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PUBLICACIONES INSTITUTO TEOLÓGICO FRANCISCANO

VOCABULARIO
FRANCISCANO

FR. ENRIQUE OLTRA PERALES


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PUBLICACIONES INSTITUTO TEOLÓGICO FRANCISCANO

Serie Mayor - 42

ENRIQUE OLTRA PERALES

VOCABULARIO FRANCISCANO
PARA INICIADOS

EDITORIAL
e s p i g a s

VALENCIA 2005
I.S.B.N.: 84 - 609 - 7396 - 4
Depósito legal: V. 3.908 - 2005
I mprenta N ácher , S.L. - M ilagro , 7 - 46003 V alencia
Vocabulario Franciscano 7

PRESENTACIÓN

El pensamiento franciscano arranca de la experiencia evangélica de


San Francisco de Asís. A la par que se extiende la orden y se eviden­
cia la necesidad de dar una formación a los nuevos Hermanos, se de­
sarrolla y cuida una forma de pensar que responda a los objetivos de
San Francisco. Es entonces cuando los grandes maestros franciscanos,
exponentes de la pléyade de religiosos que cumplían la función de en­
señar en los centros de estudios de la orden, tuvieron presente la tra­
dición de la Iglesia, e l realismo idealístico neoplatónico integrado en
la concepción de la sabiduría agustiniana predominante en la tradición
teológica de la Preescolástica y la preponderancia de la Escuela de
San Víctor, donde la “dilectio” expresa la mejor forma de pensar, sin
olvidar las nuevas propuestas provenientes de Aristóteles. Sin embar­
go, la Sagrada Escritura es el paradigma del pensamiento franciscano,
pues ella es el origen, el hilo conductor y los márgenes de su reflexión
teológica.
Estos presupuestos del pensamiento franciscano se pueden concretar
aún más en términos generales. En principio se excluye una separa­
ción entre el conocimiento de la fe por su inteligibilidad natural o so­
brenatural, o una excesiva distinción entre filosofía y teología, o entre
ésta y la revelación. Es decir, se admite la tradición teológica agusti­
niana elaborada por Anselmo, Bernardo y los Victorinos, en la que la
Escritura es el fundamento último de todo saber humano, que engloba
la ciencia sacra y la profana. Con esta perspectiva se tratan temas tan
importantes como el deseo intrínseco humano de Dios y la influencia
de éste sobre la actividad intelectual del hombre, la finalidad ética de
Enrique Oltra Perales

los hombres y la historia, el origen del mundo, etc. Temas todos ellos
ofrecidos por la Escritura, pero también abiertos a la posibilidad de ser
profundizados por la razón iluminada por Dios.
En segundo lugar, la relación con y la adhesión a Dios se realiza por la
voluntad y el entendimiento, que recibe la revelación como la auténti­
ca y más veraz iluminación de toda verdad teológica. La Escritura
vincula al entendimiento aunque ésta pueda usar las fuentes y orígenes
naturales del saber.
En tercer lugar, existe una acentuación del bien, del sujeto y de la li­
bertad frente a la verdad, el objeto y la necesidad. Así se abre una pe­
culiar relación entre la racionalidad y la revelación. Ambas se encuen­
tran en la persona creyente en un abierto diálogo que hace posible su
repercusión en la historia humana, excluyendo la tentación permanen­
te que se ha dado a lo largo de los siglos en la cultura occidental cris­
tiana, es decir, la inutilización de la razón, que lleva a la fe a conver­
tirse en fideísmo, o en sentido contrario a la abolutez de la razón, que
conduce a un empobrecimiento del hombre al alejar a Dios de la His­
toria.
Por último, debemos contar con la incorporación de Aristóteles por los
maestros franciscanos, pero con la libertad de modificarlo o adaptarlo
a la Escritura ante las interpretaciones no acordes con las verdades
tradicionales de fe, de forma que combinan al Estagirita con el pen­
samiento neoplatónico agustiniano.
Estas acentuaciones del pensamiento franciscano no es algo que se
imponga a los estudiosos por una férrea disciplina de escuela, con fi­
delidades a los maestros más sobresalientes, o seguimiento servil a
ciertos paradigmas del pensar sobre la verdad, la unidad o el bien. La
llamada “escuela franciscana no obedece estrictamente al concepto
que de ella tienen, por ejemplo, los Tomistas. Pero tampoco se puede
decir, sin más, que solo existe una filosofía o teología de los francis­
canos, en el sentido de que cada uno es completamente original, por­
que entronca su pensamiento en fuentes dispares con ausencia de un
horizonte común. No existen temas que descubran una dimensión de
Vocabulario Franciscano 9

la realidad propia y específica. En el pensamiento franciscano caben


todos los temas, o se asumen aquellos que nacen permanentemente.
Pero éstos se afrontan por el interés concreto y vital de relacionarles
con el Dios de Jesucristo y con la recreación de la naturaleza. Estamos
hablando de una forma de situarse en la vida, no de unas ideas origi­
nales o sistemas de pensamiento coherentes y cerrados sobre sí mis­
mos.
Repetimos. Lo importante es la adhesión a la Palabra de toda la perso­
na, voluntad y pensamiento, a fin de que redunde en una práctica o
ética genuinamente evangélica. El punto de mira es Francisco de Asís
y la comunidad que nació de su experiencia de Jesucristo y éste cruci­
ficado. Por eso suscribimos plenamente lo que nos dice San Buena­
ventura: la ciencia no es causa de sí misma, sino “para que hagamos el
bien”. Ella está orientada a la experiencia del amor y desde la libertad
comprendida como obediencia a Dios, que es la única relación capaz
de salvaguardar la autonomía humana. La vivencia de la ciencia para
el franciscanismo no se experimenta y entiende por la curiositas, el
saber por el saber, que termina y se encierra en sí mismo, sino por la
studiositas, es decir, la ciencia que culmina en la sabiduría, la que une
a Dios y hace el bien.
Éstas son las palabras de Buenaventura a un maestro desconocido:
“Lo confieso, te desagradan las curiosidades, me desagradan también
a mí, les desagradan también a los frailes buenos, les desagradan tam­
bién a Dios y a sus ángeles. Ni defiendo a los que musitan acerca de
escritos pueriles, sino que los detesto juntamente contigo. Una sola
cosa te aconsejo a ti y a mí, que tengamos celo según ciencia y no los
detestemos más de lo que es menester o detestemos lo que no es me­
nester. Pues quizás hay que contar esto entre los pecados pequeños y
veniales. Pues con dificultad se puede recoger el grano sin la paja y las
palabras divinas sin palabras humanas. Pero todas estas cosas se sepa­
ran por el celo de la compunción, y el soplo de la devoción, que hacen
que se separe el trigo de la verdad de la paja de las palabras. Y tal vez
parecen curiosos algunos que más bien son estudiosos. Pues, si alguno
estudiara en los dichos de los herejes para conocer más la verdad apar­
Enrique Oltra Perales 10

tándose de sus sentencias, no sería ni curioso ni hereje, sino católico”


(.Epístola de tribus quaestionibus ad magistrum innominatum, 32
[VIII 335ab]; cf. San Francisco de Asís, ICel 31,57).
Con este trasfondo concreta el Dr. Enrique Oltra los grandes temas
sobre Dios, e l hombre y la naturaleza, poniendo orden y claridad a lo
que, por exigencias metodológicas, se encuentra inserto en las grandes
tratados teológicos y filosóficos de nuestros pensadores franciscanos.
Y lo hace con la claridad y hondura que le avala su largo magisterio
en el ámbito de la Filosofía y de la Historia dentro del dinamismo
franciscano de la fe.
En efecto. De la Filosofía ha practicado la búsqueda e identidad de la
verdad con la competencia que, por ejemplo, demuestra su obra R e­
flexio n es sobre la presencia y ausencia de Dios (Valencia 2000). De
la Historia ha evidenciado una capacidad inigualable para relatar las
vidas de los grandes evangelizadores franciscanos de América. Pero la
objetivación de la realidad y su relato hecho biografía se sustentan en
la experiencia de Dios nacida y desarrollada en suelo franciscano. Es­
to significa en el plano de las ideas claridad, sencillez y orden; en el
plano de la vida, exponer los temas que en verdad interesan al hombre,
orillando la paja y e l artificio que ofrece mucha literatura actual. Es­
tamos convencidos de que estas páginas serán de obligada lectura para
todo el que desee introducirse en e l pensamiento franciscano, y será
un libro de cabecera para el que quiera recrearse y saborear les gran­
des temas que configuran al hombre desde la perspectiva de Dios.

F. Martínez Fresneda
Vocabulario Franciscano 11

PRÓLOGO

Este trabajo es más bien un programa que no un desarrollo completo


de vocablos-temas sobre espiritualidad y filosofía-teología francisca­
na. Así, pues, es más bien un marco que no un cuadro. Lo que no pre­
tende ser es un diccionario de lo franciscano. El itinerario de la re­
flexión personal completará el delineamiento de los vocablos aquí es­
bozados.
Por otra parte, un libro que cubre un área tan múltiple de temas fran­
ciscanos, no puede aspirar a ser más que una introducción. Con todo,
es posible que el lector obtenga al leerla y meditarla, una visión de
conjunto y los medios para profundizar en el estudio de aquellos con­
ceptos que le resulten de especial interés. En todo caso, este es uno de
los objetivos principales que nos hemos fijado al darlo a la luz.
El modo cómo Dios pasó por el alma de Francisco quedó plasmado
sustancialmente en sus escritos y en el de sus contemporáneos. La lite­
ratura que sobre su proyecto de vida y su estilo y utopía ha surgido en
el espacio y en el tiempo llena bibliotecas enteras. Y como “se mira
desde donde estás”, cada generación franciscana proyectó sus propias
ideas en la vida de Francisco con el fin de verlos corroborados con su
experiencia de Dios. La trayectoria puede varias mucho según la pro­
pia perspectiva y horizonte desde el cual intentar captar en toda su ri­
queza cuál sea el mensaje y el espíritu genuino emanado de su original
vida de unión con Dios.
Nuestro estudio no intenta trazar de nuevo los rasgos característicos de
su personalidad, ni del movimiento espiritual que generó en su tiempo.
Enrique Oltra Perales 12

No tratamos de precisar su fisonomía espiritual y sus ideales de fun­


dador.
Lo nuestro, más que una nueva explicación, es un guión. Son tan nu­
merosas las imágenes caracterizadoras de la existencia humana de
Francisco de Asís, tantas sus posibilidades singularizadoras, que bien
conforman un espeso bosque de difícil acceso. Nosostros presentamos
un atajo. Tanto el pensamiento filosófico-teológico bonaventuriano,
como el del beato Juan Duns Escoto, nos ayudarán, como medio efi­
cacísimo a revivir el ideal puro de Nuestro Padre en sus múltiples fa­
cetas que hemos reivindicado en el estudio de los principales temas de
los dos grandes pensadores de la Orden, fray Buenaventura y Juan
Duns Escoto, con la firme convicción de que quien se familiarice con
sus escritos introduce en su visión de la vida elementos sustanciales de
franciscanismo. Así lo entendieron los ministros generales Perantoni y
Constantino Koser, etc. Como también maestros tan beneméritos co­
mo Carlos Balic, E. Bettoni, Gemelli, Bonnefois, Longpré, etc. No sin
razón se ha dicho que lo que vivió y pensó S. Francisco lo plantearon
filosófica y teológicamente S. Buenaventura y el Bto. Juan Duns Es­
coto. Ellos traducen metafísicamente lo que Francisco experimentó vi­
talmente.
Frente a la enorme dispersión de escritos sobre temas franciscanos, ahí
tenéis, en cifra y resumen, como en píldoras, lo que entendemos, des­
de nuestra perspectiva limitada, sobre las grandes líneas del carisma
francisano.
Fiemos tenido presentes a esa pléyade de franciscanos, a los latinoa­
mericanos, a los jóvenes formandos, a los estudiantes, a numerosos
sacerdotes noveles, a todos los simpatizantes de lo franciscano, a to­
dos ellos hemos querido acercar e iniciar en el espíritu de ese gran
movimiento espiritual que surgido en el Medievo con Francisco de
Asís, puede ser una respuesta a los problemas de nuestra sociedad ac­
tual.

Por último, dejar bien claro que estas páginas no pretenden enseñar
nada a los maestros de espiritualidad, filosofía teología actuales, sino
Vocabulario Franciscano 13

poner en manos de los iniciados un útil instrumento para ulterior pro-


fundización en la interpretación de la vivencia y pensamiento francis­
canos.
Que N. P. S. Francisco bendiga nuestra tarea y que nuestra labor sirva
de estímulo para un mayor conocimiento del mensaje de vida y verdad
de Francisco y Clara de Asís.
I

GUÍA DE LOS VOCABLOS TEMÁTICOS

A. - Históricos.

Cronología de la vida de S. Francisco, p. 50 Cronología de Sta. Cla­


ra, p. 183 Cronología de S. Buenaventura, p. 49 Cronología de
Juan Duns Escoto, p. 51 Escuela Franciscana, p. 74 Escuela Bo-
naventuriana, p. 77.- Escuela Escotista, p. 80.- Orden Franciscana, p.
142.- S. Francisco y S. Bernardo, p. 182 .- Parentesco espiritual de
Francisco con S. Buenaventura, p. 145 ; con el Bto. Juan Duns Escoto,
p. 146 .- Tercera Orden Seglar, p. 191.- Teilhard de Chardin y Escoto,
p. 189.- Conciliarismo, p. 38 .- Jansenismo, p. 119 .- Materialismo, p.
129.- Racionalismo, p. 166 .- Actualidad de S. Francisco, p. 18 .-

B. - Sobre la Espiritualidad en general.

Franciscanísimo: vida y verdad, p. 95 .- Espiritualidad evangélica, p.


88 .-Caridad, p. 3 4 .- Fraternidad, p. 97 .- Minoridad, p. 133 .-
Pobreza, p. 156 .- Obediencia, p. 140 .- Autoridad, p. 26 .- Castidad,
p. 34 .- Eclesialidad, p. 68 .- Bondad, atributo fontal de Dios Padre,
p. 29 .- Piedad filial, p. 155 .-

C. - Sobre la Filosofía y la Teología Bonaventuriana.

Sabiduría cristiana, p. 177 .- Filosofía y Teología, p. 94 .-Existencia


de Dios, p. 58 .- Cosmos, p. 44 .- Luz, p. 125 .- Creación, p. 45 .-
Hilemorfismo, p. 107 . - Razones seminales, p. 167 .- Religación, p.
n

174 Alma, p. 19 Ejemplarismo, p. 69 Analogía, p. 21 .-Ilu-


minismo, p. 111 Reducción, p. 172 .

Sobre la Mística y Teología Bonaventuriana.


Arte, p. 24 Abrazo, p. 14 Dilectio (amor), p. 58 Contempla­
ción, p. 41 Deiforme, p. 58 Especulación, p. 87 Espejo, p. 87
Ejemplar, p. 69 Imagen, p. 112 Rapto, p. 167 Sabor perfec­
to, p. 177 .- Sentido espiritual, p. 185 Sindéresis, p. 186 .- Sobre
elevación, p. 186 Suspensión, p. 188 .- Vestigio, p. 212 .- Trinidad,
p. 195 .- Verbum, p. 212 .- Gracia, p. 102 .- Hábitos sobrenaturales, p.
106 .- Creación, p. 45

D.- Sobre la Filosofía y la Teología Escotista.

Ciencia, p. 36 Filosofía y Teología, p. 94 .- Metafísica cristiana, p.


130.- Naturaleza indiferente, p. 137 Univocidad, p. 205 .- Hilemor-
fismo, p. 107 Conocimiento (teoría), p. 38.- Voluntarismo, p. 214 .-
Principio de individuación, p. 113.- Distinciones, p. 65 .- Esencia y
Existencia, p. 86.- Ser, p. 185.- Existencia de Dios, p. 58 .- Infinito, p.
114.- El hombre, p. .- El Alma, p. 19 .- Ética, p. 89 .- La Ley natural,
p. 122 .- Persona, p. 153.- Convivencialidad, p. 43 .- Libertad, p. 124.-
Libertad, p. 124.- Reflejos, p. 173 .

Teología:

Trinidad, p. 195 .- Unión Hipostática, p. 202 .- Contingencia, p. 41.-


Primado de Cristo, p. 161.- Redención, p. 171.- Inmaculada Concep­
ción, p. 116 .- Creación, p. 45.- Conservación, p. 40 .- Pecado original,
p. 150 .- Gracia, p. 102 .- Predestinación, p. 160 .- Sacramento, p. 179
.- Penitencia (sacramento), p. 151 .- Reviviscencia, p. 176 .- Sobrena­
tural, p. 186 .- Transustanciación, p. 193 .- Conocimiento divino, p. 38
.- Voluntad divina, p. 214 .
Enrique Oltra Perales 14

Abnegación.- Concepto de la as- de la gracia. La sensación espiri­


cesis cristiana, requisito del se­ tual correspondiente al tacto se
guimiento de Cristo (Mt. 16,24; llama amplexus (abrazo). El abra­
Tit., 2,12), que Francisco de Asís zo deasigna también un grado
asumió como llamado de Dios en místico de índole afectiva, que si­
Jesucristo, a la cruz de Cristo, y gue al gustus, procedente de la
que concibió como obediencia a sabiduría y que precede al quies,
su divina voluntad y entrega- reposo, el cual señala la cima de
servicio a la salvación de las al­ la vida espiritual.
mas. “Los que son de Cristo cru­
cificaron la carne con sus vicios y Acción, Francisco, hombre de.-
concupiscencias”. Francisco quiso En Francisco se realizó una de las
ceñir su cuerpo con la armadura más extrañas síntesis de rasgos y
de la cruz. Contrapone tan segura caracteres opuestos: fue no sólo
penitencia a los apetitos sensua­ un encumbrado contemplador, si­
les, que apenas concede a la natu­ no también un hombre de acción,
raleza lo necesario para sustentar­ y de acción enérgica y decidida
la (B 5/1). hasta las postrimerías de su vida.
En efecto, antes de cumplir los 20
Abrazo (Amplexus).- Término años se enrola en las milicias del
místico empleado frecuentemente pueblo para luchar contra los Pe-
por San Buenaventura. En con­ rusinos, enemigos de los pobres
sonancia con las sensaciones de (de los menores civiles) de su
los sentidos, San Buenaventura ciudad; tras una extenuante en­
distingue cinco sensaciones espi­ fermedad, emprende viajes para
rituales, que son otros tantos usos darse de alta en las huestes de
de los hábitos gratuitos o percep­ Gualterio de Brienne. Desengaña­
ciones mentales de la vida do por la voz del Señor, regresa a
Vocabulario Franciscano 15

Asís y consagra su actividad a la en eremitorio, visitando, conso­


oración y a la reconstrucción de lando y alentando a sus discípulos
iglesias, de las cuales repara, casi hasta la hora misma de la muerte.
solo, cuatro o cinco. No bien reú­ Francisco no buscó el descanso y
ne unos cuantos discípulos -que lo menos la inacción, hasta que su
siguen ciegamente por el magne­ deshecho cuerpo -su hermano as­
tismo personal de que está dota­ no, como él lo llamaba-, minado
do- emprende el viaje a Roma pa­ por la enfermedad y las austerida­
ra obtener la aprobación papal de des, hubo de reposar en la paz del
su nuevo género de vida, plena­ Señor.
mente renovador en el más eleva­ Por estas razones no parecen fal­
do sentido del término. sas las descripciones que algunos
Una vez alcanzada, no sin grandes hagiógrafos y psicólogos trazan
dificultades, esa aprobación, se de Francisco, como de un alma
consagra a la predicación ambu­ sentimental, en el sentido técnico
lante o trashumante. Pocos meses que este término recibe en la cla­
más tarde envía a sus primeros sificación de Wiersma y Hey-
compañeros a las provincias de manns.
Italia, y él toma para sí la predica­ Para Francisco la sabiduría del
ción de España. Tres veces inten­ Evangelio no se debe conservar
tó pasar a los Santos Lugares, y si sólo en los repliegues de la me­
bien fracasó en las dos primeras moria, sino debe atesorarse y bri­
ocasiones, a causa de enfermeda­ llar en el dinamismo de la acción
des y tempestades, finalmente lo­ cotidiana. Por eso cuando Fran­
gró pasar a Damieta y tuvo la cisco lee en el Evangelio que Je­
osadía de trasponer las trincheras sús exige de sus discípulos que se
enemigas, y presentarse perso­ despojen de dineros, de dobles
nalmente ante el Sultán de Egipto, vestiduras y de calzado, lo cumple
Melek El Kamel, sin más salvo­ al instante, una vez que estuvo se­
conducto que su lealtad caballe­ guro de que había entendido bien
resca a Cristo y a su pobreza. los textos respectivos.
Francisco no se pudo reducir a la Lee que el Señor no tiene donde
quietud sino hasta cuando las en­ reclinar la cabeza, y Francisco,
fermedades le hicieron imposible tras serena reflexión, resuelve no
viajar por propio pie, y aun enton­ tener ni fundar conventos abacia­
ces, en los últimos años de su vida les, sino vivir en simples “luga­
se hacía trasladar, de eremitorio res” o chozas que llama eremito­
16

rios. Así fue toda su vida: acción Además se trata de la enseñanza


dinámica incesante. de la Teología. Es una tarea que
pone al hombre en contacto con la
Actividad (diaria).- En el capitu­ Palabra de Dios. Sin embargo, es
lo V de la Regla, Francisco manda tristemente posible que lleve a ca­
que los hermanos trabajen fiel y bo esa tarea sin mantener vivo el
devotamente. Esas dos cualidades espíritu de oración y devoción.
-"fidelidad" y "devoción" - con­ No es gratuito deducir que otro
densan la práctica de una actitud tanto se puede temer en toda ac­
penitencial. Fidelidad al Señor, en ción apostólica. De hecho, Fran­
la guarda de sus mandamientos y cisco tiene graves advertencias
en la obediencia constante a sus para los predicadores. Les exhor­
inspiraciones, y devoción en la ta, entre otras cosas, a no conten­
entrega personal concretada en tarse con narrar las obras de los
toda actividad, tomada como oca­ santos, sino a procurar de veras
sión para expresar el propio amor. imitarlos (cf. Adm 6, 4).
Para Francisco toda actividad es Por otra parte, Francisco estaba
licita con tal que no apague el es­ lejos de ver al apostolado como
píritu de oración y devoción. un peligro para la vida espiritual.
Francisco no establece distingos No hay que exagerar el alcance de
entre los diversos trabajos, cuando su titubeo sobre si continuar o no
se refiere a cuidar este punto. Su en la predicación. Por el contrario,
breve esquela a san Antonio de como dice Celano: "no se consi­
Padua contiene el mismo pensa­ deraba amigo de Cristo si no
miento: le autoriza a enseñar Teo­ amaba las almas que él ha ama­
logía a los hermanos con tal que do", y agrega: "de aquí nacieron
eso no apague el espíritu de ora­ su recurso a la oración, sus corre­
ción y devoción. Por cierto, Fran­ rías de predicación, sus demasías
cisco sabe a quien se dirige. Por en dar ejemplo" (2 Cel 172). No
algo lo llama cariñosa y respetuo­ se trata de confundir la vida con­
samente "mi Obispo". Por algo le templativa con la vida meramente
manifiesta su complacencia en inactiva.
que enseñe Teología a los herma­
nos. Su advertencia no es por tan­ Acto (Escoto).- La potencia y el
to fruto de una desconfianza hacia acto son las dos formas funda­
la persona, sino expresión de un mentales del ser. En la medida
principio muy importante, que no que hace pasar al compuesto de
admite excepciones. materia y forma de un poder ser a
Vocabulario Franciscano 17

un existir actual constituirá la úl­ tancia la misma cosa. La identifi­


tima perfección de la sustancia, el cación del término acto con el
acto. Por eso, refiriéndonos a la término ser comporta que cual­
dualidad entre potencia y acto, la quier realidad, sin su propio con­
esencia se identificará con la po­ tenido, es no ser, vale decir, nada.
tencia y la existencia con el acto, Cuando Escoto, pues, afirma que
ya que la existencia es lo que hace el ser se puede entender aquello
ser a la esencia. Para los escotis- por lo cual una cosa se aleja for­
tas, el acto y la potencia no repre­ malmente del no ser (Quodl. q. 9,
sentan entidades absolutas, sino n. 17) significa que el ser por ra­
relativas y por tanto que el acto zón de su forma o constitución in­
puede existir por sí mismo. De trínseca hace que una cosa sea re­
donde se sigue que la existencia chazando el no ser. De aquí la
no puede ser sino un modo de la ecuación ser = acto; no-ser = no
esencia respectiva. Esta postura acto, es decir, nada. Así para Es­
escotista sobre las formas funda­ coto el término acto no es sinóni­
mentales del ser está condiciona­ mo de forma, pues, la materia, en
da por la doctrina de las "esencias cuanto distinta de la forma goza
comunes" (Cf. Esencias comu­ de su propio acto por el cual exis­
nes). te sin depender de la forma.
Escoto llama acto a aquello por lo
cual el ser se opone al no-ser, la Acto Humano.- Con respecto a la
nada. Además, el término como moralidad connatural de los actos
tal embebe dos cosas: a) la forma humanos, Escoto distingue entre
en cuanto es distinta de la mate­ actos buenos, actos malos y actos
ria; b) aquello que distingue al ser indiferentes. Un acto humano es
de la nada (Rep. Par. IV, d. 11, q. moralmente bueno cuando reúne
3, n. IZ). El segundo significado las siguientes características: si es
del acto comprende, según Esco­ conforme a la razón, que se refie­
to, la totalidad de aquello que es o ra a un objeto que sea bueno, la
es ente, incluida la materia prima. bondad de las circunstancias, en­
Esta, independientemente de la tre las cuales es prioritario mas no
forma, tiene su propio ser por el exclusivo, el fin. Un acto humano
cual existe. Paca el Dr. Escoto, es moralmente malo cuando le
todo cuanto existe goza de un falta una o más de los enunciados
contenido propio o determinación, anteriormente. Muy importante
por consiguiente, acto, determina­ para que un acto caiga dentro del
ción quiditativa y ser son en sus­
18

terreno moral, es imprescindible sino también de todo valor espiri­


que sea un acto libre (M. Oromí). tual; se mueve en lo material y lo
Acto humano indiferente: Un acto superficial - hasta en lo artificial;
humano puede ser moralmente vive sin ideal; es un mundo “sin
indiferente en razón del modo alma”. Y a este mundo metálico
como la voluntad quiere algo. En de fábricas y máquinas, ya des­
efecto, la voluntad puede querer humanizado y del cual ha huido la
algo por sí mismo (como fin), o poesía, Francisco le enseñará que
en vistas a otra realidad (como el valor de la existencia está en
medio), o de modo neutro, sin tender a un alto ideal y en realizar
ningún interés. En este caso, sería el ideal, le devolverá el sentido de
un acto moralmente indiferente. lo absoluto, el arte de pensar la
Por ejemplo: quien da limosna a vida y de tomarla en serio, es de­
un pobre por instinto inmediato, cir, según Dios, con arreglo a sus
sin ninguna intención particular. fines eternos.
La hipótesis de Escoto con res­ Contra el desenfreno y la comodi­
pecto al acto indiferente adquiere dad, Francisco, por sus renun­
luz en referencia al primer princi­ ciamientos, predica a los hombres
pio práctico esencial: “Dios debe la valentía, la energía, la austeri­
ser amado”. El hombre empero no dad de la vida, la indispensable
está obligado a orientar explícita o penitencia, la cruz. Y por medio
implícitamente todos sus actos a de la paz y la alegría que en ellas
Dios, que no ha impuesto tal obli­ encontró, les patentiza que ésta es
gación. La obligación de Dios se la verdadera, la única solución:
refiere exclusivamente a todo lo spes única.
que respecta a la ley natural, ya en Contra la insaciable y universal
sentido absoluto o relativo, y no a hambre de dinero de un mundo de
lo que es imposible para el hom­ mercachifles que ha hecho de lo
bre. En este modo, Duns Escoto superfluo una necesidad, Francis­
valora más el sentido y el ámbito co da el testimonio de su alegre
de la libertad humana, que puede pobreza, de las satisfacciones pu­
actuar de modo desinteresado e ras de una vida liberada de las fal­
indiferente” (Miguel Oromí). sas necesidades; le devuelve la
noción olvidada, tergiversada, de
Actualidad (de S. Francisco).- los auténticos valores.
Nuestro mundo vive en una in­ Contra el orgullo del hombre mo­
creíble indiferencia religiosa; ha derno, tiene el remedio de su en­
perdido no sólo el sentido de Dios cantadora humildad que lo hace
Vocabulario Franciscano 19

superar al orgulloso; contra su du­ alma intelectiva. Y subraya que


reza, tiene su compasiva ternura esta no'se ejercita a través de un
por Cristo y por los hombres; co­ órgano material, sino que es un
ntra su mentalidad libertaria, la acto que trasciende esencialmente
verdadera libertad de los someti­ cualquier actividad cognitiva de
mientos fecundos. los sentidos. El hombre, en su
Francisco canta las lozanas belle­ propia interioridad, está impulsa­
zas de las creaturas de Dios. El do a conocer todo, nuestro enten­
mundo está enfermo. Está enveje­ dimiento tiene una apertura ilimi­
cido. Está complicado y triste. tada, significa que el entendimien­
Francisco le trae el secreto de una to humano rebasa lo puramente
inmarchitable juventud, de una material para poder conectarse
exquisita sencillez, de una alegría con lo inmaterial (Ord. I, d.3,
que nada puede empañar porque n. 116). Si el objeto del entendi­
es la alegría del amor. miento es el ser en cuanto ser
"Volver a san Francisco, declara­ quiere decir que el espíritu huma­
ba Pío XI, bastaría para curar no no está condenado a lo mate­
nuestra época y erradicar sus vi­ rial, sino que se abre naturalmente
cios." En verdad todo podría sa­ al horizonte de lo inmaterial {Ord.
narse si sólo quisiéramos beber I, d.3, n. 117). Y ello está ejer­
algo de su amor en el corazón ma­ ciendo una facultad de orden
ravilloso del Pobrecillo (Lekeux). esencialmente superior que hunde
sus raíces en una sustancia espiri­
Alma (Duns Escoto).- Lo racional tual. Escoto aduce varias proposi­
es el elemento característico del ciones como prueba del anterior
hombre y, por tanto, el alma ra­ aserto, y las describe más o menos
cional es la forma o principio es­ así {Ox. IV, d.43, q.2, n.20): 1.-
pecífico del hombre en cuanto Nosotros tenemos conciencia de
hombre (Ox. IV, d.43, q.2, n.5). formar conceptos universales que
Su naturaleza espiritual se mani­ son predicables sin límite alguno
fiesta a través de sus operaciones, de todos los individuos de la
como son el conocer y el querer. misma especie. 2.- Podemos co­
Aunque nuestro conocimiento de­ nocer también al ente como ente
pende inicialmente del objeto, sin de tal modo que el contenido de
embargo no debemos pensar que su concepto trascienda el objeto
aquel se comporta pasivamente. de cualquier facultad sensitiva,
El conocer es una actividad que siempre que esta pueda ser per­
debe brotar como en su raíz del feccionada; 3.- Nosotros penetra­
20

mos las relaciones que se originan y sus facultades no es la real, sino


de la naturaleza misma de las co­ la formal, idéntica a la que se da
sas y distinguimos toda clase de entre el ser y sus propiedades
objetos sensibles de aquellos que (Ord. II, d.16, q. un.). Por último,
no son conformes a la misma; 4.- no olvida que el alma es “/mago o
Constatamos que podemos perci­ similitudo Dei”, y es desde esta
bir las relaciones puramente con­ perspectiva que encontró plena
ceptuales como son las expresa­ significación. S. Buenaventura
das en el universal lógico, sea gé­ añadirá que el alma con sus facul­
nero o especie; 5.- Somos cons­ tades es imagen de la divinidad
cientes del hecho que sabemos (Cf- Cuerpo y Persona). Respec­
conocer al reflexionar sobre el to del problema del alma acerca
acto mismo de nuestro pensa­ de su composición o la contro­
miento; 6.- Por último, nos damos versia sobre la “unidad de las
cuenta de consentir, sentimos el formas”, la escuela franciscana
error de las proposiciones que re­ conduce a la liquidación de la
presentan los primeros principios, doctrina tomista. Así, Roger Ba-
como también estamos obligados con, Buenaventura y Duns Escoto
a aceptar conclusiones que deri­ afirman que el alma consta de ma­
van lógicamente de sólidas pre­ teria y forma, con lo que vuelven
misas en base a la evidencia del a configurarse un nuevo concepto
procedimiento racional”. De la de materia (aquí materia es lo de­
inmaterialidad de los actos cog­ terminante (Cf. R. Zavalloni, Ri­
noscitivos deduce Escoto la inma­ chard de Mediaville et la Con-
terialidad de su fuente: el alma in­ trovérse sur la pluralité de fo r­
telectiva. La voluntad se expresa mes. Louvain, 1951).
en el querer y actuar libremente y
así, quebrando todo deterninismo Alma Parens.- Es la carta apostó­
naturalista entra en el reino de lo lica de su SS. Pablo VI, dirigida a
inmaterial que es espacio de crea­ la jerarquía eclesiástica de Ingla­
tividad y espontaneidad. Ella se terra, Gales y Escocia con motivo
presenta como facultad activa in­ de celebrarse el séptimo centena­
determinada y con poder de auto­ rio del nacimiento del Bto. Juan
dominio o de autodeterminación, Duns Escoto (AAS 58, 1988). En
que implica superar las leyes físi­ ella admite la existencia de una
cas del mundo natural (Collectio escuela filosófico-teológica fran­
XVII, n.8. Vives V). La distinción ciscana que enriquece el patrimo­
que establece Escoto entre el alma nio cultural siempre peremne de
Vocabulario Franciscano 21

la iglesia. Cita a sus predecesores vez por todas los calificativos ne­
que en su día no dudaron en afir­ gativos que el Dr. Mariano ha te­
mar que el Dr. S. Buenaventura nido que sufrir a lo largo de los
era también, junto a Sto. Tomás, siglos. Estamos ante una estrella
otro príncipe de la escolástica. en el firmamento de la iglesia que
Así, León XIII, en su Aeterni Pa- brilla con luz propia y peremne.
tris y Pió X en su carta Doctoris
Seraphici. Del Bto. Juan Duns Analogía (San Buenaventura).-
Escoto escribe puntualmente: A1 estudiar la doctrina de la ana­
Apud augustum et primarium logía según San Buenaventura,
templum sancti Thomae Aquina- encontraremos, como esencial,
tis, praeter alia honorabile exur- que su tendencia es enteramente
git, quamvis dissimili structura et diferente de la de Sto. Tomás.
mole, quod, firmis innnixum fun- Mientras Sto. Tomás insiste en el
damentis et arduis natum pinna- aspecto negativo de la analogía,
culis, ardente contemplativo in­ subrayando la distancia infinita
genio usus, Joannes Duns Scotus que separa a la criatura de Dios;
ad aetera extulit. San Buenaventura insiste en el
En otros párrafos, añade lo si­ aspecto positivo de la analogía,
guiente: “siguiendo el ardor del haciendo resaltar la semejanza de
espíritu de S. Francisco, propone todas las cosas con Dios.
el Bto. Juan Duns Escoto que la La analogía debe distinguirse de
caridad está sobre el saber”. Con­ la equivocidad y de la univocidad.
fiesa abiertamente el Primado de La equivocidad no denota comu­
Cristo, como la suprema obra de nidad o conveniencia entre cosas
Dios. Que Cristo magnifica la del mismo nombre. La univocidad
idea de la Trinidad y Redención y la analogía por el contrario, in­
del género humano. Lo presenta dican tal comunidad o convenien­
como Rey del universo, junto a El cia. La base de la univocidad es la
resplandecen su Madre María, etc. participación de dos o más cosas
SS. Pablo VI no duda en afirmar en una misma naturaleza, por
que la doctrina de Escoto es un ejemplo: Pedro y Pablo en cuanto
firme antídoto contra el ateísmo. que participan de la misma
Propicia el coloquio entre católi­ naturaleza humana. Por
cos y anglicanos y profesa un consiguiente, la univocidad
grande y fecundo amor a la igle­ puede definirse como: la
sia. Todos estos conceptos del conveniencia por participación en
sumo Pontífice arrinconan de una una naturaleza. "La base de la
analogía, en cambio, es la relación
22

relación de comparación entre dos Otra diferencia que debe notarse,


o más cosas. La analogía es, pues: y que distingue a San Buenaven­
"Conveniencia .... por compara­ tura de los demás grandes escolás­
ción común" (1 Sent. d. 1. a. 3). ticos de los siglos XIII y XIV, es
La analogía puede ser de tres dife­ la importancia de la doctrina de la
rentes modos: dos cosas pueden analogía en su sistema. El tema de
compararse con otras dos a causa la analogía es muy familiar al
de una relación semejante. Así, Doctor Seráfico. Lo desenvuelve
por ejemplo, hombre se relaciona en una visión comprensiva del
a animal como blancura a color. universo basada en una valoración
En el presente caso, la relación positiva de la creación en general,
semejante es la de una especie a y de cada criatura en particular.
su género. San Buenaventura de­ Valoración inspirada y estimula­
nomina a esta clase de analogía: da, sin duda, por ese íntimo y ori­
comparación símil de dos a dos ginal amor de la naturaleza que
(similis comparatio duorum ad admiramos en San Francisco. Para
dúo). O bien dos cosas pueden este gran discípulo del Seráfico
compararse a una tercera, pero en Padre, "la creación es como un li­
distinta relación. Por ejemplo, el bro en el que resplandece, se re­
animal y la comida se comparan presenta y se lee la Trinidad crea­
con la salud, pero con distinta re­ dora" (Bre\il,ll, 12, 1).
lación; porque el animal tiene sa­
lud, pero el alimento la causa. En Angeles.- La escuela franciscana,
consecuencia, esta clase de analo­ empezando por Alejandro de
gía recibe el nombre de compara­ Hales, S. Buenaventura (Sent. 11,
ción disímil de dos a uno (disimi- d. 3) y especialmente Juan Duns
lis comparatio duorum ad unum). Escoto (Ox. 11, d. 3) defienden la
Por último, puede compararse opinión de que los ángeles, como
sencillamente una cosa con otra. las almas humanas, son todos de
Por ejemplo cuando una cosa imi­ la misma especie, distinguiéndose
ta a otra o es la imagen de otra. entre sí solo individual y numéri­
Esta analogía es llamada compa­ camente (Cf. Minges, 11, 285, 2).
ración de dos cosas entre sí (com­ Respecto del problema de la
paratio duorum ad invicem). Es, relación entre el ángel y el espa­
pues, en la relación de imitación cio, sostiene Escoto contra Sto.
donde deberemos encontrar prin­ Tomás la posibilidad de que
cipalmente, la analogía de las varios ángeles estuvieran a la vez
criaturas con Dios (1. c.). en el mismo lugar. Asimismo, un
V ocabulario Franciscano 23

ángel solo puede trasladarse de un se decidió a seguir a Cristo en po­


lugar a otro mediante un movi­ breza y humildad. En este episo­
miento continuado (q. 12, n. 2). Y dio se ha querido ver la vocación
al hablar del conocimiento de los franciscana al apostolado de la
ángeles opina con cautela: "No pobreza y por la pobreza. Sin em­
poseemos ningún principio cog­ bargo, no es este el aspecto más
noscitivo para poder afirmar algo profundo de la decisión de Fran­
sobre el conocimiento de los án­ cisco. De hecho Francisco se de­
geles. Establecen este principio cidió a ser apóstol como quería
sin adherirse a opinión alguna". Jesús. Hay que situar en primer
Es razonable atribuir a los ángeles plano no la voluntad de ser após­
todas las perfecciones que puedan tol, sino la voluntad de serlo como
convenir al intelecto creado. Es­ quería Jesús. Ser heraldo del gran
coto tiene más en cuenta los fun­ Rey en el mundo entero. Celano
damentos teológicos al trazar las diría: “este nuevo evangelista,
cinco vías para la comprensión de cual vio salido del paraíso derra­
la posibilidad angélica del cono­ mó por doquier los caudales del
cimiento: por visión en la palabra Evangelio y enseñó con el ejem­
de Dios, por intuición en sí o en plo el camino que nos mostró el
objeto mismo, por penetración en Hijo de Dios con su doctrina de la
la visión intuitiva de la cosa que verdad (1C 89; C, 1,2). La con­
posee otro ángel, por una especie firmación de este ministerio uni­
innata o adquirida de la cosa, por versal le será confirmada por Sta.
comunicación de otro ángel que Clara cuando ésta le contestó: “la
ha conocido (Ox. 11, d. 9, q. 2, n. voluntad del Señor es que vayas a
22, ; Minges, 11, 290). La inmor­ predicar por el mundo; pues no te
talidad de los ángeles no se de­ ha elegido para ti solo, sino tam­
duce necesariamente de su pura bién para la salvación de los de­
espiritualidad, sino que es un don más” (P. 15). Así pues, incitar a
de la gracia. Así lo afirma Escoto, todos a la conversión del corazón
quien recoge la opinión de S. Juan (IR, 23/27) llevar a todos la paz y
Damasceno. la reconciliación (1C, 23; TC, 58;
LA, 44). Nos deja en herencia un
Apóstol.- La vocación de Fran­ espíritu misionero universalista
cisco fue madurando lentamente, (B. 3/7; LA, 82), que nos hace
pero fue en la mañana de un 11 obreros incansables al servicio del
de febrero al escuchar el texto Señor (2C, 1591; 2C, 161; TC,
evangélico de Mateo 10,9 cuando 68). Tengo aquí presente algunos
24

ejemplos de esos obreros incan­ Garcés (1765) entre cientos. Y


sables de la viña del Señor en por último, el testimonio de vida
América: los 12 apóstoles de evangélica como apostolado fun­
México, S. Francisco Solano, Bto. damental (B, 9/4; 2C, 155; IR,
Junípero Serra, fray Luis Bolaños, 16/ 6-7). Testimonio de vida vida
el venerable fray Antonio Margil con alegría (2C, 128). Esta era la
de Jesús, y una lista interminable mejor de las prédicas (2C, 156),
de apóstoles en toda la faz de la sobre todo si iba acompañada del
tierra, aún hoy. ejemplo, pues esta era fuente de
vocaciones (1C, 24; B, 3/3; B,
Apostolados fundamentales.- En 4/2; CA, 34).
todo lo que emprendía, afirma S.
Buenaventura, Francisco ponía su Arte (S. Buenaventura): Referi­
confianza no en sus propias fuer­ do a Dios es el modo cómo Dios
zas, sino en la bondad divina y su es el prototipo de todo lo que
constante oración le permitía arro­ existe y la manera según la cual
jar en el Señor todo cuidado (B están en El las cosas. A este ar­
10/1). La oración, por tanto, lleva quetipo o ejemplar se le llama
la primacía en la vida apostólica. también “idea”, en cuanto acto de
Ella consigue la ayuda de Dios prever “verbo”, en cuanto acto de
((2C, 101); convierte a los hom­ proponer “razón”, en cuanto acto
bres a Cristo ((B, 8/2; LA, 71). de perfeccionar, porque añade la
Otro apostolado fundamental es el noción de fin y arte en cuanto al
de asemejarse a Jesús en el sacri­ acto de prever. Dícese, pues, que
ficio, en las amarguras y sufri­ es el conocimiento de Dios en el
mientos de su pasión, anhela verbo en orden a la producción de
completar en su carne la pasión las cosas, o sea, la razón perfecta
redentora de Cristo (B, 13/12; representativa en el Hijo de todo
13/13), y hasta por el don supre­ lo que el Padre puede producir y,
mo de su vida en el martirio. En­ de una manera especial, de todo lo
tre los apóstoles de América era que se ha propuesto hacer en su
frecuente este anhelo y en alas de acción “adentro”. Otras veces, el
este deseo se internaba en las in­ santo Doctor emplea el término en
trincadas selvas en busca de almas la significación de simple acto del
y con ansias de martirio. Ahí está conocimiento sin orden a la pro­
el ejemplo de un fray Esteban ducción de las cosas.
Verdalet de Denia (1612) y de un
fray Francisco Hermenegildo
Vocabulario Franciscano 25

Ascesis.- La ascesis fraciscana no sino porque Dios creó la vida co­


se inspira en un desaprecio cons­ mo vida mortal. La muerte no
ciente del mundo o en una huida arrebatará la vida, sino este tipo
ante la tarea humana. La ascesis de vida mundana y mortal,
franciscana reside en un entrena­ abriendo otro tipo de vida, eterna
miento para la adquisición de una e inmortal. Así comprendemos
armonía entre las diversas fuerzas cómo Francisco canta a la muerte,
del hombre: el hombre nuevo co­ por qué acepta y acoge la mani­
ntra el hombre viejo. Por lo tanto, festación de la muerte: achaques,
es un medio necesario para con­ enfermedades, sufrimientos. Así
seguir una vida virtuosa. Por más pues, según S. Buenaventura (1,
que semejante ascesis es algo muy XIV) no soportaba con amargura
importante y está lleno de sentido. la mortalidad, sino con jovialidad,
La ascesis franciscana tampoco es como quien se encuentra con la
una ascesis cultual, en la que el verdad de su propia vida. Saludar
hombre ofrece sacrificios a la di­ y cantar a la muerte solo puede
vinidad y así acercándose a Dios hacerlo quien está por encima de
purifica su corazón. La ascesis la misma muerte o quien ya la ha
franciscana reside más bien en la integrado en su propia vida. En
interpretación cristiana de la exis­ esto consiste la perfecta ascesis
tencia humana como totalidad. cristiana (cf. L. Boff, Hablemos
Hay un evento en la vida del de la otra Vida, en Sal Térrea,
hombre que pone en tela de juicio (1981); La Resurrección de Cristo
su sentido de existencia humana: nuestra resurrección de la muerte.
la muerte. Francisco consiguió Santander, 1982).
aceptar la vida tal como es, con su
exigencia de eternidad, pero tam­ Aseidad.- El misterio de la esen­
bién con su ineludible mortalidad. cia divina es que existe in se ipsa
Debido a su estructura creacional, et per se ipsum, mientras que todo
la vida es mortal porque Dios así lo no divino, toda la realidad
lo ha querido. La muerte, en una creada recibe y tiene su ser justa­
correcta concepción existencial no mente en la divinidad, ex illa et
se manifiesta tan solo al término per illum. Escoto sustituye conse­
de la vida, como el momento úl­ cuentemente el ens ex se et per se
timo del fluir humano, sino que se por la afirmación ens a se (De
aloja en la propia sustancia de la Princ.. c. 3, con. 4; Ord. I, d. 2, p.
vida. Esta situación de mortalidad 1, q. 2; Ed. V, II, 164). La escuela
no irrumpe por causa del pecado, escotista desarrolló el concepto de
26

asediad como definición del ser diaconía del Espíritu Santo, basa­
de Dios (cf. infinitud), (cf. J. da en la confianza en Dios y “en”
Duns Escoto, Abhandlung über y “por” los hermanos en religión.
der erste Prinzip, heraus. von W. De aquí que su tarea principal sea
Kluxen, Darmstadt, 1974). crear espacios a la fuerza del Es­
píritu Santo. Hacer crecer en la
Aspecto (aspectus), S. Buena­ vocación de fidelidad al evangelio
ventura.-Usase la expresión as­ y custodiarlo. Hacer que se actúe
pectus mentís» (aspectos de! ama) en función del Espíritu Santo
para designar no facultades diver­ (FU., 2,13). Es Dios el que activa
sas, sino una misma facultad espi­ en nosotros el querer y el querer y
ritual, que, informada de las dis­ la autoridad para realizar el desig­
posiciones de la porción superior, nio del amor. Desde el horizonte
va recorriendo los objetos más di­ profético, la autoridad deberá sus­
ferentes en su significación más citar siempre esperanza, estar
profunda de las cosas creadas, en atenta a las mociones del Espíritu
cuanto son signos y representa­ Santo y animar la creatividad de
ciones de Dios, y las divinas, en los religiosos. Construir la comu­
su trascendente puridad. Él orden nión y reconciliación, armonizar
subjetivo de los aspectus corres­ los dones y el crecimiento. Dentro
ponde al orden objetivo de los se­ de la dimensión agápica buscar lo
res que se ponen a la considera­ esencial, purificar lo accidental,
ción; la animalidad o sensualidad, estimular la tolerancia, plurali­
a los seres corporales; el espíritu, dad, flexibilidad y creatividad.
a los seres espirituales; lo mente, Por último, procurar que se pro­
al ser divino. O también, si se do­ fundicen los lazos interpersonales,
blan ambos órdenes: el sentido más allá de la vida en común,
(sensus) se refiere a los objetos convencido de que su misión
sensibles, de los sentidos. principal es la de “servir” al Espí­
ritu en los hermanos y a favor de
Autoridad.- “Te he constituido los hermanos, dispuesto siempre a
como centinela de la casa de Is­ crucificarse por ellos en aras de la
rael” (Ez., 13,17). La autoridad en caridad. Sus preferidos serán los
la Orden Franciscana hay que ver- enfermos, San Buenaventura, en
la desde este horizonte: La su­ su hermosa obrita “Las seis alas
prema autoridad en la Orden es el del Serafín”, enumera las virtudes
Espíritu Santo. Así lo entiende S. que todo superior debe poseer. La
Francisco. Por tanto es como una primera es el celo por la justicia,
Vocabulario Franciscano 27

la segunda es la compasión piado­ chas seis alas para elevarse a la al­


sa, sigue la virtud de la paciencia tura”. Es una obra, esta de las
constante, debe mostrar ejempla- “Seis Alas del Serafín”, no solo
ridad de vida, discreción circuns­ un rico tesoro de meditación sino
pecta y, finalmente, devoción ar­ erario de experiencia mística. Los
diente. Y termina con estas pala­ Padres jesuítas, siendo Maestro
bras: ”Como quiera que todo reli­ General de la Orden el P. Aquavi-
gioso ha de regirse a sí mismo y va, adoptó este opúsculo como
ha de regirse con la obligación de norma a seguir por el superior de
dar cuentas a Dios en el juicio de­ la misma (Cf. S. Buenaventura,
finitivo y último, necesita de di­ Seis Alas del Serafín).
Enrique Oltra Perales 28

Bienaventuranza (Beatitudin.es).- causa principal. Ahora bien, Esco­


A1 igual que las virtudes y los do­ to distingue dos clases de amor:
nes, las bienaventuranzas son amor de deseo (concupiscencia) y
también hábitos gratuitos., ramifi­ amor de benevolencia. ¿En cuál
caciones de la gracia santificante, de estos dos amores está la felici­
Las bienaventuranzas nos habili­ dad eterna? Su respuesta es clara:
tan para los actos perfectísimos de el gozo de la felicidad eterna es
la vida sobrenatural y divina. el amor de donación (amor hones­
to) y no el amor de lo útil o delec-
Bienaventuranza eterna.- El table como es el amor-deseo
maestro Escoto se pregunta: ¿re­ (Ord. 1, d. 1, p. 1, q. 1, n. 18). El
side esencialmente la felicidad amor deseo sería egocéntrico,
eterna en el entendimiento o en la mientras que el amor donación se­
voluntad consistiendo por tanto en ría desinteresado. Si el amor de
el amor? La respuesta en cifra y deseo es amor de esperanza, de lo
resumen es esta: la felicidad que todavía no se posee, resulta
eterna, considerada en un sentido suficientemente claro que no pue­
estricto, consiste formalmente en de darse en el cielo, donde se po­
el amor, acto de la voluntad; y si see a Dios plenamente con la cer­
la consideramos en un sentido teza absoluta que no lo podrá per­
más amplio, incluye también el der nunca. En el cielo reina sobe­
entendimiento en cuanto este co­ rana la caridad, que es el amor de
labora con la voluntad en la pro­ benevolencia, con el cual amamos
ducción de la volición, pero el en­ a Dios por sí mismo en cuanto
tendimiento lo hace siempre como Bien infinito y amaremos a los
causa secundaria (Ox. IV, d. 49, otros por amor a Dios. Se pregun­
q. 2, n. 20) y la voluntad como ta Escoto si la felicidad eterna se­
rá igual para todos y responde dis­
Vocabulario Franciscano 29

tinguiendo: objetivamente sí, por­ moral. Síguese que así como el


que es el mismo Dios uno y trino punto de llegada, el fin de todo
el objeto primario; pero subjeti­ proceso, es siempre algo más per­
vamente sería diverso en razón de fecto que los otros momentos del
los méritos acumulados en la vida proceso, podríamos afirmar con
(Ord. IV, d. 50, q. 6). La coesen- R. de Mediavilla que la idea de
cialidad de la visión y del amor en bien es más rica que la idea de
la bienaventuranza eterna han si­ ser, de la verdad y de toda otra
do admirablemente comentados idea. De hecho, en la idea de bien
por Dante Alighieri: Luce inte- está la idea de todo lo perfecto; la
llecctual piena d ’amore/ amor di bondad no es sino el ser en cuanto
vero ben pien di Leticia/ Leticia que es perfecto. Así se comprende
che trascende ogni dolzore. Para- cómo la escuela franciscana pue­
diso, XXX, 40-42. Cf. Minges, II, de enseñar que solo con el amor,
702, 7ss). cuyo objeto es el ser como bueno
se llega a la posesión completa y
Bondad (primado).- Verdad, perfecta del ser y por que S. Bue­
bondad y unidad son atributos naventura y Escoto escogen la
esenciales del Ser. La verdad es lógica de la bondad , que es la ló­
el ser en cuanto conocido, la bon­ gica del amor, como punto de par­
dad en cuanto amado. Se da la tida para hacernos conocer el ver­
circuminsesión entre ¡as formas dadero significado de la realidad.
del ser. Ahora bien, así como al Con otras palabras, por qué tienen
ser se le reconoce una prioridad tanto interés en hacernos ver que
metafísica, por ser raíz de los atri­ todo está ordenado al amor. En
butos trascendentales, análoga­ suma, la bondad no es un corola­
mente hay que reconocer en la rio de la verdad, ni el amor es
bondad la meta natural del proce­ consecuencia del conocimiento,
so metafísico que reconoce el ser sino un paso nuevo que trasciende
a través de los atributos trascen­ la rigurosa lógica de la razón (cf.
dentales. El ser, a su vez, alcanza G. Bozzetti, El problema ontoló-
su plena actualidad bajo la forma gico en la filosofía.; Bettoni,...).
Enrique Oltra Perales 30

Cántico a las Criaturas - La alondras alaban a su criador; va­


verdad de la paternidad universal yamos pues nosotros en medio de
de Dios constituye el eje del men­ ellas” (B, VIII, 9). Es el modo
saje de Jesús. Francisco de Asís lo franciscano de ser-con-las-cosas.
descubrió y lo hizo venero de su Así en Francisco se reconcilia con
experiencia religiosa. Si Dios es la ecología exterior mediante un
Padre y no el gran Señor del cos­ abismal inmersión en el misterio
mos, nuestra relación con El no de Dios. Pero avanzando en la
puede ser sino filial, de ahí el ca­ lectura del Cántico desvelemos su
rácter filial de todos los seres. Si sentido más profundo, conducidos
todos son hijos de Dios, existe de la mano del eminente francis­
una gran intimidad con todas las cano Leclercq: “La alabanza cós­
cosas. En esta fraternidad univer­ mica revelaba el inconsciente len­
sal, Francisco no se define en con­ guaje simbólico de un itinerario
traposición a las cosas, sino por lo interior, de un desvelamiento de
que tienen de común con ella. No la profundidad del alma; lenguaje
se considera el ser hombre rey de que describiríamos más exacta­
la creación, dominador de la natu­ mente como una poética de la re­
raleza, sino siervo humiltsimo de conciliación del hombre con su
cada criatura. Cuando se pone a arqueología, de la apertura a la to­
cantar, canta con todas las criatu­ talidad de una existencia a la luz
ras, no se limita a cantar a través del Ser . El sol sigue siendo sol; el
de ellas. Este sería egoísmo y sig­ fuego, fuego; el agua, agua. Pero,
nificaría hacer un oídos sordos al además de su valor objetivo, po­
himno que las criaturas no dejan seen un valor simbólico. A través
de cantar a Dios. “Las hermanas de estos elementos el hombre ex­
Vocabulario Franciscano 31

presa su propio mundo interior. talidad, encuentra su más adecua­


Pero, ¿qué es exactamente lo que da forma de expresión.
se expresa de dicho mundo exte­ El Cántico contiene además dos
rior? Se expresa la eclosión de la estrofas que fueron añadidas pos­
reconciliación universal, la efu­ teriormente por el Santo. En una
sión entre la mística cósmica, de ellas se celebra la paz alcanza­
orientada a la confraternización da por San Francisco entre el
con la naturaleza, y la mística Obispo y el Prefecto de Asís. La
evangélica, orientada en el amor a última fue inspirada poco antes
la persona de Jesucristo. Los ele­ del tránsito del Santo, en los pri­
mentos que el Cántico celebra ad­ meras días de octubre de 1226. En
quieren una sacramentalidad ar- ellas ya no se canta al cosmos ma­
quetípica que expresa y da a co­ terial, sino al cosmos humano, in­
nocer dicha fusión. serto en la gran fraternidad uni­
Pero hay otro símbolo arquetípico versal y conquistado en medio de
de la totalidad psíquica del hom­ tensiones y sufrimientos. San
bre a lo largo de todo el Cántico: Francisco quiso añadirlas al Cán­
lo masculino y lo femenino. To­ tico original, porque en realidad
dos los elementos están ordenados habían nacido de la misma inspi­
por parejas en las que combina lo ración fundamental. El Cántico
femenino con lo masculino: desea conmemorar la irrupción
sol-luna, viento-agua, fue­ mística de la unidad y la herman­
go-tierra. Todas estas diadas son dad mística con todas las cosas y
englobadas por el gran par con Dios. No podía, por lo tanto,
Sol-Tierra, de cuyo matrimonio dejar fuera al hombre, en su tribu­
cósmico nacen todos los demás lación. El hombre se reconcilia
pares. El cántico comienza can­ con el otro hombre. El hombre, al
tando al señor y hermano Sol, asumir la existencia mortal, se re­
símbolo arquetípico de la virilidad concilia con la muerte. Integra la
y de toda paternidad, concluye muerte en la vida. Mejor aún, la
con la alabanza a la madre y her­ acepta como hermana. Francisco
mana Tierra, arquetipo de la fe­ se hace hermano de la muerte, la
mineidad y de toda fecundación. cual, de este lado, es símbolo de
Esta idea no traduce el arden ob­ una vida nueva y de un amor aún
jetivo del mundo, sino el orden de mayor.
su significación profunda. Me­ E l esplendor del hombre y su tra­
diante ella, el inconsciente más gedia, sus ansias de ascensión y
radical, en su sed de unidad y to­ su enraizamiento en la tierra, su
Enrique Oltra Perales 32

dimensión uránica (cielo) y su la misma. San Buenaventura, si­


dimensión telúrica (tierra) tienen guiendo el magisterio paulino y
intérprete privilegiado en el pobre describiendo la experiencia de vi­
de Asís. da en Dios de San Francisco,
afirma que la caridad es la raíz,
Capítulo Conventual.- Es el ór­ forma y fin de la virtud, uniendo a
gano representativo de todos los todas con el último fin, relacio­
hermanos a través del cual se or­ nando y ordenando todas las cosas
ganiza la comunidad, se actualiza entre sí (Breviloquium). En primer
y dinamiza el proyecto de vida lugar, si las criaturas proceden de
personal y colectivo. El guardián Dios por vía del amor, también su
o superior es servidor que hace las ascesis y su unión con El debería
veces de madre, que sirve a la completarse sobre todo por el
guarda de la Regla y respeta las amor. Ese retorno del hombre a
decisiones de la mayoría. El capí­ Dios se reviste de un significado
tulo es la máxima autoridad, con interior. Es un progresivo endi­
el reconocido poder de decisión. osarse. Hacer que Dios por Jesu­
El capítulo no se organiza verti­ cristo habite en nosotros hasta en
calmente sino horizontalmente, el amor: “ya no soy yo, es Cristo
mediante lazos fraternales. “No quien vive en mí”. El alma de
sea así entre los frailes..., mas sir­ Francisco quedó penetrada y en­
van y obedezcan unos a otros” cadenada de caridad, de ahí que se
(IR., c. V). “No sea así entre los le defina Serafín de Asís. Cuando
frailes (el domina), mas el que S. Buenaventura quiso asimilar
quisiera ser mayor entre ellos sea cada una de las órdenes religiosas
el ministro y siervo de ellos y el a uno de los coros angélicos, lle­
mayor sea como el menor” (R. gado que hubo al coro de los sera­
13,14). Algunos historiadores y fines, coloca en él a Francisco, a
sociólogos han visto en las formas solas, pues nadie le puede igualar.
franciscanas de gobierno un anti­ Este es el rasgo con el que la Igle­
cipo lo que los modernos regíme­ sia lo señala en el prefacio de la
nes democráticos por lo menos misa: él, cuya alma fue abrasada
proclaman en teoría. por aquel amor seráfico, y cuyo
cuerpo fue sellado con las llagas
Caridad.- En el marco de la espi­ de Cristo crucificado. Francisco
ritualidad franciscana la caridad es una llama de amor a Cristo, y
retiene la primacía entre todas las ruega al Señor que le abrase en su
virtudes y se erige en distintivo de amor, para que apartándolo de to­
Vocabulario Franciscano 33

do apego terrenal, pueda morir como amor nuestro maestro dis­


por amor de su amor, oh tu, que tingue un doble aspecto: el meta-
por amor de mi amor te dignaste físico y el de la pura donación de
morir”. Con razón, el doctor fran­ sí al otro por sí. Bajo el aspecto
ciscano Agustín Gemelli, con metafísico, sin embargo, el amor
otros muchos teólogos francisca­ designa al sujeto que se ama a sí
nos, apuntará a la caridad como el mismo, pero no siempre bajo el
rasgo distintivo de la espirituali­ aspecto de interés. Repetidas ve­
dad franciscana. Este amor a Cris­ ces afirma Escoto que Dios se
to se centra en su humanidad, y ama como Sumo Bien y quiere
como el genio de Francisco es que los otros le amen también. Y
concreto, quiere ver lo que ama, predestinando a Cristo quiere que
de ahí que le fascinen las historias lo amen por encima de todas las
de Belén, la cruz, el altar. Toda su criaturas. El amor metafísico vie­
ciencia se resumirá en esta frase: ne a ser el amor que un ser embe­
“scio Christum crucifixum”. Su be en sí mismo como ser. Dios,
amor es ingenuo, sin doblez, vir­ siendo el Ser Infinito, vale decir,
gen, nada lo puede empañar. Sumo, amándose a sí mismo se
Los maestros franciscanos, parti­ ama de un modo perfecto, como
cularmente Juan Duns Escoto, con ser infinitamente amable. Y este
el fin de destacar la importancia amor, por tanto, no es interesado,
de la caridad, la identificarán con sino perfectísimo, puro, respetuo­
la gracia sacramental. Por tanto, so de la suprema ley del ser. Un
es esa fuerza sobrenatural, desti­ filósofo cristiano y un teólogo
nada a informar íntimamente cristiano sabe que Dios es uno en
nuestra alma y nuestra actividad esencia y trino en personas.
no es más que el amor sobrenatu­ Cuando afirman que “Dios se
ral o la caridad. Aquí se da máxi­ ama” la frase puede significar o la
ma exaltación de la caridad. San primera persona, es decir, el Pa­
Buenaventura no comparte esta dre, comúnmente llamado Dios, o
opinión, pero la considera proba­ también las tres personas. A la
ble (III Sent., d.27, q.3,; III, p. creación podemos considerarla en
59). sí misma en sentido metafísico y
Añadamos ahora lo que piensa como puro amor de donación:
Escoto sobre la naturaleza de la “todo cuanto Dios obra fuera de sí
caridad. La caridad es ante todo lo hace con caridad suma, para
“participación de Dios” (Ox., III, comunicar su bondad”. La cari­
d.3, q.4, n.14). Y al habla de Dios dad es amor de amistad, y en la
Enrique Oltra Perales 34

amistad no se busca el propio dad es una anticipación de la vida


bien sino el del otro. Es amor pu­ eterna (CC, 5,1; CC 2,4; CC, 4,1).
ro, desinteresado. “Amar a Dios Pero sobre todas las cosas, la cas­
con amor de caridad significa tidad nos confiere la libertad espi­
querer el objeto en sí mismo aun­ ritual de los verdaderos adorado­
que no responda al bien de aquel res (A, 16). Es desde este horizon­
que ama” (Ox., III, d.28, n.l; XV, te que ensalzará Francisco la in­
377). Por este motivo afirma Es­ corporación de lo femenino. Sta.
coto que la caridad es una, porque Clara en el proyecto de su vida y
el hábito de la caridad en sí mis­ nos dejará un modelo nuevo de
ma no se refiere a más objeto, si­ vida religiosa en relación con la
no ante todo a Dios como objeto mujer. Si ya explicamos que
primario; y en segundo lugar Francisco al formular las relacio­
quiere que Dios sea amado por nes interpersonales rompe con el
medio del amor por quien lo ama esquema vertical y sigue el
y puede poseerlo. En esto consiste horizontal, de igualdad básica
el amor perfecto (Oxo., d.28, n.2). entre autoridad y religión, lo
mismo amplía, dentro de un clima
Castidad.- Para Francisco la cas­ de sana libertad, con todo el
tidad es una virtud evangélica mundo, incluida la mujer. Su
(2R, 1/1). Es unión total con Cris­ misión en el mundo es la de
to a quien reservamos la totalidad reconciliar corazones, clases
de nuestro amor. Es perla preciosa sociales, en consecuencia, crear
(VC, 5), que junto con la humil­ relaciones auténticamente
dad es fundamento de todas las fraternas entre todos, por tanto en­
virtudes (EP, 86 ). Por ella, nos tre varón y mujer. Una humanidad
desposamos con N. S. Jesucristo, nueva, justa y equilibrada. Desde
transformamos nuestro cuerpo en el punto de vista de la relación
templo dedicado solo a Dios, nos varón-mujer no significa una
unimos a aquel cuyo amor nos quiebra en la ternura y el amor,
llena de felicidad, nos colma de sino su ordenación a un amor
bondad e impregna de su dulzura mayor. La mujer no puede
(CC, 4,3). Nos exige evitar el pe­ erigirse en un valor absoluto del
cado (IR, 12/1; IR, 22, 13). Nos corazón humano, de lo contrario
exige vigilancia (1C, 113), auste­ Xto. no sería el primero y único
ridad de vida. Francisco quiso amor. En el sentido que lo ve
asegurar su cuerpo con la armadu­ Francisco, la pureza es la libertad
ra de la cruz (B. 5/1,2). La casti­ en el acercamiento entre herma­
nos y hermanas, de tal forma que
Vocabulario Franciscano 35

el amor de Dios y a Dios aumente (Adm., V), es nuestro hermano y


y llegue a ser sentido en este mediador (IR, 23,5), contemplado
mundo. Solo entonces, los puros y amado en sus misterios: Encar­
verán a Dios, presente de un mo­ nación, amor que se humilla
do especial en los hermanos y (ICel. 84); Pasión: amor que se
hermanas. En la relación de Fran­ inmola (2Cel. 83); Resurrección:
cisco con Clara impera esta pure­ amor glorificado (ICel., 115);
za en un grado muy elevado. Hay Eucaristía: amor siempre presen­
entre ambos amor y relación de te, sacramento y sacrificio (IR 20,
extraordinaria ternura. Pero hay al 7,9). Realeza y corazón humano.-
mismo tiempo una trasparencia de 3) El Dios de Jesucristo: es el
intenciones y una convergencia en Dios Bien, sumo Bien, todo Bien
el amor de Dios por encima de to­ (Cant. 1), por su creación (12R.
da sospecha. Existe algo de miste­ 23, 2-3), por todos los bienes, ala­
rioso, eros y ágape, fascinación y banza y gloria (IR. 17).- 4) El Es­
trnsformación. píritu de Jesucristo: hace surgir
nuevas relaciones: a) Espera del
Catequesis (franciscana).- ¿Cuá­ Espíritu Santo (2Cel. 9); se expre­
les son los elementos que caracte­ sa por su mirar contemplativo
rizan la catequesis francicana? (2Cel. 95); por una participación
Catequesis quiere decir resonar, en la oración de la iglesia (2Cel.,
hacer resonar. La manera cómo 127); por impulso del hombre
Francisco vive y encuentra la re­ hacia Dios, tranquilo y constante
sonancia en las personas, que des­ (IR., 22,17).- 5) La Trinidad: es
cubren la respuesta a sus angus­ comunicación del amor increado
tias, búsquedas e inquietudes inte­ y liberador que se derrama en el
lectuales. El contenido de la cate­ pueblo, que se torna en pueblo de
quesis franciscana presenta los si­ Dios. De ahí la adoración a Dios
guientes puntos: 1) El evangelio: uno y trino y a cada una de las
Francisco adopta el evangelio personas (IR., 23,32).- 6 ) La Igle­
como programa de vida: es la sia: es una iglesia nueva que no
doctrina y ejemplo de Jesús extingue la antigua, como la pri­
(ICelano, 22), es la vida evangé­ mavera que brota del tronco de la
lica de la humildad y pobreza iglesia permanente. Ella es la úni­
(Test., 14,1), es la vida de minori­ ca y verdadera comunidad de
dad y fraternidad (ICel., 38,2; Cristo, la única que da la salva­
2Cel., 189).- 2) Jesucristo es el ción a los hombres (ICel., 62). Su
primogénito de las criaturas autoridad salvaguarda la pureza
Enrique Oltra Perales 36

de la vida evangélica y de la fra­ símbolos de Cristo Señor (ICel.


ternidad (Test. 34). Ella gobierna, 77).
protege, corrige (2R. 12,3), y se le
debe prestar la mayor colabora­ Celibato en Escoto.- Nuestro
ción posible (2Cel. 146).- 7) Ma­ doctor lo defiende con estas pala­
ría: ella está siempre unida a Je­ bras: “El sacerdote, por ser el Vi­
sús, su Hijo (2Cta. F, 4), es abo­ cario de Cristo en la tierra, que es
gada ante Dios (Flor. 11). Poseyó la representación de la persona de
la gracia y santidad en plenitud Cristo, no debería tener nada con­
(Ofic. de la Pasión, 12). Preside el trario a Cristo, si lo comparamos
nacimiento de la familia francis­ con la relación que tiene Cristo y
cana (LM, 11,8). Muy venerada la Iglesia y viceversa. Pues Cristo
en la Orden (2C1. 198). Modelo es el esposo de la Iglesia y la Igle­
de virtudes (ICel, 67). Madre del- sia es la esposa de Cristo”. De
pueblo de Dios. - 8 ) Los Angeles aquí que el sacerdote no deba ser
Santos: expresan la bondad, per­ bigamo (Ord. IV, d.33, q.2, n.4).
dón y justicia de Dios (2Cel. 197).
Su devoción es un estímulo para Ciencia en sí y en nosotros
un crecimiento en el amor de Dios (Duns Escoto).- Escoto introduce
(Adm. VI). - 9) Los Hombres: esta significativa distinción en la
son creados a imagen de Dios ciencia,, definiendo la ciencia en
(2Cel. 172). El pobre, el enfermo, sí como aquel conocimiento que
el marginado son los oprivilegia­ puede alcanzar un entendimiento
dos de ese amor (LM, VIII, 5) y proporcionado y adecuado al ob­
de María. La mayor predilección jeto de la propia ciencia”. Ciencia
recae sobre los leprosos ( IR, a, en nosotros es aquella que un en­
3). No excluye al pecador, al tendimiento no proporcionado
enemigo, al calumiador al envi­ suficientemente a la nueva ciencia
dioso, al que da mal ejemplo, al puede alcanzar. En consecuencia,
maledicente, al que promociona Escoto distingue una doble meta­
discordias. Su movimiento de física: en sí y en nosotros. Y dis­
amor es universal.- 10) Todas tingue también una triple teología:
Creaturas: Francisco descubre en sí, en los bienaventurados y en
que toda la naturaleza aspira a ser nosotros. ¿A qué se debe la dis­
hermana; en las creaturas descu­ tinción entre las ciencias? Se debe
bre la bondad de Dios, que es ad­ a la distinción entre las esencias
mirable en todas ellas (ICel. 81; en cuanto objetos inteligibles y
2Cel. 165). Ellas son imágenes y solo posteriormente al entendí-
Vocabulario Franciscano 37

miento. Por último, Escoto intro­ taria de la sociedad medieval. Así


duce otra distinción respecto de lo admite el propio K. Esser.
las ciencias. Considerando el Esta oposición entre la “fraterni­
maestro las ciencias, como hábi­ dad franciscana” y el “orden me­
tos de nuestras facultades, distin­ dieval” será registrada con sorpre­
gue aquellas también como según sa por los propios cronistas con­
la potencia que afectan como su­ temporáneos a Francisco, tal el
jeto. Por tanto, en los hábitos inte­ testimonio de Jacobo de Vitry, de
lectuales enumera, entre los ad­ Jordán de Giano y de Tomás
quiridos especulativos, los reales Ecleston.
(metafísicos, matemáticos y físi­ La fraternidad de Francisco no se­
cos) y los racionales (lógica, retó­ rá clasista porque en su seno se
rica y gramática). Esta clasifica­ habrán borrado las clases sociales.
ción, calcada sobre la antigüedad, Para ello se superarán las causas
es menos interesante, pero no hay que principalmente las generen: la
que olvidarla (Oxo., LUI, d.34, q. propiedad, el poder, la división
única). del trabajo. Para los primeros
franciscanos, la renuncia a la pro­
Clase social.- El primitivo fran- piedad privada, el poder compar­
ciscanismo es ciertamente una re­ tido y ejercido por todos, el traba­
acción de las clases más bajas jo realizado de manera alternativa
frente a su situación de explota­ y sin exclusivismos constituyeron
ción y marginación. Constatamos un presupuesto básico para poder
en primer lugar que el francisca- lograrlo.
nismo constituyó un movimiento La “fraternidad” franciscana esta­
espiritual de gran heterogeneidad rá concebida como una sociedad
social, policlasista. Quizás asi­ sin clases. Su fundador cuidará
mismo deba incluso admitirse que particularmente para que en su
los primeros franciscanos no tení­ seno no se reproduzcan, ni siquie­
an una conciencia clara de que su ra de manera enmascarada, esas
estado de vida podría tener una divisiones. Ni los “superiores” ni
fuerte incidencia en la vida social los “letrados” han de distinguirse
de su época. Pero es también cier­ de los demás hermanos. Su oficio
to que la “fraternidad” en la que es sólo un “servicio”, un “ministe­
se proponían vivir cuestionaba y, rio”, y a él no puede asociarse
por ende, desarticulaba profun­ privilegio ni distingo de clase al­
damente la organización estamen- guna. Sólo para los enfermos está
permitido un trato excepcional.
Enrique Oltra Perales 38

En realidad, si en el proyecto guna preferencia, ésta será hacia


franciscano puede detectarse al- los pobres. (K. Esser).
proclamar el derecho real de ad­
Co-intuición (Contuitio) en S. ministrar loe tesoros de la Iglesia.
Buenaventura.- Conocimiento Todas las comunidades religiosas
indirecto que el alma obtiene de aparecieron como apelantes al
Dios en los seres en Concilio, para juzgar al Papa. "La
cuanto que son signos de Dios, en mayoría del clero Francés", escri­
los efectos de la gracia o en las be Goyau. "asintió a la teoría de
especies innatas del Ser divino. que un Papa podría llegar a ser
demandado ante un Concilio ge­
Conciliarismo.- El Conciliarismo neral" . Juan Duns Escoto, sin va­
proclama la superioridad del Con­ cilación alguna, inscribió su nom­
cilio sobre el Papa. Escoto recha­ bre en la lista de no apelantes co­
zó con su conducta esta doctrina. mo una protesta contra tal convo­
Escoto fue llamado "el Hércules catoria. Así, valientemente, re­
Papista" (Hercules Papistarum). nunció a su cátedra de la Sorbona,
Mediante su doctrina luminosa, a sus alumnos, y a su fama, a fin
que tendía a la armonía por estar de apoyar la silla de Pedro (Gu-
basada completamente en el amor, yau, Longpré).
Duns Escoto proclamó al Papa in­
falible y superior al Concilio. Conocimiento (La teoría de Duns
Además de esto, con un acto vale­ Escoto) .- Duns Escoto ha formu­
roso, Duns Escoto confirmó su lado la teoría del conocimiento
doctrina Romana. Siendo todavía particularmente en la Ord. I, d. 3,
un doctor joven estuvo en París en p. 1, q. 1-3; y en Quodl., q. 13 y
1302, un tiempo crítico en que el 15. Muchas veces hemos dicho
Rey de Francia, Felipe el Hermo­ que Escoto apela a ciertas verda­
so y sus consejeros juristas, Pedro des teológicas para iluminar doc­
du Bois, Pedro Flotte, y Guiller­ trinas filosóficas. Y la teoría del
mo de Nogaret, pretendieron con­ conocimiento estará condicionada
vocar un Concilio General contra por el dato teológico que nuestra
el Papa Bonifacio VIII, y obligó a alma, nuestro entendimiento está
los obispos, clero secular y regu­ destinado a ver la esencia divina,
lar bajo pena de exilio y confisca­ no en abstracto, sino en concreto,
ción de bienes, a adherirse a su “ut essentia haec”. Lo que lleva a
convocatoria. Su propósito era Escoto a condensar en la facultad
condenar al Papa en el Concilio y abstracta del entendimiento una
Vocabulario Franciscano 39

cierta capacidad creadora. Pero durn quid que produce la especie


entremos a resumir el pensamien­ inteligible. “La espiritualización
to de Escoto sobre el sujeto y ob­ consiste en que lo material dado y
jeto del entendimiento. Según J. el entendimiento agente engen­
L. Manzano, “la intelección es el dran un “tertium quid", la especie
efecto de dos causas extrínsecas inteligible, que es espiritual en
que la producen: el entendimiento virtud del agente principal, el en­
y el objeto. Cada una de estas tendimiento. La especie es, ade­
causas ejerce una causalidad par­ más, un ente espiritual represen­
cial en la producción del efecto. tativo. Ella consiste en ser repre­
Cada una es formalmente diversa sentativa de lo que el fantasma
e independiente, pero ambas “se representa en singular.
unen de hecho, en un orden esen­ Mediante la especie inteligible, el
cial exigido por un tertium quid, entendimiento posible pasa de po­
el efecto. Es el efecto el que exige tencia remota a potencia próxima
ser producido por la unión fáctica, de conocer. De este modo, la es­
esto es, accidental, de unas causas pecie inteligible no es causa, sino
con otrasn”. Sin embargo, el pri­ mera moción: es el entendimiento
mado de ambas causalidades par­ por sí mismo quien realiza este
ciales en cuanto a la eficacia lo paso. Y es que el entendimiento
tiene el entendimiento. Veamos siempre está en potencia esencial
porqué. o remota de conocer, puesto que
En el proceso del conocer, el es actividad cognoscitiva a la que
objeto actúa con lo que podríamos no le falta ningún grado o poder
llamar causalidad representativa. de ponerse en acto. Decimos que
O sea, de suyo tiene el poder, bajo está en potencia remota o esencial
ciertas circunstancias, de repre­ porque, aunque está siempre acti­
sentarse, sea inmediatamente o vo, le falta el qué conocer, el ob­
por medio del fantasma. Esta cau­ jeto (representado en la especie
salidad representativa pertenece al inteligible). “Pues el entendimien­
estatuto ontológico del objeto. El to no está en potencia esencial
entendimiento, por su parte, ejer­ porque le falte alguna razón de
ce una doble acción en el conocer: causalidad en cuanto está de su
a) El entendimiento agente espiri­ parte, sino que el entendimiento
tualiza el dato sensible (el fan­ está en potencia esencial cuando
tasma), no causando en él nada ni no le está presente la otra causa
intrínseca ni extrínsecamente, si­ parcial que es necesario que esté
no sólo dándole un esse secun- presente para que se realice la ac­
Enrique Oltra Perales 40

ción; y cuando esta causa parcial dad no se retrae ni huye , sino que
está aproximada, el entendimiento sale al encuentro del hombre y se
está en potencia accidental o manifiesta progresivamente, en el
próxima de obrar”. Una vez que el proceso de la humanidad siempre
entendimiento posible está en po­ crece la verdad (Ord. IV, d. 1, q.
tencia próxima de conocer, en­ 3, n. 8 ; Vives, XVI, 136). El futu­
gendra, junto con la especie inte­ ro, pues, no es la oscuridad sino la
ligible, un tertium quid, la intelec­ luz de la verdad (Manzano, Oro-
ción. mi, Merino).
Ahora es momento de apuntar
unas cuantas palabras respecto del Conservación del universo.- Es­
objeto primero del intelecto en coto afirma una relación estrecha
orden de su propia naturaleza. “La entre el acto creativo de Dios del
tesis de Duns Escoto es que el ob­ mundo, del universo y el acto de
jeto propio del entendimiento se­ su conservación. Para él el acto de
gún su naturaleza (ex natura po- la conservación es cierta comuni­
tentiae) es el ente en cuanto ente cación de la existencia en cuanto
(ens in quantum ens), pero el ob­ es una continuación de la acción
jeto primero y propio del enten­ creativa de Dios. Por tanto, crea­
dimiento según el estado actual ción y conservación no son sino
(pro statu isto) es la quid ditas rei un mismo acto, y ello no solo en-
materialis. Con ello se distingue titativamente hablando, sino ter-
claramente entre la capacidad na­ minative. Lo que equivale a afir­
tural 3' la capacidad circunstan­ mar que el acto creativo, tomado
cial del entendimiento del hom­ simplemente no es suficiente para
bre”. denotar el acto de conservación
Pero ello no debe olvidar, afirma sino en el sentido de que se ex­
Merino, la tensión radical del pen­ tiende a él, de tal forma que entre
samiento a la realidad total. El ambos solo se da una distinción
entendimiento humano, en cuanto de razón. El término por tanto de
tal, está ontológicamente ordena­ ambos es intrínsecamente el mis­
do a conocer y revelar el ser, aun­ mo en ambos, vale decir, el mis­
que en su estadio encarnado y mo ser de la cosa, en cuanto a la
mundano se vea sometido a la creación responde un ser después
abstracción del mundo material. de un no ser o el ser de la cosa
No obstante, la limitación conna­ revestido de la novedad de ser, o
tural al hombre histórico, este ser en el primer instante, puede
progresa hacia la verdad. La ver­ referirse al acto de la conserva­
Vocabulario Franciscano 41

ción. Así pues, el ser que da la suspensión del discurso, no de la


creación de forma permanente a actividad intelectual. La contem­
las cosas es el ser que equivale al plación perfecta o afectiva infusa
ser que se da a los instantes subsi­ es la meta de todo conocimiento y
guientes de la conservación que de toda actividad por iniciativa
internamente contienen el ser de propia: es la verdadera sabiduría,
la creación. Es por tanto el mismo que nos hace conocer a Dios ex­
acto creativo una cosa misma con perimentalmente. Es fruto directo
el acto de la conservación. La del don de la sabiduría y de la
conservación del universo no re­ bienaventuranza de los pacíficos.
quiere un nuevo acto creativo sino Puede determinarse su concepto
que es continuación de la acción diciendo que es un conocimiento
creadora de Dios (2 d. 2, q. 1, n. experimental de la suavidad divi­
4, 17-25; STS, II, 244). na que se adquiere pasivamente,
en el silencio de las facultades
Contemplación: (C o n t e m p l a t i o ).- cognoscitivas, en cuanto a todas
Término que aplicado a la espiri­ sus operaciones naturales, por la
tualidad bonaventuriana tiene dos unión inmediata y amorosa del
sentidos bien diversos. El primero alma en Dios. San Buenaventura
se refiere a la contemplación im­ llama a esta contemplación per­
perfecta o intelectual, y el segun­ fecta “reposo de la contempla­
do, a la contemplación perfecta o ción, ocio de la contemplación,
afectiva. La contemplación imper­ exceso de la contemplación”. (—»
fecta resulta del don del entendi­ Exceso).
miento y de la bienaventuranza de
los limpios de corazón, y se carac­ Contingencia.- La doctrina esco-
teriza por la admiración. Graduase tista sobre el universo contingente
por la intensidad de la luz ilumi­ está iluminado por ciertas verda­
nadora o por le jerarquía de los des teológicas que aquí consig­
objetos contemplados: contem­ namos: a) que Dios creó el mundo
plación de Dios por los vestigios por un acto libérrimo de su majes­
y en los vestigios, por la imagen y tad. Di ahí procede que el mundo
en la imagen, por la luz y en la sea esencialmente contingente y
luz. Viene a coincidir con la espe­ no solo existencialmente, porque
culación y la consideración, to­ b) en la mente divina está necesa­
madas estas palabras según la ria y actualmente todas las ideas
terminología del santo Doctor. La o esencias posibles. El que la vo­
contemplación imperfecta es la luntad divina obre contingente­
Enrique Oltra Perales 42

mente al escoger las esencias de en cambio, actúan contingente­


la mente divina para realizarlas mente, con libertad. ¿Cómo es
significa que las esencias realiza­ pues la relación de Dios con la
das podían ser esencialmente creación? ¿Relación natural, lla­
otras, ahí radica la contingencia mada por Escoto “praxis?” Dios y
esencial; c) que nuestro entendi­ las criaturas no constituyen un
miento está destinado a contem­ universo homogéneo empalmado
plar la esencia divina, no en abs­ por la necesidad, sino un universo
tracto sino en concreto, “ut essen- homogéneo unido por la libertad y
tia haec” (Oromí, M.). Escoto en­ el amor.
tiende al mundo como la totalidad Por fin nos preguntaremos con­
de los seres finitos, a excepción cretamente, ¿cuál es la razón de la
del hombre y de Dios. El mundo, contingencia esencial de todo
según Escoto, está enmarcado por cuanto existe fuera de Dios? Y
dos características: contingencia respondemos según el sentir de
en cuanto al ser y necesidad en Escoto: todo cuanto existe fuera
cuanto al obrar. La constatación del Infinito es contingente, es de­
inmediata y evidente es que el cir, existe, pero puede no existir.
mundo es contingente, y que esa Esta radical contingencia interna
contingencia es de dos tipos: con­ de lo finito existente encuentra su
tingencia de mutabilidad, vale de­ última razón de ser en la Voluntad
cir, que lo existente puede ser di­ Divina, quien, como buen hace­
verso de lo que es o, incluso, no dor, todo lo finito no puede que­
existir de hecho. Y contingencia rerlo sino contingentemente. Aho­
de estabilidad, que de una cosa ra bien, ¿qué es lo que ha hecho
existente podría existir al mismo salvar la distancia infinita entre la
tiempo su contraria. A su vez, la necesidad divina y la contingencia
contingencia del mundo se debe a de lo creado? Realmente no hay
dos motivos. Por un lado su pro­ nada que haya hecho salvar la
pia finitud o limitación metafísica distancia infinita entre la necesi­
y, por el otro, la infinitud de la dad divina y la contingencia de lo
causa primera cuya acción crea­ creado, pues el ser finito, creado y
dora es radicalmente contingente existente dista tan infinitamente
y determinantemente libre. El ac­ de Dios antes de la creación como
tuar del mundo y de sus criaturas después de ella. En efecto, por el
(seres infrahumanos) está prede­ hecho de la creación lo finito no
terminado a ser de cierta forma: salva un abismo infinito desde la
es necesario. El hombre y Dios. nada hasta el ser, como común­
Vocabulario Franciscano 43

mente lo dice y lo niega Escoto, se sometían al imperativo de la


ya que como observa firmemente producción y ésta con destino al
el maestro, la distancia del no-ser consumo. Se gestó una sociedad
y el ser de lo finito no es infinita, de la abundancia, lograda a base
sino que está dada por la realidad de niveles de explotación y po­
individual de cada finito y esta breza, de exorbitantes costos so­
dista de la nada cuanto es su fini- ciales. Así se produjo la insatis­
tud o limitación. Por lo tanto, facción, miedo, agresividad que
habrá que preguntar más bien qué evidencian la pérdida de la sacra­
es lo que ha movido a Dios a dar lidad de la persona. La razón se
la existencia a algunos seres fini­ ha hecho cada vez más antagónica
tos. La respuesta no puede ser de aquellas dimensiones de la vi­
otra, repetimos, sino el amor gra­ da que son menos productivas,
tuito de Dios. La creación se ex­ pero más receptivas. El “logos”
plica solamente por el amor de ha reprimido al “eros” y al “pat-
Dios. En efecto, lo finito no en­ hos”, los valores del contacto di­
cierra ninguna razón necesaria pa­ recto, de la intimidad y de la afec­
ra pasar de la existencia a la exis­ tividad, creatividad y la afectuosi­
tencia y no puede pasar a la mis­ dad, creatividad, fantasía, senci­
ma sin un acto de voluntad del In­ llez y espontaneidad. La lógica
finito, que siendo el Bien Infinito debe ser capaz de convivir con la
no obra respecto de lo finito sino cordialidad, porque ambas son
por razones de amor, no por nece­ expresiones de lo humano. Ade­
sidad intrínseca. más, dentro de la coordenada
franciscana, el fundamento último
Convivencialidad- La crisis que de la existencia humana debe re­
hoy padecemos es estructural y sidir en la convivencialidad, radi­
afecta a los fundamentos mismos cada en el sentimiento, pues la ra­
de nuestro sistema de conviven­ zón no explica ni abarca todo. No
cia. El hombre no dejó de sentir, es el “cogito ergo sum”, sino el
de vibrar y relacionarse con los “sentio, ergo sum”. El sentimiento
demás, Dios, mundo, sociedad. es el “Lebenswelt” primario del
Pero todo esto lo hizo bajo la ser humano. La existencia jamás
hegemonía del “logos”, la razón, es pura existencia, es una existen­
establecida como árbitro supremo cia sentida y afectada por la ale­
y universal al que todo y todos gría o la tristeza, esperanza o an­
deben rendir cuentas. Aliada la gustia, compromiso, arrepenti­
razón con la ciencia y la técnica miento, por la bondad. El senti­
Enrique Oltra Perales 44

miento es también una forma de unión con El (Leonardo Boff e


conocimiento, pero más abarcante Ivan Illich).
y envolvente que la razón. Ahora
bien, para no caer en el puro sen­ Cosmos (Simbolismo, S. Buena­
timentalismo, compete al “logos” ventura).- El universo está lleno
dar forma y definir la dirección de símbolos significativos. No se
del Eros, pero nunca reprimirlo y trata de un simbolismo poético,
sojuzgarlo dominándolo. El sino metafísico y eminentemente
“eros”, esa fuerza que nos hace lógico. Los principales grados de
buscar con entusiasmo, alegría y la analogía entre Dios y las criatu­
pasión la unión con las cosas que ras son: sombra, vestigio, imagen
sentimos y apreciamos, con nues­ y semejanza. El último pertenece
tra propia realización, con las per­ al orden sobrenatural y por lo tan­
sonas con quienes contactamos, to no lo trataremos aquí. A l dis­
con nuestros ideales, nuestra vo­ tinguir las diversas analogías, po­
cación, con Dios. El “eros” no su­ demos atender, en primer lugar, a
pone solo un sentir, sino un con­ sus diferentes grados de re­
sentir; no solo es caer en la cuenta presentar a Dios. Así una criatura
de la pasión del mundo, sino tener se llama sombra, (umbra) si re­
compasión. No es vivir, sino con­ presenta Dios tan sólo remota e
vivir, sim-patizar y entrar en co­ indistintamente; se llama vestigio
munión. Así, cuando el “eros” si representa a Dios remota, pero
manifiesta con soberanía el to­ distintamente; se llama imagen si
rrente de su entusiasmo, con la representa a Dios próxima y dis­
mediación constante de la fuerza tintamente.
disciplinadora del “logos” enton­ Desde otro punto de vista puede
ces surge la concomitancia de hacerse la misma división, basán­
ambas características: la ternura y dose en las diferentes propiedades
vigor, auténtica convivencialidad de las criaturas y su relación con
con los demás. Para, finalmente, Dios. Según esto, una criatura se
añadir que la convivencialidad se llama sombra de Dios por aque­
nos presenta como una forma de llas de sus propiedades que se re­
la vida del espíritu siempre en lacionan con Dios de un modo
proceso, in fieri constante, nunca general, sin especificar las causas
como algo acabado y perfecto. bajo las cuales se relaciona. Se
Más que conocer a Dios, Francis­ llama vestigio de Dios por aquella
co siente a Dios Padre, que es el triple propiedad, a saber unidad,
conocimiento que produce la verdad y bondad mediante las
Vocabulario Franciscano 45

cuales se relaciona con Dios como cíente, ejemplar y final. Se llama


con su triple causa, a saber, efi-
imagen de Dios por aquellas pro­ Por último podemos distinguir los
piedades que dicen relación a grados de analogía, atendiendo a
Dios, no sólo como a su causa si­ la clase de criaturas en que se en­
no también como a su objeto; y cuentran. Todas las criaturas di­
estas, que se encuentran en el al­ cen relación a Dios no solamente
ma racional son: la memoria, la como a su causa en general, sino
inteligencia y la voluntad, por las también como a su causa según la
cuales el alma es capaz de Dios triple causalidad: eficiente, ejem­
(capax Dei). plar y formal. Luego toda criatura
Otro punto de vista derivado del es sombra y vestigio de Dios. Las
precedente, sería el diverso cono­ criaturas racionales, además, se
cimiento de Dios a que conducen relacionan con Dios como con su
esos grados de analogía. Conside­ objeto, ya que son capaces de
rada como sombra, la criatura Dios por conocerlo y amarlo. Por
conduce solamente al conoci­ consiguiente, solo las criaturas ra­
miento de aquellos atributos de cionales son imágenes de Dios. ( I
Dios, que son comunes a la Divi­ Sent., d. 3, p. I, u. u., q. 2; Brevil.
nidad en cuanto son comunes, 11, 12).
Vgr.: el ser. Considerada como
vestigio, la criatura conduce a Creación (Temporalidad del
aquellos atributos comunes a la mundo). - La Edad Media adoptó
Divinidad como tal, pero que se frente al problema de la creación
apropian también a ciertas perso­ posiciones de conformidad con su
nas, por ejemplo el poder que se idea de las relaciones entre fe y
apropia al Padre, la sabiduría que conocimiento. Alejandro de Hales
se apropia al Hijo, y la bondad subrayaba ya, contra Maimónides,
que se apropia al Espíritu Santo. que creación y eternidad implican
Considerada como imagen, la manifestam contradictionem
criatura conduce al conocimiento (Summa theolagica t, n. 64; II n.
de aquellos atributos de Dios que 49,67,71). Buenaventura monta
pertenecen solamente a una per­ sus cinco pruebas en el hecho de
sona divina, por ejemplo, la pater­ que el mundo creado no puede ser
nidad del Padre, la filiación del eterno: 1) Creado ex nihilo ex­
Hijo y la espiración del Espíritu cluye también el tiempo como
Santo. preexistente; 2 ) en principio el
tiempo puede crecer, pero al in­
Enrique Oltra Perales 46

finito no se le puede agregar nada; Ahora bien, Escoto añadirá (Ord.


3) el tiempo del mundo tiene una III, d.16, q.2, n. 13, Ed. Vives
medida y orden que no corre­ XIV, 642) que el aspecto princi­
sponde a la eternidad; 4) lo finito pal de la verdad de la creación no
no puede abarcar lo infinito, está en que el mundo haya sido
mientras que el mundo es abar- hecho en el tiempo ni que haya
cable; 5) el mundo está presente sido sacado de la nada, sino en
al hombre, mientras que el mundo que la acción creadora sea radi­
eterno supondría infinitos hom­ calmente contingente y determi­
bres, lo que no es posible (Sent. nantemente libre. Este hecho con­
II, d. 1, p 1, a 1, q 2 ad opp.). El tingente y libre de la acción crea­
tiempo se entiende aquí evi­ dora se opone al determinismo
dentemente en un sentido más griego como ontológicamente
metafísico. De la misma opinión erróneo y gnoseológicamente
que Buenaventura son Mateo de deformante. Dios y las criaturas
Aquasparta (De product. rerum. , no constituyen un universo
q. 9, ed. Gal, Quaracchi, 1956, pp. homogéneo empalmado por la
201-227), Enrique de Gante e q. necesidad, sino un universo
q, 9, ed. Gál, Quaracchi 1956, 9, heterogéneo unido por la libertad
ed. Gal, Quaracchi 1956, 201- y el amor. La relación existente
227), Enrique de Gante e incluso entre Dios y las criaturas no
Alberto Magno en su primera puede explicarse adecuadamente
época. con la categoría de la causalidad
Por el contrario, Pedro Lombardo, ni de causa y efecto, aunque sea
Alberto Magno en su Sumiría de válida, sino con la categoría que
creaturis, Tomás de Aquino, Egi- relaciona Dios - criaturas. Escoto
dio Romano, Duns Escoto y otros tiene una expresión propia para
posteriores, dan la razón a Mai- subrayar la relación activa de
mónides, sosteniendo que sólo por Dios con las criaturas: praxis, que
la fe puede descubrirse la no eter­ traduce el vínculo libre y amoroso
nidad del mundo, ya que el pen­ de Dios con las criaturas. La
samiento humano por sí solo no relación creatural implica y
puede probar ni su eternidad ni su comporta una dependencia
no eternidad (Cf. Tomás de Aqui­ ontológica de Dios que
no, ST. t, q 46, a 1; a 2 ad condiciona la estructura íntima
1.2.6.7.8 , en contra de Buenaven­ del ser contingente y se escapa a
tura; E. Gilson, Buenaventura la relación potencia-acto. Al
272, A. 1). mundo hay que acercase, pues, no
sólo con la inteligencia como rea­
Vocabulario Franciscano 47

lidad cognoscible, sino también los grados de las potencias del


con la voluntad como realidad alma, por los cuales subimos de lo
amada (Ord. Prol., n. 217-366.- ínfimo a lo sumo, de lo externo a
N. Lobkowick, Theory and Prac­ lo íntimo, de lo temporal a lo
tica. History o f a concept from eterno, a saber: el sentido y la
Arist. to Marx. N. Dame 1964). imaginación, la razón y el enten­
dimiento, la inteligencia y el ápice
Creación, escala para subir a de la mente o la centella de la sin­
Dios (S. Buenaventura). - Por el déresis. Estos grados en nosotros
hecho mismo de la creación y por los tenemos plantados por la natu­
su propia naturaleza, el hombre raleza, deformados por la culpa,
está destinado a esa unión con reformados por la gracia; y debe­
Dios, a esas subidas espirituales: mos purificarlos por la justicia.
ex quibus quasi per quosdam sea-
lares gradas intellectus humanos Cristo, el de S. Francisco.- El
natus est gradatim ascenderé in misterio de Cristo es visto por
summum principium quod est Francisco en su raíz propia, pues
Deus. Esta es la doctrina del Bre- es el misterio de la Stma. Trini­
viloquium. El Itinerarium mentís dad. Es el Hijo que es engendrado
in Deum no es menos explícito: eternamente por el Padre Dios. Y
Secundum enim primum naturae en su misión en el mundo, Xto. a
institutionem creatus fuit homo través de la Encarnación realiza
nobilis ad cortemplationis quie- de modo perfecto el retorno de la
tem, et ideo posuit eum Deus in creación entera al Padre popr
paradiso deliciarum. Propio es medio del sacrificio de la Cruz,
del hombre leer el "libro escrito que culmina en la Resurrección.
fuera, es decir, el mundo sensible" En ello reside su señorío divino y
por el que Dios se le da a conocer, por eso Francisco siempre le lla­
como lo es del ángel contemplar mará Señor. Si la palabra Dios de­
“el libro escrito dentro, que es el signa más a menudo a Dios Trini­
arte y sabiduría eterna de Dios”. dad, también designa en sus me­
Y conforme a los seis grados as­ nores pasajes al mismo Cristo (cf.
cendentes del mundo objetivo, Cta 11; Adm., 5,2; ICta. C u s., 7).
Dios le dotó de un número igual Francisco tiene viva conciencia de
de facultades maravillosamente la divinidad de Cristo y de su
adaptadas a ese fin: "Así que, en igualdad con el Padre y el Espíritu
correspondencia con los seis gra­ Santo. Pero el concepto que Fran­
dos de la subida a Dios, seis son cisco tiene de Dios Padre, como
Enrique Oltra Perales 48

“Bien, todo Bien y sumo Bien zado a los caminos del hombre,
pondrá en evidencia su concepto sujeto a la pobreza (IR. 9,5; 2C.
sobre Cristo. Dios es amor y ello 56). Ese Cristo mendigo que reci­
explica su infinta comunicación be todo del Padre, la creación re­
ad intra y su libérrima comunica­ cibida como don, el reino de los
ción ad extra, con la Encarnación. cielos (2R. 6 , 1-6). Cristo cordero:
Así, Francisco, con casi previsión en el misterio eucarístico, sangre
teológica, descubrirá la obra de la libremente derramada, pero tam­
Salvación, cuya iniciativa será del bién: presencia del Señort resuci­
Padre, quien envía a su Hijo para tado (Cta. O. Ii; 1C, 77-78). Cris­
que se haga hombre (Oficio de la to es Buen Pastor. Da su vida por
Pasión, FF n. 288). Y por medio las ovejas, las conduce a su pleni­
de El, su Hijo, es por quien el Pa­ tud (Adm. 6 ; IR., 22, 2; 2Cta.
dre con el Espíritu Santo ha crea­ 56). Imagen tomada de la Escritu­
do todas las cosas (IR, c. 23). La ra, Is. 10,11; 1P. 2,24; cf. Michael
Encarnación no tiene como fin Hubart, Quelle visión du Christ se
primario la liberación del pecado, dégage des Escrits de Fran^ois,
sino nuestra divinización o exis­ en Evcingile d ’oujourd’hui, 107
tencia del Hijo (cf. Adm. 5). Su (1980); Luc Mathieu, Le Christ
mirada equilibrada de fe no separa qui suffit á Dieu, en Evangil au-
nunca la condición divina de la jourd'hui, 107 (1980). Henri-
humana de Cristo, por lo que nos Jacque Stiker, Franqois d'Assie
importará será el acento que Fran­ aux prises avec la Christologie
cisco pone en que este Cristo Se­ d ’aujourd’hui, en Evangil au-
ñor tanto sufrió por nosotros. Para jourd’hui 107 (1980).
Francisco la gloria de Cristo Se­
ñor brota de su abajamiento, de su Cristocentrismo.- Ya hablamos
humanidad crucificada, donde se sobre el tema (—►Encamación,
manifiesta la gloria de Dios, es motivo; Primado de Cristo); pero
decir, su secreto. insistimos sobre el tema puesto
En esta línea, en la que acentúa la que contiene la llave maestra de
humanidad de Cristo, utilizará las todo su sistema filosófico-
siguientes imágenes: Cristo Ser­ teológico. “Yo digo así”, afirma
vidor, quien “lava los pies de sus en Reportado Parisiensis (1-3, d.
discípulos, noche de Jueves San­ 7. a. 4, n. 5), “primero Dios se
to” (Adm. 4). Es Servidor sufrien­ ama; segundo, Dios se ama para ir
te, ultrajado (Oficio de Pasión). a los demás, y este amor es orde­
Cristo mendigo y peregrino, lan­ nado; tercero, Dios quiere ser
Vocabulario Franciscano 49

amado por alguien que pueda amor infinito y recibir el que Cris­
amarlo al summum del amor; y yo to le devolverá, idéntico al recibi­
hablo del amor intrínseco; cuarto, do... Pues solo Cristo, afirma Es­
Dios prevé la unión consigo mis­ coto, es Principio, Causa final,
mo de ese ser que debe amarlo Primado y Rey (Longpré, Deodat
sobremanera, aún cuando entre de Basly).
todos los seres creados nadie trai­
cione su amor”. Deus caritas est, Cronología de S. Buenaventu­
exclama S. Juan, y Duns Escoto ra.- En 1221 nace en Bagnorea
repite: Dios es amor, se ama nece­ (Viterbo). Infancia: aquejado de
sariamente, pero libremente, grave enfermedad su madre, Ma
complaciéndose infinitamente en Ritelli acude a la intervención de
ese amor. Pero el amor tiende a S. Francisco y sana. 1236, princi­
expandirse, luego Dios se ama pia sus estudios en París. 1240, li­
fuera de sí, para llegar a los de­ cenciado en artes (París). 1243,
más y este amor es perfectamente entra en la orden franciscana.
ordenado. Vale decir: Dios no 1244, inicia los estudios de teolo­
puede subordinar el bien mayor a gía bajo la dirección de Alejandro
uno menor, sin alterar todo el or­ de Hales y Juan della Rupella.
den del plan de su sabiduría eter­ 1248, lee como bachiller bíblico
na. De ahí que Dios no quiere a en el Estyudio General de París.
los seres que están fuera de El 1250, lee a Pedro Lombardo.
más que en la medida en que estos 1253, obtiene el doctorado en Pa­
pueden corresponder a su inten­ rís. 1253-57, ejerce como Maestro
ción de amor”. No lo pueden en París, según afirmaPelster.
hacer los hombres y ángeles por 1257, 2 de febrero, es elegido Mi­
ser finitos. Luego ha de ser el de nistro general de la Orden en Ro­
un hombre asumido por el Verbo: ma. 1257, establece residencia en
este es el único capaz de rendir a París como General de la Orden.
Dios Trino un amor intrínseco, y 1258, llama a su presencia a fray
por el hecho de ser verdadero Gerardo de Borgo para que se re­
Dios, un amor idéntico al que co­ tracte de sus ideas joaquinistas.
rresponde a Dios-, independiente­ 1260, elabora la Constitución
mente de toda falta, sin ninguna Narbonense en el Capítulo Gene­
previsión de méritos, Dios predes­ ral, Italia. 1261, a petición del
tina a Cristo, directamente queri­ Capítulo General redacta la Le­
do por El, en primer término y pa­ yenda Mayor y Menor de San
ra sí mismo, a fin de darle su Francisco. 1270, escribe Apología
Enrique Oltra Perales 50

Pauperum contra la acusación de mensaje del Cristo de S. Damián


Gerardo de Abberville contra los y conflicto con su padre. . 1206
mendicantes. 1271, propone vía (enero-febrero), solución del con­
compromiso quién había de ser el flicto ante el obispo Guido. En
nuevo Pontífice después de los primavera y verano cuida de los
años de sede vacante. 1272, con­ leprosos, se viste de eremita y
voca Capítulo General en Lyon. comienza la reparación de S. Da­
1273, recae sobre su persona todo mián. Comienzo de la conversión
el peso de la preparación del Con­ según Juan de Celano. 1208, tra­
cilio. Desde el 9 de abril a 28 de baja en S. Damián, S. Pedro y
mayo pronuncia en París varias Porciúncula. Oye el evangelio de
conferencias, que dan origen a sus la misa de S. Mateo, en la Por­
famosas Collationes in Haexae- ciúncula, acerca de la misión de
merum. 1274, predica en el Con­ los discípulos. Cambia sus ropas
cilio de Lyon. 1273, 23 de mayo, de eremita por las de predicador
es consagrado Cardenal de Alba- itinerante, y descalzo inicia el es­
no. 1274, sus escritos son coloca­ tilo de vida franciscano apostólico
dos al lado de los libros canóni­ de penitencia. En abril recibe a los
cos. 1274, predica en las sesiones hermanos Bernardo y Pietro Ca-
del Concilio. 1274, 15 de julio, fa­ tani. Primera misión: la Marca de
llece en Lyon. El 14 de abril Sixto Ancona. Segunda misión: Poggio-
IV lo canoniza. Sixto V lo declara Bustone (Rieti). Tercera misión:
Doctor de la Iglesia un 14 de mar­ Florencia. 1209, escribe una pe­
zo (Cf. BAC). queña Regla y va a Roma con los
once. Inocencio III la aprueba
Cronología de San Francisco.- verbalmente. 1210 , se establece
Cronología, de la vida de S. Fran­ en la Porciuncula, propiedad de
cisco.- Años 1181-1182, entre ju­ los monjes de Cluni.
nio y diciembre, nace en Asís. 121 lFrancisco viaja a Dalmacia.
Nombre de bautismo: Juan Pedro, 1212, la joven Clara es acogida en
cambiado después por el de Fran­ la Porciuncula. 1213, recibe el
cisco. 1202, guerra entre Perusa y Alvernia que erige en eremitorio.
Asís. Cae preso un año en Perusa. 1214-5, intenta ir a Marruecos,
Contrae una enfermedad que le pero enferman en España regre­
dura hasta 1205, año en que parte sando a Italia. 1217, Capítulo Ge­
a guerrear a la Apulia. Tiene una neral de Pentecostés en la Por­
visión en Espoleto. Comienzo de ciuncula, institución de provin­
su gradual conversión. 1205, cias. 1219(26 de mayo), Capítulo
Vocabulario Franciscano 51

General, grandes misiones en el de Asís (Cf. O. Engelbert, Ilde­


exterior: Alemania, España, Hun­ fonso Silveira y Boff).
gría y Francia. En Marruecos son
martirizados fray Beraldo, Pietro, Cronología, del Bto. Juan Duns
Acussio y Otto (1220). S. Antonio Escoto.- 1265-1266 (diciembre-
decide hacerse franciscano. 1219, marzo) nace en Duns, condado de
con el sultán de Egipto Melek-el- Berwick, entre el 23 de diciembre
Kamel, parcos resultados de la en­ de 1265 y 17 de mayo de 1266.
trevista. 1220, se dirige a Tierra 1278, alumno de la escuela fun­
Santa y entrega el gobierno de la dada por Haddington. 1280, viste
Orden a fray Pedro catan. 1221, el hábito de S. Francisco de ma­
presenta la segunda Regla no bu­ nos de su tío Elias. 1281-1285, es­
lada que fray Cesáreo de Spira tudiante de filosofía. 1285-1287,
adornó con textos bíblicos y es enseña filosofía. 1287-1291, estu­
aprobada la Regla de la Orden diante de teología en Northamp-
tercera secular por Honorio III. ton. 1291, un 17 de mayo es orde­
1222, predica en Bolonia, resta­ nado sacerdote en la iglesia de S.
blece la paz entre los nobles en Andrés de Northampton. 1291-
lucha. 1223, aprueba la tercera 1296, estudiante en París. 1296-
Regla por bula de Honorio III. Es 1300, enseña en el Estudio mino-
la definitiva. La noche de Navi­ rítico anexo a la Universidad de
dad celebra en Greccio: institut- Cambridge (Lectura Cantabrien-
ción del Belén-Pesebre. 1224, re­ cis). 1300-1302, enseña en la
cibe los estigmas en el Alvernia, y Universidad de Oxford (Lectura
hace una gira a lomos de un asni­ Oxoniensis, Ordinatio y Opus
llo por Umbría y las Marcas. Oxoniensis). 1302-1303, enseña
1225, visita a Santa Clara en S. en la Uiversidad de París. 1303-
Damián. Visita Fontecolombo y 1304, al negarse a firmar un re­
Rieti en busca de remedio para querimiento de Felipe el Flermo-
sus ojos. 1226, en abril está en so, rey de Francia, contra Bonifa­
Siena. Muy enfermo es llevado a cio VIII se ve obligado a dejar Pa­
Asís y sintiendo la inminencia de rís. 1304, 18 de noviembre, es
su muerte pide ser llevado a la presentado por fray Gonzalo de
Porciuncula, falleciendo allí el día España, su profesor en París, para
3 de octubre por la tarde. 1228, un que consiga la licencia en Teolo­
16 de julio es canonizado. S js ier gía. 13G5, es nombrado Maestro
liquias se conservan en la Baílica Regente de la Universidad. 1305-
1306, comenta por segunda vez
Enrique Oltra Perales 52

las Sentencias de Pedro Lombar­ su redacción pertenece a los cola­


do en el Estudio anexo a la Uni­ boradores de Escoto. Por ejemplo:
versidad de Oxford, como Maes­ hay pasajes de este escrito que
tro regente o profesor ordinario. aparecen literalmente en las obras
1306- 1307, Maestro en París. de Gonzalo de Balboa. El Sup-
1307- 8, Maestro Regente en el plementum fue escrito por Hugo
Estudio minorítico de Colonia. Cavello, escotista del siglo XVII,
1308, 8 de noviembre, muere en y no siempre es una interpretación
Colonia. El dístico esculpido so­ fiel del pensamiento del Maestro.
bre su tumba que se encuentra en • Quaestiones subtilissimae in
la Minoritenkirche dice así: ” Sco- Metaphysicam Aristotelis - Es un
tia me genuit, Anglia me suscepit, trabajo de juventud de Escoto,
Gallia me docuit, Colonia me te- muy útil para descubrir la evolu­
n e f\ 1993, 20 de mayo, es pro­ ción o formación de su pensa­
clamado beato por su Santidad miento. Los primeros nueve libros
Juan Pablo II. son ciertamente auténticos; el li­
Sobre Vida y Obras de Juan Duns bro once está perdido, y el diez y
Escoto cf. el artículo de Carlos el doce son de dudosa autentici­
Balic: Vida y Obras de Juan dad.
Duns Escoto, Escoto ante la Crí­ • Prima Lectura Oxoniensis.-
tica Actual. Es una reportación de las leccio­
• Quaestiones acutissimae super nes que Escoto impartió en Ox­
Universalia'Porphyrii.- Es la úni­ ford entre 1298 y 1301 y repre­
ca obra de que se tiene un número senta su primer comentario a los
considerable de manuscritos. libros primero y segundo de las
• Quaestiones in librum Praedi- Sentencias, constituyó el princi­
camentorum. pio de la Ordinatio. Fue
• Quaestiones in lm et 2m li­ descubierto por Balic.
brum Perihermeneias. • Tractatus de Primo rerum
• Opus secundum sive 8 quaes­ omnium Principio.- Obra de teo­
tiones in dúos libros Periherme­ dicea. Para su redacción, Escoto
neias. Obra descubierta por Wad- se sirvió de la asistencia y ayuda
ding. de Jacobo de Ascoli.
• Quaestiones in libros Elen- • Ordinatio seu Opus Oxonien-
chorum. se.- Es la obra capital de Escoto.
• Quaestiones super libros Aris- Se trata de un comentario a los
totelis De Anima.- Obra Cuatro Libros de las Sentencias.
incompleta. No está claro en qué Fue comenzada en Oxford y con­
medida su redacción pertenece a
Vocabulario Franciscano 53

tinuada en París, pero quedó in­ crito de Escoto. Fue terminado


conclusa y fue completada por en París, en la Navidad de 1306 o
los discípulos del Sutil. Al morir en la Pascua de 1307. Contiene
éste, sólo estaban terminados los 21 cuestiones. Escoto no acabó
dos primeros libros. Escoto la de darle su último retoque. Con
elaboró usando las lecciones que todo, aquí el Sutil expone sus
dio en Oxford, Cambridge y Pa­ doctrinas con mayor claridad,
rís. mayor facilidad metodológica y
• Additiones Magnae.- Son mayor solidez de argumentos que
cuestiones escritas por Escoto en otras obras. Por eso dice Bet-
para completar sus cursos ante­ toni que “cuando una interpreta­
riores sobre el primero y segundo ción del pensamiento del Doctor
libros de las Sentencias. Podría Sutil puede ser avalada por un
llamárselas "Reportado Parisién- texto tornado de estas Quaestio­
sis et Anglicana". nes quodlibetales ello equivale a
• Reportata Parisiensia.- Co­ una confirmación de su fidelidad
mentario a las Sentencias, redac­ y exactitud”.
tado por los discípulos de Escoto,
y de orientación preferentemente COMMISSIO OMNIBUS OP-
teológica. Se conocen por lo me­ ERIBUS IOANNIS DUNS
nos tres redacciones diferentes. SCOTI CRITICE EDENDIS. “I
Una, la llamada Reportado Mag­ volumi pubblicati, Elenco crono­
na, fue autenticada por Escoto. lógico”. Home Page. Commissio
Inconclusa. scotista (en línea). El elenco cro­
• Colladones.- Son 46 y están nológico de los volúmenes
divididas en dos grupos: Colla- publicados hasta ahora es:
dones Oxonienses y Colladones • Vol I: De Ordinatione Ioannis
Parisienses. No tienen particular Duns Scoti disquisitio historico-
importancia. critica, Ordinatio, Prologus, Civi-
• Theoremata. Aún se debate tas Vaticana (Typis Polyglotis
su autenticidad. Mientras Long- Vaticanis) MCML (pp. XVI +
pré la niega otros la defienden. 330 + 302).
• Quodlibet o Quaestiones • Vol II: Ordinatio I dist. 1-2,
quodlibetales.- Obra resultante Civitas Vaticana MCML (pp.
de una solemne disputa académi­ XIV + 468)
ca (o cuodlibética) que Escoto di­ • Vol III: Ordinatio I dist. 3,
rigió cuando era maestro. Es Civitas Vaticana MCMLIV (pp.
considerado como el último es­ XIV + 428).
Enrique Oltra Perales 54

• Vol. IV: Ordinario I dist. 4- realidades. Unión que es inmedia­


10, Civitas Vaticana MCMLVI ta, que no le adviene mediante
(pp. XIV + 48* + 42). otras realidades entre ellas inter­
• Vol. V: Ordinario I dist. 11 - puesta, sino que se da mediante la
25, Civitas Vaticana MCMLIX comunicación inmediata de la
(pp. XVIII + 476). sustancia del alma racional al
• Vol. VI: Ordinario I dist. 26 - cuerpo, que así se forja como un
48, Civitas Vaticana MCMLX1II cuerpo humano. De esta unión
(pp. XIV + 30* 556). surge una nueva sustancia, un
• Vol. VII: Ordinatio II dist. I- nuevo ente, que existe en sí y por
III, Civitas Vaticana sí, una nueva naturaleza, un nuevo
MCMLXXIII (pp. XIV + 10* + principio de actividad específica­
652). mente humana y una nueva per­
• Vol. VIII: Ordinatio II dist. 4 sona, con su sustancia indepen­
44. diente de otros seres. Pero obser­
• Vol. IX XV: Ordinario III IV vemos la característica del pen­
(en preparación). samiento de Escoto: este admite-
que el cuerpo humano, en cuanto
• Vol. XVI: Lectura prologus, I
cuerpo, posee su propia forma
dist. Civitas Vaticana MCMLX
sustancial que lo constituye como
(pp. XIV + 554).
tal, y esta forma recibe el nombre
• Vol. XVII: Lectura I dist. 8 -
de ‘forma corporeitatis". Así
45, Civitas Vaticana MCMLXVI
pues, la unión del alma con el
(pp. XIV + 20* + 640).
cuerpo no se da entre ella y la ma­
• Vol. XVIII: Lectura II dist. 1-
teria primera, como piensa Sto.
6, Civitas Vaticana
Tomás, sino entre el alma y el
MCMLXXXII (pp. XVIII + 424).
cuerpo con sus propia forma de
• Vol. XIX: Lectura II dist. 7-
corporeidad. Por tanto, Escoto se
44, Civitas vaticana MCMXMIII
adhiere a la corriente franciscano-
(pp. XXII + 76*+ 458).
agustiniana de la pluralidad de las
• Lectura III - IV (Libros toda­ formas sustanciales. El cuerpo
vía inéditos). humano goza de un estatuto onto-
lógico propio. Apuntemos aquí
Cuerpo humano - ¿Qué es el algunas de las razones en que se
hombre para Escoto? Escoto defi­ apoya el pensamiento de Escoto:
ne al hombre como un ente com­ A.- Escoto rechaza la tesis tomista
puesto de un alma racional que según la cual la materia prima se­
informa un cuerpo. El resultado es ría solo potencia sin que exista de
una unión sustancial entre sendas
Vocabulario Franciscano 55

por sí y posea cierta entidad. Si la vo, pero no deja de ser este o


materia primera es un principio aquel cuerpo. Por último, la doc­
real, que entra en la composición trina de la pluralidad de las for­
de un ente, debe embeber un ser mas encuentra su confirmación
real distinto del ser de la forma, en el campo teológico, y precisa­
de lo contrario, su participación mente en el orden de la transusta-
en la composición del compuesto ciación eucarística (Ox. IV, d-11,
sería una abstracción de la mente. q.3, n.37). La transustanciación es
Es cierto, con Sto. Tomás, que en al conversión del pan y el vino en
todo ser debe haber una sola for­ le cuerpo de Cristo, permanecien­
ma sustancial, pero niega que tal do intactas las especies de pan y
ser comporte una sola forma. Ello de vino. En este misterioso cam­
puede verificarse en el ser que no bio se da el “terminus a quo”
es compuesto, pero en un ser que (sustancia del pan) y el “terminus
compuesto puede darse una jerar­ ad quem”, que es la sustancia del
quía de formas inferiores subordi­ cuerpo de Cristo. Según Sto. To­
nadas a formas superiores, que al más, el “terminus ad quem” sería
fin constituye la estructura defini­ la materia prima unida inmedia­
tiva del ser compuesto. En fin, la tamente al alma intelectiva de
unidad del ser puede comulgar Cristo. Para Escoto, esta doctrina
con la pluralidad de formas. no respeta la unidad e identidad
B.- Insiste Escoto en que el cuer­ del cuerpo de Cristo, que es el
po disfruta de algo que es propio mismo cuerpo presente en la Eu­
y exclusivo de él y que por tanto caristía y el de su vida terrena a
no puede ser suplido por el alma excepción de la diferencia de es­
intelectiva. Esta es solo un princi­ tar no glorificado y el modo de es­
pio vital, por tanto, podrá comu­ tar glorificado de Cristo. A tal fin
nicarle lo propio de ella que es la conviene mantener la existencia
vida, pero no puede darle lo que de una forma sustancial, gracias a
no posee, es decir, la "forma cor- la cual el cuerpo de Cristo es
poreitatis", que está privada de realmente tal, de lo contrario no
vida. Resulta ser una contradic­ tendría sentido la forma de la con­
ción identificar dos formas, entre sagración (Ox. IV, d .ll, n.31,
sí opuestas, en el orden del ser XVII 391). El razonamiento de
(Ox. IV, d .ll, q.3). Escoto basa Escoto corre así: en la muerte de
su argumento en la experiencia: Cristo se dio la separación del al­
cuando el alma se separa del ma intelectiva de su cuerpo. En la
cuerpo, el cuerpo cesa de estar vi­ hipótesis de que Cristo hubiera
Enrique Oltra Perales 56

consagrado en la última cena una de Cristo? Si la conversión euca­


hostia y que esta hubiera estado rística es una cambio sustancial de
conservada en un copón durante toda la sustancia del pan en la del
los tres días de la Semana Santa, cuerpo de Cristo, la sustancia del
ella hubiera conservado la misma pan debe implicar el paso total a
realidad que en un principio. Pero una sustancia que le corresponde,
durante el triduo santo, el alma in­ de lo contrario el cambio deja de
telectiva de Cristo estaba separada ser real (Ox. IV, d-11. q-3). La re­
de la materia primera habiendo flexión de Escoto evidencia y
abandonado el cuerpo en el mo­ ofrece una visión integral e inte-
mento de la muerte. En conse­ gradora del cuerpo humano que
cuencia, el “terminus ad queni" en unión con el alma conforma la
no podía ser la materia primera persona humana. Esta noble vi­
con los accidentes, sino que debía sión del cuerpo humano es muy
ser un compuesto sustancial conti- útil para evitar el “terrorismo in­
tuido por la materia primera con telectual de los laboratorios”, en
la forma sustancial del cuerpo, va­ frase de Ortega y Gasset. La vi­
le decir, de la “forma corporeita- sión escotista es muy apta para
tis”, sin referencia alguna al alma defender la causa del cuerpo, cria­
intelectiva (Ox. IV, d.28). Ade­ tura de Dios.
más, añade el maestro Escoto, la
conversión eucarística comporta Cuerpos inanimados.- La mate­
un cambio sustancial, real, total. ria abstracta es posibilidad pura;
Pero entonces, ¿de qué se compo­ la materia concreta es la posibili­
ne la sustancia del cuerpo de Cris­ dad semiactualizada: realidad
to? ¿De su sola materia primera confusa por falta de más precisas
informada por su alma intelecti­ determinaciones (falta de formas).
va? Pero entonces, ¿la sustancia La forma suprema material es la
del pan a dónde va? ¿A la sola luz. La luz es forma substancial
materia primera del cuerpo de esencialmente activa; de la luz
Cristo, desde el momento que el procede el lumen. En un mismo
alma intelectiva no puede ser tér­ cuerpo pueden existir jerárquica­
mino de un cambio de una reali­ mente muchas formas substancia­
dad esencialmente diversa? ¿Pero les. La forma no es algo definiti­
puede afirmarse que la sustancia vo, sino algo perfectivo y que dis­
pan, un compuesto sustancial, pone a mayor perfección; consi­
termine en una identificación con guientemente es posible la coexis­
la sola materia primera del cuerpo tencia de muchas formas. La luz
Vocabulario Franciscano 57

es la forma más general entre las cepción de otras formas más par-
materiales y que dispone a la re- ticulares.
Enrique Oltra Perales 58

Deiforme (Deiformis). - Este tér­ aditamentos de dones, profesa uno


mino indica el resultado de una a aquel de quien los recibió gratis,
acción divina por la cual el espíri­ liberalmente; y amor o dilección
tu se acerca a Dios. Tiene varios mixta, la que se profesan mutua­
grados o informaciones sucesivas: mente, recibiendo gratis y donan­
la de la naturaleza por la imagen do el amor gratis también. Y este
divina impresa en nuestras facul­ concepto de amor o dilección ex­
tades; la de la gracia, que nos da tiende el santo Doctor a la Beatí­
un parecido sobrenatural con sima Trinidad.
Dios; la de la gloria por la dei-
formidad en el sentido estricto de Dios - Existencia ( Buenaventura
la palabra, que consiste precisa­ - Escoto).- Para Buenaventura, la
mente en el lumen gloriae. Este existencia de Dios no sólo es
término debe recibir un sentido mostrable, sino que es también
más o menos pleno, según el con­ demostrable. Como teólogo y
texto. Esta información se hace místico ofrece muchas pruebas,
por el don de influencia. ejemplos y experiencias que
muestran la presencia de Dios en
Dilección, amor (dilectio). - San el mundo y en el hombre. Pero
Buenaventura usa muchas veces como metafísico también ofrece
de la expresión amor o también sus pruebas para demostrar la
dilección gratuita, debida y mixta. existencia de Dios. Estas diversas
Amor o dilección gratuita es la pruebas no son originales ni ex­
que uno complaciente profesa a clusivamente bonaventurianas, ya
aquel de quien no ha recibido dá­ que recoge las vigentes de las dis­
diva alguna; amor o dilección de­ tintas escuelas y las expone con
bida, la que, en recambio y sin su talante personal.
Vocabulario Franciscano 59

Pruebas fundadas sobre el mundo principio de causalidad y la impo­


sensible. - Es claro que el Doctor sibilidad de un regreso in infini-
seráfico afirma que la existencia tum en términos concatenadamen-
de Dios puede ser probada a pos- te subordinados. Buenaventura se
teriori, es decir, a partir de las sirve además de un argumento
criaturas. En el comentario a las psicológico: el hombre tiende na­
Sentencias dice que Dios puede turalmente a la felicidad, es decir,
ser conocido por medio de las al conocimiento y al amor infini­
criaturas como la causa a través tos que sólo pueden ser saciados
del efecto; y que este modo de en el ser infinito. Si el ser infinito,
conocer es natural al hombre, en Dios, no existiera, entonces habría
cuanto que para nosotros las cosas en este mundo un efecto sin cau­
sensibles son los medios que nos sa. Lo que iría contra el principio
conducen a los inteligibles, es de­ de causalidad. Esta prueba es pro­
cir, aquellos objetos que trascien­ fundamente agustiniana.
den los sentidos. Conocimiento a priori de Dios. -
Buenaventura expone de un modo Buenaventura sostiene que la
sencillo y claro la posibilidad de existencia de Dios es una realidad
un conocimiento natural y filosó­ innata en toda alma racional. Se
fico de Dios sirviéndose de argu­ trata de la evidencia de la existen­
mentos, metafísicos, morales, cia de Dios, no de su esencia. El
cosmológicos y psicológicos. Par­ hecho real de la idolatría no reba­
te del principio comúnmente ad­ te la tesis, sino que la confirma,
mitido de razón suficiente: todo pues el idólatra se equivoca res­
ser debe tener su razón de ser en pecto de la esencia divina, pero
sí o en otro; pero ese otro no pue­ corrobora la idea innata de la
de alejarse indefinida e ilimita­ existencia de un ser infinito al
damente porque se caería en el personificar en un objeto la idea
absurdo o en círculo vicioso. Las de Dios que él lleva connatural en
principales pruebas a posteriori su alma.
de la existencia de Dios son las Buenaventura no postula una idea
siguientes: Primera: por el mo­ clara y explícita de Dios en el
vimiento o el devenir; 2 ) por la hombre, y mucho menos una vi­
causa eficiente; 3) por la contin­ sión o experiencia inmediata de
gencia. Dios, sino una noticia y un cono­
En el fondo, estas pruebas y más cimiento implícito, que no se
que emplea, se reducen práctica­ puede negar y que puede trans­
mente a lo mismo: a subrayar el formarse en claro y explícito a
Enrique Oltra Perales 60

través de la reflexión interior. Se es el ser mismo del que no se


trata de un conocimiento virtual puede pensar algo mejor: por tan­
de Dios que puede y debe desem­ to no puede ser pensado como no
bocar en un conocimiento claro y existente”, ya que si no existiera
reflexivo. Las razones en las que podría pensarse en otro ser que
se basa el Seráfico Doctor para tuviera la existencia.
defender esta prueba son de orden Se trata de la famosa prueba, lla­
psicológico como, por ejemplo: el mada por Kant argumento ontoló­
deseo innato de conocer el absolu­ gico. Este argumento ha sido mu­
to, el deseo de la felicidad absolu­ chas veces criticado, pero no refu­
ta y el deseo de paz absoluta. Son tado. El mismo Santo Tomás lo
distintos deseos naturales que re­ consideraba ilógico, pues supon­
claman la existencia de su objeto dría el salto ilegítimo del orden
real. El deseo natural para Buena­ lógico al orden ontológico. Ante­
ventura no es caprichoso, sino que riormente, el monje Gaunilón ata­
tiene su propia intencionalidad y caba a San Anselmo diciéndole
sabiduría; es vinculante y no pue­ que por el hecho que yo piense
de defraudar. que existe una isla perfectísima,
También echa mano de la prueba no se sigue que deba existir. Más
anselmiana. Buenaventura recoge tarde dirá Kant que por tener el
el argumento de S. Anselmo pro­ concepto de una cosa no se nos da
puesto en el Proslogium y le da su existencia. Si yo me represento
un valor lógico y ontológico. Se­ 200 monedas, no por ello las po­
gún San Anselmo, la razón en­ seo. Si un artista o un escritor
cuentra en sí misma la idea de un piensan en un cuadro o en un li­
ser, el ser sumo que se puede pen­ bro, no por eso existen. Todas es­
sar (id quod magis non cogitari tas críticas no tocan el fondo del
potest). Buenaventura lo formula problema, pues en la idea de Dios
del siguiente modo: el ser primero nos encontramos con un caso úni­
y sumo es evidentísimo en su ver­ co que no tiene nada que ver con
dad. La verdad de su existencia es nuestras representaciones. Tam­
evidente en sí, ya que el predicado bién Descartes asumió el argu­
está contenido en el sujeto. Basta mento ontológico como una prue­
tener la idea de Dios para que sea ba clara de la existencia de Dios.
evidente que El existe, pues la La fuerza del argumento ontoló­
existencia (Predicado) está conte­ gico no está en la noción aristoté­
nida en el sujeto (Dios). “De lica del concepto, sino en la di­
hecho, Dios, la verdad suprema, námica platónica de los grados de
Vocabulario Franciscano 61

perfección y de la idea del ser ble desde el espíritu que le anima


sumo, pues detrás de la idea está y desde su propia hermenéutica.
el ser. Una intuición de idea es in­
tuición de esencia y, por tanto, de Dios - Existencia, en Juan Duns
ser. Hay, una conexión necesaria Escoto.- La existencia de Dios en
entre intuición-idea-ser. cuanto Ser Infinito, se demuestra
Para comprender el alcance del a posteriori, pues en el presente
argumento ontológico hay que estado para nuestro entendimien­
distinguir entre el concepto y la to, el objeto del mismo es el ser
idea. El concepto es el correlato sensible, a partir del cual se for­
subjetivo de la esencia real de una man nuestros conceptos. Por con­
cosa, y es producto de una abs­ siguiente, para Escoto el argu­
tracción. El concepto es una uni­ mento anselmiano carece de va­
dad mental bajo la cual subsumi­ lor. La demostración de la exis­
mos muchas cosas concretas. En tencia del Infinito comprende dos
tanto que la idea es una unidad etapas fundamentales; la primera
mental de sentido, unidad de demuestra la existencia de un ser
esencia que tiene valor óptico. Pa­ primero en el orden de la efectivi­
ra Platón, las ideas son definicio­ dad, de la finitividad y de la emi­
nes hipostasiadas. Ciertamente nencia. En la segunda demuestra
que la noción de idea en la filoso­ que ese ser, primero en los dichos
fía moderna no sigue la corriente tres órdenes, no sólo es primero,
de Platón, en general; y es ambi­ sino, además, infinito propiamen­
gua e, incluso, equivoca. Así, por te dicho.
ejemplo, para Locke la idea abar­ En la primera etapa Escoto parte
ca lo que Descartes entiende por de los efectos, pero como éstos
cogitatio, es decir, el mundo de la encierran mucha contingencia,
interioridad. Para Humes, las prefiere elevarse, a partir de los
ideas son las representaciones de efectos, a los "efectibles", es de­
las impresiones de los sentidos. Y cir, a la esencia neutra misma de
para Kant, la idea es un principio los efectos, es decir, a su efectibi-
regulativo, una regla heurística, lidad. A partir de ella establece la
que endereza el uso de la razón siguiente tesis de causalidad o
hacia un fin problemático. Es evi­ causabilidad: Todo efectible pro­
dente que desde estas interpreta­ cede de otro (omne ejfectibile est
ciones de la idea se hace incom­ ab alio). La cual demuestra por un
prensible el argumento ontológi­ apretado análisis de las cuatro
co. Por eso sólo será comprensi­ causas: material, formal, eficiente
Enrique Oltra Perales 62

y final. Es de notar, en particular, Ser Primero en los dichos órde­


su demostración en el orden de la nes, no se sigue todavía que ese
eficiencia, de que es imposible Ser Primero sea infinito. También
una serie infinita de causas orde­ Aristóteles demostró que existía
nadas esencial o accidentalmente. un Ser Primero en el orden de la
Demostrada la tesis anterior: om- eficiencia y de la finalidad, pero
ne effectibile est ab alio, deduce negó que fuese infinito, a pesar de
de allí su existencia actual, pues que lo demostraba como Acto Pu­
de no existir, el Primer Efectivo ro, es decir, carente de toda po­
sería posible, puesto que lo exigen tencialidad. Hay que dar pues una
los efectos y los efectibles, y a la demostración meta-aristotélica.
vez sería imposible, pues nada ni Infinito, dice Escoto, es lo que ca­
nadie podría darle existencia, pre­ rece de límites y supera todo ser
cisamente por ser primero. Luego sobre toda proporción concebible
existe so pena de absurdo. A con­ y posible (analogía de proporcio­
tinuación establece Escoto los nalidad). Ahora bien, el Ser Pri­
mismos procedimientos formales mero en los dichos tres órdenes
en el orden de la finalidad y en el no puede tener límite alguno, en
orden de la eminencia, llegando a ningún orden, y, además, todo ser
la conclusión de que esos órdenes sobre la proporción concebible o
requieren también un ser primero posible es superado por El. Luego
que implica, so pena de contra­ el Ser primero, ya dicho, es Infini­
dicción, su existencia actual. Co­ to.
mo esos tres órdenes: de efectivi­ Todo el nervio de la argumenta­
dad, finitividad y eminencia se ción está en la menor, que Escoto
implican mutuamente, resulta que demuestra con cuatro argumentos:
el Ser primero en uno de ellos, 1) el Ser Primero, ya dicho, cono­
también lo es en los otros dos ór­ ce todos los infinitos posibles ac­
denes. Luego existe un solo Ser tualmente; de lo contrario no po­
primero en los tres dichos órde­ dría ser primero; 2) el Ser Primero
nes, que por ser Primer Efectivo puede producir actualmente todos
es Primer Finito y Primer Emi­ los infinitos posibles como posi­
nente. Pero todavía no es Dios. bles; 3) la voluntad creada no
(Cfr. De Primo Principio. descansa sino en el bien infinito.
Oxoniense I, d. II, a. III, n. 39 s.). Luego la voluntad exige el Infini­
La segunda etapa de la demostra­ to, pues es la potencia del Infinito,
ción la desarrolla así. Del hecho aunque ella misma sea finita ac­
que hemos demostrado: existe un tualmente; 4) el Ser Primero es
Vocabulario Franciscano 63

Primero precisamente en emi­ verdad, se recurre al extremo


nencia, según el orden de la qui­ opuesto. Escoto pone el ejemplo
didad. Ahora bien: esa primacía de los Padres: "Frecuentemente, a
excluye la existencia de ser más fin de combatir una herejía, exa­
perfecto que él; en cambio lo fini­ geraron un extremo para combatir
to nunca excluye la existencia de el opuesto”. Por lo tanto -advierte
seres más perfectos. Luego el Ser Escoto - debemos estudiar siem­
Primero en eminencia es infinito. pre con atención cómo y contra
(Cf. Ox. 1, d. 11, Ibidem, n. III s.). quien hablaron los santos. Otra
razón por la que el hombre no al­
Diálogo.- A través de todos sus canza siempre la verdad es la pe­
escritos Duns Escoto trazó las ca­ reza, o más bien "fuga quaestio-
racterísticas y exigencias del diá­ nis”; e incluso la incapacidad, por
logo, formulando principios a se­ la que no comprendemos suficien­
guir cuando las partes se hallan temente el problema; algo que
distantes y enfrentadas ante la ocurre a menudo, ya que el hom­
verdad. bre no puede ser inteligente en to­
Uno de los primeros principios de do.
su metodología para conquistar la Un principio que ilustra los ci­
verdades este: “En el progreso de mientos y la naturaleza del diálo­
la humanidad, el conocimiento de go del Doctor sutil lo expresa así:
la verdad siempre está en creci­ "Nunca deberemos atribuir una
miento’’ (Ord., IV, d .l, q.3, n.8 opinión falsa o absurda a un autor,
Vives). La verdad es siempre la excepto en el caso donde se sigan
misma e inmutable, pero no el co­ contradicciones o se deduzca cla­
nocimiento de la verdad, la notitia ramente de lo que dijo”. De
veritatis. La apreciación que el hecho, Escoto siempre interpreta
hombre tiene de la verdad puede con estima y comprensión a los fi­
variar, aumentar o disminuir. Un lósofos antiguos, tratando de ex­
segundo principio es que debemos traer de sus palabras el significado
valorar la autoridad de los filóso­ más racional. Consiguientemente,
fos, Santos Padres, etc., según sea adquirió el hábito de leer textos
y esté en proporción “la validez originales y tener menos fe en los
de sus razonamientos”. Es en la comentaristas. Para interpretar el
Ord. (II, d. 33, n.4), donde intenta pensamiento de sus contemporá­
buscar los motivos del error. neos siguió también este método.
Primero de todo descubre que al­ Un tercer principio lo extraemos
gunas veces para defender una de la Ordinario; “Es peligroso ci­
Enrique Oltra Perales 64

tar sofismas (para defender la fe), hay muchas cosas ciertas, que es­
porque expone a la fe a la burla- tán por enseñar.
de hecho es mejor reconocer que Pero el principio primordial de
uno no sabe, reconocer la propia cualquier investigación científica
ignorancia, que engañarse a sí del método crítico del diálogo es
mismo creyendo que conoce algo el siguiente: “si algún doctor dice
por los sofismas que emplea” algo nuevo, nadie está obligado a
(Ord., II, d .l, q.3, n. 10). aceptarlo, sino solo cundo ha te­
Al enunciar este principio, el nido lugar un consulere Eccle-
Doctor Sutil apunta a los que se siam, de este modo evitaremos el
creen capaces de saber y probar error”. La Iglesia, de hecho, es la
todas las verdades reveladas con comunidad verdadera, en cuyo
el intelecto humano solo. testimonio uno puede creer con la
Un punto principal del diálogo di­ mayor certeza; incluso la autori­
ce así: “En los artículos de fe - dad de la Iglesia “es quizás mayor
advierte él - no deberíamos multi­ que la de la Escritura” porque -
plicar Is demostraciones inútil­ como dice San Agustín - “evan­
mente, ni tampoco recurrir a mu­ gelio non crederem nisi Ecclesicie
chos milagros. La Sagrada Escri­ credidissem, no creería en el
tura concuerda cuando la expli­ Evangelio si antes no creyera en
camos literal y naturalmente, la Iglesia.
usando ampliamente también de Paulo IV, después del Concilio de
las ciencias profanas, para obtener Trento, y Pablo VI, después del
más claramente su significado. Concilio Vaticano II asumieron
Pide también que cuando expon­ esta regla escotista y la fijaron
gamos los dogmas no nos ciña­ como método de diálogo entre los
mos a un sentido único necesa­ no-católicos y católicos.
riamente, sino que gocemos de
cierta libertad. De los argumentos Dinero.- Entre los rasgos concre­
de este o aquel Padre de la Iglesia, tos del mundo social precapitalis­
no se sigue que determinada pro­ ta y burgués del siglo XIII, el di­
posición deba ser tenida como "de nero pasa a adquirir funciones
fide", sino solo que él piensa de importantes en el nuevo orden
tal o cual forma. Finalmente, ase­ económico. Para la burguesía, in­
vera que aunque debamos admitir cluidos los comerciantes, el dine­
como verdad todo lo que enseña ro es considerado como el oxíge­
la autoridad, no hay que negar no, sin el cual se hace imposible
tampoco el hecho de que también el funcionamiento del organismo
Vocabulario Franciscano 65

social. El rechazo del santo de mayormente abordada por Escoto


Asís al dinero descansa sobre todo de la llamada distinción formal o
en el hecho de que el vil metal formalismo escotista, tema que
puede quebrar la fraternidad al pertenece a la tradición filosófica
engendrar divisiones, amén de ser franciscana desde Pedro Juan de
signo de explotación y desperso­ Olivi. Al pretender caracterizar la
nalización. La aversión que el distinción formal esclareceremos
santo demuestra hacia el dinero la distinción real y modal.
llegará al extremo de que en la Por distinción formal entendemos,
Regla se prohíbe a los frailes re­ ante todo, la distinción a estable­
cibirlo. Cuando como pobres pi­ cer entre la naturaleza común es­
dan limosna podrán aceptar todo, pecifica y la naturaleza común
menos dinero. Este ni siquiera genérica, y, entre una y otra, la
puede recibirse como remunera­ naturaleza comunísima de la enti­
ción del trabajo. Así lo reitera el dad, o sea, del ente en cuanto en­
capítulo VIII de la Regla. Esta­ te. Esta distinción supradicha se
mos ante un mandato casi sobre­ llama formal, porque no es ni una
humano. El dinero para Francisco distinción real, como la existente
es casi la hipótesis del mal. Una entre individuo e individuo, ni es
especie de demonio ante el cual se una pura distinción de razón, co­
debe estar siempre atento. Quie­ mo la existente entre dos concep­
nes pertenecen a la fraternidad tos diversos de una misma cosa; si
“como a barro han de pisarlo, co­ no es la distinción que necesaria­
mo estiércol de jumento han de mente se da entre las diversas na­
despreciarlo” (Tres compañeros, turalezas comunes (específica,
c. IX y XI). ¿No hay en esta pos­ genérica, comunísima), por tener
tura un rechazo frontal y radical a precisamente diversa definición
los valores que servirán de base al real, pues diversa es la definición
futuro capitalismo exagerado? No de hombre (especie), de animal
cabe duda de que estamos ante (género) y de ser (naturaleza co­
otro gesto simbólico cargado de munísima entitativa). Luego entre
significación, un hecho profético la distinción real (entre indi­
(L. Boff). viduos) y la distinción de razón
(entre conceptos), se da una dis­
Distinciones (Diferenciaciones).- tinción media. A ésta llaman Es­
Cuando conocemos los entes en­ coto y sus maestros: distinción
contramos entre ellos diferencia­ formal. Esta distinción, como no
ciones, pero abordemos la tesis es de razón, según hemos visto, es
Enrique Oltra Perales 66

a parte reí, si bien no es real, co­ pues no son componenetes físicos


mo la que se da entre res et res o de los individuos; ni puede ser
entre individuo e individuo. La composición lógica, pues son más
naturaleza de esta distinción por que conceptos; luego su composi­
tanto no es física, como la exis­ ción o unión jerárquica, unas res­
tente entre cosa y cosa, ni es de pecto de otras, dentro de un mis­
pura razón o lógica como la que mo ser real, no puede ser sino una
se da entre diversos conceptos de composición metafísica, distinta,
una misma cosa; sino que es una por tanto, de la composición física
distinción metafísica. De aquí se que propone la teoría aristotélica
sigue que los objetos que estudia llamada del acto y la potencia, se­
la metafísica no son las cosas in­ gún la cual los diversos elementos
dividuales, ni los entes lógicos, del ser, por ejemplo: la esencia y
sino las naturalezas comunes que la existencia, la esencia y la per­
se caracterizan por ser unum in sonalidad, están en relación de
pluribus, pero no unum de pluri- potencia a acto. Esta teoría vale,
bus, y que son los caracteres según Escoto, en el campo físico
comunes e idénticos, bajo razón de los individuos existentes, pero
específica, genérica o entitativa, no en el campo metafísico de los
de los diversos seres. Estas natu­ universales en sí, pues cada uni­
ralezas comunes se conocen por la versal en sí es lo que es por su
abstracción última., o sea, llevada propia esencia, no por la relación
a su más alto grado, gracias a la que pueda tener con cualquier
cual se llega a conocer la natura­ otro ser. Por tanto, el ser finito es
leza común, no sólo en cuanto se finito por su esencia en sí finita,
realiza en los individuos, ni sólo no porque su acto esté limitado
en cuanto es predicable, sino en sí por su potencia, como dice Santo
misma, por ejemplo: la humani­ Tomás, ni el acto es infinito por­
dad, la animalidad, la entidad. que no esté limitado por una po­
Ahora bien, ¿Qué clase de com­ tencia. El infinito es infinito por­
posición forman en el ser finito que su esencia en sí es infinita an­
las distinciones formales, o sea teriormente a toda relación que
los universales materiales "en sí?” pueda darse entre potencia y acto;
Decimos que forman una compo­ lo mismo dígase de lo finito. Por
sición metafísica; en efecto, sien­ tanto, Escoto no admite el princi­
do puras realidades (no res) meta­ pio tomista de que “el acto se li­
físicas, su unión en el ser real o mita por la potencia en que es re­
individual no puede ser física, cibido”, pues si un acto es finito
Vocabulario Franciscano 67

en sí, será finito aún cuando no se ejemplo los ángeles.


reciba en ninguna potencia, por
Enrique Oltra Perales 68

Eclesialidad - Su firme y simple conflictos políticos en que se veía


adhesión a la Iglesia Católica, envuelta la jerarquía, y la nada
Apostólica y Romana es uno de edificante conducta del común del
los rasgos más salientes y decisi­ clero, provocaban un ansia de re­
vos de la experiencia de Francisco forma que no siempre encontraba
de Asís, y uno de los puntos más pacífica expresión. Cuando Fran­
importantes de su proyecto de vi­ cisco manifiesta que no quiere
da. San Francisco no vio ninguna “considerar pecado” en los cléri­
oposición entre institución y ca­ gos, ni pasar sobre la autoridad de
nsina, ni entre Evangelio y jerar­ los pobrecillos sacerdotes, aunque
quía eclesiástica. Sus ansias de tuviera la sabiduría de Salomón,
vida evangélica lo llevan, como está aludiendo a la ignorancia e
por instinto sobrenatural, a buscar inconducta de buena parte del cle­
la aprobación y bendición del Pa­ ro. Su adhesión a la jerarquía no
pa, en Roma. Los Tres Compañe­ es fruto de la ignorancia del esta­
ros ponen en sus labios estas pa­ do espiritual del mismo.
labras: “Veo, hermanos, que quie­ Tampoco le fue fácil a Francisco
re el Señor aumentar misericor­ lograr acceso al Papa, ni encontró
diosamente nuestra congregación. siempre en la Curia una aproba­
Vayamos, pues, a nuestra santa ción fácil para sus proyectos. Su
madre la Iglesia de Roma y mani­ adhesión a la jerarquía brotó ex­
festemos al Sumo Pontífice lo que clusivamente de la fe, más
el Señor empieza a hacer por no­ concretamente, del hecho de mirar
sotros, para que por voluntad y a la Iglesia a través del Sagrario:
mandato suyo prosigamos lo co­ “Y lo hago (el reverenciar a los
menzado” (n. 46). sacerdotes) por este motivo:
Sabemos que eran tiempos difíci­ porque en este siglo nada veo
les para la comunión eclesial. Los corporalmente del mismo altísimo
Hijo de de Dios, sino su santísimo
Vocabulario Franciscano 69

de Dios, sino su santísimo cuerpo tudes teologales, opera en lo ínti­


y santísima sangre, que ellos reci­ mo del alma. A su actividad atri­
ben y sólo ellos administran a los buye S. Buenaventura el triple
demás” (Test. 10). Desde esa vi­ efecto de los actos jerárquicos de
sión de fe, Francisco cultiva un “purificación, iluminación y
inquebrantable deseo de perrma- unión”, que resumen los ejerci­
necer “siempre sumisos y sujetos cios del alma rn las tres vías de la
a los pies de la misma santa Igle­ vida espiritual, tal como las des­
sia, firmes en la fe católica” (2 R cribe en el De triplici vía (Brevil.,
12, 4). Para eso establece que se V, c. 1, n. 2; Itin., c. 4, n. 6).
pida el nombramiento de un car­
denal que sea "gobernador, pro­ Ejemplar: (Exemplar). Con este
tector y corrector" de la fraterni­ término se expresa la idea existen­
dad, que se examine "diligente­ te en Dios, no en cuanto es prin­
mente" a los que quieran tomar cipio de conocimiento, sino en
esta vida, "sobre la fe católica y cuanto es el prototipo de todas las
los sacramentos de la Iglesia" (2 cosas, o sea en cuanto Dios las
R 2, 1) y quiere la observancia conoce, las exprese por sus seme­
fiel del Oficio Divino, con todo lo janzas, las prevé y las dispone se­
que éste implicaba en la época, gún estas semejanzas. A este
como prenda y garantía de la ejemplar se refieren los vocablos
catolicidad de sus hermanos. La de idea, verbo, arte y razón. Este
dureza con que se amenaza a ejemplar se llama idea en cuanto
quienes pretenden modificar el prevé, se llama verbo en cuanto
oficio implica una condenación de propone, se llama arte en cuanto
todo lo que signifique apartarse de realiza su designio, es razón en
la sumisión y comunión con la cuanto lo termina. Como todos es­
Iglesia de Roma. “A los hermanos tos términos designan una sola y
que no quieran guardar estas co­ misma cosa en Dios, el santo
sas, no los tengo por católicos, ni Doctor emplea con frecuencia
por hermanos míos; tampoco unos por otros.
quiero verlos ni hablarles hasta
que se arrepientan” (CtaO 44). Ejemplarismo (San Buenaventu­
ra).- De acuerdo con San Buena­
Efectos de la Gracia.- Transita­ ventura, el ejemplarisno es el pro­
mos aquí por el camino de la teo­ blema metafísico por excelencia:
logía mística bonaventuriana. La el haberlo comprendido así es el
gracia santificante, unida a las vir­ gran mérito de Platón y el no
Enrique Oltra Perales 70

haberlo comprendido el gran de­ motivo de conocimiento, es decir,


mérito de Aristóteles. Este pro­ gracias a las ideas nosotros pode­
blema, empero, sólo con la ayuda mos venir en conocimiento de la
de la Teología puede ser correc­ verdad de las cosas. Pero a este
tamente resuelto. La doctrina de propósito hay que distinguir el
la generación del Verbo será un papel propio de la idea en Dios y
precioso auxilio al Doctor cristia­ en nosotros. En nosotros, o sea en
no para mejor comprender y ex­ las criaturas intelectuales, la idea
plicar las sublimes intuiciones es motivo de conocimiento (ratio
-aunque por otra parte incomple­ cognitionis), y la cosa conocida
tas y falseadas por Platón. Dios se no es la idea, sino la verdad, esto
conoce divinamente de manera in­ es, el objeto. En Dios, en cambio,
tegral. Conociéndose a Sí mismo el motivo de conocimiento es El
expñmit (engendra, concibe, acti­ mismo en cuanto es la suma Ver­
vamente) una perfectísima imagen dad; y el objeto conocido es la
ad intra (el Verbo; la segunda idea. ¿Cuál es la razón de esta di­
Persona) de sí mismo y, además, ferencia? La naturaleza misma de
otra imagen relacionada ad extra las ideas según que se consideren
(el mundo posible), imagen que en Dios o en la criatura. En Dios
realmente es la misma que la ad las ideas son expresiones o con­
intra, pero diversamente manifes­ cepciones activas de la divina
tada, esto es, por medio de signos verdad en cuanto conciernen a las
ad extra. Pater ab aeterno genuit cosas; en la criatura, en cambio,
Filium similem sibi, et dixit se et las ideas son impresiones, es de­
similitudinem suam similem sibi, cir, las semejanzas (ya sea que se
et cum hoc totum posse suum; consideren en la mente o en la
dixit quae posset facere et omnia realidad contingente misma) son
in eo expressit. La idea es simili- manifestaciones en las cuales
tudo rei cognitae. Ahora bien, la Dios ha impreso su Verdad; de
similitudo puede ser de dos mo­ modo que la verdad no sale de la
dos: a) o según dos cosas convie­ criatura, no es una expresión de
nen con una tercera; o b) según ella, sino que le viene de Dios
que una cosa es semejante a otra. quien la ha impreso en la propia
La idea divina es semejanza en el criatura.
segundo sentido, de modo que el En este punto, San Buenaventura
hombre está hecho a semejanza de es el precursor de las teorías pos­
Dios y Dios es semejanza del teriores de Escoto y Descartes so­
hombre. La semejanza o idea es bre el fundamento de lo posible.
Vocabulario Franciscano 71

Difiere de Santo Tomás en cuanto bién, dentro de otro orden, haber­


a la doctrina de las ideas, porque se hecho hombre. En la Reporta-
el Aquinate pone el fundamento tío Parisiensis llega a la conclu­
de las ideas en la inmutabilidad de sión que Cristo no entró por acci­
la divina esencia, al paso que el dente en el tema natural o sobre­
Dr. Seráfico considera como fun­ natural. La obra soberana de Dios
damento la “expresión divinamen­ no podía ser el resultado de una
te activa de sí mismo”, con el casualidad o de algún evento ac­
fundamento de la idea. cidental, que pudo no haber ocu­
rrido. Escoto distingue una serie
Encarnación, Motivos de la.- de cinco actos de Dios: primero se
Hasta cuanto hoy se sabe, ya fue conoce como el supremo bien; se­
Isaac de Nínive (a. 700) quien por gundo contempla todas las cosas
primera vez propuso la tesis se­ creables; tercero las predestina a
gún la cual Cristo se habría en­ la gloria y a la gracia; cuarto pre­
carnado aunque no hubiera existi­ vé que caerán en Adán; quinta
do el pecado (Hausherr 1). Ale­ prevé los medios para rescatarlas
jandro de Hales retoma la cues­ (Ord. III, d.19, q. un. n.6). Preci­
tión y la formula así: “Aunque la semos un poco más La cuestión
naturaleza humana no hubiera caí­ puede ser formulada positiva y
do, aún así la encarnación hubiera negativamente.
sido conveniente” (Sum. Thol., Negativamente hablando se re­
III, n.23, IV-42). San Bue­ chaza la Redención como el moti­
naventura es de la opinión de que vo principal de la Encarnación del
la Redención fue el motor de la Hijo de Dios. La gloria alcanzada
Encarnación. Mateo de Aquaspar- por las almas redimidas por Cristo
ta, ofm, sostiene que para la per­ no puede compararse con el gra­
fección del orden natural habría do de gloria de la humana natura­
que presuponer la Encarnación leza de Cristo. Por otro lado, el
(Quodl., V, q.4). Raimundo Lull y que la humana naturaleza humana
Guillermo de la Ware, desde Ox­ haya sido restablecida al estado de
ford, afirma que la Encarnación gracia y gloria, no puede consti­
habría tenido lugar aún sin el pe­ tuirse en el principal motivo de la
cado. Escoto en su Ordincitio dice Encarnación, de que el Verbo
que la Encarnación no estaba ne­ haya asumido la naturaleza
cesariamente unida a la caída humana y que la haya dorado de
humana como una condición sine gracia y gloria, vale decir, de la
qua non, pues Cristo pudo tam­ visión beatífica desde el momento
Enrique Oltra Perales 72

mismo de su existencia. Escoto de Cristo se miran el coro de los


platea el problema desde la pers­ ángeles como en un espejo y es el
pectiva de la predestinación de mundo visible que queda cincela­
Cristo que no supone la caída de do por su cuerpo. Todo el univer­
la naturaleza humana. so está lleno de Cristo.
Y si hablamos en sentido positivo Da la impresión de que San Fran­
deberemos afirmar que Dios tuvo cisco tubo también esta misma
a Cristo como fin primordial, co­ idea, pues en su amonestación 5a
mo eje centro del universo. La declara: “date cuenta, oh hombre,
Encarnación tendría fin en sí de la excelencia tan grande en
mismo. Solo de forma secundaria, que te ha colocado el Señor Dios,
Dios concebiría a Cristo como ya que te ha creado y formado a
Redentor del género humano. En imagen de su amado Hijo, según
su pretensión de un mayor desa­ el cuerpo y a semejanza suya
rrollo, esta doctrina va más allá. (Gen,. 1,26) según el espíritu”. A
Involucra a María, Madre del Se­ diferencia de sus predecesores, a
ñor, como la obra más perfecta de Escoto no le inquieta lo que Dios
Dios, después de El, y por ello el hubiera hecho en otro orden de
fundamento último de su Inmacu­ cosas, por ejemplo en el caso de
lada Concepción. De este modo, que Adán no hubiera pecado. El
se separa de la doctrina de la me­ parte del hecho mismo de la En­
diación de Cristo y toca el signifi­ carnación. Aunque Dios, como
cado del Cuerpo Místico de Cristo ser libre, no fue compelido a crear
abarcando con él no solo a los se­ la humana naturaleza de Cristo,
res humanos redimidos, sino a los sin embargo, de hecho sí que qui­
mismos ángeles y a nuestros pri­ so la Encarnación, y al quererla
meros padres, dotándolos de una hizo del Dios-hombre el rey de la
naturaleza de inocencia indebida creación y la cabeza de su Iglesia.
y esta por gracia. Al mismo tiem­ Pues a El, según anota un comen­
po, afecta también al orden natu­ tarista tomista, todo debe serle or­
ral, transformando el concepto de denado como fin y nuestra reden­
hombre como microcosmos, que ción contribuye a su nueva gloria”
es un concepto pagano, en el de (Billot, De Verbo incarnato, 7, p.
universo espiritual y material. Por 41). Escoto se hace esta pregunta
ello, eleva a la naturaleza humana muy puntual, ¿la predestinación
de Cristo al principal motivo por de Cristo a la gracia y a la gloria,
el que el divino arquitecto lleva a y por lo tanto su función como fin
cabo toda la creación. En el alma de todas las criaturas a ser supedi­
Vocabulario Franciscano 73

tadas depende de la permisión del amado sea amado. Por eso, Dios
pecado? Brevemente, ¿el universo creó a los ángeles y a los hom­
es cristocéntrico o gira más bien bres. Y por ello también, Dios
en torno al pecado? Aquí reside amó primero y desea que la cria­
para Escoto lo crucial del proble­ tura contribuya al más grande
ma. Los teólogos opinan que cier­ amor que es lo más próximo a su
tas criaturas fueron lanzadas a la fin”.
existencia porque Dios previo que
otras caerían en pecado. Escoto Encorvado (Reclináis).- Con este
no comparte dicha opinión, por­ vocablo se expresa un estado de­
que entonces, arguye, un indivi­ fectuoso del alma por el cual, per­
duo podría tener razón en alegrase dida la derechura hacia lo Alto en
de que otro pecara y nadie debe wque la crió, inclina su capacidad
agradecer de que otro cometa pe­ del conocer y amor hacia las co­
cado (Cf. Auer, IV, p. 129). El ar­ sas inferiores.
gumento restante hunde sus raíces
en la sede misma de un amor ra­ Entendimiento divino.- En Ox.
zonable y ordenado. Quien ama distinción 11, se pregunta Escoto
de forma desordenada desvalora si el ser infinito se conoce a sí
el valor intrínseco de lo que ama. mismo. Ciertamente y lo prueba
se da entonces que ama los me­ por partes. 1) El ser infinito, en
dios como fin y viceversa, el fin cuanto primer eficiente goza de
como medio. Y ello resulta in­ entendimiento. En efecto: “el
compatible con la sabiduría divi­ primer eficiente dirige su acto al
na. El supremo valor y el fin su­ fin”. Ahora bien, o lo dirige natu­
premo de todo perfecto amor es el ralmente o libremente, y por tan­
mismo Dios en sí mismo amable. to, conociendo, amando y que­
Todavía más, una voluntad creada riendo. 2) El ser infinito se conoce
no puede encontrar en sí misma a sí mismo, pues el último o pri­
una completa perfección ni agota mer fin. En efecto, hemos visto
su capacidad de amar, salvo en el que dirige el acto al fin, pero El
caso de que ame su primer bien. mismo es el fin. Luego se conoce
Si embargo, el amor que las tres a sí mismo (Ox. I, d .ll, n.78).
divinas personas mantienen con Ahora pasamos a emplear el co­
su esencia no actúa como un amor nocimiento que Dios tiene de los
celoso o egoísta. Escoto dirá, con posibles: ideas divinas. Escoto
Ricardo de San Víctor al respecto: distingue en el entendimiento di­
“El amor perfecto desea que el vino dos objetos: uno primario y
Enrique Oltra Perales 74

otro secundario. Propio del pri­ las criaturas mismas en cuanto


mario es la unidad de naturaleza y pensadas y creíbles por Dios y
la trinidad de personas. Al secun­ que en El existen como ideas, re­
dario le asigna los posibles y con­ presentando cada una de ellas una
tingentes. Los primeros, los posi­ realidad distinta y producibles ad
bles, son aquellos que pueden extra. Escoto piensa que la géne­
existir imitando de algún modo la sis de las ideas divinas se desarro­
divina naturaleza, pero de hecho lla de la forma siguiente: Dios en
no tiene intención de llamarlos a un primer instante conoce su
la existencia. Los contingentes, esencia bajo una razón totalmente
sin embargo, son aquellos entes absoluta; en un segundo instante
posibles que de hecho Dios, con concibe también de modo absolu­
su libre voluntad, lanza a la exis­ to por ejemplo la piedra en su ser
tencia. Al posible se le puede lla­ inteligible, vale decir, en sí mis­
mar ideal, porque estamos ante un ma, con sus propia esencia deter­
objeto existente como idea o co­ minada. En un tercer momento, el
mo algo pensado en la mente di­ entendimiento divino se compara
vina. Todavía preguntamos: ¿qué a sí mismo con lo inteligible, es­
cosas son para Escoto las ideas tableciendo entre ellos una rela­
divinas? La respuesta difiere de la ción; y en cuarto instante Dios re­
de Sto. Tomás y S. Buenaventura. flexiona sobre esta relación y la
Para Sto. Tomás las ideas son el conoce (Ord. I, d. 35, q. u, n. 32;
mismo conocimiento que Dios Minges, II, 124ss). Se ha querido
tiene de su esencia en cuanto es ver una influencia de Escoto sobre
imitable ad extra. Para el Dr. Se­ Rosmini, pero este es un tema que
ráfico se trata de una expresión de soslaya nuestra intención.
Dios mismo en cuanto conocido
en consustancialidad con el Ver­ Escuela franciscana, origen.-
bo. Para Escoto, las ideas son las Hoy nadie duda ya de la existen­
esencias mismas de las cosas en cia de una escuela franciscana,
cuanto su ser es conocido por el que se presenta como una de las
entendimiento divino (Ox. I, d. corrientes de pensamiento y vida,
35, q. 1, n. 12; Minges, II, 108). Y que aspira a entregarnos una vi­
los posibles son conocidos por sión vivificadora del mensaje cris­
Dios de modo absoluto, antes de tiano. Todos los historiadores de
las relaciones que ellos puedan la filosofía y teología como de es­
tener en virtud del entendimiento piritualidad admiten que en ella se
divino que los concibe. Son pues dan nuevos ejes, método, ambien­
Vocabulario Franciscano 75

te, con una problemática idéntica fragmentos citados en las biogra­


a las escuelas restantes, pero con fías primitivas. Esto nos deja per­
un talante diferente. plejos.
Así, M. Grabmann lo reconoce Es probablemente más a partir de
ampliamente en su historia de la sus palabras y de sus ejemplos
teología. Todos los Sumos Pontí­ que marcó a sus discípulos: en
fices, desde León XIII hasta nues­ primer lugar a sus primeros com­
tros días la reconocen como tal. pañeros, y después, por medio de
Pero es Pablo VI, quien en la ellos y de sus escritos, a los her­
“Alma parens” le da carta de ciu­ manos de las generaciones si­
dadanía, haciendo mención hasta guientes. Solo daremos más im­
de sus epígonos. Más todavía, la portancia a los pocos escritos que
escuela franciscana tiene dos ver­ nos quedan de Francisco sobre to­
tientes: la bonaventuriana y la es- do cuando traducen en pocas pa­
cotista. labras sus opciones fundamentales
Pero a menudo se plantea una o más originales.
pregunta a propósito de la escuela Así, uno de los principales textos
franciscana. ¿Cuál es su relación del pensamiento de Francisco es
con Francisco? ¿La espiritualidad la Regla escrita para los Herma­
de Asís ha irrigado esta corriente nos Menores, en 1221, conocida
o bien la escuela se constituyó con el nombre de “Primera Re­
ella misma por el solo hecho de gla”, para distinguirla de la regla
que maestros franciscanos habrían definitiva de la Orden escrita en
querido ser diferentes de los 1223 y aprobada por el Papa
maestros seculares, de los maes­ Honorio III. La “Primera Regla”
tros dominicos o agustinos?. La era sobre todo un documento espi­
pregunta se plantea también a par­ ritual, que transmitía a los herma­
tir de otras constataciones: Fran­ nos lo que a Francisco le parecía
cisco prácticamente no escribió lo esencial de su mensaje.
nada, y los maestros franciscanos, Es aquí y especialmente en el ca­
incluso desde los orígenes, no lo pítulo 23, donde deja desbordar su
conocieron, no oyeron sus ense­ alma contemplativa, que podemos
ñanzas. Los pequeños “opúscu­ descubrir su visión del misterio
los” dejados por Francisco no pa­ del Señor Jesucristo. Señalamos la
recen haber sido difundidos antes frase clave de la “cristología” de
del siglo XIV, y se ignora el uso Francisco. Queremos mostrar de
que de ellos se hacía en la Orden qué manera, en nuestra opinión,
Franciscana fuera de algunos ella explica las posiciones origi­
Enrique Oltra Perales 76

nales de los dos más grandes doc­ bles sin la experiencia vivida de la
tores franciscanos, sobre el rol de primera comunidad franciscana en
Cristo en el plan de Dios: unión con la misma experiencia
Que nuestro Señor Jesucristo, tu de Francisco de Asís.
hijo amado, en quien has hallado En este sentido, la escuela fran­
complacencia, te dé gracias por ciscana es tradicional, vinculada a
todo... ya que El te basta para la especulación patrística agusti-
siempre para todo y por quien tan­ niana, fecundada por la escuela de
tas cosas nos has hecho. ¡Allelu- Hugo y Ricardo de S. Víctor y el
ya! (1 C., 23,5). Pseudo Dionisio, etc., asimilando
El cristocentrismo de Francisco y viva herencia de un pasado fecun­
la doctrina de la absoluta primacía do. Al mismo tiempo, es progre­
de Jesucristo, fin del universo siva, vale decir, no se encierra en
creado, del bienaventurado Duns sí misma, pero al ser pensadores
Escoto, están contenidas en ger­ vivenciales y comprometidos en
men en esta oración de su Padre la búsqueda , en la comprensión y
Francisco de Asís. transmisión de las verdades cris­
tianas, humanas y mundanas, es­
Origen.- Así como el cristianis­ tán abiertos siempre a la verdad
mo, al tomar contacto con la cul­ nunca totalmente poseída. De ahí
tura griega fue capaz de articular que el franciscano pensador esté
dos sistemas filosófico-teológicos siempre en tensión inquieta en su
cristianos, así, el franciscanismo, pensar y obrar lo que imprime un
al vincularse al pensamiento de la rango como de misión a toda la
Universidad de Paris y Oxford del existencia humana. Recurrimos
Medioevo produjo un sistema ahora a la historia para situar los
humano que enriquece el patri­ comienzos en el tiempo de la es­
monio cultural del cristianismo. cuela franciscana.
Pero debemos precisar que aquí, A los pocos años de la muerte de
el sistema y la teoría son el resul­ Francisco los frailes ya se forma­
tado de una vivencia y praxis, que ban y participaban activamente en
condicionan el pensamiento. Por las famosas universidades, como
tanto, afirmamos con numerosos eran las de Oxford y de París, en
franciscanófilos, que la especula­ donde se forjaron los primeros fi­
ción filosófica y teológica de Ale­ lósofos-teólogos franciscanos.
jandro de Hales, S. Buenaventura, A la distancia de cuatro años de la
Juan Duns Escoto, Pedro J. Olivi, llegada de los franciscanos a In­
R. Lulio, etc., son incomprensi­ glaterra, el Provincial Ángel de
Vocabulario Franciscano 77

Pisa, en 1228, invitaba al mismo otra: Duae olivae et dúo candela­


Canciller de la Universidad de bro in domo Dei lucentia
Oxford, el célebre maestro y pro­ En esta escuela, que podemos de­
fesor Roberto Grosseteste, para signar con el nombre de escuela
que tuviera cursos académicos en franciscana “media”, aparece
la escuela franciscana de dicha asimismo la creciente y aguda
ciudad. Y allí se formaron Adam oposición entre el agustinismo
March, Tomás de York y Roger franciscano y el aristotelismo
Bacon. fundado por San Alberto Magno y
En París, el famoso Maestro Ale­ más aún por Tomás de Aquino.
jandro de Hales, al entrar en la Este antagonismo se refiere en
Orden, trasladó su escuela al primer término a cuestiones filo­
Convento de París, en donde im­ sóficas, como son las teorías de
partía interesantes lecciones a los tipo epistemológico, de la unidad
jóvenes franciscanos, alcanzando o pluralidad de formas sustancia­
algunos el título de maestro en les, de la composición de materia
Teología, como Juan de la Rupe- y forma en los ángeles y almas
11a, Eudes Rigaud y Guillermo de humanas, de las «razones semina­
Meliton. les», etc.; pero se extiende tam­
Pero será con S. Buenaventura bién a los problemas relativos a
que la escuela franciscana se re­ importantes puntos de la Iglesia,
viste de personalidad propia, pues ya que la doctrina agustiniana de
S. Buenaventura es con Sto. To­ la primacía de la voluntad sobre
más el mayor teólogo de la Edad el entendimiento y la no distin­
media, y por la forma literaria de ción entre sus potencias, con al­
su obra el mejor y más atrayente guna otra, tienen necesariamente
escritor del siglo XIII, en frase de derivaciones en el terreno de la
Martín Grabmann. Cabe añadir, gracia y de las virtudes (M.
siguiendo a Martín Grabmann, Grabmann).
que “San Buenaventura y Santo
Tomás de Aquino representan por Escuela franciscana bonaventu-
modo admirable las dos interpre­ riana - Veamos ahora, siguiendo
taciones más universales del pen­ al maestro Grabmann, qué autores
samiento cristiano; las cuales, del siglo XIII al XVII inclusive
aunque parecen opuestas, se com­ toman a S. Buenaventura como
pletan mutuamente en el fondo sin maestro y guía. El primer discípu­
excluirse ni contenerse una en lo fue Guillermo de la Mare
(+1298), quien en su famosa obra
Enrique Oltra Perales 78

Correctorium fratris Thomae im­ Sermones; un Comentario a las


pugna unas 118 proposiciones del Sentencias, y unas Cuestiones
Angélico. discutidas, notabilísimas tanto por
Juan Peckham (+1292), arzobispo la claridad de la forma como por
de Cantorbery, mencionado ya la profundidad de las ideas, en las
como defensor acérrimo del agus- que discurre sobre los temas De
tinismo de su Orden, escribió, cognitione et fide, De Christo, De
aparte de algunos tratados sobre gratia, etc. Dejó, por último, una
cuestiones astronómicas y otros colección de Cuodlibetos. En toda
en defensa del ideal franciscano doctrina del Angélico, tenemos el
de la santa pobreza, un Comenta­ fruto más perfecto y sazonado del
rio al libro I de las Sentencias, pensamiento filosófico y teológi­
Cuestiones discutidas, de impor­ co de la escuela de San Buena­
tancia para la psicología y, final­ ventura. De la misma procede un
mente, una colección de Cuodli­ Comentario a las Sentencias de un
betos. Poseemos también Cues­ ignorado “Frater Simón”.
tiones discutidas, Cuodlibetos y Además de los citados, existió
Sermones, de Eustaquio Buisine una segunda generación muy in­
(+1291), discípulo igualmente de mensa e importante de teólogos
San Buenaventura. Otro discípulo franciscanos que reconocen como
inmediato del Doctor Seráfico es maestro al gran Doctor Seráfico.
Gualterio de Brujas (+1307), Entre éstos tenemos a Rogerio
obispo de Poitiers y autor de un Marston (+1393) , representante
Comentario al libro IV de las típico del agustinismo de los doc­
Sentencias y de unas Cuestiones tores de su Orden, especialmente
discutidas muy interesantes para en las teorías del conocimiento y
conocer la doctrina de los escolás­ de todas las psicológicas, como es
ticos acerca de la conciencia. El de ver en sus obras De Trinitate,
más insigne de los discípulos in­ De Peccato originali, De volúnta­
mediatos de San Buenaventura es, te, De Anima y hasta en sus Cuod­
sin duda, el cardenal Mateo de libetos; a Ricardo de Mediavilla
Aquasparta (+1302), cuya pro­ (+1307 ó 1308), que comentó con
ducción literaria abarca Comenta­ gran acierto e independencia de
rios al libro de Job, a los Salmos, juicio los libros del Lombardo,
a los doce Profetas menores, al escribió Quaestiones disputatae y
Evangelio de San Mateo, a la Quodlibeta y adopta de ordinario
Epístola a los Romanos y al Apo­ una posición intermedia entre el
calipsis; una rica colección de agustinismo y el aristotelismo, por
Vocabulario Franciscano 79

ello, el teólogo franciscano que mentem S. Bonaventurae, de la


más se acerca a las enseñanzas de que, sin embargo, no pudo dejar­
Santo Tomás. Han llegado hasta nos más que la exposición de la
nosotros unas Cuestiones de Pe­ doctrina acerca de Dios; los ita­
dro Falcó, que son idénticas a las lianos Pedro Capultio (+1626),
atribuidas a Guillermo de Falgar. autor de In I el II Sententiarum;
Nicolás de Ockam escribió a fines Marco Antonio Galitio, después
del siglo XIII un Comentario a los superior general de la Orden (+
dos primeros libros de las Sen­ 1665), con sus Summa totius Phi-
tencias, y Pedro de Anglia unos losophiae ad mentem S. Bonaven­
Cuodlibetos. turae y Commentarius in IV lib.
Otro ilustre representante del Sententiarum D. Bonaventurae,
agustinismo de la escuela francis­ inédita esta última obra; Francis­
cana y adversario de la tendencia co de Coriolano (+1625), con una
aristotélica, aunque se aparte de Summa Theologiae en siete gran­
las enseñanzas de San Buenaven­ des volúmenes, de los que sólo se
tura en la doctrina del co­ ha publicado el primero; José
nocimiento es Pedro Johannis Zamora (+ 1649), autor de Dispu-
Olivi (+1298), autor de Comen­ tationes theologicae de Deo uno
tarios a las profecías de Isaías, de et trino, in quibus omnes contro-
Ezequiel y al Apocalipsis; de un versiae ínter D. Bonaventuram,
Comentario a las Sentencias, del D. Thomam et Scotum componun-
que sólo se conservan las leccio­ tur, obra importante desde el pun­
nes correspondientes al libro II; to de vista de la Teología maria-
de Cuodlibetos; de unas Cuestio­ na; Teodoro Koresto (+ 1637),
nes discutidas, y de un tratado De con la obra De Trinitatis mysterio,
Perfectione evangélica, con una in D. Bonaventurmi commentarii;
explicación de la regla de la Or­ Bartolomé de Barberus, con un
den. Cursus theologicus ad mentem S.
El siglo XVII marcará un hito en Bonaventurae, y Gaudencio Bon-
la profundización del pensamiento temps Brixinense (+1672), autor
bonaventuriano. Así por ejemplo, del Praeludium theologicum seu
surgen los siguientes autores que tota Theologia scholastica ad in­
siguen la doctrina del Dr. Seráfi­ timam mentem S. Bonaventurae,
co. que, con sus siete volúmenes en
Fray Pedro de Trigoso (+1593), folio, es la obra más extensa de
que comenzó a escribir una mo­ esta escuela. Participaron en la
numental Summa Theologiae ad misma empresa de restaurar la
Enrique Oltra Perales 80

doctrina de los primeros doctores del Dr. Seráfico. Otros filósofos y


de la Orden los franceses Buena­ teólogos se han ocupado de preci­
ventura Lingonense, con la obra sar la doctrina del seráfico, como
Bonaventura et Thomas s. Sununa por ejemplo (por mencionar algu­
Theologiae; Marcos de Baunus, nos) E. Wilson, Bougereol, Bon-
que escribió Paradisus theol. nefoy, Longpré, L. De Carballo
Doctorum Angelici, Senaphici et de Castro, J. M. Visen y otros
sutilis fonte irrigans, y Macelo muchos.
Reghiense, autor de una Summa
Seraphica en dos grandes volú­ Escuela franciscana escotista.-
menes. La sobresaliente personalidad de
No cabe duda de que S. Buena­ Juan Duns Escoto y el valor de su
ventura con Alejandro de Hales obra científica crearon en torno a
son los verdaderos padres y jefes su nombre una nueva escuela, que
de la escuela franciscana por la se nos presenta como la más cla­
solidez de su doctrina y mérito de ramente definida de todas las es­
su pensamiento. Pero también es cuelas teológicas de la Edad Me­
cierto que al surgir la figura pre­ dia, y que traspasa, como la to­
clara del Doctor Mariano, Juan mista y la agustiniana, los umbra­
Duns Escoto, Buenaventura y les de la Edad Moderna y desem­
Alejandro fueron relegados a un peña papel muy importante en la
segundo lugar. En los tiempos época gloriosa de la Teología pos-
modernos, los estudios en torno a tridentina. Escoto fue, desde el
S. Buenaventura han tomado un mismo siglo XIV, el verdadero
gran florecimiento merced a la teólogo y casi el único maestro de
edición crítica y verdaderamente la escuela franciscano, aunque no
monumental de sus obras, comen­ fuera propuesto de un modo ofi­
zada por el P. Fidel de Fanna y cial a los miembros de la misma
terminadas por fray Ignacio Jeiter. hasta el capítulo general celebrada
Asimismo, la edición en lengua en Valladolid en 1593; y llegó a
castellana de la Biblioteca de Au­ contar una serie tan numerosa de
tores Cristianos, Madrid, con eru­ discípulos, que sólo podemos
ditas introducciones de fray J. mencionar aquí los nombres de
Aperribay, fray León Amorós, los más ilustres de esta primera
fray Miguel Oromí y fray Miguel fase de la historia de su escuela.
Oltra Hernández, han contribuido El catalán Antonio Andrés (+ ca.
a difundir en el espacio español e 1320) es autor de la Metaphysica
iberoamericano el pensamiento textualis, impresa con las mismas
Vocabulario Franciscano 81

obras de Escoto. Con espiritu in­ Teología del maestro Guillermo


dependiente, aun ante las ense­ de Nottingham (+1336) se distin­
ñanzas del maestro, se nos guió en la defensa de la doctrina
presenta su discípulo y coetáneo de la Inmaculada Concepción;
Roberto Cowton, cuyo Juan Reading de Arriaga,
Comentario a las Sentencias fue discípulo inmediato de Escoto,
objeto de las críticas del dominico impugna en su Comentario a las
y tomista Tomás de Suttona. Uno Sentencias las doctrinas de
de los discípulos más fieles del Guillermo de Ockhanv, Pedro
Doctor Sutil fue Francisco de Tomás desarrolló en Barcelona la
Mayron (+ 1325), que escribió un especulación metafísica del Dr.
Comentario a la obra del Sutil en sus Quaestiones de ente y
Lombardo sobre la Ciudad de en algunos otros tratados. Gualte­
Dios de San Agustín y otro menor rio Catán acentuó la tendencia
(Commentarius Criticas) al libro I crítica del Maestro y propuso
de las Sentencias. Compuso, nuevas dificultades contra las
además, una colección de pruebas aristoaverroistas de la
Cuodlibetos en los que hace gala existencia de Dios; Francisco de
de sus habilidades, una obra con Marquia se muestra pensador in­
el título De Conternplatione, y dependiente frente a los doctores
otros varios escritos. Guillermo de de su propia escuela, como es de
Alnwick (+ 1332) es autor de un ver en su Comentario a las
Comentario al libro I de las Sen­ Sentencias y también fue co­
tencias, de unas Quaestiones et laborador de Miguel de Cesena y
Determinationes, donde también Guillermo de Ockham en la capi­
campean sus dotes de dialéctico tal de B aviera, en las luchas que
sutil y de un Comentario al éstos mantuvieron contra el Pontí­
Apocalipsis. Discípulos fieles de fice Juan XXII; en el discípulo de
Escoto fueron igualmente, Juan Francisco de Marquia, Guillermo
de Bassolis (+ 1347) con un Co­ Rubio de Rubione, de Cataluña,
mentario a las Sentencias; Jacobo ya se advierte la influencia pro­
de Asco! i, autor de unos funda de las doctrinas de Guiller­
Cuodlibetos que gozaron de gran mo de Ockham; tampoco está li­
estima; Gerado Odonis, que bre de la corriente nominalista el
escribió un Comentario a la Etica, franciscano de Oxford Juan de
y Pedro de Aquila (+ 1348), que Rodington (+ 1348), del cual se
merece el sobrenombre de conserva un Comentario a las
Scotellus por su Comentario a las Sentencias y unas Determinacio­
Sentencias en el que compendió nes. Es además uno de los pocos
admirablemente la Teología del
Enrique Oltra Perales 82

partidarios de la teoría de la Ilus­ Ecclesiae, varias veces impresa y


tración en el siglo XIV. Landulfo los tratados Speculum regum y
de Carraciolo (+1351), oriundo Collyrium adversas Haereses, el
de Nápoles, fue uno de los más último de los cuales es importan­
fervorosos partidarios de la escue­ tísimo para conocer las herejías y
la escotista, como lo demuestra su las corrientes cismáticas de aquel
Comentario a las Sentencias, muy tiempo. En el siglo XV cuenta to­
extendido en manuscritos. Entre davía en la escuela del Doctor de
los primeros representantes de es­ la Inmaculada varios teólogos y
ta escuela hay que recordar tam­ filósofos insignes: Nicolás de Or-
bién a Hugo de Novocastro, cuyo bellis (Dorbellus, + 1455) comen­
Comentario a la obra del Lombar­ tó las Sentencias en conformidad
do es anterior al año 1317. El con las enseñanzas del Maestro y
exégeta más ilustre de la escuela dejó obras del mismo género so­
escotista, y aun de toda la familia bre varios tratados aristotélicos;
franciscana, fue Nicolás de Lyra Guillermo de Vorillon escribió
(+ 1340), que escribió unas Posti- otro Comentario a la obra de Pe­
llae, muchas veces impresas, en dro Lombardo y un escrito con el
las que se propone dar el sentido epígrafe de Collectarium sobre el
literal de los Libros santos, y unas Opus Oxoniense del Maestro; su
Moralitates, en las que atendió a discípulo Esteban Brulefer (+
exponer solamente el sentido ale­ 1483). Nicolás de Nisse y Juan de
górico. Dejó, además, un Cuodli­ Bremer, que enseñó en las Uni­
beto y un tratado Contra Judaeos. versidades de Leipzig, Erfurt y
La literatura política de las rela­ Rostok, juntan en sus Comenta­
ciones entre la Iglesia y el Estado rios a las Sentencias, a toda su
la representa en la antigua escuela veneración por Escoto, el nombre
Franciscana y escotista Alvaro y el recuerdo de San Buenaventu­
Pelayo o Pelagio (+ 1349), que ra, pudiendo considerárseles co­
fue, probablemente, discípulo in­ mo iniciadores de la vulta al Doc­
mediato del Doctor Sutil en París. tor Seráfico.
Penitenciario después del Pontiti- También hay que mencionar en el
ce Juan XXII, se puso decidido de siglos XIV a Nicolás Bonet, (+ ca.
parte de éste contra Luis el Báva- 1360), que escribió un Comenta­
ro\ finalmente, fue obispo de Sil- rio a la Metafísica muy divulgado
ves, en Portugal, donde murió en por la imprenta. Del siglo XV hay
la fecha indicada. Sus obras prin­ que mencionar al profesor de Pa­
cipales son: De Statu et Planctu rís, Pedo Tartaretus, que aunque
Vocabulario Franciscano 83

no perteneció a la Orden francis­ Filosofía y Teología escotistas, y


cana, escribió aclaraciones a los publicó en el año 1639 una edi­
Quodlibeta y al Opus Oxoniense, ción completa de las obras del
de Escoto, así como un Comenta­ maestro. Fue tan pujante este re­
rio, impreso varias veces, sobre el surgir de las enseñanzas del Doc­
Organon aristotélico. Fue además tor de la Inmaculada, que el teó­
Tartareto el que abrió la serie de logo cisterciease Caramuel llegó a
los comentaristas del Maestro de escribir en su Theologia Funda-
su Escuela, sucediéndole muy mentalis (libro II, disp. lo); Scoti
pronto en la empresa Francisco schola numerosior est aliis simul
Lichetus o Liqueto (+ 1520), que sumptis. Los colaboradores de
sobresalió como expositor del Waddingo fueron Hugo Cavellus
Doctor Sutil al mismo tiempo que (+ 1626), Antonio Hickey o
el cardenal Cayetano y Conrado Hiquaeus (+ 1641) y Juan Ponce
Koellin inauguraban la era de los (+ 1660), que escribieron escolios
comentadores de la Suma Teoló­ y comentarios para ilustrar las
gica. obras del maestro en la edición de
Waddingo. Ponce o Poncius es­
Siglo XVII. Las antiguas ramas de cribió, además, un Cursus Phi-
la Orden de San Francisco, espe­ losphiae ad mentem Scoti, otro
cialmente las irlandesas cuyos Cursus theologicus ad mentem
miembros se extendieron por to­ Scoti y, por último, cinco grandes
dos los países del Continente, y al volúmenes con el título de Com-
lado de éstas, las españolas, ita­ mentarii theologici ad Opus Oxo­
lianas y belgas, renovaron y pro­ niense del mismo venerado maes­
movieron el estudio del sistema tro Fueron intérpretes y defenso­
de Escoto, el cual encontró repre­ res de la filosofía y teología esco-
sentantes de mucha influencia en tista en España, entre otros menos
el Concilio Tridentino con Andrés importantes, José Anglés (+
Vega, Cornelio Musso, Miguel de 1587), con sus Flores theologica-
Medina y otros. Prepararon una rum quaestionum a los libros I, II
verdadera época de florecimiento y IV de las Sentencias; Francisco
de la escuela del Doctor Sutil los de Herrera (+ ca. 1600), autor de
trabajos del franciscano irlandés otro Comentario a los dos pri­
Lucas Wadingo (+ 1650), que es­ meros libros de la mencionada
cribió los Armales Minorum, fun­ obra y de un Manuale theologi-
dó en Roma el Colegio de San cum; Juan Merinero (+ 1663), y
Isidoro como punto céntrico de la Cristóbal Delgadillo (+ 1671).
Enrique Oltra Perales 84

En Italia fueron los conventuales et trino, y el erudito, pero también


los principales y más decididos difuso Juan Bosco, autor de una
defensores de las teorías de Esco­ Theologia íacramenlalis que llena
to. Bernardo de Regio (+ 1535); 6 volúmenes en folio. A mediados
escribió un Comentario al Opus del siglo XVII escribió por encar­
Oxoniense libro I. Francisco de go de los superiores de la Orden
Mazzara (+ 1588) compuso Prae- una Summa Theologiae scolasti-
lectiones theologicae sec. doctri- cae el belga Guillermo Herincx
nam Scoti. El Comentario a los li­ (+ 1617), en la que hubo de pres­
bros III y IV del Opus Oxoniense cindir de sutilezas y cuestiones de
es la principal obra teológica del poco provecho y ofreció así un
Cardenal Lorenzo Brancati (+ manual seguro y orientador. Es­
1693). Los dos teólogos francis­ cribieron también compendios de
canos Buenaventura Bellutio (+ teología, según la enseñanza de
1676) y Bartolomé Mastrio (+ Escoto, el cardenal Constantino
1678) publicaron en colaboración Sarnanus (+ 1595) y Fray Antonio
un Cursas philosophiae ad men- de Córdoba (+ 1578), autor de un
tem Scoti, y el último escribió Breviloquium schotheologiae
también una Teología Moralis scholasticae in IV libros Senten-
ad mentem Doctoris Serapliici et ticirum. Intentó demostrar con
Subtilis, con unas Disputationes gran alarde de erudición la con­
íheologicae en defensa de las teo­ formidad de las doctrinas de Duns
rías del segundo. De Felipe Faber Escoto con las de San Agustín el
(+ 1630) tenemos unas selectas P. M. Hauzeur (+ 1676), en su
Disputationes in II. Sententiarunr, Anatomía S. Augustini, Collatio
de Angel Vulpes (+ 1647) , una totius Theologiae intermaiores
Summa theologiae Scoti; final­ nostros ad mentem S. Augustini
mente, de Gaspar Sghama (+ sub magisterio Christi et Eccle-
1657) un Manuale Scoticum. La siae. Están consagradas a esclare­
Universidad de Lovaina acogió cer las diferencias entre las doc­
también con favor las eneseñan- trinas de Escoto y Santo Tomás la
zas del Doctor Sutil, y en la mis­ Conciliatio dilucida omnium con-
ma Bélgica escribieron con igual troversiarum Ínter S. Thotnam et
criterio el teólogo de Westfalia Scotum, del ya citado cardenal
Teodoro Smising (+ 1626), hom­ Constantino Sarnano; las Contro-
bre de inteligencia y erudición versiae theologicae ínter S. Tho-
poco comunes, que nos dejó una mam et Scotum, de Fray Juan de
muestra de ello en su De Deo uno Rada (+ 1608), y las Collationes
Vocabulario Franciscano 85

doctrínele S. Thomae et Scoti cuín rónimo de Montefortino (+ ca.


differentiis Inter, utrumque, de 1728), el cual presenta la doctrina
Fray Francisco Macedo (+ 1608). de Escoto según la disposición y
En Sudamérica, Venezuela, en método de la Suma de Santo To­
1667 se destaca fray Alonso Bri- más en la obra que escribió con el
ceño, obispo de Caracas, con la epígrafe Ven. Joannis Scoti
obra Celebriores controversiae in Summa tlteologica. Tampoco fal­
L. Sententiarum Scoti. tan obras representativas de la es­
cuela del Doctor Sutil en Alema­
Siglo XVIII.- La obra más impor­ nia; las más accesibles y prácticas
tante que dió el período que nos son las de Crescendo Krisper (+
ocupa y la más utilizable de todas 1749): Theologia scholae scotisti­
las exposiciones de la doctrina de cae, en cuatro volúmenes en folio,
Duns Escoto es la titulada Scotus y la más moderna de todas, la es­
Accademicus s. universa Doctoris crita por Dalmacio Kick en los
subtilis theologia dogmática años de 1766 y 1767 con el título
hodiernis academiarum moribus Universa theologia dogmati-
accomodata, escrita por Claudias co-scholastica. Entre los compen­
Frasen (+1711) en París hacia los dios escritos por los teólogos ca­
años 1680. Consta de cuatro vo­ puchinos fueron muy conocidos y
lúmenes en folio o doce en cuarto, utilizados en la enseñanza escolar
según las diversas ediciones que los del P. Tomás Ex Charmes (+
ha obtenido, y se distingue por la 1765): Theologia universa, y del
erudición, por el dominio de los P. Gervasio Breisach (+ 1717):
problemas teológicos y por la cla­ Cursus theologicus. En cambio,
ridad con que fueron expuestos y no gozaron del mismo favor las
formulados. Sigue en importancia obras extensas de Pablo de Lyon
el coetáneo de Frasen P. Gabriel (+ 1730) y de Viator de Cocaleo
Boyvin (+ ca. 1681), que nos dejó (+ 1793): Tentamina theologiae
Cursus theologiae ad mentem scholasticae.
Scoti, y después los menos cono­
cidos PP. Bartolomé Durand (+ Tiempos modernos.- La edición
1720), con un Clypeus scotisticum crítica del Bto. Juan Duns Escoto
y Sebastián Dupasquier (+ ca. las inicia la Comisión Escotista
1720) autor de una Summa franciscana con sede en Quarac-
theoogiae scotisticae. Sobresale chi (Florencia), bajo la dirección
entre las mejores obras de esta del P. Efrén Longpré. Era el año
Escuela la del teólogo italiano Je­ 1927. Luego prosiguió su trabajo
Enrique Oltra Perales 86

fray Carlos Balic, a partir de esencial. La existencia viene a ser


1938. Con la publicación y edi­ un modo de la esencia.
ción de las obras se dio un gran Duns Escoto rechaza la tesis de
espaldarzo a la promoción y desa­ Sto. Tomás, quien afirma la dis­
rrollo del pensamiento del Dr. tinción real entre esencia y acto
Mariano. Así surgen tratadistas de ser a modo de potencia real y
cualificados como Et. Wilson, C. acto real. Escoto afirma no enten­
Balic, E. Longpré, E. Bettoni, Ph. der cómo la esencia, que es real­
Boehmer, M. Oromí, R. Prentice, mente existente, puede existir por
Z. van der Woestyne, P. Mingos, un elemento distinto de ella. La
etc. concepción escotista es clara: co­
mo todo ente tiene esencia, así
Esencia y Existencia.- Esencia es tiene su ser o existencia, porque la
la razón por la cual una cosa es esencia es de por sí acto” (Rep.
esto o aquello y se distingue de Par. IV, d. 12). Si la esencia, de
las restantes. La esencia abstrae por sí es acto, no tiene necesidad
de por sí bien de una posibilidad de la existencia para existir. Por
de realidad mental bien de la ac­ otro lado, el ser de la existencia,
tualidad de un ser concretamente aquel modo que se distingue del
existente. El ser es un modo de la ser de la esencia, no es de por sí
esencia, y por tanto la esencia distinto ni determinado. De
puede concebirse sin la existencia, hecho, el ser de la esencia supone
siendo esta solo un complemento; diferencia propias de ser de las di­
no obstante la esencia no puede ferencias de la esencia. Entre Es­
concebirse adecuadamente sin el coto y Tomás existe la diferencia
ser y falta de existencia (Quodl., de que Escoto considera al ser
q. 1, n. 71). La esencia, aunque creado de por sí acto y por tanto
distinta de la existencia, la conno­ existencia; para Tomás solo la
ta, porque en su estructura dice re­ esencia divina es acto que se iden­
lación a la existencia. Para Esco­ tifica con su ser subsistente, las
to, la esencia es el núcleo consti­ esencias concretas no existen de
tutivo del ente. In recto el ente es por sí, la existencia es predicado .
la esencia, la que solo in obliquo La existencia, según Escoto, es la
connota la existencia. La existen­ actuación de la esencia” (Ord. II,
cia como modo intrínseco de la d. 3, n. 3). Es la positividad del
esencia está fuera del concepto ente, es la razón, por tanto, por la
quiditativo del ente, que es lo cual una cosa se aleja formalmen­
te del no-ser. Es la posición de esa
Vocabulario Franciscano 87

cosa, pero no tiene contenido pro­ de modo trascendente y personal.


pio. Sin embargo, para Escoto, el Desde aquí, se comprende que
existir es un modo particular del Escoto haya coloreado el argu­
ser, no de la pura quididad, siendo mento ontológico de S. Anselmo,
para Escoto todo ser determinado de que el “maior” no indica la
en sí mismo. Por ello, la quididad mayor fuerza del existir, sino de
no representa un doble de opues­ la esencia o quididad.
tos, ya que el ser mismo es con-
vertibe con el ser. Con la existen­ Especulación (S p e c u l a t i o ) S.
cia se puede oponer a la nada. El Buenaventura.- Viene de especu­
ser puramete pensado se opone a lar y es una operación del enten­
la nada de un modo, y de otro dimiento. Operación puramente
modo el ser extramental se opone intelectual si no afecta a la poten­
a la nada. Según Minges, Escoto cia afectiva; arte si se conecta con
sostiene que el ser se distingue el efecto; sabiduría, si pasa al
del existir solo como la quididad efecto. Esta especulación sapien­
se distingue de su modo. cial que, inspirada por el amor,
Identificando la quididad con el lleva a la unión del alma con Dios
ser, Escoto admite que la existen­ por amor, es la que interesa a San
cia es un modo particularmente Buenaventura. Se gradúa según
intensivo que no es separable de los aspectos del alma - sentido,
la quididad. En consecuencia, la imaginación, razón, entendimien­
existencia no es un concepto, que to, inteligencia y el ápice de la
expresa un predicado esencial de mente o la centellita de la sindére-
la cosa, sino una determinada ple­ sis-y según la progresión objetiva
nitud del ser, propia de esta o de de la consideración - p e r v e s ti g i u m
aquella cosa. La existecia abraza in v e s ti g i o , p e r i m a g i n e m in i m a ­
una jerarquía de grados del ser. Empie­
g in e , p e r lu m e n in lu m in e .
Cuando más perfecta es una qui­ za por el aspecto del alma, llama­
didad tanto más le pertenece una do sentido, y pasando necesaria­
plenitud de ser con la cual se opo­ mente por los demás aspectos lle­
ne a la nada. Así se llega a la per­ ga a la sabiduría o noticia excesi­
fección absolutamente simple del va (BAC).
ser, el cual por definición, se opo­
ne a la nada en toda su amplitud. Espejo: (S p e c u l u m ) S. Buena­
De aquí el paso espontaneo a la ventura - Este término tiene va­
afirmación de lo absoluto del ser, rias acepciones: se dice espejo ex­
realidad necesariamente existente terior cuando nos referimos al
Enrique Oltra Perales 88

mundo de las criaturas donde re­ dio hermanos, nadie me enseñó lo


verberan las divinas perfecciones. que debía hacer, pero el mismo
Espejo interior es nuestra propia Altísimo me reveló que debía que
alma, el cual es terso y pulido debía vivir según el Sto. Evange­
cuando está en posesión de todo lio (T, 141; 1C., 32; IR. 1/2). Vi­
género de virtudes (inferiores, da evangélica de humildad y po­
medias y supremas). Se dice tam­ breza (LA, 102). Vida evangélica
bién espejo el arte eterno que re­ de minoridad (IR. 38). Vida
presenta todas las cosas (BAC). evangélica que por Cristo nos lle­
va a la Trinidad (C, 3, 51).
Espiritualidad evangélica - La
espiritualidad evangélica es la de­ Estado místico (S. Buenaventu­
finición más exacta de la espiri­ ra) .- Para algunos autores, el es­
tualidad franciscana. En la 1 Re­ tado místico está constituido por
gla se escribe: la Regla y vida de la “percepción directa de Dios”.
los hermanos menores consiste en Nos hace sentir que entramos
seguir la doctrina y ejemplo de N. realmente en comunicación con
S. Jesucristo (IR 1, 2). Celano El. El Dr. Seráfico es de la opi­
afirma: “su ideal bien definido, su nión de que el conocimiento de
deseo más ardiente y su más firme Dios sobre que versa el estado
voluntad era guardar el Sto. místico del alma no puede menos
Evangelio, conformarse perfecta­ que ser “indirecto y abstractivo”.
mente, con celo, a la doctrina de Se le percibe a Dios no en su
N. S. Jesucristo e imitar sus ejem­ esencia, in se, sino en su opera­
plos” (1C, 84; B, 11/2). Añade ción, su acción sore el alma, “in
Celano: “Un día que se leía en la aliquo effectu interiori” (3 Sent.,
capilla de la porciúncula el relato d. 24, dub. 4). ¿Cuál es el elemen­
evangélico de cómo Jesús envió a to constitutivo del estado místico?
sus discípulos a predicar, cuando Para S. Buenaventura es el amor,
Francisco oyó que los seguidores el ardor de la voluntad, llevar ven­
de Cristo no deben poseer oro, ni taja sobre las luces del entendi­
plata, ni bien alguno, etc., el santo miento. En el Itinerarium escribe:
exclamó: ¡ ‘esto es lo que yo quie­ “En este tránsito, si es perfecto,
ro!. He aquí lo que busco, lo que conviene que se abandonen todas
con todo mi corazón anhelo cum­ las operaciones intelectivas y sea
plir’ ” (1C„ 22; 1C, 32; B. 11/1). el ápice afecto quien se transfor­
Por último leemos en el Testa­ me todo en Dios” (Itin. , c. 7, n.
mento: Después qu el Señor me 4). Por último, ¿cuál es el princi­
Vocabulario Franciscano 89

pió del estado místico o contem­ tad contingente. En definitiva: so­


plación? Responde S. Buenaven­ lo el amor divino, su voluntad, ha
tura: “El principio de estas eleva­ podido trascender la distancia in­
ciones místicas no es otro que la finita entre lo necesario e infinito
moción gratuita y muy especial de su esencia y lo finito y contin­
del Espíritu Santo, o dicho en gente de la creación. De la misma
otros términos, los dones del Es­ manera, sólo el amor podrá tras­
píritu Santo, particularmente los cender lo finito para llegar al infi­
dones del entendimiento y de sa­ nito y y fruir de él como fin. Pero
biduría. Pero es este último el que intentemos brevemente precisar
debe considerarse como la causa los términos. La ética se apoya en
formal, como la facultad propia la naturaleza “natural” del hombre
de la vida contemplativa”. El don y por tanto le propone los medios
del entendimiento no pasaría a ser para alcanzar su fin último. La
sino solo “disposición para la con­ moral en cambio se basa en la na­
templación”. Y en la jerarquía ge­ turaleza “natural “ humana orde­
neral de los dones del Espíritu nada a lo sobrenatural, es decir,
Santo es inferior al de sabiduría, tiene como centro la voluntad de
que consiste en gustar la suavidad Dios, es teonómica en frase de
divina” (3Sent., d. 35; Coll. in Coplestone. Así, pues, la dimen­
Haex., 3, 1; Brevil., V, c. 4). sión moral del hombre descansa
sobre su condición de “viator” pe­
Etica (Duns Escoto).- La ética regrino hacia su fin último, lo cual
del maestro Escoto ha sido defini­ exige una gracia acorde. La ley
da como la “ética del amor”. Una moral se fundamenta: a) en cuanto
razón más que estrecha los víncu­ a su contenido humano orientada
los con la experiencia de Francis­ a lo sobrenatural, y b) en cuanto a
co de Asís. Es desde esta atalaya la obligatoriedad y su fuerza vin­
teológica que Escoto visualiza ¡os culante en la soberana voluntad de
fundamentos de moralidad, para Dios, que quiere todo de un modo
que el hombre consiga su último racionalísimo y ordenado (Ox. III,
fin. Primer principio teológico d. 32, q. un., n.b). En última
que Dios se ama a sí mismo de instancia el orden moral depende
forma voluntaria por depender de de la libre voluntad divina. Lea­
su voluntad necesaria; y segundo mos a Miguel Oromí: “Si la ley
principio que Dios en la elección moral tiene como fundamento la
de lo creable obra contingente­ naturaleza de las cosas ¿qué sería
mente por depender de su volun­ de la ley moral si las cosas fueran
de otra manera de lo que son?
Enrique Oltra Perales 90

otra manera de lo que son? Cier­ re e injusto lo que no quiere (Pro-


tamente, tendría que ser otra. Y, si logion, c. 11). Mas no se conside­
la naturaleza de las cosas es de es­ ra arbitraria la voluntad de Dios,
ta manera y no de otra, ¿a qué se ya que está regulada, en cuanto a
debe? Sin duda alguna, a la libre su autoridad, por su bondad in­
elección de la voluntad divina. trínseca y esencial, y en cuanto al
Luego - concluirá Escoto -, si el contenido de la volición, por el
orden moral depende de la natura­ entendimiento divino que actúa
leza de las cosas y la naturaleza sin contradicción. Con otras pala­
de las cosas depende de la libre bras: Dios no puede ordenar o
elección de la voluntad divina, permitir actos contrarios a los
significa que, en última instancia, principios prácticos evidentes, el
el orden moral depende de la libre primer es “amar a Dios sobre to­
voluntad divina. Nótese bien que das las cosas o también “debemos
se dice el orden moral y no sim­ hacer el bien y evitar el mal”.
plemente el bien y el mal: porque
sea cual fuere el orden moral, la Eucaristía.- San Francisco reavi­
distinción entre el bien y el mal vó en su tiempo el misterio euca-
continúa en todos los órdenes mo­ rístico, y con signos proféticos
rales posibles, dada la libertad de apuntó en él como encuentro de
la voluntad”. la piedad de sus religiosos. La eu­
Escoto, adoptando esta posición caristía fue para él misterio del
ha minado las raíces mismas de amor siempre presente. El sacra­
la concepción aristotélico-tomista mento del cuerpo del Señor le
de la teología natural. Pero no se abrasaba de amor hasta lo más
le puede achacar de arbitrarismo hondo de su corazón: admiraba,
en la libertad de Dios por cuanto pasmado, tan amante condescen­
antes hemos afirmado que “Dios dencia y tan condescendiente
obra de modo racionabilísimo y amor. En consecuencia, amones­
ordenado”. Las acusaciones críti­ taba a sus frailes: “Debidamente
cas de B. Mondin y la de G. Ab- contritos y confesados, reciban el
bi,” 11 soggeto e la virtú etc.” no Cuerpo y Sangre de N. S. Jesu­
tienen asidero de enseñar el carác­ cristo con gran humildad y vene­
ter de la ley moral, carecen de ración, recordando lo que dice el
sentido. El Dr. Mariano no hace Señor: El que come mi carne y
más que que ser fiel a la tradición bebe mi sangre tendrá vida eterna.
agustiniano-anselmiana, que re­ Haced esto en memoria mía”. En
conoce ser justo lo que Dios quie­ sus Avisos Espirituales afirma:
Vocabulario Franciscano 91

“Cada día viene a nosotros bajo Exceso (Excessus). - Término


humilde apariencia; cada día baja muy corriente en la mística de
del seno del Padre al altar en ma­ San Buenaventura. Designa el ac­
nos del sacerdote... Esta es la ma­ to místico, refiriéndose tanto a la
nera que escogió para permanecer potencia intelectiva como a la
con los que creen en El, según El afectiva. En cuanto dice relación
mismo lo dijo: Sabed que estoy al entendimiento indica el estado
con vosotros hasta el fin del mun­ de tiniebla luminosa que le sobre­
do. Francisco reputaba grave des­ viene de la clarísima excedencia
precio de este Sacramento no asis­ del objeto infinito, que es Dios, al
tir, de ser posible, por lo menos a cual es llevado sobrepasándose a
una Misa diaria; comulgar con sí mismo. Y en cuanto se relacio­
frecuencia (2C1. 2001). Aconseja­ na con la voluntad viene a signifi­
ba que los copones fueran precio­ car el amor extático que, por la
sos, que se colocasen en lugares conmoción fortísima del Espíritu
dignos; debían de cuidar de todo Santo, traslada totalmente el
lo relacionado con la eucaristía, amante al Amado, y es el punto
corporales, ornamentos, etc., co­ culminante de la subida del alma
mo cosas valiosísimas, y si en al­ a Dios. Generalmente, la palabra
gún lugar el Santísimo Cuerpo del exceso viene modificada y deter­
Señor se hallase pobrísimamente minada por otra palabra, y así te­
colocado, deben ponerlo y tenerlo nemos expresiones como éstas:
bajo llave en lugar decoroso, lle­ exceso mental (mentalis exces­
varlo con respeto y administrarlo sus), exceso supermental (super-
prudentemente a los demás (2C1., mentalis excessus), exceso de la
2001). Y en su carta al Capítulo contemplación (excessus contem-
General escribe: “A todos voso­ plationis), excesos extáticos (ex-
tros. hermanos, os pido insisten­ tatici excessus), etc. También vie­
temente, besándoos los pies y con ne la palabra “excessivus” adjeti­
todo el amor del que soy capaz: vada, uniéndose con el sustantivo
mostrad reverencia y honor al correspondiente: amor excesivo
Santísimo Cuerpo y Sangre de N. (amor excessivus), notica o cono­
S. Jesucristo, en quien son pacifi­ cimiento excesivo (notitia excesi­
cados y reconciliados con Dios va). Coinciden con estas expre­
todopoderoso todas las cosas que siones las que siguen: excesos
hay en el cielo y en la tierra”. anagógicos (anagogici excessus),
amor extático (amor extaticus), el
sopor con exceso (sopor cutrt ex-
Enrique Oltra Perales 92

cessu), unión anagógica (anago- Extasis (éxtasis) S. Buenaventu­


gica unió) (BAC). ra.- Es un conocimiento experi­
mento: - cognitio experienticie -
Expresión (Expressio) S. Buena­ de Dios que trae consigo la sus­
ventura. - Con este término se pensión de todo acto natural
indica la semejanza de una cosa humano. En esta suspensión, el
engendrada en el entendimiento conocimiento experimental de la
por un acto del conocimiento. La suavidad divina supera en mucho
expresión, que es una semejanza al conocimiento especulativo de
engendrada y poseída, equivale al la verdad divina, III Sent., d. 34,
acto generador del conocimiento p. I a. 2, q. 2 ad 2. Recogida y
que nosotros designamos con el concentrada el alma en lo más ín­
nombre de concepción, concepto. timo de sí misma, se encuentra
En el orden divino podemos decir transfigurada en Dios, después de
que Dios, concibiendo y engen­ reducidas al silencio todas las fa­
drando de toda eternidad, en el ac­ cultades del conocer natural. Es
to por el cual El se piensa lo que una unión puramente afectiva, re­
El quiere y puede manifestar de gulada por la luz divina (BAC).
su propio pensamiento, fuera de
sí, expresa en su Hijo todas las
cosas (BAC).
Vocabulario Franciscano 93

Facilitar (Expediré).- Con este vida espiritual le asigna el de ser


término indica el santo Doctor S. su fundamento (2Snt., d. 43, a. 2,
Buenaventura la actuación de q. 1, ad. 5; Coll. in Haex., I, 33).
ciertos hábitos que Dios concede “Totus spirituali aedificii funda-
al alma, además de las virtudes mentum”. En su orden y no en
teologales y cardinales, los cuales otro, es donde se desarrolla la vi­
facilitan el ejercicio de nuestras da mística, cualquiera que fueren
facultades, haciendo desaparecer las luces recibidas de lo alto. El
hasta los últimos vestigios de la Dr. Seráfico no admite esa luz in­
impotencia producida por el pe­ termedia, principio de conoci­
cado original. Con estos hábitos mientos teológicos, que E. de
puede el alma realizar actos de Gante introduce entre la simple fe
supererogación y más perfectos. y la visión beatífica y que más
San Buenaventura los llama dones tarde rechazarán Duns Escoto y la
(dona) por su carácter de gratuitos escolástica del siglo XIV. En el
(BAC). prólogo a su Breviloquium, escri­
be: “mientras vivimos ausentes de
Fe.- Según Escoto, la fe es un Dios, la misma fe es para todas
hábito sobrenatural que nos incli­ las iluminaciones espirituales el
na a ver la verdad revelada no fundamento que da firmeza, la
porque sea evidente en sí misma, lámpara que dirige y la puerta que
sino por la autoridad que revela introduce; y según la medida de
(Minges, 11, 462). Reside en el esta fe, menester es también que
entendimiento como su sujeto. S. se mida la sabiduría que se nos da
Buenaventura, al tratar sobre el por Dios, a fin de que nadie sepa
papel que la fe desempeña en la más de lo que conviene saber, si­
Enrique Oltra Perales 94

no que sepa con templanza y cada uno como Dios le repartió la


medida de la fe “ (Brev. prólogo, versas: a) la de los filósofos, cuya
Longpré). investigación sobre la naturaleza
humana culmina en el primer mo­
Filosofía y Teología, Relación . - tor inmóvil, que mueve el univer­
Según S. Buenaventura la filoso­ so por necesidad; b) el de los teó­
fía está en germen en este doble logos, que descubren la contin­
deseo: conocer todo y gozar de la gencia radical de las criaturas por
paz. La Fe se distingue de la ra­ depender de una voluntad creado­
zón porque tiene un principio ra que obra libremente y contin­
cognoscitivo sobrenatural. La ra­ gentemente. ¿Qué extremos es el
zón tiene por esfera propia de in­ correcto? Si nos inclinamos por la
vestigación la realidad completa. primera opción, la fe queda rele­
Pero la razón natural por sí sola es gada y sin ensamblaje posible en
incapaz de abrazar toda esa reali­ esta visión. Si optamos por la se­
dad. De estas dos afirmaciones gunda, los filósofos se verían im­
fundamentales se siguen las si­ posibilitados para llegar a Dios
guientes consecuencias: 1) todo mediante la razón y la ciencia no
filósofo, que como Aristóteles, no sería posible. ¿Habría entonces
se orienta ante todo hacia Dios, que declarar acertada la tesis de la
yerra fundamentalmente; 2) toda doble verdad que defendía Siger
Filosofía debe encaminarse hacia de Brabante, y que en 1277 había
Dios, y 3) además, debe ir guiada sido condenada (entre otras) por
por la Fe; porque sólo la Fe nos el obispo Tempier?
descubre la realidad integral. Frente a tal panorama, Escoto es­
El lugar de la filosofía en la grime la ■consigna de que uno
;escala del conocimiento: la filo­ mismo ha de ser filósofo y teólo­
sofía nace del deseo hondo de go a un tiempo. Para el Sutil no
comprender la propia fe (credo ut valen ni la confusión de la filoso­
intelligam); de aquí la siguiente fía y la teología, ni su separación.
gradación: Io la fe; 2o la filosofía; La propuesta es una articulación
3o la teología; 4o el don de cien­ desde el interior de ambas cien­
cia, y 5o el lumen gloriae. La filo­ cias.
sofía, por consiguiente, no tiene No confusión: filosofía y teología
su fin en sí misma; es un puro tienen diversos objetos y métodos.
tránsito hacia más elevados cono­ La filosofía usa la razón especula­
cimiento. Escoto se halla ante dos tiva. La teología, además (y sobre
visiones del mundo totalmente di­ todo), la revelación. La filosofía
Vocabulario Franciscano 95

es, en su cima, física (filosofía de compromiso vital. El proyecto se


la naturaleza): de lo movido, llega articula desde el existir concreto y
hasta el Motor Inmóvil. desde una vivencia profunda exis-
No separación: la teología sin la tencial de Dios. Francisco de Asís
filosofía no podría expresar los articulará su forma de vida, su
datos de la revelación en concep­ utopía en torno al amor a Cristo,
tos humanos; sería incomprensi­ asombrosa fidelidad al evangelio
ble. Pero la filosofía sin la teolo­ servicio a los hombres.
gía es insuficiente, pues nuestro Así pues el franciscanismo es ante
entendimiento no puede conocer. todo una vida, una experiencia de
Escoto nos propone, entonces, “el Dios hecha por Francisco y sus
descubrimiento de una nueva discípulos. El fundamento del
ciencia, con su método propio y franciscanismo no fue una doctri­
su objeto propio y adecuado a la na, ni una visión filosófica del
inteligencia humana, que no pu­ mundo, sí, como afirma Fr. Bet-
dieron descubrir por su parte los toni, una serie de intuiciones amo­
filósofos y no supieron expresar, rosas. Nace del amor del povere-
por la suya, los teólogos, pero que 11o de Asís a Cristo y a su evange­
el filósofo-teólogo puede poner al lio.
alcance de unos y otros para en­ Pero acudamos al Magisterio de la
samblar, esta vez desde dentro, la Iglesia que nos traerá una disqui­
Filosofía y la Teología, o mejor sición sencilla pero elocuente del
aún, para no separarlas. Esta nue­ franciscanismo. Y nos la entrega
va ciencia es la Metafísica” S.S. Pío XII. Escribe así:
(Oromí). “Vosotros sabéis que la espiritua­
lidad de un santo es su particular
Franciscanismo, vida y verdad.- manera de representarse a Dios,
El franciscanismo aparece en la de hablar de El, de ir a El, de tra­
iglesia del Medioevo como un tar con EL Todo santo ve los atri­
vasto movimiento espiritual que butos de Dios a través de aquello
hunde sus raíces en la experiencia sobre lo que más atrae y conquis­
de Dios que Francisco de Asís ur­ ta. Una Particular de Cristo es pa­
dió en el interior de su alma. Más ra todos los santos el ideal a que
que un proyecto de vida cristiana es preciso tender, y todos los san­
fruto de una elaboración teórica, tos, más aún, toda la Iglesia tratan
se presenta como un estilo de vi­ de imitar a Cristo entero. También
da. El franciscanismo no será en­ por esto la Iglesia es, por así de­
tonces un planteo teórico, sino un cirlo, el Cristo total y cada uno de
Enrique Oltra Perales 96

los cristianos -cada uno de los y sígame (Mat. 16, 24); finalmen­
santos - son miembros más o me­ te la tercera: “No llevéis alforja,
nos perfectos de EL. Existe, pues, ni báculo, ni sandalias” (Luc. 10.
una doctrina franciscana según la 4). Dijo entonces el santo Patriar­
cual Dios es Santo, es grande, pe­ ca: “Esta será nuestra Regla”.
ro es, sobre todo, Bien; más aún, (Anónimo Perus. c. 10 y 11).
el Sumo Bien. Para ella, Dios es “De ahí la pobreza franciscana,
amor, que de amor vive, por amor que rehuye el lujo y ama espe­
crea, por amor se encarna y redi­ cialmente aquello que menos sa­
me, es decir, salva y santifica. tisface a los ojos y a la vanidad;
“Hay también una manera fran­ de ahí la sencillez franciscana,
ciscana de contemplar a Jesús: el que conduce al alma a buscar di­
encuentro del Amor Increado con rectamente a Dios, siguiendo el
el amor creado. Y hay también un camino breve, el camino sencillo,
modo de amarle y de imitarle; se es decir, considerando menos la
ve al Hombre-Dios y se prefiere propia deformidad y más la belle­
considerarlo en su Santísima. za infinita de Dios; de ahí la re­
Humanidad, porque lo muestra nuncia franciscana total, perenne,
mejor y casi lo palpa. De ahí esa pero sin sacudimientos, sin cho­
devoción ardiente hacia la encar­ ques, sin pesares; renuncia suave,
nación y la pasión de Jesús, que lo hecha por amor a Jesús. De ahí la
presentan ya no sólo en la gloria, genuina alegría franciscana, que
en la omnipotente grandeza o en no es alegría escandalosa ni la ri­
el triunfo eterno, sino más bien en sotada descompuesta, sino más
su amor humano, tan dulce en la bien la tranquila sonrisa, llena de
cuna y tan doloroso en la cruz. amable serenidad.
“Hay, finalmente, una manera “De ahí, sobre todo, la caridad
franciscana de imitar a Jesús. universal, que, viendo en Dios a
Vuestro Seráfico Padre buscó y todos y a todas las cosas, ama to­
encontró en el Evangelio, abierto do y a todos en El y por El; de to­
casi al azar, tres frases del divino dos goza gozando de Dios. Deus
Maestro. La primera decía: “Si meus et omnia (Dios mío y todas
quieres ser perfecto, ve, vende las cosas). De este espíritu fran­
cuanto tienes y dalo a los pobres y ciscano, de esta visión franciscana
tendrás un tesoro en el cielo,, de la vida tiene el mundo necesi­
(Mat. 19, 21); la segunda advertía: dad”.
“Quien quiera venir en pos de mí, El franciscanismo es pues ante to­
niéguese a sí mismo, tome su cruz do y sobre todo una actitud total
Vocabulario Franciscano 97

de fe en la bondad de Dios, afir­ La espiritualidad franciscana bro­


mará Bettoni; es una certeza abso­ ta de la experiencia de Dios que
luta y radiante de que las disposi­ tuvo Francisco. Dios pasó por la
ciones divinas son siempre dispo­ vida de Francisco y este tradujo
siciones amorosas. Frente a la esa presencia y misterio en una
iconografía del Medioevo, que le experiencia simple, primaria de
representaba fundamentalmente Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo,
lleno de poder y señorío (un Dios pero asumida con tal vigor que la
feudal), omnipotente con quien misma desembocó en una auténti­
sus vasallos establecían relaciones ca revolución en todos los planos.
jurídicas que entrañaban un duro Y hasta alimentó y nutrió una es­
sometimiento, Francisco nos cuela de filosofía y teología que le
muestra un Dios Padre, con el que prestaría un fundamento metafísi-
se han de tener relaciones filiales co y universal.
(Ia Regla, 31). El resto del edifi­
cio franciscano se asentará sobre Fraternidad.- En el universo
este basamento y a él se referirá franciscano más puede y debería
permanentemente. hablarse de experiencias. Y una
La espiritualidad dominicana de las más nutricias y fontal en la
apunta a Dios como Suma Ver­ vida de Francisco será la que Dios
dad, los ejercicios de piedad van es Padre. Con tal vigor la sume
orientados a la purificación del que la misma desencadenará una
alma y así la mente puede lanzar­ auténtica revolución de largo al­
se, dirá Bettoni, a las alturas del cance en planos tan diversos co­
conocimiento teológico, genera­ mo puede ser el social, económico
dor del amor. e incluso político. La visión que
Para la espiritualidad jesuítica sobre Dios tenía la Edad Media,
Dios es el Soberano Universal y montada en su iconografía, pri­
Supremo, que debe reinar en el maba atributos divinos como el
mundo y en nosotros. La vida es­ poder y el señorío. Rendía culto a
piritual es una tarea, una forja, un Dios feudal, señor omnipoten­
una batalla contra el mal, y ello te. Francisco trastoca este orden
exige una estrategia perfecta y feudal y muestra a un Dios Padre,
minuciosa (ejercicios espirituales, con el que se han de tener relacio­
examen de conciencia, medita­ nes de amor filial. Y si Dios es
ción)., en la cual es muy impor­ Padre los hombres son sus hijos y
tante hacer un balance de todos estos entre sí hermanos. La frater­
los progresos y derrotas (Bettoni). nidad se constituye en elemento
Enrique Oltra Perales 98

sustantivo del proyecto francisca­ pudiera decir con caridad en su


no. Se asienta sólidamente en esta presencia”.
verdad teológica, que Francisco Esta relación de reciprocidad,
conoce a través de una experien­ fuerte basamento de la fraterni­
cia de vida. Esta coordenada que­ dad, tiene que resultar fundamen­
dó plenamente manifestada en los tal. Afectará a su misma organi­
escritos {Regla, Vida de San zación como cuerpo, al sentido de
Francisco, Los tres compañeros). autoridad y a su estructura socioe­
La fraternidad se construye adop­ conómica. Las relaciones inter­
tando el evangelio como regla de personales se profundizan dado el
vida (ICelano, 22). Sigue la senda resurgimiento de una conciencia
evangélica leyendo y meditando de igualdad. La fraternidad no se
la Sagrada Escritura: Después que organiza verticalmente, a través
el Señor me dio hermanos, nadie de una disciplina militar, sino
me enseñó lo que debía hacer, pe­ horizontalmente, a través de lazos
ro el mismo Altísimo me reveló fraternos. La autoridad no es ejer­
que debía vivir según el Evange­ cida como poder que tiraniza, sino
lio. Francisco quiso vivir el Evan­ como un ministerio, un servicio
gelio bajo la autoridad de la Igle­ que libera y ayuda (Cf. Autori­
sia romana. El centro de la frater­ dad). Entre los franciscanos no
nidad es el mismo Señor Jesucris­ debe haber jerarquías ni clases, no
to. Son hermanos en la oración debe existir la autoridad que sofo­
común, en el trabajo apostólico, ca abierta o disimuladamente.
en el sacrificio, en el apoyo mu­ Gran preocupación de Francisco
tuo, pero la caridad debe ser la vi­ fue combatir los brotes de discri­
da de la familia franciscana. De minación que pudieran surgir a
aquí que la fraternidad, a diferen­ través del poder, del saber y de la
cia de otras órdenes religiosas, se riqueza. En la Orden los ministros
define más por los lazos interper­ no deben generar privilegio algu­
sonales y relaciones de reciproci­ no y no se eximirán de cumplir
dad que por referencia a un con­ los trabajos más humildes de la
vento. En cierto sentido, se dedu­ fraternidad. En ella nadie habrá
ce de la admonición A, 25,2: primero y todos, recurriendo a la
Bienaventurado el que amare y imagen del evangelio, se servirán
respetase a su hermano tanto entre sí, lavándose los pies. La
cuando está lejos de él como precedencia queda abolida. Y es
cuando vive en su compañía y no que Francisco sabía que el vicio
dijere a espaldas de él lo que no del autoritarismo es muy fácil de
Vocabulario Franciscano 99

contraer. Por otro lado, si la fra­ mirada que se dirige hacia los
ternidad debe constituirse como demás, y que se vuelva más respe­
una gran familia que tenga a Dios tuosa, servicial, atenta, cariñosa,
como Padre, los hermanos no casi maternal o más que maternal,
pueden guardar para sí solos lo es la que debe animar todo el ac­
que es de todos. Entre los herma­ cionar franciscano. De ahí la sen­
nos no hay propiedad privada. Es­ cillez, la cordialidad, la bonhomía
te será un valor altamente signifi­ que siempre ha caracterizado a los
cativo: propiciar la renuncia vo­ hermanos de nuestra Orden.
luntaria a la propiedad de los bie­ Además, el apostolado francisca­
nes, como ideal evangélico, entra­ no es la irradiación de la dicha de
rá en su proyecto de vida como un convivir los hermanos unidos, a
rasgo esencial del mismo. El “Po- Impulsos del Espíritu de Cristo el
verello” transará en muchos casos Señor. Vivir profundamente la re­
con la Santa Sede, pero en materia lación fraterna, ofreciendo un sig­
de pobreza será intransigente. no de la nueva humanidad, es
Francisco está convencido que nuestro principal apostolado. Es
con el mal uso de los bienes, que una de las sugerencias de Francis­
con la propiedad y con la riqueza, co a los que van entre sarracenos:
se rompe la fraternidad que debe "que no promuevan disputas y
existir entre los hermanos. controversias, sino que se some­
La fraternidad es también sacrifi­ tan a toda humana criatura por
cio y gracia. Esa gracia de Dios y confiesen que son cristia­
ser-hermano encuentra su mejor nos" (1 R 16, 6). Por consiguien­
expresión, sorprendente y de difí­ te, la guarda y defensa de una real
cil comprensión, en la paz y sere­ convivencia entre los hermanos,
nidad con que se puede sufrir, en es uno de los hitos sobre los que
unión con Cristo, las molestias e los ministros y siervos de toda la
inconvenientes de la convivencia, fraternidad han de estar siempre
de la pertenencia al grupo. Re­ atentos y vigilantes. Hemos de ser
cuérdese la parábola franciscana coherentes con nuestro cuadro de
de la perfecta alegría, que tiene un valores, y asegurarnos que ni to­
fuerte mensaje sobre la verdadera mamos ni retenemos compromi­
fraternidad, como gracia interior sos que nos hagan prácticamente
antes que como modelo de com­ imposible la convivencia fraterna.
portamiento grupal. Sin embargo, es posible malen-
Esa gracia de ser hermano, con la tender la nota de fraternidad hasta
consiguiente modificación de la el punto de exagerar su aplica­
Enrique Oltra Perales 100

ción. La fraternidad no es un mero tos recibidos de Dios y se los de­


espíritu de equipo, ni implica ne­ vuelva con ganancia desarrollan­
cesariamente el trabajo en equipo. do plenamente su propia persona­
Nuestras Constituciones Genera­ lidad” (art. 95). Nada más lejos de
les (Art. 97, 2) parecen distinguir la verdadera fraternidad que el in­
entre vida común y vida fraterna. tento de masificación de sus
Vida común parece indicar la uni­ miembros.
formidad en casa, comida y otros Nuestra historia está llena de san­
detalles exteriores. Implica tos varones que se lanzaron, solos,
proximidad física. Vida fraterna, a empresas inauditas en las que
por su parte, habla más bien de muy pocos, o ninguno, pudo
vínculos personales, susceptibles acompañarlos. Piénsese en un san
de ser mantenidos y vividos aun a Juan de Capistrano, o en un san
través de la distancia física. Nor­ Francisco Solano. Por cierto que
malmente la vida fraterna lleva a el personalismo franciscano es al­
una vida común. A veces, en cir­ go muy distinto del individualis­
cunstancias extraordinarias, se mo malsano. El individualista re­
debe abandonar la vida común sin huye el vínculo fraterno, le teme,
por eso renunciar a la vida frater­ lo ve como un obstáculo para su
na. Es lo que parecen tener en crecimiento personal. Por el con­
mente nuestros legisladores cuan­ trario, el personalista ansia el vín­
do dicen que al no poder armoni­ culo con los hermanos, lo cultiva,
zar el trabajo con algunos ejerci­ encuentra en él su apoyo y susten­
cios de la vida común, hay que to espiritual, y considera que su
promover de otro modo la partici­ misma urgencia por cumplir una
pación en la vida de la fraterni­ labor específica en la Iglesia y el
dad. Los conventos regionales son mundo es un fruto de su pertenen­
un intento de responder a esas si­ cia a su familia religiosa.
tuaciones, por otra parte bastante En el n. 85 del Espejo de Perfec­
frecuentes en muchas de nuestras ción vemos cómo cuando Fran­
provincias. cisco quería describir al buen
Al respecto hay que recordar que hermano menor, no enunciaba
la fraternidad es una familia, y principios abstractos, como un
como tal busca promover a sus molde al que debieran conformar­
miembros. Como dicen nuestras se todos, sino más bien pasaba re­
CC.GG.: “Cualquier actividad es­ vista al grupo de sus hermanos y
té ordenada de forma que cada compañeros, destacando en cada
uno multiplique sus propios talen­ uno de ellos un rasgo digno de ser
Vocabulario Franciscano 101

imitado por todos. No será gratui­ entendemos todos aquellos efec­


to pensar que con cada hermano tos que dicho sacrificio, en cuanto
que se incorpora a la fraternidad propiciatorio e impetratorio, pro­
se modifica el modelo mismo de duce “ex opere operato”. Tales
hermano. Cada uno trae su aporte efectos son propiciatorios, satis­
inédito, único y con frecuencia factorios e impetratorios. Se suele
irrepetible. distinguir, desde Escoto, un triple
Es claro que la obediencia pide a fruto del sacrificio de la misa: a)
veces al hermano sacrificar "lo El fruto general (<<fructus genera-
suyo voluntariamente al Señor", lis»), Este es independiente de la
cuando "ve algo que es mejor y de intención del sacerdote celebrante
más provecho para su alma que lo y recae en favor de toda la Iglesia:
que le manda el prelado" (Adm. de los fieles vivos y de las almas
3). Pero al mismo tiempo, la obe­ del purgatorio; pues todo sacrifi­
diencia “mutua” (cf. 2 R 5, 15), cio de la misa es sacrificio en fa­
pide que sólo por razones real­ vor de la Iglesia; Dz 944; cf. las
mente espirituales y de peso se oraciones del ofertorio, b) El fruto
pida al hermano el sacrificio de especial («fructus specialis sive
sus propias inspiraciones. La obe­ ministerialis sive medias»). Este
diencia franciscana, mientras se­ corresponde únicamente a las per­
ñala la firme resolución de no sonas por quienes se ofrece (se
hacer nada contra la voluntad de aplica) de manera especial el sa­
los superiores, deja amplio mar­ crificio de la misa, ora sean vivos
gen para la iniciativa personal, pa­ ora difuntos, c) El fruto personal
ra la creatividad e incluso y sobre («fructus specialissimus sive per-
todo para la búsqueda personal de sonalis»). Este fruto corresponde
los designios de Dios. al sacerdote celebrante, como mi­
nistro y vicario del sacerdote pri­
Frutos.- Sacrificio de la Misa.- mario Jesucristo, así como a los
Por fruto del sacrificio de la misa fieles cooferentes.
Enrique Oltra Perales 102

Gracia (Gratia).- San Buenaven­ cuyo oficio es difundirse por to­


tura, refiriéndose a la plenitud de dos los miembros, cuya cabeza es
carismas inherentes a la potencia Cristo. Refiriéndose a la gracia
afectiva del alma de Cristo, em­ santificante, realidad sobrenatural
plea la expresión “gratia singula- con la que se nos da el Espíritu
ris p e r s o n a e Esta gracia es la Santo, San Buenaventura la llama
gracia santificante de que fue re­ a veces preveniente u operante,
vestida sin medida el alma de cooperante o subsiguiente: preve­
Cristo. Esta gracia no es sino un niente u operante, en cuanto in­
don creado que haciendo dei­ forma el alma, y cooperante o
forme el alma de Jesucristo, la subsiguiente, en cuanto la mueve
habilitaba para las obras buenas y para las obras meritorias de con­
meritorias. Llámase gracia de la digno para la vida eterna.
persona singular no porque exista
en la persona en cuanto persona, Grada en S. Buenaventura.- El
sino porque informa y, perfeccio­ papel de la gracia en la vida espi­
na una parte o elemento de la na­ ritual, según S. Buenaventura, es­
turaleza individual subsistente en tá en la virtudes teologales, en el
la persona. La gracia santificante punto inicial de la vida mística.
en Cristo estaba como en propio La gracia, en virtud de su esencia,
sujeto, en el alma de Cristo hipos- participación ontológica de la na­
táticamente unida al Verbo. Por turaleza divina, se constituye en el
eso se llama gracia de la persona principio primordial de la edifica­
singular pues se endereza a ele­ ción del hombre; y puesto que
var, y perfeccionar, y embellecer procede inmediatamente de Dios
el alma de Cristo Hombre, en con­ por un movimiento de su inmensa
traposición de la gracia capital, bondad, es también a él a quien
Vocabulario Franciscano 103

inmediatamente se reduce. Dado gracia consiste en una infusión


su poder unitivo y su tendencia sobrenatural, como hábito sobre­
apetitiva, alcanza un espacio su­ natural que, por ser parte, es solo
perior de oración. Y en conexión la verdadera fuente y manantial,
con otros hábitos restaura el alma de donde brotan nuestros actos
deformada por el pecado original, sobrenaturales, nuestro amor de
la eleva interiormente y la prepara Dios, etc. Según el sistema esco-
para las visitas divinas impri­ tista, por el contrario, el manantial
miéndole una semejanza divina sobrenatural de este amor de Dios
sobrenatural que Buenaventura se permanece estrictamente trascen­
complace en llamar “imago re- dente. En el plano empírico de la
creationis” para distinguirla del experiencia aparece nuestra inti­
reflejo divino naturalmente im­ midad con Dios, la actitud pura­
preso en toda alma, la imago crea- mente humana del amor de Dios.
tionis (2Sent. d. 26, a. 1, q. 5; Solo nuestra fe sabe que este
Brev., V, c. 4; Itin. c. 4, n. 4). amor es obrado por Dios. Por eso,
Ahora bien, no perdamos de vista gracia santificante y amor de
que discurrimos dentro de la es­ Dios, son una sola y misma cosa.
cuela franciscana bonaventuriana. Ahora bien, ¿cuáles son las razo­
Por tanto, esta sobrenaturalización nes, según Escoto, que avalan esa
lograda por la gracia y las virtu­ identidad entre gracia y caridad?
des son el resultado especialmente Duns Escoto acentúa el hecho de
de la caridad, regla de dirección que la gracia es participación en
ordenada y lazo de unión perfec­ la vida divina y que esta es amor.
to” (“Caritas Inter, virtutes theo- De ahí sugiere la identidad entre
logicae est máxima unitiva et ambos (Rep. Par. , II d.27, q.l,
ídem actus eius máxime facit n.3; XIII, 135). No obstante, se da
homines deiformes. Et hiñe est una marcada diferencia, pues “to­
quod respectu obiecti increati no- da gracia se identifica con la cari­
bilior est modus aprehendendi per dad, pero no toda caridad es gra­
modum tactus et amplexus quam cia” {Rep. Par., II, d.27). La ra­
per modum visus et intuitus” (3 zón de la diferencia estriba en que
Sent., d. 27, a. 2 ad 6; Itin., c. 4, n. Dios es caridad, pero no gracia.
5). He aquí el cimiento profundo Para Escoto la gracia es un don
de todo estado místico. creado, pero Dios es increado, y
es caridad increada e infinita. El
G racia santificante (Escoto)- don creado dice relación al don
Según el tomismo, la esencia de la increado. No se prueba que la
Enrique Oltra Perales 104

criatura participe del don creado ro no es formalmente gracia (Re.


de Dios si El no produce este don Pa., II, d.27). La gracia no es
mediante la presencia sustancial constitutiva de la esencia del al­
de sí mismo en la criatura racio­ ma, sino una modificación, un
nal. La identificación de la cari­ nuevo modo de ser del alma, que
dad con la gracia deriva del hecho permaneciendo intacta en su ser
que, según Escoto, el don creado sustancial, es elevada a participar
es una participación de la vida del ser y la vida de Dios. Pero,
misma de Dios, pues es caridad ¿de qué modo concibe Escoto la
increada. No obstante, en nosotros inhabitación divina? El alma, dice
además de la caridad increada se Escoto, se hace deiforme a raíz de
da el don de la caridad creada, la inhabitación especial de Dios,
participación de la caridad increa­ como el carbón asume la forma
da. Bajo este aspecto se da una del fuego presente en él (Ox., II,
identidad real entre gracia creada d.26, n.l).
y caridad creada. Ambas son par­ Por último, una cuestión más so­
ticipación de la caridad increada, bre la gracia y la voluntad. Escoto
que son su presencia en el alma la enseña claramente que la gracia
divinizan haciéndola deiforme. La no tiene su asiento en el alma, si­
caridad, afirmará en la Ordinatio no en las potencias. Pero como
I, d.17, p.1,-2, , n.170, no es un quiera que el alma goza de dos
hábito diverso o un modo de ser potencias: la inteligencia y la vo­
distinto de aquel mediante el cual luntad, la gracia reposará sobre la
el Espíritu Santo habita en nuestra voluntad. Y la razón es manifies­
alma. Es el Espíritu Santo quien ta. La gracia es caridad y esta re­
diviniza al alma con su presencia side en la voluntad (Ox., III, d .l3,
de inhabitación, las restantes per­ q,4, n.4; XIV, 465). Su pensa­
sonas se hacen presentes mediante miento es coherente con su doc­
el Espíritu Santo. Su presencia ac­ trina del primado del amor y de la
túa como razón por la que somos voluntad. El amor para Escoto es
divinizados por el Padre y el Hijo. el principio directivo de la activi­
Pero, ¿qué es la gracia y la cari­ dad de todo agente. Todo está
dad creadas? “Es una forma acci­ orientado hacia él como a su fin.
dental del alma (Ox., I, d.l, q.l, Es el amor el que hace feliz y
n.31), mientras que el Espíritu bienaventurado al hombre y el
Santo es persona subsistente en la que da sentido a su vida. Con ello,
esencia divina. Por este motivo, Escoto no es que quiera menos­
“Dios es formalmente caridad, pe­ preciar el papel de la inteligencia.
Vocabulario Franciscano 105

Esta, nos dirá, es necesaria para pero no esencialmente; pero bajo


conocer e! objeto de nuestra feli­ el punto de vista de su cualidad
cidad, la cual tiene su inicio en ética-religiosa pecado y gracia no
lainteligencia pero termina en la pueden coexistir esencialmente en
voluntad, en la que encuentra su el hombre, porque la gracia es
culminación y plenitud (Rep. amistad con Dios y el pecado es
Par., IV, d.49, q.2, n.20; XXIV enemistad con El, es decir, el pe­
630). Siempre será la voluntad cado incluye la voluntad de con­
quien tenga la primacía sobre la denación y la gracia la voluntad
inteligencia. De tal modo que si de salvación y bienaventuranza
preguntamos cuál es la razón úl­ (Ox., IV, d.16, q.2, n,12y II).
tima de la felicidad, Escoto no
duda en afirmar que descansa en Grados jerárquicos (gradus hie-
la voluntad (Re. Par., IV, d.49, rarchicí).- Llámanse así la serie
q.3, n.2). El doctor mariano se de actos o virtudes de que en co­
apoya en San Pablo, quien afirma rrespondencia con los nueve ór­
que la virtud más grande es la ca­ denes de ángeles, se reviste el al­
ridad. Por último, según Escoto, ma en la subida de las criaturas a
gracia y pecado se excluyen bajo Dios o en la bajada de Dios a las
el punto de vista de su entidad, criaturas.
Enrique Oltra Perales 106

Hábitos sobrenaturales (S. Bue­ qué es la heceidad, si es principio


naventura).- Concepto que entra de individuación y si podemos
en la ramificación de la gracia en conocerla directamente. La hecei­
hábitos infusos, preparación mís­ dad, por la cual una cosa indivi­
tica del alma dirigida a Dios. La dual es esta cosa (haec res) y no
gracia es todavía fundamento de puede ser otra de la misma idénti­
la vida mística, en razón de ser ca razón individual, es la razón
conexión íntima con los hábitos metafísica por la cual una cosa
sobrenaturales. El alma no se deja individual no puede multiplicarse
penetrar por la gracia si no está subjetivamente, es decir, en diver­
acompañada por el cortejo de los sos sujetos de la misma razón. Por
principios infusos que integran el ejemplo, la naturaleza específica
organismo espiritual. Función de hombre se puede multiplicar en
los hábitos sobrenaturales es evi­ muchos individuos que tienen la
tar los obstáculos derivados de los misma razón común específica de
pecados capitales, hacer las facul­ hombres, si bien se distinguen
tades del alma más ágiles a las numéricamente de otros. Pero un
mociones sobrenaturales, princi­ hombre determinado, por ejem­
palmente la sensibilidad y la inte­ plo: Pedro, no puede repetirse o
ligencia, facilitar el multiplicarse en cuanto tal indivi­
funcionamiento perfecto de las duo. La razón última de esa in-
virtudes teologales y morales, y multiplicabilidad subjetiva es pre­
conformar enteramente el alma cisamente la heceidad.
con Xto. paciente (Brevil. V, c. Es principio de individuación
15). _ porque no lo puede ser ni la mate­
Heceidad (hecceitas). - Pregun­ ria, ni la forma, ni su relativa y
tamos al Dr. Juan Duns Escoto recíproca composición física. En
efecto, tanto la materia como la
Vocabulario Franciscano 107

realidades en sí universales, y, por individual, pero no lo penetran,


tanto, no pueden ser principio de pues no son capaces de aprehen­
efecto, tanto la materia como la der las realidades metafísica, y la
forma como su composición, son heceidad es una de ellas. Indirec­
“realidades en sí”, universales, y, tamente, empero, nuestro enten­
por tanto, no pueden ser principio dimiento puede llegar a un cierto
de lo que es contrario a ellos, que conocimiento, por lo menos con­
es la individuación. Por tanto, fuso, de la heceidad en cuanto por
tampoco puede ser principio de exclusión vemos que los diversos
individuación la materia quantita- conceptos y razones abstractas
te signata, por la razón ya dicha y que nos formamos de las cosas,
porque esta última opinión supone no nos declaran la individualidad
la teoría del acto y de la potencia, en sí misma. Luego aparte de las
que, como hemos visto, no es realidades connotadas por esos
aplicable a cuestiones propiamen­ conceptos se debe dar otra reali­
te metafísicas como la estamos es­ dad a la cual el individuo deba su
tudiando. Luego, por exclusión, individuación.
no queda sino afirmar que en todo
individuo, además de las razones Hilemorfismo (San Buenaventura
comunes de identidad, género y y Escoto).- El hilemorfismo fue
especie, se debe dar una realidad, reconocido por todos los escolás­
a manera de última diferencia, ticos para las substancias corpora­
que de tal manera caracteriza al les, pero no para todas las criatu­
individuo que lo hace irrepetible e ras espirituales y corporales. Ya a
inmultiplicable. principios del escolasticismo
¿Puede conocerse directamente la franciscano, aparecieron dos ten­
heceidad? Per se el entendimiento dencias. Mientras Alejandro de
humano, como nos lo muestra la Hales sostenía la tesis del hile­
Teología al hablarnos de la visión morfismo universal, siguiendo a
beatífica, tiene la capacidad radi­ Felipe el Canciller y, mediante él
cal de poder intuir la heceidad; y Gundisalino, la "fuente de Vida"
pero en el estado presente de de Avicebrón y probablemente
nuestro entendimiento, en que só­ también a San Agustín; Juan de
lo podemos conocer intelectual­ Rupella negaba la composición
mente por medio de la abstrac­ hilemórfíca de las substancias es­
ción, carecemos de esa capacidad, pirituales, siguiendo a Guillermo
si bien nuestros sentidos nos la de Auvergne. San Buenaventura
muestran, pues sólo conocen lo permaneció fiel en este punto a
Enrique Oltra Perales 108

Alejandro de Hales y sostuvo que su esencia (composición que no se


también los ángeles y las almas debe confundir con la de esencia
racionales están compuestas de y existencia). Respecto de su ser
forma y materia (espiritual). esencial (esse esentiale) se tiene
El Doctor Seráfico trata este pro­ la composición de lo que es (quod
blema, al menos en dos ocasiones, est) y por lo que es (qua est) y en
en el libro segundo de sus Comen­ los seres personales, la composi­
tarios a las Sentencias (en la dist. ción de qué (substancia, hipósta-
3, p. 1, a. I, q. 1: sobre los ánge­ sis) y quién (quis est, persona).
les, y en dist. 17, a. 1, q. 2). En la Las tres últimas composiciones se
distinción 3. explica primero qué reducen, según parece, a la com­
composiciones deben admitirse posición de lo que es (quod est.) y
necesariamente en una sustancia por lo que es (quo est) asignada
espiritual. Enumera las siguientes: por Boecio a todas las criaturas.
Si consideramos la sustancia espi­ Además de estas cuatro composi­
ritual en cuanto a su principio de­ ciones, comúnmente aceptadas en
bemos decir que se_compone de toda criatura, a saber, de su ser y
ser y dependencia esencial de dependencia, su sustancia y facul­
aquel que es el primer ser porque tades, su acto y potencia, su géne­
solamente lo que es por completo ro y diferencia y “lo que es”
absoluto, y, por lo tanto, no de­ (iquod est) y “por lo que es” (qua
pendiente, es absolutamente sim­ est), debe admitirse una quinta, la
ple. Si la consideramos en cuanto de materia y forma. Así lo exigen
al efecto, se tiene la composición la mutabilidad, individualidad y
de la sustancia y su facultad. Si la esencial composición de toda
consideramos en cuanto al ser en criatura.
general, entonces según los meta- La materia es universal. Existe
físicos se compone de acto y po­ también materia espiritual, que no
tencia, y según los lógico de gene­ es otra cosa que la potencialidad
ro y diferencia. Si la considera­ suprema de todas las criaturas por
mos en cuanto un ser, esto es en la que puede ser o no ser. La cor­
su existencia concreta, entonces, poreidad o espiritualidad depende
respecto de su ser actual (esse ac­ de la forma. Si esta es corporal da
túale) se tiene la composición de lugar a los cuerpos, si es espiritual
ente y ser (ens et esse)', a saber, de a los ángeles y las almas.
la cosa existiendo en concreto y
Vocabulario Franciscano 109

Iglesia. La Iglesia, según el to­ ble y objeto de experiencia, es pu­


mismo, es el cuerpo místico de ramente humano. Sólo la fe sabe
Cristo, al que el Espíritu de Cristo que este hombre Jesús, en su pro­
penetra y transfigura esencial, fí­ fundidad metafísica, no se perte­
sicamente, en todos sus órdenes. nece a sí mismo, sino al Verbo de
Así, aun como institución de sa­ Dios.
lud, es sobrenatural in se. Para el Pero, más concretamente, Duns
escotismo, la operación divina se Escoto escribe que la Iglesia es
despliega, en la pura trascenden­ “la comunión de los fieles” (Ord.,
cia. Solo la fe sabe de ella. Consi­ IV, d.14, q .l, n. 15), y que “nadie
guientemente, lo que en la Iglesia puede salvarse después de la caí­
aparece ante los ojos es puramen­ da a menos que sea miembro de la
te humano. Sólo en cuanto está Iglesia, a la que pertenece por la
causada por la voluntad salvadora fe en el mediador” (Ord., III. d.25,
de Dios (quoad principium) es la q.l, n.9). Nos hacemos miembros
Iglesia de naturaleza sobrenatural, de la Iglesia mediante el bautis­
pero no en su modo de ser físico. mo, mediante carácter de este sa­
Lógicamente, para el tomismo, en cramento una persona es recibida
la imagen de Cristo, la virtud di­ en el cuerpo de la Iglesia militan­
vina del Logos penetra en el ser te. Cristo es el único cónyuge de
natural y humano de Cristo y de la Iglesia (Ord., IV, d.33, q.4,
tal manera lo informa, que la rea­ n.8). La suprema autoridad reli­
lidad propia de Cristo es la reali­ giosa se encuentra en la Iglesia
dad del Logos. Para el escotismo, universal. Escoto cita con aproba­
el Logos y su operación permane­ ción las palabras de Agustín: "No
cen estrictamente trascendentes. podría creer en el evangelio a me­
Lo que del hombre Cristo es visi nos que creyera en la Iglesia Ca­
110

tólica”. Escribe sobre el cuerpo de es acaso la comunión del cuerpo


Cristo como de la “communitas del Señor?". Pues cualquier fiel
famosa et honesta [Ecclesia]” que puede realizar el sacramento, pero
"cum máximo diligentia praecepit no rompería algo para otros, sino
approbanda” (Ord. Prol., n.107). que comulgaría de su propio sa­
La iglesia es una comunidad crificio (Ord., IV, d. 13, q.2, n.14).
(.máxime vera) totalmente verda­
dera, porque recomienda la ver­ Iluminación (Illuminatio) S.
dad y rechaza la falsedad; es dig­ Buenaventura.- Irradiación que
na de ser amada mediante el tes­ proviene de la luz. Según son di­
timonio y “especialmente en versas las luces, diversas son tam­
aquellas cosas con que condena el bién las iluminaciones: de la luz
error y preserva las verdades de fe corporal nace la iluminación cor­
y costumbres”. poral; de la luz espiritual, la
Si alguien quiere creer en lo que iluminación espiritual; de la luz
no le es evidente, entonces habría divina, la iluminación divina. Todo
de creer en la comunidad o en objeto de conocimiento es llamado
aquellos a quienes la comunidad luz: las criaturas que nos llevan a
ha designado, y particularmente Dios, las ciencias ordenadas
en el caso de aquella famosa y intrínsecamente a la teología, las
proba comunidad (la Iglesia), que cosas reveladas sobre que versa la
con el mayor cuidado manda lo teología; todos estos objetos
que debe aprobarse. La fortaleza, iluminadores de la inteligencia son
la estabilidad y la maravilla de la otras tantas luces para el
Iglesia en la demostración de su entendimiento que los contempla.
origen divino”. Y luces son también la sustancia
Cristo dio su propio poder a los espiritual del alma, sus facultades
apóstoles para crear el cuerpo de cognoscitivas, los hábitos naturales
Cristo ("cuantas veces hagáis es­ o sobrenaturales que la adornan: la
to, hacedlo en conmemoración gracia, la fe, el carácter sacra­
mía"), poder para perdonar los mental, los dones del Espíritu
pecados ("a quienes perdonéis sus Santo, el “lumen gloriae”. En la
pecados", etc.). Con el tiempo es­ iluminación del conocimiento
te poder pasó a los otros obispos y concurren el objeto que se mani­
sacerdotes, quiénes son los suce­ fiesta y la facultad que lo aprehen­
sores de los apóstoles y discípulos de. Y como tanto el objeto como la
sabemos por las palabras de San facultad se diversifican, se diversi­
Pablo: "El pan que partimos, ¿no fica también la iluminación cog­
Vocabulario Franciscano 111

noscitiva, producto del objeto y de conocimiento de las cosas en sí


la facultad aprehensiva. mismas, ni la ciencia de la sabidu­
ría, ni el conocimiento de natura­
Iluminismo, Teoría del No fue leza del de gracia. De aquí resul­
Buenaventura el descubridor de la taría una atroz confusión entre el
teoría de la iluminación ni el pri­ conocimiento natural y el sobre­
mero en asignarle un lugar promi­ natural. Tal posición conduce,
nente en su sistema. La recibió de además, al escepticismo. Porque,
San Agustín y la encontró viva en al referir la certeza de nuestro co­
las obras de sus predecesores. Pe­ nocimiento totalmente a las ideas
ro no hacían más que repetir las o mundo arquetipo, se corre el
expresiones de San Agustín y usar riesgo de dar de mano a toda cer­
la teoría más bien que justificarla teza, ya que este mundo arquetipo
y desenvolverla, el Doctor Seráfi­ nadie lo contempla, estando como
co la puso en el centro de su sis­ está, oculto a los ojos de los hom­
tema y la desarrolló de una mane­ bres. Por consiguiente, San Bue­
ra sistemática. naventura se opone a toda clase
El problema apunta a cómo en­ de Ontologismo y a cualquier
tender la interferencia divina de doctrina que hace del ser divino o
las ideas eternas en nuestro cono­ de las ideas divinas un objeto di­
cimiento. Se dan al respecto dos recto e inmediato de nuestro co­
soluciones, pues el Dr. Seráfico nocimiento.
estima negativas. En primer lugar, Hay una segunda solución que
este contacto con la verdad divina tampoco es satisfactoria. Según
no significa que conozcamos solo esta explicación, las ideas divinas
por Dios y en Dios. Es decir, Dios acompañan y ayudan nuestros co­
no es la causa, única y total de la nocimientos ciertos, únicamente
certeza de nuestros conocimien­ mediante su influencia; de tal mo­
tos. El Doctor Seráfico conoce la do que el sujeto cognoscente, en
opinión de la escuela platónica, el acto de conocer, entra en con­
que menospreciaba en exceso el tacto no con la última razón de la
conocimiento sensible, refería to­ verdad o idea divina sino tan sólo
do conocimiento verdadero exclu­ con su influencia. Bajo el nombre
sivamente a las ideas. Si esto fue­ de influencia se entiende aquí al­
ra verdad, nuestro conocimiento go que pasa al entendimiento; al­
presente no se diferenciaría de la go creado en la mente, un efecto
visión beatífica, ni nuestro cono­ producido en el alma, que vendría
cimiento en el Verbo divino del a ser como un hábito de la misma
112

(habitus mentís). No debe sin em­ so general y el concurso especial.


bargo entenderse en el sentido de Mediante esa acción Dios regula
una influencia activa y cooperati­ nuestro conocimiento que así ad­
va. quiere caracteres de plenitud y de
Ninguna de estas dos soluciones trascendencia y, además, encami­
le satisfacen y como solución pre­ na nuestros conocimientos con­
senta la siguiente: La verdad es la cretos e inferiores a sus supremos
adaequatio reí et intellectus. motivos. La iluminación divina es
Condiciones para adquirir la ver­ una acción inmediata de Dios.
dad integral son: 1) la plenitud de Dios no es un objeto qiiod, es de­
la cosa; 2) la plenitud de la idea; cir, Dios no es el objeto de nues­
sólo de este modo se puede lograr tro conocimiento; como si para
la perfecta, adaequatio exigida en entender los supremos principios
la definición arriba dada. Ahora debiéramos ver a Dios y verlos en
bien, una y otra condiciones son Dios. No la iluminación divina es
imposibles, ya que, por una parte, un objeto quo, es el medio ilumi­
las cosas son mudables (carecen nado en el cual vemos la realidad,
de plenitud); y, por otra, nuestras sin ver la fuente misma de esa luz.
ideas no nos dan una certeza ni in­ La iluminación divina es requeri­
falible ni inmutable. De aquí po­ da por el simbolismo bonaventu-
demos inferir que es menester una riano. Se debe o es exigida por el
iluminación por parte de Dios, pa­ alma, en cuanto ésta es imagen
ra que se pueda realizar la sobre­ racional de Dios, provista de ra­
dicha definición de verdad. Esa zón superior. El lumen divinum es
iluminación divina es una acción el fundamento de la certidumbre.
sui generis de Dios. No es el con­
curso general, porque tal concurso Imagen (lmago) S. Buenaventu­
no puede ser la razón suficiente ra. - Consiste en la representación
de la más encumbrada entre todas de Dios como objeto por la criatu­
las actividades humanas; tampoco ra de una macera próxima y dis­
es el concurso "especial" propio tinta. Considera las propiedades
de la gracia sobrenatural; porque que tienen a Dios como objeto.
la razón profunda de la intelec­ Nos conduce al conocimiento de
ción debe hallarse en el orden na­ los atributos propios en la Santí­
tural, no el sobrenatural, que es sima Trinidad. Esta representa­
puramente gratuito y no necesa­ ción radica sólo en los seres espi­
rio. Se trata, pues, de una acción rituales. Por la imagen puede la
intermedia divina entre el concur­
Vocabulario Franciscano 113

criatura semejarse a Dios por co­ toda caída. De suyo, según los es­
nocimiento y amor (BAC). cotistas, la voluntad de Jesús, co­
mo cualquiera otra voluntad
Impecabilidad.- La predicamos humana, sería capaz de pecar pues
de Jesús, pero ¿cómo se explica? su naturaleza humana es humana
¿Cómo puede conciliarse con la por todo concepto; y a la natu­
libertad de la voluntad humana de raleza corresponde no el pecar de
Cristo? El tomismo defiende una hecho, pero sí la posibilidad de
impecabilidad “interna”. Así des­ pecar. Esta posibilidad la poseía
criben su doctrina: la humanidad también de suyo Jesús. Pero la
de Jesús solo existe por el Verbo, providencia de Dios velaba y
sólo en El y por El existe también cuidaba de modo tan eficaz sobre
su voluntad humana. De ahí que sus apetitos, que una caída
su voluntad esté de tal manera quedaba de antemano excluida.
constituida y predestinada que, en Como se ve, la teoría escotista
sí misma, en su peculiar estructu­ salvaguarda en todos sus aspectos
ra y condición, es el instrumento la voluntad humana de Jesús. El
humanamente más perfecto del Papa Paulo V aseguró
Logos, tan perfecto que no es si­ expresamente esta doctrina de
quiera capaz de pecado. Como toda nota de incorrección y hasta
quiera que la voluntad humana de de herejía. Porque, por mucho que
Jesús sólo al Logos le debe su ser ponga de relieve la humanidad de
existencial, sólo posee también Jesús, mantiene, por otra parte, lo
aquellas posibilidades y aptitudes esencial que a los teólogos
que están ordenadas al bien, a lo interesa, pues también ella
mejor y a lo divino, y no tiene ca­ reconoce y salvaguarda la im­
pacidad alguna para el pecado. pecabilidad de la voluntad del
Desde el punto de vista del to­ Señor. Es fácil ver que esta teoría
mismo, la libertad de la voluntad escotista se sigue, como
humana de Jesús es una libertad consecuencia inmediata, del modo
limitada. El pecado, el dominio de como el escotismo juzga la consti­
la noche, le ha sido sustraído. Los tución íntima del Dios-hombre.
escotistas en cambio defienden Individuación, Principio de.- Pa­
una impecabilidad externa. Según ra Buenaventura el principio de
ellos es un factor externo, es de­ individuación es la materia y la
cir, la providencia particular de forma, ya que la individualidad es
Dios la que de antemano preserva algo sustancial; luego no puede
la voluntad humana de Jesús de depender de la materia sola (Sto.
114

Tomás) ni de la forma sola, que Cristo en toda su excelencia y


no son sustancias. El individuo es dignidad y porque comprendió el
“hoc” (distinto) aliquid (esencial). lugar que El ocupa en el plan de
La personalidad es algo sustancial Dios, pudo sin dificultad, adquirir
positivo y propio de los seres que en su Vicario las elevadas prerro­
se ordenan inmediatamente a gativas que se relacionan con el
Dios. La podemos definir como Primado y Realeza de Cristo, a
sigue: “proprietas dignitatis in- quien el Papa representa.
communivabñiter existens in hy-
postasi, aliter tamen reperitur hic, Infinito, El ente. - El concepto de
aliter ibi”. Según Juan Duns Es­ “ente infinito” es el más simple y
coto el principio de individuación el más abarcador que podamos
es la heceidad (cf. Heceidad). imaginar. A este respecto, Escoto
escribe en la Ordinatio que pode­
Infalibilidad.- La doctrina de mos alcanzar muchos conceptos
Juan Duns Escoto sobre la autori­ propios de Dios que no se aplican
dad doctrinal del S. Pontífice se a las criaturas, como por ejemplo
orienta con toda claridad en el los conceptos de todas las perfec­
sentido de la infalibilidad pontifi­ ciones simples en su grado su­
cia. Escribe el P. W. Lampen: premo. Y se llega al concepto más
“Ecclesia Petri, he ahí la iglesia: perfecto [...] concibiendo todas
Christi Vicarius Petrus, he ahí al las perfecciones simples y en un
Papa, exclama Duns Escoto. “La grado supremo. Sin embargo, el
mayor prueba de la divinidad del concepto a la vez más perfecto y
catolicismo es la estabilidad de la más simple al que podemos llegar
iglesia en la verdad y, ante todo, es el concepto de ente infinito: en
la estabilidad del Jefe. El Papa efecto, es más simple que el con­
posee la primacía y la plenitud de cepto de ente bueno o de ente
jurisdicción, por lo que todos verdadero, o que cualquier otro
debemos obedecerle como a concepto semejante, porque el in­
Cristo en persona. Su jurisdicción finito no es un cuasi atributo o
se extiende sobre toda la iglesia, una pasión del ente, es decir, de
aún sobre la cismática”. Otros aquello de lo que es predicado, si­
autores, como Deodat de Basly, no que expresa el modo intrínseco
Longpré, Bertoni, afirman que el de aquella entidad. Por eso, cuan­
Dr. Duns Escoto hace derivar la do digo "ente infinito" no poseo el
infalibilidad del S. Pontífice del concepto derivado de forma casi
Primado y Realeza de Cristo. accidental del sujeto y de la pa­
Porque captó a Cristo en toda su
Vocabulario Franciscano 115

sión, sino un concepto pertene­ abarcada naturalmente por el


ciente por sí mismo al sujeto, hombre. Escoto agrega: “No pue­
existente con un grado determina­ de ser conocida de manera natural
do de perfección, esto es, de infi­ por ningún intelecto creado, según
nitud. Sucede lo mismo que en el la razón de esta esencia en cuanto
caso de una intensa blancura, que tal, ni ninguna otra esencia cono­
no expresa un concepto accidental cida por nosotros de manera natu­
- por ejemplo la blancura visible ral nos revela de forma suficiente
[concreta]- sino que la intensidad esta esencia en cuanto tal, ni por
expresa el grado intrínseco de similitud de univocidad, ni por
blancura en sí. Y así se nos pre­ similitud de imitación. La univo­
senta con claridad de la simplici­ cidad, en efecto, sólo se da en las
dad de este concepto, del “ente in­ razones generales; y tampoco apa­
finito”. rece la imitación porque sería im­
No obstante, este elevadísimo perfecta, ya que las criaturas imi­
concepto al que puede llegar tan dicha esencia imperfectamen­
nuestro intelecto, ¿manifiesta en te”. Se enuncian los límites y las
realidad la riqueza personal de posibilidades de la filosofía. Se
Dios de manera que satisfaga afirman un espacio y la necesidad
nuestras exigencias existenciales de la teología. Ahora pregunta­
y muestre la inutilidad de la teo­ mos, ¿cuántas clases hay de infi­
logía y, asimismo, de la Revela­ nitud y cuál de ellas corresponde
ción? A este interrogante crucial, a Diosl Según Escoto hay tres
Escoto responde con una extraor­ clases de infinidad: a ) La infini­
dinaria claridad: el concepto de dad extensiva, que consiste en la
ente infinito al que puede elevarse ilimitación del número de atribu­
el intelecto humano resulta por sí tos; b) La infinidad intensiva, que
mismo pobre e insuficiente, por­ consiste en la ilimitación de una
que no logra penetrar en la rique­ perfección; y e) La infinidad radi­
za misteriosa de Dios. En la Ordi- cal, que es la misma anterior apli­
natio se afirma: “Dios no es co­ cada al ser en cuarto ser, es decir,
nocido naturalmente por el hom­ la ilimitación del ser en cuanto tal,
bre peregrino en la tierra de una y, por tanto, es superioridad sobre
forma propia y particular, según toda proporción respecto de cuan­
la razón de dicha esencia (divina) to es concebible o posible. Esta
en tanto ésta es en sí misma”. Es­ última es la propia infinitud que
to se debe a que la esencia divina diversifica enteramente a Dios
no es una realidad que pueda ser respecto de todo ser finito. Nótese
116

que esta definición de Infinito ex­ tor tiene del pecado de origen,
cluye la analogía de proporción o hoy común a todos los teólogos.
proporcionalidad; y la atribución Para el Beato Escoto, el pecado
de que se justifique el dicho ana- original no consiste más que en la
loga metaphisica surtí univoca ló­ negación de la gracia que se de­
gica. biera poseer. Y por eso, no ha de
Por último, ¿podemos decir que la preguntarse nada sobre la carne,
infinitud radical es la heceidad como hacían los anteriores.
divinal. Escoto responde: Debe­ A la pregunta, pues, de si María
mos distinguir: para la metafísica fue concebida en pecado, respon­
en nosotros, la infinidad funge de: No. ¿Motivos? La perfec-
como heceidad de Dios; para la tísima Redención de su Hijo y la
metafísica - en sí y para los bien­ honra y honor del mismo. Es
aventurados que contemplan la decir, que la dificultad de los con­
heceidad divina, ésta es más y trarios la esgrime él como argu­
mejor que nuestro concepto de In­ mento casi único. Resumámoslo.
finidad, aunque lo implica y lo ”Se afirma que en Adán todos pe­
encierra. Ellos ven a Dios como caron y que en Cristo y por Cristo
es; nosotros lo concebimos como todos fueron redimidos. Y que si
podemos. Ese ser infinito es el ob­ todos, también Ella. Y respondo
jeto propio de la teología. No co­ que si, Ella también, pero Ella de
mo lo descubre la metafísica, que modo diferente. Como hija y de­
solo nos puede demostrar su exis­ scendiente de Adán, María debía
tencia, sino como es en su reali­ contraer el pecado de origen, pero
dad propia inefable, que solo pue­ redimida perfectísimamente por
de basarse en la divina revelación. Cristo, no incurrió en él. ¿Quién
actúa más eximiamente, el médico
Inmaculada Concepción, La .- que cura la herida del hijo que ha
El Beato Escoto se plantea la caído, o el que, sabiendo que su
cuestión de modo completamente hijo ha de pasar por determinado
diferente al de los que le pre­ lugar, se adelanta y quita la pie­
cedieron: “¿Fue concebida María dra, que provocaría el traspié? Sin
en pecado original?”. Este modo duda que el segundo. Cristo no
de preguntar no presupone ni pre­ fuera perfectísimo redentor, si por
juzga nada, y tiene un sentido lo menos en un caso no redimiera
claro y terminante: ¿Tuvo o no de la manera más perfecta
tuvo el pecado original? Ello ar­ posible. Ahora bien, es posible,
ranca de la idea que nuestro Doc­ prevenir la caída de alguno en el
Vocabulario Franciscano 117

pecado original. Y si debía ha­ “tiranía de la razón que se impone


cerlo en un caso, lo hizo en su sobre los anhelos del amor”.
Madre.
El Beato Escoto va aplicando el Interioridad.- La filosofía y teo­
argumento ora desde el punto de logía franciscana, ya desde sus
vista de Cristo Redentor perfectí- orígenes, ha subrayado con anti­
simo, ora desde el punto de vista cipaciones significativas la centra-
del pecado, ora desde el ángulo de lidad del problema del hombre,
María, llegando siempre a la mientras el aristotelismo es, ten-
misma conclusión. Su argumento dencialmente al menos, una meta­
quedó sintetizado para la posteri­ física del mundo, el agustinismo
dad con aquellas cuatro celebé­ por el contrarío se nos presenta
rrimas palabras: Pudo, convino, como uan metafísica del hombre.
luego lo hizo. Podía hacer a su Toda doctrina espiritual trata de
Madre Inmaculada. Convenía lo trazar un intinerario fácil para que
hiciera por su misma honra, luego el alma deseosa de perfección al­
lo hizo. cance su meta. Y ese camino fácil
Siguieron al Beato Escoto, como que nos conduce a un conoci­
es fácil suponer, todos los francis­ miento cada vez más profundo de
canos, que lo adoptaron por Dios y de sus misterios es el de la
Maestro, y entre sus discípulos se naturaleza, el mundo externo, las
pueden citar nombres tan ilustres criaturas. Sin embargo, hay quien
como Francisco Mayrón, Andrés prefiere insistir en la considera­
de Neuchateu, Juan Basols, etc. ción del hombre y su mundo
Toda la Orden Franciscana en ge­ interior. Así, San Buenaventura
neral, escribe Campana en María nos enseña que la vida misma
en el Dogma Católico, aceptó la racional es por sí misma una
doctrina de su Maestro, de modo experiencia de Dios. Y que el más
que, al poco tiempo, a la Concep­ mínimo movimiento de nuestra
ción Inmaculada se la llamó la inteligencia y corazón no se puede
opinión franciscana, nombre con entender sino como consecuencia
que fue designada hasta la defini­ de un llamamiento, de un susurro
ción dogmática el día 8 de di­ interior de Dios. Con todo de­
ciembre de 1854 por SS. Pío X. bemos subrayar que el no partir
Sto. Tomás y San Buenaventura de la naturaleza de Dios no se tra­
se declaran partidarios de la opi­ ta de una exclusión, sino de una
nión maculista. Un autor añade: preferencia por el método de
interioridad, que según la escuela
franciscana es más eficaz y
más eficaz y adecuado a la sensi- neos (E. Bettoni, 102).
bilidad de nuestros contemporá-
Vocabulario Franciscano 119

Jansenismo.- En dependencia de por tanto, admisible el hecho de


la doctrina calvinista sobre la pre­ que ciertos mandamientos sean
destinación, el jansenismo enseña imposibles de ser cumplidos por
que el hombre se salva o se con­ falta de gracia necesaria. Tampo­
dena necesariamente según que co admite que se pueda resistir a
Dios dé o le niegue su gracia. Y la gracia interior en el estado de
deduce, lógicamente, que Cristo naturaleza caída, por Escoto, al no
murió solamente por los predesti­ predestinar a nadie fuera de Cris­
nados. La característica del janse­ to, primer predestinado, no sus­
nismo es disminuir la voluntad trae tampoco a nadie, ni aún al
humana, puesto que enseña que mismo Judas, de esta predestina­
debido al pecado original el hom­ ción de amor. Nadie se condena si
bre ya no es esencialmente libre. no lo quiere, y debido a ello es
Así presenta a Dios como un ser que los mismo condenados “per­
arbitrario, injusto y cruel en la manecen eternamente predestina­
elección de los elegidos y en la dos al amor de Dios en Cristo”.
condenación de los réprobos. “Dios”, dice Escoto, “no concurre
al obrar humano más que cuando
La doctrina de Escoto sobre la
la voluntad del hombre, obrando
predestinación es un fuerte antí­
libremente, se determina a sí
doto contra el jansenismo (—»
mismo a la acción. Dios entonces
Predestinación), pero digamos
obra con ella, pero no por esto es
aquí brevemente. Según Escoto,
la voluntad primera y soberana.
todos los hombres están destina­
Pero la voluntad de Dios no nece­
dos “en” y “para” Cristo, en el
sita de una causa ajena a sí mis­
amor, por el amor y para el amor,
ma para producir su acto propio,
en previsión de los méritos infini­
pues se encuentra allí lo mismo
tos de Cristo. Para Escoto no es,
120

que puede encontrarse en la cria­ ciones graduales que los seres es­
tura” (Bertoni). pirituales reciben, sigo también
por la expresión progresiva con
Jerarq u ía (Hierarchia) - En ge­ que se asemejan a Dios en sus
neral, significa pluralidad, unidad, hábitos y en sus actos.
orden y semejanza expresiva.
Aplícase, en primer lugar, a Dios, Jesús (Crucificado).- Francisco
uno en la esencia y trino en las de Asís se identificó tan estre­
personas, en las cuales se da or­ chamente con Cristo que este le
den sin dependencia, siendo las regaló sus llagas transformándolo
tres divinas personas el ejemplo íntimamente con El. Para Escoto,
supremo de todo loo creado. Esta aspirar a la salvación es ir hacia
jerarquía in divinis la llama el Cristo que es luz que ilumina. La
santo Doctor increada, su- búsqueda filosófica en Escoto es
pra-celeste, divina. En segundo auténtica cuando muestra su ten­
lugar, se aplica al orden creado, dencia y plenitud en Cristo. La
tanto a los ángeles como a los auténtica antropología, para Esco­
hombres. Respecto a los ángeles to, es implícitamente cristología.
existe la jerarquía angelical, sub­ San Buenaventura va más allá.
dividida en suprema, media e in­ Según su espiritualidad, el amor a
ferior, jerarquía que también se Jesús crucificado encierra en sí la
llama celeste, por más que bajo virtud de todos los ejercicios mís­
este nombre se designan a veces ticos.
la de los Santos del cielo y aun la Por él se formaron los santos, por
que reluce en la Beatísima Trini­ cuanto es el medio mas poderoso
dad. Respecto a los hombres se da puesto a disposición del alma en
la jerarquía humana, que se llama su trabajo pr adquirir las virtudes.
también jerarquía eclesiástica, Ad quae omnia - escribe S. Bue­
que se concreta en la Iglesia mili­ naventura al fin del De regimine
tante, jerarquía sub-celeste. Res­ animae, super omnia credo valere
pecto al alma humana, en sí mima memoriam crucifixi. Tan persua­
considerada, no se le aplica la pa­ dido está el gran doctor de su ex­
labra jerarquía, pero sí conceptos celencia, que consagra todo un
incluidos en ella, tales como el de capítulo del De triplici vía para
la jerarquización, el de grados o mostrar cómo la meditación del
actos jerárquicos, el de Jerarqui­ misterio de la cruz conduce por
zarse, etc. Y esta jerarquización se grados sucesivos "al esplendor de
explica no solo por las ilumina­ la verdad", privilegio del estado
Vocabulario Franciscano 121

contemplativo: “De donde resulta mente a la unión mística. "Por las


que la propia cruz es la llave, seis alas -escribe- bien pueden en­
puerta, camino y esplendor de la tenderse seis iluminaciones sus­
verdad, y el que la toma y sigue... pensivas, las cuales, a modo de
no camina en tinieblas, sino que ciertos grados o jornadas, dispo­
tendrá la luz de la vida”. nen el alma para pasar a la paz,
Esta doctrina halla su definitiva por los extáticos excesos de la sa­
expresión en el itinerario. Desde biduría cristiana. Y el camino no
el prólogo, el santo autor, después es otro que el ardentísimo amor al
de haber considerado las alas del Crucificado": Via autem non est
Crucificado que se apareció al Se­ nisi per ardentissimum amorem
ráfico Vidente del Alverna, mues­ Crucifixi.
tra el camino que lleva directa­
122

Laicado.- E l laicado en la Iglesia mo Fin, bondad que necesaria­


no tiene la misma jerarquía que mente dirige hacia el mismo en lo
los obispos y los sacerdotes, quie­ preceptivo; o malicia que necesa­
nes son los sucesores de los após­ riamente aparta del Fin Ultimo”,
toles y sus discípulos. E l lego no en los prohibitivos (Ibidem).
puede realizar la Eucaristía u ¿Cuál es la necesidad de esta ley
otorgar una dispensa. Escoto lla­ natural? Debemos decir que es
ma a la iglesia “domus Dei", la una necesidad absoluta, por deri­
casa de Dios. varse del entendimiento divino y
de la voluntad divina necesaria;
Ley Natural (Escoto).- Iniciamos de tal manera que ni Dios mismo,
este artículo con esta pregunta: salva la reverencia, puede precep­
¿Qué contiene la ley natural? La tuar algo contra esa ley natural,
ley natural contiene los primeros que por eso se llama necesaria;
principios de la razón práctica y pues respecto del divino entendi­
las consecuencias necesarias que­ miento implicaría contradicción, y
de ellos se derivan; o como escri­ respecto de la divina voluntad im­
be Escoto: “Son los principios plicaría falta de rectitud, lo que es
prácticos simplemente necesarios tan absurdo que resulta impen­
y las conclusiones simplemente sable.
necesarias” (Ox., 111, 37, 5). Y se ¿Cómo conoce el hombre libre y
conoce que son tales principios o responsable de sus actos lo que
conclusiones simplemente necesa­ debe elegir para conseguir su úl­
rias, porque en ellos aparece evi­ timo fin? El hombre libre y res­
dentemente “la bondad necesaria ponsable de sus actos conoce lo
para alcanzar la bondad del Ulti que debe elegir para conseguir su
último fin, mediante la ley natural
Vocabulario Franciscano 123

y la ley divina. "La ley justa, es­ mo principio práctico es el si­


cribe Escoto, es una verdad prác­ guiente: "Summum bonurn, sum­
tica impuesta por quien tiene au­ me amandum est”. Por tanto es
toridad, y dícese ley porque liga u falso que Escoto asiente el viejo
ob-liga a sus destinatarios” (Re­ principio: "Bonurn faciendum,
pon., Par. IV, 15, 4, 9) . Las con­ malum vero vitandum” como su­
diciones para que una ley sea jus­ premo principio de su Moral. Este
ta determínalas San Agustín (De último principio es rectísimo en
Libero Arbitrio, 1) escribiendo: su segunda parte: malum vitan­
“No hay ley justa sino la que se dum est; pero no en su primera
deriva de la ley divina, como con­ parte, pues no distingue entre
clusión práctica a partir de los "bien obligatorio", para el cual va­
principios prácticos, o que con­ le dicho principio; y el "bien líci­
cuerda con ella, o por lo menos to", para el cual no vale.
que no disiente de ella” (Ibidem,
3, 7). La ley divina es la que pro­ ¿Cuál es la necesidad de los
cede por revelación del mismo mandamientos divinos de la Pri­
Dios. Si esa revelación es natural, mera Tabla del Decálogo? Por
entonces la ley se llama divi­ mandamientos de la Primera Ta­
no-natural, o simplemente natural. bla entendemos los tres primeros
referentes a Dios mismo. Estos
¿ Cuál es el primer principio de la mandamientos, en su forma gene­
ley natural? Escribe Escoto: “Di­ ral, son de absoluta necesidad,
go que amar a Dios sobre todas pues se siguen necesariamente del
las cosas es acto conforme de la primer principio de la razón prác­
razón natural recta, la cual dicta: tica, cual lo formula Escoto. Por
Optimas esse summe diligendum; tanto, ninguna autoridad, ni
Luego es un acto recto; más aún, humana ni divina, en lo que tienen
su rectitud 'es per se nota'; como de general, puede dispensar de
la rectitud del primer principio en ellos. Estos mandamientos perte­
lo operable: Hay algo que debe necen a la ley natural en sentido
ser sumamente amado; y no puede estricto.
ser otra cosa sino el Sumo Bien;
coma respecto del, entendimiento ¿ Cuál es la necesidad de los
nada hay que admitir o creer co­ mandamientos divinos de la Se­
mo verdadero sino la Suma Ver­ gunda Tabla del Decálogo? Por
dad" (Ox., III, 36): Por donde mandamientos divinos de la Se­
vemos que para Escoto el supre­
124

gunda Tabla del Decálogo enten­ Libertad.- Ya al hablar del vo­


demos los siete últimos. luntarismo tocamos el tema de la
De estos mandamientos no. se libertad en Escoto, máxime que el
puede demostrar de una manera Dr. franciscano contempló la li­
absoluta que sean conclusiones bertad como perteneciente a la
necesarias metafísicamente del esencia misma de la voluntad. La
primer principio de la razón prác­ voluntad es esencialmente liber­
tica por una parte, y por la otra, tad, por tanto todo acto de la vo­
establecen un orden de relaciones luntad es esencialmente libre aún
de hombre a hombre y para con cuando aun cuando sea necesario
Dios, orden que es contingente, su objeto. La libertad vendría a
pues Dios hubiera podido libre­ abrazar la totalidad de sus actos y
mente determinar en otra forma la totalidad de su ser. Escoto apli­
las relaciones humanas y para con ca al mismo Dios. Escoto aplica al
El. Por tanto no son absolutamen­ mismo Dios la noción sobre el
te necesarios, y si obligan for­ querer necesario de este, en el
malmente se debe a la autoridad cual la voluntad goza de perfec­
divina que así lo ha impuesto en ción infinita y en consecuencia la
el presente orden de cosas Por unidad de la unidad de la libertad
tanto, Dios puede dispensar de con la necesidad es perfecta de
ellos, como vemos que de hecho modo absoluto. Escoto mantiene
dispensó de algunos de ellos en que uno puede obrar necesaria­
ciertas ocasiones en el Antiguo mente y querer al mismo tiempo
Testamento. Pero entiéndase bien una misma acción. Y trae el
que sólo Dios o quien lo represen­ ejemplo del que se arroja de una
ta debidamente, como la Santa altura hacia el suelo y durante su
Iglesia, puede dispensar de ellos. caída prolonga su querer. Este cae
Ninguna autoridad humana, ni de la altura por necesidad debido
mucho menos un particular, puede a su peso y al mismo tiempo quie­
dispensar o dispensarse de ellos. re libremente su caída. Así, conti­
Más aún, son de tal manera con­ núa diciendo Escoto, Dios quiere
venientes y razonables que en el necesariamente su vida con una
orden existencial - no en el esen­ necesidad natural que excluye to­
cial - hay que declararlos necesa­ da libertad, aunque quiere libre­
rios, por lo menos relativamente mente su vida (Quodl. 16, n. 18).
al actual orden existencial (Cf- A. Así pues Dios quiere libre y nece­
G. Manno, Introduzione al Pe­ sariamente su esencia y por ello
sie nro di Giovanni Duns Scoto. proviene de ahí la inspiración del
Vocabulario Franciscano 125

Espíritu Santo del Padre y del válido de sus actos. Ello se aplica
Hijo, siendo así que son dos mo­ a cualquier acto de amor.
dos de ser principio, opuestos
ciertamente en contrario, de lo Luz {Lux). - La luz es la forma
cual ocurre que la actividad esen­ substancial general de todos los
cialmente libre del amor del Padre cuerpos. Todos los cuerpos tienen
y del Hijo, proviene libremente al menos dos formas: la forma
aquel que es el amor en persona. general, que es la luz, y su propia
Otra diferencia con Sto. Tomás la forma específica: “La información
encontramos en la relación diver­ de la materia corporal es doble,
sa que existe entre entendimiento una general, otra especial la gene­
y voluntad, y en consecuencia en­ ral por una forma común a todos
tre la libertad y la voluntad. Para las cosas corporales, y ésta es la
Escoto la voluntad es de por sí ra­ forma de la luz; la especial por
cional y, por tanto, principio sufi­ otras formas, ya elementales ya
ciente de sus actos. Poseer volun­ del compuesto ... (11 de las Sent..
tad y ser de naturaleza intelectual d. 13, divisio tex).
es la misma cosa (Ox. IV; Sent., Hay que distinguir, sin embargo,
d. 49, q. 2, n. 20). Refiriéndose entre la luz {lux), el fulgor o luz
Escoto a la doctrina de las perfec­ irradiada {lumen)
ciones puras, afirma que no solo y el color {color). La luz es la
el conocimiento sino el acto de la forma substancial de los cuerpos,
voluntad es de por sí suficiente y el fulgor es la irradiación produ­
perfecto. Llega a decir que si un cida por ésta forma substancial en
acto de amor existiese solo de por el medio, y el color, su punto ter­
sí ya sería una actividad peculiar minal en otros cuerpos: “La luz
de la naturaleza racional. No for- puede considerarse de tres mane­
maliter, sino de modo concomi­ ras, a saber, en sí y en el medio
tante es la voluntad quien recibe transparente y en la superficie del
del entendimiento su carácter de cuerpo iluminado. Del primer
esta actividad determinada. Queda modo es luz, del segundo modo
por tanto subrayada la diferencia fulgor, del tercer modo hipóstasis
entre la postura de Sato. Tomás y de color ...” (1 de las Sent., d. 17,
Escoto, vale decir: la voluntad en p. 1,9. 1).
sí misma ya está determinada co­ La luz es la más noble de todas
mo racional y por tanto se consti­ las formas substanciales y cuanto
tuye en un principio plenamente más participe un cuerpo de esta
forma, tanto más verdadero y no­
126

ble será. Por eso el empíreo, que gor es una fuerza o virtud subs­
es luz pura (Brevil. 11, 3), ocupa tancial (virtus ei connaturalis et
el primer lugar, y la tierra el últi­ consubstancialis) e imperceptible
mo. La tierra, sin embargo, con­ a los sentidos; aunque obra sobra
tiene también esta forma substan­ ellos: “De este modo dicen los fi­
cial, porque, como enseña la ex­ lósofos, que el cuerpo celeste in­
periencia, todo cuerpo, puede fluye, mediante su fulgor, hasta lo
volverse transparente: “... Y que profundo de la tierra, donde se
todos los cuerpos participan de la generan los cuerpos minerales...
naturaleza de la luz, se prueba su­ (1. c., d. 3, q. 2).
ficientemente por el hecho de no También puede entenderse bajo el
haber cuerpo opaco, que después nombre de luz irradiada una cua­
de mucha purificación y pulimen­ lidad que vuelve posible la visión
to, no pueda convertirse en lumi­ y así considerada es una cualidad
noso, y prueba de ello es que de la sensible. (1. c.).
ceniza puede hacerse vidrio, y la Siguiendo a Gilson, podemos re­
tierra producir carbunclo” (11 de sumir así la función de la luz en el
las Sent. d 13 a 2). sistema de Sn. Buenaventura: el
Como primer forma substancial fin primordial de la luz es servir
de los cuerpos, la luz no es una de base a todos les seres corpora­
disposición imperfecta, sino la les, haciéndoles posible el subsis­
misma forma y naturaleza de to­ tir y obrar. Bajo su influencia se
das las formas adicionales; a las constituyen las unidades superio­
que conserva y da eficacia, digni­ res, los elementos, los mixtos
dad y excelencia (1. c.). (minerales) y los complexionados
El fulgor es el efecto de la luz en (cuerpos orgánicos) (cfr. Itin., II,
el medio, o mejor dicho es la ge­ 2). La radiación substancial de la
neración y difusión de la luz en el luz por generación o multiplica­
medio (1, c. a, 3, q. a ). ción (la “multiplicatio specierum"
Respecto de este fulgor o irradia­ de los perspectivistas) reaparece
ción de la luz en el medio, debe­ por doquier en el mundo de los
mos distinguir de nuevo; en un cuerpos. Como influencia consus­
primer sentido, se llama luz irra­ tancial e imperceptible su presen­
diada (lumen) una fuerza activa cia se descubre sólo por los múl­
(vis activa) proveniente del cuer­ tiples efectos que producen las es­
po luminoso (estrella) y mediante feras inferiores a las esferas celes­
la cual él obra sobre las cosas de tiales. Penetra en las entrañas de
la tierra. Así considerado, el ful­ la tierra y preside la formación de
Enrique Oltra Perales 127

les minerales. En virtud de su pu­ de la potencia al acto. Tal es la


reza y de su analogía con el espí­ vasta esfera de influencia por el
ritu que dispone a un cuerpo a re­ Doctor Seráfico asignada a la luz.
cibir la vida (espíritu animal), Es un hecho digno de notarse que
funge de intermediario y lazo de hallemos en el sistema teológico
unión entre el alma y el cuerpo; su de Sn. Buenaventura un tratado
influencia ocasiona las generacio­ tan extenso sobre la importancia
nes animales y saca de la potencia de la luz como no se encuentra en
de la materia las formas vegetati­ ningún otro escolástico. Creemos
vas y sensitivas, que se encontra­ no alejarnos de la verdad, al suge­
ban allí latentes como razones rir que nos encontramos aquí ante
seminales. Interviene hasta en las el eco, revestido en forma cientí­
inferiores operaciones del cono­ fica, del cántico del sol (Boeh-
cimiento y hace pasas los sentidos mer).
128

Marginados.- La pobreza fran­ arriba. La operación les llevará a


ciscana no es un mero ejercicio ocupar su lugar, a hacerse meno­
ascético sino que se reviste de un res.
hondo sentido social. No es la po­
breza del impasible monje brah­ Martirio.- S. Buenaventura afir­
mán lo que vive el franciscano. Su ma de S. Francisco que el encen­
vida no solo supone una opción dido amor hacia Cristo, que lo de­
por imitar a Cristo pobre en Belén rriba, le hizo ambicionar el glo­
y a María y José en Nazaret, sino rioso triunfo del martirio. Por so­
que es opción por los pobres. Se bre los méritos de una vida vir­
pretende compartir la vida, iden­ tuosa, prefería morir por Cristo en
tificarse con ellos, solidarizarse. los más atroces tormentos. Se fue
Ponerse a su servicio, de su lado. a Marruecos para anunciar el
Francisco no rehuye el trato con evangelio de Cristo al sultán Mi-
los ricos, poderosos, solo que, ramamolín y a su pueblo, espe­
como Cristo, optó por los margi­ rando así poder alcanzar la palma
nados, los pobres (los leprosos), a codiciada (B, 9/6). Muy pronto, la
quienes se les separaba, mar­ Orden contó con mártires, entre
ginándolos de la vida de los ellos los de Marruecos. En la fa­
demás hombres, los parias de la mosa evangelización de América,
sociedad (cf. T, 1,2; B, 1,5; 1Cart, en México contamos a fray Juan
17; Espejo de Perfección, 58; L. Calero, fray Francisco Lorenzo,
Boff, 1). Pero optar por lo pobres- fray B. Cossin, fray Juan Padfilla,
marginados no será para Francis­ fray Juan de la Cruz, fray Juan
co y los primeros franciscanos Tapies, fray Francisco Lorenzo.
tenderles la mano de modo pater­ Justo es recordar a fray Francisco
nal, preocuparse de ellos desde Maestro, fray Juan Barraneche y
fray Esteban Verdalet, etc., etc.
Enrique Oltra Perales 129

Materialismo (Marxismo, Co­ opinión de Aristóteles, que distin­


munismo).- La única realidad pa­ gue el orden político del familiar,
ra el comunismo es la materia, de es mejor que lo de Sócrates, que
la cual no somos nosotros más quiere que todos los bienes sean
que fuerzas ciegas. No más liber­ posesión común (Longpré).
tad, ni dignidad ni familia ni so­
ciedad. Desaparece el derecho de Meditación.- Como medio de
propiedad, el hombre se convierte perfección espiritual, la medita­
en masa, propiedad exclusiva del ción, según S. Buenaventura debe
Estado. Hay que impugnar a Dios discurrir de forma metódica, in­
como enemigo del hombre, de su cluida en ella la composición de
propia realización. Ha sido Pablo lugar, pero siempre dentro del es­
VI quien en su Carta Encíclica de píritu de Francisco de asís, dará
1965 propone la doctrina de Esco­ preferencia en ella a los senti­
to como antídoto eficaz del ateís­ mientos afectuosos y concede a
mo y materialismo moderno (cf. las almas gran libertad de acción
Alma Parens). A la sola realidad bajo la inspiración del Espíritu
de la materia, Duns Escoto opone Santo. Esta meditación amorosa
la sola realidad de Jesucristo, Alfa tiene su razón de ser en todos los
y Omega, centro y síntesis final estadios de la vida interior. En el
de todas las cosas, hacia el cual primer estadio la mirada del alma
está todo ordenado, no con odio, se vuelve sobre sí misma; consi­
sino con amor (Longpré) dera la inmensidad de sus malda­
(—►Primado de Cristo). A la de­ des, las penas en que ha incurrido,
gradación de la dignidad humana la mortificación de sus malas in­
opone su filosofía netamente per­ clinaciones y la formación del
sonalista (—►Persona). Por lo que hombre interior (De triplici vía).
respecta a la abolición del derecho En el segundo estadio, el de la via
de propiedad léase lo que dice en iluminativa, el alma, impelida por
sus Reportata contra el comunis­ el rayo de la inteligencia debe ex­
mo de Sócrates. Después del pe­ tenderse a los pecados perdona­
cado fueron creados los diversos dos, ampliarse a los beneficios
dominios de los bienes tempora­ otorgados y dirigirse a los pre­
les, en virtud de los cuales se di­ mios prometidos” (De triplici
ce: esto es tuyo, esto es mío; y a via). El tercer estadio, el de la vía
partir de entonces fue necesario unitiva, el alma debe encenderse
que las cosas no fuesen poseídas en caridad, en el fuego de la sabi­
en común. He aquí por qué la duría, porque este fuego se ha de
130

recoger, segundo se ha de avivar, piense que no es imaginable, por­


tercero se ha de levantar. que no es terminable, figurable,
El fuego se recoge por la reduc­ circunscribible, contable, conmu­
ción del afecto de todo amor de table, y que por consiguiente no
criatura, de cuyo amor efectiva­ es imaginable. Tercero que piensa
mente debe apartarse el afecto, que no es inteligible, porque no es
puesto que el amor de criatura no demostrable, definible, opinable,
aprovecha, y si aprovecha no ali­ apreciable, investigable, y que por
menta, y si alimenta, no basta: y lo mismo, no es inteligible, sino
por tanto todo este amor debe en enteramente deseable (De triplici
absoluto alejarse del afecto. En v¡a;Longpré, 16ss).
segundo término, se ha de avivar,
y esto por la conversión del afecto Mente (Mens).- Entre las diversas
al amor del Esposo. Mas esto se acepciones en que los escolásticos
verifica en verdad o comparando emplean este término, Buenaven­
este amor a sí mismo, o al afecto tura lo define como la facultad o
de los ciudadanos del cielo, o al potestad del alma de mover al en­
mismo Esposo. Y entonces hace tendimiento y voluntad en sus ac­
todo esto, cuando conoce que por tos. Esta facultad o mens, junta­
el amor puede suplirse toda nece­ mente con las dos potencias del
sidad, que por el amor tienen los alma, tienen cierta razón de ima­
Bienaventurados abundancia de gen trinitaria. La mens es refor­
todo bien, que por el amor se po­ mada por la gracia, y en el cielo
see la presencia de Aquel que es por las dotes de la gloria. Esta
sumamente deseable. Estas cosas mens equivale al libre albedrío, el
son las que inflaman el afecto. En cual se distingue del entendimien­
tercer término, se ha de levantar y to y voluntad solamente con dis­
esto sobre todo lo sensible, ima­ tinción de razón.
ginable e inteligible, en este or­
den: que el hombre, respecto de Metafísica cristiana.- Para mu­
Aquel a quien desea amar perfec­ chos filósofos, la posición de Es­
tamente, primero meditando se coto ante la metafísica en general,
diga luego a sí mismo, que Aquel ha contribuido a enriquecerla con
a quien ama, no es sensible, por­ su nueva aportación desde la filo­
que no es visible, oíble, adorable, sofía cristiana. Gilson la ha “des­
gustable ni tocable; y por tanto crito como la metafísica del cre­
que no es sensible, sino entera­ do”. Escoto considera que la me­
mente deseable. Segundo, que tafísica de origen pagano es insu­
Vocabulario Franciscano 131

ficiente. La noción de ser que mer concepto de ente est capax


ofrece está demasiado ligada al totius entis. La diferencia de este
orden físico, no tiene suficiente punto de vista escotista, con la
base para catapultarse al orden tradición aristotélica, se advierte
espiritual, al reino de la libertad. palmariamente cuando se tienen
El prólogo de la Ordinatio está en cuenta las dos notas que, las
todo orientado a probar la insufi­ dos notas que, en su esencia, ca­
ciencia de la metafísica aristotéli­ racterizan este primer concepto de
ca en los problemas iniciales del ser: trascendencia y univocidad.
hombre acerca de sí mismo, del El ser es trascendente porque va
mundo y sobre todo de Dios. Es­ más allá de todas las determina­
coto acomete la empresa de elabo­ ciones , porque es anterior a cual­
rar una nueva metafísica que pro­ quiera de los modos de ser en que
porcione base científica a la teo­ puede hacerse concreto y real. No
logía y, para ello, apunta a una se ciñe a ningún ser particular,
nueva noción de ser. Formula, en aunque en nuestro modo de obte­
primer lugar, esta audaz senten­ nerlo haya tenido su arranque de
cia: “el primer inteligible para no­ la captación de un singular. Por
sotros es el ser en cuanto tal”. esa amplitud de horizonte posibi­
La esencia no se puede entender lita y fundamenta no solo el cono­
sino después de comprender lo cimiento de cualquier ser físico
que es la razón de entidad, por sino también de los espirituales.
tanto después de comprender el Esa es su virtualidad. Sí de hecho
ser: intellectus noster, etiam in nuestro entendimiento no se ade­
vía, potest cognoscere ens sub ra- cúa con ese horizonte de realida­
tione entis, quae est universalior des a las que llega el ser, se debe
quam ratio quiditatis sensibilis". a que el presente estado padece
Esta razón de ser la noción más limitaciones. Desde su primera
común por ser más indiferenciada, aprensión la mente está en condi­
por no incluir otra cosa que una ciones de superar todo el orden de
mera no repugnancia a ser este o naturaleza, de trascenderla en el
lo otro. La metafísica debe ocu­ primer inteligible. Desde ese pri­
parse de este primer concepto del mer momento, la metafísica está
humano entendimiento, en el cual constituida y fundada, porque la
nada queda excluido, en cuyo metafísica es el orden trascenden­
ámbito todo puede ser incluido. tal constituido por el ser en cuanto
Por un lado el entendimiento est tal. Y además este concepto de ser
capx totius entis, por otro el pri­ se aplica con la misma medida a
132

todo lo que es idéntico en todos su concepto de ser trascendente y


sus momentos, porque no atiende unívoco.
a un contenido de intensidad que En realidad, toda la metafísica de
pueda verificarse más y menos en Escoto se concreta al desarrollo
participación escalonada, sino que de estas dos vías, que van más
acentúa solamente la mera aptitud allá de la metafísica que él ha re­
para ver la no repugnancia a cual­ cibido. De un lado, el despliegue
quier modo, la pura indiferencia. del ser como primer inteligible, el
No se dice de muchos modos, análisis del momento inteligible
como afirma Aristóteles, sino de del singular concreto; de otro la
uno solo. No es análogo, sino búsqueda afanosa del ser infinito,
unívoco. Solo así puede abarcar el ascenso hasta Dios. Persiguien­
todos los extremos a que se ex­ do la vía de la esencia no ha olvi­
tienda. Desde el momento que dado la fuerza de lo dado, del in­
tengamos acceso a los seres no dividuo en el cual aquella se rea­
materiales, que se nos haga paten­ liza. Remontándose, por vías me­
te por alguna vía el mundo espiri­ tafísicas, hasta Dios como primer
tual; nosotros estamos capacitados ser, no sólo tiene en cuenta el aná­
para entenderlo, porque todo entra lisis de las propiedades trascen­
en el ser. Con esta nueva dimen­ dentales simples, de unidad, ver­
sión de profundidad en el ser, Es­ dad, bondad, belleza, tan de) gus­
coto posibilita una metafísica au­ to de la dirección neoplatónica a
tónoma e independiente de la físi­ la cual él mismo se inclinaba, sino
ca cósmica y sus principios. que Escoto descubre los trascen­
Pero de suyo, la metafísica en dentales disyuntos: necessa-
cuanto nuestra, no pasaría del rio-posible, increado-creado, infi­
concepto de ser, unívoco y tras­ nito-finito. Al hombre no le es
cendente, al ser concreto cósmico, dado más que el segundo miem­
ni tendría aplicaciones sino en el bro de la disyunción, pero la luz
mundo físico, si al hombre no se de la revelación le conforta sobre
le hubiesen manifestado, por otras la existencia del primero, y su
vías, los seres espirituales. Con la ejercicio metafísico será dar el
ayuda de la revelación se ofrecen salto racional, apoyado en el con­
a la metafísica nuevas posibilida­ cepto de ser. Los miembros dis­
des de aplicación. Su horizonte se yuntivos se implican. Donde se da
amplía y cobra seguridad. La me­ el uno, por fuerza ha de darse el
tafísica del cristiano tiene una ga­ otro. Un ejemplo fehaciente de su
rantía extrínseca de la fuerza de nueva metafísica lo ofrece Escoto
Vocabulario Franciscano 133

en su bien estructurado tratado De reconocer al supremo señorío de


primo principio. Dios se renuncie a ejercer domi­
nio alguno sobre los demás, sobre
Método.- El método de enseñanza todo ante el ejemplo de Jesús, que
de la Escuela medieval compren­ por nosotros se hizo pobre y estu­
día la lectio, la quaestio y la pre- vo entre nosotros como uno que
dicatio. La quaestio era una inves­ sirve, con toda mansedumbre (Fil.
tigación profunda de temas im­ 2,5-8). La minoridad conlleva la
portantes que debía ajustarse a actitud del hermano para que no
ciertos tecnicismos. El esquema aspiren a hacerse mayores. La vo­
clásico de la quaestio era gene­ cación les enseña a estar en el lla­
ralmente el siguiente: 1) enuncia­ no (2Celano, 148). Implica el no
ción de la cuestión; 2 ) argumentos permanecer en su lugar de “clase
quod non; 3) argumentos quod social alta, sino que se pase a la
sic; 4) determinación de la cues­ clase inferior, vale decir, a vivir
tión por el autor; 5) solución de en todo como un pobre (ICelano,
argumentos contrarios. Escoto si­ 76). No vivía Francisco para los
gue, sin embargo, este otro es­ pobres desde su clase burguesa,
quema: 1) enunciación de la cues­ sino que empezó a vivir con y
tión; 2) argumentos quod non; 3) como ellos. No se trata de un pro­
argumentos quod sic; 4) opinión ceso de solidaridad, sino de iden­
de varios maestros sobre la cues­ tificación con los pobres. La mi­
tión; 5) refutación o crítica de los noridad supone la elección de una
mismos; 6 ) determinación de Es­ estructura particular, de una es­
coto; 7) solución a los problemas tructura económica para la frater­
contrarios. nidad. Los hermanos habrán de
vivir del fruto de su trabajo, cui­
Minoridad.- San Francisco ex­ dándose de no acumular bienes
presó así, según Celano (ICelano, capitales que aseguren rentas que
38): “quiero que esta fraternidad los alejen de la condición de tra­
se llame Orden de hermanos Me­ bajadores. Por el contrario, deben
nores”. La minoridad es conse­ estar dispuestos a la necesidad de
cuencia de una vida en penitencia. mendigar “cuado no pudiesen vi­
Se da cuando el Espíritu de Dios vir del fruto de su trabajo”. Impli­
actúa libremente en el hombre y ca también una opción preferen-
este percibe que es Dios el autor cial por los pobres, sin por eso
de todo bien, el único bueno que despreciar a los ricos (IR, 9,2). La
obra todo en todos. De ahí que al minoridad formalmente embebe
134

una actitud humilde en el trato iluminada por la inteligencia y


con todos, un espíritu de pacifica­ perfectamente ordenada (—» vo­
ción y perdón. Es la gran exhorta­ luntarismo).
ción de los capítulos III y X de la
Regla Bulada. Ser menores es el Mortificación.- Consiste, según
modo particular de vivir la frater­ la etimología, en la acción que da
nidad. muerte al desorden de las pasio­
nes. El sentido franciscano de la
Modernismo.- La encíclica Pas- mortificación, con su dura peni­
cendi de Pío X describe al moder­ tencia, se encamina a orientar su
nismo como un sistema doctrinal fuerza creativa a la humanización
en donde se amalgaman el agnos­ y a alcanzar la perfecta armonía
ticismo, subjetivismo inmanentis- entre espíritu y cuerpo. El eros (el
ta y pragmatismo. Dos razones deseo activo y eterna búsqueda de
sobresalientes revelan la completa expansión), afirma L. Boff, re­
fisonomía del modernismo. Pro­ quiere disciplina para ser fructífe­
piamente: 1) el anti- ro y poder expandirse de forma
intelectualismo subjetivista y, 2 ) humanizante. El equilibrio con
el primado de la voluntad ciega y Eros lo consiguió Francisco gra­
arbitraria que lleva a un primado cias a la terrible mortificación a
de la acción. que se sometió. Buenaventura re­
Al intelectualismo subjetivo del fiere que “mortificaba sus apetitos
modernismo Duns Escoto opone sensuales con tan rigurosa peni­
el más elevado intelectualismo tencia que apenas tomaba exclu­
objetivo. Consultar si no el voca­ sivamente necesario para susten­
blo “conocimiento”, donde expo­ tar la flaca naturaleza (5, 5,1). Sin
nemos la mente de Escoto según embargo, aún siendo muy riguro­
la cual la intelección de lo parti­ sos consigo mismos, no lo era con
cular lo produce el mismo enten­ sus hermanos, antes al contrario,
dimiento, atribuyendo, por tanto, le repugnaba la excesiva severi­
una cierta capacidad creadora al dad. Tanto es así que él mismo
entendimiento agente, pero siem­ dicta normas acerca de cómo tra­
pre ante la presencialidad formal tar al cuerpo (2C, 211; Leyenda
del objeto, que se ofrece apto para de Perusa). Así, pues, la mortifi­
ser conocido. El conocimiento no cación en el sentido franciscano,
es tanto un pati cuanto un agere. en apariencia tan inhumana, cons­
Al primado de una voluntad ciega tituye el precio que hay que pagar
opone el primado de la voluntad para alcanzar una auténtica
Vocabulario Franciscano 135

humanidad. La verdadera ternura de ambos sistemas, sin embargo,


nace del vigor, así lo afirma L. ha conseguido exponer la libertad
Boff. Y este binomio lo expresa humana de una forma válida y
Francisco en una pequeña fórmu­ plenamente satisfactoria. En el
la: “La Regla y Vida de los frailes sistema escotista resulta proble­
menores es esta”. La vida indica mática la motivación de la volun­
la presencia del Eros, la explosión tad, siendo a menudo difícil de
de la energía; la Regla señala su distinguir entre la libre actuación
ordenación e integración. La Re­ ética y el capricho ajeno a cual­
gla no pretendía sustituir a la vida, quier móvil ético. El sistema to­
sino darle vigor y carácter” (L. mista puede mostrar mejor esa
Boff, TyV, 42; K. Esser y E. motivación, pero encuentra sus di­
Grau, Antracht der Liebe. Werl- ficultades cuando pretende expo­
W, 1956; C. Surian, Elementi per ner la interna libertad personal de
una teología del desiderio.... Ro­ la voluntad.
ma, 1973). Al aplicar estas ideas filosóficas a
la cuestión de la libertad divina,
Mundo, Creación Libre Divina.- las diferencias vuelven a hacerse
En nosotros, los hombres, la liber­ patentes y cobran mayor alcance.
tad es un concepto límite, que en­ La orientación tomista, al consi­
cuentra su explicación en esa rea­ derar la esencia de Dios como el
lidad que llamamos espíritu. Ya fundamento natural de su volun­
aquí se distingue la concepción tad, propende a hablar de una ne­
aristotélico-tomista de la escotis- cesidad, que no sólo ha de apli­
ta-franciscana en que aquella fun­ carse a la generación del Hijo por
da la libertad de la voluntad pri­ parte del Padre, sino también al
mordialmente en la reflexibilidad conocimiento y volición de sí
del pensamiento espiritual (volun­ mismo: Dios no puede querer na­
tas est appetitus rationalis) mien­ da fuera de sí, si no es en razón de
tras que para la escuela francisca­ su propia esencia, el fin último de
na la libertas es un elemento de la todo querer. Por eso, la libertad,
misma volición activa. Tras el tal como los hombres la entende­
propio acto voluntario activo (ve- mos desde nuestra personal expe­
lle), y en un acto de voluntad, en riencia, solo puede darse en Dios
cierto modo, retrospectivo, que con respecto a su actividad crea­
podría denominarse actual (voló), dora ad extra. Ahora bien, como
el hombre puede poseer la autén­ el mundo que él crea no es un fin
tica libertad de elección. Ninguno en sí mismo, sino que está orde­
136

nado al fin que es Dios, es posible (Cf. Escoto, Ox. It, d. 38, n. 4 r,
la libertad de crear o no crear, 645a). Finalmente la idea se en­
crear esto o aquello; es posible la cuentra también en F. W. Sche-
libertad de elección (cf. ST r, q. lling que presenta el acto creador
19, a. 2 z 3; Summa c. Gent.I, divino como una explicado Dei,
c.74; De verit. q. 3, a. 4; De pot. porque es una revelación de la li­
q. 3, a. 15; Sent I, d. 43, q. 2). bertad del amor divino que consti­
La orientación de la escuela fran­ tuye su esencia. Todo lo que es
ciscana escotista, por el contrario, quiere manifestarse, y el ser su­
concibe la libertad de Dios como premo se ha manifestado en el
una libertad interna de acto, que universo. Con ello el mundo pue­
actúa espontáneamente como una de mantener su propio rango que
libertad personal, con indepen­ había perdido en el pensamiento
dencia de fines y objetivos (cf. platónico, donde el mundo solo
Vitalis DE FURNO.+ 1327, De significa algo por su participación
rerum principio q. 2, a. 3, n. 70: de Dios. Las ideas de Schelling
“per modum gratuitae voluntatis recuerdan la sentencia de Platón
expressivae et effectivae et im- de que el cosmos es “divinidad
mensae potestatis de initio omnia experimentable”, expresión que
creavit” (ed. Garda 321). Aquí desde luego no debe entenderse
lo decisivo no parece ser tanto el en un sentido panteísta (Auer,
principio neoplatónico del Ps. Minges, II).
Dionisio, de que bonum est diffu-
sivum sui, entendiendo el bien Mujeres, ordenación.- Tanto S.
como una realidad que tiene que Buenaventura en Sent. IV, d. 25,
difundirse, y tal como esa idea a. 2, q. 1 como Duns Escoto (Ord.
aparece todavía en Nicolás de Cu­ IV, d. 25, q. 2) enseñaron que en
sa. Lo que aquí está en juego es esta cuestión no estamos ante
más bien un pensamiento que cuestión disciplinar eclesiástica,
volvemos a encontrar más tarde sino ante la misma voluntad de
en el oratoriano G. Juenin ( Instit. Jesucristo. Y aduce como argu­
Theologicae II, Lyon, 1704, 340s: mento de que a pesar de que su
“Forma, per quam Deus constitui- Madre fue dechada de virtudes
tur liber est actus immanens seu como nadie, su hijo Jescristo no la
velle, non quidem prout termina- invistió de tal dignidad (Minges,
tur ad bonitatem divinam sed II, 675,7 a-b).
prout terminatur ad creaturas”.
Vocabulario Franciscano 137

Naturalezas indiferentes: esen­ negación implicaría una violación


cias comunes (Escoto).- Filóso­ flagrante del principio de contra­
fos escotistas estiman esta doctri­ dicción y por tanto de la naturale­
na fundamental del escotismo sin za indiferente de las normas éticas
la cual es incomprensible la doc­ fundamentales.
trina de que el ente se predica no Intentemos exponer las líneas
solo analógicamente, sino tam­ fundamentales de esta teoría bási­
bién unívocamente; item que el ca del escotismo y lo haremos con
acto y la potencia no representan las mismas palabras del maestro
entidades absolutas, sino relati­ Escoto. La esencia puede conside­
vas; y por tanto que el acto puede rarse concretamente, como existe
limitarse por sí mismo; de donde en los individuos respectivos, o
se sigue que la existencia no pue­ bien puede considerarse abstrac­
de ser sino un modo de la esencia tamente y universalmente como la
respectiva. La teoría sobredicha representa el entendimiento o
nos da razón también sobre el vo­ bien, añade Escoto sobre la base
luntarismo escotista, pues la “na­ de Avicena, puede considerarse
turaleza indiferente” de la volun­ según ella misma. Por ejemplo, la
tad no puede radicar sino en la li­ humanidad, esto es la esencia del
bertad. La propia teoría nos expli­ hombre, puede considerarse en un
ca a la vez la distinción necesaria, individuo, pongamos por caso, en
que, según Escoto, hay que intro­ Sócrates; o bien puede conside­
ducir entre la ética absoluta y la rarse como un universal, en cuan­
ética relativa. Sólo la primera im­ to está representada en el enten­
plica valor absoluto, incondicio­ dimiento; o finalmente, puede
nado y eterno, a la cual hasta Dios contemplarse según ella misma,
mismo ha de someterse, pues su prescindiendo de su realización
138

concreta, en la existencia real; y trae de los individuos y de su re­


prescindiendo de su verificación presentación conceptual en cuanto
abstracta, en la mente. La esencia tal; pues, ontológicamente
así considerada, de suyo ni es una, hablando, los individuos y la
ni muchas, ni universal, ni parti­ misma representación intelectual
cular. No es una de suyo con uni­ son posteriores a la esencia o na­
dad numérica singular; ni múlti­ turaleza, considerada según ella
ple, según la multiplicidad que se misma.
opone a la dicha unidad singular. Por tanto, la naturaleza o esencia
Tampoco hay que considerarla o quididad, considerada así abso­
como universal en acto, a la ma­ lutamente, es de suyo indiferente
nera de un universal producido a verificarse en el entendimiento o
por el entendimiento, aun cuando a realizarse en lo particular; y por
pueda ser objeto del entendimien­ tanto es indiferente al ser univer­
to. Tampoco es particular de suyo, sal, o ser de razón; y al ser parti­
aun cuando nunca se verifique cular, o ser real. En este sentido
realmente sino en lo particular.. podemos decir que las esencias o
Pero no por ello se identifica sin naturalezas según ellas mismas,
más con lo particular, pues onto- son neutras, ni de suyo singulares,
lógicamente es anterior a todo lo ni de suyo universales; ni están
particular aún al mismo entendi­ vinculadas necesariamente a la
miento. Las esencias así conside­ realización concreta, ni tampoco
radas, independientemente de sus están sometidas de suyo necesa­
realizaciones concretas, y de sus riamente a la representación abs­
representaciones abstractas, son el tracta; si bien no las podemos co­
objeto propio y esencial del en­ nocer sino a través de nuestros
tendimiento; y de esta suerte son conceptos abstractos; pero ellas -
asimismo el objeto de la Metafísi­ las esencias según ellas mismas -
ca, y de las definiciones corres­ no son universales, formalmente
pondientes; más aún, las proposi­ hablando, ni la universalidades
ciones que expresan la verdad propiedad inherente necesaria­
esencial son tales, porque expre­ mente a su concepto y representa­
san las esencias o naturalezas se­ ción; ya que la universalidad for­
gún son en sí mismas; ya que na­ malmente en cuanto tal, es asunto
da se puede decir de la esencia de más bien de la Lógica que de la
suyo y de modo esencial, sino lo Metafísica; pues, como enseñaba
que se incluye esencialmente en la Avicena, propio de la Lógica es
misma naturaleza, en cuanto abs­ considerar las intenciones según-
Vocabulario Franciscano 139

das en cuanto se aplican a las que, de suyo, es precisamente un


primeras. Por ende, la captación y algo que puede darse en muchos
representación de la naturaleza o individuos, como en uno solo. La
según ella misma, se refiere a la naturaleza común, en el sentido
naturaleza en cuanto tal, prescin­ dicho, no puede ser un producto
diendo de los modos como pueda del entendimiento; de lo contrario
realizarse en las cosas, o verifi­ nada podríamos saber de la reali­
carse en el entendimiento, aun dad; y toda nuestra ciencia sería
cuanto la universalidad sea pro­ un puro conocimiento de ideas y
piedad de la intelección en cuanto conceptos, sin fundamento real
tal, no es sin embargo propiedad alguno; ni podríamos adquirir co­
de la realidad entendida. nocimiento de los cambios que se
La naturaleza indiferente o co­ verifican en el mundo real (Meth.,
mún, objeto propio de las defini­ VII, q. 18, n. 10).
ciones metafísicas, se caracteriza Por consiguiente las naturalezas
por ser algo uno, que se verifica comunes o indiferentes, se verifi­
en muchos individuos, pero que can en la realidad, si bien no go­
no es predicable formalmente de zan de existencia propiamente di­
los mismos. Por tanto, la naturale­ cha; pues ésta es atributo de lo
za común o indiferente no es de singular. Las naturalezas comunes
suyo universal; sólo se unlversali­ o indiferentes a lo particular o a lo
za mediante su representación in­ universal, se verifican realmente
telectual, en cuya virtud, enton­ solo en sus respectivos singulares,
ces, es un algo que se verifica en a la manera de condiciones nece­
muchos individuos, como en uno sarias, suficientes y básicas que
soloy puede predicarse de mu­ condicionan su existencia, pero no
chos. La naturaleza indiferente, la constituyen, para decirlo con
precisamente por ser algo que lenguaje moderno.
puede verificarse tanto en uno, Pero nótese bien que esta funda­
como en muchos individuos, dis­ mental teoría de Escoto sobre las
tributivamente considerados, es naturalezas comunes o indiferen­
algo común. La razón de este ca­ tes, no implica un rechazo absolu­
rácter o nota de comunidad, no to ni del platonismo, ni del aristo-
hay que buscarla ni en los seres telismo; sino, al contrario, una
concretos, ni en el entendimiento; justificación relativa de uno y otro
sino que fluye de la índole misma (Vives, VII, 459; Ord., II, d. 3, q.
de la “naturaleza indiferente” a lo 1, n. 10).
particular y a lo universal; pues
Enrique Oltra Perales 140

Obediencia.- La obediencia es un por medio de la voz de los supe­


misterio. Y harto difícil de cum­ riores, por medio de las inspira­
plir, puesto que exige la inmola­ ciones divinas reconocida por los
ción de la voluntad propia en la ministros. Sin embargo, aquí es­
voluntad de Dios Padre. Es virtud triba el misterio: nadie puede
evangélica, la practica N. S. Jesu­ mandar cosa alguna contra el al­
cristo: “Padre, hágase tu voluntad, ma y la Regla. Los peligros del
no como yo quiero sino como tu poder, los efectos opresivos que
quieres”. San Francisco quiere la autoridad puede originar fueron
hacerla revivir en sí mismo y en vistos por S. Francisco con una
sus discípulos. “Debemos renun­ lucidez asombrosa. Lejos de exi­
ciar a nosotros mismos y colocar gir una obediencia totalmente cie­
nuestros cuerpos bajo el yugo de ga (la del cadáver), su amor al
la sujeción y de la santa obedien­ hermano le inclinaba por una obe­
cia, como todos prometimos al diencia que respetara en grado
Señor (C, 1/40; IR, 1/1-3; B 6/4). sumo a su hermano. El amor de
“Un súbdito no debe considerar al Francisco a sus hermanos excluye
hombre en su superior, sino a el sentimiento de jerarquía. No
aquel por cuyo amor eligió obe­ hay clases ni debe existir autori­
decer. Cuanto menos digno es el dad que sofoque abierta o disimu­
superior, tanto más agradable a ladamente. Los que mandan no
Dios es la humildad de quien ob- deben constituirse en estamentos,
dece (2C, 151; A, 3, 1-3). El Se­ en una clase social, en un grupo
ñor nos notifica su voluntad por que discrimine y se separe de los
medio de las criaturas y los acon­ demás. Porque por desgracia, lo
tecimientos, por medio de la igle­ que ocurre en la sociedad aún
sia, por medio de la legislación, democrática entra en el organis­
mo de nuestras comunidades reli­
Vocabulario Franciscano 141

giosas: fina red de jerarquías que oración al cual todas las cosas de­
atrapan a los religiosos, no deján­ ben servir”. Por la oración se con­
doles vivir en racional libertad, sigue la ayuda de Dios (2C, 101;
marginándole de la comunidad VC, 27). Convierte los hombres a
general, desconociéndole como Cristo (B, 8/2; LA 71). S. Buena­
miembro de la misma. Desconfía ventura afirma: “lo mismo cuando
de todo lo que pueda separar, di­ caminaba como cuando paraba, de
vidir u oprimir. De ahí que no sea viaje o en casa, trabajando o des­
cauteloso con los superiores, sino cansando se dedicaba a la oración,
también ante los que saben, los in­ de tal modo que parecía más bien
telectuales, predicadores, letrados. haberle entregado todo su corazón
Por eso les prescribe que se ejer­ y todo su cuerpo, toda su activi­
citen también en trabajos manua­ dad y todo su tiempo” (2C, 93).
les. Nadie tendrá poderío sobre Su sintonía personal alcanzaba la
los demás, sino que obedecerán oración (B 10/1) litúrgica de la
los unos a los otros “lavándose los iglesia en armonía con los deseos
pies”. Francisco, ante el misterio de su alma (C 3, 41; 2C, 96). S.
de la obediencia reivindica la Buenaventura ha traducido en
prioridad del amor entre los her­ clave mística (cf. Itinerarium) la
manos, que los nivela a todos por importancia de la oración:” Los
igual, conspirando todos a abrazar deseos de unión con Dios se in­
el ideal de vida evangélica que a flaman en nosotros por el clamor
Jesús prometieron. Es el espíritu de la oración, que exhala en alari­
del amor fraterno que anima la dos los gemidos del corazón, y
organización de su movimiento, por el resplandor de la especula­
que lo trasciende y es el padrón ción, por la que el alma suspira e
que regula su relación con Dios, intensísimamente se convierte a
con los hombres y con el mundo. los rayos de la luz” (/tin.., prólo­
go). La oración es la madre y ori­
Oración.- La oración privada en­ gen de la sobreelevación, lo que
tra en el proyecto de vida francis­ conseguiré con el auxilio divino”.
cano como uno de sus pilares bá­ La oración es el “segundo cami­
sicos. Lleva la primacía en la vida no por donde llega el alma a la
apostólica (B 10/1). A fray Anto­ verdadera sabiduría”, esto es, la
nio de Lisboa le amonestaba di­ contemplación” {De triplici via,
ciendo: “enseña teología a los 671). Es menester orar mucho pa­
humanos, mi obispo, pero siempre ra alcanzar el don de la contem­
que no se descuide el espíritu de plación hasta haber logrado el ob­
Enrique Oltra Perales 142

jeto de sus deseos: la audiencia se conjugan entrelazadas en la es­


divina y al propio Dios. Y en este piritualidad franciscana”. Finali­
punto, dice el Dr., debe S. Fran­ zar nuestra oración y no desistir
cisco y S. Buenaventura con su de ella antes, hasta entrar en el ta­
actitud avalan el contacto directo bernáculo admirable, hasta la casa
e inestimable del alma con Dios de Dios, donde con voz de regoci­
por medio de la oración personal. jo está el sonido del que está en el
Tienen seguramente delante de sí banquete {De triplici via).
el consejo del Señor: “tu cuando
de pongas a orar, entra en tu apo­ Orden franciscana - La orden
sento y retirado cierra la puerta y franciscana de varones está com­
ora a tu Padre, que está en lo es­ puesta por tres familias distintas,
condido” (Mt., 6 ,6 ). “Hay que totalmente independientes una de
orar sin intermisión (ITes. 5,17). otra, teniendo cada una su Minis­
Francisco es cierto que aprecia los tro General y sus propias consti­
valores de la piedad litúrgica y tuciones: los hermanos menores,
quiere que sus frailes se entrenen los hermanos conventuales y los
en el ejercicio diario de la misma” hermanos menores capuchinos.
(R. , c. III; LR, c. III). Con ello La división apunta a la eterna lu­
quiere evitar una piedad demasia­ cha en torno a la interpretación
do individualista y aboga por una del ideal franciscano. Escribe así
oración social, eclesial, cristocén- fray Z. Iriarte: “Las dos tenden­
trica, armonizándola con la ora­ cias, siempre latentes, van enfren­
ción personal, evitando la antino­ tándose de tarde en tarde en toda
mia entre ellas. Esa oración litúr­ la historia franciscana bajo dife­
gica también debe ser latreútica y rentes denominaciones, pero tra­
eucarística, orientada además a la duciendo siempre el mismo con­
recepción de los sacramentos que flicto. En el siglo XIII se llamaron
confieren la gracia ex opere ope- “espirituales” y “comunidad”, en
rato. Pero en la mente de Francis­ el XV “observancia” y “conven-
co, la oración litúrgica habla en tualismo”, en el XVI “estrecha
la oración personal, la contempla­ observancia” y “regular observan­
ción, su coronamiento. En una pa­ cia”.
labra: el campo de la oración li­ Ambas concepciones reconocen
túrgica es amplio. Sin embargo, como norma intangible de vida la
en la mente de Francisco, no ocu­ regla de san Francisco, pero mien­
pa todo el campo de la vida inter­ tras la del puro ideal la interpreta
ior. “Ambas actitudes del espíritu a la luz de la vida del fundador y
Vocabulario Franciscano 143

de su testamento, la otra se es­ primió la dependencia nominal en


fuerza por actualizarla conforme a que la orden se hallaba respecto
las exigencias prácticas de la evo­ del General de los conventuales.
lución de la orden y de sus fines Será S. Pió X quien declarará a
de apostolado. Y una vez que se los hermanos capuchinos como
ha producido una reforma bajo el legítimos herederos e hijos de S.
signo de la observancia, no tarda Francisco por derecho de sucesión
en aparecer dentro de ella la mis­ verdadera.
ma doble tendencia y en repetirse ¿Dónde se encuentra hoy en día la
los episodios de la pugna entre la descendencia directa del Povere-
"comunidad” representada por la 11o? Se pregunta Alexander Mas-
prudencia humana y el espíritu de seron. Y responde: a fin de cuen­
disciplina y los "celantes", reli­ tas, no nos interesa mayormente.
giosos fervorosos e idealistas que Franciscanos menores, conventua­
esperan una voz de insubordina­ les y capuchinos, tales apelativos
ción legal para hacer valer su de­ suenan muy poco a personas aje­
recho a observar la Regla. Hasta nas a la orden: ellas piensan que
la bula de León X ite et vos invi- la vocación de los discípulos es
neam meam la orden de los her­ imitar la caridad del Padre Seráfi­
manos menores formaba una sola co, mensajeros de la paz divina, y
familia. Los observantes menores no la de manosear desafortunados
surgen de las mismas cenizas de textos para repartirse glorias, co­
los espirituales, con S. Bernardino mentar interminables yerros, y
de Siena y S. Juan de Capistrano como resultado quizás involunta­
al frente, renunciando a la propie­ rio, pero siempre asegurado, mo­
dad personal y comunitaria. León lestar a sus hermanos. Ya nos
X les entrega el antiguo sello de la hemos hartado de esas mezquinas
fraternidad. Los conventuales querellas de tiempos pasados.
aceptan tener propiedad en co­ ¡Por Dios!, tenemos algo más ur­
mún, etc. Y el año de 1628, en gente que hacer...
tiempos de Urbano VIII, marca la
independencia del conventualis- Orden sacerdotal.- Desde Duns
mo respecto de la observancia. Escoto se propagó la doctrina de
Los hermanos capuchinos, cuya que el orden sacerdotal ocupaba
andadura se había iniciado desde una posición primordial en la
1525 al 1530, se consolida con las iglesia, capacitando para los actos
disposiciones de Paulo V de 1629 sacramentales, especialmente para
en Aliis felicis recordationis su­ la oblación de la santa eucaristía.
Enrique Oltra Perales 144

Y ante el problema de la relación Cristo así lo hizo. A estas dos


entre el presbiterado y el episco­ formas parciales se le juntaron
pado, Escoto opina que este últi­ dos materias, dos signos visibles
mo es ya un orden sacranental, propios: de la forma primera sería
subrayando la unidad del sacra­ la entrega del cáliz y patena con la
mento. Ha sido preciso llegar hostia, y las palabras: accipe po-
hasta la constitución de la iglesia testatem celebrandi. De la segun­
del Vaticano II para precisar con da forma, lo propio será “la impo­
todo rigor que con el episcopado sición de manos del obispo sobre
se confiere la plenitud del sacra­ la cabeza del sacerdote, con las
mento del orden (Auer II, 389; palbras: accipe Spiritum Sanctum,
Minges, II, 669-675). Respecto y así el Obispo actúa como Cristo,
del signo externo (materia y for­ obispo, pues como hemos afirma­
ma del sacramento del orden sa­ do arriba, confía a los apóstoles la
cerdotal), Escoto admite una do­ potestad de consagrar y la de ab­
ble materia y una doble forma. Se solver” (Minges, II, 674). Escoto
trata de demostrar que el poder de por fin está en contra de la orde­
consagrar y el de absolver debe nación de las mujeres.
conferirse por separado, como
Vocabulario Franciscano 145

Parentesco Espiritual entre El Cristocentrismo de S. Buena­


Francisco de Asís y S. Buena­ ventura trasunto del de Francis­
ventura.- En un célebre libro so­ co.- Poner a Cristo en el centro
bre “La philosophie de Saint Bo- de sus vidas, de su pensamiento,
naventure” el historiador y filóso­ fue la preocupación constante de
fo Etienne Gilson consagra una Francisco. Esto resalta tanto en
quincena de páginas, muy densas, sus escritos como en las observa­
a la influencia de Francisco sobre ciones hechos por sus compañeros
el pensamiento y la orientación y biógrafos: “La suprema as­
intelectual de san Buenaventura: piración de Francisco, su más
“la influencia de san Buenaventu­ vivo deseo y su más elevado
ra no había sido simplemente mo­ propósito, era observar en todo y
ral, había penetrado además hasta siempre el santo evangelio y se­
lo más profundo de su inteligen­ guir la doctrina de Nuestro Señor
cia...” y da diferentes ejemplos de Jesucristo y sus pasos con suma
esta influencia determinante: so­ atención, con todo cuidado, con
bre el carácter práctico de una todo el anhelo de su mente, con
teología ordenada a la contempla­ todo el fervor de su corazón” (1C
ción, sobre el conocimiento de 83).
Cristo y la visión cristocéntrica Ahora bien, en S. Buenaventura,
del mundo, sobre la simbólica de franciscano, que fue Ministro Ge­
la creación a través de la cual se neral de la orden (1257), biógrafo
expresa el amor y la gloria de de Francisco, y una de las lumina­
Dios; sobre la paz, bien supremo rias de la universidad de París, el
que busca toda alma cristiana y cristocentrismo es el eje evidente
que sólo puede encontrar en Dios. de su pensamiento. Está fuera de
duda que opción doctrinal es para
Enrique Oltra Perales 146

él una herencia franciscana. Por­ el camino, la verdad y la vida".


que si fue un adepto fidelísimo de Citamos una página muy caracte­
la teología agustiniana, de pronto rística del ejemplo de vida de este
se le ve desprenderse de S. Agus­ teólogo espiritual: “Cristo, en
tín en cuanto a la Cristología. Es cuanto que es camino, es Maestro
necesario, por tanto, explicar bien y principio del conocimiento se­
lo que en él es doctrina original. gún la fe. Este conocimiento nos
Pues bien, él mismo se ha preocu­ es comunicado mediante dos vías,
pado de señalar de qué manera su la revelación y la autoridad”.
adhesión a la experiencia espiri­ Pues bien, el mismo Cristo es el
tual de Francisco de Asís había principio de toda revelación por
formado su corazón y su espíritu. su advenimiento en el espíritu (del
La afirmación principal de la teo­ hombre), y la consolidación de
logía bonaventuriana sobre Cristo, toda autoridad por su advenimien­
el Señor Jesús, como Verbo en­ to en la carne. Sin esta luz que es
carnado, ocupa el centro de todas Cristo, nadie puede penetrar los
las cosas. Como el Verbo eterno secretos de la fe... En efecto, solo
está en el centro de la Trinidad El es el fundamento de toda doc­
divina, El está en el centro del trina auténtica, sea apostólica, sea
universo creado y en el centro de profética, según la ley nueva co­
la obra redentora, a la vez centro mo según la ley antigua. Así, es el
y mediador. El une a la creación maestro del conocimiento de la
con Dios-Trinidad, y vuelve a fe...”
conducir al Padre, origen absolu­
to, a los seres que el Padre ha que­ Parentesco Espiritual entre
rido y creado en sí. Para el hom­ Francisco de Asís y Escoto.- En
bre creador, Jesucristo es el me­ este artículo pretendemos estable­
diador necesario del retorno y del cer el parentesco íntimo entre el
don de la vida nueva. espíritu de Francisco de Asís y
Esta concepción del rol de Cristo Juan Duns Escoto. Se ha dicho, y
está presente en toda la obra teo­ con razón, que lo que vivió y pen­
lógica bonaventuriana, así como só S. Francisco lo plantearon filo­
en sus tratados de vida espiritual. sófica y teológicamente Juan
Pero el texto que nos interesa es Duns Escoto y Buenaventura.
su célebre sermón sobre "Cristo Ellos traducen y piensan metafísi-
único maestro de todos", medita­ camente lo que Francisco experi­
ción original y muy desarrollada mentó vitalmente. En primer lugar
sobre la palabra de Jesús: "Yo soy queremos destacar la importancia
Vocabulario Franciscano 147

que Escoto otorgó a lo individual, tez la razón esencial por la que


llegando a hacer consistir el prin­ unn individuo es este ser indivi­
cipio de la individualidad en la dual y no otro, al que llamó her­
heceidad (—> heceidad), como tra­ mano o hermana, para Escoto el
ducción de la actitud que Francis­ último acto que restringe la forma
co mantuvo ante la persona, reva­ de una especie a la singularidad
lorizando por su excelsitud y dig­ del individuo lo llamó heceidad.
nidad. Así, pues, en una época en Y esta heceidad de la persona fue
que se sobrevalora lo universal, creada a imagen y semejanza de
él, Francisco, da importancia a lo Dios. De ahí su enorme dignidad.
individual y no lo relega al nivel Esa heceidad condicionará, al
de lo accidental y perecedero. El mismo tiempo, a la fraternidad. Es
hombre medieval pensaba y vivía lo sustantivo en ella. No existe la
dentro de una conciencia profun­ persona para la fraternidad sino
damente colectiva. Era absorbido que es esta quien vive y existe pa­
por una fuerte estructura social ra la persona. Se salvaguarda así
donde lo individual se diluye. Fue la libertad e iniciativa de la perso­
San Francisco quien dio un viraje na frente al grupo, teniendo siem­
de 180 grados al enfatizar la im­ pre presente que el grupo no crea
portancia de lo individual, dejan­ al individuo, sino que la misma
do mucho a la inspiración y la fraternidad depende del individuo.
gracia divinas. San Francisco, pa­ Armonizar ambos elementos por
ra referirse a la originalidad de las la caridad es tarea, riesgo y come­
cosas y acercarse a ellas las llama tido. Escoto contribuye así con
“hermano”, “hermana”. No amó a Francisco a la constitución de un
la creación, sino a cada criatura: fuerte personalismo evitando un
su hermano Sol, su hermana Lu­ craso individualismo.
na... Pero ante todo, antes de su Otro tema, en sintonía con el espí­
hermano Sol, etc., para el herma­ ritu de san Francisco con el de
no Francisco existía el hermano Escoto, es el del amor. Los fran-
León, el hermano Gil, el hermano ciscanistas admiten, en términos
Bernardo, etc. Lo primero que generales, que el amor es el rasgo
amó Francisco fue la originalidad distintivo de san Francisco, a ex­
de la persona viva. Si Asís llegó a cepción de Ubaldo de Alen$on,
París con S. Buenaventura (Wil- quien afirma ser la pobreza (Ge-
son), con toda seguridad llegó a melli). La singularidad de la ma­
Oxford con Duns Escoto. Si san nera de amar en san Francisco se
Francisco apreció en su inmedia­ define por la ingenuidad, virgini­
Enrique Oltra Perales 148

dad, sencillez, exclusividad, en miento de los débiles a los pode­


los que nada de intelectual viene a rosos, la aceptación sin protesta
empeñar. Todo su amor y esencia de una sociedad organizada en ba­
se resume en esto: scio Christum se al despojo y la injusticia. La
crucifixum (Lekeux). Escoto con­ paz para el “pobre de Asís” exige
cibió la realidad como una forma un trabajo constante a favor del
de amor y toda la actividad como hombre. Desde este quehacer,
una expresión de amor: el celo Francisco podría haber advertido
por predicar el evangelio, el su­ a los hombres de su tiempo, como
frimiento, el estudio, el trabajo. El lo hiciera varios siglos después el
amor está en la acción diálogo, en Papa Pablo V 1: "Si quieres la paz,
el testimonio, en el compromiso, trabaja por la justicia”.
en la unidad. En esta ley del amor En este sentido, debe recordarse
descubrió Escoto la apremiante que a diferencia de algunos teólo­
preocupación del que ama, que es gos escolásticos que, siguiendo a
la de conformarse con el amado, y Aristóteles, consideraban que la
este era Cristo, y en su persona paz se encontraba favorecida con
centró todo su saber filosófico y la propiedad privada, San Fran­
teológico: el Cristocentrismo (—» cisco estimaba que la propiedad
Cristocentrismo). No en vano se era causa de “muchas rencillas y
definía también su ética como no pocos pleitos”. Acorde con es­
“ética del amor”. Evidentemente, ta concepción, la paz que desea el
solo el amor divino, su voluntad, santo de Así no es algo etéreo, si­
ha podido trascender la distancia no que supone un conjunto de re­
infinita entre lo necesario e infini­ laciones humanas que se expresan
to de su esencia y lo finito y con­ también a través de manifestacio­
tingente de la creación. De la nes de orden económico. Tampo­
misma manera, solo el amor, la co la paz supone para Francisco la
voluntad humana, podía trascen­ ausencia de contradicción con
der lo finito para llegar a lo infini­ aquel que obra mal. Cuando ello
to y fruir del amor como fin. sea necesario, Francisco denun­
ciará el actuar contrario al evan­
Paz.- Rasgo predominante del gelio. Sin embargo, debe precisar­
franciscanismo será la búsqueda se que para ello, salvo casos ex­
tesonera de la paz. Pero esta paz cepcionales, no recurrirá a la dia­
no significará solamente la ausen­ triba o al sarcasmo. El uso que de
cia de conflictos bélicos, que ge­ la violencia haga la Iglesia de su
neralmente suponen el someti­ tiempo, la vida mundana y muelle
Vocabulario Franciscano 149

de los prelados, no suscitarán en hombre como un ser de eminente


Francisco encendidas proclamas dignidad, que por su condición de
condenatorias. Su reproche, su hijo de Dios, nadie puede someter
denuncia, será instrumentada a ni violentar. De esta verdad surgi­
través de la elaboración de una al­ rá. para el verdadero francisca­
ternativa distinta. Rechazará las nismo la imperiosa necesidad de
cruzadas, presentándose al sultán vivir fraternalmente, en un clima
como amigo, solo e indefenso. de igualdad y libertad.
Reprochará a la Iglesia instalada, Para Francisco la violencia des­
el uso desenfrenado del poder y la truye esta relación fraterna, y hace
riqueza, generando un vigoroso que determinados hombres tirani­
movimiento de pobres itinerantes. cen a los demás. Su opción por la
El estilo contestatario franciscano “no-violencia”, nace de este res­
se conforma en base no a palabras peto al “otro”, de su deseo de que
sino a hechos. Como lo enseña la nadie explote ni esclavice al hom­
moderna psicología, cree más en bre. Sin exagerar, puede decirse
la eficacia del “acontecimiento» que es el primer humanista de la
que de la idea. Más que la con­ Edad Media, el precursor de los
frontación, busca la conversión. actuales derechos humanos (L.
Sería caer en una tonta y grave Boff).
superficialidad, atribuir la manse­ Si este es el concepto de paz que
dumbre de Francisco a un ame­ se deduce de la actitud de Fran­
rengado “humanitarismo filantró­ cisco en el aspecto social, hay
pico”. La clara y rotunda opción otro concepto de paz como conse­
que Francisco hace por la cuencia de un trabajo de vida in­
“no-violencia”, tiene, como todas terior. Así lo concibe S. Buena­
sus opciones, raíces más profun­ ventura (L. Boff).
das. El “poverello” no rechaza la
violencia por creer que el uso de Paz (pax).- Como término relati­
la fuerza sea intrínsecamente ma­ vo a la mística significa dos co­
lo, sino porque como la historia lo sas: la bienaventuranza de los pa­
demuestra (y su siglo era harto cíficos, hábito supremo entre to­
elocuente en mostrarlo), el violen­ dos los que integran el organismo
to uso del poder, sea del signo que espiritual, descrito por San Bue­
sea, termina por someter y avasa­ naventura, y la meta de la subida
llar al prójimo, al hermano, al hijo del alma a Dios, en quien ve
de Dios. Concepción básica del colmadas todas sus aspiraciones
franciscanismo es considerar al al pasar perfectamente a E l por
Enrique Oltra Perales 150

extático amor. Como término re­ del pecado original, San Buena­
lativo a la espiritualidad bonaven- ventura con Santo Tomás afirma:
turiana significa unas veces el fru­ “Y así sucede que la persona co­
to de la purificación, que es pleno rrompe a la naturaleza y la natu­
dominio de sí mismo; el aquieta- raleza corrompida corrompe a su
miento interior; otras, la meta de vez a la persona” (Brev., III, p.
la subida del alma a Dios, en 303). Y puesto que en el pecado
quien ve colmadas todas sus aspi­ original no existe culpa personal y
raciones al pasar perfectamente a la culpa siempre tiene que ver con
El por estático amor; y otras, por la persona, Escoto admite como
último, la bienaventuranza de los explicación un “decretum divinae
pacíficos, hábito gratuito supremo voluntatis”. Dios, como creador
entre todos los que integran el or­ del hombre, quiso que el primer
ganismo espiritual descrito por hombre tomase su decisión no
San Buenaventura. solo para sí mismo, sino también
para todos sus descendientes
Pecado Original, El .- A la pre­ (Minges, II, 322; Ox. II, d.32,
gunta: ¿Qué es el pecado original n.2). Y añade: Mas esa decisión
en el hombre? Sto. Tomás ve en del hombre no afecta simplemente
la carencia de la gracia de Dios, a una cosa o contenido objetivo,
asignada al hombre en la historia la posesión de la gracia; llega
salvífica, el elemento formal y en también a lo más profundo de la
la concupiscencia el elemento ma­ naturaleza humana, que el hombre
terial del pecado original. Duns transmite en la generación. Una
Escoto ha visto esencialmente el mentalidad nada teológica y exce­
pecado original “en la carencia de sivamente primitiva ha revestido
santidad o de la justicia original por todo ello ese contenido real
(peccatum origínale non est nisi bajo la fórmula de: Lo que el an­
carentia iustitiae divinae) (Ox., II, tepasado "ha perdido ya no pue­
d.32, n.7, XIII, 310). La concu­ den heredarlo los descendientes,
piscencia es el elemento material aunque les hubiera pertenecido
solo en un sentido similar a como como perteneció a su padre. En
el caballo sin bridas o el barco sin ese contexto, sólo puede entrar la
timón quedan a la deriva (homo culpabilidad, si existe un decreto
immoderate fertur in concupiscen- divino. Y ese decreto divino sobre
tiam carnis, deperdita iustitia ori- la responsabilidad del patriarca
gimali. Rep., II, d.33, n.19; XXIII sobre todos sus descendientes en
1636). En cuanto a la trasmisión la cuestión del pecado vendría a
V ocabulario Franciscano 151

responder al designio de Dios so­ su prójimo. De ahí que su peni­


bre la redención de la humanidad tencia sea comunicativa y entu­
por medio del hombre Jesús de siasta, y pretende que todos co­
Nazaret (cf. E f. 1.5-10)”. nozcan el infinito amor del Padre
en Cristo, para que ese amor en­
Penitencia, Vida en.- La vida en cuentre digna respuesta de parte
penitencia es nota distintiva del del hombre.
proyecto franciscano. Y brota de Existe, sin embargo en Francisco,
una actitud de penitencia, de con­ otra vertiente de la inteligencia: la
versión constante, de apertura mortificación, el ascetismo. La
continua al Espíritu. Francisco, formulamos según el sentir de San
dice Celano (1C, 36) “anunciaba Pablo: “Dios me libre de gloriar­
el reino de Dios, predicaba la paz, me si no es en la cruz de Jesucris­
enseñaba a los cristianos el cami­ to, por la cual soy un crucificado
no de salvación y de la penitencia para el mundo y el mundo un cru­
para la remisión de los pecados”. cificado para mí” . Francisco fue
En la IRegla, 20-21, dirigiéndose un gran penitente, digno de los
a todos los hombres, exhortaba a ascetas del desierto, pero de un
que perseverasen con nosotros en ascetismo amoroso y compasivo.
la verdadera fe y penitencia, pues Compasivo con los dolores en la
de otra manera ningún hombre se cruz de Cristo, con la voluntad
puede salvar (y en T, 36). Fran­ firme de participar efectivamente
cisco se veía a sí mismo y a sus en la pasión. Según Celano “todos
hermanos como penitentes y con­ sus pensamientos convergían en
sideraba su aventura espiritual la cruz”. ¿Por qué? “Debemos
como una prolongada”vida de pe­ amar mucho a quien mucho nos
nitencia”. Esta penitencia consiste amó” (2C, 196). Y ambicionaba el
en un desplazamiento progresivo martirio para corresponde el sacri­
de los criterios espontáneos del ficio con el sacrificio. Su peniten­
hombre de naturaleza egoísta para cia era también alegre, porque te­
dar lugar a las mociones e inspi­ nía el tinte del amor que es fuente
raciones del Espíritu de Dios. Esta de gozo. “Vuestra tristeza se tor­
penitencia no se inspira en el des­ nará en gozo”, divina alquimia de
precio del mundo, sino en la con­ amor.
templación de las maravillas de
Dios. Pretende que el hombre Penitencia, Sacramento de la .-
nuevo sea un hombre fraterno, re­ El sacramento de la penitencia
conciliado consigo mismo y con (confesión) tiene un enfoque sin­
Enrique Oltra Perales 152

guiar en la escuela franciscana. timo, Escoto es de la opinión al


Como lo hiciera Alejandro de hablar de los actos penitenciales
Hales (Sitmm. IV, 16, n.2) San de que con la sola atrición se po­
Buenaventura (Sent. , IV, d. 17) y día recibir el sacramento, aunque
especialmente Juan Duns Escoto hay que tender hacia la contrición.
(Ox., IV, d. 16), defiende muy
bien el aspecto formal del perdón Pericóresis (circumincessio).- La
de los pecados: paenitentiae sar- pericóresis es la inserción de las
cramentum est ist illa absolutio tres divinas personas como expre­
sacramentalis” (Minge, II, 630, sión de la unidad esencial de cada
6,3). No niega que la contrición, persona en el ser divino. No deja
confesión y satisfacción constitu­ de ser significativo que los teólo­
yan la penitencia completa (Ibid., gos franciscanos empleasen gene­
d.2 2 , n.2 1 ), pero le interesa el as­ ralmente la forma dinámica de
pecto formal. Por ello, la absolu­ circumincessio (lit. caminar alre­
ción es el primer elemento, mien­ dedor), mientras que E. de Gante
tras que para Sto. Tomás es el prefiere la forma estática de cir­
cuarto, junto a los tres actos del cumincessio (lit. sentarse alrede­
penitente. Los actos del penitente dor). San Buenaventura había en­
se consideran en la tesis escotista señado: las autoridades y los ar­
como algo más que meros actos gumentos de razón demuestran
humanos, y el perdón de los peca­ que en las personas divinas hay
dos aparece en el sacramento co­ una completa y suprema circu-
mo más que un puro acto de gra­ mincesión (in divinis est summa
cia (Minge, II, 630). Además, en et perfecta circumincessio, Sent. I,
Duns Escoto, debido a su pensa­ d. 19, p. I, q. 4). Y explica la ex­
miento formal además del perdón presión con estas palabras: Uno
sacramental de los pecados en la está en el otro, y a la inversa
penitencia surge la posibilidad de (unus est in alio et viceverso)
un perdón de los pecados extra­ agregando a modo de declaración:
sacramental en virtud de los actos pero en sentido propio y perfecto
del penitente, quien mostrando esto se da solo en Dios, ya que tal
gran humildad confiesa su pecado penetración recíproca en el ser
a un laico, pero la absolución del supone a la vez distinción y uni­
mismo debe sujetarse a la jerar­ dad. Solo en Dios se da en efecto,
quía de la Iglesia, al sacerdote. la unidad suprema con la distin­
Rechaza expresamente, por tanto, ción (summa unitas cum distinc-
la confesión de los laicos. Por úl­ tione) de modo que esa distinción
Vocabulario Franciscano 153

sin mezcla y esa unidad sin dis­ aquella comunicabilidad como la


tinción (o separación)”. Cita a del universal que se comunica a
Hilario (De Trin. III, n. 1, y VII, los inferiores; o como aquella del
n. 37: PL. 10,36 ss), subrayando alma que se comunica al cuerpo,
que no hacen al caso las ocho po­ pero no se identifica con él. Ahora
sibilidades de “in-estar” que co­ bien, de estos modos la divinidad
noce Aristóteles (cf. Phys., IV, es incomunicable y de ningún
cap. 3, 21; cf. Boecio, In categ. modo resulta comunicable la per­
Arist.). Algo parecido escribe más sona. Así resulta ser doble la in­
tarde Juan Duns Escoto (Ox. I, d. comunicabilidad que es típica de
19, q, 2, X, 183ss; rep. q. 4, XXII, la persona, por la cual separada el
240 ss). alma, aunque goza de la primera
incomunicabilidad, no es por ello
Persona.- Duns Escoto, al tratar persona, porque ha sido privada
sobre la persona, tiene ante sí dos de la segunda. Sin embargo, entre
verdades dogmáticas: la de la san­ las dos se requieren para que se dé
tísima Trinidad (tres personas en la esencia de la persona y es tal
una sola naturaleza) y la de la En­ por sí misma (ex natura rei) y así
carnación del Verbo divino en una nada cabe dentro del ámbito esen­
naturaleza humana individual. cial de la persona que juzga en la
Desde esta atalaya teológica vi­ lógica de la intención segunda
sualiza la estructura de la persona (Ox. I, d.23, n.16,; V. 357). La
y no le convence la definición que persona es ciertamente incomuni­
de ella da Boecio: “rationalis na- cable, pero es de tal naturaleza
turae individua substantia"’. Por­ que existe perfectamente en sí
que en la hipótesis de que se ajus­ misma, de modo autónomo, inde­
tara a la realidad se deduciría que pendiente. Su existencia en sí
el alma humana sería persona y misma es idéntica a su subsisten­
que la esencia divina también se­ cia, que a su vez no es otra cosa
ría persona (Minges II, p. 222, que la existencia incomunicable,
n.9). Por eso se adhiere a la defi­ elemento constitutivo de la perso­
nición de Ricardo de San Víctor: na. La independencia es un térmi­
“intellectualis naturae incommu- no negativo, pero ricamente car­
nicabilis existentia”, que aplica a gado de positividad. El que no
la persona el bello concepto de depende de otro no tiene necesi­
existencia incomunicable. A la in­ dad de él para existir, posee per­
comunicabilidad se le opone una fección suficiente en el orden del
doble comunicabilidad, vale decir, ser para disfrutar de autosuficien­
Enrique Oltra Perales 154

cia. La persona no depende de Escoto no se encierra en un solip-


otros en el orden de la persona, sismo.
porque se basta a sí misma en el Tomemos como punto de partida
existir. Por eso, el término perso­ la cuestión siguiente: si la huma­
na es sinónimo de riqueza de ser y nidad de Jesús, según Calcedonia,
de perfección. Más todavía, el ser es plena y perfecta y autónoma en
personal para Escoto es la máxi­ cuanto humanidad, y, sin embar­
ma perfección del ser que lo reali­ go, carece de una hypostasis pu­
za en su más alto grado. Por últi­ ramente humana, ¿cómo se armo­
mo, el término persona expresa la nizan ambas afirmaciones? Es una
última ¡solitudo!, clausura de objeción que ya hemos encontra­
otros en el orden del ser. Pero en do: si carece de “algo” no será
Escoto esto no se verifica, porque plenamente humanidad. Si no ca­
cuanto más rico se es, tanto más rece de nada, ¿por qué no hay
puede donar a los demás. La “so­ también en Jesús una subsistencia,
litudo” deriva en solidaridad, por­ humana? A este dilema sólo se
que subsistiendo la persona en su puede responder determinando
modo incomunicable en la pose­ exactamente cuál es el constituti­
sión de su naturaleza racional, ella vo formal de la “personalidad”
se ve impulsada a comunicarse (en el sentido antiguo del término
con otros, compartiendo su vida, que traduce la hypostasis griega).
pensamiento, afectos, sentimien­ Ese constitutivo formal es lo que
tos. Escoto, de hecho afirma que faltará a Jesús sin hacer que deje
el entendimiento posee un poder de ser perfectamente hombre. La
indeterminado, en el sentido que multitud de respuestas a esta cues­
puede extenderse al conocimiento tión puede reducirse a dos. Y en
de todo el ser (Ord. I, d.3, q.2, , ellas veremos reaparecer las anti­
n.545; III, 325-26). Dígase lo guas oscilaciones entre talantes
mismo de la voluntad. Con el en­ alejandrinos y antioquenos. a) La
tendimiento son como dos antenas postura tomista proviene de un ta­
que pueden abrazar la totalidad lante más alejandrino, atento por
del ser. La persona humana es consiguiente a la unidad de Jesús.
tendencialmente relación y su Según esta opinión, no falta a la
grandeza estriba en que impulsada humanidad de Jesús nada que per­
por la libertad pone en acto su vi­ tenezca a la esencia del hombre.
da de relación con los otros vi­ Le falta la existencia humana,
viendo según la ley moral. Duns porque existe con la existencia del
Hijo. Jesús tiene, por tanto, una
Vocabulario Franciscano 155

esencia humana y una existencia encarnación del Verbo. La vida


divina. Y la “personalidad” se espiritual mariana de Francisco es
identifica con la existencia. b)La cristocéntrica y patrocéntrica. En
postura escotista proviene de un SBV exclama: “¡Salve, Madre de
talante más antioqueno y sobre Dios, oh María, escogida por el
todo, a la autonomía de la huma­ santísimo Padre del cielo y consa­
nidad de Jesús. Según esta opi­ grada por El con su santísimo y
nión, no falta absolutamente nada amado Hijo y el Espíritu Conso­
en ningún orden a la humanidad lador!”. La Encarnación se realiza
de Jesús: más bien le sobra el por medio de una mujer santísi­
haber sido asumida por Dios. O ma, María, quien en virtud de su
formulado al revés: le falta el maternidad tiene una singular re­
existir independientemente, como lación con el Hijo de Dios, de
no asumida. Jesús tiene, por tanto, quien es su hijo. Madre e Hijo son
esencia humana y existencia insuperables. Contemplando el
humana. Pero no independencia. misterio de la Encarnación S.
Y la “personalidad” se identifica Francisco no solo se abrasaba en
con el hecho de no estar asumida. el amor al Hijo de Dios, hecho
Defensores de esta opinión, entre hermano nuestro, sino que refería
otros: Escoto, Tifano (con varian­ su indecible amor a María, porque
tes), Molina, Pesch, Galtier. gracias a ella el Señor de la ma­
jestad infinita había tomado nues­
Piedad filial.- La piedad francis­ tra naturaleza (2C., 198). Adivi­
cana es eminentemente filial. Vale namos en la piedad mariana de
decir, se fundamenta en el acto de Franciscoa una cierta intuición
fe en el amor, en la bondad esen­ mística sobre el misterio de la
cial de Dios y siente a Dios como Inmaculada Concepción en el sen­
Padre, y por eso trata de que su tido de que Francisco acostum­
piedad sea intrínsecamente filial, braba a magnificar las grandezas
que es lo mismo que decir desin­ de María. En sus escritos, encon­
teresada, amorosa, espontánea, li­ tramos varios testimonios (cf. OP
bre. Extiende su objeto propio a la antífona; SBV, 1 y 3; B 9-3; FCA,
humanidad de Cristo (Bettoni) y 2; SBV, 2 y 4-5). "Salve Señora
condiciona el espíritu de oración. santa, Reina santísima, oh María,
Madre de Dios, que por siempre
Piedad Mariana de Francisco.- permaneces Virgen. Tu en quien
La devoción de Francisco a María estuvo y está toda plenitud de
está motivada por el misterio de la gracia y todo bien (SBV, 1 y 3).
Enrique Oltra Perales 156

María patrocima la fundación de formas más o menos graves, ya


la familia franciscana (B, 2/8). que el ideal de pobreza con que
Ella es nuestra abogada ante Dios soñaba S. Francisco no podía
(B, 9/3). Debemos los francisca­ tener quizás una realización cabal
nos imitar sus virtudes y recurrir a en su orden como tal, sino solo en
su amparo (RC, 6 ; B, 9/3). La algunos de sus miembros. Por eso,
constituye protectora suya y de cuando alguno de ellos comenzó a
sus hermanos (B 3/1; FCA, 20). carecer de aquella experiencia
El primado de Cristo en la crea­ mística original del santo la po­
ción y la Inmaculada Concepción, breza comenzó también a centrar­
su santidad extraordinaria supera se en lo meramente exterior de
la de todos los santos, su media­ ella, esto es, en la cantidad, co­
ción universal son propias del Se­ menzando a especular y discutir
rafín de Asís (cf. J. F. Bonnefoy, hasta cuánto podían poseer los
La negación del debitum peccati frailes menores para seguir siendo
en María, Síntesis histórica. Ver­ pobres. A la pobreza se la intentó
dad y Vida, 12 (1954); P. Miglio- cuantificar y convertirla en una
re, ofmc, La dottrina dell’ Imma- medida: hasta aquí eres pobre,
culata in G. de Ware en el B. más allá dejas de serlo. Pero esta
Duns Scoto. Roma 1955). especulación por la medida era lo
más opuesto al espíritu pobre de
Pobreza.- Todos los santos, en Francisco, porque, con ello se ubi­
mayor o menor medida, han culti­ caba la esencia de la pobreza en lo
vado la virtud de la pobreza. S. meramente material y externo: en
Francisco buscó cultivar la virtud el tener o no tener, y no en su es­
de la pobreza de una forma tan encia: en la pobreza interior. San
especial que ha pasado a la pos­ Francisco quiso revivir el ideal de
teridad como el santo de la po­ pobreza evangélica como una
breza y su orden como la herman­ forma de imitar a Cristo. La
dad de los pobres. Tan estricta fue carencia de bienes era solo un
la exigencia de pobreza que tenía medio para imitarle, no la finali­
el santo que cuando hizo entrega dad en sí misma. Imitar a Cristo
de su primera regla hasta el podía significar copiarle, pero
mismo Papa llegó a dudar de que también identificarse con el mo­
pudiera cumplirse. Por eso, la po­ delo que buscaba imitar. Pero pa­
breza fue también la piedra de ra ello hacía falta continuar y per­
escándalo en su orden, porque dio seguir los mismos ideales que lle­
origen a muchos conflictos y re­ varon a Cristo a ser pobre.
Vocabulario Franciscano 157

Es un misterio insondable e ines­ sequere m e”. La renuncia a los


crutable querer explicar por qué bienes no era el fin sino la condi­
Cristo eligió aparecer entre los ción para poder seguir a Cristo.
hombres como un pobre, más aún, Lo esencial de esta renuncia no
como el más pobre y no como una estaba en el desprendimiento de
persona de cierta posición social o los bienes externos, sino en el se­
de una alta jerarquía. Algunos guimiento de Cristo, en el cambio
teólogos, entre quienes sobresale de vida, en el sequere me, con to­
Pedro Olivi, nos han dado algunas do lo que ello comportaba.
razones para ello, pero todas ellas, Hagamos referencia a otros aspec­
como es lógico, apuntan más a la tos que implican el abrazarse a la
conveniencia que al por qué. S. pobreza espiritual. Es esta pobre­
Pablo expresa de un modo muy za el fundamento indispensable de
profundo en qué consistió la po­ la faceta franciscana. Narra S.
breza de Cristo cuando dice que Buenaventura: “algún día, al pre­
"semetipsum exinanivit formam guntarle los hermanos, durante un
serví accipiens". El texto griego capítulo, cuál es la virtud que más
emplea el verbo éicévooaev, que atrae la amistad de Cristo, Fran­
podemos traducir por vaciarse. La cisco respondió, como quien des­
palabra latina exinanivit apunta cubre el íntimo secreto de su co­
más al anonadamiento, al hacerse razón: "Sabed, hermanos, que la
como nada. Cristo se hizo pobre pobreza es el camino privilegiado
al vaciarse de sí mismo, renun­ de la salvación. Es la savia de la
ciando para ello al brillo de la di­ humildad y la raíz de la perfec­
vinidad y del señorío, para reves­ ción. Innumerables son sus frutos,
tirse de la humildad del siervo. aunque permanezcan ocultos. La
Desde entonces, la esencia de la pobreza es el tesoro escondido en
pobreza ha implicado tanto nues­ un campo por cuya compra -dice
tro vaciamiento como nuestro el Evangelio - hay que vender to­
anonadamiento interior. La po­ do, y cuyo valor debe hacernos
breza material ha sido solo un despreciar cuanto no puede ven­
signo de este vaciamiento interior, derse." (B. 7/1)
nunca su sustituto. Son claras las Pero ¿por qué la pobreza es tan
palabras que le dirigió Cristo al fundamental? La respuesta nos la
joven que quería ser perfecto: da Celano. Porque nos hace po­
"oninia quaecumque habes, vende seer a Cristo y por El lo posee to­
et da pauperibus, et habebis the- do en todas las cosas (2C, 84). La
saurium in coelo; et postea veni et misma Clara entabló tan íntimo
Enrique Oltra Perales 158

pacto con la pobreza, que no qui­ puedan recibir todo lo necesario,


so poseer nada que no fuera Cris­ excepto dinero (IR, 7; LA, 62).
to, y no permitió a sus hijas po­ Celano afirma: “Después del pe­
seer nunca más (VC., 13). Ade­ cado, decía S. Francisco, todo
más. según S. Francisco, “practi­ cuanto recibimos se nos da a títu­
cando la pobreza poseemos el re­ lo de limosna. Dignos o indignos,
ino”. Tal es aquella excelencia de todos somos deudores de la gene­
la altísima pobreza que a Voso­ rosa bondad de nuestro gran li­
tros, hermanos míos queridísimos, mosnero” (2C, 77; B, 2/4).
os constituyó herederos y reyes Pero ante todo, y sobre todo, la
del Reino de los cielos; os hizo, actitud radical de Francisco de
sí, pobres en bienes temporales, desprenderse de los bienes terre­
pero sumamente elevados en vir­ nales apuntando a los bienes del
tudes. Esta sea, pues, vuestra espíritu, implica una determinada
herencia, la que lleva a la tierra de “opción de los pobres” y profundo
los vivientes. A la cual, amadísi­ cambio de “clase social”. Francis­
mos hermanos, adhiriéndoos to­ co abandona su clase social, la
talmente, no queráis, por el nom­ dominante de aquel tiempo, la so­
bre de nuestro Señor Jesucristo, ciedad de los mayores, como a sí
nunca jamás tener otra cosa cual­ mismo se llamaban, y desea deci­
quiera debajo del cielo. (2R. didamente ser menor. Dejó un lu­
6/4-6; CC, 1,3). gar y definió perfectamente el
La pobreza invita al trabajo para otro lugar con el que se identificó:
poder vivir, pero lo espera todo los pobres, los leprosos (feci mi-
del Padre Celestial. Trabajen los sericordiam cum illis), los trata
hermanos que saben trabajar y con misericordia. A estos los con­
ejerzan el mismo oficio que cono­ sideraba como los grandes sacra­
cen, siempre que no sea contrario mentos de Cristo, llamándose a sí
a la salvación del alma y lo pue­ meramente “un hermano cristia­
dan desempeñar honradamente. no”. Y desde ellos organizó toda
Pues dice el profeta: “Cuando la forma de entender su propia vi­
comieres del trabajo de tus manos da, a Dios, a Cristo y su senido de
serás dichoso y todo te irá bien”. fraternidad”. Francisco gozaba
Y el Apóstol: “Si alguno no quie­ con la compañía de los pobres.
re trabajar, que no coma”. Cada TY así escribe: “Los hermanos
uno permanezca en la profesión u deben gozarse cuando tratan con
oficio que tenía cuando fue lla­ gente de condición baja y des­
mado. A cambio de su trabajo preciada, con los pobres y tullí-
Vocabulario Franciscano 159

dos, con los enfermos y leprosos y comunión con los pobres y con el
con los mendigos de la calle. (IR. Cristo que se empobreció para
9/3). Ellos son imagen de Cristo. identificarse con los pobres. Con­
Por eso debemos compartir con siguientemente, a las personas le­
ellos los bienes que de Dios reci­ tradas que desean seguirle les pide
bimos. Como cristiano verdadero, que abandonen la ciencia para
Francisco veía en todos los pobres “ofrecerse desnudos en brazos del
la imagen de Cristo; por lo cual, Crucificado” (77). Pide también
al primero que se le presentaba, que nadie se apropie del ministe­
no sólo entregaba generosamente rio de la predicación (78), ni del
las limosnas que había recibido... cargo de superior, título que no
sino que llamaba eso una "devo­ debe existir en la fraternidad, pues
lución” igual que si el pobre fuera el “guardián, debe ser como una
el dueño de ellas. “Se nos han madre, como quien lava los pies a
prestado aquellas limosnas, decía, los demás, cual auténtico siervo
hasta que encontráramos a otro Cexh, IX). “Pecan contra la altí­
más pobre que nosotros”(B. 8/5). sima pobreza quienes, aun siendo
Al ver a los pobres se le conmovía muy pobres, se permiten despre­
el corazón, y cuando no podía ciar a los hombres que vieren ver­
ayudarlos con algo, al menos les tidos de ropas delicadas y de co­
daba pruebas de su cariño. Veía lar, usar de manjares y bebidas
sufrir a Cristo en cualquier des­ delicadas...”. Quien se irrita a
gracia que encontraba y en todos causa de los pecados de los demás
los pobres reconocía al Hijo de la lo que hace en realidad es “ateso­
Virgen pobrísima (2C. 83). rar” y, por lo tanto, peca contra la
Pero el ser humano no posee úni­ pobreza, porque se convierte en
camente bienes materiales; tam­ fariseo que no cae en la cuenta de
bién posee bienes del espíritu sus propios pecados. Tampoco es
(ciencia, dotes naturales, funcio­ pobre el que, aún siendo celoso y
nes que proporcionan honorabili­ dado a la penitencia, es incapaz de
dad, virtudes difícilmente con­ soportar critica alguna, la cual le
quistadas...). Esos son los bienes perturba y le irrita. La verdadera
más duraderos y preciosos, por­ pobreza va asociada a la humildad
que son bienes personalizados. que todo lo soporta y todo lo
Francisco cae sagazmente en la acepta, porque el yo se ha des­
cuenta de que también en este te­ hojado de todo deseo de autoafir-
rreno puede medrar el espíritu de mación, justificación e imposi­
apropiación que nos aparta de la ción. Por eso en su “Saludo a las
Enrique Oltra Perales 160

Virtudes”, dice Francisco: “¡Da­ con Bañez a la cabeza. Escoto


ma, santa Pobreza! Dios te guarde parte del principio de la voluntad
con mi hermana la santa Humil­ universal de Dios que quiere que
dad, (IR). La verdadera pobreza todos se salven. Para ello, da la
se prueba en la obediencia, por­ gracia suficiente a través de los
que en ésta se renuncia al don más méritos de la Pasión del Verbo en
precioso que Dios ha otorgado a el mundo. Escoto argumenta así:
cada cual: la voluntad y la liber­ Dios es el autor “solo” del bien, y
tad. La verdadera pobreza se por tanto este debe sr referido so­
prueba en la obediencia, porque lo a El, mientras que el hombre es
en esta se renuncia al don más “solo” responsable del mal moral
precioso que Dios ha otorgado a (salus tua in me, Israel, perdido
cada cual: la voluntad y la liber­ tua in te , Israel). La predestina­
tad” (L. Boff). ción es obra de Dios, que elige li­
Por último, la pobreza es radical­ bremente a quien quiere y como
mente liberadora. “Feliz y exul­ quiere. Por tanto, es absolutamen­
tante de gozo Francisco, por te gratuita. La reprobación nunca
haber sido fiel a su dama pobreza puede tener principio en la volun­
hasta el fin, el Santo levantó las tad de Dios, sino que es actitud li­
manos al cielo y alabó a Cristo bérrima del hombre ante la gracia
por tanta alegría de irse hacia El de salvación que Dios se lo ofre­
enteramente libre y desembaraza­ ce, pero que él rechaza libremen­
do de todo” (B, 14/4). te. Dios sabe que uno se salvará
en cuanto el hombre determine
Predestinación (Escoto).- Deja­ cooperar con Dios en la realiza­
mos de lado la cuestión que plan­ ción del bien (Ord. 1, d. 41, n. 46;
tea Panenberg sobre la posición VI, 334). Dios también sabe que
de Escoto ante este espinoso pro­ uno se condena porque rechaza la
blema y que el teólogo alemán de­ gracia libremente y Dios respeta
fine como poco unitaria y que su en voluntad; voluntad de alejarse
doctrina entra en círculo vicioso, de Dios. Escoto intenta compren­
sin embargo autores escotistas der cómo la voluntad divina em­
modernos, basándose en la nueva bebe la razón justísima que a unos
edición de la Ordinatio de Escoto, salva y a otros permite su conde­
lanzada por Quaracchi, expone así nación.. Lo que no permite pensar
la doctrina del doctor mariano, que la reprobación sea injusta,
que, por cierto logará su máximo porque la razón de la reprobación
desarrollo en las filas del tomismo se encuentre en la voluntad del
Vocabulario Franciscano 161

pecador que se obstina en perma­ gidos y réprobos. La elección es


necer en el pecado. "Non sunt. obra de la gracia, la no elección es
apud Deum menta ratio dam- obra del rechazo a la gracia divi­
mandi nec reprobandi nec sal- na. Así Dios alcanza el fin último
vandi vel praedestinandi, sed tan- de la creación, que es el de mani­
tum ex parte sua, scilicet volúnta­ festar su gloria a través del triun­
te et essentia sua, licet autem ex fo de su bondad y misericordia
parte effectus (est) causa con los elegidos y de su santidad
reprobationis eius” (Ord. I, d. 46, y justicia con los no elegidos.
q. V, n. 7; VI, 379). En el Terminamos con las palabras de
pensamiento de Escoto impera la S. Agustín al respecto: qui creavit
armonía entre los dos aspectos, te sine te non salvabit te sine te
señalando que la voluntad (Cf. W. Pannenberg. La dottrina
soberana de Dios no se ajusta al della predestinazione di Duns
capricho que decide de modo Scoto riel contesto dello svilluppo
irracional todo cuanto afecta a la della scolastica).
elección de la gloria o a la
condenación. Escoto trae el ejem­ Primado de Cristo (Duns Esco­
plo de Pedro y Judas. Ambos nie­ to).- Los filósofos y teólogos es-
gan y traicionan a Jesús. Pero Pe­ cotistas consideraron el Primado
dro llora su pecado. En tanto que de Cristo como la perla de la Cris-
Judas, a pesar de que Jesús le tología de Escoto. Comúnmente
brinda la oportunidad de rectrac- se admite que Escoto ha codifica­
tarse de su pecado (Judas, ¿con un do teológicamente la intuición
beso entregas al Hijo del Hom­ mística de S. Francisco. Este en
bre?, Lu., 22,48). La aceptación su Admonición 5a afirma: “Ad­
es un don de Dios, el rechazo a la vierte, ¡oh hombre!, a cuánta ex­
gracia es obra del hombre peca­ celencia te elevó el Señor, pues
dor. Comentemos el sentir de Es­ creó y formó tu cuerpo a imagen
coto: en un primer momento Dios, de su admirado Hijo, y tu espíritu
con voluntad antecedente, llama a a a semejanza suya”. El funda­
todos los hombres a la visión bea­ mento bíblico de esta aserción se­
tífica y les da el deseo natural de ría aquello de S. Pablo a los Ro­
la misma (Ord., Prólogo, p .l, q. manos 8,28: “porque a los que de
un, n. 32,; I, 19), con los dones antes conoció a esos los predesti­
naturales, las leyes y la gracia su­ nó a ser conformes con la imagen
ficiente para alcanzar la salvación. con la imagen de su Hijo, para
En un segundo momento, se su­
cede la discriminación entre ele­
Enrique Oltra Perales 162

que éste sea el primogénito entre amor más grande y destinada al


muchos hermanos...” más grande amor (Bonnefoy).
Tratemos de centrar bien el pro­ Siendo la Encarnación la obra-
blema, pues aún aquellos teólogos maestra de Dios Padre no podía
que sostienen la redención como realizarse dependiendo de razones
motivo de la Encarnación hablan de orden inferior como era la libe­
del Primado de Cristo en el senti­ ración del pecado («—E ncarna­
do de que encamándose el Hijo de ción). Por eso Escoto abandona
Dios mereció la salvación a los la postura hipotética de la cues­
hombres con su autoridad reden­ tión y la enmarcó en un orden
tora y que, por ello se erigió en concreto, en la de la predesti­
cabeza y principio de la vida divi­ nación de Cristo “utrum Christus
na. Pero Escoto atribuye a Cristo praedestinatus fuerit filius Deis”
el Primado en la creación con mo­ (Ord. III, d.7, a.3). Escoto admite
tivo de la perfección ontológica el primado de Cristo no partiendo
derivada del ser mismo del Verbo, de la bondad esencial devina, sino
Dios encarnado. Y, al mismo apoyando sus motivaciones en la
tiempo, funda el primado de Cris­ libertad de Dios, bajo la historia
to en su predestinación a la glo­ de la Salvación en cuanto querida
ria. Esta superioridad ontológica “en concreto” por la soberana li­
del hombre hunde sus raíces en la bertad divina. Predestinación y
unión hipostática gracias a la cual, Primado de Cristo conforman un
la naturaleza humana asumida por todo y ambas cuestiones implican
el Verbo, goza de las perfecciones el motivo de la Encarnación en
de Dios de un modo inconmensu­ perfecto engranaje.
rablemente más perfecto en rela­
ción al que puedan disfrutar todas Principios mariológicos. S. Bue­
las criaturas en su conjunto. Para naventura trazó dos principios
Escoto, el Primado de Cristo tiene mariológicos que son orientativos
un valor absoluto y no hipotético para atribuir a María, nuestra ma­
como en la opinión pecadocéntri- dre, los privilegios más conve­
ca. Escoto parte de una situación nientes. El primero es p r i n c i p i u m
de hecho, fundando la razón de la s in g u la r ita tis se u tr a n s c e n d e n tia e ,
creación actual en la eterna previ­ que reza así: cum ergo sit supra
sión del Verbo encarnado tomado omnes ordines per se constuit or-
como término de una actividad dinem. ( 2 d. 9, q. 7, Quaracchi, 2,
divina que tiene su origen en el 253; STS, II, 3). El tercero dice
así: q u i d q u i d d i g n i t a t i s e t g l o r i a e
Vocabulario Franciscano 163

i s t is p a r t i a l l i t e r e s t c o lla tu m , s a - causan tribulaciones y angustia,


crae V ir g in i in te g r a lis e s t c o n - afrentas e infamias, dolores y
c e s s u m (Sermo 2 de Assumptione, tormentos, martirio y muerte. De­
2). Duns Escoto trazó el p r i n c i - bemos amarlos mucho, ya que por
p i u m c o n v e n i e n t i a e también en las penas infligidas nos propor­
aplicaciones. Y dice así: s i a u c t o - cionaron la vida eterna (IR, 22).
r ita ti e c c le s ia e v e l a u c to r ita ti S a - Hemos de pensar que el amor al
c r a e S c r i p t u r a e n o n r e p u g n a t, v i- prójimo nos hace “mansos y pací­
d e t u r p r o b a b i l e q u o d e x c e ll e n t iu s ficos” (2R, 3/10), nos hacen cor­
e s t a t r i b u e r e M a r i a e (3, d. 3, q. 1, teses y acogedores (IR, 7/15).
n. 101; STS, II, 15; Cf. C. Balic, Nos dispone a servir a los demás
D e R e g u la m a r io lo g ic a J. D u n s (LA, 52). Nos transforma en
S c o ti, en E u n te s D o c e te , 9 (1956). hombres sencillos y veraces (LA,
40; 2C1, 130). Y tengan presente
Prójimo.-S. Francisco fundamen­ que el amor al prójimo excluye la
ta su amor al prójimo en Cristo. cólera y la discordia (A 11, 1-2);
Afirma Celano de S. Francisco: calumnia y maledicencia (B 8/4).
“No es, pues, de maravillarse que Excluye la codicia (A8, 34); los
por amor a Cristo se haya hecho malos ejemplos y los juicios ma­
más hermano todavía más herma­ lévolos (IR, 11/8; 2CL, 156).
no de los hombres, que el creador
formó a imagen y semejanza su­ Propiedades esenciales de Dios.-
ya” (2 0 ., 1711). Se trataba de un Aquí nos referimos a las propie­
amor universal: “A todos los cris­ dades esenciales de Dios sobre la
tianos, religiosos, clérigos y lai­ base de nuestra inteligencia sobre
cos, hombres y mujeres, a cuantos los trascendentales del ser. Nos
moran en el mundo entero, el introduce Escoto en este tema. He
hermano Francisco, su siervo y aquí sus palabras:
súbdito, les saluda con reverencia, El ser ens se divide en infinito y
y desea verdadera paz del cielo y finito, antes de que se le apliquen
sincero amor en el Señor” (Cl., 1). las diez categorías. Lo que co­
En ese amor universal incluía de rresponde a ese ser, le compete
forma preferente a los leprosos (B como algo... que es transcendente
1-6). Era más atento con los peca­ (por encima de los predicamentos
dores (B. 8/1); con los leprosos categoriales) y más allá de cual­
(B. 8/15); con los enemigos...”. quier afirmación general. Así
Son pues amigos nuestros todos pues, lo común a Dios y a las cria­
aquellos que injustamente nos turas son aquellas realidades que
Enrique Oltra Perales 164

se agregan al ser, el cual es indife­ ocurre en una verdadera familia.


rente respecto de lo finito lo infi­ No hay propiedad privada. Resul­
nito: en cuanto que competen a ta importante la actitud de Fran­
Dios son infinitas, y en tanto que cisco ante la propiedad. Radical y
se predican de la criatura son fini­ tajante son sus expresiones. Ade­
tas. Corresponden por consiguien­ más. a la propiedad atribuye el
te, al ser antes de que se subdivi­ origen de muchos conflictos y lu­
dan en ha categorías (genera) y chas sociales. Naturalmente,
por lo mismo, cada una de esas Francisco no llega a estas conclu­
realidades ónticas es transcenden­ siones tras un examen filosófico,
te. Pertenece, pues, al sentido de discursivo, sino existencial. “Na­
lo trascendente . El ser, sin em­ da se apropien los frailes, ni casa,
bargo, no tiene solo simples sim­ ni lugar, ni cosa alguna” (2R,
ples determinaciones que se iden­ 6,1). El porfiado rechazo de los
tifican con él (pasiones simplices franciscanos a ser propietarios es­
convertibiles), como son uno ver­ tá basado simplemente en aquello
dadero, bueno, sino también aque­ que dice: “no guardar para sí lo
llas otras que se oponen entre sí, que el Padre ofrece a todos”. La
como posibilidad y necesidad, ac­ renuncia a la riqueza conduce a
to y potencia, etc.”. Francisco a carecer de poder y se­
Esas realidades trascendentales, guridad y abrazarse a la dama po­
que llamamos trascendentales, breza, que como decía Celano
son determinaciones del ser real. “doce siglos hacía que andaba
Este preámbulo es razonable si la errante y abandonada”.
primera definición esencial de Hay detrás de toda esta “simple”
Dios es el ens a se (Minges, II, opción ascética toda una teoría
73-79). económica y social.
Su pobreza exagerada, su elec­
Propiedad privada (derecho).- ción, constituye un enjuiciamiento
No perdamos de vista el horizonte de la escala de valores en que se
sobre el cual se visualiza la esen­ moverá el régimen burgués y pos­
cia misma del franciscanismo, La teriormente el sistema capitalista;
convicción de que la gran familia es, en definitiva un testimonio
humana tiene a Dios como Padre. profético, que denuncia una con­
De ahí que si las relaciones cepción económica y social anti­
humanas han de ser fraternas, los evangélica y anuncia un nuevo
hermanos no pueden guardar para orden social.
sí solos lo que es de todos. Así
Vocabulario Franciscano 165

Para los primeros franciscanos, la «propiedad», sino en la necesi­


como para los antiguos padres de dad y para la distribución y uso de
la Iglesia, la propiedad no puede los bienes será este principio el
ser un derecho intocable, absoluto que deberá regir (Merino).
y primero. De existir, está subor­
dinado a otro derecho: el uso que Providencia.- Según Sto. Tomás,
todos los seres humanos tienen de la providencia es r a t i o o r d i n a n d o -
acceder a los bienes de la tierra. ru m in f i n e m , o r d o e t d i s p o s i t i o
El derecho de propiedad no puede r e r u m u t in f i n e m o r d i n a t a e s in t,
llevar, como en la concepción del in m e n te D e i p r a e e x i s t e n s . Las
capitalismo liberal, a un uso me­ distintas escuelas discuten sobre
ramente individualista de los bie­ si la providencia pertenece for­
nes. La apropiación, las mismas malmente al entendimiento o a la
cosas apropiadas, deberán tener voluntad. Buenaventura y Escoto
una función social. la ponen en la voluntad.
El régimen social que propone
Francisco no está basado pues, en
Enrique Oltra Perales 166

Racionalismo.- Es la doctrina o no es exactamente la filosofía la


sistema que defiende la primacía que ayuda a la teología; es más
de la razón sobre toda facultad de bien la Revelación que presta su
esa fuerza espiritual que es el al­ ayuda a la razón. Es un auxilio
ma. Su valor se pretende extender indispensable para la razón. Un fi­
a la realidad entera, incluida la lósofo, diría Escoto, es San Pablo.
realidad divina, en el sentido de Así que con los ojos siempre fijos
establecer como fundamento úl­ en las Sagradas Escrituras, afirma
timo de toda la realidad y de sus Longpré, Escoto prefiere las
estructuras una razón en vez de pruebas metafísicas de la existen­
una voluntad libre. En tiempos de cia de Dios a las físicas de Aristó­
Escoto y en la Universidad de Pa­ teles con sus demostraciones del
rís, era el racionalismo averroísta movimiento, porque Dios en el
que pretendió imponerse frente al Éxodo se reveló a Moisés como el
agustinismo multisecular. Este ser por excelencia: “Las propie­
movimiento intelectual iba dirigi­ dades del cuerpo no conducen
do hacia una racionalización del más que a un conocimiento de
saber sometiendo a la teología a Dios privativo, imperfecto y rela­
una desmedida aristotelización, tivo, con su acción sobre el mun­
introduciendo una separación in­ do corporal” (Longpré). Aquí te­
franqueable cuando no confron­ nemos una respuesta al raciona­
tando fe y razón. Escoto y Buena­ lismo moderno, que pretende en­
ventura intentan mantener una fi­ contrar incompatibilidades entre
losofía cristiana integral y conso­ la fe y la ciencia.
lidar la Revelación frente a toda
racionalización. Para Duns Escoto
Vocabulario Franciscano 167

Rapto (R a p t u s ) S. Bueaventura. de toda evolución: de ella proce­


- Término místico que expresa el dan los organismos y, merced a la
más alto grado de la vida espiri­ muerte, vuelven gradualmente a la
tual. Los que llegan a él viven en misma forma seminal.
los últimos límites del estado de
valores, disfrutando, a modo de Realismo.- La filosofía escolásti­
acto y de privilegio, de la visión ca es esencialmente realista, su
beatífica (BAC). punto de arranque es lo más
próximo a nosotros y a nuestros
Razones seminales y cuerpos sentidos: la sustancia. Por tal en­
animados.- Según San Buenaven­ tienden el individuo que aparece
tura existen tres modos de efi­ en nuestra experiencia. Sustancia,
ciencia: a ) divina: ex n i h il o ; b ) por oposición a accidente, es lo
a d e x tr a : c a u s a eficiente acciden­ sustantivo, lo que existe por sí
tal, y, e) a d in t r a e t a d e x tr a : cau­ mismo, el individuo. La sustancia
sa eficiente esencial. Ahora bien, es el sujeto de todas nuestras atri­
la eficiencia en el mundo no se buciones lógicas, todo lo predi­
puede reducir al primer modo; camos de la sustancia, pero élla
porque entonces toda acción se no es predicado de nada. El acci­
identificaría con la Creación; dente, por el contrario, es lo que
tampoco se puede reducir al se­ no tiene una subsistencia propia,
gundo modo, ya que la eficiencia sino que para existir necesita
ad e x tr a es puramente accidental; hacerlo en la sustancia.
luego urge admitir la tercera for­ La escolástica conoce también a
ma o modo de actividad eficiente la sustancia con el nombre de r e s
y suponer, por consiguiente, que y e n s , que en castellano, traduci­
la materia contiene ya la esencia mos por cosa y ente. El ser sola­
de las formas por producir en un mente existe como ser de las co­
estado incompleto y virtual. Este sas y constituye su acto de ser,
modo de actividad es lo que lla­ proveniente de los principios
mamos r a t i o n e s s e m in a le s . Las inmanentes de la misma.
razones seminales se desenvuel­ A partir de aquí los escolásticos,
ven no de manera lógica, sino de cual entomólogos, van analizando
modo n a t u r a l , esto es, de las for­ y descomponiendo la estructura
mas más elementales se pasa a las de la sustancia. Comienzan por
más complicadas, y de tal modo distinguir una doble perspectiva
que unas dispongan a las otras. La correspondiente a una doble pre­
razón seminal es el principio y fin gunta: a n s it, q u i d s i t ? , ¿ s i - e s ? y
Enrique Oltra Perales 168

¿ q u é -e s? . Por la primera atende­ tres sentidos el ser lo aplicamos


mos al simple hecho de ser. Esto principalmente a la existencia. Ser
es lo que llamaron su e s s e , su y existencia en Sto. Tomás son la
e x is te n tia . Por la segunda nos misma cosa. „Ipsum esse est actus
preguntamos por su e s s e n t i a , su ultimus, qui participabilis est ab
q u i d d i ta s , lo que la cosa es. E s ­ ómnibus”. El ser es la actualiza­
s e n t i a viene de e s s e , e indica el ción última de toda sustancia y es
concepto, la definición de lo que común a todas las cosas. En la
una sustancia es. Sto. Tomás lla­ medida que una esencia no exige
ma a la e x i s t e n t i a el ip s u m e s s e . necesariamente su existencia, nos
,,Decimos esse en tres sentidos: encontraremos también ante lo
esse es la quidditas o la naturaleza que los escolásticos llamaron la
de la cosa, como cuando alguien contingencia, esto es, que puede
dice que la definición es lo que el existir o no, por oposición al ente
ser es, y en efecto, la definición necesario. “Subrayemos que el
significa la quidditas de la cosa. ser no es concebible sino en una
En segundo lugar, decimos esse al esencia. Nada es más verdadero,
mismo acto de la esencia. Así, por pero es precisamente por esto que
ejemplo, vivir es el esse de lo que cuando hablamos de un acto finito
vive, es el acto del alma; y no el de existencia será necesario que
acto segundo, que es su opera­ este acto de existir y su esencia
ción, sino el acto primero. En ter­ sean aliud et aliud”. Todo hom­
cer lugar, decimos esse para signi­ bre, por ejemplo, realiza como tal
ficar la verdad de la composición una esencia de hombre, pero esto
de los términos en la proposición; no implica que deba existir nece­
es en este sentido que llamamos sariamente, su existencia es un
cópula al est Así concebido, el es­ hecho que acontece en el tiempo y
se no se halla plenamente consti­ que finalizará también en él. Por
tuido, sino en el intelecto, que eso distinguimos entre su esencia,
asocia los términos, pero que se como posibilidad de ser, y su
funda sobre el ser de la cosa (fun- existencia como actualización de
datur in esse rei), que es el acto de esta esencia. De ahí también que
la esencia”. Sto. Tomás pues, dis­ para Tomás la esencia y la exis­
tingue en el ser tres sentidos: la tencia sean cosas distintas, a l i u d
esencia, la existencia y la cópula e t a liu d . El hombre es contingen­
del juicio por la cual afirmamos te, existe, pero podría no existir.
que un predicado pertenece real­ Dios, por el contrario, es un ente
mente a un individuo. De estos necesario, porque su esencia exige
Vocabulario Franciscano 169

necesariamente su existencia. Si solo la realización de ambos, la


Dios comenzara a existir en el esencia de la sustancia no se refe­
tiempo, como el hombre, sería rirá solo a la forma, sino también
también un ente finito y contin­ al compuesto de materia y forma.
gente, y estaría en contradicción ,R e l in q u í t u r e r g o q u o d n o m e n e s -
con nuestro concepto de lo divino, se n tia e in s u b s t a n t ü s c o m p o s i t í s
que es aquello de lo que no po­ s ig n ific a t id q u o d e x m a te r ia e t
demos pensar nada más perfecto. fo rm a c o m p o n í t u r ’' 1. A la forma
Por esto en Tomás se da una d i s ­ se la puede conocer también como
t in c i ó n r e a l, no solo racional, en­ género, en la medida que cada in­
tre esencia y existencia, o, al me­ dividuo realiza de forma indivi­
nos, con fundamento en la reali­ dualizada una esencia universal
dad. Distinción, en este caso, sig­ propia y específica de un conjunto
nifica separación. Cuando habla­ de entes.
mos de distinción real Tomás Como hemos dicho pues, excepto
quiere decir que la distinción se en las criaturas completamente es­
da en la misma cosa independien­ pirituales, la forma no puede exis­
temente de nuestra mente. Es tir sino unida a un cuerpo concre­
a l i u d e t a l iu d . Esta distinción es to. A este cuerpo es a lo que los
lo que determina la naturaleza de escolásticos llaman materia. Po­
toda sustancia finita. Ya tenemos demos identificar también a la
pues elaborados los dos conceptos forma con el alma, porque igual
fundamentales: el de ser o exis­ que ella vivifica y realiza una
tencia y el de esencia, que corres­ esencia en una materia. La forma
ponden a la pregunta de si-es (a n es como un germen inicial, que va
s i t ) y qué-es (q u i d s it) . desarrollando las modalidades y
Un paso más en el análisis de la propiedades específicas de una
estructura de la sustancia lo en­ naturaleza de acuerdo a una
contramos en la noción de mate­ teleología inmanente que se halla
ria y forma. Forma es la naturale­ en su esencia. Como tal tiene el
za de algo, por ejemplo la esencia sentido de acto, en la medida que
humana en cuanto realizada en es­ va actualizando y desarrollando
te sujeto concreto. La materia es las posibilidades esenciales de la
el sustrato donde se realizan y de materia.
donde provienen los cambios. En Pero aunque la forma sea es cierto
la medida que en los entes com­ modo (q u o d a m m o d o ) el acto de la
puestos ni la materia ni la forma materia, no puede por sí sola dar
pueden existir por separado, sino la existencia al individuo, a la sus­
Enrique Oltra Perales 170

tancia. Para ello hace falta el im­ mediante la abstracción del ser de
pulso último y decisivio del e s s e , los entes y reducido a un concepto
que constituye el acto último de la común de ser. Así lo entiende
sustancia. Este esse es el que hace también un medievalista tan
presentes a las cosas ahí, es el que conspicuo como E. Gilson: En
las saca del poder ser a la actuali­ Tomás “el sujeto de la metafísica
dad del ser. A este acto y perfec­ es el ens commune tomado en su
ción última los escolásticos lo universalidad y su indetermina­
llamaron existencia. ción pura (...). Todo sucede real­
Avancemos un paso más. Dijimos mente, como si el ser en cuanto
que los escolásticos siguen a Aris­ ser de la metafísica tomista fuera
tóteles y conciben a la metafísica la más abstracta de las abstraccio­
como el estudio del ente en cuan­ nes”. La Metafísica en Tomás se­
to ente, e n s q u a t e n u s e n s . ¿A qué ría una ciencia eminentemente
se refiere este q u a te n u s , a la abstracta, .si es que en definitiva
esencia o a la existencia? Con no recurriera a un último e s s e in­
otras palabras, ¿bajo qué aspecto dividual: Dios. Es aquí donde en
estudia la metafísica de Tomás al Tomás la existencia adquirirá to­
ente: por su esencia o por su ser? do su sentido y podremos hablar
Hemos dicho que toda existencia del ser como de una sustancia, de
está individualizada, no existe una la sustancia por excelencia. Pero
existencia desnuda de su esencia. entonces la metafísica, igual que
La existencia es el ser de una sus­ en Aristóteles, se convertirá en fi­
tancia que existe aquí y ahora. losofía primera, en teología. Esta
Igual que no se dan esencias ais­ sustancia perfectísima será la cla­
ladas de su acto de existir tampo­ ve de todo el edificio filosófico y
co se dan existencias separadas. de todo nuestro raciocinio, el ser
¿Cómo podemos pues plantearnos de los entes contingentes encon­
el estudio del e n s q u a t e n u s e n s ? trará su razón de ser y su signifi­
¿De qué se ocupa propiamente la cado en este otro ente más perfec­
metafísica? ¿Acaso de la abstrac­ to. La ciencia metafísica continua­
ción total del ser? Así parece ser. rá siendo ciencia, porque deduci­
Se racionalizó tanto la realidad mos el fundamento dé algo por
que aquel primer principio tan re­ algo superior. Todo ente hallará
alista de salida del ente individual su razón de ser en otro ente. La
a la postre se redujo a lo que los ontología, como ciencia del ente,
escolásticos llamaron el e n s c o m - se convertirá aquí también en el
m u n e o e l e n s u t s ic , obtenido estudio del ente por el ente su­
Vocabulario Franciscano 171

premo, en una onto-teo-logia. En ción redentora de Cristo se cum­


esto consistirá precisamente la plió “in sanguine”, sua sanctissi-
dialéctica: en la manifestación y ma passione; 4) la Redención es
deducción de este ente distinto y esencialmente un “s a t i s f a c e re " \ 5)
superior en quien todo está funda­ sus efectos se describen con los
do. Todo ente y toda esencia en­ términos: iu s t i f ic a t io , r e g e n e r a t io ,
contrarán en definitiva la razón iu s titia , r e d e m p t i o ; 6) esta justifi­
última de su esencia y de su exis­ cación es un estado de justicia in­
tir en Dios. Dios como invisible, terna. ¿Cómo explicamos el valor
dará razón razón también de todo de los méritos de Cristo?
lo visible. Duns Escoto rechazó la teoría de
En la medida, en efecto, que exis­ la satisfacción, de Anselmo y
te una semejanza entre el ser de Tomás de Aquino, y formuló en
las criaturas y el del creador po­ su lugar la llamada teoría de la
dremos también elevarnos racio­ a c e p t a c i ó n . Según ésta, es sólo la
nalmente hacia la existencia de graciosa aceptación del Padre la
Dios. Las perfecciones de las cria­ que da pleno valor a la obra
turas lo son también del creador, expiatoria de Cristo. De suyo, la
pero en grado distinto. Es aquí, en muerte de Jesús no hubiera sido
la analogía, donde radican todos suficiente para reconciliar al
los equívocos entre la escuela es- hombre con Dios. Sólo hubiera
cotista y la tomista, aunque pro­ sido una satisfacción de congruo.
piamente todo arranca de la Mas, por la unión de la humani­
distinta noción de ser de una y de dad de Jesús con el Verbo eterno,
otra escuela. Escoto defiende la existía para Dios una razón ex­
univocidad del ser, pero no de es­ trínseca para atribuir a la acción
te ser real del que parte Tomás, expiatoria de Jesús un valor infi­
sino del concepto de ser en abs­ nito. También, pues, Escoto man­
tracto, del e n s c o m m u n e de la me­ tiene el pensamiento capital de
tafísica. que la muerte de Jesús en la cruz
representaba una satisfacción vi­
Redención. Acción Salvadora de caria plenamente suficiente y has­
Cristo.- El Concilio Tridentino ta sobreabundante; pero la razón
formuló la siguiente proposición más profunda para que esta satis­
sobre la Redención: 1) es necesa­ facción tuviera pleno valor y fuera
rio una redención de la culpa de sobreabundante no es el fondo sa­
Adán; 2) solo se cumple con los tisfactorio inmanente al dolor ex­
merecimientos de Cristo; 3) la ac­ piatorio de Jesús, sino solamente
Enrique Oltra Perales 172

la voluntad graciosa de Dios. La tesis de la metafísica bonaventu-


redención, pues, se presenta en riana y tiene por objeto enseñar al
Escoto como obra de la gracia de hombre la necesidad y el modo de
Dios, con fuerza mucho mayor volver a su estado primero, del
que en Santo Tomás. Su propia cual cayó por el pecado original.
meritoriedad está solamente sus­ Por aquí se comprende por qué la
tentada por la voluntad graciosa filosofía pura no puede satisfacer
de Dios. Aun el sacrificio de la a la suprema exigencia del alma.
muerte del Dios hombre puede de ¿Cómo se puede volver a Dios?
suyo llamarse una obra de satis­
facción infinita, no puede, sin En general. Por los tres actos con­
embargo, hallarse ningún motivo trarios a las tres clases de concu­
decisivo por que pudiera llamarse piscencia; por medio de la obe­
una obra plenamente expiatoria diencia en contra de la soberbia;
para nosotros. Sólo la graciosa por medio de la castidad, en co­
aceptación de Dios nos explica el ntra de la concupiscencia de la
misterio de que la muerte expiato­ carne, y por medio de la pobreza,
ria de Jesús se nos impute o apli­ en contra, de la concupiscencia de
que también a nosotros. Por Esco­ los ojos.
to y su teoría quedó conmovida en Condiciones necesarias previas
su base y hasta superada la doc­ para poder volver a Dios son : 1)
trina anselmiana sobre la absoluta el conocimiento de sí mismo, 2) la
necesidad de la muerte redentora humildad y 3) la oración.
de Jesús. La teología actual sólo Cuando el alma llega a alcanzar
sostiene la conveniencia de la esas cualidades Dios mismo se
muerte redentora de Cristo. Dios encara de conducir al alma a su
no estaría obligado por su justicia reformación.
a exigir en absoluto una satisfac­ En particular: El alma vuelve a
ción. Mucho menos le habría Dios: por medio de tres grados o
obligado su justicia a la forma estadios, supuesta siempre la ayu­
cruenta de la satisfacción, tal co­ da absolutamente necesaria de la
mo se realizó sobre el Gólgota. Gracia. Primer estadio, por el co­
Sin ofender a su justicia, nos nocimiento de Dios a través del
hubiera podido redimir por pura mundo sensible. Segundo estadio,
gracia libérrima. por el conocimiento del alma
misma. Para llegar a este conoci­
Reducción (S. Buenaventura).- miento urge: a) purificar el alma;
La reducción integra las grandes b) eliminar los últimos obstácu­
Vocabulario Franciscano 173

los: negligencia, desconfianza, y za anterior a Espinazo" (Bayle,


practicar las virtudes contrarias, y Rousselot, Vacante), eran los títu­
c) recoger el pensamiento en la los y los nombres atribuidos al
consideración del ser (unidad de maestro medieval. Fox escribió
Dios) y en la consideración de la una disertación con el título Sco-
bondad (trinidad de Dios). tus redivivus, para demostrar que
El tercer estadio, por el éxtasis. con las teorías modernas Duns
Todos somos llamados al éxtasis, Escoto había resucitado. Fue fácil
con tal que tengamos buena vo­ combatir y refutar tales calificati­
luntad; el éxtasis se verifica sin vos, que hoy nadie repite. La ra­
conocimiento propiamente dicho; zón es simple: los mismos princi­
es una experiencia afectiva fun­ pios, comunes a todos los filóso­
dada en la sindéresis que procura fos escolásticos, separan a Duns
un contacto inmediato pero oscu­ Escoto de la filosofía moderna.
rísimo de Dios, aunque lleno de Pero es igualmente significativo e
inefable dulcedumbre. El éxtasis indicador de una tendencia mo­
no es el fin, no es la felicidad, derna en él, dentro de la cual se
precisamente por su falta "de co­ expresa a través de sus dis­
nocimiento propio. La esencia de tinciones.
la felicidad abraza el perfecto co­ La mayor parte de los principios
nocer y el amor sin límites. escotistas de carácter moderno se
encontraron en el campo de la
Reflejos (Escoto).- Con este vo­ psicología. Los temas y los textos
cablo pretendemos destacar la in­ así considerados podrían ser la
fluencia que el pensamiento del teoría de las ideas sin la imagen,
Dr. Mariano ha tenido en la filo­ la intuición psicológica y el cono­
sofía moderna. Son varios los au­ cimiento intelectual intuitivo, la
tores que así lo afirman y com­ influencia en las ideas latentes
prueban. De forma indirecta (desde el subconsciente) en las
cuando escriben: Ya en la segun­ decisiones de la voluntad, la idea
da mitad del siglo pasado y al de la actividad y espontaneidad, la
comenzar el presente, en el clima exaltación del individuo, del sin­
polémico de la época, era normal gular, y muchos otros puntos.
presentar a Escoto como el pre­ E l espíritu es activo: la abstrac­
cursor de la filosofía moderna. ción, la síntesis, la comparación,
"El precursor de Kant” (Blanc el juicio son irreducibles al meca­
Elie), "E l Kant del Siglo X IV " nismo del phantasma y de la sen­
(Cardenal Gonzales), "El Espino- sación. Los más activos son las
Enrique Oltra Perales 174

dos facultades más nobles, la inte­ dida en su incomunicabilidad y


ligencia y la voluntad. suprema dignidad que abre su
La experiencia nos dice que so­ singularidad (la última solitudo) a
mos libres. E l que quiere algo la solidaridad, a la apertura. Así
experimenta también que si quiere cobra un carácter eminentemente
puede dejar de quererlo. La expe­ dinámico. Se reconoce a la perso­
riencia también nos da la certeza na como historia, como ser en si­
sobre muchas otras cosas: que yo tuación, en continuo fie n , afecta­
comprendo, que yo siento, etc., y do por lo circunstancial. No de­
miles de otras cosas, que ninguna bemos olvidar que la visión onto-
facultad del sentido puede probar. lógica de la escuela franciscana
Como conclusión añade: “Si al­ está basada en la metafísica del
guien negara esto, habría que de­ amor, en donde todo es comuni­
cir de él que no es un hombre, dad, participación y referencia. La
porque no carecería de la visión esencia y grandeza del hombre se
interna, que los hombres tienen”. cifra así en la capacidad que este
No necesitamos multiplicar ejem­ tiene para una casi ilimitada me­
plos. Los mencionados bastan, pa­ tamorfosis a través de un proceso
ra dejar claro cómo autores de to­ infinito que es el que posibilita su
dos los tiempos, incluso moder­ realización como persona. Cabe
nos, fueron estimulados para bus­ notar que el humanismo que pro­
car y sistematizar los elementos, pone Erich Fromm y el persona­
que en la filosofía de Escoto pue­ lismo elaborado por E. Mounier,
den facilitar el comienzo de un como forma de organización de la
diálogo con la filosofía moderna. sociedad en función de la persona
humana hunde sus raíces en el
Relación.- El hombre, en el pen­ concepto de persona como rela­
samiento franciscano, se halla ción, presente en la escuela fran­
proyectado, orientado a otras rea­ ciscana.
lidades: cosas, mundo, Dios. La
relación significa referencia, res- Religación (San Buenaventura).-
pectividad, orientación hacia algo En la mismidad de la persona
y a alguien. Y la relación como tal humana anida un profundo y re­
no es algo predicamental o acci­ novado anhelo que la urge a tras­
dental, como ocurre en la filosofía cenderse a sí misma. Buenaventu­
de Sto. Tomás, sino algo trascen­ ra dice que es la proximidad de
dental y esencial. Forma parte del Dios, porque el creador se ha es­
constituivo de la persona, enten­ condido en nuestro ser. El hombre
Vocabulario Franciscano 175

aspira a una unidad que no es él rayado de un modo particular Zu-


mismo. Existe en él una aspira­ biri con su teoría de la religación.
ción hacia un infinito que trata de El filósofo de Madrid recurre
conseguir, no a un infinito que el también a Buenaventura para
hombre podría ser. Pero ese infi­ apoyar su tesis de la relegación,
nito no se reduce a simple idea subrayando cómo el doctor fran­
unificadora, sino al término final ciscano "hacía consistir toda per­
de las aspiraciones más profundas sona, aun la finita, en una rela­
del ser humano. Sólo Dios colma ción, y caracterizaba dicha rela­
totalmente las exigencias constitu­ ción como un principium origína­
tivas del espíritu humano. Y es le. La persona envuelve en sí
que el hombre bonaventuriano se misma una relación de origen para
define como ser-imagen de Dios, San Buenaventura. La religación
y "la imagen es esencial depen­ no es una propiedad ni una nece­
dencia y relación", que vincula sidad-, es algo distinto y superior:
con el modelo que entre ellos una dimensión formal del ser per­
existe no solo parentesco, sino sonal humano'". La religación es
afán entrañable por unirse e iden­ una dimensión formalmente cons­
tificarse vitalmente, sobre todo titutiva del ser humano. El hom­
cuando la relación entre el hom­ bre, más que tener religión, con­
bre y Dios pertenece a la estructu­ siste en religación o religión.
ra constitutiva de la existencia lo Dios es acontecimiento incesante
propio de la imagen y de la seme­ en el hombre y en la existencia
janza es reflejar, e incluso repre­ humana. El Itinerario, en pocas
sentar el modelo, jamás suplantar­ líneas, reitera insistentemente el
lo o suprimirlo. Ser ateo es apro­ verbo latino occurrere aplicado a
piarse una fundamentación incon­ Dios, de tal modo que la realidad
sistente y falsa, es poner un fun­ divina a ser la gran ocurrencia
damento falso a la existencia que acontece al hombre, aunque
humana, es cortar la referencia y este no lo advierta. Buenaventura
la relación óntica con el ser fun­ caló prodigiosamente en la di­
dante, que solo puede ser Dios y mensión profunda y que en nues­
que jamás es negación de la exis­ tro siglo, Paul Tillich, ha llamado
tencia humana, sino su verdadera la “dimensión perdida”, que es
posibilidad y fundamentación. necesario recuperar, porque el
La vida del hombre es siempre y elemento decisivo de la actual si­
formalmente experiencia de Dios. tuación del hombre occidental es
Este aspecto vinculante lo ha sub­
Enrique Oltra Perales 176

la pérdida de la dimensión en pro­ cia a la que van anclados los méri­


fundidad (Zubiri). tos humanos. Por la actitud peni­
tencial y el sacramento se reins­
Reviviscencia.- La reviviscencia taura en el hombre la gracia. Para
de los méritos antes de la situa­ los teólogos es objeto de contro­
ción de pecado en el hombre es un versia la “medida de la revivis­
efecto especial de la penitencia cencia de los méritos”. Escoto
(confesión). Las buenas obras, (Ox. IV, d. 22, a. 2, n. 9) opina
hechas en estado de gracia, no so­ que las buenas obras reviven en
lo mejoran la naturaleza humana, su totalidad, como si el hombre
sino que tienen un valor e impor­ nunca los hubiera perdido. Aquí
tancia objetivos ante Dios, que los méritos se consideran en su
con la revelación llamarán mérito autonomía objetiva y la relación
(parábola de los talentos, Mt., de los méritos con el hombre en
25.13). Por el pecado mortal pere­ su autonomía pública (Ox. IV, d.
ce en el hombre la vida de la gra­ 22, a. 2. n. 9; Amer, VII, 222).
Vocabulario Franciscano 177

Sabiduría cristiana, La.- San unión mística con Dios, ¿por qué
Buenaventura ha sido llamado, preocuparse por la autoridad cien­
con justicia, el defensor de la sa­ tífica o por una especial prepara­
biduría cristiana. Y hace de ella la ción intelectual? Porque para
meta de la carrera del hombre en marchar por ese camino se precisa
pos del conocimiento y de la paz. de una vocación especial como la
Pero, ¿qué es la sabiduría? Tiene que tuvo San Francisco, pero no
como cuatro acepciones: 1) un es lo común. San Buenaventura
conocimiento general de las cosas elige para sí y su Orden el camino
divinas y humanas; 2) un conoci­ de la ciencia (estudio), para llegar
miento sublime de las causas su­ a la sabiduría que consiste en
premas, como el de las realidades “gustar” de Dios. (Cf. De Scientia
eternas. En este sentido se identi­ Christi, II, 225-7; In Epiphania
fica con la filosofía; 3) un cono­ Domini, II, 441).
cimiento de Dios según la piedad,
o sea, conocer a Dios adorándole Sabor Perfecto (Sabor perfectas)
con fe, esperanza y caridad. En­ S. Buenaventura.- La teología, la
tonces, el tema de Dios es la au­ única ciencia perfecta, no es me­
téntica sabiduría, como vida au­ ramente especulativa. Está orde­
ténticamente cristiana, y 4) cono­ nada, sobre todo, a encender en
cimiento de Dios por experiencia, nosotros la llama del divino amor.
que equivale a un don del Espíritu El hábito teológico, perfectivo del
Santo, cuyo acto es gustar la dul­ alma, abarca a un tiempo el cono­
cedumbre de Dios. Es propio del cimiento y el afecto, y es la sabi­
estado místico: goza de ilimitada duría. Por su finalidad, la teología
intensidad. Aquí subyace un pro­ viene a ser especulativa y práctica
blema: si el más alto grado de sa­ a la vez, pero más práctica que
biduría se obtiene mediante la especulativa. Su fin principal es
Enrique Oltra Perales 178

hacernos buenos: ut boni fiamus. mente trascendental la operación


Nos lleva a la sabiduría perfecta, graciosa de Dios. Lo que en el
que se traduce en sabor perfecto, plano no es dado es solamente el
reduciéndonos al primer princi­ signo visible mismo, del que
pio, en cuanto es premio de los nuestra fe dice que es signo de
méritos y término de los deseos. Cristo y, por consiguiente, medio
eficaz de gracia (Ord., IV, d. 1, q.
Sacramentos (en general).- En 6, n. 10). El número septenario de
los maestros, fray Buenaventura y los sacramentos es común entre
Tomás de Aquino no encontramos los teólogos de la Edad Media. Y
una definición completa de sa­ mientras la mayoría de los teólo­
cramento. Solo elementos aisla­ gos atribuyen a Jesucristo la auto­
dos. La primera definición com­ ría de todos los sacramentos, S.
pleta se la debemos a Juan Duns Buenaventura afirma que el sa­
Escoto (Ord., IV d. 1, q. 2, n. 9): cramento de la confirmación y la
“Sacramentum est signum sensi- unción de los enfermos fueron
bile grada Dei affectum, Dei gra- instituidos por los apóstoles bajo
tuitum ex institutione divina effi- el imperio del Espíritu Santo. En
caciter significans, ordinatum ad este sentido, Dios se compromete
salutem hominis viatoris”. El por una especie de pacto (pactione
sacramento es un signo sensible quadam) a asistir (per assisten-
que por institución divina tiam) a quien recibe el sacramen­
significa de modo eficaz la gracia to y otorgarle así su gracia. El sa­
divina o un efecto gratuito de cramento contiene, pues, la gracia
Dios, ordenado a la salvación del no formalmente, sino solo per or-
hombre viador. Ahora bien, según dinationem et cissistentiam Dei,
el tomismo cuando materia y sobre la base de que Dios así lo ha
forma se unen para formar la ordenado y porque ha otorgado su
unidad sacramental, en ese mismo asistencia al sacramento. Escoto
signo exterior hay un algo de expresa así esta doctrina: “La re­
sobrenatural, una fuerza divina, cepción del sacramento es una
un movimiento divino de amor disposición que conduce necesa­
que, en virtud de la potentia riamente al efecto señalado por el
oboedientialis propia de todo ser sacramento, y ciertamente que no
creado,anima al signo sacramental por una forma interna, por la que
y lo convierte en medio eficaz de consiga el fin o produzca una
la gracia. Según la concepción disposición preliminar, sino úni­
escotista, por el contrario, camente por la asistencia de Dios
también aquí permanece estricta­
Vocabulario Franciscano 179

que produce ese efecto; ni tampo­ Sacramentos (en particular).-


co con una necesidad absoluta, si­ Desde la Edad Media surgió una
no con una necesidad que deriva controversia acerca de cuándo y
de la ordenación divina. Pues cómo instituyó Cristo el sacra­
Dios ha dispuesto en general, y su mento del bautismo. Según Duns
Iglesia tiene conocimiento de ello, Escoto, al que se adhieren Gabriel
comunicar a quien recibe ese sa­ Biel y Suárez, el bautismo fue ins­
cramento el efecto indicado (en el tituido por Cristo antes de su pa­
signo sacramental)” (Ord. , IV, d. sión y se basa para ello en Jo.
1, q. 5: Op. Omn. XVI, 140). Co­ 3,22, donde se afirma que Jesús
mo ejemplo aclaratorio aduce mismo bautizó, lo cual provocó
Buenaventura una orden de pago una disputa entre los discípulos de
sellada por el rey (cf. Bernardo de Juan y los de Jesús (Cf. 4 d.3, q.4,
Claraval) y Escoto lo ilustra con n2). La opinión de S. Buenaventu­
las relaciones entre mérito y re­ ra es más completa: Buenaventura
compensa, establecidas por el compendia inteligentemente los
contrato de trabajo. diferentes momentos (Sent. IV, d
Con relación a la distribución de 3, p 2, a 1, q 1): Cristo instituyó el
los sacramentos nuestro doctor bautismo materialiter en su pro­
firma: “Cuando en una casa hay pio bautismo por Juan, formaliter
algo bueno para distribuir a sus en el mandato de bautizar, effecti-
miembros de acuerdo con sus de­ \>e por su muerte (y por la misión
seos o necesidades, es razonable del Espíritu Santo), finaliter en la
que el señor o el dueño de la casa conversación de Nicodemo, don­
no distribuya sus dádivas por sí de centra su necesidad. De forma
mismo a sus miembros, sino que similar enseña Ricardo de Media-
lo haga tan solo a través de uno u villa (Sent. iv, d 3, a 5, q 1): Cris­
más de sus ministros. De igual to insinuó primeramente el bau­
modo ha de ocurrir en la casa de tismo (Mt 3.13; Jn 3,5), después
Dios, que es la iglesia, para que el lo instituyó (Jn 3,22; Le 10,1) y
bien que se comunica en virtud finalmente lo ordenó (Jn 19,34;
del sacramento no sea distribuido Mt 28,19). También la sagrada
por Dios solo, sino por algún mi­ Escritura y hasta cierto punto el
nistro de la iglesia. Y nadie es primado de Pedro muestran estas
más apto que el sacerdote, que tres etapas de desarrollo.
ofrece el sacrificio” (Quodl., q. Sabemos que en la actualidad la
20, n. 14). fórmula trinitaria está obligato­
riamente presente para la validez
Enrique Oltra Perales 180

del bautismo (D. 860 - DS. formada por la gracia. En el fondo


1617); con todo, en la antigüedad con esto se declara que la confe­
llegó a bautizarse en nombre de sión es el único camino para ob­
Jesús. Buenaventura y Escoto, tener el perdón de los pecados.
Alejandro de Hales consideran el Frente a esto, Juan Duns Escoto
bautismo en nombre de Jesús co­ (1308) (al que el elemento perso­
mo un mero privilegio de los nal-ético le parecía de la misma
apóstoles. También lo afirma Sto. categoría que el elemento ecle­
Tomás. Respecto del problema de siástico-institucional), enseñaba
los niños que mueren sin bautis­ una doble vía de justificación :
mo y están sujetos al pecado ori­ una por medio del dolor (a t t r i -
ginal, Escoto admite que no sufri­ fío).que merece la justificación de
rán la pena de sentido, ni sentirán congruo (Ox. Iv: d. 1, q 2. n 14ss),
tristeza, solo gozarán de una feli­ Y otra vía de justificación a través
cidad natural (Minges, p. 551). del sacramento de la penitencia en
En cuanto al sacramento de la pe­ la Iglesia, que actúa ex o p e r e o p e -
nitencia, todos los elementos del r a t o . Cuando se ha borrado ya el
sacramento fueron objeto de cui­ pecado por sólo el dolor, el sa­
dadoso análisis. Para Sto. Tomás, cramento de la penitencia sólo ac­
los actos penitenciales: arrepenti­ túa aumentando la gracia { O x , IV,
miento, confesión y satisfacción d. 14, q 4. n 9). Duns Escoto con­
constituyen la “materia del sa­ cibe el pecado y la gracia en for­
cramento”. La absolución es la ma diferente a la de Tomás de
forma. Debido a que según la doc­ Aquino (Minges, p. 629).
trina de Tomás también el arre­ Aquí, cuando se habla del aspecto
pentimiento adquiere su poder de formal del perdón de los pecados,
perdonar los pecados de la abso­ Alejandro de Hales ( S u m IV, q.6)
lución, aun cuando ésta se dé más y S. Buenaventura { S e n t. IV, d. 17)
tarde (S. T h e ., III, q. 84, a.5), y especialmente Duns Escoto ( O x .
siempre se conserva la totalidad IV, d.16) defienden el aspecto
unitaria del sacramento. El sacra­ formal del perdón de los pecados:
mento no solo existe in a c tu (jurí- “poenitentiae sacramentum est illa
diamente) sino también in p r o p ó ­ absolutio sacramentalis”. No nie­
s i t o (en la actitud personal del pe­ ga que la contricción, confesión y
cador). Gracias a la absolución satisfacción constituyan la peni­
todo auténtico arrepentimiento tencia completa, pero le interesa
( a t t r i t i o ) se convierte en una c o n ­ el aspecto formal, por ello, la ab­
t r i t i o , es decir en una a t t r i t i o in­ solución es el elemento primero y
Vocabulario Franciscano 181

principal (Cf. Frasen X, 308; Sagrado Corazón.- La devoción


Minges, p-621-632). de Francisco de asís a la pasión
En cuanto a la cuestión de la revi­ del Señor Jesús fue una constante
viscencia de los méritos, una vez en su vida espiritual. “Un día,
recibida la absolución, opina Es­ afirma S. Buenaventura, al princi­
coto que las buenas obras reviven pio de su conversión, oraba en la
en su totalidad, como si el hombre soledad. Se le apareció entonces
nunca las hubiera perdido (Ox., Cristo crucificado y con esta vi­
IV, d.22, a.3, n9). sión se le derritió el alma. El re­
Por último, una palabra sobre el cuerdo de la pasión de Cristo lo
o r d o - s a c r a m e n t u m s a c e r d o t i s tal penetró tan hondo que desde en­
como lo entendió Escoto. Y es tonces le era imposible reprimir
que desde Escoto se propagó la llantos y suspiros al pensar en el
doctrina de que el “orden” ocupa­ Crucificado” (B, 1/5). S. Buena­
ba una función primordial en la ventura, fiel discípulo de Francis­
iglesia, capacitando para los actos co, se entregó a dicha devoción y
sacramentales, especialmente para en sus escritos presintió la devo­
la oblación de la Santa Eucaristía. ción al Sagrado Corazón de Jesús.
Según Escoto, al tratar el signo Dice así: “Acércate, pues, con los
externo del sacramento del orden pies detén afectos al llagado Je­
se daría en él una doble materia y sús, a Jesús coronado de espinas,
forma. Respecto de la f o r m a p a r - a Jesús clavado en el patíbulo de
t i a l i s una sería la de consagrar y la cruz...Entra tu alma por la puer­
la otra la de absolver los pecados. ta del costado hasta el mismo co­
A ello se unirían los signos sensi­ razón de Jesús, y allí...no recibas
bles visibles (materia): la entrega consuelo en ninguna otra cosa
de la patena, el cáliz con la hostia más que en poder morir con Cris­
y las palabras: recibe la potestad to en la Cruz” { D e p e r f e c t i o n e v i-
de celebrar, y la otra con la impo­ t a e a d s ó r o r e s , c. 6, n. 7).
sición de las manos sobre la cabe­
za con las palabras: Recibe el Es­ Salir del mundo.- Con estas pa­
píritu Santo. De esta forma, el labras, expresadas por S. Francis­
obispo actúa en conformidad con co en su Testamento, quiere indi­
Cristo - Pastor - Obispo, quien car el comienzo de su vida reli­
confirió a sus apóstoles la potes­ giosa entregada al anuncio del
tad de consagrar y la de perdonar. evangelio. Francisco “no huye del
mundo”, sino que se sumerge en
él para conquistarlo. Su paso por
Enrique Oltra Perales 182

el mundo, inspirado por el Señor, San Francisco y San Bernardo.-


lo dirige hacia la dirección opues­ Según el célebre filósofo fenome-
ta, hacia los pobres (—» margina­ nólogo Max Scheler, Francisco
dos), los leprosos. Y al hacerse aprendió de los trovadores france­
pobre por Cristo, reintroduce en la ses del Languedoc ese amor. El,
iglesia a los pobres que el poder y Francisco, en sus años mozos
el dinero habían habían excluido aprendió esas trovas, y, al conver­
de ella. Restablece en ella , con­ tirse, las purificó de todo sensua­
cluye Louis Antoine, la comunión lismo y las repetía con delicia de
de todos en la gratuidad del amor. su alma. Escribe Max Scheler:
Estamos ante una auténtica revo­ “Estaba reservada a uno de los
lución evagélica. El evangelio, en más grandes modeladores de al­
sus bienaventuranzas, declara “di­ mas y de espíritus de la historia de
chosos los pobres”. Y Francisco la humanidad europea, el atrever­
redescubre en ellos el rostro de se a efectuar la notable tentativa
Cristo, tal como se identifica en la consistente en operar la síntesis
parábola del juicio final (Mt., entre la mística amorosa acósmica
25,40). Salir del mundo..., vale - inaugurada por el Cristianismo y
decir, de aquella cristiandad feu­ fundida con el amor de Jesús, por
dal, con sus clases sociales tan di­ una parte, y la vida de la naturale­
ferenciadas, sus órdenes que ex­ za, por la otra. Esta fue -concluye
cluían a los pobres, a los leprosos. nuestro filósofo- la obra de Fran­
Arruinada estaba la comunión con cisco de Asís”.
ellos, la comunicación era impo­ Prosigue el mismo pensador:
sible. Y Francisco la establece. Su “Creo que de hecho San Francisco
gesto es profético y diríamos polí­ no tuvo, desde este punto de vista,
tico, pues los leprosos, los pobres precursor o predecesor en toda la
son de todos los tiempos, de todas historia del cristianismo occiden­
las tierras. La segregación se repi­ tal. La mística del amor y de los
te siempre. Solo cambia el color esponsales de San Bernardo es de
de la piel, las razas, las clses, los naturaleza completamente dife­
nombres. Y su gesto origina un rente. Buscaríamos en vano en
movimiento que recrea el espíritu ella trazas de la fusión afectiva “.
capaz de reconocer en las socie­ Realmente vale la pena detener­
dades a los leprosos de todos los nos a considerar estos conceptos
tiempos para compadecerse y li­ del gran filósofo alemán. Frecuen­
berarlos (Boff). temente, sobre todo en la historia
de la espiritualidad, se hace de­
Vocabulario Franciscano 183

pender la espiritualidad de Fran­ instala, junto con su hermana


cisco- tanto su ascética como su Inés, en el monasterio de Sant
mística-;- de San Bernardo. Se ha Angelo. Luego ocuparán el edifi­
hecho notar que el interés de cio contiguo a San Damián, junto
Francisco por los misterios huma­ con otra joven de la nobleza de
nos del Salvador, tiene su precur­ Asís. Forma de vida: consagra­
sor y predecesor en el gran abad ción en retiro silencioso, morando
Claraval. Pero como nota muy comunitariamente cerca de las
bien Max Scheler, el impulso mís­ ciudades, viviendo del trabajo de
tico en uno y otro es distinto. sus manos sin aceptar rentas de
En San Bernardo, sobre el funda­ ninguna clase. Experiencia de vi­
mento de la humildad se levanta da calcada de la de los hermanos
el impulso hacia Dios pero a la menores, pero no itinerante. En
manera humana, como quien bus­ 1215 se acogen a la regla de San
ca un amigo del alma. Esa bús­ Benito, aunque viven la pobreza
queda se va purificando gradual­ absoluta. En 1218 se las conoce
mente de todo egoísmo hasta lle­ con el nombre de damianitas, por
gar al puro amor de los desposo­ vivir en san Damián. En 1218 se
rios espirituales entre el alma y introduce la clausura papal por
Dios. parte del Cardenal Hugolino,
En Francisco, ese impulso hacia quien les entrega nueva Regla. En
el amor de Dios también se funda 1228 el Papa otorga el “Prívile-
en la humildad personal y en la gium paupertatis" al monasterio
belleza maravillosa de las creatu- de san Damián, extensivo al de
ras comenzando por el Sol, hasta Monticelli y Perusa. En 1228 una
absorberse junto on las creaturas Bula obliga a la primera Orden a
en un abrazo cósmico, en Cristo atender a las hermanas pobres. En
crucificado y por El en la Santí­ 1247, Inocencio IV promulga una
sima Trinidad, como lo vemos nueva Regla. En ella aparecen las
claramente en el Cántico de las monjas “legalmente francisca­
Creaturas y en capítulo 23 de la nas”. Dicta su Testamento con
Regla de 1221. clara coincidencia con el de san
Francisco y redacta “su Regla”,
Santa Clara, Cronología de.- en la que permanece fiel a las
Nace en Asís, en 1194, de familia ideas más puras de pobreza según
noble. En 1212 promete obedien­ san Francisco. En 1252 la Regla
cia a san Francisco en la Porciún- es aprobada por el Cardenal Pro­
cula, recibiendo de él el velo. Se tector y sancionada por Inocencio
Enrique Oltra Perales 184

IV. En 1263 quedan suprimidas hacia Cristo (B,9). Pero también


todas las Reglas y Urbano IV nos advierte: “Debemos avergon­
promulga, que fue fuertemente re­ zarnos nosotros, siervos de Dios,
sistido porque contenía muchos de que los santos realizaron haza­
privilegios para los monasterios, ñas mientras que nosotros, con so­
propiciando una división entre las lo referirlas y predicarlas, ambi­
monjas que seguían la de Santa cionamos sacar de ello gloria y
Clara y las Urbanitas. En 1253 fa­ honor” (AG,3).
llece Santa Clara y en 1255 era Sapiencial ( S a p i e n t i a l i s c o g n i -
canonizada. t ió ) .- Frecuentemente usa S. Bue­
Santos.- La veneración a los san­ naventura de la expresión cono­
tos entra a formar parte de la pie­ cimiento sapiencial; y con ella
dad de S. Francisco. Pero venera a expresa el conocimiento propio de
los santos conforme a sus prefe­ las almas elevadas al pleno uso de
rencias personales. Así, IR, los hábitos deiformes. El conoci­
23/13, afirma: “A los bienaventu­ miento habilitado en sí mismo y
rados J. Bautista, J. Evangelista, levantado sobre sí mismo conoce
Pedro y Pablo; a los bienaventu­ por la luz y en la luz, es decir, re­
rados Patriarcas, Profetas, Inocen­ duciéndose al principio fontal de
tes, Apóstoles, Evangelistas, Dis­ los conocimientos, que son las ra­
cípulos, Mártires, Confesores, zones eternas. Cf. P. Aperribay,
Vírgenes; a los bienaventurados C r is to lo g ía m ís tic a d e S a n B u e ­
Elias y Enoc; a todos los santos n a v e n tu r a , en O b r a s d e San B u e­
que fueron, serán y son; a todos n a v e n tu r a , II, p. 49ss.
ellos, por amor tuyo, les rogamos
humildemente den gracias por to­ Semejanza (S i m i l i t u d o ) S. Bue­
dos los bienes”. Entre todos los naventura.- Se usa en sentido on-
santos sintió principal devoción a tológico (univocidad, analogía),
S. Juan Bautista, pues este nom­ gnoseológico (especie impresa,
bre le había marcado en el bau­ especie expresa) y caritológico
tismo con el sello de su misteriosa (seres espirituales deiformes por
grandeza (2C1, 3). También ama­ los hábitos gratuitos). Tratándose
ba más que a otros a los apóstoles de Dios designa en primer lugar
Pedro y Pablo por su ferviente las representaciones ideales de las
amor a Cristo. En honor de ellos cosas en el divino entendimiento.
ofrecía una cuaresma especial (B, Y en segundo lugar, el término de
9/3). Y es que la santidad de ellos la dilección paterna: el Verbo
avivaba el ardor de Francisco (BAC).
Vocabulario Franciscano 185

Sentido Espiritual {Sensus spiri- simple. El ser real es actual o po­


tualis).- Esta expresión la emplea tencial, pero hay que tener en
San Buenaventura en diversas cuenta que para Escoto, acto y po­
acepciones: unas veces significa tencia no son términos que gozan
una operación, no facultad, y, de una común relación subsistente
como tal, es la sensación o per­ gracias a ambos extremos, sino
cepción espiritual que es como el que la potencia es tal, es decir, al­
uso perfecto de los dones gratui­ go real, hasta que el acto que es el
tos del orden cognoscitivo que ac­ término extremo se concretiza. La
túan sobre los actos del gozo so­ potencia deja de ser real en cuanto
brenatural que emanan de los do­ que el ser real se actualiza, des­
nes del orden afectivo. Otras ve­ pués de que ella vuelve a formar
ces le da la significación “senti­ parte del orden lógico (Ord., d. 1,
do” como facultad. No faltan pa­ p- 2). Para Escoto no existe la po­
sajes que con el nombre de “sen­ tencia subjetiva real, que perma­
tidos espirituales” indican implíci­ nece tal aún cuando quede actua­
tamente las facultades naturales lizada por un ente en acto. Ahora
(BAC). bien, el ser actual es el verdade­
ramente real y por tanto finito o
Ser (su noción en Escoto).- El ser infinito, que son dos modos quidi-
para Escoto es la positividad tativos de ser. Pero un modo de
misma del ente. Aquello por lo ser de la esencia (Super librum II
que las cosas se alejan del no-ser, posteriorum, q. 6). ¿Por qué es so­
de la nada. Si al ente se le consi­ lo modo de la esencia y no de la
dera en sentido nominal, entonces existencia también? Porque para
designa el sujeto de la esencia Escoto la existencia es un modo
(habens essentiam), vale decir, de la esencia, es su realización.
aquello que no le repugna ser. Si Además, aquello por lo cual el ser
lo consideramos en sentido parti­ se opone al no-ser, Escoto lo lla­
cipial significa la misma cosa ma acto. Bajo este término Escoto
existente (I Peri Hermeneias, q. entiende o bien aquello que dis­
VIII). Además, Escoto habla de tingue al ser de la nada; o bien la
un ser en la mente y fuera de la forma en cuanto es distinta de la
mente. El primero, de acuerdo con materia. El primer significado
su relación entre la mente y la vo­ comprende la totalidad de aquello
luntad divina, se dice que es inte­ de aquello que es o es ente, inclu­
ligible o producible. El segundo ye la materia prima. Para Escoto,
es el ser real, sea verdadero sea todo cuanto existe goza de conte­
Enrique Oltra Perales 186

nido propio, es determinación qui- elevación pasiva del alma, sobre­


tativa, acto, ser. Sustancialmente puesta ya a las cosas visibles y a
son la misma cosa. La identifica­ sí misma, a la recepción de las
ción del término acto con el tér­ iluminaciones divinas de los lim­
mino ser implica que cualquier pios de corazón y, sobre todo, al
realidad exenta de contenido es extático amor. Decimos, sobre to­
no-ser, nada. Cuando Escoto dice do, porque en el proceso sursu-
que por ser se puede entender mactivo, San Buenaventura se re­
aquello por lo que una cosa se ale­ fiere principalmente a la eleva­
ja del no-ser, el adverbio significa ción del alma, a su unión suprema
formalmente que el ser, gracias a con Dios mediante amor extático.
su constitución interna hace que La palabra sursum-actio la hemos
algo salte a la existencia recha­ traducido por sobre-elevación. Al
zando el no-ser. De aquí la cues­ decir sobre se quiere expresar, por
tión ser=acto, no-ser=no acto, na­ una parte, que el alma está sobre
da. También para Escoto, acto no las cosas visibles y sobre sí mis­
es igual o sinónimo de forma, ma, y por otra, que se traslada a
pues la materia en cuanto cosas que se hallan sobre sí mis­
contradistinta de la forma goza de mas, es decir, a Dios. Y cuando
su propio acto sin que por ello de­ decimos elevación, expresamos
penda de la forma. que el alma es llevada o elevada a
Dios, no por su actividad ascética,
Sindéresis (Synderesis). - San sino por la acción divina, signifi­
Buenaventura la define como un cando así el carácter pasivo y mís­
don natural que guía la voluntad tico del hecho sursumactivo
dirigiéndola e inclinándola al (BAC).
bien, a modo de cierto peso espiri­
tual que la lleva a desear, con rec­ Sobrenatural.- Lo sobrenatural,
titud (BAC). lo santo, lo divino en el sistema
tomista lleva el sello de lo inma­
Sobre-elevación (sursum-actio).- nente. Es un algo que irrumpe en
Palabra propia de la mística de S. este mundo del espacio y del
Buenaventura, de significación tiempo y de las cosas y las penetra
compleja. Está compuesta del ad­ de su fuego. De ahí que todos es­
verbio sursum = hacia arriba, a lo tos signos, relacionados como es­
alto, y del sustantivo post-verbal tán con lo divino, son numerosos
agi (voz pasiva de agere) = ser no solo en su causalidad (quoad
movido, ser llevado. Significa la principium), sino también en su
Vocabulario Franciscano 187

modo de ser (formaliter). Para el venido lo trascendente de lo so­


sistema escotista, lo sobrenatural brenatural.
permanece como algo trascenden­
te. Pongamos por ejemplo, Dios y Sociedad civil.- Aquí nos pregun­
el hombre se unen para el acto tamos por la causa eficiente del
meritorio o sobrenatural: la gracia ser social según Escoto. Y en lo
de Dios por una parte y la libre que se refiere a la causa determi­
voluntad por otra. Según el térmi­ nante de la sociedad, Escoto se
no, ya en el mero movimiento de aparta de la opinión de Sto. To­
la gracia hacia el hombre se con­ más, según el cual la naturaleza
tiene algo sobrenatural, algo que a del individuo es la causa radical
solo Dios pertenece, la llamada de la sociedad y se fundamenta en
“qualitas fluens”. Ella es el ver­ la inclinación natural del hombre
dadero principio que levanta a ac­ a vivir en sociedad por una auto­
tos de la gracia los actos huma­ ridad. Para Escoto, la sociedad es
nos, nuestras aspiraciones incons­ obra de la libre determinación de
cientes, nuestras disposiciones al los individuos expresada mediante
bien. Según el escotismo, por el el consenso. Tiene su origen la
contrario, el movimiento divino autoridad civil en el libre consen­
de la gracia sigue estrictamente timiento y en la elección libre de
trascendente en todo su curso. los ciudadanos. Solo la autoridad
Despierta sí, nuestras buenas aspi­ paterna , por la que los hijos obe­
raciones y experiencias, incesan­ decen a los padres, es justa y na­
tes desde arriba, pero sin penetrar tural (Ord. IV, d. 15, q. 2, n. 7).
en manera alguna en la espiritua­ Esta opinión de Escoto hace pen­
lidad humana, en la estructura de sar en la postura que adoptó J. J.
los actos humanos. Según él, por Rousseau, pero más nos sabe a
consiguiente, la “gratia praeve- un reflejo de la espiritualidad
niens” es idéntica con las aspira­ franciscana, del concepto que
ciones inconscientes al bien. Por Francisco tenía de la autoridad.
tanto, en Sto. Tomás lo natural y Por último, la exigencia ontológi-
lo sobrenatural vendrían en dos ca de orden y de definición de la
realidades paralelas y superpues­ naturaleza como de entidad abso­
tas, mientras que en el escotismo luta por encima de sus partes, ex­
lo natural estaría penetrado por lo cluyen en Escoto una visión dis-
sobrenatural y a él se ordena, de gregadora de la comunidad
ahí que sean dos realidades inte­ humana (Ord. III, d. 22).
grantes y convergentes, aún con­
Enrique Oltra Perales 188

Sombra ( U m b r a ) S. Buenaven­ todas las cosas a Dios, es Cristo.


tura.- Es la representación de En cuanto expresa la finalidad de
Dios por las criaturas de una ma­ las obras, es la reparación del
nera l e j a n a y c o n f u s a . Expresa las humano linaje. En cuanto expresa
propiedades que tienen a Dios el punto de enlace de los del cielo
como causa y nos conducen al y los de la tierra, es el vínculo de
conocimiento de los atributos co­ la caridad. S u b i e c tu m c i r c a q u o d :
munes en Dios, pero no al cono­ en cuanto expresa la razón formal
cimiento de la Santísima Trinidad. de considerar el objeto de la fe, es
Esta representación radica en los decir, lo revelado —S u b i e c tu m a
seres materiales y espirituales q u o o m n i a - es la sagrada Escritu­
(BAC). ra, que nos ofrece lo “creíble”
como creíble, y propiamente la
Sujeto de la teología ( S u b i e c tu m teología, que nos presenta el obje­
T h e o l o g i a e ) .- La teología, como to creíble como inteligible.
toda ciencia, tiene un objeto cen­
tral, del cual se predican todas las Suspensión (Suspensio) S. Bue­
conclusiones de la ciencia sagra­ naventura. Palabra que designa
da. Ese objeto, al que se reducen el estado del entendimiento del
todas las cosas relativas a esa dis­ contemplativo que sobrecogido de
ciplina, se llama sujeto de la teo­ admiración ante la vista de los es­
logía. San Buenaventura lo consi­ pectáculos de la verdad, queda fi­
dera desde diversos puntos de vis­ jo en el objeto de su considera­
ta, sin detrimento de la unidad de ción. El. santo Doctor propone al
la ciencia teológica, sujeto teoló­ alma contemplativa seis grados de
gico fontal - S u b i e c tu m a q u o —es iluminación, que causan en ella
Dios. Sujeto teológico, en cuanto otras tantas suspensiones que la
que expresa el medio reductivo de disponen para la paz extática.
Vocabulario Franciscano 189

Teilhard de Chardin y Escoto.- universal, subiendo sobre nuestro


En los años 1955 al 1975 existió mundo interno. Poco a poco, eta­
una admiración creciente por pa tras etapa, todo se vincula fi­
Teilhard de Chardin que tuvo una nalmente al Centro supremo”.
gran influencia sobre la teología Podemos concluir la primera de­
católica más que ningún otro pen­ claración del pensamiento de
sador cristiano. El P. Allegra ha Teilhard de Chardin anotando la
destacado que su pensamiento ha similitud como también algunas
sido influenciado por el pensa­ divergencias respecto al pensa­
miento de Escoto. Así escribe el miento de Duns Escoto. Escoto
sabio jesuita: “Si es cierto, como pone siempre el énfasis sobre el
sabemos por el Credo, que los al­ lugar central de Cristo en el traba­
mas están tan íntimamente unidas jo de la creación divina. En su
a Cristo y a Dios, y si es cierto teología el primer móvil de la
como sabemos por las conclusio­ Encarnación no es para contra­
nes más generales del psicoanáli­ rrestar los efectos de pecado en el
sis, que lo sensible penetra en las mundo, sea original o personal,
zonas espirituales más profundas sino para unir toda la realidad,
de nuestras almas, entonces debe­ material y espiritual, natural y so­
remos reconocer también que en brenatural, divina y humana, en la
todo el proceso, que va desde la Persono de la Palabra encarnada,
primera a la última actividad, y la obra maestra de Dios, el logro
dirige los elementos del universo, verdadero y culminante de su
cada cosa forma una totalidad in­ bondad, de su poder y de su amor.
dividual. Es aquí donde comen­ Este es seguramente el pensa­
zamos a ver más claramente el miento de Teilhard. En su siste­
gran sol de Cristo Rey, del Cristo ma, sin embargo, lo encontramos
Enrique Oltra Perales 190

dentro del marco de la cosmogé- totum). ¿La Teología Revelada es


nesis y es en este contexto que se ciencia especulativa o práctica?
ve forzado a cambiar la pregunta De lo dicho se sigue que la Teo­
en cuestión del motivo primario logía Revelada es eminentemente
de la Encarnación por el de la Re­ práctica, según Escoto, lo cual
dención. Es decir, en la actual es­ prueba por partes. En primer lugar
tructura evolutiva de las cosas que establece el concepto de praxis, la
Dios quiso la Encarnación no pu­ cual consiste “en el acto de una
do tener un fin en sí misma, del potencia no intelectiva, el cual,
mismo modo como podría haberlo para ser recto, debe ser producti­
tenido en un universo estático. El ble según la intelección que rec­
móvil primario y, consiguiente­ tamente procede del entendimien­
mente, el motivo primario de la to” (Ox., 1, Prólogo, parte V, q. 1,
creación en sí misma, no pudo ser n. 228) . La praxis es pues el acto
nada más que un trabajo de Cris­ de la voluntad. En segundo lugar:
to, y este, sabemos por la revela­ un conocimiento o ciencia se lla­
ción, que fue la salvación. ma práctico cuando tiene relación
aptitudinal (no necesariamente ac­
Teología revelada, La .- La teo­ tual) de conformidad y de priori­
logía revelada conduce a las cria­ dad natural con la praxis. De aquí
turas intelectuales a su último fin, se sigue que las ciencias específi­
el Bien Infinito, no puede ser otra camente no se dividen en prácti­
sino la Teología Revelada, la cual cas y especulativas, pues la cien­
declara plenamente la naturaleza cia -en su quididad neutra- pres­
de ese último fin y las condicio­ cinde de toda relación; por tanto,
nes, no sólo necesarias sino, con­ la distinción de las ciencias en es­
tingentes, determinadas contin­ peculativas y prácticas es una dis­
gentemente por Dios mismo para tinción, no como la que se hace en
poder llegar a El en cuanto fin y un género por sus diferencias es­
destino de la criatura racional. Por pecíficas, sino como la que se in­
tanto, ninguna otra ciencia, ni si­ troduce en un género por sus pro­
quiera la llamada Teología natu­ piedades: como cuando se dividen
ral, basada únicamente en las es­ los números en pares e impares, y
peculaciones de la razón pura, no por sus diferencias realmente
puede conducir al hombre a ese específicas (Ox., Ibidem. n. 238).
último fin. De aquí se ve la abso­ En tercer lugar, un conocimiento
luta necesidad de la Teología Re­ se dice práctico no por razón del
velada (Oxo. I, Prólogo, q. 1 per fin en cuanto fin, sino del fin en
Vocabulario Franciscano 191

cuanto objeto de consideración; por objeto la Verdad, o sea, el so­


en efecto, “el fin en cuanto causa lo y puro conocimiento de la Ver­
final no comunica aptitud natural, dad; la ciencia práctica tiene por
sino, en cuanto el ser, apetecido y objeto la praxis, que supone el
deseado, mueve al eficiente a la conocimiento de la Verdad en
acción; pero la praxis antes natu­ cuanto debe dirigir y normar esen­
ralmente de que el fin sea amado, cialmente a la misma praxis. La
incluye los principios y conclu­ “Teología en nosotros” - y sólo
siones del conocimiento o ciencia ella - da los principios- per se de
respectiva” (Ox.. 1, c. n. 262). De la recta praxis humana en el esta­
todo lo, dicho se sigue que nues­ do actual del hombre.
tra Teología es práctica: "Se dice
conocimiento práctico aquel que Tercera Orden Seglar.- Hoy en
aptitudinalmente es conforme a la día coinciden los historiadores,
volición recta y naturalmente an­ capitaneados por O. G. Meers-
terior a la misma . Pero así es toda man, y reconocen a Francisco, si­
teología necesaria y la telogía no la paternidad como fundador,
contingente respecto del entendi­ al menos el mérito de haber co­
miento creado. Luego la teología municado una nueva vitalidad,
en nosotros es práctica. añadido el impulso de renovación
Evidentemente, la teología-en-sí evangélica, a los núcleos ya exis­
de lo necesario y de lo contingen­ tentes de hermanos y hermanas
te no puede ser práctica respecto seglares. Bajo el pontificado de
del entendimiento divino, pues Inocencio III y de Honorio III se
falta esa relación de prioridad, observa una preocupación de la
arriba indicada, como necesaria, Santa Sede por dotar a este mo­
ya que en dios el entendimiento vimiento de personalidad jurídica
divino no precede a su voluntad y y canónica. Tanto Nicolás IV
viceversa. ¿ Pero no sería mejor (1280), como Gregorio IV hablan
decir que la Teología es especula­ de las tres órdenes fundadas por
tiva y práctica? No, porque así S. Francisco. Los biógrafos de
como no es posible que un núme­ Francisco, en especial Celano y la
ro sea a la vez par e impar, así, a Leyenda de los Tres Compañeros,
su vez, una ciencia no puede ser a precisan que hombres y mujeres
la vez práctica e impráctica o es­ casados que, no queriendo sus­
peculativa. O lo uno o lo otro (Re- traerse a la ley del matrimonio, se
port. Par. Prólogo, 3, q. 2, n. 13). comprometían a una vida de peni­
La ciencia especulativa tiene por tencia en sus casas bajo el consejo
Enrique Oltra Perales 192

de los Hermanos Menores. De es­ 155; IR, 16; 2C1., 128; 2C1., 156;
ta misma opinión es K. Esser, 1C1.,31).
quien ve en la Carta a los fieles Con fuerza afirmó S. Francisco
una exhortación a los hermanos y que el ejemplo humano era la me­
hermanas de la penitencia. De ser jor de las predicaciones. Celano
así, tendríamos el mejor testimo­ escribe al respecto: “Señor, te
nio de la conciencia del fundador acordaste de tu misericordia en
que tenía el Santo de Asís. estos últimos tiempos y fundaste
La Primera Regla, apellidada me­ la Orden de nuestros hermanos
moria dei propositi, se redactó en para despertar la fe y manifestar
1221, obra del Cardenal Hugoli- en ellos las exigencias de tu evan­
no. En 1284, Caro de Flortencia, gelio. ¿Quién, pues, te dará satis­
compuso otra Regla que Nicolás facción por ellos si, olvidándose
IV impuso a todos los hermanos de su misión, descuidan tus lumi­
penitentes. Regla que regirá hasta nosos ejemplos a todos los hom­
el pontificado de León XIII. bres y muestran al mundo obras
La Tercera Orden se fortalece con de tinieblas? (2C1., 156). En la
el nacimiento de la Regular, cu­ IR, 16, exhorta San Francisco a
yos miembros hacen los tres votos sus frailes a que cuando vayan por
de pobreza, obediencia y castidad, el mundo no promuevan pleitos ni
y se equiparan a cualquier orden contiendas, sino sujétense por
reconocida por la iglesia. Dios a toda humana criatura y
confiesen que son cristianos. Este
Testimonio de Vida.- Si en la es­ fue el fin de la regla de oro que
piritualidad dominicana el anun­ todos los numerosos franciscanos
cio de la palabra de Dios, la pre­ practicaron en los más difíciles
dicación, es uno de sus ejes prin­ campos de misión. Y así, por
cipales en la espiritualidad fran­ ejemplo, en la vasta evangeliza-
ciscana. La predicación opta pre- ción de América, los hermanos
ferencialmente por el ejemplo de dominicos apelaban al derecho
vida evangélica, vivida en la ale­ contra los desmanes de los con­
gría. Según Celano, Francisco quistadores, los franciscanos opo­
aseguraba que los Hermanos nían el ejemplo de vida evangéli­
Menores habían sido enviados por ca como fuerte antídoto a los vi­
Dios, en los últimos tiempos, para cios de conquista.
que con sus ejemplos sirvieran de No lanzaron duras invectivas co­
luz a los que estaban sepultados ntra los conquistadores, sino que
en las tinieblas del pecado (2C1., respetando la estructura de con­
Vocabulario Franciscano 193

quista intentaron quebrarla con el asumido como hermano y como


buen ejemplo de suma austeridad, tal permitirá establecer relaciones
rara pobreza y sublime humildad. humanas con la naturaleza. Nada
Pretendían ir a transformar el co­ más extraño a la utopía francisca­
razón al vencedor y al vencido y na que esa relación de explota­
no contra las estructuras, porque ción, de oposición, opresión y de­
solo este apostolado directo con­ sequilibrador de la sociedad tec­
duce a la conversión duradera. nológica consumista de hoy con la
Por ultimo, el ejemplo es fuente naturaleza, que ha ahogado los
de vocaciones (cf. 1C1., 24; B, 3; valores de libertad, amistad, afec­
B, 4; LA, 341). tividad, ocio y alegría. Visión
mercantilista consumista que ha
Trabajo.- Francisco considera el creado un nuevo sistema de do­
trabajo como una gracia de Dios y minación trayendo como conse­
empleo de sus dones (2R, 5/1). cuencia el “desencantamiento que
Como simiente de caridad tanto afirma Max Weber. El francisca­
material como espiritual (B 2/1; no brinda armazón al homo faber
TC., 41; 2C 163), como un servi­ con el homo sapiens, dando espa­
cio comunitario, “dondequiera cio a la contemplación (2R, 5/1-
que moren o se encuentren los 2). De ahí surgió el espíritu lúdico
hermanos, pónganse al servicio festivo y jovial que impregna toda
unos de otros. Los hermanos de­ la vida cotidiana de trabajo del
ben trabajar como menores: nin­ hermano menor. Francisco se de­
guno de los hermanos, en cual­ finirá el juglar de Dios, cantor no
quier casa ajena donde se colocare palaciego, sino popular. Como
para trabajar o servir, sea jamás consecuecia de esta actitud ante el
intendente ni mayordomo, ni mundo y el trabajo brotará del co­
acepte oficio alguno que pueda razón franciscano una alegría
causar escándalo o perjuicio de su pascual, un ánimo exultante y es­
alma; sino más bien sea pequeño peranzados
(menor) y sumiso a todos” (IR,
7/1-3). No tendrá como fin la ga­ Transubstanciación (Escoto) .-
nancia, la generación de un capi­ La doctrina de Escoto sobre la
tal a acumular, sino con desinte­ transubstanciación coincide con la
rés. Se prestará como medio de doctrina enseñada por los grandes
sustento y desarrollo personal, maestros del Medievo: Sto. To­
como campo obligado de relacio­ más, S. Buenaventura. S. Alberto
nes comunitarias. El trabajo será magno, Alejandro de Hales, etc.
Enrique Oltra Perales 194

Además, reza conforme a la defi­ transustanciación se da una sim­


nición dogmática del Concilio de ple conversión de la sustancia del
Trento. La presencia de Cristo en pan y del vino en la sustancia del
la eucaristía no se refiere a la cuerpo y sangre de Cristo; la que
esencia (sustancia) del pan y del afirma que se trata de una conver­
vino, que no es accesible a la ex­ sión “aductiva”; y la tercera que
periencia humana. El pan y el vi­ habla de una reproducción del
no pierden en la eucaristía su ser y cuerpo de Cristo.
su sentido natural como alimento Escoto interpreta la transustancia­
corporal y reciben un nuevo ser y ción como una conversión “aduc­
un nuevo sentido. Son pues signos tiva” y que en ella, como en la
reales de la presencia real y de la creación, es necesaria la interven­
entrega personal de Jesucristo. En ción de la omnipotencia divina.
dichos signos se encarna el amor Rechaza abiertamente que se dé
de Jesucristo que se entregó por una reproducción del cuerpo de
nosotros estando allí presente. La Cristo en la transustanciación,
palabra transustanciación signifi­ porque “lo que existe no puede
ca que en la eucaristía , bajo las ser reproducido de nuevo”. Si es
especies de pan y de vino se hace cierto que lo que existe no puede
presente una nueva realidad, la reproducirse de nuevo, es también
nueva realidad, Cristo. Bellamen­ contradictorio afirmar que se dé
te dirá Sto. Tomás en el “Adoro te la transustanciación sin que nada
devote” : Te adoro con fervor rea­ resulte de ella. En realidad se da
lidad oculta/ que estás bajo estas algo nuevo: la presencia multipli­
formas escondido./ A ti mi cora­ cada de Cristo: y ella mediante la
zón se rinde entero/ y desfallece transustanciación, el Cristo no es
todo si te mira./ Se engaña en ti la un ser esencialmente nuevo, sino
vista, el tacto, el gusto y mas tu una “persona nueva”. De hecho
palabra engendra fe rendida./ aquí ya se da la transustanciación
Cuanto el Hijo de Dios ha dicho no en cuanto recibe el ser como
creo/ pues no hay verdad cual la tal, que ya existe, sino en cuanto
verdad divina”. que se interpreta como un traer
Pero ahondemos en Escoto y des­ aquí del cuerpo de Cristo. Lo que
cubramos con él la naturaleza de llama transustanciación aductiva ,
esa transustanciación.. En primer que sin producir el ser que ya
lugar nos dice que en el campo existe, implica una nueva presen­
teológico se dan tres sentencias al cia. Así, la transustanciación es­
respecto: la que afirma que en la tando entre dos términos positi­
Vocabulario Franciscano 195

vos, que son dos sustancias, puede verso y de cada criatura en parti­
ser comprendida de dos modos cular, por lo cual toda creatura es
diversos: en cuanto termina en una analogía del Dios trino. En
una sustancia que recibe el ser o esto el Doctor Seráfico es fiel dis­
en una sustancia que recibe su cípulo de su amado maestro,
presencia de “traer aquí” . La pri­ Hugo de Sn. Víctor, quien en el
mera se llama productiva, la se­ séptimo libro de su Didascalion
gunda aductiva, porque interpreta describe detalladamente la estruc­
la acción divina como un traer tura trinitaria de la creación. Por­
aquí del cuerpo de Cristo. Habrá que Dios es trino y Dios trino creó
que imaginarse aquí que el Cristo el mundo, todas las cosas, por pe­
desciende del cielo al altar, pero queñas que sean, deben llevar el
sin cambiar de lugar, debido a su sello de la Trinidad creadora
estado glorioso no es capaz de un (Brevil. II, 12). Esta idea conduc­
cambio espacial. El traer aquí se­ tora del sistema de san Buenaven­
ría el comienzo del sacrificio, tura, ha influenciado aún sus in­
después seguría su consagración vestigaciones especulativas en el
y, finalmente, el ofrecimiento mundo de las substancias creadas.
(Ord. IV, d .ll,q .3 ,q .4 , ss). As lo vemos insistir en la compo­
sición de toda criatura de materia
Trinidad.- La doctrina trinitaria y su complemente formal, porque
de S. Agustín domina todo el am­ de lo contrario no habría en ella
biente espiritual teológico de la representación de la Santísima
Edad Media en lo que se refiere a Trinidad: “Y despojar de esto a la
este vital misterio. San Buenaven­ criatura sería despojarla de la re­
tura bebe en ese venero y se enri­ presentación de la Trinidad; corno
quece con las aportaciones de la decir que la criatura es acto puro y
teología griega, la de Hugo de S. no tiene composición” (Hex. 11,
Víctor. El Dios de S. Buenaventu­ 24).
ra es el Dios Padre, Hijo y Espíri­ Para el Doctor Seráfico el mundo
tu Santo, como el de su padre S. es como un libro que da testimo­
Francisco, la Trinidad beatísima. nio de la santísima trinidad antes
Ella es la causa ejemplar, eficien­ de ser revelada en la Sagrada Es­
te y final de todos los seres. critura. Por esto, en sus cuestiones
E l rasgo más característico del disputadas sobra el misterio de la
ejemplarismo bonaventuriano es Santísima Trinidad, comienza por
probablemente la idea de una es­ leer y estudiar este libro en busca
tructura trinitaria de todo el uni­ de analogías trinitarias (o. c., q. 1,
Enrique Oltra Perales 196

a. 2, conclusión). No solo las co­ lo imprimió, así este vestigio de


sas naturales del mundo creadas Dios en las criaturas conduce, por
por Dios, sino también el mundo su modo, a aquel modo o grado de
creado por los hombres, los pro­ ser que no tiene modo, o sea, a la
ductos de la cultura, llevan el se­ infinidad de ser, por su número a
llo de la Santísima Trinidad como aquel número especie o esencia,
lo muestra detalladamente el Doc­ donde hay absoluta distinción de
tor Seráfico, respecto de las cien­ toda otra cosa juntamente con la
cias, en su "Reducción de las realización de toda esencia en su
ciencias a la Teología" y en su más alto grado y que es por lo
Itinerario de la mente a Dios". tanto número sin número; por su
Desde las primeras líneas de su peso, aquel peso absoluto que tie­
tratado ascético "La Triple vía," ne su lugar en sí mismo, puesto
nos advierte: "Llevando toda que es su propio fin, y es por lo
ciencia el sello de la Trinidad tanto orden sin orden (es decir
En el mundo material solamente que no se ordena a otro).
se encuentra una analogía trinita­ Pero en la sustancia existe un ves­
ria, a saber, el vestigio de Dios. tigio más profundo y elevado.
Dios creó toda esencia en medida, Porque toda sustancia creada tiene
número y peso (mensura, nume­ materia, forma y composición de
ras et pondus), y dando estas tres ambas, o sea: un principio origi­
propiedades, dio el modo, la espe­ nal o fundamental (materia), un
cie y el orden. El modo es aquello complemento formal o perfección
por lo que la cosa existe (quo (forma), y una ligadura o lazo
constat), la especie, aquello por lo (compositio). Además, según
que se distingue (qua discernitur) Dionisio (el Pseudoareopagita)
y el orden, aquello por lo que tiene también sustancia, virtud y
concuerda (quo congruit). Pues operación. En estas cosas se re­
toda criatura tiene cierto grado de presenta el misterio de la Santísi­
ser (mensura), algunos rasgos dis­ ma Trinidad; porque el Padre es
tintivos (numeras) y una inclina­ origen o principio corno la mate­
ción correspondiente a su lugar ria y la sustancia, el Hijo es ima­
(.inclinado, pondus). Estas propie­ gen y especie como la forma y la
dades son como una impresión o virtud, y el Espíritu Santo, traba­
vestigio que manifiesta la sabidu­ zón (compago) como la composi­
ría de Dios. Así como el pie que ción y operación. En particular, el
se posa en el polvo deja una hue­ último ternario de substancia, vir­
lla que descubre algo del ser que tud y operación es la más elevada
Vocabulario Franciscano 197

analogía de vestigio, puesto que la tista divino ha concebido de ella.


virtud procede inmediatamente de Por esto hay un bello orden en la
la sustancia; la operación, de la historia, aunque nosotros no sea­
sustancia y de la virtud; la cosa mos capaces de verlo. El hombre
tiene de la sustancia el ser, de la que usa únicamente su razón natu­
virtud el poder, de la operación el ral, es espectador tan sólo de una
hacer. (Hex. 11, 23 - 2b). pequeña parte del drama y, no pu-
Estructura trinitaria de la histo­ diendo abarcar el conjunto, es in­
ria. - Si todas las cosas son crea­ capaz de gozarse en su sobrenatu­
das por Dios y hay una providen­ ral hermosura. Por esta razón nos
cia divina que dispone tanto el ha sido dada la sagrada Escritura
huir de los sucesos como los esta­ como una guía, donde se nos in­
dos, síguese que todos los aconte­ forma, a lo menos, de las líneas
cimientos de este mundo son co­ generales de este drama para que
nocidos y dispuestos de antemano así podamos comprender la belle­
por Dios. En consecuencia, lo que za y hondo significado de la histo­
nosotros llamamos historia fue ria.
primero una concepción o compo­ En diferentes ocasiones San Bue­
sición artística de Dios que ahora naventura ha intentado bajo la
se desarrolla a través de las eda­ guía de Sn. Agustín dar las gran­
des como la representación de un des líneas de la historia universal
drama. Aunque el drama de la his­ desde el punto de vista de Dios,
toria es representado por varias dividiéndola en seis partes princi­
criaturas, tiene por autor a Dios y pales (cfr. 1. c. y Hex., XV, 10 -
lleva, en consecuencia, el sello de XVI); que pueden sin embargo
la Santísima Trinidad. reducirse a tres: edad de la ley de
No hay lugar, en la doctrina de la naturaleza, de la ley escrita y de
Sn. Buenaventura, para una his­ la ley de gracia, que son vestigios
toria regida únicamente por del poder, de la providencia y de
causas intramundanas, o que sea la justicia de Dios y por ende de
el resultado del acaso. Ya vimos la omnipotencia, de la sabiduría y
cómo se opone el Doctor Seráfico de la bondad de Dios trino (Cfr.
a la posición aristotélica que re­ Itin. I, n. 12).
mueve todo orden de las causas Estructura trinitaria del alma.- La
accidentales. Porque esa serie de criatura intelectual rinde testimo­
eventos no enlazados por la cade­ nio, no remoto, sino próximo a la
na de la dependencia esencial, es­ Trinidad divina, porque siendo
tá enlazada por la idea que el ar­ capaz de Dios por la memoria, la
Enrique Oltra Perales 198

inteligencia y la voluntad, es la cuanto éstas se realizan en Dios y


imagen expresa de la Santísima son alcanzables a la inteligencia
Trinidad. del hombre creyente. Desde cual­
Trataremos más detalladamente quier perfección noble, en cuanto
de las tres potencias del alma en se realiza en forma intensivamen­
la última parte. Aquí nos basta de­ te infinita en el Ser divino, el
jar sentado que la criatura racional hombre creyente que piensa de
representa a la Santísima Trinidad Dios altísima y piadosísimamente,
por su ternario: memoria, enten­ no puede menos de llegar a com­
dimiento y voluntad o lo que es lo prenderlo como trino en personas.
mismo: mente, conocimiento y Dentro de los atributos nobles to­
amor. Mente a modo de padre, dos pueden reducirse a la bondad
conocimiento a modo de prole y / caridad / amor. La caridad en
amor a modo de unión que de los cuanto está en forma intensamen­
dos procede y a los dos enlaza, ya te infinita e infinitamente difusiva
que no puede la mente dejar de y fecunda en la persona del Padre
amar al verbo o conocimiento que es la razón por la cual hay en la
engendra, en especial cuando es el deidad Trinidad de personas y,
conocimiento de la mente. En es­ para nuestra inteligencia, la clave
tas facultades no solo se atiende al hermenéutica del misterio en la
origen o emanación, por la cual medida de lo posible.
hay entre ellos distinción, sino De esta forma, Buenaventura ha
también a la igualdad, consubs- trazado los itinerarios seguros pa­
tancialidad e inseparabilidad (cfr. ra acceder al misterio trinitario.
sobre el misterio de la Trinidad, q. En ese acceso al misterio trinita­
1, a. 2, conclusión). Ahora pode­ rio, el espíritu humano emprende
mos comprender por qué San la tarea de la “perscrutatio” (in­
Buenaventura deberá oponerse vestigación de verdades); la “con-
forzosamente a toda doctrina que templatio” (meditación religiosa)
de tal manera separe las faculta­ y la” glorificado” (alabanza). Así,
des del alma de su sustancia, que el espíritu humano tropieza con
establezca entre ellas, como lo que el Padre es plenitud fontal,
hace la escuela tomista, una dis­ manatial primordial de la divini­
tinción real. dad; en un segundo momento el
Finalmente, Buenaventura eleva a Padre, el Padre dona “con libertad
la investigación de la Trinidad en natural” al Hijo y luego, por el
las ideas eternas. Es decir, en las Hijo, con “liberalidad voluntaria”
perfecciones puras y nobles en al Espíritu Santo. Luego los tres,
Vocabulario Franciscano 199

cada uno según su propiedad per­ de la vida trinitaria. Conviene ob­


sonal y en perfecta “circumince- servar que según Escoto el cono­
sión”, difunden la bondad paternal cimiento que de Dios se tiene por
en el universo de los seres según la teología natural, cierto es que
su categoría ontológica (Bonne- es el culmen del saber metafísico,
foy, Lampen, Heinz, Ratzinger, el pensarlo como el Ser “primero”
Villalmonte). y Causa infinita, etc., pero tal co­
nocimiento es imperfecto, y está
Trinidad, en Duns Escoto.- Se muy lejos de conocer la estructura
ha subrayado que S. Francisco vi­ misma de la vida trinitaria. Para
ve su experiencia religiosa cen­ ello precisamos de la Revelación
trándola en el misterio de la Tri­ divina. Además, añadiré que la
nidad. Su Dios es siempre el Dios coexistencia en Dios de la unidad
Padre - Hijo - Espíritu Santo. La de la esencia con la trinidad de
paternidad de Dios, la humanidad personas, es lógicamente posible,
del Hijo, el amor del Espíritu San­ pues no incluye contradicción.
to son puntos focales de su pie­ Ahora bien, el problema que se
dad. Todos estos motivos han sido nos presenta con todo rigor es
pensados profundamente por S. ¿cómo es posible la coexistencia
Buenaventura y el beato Juan de la Trinidad con la unidad de
Duns Escoto. Aquí nos referimos Dios? Duns Escoto afronta el pro­
concretamente a la aportación blema considerando la constitu­
personal del Dr. Mariano. Y, en ción de la persona y su relación
primer lugar, debemos advertir con la esencia. En el difícil pro­
que Duns Escoto no sigue total­ blema de aplicar el concepto de
mente la línea de Hales y Buena­ persona a las tres de la Trinidad,
ventura quienes estiman la estruc­ Escoto, subrayando la ambigüe­
tura de la vida trinitaria como dad de la definición de Boecio, se
amor. Escoto pondrá en evidencia adhiere a la de Ricardo de S. Víc­
el amor como razón del obrar di­ tor, por ser más existencial: “la
vino “ad extra”. Pero no afirma lo persona es la existencia incomu­
mismo del obrar divino “ad intra”. nicable de naturaleza intelectual”
“Dios es formalmente amor no so­ {Ord. I, d. 23, q.l, n.15; V. 355-
lamente en su obrar, sino en su 6). Esta definición, para Escoto
ser” (Ord. I, d. 17, q.3, n.3, V), pe­ evita cuidadosamente la ambigüe­
ro no parte del amor, al menos dad de la definición de Boecio en
explícitamente, como la razón cuanto afirma que en Dios se da
formal para explicar la estructura una sola sustancia subsistente en
Enrique Oltra Perales 200

tres personas: el Padre, el Hijo y carácter sustancial y subsistente


el Espíritu Santo. Ahora bien, la de las relaciones de las relacio­
persona, sin duda alguna, es sus­ nes, mientras que el “esse ad” de
tancia de naturaleza intelectual, y las relaciones, vale decir, su dis­
en Dios la esencia es única. En­ tinción o pluralidad se constituye
tonces, ¿cuál es el elemento que por sus motivos y distintos víncu­
distingue a la persona de la esen­ los. El fundamento metafísico de
cia? Escoto afirma que es la “in­ las relaciones se lo dan las proce­
comunicabilidad”, vale decir, su siones inmanentes, gracias a ellas
modo de existir, de poseer de mo­ una persona origina y la otra es
do incomunicable a los otros la originada. Las relaciones son los
única esencia divina: la persona es términos inmanentes de la comu­
el sujeto que existe o posee de nicación de la misma esencia di­
modo incomunicable a los otros la vina. Dios es, bajo un aspecto, al­
esencia intelectual. El modo de go absoluto y bajo otro algo rela­
existir del Padre en la naturaleza tivo. Pero uno y único en la esen­
divina es propio del Padre y en cia, mas tres veces persona. Pa­
cuanto tal lo distingue del Hijo y dre, Hijo y Espíritu Santo. Lina
del Espíritu Santo. Así se dice de sola sustancia absoluta que se
las restantes personas. La distin­ identifica con tres sustancias rela­
ción consiste en el modo propio tivas, vale decir, con las personas.
de poseer la misma esencia. Como era de esperar, Escoto esta­
Todavía otra cuestión: ¿Lo que blece la distinción formal entre
constituye a la persona es algo ab­ esencia y persona.
soluto o algo relativo? En la men­ Su opinión sobre el “filioque” es
te de Escoto, la persona divina no importante para el diálogo ecu­
se constituye solamente por la re­ ménico. No se debiera argüir, si el
lación o lo relativo, sino que im­ Espíritu no procediera del Hijo no
plica algo absoluto. Más clara­ se distinguiría de El. No es así. La
mente, las personas son relativas 2a y 3a persona se constituyen y
entre sí gracias a la mutua rela­ distinguen por su modo de proce­
ción por la cual se constituyen der respectivo, por vía de natura­
como “términos”, pero son abso­ leza y por vía de libertad.
lutas, vale decir, se identifican Esta alta y arriesgada especula­
con lo absoluto, en cuanto que son ción sobre el misterio trinitario,
de la misma esencia divina, que es calificada por M. Grabmann de
absoluta. La identidad con la “caballería andante del espíritu”,
esencia constituye su “esse in” o está compensada en Escoto por­
Vocabulario Franciscano 201

que para él, la teología, en todos gran misterio. El investigador pro­


sus momentos, es un conocer testante F. Wolfel afirmaba que es
práctico, ordenado a la praxis, que difícil superar la profundidad de
él define como caridad, amor rec­ su síntesis especulativa en la pe­
to de la voluntad (ordinatur amor, netración del misterio trinitario.
ordo amoris, A. Agustín). Tiene Ya un comentarista medieval
sentido especular sobre la Trini­ afirmaba de Escoto: “eius dicta
dad si se hace hacia la vivencia y communem trascendent facúlta­
la praxis caritativa-amorosa del tem".
Enrique Oltra Perales 202

Unción, La (Unctio) S. Buena­ tario de la divinidad y de la


ventura.- Ofrece varias acepcio­ humanidad? La solución que
nes. Unas veces se identifica con adoptarán las distintas escuelas
la unión, entendida en toda su dependerá de sus posiciones ante
plenitud (—> Unión). Otras veces los problemas de la relación entre
designa un grado especial de la esencia y existencia, persona y
contemplación: ignis, unctio, éx­ naturaleza.
tasis. Y otras, por último, se usa Lo fundamental de la doctrina de
en múltiples acepciones espiritua­ Buenaventura acerca de la unión
les, en correspondencia con las hipostática (Sent. III, d. 5 y 6)
manifestaciones del divino amor. puede compendiarse en las si­
guientes afirmaciones: la natura­
Unión (Unió) S. Buenaventura - leza divina ha asumido como sup-
Tornándola en toda su plenitud, positum a la naturaleza humana en
designa el grado más elevado de la unión (unió) con la persona del
la vida espiritual. Señala el límite Verbo. Esa asunción es un acto de
de la subida del alma con Dios. la clemencia divina, por la que
Está de más decir que esta palabra Dios ha creado a la vez la natura­
se usa por el santo Doctor en otras leza humana. La asunción activa
múltiples acepciones. es un acto común a las tres perso­
nas de Dios, mientras que la rela­
Unión Hipostática.- La gran ción (relatio) que surge mediante
cuestión que plantea la unión tal asunción entre la naturaleza
hipostática es la siguiente: ¿Cómo que esta palabra se usa por el san-
hay que pensar la constitución del divina y la humana, sólo pertene­
Dios-Hombre?¿Qué quiere decir ce a la persona del Verbo (logos).
concretamente la fórmula de que El ser personal en Cristo no puede
el yo del logos es el principio uni llamarse “compuesto” en el senti­
Vocabulario Franciscano 203

do de una composición de partes, hubo de asumirlo todo (de ahí que


sino sólo en el sentido de que la fuese una incarnatio, y no una
persona del Verbo, que antes de la mera inanimado como en Apoli­
encarnación era un suppositum en nar); como principio satisfactorio
la única naturaleza simple (de (satisfaciendo) tuvieron que ac­
Dios), después de la encarnación tuar a la vez Dios y el hombre,
es un suppositum para la naturale­ que están unidos en la unidad de
za divina y la humana en Cristo; y la persona o hipóstasis del Verbo;
ello simplemente por la formación por lo mismo no hay más que una
de la naturaleza humana en tal personalitas et unitas personales
asunción, no por una verdadera en Cristo, que se debe a la perso­
transforma (Sent. III, d. 6, a. 1, q. na asumente del Lagos. Como
2: Ph. Kaiser, 11-17). principio reconciliador (reconci­
Para la doctrina incamacionista de liando) sólo podía actuar la per­
Buenaventura es importante que sona de la divinidad que es en­
la contemple en conexión íntima gendrada (el Hijo) aunque a su
con la doctrina de la redención: vez produce (respecto del Espíri­
así lo resume en su Breviloquium tu). La reconciliación la ha lleva­
(4, c. 2): “La encarnación es obra do a cabo esa persona mediadora
de la Trinidad (operatio Trinita- (mediator), por cuanto que el Lo-
tis), por la cual se realiza la asun­ gos (Verbum) condujo al conoci­
ción (assumptio) de la carne (jun­ miento de Dios, la imagen (¿ma­
to con el alma animal, sensible y go) a la semejanza (conformita-
espiritual) por parte de la divini­ tem) y el Hijo natural (Jesús) a la
dad y la unión {unió) de la divini­ acogida de los hombres como
dad con la carne, no en la unidad hijos adoptivos. El camino para la
de una naturaleza sino en la uni­ encarnación del Logos a través del
dad de la persona divina del Ver­ “nacimiento de María virgen”, fue
bo que asume... La razón (ratio) el más congruente, normal y per­
de ese hecho se debe a que la en­ fecto y se abrió en la plenitud del
carnación no es sólo obra del pri­ tiempo.
mer principio (Dios) en tanto que
crea y produce (ejfectivum in pro- Unión hipostática en Escoto.-
ducendo), sino en cuanto que sa­ Duns Escoto propone la siguiente
na, remedia, satisface y reconcilia explicación: La personalidad para
(reparativum remediando, satis­ la persona humana, es algo pura­
faciendo el reconciliando). Como mente negativo. Para las criaturas
principio sanativo (remediando) significa únicamente la negatio
Enrique Oltra Perales 204

dependentiae cictualis et aptitui- incomunicabilidad frente a una


dinalis. Ser persona significa so­ hipóstasis extraña. Por la omnipo­
lamente que la criatura no perte­ tencia de Dios, una naturaleza
nece de hecho a otro sujeto (inde- humana se inserta, por modo de
pendentia actualis), ni le puede parte, en la persona divina. Pero
pertenecer (independencia aptitu- esta parte insertada, si se prescin­
dinalis). Por consiguiente, toda de de la pérdida de su indepen­
naturaleza racional individual es dencia, conserva la plenitud de su
sin más persona, sin que se le ser humano específico y, por en­
añada una nueva perfección real, de, también la existencia humana,
en tanto se pertenezca a sí misma que es parte esencial de este ser
y no esté unida con otra hipóstasis específico. Cristo es sólo una per­
superior. En el momento en que sona, pero doble existencia. La
una criatura, unida con una hipós­ personalidad no es, como en el
tasis superior, fuera abandonada tomismo, un modo real de ser
por ésta, volvería sin más a ser (modus realis essendi) que advi­
persona. Así pues, en la criatura, niera como realidad positiva a la
ser persona es algo puramente ne­ naturaleza humana, sino algo ne­
gativo, el no ser dependiente ni gativo, la ausencia de toda depen­
poderlo ser. En Dios, por el con­ dencia. Y en cuanto la naturaleza
trario, es algo positivo, porque humana pierde esta independencia
Dios es un ente a .se, es la subsis­ en el Logos, éste es su persona,
tencia absoluta de todo ser. Esta éste le presta su incomunicabili­
subsistencia es su esencia. De ella dad, su subsistencia.
brota la plenitud de toda su per­ La existencia misma, como modo
fección. Si se aplica a Cristo esta de ser positivo, no pertenece a la
definición de persona creada, hay personalidad, sino a la naturaleza
que decir, a tenor del escotismo, humana. De ahí que Cristo la con­
que la naturaleza humana, por el serve aún en la unión hipostática.
hecho de su asunción en la unidad En este sentido puede decirse que
de persona del Hijo de Dios, pier­ la humanidad de Cristo no es ya
de su personalidad en cuanto una persona propia humana, por
pierde su ser de persona como in­ haber abdicado su independencia
dependencia actual y aptitudinal, en el Logos; pero existe en virtud
es decir, que deja de ser indepen­ de su naturaleza, por su propia
diente. No se la priva, pues, de existencia creada, no por la in­
nada positivo, sino sólo de algo creada del Verbo divino. La ven­
negativo, de la independencia e taja de la teoría escotista está en
Vocabulario Franciscano 205

que, de cualquier forma que se trictamente ultraterrena, solo la fe


mire, se salvaguarda la plena puede saber de ella. De ahí que la
humanidad de Cristo. La consus- encarnación es puro objeto de fe.
tancialidad de nuestra naturaleza De su milagro no entra nada en el
con la humanidad de Jesús, el mundo experiencial. Sobre el pla­
óp.oioúoio<; f|(xív se realiza con­ no empírico, Cristo aparece solo
secuentemente. ¿No queda así en su figura humana, no de otro
vacío el concepto de persona? modo que nosotros. Solo nuestra
¿Qué sucede pues propiamente en fe sabe de su misterio divino.
la unión hipostática? Porque el
Dios hombre es, desde luego, un Universo (S. Buenaventura).- La
ser real, una síntesis real de las materia es universal; existe tam­
naturalezas divina y humana. ¿Pe­ bién materia espiritual que no es
ro cómo puede surgir un ser real otra cosa sino la potencialidad su­
si ni en uno ni en otro de ambos prema de toda criatura, por la que
elementos de la unión sucede na­ puede ser o no ser. La corporeidad
da real? Los escotistas replican: o espiritualidad depende de la
La unión real la crea la absoluta e forma: si ésta es corporal, da lugar
inmutable voluntad de Dios; un a los cuerpos; si espiritual, da lu­
poder, por tanto, inmenso y tras­ gar a los ángeles y almas. El prin­
cendente. Dios quiere que esta na­ cipio de individuación es la mate­
turaleza humana concreta: no se ria y la forma; ya que la indivi­
pertenezca a sí misma, sino al Lo- dualidad es algo sustancial; luego
gos. Ahora bien, la voluntad om­ no puede depender de la sola ma­
nipotente de Dios es eficaz. Lue­ teria ni de la sola forma, que no
go sólo puede corresponderle una son substancias. El individuo es
unión real. Como se ve, esta vo­ hoc (distinto) aliquid (esencial).
luntad divina permanece estricta­ La personalidad es algo substan­
mente trascendente en todo el cia], positivo y propio de los seres
ámbito de su acción. El escotismo que se ordenan inmediatamente a
tiene interés en asegurar esta tras­ Dios. La podemos definir como
cendencia de lo divino y de lo so­ sigue: proprietas dignitatis in-
brenatural, en contraste con el communicabiliter existens in hy-
tomismo, que conoce una inma­ postasi, aliter tamen reperitur hic,
nencia de lo divino. Como la vo­ aliter ibi.
luntad divina que enlaza de modo
permanente la humanidad de Je­ Univocidad.- La rigurosidad en el
sús con el Verbo es siempre es­ procedimiento demostrativo sobre
Enrique Oltra Perales 206

todo lo que existe, complejo por ceptos analógicos. Éstos, dada su


naturaleza, le impulsa a un análi­ complejidad, pueden ser afirma­
sis crítico de toda esa selva de dos y negados al mismo tiempo,
conceptos, equívocos unos, con­ del mismo sujeto, desde puntos de
fusos otros, sobre los que está vista distintos. Escoto, a este res­
montada la realidad. Urge poner pecto, se muestra extraordinaria­
orden y claridad en esa maraña de mente lúcido: “Llamo unívoco
conceptos complejos, entre los -leemos en la Ordinario- a aquel
elementos filosóficos y teológi­ concepto que es uno, de modo tal
cos. Hay que conseguir simplici­ que su unidad es suficiente para
dad si queremos conseguir un ra­ provocar una contradicción, si se
zonamiento claro y diáfano. En afirma o se niega de una misma
este contexto, se impone la distin­ cosa”.
ción, pues es el camino que su­ Entre todos los conceptos unívo­
pera ambigüedades o saltos injus­ cos, el primero y más sencillo es
tificados. Cuando conocemos los el de “ente”, porque es predicable
entes, encontrarnos entre ellos di­ de todo lo que es, en el modo que
ferenciaciones, que pueden ser de sea. ¿Qué es el ente unívoco, fun­
estas clases: Distinción real, dis­ damento de la metafísica de Es­
tinción modal, distinción formal, coto? Se ha dicho antes, a propó­
distinción formal modal (<— Dife­ sito de la distinción modal, que es
renciación, distinción). posible concebir una perfección
Entremos ya en la consideración -la racionalidad, la luminosidad
de la univocidad. Cuando en la fi­ etc.- sin su propio grado específi­
losofía de Escoto se habla de uni­ co de intensidad: la racionalidad
vocidad se está haciendo referen­ de Dios no es la del hombre; la
cia a aquella simplicidad irreduci­ luminosidad del sol es distinta a la
ble a la que hay que reconducir del candelabro. Si se extiende esta
todos los conceptos complejos. Se distinción modal a todos los entes,
trata de lograr lo que Escoto de­ puede tomarse en consideración el
nomina conceptos simpliciter concepto de ente prescindiendo de
simplices, en el sentido de que ca­ los modos específicos en que se
da uno de ellos no es identificable haya concretado efectivamente.
con ningún otro. Son conceptos En ese caso, se posee el concepto
que es posible negar o afirmar simple y, por lo tanto, unívoco de
únicamente de un sujeto, pero no ente, que es universal porque se
uno y otro a la vez, como puede predica de manera unívoca de to­
suceder en cambio con los con­ do lo que es. Se predica de Dios y
Vocabulario Franciscano 207

se predica del hombre, porque samente, porque prescinde de los


ambos son. La diferencia entre modos de ser, Escoto afirma que
Dios y el hombre no reside en el dicha noción es diminuta o imper­
hecha de que el primero es y el fecta. La univocidad no designa
segundo no, sino que en el prime­ cosas idénticas en el nombre y en
ro es de modo infinito, mientras el sentido, sino la unidad e identi­
que el segundo es de modo finito. dad de un concepto, asumiendo
Ahora bien, si prescindimos de las exigencias de la lógica según
los modos de ser, el concepto de los requisitos del principio de
ser se predica del mismo modo de contradicción. La univocidad ló­
ambos. Sin embargo, precisamen­ gica de un concepto es su unidad
te porque se prescinde de los mo­ consistente. Pero al hablar aquí de
dos de ser, el conocimiento de di­ univocidad lógica del concepto no
cho concepto no permite indivi­ se olvida ni se pasa por alta la
dualizar los rasgos específicos de analogía real o la equivocidad del
los seres de los cuales se predica. orden físico o metafísico, pues un
Escoto, en su Ordinario, escribe: concepto idéntico puede, de
“El intelecto, en el estado del hecho, aplicarse a varios géneros
hombre en esta tierra, puede tener de especies sin contradicción; él
la certidumbre de que Dios es en­ los trasciende al mismo tiempo
te, aunque dude sobre los concep­ que los significa.
tos de ente finito o infinito, creado La univocidad lógica es un caso
o increado; el concepto de ente particular de la univocidad en ge­
que aquí se aplica a Dios es dis­ neral. “Hay, en efecto, una univo­
tinto a este o a aquel concepto, cidad: una es lógica, y según ella
por lo tanto, neutro en sí mismo; muchos entes se encuentran en un
no obstante se halla incluido en solo concepto común, la otra es
aquellos dos conceptos y, así, es natural, y según ella algunos se
unívoco”. Este texto nos permite encuentran en una sola naturaleza
comprender perfectamente lo in­ real. Además de esas dos univoci­
justo de la acusación de panteís­ dades hay otra metafísica, según
mo que se formuló contra Escoto la cual algunos están unidos en el
tomando pie en la univocidad. La género próximo, y ella es inter­
noción unívoca de ente es de ín­ mediaria entre las dos; es, de
dole metafísica, en el sentido de hecho, menor que la primera y
que expresa la esencia misma del mayor la segunda. Hay, pues, tres
ser en cuanto ser, y no la totalidad clases de univocidad: univocidad
de los seres o suma total. Preci­ física o natural, que expresa una
Enrique Oltra Perales 208

identidad real y una identidad de tales, está vinculada lógicamente


la especie propia de muchos seres a la afirmación de que el objeto
singulares; necesidad metafísica, propio del entendimiento es el en­
que se funda en la unidad del gé­ te en cuanto ente. A Escoto no le
nero próximo de diferentes seres; interesaba tanto lo que une o se­
univocidad lógica, que consiste para el ser infinito del ser finito
únicamente en la unidad del con­ cuanto encontrar en el plano con­
cepto común a muchos seres y es ceptual una apertura absoluta a
de precisa si tiene un fundamento toda la realidad, finita e infinita,
en la realidad y cuál es dicho fun­ y un instrumento adecuado que
damento. Según Bettoni, la nove­ permita al hombre vincularse con
dad principal de la elaboración la totalidad del ser. La finitud y la
escotista del concepto de univoci­ infinitud son simples modos in­
dad está aquí: en haberla extendi­ trínsecos del ser. La noción de ens
do también a los conceptos que hace presente el ser en su totali­
sobrentienden realidades radical­ dad, pero una totalidad aún por
mente diversas entre si. explorar: funda la objetividad del
El propósito de Escoto es demos­ conocer, pero sin la configuración
trar que la univocidad del concep­ de un objeto determinado. Con la
to de ser, que es el primero de los univocidad del concepto de ser,
conceptos trascendentales (ens, Escoto quiere superar la insufi­
unum, verum, bonum), se concre­ ciencia déla analogía tradicional,
tará en patentizar que al concepto y lo hace con diferentes y nume­
de ser, tomado en su absoluta in­ rosos argumentos. Escoto prueba
determinación, no se le puede ne­ la univocidad del ser con estos
gar una determinada consistencia tres argumentos:
para que sea lógicamente operan­
te. El ens es de por sí indiferente a l.-Todo entendimiento cierto de
la calificación de infinito y de fi­ un concepto, y dudoso de los mo­
nito y, por tanto, puede aplicarse a dos correspondientes a ese con­
ambos y predicarse unívocamente cepto, tiene un concepto del cual
de Dios y de las criaturas. Si no está cierto, distinto del concepto
hubiera un concepto unívoco, vá­ de los modos de que no está cier­
lido para Dios y las criaturas, al to, como es evidente; pero el en­
hombre le resultaría imposible el tendimiento en el estado actual
conocimiento de la realidad divi­ puede estar cierto de que se da el
na. La univocidad del concepto de ser, dudando empero si es finito o
ser, y de las nociones trascenden­ infinito, creado o increado; luego
Vocabulario Franciscano 209

el concepto de ser es diverso del y abstractísimo: el ser, que por


concepto de los dichos modos. tanto es Unívoco.
2. -Un concepto no producido por ¿Cuál es la extensión de la univo­
el fantasma y el entendimiento cidad escotista? Se extiende a to­
agente es imposible en el estado do cuanto pueda llamarse ser, ex­
actual del hombre; pero un con­ cepto a las propiedades trascen­
cepto puramente análogo del ser dentales, tanto convertibles como
sería un concepto no producido disyuntivas, y excepto a las últi­
por el fantasma y el entendimien­ mas diferencias.
to agente. Luego es imposible el En efecto: en primer lugar no se
concepto puramente análogo del puede extender esa univocidad a
ser. las propiedades trascendentales
3. -Toda investigación metafísica como uno; bueno, verdadero, o a
sobre Dios procede así: se consi­ las disyuntivas, finito o infinito,
dera ante todo la razón formal de contingente o necesario; porque
una cierta perfección; enseguida las dichas no se predican del ser
se despoja a esa razón de toda im­ in quid, esto es, quiditativamente,
perfección que pueda tener en lo sino en quale convertibiliter pre­
creado; y, finalmente, esa razón cisamente por ser propiedades.
purificada se eleva a la más alta Luego la razón quiditativa de ser
perfección; y así se atribuye a no es idéntica a la razón quiditati­
Dios. Pero todo este procedimien­ va de bondad o verdad, etc., y por
to implica que los conceptos se tanto, el ser no se puede predicar
aplican a Dios unívocamente, de de ellos unívocamente en sentido
lo contrario podríamos aplicar el formal, pero sí se predica de ellas
concepto de petreidad o materia­ en sentido virtual en cuanto el
lidad diciendo: Dios es a su Ser "ser" las contiene, como el con­
como una piedra es a su ser. En cepto de hombre contiene el de
contraprueba tomemos el concep­ religiosidad, pero no se identifica
to mismo de ser y procedamos por formalmente con él.
los tres grados dichos: I o. el ser es En 2o lugar, el concepto de ser no
una perfección; 2°. purifiquémos- se predica unívocamente de las úl­
la de toda imperfección creada o timas diferencias, pues al paso
finita; 3°) elevémosla a grado in­ que el ser es lo máximo determi-
finito, y llegamos así a la noción nable, las últimas diferencias son
de Dios como Ser Infinito. Pero a lo máximo determinante; luego el
través de los tres pasos dichos ser y últimas diferencias son
queda siempre un fondo idéntico máximamente diversos, y por tan­
Enrique Oltra Perales 210

to el ser no se puede predicar uní­ cambio, si sólo se afirma la uni­


vocamente de ellas; pero eso no vocidad en el origen metafísico
obstante las últimas diferencias neutro o indiferente, entonces no
están incluidas esencialmente en hay peligro alguno de panteísmo o
el mismo ser o en sus inferiores; ateísmo, pues en este orden se tra­
por ejemplo: la racionalidad está ta de las quididades en sí, no de
incluida en el concepto de hombre las cosas individuales o reales.
e incluida de manera esencial, no Por eso escribió Escoto: “Dios y
sólo virtual, pues hombre es ser la criatura no son ante todo diver­
animal racional. Probablemente la sos en los conceptos; pero lo son
última diferencia es la heceidad, completamente en la realidad in­
que es el máximo determinante. dividual; porque en ninguna reali­
¿Puede conducir la teoría de la dad individual convienen” (Ox., I,
univocidad al panteísmo? Hay d. 8, 3, n 27). Por la misma razón
que distinguir: si se afirma que la ha escrito Wilson que la univoci­
univocidad se da en el orden físi­ dad escotista es la negación más
co o existencial, sin duda que completa y radical del panteísmo,
conduce al panteísmo o al ateís­ puesto que, gracias a ella Escoto
mo, pues en tal caso afirmaría que puede establecer sus pruebas re­
existe algo real común entre lo fi­ cias y sólidas sobre la existencia
nito y lo infinito, y por tanto, todo del Ser Infinito, plena, total y di­
es Infinito (panteísmo) o todo es versa absolutamente de lo finito.
finito (ateísmo o politeísmo). En
Vocabulario Franciscano 211

Valores franciscanos.- Nos refe­ hacia la misma y el medio de po­


rimos a los signos externos, virtu­ seerla”. Y la sabiduría es amor y
des cristianas, que distinguen y el amor se torna conocimiento,
definen lo franciscano ante el amar es conocer. En el ideal de
pueblo de Dios. Y son entre otras: Francisco la sencillez es virtud.
sencillez, humildad, alegría será­ Humildad.- El humilde Francisco,
fica u optimismo de la vida. así lo denomina la Imitación de
Sencillez-, En la Ia Regla (XVII) Cristo Es el amor que vuelve
escribe S. Francisco: “el espíritu hombre a uno: tanto admira uno al
del Señor procura la humildad, la amado (Cristo) que siempre se es­
paciencia, la pura sencillez”. Y en tima indigno de El. Llama a sus
el saludo a las virtudes exclama: frailes menores, los pequeños, los
“salve, reina sabiduría, Dios te últimos de todos , tapa agujeros
guarde con tu hermana, la santa y de la iglesia. “Si queréis que
pura sencillez”. Aquella eminente hagan un buen trabajo en la igle­
sencillez, “hija de la sabiduría”, sia, declara al cardenal Hugolino,
afirma S. Buenaventura, que mi­ volved a ponerlos cada vez más
rando a todas las cosas en Dios, abajo: esta es pues su vocación”
las unifica en torno al amor divi­ (Celano, V, 2).
no”. Pero, ¿por qué Francisco
tiende a unir sencillez con sabidu­ Alegría-optimismo.- Conforme
ría? Dom Leclerque la ha definido con cierta mística franciscana, el
así: “una libertad del alma que pu­ saludo que Francisco quería brin­
rifica el corazón, es disponobili- dar a cualquiera que encontraba
dad para con Dios, un solo espíri­ en el camino era: Paz y alegría.
tu con El. Por lo cual abre el ca­ Alegría que es virtud del amor,
mino de la sabiduría, es la vía todo en nosotros es gratuito y por
Enrique Oltra Perales 212

ello, desde ese amor gratuito de­ mas es lo mismo que decir o
rrama rayos de luz que iluminan hablar exteriormente, o sea profe­
el curso entero y parecen unir el rir el verbo creado y temporal. El
cielo y la tierra. Francisco llegó a primer Verbo es el Hijo de Dios,
intercalar este consejo a los suyos Dios mismo. El segundo no es
en la Regla: “tengan cuidado mis Dios, sino la criatura en su rela­
hermanos de nos presentarse ce­ ción a Dios. Habla también el
ñudos y con hipócrita tristeza, Santo Verbo inspirado, expresión
mas bien manifiéstense gozosos que designa al Verbo en cuanto se
en el Señor, alegres, simpáticos, intima con el alma mediante gra­
de buen humor y conveniente­ cia.
mente graciosos” (2C, 128). La
alegría espiritual es fruto de un Vestigio (Vestigium) S. Buena­
corazón limpio y generoso con ventura.- Término que se aplica a
Dios y con el prójimo”. las criaturas, tanto corporales co­
mo espirituales, en cuanto lejana
Verbo (verbum) S. Buenaventu­ y distintamente representan a
ra.- Este vocablo significa dic­ Dios como la causa determinante
ción, o sea, proferir una palabra, e inconfusa - eficiente, formal y
hablar. Esta palabra, en las opera­ final - . Nos lleva al conocimiento
ciones del entendimiento puede de los atributos apropiados, vis­
uno decírsela a sí mismo en la lumbrándose, por consiguiente,
semejanza de la idea concebida por medio del vestigio el misterio
con el objeto inteligible, y enton­ de la Santísima. Habla San Bue­
ces se tiene el verbo concebido, naventura de la contemplación o
verbum completun. O bien puede especulación de Dios fuera de no­
proferirla a otro, expresando exte- sotros por los vestigios y en los
riormente la idea concebida, y vestigios, y entonces se refiere a
entonces se tiene el verbo proferi­ la subida progresiva del alma a
do, verbum prolatum. Transporta­ Dios por medio de las criaturas
dos estos conceptos a Dios, tene­ materiales. Especular a Dios por
mos que la idea que Dios tiene de sus vestigios es lo mismo que
sí mismo, de toda la eternidad, en contemplarlo por medio de las
todo semejante a El, es el verbo criaturas sensibles, donde relucen
eterno concebido y engendrado de las divinas perfeccione. Especular
toda eternidad. Además de esto, a Dios en sus vestigios equivale a
Dios posee la representación de contemplarlo no ya en el mundo
las criaturas. Dar el ser a las mis­ exterior a nosotros, donde está la­
Vocabulario Franciscano 213

tente Dios; sino en el mundo que, manifestación más humilde hasta


en su semejanza intencional, ha su expansión definitiva en la cum­
entrado dentro de nosotros por las bre de la gloria. Es denotar el
puertas de los cinco sentidos concepto que se nos da de la vida
(BAC). activa o actuosa, contemplativa u
ociosa o mixta. El santo Doctor
Vías (Viaé) S. Buenaventura.- las describe como actos, hábitos o
Tratándose de la teología espiri­ formas u organizaciones exterio­
tual, por vías se entienden cami­ res.
nos, métodos o procedimientos
para llegar a la perfección. Y estas Vida mística.- Para S. Buenaven­
vías son tres, a saber: la purgativa, tura la vida mística está al alcance
iluminativa y unitiva. San Buena­ de todos. No la reduce a una cate­
ventura no las confunde con las goría de privilegiados, sino que es
tres etapas de un mismo camino, término normal e inmediato de los
sino que las considera como tres ejercicios ascéticos y no exige vo­
caminos, coda uno de los cuales cación especial alguna. Cierta­
conduce a su término respectivo. mente que el Dr. Seráfico recono­
La purificación, en efecto, nos ce que el don de la oración es una
conduce a la paz; la iluminación, gracia celestial, pero tiene buen
a la verdad; la perfección, a la ca­ cuidado en añadir que no es ex­
ridad. No son, por tanto, caminos traordinario como lo es el don de
sucesivos, correspondientes a las profecía (cf. Itinerariu.m\ 2 Sent.
tres edades o grados de la vida es­ d. 23,; a. 2, q. 3). A la unión mís­
piritual, sino paralelos, aunque no tica conduce el vivo deseo de co-
absolutamente, pues cada uno de quistarla, hay que armarse de pro­
los actos jerárquicos puede estar funda humildad, se debe avivar el
más o menos condicionarlo por sentimiento de dependencia y te­
los otros (Cf. Jerárquico). mor filial a Dios; debe provocarse
el deseo de la oración infusa. Pero
Vida (Vita) S. Buenaventura- el estado místico no lo presenta S.
Palabra que se presta a un sinnú­ Buenaventura como recompensa
mero de acepciones, tanto en el de humanos esfuerzos sino como
orden natural como en el sobrena­ don de la condescendencia divina.
tural, así en el creado como en el
increado. Limitada a la espiritua­ Virtud (Virtus).- Significa, en
lidad, designa la vida divina ma­ primer lugar, potencia revestida
nifestada por la gracia, desde su de eficacia o la misma eficacia; en
Enrique Oltra Perales 214

segundo lugar, las facultades del tas in Deo est sua essentia reali-
alma o los aspectos de la misma. ter, perfecte et iden tice" (Rep. I,
Cf. Aspecto. En sentido moral, se n. 7, 501b; Minges II, 162). Ahora
aplica a los hábitos o actos virtuo­ bien, ¿cómo se distingue la volun­
sos, sean naturales o sobrenatura­ tad del ser infinito de su entendi­
les. Las virtudes, en canto hábitos miento?
gratuitos, rectifican y vigorizan el La Voluntad del Ser Infinito se
alma para los actos esenciales de distingue de su Entendimiento
la vida sobrenatural. La virtud, ya formalmente, pues la quididad de
en su realidad física ya en su rea­ la voluntad es diversa de la quidi­
lidad moral, se aplica a Dios, re­ dad del entendimiento; pero como
movida, empero, toda imperfec­ el Infinito es simplísimo, esa dis­
ción. tinción no puede en manera alma
ser real, ni puede ser de pura ra­
Vocación franciscana.- La voca­ zón, pues entonces se destruiría el
ción es un llamado en el cual Dios concepto de entendimiento y vo­
toma la iniciativa para transfor­ luntad en El y, por consiguiente,
marnos en testigos, heraldos de la carecería de personalidad; pero un
perfección evangélica a ejemplo infinito impersonal es absurdo
de S. Francisco. La mayor de to­ más que un cubo redondo.
das las gracias que hemos recibi­
do de nuestro gran bienhechor, ¿Cuál es el único objeto necesa­
Padre de las misericordias, y por rio de la Voluntad Divina? El
la cual debemos estar agradecidos único objeto necesario es su pro­
a nuestra vocación. (FCL, 1). Este pia esencia en cuanto es el Bien
llamado no es percibido sino por Infinito. Todos los demás objetos
las almas abiertas y disponibles los quiere la Voluntad divina sin
(B 1/5). Una vez que hemos deja­ necesidad alguna, contingente­
do el mundo, ninguna otra cosa mente; pues todos los demás obje­
hemos de hacer sino aplicarnos a tos son finitos, limitados, defi­
seguir la voluntad de Dios y darle cientes.
gusto. Ser dóciles a cada luz re­
cibida (IR 22/9) y progresar hasta Voluntarismo.- Otro de los ejes
el fin (B 14/1). principales del sistema filosófico-
teológico de Duns Escoto es su
Voluntad divina - Según Escoto, voluntarismo. La primera pregun­
el ser infinito no solo tiene volun­ ta que nos hacemos es la siguien­
tad, sino que es voluntad: “volun­ te. ¿Es la voluntad humana esen­
Vocabulario Franciscano 215

cialmente libre? La libertad tos diversos de los términos de su


humana no es un capricho arbitra­ acción. Dios es una causa eminen­
rio, sino una libertad de juicio, li­ temente equívoca en ese sentido.
bertad de elección (libertas speci- También lo es la voluntad en
ficationis), libertad de resolución cuanto esencialmente encierra las
espontánea (libertad operativa: virtualidades de querer o no que­
potestas determinandi se ipsum). rer un mismo objeto. En este sen­
La voluntad humana, según Esco­ tido, de todas las facultades
to, consiste esencialmente en la humanas y angélicas, la más se­
facultad de autodeterminarse; por mejante a Dios es la voluntad li­
tanto siempre es esencialmente li­ bre, precisamente en cuanto libre.
bre, no sólo respecto a los medios
sino aun respecto del último fin. ¿Cómo concurre entonces el en­
¿Cuál es la causa total de la voli­ tendimiento al acto libre de la vo­
ción? De lo anterior se sigue que luntad'? El entendimiento concu­
la causa total de la volición es la rre a la elección libre de la volun­
voluntad misma; pues respecto de tad en cuanto le presenta los obje­
ella vale el principio escotista: tos posibles de volición, pero sin
“quidquid movetur ab alio move- ser jamás la causa determinante
tur, nisi a se ipso moveatur”. de dicha volición. ¿No se viola
Ahora bien, la voluntad se mueve acaso el principio de causalidad
a sí misma, como consta por la en esta doctrina voluntarística de
experiencia y se confirma por el Escoto?
análisis de la voluntad considera­ De ninguna manera, a menos de
da en el plano de las esencias neu­ confundir el principio del movi­
tras, en donde vemos que la vo­ miento (quidquid movetur ab alio
luntad en sí es la facultad de auto­ movetur) con el principio de cau­
determinación o de moverse a sí salidad: “ornne effectibile est ab
misma. Así se diferencia esen­ alio”. Ya vimos que el principio
cialmente la voluntad del enten­ del movimiento así expresado no
dimiento y del apetito natural, que es admitido por Escoto, quien
son determinados o movidos por añade: "nisi a se ipso moveatur";
sus respectivos objetos. De aquí pues, en efecto, la voluntad no es
se sigue que la voluntad no es causa unívoca sino equívoca res­
causa unívoca, sino equívoca, pecto de una determinada voli­
respecto de una volición determi­ ción, en cuanto virtualmente
nada. Se dice causa equívoca siempre puede emitir la volición
aquella que puede producir efec­ contradictoria: si quiero esto,
Enrique Oltra Perales 216

puedo siempre quererlo o no, es S. Agustín, fruición, que no se


decir, abstenerme de quererlo, sin debe confundir de ninguna mane­
que por ello deba no quererlo, en ra con el deleite espiritual.
determinaría a la potencia., sino
que consiste en que la voluntad, ¿Cuál es, por tanto, la facultad
por su propia elección se entrega más noble del hombre? De todo lo
y une al bien, por ser el bien en sí, dicho se sigue que la facultad más
¿En qué consiste, por tanto, el ac­ noble del hombre es la voluntad,
to perfecto de amor voluntario? pues por ella no sólo se eleva so­
Dado que el amor es esencialmen­ bre los irracionales, sino alcanza
te un acto de voluntad, según Es­ su último fin y por ella se asemeja
coto, y por tanto esencialmente li­ mayormente a Dios, pues al paso
bre, el perfecto amor consiste en que por el entendimiento el hom­
elegir libremente un bien, y unirse bre asimila a Dios, por la volun­
aún cuando por accidente pudiera tad, el hombre se asimila a El, ya
resultar un mal para ella, y aún en el orden de la causalidad, ya en
cuando el conocimiento de ese el orden del amor, en cuanto éste
bien pudiera ser limitado e imper­ hace uno al Amado con el amante.
fecto. Esta clase de amor se llama
amor de benevolencia, y su acto,
de acuerdo con la terminología de
cuanto esto significa odiar o abo­
rrecer.
Vocabulario Franciscano 217

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ENRIQUE OLTRA PERALES nace en Carcagente (Valencia), el 3 de junio de 1
aunque a él le gusta llamarse también am istangatúa Denia, ciudad en la que se estabt
ron sus padres en 1942. Casi desde la cuna es franciscano, pues a los 9 años entra i
seminario de Benisa de la provincia franciscana de San José, de Valencia. Allí realizarte
estudios primarios. Los superiores de teología los hará en la Universidad de Salame
donde recibió el grado de doctor (1964). Completa sus estudios de teología en el Poní
Ateneo Antoniano de Roma (tres años) y en Munich (un año). Tras breves años de doce
en el Instituto General de Teología de la provincia franciscana de Valencia, pasa a la Rep
ca Argentina, y será en la ciudad de San Juan, Universidad Católica, donde apuntalar
comienzos de dicha alta casa de estudios. Es fundador también y primer Rector del Co
de Secundaria de San Francisco de Asís de dicha ciudad. En 1971 actúa en la Univers
del Salvador y San Miguel, de los Padres Jesuítas, en Buenos Aires. Es por esas fechas
publica su libro P aideia P recolom bina o id e a lpedagógico de io s M ayas, incas y Azh
Este contacto con las culturas precolombinas le dará pie a una posterior divulgaciói
pensamiento del universo cultural precolombino en sus obras: A m érica profunda: sus dk
m itos y pensam iento. Y, a su vez, el otro título de D ioses y sabios de io s antiguos mexic¿
Obligado por razones familiares, regresa a España en 1982, y a diez años de la conmen
ción del V Centenario de la Evangelización de América, impulsa la creación de la B ibik
Franciscana-A m ericana, que como él dice, «pretendía devolver a América todo cuanl
ella recibió». De ese tiempo procede su incursión en la historiografía americana con tí
tan sugestivos como Franciscanos Valencianos en A m érica y F ilip in a s, Valencia en ia f
biicaA rgentina, y biografías como las de Junípero Serra, Bernardino de Sahún, Antonio b
de Jesús, Esteban Verdalet, de Denia, etc. No deja por ello de escudriñar en el campo
filosofía, y en colaboración con Roberto Prieto, publican la obra R eflexiones sobre ia p rt
cía y ausencia de D ios, editada por el Instituto de Teología de Murcia. Su última reflexi
centra sobre el pensamiento franciscano bajo el título de Vocabulario Franciscano. \
recoge el resultado de numerosas conferencias, dictadas a lo largo de su dilatada a<
pastoral y docente, como por ejemplo la Semana Filosófico-Teológica que dirige pers'
mente en la Universidad Católica de San Juan (República Argentina): en el Semii
Arquidiocesano de la misma ciudad; la Semana Filosófico-Teológica en el Instituto Fra
cano de Querétaro (Michoacán-México); conferencias dictadas a los estudiantes franc
nos del Seminario Arquidiocesano de Mérida y Campeche (México). Charlas a la Asocte
de Padres de Alumnos de diversos colegios secundarios franciscanos de Argentina, a
diantes universitarios de Colegios Mayores en Valencia, etc. Por lo tanto, estamos an
trabajo de «no mera recopilación», sino de auténtica reflexión personal. Por último, deci
fray Enrique Oltra mantiene la relación docente con la Universidad Católica de San
como p ro fe so r extraordinario, a la que acude anualmente, desde 1997, a dar su semir
Además de ello, lleva también, como Vicepostulador, la causa de beatificación del padre
Pedro Esteve, de Denia. Por último, su experiencia de doce años como Custodio en Are
na avala el matiz personal que da a los temas aquí tratados. Destinatarios de los misme
querido que sean, principalmente, sus hermanos franciscanos de Iberoamérica.

R oberto I

S ecretariado de p u b lica d
PUBLICACIONES e intercam bio científico.
INSTITUTO TEOLOGICO FRANCISCANO U N IVE R SID A D DE MU

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