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Mastrini-De Charras (2005):

20 años no es nada: del NOMIC a la CMSI

Objetivo: Investigar las relaciones entre el funcionamiento de los medios y los


sistemas políticos (democráticos). Sobre todo en lo que hace al diseño de
políticas nacionales en comunicación.

Las que se observan en América Latina son políticas opuestas a las que
surgen como propuestas de los ámbitos académicos: en lo que respecta a las
políticas gubernamentales en materia de comunicación predominan tres
procesos:
- Privatización
- Concentración
- Trasnacionalización

Mientras que, desde los ámbitos de la investigación en la disciplina, se exigen


políticas de democratización y horizontalidad.

Hipótesis: los debates llevados a cabo en el marco de la UNESCO en la


década del 70 no han perdido vigencia. Si bien se frustraron y parecen haber
sido superados, con otros actores y en otro contexto, la discusión sigue siendo
política: se debate acerca de la distribución de recursos económicos y
simbólicos.

La idea que subyace a todo el artículo es que hay que democratizar los
recursos comunicacionales.

Excurso con un poco de historia:


a. Una distinción clásica: Desde hace más de 50 años podemos pensar que
una línea imaginaria divide al mundo en dos grandes grupos: norte-sur. Está
claro que en términos económicos, el norte domina al sur en lo que hace a
capacidad financiera y tecnológica. El sur se limita casi exclusivamente a la
producción de materias primas. Pero la dependencia y la desigualdad no es
sólo económica sino que también está presente en lo cultural, en lo
educativo y en lo informativo. La distribución de la información también fue
siempre despareja y unidireccional. Para decirlo en pocas palabras, más
allá del enfrentamiento capitalismo – socialismo, los países del tercer
mundo repiten el esquema general de circulación: recibir tecnología ya
hecha, recibir información ya masticada y no producir nada que llegue al
primer mundo (salvo Maradona).

b. Los especialistas dicen que existen dos mercados informativos: aquellos


en los que a más difusión, más ganancia (distribución masiva, de fácil
acceso y barata) y aquellos en los que a menor difusión, mayor ganancia.
Venden productos muy caros, selectos a los que es difícil acceder: datos
científicos, tecnológicos, económicos muy especializados. Los
consumidores pagan muy cara esta información: gobiernos,
multinacionales, grupos de poder.
c. Sin embargo, en los organismos internacionales siempre hubo conciencia
(por lo menos en teoría) de esta disparidad, veamos algunos casos
puntuales:
1948: La declaración universal de los derechos humanos incluye: la libertad de
información como un derecho humano fundamental.

En la década del 70 se sabe que:


- el 90% de las bases de datos mundiales están almacenadas por EEUU.
- El 73% del mercado mundial de computación estaba centralizado en EEUU
(IBM controlaba el 60% del mercado).
- Hasta los 80% la carrera espacial estaba controlada por EEUU y URSS.
- Los satélites estaban en manos de 6 países. Los de URSS y EEUU tienen
fines exclusivamente militares

1970: Los círculos de empresarios norteamericanos comienzan a defender la


posición del libre flujo de la información de modo que esta mercancía circulara
como todos los bienes del mercado. La UNESCO a partir de ese año comienza
a hablar de libre y equilibrado flujo de la información (no sólo de “arriba
abajo”).

1976: El Movimiento de los Países No Alineados reunidos en Nueva Delhi


plantean entre sus primeros objetivos, crear una agencia propia de noticias
para contrarrestar el flujo unidireccional de la información.

1980: La XXI conferencia mundial de la UNESCO elabora el informe Mac Bride


que plantea: la eliminación de las desigualdades, la lucha por una vida mejor, el
reconocimiento de naciones plurilingües, la universalización de la enseñanza y
eliminación del analfabetismo. Respecto de las comunicaciones: cada país
debe fijar política de comunicación y de medios, agencias de noticias
nacionales que comuniquen a todos los habitantes, formación profesional a
cargo del Estado, apoyo a los medios locales y comunitarios, aplicación de los
medios a la educación, descentralización de los medios estatales,
comunicación horizontal, arriba-abajo y abajo-arriba, políticas de formación
técnica, libertad para buscar, difundir y producir información.

1982: Se presenta el NOMIC: Nuevo Orden Mundial de la Información y la


Comunicación con el lema democracia, participación pluralista, derechos
humanos y comunicación.

1985: A raíz de la insistencia de la UNESCO con los programas del NOMIC,


EEUU, Japón y Gran Bretaña se retiran del organismo y retiran su apoyo
económico. A partir de entonces, la política de la UNESCO respecto del
desequilibrio informativo fue el silencio. Como mucho empezó a prestar
servicios o subsidios para equipamiento técnico, siempre en manos de las
grandes corporaciones de la tecnología.
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El debate acerca de los flujos informativos de los 70-80 tuvo muchos aspectos
cuestionables y fue estuvo restringido porque prácticamente se limitó a la
intervención de los Estados Nacionales.

Sin embargo, fue un debate que involucró a nuevos actores, que superaban el
histórico reparto del mundo entre los países centrales (este–oeste). En efecto,
el debate en torno del NOMIC está directamente relacionado con el surgimiento
del movimiento de países no alineados (MPNA) y el tercer mundo en general
como un nuevo actor en el debate internacional. El llamado "Tercer Mundo"
pretendió despegarse de la disputa entre los grandes bloques e incorporó una
nueva tensión: Norte-Sur. En este marco, la discusión respecto a los flujos
informativos impregnará, en particular durante la década del setenta, la agenda
internacional como nunca antes.

Además de la explicitación y la denuncia de la dependencia económica que


estas naciones sufrían respecto de los países centrales, aparece la denuncia
de la dependencia cultural, tecnológica e informacional. Esta discusión se va a
sostener en los organismos multilaterales dependientes de la ONU, en
particular, la UNESCO.

A la ya presente premisa de la necesidad de un "libre flujo de la información"


defendida durante años por algunos de los principales países desarrollados, el
movimiento de países no alineados interpondrá la exigencia de que dicho flujo
debía ser, no sólo "libre" sino también "equilibrado".

El diagnóstico evidente de estos países era que la información que recibían del
mundo pero también de los hechos de sus propios territorios, les llegaba
muchas veces, procesada por cuatros agencias internacionales (AP, UPI,
Reuters, France Press).

¿Qué ocurrió para que esos temas dejaran de ser materia de discusión?

Por diversos motivos, el momento clave del debate internacional acerca de los
desequilibrios informativos coincidió con dos procesos:
1. el desarrollo y la aplicación de un nuevo modelo económico
2. la consolidación en el imaginario social, de un nuevo modelo de desarrollo
basado casi exclusivamente en las nuevas tecnologías.

Vemos estos puntos por separado:


1. La crisis económica mundial de mediados de los 70 (ocasionada
básicamente por el aumento del precio del petróleo, el estancamiento
económico y la caída en los niveles de rentabilidad en los países centrales y
la crisis fiscal) trajo como consecuencia el retroceso del modelo de “Estado
de bienestar” en los países desarrollados. Como respuesta a la crisis,
aparece el modelo neoliberal que, en un intento por recuperar los niveles de
rentabilidad perdidos, propone un planes de privatización y retroceso del
Estado en áreas que habían pertenecido históricamente a su órbita, sobre
todo en Europa: las telecomunicaciones y los medios masivos de
comunicación. En América Latina, estas políticas comenzaron a
implementarse en los años 80 a partir de las directivas fijadas por los
organismos internacionales de crédito (Banco Mundial y Fondo Monetario
Internacional) en lo que se conoce como el “Consenso de Washington”: una
serie de recetas políticas y económicas para “salvar” a las economías
seriamente endeudadas, basadas casi exclusivamente en el recorte de las
funciones del Estado, en el apoyo incondicional de los gobiernos al sector
privado y en la apertura económica y comercial.
Por otra parte, en EE.UU. iba aumentando el poder del capital financiero y
con él, la desregulación y la globalización mundial de la economía junto con
el fuerte apoyo al desarrollo de las NTIC (Nuevas Tecnologías de la
Información y la Comunicación). Este proceso se vio reafirmado por la
caída de las URSS. que no hizo más que confirmar la hegemonía militar
norteamericana y la consolidación del mercado como único mecanismo
regulador.
De este proceso, resulta el crecimiento acelerado de la concentración de la
propiedad de los medios y de las industrias culturales

2. Desde el punto de vista del imaginario, en forma casi paralela a estos


procesos de transformación política y económica, a comienzos de los 70
comienzan a registrarse los primeros signos de lo que más adelante se
conocerá como Sociedad de la Información (SI): en 1973, los trabajos de
Daniel Bell comienzan a plantear el advenimiento de una “sociedad post
industrial” definida por:
- El fin de las ideologías
- El agotamiento de la industria como motor de la economía
- Un proceso de democratización mundial en el cual llevaría un
papel protagónico la comunidad científica y tecnológica.
- Dicho proceso se basaría en la tecnología, capaz de proveer una
salida al estancamiento económico y, al mismo tiempo, de
almacenar y distribuir democráticamente el conocimiento a toda la
sociedad.

Estas lecturas futuristas y proféticas de la sociedad tuvieron como base no sólo


las propuestas de Bell sino también las de A. Toffler (La tercera ola); las de N.
Negroponte (El ser digital) y M. Mc Luhan (La aldea global). El resultado del
desarrollo de este imaginario fue la fetichización de la tecnología.

Más allá del proceso que dio lugar a la llegada de Internet a muchos hogares
(proceso que se inició como parte de la carrera armamentista norteamericana,
esto es, como nueva estrategia para el almacenamiento y el manejo de
información secreta por parte del Estado), lo cierto es que las viejas tensiones
entre lo público/Estatal y lo privado/empresarial se reprodujeron en el
transcurso de este desarrollo: mientras que los sectores vinculados a la
academia, la investigación y las ciencias sociales plantean la gratuidad del
servicio y la idea de aprovechar los alcances de la red para democratizar la
accesibilidad del conocimiento, el sector empresario ve en el manejo de de la
red un gran negocio, una mercancía accesible sólo para aquellos que la
pueden pagar.

El advenimiento de las nuevas tecnologías, trajo como consecuencia


transformaciones profundas (cuali y cuantitativas) en la oferta de la televisión y
de las telecomunicaciones: en el primer caso, con la llegada de la tele por
cable, luego satelital y más tarde digital; en el segundo, con el incremento de la
oferta de telefonía fija y luego móvil, aunando sus servicios a las redes.

Los pregoneros de la Sociedad de la Información (SI), durante los 90, insisten


en que las “autopistas de la información” nos van a salvar a todos: proveen una
salida a la crisis del capitalismo y, al mismo tiempo, la igualdad/horizontalidad
de los sujetos conectados. Sin embargo, en sus documentos confunden una y
otra vez los términos ciudadanos y clientes. Los grandes próceres de la SI
serán el sector privado y el mercado.

Las empresas tecnológicas, a fines de los 90 comienzan a tener su propia


bolsa de valores y cotizan en el Nasdaq: de este modo alrededor de la
tecnología se genera una burbuja financiera especulativa. En el año 2000 se
produce una crisis financiera: cayeron los valores del Nasdaq y muchas
empresas de telecomunicaciones quebraron.

Casualmente, a partir de ese momento, parece reabrirse el debate a nivel de


los organismos internacionales: la cumbre mundial de la ONU convoca a la
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (CMSI) a realizarse en
dos fases: 2003 y 2005. 20 años más tarde reaparece el debate internacional
sobre información y comunicaciones.

Las condiciones no son las mismas que en la época del Informe Mc.Bride:
- El mapa mediático ha devenido en multimediático: algunos grupos
facturan sumas superiores al PBI de varios países.
- El espacio de discusión sobre estos temas (UIT) en la UNESCO
es ahora netamente técnico (Unión Internacional de la
Telecomunicaciones).
- Hay nuevos interlocutores más allá de los Estados: corporaciones
del sector privado y representantes de la sociedad civil.
- Se denomina a los viejos problemas con nuevos nombres: acceso
y participación=acceso digital; desequilibrio informativo=brecha
digital; libre flujo de la información=entorno habilitador.
- Aparecen nuevos temas en debate: software libre y propiedad
intelectual.
- Otros desaparecieron: países no alineados; participación y
comunicación.
- En definitiva, el NOMIC devino en el proyecto de la SI.

Al parecer, la SI no redujo las desigualdades en lo que respecta al acceso a la


información; dejar en manos de privados asuntos que habían pertenecido a la
esfera estatal no significó acotar la brecha de la desigualdad informativa (como
mucho, implicó el acceso a más aparatos). A la desigualdad informativa y
comunicacional ahora hay que sumarle la desigualdad digital.
Aunque ahora, especialmente por el uso de tecnicismos, el debate parezca
mucho más neutral sigue habiendo grandes intereses económicos y políticos
en juego sobre fenómenos que son indiscutiblemente, socioculturales.

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