ¡

0.6 0.76284 0.30988 0.14307 0.45296


0.7 0.69972 0.31991 0.05990 0.37981
7r / 4 0.64480 0.32240 0 0.32240

——0.11079
0.8 0.63538 0.32233 0.00928 0.31305
0.9 0.57121 0.31848 0.06575 0.25273

———
1.0 0.50832 0.30956 0.19876
1.1 0.44765 0.29666 0.14567 0.15099
1.2 0.38987 0.28072
1.3
1.4
0.33550
0.28492
0.26260
0.24301 —— 0.17158
0.18970
0.20109
0.10914
0.07290
0.04191
1.5 0.23835 0.22257 — 0.20679 0.01578
TT/ 2 0.20788 0.20788 —0.20788 0
1.6
1.7
0.19592
0.15762
0.20181
0.18166
—0.20771
-0.20470
—— 0.00589
0.02354
!

1.8 0.12342 0.16098 —0.18898


0.19853 — 0.03756
1.9
2.0
0.09318
0.06675
0.14154
0.12306
——0.17938 ——
0.04835
0.05632
2.1 0.04388 0.10571 —0.15479
0.16753 — 0.06182
2.2 0.02438 0.08958 ——0.14156 — 0.06521
2.3 0.00796 0.07476 — 0.06680
3TT / 4 0 0.06702 —0.13404 — 0.06702

——0.03692 —0.12817 —
2.4 0.00562 0.06128 0.06689
2.6
2.8
0.02536
——0.04226
0.03829
0.02037
——0.07767
0 10193
,
—— 0.06364
3.0 0.00703 —0.05631 — 0.05730
0.04929
7r —0.04321 0 —0.04321 — 0.04321
3.2 —0.04307 —0.00853
0.00238 —0.03831 —0.04069
3.4 —0.04079 ——0.01209 ——0.01241
0.02374 —0.02450
0.03226

——0.03138 ——0.01769
3.6 0.03659
3.8 —0.01369 —0.00401
57r /4 —0.02786 — 0.01393 0 —0.01393
——0.01546 ——0.01307 —0.01197
4.0 0.02583 0.01386 0.00189
4.2 0.02042 0.00572 —0.00377
0.00735
4.4
4.6
—0.01111
— —00.01168
— 00999
,
0.00791
0.00886
——0.00113
3-TT / 2 —0.00898 —0.00898 0.00898 0

——0.00229 ———0.00646
4.8 0.00748 0.00820 0.00892 0.00072
5.0 0.00455 0.00837 0.00191
5.2
5.4
——0.00062 — 0.00487
0.00349 .
0.00746
0.00636
0.00258
0.00287 .
7TT / 4 0 — 0.00290 0.00579 0.00290

——
5.6 0.00053 0.00233 0.00520 0.00287
5.8 0.00127 0.00141 0.00409 0.00268
6.0 0.00169 — 0.00069 0.00307 0.00238
2x 0.00187 0 0.00187 0.00187
6.5 0.00179 0.00032 0.00114 0.00147

154
i

/
i

[
'
1

Por superposición de cargas puntuales se encuentra la soluci ó n de la fig . 4.13,


ú til como orientación para el caso de largas alineaciones de pilares equidistan -
tes sobre una zapata com ú n , resultando
=r
•*

?- fPA (Q
PA = BL M
^P L U©
i ,

Po = BL
~ U (£) l\l „ = FL u|
( )

Es interesante observar que para o < £ <


\ >
, íP A
. ' —2 = 1,57
7T
— f P o , por lo cual la

presi ón es uniforme y , por tanto, la zapata resulta r ígida .

ip ip tp ip
ir H 1~H,
/ •

1
~
A :0

0, 25 2,5

0 0 2, 0
^
V5 1,5

0,10 1, 0


0, 05 0, 5
&
0 o

-0, 05- 0, 5
U:
- -
0,10 1,0

- 0,15-1,5 O 1 2 * 5 6 7 8 '-i
Fig. 4.13. —distantes
Coeficientes de influencia para zapata corrida bajo infinitos pilares equi-
(seg ú n Verdeyen).

2.3. Zapatas corridas de longitud finita

Las zapatas que se construyen en la pr áctica no son de lontitud infinita , por lo


que , para su cá lculo , no son directamente aplicables las soluciones del apartado
anterior . Habr ía que integrar la ecuación ( 5) , imponiendo las oportunas condi -
ciones de borde (fig . 4.14 ), lo cual reviste una cierta dificultad por lo que se
prefiere aplicar el método de Timoshenko-Hetenyi consistente en considerar la
zapata como infinita, con las cargas reales , determinando unas acciones
ficticias M , Q, que aplicadas en los puntos correspondientes a los bordes de la
zapata finita den lugar a que en éstos se produzcan las condiciones reales (fig .
4.15) .
Este m étodo puede resultar muy laborioso cuando las cargas no son simétricas ,
por lo que , en muchos casos se suele recurrir al m étodo de Bleich . En él las
condiciones de borde se consiguen mediante 4 fuerzas exteriores ficticias co-
, coinci- rL
7
locadas precisamente en las abscisas unitarias ± y ±
4
dentes con algunos ceros de las líneas de influencia (fig . 4.16 ). Así, por ejemplo
una condici ó n de borde libre se plantear ía:
. =•
.
! QA = O =

-y
§ ( % ) + y ' ( -f » -
".
^ ^
"» «,)-

.
1
y ~

^ Vi 0+ - f )

155
vh T/Y rh

A B
„=
Q ÓC 0B= 0
Ma= 0 MB 0 - p2 p
\ s

N; A B
A
f
£ i
3

4
B

^i i^w= °
,
\
=
%=0
v\\\- X\\\\\V\\\\XÍ Q
=0
M =0
B

B

l
1. Zapata real.

V - ,Q» QB
rVr
\ A
TVT PANTALLA
B \
\
% \
00 VI I Ma oo

:z> \ \
\ wA = o w„ =
B —
2. Zapata ficticia con acciones ficticias que pro-
J\1Ma= 0 duzcan las condiciones de borde en Ay B.
M =
B


Fig. 4.14. Ejemplos de distintas condiciones de borde. Fig. 4.15. — M étodo de Timoshenko.

y aná logamente para Qfl , MA y obtenié ndose 4 ecuaciones de donde se de-



ducen F F2 > F3 yF4.
El cálculo se simplifica bastante en casos de simetría (Fj = F4 y F2 = F3) y al
despreciar la influencia de las fuerzas situadas a ? > 3 L del punto considerado.

F , Fg
P ,
P2
P3 F3 F4

oo +- LL Tt L
i
t
i B
rtL
LL-
nl
f Z 4 f
* 4
t ^ 2
4
f ^ 3
4
Fig. 4.16. — Método de Bleich .
Algunas soluciones particulares:

a) Zapata de longitud finita con un pilar central


En la fig . 4.17 se indican los coeficientes de influencia a utilizar en las expre-
siones:

Po = -Z
BL
- fP (?)
Punto de aplicaci ó n de la carga.
U 0 = PL fM. (£) 0

M* = PLfM. A (?)
A la mitad del vuelo
PA = -Zr -
BL fP
(?)
A

P En el borde
P*
BL * (0B
i

156
{

i
i
i
Se observa qiie las presiones son uniformes para £ < — = 1 ,57. A partir de

•i
ese valor la presión de bordé va disminuyendo hasta anillarse para £ = 7r (no
tiene sentido aumentar el vuelo por encima de este valor ).

r* fP
0,30 3,0 T
I

0, 25 2 S .
1
i
%
l
l
7
i
0, 20 2, 0 T
» P

0,15 1, 5
\
v
\
1
v
A 1
B
\ a


t
\
0,10 1, 0
;

0, 05 0, 5
V

Si U . ‘/4
i
(
0 o
X.

VN -
i
í
0, 05 0,S L
1 2 3
Cl
6 a
í --
4L
f

Fig. 4.17. —tual


Coeficientes de influencia para zapata finita bajo carga pun -
(seg ú n Verdeyen ).

- b) Zapata de longitud finita con dos pilares de borde

Con los coeficientes de la fig . 4.18 se tiene:

Po
P
BL o
fP (?) PA =
BL A
fp (O

P
Mfl = P L fMo(£) MA — PLfM A
(£) Ps = BL fPB
(£ )

La zapata resulta r ígida hasta £ < —4 = 0,78 . Hasta £ 2


= 1 , 57 , los mo-

mentos ñectores pueden calcularse como si la zapata fuera r ígida resultando:

P1 3 P!
M„ = 4 16

4 í S Flexible
- 0,6 3, 0

' 0, 5 2,5
i

\
vS \
- 0> 2, 0
\ í
f
i
H .

- 0,3 1, 5
«'A
V /
/
t*1 i \
<
1

- 0, 2 1, 0 %£ \
\
\
\
O A B

;
- 0,1 0, 5
\
X
^ x
1

\
\
X
0 o
e
;

:
-
t 0,1 0, 5
r
0 2 3 S 6 7 8
Fig. 4.18. —Coeficientes de influencia para una zapata con
dos cargas en sus extremos (seg ú n Verdeyen).

i
157

i
En el Apartado 4.1 se comentan con más amplitud los resultados de este tipo
de zapata .

2.4, Otras soluciones prácticas


:

En las figs. 4.19 a 4.25 se reproducen diversos casos de carga tomados de


Grasshoff (1973) que proporcionan las leyes de presiones y momentos flectores
para distintas condiciones de rigidez expresadas en longitudes elásticas.
En las mismas figuras se dan los resultados correspondientes al cálculo por el
m é todo elástico, en funció n del par á metro de rigidez

N= 1 ESUELO BP ESUELO / V
12
— EZAPATA I ZAPATA h
!

siendo h el canto de la zapata corrida . En el Apartado 4 se comenta el signifi -


cado y la relaci ón entre los í ndices de rigidez .
Como puede verse las diferencias son notables, tanto en las leyes de presiones
como en los valores de los momentos. Más adelante comentaremos los casos en
que puede estar indicado aplicar uno u otro m é todo.
Es importante señ alar que todas las cargas se suponen libres o articuladas sobre
la zapata . En los casos reales los pilares de borde , solidarios de una estructura
relativamente r ígida , pueden proporcionar un cierto empotramiento que modi -
fique apreciablemente los momentos flectores de la cimentació n (fig. 4.26 ).

f YiiiiiiitiiKimiiiiiiiifiiiiuiiiiiii tr*
miiiiiiiiiiiiiiiiiti
////////////S//////////M

a)
" '
rrrrH i r 1
2 ja
i
i

.00 ? En todas las figuras 4.19 a 4.25


P 11
* «i *
y•
/
taoo L a) Presiones (M é todo del coef . de balasto ).
b)
\ b) Momentos flectores (Mét . del coef . de balasto ) .
-eot c) Presiones (Método de módulo de elasticidad).
d ) Momentos flectores (M ét. del mod . de elasticidad ).
P». N*

10
5
50
Hm
50
Ancho de la zapata b =

10
1

c) Sobrecargas q = + q2
= q .
Qi 0, 8'

q 2 = 0, 2 q
•2 o \ Sp = Distribución de presiones uniforme . ¡

~ tjo
PJ /100
sao
-
d) TÍ
•iJO

* 2 fl
iV » 5

Nml
t
<
Fig . 4.19.

158
í
i
"
f
/

i
(

( 5L
Pm

* gE3l '
Ü 2S+1
i
i ^ 20 i
i llKllllllIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMIIVIIIIIIIHItlIlllllll L

(M
a) * to

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I
\
^ <2nL .
H í i

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40 i
XOi h

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I

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55,

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-aa? -aof
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-007 / « J,5¿ «000

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¡QJX) 1
+01

*001 T
l

1 > /00
« 00

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Pm
50
5
1
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V
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i

- 20 i 10
í

d)
I i

- 10
¡ 50 \\
í /
*00

* 10
I 1
:V. .
>
159
Fig . 4.20. Fig. 4.21.
:

í
QW cufi* / 0.125 1 0.25 1 0.25 1 025 -/ OW
0.16 1
*
*

* * * *
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J

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5.5/L 5.5¿ ia¿
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Pm 5.5i

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-0.02 -0.02 ;

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* 3.0 L 551 b)
V
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> V zooo 2
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0.01
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0.01
1= 3.

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* 10 * 1.0 \'
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* 2.0 T * 2.0

- 20 V T - 2.0 \

«- wr Pm' * 3
HM
-. - L-
W
-
fO
i"
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d) i 0.0 * 0.0
d)

no /1 í.o : i

* 10 * 2.0 J_
I :

Fig . 4.22. Fig . 4.23.


i ;

160
!

:
;

I
aw , , , , 0.2o I , 0.1q l , ,
O.OSq l 0.1q l 0W 02<y¡ O H I , . . OW 0* ,
1 OXfrl 0.1q l OPSq l ,
OJq l
OJy l

^
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1
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AP
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5.5U
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5.5 L 20 L
1

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Z óL 3.OL Tó L
^
7

55 L
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40 ^ Sp 1.201
1

b)
P
i
\* 2PL
b)
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Í .
3DL .
1.5 5 L
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i
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d)
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5

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W
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* 10 •3,0

Fig . .4.24. Fig . 4.25 .

i
— 3.5m 10 m-
/ HOm

/
35nr-*

5Qt /my MtAn í Xy



50 í /m 50 t/m
WK
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/ V Placa sin
- 20 7 N
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\
\ empotrar
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1

i •

Im / m
40
20 M Kr * 0,0 jA> 0,0079 \j
Placa empotrada
« n io » bordes

i
- t
:

Met . mod . el ástico.
'
¡ Met. coef . balasto .
*

Fig 4.26. . —Influencia del empotramiento del borde en los mo-


.
mentos flectores.

v ;
_ 161
i

i
3. DETERMINACION DEL COEFICIENTE DE BALASTO

El coeficiente de balasto para una pequeña superficie cargada en terreno homo-


g éneo se deduce directamente de la pendiente de la curva presión -asiento en un
ensayo de carga con placa (fig. 4.27).

P B2

B0

/
/
- - Bj
/
/
/
/
/ B2 < B 0 < B 1
/
4
/ I
s
Fig. 4.27.

Sin embargo, al aumentar la superficie cargada los asientos será n mayores para
la misma presión (la carga afecta a un mayor volumen de terreno; ver Capítulo 2)
y , por tanto, K disminuir á.
Esto plantea el problema de que el coeficiente de balasto no es una constante
del terreno , sino que depende del nivel de presiones alcanzado y de las dimen -
siones del á rea cargada . Existe, por tanto, una clara desventaja frente a los
modelos elásticos, ya que los pará metros E y v s í constituyen características del
terreno independientes del á rea cargada (*). A pesar de ello la sencillez de las
formulaciones en el espacio de Winkler ha llevado a análisis detallados del
campo de variación del coeficiente de balasto en terrenos y problemas concre-
tos.

3.1. Coeficiente de balasto para placas de 0,30 X 0 ,30 m 2 (K 30)


Es lo que se puede denominar un valor de referencia , sobre el que existen bas -
tantes datos ya que es el tama ñ o usual de los ensayos de carga con placa.
Los primeros valores estimativos fueron dados por Terzaghi en 1955 y se expo-
nen en el Cuadro 4.2.
En el Cuadro 4.3 se han recogido otros valores citados en la literatura por dive-
ros autores. En el caso de suelos arcillosos tiene gran importancia la consolida-
ción por lo que la relación presión-asiento debe deducirse de ensayos de carga
lenta.
CUADRO 4.2. CUADRO 4.3.
VALORES DE K 30 PROPUESTOS VALORES DE K 30 PROPUESTOS
POR TERZAGHI POR DIVERSOS AUTORES

Suelo K¡0 ( Kp / cm* ) Suelo ,


K Q (Kp / cmV

Arena seca o h ú meda Arena fina de playa 1,0-1 ,5

———Compacta
Suelta 0,64-1,92 ( L 3)* Arena floja, seca o h ú meda 1,0-3,0
Media 1 , 92-9, 60 (4 ,0) Arena media, seca o h ú meda 3,0 -9, 0
9, 60-32 (16 ,0) Arena compacta , seca o h úmeda 9,0-20,0
Gravilla arenosa floja 4,0-8,0
Arena sumergida Gravilla arenosa compacta 9, 0-25 ,0
——Suelta
Media
(0 , 8)
(2,50)
Grava arenosa floja -
7,0 12,0
Grava arenosa compacta 12, 0-30, 0
— Compacta (10, 0) Margas arcillosas 20 ,0-40,0
Arcilla Rocas blandas o algo alteradas 30,0-500
qu - 1-2 Kp /cm 2 1, 6-3,2 (2,5) Rocas sanas 800-30.000
qu = 2-4 Kp/cm 2 -
3,2 6 ,4 (5 , 0)
qu > 4 Kp/ cm 2 > 6, 4 (10)
* Entre paréntesis los valores medios propuestos.

(*) Ai menos en los casos normales ya que el terreno puede presentar un comportamiento no lineal,
fluencias plásticas , etc. no reproducibles con modelos sencillos.
162
3.2. Coeficiente de balasto para cimentaciones reales
Para zapatas cuadradas de ancho b (m ) Terzaghi (1955) sugiri ó extrapolar los va-
lores K 30 mediante las expresiones siguientes:
. r

i
K = K 30

i
b
(suelos cohesivos) (7 )

b + 0, 30 | 2 (suelos granulares)
i K — K 30
2b
(8 )

l
y para zapatas rectangulares b x 1:

K'
-1 A K f l + 421

Sin embargo, como se ha visto en el Capítulo 2, estas relaciones son poco


fiables por lo que conviene hacer una determinaci ón directa de los asientos de
la cimentación real por otros m étodos como el elástico.
En el Apartado 5.3 se verán otros procedimientos de extrapolación para el ca-
so de losas.

3.3. Correlaciones con otros pará metros

Entre las numerosas correlaciones propuestas pueden destacarse las siguientes:


—Con los parámetros elásticos del terreno Es , ps:
K =
0,65 E, ^-
E bu 4_ :
—i
12 (Vesic, Barden, etc.)
b ( l — vi ) Eft I*

0,65 Es para zapatas corridas suficientem:ente


la cüal se reduce a K = b ( l - *? ) . • *
:• • • r

largas (1/ b > 10).

K= 2
, 15 Es4 \ ‘
3
Woinowsky-Krieger proponen
h Eh

Vogt : Carga circular de á rea A K = 1,392 —VA


F

i
Carga rectangular b x 1 K = 1 ,330 = Es 2
<llb
E, para carga de gran extensión sobre un estrato
Kógler y Scheidig: K = H ’ compresible de espesor H .

K = -
2 E,
b log [ l + 2(H / b)]
—Esb — carga en faja de ancho b
K
_ E, ;
1 + 2 H cargas cuadradas de lado 1 o circulares
1 7T
de di ámetro 1

E,
\ ... •
Vlasov y Leontiev: K = H( l + r ) (1. -2 0
V. • 163
: . ‘
4 . CONDICIONES DE RIGIDEZ Y PROBLEMAS DE INTERACCION
TERRENO-ESTRUCTURA

4.1. Criterios de rigidez


En el análisis de las zapatas corridas se definía una longitud elástica
L = 4/ 4Ü7BK que englobaba las caracter ísticas del terreno y de la cimenta-
ció n , observá ndose que seg ú n la longitud real / fuera un m últiplo pequeñ o o
grande de L variaban considerablemente las presiones de contacto y los mo -
mentos flectores .
Para ilustrar esto se muestra en la fig. 4.28 un ejemplo de zapata combinada bajo
dos pilares, donde se ha tomado como pará metro la inversa de la longitud elástica
1
X =1
(seg ú n va disminuyendo el canto de la zapata y por tanto I , menor se hace L y
mayor X ).

10

C/3 8
O
G
so 6
2
4
Rígida <r Intermedia Flexible

2
0.8 íf
0 i \ t i i * i i i il I t i l t i l
0.1 1.0 10.0 30.0 í a )
I
/> , X =
1 F :3

J T T I
i T
— XXí¿ =2.00.2. 1.0
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O
^xeXf= =
«

3.0
5.0
G
QJ
2.5
oo
<
\ I I I I
01 0.1 0.2 . 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0 £ (b)

.
Fig 4.28 .
— Momentos y asientos en una zapata combinada , seg ú n la rigidez de la misma ( Bowles ,
1975)..

En la figura 4.28 puede observarse la drástica reducció n de momentos conse


guida al hacer X m ás grande (menor canto), si bien ello da lugar a un aumento
-
considerable de los asientos (y , por tanto, de las presiones) de borde.
A efectos de proyecto esto tiene las siguientes implicaciones:
—tirUnamenores
cimentació n «flexible » es más delgada y m ás barata por tener que resis -
momentos flectores pero puede tener asientos diferenciales im-
,
portantes..

—fuertes
Una cimentació n « r ígida » asegura asientos casi uniformes pero debe resistir
momentos flectores y , por tanto, es más cara .
Considerando ahora el modelo elástico, puede definirse también como par á-
metro de rigidez:

N= EsuWo ¡ Y (9)

p cimiento
•‘ h
!
índice ya introducido en el Ap. 2.4.
:

164 ;
í

Es importante señalar que en los índices propuestos / es la longitud total de la


/
cimentación y no la luz entre pilares como err ó neamente suponen algunos tex-
tos.
Generalizando los resultados del ejemplo de la fig . 4.28 y recogiendo las pro -
puestas de diversos autores, pueden establecerse el criterio de rigidez siguiente:

/ N

Cimentació n rígida L 1
Cimentación semir ígida -
L 2 ,5 L
2,5 L — 5 ,0 L
3-5
-
5 30
Cimentación semiflexible
Cimentaci ón flexible > 5, 5 L > 30

La correlación teó rica entre el método elástico y el del coeficiente de balasto, se


obtiene comparando los asientos de una misma cimentació n calculados por
ambos m étodos.
Conviene tener en cuenta que , en la rigidez del sistema cimiento-terreno, inter -
viene tanto el canto o inercia de la cimentación como la deformabilidad del
suelo en que apoya y que pueden conseguirse rigideces del mismo orden con
una cimentación de gran canto sobre un terreno duro que con una cimentaci ó n
de peque ñ o canto sobre terreno blando.
i Esto se ilustra en la fig . 4.29. Puede advertirse que la mayor ía de las cimenta-
ciones que se construyen con, relaciones h / í entre 0 , 05 y 0 , 1 y en terrenos no
excesivame nte blandos (ya que en ese . caso har ía falta otro tipo de ,

cimentación), corresponden a sistemas flexibles.

* -
tj
§
w
C vr
o Zona r ígida
'O
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a<u
£ Bf
c \
o 4 Zona flaxibla
ce e
<u
•o
s A
N
(U
T3
;s>
totalmanta flexible

Compresibilidad del terreno Es

Fig . 4.29. —mentaci n K nig 1975 sistema


Rigidez conjunta del
ó -( ü , . )
- -
terreno ci

4.2. Rigidez del sistema cimiento -estructura

Una cimentación relativamente delgada puede comportarse como r ígida si est á


unida a un n úcleo de escalera ,' pantallas de hormigón , vigas-pared de
só tano , etc. .

Una estructura reticulada de gran algura también refuerza la rigidez global de


la cimentació n , aunque localmente , entre pilares , ésta pueda ser relativamente
flexible.
La rigidez de la estructura depende el tipo de muros y se admite que es propor-
cional al cuadrado del n ú mero de vanos y al n ú mero de plantas o forjados, pu -
diendo utilizarse la siguiente f órmula aproximada:

2-£
h„
- EI „ - np - n? •
I I
V. . * +2
*v hp
''s.. •

165

i.
siendo:
Iv, Ip : las inercias de vigas y pilares.
lv, hp : la luz media de las vigas y la altura de pilares.
np : el número de plantas.
nv : el n úmero de vanos en la dirección considerada.
La rigidez real depende mucho de los arriostramientos, rigidez de los tabiques,
huecos de ventanas , etc.
En conjunto se tendrá:
Eltota¡ = EIcifh , + El estr .
Como orientación puede indicarse que una estructura reticuiada de 13 plantas
con luces de 4 m tiene la misma rigidez que una losa de 33 m de longitud y
1 ,20 m de canto.
Puede verse que al duplicar El en la expresió n de la longitud elástica ésta sólo
aumenta en un 18 % por lo cual , salvo en casos de estructuras muy í rgidas,
suele estar justificado prescindir de la cooperaci ón de la estructura del edificio.

4.3. Selección del modelo de cálculo

El modelo de cálculo debe aproximar lo m ás posible la distribuci ó n real de pre-


siones bajo la cimentación , ya que de ella dependen los esfuerzos finales produ-
cidos. Sin embargo, las distribuciones reales no son conocidas con precisi ó n , ya
que son relativamente escasas las medidas realizadas y resulta dudosa la extra-
polaci ó n de unos casos a otros. A pesar de ello se . han podido definir unos
comportamientos generales que pueden servir de orientaci ó n .
Tal como se deduce de la teor ía de la elasticidad y han confirmado las medidas
en casos reales , una cimentación rígida produce elevadas concentraciones de
presiones en los bordes (fig . 4.30 a ), las cuales pueden ser 2 ó 3 veces mayores
que las existentes en la parte central.

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V

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I I '

i
i
i

Fig. 4.30.
— Variación de las presiones de contacto , se-
g ú n el tipo de terreno.

166
í
(

?
Sin embargo, para que puedan mantenerse tales tensiones es necesario que el
f terreno posea una considerable resistencia. Este caso se da , por ejemplo , en ci-
mentaciones superficiales sobre arena floja a media, la cual fluye lateralmente
(fig . 4.30 b), producié ndose una redistribuci ón de presiones hacia un reparto
{
m ás homogéneo. Un fenómeno semejante: se produce en arcillas blandas a cual-
( quier profundidad .
Una situación algo diferente se produce en arcillas Asuradas o de rotura frágil
?
cuya resistencia desciende casi a cero bruscamente, concentrá ndose las ten-
siones en la parte central de la cimentación donde existe una gran resistencia
por efecto del confinamiento (fig . 4.30 c).
Dado que el modelo de Winkler tiende a suavizar las presiones de borde, lle-
;

vando en cimentaciones flexibles a distribuciünes convexas (presiones mayores


"

en el centro), su utilización estar á ¿ indicada en los casos de cimentaciones


r ígidas superficiales sobre arenas flojas a medias o cimentaciones flexibles a
cualquier profundidad en terrenos granulares o cohesivos.
Por el contrario, el modelo elástico $s más apropiado en cimentaciones a pro-
fundidad en suelos granulares o en cimentaciones r ígidas sobre suelos cohesi-
vos. También en aquellos casos en que por la existencia de fuertes cargas de
i borde sea previsible una distribución ¡de presiones có ncava hacia abajo.
i Para apreciar la influencia del método de cálculo se muestra en la fig. 4.31 un
ejemplo de una losa de 18,30 x 45, 73: m con una carga total de 13.1101.
2

Según se considere una distribución convexa o cóncava , con variaciones en los


bordes respecto a la uniforme del orden del 20 % ,- se llega a momentosr 8 veces
mayores en el centro de la losa. El ejemplo puede ser excesivamente desfavo-
rable, pero no por ello merece menos; atención .
Resulta interesante advertir que la práctica usual de adoptar una distribución
(

uniforme o lineal de presiones , proporciona unos esfuerzos intermedios entre


soluciones tan dispares .
6901 12661 4121 15221 4121 15221 Ü 1?t 1321 2092t 132t 19221 . 11961
!

i.
1 2 } 5
f i Ti 7
i* i»
i i
X) 12

’ 3fiÓ 3,60 360 160 r3JSO


~

Q06'
-
4,60
45.73 m ^ 60 3,60 3,60 360 127

a) Cargas
•N i
«V f
I i¡
¡e 8
s?
í£ I3
fe
UT f
* — *
b) Presiones

4$ 73 m
J696 mt
1369 mt
7 N
' XfS

^-
\

90 mt
cí 35e»
5• mt \
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: 7 yo n o
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2<92 mt
12519
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\
464? frt
5453 m '' 5172 mt
/ r
íf

i
\3U
9392 m
//
ti
//
mt
'S f
NN /
í

Yl
//

mt
' 'f c) Momentos
9193 mt flectores

.
Fig 4.31. —distribucionesn
Comparació entre los momentos flectores producidos por distintas
de presiones .
i
167
i

'
( •

t
5. CALCULO DE LOSAS

La losa constituye una extrapolación a tres dimensiones del problema de la za -


pata corrida. Sin embargo, en muchos casos , las losas suelen presentar una di-
rección predominante de flexión , resultando rigidizadas en la otra por muros ,
luces m á s cortas, etc., con lo que es aplicable lo expuesto para las zapatas
corridas. Unicamente en el caso de losas flexibles, de planta cuadrada o de la-
dos comparables y con condiciones no preferenciales de rigidización , es necesa -
rio considerar el comportamiento conjunto en planta.
Examinaremos aqu í aquellos aspectos que dan lugar a un tratamiento
específico en el caso de las losas.

5.1. Losas rígidas

La hipótesis habitual es la de reparto uniforme de presiones o , en el caso de


cargas desiguales o desigualmente dispuestas , una variación lineal de presiones,
considerando la losa como una gran zapata.
La variació n de presiones de un extremo a otro no debe ser muy grande , evi -
tando diseños en los que la resultante de las cargas caiga fuera del n ú cleo
central de la losa , dando lugar a despegues o trabajo en m é nsula de la misma .
En el caso normal las presiones de esquina que definen toda la ley de presiones
son (fig . 4.32):


Fig . 4.32. Esfuerzos
en losas r ígidas .

Una vez conocidas las presiones , los momentos flectores y esfuerzos cortantes
en una secci ó n dada se obtienen por las f ó rmulas habituales de la est á tica :

Q
-T. -f p o dx

M
-i: - rPi x, - -
o xdx

En general , no se considera en estos cálculos el peso propio de la losa , ya que


al verter el hormigó n fresco se establece un equilibrio hidrostático con el terre -
no , quedando la losa sin esfuerzos residuales al fraguar .
Como se ha indicado en el Apartado 4.3 la hipótesis de reparto uniforme o li-
neal deja del lado de la seguridad en la mayor parte de los casos. Sin embargo,
cuando existen cargas de borde importantes , se trata de losas profundas o el

168
c
. (

terreno hace esperar una distribución de presiones del tipo del de la fig . 4.30
i
a) , conviene tantear leyes de presiones con máximos en los bordes (cumpliendo
> el equilibrio est ático). Como orientaci
SN .
ó n puede adoptarse el diagrama de la
fig . 4.33.
• »

P
Ps,mmp*¿* f- j
¡Tiy y
-
x r a f( f ) -
0 í

: r . ? * f (* >
i
#

*w
' = Angulo de rozamiento efectivo en 1,5 B. -W

i
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70 ft / iJ 1.17
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j

12
-—1
1
—. t
-
«
T Í 7? [ 1 ]

Fig. 4.33. — deM épresiones


todo aproximado para definir distribuciones no uniformes
(seg ú rt Seiffert , 1973).

5.2, Losas de rigidez intermedia


Las losas usuales en la práctica no suelen ser totalmente r ígidas, ya que ello
ía a costes prohibitivos, por lo cual se busca un compromiso entre una
llevar
deformabilidad que reduzca a niveles tolerables los asientos diferenciales y un
canto que evite colocar armaduras de cortante. En algunos casos es determi -
nante el conseguir la impermeabilidad , o contrarrestar la subpresión .
Para el cálculo de este tipo de losas existen m étodos muy diversos:

a) rgidas
Cálculo como losas í
Es admisible el empleo del método del Apartado 5.1 cuando:
— Las cargas de los pilares no difieren en más del 20 %.
— Las luces entre pilares son muy semejantes.
— La superestructura es bastante ír gida.
— La resultante de las cargas cae dentro del n úcleo central.

b) Cálculo por vigas independientes


Cuando no se dan las condiciones anteriores puede dividirse la losa en franjas ,
i •
con eje en las alineaciones de pilares , estudiándolas como vigas elásticas inde-
pendientes. La carga de un mismo pilar se repartir á , por tanto , entre las dos vi-
gas que se cruzan bajo el mismo , de forma que exista compatibilidad de defor -
maciones verticales.
Se ha propuesto un m étodo que, aunque no garantiza el equilibrio de fuerzas
:• ni la compatibilidad de deformaciones , puede considerarse suficientemente
f aproximado cuando la malla de pilares no es muy irregular :
1. Se divide cada malla entre cuatro pilares por intersección de las bisectrices
de las alineaciones que coinciden en cada pilar (fig. 4.34). . •
-
2. Se sustituye la losa por un sistema dé vigas AA , BB, etcétera , de ancho

Area sombreada Sa (fig . 4.35)


i b» =
K
169

f
i B
* 4

ba 4 *

L'iQ

V
Fig. 4.34. Fig. 4.35.

En casos de geometr ía muy regular puede tomarse bb = a lb


siendo a el valor dado en la fig. 4.36.

* T

Q8 b =* 4>-
a
\
06 -
0.4

0.2

0
0.5 1 1.5 2 2.5


’ Fig. 4.36. Franja de reparto en función de las luces.

3. Se reparte la carga de cada pilar P, seg ú n las dos direcciones , mediante la


relaci ó n

P,. = It b* • P,
/„ b„ + lb bt
P« = P. ~ P«.

Normalmente se toman anchos ba y b ¿> promedio de los obtenidos para los dos
vanos adyacentes a cada pilar en la operación anterior. A veces , el reparto se
hace respecto a las inercias en cada sentido , con :

ll
fi* =
n + 2 it Pí o = P. .
/3
@ a 4- fib
4
/ (
a
Bh =
n + 2n
4. Se calcula cada una de las vigas con las cargas corres-
pondientes y tomando un ancho promedio (fig. 4.37).
El cálculo suele hacerse generalmente como viga r ígida ,
pero tambié n cabe la consideración de viga flotante,
aunque la precisión de esta hipótesis no está propor -
cionada con todas las simplificaciones ya introducidas.

170

;
I

(
Rka Pia RJa-

í ^7- - -
Fig. 4.37.
i

5. La armadura así calculada se reparte en un ancho


w = aD 4- 3 h > 1/ 2
siendo a el lado del pilar y h el canto de la losa (fig . 4.38).
0

i
"
'

(
r

55
:
U

; m W

+ : I i
0,2 W 0, 2 W
Fig. 4.38.

6. Los paneles centrales se arman con armadura sim étrica y como placas
empotradas a 0,20 w .

c) Cálculo como emparrillados

La losa puede dividirse en vigas , uniendo la base de pilares , por un sistema


análogo al del apartado anterior creando un emparrillado del tipo de la
fig. 4.6. De acuerdo con el modelo de Wiñ kler , el apoyo en el terreno se susti-
tuye por una serie de bielas elásticas biarticuladas verticales colocadas en cada
nudo (o también en puntos intermedios de los vanos si éstos son muy grandes).
Si es A el á rea de influencia de una biela (rayada en la fig. 4.39) el coeficiente
de balasto efectivo K se halla por las f ó rmulas del apartado 3.2, con B = VA .

ZONA DE INFLUENCIA
!
i

Ü t

ü
I ! a
¿
bB =a 0 + h

k
;

/
BIELA

:
í

L.-
.
Fig. 4.39 —
Sustituci ón de la losa
liado . - \ ‘
por un erriparri- •

171

f
í

Para una presión de contacto p, el asiento de las vigas sería:


(

Y = -rr
/

Si la biela tiene una longitud L y una secció n Q , la fuerza axil que producirá el
mismo asiento será:

N =
EQ
-y - PA
Pero N = pA, luego en definitiva las bielas deberán dimensionarse de forma
que:

Ü KA
L E

pudiendo elegirse arbitrariamente íl o L.


La estructura reticulada , así formada , puede calcularse con los programas
usuales de pórticos tridimensionales . El armado se hace para los momentos
flectores resultantes, extendiendo la misma armadura a las zonas entre vigas .
d) Métodos basados en la teoría de losas sobre medios elásticos
Se aprovecha en estos m étodos la aplicabilidad del principio de superposició n ,
utilizando las soluciones existentes para cargas concentradas sobre losas de ex -
tensión infinita. Los efectos de estas cargas se amortiguan muy rá pidamente yj
por ello, los errores introducidos suelen ser peque ños. Cuando las cargas est á n
próximas a los bordes es necesario introducir correcciones respecto a las solu -
ciones generales.
El m étodo m ás conocido es el propuesto en 1955 por el Comité 436 del Ameri-
can Concrete Institute (ACI), basado en las soluciones dadas por Hetenyi , en
1946.
El m étodo supone los pasos siguientes:
1. Se fija el espesor de la losa t por resistencia al punzonamiento en los pun -
tos más cr íticos.
2. Se deduce el coeficiente de balasto efectivo de la losa K (ver Apartado
5.3 a).
3. Se calcula la rigidez a flexi ón de la losa

D E* . t 3
= 12 (1 - vi )
siendo E*, los parámetros elásticos del hormigón de la losa .
vh

4. Se obtiene el radio de rigidez efectiva L por la f órmula :

L -
El radio de influencia de una carga de pilar viene a ser aproximadamente
de 2,5 a 4 L .
5. Los momentos flectores radiales y tangenciales y el asiento se obtienen por :

Mr = ||Z (É) - ( 1 -
- 4 F)
Z ' 3 (É)
É ] \ )

|V - Z «]
^
Z' 3 )
M (
—r - £) + (1 - »0
4(
a
( )

w PL 2 (£ )
4 D Za

172
siendo P = carga del pilar ; £ .= r / L ; Z 3 ( £) , Z ' 3 ( £) , y Z 4(£) son funciones cu -
yos valores se indican en la fig. 4.40.
>- •

6. Los momentos flectores seg ú n los ejes de la losa se obtienen combinando


los anteriores

Mx = Mr cos20 + Mf sen20
* *

í -
M y = M, sen20 4- Mt cos 20 -
siendo 0 el á ngulo polar .
7. El cortante por unidad de ancho de losa se obtiene por:

Q= - ' ($)
*
4L
8. Si en el radio de influencia de una carga queda comprendido un borde , se
: calculan los momentos y cortantes en el borde suponiendo la losa infinita .
Se estudia después la losa real aplicando como exteriores momentos y cor -
tantes iguales y de signo contrario a los antes hallados. Para este cálculo se
sigue el método de la viga elástica finita.
9. Si existe un muro en el borde de la losa; puede sustituirse por una carga li-
neal aplicada en el borde de vigas elásticas transversales al muro. Los mo-
mentos correspondientes se suman en cada punto a los producidos por las
cargas interiores. H

X 0.3
NT

S 0.2


' 7T
0, 577 + iogtf — L.
- 2L

.
Fig 4.40.
—-
Valores de las funciones relativas a cortantes, momentos y
asientos (seg ú n Hetenyi , 1946). . .

10. Por ú ltimo , se obtienen los momentos y cortantes en cada punto sumando
los producidos en dicho punt ó por todas las cargas que lo incluyen en su
radio de influencia .
Como puede observarse el diseño se complica extraordinariamente cuando se
llega a los bordes de la losa , lo cual le resta bastante utilidad al m étodo.

173
La superposición de soluciones elásticas es el método desarrollado por Gorbu-
nov-Posadov (1959) , recogido, por ejemplo, en el libro de Selvadurai. En este
método el radio de influencia se define por:

a =t V /MZS
V 6 ES (1 - v¡)
siendo Es, vs los par á metros elásticos del suelo.
Los asientos , presiones , momentos flectores y cortantes en cada punto se ob-
tienen por superposici ón de los valores de influencia de los pilares que le ro-
dean . Estos valores , tabulados en forma adimensional se han obtenido por la
teor ía de losas infinitas sobre apoyo el ástico.
En la base de pilares cuadrados de lado s, con carga P se llega a los valores si- 0

guientes:
f

Mx = My = [0,1123 - 0,0928 Ioge (s/a)] P 0

Mx, = Myx = 0,0332 P 0

Qx = Qy ~ P*
4s^
Para los pilares próximos a los bordes se Utilizan soluciones de la losa semiinfi -
nita con diversos factores de correcci ón .

5.3. Losas flexibles


Las losas perfectamente flexibles suelen utilizarse muy poco, ya que dan lugar
a asientos diferenciales considerables en cuanto el terreno es blando.
Para el cálculo puede hacerse un reparto a 45° de las cargas hasta la base de la
losa, calculando los asientos de estas cargas repartidas por métodos elásticos
(fig . 4.41). El dise ño será aceptable si la estructura es capaz de resistir los
asientos diferenciales resultantes.

f *s
»

P* P/2d
1
x I
I
I
i
l
Peso propio i
i I
i ni lillLÍ HU.
f i
i
i
t

Cubeta de
asientos

.
Fig 4.41. —Asientos bajo una losa flexible .

Los momentos flectores pueden calcularse a partir del radio de curvatura del
perfil de asientos.
:
i

Un caso m ás frecuente es el de las losas semiflexibles en las que se consigue un


mayor reparto de presiones en el entorno de cada muro o pilar , pero sin llegar
a la interacción éntrelas presiones de distintos pilares. Pueden considerarse dos
casos:

a) Losas semiflexibles con grandes luces entre pilares

La losa asienta en la zona de influencia de cada pilar , sin que haya superposi-
ci ón de cargas (fig . 4.42 a). En este caso se adopta el procedimiento siguiente: /

174 i
í
(

I. Se halla un valor inicial K a partir de las f ó rmulas (7) u (8) para zapatas
0

cuadradas , tomando un lado B igual a la luz media entre pilares.


II. Se determinan el radio de rigidez de la losa por la teor ía de Westergaard
t
4
¡ Eft 'h 3
T0 =
! -
12 (1 ^ 2) KO

las constantes el ásticas del hormigón y h el canto de la losa .


siendo E* y vh
III. Se toma como radio de influencia de cada pilar R = 2, 5 TQ con lo que re-
sulta un cuadrado equivalente de lado
Bj = R Ví
IV. Si -
B ± 0,1 B la aproximación es suficiente. Sino , se repite el proceso
con Bx y así sucesivamente hasta la precisión requerida.

b) Losas semiflexibles con pequeñas luces entre pilares

En ellas se solapan las zonas de influencia de los pilares (fig. 4.42 b) consi -
guiéndose a una cierta profundidad unas presiones verticales casi uniformes. A
partir de esa profundidad los asientos también serían uniformes de acuerdo con
la hipótesis de Winkler , por lo que no ser ía necesario tenerlos en cuenta a efec-
tos de flexiones de la losa , y podr ía tomarse un radio de influencia menor de
2,5 r . A este respecto Terzaghi (1955), recomienda tomar como radio de
0

influencia a cada lado de un pilar la mitad de la luz correspondiente y lo mis-


mo en el caso de muros de carga o vigas pared (fig . 4.43).

P 0 P o P,
Losa
R R R

a) Cargas concentradas

.
(Pilares)

e .p p , p
. p 4
B
I

tp
;

É
ip
Vv

§
lili
b) Cargas lineales v
(muros de carga)

!
Fig. 4.42. — Interacciones en losas flexibles. Fig. 4.43. — Franjas de influencia.
:

6. ASPECTOS DE DISEÑ O Y CONSTRUCTIVOS


Las losas flexibles son poco aconsejables en edificación ya que pueden dar lugar a
asientos importantes de los pilares. Por el contrario, las losas de gran rigidez , que
homogenizan notablemente los asientos, resultan muy costosas. La solución es
i

evidentemente de tipo intermedio.


Como orientación pueden considerarse cantos del orden siguiente:

i . Canto h(m) para una longitud de losa


N . 0 de plantas B = 15 m B - 30 m B - 40 m

<5 0 ,60 0,80 1,00


1,50
-
5 10 . 0, 90
1 , 50
1 , 20
2, 00
.

. 2, 50
. 10- 20

v. •

175
i
Una aproximación ai canto h ideal por condiciones de rigidez puede obtenerse por
el índice
3
i\nt;ln 1
N = , con 8 < N < 25
-‘E
. "“'hormigó n

siendo 1 = ía longitud o mayor dimensió n de la losa.


El valor resultante debe compararse con el deducido de la condici ó n de punzo
namiento.

q . yf (A — B) < 4.10.h (a + h) V fcd


siendo A el á rea de reparto de presiones correspondientes a cada pilar y B el á rea
encerrada por el per ímetro cr í tico de punzonamiento (lado del pilar + —
canto h ), ambas en m 2 ( fig. 4, 44), es decir B = (a + h)2 y q = presió n media so-
bre el terreno (en t /m 2 ).
La relació n anterior se resuelve en forma adimensional en la fig. 4.45 (sirve para
las f ü k usuales de 175-200 kp/em 2).
La condici ón de punzonamiento suele resultar muy desfavorable, sobre todo al no
tener en cuenta el terreno de apoyo, por lo que es usual aplicar reducciones de
canto del 10-15 % sobre los valores obtenidos por dicha condició n .

r i

éá


Fig. 4.44. -Areas consideradas en la comprobación de punzonamiento.

En general no deben construirse losas de gran longitud ( > 30-40 m) sin dispo-
ner juntas intermedias.
Debe procurarse que la planta de las losas sea bastante regular evitando entran -
ían lugar a torsiones y solicitaciones anóma-
tes , á ngulos agudos, etc. que dar
las.
Conviene que las luces entre pilares no sean muy diferentes y que las cargas no
varíen en más del 50 % de unos pilares a otros.
Si en un edificio hay zonas muy desigualmente cargadas las losas deben sepa-
rarse mediante juntas.
Las losas suelen llevar una cuant ía de armaduras del 1 ,4 al 2 %) que viene a
equivaler a 35-60 kg acero / m 3.
Las armaduras no deben ser de diámetro inferior a 12 mm procurando que no
queden vanos entre ellas de más de 30 cm. Para ello se coloca armadura por
ambas caras y una malla de piel en las caras laterales , reforzando las esquinas
con mayor cuant ía .
Sobre la excavaci ón se colocan 10-20 cm de hormigón de limpieza , sobre el que
se disponen las armaduras con los correspondientes separadores de mortero.

176
(

v Ei hormigonado debe hacerse, a ser posible , sin interrupciones que puedan dar
.

( lugar a planos de debilidad. En caso necesario, las juntas de trabajo deben de-
jarse en zonas de cortantes bajos , lejos de los pilares.
í
En losas de canto importante es necesario controlar el calor de hidratación del
cemento que puede dar lugar a fisuraciones y combado de la losa .
(

í
1 ,5 0 - - i

i
: i

E -o:
CF
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:

1 ,00 *

o
<S) I A
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i
O
a 0,50 &
o
O i

(l - Lqdo del p i lar

100 200 300 400 500 600 700 800 900

Carga del pilar P ( t )


Fig. 4.45. Gráfico para la determinación del canto necesario por punzonamien
to.

7. NORMATIVA
Actualmente existe la Norma Tecnológica NTE-CSL 1984 «Losas» que tiene una
i
aplicación muy limitada ya que exige que la losa vuele como mínimo 1 m de los pilares
de borde , esté empotrada en el terreno de 1,4 a 6 m segú n el número de plantas, las
i

cargas de pilares sean sensiblemente iguales, etc. Resultan útiles, sin embargo, las
indicaciones de tipo constructivo , armado, etc. , así como a nivel de anteproyecto .
Pueden consultarse también las Normas Tecnológicas CSV-19S2 «Vigas flotan -
tes» y CSC-1984 «Zapatas corridas». En estas normas se dan resueltos numerosos
casos de configuración sencilla.

r
:

Vf ,

t" .

í

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177
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Capítulo 5

Cimentaciones por pilotaje - I


—Aspectos geotécnicos —
(
JOSé M. a RODR íGUEZ ORTIZ

1. INTRODUCCION

Los pilotes son elementos de cimentación de gran longitud , comparada con su


sección transversal , que se hincan o se construyen en una cavidad previamente
abierta en el terreno.:
í
Los pilotes son tan antiguos como la Arquitectura y quiz á encontraron su pri-
mera aplicación en los palafitos prehist óricos . Vitrubio ya habla de la utiliza-
ción de estacas y pilotes hincados hasta el firme para cimentar en suelos blan -
dos.
Las primeras reglas de diseño parecen ser las recogidas por L. B. Alberti
(1485) , especificando longitudes superiores a 1/8 de altura del muro soportado
y un diá metro superior a 1/ 12 de la longitud . Reglas similares fueron propues-
tas por Palladio (1570). En la r éconstrucci ón del Puente de Rialto en Venecia
por A. da Ponte se especificó hincar los pilotes hasta una penetración de «2 de-
dos con 24 golpes ». Fontana (1543-1607) construyó una amplia base pilotada
para el obelisco vaticano. Bullet (1691) rebajó la esbeltez de los pilotes a 1 / 16 ó
1/18 de su longitud.
El primer tratado sobre pilotes parece deberse a Perronet (1708-1794) quien in-
dica que la hinca debe hacerse hasta un rechazo de 1-4 mm en la ú ltima anda-
nada de 25-30 golpes. La primera f órmula de hinca fue propuesta en 1851 ini-
ciá ndose los estudios modernos en los que destacan los nombres de Hiley , De
Beer , Meyerhof , Caquot-Kerisel, Mindlin , Poulos , Whitaker , Vesic , etc.
Aunque en la Edad Media ya exist ían m áquinas para hinca de pilotes, las pri -
meras máquinas a vapor fueron utilizadas por Nasmyth en 1845. Los pilotes
metálicos de fundición comenzaron a usarse hacia 1818 y en 1900 se introduje-
ron los perfiles laminados. En 1897 Raymond patent ó el pilote que lleva su
nombre. Los pilotes de hormigón comenzaron a usarse en Suecia en 1939 .
Actualmente ios pilotes alcanzan profundidades de 50 m o superiores y
diámetros de 2 a 4 m , con cargas por encima de las 2000 toneladas .

2. TIPOS DE PILOTES
Aunque antiguamente todos los pilotes eran de madera , en la actualidad sólo se
utilizan pilotes de hormigón y, más raramente, metálicos.
Los tipos m ás usados en edificación y en nuestro país son :
I. Pilotes
hincados
—— De hormigón (fig . 5.2).
Met álicos (perfiles laminados , tubos huecos o rellenos ,
prefabricados etcétera) (fig. 5.3).
(fig . 5.1) — Tubulares de hormigón armado o pretensado (fig. 5.4).
II. Pilotes
hormigonados
—tap
Hinca de una entubación recuperable con un azuche o
ón perdido en la . ón vertido o apiso-
punta Hormig
.
in situ
— nado (fig . 5.5)
Perforados con cuchara, h élice, cabeza rotativa , etcéte-
.
ra, al abrigo o no de una entubaci ó n recuperable Hor-
migonado con trompa desde el fondo (fig. 5.6).
— Id. manteniendo la cavidad con lodos bentoníticos.
— Barrenados , introduciendo un mortero a presió n por el
eje de la hélice que extrae el terreno y contiene la cavi-
dad . Las armaduras se introducen en el mortero fres-
co (fig. 5.7).

179

í
/

•,v # .
•\ /o:•
i

Fig. 5.1 .—Secciones de pilotes de hormigón armado.

Fig. 5.3 . Pilotes met álicos.


05 q O
^
34-w

f-
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+ * -

/ECCION C D -
Fig. 5.4.—Pilote de hormigón pretensado Fig. 5.2. Pilote de hinca de hormigón

- (tipo Raymond). armado.

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FORMACIÓN PELTAPÓN . HÍ NGA DE LATUe EfRíA


- . FORMACIÓN DEL- &UL&0. HORMIGONADO
EXTRACCIÓN t>E TUBERÍA -
V .
EL Pl LOTE TERMINADO !.

Fig. 5.5.—Pilote apisonado . !

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%
I m V,

AVANCE DE LA TUBERIA AVANCE DE LA TU &EP1A EMPOTRAMIENTO HORMIGONADO Y EL PILOTETERMINADO.


CON LA CUCHABA CON EL TREPANO. DEL PILOTE . EXTRACCION .PETU &ER1A .

Qj CON CUCHARA Y TREPANO .

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EK &OQUILLAM1ENTO DE AVANCE DE LA HORMIGONADO DEL EL PILOTE TERMINADO.
LA PERFORACION . PERFORACION PILOTE
b ) CON HELICE v ";

Fig ,

5.6. Pilotes perforados.

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..
i COLOCACION DE ARMADURA/
V

PERFORACION DEL PILOTE - HORMIGONADO y A LA VEZ E L PILOTE HORMIGONADO .


EXTRACCION DEL TERRENO . EN EL HORMIGON FREfCO-

Fig. 5.7. Pilote barrenado.

i
181
:
0

:
Mucho menos utilizados son los pilotes de sección variable o telescópica , los
roscados al terreno, los de camisa perdida para protección del hormigón , los i
hincados en agujeros preexcavados, etc.
La hinca puede hacerse por golpeo, vibración , a presión , etc. eventualmente i
ayudada con lanza de agua. Los pilotes ejecutados excavando el terreno se de-
nominan de extracción mientras que los hincados son de desplazamiento, pro-
duciéndose en este caso una cierta compactación del terreno (suelos arenosos) o
un levantamiento del mismo (suelos arcillosos).

3 . OTROS TIPOS DE CIMENTACION PROFUNDA

Pueden citarse:
— Los cajones y pozos indios.
—Los paneles de pantalla , simples o combinados en forma de + , H , T , etc.
—Los micropilotes, o pilotes de diámetro inferior a unos 30 cm.
—mig
Los piquetes, o « picots», elementos de forma troncocónica en los que el hor -
ón se comprime contra el terreno por la misma pieza que , hincada, sirvió
para abrir el hueco hormigonado en el terreno.
— Los pilotes de base ensanchada o acampanada (zapilotes), o con bulbos a lo
largo del fuste.

— Las columnas de grava o de terreno inyectado, estabilizado, etc.

4. CONDICIONES DE UTILIZACION

Las cimentaciones por pilotaje se utilizan cuando:


— No existe firme en una profundidad alcanzable con zapatas o pozos
( D > 5 m).
— Se quieren reducir o limitar los asientos del edificio .
— La permeabilidad u otras condiciones del terreno impiden la ejecució n de ci-
mentaciones superficiales.
— Las cargas son muy fuertes y concentradas (caso de torres sobre pocos pila-
res).
Si el estrato firme est á muy profundo ( > 25 m ) deberá n estudiarse otras alter -
nativas (por ejemplo, la mejora y consolidación del terreno, cimentaciones
.
compensadas , etc.) Lo mismo cuando se trata de á reas extensas poco cargadas
(naves, almacenes, etc.).
La utilización de uno u otro tipo de pilote requiere la ponderació n de diversos
factores dependientes del terreno , tipo y tama ño de obra , condiciones del nivel
.
freá tico, etc En el Capítulo 8 se hacen unas detalladas recomendaciones al res-
pecto. .

FORMAS DE TRABAJO Y SOLICITACIONES DE LOS PILOTES


El pilote es un elemento de transmisi ón de cargas al terreno , distinguiéndose
dos formas fundamentales de trabajo:
a ) Pilotes flotantes, inmersos en terrenos de resistencia media a baja y que
transmiten la mayor parte de la carga por rozamiento a través del fuste. i

b) Pilotes columna, apoyados o empotrados en una base mucho más resisten -


te que el terreno superior y que trabajan predominantemente por punta.
Al ir aumentando la carga sobre un pilote flotante cada vez llega a la punta un
porcentaje mayor de aquella y en la rotura se produce la plastificaci ó n de un
bulbo de terreno en torno a la base del pilote. Se han propuesto hipótesis muy
diversas sobre la forma y dimensiones de ese bulbo plastificado (fig . 5.8).
En los pilotes columna es importante que la capa de apoyo tenga resistencia y
espesor suficiente para que no se produzcan fenómenos de punzonamiento ba -
jo las fuertes cargas que llegan a la punta.

182
í

inante-
En la cimentaci ó n de un edificio los pilotes estarán sometidos predom otros
í mente a cargas vertical es , pero en algunos casos deben tenerse en cuenta
i
tipos de solicitaciones como son: •

Cargas horizontales debidas al viento, empujes de arcos o muros etc


, .
f — a pilotes
— Rozamiento negativo al producirse el asiento del terreno en torno freático
columna por haber extendido rellenos o sobreca rgas , rebajar el nivel
o tratarse de suelos blandos a ú n en proceso de consolidación .
aplicadas en
— Flexiones por deformación lateral de capas blandas bajo cargas
superficie .
miento
— Esfuerzos de corte, cuando los pilotes atraviesan superficies de desliza
de taludes. , V :

soli-
En el Apartado 12 se comenta la forma de considerar en el proyecto estas
citaciones.

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id.) BEREZ ANTXE V : : GÍ B/ON
TER 2 AGHI MEYERHOF
Fig . 5 , 8 . —Formas de rotura del terreno bajo un pilote, segú n diversos autores.

6. CALCULO DE LOS PILOTAJES

Una vez seleccionado el tipo de pilote y los posibles diá metros , el cálculo
:
comprende las fases siguient es :
aislado para diversas
a ) Determinació n de la carga de hendimiento del pilotehamien
longitudes de implantación, hasta lograr un aprovec to adecuado de
la resistencia nominal.
ble o de tra -
b) Estimación de los asientos correspondientes a la carga admisi
bajo. . ?
y de los asientos
c ) Estimación de la carga admisible de los pilotes en grupo
,

asociados.
d) Dimensionado estructural del pilote.
vigas riostras , et -
e ) Dimensionado de elementos auxiliares como encepados ,
cétera.

í
7. CARGA DE HUNDIMIENTO DEL PILOTE AISLADO
ído o despla-
Despreciando la pequeña diferencia entre el. peso del terreno extra,

ón general de la carga de hundid


zado y el del hormigón del pilote , la expresi
miento es: .
Q* = Ap x p + A f ' V f
* 0)
183
?
siendo Ap = área de la punta
Af = área del fuste
rp = resistencia unitaria en la punta
= resistencia unitaria por el fuste .
Si el pilote atraviesa / estratos distintos se tomará como resistencia total por el
fuste E Afi xfi .

Pueden considerarse los casos siguientes:

7.1. Terrenos granulares

a) Pilotes hincados
Suelen utilizarse los datos de penetrómetros dinámicos o del ensayo
carga de hundimiento se obtiene por: estándar. La

Qh(t ) = 40 N Ap + I -Nj- + 2 Af
Siendo N la resistencia a Ja penetración estándar en la punta y N el valor medio de la
misma a lo largo del fuste (Ap y A f deben ponerse en m 2). El coeficie
nte 40 debe
reducirse a 30 en el caso de limos arenosos y a 20 en el de limos algo arcilloso .
s
b) Pilotes perforados
El cálculo de la carga de hundimiento puede hacerse por las teor
ías de capacidad
portante:

Qh — rp *
Ap + rf • Af — Nq • Ap 4- K 5 Ootg 8 • Af
siendo

°Nqo = tensión efectiva vertical al nivel de la punta del pilote.


= coeficiente de capacidad de carga que se toma de la figura 5.9 con
( po

Ks =
= V20 Ñ + 12° 40°. +
coeficiente de empuje que depende de la forma de instalación del
pilote.
oo = tensión efectiva vertical media a lo largo del fuste.
8 = ángulo de rozamiento terreno/pilóte.
Puede tomarse:
Ks tg 3 = 0,18 arena floja. (N < 10)
= 0,40 arena compacta. (N > 45)
1000

100

Nq

10

1
10 15 - 20'
25 30 35 40 45
<> 0t
184 —
Fig. 5.9. Relación entre el á ngulo movilizable de rozamiento interno y Nq.

!
i.

i Cuando el terreno es de grava, donde no es posible obtener muestras ni ejecutar


í el S.P.T., pueden tomarse como resistencias unitarias:-
?
/'

0 TP rf '

Gravas limpias (GW, GP) 36° 200 Kp/cm2 10 t/m 2


i Gravas arenosas (GS) 34° 120 Kp/cm 2 8 t/ m 2
Gravas arcillosas o limosas (GC , GM) 32° 60 Kp/cm 2 5 t/m 2

Para asegurar estas resistencias el pilote deberá penetrar en las arenas o gravas de 8
(compacidad media a baja) a 5 diá metros (compacidad alta) , quedando bajo la
punta unos 6 diámetros de terreno análogo. Los valores de resistencia indicados
deben reducirse linealmente para penetraciones menores, hasta llegar al 50% de
los mismos cuando el pilote apoye en la parte superior de la capa.
Sobre el valor de Qh así calculado suele tomarse F = 2,5 a 3 para hallar Qadm.

7.2. Pilotes en terrenos cohesivos


En el caso de arcillas normalmente consolidadas las condiciones cr íticas se dan
cuando la velocidad de puesta en carga no permite el drenaje , con lo cual la expre-
sión general queda:
Qh = cuNc • Ap + ca Af *

donde:
cu = cohesión aparente sin drenaje = mitad de la resistencia a compresión
simple. . . .: .

Nc = coeficiente de capacidad portante que puede tomarse igual a 9 para una


penetración ^ 4 diámetros en el estrato de apoyo.
Ca = adherencia desarrollada en él fuste del pilote que puede tomarse de la fi-
gura 5.10 para pilotes hincados. . r
En el caso de pilotes perforados las relaciones ca Cu
/ var
í an de 0,7 (arcillas
blandas) a 0,2 (arcillas duras) , con un valor medio típico de 0,45. Normal-
mente no deben adoptarse valores de ca superiores a 10 t/m2.

—Adherencia de pilotes hincados en arcilla .


Fig. 5.10.

185

I
En el caso de arcillas duras (qu > 3 kp/cm2) , preconsolidadas, margas, pe ñ uelas,
etc. , la adherencia ca es prácticamente nula y suele realizarse el cálculo en tensiones ¡
efectivas con:
Qh = Af oC Kstg 5 + Ap (o'
* •
Q
• Nq + c’ Ncp)
f órmula análoga a la de los pilotes perforados en arena. El producto Ks tg 5 adopta
valores del orden siguiente:
a) Pilotes hincados:
Ks • tg 8 = 1,5 K0 tg <pf
con
K0 = (1 - sen <p' ) VOCR
OCR — geost
razón de sobreconsolidación o relación
áticas y la de preconsolidació .
entre la presión de tierras
n
b) Pilotes perforados:
Ks = (0,7 a 1,0) K0
o
/3 = Ks tg <j>'
con los siguientes valores de /3:
0' = 20° <t>' = 30°
Pilotes cortos (L 15 m ) 0,25 0,30
^
Pilotes largos (L ^ 30 m ) 0,15 0 ,25

Para el coeficiente Ncp pueden adoptarse los valores siguientes:

0 Ncp
0 9 •<

5 12
10 16
15 22
20 30
25 40

7.3. Pilotes con la punta en roca


Si el pilote está apoyado , sin entrar en la roca , se contará con una resistencia unitaria

1-
rr = 2 “
q

Si el pilote está empotrado en la roca , la mayor parte de la resistencia se moviliza por


el fuste, en la parte empotrada, pudiendo adoptarse

1
rf = 20
qu

Para poder contar además con la resistencia de punta debe garantizarse la limpieza
del agujero y el buen contacto del hormigón.
Para conseguir el empotramiento de la punta del pilote la penetración debe ser
igual o superior a
2
1
—— 3 d en rocas blandas ( qu < 50 Kp/cm2)
'

1,5 d en rocas medias a duras.

186
(
Aunque suele ser dif ícil empotrar el pilote en roca , pues , ello requiere el
empleo de trépano , coronas rotativas, etc . , debe conseguirse tal empotramiento
cuando el terreno superior sea flojo , el substrato de apoyo esté inclinado o
exista riesgo de acciones horizontales". En pilotes hincados el agarre de la punta
puede conseguirse con un punzón de acero especial (punta de Oslo) (fig . 5.11 )
que penetra con facilidad algunos cent ímetros incluso en las rocas más duras .
Como resistencia de punta se toma en este caso A p uni n x 4 x qu , siendo qM la resis-
ó

tencia a compresión simple de la roca ,


Fig. 5.11. Punta de Oslo.

Para poder contar con la resistencia completa de la roca el espesor e de la mis -


ma debe asegurar que no existe riesgo de punzonamiento, es decir
Qíroifi/o 1
^ T q nM
7
^

Si no fuera así , debe considerarse que la roca actúa como una losa sobre el
estrato inferior , con toda la carga del pilotaje . Se comprobará entonces la resis-
tencia y asientos de dicho estrato , admitiendo un reparto de 30° desde la cara
superior a la roca .
Una comprobación análoga deberá hacerse , por el método de la zapata equiva -
lente (ver Ap . 10) , cuando existan capas blandas bajo el estrato de apoyo de la
punta de los pilotes .
Para pilotes columna en roca el coeficiente de seguridad usual es 3 .

8. FORMULAS DE HINCA

Desde la aparici ón en 1893 de la f órmula del « Engineering News » han sido muy
numerosos los intentos de relacionar la energí a de caída de una masa sobre la
cabeza de un pilote con el asiento experimentado por éste y , en definitiva, con
la carga de hundimiento .
En general estas f órmulas empíricas adolecen de una gran imprecisión derivada
de la dificultad de conocer la energ ía realmente aplicada en el impacto , su va-
riación con el tiempo y la dispersión introducida por los elementos mecánicos
respecto a los valores nominales . Tódo ello ha llevado a adoptar coeficientes de
seguridad muy altos , del orden de F = 6 y a utilizar cada vez con más preven-
ción este método de diseño .
En la actualidad se tiende a emplear los registros de hinca únicamente como un
método de control para detectar cambios en la naturaleza del terreno , la even -
tual rotura del pilote , o la llegada al substrato firme de apoyo .
V
- ,

A t í tulo informativo recordemos algunas de las f órmulas más usadas :


/ a) Engineering News
16 , 7 E (toneladas)
s+a
siendo :
í
E = energ í a por golpe en metros x tonelada = Pm x H
s = rechazo medio en cm /golpe para la última andanada de 15 golpes
(s < 0, 12 cm)

187
a = una constante que vale 2 , 54 en el caso de martinetes de caída libre y 0 , 254
en el de martinetes de doble efecto

b) Hiley ( 1930)
Da la carga l ímite del pilote, a la cual hay que aplicarle F > 3.

Q =
* I ( --
s+—
V P H -
ó„ I 6 ep + 6«)
. P -PM+ + PpPP
Q
2

donde :
Pm y Pp son los pesos de la maza y del pilote respectivamente
r\ = coeficiente de rendimiento del martinete » 0, 8 a 1 ,0
Q = coeficiente de restituci ón del impacto . Es función del tipo de sombrerete co - ,

locado sobre la cabeza del pilote , Q =* 0,25 a 0 , 5 .


des , dep y bu son las deformaciones elásticas del sombrerete, del pilote y del te-
rreno respectivamente . Se puede tomar

3 Q*
—21 (5 « + dep + 6 et ) =
2 A
—21 be =
( A + 0 , 000254)

siendo L = longitud del pilote en cent í metros, a su á rea (cm 2 ) y E el módu -


lo de elasticidad del material del pilote en Kp/cm2 . La expresió n queda im-
plícita en Qu Jni debiendo despejarse el valor correspondiente.
(

c ) Janbu ( 1962)
Es la adoptada en la Norma Tecnológica de Pilotes Prefabricados CPP - 1978 .
Esta f órmula permite especificar el rechazo necesario para que el pilote trabaje
a una tensión admisible a ( = /3 í ck 9 ver Cap . 6 , Ap . 2).
0


Con X = Pm / Pp (en general 0 , 7 < X < 1 , 5) , E 350.000 Kp/cm2 y un coeficien-
te de seguridad F = 3 respecto al hundimiento , queda

0,09 X 2 H L 3 daL
s= ( mm /10 golpes)
oa (0,75 X + 0, 15) 2E
(L y H en metros y oa en Kp/cm2)

9. GRUPOS DE PILOTES-CARGA DE HUNDIMIENTO

Frecuentemente los pilotes se colocan agrupados , con separación entre ejes no


inferior a 2, 5 diámetros ni superior a unos 4 diámetros . La proximidad da lu-
gar a fenómenos de interacción cuyo efecto, positivo o negativo , depende del
tipo de pilote y terreno .

a) Pilotes en arena

La hinca de pilotes compacta el terreno y la resistencia del grupo es mayor que


la suma de resistencias de los pilotes aislados . El efecto es máximo con separa-
ciones de unos 3 , 5 diámetros . Sin embargo , se queda del lado de la seguridad
tomando
Qhg
— E¡ Qhi
siendo:

= carga de hundimiento del grupo


Qhi = carga de hundimiento de cada pilote individual i

En el caso de pilotes perforados disminuye algo la resistencia por el fuste y ,


sobre todo , en la punta por efecto de la superposición de tensiones .
Puede tomarse

— 0,8 E Qhi
i
(2 d < s < 4 d)

188
. í
(

b) Pilotes en arcilla

El efecto de grupo o «eficiencia » es en este caso menor que la unidad , es decir :


\ Q/Ȓ ? QKI
i

Si los pilotes están muy juntos (s < 2 d) y el encepado apoya en el terreno ,


puede producirse la llamada « rotura en bloque » del conjunto como si fuera
una zapata profunda, con eficiencias de 0,6 o menores.
Resulta conveniente, por tanto, separar los pilotes como m ínimo 2, 5 d en cuyo
caso la eficiencia puede estimarse por diversas f órmulas empíricas (Feld , Con-
:

verse-Labarre, etc.). La mejor aproximación parece conseguirse con la f órmula
V'
de Acción de Grupo de Los Angeles

i 0
7r .m n

[ m (n - 1) 4- n (m - 1) + V2 (m - 1) (n 1)]

;

siendo:
i
, d" .
i
0 are. cotg
=
2s
d
—= are. tg 2s —
m = nú mero de pilotes por fila y n = n ú mero de pilotes por columna

c ) Pilotes apoyados en roca

Si se trata de pilotes de extración puede llegarse a s = 1,5 d sin reducci ón en las


cargas admisibles.

10. ASIENTOS DE PILOTES Y GRUPOS DE PILOTES

Estos asientos resultan muy dif íciles de calcular , siendo el mejor método la re-
alización de pruebas de carga. Sin embargo , éstas son muy costosas por lo que
en obras normales hay que contentarse con estimaciones, como las que se indi-
can a continuación .
Como todo elemento cargado los pilotes sufren una deformación elástica de
valor
QL
s*
AE

siendo Q la carga aplicada , L la longitud del pilote, A el á rea del mismo y E el


módulo de elasticidad del material que compone el pilote. .
Además de esta deformación, que suele ser muy pequeñ a, los pilotes asientan
en el proceso de transmisión de cargas al terreno :

.
a ) Pilotes en arena

Para pilotes hincados y a niveles de carga normales el asiento esperable es:

s s* d
100
siendo d el di á metro del pilote en cm .

Para pilotes perforados s ^ - a -


25 30

Para grupos de pilotes de ancho B el asiento es:


So = Otos s -
siendo ag un coeficiente de mayoración que vale (segú n Skempton , 1953):
B /d 1 5 10 20 40 60
1 3,5 5 7,5 10 . 12

189
i.
{
También puede utilizarse la f órmula

sg = 9 , 25 p VB (cm )
N
siendo:
p = presión neta sobre el grupo en Kp /cm 2
B = ancho del grupo en m
N = Resistencia media a la penetración estándar en una profundidad B bajo la
punta de los pilotes.
En el caso de arenas limosas el asiento del grupo puede ser el doble del valor
indicado por la f órmula anterior .

b) Pilotes en arcilla
El pilote aislado «flotante» es una mala solución que da lugar a asientos aprecia-
bles. Estos pueden estimarse por soluciones elásticas del tipo

Q
S = l0 Rh
d Es
siendo Q la carga aplicada al pilote, Es el módulo del terreno, e I0 un factor que se da
en la fig . 5.12 a en función de la relación 1/d (longitud/diámetro). Rh es un factor cuyo
valor aparece en la fig. 5.12 b y que depende de la profundidad del firme h respecto
a la longitud L.
i.o
o . fl
0 6

0- 4

-
1 0

0.2

I . 08
*

0- 1
06
*

0 - 08
Rh
0 - 05 0.4

0.04
0-2

0.02 0
0 10 20 30 40 50
L
/d % 0- 5 L
/h 0

Fig. 5.12 a. —Factor ID. —


Fig. 5.12 b. Factor Rh.

Para los grupos de pilotes suele recurrirse a .sustituir el pilotaje por una «zapata
equivalente » cuyos asientos se calculan por los m étodos estudiados para zapa-
tas (elástico, edom étrico , etc.) (fig. 5.13).
Dicha zapata puede suponerse en el plano de apoyo de los pilotes y con el área
resultante de un reparto a a grados desde la cabeza de los mismos. Como valo-
res de a pueden tornarse
a
Suelos arcillosos blandos 10 °
Suelos arcillosos compactos 20 °
Suelos arenosos medios 30°

190
i

En otras teor ías se supone la zapata equivalente, con el á rea envolvente del pi -
/ lotaje, colocada a 1/3 de la punta (Terzaghi) .
/

•V

í
7 1 \ o
1 c
D n \
'
*
Ó 9
.9 i
O
ZL i 4 0
o

—- -
/
/
oC\ r * *
- 3
o

—^
/
S
¡
o ¿4- Hdk .
-
o

i

o
/

- ¿'UdA/i iyi'jt
ó i: J iLLk -'
\
\
i 5
o
L’
3*
f o o
t

1
o
*
o


Fig. 5.13. Concepto de zapata equivalente.

11. DISTRIBUCION DE CARGAS EN GRUPOS DE PILOTES

Cuando la carga vertical transmitida por el pilar P coincide con el centro de


gravedad de ios n pilotes agrupados bajo un encepado de suficiente rigidez,
puede admitirse que cada pilote recibe una carga

-
n

Existen bastantes casos, sin embargo, en que el pilar transmite al encepado


además de la carga vertical P, un esfuerzo cortante o carga horizontal Q y un
momento M. Bajo estas solicitaciones el encepado sufre desplazamientos y gi -
i
: ros de los que resultan cargas desiguales en los pilotes , llegando éstos , en algu -
nos casos, a trabajar a tracción .
Para determinar los esfuerzos en cada pilote pueden seguirse tres mé todos:
a ) Ignorar la presencia del terreno , descomponiendo por métodos está ticos las
acciones exteriores segú n las direcciones de los pilotes, suponiendo estos
articulados en el encepado.
b) Sustituir las reacciones horizontales del terreno sobre los pilotes por un
empotramiento ficticio a una cierta profundidad, determinando luego los
esfuerzos mediante un programa de cálculo de estructuras.
c ) Suponer los pilotes embebidos en un medio elástico continuo al que se
aplican las condiciones de equilibrio y compatibilidad de deformaciones.
1

i
El m ás sencillo es evidentemente el primero, el cual resulta suficientemente
aproximado cuando los pilotes son relativamente largos y esbeltos y de la mis-
:

ma longitud.
El caso más frecuente es el del grupo de pilotes paralelos:
l

i
I) Carga vertical excéntrica
i

Equivale al sistema Pt, Mx = P, - ey , My = Pt • e*


\ Si son (fig. 5.14):
; xiyy¡ = coordenadas del centro de cada pilote referidas a los ejes del encepado
= área de cada pilote
.
P, = carga vertical total, incluyendo el peso del encepado,
aplicando la f órmula de la compresión compuesta:
J

a (x , , y,) =
p,
± -
M, y < M y Xi-
:
1
EA, L I,

191
Por el teorema de Steiner y despreciando la inercia de la secci ón de cada pilote
resulta: ¡

L = £ A, - y 2 . i
:

ly = E A f - X,2
/
(

Y en el caso de ser todos los pilotes de igual sección A, queda finalmente i

M y' X i
-
P¡ = ff (x, , y,) A = —Pn
,
± MLXL
Ey,- 2
±
Ex,2
(4) :

Si alguna de las cargas P, resultara negativa (es decir , de tracción), puede admi -
tirse si es del mismo orden del peso del pilote. Si es superior puede aumentarse
el peso del encepado (lo cual suele ser antieconómico) o mejorar la inercia del
grupo (mayor £ y? ó Ex,2)* separando má s los pilotes.
En determinados casos se llega a hacer trabajar los pilotes a tracci ón aumen -
tando su longitud y disponiendo una armadura adecuada.

3
o ( wf
-o- - 4- -O
'
X
¡

O o

Fig. 5.14, —Grupo de pilotes paralelos.

II) Sistema de carga general


El sistema de cargas , reducido al centro de gravedad del encepado, comprende :
una carga vertical Pf , una carga horizontal Q y un momento M (respecto al eje
de mayor inercia del encepado y despreciando el momento en un plano ortogo - i

nal). Dicho sistema puede reducirse a una resultante inclinada R , actuando con
excentricidad e respecto al eje del encepado.
Si se suponen los pilotes articulados es evidente que hay que colocar pilotes
inclinados para conseguir un sistema de reacciones axiales en los pilotes que
equivalga a la resultante exterior R .
Normalmente los pilotes no sobrepasan los 15° - 20 ° de inclinación respecto a la
vertical y no suelen combinarse más de 2 ó 3 inclinaciones en un mismo ence
pado.
-
En estos casos las fuerzas en ios pilotes pueden obtenerse por descomposición !
grá fica , seg ú n el método debido a Culmann (fig. 5.15 ). Si existen varios pilotes
en una misma direcci ón se sustituyen por su eje com ún (linea de la misma incli -
naci ón que pasa por el centro de gravedad de las cabezas de los pilotes) y luego
la componente correspondiente a ese eje se divide entre los pilotes agrupados
en el mismo.

192
í

1
/
/
/
7 7/
t/ '
/
/
t
\
\
\
acc ion )

i /
/
o
//

K 1

.
Fig 5.15. —Aplicación del método gráfico de Culman .
Otro método aproximado es el grafeanalítico que aparece en la fig .|5.16 y que
comprende los pasos siguientes:
1. Se calculan las componentes verticales de la carga de cada pilote por la f ór -
; mula de flexión compuesta
M xf-
v =
; ±
*

n £ xf 2

2. Se dibuja un pol ígono de fuerzas a partir de P, y Q dividiendo P, propor -


cionalmente a V ;. Las fuerzas eq los pilotes se obtienen trazando paralelas
a las direcciones de los mismos hasta cortar las particiones anteriores.
3. Si el polígono no cierra , quedando una fuerza horizontal sin compensar
Qe , ésta puede repartirse a partes iguales entre todos los pilotes o corregir
las inclinaciones de los mismos hasta Q* = 0.

JL

r
>
\
Qe ( í

s
\
tsw

4
tttyve )
.
V
V,
-Y
I
r
l
i

!
* \

/ «1
I
\

4
l
-
& V, , I

-1
Q

Fig . 5.16. — Método gráfico-analítico.


Para proyectar pilotajes con varias inclinaciones conviene tener presente la no-
ción del centro elástico. Se obtiene por la intersección de los ejes de los pilotes
o grupos de pilotes (que, por lo tanto, deben ser concurrentes) y tiene la pro-
piedad de que las fuerzas que pasan por él sólo producen traslaciones del ence-
pado (o sea , esfuerzos axiales en los pilotes) y los momentos en torno al mismo
sólo producen giros del encepado. Estos giros dan también lugar a esfuerzos
axiales proporcionales a la distancia o «brazo » de cada pilote respecto á su eje
representativo (fig . 5.17).

193
En el caso de pilotes de la misma longitud y sección dispuestos seg ú n dos direc-
ciones «a» y « b » se obtiene:

.
P,= R . + M 2
r, - y PM = R*
+ M r2
, -

nB Er , n* Er¿
siendo:
RB , Rfc = las componentes de R segú n las direcciones «a » y «b»
Ha > Hft = el n úmero de pilotes pertenecientes a cada dirección
r, = el brazo o distancia del pilote al eje que pasa el centro elástico (con
signo positivo o negativo seg ú n quede del lado en que el momento
t «comprime » o «tira » de los pilotes).

/
/
t
/
/
/

rA

Fig . 5.17. — M é todo del centro el ástico.

Con pilotes y encepados de suficiente rigidez pueden considerarse los pilotes


como empotrados en cabeza. Si además poseen una longitud apreciable cabe
admitir que , a partir de una cierta profundidad los giros y desplazamientos son
despreciables, es decir , existen condiciones de empotramiento. Por otra parte,
el terreno que rodea los pilotes ofrece resistencia a su desplazamiento horizon-
tal por lo que éstos se deforman como si tuvieran una longitud de flexi ón bas-
tante inferior a la real (fig . 5.18). Esta longitud reducida puede estimarse
(Oteo, 1973) por:

L' = 1 , 2 (arcillas de módulo E = cte)


J E /3
VE I (arenas y suelos preconsolidados con m ódulo E en ca - 0
L' = 1,2 f beza del pilote y Ex en la punta)
Er / 3
siendo Ep Ip la rigidez del pilote y / un coeficiente que vale
EJEL J
f

o 1,70
0,5 1 ,25
1 ,0 1,00

5i

I
L
L
7 jmr 7&T7 TftfT i


Fig , 5.18. Sustitución del pilotaje por un pórtico equivalente.

194
!
i

Sustituyendo el pilotaje por un pórtico con los pilotes empotrados a la profun-


[ - didad L ' los esfuerzos pueden obtenerse por los métodos de cálculo de estruc-
*
'

turas .
c
En el caso particular de pilotes de igual sección y longitud (fig 5.19), a los es - .
fuerzos debidos a P, y M dados por la f órmula (4) deben sumarse los ocasiona-
dos por la fuerza horizontal Q que son :
••
Q (absorbida por el terreno)
Hq, =
i n
Hg, • L '
Mq¡ =
2 i •

p» = . > x,- E MQ (

Ex?
ri
y ence-
Los pilotes presentará n un punto de inflexión a la mitad de su altura el de
pado sufrir á un peque ñ o giro para contrarrest ar por esfuerzos axiles
compresión y tracci ó n los momentos -de empotrami ento .
Si los pilotes estuvieran articulados en el encepado MQ = HQI L \ Los nto momen - {
«

el encepado pero no en el empotramie ficti-


tos MQI obtenidos son reales en 0,45
cio en el terreno , pudiendo adoptarse en este caso un valor reducido Mr =
Mq,

i
r - ^

« ~F-Z /
"7
12 . PILOTES SOMETIDOS A SOLICITACIONES ESPECIALES

Tal como se señalaba en el apartado 5 los pilotes pueden estar sometidos a ac-
7^ ^ l
/ / „ /
/ /
i/ / / ciones diferentes de las derivadas de las cargas de una estructura , las cuales
pueden tener efectos muy perjudiciales si no se han previsto adecuadamente.
/ /
t i
Comentaremos aquí algunos de los casos más frecuentes (fig . 5.20).
/

.
$ 44. 44. *
Fig 5.19.-^-Pilotaje sometido a empuje
* H°'
PQ -
HC -
<

vi:l -

horizontal .

JüSh WUi
o
• . * '
\
.
u

o - 1 I
• u fe ’ 0

1 1.
> '

i V '

.
Fig 5.20 a) Rozamiento negativo . Fig. 5.20 b ) Cargas horizontales.

(, 4 IT T 4 1
« *
o
D

(y 6
0 ’ O
9
o
0
I w
¡l , O
>


I O
O I
. V* I
•í

.
Fig 5.20 c) Empujes laterales. Fig. 5.20 d ) Esfuerzos de corte.

.
Fig 5.20 .—Solicitaciones especiales de los pilotes.
195
12.1. Rozamiento negativo . .

—Por consolidación natural, en el caso de rellenos recientes.


—compresible
Por consolidación provocada al colocar un terraplenado sobre un terreno
.
— estos casos
En
Por descenso del nivel freático.
el terreno se «colgar á » del pilote , transmitiéndole esfuerzos tan-
genciales hasta como máximo el valor de la adherencia pilote-terreno, salvo
que antes se haya producido la rotura del pilote a compresión .
Se tendrá por tanto:
o
Q« rmnx =c«‘ A/ (tensiones totales)

Qn, ma* ““ -K *
« tg d dz — 0,25 r Dif7
J.o
dz (tensiones efectivas)

con los significados del apartado 7.


En el caso de pilotes en grupo con separación s, Q max no podrá superar el peso rt (

de la columna de terreno que rodea cada pilote (incluyendo las eventuales


sobrecargas), es decir (fig. 5.21):

Qn
^ ai < (7 L + Po) s2
De hecho , una parte 0 del peso total anterior se transmitir á a los pilotes y otra
parte ( 1 -13 ) llegar á al substrato firme , dependiendo la proporción entre ellas de
la esbeltez de los pilotes y de su separació n.
R
i m i i i n m -u i S
l
2 ;
i ir i
L Ce
te
' )t
L
V
a) Tensiones verticales
Fig. 5.21. —elMérozamiento
todo de Jim é nez Salas para evaluar
negativo.

Estableciendo la igualdad entre Q „ y la parte de peso transmitida a los pilotes


se llega a:
TL
Qn = 0,25 7r DL (p +
0
r> #
Los valores de (3 han sido calculados por Jim énez Salas y se indican en la Tabla
5.2.
En el caso de que Qn suponga una parte importante de la Qadm del pilote , debe
estudiarse su reducción mediante revestimientos bituminosos, protección con
bentonita , etc.

TABLA 5.2.
VALORES DE (3

Esbeltez L / D
s/ D '
10 20 30 40 50 i )

2,5 0,614 0, 443 0, 347 0 , 285 0,241


3,0 0, 696 0,534 0,433 0,364 0, 314
4,0 0,803 0,671 0,576 0, 504 0, 449
5 ,0 0,864 0,761 0, 680 0,614 0 ,560

196
(

12.2. Cargas laterales


Una cimentación por pilotaje puede estar sometida a fuerzas horizontales deri
vadas de los empujes de viento, efectos sísmicos, etc. Si V es el valor de las car -
-
gas verticales:

Cargas horizontales Actuación


< 0,05 V No es necesario considerarlas .
0,05 V - 0,10 V Las absorben los pilotes a flexión.
> 0, 10 V Se requieren pilotes inclinados , anclajes , etc.

Para el caso intermedio existen diversas soluciones teóricas. Supondremos los


pilotes empotrados en el encepado , lo cual es admisible en estructuras de hor -
migón con encepados arriostrados.? Si los pilotes son cortos se comportan
rígidamentej rompiendo el terreno lateralmente. Broms (1964) ha propuesto las
f órmulas siguientes: v.
*
a) Suelos granulares (fig. 5.22)
H „, = 1>5 7 L2 D K,
Mm „ = í - Uro, L
3

b) Suelos cohesivos (fig. 5.23)


Hro = 9cu D (L - 1, 5 D)
í

Mmax = Urot (0,5 L + 0,75 D)


siendo:
Hro = la carga horizontal m áxima que aguanta
í
.
el terreno Sobre ella debe
adoptarse un coeficiente de seguridad F > 2,5
7 = peso específico efectivo del suelo
L - longitud del pilote
i D = diámetro del pilote
K = coeficiente de empuje pasivo de Rankine = tg2 (45 + —2
.
)

cM = resistencia al corte sin drenaje


El M max se produce lógicamente en ej empotramiento en el encepado. En el ca-
so de pilotes de longitud intermedia el M mox se alcanza a una profundidad f pe-
ro antes se hai producido la rotura en el empotramiento con un momento

My = (0, 5 7 DL3 Kp) - H„, • L (suelos granulares)


i .
My = 2,25 c„ D g 2 - 9 cu D f (1,5 D + 0, 5 f ) (suelos cohesivos)
L = l ,5 D + f + g

En pilotes largos pueden producirse desplazamientos importantes y la rotura a


flexión sin llegar a romper el terreno en una extensión apreciable. Este compor -
tamiento se ha estudiado considerando el terreno como un medio elástico o asi-
; milado el pilote a una pieza flexible que carga horizontalmente sobre apoyos
elásticos representativos del terreno a través de una constante de muelle deno-
minada coeficiente de balasto (hipótesis de Winkler ). Este último método es el
que resulta de más f ácil aplicación, aun con ía dificultad inherente en la esti-
mación del coeficiente de balasto horizontal Kh•
En el caso de arcillas medias o duras puede admitirse que Kh cte con la pro- -
fundidad , mientras que en los suelos granulares y en las arcillas blandas es más
realista suponer que crece lineal o parabólicamente con la misma .
197
i
'

Mmax Mmax
=» tiu "QHU
Mmax • \ Mmax í
-:
* t

31iT¿ ' n-n ? * •


«/ 1 I ,5 d , t
i ! r
i

L i
L i i
i
i i
i
i i
L ,J

3)¡ LdKp 4-
9* Cud
á *
d
o) DESPLAZAMIENTO REACCIONES MOMENTOS a ) DESPLAZAMIENTO . REACCIONES' MOMENTOS

Mmax Mmax
=
¿e *>
=fr

/
/ /
I t
/
f
1: t
My

f
r
«=0

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:
.• •
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••
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vv:

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f
My

i
L / /
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g
i -
4
3 )jdLKp '
Mmax
b) DESPLAZAMIENTO REACCIONES MOMENTOS 9 Cyd Mmax
b) DESPLAZAMIENTO REACCIONES ,
MOMENTOS ,

—Mo- Hn My M y
v
-

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9 ,<
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i

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í

f ’
t T
. r .K:
* "
4
Hu
!, 5 d My My
\ f
/ /
/
"

/
7V /

< i

9 Cud
3XfdKp
c) DESPLAZAMIENTO REACCIONES MOMENTOS
e) DESPLAZAMIENTO REACCIONES MOMENTOS ..

Fig . 5.22 , —aPilotes en suelos granulares


) Cortos , b ) Intermedios
, Fig . 5.23.
— Pilotes en suelos cohesivos.
a ) Cortos, b) Intermedios
c ) Largos. c ) Largos .

A t ítulo orientativo pueden darse los siguientes valores:


a) Arcillas medias a duras

cu ( Kp /cm2 ) K„, ( Kp / cm3 )

K* =
0, 2 K 0, 5 -1 2, 5
D 1 -2 5
> 2 > 10

b) Arenas y arcillas blandas


Suelta Media Compacta
Kh —n * •Q
Arena seca o h ú meda 0,6-2 2-10 10-32 :

Valores Arena sumergida 0,8 2,5 10


de n* . Arcilla blanda 0,2-0 ,4
(Kp / cm 3) Arcilla orgánica 0,08-0,4
Turba 0,02-0,06
!

Una vez fijado K „ puede definirse la rigidez relativa T del sistema suelo-pilote
por la expresión :

(m)

siendo El la rigidez del pilote.

198
.. “ i

'

Mattlock y han calculado el momento y el desplazamiento a cualquier


Jteese
profundidad de un pilote sometido a u ña carga H en cabeza:
1
M, = Fm • HIT
3
i 5 t = F HT
El
$

siendo Fm y F¿ coeficientes adimensionales que aparecen en la figura 5.24. Una


vez conocido el momento m áximo y }a armadura correspondiente , ésta se dis-
pone en el 50-60 % de la longitud del pilote.

di
o
:

: 1
\~
M

2
H
<c
wJ

Q o

2
Z3
U-
CD

0 „ 2 0 .4 0 .ó
. 0.8 1 ,0

COEF \ r \ tMTE & DfcSPLteAHlEHTd?

H
rsi

cu 2
i

«- 3
CTJ

. 5

{
COEFI CIENT E DE HOME HIOS . T

Fig. 5.24. Coeficientes adimensionales para desplazamientos y momentos en pilotes sometidos a
cargas horizontales en cabeza .

! 199
f

¡'

12.3. Empujes laterales transmitidos a través del terreno i

Si en las proximidades de un pilotaje se aplica una sobrecarga ( por ejemplo se (


construye un edificio con cimentació n superficial) y en el terreno existen capas
blandas , éstas pueden actuar como un fluido viscoso y transmitir empujes hori- i

zontales a los pilotes .


Por el contrario , estos fenómenos no suelen darse en terrenos granulares o
cuando la presió n transmitida a las capas blandas cohesivas es inferior a 1,5 q „.
En el caso general los empujes valdr á n : :

p* = pv - 2 cM = pv - qM

siendo pv la presi ó n vertical en la parte superior del estrato blando (normalmen -


te se adopta un reparto a 30° de las presiones en superficie (fig. 5.25)).
Sobre cada pilote actuará una carga por unidad de longitud igual al menor va-
lor de los siguientes:
Phr — P* * S %

P h r = P* ’ 3 D
Phr = Ph •H
at* R
siendo s = separación entre ejes de pilote; D = di á metro del pilote y
H = espesor’ del estrato blando. nm
Para filas siguientes de pilotes (situadas m ás alejadas de la sobrecarga) se to- .•» *

mar á: / O,
t
» i

Phr
Fig. 5.25. —cargas
Empujes horizontales
superficiales.
producidos por
P’h = Ph ~

s
y así sucesivamente .
Una vez calculada phr se obtienen los momentos flectores en los pilotes como
en una viga suponiendo, seg ú n los casos, las siguientes condiciones de borde
(fig. 5.26):

EMP. 1 MIL .
EHP.
1 !ML }
m mi i
JL í UL
EMR ; - V - 1,0 rm
i' .
.
tHP. ; >4fcwr
'
.- y
; Afino
• .
m?. / / / 7///

i- AP010

EMR ; 77,
f
rm ÍH?. - rH w.- \ P. 5 m
• %

EMP w. i 77 7
0.5 rm
.
*

.
Fig 5.26. — Condiciones de apoyo para el cá lculo de esfuerzos en los pilotes (seg ú n J . Salas ).

— Empotramiento en el encepado. í

— Empotramiento a 0, 50 m en la capa resistente inferior (penetració n m í nima 8


.
di á metros) i

—Empotramiento a 1 m en capas resistentes situadas por encima de la capa


bíanda si su espesor es superior a 8 diámetros ; si no , se considerar á una arti-
culación .
200
(

Capí tulo 6

Cimentaciones por pilotaje - II


{
— Aspectos estructurales y constructivos
-.
j
*

JOSé M. a RODRíGUEZ ORTIZ

1. INTRODUCCION

En este Capitulo se desarrollan los aspectos relacionados con el dise ño del pilo-
te como elemento estructural y con la puesta en obra o ejecución de este tipo
de cimentaciones. Se comentan también los detalles m ás importantes de los en -
cepados, vigas riostras , etc. V. •

2. MATERIALES Y DISEÑ O ESTRUCTURAL

Una vez asegurada la capacidad portante del pilotaje y que los asientos son ad-
misibles, debe comprobarse que el material del pilote resiste las cargas apli-
cadas.
Por tratarse de piezas enterradas la resistencia de cálculo se obtiene aplicando
coeficientes de seguridad grandes (3 á 4) respecto a la resistencia característica .
La reducción es m áxima en los hormigonados bajo el nivel freá tico y m í nima
en los prefabricados.
Los pilotes de madera suelen hacerse trabajar a unos 45 Kp / cm 2 , como má-
ximo.
Por lo que se refiere a los pilotes de hormigón y a nivel de anteproyecto, las
tensiones nominales de trabajo (carga total dividida por . la secci ó n) suelen ser
de:

-
70 100 Kp/cm 2 Pilotes prefabricados. .
30 - 35 Kp /cm 2 Pilotes hormigonados in situ (bajo agua).
35 - 40 Kp /cm 2 Id . en seco V -

Por el riesgo de flexiones , excentricidad , etc. dichas tensiones se reducirá n al


75 % si hay un solo pilote bajo un pilar y al 85 % si sólo hay dos pilotes.
El «tope estructural » o m á xima carga a aplicar a un pilote puede obtenerse
por :

Te = Oi í yk • S¿ + /3 * + X fyk Sc
fck •S '

siendo:

S„, S¿ y Sc las á reas de acero, hormigón y camisa met álica del pilote

fyk , fcfc, las resistencias características de los materiales. A efectos de cálculo


no se supondr á n valores superiores a . los siguientes:
Perfiles laminados o tubos í yk = 4000 Kp / cm? .
Armaduras de acero í yk = 3500 Kp /cm 2. .
Hormigón en prefabricados fck = 400 Kp / cm 2 (Inst. fijas)
Hormigón en prefabricados fck = 350 Kp/cm 2 (Inst. de obra)
s Hormigón in situ í ck = 225 Kp /cm 2

201
i
(

í
a , P , X j coeficientes que se indican en el cuadro siguiente:

a 0 x

—Prefabricados
Perfiles
metálicos
0,35
Tubulares , rellenos 0, 40 0, 25 0,35

—— Prefabricados de hormigón
Hormigonados in situ *
Con camisa perdida
Con entubación recuperable
0,40

0,40
0, 35
0, 25

0, 25 0 , 35
0,22
En seco , sin entubación 0,35 0,20
Bajo lodos bentoníticos 0, 32 0,20
A través de barrena 0, 30 0, 30

* De forma continua , por tubería .

En el á rea de la camisa Sc se descontar á n las posibles pé rdidas por corrosión . A


t ítulo orientativo puede contarse con pérdidas de orden siguiente:

Terrenos poco corrosivos < 0 ,01 mm / a ño


Terrenos medios 0,03 mm /a ñ o
Terrenos muy corrosivos 0, 10 mm /a ño

Los pilotes prefabricados suelen llevar hormigones de resistencia caracter ística


superior a 400 Kp /cm 2 y una cuant ía de ácero no inferior al 1,25 % de la sec-
ción de hormigón (min . 6 0 12). La armadura transversal debe ser superior al
0,2 % del volumen de hormigón (0 = 6 mm). La cuant ía será doble en la ca -
min

beza y punta , en una longitud no inferior a 3 diá metros. Recubrimiento


mí nimo 2, 5 cm . Eventualmente pueden llevar angulares , azuches o placas de
refuerzo en los extremos para soportar los impactos de la hinca.
Estos pilotes deben tambié n armarse teniendo en cuenta las condiciones de ma-
nejo y suspensión ( trabajos a flexió n) en su presentació n para la hinca.
Los pilotes cortos a medios (L < 10 m ) se suspenden a 0,29 L de la cabeza, lle-
vando la punta apoyada en el terreno , armá ndolos entonces para un momento
flector máximo M = p L 2 / 24 siendop su peso metro lineal.
Los pilotes largos se suspenden de dos o riíás puntos. Cuando son dos se sit ú an
a 0, 20 L de los extremos , resultando M = p L 2 /50, frente al p L2 /8 que se pro-
ducirá de suspenderlos por los extremos.
• .
• *' f

Para los pilotes hormigonados in situ se debe exigir una resistencia caracter ística
m ínima de 175 Kp /cm 2 y mejor de 225 Kp /cm 2. La dosificación de cemento suele
variar de 350 a 400 Kg /m3 (mayor cuando se hormigona bajo agua) y el tamaño
máximo del árido suele limitarse a 25 mm fíodado) o a 20 mm (de machaqueo).
Deben emplearse cementos resistentes a las eventuales condiciones de agresividad
del terreno, llegando a colocarse una camisa perdida si éstas son muy fuertes.
La consistencia del hormig ón medida en el cono de Abrams debe ser de 10-
15 cm. Cuando el hormigonado se hace bajo el agua o al amparo de lodos , el
asiento del cono puede aumentar de 16 a 20 cm . En pilotes apisonados, con ta-
pón de grava se emplean hormigones muy secos, con cono de 1 a 5 cm .
Si los pilotes trabajaran a compresión centrada no necesitar ían armadura , sal-
vo algunas barras en la parte superior para uni ón al encepado. La longitud de
estas barras suele fijarse entre 5 ,50 m y 9 a 6 diá metros (seg ú n la resistencia del
terreno), dejando adem ás un m í nimo de 0, 50 m para empotrar en el encepado.
Sin embargo, de hecho siempre existen esfuerzos de flexión por excentricidad ,
.
inclinación , acciones horizontales, etc , por lo que se recomienda colocar una
cuantía del 0,25 al 0,70 °/o .
j
Las prescripciones de armado continuo plantean problemas en los pilotes j
barrenados en los que la armadura se « pincha » en el hormigó n fresco, pe-
netrando usualmente unos pocos metros. Ello hace que las condiciones de utili-
zaci ón de estos pilotes deban estudiarse cuidadosamente.

202 {
-.
7 '
.
,*7 ?

(
En la práctica usual se consideran m ínimas las armaduras siguientes:
í
i
Diámetro (m ) 0,45 0,55 ::: 0 , 65 0 , 85 •
1,00 1 , 25

Armadura 6 0 12 7 0 12 6 0 16 7 0 16 9 0 16 10 0 20

Normalmente se colocan cercos o espirales 0 6 ó 0 8 con separaci ón o paso de .


.
20 a 2 5 c m ’ .
No se deben introducir reducciones por el hecho de pasar de barras lisas a
corrugadas , debiendo asegurarse un mí nimo de 6 barras de diá metro superior a
12 mm por pilote.
La distancia m ínima entre barras debe ser superior a 35 mm y el recubrimiento
del orden de 4 cm.
¡
La armadura longitudinal debe poder absorber las flexiones derivadas de ex-
--
centricidades, en ; la ejecución. > * <&
Se consideran tolerancias usuales:

En inclinación; < 3%
En posición:
Para un solo pilote 8 cm o el 10 % del diámetro
Para dos pilotes
seg ú n la l ínea de centros 15 cm o el 15 % del diá metro
l a la línea de centros Como un solo pilote
Para 3 ó más pilotes 20 % del diá metro

3. CONDICIONES DE EJECUCION CONTROL -


En los pilotes de hinca debe controlarse la relación entre la energí a de la machi -
na y el peso del pilote así como la calidad y comportamiento de los elementos
interpuestos para el golpeo. Puede servir de orientación la norma CPP -78. - -
Debe asegurarse que se alcanza el rechazo especificado y que se han alcanzado
las cotas de apoyo previstas, sin dañ os estructurales en el pilote. Para ello se
llevará n los oportunos partes de hinca.
-
:

El orden de hinca debe estar preestablecido de forma que no se produzcan le-


vantamientos o deformaciones en pilotes ya hincados o se compacte excesiva-
mente el terreno de forma que sea imposible continuar la hinca. Es conveniente
hincar los pilotes desde el interior hacia el exterior .
Los pilotes se descabezar á n en una longitud del orden de 1 m quedando descu -
biertos unos 50 cm de armaduras y asegurando una entrega mínima en el ence-
pado de 5 cm .
Debe prestarse especial atención a las vibraciones y efectos nocivos y ambienta -
les derivados de la hinca. ;r.

Existen numerosos métodos de control postconstructivo (sondeo sónico o me1


cá nico , impedancia, etc .) si bien el más usual es la prueba de carga hasta valo-
i .
res del,150 al 200 % de la carga de trabajo prevista. El nú mero de pilotes a en-
sayar depende mucho de la importancia de la obra y de la incertidumbre sobre
el comportamiento de la cimentación. Puede contarse con una prueba cada 50-
80 pilotes , con un m ínimo de 2.
En los pilotes hormigonados in sitii la entubaciqn se introducirá en el terreno
acompa ñando lá excavación y siempre por delante de la misma , salvo en el ca -
so que haya que atravesar capas intermedias que obliguen el uso de tr épano. Se
tomará n las precauciones necesarias para evitar el desprendimiento de las pare-
i
des y se cuidará especialmente la limpieza del fondo de la excavaci ón , termi -
nando ésta inmediatamente antes del vertido. En terrenos muy blandos o sus-
ceptibles de sifonamiento, durante la excavación se mantendrá el nivel del
agua en el 'interior de la entubación un metro por encima del nivel freá tico .
Si los pilotes se perforan con ayuda de lodos tixotr ópicoSj éstos tendrá n las
caracter ísticas siguientes: a ) suspensión homogénea y estable. 6) Dosificación
de lodos no mayor del 10 % en peso , c) Densidad aparente de 1,01 a 1,10
gr / cm 3. d ) Viscosidad Marsh igual o superior a 32 segundos.

203
r
En todo tipo de pilotaje deben controlarse las dimensiones , armaduras y cali-
dades de los materiales empleados así como el ajuste de la ejecución a las tole-
rancias especificadas.
Se debe prestar la mayor atenció n a la limpieza de la perforació n antes de co-
locar las armaduras y hormigonar el pilote.
Las armaduras longitudinales deben colgarse a una cota que asegure su recubri -
miento por el extremo inferior del pilote y disponerlas bien centradas y sujetas ,
con ayuda de separadores a varias alturas si fuera preciso, para garantizar su
situació n en planta . La sujeci ó n en cabeza debe ser tal que garantice que las ar -
maduras no se levanten durante el hormigonado .
En el hormigonado de los pilotes debe ponerse el mayor cuidado en conseguir
que el pilote quede, en toda su longitud , con su secció n completa , sin huecos ,
bolsadas de aire o agua , coqueras , cortes ni estrangulamientos. También se de-
*
be evitar el deslavado y segregació n del hormig ó n fresco.
En el caso de los pilotes con entubaciones recuperables, el hormigonado se rea-
liza preferentemente en seco de forma continua o discontinua , extrayendo la
entubació n de manera que siempre quede hormigón dentro de ella en una lon-
gitud mí nima igual a dos veces el di á metro del pilote , a efectos de impedir la
entrada de agua por la parte inferior de la entubació n. En todo caso , la colum-
na de hormigón dentro de la entubació n debe ser suficiente para garantizar que
no se sifona el mismo y no tan grande como para que al levantar la entubaci ó n
se vea arrastrado y se produzcan cortes en la masa de hormigón .
Si se emplean lodos tixotr ópicos, el hormigonado se realiza de modo continuo
bajo los lodos , de modo que al inyectar el hormigó n en el fondo , éstos se
desplacen hacia arriba . La tuber ía que vierte el hormigó n debe ir dentro de él
una longitud de 1 a 4 m , como m ínimo, en funció n del diá metro del pilote .
En los pilotes barrenados sin entubaci ó n el hormigonado se realiza en seco y de
forma continua. Sin embargo , en los barrenados con hormigonado por el tubo
central de la barrena puede hacerse en seco o bajo agua , aunque siempre de
forma continua , manteniendo siempre el hormig ó n bombeado en contacto con
el extremo inferior de la barrena; una vez terminado el hormigonado , se intro -
duce la armadura en el hormigón fresco. . •

Si el hormigonado se efect ú a en seco , y en un momento dado penetra el agua


en el interior de la entubació n , el pilote se considera defectuoso . Si esto se repi-
te, o bien , desde el principio si el terreno es permeable y acu ífero , es preferible
llenar la entubaci ón de agua al mismo nivel que la capa freá tica , efectuando el
'

hormigonado sumergido .
El hormigonado de un pilote debe hacerse , en todo caso , sin interrupci ó n , de
modo que, entre la introducci ón de dos masas sucesivas , no pase tiempo sufi -
ciente para la iniciaci ó n del fraguado. En el hormigonado discontinuo la altura
máxima de vertido es de unos 100 cm .
No debe permitirse la hinca con desplazamiento de pilotes o entibaciones en un
radio de 3 m alrededor de un pilote hormigonado, con entubación recuperada ,
hasta que el hormigó n haya adquirido una resistencia m ínima de 30 kp /cm 2 se-
g ú n ensayos previos . Tampoco se permitirá la perforaci ón con extracci ó n , du-
rante ese mismo plazo , en un radio de 3,5 D a partir deí centro del pilote.
Las pruebas de carga en estos pilotes son muy costosas en razón de las altas
cargas a aplicar por lo que sólo se efect ú an en obras muy importantes.

4. OTROS ELEMENTOS CONSTRUCTIVOS

4.1. Encepados

Son bloques prismá ticos que unen las cabezas de varios pilotes para que traba -
jen conjuntamente y sirven de base al pilar o elemento estructural.
La norma espa ñola CPE-78 indica que * por razones de retracción , los encepa -
dos han de realizarse con cementos de categor ía no superior a 350, con una do-
sificació n de 250 a 400 kg / m 3. La resistencia caracter ística a conseguir será de
175 kp /cm 2 para el caso de encepar pilotes in situ, de 225 kp/cm 2¡para pilotes
prefabricados en obra y de 275 kp /cm 2 [ para pilotes prefabricados en taller .

204
«.

El á rido m áximo a emplear será inferior a 40 mm y el asiento en el cono de


Abrams será: a) De 3 a 5 cm para hormigón de consistencia plástica, a compac -
tar por vibrado, b ) De 10 a 15 ampara hormigón de consistencia fluida , a
compactar mediante picado con barra.
Los encepados se construirá n sobre un hormigó n de limpieza de 50 kp/cm2 de i
resistencia característica, con 150 kg de cemento por metro cú bico como
m ínimo.
.
•'i •* i** ' \. . • . *

\ Las armaduras será n de acero A42.,


y se situar á n con un recubrimiento mínimo
de 15 cm sobre el hormigón de limpieza y de 10 cm a los paramentos verticales .
La entrega del hormigón del pilote en el encepado ser á de 5 a 7, 5 cm .
Debido a su gran canto, el dimensionamiento se hace por métodos
semiempíricos, siendo el m ás utilizado el denominado « rn étodo de las bielas »
que imagina la transmisión de las cargas del pilar a los pilotes a trav és de unas
« bielas » de hormigón. En general no es necesario tener en cuenta el peso pro-
pio del encepado i
La norma tecnológica CPE-1978 especifica las dimensiones y armaduras de los
encepados tipo, pero en general resulta excesivamente conservadora , por lo
cual se discute su empleo entre los constructores de pilotes. -
La-situaci ó n no ha mejorado con la aparició n de las EH -82 a EH -91, las cuales
establecen que el canto del encepado no deber á ser inferior a 1,5 veces el di á metro
de los pilotes, ni la distancia entre el contornó de los pilotes y las caras verticales
del encepado inferior a 25 cm ó 0,5 diá metros. Sin embargo, estas prescripcio-
•i -
nes suelen dar lugar a encepados desmesurados con mal aprovechamiento del hor-
migó n. - ' 1

Por otra parte la Instrucción da lugar a considerable confusionismo empleando,


por un lado, el m é todo de las bielas y, por otro, calculando los encepados como
zapatas flexibles, o como mé nsulas cortas, seg ú n los casos. Distingue los tres tipos
siguientes (fig .. 6.1). ->

I 0, 5 h < v max < 1 , 5 h (semir ígido) .


II vm„ < 0,5 h (r ígido)
III vm« > 1,5 h (flexible)

i
"I
H

.— Vuelo y canto de los encepados.


Fig . 6.1 •

En general conviene que los encepados sean lo m ás r ígidos posible , dentro de


unas limitaciones económicas , por lo que el tipo m ás normal es el I y , a veces ,
el II. El tipo III suele darse muy rara vez en edificació n , siendo m ás propio de
los grandes encepados de pilas de puentes , instalaciones industriales, etc.
:

!
El encepado para un solo pilote puede calcularse a partir de las cargas pun -
tuales sobre macizos pero , en general , se coloca una armadura del tipo de la in-
í dicada en la fig . 6.2. Este caso sólo es aplicable cuando el encepado está conve -
nientemente arriostrado en dos direcciones.
En el caso de 2 pilotes (ver fig. 6.3) resulta como tracción en la armadura infe -
rior

L a
4_ P (2 L - a)

. í
N = —
2
tg a

=. 2
2
d = 8 d

205
1.

!>

i
. J
i
p
i
fc /1
. <?
H -3
o 4
» •
.... V*
¿L

• . D .
A

B * e>
: K J^
'
L

00-* ) 4O 55 65 S 5 100 150


ü L a- ;

-

é o 75 *5 110 13*0 11o


H (5sm ) 45 50 60 SO 110 160


H
/ y
D &
A tt 5012 6012 6012 60 Í6 * 016 12016


Fig . 6.2. Encepado sobre un pilote. Fig . 6.3. — Bielas en el encepado sobre 2 pilotes
Si en la base del pilar act ú a un momento , puede suponerse que da lugar a una
tracció n adicional

M tg a M L/2 M
NM = L =
L d 2d
La armadura necesaria para resistir esta tracci ó n debe disponerse , sin reduc-
ci ó n , en toda la longitud del encepado, levantando las barras en su extremo,
para asegurar el anclaje de las mismas (fig. 6.4).

i i
-H'
Fig . 6.4 .

vi » •

Se aconseja tomar como canto ú til

d > 0, 7 ( L -

2
)

Las condiciones de resistencia a compresi ón de las bielas son :

P < 0,6 y P < 0 , 6 fek


a2 sen 2 O 2 Si sen 2 6
siendo Si el área de los pilotes .
A la carga P debe aplicá rsele el correspondiente coeficiente de mayoración.
i

Para mejorar la resistencia a torsión del encepado (a la que también ayudan las
riostras) debe colocarse en la cara superior una armadura de 1 / 8 a 1 /5 de la in-
ferior (seg ú n la EH -82 > 1 / 10) , así como una armadura de piel constituida < ;

por cercos verticales y horizontales de secció n.

A = 0,002 b ' t (cm 2 por barra corrugada)

206

:

i .
siendo b ' = ancho del encepado en cm (b > h / 2) y t = abertura de la malla de
cercos en cm. Conviene aproximar los cercos verticales en la zona de anclaje de
la armadura principal , para zunchado de las bielas ( fig. 6.5). Como orientación
suelen colocarse cercos <f> 10 a 10 cm para pilares con carga P < 901.

i
4 rr

i r
(

;

1
;
f
%
Í -:

a) Armadura de piel

A ;
Secci ón A-A
Soporte

IT
TTT

/ \ Cercos de zunchado .
^
4 en zona de anclaje
2 *1 i ! > <

t t
H
A '

b) Cercos

Fig. 6.5 .

Para encepados sobre un número mayor de pilotes el cálculo es análogo, par -


tiendo, en cada caso , de la geometría de las posibles bielas. A efectos pr ácticos
pueden utilizarse las expresiones simplificadas y las capacidades mecá nicas que
se indican en el Cuadro 6.1.
El armado puede hacerse ú nicamente con una armadura de zunchado peri-
metral Np (en la cara inferior del encepado ) junto con un mallazo inferior , o
mediante una armadura perimetral algo menor completada con unas bandas de
armadura 1SL (cada una de ellas) uniendo cada dos pilotes y cruzando el ence-
pado.
La EH-82 recomienda además colocar unos cercos de suspensión de la armadu-
ra principal , en el centro de la distancia entre pilotes o repartida entre ellos (pi-
lotes muy separados) (fig . 6.6). La tracción a resistir por esta armadura se fija
en P / 1 , 5 n , siendo n el n ú mero de pilotes .
En el caso de encepados flexibles o de forma alargada y grandes vuelos debe ha -
cerse un cálculo detallado comprobando la resistencia a cortante y punzonamien -
to en las secciones críticas, tal como se indica en la EH-91. - . . .

207
CUADRO 6.1 . —ARMADO DE ENCEPADOS

n ENCEPADO. CANTO Np Nm UALLAZO coriPR .


^
0 2.

P /?4 > o,z Np i

3 ^ - )
d o/6 (L| 0, 5 0,5
P/lo,5 P/Í 2/ 6
A
4 (L- ')
d ¿> 0,gs| p/fc> 0, 6 0,6
P/H/5
/ Np
5 '•"a ds ( i - aX ) P/H, 6 - P //6,5
0/5 /6
P/1 6 P/l4,l
^
P/8/ ,
0 25 Np NO / E
)
5
^
d 51,1 1-3-4
P/ i °
/ P/40
o/5 Mp
(REQUIERE
COMPROBACI ó N

6 d? Wl--44£ V'iop
,
Id .
P/Í 5/2

6 P/l 5, 6 P/l4,0 Td .

® y p/s -

Sección 1 - i

1 LLU
-
. :J •:!•

« 0 a

mmm
.
Fig 6.6.
— Cercos de suspensió n .

208
/

4.2. Vigas riostras

En general debe evitarse colocar un solo pilote bajo un pilar , ya que cualquier
r excentricidad constructiva introduciría esfuerzos de flexión no previstos. Cuan -
do se emplee esta solución deben colocarse vigas riostras en dos direcciones or -
togonales, uniendo los distintos encepados.
: Lo mismo debe hacerse en encepados sobre dos pilotes , arriostrando en el sen -
tido de la menor inercia .
Eventualmente podrá prescindirse de las riostras cuando los encepados estén
unidos por una losa continua de hormigó n armado de espesor > 20 cm.
Eventualmente podrá prescindirse de las riostras cuando los encepados estén
í

;
unidos por una losa continua de hormigó n armado de espesor 20 cm , o el
diá metro de los pilotes sea superior a l m .
Las vigas riostras tendrán un ancho m ínimo de 30 cm y un canto de orden de
1 / 12 de la distancia entre encepados ¿¿eon un m ínimo de 35 cm. Para el cálculo
se tendrá en cuenta: !

—El peso propio y los elementos que descansen sobre la riostra (tabiques, for -
jados , etc.). Como m ínimo se considerará una sobrecarga de servicio de 1
- t / m 2 actuando en un ancho B (ancho de la riostra ) + 0, 60 m .
— Una carga axil de tracció n del orden del 3 % de la carga total vertical de los
pilotes que arriostrado como m ínimo de 15 t .
— Los momentos transmitidos por los encepados por excentricidad , previsión
de asientos diferenciales , etc.
Como dimensionados t í picos pueden darse los siguientes:
Distancia entre encepados (m ) 3 ,50 4 , 00 5 , 00 6, 00 8, 00

Base de la riostra (m) 0, 30 - 0, 30 . 0, 35 0,35 0,40


Canto de la riostra (m ) 0,35 0, 40 . 0, 45 0, 50 0, 70

Armadura superior e inferior 4012 5012 4016 5016 6016 ’

Cercos 0 8 a 20 cm

5. NORMATIVA

En nuestro país existen las siguientes normas sobre pilotes:


— Norma Tecnológica NTE-CP1/ 1977: «Cimentaciones. Pilotes: In Situ ». Or -
den de 25-11-1977 y B .O .E. n ú m . 295 y 301 de diciembre 1977.
— Norma Tecnológica NTE-CPP / 1978: « Cimentaciones . Pilotes prefabrica -
dos ». B.O.E. n ú ms. 180 y 186 de julio y agosto de 1978.

— Norma Tecnológica NTE-CPE / 1978: «Encepados » . B . O.E. n ú m . 284 de 28-


11-1978 . "
- i

« ¿i

209
Apéndice
CARACTERISTICAS NOMINALES DE PELOTES COMERCIAL
ES
(Las resistencias nominales son las máximas
admisibles suponiendo que se
cuenta con un terreno suficientemente resistente y poco
deformable).
a) Pilotes prefabricados
Tipo «TERRA»

Denominación -
T 235 -
T 270 T-300
Sección (cm ) 2
552 729 900
Lado a (cm) 23,5 27,0
Armadura L 30,0
4 016 4 0 20 020
Armadura T
Carga vertical admisible (t) 0 6 a 16 cm
65 90 110
%

Tipo «HERKULES»

Denominación HK-420 HK-600 HK-800 HK-1300


Sección (cm 2 ) 420 600 800 1300
Lado a (cm ) ( hexagonales) 12,7 15, 2 17,6 22,4
Armadura L 6016 6016
Armadura T 6016 6020
Carga vertical admisible (t) 05 a 10 cm
40-50 70-80 100-110 160-170

b) Pilotes convencionales, perforados a rotación o con cuchara y hormigona


dos in situ * -

Diámetro nominal
( mm ) 450 550 650 850 1000 1250 1500 1800

Sección ( m 2) 0,159 0,238 0,332 0, 568 0,785 1,227


Armadura L
1,767 1,545
6012 7012 6016 7016 9016 12020 15020 18020
Armadura T 06 a 20 08 a 20
Carga vertical 08 a 25
admisible (t ) 60 90 120 220 350 530 750 1000
* Pueden hacerse sin entubati ó n , con entubatió n recuperable , con lodos benton í ticos o con camisa perdida
.
c) Pilotes apisonados

Diámetro (mm ) -
357 400 436-500 500-550 560 -600
Sección ( m 2) 0,110 0,174 0,217 0, 264
Armadura L 6012 6012 6016
Armadura T 6016
08 a 20 08 a 20 08 a 20 08 a 20
Carga vertical admisible (t ) 55 85 110 130

d ) Pilotes barrenados

Diámetro (mm) 350 450 550 650


Sección (m 2) 0 , 096 0, 159 0,238 0,332
Armadura L 6012 6012 6012
Armadura T 6016
06 a 20 06 a 20 06 a 20 06 a 20
Carga vertical admisible (t ) 40 60 90 125

210
/

e) Pilotes semirrectangulares (paneles de pantalla)


:
.
• •

Dimensiones (m) 1, 80 x 0,45 1 , 80 x 0,65 1 ,80 x 0,80 l ,80 x 1 ,00 2, 50 x 0,80


i
0,766 1 , 080 1,303 ' '
1,650 2,000
Sección (m 2) 18 16 22016
Armadura L
Armadura T
14016
08 a 20
16016
08 a 20
18016
08 a 20 ^
08 a 20 08 a 20
í 300 440 550 750 1100
Carga vertical admisible (t)
¡

i Existen combinaciones en + , H , etc.


r i
f ) Micropilotes

i Diámetro ( mm) 100 175 250 325 ¡

829, 6
'

Secció n (cm 2) 78, 5 240 , 5 490,8 *

i
Armadura L* 3012 4012 5012‘ 5012 ‘
Carga vertical admisible (t ) 15 22 34 45

* Pueden ir armados con tubo de acero, con lo cual aumenta considerablemente la carga admisible.

PRECIOS ORIENTATIVOS (1994)


• mi •

El precio desuna obra de pilotaje se establece por combinación de diversas par-


tidas: . . . . .
a) Implantaci ó n y retirada de equipos ( P.A.)- Influye la distancia a la obra

Micropilotes .. 475.000 pesetas


Pilotes barrenados 800.000 pesetas ¿
-
Pilotes a rotació n 900.000 pesetas
Pilotes con lodo 1.200.000 pesetas
Pilotes con entubación ... 800.000 pesetas a 1.500.000, seg ú n diá metro
Pilotes hincados . .. .. 700.000 pesetas

Para que la repercusi ón del equipo no sea muy fuerte se requiere que la obra
comprenda como mínimo unos 500 m lineales de pilote.

b) Perforaci ón y extracció n del terreno


Influye mucho el tener o no que entubar . .

c) Hormigó n y armaduras
Se valoran aparte, a precios de mercado ( — 8.000 ptas./m de hormig ón y
3

100 ptas./ kg de acero ferrallado cobrando


) una peque ñ a partida por colo -
caci ó n. :
el
Combinando estas partidas y teniendo en cuenta las variaciones de precios en
mercado (generalmente asociadas con la calidad de la ejecuci ón ) puede contar -
se , para una obra normal (Lj. > 500 m.l.) con el siguiente orden de precios fi -
nales:
Pías, m /l con Pí as, m/ l con
1

0 Pilote Tipo Precio m / l lodos entubación

230 x 230 mm Hincado 6.500


300 x 300 mm Hincado 7.500
350 mm Barrenado 3.500
650 mm Barrenado 4.500 •

450-650 mm Rotació n 6.500 9.000 • • 12.000


850 mm Rotació n 7.500 12.000 18.000
1.000 mm Cuchara 10.000 17.000 25.000
2.000 mm Cuchara . 28.000 38.000 65.000
120-150 mm Micropilote con barras 7.500 * 8.000 •

i
120-150 mm con tubo 12.000 12.000 .
. admite mucha lechada o
* En los micropilotes se supone la admisi ón de mortero teórica + 10%. Si el terreno
i mortero, se factura aparte.
211
\
:

Pf

i
;

í
Capí tulo 7
•#
:

t
i
Empujes de tierras y estructuras de
{ contención
i

CARLOS S . OTEO MAZO


>

1, INTRODUCCION
i

;
Cuando el hombre trata de insertar sus obras en el terreno es habitual que
se encuentre con el problema de establecer dos niveles geom étricos de servicio a
distinta cota , aunque inmediatamente pr óximos. Para conseguir este desnivel en
el terreno puede acudirse a establecer una transició n m ás o menos suave , me-
.
diante un talud , o puede llevarse a cabo mediante un cambio muy brusco, lo
más parecido posible a discontinuidad en vertical . Esta segunda solución es, a
menudo , obligada por la pérdida de espacio que el talud supone o por condi-
ciones de seguridad respecto a obras situadas en el nivel de cota superior .
^
En el á mbito urbano es claró que la segunda soluci ó n sé impone , por razones
de funcionalidad y econom ía , al excavar sótanos, aparcamientos subterráneos ,
etc.
Sin embargo, el terreno superficial n ú suele tener, en muchas ocasiones, resisten-
cia suficiente como para soportar un talud en vertical ; por lo que es necesario en-

cajar en esa transició n entre los dqs niveles de servicio -i- una obra de f á brica
que, en condiciones debidas, ayude a asegurar el cambio de cota. Ello lleva a la
utilizació n de estructuras de contención, cuya misi ó n es soportar adecuadamente

las acciones provinentes del terreno -^y del exterior , motivadas por el hecho de
que el suelo no tiene entidad propia para facilitar el cambio de nivel tan brusca-
mente como se desea. * ;í
La estructura de contenció n , por lq tanto, estar á sometida en su trasdós a los
empujes del terreno que sostiene, ET, a posibles fuerzas exteriores , Ae, y a su
propio peso, W, conjunto de acciones que han de ser soportadas , y transmiti-
das , al terreno situado al pie y en la base del muro (fig. 7.1). Por lo tanto la
estructura de contención ha de ser proyectada
v. s.
para: :

— Soportar los empujes del terreno y cargas exteriores con integridad


del material que la constituye.
— Transmitir a las zonas de terreno situadas por debajo del nivel de


servicio m ás bajo o de excavaci ó n , en su caso las acciones an -
teriores en unas condiciones aceptables para el propio terreno.
Ae -í>:
-^
/
:
o
4
ó

Er .- ?= Empuje en el irasdós :
Ae = Acciones exteriores
W - Peso propio de la estructura
ET E« = Reacción en el pie
% Rr = Reacció n en la base
i

ER

V .
7
Rr Fig. 7.1. — Acciones en una estructura de contenci ón .
213
[

Dado que la estructura de contención está sometida a unas acciones importan -



tes y que se apoya en un material relativamente blando el suelo experimen-
tar á una serie de movimientos, por lo que puede movilizarse una cierta reac-

ció n del terreno en su parte delantera, ER. Por otro lado la base de la estructu -
ra recibirá la reacci ón del terreno en que se apoya , RT , por lo que el conjunto


tradicional de muro serán las que aparecen en la fig . 7.1.

de fuerzas a las que se verá sometida la estructura si se considera el caso más

Desde el punto de vista geot écnico , una vez conocido el tipo de terreno situado
en el entorno de la estructura de contención , se trata de averiguar cuáles son

— —
los empujes del terreno en su trasdós y las reacciones o empujes , hablando
con más generalidad en el intradós , á fin de comprobar si el dimensiona-
miento previsto de la estructura es adecuado seg ú n diversas condiciones (in -
tegridad estructural , reacció n del terreno que no produzca su rotura , equilibrio
est á tico, etc . ).

2. TIPOS DE ESTRUCTURAS DE CONTENCION


En primer lugar deben distinguirse dos tipos de estructuras de contención:

Las írgidas, que son aquellas que por sus dimensiones , materiales y
constitución morfológica , cumplen su funci ó n sin cambiar de for -
ma, al experimentar las acciones ya enumeradas. Ello implica que
sus movimientos ser á n prá cticamente de giro y desplazamiento del
conjunto, sin que aparezcan deformaciones apreciables de flexió n
o acortamiento. Pertenecen a este grupo la mayor í a de los tradi -
cionalmente llamados muros.

Las flexibles, que son aquellas en que por sus dimensiones y
morfolog ía cumplen su función experimentando deformaciones
apreciables de flexi ó n . Pertenecen a este grupo los tablestacados y
las pantallas continuas de hormigón armado.

Tambié n cabe a ñadir , a estas definiciones como luego se ver á que en las
estructuras rígidas los posibles cambios de forma (aunque no apreciables ) no —
influyen en la magnitud o distribuci ó n de los empujes del terreno , sin embargo ,
en las flexibles los cambios de forma pueden influir claramente en la distribu -
— —
ción y magnitud de dichos empujes.
Entre los tipos de estructuras r ígidas pueden distinguirse (fig . 7.2):

a ) Mamposter í a b) Hormigón en masa c) En T d) En L


/

rr
n
rT
O Armadura •

metálica
9 1 LJ
LL rn Escamas
i i n
Lb

*

I I Textiles
n o
e) Contrafuertes f ) Muro jaula g) Tierra armada h ) Suelo reforzado

Fig . 7.2. — Tipos de estructuras r ígidas .


214
> ?" -.. v .
' 1

a) Muros d é maniposter ía (con o sin cemento de


i
unión)
( b) Muros de hormigón
>

: b-1 ) En , masa o, de gravedad . .


b 2) Armado: En voladizo (L, $ invertida etc.), de

-contrafuertes , alige-
5
rados , etc. í . /. 3

c) Mixtos
i c-1) Muros jaula o criba
í c-2) Tierra armada
c-3) Suelos reforzados
/ y entre las flexibles (fig . 7.3):

t '
v!' ~

t
&.

a ) Tablestaca en voladizo b) Tablestaca andada c) Pantalla « in situ »


armada y anclada
,

i
Cable de
pretensado
u

d ) Pantalla « in situ »
pretensada e) Pilotes tangentes f ) Pilotes independientes

Panel
Junta de
bentonita-cemento
=C
i

g) Micropilotes
h ) Paneles prefabricados i ) Entibaciones

i

Fig . 7.3. Tipos de estructuras de contenció n flexibles .

í
215
a) Tablestacados
b) Pantallas continuas «in situ »
b -1 ) De paneles armados
b-2) De paneles pretensadps
b-3) De pilotes tangentes o secantes
c) Pantallas discontinuas «in situ » (Pilotes independientes y micropilotes)
d ) Pantallas de paneles prefabricados
e) Entibaciones , con varios niveles de apoyo.
En estas estructuras flexibles, por lo general , se introduce el elemento artificial
en el terreno , por debajo del nivel final de excavación , en una longitud tal que
la reacción o empuje en el intrad ós sea importante y comparable con el empuje
del trasd ós . Si la longitud es tal que asegura el equilibrio del conjunto con —

una adecuada seguridad la estructura puede quedar en voladizo. Pero si ello

requiere gran longitud , se puede preferir por razones econ ómicas el dispo-
ner uno o m ás niveles de apoyo ( mediante anclajes o puntales ) que propor -

cionen la reacci ó n necesaria para soportar los empujes del trasd ós . Ello conlle-
va , adem ás , la ventaja de reducir los esfuerzos de flexi ó n que se generan en la
propia pantalla, limita sus propios movimientos , etc . (fig . 7.4).

-
W / AV w./ yv'- v'V //V.VN'
'

')VAAW7AW

Av

a ) En voladizo b ) Un anclaje c ) Varios anclajes d ) Apuntalada

Fig . 7.4 . — Sistemas de soporte lateral de pantallas .

M ás adelante se analizar án las caracter


ísticas propias de cada una de estas

estructuras y su forma de cálculo global , ya que para ello hemos de anali-
zar previamente la naturaleza , magnitud y distribuci ó n de los empujes de

tierras .

3. EL EMPUJE DE TIERRAS
3.1. Estados l í mites

El empuje sobre el trasd ós de una estructura como las que se han citado pro-
viene del desequilibrio tensional creado al realizar la obra que separa los dos
niveles de diferente cota que definen la altura del muro.
Imaginemos un suelo indefinido en el que no se ha introducido ninguna obra .
Si se considera una l í nea vertical AA \ un elemento diferencial de terreno si-
tuado junto a dicha línea y a una profundidad Z (fig. 7.5, a) estar á sometido a
las tensiones verticales &va y horizontales <r 'Ho. Supongamos que esa línea AA’
se sustituye por una pantalla indefinida de espesor inapreciable pero de rigidez
muy grande , de forma que no se altere el estado de tensiones. Esta situació n la
denominaremos como inicial.
Si ahora se elimina el terreno situado a la izquierda de la pantalla (fig. 7.5.b ) ,
ésta se ver á sometida a las tensiones que había antes a la derecha pero con el
inconveniente de no existir terreno a la izquierda para mantener el equilibrio.
Por lo tanto la pantalla tenderá a moverse bajo las tensiones iniciales o em - —

pujes iniciales , por lo que el terreno de la derecha experimentar á una - relaja-

216
i
?

ci ón , con lo que disminuirá n las tensiones horizontales en el terreno pr óximo a i


!
!
la pantalla hasta alcanzar unos valores permanentes , aHa , correspondientes a un
--:-
(
estado llamado activo.
7

( •
Por el contrario , si la pantalla la hubiéramos movido contra el terreno de la de- i
:

.
recha (fig. 7.5 c), sin eliminar éste, las presiones sobre la línea AA’ aumenta-
rá n , como reacción del terreno que sé opone al movimiento. También se llegará
a un estado de tensiones permanente, {j'Hp, correspondiente a un estado pasivo.
;
:

=
Superficie
A x- . A

a ) Estado inicial - b ) Estado activo


J , .
c ) Estado pasivo

Fig . 7.5 . —Estados activos y pasivos idealizados.


Si se analiza la variación de las tensiones horizontales en un punto, en relación
a los movimientos que podr ían experimentar la lí nea AA’ , se obtendrí a la
fig . 7.6. Existen , pues, dos estados límites , activo y pasivo , correspondientes a
excavación y a reacción del terreno frente a un movimiento de la pantalla hacia
el suelo, los cuales representan los dos extremos de las tensiones que el terre-
no puede tener junto a un muro , es decir , los empujes m í nimos y m á ximos del
terreno hacia una estructura de contenció n.

A O Íí P Estado pasivo
<D

3
o .
6
o
<si

C
O
tn
r.
Estado inicial , cr¿0
aj

a'Ha Estado activo

i Movimiento hacia la Movimiento hacia el terreno


excavació n


Fig. 7.6.^ Influencia de los movimientos en los empujes.

En el caso más frecuente (una excavaci ón) interesa conocer el estado o empuje
I
activo , puesto que va a ser la acci ón hacia la que tender á el terreno al ir reali-
zando el vaciado y construyendo el muro. Pero en el caso de una pantalla con-
tinua , en que parte de la estructura est á enterrada , en la zona inferior ser á la
obra de f ábrica la que empujará contra el terreno , por lo que se necesitar á co-
! nocer el estado pasivo , como límite de la reacción con la que se puede contar .

217
i
Es decir , en definitiva , interesa conocer la distribución de tensiones o empujes
en la línea AAY puesto que son los que podemos suponer que actuarán sobre
las estructuras reales. Su integración proporcionará el empuje total buscado.

— —
No debe olvidarse el estado inicial o de reposo de que se ha partido Para
llegar a los otros estados son necesarios movimientos adecuados, mucho mayo
.
-
res en el caso del pasivo que del activo . Una idea de estos movimientos la da la
siguiente tabla que indica el movimiento horizontal , ó H , en cabeza de un muro ,
suponiendo que éste gira al nivel del fondo de la excavación de profundidad ,
H , para llegar a dichos estados.

Movimiento hJH
n
Tipo de suelo
Estado Activo Estado Pasivo
Arena densa 0,0005 a 0, 001 0, 002
Arena floja 0, 001 a 0,002 0,006
Arcilla firme 0, 004 a 0,01 0,02
Arcilla blanda 0,004 a 0,02 0,04

Si la estructura es muy r ígida y su base de apoyo muy resistente, o si su despla-


zamiento est á impedido , como es el caso de un muro de só tano unido a los for-
jados de un edificio, el muro puede no experimentar apenas movimientos , por
lo que los empujes pueden no diferenciarse apenas de los correspondientes al
estado de reposo. Sin embargo, si el movimiento hacia la excavación es posible,
el empujé disminuye hasta el estado activo, lo cu ál es conveniente puesto que
dicho valor es menor que el inicial.
Como acabamos de indicar , se ha supuesto que s ólo existen movimientos hori-
zontales de la l ínea AA \ En estas condiciones se ha partido de un estado tal
que las tensiones principales son verticales y horizontales.
Más adelante veremos que, en realidad , en el caso de un muro esto no es más
que una aproximación. De todas formas ello lleva a suponer que la tensi ón ho-
rizontal inicial o empuje en reposo , o' Ho , puede escribirse, como es habitual:
ff ' = Ko ‘ a'
Ho
en que Ko es el coeficiente de empuje en reposo. Su determinación es muy
dif ícil , aunque , en la pr áctica puede tomarse como: Ko = 1 —
sen <p'
{ p ' = á ngulo de rozamiento interno del terreno ), para suelos granulares y ar -
(

cillosos normalmente consolidados.


Las tensiones horizontales correspondientes a los estados límites se pueden
escribir, por analogía:
a' Ha = K a • a /v
cr 'Hp = K p • arv
En este caso Ka y Kp se denominarán coeficientes de empuje activo y pasivo,
respectivamente. Como a 'v quedará determinada por la densidad efectiva y la
profundidad del punto considerado , bastará determinar el coeficiente de empu-
je correspondiente para conocer las acciones del terreno sobre el muro.

3.2. Empuje activo

En la práctica , los movimientos que experimenta una estructura de contención


no arriostrada son suficientes como para considerar que el empuje en su tras-
dós será de tipo activo , lo que resulta más económico que el considerar la si-
tuación inicial o de reposo.
Por lo general , la situació n relativa de las fuerzas que actúan sobre el muro
(empuje en trasd ós y peso propio, principalmente) y la deformabilidad del
terreno situado por debajo de la estructura son tales que el muro tiende a girar
alrededor del punto más bajo de su trasdós. Con ello e! terreno de detr ás del
muro experimenta la descarga lateral comentada anteriormente, que le conduce
al estado activo , Pero esta descompresión horizontal va acompa ñ ada de un pe-
que ño movimiento vertical — asiento —
del terreno inmediatamente situado
junto al trasd ós del muro. Cuando el giro del muro aumenta incluso puede
apreciarse que una cuña de terreno le acompa ña en el movimiento horizontal
resultante con un importante asentamiento. A ese descenso del terreno se opo-

218
i

{•
'

ne el propio trasd ós del muro , por ser un material de diferente naturaleza y de-
formabilidací, con lo que se induce, por rozamiento , una cierta fuerza vertical
:
i

en el trasdós, decir , el empuje soljre el muro no sólo tendrá una componen-


te normal al muro debido a la acción de contenció n , sino que tendr á otra com-
ponente paralela al muro- por el rozamiento mencionado.
. í
(
O sea , el empuje gira , con respecto ala perpendicular al trasd ós , desde su posi-
ció n inicial predominantemente perpendicular al muro , a una posición que for -
\
— —
ma un á ngulo 5 rozamiento tierras^f á brica con dicha perpendicular . Dicho
á ngulo viene a tener un valor del orden de 1 / 3 a 2 /3 del de rozamiento interno
del terreno. [

Por lo general, este rozamiento tiene sentido positivo y es favorable a la estabili --


dad del muro, aunque si el terreno situado en trasd ós es de muy escasa
compaci
propios del terreno pueden ser grandes y originar un rozamient o
dad , los asientos
inverso , desfavorable al muro. . . -- . . .
f v

En la á pr ctica , es muy corriente tomar —


6 0, en el caso de que en la corona -
está del lado de la seguridad .
í

ció n del terreno sea horizontal , lo cual .r

En un sentido estricto, las fuerzas que intervienen en el equilibrio del


muro ,
mite activo ( formaci ó n de una cu ñ a de terreno que ori -
considerando el estado lí
gina el empuje) , ser ían las que aparecen en la fig . 7.7 . a . Ello equivale a supo-
ner que esa cuñ a es la responsable dél empuje , o sea , la de rotura del terreno-
cuando el muro se cae. La idea nació de la observación de lo ocurrido en
diver
derrumba dos o destruido s , lo que dio pie a Coulomb a elaborar esta
sos muros
ía en 1779.
teor
Si O A es la cu ña responsable del empuje total Et , podr íamos aislar dicha cu ña
,
como muestra la fig . 7.7. b. Si no existe cohesi ó n en el terreno , las fuerzas ac -
tuantes en dicha cu ñ a ser á n : — E ( reacci
( ó n del muro sobre el terreno ) , R ( roza -
, <p ,
miento cu ñ a-terreno , que forma un¿á ngulo igual al de rozamiento interno
respecto a la normal a la cu a ñ ) y Wt q ü e puede deducirse el valor de y cono--
( peso propio de la cu ñ a ) . Estas tres fuer
zas han de estar en equilibrio , por ló; Et
cer el empuje total sobre el muro (fig. 7.7.c).

Wt
S
. x
fQ*
w
i
o
b) Equilibrio de fuerzas en la cu ñ a c) Deducción del valor de Ef
a) Empuje sobre el muro


Fig. 7.7. Método de Coulomb para determinar el empuje activo .-

:v .

Ahora bien , la cuña elegida no tiene por qué ser la que conduza al estado
l ímite activo, por lo que habr ía que repetir la construcción con otra cu ña hasta
conseguir el mayor valor de . Esto puede hacerse gráficamente , seg ú n el mé -
Et
todo de Culmann (fig . 7.8), Este m étodo , que es el conocido de Coulomb, con-
duce a una expresió n de tal que: .Et
1
Et = i? H K 2

219
siendo 7 el peso específico del terreno , H la altura del muro y
de empuje activo, cuya expresió n (ver fig. 7.7.a) es la siguiente:Ka
el coeficiente
i

sen (1/'— y>) 12


Ka
>
'
sen ( \p + 5) + sen + <5) sen ( <p —(3 )
( ip
sen ty —p )
Este coeficiente Ka permite calcular el empuje total sobre el muro . A veces, para
mayor comodidad de cálculo, se determinan las componentes vertical y horizontal
(Etv y Eth) del empuje total, a partir de las expresiones:

Eth — 1
2
7 H
2
Kah

4 4
Etv — 2 - y H2 Kav = - 7 H2 Kah tg(8 + a )
2
1
Et = -r 2 Kah
7H ’
2 sen ( ¡ + 5 ) \/

El coeficiente Kah puede verse tabulado en la fig . 7.9.


Valores de 1.000 Kah (Kezdi , 1975)
p = (r P = v /2 P ~ v
CUNA 1 lS * <f 6=0 qJ2 2/3 <p
'

2 <p 8=0 q>)2 213 <p <P Cualquier valor


-3 15“ 523 4S0 469 449 589 552 542 524 835
\ 20°
t
\
- 0.2
25°
30°
417
330
257
378
295
229
367
286
221
348
270
207
482
388
306
446
354
278
435
345
270
418
329
256
763
675
587
LINEA 1 i 35° 198 175 169 158 237 214 208 195 495
&\ <P . I 40° 148 132 126 ‘ 118 178 160 155 146 406
1 45° 108 96 93 86 1 29 116 102 95 320
\ 15° • 556 510 499 475 627 587 576 556 833
\ Vh 20° - 454 409 397 376 526 435 473 453 822
)f 25° 368 327 316 296 434 396 384 365 747
o 30° 295 260 250 233 353 319 309 291 666
0.1 35° 234 205 196 181 282 253 245 228 580
40° 182 159 152 140 220 197 190
OA = Wt = Peso cu ña 1 45° 139 121 116 106 168 149 140
176
132
492
405
AB = // Lí nea 1 i+ 15“ 588 538 524 500 665 621 609 587 933
20° 490 440 426 401 569 523 883
E„ - Max . empuje (emp. activo) 25° 406 359 345 322 482 436
510
423
486
400 824
0 30° 333 291 279 257 402 360 334 326 750
35° 271 235 224 205 330 293 283 262 672
Fig . 7.8. — M étodo de Culmann. 40°
45"
218
172
187
148
183
145
161
125
267
210
235
185
226
177
207
160
587
500
+ ¿> 15" 619 564 549 521 701 654 640 615 * 983
20° 525 469 453 424 - 812 ' 561 545 518 948
Convenio 25° 443 389 373 345 529 477 461 434 900
-0.1 30° 372 321 306 280 452 402 387 359 839
de 35° 309 264 251 226 381 335 318 294 768
— a signos 40" 254 216 204 180 316 275 263 237 689
45" 207 174 164 143 257 223 212 188 605
15" 64S 588 571 541 737 684 669 642 1036
20" 559 495 477 444 654 596 579 548 1016
— 0.2 25° 479 416 398 365 576 516 498 465 982
30° 409 . 349 332 299 502 442 424 390 933
35" 347 292 275 244 432 376 360 323 872
40° 292 243 - 229 197 367 316 300 265 800
45° 243 20Ó 186 157 307 262 247 213 720

Fig! 7.9. Coeficientes de empuje activo horizontal.


La teoría de Coulomb equivale a suponer que la distribución de empujes en el


trasd ós de la estructura de contenci ó n es lineal , es decir , que el empuje unitario
activo , ea , valdría : er.= Ka • 7 • z ( fig . 7.1 Ó.a) , empuje que estar í a inclinado un
ángulo 5 respecto a la normal al tradós.

ez = yzKa + pKa •
cos( /3 — a )
a) Distribución de empujes b) Efecto de una sobrecarga superficial
Fig. 7.10.
—Distribuciunitarios
empujes
n ó de
.
220
Si sobre la coronació n del terreno situado en el trasd ós del muro act úa una
;

sobrecarga uniformemente distribuida , p (fig . 7.10.b), por un procedimiento


análogo al anterior se llegar ía a que el empuje unitario valdr ía:

t
¡

ea = Ka •
eos a
y • z + K P cos( 5 ex )
/ .- - —
(
Es decir , al empuje con variación lineal del propio terreno habría que a ñadir
un empuje de valor constante; que es funci ón de la propia sobrecarga , de la
geometría y del coeficiente de empuje activo.
En muchos casos prácticos suele utilizarse la teor ía de Rankine para calcular el
empuje activo , que supone que todo el terreno tras el muro se encuentra en es -
tado de rotura . Si el terreno tiene su coronación horizontal y el muro es verti-
cal (caso muy frecuente) y suponiendo que se desprecia el rozamiento tierras-
f á brica , el empuje unitario es horizontal y vale: i

(sin sobrecarga ) ez - YzKa - yztg2 (45°


*
— 2
*

(con sobrecarga) ez = yzKa + pKa (Yz + p)tg2 ( 45 — )

Este coeficiente de Rankine es muy utilizado en la práctica, por la sencillez de


cálculo , en las condiciones ya enumeradas.
En el caso de existir sobrecargas concentradas pueden usarse las expresiones de
la fig . 7.11.

Carga lineal Qc Carga puntual QP


;
¡

I
c
SI
l X = mH I PARA m % 0,4 .

PH ° =
'

0,20 m
, + n2 ) 2
( 0 16
,5 5 QL
x
c
T
L
X = mH

t PARA tn

—H
= 0,4
*2

PARA m > 0,4 . *


0, 2 6 n 2
crHH ( -p ) = ( 0,1 6 4- n 2 ) 3
°
PH 1, 7 7 m 2 n 2
H t Q ?P ) =
N N

-
PH PARA m > 0,4 A
O -

ffit / A /H
( m2
X X
+ n2 j ^
O"
H
(l
—=
0L
H )
'
,
1 28 m2 n
(m 2 + n2) 2 a: = <TH c o »2 ( i, i e )

0,64 QL
' RESULTANTE P
H ( m2 + 1 )

a) Carga lineal b) Carga puntual

Fig . 7.11 . — Empujes horizontales en muros debidos a cargas superficiales.


Otro agente importante a considerar es el efecto del agua en el terreno, general-
mente debido a la presencia de un nivel freá tico. En ese caso , el empuje total
sobre la estructura tendr á dos componentes : Una debido al empuje hidrost á tico
*

del agua (siempre perpendicular al paramento del muro y deducido a partir del
peso específico del agua , yj y otra debida al empuje efectivo del terreno. Este
último componente se calcular á teniendo en cuenta que, en cada punto , la ten -
¡ sión vertical no tiene por qu é ser yZ, sino que habr á que calcular la tensi ó n .
vertical efectiva real que haya en ese punto y con ella proceder como ya se ha
indicado (fig. 7.12), teniendo en cuenta la densidad aparente del terreno , y , y
la sumergida y \
El empuje hidrostá tico es muy superior al de tierras , de aquí el interés en redu-
cirlo , drenando adecuadamente el trasd ós de los muros.
Por ú ltimo cabe considerar el posible efecto de la cohesi ón del terreno , c, en el
empuje activo. Realmente, la cohesión se opone a la extensión que tiende a ex-
perimentar el terreno al pasar del estado de reposo al activo, por lo que el
suelo puede llegar a estar sometido a tracción en su parte superior . Como la re-
sistencia frente a esta acción es peque ña , lo más lógico es no admitir su existen -
cia por lo que se alcanzaría la rotura y se abrir ían grietas en esa zona superior
(de espesor , ho), llegando a un empuje prácticamente nulo (fig . 7.12).

221
N. F

Kh Ka

N. F .
F*H . K a
7
>V H \
[F h F F ' ( H - h ]]Ka
Empuje agua Empuje suelo Empuje agua
(cori su inclinació n Empuje sudo
correspondiente) (con su inclinació n )

a) Nivel freá tico en coronació n b) Nivel freático intermedio

Fig . 7.12. —Efecto del agua.


De acuerdo con esto el empuje unitario inicial, teniendo en cuenta, por
ejemplo, la teor ía de Rankine , ser ía:

ez = YzKa — 2c
Al abrirse la grieta la profundidad ho ser ía tal que en ella el empuje ser ía nulo ,
por lo que: ho. = 2c / y \/T . A partir de esta profundidad el empuje crecerá li-
^
nealmente, actuando el terreno superior como una sobrecarga , por lo que los
empujes ser á n los que aparecen en la fig . 7.13.

Z
rv ho

e z = F( Z - ho ) KG
!

a ) Estado inicial de empujes b ) Apertura de grietas y estado final


Fig. 7.13. Efecto de la cohesión .

Por lo tanto el efecto de la cohesió n es muy favorable , desde el punto de vista


económico, puesto que reduce extraordinariamente los empujes. Sin embargo,
no debe olvidarse que las variaciones de humedad (por ejemplo por rotura de
tuberías) y las heterogeneidades del terreno pueden hacer que la cohesión dis-
minuya en algunas zonas del muro , por lo que los empujes reales serían mucho
mayores que los previstos al considerar la cohesió n. De ah í que sea habitual el
no tenerla en cuenta o, al menos, minorarla fuertemente, a efectos de no tener
problemas importantes a medio y largo plazo.

3.3. El empuje pasivo


La determinación del empuje pasivo o reacción del terreno se lleva a cabo
utilizando procedimientos análogos a los indicados para el empuje activo. En el
caso de utilizar la teoría de Coulomb se buscar ía la cu ña de empuje o reacci ón

m ínima, aunque este método no resulta muy adecuado por suponer una figura
de rotura plana , cuando la real es de tipo curvo.

222

?
En el caso de la teoría de Rankine y en las mismas condiciones antes citadas el
empuje pasivo unitario, e , resulta:
•u
%
ep = yztg 2 (45° |
+ - ) = y Z Kp

Ahora bien , cuando se necesita determinar el empuje pasivo suele ser porque se
cuenta con él como reacción favorable del terreno , por lo que no interesa cal -
cular valores que sean cotas superiores, por los efectos desfavorables que ello
supone. Por esta razón varias de las teorías existentes para evaluar ep han de
ser utilizadas con gran precaución . Én el momento presente parece que los va-
lores incluidos en la fig. 7.14 (correspondientes a trasd ós vertical) pueden ser
adecuados. V

. 8p o

10° 15 ° 20 ° 25 S 30 ° 35 ° 40 * 45 °
i

0 .
1 42 1.70 .
2 04 2 . 4 6. 3.00 . 3 .6 9 4.58 5 .8 3
i
- 00 .. 12 .
1 38
..
1 36
.
1 63
.
1 56
.
1 92
1 .8 1
2.27
2.08
2.67
2 .38
3.10
2.71
3 .7 7
.
3 09
4.54
3 .5 0
- 00 .. 34 1 32
.
1 28
1 .4 9
.
1 42
1 .6 9
1 .5 7
.
1 89
.
1 70
2.10
.
1 82
2.30
1.92 -
.
2 50
1 .9 9
.
2 68
2.02
0.5 .
1 23 .
1 34 1 .4 4 1.51 .
1 56 1 .58 .
I 56 .
V 48
0.6 1.18 .
1 25 1.30 1 .3 2 .
1 32 1 .2 8 1.19 1.06 .
0.7 1.12 1.15 1.17 1 .14 .
1 09 .
1 00 0.880 0.731
0.8 .
1 07 .
1 06 1 .0 3 0.97 0.882 0.764 0.626 0.480
0.9 .
1 00 0.961 0.895 0.803 0.666 0.557 0.422 0.292
1 0 . 0.848 0.749 0.637 0.520 0.404 0.296 0.200 0.123

!= rP
V- 10° 1 5° 2 0° 2 5 °: 3 0° 3 5° 4 0° 4 5 o ..
* <P
\ 0 .
1 54 .
1 97 .
2 55 3.38 4.62 6.55 9.73 .
15 48

--
0.1 .
1 51 .
1 90 2.40 3.12 4.12 5.63 8.00 12.06
0.2
0.3
.
1 48
.
1 44
.
1 81
.
1 73
.
2 26
2.11
2;06
2.5?
.
3 66
3.23
4.81
4.09
.
6 56
5.30
9.52
7.11
0.4 .
1 39 .
1 64 .
1 96 2.33 2.80 3.41 4 .23 5.36
0.5 .
1 35 1 . 55 .
1 80 2.08 2.41 2 .8 1 3.31 3.94
0.6 1 .2 9 1 .45 .
1 63 .
1 82 2.03 2.27 2.52 .
2 82
0.7 1 .22 .
V 34 .
1 46 .
1 57 .
1 67 .
1 78 .
1 87 .
1 94
0.8 1.17 .
1 23 .
1 29 1.33 - 1.36 1 .3 5 1.32 1 .2 7
:+ P 0.9 .
1 09 1.11 1 .. 1 2 1 .10 1 .06 0.980 . 0.895 0.776
1 .0 0.925 0.868 0.797 0.714 0.623 0.525 '
0.425 0.327
eos
SP 0.996 0.991 0.984 0.976 0.965 0.953 0.939 0.923

<3
v =- i*
1 0o 1 5° 2 0° 2 5 °: 3 0° 3 5° 4 0° 45°
<P

0 1 .5 9 2 . 08 2.76 3.78 .
5 31 7.97 .1 2 . 6 3 22.11
0.1 1 .55 2.00 2.61 3 .48 4.79 .
6 86 10.39 17.22
0.2 1 .5 2 .
1 91 2.45 3.19 .
4 26 5 .8 6 .
8 51 13.26 •

- 0.3 I .49 .
1 83 2.29 2.9Q 3 ;7 5 4 .98 - 6.89 10.16
e
0.4 1.44 - 1 .73 2.12 2 61 . 3 .26 4.16 5 .49 7 .65
- 0.5 1.39
.
1 ,64 .95 2.33 2.80 .
3 42 4.30 5 .62
0.6 l 33 .
1 52 .7 6 .2.03 ' 2.36 2.76 .3 . 2 7 4 .02 •

0.7 .
1 26 .
1 41 .5 8 1 75 . .
l 95 - 2 . 16 .
2 42 2 .7 7
0.8 1.20 1 .30 .39 \ 49 . '
1 ,5 8
'
1 .6 5 * .
1 72 1.82
0.9 1.12 1.17 1.21 1 23 . • ,1 . 2 . 3 . 1.20 '
1.16 1.10 •

1 .0 0.956 0.91.7 0.864 0.799 0.724 0.64 0.553 0.466


eos Sp 0.991 0.980 0.965 .
0 - 94 7 0 . 9 2 3. 0.896 0.866 0.843


Fig. 7.14. Coeficientes de empuje pasivo , Kp

4. EL PROYECTO Y CONSTRUCCION DE ESTRUCTURAS RIGIDAS:


MUROS
i

4.1. Condiciones generales para el proyecto

Para proyectar una estructura de este tipo se han de conocer , en primer lugar ,
las características geot écnicas del terreno que rodea el muro, tanto para deter -

223
i
minar empujes en el trasdós como reacciones en el resto de su superficie .
Concretamente se necesita conocer el peso espec í fico aparente del suelo, 7 (o el
sumergido, y'\ en su caso), la cohesión , c , y el ángulo de rozamiento , y? . Si
existen varias capas de terreno , o un terreno natural y un relleno , será necesa-
rio conocer estos datos para cada tipo de material .
Con dichos datos y los condicionantes de estructuras próximas (sobrecargas de
tráfico, cimentaciones próximas , etc . ) se determinarán los empujes debidos a :

El propio terreno del trasd ós
. .

El terreno del pie del muro
— El agua
— Las sobrecargas próximas
Con este conjunto de acciones , fijadas en magnitud y posici ón y un predimen-
sionamiento del muro se ha de comprobar la seguridad del muro según diferen-
tes causas de fallo (fig . 7.15):

TIPO DE
DIAGRAMA DE CARGAS FACTORES DE DISEÑO
MURO
e

RELLENO LOCALIZACION DE LA RESULTANTE .


*
O
<c w nPA MOMENTOS RESPECTO AL PIE
O a pv S
UJ -
W a 4- Pve - PHb
> ’ 1
d=
W + Pv
pH
o: R
b SUPONIENDO Pp = 0
O
SEGURIDAD AL VUELCO
W-a
Fv - ' C
PA ^ 1,5-2,0
RESISTENCIA FRENTE AL
DESLIZAMIENTO .
"

o RELLENO
<t (W + Py ) t a n 8
O e > L5
tu
F <| =
wYVv PA PH
> X
< L a p,
oc =
(W 4 Py ) tan 8 + Pp
> 2,0
e> Pp X>
PH
I R *
s
UJ
F ARMADURA F = (W f Py ) tan £
i/y B

ton S - ROZAMIENTO SUELO - BASE

O W W = SOBRE
INCLUYE PESO MURO Y DE SUELO
N PA PUNTERA EN MUROS DE
pv SEMI- GRAVEDAD . INCLUYE PESO
O 4
< _ l
R
PH
MURO YDE SUELO SOBR LA
ZAPATA PARA MUROS EN VOLADIZO
Y CONTRAFUERTE
O
>
F
REACCION TERRENO 1

</> CONTRAFUERTE
UJ
h
CC
- ESTABILIDAD GENERAL Y SEGURIDAD
UJ FRENTE A HUNDIMIENTO *.
D
u.
< SEGUN SISTEMAS SIMILARES A PROBLEMAS DE
ú: TALUDES Y ZAPATAS CON CARGA EXCENTRICA .
z
o
o
ifiri
SECCION A - A

Fig. 7.15 .—Criterios de proyecto de muros.


224
'
(

:
— 1Estabilidad al vuelco. El coeficiente de seguridad será como mínimo
,5 y resulta conveniente que sea del orden de 2. Este coeficiente se
calcula tomando momentos respecto al pie del güiro..
— Estabilidad frente al deslizamiento. Se determina por la relación que
aparece en la fig . 7.15, siendo a la adherencia unitaria en la base del
muro . El valor del coeficiente de seguridad debe ser superior a 1,5.
;
— Seguridad frente al hundimiento del terreno bajo el apoyo del muro.
A tal efecto , la base del muro se considera equivalente a una zapata
con carga excéntrica y se calcula el coeficiente de seguridad a través
de las f ó rmulas dadas en el capítulo correspondiente. Este coeficiente
ha de ser superior a 2,0. Usualmente basta que la excentricidad , e , de
la resultante sea inferior a 1/ 6 la anchura de la base del muro.
* .*

— Estabilidad generalde, seg ú n un esquema de rotura similar a ios utiliza-


taludes (fig . 7.16) . El coeficiente de seguridad
dos en el cálculo
m ínimo ser á de 1, 3, aunque se recomienda que sea 1 , 5.
’-
•e i

/ Superficie de /: Superficie de
A
deslizamiento deslizamiento
F p^ w
-
V/ MvV/7/
t

¿
L = Longitud de la superficie Tx Resistencia al corte en la base
de deslizamiento ,
c = Cohesi ón terreno L = Long. de la superficie de desliz.
í
i

cLr Ep + cL + Ti
F = WT? + Gj g!
F =- Ea
i

a) Deslizamiento general en b) Caso de capa blanda pr óxima


terreno uniforme

Fig. 7.16 . —Comprobación de la seguridad frente al deslizamiento general.

En general , aunque resulta conveniente que la cota de apoyo del muro esté
1-1 , 5 m por debajo del nivel de excavació n , no suele contarse con la resistencia
pasiva en el pie, salvo casos especiales en que puede garantizarse la continuidad
del terreno en esa zona .
Adem ás de estas comprobaciones de tipo geotécnico, es necesario proceder al
diseñ o estructural del muro , comprobando si las tensiones a que se ve sometido
son admisibles , diseñando adecuadamente la armadura , anclajes , armando
i
contra fisuraci ó n , etc.

:
4.2. Muros en L y T

Antiguamente , los muros eran de gravedad , de maniposter ía u hormig ó n en


masa , de sección pr á cticamente constante, con anchuras del orden del 30% de
su altura. Hoy día , se sustituyen en muchas ocasiones por muros de hormigón
armado, disminuyendo su espesor , con lo que también lo hacen las tensiones de
la cimentación. . En estos casos es muy frecuente acudir a formas de L y T in -
vertida, en las que se disminuye el volumen de la f ábrica a cambio de una con-
veniente armadura .
Estos muros pueden normalizarse con gran facilidad y , de hecho , en la literatu-
ra especializada se encuentran diversos casos de colecciones de muros en L y T .
normalizados. Por ejemplo, el libro de M. Newman «Standard cantilever re ^
taining walls» (Mac.. Graw Hill , 1976) contiene una detallada colecci ón de estos
(
tipos. . .

225
También existe una colecci ón de muros normalizada oficialmente en Espa ña
(Norma NTE-CCM, 1979), que considera únicamente los muros de hormigón
armado del tipo qué se esquematiza en la fig. 7.17. Este caso de muros en T in-
vertida tiene la ventaja de que las tierras del trasdós del muro act ú an como pe
so compensador sobre la propia zapata del muro, con lo que se consigue un
-
efecto muy favorable .

Explanada superior

Relleno - drenado

Fuste
Explanada interior —
Tal ó n
Puntera
Plano de apoyo

.
Fig 7.17 . — Muro tipo de la NTE-CCM 1979 (con base inclinada u horizontal).
El cálculo de este tipo de muros se basa , en general , en suponer un estado Ran-
kine en el terreno, a ñadiendo diversas consideraciones simplificativas de tipo
emp írico. Entrar en el detalle de estos m étodos ser ía muy largo. En el libro de
J . A. Jim énez Salas y otros « Geot écnia y Cimientos II » (Ed . Rueda , 1976)
puede verse el método de Hairsine para el proyecto de estos muros y una idea
de las proporciones adecuadas para estos muros se indica en la fig. 7.18.

> 20 cm
H*
INCLINACION 44.
'

MINIMA 2 cm / m

JJV14
\ '

+—
N ?

w ,
*,
X B= 0 4 Q 0 74 H
a


Fig . 7.18. Proporciones orientativas en muros en T invertida.

4.3. Tierra armada

Esta técnica es muy adecuada para muros altos en zonas con problemas de ci -
mentaci ó n , en espacios abiertos y cuando se puede ocupar el terreno de tras-
dós. Consiste, en esencia, en reforzar un terraplén con bandas de acero , gene-
ralmente en planos horizontales, que se unen a las escamas prefabricadas que
constituyen el paramento continuo de un muro de poco espesor .
— —
Las bandas o armaduras suelen ser de chapa metálica de varios metros de
longitud (del orden del 80% de la altura de la estructura ), de 2 a 12 cm de
anchura y 3 a 5 mm de espesor . Suelen realizarse en acero dulce , galvanizado
para obras permanentes y sin galvanizar para obras temporales . A veces llevan
resaltes para aumentar el rozamiento con el relleno que les rodea .

226
í
I I

grande y
: (
El relleno es granular , para que su rozamiento con la armadura sea
no haya problemas de drenaje interior. Generalm ente sé exige que el contenido
de finos sea inferior al 15% . En caso contrario, el rozamiento interno ha
de ser
superior a 22° y no contener más de . un . 20% de part ículas inferiores a 15
mieras. .
asegurar
En la fig . 7.19 se da una idea básica de proporciones necesarias para
i la estabilidad de un muro de tierra armada .
paramento,
Las posibilidades de variación que presenta la realización de su permanen
confieren a esta solució n muchas ventajas de tipo estético para obras -
tes.
.
•T‘

> 0,7 H NORMALMENTE ,


0 05 H - TERRENO HORIZONTAL
> 0,6 H MACIZO EXENTO 0,10 H - ESTRIBOS Y MUROS SOBRE
L Y POCO EMPUJE D
5

TALUD 3 1 .
> 7 m.
> ,
( 0 6 H+ 2 ) m EN ESTRIBOS
0,20 H - MUROS SOBRE TALUD 3.2
, ?T
!Jf7??rTP:

~V
. “« • *» «.

t*
i

t
x O = Are. tg 0,3
> 1 m.

Q
o
*
•i .
—-
, •
*
• vi .

V.í

•¡

Fig . 7.19. Proporciones orientativas .en muros de tierra armada


.

I

4.4 . Detalles constructivos

Adem ás de las comprobaciones ya señ aladas , es necesario tener en cuenta sunaólo


serie de detalles que puedan hacer posible todo lo anterior . Enumeraremos
los más imortantes, remitiend o al lector — para mayor información — a la men -
cionada norma NTE -CCM 79 .

El hormigonado seguir á las normas de buena práctica propias de
este material , debiendo proscribirse los hormigones cicl ópeos y el
empleo de piedras , dejadas caer sobre el hormigón fresco , para ase-
gurar lá adherencia entrejuntas de trabajo.
-V


Los recubrimientos deberá n ser menores de 3 cm ., a fin de no dar
lugar en zonas fraccionadas a fisuraci ó n que suponga un paso
— —
f ácil a la corrosión
Se dispondrá n juntas de diseñ o adecuadas , que no deber á n estar

distanciadas m ás de 12-15 m. Estas juntas pueden ser a tope ,
machihembradas o selladas con elementos especiales estancos.

La armadura se dispondrá adecuadamente seg ú n proyecto , con los
doblados y anclajes que resulten convenientes . .

* •

Se comprobará;, que na aparecen blandones o bloques rocosos
aislados en la cimentación del murofidebiendo ser eliminados si ,

apareciesen. .. > **

.
...
— El relleno del trasdós debe set adecuado y con un comportamiento
como el supuesto en proyecto Debe evitarse utilizar materiales ar- .
cillosos , expansivos, con restos orgá nicos o elementos agresivos.
- r Son aconsejables materiales granulares con poco contenido de fi-
;
nos ( < 20 % ). v .

í
227
/
\ . •

{
— asegurar
Se dispondr á n mechinales, drenes de trasd ós , etc. , que permitan
que los empujes del agua no superan los valores adopta-
dos en el cálculo.
i
Estos dos últimos puntos son muy importantes , puesto que gran parte de los
i
muros que se construyen se trasdosan con un relleno y se calculan sin empujes
del agua. Piénsese que el empuje del agua es netamente superior al terreno se- {

co, por lo que su presencia inesperada puede originar el fallo de la estructura .


Por eso, es muy corriente disponer relíenos granulares relativamente perme-
ables , con elementos de drenaje que permitan asegurar que lo previsto en pro :

yecto se cumplirá en la práctica . En la fig. 7.20 p ü eden verse diversos tipos de-
drenajes , debiendo señalarse que los mechinales o tubos de salida no suponen
ninguna garant ía si ñ o se disponen verdaderos drenes en el trasdós .
:

MATERIAL
TUBOS DE
SALIDA PERMEABLE,

a ) Unicamente tubos de salida b ) Tubos de salida con bolsones


de material permeable

CAPA '
DRENANTE

WAW,

c ) Drenes continuos d ) Capa continú a

7A\ wT77\ iTif 7


I RELLENO ^
v» i*
^
AlMPER
1
-,
. MEA8LE 1

DRENADO
-> PERMANENTEMENTE

e ) Dren inclinado f ) Disposición contra g ) Relleno expansivo


congelación

( 1 ) Dren continuo horizontal uniendo los tubos de salida con drenes verticales en el respaldo dis -
puestos entre los tubos .
(2) Dren continuo horizontal con descarga lateral, en vez de tubos de salida.- Puede tener drenes
verticales intermedios . . •


Fig . 7.20. Tipos de drenaje de trad ós de muros .
'
* . v- «!*

5. ESTRUCTURAS FLEXIBLES

5.1. Características generales de ejecución

Anteriormente ya se han citado diversos tipos de estas estructuras de conten - :

ción : tablestacados , pantallas de pilotes tangentes , etc . En Espa ñ a , las m ás uti-


lizadas son las hormigonadas in situ , excavadas generalmente con ayuda de lo-
dos benton íticos.
:
La tecnolog ía de construcció n de este tipo de pantallas continuas de hormigón se !

ha desarrollado extraordinariamente, ejecut á ndose , en la actualidad , por un gran


nú mero de empresas, segú n diversos sistemas más o menos patentados de
cucharas , guiaderas , etc.
— —
El proyecto de este tipo de estructuras debe incluir desde su forma geométrica :
(espesor , longitud , disposición de armaduras, etc.) y* caracter ísticas mecá nicas
(tipo de hormigón y armaduras), hasta su proceso constructivo. En estas fases
— —
sobre todo en la última suele intervenir de forma muy directa el contratis-
ta , por lo que es habitual que las disposiciones respecto a la ejecució n no apa-
rezcan en proyecto, dejá ndose a ia experiencia del constructor .
=
. ;•

i :
228

í
r
(
i

i i

í Las pantallas in situ se construyen perforando en el terreno zanjas profundas y


alargadas, que se mantienen abiertasJbien por su propia resistencia o con ayuda :
('
de lodos bentpn íticos con que se llenan. Las zanjas se ejecutan por bataches
que se van hormigonando (previa colocación de la armadura) hasta conseguir
una pantalla «continua » en que las juntas entre paneles introducen una discon
;;í-
.< •
-
tinuidad de segundo orden
Para su ejecución (fig. 7.21) se construyen , inicialmente , unos muretes gu ía
de hormigón armado , con separacidn igual al espesor de las pantallas más
,

5 cm , a efectos tanto de guiar la m áquina de excavaci ón , como para colaborar



i en la estabilidad general del terreno más superficial. Suelen tener una anchura
i
m í nima de 20 cm y una altura mayor de 70 cm . ; r:

» !
Murete-guía % :L .

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/
V ;

i
V
/
/
/ !
7
W / , *
-
e
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N.F. Al !• !
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« Lodo
4 ’r
tixotróp íco
•, •

I
/

*
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i.
i
I

0 t .;

4
C

.*
> •i

i* •

Fig. 7.2 Í -,
— Panel de pantalla .

A continuaci ón se procede a perforar la pantalla , previo desvío de las conduc-.


ciones áereas, que afectan al á rea de trabajo, y eliminación de los elementos
enterrados próximos (conducciones , restos de cimentaciones , etc.), a efectos de ¡

evitar problemas de estabilidad en el terreno más superficial. •

— —
La perforaci ón de cada panel de unos 2,5 a 6 m de longitud y 0, 45 a 1 , 20 m
de anchura se debe realizar con medios mecá nico-hidráulicos apropiados se-
g ú n un orden previamente adoptado (fig . 7.22). En el caso de que la naturaleza
del terreno lo requiera , a medida que se extrae el suelo del interior de la zanja ,
¡
se deben aportar lodos tixotr ópicos que deben permanecer , durante toda la ex -
cavación , por encima de la cota inferior del murete-gu ía. La excavació n debe
v alcanzar unos 20 cm más que la longitud prevista para la armadura , para evitar
que ésta se apoye en las esquinas de la zanja en la que la limpieza de sedimen-
*
tos no puede ser perfecta . Se llega a alcanzar profundidades de unos 35 m coú
maquinaria pr ácticamente convencional.
1
'

Despu és de la perforación conviene; Colocar en los extremos laterales de la zan -


ja los elementos verticales que van a moldear las juntas, a efectos de guiar la
excavaci ón de los paneles siguientes y den continuidad a la pantalla.
La jaula de. armaduras prevista en proyecto se introduce de una vez o dividida
.
*
; .» r

- en tramos, que se soldaran al ir introduciéndoles en la zanja. El recubrimiento


m í nimo será de 5-7 cm y la separación entre barras mayor de 10 cm (fig. 7.23).
Las cuant ías deben ajustarse al cálculo, comprobá ndose que alcancen valores
- razonables (40-70 kg / m2). No es recomendable emplear barras de cortante;
v .. A continuaci ón se procede al hormigonado del panel por el sistema «tremie » o
«contractor ». Para ello se emplea una tuber ía que se introduce centrada a tra-
vés del lodo hasta el fondo de la excavación . El hormigonado se hace continuo
f
para que el hormig ón vaya arrastrando el lodo bentonítico y éste no quede en

i
229
:
i

.- -
»
• •
.•'I

la zanja ni en el fondo ni en juntas horizontales. El tubo debe estar siempre i


metido en la masa de hormig ón de 3 a 5 m , segú n se hormigone en seco o bajo
lodo (fig. 7.22). Los lodos se evacúan durante este proceso, que se contin úa (

hasta que el hormigón rebase en unos 30 cm la cota teórica superior de la pan - :

— —
talla. Este hormigón superior el primero que se vertió y, por lo tanto, conta-
minado debe ser eliminado, puesto que en coronación se construye, normal -
-

mente, una viga de atado de paneles . Las armaduras de esta viga se deben enla-
zar con las de la pantalla . „

ai <7
*
^

Ganchos pa
k 7
> elevación
\

Rigidizadores .

/ N

Lodos
7 - bvL
Tubo de
/
hormigonado
/ =^10 - 15 cm i'

/\ W'
/
\
1
V v
~

• •
,

. Lodos 7
7 \

7
\
&
i: .. *
o
•i
Hormig ó n
o
Barras
7 t Barras verticales
*

4

j
*
f6 5
( / horizontales
I
1 V
V
i
* *
7 í
l
I
! ^ Armadura
N
, .w V: S XA
N

Panel en excavació n Panel hormigonado Cercos

.
Fig 7.22 .
— Excavació n de paneles alternos . . —
Fig 7.23. Jaula de armaduras.

Por ú ltimo, se extraen los elementos dejados para moldear las juntas , despu és
que el hormig ón haya alcanzado la resistencia suficiente para mantener su for -
ma.
Los paneles se vari construyendo alternadamente, como muestra la fig. 7.22.
El Iodo tixotr ópico á emplear deber á cumplir los siguientes requisitos: a) pH
entre 8,5 y 11. 6) Peso especí fico adecuado para soportar la zanja (normalmen -
te entre 1,05 y 1,2). c) Viscosidad , medida en el cono de Marsh , entre 32 y 35
segundos , salvo durante el hormigonado en que puede variar entre estos valo -
res y 45 segundos.
La consistencia del hormigón de la pantalla ser á tal que su asiento en el cono
de Abrams será de 14 a 18 cm . Su dosificación en cemento no será inferior a
350 kg / m 3 y el tama ño máximo del árido Será de 30 mm si es rodado y 20 mm
si es de machaqueo. Para los muretes gu ías pueden utilizarse hormigones de
más baja dosificación (250 kg /m 3) y á ridos mayores (de hasta 50 mm ).
Si la zanja es muy profunda , la jaula de armaduras puede descomponerse en
dos o más tramos , los cuales van soldá ndose a medida que se introducen en la
perforación.
Las tolerancias de ejecuci ón , segú n el Pliego de Prescripciones Técnicas Gene-
rales del MOPU , ser án:
——
Desvío en planta o separación de muretes-gu ía: < 5 cm .
Anchura de herramienta de perforación: < 2 cm sobre la teórica .
5


Longitud del panel: < 5 cm.

230

Profundidad de armadura del panel: < 5 cm .
(

— Verticalidad : desviaci ón inferior al 1 , 5% .


Sobreespesores: inferioras a 10 cm.
i
En cuanto a las pantallas de tablestacas se consigue su construcció n hincando ;

sucesivamente elementos prefabricados de poca anchura (20 a 30 cm) , de sec-


ci ó n transversal constante , cuyos extremos tienen formas especiales para que
cada elemento pueda quedar unido al siguiente y sirva de guia durante su hin -
ca. Su acoplamiento es posible mediante el deslizamiento de un elemento con
relación al contiguo , a lo largo d é las juntas que constituyen sus extremos
(fig . 7.24). Estos elementos pueden ser en Z, S , I, U , etc .

Sentido de hinca
r — ^
J V a _!
V£ji i
§n
i
400 -

- - b* m -~ •
!
W0 :V

a) Larssen , Perfil I a nuevo b) Hoesch , Perfil III.

380
Sentido de hinco V

i
II

'o

i
Si <':
"r 4: - a §
II

- b - 400 - - *
'
• 400 c
d) Peirier , Perfil 500 S.

c) Krupp, Perfil K III.


- rr
$
- b= 39&

400 1?
e -

. Fig . 7.24. — Perfiles de tablestacas.

te mazas o vibradores , permiti é ndose , en



La hinca de estos elementos -o tablestacas es generalmente vertical , median
ocasiones , peque ñ as
—inclinacion es
-
.
Las pantallas que se consigue crear despu és de la hinca pueden constituir recin -
-
tos de elevada impermeabilidad , gracias a que el paso del agua es dif
í cil a tra
v és de las juntas. Pueden realizarse pantallas continuas de desarrollo lineal , ele -
mentos rectangulares o circulares en planta , etc . , utilizá ndose elementos de ma -
dera , hormigó n armado o acer o Sin embargo, las tablestacas metálicas son
las
que han alcanzado mayor difusi ó n . ' •

En Espa ñ a su uso está muy poco difundido, debido principalmente al costo


que supone su importació n . Sin embargo , su utilización está muy extendida por
toda Europa, tanto en obras de ingenier ía civil como en edificación , para enti-
baciones provisionales de pozos; ^ excavación de sótanos, construcción de
muelles , Duques de Alba , esclusas de navegación, protecci ón de elementos ero -
sionables en r íos , etc. Las tablestacas metálicas son susceptibles de oxidación ,
lo cuál tiene gran trascendencia en obras definitivas o de larga duración , por el
debilitamiento de su momento resistente que puede suponer dicho fenómeno , el
cual se acent ú a en zonas mar ítimas ¿Para evitar los efectos dé esta corrosión se
puede acudir a varios métodos: Elección de perfiles de mayor resistencia mecá-
nica, utilización de acero especial resistente a la corrosió n , protecció n cató dica ,
empleo de pinturas, revestimiento con hormigón de las zonas más afectadas et-
,
L• cétera. . . . .

is... • Además de este fenómeno el , acero de las tablestacas ha de ser capaz de resistir
í adecuadam ente los esfuerzos din á micos que se producen durante sii hinca y los

231
i.

|
est áticos que se inducirán durante ei servicio de la obra A tal efecto, suelen .
utilizarse aceros que tengan contenidos de carbono entre el 0, 10 y 0, 24 % , con í
l í mites elásticos no muy elevados y que tengan ductilidad y una reserva de plas- í
ticidad adecuadas.
Anteriormente se ha indicado que se hincan por golpeo y vibración , tendiéndo-
se hoy día hacia esta ú ltima variedad de hinca , puesto que el mismo vibrador
puede utilizarse , posteriormente , para extraer y recuperar la tablestaca. A ve-
ces , estos procedimientos se ayudan con lanza de agua al pie de la tablestaca
que se hinca , para disgregar el suelo y facilitar la penetraci ón . En suelos blan -
dos también pueden hincarse a presión con gatos hidráulicos.

5 - 2. Tipos de soportes laterales


En algunos casos , las pantallas continuas de hormigó n in situ o de tablestacas
se dise ñan para trabajar en voladizo, sin ningú n sistema de soporte lateral para (

contrarrestar los empujes del trasd ós que la resistencia pasiva movilizada en la


zona enterrada de la pantalla.
Pero en muchos casos este sistema es costoso o da lugar a movimientos impor-
tantes en cabeza de la pantalla , inadmisibles para edificios o instalaciones pr ó -
ximas. Por ello se acude a a ñadir diferentes sistemas de soporte lateral adi-
cional que contrarrestan parcialmente el empuje del trasd ós, disminuyen la luz
libre de la pantalla (y por tanto los momentos flectores) , amortiguan los
desplazamientos de la pantalla , etc.
En la fig . 7.25 pueden apreciarse algunos tipos de soporte lateral: Anclajes al
terreno , puntales provisionales , banquetas de terreno , el propio forjado del
edificio a construir (utilizando el sistema ascendente-descendente), etc. En cada
caso debe estudiarse cuá l es el sistema más adecuado, en función de la distan -
.

cia entre pantallas enfrentadas , dimensiones en planta (que a veces permiten


-
entibar mediante marcos quasi circulares á ntifuniculares), etc.

VA W, \
a) Anclaje
b ) - . Puntales c) Banqueta

Pilar
^*tr xvrr/

met á lico
Vigas metá licas
Pantalla
5
\ y forjados

<
»
Pilote
hormigón

Fasel Fase 2

d ) Sistema ascendente-descendente

. —
Fig 7.25. Sistemas de .soporte lateral .

Mediante el pretensado de *os anclajes pueden reducirse movimientos horizon-


tales de las pantallas , a efectos de no originar da ños en edificios próximos ,
aunque suelen ser m ás eficaces los puntales para esta finalidad (fig. 7.26).

232
:
<
s
\
/
N
v Tuber ía
¿ y/
>
T" Cable
i Obturador
phinchable t
Bulbo
--
; '
A
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\
N
\
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Pantaíl | ' l

:
\
^ i
< - ! r

Tubo de Separadorr 1
inyección Clapeta J/
i
*>
é: < ¿a
=
ir
-
•S ; •

Fig. 7.26. —Detalle de un anclaje inyectado directamente al terreno.


~. J*

í /•I
i

Desplazamiento de la entibació n
'

1 2 cm 6,7 4 0 12 cm 0 4 0 i
0 í

4 K :

Prof .
(m. ) 6
12 - \ •r

16 r -
20 ^s < \
^ !
i

Pretensado inicial de los anclajes: 30T

a ) Influencia del pretensado de los anclajes ¡


f" -
Desplazamiento de l á entibació n
12 cm 8 4 0 8 cm 4 0 8cm 4 = 0 8 cm 4 0
0
4
Prof .
(m. ) 8
1
12
16

20
:

-
4 anclajes 2 anclajes y.’ 2 anclajes y ’ 2 , puntales -y ,
2 anclajes
2 puntales 1 puntal
. -
b) Influencia de los anclajes y los puntales
: ••

.
Fig 7.27.
— :

Influencia de diversas medidas constructivas en ios des- .


plazamientos de ía pantalla . (Breth y Stroh 1976). (Los
movimientos dibujados corresponden a excavaciones de
12, 16 y 20 m ).
te •

Hoy día , mediante el adecuado uso de los soportes laterales , la solución de


pantallas se utiliza para excavar sótanos en condiciones de má ximo volumen y
adecuada seguridad , aparcamientos subterr á neos , construcción de t ú neles urba-
nos , colectores , pasos inferiores , obras portuarias, etc. En muchos de estos ca -

sos la pantalla se convierte > debidamente empotrada en cimiento de cargas
verticales. Las prefabricadas pueden tener una utilización muy adecuada , por

.
su mejor aspecto estético También se utiliza esta técnica como cimentaciones
profundas, construyendo recintos circulares o utilizando paneles aislados como
pilotes rectangulares. : -z ‘

233
i
6. EL PROYECTO DE PANTALLAS CONTINUAS

6.1. Consideraciones generales

Anteriormente se ha señalado que las estructuras flexibles son aquellas en que


su propia deformabilidad puede desempeñar una influencia clara en el valor fi-
nal de los empujes que recibe.
En la fig. 7.6 se mostr ó la relación de los movimientos de la estructura y los ,
empujes. En una estructura flexible , en la que su deformabilidad propia , en
uno u otro sentido, es apreciable, puede estarse, en cada profundidad , en un
punto cualquiera del diagrama de la fig . 7.6.
Generalmente las estructuras flexibles se dise ñan para trabajar a flexió n , esen-
cialmente, y para aprovechar apreciablemente la resistencia pasiva en su zona
enterrada . Ello conduce, en un primer intento, a reducir su espesor al m ínimo
imprescindible y a prolongar su parte enterrada mucho más que en un muro. Si
se piensa en una estructura de hormigó n armado , en un terreno de calidad me-
dia , la longitud en voladizo ser ía del orden de magnitud de la longitud que se
necesita enterrar para que los empujes activos del trasd ós sean compensados
por la reacci ón pasiva de la zona enterrada , en la cu ál no se llegan a movilizar
todos los empujes pasivos , salvo deformaciones muy grandes .
En la fig. 7.28 se señalan los estados de empujes que se movilizar á n en dos
puntos de una pantalla flexible en voladizo. En la parte superior puede alcan -
zarse f á cilmente el estado activo, pero dif ícilmente se llega a desarrollar el pasi-
vo totalmente en la zona enterrada.

Pantalla
flexible EZKQ

K
Deformada
Q
\ A

Fig . 7.28. —Estado de empujes en un á pantalla flexible en voladizo .

Hoy d ía existen m étodos numéricos que tienen en cuenta el diagrama


desplazamiento-empuje , o las relaciones reales tensión-deformaci ó n (mé todo de
elementos finitos). Sin embargo su uso necesita importantes programas de or -
denador , poí lo que se reservan para analizar casos especiales .
En la pr áctica habitual se acude a métodos simplificados, que introducen , en
general , la hipótesis de que el movimiento de la pantalla o estructura flexible es
suficientemente grande como para alcanzar estados activos o pasivos finales.
Esta hipótesis suele completarse con coeficientes de seguridad adecuados a los
par ámetros del terreno , en la longitud de proyecto de la pantalla , etc.
Supuestas estas hipótesis básicas , el proyecto de una pantalla continua de hor
migón , tablestacas, etc. , debe redactarse teniendo en cuenta:
-
—— Situació n adecuada a su función en alzado y planta.
Estabilidad general y particular frente a la rotura del terreno.
— Seguridad estructural de la propia pantalla y elementos de soporte.

234
í

/ — Repercusiones posibles en edificios o instalaciones pr óximas , tanto


por los movimientos verticales como horizontales que acompa ñan
, a la excavació n y que pueden no ser admisibles por las estructuras
cercanas.
A efectos de cálculo, deber á comprobarse:


. "
r
i

Estabilidad de pantalla frente a los empujes del terreno. A tal efec-


to las cargas previstas en los sistemas de soporte y la reacció n pasi-

va de la zona enterrada deberá n equilibrar con un margen de se-
guridad — el empuje en trasd ós.
'
— La estabilidad de conjunto frente a una rotura general del terreno
(an áloga a la ya comentada al hablar de muros).

— La estabilidad de los elementos de los sistemas de soporte (punta-


les, anclajes), con un coeficiente de seguridad sobre la m á xima car -
ga de trabajo prevista. : • •

No es frecuente la evaluación de movimientos para comprobar posibles daños


en edificios pr óximos. Es m ás habitual disponer de sistemas que los minimicen
.
(anclajes , puntales , etc., ; ver fig 7.25), a efectos de trabajar con adecuadas
garantías de seguridad . Una indicació n sobre los movimientos m á ximos que
pueden inducirse en el terreno ( junto a la cabeza de la pantalla ) se da a conti-
• ¡:
nuaci ón , en función de la altura, H , de la excavaci ón: .

Tipo de suelo Mov . horizontal / H Asiento / H

Arcilla blanda 1 -2 % 1-2, 5 %

Arcilla r ígida 0,1 % 0,15 %

Arena floja y gravas 0 , 1 -0, 5 % 0, 5 %

Limos org á nicos 0, 5-1 % 1 -1 ,5%

Estos valores dependen mucho del tipo de pantalla , de la calidad de ejecuci ó n ,


tipo de soporte lateral, etc. (fig , 7.25).

6.2 , Pantallas en voladizo


Como ya se ha indicado , el equilibrio estático de empujes ha de verificarse
contrarrestando los empujes activos con los pasivos movilizados en la parte en -
terrada. Se supone que se alcanzan los estados l ímites y que la reacció n de la
parte final de la pantalla se concentra en una fuerza R (fig. 7.29). Evaluando
previamente los empujes activos en trasd ós y los pasivos en intrad ós hasta una
profundidad incógnita t, tomando momentos en ese punto 0 puede determinar -
se esta incógnita. La profundidad total de empotramiento , L , se toma como
1, 21. . . . .. . /*
Generalmente, se supone nulo el rozamiento tierras-pantalla, los empujes se
calculan por la teor ía deRankiney se reduce el empuje pasivo a 2 / 3 del valor
máximo , como seguridad adicional .

6.3. Pantallas con un apoyo


Por las razones ya expuestas (disminución de desplazamientos y reducci ón de
momentos Héctores, principalmente), en muchas ocasiones se dispone un apoyo
pr óximo a la coronación de la pantalla. En ese caso puede desearse que la parte
enterrada tenga poca longitud, con lo que los desplazamientos y giros de la
pantalla son apreciables en el fondo de la excavación ( pantalla « articulada » o
de «base libre »). Pero también puede desearse coartar estos movimientos y
aumentar la longitud enterrada (pantalla «empotrada » o de « base fija »).

En el caso de base libre se admiten los empujes que aparecen en la fig. 7.30, no
suponiéndose que existe ninguna reacción en dicha base . Hay, pues, dos incóg -
nitas: La longitud enterrada resistente, t, y la reacci ón en el apoyo , A. Para de-
terminarlas basta establecer el equilibrio de fuerzas horizontales y tomar mo-
mentos con respecto al punto inferior de la pantalla .

235
:

7777777777777

i1
77777777777

Punto de empuje t
nulo
R L Punto de M - 0
V
At=

Empujes Momentos

ECUACIONES DE EQUILIBRIO ( TERRENO HOMOGENEO ) :

1 3 1 3 1
"

y KQ( H+1) = V Kpt t = H


6 o 3
Kp
-1
KQ

PROF . MOMENTO MAX . ( Z max ) CORTANTE NULO s Q = O


^
1
^max H
KP
KQ
-1
MOMENTO MAXIMO
1 1
MZ = 6
-7Ka ( H + Z m ) 3 - --7K p Z m :y^ „P H 3

Fig. 7.29. —Pantalla en voladizo.


Deformada

//// // / / /
U
i I
KQ
\
\ Ha H
I t»

t
" 0,2t At
=
Empujes Momentos

:

ECUACIONES DE EQUILIBRIO . ( TERRENEO HOMOGENEO ) :


=
:

- r K a { H +t F + ~~ y Kptz
^
3 3
FKa (H +t ) = F ( H0 + t ) + ~ VKpt

Fig. 7.30.
— Pantalla con base libre.

236
í
(

Sin embargo, en el ¡caso de base fija (fig . 7.31) es necesario añadir una hipóte-
í sis adicional puesto que ahora existen tres incógnitas (la anteriores más la reac -
ción , supuesta concentrada , de la zona inferior dé la pantalla). Se ha compro -
bado que, aproximadamente, el punto de empuje nulo viene a coincidir con el
i de momento nulo, por lo que la pantalla puede descomponerse en dos vigas
.
biapoyadas (fig 7.31), lo que permite calcular las tres incógnitas citadas.
En cualquiera de estos dos casos se aplica la reducción del empuje pasivo antes
comentada. Una vez calculados los empujes y reacciones en apoyos, se determi- .
nan las leyes de momentos y cortantes , a fin de diseñar la armadura correspon-
diente. Gomo esta necesita una cuantía m ínima importante por razones de ma-
nejo , es muy corriente observar que la armadura es de secció n constante co-
rrespondiente al máximo momento-- en toda su longitud , para no introducir

importantes costos por cortes de hartas , empalmes, etc ^
. ¿

Estos sistemas de cálculo no tienen en cuenta las deformaciones reales que se


producen en el terreno del trasd ós. lili las pantallas más flexibles (coaccionadas
en cabeza y poco en la zona enterrada) y si el terreno es arenoso , puede produ-
cirse f ácilmente un efecto arco que modifica los empujes en la zona excavada ,
transfiriéndoles al apoyo y a la base enterrada
.
. i‘ ’•

77777/77 / / / / / //
F
* *

Ka Punto de M = 0

7/ 7777 / 7 / /Y / / / / / /
a''
R KP
*

a ) Presiones de cálculo b) Deformada

*
F
H
<
Ha
# -
R R Zo

R
=
At 0,21
t

#
X
f .

Z o = H Ka /( Kp- Ka) R= 2 RJ

c) Descomposición de vigas equivalentes d ) Momentos

F =
1
g - y Ka H H .* „
H 2 + 3 HZn + 2 Z02
Z

R
I

HoH
H (3 Ha —HB ZC
H ) + 3 HaZ „+ Z¿
+ '
-v.

X 6 R
F K p- K 0 )
(

Fig. 7.31. — Pantalla con un apoyo y base empotrada. (Terreno homogéneo).


:

237
Ya hace unos treinta a ños que Rowe estudió este efecto mediante ensayos en
modelo relativamente grandes. Los resultados le permitieron desarrollar su mé-
todo que en esencia consiste en:

— Se calcula la longitud de pantalla enterrada y la reacci ón en el so-


porte mediante el método de « base libre» o « base articulada » (con-
siderando ó = 0 y reduciendo en 1/ 3 el empuje pasivo , como ya se
indicó anteriormente).
— Se determina el momento máximo , Mmax, correspondiente.
— Se determina un factor , p , que da idea de la flexibilidad relativa de
la pantalla. Este factor es igual a: Q = H4/ EpI , siendo EpIp la rigi -
dez a flexión de la propia pantalla , por unidad de anchura.
— factor
En función del valor Q y con el gr áfico de la fig. 7.32 se obtiene el
de reducció n rM del momento má ximo.
— El momento m áximo de diseño a adoptar , teniendo en cuenta el
efecto arco, ser á Mmax = rM Mmax . -
4
H
EP IP
10

0,8

0,6
^
V.

0,4


. Fig . 7.32, Factor de reducción de Rowe.

6.4. Pantallas con varios apoyos


Cuando se disponen varios apoyos o anclajes , el grado de hiperestatismo de la
estructura aumenta y el problema teórico se complica extraordinariamente.
Por eso , se recurre a simplificaciones importantes del lado de la seguridad .
.
Un sistema sencillo es el de la fig 7.33, en que la pantalla se calcula como una

— —
viga continua con varios apoyos , suponiendo como en el caso de base empo-
trada que el momento es nulo en el punto de empuje nulo. De esta forma , el
problema se reduce , al final , a un proceso igual que en el caso de un apoyo y
base empotrada , aunque, en este caso , la viga superior es una viga continua
con cargas y longitud conocidas .

:=
KQ

M ^O
o i
N
/ / // // f/

* KP Fig . 7.33.

Pantalla con varios apoyos.
Calculada como vigaj continua.

238
(

( El Manual Canadiense de Cimentaciones recomienda calcular este caso en suce-


i
. .
sivas etapas ( fig 7.34) En la primera etapa se considera la excavación hasta el
2. ° apoyo y sólo actuando el primero. Se determina la carga en el anclaje supo-
niendo que sólo actúa una parte de ía pantalla (sometida a empujes activos y
.
i ^
pasivos) tal que haya equilibrio de fuerzas y momentos entre la reacción en el
apoyo y dichos empujes. En la siguiente etapa se supone ya conocida la reac-
í
ción en el primer apoyo y se procede a determinar , de igual manera , la del se-
gundo apoyo y así sucesivamente.
- .

Ri Ri

Ka Rz
<

/ / / // ////
\
II
|f
M
i
II
H'
1 t:

fi
ü il

Fig . 7.34. — Pantalla con varios apoyos. Calculada por fases sucesivas.

6.5 . Estabilidad global del conjunto pantalla-anclaje


i

Como antes se ha indicado , ha de comprobarse la estabilidad global del con -


junto pantalla-terreno circundante . En especial, cuando se trata de pantallas
ancladas.
- ..
V

Ello puede realizarse suponiendo el. esquema de rotura de la fig . 7.35, con lo
que puede deducirse la fuerza Ta en el anclaje que originaría el deslizamiento
del conjunto. Su relación con la tensjó n de trabajo del anclaje T , nos da el coe-
ficiente de seguridad frente al deslizamiento, que debe ser superior a 1 , 5 . Para
determinar Ta basta calcular el empuje activo , EA, en la lí nea vertical OA y el
opuesto a Ea sobre CB, admitiéndose que este empuje activo equilibra las com-
ponentes horizontales de T y Ep. Las citadas fuerzas , junto con el peso, deben
ser equilibradas en rotura por la carga límite del anclaje , Ta , y el rozamiento ,
Rj, a lo largo del plano AB.
-
7"

c o '
- s.i
'
li '

// / / // // //
T Superficie
de rotura
i
. Anclaje.;
Zona
inyectada

. / / / / / / / / //.
!•

EP

• b) Equilibrio de fuerzas
a ) Esquema de rotura

\ Fig . 7.35. Comprobación - de la . estabilidad del conjunto pantalla-anclaje. (Método de Kranz


— modificado). .. .

í
239
I.
6.6. Disposición de anclajes

Con objeto de no transferir las tensiones de la zona del bulbo de anclaje al


trasd ós de la pantalla , los anclajes deben separarse una distancia mínima de és-
ta.
Dado que se supone que los empujes en trasd ós provienen de la actuaci ón de
una cu ña activa , los bulbos de anclaje deben estar , al menos , fuera de ella.
La fig. 7.36 muestra , en base a esta idea , la zona en la que no deben situarse
los citados bulbos. Además , estos deben separarse , en planta , una distancia su -
perior a 4 veces la anchura previsible de la zona inyectada , a fin de que no se
interfieran entre ellos.

// / / / / / / / / / / / / / / / /í í/ / / // / / /

E
/ anclaje
Bulbo de in

/ A\

/
X /U Jr

/ Q
/ <3*

Base de la / D A\
excavación *

/
o / /
/ / >T / / / / 7 / 7 / / / / / / <0 /
*/
O"

Fí g. 7.36. — Disposició n de anclajes .

6.7. Entibaciones

En muchos casos las pantallas continuas se transforman en auté nticas entiba -


ciones, bien por el elevado n ú mero de apoyos , bien porque se ejecutan de forma
diferente a la descrita. Por ejemplo, los denominados muros anclados van eje-
cutándose hormigonando paneles verticales ¡n situ, despu és de haber excavado
un batache a cielo abierto, y anclando inmediatamente el paramento vertical
conseguido.
Otras veces las pantallas flexibles no estáií' hechas hormigonando in situ ni cla-
vando tablestacas, sino que, primero, se hincan perfiles aislados y , despu és, se

— —
va entibando la excavación con elementos verticales y horizontales de con-
tención y puntales a medida que se realiza (método « berlinés », ver fig . 7.37).
En otras ocasiones se entiba a medida que se excavan zanjas por bataches , sin
hinca previa de perfiles. Segú n las normas DIN, en excavaciones en zanja de pro-
fundidad mayor de 1,75 m es necesario disponer de estas entibaciones.
En el á mbito urbano es frecuente utilizar estos sistemas de entibación para ex -
cavaciones en que los dos lados de la excavació n está n pr óximos y el terreno no
es de apreciable calidad. Se intenta acodalar un revestimiento, que se construye
a medida que se excava , contra otro pr óximo, contra el terreno ya excavado en
el centro del solar , etc.
Para estos menesteres se utilizan , principalmente , la madera y los perfiles y
planchas metálicas (fig. 7.38).
Tambi én puede hacerse la entibación de forma escalonada, cuando la profun-
didad de la excavación es superior a 4 m . Por ejemplo , las paredes de la exca-
vació n , de manera que los perfiles de entibaci ón, tablestacas planas o tablones
— —
de madera previamente hincados , queden inclinados un 10% respecto de la

240 ’ •
i
(

Cu ña Perfil hincado
(a)

i
FF ¿i
*
•* .. V
:
í Tablón de 5 cm
\
A
‘"
K (C) rii ~
fez ‘!4 i

. í

B ¿Placa de acero
'

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i
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Z 14
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/ 60/ 10 mm
y •
N
:

E
\ í - -‘
i
.130 V

Í:H
un
1
l
P
I
máx. 7 a 9 m


Fig. 7.37. Entibaci ón realizada con el método berlinés.

Codal (<f > 12-14 cm )

Cu ñas
ib)
Barrote vertical

y Tornapunta
7A

\ l6 x 16 cm
a 20 x 20 cm . ..
;r
*
Piquete
\
i
V

i
í-

'
i. a) Zanja con apuntalamiento b) Pozo ancho con apuntalamiento
¡ de madera. de madera.

(o)

Xo 3 "

^' : =
o o o
Max 20 •

t 313
o o N . &
Tablón 0 O
X
JO 3
min 38 mm ,

Tabl ón
o
UuZ 3
nsp. =,
vertical LpT [51

^
5

Puntal o KCsb
dh* ^£
Oof o
Max. 20

^ rt
í o EHT &
i

Max O./ L MoxOJi


lf

H 1
0.5 ¿
T
L = 2,50 - 4,5 m
0 51 ' :
*

\ •/
n •!
Puntal met á lico

N ;

. Conviene contrapear
c) Ejemplo de zanja profunda con apuntalaiijientos met á licos telescópicos

los tablones verticales de unión .


Fig. 7.38 . Entibaciones clásicas con madera.

- vertical (fig. 7.39.a), Ov en su lugar se hincan elementos metálicos verticales de



acuerdo con la profundidad , a partir de las profundidades que se van alcanzan -


do (fig . 7.39 . b) ; aunque ello tiene el inconveniente de un mayor volumen de ex -
\ . cavación , permite un empleo más racional de la maquinaria y una mayor rapi-
dez de ejecución . Puede consultarse la norma DIN 4124 para un mayor conoci-
miento sobre el tema .

241
!
i

•o

-
1.68 .- -
Espacio paro la maquinaria de hinca
I
h /<
rW ¡
i
Tablón de Abrazaderas
' A l o reo
apoyo
1'
; superior de
0 rif /tfiztfcidfi | ^-
»¡ /
de:
Marco: :
t

r . > seguridad
Codal de $
I
c .
husillo
• ‘ó V

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r<. •
I
,
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/
jí Abrazadera
1 j de suspensión L §
ft -• I-
r ¡i
¡í {—t 40 x 40 r¿
/ -i
%/

/

X- l .
=
< 3>
M
i - J'

Fig. 7.39. —Entibaciones escalonadas. i

1
Todos estos sistemas conducen a pantallas más o menos discontinuas y fle
xibles con un gran n ú mero de apoyos, en los que se ha comprobado que la
- :

distribución de empujes no es la de tipo lineal admitida para pantallas conti-


nuas como las que se han considerado anteriormente.
Por ello , en el caso de estas entibaciones apuntaladas —generalmente provisio
-
nales — se utilizan diferentes criterios sobre las distribuciones de empujes, de ti-
po empírico .
En la fig. 7.40 se han reproducido las recomendaciones m ás recientes de Peck ,
presentadas en el Congreso Internacional de Mecá nica del Suelo de M é jico
(1969) para suelos arenosos y arcillosos dé diferente consistencia. Para deducir
los empujes en puntales y analizar la éntibació n puede seguirse el sistema
simplificado de la fig. 7.41.

i>
í .:V»
¡
7
X

X * I
x -i» < — 1
in
(\J

o X
*
X
*
* X
r
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VT/ AV 7//\>
' '1
O,
0,65 V H K Q
J
FH -4 C,j
- L
,
0 2 VH a 0.4 FH

a) Arenas . (Cu = Cohesión sin drenaje)


b) Arcillas blandas a firmes c) Arcillas r ígidas fisuradas

Fig. 7.40 . — Empujes en entibaciones .


242
i

í
;
N
\
\
\
\ R , \ R . *
\
Puntales ; I
• r:
>.;• r Y
A " '
!

R R 2+ R
R ótulas 7 R
I
I
+R
^J
R R4
]
I
I 4
^
I :•

:
V
/
/
•O


— Sui
: /
f t
/
)
i'
Re

i
I

Reacciones
I

Fig. 7.41. —Análisis simplificado para deducirlos empujes en puntales y analizar la entibación.
'

6.8. Seguridad frente al sifonamiento


.: -=
Cuando es necesario agotar agua en el interior de la excavación , por presencia
de un nivel freático por encima del fondo de la excavaci ón , se crea una filtra-
ci ón hacia esta zona.
Si la presión intersticial crece hasta igualar a la total, se producir ía el sifona-
miento del terreno del fondo , con la consecuente pé rdida de resistencia , por
:
anularse la tensión efectiva . •
'

Esta situación equivale a suponer que se ha alcanzado un «gradiente crítico »,



ic, cuyo valor es: ic = (7sat /7w ) -1 - Dado que no se desea que se alcance esta si
;

tuación se suele adoptar un gradiente; admisible , á plicandpal crítico coeficiente


-
de seguridad del orden de 1 ,5-2,0.
El gradiente real debe calcularse por jnedio de la red de filtraci ón , aunque exis -
ten soluciones prácticas , como puede 'ser la incluida en la fig. 7.42, . que permite ,

calcular el gradiente de salida y el caudal unitario de filtración , en función de


¿
los coeficientes de permeabilidad , K y K 2 , de las posibles capas de terreno si-
tuadas bajo el fondo de la excavación;
=. :

Pantalla
,

JC.
J

co .
• •

Ki . D
*

h *
:
’v*f • r

T3
!

v.
-
/ / / )/ / s777
S/ T
i
;
a) Caudal

V.

i.
í
JZ

h*

0,001 Al A 2 ip | loo looo K 2


'

O 0,05 0,10 0,15 0,20 0,25 0,30 0,35 0,40 0,4 5 0,50
• / •*

6
b ) Gradiente en el punto de emergencia , i
( tg K e ik
=
KI
Fig. 7.42. — Flujo a través de
Kotchina ).
un sistema bicapa, bajo una pantalla (Polurarinova -

6.9. Seguridad frente al levantamiento de fondo

Cuando el fondo es arcilloso , el fondo puede presentar riesgos de rotura , como


resultado de excesivas tensiones tangenciales en las zonas laterales. En ese caso ,
el coeficiente de seguridad , Fh frente a este fen ómeno puede determinarse con
la expresió n :

F, = O ‘ Nb
í

Yfí + q
1O

J3
z
T3
8
'O

-ni
Q

to
o
<L>
7
T3
u,
O

4
0 V 2 3 4 5
Profundidad relativa H / B

.
Fig . 7.43
— Factor de estabilidad . (Levantamiento de fondo ).

244

!
í.
tr
i
I

(
en que Cu es lá cohesión sin drenaje de la arcilla, q la sobrecarga en cabeza de
la excavación y Nb es un factor de estabilidad adimensional , que depende de la
geometr ía de la excavació n (fig . 7.43), calculado por Janbu . F¡ debe ser supe-
; rior a 1,5 y es recomendable que se aproxime
v• .
a 2.
:

En el caso de arcillas blandas próximas a la base de la excavación las deforma -


ciones del fondo pueden ser muy grandes y el profundizar la pantalla no tiene
efectos importantes. Sin embargo, si esta se construye hasta un estrato de ar -
cilla firme, su efecto sí se vuelve apreCiable.

6.10 . Normativa española


i

Como se ha visto anteriormente, en el caso de pantallas continuas hormigona-


das in situ, con varios puntos de apoyo, los cálculos y cortfprobaciones pueden
i
suponer un apreciable esfuerzo , aunque no complicado .
A fin de normalizar el proyecto de pantallas continuas en ámbito urbano, en el
que los condicionantes geom étricos son muy similares en casi todos los casos, y
de establecer una gu ía de buena pr áctica para los proyectistas , el Ministerio de
Obras Pú blicas y Urbanismo español elaboró una Norma Tecnológica sobre este
tipo de estructuras de contenció n .
i "

En dicha Norma se distinguen nueve tipos de terrenos, a fin de considerar los que
m ás habitualmente se presentan en Espa ñ a , 'a saber: j - i
; • '
¡

— III Gravas limpias (GW ó GP). Arenas muy densas.


Gravas arenosas (GS). Arenas densas .

— IIIIV Gravas arcillosas o limosas (GC ó GM ). Arenas medias.
Arenas sueltas. Relleno.

—V Margas duras .
— VII VI Arcillas duras.
— Arcillas muy compactadas ;
— VIII Arcillas compactadas. I
-


I * v>

IX Arcillas medias.
Considerando que el terreno es homogé neo, se contemplaren dicha Norma los
,

casos en que la excavación vaya a servir para realizar 1, 2 ó 3 sótanos. En cada nivel
de sótano habrá un apoyo (que puede haber sido inicialmeñ te un anclaje y final-
mente un forjado , por ejemplo), suponiéndose que las distancias entre apoyos
pueden ser normalizadas, puesto que en la práctica varían escasamente. Con estas
condiciones y contemplando el doble caso de que la pantalla esté junto a uñ a media-
nería o junto a unos viales, la Norma facilita las dimensiones de las pantallas, las
reacciones en los apoyos, armaduras, etc.
Como dato indicativo, se reproducen en las figs . 7.44 y 7.45 parte de esos re-
sultados, concretamente las reacciones en apoyos para los casos de uno , dos y
tres sótanos , tanto para la hipótesis ; de medianer ía pr óxima como para la de
viales cercanos, para cada tipo de terreno seleccionado en la Norma. Estas re-
1

acciones permitir ían proyectar debidamente los anclajes , puntales o forjados de


. .soporte lateral. Como se aprecia en dichas figuras, para un mismo terreno, el
apoyo superior recibe la m ínima carga en el caso de un sótano y la máxima en
el caso de dos . Análogamente el segundo nivel de apoyo recibe más carga en el
caso de dos sótanos que en el de tres, siendo valores de orden de un 160-200%
de los del apoyo superior. Sin embargo , al excavar un tercer sótano las reac-
i

ciones en el tercer apoyo prácticamente se triplican cómo promedio con —
respecto a las del primer apoyo. El aumento lineal de los empujes con la pro-
• i
!

:
fundidad supone un aumento pr ácticamente cuadr ático de las reacciones en los
/apoyos sucesivos, como queda patente en fas figs. 7 , 44 y 7.45. Los valores en
*
i .
ellas incluidos no deben tomarse más que como una indicación a nivel de ante-
;
-
*

proyecto , dadas las hipótesis supuestas, debiéndose acudir a un cálculo detallado


en cada caso en proyecto, teniendo en cuenta la verdadera estratigrafía , sobre-
;
cargas superficiales próximas, etc.
i ;

! 245

(
í.

VIII
CARGA EN EL 1 er PUNTAL !

I , II , . . . = Tipos de terreno
II M II 2 o PUNTAL ( ver texto)

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N ° SOTANOS

Fig. 7.44. — Cargas en puntales en pantallas próximas a medianer ías con hasta 3 niveles de sótanos.
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Fig . 7.45. Cargas en puntales en pantallas pr óximas a viales con hasta 3 niveles de só tanos
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Capitulo 8

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Criterios para la elección de cimentaciones
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JOSé M . a RODR íGUEZ ORTIZ

1. INTRODUCCION
Una . vez conocida la naturaleza del terreno se plantea el problema de elegir la
,

cimentació n más adecuada , tanto desde el punto de vista geotécnico y estructu-


ral como econ ómico , estando este último punto muy ligado a la mayor o me-
nor facilidad constructiva . t*..

Si el estudio geotécnico est á bien realizado y lo redacta un especialista en ci-


mentaciones , las conclusiones del mismo deben definir la cimentación m ás
,

aconsejable o como mucho proponer dos alternativas en funci ón de otros fac-


tores no dependientes del terreno.
Sin embargo , en la realidad son escasos los estudios verdaderamente conclu-
yentes , que permiten pasar directamente a la fase de proyecto , bien por no de-
finir las profundidades de cimentaci ón o las presiones de trabajo , bien por
ofrecer tal abanico de soluciones que hacen muy dif ícil la decisi ón del proyec-
tista . De estos defectos no siempre se debe culpar al autor del estudio ya que la
contratación «a la baja » o las excesivas limitaciones presupuestarias pueden
haberle obligado a reducir ios reconocimientos y ensayos por debajo del m íni-
mo necesario para una correcta definición del terreno.
Por otra parte son frecuentes los casos en que un estudio ambiguo o insuficien -
te deja abierta la puerta a las reforriias del proyecto , proponiendo el contratista
costosas cimentaciones bajo el pretexto de una mayor seguridad o para cubrir
aspectos no previstos en el estudio geot écnico.
-
Todo ello da idea de que la adopci ón de una determinada solución de cimenta-
ción no es la conclusió n de un proceso matem á tico sino m ás bien un arte en el
que queda mucho lugar a la experiencia y a la valoraci ó n simult á nea de nume-
rosos factores . Por ello , en este capítulo sólo se dar á n criterios orientad vos pa-
ra los casos más frecuentes en la práctica, pero sin pretender fijar reglas ina-
movibles , lo cual sería, por otra parte, ilusorio dada la gran variedad de situa-
ciones que pueden encontrarse en la realidad .

2. INFLUENCIA TIPOLOGICA ENTRE LA CIMENTACION Y


EL EDIFICIO

En la pr áctica habitual un edificio se proyecta sobre bases funcionales y esté ti-


-
V,
cas, encajando después una solución estructural y, en último lugar , eligiendo
una cimentació n más o menos convencional.
En algú n caso la estructura hace valer su peso en el proceso arquitectónico co-
mo cuando se trata de cubiertas de grandes luces o edificios de gran altura , pe-
ro muy rara vez se cuenta con la cimentaci ón como factor influyente en el di-
se ño .
Este modus operandi es lícito y correcto en muchos casos , pero no cabe admi-
tirlo, para todas las situaciones. Igual que en determinadas zonas se imponen
las reglas de diseño antisísmico , en diversos tipos de terrenos es necesario partir
de unas bases geotécnicas de proyecto. r

/
Curiosamente esta influencia del terreno en la Arquitectura ha estado patente
desde épocas muy remotas.
Recordemos los palafitos de las civilizaciones neolíticas y la arquitectura
caldeo-asiría condicionada por la baja capacidad portante de las llanuras alu-
viales de Mesopotamia, que nunca hubiera permitido pirá mides de tipo egipcio.

249
El arte griego, de gran solidez y peso , fue posible gracias al excelente terreno
de cimentación y a la abundancia de má rmoles y calizas. En la Edad Media las
cú pulas fracasaron con frecuencia por tratarse de un sistema constructivo muy
exigente respecto a la deformabilidad del terreno , siendo un notable ejemplo el
caso de Santa Sofia.
Algo semejante ocurri ó con los arcos rom á nicos y góticos que , incluso con la
mejora de las transmisión de cargas al terreno mediante arbotantes , conocieron
numerosos problemas como el hundimiento de la Abad ía de Cluny III en 1125
o los inverosímiles desplomes de Santa Mar ía la Real del Sar en Santiago . La
arquitectura militar holandesa tuvo que recurrir a murallas de suave talud por
la deficiencia del terreno mientras que los castillos franceses y espa ñ oles osten -
taban muros verticales , permitidos por la cimentación sobre roca . Y así multi-
tud de casos , desde los rascacielos de Nueva York , cimentados sobre granito , a
las viviendas « flotantes » de la ciudad de Mé jico.
En el desarrollo hist órico la evolución de los sistemas constructivos ha estado
jalonada de los inevitables fracasos que supone la investigació n empírica . En el
momento actual los conocimientos t écnicos y las exigencias sociales hacen in-
justificable esta forma de actuar .
La concepción estructural del edificio debe hacerse previendo la respuesta del
terreno a las futuras cargas. En un terreno con problemas de asentamiento una
estructura r ígida , de hormig ón armado , puede sufrir da ñ os considerables ,
mientras que u ña estructura met á lica flexible se acomodar á con mayor facili-
dad a los movimientos del terreno . Lo mismo puede decirse de los forjados , ce-
rramientos , etc.
Esta interacción funcional ha llegado a sil máxima expresi ó n en el caso de la
«construcción dividida » (split constructioñ ) empleada en terrenos expansivos o
en el sistema CLASP utilizado en zonas de subsidencia minera.
Sin llegar a tales extremos pueden conseguirse encajar cimentaciones poco cos-
tosas , sin riesgos apreciables, recurriendo a diseñ os cuidadosos respecto al peso
y rigidez de las f á bricas , disposición de juntas , atado de la estructura , refuerzo
y limitaci ó n de huecos o partes dé biles , etc.
Un factor importante es la existencia o no de sótanos. Su n ú mero no debe fi -
jarse con independencia de las condiciones del terreno , sino, de preferencia , en
funci ó n de éstas . A t í tulo de ejemplo pueden citarse las situaciones siguientes:
— Roca a escasa profundidad , requiriendo voladuras o costosas obras
. de excavació n.
— plicando
Firme a 4-5 m , f ácilmente alcá nzable desde un só tano , pero com-
la cimentación si el edificio no lo lleva .
— Edificio ósobre terreno blando cuyo peso puede compensarse con la
excavaci n de s ó tanbs (1 sótano equivale a unas 6 plantas de supe-
restructura).
— Un segundo o tercer sótano bajo el nivel freá tico puede obligar a
realizar todos los sótanos superiores al cobijo de pantallas, mien-
tras que , en su ausencia , podrí a bastar con muros convencionales .
— Un estrato firme, de espesor limitado , puede ser eliminado para
excavar un s ótano , obligando a cimentar el edificio sobre pilotes a
considerable profundidad .
Señalemos, por último, que la cimentación constituye una «condición de bor-
de » de la estructura y que no siempre puede suponerse un empotramiento per-
fecto entre ambas. La rigidez de la cimentación y sus posibilidades de giro o
movimiento influyen sobre la distribución de esfuerzos en la estructura , con :
una incidencia importante en el caso de cubiertas laminares, arcos y cú pulas hi-
perestáticas, etc. El proyectista debe conocer o imponer los grados de libertad
de la transmisi ó n de cargas al terreno, los cuales var ían considerablemente de
unas situaciones a otras.

3. INFLUENCIA DEL TIPO DE EDIFICIO


Parece existir un principio general respecto al coste aceptable en la cimentació n
de un determinado edificio , manejándose como valores usuales los del 3 a 8%
del coste de ejecución material.

250
i

í

En edificios singulares o en aquellos cuya finalidad o ubicación en terrenos


i
problemá ticos exigen una sofisticada infraestructura puede llegarse a porcenta-
jes de hasta el 20% pero estos casos tro pueden considerarse significativos.
i Dentro de estos planteamientos la deducci ó n inmediata es que los edificios de
i escasa importancia , ligeros, de pocas plantas , etc., deben intentarse cimentar
i
de forma barata , es decir , superficial , mediante zapatas o , como mucho , po-
zos *
r
; v- . -

Los edificios de altura admiten con relativa facilidad la repercusi ón de cimenta-


ciones m ás costosas como losas o pilotajes , soluciones que, por otra parte, se
hacen inevitables en cuanto el terreno es de resistencia media a baja .
Los edificios muy esbeltos y de gran altura como torres o rascacielos est á n so-
metidos a fuertes empujes horizontales de viento y en muchos casos deben tam -
bié n proyectarse para resistir acciones sísmicas. Los momentos de vuelco trans-
mitidos a la base del edificio dan lugar a fuertes tensiones de borde, unas de
tracció n y otras de compresió n que ¿ en terrenos deform ábles pueden producir
giros o inclinaciones irreversibles . Las soluciones usuales consisten en:
l

— dolo
Reducir la deformabilidad del terreno, consolid á ndolo o inyect á n

. •
-

!t
— Transmitir las cargas a pilotajes profundos , con niveles de asientos
muy reducidos. •

— Reducir las tensiones de apoyo recurriendo a grandes losas de ci-


mentación , cuyo peso sirve también para centrar la resultante de
las cargas .
— Construir cimentaciones profundamente empotradas en el terreno
de forma que los esfuerzos horizontales y los momentos sean con -
-
trarrestados por la resistencia pasiva del terreno eri la superficie la -
teral y en el fondo.
> .

Es importante comprobar que no ^existen zonas de diferente compresibilidad


que puedan inducir asientos diferenciales en las losas de cimentaci ón de estos
edificios.
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, / ..
Si la resistencia del terreno es baja , una solución habitual consiste en recurrir a
una cimentación compensada, intentando qu é el peso de las tierras excavadas
para la ejecuci ó n de só tanos equivalga al peso del edificio , resultando por tanto
una carga neta muy pequeña o nulú; Si las cargas del edificio no son homogé-
neas , por existir cuerpos de distintas -alturas , los sótanos suelen escalonarse para
conseguir la misma carga neta en toda la superficie.
En casos de resistencia muy baja ,y terrenos compresibles en profundidad y
- ,

cuando no es posible una reducción importante de la carga neta por razones


funcionales , posició n de nivel freá tico , etc. , la soluci ó n anterior suele combi -
-
narse con un pilotaje flotante. - V " /' : ' 1 ’

En el caso de edificios muy altos y esbeltos (por ejemplo torres de televisi ón)
deben tenerse en cuenta los fen ó menos
de inestabilidad derivados de la ligera
i • . excentricidad de cargas inducida por defectos constructivos, distribución inter-
; na , o acciones exteriores, como el viento > dando lugar a giros de la cimentaci ón
que pueden llegar a ser irreversibles y de rotura o vuelco (1).
Cuando se trata de construir gran número de edificios de altura moderada y
existen fuertes limitaciones de coste debe considerarse la posibilidad de pre -
fabricar las cimentaciones (se entiende de tipo superficial ya que los pilotes de
hinca tambi é n se prefabrican ).

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-
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(1) Para una torre de peso P y cimentación circular de radio a la altura critica se estima por
/
4 «3 E
hc =.
. 3? (H v 2) ' i

siendo E y v los pará metros elásticos del terreno para el tipo de solicitación prevista (r á pida o
lenta): Si h es menor que la altura real habr á que aumentar el radio de la cimentaci ón o reducir la
deformabilidad de la misma (aumento de E) , mejorando el terreno o recurriendo a una cimentación
i profunda. .*

251
Las soluciones m ás usuales son:
— Colocación de zapatas monol íticas prefabricadas (generalmente
bloques cú bicos o en tronco de pir á mide) en huecos previamente
abiertos en el terreno. El contacto puede asegurarse con inyecció n
de un mortero , arena compactada , etc. Los pilares , si son met á li -
cos se sueldan o atornillan a placas previamente colocadas en las
zapatas y sin son de hormigó n se encofran sobre los hierros de es -
pera previstos en las mismas.

— Construcción de zapatas con ü n plinto hueco ( fig . 8.1) en el que se


encaja el pilar , genralmente también prefabricado, sellando la
unión con un mortero de cemento , eventualmente con resina .

Hueco
inyectado \
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Fig . 8.1. — Zapata prefabricada.


4. CONDICIONANTES ECONOMICOS

El factor económico es de muy dif ícil tratamiento en la cimentaci ó n de edifi-


cios y no puede contemplarse con la misma ó ptica que en otro tipo de obras .
Sin entrar en los aspectos deontológicos del proyecto de cimentaciones supera-
bundantes o excesivas , cabe preguntar si es lógico ahorrar o escatimar en las ci-
mentaciones cuando de ellas depende el futuro de edificios de coste 50 ó 200
veces más elevado que el de los propios cimientos. Afortunadamente son muy
escasos los riesgos que se corren en este tema cuando se trata de edificios im-
portantes .
Pero existe otro aspecto del problema y es el de la err ónea valoración de algu-
nas soluciones constructivas. Muchas veces se valoran los materiales empleados
cuando lo verdaderamente costoso es la mano de obra y el tiempo empleados.
Los ejemplos son muy numerosos. Colocar armaduras en el fondo de un pozo
y luego encofrar un plinto armado es mucho más costoso que rellenar el pozo
de hormigón en masa y bastante menos peligroso. Una cimentación por pilotes
cortos ( < 10 m ) barrenados puede ser m ás barata que una cimentación superfi -
cial que exija entibación o agotamiento y con seguridad mucho más r á pida. El
coste de las excavaciones para zapatas o pozos puede aumentar exponencial-
mente con la profundidad si hay que entibar . Una cimentación por losa puede
ser más barata que una por zapatas si se cuentan los encofrados , riostras, sole-
ras , etc. Un pilotaje puede ser m á s económico que una losa o al contrario , se-
g ú n su longitud , etc. . ..
Se puede concluir que siempre conviene hacer una comparación entre posibles
alternativas partiendo de una valoración realista de los costes de materiales , de
los plazos de ejecución , de la facilidad de inspecci ón y control y de la garant ía
de comportamiento bajo las cargas del edificio, sin olvidar la resoluci ón de los
problemas de interacción con otros edificios .

5 . CONDICIONANTES IMPUESTOS
POR LOS EDIFICIOS PROXIMOS

En un n ú mero relativamente frecuente de casos no existe completa libertad en


la elección del tipo de cimentación por la existencia de edificios medianeros ,
obras o instalaciones que imponen determinadas limitaciones.

252
i

1
l
Pueden citarse como m ás t í picos los casos siguientes:
— Edificios antiguos con cimentación somera, generalmente en mal estado en
terreno blando o arenoso flojo. g$ ta situación puede obligar a:
i
/ —Realizar las excavaciones de sótanos al abrigo de pantallas in situ o, en
casos más delicados , de pantallas de pilotes poco deformables.

;
—Consolidar el terreno previamente o incluso recalzar los edificios adya-
centes: '
. .. . . •

{
—En el caso de tener que cimentar el nuevo edificio mediante pilotes , evi -
tar los de hinca o desplazamiento.
—En el caso de cimentaciones por zapata o losa deben estudiarse los asien- ,
tos inducidos en los edificioslpr óximos (generalmente no son admisibles
si las cargas del nuevo edificio son importantes ).
—Estudiar las eventuales modificaciones del nivel freá tico en el entorno,
tanto skasciende por haber reducido la sección de los acu í feros , como si
se deprime al realizar agotaímentos para trabajar en la nueva excava-
= ci ó n . Ambas situaciones pueden dar lugar a asientos en otros edificios.
i/- /


Edificios ligeros cimentados sobre pilotes: Nuevas cargas superficiales
pueden inducir flexiones laterales o rozamientos negativos por lo que será
casi obligado cimentarlas profundamente.
: —
Edificios adyacentes con cargas muy diferentes: Cuando se va a construir
un edificio de gran altura y cargas junto a otro de menor importancia , este
ú ltimo se ver á inevitablemente influido por la « cubeta de deformaciones »
del primero (fig . 8.2) salvo en el caso de que éste o ambos se cimenten
sobre pilotes trabajando por punta en un substrato firme .

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.
Fig 8.2.
— Asientos inducidos por edificios altos en otros
preexistentes .
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6 . CONDICIONES DE UTILIZACIÓN DE LOS DISTINTOS


TIPOS DE CIMENTACI ÓN
:

i Como se ha se ñ alado al principio , el proceso de selección de un tipo de cimen -


taci ón suele ser relativamente complejo , salvo en algunos casos triviales. Sin
embargo , cabe establecer algunos criterios orientativos para situaciones norma -
les , haciendo abstracción de algunos factores de tipo econ ómico y constructivo
relativos a obras de infraestructura ligados a las cimentaciones como la excava-
ción y contención de sótanos, drenaje de filtraciones, etc. Por otra parte debe-
mos limitarnos a las soluciones tradicionales y convencionales ya que existe una
.
! i amplia ^ variedad de patentes y sistemas m ás o menos sofisticados pero cuyo
empleo es muy restringido , como es el caso de las columnas de gravadlos ci -
mientos celulares , las soluciones mixtas zapatas-pilotes , etc . Otras soluciones
como los pilotes de madera , los pozos indios o los cajones de aire comprimido
han ca ído en desuso y pr á cticamente no se utilizan en edificaci ó n . •

253
En la fig . 8.3 se ha intentado esquematizar el proceso de análisis de factores pa-
ra elegir una tipolog í a de cimentación . En los apartados que siguen se de -
sarrollan con mayor detalle las lí neas expuestas en dicha figura .

Antecedentes Reconocimiento
e geotécnico + Tipo de edificio,
Información previa Pruebas y ensayos cargas , etc.

Terreno granular Tipo de Terreno cohesivo


(arenas , gravas ) terreno (arcillas) -.-v "

Roca aflorante o Alta Baja


a pequera Alta
Resistencia Deformabilidad
‘ profundidad
Influencias del
nivel freá tico
sobre las operaciones Media
constructivas
1 Media
Optimizació n
de excavaciones Baja
Deformabilidad
Media
— r^
<
Problemas de *
interaci ón con
edificios adyac.

Baja Alta Alta No


Deformabilidad

Mediaj Análisis segú n ,1


Negativo
tipo de edificio

Estrictas
Tolerancias del
edificio
'
Positivo

-
2

Amplias

Cimentaci ó n directa Mejora del Cimentació n profunda


(zapatas , losas) terreno (pilotes )

Fig . 8.3 .—Esquema de decisión en la selección de cimentaciones (excluidos terrenos problem áticos). i

254
i

„rí:>
( 6.1. Cimentaciones por zapatas
i
Es la solución tradicional de cimentación , preferida por su econom ía y facilidad
de ejecución . En edificios sobre roca se utiliza con cualquier altura (presiones
i de trabajo hasta 40 kp/cm2 en el World Trade Center y en el Empire State,
.
sobre granito) Sobre suelos normales la gama usual de presiones var ía de 1 a
.
3 kp / cm 2 Con pilares cada 25 m 2, cargas totales de 1.000 kg / m 2 por planta y
una ocupación por las zapatas no superior al 50% del área del edificio , las pre-
siones anteriores limitar ían las alturas aceptables a 5 y 15 respectivamente , lo
cual da idea de por qué la cimentación por. zapatas va perdiendo campo en la
moderna construcción en altura. Pof el contrario deben darse condiciones ex -
cepcionalmente desfavorables para que no puedan cimentarse por zapatas edifi-
cios de menos de 3 plantas. Dentro - (Je los terrenos naturales podr ía ser el caso
de las arenas muy flojas y de las arcillas muy blandas , pero estas formaciones
rara vez se encuentran en nuestro - pa ís con capacidad portante inferior a
1. kp / cm 2 (teniendo en cuenta los asigntos admisibles).
El empleo de zapatas exige un terreno de resistencia media a alta, sin intercala -
*

ciones blandas en la zona de influencia de cada cimentaci ón (la imagen del « bul-
bo de presiones ») o en la afectada ppr la superposición de presiones de zapatas
adyacentes.
Cuando no existe este efecto de superposición (grandes luces) cabe aprovechar
capas superficiales resistentes (costras desecadas o cementadas , - terrazas com -
,

pactas, etc.) aunque por debajo existan capas m ás flojas. • -

La situaci ón ideal para la ejecución de zapatas es cuando el terreno posee cohe-


sió n suficiente para mantener verticales las excavaciones , no existe afluencia de
agua y el nivel de apoyo se encuentra a menos de 1 , 50 m bajo la superficie. En
condiciones m ás desfavorables se hari construido zapatas en terrenos inestables ,
con profundidades de 3-4 m (entrando ya en el campo de los pozos), con enti-
baci ó n y agotamiento del agua , etc.;; pero en estos casos el coste de ejecuci ón
ya deja de ser competitivo con otras poluciones como las losas o pilotes.
- ’*

-
7* •
' ’

Para edificios ligeros y muros de carga las zapatas corridas, de hormigó n en


masa , constituyen una soluci ó n frecuente . Sin embargo debe pensarse que un li-
gero armado de la base de la zapata y el empleo de hormigones de buena cali -
dad ( fck : 180 kp /cm 2) mejora considerablemente el comportamiento de la ci -
^
mentación frente a asientos diferenciales , agresividad , etc., con un incremento
de coste muy reducido.
Respecto a las zapatas aisladas se han superado ya los laboriosos dise ños de za-
patas flexibles , con canto variable y optimización de la armadura , en favor de
zapatas semir ígidas o r ígidas de canto constante , eliminando al m áximo los en -
cofrados> %
Cuando el firme está a más de 1,20 1,50 m de profundidad es frecuente relie-
^
nar el fondo de la excavaci ó n con hormig ó n pobre , pr á ctica mucho más defi-
;

ciente que construir las zapatas en el fondo y recrecer con un plinto de hormi -
gó n , pero admisible en bastantes casos.
Por su propia naturaleza , las zapatas aisladas permiten que los pilares asienten
independientemente y presentan escasa resistencia frente a giros o desplaza-
,

mientos horizontales. Todo ello hace aconsejable el empleo de riostras uniendo


las zapatas, o combinar en una sola zapata las de pilares pr óximos . Debe tener -
se en cuenta , sin embargo, quedas riostras, isalyo que sean de extraordinaria ri -
gidez , son incapaces de homogeneizá r los asientos de las zapatas que conectan .
En una situaci ó n l ímite la combinación de zapatas y riostras llega a constituir
un verdadero emparrillado, concebido como una retícula de zapatas corridas .
Es un sistema poco utilizado por el elevado coste de encofrado , lo cual condu-
ce a las soluciones tipo losa . Sin embargo la forma de trábajo es m ás clara que
en las losas y el cálculo se realiza con- y gran facilidad mediante los programas de
estructuras reticuiadas .

6.2. Cimentaciones por losa

Tal como se señalaba en el Capítulo 4 se llega a la cimentaci ó n por losa cuan -


í do :

Ei á rea de zapatas ocupar ía más del 50% de la planta del edificio
para la presión admisible dei terreno.

255
— Secombinar conunmuros
requiere sótano estanco
o pantallas
bajoel nivel freático solución a
tambi n impermeables .
é )
(

— osSe odesean reducir los asientos diferenciales en terrenos


con inclusiones o defectos errá ticos.
heterogéne -

— Interesa conseguir una mayor presión de trabajo aprovechando la


descarga producida por la excavación de sótanos , y construyendo
una cimentación compensada.
La losa es una solución frecuente cuaiido las cargas son importantes (por
ejemplo edificios de más de 8 plantas) y el terreno tiene una capacidad portante
media a baja (qadm ¿= 1 , 5 kp /cm 2). Si el terreno es arena floja o de resistencia
muy baja ( <0,8 kp/cm 2) existe riesgo de rotura general (salvo en losas muy ex -
tensas) o de grandes asientos por la gran profundidad afectada , en cuyo caso
no es una solución apropiada salvo que se mejore previamente el terreno o se
reduzcan los asientos , por ejemplo, combinando la losa con un pilotaje. Estas
soluciones son casi inevitables cuando el firme en que apoyar unos pilotes -
columna está muy profundo.
En el caso de edificios con zonas diferentemente cargadas debe estudiarse la
- -
compatibilidad de deformaciones del sisté ma terreno losa estructura , llegá ndo-
se generalmente . profundidades de cimentaci ó n variables , distintas rigideces o
^
a la inevitable introducción de juntas .
Para edificios normales la facilidad constructiva ha obligado a utilizar casi
exclusivamente losas de canto constante, prescindiendo de las antiguas solu -
ciones aligeradas , celulares , etc .
A pesar de su aparente sencillez estructural , las losa requieren una ejecució n y
control cuidadoso por lo que respecta a l á colocaci ó n de las armaduras , puesta
en obra del hormigón , eventuales juntas de hormigonado , etc. , por lo que no
deben dejarse en manos de contratistas poco solventes .
En el aspecto econ ómico la losa constituye una soluci ó n cara para edificios de
poca altura (menos de 6-8 plantas) y su coste puede ser comparable al de algu -
nos pilotajes . (En las comparaciones no deben olvidarse los encepados y
riostras del pilotaje).

6.3. Cimentaciones por pozos

Las cimentaciones semiprofundas se utilizan cuando :

— El terreno firme o la zona estable se encuentran a una profundidad


demasiado grande para construir zapatas convencionales pero no
lo suficientemente para obligar al empleo de pilotes , es decir , entre
3 y 6 m como valores t í picos. . .
— La obra es tan peque ñ a que razones de espacio o econ ómicas no
justifican recurrir a un pilotaje .

— ración dél terreno horizontales


Existen esfuerzos
a empuje
que
pasivo .
hay que absorber con la colabo-

Los pozos plantean en algunos casos problemas de agotamiento y muy frecuen-


temente de entibaci ón y de seguridad del personal. Aunque existió una larga
tradición de constructores de pozos de cimentació n en ladrillo o maniposter ía ,
conectados en cabeza por arcos y bóvedas , actualmente esta actividad ha
quedado reducida a obras de recalce. La solución puede ser satisfactoria cuan -
do la excavació n es realizable con pala y algo menos cuando se emplea ma -
quinaria para pilotes de gran diá metro.

6.4. Cimentaciones por pilotaje

En lí neas generales , la cimentación por pilotaje est á indicada cuando:


— No existe firme en una profundidad alcanzable con zapatas o po -
zos (D > 5 m).



r
•„ t

Se quieren reducir o limitar los asientos de edificio .


La permeabilidad u otras condiciones del terreno impiden la ejecu -
ción de cimentaciones superficiales.

256
(

i
— Las cargas son muy fuertes y concentradas (caso de torres sobre
pocos pilares).

' } - ’• - ’ • ¿

i Se quiere evitar la incidencia sobre cimentaciones adyacentes.
i
Cuando el firme está profundo y h áy que recurrir a un pilotaje , la solució n es
i inmediata si las cargas están concentradas pero no sucede lo mismo cuando
entre unos pocos pilares hay grandes superficies cargadas como es el caso de
naves industriales , almacenes , iglesias , etc . En estas condiciones resulta econó-
micamente inviable pilotar toda la superficie edificada y tampoco es aconse -
jable pilotar sólo los pilares dejando el resto como una solera flotante ya que
los asientos diferenciales llevar ían a una situaci ó n funcionalmente inaceptable.
No hay m ás remedio en estos casos que mejorar el terreno para reducir al má-
ximo su deformabilidad , lo cual puede conseguirse por precarga , vibroflota-
ción , consolidación dinámica , inyecciones, etc. Seg ún el nivel de mejora alcan -
zado la solución global puede ser una cimentació n superficial de pilares y sole-
ra o el pilotaje de los pilares y el apóyo directo de las soleras.
La selección de uno u otro tipo depilóte tiene considerable importancia y re -
quiere cierta experiencia ya que es frecuente el empleo de pilotes inadecuados al
problema que se plantea , bien por: defecto de proyect ó o por esforzarse el
Contratista en emplear el pilote qué fabrica o que le es más asequible . .

En la selección del tipo de pilote intervienen : .


—— La naturaleza de las distintas capas del terreno y su resistencia .
El espesor de terreno a atravesar o la longitud previsible de los pi -
lotes.
— Las cargas a transmitir.
— Elobran úmero de pilares a cimentar o , en definitva , el volumen de la
de pilotaje.

i
— Condicionantes especiales como el trabajo en zona urbana , la agre-
sividad del terreno, la existencia de fuerzas horizontales o din ámi-
cas, el riesgo de rozamiento
/(.í '
negativo , etc. "’
4

Estos factores tienen una mayor o menor influencia seg ú n el caso de que se tra-
te y est á n interrelacionados , lo cu á j imposibilita una elecci ó n inmediata de un
determinado tipo de pilote , dándose a menudo el caso de existir varios tipos
posibles, entre los que se elige por consideraciones econ ó micas , de plazo , etc.
Sin embargo pueden hacerse algunas recomendaciones ú tiles en los casos m ás
frecuentes: \ •

— Los pilotajes flotantes en arcillas deben evitarse, pero cuando re-


sultan obligados por estar el firme muy profundo ( > 30 m) suelen
realizarse con pilotes m situ' en una vaina perdida hincada pre-
viamente. Si el terreno es relativamente firme, de modo que la per-
foració n se mantiene Jo suficiente para hormigonar , sin necesidad
de revestimiento , est á n indicados los pilotes- in situ y los barrena-
dos.

« 1
--
1 ¡ ví" — En el caso de pilotajes en terreno arenoso flojo interesa conseguir
la mejora o compactación dei terreno por lojque se emplean los pi -
lotes prefabricados hincados y los apisonados al amparo de una
entibaci ó n considerable, con bulbo en í a basé ( tipo Franki). Si el
terreno granular es compacto, la hinca debe ayudarse con lanza de
agua o incluso hacer una perforació n previa (eventualmente mante-
nida con lodos bentohíticos). En este caso pueden ser ventajosos
los perfiles o pilotes met álicos de pequeñ a secció n y m ás f ácil hin -
ca. Sin embargo , es raro tener que recurrir a pilotajes en suelos
granulares compactos
— Sirestos
en el terreno existen gravas gruesas, bolos , capas cementadas ,
de demoliciones , etc., que impiden o dificultan las hinca de
pilotes habr á que recurrir a pilotes perforados , de diámetro prefe -
rentemente grande , y normalmente con entubació n .
— Los pilotes in situ , perforados sin entubación, est án indicados en
terrenos cohesivos compactos , con poca agua , eventualmente con
alguna capa dura (atravesable con trépano).

257
i.
— cementados
Los pilotes barrenados no pueden ejecutarse en terrenos duros o
ya que el avance de la hélice exigiría un par motor ex-
cesivo para la maquinaria usual .
— Cuando en el terreno existen capas artesianas pueden producirse
problemas al atravesarlas con pilotes de extracción , sobre todo si
se trata de arenas flojas que se sifonan . Igualmente pueden presen-
tarse problemas en el hormigonado si existe circulación importante
de agua, existiendo riesgo de deslavado del hormigón .
— Cuando se pueda alcanzar una : base firme de apoyo en profundida-
des razonables deben emplearse pilotes-columna apoyados en dicha
base ya que es la mejor forma de aprovechar la capacidad resisten-
te de la cimentación . A este fin los pilotes prefabricados hincados
convienen en longitudes moderadas ( < 12 m) para evitar uniones ,
desvíos de instalación , eventuales pandeos , etc . Los pilotes in sitii
(con o sin entubación , seg ú n él terreno atravesado) deben tener un
diá metro proporcional a la profundidad para efectuar correcta-
mente el hormigonado.
— empleo
Respecto al volumen de obra, los pilotes prefabricados requieren el
- de gran n ú mero de unidades ( > 100) para justificar un par -
que de fabricaci ó n. En el mercado existen algunos tipos patentados
(como :el Herkules o el Raymond ) que pueden encargarse para
obras pequeñas. Los pilotes dé gran diámetro, que requieren im-
portante maquinaria y equipos , también precisan vol ú menes de
obra apreeiables para amortizar traslados e instalación . El pilote in
siiu el barrenado y el apisonado son mucho más versá tiles y se
}

adaptan mejor a obras de tama ñ o medio a pequeño,


— En funció n de las cargas previstas y teniendo en cuenta que la ci-
mentaci ó n resultar á econ ómica cuantos menos pilotes sé coloquen ,
los pilotes prefabricados est á n iridicados para carga por pilar bajas
-
( > 200 t ) , los pilotes convencionales in situ para cargas medias (200
700 t) y los de gran diá metro para cargas grandes ( > 700 t ) .
— Los pilotes hincados no puederi emplearse cuando los impactos ge-
neren perturbaciones ambientales (ruidos, vibraciones , etc. ) no to-
lerables o cuando puedan inducirse asientos o fenó menos de ines-
tabilidad en edificios pr óximos.

6.5. Otras soluciones

Ño siempre la solución más adecuada o ééó n ómica se consigue con los tipos
tradicionales de cimentación , si bien el apartarse de la rutina require una consi-
derable experiencia y especialización .
- son
En
:
algunos casos :se trata de modificaciones ide sistemas convencionales , como
?

— los zapilotes, o combinación dé pilotes cortos y una base ensancha -


da o zapata .
— los pilotes con bulbos o ensanchamientos a lo largo del fuste.
En otros , se combinan distintas soluciones: V

— la losa sobre pilotes flotantes.




los emparrillados sobre pozos de cimentación .
la zapata sobre columnas de grava o tapices de tierra armada.

y más frecuentemente la cimentación va precedida de un tratamiento o mejora


del terreno:

— Compactación vibratoria en profundidad , generalmente con adi -


ción de grava u otros materiales.
— Inyección de diversos productos (cemento , resinas, gel de s ílice, et -
cétera).
— Compactaci ó n diná mica superficial .

258
í

7. INFLUENCIA DEL NIVEL FREATICO


i
¡

(
-
La existencia de un nivel freático al tefe constituye un factor de gran importancia
en el proyecto y ejecución de cimentaciones » si bien sus efectos est á n asociados
a la naturaleza del terreno y en particular a su permeabilidad .
i
La acción más directa se traduce en empujes hidrostáticos sobre los muros de
5
sótano y subpresiones
t ' .
r
sobre las obras de cimentación .
J

i
Como m ás frecuentes pueden considerarse los casos siguientes:
.

i
a) Suelos arcillosos blandos
i
La saturación del terreno por el agua freática presta a éste una consistencia
blanda o fluida lo que da lugar a uneí iresistencia baja, permitiendo presiones de
trabajo muy peque ñas, y a problemas de estabilidad en los taludes y fondo de
Vi ;

excavaciones.
:

I La fluencia lateral de los taludes puede inducir asientos y deformaciones en los


edificios adyacentes, siendo generalmente necesario recurrir al empleo de pan -
tallas in situ, las cuales deben calcularse para fuertes empujes.
I

Por otra parte , el levantamiento del fondo tambié n puede inducir inestabilidad
perif érica y, aun sin llegar a la fase de rotura , la carga del terreno subsiguiente
a la excavación suele dar lugar a asientos -considerables. -
b) Suelos arcillosos duros y consolidados
i

I: La presencia del nivel freá tico se traduce en peque ñ os caudales de agua hacia
las excavaciones, generalmente a través de lisos y fisuras, sin llegara afectar a
taludes moderados o a la capacidad portante del terreno.
!•
Debe tenerse en cuenta , sin embargo , que la posici ó n m ás frecuente del nivel
freático suele marcar una zona de menor resistencia, generalmente en una fran -
ja de 1-2 m de espesor . Es importante evitar esta zona , qued á ndose por encima
o por debajo de la misma . No es raro el caso en que por profundizar excesiva-
i mente en busca de un terreno más firme empeoran bruscamente las condiciones
de cimentación al alcanzar el nivel freá tico;
Algo diferente es el caso en que esto$ suelos presentan características de expan -
sividad . Cuanto mayor sea la proximidad al nivel freá tico menor ser á el riesgo
de cambios de volumen , si bien es necesario llegar a un compromiso entre esta
condición y el riesgo de reducción de la capacidad portante .

c) Suelos arenosos
Debido a su elevada permeabilidad debe evitarse tener que cimentar bajo el ni -
vel freá tico. Si ello resulta necesario (por ejemplo, para construir sótanos) se
impone la construcci ó n de un recinto estanco ( pantallas , tablestacas , etc. ) y un
agotamiento del agua que puede penetrar por el fondo. Si. existiera riesgo de si-
fonamiento habr ía que lograr rebajar el nivel mediante pozos, well-points, etc.
,

En razón de la permeabilidad las oscilaciones de los niveles freáticos pueden ser


importantes en estos suelos , por lo que es aconsejable una determinació n preci -
sa de los mismos en distintas épocas del a ñ o . La cimentació n debe colocarse
bien por encima del nivel máximo posible o claramente a f r a s del nivel más
deprimido compatible con el programa de construcci ón con el fin de evitar que
la inmersión posterior del terreno en la zona de influencia de las cimentaciones
dé lugar a fenómenos de colapso o asientos bruscos , tanto más importantes
cuanto m ás flojo esté el suelo en su estado original .
'
;
!

4
i

8 . CIMENTACIONES EN TERRENOS HETEROGENEOS


!
Muy frecuentemente el terreno se compone de estratos de muy diversa natura-
leza y propiedades, no necesariamente mejores al avanzar en profundidad . En
\ .
otros casos la variabilidad se da en planta , cambiando en distancias cortas el ti -
po de terreno o apareciendo lentejones o bolsadas de distinta naturaleza.
Debe ser el reconocimiento geotécnico el que defina la estratigraf ía del terreno
y alerte sobre sus variaciones , cambios laterales, etc., ya que sin dicha informa-
¡ ción el diseño de las cimentaciones puede resultar deficiente.
!

259
a) Variabilidad vertical
Si el terreno está formado por capas de resistencia creciente con la profundi-
dad , ya sean granulares o cohesivas , el problema se limita a elegir aquel nivel
en el que existe una capacidad portante suficiente, bien para cimentaciones su -
perficiales o profundas.
Cuando entre las capas resistentes est á n intercaladas otras blandas y defor-
mables debe estudiarse en qu é forma estas últimas reducen la capacidad por -
tante de las primeras. En el caso de zapatas existen algunas soluciones (ver
capí tulo 2) para valorar esta influencia y controlar el riesgo de punzonamiento
o extrusión.
Cuando existen zapatas pr óximas o una losa de cimentaci ón , la superposición
• de tensiones hace que contribuyan a lo¡s asientos capas blandas relativamente
profundas por lo que deben estudiarse las existentes en profundidades del or -
den de 1 ,5 veces el ancho de la superficie cargada.
En el caso de cimentaciones por pilotaje la influencia de las capas blandas
puede hacer que al profundizar un pilote est é en peores condiciones que otro
más superficial pero m ás alejado de una capa de baja resistencia . Aná logamen -
te los asientos de un grupo de pilotes pueden ser comparables a los de una ci -
mentación superficial si sus puntas están próximas a un estrato compresible.
Debe observarse^que a veces es la presencia del nivel freá tico la que crea una
zona blanda, sin que cambie la naturaleza del terreno .
Otra situació n diferente se plantea cuando en el terreno existe una costra o ca -
,

pa de alta resistenciá, muy dif ícil de atravesar . Si queda por debajo de los sóta -
nos previsibles , lo ideal ser ía apoyar directamente en la citada capa pero ello
no puede hacerse sin comprobar su espesor y que por debajo no existen capas
blandas que puedan permitir su rotura por punzonamiento . Si la costra queda
por encima de la excavación prevista conviene hacer un estudio de alternativas,
entre ellas la de reducir la profundidad de sótanos , ya que la eliminaci ó n de la
capa resistente, generalmente costosa y requiriendo explosivos , puede dar lugar
a tener que buscar un firme profundo y a tener que cimentar mediante pilotaje .

b) Variabilidad horizontal
En cuanto la planta de un edificio es un poco grande (digamos superior a
300 m 2) existe cierto riesgo de que las condiciones del terreno var í en de unos
puntos a otros.
Este riesgo puede ser muy grande en terrenos con problemas de disolució n o en
formaciones cuaternarias de intensa actividad fluvial (meandros divagantes , pa -
leocauces , etc.).
En otros casos el substrato firme presenta un perfil muy tortuoso como en el
caso de suelos residuales sobre rocas ígneas o metamórficas o rellenos errá ticos.
Las situaciones citadas dan lugar a asientos diferenciales y distorsiones por lo
.. . r -
que es muy importante conocerlas antes de proyectar la cimentaci ó n . Cuando *

los asientos previsibles son moderados p ü ede resolverse el problema mediante


cimentaciones diferenciadas, trabajando ton diferentes presiones y adoptando
una disposición de juntas apropiada . Si ni a ú n así se consigue reducir los asien -
to diferenciales a l í mites tolerables debe pensarse en una cimentaci ó n por pilo -
taje o una mejora del terreno.
Esta situación puede tener efectos graves eii el caso de edificios altos cimenta-
dos por losa ya que la existencia de uno§ dentejones blandos en una parte del
solar puede producir inclinaciones inadmisibles del edificio , costosísimas de
corregir .

9. CASOS ESPECÍALES DE CIMENTACION


9.1. Rellenos artificiales gruesos
Es el caso de la edificación sobre terrenos ganados al mar por vertido de es-
colleras o materiales de cantera o cuando se construye sobre antiguas es-
combreras de mina, escorias industriales , etc., pedraplenes o zonas de vertido
de desmontes rocosos .

260
Estos rellenos suelen tener una compresibilidad elevada y muy variable, de
*

.
unos puntos a otros , lo cual hace aconsejable evitar la cimentación directa Sin
embargo , la ejecució n de pilotajes tropieza con grandes dificultades ya que no
es posible hincar pilotes prefabricadas , ni los bloques de roca pueden atrave-
sarse con las máquinas convencionales. La cimentación suele requerir estudios
e muy especializados, pudiendo citarse como soluciones más frecuentes:
{
— La mejora del relleno mediante inyecciones , compactació n diná mi-
cáV yibrófiótación; etc., colocando después una losa suficientemente
r ígida.


• •
'
í
;
— Sustitució n completa del material cuando su espesor no es muy
grande .
— Ejecución de pilotes, perforando a rotaci ó n con maquinaria espe-
cial , o substituyéndolo por numerosos micropilotes.
>:
9.2. Rellenos artificiales compactados ^

Es una práctica relativamente frecuente rellenar vaguadas con terrenos de apor -


tación compactados por tongadas,Icón la misma técnica empleada en los
terraplenes de carreteras. Estos rellenos pueden considerarse de buena calidad
para cimentar superficialmente, admitiendo presiones de trabajo del orden de
2 kp /cm 2, siempre que se cumplan la§ siguientes condiciones:
— El relleno se haga con materiales adecuados, preferentemente del ti-
po arena arcillosa (arena de miga ) o materiales granulares con un
contenido de arcilla no excesivo y exentos de elementos degradables
v
.-::

o agresivos. í •

—El terreno de apoyo sea firme y de perfil suave, desbrozando y eli-


minando la capa vegetal y los terrenos flojos superficiales , así como
cualquier tipo de blandón* zona anegada, etc, v . . .
— La compactación se haga por tongadas delgadas (e < 30 cm ), como
mínimo al 100% del Proctor Normal y existiendo un riguroso
control de densidades y humedades de puesta en obra . Debemos se-
ñalar que este control es dif ícil cuando se trata de á reas extensas.
. Suele ser aconsejable upa verificación post -constructiva mediante
penetr ómetros, placas de carga , etc. : ; * •

Estos rellenos pueden sufrir algunos asientos por saturaci ón o inundación por
lo que es importante el control de los saneamientos, evitando al m á ximo las fu -
gas accidentales. - /

9.3. Terrenos problem á ticos

Existen diversos tipos de terrenos en los que las soluciones tradicionales no son
v álidas o requieren determinadas adaptaciones. En ellos suele ser necesario re-
alizar estudios detallados , generalmente con auxilio de especialistas. Pueden ci-
tarse al respecto :

a) Suelos con materia orgánica

Se distinguen por la presencia de materiales fibrosos o esponjosos (turbas) , raíces,


hojas y restos vegetales , etc. , olor a pudrición orgánica, elevada humedad y
coloración negruzca o grisácea. Se encuentran en zonas pantanosas y lacustres,
antiguas albuferas y estuarios, meandros abandonados de í ros, marismas, etc.
Pueden ser de naturaleza limosa , arcillosa o incluso arenosa. Bajo carga dan lugar a
asientos importantes con el tiempo, por descomposición de la materia orgánica,
consolidación y colapso. S| *
f
' : .

Normalmente deben adoptarse precauciones cuando él contenido en materia


orgánica (segú n UNE-7368) supera el 10% en la zona de influencia de la cimenta-
ción y emplear soluciones especiales de cimentación por encima del 20% .
Los efectos son más graves cuando el terreno orgá nico está bajo el nivel freá tico o
i.•

en la zona de oscilación del mismo , v


Éstos suelos suelen encontrarse en las antiguas albuferas de Levante (la mayor

261
parte ahora cubiertas) , en las marismas de Huelva y en los estuarios de ríos del
Cantá brico. También en lagunas o zonas pantanosas interiores desecadas.
No es aconsejable cimentar sobre ellos, pues la descomposición de la materia
orgá nica da lugar a asientos. Adem ás suele tratarse de terrenos flojos y poco !

resistentes. Es necesario , por tanto, substituirlos o atravesarlos con cimentaciones


profundas.

b) Suelos colapsables

Son suelos de estructura floja en razó n de su forma de deposición . Es el caso de los


limos yesíferos , los suelos eólicos (dunas antiguas), el loess (partículas de limo
unidas por puentes de carbonates) , acumulaciones de cenizas volcá nicas , etc. En
estado seco son estables y resistentes pero al saturarse, o por efecto de las
vibraciones sufren asientos importantes y repentinos. Estos suelos son caracter ísti-
cos de regiones áridas, con niveles freáticos muy profundos. Se encuentran en el
Valle del Ebro (Zona Tarazona-Mequinenza ) , Valle medio y bajo del Zá ncara ,
Canarias, etc.
Los sondeos con agua pueden alterar totalmente su estructura , por lo que son
preferibles catas o prospecciones en seco. Una excesiva facilidad de perforación , en
suelos de naturaleza no arcillosa , puede indicar un terreno colapsable.
Cuando no se disponga de una identificación geológica directa , pueden resultar
indicativos los aspectos siguientes:
—Aspecto limoso, con pequeñas oquedades, huecos de raíces, etc., o
granos de arena unidos puntualmente por elementos cementantes de
coloración diversa que pueden ser arrastrados por el agua (yeso ,
carbonates, etc.) .
—Muy bajo peso específico seco (generalmente menor de 1,4 t/m3).
—En el caso de arenas, un índice de compacidad muy bajo (ID < 0 ,5) o
una resistencia a la penetración está ndar menor de N = 10.
—Si el suelo tiene plasticidad existe riesgo de colapso si
yd < 1,92 - 0 ,016 wL

—Se tallan dos terrones iguales de suelo (V = 8 cm3) y a uno de ellos se le


añade agua, moldeándolo en la mano hasta formar una bola h ú meda y
plástica. El suelo puede ser colapsable si el volumen de esta bola es del
orden del 30 % o menor que el dél terrón dejado como referencia.
—Un cilindró de suelo de altura H0 se coloca en un 2edómetro (o un
recipiente comparable) bajo una presión de 2 Kp/cm , inundándolo a
continuación con agua y dejándolo asentar 24 horas. Si el asiento
producido es superior al 5% de H0 existe el riesgo de colapso.
?

c) Suelos expansivos
Son materiales arcillosos preconsolidados con apreciables cambios de volumen por
variaciones de humedad . Los efectos son más importantes en climas secos y áridos y
cuanto más ligero sea él edificio. En época seca se forman grandes grietas en el
terreno siguiendo un motivo hexagonal , mientras que en época de lluvias se
adhieren al calzado y forman barros muy pegajosos. En general presentan colora-
ción gris verdosa, marrón rojiza o amarillenta , pero el color por sí solo no es un
carácter distintivo.
Debe sospecharse la expansividad o retracción de las arcillas cuando:

El terreno sea muy duro de excavar y en él aparezcan fisuras, lisos o
planos de aspecto jabonoso.

Las excavaciones expuestas-al sol se degradan rápidamente, agrietándo-
se y desprendiéndose terrones de forma cúbica.

Existan grietas en la superficie del terreno en tiempo seco.

Se aprecien grietas en muros , tapias o edificios de una planta .
—Los taludes naturales presenten deslizamientos superficiales o reptacio-
nes .

262
I
{

—tamiz
El límite líquido sea 60 e IP 35, con más del 85% pasando por el
n.° 200. - '

• .i,.
/
—oLoshaloysita t

an á lisis mineralógicos indiquen la presencia de montmorillonita


. ' mv'

A pesar de estas indicaciones resulta muy dif ícil calibrar el grado de expansividad
del terreno por lo que debe recurrirse a detallados ensayos de laboratorio (presión
de iiinchamientóV hiricháifíiento libre,: doble od ómetro , relaciones succión-hume -
dad , etc. ) . ; •

Desarrollan expansividad apreciable los depósitos miocenos del Sur de Madrid ,


hasta Illescas; grandes á reas de Andalucía: Area Jaén-Mancha Real , Arco Sevilla-
Huelva , Corredor Tabernas-Vera y Campo de Níjar en Almería , la Campiña de
Córdoba, las arcillas del Aljibe (Málaga-Cádiz) , etc. Otras á reas significativas son :
el Campo de Calatrava (Ciudad Real) , el Somontano de Huesca , el Bajo Jiloca ,
etc.
El tipo de cimentación depende del grado de expansividad dpi terreno y del tipo de
edificio, existiendo una extensa problem ática que ha sido tratada en otro lugar (1) .

d) Terrenos kársticos i
’ . -r •

En formaciones calizas o yesíferas pueden existir problemas de disolución , con


formación de huecos más o menos grandes que pueden Hundirse bruscamente
afectando a las edificaciones cimentadas sobre ellas.
Estos fenómenos suelen estar ya indicados en los antecedentes geológicos de las
zonas con problemas. Suele ser necesario realizar campañas de prospección muy
especializadas (fotogeología, gravimetr ía, trazadores, etc. ) ya que el carácter
errá tico de las oquedades hace poco ú til una investigación convencional.
Son típicas las formaciones calizas de las Cordilleras Ibérica y Cantábrica , debiendo
sospecharse este riesgo cuando existen:en el entorno cuevas prehistóricas, estalacti-
tas, etc. •
. . .. . . •

Los yesos suelen presentar karstificaciones en las partes centrales de las cuencas
sedimentarias correspondientes, siendo típicos estos fenómenos en formaciones
miocenas de las provincias de Madrid , Toledo, Valladolid , Cuenca , Zaragoza , etc.
Independientemente de la valiosa experiencia local , pueden sospecharse estos
problemas cuando :

—Existen en
cegado (dolinas).
trueno zopas hundidas con forma de embudo o pozo
;
y

—Desaparecen en el terreno las aguas de fuentes o cursos de agua


naturales o artificiales.
—En los sondeos en roca se pierde el agua de perforación o el tren de
perforación desciende a veces con excesiva rapidez.
—Los testigos extraídos muestran huellas de disolución , cavidades, zonas
rellenas de arcilla , etc.
El reconocimiento de estos terrenos es muy dif ícil y en el caso de cargas fuertes
puede requerir investigaciones puntuales bajo cada zapata. Otras veces se opta por
atravesar la zona karstificada con cimentaciones profundas.

e) Rellenos T

Debe sospecharse la existencia de rellenos importantes cuando:



Los ensayos de penetración dan valores m üy bajos, eventuahnente
alternando con otros elevados, alcanzá ndose el rechazo a profundidades
. muy diferentes en distancias cortas.

—Los testigos de sondeos o las catas muestran restos de cascotes, ladrillos,


tierra vegetal, etc. .
—superior
La columna de sondeo es relativamente homogénea pero con una parte
más floja que el resto.
Es importante conocer los usos y la topograf ía anterior del solar en previsión de los
movimientos de tierras , vertidos , etc. , que hayan podido producirse.
Ver nota pag. 42.
263
No son aconsejables para cimentar por su elevada compresibilidad , generalmente
muy errática. Deben eliminarse o atravesarlos con pozos o pilotes.
i
f) Laderas inestables
Exigen una fijación previa a cualquier obra de cimentación . En casos especiales
puede cimentarse bajo la zona deslizante adoptando medidas para que ésta no
transmita empujes a las partes enterradas de los edificios.
Debe sospecharse la existencia de movimientos de ladera cuando:
—Se aprecian grietas u ondulaciones en el terreno.
—del
Los troncos de los á rboles presenten concavidad hacia la parte superior
talud .
—Se
- observen cambios de coloración o fallos en la vegetación o existan
edificaciones con problemas.
En estos casos la prospecci ón debe dirigirse en principio al an álisis de los factores de
inestabilidad ya que su correcci ó n es previa a cualquier operaci ón constructiva .
. . . .
Habitualmente éstos fenómenos est á n asociados a materiales limo-arcillosos o
margosos en áreas de pluviometr ía media a alta o a suelos residuales y rocas
alterables en zonas de relieve movido . . .

En otros casos los problemas se derivan de condici ón especiales existentes en el


terreno. Tal es el caso de:
a) Terrenos agresivos al hormig ón . Son aquellos en los que existe un
porcentaje apreciable de sales o elementos nocivos para el hormi-
gón de las cimentaciones. Entre ellos destacan los sulfatosy el
magnesio.
Los efectos de estas condiciones agresivas dependen de la existen -
cia de agua , de su presi ón y de la permeabilidad del terreno , as í
como de las dimensiones expuestas de la cimentaci ón y de la cali-
dad del hormigón empleado.
Actualmente el problema se soluciona con relativa facilidad me-
diante el empleo de cementos especiales. Sin embargo , en determi-
nados casos de agresividad de origen industrial (ácidos fuertes) no
es suficiente con variar el tipo de cemento , debiendo recurrirse a
proteger las cimentaciones con revestimientos especiales (met áli -
cos , cerá micos antiá cido , plásticos , etc . )

b) Efectos térmicos
Son - los derivados de agentes exteriores como la helada , o del pro-
pio edificio como instalaciones de calefacción o refrigeració n defi-
,

cientemente aisladas.
En el primer caso se consiguéia adecuada protección con una pro-
fundidad suficiente de las cimentaciones bajo la superficie , que
para las zonas más cr íticas de nuestro pa ís puede estimarse en
1 , 20 m . Los terrenos limosos son los más susceptibles a la helada ,
seguidos de las arcillas y en último lugar las arenas y gravas .
Los problemas derivados de las instalaciones del propio edificio
deben tratarse en origen, disponiendo el aislamiento adecuado.
Especialmente t ípicos son los hinchamientos por congelaci ón del
terreno bajo almacenes frigor í ficos y la retracción producida por
hornos en funcionamiento durante largo tiempo.

9.4 . Cimentaciones en zonas sísmicas

Los efectos de un terremoto sobre un edificio dependen , adem ás de su concep -


ci ón estructural , de la forma en que las ondas s ísmicas se transmitan al mismo
a través del terreno y de su cimentación .
La transmisión hasta un edificio de las ondas generadas en el epicentro de un
terremoto es un fen ómeno muy complejo en el que interviene la deformabili-

264
í
dad din á mica del terreno (las ondas se amortiguan antes en suelos flojos , rocas
( .
blandas , etc ) los espesores de recubrimiento del substrato rocoso, los acciden-
r tes geológicos , etc. Ello hace que en una misma ciudad ,: un seísmo afecte de
forma muy desigual de unos barrios;^ otros y sólo en zonas de gran sismicidad
(San Francisco , México , etc.) se dispone de mapas urbanos de riesgo potencial .
En los dem ás casos hay que contentarse con estimaciones o normas generales.
En un caso concreto el problema consiste en prever la forma en que las vibra -
ciones del substrato se transmiten ál edificio a través de su cimentación , dise-
ñando ésta para que los efectos sean lo menos perjudiciales posibles.
En general, las cimentaciones muy rigidizadas mediante riostras de tama ñ o
adecuado o mediante losa , hacen que todo el edificio deba moverse en la mis-
f
ma fase con lo que los movimiento? diferenciales quedan muy atenuados.
Así , en la norma sismorresistente espa ñ ola PDS- í (1974)' se obliga a arriostrar
las zapatas en la zona s ísmica primera , resultando en cualquier caso el coefi-
- cíente sísmico para losas menor que el de zapatas . Las mismas prescripciones
aparecen pr ácticamente en toda la normativa mundial .

&
Respecto al comportamiento s ísmico de edificios con cimentaciones profundas ,
existen opiniones contradictorias entre las normativas. As í , en toda la normati-
va europea salvo la alemana , y en la japonesa y americana , el coeficiente s ísmi-
co es algo menor , para el caso de cimentación profunda que en el de cimenta-
ci ón superficial , mientras que en la norma alemana ( DIN- 4149) el coeficiente
s ísmico es el doble en el caso de construcci ó n por pilotes (0, 10) que en el de ci-
mentaci ón superficial (0 , 05). .
Por otro lado , e independientemente del valor que se adopte del coeficiente sís-
mico, la cimentaci ón profunda hace que el edificio se comporte como sí tuviera
una altura mayor , elevando tambié n el centro de gravedad de las masas , con lo
que el mecanismo equivalente está menos coaccionado frente a movimientos
oscilatorios ; esto es , para aceleraciones o velocidades del mismo orden , las
fuerzas sísmicas serian menores en el caso de pilotes que en el de cimentación
superficial.
En cualquier caso , y considerando estos factores , la sismicidad de una zona no
obliga a elegir una determinada tipología de cimentació nj y solamente hará ne-
cesario aumentar el arriostramiento entre los distintos elementos de apoyo , con
lo que resultar á n más adecuadas las cimentaciones que por su naturaleza su -
pongan un alto grado de arriostramiento (losa y zapatas corridas) frente a las
de menor arriostramiento (pilotes y zapatas aisladas).

9.5 . Cimentaciones en zonas de subsidencia


La subsidencia es un asentamiento del terreno a gran escala , creá ndose cubetas
de centenares de metros o incluso kilómetros .
Su origen suele deberse a actividades humanas como la miner ía , la ejecució n de
t ú neles u obras subterrá neas , la extracción de .agua o petr óleo , etc. Un caso
clásico es la ciudad de México.
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Ante este problema no valen las soluciones convencionales ya que el foco de


los movimientos est á muy profundo y el terreno asienta de forma desigual,
marcá ndose en superficie acusadas curvaturas e inflexiones. La situaci ón suele
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agravarse por el car ácter evolutivo de las cavidades mineras
•*

En el caso de cavidades a poca profundidad puede pensarse en rellenarlas con


hormigón o morteros inyectados , o bien apoyar por debajo de las mismas me-
diante pilotes. Sin embargo, en la mayor parte de los casos no es posible alcan-
zar un estrato estable por lo que se recurre a sistemas de construcción flexibles
o , más raramente, se preveen dispositivos para corregir mediante gatos los mo-
vimientos de la cimentaci ón .
Sin entrar en los citados sistemas , relativamente sofisticados , merece mencio-
narse el desarrollo en Inglaterra desde 1956 por el Consoftium of Local Autho-
rities Special Programme (CLASP) La cimentación consiste en una losa de ba-
^
se lisa (apoyada sobre polietileno) para permitir el deslizamiento horizontal del
terreno. En la superestructura se emplean materiales ligeros para reducir peso.
Los pórticos van articulados, salvo los contra vientos , y los forjados act úan co-
mo diafragmas horizontales con posibilidad de flexión . Cerramientos , tabiques
y acristalados está n montados con juntas flexibles para permitir un cierto gra-
do de distorsión , las escaleras van articuladas , etc.

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