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I B RO N
S L CIÓ
TU E C
SEL
OTRA VUELTA
DE TUERCA
Henry James
Ilustraciones de Enrique Flores
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Este tema está frecuentemente tratado
por los novelistas del siglo XIX, no hay
NTRODUCCIÓN más que recordar Doctor Jeckyll y Mis-
ter Hyde o El retrato de Dorian Gray.
En este relato de terror lo que se dice es En todas estas obras late también una
tan importante como lo que no se dice, dura crítica a la hipocresía moral de la
sus fantasmas apenas si hacen algo más sociedad de la época y a las represiones
que «aparecerse» y su malignidad es sólo impuestas por dicha sociedad (aspecto
supuesta por la narradara de la historia, que será inmediatamente explorado por
pero no por ello la novela es menos in- Freud). Esto no quiere decir que esos li-
quietante, más bien al contrario. Ya se bros no tengan validez en nuestros días,
sabe que lo que se sospecha, lo que no se todo lo contratrario; hoy, al igual que
sabe y apenas si se intuye, es aquello que entonces, se pueden detectar todas esas
más escalofríos provoca. cuestiones que, a poco que se escarbe
Todo ello hace además que este libro bajo las tan traídas y llevadas libertades,
pueda tener múltiples interpretaciones, resurgen si cabe con más fuerza. Por otra
como acertadamente se manifiesta en el parte, la condición humana no puede es-
apéndice. Sin duda la que más interés capar a la dualidad citada, por lo que la
suscita es aquella que considera que los reflexión sobre la misma es siempre inte-
sucesos contados son en realidad un in- resante.
tento de abordar el análisis de la psicolo- En la obra se rastrea toda una serie de
gía de las personas y de la presencia en conceptos de gran importancia a la hora
cada uno del bien y del mal. de estudiar la personalidad y la conduc-
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OTRA VUELTA DE TUERCA
ta: el sentido del deber (recordemos el ble va a ocurrir o que un penoso secreto
superego de Freud), la represión de los se esconde detrás de cada piedra o cada
deseos o el inconsciente capaz de generar árbol.
todo un mundo fantasmagórico que llega Por esos lugares se mueven unos per-
a dominarnos. sonajes que parecen esconder algo turbio
Aparte de todas estas cuestiones, con- y en cuyas relaciones podemos descubrir
viene destacar también que la historia algo más de lo que realmente se dice. No
atrapa al lector desde el primer momen- hay más que pensar en los reveladores
to. Cada capítulo se cierra con una inte- coloquios entre el niño y la institutriz,
rrogación o un nuevo aspecto del miste- que, sacados de contexto, se podrían
rio que incitan a pasar rápidamente al tomar por los diálogos mantenidos por
siguiente. dos amantes que se sienten culpables.
El lector desea descubrir una verdad o Además, la presencia de los muertos o
una explicación que finalmente no le son de los ausentes es tan decisiva como la de
reveladas en un final que, tras el estupor los habitantes «verdaderos» de la man-
que provoca, invita a la reflexión perso- sión.
nal y a la búsqueda de una solución per- La estructura narrativa recurre a un
sonal que permita acercarse a la com- recurso clásico: el manuscrito cedido por
prensión de los «hechos» narrados. la persona que vivió los hechos y que
La presencia de los niños como princi- ahora es leído ante un atento auditorio.
pales protagonistas de las situaciones que Ese grupo que se nos presenta inicial-
suscitan el terror de la narradora, aporta mente y que no vuelve a aparecer, somos
un matiz más a las sensaciones de agobio todos nosostros, los lectores, a los que
y angustia crecientes que provoca la hábilmente se prepara para que se intere-
novela. sen vivamente por la historía que van a
En la época en la que fue escrita, la oír-leer. El relato dentro del relato y el
inclusión de niños en este tipo de libros narrador que narra dentro de la narra-
no era frecuente; sin embargo en las últi- ción, y que es el «alter ego» del autor,
mas décadas este recurso ha sido amplia- aparece en los cuentos de tradición oral,
mente utilizado tanto en el cine como en en obras tan conocidas como El Quijote,
la literatura de este género. El nombre de la rosa, El clavo, Cumbres
Otro aspecto interesante es la recrea- Borrascosas, La piedra lunar o muchos
ción del ambiente que hace Henry James, relatos de terror de Maupassant, y tiene
que aprovecha toda la imaginería pro- un representante ejemplar en la figura de
cendente de las novelas de terror román- Marlowe creada por Conrad.
ticas para construir un escenario que pre- El resto del relato está escrito en pri-
dispone al lector a pensar que algo terri- mera persona, lo cual hace aún más
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OTRA VUELTA DE TUERCA
2A RGUMENTO
la casa parece el domicilio de sus anti-
guos moradores.
Pronto surgen pruebas de que no todo
marcha tan bien. El niño, Miles, ha sido
Un grupo de conocidos se hallan reunidos expulsado del colegio; su hermana, Flora,
ante el fuego contando historias de terror. a veces parece hipócrita y la institutriz co-
Uno de los contertulios afirma poseer un mienza a tener visiones, o así lo cree ella.
manuscrito en el que una conocida suya Su esforzado sentido del deber le im-
relata un terrible suceso vivido por ella. pone la tarea de proteger a sus alumnos
Los presentes le instan a que lo lea: de ese poder maligno que cree haber per-
Una joven de origen humilde pero de cibido.
buena educación va a Londres para res- Comienza a investigar sobre el origen
ponder a un anuncio en el que se solicita de las figuras con las que se encuentra
una institutriz. El hombre que la entre- cada vez más frecuentemente y averigua
vista, el tío de los niños a los que va a que se trata de un antiguo amigo de su
enseñar, impone unas extrañas condicio- amo y de la institutriz anterior. Al parecer
nes; la más destacada es que él no debe ambos mantuvieron un oscuro romance y
ser molestado. pretendieron dominar a los niños, pero
La joven queda fascinada por el en- los dos murieron en circunstancias extra-
canto de su «amo», del que se enamora ñas y quizá ahora intenten recobrar lo
platónicamente, aunque ella apenas lo que fue suyo.
reconoce. Sus ensueños se llenan de es- Nadie confirma directamente las vi-
forzadas acciones que finalmente son re- siones de la narradora, pero ella encuen-
conocidas y estimadas por ese caballero. tra que el ama de llaves, la señora Grose,
Con estas ideas en la cabeza y ciertas no tiene ninguna duda de lo que cuenta y
dudas sobre las raras cláusulas de su está firmemente convencida de que los
contrato, se pone en camino hacia la niños mantienen un intenso contacto con
mansión de Bly, donde viven los niños. los seres del más allá.
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OTRA VUELTA DE TUERCA
La joven ofrece todo su amor a los ños, y sobre las relaciones entre la vida y
pequeños, en los que cada día encuentra la muerte, o entre lo real y lo aparente.
nuevas puebras de su carácter maligno, y El título alude al intento del narrador
se enfrenta como puede a sus visiones (¿o de proporcionar a su auditorio una his-
al poder de su propia mente?) pero todo toria más escalofriante que cualquiera
es inútil. que haya oído antes y a la vez hace refe-
Miles acaba muerto en sus brazos: rencia a la intención del escritor de hacer
¿cuál fue la causa de la muerte? Esa pre- reflexionar a los lectores sobre los meca-
gunta ha de responderla el lector, al igual nismos que rigen la mente humana, las
que otras muchas que surgen a lo largo causas que pueden originar el terror o
de la trama. La más importante de todas sobre la validez de las costumbres, con-
es quizás quiénes son realamente los fan- venciones y criterios morales que orde-
tasmas y qué representan. nan las relaciones entre las personas.
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5P
aceptación de estos misterios hay tam-
bién una gran valentía y una actitud re-
ERSONAJES ceptiva a la vez que un gran deseo de co-
nocimiento.
La institutriz (y narradora del relato) Como institutriz pretende dominar
Una joven institutriz de un pequeño por completo a las criaturas que le han
pueblo inglés nos relata cómo deja la sido encomendadas, lo que la lleva a co-
casa de sus padres para marchar a una locarse una posición muy delicada res-
antigua mansión para ocuparse de dos pecto de su amo, de los niños y del resto
niños. Sus palabras revelan sus ideales de personas que trabajan en la mansión.
románticos que le llevan a aceptar un
empleo en apariencia bastante atípico. El Los niños
magnetismo del hombre que la contrata La institutriz en principio es cautivada
y sus propios sueños sobre su heroica ac- por su encanto y bondad, pero poco a
tividad como educadora son las princi- poco percibe su carácter casi maligno y
pales razones por las que se embarca en cómo procuran engañarla y confundirla.
una empresa que al final resultará esca- La relación de la joven con ellos evolu-
lofriante. ciona desde la armonía inicial hacia una
Manifiesta un elevado sentido del de- tensión en la que el amor y el odio tienen
ber y una gran confianza, quizá no del igual cabida. Esta ambivalencia de senti-
todo fundamentada, en sus capacidades mientos tiene que ver con la atracción
personales. Valora a las personas de ma- que el mal puede ejercer sobre el ser
nera algo simplista, la clase social de humano.
aquellos con los que se relaciona tiene También a lo largo del relato se perci-
para ella gran importancia. be que los niños han carecido en los últi-
Su moral le impide cualquier alusión a mos tiempos de un apoyo familiar verda-
sus pasiones y deseos, pero estos afloran. dero, lo que, en cierto modo, justificaría
Describe inocentemente ciertas conversa- su extraña conducta.
ciones con sus alumnos que revelan que Otro aspecto que conviene destacar
en esas relaciones hay algo extraño que sobre la personalidad de los alumnos es
ella no se confiesa a sí misma. su frecuente evasión del mundo real y su
Sus juicios sobre el bien y el mal son profunda comprensión mutua que los
bastante maniqueos, aunque sus buenas hace crearse un espacio interior en el que
intenciones, al menos a nivel consciente, solo viven ambos.
están fuera de toda duda. El tratamiento que en este libro se hace
Admite con gran facilidad la presencia de la niñez se aleja diametralmente de
de lo sobrenatural en su entorno. En su otras figuras infantiles que aparecen en la
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no tardarían en ser públicamente recono-
cidas (pág. 37).
ALORES ❑ El aprendizaje y la experiencia
como medios de superación personal, y
Henry James cuestiona en su obra las la responsabilidad de cada tarea con el
relaciones sociales de su época y los va- deseo de perfección y de autoconoci-
lores morales del momento. La hipocre- miento:
sía y la falta de sinceridad en la persona, En teoría se suponía que yo me encar-
incluso para con ella misma, son temas garía de darle algunas lecciones a lo lar-
constantes. go de aquel verano; pero ahora tengo la
También en este libro se consideran sensación de que, durante semanas, la
esas cuestiones a través de la pluralidad que estuvo recibiendo lecciones en reali-
de interpretaciones e interrogantes que la dad fui yo (pág. 35).
narración propone al lector. ❑ La confianza recíproca, el apoyo y
Destaca la necesidad de analizar la comprensión mutua:
constitución del ser humano, la presencia Aquella noche acordamos que sopor-
en él del bien y del mal. Es evidente que la taríamos juntas la carga (pág. 56).
negación de esta dualidad lleva a la explo- Era maravilloso tenerla de mi parte,
sión de manifestaciones mucho más peli- luchando hombro con hombro a mi lado
grosas. De esta forma se critica la repre- (pág. 158).
sión de las pasiones y la ansiedad, que ❑ La fuerza de voluntad y la capaci-
determinan una vida falsa y poco satisfac- dad para reconocer y controlar las fuer-
toria. zas irracionales:
Pese a la ironía y dobles sentidos, (...) la sensación de que todo mi equi-
abundantes en la obra, señalaremos algu- librio dependía del éxito de una férrea
nos fragmentos que ponen de relieve cua- voluntad por mi parte (pág. 162).
lidades humanas indiscutibles: ❑ La búsqueda de la libertad y el co-
❑ Asumir las responsabilidades: raje para asumir las responsabilidades
Podría hablarse, todo lo más, de una que dicha libertad impone:
ligera opresión motivada por la forma en (...) Nunca me había sentido tan libre.
que empezaba a sopesar, analizar y com- —Y bien, ¿te gusta?
prender el veradero alcance de mis nue- Me miró sorprendido, hasta que final-
vas circunstancias (pág. 23). mente expresó su sentimiento en palabras.
❑ La confianza en uno mismo: —¿Y a ti?
(...) me veía a mí misma como una jo- Esas tres palabras contenían más sig-
ven extraordinaria, y me reconfortaba nificado del que jamás he visto reunido
con la esperanza de que tales cualidades en una frase tan breve (pág. 168).
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A C T I V I D A D E S
A continuación, se ofrecen
unas actividades de animación ANTES
para realizar (colectivamente
DE LA LECTURA
o con fichas individuales)
antes de leer el libro, ENGLISH NEWS
y así suscitar el interés
Podemos proponer la lectura de la
por su lectura, y después parte de la presentación en la que se expo-
de leerlo, para recrear los nen brevemente los principales momentos
de la vida de James. A partir de los datos
distintos aspectos de su aportados allí, de algunas investigaciones
contenido y fomentar la sobre la época en la que discurre la vida
creatividad de los lectores. del escritor (1843-1916) y de los hechos
narrados en esta historia, podemos elabo-
rar un periódico mural en el que se reco-
jan las noticias más relevantes que afecta-
ron a la historia de Ingletarra en aquellos
años, así como breves reseñas sobre las
modas y los gustos imperantes o sobre
algunos escándalos o sucesos sorprenden-
tes o impactactes.
GALERÍA DE RETRATOS
A partir del dibujo del rostro del autor,
pediremos a los jóvenes que imaginen
aspectos sobre su persona, su carácter.
Podemos sugerir que dibujen otras versio-
nes del retrato en los que el escritor apa-
rezca a otras edades o en otros contextos,
en otros estilos de dibujo diferentes.
Por último, será interesante recoger imá-
genes de otros autores que sean admira-
dos por los alumnos y montar con todos
ellos una pequeña exposición.
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OTRA VUELTA DE TUERCA
DESPUÉS
que dormía en su cuarto junto a su ma-
dre, a la que despertó lleno de horror; y
la despertó no para que ella disipase sus
temores y lo calmase, ayudándolo a con-
ciliar de nuevo el sueño, sino para que
DE LA LECTURA
ella, mientras trataba de tranquilizarlo,
¿QUÉ NOS CUENTAN LAS
tuviese que enfrentarse a la misma vi-
ILUSTRACIONES?
sión que lo había aterrorizado (pág. 7).
Este es el resumen de una de las histo- En las ilustraciones que acompañan al
rias narradas en la reunión en la que texto queda reflejada la consideración de
después se va a leer el relato de «Otra las apariciones como manifestaciones del
vuelta de tuerca». Cada uno escribirá un lado oscuro que tienen los propios perso-
cuento de terror tomando como punto najes, así como el agobiante terror que va
de partida el suceso explicado en esas lí- invadiendo a la narradora. Recogen tam-
neas. bién la mezcla de realismo y ficción que
tan acertadamente nos transmite el escri-
tor. Podemos sugerir que se escriban bre-
OTRA VUELTA DE TUERCA
ves textos sobre cada ilustración en los
Yo confiaba en la naturaleza, tenía que se muestre la relación de las mismas
que ponerme de su lado si quería triun- con la parte de la narración a la que ha-
far sobre aquello, tenía que enfrentarme cen referencia, así como con las interpre-
a aquel mostruoso suplicio considerán- taciones que se le pueden dar al mismo.
dolo una mera incursión en un terreno
desacostumbrado, un terreno difícil y de-
HISTORIAS DE AMOR Y PASIÓN
sagradable, desde luego, pero por el cual
se podía transitar siempre que uno estu- Al mirar desde el piso de arriba, des-
viese dispuesto a someterse a otra vuelta cubrí a una mujer sentada en uno de los
de tuerca, a un nuevo desafío de la vir- escalones de abajo; estaba de espaldas,
tud humana (págs. 162-163). con el cuerpo encorvado y la cabeza hun-
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OTRA VUELTA DE TUERCA
dida entre las manos, como sumida en un —¿Cómo que llegó? ¿De dónde?
profundo dolor. Pero apenas la vislumbré —¡De dondequiera que venga! Sim-
durante un instante, pues al momento se plemente apareció y se quedó allí, pero
desvaneció en el aire sin volverse antes a no demasiado cerca (pág. 67).
mirarme. A pesar de todo yo sabía dema- El lector no alcanza a saber dónde se
siado bien cuán espantoso era el rostro halla ese misterioso lugar, si es un refugio
que me habría mostrado (pág. 91). para los muertos, si es otra dimensión de
Era como si, a través de los ojos de mi la realidad que conocemos o si está den-
amiga, la señorita Jessel hubiera reapare- tro de nuestra propia imaginación.
cido ante mí. En cualquier caso, por un Considerando las tres posibilidades po-
momento me dio la sensación de que demos sugerir que se escriban relatos que
volvía a verla con tanta nitidez como la se desarrollen en ese misterioso mundo y
había visto junto al estanque. Y entonces cuyos protagonistas sean los seres que ya
exclamé con decisión: desaparecieron de los lugares por los que
—¡Bueno, seguramente ella también transitamos los vivos.
lo quiso!
Por la expresión de la señora Grose
CONVERSACIONES
comprendí que no me equivocaba, pero
al mismo tiempo dijo: Después de aquel instante extraordi-
—¡Pobre mujer! ¡Bastante tuvo que nario me invadió una terrible angustia,
pagar por ello! (pág. 71). pero, gracias a Dios, no estaba aterrori-
En este fragmento se alude a las rela- zada. Y él sabía que no lo estaba... al fi-
ciones entre el señor Quint y la señorita nal me di cuenta, con una magnífica sen-
Jessel. Apenas sabemos nada más de las sación de seguridad, de que él lo sabía.
experiencias que vivieron juntos, pero no Sentí, en un feroz ataque de confianza,
parece descabellado suponer que se ama- que, si me mantenía firme durante un
ron y que su pasión fue condenada por momento más, conseguiría librarme de
los que les rodeaban. Estaríamos ante su presencia. Y efectivamente, durante
una de esas historias de amores contra- un largo minuto aquella cosa siguió sien-
riados, tan frecuentes en las novelas. Po- do tan humana y espantosa precisamente
demos sugerir que cada uno escriba un por ser humana, tan humana como
relato sobre esa aventura romántica. cuando uno se encuentra a altas horas de
la noche y en una casa donde todos
duermen con un enemigo, un aventurero
EL LUGAR DE DONDE TODOS VIENEN
o un criminal (pág. 87).
—-(...) todo estaba tranquilo; y en Con su vestido negro como la noche,
medio de aquella calma apareció ella. su lúgubre belleza y su inexpresable su-
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