LA TRANSPERSONALIDAD de la psicoterapia GESTALT

Por: Raiza N.
Jiménez

“De las memorias de tu ser surgen las flores de otros siglos. Del
esplendor desconocido de tu presente vienen tus pasados y futuros.
Desenvolviéndose como flores de espejo, los pétalos de tus Yoes se abren por
siempre…”
(Robert, J.: 1990, p.23)

La teoría de la Gestalt nació destinada a crecer y evolucionar como

movimiento transcendental. Se nutrió en su desarrollo de esencia y alma
trascendental, de ciencia y conciencia, creciendo en la convergencia y la
divergencia que ha caracterizado el escenario psicológico y científico de esta
época.

Se entronca en su génesis y en su práctica con otros variados enfoques

filosóficos y religiosos provenientes de las culturas orientales, entre los que se
pueden mencionar el Zen, Budismo, Hinduismo y las corrientes taoístas y, otros
Sistemas Espirituales. Así mismo, juegan un papel importante los aportes
beneficiosos venidos de las prácticas meditativas hoy en boga. La afluencia de
estas diferentes posturas o maneras de concebir la ciencia, el hombre, la vida y la
religión han contribuido de forma significativa al avance de la nueva visión
paradigmática, y en lo particular, han alimentado los constructos teóricos de la
emergente transpersonalidad identificada en la teoría y práctica del modelo
terapéutico de la Gestalt.

Ahora bien, el término transpersonal en el contexto psicológico se usa

para designar todas aquellas experiencias y momentos en que, la conciencia
humana y la identidad se deslizan más allá de la personalidad o ego del sujeto.
En este sentido, se utiliza transpersonal para significar más allá de la conciencia
inmediata.

Es importante señalar que…”el común denominador de este grupo copioso

y ramificado de experiencias inusuales lo constituye la sensación individual de
expansión de la conciencia, más allá de las fronteras del ego, superando las
limitaciones del tiempo y del espacio”. Stanislav Grof, E., 1994, p. 60).

Es indudable que la aparición y auge que está tomando la corriente

transpersonal en el quehacer psicoterapéutico del momento, sugiere la
pertinencia de un abordaje acucioso del tema y, más aún, una apertura que
permita la evolución efectiva de su práctica. Grof es enfático en este aspecto
cuando invita a un estudio riguroso del tema, así señala:

“…El hecho de que las experiencias transpersonales puedan facilitar

acceso e información precisa sobre diversos aspectos del Universo, antes
desconocidos para el sujeto, requiere una revisión fundamental de nuestros
conceptos acerca de la naturaleza de la realidad y la relación entre conciencia y
materia”. (Ibíd., p. 66).

En este contexto, lo realmente importante es la primacía de lo espiritual.

Lo espiritual como testimonio de conciencia y la supraindividualidad, por
oposición a lo concreto material o empírico. Visto de esta forma, los procesos
de “darse cuenta ‘ y el tomar conciencia gestáltica, operan como los grandes
integradores de las vivencias de identificación o unificación de las polaridades,
siempre presentes en los planos superiores e inferiores, en la mente y el alma, en
lo esotérico y lo exotérico, en lo profano y lo sagrado. Este aspecto ha sido
debatido ampliamente por Ken Wilber, quien subraya que:

“…Se podría decir que la evaluación cósmica —esa pauta holista— se

completa en la evolución humana y en tanto que evolución humana, la cual
alcanza la conciencia de la unidad fundamental… completa esa Gestalt absoluta
hacia la cual avanza toda manifestación”. (1989, p.p.153-154).

La Gestalt es unificación y totalidad mediante la cual, tanto la evolución

psíquica como la evolución cósmica, se testimonian de forma coherente en el ser
humano. Esta dinámica emerge con la sintonía demarcada con una Gestalt que
se abre emergente y la Gestalt que se cierra y se integra convergente…”y es, por
consiguiente, la consistencia global de sus interrelaciones lo que determina la
estructura de la totalidad de la red y no la de cualquiera de sus partes
constituyentes específicas.” (S. Grof., Ob. Cit., p. 77).

En esta dinámica la idea de conciencia integral no escapa, en tanto que la

totalidad universal, cuyos espectros se conectan para constituir un todo
funcional, es el ser integral. Es evidente que la Gestalt, ante esta realidad, tiene
el mérito de haber ostentado desde sus inicios una postura amplia, flexible y de
estamentos holísticos. En tal sentido, se muestra como una dimensión que
permite percibir el contraste continuo de la actualización. En tanto que terapia
de corte existencial, fenomenológico y humano, su aspecto más contundente es
la vivencia plena y del momento, el ahora, que apela a la percepción emocional y
física más que al típico recordatorio o análisis biográfico o del pasado. Es el
aquí y el ahora, el presente lo que interesa.

Se puede decir, además, que la Gestalt siempre se ha mantenido

preocupada en su idea de superación y su intención y acción es la de ir un poco
más allá del objetivo puntual, proveniente del paradigma mecanicista en el cual,
nace circunstancialmente. Sin embargo, como Gestalt, puede obviamente,
superarlo.

Ahora bien, precisamente por esta especial condición, cuando hoy se habla
de muerte de paradigmas, sobreposición de paradigmas, colapso de paradigmas,
en fin, transición de ciencia, la Gestalt emerge, casi impoluta, como señalando
que siempre tuvo presente que toda ella era Gestalt, cambio, totalidad, renacer.
O sea, paradigma emergente. Este es un concepto basado en lo que A. Huxley
llamó Filosofía Perenne. Huxley lo utilizó para significar una postura de
vanguardia y apertura en lo atinente a la naturaleza del hombre y su realidad
metafísica.

Por su parte, Ken Wilber científico que ha trabajado con los niveles de
conciencia, lo ha denominado Psicología Perenne, la cual describe de la forma
siguiente; …”una visión universal referente a la naturaleza de la conciencia
humana que expresa las mismas intuiciones que la filosofía perenne, pero en un
lenguaje más decididamente psicológico”. (Wilber, K., 1989, p. 108).

Ahora bien, ¿Cuál es el campo de acción y operatividad de esta teoría

llamada terapia Gestalt?

Pues bien, la Terapia Transpersonal de la Gestalt trabaja con las emociones

experimentadas por el individuo, sujeto o cliente en el aquí y el ahora,
ocupándose de la resolución de los conflictos y problemas, a partir de la toma de
conciencia en los planos físicos, emocionales y espirituales. De esta manera, se
intenta así aliviar los síntomas y traumas del sujeto, a través de la integración de
las polaridades, lo cual se cristaliza haciendo el cierre de la Gestalt. En lo
esencial, esto implica la incorporación en el plano humano total, de las partes
desintegradas. Cabe, asimismo, significar que, en esta dinámica de toma de
conciencia integral, la Terapia Gestalt se orienta en el abordaje de las metas del
individuo en el contexto grupal.

Otro aspecto fundamental es la enseñanza de técnicas que le permitan al

sujeto la modificación de comportamientos inadecuados –causantes de la
desarmonía- y, por supuesto, la incorporación de otras formas de experiencias
percibidas en los diferentes planos de la conciencia que hagan posible la
experimentación de vivencias transpersonales de carácter resolutorio. Entre los
aspectos que remarcan la aparición de una tendencia paradigmática de corte
transpersonal están …”un interés creciente en la evolución de la conciencia,
como lo demuestra la popularidad de la meditación y de otras prácticas
espirituales antiguas y orientales, las psicoterapias experimentales, así como la
investigación sobre la conciencia tanto clínica como de laboratorio.” (S. Grof,
E., Ob. Cit, p. 46).

De lo que se trata, entonces, es de colocar la esencia del hombre y sus

concomitantes en su justa dimensión humana y divina, por ende, trascendental.
Por consiguiente, se procura ayuda o guía para que la persona pueda ensanchar
las fronteras de lo que significa el sí mismo y la conciencia, incluyendo todos
aquellos aspectos o facetas orgánicas que sirvan de complemento para abordar al
sujeto en su totalidad o en su potencialidad para llegar a convertirse en un ser
integral.

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