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FACULTAD : FACULTAD DE COMUNICACIÓN, EMPRESA Y

NEGOCIO

ESCUELA : CONTABILIDAD Y TRIBUTACIÓN

CÁTEDRA : RENTAS EMPRESARIALES

TEMA : PRINCIPIOS Y TEORIA DE RENTA

DOCENTE : CPC. JOSÉ CARLOMAN SALDAÑA CASTILLO

CICLO : VII

SEMESTRE : 2019 - II

ALUMNA : DIAZ PUSMA CARMEN ANALI

FECHA : 23 / 10 / 2019
EL PRINCIPIO DE CAUSALIDAD

Para que un gasto se considere deducible para efectos de poder determinar la renta neta de
tercera categoría, necesariamente deberá cumplir con el denominado “Principio de Causalidad”,
el cual se encuentra regulado en el artículo 37º de la Ley del Impuesto a la Renta (en adelante
LIR).

Así, se señala que para establecer la renta neta de tercera categoría se deducirá de la renta bruta
los gastos necesarios para producirla y mantener su fuente, en tanto la deducción no esté
expresamente prohibida por esta Ley. Como señala GARCÍA MULLÍN, “En forma genérica,
se puede afirmar que todas las deducciones están en principio regidas por el principio de
causalidad, o sea que sólo son admisibles aquellas que guarden una relación causal directa
con la generación de la renta o con el mantenimiento de la fuente en condiciones de
productividad.”1

Dentro de la doctrina nacional, en palabras de PICÓN GONZALES se considera a la


causalidad como “… la relación existente entre un hecho (egreso, gasto o costo) y su efecto
deseado o finalidad (generación de rentas gravadas o el mantenimiento de la fuente). Debe
tenerse presente que este principio no se considerará incumplido con la falta de consecución
del efecto buscado con el gasto o costo, es decir, se considerará que un gasto cumplirá con
el principio de causalidad, aún cuando no se logre la generación de la renta”2.

La propia SUNAT al emitir el Oficio Nº 015-2000—K0000 de fecha 07.02.2000, en respuesta


a una consulta formulada por la Asociación de Exportadores – ADEX, indicó que “… como
regla general se consideran deducibles, para determinar la renta de tercera categoría, los
gastos necesarios para producir y mantener la fuente, en tanto la deducción no esté
expresamente prohibida. Además, se deben tener en cuenta los límites o reglas que por cada
concepto hubiera dispuesto la LIR, cuyo análisis dependerá de cada caso en concreto”.

Para poder calificar determinados conceptos como deducibles es necesario que se acredite una
relación causal de los gastos efectuados con la generación de la renta y a su vez el
mantenimiento de la fuente. Es decir, debe tratarse de gastos necesarios o propios del giro de la
empresa, observamos que los gastos deben guardar coherencia y estar ligados a la generación
de la fuente productora de la renta.
Con relación a la aplicación de este principio se pueden presentar dos concepciones, conforme
se aprecia a continuación:

Concepción restrictiva del Principio de Causalidad

Bajo esta concepción se permite la deducción de los gastos que tengan la característica de
necesarios e indispensables para poder producir la renta y/o también mantener la fuente
generadora, es decir, se entienden por gastos necesarios aquellos desembolsos estrictamente
indispensables.

Concepción amplia del Principio de Causalidad

Se permite la deducción de todos aquellos gastos necesarios para producir y/o mantener la
fuente generadora de renta, tomando en cuenta adicionalmente la totalidad de desembolsos que
puedan contribuir de manera indirecta a la generación de renta.

PRINCIPIO DE GENERALIDAD

La generalidad no es un requisito que derive de la causalidad, puesto que no sólo los gastos
generales cumplen con el destino de generar rentas gravadas (causalidad subjetiva) o cumplen
con estas relacionados con las actividades empresariales del sujeto (causalidad objetiva). Los
gastos que no se incurren a favor de algún universo determinado de sujetos, cumplen
perfectamente con el principio de causalidad si se destinan a generar rentas gravadas o se
relacionan con las actividades empresariales.

La generalidad no deriva, ni guarda ninguna relación, con la causalidad objetiva, ni con la


causalidad subjetiva. En efecto, el pago de una bonificación o gratificación que no cumpla con
la generalidad, porque ésta fue discrecionalmente otorgada por el empleador, no significa que
no cumpla con ser necesario para generar rentas gravadas o que no guarde relación con
operaciones gravadas. El pago efectuado a favor de los trabajadores está relacionado con la
fuente productora de renta, pues son los trabajadores los que constituyen la fuerza de trabajo
generadora de ingresos y utilidades de las compañías.

La generalidad es una limitación a la deducción de gastos que cumplen con el principio de


causalidad. Por esa razón, su exigencia sólo es aplicable a los gastos de los incisos I y II del
artículo 37 de la Ley del Impuesto a la Renta. La generalidad en el caso del inciso l del artículo
37 es condición para su deducción. En cambio, en el caso del inciso ll del artículo 37, la
generalidad es condición para que los gastos incurridos en favor de trabajadores no constituyan
renta de quinta categoría y sean deducibles directamente por la compañía como gastos
corrientes.

En relación al principio de generalidad, el Tribunal Fiscal, mediante Resolución 01752-1-


2006 y 11321-3-2007, ha señalado lo siguiente:

“La generalidad del gasto debe verificarse en función al beneficio obtenido por
funcionarios de rango o condición similar; dentro de esta perspectiva, bien podría ocurrir
que, dada la característica de un puesto, el beneficio corresponda sólo a una persona, sin
que por ello se incumpla con el requisito de generalidad; en tal sentido dado, que en el
presente caso, la recurrente ha acreditado haber otorgado a los trabajadores considerados
como funcionarios que desarrollaban actividades de jefatura o dirección el mismo
beneficio, se concluye que los gastos reparados también cumplen con este criterio”.

En otra oportunidad el mismo Tribunal, mediante Resolución del Tribunal Fiscal 00947- 4-
2003, precisó que “[…] en principio el incremento de los ingresos de una empresa constituye
el resultado de la participación de todos los trabajadores de la misma, siendo que si alguno de
ellos ha tenido una participación descollante que lo haga merecedor de un premio o incentivo
mayor al obtenido por los demás, ello podría justificarse con las funciones que cumple en la
empresa y su relación directa con los resultados […]”.
La generalidad ha sido interpretada por el Tribunal Fiscal como la verificación de situaciones
comunes al personal, funcionarios de igual rango o condiciones similares, lo que no se relaciona
necesariamente con comprender a la totalidad de trabajadores y que se debe tomar en cuenta la
similitud en: (i) Jerarquía; (ii) nivel; (iii) antigüedad; (iv) rendimiento; (v) área; y, (vi) zona
geográfica (Resolución del Tribunal Fiscal 2230-2-2003, del 25 de abril de 2003, y 2506-2-
2004, del 23 de abril de 2004)
Este criterio es muy importante tener en cuenta ya que es requisito fundamental para deducir
como gasto ciertos desembolsos, en el último parrado del artículo 37 del TUO de la LIR
menciona:
Para efecto de determinar que los gastos sean necesarios para producir y mantener la fuente,
estos deberán ser normalmente para la actividad que genera la renta gravada, así como cumplir
con criterios tales como razonabilidad en relación con los ingresos del contribuyente,
generalidad para los gastos a que se refieren los incisos l), ll) y a.2) de este artículo, entre otros.
El legislador menciona que para los gastos mencionados en los incisos l, ll y a.2 debemos
tener en cuenta el criterio de generalidad porque dichos gastos dado su naturaleza se podrían
tomarse como una liberalidad de la empresa.

PRINCIPIO DE RAZONABILIDAD

El principio de razonabilidad a aquel que rige la potestad de ejercicio de derechos entre el


trabajador y su empleador.
Tanto el trabajador como el empleador deben ejercer sus derechos y obligaciones de acuerdo
a razonamientos lógicos de sentido común, sin incurrir en conductas abusivas del derecho de
cada uno.
Por ejemplo, bajo la figura de este principio, un empleador no podrá cesar el contrato laboral
de un trabajador unilateralmente porque el segundo haya cometido una falta muy leve. El
principio es análogo con el principio de proporcionalidad. El principio está orientado a tratar
de disminuir los casos en que los empleadores actúen con extrema severidad y arbitrariedad,
dándole así al trabajador una protección en su relación laboral
La razonabilidad abarca la proporcionalidad, siendo ésta una consecuencia o manifestación
de aquélla, mediante la cual se puede llegar a determinar si una actuación estatal es o no
jurídicamente la más adecuada para perseguir un determinado fin. Parafraseando a Arancibia,
en el juicio de proporcionalidad se mide la "intensidad" de la actuación estatal. En otros
términos, en el juicio de proporcionalidad se trata de determinar hasta qué punto resulta
constitucionalmente admisible una intervención estatal, o lo que es lo mismo, cuál es el grado
de intervención compatible con el respeto a los derechos. Desde luego ello apunta a eliminar la
arbitrariedad, y en tal sentido, el juicio de proporcionalidad supone el de razonabilidad.

Una buena demostración de que razonabilidad y proporcionalidad no son lo mismo, aunque


se relacionan, se da en aquellos casos en que el acto de un poder público infringe de manera
abierta y grosera la igualdad o el debido proceso. Ejemplo de ello sería una medida
rotundamente discriminatoria en razón de raza, de edad o de sexo, o que infringiese de manera
evidente reglas básicas del debido proceso, como la imparcialidad del juzgador o el derecho a
ser escuchado. En tales supuestos parece no ser necesario efectuar ningún tipo de test destinado
a determinar si la medida es o no la más adecuada, sino que bastaría la mera constatación de la
no razonabilidad de la actuación pública. En todo caso, ello no implica que el control de
razonabilidad suponga siempre sólo una constatación, pues, como lo demuestra la
jurisprudencia constitucional que se examinará más adelante, hay supuestos en que aquello no
basta, y en los que el juzgador debe analizar, interpretar, sopesar.

TEORÍAS DEL IMPUESTO A LA RENTA


Las teorías que estamos haciendo referencia son tres. Las mismas que están recogidos por
la Ley de Impuesto a la Renta. Estos son: Renta-Producto, Flujo de Riqueza, Incremento
Patrimonial
1. Renta-Producto
La renta-producto hace referencia a que la renta proviene de una fuente durable y que es
periódica. En otras palabras, se quiere representar que el pago de la renta deviene de los
ingresos que tiene la persona en un espacio de tiempo determinado proveniente de una labor,
actividad o acción que sea capaz de generar ingresos. Ejemplo de esta teoría son: El ingreso
que genera renta por el trabajo de docente universitario por el hecho de explotar su fuente
durable consistente en difundir sus conocimientos, los cuales serán reconocidos al momento
de ser remunerado, y por lo cual, si supera el monto mínimo y no esta acogido a la suspensión
de renta, debe pagar el impuesto que señala la norma.
Entre otros aspectos debemos tener presente el espacio de tiempo por el cual el trabajador
recibirá una remuneración., verificándolo a través del contrato de trabajo.
Otro ejemplo lo constituye, la renta generada por los alquileres. En este caso se firma un
contrato en el que se señala el espacio de tiempo que será arrendado determinado bien y
también se fija la contraprestación que se realizará en favor del propietario del bien. Este
hecho genera renta de primera categoría por lo cual el propietario debe pagar el impuesto a la
renta.

2. Flujo de Riqueza
Esta teoría del impuesto a la renta, además de considerar a la Renta Producto, también
toma en cuenta a los demás ingresos que se obtiene por diferentes circunstancias, que pueden
ser eventuales, pero tienen que ser declarados pues está denotando generación de riqueza, por
tanto, estaría dentro de los parámetros fijados por el impuesto a la renta.
Ejemplo de esta teoría es cuando una persona enajena un bien inmueble una vez en un
ejercicio gravable, por lo cual, debe pagar renta de segunda categoría, considerando que es un
ingreso que podría considerarse eventual pero que merece ser considerado como renta a través
de esta teoría.
Constituye también Flujo de riqueza cuando existe una persona que se gana la lotería, lo
cual se asume que producirá un incremento patrimonial en las cuentas de la persona, situación
a la que es aplicable esta teoría dado que es considerado como un ingreso eventual o
circunstancial que debe ser declarado y pagado dentro de los límites correspondientes.

3. Incremento Patrimonial
Esta teoría considera los ingresos que ha podido tener una persona a través de las
presunciones y otras verificaciones que puede efectuar la Administración Tributaria. Un caso
común lo constituye cuando la Sunat efectúa las fiscalizaciones donde finalizado esta puede
emitir diferentes valores, los que determinan pagar tributos que han sido omitidos por
ingresos que no han sido sustentados. Es lo que comúnmente se denomina presunciones los
cuales son recogidos por esta teoría y por lo cual se justifica el pago del impuesto a la Renta.

TEORIAS DE IMPOSICIÓN A LA RENTA


A. cedular, analítico: Establecen gravámenes por cada fuente de renta: trabajo, Capital o
empresa. Ejemplos: Rentas del capital: deducción del 10% y luego una tasa del 5%
Rentas del trabajo: Deducción del 3% y luego una tasa del 10% Rentas empresariales:
Deducción del 20% y una tasa del 30% Son totalmente independientes, no hay
compensación entre los resultados positivos de una cédula y los negativos de otra Fácil
determinación, no es muy equitativo.
B. GLOBAL, SINTÉTICO Establece el gravamen del impuesto sobre: La totalidad de las
rentas. No interesa el origen de las rentas (Las rentas se suman y se compensan los
resultados) Atiende a la capacidad contributiva del sujeto al aplicar tasas progresivas
Atiende a la condición particular del individuo Atiende a la equidad vertical y
horizontal complicado.
C. MIXTO Considera elementos de ambos sistemas: cedular y global, Por ejemplo:
Separa en un inicio las rentas dependiendo de la fuente de la cual provienen a efecto de
aplicarle deducciones diferenciadas. (elementos del sistema cedular) Posteriormente
globalizan los resultados y se permiten Deducciones personales. (elementos del sistema
global)

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