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NO. 93-81209-
MTCROFiLMED 1993
as part of the
55
Funded bv the
NATIONAL ENDOWMENT FOR THE HUMANITIES
SÁNCHEZ 5
CLAUDIO
TITLE:
LA ESPAÑAMUSULMANA
SEGÚN LOS AUTORES ...
PLA CE:
BUENOS AIRES
DA TE:
[1 946]
Master Negative #
946.02
1
Sa553
Sáiichez.Albornoz y Meduiña, Claadi% 189a-
t v
La Espaiia rnusiilriíana, si^f^n \q% autores islamitas
j cris-
tia!H,>s iiicdiovales. ^1, edj Biienoe Airee, El Ateneo "£Í946|
^ V, iiius, /r.urt col,.) laapa ijiart foki) 24 cm.
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1 2 3 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 mm
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LA ESPAÑA
MUSULMANA
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R I M R D O N
Queda hecho el depósito que previene
la ley. Reservados todos los derechos.
IMPRESO E N L A ARGENTINA
Se acabó de imprimir este libro el día 12
de Agosto de 1946, en la Imprenta de F. y
M. Mercatali, Av. Acoyte 269, Buenos Aires.
/.
CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
LA ESPAÑA
f
MUSULMANA
Según los autor^es
islamitas y c?^istianos
medievales
T o .M o I
LA ESPAÑA
MUSULMANA
Según los autores
islamitas y cristianos
medievales
TOMO I
DE LA
^ ^/^r/^
^
La España musulmana —
Al-Andalus en el mundo de lengua
árabe— no ha ocupado una postura tangencial en
la historia española.
iLspana es hija de los reinos cristianos
que lucharon con ella durante
muy cerca de ocho siglos (28 de abrU del 711 a 2 de enero del
1492).
Está hoy de moda negar la existencia
no interrumpida de ese gran
duelo guerrero. Pero una rigurosa cronología
de los hechos de armas
de la multisecular contienda obliga a
rechazar la nueva y equivocada
tesis. A
lo largo de tan dilatado período de
tiempo, el Islam hispano
ejerció influencias culturales de gran
trascendencia en los pueblos cris-
oanos que convivieron con él en el solar
peninsular. Ideas, formas hte-
rarias modas y costumbres han circulado siempre por cua-
y artísticas,
lesquier caminos entre los países vecinos,
aunque se hayan combatido
con sana de continuo. En
curso de esos ocho siglos de casi perma-
el
nente batallar, se produjeron, además, varias
emigraciones en masa, hacia
tierras cristianas, de las minorías de signo religioso idéntico que vivían
en Al-Andalus;
y fueron conquistándose por
la España europea co-
mumdades urbanas de importancia, habitadas por gentes de los dos
credos y de las dos culturas. Y
aquellos desplazamientos migratorios
y estas conquistas hubieran bastado, de por sí, para provocar fecundos
contactos culturales entre las dos Españas,
con el natural predominio,
en de la más avanzada y vital.
ellos,
a este lado del Océano, los cuales, más que les pese y para su fortuna
y Gayangos la tradujo y la anotó hace más de cien años -; pero no obs-
tante celo de ambos, las fechas de
—en la historia los siglos pasan pronto y es siempre prematuro, por
el
tación de la obra,
la redacción y de la versión
merman considerablemente elValor de la misma. No
y anota-
ello, juzgar del porvenir de una cultura y de una raza — han recibido mucho después que Gayangos anotara a Al-AIaqqarí, el gran
orientalista
la herencia psíquica
y temperamental española, he aquí por qué puede holandés Dozy ^ consagró una obra admirable al
período de la historia
afirmarse que España musulmana ha desempeñado papel activo
la
y hispano-árabe comprendido entre la invasión islamita
de la Península
no marginal en el pasado de Hispania. es decir, de la Península y de
y la conquista almorávide de Al-Andalus. Fuera de esa época (711-
sus hijas de América.
1110) quedaron los largos siglos de las dominaciones africanas
La historia España musulmana nos envía, además, vibrantes
de la
y del
reino granadino (1110-1492). Un
notable arabista español, Lafuente
y dramáticos mensajes. Lo he dicho, también, más de una vez: la Alcántara ^ había escrito poco antes —también hará
pronto una cen-
historia no es la ciencia de los muertos sino de la vida, porque el
turia— una historia de Granada. No es parejo el
mérito de ambos
hombre no es al cabo sino historia. Dentro de la limitada libertad con libros, aunque no sea en modo alguno tan distinto como su
que hombres y pueblos se mueven en el curso de los siglos, actúan muy
desigual nombradía podría hacer sospechar.
Pero ni los dos abarcan
empujados por su estilo peculiar que es corolario obligado de su pasado. toda la historia de la España musulmana, ni al
cabo de un sicrlo puede
Por ello los hasta ahora desoídos hirientes mensajes de la historia son conservar sus viejos valores ningún género de estudios
históricos, ni
tan imperativos, a las veces, como leyes físicas su quebranta-
las y siquiera los que, como la historia de Dozy,
sigan siendo, por siempre,
miento acarrea traumatismos de consecuencias mucho más graves que
monumentos imperecederos del ingenio un gran
los desafíos a los mandatos de la naturaleza, porque son pueblos,
y del saber de his-
y a toriador.
veces hasta continentes enteros, los sujetos que se enfrentan con los
Las obras históricas envejecen muy
mandatos de la historia.
de prisa y un siglo es muy
largo plazo, para que en torno a cualquier
página del pretérito de
Si Al-Andalus o la España musulmana hubiera estado habitada por
un pueblo no se haya producido un doble cambio: fruto,
de una parte,
hombres de raza no española y sin acción directa en la vida de la de ininterrumpida ampliación del panorama de la historia,
la
España moderna y de la actual, siempre sus mensajes serían precep- mediante
el sucesivo examinar de nuevas
facetas de la vida humana;
tivos para nosotros.
Pues cualquiera que sea la ascendencia étnica y fruto,
y de la otra, del perdurable crecer del caudal de las
fuentes históricas,'
culmral de un pueblo, su experiencia histórica brinda a todas las co- que va alimentando con aguas nuevas el río de nuestro
conocimiento
munidades humanas, no ya consejos magistrales, sino esas órdenes, del pasado.
cuya violación engendra males de incalculable alcance. Pero los mu-
Ese doble fenómeno historiográfico se ha dado intensamente,
sulmanes de España descendían, en su inmensa mayoría, de españoles en
relación a la historia de la España musulmana, a lo
largo del si^lo que
convertidos al Islam y, en consecuencia, la historia de Al-Andalus tienen ya o que van pronto a cumplir las obras
de Gayancros, Dozy
tiene para los hispanos de allende y de aquende el Atlántico, el valor Lafuente Alcántara. Durante él ha surgido
y
ha florecido la gran y es-
de todas las otras páginas del pretérito común. cuela del arabismo español,
y sus miembros —y con ellos varios ara-
bistas no españoles, alguno de gran mérito— han trabajado con éxito
sobre los temas más diversos
y más atrayentes del pasado de x\l-An-
'* CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
INTRODUCCIÓN
dalus. Y en
curso de esos cien años se han abierto a
el
los estudiosos nuevo que hoy sabemos sobre
13
muchos archivos y bibliotecas del Norte de África Son los arabistas españoles e hispa-
él ^0.
la ciencia en una
. .
'
de base a la tesis del gran historiador del derecho germánico, Brunner, palabra: la vida toda de los islamitas españoles.
Mi labor no ha sido
sobre los orígenes del feudalismo. Me sentí arrastrado a examinar tal tan ardua y arriesgada como la que me
hubiese requerido la redacción
cuestión, y al hacerlo hube de profundizar mis contactos con las cró- de una historia integral del Islam español, pero
no ha sido fácil. Porque
nicas e historias arábigas. Fruto de ellos han sido diversas obras con- ella ha imphcado una cuidadosa
búsqueda y una cuidadosa selección
sagradas a tales fuentes y a los primeros tiempos de la organización de los pasajes históricos, literarios o científicos
que mejor pudieran
militar de la España musulmana ^^ Y como consecuencia de tales inves- presentar el panorama pormenorizado de la
España mora '-. Y porque
tigaciones, heme dejado atraer, poco a poco, hacia el estudio de la para valorizarlos
y enlazarlos, me ha sido a la postre indispensable tra-
historia del Islam peninsular. zar, en verdad, un anticipo de la
historia que no me atrevía a escribir.
No descubro ninguna intimidad al declararme ajeno a la escuela Estoy seguro de no haber podido ofrecer una
perfecta selección
del arabismo español. Con humildad
reconozco y proclamo. Pero
lo de textos.Nunca un hombre, cualquiera que sea su preparación
esa confesión me autoriza a hacer la orgullosa afirmación de que, fuera su mgemo, es capaz de realizar una y
obra perfecta v menos aún una
de ella, soy el profano que más atención ha consagrado a la historia perfecta selección de fuentes. Sin remedio
influyen en la descrimi-
de la España musulmana, y a declarar, con la sonrisa en los labios, nación de las mismas sus gustos
y sus inclinaciones personales. En
eso sí, que confío en recibir un día de los miembros de ese grupo el Buenos Aires y en estas horas de incomunicación
título de arabista honorario.
—hoy, aunque pa-
rezca paradoja, es más difícil que durante
la guerra hacer venir libros
Estas palabras y las dichas sobre las dificultades que cierran el de España— me ha sido, además, imposible
encontrar algunas edicio-
camino a la redacción de una historia de la España islamita, bastarán nes de diversas obras que hubieran
podido brindarme pasajes lumi-
para justificarla modaHdad singular de esta obra. No me cabía libertad nosos para dar a conocer matices de la
psicología v de la vida de la
de opción. Puesto que los arabistas no se atrevían, con razón, a acome- España musulmana. Y por ello he debido de
reemplazarlos por otros
ter la gran aventura de escribir una historia general de la España mu- 8 tomados de los textos que me ha sido dable consultar.
sulmana, menos podía yo lanzarme a empresa en Buenos Aires:
tal Sería insincero, sin embargo, si no
declarase con orgullo que he
por la fallas de mi preparación por de elementos con que
la falta agotado todas las posibilidades de selección
y v que estov satisfecho
aquí hubiese tropezado para llevarla a término. Y como, sin embargo, de no haber dejado ningún claro en la
detallada visión de conjunto
juzgo urgente ofrecer al púbhco hispano-americano una visión integral del islam hispano que me propuse
trazar. El lector ecliará tal vez de
de la España arabizada —
por el interés esencial que esa visión tiene menos, en algunos siglos, noticias sobre diversos
temas que le hubiera
en sí misma, según queda probado,
y por el interés, no sé si justificado interesado conocer. No debe olvidar que
me he visto forzado a limi-
pero indudable, que en la América española inspira el pasado muslim tarme a dejar hablar a los autores islamitas
v cristianos, y que éstos
de España —heme aquí dispuesto a brindar a los lectores del Nuevo por desgracia han guardado silencio muchas
veces, a lo menos muchas
Mundo no una de Al-Andalus, es decir de la España
historia cabal mas de lasque desearíamos, sobre múltiples cuestiones del
musulmana, pero sí una exposición pormenorizada de esa historia que más vivo
interés. Y debo recordar que, pese
a los asombrosos hallazgos realiza-
permita a los lectores conocer el panorama actual del pretérito del dos en España
Islam español.
y en África en lo que va del siglo, es enorme no —y
hay hipérbole en el calificativo— el
caudal de fuentes arábigas
Para no acometer la loca aventura de escribir la historia de la España perdidas. El continuo avance de la Reconquista
hacia el sur, la expul-
til
^ ^
: i
l6 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
INTRODUCCIÓN jy
sión final del Islam, del solar peninsular, y la posterior persecución
hispano-musuhiiana y de sus grandes individuahdades
de los últimos vestigios étnicos culturales de los islamitas hispanos, de excención
y Procuro, eso sí, ofrecerle la frácril nave o el
brioso corcel con que
devoraron inmensos tesoros bibliográficos. Me atrevo a afirmar que
poder cruzar el ignoto mar o la lejana tierra virgen,
poseemos mínima parte de la producción histórica, literaria, filosófica
mediante prolo-
guillos, de factura diversa, que enlazan
los textos, preparan a su lectura
o científica de los musulmanes de España, y nos faltan, por tanto,
o los anotan y explican. Aspiran ellos a suplir la
falta de los pasajes
muchedumbre de noticias sobre muchedumbre de temas diversos del
que no han podido ser reproducidos
pasado de Al-Andalus.
y las fallas de los publicados e
intentan llenar el vacío histórico que podría
quedar entre los repro-
Las que he podido reunir de entre
las salvadas y de entre las que
ducidos. Pero tienden, ante todo, a descubrir
al lector el mejor rumbo
me han Buenos Aires, me parecen bastantes, sin
sido accesibles en que puede seguir en la exploración individual
a que le incito.
embargo, para que pueda formarse una idea cabal de la España islamita
Al asomarse toda obra histórica, todos apetecen
a
tal como la conocemos hoy, y no sólo en su costra cortesana, política satisfacer un
deseo diferente detienen en una meta diversa. Unos buscan
y se
como se ofrece en obras de Dozy y Lafuente Alcántara, sólo
y militar, las
llenar ae modo placentero una velada
invernal o una calurosa jornada
sino en su entraña misma, en su enjundia más íntima y recatada. Los veramcga. Otras procuran aprender, instruirse,
cronistas e historiadores musulmanes que escribieron la historia del
mejorar su cultura v
leen con calma o con avidez pero
sin intención crítica. Los menos
Islam peninsular fueron, en efecto, tan parleros, tan amigos de la anéc- intentan superar estas dos cimas v las
dota y del detalle, que su lectura nos permite mirar muy hondo en
completan con una inquisitiva
y a veces incisiva, finalidad crítica, y con un bucear intelicrente v acrudo'
los entresijos de la sociedad hispano-árabe. Y como sus prosistas, sus
en el cogollo de la sociedad o del
personaje cuva historia paladean.
poetas, sus filósofos, sus místicos, sus juristas y sus políticos no fueron
JNo ha de faltar a los primeros ocasión
para satisfacer sus o-ustos en
nada herméticos, sino que abrieron con facilidad las válvulas que apri-
sionaban su propia intimidad, no es difícil adentrarse a campo traviesa
las paginas que siguen. Y
los segundos van a hallar en ellas,
"como en
mnguna historia conclusa, campo fértil para su propia
en el alma colectiva del pueblo hispano-islamita, y descubrir los plie- cosecha de jui-
cios críticos
gues más recónditos de las almas individuales de muchos musulmanes
y de hallazgos y descubrimientos. Porque van a encon-
trarse ante las fuentes mismas de la historia, frente a relatos de con-
españoles. Y por ello esta obra mía va a compensar, por cauces pecu-
temporáneos o frente a narraciones en ellos
inspirados. Van a poder
liares, lo que le falte de orgánica reconstrucción de la historia de Al-
leer no las interpretaciones de
tales fuentes por un hombre
Andalus. moderno,
de raza, fe, ideas
y psicología muy diversas de los hispano-musulmanes'
# smo las palabras mismas de los místicos,
historiadores, poetas, escritores'
• « pensadores u hombres de ciencia o de
gobierno, de la España islamita.'
V an a oír hablar a sus
políticos a sus y guerreros, a sus alfaquíes y a
sus santones, a sus magnates y a sus jueces, y con ellos, a mujeres de
toda
La historia cabal de cualquier pueblo o nación, o de cualquier hom- condición, e incluso a hombres de turbia o de exaltada
sensualidad. Van
bre o período, debe procurar aprisionar no sólo la superestructura a asistir a batallas
y a fiestas cortesanas, a reuniones Hterarias
individual o colectiva sino también la subestructura de la masa o del
y a noches
de orgia, a las oraciones en la mezquita y a la agitación de los mercados
héroe cuya vida se intenta estudiar. Y los auténticos historiadores se al silencio de las bibhotecas
T't y al bullicio de las calles, a las sesiones
esfuerzan, por eso, en descubrir los misterios del íntimo yo del pueblo de la cuna del cadí y a las intrigas de
harenes de los príncipes. Van a
los
o del personaje que pretenden hacer revivir, para ofrecérselos a los escuchar todas las hablas de Al-Andalus,
a ver aflorar la idiosincrasia
frecuentadores de sus obras históricas. En ésta voy a ensayar un nuevo pecuhar del mosaico de razas que en él
habitaban a presenciar y los
sistema. No voy a dar ya totalmente elaborada la papilla histórica, actos más heroicos
y y guerreros, y los más crueles y perversos. Van a
perdóneseme la atrevida metáfora. Busco la colaboración del curioso ver desfilar la más compleja galería
de tipos humanos y a leer las pági-
lector y le invito a acometer la intrépida aventura de explorar y de nas más vanas sobre temas religiosos,
científicos o ...
^ literarios
descubrir por sí mismo los entresijos y la entraña misma de la sociedad Entre los hechos históricos y nosotros se interponen siempre nu-
I 8 CLAUDIO S Á N C H E Z - AL BORN OZ
INTRODUCCIÓN jq
merosos filtros que van quedando jirones de la realidad, v la
en los la España
tra, cristiana velaba
armas por ella frente al Islam v
las
verdad histórica va matizándose de subjetivismos a medida que atra- vivía en guerra permanente contra
Al-Andalus y contra Afnca que
viesa por ellos, es decir, a medida que es vista por ojos de hombre
y de vez en vez descargaba en la Península
nuevos torrentes de barbarie
que es comentada por cerebros humanos. En esta obra se suprime
\ maestra de Europa, pues por el cauce de esa España
la mayoría de esos filtros y se coloca al lector ante esa reaUdad y esa
cristiana, la
España islamita irradio su luz a una Europa
ignorante y torpe
verdad histórica. El espectáculo quizá sea desconcertante para algunos.
Adivino la objeción. Si Al-Andalus
Quienes se sientan perdidos o ciegos ante él, pueden acudir al lazarillo pudo iluminar las tinieblas
de Occidente ¿como pudo prestar
servicio a Europa la España cristiana
de mis prologuillos. Pero confío en que muchos, en cambio, se dejarán
al guerrear contra ese país desbordante
de cultura? No es difícil la
arrastrar por la tentación de acometer la aventura a que les invito, de respuesta. Ni los avances de las especulaciones
enfrentarse con la palabra misma de filosóficas, literarias
los autores islamitas o cristianos científicas o tecmcas son todo en
la vida de los hombres o de
medievales ^^. No será vano ese esfuerzo. A su costa, podrán hacer suyo blos, m
excluyen de la sociedad que las goza
los pue-
nico fundamental del estilo erótico u oiival. Ha conseíjuido descubrir Todavía tropieza con opositores —.cómo podía
obtener fácil asen-
la evolución que condujo desde las bóvedas de arcos entrecruzados so una tesis españolar— la teoría de Ribera ^» sobre
el origen Iiisnano-
de la mezquita de Córdoba hasta las primeras crucerías ojivales inglesas arabe de la épica medie\ al. La apoyan sin embaríjo los muchos' con-
y francesas. Ha logrado fijar la ruta geográfica seguida por las for- tactos similitudes indudables
y que aproximan
los cantares de gesta
mas intermedias a través de la España musulmana v cristiana y de ultrapirenaicos, con
"archuzas" andaluzas, verdaderos poemas
las
épicos
la Francia cruzada por los peregrinos a Santiago. Y ha alcanzado a que no hallan antecedente en la poesía árabe
oriental y que son por
establecer con claridad el nexo que une los eslabones extremos de la tanto de pura estirpe hispana. Y es
lo cierto que cuando las "chan-
cadena evolutiva. sons aparecen en Francia se refieren
Cada día va siendo aceptada por mayor número de estudiosos —y infausta lucha de Carlomagno con los
a temas de la ya remotísima e
musulmanes. Y lo es también
si no fuera de paternidad hispánica habría sido ya admitida sin contra- que como reconocen los estudiosos de
epopeya francesa, la geo-
dicción — la teoría del maestro Ribera ^•^'
sobre el origen hispano-árabe grafía de la Chanson de Rolland no
la
aquende y de allende el Pirineo y las sendas por donde pudo llegar a Europa: las matemáticas
y la astronomía árabes que ya estudió en
la arábigo-hispana hasta Provenza. Córdoba en el siglo x Gerberto de Auvernia,
luego papa con el nombre
Otra tesis del mismo Ribera '", sobre el origen andaluz de la lírica de Silvestre II; el juego de ajedrez
del que hay^ piezas españolas ante-
europea, ha sido reforzada por los estudios de Nykl '' y ha sido de- riores al ano mil
y noticias documentales hispánicas poco posteriores;
mostrada en los últimos tiempos por un romanista de la talla de Me- los apólogos orientales recogidos
y traducidos ya a principios del si-
néndez Pidal '^ iMuqáddam el ciego de Cabra (840-920), creó una poe- glo XI por Pedro Alfonso en su
Disciplina clericalis —difundida pron-
sía coral popular, el "zéjel", que alcanzó gran boga en Al-Andalus to por todo Occidente—
y y luego en el xiii al ser vertidos del árabe
que cultivó en su día el gran poeta andaluz Ben Guzmán. Fruto de los cuentos indios de Cdik
e Dimna; el arte de la fabricación del
papel
la mezcla de las dos culturas que convivían en la España musulmana: conocida en Al-Andalus desde el siglo x
y que asombró a Pedro el
la árabe románica, difundió pronto por Oriente
y la se
y pronto tam- Venerable, Abad de Cluny, durante su
viaje por la España cristiana
bién cruzó los Pirineos
y penetró en el solar ultra-pirenaico de la durante el xii; muchas técnicas de las
más varias artes industriales-
Romanidad. Conocemos hoy los caminos y las fechas de esta última marfil, cerámica, sedas, tapicería,
etc.; probablemente el uso de palo-
lili expansión, los nombres de los intermediarios y el ámbito geográfico de mas mensajeras, empleadas en Al-Andalus
mucho antes de que las ha-
su rápida difusión. llaran en Oriente los primeros
cruzados ... y otras diversas creaciones
Con las formas poéticas y musicales, la España islámica transmitió e inventos —grandes
I ' y secundarios— del mundo islamizado ".
a Europa la concepción lírica y caballeresca del amor que había de La reconquista de Toledo (1085), donde habían
convivido, desde
triunfar en Provenza
y que había de constituir la temática del dolce a invasión árabe, cristianos,
judíos e islamitas, puso a disposición de
stil miovo. Fruto también de los contactos de las culturas musulmana los conquistadores importantísimos
tesoros bibliográficos y les sumi-
y cristiana en Al-Andalus, como creyó Dozy, o transformación anda- nistro al mismo tiempo un gran equipo de peritos en ía
luza de concepción udrí o del casto amor nacida en el Oriente islá- — las letras arábigas
lengua y
y de estudiosos conocedores de la cultura hispano-
mico por influencia del cristianismo —
como pretende Asín '*, este gran islamita. El arzobispo don Raimundo (1126-1151) -^
supo comprender
maestro del arabismo ha defendido la imitación de ese ideal amoroso los frutos de bendición que podía obtener, de esa feliz coincidencia pa-
22 CLAUDIO SÁNCHEZ- A LBORXOZ INTRODUCCIÓN 33
ra la transformación cultural de la cristiandad v creó la llamada escuela fieos orientales e hispano-árabes. En Primera Crónica General que
la
de traductores de Toledo. Parejas de conocedores de las lenguas árabe se redactó por su orden, se incluyó, por
ejemplo, una traducción de la
y latina vertieron en ella, a esta última, todo el saber de los musulmanes historia arábiga de Ben Alkama. Las
versiones realizadas por sus cola-
<f
de Oriente y de España -"*. Durante el califato de Bagdad v en especial boradores: de Cahhi e Dmma, Bocados de Oro
v Foridad de Poridades
en el curso del sic^lo ix, habían sido traducidas al árabe muchas famosas fueron muy eficaces en el movimiento literario
nacional y en el ultrapi-
obras filosóficas v científicas de los griegos, que fueron ignorados a lo renaico. Y las de muy varios tratados
de diversos astrónomos islamitas
largo de centurias por los cristianos de Occidente. Sobre tan firme españoles —de Maslama de Madrid, del llamado "Azarquiel"
y de \\[
base los musulmanes orientales y españoles, en colaboración o en com- ben Jalal entre otros ^- y
de algunos naturalistas, fueron básicas
para
petencia, habían levantado el edificio de la cultura arábiga. Pronto las dos grandes obras de su escuela:
los Libros del saber de Astrovovúa
se la fama de la Escuela toledana y se adivi-
difundió por Occidente
y el Lapidario. Entre los primeros destacan el Libro de las tablas alfoi,-
naron inmensas perspectivas que brindaban sus versiones para el
las síes, fruto de celosas
y muy continuadas observaciones hechas en To-
conocimiento del pensamiento y de la cultura helénica y arábiga. ledo. \ las Tablas alfonsíes
y el Lapidario han sido utilizados en Europa
"
Desde temprano acudieron a la ciudad del Tajo estudiosos de todas durante siglos""'.
de la Europa cristiana. Abelardo de Bath, Roberto de Chester,
las tierras Y la acción de
la cultura hispano-musulmana
lle^ó aún más le-
Alberto y Daniel de Aíorlay, Daniel Escoto, Rodolfo de Brujas, Her- jos
y subió aún más alto: ascendió hasta las altas cum^bres del pensa-
mann el Alemán, Hermann de Dalmacia, Hugo de Santalla, Platón de miento y de la filosofía medievales: Santo
Tomás y Dante, y hasta
Tivoh y Roberto de Cremona, se encuentran entre ellos. Estos sabios la excelsa cima de la mística
española, San Juan de la Cruz. No se
dis-
ingleses, escoceses, flamencos, alemanes, itaUanos o dálmatas, volvieron cute hoy, en efecto, la influencia del
gran pensador cordobés Averroes
a sus patrias respectivas con un riquísimo caudal de traducciones de las en primero; es segura, pese a los gestos indignados
ei
de algunos dantistas
'\
más varias obras de filosofía, matemáticas, astronomía, medicina, quí- la del místico musulmán Ben
Arabí en el segundo, v^unque asom-
mica, ciencias naturales. de los más célebres autores griegos, orien- brosa, parece probable la de Ben
. .
mundo culto occidental, debe Europa su primer renacimiento del Asín ha ^probado, asimismo,
los préstamos tomados por Dante de
siglo XIII. las hadices" o tradiciones islamitas sobre
el "Tuirach" o viaje noc-
En este, Alfonso el Sabio prosiguió la labor de los traductores de turno de Mahoma a las regiones de
ultratumba, para idear la Divina
Toledo. Se rodeó de un grupo de musulmanes, judíos y cristianos, Comedia; ha demostrado que
y el gran poeta italiano, por su teoría
sobre
acometió la versión al romance de crónicas, apólogos y libros cientí- la luz divma, se vinculaba a la escuela
filosófica "ixraqí" o iluminista
!i
1 •
24 CLAUDIO S AX C II E Z - AL B OR NOZ
INTRODUCCIÓN 25
iniciada enAl-Andalus por el cordobés Ben Aíasarra v trasmitida Iücíío Y ha llegado la hora lector amigo, de emprender la aventura a que
íl por el místico murciano Ben x\rabí; y ha establecido el parentesco te invito. Ahí está ante tus ojos la^ realidad de la España-musulmana.
que une al "Cancionero'' y al "Convito" de Dante con el ''interprete Nada se mterpone entre
de los amores" y "El tesoro de los amantes" del último pensador his-
ella y tu curiosidad intelectiva. Nm^ún filtro
objetivo la desfigura. Puedes contemplarla a tu
placer, tal^como la
pano-árabe citado. La difusión entre los cristianos peninsulares de la vieron los propios islamitas. Pudieron estos
engañarse al pretender
escatología musulmana, que reproducen diversos autores españoles del aprisionar su historia, o a lo menos pudieron dejarse arrastrar al escri-
siglo XIII, y el gran apetito de saber del autor de la Divina Coviedia y su biriao al aludir a sus contemporáneos, por sus pasiones
partidistas, por
enorme cultura, hacen fácil de explicar su conocimiento de las leyen- susamores o por sus odios. Disponte a filtrar tú mismo
esos objeti-
das y de las concepciones poéticas hispano-islamitas. San Pedro Pas- vismos. En la razón humana está el contraveneno
de las humanas fla-
cual, que recogió las primeras en su libro "Impunagion de la seta de quezas. Prevente contra el espíritu cortesano de
muchos cronistas, con-
Mahomath", estuvo en Roma poco antes que Dante acudiera a ella tra la saña de los musulmanes hacia los cristianos
v de los cristianos
como embajador de Florencia. Y el poeta florentino tuvo relación de hacia los musulmanes, contra el eterno abultar de las propias vic-
amistad y trabajó con Bruñe to Latini, que utilizó fuentes árabes para torias el perpetuo atenuar o callar las ajenas, contra el desdén
y de
escribir su "Tesoreto" y su "Tesoro"
y que visitó a Alfonso el Sabio los orientalesdominadores frente a los españoles sometidos
en su corte como enviado de) partido güelfo ^-. y con-
tra el rencor de éstos hacia sus señores islamitas. No
olvides que
Y el mismo maestro de! arabismo español,
Asín ^'\ ha demostrado los cromstas e historiadores en lengua arábiga,
o romance no
latina
también las coincidencias que aproximan
las concepciones y las doc- disfrutaron de libertad para exponer sus
propios pensamientos, pues
trinas del místico musulmán Ben Abbad de Ronda a las de San juan vivieron bajo regímenes despóticos en que
les amenazaba a cada paso
de la Cruz. No difieren en su tesis fundamental: para lograr la unión la prisión o la muerte,
y habitúate a leer sus juicios entre líneas, a
con Dios hay que renunciar a todo lo que no sea Dios. Esa renuncia adivinar sus guiños de ojos confidenciales
y a descubrir las críticas
aparece ejemplarizada bajo símbolos que se reflejan en tecnicismos sutiles que ocultan a veces sus lisonjas.
Ponte en guardia frente a los
estrechamente emparentados. Son afines sus doctrinas sobre la anchura odios de raza de los primeros tiempos
v frente a los choques de ambi-
y la apretura del alma, y los simbohsmos que los dos utilizan al expo- ciones de todos, para echar agua al vino
de los ditirambos o de las
nerla. Con avisos, en forma de reglas de conducta, concretan ambos mís- diatribas. Ten en
cuenta que algunas memorias personales se escribie-
ticos su teoría del amor a las tribulaciones. Coinciden en el léxico. La ron durante cautiverios o exihos o con el
propósito de defender la cabeza
idea simbóhca de la noche obscura del alma les es común. Y podrían o la honra que se hallaban en peligro,
o con la intención de vencer al
ampharse sus aproximaciones a otros temas de la ascética y la mística adverso destino. Eres hombre, ausculta tus
flaquezas v tus pasiones,
de los sadilíes islamitas y de la escuela carmelita. Asín exphca tan tus fervores
y tus sañas, tus temores
extrañas coincidencias y tus esperanzas,' y adivina por
y parentescos por la presencia en el escenario ellas las que pudieron mover a escribir a los cronistas, alfaquíes, gober-
geográfico donde alentó San Juan de la Cruz, — Arévalo, Medina, Sala- nantes, pensadores poetas islamistas y cristianos, a fin de que puedas
manca, Granada, x\lcalá, iVvila, Toledo — de masas numerosas de mo- y
salvar el apasionamiento de sus juicios
al leeries. Haz, en una palabra,
riscos recién convertidos al cristianismo, que no podían haber olvidado lo que debemos hacer los historiadores al enfrentarnos
la tradición religiosa islamita en temas que no concernían al dogma
con los textos.'
Con ello ganarás una doble victoria: Sobre el ayer, al conocer el
y que eran comunes a las dos religiones: la mística y la ascética ^^.
pasado de un pueblo que influyó decisivamente
'en el que dio su
vida al tuyo;
y sobre el mañana, al habituarte a la crítica serena
de los hombres
y de sus hechos, que se convertirá al cabo en auto-
crítica. De^ la primera sacarás una
* * singular agudeza de oído para re-
cibir los hirientes e imperativos mensajes
de la historia; y de la se-
i gunda, una lucidez y una fortaleza que han de
serte útiles para el
recto juicio de los otros hombres
y para el autodominio de tu pro-
B ——
!ii
dictadura, la anarquía —
que tuvo como corolario las revoluciones el pensamiento en veloz
cabalgada hacia las nuevas jornadas españolas
ella sea, sin lanzar
cordobesas y el fraccionamiento del antes poderoso imperio hispano- de este lado del mar. Fruto de la larga
batalla de que había nacido la
musulmán. Tras esa crisis, Al-Andalus alcanzó cimas nunca escaladas común patria hispana, iban a prolongar, por siglos,
sus grandezas y sus
hasta allí por España en la vida del espíritu. La debilidad política ílaquezas, de ayer, de hoy
y las y de mañana «^
flaquezas humanas de los reinos de Taifas trajeron el siglo de doble
señorío africano. Los bárbaros conquistadores fueron —como siempre I.— La última en mi España y el Islam,
2.— The history of the mohannnedan dynasties
Buenos Aires, 1943.
i ifl
conquistados espiritualmente por los cultos vencidos y la civilización in Spahí, Londres, 1840-1843.
3.— Histoire des nmsuhmns d'Espagne jusqu'i
arábiga-andaluza cruzó el Estrecho e hispanizó el Mágrib. Mas la la conquéte de VAndalousie
par les almorávides (711-1110), Leiden, 1861.
',
I:
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30 C L A I" í> 10 S AX C H E Z - A OR NO Z
í í^,
INTRODUCCIÓN 31
en Europa y La inásica de los inhmesinger y sus relaciones con la po- 28. Averroés et VAverroisme, París, 1861, pag. 201.
pular espaíiola en Disertaciones y opúsculos, II. pdgs. 3-88. Un resumen
29. \^"^^'^ ^''''^'^' 'Obre Azarquiel.
de su tesis puede verse en la Introducción con que ha prologado Asín !)^'^u ,^^.f
Anales de la Universidad
las Disertaciones y Opúsculos de Ribera.
' ""'' ''''''''-' '' ^^-^^^ ^-^^ '^ ^--^^-^>
16. -El Cancionero de Abencuznián. Disertaciones y opúsculos, I. págs. 3-93.
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civil. Y entretanto,
odios. Ambiente djgüera
otro lado del Estrecho avanza un
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pueblo de guerreros
recién convertido a una
fe novísima, a una fe que es a la par
una doctrina política, una religión
un dogma y
y una organización estatal; un pueblo que
^ "''^'"'' "" ^"'^'' '^"' ^'' ^nt^^i^snw
Zl
acaba j
de conquistar un imperio gigantesco. y de pasión, que
He aquí la situación en que se
halaba la monarquía visigoda cuando,
a la muerte de Vitiza sin dejar sino
hips menores, Rodrigo es elegido
rey por el Senado con la espada, se
y,
apodera del reino en lucha con los
iljii'' partidarios de los jóvenes príncipes
Tal cambio agudo en la vida
política arrebata el poder a quienes
venían
detentándolo por decenios. No se
conforman con perderlo. Por tres veces
en la historia hispanogótica, las
facciones habían solicitado la intervención
extran]era a fm de vencer a sus
enemigos interiores. Los hijos de Viti-a
acuden a los árabes, que dominaban
África, en demanda de socorros para
reconquistar el trono de su padre.
Lleva su voz cerca de los musulma-
nes^ de alleiide el
Estrecho Julián, señor o gobernador
de Ceuta y de
1 atiger y f,el o vasallo de su progenitor. Se había
sostenido en su últi-
mo refugio de Ceuta con la ayuda de España,
hasta cue la muerte de
Vitiza, al privarle de socorro,
le había obligado a capitular
ante Musa ben
Musayr Transmitió a éste ¡a petición de
ayuda de los príncipes. ",lí/.o," con-
sulto al califa, tanteó el terreno
con Tarif y envió un ejército de bereberes
--^««
'í
3b CLAUDIO S AXC HF 7 - A L B O R N OZ
a ¡as órdcjies de su liberto Tariq para decidir ¡a discordia civil española.
H Los traidores vitizanos se pasaron a sus filas en la batalla decisiva, dada en
las -márgenes del Giiadalete, Invasores
y vitizanos avanzaron raudos hacia
la capital apoyados por la facción interior que les era favorable
del reino,
y por Fero la facilidad de la empresa hizo surgir en los vnisVnnes
los judíos.
la idea de transforniar la intervención en conquista
y ésta se logró tras
largo y porfiado batallar. Ni de los antecedentes de la invasión ni de los
pormenores de la vúsvia tenemos un relato puntual y de fiar. Es preciso
reconstruir aquéllos y éstos exannnando con atención todas las muchas
fuentes disponibles. Algún accidente de la guerra civil entre Rodrigo y los
vitizanos fué, acaso, transformado en la leyenda de la hija de Julián,' para
disivudar la traición de quienes habían solicitado la ayuda militar de los
árabes y la de éstos, al trocar en conquista la intervención pactada. La
mayoría de las fuentes arábigas recogen tal leyenda y no ofrecen un
cuadro exacto de la invasión de Es paila. El deí"Ajbar Machmua" tiefie
sobre los otros tan sólo la ventaja de su relativa sobriedad, pues el realismo
espaííol había podado ya, hacia el año mil, los ingenuos relatos primitivos de
mucha parte de yedra legendaria que había enmascarado la auténtica
la
historia de la conquista durante tres siglos.
Le he completado con una no-
ticia de un co?npilador tardío, indirectamente derivada
de un historiador
cordobés de la primera ?nitad del siglo X: ''Rasis'\
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Rodrigo y Tariq
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Tanq escril)ió
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partida de Tariq
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38 CL A U i> I O .S \ XCH E Z - A i . C ( ) K NOZ
había mandado construir fjarcos v tcnuí va muchos, le mand(') con ellos
5.000 hombres, de suerte que por Tariq llegó a
el ejercito acaudillado
12.(H)(). Había \a cautivado muchos c importantes personajes, y con ellos
estaí)a Julián, acompañado de bastante gente del país, la cual les indicaba
y Tarsai Del.
llevaron a su presencia
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había marchado a Toledo í 7
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que sobre la puerTade la '''"' ^'''''''' fuertes,
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que les describió 11 JLi' T " '" ^' '^'^ P"""^^' ^^^'^
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™^ hendidura,
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Dios sí empr s con ín
w^^^^ ^ favoreciendo
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la oscuridad^ aproWse Í r7o ^"'7°,'
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'^"'^ ?^^"'^°' P^^o con
°
"^'^elas habían descuidado
guardia por temH íl
t a l'.T ^^If
"'"'-^ '°^^' escuchaban algunas voces
la
de alerta^ada^SéWrnente^v ,
'"'''^''°'- ^''^ ^'
u sólo dist ba del muro '; colV^"' ^^«^^' ^''°' 4"^
n^uralla;
pastor,
mas do To enconeSen " "'''"r" P°^ ^"^'^ '^^
p^oV ^P'^J'"' solvieron a buscar al
y habiéndole rr.M?T "i'^" , .
a la h z^de ''"''^''' ^"^ «^'^ "« «^aba
la tírí te" a deb iÓ
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subir a ella v desonVÍn ' .
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alto. Mugtt^ Í a'^Só "" """'"^" '°^™ "^^^ 'jo
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Entonce JuLn '^ ^^p'^^" ^"
se Leí 6 a S';: ,:Xo-Ta'^^^' concluido
"fí^^con España:
divide ahora tu ejército
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''"'' -«"^P-^eros míos,
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caballeros,
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Mandó otro destacamento"; rI
'^' "'"°' ^"^ '''
^"''^''^° musulmán
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sin caballo.
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T^Ton erg^uísoTe L^Í' '''"'' '' ''^'^' ^ ^^
Después de alijunos meses de sitio fué cuntiuihtada n«)r Aíü.-,a bcii Xusavr,
* *-
con Li ayuda de Diu:», huyendo iub crisnanus a Beja. Confió Musa la guarda
de la ciudad a los judíos, \' se diriirió a la ciudad de Mcrida. donde residían
algún js grandes señores de España, \- que raiunicn rema monumentos, un
puente, alcázares e iglesias que exceden a toda ponderación. Cercó la ciudad,
y la guarnición saho contra él, tral)and()se un fuerte combate a una milla de
distancia de las murallas. Kn tanto descut)rió .Musa una cantera de piedra,
en la cual (iculto por la noche infantería v caballería, v al día simiiente,
al amanecer, cuando fué contra ellos,
y salieron a rechazarle como el ante-
rior, atacáronles los musulmanes que estaban emboscados e hicieron en
ellos una gran matanza, refugiándose los que escaparon en la ciudad, que
era muy fuerte, y tenía unas m.urallas como no han hecho otras los hom-
bres. Por espacio de algunos meses continuó el cerco, hasta que fabricaron
los muslimes una máquina para acercarse al muro, v cubiertos con ella,
llegaron a una de las torres, de la cual arrancaron un sillar; mas encontraron
en el hueco un macizo, que en lengua española se llama laxamaxa (argama-
sa), que resistía a sus barras
y picos, y mientras se hallaban ocupados en este
trabajo, cargaron sobre ellos los cristianos
y perecieron los musulmanes bajo
la máquina, por lo cual la torre se llamó de los Mártires, nombre que aún
hoy conserva, aunque son pocos los que saben esta anécdota. Al cabo fué
conquistada la ciudad en Ramadan del año 94, el día de la fiesta del Fitr
[30 junio 713] del modo Cuando sucedió lo de los mártires,
siguiente:
dijeron los cristianos: ''Ya hemos quebrantado las fuerzas del enemigo; si
hemos de concertar la paz, ningún día más favorable que éste". Salieron
con tal intento, y encontraron a Musa con la barba blanca; empezaron a
insinuársele, exigiéndole condiciones en que él no convenía, y se volvieron.
Tornaron a salir la víspera de la fiesta (del Fitr), y como no hubiese alheña-
do la barba y la tuviese roja, dijo uno de ellos: ''Creo que debe ser de los
que comen carne humana o no es éste el que vimos aver". Por último, vi-
nieron a verle el día mismo de la fiesta, cuando va tenía la barba negra, v
de regreso a la ciudad dijeron a sus moradores: ''¡Insensatos! estáis comba-
tiendo contra profetas, que se transforman a su albedrío v se rejuvenecen.
Su rey que era anciano, se ha vuelto joven. Id, y concededle cuanto pida".
Ajustaron, en efecto, la paz, a condición de que los bienes de los que
habían muerto el día de la emboscada, y los de aquellos que habían huido
a Galicia fuesen para los muslimes, y los bienes alhajas de las iglesias para
y
Musa; con lo cual, el día de la fiesta del Fitr'dol año 94 le abrieron las
puertas de la ciudad.
Los cristianos de Sevilla tramaron en tanto una conjuración contra los
musulmanes que había en la ciudad, y habiendo acudido desde la ciudad
llamada Niebla y la que tiene por nombre Beja, mataron ochenta hombres.
Los restantes huyeron a Mérida, donde se hallaba Musa ben Nusayr, el
cual, dueño ya de esta ciudad, mandó a su hijo Abd al-Aziz a Sevilía con
tropas, y éste la reconquistó, regresando en seguida.
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_.\' Basli íaa*aj a[rtha_^ o-nQva
cuatro meses. Llevaba Alusa consigo muchos despojos v 30.000 prisioneros, Valentila, Alicante, Muía, Bi-^astro
Evvo
así como la mesa tan celebrada, y Lorca; que no dará asilo a desertores ni a enemigos; que nolntimida'Sa
y muchos tesoros, joyas y muebles precio- los que vivan bajo la protección
sos, de indecible valor. Iba, sin embargo, pesaroso nuestra, ni ocultarí noticias
por no poder continuar de enemigo
la guerra, y triste porque apartasen de
cuando esperaba atravesar
le ella
de trigo,
todo el país de Francia e internarse en el continente, hasta volver y cuatro de cebada, y cuatro cántaros de arrope, v cuatro de
con sus vinagre
tropas a la Siria, creyendo poder abrirse camino por estas tierras, y dos de miel,
y dos de aceite; pero el siervo sólo pagará la m tad '
al
les,
tZTl" --"dado en sus diversos gobiernos' desde la slid"
trono de Sulayman. ya
procedentes de capitación pagada por
ya del rescate de las ciudades los infie-
amenazadas con la espada, va de alamos
vez?" "Nunca, Emir de los Creyentes, nunca huvó bandera mía, ni tropa
^-^bos sea
la paz) y otra mesa de
ÍinndnTr
T ágata.
'
bajo mis órdenes ha mostrado la espalda el enemigo; mientras yo he man- -
^'""'t^'^^'^
P"^° .nmediatamente bajo la custLia
dado a los musulmanes jamás han sido derrotados, nunca desde que tuve de personas
per° iaslT °''?"'J"^
de confianza, elegidas por él,
cuarenta años Jiasta la hora presente que tengo ochenta". Al oír esto, Sulay- suyos pues tal era el valor de
y los ocultó a los ojos de los
éstos y otros preciosos objetos
man sonrió desdeñosamente y observó: "¿Dónde está, pues, la bandera que dos a tiempo de la invasión 'encont a
llevabas en la batalla de la pradera de Ráhit, bajo Adahac ben Qaiz?"
de España por los musulmanes
que no h2
"Aquélla era bandera de Zubayr, y ahora hablábamos de las de los Banu- cTa/t
car su " " '^''""° '''
Leyend as
do las esculturas ibéricas. Esa tradición prehistórica ha llegado hasta hoy. de Toledo y que su gobernador era
un hijo de la hermana de Rodrigo
Los bereberes y árabes que invadieron España amaban, además, el botín
sobre todas las cosas, al punto de que su codicia por lograrlo había figurado sipilíntó
se presento WuéT í ^^^•^"Í^'.P-^ ^' y
fue acogido por Tariq, como
-
f-"-. y habiendo aceptl,'
y le había prometido. Este
le pidió
52 C L A UD o I S A X C H EZ - AL B o R N o Z
LA CONQUISTA Y LAS GUERRAS
la mesa y la entregó. Tenía tanto oro y aljófar, como no se había visto cosa CIVILES
guido y que le había de ordenar
igual. Tarii] le arrancó un pie con el oro y perlas que tenía, y le mandó entrega de todo lo que tema
la
cual discurrió arrancarle
por !o
poner otro semejante. Estaba valuada en 2ÜU.ÜÜ0 dinares, por las muchas uno de v esconderlo en su casa' v éia
los p:es
perlas que tenía. .
íue, como es sabido, una de las
causas de que Tanq quedase
.
venc;dor de
Los soldados adquirieron allí muchas presas de oro '"^""^ "^^^^^^^ '^'^ ^' -^
^"
y plata. Abd al-
'''"'
conquista!: '^ -^-
-^ -^ecnís
Rahman, con referencia a Abd al-AIalik l)en Aluhammad, v éste apoyán-
dose en la autoridad de Al-Laitz ben Saad, dijo que encontraron un tapete
tejido con hilo de oro y enlazado con un cordón de oro adornado de perlas,
rubíes y esmeraldas. Los berberiscos le encontraron varias veces, pero no
pudieron llevárselo hasta que trajeron un hacha, v habiéndole partido por
la mitad, uno se llevó una parte y otro otra, seguidos de la m.ultitud, mien-
EL PRLMER CRIMEN POLÍTICO EN
tras que los soldados estaban ocupados en otra cosa. LA ESP4NA ^^^^^•
ÁRABE-
Nos contó Abd al-Rahman con referencia a Abd al-AIalik, que lo sabía ASESINATO DE ABD AL-AZlT
de Al-Laitz ben Saad, que cuando los musulmanes conquistaron la España,
los satúranos suele a
se presentó a A lusa un hombre yque si mandaba con él algunos
le dijo ;;.¿' veces convenirse en miedo, en
soldados lo guiaría a un tesoro. Alando con él algunos hombres, v le dijo:
meció ^f^zf
cíe que ^^
los perjudicados por ellos, o sus
familiares, se alcen desüe
*'Romped aquí"; rompieron, y cayó sobre ellos una lluvia de esmeraldas
y
rubíes, como jamás habían visto. x\dmiráronse, y dijeron: "No nos va a '"""^- "-' ''''' '' ''' -'^--^-^ o consen^
creer Alusa"; mandaron, pues, por
tZspo^l^s^^^^^
naos i
por os despotas —despotismo,
saña y temor suelen ^^oíat,
él y lo vio.
raices enlazadas— es enorme FJ mlii^ ¿,i.
brotar juntos,
juntos dp
de
Sulayman, temeroso de que Abd
Del Kitab Futuh Misr de Bex Abd Al-Hakam al-A^iz hiio dP -\lLJ i
^
f
(Trad. Lafuentc Alcántara, 211 y 212).
pat^\n^ió '
a fpZ ^' ^'^''''^ rebelándose, vengase a su
f'^T'''''
''''^'^ ^^'^ ^^^^^^^^' ^' ^^^'^^^
Pnl
en K
ella u
en un palacio contiguo a
Sevilla,
^^ Rodrigo, y vivía con
La mesa de Salomón { I
había sido, probablemente,
lamezquita de Robm antes I
iglesia bajo la advocación de SaTminfm
Cuenta Ben Hayyan que aquella tan famosa mesa que se dice proceder cuando la dinastía a que pertenecía
de Salomón, según cuentan los cristianos, no perteneció logró reinar en España
a éste, v que su los cronistL
origen es que en tiempos de los reyes cristianos había
qne cuando moría un señor rico dejase una manda
la costumbre de
hispano-musulmanes no siempre
declararon la verdad ^.1
iXrrC
a las iglesias, y con
estos bienes hacían grandes utensilios de mesas v tronos, ^''''''' ^^'^'^So-españolas. Egilona habría
y otras' cosas hM^^^^^
mauciao a Abd al-Aziz a usar una corona
semejantes de oro en que sus sacerdotes y clérigos llevaban los
plata, y le habría movido a con.P^iñr
y
libros de los Evangelios, cuando se enseñaban en sus ceremonias,
y que las
colocaban en los altares en los días de fiesta, para darles mayor esplendor
con este aparato (o adorno). Esta mesa estaba en Toledo por tal motivo,
mediante un
f^Z:ZZ'Z
habían decidido, por su cuenta
y
'''''''' —
ingenuo ardid, q:ie se prosternaran
ant^
^^/-^^ ^ ^l,unos
riesgo, a concluir
"2íZ^^^^^
noblfZ^
con He aquí
t
y él. I
los reyes se esforzaban por enriquecerla a porfía, añadiendo cada uno
alguna
cosa a lo que su predecesor había hecho, hasta que llegó a exceder a t'odas
las demás alhajas de este género, llegó a ser muy
al /
autorizados r''''''
^'^ ^''^' ''''''''^'^' ''^^'^ coincidente
historiadores hispano-musulmanes.
con efdemuy^
y famosa. Estaba hecha
de oro puro, incrustado de perlas, rubíes esmeraldas, de tal suerte, que
y
no se había visto otra semejante. Se esforzaron tanto por enriquecerla,
Refiérese, por autoridad de Aluhammad
porque, como allí estaba la capital del reino, no querían que hubiese en ben Abd al-Alalik que Musa
parte alguna más bellas alhajas ni muebles más preciosos que allí. Estaba
colocada sobre un altar de la iglesia de Toledo, donde la encontraron los
1 d A^^^^^^^^ r"P^"' ^ "'/ \ ^^^^^^^^^^ ^^"^^- ^ -^ ^- hijo
muslimes, volando la fama de su magnificencia. Ya sospechaba Tariq lo que ^1 Pnmero que conservase el gob
después sucedió de la envidia de A lusa, por las ventajas que había conse-
no det Afrir. H í f ^^^^^,P^™^^^^^^^
^'"^'' ^ '^ ^^^'
er-
si dnSSin
es sabido. [
embargo,
'
y ^^ ^^g^"^^ ^1 de España como
cuando Abd al-Aziz tuvo noticia de
los malo traaos
CLAUDIO S Á XCH E Z - ALBORNOZ LA COXQUISTA Y LAS GUERRAS CIVILES
54 55
que Sulayman había dado a iVIusa, comenzó a hablar con desprecio de su levantó y dijo: "Si las
órdenes del Emir de los Creyentes han de ser
cum-
phdas, no debéis aceptar la proposición de Abd al-Aziz,
sober?.no!¡ v manifestaba, en todas las ocasiones que se le ofrecían, su resen- pues si cada uno de
vosotros va primeramente al destino que se le ha
IH timiento por los agravios que a aquél se le habían inferido. Habiéndosele asignado, y después ha de
volver aquí, recelo que nunca podréis llevar a efecto
esto referido a Sulayman, éste concibió miedo de que Abd al-Aziz se lo que os manda; el
ejército, en su mayoría, está a su favor;
separase de su obediencia y se sublevase. Con este motivo escribió a Habib tiene abundancia de dinero gran
ben Abi Ubaida, a Ben Wala al-Tamimí, a Said ben Utzman ben Yasir, a poder y numerosos deudos y parciales adictos a su persona. Creo mejor
plan quedarnos aquí y deshacernos de él secretamente;
Umar ben Muía al-Yahsubi, a Umar ben Qatir y a Umar ben Xarachil, el
hav muchos
todos ellos oficiales superiores del ejército de África, diciéndoles lo que
hombres en este lugar (Sevilla), que, si ayudasen en esta
empresa, asegura-
sabía de Abd al-Aziz y que se le había dicho que se tramaba una subleva-
rían el éxito. Uno de ellos es Ayub ben
Habib, el hijo de la hermana de
ción. Informóles también de que había escrito al x\bd AUah ben Musa,
Musa; os aconsejo que le veáis
y comuniquéis las instrucciones del cahfa"
ordenándole que les mandara a todos ellos a España, al lado de Abd al-Aziz, Aceptado este plan como el más oportuno, los delegados
fueron a ver a
v diciéndole que no se extrañara de quedarse privado de los mejores jefes
Ayub y a ofrecerle en nombre del califa el gobierno de España,
si les
que fueran juntamente con ellos diez habitantes del país, de los más honra-
dos y principales, a fin de que no entrara en el Tesoro público un solo diñar '4
f
ni dirhem hasta que estos diez diputados juraran por Alá, aquel que no
hav otro Dios sino él, que no había un solo diñar o dirhem que hubiese LA PRIMERA DERROTA MUSULMANA ExN ESPAl^A
sido tomado fuera de derecho y mediar violencia con sus hijos y mujeres.
sin
Sucedió, pues, que vino una diputación de África en los últimos tiempos de El in'mno año de 111 en que la escuadra árabe sitiaba
Coiistantinopla,
Sulayman a traer los tributos, y cuando se les ordenó que prestaran jura- knía de Córdoba a Asturias un antiguo espatario de Rodrigo, Pelayo,
y en
mento, sólo juraron ocho: dos de ellos se abstuvieron; eran éstos Ismail la jnisjna época en que la flota del
califa Sulayman fracasaba en el Bosforo,
ben Ubavd Allah, liberto de ios Banu Majzum y iVl-Samah, hijo de iMalik los feroces astures reconocían el caudillaje
del jefe fugitivo y se alzaban
al-Jaulani. A Umar, hijo de Abd al-Aziz, aquello le chocó; y al subir al canija el Islam en las estribaciones de los Fieos de Europa.
Años después,
califato se los adscribió a su propio servicio, y una vez convencido por en 122 según lo más probable, mucho antes de que en 132 Carlos Martel
11
experiencia de la rehgiosidad y virtudes de ambos, dióles, respectivamente, derrotara a los musuhmnes en Poitiers, Pelayo venció a los islamitas en
el gobierno de África a Ismaií ben Ubayd Allah y a Al-Samah ben Malik, Covadonga y comenzó la Reconquista, Como de ordinario, los
vencedores
el de España. A
este último le ordenó que dividiese en cinco partes la tierra abidtaron su triunfo y los derrotados disimularon su
vencimiento, pero por
que allí quedaba por dividir y los bienes muebles, y que sacara el quinto cima de las contradicciones de sus relatos, cabe destacar su
coincidencia, al
que al Tesoro público religioso correspondía, dejando las poblaciones en reconocer, unos y otros, que habían quedado invictos los
astures. Los musul-
manos de sus señores. Le mandó además que les escribiera dando noticias manes de Occidente iban a hallar en los fieros habitantes del Norte de España
de lo que España era, de sus mares y ríos, y la forma o manera de hacer sus peores enevúgos, y la cristiandad occidental, su rodela más
firjne. Gracias
la travesía para ir a ella, pues tenía el pensamiento de hacer que la abando- a los reinos herederos del astiir, que mantuvieron
ocho siglos el choque
naran los musulmanes, porque, estando a la otra parte del mar, se hallaban contra Al-Andalus, pudo Europa cumplir sus destinos
y pudo gestarse el
demasiado alejados de los países musulmanes. Al-Samah se fué a España, vmndo vmderno, Covadonga es, por ello, algo más que un combate re-
V, por orden del Emir de los Creyentes Umar, la separó del gobierno de gional: es una batalla de trascendentes consecuencias en la historia del
África. Para deducir más correctamente el quinto, hizo distinción entre mundo.
el territorio conquistado a la fuerza y el que se había sometido pacífica-
mente. Al llegar a sacar el quinto correspondiente a Córdoba, hizo salir a El relato cristiano
los comisionarlos de manera que... fué adjudicado el delicioso valle
la
conocido por ''La Musala'\ al Sur de Córdoba, como correspondiente al Por aquellos tiempos era prefecto de Asturias, con residencia en León,
quinto. Una vez que llevó a efecto Al-Samah lo que se había propuesto, Munuza, compañero de Tariq. Durante su gobierno, cierto espatario de
los
escribió al Emir de los Creventes dándole noticia de lo que había hecho, ya reyes Vitiza y Rodrigo, llamado Pelayo, oprimido por el señorío de los
en el territorio conquistado a la fuerza, ya en las comarcas del Norte, que ismaelitas, entró en Asturias con su hermana. El
prefecto xMunuza envió a
habían sido sometidas a la buena. Los habitantes de estas comarcas habían Pelayo a Córdoba con el pretexto de una legación, pero en
verdad, con
capitulado, obligándose a pagar una capitación y un tanto de los pro- ocasión de su interés por su hermana. Antes de que regresara
el antio-uo
6o C L AU1)[0 SAXCHEZ-ALBORXOZ
espatario. Muniiza, mediante cierto artificio, se nnió en rnainniümo con
la hermana de Pelavo; mas cuando v(;lvió éste, en ningima manera quiso
consentir el tal enlace, sino que se apresuro a hacer con gran osadía lo que
ya meditalja acerca de la salvación de la Iglesia. Entonces, el nefando
Tariq envío soldados a Munuza para que apresaran a Pelavo y lo llevasen
a C(')ruoba encadenado. Llegados a Asturias, quisieron cogerle
por engaño,
V en una aldea llamada Brece supo Pelayo por cierto amigo la decisión de
ios caldco^. Mas como los sarracenos eran muchos, viendo que
no podía
ofrecerles resistencia, se apartó de ellos despacio, comenzó de repente a
correr \ llegó a las orillas del Pilona, que encontró desbordado, pero me-
diante un adminículo natatorio ganó la otra orilla sobre el caballo en que
cabalgaba y subió a un cerro con lo que los sarracenos cesaron de perse-
guirle. Dirigiéndose hacia la tierra montañosa, arrastró consigo a cuantos
encontró camino de una asamblea y con ellos subió a un gran monte
llamado Aseuva y se refugió en la ladera de dicha montaña, en una cueva
que sabía era segura y de la que mana un gran río por nombre Deva.
Desde ella envió mensajeros que se congregaron en una
a todos los astures, be
c
junta y le eligieron príncipe.
Enterados de lo ocurrido los soldados que habían venido para prender
a Pelayo, regresaron a Córdoba y manifestaron a su rey que se había u
sublevado el denunciado por Munuza. Cuando el rey oyó tal noticia, con-
movido por furiosa ira, mandó salir contra el rebelde una hueste innume- >
rable, reclutada en toda España; puso al frente del ejército a Alqama, su
socio, y ordenó que fuese con éste y sus tropas a Asturias Oppas, obispo
de Toledo, hijo de Vitiza, por cuya traición habían perecido los godos. .2
'Ü
Alqama recibió orden de su compañero de que si Pelayo no quería aceptar u
la propuesta del obispo, le apresase por fuerza de armas y le llevase a
Córdoba, y entró a Asturias con un ejército de 187.000 soldados. 4-1
C/3
Pelayo dijo: "Cristo es nuestra esperanza; que por este pequeño montículo
i
6o CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
espatario, Alunuza, mediante cierto artificio, se unió en matrimonio con
la hermana de Pelayo; mas cuando volvió éste, en
ninguna manera quiso
consentir el tal enlace, sino que se apresuró a hacer con gran osadía lo
que
ya meditaba acerca de la salvación de la Iglesia. Entonces, el nefando
Tariq envió soldados a Munuza para que apresaran a Pelayo y lo llevasen
a Córdoba encadenado. Llegados a Asturias, quisieron cogerle
por engaño,
y en una aldea llamada Brece supo Pelayo por cierto amigo la decisión de i
los caldeos. Mas como los sarracenos eran muchos, viendo que no podía
ofrecerles resistencia, se apartó de ellos despacio, comenzó de repente
a
correr y llegó a las orillas del Pilona, que encontró desbordado, pero me-
diante un adminículo natatorio ganó la otra orilla sobre el caballo en que
cabalgaba y subió a que los sarracenos cesaron de perse-
un cerro con lo
los sesenta
arrojó a no
y tres mil caldeos y los aplastó a todos. Hasta ¿oy cuando e^
La gruta de Covadonga. no traspasa los límites de su cauce,
muestra muchas señales de^^quéílos
De la Crónica de Alfonso III (Según el texto, ed.
Oomez Moreno, Bol. Ac. Ha. C, 1932, 612).
La noticia musulmana
Cuentan algunos historiadores que el primero que reunió a los fugitivos
La noticia musulmana
historiadores que
el primero que reunió a
S
crisSnord/Í""-'
un mfiel llamado
n Pelayo, natural de Asturias en
árabes como rehén para seguridad
los fugitivos
''P"'' '^' ^''^"'' ^'P'^''^^^''^ ^' «»^ ^os árabes, fué
FT; Galicia, al cual tuvieron los
de la gente de aq^el país,
Co doba en tiempo de AI-Hurr ben y de hu"
Abd Al-Rahman Al-Tzal a , segundo
que fue el 98 de la hejira
[716-717]. Sublevó a los cristianos
contra e
ugarteniente de Al-Hurr, le
ahuyentaron y se hicieron dueños del
n el que permanecieron reinando, paí
ascendiendo a veintidós el número
los reyes suyos que hubo de
hasta la muerte de Abd Al-Rahman III".
62 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ LA CONQUISTA Y LAS GUERRAS CIVILES
63
Dice Isa ben Al-Razi que en tiempos de Anbasa ben Suhaim
Ahmad de lavictoria del primer carolingio. Fueron
los moros africanos quienes
salvaje llamado Peiayo.
Al-Qalbi, se levantó en tierra de Galicia un asno salvaron la cristiandad occidental al iniciar
en 139, con levantannento m
en Al-Andalus a defender contra la sene de discordias civiles que
Desde entonces empezaron los cristianos redujeron a la impotencia por dos decenios
musulmanes las tierras que aún quedaban en su poder, lo que no
habían a los conquistadores islamitas de
I los la Penínsida.
politeístas y forzándoles
esperado lograr. Los islamitas, luchando contra los
hasta llegar a Ariyula, de la tierra
a emigrar, se habían apoderado de su país
232).
donde huir, preparado a morir en cuanto
Albornoz. Fuentes de la ha. hisp. mus., siglo viii, le encontrase el ejército perma-
nece refugiado en diferentes escondrijos.
Y porque el duque franco Eudes
por obtener su alianza
y por evitar la persecución de los árabes, le había
entregada a su hija para que se uniese
con ella en matrimonio, mientras
se retarda en librarla de las
FIN DEL AVANCE MUSULMÁN ALLENDE para la muerte
manos de sus perseguidores, prepara su alma
EL PIRINEO: POITIERS y al ser perseguido por el ejército, desde una altura se pre-
cipita, ya herido, en la
hendidura de unas rocas, v muere. Cuando
encon-
traron su cadáver, le cortaron la
cabeza y la presentaron al rev, juntamente
Después de Covadonga, Poitiers. De la victoria astiir nació España; con la hija del ya dicho duque Eudes. '
preciso acudir
basta con el reconocÍ77iiento de tal realidad para que no sea Entonces Abd al-Rahman, viendo llena la tierra
trascendencia histórica de la derrota con la multitud de su
a la hipérbole, a fin de destacar la
ejercito, atraviesa las montañas
de los vacceos, pasa lo mismo por los terre-
fmisuhnana al pie de los Fieos de Europa. Pero los conteinporáneos del
nos llanos que por los abruptos,
entra en el territorio de los francos
desastre no podían calcular sus consecuencias fnultiseculares y los
invasores
penetra tanto, castigándolo con la
v
guerra, que en el combate que le pre-
interrumpieron sus e?npresas en las Gallas. Los aquitanos habían
no tras él senta Eudes más allá del río Carona
y de la Dordoña (.^), le hace huir y
ya sosteiíido los primeros choques y hubieron de proseguir resistiendo
las
solo Dios sabe el número de los muertos
Aquitania, buscó alianza v de los moribundos. Mientras
nuevas embestidas. Eudes, duque independiente de la
se detiene en destruir la iglesia
musulmanes; y
los palaJios de Tours e intenta saquear
de un berberisco rebelde, Munuza, para librarse de los ejércitos las Iglesias (del país), se encuentra en el interior
de Francia con Carlos
pero al hacerlo atrajo contra él la gran tronada. Vencido, solicitó la ayuda cónsul de Austria (sic), hombre belicoso
Se desde su infancia v muv versado
de Carlos Martel, y éste consiguió dete?ier en Poitiers la marea islamita. en asuntos militares, de antemano
advertido por Eudes. Durante 'siete días
ha vinculado a tal batalla nada menos que la salvación de Occidente y el uno
y otro dudan en presentar combate al y fin se desplieí^an en batalla
caballería medieval y del jeiidalismo. Conjío en haber enterrado
origen de la y pelean duramente. Algún tiempo, las gentes septentrionales permanecen
estas últimas hipótesis, y por lo que hace a la primera es preciso
no olvidar inmóviles como una pared o como
mantuviese umdos un cinturón
si los
las derrotas de Toulouse en 121 y de Covadonga en 722, e
importa recordar de hielo
y pasan a cuchillo a los árabes. Pero cuando la gente de /Rustría
que los sarracenos invadieron de nuevo varias veces las Gallas después sobresaliente por la robustez de sus miembros v por su brazo de
hierro se
if
5, CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ LA CONQUISTA Y LAS GUERRAS CIVILES 65
noche gobernador de Egipto, estando en la cumbre de la gloria
abrió paso esforzadamente hasta encontrar y dar muerte al rey, la
y del poder, llecró
espadas se reser- a él Uqba, su patrono, al cual hizo sentar
interrumpe al punto la batalla, y (entonces) levantan las y en su propio estrado. Tenía
campamentos de Ubayd-Allah hijos que se estimaban en mucho
van para lucha del día próximo, al ver los enormes
la y eran estimados de los de-
amanecer, los europeos más; y cuando le vieron sentado con su padre, se
los árabes. A la mañana siguiente,
levantándose al alterarony reconvinieron
tiendas los tabernáculos de los ara- a éste, diciéndole: "Has tratado con
deferencia a un b¿dmno, y le has
tal
desenvainan sus espadas al divisar las y
sentado contigo, teniendo a tu alrededor a los
bes ordenados en el campo, ignorantes de que estaban totalmente vacíos y nobles Quraixies'v árabes;
las falanges de los sarraceiios y vive Dios, que esto les hará una impresión cuvos efectos te serán muy
ere vendo que dentro de ellos se hallaban
desagradables. Tú eres ya anciano,
preparadas para combatir. Enviaron exploradores y ellos averiguaron todo: no tendrás
y que sufrir las funestas
consecuencias de esto, porque quizá te arrebate
que habían huido v que durante la noche, callada-
los ejércitos islamitas
la muerte antes de auc
66 CLAUDIO S Á N C H E Z - AL BORXOZ
LA CONQUISTA Y LAS GUERRAS CIVILES
actual de aquella región, si así lo quieres; si lo prefieres, te nombraré gober- 67
busca de Muza, al cual hallaron en las proximidades de los
nador de España". Uqba eligió a España, diciendo: "Me agrada la guerra países de los
berberiscos, a tiempo en que se dirigía a España. Musa l)en Nusayr
santa, y aquél es su palenque". (a su
vez) los mandó al califa Al-Walid ben Abd
al-Malik, el cual les ratificó
Del Ajhar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 36). el convemo con Tariq, mandando redactar un documento
para cada uno
de ellos, en
cual se ordenaba: ''Que a nadie hubieran
el
de hacer acatamiento
ni al entrar ni al salir de su presencia".
De vuelta a España continuaron así las cosas hasta que murió Alamundo
SARA, LA GODA dejando una hija que se llamó Sara la Goda
v dos hijos menores uno de'
los cuales fué metropolitano de Sevilla
Por su sincera je miisiilmana^ un historiador cordobés que descendía del y el otro Opas, el que murió en
I 1 Galicia. Arrobas ensanchó sus posesiones
arrebatando las de sus sobrinos
penúltimo rey godo, Vitiza, ?2o tuvo reparo en confesar la traición de allá por los principios del califato de
Hixam ben Abd al-Mahk [724-743]'
los hijos del mismo, en favor de los islamitas invasores. Lejos de abo- Sara la Goda se hizo construir un barco en
Sevilla, que era la ciudad donde
chor7iarle, se sentía orgulloso de ella. Y lo estaba también de las andanzas había fijado su residencia su padre Alamundo,
pues (se ha de saber que)
de su abuela Sara. Había reencarnado en ella todo el ímpetu y la decisión de las mil aldeas que le correspondían las
tenía en la parte occidental de España
los guerreros godos de su estirpe,
y gracias a su audacia logró rescatar sus (asi como a) Artobás le tocaron en
la parte media, entre Oriente
grandes señoríos. Era heredera de una parte de los dominios de la corona v Occi-
dente de la Península,
y vivía constantemente en Córdoba. Entre sus
visigótica, que, co?no prejida de su traidora conducta, habían recibido su descendientes figura Abu Said el Conde. Del mismo Artobás se refieren
padre y sus tíos en lugar de la corona misma que Muza y Tariq les habían hechos suyos, que acaecieron con Abd al-Rahman ben Muawiya
le
pro772etido a?ites de desembarcar en la Península. Para que su gran riqueza y con
los siriacos que vinieron a España en
compañía de los Omevas 'y de los
no una fuerza política hostil a los muslimes, primero el
llegara a constituir árabes, los cuales demuestran su buen
juicio. Ya los referiremos, si Alá
califade Damasco, Hixam, y después Abd al-Rah?nan, el primer e?mr Omeya quiere, en su lugar correspondiente, conforme nos
los han conm'unicado
de Córdoba, la casaron con nobles musulmanes de su confianza. Con sus los sabios. A
Romulo le correspondieron mil aldeas en el Oriente de España,
dos matrimonios comenzó la innumerable serie de enlaces mixtos que engen- habiendo elegido, por lugar de residencia, Toledo.
Entre sus descendientes
draron pueblo hispano-árabe. De los de la nieta de Vitiza nacieron algu-
el íigura Hafs ben Alvaro, juez de los cristianos.
nas de más poderosas familias de la aristocracia de Al-Andalus. La
las Después (de haber construido el barco, según
íbamos diciendo), Sara
mayoría de sus descendientes se sentían dos siglos después tra?isidos de orgu- la Goda navegó con sus hermanos el rumbo de Siria, hasta
llo por su estirpe oriental
I desembarcar
y procedían, sin embargo, de una hispano-goda, en Ascalon,
y continuó viajando hasta que vino a parar a la puerta
(del
y le debían su fortuna y su poder. No fué distinto el caso de los más alta- palacio) de Hixam ben Abd al-Malik.
(Una vez allí) hizo que éste supiera
neros magnates de la España islamita. Árabes o sirios por su estirpe inascu- su llegada
y se le informara del compromiso adquirido por Al-Walid en
lina, eran españoles por sus madres y por sus abuelas, como los nietos de favor del padre de ella, con las quejas
que le presentaba contra la injusticia
Sara la Goda. Sí, quede dicho de una vez para siempre: los musulmanes cometida por su tío Artobás. El cahfa la recibió
a su presencia y (en
de España o eran españoles por los cuatro costados, nietos de conversos aquella ocasión) vio ella a Abd al-Rahman
ben Muawiya, que era un'joven
a la religión de los conquistadores o primaba en sus venas la vieja sangre que estaba delante del califa. Esto se lo solía
recordar Abd al-Rahman I
hispajia, por ser fruto de repetidos mestizajes. en España, cuando Sara iba a Córdoba
y le dejaban entrar en palacio
a visitar la familia de ese
monarca. Hixam, por favorecer a Sara, escribió a M
Hanzala ben Safwan al-Kalbi, gobernador de
África [742-747], mandando
Al presentarse
a Tariq (los hijos de Vitiza) le preguntaron: "¿Eres tú que cumpliese la disposición de Al-Wahd
ben Abd al-Malik y se transmi-
el supremo, o hay otro de quien dependes?" Tariq contestó: "Yo
jefe tiera (al efecto) la orden al
gobernador (de España) Al-Husam ben Dirar
dependo de otro que a su vez tiene superior". Luego concedióles permiso llamado ordinariamente Abu-1-Jattar al-Kalbi
[742-744], que fué quien
para pasar a África a tratar con Musa ben Nusayr v arreglar asegurada- cumplió la disposición.
mente el asunto, dándoles, a petición suya, una carta en que se le informaba El cahfa Hixam (además) la casó con Isa ben Muzahim, el cual fué
del negocio pendiente a
y de aquello que Tariq se había comprometido dar. España con
y recobró la posesión de sus aldeas. Este Isa fué el abuelo
ella
Fuéronse, pues, llevando la carta de Tariq en que se consignaba la de los Banu Al-Qutiya. De este matrimonio
hubo dos hijos, Ibrahim e Ishaq.
sumisión aceptada de una parte y las condiciones aceptadas por la otra, en El mismo año que vino a España Abd al-Rahman
ben Muawiya [7^5]
.
—
y
— iriacof"'
°^,''^P°^'^'^
r "'' ^' ^"""^ "^l^™' - ^1 "^^ Estaban lo
el levante. Los berberiscos genus honiinum mobile, dijo de ellos Salustio
eran tan fáciles a la conversión corno a la apostasía y se caracterizaban por oTz"
cor zas. Zue
Al llegar a Algeciras
™"™ > '^^^""''^^' ^'" -"^^ abrigo que sus
T^" '' encontraron
'J*
IH
y
'«^ ^^^'ibieron, vistiendo
haciéndoles tantas iarguezas. I!
larguezas
la cuádruple mezcla explosiva les lanzó a la revuelta, en África, en 139. Su que quedaron equipados y hartos.
victoria acarreó el levantamiento de los bereberes de España y éste fué el Congregados los berb¿riscos de Galicia, Astorga, Mérida, Coria
cojnienzo del choque inevitable entre los diversos invasores de España. La ba y Tala-
eligieron por jefe a Ben y con un ejército innumerable pasaron
contienda fué áspera y brutal. Sólo logró pojierle térmíjw la llegada del no Ta,o en busca de Abd al-AIalik ben Qatan, el cual
valí Abu-l-Jattar. Para pacificar
mandó contra
Al-Andalus alejó de Córdoba y asentó en
'p' ^""'yy^ '"'' '«^ ^'^'"'^«^ compañeros de Balch
el país a doce mil guerreros sirios, que habían entrado en la Península con V 0.1?^ '. España. ^-''''J
Cuando supieron los berberiscos ^ue este
ocasión de la discordia. Les dio en beneficio iqta — —
los tributos que etlll
^e hallaba próximo, rasuráronse
la cabeza, a imitación de
ejército
Alaysara, a fin de
pagaban los cristianos que habían capittdado y los aseritó en diversas regio-
''"" '^'^'"''''"
nes, organizados en divisiones militares (chund), siempre prontas a acudir a ut7i' T'"
n la batalla. As. se
en y '^' "° confundirse (con los contrarios)
acercaron a la ciudad de Toledo.
Qatan y Umayya
la guerra al primer ILmiamiento. Los sirios de Emeso fueron establecidos con sus tropas respectivas, vinieron
a su encuentro,
y trabóse una recia
en los distritos de Sevilla y Niebla: los de Palestina, en los cantones de F ea en tierras de Toledo, sobre
el Guazalate. Los sir'iaLs
acometieron con
Sidonia y Algeciras; los del Jordán, en el de Reyyo (Málaga); los de una batallaron como quien busca la muerte, hasta que Dios
y les concedió
Damasco, en el de Elbira (Granada); los de Qinnasrina en el de Jaén, y los que los berbenscos volviesen la
espalda, e hicieron en ellos tan gran
matanza,
de Egipto, en las provincias de Ocsonoba, Beja y Todmir (Murcia). que casi los exterminaron, sin que
escapasen (con vida) más que aquellos
a
.]
Ün día permaneció allí su cadáver, hasta que por la noche vinieron sus Eligieron entonces (los siriacos)
por valí a Tzaalaba ben Salama
libertos berberiscos de Almodóvar v le robaron. Tomó aquel paraje el
''"'' '" juntaron beledíés, árabes
Al-
nombre de Maslib (lugar de crucifixión) de Abd al-Malik ben Qatan, y le feS; T"' '"
y berberiscos en Mérida
conservó hasta que Yusuf fué nombrado valí y Umayya ben Abd al- para
m'íesítirle Zv^ r""'"="'^'
resistirle. Salió, sm embargo,
^"^ "° ^^"'^ '"^-'^ ^^^ bastante
y combatió valerosamente;
mas no alcanzó
Malik construvó en aquel sitio una mezquita, perdiendo su antigua deno- ventaja ninguna, tuvo que
y encerrarse en la ciudad de Mérida,
v mandar
minación y llamándose mezquita de Umavya. Fué destruida el día de h un emisario al lugarteniente
que había dejado en Córdoba, para
sublevación de los cordobeses contra Al-Hakam ben Hixam, quedando el a el con las tropas que fue e
que allí quedaban, a fm de combatí
a los\dedies
72 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ LA CONQUISTA Y LAS GUERRAS CIVILES
Estando de cercado en Alérida por beledíe^ ) berberiscos, pues
esta suerte, 73
y con Aixa, viuda de Mahoma, en la batalla del Camello. Luego Muawiya
éstos eran los más numerosos, llegó la fiesta del Fitr o de Alza,
y como gobernador de Sina y fundador de la dinastía Omeya,
obsenase Tzaalaba que (con tal motivo) se descuidaban y diseminaban, se alzó contra Ali
acusándole de la muerte del califa Utzman.
hizo una salida al amanecer del día de la fiesta, los derrotó con gran Se enfrentaron en la batalla
de Sifím, mterrumpida para llegar al arbitraje que
matanza, y redujo a cautiverio sus mujeres e hijos, cosa que ni el mismo destituyó a Alt; arbitraje
que se negaron a reconocer los que por ello se llamaron
Balch se había atrevido a hacer,
tomando el camino con diez mil o más jarichíes (los que
salen de la conmnidad). Más tarde los
habitantes de la cima del Islam (Me-
acampar en la almazara de Córdoba.
prisioneros, hasta
dina y Meca) se sublevaron contra el
califa de Damasco, Yazid hijo de
El Gobernador de Ifriqiya había llegado a saber el estado de las cosas
Muaunya, proclamaron a Abd Allab ben Zubayr
de España; la gente más honrada (de este país) había acudido a él y fueron vencidos en ¡a
y le batalla de Harra. Árabes
y sirios, y los maulas o conversos al Islam que se
habían escrito algunos, rogándole que les mandase un valí a quien todos
agrupaban tras los patrocinadores de su conversión,
reconociesen y prestasen obediencia, así como al califa, a fin de que tanto se hallaban además sepa-
rados por una vieja rivalidad entre los
beledíes como siriacos se sometiesen a su autoridad, pues (de lo contrario) pertenecientes a la raza de Kalb
originaria del Yemen (Sur de Arabia)
les amenazaba la muerte y los descendientes de Qays entre
y temían la desventura de sus familias. los que se destacaban los Mudzaríes.
Tzaalaba, en tanto, acampado en la almazara, vendía entre sus soldados
Los primeros califas Omeyas Mían
nmnado a los kalbíes. Cuando Marcan, de una
los hijos y mujeres de los beledíes, habiéndosenos referido que enajenaban rama colateral de la familia
Omeya, ocupó el califato los qaisíes se negaron
sus xeques al que menos ofrecía por ellos, a reconocerle, pero los
que puso a la venta a Ben
y yemenies salvaron a la dinastía venciendo
Al-Hakam, oriundo de Medina y en la batalla de March-Rahit
establecido en España,
y a Al-Haritz ben Ya en las primeras guerras civiles heñios visto
Asad, medinense también resonar a veces dentro de
y de la tribu de Chuhaina, con un pregonero los mismos sinos el eco de esa
serie de rivalidades y de odios. Pero
que gritaba: "¿Quién compra a la baja estos dos xeques?", apenas
y contestó otro: apagada la discordia entre berberiscos, beladíes
"Diez adinares doy por uno de ellos". —
El pregonero dijo: "¿Quién da las viejas sañas entre los dos últimos. Y en la
y sirios, hicieron explosión
menos?", y así continuó, hasta vender uno por un perro ruda pelea triunfaron los
y otro por un qaisies, según nos refiere, como las anteriores pugnas entre los conquistado-
cabritillo. En ocupado Tzaalaba, cuando llegó Abu-l-Jattar
esto se hallaba
res, un autor contemporáiieo.
Al-Husam ben Dirar Al-Kalbi, nombrado gobernador por Hantala ben
Safwan, a nombre del califa Al-Walid ben Yazid, el cual los encontró aún
acampados en la almazara. Era (Abu-1-Jattar) un noble siriaco, natural de
Entre los que vinieron a España con el
ejército siriaco, estaba Al-Sumayl
Damasco, y todos le atendieron
y prestaron obediencia, siriacos y beledíes. ben Hatim ben Xamir ben Dzil Chauxan.
Era oriundo de Cufa, y su abuelo
Dio libertad a los prisioneros y cautivos, llamándose por esta causa su ejér- Aamir, que mato a Al-Husayn ben Aly,
fué muerto después por Al-Alujtar
cito el de la salvación, y aunándose todas las voluntades. Huyeron Tzaalaba
por lo cual sus hijos salieron de Cufa
ben Salama, Utzman ben Abi Nisa y otros diez personajes siriacos, amnistió y se fueron a Mesopotamia. Cuando
se reumo la división de
Qinnasrina, vino con ella Al-Sumavl, v pasó a
a los dos hijos de iVbd al-AIalik ben Qatan, Espa-
y acomodando a los siriacos en ña, por causa de. de sus compañeros, llegando a ser, por' su
.
Primero había peleado Ali, yerno del Profeta, con sus rivales Talha Zubayr
y Al saber esto Abu-I-Jattai; salió a combatirlos con mucha gente de los
74 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ LA CONQUlSiA V LAS GUERRAS CU!
LES
españoles,mas Tzawaha encontróle junto al río de Sidonia, y x\bu-l-Jattar 75
ni unos pero sí gente escogida de una
ni otros;
fué derrotado y hecho prisionero. Pocos de sus compañeros murieron, v otra parte, y casi iíjuales
en numero, excediendo un poco los yemeníes. Ninguno
porque se mandó cesar la persecución, y llevando a Abu-1-Jattar aherrojado, podía rendií a su
adversario, y heríanse en el rostro con los
entró Tzawaba en la capital de España. Alurió éste en 129 [22-sept.-746-
arcos y aljabas, y arrojábanse
mutuamente puñados de tierra. En esto dijo Al-Sumayl
l^-sept.-747], al año de su mando, y convinieron los españoles en obedecer a a Yusuf- "-En qué
nos detenemos, cuando a nuestra espalda hay
Yusuf ben Abd al-Rahman ben Üqba ben Nafi Al-Fihri, después de vehe- un ¿jército, del c'ual nos
mentes altercados, a pesar de los cuales no vinieron a las manos. Yahya ben
habíamos olvidado.^ -
¿Cuál es?, dijo Yusuf -
La gente del mercado de
Córdoba Entonces mandó a su cliente Jalid ben
Huraytz Al-Chudzami, oriundo del Jordán, se había proclamado jefe;
.
Yazid y al jefe de su
quienes hicieron salir como unos cuatrocientos,
Tzawaba ben Amr pretendió que armados' de palos y basto-
él tenía mejor derecho, y no cesaron
!'Í nes, y algunos pocos con espadas o
chuzos, y con ellos los carniceros con
de procurar avenencia entre todos ellos, hasta que convinieron en recono-
sus cuchillos, y acometiendo a unas
cer a Yusuf, a condición de que dejara a Yahya ben Huraytz el mando del tropas ya rendidas, porque habían
peleado toda la mañana y la tarde sin respiro
distrito de Rayya, que habitaban los del Jordán, con lo cual éste ni tregua, ni aun para hacer
se convino; la oración del temor ni de la paz,
mas mataron e hicieron prisioneros a muchos
los de Qudaa reuniéronse, y eligieron por su jefe a un tal Abd al- de los principales, entre ellos a Abu-1-Jattar
Rahman ben Nuaim Al-Kalbi,
y a Ben Huraytz, el cual, al
el cual "allegó doscientos infantes y cuarenta ver como los de Córdoba mataban a sus
caballos, acometió de noche el alcázar de'Córdoba, ahuyentó las compañeros, se había escondido
guardias, en la alcoba del mohno que hay en el paraje
sorprendió la prisión, y sacó a Abu-1-Jattar, huyendo con él aquella misma donde se vende la leña. Preso
(antes) Abu-1-Jattar,
noche a hospedarse con los kalbíes y las tribus de Emeso, que le ampararon y cuando se disponían a matarie, dijo: "No teneo
escape; mas ahí está el hijo de la negra, Ben Huraytz"; y habiéndoles
y defendieron. Después de esta evasión no ocurrió nada nuevo hasta que indi-
cado el paraje en que se encontraba, le sacaron
resolvieron reconocer como valí a Yusuf, quien, seguro en el poder, no y fuer¿n muertos los dos
juntamente. Ben Huraytz solía decir:
"Si toda la sangre siriaca me la
tardó en destituir pérfidamente del mando de la qura de Rayya a Ben .1
19-VIII-749].
antes del año 131 r3l-VIII
viu-/^8
74S —
Ben Huraytz y Abu-1-Jattar fueron contra Yusuf y Al-Sumayl,
y se Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 62).
acercaron hasta acampar a la orilla del río de Córdoba, a' la parte meridional
de la ciudad, en la alquería de Xecunda. Yusuf
y Al-Sumayl pasaron con
t '
I,
Malik ben Amr ben Al-Walid. Antes habían huido a este punto, cuando memoria.
"Estaba yo cierto día sentado
el califa Marwan fué muerto, Chuzay ben Abd al-Aziz ben iMarwan y
en la casa que habitábamos en la
alquería
Abd al-Malik ben Umar ben Marvvan; de suerte que en Ifriqiya se reunió
gran número de ellos, siendo gobernador de esta región Abd al-Rahman
rríSra
V - "
fa 't'':'^' r
"^'^^ '^ -^"^ '°^ ^"^-^ - ^p--- -
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'^' ""^ ''^°'""^^° f"^"^ ir^«^ción a
ben Habib ben Abi Ubayda, de la tribu Fihr, el cual no mostró repugnan-
ios oTos
los OJOS,
y con un paño negro me ocupaba en limpiarme las partículas
cia alguna en que allí se refugiasen.
contaba cuatro anos aproximadamente,
Uno de los que se acogieron a este país fué Adb al-Rahman ben Muawi- jugaba en la puerta De reoente
entro
ya ben Hixam, cuyas primeras aventuras, que referiré brevemente, fueron y se arrojó en mi falda; yo le separé, por la molesta que me aquTiaba
pero volvió a repetir la misma
de esta manera. Al pubhcarse la amnistía de los del río Abu Fotros era man-
acción, v comenzó a decir I que suden los'
nnichachos cuando están asustados.
Salí
cebo de poca edad, pues contaba, cuando estalló la revolución de los Abba- y vi aparecer las banaderas A bba
síes, 17 años; y regresando morada de Dair Hanna, en el distrito de
a su rAbJaZ^yP" -^í -i hermano FulL
y me dijo: "He V,s o a
Abbasies
lo \o, que también los había visto,
Qinnasrina, permaneció allí hermanos y algunas otras personas de
con sus referidopor el incidente
tome algunos adinares que pude
del nino,
encontrar, v partí con mi herma
su famiha, que se habían reunido. Ya tenía por aquel tiempo un hijo, lla- no menor después de haber
enterado a mis dos he maLs
mado Sulavman, v de sobrenombre Abu Ayub, que había nacido en el Umm Al isba,
y Amat al-Rahman de la dirección que pensaba tomar, y de hTber
año 30, reinando Marwan. Uno que había oído referir a Abd al-Rahman venido que me mandasen a m. L; pre^
criado con lo que pudiese
varios pormenores del principio de su fuga, me ha contado que decía lo
salvarme. Las tropas Abbasíes
nlceitarioia
llegaron a cercar la alquería.
siguiente: "Cuando se divulgó la nueva de nuestra amnistía, monté a caballo mas no encontraron e.ó k casa
rastro. Seguimos nuestro camino,
para salir de recreo, y ausente me encontraba cuando ocurrieron los asesi- -lu Sque mí
"™^'^--'g°' -"""- hasta encontrar -orilKelTufrT
natos: volví a mi casa para procurar los medios de salvarme con mi familia, eTn honh" 'a
ñuelos de
aproximándose
Abu
Uno de los peque-
Mugirá, que Dios hava perdonado, replicó Maslama; y
mi abuelo, le dijo: El suceso se acerca; éste es. ¿Es él? —
"eron ai"
cogieron
!)ios se
T T'^f
al muchacho
haya apiadado de
y le
' "^'" ^" ™' seguimiento; después liesisderon
cortaron la cabeza a mi vista.
Tenía 13 años
a él. Yo en seguida me alejé".
II 8o C L A U D í O S AXC H E Z -ALBORNO Z LA CONQUISTA Y LAS GUERRAS
CIVILES 8l
SU dese^ de unirse con conducta de Ben Habib con los
ellos, la
individuos
de su famdia en ífriqiya, la poca
confianza que le inspiraba Yu.u
Abd al-Rahman en África venir V finalmente, exponiendo para
que lo que pretendía er^f alcanzar
dignidad con su apoyo
una\l a
Aquí termina la relación de Abd al-Rahman. Otros son los que refieren y que le protegiesen y diesen noticia de la posÍ
lidad que les pareciese haber de
que llegó al di:>trito de Palestina, cuando ya Umm
Al-Asbag, que era su
carta mando a su liberto Badr,
conseguir el impeno de España.
Co^ sta
hermami uterina, había mandado a Badr, criado de Abd al-Rahman, y a y cuando la recibieron, reunieron e p a
Sahm Abu Xuchaa, que lo era de ella, con dinero y algunas alhajas, y de (Jinnasrina Jaén), y era uno de sus caudillos principales,
reunidos con él, no sé en qué punto, caminaron hasta llegar a Ifrikiya, donde v convinieron
ya habían acudido muchos de su familia. Era por aquel tiempo gobernador suít^coTAl
uítar con Al-Sumayl r^^f --
s" rsobre el particular
--g"- ^ AÍd al-Lhmin hast c n-
de esta provincia Abd al-Rahman ben Habib, con el cual estaba un judío (Umayyas) confiaban en que y pedirie su apovo. Los dos
jefes
si no les daba favorable respuesta
que había sido amigo de Alaslama ben Abd al-Aziz, y solía decir que había revelaría nada que les perjudicase. Este fué
t mioco
Salim se había separado en Ifriqiya, porque era hombre de carácter duro "'^' -podría decirse- habían abrazado la
nZ^ "t
nue.aEl vinculo
fe.
"^"i
P^'^'-'^'^So
asi trabado era perpetuo
V V estando cierto día en la habitación de Abd al-Rahman, entró
colérico, y unía por siempre a los des-
a verle uno de sus tíos; llamáronle, y como no despertase, mandó traer '^1""^^^ musulmán con los de su patrono. Conquistada España
7,n
dmante T]
a^ua \' se la echó en el rostro, de lo cual enojado, volvióse a Siria con Umm
el califato de los Omeyas, bajo su éjida
se convirtieron a la
nueva fe
Abu michos españoles y Al-Andalus vinieron también muchos
a
Ál-Asbaor. Abd al-Rahman sintió mucho su separación, porque era .™ula,s orieli-
Xuchaa '(Salim) conocedor de España, adonde había venido con Musa ben '^"' ocupaban, claro está, posiciones
TLf/ V fT"' predominantes bajo
su autoridad. Eran muchos, pues, a mediados del siglo
Nusa\-r, v había permanecido algún tiempo en ella guerreando. en la Península los
•Á
í
í
Guadiana, donde encontraron a las divisiones de Bakr ben Wayil y de poniéndose en camino
y
con su gente, avisó a Abu Utzman y Abd-Allah ben Jalid, quienes se le
quienes pidieron auxilio, y uniéndoseles cuatrocientos o más a
Banu Alv, a
presentaron. Recibiólos a entrambos y les dijo: "Haced
de que el cerco que nuestros clientes
de ellos,' siguieron hasta Toledo. Aquí tuvieron noticia se dispongan a salir". Ellos le contestaron:
apuradísimo para Al-Sumayl, y temiendo que éste, desesperado de "No hay en la tribu quien pueda
estaba aprestarse a la guerra, ni tienen fuerzas para
obtener socorro, se entregase y pereciese, mandaron delante un mensajero, ello, 'porque toda la gente de
Si :
V por qué os volvéis;^" Entonces le hicieron saber el permiso que Yusuf en matrimonio y que
hija le proteja. Id en buena hora". En semiida se
Umayyas a Toledo, ^
íes había dado para que viniesen a buscarle con los marchó.
lo cual pareció bien a Al-Sumayl. Caminaron con él algún tiempo, y des-
que se resigne a ser como uno de nosotros. Si consiente en ello, aceptaremos con los de Mudzar. Compramos un barco,
su protección alto favor; rehusa, fácil y con él enviamos once hombres
su cooperación v reconoceremos y si
de los nuestros, de cuyos nombres no me
mano (Abu acuerdo, pero entre los cuales
nos será hendiríe la calva con nuestras espadas". Besáronle la
iban un criado de Hixam, llamado Xaqir,
Utzman v Abd-Allah) v le dieron las gracias.
y Tammam ben Alqama Al-Tza-
qifi, a quien dimos quinientos
Cami- adinares, para entregar a los
i\bu Utzman Ubavd-AUah ben Utzman refirió lo siguiente: berberiscos el
rescate para los gastos que ocurriesen a Abd al-Rahman.
namos cerca de una milla, e íbamos muy contentos, creyendo nuestro asunto y Hallábase éste
en Aloguila, bajo el mando de Ben Qurra
cosa hecha, cuando oímos a uno que gritaba a nuestra espalda: "¡Abu Al-Mugili, esperando a su liberto
Badr. Dieronse a la vela,
Utzman!" \^olvimos el rostro y vimos a un criado de x\l-Sumayl, que venía y una tarde que Ben Muawiya se hallaba cum-
pliendo con el deber de la oración de la
tarde, apercibió el barco que se
en un caballo, y nos dijo: "Abu Chawxan (Al-Sumayl) dice que le esperéis
aproximaba y echó el ancla. Badr fué en su busca
hasta que venga". Nos pareció cosa grave que viniese personalmente en a nado, le dio albricias
por lo que se había conseguido en su pro
busca nuestra, siendo más bien nosotros los que debíamos ir a su encuentro, en España, refiriéndole cómo Abu
Ltzman, Abd-Allah ben Jalid
v, a la verdad, no teníamos confianza en él: al cabo nos encomendamos a y otros españoles habían abrazado su causa
Dios, ya volvíamos cuando le vimos venir que volaba en su muía llamada y se habían declarado por él; le notició la llegada del barco, diciéndole
y los nombres de los que en
él venían por último, le enteró del dinero
Lucero. Al verle solo nos tranquilizamos, considerando que si hubiera tenido y
que traían para sus gastos. Desembarcó
ánimo de tratarnos malamente hubiera venido con tropas. Luego que se en seguida Tammam ben Alqama
acercó nos dijo: "Desde que me presentasteis al enviado de Ben xMuawiya y Abd al-Rahman le preguntó: "¿Cómo te llamas? -Tammam, contestó!
--Y de sobrenombre? —Abu Gdib. —Cumplido será nuestro
(Abd al-Rahman) v su carta, he estado cavilando sin cesar en ello, y me propósito y
venceremos a nuestros enemigos" (dijo Abd
pareció bien lo que me propusisteis; después os he dicho lo que sabéis; al-Rahman). Nombróle su
ministro,
pero desde que me he separado de vosotros he vuelto a pensar en el asunto, y desde entonces continuó en este cargo hasta su muerte. Cuando
quiso embarcarse vinieron los berberiscos
y me parece que (Abd al-Rahman) pertenece a una familia tal, que si un y se opusieron; pero Tammam,
del dinero que llevaba, distribuyó
individuo de ella llega a poner el pie en la Península, dará cuenta de todos regalos a todos, sin excepción, seaún sus
categorías. Ya se encontraban a bordo,
nosotros. Este (Yusuf) está por nosotros supeditado, y además tenemos obli- cuando un berberisco qife nada
había percibido se acercó,
gaciones para con él. Así, pues, cuando lleguéis a vuestras casas, pensad en y se suspendió a la cuerda del toldo. Xaqir echó
pues vo no he querido retardar un momento este aviso, por no enga-
mano a la espada y cortó la del berberisco, que cayó
ello, al mar. En seguida
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r
88 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ LA CONQUISTA Y LAS CaKRRAS C!\ ILES 8q
Hassan, a quien nombró visir, el Abdi Abii Badr ben Al-Tiifail, y muchos ciesen desastrosamente. Pusiéronse éstos en marcha, y cuando se alejaron
otros que acudieron a porfía. tomó \usuf la vuelta con escasas tropas hasta lleííar'al río
Jarama, donde
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 67 y 71). lealcanzó un mensajero con la noticia de la
derrota v muerte de Ben
Xihab,y de que la mayor parte de sus soldados había perecido, refugián-
doseAl-Husayn con los restos en Zaragoza, bajo el amparo
de Abu Zavd
Abd al-Rahman ben Yusuf, a quien su padre había nombrado crobernador
!
COMO TRIUNFO EN ESPAÑA LA DINASTÍA OMEYA de Aragón. Esta nueva le alegró, y dispuso que Amir,
su hijo Wahb v
Al-Zuhn fuesen presentados. Al-Sumayl le había
le
—
'"
1
nueva del desembarco de Abd al-Rahman L El hofnbre de gobierno que era se les cortase la cabeza,
y así se ejecutó. Dispusiéronle a poco la comida-
Al-Sumayl propuso someterle a?Jtes de que su causa adquiriera volumen en comió con Al-Sumayl, y éste le dijo: "Ben Xihab
ha sido muerto; has
Al-A7idalus. No logró que se realizara su propuesta. Yusuf intentó negociar. matado tu a Amir y a Al-Zuhri; España es tuya
y de tus hijos hasta el
Al-Sumayl quería tenerle cerca. Su falta de escrúpulos le hubiera conducido Antecristo. ¿Quién puede disputártela?" '
'
1í
otra vez la casualidad, en alianza con los talentos de Abd al-Rahman, decidió
del curso de la historia. Un
incidente puso fin a los tratos. Después, las La sorpresa de Yusuf
dotes de tacto, firmeza, energía y bravura del príncipe emigrante explota-
ron, hasta el máximo posible, el ansia de revancha de los yemeníes y la Enseguida salió y se fué a dormir la siesta al
departamento de sus dos
ajnbición de sus jnaidas; y un
leal Omeya entró victorioso en Córdoba co- hijas. Yusuf se recostó meditabundo por lo que había
hecho, v tendido
mo emir de Al-Andalus. He aquí el novelesco curso de los hechos que Jios permaneció
y pensativo, sin levantarse, hasta que los soldados comenzaron
refiere un guerrero de la época. a gritar: "Un mensajero, un
mensajero de Córdoba". Incorporóse
ronle que era su esclavo Fulano que
y dijé-
Utzman, su esposa
venía montado en la muía de Umm
y compañera en el poder. El hambre había desorgani-
De regreso de una campaña en el valle del Ebro zado las postas,
y no las había entonces. Se encontró sorprendido con la
repentina vemda de aquel mensajero, que
traía una carta con estas palabras:
Yusuf había seguido su camino hasta Toledo, y decía: "No veo que Ben Muawiya ha entrado (en España)
y reside en casa del traidor Ubayd-
nuestros cHentes vengan a unirse con nosotros". Y habiendo repetido esto Allah ben Utzman. Los Banu Umayya
m muchas veces, Al-Sumayl le dijo: "Sigue la marcha, que una persona tal
como tú no debe detenerse por causa de unos hombres tales como ellos,
tu gobernador de Elvira ha
a rechazarle, ha sido
están de acuerdo con él, y aunque
salido con alguna gente fiel que pudo aprestar
puesto en fuga y apaleados sus soldados; pero no
ha
y me temo que vamos a perder la ocasión". Pusiéronse, con efecto, en habido muerte ninguna. Mira lo que has
de hacer". Mandó llamar a Al-
camino, y llegaron a Zaragoza, cuyos habitantes, temiendo los estragos í^umayl, quien acudió, asustado de que
le hiciese venir a hora tan inusitada
que el ejército iba a causar, entregaron a Amir, a su hijo y a Al-Zuhri, los pues aunque había sabido la llegada
del mensajero, ignoraba lo que traía'
cuales fueron aherrojados. Quería matarlos; mas habiendo consultado sobre i^ijo (Al-Sumayl): "Bendiga
Dios al Emir; ¿qué acontece de extraordina-
el particular a los jefes de las tribus de Qais, opinaron unánimemente que rio a esta hora? ¿No hay novedad? - Sí, por cierto, vive Dios, y grande,
no debía hacer tal cosa, sino conducirlos presos. Los que con más energía lemo que sea la venganza divina por la muerte de ésos. — No' tal, dijo
sostuvieron esta opinión fueron Sulayman ben Xihab y Al-Husayn ben Al-Sumayl; eran poco importantes para Dios.
Mas ;qué es ello^ — Léele
Al-Dachn, y cuando vio que todos convenían en que no se les matase, Jalid (dijo Yusuf), la carta de Umm
\U
Utzman. -Grave asunto (repuso
los prendió. Discurrió luego mandar un destacamento contra los vascones Al-Sumayl); opino que le ataquemos sin perder un instante
•'
con la exente
t de Pamplona, que habían sacudido el yugo musulmán, como los gallegos, de que podemos disponer; acaso lograremos matarle o ponerle en
i- -I
fu^at y si
y designando para este objeto una división, dio el mando a Ben Xihab, a huye de España, jamás dominará en ella. —
Como quieras", dijoVusuf.
quien quería alejar, v nombró jefe de la caballería y vanguardia a Al- ataban en esto, cuando que no habían procurado ocultar se
la noticia,
Husayn ben Al-Dachn, enviándolos con pocas fuerzas, a fin de que pere- divulgó entre los soldados. Mucha gente había muerto con Ben
Xilab- otros
H
:*í
1
i'
-i^
níes, a excepción de los jefes, que no podían abandonar su puesto, ni hacer muchos^ dijeron que era excelente la proposición,
I!,
'»•
porque Abd al-Rahman
lo que hicieron los soldados de sus tribus: quedó solamente una pequeña solo había venido buscando los bienes
I':!.-. que por herencia le pertenecían; mas
parte de los de Qais y algunos pocos de las tribus de Aludzar, que estaban al tomar Abu Utzman la carta, Jalid, que era su autor, hombre muy culto
muy cansados de la campaña, por lo cual se presentaron a Yusuf, y le erudito y de mucho muy lleno de amor propio y estimulado
ingenio, pero
dijeron que aquel asunto les parecía de poca importancia, y que eran de por vanidad, que de tiempo antiguo ha
la
perdido a ios hombres en este
opinión de que regresasen a Córdoba. Al-Sumayl persistía en su primer mundo y en el otro, dijo: "Mucho has de sudar,
oh Abu Utzman, antes
pensamiento; mas comenzó a llover, se acercaba el invierno, crecieron los de escribir con tanta elegancia la contestación";
y levantándose Abu Utz-
ríos y abandonando la empresa contra Ben Aluawiya, tomó (Yusuf) el man arro,ole la carta al rostro
y le replicó: "No
he de sudar, infame,
camino de Córdoba. Hubo además quien le dijera: "Ese hombre, Abd al- m mucho, ni escribiré contestación ninguna. Prendedle". Prendiéronle poco
y le
Rahman, no manifiesta aspiración al supremo mando, sino que busca segu- aherrojaron inmediatamente, diciendo a
Abd al-Rahman: "Este es el princi-
ridad y medios de subsistencia. Si le ofreces hacerle tu yerno y te muestras pio de nuestra victoria, porque el
poder de Yusuf estriba todo en este
I con él liberal, verás cómo sin vacilar acepta. Mándale una embajada". hombre Ubayd observó que era un embajador y no podía
.
prendérsele-
mas contestaron: "El embajador eres tú;
éste es un agresor, que ha venido
con insultos
y provocaciones, un hijo de mala mujer, \in renegado". Despi-
Imprevista ruptura dieron a Ubayd
y aprisionaron a Jalid. Supieron después lo de los re<Talos
que habían quedado en Orx,
y enviaron treinta jinetes para que se apl^de-
Cuando llegó Yusuf a Córdoba, mandóle, en efecto, una embajada, en rasen de ellos; pero la noticia de lo
ocurrido había llegado antes, e Isa se
la que iban Ubayd ben Aly, Jalid ben Zaid, su secretario y liberto, e Isa había marchado precipitadamente con
todo lo que tenía. En tiempos poste-
ben x\bd al-Rahman al-Umayya, que en aquel tiempo pertenecía al séquito nores Abd al-Rahman acusaba de ello a
Isa, y le decía: "Tú eres nuestro
de Yusuf como pagador del ejército. Remitiéronle con ellos un traje, dos cliente; bien sabes el estrecho vínculo que te une a mí, como patrono
caballos, dos muías, dos esclavos y mil adinares, y le escribió recordándole tuyo que soy,
y sin embargo, hiciste esto y lo otro". El se excusaba con la
los favores que sus antepasados habían hecho al abuelo de Y^usuf, Uqba fidelidad que debía guardar a Yusuf. Ben Aíuawiya era
magnánimo con
ben Nafi, y a su familia, prometiéndole cuantiosos dones y ofreciéndole sus clientes,
y le perdonó al cabo de esta falta; mas no le distiníjuió nunca
su hija en matrimonio. Los enviados caminaron hasta llegar a Orx, en las como a otros varios sus iguales.
cercanías de la Qura de Rayya, donde Isa ben Abd al-Rahman, el deno-
minado Tariq al-Fars (el que deja el caballo), les dijo: "¿Cómo Yusuf y
Al-Sumayl v vosotros pensáis así? Pues, qué, ¿creéis que si vamos con estos Comienzo de las hostilidades
presentes, v no acepta vuestra proposición, dejará de tomarlos para robus-
tecer su partido y debilitar el de nuestro señor?" Conocieron los otros que Ubayd se presentó a
Yusuf después de haber pasado con Jalid lo refe-
lo habían pensado mal, y le dijeron: "Quédate aquí con esto que traemos, y rido,
y nueva contrarió sobremanera a Yusuf
esta
y a Al-Sumayl el cual
nosotros llegaremos allá. Si nos otorga su sumisión y acepta nuestras propo- comenzó a reconvenir al primero por haber
desechado su opinión de ir a
siciones, te mandaremos un emisario para que te presentes con los regalos; combatir a Abd-al-Rahman inmediatamente
que se supo su venida Lleaó
de otra manera, vuélvete con ellos y entrégalos al Emir, que nadie tiene con esto el rigor del invierno,
y no permitió a ninguno de los dos ejércitos
más derecho que él a lo que es suyo". Quedóse, pues, Isa con los regalos, ponerse en marcha hasta que pasase la
crudeza de la estación. Ben Aluawiya
|i
y Ubavd v continuaron sus marcha v se presentaron a Ben iMuawiya
Jalid escribió a todos los distritos
1-'
y a los berberiscos, acudiendo a su llamamiento
i
^1
1
en Torrox. en casa de Abu Utzman. Había allí gran número de umayyas todos los yemeníes. Los de Aludzar
todos acudieron a Yusuf, que los había
y yemeníes, que acudían a él v alternativamente le acompañaban. Entre mandado venir, congregándose en Xecunda, junto
a Córdoba, para dirigirse
ellos los había damasquinos, del Jordán v de Qinnasrina; Ubayd y Jalid a Elvira, de la cual habían salido todos los de Qays
y demás tribus mudza-
pronunciaron cada cual su oración, el uno frente del otro, y le rogaron ries, poniéndose a las órdenes de Yusuf, en tanto' que
yemeníes y umayyas
que aceptase la amistad de Yusuf, prometiéndole que éste lo recibiría por se reunían con Ben Muawiya. Cuando éste
supo que Yusuf venía contra' él
CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ LA COXni IS!A V LAS GUERRAS CIVILES
92 93
I --i
dijéronle: "No tenemos con los yemeníes } umayyas que
bastantes tropas y Ben Muawiya en. La soldadesca y los que ignoraban el esruio
.
.
de las
cosas, estaban desanunados
hay en Elvira para contrarrestar el choque de los de Qays que vienen con y deseosos de llegar a Córdoba, para tener ihim-
dantes provisiones
Yusuf; marchemos hacia los distritos de las divisiones del Yemen, Emeso, y contar con el apoyo de sus habitantes, pues en el
mes de mayo, y había tal escasez de ví'veres,
Palestina y Jordán, y tomaremos a Yusuf la vuelta". Salió, pues, hasta llegar que sólo se alinientaban de
garbanzos verdes, en tanto que Yusuf
a los del Jordán, que eran los más cercanos, v allí se le unieron todos los y sus soldados abundaban en todo
genero de provisiones
yemeníes y de Qudaa, pero eran pocos los hombres de importancia del y comodidades. Los que estaban firmemente resuel-
tos a favorecer a Abd al-Rahman,
Jordán que se aprestaron a seguirle, y parecióles conveniente ir a las demás, yemeníes y umayyas de Córdoba se le
'
'<
94 í: i, AUDIO SÁNCHEZ- A L B O R X O Z LA CONQUISTA Y LAS GUERRAS
CÍ\-iLES
rc.bar a la familia
95
y de Yusuf. Arrojó de allí a ac|ueíla
turba, dio trajes
II.
los que estaban desnudos y restituyó lo que
La batalla pudo.
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 76).
Encontráronse ambos ejércitos y trabóse un reñidísimo combate. Cuando
estaba más enconado, vieron los yemeníes a Ben Muawiya sobre un caballo
1
V a los clientes que se habían apeado y le rodeaban, \' dijéronse unos a
otros: ''Este esun mancebo de poca edad; ¿quién nos asegura que no esca- CONTEMPORÁNEOS DE ABD AL-RAHMAN I
pará en este caballo v nos abandonará a la muerte?" x\penas llegó a oídos
de Abd al-Rahman lo que en torno suyo se murmuraba, llamó a Abu
No podríamos juzgar de
los comienzos de ¡a dinastía
% Omeya y de lis
gestas heroicas
I Sabbah y le dijo: ''No hay en el ejército muía más a propósito para mí que y trágicas de Abd al-Rakman /, ./ nos fueran desconocidos
sus contemporáneos Helos aquí
la tuya; este caballo es sobrado inquieto y no puedo disparar mis flechas sacudidos por el más feroz orgullo
racial
o por la mas desenfrenada ambición
desde él, según deseo. Tómale y dame tu muía, porque quiero montar de poder que no repara en el posible
crimen; en ocasiones dominados por
cabalgadura que sea de todos conocida, si nuestros soldados vuelven la :m altanero sentmnento de dignidad
sostenedor hasta de los torpes frutos
espalda". La muía había sido torda y ya estaba blanca. Abu Sabbah se de sus estados de inconsciencí
y en
ocasiones, arrastrados por la baja
avergonzó, y dijo: "Permanezca el Emir sobre su caballo". "No por cierto", pasión del vino a extremos de
1^
que les conducen a la rebelión contra
violLia
el príncipe ami^o; y helos
replicó él, y habiendo cabalgado en la muía, se disiparon los temores de
a las veces, exaltados por tan
aquí'
los yemeníes. Bajaron éstos de sus caballos, y montaron en ellos a los que bárbaro celo partidista que 'no dudan
arrancar los ojos a un poeta por
en
estaban armados ligeramente. Encendióse unos versos de dudosa significación \
la pelea, y acometiendo Habib las veces, firmes
a
contra derecha y y desafiantes ante la ira del 'monarca, por mantener
el ala el centro de Yusuf, lo derrotó, poniendo en fuga a negativa a aceptar el más honroso
su
cargo del Estado. ¡Almas diamantinas
Jalid Sudi y a Al ver esto, Ubayd ben Aly desafió a singular
los suyos.
temperamentos encendidos de pasión, aceptación
combate Cargaron después Habib y Ben Nuaim con la caballería
a Jalid.
orgrilLa del destino fa^í
siriaca, contra el centro, v fueron muertos Kinana ben Kinana, Abd-AUah ST '
estirpe. ./ '''''''T' f,TT
Dura batalla la de un príncipe para asentar
.
''''^''''' f''
pertenecen a su
un reino sobre tales
'^''^''^'' '''
If ben \ usuf y Chauxan ben Al-Sumayl. Yusuf y Al-Sumayl huyeron, perma- hombres; suene áspera la de un país
señoreado por tales dominadores; trági-
neciendo firme Ubayd en el ala izquierda, con todos los de Qais, que co destino el de una nación regida
por tales magnates y caudillos, r triste
sostuvieron el combate hasta bien entrado el día; pero al fin fueron desba- herencia la que de individualidades
semejantes iba a recibir el pueblo espa-
ratados con gran mortandad, pereciendo Uba\-d ben Aly y los caudillos ñol, por su propia historia
temperamental propicio ya a aceptar tales
principales de Qais, sin que quedasen de los que asistieron a esta jornada de sus nuevos conquistadores. leJdos
más que los de poca importancia. Ben xMuawiya continuó su marcha, sin
encontrar a nadie, hasta llegar al alcázar de Córdoba: el campamento de
\usuf, que estaba provisto de toda clase de mantenimientos, fué saqueado Al-Sumayl
por el ejército de Abd al-Rahman, que se comió los víveres que había
dispuestos. '^^ '' "'"° ^'^ P''° P"-^ ^'
í=^''° ^' "" "^^^'^"-0 que
insrnlf ''T u*^"?
Había encargado Aluawiya la guarda de Jalid ben Zayd, a quien tenía
preso, a dos hombres enfermos de los Banu Umayya, con orden de que
laUd
aleva 134 de a Sura 3? del]
en que éste se hallaba leyendo la
'""'-h^,f «^' ^ ^if ™P»
O.rán (que dice): "Y entonces nosotros
(Alá)
si sus soldados llevaban la peor parte en la batalla, acabasen con él, por lo
cual decía Jalid: "Jamás en mis oraciones hice invocación que fuese contra
homir.""^"' ¿Los 'f
hombres r
P-"'P,'™' ^ "'^^"^"^ ^'^""<^" ^^" 1^ ^-'da) de los
"?
hombres.-, d.,o Al-Sumayl, los
árabes (querrá decir)".
Los hombres rephco el maestro. "¿Así fué revelada
mi propio interés, sino aquel día, pues antes solía decir: Dios mío, concede ,
esa aleva=" pre-
& t
gunto Al-Sumayl. "Sí, señor, así se reveló",
la victoria a Yusuf, y entonces estaba mi muerte en la victoria de Yusuf, y contestó el maestro. ••;Pa,-diez'
he ahí un negocio en que
mi ruina en la de Ben Aluawiya". Preso continuó hasta que Yusuf y i\bd estamos asociados con los esclavos, la
chusma'
y la canalla .
Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 98). '^'^ "'""'"''" ^^"^"^ b^" ^^^S^y'^ y de toda la
Del Ajbar
^n Í'^F?"
corte. K
El soberano le ofreció el
'° ^'T'
cargo de juez; pero Musaí, rehusó aceptar
>
expuso
razones que para ello tenía. El soberano
las
las rechazó, dándole
n entender que
había formado la firme resolución
Al-Sulami de que Musab ocupara
el cargo, sin atender
las e.xcusas que éste presentara
para no aceptar. .Musab
MU embargo, se encerró en la negativa
y persistió con firmeza en rehusad
Después se sublevó Al-Sulami, persona que gozaba de bastante favor el cargo Cuando el monarca perdió la esperanza de
con el emir; mas una noche se embriagó y, dirigiéndose a la puerta de la reducirle a que acce-
diera, ca ose. bajo la cabeza
ciudad, la encontró cerrada v quiso abrir la del Puente; acometióle la guardia y empezó a retorcerse el bigote con los dedos.
Es de saber que Abd al-Rahman
.! I, siempre que
se incomodaba, retorcíase
'
¡tt
f
comarcas y a Toledo, y ajustada la paz con Abd al-Rahman, algunos hombre notable por su vigor,
y comenzó a dar voces, desafiando a los
habían regresado, pero habían permanecido allí sus hijas con sus maridos enemigos a singular combate. Ningún campeón
salía, y volviéndose Al-
¥
100 CLAUDIO S ANCHEZ - ALB O R X OZ LA CONQUISTA V LA.S GUERRAS CiVJLES
lOT
Aíarwani hacia su hijo Abd-AUah, díjole: es éste, y catamos
"Mal principio (Al-AIansur), cual
el había enviado una bandera neora
le
en la pun- 1 de
pocos; sal tu, y que Dios te favorezca". Adelantóse Abd-AUah a la pelea, una lanza. La había metido en un mirabolano,
cuando un abisinio, liberto de la familia de Marwan ben Al-Hakam, llamado
y la había sellado después
Al-Ala la sacoy la puso en una lanza, sublevándose con esta enseña en Be, a"
Abu-1-Basri, que estaba con él le dijo: "¿Qué quieres hacer, señor? — Lidiar en Chund de los egipcios. Ayudáronle en su e.xtravío
el
con ese hombre. — Para eso, replicó Abu-1-Basri, yo te basto", y lanzóse Al-Tai y Lmayya ben Qatan Al-Fihn.
Wasit ben Muaaytz
Acercáronse los yemeníes a^Sevi-
contra berberisco. Los dos combatientes estuvieron largo rato buscán-
el 11a,
y sospechando de la sinceridad de Umay ya, le cogieron y le aherro-
dose porque eran entrambos robustos y valerosos; pero acon-
las vueltas, jaron. Reumo el Emir sus tropas
y salió contra ellos, acercándose hasta
teció que con una lluvia menuda que había caído, el berberisco resbaló, y acampar junto a la alquería donde estaban
los sublevados, en Kalaat Raawac
carinando sobre él x\bu-l-Basri, cortóle los dos pies con su espada, con lo
i
i
'
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Jila
102 CLAUDIO S A HEZ-ALBORVn7
X C fi LA CONQUISTA Y LAS GUERRAS CUliES
loi
pesada la Además les
niicrra. escribieron Tamman y ¡Kidr, \' entregaron a realguna desgracia". Sólo Al-ALuvu.ni
aconseió „,ar,„lc
le v recitó con tal
fiixaiT!, Al-L'niari v a Havwa, con lo cual se libraron de todo castigo. Tam- motivo los versos que dicen:
maní salió con ellos a Córdoba, y Bndr permaneció en su
para conducirlos "No se te escape, porque (si se escapa) nos habrá de ocasionar un.
esperando Emir disponía con respecto a la ciudad. Al llegar
lo que el
gran desgracia. Pon sobre él duramente
luijar, la mano, y
'
te librarás de la
a breto encontró Tammam a Asim ben Muslim Al-Tzaqifi, quien le comu-
desventura .
nico la orden de que regresase a Toledo, como valí, y volviese Badr. Con Entonces Abd al-Rahman les dijo: "Pues va le maté",
v mandó que
arréelo a este mandato volvió Tammam (a Toledo), v Al-Tzaqifi se hizo
sacasen su cabeza. Uno de ellos gritó a los soldados: "Ya
Ábu-Sabbah es
muerto;^ el que quiera vayase en paz a su
car^o de los prisioneros, caminando con ellos hasta llegar a la aldea de casa". Dispersáronse,
hubo mas. ^ v no
•
HaFwa, donde encontró a Al-Abdi, jefe de la policía, a quien el Emir había
'
Del Ajbar
Á mandado al efecto, v que llevaba para los prisioneros chupas de lana, un Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 95
y 98).
ittm ií
".
barbero v burros. Les fueron rapadas las cabezas y vestidas las chupas, y
metidos en unos cestos, los montaron en los burros, entrándolos de esta
Los emigrados Omeyas sostienen a
suerte en la ciudad. Al-Umari, que estaba enfermo, dijo a Haywa: "¡Angosta Abd al-Rahman
MM .^
>4 '
1
04 CLAUDIO S \ N C HEZ - ALBORNOZ LA CONQUISTA Y J AS GUERRAS CIVILES T
1
(~
'..
3
invocación del nombre de Al-Alansur en la oración, amenazándole, con ma- Ben Tamman ben Alqama quedó
1^1
ejecutar. sitiando a Al-Husavn. Tai 166
tarse, Si no le escuchaba. La invocación del nombre de Al-Maubiir cesó diez [25 agosto 782] Abd al-Rahman fué en persona a continuar el sitio de Zara-
años después del advenimiento de Abd al-Rahman. goza. Redujo a la población a la más crítica situación con la ayuda de
En cuanto a los dos jefes de la sublevación, Abd al-Gaffar y Hayat ben treinta y maquinas de guerra v después la
seis
conquistó por la fuerza
Mulamis, pudieron escapar sanos y salvos. Pero en 157 [20 de noviembre Condenó a Al-Husayn
a la muerte más atroz v arrojó
de la ciudad a sus
773] Abd al-Rahman entró en Sevilla y ordenó la matanza de los partida- habitantes para cumplir un juramento que había
hecho; pero lueo-o les
^
rios de ambos. Y a consecuencia de tal matanza y del odio que suscitó entre permitió volver, en seguida.
los árabes, Abd al-Rahman se puso a comprar esclavos, es decir: mamelucos. Del Kamil fi-l-Tarij de Ben Al-Atzir (Según
; I
Del Kamil fi-l-Tarij de Ben Al-Atzir (Según versión versión francesa de Fagnan: Annales,
128).
francesa de Fagnan: Annales, 120).
Andalucía.
contado I
que dijo: "Aquel de sus siervos a quien Dios favorece, debe hacer
1 Refiere también jeque Bcn Lubaba (Dios partíci-
el le hava acogido en su pes a todas las criaturas",
y Al-Sumayl quedó como si le hubieran hecho
misericordia), por habérselo oído decir a personas ancianas que vivieron tragar una piedra. Los compañeros de Al-Sumayl dijeron entonces:
'^No
en aquel tiempo, que Artobás era uno de los hombres más hábiles en su hagas caso de éste, y atiende a nuestro objeto, que no es otro que el mismo
y que en cierta ocasión fueron a visitarle un grupo de diez
trato social,
de este hombre que ha venido a buscarte y con quien te has mostrado tan
siriacos, entre los cuales se hallal)an Abu Utznian, Abd Allah ben Jalid, Abu generoso". El les contestó: "Vosotros sois hombres tan principales que, para
Abda, Yusuf ben Bujt,y Al-Sumavl ben Hatim, y, después de saludarle, satisfaceros, se os ha de dar mucho". Y les dio cien aldeas, diez para cada
sentáronse a su alrededor. x\penas habían comenzado a conversar v hacerse uno; entre ellas Torrox fué para Abu Utzman; Alfontin para Abd Alllah,
los primeros cumplimientos, he aquí que entra Alaimun, el siervo de Dios, de
te
hijo Jalid, y laHeredad de los Olivos, en Almodóvar, para Al-Sumayl,'
el abuelo de los Banu Hazm, los porteros de palacio. Este iMaimun era
hijo de Hasim.
cliente de los siriacos. x-Vl verle Artobás dentro de su casa se levanta a Del
S -ir Ifíiíah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad. Ribera, 28).
recibirle, le abraza cariñosamente y leque tome
invita con instancia a
*
io8 C L A U I) I O S A X C íí E Z - ALB O R XO Z LA CONQUISTA Y LAS GUERRAS CIVILES
i oq
patricios, monjes v príncipes y demás cristianos españoles de ki eente de firmaron los testigos. Habib se presento
ante el monarca y comenzó a
Castella \' a sus secuaces de las demás comarcas. Otórírales seíjuro \' paz, hablarle contra el juez, diciéndole que
éste debm odiar al soberano, puesto
obligándose a no quebrantarles este pacto mientras ellos paguen anual- que lo había tratado con desconsideración o
desprecio. Al monarca le moles-
mente diez mil onzas de oro, diez mil libras de plata, diez mil cabezas de to mucho la precipitación del juez;
le mandó llamar, le hizo entrar en su
los mejores caballos y otros tantos mulos, con más mil armaduras, mil presencia y le dijo:
cascos de hierro y otras tantas lanzas, por espacio de un quinquenio. Se "¿Quién te ha impelido a dictar sentencia,
después de haberte orde-
escribió esta carta en la ciudad de Córdoba a tres de Safar del año 142 nado que examinaras despacio la cuestión
v sustanciaras el pleito lenta-
^
[758]. mente?
'
De la Ihata fi-l-Tarij Garnata de Ben Al-Jatib "Me ha obligado a sentenciar contra él —repuso Ben Tarif—
(Trad. Simonet, Historia de los Mozárabes, 243). aquel que
te ha puesto en ese trono en que te sientas;
si no fuera por él, tú no lo
ocuparías .
% I
su dinastía y les debían demasiado como para no cerrar los ojos a sus trope- "Yo les mandaré llamar —contestó Ben Tarif— v
lías y desafueros. Incluso cuando la arrogancia de aquéllos se enfrentó con
les hablaré en ese
sentido. Si ellos se conforman con venderlo, bien; pero
la firmeza y la rectitud de algunos extraordinarios jueces de Córdoba, los
si no, mi sentencia
ya esta dada .
soberanos trataron de torcer la justicia en provecho de sus parientes. Si en El juez se fué; mandó llamar a los que se
algunos casos —
los que siguen —
no lo lograron, ¿en cuántos no triunfarían Íes hablo de lo que se trataba,
creían con derecho al cortijo-
-i
mr<rrf
'^
1
,
ficó que iba dictar sentencia contra Entonces Al-Abbas se fué a ver al
él.
:
'
1
monarca Al-Hakam í y le pidió que ordenase al juez que se inhibiera en
el asunto v que fuese el propio soberano quien sustanciase y decidiese el DOS JUICIOS SOBRE ABD AL-RAHMAN I
'
que dijera a Musab ben Imran que se inhibiese. Pero al cumplir el paje He aquí dos juicios sobre Abd al-Rahman.
Uno inspirado en ¡as pamas
la orden del soberano, Musab le dijo: "Los demandantes han probado su del gran cronista Al-Razí
y otro puesto en labios del califa Abbasí \ran
derecho, para lo cual se han visto obligados a hacer grandes sacrificios y enemigo de su dinastía. Ambos ofrecen
1 una imagen precisa del pruner
muy perseverantes trabajos y molestias, porque viven lejos de Córdoba; y Omeya de Al-Aiidalus.
U como han probado el derecho que les asiste en su demanda, yo no puedo
dejar de entender en este asunto hasta dictar sentencia". El paje volvió a
palacio a comunicaral monarca las palabras que había dicho el juez. Al-Abbas Tema la palabra fácil
y elegante y sabía hacer versos; suave, instruido
comenzó a instigar y decir al soberano que el juez menospreciaba la digni- resuelto, pronto a perseguir a los rebeldes, no
permaneció jamás largo
á
dad del monarca y que aquél pensaba que correspondía al juez por derecho tiempo en reposo o entregado a la
n holganza; no descanso en nadie el
propio, y no monarca, autoridad de juzgar. El soberano, en vista de cuidado de los negocios
al la
y no confió sino en su propia inteliaencia; unía una
esto volvió a enviar el paje para que dijese al juez: "Es preciso que te I)ravura temeraria a una grandísima
prudencia. Llevaba de^ordinario vesti-
abstengas de intervenir en ese pleito; quiero ser yo personalmente ei juez duras blancas. Se le comparaba a
Al-Mansur (el califa abbasí) por la fir-
M que decida". Pero cuando el paje volvió a presentarse ante Musab, para meza de su voluntad, por su energía por su rígida administración.
y
cumplir la orden del soberano, xMusab le ordenó que se sentara, e inmedia-
Del Kamil fi-l-Tarij de Ben Al-Atzir (Según
taniente se puso a escribir; dictó sentencia en favor de los demandantes, versión francesa de Fagnan, 135).
diciendo que a ellos pertenecía el cortijo; luego autorizó la sentencia hacien-
do firmar a los testigos y, cuando va todos los requisitos legales estaban
cumplidos, dijo al paje: ''Puedes ir a comunicar al soberano que yo he Abu Chaafar Abd-Allah ben Muhammad, el llamado
Al-Mansur pre-
realizado va todo lo que de le\' me compete, como juez; si él, como sobe- gunto cierto día a unos amigos: "¿Quién
es el sacre de los quraixíes^ -El
rano, quiere derogar la sentencia, puede hacer lo que le plazca". El paje Emir de los Creyentes, contestaron, porque
I?
organi^zó el imperio, aquietó las
entonces se marchó a comunicar al soberano las palabras del juez; pero turbulencias
y sosegó los ánimos. -No habéis acertado, dijo el califa,
en vez de comunicarlas tal cual el juez las había pronunciado, trabucó los --l^uesAl-Muawiya, respondieron. —Tampoco ése.
Marwan? -Tampoco. -¿Pues quién es,
—
;Abd al-Malik ben
términos y dijo al monarca: "Me ha dicho el juez: yo he resuelto la cues- preguntaron, oh Emir de los
tión, como en justicia debe resolverse; el soberano, si puede, que derogue Mushmesr \ di)o: "Abd al-Rahman ben Muawiya,
el cual, saliendo ileso
P la sentencia". El soberano bajó la cabeza y se quedó pensativo. Al-Abbas con su astucia, de entre las lanzas
y espadas, cruzó el desierto, atravesó el
insistió en azuzarle y encenderle en cólera; pero quiso la providencia que mar, entro en una tierra de intieíes,
fundó ciudades, reunió ejércitos
. 1
EL EMIRATO DE CÓRDOBA
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Sus retratos
Al)d al-Rahman lí. F.l nuevo príncipe era alto, nKircno. de ojos grandes
i
} negros, la nariz aquilina, los parpados morenos y larga barba;' liacia iiiu-
mú
Il6 CLAUDIO SÁNCH EZ- AL BORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA ny
((
henné y del ketem. Tuvo cuarenta y cinco hijos y cuarenta '¿Por ventura, el derecho de éste sobre aquél no es superior
cho uso del al de
bienhechor y patrono.^"
y dos hijas.
Muhammad. Tenía la tez clara y sonrosada: era bajo, con la cabeza
Una vez salió en tren de guerra contra
pequen y barba abundante; empleaba el henné y el ketem. Tuvo treinta
1
la frontera de Aragón, y al
lado de su campamento posáronse unas grullas: conociendo su pasión por
\ rres hijos v veintiuna hi] is.
la caza, vino uno a avisarle y a despertarle el deseo de cazarlas; mas él rehusó,
Al-AíunJzir. Alurenu, Je cabello ensortijado; empicaba el henné y el
diciendo:
ketem; tema ei rostro marcado de viruelas. Tuvo cinco hijos y ocho iújas.
Abd Allah. Tenía la tez clara v subida de color, los ojos azules v nariz "Déjame de cazar grullas;
era rubio, de estatura regular teñía de negro. Tuvo once "No me anima otro deseo que el de cazar impíos,
aquilina, y se
trece hijas.
"Ya se encuentren en oculta madriguera, o en elevado monte,
hijos \'
"Conquistó un reino, fundó un poder y un niinl)ar independiente para "Cuando nos dimos a beber mutuamente ios raudales de nuestra o-ue-
la oración. rras, yo les di a beber el veneno penetrante de la muerte.
"'Organizó un ejército que se hallal)a aniquilado, y pobló ciudades que "Por ventura, al hacerlos morir ^he acrecentado yo h\ medida de su
se hallaban desiertas. muerter Murieron porque así lo había decretado el' hado y su destino
"Y después llamó a su familia toda a paraje donde pudo venir como adverso.
a propia casa. "Mira ahora el país, que he dejado hbre de disenciones, llano como un
"'V él vino, sin embargo, acosado del hambre, ahuyentado por las armas, lecho".
11?
• "Y obtuvo seguridad y hartura, y riquezas y familiares.
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I I 8 CLAUDIO S .\ XCH E Z ~ A T R O R NO Z EL EMIRATO DE CÓRDOBA I I
9
''Ramos de Ban, que se columpian orgullosos sobre montones de móvü radah en que resalta lo negro de la pupila sobre la limpia blancura de los
arena, alejáronse de mí, propusiéronse el apartamiento. ojos.
"En nombre de mi derecho las conjuré, v' persistieron en su rebeldía "Mi puro amor estará fijo en ella mientras alternen las noches y los
a pesar de mi sumisión. ras .
su cuello y pecho". "Nada esperes de lo que deseas, ni que los cuidados me anuncien su
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcán- partida".
S tara, 106, 118 V 120*.
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara,
133 y 141).
''Triste estoy a causa de la gacela de teñidos ojos, que es de aquellas Cg71 su hi que br evitable energía, su rapidez
que hacen perder todo miramiento. y jhincza de decisión, su
indomable valor y su desprecio por la vida, que le llevó a jugarse la suya
"Sus mejillas son como una rosa mezclada con blancas flores y narcisos. vmchas veces y a ordenar muchas más ejecuciones individuales y hasta
"Ramo de Ban cuando marcha inclinándose, lanzando en derredor mi- matanzas en masa —recordemos la de los y ementes, a quienes debía su
t
I'-
4^ .
j }
trííwo — , Abd al-Rahman, el Emigrante, había logrado someter a su auto- testimoniaba Hixam, de los esfuerzos que hacía para
satisfacerle y de la
ridad a los co?iquistadores y fundar un reiiio. Pero el transcurso de una consideración con que le honraba por cima de sus otros hermanos,
I i
hubiera
í generación (156-188) no ha sido nunca plazo basta?ite para reducir a unidad querido participar en el ejercicio mismo del poder. Se puso, pues,
i en camino
a un mosaico de gentes diversas, ni para aseiitar im estado sobre bases para unirse con Sulayman en Toledo. Hixam, temeroso de las consecuencias
inconmovibles. Y por ello, al morir el primer Omeya de España, volvieron de su marcha, envió tras él mensajeros encargados de contentarle
y de
a la superficie los viejos proble?nas y se alzaro?i en ar?nas muchos nuevos moverle a regresar; pero no pudieron alcanzarle
y Abd Aliah llegó a
j
4 ^
«i i'
122 C LA U O S A X H E 7 ~ A B O R N O EL EMIR
í) I C: I. /.
\ r f) II E COR 1) oB A 123
INSTANTÁNEAS DE HÍXAM I
El precio de la sangre
Hixanu co77ti?2e?ite, piadoso, justiciero, de poca autoridad, no parecía el Se cuenta de él, con referencia a la época en que aún no era califa, la
principe ILmiado a consolidar la bravo, enérgico y
obra de su padre, el siguiente anécdota: 'Tstaba cierta vez sentado en una irakría que daba
cruel Abd al-Rahinan. Pero ya con ocasióii del problema sucesor ial mostró sobre el río, mirando desde allí el arrabal, cuando vio
venir a uno de la
agilidad y decisión, y el mismo contraste de sus dotes naturales con las de tribu Kinana, protegido suyo, que venía por
el camino de la qura de Jaén,
su predecesor favoreciero?i su empresa. Porque tras duras y sangrientas de donde era natural y en la que ejercía el cargo de
gobernador su hermano
jornadas de represión, los pueblos gustan sie?npre de las horas quietas y Abu Ayyub. Viendo cuan apresuradamente caminaba, a pesar del calor,
tibias de la paz interior. El hijo del príncipe etnigrante redujo por la fuerza llamó a uno de sus esclavos
y le dijo: "Estoy viendo a Al-Kinani, mi prote-
a sus hermanos y a los rebeldes: pero, después, afir?nado en el trono, su gido, que se acerca,
y no comprendo que pueda venir por otro motivo
piedad y su fervor religioso guiaron su conducta. Se consagró a la guerra sino por algún asunto desagradable que le haya
ocurrido con Abu Ayyub.
santa contra los politeístas, co?no lla?naban a los cristianos, trinitarios, los Colócate en la puerta, y cuando llegue hazle' entrar aquí
tal como viene".
Tmisulmanes adoradores del dios único; procuró atraer a los cordobeses y, Le hizo entrar cuando llegó, e Hixam, ocultando detrás de una
cortina a
en general, a todos los hispanos, a la fe islámica y a la oración en las ?nezqui- una esclava que tenía consigo, le dijo: "¿Qué te pasa, Kinaní?
Creo que será
tas, y fué en extremo justiciero. algún asunto que te preocupa. —En efecto, contestó,
uno de mi tribu ha
i\ matado involuntariamente a otro sujeto. El precio de la sangre se
ha cardado
sobre todos los parientes paternos; mas siendo multados
todos los de Kinana,
\t-U
Piedad y justicia yo he sido más especialmente recargado. Sabiendo Abu
Ayyub las relacio-
nes que me unen contigo, se ha dirigido contra mí,
y vengó a pedirte que
Solía Hixam remitir bolsas llenas de dinero para que lo repartiesen entre me ampares en este agravio que se me hace. —Sosiega tu temor, dijo Hixam,
los que asistían a las mezquitas en noches lluviosas v oscuras, procurando porque yo me
ofrezco a pagar por ti
y por todo's tus parientes"; y diri-
de esta suerte que fuesen frecuentadas. Cuéntase también de él que era el giendo la mano
detrás de la cortina, tomó un collar que tenía la esclava,
más enérgico de los hombres para reprimir el despotismo de sus goberna- que le había costado 3.000 adinares. Se lo dio, y le dijo: y
"Paga con esto
dores V sirvientes. Cierto sujeto, víctima de la injusticia de uno de aquéllos, por ti y por los tuyos,
y guárdate lo restante". ÍMas Al-Kinani le replicó:
salió un día al encuentro del emir, cuando éste iba acompañado de su comi- "No he venido a pedirte (dinero), porque no me falta con qué pagar la
tiva, que con su estrépito impidió que pudiese oírle. Uno de los del cortejo, multa que se me ha impuesto; pero por el agravio e injusticia
que se me ha
que estimaba grandemente al gobernador, apresuróse a salir al encuentro hecho, deseo que se manifieste todo el poder de tu amparo
y que aparezcan
del querellante, v ocultándole en su morada, reconoció la razón que le las muestras de tu protección. —Pues,
;de qué manera quieres que te favo-
asistíaV prometió que se le haría justicia. Después escribió al gobernador rezca? —Quiero que el Emir, Dios le conserve en paz, escriba a Abu Ayyub
lo ocurrido, v éste procuró complacer al ofendido v ganar su afecto de tal para que no exija demí lo que no me corresponde, y me trate como a los
modo, que se dio por satisfecho. Fuéle referido a Hixam el caso de aquel demás parientes. —Conserva el collar, dijo Hixam, hasta que Dios
r«- facilite
querellante que había salido a su encuentro, v a quien habían apartado el cumplimiento de lo que deseas";
y montando a caballo en el momento
antes de que llegase a él, v enojóse por ello sobremanera. Dijéronle que ya mismo, fué a ver a Abd al-Rahman, que estaba en la Rusafa.
Cuando le
1
le habían otorgado cumplida justicia, y que le habían hecho tales v cuales anunciaron que Hixam se hallaba a la puerta, dijo: "Sm duda alguna cosa
cosas para complacerle; mas él replicó: ''La satisfacción dada por el tirano le ocurre, cuando viene a estas horas". Hixam, al entrar,
permaneció de pie,
l^ffT
al ofendido no basta, si antes no siente aquél el peso de la lev"; y mandando y Abd al-Rahman que se sentase, repuso: "Dios favorezca
habiéndole dicho
llamar al tiranizado, le dijo: "Declara bajo juramento todas las ofensas que alEmir; ¿cómo he de sentarme con la pesadumbre que me desconsuela
de él havas recibido, a excepción de las penas que te haya impuesto con acongoja?" Refirióle el suceso, y le rogó que le concediese lo
y
que pedía
arreglo a la lev de Dios'\ En efecto, no declaró bajo juramento cosa algu- y accediese a su solicitud, a lo cual el Emir porque se
le dijo: "Siéntate;
na de que no recibiese satisfacción. Esta manera de reprimir a todos sus otorgará lo que desees y se accederá a lo que pidas; ¿qué piensas
I*. que debe
gobernadores era más eficaz que el látigo y la espada. hacerse en este asunto? —Escribir, dijo Hixam, a Abu Ayyub para
que no
le moleste, ni tome de él lo que no deba".
El Emir Abd'al-Rahman dijo:
1
I' que Dios dará a la muchacha mejor collar que ése". Del Iftitah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad. Ribera, 22).
1 Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 110).
^ I
Mordido por un perro ABD AL-KARIM BExN MUGAYTZ FRENTE
A ALFONSO EL CASTO
A Hixam le ocurrió un caso cierto día, y fué que, al volver del entierro
P de Taalaba. hijo de Ubavd, hacia la casa del difunto, le acometió un perro Durante las guerras civiles que padecieron los conquistadores
imisuJma-
de una casa de las inmediaciones del tan conocido cementerio de Quraix; nes de España, en los decenios centrales del
siglo VIII, y durante la larga
le agarró de la tela doble de Aleru que solía vestir y se la rasgó.
capa de sene de revueltas que hubo de vencer Abd
al-Rahimn I, en el curso de
Hixam ordenó gobernador de Córdoba que impusiera al dueño de aque-
al m draniático reinado, no hubo en Córdoba vagar
bastante para ocuparse
lla caí^a la multa de un dirhein por haber soltado un perro en lugar en de los cristianos de Asturias. Sólo en los últimos
años de su vida envió al
que se producían molestias a los musulmanes. Pero después, al salir de la norte dos expediciones victoriosas el primer
Omeya de Al-Andalus, Su hijo,
casa de Taalaba, hijo de Ubavd, mandó que le levantaran la multa del el piadoso Hixa?n inició la
acometida a fondo contra el reinecillo septen-
1,
li«
dirheni, diciendo: "Seoruramente habremos afllí^ido al amo de la casa más trional que regía Alfonso el Casto. En
Ik la primera campaña los islamitas
h de lo que vale el disgusto (del rasguño) del vestido". sufrieron la gran derrota de Lutos, que costó
la vida a su caudillo y de la
que un único cronista arábigo da fugaz noticia. Al
año siguiente el hermano
del vencido trató de estrangular la
^?í? resistencia astur. No lo logró,
y las
Consulta a un astrólogo expediciones, siempre por él dirigidas, continuaron
en los reinados del hijo
y del nieto de Hixajn, cada vez que los problemas interiores daban plazo
Cuéntase de Hixam que, cuando ocupó el trono, envió un emisario a para ello, aunque se enviaran
también, en ocasiones, expediciones contra la
Algeciras para que hiciera venir al astrólogo Al-Dabbi, a quien dijo: "No Marca Hispánica. Por tres veces dirigió esas empresas Abd
al-Karim ben
dudo que tú te habrás ocupado ya de mí, cuando habrá llegado a tu noticia Mugaytz.
(mi subida al solio); te conjuro, pues, por Dios, que me digas mi buena
; t»
o mi mala ventura, según a ti te parezca". Y "Yo te
contestóle Al-Dabbi:
Asturias resiste
conjuro, por Dios, para que me eximas de Hixam le dispensó; pero,
ello".
pasados algunos días, reveló el secreto; lo supo Hixam por uno que le fué En mayo 795] Hixam colocó al frente de la expedición estival
179 [22
a visitar y le mandó llamar de nuevo. Al presentarse le dijo: "Ciertamente, a Abdal-Karim ben Mugaytz, que llegó hasta la ciudad
de Astorga en
''ji'- si yo ¡pardiez!, no es porque imagine que sea verdad lo que tú
te lo pido, plena Galicia. Tal general supo entonces que
Alfonso (II) había hecho
digas, sino que lo hago sólo por el placer de oírlo; de manera que si me levas en sus estados, había pedido auxilio
a los vascos y a las poblaciones
dices cosas que puedan causarme disgusto, con seguridad te perdonaré, vecinas, a los normandos y a otros; que, con estos auxüiares, estaba acam-
gratificaré, regalaré vestidos y retribuiré, del mismo modo que te retribuiré pado en la comarca situada entre Gahcia y la Sierra y que había autorizado
l : i.Ȓ ,
>^f
L^-^ C*
clase de aprovisionamientos. Al día
É4ldU|0 siguiente de su llegada envió sobre las
N 1^/ i:;
i^.
5£í*r :i
En el año 200 [11 agosto 815] el visir Abd al-Karim ben iMugaytz,
encargado de la dirección de una campaña contra los
infieles, penetró en
pleno país enemigo
y destruyó sus víveres, instalaciones y cultivos, arruinó
sus poblados y sus plazas fuertes, de tal manera que se apoderó
de todos
*J,S* los pueblos del río Naharón. Entonces
los cristianos (¡que Alá los aniqui-
le!), concertándose, acudieron de todas
partes vinieron a acampar
y sobre
la otra orilla del río Naharón, cuyas aguas les separaban de los musulmanes.
Al alba, Abd
al-Karim, a la cabeza de sus tropas, se dirigió a los vados, pero
los enemigos defendieron cada uno de los pasajes, m^ientras los nuestros
•^ F<^n,A r. les respondían valientemente
*>• y como hombres que quieren merecer el cielo.
La Me- Luego los cristianos tomaron la ofensiva y se esforzaron en pasar el
_.*,
« vía de la
sa y de Lutos. Los musulmanes les impidieron el paso primero,
río.
CJ
EL E M I R ATO D E C 6 R
I) O B A
129
vinieron las ihivlas v quedaron sin abrigo, porque destruyeron
ios cristianos
todas sus obras de defensa. Mas ios musulmanes se hallaron también tn iin.i
siniación .iifjcil y Abd al-Kariin, batiéndose cu retirada, entró victorioso
(en Córdoba) el siete de Dzu-1-qada.
/
EL EMIRATO DE CÓRDOBA 129
vinieron las lluvias y quedaron sin abrigo, porque destruyeron
los cristianos
todas sus obras de defensa. Mas los musulmanes se hallaron también en una
situación difícil y Abd al-Karim, batiéndose en retirada, entró victorioso
(en Córdoba) el siete de Dzu-1-qada.
romana visigoda: Toledo, Meti- y que necesitaba mayor contingente de tropas, no sólo de los afectos al
tres de las mayores ciudades de la España y serv'icio militar, sino también
de voluntarios. Hecho esto, como había
da V ZaragO'za. La antigua capital hispano-goda dio harto que hacer orde-
a los
nado el monarca, reclutóse gente en
Córdoba v otras partes, y Al-Hakam
emires durante más de un siglo. He aquí la sangrie?ita represión de que
los
mando a su hi,o Abd
al-Rahman, que entonces tenía catorce años
toledanos fueron víctirnas en SOI, con ocasión de uno de sus
priineros v a tres
de sus mmistros que se fuesen allá.
Al-Hakam había escrito de ¡ntemano
alzamientos. una carta que llevo uno de sus fieles
servidores de palacio con orden de
entregada a los ministros cuando se
reuniesen con Amrus. Al llegar el ejér-
cito a las inmediaciones de
Toledo, a un lugar que se llama Álchavarin,
Al-Hakam tuvo en España tres (lamentables) grandes conflictos. Uno recibió Abd al-Rahman la noticia
revoltosa e de que el enemigo (supuesto que se diri-
de ellos el de Toledo, que fué así: Los toledanos eran gente tan gía contra el general que estal)a en las
hasta un extremo fronteras) se había retirado. Amrus
insubordinada que no hacían caso de los gobernadores, di,o entonces a los toledanos:
respecto sus autoridades.
"No habrá más remedio que salir a visitar al
a que jamás llegaron vasallos de ningún país a
principe, cuya vida guarde Dios;
por vosotros también tendréis que hacer
Vivía entre ellos el poeta Garib el Toledano, hombre experto y astuto, mismo .El y los toledanos fueron lo
a visitarlo. Cuando llegaron al
cuyo consejo los de Toledo se dejaban guiar, y no podía esperarse que la campo
mando el principe que se les hiciera venir a su presencia; y una vez venidos'
autoridad pudiera dominarles mientras él viviese. A su muerte hizo venir
les trato con tales atenciones
que llegaron a familiarizarse con él "Después
Al-Hakam Amrus, conocido por el Muwalad, desde Huesca (éste fué el
a tuvo conferencia secreta Amrus con los
ministros, les fué entregada la carta
antepasado de los Banu Amrus, los Sayadíes) y procuró atraérselo hacién- (que Al-Hakarn habia escrito)
en y se la leyeron a aquél. En ella se decía que
dose amiso y admitiéndole en su intimidad. Luego descargó su corazón encomendara Amrus a los toledanos que éstos
Toledo, diciéndole: pidiesen que se invitara al
él, respec-to a los planes que tenía formados con los de principe a entrar en Toledo para que
les hiciese ese honor e intimaran
"Ya no me queda otra esperanza de obtener de ellos lo que de justicia me el; que el principe opusiera
con
dificultades y rehusase entrar en Toledo
deben, si no es por tu mediación". Al-Hakam esperaba que los toledanos que le invitasen a comer,
hasta
y cuando se diera el convite él se dejara conducir
estuviesen dispuestos en favor de Amrus, por ser éste del mismo partido
y que entrara en la fortaleza para cuidar cómo se había de arreglar la
o parcialidad. Le hizo comprometerse en ello, y le nombró gobernador de comida que se les había de dar, atenderles
bien y regalarles vestidos
y demás
C L A L D O Á X C H E Z - ALBORN OZ EL
134 I S
E AI I RATO DE CÓrdOBA
había encargado anteriormente a Amrus,
I
''i
Rahman en los ojos; nunca pudo borrarla mientras vivió. Cuéntase que un otras Yahva ben \ahva
Laytz,, que había estudiado
entrado los la AIa^^atta con el
médico de Toledo, al acercarse a la puerta por la que habían m-smo Mahk
y con otros. Los cordobeses censuraron la conducta deípn'n
nadie, y eso
convidados, no encontrando a su llegada que hubiera salido cpe, comenzaron a exaltarse, le
tiraron piedras v quisieron
estaban alrede- matarle pero
que ya andaba muy avanzado el día, dijo a los toledanos que pudo defenderse gracias al auxilio de
las tropas presentes del
¡Compañeros! ¿Dónde
^'^
están nuestros amigos que entra- calma se restablecó. Algunos días chund ^ a
dor de la puerta: después los^otables v los faquíe
puerta habían de de a
ron por la mañana-" Entonces le dijeron que por la otra
salir. añadió: "Pues yo no he visto a nadie que haya vuelto".
El
Luego
"¡Oh toledanos! La
tT plrnaTT'
no paternal de H.xam 'Tt
h" ben Hamza;
^^^"^^--^^ í'- al-Qas,m Quraix.'M:r' n
habían recibido el juramento de
fideli
levantó los ojos, vio el vapor de la sangre y exclamó: dad prestado por los habitantes a
ese príncipe v le habían
vapor de sangre, no informado di
espada ¡voto a Dios! es la que causa en vosotros este asentm„ento general de que su candidatura
era objeto. Pidió una noche d
el humo de la cocina''. El haber dicho
esto fué causa para que la gente se
dispersara algunos
y toledanos se salvasen. De allí en adelante, mientras
el trono su hijo Abd
consraS tr^Z ^"'"
conse,o a Ala. Después de retu-arsePf >^ P"^ -"- ^-^P"
^' ^'^"'^-
fué a buscar a Al-Hakam v le
^"^^V^^
notificó
el tiempo que ocupó
al-
reinó Al-Hakam y todo lo que pasaba, protestando
de su fidelidad. Como Al-Hakam
mantuvieron en obediencia; pero a la muerte de este último pidiera
se le
Rahman, se
sublevaron, como veremos en el lugar correspondiente, si
Dios quiere.
durante tres días, los arrabales de Córdoba sufrieron muertes, incendios, en la mayor parte de las islas referidas,
cogiendo en ellas botín y cautivos,
V destrucciones.
sm que^ el emperador de Constantinopla tuviese poder alguno
pillajes para evitarlo.'
Al-Hakam consultó con Abd al-Qarim ben Abd al-Wahid ben Abd Se echó a pensar el emperador, que era Romano,
en algíin medio capcioso
al-AIu^aytz, su último confidente, quien le aconsejó
clemencia. Tal fué el y de traición que pudiera ejercitar contra los musulmanes de Creta, y se
tomó príncipe, a pesar del dictamen contrario emitido por dirigió al rey de éstos, llamado Abd al-Aziz
ben Habib ben Umar. Le envió
partido que el
Los sobrevivientes salieron a escondidas, expuestos ficaron y consolidaron aquellas manifestaciones amistosa's entre ambos.
en el plazo de tres días. Ro-
a toda clase de penas y humillaciones, llevando lejos de
Córdoba a sus muje- mano el emperador despachó a un hombre de los musulmanes con un valioso
sus riquezas de más fácil transporte. Los soldados y
mal- presente para el de Creta. Cuando aquel emisario estuvo en presencia
res, sus hijos y de
138 C L A U D I o S Á X C H E Z - A L B OR N OZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA iqq
Abd al-Aziz ben Habib y le entregó el presente, le habló así: "El emperador
esos desgracia-
te saluda y dice: Nosotros somos vecinos y buenos amigos;
dos habitantes de las islas forman un pueblo débil y pobre; la mayor parte ALTO RELIEVE DE AL-HAKAM I
de ellos han abandonado sus tierras por temor a tus incursiones, y ansian
volver a ellas, lo cual habría de reportarnos a uno y a otro satisfacción y
Al-Hakam 1 tuvo que resistir los últimos coletazos de los problemas
de qiie agitaron a Al-Andalus durante el siglo
beneficios. Te sería más conveniente calcular la utilidad que obtienes Vlll^ en los reinados de su
pro- abuelo y de su padre
tus correrías en cada año contra ellos, y yo te daría el doble de ese y buho de enfrentar las nuevas dificultades con
que iban a tropezar sus sucesores, en el IX.
ducto, a condición de que las suspendas, brindando así seguridad a esos Primero, debió de hacer frente
a la cuestión dinástica planteada al
desventurados en sus viajes mercantiles y permitiéndoles libre acceso a tu advenimiento de Hixam 1 por el alza-
mercadería, una miento de sus hermanos, tíos de Al-Hakam
isla. De esta suerte vendrás a percibir por derechos de y, de vez en vez. mientras
conseguir de tus incursiones". Aceptó Abd remo necesitó vencer la rebeldía de alguno de
renta doble de la que podrías aquellos grandes de su raza
que habían dado harto que hacer a Abd
al-Aziz la proposición del emperador y, entabladas las correspondientes al-Rahman I. Y, como Abd al-
quedó fijada la cantidad que había de ser satisfecha anual- Rahman II, Muhammad y Abd Allah luego, presenció
neíTociaciones, las sublevaciones de
sus subditos hispanos, que habían de
mente al señor de Creta. llenar un si^lo de la historia de Al-
Andalus. No fué cómoda su tarea. Al-Hakam
Romano pagó puntualmente la cantidad convenida. Los mercaderes era un hombre de grandes
energías vitales, que gustaba gozar de
írriecTOScomenzaron a efectuar sus viajes entre Creta, las otras islas y Cons- la vida, y de firme caráder; era
justiciero, valiente
tantínopla, con gran provecho del de Creta, que vio multiplicarse sus tesoros y generoso, y completaba tales dotes naturales con ras-
gos de orgullo y de elegancia espiritual. Para
V pudo además con la paz disminuir el presupuesto de sus milicias. resistir a los rebeldes tenwno
la organización de un ejército
Así las cosas, sobrevino luego la sequía y el hambre consiguiente en las -mercenario, eiJipezado por su abuelo Pero el
continuo batallar agrió su humor
tierras de Constantinopla. El emperador envió a xAbd al-Aziz un legado y le hizo a veces caer en la crueldad
Favoreció la introducción en la Península del ritmo
para decirle: ''Bien sabes la carestía que nos azota. Nosotros tenemos unas malekí que había de dar
ocasión al nacimiento de una escuela jurídica
vecruas de raza árabe, preñadas y próximas ya a la parturación, que no y teoló^^ica de gran vuelo
Sus primeros representantes, sacudidos por el
¡podemos mantener en nuestro suelo. Si tú me permites que las envíe a tu orgullo vanidoso de los inte-
potras serán pa- lectuales de todos los tic?;/ pos, quisieron
isla, los que nazcan potros serán para el emperador y las imponerse a Al-Hakam y éste hubo
de dominarlos por la violencia.
ra ti". Habiendo accedido el de Creta a la petición del emperador, fueron
enviadas a la isla 500 yeguas con sus pastores necesarios. Luego que estu-
vieron las yeguas en la isla, el emperador hizo que partieran con el mayor Su justicia
ron al señor de la isla y a todos sus milicianos. Dejaron con vida a los y lo que es más, con él mismo. Elegía para jueces a los más modestos y'^de
mayor rectitud, y tenía un cadí, a quien por su
pacíficos habitantes. Encontraron duplicadas las cantidades que el empe- honradez, abstinenc'ia y
modestia, había encomendado conocimiento de todos los asuntos de
rador había satisfecho al señor de la isla, y las tomaron. Redujeron a cauti-
el
sus vasallos. Se dice que el siguiente suceso
verio a las mujeres y niños de los milicianos y guarnecieron fuertemente fué el que más alta idea hizo
concebir a Al-Hakam de él. Un sujeto de la cora
la isla con tropas y pertrechos de guerra. de Jaén fué despojado
violentamente de una esclava que poseía, por un
Del Nihayat al-arah de Al-Nuvvayri (Trad. Gaspar recaudador de impuestos
quien luego que cesó en su cargo, procuró
y Remiro, II, 274). traspasar la muchacha a AU
Hakam. Cuando el despojado supo que se hallaba en poder
de Al-Hakam
y tuvo noticia de la rectitud del cadí, y de la justicia de sus fallos, aun
contra el emir o sus familiares, presentóse a él,
y le refirió lo ocurrido.
El cadi le exigió que presentase pruebas,
« y trajo testigos que declararon
1^0 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ELEMIRATODECÓRDOBA 141
CLAUDIO S Á XCH E Z - A I- B O R X O Z EL F. M I R A J O 1) E C Ó R DO B A
142 Í43
continuando en
con Dios, sccTuro; no dejaré ¡voto a Dios', de hacerte bien,
mientras viva, Dios quiere. ¡Ojala
la consideración en que tenía, si
antes te Repugnancia ante la crueldad
no hubiera sucedido!" "Más hubiera valido, en verdad, con-
lo que sucedió
testó Talut, etc;\Después le preguntó Al-Hakam: ''¿Dónde se ha apodera- Chudayr, el abuelo de los Banu-Chudavr, era
portero encargado de la
do de ti Abu-1-Bassam?" El contesto: ''¡Voto a Dios!; no me ha
cogido puerta de la Azuda, cuando la revuelta
del Arrabal, tras cuyo^ suceso se
que dejó coger, vendo a su casa confiado en la amistad había encerrado en la prisión de la
Adueira a los que habían capitulado.
él; fui vo el se
distinguido
Al-Hakam se distinga de las demás que perezcan con él". y es autor de odas amorosas; muchas de sus poesías fueron
dirigidas a cinco muchachas de que
se había especialmente enamorado
que había dejado tomar gran influencia sobre y
él. . . Hizo también numerosas
ii poesías a propósito de revuelta del arrabal, en
la las que nadie ha podido riva-
lizar con el.
.
.
Al acercarse su muerte, mostró
un sincero arrepentimiento
volvió recto camino
al
y proclamando que la vida futura es lo más impor-
El preceptorUtzman ben Abi Mutzni decía: Se me presentó en Cór- tante, hizo de la piedad su ornamento
principal y se prendió con su mano del
doba Abbas^ben Nasih y me rogó que le recitase los versos compuestos asa mas solida, declaró
y confesó sus faltas, se dejó penetrar de las palabras
por Al-Hakam con motivo de la sublevación y al llegar a lo último de divinas: Si ponen fin a su. impiedad, Alá
les perdonará el pasado"; y llcaó
la poesía, donde dice: '^por ventura al hacerles
morir, ;he acrecentado yo a ser uno de los piadosos servidores áú Señor hasta día en
el que 'éste le
la medida de su muerte?" dijo: "Si los del arrabal pusieran querella a Al- llamo a si. •
^
Hakam, le disculparía ese verso". Del Eayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
francesa de Fagnan, II, 126).
Del Ajhar Machrnua (Trad. Lafuente Alcántara, 117 y 119).
j.. CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA ,.-
,
si quisiereis apartaros de
veniros a nosotros, es concedemos
él y plcnisima-
mente que gocéis vuestra antigua libertad sin alguna
disminución ni tributo
LOS SOBERANOS FRANCOS ALIENTAN y no prctcnueremos que viváis en otra ley que en aquella que quisiereis ni
A LA MOZARABIA nos portaremos con vosotros sino como con
amigosv confederados unidos
honoríficamente a nosotros para defensa de
convirtieron a la reli- nuestro 'reino. Dios os auarde
Poco a poco muchos cristumos apostasmron y se siempre como lo deseamos. '^
sieinpre que pagaran la chizia —impuesto personal— y el jarach —contri- EL PRIMER MENSAJE DIPLOMÁTICO DE UN
sometido a duras exaccio-
bución territorial—. Abd -al-Rahman I los había EMIR DE CÓRDOBA
ser más generosos. A lo menos
los
nes tributarias. Sus sucesores no debieron
cristianos que vivían en la España musul- Eran conocidas de antiguo ¡as relaciones
mozár.ibes —así se lla?nó a los diplomáticas de Bizancio y
al compa-
mana- se sintieron agobiados por una pesadísima carga fiscal Córdoba, en el siglo X. Sabíamos, incluso,
que Abd al-Rahman II había
sus hermanos conversos ala doc- recibido una ejnbajada del Basileus
rarse con los orientales, los berberiscos y de Constantinopla en 839. Los recientes
quejas pasó los Pirineos y Ludovico Pío
trina del Profeta. El eco de sus descubrimientos de Lévi-Provengal, en
Fez, de varias crónicas arábigas
para explotar, en su provecho, esa mqmetuc, concernientes a
emperador de los francos, la historia de
Al-Andalus nos han permitido conocer al
que sigue a los cristianos pormenor ese suceso. Se nos ha conservado en
de la mozarabía hispana envió en S26 la carta una de ellas la minuta de
la respuesta del etmr español
de Mérida o de Zaragoza. al emperador bizantino
Teófilo Se hallaba
este en lucha con los califas
.ibbasíes de Oriente y temía la invasión
de
sus posesiones de Italia por los
musulmanes de África. Por ello solicitó
angustias que padecéis
Hemos oído vuestra tribulaci(m v las muchas la alianza de Abd al-Rahman de Al-Andalus, al mismo tiempo que la de
por la demasiada codicia Ludovico Pío de Francia. Para conseguirla,
por la crueldad del rev Abd al-Rahman, el cual,
Teófilo recordó al e?mr Ome-
quitaros vuestros bienes, os ha afligido muchas veces con ya la deposición y asesinato de su dinastía en
con que quiere Oriente por los abbasies le
violencia, como tenemos noticia de haberlo
hecho también ya su padre anuncio el próximo fin de éstos, a quienes
llama por los nombres de 'sus
Abolaz (Al-Hakam I), el cual, aumentando injustamente los tributos de madres serviles y le habló de sus luchas con
los emigrados españoles, que
hacía de amigos enemigos,
que erais deudores v, exicjiéndolos por fuerza, os tras la Revolución del Arrabal
habían conquistado Alejandría
y Creta
intentando quitaros la libertad y oprimiros
con La respuesta del soberano de Al-Andalus tiene toda
y de obedientes contrarios, la aridez de las misivas
pesados e injustos tributos. Pero vosotros, según
hemos oído, siempre como diplomáticas y constituye una cortés negativa
a intervenir en la política
habéis rebatido con valor las injurias hechas por los oriental.
varones esforzados
avaricia, según al presente lo
reyes inicuos v resistido a su crueldad v
practicáis, como lo hemos sabido por relación de muchos. Por tanto, hemos
y exhortándoos a que
consolándoos perse- ¡En el nombre de Alá
tenido a bien dirigiros esta carta el Clemente y
el Misericordioso! He recibido tu
un rey tan cruel, resistáis
veréis en defender vuestra libertad contra y mensaje en el que evocas de cordialidad y de amistad recíprocas
los lazos
sólo es vuestro
como hasta aquí a su furor v saña. Y por cuanto no establecidos entre tus predecesores (sobre
el trono de Bizancio)
y nuestros
sino nuestro, peleemos contra su crueldad
de común acuerdo. propios antepasados: me dices en él que
enemifTo. son esos lazos los que te han
verano
Nos intentamos con la avuda de Dios enviar nuestro ejército en el incitado a comunicarte con nosotros
y a enviarnos a tu embajador Qartivus
jurisdicción, para que allí espere nuestras a fin de renovar esas relaciones
próximo a los límites de' nuestra cordiales de regulary esos lazos amistosos'
adelante, si os pareciese bien Me
órdenes acerca del tiempo en que deba pasar pides Igualmente que concluyamos en
un tratado sobre
este sentido
enemigos comunes que residen que podamos apoyarnos
que lo dirijamos en auxilio vuestro contra los el
y que nos una al uno con el otro; y que te
junto a nuestra frontera, de suerte que si Abd al-Rahman o su hueste enviemos nuestros embajadores con la misión de
comunicarte en qué medi-
quisiesen ir contra vosotros, lo impida la nuestra. Y os hacemos saber que da nuestras intenciones corresponden a las
tuyas, por lo que hace a la
1^6 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA i^j
ti constituirá prueba de obediencia que le había sido prestada. Quiso atraerle
realización de tus deseos; y que su llegada junto a así hacia su mise-
sólida de nuestra simpatía y la demostración perfecta de nuestra amistad. ricordia, hacer miserables a quienes fueron
culpables frente a él, confundirles
Hemos comprendido, de otra parte, lo que dices en tu misiva respecto y castigarles.
gará en proporción a sus crímenes. char hasta los confines de sus dominios y a tu advertencia
de que no tardará
Nos hablas en seguida en tu mensaje de la forma en que han procedido en ocurrir la ruina de su reino
y de s¿ dinastía y la caída de su imperio
(Al-iMutasim),
los dos malvados, Ben Marachil (Al-Alamun) y Ben Marida y que se aproxima el momento de la restauración 'de nuestra dinastía y del
su hermano y sucesor. Nos refieres que se separaron de la vida
religiosa, resurgimiento de nuestro imperio (de Oriente), ponemos
en Alá nuestras
vivieron llenos de vicios, tiranizaron a sus subditos, les humillaron
permi- esperanzas: El procederá con nostros en su forma
habitual y cumplirá sus
tiendo el asesinato y el saqueo de sus bienes, como si esto fuera lícito. promesas y gozaremos de la solicitud que nos testimonia,
cuando reúna
Agregas que ha sonado la hora de la caída de su dinastía, que la duración bajo nuestra obediencia a nuestros subditos de Siria,
de España, de nuestros
nuestra
de su poder toca a su fin y que Alá va a permitir la restauración de distritos militares (achnad), de nuestras
provincias (kuwar), de nuestras
i
casa V del reino de nuestros antepasados, que, en otro tiempo, fueron fronteras (tzugur); no cesamos de oír decir
y de darnos efectivamente
anunciados por los libros y las palabras de los profetas y gozaron de unáni- cuenta de que la revancha se abatirá sobre los usurpadores,
la derrota caerá
me consentimiento bajo de los mejores argumentos. Nos impulsas,
la fe sobre ellos bajo nuestra impulsión
y nuestra dirección: Alá el altísimo les
además, a salir a campaña contra los usurpadores, para tomar venganza de cortará entonces la retirada y extirpará sus raíces, si ello le place.
ellos nos prometes tu ayuda para el caso, como un amigo que sabe
y En cuanto a lo que dices del asunto de Abu Hafs el Andaluz y de
asistir' a su amigo y como quien está seguro de que es objeto de estima y aquellas gentes de nuestro territorio que partieron
con él, de su sumisión
a Ben Alarida de su entrada en obediencia del
afección. y mismo y en cuanto a lo
Añades que precede el recuerdo del asunto de Abu Hafs y de
a lo que pides de examinar su asunto y de desaprobar su conducta,
debo mani-
sus compañeros, que emigraron de nuestro país: ellos, dices,
conquistaron festarte que sólo han tomado el partido de este
i
aventurero, entre nuestros
una parte de tu territorio, y se sometieron a Ben Alarida; y pides contra subditos, gentes de la condición más vil del pueblo, traidores y fugitivos.
ellos la ayuda de quienes han desaprobado y condenado su conducta. Ale No están ya en nuestros territorios, ni se hallan sujetos
a nu¿stras leyes,
dices que los emires de África están en pleito con Ben Alarida, dan
señales ¿cómo podemos, por tanto, responsabilizarnos por su conducta
y desem-
de rebeldía v encuentran agraviante su autoridad. Hemos leído y consi- barazarte de los cuidados que puedan causarte?
derado todo esto como lo refieres en tu carta. Tanto más cuanto que ha sido la necesidad la que les ha obligado
a
Por lo que hace a tus deseos sobre la amistad y las cordiales relaciones someterse a Ben Alarida, a causa de la avidez que ha demostrado
por sus
que querías ver restablecidas y renovadas y continuadas entre nosotros en tierras
y de la proximidad de éstas a sus propias posesiones. No pensamos
la seguridad de que nos mostraríamos fieles a ellas como
lo fueron tus que puedas mostrar debilidad para con ellos, ni encontrar obstáculos a su
predecesores con los nuestros, he aquí nuestra respuesta: Deseamos de ti castigo, ni diferir su expulsión de la parte de tu
territorio que han ocupado.
lo que tú mismo deseas de nosotros y queremos que los dos
mantengamos Pero tú puedes calcular (mejor que nosotros) desde tu residencia
el grado
a este respecto la línea de conducta seguida por nuestros predecesores y las de resistencia que pueden oponerte. Si alguna vez Alá por Su
poder, Su
reglas a que se han atenido mutuamente los soberanos que han
reinado pureza, Su bondad y Su gracia nos restituye un día nuestro
imperio de
antes que nosotros, respetándonos uno al otro y manteniéndolas en vigor. ^
Oriente y las antiguas posesiones de nuestros antepasados, podremos exa-
Respecto a lo que dices del califa Alarwan ben Aluhammad —¡que Alá minar estas cuestiones para bien de nuestros intereses
y de los tuyos, con
tenga misericordia de él!—; es Alá el altísimo quien ha querido ilustrarle, el cuidado de mantener a la vez nuestra autoridad
la tuya, podremos
y y
decretando el crimen de lesa majestad de que él fué objeto y la violación entonces apreciar el valor de la asistencia que nos prestes, tal como la invo-
1^8 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA
149
cas y secTiin nos aconsejas usar de ella, como
puede apreciarla un amigo reclutaron. Antes, sin embargo, se había llamado
a las armas a los que
frente apotro amigo, v el que recibe testimonios de afecto frente al que servían en las fronteras, ya desde el principio
del movimiento de los ma-
ganar cerca de nosotros, por haber chuses, cuando desembarcaron en el Extremo
se los da. Y entonces' no podrás sino Occidente, y tomaron la
contribuido a que tierra de Lisboa. Los ministros acamparon con el ejército'
respetado los derechos que nos pertenc\:en y por haber cordobés en
Carmona, pero no se atrevieron a atacar al enemigo, por
nos sean conservados. ser demasiado
bravo, hasta que llegaron las tropas de frontera.
Hemos hecho introducir junto a nosotros al embajador Qartiyus; le En las mismas se hallaba
trasmitiera Musa ben Qasi, a quien Abd al-Rahman, hijo de Al-Hakam, se había
hemos interrogado sobre lo que le has recomendado que nos pro-
curado atraer y ablandarle algo, recordándole los lazos
V sobre todo que un amigo debe saber en lo que atañe a la situación
lo de clientela con
presente mensaje dos Al-Wahd, hijo de Abd al-Alahk, por cuya mediación se había
de otro amigo. Te enviamo's como portador del convertido
embajadores elegidos entre los personajes notables de nuestra corte. Con- el abuelo de aquél al islamismo. Musa
vino con un grande ejército; pero
sobre las cuales al llegar frente a Carmona se separó
fiándoles tu respuesta escríbenos cómo van las cuestiones de todas las tropas de frontera 'y del
haznos conocer lo que interesa que ejército de los ministros y acampó aparte.
nos has dirigido tu primera carta y
de paz Al unirse los fronterizos con
sepamos de msituación de una manera confidencial y del estado los ministros
preguntaron aquéllos acerca
las propo- del movimiento del enemigo, y
que gozas. Podremos así examinar con conocimiento de causa éstos les hicieron saber
que solían salir
todos los días destacamentos en dirección a Firix
siciones que encargues nos trasmitan nuestros embajadores, teniendo en y Lecant y hacia la parte
place a Alá. de Córdoba y Morón; preguntaron además si ¿ra
cuenta, bien entendido, lo que nos comunicarán de
tu parte, si
posible preparar una
celada escondiéndose en las inmediaciones de Sevilla,
Del Chadzwat al-Muqtahis (Según versión francesa de y les indicaron la
alquería de Quintos de Muafar, que está al Sur de
Lévi-Proven^al, Bizantion, XII, Bruxelles, 1937). esta ciudad. Fuéronse
allá, pues, a medianoche,
y se pusieron en emboscada. En una iglesia antigua
que había allí, hicieron subir a un vigía a la parte más alta
del edificio,
llevando un haz de leña. Al apuntar la aurora, salió (de
Sevilla) un grupo
NOTICIAS SOBRE LA PRIMERA INVASIÓN de 16.000 machuses, en dirección a la parte de Morón.
Cuando estuv^icron
NORMANDA EN ANDALUCÍA frente a la alquería, aunque hizo señal el vigía, se abstuvieron de salir los
emboscados, a fin de que se fueran alejando,
y una vez alejados, se inter-
normandos que habían asolado las costas pusieron entre ellos y la ciudad
Tcrmbién llegaron a España los y los pasaron todos a degüello. En seguida
logrado se adelantaron los ministros, entraron en Sevilla
atlánticas de los Países Bajos, de Inglaterra y de Francia y que habían y encontraron al irober-
los bravos nador de la misma sitiado en la alcazaba. El les salió al encuentro,"
ocupar ricas comarcas en tales ilaciones. Los feroces astures y los y
gallegos lograron rechazarlos de las costas del Noroeste. En
Andalucía la sevillanos volvieron a la ciudad. Además del destacamento que fué pasado
a cuchillo, habían salido dos destacamentos de normandos,
musubnana hicieron grandes estragos. Ameiiazada Córdoba, el gobierno uno a la parte
de Lecant y otro a la parte de Córdoba, hacia Benilait; pero
hubo de pedir socorro a los fuertes celtíberos del valle del Ebro, que regía, después que
en rebeldía frente a los emires, el renegado ''Muza"', de la familia de los
los normandos que estaban en Sevilla supieron la arrogancia
y avance del
los invasores y expulsarlos ejército y la muerte del destacamento que había salido
''Beni Casr. Sus huestes consiguieron vencer a hacia la parte de
no coinciden al referir Morón, huyeron a sus naves y echaron río arriba hasta el castillo de
del valle del Guadalquivir; pero los cronistas arábigos Aza-
guac; encontraron a sus compañeros,
el suceso. He aquí uno de sus relatos. y una vez éstos embarcados dieron
la vuelta siguiendo la corriente del río abajo. En
esta situación, se puso la
gente a insultarles y arrojarles piedras con las hondas. Al llegar
una milla
aljama de Sevilla y los más abajo de dijeron en alta voz a los que les apedreaban: "Si
Sevilla,
Abd al-Rahman también mandó construir la
machu- queréis que haya rescate, dejadnos". Pararon entonces de
muros de esta ciudad, con motivo de haberse apoderado de ella los apredrearlos
ellospermitieron rescatar a los que tenían prisioneros. La mayor parte
y
ses (normandos) cuando entraron en el año 230 [844j. La invasión (nor-
fueron rescatados, pero no tomaron oro ni plata; solamente admitieron
manda) tuvo lugar en su tiempo, y la gente, asustada, huía a la llegada de ropa
aquéllos; los sevillanos evacuaron 'la ciudad y huyeron hacia Carmona y y comestibles. Después se alejaron de Sevilla Nacor, donde
y se dirigieron a
España se hicieron prisionero abuelo de Ben Salih, al cual rescató x\bd al-Rahman
los montes de Sevilla. Como ninguno de los del Occidente de
al
cordobeses del arrabal y los moradores de Toledo, y y procuró el avance cultural de la España musulmana, practicó en lo exte-
Como a?2tes los
una
de Mérida rior política de prestigio. A
como en seguida los mozárabes de Córdoba, los Banu Marivan
ella respojidió el envío del poeta-historiador
Baleares contra los Al-Gazal, como emba]ador, cerca de uno de los
también alzaron las reyes 7iormandos. Refirió
y los Bami Muza de Aragón, se
su imsión otro poeta-historiador conteinporáneo:
una poderosa flota de trescientos buques enviados Ta?mnam ben Alqama.
Omeyas Las reconquistó
Hubiéramos deseado mayores precisiojies en el relato.
noticia sobre tal empresa
contra ellas por Abd al-Rahman II, en 848. La dos poetas que, al referir de palabra, el uno,
Perdonemos a los
consignada en la carta de a?mn del emir —uno de los documentos oficiales por y escrito, el otro, la
descubre que aventura, dieran preferencia a
hispano-jnusulmanes ?mis antiguos llegados hasta hoy— nos
la poesía sobre la historia.
habitantes de Mallorca
todavía a mediados del siglo IX eran cristianos los
fuego, que era su antigua religión; solamente los habitantes y mandó llamar. Llegado a su presencia la saludó; luego
le
la contempló
nado el culto del
todavía se dan casos de largo rato, como dominado por la admiración. "Pregúntale,
de algunas islas lo han conservado: en aquel país dijo ella a su
contraer matrimonios con la madre o la hermana, y otras abominaciones intérprete, por qué me mira tan detenidamente: si es porque me encuentra
Con esta gente los otros Magos más civilizados esta en continua muy bella, o acaso por larazón contraria". La respuesta de Al-Gazal no se
por el estilo.
hizo esperar: "La razón de ello, dijo, es que yo no esperaba encontrar en el
guerra reducen frecuentemente a la esclavitud.
v los
magínfico hospedaje. mundo un espectáculo semejante. Yo he visto cerca de nuestro rey mujeres
"El rey mandó que se preparase a los españoles un
personas a su encuentro, y los Magos se agolparon para escogidas entre las más bellas de todas las naciones; pero no he visto jamás
Envió algunas
observarlos de cerca en su una belleza que se aproximase siquiera de ésta". "Pregúntale, dijo
verlos, de manera que los españoles pudieron
a la la
de su llegada, el reina al que bromea o habla en serio". —"Seriamente", re-
intérprete,
manera de vestir, admirándose de ello. Dos días después
si es
su presencia; pero Al-Gazal puso por condición que no se plicó él: "¿Pues acaso no hay mujeres hermosas en tu país?", preguntó
ella.
rey los llamó a
que tanto (Al-Gazal) conio "Mostradme, dijo Al-Gazal, algunas de vuestras damas, a fin de que pueda
le obligara a incUnarse ante el monarca, y
él
debían de alterar en lo más mínimo sus costumbres. El yo compararlas con las nuestras". Habiendo la reina hecho venir a las que
su compañero no
donde pasaban por más hermosas de la corte, nuestro embajador las fué examinando
rey todo ello; pero cuando llegaron a la sala de recepción
accedió a
magníficas vestiduras, se encontraron de la cabeza a los pies, y luego dijo así: "Hermosas son ciertamente; pero
los esperaba el soberano adornado con
del rey, se había hecho la puerta su belleza no es comparable con la de la reina, pues
los embajadores con que, según las órdenes belleza de ésta
la
y
podía pasar por ella sin inclinarse. Entonces todas sus demás cualidades no pueden ser apreciadas en su justo valor por
tan sumamente baja que no se
ayudándose cualquier persona, sino únicamente por los poetas;
Al-Gazal sentóse en el suelo, v apoyado en las partes traseras y y si la reina quiere
punto que hubo penetrado que yo describa su belleza, sus buenas cualidades
con su umbral,
pies, traspasó ellevantándose al y su inteligencia en un
poema que será recitado en todas nuestras comarcas, lo haré muy a gusto".
en la estancia regia.
objetos; pero La reina, halagada en su amor propio mujeril, saltaba de gozó
rey había reunido gran cantidad de armas y vahosos
''El mandó y
de asombro ni temor, permaneciendo en se le hiciese un negó a aceptarlo. "Pregúntale, dijo enton-
regalo; pero él se
Al-Gazal no dio muestra alguna y
bendición a vos, ¡oh, rey! y a todos los ces la dama al intérprete, por qué lo rehusa: ¿es acaso por desprecio al
pie dijo lo siguiente: "Salud v
largo tiempo de la regalo o a mí?" Habiendo ejecutado el intérprete sus órdenes, respondió
que se hallan en vuestra presencia. Ojalá podáis gozar
1
que pueda conduciros a la grandeza en entonces Al-Gazal: "Su regalo es magnífico, y considero un gran honor
gloria, de la vida, de la protección
la pre- recibir de ella cualquier obsequio, pues es reina e hija de rey;
este en el otro, que durará eternamente, donde estaréis en
mundo y mas el obse-
j^^ CLAUDIO SÁNCHEZ -ALBORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA 153
dicha de verla y de haber bes— en todo el á?nbito de la Península. Ese mismo
quio que a mí me basta es el haber temdo
la íntimo v conturbado
por He aquí el mayor regalo que ella desasosiego lanzó al inartirio a los cristianos
sido recibido bondadosamente ella. de la capital de Al-Andalus en
v aun quiere obsequiarme más, que me permita venir los días de Abd al-Rahmn ¡I. En
el centro del poder imisidmán
pudiera hacerme; si
y tras
traducida por el interprete, hubo la derrota
y destierro de los rebeldes cojitra Al-Hakam, no podía mariifes-
aquí a toda hora^ Esta respuesta, que fué
de reina, la cual dijo entonces: tarse de otra forma la excitación nacionalista.
de acrecentar más v más la satisfacción la Sólo así
puede comprenderse el
le permito que venga a período de persecución y martirios, que en vano
visi-
''Quiero que se lleve este regalo a su casa, y se intentara explicar como
cerrada para el,
y le feno77ieno mconexo. Como todos los graves
tarme cuantas veces guste: jamás mi puerta estará procesos históricos, comenzó
mayor benevolencia". Al-Gazal diole las gracias, por un suceso sin relieve. Pero allí estaba pidiendo
recibiré siempre con la vía libre la electricidad
bendición del cielo v se despidió. acumulada y estalló la torjj/enta. Los cristianos injuriaron
pidió para ella la a Mahoma, bus-
"Cuando yo oí de labios de Al-Gazal este cando el martirio. Espíritus encendidos de noble
"Tammam ben Alqama dice: pasión, de gran fervor y de
-¿Era ella tan hermosa como le manifestabas? Cierta- férvida elocuencia avivaron la hoguera. La crisis alarmó a los tibios, cautos
relato, le pregunté:
verdad yo necesitaba de ella,
y prudentes, que temieron perder
mente, respondió él, no era fea; pero a decir sus puestos en la corte o en la adminis-
aprecio y conseguía mas tración. El gobierno imisulmán también
y hablarle como yo lo hacía, me granjeaba su
al se alarmó. Como sucesores de los
reyes godos, los emires se habían arrogado la regia
de lo que yo mismo podía esperar". potestad sobre la Iglesia
Tammam ben Alqama añade: '^Uno de sus compañeros me ha contado y nombraban obispos y convocaban concilios. Abd al-Rahman congregó
Magos de tal modo simpatizo con uno, para que tratara de la cuestión que agitaba
lo siguiente: La esposa del rey de los a la mozarabía. Lo presidió
no iba él, ella mandaba
día sin verle. Si Recafredo, metropolitano de Sevilla. Llevó en él la voz
Al-cfazal, que no podía pasar un del emir. Gómez,
en conversación con él, hablandole de los un cristiano muy culto que servía en palacio. Muchos
Uamarle, y pasaba algún tiempo mozárabes, temerosos
de historia, del país que habitaban, de los pueblos comar- de que la riada pudiera arrástrales, habían incluso puesto
en tela de juicio la
musulmanes v su
después de haberse despedido de ella para volver santidad de los sacrificados y su misma condición
de mártires. El pensa-
canos V por lo general,
enviaba un regalo, consistente en telas, manjares, miento penetrante y la pluma brilla?ite del más exaltado
a su residencia, ella le y fervoroso, y a la
bien pronto excitaron par del más genial de los sacerdotes cristianos de Córdoba,
perfumes o cosas parecidas. Estas visitas frecuentes salió a la palestra
de nuestro embajador se disgustaron en defensa de los que habían sufrido el martirio. Y
la curiosidad pública: los compañeros el concilio no se atrevió
i.í
.1
i I
j^5 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA 13-7
quitó
Vidas Primeramente lo dió el santo sacerdote Perfecto, cuya fortaleza bocas esos preceptos del Evangelio: Amad
a vuestros enemigos; haced biín
confesión de la verdad; siguióle el inven- a ios que os aborrecen; haced bien a
a muchos el miedo de morir por la los que os persiguen y ^calumnian para
mostrándose ambos en los tormentos dignos por
su te que seáis dignos hijos de vuestro padre que está
cible confesor Juan, en los cielos. Con éstas y
palma del martirio. Alas si éstos tueron arras- otras razones procuráis infamar la memoria
y abnecxación de la gloriosa de los soldados de Cristo. Pero
infieles, alentados con sus ejemplos, estos varones santos, que, inspirados
trados a la pasión por la perfidia de los v movidos por el cielo, se arrojaron a
misma corona, concurrieron en santo la muerte por la profesión de la
otros muchos, ansiosos por ganar la verdad, ni abrigaron la intención
y espíritu
tropel a la palestra, denostando al enemigo de Dios y alabando al Divino que les suponéis, ni se apartaron en nada de los
expresados mandamientos
en el mundo y todo lo Porque amando verdaderamente por causa de Dios a
Redentor, por cuya gracia y virtud nada temían sus enemigos y desean-
contribuya a transmitir a la do con viva solicitud su salvación, los argüyeron
esperaban en el aelo. ¡Ojalá que este libro
celosamente para que no
hazañas para honra del cristianismo! viviesen más tiempo enredados en el laberinto
posteridad sus gloriosas de la impiedad; y haciendo
despreciar y ultrajar tan altos bien a los mismos que aborrecen a Cristo
''En vano infieles y cristianos han querido creyeron que mejor moverían sus
tan legítima, y éstos por no duros corazones con el ejemplo de su sangre
eiemplos: aquéllos por arrebatarnos una
gloria vertida, que no por palabras
en vano unos y otros ponen contra la realidad de enseñanza, para que al fin, depuestos sus
creerse capaces de imitarlos; errores, abrazasen la fe salva-
Alegres los paganos por ver dora del Divino Redentor. Bien les habéis visto
y gloria de sus martirios repetidas objeciones. imitar al Hombre Dios
su pretendido Profeta, nos dicen: cuando llevados al suplicio maldecidos, no devolvían
vendada con tantas muertes la injuria de las maldiciones; ítoI-
acepta a Dios, ¿cómo su omnipotencia no obra peados, no se quejaban; conminados, guardaban
Si la fe por que morís es silencio, censurando e
verdad que impugnando tan solamente lo que ofende al mismo Dios,
aloún milacrro que atemorice a vuestros enemigos
e ilustre la
es a saber- la
pfoclamáis^ -Por qué os sacrificáis sin provecho alguno vuestro m detri- pretendida misión de aquel hombre vano, perdido,
que animado con un
discurran los infieles:
mento de no¡otros?" Mas no es de extrañar que así
espíritu satánico, no temió contarse en el
número y jerarquía de los profetas
mayor parte de los cristianos nos objetan evangelistas. Al confesar la verdad los gloriosos soldados de Cristo,
lo extraño y doloroso es que la y ¿no
de unos martirios que no han sido les era forzoso condenar y detestar el error de sus enemiaos
del mismo modo, dudando de la verdad y denunciar las
maravillas. No hay por qué admirarse, ¡oh heles, abominaciones del impostor? ¿No seguían en esto la
confirmados por grandes d^octrina del verda-
hacerlos se ha concedido a dero Maestro, que instruyó a sus discípulos, diciendo:
de la falta actual de milagros, pues ni el don de Quien me hubiese
circunstancias. Leemos en el confesado delante de esta generación adúltera
todos ni son propios de todos los tiempos y y pecadora, a éste le confesará
hallándose entre sus compatriotas, no el Hijo del Hombre cuando venga
Evanaelio que el mismo Redentor, con la gloría de su Padre y de los Santos
en otras partes, y esto no Angeles?
hizo dlí los prodigios que obraba largamente
de sus oyentes. Esto cabalmente "Afirmáis que sin violencia, persecución ni molestia
por falta de poder, sino por la incredulidad alguna de parte de
sucede aquí en medio de tantos infieles e incrédulos. En los primeros los infieles, nuestros mártires sehan levantado temerariamente para zaherir
porque entonces todas las
tiempos de la Iglesia abundaban los milagros, y provocar a los que, tolerantes y liberales, autorizan la profesión del cris-
sólidamente el naciente árbol tianismo. Pues ¿creéis que no sufrimos molestia
gracias del cielo eran necesarias para arraigar alguna con la destrucción
mas ahora ;que mérito tendría el que creyesen, no por de nuestras basílicas, con el oprobio e insulto de
nuestros sacerdotes y con
del cristianismo,
portentos: Co- el pesado tributo que con gran angustia
las y promesas de Dios sino por extraordinarios
palabras y fatiga pagamos todos los meses,
en su misericordia le ha siendo menos dolorosa una muerte que acabe de
mo don gratmto de Dios y que mucha, veces una vez con tantas cala-
malos, no^ ha de recomendar al que los
obre como la midades que la penosa agonía de una vida sustentada
concedido a los con tanta penuria
caridad. Esta es la mayor estrechez?^ ¿Por ventura alguno de vosotros y
santidad de su espíritu y doctrina, sus virtudes y puede pasar con seguridad por
mártires, en quienes brillaron todas las donde están ellos ni librarse de sus ultrajes y denuestos? Cuando obliaados
recomendación de nuestros ínclitos
la fe, raíz y fundamento de todas.
Recibid, pues, por cualquier necesidad y menester de la vida nos
virtudes, y principalmente presentamos en pifblico
sufrieron por Dios, y de nuestro mísero tugurio salimos a la plaza, si los infieles ven en nosotros
como mayor argumento de santidad, la muerte que
lü
pudieran obrar. ''Otra objeción nos el traje e insignias de la Orden sacerdotal,
que no los mayores prodigios que nos aclaman burlescamente como
oponéis mucho' más poderosa en vuestro concepto. Decís: No podemos a locos o a fatuos, aparte del cotidiano
ludibrio de sus muchachos, que no
en catálogo de los santos a estos mártires de nueva y profana espe- satisfechos con sus insultantes gritos, nos persiguen incesantemente a
incluir el pedra-
culto, se han lanzado volun- dras. Ellos abominan del nombre cristiano;
cie sin sufrir violencia alguna en su fe y
que, prorrumpen en las maldiciones
i expresáis) y del odio
tariamente al peligro insticrados de su soberbia (así os y blasfemias más brutales cuando oyen la religiosa voz de nuestras campa-
la religión. Continuamente están en
nuestras nas; se tienen por contaminados
que profesan a los enemigos de y 'sucios sólo con acercarse a nosotros y
1^8 CLAUDIO SÁNCHEZ -ALBORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA 159
tengamos menor intervención Como si esto hubiera de agradacerse a la tolerancia de
rozarse con nuestros vestidos o con que
la nuestros enemigos
en sus cosas; en fin, nos calumnian y persiguen
sin cesar, y nos atormentan y no antes a los designios de la Providencia que
conser\-ó a los Patriarcas,
nuestra religión. Profetas y Apóstoles en medio de gentes más
continuamente por causa de las fieras, ensalzándolos en
libertad religiosa y que gloria dignidad, según aquella promesa consoladora:
;Y aun os atreveréis a asegurar que gozamos de y Yo estoy con
mártires a los que sm verse obli- vosotros hasta la consumación del mundo. No se debe, no,
no debemos contar entre los verdaderos la conservación
gados a apostoiar, han buscado voluntariamente la muerte, desafiando la y custodia de nuestra Iglesia a un beneficio de ese pueblo impío en cuyo
recordad, os ruego, el e)emplo poder cayó por nuestras culpas el cetro de España
a justicia musulmana? Y aun cuando así fuese, después de la triste
con Julián y Basilisa, los cuales, ruina del reino godo, en cuyos venturosos
de aquellos siete hermanos que padecieron días florecía sobremanera nues-
culto católico, por ser de linaje impe- tra santa religión con un venerable
y digno sacerdocio y con suntuosas
pudiendo ejercer con toda libertad el
en polvo han convertido, según la senten- deben producir tan altos ejemplos? Honremos a los amigos de
cuerpos de muchos santos, v se Dios, busque-
sin que esto haya disminuido mos su patrocinio, que: quien a ellos ama a Dios ama,
cia impuesta a todos los hombres en Adán, y quien los recibe a
Dios recibe. De nosotros han sahdo; por nuestra fe han
en nada la gloria inmortal de sus almas. combatido y triun-
bienaventuradas fado. Dios los habrá recibido como primicias
'Tor lo tanto, vo os ruego, ¡oh hermanos nuestros y y ofrenda de nuestra piedad
que no os dejéis arrastrar por las afirmaciones y conje- rehgiosa, por ello ha de favorecernos con sus
y gracias. Yo he tenido
hermanas en Cristo I la
para concebir el menor satisfacción de animar a algunos de ellos para
turas infundadas de los incrédulos e ignorantes la batalla, y aunque perso-
de Dios. ¡Av de los que en obsequio de los nalmente no haya entrado en ella, les he proporcionado armas con que
escrúpulo contra los soldados
por no perder los honores y bienes del siglo, denuestan
militasen. También puedo decir que entre esos mártires he enviado
mismos infieles,
y al cielo
por Dios y anatematizan a los que se atreven a imi- algunos deudos y amigos, como mi
a los que se sacrificaron pariente Pablo, y Sancho mi oyente.
tinieblas la luz! Pero todos somos una sola cosa en Cristo,
tarlos,^ teniendo a la virtud por pecado y convirtiendo en y yo no 'vindico para mí una
todo trance a los adversarios de la justicia, y de
ningún gloria que a todos nos interesa. Sean el gozo
Resistir debemos a y la satisfacción comunes a
modo dilatar la muerte cuerpo en pro de la defensa de la verdad. No
del
todos; sean aceptas igualmente a todos memorias tan
santas. Reunamos
alabemos la magnitud de todos nuestras plegarías y deseos, dando gracias a Dios por
todos, ciertamente, sirven para estas luchas; pero haber renovado
virtudes han recibido inspiración y aliento para nosotros aquellos tiempos venturosos de persecución,
aquellos que en premio a sus de merecimiento
divinos, sacrificándose por sus hermanos. Ni falta
para ello ocasión oportu- y de gloría en que la Iglesia crístiana amontonaba piedras para el edificio
nosotros. En vano se alaba y se pondera sublime y magnífico de la celesdal Jerusalén. Así, pues, yo
na: la persecución arrecia contra os diríjo una
privilegio el que los sectarios del mismo vate, a
quien y otra vez la palabra, ¡oh soldados de Dios, esforzados
guerreros, testigos
como un insigne
nos dejan alzar aún el estandarte de la fe cristiana. abonados, mártires de Cristo, partícipes del reino eternal! yo
públicamente se injuria, os ruego que
1
penas merecidas pí^r mis culpas: San Ambrosio, la paciencia de San Gregorio, ora para corregir yerros, ora
El V ^e sirva fielmente v librándome de las
aceptad, pues, este libro que, con el título
Memorial de los Santos, pregona para atemperarse a los menores, ora para calmar a los mayores, ora, en fin,
memoria de vuestros hechos". para sufrir las adversidades'^
la gloriosa
Del Memoriale Sanctorum de San Eulogio (Trad. De la Vita divi Eulogii de Alvaro de Córdoba
Simonet, Historia de los Mozárabes, 405). (Trad. Simonet, Historia de los Mozárabes, 480).
habían abandonado las latinas. Eulogio fustigo nación de godos, ha caído por los altos juicios de Dios en poder de
los
brillo de las letras árabes y
clásica. Trajo para los sectarios del nefando Profeta, arrebatada por ellos la hermosura
su descuido y procuró restaurar el gusto por la tradición de sus
Pero su misión histó- iglesias y la alta dignidad de sus sacerdotes. Por nuestros pecados ha
ello de Pamplona las obras de Horacio y de
Virgilio. pasado
alma del partido cristiano exaltado. Espíritu de nuestra herencia a manos ajenas y nuestra casa a gente extranjera. Nuestras
rica fué la de trocarse en el
defendiendo a los mártires, alentó a muchos hermanos a morir por aguas bebemos por el dinero y tenemos que comprar nuestras pro-
las
fuego,
Cristo. Fué encarcelado varias veces, la iglesia de
Toledo le eligió metropo- pias maderas.No hay ya quien nos redima de las manos de los infieles,
también martirio el 11 de inarzo de 8)9. que, oprimiendo nuestros cuellos con un yugo gravísimo, procuran exter-
litano de España y al cabo sufrió el
impuso a Córdoba como condición de paz, tras^ su minar en los ámbitos de su imperio todo el linaje cristiano. Ya no nos
Alfonso III de Asturias
sagrado. He aquí su permiten ejercer nuestra religión sino a medida de su capricho; ya nos
victoria en Polvoraria, en 811, el rescate de su cadáver
pluma de Alvaro, su condiscípulo en las lecciones del agobian con una servidumbre tan dura como la de Faraón; ya nos sacan
retrato moral, por la
a pura fuerza un tributo insufrible; ya imponen un nuevo censo sobre las
abad Speraindeo.
cervices de los miserables; ya, privándonos de todas nuestras cosas, procuran
destruirnos cruelmente; ya, en fin, fatigando a la Iglesia católica con vario
merecimientos; género de opresiones
Era un varón que sobresalía en todo linaje de obras y y persiguiendo de diversas maneras a la grey del
aventajando Señor, creen que con nuestros daños prestan a su Dios un grato obsequio.
i.
que a todos socorría en proporción de sus necesidades, y que
menor entre los menores. Su rostro era ¡Cuánto más glorificaríamos nosotros al Señor si, desechando nuestra desidia,
a todos en ciencia, se tenía por el
sus obras, luminosas y ejemplares. incitados por ejemplo de nuestros mártires, les imitásemos esforzadamente,
el
claro y venerable; su palabra, elocuente;
alentaba a los mártires y él componía no sufriendo más el yugo de esta nación impía! Pero nosotros, míseros, nos
Escritor elegante v sapientísimo, él
¿Qué 'lengua bastaría para celebrar dignamente el fuego de su recreamos en sus iniquidades, incurriendo en la censura del salmista, cuando
sus elogios.
ingenio, la elocuencia^ de sus palabras, el fulgor de su ciencia, y la dulzura dice: Mezcláronse con las gentes y aprendieron sus obras
y adoraron sus
de^su trato? ¿Qué libros dejó de consultar; qué escritos
de católicos, de ídolos. ¡Ay de nosotros que tenemos por delicia el vivir bajó la dominación
filósofos, de herejes ni de gentiles se le ocultaron? ¿De dónde hubo obras gentílica, y no rehusamos estrechar vínculos con los infieles, y con el con-
himnos y tratados peregrinos que se escon- tinuo trato participamos con frecuencia de sus profanaciones!
en verso y en prosa, historias,
solicitud por instruirse, "Llenos están los calabozos de catervas de clérigos; las iglesias se miran
diesen a su investigación? Su afán por aprender, su
eran infatigables, pero con tan bueno y generoso ingenio, que no quería privadas del sagrado oficio de sus prelados y sacerdotes; los tabernáculos
perseveran ...
"Vosotras, oh vírgenes santas, desde que, esforzadas guerreras, salisteis
a pública lid, rechazando con intrépida confesión al enemigo de la justicia
PREPARACIÓN AL MARTIRIO DE FLORA Y MARÍA delante de los Soberanos mundo, habéis de pelear hasta
POR SAN EULOGIO y Príncipes del
morir, porque esta especie de combates se glorifica con la muerte. Con
ella, sí, cambiaréis las cosas terrenas por las celestes, el mundo por la gloria,
Entre los cordobeses fervorosos, dispuestos a dar su vida por confesar
y daréis un ejemplo altísimo para ahento y enseñanza de la Iglesia cató-
a Cristo, fueron encarceladas dos vírgenes de Córdoba: Flora y María. Flora
lica . .
"¡Oh hermanas mías en Jesucristo! No dejéis de tener ante los ojos del NUEVO RETRATO DEL SENSUAL ABD AL-RAHMAN II
alma la pasión de nuestro Redentor, y meditando con ella constantemente,
n tendréis en nada todo suplicio temporal. Pues aunque sea áspero
y amargo, Durante wi siglo las fuentes históricas disponibles parecía?! confirmar
es
y próximo a su fin. En tales tormentos cifrad vuestro mas glorioso
breve el viejo retrato de Abd al-Rah?m?i II, trazado por Dozy. La compilación
trofeo, y el colmo de vuestra felicidad, pues pasando por ellos vuestras descubierta en Fez por Lévi-Provengal, todavía inédita — por lo que no
almas como oro que se prueba con el fuego, se purificarán más
y más, puedo aprovecharla aquí —
brinda ima nueva imageíi del e?mr.
, No sólo fué
haciéndose dignas de los premios y coronas eternas. En los mayores bienes mecefias de médicos, filósofos, astrólogos, químicos, poetas y jnúsicos y no
i I"-
y goces del mundo hay siempre un fondo de amargura y un vacío, porque sólo amó el fasto, la caza y las mujeres. Al-Andalus le debe la orgaíiización
,
1
64 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA 16'
D
política y palatina que perduró hasta la caída del califato, las fábricas de trajeron a Al-Andalus objetos raros y preciososy que tenían
ricas pedrerías
tapices y de sedas, la zeca cordobesa, la creaciófi de los anales históricos tal origen. Entre ellos vino el collar de "aguijones de escorpiones", que
oficiales y la introducción de las ciencias, las artes, las letras, la música, había pertenecido a Zubayda, madre de Chaafar.
las modas, las joyas y la cocina orientales. Desde su advenimiento, e?j- Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
vió a Mesopotamia al sabio Abbas ben Nasih, para que buscara e hiciera francesa de Fagnan, II, 148).
copiar las obras científicas tra?is7mtidas a los árabes por griegos
y persas.
Las luchas intestinas que precedieron en Bagdad al entronizamierito de
Al-Mamun, le per?mtieron comprar la mayor parte de los tesoros reales Sensualidad
de los abbasíes, joyas de valor inestimable, libros únicos
y preciosos paños.
Se complacía en el estudio de antiguos tratados de 7uedicina Se nos contó que Abd al-Rahman, hijo de Al-Hakam, tuvo una polu-
y filosofía,
e?nprendió y vigiló diversos trabajos de urbanismo en Córdoba y, por inter- ción nocturna en la ciudad de Guadalajara, vendo de expedición hacia
medio del 7m\sico Ziryab, favoreció la renovación de la sociedad de Al-
la frontera; se levantó a purificarse, y cuando hubo terminado la operación,
Andalus, cojiforme al refinamiento de la moda oriental. Su obra dio frutos
mientras el criado estaba enjugándole la cabeza, llamó a Ben Xamr y le
culturales y espirituales perdurables y obliga a perdonarle su sensualidad, dijo, en verso, al venir a su presencia:
minea ahita, que, en alianza con su falta de espíritu guerrero, le forzaba a "Prclífico derrame se ha deslizado de noche sin darme cuenta".
abandonar sus tropas en campaña, para buscar, con urgencia, las lechos de Ben Xamr le contestó también en verso:
sus muchas "¿Se ha presentado viniendo en las tinieblas de la oscura noche?
favoritas, especialmejite los de Tariib y las Tres Medinesas.
Realizó su empresa de transformación de ¡Bien venido sea aquel que viene en la oscuridad a visitarte!"
la España musulmana mientras los
normandos asaltaban las costas andaluzas, y inientras perduraba, aunque Aquello le excitó los apetitos sensuales y le vinieron tales ganas de (ver
atenuado, el sara?npión de las rebeliones y se iiúciaba en Córdoba el extraño a) una de sus más íntimas favoritas, que nombró general de su ejército a
alzamie7ito mozárabe. Su obra permitió su hijo Al-Hakam y se volvió a Córdoba. Ben Xamr decía acerca de la
al ímpetu creador de los hispanos
elevarse muy Un vuelta de este viaje, en una casida rimada en ba, puesta en boca de Abd
alto. sabio cordobés, Abbas ben Finias, enco7itró en su
laboratorio la fór77mla para la fabricación del cristal al-Rahman:
y fué un precursor de
la aviación ?7ioderna, pues llegó a volar en un planeador de su invención. "Siempre que veo subir al sol que alumbra el día, me recuerda a Tarub.
iMuchacha adornada con las galas de la belleza: el ojo cree ver una hermosa
gacela. Yo soy el hijo de los Hixam, de la familia de Gahb; alumbro el fuego
de la guerra y lo apago".
Elogio cortesano
Del Iftitah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad. Ribera, 48).
Era poeta y escritor, hombre de nobles propósitos, emprendió nume-
rosas expediciones, obtuvo en país enemigo victorias famosas; llevó con él
numerosos compañeros Indulgencia generosa
y gran número de tropas; asoló las moradas de los
infieles, no dejó trazas de ellas
y volvió de sus campañas cubierto de gloria
tras haber hecho sentir su mano dominadora. Jamás con él los musulmanes Un historiador cuenta que no llegaba ninguno a sus conferencias y le
fueron vencidos y sus tiempos no conocían la adversidad. Fué el primero preguntaba alguna cosa, fuese fácil o difícil, a quien no satisficiese. Comenzó
que adoptó los usos tradicionales de los califas en lo que concierne a la a reinar cuando el Estado se encontraba tranquilo y firme, y dedicóse exclu-
pompa, la forma exterior, la organización del servicio y el uso de vestiduras sivamente a sus diversiones v placeres, viviendo como uno de los habitantes
suntuosas; embelleció los palacios y trajo el agua a ellos; construyó la calzada, del paraíso, donde encuentra reunido todo lo que puede desear el alma, y
en la que levantó tribunas halagar los sentidos.
y junto a la cual hizo pasar las cañerías; edificó
mezquitas aljamas en todo Al-Andalus; hizo hacer bordados para los vesti- 'i
Trajéronle cierto día unos sacos de dinero, que colocó delante de sí.
dos y favoreció su fabricación; estableció en Córdoba una zeca, o casa de Mandó a todos sus criados con mensajes para sus empleados y quedó solo
moneda, en una palabra, dio gran esplendor a su realeza. Bajo su reinado en la habitación, sin más compañero que un paje, que permaneció de pie
se vieron entrar en España ricos tapices
y toda suerte de objetos preciosos en su presencia. Dióle sueño a Abd al-Rahman, y creyendo el paje que
procedentes de Bagdad y de otros lugares. Con ocasión del asesinato de estaba dormido, alargó la mano a uno de los sacos, se metió el dinero en
í*.
Muhammad Amin, hijo de Harun al-Raxid, y del saqueo de sus bienes, se la manga, y se marchó. Abd al-Rahman estaba observándole de reojo, y
k
M'
il
I 66 CLAUDIO S ÁXCH E Z - A L B O R XO Z EL EMIRATO DE CÓRDOBA 167
cuando volvieron los pajes, mandó que se llevasen aquel dinero, v contasen
los sacos. Echaron de ver la falta de aquél, v comenzaron a inculparse unos
a otros, acusándose mutuamente. x\bd al-Rahman les dijo: "No habléis más La sultana del collar
de eso; el dinero lo tomó quien lo tomó, y lo ha visto quien no lo dirá".
Mandó, pues, recoger el dinero, considerando que sería vergonzoso y poco Una de sus esclavas (del emir Abd al-Rahman ben Al-Hakam), enojada
digno descubrir al que lo había tomado. con rehusó acudir a su llamamiento y le cerró la puerta. Entonces mandó
él
miráronse unos a otros los tesoreros, y iMusa, hijo de Chudayr, que era el ninguna otra cosa?
I
jefe, dijo: ''¡Hablad vosotros!" Sus compañeros contestaron: ''¡Ah, no!; "Pues hónrala como a joya fabricada por Dios, y en comparación de la
nosotros no diremos más que lo que tú digas". El entonces habló de esta cual son pequeñas las joyas del mar y de la tierra.
manera al secretario de cartas: "Nosotros, aunque se nos llame tesoreros "Para ella creó Dios cuanto hay en su cielo y en su tierra, y le dio el
del Emir, cuya vida guarde Dios, somos tesoreros de los musulmanes superior poder".
y
percibimos los tributos, no, ¡pardiez!, para dilapidarlos, sino para gastarlos Entonces dijo el emirAbd al-Rahman ben Al-Hakam:
en aquello que sea de utilidad; por tanto, no hay nadie entre nosotros que "Tus versos, ¡oh Ben Al-Xamr!, aventajan a toda poesía y exceden a
i!
guste de ver en su hoja, el día del juicio, el haber tomado 30.000 dinares de i cuanto puede concebir la mente, la inteligencia, la imaginación.
1
amigo mío", contestó Al-Xamr. bien sabéis quién es Abd AUah y la gente que le rodea: ¡\'oto a Dios! si
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 121). él manda en vuestros asuntos y los de los musulmanes, ciertamente sufrirán
mudanzas y novedades. Pensad, pues, que Dios os pedirá cuenta por ellos
y por vosotros mismos". Como este discurso les causó honda impresión,
ellos le preguntaron: "Pues ¿a quién te parece que se nombre?" V les con-
GOMO EMPEZÓ A REINAR MUHAMMAD testó: "Al virtuoso y casto Muhammad". "Verdaderamente, él es así, repli-
caron; pero también es muy cierta su tacañería exagerada". "¿\ con qué
En los eritretelones de la corte se decidía, a veces, la suerte de la España había de mostrarse generoso?, contestó Abu-1-Mufrich. Cuando sea sobe-
musulmana. Las favoritas del harén batallaban entre sí para asegurar la suce- rano y disponga de los tesoros públicos, no lo dudéis, serámás dadivoso".
sión del trono a su hijo predilecto. Los emires designaba?i el heredero pre- "Bueno, conformes, como tú quieras", contestaron al fin. Entonces Abu-l-
sunto, cediendo a las intrigas de sus juujeres, co?ifor?ne a los consejos de su Mufrich hizo traer el Alcorán, y exigió juramento a todos ellos. Había dos
caprichosa predilección o segim cojivejiía al interés del pueblo. Pero, a veces, eunucos que se habían hecho odiosos a iMuhammad por haber secundado
morían sin designar y sin hacer jurar al hijo que había de sucederles en el los deseos de Tarub, que eran Sadun y Qasim; Sadun dijo a los demás
trono. Entonces decidían de la suerte de Al-Andalus los eunucos, entre eunucos: "Puesto que estáis decididos resueltamente en esta opinión, yo me
cuyos brazos fallecía?i tristemente los ?ms de los príncipes; los eunucos y atrevo a rogaros que le digáis a Muhammad de nuestra parte que haga el
la audacia novelesca del soberano por ellos preferido. Según resulta del favor de perdonar la falta de vuestro compañero". Ellos se lo prometieron.
relato que sigue. Téngase presente, para entender el relato que sigue, que Muhammad
tenía unapequeña con la que Abd al-Rahman, su padre, solía entrete-
hija
nerse, y acostumbraba a mandar por ella. Sadun, el eunuco
a este efecto,
Al morir Abd al-Rahman, a quien Dios tenga en su misericordia, de (encargado por sus compañeros para la comisión de ir a buscar al nuevo
muerte repentina, los eunucos principales de palacio, que eran los únicos emir) salió por la puerta de los jardines, llevando al propio tiempo las llaves
enterados del caso, lo ocultaron hasta la hora en que se cerraron las puertas de la puerta del puente de Alcántara. Al ser abierta la puerta de los jardi-
de palacio y el almuédano llamó a la oración de prima noche. Entonces, nes, Abd Allah, el hijo de Tarub, estaba de festín bebiendo en su palacio,
mandaron éstos que se reunieran los eunucos de todas las categorías, mayo- pues se ha de tener en cuenta que su casa estaba cerca de la puerta del
Ií
res y menores, en el salón del Kamil, y dijéronles: "¡Compañeros! Ha puente. Al abrírsele a Sadun esta puerta, aun continuaba bebiendo Abd
sucedido un caso en el cual todos somos iguales, grandes y pequeños. Dios Allah. Llegado a casa de Muhammad, encontróle en el baño; pidióle audien-
os favorezca con buena suerte en nuestro nuevo señor". Al oír aquello los i-
cia fué concedida. Muhammad saHó del baño a verle y le dijo: "¿Qué te
y
eunucos de todas las categorías comenzaron a llorar con fuertes voces. Los trae por aquí, Sadun?" "Vengo, le contestó éste, para llevarte a ocupar el
eunucos principales dijeron: "Dejad ahora los lloros; tiempo habrá para trono por acuerdo de todos nosotros, pues tu padre ha fallecido, Dios lo
lamentos; antes pensad lo que hemos de hacer por nosotros mismos
y por tenga en su misericordia. Aquí tienes el sello". ¡Oh, Sadun, dijo Muhammad,
los musulmanes: cuando esto se termine, entonces lloraremos. ¡Decidí ¿Cuál teme a Dios y no lleves tu enemistad contra mí hasta el punto de derramar
es vuestro parecer?" Y exclamaron todos a una voz: "Sea nuestro señor
y mi sangre! ¡Déjame! A la tierra la hizo Dios espaciosa para que yo pueda
rey el hijo de nuestra señora, a la cual debemos tantas atenciones y favores". ir a otra parte". Sadun tuvo que emplear toda clase de juramentos para
Entonces uno de los eunucos de mayor graduación, llamado Abu-1-Mufrich, convencerle que no venía sino por acuerdo de todos y a contento de
hombre de mucho mérito y que había hecho la peregrinación a la Meca, todos. Contóle que le habían reconocido por aclamación unánime de todos,
dijo; "¿Estáis todos conformes en esa opinión?" Todos contestaron: "Sí". con juramento hecho sobre el Alcorán, y añadió: "Has de saber que si he
Di joles: "Pues bien, no he de ocultar que pienso de la misma manera que venido yo, no ha sido por otra cosa sino por haber solicitado de mis com-
vosotros, porque estoy especialmente agradecido a la soberana por favores pañeros' que me hiciesen el honor de dejarme venir por ti, con intento de
que me ha dispensado, aún más que a vosotros; no obstante, se trata de un ver si consigo atenuar en tu alma algo del enfado que te haya podido causar
asunto que de llevarlo a cabo pende la pérdida de nuestra influencia en con mi conducta". El príncipe, entonces, dijo: "Dios te perdone, por mí
w España, pues ninguno de vosotros se mostrará en público ni pasará cerca perdonado estás". Aceptó la proposición pero añadió: Espera que mande
de una reunión de personas, que no digan éstas: ¡Maldiga Dios a estos perso- por mi mayordomo Muhammad, hijo de Musa" (de quien se ha hecho
najes! porque, al disponer del gobierno de los musulmanes han dado el mención anteriormente). Mandó por él, y, al hacerle saber lo que pasaba.
170 CLAUDIO SÁXCHEZ-ALBORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA 171
dijo su mayordomo: *'Esto tiene sus riesgos y peligros; -cómo se ha de escaparon gritos de dolor. Después salió y besó la mano a Muhammad, di-
pasar por la puerta del hijo de Tarub, estando allí sus guardas y servido- ciéndole: "Entra; Dios te sea propicio a ti v a los musulmanes por tu
res?" "¿Qué crees, pues, que se puede hacerr", le preguntó el príncipe. causa".iVIuhammad entró en palacio, y aquella misma noche fué procla-
Vayamos a ver a Yusuf, hijo de Basil, dijo el mayordomo, v que vengan
*'
mado, para lo cual hizo llamar a los ministros, a la servidumbre de palacio,
con nosotros sus soldados". Eran éstos en número de trescientos. Fué a a los nobles quraixíes y a los clientesomeyas. A la mañana siguiente nombró
verle y a transmitir el encargo de Muhammad; pero Yusuf contestó :"¡Oh, ministro a AÍuhammad, hijo de Musa, su mayordomo, a Abd al-Ruf, hijo
Abu Abd al-AIalik! Esto es un pleito en que no debo meterme: nosotros de Abd al-Salim, el abuelo de los Banu i\bd al-Ruf. Ben Abd al-Salim, el
no servimos sino al que entre en el Alcázar y lo posea". Volvióse e informó portero, huyó por miedo de que se le castigara; pero al saberlo Muhammad,
a Muhamad de lo que había hecho Yusuf. A pesar de todo, el mayordomo, no sólo mandó que se le dijera que podía estar seguro, sino que también
animándose, dijo: ''¡Ea, ea, el que no arrisca, no aprisca!; monta a caballo le dio regalos y trajes de honor por la manera como se había portado
y Dios nos ayude!" Muhammad montó a caballo, cubierto con un velo, aquella noche.
y se puso en marcha la comitiva, yendo Sadun delante y el mayordomo Del Iftitah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad. Ribera, 62).
junto al estribo. Al llegar delante del palacio de Abd Allah, hijo de Tarub,
mientras se oía el canto y la zambra, recitó Muhammad el verso siguiente:
''Buen provecho te haga lo que tú haciendo estás: REACCIÓN MUSULMANA FRENTE A LOS
Lo que nosotros hacemos, quizá nos lo hará". MÁRTIRES
Los guardias que estaban bebiendo en una sala que caía encima de la
Sobre el desarrollo de la ciiestióji mozárabe poseejnos diversos tcst'mio-
puerta del palacio, notaron el paso de los de fuera; uno de ellos abrió la
nios de escritores cristianos que en ella intervinieron^ uno de los cuales
puerta, y al verlos gritó: "¿Quién va allá?" A lo cual Sadun contestó dándole sufrió también el martirio. A los cronistas inusulmanes tan grave proceso
a entender que nada le importaba; y como
que había salido y los otros
el
no mereció la más mÍ7iÍ7na atencióii. ¿Qué podía importarles la ejecución
compañeros creyeron que era la hija de Muhammad que la llevaban a pala-
de unas doceiias de infieles que blasfemaban del Profeta y que, arrebatados
cio, según costumbre, cerraron inmediatamente la puerta del palacio. A todo
a sus ojos poruna peregrina locura, buscaban la muerte? Sólo el historiador
esto, Muhammad, al pasar por la puerta del puente, viniendo desde su casa,
de los jueces de Córdoba rompe ese silencio y, al referirnos un suceso
no hacía más que decir a su mayordomo: "¡Oh Abd al-Malik! ¡Oh Abd
ocurrido en la curia del juzgado, nos descubre la postura psicológica,
y al-Mahk!" Y al descorrerse los cerrojos de la misma se volvió a su mayor-
biirlo7ia y be?iévola, de los ?nagistrados cordobeses, frente a los cristianos
domo y le dijo: "¡Muhammad!, quédate aquí
y guarda este lugar hasta que aspirantes al martirio.
yo te mande quien te acompañe para guardarle"; y siguió adelante y entró
en el Alcázar. Pero en cuanto estuvo en el zaguán de la puerta de los
jardines, el portero Ben Abd
al-Salim se interpone y, dirigiéndose a Sadun, He oído referir que en cierta ocasión se presentó en la curia un cris-
le dice: "Esta persona no parece que tenga la figura de la niña que suele tiano pidiendo la muerte para sí mismo. El juez Aslam le echó una severa
entrar por aquí. ¡Ah, no, voto a Dios!; por esta puerta no pasa nadie que reprimenda diciéndole:
no sepa yo quién es". Sadun le increpó diciendo: "¡Miserable! ¿Pretendes —Desdichado, ¿quién te ha metido en la cabeza el que tú mismo pidas
que se quiten el velo las señoras que deben ir veladas?" El portero replicó: tu propia muerte, sin haber delinquido en nada?
"Es que yo no sé quién va ahí bajo ese velo"; e hizo entonces un ademán La necedad o ignorancia de los cristianos les llevaba a atribuir a esa
indicando salieran. Al fin tuvo que descubrir su rostro Muhammad y de- acción, de ofrecerse a la muerte, un gran mérito, cuando nada semejante
cirle: "¡Por Dios, Ben Abd al-Salim! Sábete que vengo porque mi padre se podía citar como ejemplo, digno de ser imitado, en la vida del profeta
ha muerto. Dios lo tenga en gloria". El portero le dijo: "Voto a Dios, el Jesús, hijo de María. El cristiano respondió:
caso es demasiado grave; tú no pasarás por esta puerta, voto a Dios, hasta —Pero ¿cree el juez quesi él me mata, seré yo el muerto?
no debía decirse ni amenazando sentencia de muerte? Todos ¡oh dolor! había encargado que se casara con su hija, legándole para ese efecto el
hollando la conciencia, menospreciando la fe, sirvieron a la mentira, infa- capital que poseía el difunto. El juez exigió prueba fehaciente de las pre-
mando hermanos, cuya fe y piedad bien conocían.
a sus tensiones del esclavo, y éste trajo a dos señores, los cuales testificaron que
"Pongamos en parangón, si nos parece justo, nuestras confesiones men- era verdad lo que el esclavo había expuesto. El juez aceptó la deposición
tirosas y las verdaderas de nuestros mártires. Ellos afirmaron lo que predica de los testigos y decretó en favor del esclavo, cual éste había solicitado.
toda la Iglesia: nosotros lo que infama toda la cristiandad; ellos maldijeron Pero poco tiempo después, uno de estos dos testigos se puso en trance
al falso Profeta: nosotros a los adoradores de Cristo; ellos persiguieron a los de morir y encargó que comunicaran al juez el deseo que él sentía de
infieles: nosotros a los cristianos; ellos se han opuesto osada y resueltamente verle y hablarle. El juez recibió esta noticia hallándose en el cortejo de un
contra el diablo: nosotros contra el Señor; ellos han resistido al Rey de la entierro en el cementerio de Bilat xMugaytz y, al volver de este entierro,
tierra: nosotros al cielo; ellos han profesado con la boca lo que sentía su fué a visitar a aquel señor. En cuanto éste vio al juez, a pesar de la situación
corazón: nosotros hemos tenido una cosa en la conciencia y otra en los dolorida y agónica en que se hallaba, luchando con la muerte, se puso a
labios; ellos han sido confesores y testigos verdaderos: nosotros, ¡ay de mí! andar a rastras haciendo esfuerzos para acercarse al juez. Este le dijo:
falaces y engañosos". —Pero,hombre, ¿qué te pasa?
Del Indiculus Luminosus de Alvaro de Córdoba Creía juez que aquella agitación violenta, aquellos esfuerzos penosos,
el
(Trad. Simonet, Historia de los Mozárabes, 465).
se debían a la enfermedad; pero el hombre aquel le contestó:
—
Me voy derecho al infierno, si no me salvas tú.
—
No, hombre, no —
replicó el juez —
ten confianza en Dios; él te
;
JUSTICIA EN CÓRDOBA librará del fuego del infierno. Vamos a ver, ¿qué es lo que pasa?
i
La autoridad de los soberanos Omeyas de Al-Andaíus
—
¿Te acuerdas —
replicó el enfermo —
de que fui yo testigo en favor
era absoluta y de fulano, esclavo de zutano? Pues lo que entonces dije fué una mentira
I
sin límites. ¿Sin lÍ7nites? Su única Vmiitación era la delegación de su plena
mía. Por temor de Dios, deroga la decisión que tomaste. Ejecuta, por el
potestad judicial en el En la historia de los que desempe-
cadí de Córdoba.
contrario aquello que debió haberse decidido (a no mediar mi falsedad).
I» ñaron el juzgado cordobés es posible espigar testimonios de que los emires
Muhammad ben Baxir, el juez, se calló, puso las manos sobre sus rodi-
I'-
y califas podían casar las sentencias de aquél, aunque rara vez osaran ejer-
llas, levantóse y se puso a decir:
m
cer tal jacuitad. Pero por bajo de ese supremo poder may estático, la
autoridad del juez era tan alta que nadie escapaba a ella, por elevada que
—La sentencia es firme ... y tú te vas al infierno.
i
fuera su magistratura y por grande que fuese su influencia en el gobierno
*
o en la corte. Los cadíes ejercieron, además, su sagrada misión con tal
pordiosero y del magnate
f.
fi
á
Igualdad, ante el juez, del
independencia, que contribuyeron sin duda al arraigo y a la perduración
1
I de la do?nÍ7iación musubtiana en España. ¿Cómo? Al acercar al pueblo a
Dice Jahd ben Sad que Walid ben Ibrahim le contó lo siguiente:
la dinastía por el camino de la justicia.
Mi padre Ibrahim me envió cierto día a que llevase un recado a Ammir
ben Abd-AUah, el juez, de que él era amigo. Entré en la mezquita donde
Te éste se hallaba juzgando en medio de la gente, a tiempo en que un
vas al infierno: un error judicial
pordiosero cubierto de andrajos se le presentó a quejarse de uno de los
1:
Ahmad ben Muhammad ben Abd al-Alalik ben Ayman me ha contado gobernadores de provincia nombrados por el monarca Muhammad I. Este
que su padre le refirió lo siguiente, por habérselo oído referir a su abuelo: gobernador era persona de mucho prestigio y autoridad; tanto, que era
Había en nuestra ciudad dos señores tan bien caHficados, que su testi- entonces el candidato para el cargo de zalmedina de Córdoba; poco después
monio hacía fe en aquellos tiempos; ambos eran amigos de Muhammad fué realmente nombrado zalmedina. Aquel pobre dijo al juez:
ben Baxir y solían con frecuencia tratarle; él los tenía en muy buen con- — ¡Oh juez de los musulmanes. Fulano me ha arrebatado una casa!
cepto, como hombres ambos muy virtuosos: uno de ellos era el abue- —Toma papeleta de citación y cítale — le contestó Ammir ben Abd
lo de Ahmad ben Baxir, el conocido vulgarm.ente por Ben al-Agbas. Allah.
CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ELEMIRATODECORDOBA 177
176
— ¿Y un hombre miserable, como yo, ha de ir a un hombre como el
a citarle con una cédula? Yo no me atrevo; temo que pueda ocurrirme Un ordenanza del juzgado obliga a acudir a juicio
lí
algo. al gobernador de Córdoba
Añade Walid: Yo me dije a mí mismo: voy a sentarme aquí hasta ver Estaba yo en la curia junto a Sulayman ben Aswad en ocasión en que
en qué para la entereza del juez en este asunto. vino un hombre y presentó denuncia de agravio e injusticia contra el
Apenas transcurrió un momento cuando el pobre aquel volvió y ai]o: zalmedina de Córdoba. Como había anochecido ya, Sulayman mandó a
— ¡Oh juez!, yo le he enseñado desde lejos la papeleta de citación, sin uno de sus ordenanzas, anciano que estaba allí delante, lo que sigue:
acercarme a él, e inmediatamente he huido. —Mañana por la mañana te vas al encuentro del zalmedina; cuando éste
— Bueno, pues le dijo Ammir — —
siéntate, que él vendrá. ; llegue al sitio donde se ponen los guardias del tesoro y al tiempo en que
Dice Walid ben Ibrahim: De allí a poco se presentó con gran cortejo vaya a bajar de la caballería, la coges por las riendas y le mandas de mi
de caballeros y peones el personaje citado; plegó sus piernas y bajó de parte que venga aquí, porque se ha presentado denuncia de agravio contra
su caballo; luego entró en la mezquita, saludó al juez y a todos los concu- él. Si obedece no se le dice más; pero, si no obedece, le arreas un varazo
rrentes, estuvo'un largo rato allí derecho y, por fin, arrimó sus espaldas al a la caballería para traerlo hacia acá, aunque no quiera.
muro de la mezquita. Entonces le dijo el juez: Y añade el tío de Ben Bazea: Me fui por la mañana con el viejo orde-
— Venga usted acá y siéntese delante de mí, al lado de su contrincante. nanza, al que se le había dado aquella orden tan rasa, y me paré en compañía
—Señor juez —contestó el personaje — estamos dentro de la mezquita y suya, en el camino por donde había de venir el zalmedina, hasta que éste
todo sitio de la mezquita es sagrado; lo mismo da este sitio que otro, todo llegó acompañado de su cortejo constituido por multitud de gente a caballo.
es uno. El ordenanza le cogió las riendas; el zalmedina al ver eso formó el propó-
—Venga usted acá le he mandado — repitió el juez — y siéntese aquí sito de mandar que lo echaran fuera, a tiempo que el ordenanza le decía:
delante de mí, al lado de su contrincante. — El juez me ha enviado por ti, porque un hombre le ha presentado
Al ver firme resolución del juez, se acercó y se sentó delante de él;
la una denuncia contra ti, por agravio que le has hecho; y tienes que ir, a
1
entonces el juez hizo seña al hombre miserable para que se sentara con su las buenas o a las malas, según sea tu gusto.
contrincante delante de él, y, después de sentado, dijo Ammir al pordiosero: — ^No, hombre, no; iré a las buenas —
contestó el zalmedina.
dría realmente derecho a castigarle por calumnia, como tú dices; pero quien
El faquí Ben al-Mulun se dedicaba al oficio de redactar contratos: era
públicamente es conocido por ladrón, no tiene derecho para rechazarlo
hombre entendido en esta materia, hombre sagacísimo en tretas, consistentes
como calumnia.
en intercalar (ciertas frases) en el contenido de esos documentos; se le
Y dirigiéndose a la multitud de los sayones del juzgado que el juez
imputaba que tenía pocos escrúpulos y que no le importaba transgredir las
tenía delante, les dijo:
leyes divinas, dejando deslizar engaños en los contratos que redactaba.
— Marchaos con él y viíjiladle. Si devnjelve la casa a este hombre, bien;
Sulayman ben Aswad quiso atraparlo; pero Ben al-Mulun, temeroso de que
pero si no, traédmelo aquí, para que yo ponga una comunicación al monarca
el juez le cogiera, huyó y se escondió en casa del ministro Muhammad ben
dándole cuenta de esto y haciéndole saber la injusticia y la insolencia que
Chahuar, el cual le acogió y amparó para tenerlo seguro. Inmediatamente
ha cometido.
envió este ministro a un hermano suyo para que intercediera con el juez
Aquel personaje tuvo que salir con los sayones. Poco rato pasó cuando
por el perseguido, y que recordara el juez los lazos que unían al ministro
ya volvían el pobre y los guardias. El pobre dijo al juez:
con Ben al-Mulun, por lo que se creía obligado a protegerle.
—
Dios te lo pague: ya me ha entregado mi casa.
— — —
—Vete, pues, enhorabuena — le contestó el juez.
Es preciso contestó el juez que la ley se cumpla en el caso que
178 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ EL E I R A T o M
D E CoRDoB A I
79
ha llegado a mi conocimiento. Sé que el visir lo tiene en su casa escondido, que le merecía entero crédito, oyó contar a Yahya ben Zacaria, íntimo
para librarle de mí; pero eso no me consta oficialmente; en cuanto me amigo de Muhammad ben Wadah, que Asbag ben Jalil narraba lo siguiente:
conste oficialmente, mandaré que penetren en el domicilio del ministro y —
Estábamos de tertulia en casa de Yahya ben Yahya a tiempo en que
lo saquen. vino a verle Said ben Muhammad ben Baxir, y se sentó con nosotros. Yahya
El ministro entonces comenzó a preocuparse de sí mismo; ya no estaba notó que Ben Baxir estaba preocupado y triste, y le dijo:
tranquilo teniendo a Ben al-xVIulun en su casa, hasta que hubo de trasladarle — ¿Qué pasar te
a otra parte para que no estuviese en su propio domicilio. —Un disgusto —contestó Ben Baxir— que de improviso me ha caído
encima.
lo es".
; tras del parto
—Vosotros sois testigos dijo el ministro —de que he nombrado a este — clamada que hemos hecho a este propósito.
señor procurador para pleitear con mi pariente. — Haz el favor — dijo Ben Baxir al ujier — de comunicar al soberano
—El ministro ha obrado con equidad al encomendar ese asunto a un depósito debe devolverse al justo como al perverso" la siguiente coletilla:
procurador que le represente en tu pleito. "Esta tradición del Profeta debe aplicarse a Rebia, porque no hay hombre
El pariente desistió ministro entonces salió de mezquita y más perverso que él".
y el la se
marchó a caballo. El ujier eunuco comunicó al soberano la contestación de Ben Baxir,
y
el monarca, al enterarse de ella, lo recomendó a los visires, diciendo que
era un santo varón, y aun añadió:
Fidelidad en la custodia de un depósito —Creo que debéis nombrarle juez.
Esta fué realmente la causa de que se le nombrara juez de Córdoba.
La causa ocasional que motivó que Said ben Muhammad ocupara el
el
Un narrador de noticias históricas contó lo siguiente: Un día se presentó ante el juez un sujeto para comunicarle el siguiente
Estaba Abu Ammir, hijo del juez Ammir ben x\bd Allah, en
la curia mensaje:
•
diecisiete bocados que, como regalo, se los habían mandado todos a su —Saluda de mi parte al canciller —contestó el juez al recadero — y hazle
saber que yo le digo: "Ciertamente nuestros lazos de amistad solamente se
casa.
Me encontré en cierta ocasión con el juez Muhammad ben Salma y mantienen en cuanto puede ser grata a Dios y en consideración a él. Yahya
me pidió que le comprara un alquicel, de la clase que en Córdoba llamaban ben Ishaq y cualquier otro hombre, en materia de justicia, son para mí
borrocán. completamente iguales. Me han entrado dudas a mí en este negocio, y no
resolveré nada, voto a Dios, contra Yahva ben Ishaq, hasta que en su causa
Y añade Abd Allah: Mi padre me mandó que bajara a la calle de los
no vea yo tanta luz como la del sol que ilumina al mundo. Ahora bien (en
pañeros a buscar el alquicel. Bajé y le compré un alquicel por veinticuatro
el día del juicio), a mí no me protegerá nadie de (una injusticia que yo
dinares y medio; v se lo llevé a m'i padre, el cual se lo trajo personalmente
A
éste le agradó y dijo:
cometa en favor de) Yahya ben Ishaq, si me trataran con rigor en el proce-
al juez.
— -Cuánto ha costado? te
so que me han de instruir delante de Dios".
Ordoño (I), hijode Alfonso y rey de Galicia, para solicitar su ayuda, y tal ^
príncipe les envió a su hermano Gatón al frente de numerosas tropas
cristianas. Cuando ci ciiiir Muhammad, próximo ya a Toledo, supo lo que
l82 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALB ORNOZ
Durante ocho años [829-831] sus habitantes volvieron a tejier en jaque a
Abd al-Rahjnan y sólo fué so?netida por la traición de un renegado. Cuando
Muhamvmd ocupó el trono, Toledo se alzó otra vez contra Córdoba. La
antigua capital goda constituía una pesadilla permanejite para la nueva
capital jnusidniana. La audacia de sus moradores les pennitió domi?2ar toda
la meseta cejitral y les movió a penetrar en Andalucía en son de guerra.
Muchos de los toledanos eran todavía mozárabes. Frente a los soberanos
cordobeses, Toledo buscó la alianza de los cristianos del Norte. Cuando
Muhanmiad decidió combatir larey de Asturias y Galicia
ciudad rebelde, el
otra vez. Les rigió, como cónsul, Lope, ^e la familia de los ''Beni Casi",
durante las horas turbias de Abd Allah. Alfonso III de Asturias fué su
aliado. Y rebeldes siguieron hasta que Abd al-Rahimn III cerró en 932
con la sumisión definitiva de Toledo, la pacificación de Al-Aiidalus. Brava {
historiade más de un siglo; breves jorjiadas entre las ?mlenarias de gloria
I
Desde año en que Muhammad subió al trono, los toledanos se suble-
el
y los toledanos, derrotados, fueron pasados por las armas, rajados por las
espadas o atravesados por las lanzas, porque Alá entregó casi
todos a la
muerte y les aniquiló. Se reunieron en el campo de batalla
y en los alrede-
dores ocho mil cabezas; se formó con ellas un gran montón, alto
como una
colina, y sobre ella los musulmanes gritaron proclamando
la grandeza y la
unidad divina, alabaron al Señor y le testimoniaron su reconocimiento".
El emir Muhammad envió la mayor parte de tales cabezas a Córdoba,
a las
tierras del litoral y también al litoral africano. El número
total de los ene-
migos desaparecidos en esta empresa, que tuvo lugar en Muharram [junio
O
854], llegó a veinte mil.
En mayo 855] el emir Muhammad instaló importantes guarni-
241 [22
H ciones, asícomo tropas de caballería, en Calatrava y Talavera y nombró
en ésta, como gobernador, a Haritz ben Bazi.
«
u En 242 [10 mayo 856] .Muhammad hizo bloquear Toledo por tropas
. .
ü
a cuyofrente había colocado a su hijo Al-Mundzir, quien destruyó todos
los víveres de los alrededores.
;/3
En 243 [30 abril 857] se infligió una derrota importante a los toledanos.
Marcharon contra Talavera, y Masud ben Abd Allah al-Arif, oficial que
gobernaba tal plaza, organizó una salida contra ellos tras haber preparado
una emboscada; hizo una gran carnicería
y envió a Córdoba setecientas
cabezas de las víctimas.
En
244 [19 de abril 858] el emir marchó en persona contra los toledanos,
"cuyo número había disminuido y cuyo ardor se había enervado, como
consecuencia de sus repetidos fracasos y de las desgracias que habían
pade-
cido". Se luchó por la posesión del puente
y entonces, según plan concebido
por el emir, los más hábiles arquitectos e ingenieros realizaron una estrata-
gema que no sospecharon Se comenzó a pelear sobre el
los toledanos.
puente, los soldados de Muhammad se batieron en retirada,
y el puente, que
estaba minado, cayó, arrastrando consigo al río a los guerreros
que se halla-
ban sobre él, los cuales seahogaron hasta el último. Fué ésta una de las
más terribles pruebas con que Alá les castigó.
En 245 [8 abril 859], los toledanos pidieron el aman; les fué concedido
por el príncipe y fué ésta la primera (amnistía que obtuvieron).
Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
francesa de Fagnan, II, 153).
*•:
1
84 CLAUDIO SÁNCHEZ -ALBORNOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA 185
Al juez Muhammad ben Baxir se le presentó un hombre que no le cono-
cía personalmente y, al verlecon aquel traje tan juvenil, con la cabellera
INSTANTÁNEAS Í)B VA 1(1 OS JUECES partida, con la con las trazas de haberse alcoholizado, de
mantilla azafranada,
D á :. ( J )RDOll\ haberse limpiado y frotado la dentadura y con las huellas de la alheña en
sus manos, no pudo imaginar que fuera el juez, y se volvió a uno de los
El relieve adquirido por el juez de Córdoba, ante cuya curia habían de asistentes para decirle:
acudir, por igual, desde el mendigo
y que solía desoír las reco-
al canciller, —Hágame favor de indicarme quién
el es el juez.
mendaciones de los ?nás altos dig7iatarios y aim las del soberano, hizo —Pero, homljrc — dijeron— le , si es ése.
que diversrjs cronistas trazaran la historia de los que ocuparon el juzgado Y señalaron
le ai juez.
de la capital. De tales biografías es posible destacar ¡js virtudes, los defec- —Miren ustedes — hombre—, yo
dijo ci soy forastero; yo creo que
tos y las flaquezas de los cadíes. Para juzgar de la sociedad cordobesa es ustedes están bromeándose conmigo; yo les pregunto por el juez y ustedes
necesario conocer algunas instantáneas de srts primeros magistrados judi- me señalan a un flautista.
ciales. El hombre aquel tuvo que ir de un sitio para otro preguntando ) tudus
le decían lo mismo. Al fin, Muhammad ben Baxir le dijo:
y volvió a rehusarlo; pero Hixam insistió con tal fuerza, que al fin aceptó. despreciable y hasta se atrevieron, en un rato en que él no estaba en la
Musab solía predicar el sermón y dirigir los rezos en la aljama de Córdoba, mezquita, a traer una espuerta llena de cortezas de bellotas y ponerla
cuando el monarca Hixam I se ausentaba de la capital. debajo de la estera sobre la que había de colocarse el juez para rezar. Al
Musab, para aceptar el cargo de juez, impuso una condición: que se y ponerse encima de la estera,
yenir éste, después de realizada esta fechoría
le permitiera ir a su cortijo todos los sábados para poder estar en el campo sintió que debajo había una cosa que se resquebrajaba y, cuando acabó
allí
elsábado y el domingo de todas las semanas. Le fué aceptada esa condición. de rezar, levantó la estera y vio las cortezas de bellotas. Alguien le dijo
Me contó persona que conoció al juez Muhammad ben Baxir que le vio que unos curiales habían hecho aquello, y el juez, persuadido de que efec-
>'
'I
entrar por la puerta de la mezquita aljama (de Córdoba) un día de viernes, tivamente así habría sido, al presentársele aquéllos, di joles:
y llevaba una mantilla (o bufanda) de color de azafrán, y en sus pies unos — ¡Oh asamblea de curiales, vosotros me echáis en cara el que yo sea del
zapatos que chirriaban y pelo de su cabeza peinado en cabellera partida.
el Llano de prometo que he de ser, ¡pardiez!, tan duro como
las Bellotas; os
Vestido de este modo solía rezar los oficios, predicar juzgar. Esa manera la madera de carrasca, que no se hiende!
y
de presentarse no argüía mucho en cuando se enteraba uno
su favor, pero Luego, tras estas palabras, les juró que ellos no ejercerían el oficio de
bien de su conducta religiosa y moral, quedaba asombrado de la altura de abogado ni procurador en su curia durante un año. Eso hizo que estuviesen
aquel hombre; se le veía allá, muy alto, en las propias Cabrillas (o Plé- a punto de arruinarse, quedando pobres.
yades).
II
I
Uno de los sucesos que el pueblo contaba y corría en boca de todos,
fué el siguiente:
I 86 CLAUDIO S ÁX C H E Z - AL B ORNOZ ELE M 1 RA I O D E CÓ RDOB A I 87
Cuando fué destituido Yahva ben Maamar del cargo de juez de Cór- presentarse ésta, le pidió (|ue trajera un saquito que él tenía para guardar
doba, uno de los ministros del monarca, que era amigo íntimo del juez, ciertas cosas. La esclava se lo trajo y él sacó una hoja de (papel o perga-
ordenó a un hijo suyo que fuera a casa del juez con varias acémilas mino) que entregó a los visitantes, diciendo: 'leed". Los hombres aquellos
y
serv^idores, diciéndole: leyeron la hoja, que era una carta dirigida por el monarca Hixam I a su
fl I
— Hijo mío, vete a casa del juez v dile que carg^ue sobre estas acémilas juez, de la parte norte de Andalucía, del Llano de las Bellotas y comarcas
el bagaje suvo y lo que tenga por conveniente transportar. vecinas, Aswad ben Sula^^man, en que se le ordenaba que recaudase las
Cuando
el hijo del ministro se presentó en casa del juez v le expuso contribuciones que fuera preciso recaudar y que las distribuyese en la
a éste elencargo de su padre, al oír lo de las acémilas, díjole el juez; forma que se especificaba en aquella carta. Al fin de ella había una nota,
—
Entra, entra en mi casa y verás el bagaje que hay. de letra del juez Aswad ben Sulayman, que decía: "Nació Sulayman ben
El hijo del ministro entró en la casa y se encontró con que el juez Aswad, Dios le conserve la vida, día tal, de tal mes". Los hombres aquellos
no tenía más muebles que una estera, una tinaja donde metía la harina, una contaron los años transcurridos desde la fecha en que Sulayman nació hasta
escudilla o plato, un jarro para el agua, un vaso y la cama para acostarse. la fecha en que entonces se hallaban, y resultaron noventa y nueve años y
El hijo del ministro le dijo: 3 '
E inmediatamente tros, un día viernes. El ministro le invitó a que comiera estando solo,
se puso en camino, dirigiéndose a Sevilla, su patria.
como estaba; él se excusó diciendo que ayunaba. Le invitó luego a que
tomara algalia para perfurmarse; él rehusó diciendo:
— Hoy he tenido que hacer
es viernes; la ablución (para purificarme);
si me perfumara tendría que quitar con la ablución ese perfume, y se
una carta para el soberano Muhammad, en que decía: 'Tengo dinero que ben Aswad de casa de aquél, dijo a uno de sus amigos:
salió
he ahorrado y reunido, procedente de mis sueldos, el cual me considero —Me hubiera repugnado mucho el ejercer hoy el oficio de predicador
f
en la obligación de devolver al tesoro público, porque es la parte de mi y misionero de los musulmanes, llevando encima de mí esos aromas.
sueldo que corresponde a los días feriados, de otros días en que he tenido
faenas personales propias mías, y de otros en que teniendo yo el deber
» de acudir al juzgado, no he podido ir". Y recibió contestación del monarca,
que le decía: "Ese dinero se te da de regalo de mi parte". El juez no quiso
aceptar ese regalo y tuvieron que incautarse de esa cantidad. Una santa mujer, de esas que viven apartadas de los hombres y reti-
radas en su domicilio haciendo vida austera, me contó que fué ella perso-
i
nalmente a casa del juez (Ben Salma) cierto día, un poco antes de
i^
mediodía, y llamó a la puerta. El juez salió a abrirle: ella no le conocía. El
juez traía las manos impregnadas de masa, como que estaba amasando el
Unos hombres entraron en casa de Sulayman a visitarle, en el mes pan. Ella le dijo:
t. mismo en que éste había de morir, y le preguntaron qué edad tenía. El —Deseo hablar con el juez, porque me veo en la necesidad de
m calló un momento; pero luego llamó a una esclava negra que le servía
y, al acudir a él.
NO L EMIR A O I) E C O R I> O íi A i8q
j88 CLAUDIOS Á N C íí F Z - A L B O R Z
I
dentro de un momento.
inmediatamente
Decía aquella mujer: vo me fui a la aljama, recé e
en mezquita aquel hombre
sentéme a esperar al juez: a poco, apareció allí la
que había salido a abrirme (cuando llamé en casa del juez) y que llevaba
rezos; pregunté
en las manos las huellas de la masa. Hizo aquel hombre sus
presén-
yo quién era y me dijeron que era el juez. Cuando acabó de rezar,
hablé del asunto que me urgía y me resolvió el caso inme-
teme a él, le I
I*
diatamente.
Del Kitab Qudat Qurtuba de Al-Juxani (Trad.
Ribera, 56, 71, 133, 104, 156, 158, 191, 203).
como Izraq era uno de los hombres más diestros en manejar la lanza,' y Eidon, y éste lo degolló; y trajo su cabeza, que fué colgada a la puerta de
el
primer golpe que asesta hizo blanco. El otro, al sentirse herido,
levantó el Al-Suda.
campo; pero, antes de llegar a Tudela, había muerto. Muhammad, quedóse
En una de las expediciones guerreras que hizo
Del Ifiitah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad. Ribera, 83). Umayya ben Isa, haciendo las veces de soberano en Córdoba. El emir
192 CLAUDIO S A XCH E Z - ALBORNOZ E T E M X R \ To DE GORDO B A 1 93
dejó en un departamento de palacio a uno de sus hijos a cargo de su este día... ¡Ea, pues, muchacha; venga todo lo más bonito de tu reper-
mayordomo v preceptor, quien por el excesivo cariño que le profesaba, le torio!" Ello se puso a cantar lo siguiente:
consentía demasiado. A Umavva quejaron (de travesuras) del prín-
se le
Sólo al ver al que os visita
cipe, V mandó que se le intimidara un poco y se le reprimiera en las
el placer se aumenta en mi alma,
demasiadas libertades que se tomaba. Sin embargo, el príncipe no por eso
mi corazón de gozo palpita,
se enmendó. Al fin se repitieron las quejas de tal manera que Umayya con la carcanía de aquel que os ama.
tuvo que llamar al preceptor para decirle todo lo que pasaba. Pero (apenas
supo el príncipe que a su preceptor se le había llamado, creyendo que se Utzman, al oír aquello frunció el entrecejo, y dejó ver en su cara gestos
trataba de molestarle) mandó inmediatamente
uno de sus pajes que dijera
a de desagrado y disgusto; sin embargo, no hizo nada más por entonces; pero
a Umayya lo siguiente: "El príncipe dice que si no dejas en paz a su apenas nos marchamos de su casa, entró a buscarla, tomó un látigo y le
encargado, él mismo en persona bajará acompañado de los suyos y te quita- dijo: "Tú has cantado aludiendo a la entrada de mi hermano en mi casa:
rá las ganas de meterte con él". Umayya, al oír aquella embajada, se puso "Sólo al ver al que hoy os visita, mi corazón de gozo palpita". ¿No es
a reír; v no fué él sólo (sino que se esparció la noticia por Córdoba) y verdad? ¡Ah!; no me cabe duda que tú estás enamorada de él". Y le dio
todo el mundo se rió de aquello, así como de otro sucedido que no una paliza. Nosotros supimos lo ocurrido y nos dijimos: "Ahora la cosa
conviene recordar. Pero Umayya contestó al que le había llevado aquella no tiene remedio, no puede con palabras deshacerse".
embajada: "Pues mira (dile al el Dios único que,
príncipe), que juro por En otra ocasión (sigue refiriendo Abd iVllah) estábamos de tertulia en
si de hoy en adelante se atreve a pasar el umbral de la puerta del Asatah casa del mismo Utzman, como solíamos tener muchos días, y entró (el
(azotea), donde su padre le ordenó que estuviese, no tendré ningún empa- mismo) Ibrahim, su hermano. Utzman se levantó, le invitó a que se sentara,
cho en ponerlo en la (cárcel de la) Adueira, metiéndole dos perros para luego dijo a Bacea las mismas palabras que la otra vez y se puso ella a
que le hagan compañía hasta que vuelva el emir, a no ser que venga una cantar:
comunicación del mismo diciendo que le suelte". Inmediatamente hizo "Cuando veo los gestos de aquel pajarraco, no puedo menos de decirle:
venir a los porteros, y les dio órdenes terminantes de que no dejaran salir al ¡Vaya enhoramala ese cuervo, augurio de separación y enemistad de los
príncipe, y volvió a amonestar al preceptor a fin de que fuera algo más amantes!"
riguroso. Ibrahim, al oír aquello, se puso de pie inmediatamente: "¡Hermano, en
ese canto se ha querido aludir!" Utzman se apresuró a levantarse y
me
Reuniones principescas: cantares, celos y golpes decirle: "¡Hermano y señor, voy a pegarle ahora mismo 500 latigazos!"
Al momento pidió un látigo; pero ocurrió que estaba a la sazón en aquella
Cuéntase que Abd AUah, hijo de Aluman Comensal, conocido vulgar-
el
Abu Sahal alejandrino, hombre de los más salados, graciosos
tertulia el y
mente por el Yamama, refería lo siguiente: "Estábamos el día de Anzara ocurrentes en conversación, dirigiéndose hacia Ibrahim, le dijo: "¡Hom-
la y
(San Juan) en casa de Utzman, el hijo del emir Muhammad, de reunión,
bre, por Alá y (por todo lo más sagrado que tengas en la vida), por tu
en la que había una multitud de literatos y poetas cordobeses. En esto entró
honor te ruego que no seas parte para que se martirice a esa pobre, dos
su hermano Ibrahim, que era de más edad que él. Levantóse Utzman, besóle
!
veces ya desdichada por tu causa; no ha muchos días, por haber cantado
la mano, invitóle a que se sentara, se sentó y nosotros hicimos lo mismo.
en tu obsequio aquello de "Sólo al ver al que hoy os visita mi corazón de
Ibrahim comenzó la conversación, diciendo: "Hermano: he recorrido hoy gozo palpita", se le propinó algo que no debió darle mucho gusto: por
la ciudad por ver si encontraba alguien con quien tener un rato de conver- consiguiente, si hoy te hubiera apedreado, bien merecía que se la dispen-
sación, pero en vano; no he podido dar con nadie; todos me decían que sara"." "¡Hermano!, dijo entonces Ibrahim: ¿y aquí mismo, en tu casa, te
estaban en tu casa, y aquí me he dirigido deseando entretenerme (char- vienen los celos? Juróte por Dios que no he de venir a verte jamás". E in-
lando un rato) con vosotros". Al momento le presentaron la comida y dijo:
mediatamente se marchó.
"Gracias, acabo ahora mismo de comer y no tengo nada de apetito". Del Iftitah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad.
Volvióse entonces Utzman al reservado, cubierto con cortinas, donde suelen Ribera, 71, 82, 99).
estar las cantadoras, para llamar a su muchacha Bacea, a quien se la llamaba
la Imán (jefe, presidente), (sin duda alguna por) que era la mejor canta-
contrarreforma filipina, está llamada a ser escenario de la paz y de la recon- árabes. Porque los pueblos cambia?! rmiy despacio y un milenio no es
ciliación próxima de los hermanos españoles. bastante plazo para que ninguno vea mudar por entero su alma colectiva.
Ciudad importante de Al-Andalus, levantada por el emir Muhammad El pueblo resiste las modas de Oriente
ben Abd al-Rahman (II). Desde Madrid hasta el puente de Maqueda, que
marca el límite extremo del territorio musulmán, hav treinta v una millas. Yahya ben Yahya fué uno de los que trataron con más consideraciones
Se halla en Madrid cierta tierra con la que se fabrican marmitas que a Muhammad ben Baxir y más le alabaron, durante la vida de ese juez. Des-
pueden ser utilizadas para la cocción durante veinte años, sin que por esto pués que éste murió consultaron a Yahya respecto a la costumbre de vestir
se quiebren. Los alimentos que en ellas se preparan, no se descomponen en el turbante. Yahya contestó:
épocas de gran calor. Entre las mejores obras de defensa que existen, se —En Oriente usan turbante: el costumbre que tienen desde
ésa es la
encuentra el castillo de Madrid: fué construido por el emir Muhammad antiguo.
ben Abd al-Rahman (II). Ben Hayyan se refiere, en su "Historia", al foso — tú usaras — dijéronle— seguramente pueblo imitaría y
Si le el te lo
que fué cavado en torno a la muralla de Madrid y con este motivo dice: usaría (aquí en España).
"Al cavarle se halló una tumba que contenía un cadáver gigantesco de 57 —^No creo —contestó Yahya— Ben Baxir llevaba vestidos de seda
lo :
codos de largo, es decir, de 102 palmos, desde la almohada que sostenía la y el pueblo no ha imitado; y eso que Ben Baxir era hombre de prestigio,
le
cabeza hasta la punta de los pies. a propósito para imponer esa moda. Si yo me pusiera turbante, la gente me
Im
í
-i
i
Esto fué confirmado por un informe del cadí de Madrid, que se había dejaría solo en este uso y no me imitaría, en la misma forma que no ha
trasladado en persona para verle, y por testigos presenciales. Tal magistrado imitado a Ben Baxir.
declaró que el volumen de la caja craneana del cadáver podía calcularse en
8 arrobas, aproximadamente. ¡Gloria a Aquél que ha grabado Su Signo en Dos jueces burlados
todas las cosas!"
Madrid es una pequeña ciudad y una plaza fuerte bien defendida. En la El príncipe heredero (Al-Hakam II) me dijo cierto día, en que salie-
época en que era musulmana, estaba provista de una mezquita aljama, donde ron a conversación las noticias de los jueces de Córdoba, que Muhammad
se pronunciaba regularmente la oración. Esta ciudad se encuentra en las ben Abi Isa le había contado lo siguiente:
proximidades de Toledo. Ben al-Xamar metió entre las cédulas de Yujamir ben Utzman al-Xabani,
Del Kitab al-Rawd al-Mitar fi Jabar al-Aqtar de Abd al-Munim
una cédula en la que estaban consignados (estos nombres): Jonás, hijo de
AL-HiMYARi (Según versión francesa de Lévi-Provengal). Matí y el Mesías, hijo de María. A Yujamir le fué presentada esta cédula,
y no tuvo inconveniente de ordenar que se citara a esos dos personajes.
El pregonero gritó:
i
ii
til
—Jonás, hijo de Matí, y ei Mesías, hijo de Alaría. x\l oír este pregón
Ben al-Xaniar, gritó también: Murmuraciones
—La aparición de esa cédula es uno de las signos que anuncian el jui-
cio final. A
Muhammad ben Zivad no se le achacó durante el tiempo de su mando
Después cogió Ben al-Xamar otra cédula y escribió en ella los siguientes nada de particular, según cuentan los ulemas, fuera de una pequeña licencia
versos: que toleró (y se hizo pública) a su mujer, como las que suelen tornarse
lasmujeres con sus maridos; pero el vulgo, inclinado a la maledicencia, la
Yujamir, no cesas de cometer torpezas verdaderamente vergonzosas
esparció en seguida a todos los vientos, v aun exageró, sin que realmente
Has citado (como litigantes) al hijo de Matí y al Mesías, hijo de María
fuera cosa grave, sino una pequenez que no debiera haber llamado la aten-
Tal como tú los has citado ahora, te citará a ti después algún pregonero
N Esos dos personajes son los que han de sobrevivir en el mundo y ambos lo ción. Su mujer se llamaba Cafat.
[harán saber. Ahmad ben Ayman dice que Muhammad ben Abd al-Malik ben Ayman
Tu cogote es cogote rapado y tu cara está cubierta de tinieblas. le refirió lo siguiente:
Tu chirumen no vale un dirhem de boñigos. Cuando Muhammad I subió al trono de los califas, se le recomendó que
¡Que vivas odiado! ¡Que vivas enfermo y achacoso! confiara de nuevo a Muhammad ben Ziad los cargos de juez y de jefe
¡Que al morir nadie lo sienta; y que mueras sin ser musulmán!
de oración; pero el monarca, aunque Ben Ziad había sido protegido suyo
antes de subir al trono, no quiso acceder, y contestó al que lo recomendaba:
A Ammir ben Abd Allah se le puso por apodo Alqubaa (la cogujada) — ¿Cres tú acaso que he olvidado lo que el pueblo ha murmurado de
porque era enanito y corto de talla: cuando se sentaba, casi se hacía invisible.
él por el asunto de Cafat?
Al tiempo de sentarse para juzgar exigía que los litigantes escribiesen sus
Y le nombró únicamente jefe de la oración (pero no juez).
nombres en una cédula; luego, se reunían esas cédulas y las mezclaban a
presencia suya; y se iba llamando a los inscritos en ellas por el orden con
que las cédulas iban viniendo a las manos del juez. Un hombre (que no
La chupa parlante
sabía escribir) fuese a buscar a Mumin ben Said, el poeta (que solía
frecuentar mucho la mezquita en que tenía sus audiencias Ammir ben
Me dijo Muhammad ben Abd al-Malik ben Ayman lo siguiente:
Abd Allah, porque vivía cerca de esa mezquita), a pedirle que escribiese
Un ciudad de Córdoba, Fulano, hijo de Fulano (y nombró
faquí de la
su nombre en una cédula. El poeta le preguntó:
a un señor de mucho prestigio [que no queremos mencionar]), aceptó y
— ¿Cómo te llamas?
tomó de otro una chupa verde que éste le había ofrecido por mero cum-
I
— Me llamo Uqba — contestó el hombre.
plimiento y sin intención real de regalársela. Aquel que se vio desposeído
Mumin ven Uqba puso Qubaa (apodo despectivo
Said, en vez de escribir de chupa pensó demandar en juicio al que se había adjudicado la prenda,
la
del juez). Aquel hombre tomó la cédula y la puso entre las otras cédulas
y comunicó al juez Sulayman el caso ocurrido. El anciano faquí que, des-
del juez. Cuando éste cogió la cédula del hombre aquel (y leyó en ella pués de todo, era hombre de sanas ideas y buenas intenciones, no se re-
su apodo despectivo) le produjo verdadero furor; pero el juez (se contuvo cataba de vestir la chupa, aun en los sitios más públicos donde se reunía
v) fué retrasando la cédula aquella, hasta que las otras cédulas se acabaron. mucha gente. El juez Sulayman dijo al dueño de la chupa, al expresar éste
El juez, cuando apenas quedaba ya público, por haberse marchado la gen- el deseo de reclamarla en juicio:
te, dijo: —Cuando (aquí en la curia) veas al anciano vistiendo la chupa, reclá-
H
— ¿Quién es Uqba? mala; y si, al reclamarla, contesta apoyándose en doctrinas legales, negándote
Y el hombre se adelantó presentándose ante el juez. Este le preguntó: no habla por sí propio; la que habla
tu derecho, dile: "Señor juez, ese señor
— ¿Quién ha escrito esta cédula? es la chupa que lleva encima". Cuando tú digas eso, yo te reprocharé tu
Aquel hombre le describió la persona que le había escrito la cédula, conducta (por faltar a las consideraciones debidas a un hombre de su ca-
dando señas por las que el juez conoció que se trataba del poeta Mumin. tegoría) y hasta ordenaré que te metan en la cárcel. Tú, por eso, no ceses
— Guárdate otra vez de acudir a ese individuo para que te escriba tu El litigante hizo lo que el juez le había mandado; y el anciano se aver-
nombre. gonzó y cambió radicalmente de actitud, lleno de confusión y vergüenza.
98 C L A UD O
í S A XCH E Z - A I. B O R NO Z EL E Al I R A O I) K C 6 R D O B A
!
i qq
1
—Vete ahora mismo, entra en casa del juez v ve cómo esta \- que le
ocurre. Si encuentras que aún habla
Una broma andaluza y se expresa con lucidez, preguntmc
si se halla en disposición de pronunciar hoy el
sermón y de dirifrir el rezo.
muy El eunuco se fué a casa de Sulayman, entró a verle y se lo encontró
Heoído referir a un narrador de noticias históricas una anécdota
Kultzum, pro-
muy bien sentado, como persona sana que no tiene enfermedad alguna.
chistosa V divertida, en que inter\^ienen Sulayman y Ben a
El eunuco, en vista de eso, se abstuvo de hablar del asunto especial"
rezo de la mezquita. Sulayman ben Aswad sabía los
vivísimos que
pósito del
se le había encomendado
tenía de llegar a ocupar el cargo de jefe de la
Ben Kultzum y desvió la conversación hacia otras cosas. Sulay-
deseos que
viernes, a Un man se levantó del asiento en que estaba, a presencia del eunuco, se sentó
oración, cargo para el que se consideraba como candidato.
en un sillón y ordenó que le trajeran agua para las abluciones; se lavó, se
media mañana, cuando Sulayman más descuidado estaba sin pensar en tales
vistió y andando en compañía del eunuco hasta llegar a la aljama.
salió
cosas, se presenta Ben Kultzum en su casa pidiendo
permiso para entrar
El eunuco volvió a palacio e informó al monarca de lo que había
a visitarle.Sulayman tuvo de improviso una ocurrencia muy peregrina: pasado
tal como lo había presenciado. El monarca dijo:
dice a su criado:
¡mi amo se
—Sulayman se ha burlado de Ben Kultzum y se ha divertido con
—Sal tú a recibirle; pero has de ir llorando y exclamando: todo lo que ha querido.
él
y pensando se le ocurrió que Ben Kultzum deseaba el cargo de jefe de la — Si Ibrahim ben Husayn ben Asim hubiese estado un poco prevenido
contra semejantes hipérboles, no hubiese crucificado a un hombre a quien
oración; antes de aquel momento no se había oído hablar de achaques ni
injustamente condenó.
de enfermedad alguna que afectase a Sulayman. Al fin, cayó en la cuenta
Del Kitab Qudat Qurtuba de Al-Juxani (Trad.
en que Haxim no había caído: la sospecha de que había de haber alguna
Ribera, 79, 116, 116, 147, 129, 171, 186, 219).
mentira por medio; y dijo a uno de los eunucos de más categoría que tem'a
en su palacio:
CLAUDIO S Á NCH EZ - ALBORNOZ
200
GESTACIÓN
CAMPAÑAS CONTRA LA CASTILLA EN
de los
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i..... S...a.. .« las vecindades por '^'^^«^^ .^ ^
"¡-/^^^^jj^^^^^^^
-mascones y celtíberos islamizados- y de factl acceso ; j
acmeuda
durante largos decemos feroce
:^s Zanal hubo de sufrir de ellas sus conaes
u 1 ms vecinos y de los cordobeses. Para
defenderse
f
tZZTelL can cierta libertad de
dieron nombre.
^o^J^^^^l^^Zl
He aqm
ríos de castillos que le
\':if'^^"l'"ZZáñ
sacudidas por el huracán ae
de la
\Z f.rrihlP, embestidas y a sus fortalezas
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de a ^«'J'^apor
la crónica arábiga
refleja bien la topografía
relato de
I
La expedición de la Morcuera
Alava_ He
251 [2 febrero 865] se hizo
una nueva campaña contra
En Abd al-Rah-
Markawiz, ¡Alá le confunda!
,auí el relato de la derrota del
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200 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
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EL EMIRATO DE CÓRDOBA 201
príncipe de Burcha (¿Burgos?), y a Gómez, príncipe de Mesaneka (¿ ?).
Abd al-Rahman se dirígió en seguida contra Al-Mallaha (Salinas de Anana),
que era uno de los más grandes distritos que dependían de Rodrigo; arrasó
todos los alrededores e hizo desaparecer hasta las huellas (de la capital).
Después de obtener tales éxitos pensó en salir (del país) por el desfi-
ladero de Al-Markawiz (La Morcuera). Se había apartado (de Al-Mallaha)
para acampar, cuando Rodrigo, avanzando a la cabeza de sus tropas y de
j-
las levas que había reunido, instaló su campo cerca del foso vecino del
Markawiz, foso cuyos accesos, desde hacía años, se había cuidado de hacer
más difíciles mediante trabajos ejecutados por medio de corveas; separado
de la montaña y provisto de un talud elevado, era infranqueable. Abd
al-Rahman instaló su campo sobre el Ebro y el general Abd al-Malik situó
sus tropas en orden de batalla, mientras que los cristianos tomaban igual-
mente sus disposiciones y colocaban tropas en emboscada en los dos flancos
del desfiladero. Los musulmanes atacaron a los cristianos de frente y comen-
zó un combate encarnizado; pero los nuestros se batieron de tal suerte
que sus enemigos, descubriendo el foso, se retiraron sobre una colina veci-
na. Entonces Abd al-Rahman hizo instalar su tienda y dio órdenes a los
soldados de hacer otro tanto y de establecer el campamento. Después los
nuestros volvieron a atacar vigorosamente a los cristianos, Alá les golpeó
en el rostro y nos entregó sus espaldas de modo que se hizo de ellos una
horrible matanza y que gran cantidad de prisioneros quedaron en nues-
tras manos. El resto huyó, sin detenerse, hacia la región de Al-Ahrun
(Haro) y debió arrojarse al Ebro sin poder encontrar un paso vadeable,
por lo que muchos se ahogaron. La matanza duró desde la aurora del
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II!
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EL EMIRATO DE CÓRDOBA 201
príncipe de Burcha (¿Burgos?), y a Gómez, príncipe de Mesaneka (¿ ?).
Abd al-Rahman se dirigió en seguida contra Al-Alallaha (Salinas de Anana),
que era uno de los más grandes distritos que dependían de Rodrigo; arrasó
todos los alrededores e hizo desaparecer hasta las huellas (de la capital).
Después de obtener tales éxitos pensó en salir (del país) por el desfi-
ladero de Al-Mar kawiz (La Morcuera). Se había apartado (de Al-AIallaha)
para acampar, cuando Rodrigo, avanzando a la cabeza de sus tropas y de
las levas que había reunido, instaló su campo cerca del foso vecino del
Markawiz, foso cuyos accesos, desde hacía años, se había cuidado de hacer
más difíciles mediante trabajos ejecutados por medio de corveas; separado
de la montaña y provisto de un talud elevado, era infranqueable. Abd
al-Rahman instaló su campo sobre el Ebro y el general Abd al-AIalik situó
sus tropas en orden de batalla, mientras que los cristianos tomaban igual-
mente sus disposiciones y colocaban tropas en emboscada en los dos flancos
del desfiladero. Los musulmanes atacaron a los cristianos de frente y comen-
zó un combate encarnizado; pero los nuestros se batieron de tal suerte
que sus enemigos, descubriendo el foso, se retiraron sobre una colina veci-
na. Entonces Abd al-Rahman hizo instalar su tienda y dio órdenes a los
soldados de hacer otro tanto y de establecer el campamento. Después los
nuestros volvieron a atacar vigorosamente a los cristianos, Alá les golpeó
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en el rostro y nos entregó sus espaldas de modo que se hizo de ellos una
horrible matanza y que gran cantidad de prisioneros quedaron en nues-
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tras manos. El resto huyó, sin detenerse, hacia la región de Al-Ahrun
(Haro) y debió arrojarse al Ebro sin poder encontrar un paso vadeable,
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O por lo que muchos se ahogaron. La matanza duró desde la aurora del
y;
también llamado Aiiihaninuid htn Lupi, que siempre había vido nuestro ami- cristianoGómez ben Antonian, ejerció este empleo interinamente. A la
ao, así como su padre, por envidia de sus tíos, a los cuales el rey (Alfonso) muerte de Abd Allah ben Umayya, el emir Muhanimad dejóse decir
había dado a criar su hijo Ordoño, hizo la paz con los cordobeses y envió que si Gómez fuera musulmán no desearía cambiarlo por otro. Al saberlo
sus fuerzas (a unirse) a la hueste de los caldeos; y así éstos, entrando en éste, dio público testimonio de ser musulmán y se le nombró secretario
los términos de nuestro reino, lucharon primero junto al castillo de Cello- suyo. Sea lo que quiera, Gómez unía a una manera de hablar elegante y
riíío. mas nada alcanzaron, sino que perdieron muchos de los suyos. Vigila correcta y habilidad en el desempeño del cargo, una viva inteligencia. Mu-
h j
j era entonces conde en Álava. La misma hueste vino a la raya de Castilla, chas veces solía llevar la contraria a Haxin"i en asuntos en que éste mandaba
I
al castillo llamado Pancorbo, le combatió tres días, pero no consiguió victo- y llegó a causarle verdadera mortificación.
ria alguna v perdió muchos de los suyos por obra de la espada vengadora. Contó el general Ben Abi Abda que estando de tertulia en casa de
Diego Rodríguez era conde en Castilla. Y Munio Núñez dejó yermo Cas- Haxim entró a visitar a éste Aluhammad ben Al Kautzir, que era uno de
trojeriz a la llegada de los sarracenos, porque no estaba todavía poderosa- losmejores oradores que ha habido en España. (Entablada la conversación),
mente fortificado. díjole el general:"jOh, Abu Abd Allah! Es una de las cosas verdadera-
Nuestro rev, sostenido por un cuerpo de guerreros, esperaba valerosa- mente extrañas de la época el que un hombre como tú, con toda tu
mente en la urbe de León a la hueste (enemiga) para pelear legítimamente opulencia, tu alcurnia y tu rango, no estés empleado en el servicio del
en el suburbio de la ciudad. Pero tal hueste cuando supo que nuestro rey sultán, y que Gómez, hijo de Antonian, sea el más alto y distinguido secre-
esperaba diariamente con ánimo alegre que se acercara a la urbe, por tario de los Banu Umayya: ése, que ha fingido renegar de su religión
consejo de Abu Jalid, que ya había conocido (durante su cautiverio) a nada más que por eso mismo, convirtiéndose a la fe de Alá bendito y
los soldados reales, a quince millas de la ciudad pasó el río Esla e incendió sublime". Estas palabras causaron tal impresión en el jeque Ben al-Kautzir,
las fortalezas (que halló a su paso). Desde el campo de Alcoba, junto al que se fué a su casa e inmediatamente escribió a Muhammad la siguiente
río Orbigo, Abu Jalid envió mensajeros a nuestro rey con el ruego de que carta: "Sería una de las cosas más peregrinas y estupendas, que llegase a
libertase a su hijo Abu-1-Qasim, que todavía retenía (cautivo) y le remitió noticia de los Califas Abasíes de Oriente, el que los Omeyas del Occidente
(a la par) a un hijo de Ismail ben Muza que había traído consigo desde tengan necesidad, para desempeñar su secretaría mayor y para la superior
Córdoba para negociar la paz con su padre, juntamente con Fortum ben redacción de cartas reales, de nombrar a un individuo como Gómez el cris-
Al-Azala que había cautivado en Tudela mediante un ardid. Y así acom- tiano, hijo de Antonian, de Juliana, que era una nazarena también.
el hijo
pañando sus ruegos con muchos regalos recuperó a su hijo. Desde el ¡Ah, señor mío de mi alma! ¿Por qué no eliges a otros mejores, que honren
I
Orbigo se encaminó hacia el Cea para volver a Córdoba. Llegaron a ella el empleo no sólo con la persona que lo desempeñe, sino también por la
en el mes de septiembre, después de haber salido en marzo. herencia del prestigio, por los favores que en puedan dispensar? Yo soy
él
países han solido designar sus secretarios arrojaría ?micha luz para juzgar la capital, dispuso una partida de caza hacia (la parte de) Ruzafa, mandán-
f >
y
del carácter de los reyes, de la vida de sus cortes y de la orga?iización de dole un recado a Hamid, para que estuviese a la madrugada siguiente por
sus Estados. Tiene por ello interés saber cójho nombraban a veces en la puerta de la Montaña en Ruzafa. Hechos estos encargos
y preparado todo,
Córdoba sus secretarios los emires. salló Muhammad al amanecer, y llegó a Ruzafa, donde hizo alto, éntrete-
I
CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ EL EMIRATO DF C O R !> O I! A 205
204
h oración del alba, que que solían sentarse los ministros. Por esto decía (el poeta) Mumin, hijo de
méndose un poco al!i hasta que llego la hora Je
A todo esto, Haxim quedóse guardando los caba- Said:
rezó len la mezquita).
que estuviese al lado de la cabalgata Mien- "¡Cuántos asuntos como lo? de Hamid se han nrrcdado así como de
llos, pues se le había ordenado
Montaña esperando la salida del perlas!"
tras éste estaba junto a la puerta de la
a quien conocía bien por ser amigo Del Iftitah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad. Ribera, 67).
emir, de pronto distinguió a Haniid,
suyo: "Vete alia donde esta Abu
suvo. Al divisarle, dijo a un criado
siguiente: Me manda mi amo que pregunte a
Marwan (Hamid) v díle lo
al criado: "He recibido
orden
usted qué le trae por aquí". Hamid contestó
de estar al amanecer en la Almunia
(huerto)". Después que Muhammad UN CANCILLER DE MUHAMMAD
.Montaña, dijo (a ios que estaban
hubo salido de Ruzafa, al estar frente a la
Hamid". En efecto, se le llamo; y vino este, Los euiires de Córdoba del siglo IX, descargaron parte de las tareas del
a su lado): "Que se llame a
cortejo. Muhammad, entonces, gobierno en su "hacbib^\ chavibelán o canciller, que presidía el consejo de
saludó y se puso entre los que formaban el (i
chocado mucho unas cartas sus visires, y que con frecuencia dirigía las expediciones de sus ejércitos, asis-
le habló de esta manera:
•¡Hombre!, me han «I
has ocupado en los asuntos tiendo al hijo o al hermano del príncipe a quien nominahnente encomen-
que he recibido recomendándote. ¡Ove! ¿Tú te
se >\
"Algo he aprendido daba la dirección de la campaña. Entre los cancilleres de los nietos de Abd
pertenecientes a la secretaría^" Hamid le contestó: (I
mi padre en concepto de secretario Luego al-Rah?mn I, dos han destacado especialmente las crónicas: Abd al~Karim
de esta materia; he ser^-ido a .
parecido bien volver el cargo oro. Los dos ad?7iitían regalos por sus favores políticos y Haxim andaba
un rato, llamó a Haxim v le dijo: "Me ha
eso lo hemos adjudicado ya a a medias con los gobernadores en su negocios, lo que dice muy poco en
de secretario a lo que es 'razón que sea; por
objetó Haxim: "Pero, señor le pro de la honestidad administrativa califal. Haxi?n gozó de la intimidad
Hamid". A lo cual (en tono de broma),
cualidades que le adornan, ¿eh? Mu- y de la confianza sin límites de Muhammad, quien cerró sus ojos a sus
habéis nombrado a pesar de las bellas
demasiado feo Haxim concusiones y aim a los críjnenes que llegó a coineter para librarse de sus
hammad dijo: "Sí. a menos que por ser chato sea .
(después de la caza) adversarios. En ima campaña que dirigió contra León, con el futuro emir
añadió- "¡Ah, señorl -no es inteligente-r" El emir
dispuso que se escribiese una carta a Hamid, Al-Aíundzir, sus jnétodos tortuosos chocaron con la altanera y valerosa rec-
volvió a Ruzafa v en seguida
AUah, hijo de Hantz, ¡efe titud del príncipe. Y cuando éste subió al trono y el afecto sincero de
encargándole a ¿u vez que escribiera a Abd
resuelto, firme y en guardia Haxi?n por Muhammad le hizo pro?mnciar sentidas palabras de pesar, el
entonces de la frontera, para que se mantuviese
teman levantada nuevo soberano vengó en él su antigua cólera y castigó sus abusos y delitos
vigilante contra los Banu Qasi, que por aquellas comarcas
Haxim, que comprendió
emir. al instante del reinado anterior, como todos los historiadores refieren.
la^bandera de la rebelión contra el
un tapiz como aquellos en los individuo. Haxim indujo a otros a que presentasen nuevas acusaciones
la entregó; pareció muy bien y se le dispuso y
2o6 CLAUDIO S ÁXC HEZ - AL B ORNOZ E I- E M T R \ r O DE CÓRDOBA 207
calumnias, v viendo que la destitución (del acusado) se retardaba, al fin
castigará severamente y sin remisión alguna. Mira, pues, por ti, o déjate
el rumor de que tenía pocas fuerzas consigo.
El gobernador de Monsalud
de esas cosas". previno a Haxim, creyó éste haber encontrado una ocasión favorable
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 124). contra
Sadun y abandonó en seguida el campamento con algunos jinetes, sin tomar
provisiones y sin hacer preparativos para combatir. Ora marchando
por el
Se deshace de un enemigo llano, ora internándose en las montañas, se encontró pronto bastante alejado
del campo musulmán y en situación difícil. Fué entonces atacado, fueron
Muhammad ben Chahuar era uno de los hombres más severos cuando heridos de muerte buen número de sus compañeros, él mismo
recibió
ante demandaba en justicia. Haxim se deshizo de él con la siguiente
él se varias heridas y fué hecho prisionero. Haxim cayó así
entre las manos de
estratagema: ganóse por medio de dádivas a Umar, criado que era de los Ben Marwan, del mismo que, cautivo en Córdoba, había sido objeto de sus
ministros; éste le envenenó la copa que le presentaba para beber y Muham- violencias.
mad murió. Haxim, que estuvo presente a su entierro, dijo al borde del Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
sepulcro: "¡Oh arrope cocido, tu jugo ha causado la muerte!" Muhammad, francesa de Fagnan, II, 167).
en cambio, decía en los últimos momentos de su vida: "jOh dulce
arrope!"
Del Iftitah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad. Ribera, 36).
208 CLAUDIO S A X C Tí E Z - A L B O K N O Z EL EMIRATO DE CÓRDOBA 209
los decretos divinos que le concernían se cumpheron. Ajounos de sus di-
chos fueron desnaturalizados v^ entre ellos fi^ruraron
Defendido por un adversario los versos recitados por
Haxim en el momento del entierro del emir
Aluhammad: -Tenao míe
deplorar por mí mismo tu muerte, ¡oh
Aluhammad, leal amií^o de Dios
Cuando Haxini fue hecho prisionero en Caracuel, y llegó la noticia a bienhechor insigne! ¿Por qué no han muerto
otros todavía con vida v
Aluhammad, comenzó éste a inculparle, diciendo que su desgracia era debida para mi ventaja, no han bebido ellos
y no tú la copa envenenada^^"
a su descuido v precipitación, a su falta de precaución, y que había obrado Se pretendió que las palabras todavía con
vida se referían a Al-AIundzir
en este lance de una manera arrebatada. Ninguno de los visires que se halla- Desde su prisión, Haxim dirigió los versos
siguientes a su joven esclava,
ban presentes replicó una palabra, excepto Walid ben Abd al-Rahman ben Ach: No puedo ir a verte, porque estoy
encerrado en una prisión de
Ganim, quien, a pesar de la desavenencia que tenía con Haxim, dijo: "i\lá sohda puerta
y guarnecida de cerrojos de hierro. No me sorprende Ach
dé paz al emir; no ha estado en mano de Haxim la elección del caso, ni el
lo que me ocurre, porque no pueden
asombrar las vicisitudes de mi for-
librarse Antes bien, obró de buena fe, trabajó con
del decreto de Alá. tuna presente: no seguí el camino recto
cuando pude y he encontrado lo
ahinco v combatió hasta donde alcanzaron sus fuerzas. Alá le entregó a que era de temer. Cuántos me han dicho:
¡Huye desdichado y vé a vivir
los enemigos por el abandono de los que le acompañaban, pero él merece seguro y lejos de tus enemigos en cualquier
otro lugar de la 'tierra' Pero
elogios v recompensas''. El emir quedó complacido con estas palabras y yo les respondí: "La huida es un acto vil y mi alma
posee suficiente ciencia
desaparecieron los recelos que de Haxim tenía. Luego pensó Muhammad
y valor para dominar la adversidad. Aceptaré la decisión de Alá .Puede
confiar a Walid ben Abd al-Rahman ben Ganim el mando de la caballería el hombre, además, sustraerse
al decreto divino? Aquellos, cuyas
rencoro-
y la alcaldía que desempeñaba Haxim; pero Walid le dijo: ''Haxim fué sas injurias hube de soportar ayer
se apresurarían a llevar sus labios a
mi
tu esclavo, flecha de tu arco y espada de tus espadas; trabajó por ejecutar copa y abrevarse en ellos".
tus mandatos y fué primero en defender tu imperio, hasta ser derrotado
el El emir le hizo ejecutar de noche en su
prisión, confiscó sus bienes e
en tu servicio. Tenga a bien el emir —Alá le dé larga vida— designar para hizo echar abajo su palacio, apresó a sus
íntimos, así como a sus hijos a
sustiuiirle a sus hijos y resarza parte de su desgracia llamándoles a su serv'i- qmenes reclamó una multa de doscientos mil dinares
y no se la perdonó
cio". El emir dijo: 'l.os que son tales como tú inducen a la virtud y esti- ni les eximió de prisión;
y sólo a su muerte, su hermano y sucesor Abd
mulan a la generosidad. Siempre has sido secundado por Alá y has secun- A lah, les puso en libertad, les devolvió sus tierras
y nombró a uno de
dado a los demás; has sido conducido por Alá por el buen camino y has ellos visir
y general.
guiado a los demás. El mejor de los amigos es el que más sinceramente m.e Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
aconseja, el que me recuerda lo que debo al olvidado, el que me impulsa francesa de Fagnan, 190).
a hacer lo más conveniente. Paréceme bien lo que has pensado. Sustituyanle
sus hijos en sus empleos, v no dejes de protegerlos y de consagrarles tus
buenos oficios''.
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 126). COMIENZA LA GRAN REBELIÓN DE LOS
MAULAS O RENEGADOS
Su fin trágico Desde ¡os días
de Al-Hakain, que coincidierojí con el comienzo
•
del
siglo IX, los españoles,
hasta entonces al margen de la vida política
de
En Chumada I del año 273 [oct. 886], Al-AIundzir encarceló a íiaxim Al-Andalus, adquirieron conciencia de su fuerza
y se alzaron en rebeldía
ben Abd Al-Aziz, visir v favorito de su padre, y le condenó a muerte el Les hemos visto peleando en el arrabal de Córdoba
y luchando en los valles
mismo mes. Haxim era muy envidiado por su influencia cerca del emir del Guadiana, del Tajo o del Ebro. Abd
al-Rahman II no logró extinguir
Aluhammad en su calidad de favorito, v Ikíiaban frecuentes denuncias aquella alta llajjia, aunque sí consiguió
reducir el incendio por ella pro-
contra él hasta Al-Aíundzir, porque todo el mundo le quería mal. Cuando ducido. Estalló éste con más vigor que nunca
propuso conti-
en el reinado de Muhammad
Al-Mundzir subió al trono, quiso guardarle fidelidad, se Le provocaron la inmoralidad pública triunfante en sus
días, su cobarde
nuar tratándole como lo había hecho su padre, y le nombró canciller. Pero debilidad, la imprudencia temeraria de su
ministro Haxim y las rivalidades
todo el mundo estaba aliado contra Haxim; redoblaron los ataques de que intestinas de los funcionarios del gobierno.
Y le agrandó la casualidad que
era objeto v fueron mal interpretados todos sus hechos, de tal suerte que hizo vivir ento?2ces tres caudillos hispanos:
Muza ''el tercer rey de Espafia''
CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ELEAíiRATODECÓRDOBA 21I
^^° Uniar ben que se ie autorizó a fortificar a Badajoz a
n u -,r, »l GalleQO en Mérida, y la parte de acá del río, para que
Frontera Supenor; Ben ^^^''-„
en la
de ^ ¿f 2^:;;:,,„,;i. por las tropas de esta manera estuviese a !a defensa de los
musulmanes, seijún se le había '!
Hafsun. en
de Córdoba o por
las s.erras
la '«^'^^'^^
^^'^^Ma antorcha m.nca apagada.
a
que en-
puesto por condición. Hízolo así
le vmieron ganas de vengarse de la
y se mantuvo sumiso hasta que a Haxim
fJ^.'' "/"f^f,,,,, de Muhammad,poderoso
Uno de ellos, el gallego,
logro
^^""'f'Xm'\^ , ,,, ,, ^ V di)o al
ha sido porque
derrota que anteriormente le hizo nifrir
emir Aluhammad: "'Hasta ahora,
sus
si ha podido defenderse
y resistir'
él
y compañeros vivían sobre el lomo de sus caballos,'
ora sus enerrngos. trasladándose de un lugar a otro (sin residencia fija); pero al
ora fueron sus aliados, presente, se
lrrt:st!:;:a::!;tAsturias hallan en una ciudad rodeada de villas, palacios
y jardines. Vayamos pues
en su busca, porque tengo la esperanza de
que Alá me dará la victoria-
11 pero ha de venir conmigo el príncipe
de su ^^^^'^ Abd Allah, a quien mostró algún
En los últin^os tien^pos
^^ll^HZ^^^M^. carino Ben Marwan en el tiempo en
que estuvo en Córdoba".
.era fué la sed.^n que
tizo o renegado Abd
al-Ranman Den ^^2:Z::ZX^^^
m v
Gallego desde
,
¡^ ^j q^^.,.
Haxim se fué a Sevilla; poco después se trasladó
cuanto supo Ben Marwan lo que ocurría,
a Niebla; pero en
como no se le escapó a su saga-
donde estaba sirviendo en ^^^ "«P^^ ^ '
Córdoba en ¿^.^ había también cidad
y agudeza el verdadero motivo de aquella expedición, escribió al
dente de España, de donde ^^^ ^iZ^l^^^^^ V ambos hi- emir Muhammad lo siguiente: "He sabido
otro mestizo o renegado,
conoc do por ^"í^""^^ ^^Zt^^n que Haxim se ha dirigido hacia
d^^No^-^^ produjeron dentro el Occidente; pero no dudo
que a él se le han movido muchas ganas de
politeístas (cristianos
cieron alianza con los ^^¿j, Los dos vengarse de mi, al verme encerrado en
una fortaleza. Yo te juro por Alá
acontecimientos que^rd^^^^^^^^
del Islam graves ^^^ ^^^^^^,3 que SI da un paso más de Niebla hacia acá,
(o desierto;, que pego fuego a Badajoz v en
mantuvieron en su \ermo
y
se seguida vuelvo a la vida que antes llevaba
para hacerte la guerra". Apenas
musulmanas y cristianas.
Al-Mundzir, que era el
, , ^
príncipe heredero,
,
XH^'
„ «oyim general del eiér-
Haxim
hubo leído Muhammad aquella carta, mandó
que se volvieran el príncipe
^
Cuando >. lo^ -. J^"^
°n c ^^^
re y Haxim; y así lo hicieron.
cito, fuéronse juLs a combatirlos. ,^^ ^^^ Umar, hijo de Hafsun, descendiente de un español
convertido al isla-
mismo, se rebeló
en Bobastro, de la jurisdicción de Ravva. El
motivo fué
e! siguiente: Uno
de los Banu Jalid, llamado Dawa al-Ñaqir,
que era por
.SCOOO dJares aquellos tiempos gobernador de Rayya,
SrarLT5So:- J^cX-a^^rtaT-iante a cabo lo cogió
por cierta fechoría que Umar llevó
y lo castigó dándole azotes. Este, entonces, se embarcó y
an se hizo tan famoso
de rescate. tue a Tehort, donde se puso a
^
de Ben Mqrwan
Mar^^ servir como oficial en casa de un sastre
A consecuencia de esto el nombre en ^'Occidente y se le ^^ paisano suyo, originario de Rayya. Un
día en que éste se hallaba sentado
renegados
cue vino a ser jefe de los ^^ en la tienda, llegóse allí un anciano
que traía un pedazo de tela para que
le hiciese un traje. Al ver
el sastre al anciano, levantóse a
recibirlo, le dio
una silla y se sentó.
El anciano, aunque oyó hablar a Ben
Hafsun, como no le reconoció
allíen casa del sastre, le dijo a éste: "¿Quién
det momento se pone en mareta > »;"™" " es éste?" Contestóle el sastre:
Un chico, paisano mío de Rayya, que viene a coser
( ¿de su ¡utisdic- a mi casa". Volvióse
Oxonob. y »
después, entr. en
™'7t cori^lkrá del Alptbe devas- el viejo hacia él
Contestóle
y le dijo:
Umar: "Hace cuarenta
"¿Cuánto tiempo hace que saliste de Rayya="
días". "¿Conoces el monte de Bobas-
" :'
cdd2 ;"! 1. P»d«ia, mandóle .--'™
f»
J» 7' tro.-
,
le preguntó el anciano. "Sí: a su falda vivía
yo precisamente", repuso
^1 -^j-
. "R^n M^irwan esto es ya demasiado, y ni te conviene a Umar. ¿Hay por
algún movimiento?", añadió el anciano. "¡Ah
allí
contestóle Umar. "Ya lo habrá", dijo el
no'"
Ínes^rS.uyos." El --.'.M^^^^^^^^^^^ anciano; añadiendo inmediatamen-
rV^í'": ué te: ¿Conoces a un hombre de sus cercanías llamado
Umar, hijo de Haf-
sun?" Al oír esto Umar quedóse
espantado. Entonces el anciano se fijó en
el detenidamente;
reconociéndole porque era mellado de un diente; le
dijo-
¡Ah desdichado; luchas por librarte de la
tus Fo^'^^^"]^ pobreza, ahí trabajando con la
7JJr
^
U
212 CLAUDIO SANCÍIEZ-ALBORNOZ
les llevarás seijuraniente al camino de la ruina v serás rey de un c^ran reino".
EL DEEMIRATO CÓRDOBA
213
que abandonara a Bobastro, había hecho construir una fortificación en lo
Ümar entonces se levantó precipitadamente por temor de que se descu-
briese u oyese el asunto y de que le atrapasen los Banu Abi-1-Yaqzan, señores
más alto de aquel monte, e instalado en ella al comandante Achatubi del
monte. Ben Hafsun cogió a la manceba de éste, llamada Atachubia, la cual
de Tehort, que eran clientes de los Banu Umavya; tomó dos panes de
la panadería, se los metió en la manga, salió de Tehort y vino a España;
vino a ser la madre de un hijo de Abu Sulayman. La empresa de Ben Hafsun I )
pero no atreviéndose a presentarse a los ojos de su padre, porque estaba comenzó a tener gran resonancia; cada día la cosa se hacía
más ^rave y
airado contra de su tío Alutahir, informándole de lo que le formidable; pues llegó a hacerse dueño de las comarcas que hay
él, se fué a casa entre
había dicho el anciano. Su tío le dijo: "Sí, es posible". Entonces reunió Algeciras y Todmir; al principio, Atachubi, a quien había arrojado de
sobre unos cuarenta jóvenes del país, penetró en las montañas (de Bobas- Bobastro, se fortificó en la roca de Chodares, alOccidente de aquél; pero
tro) V se hizo el amo de ellas. Coincidió con su rebelión la de un tal Lope, Umar dirigió sus miras a hacerle salir de la montaña, hasta que le hizo
hijo de xMandrel v de otro llamado Ben Abi Axara por los montes de Alge- abandonar la fortaleza, y nombró entonces a uno de los suyos para que la
ciras. Haxim se fué allá y logró, por tanto, reducir a estos últimos, y al guardara.
propio tiempo del mismo modo a Ben Hafsun. Consecuencia de ello fué Del Iftitah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad. Ribera, 74).
que éste, con todos los suyos, se marchó a Córdoba v se inscribieron en el
ejército o tropas del emir. El mismo año, Ben Hafsun acompañó a Haxim
en expedición guerrera a las comarcas de las fronteras y dieron una batalla
contra el enemigro en un lusfar llamado Ponte Forbo; el combate fué encar- SOBRE LA ORGANIZACIÓN MILITAR
nizado, v allí dio Ben Elafsun tan excelente prueba de su valía como gue- DE AL-ANDALUS
rrero, que llamó la atención de algunos de las comarcas fronterizas, los
cuales preguntaron por dijo quién era; se le acercaron Conocemos mal la organización militar de la España mora. No abundan
él; se les y le dije-
ron: "Vuélvete ai castillo en que residías; ten la seguridad que, si no te las noticias sobre ella. Los sirios, venidos a España con Balch, habían recibido
matan, no te harán bajar de alh'; podrás dominar una buena parte de la en Iqta, es decir, como beneficios militares, una parte de las
contribuciones
Península y llevar la guerra hasta las mismas puertas de Córdoba". En esta debidas por los cristianos que habían capitnlado. El disfrute de
tales feudos
expedición se dio a conocer también un hombre nuevo llamado el Walif- les obligaba a acudir a la guerra, al primer
llamamiento del emir, agrupados
fan (r), que era en aquel entonces siervo de Alarwan, hijo de Chahuar. según la tribu a que pertenecían. Pero pronto dejaron de merecer
la con-
Ben Hafsun se volvió a Córdoba después de esta expedición. fianza de los soberanos por su intervención en las discordias civiles y Abd
En aquel tiempo gobernador de la capital, Muhammad ben Walid ben
el al- RaJmian I comenzó aformar un ejército de mercenarios {haxamj rcclu-
Ganim, llamado el Burani, era tan poco amiíro de Haxim, que solía llevarle tados especialmente entre los bereberes africanos. Estaban
inscritos en el
la contraria en todo lo que podía mortificarle, no sólo en los actos del diw^an wa-1-kitba o registro militar de los guerreros
a sueldo. Al-Hakam I
mismo, sino que también llegaba su odio a las personas de confianza del prosiguió la política de su abuelo y organizó incluso cuerpos
permanentes
otro. A Ben Hafsun (por ser amigo de Haxim) le hizo andar rodando de de caballería, que tenía acuartelados junto a su alcázar. Después,
para más
alojamiento en alojamiento, v hasta mandó a los sileros (o guardadores del atraerse a las tropas sirias del ejército regular o chund,
empezaron éstas a
trigo) que le diesen trigo del peor. Refiere Ahmad ben iMaslama, que el serrecompensadas con pagas extraordinarias, cuando salían a campaña. El
mismo Umar ben Hafsun, le dijo: "Yo tomé un pan hecho de aquel trigo, deber guerrero pesaba sin embargo sobre todos los habita?ites
de Al-ÁJida-
me presenté con él a Ben Ganim el zalmedina (o gobernador) y le dije: lus. Muhammad dispensó del mismo a los moradores de Córdoba y su dis-
"Pero hombre. Dios te conceda su misericordia, ¿es posible que se pueda trito, de entre los cuales sólo participaron en adelante, en las expediciones,
vivir comiendo esto?" Y Ben Ganim me contestó: ¿Quién eres tú, diablo, los vohmtarios que debían acudir a la guerra santa. El gran historiador Ben
para venirme con esas embajadas?" (No dije nada), me marché, encontré Hayyan nos ha conservado las cifras exactas del mañero de jinetes del
a Haxim, que iba a palacio, y le conté lo que había pasado. El entonces me
''chund'' que, a mediados del siglo IX. acudían, por cada imo de los distritos
dijo: "Estos hombres no saben quién eres tú; dáselo a entender tú mismo.
7mlitares, a las expediciones estivales contra los reinos
cristianos. Esta orga-
"Volví donde estaban mis compañeros y les conté todo aquello. Aquel
nización, basada en el deber feudal de los chund sirios,
mismo día salí de Córdoba, fuíme a casa de mi tío Alutahir, y le informé en las nwnerosas
fuerzas^ ?ner cenarías o haxam, en la obligación militar de las
de lo que uno y otro habían dicho". masas y en la
espontá?2ea asistencia de los voluntarios participajites en
Haxim, después que, por los tratos referidos antes, logró de Ben Hafsun la guerra santa.
duró hasta las reformas de Almanzor.
2 14 C L A L D í o S A N' C íi E Z - A L B O R X O Z EL E AI T R \ 1 o DE C 6 R DO B A o T r
J
Cuando los árabes de Siria que, por la nobleza de su nacimiento v por casa. El primero recibía un sueldo de doscientos diñares, el secundo
no
su amor a la gloria, eran como leones de Xara, entraron en España con recibía sueldo durante tres meses pero, al cabo de ese
tiempo, iba a
Balch, su emir, los baladíes, es decir, los árabes que habían venido antes (a reemplazar a su colega, perteneciera éste a su propia familia o a otra.
Los
la Península), se encontraron muy estrechos en ella. Quisieron en conse- sirios que iban a la guerra —los hermanos, los
hijos o los sobrinos del
cuencia que abandonaran el país tales extranjeros. Este país, decían, nos jefe— recibían diez dinares cada uno al fin de la campaña; el jefe
se
pertenece, puesto que le hemos conquistado y no hay lugar para otros. reuma entonces con el general en jefe; declaraba qué personas tenían de-
Después, viendo que los sirios no querían partir, tomaron las armas para recho a sueldo por su servicio activo
y, para darle una prueba de estima,
obligarles a ello. La guerra entre los dos partidos duró hasta la llegada de se fijaba la^soldada según su declaración. Le
correspondía incorporarles al
Abu-1-Jattar Husam ben Dirar al-Kalbi. Habiéndose embarcado secreta- ejércitoy distribuirles sus raciones. En cuanto a los sirios que participaban
mente en la costa de Túnez, Abu-1-Jattar llegó de improviso a Córdoba y en expedición sin pertenecer a la familia del jefe, recibían una soldada
la
cuando mostró el diploma por el cual Hanzaia ben Safwan, el gobernador de cinco dinares al terminar la campaña. Por lo que concierne a
los baladíes,
de África, le nombraba para el gobierno de España, se sometieron a sus no se daba soldada sino también tenían dos jefes-abanderados; uno
al jefe;
órdenes las dos facciones que luchaban todavía entre ellas. Habiendo dete- iba a la guerra, otro quedaba en su casa; el primero
recibía una soldada de
nido a los jefes de los sirios, les forzó, como todos saben, a abandonar el cien diñares y, al cabo de seis meses, su colega venía a
reemplazarle. Sólo
país; después, queriendo impedir que la guerra civnl comenzase de nuevo, los sirios estaban inscritos en el díucají o registro
de las tropas que recibían
proyectó establecer las tribus sirias en las provincias. Ejecutó su plan pagas; estaban exentos del diezmo, era su deber esencial
y ir a la guerra y no
asignó a los sirios la tercera parte de lo que producían las tierras de los estaban obligados sino al pago del impuesto de feudatarios
sobre las gabelas
cristianos. Las tribus sirias salieron entonces de Córdoba. que percibían de los crisdanos. Por el contrario, los árabes baladíes
pagaban
Según Abu Alarwan —Ben Hayyan — Ardabasto, conde de España, el diezmo como el resto de los subditos. Sus
familias notables participaban
jefe de los cristianos
y perceptor del jarach que debían éstos pagar a los en expediciones como los sirios, pero sin recibir soldada; tenían
las
el
emires, sugirió tal solución. En los primeros tiempos de la dominación sueldo que se ha indicado antes. Los baladíes no estaban inscritos
en el dr^^an
musulmana era aquel conde muy
famoso por su saber y por su gran penetra- o registro militar sino cuando el califa, por tener que enviar
dos columnas
ción en los asuntos políticos. Fué
él quien aconsejó al gobernador alejar en direcciones diferentes, los llamaba en su ayuda. Había
una tercera
a los sirios de Córdoba, la capital, donde no había lugar para ellos categoría formada por los sirios
y estable- los baladíes,' a quienesy se llamaba los
cerlos en las provincias, donde vivirían como habían vivido antes en los reemplazantes,
y que participaban en las expediciones con los mismos dere-
distritos de Siria. El gobernador siguió su consejo, después de haber obte- chos que los subditos del país.
nido el consentimiento de los mismos sirios. Estableció el chinní o división
De la Ihata fi-l-Tarij G amata de Ben Al-Jatib (Según
de Damasco en la provincia de Elvira, el de Jordán en la de Rayya, el de
versión francesa de Dozy, Recherches, P, 78).
Palestina en la de Sidonia, el de Emeso en la de Sevilla, al de Kinnasrina en la
de Jaén y el de Egipto: parte en la de Beja, parte en la de Todmir. Para
su subsistencia se atribuyó a los árabes de Siria la tercera parte de lo que En misma fecha cuenta Al-Razi que el Imán (Abd al-Rahman)
esa
producían las tierras de los cristianos. Los bereberes y los árabes baladíes llegó a reunir en su diwan 40.000 personas entre berberiscos
continuaron siendo los asociados u hospes de los cristianos, conservaron sus y esclavos,
los que había ordenado comprar en todas partes; renunció a 'los
árabes,
alquerías y no se les tomó nada. En cuanto a los sirios, cuando vieron que porque la muerte del jefe de ellos, Abu Sabah fué causa de que se sepa-
las tiex^ras en que se hallaban establecidos se parecían a las de su patria, se rasen de su obediencia;
y dominó con sus esclavos y sus tropas a España, en
sintieron a gusto
y pronto llegaron embargo,
a ser poderosos y ricos. Sin donde el partido de los árabes se hizo débil
y en cambio el de los Omeyas
los que de entre ellos, al llegar a España, se establecieron en lucrares que adquirió más fuerza.
les eran agradables, no abandonaron sus moradas; permanecieron allí con
Del Fath al-Andalus (Trad. González, 76).
los baladíes y, cuando se les pagaba la soldada o era preciso ir a la guerra,
se incorporaban al chuna o división a que pertenecían. En este tiempo se
les llamaba los separados. Tenía emir (Al-Hakam) dos mil caballos, dispuestos en dos casas a
el
Ahmad (ben Aíuhammad) ben Musa — Al-Razi — dice: En cada una de la orilla al alcázar. En cada casa había diez instructores
del río, frente
las divisiones obligadas al servicio militar, el califa nombraba ordinaria- (Arif), cada uno de los cuales tenía a su cargo cien
caballos; los cuidaban,
mente a dos jefes abanderados: uno iba a la guerra, otro quedaba en su eran alimentados en su presencia, procuraban reemplazar los inúdles a fin
y
216 C L AUDIO S Á X C H E / - A I. B O R N O Z
EL EMIRATO DE CÓR í > O K A 217
de que estuviesen preparados, por si ocurría rcpentinanienre alguna cosa a escogidos entre gentes piadosas e mstruidas h par valerosos, de
que fuese necesario acudir prontamente. Cuando había que hacer alguna y a los (]iic
no huyen en el combate. Deberán contarse entre
ellos una proporción sufi-
expedición parecían uno solo.
ciente de descendientes de ios Emigrados (miibachires) y defensores (ajisa-
!
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 116). res) del Profeta, de representantes' de cada una de las
'tribus \' de perso-
najes conocidos por su ciencia por su religión
y descendientes de los acbam
que han abrazado el Islam.
Ale ha contado un narrador de sucesos que llegó en cierta ocasión, ante Los herederos de los soldados muertos en acto de servicio o en la í^uerra
el palacio del monarca Al-Hakam I, una multitud de gente de distintas deberán recibir una pensión suficiente, que se fijará teniendo en
cuenta
clases, diciendo que eran aptos para el servicio militar v pidiendo al sobe- que han perdido la vida al servicio de los musulmanes. Los soldados
invá-
Li ' rano que los comprara, de sus patronos, con el fin de entrar al servicio lidoso incurables recibirán una pensión que les permitirá vivir honorable-
del monarca. El soberano ordenó que preguntasen los nombres de los patro- mente con su familia. Esta pensión equivaldrá a la soldada de que disfru-
nos a quienes pertenecían. Había entre ellos un esclavo de los hijos de taban antes, descontadas las indemnizaciones de montura, equipo v irastos
iMusab (juez de Córdoba). iVl-Hakam ordenó que fuera devuelto a sus de ruta. ' "
Se cuenta que al rehusar a Haxim la aprobación de un asunto que le Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
proponía, por entender que no estaba suficientemente estudiado, le dijo: francesa de Fagnan, II, 175, 183, 184).
%
$
222 C L A U I) I O S A X C HE Z - AL B ORN OZ EL EMIR ATO DE COR IX) ií A ooo
co?nbatiendo al gran Umar be?i Hafsim y cojitiniio con obstinada}! su lucha ron de pelear con fuerzas regulares,
triimfó Ben Hafsw, Por <v ..tyciT^u
contra él hasta morir, dos años después, mientras proseguía el asedio de
Bobastro. Había, pues, heredado de sus mayores, junto al valor temerario tZZ' Hizo
w'" Tf"- ^ ^'"'^"^ "'^"^ '"' '"''' í^'"""- el'enmuswo d^ su
pueblo. de la montaña inexpugnable de Bolmtro el centro de ^m
y a la energía Í7ido7nable, la crueldad. En el estado de descomposición empresas. Los españoles, cristianos
o musulmanes, le amaron con
pasión-
política de Al-Andalus, era el soberano que hubiera podido salvar a Cór- sus enemigos le odiaron con saña,
pero al cabo rindieron homenaje invo-
doba de su gran crisis. Una congestión, acaso complicada con el veneno, luntario a su grandeza, a través
de ¡os relatos, apasionados, de lo cronis-
frustró esa posibilidad y malogró sus grandes talejitos.
'"^''"" ''' '''"'"'^^'^
'^^ "' -"•'-«• í-" historia
ítTJ r'-medias
j- ''^"/t
oficial solo a palabras descubrió sus triunfos, se entusiasmó
al contar
rfe".^-« « ,-./.n> el esfuerzo
Este príncipe amaba y honraba
hermanos, frecuentaba sus reunio-
a sus
m ,ZT'^ 1
"su mdo de agudas
defendido por su sombra
militar que costó conquistar
que se sabe de él prueba tal opinión. Un rasgo lo acredita. La noticia de ^' """' '' '''""'"'^ """ '^^ "''' "«^
i .
\
Taül'
su alanza 1
el 7f'\
jefe de ¡a aristocracia sevillana, Ben
'^'"- é'- Bascaron
la muerte de su padre no le movió a apartarse del camino que seguía en Hachchach, y el de la
familia '^Bem Casi". Pero rara vez
triunfa una rebelión poptüar que
dirección a Córdoba y no le decidió a tomar la vía más corta. Ningún da plaÍ
al gobierno para reorganizar
sus huestes y al pueblo para
cuidado, ningún asunto por importante que fuera le hizo descuidar (el de fatigarse de los
sufrimientos qtte la rebelión engendra.
lasrebeliones), se dirigió a Málaga, puso las cosas en orden y confió su Umar ben Hafsun no disponu
cuidado a Sulayman ben Abd al-Malik ben Ajtal y a Abd al-Rahman ben
rmisulmana. Nieto de cristianos
Huraix, junto a los cuales colocó consejeros elegidos de entre los árabes y siempre simpatizante con la fe de sus
mayores, en 899 dio el paso decisivo
de hacerse bautizar y de abraztn as
y en su séquito. Después, en un solo día se hizo prestar el juramento de religión cristiana. Tal paso
íla
produjo una sensación profunda. Ahunos
fidelidad, hizo donaciones al chund, examinó las que debían hacerse al espa-
ñoles, sinceros mtisulmanes, le
pueblo y decretó la abolición del diezmo en favor de los cordobeses para abandonaron. La corte lo exploto en
su
provecho. Abd Allah encontró en Ben
Abi Abda un btien general,
atraerse sus elogios, la convocatoria de las tropas y su envío bajo la dirección
desilusión y en a
de un general. Desplegaba la misma actividad en todos los asuntos y así
y el cansancio de los andaluces los mejores aliados. Y poco a
el otrora caudillo de la raza
Poco ».
hispana pasó a ser un
rebelde riten or, cuya
dirioría los acontecimientos.
estrella palidecía
despacio y cuyos dominios se reducían
Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión poco a poco hasta
quedar limitados a la inexpugnable
francesa de Fagnan, II, 196). montaña de Bobastro, donde 'había
cornenzado su alzamiento.
EL GRAN a^LDILLO DE LOS RENEGADOS ANDALUCES La astucia de Umar ben Hafsun frente a la fuerza
FRENTE A LOS OMEYAS de Al-Mundzir
Los andaluces alzados contra Córdoba hallaron pronto un caudillo digno La noticia de la muerte de su padre
(Muhammad) le sorprendió (a AI-
de su empresa en la persona del nieto de renegados, Umar ben Hafsun. Mundzir) mientras se hallaba ocupado
en sitiar el castillo de Alhama del
Otra vez la raza hispana alimibró un gran capitán popular. Como Viriato maldito renegado Umar ben Hafsun.
Volvió a Córdoba y las ceremonias
y corno otros muchos guerreros españoles de todos los tieinpos, que hubie- de la entronización terminaron el día siguiente de su llegada
M
A
22 C L -V I í) 1 O ^ A N C H I. Z - A L B O R N U Z
Al-.Mundzir levantar el sitio ocurrir la
Cuando Ben HatMin \i() a ;
palabras: "Desde hace demasiado tiempo habéis tenido que soportar el yugo
de este sultán que os toma vuestros bienes y os impone cargas aplastantes,
mientras los árabes os oprimen con sus humillaciones y os tratan como
esclavos. No aspiro sino a que os hagan justicia y a sacaros de la esclavitud".
Tales palabras de Ben Hafsun hallaban siempre una acogida favorable y el O
reconocimiento de las masas y así consiguió la adhesión de los habitantes de
las fortalezas. -O
(A
Se declararon por él, los bandoleros y los hombres turbulentos, a quie- -^3
los ánimos. Dentro de sus dominios una mujer podía ir sola de una
población
i 3
a otra con su dinero y sus bienes sin que nadie intentara siquiera molestarla.
Empleaba la muerte como castigo. Daba fe a la palabra de una mujer, de
un hombre o de un niño cualquiera y, sin solicitar otro testimonio ninguno,
JJ
castigaba al acusado, quienquiera que él fuera. Su mismo hijo había de
someterse a las prescripciones de Trataba, además, a los guerreros
la justicia.
palabras: "Desde hace demasiado tiempo habéis tenido que soportar el yugo
de este sultán que os toma vuestros bienes y os impone cargas aplastantes,
mientras los árabes os oprimen con sus humillaciones y os tratan como
esclavos. No aspiro sino a que os hagan justicia y a sacaros de la esclavitud". •y.
las mujeres observaba las reglas del honor, con lo que se concillaba todos
y
los ánimos.Dentro de sus dominios una mujer podía ir sola de una población
a otra con su dinero y sus bienes sin que nadie intentara siquiera molestarla.
Empleaba la muerte como castigo. Daba fe a la palabra de una mujer, de
un hombre o de un niño cualquiera y, sin solicitar otro testimonio
ninguno,
castigaba al acusado, quienquiera que él fuera. Su mismo hijo había de
"ce
que no había ardid ni engaño alguno y de que habían apartado todo temor ye—i'
; enea gado dV'''
de participar con "^.f"^"^'^
=""^"-^'^- -'' dirto^ÍMá^^t
Ben Hafsun en ia administración del
pds
de nuevas turbulencias por parte del rebelde. Las tropas se habían disper-
sado una vez levantado el campo; la noche vino también a facilitar la
deÜ ""'Í""T'"" ' ''n"P'''" '^^ '°^ funcionarios. Tal comuní ad
violación de sus juramentos v Ben Hafsun huyó del castillo y pudo llegar
Abd al-Wahhab despo,ado de todo. Entonces dio' t
aquel libre curso a sus
cnn,enes, redoblo sus hostilidades
a Bobastro sin ser inquietado. Cavó entonces sobre los oficiales del emir, se y sus razzias hasta el e.xtremo de que
as poblaciones estuvieron
apoderó de los mulos del convoy v, volviendo a su vida anterior, declaró a a punto de quedar vacías y pueblo
el a punto <i
los suvos que era siempre su jefe supremo. Entonces Al-AIundzir juró
reanudar el sitio v perseguirle sin piedad hasta la sumisión de su enemigo. de Jinetes de Ben Hafsun
y se hallaban sometidas a sus fechorías. Y el i
Hizo sus preparativos de campaña, reunió numerosos guerreros, acampó maldito se apodero de Eaja
y de Archidona, las puso en estado de defensa e
de nuevo bajo los muros de Bobastro, que rodeó por todas partes, y tomó mstalo en ellas toda clase de
máquinas de o-uerra"
las disposiciones más rigurosas para el ataque y el sitio". '' '"''' ^^'''^ "'" ' ^^'^'^' '-^^"''^
y ^^-^'^^dos sus alre-
provectos v su realización hicieron perder a Ben Hafsun toda
''Estos
dedorT'^" ^^'i"''
y
"^"''^ «^1 en
tendidas sus cuerdas
el arrabal de
y lazos, Ben Hafsun
cuarenta v tres días el emir permaneció acechando ávidamente bajo los '
reaív
real v d
" '"'"? ^'"""^^' '^"" "'''''"'''' '^^ ^póderarsc de la tienda
de precipitarse sobre la ciudad
muros de Bobastro; pero sufriendo va de una enfermedad que inquietaba y de sitiarla. Pero al punto, jinetes del
a su cortejo, hizo venir a su hermano Abd Allah para reemplazarlo y ejercer einir se lanzaron contra
los agresores, le alejaron
y llegando hasta Ben
el mando. A la llegada del mismo, expiró con gran dolor de cuantos le Haísun le rechazaron le impidieron
y avanzar. El rebelde se refugio entonces
habían tratado. A su muerte sus tropas se desbandaron v se dividieron sin en el castillo de Cabra,
y el emir, reuniendo alrededor de catorce mil cordo-
que Abd Allah pudiera retenerlas ni reunirías de nuevo, mientras Ben beses, marcho contra él,
que disponía de cerca de treinta mil
soldados.
Hafsun se apoderaba del campamento v lo saqueaba. El cuerpo del emir E ataque de las tropas de Abd Aüah les
puso en desbandada, cayeron sobre
difunto fué transportado a Córdoba sobre un camello y allí fué inhumado sus espaldas os sables,
y corrieron tras ellos hasta que regaron la tierra con
al lado de sus antecesores. El pueblo sintió muy poco su muerte, pues, su sangre. El emir penetró
entojices en los castillos que habían
abandonado
por su orden, debía acudir ante los muros de Bobastro e instalarse allí". su obediencia
y que volvieron a la sazón a reconocer su autoridad.
Ben Abd Rabbihi compuso entonces estos
versos: "Ben Hafsun ha inten-
tado escapar pero le ha perseguido
la espada y no ha tenido
éxito. Era una
noche oscura que hubiera podido tomarse
por'la de la ascensión del Profeta
La guerra que siembra cada año le
ha dado este triste fruto. Nuestros
tí enemigos han debido huir en un pequeño
grupo que sabe por experiencia
CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ EL E Al R \ T O n K C O R D O B A
í
228 229
El general Ben Abi Abda mató a Talib ben Alav/iud,
las consecuencias de la noche v cié las marchas nocturnas. Si le preguntas de Morón
Ishaq y su compañero, soldados de Ben
I.*^
de quién son clientes, os responderán que toda noche tenebrosa le cuenta Hafsun, fueron crucificados
Comenzó entonces a usarse el proverbio "Me
has encañado, Ishaq" porque
entre los suyos".
uno de ellos, estando en la cruz, dijo esas palabras a
Después de su vuelta a Bobastro, Ben Hafsun reunió sus compañeros, su compañero.
En 288 [26 diciembre 900] se tomaron rehenes a Ben
hizo redactar una nueva hsta de los mismos y marchando con ellos hacia Hafsun.
En 291 [24 noviembre 903] emprendió una expedición contra
Elvira, emprendió en tal región una guerra salvaje y con tal éxito que se Málacra
Aban, hijo del Imán Abd Allah; mandaba la caballería
adueñó de ella y mediante un ardid apresó al gobernador. El emir Abd Allah Ahmad ben Muham-
mad ben Abi Abda. Se puso en marcha el jueves 5 Chumada
envió entonces contra él sus tropas mandadas por Ben Abí Abda. Cuando II [23 abril 904]
las dos huestes estuvieron frente a frente, la caballería de Ben Abí Abda y llego hasta el río Nescania (cerca de Antequera) no lejos del cual esta-
bleció su campo. Umar ben Hafsun marchó
se precipitó sobre la de Ben Hafsun, la destrozó e hizo desaparecer hasta sus contra él y le libró un combate
encarnizado, en el que acabó siendo derrotado
huellas. El rebelde, heridode gravedad, hubo de retirarse, de desandar los con grandes pérdidas El
vencedor incendió las aldeas situadas junto al río y^
lugares abruptos, de soportar la humillación y la ignominia y de regresar en los alrededores
Transportó en seguida su campo a las orillas del
vencido, dañado v envilecido al fuerte de Bobastro. Pero volvió en ses^uida Viñas, próximo a Bobastro
a sus anticuas costum.bres, a su rebeldía v a sus devastaciones. Sin embargo, y sus tropas continuaron peleando con las de Ben Hafsun que fueron
derrotadas, dejaron muertos sobre el terreno
el emir Abd Allah le venció otras veces y los golpes que recibía amedren- y perdieron caballos- todas
las poblaciones de la región fueron
ardores y sembraron el desánimo en sus incendiadas.' Comenzó entonces la etapa
taron su corazón, atenuaron sus
de Talhara; cada día se luchó con Ben Hafsun
compañeros v auxiliares. en combates que fueron
favorables y en el curso de los cuales fué
En 284 febrero 897] Abd xVllah envió a su hijo Aban contra Niebla, incendiado un cortijo de Chafar
[8
ben^Umar ben Hafsun. Durante esta campaña, atacaron
15 i porque Ben Husavb se y ocupaba el castillo de
había sublevado en la región también Torrox y
Al-Rachol; fué muerto el hermano de Zini, así
Montemavor. Aban embistió la plaza y la atacó con máquinas de guerra, como muchos bravos crue-
rreros de Ben Hafsun. Las máquinas de guerra
levantadas contra Al-Radiol
con tanto éxito que los asaltantes ofrecieron someterse y les fué concedido
causaron en ella grandes daños y abrieron una brecha
el aman. Pero entretanto Ben Hafsun había penetrado por segunda vez en
en las fortificaciones
En segmda Ahmad ben Muhammad ben Abi Abda, jefe de la caballería
Ecija V el emir ordenó a los sitiadores de Alontemayor que se retiraran,
llego frente a la plaza de Loja al frente de destacamentos de jinetes equi-
lo que hicieron.
pados a la ligera
y marchó contra el castillo de Ojén, que atacó, mientras
En 285 [28 enero 898] Aban, hijo del emir Abd Allah, hizo una expedi-
había dejado a Aban ben Abd Allah acampado bajo los muros de la
ción contra Ben Hafsun con Ben Abi Abda como general adjunto. plaza
citada. En el curso de sus ataques contra tal castillo, hubo algunos
muertos
y algunos prisioneros, trajo a Loja a estos últimos
y las cabezas de las
victimas. \ en seguida las tropas volvieron a
Conversión al cristianismo, caída y ruina de Umar ben Hafsun Córdoba; a donde llecraron el
viernes 25 de Ramadan [11 agosto 904] después
de una ausencia^'de tres
meses y veinte días.
En 286 [12 enero 899] Ben Hafsun profesó públicamente el cristianismo,
En 292 [13 noviembre 904] se emprendió una campaña
lo que había ocultado hasta allí; concluyó tratados con los cristianos, com- estival contra
Umar ben Hafsun. Consistió en razzias contra sus castillos, de los
plotó con ellos v se alejó de los musulmanes, a los que combatió abierta- que unos
fueron dañados y otros tuvieron que pagar tributo. Perdió una aran batalla
mente. -Muchas gentes le abandonaron por ello. Eso hizo Awsacha ben Jali,
a orillas delGuadalbullón, que corre no lejos de Jaén. Se le
que se levantó contra él v construyó el castillo de Cañete donde sostuvo la habían unido
todos los fautores de desorden
causa del emir Abd Allah y comenzó a hostilizar a Ben Hafsun. Tuvo éste y todos los rebeldes y había marchado a
su cabeza contra los musulmanes. Gracias
a Alá, fué derrotado y hubo de
desde entonces que rechazar incesantes ataques, porque todos los musul-
huir con una débil escolta. Perecieron la
manes creyeron que al combatirle practicaban la guerra santa. Se sucedieron mayor parte de sus Guerreros y
muchos de sus soldados. ' ^
sin interrupción campañas de invierno y de verano contra él, no cesando
En el mismo año 295
[20 octubre 907] Said ben Al-Walid, conocido
los íjene rales en sus marchas y contramarchas. A este respecto dijo Ben
por Ben Mastana, traicionó la causa musulmana;
Qulzum a Ben Abi Abda: ''Has hecho dos campañas: una de invierno y abandonó el castillo de
Belda para unirse a Umar ben Hafsun
otra de verano; aquélla destruyó al enemigo; ésta llenó el tesoro del emir". y ayudarle, y mostró así a plena luz
la mchnación a la revuelta que
campaña de verano en incubaba' en su corazón.
En 287 [7 enero 900] se realizó la los cantones
En 296 [30 septiembre 988 J Aban ben Abd Allah emprendió una
de Morón, Sidonia y Alálaíía. ex-
4< 230 CLAUDIO S AXCHEZ - ALBORX OZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA
231
pedición estival contra el castillo de Málaga y otros; a la cabeza de la de su ejército. .
encontraba en .i castillo de Marchen en la
se
.
pr,,vinria
caballería iba Ahmad ben Muhammad ben Abi Abda. Aban acampo bajo de Jaén, cuando supo que Umar ben Hafsun
atacaba la capital de Reo,,.
los muros de Bobastro v atacó a Ben Hafsun a quien causó daños. El caid (Malaga) y se alababa de que, como sus
habitantes no se entendían entre
Isa ben Ahmad marchó contra los castillos de Said ben Mastana v le sitió, permitirían conquistarla. Para evitarlo
ellos, le
envió un destacamento del
hasta que Ahmad ben Muhammad se retiró de Bobastro. Cercó (luego) el clmnd a las ordenes de Said ben Abd al-Waritz,
con instrucciones de avan-
castillo de Luque, que pertenecía a Ben Mastana, hasta que se apoderó de él. zar a marchas forzadas hasta Málaga, para
quitar a Ben Hafsun la esperanza
En 297 [20 septiembre 909 J tuvo lugar la expedición llamada de Málaga de realizar sus propósitos. El citado general
penetró en la plaza v puso la
V Ferreira bajo el mando de Al- Asi, hijo del emir Abd Allah, y con Ahmad región al abrigo de Ben Hafsun de sus partidarios.
'
y
ben Muhammad ben Abi Abda a la cabeza de la caballería. Partieron el Eljueves 4 Xavvwal [14 mayo] acampó Abd
al-Raman al pie del castillo
jueves 20 de Xaban [14 de mayo 910J. El ejército marchó contra Belda de Imana, donde se encontraban partidarios
de Ben Hafsun, quienes habían
que atacó v fué luego a acampar a orillas de Talhira. Combatió allí con egado a reducir a sus habitantes
1
y a apartarles de su obediencia. Los rebel-
las tropas de Ben Hafsun, v los jinetes del sultán fueron vencidos, no sin des, lejos de ofrecer su sumisión,
se decidieron a resistir, porque
tenían
que quedaran sobre el terreno gran número de enemigos. Marcharon en confianza en las dificultades de acceso
a su fortaleza. Mas el ejército co-
seguida contra los castillos de Elvira y establecieron su campo al pie de menzó el bloqueo
incendió los arrabales,
e
y los habitantes, volviendo a sus
Jubiles, donde se libró un sangriento combate en el que fueron heridos mejores sentimientos, ofrecieron someterse
y entregar a los partidarios de
una parte de sus mejores guerreros. Recorriendo el cantón de Elvira acam- Ben Hafsun. Se acepto su oferta
y los prisioneros fueron cuidadosamente
paron en Pechina, volvieron luego al cantón de Jaén y sitiaron el castillo ahorcados.
de Monteleón el miércoles 27 Dzu-1-qada [8 agosto 910], durante algunos Continuando su marcha
el emir. llegó hasta Sierra Nevada cuvo acceso
. .
días. Penetraron en él el domingo por la mañana y salieron el lunes 11 es casi imposible.Sus tropas penetraron en ella sin embargo,
ffra¿ias a Alá
Dzu-1-hicha, para entrar a Córdoba el miércoles 14 de ese mes [25 agosto]. que les facilito el paso,
y fueron conquistados los castillos de la re^rión sin
Umar ben Hafsun, Said ben Aíastana y Said ben Hudzayl, reuniendo sus que ninguno pudiera resistir. * '
fuerzas en la región de Jaén, hicieron en ella muchas depredaciones, toma- El emir supo entonces que Ben Hafsun
marchaba con sus tropas contra
ron botín y se retiraron hacia el castillo de Jarixa. El general iVhmad ben Elvira, la capital,
y confiaba en conquistarla, v envió contra él al caid
Muhammad ben Abi Abda marchó en su persecución, les derrotó y les Abbas ben Abd al-Aziz. Se hallaba éste poco
alejado de Granada cuando
mató algunos hombres, entre ellos a Tasril, el extranjero, oficial de Ben Ben Hafsun se lanzo contra el objeto de sus
apetitos. Pero los habitantes de
Hafsun. Elvira llenos de confianza en el socorro
que les llevaba el general, hicieron
En el mismo año 298 [9 septiembre 910] Isa ben Ahmad ben Abi Abda una sahda
y derrotaron al enemigo, le mataron algunos guerreros, hicieron
que defendía la ciudad de Baena marchó con su cuerpo de caballería contra prisionero a su meto Umar ben Ayyub
e hirieron gravemente a uno de
Umar ben Hafsun y Said ben Mastana, que habían avanzado por la llanura los tíos paternos de éste.
de Cabra y por el lado de Córdoba y se habían entregado al pillaje. Peleó El emir prosiguió sin fatigarse sometiendo
los lugares fortificados de la
con ellos a orillas del Olya. Tras un combate encarnizado fueron derrotados región v llego al castillo de Jubiles, que
era uno de los mejor fortificados
los dos jefes rebeldes, quienes dejaron en el terreno una multitud de soldados de lien Hafsun, de los más inaccesibles
v de los mejor situados. Se habían
mientras el resto huyó en todas direcciones. Isa envió a Córdoba tras su retirado a el los cristianos que habían
podido escapar de las otras plazas.
triunfo s^ran número de cabezas. El miércoles 15 Xawvval [25 mayo]
instaló su campo bajo los muros
de la
La expedición de verano dirigida por Aban, hijo del Imán Abd Allah, plaza, después cortó los árboles
de los alrededores, razzió los campos
V en la que el visir Abbas ben Abd al-Aziz mandaba la caballería, se puso destruyo los víveres que podían servir a los y
sitiados. Estos, al cabo de quince
en marcha el 20 Xaban [11 abril 912] contra el castillo de Bobastro, donde días de ataque, hicieron ofertas
de sumisión y, volviendo a sus mejores
atacó a Ben Hafsun v le hizo daño. Ahmad ben Muhammad ben Abi Abda sentimientos, se comprometieron a entregar
a los partidarios de Ben Hafsun
siguió las huellas del cuerpo expedicionario y tomó el mando de la caballe- que estaban dentro de sus muros. Las aceptó
el emir, le enviaron todos los
ría en reemplazo de Abbas ben Abd al-Aziz, llamado a Córdoba, y prosi- cristianos que había en la plaza
y les hizo cortar el cuello, sin e.xcepción
guieron las hostilidades contra los castillos de Ben Hafsun v sus defensores. } ningún proceso.
sin
'^
En este año tuvo lugar la campaña emprendida por el Príncipe de los La segunda campaña emprendida por el emir fué
dirigida contra .Mála<ra
Creyentes (Abd al-Raman III) contra las fortalezas de Jaén. Salió del Algeciras y Carmona. El principe salió del
palacio de Córdoba el jueves" 8
palacio de Córdoba el jueves 13 Xaban del 300 [24 marzo 913]. A la cabeza de Ramadan [7 abril 914]. . .El primer objetivo del emir fué
.
el castillo de
1
f
2 32 C L A UD O I S A X C íi E Z - A I B O R N O Z EIEMIRATO DE CÓRDOBA 233
Torrox, bajo cuyos muros estableció su campo. Dejando sus tropas con-
. .
El primero de todos fué Beii ílafhuii anres citado v del iiiie trazaremos
tinuar el sitio marcho contra los castillos de Alálaíja v los refumos de Ben l:i historia por orden cronolóc^ico.
Hafsun, los atacó uno tras otro, instaló en ellos sus hombres y entregó al Sawwar ben Hamdun se sublevó en el castillo de Aíonte-Xucar, de donde
pillaje las comarcas a donde llegaba. En Torrox infligió a tal jefe y a los marchó con compañeros contra Chaad, gobernador de Elvira "a quien
sus
cristianos alistados bajo sus banderas una gran derrota, en la que cayeron venció e hizo prisionero, no sin haberle hecho sufrir una penosa jornada.
muchos, cuyas cabezas fueron enviadas a Córdoba. Fueron apresados y Después le puso en libertad y le colmó de regalos
y el gobernador volvió
quemados los navios del rebelde que le traían víveres del otro lado del mar. a su ciudad donde habitaban su familia
y sus hijos. Sawwar se diric^ió lueiio
Entonces se apresuraron a someterse, para escapar a su total aniquilamiento, contra Granada y atacó los castillos de Ben Hafsun. Las gentes^de Elv^i-
los hombres de la región ... Al Nasir aceptó sus proposiciones, les concedió ra se reunieron en número de alrededor de veinte mil. Sawwar marchó
el aman y restableció el orden. contra ellos a la cabeza de una hueste reducida
y les obligó a buscar refucrio
Umar Ben Hafsun, apoyo de los infieles, jefe de los hipócritas, tizón en la huida, les transformó en átomos dispersos en la atmósfera, la
muerte
de las guerras intestinas, refugio de los fautores de discordias v rencillas planeando sobre ellos les ocultó bajo su sombra y mató, se dice, doce mil".
murió este año (305 = 917-918) y tal suceso fué considerado como motivo Tuvo lugar este suceso en 276 [6 mayo 889].
de alegría y como presagio del factor divino y del fin del reinado de la Hubodiversos choques entre Sawwar y Ben Hafsun, encuentros en
que
abominación. éste fué derrotado. Debió de volver la espalda vergonzantemente,
fué grave-
Del hayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión mente herido y perdió sus oficiales. El rebelde Chaad, de Elvira, eni un
francesa de Fagnan/l87, 191, 217, 223, 231, 234, 237,
compañero de hipocresía de Ben Hafsun, y se entendía con él para asolar
239, 240, 243, 247, 267, 269, 273, 284).
Tramó un ardid para apoderarse por traición de Saw\\'ar consagró
el país.
y
alasunto todos los cuidados de un enemigo. Emprendió un día una expe^di-
ción contra él, después de haber preparado una emboscada. Salió en
persona
REBELIÓN GENERAL DE AL-ANDALUS con una hueste pequeña, se entregó al saqueo e hizo botín. Entonces Sawwar,
CONTRA ABD-ALLAH en la creencia de que su adversario no tenía en
retaguardia tropas de re-
fuerzos y de socorros marchó hacia el lugar de la emboscada.
Seiruro de
La curva de la el poder de los Omc-
revuelta de los espafwlcs contra vencer y de seguir siendo el más fuerte avanzó al frente de las"
gentes
yas había empezado con Revolución del Arrabal bajo Al-Hakam /, subió
la del país. Pero cuando se encontró satisfecho, por hallarse
alegre sin temo- y
bruscamente con las sublevaciones de Toledo, Alarida y la Frontera Supe- res, los soldados en acecho saltaron sobre él a imitación de las lani^ostas,
rior que padeció Abd al-Rahman II, contijiuó avanzando con la sorda resis-
,
los jinetes lo rodearon
y murió, y sus tropas vencidas y dispersas se reti-
tencia mozárabe contra tal emir y contra su hijo Muharmnad; en el reinado raron. Chaad, señor de Elvira, envió entonces a Ben Hafsun
la cabeza de
de éste prosiguió su movimiento ascensional con el triunfo de la rebeldía Sawwar y le informó del revés y de la pérdida sufrida por los enemicros.
de los '"Beni Casi' en Aragón, de Ben Aíarivan el Gallego en el Guadiana y "En esa época Said ben Chudi se sublevó al frente de los árabes,
de Ben Hafsun en las sierras de Ronda. Y muerto el bravo Al-Ahindzir, bajo hizo la guerra a Ben Hafsun acudiendo a sus mismos engaños,
le siguió
el hipócrita rezador y cobarde sanguinario Abd Allah, alcalizó su máxima muy de cerca y le impidió ir y venir a su gusto. Ben Hafsun, a falta de
culminado?! al alzarse contra Córdoba toda la España musidmana. He aquí fuerza y de poder, acudió a la astucia
y al fraude y se apoderó de Ben Chudi
una monótona y aburrida enumeración de los que se rebelaron contra el y le retuvo encarcelado y encadenado en Boba'stro durante varios meses,
emir citado, en las idti?nas décadas del siglo IX. Sobre muchos de esos rebel- hasta recibir crecidas sumas por su rescate. Ben Chudi dirigió entonces
des abundan noticias que 7io caben aquí. Las que siguen bastan para dar sus fuerzas contra el emir Abd Allah, pero éste recurrió a un ardid y le
idea clara del primer gran fracciona?niento secesionista que padeció la Fenín- hizo matar por traición en casa de una judía, su amante. Se encontró
en-
sida, ante la aguda crisis del poder central. No fué el último sufrido por tonces al frente de los árabes de la región de Elvira Muhammad ben Adha,
Al-Andalus primero y por España luego. Siempre que se han repetido las que reconoció abiertamente la autoridad del emir Abd Allah
y no vaciló
mismas circunstancias, se ha producido el cantonalismo. en combatir con su espada y con su lanza a Ben Hafsun. Pero éste le venció
y le hizo prisionero y los árabes tuvieron que pagar por su rescate una im-
portante suma y él permaneció en adelante fervorosamente fiel al emir".
Enumeración de los insurgentes que bajo el reinado del emir Abd Allah, Los árabes se sublevaron también en Sevilla. Se apoderaron del gober- ,;|
salieron de lacomunidad y encendieron la guerra civil. nador de la ciudad, saquearon sus bienes hereditarios
y los por él adquirí-
1
Y Su renombre excede de
sus magnates. en sus cortes florecieron, asifuisino, numerosos poetas, de
cualquier otro; ha heredado la generosidad de sus
los que unos^ como los antiguos árabes, escribieron en verso arengas bélicas incomparables antepasa-
dos. Es un león, ha nacido de la más pura
sangre de Nizar, es el sostén de
o libelos de propaganda política, y otros adularon con sus poesías a los
su tribu como no lo es ninguno. Iba a
vengar a sus hermanos de tribu, a
príncipes. Este inovimiento poético coincide con la poesía épica en lengua
esos hombres magnánimos que habían creído poder fiarse de reiterados
romance, que se refleja en Lis archuzas arábigas, o cantos históricos, de
juramentos. ¡Los ha vengado! Ha pasado a cuchillo a los hijos de las
Al-Gazal o de Ben Alqama: y con la influencia oriental, de que fué prin-
blancas, y los supervivientes gimen cargados de cadenas. Hemos matado a
cipal animador el músico, arbitro de las elegancias, 'Ziryab. Realistas e
millares de los vuestros; pero la muerte de una turba de esclavos no equivale
historicistas fuerojí los cantos épicos por su raíz hispana, a tal punto que
de un solo noble.
sirvieron de fuentes a los mejores historiadores Ben Al-Qutiya les siguió — a la
"¡Ah, Han
al historiar la muerte del moro ''Muza' —
y las poesías líricas de estirpe
,
insensata...
sí! asesinado a nuestro
Le degollaron
Yahya cuando
esos esclavos 'malvados
era su huésped, acción
arábiga, por su condición de libelos de propaganda política, son provechosas y despreciables. Todo
lo que hacen Al cometer su crimen realizaron una acción
los esclavos es vil.
todavía hoy para escribir la historia del siglo IX. Así ocurre con las que
temeraria; su desdichada suerte los habrá convencido de
se cruzaro7i entre las dos fracciones granadillas a fines de esa centuria. El que obedecieron
a una mala inspiración. ¡Le habéis asesinado
alzamiento nacionalista de los españoles renegados topó a veces co?i fuerzas
como infames, como traidores,
después de tantos pactos
y juramentos!"
T
''Ciertamente pronto, cuando salgamos de aquí, sufriréis una derrota Ben Hafsun viene en socorro de los españoles de Elvira, entra
en la ciudad
tan terrible que hará encanecer en un solo instante los cabellos de vuestras y, aunque no logra vencer a Sawwar, hace numerosos cautivos
en el ejército
mujeres y de vuestros hijos". árabe. Entre ellos figura Said ben Chudi,
que compone estos versos durante su
cautiverio:
Sawwar hace una salida, destroza a los españoles en la Batalla de la Ciudad
''¡Esperanza, valor, amigos míos! Estad seguros de
y Said ben Chudi canta así el triunfo conseguido: que
la aíeirría suce-
derá a la tristeza
y que trocándose en dicha
infortunio saldréi^ de aquí.
el
'*Los hijos de las blancas habían dicho: "Cuando nuestro ejército vuele Otros han pasado años enteros en este calabozo
y ahora corren por los
sobre vosotros, caerá como un huracán; no podréis resistirle, temblaréis de campos en pleno día. ¡Ay! -Si estamos prisioneros 'no es
porque nos haya-
pavor y ni la más sólida fortaleza os servirá de refugio". mos rendido, sino porque nos hemos dejado sorprender. Si
yo hubiese
"Pues bien: hemos ahuventado ese ejército cuando pretendía volar tenido el menor presentimiento de lo que iba
a ocurrir, la punta de mi
sobre nosotros con tanta facilidad como se ahuyenta a las moscas que lanza me habría protegido, porque los caballeros conocen mi
audacia y
revolotean en torno de la sopa o como se obliga a salir de la cuadra a un mi valentía ante el peligro.
tropel de camellos. Indudablemente el huracán ha sido terrible; la lluvia "Y tú, viajero, lleva mi saludo a mi noble padre y a mi tierna madre,
caía a torrentes, el trueno retumbaba y el relámpago rasgaba las nubes; que escucharán alegres en cuanto
te les digas que 'me has visto. Saluda
pero era sobre vosotros sobre quienes descargaba la tormenta. Vuestros también a mi esposa querida
y repítele estas palabras:
"Siempre pensaré en
soldados caían bajo nuestras tajantes espadas como caen las espigas bajo ti hasta el día del juicio
postrero en que me presentaré ante mi creador
la hoz del segador. llevando en el corazón grabada tu imagen. La tristeza
que ahora te domina
"Al vernos llegar ai galope, nuestras espadas les causaron terror tan me aflige mucho más que la prisión o la perspectiva de la muerte.
grande que volvieron la espalda y emprendieron la fuga; pero cargamos 'Tal vez me harán perecer aquí
y después me enterrarán. ¡Un va- . .
sobre ellos hiriéndolos con nuestras lanzas. Unos cayeron prisioneros y liente como yo prefiere caer con gloria
en el campo de batalla y servir de
fueron cargados de cadenas; otros, con ansia mortal, encontraban la tierra pasto a los buitres!"
demasiado pequeña para huir.
"Veíais en nosotros una tropa escogida, que sabía a maravilla lo que Los españoles logran matar a Sa\\-^'ar en una emboscada. Le sucede como
hay que hacer para abrasar las cabezas de los enemigos cuando la lluvia a caudillo de los árabes el poeta Said ben Chudi.
Ben Hafsun vuelve a luchar con
la aristocracia oriental de la región
que aludíais caía a torrentes. Se compone de hijos de Adnan, que aventajan de Elvira v obtiene sobre ella una aplastante
^A
240 C L A U DIO S Á N C H E Z ~ A L E O R N O Z E L K NITRATO DE COR DO
\i r> A ^.H
victoria de que nunca se repusieron los enemigos de los españoles. Durante
la los sevillanos y por su altivez frente al e?mr. Les acaudillaban
«1
los jefc<: 'íe
varios años reconocieron éstos la autoridad de Ben Hafsun. Pero en 893 el I dos poderosas famdias: Qurayb ben Jaldun
y Abd Allah ben Hachchach
príncipe Mutarrif recupera la ciudad para su padre. La derrota había dividido este, como iodos los suyos, descendiejite
de Sara, nieta del penúltimo rey
en facciones a los árabes. Said es asesinado por un grupo hostil. Y sus matadores godo Vttiza. Los sevillanos no escucharon las incitaciones
anuncian a Abd Allah que había intentado sublevarse y que había compuesto de Qurayb a la
revuelta contra el príncipe,
contra él estos versos:
y aquél se vengó haciendo saquear Sevilla por
los bereberes del Guadiana, dispuestos
siempre al robo. Los renegador se
"Ve, mensajero mío, ve a decir a Abd Allah que sólo una pronta fuga organizaron y se dispusieron a la defensa; chocaron
con sus enemigos el
puede salvarle, porque un guerrero temible ha enarbolado el estandarte de emir envío a su hijo Muhammad a dirimir la
cuestión, pero poco después
la rebelión en las riberas del río de las cañas. Hijo de Merwan, devuélvenos despachó im cuerpo de tropas para dar nmerte por
traición a Ben Galib
el poder; a nosotros, a los hijos de los beduinos, es a quienes pertenece de valeroso caudillo de los renegados de Ecija,
aliados de los de Sevilla Al
derecho. ¡Pronto, que me traigan mi alazán con su mantilla bordada de tener noticia del suceso, los sevillanos asaltaron
el palacio de su gobernador
* oro, porque mi estrella brilla más que la suya!" Umayya, hermano de Chaad, jefe de las huestes que habían
t ejecutado a su
compatriota, y luego el palacio del príncipe. Salvó
a éste y a Umayya la
I El asesinato de Said ben Chudi llena de indignación a la facción que le era llegada de tales fuerzas,
y los renegados de Sevilla fueron acuchillados
ri adicta entre los árabes de Granada. Uno de sus partidarios, Aliqdam ben Muafa perdieron a sus dos jefes: Ben Sabaneo
y
Ben Angelino.
y Ben Hafsun. omni-
elogia así al caído: potente entonces, reclamó ante el asustadizo
m príncipe Abd Allah por la
muerte de Ben Galib. Temerosos de ser entregados,
''¿Quién alimentará y que yace en la tumba
vestirá a los pobres, ahora Chad y los suyos huye-
¡Que
generosidad misma? prados no se cubran de
¡Ah! ron de Córdoba, ?ms fueron sorprendidos por
el que era la los los hermanos del jefe rene-
verdura, que los árboles estén sin hojas, que el sol no salga más, ahora que
gado muerto por ellos, y murieron peleando contra
los mismos. El gober-
Ben-Chudi ha muerto, ni los hombres ni los genios verán nunca otro nador de Sevilla, Umayya, para vengar la imierte
de Chad entregó lanudo
a los sevillanos a la cólera de los Banu Jaldun
igual!" y de los Banu Hachchach y
estos exterminaron a su placer a los
espaíioles y dieron muerte a más de
Al-Asadi, también árabe y también poeta, descubre aquí la sed de venganza veinte mil de ellos. Los vencedores aspiraron
entonces a dominar Sevilla
de los amiorosde Said ben Chudi. y su término. Por el pronto trataron de elÍ7mnarse unos a otros,
y Qurayb
n k
"El vino —
decía Asadi en un largo poema —
el vino que el escanciador ,
ben Jaldun hizo asesinar a Abd Allah ben
Hachchach; pero sucedió a éste
su hermano Ibrahim, que superaba a todos
no recobrará para mí su sabor hasta que mi alma obtenga lo que sus iguales por su talento
me sirve
bravura, y las dos familias hubieron de
y su
desea, hasta que vea a los jinetes galopar a rienda suelta para vengar al que proseguir unidas. Juntos dieron
muerte al gobernador Umayya y se burlaron del
era antes su alearía v su orgrullo". imevo enviado del emir
:1
Ibrahim y un hermano de Qurayb cayeron, sin embargo,
después en poder
Del Muqtabis de Ben Hayyan (Según versión fran- de Mutarrif, hijo del soberano. Para obtener su
cesa de Dozy. Hist. des musulmans d'Espagne, II, 195, simiisi^ón, y la de Sevilla, el
príncipe les puso en libertad mediante la entrega
.1*
197-199, 200-201, 202, 204, 207, 270, 271). de sus hijos como rehenes;
mas de regreso en sus tierras, los dos caudillos orientales
se alzaron con el
poder.^ Y suprifnidos los Banu Jaldun por
obra de la malicia del evnr, que
perdió así su última esperanza, Ibrahim ben
Hachchach reinó en Sevilla
DISCORDIAS CIVILES EN SEVILLA hasta su muerte, eso sí, como un gran señor,
con justicia y generosidad.
y el fin de la misma. Sevilla estaba habitada por una inmensa mayoría de Ibrahim ben Flachchach, de regreso a Sevilla, su patria,
tras dejar a su
gentes de estirpe hispana convertidas al islamis7no, mas se habían estable- hijo como rehén en Córdoba, procedió a la partición por mitades
del
cido en la campiña circundante los conquistadores árabes. Casados los más, cantón sevillano; se reservó una de ellas
y
correspondió la otra a Ben
a su llegada, y luego muchas veces, con mujeres españolas, sólo seguían Jaldun. Tal estado de cosas duró muchos años, pero Abd Allah se esforzaba
siendo orientales por la tradición, por el orgullo con que despreciaban a en sembrar la discordia entre ellos, haciendo saber a cada uno el fondo
t
.
I i
242 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ E L E M R A () I) F. C Ó R O í) B A
! í
243
de los pensamientos de su asociado. Un día ocurrió que Ibrahim ben Hach- Iletrado a sergobernador de Sevilla, de Carmona ^ de las regiones vecinas,
chach V Quraib ben Jaldun escribieron al emir a propósito de sus asuntos, adquirió gran fama y ésta se extendió lejos. Constituyó un ejército regular
al mismo tiempo que Jalid ben Jaldun, hermano de Quraib, se dirigía tam- {ckiind), pagó regularmente a sus miembros, como hacía ci príncipe y
bién a él, para excitarle contra Ibrahim, de quien, añadía, él y su hermano, reunió así quinientos jinetes". Ibrahim tenía en la corte de Córdoba gentes
podían asegurarse a su gusto. Abd Allah escribió su respuesta en el original que velaban por sus intereses, que le tenían al corriente de cuanto en ella
de la carta. El mensajero encargado de llevar las diversas misivas dejó luego ocurría que pudiera interesarle, y que le daban consejos sobre la conducta
caer la dirigida por Jalid al emir; un paje de palacio la encontró, la leyó que debía seguir. Por elio renunció a suministrar ayuda en adelante a
V la entres^ó al enviado de Ibrahim ben Hachchach y le propuso llevarla Ben Hafsun y decidió reconocer lealmente la autoridad del jefe de la co-
a su amo, y este último, al recibirla, conoció definitivamente los senti- munidad de los creyentes. El emir por su parte le trató como correspondía
Mi mientos íntimos de los dos Banu Jaldun para con él. Ello ocurrió en 285 a su reconocido mérito e Ibrahim gozó así hasta su muerte de la más alta
[17 enero 899]. Entonces Ibrahim invitó cortésmente a los dos hermanos consideración cerca del príncipe.
i
a una comida; acudieron ambos a ella y, cuando se encontraron reunidos, Hayyan Ibrahim tenía en Sevilla un cadí encargado de
dice además:
dirigió duros reproches a los dos, les exhibió la respuesta del emir y después administrar justicia y un prefecto de policía que aplicaba
las penas corpo-
i II
de habérsela hecho conocer redobló la energía de sus palabras. Entonces rales, como el príncipe en su capital. Era duro con las gentes de mala
ii Jalid sacó un puñal que llevaba en su manga, golpeó con él a Ibrahim en fama, implacable con Iíjs malvados: venían por tierra y por mar a solicitar
la cabeza y rasgándole el tocado con que la cubría le hirió en el rostro. su generosidad y para ofrecerle objetos raros y preciosos, y había en Sevilla
Ibrahim llamó entonces a sus guardias allí presentes y ellos mataron a fábricas donde su nombre era bordado sobre los paños, como hacía a la sa-
sablazos a los dos hermanos. Sus cabezas fueron luego arrojadas a las gentes zón el príncipe. En Carmona, que le obedecía igualmente, edificó el castillo
Ht i
de su séquito y a los guerreros que les habían acompañado. Estos se desban- y construyó buenas fortificaciones; allí se encontraban las caballerizas desti-
daron al conocer el suceso, pero fueron perseguidos, robados y muertos. nadas a los caballos que montaba y a cada momento iba de una ciudad a
En cuanto a los cadáveres de los dos hermanos, Ibrahim les hizo amorta- otra. Su liberalidad le atraía alabanzas que le agradaban; los poetas eran fa-
jar y enterrar. vorecidos con sus generosidades, porque imitaba en su conducta a los más
t Fué entonces reconocido (como señor) por todos los habitantes del grandes príncipes. Cuidaba de que se repartieran socorros a los anacoretas
cantón de Sevilla, después se dirigió al emir para excusarse de la muerte y a los piadosos solitarios. Los cordobeses que cuidaban de que no se perdie-
de los dos hermanos, alegando que habían sido ellos quienes le habían ran sus ganados dejados en libertad, recibían de él honores y regalos. Su
forzado a violar sus compromisos. Ofrecía obedecer al príncipe en adelante mejor poeta Abu Umar Ahmad ben Abd Rabbihi le prefería a todos los
m
y solicitaba la investidura del gobierno de Sevilla. Abd Aliah condescendió agitadores que dominaban entonces Al-Andalus y acudía junto a Ibrahim
a su demanda e Ibrahim llegó a ser único amo de Sevilla; "cobró los im- para solicitar su generosidad; y nunca le fué ella negada, porque Ibrahim
I
puestos, constituyó una guardia, aumentó su posición y acrecentó sus reconocía el mérito de su visitante".
esperanzas por sus liberalidades. Sus actos loables y sus nobles hechos le He aquí cómo y Carmona:
describe los viajes de Ibrahim entre Sevilla
elevaron por cima de sus contemporáneos y su fama se extendió lejos". "Ibrahim no un mar de liberalidades que va de un litoral a otro.
es sino
Ibrahim, siempre ocupado en dirigir peticiones al emir, llegó a reclamar Sevilla, la florecida, se adorna con su gloria y lo mismo la brillante y distin-
la libertad de su hijo Abd al-Rahman, que estaba en Córdoba en calidad guida Carmona. Cuando aquélla está iluminada del brillo de su rostro, ésta
de rehén. La negativ^a de Abd
empujó hacia la desobediencia. Para
Allah le sólo se muestra con vestidos sin galas; y si se instala en la segunda, es la
perjudicar al emir, empezó Ben Hafsun socorros en dinero y en
a enviar a primera la que le llora y le envía mensajeros y mensajes".
soldados con lo que aumentaron mucho la fuerza y las ambiciones del Numerosas poesías fueron dirigidas aIbrahim ben Hachchach por
rebelde. Ibrahim no cesó, sin embargo, de enviar emisarios secretos al emir Ahmad ben Abd Rabbihi y por otros poetas. Ben Abi-l-Fayyad cuenta que
para intentar conseguir la liberación de su hijo, ofreciendo que de lograrla el poeta cordobés Muhammad ben Yahya al-Qalfat fué junto a Ibrahim
volvería a los límites de su deber. El príncipe acabó por consentir en ella y para presentarle poema en n que comenzaba así:
el
dejó en hbenad a Abd al-Rahman ben Ibrahim, y le colmó de favores; "Mi marcha, que se acerca, ha mojado párpados. .
además, renovó la investidura (del gobierno) de Sevilla a favor de Ibrahim, Continuaba con frases satíricas contra sus compatriotas de Córdoba, los
y éste volvió a la sumisión anterior y bajo su administración la región grandes de la ciudad, y los príncipes de la corte, para injuriarles en seguida
gozó de prosperidad. groseramente. Ibrahim, al escuchar el poema, sintió desprecio por el poeta
Según las palabras de Hayyan ben Jalaf: "Habiendo Ibrahim ben Jalafa y le trató de indigno en términos insultantes, de modo que Al-Qalfat se
244 CLAUDIO SÁNCHEZ -ALBORNOZ EL E AI 1 K ATO DE CÓRDOBA 245
retiró decepcionado, regalos y habiendo recogido el digno fruto de
sin que a instigación suya una joven esclava dio a su iiermano un veneno
sus actos V de sus palabras. Volvió a Córdoba v compuso contra Ibrahim que puso fin a bUs dia^.
la sátira que empieza así:
Del Bayan al-Mugrih de Ben Idzarí (Según versión
"Mujer, no me censures, si mi viaje me ha hecho llorar largo tiempo". francesa de Fagnan, II, 205).
Ibrahim
se irritó cuando escuchó tal pieza poética
y encargó a quien
se lahabía recitado de hacer saber que había prestado solemne")
uramento
de que, si el poeta volvía (a hablar mal de los cordobeses), le haría
m i
If I
240 CLAUDIO SAXCHEZ-ALBORNOZ E i. E M IRA r O 1) 1: C O R DO B A o^|-
prendió dolorosamente ai emir Abd Allah que quiso al principio ejecutar sevillanos
y de Sidonia, previmcndoles y ordenándoles al propio tiempo
a los
al culpable; pero más de uno procuró calmarle v entonces renunció a que no se sometiesen a su hijo. Con esto los Banu Abd aí-Maiik va no
Otros por
castigarle''. el contrario dicen que le hizo pagar tal crimen quisieron someterse, y Ben Flachchach y Ben Jaldun se propusieron
con su cabeza. Alá sabe lo ocurrido. Tales hechos sucedieron en el año 277 que el ejército de Mutarrif se dispersara. Bien es verdad que Ben Day-
[25 abril 890 J. sam el Sevillano insultó a esos dos y habló contra las proposiciones de
i
•
Del Bayan al- Mu gr ib de Ben Idzari (Según versión aquéllos y de los que le acompañaban; pero al fin Mutarrif pudo persua-
pn |. francesa de Fagnan, II, 248).
dirse de que era imposible que se realizaran sus esperanzas. Entonces este
príncipe escribió a su padre, pidiéndole el perdón, que al momento le fué
concedido.
Ben Umayya, pues, se encargó de dirigir la guerra contra Ben Hafsun, Después que llegó Córdoba y
ase instaló en su casa dentro de la ciudad,
i cumpliendo como bueno su cometido y manteniéndose hasta que Mutarrif supieron los ministros
í
grandes del reino cosas graves; una de ellas fué
y los
(el hijo del emir Abd Allah) le mató. Cuando esto tuvo lugar, el hijo de
lo siguiente: el jeque Ben Lubaba, Abu Salih, Ben Al-Safar, Ubayd Allah ben
Ben ümayya estaba en Sevilla. El mando de las tropas (al morir Ben Yahya y otras personas distinguidas de la misma clase entre los' musulmanes
Umayya) se dio a Ahmad, hijo de Muhammad, hijo de Abi Abda, que principales, fueron a visitar a Mutarrif a su casa, por saludarle, darle la
era a la sazón ministro y orobernador de Córdoba.
bienvenida del viaje y felicitarle por el perdón que su padre le había conce-
La causa de que Mutarrif le matara fué la siguiente: éste tenía malvados dido. Después que todos ellos salieron de su casa, dijo él a su secretario
designios contra su padre, pues se había propuesto destronarle; y se decía Marwan, hijo de Ubayd Allah ben
algún día tienes poco de comer
Basil: "Si
a sí mismo: "Esto no es posible llevarlo a cabo mientras viva Ben Umav- (no tengas cuidado), yo te daré un encebollado hecho con carne de estos
ya". El emir Abd Allah ya se temía esto de su hijo y le había dicho: "Te borregos destinados al matadero; te aseguro que será un plato exquisito,
he tolerado el que mataras a tu hermano Muhammad, porque al fin y al cual no lo habrás comido en toda tu vida". El secretario contóle esto a
cabo era desobediente y rebelde; pero, voto a Dios, si tú te atreves a hacer Ubayd Allah ben Yahya, que era entonces encargado y curador del prínci-
alguna nov^edad con respecto a Ben Umayya, ten por seguro que te mato pe, y tuvo una reunión con sus amigos, les hizo saber lo que había dicho
entonces". El mismo Abd Allah había prevenido a Ben Umayya, puesto Mutarrif y se pusieron de acuerdo en que debía matársele, declarando lícita
que ya sospechaba con fundamento las intenciones secretas de su hijo, y la efusión de su sangre, porque era conocidamente heterodoxo o hereje.
hasta le había dicho a aquél: "¡Cuidado de encerrarte con él en un mismo Después fueron a buscar al canciller Ben al-Salim y le dijeron: "Nosotros
campamento; no te entrevistes con él, si no es montado a caballo!" estamos ya deseando emigrar y abandonar nuestras moradas, porque nos
Sucedió, pues, que Mutarrif y Ben Umayya se fueron contra Sevilla infunde miedo Mutarrif, que quiere destituir a su padre
y que nosotros le
para ir inmediatamente después contra Sidonia; y al estar frente a Sevilla, reconozcamos a él. Si vos nos protegéis, bien; pero si no, emigraremos; con
Mutarrif envió a los sevillanos un mensajero que les dijera: "Bien sabéis la nosotros va la ciencia y no nos faltará quien nos honre por ella dondequiera
mala voluntad que os tiene Ben Umayya, y el mal trato que os dio mien- que vayamos". El canciller puso en conocimiento de Abd Allah lo que
tras fué gobernador de vuestra ciudad; no ha variado de conducta, pues ocurría, y éste inmediatamente ordenó a Ubayd Allah ben Muhammad,
continúa excitando al emir, cuya vida guarde Dios, a que tome medidas jefe de la caballería, y a x\bd Allah ben Mudar, gobernador de Córdoba,
contra vosotros. Si yo os hbro de él, venid a verme". En aquel tiempo que fueran a prender a su hijo: éstos atacaron la casa donde éste estaba, la
Sevilla era inexpugnable, bien fortificada, y la mantenían Qurayb ben Jaldun, combatieron por espacio de dos días, y al tercero fué cogido. Ubayd Allah
e Ibrahim ben Hachchach. Estos contestaron afirmativamente, sometiéndose. ben Muhammad quedó guardando la casa, y Ben Mudar se lo llevo al pala-
Mutarrif mató a Ben Umayya y les mandó la cabeza: lo había muerto cio de los ministros; permitiósele entrar a
Ben Mudar; éste hizo saber que
en el campamento. En seguida se le presentaron los sevillanos; les dio las príncipe se hallaba
el
y entonces el canciller le dijo: "¿Y por qué
allí fuera,
gracias por la sumisión y les ordenó que se pertrechasen de lo necesario lo has traído aquí? Vuélvele a su casa
y mátalo y sepúltalo". Así se llevó
para acompañarlo a Sidonia, a fin de que a la vez se verificase la sumisión a efecto. Después de la muerte de Ben Umayya el mando de las tropas
de los sevillanos y la de los Banu iVbd al-Malik, poder llevar después a se dio a Ahmad ben Muhammad ben Abí Abda (como hemos dicho ante-
y
efecto la intención suya de destituir a su padre. riormente).
Al saber el emir, su padre, muerte de Ben Umayya, emocionóse
la (Se nos había olvidado decir que) Mutarrif había cogido a su hermano
vivamente y le parecieron ya bien claros los malvados designios que Muta- y lohabía muerto en palacio, después de muchas cosas que acaecieron entre
rrif alimentaba contra él. Sin pérdida de tiempo escribió una carta a los ambos, las cuales todo el mundo sabe. Dios le castigó por haber sido cl
248 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
I asesino de su hermano, que sin duda alguna era mejor y mucho más sincero
en creencias rehgiosas que él.
K
248 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
fe3af.fc*t.i*- ."T"»"«
asesino de su hermano, que sin duda alguna era mejor y mucho más sincero
en creencias religiosas que él.
mañana murió.
Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
francesa de Fagnan, II, 250).
Dice ben Ahmad al-Razi: En este año salió de Córdoba Ahmad ben
Isa
Muhammad, el conocido por ''el Gato", hijo de Hixam ben Muawiva, hijo
del emir Hixam, hijo de Abd al-Rahman ben Muawiva ben Hixam ben Abd
al-Malik ben Alarwan. Declaróse en rebelión contra el emir Abd AUah, a
quien consideraba impotente para el desempeño de su cargo de regir a los
musulmanes y pidiejido el mando por favor con prohibició^n de oposiciones
y luchas, verificó su levantamiento con el auxilio del denominado Abu Ali
.1*
\v
Aziarach, "el Guarnicionero", un malvado que aparentaba ser un asceta,
rsctivo propulsor de la guerra civil. Llevaba por sobrenombre
Al-Aluravid
por sus reiterados ataques en las fronteras
y su deseo ardicnrt df iiichar.
Escogió al Quraixi citado por su confidente, se compruiiiciio a toiiiai partí
do por el y a apoyar su reinado. £i Quraixi accedió a cuanto acerca de e re
particular le pedía Abu Ali, se dejó guiar de su consejo y cuando todo
estuvo dispuesto, salió con él y se dirigió al cantón de Fahs al-Balut, hoy
O campo de Calatrava y al monte Beranis. Excitó a sus habitantes a defender
la verdad y a perseguir el error. Pero dio una mala dirección a sus opinio-
nes, procuró asegurar la amistad de sus cabilas, se hizo pasar ante ellos
como adivino, hízoles brillantes promesas, les engañó y cegó los ojos. Empe-
zó a invitarlos a laguerra santa, los movió a defender la religión y difamó
a
a su imán Abd Allah, emir de la comunidad musulmana. Ellos suspendieron
sus trabajos, se juntaron y unieron con él; los organizó en cuerpo de ejér-
O
u cito, se aseguró de sus firmes resoluciones y avanzó desde Fahs al-Balut
3
Q hasta Trujillo, donde acampó. Allí, en la tribu de Nafza anduvo de un lado
para otro convocando a la gente, escribiendo a las cabilas bereberes
S y
haciendo creer a los hombres que él era el Mahdi de la religión, defensor
de los mushmes, con lo que acudieron a reunirse en su alrededor los habi-
tantes de aquellos distritos. Desde allí envió emisarios a todos los de la
parte central y occidental, invitando a las gentes para que vinieran a hacer
la guerra santa con él. Les prometía la victoria sobre sus enemigos,
los
habitantes de la Chaliqiya —
confúndalos Alá— en la ciudad de Zamora, la
abandonada, ahora recuperada del poder del tirano Alfonso, que la había
reedificado y la había poblado de cristianos.
i
Entre Zamora y León, la mayor de sus ciudades, hay dos jornadas. Du-
rante el tiempo de sus antepasados permaneció despoblada Zamora: después
no se impidió a los cristianos establecerse en ella y ello fué causa de que
aumentaran los daños en aquella frontera y de que crecieran los estragos
de sus correrías por todos los países musulmanes, hasta este último (tiempo
en) que juzgaron de extrema gravedad (lo ocurrido) Desde
y dijeron:
León hacían correrías y causaban estragos en nuestros territorios como si
estuvieran cerca de nosotros, ¿qué será ahora desde Zamora, si antes ya se
EL EMIRATO DE CÓRDOBA 249
Dice ben Ahmad al-Razi: En este año salió de Córdoba Ahmad ben
Isa
Muhammad, el conocido por "el Gato", hijo de Hixam ben Aluawiya, hijo
del emir Hixam, hijo de Abd al-Rahman ben Muawiya ben Hixam ben Abd
al-Mahk ben Marwan. Declaróse en rebelión contra el emir Abd AUah, a
quien consideraba impotente para desempeño de su cargo de regir a los
el
musulmanes y pidiendo el mando por
favor con prohibición de oposiciones
y luchas, verificó su levantamiento con el auxilio del denominado Abu Ali
Aziarach, "el Guarnicionero", un malvado que aparentaba ser un asceta,
activo propulsor de la guerra civil. Llevaba por sobrenombre Al-Muravid
por sus reiterados ataques en las fronteras y su deseo ardiente de luchar.
Escogió al Quraixi citado por su confidente, se comprometió a tomar parti-
do por él y a apoyar su reinado. El Quraixi accedió a cuanto acerca de este
particular le pedía Abu Ali, se dejó guiar de su consejo
y cuando todo
estuvo dispuesto, salió con él y se dirigió al cantón de Fahs al-Balut, hoy
campo de Calatrava y al monte Beranis. Excitó a sus habitantes a defender
la verdad
N y a perseguir el error. Pero dio una mala dirección a sus opinio-
nes, procuró asegurar la amistad de sus cabilas, se hizo pasar ante
ZJ
ellos
'O como adivino, hízoles brillantes promesas, les engañó y cegó los ojos. Empe-
.a zó a invitarlos a la guerra santa, los movió a defender la religión y difamó
a su imán Abd Allah, emir de la comunidad musulmana. Ellos suspendieron
sus trabajos, se juntaron y unieron con él; los organizó en cuerpo de ejér-
(-1
cito, se aseguró de sus firmes resoluciones y avanzó desde Fahs al-Balut
hasta Trujillo, donde acampó. Allí, en la tribu de Nafza anduvo de un lado
para otro convocando a la gente, escribiendo a las cabilas bereberes
UJ y
haciendo creer a los hombres que él era el Alahdi de la religión, defensor
de los muslimes, con lo que acudieron a reunirse en su alrededor los habi-
tantes de aquellos distritos. Desde allí envió emisarios a todos los de la
parte central y occidental, invitando a las gentes para que vinieran a hacer
la guerra santa con él. Les prometía la victoria sobre sus enemigos, los
habitantes de la Chaliqiya —
confúndalos Alá— en la ciudad de Zamora, la
abandonada, ahora recuperada del poder del tirano Alfonso, que la había
reedificado y la había poblado de cristianos.
Entre Zamora y León, la mayor de sus ciudades, hay dos jornadas. Du-
rante el tiempo de sus antepasados permaneció despoblada Zamora: después
no se impidió a los cristianos establecerse en ella y ello fué causa de que
aumentaran los daños en aquella frontera y de que crecieran los estragos
de sus correrías por todos los países musulmanes, hasta este último (tiempo
en) que juzgaron de extrema gravedad (lo ocurrido)
y dijeron: Desde
León hacían correrías y causaban estragos en nuestros territorios como si
estuvieran cerca de nosotros, ¿qué será ahora desde Zamora, si antes ya se
-J - cLA l; í) í o S A X (, Z - AL B (J R S <:
z EL EMIRATO DE CÓRDOBA 25I
aproximaban tinto, nos tendían celadas e intentaban darnos muerte? Con de los dones que Alá me ha otorgado, pero os haré ver muchos más a su
destacamentos de caballería hicieron ya una expedición contra Zamora los debido tiempo, si Alá me prolonga la existencia".
defensores de nuestra frontera. Pero encontraron allí un enemigo terrible Condujo su hueste hasta a un áh de distancia de Zamora y en el cnnunn
h que la defendía e impedía el acceso a ella por todas partes. No consiguie- se le juntaron tropas que acudían a la guerra, de Toledo, Talayera, (iuada-
I
4 -
ron del emir que dedicara su atención a reunir las tropas de auxilio con las lajara, Santavcnia
y de sus respectivos territorios, que caminaron hasta incor-
I
cuales pudieran combatir a los cristianos de la ciudad, por estar ocupado porarse a su ejército y avanzaron hasta acercarse a él.
en su empeño de combatir a los rebeldes de la zona central. Y, por encon- Y sucedió que le envidiaron sus compañeros primates y jefes de más
trarse ocupados también los pueblos fronterizos con las diferencias y enemis- confianza de entre los notables de la tribu de Nafza, principalmente Baabal
tades que habían surgido entre ellos y que sembraban la discordia, propagá- ben Yadix, que en su interior estaba arrepentido de haberle seguido y temía
base la inacción de unos a otros hasta el punto de que quedó interrumpida la que le arrebataran el mando de su tribu. Con toda reserva comunicó sus
guerra santa. Se repitió entonces el estado de la Chaliqiya v los habitantes temores a sus amigos de confianza y se puso de acuerdo con ellos para
de fronteras se vieron obligados a vivir en paz con los idólatras v a tratar-
las seguir tratando como amigo al pretendiente y no darle el golpe hasta que
It los con benevolencia, con ocasión del morbo de la guerra que existía entre se le presentara ocasión oportuna o acelerar la huida cuando fueran
ellos y sus vecinos. Ellos deseaban, sin embargo, la guerra santa y anhelaban atacados.
entrar por tierras enemigas, pero no encontraban medio de realizar su inten- Cuando se reunieron con él todos los contingentes de la frontera perte-
to, ni ayuda alguna para la empresa. Cuando los mensajeros de "el Gato" necientes a los distritos que hemos señalado, no se dejó ver de ellos durante
llegaron a los mencionados pueblos y sus habitantes leyeron su misiva, se algunos días. Lo llevaron a mal, pues tenían ardientes deseos de verle y de
reanimaron sus buenos deseos y salieron presurosos a su encuentro, dispután- oírle hablar, por las cosas que les habían contado de él y le pidieron que se
dose la delantera para llegar los primeros a su presencia. Como si para ellos presentara. Salió entonces a su presencia montado en un caballo blanco,
ü hubiera sonado el grito del destino, tan pronto como él dejó oír su llamada vestido de blanco, tocado con blanco turbante y ceñida la espada con un
unos de grado y otros por fuerza, llegando a reunirse
se dirigieron hacia él, tahalí blanco. Se presentó, dio una vuelta por todo el ejército, se exhibió
o - o C L A V i) í O S AN ( , ií F 7 - A L P> O R Xn 7
batalla durante todo un día. Encendido de nuevo al siguiente el fueo-o
EL EMIRATO DE C 6 R !>() B A 253
del
combate, no opusieron gran resistencia los cristianos. Adefonso abandonarlo en las tinieblas cayeron en sus manos y fueron reducidos a
I ) ios^suyos
fueron pronto derrotados, volvieron la espalda al enemigo, cautiverio.
persiguióles
éste, matando a unos En este estado pasaron la noche los cristianos, bloqueando a los iiiusui-
y haciendo a otros prisioneros, hasta obligarles a'cruzar
un denominado de Ardoin, situado en las inmediaciones" de Zamora
valle iiianes, vigilándolos y estrechando Amanecido el día tercero Ade-
el cerco.
difícil de atravesar por la estrechez de sus
y fonso y sus gentes atacaron otra vez a los muslimes v entonces, convencido
senderos. Los musulmanes les
hicieron experimentar en él la más vergonzosa muerte, el pretendiente, su emir, de que no había para él salvación, se armó de valor,
y le atravesaron
persiguiéndolos en su rápida huida hacia Zamora. Combatidos espoleó a su corcel, se lanzó contra los enemigos y se batió hasta morir
rigurosamente
por los musulmanes, la mayor parte de los cristianos se desviaron del rodeado de los que a pie firme combatieron en su compañía.
camino
que conducía a la ciudad y huyeron tan veloces que algunos de los El enemigo se apoderó entonces del campamento musulmán y se llevó
fugitivos
llegaron hasta a más de diez millas de distancia de lo que en él había. Y la cabeza del pretendiente Ben Alqit fué llevada al
Zamora por el interior
de su país. rey Adefonso, quien mandó que fuera fijada sobre la puerta de Zamora.
Cuando vio el malvado Baglal ben Vadix, Terrible fué el desastre a causa del crecido número de muertos que
y sus prohombres de Nafza,
el favor que Alá había dispensado a este pretendiente con haber sufrieron los muslimes. Con ello aumentaron los ataques contra ellos v la
ahuyentado
al enemigo, tuviéronle envidia y dijeron entre sí: "Si este osadía del enemigo. Entre la gente fronteriza fué conocida esta derrota con
hombre llega
el nombre de "el día de Zamora"
a dar cima a tan gran victoria
y regresa a nuestros dominios no estaremos y tuvo lugar a diez días por andar del
con el tranquilos en nuestro país, sino que por su causa mes de Rachab del año 288 [12 de julio de 981 J.
tendremos que
salir de allí
y ya que no nos fué posible aprovechar una ocasión para matarle Del Muqtabis de Ben Hayyan (Trad. inédita de
vamos a conseguir que recaiga sobre él la derrota. Se avisaron, M. Antuña).
pues, unos
a otros y con sus señales
m y sus estandartes se volvieron hacia el lugar donde
se había dado la batalla. Les obedecieron
l<:r
y siguieron parte de sus cabilas y
habiendo llegado al sitio mencionado, tomaron los objetos de
su pertenencia
que allí tenían. A cuantos musulmanes encontraban infundían EL HIPÓCRITA Y SANGUINARIO ABO ALLAH
miedo dicién-
doles que habían sido batidos
y que el enemigo venía a su alcance. Gran Los cromstas cortesanos, forzados a la adulación de los príncipes cor-
número de creyentes islamitas siguieron la conducta de tales jefes
y ella fué dobeses, nos han dejado retratos idealizados de los mismos. Con gran celo
al cabo imitada por todas sus gentes. La
mavor parte del ejército retrocedió,
surgió han sacado a plena luz sus calidades y han dejado en la peninnbru sus
confusión entre sus filas y las tropas emprendieron
la
la marcha!
Sabedores de esto los politeístas, les atacaron )' persiguieron defectos. Los historiadores contemporáneos de eynires y califas, aunque no
hasta empujarlos
hacia figurasen en el coro de sus aduladores oficiales, por devoción hacia el
causándoles una gran matanza' al converger allí los musulma-
el valle,
nes. Atravesaron luego en su huida el valle jefe de la comimidad de musulmanes o por temor a incurrir
los creyeiítes
perseiruidos de cerca por el
en su ira, frejiaban también su
pluma y no la dejaban ir demasiado lejos
enemigo hasta que llegaron al río Duero, el Grande.^Intentaron
interceptar- en la crítica de los soberaiios. A lo sumo, con la sutilidad de los habituados
les el paso los que se habían parado en
I el campamento con la esperanza- de
a vivir en regímenes tiránicos, descubrían las flaquezas principescas
impedir que el enemigo atravesara el río en su persecución. en medio
Pero no pudie- de sus obligados ditirariibos, o las dejaban adivi?iar como con un guiño de
I' ron con ellos, y el enemigo les ahuyentó, les forzó a
llegar a su campo
-
¡i
p>
254 CLAUDIO S Á XCHEZ - AL R O R XOZ EL EMIRATO DE CÓRDOBA 255
Corán, que con frecuencia, repartía abundantes liniosnas \- nume-
recital)a
Bajo su reinado no se dieron a los placeres porque mismo no bebía él
rosos regalos; de piedad escrupulosa )' de gran mérito, amaba el bien
y los jamás ni vino m bebidas que emborracharan. Como un día uno de sus
hombres de bien; decía frecuentes oraciones, humilde
y sinceramente some- clientes se esforzara en disculparse con él por una falta de tal naturaleza,
tido a Alá, cuyo nombre repetía con frecuencia, desaprobaba los excesos y le respondió: "Todas las apariencias prueban lo contrario de lo que dices
apartaba de sí a quienes se entregaban a ellos v casticraba severamente inanidad de tus excusas;
ía V anuncian la si confesases tu falta y pidieses
mjusticia y la violencia. Tenía variados conocimientos en las diversas cien- perdón por tu pecado sería mejor y podrías hacerte perdonar más fácil-
cias, eraversado en la lengua árabe, hablaba elegantemente mente". "He cometido esa falta, dijo entonces su interlocutor, sov culpa-
y empleaba al
hacerlo imágenes selectas. Durante casi todo su reinado no cesó de reunirse
ble de ese pecado, no soy sino una criatura y no tengo excusa". "Despacio,
con sus visires y sus principales capitanes.
Tras haber examinado y decidido dijo el emir, no te apresures. Has hecho tu gusto primero y te has arrepen-
con ellos los asuntos del reino, así como
medidas necesarias para remediar
las tido luego; el pecado no ha podido deslizarse entre los dos. Te perdono".
los males de la guerra civil, se entregaba con ellos al estudio de la historia
y Dictó la carta cuyo texto sigue, dirigida a uno de sus gobernadores:
de las ciencias. No figura entre los que se dejaron dominar por la voluptuo- "Después de los cumplimientos habituales. Si tu celo en examinar y vigilar
sidad o entre los que, ya en el trono o antes de subir a él, sucumbieron alguna asuntos que te he encomendado respondiese a laregularidad de tus
los
vez a la ebriedad. Hizo construir un pasaje cubierto que unía el palacio mensajes y al que miras como la más
cuidado que pones en ocuparte de lo
a la mezquita mayor para poder asistir a la plegaria del viernes, recitar las útiles, más sagaces
seria de tus tareas, figurarías entre mis auxiliares más
otras oraciones ydar curso a su deseo de practicar buenas obras. Se sen-
y más resueltos. Escribe menos cartas sin objeto y sin utilidad, emplea tus
taba en el pasaje cubierto antes y después de la oración del viernes y desde cuidados, tu celo y tu inteligencia en asuntos en los que se descubra ru
allí veía al pueblo, vigilaba sus hechos y sus gestos, asistía a sus reuniones talento destaque tu capacidad".
y se
sin ser visto, oía loque decían las víctimas de los actos arbitrarios, en una A un visir que le había escrito sobre un asunto, le respondió en su
palabra, se ponía enteramente al corriente de los asuntos de sus subditos.
misma carta:
Tenía también la costumbre de situarse, en días determinados, en una de las "Eres ¡oh Nadr! un ser desdichado de quien no se puede esperar ningún
puertas de su palacio, y acudían a denunciarle las injusticias cometidas. Le servicio útil, no sirves sino para aprovisionar los retretes y la mesa".
eran entregadas las cartas a través de una puerta de hierro, en la que había
hecho abrir un hueco a tal objeto, de suerte que el más débil (de sus
subditos) podía entregarle un escrito en propia mano
y hablarle del abuso
^
3i
r de que era víctima. Por ello todas las gentes influyentes
f
y todos los funcio-
narios se guardaban de hacer nada que pudiera suscitar quejas Era naturalmente poeta y compuso bellos versos.
y se abstenían
de sobrecargar a sus subordinados, porque el temor de ser castigados "Elevó siempre la antorcha de la religión y marchó por el camino recto,
y el
deseo de escapar a sus reprensiones les hacían seguir los métodos empleados sin que las guerras civiles pudieran apartarle del cuidado de su alma ni de
por el príncipe mismo. Bajo su reinado (las gentes) cesaron de entregarse las obras destinadas a servarle el día de la necesidad y del descenso a la
a las voluptuosidades y ni grandes ni pequeños se dieron a las diversiones. tumba". Se le cuenta entre los más virtuosos califas omeyas de España,
La práctica del bien, la manifestación exterior de la piedad entre aquellos cuya senda mereciera más servir de ejemplo, cuya ciencia
y del culto
eran generales, tanto en las diversas clases de gentes que dependían de la (religiosa) era más completa y cuya piedad era más firme. Pero su vida
corte, como en el pueblo. Pedía frecuentemente perdón a Alá, estuvo agitada por revueltas de larga duración, por la reducción de los
se abstenía
de jurar por su santo nombre, acogía bien las invocaciones en que el nombre límites del territorio por la disminución del rendimiento del
que regía,
de Alá era citado, daba fe a los juramentos hechos en nombre de Alá impuesto de la zakab, de tal modo que la hipocresía se insinuó en él bajo
y concedía gracia o perdón al asustado o al culpable que recurría a él. un velo de piedad, la avaricia le dio un natural que no provenía de su
I
Sus hechos memorables son numerosos y el recuerdo de sus méritos perma- valor propio y la poca importancia que dio al derramamiento de sangre
nece en la memoria de los hombres. rebajaba su religión, porque, en efecto, las discordias civiles suscitadas por
sus dos hijos le hicieron ejecutar al mayor por una simple sospecha". El
4
dándose a buenas obras y evitando las faltas reprobadas por la ley. Sin
las
m
,*
25-> ^ T- -^ r r> T o S \ V r ff E Z - ALBoRNoz
í ,
soborno al oinnario de c>te, quien enveneno h lanceni dai (]ue tuibia de
sangrarle y ^e deheriibarazo así del eniir, (ícupado entíaices en una expe-
dición contra Ben Hafsun y en el campamento mismo en que se encon-
traba. Hizo además morir a golpes de espada a sus dos hijos, primero a
Muhammad, padre de Al-Xasir li-din Allah, v después a Al-AIurarrif. Se III
desembarazó resueltamente de sus dos hermanos, de Hixam por
de Al-Qasim por el veneno, etc.".
el hierro v ESPAÑA CALIFAL
Del Bayan al-Mugrib de Ben Tdzarí (Según versión
francesa de Fagnan, II, 253).
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En 309 [12 mayo 921] .. Al-Nasir envió tropas contra los castillos de
.
aune ,, había aventurado un ejérctE. Todos Seguido de sus tropas, de su caballería y de sus bagajes, el emir fué a
rieron y el país pudo ser
sus habÍaZi Ínt acampar bajo los muros de Bobastro el martes 22 Rabi II [26 junio]. Puso
í\ pacificado.
El emir marchó en seguida más decisión que nunca en levantar construcciones ofensivas
de nuevo contra la montaña de Bobastro más ardor y
que jamás en bloquear la plaza. Dejó allí varios oficiales para proseguir las
tomado la fortaleza, habían hbertado operaciones sin interrupción y él mismo se trasladó ante
a quienes tenía encarcelados v habhn Al-Hanax, a cuyos
habitantes invitó a rendirse, les hizo evacuar la población
^" ^--.^^^^'y™- g-ias a un .rÍ:^^':!:^ y después destruyó
cÍnll^tt^rsuf" f-H las murallas e hizo desaparecer hasta sus huellas.
de cu a puertas le tue abierta
y por la que penetró cubierto por un velo
Al-Nasir marchó en seguida contra de San Pedro
?X;la
^ado > con su a>uda
;Íd7l'''^
''' '^^"'^ '^ ^"^^-^
los venció e hizo ejecutar
- h'abían suble
a casi todos
í los castillos vecinos, y los atacó, cortando
el castillo
martes 18 de Chumada [21 agosto] 'después de sesenta y cinco días de Encomendó a sus soldados la destrucción de todas las obras de fortificación
expedición.
que la rodeaban y de todas las casas que se alzaban fuera de ella. Hizo
Del Bayan al-Mugrib de Bex Idzari (Según versión
francesa exhumar los cadáveres de Umar ben Hafsun y de su hijo y, abiertas sus
de Fagnan, II, 300, 302, 304, 315, 317, 319,
320).
tumbas, se los halló tumbados sobre la espalda', según la práctica cristiana.
Todos los juristas que participaron en la expedición de Al-Nasir vieron las
tumbas y atestiguaron que los dos habían muerto en la fe cristiana. En
Toma de Bobastro y profanación del sepulcro de Ben Hafsun
consecuencia, fueron retirados de sus sepulcros, y sus impuras osamentas,
transportadas a Córdoba, fueron expuestas en la Puerta de Al-Sudda sobre
Como el sitio de tal plaza proseguía sin piedad contra Hafs ben Umar
horcas elevadas junto a la del hereje Sulayman ben Umar, para servir de
ben Hafsun, que estaba rodeado por todas partes de
fortificaciones desti- advertencia al pueblo, y ello sirvió de satisfacción a los musulmanes.
nadas a contenerle, tal jefe reconoció que ante
el celo y la resolución
desplegadas contra él no podría mantenerse en las Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
montañas donde estaba.
En francesa de Fagnan, II, 322).
consecuencia, escribió al emir para pedirle cuartel y obtener su perdón,
prometiéndole montaña y reconocer y aceptar su autoridad. Al-
salir de la
Nasir le envió al visir Ahmad ben Áluhammad ben
Hudayr, quien, de con-
cierto con Said ben x\l-Mundzir, se ocupó de
la salida de^Ben Hafsun de la
fortaleza de Bobastro, que fué ocupada por
SUMISIÓN DE SEVILLA
soldados y gentes de Al-Nasir
el jueves 23 de Dzu-1-qada [21 enero 928]. El visir'Ben
Hudayr llevó a La de la aristocracia árabe y la desaparición de sus más famosos
fatiga
Hafs con su familia y con todos los cristianos de la plaza,
con sus mujeres caudillosquedan señaladas como los prificipales factores que favorecieron
e hijos aCórdoba, donde entró el 1 Dzu-1-hicha [22 enero].
la empresa de pacificación de Al-Andalus por Abd
al-Rahinan III. Entre los
El emir acogió generosamente a Hafs, a quien perdonó
y concedió un que más colaboraron con su audacia, su constancia
y su energía en el resta-
olvido completo del pasado
y al que hizo formar parte de su séquito e blecimiento de la suprema autoridad califal cabe incluir ahora otro de
incluyó en el ejército (chumí). Y el visir Said ben
Al-AIundzir permaneció acción no despreciable. Ale refiero a las rivalidades entre las
en Bobastro para conservar la plaza y realizar en figuras epigó-
ella las obras de defensa nicas de la nobleza oriejital He aquí cómo ayudaron a la sumisión de
ordenadas por el príncipe.
Sevilla por Al-Nasir las discordias que separaron, tras la muerte del gran
Ibrahifu ben Hachchach, a sus descendientes o sucesores.
En 316 [25 febrero 928] d emir Al-Xasir fué a Bobastro, después de
la conquista de la plaza, para arreglar allí las cosas y regular definitivamente
la ocupación. Salió de Córdoba sin ceremonia alguna
el 15 iMuharram Al-Razi cuenta lo que sigue: Al-Nasir li-din Allah se apoderó de Sevilla
[10 marzo], séptimo día del mes de Adzar, llevando consi^ro a su heredero en 301 [7 agosto 913], en las circunstancias siguientes. Al morir Abd al-
presunto Al-Mustansir,
y dejando en el palacio a su otro hijo Abd al-Aziz, Rahman ben Ibrahim ben Hachchach, que, a la muerte de su padre se ha-
para recibir la correspondencia, al visir Ahmad ben
Aluhammad ben Hudayr bía hecho independiente en la ciudad, los sevillanos
se pusieron de acuerdo
y en calidad de prefecto de la ciudad a Ahmad ben Isa, que reemplazaba a para colocar a su cabeza a i\hmad ben Maslama
su padre Isa ben Ahmad. y para rechazar a Aluham-
mad, hermano de Abd al-Rahman señor de Carmona; pero éstos
y sus y
El canciller Musa ben Aluhammad, que estaba enfermo, no participó gentes se opusieron a tal acuerdo
y se unieron al príncipe jefe de la Comu-
en expedición. Se dirigieron primero a Ecija, luego a
la
nidad de los Creyentes. Entonces Al-Nasir envió contra ellos tropas
Osuna. El príncipe que
llegó al castillo de Bobastro el domingo 20
Aluharram [15 marzo]. Entró libraron con los habitantes sangrientos combates. Ordenó en seguida a AIu-
H
2^4 CLAUDIO S Á X C H E Z - A L B O R N O Z ESP A Ñ A C A r A h I, I
265
hammaci ben Ibrahim que asediara de cerca a los sevillanos. Le
colocó al que le nombre de su señor, a saber: que saldría de Carmona dejando
hizo en
frente de la hueste
y junto a él a Qasim ben Walid, entonces comandante un lugarteniente nombrado por él
de su guardia y amigo de Aluhammad. Los dos jefes marcharon
allí
y que vendría a vivir a Córdoba. El II
de Córdoba emir aprobó todo y prometió satisfacer enteramente la^ peticiones de
a Carmona, desde donde sus tropas lanzaron
ataques en dirección a Sevilla. Aluhammad, y éste, después de recibir al mensajero portador de tales pro-
Conquistaron los distritos del Aljarafe, Itálica, Al-Burr, etc. mesas, salió de Carmona en Ramadan del 301 [31 marzo 914J y marchó
Entonces Ben Maslama, señor de Sevilla, viéndose a punto
de ser domi- a Sevilla con los principales miembros de su familia y una escolta de gue-
nado, solicitó socorro del gran jefe de la rebelión,
del maldito Ben Hafsun. rreros. El emir les hizo distribuir vestidos de honor
Fue éste en persona en su ayuda, le hizo salir de Sevilla y presentes, proporcio-
y
le trasladó ai nados a su jerarquía y al lugar que cada uno ocupaba cerca de Aluhammad,
otro lado del río. El ejército estaba en el castillo de
Cabra con Aluhammad los trató con gran Hizo lo mismo con el mismo Aluhammad,
liberalidad.
ben Ibrahim y Qasim ben Walid, quienes colocándose a y
la cabeza de las ie unió a su persona, un puesto de visir, llenándole de calificativos
le dio
gentes del séquito del príncipe, atacaron
y pusieron en fuga a Ben Hafsun. honoríficos, y después emprendió una expedición
y se hizo acompañar
El vencido, marchando rápido ante ellos," se refugió en su fortaleza. por él en atención a su nuevo car^o.
Entonces Ben Maslama, reflexionando sobre la querella
que tenía con Habib ben Umar, nombrado por Al-Nasir gobernador de Carmona, se
su primo Aluhammad ben Hachchach, que
era de hecho su coheredero fortificó en tal ciudad (para sustraerse a la autoridad soberana). El prín-
en la sucesión de su padre
y sobre su impotencia frente a él, decidió cipe fué a sitiarle se hizo acompañar por Aluhammad ben Hachchach
mejorar sus relaciones con el sultán Al-Nasir y
y le ofreció, mediante un en calidad de visir. Envidiosos de esto le acusaron ante el soberano de estar
enviado, poner Sevilla entre sus manos. Como
resultado de tal llamamiento, en secreta connivencia con Ben Umar y de animar su revuelta. Al-Nasir
el canciller Badr vino a tomar posesión
de la ciudad sin efusión de sangre le destituyó entonces del visiriato y le hizo detener en unión de Ben
y sm combate. Cuando se estableció en ella convocó a sus habitantes yles Walid, jefe de la guardia; pero los dos personajes fueron puestos en seguida
prometió, en nombre del soberano, toda clase de
beneficios y el manteni- en libertad. Poco tiempo después, en Xawwal del 302 [19 abril 915] murió
}l miento y aún la ampliación de las distribuciones que
les eran hechas bajo Muhammad ben Hachchach.
losBanu Hachchach. Tal discurso mereció la aprobación
de los oyentes
Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari
y todo marchó perfectamente por lo que hacía al canciller y a Ben Ala'slama. (Según versión
El canciller se dirigió en seguida a Aluhammad ben francesa de Fagnan, II, 213).
Hachchach para hacerle
saber que, habiendo tomado el príncipe posesión
de Sevilla, le ordenaba ce-
sar en su asedio de la misma. Pero Aluhammad,
al recibir tal carta, quedó
poco satisfecho de su contenido y cambió de disposiciones
respecto al emir.
Con desprecio de la obediencia que le debía salió la misma noche ABD AL.RAFIMAN III FRENTE A LOS
con Qasim REYES CRISTIANOS
ben Walid del castillo de Cabra, que ocupaba,
y se dirigió hacia Carmona
con sus tropas. En el camino encontró ganados pertenecientes
a los cordo- El nieto de Abd
beses, se apoderó de
Abd al-Rahman III al-Nasir,
Allab, el futuro califa
ellos,condujo a Carmona y se preparó abierta-
los
recibió de su abuelo una herencia
Al-Andalus dojninado por doce-
difícil:
mente a la resistencia. Sin embargo, los restituyó tod¿s
como consecuencia Viis de rebeldes, algunos poderosos,
y combatido desde el Norte por dos
de las ordenes que Al-Nasir le hizo llegar por
conducto de un mayordomo. remos, que habían adquirido gran fuerza en la crisis de la España mu-
Al regreso de éste a Córdoba, Aluhammad ben
Hachchach marchó con suhnana. Como queda dicho, durante dos decenios, con una constancia
sus tropas de Carmona sobre Sevilla, llegó
a ésta por la mañana v la atacó. sin igual, fué sometiendo a su suprema autoridad los sublevados contra
Sus fortificaciones estaban parcialmente destruidas
y esperaba tomarlas. Córdoba. Pero los reyes de León y de Navarra no le dieron plazo para
Pero hubo de huir ante la sahda del gobernador
que había nombrado el consagrarse a los problemas interiores de su imperio; las tropas musulmanas
emir y volvió a Carmona.
sufrieron una gran derrota en San Esteban de Gormaz, junto al río Duero,
Por otra
parte, Al-Nasir, al tener noticia del ataque,
envió tropas de hasta cuyas márgenes se había atrevido el leonés a llevar sus fronteras;
refuerzo gobernador, y éste puso la ciudad en estado de defensa, para
al
Abd al-Rahman no quiso esperar a la conclusióji de la pacificación i?7terior
no temer en adelante los ataques de Aluhammad ben
Hachchach. Ante de Al-Andalus, para reaccionar contrael Cristiano; y en la primavera del 920
sus disposiciones hostiles, Al-Nasir, para
atraerle, le envió a su amigo Ben emprendió una gran campaña contra Ordoño de León y contra Sancho
Wahd, quien consiguió al fin persuadirle. Aluhammad
envió un su^íntimo de Pamplona. En ella destrozó las plazas fronterizas del primero, atacó
al príncipe. Abd al-Rahman le recibió y escuchó las proposiciones verbales luego las del segimdo y derrotó a los dos en la batalla de Muez o de Val
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bajo los muros de Toledo, cuyo príncipe
a salir a su encuentro para combatir bajo
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I 268 C L A L D U ANCHEZ AL V
1 5 - R O R O 7 ESPAÑA CALIFAL 269
pra responder a los pedidos
de socorro de los musulmanes de Tudela,
plaza frunteriza que ei cristiano Sancho (de Navarra) sitiaba estrechamente
y abrumaba con sus ataques. El príncipe realizó este movimiento con lenti-
tud para no fatigar a sus tropas -^quc habían hecho ]a campaña sin des-
canso-- con marchas precipitadas: empleó cinco jornadas en franquear el
gran desierto marchando a lo largo del Wadi Duero, v estableció su campa-
mento en la región de Tudela. Despachó delante la caballería a las órdenes
de Muhammadben Lope, gobernador de tal ciudad, contra el castillo de
Carear, levantado por Sancho para defender esta región, la íiuarnición
evacuó la plaza al aproximarse nuestros jinetes, quienes tomaron posesión
de ella.
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CLAUDIO
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I - 7^^ 5 A >. C HE Z - A ¡ _ B O R N { ) Z
ESPAÑA CALIFAL 271
tropas, y ei castilir, fue cercado por todos lados; los refugiados en él
fueron excepto Dios. Ben Masarra creó escuela, pero sus seguidores tropezaron^ al
atacados y ia plaza acabo por ser conciuistada. Los cristianos que
se encon- cabo, con la rígida ortodoxia de las postrimerías de la época califal.
traban dentro de ella fueron sacados
y llevados a presencia del enur, quien
hizo decapitar a todos ante sus ojos/En este castillo
v en el campamento
cristiano que estaba próximo
encontró una enorme 'cantidad de objetos,
se
tiendas, alhajas artísticamente trabajadas
Vida de Ben Masarra, El Cordobés
y vasos; también fueron tomados
alrededor de mil trescientos caballos. El' emir estuvo
cuatro días en este Aluhammad ben Abd Allah ben Masarra ben Nayih, origmari"U) de Cor-
lugar destruyendo todas las propiedades cristianas
de la vecindad, las cose-
doba, tenía el sobrenombre de "Abu Abd Allah".
chas y los cultivos. El domingo 11 Rabi I [31 de julio] se trasladó al castillo
de Viguera, que Sancho había edificado para defender Aprendió Tradiciones con su padre, con Aluhammad ben Widah y con
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esta región, lo encon-
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tró abandonado por la población, que había Al-Juxani.
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hasta Córdoba, a unas tres millas de los límites más lejanos de la ciudad.
Ben Jallikan, en sus "Biografías de hombres ilustres", bajo el artículo de Al-
Mutamid Ben Abbad, rey de Sevilla, da las dimensiones de la maravillosa
ciudad; sus palabras son las siguientes: La ciudad de Al-Zahra era una de
las más espléndidas, más renombradas y más magníficas construcciones
que
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ESPAÑA CALIFAL 273
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geómetra que vivió en el reinado de AI-Nasir. "Se empezó la construcción
del palacio y ciudad de Medina Al-Zahra en el año 325 [936-37
de C] y
se continuó durante 40 años, es decir 25 del reinado de Al-Nasir
y 15 del
de su sucesor Al-Hakam. Pues aunque el palacio estuvo completo mucho
antes de la muerte de Al-Nasir, se hicieron muchos aumentos
por su hijo
Al-Hakam, y parte de recepción de la corte, los cuarteles para las tropas,
la
daba diariamente 13.000 libras de carne, sin contar las aves y los peces.
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el rei?20 por los musulmanes llamada de Galicia, a fin de conquistar Zamo- De los Anales Castellanos Primeros (Según el texto ed. por
ra, que era Urce del paso del Duero, y para avanzar hasta el mismo Leóji. Gómez-Moreno: Discursos. . . ante la Academia de la Historia, 24).
Reunió un gran ejército, que los cronistas islamitas elevan a doscientos mil
hojnbres, y a acudieron, incluso, fuerzas de la Frontera Superior man-
él
dito Al-Maqqari describe aquí la aparatosa recepción de los embajado- arreglado con magníficas alfombras
tapices y
res del emperador de Bizancio por Abd al-Rahman ¡11. Su relato ayuda,
y se colocaron sobre todas las puertas /y arcos, tejidos de seda de
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maravillosa factura. '
al noble califa Abd al-Rahman, que manda a los árabes de Al-Andalus. ¡Que
corrobora también Ben Hakam, autor de Muttmah. Pero como Ben Hayyan derb (o calle) que está en la parte oriental de esa mezquita; que cuando
deriva su información de hombres que estuvieron presentes en la ceremonia, se sentaba para juzgar hallábase solo, no se sentaba nadie a su lado; ponía
no dudamos en darle preferencia. Pero lo que parece cierto es que cuando la cartera (o el saco donde conservaba los papeles) delante, apuntando la
ii
\ Ik
282 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ESPAÑA CALIFAL 283
mayor parte de lo que tenía que escribirse con su propia mano. Los liti- señas son las de fulano, el Mudo". La
echó sobre su casa, la regis-
policía se
gantes iban presentándose según el orden en que se inscribían en la nota traron y encontraron io^ vestido^ dcí muerto. Cuando tuvo noticias de
ello
que personalmente tomaba. Se ponían de pie delante de él, presentaban
él
Abd al-Rahman, lo nombró ministro, ai propio tiempo que siguió de zalme-
sus argumentos y pruebas, e inmediatamente de alegar los contrincantes,
dina, y tal prestigio alcanzó que, cuando entraba él en la sala del
Consejo
decidía él la cuestión y ellos se marchaban. Abría la a^udiencia a la hora del de Ministros todos ellos deferían a<su parecer.
alba y permanecía despachando los negocios hasta un poco antes del medio-
Del Iftitah al-Andalus de Ben Al-Qutiya (Trad. Ribera, 55).
día; luego, después de
oración del mediodía volvía a abrir la curia, hasta
la
284 C L A U D I O S Á X C H E Z - A L B O R X O Z
E S P A N \ i- A I.L F A I. .\
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285
Ei zabazoque dijo al mas anciano y respetable de aquel grupo que había Un ulema me dijo k> .iguience: Bcn Muhanimad ben
traído muchacho:
~ Zuad cierro día
al andaba en compañía de Muhammad ben Isa Al-Axa,
— :Qué pena merece ese chico a juicio tuyo? ron con un borracho que cammaba vacilante
cuando se encontra-
e inscííuro por efecto de su
El anciano contestó hiperbólicamente, en sentklo fiLíiirado y exagerando borrachera. El juez Muhammad
ben Ziyad mandó píenderio para aplicarle
mucho: el castigo que la ley religiosa impone
al borracho. Los sayones del juez lo
—
Merece que le entregues a ésos. prendieron. Luego anduvo un poco
y llegó a un sitio tan ¿strecho que tuvo
Y señalo a los verdugos. Entonces Ibrahim ben Husayn dijo al anciano que adelantarse el juez
y quedar detrás Al-Axa. Al rezaqarse e ir detrás del
y al grupo de hombres que habían traído al muchacho: juez, Al-Axa se volvió hacia aquel sayón que había cogido borracho y
— Marchaos. dijo:
al le
Ellos se fueron. Y dirigiéndose al muchacho dijo el zabazoque: — El juez me ha dicho que sueltes a ese borracho.
— Dicta tu testamento. El sayón lo soltó entonces. Luego se separaron
ambos, tomando cada uno
— ¡Oh, por Dios! —dijo entonces el muchacho —
no hagas
, tal; la falta su dirección. Al acabar su paseo y entrar
en su casa, el juez perfumó por el
^
que yo he cometido no llega a merecer la pena de muerte ni la de cru- borracho, y le contestaron:
cifixión, -El faquí Abu Abd Allah nos dijo que habíais ordenado que lo
—Los testigos —contestó ei zabazoque — han declarado que la mereces. soltáramos. ^
Y lo mató y crucificó. Cuando los testigos se enteraron de lo que había —¿Y lo habéis soltado? — preguntó el juez.
sucedido, presentáronse de nuevo al zabazoque para decirle: — Sí — le contestaron.
—
Contra ese muchacho no se ha declarado aquí en la curia que haya —Bueno, bien — repuso el juez.
me tocas, te voy a arrear un sopapo que te sentará --Efectivamente, encuentro que huele a algo;
y préndeme. ¡Rediez!, si
pero no percibo con se-
muy bien. gundad que sea olor de bebida que pueda
emborrachar
El juez, al ver el cariz que la cosa presentaba, se desvió del camino o Al oír esto, brilló en la cara del juez
la alegría, y dijo inmediatamente-
dirección que el borracho llevaba, yéndose por otra parte. El juez me dijo -Que lo pongan en libertad; no está probado le-almente
^ que haya
luego: cometido esa falta. ^.^-^ i
Ú
EL CALIFA DE LOS CATORCE DÍAS FELICES
Un yo en compañía del juez iVhmad ben Baqi, a tiempo en que
día iba
casi nos tropezamos con un borracho que iba delante de nosotros. El juez El siglo novaw había presenciado
el batallar entre los espaíwles- v sfH
tiró de las riendas de su caballería y refrenó su marcha, esperando que el dominadores Habmn sido aquéllos
revolucionarios o mártires en Córdoba
borracho advirtiera o notara que el juez estaba cerca y se largase apresura-
y rebeldes juera de la capital de Al-Andalus, y habían
mantenido langas
damente; pero cuanto más lentamente iba el juez, el borracho se paraba discordias civiles donde, como en
Sevilla y a, Granada, sus fuerzas
más, hasta que el juez no tuvo más remedio que acercarse y darse por se
seso.
— —contéstele—; una
Sí es (^ran desc^racia.
Borrachera en la Corte
El juez se puso compadecerse de
a é! v a pedir a Dios que le curase la
locura V le perdonara sus pecados. Muhammad ben Said, llamado Ben al-Salini. había reunido
una aran for-
tuna gracias a haber desempeñado durante largo tiempo
cargos importantes
y Al-Nasir lo sabia. Muchas veces el príncipe le invitó sin éxito a hacerle
participe de ella, porque era su soberano
y podía, si quería, apoderarse de la
288 C A U DIO S Á X C H E Z - A L B O R N O Z
I
ESPAÑAC A L í F A L 289
misma, aunque la generosidad de sus sentimientos le impedía hacerlo. Por
y Ben al-Sahm voló Al cabo de algunos días éste envió al califa
a su casa.
ello dijo un día en su audiencia: 'VEn qué pueden pensar ciertos cortesa-
cien mil dinares pequeños (equivalentes a un cuarto del dmar ordinario),
nos que, habiendo sido dotados por nosotros con largueza de los bienes de que Al-Nasir aceptó, agradecido
este mundo, se han puesto a amasar grandes riquezas sin cuidarse de nuestro
y que recompensó con otras altas funcio-
nes y hasta su muerte no cesó de mostrarse muy generoso con él.
servicio, que ven los grandes gastos a que nos obligan nuestros asuntos de
Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según ver-
gobierno v que encuentran en ellos, porejue podemos llevarlos adelante, la
sión francesa de Fagnan, II, 373).
tranquilidad de su situación v el gusto de la vida? Saben sin embargo que el
Príncipe de los Creventes (el califa) Umar ben Al-Jattab impuso a sus
gobernadores la entrega de una parte de los beneficios que habían realizado La nobleza hispano-árabe juzga a Abd al-Rahman III
en sus funciones v la hizo incorporar al tesoro. ¿Quién era ese jefe y quié-
nes eran aquellos a quienes se dirigía? Es un ejemplo digno de ser seguido". El remado deAbd al-Rahman duró cincuenta años con la mayor gloria
Ben Al-Salim sin responder se mezcló en la conversación como si no se poder más incontrastable, conquistando ciudades por Oriente
el
y y Occi-
hubiese referido a él. dente, combadendo
y venciendo a los crisdanos, arrasando sus comarcas,
Sin embargo, la mala disposición de Al-Nasir (para con él)
cólera y la
y destruyendo sus casdllos con tal fortuna, que jamás tuvo contradempo,'
seguían creciendo. Un una de sus audiencias acababa de recibir
día que en ni su estado sufrió detrimento alguno. A tal punto llegó su próspera suerte,'
una copa de vino de mano de Ben Al-Salim, mientras cortaba una manzana que Dios le concedió la conquista de ilustres ciudades y fuertes casdllos a
con un cuchillo, exclam.ó: "Quisiera cortar igual la cabeza de quien yo sé la otra parte del mar, tales como Ceuta
y Tánger y otras poblaciones, cuyos
que ha adquirido una gran fortuna en nuestro perjuicio y no entrega nada habitantes reconocieron su autoridad. Alando a ellas
alcaides y soldados que
de ella al tesoro''. Esta vez Ben al-Salim no dudó de que se trataba de él las mantuviesen, auxiliándolos con
numerosos ejércitos y 'escuadras, que
y todo cortado, levantándose ante su señor le habló así: "Príncipe de los invadieron el país berberisco, venciendo a sus reyes, quienes se encontra-
Creyentes, hace tiempo que me aludes (en frases parecidas a las de ahora). ron obligados a ocultarse, estrechados por todas partes, o a someterse arre-
i He guardado silencio hasta aquí. Sí, lo declaro, tengo una gran fortuna, pentidos, o a emprender la fuga. Todos pusieron en él su afecto; a él se
pero no es tal como tú la imaginas; y la he adquirido economizando y dirigieron todas las inteligencias,
y vinieron a favorecerie y ayudarle en
para hacer frente a posibles reveses, y no te daré de ella ni un dirhem. Dis- sus guerras los mismos que antes formaban
parte de sus enemigos, y habían
curres con exactitud, menos cuando no lo es). Alá
declaras lícito (lo que puesto su conato en combadrie; pero retrocedió en su marcha,
no quiera que me tomes lo mío. Reclamaría contra y aludiendo al Corán,
ti"
y su orgullo
le extravió cuando el estado de su reino
era tal, que si hubiera perseverado
terminó: "¡Las almas de los hombres están entregadas a la avaricia!" En- en su antigua energía, con la ayuda de Dios, hubiera
conquistado el Oriente
tonces Al-Xasir, avergonzado bajó la cabeza, recitando las palabras sa- no menos que el Occidente. Pero se inclinó. Dios le haya
perdonado, a los
gradas: "Si le pides sus bienes y le apremias, mostraréis avaricia y Alá des- placeres mundanos; apoderóse de él la soberbia, comenzó
a nombrar gober-
*l cubrirá vuestros odios". Después aproximándose a Ben al-Salim y hablán- nador más por favor que por mérito, tomó por ministros
personas incapaces,
dole amistosamente le tranquilizó de suerte que la reunión continuó en e irritó a los nobles con los favores que otorgaba a los villanos, tales como
calma. Pero tal cortesano con el propósito de alejar el terror que le había Nachda el de Hira y sus com.pañeros de la misma ralea. Dio a éste el mando
sobrecogido se puso a beber demasiado. En vano-Al-Nasir le decía: "Des- de su ejército,
y le confió los más arduos asuntos, obligando a los nobles
pacio, Aluhammad, no es posible hacerte entrar en razón". Llegó la ebriedad de los tercios militares, a caudillos
y visires a que estuviesen bajo sus
y nuestro hombre comenzó a vomitar. Los esclavos se precipitaron para órdenes y le prestasen entera obediencia. Era Nachda, como
sus semejantes
llevarle una palangana y toallas, mientras Al-Nasir le sostenía la cabeza suelen ser, petulante, ligero
y y falto de inteligencia. Los guerreros principales
le decía: "Desembaraza el estómago poco a poco". Ben al-Salim, al prin-
y los jefes de los distritos militares pusiéronse de acuerdo para la derrota
cipio no distinguió la voz del califa de la de sus servidores, pero al volver que ocurrió en la campaña del año 326, que llamaron la
campaña del
la cabeza vio que era el príncipe mismo (quien le hablaba); entonces se gran poder, por lo numeroso del ejército
y los muchos preparativos que
arrojó a sus pies y se los besó exclamando: "¡Hijo de califas, qué grado de para ella se hicieron. Fué derrotado (el emir) de la
manera
más desastrosa.
bondad tienes para conmigo!" y le dirigió toda clase de elogios, y le mos- Los enemigos persiguieron a los musulmanes por todas partes durante
algu-
tró muy viva gratitud. "Es justo, replicó el príncipe, que compense mi nos días, matándolos o haciéndolos prisioneros, sin que
escapase sino una
conducta de esta tarde para contigo, pagándote en agasajos el miedo que pequeña parte del ejército, que los jefes pudieron reunir bajo sus
banderas
te he producido y en amabilidades mi dureza". Le hizo entregar un vestido
y conducir a sus ciudades. Desde entonces no volvió a salir a campaña
290 CLAUDIOS A X C H E Z - A L i5 O R X O Z ESPAÑACATÍFAL 291
personalmente, sino que se dedico a sus placeres y a sus construcciones, en *Tues qué, -tu madre no fué Hamduna la hechicera? ^Xo fue tu
Dadre
lo que llegó a un punto al que no habían llegado 'sus predecesores, ni alcan- el leproso? Tu abuelo -no fue portero de Hautsara
ben Ábbas, y n(/hací.i
zaron después sus sucesores; contándose de él en este concepto muchas
anécdotas que, por sobrado conocidas, no son de referir. Reunió una ser\^i-
soga
j estera en su portal? Maldígate Dios,
y maldiga a los que nos han
engañado indicándonos que te tomásemos a nuestro senicio. Infame, lepro-
dumbre de hombres eminentes y de ilustres literatos, como no habían reuni- so, hijo de un perro
y de una perra, van a humillarte".
do jamás otros reyes, siendo a la vez personas de purísima conducta y ejem-
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 138).
plar vida.
Del Ajbar Machmua (Trad. Lafuente Alcántara, 134).
Parricidio califal Al-Nasir murióal principio de Ramadan del 350 foct. 961]. Se
^ encon-
tró una lista escrita de su mano y en la que señalaba por orden cronológico
Cuando su hijo Al-Hakam ben Abd al-Rahman comenzó a crecer le hizo
"Los días de mi vida en los que he disfrutado de una alegría pura
su heredero presunto. Ello excitó contra él la envidia de su hermano Abd y sin
preocupación son tal día, de tal mes de tal año". El total era catorce.' Que
Allah, que sostenido por sus partidarios quiso matar a Al-Hakam. Pero
el el hombre disipado juzgue lo que es el mundo
complot fué descubierto y todos los complicados fueron ejecutados, y cómo faltan la seguridad
en y y la estabilidad incluso a los que la vida ha colmado de sus favores. El
cuanto al joven Abd Allah se cuenta que su padre le hizo sacar de prisión
cahfa Al-Nasir después de un reinado de cincuenta años, siete
el día siguiente de la Fiesta de las Víctimas y le hizo ahorcar a su vista.
meses y tres
días no había disfrutado más que de catorce días sin nubes
...
Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
francesa de Fagnan, II, 377).
francesa de Fagnan, II, 383).
Su cultura literaria
Una de
EL ROMANCE Y LOS LATINADOS EN LA
las cartas que escribió por sí solo el emir Abd al-Rahman Al-
^
Nasir fué la siguiente, dirigida a Ahmad
ARABIZADA ANDALUCÍA
ben Ishaq al-Quraxi, cuando se
enojó con él, en ocasión en que estaba en Zaragoza, peleando con Muham-
Los cojiqulstadores mimihmnes constituían una minoría insignificante
mad ben Haxim Al-Tuchibi:
jrente a los siete uocho millones de españoles que hablaban latín o por
'Tor benevolencia para contigo he procurado hacer todo aquello que
mejor decir roma?2ce, y las catervas de inmigrantes islamitas que vinieron
he creído conveniente para ti; mas la natural condición tuya rechaza
lo a España tras la invasión, no lograron alterar, sensiblemente, la proporción
que no le es propio Bien te cuadra la pobreza, así como las riquezas
. . .
oqr
294
Ziad, a esa hora se metió en el zasruan; pero tuvo
mala suerte de que h
la
caballería de Muawiya, que estaba allí
se espantara v se armase con ese
cultura necesaria para profesar la enseñanza, la medicina o —Por aquel Dios que no hay otro que
ron a adquirir la él, si me mandas que me vaya
faltarojí, claro esta,
el derecho o para ser secretarias o bibliotecarias y no con ese hombre, yo me mato; y tú serás culpable de mi muerte.
algunas poetisas. Dice Nasir:
Cuando el juez oyó estas palabras de la mujer, volvióse hacia
un señor
Novias incógnitas que tenía a su lado, que creo era faquí,
y le dijo:
ben Abd
—
¿Qué te parece este caso?
Muawiya benSalih contrajo parentesco de afinidad con Ziad
la que Ziad
—Si al juez no le consta —contestó elfaquí— que ese marido trata mal
al-Rahman, dando a éste en casamiento a su hija Hamida, de
a su mujer, debe obligar a ésta a que vaya
con su marido, quiera ella o no
obtuvo descendencia. Ziad le ocurrió un caso con su suegro Muawiya,
A quiera, a menos que el marido se
hablado mucho; fué el conforme con separarse de ella mediante
suceso que entonces se divulgó y del que se ha una indemnización u otra cosa que ella le ofrezca;
pero si él se niega a
siguiente: consentirlo sin que ella le ofrezca indemnización,
aún en casa de su puede hacerlo; eso es
Ziad quiso ver a su esposa cuando ésta se hallaba cosa muy lícita, porque el marido puede despojar
cosa que algunos suelen a su mujer hasta de los
padre, antes de ser conducida a casa de su esposo, pendientes que lleva en sus orejas, si no le ha hecho
casa de Muawiya) se les figuró que a éste, ningún mal trato.
hacer- pero a las mujeres (de Al oír ese informe del faquí, dijo el marido:
que pensaba tomarse el recién casado,
su suegro, no le gustaría la licencia
Y si ella— dijo el juez— creyera que pudiese librarse de ti, dándote que son jueces por gracia de aquel Dios que no hav c;trn que c!,..;
la
indemnización, -la dejarías ir separándote de ella- pero. . . no puedo aceptar la cuota que se me ha señalado.
—En ese caso sí que lo haría yo con mucho gusto —contesto el mando.
Del Kitab Qudat Qurtuba de Al-Juxani (Trad. Ribera,
242).
Dice Nasir:
Entonces el juez se volvió hacia mí y me dijo:
En aquel instante vi que el juez estaba moviendo y dando vueltas a los Tarub, madre de Abd Allah, hijo de Abd al-Rahman, procuró aprove-
charse de la influencia que ejercía sobre Abd al-Rahman, hijo de Al-Hakam,
dedos (como quien cuenta), y luego dijo:
—
Provisiones para nueve meses y aún más.
para ver de lograr que obtuviese el trono su hijo Abd Allah. Además,
también trataba de atraerse por medio de regalos a los palaciegos,
Después dijo al marido: tanto
mujeres, como eunucos, y a la mayor parte de los servidores
—Toma lo que resta de mi cosecha en mi cortijo y deja en paz a tu con el mismo
propósito. Hasta Nasar (el eunuco) vino a detestar a Muhammad
mujer; de ese modo te verás libre de ella. y deci-
dirse en favor de Abd Allah; pero como Abd al-Rahman
—
Aceptaría esa oferta —dijo al oír eso el marido— si esas provisiones en los últimos años
de su vida mostróse favorable a su hijo Muhammad, aquél pensó
estuviesen en Córdoba. que su
situación entonces se haría difícil
—Ya veo —contestó el juez— que eres hombre que sabe aprovechar la y quiso matar a su señor para proclamar
en seguida a Abd Allah y matar aí propio tiempo a Muhammad. Al
ocasión. efecto,
entró en una de mandó llamar
médico Al-Harrani y le dijo: "Espero que me haaas el
al
El juez, entonces, puso las manos en tierra, se levantó,
obsequio de serme útil con tu sabiduría
las habitaciones de su casa y sacó una pieza de tela blanca de lana y se la y consejo". Aquél le contestó:
"Tendré mucho gusto en poderte complacer" Dijo entonces Nasar: "Ahí
entregó marido, diciéndole:
al
van mil dinares; compónme el veneno de los reyes". Al médico le fué
—Esta pieza de tela está fabricada aquí en mi casa para que la pudiera impo-
sible desobedecer; cogió los mil dinares e hizo el
usar este invierno; realmente puedo pasar sin ella; tómala y véndela, y con veneno; pero al mismo
tiempo mandó un mensajero a Fajar dándole cuenta de lo que pasaba
el precio que saques tendrás dinero para los gastos de transporte de mi cose- y que
evitara que el emir lo bebiera. Cuando Nasar tuvo el veneno
cha a tu casa. aprovechó la
primera ocasión para que Abd al-Rahman tomara aquella medicina
El hombre la tomó y dejó en libertad a su mujer. mí me ordenó que A en
ayunas, y al presentársela en martes. Abd al-Rahman mandóle que se la
entregara aquellas p/ovisiones; y no tuve más remedio que entregárselas.
. .
le
bebiera Nasar y éste tuvo que bebérsela. Inmediatamente se fué
a su casa,
Del Kitab Qudat Qurtuba de Al-Juxaxi (Trad. Ribera, 134). llamó a Al-Harrani y le contó todo angustiado lo que le había
ocurrido!
El médico dispuso que tomase en seguida leche de cabra; pero a
pesar de
darse prisa, murió.
Insistencia femenina
Del Ifdtah al-Andalus (Trad. Ribera, 61).
mando contra su marido la cuota legal que éste le debía; el juez Aslam dijo
a Abu Abd AUah Muhammad ben Qasim: Los mercaderes de esclavos, declara el muhtasib de Málaga, disponen de
—Señálale la cuota que deba correspondería. mujeres ingeniosas y dotadas de una gran belleza que poseen^a la perfección
El (jurisconsulto) la fijó; pero la mujer no quiso aceptar esa cuota; le la lengua románica que saben vestirse como las cristianas. Cuando algún
y
pareció poca la cantidad señalada y dijo: cliente que no es de la ciudad les pide una esclava recién importada del país
—No hay aquí nadie que le diga a Dios . . . cristiano, el mercader le promete que se la encontrará pronto
y le hace
Aslam, ai oír la charla impertinente de esa mujer, pidió que trajeran los desear vivamente la realización de su deseo; pero le va dando largas
esperas
azotes e inmediatamente ordenó que le propinaran una azotaina, dándole de un día para otro, mientras entretiene su esperanza.
los azotes en la cabeza. La mujer tapóse la cabeza con las mangas de su Al final le presenta una, asegurándole que se halla extenuada del viaje, #
traje, hasta que la azotaina acabó. Al terminar, ésta dirigióse al juez diciendo: ya que la acaban de traer del Norte. Al mismo tiempo se ha aseí^urado
el
—Al obrar así, señor juez, has hecho perfectamente; así hacen los jueces concurso de un compadre, que pretende ser el dueño de la esclava a quien y
mn
098 CLAUDIO S A X C H F Z - ALB OR N O Z ESPAÑA CA L i FAL ^yy
corresponde recibir el dinero. Le dicen que acaba de comprarla en la Fron- entonces cabeza y iiurandole,
la replicó: "¡Una
ic fYa has venido?" El
ral'
tera Superior v que la ha pagado muy cara, encantado, sin embargo, de servidor habiendo oído hablar a la mujer se asoml)ro de su facilidad de
poder traer una esclava de importación reciente y de poder presentarla como palabra y cuando llegaron a la casa le contó lo sucedido a su amo. Lamentó
cosa rara. Una vez terminado el negocio los dos compadres se reparten el éste la compra que había hecho y se disgustó por haber tirado su dinero
dinero con la esclava. Y ésta se va en seguida con su comprador al lugar en tan mal negocio. Envió entonces un amigo al fabricante de jaulas para II
de su residencia. interrogarle. "Pero esa tal —dijo éste— es una bribona, amiga de los sujetos
Caso de estar satisfecha del trato que recibe, aprovecha la situación para
poco recomendables y compañera de los perdidos". Informado exactamente,
pedir que la liberte y se case con ella. En caso contrario, da a conocer su
el comprador de la esclava quedó extraordinariamente
perplejo, empezó y
condición de mujer libre y lleva ante el oficial de la policía judicial de la a pensar cómo podía desembarazarse de
mujer. Esta en cuanto se percató
la
localidad donde se encuentra sus documentos de istirá (es decir: los docu-
de las intenciones de su amo, ya enterado de sus costumbres licenciosas,
le
mentos que le habilitan para obtener la rescisión de un contrato) y los dijo: "No te atormentes por mi venida. Si temes por tu
dinero, llévame a
demás que acreditan, sin ningún género de dudas, sus derechos de mujer Almería, donde recibirás
acta que obliga
al venderme más de lo que por mí has desembol-
libre. El comprador, con el contrato de compra y con el le
sado". Almería era entonces el puerto donde los navios desembarcaban sus
a concederle vuelve entonces para hacerse reembolsar, por el
la libertad,
cargamentos y el punto de de los comerciantes v viajeros. El grana-
cita
vendedor, la suma pagada por la mujer. Pero el mercader de esclavos declara
dino siguió el consejo de mujer, ésta conservó su vestido y continuó
la
ignorar dónde vive el vendedor y dice sólo: "Era un hombre bien conocido
representando su papel, y en Almería fué vendida a un precio' mayor del
c^omo comerciante e importador de esclavas cristianas y de otros sitios". Y
que por ella había pagado.
resultan vanos todos los esfuerzos del desgraciado, que pierde su dinero.
Pero sin los consejos
de la supuesta esclava, dado el comportamiento
un habitante de Elvira le sucedió una historia de esa naturaleza. Había
A perfecto que supo mantener durante el camino y en su casa, el desgra-
ella
jurado no casarse con una andaluza y no sabía cómo cumplir tal juramento.
ciado hubiera perdido su dinero v sus juramentos le hubieran
Fué entonces a España musulmana, sede de la realeza
Córdoba, capital de ía conducido a
tal desgracia.
y metrópoli de la ciencia.esclava de una perfecta y sin igual
Compró una
Del Manual del perfecto Sahib al-Suq o Zabazoque
belleza. Le hizo montar en una muía de su propiedad, la instaló sobre un
(Según la versión francesa de F. Lévi-Proven^al, L'Espa-
tapiz de brocado y le hizo vestir un traje hecho con un tejido de seda de los gne musulmane au Xéme siécle, 192).
que salían de las manufacturas reales, igual a los que llevaban a la sazón las
hijas de los príncipes cristianos.
Nopodía entender su lengua extranjera sino por medio de un intérprete
Poesías a mujeres
que le traducía sus deseos. El hombre se la llevó acompañada de un criado
que guiaba la muía. La mujer no podía subir una colina o un montecillo ni
La HERMOSA EN LA ORGÍA
atravesar un valle o un barranco sin manifestar su admiración por el paisaje
que se desarrollaba ante sus ojos, lo que llenaba al hombre de creciente Su talle flexible era una rama que se balanceaba sobre el montón de
alegría. arena de su cadera, y de la que cogía mi corazón frutos de fueiro.
Llegó al fin a su lugar natal; para evitar introducir de día a su esclava Los rubios cabellos que asomaban por sus sienes dibujaban un la7?i en la
en la cmdad, la alojó en una casa de campo que poseía en las afueras. Ya de blanca página de su mejilla, como oro que corre sobre plata.
noche, la hizo entrar en Granada, y él mismo la precedió rápidamente a Estaba en el apogeo de su belleza, como la rama cuando se viste de
caballo, para llegar antes que ella a su casa, que hizo preparar para recibirla hojas.
e instalarla. El vaso lleno de rojo néctar era, entre sus dedos blancos, como un
En el arrabal de la ciudad vivía un fabricante de jaulas que tenía fama
crepúsculo que amaneció encima de una aurora.
de pillo y de pero que habiéndose hecho viejo se había enmen-
libertino,
Salía el sol del vino, y era su boca el poniente, v el oriente la mano del
dado y vivía en su Su vida solitaria, su condición miserable y la
tienda.
copero, que al escanciar pronunciaba fórmulas corteses.
pobreza de su país, le hacían velar con frecuencia: bien en su tienda, a la
I luz de la lámpara, bien fuera, a la luz de la luna. En cuanto lo vio la mujer,
Y,
su mejilla.
al ponerse en el delicioso ocaso de sus labios, dejaba el crepúsculo en
la antigua costumbre que tenía de burlarse y de bromear con él, la hizo Del príncipe omeya Marwan Ben Abd al-Rahman
decir (en árabe): "¡Pero este viejo libertino, vive todavía!" Levantó él Al-Taliq "el amnistiado"' (m. 1009).
300 C L A UD OI S A \ CU EZ ~ A I. B O R NO 7 E-^ P a AX
C a L F a L í
^oí
Cortés, acogedora del que encuentra,
sus pasos no molestan al vecino
Casi iDAD Su manto no se d(.l)}a nunca, más inquieto
que bandera de combate
Aprendió, desde que conoció su utilidad, la diferencia
Aunque estaba pronta a entregarse, me abstuve de ella y no obedecí ia que
^ hay entre
crimen v astucia.
tentación que me ofrecía Satán. Ignora dónde está la mezquita, pero
conoce bien las tabernas.
Apareció sin velo en la noche, y las tinieblas nocturnas iluminadas por Sonríe siempre, es muy piadosa, sabe
muchos chistes v cuentos
su rostro, también levantaron aquella vez sus velos. Posee la ciencia de las matemáticas
Alas puse al precepto divino que condena la lujuria como chambelán
y la industria de hacer horóscopos
y hechizos. ,
^
que guardase las puertas de mi pasión, para que mi instinto no se rebelase No puede pagarse zapatos de su bolsa, pero es rica en medio de la
contra la castidad. mjsena.
Y así noche con ella como el pequeño
pasé la camello sediento, a quien Capaz sería, por lo suave de sus palabras, de unir
bozal impide mamar.
el aífua con ei fuero.
el
De Abu Chafar Ahmad Ben
Tal un vergel, donde, para uno como yo, no hay otro provecho que el Saíd fm.
1163)
(Trad. García Gómez, La poesía arábigo-andaluza).
ver V el oler.
m Que no soy \'o como las bestias abandonadas que toman los jardmes
como pasto. El gran pensador Ben
De Ben Farach de Jaén, autor del Libro de los Huertos (m. 976).
Hazm juzga a las mujeres
del trabajo.
la baia,
y se comprometieron (a observar) mediante los juramentos regla-
procurarse lo necesario para vivir por medio mentarios cuanto en ella se expresaba; después los visires
L 348.
o ministros, sus
Trad. Ribera: Disertaciones y opúsculos, hijos
y hermanos; a continuación los Sahib al-Churta v diversas clases de
empleados. A
derecha e izquierda del califa se sentaron sus hermanos,
los
visires los primates,
excepto Isa Ben Futays, que estaba de pie tomando el
y
juramento al pueblo. Se observó el orden con arreirlo al
JURAMENTO DEL NUEVO CALIFA usa en las grandes solemnidades. En el salón
ceremonial que se
que presidía el califa estaban
colocados en fila, a derecha e izquierda de la presidencia,
libremente sucesor los grandes eunu-
Como emires y califas de Córdoba designaba?!
los cos hasta el extremo de la galería, ocupando cada
importancia extraordinaria la jura del nuevo sobe- uno el puesto que le corres-
de entre sus hijos, tenía pondía, según su dignidad, vestidos de blancas
rano por sus hermanos, los funcionarios
de la corte y del gobierno y por túnicas en señal de duelo
por medio de su embajador el medico joyas. Ordoño se trasladó desde su residencia de Córdoba a Aledina Al-
trono. Abd al-Rahman III logró,
vinieron a Córdoba a Zahra acompañado de los principales cristianos de Al-Andalus: Walid
judío Hasday ben Xaprut, que la navarra y
el leonés ben
obesidad gracias a los Jaizuran, juez de los mismos, y Ubaid Allah ben Qasim, metropolitano
solicitar humildemente su apoyo. Sancho curó de su de
la ayuda de los ejércitos
Toledo. Próximos ya al palacio, Ordoño hubo de seguir un camino a cuyos
refriedlos del hebreo v recuperó su corona con
a la frontera en lados estabaformada la infantería, colocada en orden tan admirable que los
immdmanes. Fué entonces Ordofw. el Malo, quien acudió
entretanto sucedido a su padre en ojos se quedaban asombrados por su uniformidad, v en tan apretadas filas
demanda de auxilio. Al-Hakam II había
que la mente se sorprendía de su número. Tal era la brillantez de sus
quien recibió solemnemente al soberano
Al-Andalus. v fué el nuevo califa
murió conseguir recu- corazas y armas, que los cristianos estaban estupefactos de lo que veían.
desposeído. Obtuvo éste grandes promesas pero
sin
de su entrevista con Con la cabeza baja, los párpados entornados (por el asombro) v los ojos
perar el reino perdido. He aquí un minucioso relato
semicerrados (por lo mismo), llegaron hasta la puerta exterior de Medina
Al-Mustansir Billah.
Al-Zahra, llamada Bab al-Akuba (Puerta de las cúpulas), donde desmon-
taron todos los que habían ido a esperar a Ordoño. Sólo éste y su
séquito
Un rey cristiano en Córdoba siguieron a caballo hastala puerta interior o Bab al-Sudda, en ía que todos
recibieron orden de apearse, a excepción de Ordoño de Muhammad ben
Cuando Al-Hakam se enteró (de lallegada de Ordoño a Medinaceli) y
Tumlus, quienes pasaron puerta todavía montados' Dejaron los dos
envió a su encuentro a los dos hijos de Áflah con un destacamento de la las
CL ArD o S A N C H F Z - A L B O R N ü Z ESPAÑA CAL IF \ L
306 T
Darr-al-jaudal 307
cabalfraduras a la puerta del pabellón central del Sur, llamado como no se puede ser auxiliado por los mayores soberanos
del iin-verso
(Casif de las piedras), situado sobre una alta plataforma,
cuyos escalones Yo también acudo a solicitar apoyo, pero entre mi primo
desmontado y yo existe una
estaban cubiertos de una tela de plata. En el mismo sitio había gran diferencia. Si él vino aquí fué obligado
por la necesidad; sus subditos
Ordoño, Sancho, hijo de Ramiro, cuando vino a vituperaban su conducta, le aborrecían
el rival y enemicro de y me habían elegido en lugar suyo
Ordoño sentó en la plataforma y su
visitar a Abd al-Rahman Al-Nasir. se sin que yo, Dios me es testigo, hubiese
ambicionado este honor. Yo le había
séquito delante de 61, v allí esperaron la venia de Al-Hakam
para poder
fe* destronado y arrojado del reino. A
fuerza de súplicas obtuvo del difunto
marchó luego pie y seguido por su séquito hasta cahfa un ejercito que le restauró en el
pasar adelante. Ordoño' a
trono; pero no se ha mostrado
la terraza. Llegados frente al salón oriental del palacio, donde estaba Al- reconocido por este servicio; no ha cumplido ni a
su bienhechor ni a vos
Hakam, Ordoño detuvo, descubrió su cabeza, se quitó la capa y perma-
se ¡oh Comendador de los Creyentes, mi señor!
aquello a que estaba oblioado.
impresión de
neció algún tiempo en actitud de asombro y respeto, bajo la Por el contrario, yo he dejado mi reino por mi
propia voluntad y he venido
que aproximaba al radiante trono del califa. Habiéndosele dicho que
se al Comendador de los Creyentes
para poner a su disposición mi persona
avanzara, lo hizo despacio entre dos filas de soldados colocadas a lo mis gentes
las
y mis fortalezas. Tengo, pues, razón al afirmar que entre mi
la terraza. Atravesó así ésta hasta la puerta del pabellón en que primo y yo media una gran diferencia,
lar^o de' y me atrevo a decir que he dado
Al-Hakam estaba sentado. Cuando se halló ante el trono, se echó al suelo pruebas de más generosidad
y confianza". "Hemos escuchado tu discurso y
levantó, avanzó
V permaneció algunos instantes en tan humilde posición; se comprendido tu pensamiento —dijo entonces el califa—.
Ya verás cómo
ceremonia varias veces, hasta
unos pasos, se postró de nuevo y repitió tal recompensamos tus buenas intenciones. Recibirás de
nosotros tantos bene-
que llecTÓ a poca distancia del califa. Le tomó y besó la mano, marchó luego ficios como recibió tu adversario
de nuestro padre, de feliz memoria- y
hacia atrás sin volver la cara, hasta llegar a un asiento cubierto con una tela aunque tu competidor tiene el mérito de haber sido
el primero en implorar
de oro, que había sido preparado para él a unos diez cubitos de distancia nuestra protección, éste no es motivo para
que te estimemos menos ni para
del trono real, siempre asombrado por lo imponente de la escena. Los que nos neguemos a concederte lo que a él
le dimos. Te conduciremos a
entrada a presencia
condes de su séquito, a los que se había permitido la la tu país, te colmaremos de júbilo,
consolidaremos las bases de tu poder real
avanzaron, postrándose repetidas veces, hasta el trono del califa; te haremos reinar sobre todos
real, los que quieran reconocerte como soberano
les dio éste a besar su mano v retrocedieron en seguida para colocarse al
y te enviaremos un tratado en el que fijaremos los límitesde tu reino v del
lado de su rev. Entre ellos estaba Walid ben Jayzuran, que era, como queda de tu primo. Además, impediremos a
este último que te inquiete en el
dicho, cadí o juez de los cristianos de Córdoba y que actuó de intérprete. territorio que te tendrá que ceder. En
una palabra: los beneficios que has
Al-Hakam guardó durante algún tiempo, para dar ocasión a
silencio de recibir de nosotros excederán a tus
esperanzas. ¡Dios sabe que lo que
Ordoño a serenarse v y cuando notó que el cristiano se había
a sentarse, decimoses lo mismo que pensamos!"
'i
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-.o8 CLAUDIO S Á XCH E Z - AL R O R NOZ ESPAÑ.l CALÍFAL goQ
j
se comprometía a vivir siempre en paz con el caliía, a entregarle su hijo y edificaron en aquella mitad una mezquita aljama, quedando la otra mitad
Lo firmó y entonces en poder de los cristiano?, a los que les fueron demolidas
García en rehenes, v a no aliarse con Fernán González. las reatantes
consejeros Walid, )uez de los cristianos de Córdoba; cuando se acrecentó el número de musulmanes en Al-Andalu:., v
Alas
Además le dio por a
\sbacT ben Abd AUah ben Nabil obispo de esta ciudad, y a Ubaid Allah floreció Córdoba, y se aposentaron en ella los principes árabes con sus ejér-
!• í
a
a estos personajes citos, aquella mezquita les resultó insuficiente
ben Qa^'sim, metropolitano de Toledo, después de ordenar y hubieron de colgarle tribu-
García— que hicieran todos los esfuerzos nas, sufriendo la gente, a causa de la angostura, grandes
—a quienes debía ser entregado molestias.
obediencia de Ordoño. Cuando Abd al-Rahman ben Aluawiya entró en Al-Andalus
posibles para atraer a los leoneses a la y habitó
Córdoba, se interesó por el asunto de la aljama, cuidando de ensancharla
Del Nafh al-tib de Al-Maqqari (Según versiones: inglesa y
II, 160 de perfeccionar su construcción. Llamó a su presencia a los mozárabes de
de Gayangos, The mohammedan dynasties in Spain
d'Espagne, ed. Córdoba y les pidió la venta de la parte que poseían de la iglesia mencio-
y francesa de Dozy, Histoire des musulmans
Lévi-Proven^al, II, 177). nada, remunerándoles por ello espléndidamente, en cumplimiento
del pacto
^Í!Í
por el cual habían capitulado,
y permitiéndoles la reedificación de aquellas
iglesias de las afueras de Córdoba que les habían sido demolidas en el tiempo
de la conquista. De esta manera abandonaron su parte, que el emir incorporó
CONSTRUCCIÓN Y DESCRIPCIÓN DE LA a la Gran Aljama.
MEZQUITA DE CÓRDOBA Abd al~Rahman al-Dajil dio comienzo
al derribo de la iglesia
y a la
edificación de la aljama en año 169 [785-786]. Su construcción, una vez
Todai'ia desafía ¡a acción de ¡os siglos la mezquita
uiayor de Córdoba. el
completas sus naves y cerrados sus muros, terminó en el año 170
cristiana, en el XVI 786-787 J:
Construida en el siglo VIH sobre el solar de una iglesia todo en el espacio de solo un año. Se dice que la suma que gastó
[
Abd al-Rahman ben Al-Hakam ben Hixam ben Abd ai-Rahman al-Dajil
'i*í añadió parte ornada de pilastras que tiene cincuenta codos de largo por
la
' Son de Al-Xasir los ensanches bien conocidos de la mezquita, entre los
trabajos de cons-
aparte para volver a colocarlas en el nuevo, cuando los
Entre los actos piadosos y meritorios, a los ojos de Dios, de Al-Alansur,
trucción del mismo lo permitieran.
En Muharram 355 [28 diciembre 969 hizo colocar la antigua cátedra
J
al se cita la edificación de la mezquita mayor, es decir, las adiciones con que
codos, ancha de cuarenta y dos y alta, hasta su cima, de ocho codos. El y los otros poblados de los alrededores fueron insuficientes y la mezquita
fueron terminados en Rachab [junio-julio 9661. mayor fué demasiado pequeña para contener a los fieles. Ál-Mansur se
ensanche y •I
tribuna
la
decidió, por ello, a agrandarla por el lado oriental, de donde tal
ensanche era
principal y las posible ya que no
El agua comenzó a llenar los depósitos de la mezquita lo era por el lado de poniente, por la proximidad del ala
occidental y oriental. Era agua pura procedente de occidental al palacio califal. El primer ensanche consistió en la adición de
dos pilas de abluciones
habían exca- dos naves que se extendían de un extremo a otro de la mezquita a lo largo
una fuente situada en la montaña de Córdoba, en cuya busca
de piedra, sólida y de la misma. Procuró especialmente en tal obra la
vado la tierra. Era traída a la ciudad por una cañería solidez y \a perfección
en que se hallaban tubos de plomo para que de la fábrica y no la ornamentación de la misma, aunque la parte
de la
artísticamente construida, la
Comenzó a correr ésta el viernes 10 Safar [25 ene- mezquita que se le debe no sea inferior en calidad a ninguno de los acre-
el agua no se ensuciara.
ro 987] y a propósito de tal suceso Aluhammad (ben Mutarrif) ben Xujays centamientos sucesivos que se habían hecho al edificio, sin exceptuar los
que fueron obra de Al-Hakam. El primer cuidado de Ben Abi Amir fué, de
dijo en una casida:
encontrar raudales de agua, la
tierra para otra parte, tranquilizar a los propietarios de las casas
"Has roto los flancos de la y fincas vecinas a la
templo tanto para purificar los cuerpos cuando están mezquita cuya demohción era necesaria, comprándolas a un precio equi-
más pura, que llevas al
!v.; i i
¡!fl
. i
dar cuerpo a tal cera; el gran cirio que ardía al lado del Imán pesaba de
policía,
y de Mutarrif, hijo de Abd al-Rahman el secretario, sus servidores,
en el mes de Dzu-i-hicha del año 354 [28 noviembre-27
cincuenta a sesenta libras, una parte del cual se consumía durante el mes diciembre 965]!
sagrado v el resto en la noche del día 27. El número de los agregados al
servicio del templo o que en él ejercían alguna función, imanes, lectores Al-Hakam II
del Corán, intendentes, muezzines, porteros, faroleros, etc., era, en días de imperio pertenece a Alá para la l)uena dirección
jEl
(de las criaturas)!
Ben Abi Amir, de ciento cincuenta y nueve. El consumo de perfumes en i\ que Alá bendiga a Muhammad, que ha cerrado la serie
de los profetas'
la noche del 2" de Ramadan ascendía a cuatro onzas de
ámbar gris y a Ha ordenado al Imán Al-Mustanir Billah, siervo de Alá, Al-Hakam, Emir
ocho onzas de madera de áloe. de los Creyentes —que Alá le favorezca— a su liberto
v hachib Gafar, hijo
Del Bayan al-Mugrih de Bex Idzari (Según versión francesa de Abd al-Rahman —¡que Alá tenga piedad
de él!— establecer esta comu-
de Fagnan, II, 380, 377, 385, 392, 396, 413, 477). nicación hacia (para dar acceso a) su (propio) oratorio. Y (ésta) ha
sido terminada con la ayuda de Alá, bajo la vigilancia de Aluhammad, hijo
de Tamlij, de Ahmad, hijo de Nasr, de Jald, hijo de Haxim, v de Muta-
Inscripciones conmemorativas de obras en la rrif, hijo de Abd al-Rahman, el secretario. Ea alabanza (sea) para Alá!
mezquita de Córdoba
(Según la versión francesa de Lévi-Provengal, Inscrip-
tions árabes d"Espagne. Leydcn París, 1931: 1, 9, 10, 17).
AIUHAMMAD I
ífi I .
V- I
Liií^
m
3ÍO C L A L i) í O S ANCHEZ - A L B OR N O Z ESPAÑA CALIFAL ,¡g
hallan encuadrados por motivos de marquetería policroma, formados me- que llevó su largo a trescientos treint.,
lo
codos. .Muhaminad B.:-. \¡„ .\n,ir
diante ladrillos rojos escoriados, siguiendo dibujos variados y temas eruditos, por orden de Hi.van, (li; oen Al-Hakan.
agrandó en seuuuia 1. n.vni.,.;
talescomo el bordado de realce v el cordoncillo. hacia el Lste ensanchándola ochenta
codos con lo que -Kuiella tuvo Vina
En lo alto de la mezquita catedral y alrededor de h misma, a fin de
1 i f iluminar la sala cubierta y a fin de distribuir en ella la luz, se hallan losas AJ-HaKam), central tema dieciséis codos
la
de ancho, las dos naves
horadadas de mármol, de alrededor de una brazada de largo, cuatro palmos inmediatas Este y al Oeste de la misma tenían
al
catorce codos las diez
1
de ancho y cuatro dedos de espesor. Tales losas están decoradas con motivos restantes once codos. El ensanchamiento
(lateral) de Muhammad'Ben
geométricos, octogonales o hexagonales, se hallan cinceladas y sus orificios Amir implico la construcción de ocho nuevas Abi
naves de diez codos de ancho
responden a motivos ornamentales, diferentes en cada una. cada una_ El patio ten^ de largo, de
Este a Oeste, ciento veintiocho
En el Norte de la mezquita se alza un minarete de belleza notable, de codos,
\ de atocho, de Sur a Norte, ciento cinco codos.
La anchura de las <raierías
proporciones grandiosas y de una forma v una planta extrañas. Su altura que rodeaban al patio era de diez codos.
La superficie del edificio era pues
desde el suelo es de cien codos de los llamados raxxasi, ochenta hasta la de treinta y tres mil ciento cincuenta
(sic) codos cuadrados. La
r. plataforma donde se sitúa el viiiezzuí y veinte desde ella hasta la cima. me'zm.itJ
catedral tema nueve puertas, tres
se abrían sobre el patio, al
Oeste al Este
Se sube a lo alto de torre propiamente dicha por dos escaleras, una
la insta-
y a! Norte; cuatro sobre las naves laterales, dos al Oeste y dos al Este
lada Este otra Oeste. Están dispuestas de modo que dos personas puertas daban directamente a los
v dos
al y al tal si
palcos reservados para las mujeres'
suben minarete cada una por una escalera, después de separarse en el en las
al galenas. El total de las columnas
empleadas en todo el edificio es de mil
suelo, sólo se encuentran al Ikí^ar a lo alto. Las fachadas del minarete están doscientas^ noventa
y tres. Son todas de mármol. Las cúpulas que cubren la
revestidas por entero de piedras de toba, decoradas con esculturas de tipo nmpura de la mezquita son doradas, es también
dorada la fachada mural
geométrico, con frisos epigráficos y con marquetería policroma. Sobre las del nnhrab y los muros laterales; se ha aplicado
oro en los intersticios
de
cuatro fachadas del minarete se advierten dos series de arcadas de herradura, los cubos de mosaico. Las arañas de la maqsura
son de plata pura. El mina-
sostenidas por columnas de mármol. El minarete contiene en su exterior rete construido por Abd al-Rahman (III) ben .Muhammad
tiene hoy setenta
V en su interior trescientas columnas. En lo alto de la torre se alza un y codos hasta lo alto de la cúpula horadada,
tres
en torno de la cual dan
linternón que forma una cámara con cuatro puertas abovedadas: dos vueltas los muezzmes (cuando llaman
a la plegaria). Encima de tal
nmezzines pasan allí la noche. Dieciséis imiezziues están adscriptos al ser- cúpula
hay manzanas de oro
y plata. Entre el suelo y la plataforma de los nmezzines-
vicio de la mezquita; dos de ellos sirven cada día en ella, por turno. El iiay cincuenta
y cuatro codos. Cada una de las fachadas exteriores del
linternón está coronado de una cúpula, que lo está a su vez por cinco minarete tiene al nivel del suelo dieciocho
codos de lado
manzanas superpuestas, tres de oro y dos de plata, v por una serie de En Córdoba hay, además, según cálculos
seguros, cuatrocientas ochenta
hojas cinceladas de metal. La más grande de tales manzanas podrá contener mezquitas.
sesenta ritl de aceite. Del Kitab al-Rawd al Uitar de Abd
al-Munfm
Sesenta personas asisten al servicio total de la mezquita. Se liallan a las AL-HiMYARi (Según versión francesa de Lévi-Pro-
órdenes de un jefe de personal encargado de vigilarlas. vengal: La péninsule ibc.nque .tu Aloyen Age, 183).
%
320 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
Al-Hakam. Todos le rendían pleitesía y le enviaban embajadas. Con ellas
llegaban también las de los condes rebeldes: los Gómez, los Ansúrez
y los
Velázqiiez. Para el califa tales misio?ies eran gestos de obediencia. La reina
Elvira de León, que gobernaba el reino en ?io?nbre de su soberano Raini-
t
ru^ ///, rechazó orgullosa tal concepto,
y el conde de Castilla García Fer-
nJrid.z, para mostrar que tampoco la aceptaba, atacó las fronteras de Al-
De los Anales de
Andalus. Isa al-Razi, contemporáneo de Ai~Jíakjfn. tomo
Ben Hayyan la noticia de tales sucesos.
'3
Al adelantarse Xahwar, ya losembajadores llevaban los regalos de
N
Borrell para el califa, los cuales consistían, como se ha dicho, en 30
cautivos
entre hombres, mujeres y niños, ¿con hermosos vestidos de seda
y armas?:
Xahwar condujo a los embajadores a sus asientos en las salas de estancia
ád chund (¿el cuerpo de guardia?) en Medina Al-Zahra, hasta que es- -a
tuviese completo el preparativo de la audiencia del califa: -o
dióse la orden U
de entrar, y entraron, yendo delante de todos el conde Bon-Fill...,
y
cuando ¿estuvieron? en la puerta de la sala en que estaba el trono, se
postraron..., hasta que llegaron cerca del califa, cuya mano besaiuii...,
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Córdoba. Interior de la Mezquita.
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Aliulíi^tíkf
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Mustansu- BiUah se sentaba
el mayor aparato
en el trono en el alcázar
de
Al-Hakam
Al-Zahra con
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y adorno; presenciaban el acto los visfres v
rentes clases de la servidumbre,
haciendo de hachibes para ste ícto
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costumbre, los mayores de ellos- M r-olif, .»^;k- ^ '
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^ "'^''''•^ primero, no como envia-
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su poderdante, comenzando
''Y ^e Galicia, y
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el acto,
y acercándose al truchimán le
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jadores oP'rT '
Sores a qmenes hizo algunas amenazas;^
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° ''^''/°' 1"^ '^ ^'"^ ''^ 1«^ Creyentes había hecho
11 Sr ^'T
llegar a ellos el castigo duro
;j ^ y enérgico; para que sirvLa de
enseñanza a
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ESPAÑA CAL IF AL «.j
encargado de ¿acompañar? a los
enviados de los rebeldes
se^a^ellos d,o, en alabanza del y de acercar-
califa, unos versos de
los cuL se copTn
Cuando fué sábado (no sabemos qué
día del mes de Xawwal) el califa
zÍra™alSdr''Tn cV'
^""" ''' ^^''" ""^^^ '^' ^mÍ^Tm.
L bu'sca delilchi Ron ffr'." ^T"'''^" ^' "" P¡^"^^^
^"i«« cristianos de
^e caballería
Sbían d»trv r H : '
^^^^'^'íf"!"^
Córdoba, que
ron su cometdo; e califa mandó... del comitente de ellos Borrel en
contestación al escrito de
dio a Bon-Fill, su enviado
él,
y
los gandes
¿regalos.' que correspondían
a los esclavos, a quienes
había dado 1 bernd v
dio a conocer a el os lo que
habían de decir a Borrell, de
su p ríe y le
proponía acerca del fin de la
obediencia (paz entre Barcelona
y SdoL
IOS regalos, vestidos
y acémilas según sus categorías..., saliendo de Cor
doba, de regreso, a mitad
X de Xawwal antefechado [10
de agosto de 97 u'
Aliultansirtílí
Al
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Alustansir Billah se sentaba
el mayor aparato
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^^"°^'^'^bre de 973], el califa Al-Hakam
en el trono en el alcázar de
Al-Zahra con
y adorno; presenciaban el acto los visires v las difT
rentes clases de la servidumbre,
haciendo de hachibes para ste ícto
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enseñanza a
322 CLArniO sÁxr HEZ-ALBORNOZ ESPAÑA CALIFAL 323
estos rebeldes \ lo tuviesen enrcndkio, por lo que hacían llegar a él de tiempo cnrrc cllu. un combate, el cual, habiéndole
agravado, el capitán
con ¡pañeros los enviados
piila'bnh,, pues estaba investido por ellos y por bU> Zarwal fué atravesado de un bote de lanza,
por cuya herida respiraba (era
de los rebeldes; ísiiponia) que si asi no fuera, no lo luibicraañadido por bU por ella respo-acion o vida de él)
y murió mártir (li misericordia de \llah
cuenta. sea sobre el), acometiendo con su escuadrón:
tuvo luíjar la batalla en -J
El jurisconsulto Ahmad ben de Morón, recibió orden de salir
Arux, el día mencionado, en el lugar conocido por
Fahs AFüaracat fAlbarecaí en
para Galicia como enviado en compañía de los emba-
a la rebelde Elvira, las inmediaciones del castillo de
Madha.
jadores de ésta, que regresaban de Córdoba; a Ahmad se unió Ubayd Allah ''Al
llegar esta noticia al califa, mandó expulsar
a los enviados del maldito
ben Qasirn, el Metropolitano, como intérprete, y salieron con los enviados, García, los cuales habían llegado y estaban
en su corte para fortificar el
que se marchaban, a fines del datado mes de Rachab. negocio de la paz, e iban a volverse con la
contestación que el principe
Estaba entonces en la parte del Algarbe Muhanmiad ben Mutarrif, y les había dado el viernes anterior,
cumpliendo el ardiente deseo de él (de
recibió comunicación mandándole salir con ellos. García). Adelantóse hacia los enviados un
joranik (correo), y habiéndoles
mandado que se marchasen, ellos se negaron
y quisieron matarle y lucero
siguieron su viaje; pero el sultán mandó
sal'ir tras ellos a Afiah -cjalu
El conde de Castilla García Fernández ataca a Deza mientras (intendente) en el cuartel de la caballería,
con un escuadrón de 30 a 40
sus enviados se dirigían a Córdoba de los principales del chiiiid, entre los cuales
estaban Xaaban ben \hmad
el destituido Husayn ben Ibrahim
y otros; acompañábalos un número de
Relación de la noticia del motivo que llevó al rebelde García ben gentes de vanas clases: alcanzados en un valle
o barranco del país de Cara-
Ferdinando, señor de Castilla y Álava, a quebrantar la paz en seguida de cuey, donde se habían escondido separándose
del camino, los embajadores
haber manifestado ardiente deseo de que se prolongase, y de haber enviado fueron enviados (a Córdoba) del modo más
violento y fué dura la cárcel
sus mensajeros y de haberla consolidado, aprovechando la ocasión de estar de ellos.
ocupado el sultán con la guerra de los que se le habían rebelado en la tierra
Del Muqtabis de Ben Hayyax (Trad. de Code-
de enfrente (al otro lado del Estrecho) y de haber enviado los mayores ra, Colección de estudios árabes, IX, 185, 198,
213).
de sus capitanes v la mayor parte de los soldados del chiind al otro lado
del mar para combatirlos, v de haber hecho este tirano causa común con
la mayor parte de los tiranos cristianos y de los que ¿rodeaban? el país del
Islam; pero no produjo esto la protección de Allah para la gente de su EXPANSIÓN EN MARRUECOS DEL CALIFATO
coahción, sino que hizo caer sobre el enemigo las consecuencias de su CORDOBÉS
¡imprudencia! y abyección.
''El sábado a 8 por andar de Dzu-1-hicha [22 de septiembre de 9741 Cmjido Abd al-Rah?íian III restauró
la autoridad califa! en Al-Aiidahí^
llegó desde la frontera de en medio la noticia de la súbita ruptura de la e impuso respeto a los cristianos del
Norte, volvió su atención hacia los
paz de parte del tirano García ben Ferdinando ben Gundisalbo, señor de proble?nas africanos. La seguridad de Espaíia ha
requerido siempre el domi-
Castilla, a continuación de haber manifestado ardiente deseo de confir- nio del Estrecho con la posesión de las plazas
ribereñas de Marruecos. La
marla —
la noticia de la celeridad con que había salido contra el país de los aparición en África de los fanáticos
y ambiciosos Fatimies, para quienes
muslimes y de la incursión de sus gentes de guerra contra el castillo de Al-Ajidalus era presa harto codiciable, hacía más urgente
el señorío de las
Deza, y lo que había inmediato del distrito de los Banu Amril ben Timlit tierras del Magrib Al-Aqxa. Por comprenderlo
así. Al-Nasir emprendió
en la mañana del jueves 11 de septiembre de 9741 de
de Dzu-1-hicha [3 su conquista. Su hijo
y sucesor, el califa bibliófilo y erudito Al-Hakam
dicho año [363 de la hégiral— que la gente del castillo había presentado
,
al-Mustansir Billah, siguió su política y envió sus tropas
para vencer al
la batalla, y que él había incendiado las mieses, llevándose muchas caba- caudillo que había conseguido dominar en Marruecos,
donde han triunfado
llerías de ios muslimes; pero que Zarwal y Madha, hijos de Amril ben siempre aventureros audaces y valerosos, que a veces
han logrado fundar
él con los que salieron con
Timlit, valíes del distrito, habían salido tras imperios duraderos. La lucha frente a los habitantes de la
zona montañosa
ambos de entre sus soldados y habían recobrado el ganado vacuno y demás del Sur del Estrecho no fué fácil —no lo ha sido
nunca para los moradores
presa, m.atando algunos rebeldes de los que llevaban el botín; pero que en España-—: pero, tras algunos fracasos sangrientos.
Al-Hakam II logró ver
habiendo salido contra los muslimes, de una emboscada de los marranos, desfilar por las calles de Córdoba y estableció en ella a los jefes que habían
mucha caballería, con la que los muslimes no contaban, se trabó por algún resistido a sus ejércitos.
324 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ESPAÑA CA LIFAL
335
tuvieron lugar diversos combates en el Garb una montaña cuya posición era niuy fuerte.
En 361 [24 octubre 971 j Perseíjuido %• combatido por lis
divisiones del ejército regular (chund),
(Occidente-Marruecos) entre su emir Hasan ben Qannun Hasaní y los sostuvo con ellos un nuevo encuen-
tro poco importante
oficiales de Al-Hakam, en las siguientes circunstancias. El
califa hizo llamar y como consecuencia del mismo tuvo que huir de
mayordomo, Ramadan de tal año [junio- nuevo, abandonando sus bagajes
a Muhammad ben Qasim, el y en y no ocupándose de nada sino de escapar
de comandante en jefe, con o que la montaña quedó en manos del
iulio 972] le ordenó trasladarse a Ceuta en calidad chund, que saqueó los objetos
que le confia- ^" encontrados. Al día siguiente los vencedores
a la cabeza de los destacamentos del ejército regular (chimd) f! avanzaron sobre la
sus compromisos, se ciudad de Delul, cuya conquista les permitió
ría. Hasan ben Qannun parecía dispuesto a violar Alá, y Muhammad ben Qasim
convo- se unio luego a ellos con las tropas
inclinaba a reconocer la autoridad de Maadd, soberano de Ifriqíya, regulares. Después Ben Qasim se había
dirigido a Arcila, había entrado en ella,
caba a sus partidarios más inmediatos para que le sirvieran de auxiliares había penetrado en la mezquita
principal, había encontrado en la misma
en sus proyectos felones contra x\l-Hakam y ordenaba que en las mezquitas una cátedra nueva, marcada con
el nombre del Xii Maadd ben
de su provincia se invocase la bendición divina para Maadd, el príncipe
Xii. Ismail y la había arrojado al fuego
tras
general que desplegase todos los esfuerzos arrancar de ella la plancha superior, donde
El califa recomendó por ello a su estaba incrustado el nombre de
empresa, estaba propicio Maadd, plancha cuyo alto precio era difícil
y el celo necesarios v añadió que, si Alá bendecía la de fijar v que enviaba al
procurar bien de califa con su carta. El ejército se
al perdón y a la indulgencia, a tranquilizar el país y a el retiró entonces a Delul, hizo derruir las
fortificaciones
la población apoyándose, naturalmente, en los partidarios de la dinastía y quemar las casas, para hacer un escarmiento. Las tropas
se apoderaron de lo que encontraron
Omeya. en la plaza y consiguieron ^ran botín
entre los víveres tomados
El 18 Xawwal agosto 972], el caid atravesó el Estrecho, y la flota
[2 y los objetos abandonados por Hasan
En
362 [12 octubre 972] Muhammad ben Qasim sucumbió
y el ejército se concentraron en Ceuta. El sábado 4 Dzu-1-Qada [17
agosto]
en los arra-
balesde Mehran vencido por Hasan ben Qannun.
recibió Al-Hakam una carta anunciándole la conquista de Tánger por
su En ese combate que
tuvo lugar el domingo 23 Rabí I [22 diciembre],
almirante iVbd Allah ben Riyahin. Había llegado, decía, el 1^ de tal mes perecieron con él'gran
cantidad de guerreros de las divisiones regulares
delante de la ciudad y había comenzado por invitar a sus habitantes
a (chund): es decir alrede-
dor de quinientos caballeros andaluces, de entre
someterse v a volver al seno de la ortodoxia, pero le habían dado una los más valientes' v alre-
dedor de mil infantes.
respuesta negativa v grosera, animados por Hasan ben Qannun, que se
El 1 Chumada II [9 marzo 973] llegaron a
encontraba en la plaza. El jueves, Ben Qannun realizó una salida contra Córdoba setenta masmudíes
que habían seguido hasta allí a Hasan ben Qannun
el ejército de x\l-Hakam que, habiendo partido de Ceuta, se dirigía ha- y que venían a hacer su
sumisión.
cia Tetuán para librarle batalla; y no obstante el número considerable de
El cahfa llamó a Galib ben Abd al-Rahman y le dio órdenes para com-
sus divisiones regulares magribíes' (chund) y de sus fuerzas auxiliares lo-
batir a Hasan ben Qannun Hasani, porque, como consecuencia
graron derrotarlo v (el rebelde) volvió la espalda ante las tropas del de la derrota
sin detener- del chund y de las pérdidas que había sufrido, se hacía
califa, escapó con algunos de sus íntimos y salió huyendo, grave la situación al
objetos diversos de su propiedad otro lado del Estrecho. Entonces llegó una
se ni ocuparse de los bienes, tiendas y carta, anuncio de victoria de
los caides de Arcila. Comumcaban
o de la de sus partidarios, que habían quedado en Tánger. Cuando se en ella que habían marchado contra Hasan
ben Qannun, habían trabado con él un combate
hubo alejado mucho v los tingitanos se encontraron libres de su influencia, encarnizado, le habían
derrotado y le habían matado gran número de
su jeque Ben al-Eadií salió al encuentro de Ben Riyahin acompañado
de hombres. Llegaron a Córdo-
ba por entonces Hannun ben Idris, señor
alíTunos notables de la ciudady declaró que estaban dispuestos a obedecer del barrio andaluz de Fez, v un
persona al enviado a Abd al-Qarim, señor del barrio
a Alá y al Príncipe de los Creyentes Al-Hakam. Se presentó en qayrawani de la misma cmdad
perdón paz) para los habitantes que venían a manifestar su deseo de someterse al
caid v solicitó v obtuvo el aníán (el y la Príncipe de los Creyentes
de Táncrer. Los vencedores entraron en seguida en la plaza y saquearon y de apoyar su soberanía. Fueron recibidos con grandes honores y se les
hicieron magníficas promesas.
cuanto pertenecía a Hasan ben Qannun y a sus partidarios. Tal era el
por el caid al califa. En Xaban [mayo 973] el caid Galib fué informado del envío
relato de la letra enviada de diez
mil diñares, para que los distribuyera en
Este recibió el Dzu-l-qada [2 septiembre] otra carta en la que el
21 de proporción a su jerarquía entre
los partidarios de Hasan ben Qannun
caid Muhammad ben Qasim le anunciaba el triunfo que había conseguido. que se le sometieran. Se enviaban.
Igualmente, gran número de ricos vestidos
Había tenido un encuentro con Hasan ben Qannun, y éste había sido derro- y de sables adornados con piedra¡
preciosas, para que sirviesen de recompensas
tado, tras un encarnizado combate, en el que había dejado en el campo honoríficas.
El califa envió al Garb (Occidente-Marruecos)
buen número de los suvos, v se había refugiado con los supervivientes en al visir Yahya ben
326 CLALDIO SAN C ir r / -ALBORNOZ ESPAÑA CALIFAL
a Galib y de regreso del litoral africaiiu. Estaba
califa
Miihammad At--ruchil>i al frente de tropas destinadas a reforzar acompañado por Masan fien
hen Qannun, asunto cuyo relato Qannun y por sus partidarios hasaníes, los Banu Idris,
para ayudarle contra el rebelde Hasan príncipes licl Cari),
que se habían visto obligados a a!)andonar sus
exigiría gran espacio. ,
Guaridas \' i venir a \\~
una carta de Gahb anunc o Andalus. Formaban el cortejo de su jeque
Hacií el fin de Dzu-1-qada [fin de agosto] conocido por Hannun, cuyo
había concedido, dejándole conquistar
la nombre era Ahmad ben Isa, príncipe de la ciudad
al príncipe el favor que Alá le
de Al-Aklam y de 'su
huir miserable Hasan ben Qan- territorio, quien tenía consigo a sus
hermanos y sus primos paternos, acom-
plaza fuerte de Al-Qarim y obligando
a al
Muhammad ben Abi Amir. Este, apenas se apoderó aún hoy en Espafia el califa de Córdoba, no todos los monarcas y magnates
su chambelán Abu Amir
gobierno), acudió a la biblioteca del padre del califa, Al-Hakam, que españoles siguen su ejemplo en el disponer de las segundas.
(del
ya mencionados
contenía los libros otros más. En presencia de los prm-
y
(que había)
cipales teólogos se hizo traer todas las obras de todas clases
allí
conjunto los libros de ciencias pretéritas que versa- El lunes 18 de Rabí, primero del año 364, tuvo califa x\l-Hakam
y les ordenó sacar del el
ban sobre lógica, astrología y otras disciplinas de los antiguos (excepto los apariciones de espectros o fantasmas, horribles pesadillas, que le dejaron
aque- en estado que no le permitió dejarse ver de la corte. Difundióse la nueva
libros de medicina y matemáticas); de modo que cuando quedaron
obras escritas sobre gramática, poesía, historia, medi- y se hicieron rogativaspor su restablecimiento. Mostróse a los dignatarios
llos separados de las
de libros)—, que fueran destruidos y quemados. un documento público que firmó Hixam, su hijo, como testigo, siguiendo
menor parte (del total los
palacio, después la firma de los individuos de la familia real, los ministros según su
Unos fueron incinerados y otros fueron arrojados a los pozos del
piedras. (Tales libros) fueron reem- orden jerárquico, el alcalde o juez, el gobernador, los alfaquíes del consejo,
siendo (luego) cubiertos de tierra y
plazados por otros de diversas clases. etcétera. A mediados de Chumada I, legó, como manda pía, las tiendas de
masa
Hizo aquello (Ben Abi Amir) para demostrar su simpatía hacia la ios silleros (guarnicioneros que hacen siFlas de montar), sitas en la plaza del
\ U I) I O S Á N C HEZ-A I B o R X o Z ESPAÑA CALIFAL 331
oj^
( I
maestros de religión, de antemano elegidos a fin de (lue El sacerdote, queriendo prolongar 1111 permanencia, eiirunaba repetidas
Mercado, para lo.
veces sus salmos en derredor de mí.
enseñasen a lob hijos de pobres y desvalidos de (:ordol)a.
el acta del iesado el viernes 2 3.
Brindábanme con vino unos niños enrojecidos de pudor, semejantes a
El juez firmo
cabalgata a la mez- tierna gacela a quien avergonzó
siguiente se dejo ver del publico yendo en
la la mirada de su dueño.
En el mes
facultativo, enfermedad era de Comulgaban con él aquellos niños delicados, y
quita aljama de Al-Zahra. Según dictamen la les suministraba vino
y
por comida carne de puerco.
apoplejía. j i i
En el mes de Xawwal, el v su hijo se dejaron ver en el terrado del Del Matzrnah al-Anfusi de Ben Jaqan en Al-Maqqari
para presenciar el reparto de (Trad. Simonet, Historia de los Mozárabes, 821).
palacio de Córdoba, que da a' la carretera,
cuantiosas limosnas que los pajes v servidores de palacio hacían a los pobres,
abajo en calzada. Estos manifestaban su agradecimiento
a manos llenas, la
Testimonios epigráficos de la mozarabía de la época califal
rezando en altas voces. ^-^ ^ .
habiendo sido sepultado en este túmulo a la hora de las tres del día, en la
concluido con la mozarabía
Las persecuciones del siglo IX no habían era de novecientos noventa y seis, el nueve de las Calendas de diciembre.
He aquí dos testimonios epigráficos de su perduración en la época
andaluza. El que conoció antes de su muerte a este gran presbítero, desprecie el mundo
religiosas. Los mozárabes celebraban
califal y una noticia sobre sus fiestas todo y corríjase".
sus ritos antes del alba. Abiertas sus iglesias para todos, los ?nusuhnanes se Inscripción del año 958 hallada en Gomares (Málaga)
veces en ellas y trazaban relatos poéticos de ceremonias cuyo (Trad. Simonet, Historia de Mozárabes, 622).
introducían a los
significado no entendían.
"En este lugar está sepultado el monje Amansvindo, que fué virtuoso
y
Memoria poética de una fiesta nocturna celebrada por los magnánimo, de ferviente caridad, de ánimo sobrio y egregio pastor de
mozárabes de Córdoba Cristo-Dios para con sus ovejas, así como guerrero para"co"n los fuertes.
Rechazó las delicias del mundo y vivió en este monasterio cuarenta \' dos
Mathma que Abu Amir ben Xuhayd estuvo cierta noche años de su vida. Descansó en este túmulo al emigrar del siglo, siendo colo-
Cuéntase en el
ante
bro ante el esplendor de la Córdoba califal en el relato de su misión Algunos historiadores, al referirse al área de Córdoba
comprendida den-
Abd al-Rahman III. Y el eco de la grandeza de la capital de la España tro de sus murallas, incluyendo los suburbios,
dicen que su superficie era
rnusulmana llegó hasta las soledades del claustro sajón donde la monja de 33.000 cubitos, de los cuales 1.100 estaban cubiertos
por los palacios reales.
Hros-^itha la llamó: ''ornamento del mundo'\ Con Bizancio, a la que se acer- Otro historiador dice que Córdoba estaba dividida en
cinco
grandes
Oriente
caba más que a Bagdad, pura ciudad oriental Córdoba vivía entre distritos o ciudades, separados unos de otros por una muralla
alta^^ bien
y Occidente. Cuando Europa había descendido al
más bajo nivel cultural fortificada
y que, todos reunidos, medían tres millas de lar^o
" por una de
que jamás había conocido hasta allí, la ciudad del Guadalquivir, coino la del ancho.
Bosforo, 7nanteman encendida la llama de la civilización. Y en
Córdoba
las claras mentes hispanas —era de origen español
como importa repetir, Suburbios que contenía
la inmensa mayoría de los habitantes de Al-Andalus—,
fecundadas por el
pensamiento y el saber arábigos, gestaban la más rica floración cultural Se dice que los arrabales eran 21 en total, cada uno de los
cuales estaba
que España había de cojiocer hasta su Siglo de Oro; floración que había de provisto de mezquitas, mercados
y baños para el uso de sus habitantes, de
madurar en la centuria siguiente de las Taifas. modo que de un suburbio no tenían necesidad de recurrir a otro ni
los
para
sus asuntos religiosos ni para
comprar lo más necesario para vivir.
Ben Baxkuwal, quien nos ha dado una descripción de Córdoba
durante
Extensión la época de su mayor prosperidad
y cuando la afluencia de su población
estaba en su apogeo, ha conservado los nombres
de los arrabales que en
Las dimensiones de Córdoba han sido diferentemente establecidas debido esos tiempos formaban parte de Córdoba.
indudablemente al rápido crecimiento de su población y edificación bajo Dos de éstos se extendían hacia el Sur, en la mariren opuesta
del río
penosas calamidades y
los varios sultanes de la dinastía de los Alarwan y a las sus nombres eran: Xakunda y Munyat Al-Achab (Erjardín de las
maravi-
reinado del último soberano de Nueve
y desastres a que fué sometida bajo el llas). hacia
el Oeste, llamados: Hawwanit al-rihan (Las
tiendas de
esa casa. los vendedores de albahaca dulce), Rabad al-raqqaqin (El arrabal
de los
Ben Said, repitiendo las palabras de la epístola de Al-Xakundi, dice que panaderos), Maschid al-Kahf (La mezquita de la caverna), Balat
Mugaytz
la ciudad de Córdoba con las poblaciones adyacentes de iVl-Zahra y Al- (El palacio de Mugaytz), Alaschid al-Xaqa (La mezquita
del infortunio).
CLALIMU SÁNCHEZ-ALBORNOZ ESPAÑA CALIFAL 335
Maschid al-Sax^^Lj nKzqu.ta que aunque era una antigua ciudad ainurailada, fue también comprendida
Han,an. al-anV.iri (Los baños de Al-u.biri), dentro de los límites fortificados de Córdoba.
ai-Rauda (La mezquita del iardm) y Al-Sichn .u-
del regocijo Maschid
),
los ,udios)
\!,c,-l-,„l
ALischid
(La puerta de
Trc^ bicia el Xortc: Bal. al-vahud
de Uiv.n. Muslima), ) la Rusafa. Los siete Puertas
Umm-mu^'lnr.a (La mezquita
El palacio califal
suburbios; pero durante las guerras civiles fue cavado y la belleza de sus ornamentos cautivaba la vista de'quienes los admiraban.
altas murallas, no así los
encerrado dentro de Los califas de la casa de Marwan eligieron este palacio para su residencia
un foso alrededor de los mismos v quedó todo ello
tiempo. La circunterencia adornándolo, embelleciéndolo y agregándole nuevas
V fuertes muros que se levantaron al mismo que
habitaciones
altos
se-un Ben Said, era de 24 millas incluyendo Xakunda, llenaron de elegantes rarezas. Pero éstas no fueron las únicas mejoras que
de esas murallas,
CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ ESPAÑA CALI F :\ L
33^
^36
3
cuino observaremos residía en durante algún tiempo. Esto induju a iimciiu. de sus subditos
él
bs soberanos de esa familia introdujeron en la ciudad; a establecerse en la \ ccindad
signos de su sabia admi- y asi puco a poco se fundó la ciudad de Cór-
después, dejaron por todas partes en Córdoba
cmdad de agua doba, quedando el palacio en su centro, el cual desde
nistración, formando deliciosos jardines, proveyendo a la entonces fue ia inorada
de los reyes que lo sucedieron".
Sierras de Córdoba, y surtiendo
traída desde lejanas montañas, llamadas las
provisiones.
Pero volvamos a la descripción de Ben Baxkuwal: "Entre
de abundantes las puertas
su capital con toda clase
palacio y llevada desde del palacio —puertas que, según tal historiador: ''Dios Todopoderoso, abrió
El acTua obtenida de ias montañas era traída al
medio de cañerías de para reparar los agravios, ayudar a los oprimidos
él a tod'^os ios rincones v barrios de la ciudad, por y dispensar juicios impar-
ciales en todos los casos de la ley"— la principal
hechas de oro purísi- tiene un balcón
plomo que se vertían en vasijas de diferentes formas, que
saliente
como en grandes lagos, curiosos es sin igual en el mundo.
mo, finísima plata o cobre plateado, así
mármol griego, hermosa- "Esta entrada, que conducía
al palacio, estaba formada por puertas ple-
depósitos, asombrosos recipientes v fuentes de
asombroso surtidor, el gadizas, recubiertas con chapas de hierro, sujetas por una banda de cobre
mente talladas. En este palacio había también un
verse artísticamente trabajada, que representa un hombre
cual arrojaba agua a considerable altura, como los que suelen
el
con la boca abierta.
Este extraordinario trabajo de arte, que partía de la parte
tanto en Oriente como en Occidente. ^
más baja de la
es el mismo desig-
puerta, servía al mismo tiempo de barra
El palacio descrito por Ben Baxkuwal seguramente y llamador y perteneció en otra
con nombre de Balat época a una de las puertas de la ciudad de Narbona, en el
nado anteriormente por algunos autores antiguos el país de los
porque rey lo hubiera construido, francos. Cuando el emir Muhammad tomó aquella ciudad a los cristianos
Rudzrik (El palacio de Rodrigo) no este
conquistado, como lo quitó de allí lo llevó a Córdoba, colocándolo en
sinoporque cuando fué vencido por los árabes y su reino y la entrada principal
a Córdoba, lo lla- de su palacio.
supieran que le servía de residencia cada vez que venía
edificado, pero la "Siguiendo la misma dirección y mirando al Sur, había otra
maron por su nombre. No se sabe por quién fué puerta,
llamada Bab al-Chanan (La puerta de los jardines); en el
entre los nativos era la de que uno de los antiguos lado opuesto!
opinión más generalizada
construyo; sobre una meseta mirando el Guadalquivir, había dos mezquitas
reyes que vivió en la fortaleza de Almodóvar fué quien lo y famosas por
su santidad y los numerosos milagros que se les atribuían
cuentan la siguiente leyenda: y en las que el emir
^ r,
maleza. Cerca de ese "La tercera era llamada Bab al-Wadi (La puerta del río),
ahora por el palacio estaba cubierto por impenetrable y la cuarta,
elevó en el campo, que mas
Bab Koriak (La puerta de Coria), abierta al Norte. Había una qmnta
lugar el rey soltó su halcón favorito, el cual se puerta
Abu Ubayda); pasándolo conocida por el nombre de Bab al-Chami (La puerta de la gran
tarde llamó Kudyat Abi Ubayda (El monte de
mezquita),
de la perdiz. Siguiólo llamada así porque los primeros califas antiguamente acostumbraban
espesura, el halcón voló en busca salir
y, descendiendo en la por ella para visitar la mezquita mayor los viernes. El trayecto que
el rey hasta perderlo de vista, pero no viéndolo aparecer y temiendo se habían
imposibilidad de moverse, de recorrer era alfombrado en toda su extensión".
hubiera enredado entre las ramas y se hallase en la
pudiera volar libremente. Sin embargo, la mayor parte de esas puertas, nos dice Ben
el rey ordenó cortar la maleza para que su halcón Baxkuv^'al,
descubierta la cúspide fueron destruidas o tapiadas durante la guerra civil bajo el reinado
Mientras su gente se ocupaba en cortar la maleza, fué de Abd
construido con grandes al-Chabbar. Además del palacio real aludido, los emires v califas
de la casa
de un magnffico edificio de asombrosa estructura, de Harwan habían construido también dentro
bloques de piedra unidos entre sí con plomo fundido. y fuera de Córdoba varias
casas
El rey, que era un hombre inteligente y emprendedor, ordenó inmedia- y jardines para su residencia o placer..
rápidamente descubier-
tamente que se excavara en derredor y el edificio fué
los obreros llegaron a los
to en toda su extensión. Continuado su trabajo,
encontraban sumergidos en agua, apoyados sobre Jardines
cimientos, los cuales se
de pequeñas piedras, puestas allí por un antiguo procedimiento,
un lecho
Dice Ben Said: "Continuaré ahora con la descripción de los jardines de
obra de algún
Cuando el rey vio esto, exclamó: "No hay duda que ésta es recreo
famoso monarca y debo reconstruirlo". Ordenó que el
edificio fuera reinte- y paseos públicos en que los habitantes de Córdoba pasaban sus
lloras de ocio o que por ellos eran visitados en busca
habitable desde entonces lo visito a de descanso y de placer.
grado a su estado primitivo, hízolo y
Cada vez que hacia Algunos de éstos pertenecían al príncipe, otros a gente adinerada. Entre los
como a cualquiera de sus castillos reales.
menudo primeros se hallaba, al Norte, el palacio de Rusafa, que Abd al-Rahman
expedición militar, ben
una excursión por su provincia o pasaba cerca en alguna
038 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ESPAÑA CALIFAL 339
Muawiya hizo construircomienzo de su reinado y en el que residió
al hallaba situado al Norte de Córdoba y
llamaba Aíunyat al-Rusafa (Jar-
se
jardín con toda dines de Rusafa), como el palacio del mismo nombre que su abuelo Hixam
gran parte de su vida. También formó un hermosísimo
clase de plantas raras y exóticas y hermosos árboles de todos los países, construyó en Damasco. Abd al-Rahman, por otra parte, estaba orgullosísi-
tratando de que tuviera suficiente agua para su riego.
Su pasión por las mo de él y acostumbraba a pasar allí la mayor parte del año, como solía
mandar agentes a Siria y otros países, con el hacer su abuelo en suyo.
flores plantas le indujo a el
y
traídas a Anda-
objeto'de procurarse toda clase de plantas y semillas que, Este palacio no fué el único edificado por Abd al-Rahman o sus suce-
fueron aclimatadas en el además en Córdoba
lucía desde lejanas regiones y distintos climas, sores; había varias villas reales notables por su magni-
palacio real y distribuidas más tarde por todo el país. ficencia, su estructura o espléndida ubicación. A este grupo pertenecían "el
"De este jardín provienen las granadas llamadas Safari, que en punto palacio del confluente" (Qars al-hachiri); "el palacio^del jardín" (Qars al-
cómo introdujeron esas granadas en el país y el origen de "el palacio de Rustak" (Qars al-rustak); "el palacio de la alegría" (Qars
Cuéntase así se
Córdoba, pero más tarde fué anexada a Sevilla, de cuva capital está !1i.ls
por Qasim ben Al-Riyahi.
próxima.
En la vecindad de Córdoba había también no menos de 3.000 villas,
Puentes sobre el Guadalquivir
provistas de mezquitas, poseyendo además un religioso muqallas, de reco-
ha sido nocida erudición, cuyo deber era juzgar de acuerdo con los cánones de la
en Córdoba que en Sevilla; ésta
El río Guadalquivir es más bajo ley civil.
puentes de piedra en la primera ciudad
fueron tendidos
la razón por la cual Entre ninguno podía usar el '^qalas'' si no recitaba
los árabes andaluces
en las
ninguno. Este río tiene su origen
mientras que la última no tenía que de memoria casi toda no conocía 10.000 tradiciones respecto
la Aluivatta,
divide en dos corrientes una
montañas'de Segura, desde donde se al Profeta o no era perfectamente versado en la obra teológica titulada
otra hacia Córdoba y Sevilla. Al-Razi des-
corre al Este, hacia Murcia, y la
Al-madimah. Era obligación de los cadíes de las villas vecinas a Córdoba
plácidamente como un chorro de leche
cribiendo este río, dice: 'Tluye tan ir a la ciudad todos los viernes y asistir a la oración pública con el califa
efecto de las lluvias; y es en
Córdoba
aun cuando sus a^uas aumentan por en la gran mezquita. Una vez terminada la ceremonia se aproximaban todos
SeViUa, donde, a causa de las lluvias, amenaza
el no m"s mofensfvo, no
así en a saludar al sultán, para informarlo del estado de sus respectivas poblaciones.
a sus habitantes
siempre destruir la ciudad v ahogar
.
.
^
de Córdoba como uno de los de
,
mas
,
afueras de la ciudad.
civilesque estallaron al comienzo del IV siglo de la Héjira, no solamente
Una
Un autor fidedigno que vivió en Córdoba en esa época, nos dice: una gran parte de aquellos edificios fué demolida
y todas las calles abando-
suburbios encontré que suma- nadas, sino que algunos de los suburbios fueron arrasados completamente
vez conté todas las casas de la ciudad v sus y
aquéllas de la pobla- desapareciendo sus rastros para siempre.
ban 213.077, incluyendo, solamente, en esa cantidad, a
alquiladas,
ción común, artesanos labradores, sin incluir las cámaras altas
y Del Nafh al-Tih de Al-Maqqari (Según versión
palacios de nobles, visires, oficiales
las hosterías, baños y tabernas. Los
los inglesa de Gayangos, I, 207).
ciudadanos adinerados, los cuarte-
de la casa real, jefes de las tropas y otros
edificios públicos ascendían a 60.300
Ll
les hospitales, colegios y otros
.
80 455 Otro calcula que el número de mercados era de 4.300 y que dentro LA SUCESIÓN DE AL-HAKAM IL LOS
de las murallas de la fortaleza había arriba de 430 casas, habitadas por los EUNUCOS DERROTADOS
oficiales de la casa real y funcionarios
públicos. El número de casas en la
la población común o a los ciuda-
Los eunucos que servían en los palacios cordobeses procedían de diversos
ciudad y los suburbios pertenecientes a
adinerados es calculado por el mismo autor en 113.000, incluyendo países europeos —en Verdún hubo a lo que parece una ''manujactura'' de
danos
nobles y jefes militares.
ellos— pero eran llamados eslavos, porque los más procedían de las costas
los palacios habitados por los visires,
eslavas de la Europa Oriental, de las que eran importados a Córdoba por
Pero hemos leído en algruna otra parte que las cifras ahora mencionadas
solamente a^la época de los sultanes Banu Lamtuna (Almorá- mercaderes judíos. En la corte califal siempre habían tenido importancia
deben aplicarse
sucesores, bajo cuyo remado la
—les hemos muerte de Abd al-Rahman ll—
visto disponer del trono a la
vides) y no a la de los Almohades, sus
considerablemente, debido pero su número y su potencia aumentó con el crecimiento del lujo palatino
importancia y esplendor de Córdoba disminuyó
guerras civiles que se sucedieron en su territorio. Como en la época califal. Al morir Al-Hakam ll proyectaron entregar el poder
a las desastrosas
344 C L A L D o S A X C H E Z - AL B OR N O Z
I
ESPAÑA CALIFAL 345
Hixam. De tal suerte Mugirá, a quien hubieran hcclio califa, habría que-
supremo a un hermano del muerto y no a su hijo, todavía muy
pequeño.
uno de permitieron al canciller del soberano difunto, dado obligado a ellos, permanecerían fieles a su difunto señor en espera
Los escrúpulos de ellos
asesinato —crueles de la llegada de su hijo a la edad madura
Al-Aíushafi. deshacer sus torpes planes mediante el y la autoridad continuaba sin
tiempos— del príncipe en quien hablan pensado los eunucos. Un funcio-
emí)argo en sus manos. El plan estaba bien t'ramado, pero hubiera sido
ne-
entre las mujeres cesario que Alá hubiese consentido su realización.
nario civil, sólo conocido hasta entonces por sus éxitos
a grandes destinos Convenidas Chawdar
del harén y por los favores de la favorita, pero lla?mdo
así las cosas, dijo a Faiq: "Es necesario ahora hacer
''Almanzor'\ se encargó de la venir al canciller (hachib) para cortarle
por su talento y su audacia: Ben Abi Amir, la cabeza y así todo irá bien".
Al-Mugira, El canciller y él viellaron luego el *'¿Cómo, hermano, exclamó Faiq, quieres matar al secretario de nuestro
ejecución del desdichado
dovunar señor, uno de nuestros jeques, sin que haya hecho nada
poder de los eunucos, pero Al-Mushafi no logró sus propósitos de para merecer la
camino interpuso muerte? Acaso no haga ninguna oposición a nuestros proyectos
Al-Andalus en nombre del califa menor, porque en su se no v ten-
dremos que comenzar derramando sangre". Hicieron, pues, venir 'a Chafar,
el ahora ejecutor de su crimen.
le anunciaron la muerte del príncipe, le pusieron
al corriente del plan que
habían concebido: "Es lo mejor y lo más conveniente, respondió Chafar.
por los dos eunucos citados, que estaban constantemente a su lado. Tomaron designios. Si él me encarga de la misión, la cumpliré en vuestro lugar.
que encontró tranquiló y que no había hecho ningún preparativo para dos a jurar y no hubo dos personas que se negaran a hacerlo. Fué para él
un éxito que produjo gran efecto
defenderse. Le anunció la muerte de su hermano Al-Hakam y el adveni- y que fué muy comentado: su situación
miento de su sobrino y añadió que los visires temiendo que se opusiera a la y su influencia aumentaron así y su renombre se' difundió por todas partes.
sucesión de Hixam le' habían enviado para saber a qué atenerse. Mugirá, Como pronto comenzara a reinar una cierta frialdad entre Chafar y los
aterrorizado al principio, tomó luego aliento y manifestó su alegría por el eslavos, permanecieron alejados del ministro y se mostraron poco
éstos
todas las garantías que te plazcan". Después intentó conmover a Ben Abi que Chawdar y Faiq trabajaban contra el gobierno y mantenían secretas
Amir y le" conjuró, en el nombre de Alá, a respetar su vida y a abandonar inteligencias con
de los guardias de corps y de las tropas que de-
jefes
sus proyectos homicidas, y lo hizo con tanto éxito que xMuhammad tuvo
pendían de Como
se servían de la Puerta de Hierro para sus idas
ellos.
y
lástima escribió a Chafar anunciándole la sinceridad de las disposiciones venidas, el canciller la hizo tapiar y en adelante no se pudo entrar en palacio
y
había encon- sino por la puerta de Al-Suda, lo que detuvo a los eslavos en sus maquina-
del príncipe y el estado de calma y de confianza en que le
ciones
trado y sohci'tando autorización para perdonarle la vida. Chafar le contestó colocó bajo vigilancia. Resolvió, además, separar (de la obe-
y los
amonestándole por su retraso en cumplir su tarea e invitándole a llevarla a diencia) de los dos jefes eslavos,
con la ayuda de iMuhammad ben Abi Amir,
cabo: ''Nos has engañado, le decía en la respuesta, cumple tu deber o ios guardias de corps no eunucos, y le envió secretamente para tratar con
vente y enviaremos otro para reemplazarte". Muhammad, obligado así a los que quería influenciar. Muhammad pudo así atraerse a su persona a
seguir el juego trágico, enseñó la carta al príncipe y se retiró. Luego hizo quinientos de entre que aumentó su fuerza y su autoridad. Aseguró
ellos, lo
entrar a los soldados. Estrangularon éstos a iMugira en su propio salón y el alojamiento y el sueldo a sus nuevos partidarios. Los Banu Barzal abra-
iil suspendieron después su cadáver en un gabinete contiguo, como si se zaron igualmente su causa y se pusieron a sus órdenes. La reunión de los
hubiera suicidado. Todo pasó ante los ojos de las mujeres de la víctima. grupos le colocó a la cabeza de fuerzas superiores a las de sus enemigos.
Los asesinos anunciaron en seguida que el desdichado se había ahorcado, Todo el chiind le siguió y desde entonces no tuvo que contar con los
porque habían querido obligarle a acudir cerca de su sobrino. Así pereció eslavos.
que había ocurrido, ordenó enterrar el cadáver en el salón e hizo cerrar su casa abandonando su Contaba con que le sería rehusado el per-
servicio.
las puertas, para que las gentes del palacio salvasen los hijos y
los bienes miso solicitado, pero le fué otorgado. Sus compañeros profirieron entonces
diversas amenazas
del difunto. y propagaron largas prédicas contra el gobierno.
Volvió entonces junto a Chafar y le contó lo que acababa de suceder. El más violento de todos era Durri, segundo de Chawdar, quien se se-
Tranquilizado el ministro con la noticia Muhammad a su
hizo sentar a ñaló por su turbulencia y su necedad. Para ponerle en razón y desemba-
lado y le mostró su reconocimiento por lo que había hecho. Chawdar y Faiq razarse de él, por instigación de Chafar, Ben Abi Amir hizo decir secreta-
supieron pronto la suerte de Mugirá. Quedaron estupefactos y se arrepin- mente a los habitantes de Baeza, que vivían en tierras de Durri, que presen-
tieron de su conducta. "Te había prevenido, dijo el primero —mucho más taran querella contra él y sus mayordomos, prometiéndoles que se pronun-
astuto — al segundo, pero no quisiste escucharme". Sin embargo, se
pre- ciaría sentencia adversa a su señor
y que no tendrían que sufrir en adelante
sentaron ante Chafar, se mostraron satisfechos de lo que había hecho y se sus violencias.
excusaron del plan que habían concebido. ''En nuestra turbación, no ha- Hicieron en el acto la denuncia y el canciller sometió el asunto al prín-
bíamos imaginado, dijeron, lo que Alá te ha inspirado. Quiera Alá pre- cipe, pero Ben Abi Amir había ya preparado a éste contra Durri y en
miarte por lo que has hecho en servicio del hijo de nuestro señor, del secreto ordenó que fuera careado con los denunciantes, para juzgar de las
Estado y de los musulmanes". Chafar les contestó simplemente algunas reclamaciones de los mismos. Durri fué llamado al visirato, pero cuando
palabras' corteses. Durante algunos días estuvo enteramente absorbido por llegó a la puerta y vio a los soldados reunidos enel interior, comprendió la
guida, se arrojaron sobre Durri y le golpearon. Un sablazo de plano en la Caída, tortura y fin de un ministro omnipotente
cabeza le hizo perder Le llevaron en el acto a su casa y en ella
el sentido.
fué rematado la misma noche. Faiq v varios de los principales eslavos reci- El príncipe hizo en seguida sentir su cólera a Chafar
ben Utzman
bieron órdenes de retirarse a sus moradas y de no salir de ellas. Obedecie- Mushafi y le exoneró de sus funciones de canciller
el lunes 13 Xaban 367
ron y así se quebró su poder. Ben Abi Amir se dedicó entonces a hacerles [26 marzo 978]. Le hizo detener, destituyó de todos sus cargos a sus hijos
restituir sumas considerables de que les hizo extorsión. Faiq fué enviado a
y a su sobrino Hixam, ordenó el secuestro de sus bienes "y les impuso
las islas Baleares y allí murió. fuertes multas. Ben Abi Amir
exigió cuentas de su administración v con-
les
El poeta Said de Santarem habla así de su expulsión de palacio: ''Han siguió así confiscarles sus bienes, deshonrarles
dirección del palacio del Imán los eunucos altaneros
y de tal modo les abrumó
sido expulsados de la
con males número, que les redujo a la nada. Hizo en seguida asesinar
sin
y violentos. Los que hemos visto de entre ellos nos han dicho: "No maltra- en la donde se hallaba a Hixam, hermano de Chafar, que era de toda
prisión
téis aleslavo sino después de haber maltratado a otros". El dorso del rey se la famiha de Utzman su enemigo más encarnizado,
v el cadáver de la vícti-
ha sentido entonces aligerado de un peso notorio. Ha empezado a brotar ma fué entregado a los suyos. Durante varios años Chafar vivió una existen-
de su faz el agua de la ciencia después que hubo apartado su espeso vinagre cia desgraciada, unas veces libre y otras encarcelado. Compuso estos versos
V ha frecuentado en su palacio asiduamente el hipódromo de los negocios para mover a piedad a Ben Abi Amir.
en compañía del visir eminente y puro".
"Que Alá te perdone. ¿No puede tu misericordia concederme un tardío
Después de haberse desembarazado de tales eunucos, Chafar confió el
perdón? he cometido sin premeditación una gran falta, tu poder es, sin
Si
cuidado del palacio y del harén a Sukr, uno de ellos, les calmó, les mantuvo
embargo, más grande y más alto que mi delito. ¿No has visto a alVún
sumisos V consiguió su obediencia, hasta que su jefe Chawdar excitó su
servidor traspasando los límites de sus derechos, pero también a un
resentimiento con ocasión del movimiento que preparó. señor
perdonando y a un hombre justo marchando en línea recta? Son menos
Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión culpables quienes habiendo alcanzado tu indulgencia han reparado
francesa de Fagnan, II, 430). sus fal-
tas. Perdóname, para que el Eterno te perdone"
El te guardará y te salvará
de la perdición".
Chafar ben Utzman se mostró en su desgracia el más débil de los hom-
"NO TE FIES DE LA FORTUNA'' bres, el más falto de respeto de sí mismo, efmás aferrado
a la vida. Empu-
jado por el deseo de vivir llegó incluso a importunar a Ben Abi
T¡e?ie nombre de jmíjer y es caprichosa como todas las mujeres. Al- Amir con
la oferta de servir de profesor a sus dos
Miíshafi, de Al-Hakam //, jninistro o muerte de su señor
canciller, a la hijos Abd Allah y Abd al-AIalik.
Pero su afortunado rival respondió: "¡Quiere hacerme pasar por necio
aseguró en el trono al niño Hixam //, para gobernar España en su nombre. y
perjudicar mi reputación. Antes se me ha visto solicitar a su puerta
Hombre de pocos escriipidos, ni había sido sieinpre justo ni reparó en el v hoy
se le verá en mi vestíbulo como profesor!"
crimen para alcanzar el poder. Tenía un declarado rival e?i el general ven-
cedor de África y en la frontera cristiana, Galib. Pero su caída fué obra Ben Abi Amir hizo en seguida investigar con cuidado cuanto se le atri-
buía y escudriñar minuciosamente sus cuentas. Le hizo comparecer en el
de alguien que le debía el comienzo de su carrera. En ynedio de las som-
I palacio califal, ante la asamblea de los visires, para proceder al
bras, que no lograban romper las luces de las medianías políticas y militares examen con-
tradictorio de los abusos de confianza que le eran imputados.
de la época, surgió el relámpago del genio de ''Almanzor'\ Sin escrúpulos Tuvieron
lugar diversas audiencias a tal propósito
también y apoyado por la sultana, que le amaba, su talento y su habilidad y la última vez que el ex canciller
maniobrera le permitieron conseguir la caída de Mushafi, con ayuda de acudió a palacio bajo la vigilancia del carcelero Watik, fué empujado
y
Galib al que luego venció y ?nató. El omnipotente canciller de Al-Mustan- maltratado por su guardián, porque sus penas
y su edad avanzada le habían
sir Billah fué condenado por enemiga de Al-Mansur a lenta agonía. Con
la
debilitadoy hacían torpe su paso: "Despacio, hijo mío —le decía Mushafi—
el relato de su caída y de su finla historia nos dispara desde el fondo de
llegarás a lo que deseas: quisiera que pudiera comprarse la muerte. Pero
los siglos un trágico rnensaje, que nos grita lo vano de todo orgidlo, lo Alá ha fijado un precio demasiado elevado". Llegó así a la sala de la
le
repiígnajite de los adtdadores de los grandes, luego, sin transición, sus verdu- audiencia, donde los visires habían ya ocupado sus puestos. Se sentó
al
gos, y el valor de la dig?2idad en la desgracia, cuando la fortuna, femenina fondo de la sala sin saludar. Al punto el visir Muhammad ben Hafs ben
y mudable, nos vuelve la espalda. Chabir, uno de los fieles de Ben Abi Amir, avanzando hacia él, le interpeló
350 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ESPAÑA CAITFAL 3^1
reprochó no haber siquiera saludado. humilde viéndome soportar su abatimiento.
groseramente, le llamó ignorante y le Muere considerada, h he dicho
porque la fortuna otrora favorable se ha apartado
Chafar se volvió sin responderle, pero como el otro continuara injuriándole, de nosotros".
pronunció estas palabras: 'Tres tú quien desconoce las consideraciones que
He aquí lo que hay de cierto sobre su muerte en prisión:
cuando se
ordeno su encarcelamiento, se despidió de su familia
me debes y reprochas ignorar las leyes de la cortesía a quien las conoce; no v de sus hijos, diciendo-
Llega el momento que he esperado desde
sólo olvidas los beneficios recibidos, sino que ofendes al mismo a quien se hace cuarenta años. Va a ser
esxuchada la plegaria". Y como le preguntaran
los debes". Ben Chabir, turbado al principio por tal réplica, respondió en qué quería decir, respondió:
la mentira en persona. ¿Cuáles son los grandes beneficios
Bajo el reinado de Al-Nasir, se presentó una
seguida: ''He aquí denuncia contra un hombre
a quien se quería mal
que debo? ;Se trata de esto o de esto otro?", dijo y enumeró diversas
te y fui encargado de instruir el proceso contra él-
cosas. "No, contestó el viejo, todo eso nos es conocido; me refiero a que
como mismo fué condenado a azotes, a la pérdida de sus
resultado del
bienes yuna larga detención. Una noche vi en sueños a
a
mi intercesión cerca del difunto califa, cuando te declaró culpable de haber- alguien que me
decía: "Devuelve la libertad a fulano. Su
te apropiado tal suma, te valió el no tener ahora cortada la mano". Ben plegaria contra ti ha sido oída
y
se cumplirá sin que puedas escapar
Chabir negó el hecho, pero Ben Chafar exclamó: ''En el nombre de Alá a su ejecución". Me desperté aterrori-
zado, hice vemr a aquel hombre y rogué que me
conjuro a que hable a quien quiera que tenga conocimiento de lo que acabo le sustrajera a las conse-
cuencias de tal amenaza. Se negó a ello
de decir". El visir Ben Ayyax tomó entonces la palabra y habló así: "Sí, y como le conjurase a confesarme
que plegaria había hecho contra mí, me dijo: "He
Abu-1-Hasan, hay algo de verdad en lo que dices, pero hubiera sido mejor pedido al Señor que te
para ti no decir nada".
—
"Este hombre, dijo Chafar, me ha irritado y por
haga morir en el más estrecho calabozo, igual
al que yo he ocupado por
tu orden tanto tiempo". Comprendí entonces
ello he hablado". Entonces el visir Aluhammad ben Chahwar avanzando que su oradón debía cumplirse
I<
hacia Ben Chabir le dijo: "¿No sabes que quien ha incurrido en la cólera y fui presa de remordimientos, pero demasiado tarde. Hice devolver la
libertad al encarcelado, mas desde entonces
del príncipe no debe saludar amigos del soberano? Si le responden,
a los he esperado siempre el cumpli-
miento de tal amenaza". ^
ofenden al califa al dirigir a su enemigo un deseo de seguridad. Si no le
Después de su último interrogatorio, sólo pocos
responden, faltan a su deber con Alá, que manda devolver el saludo. Lo días permaneció en
il
manchó con sangre de un príncipe le habló en términos elogiosos de Ben Abi Amir
y de la codicia de los capitanes; se la y suministró a la madre
la regencia de su protector; traicionó luego a éste y
del joven príncipe informes sobre diversos
inocente, para asegurar candidatos. La opinión favorable
de Chafar inclinó la voluntad de la princesa en favor
lehizo padecer largo calvario, después de reemplazarle; se apoyó para lograr de la elección de
su caída en el generalísimo de las huestes del califa, aprendió con él el arte
Ben Abi Amir y éste fué agregado al servicio de la madre
y del hijo.
de la guerra le fnató más tarde; había fingido amor a la madre del califa
Después de la muerte del príncipe, Abd al-Rahman continuó
y sirviendo
a fin de dispmer de la débil voluntad de éste y la echó por la borda cuando a la princesa y cuando dio a luz a Hixam fué nombrado intendente del
estuvo seguro, y no vaciló en ordenar la ejecución de varios gobernadores recién nacido. Al ser nombrado intendente del primero, el 9 Rabi I, 356
su autoridad. En con- [22 febrero 967], se le asignó un sueldo de quince
y visires y hasta la de uno de sus hijos, para afirinar dinares de buena ley,
traste luminoso con tantas tinieblas, dio la paz a Córdoba con
mano de por mes. Pero se dio a conocer por su lealtad y su buena administración
y
3
Subh [Aurora] la Basca, madre de y construir palacio para residir en él con su familia y los suyos, para con-
a esta mujer
gracias a ella llegó tan rápidamente y tan alto. Supo atraerse vertirle en la sede de su autoridad y marcar así su seguridad' y para reunir
consi-
por sus buenos servicios, por los placeres que le proporcionó y las sus esclavos y sus guardas. Eligió como emplazamiento (del mismo) un lucrar
derables sumas que puso a su disposición, y en tal manera, que la fascinó que hizo suyo, llamado Al-Zahira, notable por sus palacios espléndid'os,
su corazón. Como dominaba a su señor, Ben Abi situado sobre una punta de la región que avanzaba sobre el gran río
i'.
V consiguió dominar ella
de
i]
Ámir se esforzaba para testimoniarla gran respeto y para no interrumpir Córdoba, y allí dispuso y arregló cuanto pudo hacerle extraordinario. En
jamás sus atenciones hacia ella, inventando y haciendo las cosas más
fantás- el año señalado comenzó su edificación, para la que
hizo venir obreros
ticas. Cuando era aún subordinado, fabricó para ella
un palacio de plata, al y trajo máquinas considerables, y
revistió a sus palacios de un brillo que
que consagró grandes sumas y que era la cosa más bella que nunca se
había alucinaba. Dio
población grandes proporciones y mostró grandes
a la
mujer, que por su parte le daba múltiples pruebas de estima y se ocupaba breve plazo, porque su mayor parte fué terminada en dos años tal rapidez y
tanto de él que la opinión pública murmuró de la inclinación
que Aurora es una de
las cosas más notables que se cuentan.
cTuardia ininterrumpida en torno a las gentes del palacio y que vigilaban a tal jefe, que habitaba, como los descendientes
de Ali, en África septen-
secretamente todos sus movimientos. Había arrebatado ya al trional, entre las Zanatas,
¡i
ostensible v y reconocía la soberanía del califa Hixam. Ben
tales medidas le impidió ejercer Abi Amir
califa todo su poder administrativo, v con le envió mensajeros y le dirigió carta tras carta y Chafar confió
privado de libertad
nincTuno de los atributos de la realeza. Hixam fué así entonces el cuidado del gobierno a su hermano Yahva v se embarcó para
fué olvidado su nombre; se debilitó su inteligencia; su España con sus tropas. Se alojó en Al-Kasar al-Uqba, 'donde todo
¡f
V de influencia; había
penetrar hasta él a sus amigos; sido preparado para satisfacerle. Al-Mansur le nombró su
puerta siempre cerrada, no dejó en adelante ministro, le otorc^ó
vio más ni tuvo nada que temer o esperar como a tal una gran autoridad, le trató con la misma confianza' que a un
nadie, ni íntimo ni extraño, le
supo desde entonces sino su nombre acuñado en las monedas hermano y le dio paso sobre todos los grandes. Chafar
de él- V no se encontró cerca de
había suplantado, había
o pronunciado desde los pulpitos. Su
ministro le él cuanto podía desear y más de lo que había supuesto; de otra parte
v
desaparecer la pompa que pertenecía^ a su gracias a los bereberes, la situación de
revestido el aparato real, hizo Al-Mansur fué más sólida y mas
el sus
señor, enseñó pueblo a prescindir del [califa] y a apartar de
al fuerte. Este primer grupo contaba unos seiscientos hombres. Al-Alansur
llegaron a desconocerle, y al
continuó reclutando otros y otros, garantizándoles que serían bien trata-
deseos; crracias a tales maniobras los subditos
fin prohibió que se hablara más de él. dos y recompensados con largueza, de suerte que muchos se
apresuraron
a pasar a España. Todos esos jinetes que venían sin
interrupción se agrupa-
En 371 [7 julio 981] Ben Abi Amir tomó el sobrenombre de Al-Mansur ron en torno de Ben Abi Amir. Desembarcaban con los vestidos
en firones
victorioso)v con este título hizo que se le nombrase en los pulpitos de y montados sobre rocines, pero en seguida Al-Mansur les I
'
gobernador de Zaragoza v de la Frontera Superior. Tal jefe mientos para con él, Pero ello era difícil de lograr, porque tenía
el corazón
ben Mutarrif,
al reflexionar sobre el fin que
habían sufrido por orden de Al-Mansur los ulcerado y se hallaba
poseído de un odio violento. Entretanto Al-Mansur
principales jeques (de Al-Andalus), suerte a la
que sólo él había escapado estableció su campo
bajo los muros de San Esteban de Gormaz
y, mientras
comenzado a temer que acabaría siendo tratado como ellos. los musulmanes combatían la plaza, Abd Allah
huyó con seis de sus pajes
hasta allí había
destino le movió a conspirar y se acogió al enemigo de Alá. García, hijo de Fernando, señor de Álava
Sucedió a la postre lo que estaba escrito, y el
hijo del mismo, Abd AUah —conde de Castilla— recibió al fugitivo y le protegió contra su padre. Al-
contra Al-Mansur. Le estimuló mucho a ello el
ALansur acometió entonces a García para obtener que le entregara su
ben Al-Mansur. He aquí lo ocurrido. hijo,
Abd al-Rahman y estaba amar- jurando que no cesaría en perseguir al cristiano hasta que le hubiese enviado
Abd AUah residía en Zaragoza cerca de
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lí
360 CLAUDIO S \ XCH E Z - AL B ORX O Z ESPAÑA CALIFAL 361
a Abd Allah. Corno García se obstinara en negarse a entregarle, Al~Mansur si estaba o no encinta. Cuando
cuenta de mi pasión aniorusa, me dijo,
se dio
le venció, dispersó sus tropas, se apoderó de la mitad de Álava Castilla—, — por condescender a mis deseos, que el período legal de espera hal)ia termi-
tomó al asalto el castillo de Osma v estableció en él una oruarnición musul- nado. Pero me mentía, con la intención de contentarme, avanzando la
fecha
mana. García se vio así obligado a aceptar las condiciones que le impuso fijada para el cumplimiento de mis apetitos. Me acosté con ella
antes de que
Al-Mansur, tanto por lo que hacía a Abd Allah, como sobre los otros concluyera plazo legal
el
y yo dudaba de que Abd Allah fuese en verdad
puntos señalados por su vencedor v éste consintió en tratar con él. mi hijo". El fruto de tales relaciones nació en 358 [25 noviembre 968].
El príncipe cristiano confió x\bd Allah y sus partidarios a un grupo Más tarde tuvo lugar una conversación mordaz entre Al-Mansur \- uno
de sus hombres. Montados en muías avanzaron hacia el campo musulmán, de los principales jefes bereberes: Zatarzun ben Nizar Barzali, que en una
en que fueron recibidos por Saad, funcionario agregado a la corte. Sobre
el reunión donde el ministro le trataba familiarmente, le hizo esta preirunta:
su muía, fogoso y vestido con un traje de brocado de seda ricamente "¿Por qué mi señor, hiciste ejecutar a tu hijoAbd Allah?" y continuó
trabajado, Abd Allah llegó alegremente junto a Saad, porque se hallaba exaltando el valor y las calidades del difunto. "No lo sientas, dijo Al-
persuadido de que su padre le perdonaría. Saad le besó la mano, se mostró Mansur, porque si no me hubiese adelantado, me hubiese matado él. No
'^
it
muy cortés y afirmó su confianza hablando de su rebelión como de una tenía mi sangre. Cuando nació sospeché de la fidelidad de su madre, que
simple escapatoria. Pero no lejos del Wadi Chawfi (¿Duero?) se detuvo en era una esclava deshonesta. Ya se ha dicho que malas madres sólo dan
la retaguardia y dio orden a algunos de sus soldados de proceder a la ejecu- productos corrompidos". "Entonces, señor, respondió el ignorante Zatarsun,
ción del prisionero, que fué en el acto rodeado por ellos y a quien se ¿ha habido adulterio de la madre y crimen del padre?" "El miserable,
previno de que iba a morir. Ante esta nueva de la terrible suerte que le exclamó Al-Mansur enrojeciendo, ha hecho mi desgracia en vida tras su y
aguardaba, Abd Allah obedeció sin resistencia la orden de echar pie a muerte". El ministro se apartó del necio de Zatarzun, pero durante mucho
tierra y marchó con serenidad hacia el puñal que le aguardaba, atestiguando tiempo su frase fué repetida en las conversaciones populares.
una firmeza de ánimo que admiró a los testigos. Le decapitó Ben Jafif, de
Del Bayan al-Mugrib de Ben Idzari (Según versión
la policía, al ponerse el sol del 14 Chumada II 380 Í8 septiembre 990 J. francesa de Fagnan, II, 470).
Al-Mansur, que hacía entonces su campaña cuadragésima quinta, envió al
cahfa la cabeza de su hijo con un parte de victoria. El cadáver del joven
que murió a los veintitrés años fué inhumado en el mismo lugar de la Elogios cortesanos de su talento y generosidad
ffi
ejecución. Pero como consecuencia de tal suceso, Saad y Ben Jafif llegaron
a ser carga pesada para Ben x\bi Amir, que concibió contra ellos un odio La administración de la ciudad por Muhammad hizo olvidar a sus habi-
sin respiros v les hizo ejecutar después de haberles sometido a tortura. Al tantes, a los más distinguidos y hábiles de sus predecesores. (Hasta su nom-
\\ hacer decapitar a su hijo Ben Abi Amir vio aumentar el temor respetuoso bramiento de prefecto de policía, los cordobeses) habían tenido mucho que
que inspiraba v todos los corazones temblaban ante él. sufrir, obligados como estaban a velar toda lanoche para guardarse de los
A propósito de Abd Allah, el visir Abu Umar ben Abd al-Aziz escribe malhechores, pues tenían que temer de sus andanzas más que los habitantes
lo que sigue: "Después de la ejecución del hijo de Al-Mansur el pueblo de los fronteras de los ataques del enemigo.
fué presa del terror, sintió repulsión por el ministro, se habló mucho del Pero Alá puso fin a tales males con la llegada de Muhammad, que des-
¡ I
a Calatrava —
continúa el narrador —
nos invitó a una comida, en el curso éxito que los habitantes recobraron su seguridad. Los malhechores contaban
de la cual, como la conversación recayese sobre iVbd iVllah, todos los invi- hasta allí con la protección, que hallaban hasta en el séquito del príncipe,
tados a la vez le hicieron la misma pregunta: "Alá ayude a Al-Mansur. Te y Muhammad sorprendió tal complicidad hasta en casa de uno de sus
has colocado, señor, por su muerte en una situación extrema y difícil de hijos. Hizo venir a éste a la sede de la policía (chuna)
y le hizo azotar tan
soportar. ¿Por qué le ejecutaste?" "He aquí el único motivo, respondió, vigorosamente que acabaron con él. De esta forma reinó en Córdoba, en
cuando me presentaron a su madre me enamoré de ella al punto y mi cora- su época, el orden más completo".
zón fué sacudido por una pasión tan violenta que constituía una verdadera
obsesión. Después de haberla comprado a un precio excesivo, la llevé a Se distinguió particularmente por el buen fondo de su naturaleza, la
casa de uno de mis parientes, donde iba cada día a verla para informarme confesión que hacía de sus faltas, el temor que tenía de su señor
y soberano,
362 CLAUDIO S ÁNCHEZ-ALBORXOZ ESPAÑA CAL I F A L 363
V el ceiu que puso en hacer la guerra santa. No se hacía en
vano la invo- maltratado a su propia mujer. Creía que escaparía al castigo en atención
cación del nombre de Alá en su presencia y le detenía la amenaza de los a sus funciones. Al-Mansur, informado por su mensajero de lo que ocurría,
divinos. Xo cedió jamás a ninguna de las seducciones a que obe- le hizo salir de la prisión, pero bajo la custodia de un carcelero, que debía
castíceos
decen que renunció también dos años antes
los príncipes, salvo al vino, al de acompañarle hasta que hubiera cumplido su misión para luego volverle
de su muerte. Llegaron a ser proverbiales su justicia para con los grandes a la cárcel. El barbero se quejó del tratamiento que recibía, pero Al-
v los pequeños, su imparcialidad, sus costumbres y su manera de dar a cada Mansur le interrumpió: "Te quejas del cadí y está en su derecho de hacer
uno su derecho, aunque fuese contra el más próximo de sus familiares o de lo que hace; me habría aplicado a mí la ley y no hubiera yo podido sustraer-
su cortejo. me a su autoridad. Vuelve a la prisión, confiesa tus culpas: así podrás reco-
He aquí un ejemplo de su justicia. Un hombre del pueblo se presentó brar la libertad". El cirujano
quedó aterrado y comprobó que el favor no
un día interpeló en estos términos: "Oh protector del
en su audiencia v le servía para nada. La noticia de las palabras de' Al-Mansur llegó a oídos del
derecho, soy víctima de una injusticia por parte de ese esclavo que está a cadí; reconcilió éste al prisionero con su mujer, pero sus sentencias fueron
tu lado", y designó al escudero de Ben Abi Amir, que gozaba de un gran en adelante todavía más severas.
favor cerca de su amo, '1e he llamado en vano delante del juez —conti- He aquí una prueba de su penetración que nos refiere Ben Hayvan.
núe)— v no se ha presentado".
—
'^:Cómo:^ dijo Al-Mansur, incluso x\bd En una noche muy fría en que soplaba el viento con fuerza y llovía con
al Rahman ben Futavs ha llegado a tal grado de debihdad y de abandono violencia, Al-Mansur se hallaba sentado en su tienda de campaña cuando
de sus deberes. Le creíamos más exacto. Exponme tu queja". El hombre llamó a un jinete y le ordenó que fuera al desfiladero de Tallares, se apos-
contó entonces que habiendo firmado un contrato con el esclavo, éste había tara allí en acecho y le condujera al primero que pasara por allí que pu-
faltado a él sin ninguna equidad". —"¡A qué duras pruebas nos exponen diera detener. El jinete obedeció y fué a apostarse en el desfiladero
y en él
estas gentes!" exclamó Al Mansur. Y volviéndose hacia el esclavo que
tem- permaneció, maltratado por el frío, la lluvia y el viento. Cerca de la' aurora
blaba'de miedo, le dijo: ''Entrega el escudo a fulano, baja humildemente y pasó por allí un viejo de edad avanzada, montado en un asno provisto y
preséntate como de tu acusador hasta que se resuelva si tienes
el igual de las herramientas propias de los leñadores. El jinete interrooó v le
le
razón o no". Habiéndose colocado el esclavo delante de Al-Alansur, éste dijo preguntó dónde iba, a lo que el viejo respondió que iba a cortar leña" "¿Qué
al prefecto de policía (chitrta) afecto a su servicio: 'Toma de la
mano a puede interesar a Al-iMansur un desdichado viejo que va a cortar leña al
bribón v llévale con su adversario ante el juez y que éste aplique
este injusto monter" se dijo el caballero. —"Le dejé alejarse, cuenta el mismo jinete,
lapena más severa, prisión o la que sea, a que haya lugar". Así lo hizo. pero luego reflexioné en las palabras de i\l-Mansur y temiendo su severi-
Luego el demandante vino a dar gracias a Al-AIansur y éste le dijo: "Se te dad, me acerqué al viejo y le dije que viniera conmigo junto a i\l-Mansur,
ha hecho justicia, puedes retirarte, ahora me toca a mí tomármela de quien a lo que él me respondió: ''¿Qué puede querer Al-Mansur de un pobre
me expone al desprecio de las gentes" e infligió toda clase de humillaciones viejo como yo? Por Dios, déjame ganarme la vida". Pero el caballero
al esclavo v le alejó de su servicio. rehusó ceder a sus ruegos y llevó su presa al ministro. No había éste dormi-
iSil He aquí otro caso de la misma naturaleza. Su principal liberto, llamado do en toda la noche y cuando le presentaron al prisionero dio orden a los
Al-Mavurki, había tenido una cuestión con un comerciante magribí. El esclavos de registrarle. No le encontraron nada; pero hizo entonces regis-
pleito había sido llevado ante el juez, quien falló contra el Mayurki, pero trar la albarda del asno y en ella descubrieron una carta de los cristianos
!•
este eunuco, que era entonces el principal de los servidores de Al-Mansur, que habían abandonado a sus compatriotas para servir a Al-xMansur, quienes
cu va casa v cuvo harén dirigía, rehusó obedecer al juez, en la creencia de escribían a sus correligionarios para que vinieran a atacar en un lug^ar
que su situación le sustraía a tal deber. Su adversario reclamó justicia a determinado. A la salida del sol hizo conducir a su presencia a los cris-
Al-Mansur un día, cuando éste se dirigía a la mezquita, y el ministro le tianos autores de la carta y les hizo decapitar, con el viejo que se había
hizo conducir en el acto por su guardia ante el juez, quien hizo ejecutar su hecho pasar por leñador.
sentencia. Al-Mansur, irritado contra su servidor, confiscó sus bienes y le A los mismos propósitos puede citarse aún esta anécdota. Un joyero de
desterró. Oriente había venido de Aden a ver a Al-Mansur. Eligió éste lo que le
Otra anécdota nos muestra a Almanzor respetando la justicia en su pro- agradó entre el surtido de alhajas y de piedras preciosas que le fueron
pio daño, a propósito de Muhammad que era su barbero, su servidor y su presentadas y devolvió al comerciante su bolsa, hecha de un paño vemení.
hombre de confianza. Tuvo un día necesidad de él para hacerse sangrar El joyero se retiró por el camino de Al-Ramla, que seguía la orilla del río.
V envió a buscarle. Pero su mensajero encontró a Muhammad detenido en A mitad de ruta, como hiciera mucho calor y le caveran grandes gotas de
ia prisión del juez Muhammad ben Zarb, que le había castigado por haber sudor, tuvo la idea de refrescarse tomando un baño, y dejó en la ribera sus
i \
1
vestiduras \' la bolsa. L^n müanu que volaba por allí \iu la bolsa, la creyó y juró que referiría por todas partes la autoridad de que gozaba tal príncipe
un pedazo de carne v lanzándose sobre ella la alzó en el aire, mientras el y cómo su poder se extendía sobre los pájaros tanto como sobre los hom-
mercader la seguía con los ojos, enloquecido por comprender que no la bres, hasta el punto de que ni aquéllos podían sustraerse a su obediencia
Si
recobraría ni con engaños ni atacando al milano. Ocultó su pesar, pero éste ni perjudicar a quien
él protegía. Al-Mansur le respondió sonriendo
}} que
!
le produjo una enfermedad que le afectó muchísimo. Cuando llegó el
mo- hiciera lo proponía y fué muy celebrada entre el pueblo la manera
que se
fí
mercaderes proveedores de palacio, el joyero se presen- hábil y sagaz con que había logrado disipar el disgusto del mercader.
i:
mento de pagar a los !*»
inge-
nuidad, los intendentes le pagaron tal suma
jardín trabajando en una palmera cuando esta bolsa cayó a mis pies; la le hicieron firmar la escritura.
y
recogí del suelo v su belleza me encantó y me hizo pensar que el pájaro la
Cuando sus agentes contaron el caso a Al-AÍansur se echó a reír de la icrno-
rancia del viejo y, enrojeciendo a la idea de engañarle, le hizo
había tomado de tu palacio, que no está lejos. La guardé, pero la miseria entregar
en que estaba me hizo tomar diez piezas de oro que había en ella, porque
diez veces la suma que había pedido y recomendó que se la pagan:n"en
me dije: es la menor recompensa que puedo recibir de Monseñor". Tales piezas de buena ley, como había querido. El viejo estuvo a punto de
él
perder la cabeza y de volverse loco de alegría y corrió a manifestar su
palabras plugieron a Al-Mansur. Dijo al mercader que tomase la bolsa y
joyero y respondió: "Nada falta, señor, gratitud a Al-Mansur. La noticia del suceso corrió de boca en boca.
verificase su contenido. Lo hizo el
en ella, sino los diez dinares de que ha hablado y que yo regalo a este
Al-Mansur escribió de su propia mano un Corán que llevaba consicro
hombre". —
"Ese cuidado nos incumbe a nosotros y no podemos menguar
en viaje
y que estudiaba para atraerse
bendición de Alá. Lleno de cspV
la
ranza en la bondad divina tenía cuidado de reunir todo el polvo
tu alegría; pero si este hombre hubiera hecho otra cosa que concebir buenas que le
cubría el rostro en el curso de sus campañas
intenciones v después confesar, habría sido recompensado con mayor lar- y en los combates que libraba
a los infieles. Cada vez que se detenía, sus
gueza". Reembolsó los diez dinares al mercader y dio otros diez al labrador servidores se lo tomaban con
por no haber hecho mal uso de su hallazgo, y le hizo notar que si antes de
toallas y así reunió una gran bolsa que según sus órdenes debía aíTre^arsc
generosamente. El comerciante —
continúa Ben Hayyan comenzó enton- — así como
adquirido
el sudario, a la espera de la llegada del instante supremo. Había
ces a hacer el elogio de Al-Mansur, recobró todo su entusiasmo anterior
el sudario con la suma de proveniencia más sin tacha de cuantas
1
y sus sucesores. Abd ben Nasib escribió a Ál-Hakam unos versos instigán- —El monarcaha enterado del informe jurídico que los faquíes han
se
•í^
1
368 C I. A U !) I O S A X (, H 1: Z - A L íi O R N O Z
a Abd al-Malik:
-I' Abu Marwan, teme a Dios por haber sido causa de que derramen
—Oh
mi sanere. Yo testifico que no hay más Dios que Alá y que Alahoma es su
Profeta.
—Sí; ahora lo dices —contestaba Abd al-AIahk— ; antes, sin embargo,
eras un rebelde.
Todo esto sucedía mientras lo estaban crucificando; luego los dos seño-
res se marcharon.
Del Kiíab Qudat Quriuba de Al-Juxam. (Trad. Ribera, 127).
prestara su
mezquita mavor al terminar la oración solemne del día y
declaración.
Se instruyó por el juez un proceso contra Qasim, en el cual constaban
V dos hijos
ias que se utilizan para transportar los muertos, y los hombres
angarillas
que la^s habían de conducir. El padre y los hijos de Qasim quedáronse
llorando a la puerta del palacio, y allí presenciaron cómo llegaba el
verdugo
que había de cortarle la cabeza,' llamado Ben al-Chundi, y cómo le traían
del palacio unos sables y se ponía a afilarles el corte y a probarlos.
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LA ESPAÑA CALIFAL
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370 CLAUDIO S Á X C H E Z - A L B O R N O Z ESPAÑA CA L I F A L
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En el lenguaje de que hizo uso el alfaquí, "las manifestaciones o decla-
raciones, cuva veracidad se base tan sólo en su mutuo apoyo'; son aquellos
testimonios en los que no se puede fundar sentencia ni cabe que sean tenidos
en cuenta, desde el momento en que hava dos que disientan. Alas cuando
son numerosos, se refuerzan mutuamente unos a otros. Sin embargo, no ha
de fundarse en ellos sentencia alguna.
Del Sirach al-Muluk del Turtuxi (Trad. Alarcón, 282).
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372 CLAUDIO S Á X C H E Z - A L B O R N O Z
ESPAÑA CALIFAL
en peregrinación desde los países más lejanos, incluso 373
mentos v van a ella
marismas, arribaron a una isla en la que se habían refucriado
gran número
desde Roma y de más alia. Pretenden que la tumba en ella visitada es la de de habitantes de la región. Los invasores los hicieron
prfsioneros y llegaron
Jacobo, quien era entre los doce apóstoles el que gozaba de la mayor inti- a la montaña de Morazo, que el Océano
rodea por todas partes; se int'erna-
midad de Jesús; se dice que era su hermano, porque estaba siempre a su ron en arrojaron de la misma a quienes la ocupaban
ella,
lado V algunos cristianos creen que era hijo de José, el carpintero. Está y se apoderaron
del botín dejado por ellos. Atravesaron en
enterrado'en tal ciudad y los cristianos le llaman hermano del Señor ¡que — seguida la ría de Lurqi por dos
vados que les fueron señalados; después cruzaron el río
Ulla y penetraron
Alá sea exaltado v desvanezca tal creencia! Jacobo, nombre que equivale en llanuras bien cultivadas y abundantemente abastecidas;
lanzó a recorrer el mundo en 'las de Unba,
a nuestro Yaqub,'era obispo de Jerusalén y se
Karachita y Dayr Sontebria por ejemplo. Llegaron así
a la ría de Iliya
para predicar su doctrina; vino a España y llegó hasta Galicia, volvió a
(Padrón) donde se alzaba uno de los templos consagrados
a Santiago, que
SiriaV fué allí condenado a muerte a la edad de ciento veinte años solares; para los cristianos seguía en importancia al que encierra
su sepulcro' por
pero sus compañeros trajeron sus huesos para enterrarlos en esta iglesia que lo que acudían a él devotos de las regiones más
distantes; del país de los
se hallaba en el límite extremo hasta donde había llegado en sus viajes. Coptos, de Nubia, etc. Después de haberlo arrasado por
entero, fueron a
Ningún príncipe musulmán había sentido aún la tentación de atacar tal lugar acampar ante la orgullosa ciudad de Santiago el 2 de Xaban
[10 agosto].
ni de llegar hasta allí, en razón de las dificultades que se oponían al acceso La habían abandonado todos sus habitantes
hasta él, de su emplazamiento en tierra abrupta y de la gran distancia a que
y los musulmanes se apod^eraron
de todas las riquezas que en ella hallaron v derribaron las
construcciones,
se hallaba. las murallas
expedición estival que salió de y la iglesia, de modo que no quedaron huellas de las mismas.
x\l-Mansur dirigió contra tal ciudad la
Sin embargo, los guardias colocados por Al-Mansur
para hacer respetar
Córdoba sábado 23 Chumada II de 387 [3 julio 997], que era su cua-
el el sepulcro del santo, impidieron que la tumba
recibiera daño alcruno. Pero
dragésima octava campaña. Entró primero en la ciudad de Coria; después, todos los hermosos palacios, sólidamente construidos, que
se alz^aban en la
a su llegada a la capital de Galicia, Viseo, se le reunieron gran número de ciudad, fueron reducidos a polvo
y no se hubiera sospechado tras su arrasa-
condes que reconocían su autoridad y que se le presentaron con sus gue- miento que hubieran existido allí la víspera. Se llevó a cabo la
destrucción
rreros con gran pompa, para unirse a los musulmanes y comenzar las hos-
y durante los dos días que siguieron al miércoles 2 Xaban. Las
tropas con-
tilidades. Por orden de Al-AIansur una flota considerable había sido reunida quistaron después las comarcas vecinas
Abu Danis (Alcacar do Sal), situada en la costa occidental de la y llegaron hasta la península de
en Kasar San Mankas (San Cosme de Mayanca) que avanza en el
Océano, punto
Península. En habían de transportarse diversos cuerpos de infantería,
ella extremo ai que ningún musulmán había arribado hasta entonces
los aprovisionamientos ylas armas. Con tales preparativos podía confiar en
había sido hollada hasta allí por los pies de sus habitantes.
y que sólo
llevar su empresa hasta el fin. Llegado a un lugar llamado Porto, sobre el
Y en ella se
detuvo la caballería que no fué más allá.
Duero, la flota remontó el río hasta el lugar elegido por Al-Mansur para Al-Mansur comenzó su retirada desde Santiago, después de haber avan-
el cruce del resto de las tropas, y las naves sirvieron allí de puente junto al
zado más que ningún otro musulmán. De regreso de su campaña se
lejos
castillo que se alzaba en aquel punto. Se repartieron en seguida los víveres dirigió hacia el territorio de Bermudo (II) hijo
de Ordoño, a fin de sa-
entre los diversos cuerpos del ejército y, aprovisionados éstos abundante- quearle y devastarle; pero cesó en sus razzias al llegar a las
comarcas regidas
mente, entraron en país enemigo. por los condes confederados que servían en su ejército. Continuó su
mifrcha
Tomada la dirección de Santiago, Al-Mansur atravesó extensas regiones, hasta la fortaleza de Lamego, que había antes conquistado
cruzó muchos grandes ríos y diversos canales o rías en que refluyen las
y allí despidió
a los condes, a los que hizo desfilar, cada uno en su
puesto, y a los que hizo
ao-uas del Océano; llecró en seguida a las llanuras de V^aladares, iMalasita y distribuir vestidos así como a sus soldados. Desde Lamego envió a Córdoba
Al-Da vr v de las comarcas vecinas; desde ellas avanzó hacia una elevada la relación de sus victorias. En esta campaña repartió entre los príncipes
montaña muv abrupta sin vías ni caminos, pero los guías no pudieron se- cristianos y musulmanes que se habían distinguido en ella: dos mil dos-
ñalar otro itinerario. Por orden de Al-Mansur grupos de obreros traba- cientas ochenta
pudiera
y cinco piezas de seda bordada, veintiún vestidos de lana
jaron para ensanchar las huellas de los senderos, a fin de que
merina, dos de anbarí (¿de piel de cachalote.^), once de ciclaton (seda
bor-
pasar el ejército. Atravesado el Miño, los musulmanes desembocaron en dada con oro), quince imirayyazat (paños rameados), siete tapices
de bro-
anchas llanuras v en fértiles campos y sus exploradores llegaron hasta cado, dos piezas de brocado romano
Davr Kustan ( ;el monasterio de San Cosme v San Damián?) v el llano y pieles de alfeneca (comadreja). El
ejército entero entró en Córdoba sano
y salvo y cargado de botín, después
de Balbenut situado sobre el Océano; tomaron por asalto la fortaleza de de una campaña que había sido una bendición para los
musulmanes. jAlá
San Balayo (San Payo) y la saquearon, y después de haber atravesado unas sea alabado!
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C r. A U I> í o S A XCHE Z - AL B oR Xo 7 ESP A X „\ C A 1. I F A L
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un viejo monje sen- revuelta, pero fué abandonado —solo un conde cristiano le fué fiel—,
En Santiacro \1-Mansur no había encontrado sino fué
"-jPor qué estáis ahy" --'Tara muerto y su cabeza permaneció expuesta muchos días sobre una
tado junto ü la tumba del santo. Le preguntó: lanza, en la
monje, vencedor dio orden de que puerta de Al-Suda. La revolución había comenzado.
honrar a Santiago^ respondió el y el Como toda crisis de
un gran imperio gobernado despóticavmite durante decenios, la
le dejaran tranquilo. del califato
'
Del Bayan al-Mugrib de Bi-x Idzari. f Según versión cordobés dio al traste con la obra de siglos.
francesa de Fagnan, II, 491).
C\IDA DE LOS AMIRIES Y COMIENZO DE LAS Al-Mudaffar había regresado de la expedición del verano
del 398 1008]
REVOLUCIONES sin haber podido rechazar al enemigo de Alá,
Sancho, hijo de García. Llegó
[
conato de revuelta. Estalló otra cuando Sanchol e?nprendió una campaña Su hermano Abd al-Rahman pasó la noche siguiente
en el palacio
contra los cristianos y las tropas mercenarias salieron de Córdoba. Un prín- de Al-Zahira con los principales dignatarios del
Estado v, sin ninguna
dificultad, al día siguiente se arrogó el poder
cipe logró apoderarse del palacio califal juediante un golpe de ?nano y de su hermano v su
abdicación a su favor. El pueblo acogió con entusiasmo autoridad.
arrancó a Hixa?n la
la caída de los detestados Amiríes. La cólera de unos y el instinto preda- Cuando se extendió la noticia de la muerte de Abd al-Malik de manera
riquísima y bella
?nasas al saqueo de la tan repentina, las gentes no dejaron de decir que había
torio de las turbas, lanzó a las sido víctima de un
envenenamiento. Su hermano Abd al-Rahman le habría hecho
ciudad palacio de Ahnanzor, Medina Al-Zahira, que acabó siendo consu- presentar una
bebida por uno de sus servidores
?mda por el fuego. Sanchol trató de regresar a Córdoba para aplastar la y ella le habría causado la muerte.
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37^ ^ A UD o S Á X C HEZ - A O R NO
í í T, F, 7
ESPAÑA CAL i F AL 0-7
Pero no hav acuerdo sobre si tomó en verdad una l)cbida. i\Iá sabe de SI, el caiiíaro, dadas la bondad de
su espíritu, su nobleza, su ilustre ascen-
mejor lo que ocurrió .
dencia, su alta dignidad, juntamente con su
Del Bayan al-Mugrib, t. III, de Ben Idzari (Se-
temor a Dios, su continencia,
su ilustración, su energía e inteligencia, que
gún versión francesa de Lévi-Provengal. Hist. des mu- el fiel, el designado por Dios, el
sincero y excelente Abu-1-Mutarrif Abd al-Rahman
sulmans d'Espagne de Dozy, ap. 213). Muhammad ben Al-
iVíansur Abu Amir ben Abi Amir —Dios bendiga— a quien el Emir de
le
los Creyentes tiene ya bien probado y examinado^ y cuya personalidad ha
Abd al-Rahman "Sanchol" se hace nombrar príncipe heredero estudiado y experimentado. Y lo ha visto siempre correr afanoso hacia las
virtudes, como caballo más avanzado en las carreras y dueño de las
metas,
Era hermano de Al-AIudaffar y se tituló Abd Al-Hachab ai-Alamun y acumulando proezas, de quien fué su padre Al-Mansur y su hermano
Nasir dawla (el canciller fiel que presta su ayuda a la dinastía)
y fué apo-
Al-Mudaffar. Y indudable que llegará
es extremo del camino de la libera-
al
dado Sanchol (Sanchuelo). hdad y recorrerá toda la senda del bien. A más de que el Emir de los Cre-
Inauguró su gobierno con una vida desordenada v de libertinaje, saliendo yentes —Dios le honre—, por lo que ha examinado de los arcanos de la
de la satisfacción de un placer para entrar en otro, de unas danzas ciencia y le ha sido revelado de los
indicios ocultos, ha llegado a creer que
y pasio- sea ya su príncipe heredero Al-Qahtani, de quien, según la
nes para entregarse a otras, y llegó a hacerse pública su afición al vino a tradición trans-
y
más torpes. Después exigió a Hixam al-AIuwayvad, amenazándole mitida por Abd Allah ben Amru ben Alas
los vicios
y Abu Huraira, dijo el Profeta
de muerte si no lo hacía, que le nombrase príncipe heredero
—Dios le bendiga y salve—: "No pasará las horas sin que se alce un hombre
sucesor suyo,
fué grande de Qatan que conduzca a los árabes con su báculo".
y la alarma por esa causa.
Entonces cabalgó Sanchuelo desde Al-Zahira, y con él los servidores "Por cuanto, pues, tal preferencia corresponde (al sudodicho
Abu-1-
armados, el visir, el juez supremo, los alfaquíes, los notarios, los jefes de Mutarrif Abd al-Rahman) y con conforman los indicios de la tradi-
él se
policía y los notables, según sus jerarquías, se dirigió a la puerta del Alcázar ción, sm que a ningún otro mejor competan, ni se acomoden, le hace entrega
de Córdoba, se presentó a Al-Mu\vayyad Hixam (Hixam) de la dirección de los negocios públicos durante su vida
y ante éste sacó v leyó y le
un documento, que había sido redactado por el visir Abu Umar confía el califato después de su muerte, a toda su voluntad, satisfacción
en' el y libre juicio.
y
cual se decía:
"En "Y el Emir de los Creyentes reitera, ratifica declara váhdo este su
el nombre de Alá, el clemente, el misericordioso. Esto es lo que y pacto
jurado, sin estipular en éí excepción ni opción
promete Hixam Al-Muwayyad Billah, Emir de los Creyentes, respecto de alguna,
y jura en su privado
los subditos en general, y público, de palabra y de hecho, por el testimonio de Dios y sus promesas,
y jura especialmente por sí ante Dios —que es pode- por responsabihdad de su Profeta Muhammad —Dios le' bendiga
la
roso y excelente— y le otorga chocando su mano derecha, según contrata- y sal-
ve—, por la de sus padres, los califas que siguieron el recto
ción perfecta, después que ha considerado camino, y
y reflexionado largo tiempo. Le por la de sí^ mismo, que no lo alterará, ni modificará, ni lo
ha preocupado gravemente la carga del principado que Dios le impuso, tergiversará, ni
lo invalidará. Sobre todo lo cual pone por testigos a Dios omnipotente
le ha sido gobierno que le entregó, ha temido incurrir fatalmente
difícil el y a
sus ángeles,
en aquellos actos que no es lícito cometer o en la omisión de otros lícitos, y aunque es suficiente tener a Dios por testigo, pone también
por testigos a los que firman en este escrito. Y él reitera
la orden y ratifica
y que se volviesen contra él la decisión divina y su fallo fatal, sin que apro- las palabras
vechara a esta nación cima alguna de que pueda valerse, ni refugio alguno y hechos en presencia de su príncipe heredero AI-AIamun
Abu-l-Mutarrif ben Abd al-Rahman ben Al-Mansur —Dios le sea
a qué acogerse, si él se presentaba ante su Señor Dios —bendito propicio
y excelso-
olvidado y bendiga su aceptación del cargo que le confiere y de la obligación que
y descuidado de cumplir los deberes que a ella se deben. Por tanto, le impone—. Y esto (fué escrito) en el
prescinde (Hixam) de las jerarquías de los hombres, de que sea o no de mes de Rabi I del año 399 [noviem-
bre de 1008].
los descendientes de Quraix, aquel que merezca le sea
confiado el sosteni- "Después de esto los visires, justicias y alfaquíes firmaron como testigos
miento de este gobierno y le reemplace en él, prefiriendo únicamente a quien
ese escrito".
se haga digno de ser proclamado por su religiosidad,
lealtad, bondad, conti- Luego que (Sanchuelo) tuvo cumplidos sus deseos de ser príncipe here-
nencia y alejamiento de las pasiones, amor a la justicia v aproximación a
Dios en aquello que a El satisface. Y después de recorrer los más remotos
dero y fué como tal proclamado sobre los pulpitos, comenzó a desordenar y
perturbar las cosas más respetables
y decidió emprender una campaña
y de examinar los más próximos, no ha encontrado otro varón más digno contra los cristianos. Hixam, a este efecto, le autorizó para que tanto él
de ser investido en la jerarquía de príncipe heredero de confiarle, después y como los restantes del ejército vistiesen el turbante. Lo hizo así Sanchuelo,
\l
37^ CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
alzó sus pendones,
ESPAÑA CA I I F A L
y salieron todos revestidos con los turbantes, ofreciendo
cuatrocientos hombres. También unieron para
un vergonzoso espectáculo, por ser aquello contrario al uso establecido. se le la misma empresa
muchos Alarwaníes, por haber salido de ellos el mando pasadoa manos
Sucedió esto en viernes, a 12 días c|uc iban pasados del mes de \
Chumada I de los Banu Amir.
[13 de enero de 1009].
Abdal-Rahman, Sanchuelo, antes de su partida, había ordenado los careros
Marchó Sanchuelo a la campaña que es llamada la campaña del
referida,
de la encomendando la intendencia
ciudad,
lodo, y se dice que llegó a Toledo. Pero allí tuvo noticia
de que se había y gobierno de la plaza a Ahiuad
ben Hazm y a Abd Allah ben Zalima, llamado vulgarmente Ben
alzado Aluhammad ben Hixam ben Abd al-Chabar, quien le había al-Xaris,
destituido
a favor del emir Al-AIuwayyad, y la defensa de la Al-Aladina a Abd Allah ben Amru, más conocido con el
y había destruido a Al-Zahira. sobrenombre de Ben Asqalacha, que era uno de los Banu Amir.
Entonces el pueblo hizo que el ejercicio del poder fuese devuelto Pensaba
a Sanchuelo que las cosas no sufrirían alteración,
Hixam; mas pronto se apartó de éste v se unió a la causa de Aluhammad y que aquel gobierno de su
dinastía estaba ya bien consoHdado.
ben Hixam ben Abd al-Chabar.
Entretanto, Aluhammad seguía firme en su propósito. Comenzó
la gente
Del Nihayat al-Arab de Al-Nuvvayri. (Trad. a divulgar que alguien iba a levantarse contra los Banu
Gaspar y Remiro, II, 62). al-Aglab. Lle^ó el
rumor de Ben Asqalacha, quien realizó las pesquisas esforzándose
a oídos
por descubrir verdad que hubiese en él; pero nada se le traslució. Registró
la
Abu-1-Walid Aluhammad ben Hixam ben Abd al-Chabar ben Abd al- pernoctó en Córdoba Ben Abd al-Rahman (Aluhammad al-Alahdi)
y orde-
Rahman nó a 30 hombres, de los infieles partidarios suyos, que tomasen sus espadas,
al-Xasir fué el undécimo de los revés Omevas en España.
Se apo-
deró del gobierno en Chumada II del año' 399 [febrero de 1009]. y entrasen por la Puerta del Puente, separados unos de otros, hasta venir
a detenerse sobre el murallón que domina la calzada de la
Exponemos aquí la causa de este suceso, cómo fué el alzamiento de ribera y su vecin-
dad, en la misma actitud del que desea pasear en aquel
Aluhammad al-AIahdi y cómo se apoderó del mando; porque en todo esto lugar. Les encargó
hubo cosas extraordinarias y novedades de aquellas cuyo acontecimiento mucho que nada hiciesen hasta que él les diese nuevas órdenes, exhortó a
sus insolentes (amigos) señaló una hora antes de la puesta del sol.
explicamos por su causa, cuya observación es provechosa y les
y de las que saca Aquellos individuos hicieron lo que les tenía ordenado Aluhammad,
experiencia todo el que reflexiona y
y sabe que los destinos divinos corren aparte de ellos había otros esperando también el momento
sin sujetarse a medida alguna, que les había
y que cuando Dios quiere que suceda una sido fijado. Aluhammad montó en su muía,
cosa, prepara sus causas. Fué, pues, alcomienzo del suceso en cuestión que y completamente solo atravesó
el Puente hasta llegar a la Puerta de Al-Xical
Hixam ben Abd (de las trabas), donde se le
al-Chabar, padre de Aluhammad
al-AIahdi, de que se trata,
juntaron algunos de los suyos que estaban apostados junto a la Puerta
había pretendido ya con empeño para sí el gobierno del reino del
y se propuso Puente. Entonces se precipitaron todos (sobre la puerta) bruscamente.
destituir a Hixam al-AIuwayyad. Pero supo esto Se
Abd al-Aludaffar Abd les opuso la guardia
al-Alalik y mató a Hixam ben Abd al-Chabar,
antes de que pudiese llevar
y quiso rechazarlos. Pero corrió Aluhammad v penetró,
y aquellos sujetos desenvainaron sus sables
su empresa a feliz término, en el año 399
[1008]. Aunque Aluhammad ben
y acometieron a los guardias.
Vino a ellos el jefe de la Ben Asqalacha, aunque se ha dicho
Al-Aladina,
Hixam era hombre audaz, esforzado v bravo, no se le ofrecía fácil su
que estaba bebiendo con dos jóvenes mancebas que tenía, cuando le sor-
intento, por temor a Abd al-Aíalik
y a la fuerte unión de sus tropas. Alas prendió Aluhammad y
no por esto cesaba Aluhammad de persistir en su propósito, hallándole completamente descuidado, lo mató,
hasta que y le
cortaron la cabeza. Se juntaron a Aluhammad sus partidarios de los otros
muerto Abd al-Alalik, ocupó el gobierno Abd al-Rahman, pretendió
ser puestos; de suerte que
príncipe heredero, lo cual consignó cuando llegó la nueva a Aladina Al-Zahira, al caer
y salió a campaña contra los cristianos,
de
según mencionamos antes. Entonces quedó vacía de tropas
la tarde, ya era grueso el contingente de sus defensores y de los que
la ciudad, y dos
se le juntaban, tanto de la población como de la campiña. Él alcázar fué
varones, que fueron Husayn ben Hay, el alfaquí,
y Alutarrif ben Taalaba, aportillado por la parte de la Puerta de Al-Siba (de los Leones)
animaron a Aluhammad a ponei en práctica su intento. Aluhammad,
durante
y de la
Puerta de Al-Chinan (de los jardines) sin que pudiesen sostenerse sus
el tiempo de su instrucción, había tenido
familiaridad con una tropa de
guardias, y entró a él Aluhammad por la puerta de Al-Suda.
mendigos audaces para toda empresa de peligro, a quienes puso ahora
en Entretanto, gente de Aladina al-Zahira ignoraba toda la verdad del
la
comunicación secreta unos con otros, dando a cada uno desde cinco
a suceso
diez y más monedas de plata, hasta que se le y sospechaba que se trataba de un asunto que fácilmente podría
juntaron de ellos como unos
sofocar el jefe de la Al-Aladina, hasta que supieron con toda certeza que
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38o CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ESPAÑA CALIFAL 381
Muhammad había penetrado en el alcázar y llegaron a creer que en aquella dándole el título de califa
siendo omitidos los nombres de Hixam x- ¿e
y
misma noche serían acometidos en Al-Zahira. Sanchuelo. Después de la oración del viernes fué
leído un documento en
Una vez que Aluhammad penetró en el alcázar, Hixam ai-Aluwavyad que se maldecía y execraba la memoria de Sanchuelo,
y otro escrito de
le envió a decir que, si le aseguraba la vida,
el gobierno. Pero le cedería parte de Muhammad aboliendo los usos corrientes
v las ¿argas establecidas
Muhammad respondió: "¡Sea Dios alabado! -Por ventura crees tú que
le recientemente. Presidió Muhammad la oración
pública del viernes a cuatro
yo me he alzado para matar a la gente de mi familia, siendo así que tan sólo días que restaban del mes de Chumada II,
se proclamó a sí mismo y tomó
lo he hecho en su defensa, en la mía propia el titulode Al-Mahdi sobre el pulpito, y luego que
y la de mis primos? Si de tu descendió de él, fué
libre voluntad haces renuncia del poder, yo lo' aceptaré, y a mi lado tendrás leído un decreto convocando a la guerra santa
contra Sanchuelo. La gente
lo que quieras". de las mas remotas comarcas de España vino a purificar
sus armas. Muham-
Entonces llamó Hixam a los alfaquíes y notables del pueblo, haciéndoles mad nombró jefes de sus tropas a médicos, tejedores, carniceros
comparecer ante él, y escribió el documento de su dimisión v de la procla-
y silleros
saho juntamente con ellos
y acampó en Fahs al-Suradiq (Campo de las
mación de Muhammad, que pasó aquella noche en el alcázar.' Los de Bellas, tiendas), ordenando a la gente de las regiones
que levantasen sus tiendas
que era Madina Al-Zahira, no se movieron ni uno solo, aunque constituían alrededor de la suya.
un numeroso contingente, de ellos Abu Amru Ben Hazm, Abd Allah ben Del Nihayat al-Arab de Al-Nuwayri (Trad.
Zalima, Ben Abu Ubaida, Ben Chahwuar y muchos alfaquíes, visires, esla- Gaspar y Remiro, II, 65).
vos que eran los alazanes, un cuerpo de las tropas, los tesoreros
y los secre-
tarios.
Se levantó Muhammad en la mañana del miércoles, nombró canciller
Trágico fin de "Sanchol"
suyo primo Muhammad ben Al-Mugira
a su
y jefe de la Al-Aladina a su Por que hace a Sanchuelo, había llegado ya a Toledo, cuando tuvo
lo
otro primo Umayya ben Ishaq y ordenó a ambos que inscribiesen en el
noticias de los sucesos (de Córdoba). Entonces dio la vuelta hacia Cala-
registro militar a todos los que viniesen a ellos. Ninguno quedó sin inscri-
trava; mas ya los suyos se abstenían de seguir
birse, hasta los monjes, los devotos, los prestes denlas mezquitas defendiendo su causa. San-
y otros chuelo trató de ganarles, a fin de que le siguiesen; pero ellos
recibieron la soldada, y de igual suerte los comerciantes más ricos. También se resistieron,
diciendo que ya habían avanzado por él una vez
se adhirieron a él los habitantes de la campiña y los del pueblo bajo. y no estaban dispuestos
a avanzar nuevamente. Conoció, pues, Sanchuelo'
Envió iMuhammad a su primo Ben al-Mugira con una tropa
del pueblo que los suyos iban a
para atacar a los de Bellas; pero éstos le rechazaron abandonarle, llamó a Muhammad
ben Yali Al-Ribahi, que era de' los resuel-
y le pusieron en ver-
gonzosa fuga hasta el interior de Córdoba. Mas aumentó la tropa de los de tos a no seguirle, y le pidió su parecer sobre
la situación en que estaban.
Muhammad, y fué saqueada. En esto los visires v eslavos pidieron la segu- Al-Ribahi le aseguró francamente que ni él ni ninguno del ejército
comba-
ridad de sus vidas, y Muhammad accedió a su petición. Marcharon a él tirían por su causa. Entonces Sanchuelo pidió
una prueba de lo que afir-
y maba a Al-Ribahi, quien le contestó que no tenía más que ordenar
aunque les reprendió duramente, luego les concedió su perdón. la
Ben Al-Xaris vino con marcha de su cocina hacia Toledo, aparentando dirigirse a esta
el canciller para trasladar los valores, provisiones ciudad y
sabría quiénes le seguían o no. Sanchuelo
y armas que hubiese en Bellas, cuando ya había sido arrebatado de todo ello hubo de reconocer la verdad
en cantidad incalculable; pues en la noche del miércoles fueron saqueados de las palabras de Al-Ribahi.
los muchos aduares que poseían los Amiríes, como así también Iba con Sanchuelo elconde Ben Gómez, quien se dirigía a Córdoba
los de los
visires que estaban próximos a Bellas, Fué
saqueo en Madina al-Zahira
tal el
con intención de tratar con aquél que le auxiliase contra otros condes veci-
que desaparecieron hasta las puertas y maderas, nos de su tierra. Cuando se percató Ben Gómez de la mala disposición de
y con esto se trasladó el
canciller (a Córdoba). Pasados que fueron cuatro días, mandó Muhammad las cosas para el Sanchuelo, aconsejó a éste que marchase con él a su país,
que fuese prohibido el saqueo practicado por la multitud, en donde serían como un solo hombre
y se quedó sólo y compartirían el lugar de su salva-
para transportar lo que quiso. Y se dijo que lo que le llegó de Madina ción mutua. Pero Sanchuelo se nt^ó a esto, diciendo que le era
indispensable
al-Zahira en tres días importó la suma de un 1.500.000 piezas de oro marchar a Córdoba; pues confiaba en que luego que apareciese en
y dicha
2.100.000 de plata, y aún fueron encontradas después de eso algunas orzas capital, sus habitantes abandonarían por él a xMuhammad
al-iMahdi se y
que contenían 200.000 piezas de oro. Por fin, Madina al-Zahira fué incen- inclinarían a su causa, reconociendo su autoridad prefiriendo su tj-obierno.
y
diada a diez días que restaban de Chumada II [19 de febrero de 1009]. El^ conde le replicó que se asegurase bien y estudiase detenidamente la situa-
En la oración púbhca fué invocado luego el nombre de Muhammad ción, verdaderamente comprometida, por tener a su ejército más en contra
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382 C T. A I' D í o S A NCH E Z - A T, B O R NO Z ESPAÑA C A I. F A LI
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que a favor siivo. Mas Sanchueio insistió en que no le cjuedaba otro remedio piantas aromáticas, a fin de ;onscrvarh,.
Después hizo que su cabeza fuese
que marchar a Córdoba. Entonces el conde le dijo: "¡Iré contigo a pesar de clavada en una lanza
y expuesta sobre la puerta de Al-Suda. Cabalan)
que no admito tu juicio v reconozco tu error!" luego sobre sus restos, los revistió con
camisa y zaraaüelles; los expuso dar-
Sanchueio marchó de Calatrava, cuando llegaban repetidas nuevas de dos en una tabla ,unto a la puerta de
Al-Suda'y
mandó al hombre que había
que los habitantes de Córdoba se ponían de parte de Ben Abd al-Chabar sido el ]eíe de policía de Sanchueio,
que grítase: "¡Este es Sanchueio al-
(Muhammad Al llegar Sanchueio a Mancil-Hani le abandonó
al-Aíahdi). Mamun! y que le maldijese, como también a sí
mismo. Esto aconteció
durante la nochecuerpo de berberiscos. Esto sucedía a fin del mes de
el en el sábado, a cuatro días que eran
pasados del mes de Rachab [4 ^^ de
Chumada II (febrero). Después le abandonó otra gente hasta quedarse con marzo). l
un pequeño grupo de sus domésticos v una tropa de cristianos con el Había durado el gobierno del Sanchueio
4 meses y días, en cuyo tiempo
conde Ben Gómez, el cual le dijo: "Marcha con nosotros de aquí, antes observ^o una conducta detestable,
entregado a toda nealiaencia y desenfreno
que ocurra lo que nos imposibilitará de hacer eso". Mas Sanchueio no aceptó de las pasiones. Entre otras acciones suyas, impropiaos
de todo musulmán
este nuevo consejo del conde, alegando que ya había enviado al juez a se dijo de el que al oír el almuédano
que llamaba a la oración diciendo:'
pedir su amnistía. Sin embargo, llegó a titubear Sanchueio sobre su situa- ¡Venid a la oración!", replicaba el Sanchueio:
"¡Mejor sería que dijese
ción V se encaminó a un monasterio llamado Dair Xux en la noche del ¡vemd al pecado! otras muchas expresiones
, y semejantes a ésa.
viernes, a tres días, que iban pasados, del mes de Rachab Í3 de marzo].
Del Nihayat al-Arab de Al-Nuwayri.
Supo Muhammad la situación de Sanchueio y envió en busca de éste (Trad.
Gaspar y Remiro, II, 68).
a su canciller con 200 jinetes. El canciller, a su vez, envió por delante a
Ben Dura, cliente de Al-Hakam, el cual llegó de avanzada al monasterio
mencionado, al amanecer del susodicho viernes. Cuando vio Sanchueio a
Ben Dura, y a los que venían con él, les dijo: "¿Qué buscáis en vuestro COMIENZA LA GUERRA CIVIL: INTERVENCIÓN DEL
camino? ¡Yo me he sometido ya!" Pero aquéllos le echaron fuera del monas- CONDE SANCHO DE CASTILLA
terio, así como al conde Gómez y a todos los que acompañaban a ambos, y
cogiendo a las mujeres de Sanchueio, que eran 70 jóvenes, las enviaron a El golpe de Estado había triunfado
en Córdoba en una jornada Una
Córdoba. El canciller vino a juntarse con Ben Dura, antes de la hora de la de entusiasmo sacudió a los cordobeses todos,
ola
que odiaban h dictadura
oración de la tarde del mismo día viernes. Al verle Sanchueio, se apeó del amiri
y se sentían liberados de su ominosa opresión. Pero ésta había
caballo y besó la tierra en presencia del canciller repetidas veces. Entonces socavado de tal modo los cimientos del
califato, que el dejo edificio no
se le dijo que besara el casco del caballo del canciller. Sanchueio lo hizo pudo resistir el huracán, siempre ?iuncio
y compañero de la tronada. La
así, y le besó su mano y su pie. Después de esto fué obligado a ir en "revolución no había hecho sino
comenzar. Córdoba encerraba en sí una
otra montura que no era su caballo. población muy compleja. Junto a la
aristocracia de la sangre, de la riqueza
Entretanto el conde Gómez caminaba callado, sin pronunciar palabra. El y de la corte, había una gran masa burguesa enriquecida en el comercio
y
canciller hizo indicaciones para que quitasen a Sanchueio el bonete con en la industria o que mal vivía en
los cargos de la administración,
y una
que tocaba su cabeza, como así fué hecho, y se puso en marcha de vuelta plebe numerosa, integrada por millares
y millares de trabajadores y por los
hacia Córdoba, caminando hasta que se ocultó el sol. Entonces hizo alto últimos detritus sociales, siempre de
fácil acumulación en la gran cloaca que
y mandó que fuese Sanchueio maniatado fuertemente. Mas éste les pidió constituye sm remedio toda gran ciudad.
En el derrocamiento de la tiranía
luego que se compadeciesen de él y le dejaran libres sus manos, a fin de había habido acuerdo entre las tres clases
y lo había en el odio a los sostene-
reposar un rato. Le soltaron las manos, y en el acto sacó de su botina un dores de la dictadura, las dos fuerzas creadas
en su apoyo por "Ahnanzor''-
puñal, brillante como un rayo; pero fué sujetado rápidamente, antes que los eslavos los berberiscos. Más
y ignaros los africanos y más brutales, contra
pudiese cometer cosa alguna con él. De seguida el canciller lo hizo humi- ellos se concentraba especiahnente la saña de los cordobeses. El
nuevo
llar y lo degroUó. También fué muerto el conde Ben Gómez. Tomadas las califa, Muhajmmd Abd al-Chabbar, al-Mahdi
la sentía en i^ual errado que
cabezas de ambos, fueron puestas en la carga juntamente con los restos de sus subditos. Le faltaron el talento y
habilidad precisas para diminar su
la
Sanchueio, y el canciller siguió su marcha con todo ello hasta llegar al propio odio o la fuerza de los bereberes.
Les hwnilló sin dominarlos
alcázar de Córdoba. como ellos se sentían fuertes frente a los cordobeses, y
desarmados o poco
Muham^mad al-Mahdi ordenó que fuese practicada una fisura en el preparados para la lucha, se alzaron contra Al-Mahdi
y proclamaron califa
vientre de Sanchueio, que le extrajesen las visceras y lo rellenasen con a Sulayman, también príncipe Omeya. Suave y débil, el biznieto de Al-Nasir
1 1
/I
384 CLALDIÜ SÁNCHEZ-ALBORNOZ E S P A Ñ A C A J. T F A L «ge
hubo de habituarse a la ferocidad de siís partidarios y hubo de someterse a tomóse con aquellos quel fmcauan que
uinieran con el de los .Medinacchm
sus dictados. Pero Zaivi ben Ziri, el caudillo berberisco, no se sentía seguro et fuxo. Et Mahomat Almahadi
otrossi fuxo pora el alcafar de
Cordoua'
de la victoria y buscó el auxilio del conde Sancho de Castilla, cuyo padre Culema con os cristianos que con el eran
cerco estonces la ^ibdad. Et aquel
había ?nuerto cautivo en Córdoba y a quien Abuanzor y su hijo habían Mahomat Almahadi, quando aquello uio,
saco de la prisión a Yssem el
derrotado más de una vez y habían arrebatado gran parte de su condado, rey que dixiemos suso que fiziera creer
a las yentes Mahomat que "era
Sancho aceptó la alianza que se le ofrecía, porque le proporcio?iaba ocasión muerto, et demostrol a todos quel uiessen,
conseiandolos que tomassen a el
para tornar revancha co?itra sus ene?mgos seculares. Y castellanos y berbe- antes por rey que a ^ulema; mas
tan grand fue el miedo que
ouieron todos
riscos vencieron a los cordobeses y entraron en la antigua capital del cali- aquellos quel aquello oyeron dezir,
que por ninguna guisa non gelo pudo
jato. He aquí cómo relataron el suceso los redactores de la Pri?nera Crónica fazer creer que aquell era Yssem.
Almahadi, quanto esto uio, fue et ascon-
General, siguiendo a Xíjnénez de Rada, a su vez inspirado en la misma fuente diose en casa de un alaraue que
auie nombre Mahomat el Toledano
todo
arábiga que Be?i Al-Atzir. ya como desesperado, et fuxo de noche
et uenose con aquel Mahomai
pora
Toledo gulema priso estonces la ^ibdat
de Cordoua por fuerza, et assenno-
rose del alcagar et apoderóse del
regno; et regno VII meses. Esta batalla
En anno dicho los de Cordoua, ueyendose tan maltrechos daquel
este fue nombrada entre los alaraues et dizienle la batalla
de Cántica. Empos
Mahomat Almahadi et que assi les auie muertos muchos de los suyos, algaron esto gulema, non se fiando en los de Cordoua,
salióse de la '^ibdad et
entonces por su princep a un moro de tierra de Barbaria que auie nombre andido y por las tierras et por los logares de aderredor,
que eran cerca de
^ulema, et era sobrino daquel Yssem Arasit que Mahomat descabes^ara. k
uilla, con todos los cristianos
que eran y con ell; mas los moros de
Et andauan por la tierra en derredor, ca non osauan entrar en la cibdad Cordoua ouieron un día su acuerdo entressi
que fuessen a Culema yl dixies-
por miedo de Mahomat. Et ellos andando assi por la tierra, acaescio que una sen que entrasse en la ^ibdad et
que non se temiesse de ninguno.' Et ellos
partida daquellos barbaros quisieron al^ar entressi por su cabdiello a otro fueron a el; et dixoles estonces el conde
don Sancho: "¿como osaste acá
moro cormano de ^ulema que dizien Maruhan, et desi dieronle un cauallo uem.-, ca tres sennales de locura
mostrastes en uuestra uenida: la primera
et una espada et dixieronle que si el pudiesse matar a ^ulema que luego que fuestes medrosos quando comen^astes
la batalla connusco, seyendo
uos
al^arien a el por so rev; mas esto sopo luego ^ulema por un su amigo muchos ademas et nos pocos, et uos
uenciestesuos et fuxiestes, que es
que ge lo descubrió, et fizo prender a aquellos barbaros, et descabe9olos aun uileza mas que locura; la segunda que
uiniestes acá non uos assegurando
luego; et priso otrossi a aquel su primo Maruhan, et echol en grandes pri- nos; la tercera que pecastes et
errastes malamientre contra Dios
et contra
siones. Et desi puso (^ulema sus treguas firmes et
este buenas con don natura que quisiestes comprar por sieruas
uuestras mugieres et nuestros fiios
Sancho, conde de luego grand auer de que guisasse sus
Castiella, et enuiole et los mros omnes de uuestra
ley, los que nos agora catiuamos
en esta
yentes vi uiniesse ayudar contra aquel Mahomat Almahadi; el conde saco batalla Et ellos fueron todos marauillados daquellas
.
palabras tan sabias
entonces muy ^rand hueste et guisóse estonces muy bien et uenol en ayuda. que el conde doii Sancho les dizie. Mas
pues que ^ulema ouo assessegados
Et aquel Mahomat Almahadi, quando ovo que (^ulema uinie con el conde os corasones de los de la gibdad con
palabras mansas et grandes aueres que
don Sancho sobrel, enuio luego dezir a Medinaceüm et a otros logares les partió et dio a todos,
seyendo el ya seguro dentro en la uilla, dixol
un
muchos quel uiniessen acorrer; et ellos uinieronle, et uino y con los de moro daquellos de Berbería: "sennor, si lo tu
por bien touiesses et lo
Medinacelim un moro Alhagib que llamauan Albahadi Alhmeri. Et los que mandasses, marañemos nos estos cristianos
que son aqui contigo ca muy
eran dentro de la 9ibdad, auiendo a coraron de lidiar con la hueste del conde ayna assi como siruen agora a ti, assi seruiran
oy o eras a otro rey, et uenirte
don Sancho, mandaron carcauas et todos los logares embarga-
allannar las a ende periglo et crebanto"; respondiol gulem:
"a seguran9a de mi fe et
dos de aderredor por que pudiessem saür a ellos mas sin embargo; et pero de mi uerdad uinieron a mi, et por ende
nin faria yo nin fare tan grand
que les defendió Akhomat que non saliessen, ellos non lo dexaron por esso. nemiga como esta". Et por que gulema ouo
miedo que uernie a los cristia-
Et pues que se ayuntaron las huestes unas con otras, ouieron muy grand nos alguna periglo de tal fecho como
aquel moro penssarra vi dixiera
batalla; mas al cauo uencio (Julema con ayuda del conde don Sancho, ca dioles muy grandes aueres et mandóles
que se fuessen; et ellos tomaron lo
lidiauan los cristianos muy de rezio et muy esfor^adamientre; et murieron que les dio aquel rey moro, et tornáronse pora
Castiella muy ricos et muy
y de los de Mahomat Almahadi XXX uezes mili moros. Et entraron los ^
'
currados.
cristianos el arraual de Cordoua, et mataron y muchos moros et catiuaron De la Historia general que mandó componer Alfonso
muchos, et leuaron ende grandes robos, et destruyeron todo lo al. Quando el Sabio (Ed. Mencndez Pidal, 455, § 766).
aquel moro Alhagib Alhameri uio tan grande mortandad en su campanna,
/I
386 CLAUDIO S AX C H E Z - A L B O R NO Z E S P A XA CA L I F A L og-^
de Rabi I de 400
[noviembre 8 1009J, el día siguiente a ia huida de Al-
h,
Mahdi (Aluhammad ben Hixam ben Abd al-Chabbar),
y fué destronado el
BEREBERES, CATALANES Y ESLAVOS EN CÓRDOBA domingo 18 Xawwal del mismo año [mayo 29 de
1010]; su primer remado
fue de siete meses, el segundo de 3 años
y tres meses y medio, desde el día
El triunfo de castellanos y bereberes no puso ]in a la disputa por el en que destronó a Hixam (11) ben al-Hakam
hasta el día en que lo mataron
señorío de Al-Andalus. Los eslavos no se dieron por vencidos y no con- Su nacimiento: nació el mismo día en que nació
Hixam ben al-Hakam.
sintieron en aceptar el papel secujidario a que habían quedado reducidos. Pue muerto junto con su hermano Abd al-Rahman
y con su padre por
El ejemplo dado por el caudillo berberisco Zaivi al solicitar el apoyo del mano de Alí ben Hammud el Alí, como diremos en
su oportunidad. Su
conde Sancho de demasiado tentador. El eunuco Wadihy jefe
Castilla, era físico: tez morena, ojos grandes,buena estatura, nariz recta, constitución
del partido eslavo dominaba además con sus tropas la Frontera Central
, robusta, hermoso rostro. Poseía cierta cultura literaria
cuya capital era Medinaceli, y la Frontera Superior, el valle del Ebro, (principal): Ben Dzakwan (Ahmad ben
y poética. Su cadí
Abd Allah) durante su primer
cuya raya oriental llegaba hasta los condados catalanes. Wadih trató de reinado,
y Abd Allah ben Al-Saffa durante el segundo. Inscripción de su
ganar tiempo frente a Córdoba mientras yiegociaba la i?itervención de los sello: Sulayman ben al-Hakam.
que en Al-Andalus eran llamados francos. Y después de pactar con los Dice Ibrahim ben al-Hasan: En este mes de Rabi I
[octubre 2 3 -noviem-
condes de Barcelona y de Urgel, marchó con ellos contra Sulayinan y los bre 21 de 1009] Sulayman nombró a los
gobernadores y a los varios fun-
berberiscos. Fueron éstos vencidos por la torpeza y cobardía de su califa cionarios del Estado, ordenó
y prohibió, mientras que (Aluhammad ben
y Al-Aíahdiy los eslavos y los catalanes entraron en la capital del califato. Hixam Al-Mahdi) Ben Abd al-Chabbar en Córdoba iba
de casa en casa,
El historiador marroquí que refiere estos sucesos, por musulmán detestaba sin dejar de entregarse a la bebida
y a actos deshonestos. Sulayman decretó
a los catalanes y por africano simpatizaba con los bereberes; de ahí que suprimir una parte de la caballería de Ben Abd
al-Chabbar; pero los jinetes
se complazca en relatar los atropellos de los pri?neros y en culpar a los rehusaron obedecer gritando: "¡Queremos obedecer
solamente a Al-Alah-
cordobeses por su enemiga a los berberiscos. En todo caso Córdoba fué di!"; muchos de ellos fueron muertos. Los
berberiscos se habían acuartelado
otra vez la víctima de la disputa entre las dos fuerzas creadas por '^Ahnan- en Al-Zahra; los cordobeses, en su perversidad,
los odiaban y mataban a
S6>r" para asegurar su dictadura. Y en el curso de las jornadas sangrientas, traición a cuantos hallaban aislados. Cuando
los berberiscos iban a los mer-
la revolución, como ha ocurrido siejnpre sin excepción alguna, e?npezó a cados de Córdoba, recelaban del populacho,
y si un caballo relinchaba hacia
devorar a sus criaturas o, para decir mejor, a sus progenitores. El primero otro caballo, sembrábase el pánico, debido al
odio fanático que suscitaban
en caer fué Muhamrnad Abd al-Chabbar al-Mahdi, el que la había pro- en el pueblo. Sin embargo, tenían paciencia e
impedían a los facinerosos
vocado con su ''golpe de Estado'' cojjtra Sanchol, el segundón de Be?i Abi y a los esclavos atacar a los españoles.
Amir. Las aguas del turbión parecieron buscar su viejo cauce y fué restau- Ben Abd al-Chabbar había ido a visitar a un amigo
suyo, llamado
rado en el trono el pío y débil Hixam II, el califa de los tristes destinos. Sulayman ben Isa, en cuya compañía acostumbraba a beber.
Cierto día en
Sin embargo, las torme?itas no habían terminado. Los francos, es decir, los que^ éste sahó para evacuar una diligencia, al
volver sorprendió a Ben Abd
catalanes, regresaron a sus hogares, no sin sufrir graves pérdidas y sin al-Chabbar con su mujer. Fué entonces a ver al jefe
de la policía, y le
menoscabar su aureola de valor. Pero las espadas de las dos facciones per- informó de que Ben Abd al-Chabbar se encontraba en
su casa. Pero este,
manecierojí tejididas frente a frente y entre ellas siguió co?idenada a sufrir cuando supo que había sido delatado, huyó con trece esclavas
que llevaba
sus golpes Córdoba, la otrora sonriente, burlona, rica, culta y próspera consigo. Una que no huyó con él fué llevada a
Sulayman ben al-Hakam.
capital de Al-Andalus. La casa de Sulayman (ben Isa) fué saqueada.
Ben Abd al-Chabbar partió de Córdoba y a principios de Chumada
I
[21 diciembre 1009-19 enero 1010] llegó a Toledo, cuyos
habitantes le de-
Remado de Sulayman ben Hakam Al-Mustain Billah pararon la mejor acogida. Cuando supo esto Sulayman, envió a Toledo a
Ahmad ben Wadaa con un ejército, para intimar obediencia a los habitantes
Su genealogía: Sulayman ben Hakam ben Sulayman ben Abd al-Rahman y hacer cesar la sedición. Ben Wadaa volvió trayendo la noticia de que los
(III) Al-Nasir. Su kunya: Abu Ayyub. Su título de Califa: Al-AIustain habitantes de todas las fronteras
y Wadih rehusaban
y perma-someterse
Billah. Su madre: una esclava cristiana (rumiyya) llamada Zabya (gacela). necían Ben Abd al-Chabbar. Sulayman envió un grupo de alfaquíes
fieles a
Su edad (en el momento de su ascensión al trono): 52 años, siete meses y y visires para intimarles la rendición, mas volvieron sin haberla logrado.
tres días. Su Califato: subió al poder dos veces, la primera el miércoles 17 Sulayman se dispuso, entonces, a atacar Toledo
y las demás zonas fron-
/
i'
I
388 C L A U D í O S A NCH E Z - A L B O R X O Z
terizas. Después de haber atado a las lanzas los estandartes, en la mezquita
E S PAÑ A calí F a L og^
ios rnagrebíes,
aljama, partió el lunes 11 de Chumada II [30 enero lOlÜ]. Siguió el camino y le dijeron: "No te retires
de tu puesto, ni siquiera m h
caballería se te viene enema".
de montes, v una vez que llegó cerca de Toledo, envió a los alfaquíes
ios Luego avanzaron y recibieron una violenta
arremetida de los francos (catalanes).
para exigir obediencia a sus habitantes; pero éstos continuaron oponiendo Entonces abrieron sus filas, con la
intención de tender una insidia a sus
resistencia. Sulavman prosiguió, entonces, su viaje sin entrar en Toledo, enemigos; pero Sulayman, como viera
la caballería de los francos
con esperanza de someterla sin recurrir a se dirigió hacia
romper las líneas de los berberiscos, se imaíjinó
la la violencia, y que estos hubiesen sido derrotados,
la Hizo en Aledinaceli una parada, desagradable a causa del frío,
frontera. y huyó inmediatamente con los^que
estaban en derredor suyo. Los berberiscos,
de la v de la escasez de provisiones, por lo cual no se detuvo allí
nieve en cambio, rodearon a los francos
ios deshicieron
?
mucho tiempo, regresó a- Córdoba v llegó a ella el 27 de Xaban [15 abril y dieron muerte a su rey Ermeqund (Armeneold de Urgel)
'.I
5¡
390 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ES P A ÑA C A L I FA L
3QI
Los bereberes se dirigieron hacia Reyo (Málaga). Sulayman ben al-Hakam de dos tercios de renglón) v blasfemó
contra ei Profeta. --Alá ruccre por
al-Mustain Billah avanzó desde Oriente con quienes se habían agrupado en el, lo salude, lo honre
y lo ennoblezca- y nadie le dijo nada. Un musulmán
torno a él v unióse a los bereberes. Informado de ello, Ben iVbd al-Chabbar, movido por el celo hacia el Profeta, exclamó:
"¿No desaprobáis lo que oís^^
de acuerdo con los cordobeses, decidió resistir el asedio, y todos se prepa- ¿Acaso no sois musulmanes?" Y muchos
cordobeses le contestaron: "Vete
a tus quehaceres". Cuando los francos
raron para la lucha. (catalanes) oían la llamada a la ora-
En la misma fecha de la derrota de Ben Abd
al-Chabbar y de los cris- ción, proferían palabras que no es
posible repetir, y nadie hacía objeción
tianos en el Guadiaro, Ali ben Hamud cruzó el se apoderó de Ceuta
mar y alguna. Los cordobeses juntaron mucho
dinero para'los francos, y pidieron
habitantes que Ben Abd al-Chabbar ai cadi Ben Dzakwan que les
en nombre de Sulayman, diciendo a los diese las sumas custodiadas como pía funda-
había sido depuesto y que Sulayman era el califa legítimo. Y desde entonces ción en el tesoro (maqsura) de la mezquita. No consintió en ello y entonces
fué señor de Ceuta. abatieron la puerta del tesoro, se llevaron el dinero, y se lo entregaron a
' ^
La derrota del Guadiaro sucedió a fines de Xawwal del 400 [15 junio los francos.
1010], V en ella los bereberes eran menos de la undécima parte de los que
Ben Abd al-Chabbar
y Wadih pidieron a los francos que marcharan
mandaba Ben Abd al-Chabbar. Mientras tanto habían llegado a Córdoba contra los berberiscos, pero ellos
mostrábanse perezosos. No dejaron de
adularlos
un cierto número de eslavos Amiríes desde Játiva y otras regiones. Entre y de humillarlos, hasta que por fin consintieron en partir y su
ellos se encontraban Anbar y Jayran, y con ellos llegó Mundzir ben Yahya,
vanguardia marchó con Wadih. Se puso
en camino también Ben Abd al-
gobernador (sahib) de Zaragoza, con sus partidarios. Ben Abd al-Chabbar Chabbar y partieron con todos los cordobeses y los campesinos aptos
él
para llevar armas, pues se consideró
se alegró de su venida, pero los eslavos mencionados odiaban en secreto a tal expedición como una verdadera
Ben Abd al-Chabbar, por lo que había hecho, en el pasado, contra Hixam guerra santa. El jueves 6 de Dzu-1-qada
del 400 [junio 21 1010, miércoles]
se enfrentaron con los bereberes
al-Muayyad y Ben Abi Amir, y además, porque había exigido homenaje en Guadiaro. El combate fué violento
y
los francos, con Wadih
de fidelidad como califa. Por ello, cada vez que Sulayman se acercaba a y Ben Abd al-Chabbar, sufrieron una completa
derrota; murieron más de tres mil
Córdoba, los eslavos se insubordinaban movidos por su resentimiento, hasta francos (catalanes), muchos de ellos
que por fin se amotinaron, como diremos luego. ahogados.
Ibrahim ben al-Qasim dice en su libro: "Cuando Ben Abd al-Chabbar bereberes
recogieron en el campamento de los francos
y en el de
11. ^"^1
y Wadih llegaron a Córdoba, mataron por maldad, parcialidad, impiedad y Wadih y Ben Abd al-Chabbar tiendas, dinero, armas,
cabalgaduras, etc
arrogancia a todos aquellos que tuvieran semejanza con los bereberes y a Entre los muertos en el campo de batalla
había un hebreo ministro del
cuantos eran de origen africano, aunque no hubiesen visto nunca África
rey de los francos,
y los bereberes encontraron en su tienda treinta mil
mizcales. Hallaron sobre los cuerpos
ni oído hablar de ella". Se llegó al extremo de que si alguien enemistado de los francos cinturones llenos de
diñares
contra otro decía: "Este es un beréber", bastaba para que se le diera muerte, y de dirhemes de un valor incalculable. Murió aquel día Abu Yadas
que nadie reclamara castigo por ello. Mataron a niños, abrieron el vientre ben Dunas al-Yefreni, el más valiente
sin y esforzado de los bereberes. De los
a mujeres en cinta. Tomaron a la hija de un hombre del campo, que era Banu Yefren y Banu Birzal murieron diecisiete jinetes y de los bereberes
hermosa y agradable. Su padre conocía al franco (catalán) que se la tomara, solamente quince jinetes.
Los fugitivos llegaron
y se presentó a Wadih, diciéndole: "Ese franco se ha llevado a mi hija, a Córdoba el segundo día después del combate,
su odio hacia los bereberes se acrecentó.
aunque no es berberisca". Wadih le contestó: "No me hables más de eso. y Ben Abd al-Chabbar y Wadih
No hay manera de obtener sa restitución, pues les hemos concedido por pidieron a los francos que volvieran con ellos
a atacar a los bereberes
un convenio la facultad de hacer lo que hacen". El hombre se fué llorando
porque habían matado a sus jefes; pero se negaron
(laguna de medio ren-
glón). Luego abandonaron Córdoba el viernes
a ver franco y le rogó que le devolviese su hija, prometiéndole en cambio
al 24 de Dzu-1-qada, y los
el pago de cuatrocientos diñares. El franco (catalán) recibió el dinero y
cordobeses quedaron tan afligidos por su partida
que se dirigían mutuos
luego lo mató. Fué éste uno de los hechos más dolorosos y terribles (de pésames, como suele hacerse con los que han perdido
sus parientes o sus
aquel infeliz había ido a rescatar a su hija, su dinero fué bienes; tan grande era el dolor por su
aquellos días): alejamiento y su temor ante la
aceptado y luego fué muerto. ¡Perdió su dinero, su hija y su vida! Y ningu- llegada de los bereberes.
no de los cordobeses tuvo palabras de condena o de reprobación". Entonces Ben Abd al-Chabbar impuso a los cordobeses
una tasa y se
Entre los ejemplos de la poca consideración en que el pueblo de Córdoba preparó a marchar contra los bereberes, obligando
a Wadih a hacer lo
tuvo al Islam durante esta guerra civil, puede citarse el caso de un cristiano, mismo. Salieron con las milicias de la Frontera, con
los eslavos con todos y
los cordobeses, decididos a
que en medio de una calle principal de Córdoba empezó a decir (laguna hacer frente a los bereberes
y haciendo alarde
392 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ E i p A XA calí r A '
i.
contra ellos. Sulayman reprochaba a Wadih la muerte de Ben Abd al- mnos y tomaron los bienes (de sus
moradores). Más tarde Sulayman ordenó
Chabbar, su traición y su falta de fidelidad. que los prisioneros
fueran llevados al arsenal
y los dejó libres'. Algunos de
ellos llegaron a Málaga, algunas mujeres
Los bereberes en Segunda y en el paso de x\l-Mahida, se desposaron con soldados, pero
! (
se establecieron
la mayor parte murió. Los bereberes
realizando incursiones y matanzas, mientras que Hixam con sus subditos cortaron los abastecimientos de Cór-
doba, de modo que el hambre fué intensa
y Wadih con sus tropas permanecían detrás del muro, sin cruzarlo un solo y los víveres faltaron.
Dice Ibrahim ben al-Qasim: Los cordobeses, pese a
palmo. La situación permaneció grave en extremo y el camino falto de su aflicción
y gran
tormento, permanecían en su actitud sediciosa
(laguna de un renglón); se guerreaba diariamente y las matanzas eran repen- y en su odio fanático contra
los berberiscos. El hablar de paz costaba
tinas. Faltaban dinero y hombres y a ello añadíanse epidemias y enferme- la vida, al extremo que un varón,
eminente entre los sabios, dijo en la mezquita aljama: 'Alá,
dades. Sin embargo (los cordobeses) seguían deseosos de combatir a los ¡danos la paz!'\
bereberes, aunque estuviesen incapacitados para hacerlo y se hallasen des- y fué muerto en el mismo sitio. También otro que dijo en la aljama: 'Alá
ama la paz y la exige", perdió la vida en el instante. Una mujer,
provistos de medios. A diario W^adih entretenía al pueblo con mentiras y al regresar
del horno, dejó caer una olla que se quebró.
esparcía innumerables falsos rumores acerca de los bereberes. Cada día los Como era negra, se leVantó
un grito: "¡Una berberisca negra!", y la mataron. Otra
cordobeses se ponían en marcha para enfrentarse con los sitiadores, pero volvía del río
llevando una jarra sobre los hombros. Esta se le cayó
no iban más allá de la trinchera. Si alguien era herido, volvían diciendo: y también a ella la
mataron. Podrían referirse innumerables casos de este
"Hemos matado a tal beréber, y han huido en tal dirección", multiplicando género. Dice el autor:
El ejército demostraba su desprecio por Wadih, lo
así mentiras y embustes. tenía en poca conside-
ración, lo injuriaba y le maldecía en voz alta.
El año 401 [com. 15 agosto 1010] los bereberes se movieron hacia Cór-
Llegaron mensajeros de Ben Mama al-Qumis, rey de los cristianos
doba y entraron en Al-Zahra el sábado 25 de Rabi I [lunes 6 noviembre (San-
cho conde de Castilla), para exigir la entrega de las fortalezas
1010]. Al-Zahra estaba defendida por una parte del ejército; algunos (de prometidas,
con la condición de que no enviarían intimaciones ni llevarían
perdonó ninírún ata-
sus defensores) fueron condenados a muerte, a otros se les la vida.
que a las fronteras. Aceptados los términos, se presentaron los alfaquíes, los
Los bereberes se instalaron allí y nadie cruzaba la trinchera. Wadih, a fuer
asesores (adules) y el cadí y redactaron el documento oportuno.
de malvado y traidor, dejó plena libertad a los facinerosos para ensañarse
Dice (el autor): Cuando los mensajeros llegaron a Córdoba, se presen-
contra la bella
y {munya) de Al-Rusafa; fué destruida e incen-
graciosa villa taron los alfaquíes, el cadí y los asesores y escribieron un documento sobre
diada y sus árboles fueron talados, por temor de que los bereberes irrum- las condiciones de la entrega de las fortalezas a los cristianos; fué
leído frente
pieran por aquel lado. Luego se arrepintió y comprendió que constituía al pueblo, en presencia de Hixam y de Wadih,
y todos los circunstantes le
una fortaleza para su defensa. garantizaron con su testimonio. Luego abandonaron todos el alcázar
alegres
I
-; t ;
3g6 C L A U D I o S ÁNC H EZ - A L B OR N O Z ESPAÑA CALIFAL ..^p
por lo que había sucedido. Las fortalezas que pasaron a poder de Ben habían sido echados Ben Asqalacha
y Ben Abd al-Chabbar. Saquearon lal
Mama habían sido tomadas todas por Al-Hakam ben Al)d al-Rahman, casas de sus amigos
y secretarios y encontraron en la de Wadih muchas
Aíuhammad ben Abi Amir (Almanzor) v por su hijo Al-AIuzaffar. Esto cosas de valor ya empaquetadas por
él, con ánimo de llevárselas
en la huida
sucedió por ligereza de Hixam. Hixam al-Muayyad mostró buena cara,
diciendo: ^'No quiero a otro hacHb'
Así narra Al-Raqiq en su libro. yo mismo cuidare mis mtereses". En
efecto, durante varios días celebró
Mientras tanto los bereberes, cuando fueron rechazados de Córdoba, en audiencias publicas pero luego volvió
a sus costumbres y los
ministros
donde perecieron muchos de ellos, destruyeron muchas ciudades y dieron comenzaron a dirigir el gobierno del país.
muerte a sus moradores; quedaron inmunes solamente Toledo y Medina- Hixam confió a Ben Wadaa el mando de
la policía de la ciudad,
orno severas n.edidas contra las
y éste
celi.La caballería berberisca llegó hasta los suburbios de dichas ciudades personas sospechosas. El ejército ;
'todos
y aún más allá, tanto que un hombre podía yiajar a caballo durante meses
enteros sin que yiera a nadie en los caminos y en los villorrios. El maldito contra \ alencia, llevándose qumientos
caballos, de propiedad del gobierno
Ben Sancho (de Navarra), cuando supo que habían sido entregadas algu- y apresando a trescientos hombres, oficiales del ejército, secretariof y a^en:
nas fortalezas al maldito Ben Mama, escribió con amenazas, exigiendo otras; tes, que allí se encontraban. Sucedió esto en ' ^
el año 401
se le concedió que pedía y se le escribió que le serían dadas las fortalezas.
lo Hixam había hecho construir sobre la trinchera una sala elevada, desde
Todo ello ocurrió por la obstinación de no querer llegar a un acuerdo con la cual se dominaba con la vista a los bereberes, y la había llamado al-Day-
los bereberes. datann^. atalaya"). Allí celebraban los ministros
sesiones dianas con los
alfaquies para consultarse sobre las
disposiciones necesarias al gobierno
pero
^
Asesinato del canciller Wadih lo que hacían hoy, lo deshacían
mañana. '
ti 5 h
3q8 CLAUDIO S Á X C H F Z - A L B O R N O Z
ESPAÑA CALIFA!. ^^^Q
dobeses hambrientos salían de noche para asaltar a los pastores dispersos y fuera de ciudad y hubieron caminado un
la
trecho, ordeno que se les
tomarles cuanto podían, y nadie tenía escrúpulo en comprar los animales tomaran sus bienes. Hizo matar a la
mayoría junto con las mujeres que los
capturados. Cuando los bereberes se apercibieron de ello, se pusieron al acompañaban, y vendió a algunas como si
fueran prisioneras de guerra. Esta
acecho v cada noche mataban a diez, veinte o treinta hombres. Una noche fue una de las calamidades que sufrió
Córdoba.
mataron más de cien, y entonces los cordobeses dejaron de robar el ganado
de los bereberes v se limitaron a raptar y sacrificar los animales del país,
estos términos: "Tu reino no prosperará por medio de uno de los Amiriyya, "Obrad como queráis -dijo- prescindiendo
de mí. Nada puedo hacer
sino por medio de uno de tus esclavos". Ben Munawi lo mandó llamar y le ni por vosotros ni por mí mismo. Tomad,
pues, las resoluciones que os
hizo cortar la cabeza, sin miramiento a su posición privilegiada cerca de resulten provechosas Yo
y ejecutadlas. os seguiré". Ben Munawi entró en
Hixam. Ben Munawi era un Amiriyya. Además detuvo a muchas personas el alcázar, tomo todos los
objetos de valor, se los llevó de noche v huyó
que se sospechaba favoreciesen a Sulayman y a los bereberes, y las hizo desde Córdoba a Badajoz. Y Córdoba
permaneció en poder de los'eslavos
decapitar y crucificar. Ordenó que las puertas de la ciudad quedaran abiertas y de la ínfima plebe.
para la gente que quería salir; y cuando los que habían salido se encontraron El año 402 los cordobeses escribieron una
carta a los bereberes en nom-
J
400 C L A U O Á N C H E Z - A B O R X O Z
i) I S f.
ESPAÑA CALií-AL .^j
bre de Fíixaní v Ben Miinawi, instigándolos a poner ím a la guerra civil y Si vierais vuestro estado
con los ojos de la intcliecncia, lloraríais
a devolver la autoridad a Hixam al-Muayyad, quien tenía mayor titulo para de sangre por haber durado en el ^ lágrimas
^
poder
ello por homenaje de fidelidad con que se había obhgado el pueblo antes
el Pero la enfermedad de la ceguera
de prestarlo a otros. Sulavman sería su heredero y su delegado y gobernaría
V a Hixam no pertenece este título". Todos los bereberes dijeron: "Este Considerad cuan triste será vuestro castigo,
pues sois agobiados pori un
ua
es el Príncipe de los Creyentes: no hav^ otro más que él, y nadie, sino él dolor que nunca terminará". ^ p
merece mavor respeto". No se leyó ni una sílaba de las dos epístolas: '" «"^ AI-Andalus: "Cuando la corrupción entró
Sulayman hizo desgarrar con un cuchillo la que le fuera enviada, y los íl'infl
en Al-Andalus ;í"^,*^f f'
Córdoba estaba tan floreciente que hubiera hecho
berberiscos rasgaron la otra. Sulayman dijo: "¡Por Dios!, jamás he prestado olvidar
homenaje de fidelidad a Hixam, pues cuando fué elegido, yo tenía ocho .nrolíl fuerte
autoridad r r'"'P°' '*' "'™" ''-^^^"^- S" reino era poderoso, su
firme su condición. Alcanzó su
apogeo en la época de
fl años. El, en cambio, me ha jurado fe espontáneamente, sin ser obligado. Al-Nasir Abd al-Rahman (III) y de Al-Hakam (II)
i'?,
¿f
402 C L A UD O I S A X C H i; Z ~ A I. B O R N O Z
E S P A Ñ A C.\ L I A L 1-
.^r,
haciéndoles experimentar su valer y procurándoles grandes daños. Si lo mandante de Ceuta, v distrihnvó ,"'
algunas \] \nU]„
tierns rn A.-Andalus
hubiesen reconocido antes de prenderlo, nadie habría osado atacarlo. jefes de las tribus
" entre los
berberiscas.
Cuando su hermano Habus ben Alaksan, Zawi ben Ziri y su su tío Dice Ben Hammada: Eran seis tribus: los Sinhacha
familia supieron la suerte que había corrido, se afligieron grandemente y
recibieron Elbira
beses sufrieron una derrota, como hemos dicho. Se reunieron y efectuaron =^°Í„^''^\"«/°" -''"SO Talibíes (Sciies).^"
n
tn" Uijole:
•
Contestó: "Por cier-
una salida general el domingo, segundo día después de la batalla, para com- to I
Tu vas hacia unas serpezuelas
.
que harás transformar en aruesas
batir a los bereberes v a Sulavman, pero fueron vencidos rápidamente una serpientes".Sulayman dijo: "Ya he despachado la ^
orden"
vez más v con muerte de muchísimos. El pueblo gritaba por todas partes, Después que Sulayman
y los bereberes se apoderaron de Córdoba en
y Córdoba fué expugnada. El cadí Ben Dzakwan con algunos alfaquíes se esta segunda época, el hachib
y los visires se unieron a ellos. Con Su yman
presentaron a Sulayman y a los jefes de las tribus berberiscas pidiendo el
i» I >\ m
404 CLAUDIO SANCHEZ-ALBORXOZ E S PA ÑA CAL FAL
I .q.
/'cíjj,US davus de la corte de ''Almanzof y de su hijo las señoras del y *Tn el nombre de Allah. Bendición
y victoria y apoyo para el visir Abu
Toledo de Al-Ma^nim v ¡js de los ma^vates aluLorávides y aU/iohadüs. Los ^üutarnf ^o de Al-Mansur, Abu Amir Muhammad,
I
la d,recaon de su gran
oríen u !
a
clara de la sociedad califal. sen.dor Numair ben Muhamnid "',
vo, en el ano cinco
al-Annr ' c d -
y noventa trescientos" y (395-1005).
'
**Esto fué hecho para la señora hija de Abd al-Rahman, Príncipe de los "^^ ^'''"'^^'^' '^ Fo^P-i^ad y la fortuna para
el Srf'^Tn'
Hachib Sayf 'm 'r
al-Daulah. Esto
Creyentes". es, de lo que se mando hacer bajo la
cion de. díec-
.
.
(se ha roto el nombre) . . . Liberto alamiri".
^
"En el nombre de Dios. Esta (caja) fué mandada hacer para Saidat
Aliah, la esposa de Abd al-Rahman, Príncipe de los Creyentes, que Dios le
"En el nombre de Allah, la bendición
de Allah, la felicidad prosneridid
buena fortuna perfecta salud
compadezca y se halle satisfecho de él". y paz de entendimiento, perpetro ¿47;
deleite para el propietario
de esta cajita". ^ ^ ^ ^
"En el nombre de Allah, clemente v misericordioso, ésta es la obra
el
—
on una timidez que a mis o,os realzaba
canto los siguientes versos de
más sus encantos, a pulsar 1
Abbás, el hijo de Ahnaf:
y
^ E
siempre en España una posición peculiar de señorío frente al hofubre o
derivado de una fugaz moda oriejital que no dio demasiados frutos en En mi sol pienso sólo
Oriente, el platonismo erótico de Ben Haz?n hizo escuela en Al-Andalus, Con mi muchacha linda.
pasó después los Pirineos y engendró en Frovenza el amor caballeresco, que ¡Ay que perdí su huella
no es posible enlazar con las auténticas teorías amorosas de Flatón ni con Tras de pared sombría!
los puros ideales sensibilidad exquisita y enfermiza de un
cristianos. La ¿Es de estirpe de hombres,
"Nadie osaba levantar hasta ella sus pensamientos, y, sin embargo, su Graciosamente agita
hermosura conquistaba los corazones; pues aunque orguUosa y reservada La veste vaporosa;
Y ligera camina;
en dar muestras de su favor, era más seductora que las que conocen a
Su pie no quiebra
fondo el arte de encadenar a los hombres. Su modo de pensar era muy
el tallo
De flores ni de espinas.
severo, v no mostraba inclinación alguna por los vanos deleites; pero
tocaba el laúd de un modo admirable. Vo era entonces muy mozo, y sólo "Alientras que cantaba, no fueron las
^ cuerdas de su laúd, sino mi cor-
pensaba en ella. A veces la oía hablar, pero siempre en presencia de otros, zon lo que hería con el plectro.
Jamás se ha borrado
de mi memoria aquel
v en balde busqué durante dos años una ocasión de hablarle sin testigos. dichoso día,
y aun en el lecho de muerte he de acordarme de él Pero
Ocurrió en esto que se dio en nuestra casa una de aquellas fiestas que se desde entonces, nunca más volví a oír
su dulce voz, ni volví a vtrb en
acostumbran en los palacios de los grandes, v a la cual asistieron las mujeres mucho tiempo.
de nuestra casa v las de mi hermano, v donde, por último, estuvieron con- "No la culpes, decía yo en mis xersos, si es esquiva y huve. No merece
vidadas también las mujeres de nuestros clientes v^ más distin2;uidos servi- por esto tus quejas. Hermosa es como la gacela v como la luna- pero la
dores. Después de pasar una parte del día en el palacio, fueron éstas a un
'
gacela es tímida y la luna inasequible a los hombres.
pabellón, desde donde se gozaba de una magnífica vista de Córdoba, y '[Me robas la dicha de oír tu dulce voz, decía yo además, y no ameres
tomaron asiento en un sitio desde el cual los árboles de nuestro jardín no deleitar mis ojos con la comemplación de tu hermosura. Sumida del todo
estorbaban la vista. Yo fui con ellas, y me acerqué al hueco de la ventana en tus piadosas meditaciones, entregada a Dios por completo, no piensas
408 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ ESPAÑACALIFAL .qq
más en ir- mortales.¡Cuan dichoso Abbás cuyos versos cantaste! Y sin se marchitan. La beldad de ellas no resiste, como la de los hombres, a
en. bi rilo, -i aíi iici gran pucca te hubiese oído, se hubiera llenado de tristeza, los
ardores del sol, a los vientos, a las
inclemencias del cielo y a la falta de
te hiil)ier:i cn\idiadn como a su vencedora, porque mientras que cantabas cuidado Sm
embargo, tal como ella estaba, aún
hubiera podido hacerme el
sui versos, ponías en eiios un sentimiento de que el poeta carecía o que no mas dichoso de los mortales si me
II hubiese dirigido una sola palabra cari
supo expresar. nosa; pero permaneció indiferente
y fría, como siempre había estado con^
''Entretanto sucedió que tres días después que Al-Mahdi subió al trono migo. Esta maldad íue poco a poco
apartándome de ella. La pérdidad uc
de su
de los califas, abandonamos nuestro nuexo que estaba en la parte
palacio, hermosura hizo lo restante. ^ ...
de Oriente de Córdoba, en el arrabal de Zahira, y nos fuimos a vivir a '^'''^' ''^' ^' "^'"^^^ '^'^'' ^^^^
nuestra antig^ua morada, hacia el Occidente, en Balad-Mugaytz; pero por nn."!ír? "'T" "^í^"^« "- ^engo nada
razones que es inútil exponer aquí, la joven no se vino con nosotros. Cuando cDe oí
Te que la 1
".""• ""'
podía yo censurar.^
™ ^''"Yo'^^^ ^^^^^^^^^
hubiera podido queiarme de
^%^"- P-^ -tar quejoso.
Hixam II subió otra vez al trono, caímos en desgracia con los nuevos domi- hubiese halagado con esperanza
eihi s me
halagadora; pero nunca n.e dio
nadores: nos sacaron enormes sumas de dinero, nos encerraron en una cár- esperanza; nunca me prometió
la menor
cosa alo-una".
cel, v cuando recobramos la libertad, tuvimos que escondernos. Entonces
vino la guerra civil; todos tuvieron mucho que padecer, y nuestra familia Estaba yo perdidamente enamorado
-dice en el mismo libro- de una
más que todos. Entretanto, murió mi padre el 21 de junio de 1012,y nuestra muchacha m,a, que en v,da se llamó
Felicidad (Nuam). Era una niña tan
suerte no se mejoró en nada. Cierto día, asistiendo vo a las exequias de un Jmda y tan buena, que no cabía desear
más. Ella correspondía de todo
pariente, reconocí a la joven en medio de las mujeres que componían el corazón a m. cariño; yo era su
primer amor. El mutuo afecto que nos
duelo. Muchos motivos tenía yo entonces para estar melancólico: se diría profesábamos nos bastaba. Pero pronto
el destino fatal me privó
que venían sobre mí todos los infortunios, v sin embargo, no bien la volví de ella
la lóbrega noche
y el aciago día me la arrebataron, el polvo v las piedra
a ver, me pareció que lo presente, con todas sus penas, desaparecía como cubrieron su tumba. Mi edad
entonces no llegaba a los\einte años^
ella
por encanto. Ella evocó v trajo de nuevo a mi memoria mi vida pasada, era mas joven que yo. Cuando
me vi sin ella, siete meses pasé desconsolado,
aquellos días hermosos de mi amor juvenil, v por un momento volví a ser sin despojarrne de mis
vestidos para dormir
joven V feliz, como va lo había sido. Pero ¡avl este momento fué muy
y sin cesar de llorar, a pesa
í"^ ^"^
'"'^ °Í"^ f^"''^" P«r^ l'i'^ lágrimas...
corto. Pronto volví a sentir la triste v sombría realidad, v mi dolor, acre- oueell? Después
que ella muño,
'
,
la vida ya no tuvo para mí ningún
atractivo.
centado con las angustias de un amor sin esperanza, se hizo más devorador
V violento. Dirigíame yo (decía al-Ramadi) a la
Aljama un viernes, a la hora de la
por un muerto que todos estimaban y honraban, decía vo en
''Ella llora oración, cuando al pasar junto a la Puerta de los
unos versos que en aquella época compuse; pero el que vive aún tiene más
Perfumistas me encontré
derecho a sus lágrimas. Es extraordinario que compadezca a quien ha muerto seguirla. Marchaba ella en
dirección al puente del Guadalquivir,
v así que
de muerte natural v tranquila, v que no tenga compasión alguna de aquel estuvo cerca del arrabal de los Iknu
Marwan, al otro lado del río,' viéndose
a quien deja morir desesperado. sola conmigo volvióse hacia
mí y me dijo: "¿Por qué vienes detrás de mí="
Poco tiempo después, cuando el ejército de los berberiscos se apoderó Yo entonces le declare mi amor; pero
ella me interrumpió diciendo-
"Déja-
de la capital, fuimos desterrados, y \'o tuve que abandonar a Córdoba en te de eso,
y no busques mi deshonra, porque lo que tú Quieres no puedes
el verano de 1013. Cinco años se pasaron entonces, durante los cuales no licitamente conseguirlo". Yo me
apresuré a tranquilizarla 'diciendo-
Por último, cuando en el año de 1018 volví a Córdoba, fui SI yo me contento
"¡Pero
vi a la joven. con sólo mirarte!" "Eso, bien; porque
ya te es lícito",
a vivir a casa de uno de mis parientes, donde la encontré de nuevo; pero anadio la joven. ¿Eres libre o esclava?",
le pregunté. "Esclava", respondió:
estaba tan cambiada, que apenas la reconocí, v tuvieron que decirme quién ¿Cual es tu nombre? -"Dulzura".
-"¿De quién eres?" -"Más fácil te
era. Aquella flor, que había sido el encanto de cuantos la miral)an, v que sena avenguar lo que hay en el
séptimo cielo que eso que ir,c preguntas
todos hubieran tomado para sí, a no impedirlo el respeto, estaba \a marchi- No te empeñes, pues, en saber lo imposible". "Y
.dónde podré volver a'
ta: apenas le quedaban algunas señales de que había sido hermosa. En aque- verte, señora de mis pensamientos?"
"Donde me has visto hoy todos los
llos infelices tiempos, la que había sido criada entre la abundancia y el viernes a la misma hora. -jPero
te marchas tú o me niarcho'
antes vo-"
lujo de nuestra casa, se vio de pronto en la necesidad de acudir a la subsis- Márchate tu en paz de Dios". Dirigióse la
muchacha hacia el puente
tencia por medio de un trabajo excesivo, no cuidando de sí misma ni de pero volviendo a cada paso la cabeza para
evitar que vo !n siguiese
su hermosura. ;Av!, las mujeres son flores delicadas: cuando no se cuidan vez que traspuso la Pucrrn del Puente,
v una
desapareció va de mi vísta. .Cuantas
A
.
Me cuidaban, en tal oportunidad, dos compañeros que estaban conmigo "''"'"' ?'í"'"' """'^'^ ''^' (^ '^ ""=)- encontrándome
V' amigo cordobés, que
con un docto
con^'ln^H'
'^^
vivía en Málaga, a quien le
V que me atendían con comedimiento. referí lo
que me había sucedido Le recité la
Sucedíame que cuando sobrevenía la obscuridad de la noche se agravaba poesía y le describí la^ mansíói^^^lntoi-
mi insomnio, mientras resonaban a mi alrededor, desde todas direcciones, """í" '"';'
las cuerdas de los laúdes, de las tamboras y de las liras, mezclándose los
FulanV
Fulano; h?
esclava
la i""
Fulana
es o"''^''
Bagdad,',
""-' '^''°^ "^^^ ^^^¡dencia es del
una de las virtuosas del canto ex-
la
vis.r
^ que le "iaL.uj.i,
niataranv \, en segUKia.
se.,
Rahinan V. Poeta y ¡nozo, se rodeo de jóvenes y poetas, y fueron sus cia de la rnnrln,-t„ 1-
^
consecuen-
;i
le
^-^ ¿ -
h.c.eran observar
a un príncipe demagogo, hechura suya. Muhanrmad II, Al-Mustakfi tuvo iuelía teme . f-' ""Z
por jninistro a un tejedor y gobernó con crueldad. En mayo fué asesinado bucrie, contesto. Hoy el trono, mañana la muerte"
su visir y hubo de huir de la ciudad. A lo largo de seis fueses, Córdoba
no tuvo
él
."
S"^^'»« --'&« '"^^^ í'e la
°' P""''P'' °""=>'^^ '^^ Al-Andak s, en
la insignificancia de su papel en la la historia y f"°^'^"'bre-dK,e„,bre 1036J. Fué enterrado
en los alrededores
la frase del último pretendiente al solio de los Omeyas de Occidente: ''Hoy de Léri
el trono, mañana la imierte'', reflejan, con lo efímero del poder califal en Umayya al principio permaneció oculto
en Córdoba; pero en los ner
sus postreras jornadas, lo que ha podido siempre la vanidosa apetencia de
la soberanía.
SosÍaSÍ " P'"^" P'^^^-cer en la ciudad 'm
>l
"'"^'" ^"T? recThir
1Ü26J los cordobebCb se pusieron de acuerdo para renunciar a los Ah'es, cordobeses le impidieron realizar su
proyecto y se cíce que ié
Omeya muerto secretamente en Chumada
demasiado inclinados a favorecer a los bereberes,
y para tomar a un II del 424 [inayo IO33Í.
Después le aflo
como califa de Al-Andalus. Fué Abu-l-Hazm Chahwar ben Aluhammad laronjos lazos del gobierno republicano
y se produjo k frac'cLnamientJ
ben Chahuar quien Depués de entenderse con los habi-
dirigió el asunto.
tante;^ de las fronteras de las regiones más cercanas a
\- con lob señores
Córdoba, proclamo califa a Abd al-Malik ben Abd al-Rahman al-Nasir, que
residía en Alpuente desde la muerte de su hermano Al-Murtada. Tuvo
El gobierno de Córdoba recayó
en Abu-l-Hazm Chahvvar ben Muhanr-
lugar su proclamación en Rabi 418 [al)nl-mayo 1027]. El nuevo soberano mad, antiguo visir de la dinastía
amirí, hombre habituado al
tomo el sobrenombre de Muttad Billih v se dirigió a la^ plazas de la ejercicio del
poder notable por su penetración
frontera, donde, vendo \' viniendo de un lugar para otro, tuvo que vencer
y su inteligencia v que has a cnronce
no olo no había intervenido en las
revueltas, "sino que había
graves dificultades por la resistencia que le oponían los jefes. i\cabó por pern-irccido
cuidadosamente apartado de ellas. Sin
embargo, cuando vio eU-n„,p,: "í;
decidir volver a Córdoba v entro en de D/u-l-hicha del 42U |17
ella el 8
y que se presentaba una ocasión propicia, la aprovechó atrevidamente v
diciembre lÜ29j y en ella permaneció hasta su deposición, que ocurrió el encargo de Ja administración v de !a se
protección de !a ciudad. Xo tomó
y
414 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
abiertamente posición de señor de Córdoba, pero se ocupó de adminis-
la
trar la urbe activamente y se mostró capaz de defender sus intereses, en
esixTLi dei a Cíl Q ue pudiese entregar el poder a quien lo deseara y fuese
i.i i
de porreros y empleados que había habido hasta allí bajo la dinastía prece-
índice
dente. V no abandonó su propia ca^a pira instalarse en el alcázar. Las rentas
de ia.^ pro.|)iedadcs reales fueron confiadas a funcionarios designados para
tal servicioque estaban bajo su \igiiancia. Organizo una guardia cüiiipuesLa
de uentes de los mercados que recií)ían el interés de las sumas que mane-
\
/
¿
Pá"
Introducción . .
—
9
44
Lngratitud califal
"Muza" castigado ^ ^ ......!...• ^-
La sentencia pronunciada contra "Muza" ... .1
TO
De la leyenda de "Muza" *
49
Botín
Las diademas del palacio de Toledo 1.
Leyendas
La mesa de Salomón ...
:>2
La noticia musulmana
61
Fin del avance musulmán allende el Pirineo: Poitiers
52
Como se nombró a un gobernador de la España musulmana
64
Sara, la goda ,^
66
^l8 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ ÍNDICE
Pág.
.'
.."."*'*.'.'
. .
^^ . . . . '
JI9
Abd Al-Rahmán
"
Imprevista ruptura
90
^^ Alfonso El Casto . n"c
Asturias resiste •*'•'•
^^ ,^ i^c
Comienzo de las hostilidades Doble invasión de Galicia
^^ ,
^^
De Almodóvar a Córdoba Campaña contra Álava
*
^
La batalla ^^
Triste fin del Último prínc;ipe emigrante
Contemporáneos de Abd al-Rahmán I ^^ pn
Al-Sumayl ^^ Frente a los invasores francos de Cataluña
Abú Sabbá •
^^ j M
^^ La jornada del foso: matanza en Toledo
Saíd al-Yahsubí 132
Al-Sulamí ^^
Revolución en Córdoba ^ .
\T
Venganza 97
^
Conjuración traicionada
Q7 j ^ ^
Firmeza La jornada del Arrabal ..\
^8 Los emigrados cordobeses en Alejandría
Rebeliones contra el primer Omeya de al-Andalus y Creta ................ . . ui
Rebelión y muerte de Yúsuf al-Fihrí ^8 Alto
•
relieve de al-HÁkam I , .q
1^^ bu
Frustrada intervención abbasí justicia
^^^
Rebelión en Toledo Traición, odio
y generosidad
1^2 141
Abd al-Rahmán se defiende personalmente Orgullo y elegancia
103 147
Los emigrados Omeyas sostienen a Abd al-Rahmán Repugnancia ante la crueldad
104 . 143
Rebelión de Zaragoza e intervención de Carlomagno Elogio de un cortesano '
2^3
105 Los soberanos francos alientan a la mozarabía
Noticias de un hijo de Vitiza
144
Multa impuesta a la población mozárabe de Granada 107 El primer mensaje diplomático de un emir de Córdoba 145
Arrogancia de los familiares de los príncipes 108 Noticias sobre la primera invasión normanda en
• •
Andalucía 148
Pág.
Pág.
En defensa de los mártires cordobeses Como nombraba Muhámmad sus secretarios "^
r. T- .160 Un
Retrato de San Eulogio canciller de Muhámmad (HÁxim ben Abd
al-Aziz) 205
„ 161 El emir y sus ministros
^q -
,
Persecución
Se deshace de un enemigo
Eulogio 162 ^q^
Preparación al martirio de Flora y María por San Cautivo de un rebelde ^q-.
, '
i Rebelión general de Al-Andalus contra Abd-Allah
acudir a juicio al gobernador de 232
Un ordenanza del juzgado obliga a
califa!
194
Madrid castillo famoso Abd al-RahmÁn IIIfrente a los rebeldes. Conquista de Bobastro 259
195
El eterno pueblo andaluz Siete años de campañas 259
1^^
El pueblo resiste las modas de Oriente Toma de Bobastro y profanación del sepulcro de Ben Hafsún 262
Dos jueces burlados
197 Sumisión de Sevilla 1^3
Murmuraciones
197
La chupa parlante Abd al-RahmÁn III frente a los reyes cristianos
265
Una broma andaluza Campaña de Muez
266
Hipérboles cordobesas
200 El primer filósofo hispano-musulmán
Campañas contra la Castilla en gestación 270
200 Vida de Ben Masarra, El Cordobés
La expedición de la Morcuera 271
Otra vez en las fronteras de Castilla La ciudad-palacio de los califas cordobeses: Madina al-Zahrá 272
^22 CLAUDIO S ÁX CHEZ - A I n n R X O 7 ÍNDICE ^2^
Pág.
Pág.
Mandas piadosas de un califa moribundo
Doble y ti kriiu k dfrrota dfx primer califa de Córdobx 276
i"i
7^
]i \ersion cnsmna
'
~
La AIOZAKABIA EN LA ÉPOCA CALIFAL
La versión islamita " '
33Q
Memoria poética de una fiesta nocturna celebrada por los mozárabes
^ de Córdoba
Otra vez Bizanxto y Córdoba - ^
,,q
TQ
-^^
-I
Testimonios epigráficos de la mozarabía de
Las autoridades de Córdüíía la época califal .....].]. 331
^^^
El Cadí o juez de la ciudad Córdoba: La mayor ciudad de Occidente
-^^ 331
El Sáhib al-Madina o gobernador Extensión ^-..y
mercado -^^
El Sáhib al-Suq o juez del Suburbios que contenía
333
^84 Puertas
Los JUECES DE CÓRDOBA Y LOS BORRACHOS 3^,^
, ^,
Libros en Córdoba
.327 Bereberes, catalanes y eslavos en Córdoba 386
Reinado de Sulaymán ben Hákam Al-Mustaín Billah 386
Mercado de libros "
Segundo i-einado de Muhámmad ben Hixam ben Abd Al-Chábbar 389
Quema de libros por Almanzor ^
Muerte de Muhámmad ben Hixam ben Abd Al-Chábbar 392
Música en Sevilla y libros en Córdoba
CLAUDIO S Á N C H E Z - AL B OR NO Z
424
PáK.
^93
CÓRDOBA SITIADA Y Ai.-AnDALUS ASOLADO POR LOS BERLBERKS
394
Comienza el sino de Córdoba y el asolamiento de Al-Andaius
^^"
Asesinato del canciilar W'adih
Resistencia obstinada
Negociaciones frustradas
^^^
Llanto poético por la suerte de Córdoba
*^^^^
Expugnación de Córdoba
^0-
Los bereberes dueños de Córdoba y de Al-Andalus
405
índice de grabados
Del AMOR PLATÓNICO ENTRE LOS MUSULMANES ANDALUCES
"^^
Zambra nocturna en Málaga
Portada
CÓRDOBA. Interior de la mezquita.
M
Planos y mapas incluidos en el texto
Pags.
La Vía de Mesa y de Lutos
la
* J-^
Alrededores de Anceo
p^
Teatro de las hazañas de los "Beni Casi" .....[ 189
Gormaz (Soria). Planta del castillo *......
268
Alrededores de la Córdoba califal .......' 273
Plano de la mezquita mayor de Córdoba
..........'. 311
Córdoba califal ^,.
Principales campañas de Almanzor *
37J
El Guadalete
^/^ ^7
Conquista de España por los árabes 42.43
La España califal ......*''.'.'.'.'.'.'.*
368-369
Ilustraciones
^q.^^
Ll Puerto de la Mesa y
Los cerros de Lutos
^ i^8-P9
Toledo a vista de pájaro y
V^ista general de Toledo S"
18"^- 1
Pá^'s.
'
-^-^^í A:
LA ESPAÑA
MUSULMANA
I M E R D I O N
Queda hecho eldepósito que previene
la ley. Reservados todos los derechos.
IMPRESO E N L A ARGENTINA
Se acabó de imprimir este libro el día 12
de Agosto de 1946, en la Imprenta de F. y I
M. Mercatali, Av. Acoyte 269, Buenos Aires.
.1
fr
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CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
^* ^
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LA ESPAÑA
MUSULMANA
Seg-ún ¡os autores
A
islamitas y cristianos
medievales
TOM O I 1
LA ESPAÑA
MUSULMANA
Según los autores
islamitas y cristianos
medievales
TOMO II
Advertencia
1 español.
FRACCIONAMIENTO DEL CALIFATO: LOS
REINOS DE TAIFAS
Tras las revoluciones cordobesas y la crisis de la autoridad califal que
fué su inmediato corolario^ como siempre ha ocurrido en España en la —
España mora y en la España cristiana —
cuando el poder central ha caído
en la impotencia^ la anarquía dominó la Penínsida y triimfó el secesio-
nismo. Hombres audaces, ambiciosos y afortunados se arrogaron el poder
en diversas ciudades importantes y en pequeñas poblaciones secundarias y
de extensión y de vitalidad diversas. De ejitre
se tallaron reifws o reÍ7iecillos
esos nuevos soberanos, muchos pertenecían a las viejas familias árabes esta-
Banu Abbad de Sevi-
blecidas en España: los Ba?iu Chahivar de Córdoba, los
lla, Banu Muzain de Si Ivés, los Al-Bakri de Huelva y Saltes, los Banu
los
Yahsubi de Niebla, los Banu Hud de Zaragoza, los Banu Qasim de Álpueiite,
los Amiríes de Valencia, los Banu Tahir de Murcia. Algunos procedían
. .
(Almería)
salió contra él a la cabeza de un ejército importante. Badis le encontró en Sólo Alá perdura.
el lugar llamado Al-Funt, a cuatro millas de Granada. Se entabló un vio-
lento combate. Zuhair fué derrotado, una gran parte de los suyos perecieron (Morón)
en él, Zuhair perdió la vida y su visir fué hecho prisionero
y arrastrado
delante de Badis, que le cortó'la cabeza. Todo ello ocurrió el jueves —tam- Reinado de Izz Al-Dawla, señor de Mav^^rur (Morón)
bién se dice el viernes—, último día de Xawwal 429 [4 agosto
1038]. El Muhammad ben Nuh ben Abi Tarid al-Dammari. Dammar
Se llamaba
reinado de Zuhair había durado diez años v algunos meses.
es el nombre de los bereberes que
habitan las montañas próximas a Gabes
Después de la muerte violenta de Zuhair, Almería cavó en poder de la doctrina jarichi. Tal personaje
se sublevo
Al-Mansur Abd al-Aziz ben Abi Amir, el soberano de' Valencia V que son abadíes porque siguen osadía
demostraba
y de en Morón el año 433 [1041-1042]. Era bravo v
valiente y
Murcia, y fué proclamado en Dzu-1-qada [agosto 1038]. Puso a la cabeza mano. Durante una parte de
en sus asaltos temerarios v en sus golpes de
de los habitantes de Almería a su hijo Ubayd Allah, al que llamó Al-Nasir
otra, violencia, audacia y rapacidad.
,1
su reinado mostró talento político; en la
ti
y al cual adjuntó dos visires: Abu-1-Ahwás y iMan ben Muhammad ben subditos contra la injusticia.
Preservó su país de todo ataque y defendió sus
Sumadih. Este rehusó obedecer la autoridad 'de Al-AIansur
y se declaró a visitar a Al-Mutadid ben
independiente. Al-AIansur le hizo la guerra pero sin resultado. Abu-1-Ahwas
Permaneció en tales disposiciones hasta que fué
segundo era Abu Nur
firmó la paz con los Sanhacha de Granada. Tuvo éxito en sus asuntos Abbad, en el grupo de los tres emires de Zanata. El
se apoderó de ellos por
permaneció en su reino en excelente situación hasta que murió en Almería
y ben Abi Qurra y el tercero Ben Jizrun. Ben Abbad
traición y les encadenó en Rachab 445 [17
octubre-15 noviembre 1053 .
Reinado de Al-Mudaffar Al-Mutadid le buscó querella, ordenó contra él varios golpes de mano y
Isa ben Abu Bakr
lanzó contra él Luego vino a sitiarle estrechamente y
ataques de caballería.
Muhammad ben Said ben Chamil ben Said —el autor del comentario le y en madera. Llegó a encon-
cortó todos los aprovisionamientos en carbón
de la Al-Mir^^atta— ben Ibrahim ben Abi Nasr
Muhammad ben Ibrahim trarse en mala situación, pero empeoró aún ésta para los habitantes de Silves
ben Abi-1-Chawd Muzain ben Musa (su antepasado
Muzain vino a instalarse y del resto del país, y en fin de cuentas Al-Mutadid tomó de viva fuerza la
en Al-Andalus) señor de Xilb (Silves).
ciudad a Ben Muzain, después de haber abierto una brecha en un lado de
Tenía por kunya el nombre de Abu-1-Asbag. Se hizo muralla por medio de máquinas de guerra y de haber minado el recinto
dueño de Silves la
en 440 1048-1049] Silves era una ciudad por otra parte. Penetró en su palacio, le hizo prisionero e injustamente le
[ . importante del Garb Al-Andalus
(Algarbe). Pero estaba más bien en la zona
septentrional del mismo. Ese cortó la cabeza, con ofensa audaz de Alá el Grande y Poderoso. Ocurrió
Abu-1-Asbag era cadí de la ciudad Xawwal 455 [27 septiembre-25 octubre 1063]. Su reino había dura-
y de sus dependencias. Era hombre que esto en
mostraba autoridad
y energía en sus juicios y en todos sus actos. Cuando vio do cinco años. Se extinguió la dinastía de los Banu Muzain y concluyó su
llegar el período de las revueltas, se
sublevó en Silves. Sus habitantes reinado. Perdurar es privilegio de Alá.
y los
de todas las regiones le proclamaron en
el año 440 [1048-1049]. Cuando
fué establecida su autoridad, organizó
sólidamente la defensa de la ciudad,
reumó a sus hombres, repartió entre ellos las riquezas, puso en pie (Santa María del Algarbe)
a sus
tropas, se mantuvo en guardia contra Al-Mutadid comenzó a hacerle y
presentes a pedirle la paz. Pero Reinado de Al-Mutasim, señor de Santa María
y ello no le sirvió de nada. Al-Mutadid
enviaba contra él expediciones cada día y aun cada
instante. Viendo que
Muhammad ben Said ben Harun y su kunya era Abu Abd
Se llamaba
no podía poner fin a sus hostilidades no' obstante
las amabilidades que le
prodigaba, Al-Mudaffar se lanzó en persona
Allah. Fué proclamado en Xantamariyat al-Garb (Santa María del Algarbe)
contra él a la cabeza de sus en 433 [1041-1042]. Su reinado fué muy próspero gracias a su política, su
tropas
ii
y de sus partidarios.
Tuvieron lugar varios combates entre los dos
benevolencia, su autoridad y su justicia hasta que Al-Mutadid ben Abbad
partidos con pérdidas numerosas; siempre
triunfaba Al-Mutadid, que acabó
por desposeer y matar a su adversario en
comenzó a molestarle con guerras, muertes y combates. Hubo entre ambos
445 [comienzos del 1054] El
reinado de Al-Mudaffar había durado
cinco años.
diversos choques
y golpes de mano. Fué debihtándose su situación mientras
se reforzaba la de Al-Mutadid. Cuando vio que no lograba rechazarle
I
y
que no podía nada contra él, Al-Mutasim le pidió que le dejara la vida a
I M
14 CLAUDIO SÁNCHEZ -ALBORNOZ losreinosdetaifas 15
íií
salvo V le cambio de su
autorizara a trasladarse a Sevilla con los suyos a mostraron su sumisión y siguió un
los habitantes le
afirmó su posición,
abdicación a su favor. Al-Mutadid aceptó y el otro abandonó su país. buen camino hasta el momento en que Al-Mutadid volvió su rostro hacia
Ocurrió esto en 443 [1051-1052]. Su reinado en Santa María del Algarbe él, envió jinetes a hacer incursiones en el país y
le tomó por el cuello,
había durado diez años. Murió en Sevilla poco después de su instalación después de guerras y de emboscadas en que se perdieron vidas y bienes, se
en ella v permaneció solo en su tumba con sus hechos. destruyeron poblados y se quemaron cosechas. La situación de Izz Al-Da\\ la
llegó a ser cada vez más precaria mientras se fortalecía la de Al-Mutadid.
El primero escribió a Abu-1-Walid ben Chahwar, señor de Córdoba, pidién-
(Huelva y Saltes) dole autorización para ir a su lado y colocarse bajo su protección. Ben
Chahwar contestó favorablemente y accedió a su deseo. Se trasladó enton-
Relnado de Izz Al-Dawla ces junto a él con sus bienes, su familia y sus hijos y dejó en Niebla como
lugarteniente a su sobrino. Ocurrió esto en 443 [Í05 1-1052]. Su reinado
Su verdadero nombre era Abd al-Aziz al-Bakri, señor de Unba (Huelva)
V (Saltes). Fué el padre del faqih Abu Ubaid al-Bakri, autor del
Xaltis había durado diez años, un mes y algunos días. A su llegada a Córdoba fué
'Kitab al-Masalik ii'a-l-MLvnalik. Fué proclamado en 403 [1012-1013]. Su recibido honoríficamente por el señor de la ciudad Abu-1-Walid, que le
reinado duró y prosiguió sin interrupción, su reputación se propagó y su trató de la manera más benévola y le aseguró amplios recursos hasta el fin
Reinado de Tach Al-Dawla Abu-l-Abbas Ahmad bex Yahya devastando incendiando v Nasir Al-Dawla atacaba el Xaraf de Sevilla
e
al-Yahsubi al-Labli (Aljarafe) con golpes de mano, causando muertes, vejaciones, rapiñas y
tomando cautivos. Pero el señor de Niebla acabó siendo vencido. Entonces
Se sublevó en Labia (Niebla) y fué proclamado en 414 [1023-10241. abandonó su ciudad y la dejó a Ben Abbad. Fué a reunirse con su tío en
_ Recibió el juramento de fidelidad de los habitantes de las regiones vecinas,
Córdoba en el año 445 [1053-1054]. Su reinado había durado dos años.
I
Huelva y Chabal al-Uyun (Gibraleón). Se afirmó su posición, nadie se le Murió en Córdoba en 446 [1054-1055]. El perdurar sólo es privilegio de Alá.
opuso y ningún rebelde se alzó contra él. Era bondadoso, activo, atento a
la prosperidad de su país. Su reinado fué un período de calma y de vida
Rel\.\do de Izz Al-Dawla Muhammad ben Yahya al-Yahsubi Abd Al-Aziz ben Abd al-Rahman al Nasir ben Abi Amir y
Se llamaba
«
llevaba lakunya de Abu-1-Hasan. Fué proclamado cuando tenía quince
Su kunya era Abu Abd Allah. Fué proclamado después de su designa- años —había nacido en Chumada 397 [23 enero-22 marzo 1007]— en Va-
ción por su hermano para sucederle, en 433 [1041-1042]. Se le saludó con He aquí cuál fué
lencia en Dzu-1-hicha 411 [18 marzo-16 abril 1021]. la
el título de sultán y las regiones de alrededor de Niebla le siguieron. Se causa de su proclamación: Valencia había pertenecido al principio a Hixam
LOS REINOS DE TAIFAS 17
l6 CLAUDIO SÁXCHEZ-ALBORNOZ mostraba como hombre
dades elogiables; además era poco religioso, se infe-
al-Muayyad, después, durante la rebelión de Ben Abd al-Chabbar, había
rior y muy negligente, se hundía en los abismos del placer, indiferente a
pasado a manos de Aluchahid Al-Amiri. Dos esclavos amiríes, iMubarak
y las exhortaciones y a los buenos consejos. Esta conducta le condujo a su
Mudaffar, se sublevaron muy pronto contra él, entonces Muchahid salió Continuó además tal exis-
deposición y a la desaparición de su principado.
para Denia, abandonando Valencia. Murió después Mudaffar
y quedó rei- tencia tras su deposición hasta su muerte".
Wi nando solo Mubarak, que a su vez falleció en Dzu-1-hicha 408 ó 409 [ma-
yo 1017 ó 1018]. Valencia pasó entonces a manos de Labib Al-Amiri, señor Reinado de Abu Bakr Muhammad ben Abd al-Aziz ben
de Tortosa; después iMuchahid Al-Amiri compartió con él la posesión de Al-Mansur ben Abi Amir
Valencia y se pronunció la jiitba en nombre de los dos en las dos ciudades.
A consecuencia de un desacuerdo entre ambos Labib huyó a Tortosa donde
Cuando Al-Mamun salió de Valencia, Abu Bakr se sublevó en ella contra
él, detuvo a su lugarteniente el visir Ben Rubax y le hizo encadenar. Puso
reinó solo; mientras Muchahid quedó solo en Valencia. Los esclavos amiríes,
la ciudad en estado de defensa y reedificó la parte de los muros que ame-
de quienes era jeque, le entregaron entonces el poder, en Dzu-1-hicha 410
[mayo 1019] y nazaba ruina. Examinó la situación de los gobernadores de las provincias e
la jiítba fué pronunciada en su
el pulpito de lanombre en
mezquita de Valencia. Después los Abid (servidores) se sublevaron contra hizo importantes regalos al ejército. Era justo, caritativo, concedía gran
él, le depusieron
importancia a las fat^uas (dictámenes de los faquíes) y estudiaba mucho.
y proclamaron a Al-Mansur en la fecha señalada. Cuando fué rey se mostró justo y bueno. Después, en 477 [1084-1085], se
Cuando todo el mundo le hubo prestado juramento se adjuntó a Mu-
casó con la hija de Chaafar Anmad ben Al-Mutamin ben Hud. Se la hizo
chahid al-x\miri. Después sus relaciones llegaron a ser malas, estalló la
traer deZaragoza y consumó el matrimonio en la noche del 26 al 27 Rama-
guerra entre Muchahid y los generales de Al-Mansur y en las fortalezas las
dan de tal año [26 ó 27 enero 1085]. El padre de la nueva esposa. Abu . .
permanecían los sobrevivientes de los Abid. Su situación llegó a ser prós- en la aljama de Valencia hasta que Al-Chafar ben Dzi-l-Nun entregó
pera Toledo a Alfonso y se dirigió hacia Valencia. Los valencianos temieron
y continuó reinando en paz hasta su muerte, en Valencia, en Dzu-1-
hicha 452 [22diciembre 1060-25 enero 1061]. Su reinado había durado que Alfonso ayudase a su emir a reconquistar la ciudad y que se la diese.
Entonces depusieron a su emir y dejaron a Al-Chafar entrar en Valencia,
ti cuarenta años. Su hijo tomó después el poder.
como ya se ha dicho. Se dice también, por el contrario, que Al-Chafar
había estipulado con Alfonso que éste le pusiese en posesión de Valencia.
Reinado de Nidam x\l-Da\vla
Alfonso ejecutó esta cláusula y le hizo entrar en Valencia de viva fuerza
Se llamaba Abd al-xVIalik ben Al-Mansur Abd al-Aziz ben Al-Nasir en el año 478. El reinado de Abu Amr había durado nueve meses. Al-Chafar
Abd al-Rahman ben Al-Mansur ben Abi x\mir. Fué proclamado en Játiva permaneció en la ciudad hasta que el cadí Ben Chahhaf se sublevó contra
y en \^alencia el muerte de su padre, en Dzu-1-hicha 452 [ene-
día de la ély le mató.
ro 1061]. Residió en Valencia hasta que fué arrojado de ella por su cuñado
Al-Mamun Yahya ben Dzi-1-Nun (de Toledo) el viernes 8 Dzu-1-hicha 457 Reinado del cadi Abu Ahmad Chaafar ben Chahhaf ben Abd
[10 noviembre 1065]. Ben Dzi-1-Nun le envió a Uclés y tomó posesión de Allah ben Chaafar ben Abd al-Rahman ben Chahhaf ben
Valencia. Después dejó en Valencia como lugarteniente a Abu Abd Allah YUNIN ben SaID AL-iMuAFIRI AL-BaLANSI
Muhammad ben Abd al-Aziz, llamado Rubax. Cuando al-Mamun volvió a
He aquí el motivo de su revuelta. Cuando Al-Qadir fué dueño de Valen-
Toledo, Abu Bakr ben Abd al-Aziz se sublevó contra él,
cia, hizo innovaciones (censurables), falsificó los juicios y mostró una
'J Ben Hayyan dice: "Abd al-Malik se daba a la bebida v carecía de cuali-
II
i8 CLAUDIO S A NCH E Z - A L B OR N OZ LOS REINOS DE TAIFAS ig
conducta condenable; cultivó la amistad con Alfonso v le envió presentes tiene tales ricas cosas no tiene dinero?" y montó en cólera y ordenó que
V embajadas. Los valencianos temieron que pusiese a Alfonso en posesión Ben Chahhaf fuese sometido a Ben Chahhaf fué cruelmente tor-
la tortura.
de su ciudad, como había hecho con Toledo. Se reunieron, decidieron Después ordenó que se levantara un gran montón de leña, en el
turado.
matarle y poner a su cabeza a Ben Chahhaf. Este penetró hasta él y le
que hizo un agujero. Ben Chahhaf fué colocado en él, se le rodeó de leña
asesinó en la noche del lunes al martes 24 Ramadan 485 [28 octubre 1092],
y se la puso fuego. El condenado acercaba con sus manos los tizones encen-
como ya se ha dicho arriba. Ben Chahhaf fué proclamado la mañana la entrega de su alma.
didos para apresurar
siguiente, 24 Ramadan, y se instaló en palacio. Encontró en él gran cantidad
Valencia permaneció en poder del Campeador hasta que fué librada
de dinero, muebles y los tesoros reales y se apoderó de todo. Había estu- por MadzaU el Almorávide, en 495 [1101-1102].
diado el fiq en Játiva cerca de Abu Amr Ben Abd al-Barr y había seguido
las lecciones sobre haditz de Abu-l-x\bbas al-Idwi y de otros.
Fué rey de Valencia hasta que el conde cristiano, apodado Al-Qanba- (Murcia)
yatur (el Cid Campeador), palabra que significa: "Señor del campo"
(Sahib al-fahs —dominus campi) y cuyo verdadero nombre era Rodrigo, Reinado del jefe de la marca (Al-Qaid al-Tzagri)
hizo una expedición contra él. Aspirando a apoderarse de Valencia la hizo LLAMADO Abd Allah
sufrir un bloqueo riguroso y la sitió duramente. Cortó todos sus aprovisio-
Su kunya era Abu Muhammad. Fué proclamado en Murcia cuando los
namientos, empleó contra la ciudad máquinas de guerra y minó las mura-
musulmanes salieron de la ciudad después de su estada en Andalucía. Reci-
llas. Los habitantes carecieron de víveres y hubieron de comer ratas, perros
bió juramento el sábado 21 Ramadan 489 [12 septiembre 1096] y la jiitba
y animales muertos, acabaron por alimentarse de carne humana y cuando
fué dicha en su nombre el 14 Xawwal [5 octubre]. Era un bravo caballero.
alguno moría se lo comían. La población sufrió lo imposible. Ben Alqama
Su autoridad se mantuvo en Murcia durante un período muy corto. Un
ha escrito un libro sobre la situación de Valencia y su sitio: arranca lágri-
día salió para Cartagena y fué depuesto. Era el 30 de Xawwal [20 octubre].
mas del lector v llena de horror al hombre razonable.
detestaban su conducta los
Los habitantes viendo prolongarse su lamentable situación y como, de
Su reinado había durado dieciséis días y ya
habitantes de Murcia.
otra parte, los almorávides habían regresado de Al-Andalus a África y no
entreveían la posibilidad de obtener socorro, entregaron la ciudad al Cam-
Reinado del jefe de la marca Ahmad ben Abi Chaafar
peador. Le pidieron el aman —amnistía— para ellos, sus bienes y familias
Abd al-Rahman ben Tahir
y, por su parte, él puso como condición a Ben Chahhaf que le entregase
todas las riquezas de Al-Qadir. Las dos partes aceptaron las condiciones Se sublevó contra el caid Abu Muhammad al-Tzagri. Fué proclamado
de cada una y se concluyó la paz. Se abrió ciudad y el
la puerta de la en Murcia el jueves 1^ Dzu-l-qada 489 [21 octubre 1096]. Fué depuesto
Campeador entró en ella, se instaló en el palacio y tomó posesión de Valen- y muerto el jueves 2 Rabi I 490 [17 febrero 1097]. Su reinado había durado
cia. Ocurrió esto en 488 [1095]. El gobierno de Ben Chahhaf había durado cuatro meses y dos días.
tres años, cuatro meses y siete días.
Después el Campeador ordenó muerte de Ben Chahhaf por el motivo
la (Albarracín)
siguiente: Cuando el Campeador —Alá
le maldiga —
entró en posesión de
todas las riquezas de Al-Qadir, que habían pasado a poder de Ben Chahhaf, Dinastía de los Banu Razin, reyes de Xantamariyat al-Xark
este último había guardado un objeto de gran valor. Llegó ello a oídos del (Santa María de Oriente)
Campeador, que le interrogó sobre tal cuestión. Ben Chahhaf negó que lo Esta ciudad es una importante localidad de la parte oriental de Al-
tuviese. El otro le ordenó que jurase en presencia de testigos, de escribanos Andalus. Sus príncipes son conocidos por los Banu-1-Adla.
y de los notables de la ciudad, musulmanes y cristianos. Juró que no había Cuando se encendió el fuego de la abominable rebelión en Al-Andalus,
visto tal objeto
y que no estaba entre sus manos. Entonces el Campeador durante la sublevación de Ben Abd al-Chabbar, y cada jefe se alzó en una
le dejó tranquilo. Después supo que, sin embargo, poseía el objeto.
provincia, Ben Al-Adla hizo otro tanto en Xantamariyat, que se llama
Abu-1-Abbas Ben Alqama, que se halló presente en todos estos sucesos y también Al-Sahla. Se llamaba Hudzail ben Jalaf ben Lubb ben Razin el
que se encontraba en Valencia durante el sitio, dice en su historia que el beréber, y su kunya era Abu Muhammad. Fué proclamado en el año 403
Campeador pidió a Ben Chahhaf la entrega del tesoro. Le presentó entonces [1012-1013]. Era una de las personas más importantes de la Frontera. Era
muchos muebles y objetos preciosos. El Campeador le dijo: "¿Cómo quien hermoso de rostro, de buen natural, agradable al trato y se mostraba afable.
i .
20 C L A U D I Ü S A X C H E Z - A L B O R NOZ
L < ) S R E I No S DE T a I F A S •
21
No conoció nunca un emir de semblante más agradable que el suyo, ni
se
más distinguido por su facilidad de palabra y por su talento para obtener lehabía enviado mac^níficos re";alos: alhajas, vestidos, caballos, muías y orna-
1
lo que necesitaba, gracias a su elocuencia persuasiva. Tenía más que ningún
mentos principescos imposibles de describir. Alfonso admiró tales obsequios
otro príncipe la preocupación de conseguir instrumentos de música v can- y para corresponder a ellos le regaló un mono. Entonces y ésta es la —
tadoras. Compró la joven esclava del médico Abu Abd Allah al-Kinani en
prueba de ía flaqueza de su inteligencia —
Husain Al-Dawla se sintió orgu-
lloso por tal mono entre los príncipes de x\l-Andalus. Juzgúese de su tonte-
tres mil dinares.
ría y de su vanidad. En ella permaneció hasta que fué depuesto por los
Ben Havyan dice en su historia: "Nadie vio en su época mujer de aire
almorávides el lunes 8 Rachab 497 [1104]. Con su reino, que duró un año,
más gracioso, de movimientos más vivos, de voz más dulce, que supiera
se extinguió la dinastía de los Banu Razin.
cantar mejor, que le excediera en el arte de la escritura, en la caligrafía, de
una cultura más refinada, de una dicción más pura. Estaba al abrigo de
toda falta dialectal cuando escribía o cantaba, tan bien conocía la morfo-
(Garmona)
logia, la lexicografía y la métrica. Sabía incluso de medicina, historia natural
y anatomía y otras ciencias, y en ellas los sabios de la época le eran
Dinastía de los Banu Birzal, reyes de Carmona
inferiores.Se distinguía en la lucha, en la cuerda floja con escudos en la
mano, y en jugar con lanzas, sables
y puñales afilados. No tenía en ello En tiempos de Hixam al-Aluayyad, Carmona se hallaba en manos de
equivalente ni igual. Después el emir Hudzail compró un gran número de Abu Abd Allah al~Birzali y en ellas permaneció hasta el momento de las
bellas muchachas reputadas por su talento de cantantes, que hizo buscar revueltas. Cuando éstas aumentaron y desapareció la unidad nacional de la
por todas partes. Su gineceo llegó a ser el más hermoso de los de todos España musulmana, se proclamó independiente. Su nombre era: el hachib
los príncipes de Al-Andalus." Abu Abd Allah Muhammad ben Abd x\llah ben Birzal. Fué reconocido
n íi'
A más de
estas cualidades de que estaba dotado, Ben Hudzail era vigi- en Carmona en el año 404 [1013-1014]. iMantuvo el orden en la ciudad;
lante porque hace a la aplicación de la ley y bienhechor para los que
lo reunió tropas y las organizó. Cuidó de los asuntos de sus subditos y esta-
vienen a abrevar donde es fácil sacar. Continuó conduciéndose de la manera bleció la justicia. Se concilio los corazones de tal modo. Carmona se pobló,
más loable hasta que llegó su fin. Murió en Al-Sahla en 436 [1044-1045]. así como sus territorios vecinos, y no fué molestada por los bereberes.
Su reino había durado treinta y tres años, que pasaron en paz y en seguri- Era un buen jinete, bravo y temido, y a más era de una generosidad que
dad. Tras él tomó el poder su hijo Abd al-.\Ialik. se extendía a todos sin cesar.Cuando las gentes se acostumbraron a sus
beneficios y adquirieroncertidumbre de que no tenía malas intenciones,
la
Reinado de Chabr Al-Dawla Dzu-l-Riasataix Abu Marwan abandonaron su destino entre sus manos. Ecija, Osuna, Almodóvar y otras
Abo al-Malik ben Hudzail ben Yusuf ben Lubb ben Razin ciudades le reconocieron como soberano y gracias a él gozaron de paz y
se enriquecieron. Su próspero reinado se prolongó hasta su muerte, que tuvo
Fué proclamado el día de la muerte de su padre en 486 [1044-1045].
lugar en 434 [1042-1043]. Había durado treinta años. Sólo Alá perdura.
Había tomado el título de Husain al-Da\vla en vida de aquél. Fué al
contrario de su padre ... Se hizo notar por su conducta detestable hasta
Reinado de Al-Mustadhir Aziz ben íMuhamxl\d ben Abd Allah
que murió en la fortaleza de Al-Sahla en la mañana del lunes 9 Xaban 496 ben Birzal Al-Zanati
[1103], después de un reinado de sesenta y tres años.
Fué proclamado el día de la muerte de su padre en 434 [1042-1043].
Rein.\do de Husain Al-Da\vla Yahya ben Abd Al-Malik ben Hudzail Fué reconocido como soberano por su hermano Ishaq. Su autoridad fué
BEN Jalaf ben Lubb ben Razin el Beréber total, no tuvo que hacer frente a ninguna dificultad. Bajaron los precios
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i!
22 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ os REINOS DE TA I I I S 23
coinpx^omisos. Murir) en Sevilla en 459 [1057] tras un reinado de veinticinco Nadie en la ciudad tendió la mano a Ben ^ aqub. Cada iini. cerró su
años. Al-.Mutadid concedió la paz a Carmona, que pasó a su posesión y bajo puerta y buscó la paz. Pasaron estos sucesos en 450 [1059]. La soberanía
su autoridad. de los Banu Dunas sobre Ronda y su territorio había durado cincuenta años.
(Tacorona)
(Sevilla)
Rfíxado de Abu Nur Hií.al bfx Abi Qurra ben Dunas Al-Ifrani,
SEÑOR DE TaKOROXXA Y DE SUS TERRITORIOS Dinastía de los Banu Abbad, reyes de Sevilla y de otros lugares.
Fué proclamado a la muerte de Idris ben Ali ben Hammud, en 406 Comienzo de su poder. Su conducta. Sinopsis de su historia
[101^-1016]. La jiitba (oración) fué en seguida pronunciada en su nombre tiempos de Al-AIustain Sulavman ben Al-Hakam, Sevilla le per-
En
de Ravva. Tenía buenas relaciones con Al-
en Málaga v en toda la recrión
teneció y le estuvo sometida hasta que Ali ben Hammud al-Fatimi se
Aíutadid ben Abbad, v se mantuvieron hasta que vino a pedirle ayuda en sublevó contra él. Se apoderó de la ciudad y ejerció sobre ella soberanía.
compañía de Aluhammad ben Nuh al-Dammari y de Ben Jizrun, el emir A su muerte, cuando pasó el poder a su hermano Al-Qasim, la posesión de
de los Banu Irnivan. Al-xMutadid los traicionó, les hizo cargar con pesadas Sevilla, como la de Córdoba, recayó por intervalos durante un período
cadenas v les encarceló en un calabozo de su palacio, como antes se ha de seis años en el último príncipe citado y en su sobrino Yahya ben Ali. Des-
dicho. No liberó de los tres príncipes sino a Abu Nur. pués, cuando los cordobeses se sublevaron contra Al-Mustain, durante su
4 Cuando la noticia de la traición de Ben Abbad lleíjó a los habitantes de segundo reinado, los sevillanos hicieron lo mismo en 414 [1023J. Fué dele-
Ronda, colocaron a su cabeza a su hijo Badis, que era libertino y malvado. gado entonces el poder en Sevilla a tres de sus habitantes. Al cadí iMuhammad
Humilló a sus subditos, se apoderó de sus bienes y de sus mujeres y sus ben Abbad, al faqí Abu Abd Allah Al-Zubaidi y al visir Abu iMuhammad
hijas, que violó. Permitió a sus soldados forzar los harenes: arrancó las Abd Allah ben Mar>^am. Durante el día daban en palacio sus decretos y
mujeres a sus maridos y las hijas a sus padres. Su padre supo que tenía redactaban sus decisiones, que sellaban sus tres sellos. iVl fin de la jornada
relaciones culpables con su propia esposa y con su tía paterna. Por ello, los tres iban a ocuparse de sus asuntos personales.
cuando fué liberado v volvió a Ronda, su primer cuidado fué hacer ejecu- Al-iMustain vino, sin embargo, a atacar Sevilla. Los habitantes no pudie-
tar a su hijo Badis v envió a su tía paterna a unírsele en la muerte. Esto ron oponerle resistencia y le ofrecieron la paz mediante el pago de una
pasó en 449 [1057-1058]. Abu Nur murió poco después, el mismo año. importante suma. Y en las siguientes condiciones: se reconocería su soberanía
Designó para sucederle a su hijo Abu Nasr. mediante una proclama e invocando su nombre en la oración; y él no
entraría en Sevilla y designaría para gobernarla a uno de sus generales. Al-
Reinado de Abu Nasr Fatuh ben Abi Nur Hital ben Abi Mustain aceptó las proposiciones, designó para el gobierno de Sevilla al
QuRRA BEN DUXAS Al-IfRAM cadí iVIuhammad ben Abbad y le envió un diploma confiriéndole la auto-
sunto era, a fines del 449 [1058]. Recibió el juramento de fidehdad del
asentimiento de la población. Ocurrieron estos sucesos en Xaban del año
vigilante nocturno de la cindadela, conocido por su bravura y su audacia. proclamó ha dicho ya en qué circunstancias difíciles tuvo lugar
(califa): se
Al-Mutadid le había pedido en secreto que suprimiera a Abu Nasr, ofre- tal proclamación, cuando se ha referido la historia de Hixam al-Muayyad.
ciéndole recompensarle. Así lo hizo. Penetró con sus compañeros hasta una Cuando entró en Sevilla, Hixam alojó con él en el palacio a Ben Abbad,
cámara alta en que se hallaba Abu Nasr. Cuando el príncipe oyó que que le saludó con el título de califa y fué su hachib (canciller) como Al-
gritaban Ben x\bbad, se arrojó en el vacío y cayó desde una altura tal que Mansur ben Abi Amir; y su hijo Ismail Imad Al-Dawla tuvo las mismas
sólo un mulo robusto hubiera podido soportarla. Cayó sobre una roca, atribuciones que Al-Mudaffar Abd al-Malik, el hijo de Al-Mansur. Hixam
sobre ella se estrelló su cuerpo y murió. al-Muayyad se instaló en Sevilla y se recitó allí la jiitba en su nombre, así
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24 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ LOS REINOS DE TAIFAS 25
como también en la mayor parte de la provincia. Todas las ambiciones gobierno y se envidiaron sus semejantes, y se
hizo grande su Estado, le
fueron
habló mucho de él, diciendo: "mató a Yahya ben Ali Al-Hasani, de la gente
así chasqueadas. Corría el año 426 [1035]. Se restableció la situación
y renació la paz.
de la Casa Santa"; "ha asesinado a Yahya ben Dinnum". Tales conversacio-
Yahya ben Ali ben Hammud decidió en seguida atacar Sevilla con sus nes acerca de Muhammad ben Ismail se divulgaban cada vez más, y él
tropas. V^ino a acampar el Qalat Chabir, a ocho millas de Sevilla. Imad venía meditando sobre qué hacer (para cortarlas); cuando en esto se le
Al-Dawla salió contra él, por orden de su padre. Se libró un violento com- presentó un hombre de la gente de Córdoba, el cual le dijo haber visto a
bate en los alrededores de Qalat Chabir. Imad Al-Dawla murió en él, sus Hixam Al-Muayyad en Calatrava. Muhammad ben Ismail contestó al refe-
mí contingentes fueron dispersados y entraron derrotados en Sevilla. Tuvo rido sujeto que mirase bien lo que decía. Mas el hombre insistió, jurando
esto lugar en 427 [1036]. por Alá, que, en efecto, había visto a aquél, y que era, sin ningún género
Después, Badis ben Habus, señor de Granada, concibió ambiciones de duda el auténtico Hixam al-Muayyad.
sobre Sevilla. Vino a atacarla con un ejército considerable. El hachih Al servicio de Muhammad ben Ismail se hallaba ahora uno de los domés-
Muhammad ben Ismail ben Abbad salió en persona a hacerle frente por ticos de Hixam al-Muayyad, llamado Tumart, el cual había sido su pelu-
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orden de Al-Muayyad. El encuentro tuvo lugar cerca de Sevilla. Se enta- quero. A preguntó Muhammad ben Ismail si sería capaz de reconocer
éste
bló un violento combate, el cadí en cuanto lo viese. Respondió el doméstico que seguramente
y canciller Muhammad ben Ismail ben a su señor,
.1 Abbad pereció en él, sus tropas fueron vencidas y volvieron derrotadas a podría reconocer a su expresado señor, porque de él tenía muy ciertas
Sevilla. Ocurrió esto a comienzos del 431 [1040]. señales de identificación.
Su hijo Abbad fué nombrado hachib. Tenía el sobrenombre de Al-Muta- Entonces Muhammad ben Ismail despachó a dos hombres de aquellos
did. Le fueron conferidas las mismas atribuciones de su padre por
Hixam, -?
tí
que referían haber visto a Hixam.. diciéndoles que fuesen a Calatrava y le
a quien no se veía sino en ciertas fechas del año que acabó muriendo la trajesen consigo al supuesto Hixam. Corrieron aquellos hombres, llegaron
y
tarde de un jueves de no sé qué año, pues Al-Alutadid guardó secreto a Calatrava, y en la mezquita de esta ciudad hallaron al susodicho Hixam.
sobre su muerte hasta que, consolidada su situación, se hizo proclamar Se llevaron a éste notificaron que ellos dos eran enviados del juez
y le
soberano y ordenó que se pronunciara la jutba en su nombre. Muhammad ben Ismail a él. El supuesto Hixam marchó con aquellos dos
)4 individuos a Sevilla, y cuando entró en presencia del juez Muhammad,
Fragmento de una crónica de los Muluk al-Tawaif.
(Según versión francesa
de Lévi-Provengal. Hist. des
éste se levantó hacia él, le saludó, le dio hospedaje y encomendó su servicio
musulmans d'Espagne de Dozy, III, ap. 217). a su cliente Tumart. Tan pronto como Hixam, le besó manos
éste vio al tal
pies y dijo al juez: "¡El, por Alá, es mi señor Hixam ben Al-Hakam!" A
y
esto el juez Muhammad ben Ismail, se levantó hacia Hixam, le besó su
1 cabeza y sus manos, llamó a sus hijos y cuando éstos entraron, hicieron con
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LA LEYENDA DEL ESTERERO DE GALATRAVA Hixam lo mismo que había hecho su padre, y todos lo aclamaron por
califa.
Entre audaces y afortunados que señorearon el país y lo
los caudillos En el viernes inmediato, Muhammad ben Ismail hizo salir a Hixam
tiranizaron y entre los que lograron alzarse con el señorío de una
parte hacia la mezquita en la ciudad de Sevilla. Delante de Hixam marchaban a
de Al-Andalus figuró el cadí de Sevilla Abu-l-Qasim —Muhammad ben pie Muhammad y sus hijos, hasta que llegaron a la mezquita. En ella
Ismail—, fundador de la dinastía de los Banu Abbad. En los comienzos Hixam predicó a las gentes, recitó por ellas la oración del viernes; Muham-
•i de su carrera política se vio en gran apuro frente a los berberiscos. Para mad ben Ismail, sus hijos y la multitud de los ciudadanos le proclamaron
salvarse, convirtió en Hixam II, el califa de los tristes destinos, a un este- califa, y regresó a su morada.
rero de Calatrava, Jalaf, que se le ase??2ejaba Muhammad ben Ismail tuvo, ante Hixam el esterero, la administración
y reconoció su nominal sobera-
nía. Y a fin de justificar su golpe audaz, se inventó
sin duda, más tarde, la del Estado, siguiendo el proceder de Ben Abi Amir, con sola la diferencia
legendaria narración del supuesto exilio, en Oriente, del hijo de Al-Hakam de que el supuesto Hixam salía a la oración del viernes y a las grandes
II
y de la vasca Aurora. festividades y presidió la oración todo el tiempo de su mando, y Muhammad
ben Ismail se mantuvo en la dignidad de visir, dictando las órdenes y prohi-
biciones de parte de Hixam el esterero. Por virtud de la proclamación de
Respecto de la elevación al califato del mencionado Jalaf el esterero, autoridad de Muhammad ben Ismail las más
éste, se conservaron fieles a la
(conviene saber) que a iMuhammad ben Ismail, cuando se apoderó
del de las ciudades musulmanas de España.
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2^ CLAUDIO S Á XCH E Z - A L B O R N O Z L o S RE I No S D E T A I F A S 2?
En los recitados acerca de
Onicvas dijimos va que cuando Al-
los
II de la novia), respecto de que precede: "Superchería semejante a
la historia
Mustain Billah Sulayman ben Al-Hakam se apoderó de
Córdoba por segun- ésa no aconteció jamás en el mundo; que
apareciese un hombre a quien se
da vez, en el mes de Xawwal del año 403
(abril-mavo de 1013], llamó a
llamó Jalaf el esterero, después de más de 24 años de haber muerto Hixam
Hixam al-AIuayvad a su presencia y le recriminó duramente,
que al dicho ben Al-Hakam al-AIuayyad, y que fuese tenido aquél por
éste y se le
Al-AIuayyad se le dio por fallecido a cinco días pasados y pul-
mes de Xawwal [19 de abril]. También tenemos referido
del mencionado proclamase emir y se hiciese la oración en su nombre sobre todos los
que al apoderarse de calamidad, que por su causa fuese derra-
pitos de España en tiempos y
de Córdoba Al-Xasir Ali ben Hammud al-Fatimi,
preguntó, en presencia de los juristas v visires,
llamó a Al-AIustain v le mada la sangre, y los ejércitos viniesen a chocar unos con otros". Y dice
también Abu Alúhammad ben Hazm: "No había acontecido un hecho
sobre la situación deAl- tan
Muayyad Hixam; que Al-AIustain respondió que aquél había en transcurso
fallecido de vituperable en el mundo como éste de que cuatro hombres, el
muerte natural; que entonces Al-Nasir Ali obligó
Al-Aluminim,
de tres días, se atribuyesen, cada uno de ellos, el título de emir
a Al-AIustain a mostrarle
la sepultura de Hixam al-AIuayyad; que Al-Alustain
uno de los
de Hixam, en el cual no se apreció herida
hizo sacar el cadáver
V se hiciese la oración en nombre de ellos al mismo tiempo,
alguna, y Al-Nasir mandó que
cuales fué Jalaf el esterero mencionado, en Sevilla, en el supuesto de que
fuese sepultado de nuevo, como así lo fué
en la rauda (o cementerio real)
En contra de todo eso, fué dicho que Al-AIuavyad era Hixam ben Al-Hakam al Aluayyad, el segundo de ellos Alúhammad
ben Al-Qasim ben Hammud en Algeciras, el tercero Alúhammad ben
escapó al Oriente en Idris
forma misteriosa y de incógnito, hasta que llegó a
Aleca —Dios la honre— ben Ali ben Hammud en Alálaga, y el cuarto Idris ben Yahya ben Ali en
En una bolsa, que traía consigo, llevaba perlas, brillantes
dinero y para sus Ceuta".
gastos; mas los soldados de la guardia negra del emir se Del Nihayat al-Arah de Al-Nuwayri. (Trad.
i5 la notaron y arre-
"^
bataron. Gaspar y Remiro, 89).
Se retiró Hixam al-AIuayyad a una parte
del recinto sagrado
neció dos días sin tomar alimento alguno. y perma-
Entonces se dirigió a Al-AIarva
en donde se le acercó un sujeto que le
preguntó si conocía el oficio de
Habiendo respondido afirmativamente, marchó Hixam.
altarero.
con el suje- AL-ANDALUS EXPLOTADO POR LOS TIRANOS
to al lugar de
la tierra, para amasar con ella
el barro, y aquél le ofreció Y LA SOLDADESCA
como jornal, un dracma y un pan. Hixam al-AIuayyad
manifestó al referido
sujeto que le entregase cuanto antes
el pan; porque estaba muv hambriento. El espíritu crítico del gra?i pensador cordobés Ben Hazm (994-1063)
Aquel hombre le trajo el pan, e Hixam se lo comió. dictó a su pluma acre un cuadro so?nbrto de la España musulmana que tenía
Después'se aplicó a la
tierra, pasando su vida entre amasar barro unas veces v permanecer
el delante de sus ojos, desgarrada por la guerra civil y ?naltratada por los
sentado otras. Cuando se le hizo excesivamente duradera aquella ocupación tiranos y la soldadesca. Su carta a las geiites piadosas que le pedían normas
la abandonó, semarchó huyendo a todo correr v de conducta ante el grave problema moral que les planteaba la cooperación
bina, en situación pésima.
salió con la caravana a h
con poder ilegítimo de los reyes de Taifas, descubre las lacras que ocul-
el
Habiendo llegado a Jerusalén, se dirigió al zoco, vio taba el brillo de las cortes de Al-Andalus en los decenios centrales del
allí un hombre
que fabricaba esteras,
y como se fijase atentamente en él, le dijo el esterero- siglo XI y traza ima preciosa esta?npa de la vida cotidiana en los reinos
islá-
¿Es que tu conoces este oficio?" Hixam
respondió negativamente y el micos peninsidares.
esterero insistió, diciéndole: "Entonces
¿te quedarías tú a mi lado para
darme los espartos
y yo te remuneraría esa labor?" Hixam al-Aluayyad
accedió a hacer lo que le proponía el esterero, me habéis consultado acerca de la guerra civil
y se quedó en casa de éste, *'En cuanto a lo que
para darle los espartos gentes respecto de poniendo, al
y ayudarle en todos los riienesteres del oficio que le actual y de lo engañadas que están las ella,
ordenase. Con tal motivo aprendió Hixam
el oficio de esterero, que llegó parecer, su esperanza unos en otros, es en verdad una prueba a que Dios
a ejercer perfectamente viviendo
de sus rendimientos, nos somete y de la cual le pedimos nos libre, porque realmente es una
1
y permaneció así en
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2^ CLAUDIO SÁNCHEZ -ALBORNOZ LOS REINOS DE TAIFAS 29
que por Dios y su Profeta guerrea
y siembra el desorden en el país, hacien- más arduo que me habéis consultado, al par que lo más penoso para los
do, como lo veis con vuestros mismos ojos,
continuas incursiones o corazones y lo más doloroso para las almas. La respuesta que os doy en este
algaras
contra los bienes de los musulmanes, subditos de punto es que para ello hay dos caminos. Uno es el camino de la abstinencia,
cualquier príncipe que le
sea hostil, permitiendo a sus ejércitos
que los asalten por los caminos de pero, para quien se proponga recorrerlo, la cosa le será, ¡por Dios lo juro!,
las regiones contra cuyos habitantes
están en guerra, imponiendo contribu- bien angustiosa y estrecha. Y la razón de ello es que yo no conozco —
mejor
ciones indirectas
y personales sobre los cuellos de los muslimes, dando a diré, ni yo ni nadie conoce —en Al-Andalus moneda de plata lícita ni
os judíos jurisdicción para que en las más
frecuentadas vías de los muslimes
moneda de oro buena, cuya licitud conste de cierto, salvo el oro que se
les cobren
impuesto de capitación y el tributo, con la excusa
el extrae del río de Lérida. La parte de ese oro que queda en manos de los
de que a
una necesidad que (en ningún caso) puede hacer
ello les obliga que lo extraen, después de lo que se les quita por la violencia, es, en efecto,
lícito aquello
que Dios mismo ha prohibido, aparte de que con tan lícita y buena, como el río mismo, pero sólo hasta el momento en que
tales tributos aspiran sólo
a robustecer su autoridad en cuanto mandan y prohiben. No os engañéis se acuñan las monedas de plata y se funden las de oro, pues desde entonces,
pues, ni os dejéis extraviar por los malvados, tened por sabido que caen ya en manos de los subditos, a cambio de lo
que arrogándose el título de
alfaquies se revisten con pieles de
corderos sobre corazones de fieras y que éstos les venden, es decir, los comestibles y provisiones que sólo de
doran con apariencias de bien la maldad de los ellos pueden ser adquiridos, porque sólo en poder de ellos se encuentran,
malos y les prestan su apoyo
para ejecutar sus maldades. El modo, a
nuestro juicio, de escapar de esta
como son harina, trigo, cebada, habas, guisantes, lentejas, alubias, aceite,
seducción está en reprimir por completo la olivas, sal, higos, pasas, vinagre y otras especies de frutos, algodón, lino,
lengua, salvo para cumplir con
el deber del celo religioso lana, ganado, leche, queso, manteca, mantequilla, forrija y leña. Todas
y para censurarlos a todos ellos. Y aquel de nos-
í otros que de ello sea incapaz, todavía tengo estas cosas, los mineros no pueden menos de comprárselas a los subditos
la esperanza de que mediante
la reser^^a o simulación le sea
fácil excusarse, aunque no sé bien que habitan aquella tierra y la cultivan, y, por tanto, no puede menos de
cómo podrá
ser eso. Si todos cuantos de corazón caer en sus manos el dinero, el cual, después, no queda mucho tiempo en
reprueban este estado de cosas se
pusiesen de acuerdo, es seguro que los tiranos poder suyo, sin que lo tengan que entregar a la fuerza, violentamente y
que si están todos obligados, sin que les quede
no lograrían vencer lo A contra toda justicia, en forma de tributo que los tiranos imponen sobre sus
ya ni la excusa de la simu-
acion o taqiyya, es a no ayudar al tirano cabezas, al modo del impuesto de capitación para los judíos y cristianos.
ni con sus manos ni con su
lengua a no dorarle con apariencias de Ese dinero, que se les coge así, contra todo derecho, viene a entrar, pues,
bien sus actos, a no aprobar sus
maldades y a hacer pública manifestación en posesión del tirano que los domina, y se convierte ya en fuego. Luego, él
de hostilidad hacia los tiranos
de corazón lo entrega a los más allegados de su ejército, en quienes se apoya para robus-
y con la lengua, en presencia de aquellas personas de quienes
pueden fiarse. \ si alguien se ve obligado a entrar tecer su propio poder, conseguir la buena marcha de su reino, someter a
a donde uno cualquiera
de esos tiranos tiene audiencia pública -bien sus enemigos y emprender incursiones o algaras contra los subditos de los
sea para gestionar algo que
el mismo necesite, bien para evitar alguna injusticia contra tiranos que se salgan de su obediencia o de aquellos otros a quienes les
sí o contra otro
musulmán cualquiera, bien para defender un derecho exija que se le sometan. Y así, el ardor de aquel fuego del dinero se duplica,
fácil de demostrar o
para que se le haga justicia contra un porque los soldados del ejército lo emplean luego para sus tratos con comer-
agresor inicuo, bien para dar su testi-
momo en favor de alguien por un hecho pasado (pues a ciantes y artesanos y se convierte entonces, en manos de los mercaderes, en
veces cabe que
un musulmán acredite la veracidad de un judío alacranes, serpientes y víboras. A su vez, los comerciantes compran con
o de un cristiano, porque
conozca la verdad de los hechos), bien para ese dinero a los demás subditos del tirano lo que necesitan, y así, las mone-
pedir protección, bien final-
mente, para cualquier otra cosa que Dios
quiera- no le dore al tirano con
das de oro
y plata vienen a ser, como lo veis con vuestros mismos ojos,
apariencias de bien ninguna de las órdenes ruedas que circulan en medio del fuego del infierno. Esta es de las cosas
que haya dado, ni le ayude a
ejecutarlas, m lealabe por lo que haya hecho de ilícito. Y si le es posible
que nadie puede rechazar, y si alguien niega con su lengua la verdad de lo
exhortarle a la enmienda, exhórtele. Y si esto no que decimos, le bastará, en cambio, con el testitomino de su propio corazón
es posible, reciba, por lo
menos, del tirano sus bienes con para convencerse de que esa verdad es tan evidente y necesaria como la
la intención de quien no por ello aprueba
mnguno de sus pecados, pues si no, será tan culpable como el tirano verdad de que el día de hoy es anterior al día de mañana. Ya que no pode-
^
mismo... mos, pues, libramos del pecado, confesémoslo, al menos, arrepintámonos
"En cuanto a lo otro que me consultáis, sobre de él
y pidamos a Dios que nos perdone, y no incurramos en dos culpas
el modo de libraros de
pecar en lo tocante a los comestibles, vestidos a la vez: la de cometer el pecado y la de estimarlo lícito ..."
y adquisición de los medios
de vida, ¡vade retro!, ¡oh amigos míos!,
pues que esto, en verdad, es de "Esto sin contar con un hecho que no hemos jamás dejado de oír en
lo
30 CLAUDIO S ÁX C H EZ - AL B ORN OZ LOS REINOS DE TAIFAS 31
boca de todo el mundo, y que por eso engendra ciencia cierta; es a saber: hombres para
limes, de sus hijos y de sus llevárselos cautivos a sus tierras.
que Al-Andalus jamás reserv^ó el quinto ni dividió el botín, como lo hizo A menudo, los protegen en sus ataques contra lo más inviolable de la tierra
el Profeta en los países que conquistó, ni los conquistadores se avinieron
y se asocian con ellos para estar más seguros. Y a veces hasta les entregan
de buen grado a ello ni reconocieron el derecho de la comunidad de los de buen grado las ciudades y las fortalezas, despoblándolas de musulmanes
muslimes, como lo hizo en sus conquistas Umar; antes bien, la norma que para llenarlas de campanarios. ¡Maldígalos Dios a todos ellos y sométalos al
en esta materia se practicó fué la de apropiarse cada cual aquello que con dominio de una cualquiera de sus espadas!"
sus manos tomó. Sobre Al-Andalus cayeron, victoria tras victoria, los ber- "Y si por acaso me dijereis: "Nosotros ya evitamos comer carne", os
beriscos, los afariqas y los egipcios, yapoderaron de un buen número
se responderé que vosotros mismos conocéis a ciencia cierta que las reses
de pueblos, sin dividir el botín. Entraron después los sirios al mando de robadas como botín no se venden tan sólo para ser sacrificadas, sino que
Balch ben Bixr ben lyad al-Quraizi y expulsaron de las tierras que ocupaban también venden muchas para procrear y para el transporte, y para las
se
a la mayoría de los árabes y berberiscos, conocidos con el nombre de bala- labores del campo se venden también, y por cada una de ellas se toma el
díes, tal y como ahora veis que lo hacen los berberiscos, sin diferencia
precio, el cual es ya fuego, porque se toma a cambio de la cosa vendida y
alguna, pues bien público y notorio es lo que veis que hacen ahora con las es, por tanto, dinero mal adquirido. Después, ese dinero se emplea en toda
bestias de carga en
las algaras y con los frutos del olivo; que los berberiscos suerte de transacciones mercantiles y de artes u oficios, para vestidos, etc.,
apoderan de todo cuanto poseen, salvo lo poco que les y así, la cosa resulta ya muy mezclada. Y éstas son cosas cuya verdad no
y los tiranos se
parece bien dejarles. ¡Injusticia por injusticia! Y ésta es la puerta de la
. .
tengo yo que acreditárosla con testimonio de un ausente, sino que vosotros
abstinencia, que ya os he mostrado cuan angosta es". mismos las veis con vuestros propios ojos y las presenciáis más y mejor
•8>
"En cuanto a la segunda puerta, es la de aceptar (como lícito) lo dudoso. de lo que yo las presencio. Vosotros veis, efectivamente, en vuestra región
Ella (aunque tan sólo para otros tiempos que no sean estos nuestros) es al ejército, cuyos soldados no cobran sus haberes sino de ese impuesto o
una puerta excelente, porque quien la utiliza no peca ni merece castigo, chizya que los tiranos exigen a los musulmanes sobre todo lo que venden en
ya que las gentes no van a estar obligadas a examinar los fundamentos de sus mercados, sobre el jabón, la sal, la harina, el aceite, el queso y todos los
l A
la licitud de lo que necesitan para su sustento
y sus medios de vida, cuando demás artículos, y luego, con esas mismas monedas de plata malditas hacen
las más de las cosas son lícitas
II I! y las prohibidas son difíciles de distinguir. sus transacciones los mercaderes y los artesanos. Con eso, pues, os basta.
Pero en esta época nuestra y en este nuestro país, ella es, por el contrario, Pero, además, también conocéis lo angosto que es camino de la licitud, el
una puerta que te cierra los ojos y te ata las manos, de modo que tuya es respecto de las cosas que vienen de los países en que dominan los bere-
i|
II la responsabilidad de lo que salga: fruto o brasa. Y si establezco distinción beres, es decir, el aceite y la sal, puesto que todas ellas proceden del robo
entre este tiempo nuestro y los anteriores, es tan sólo porque antes las que se les hace a sus habitantes. Asimismo, el lino, en su mayor parte,
algaras no eran, en los períodos de tregua, violentas públicas, como lo procede del que los tiranos berberiscos de la tribu de Sanhaya les toman a
y
son hoy, y además porque que cobraban los sultanes cargaban
los tributos los aldeanos que lo cultivan y que llega a un tercio y hasta la mitad de la
exclusivamente sobre las tierras y eran por ello muy parecidos a los que cosecha. Igualmente, los higos proceden del trabajo de sus siervos. En cuanto
Umar impuso sobre la tierra también. En cambio, hoy, esos tributos son al trigo, es también, con poca diferencia, de licitud dudosa, porque aunque
los siguientes: uno de capitación, impuesto sobre las cabezas de los musul- la tierra haya sido usurpada, siempre es lícito para quien la sembró reser-
manes; otro, dariba, impuesto sobre los bienes, es decir, sobre el ganado varse la parte de la cosecha para la siembra; pero sobre el resto de ella pesa
lanar y el vacuno, las bestias de carga
y las abejas, que consiste en un tanto siempre la responsabilidad del robo de la tierra; y eso, prescindiendo del
fijo por cabeza;
y además, ciertas alcálabas que se pagan por todo lo que caso en que la cosecha haya sido también robada en su totalidad. De modo
se vende en los mercados
y por el permiso o licencia que en ciertos que volvemos a caer en medio de las llamas del fuego de antes. Sin embargo,
III lugares se concede a los musulmanes para vender vino. Todo esto nos queda, a nosotros, y a vosotros, un medio de librarnos, y es que no
es lo
que hoy recaudan los tiranos, y ello es un escándalo infame, contrario a tome el hombre, ni aun para lo que le es necesario, aquello que le conste
todas las leyes del Islam, que desata
uno a uno todos los nudos que el Islam de cierto que procede directamente de un latrocinio. Y aun así, es muy fácil
ata
y que una religión nueva, cuando sólo a Dios compete tal atribu-
forja que sean pocas las cosas cuyo origen ignoremos y en las cuales quepa
ción. ¡Por Dios juro que si los tiranos supieran que en el culto quema menos que
de la cruz excusa, pues el fuego oculto bajo la ceniza el vivo v
encontrarían facilidad para el éxito de sus cosas, de seguro
que se apresu- flameante. ¡Guardaos, pues, del extravío!"
rarían a profesarlo! Nosotros, en efecto, los vemos que piden
ayuda a los Epístola traducida por Asín de Un códice inexplorado
cristianos y les permiten (en cambio) apoderarse de las mujeres Ben Hazm (Al-Andalus, 1934,
de los mus- del cordobés II, 38).
4 i
32 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ
LOS REINOS DE TAIFAS 33
valorar la gigantesca aportación de los españoles de sangre —de origen
SILUETA DE UN GRAN PENSADOR hispano fueron también otras grandes figuras de Al-Andalus a la forma- —
ESPAxSíOL cultura islájnica. Y suscita una torturante interrogación: ¿cuál
ción de la
Una invisible cadena enlaza a cuatro grandes figuras del pensamiento hubiera sido la acción de pensadores, historiadores, teólogos, hombres de
y de las letras españolas: Séneca, Ben Hazm, Quevedo y Unamuno. El cienciay poetas de estirpe española en el madurar de la civilización occi-
moro cordobés (994-1063) consagró dental, España no hubiese sido incluida, en 111, en la órbita del mundo
si
sus horas y sus tale?Jtos juveniles a la
poesía y a Tras publicar su delicioso ''Libro del amof' y de ser
la política. musulmán? Dos pensamiejitos de Ben Hazm reflejan de modo iiisuperable
algunos meses canciller o primer ministro de Abd al-Rahman V su hispanismo y su grandeza moral. Ante el espectáculo de Al-Andalus
(1023-1024)
se consagró por entero al estudio ensangrentada por la discordia escribió: "La flor de la guerra civil es infe-
y a la meditación, y cultivó especialmente
el^ derecho, la filosofía
y la teología, que en el Islam se hallaban íntimamente
cunda". Y aunque fustigó muchas veces a su patria, suyas son estas palabras:
o amenguar el límpido caudal de sus aguas. Y de esta impetuosidad que no hora de ninguna oración! ..." Aquello acabó de sonro-
es ésta la
en sus
discusiones consérvanse señalados ejemplos jarme: yo mismo estaba disgustado de mi conducta; por eso, al abandonar
y noticias que han hecho ya
se
proverbiales. Pero una de las causas más el duelo, le dije a mi preceptor: "Llévame a casa del alfaquí y consultor
decisivas del odio que se le tenía
fué su fanática adhesión a los príncipes de la dinastía omeya, así a los pasa-
jurídico Ben Dahun". Guióme, en efecto, desde allí mismo hasta su casa, y
dos como a los como españoles, y su firme
presentes, tanto orientales le referí lo que me acababa de pasar, pidiéndole que comenzase a explicarme
creencia de que ellos tan sólo, con exclusión de las otras ramas' el derecho. Ben Dahun me recomendó que estudiase la Al-iMuwata de Alalik.
de la tribu
de Quraix, poseían el derecho legítimo al califato. Este fanatismo Comencé, pues, a leer este libro bajo su dirección desde el siguiente día; y
era tan
ciego, que le llevó hasta a defender con pasión aun los después, ya sin interrupción, continué mi estudio con aquel y con otros
errores en que
incurrieron". maestros, durante cerca de tres años, al cabo de los cuales emprendí el
De varias obras de Ben Hayyan, Al-Dabbi, Ben Said, estudio crítico y comparado de las varias escuelas jurídicas".
Ben Jallikan. Según las versiones de Asín (Abenhazam
de Córdoba, 192, 207, 209). "Más villano que el embustero no creo que sea nadie. Sin los calum-
niadores y embusteros, ni se acabarían las dinastías, ni los imperios
sin los
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ellos. esto fué el tomar con frecuencia incienso, como medi-
maldiciente son los más viles, despreciables y odiosos de los hombres".
cma, para curar unas palpitaciones de corazón que tuve en mi
niñez. Y así,
cuando me sobreviene una desgracia abrumadora, aunque mi corazón
sufra "Guárdate de dar gusto a tu prójimo haciendo algo que a ti te desagrade,
tanto, que se me desgarre
y destroce de pena, y yo sienta en él una angus- a no ser que a ello te obligue la ley divina o una virtud moral".
tia, más amarga que la coloquíntida,
que me ahoga hasta el punto de no "Yo creo que la mayor gracia que puede hacer Dios al hombre es
permitirme pronunciar ni una palabra otorgarle una conciencia naturalmente recta y amiga de la justicia, un espí-
y a veces hasta ni siquiera respirar,
mis ojos, a pesar de todo, jamás, sino rarísimas veces,
ritu equitativo y amante de que el derecho triunfe. Y yo creo que, para
MI responden al dolor
que siente mi corazón derramando alguna lágrima". resistir a todos los embates corruptores de la pasión, como para realizar
todo acto bueno, con bondad religiosa o natural, no he ido nunca a buscar
"Había yo llegado a la edad de veintiséis años, sin conocer las rúbricas ayuda más que en estos dones naturales que puso en mi conciencia el
canónicas de las oraciones de ritual. Y cabalmente esta ignorancia fué el Creador, en quien toda energía y fuerza tiene su principio ..."
motivo que me decidió a estudiar el derecho. Ello fué
que cierto día hube "Si te ves en la inevitable alternativa de irritar a los hombres o de irritar
de asistir a los funerales de un magnate que en vida había a Dios, V no encuentras un expediente fácil para dejar de hacerte odioso
sido grande
amigo de mi padre; y al penetrar en la mezquita, a media tarde, poco a las criaturaso a tu Creador, irrita a los hombres y busca su aversión;
antes
de la oración pública del aásar, vi que los fieles llenaban ya pero no encolerices a tu Señor ni le ofendas".
la mezquita
me senté de repente sin hacer antes la inclinación que 'es de ritual. Mi y
"La envidia, la mentira y la traición, jamás las he notado en mi carácter,
maestro, es decir, el preceptor que me había educado, me
indicó a señas sino al revés, una instintiva repugnancia hacia tales vicios; de modo que no
que me levantase creo merecer alabanza
y que recitase la salutación de rúbrica al entrar en la al evitarlos".
mezquita; pero yo no me enteré bien de lo que me quería decir. "No hay cosa más fea que la mentira ... La mentira es un engendro
Entonces,
uno de los fieles, que a mi lado estaban, me dijo: "¿Pero has llegado de la injusticia, la cobardía y la ignorancia. La cobardía engendra, en efecto,
a esta
edad y no sabes aún que es obligación el rezar una salutación la pusilanimidad, y el embustero de oficio es también hombre de alma
f la mezquita?" Al oír esto, me levanté,
al entrar en
mezquina, que está muy lejos de merecer la alabanza propia de las almas
hice la inclinación y caí en la cuenta
de lo que me había querido significar mi maestro con grandes".
aquel gesto. Cuando,
después, volvimos de la ceremonia del sepelio a la sacrificar la propia vida en defensa de la reli-
"La fortaleza consiste en
mezquita, acompañando
a los parientes del difunto, yo me apresuré, al entrar en el templo, a hacer gión o de o del prójimo oprimido o del débil que busca apoyo
la familia
Vil la inclinación de ritual; pero en seguida me dijeron: contra la injusticia de que es víctima o de la propia fortuna y del honor
"¡Siéntate, siéntate,
propio menoscabados inicuamente, o de cualquier otro derecho; y esto,
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36 CLAUDIO S Á XC H E Z - A L B ORN O Z L o S RE I No S D E r A I F A S 37
sean pocos los adversarios o sean muchos. La tibieza en la defensa de cual- algún acto que la religión o las leyes sociales consideran ilícito; en los demás
quiera de estos objetos que hemos enumerado es cobardía y debilidad". casos, se confunde con la prudencia y discreción, que es una virtud".
La
constancia, que equivale a la seriedad o formalidad en el cumpli-
miento de los compromisos. ., tiene sólo por objeto lo recto o lo que el
. "Con el afortunado, hasta el hombre pérfido es leal; con el desgraciado,
sujeto cree tal, mientras no le viene amientes que pueda ser desatinado;
las hasta el leal es pérfido. ¡Feliz aquel que. . . no
ve obligado por los azares
se
tal actitud es loable, y su contraria se llama indecisión". de la vida a poner a prueba la lealtad de sus prójimos!"
"En cuanto a la acusación que contra mí lanzan mis necios enemigos, "No se deja seducir el discreto por las inesperadas amistades que se le
f^i
diciendo que cuando yo tengo una cosa por verdadera no me importa el brindan en los días de su fortuna, porque entonces todo el mundo quiere
ponerme enfrente de cualesquiera, aunque estos cualesquiera sean todos los ser su amigo".
hombres que ocupan la superficie de la tierra, "Yo te confieso, oh lector, que alguno de mis amigos que siempre me
y que tampoco me cuido
de acomodarme a muchos de los usos y costumbres adoptados sin causa profesó leal y sincera amistad, así en la fortuna como en la desgracia, en la
razonable por mis compatriotas, esta cualidad de que me acusan es para pobreza como enla riqueza, dándole gusto lo mismo que contratándole,
mí una de mis mayores que no sufre comparación con ninguna
virtudes, acabó por hacerse mi peor adversario, después de doce años de un
al fin
otra de mis cualidades. Y por mi vida aseguro que si yo no la cariño el más fiel y nunca interrumpido, y eso por un motivo en extremo
poseyese
(lo que Dios no permita), ella sería una de las gracias
que más apeteciera insignificante, que nunca pude yo suponer llegase a hacer mella en hombre
yo y pidiera a mi Creador". alguno; y jamás, desde aquella fecha, ha vuelto a reconciliarse conmigo; lo
"Para el hombre pundonoroso más cual, durante largos años, me produjo una pena intensísima".
vale el honor que las riquezas. El
it. hombre pundonoroso ha de defender "Dos rasgos característicos de mi temperamento son en mí innatos.
su cuerpo, a costa de sus riquezas;
su vida, a costa de su cuerpo; su honor, a costa de su vida;
su religión, a
Merced a ellos, jamás la vida logró enervar mis energías, en medio de los
costa de su honor; pero a costa de su religión no debe vaiv^enes de la fortuna, pues en ambos caracteres armonizados encontré
defender cosa
alguna". siempre la fuerza indispensable para mantenerme firme a pesar de todo. ¡En
"El saberse gobernar bien en los negocios del mundo, algunos momentos de mi vida hubiese deseado, en verdad, que mi alma
el hacerse simpá-
tico a todos dándoles gusto resistiera constante los asaltos de la ira y evitase, con la ayuda de esas dos
con provecho para sí mismo v no teniendo
escrúpulo de servirse, para este virtudes, la dureza y vehemencia de mi carácter! Son esos dos rasgos de
fin, de cualquier medio, sea justo o injusto
criminal; el darse mi temperamento, una fidelidad a los deberes de la amistad, tan constante
y buena maña para acrecentar el caudal, adquirir repu-
tación, conquistar cargos y leal, que jamás las vicisitudes de la vida lograron alterarla, antes bien,
y honores por medio de iniquidades y vilezas,
eso no es. mantúvose siempre igual, tanto en la presencia del amigo como en la ausen-
prudencia.
. El nombre de este carácter moral es cuquería".
. .
1 -I
38 CLAUDIO SÁXCHEZ- ALBORNOZ LOS REINOS DE
f A I F A S
39
io cual me
impedía tener buen humor; además, yo creía, al principio, que
en la hombres como tratas al fuego: te calientas con él,
soledad. Trata a los
reprimir la ira y el mal humor era signo de bajeza de carácter,
y por
el
pero no te metes en medio de sus llamas".
eso me reprimía menos''.
"Aunque la vida social no tuv'iese más que los dos siguientes peligros,
"Otro de mis defectos fué un rencor excesivo que con la ayuda de
con ellos bastaría. Uno es la tentación que se siente, cuando uno adquiere
Dios he conseguido guardar oculto y bien escondido y hasta reprimir la
gran familiaridad con otros, a comunicarles secretos de gravísimas conse-
manifestación de algunos de sus efectos; pero desarraigarlo en absoluto,
cuencias para sí y para el prójimo, los cuales secretos no se habría permitido
jamás; no me ha sido posible. El, además, me ha impedido trabar amistad
revelar jamás fuera de la intimidad. Otro es el peligro de tener que concu-
con aquellos que alguna vez fueron mis enemigos".
rrir a tertulias en que reina la charlatanería indiscreta, tan perjudicial para
"Todas las cosas tienen alguna utilidad. Yo he sacado un gran provecho
la otra vida. No hay camino de librarse de estas dos calamidades, si no es
hasta de tropezar con los necios; su trato ha sido para mí como el choque aislándose en absoluto de todo trato social".
con el eslabón: me encendía
ánimo, hacía hervir de cólera mi espíritu,
el
el que dijo que el inteligente sufre en este mundo; y verdad
"V^erdad dijo
ponía en tensión mi entendimiento y excitaba mi actividad; todo lo cual
dijo tambiénque dijo que el inteligente vive tranquilo. Sufre, en efecto,
el
fué causa determinante de la redacción de algunas de mis obras más útiles,
porque ve el error divulgado y su imperio triunfante, y un abismo de difi-
pues si no me hubiese soliviantado el roce con ellos y los choques que con
cultades que le impiden hacer brillar la verdad. Vive, sin embargo, tranquilo,
ellos tuve, de seguro que no me habría yo movido a redactarlas".
porque no se preocupa por las cosas superfluas del mundo, cuya posesión
"Yo me vi atacado por una grave enfermedad, la cual me produjo una tantos disgustos da al resto de los hombres".
hipertrofia del bazo, y esta hipertrofia engendró en mi carácter una tan
"Muchas son las penurias a que el hombre se ve sometido en este mundo
grande melancolía, mal humor, impaciencia e irritabilidad, que a mi alma
por los reveses de la más grave es la que le
fortuna; pero de todas ellas la
pedíale yo mismo cuenta de aquella conducta mía, porque yo me resistía
iil sobreviene por la convivencia con los individuos de su misma especie, con
a creer que mi carácter moral hubiese cambiado y me extrañaba grande-
los hombres. El daño que el hombre recibe de los hombres es más grave
mente que mi temperamento fisiológico hubiese huido de mí. De aquí
que el que recibe de las fieras rabiosas y de las víboras dañinas, porque de
que yo tenga por cierto que el bazo es el órgano de la alegría, puesto que
este peligro cabe guardarse; pero del peligro humano, es imposible de todo
su trastorno engendra la afección contraria".
punto".
"También me han acusado algunos, de esos que hablan sin discerni-
Del Tauq o Libro del amor, del Ajlaq o Libro de los ca-
miento ni discreción, de haber dilapidado mi fortuna; pero la explicación racteres y de la conducta, y del Fisal o Libro de las religiones,
de esta censura está en decir que de mi capital no he gastado sino aquellas según las versiones de Asín. (Abenhazam de Córdoba, I, 42,
cantidades cuya conservación representaba, o un vicio que la religión 106, 212, 216, 218, 221, 224 y 233).
"El que hace vida social no podrá evitar cuidados que le atormenten,
cia alguna: tanto los entendidos en filosofía, como los sabios en la doctrina
revelada. •
ni pecados de que se arrepentirá en la otra vida, ni movimientos
de cólera
que quemarán las entrañas, ni humillaciones que echarán por tierra sus
le
li
Nosotros no nos creemos obligados a declarar lícito el denominar a Dios
ilusiones.¿En qué piensa, pues, el que vive entre los hombres
y los trata a con nombre alguno por analogía con las cosas creadas que conocemos; antes
f^ toda hora? La fuerza, la tranquilidad de espíritu, la alegría y la salud están
y prohibido, porque en el mundo no
al contrario, eso lo declaramos ilícito
•1
'
'
'*.
1
I
40 CLAUDIO S ÁN C H E Z - A L B O R XO Z LOS REINOS DE TAIFAS 41
existe cosa alguna que se parezca a Dios, con la cual se le pueda comparar de renovar conmigo la polémica,
por analogía. entonces, como párvulos,
comenzad por volver a las escuelas.
Nohay condición ni causa capaz de determinar u obligar por necesidad a Los secretos destinos
Dios para que haga o deje de hacer algo. Dios sería bueno que me prepara Dios y me reserva
y justo, aunque ¡ah! ¡cuánto más excelsos
hubiese abandonado a toda la humanidad, aunque la hubiese creado, como
son que los que vuestro odio apeteciera!
a los irracionales, sin el beneficio de la revelación. ., aunque hubiese creado
.
Yo soy, y no es hipérbole,
infieles a todos los hombres.
la inestimable, la preciosa perla,
en que, salvo mi patria,
La razón humana no es juez competente para decidir acerca de la bon- tacha o imperfección ninguno encuentra.
dad y justicia de las obras de Dios. Pensar así equivaldría a asimilar a Dios El Iraq, ante todo,
con las criaturas. V las regiones que al Iraq rodean
V hasta los habitantes
Todos los que dicen que no es posible que Dios haga sino lo que la de los países de la tierra entera,
razón humana estima bueno respecto de nosotros, todos, menos los míos,
y que no puede hacer unánimes, así me lo confiesan.
o crear lo que ella estima malo, según su modo dé concebir, pueden ser
¡Es que en los corazones
interpelados en esta forma: "vosotros partís, para vuestros razonamientos,
de los míos anida la tristeza,
de lo que observáis en vosotros mismos;
y después, invertís los términos de por la envidia que sienten
la cuestión, cayendo en un error enorme. Porque, si vosotros admitís que de un talento, un ingenio y una ciencia,
Dios es eterno, único, anterior e independiente de todo ser creado, de todo que no alcanzarán nunca,
cuerpo, accidente, sustancia, inteligencia, inteligible, ignorancia, etc.; si, des- como el corcel, vencido en la carrera,
pués, afirmáis que Dios creó las almas en el tiempo, dándoles un ser no alcanza ni aun el polvo
que no
tenían y dotándolas de inteligencia, no tenéis derecho alguno para aplicar que el corcel vencedor tras de sí deja!
al Creador juicios derivados de la decisión de una de sus criaturas tem- ¿Qué me importa la envidia
porales. mientras por los confines de la tierra
en alas de la fama
Del Fisal o Libro de las religiones y del Ajlaq o
Libro de los caracteres
vuele mi nombre? ¡Si el hogar humea,
y la conducta, según las ver.
siones de Asín (158, 178 y 228). es porque en él hay fuego! ¡Nunca el humo
sin el fuego se engendra!"
h "S
42 CLAUDIO SAXCHEZ-ALBORNOZ LOSREINOSDETAIFAS 43
"¡Ya murió Alí Ben Ahmed Abenházam!" Samuel AbuIbrahim. El nieto y sucesor del feroz carnicero granadino nos
¡A cuantos corazones la noticia Granada.
relata en sus Memorias esos primeros tieiyipos duros del reino de
llenará de tristeza!
¡Pero cuántos
Calla en ellas los relámpagos de fiereza de su abuelo, que más de una vez
también acogerán con burla v risas!
la
mató, por su mano, a sus prisioneros eiiemigos. ¡Horas sangrientas y bru-
De sincero dolor ¡ah! ¡cuántas lágrimas
tales! Parejas de las que Sevilla vivió bajo el gobierno del cadí Qasim ben
bañarán de los míos las mejillas!
Abbad y de su hijo Al-Mutadid, no menos enérgico, no menos cruel que
De todo cuanto a Dios he ofendido
otorgúeme el perdón, en aquel Badis, pero con la energía y la cnieldad del gran señor.
día,
en que un eterno adiós daré a los míos
y bajaré a la tumba angosta y fría,
dejando para siempre en este mundo Gonstrucción de Granada
aquello en que cifré toda mi dicha,
para ir en busca del Señor y Dueño, Se fijaron sus ojos en una bella llanura surcada de arroyos y cubierta
cuyo estudio ocupó toda mi vida. Toda la región que se extendía en derredor estaba regada por las
de árboles.
¡Ah! ¡cuan tranquila se hallará mi alma
aguas del Genil que nace en Sierra Nevada. Les llamó también la atención
del triste viaje ante la perspectiva,
la montaña donde se alza hoy Granada y se dieron cuenta de su posición
si de enviar cuídeme por delante
central en relación al resto del país. Delante se extendía la Vega, a cada lado
el viático que el alma necesita!
¡Ah!, ¡qué infortunio, en cambio, los Pasajes de Al-Qawuja y Al-Sath; detrás el monte. Les encantó el sitio
si de víveres
se encuentra entonces mi alma desprovista!" en el que descubrieron toda clase de ventajas. Observaron que el lugar se
De Ben Havyan apud Jaqut, según encontraba en medio de una rica comarca y que alrededor se extendían las
versión de
i Valera. (Asín: Abenházam, 235, 239, 240). instalaciones de los cultivadores del suelo. Juzgaron, de otra parte, que si
algún enemigo viniese a atacar la plaza, no podría proseguir el cerco con
provecho, ni cortarles, dentro ni fuera, los aprovisionamientos necesarios.
Emprendieron entonces las construcciones. Cada uno de los miembros del
GOMO SURGIÓ UN REINO EN GRANADA grupo, andaluz o beréber tomó sus disposiciones para levantar allí una casa,
y hacia la misma época Elvira cayó en ruinas.
El caudillo de que en las horas trágicas de las revoluciones
los bereberes
cordobesas había saqueado Córdoba con el conde de Castilla, Sancho, [no-
viembre del año 1009] y que [abril de 1013] había entrado en la antigua Ataque de los Sinhacha por Al-Murtada
capital del califato al frejite de los feroces berberiscos, desencadenando
en ella un torrente de sangre, se retiró luego con sus tropas a la provijjcia Poco tiempo antes de terminación de los edificios se vio aparecer,
la
de Elbira. Arruinada en ésta la ciudad que había servido de capital desde llenas de avidez, a las arrogantes Taifas en orden de batalla. Los aventureros
la conquista musulmana. Zaivi de que estas Taifas estaban formadas se figuraban que, desde su llegada, la
y los suyos fundaron Granada, al pie de las
colillas, en dojide se había alzado la antigua ¡liberri, ibero-romana.
Allí se ciudad en construcción no podría resistir su empuje ni siquiera una hora.
sostuvo el jefe Ziri contra el ejército de Abd al-Rahman IV, Al-Murtada, Hicieron saber a Zawi —
del que se ha hablado arriba un mensaje por el—
que, proclainado califa por los eslavos ¡airan de Almería que le intimaban la orden, a él y a los suyos, de retirarse ante ellos; le
y Mundzir de
Zaragoza y sostenido con fervor por los legifunistas omeyas. fué traicionado otorgarían el aman, pero de ninguna manera debía prolongarse su perma-
por los primeros en el momento de la lucha con los bereberes ilibiritanos. nencia en Granada; no le dejarían mantenerse allí bajo ningún pretexto.
La ambición y la nostalgia de su patria africana perdieron a Zavoi, y su Previniéndole de esta manera, pensaban conservar las manos libres, porque
sobrino Habus le sucedió en el principado gra?iadino. No fué fácil la conso- se proponían, si obtenían la victoria, no otorgar cuartel a sus adversarios.
lidación del nuevo reino y de la Jiueva dinastía. Intrigas, apetitos La carta en cuestión, firmada por el instigador del grupo, Al-Murtada, fué
de poder,
i ^[1 regicidios frustrados, discordias sociales, pusieron a ambos en trances leída a Zawi, que reunió entonces a sus guerreros y llamó al hijo de su
deli-
cados. De todos triunfó la habilidad de Habus hermano, a su sobrino Habus. Llegó éste con todos sus soldados y penetró
y su buena estrella y, con
ellos, el talento político, la energía salvaje
y la crueldad de su hijo, Badis en la ciudad a la vista de los asaltantes, sin dar un rodeo y sin ocultarse de
al-Muzzafar, seciindados por la astucia y la inteligencia de su visir judío, ellos. Algo menos de un millar de Sinhacha, los mejores entre los mejores.
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44 CLAUDIO S ÁN CH E Z - A L B OR NO Z LOSREINOSDETAIFAS 45
se reunieron
en Granada. Los Taifas arrogantes eran alrededor de cuatro
así obtenido sobre los andaluces en el primer choque con ellos no nos garantiza
mil jinetes. Zawi ordenó entonces (que llevaran a Al-iMurtada su respuesta, la seguridad de nuestras personas y de nuestros bienes. Si un hombre muere
tal) como la había dictado él mismo. Había dicho a su secretario: "No hay mil para reemplazarlos. Les favorece, además, simpatía
de entre ellos, la
añadas nada a lo que te voy a decir. Escribe: "El deseo de aumentar vues- de los habitantes del país, que pertenecen a su raza. Su poder aumentará,
tras riquezas os ha distraído de tal modo, que os habéis olvidado de visitar mientras que el nuestro se debilitará. No podremos reemplazar a los que
las tumbas. Sea como queráis". Y añade: "Sea como queráis". caigan de los nuestros". Consideró, pues, la situación bajo un aspecto que
Cuando los asaltantes recibieron el
mensaje de Zawi, admiraron su inge- creyó verdadero y la juzgó poco alentadora. Al mismo tiempo supo que
nio y se dijeron: "Este hombre no rehusaría someterse a nosotros, si no acababa de morir Badis ben Al-Alansur, padre de Al-Muizz y soberano de
tuviera plena confianza en su propia bravura Qayrawan, y que su hijo era todavía joven. Concibió esperanzas de apo-
y en la de los suyos; o se ha
resignado a la muerte o está lleno de presunción y no piensa que corre derarse del trono decidió partir; pero Alá había decidido de antemano
y
a su pérdida". Y avanzaron en dirección a los Sinhacha. Estos se disponían que Zawi no obtendría principado que ambicionaba
el
y que perdería el
a marchar vigorosamente a su encuentro, pero Zawi les ordenó que
perma- que poseía, que iba a recibir, a su partida, el hijo de su hermano.
necieran en su puesto Zawi tenía varios hijos. Cada uno de ellos valía por sí mismo tanto como
y que no se lanzaran a la carga antes que él hubiera
distinguido la formación de combate del enemigo. Pero los Sinhacha con- cien jinetes, en bravura, vigor y reflexión. Uno de ellos, Buluggin ben Zawi,
testaron: "Lo mejor que podemos hacer es salir a su encuentro. Con ellos, desaprobó la decisión de su padre y le dijo: "¿Has construido el edificio de
é en verdad, no nos queda otra alternativa que vencer o perecer bajo sus
golpes. La sola escapatoria que tenemos aquí abajo es combatirles. Si per-
tu principado para alguien frente al cual tu jerarquía va a reducirse a
un servidor o a la de un criado? No dejes la presa que tienes, por su sombra,
la de
manecemos en nuestros sitios, no nos dejarán escapar y vendrán a sitiarnos, V mantente en tu situación presente, a la que no has llegado sino a costa
a nosotros y a nuestros subditos, viendo que no hemos hecho nada para de mil fatigas y, frecuentemente, evitando la muerte muy de cerca". Pero
rechazarlos. O
perecemos o permanecemos en posesión de nuestros bienes. Zawi le respondió: "Voy a delegar el gobierno de Granada, de entre los
Preferimos morir combatiéndoles, después de haber desplegado todas nues- jeques de Talkata, en quienes me pueda fiar en caso de circunstancias graves,
tras fuerzas, que verles apoderarse de nuestra ciudad". Y salieron en dirección en personas que tendrán la misión de gobernar con energía y de reempla-
al enemigo con el alma llena de audacia y decidida a
muerte y el corazón
la ^ zarme. Entretanto iré a darme cuenta por mí mismo de la situación de
desbordante de ira. No transcurrió más tiempo que el necesario para mover Qayrawan y de cómo es regida tal ciudad. O realizaré mis proyectos sobre
las manos, cuando ya los Sinhacha habían obligado a sus o regresaré a mi capital". Hizo sus preparativos de viaje, que explicó
adversarios a reti- ella
rarse. Huyeron ante ellos en plena derrota, llenos de consternación, públicamente por su deseo de ofrecer su asociación a Al-Muizz y de pro-
y buscó
cada uno con gran trabajo su propia salvación, sin preocuparse de los demás. ponerle que el principado ziri de Al-Andalus podría constituir para él una
Los Sinhacha les persiguieron y los golpes de los bereberes, al caer sobre reserva de material humano, y otras causales parecidas, semejantes a las que
.^11 ellos,hicieron gran matanza, para satisfacer su cólera, V suelen acordarse en los contratos de asociación (mucharakat); y en caso
y se apoderaron de
gran cantidad de bagajes y de armas por ellos abandonadas. de sucesos graves los dos príncipes harían causa común. A los jeques en
Esta batalla constituyó la primera victoria que permitió a los Sinhacha quienes delegó su autoridad para que le reemplazaran hizo prometer Zawi,
afirmar su situación en el territorio que ocupaban. Se les temió desde en- mediante juramento, que no le crearían dificultades y no abandonarían
tonces y sus subditos les testimoniaron mayor lealtad. Gracias a tal
la ninguna de sus prerrogativas, ni a su sobrino ni a nadie; y les explicó que
éxito consoHdaron su posesión de Granada y se les sometieron la mayor su marcha debía ser considerada como una prueba de su solicitud para con
parte de las regiones poseídas antes por los enemigos que acababan de un lugar de residencia mejor que
1
Sin embargo, ^
camino, cuando ya los delegados que había dejado en su capital enviaban
^
Zawi ben
después de haber meditado sobre la situa-
Ziri, mensajes a Habus ben Maksan. Calificaban de estúpida la decisión de Zawi
ción y de haber visto la rapidez con que los andaluces se habían unido e invitaban a su sobrino a apresurarse a venir a Granada, porque era más
contra los suyos y el odio que sentían contra ellos, reflexionó despacio digno que nadie de tomar el gobierno. No debía, añadían, dejar a otro que
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sobre el asunto. Acabó por decirse: "Ahora sé, estoy seguro de no equi- no tuviese su placet, el tiempo preciso para manifestar su ambición. Era
y
vocarme, cuál será en adelante su línea de conducta. La victoria que hemos necesario evitar que ningún glotón viniese con la boca abierta a reivindicar
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46 CLAUDIO S ÁN C H EZ - A L BORN O Z LOSREINOSDE TAIFAS 47
elpuesto dejado vacante por Zawi. Habus no dejó casi transcurrir tiempo no tomaba ninguna decisión por sí mismo y no decretaba nada sin haberles
alguno entre la marcha de su tío y su propia llegada a Granada. Los Sinha- consultado antes; incluso para el consejo de gobierno se reunía con ellos
cha vinieron encuentro y le hicieron presente su sumisión v su fidelidad
a su en un local situado fuera de su palacio, en vez de hacerles venir cerca de
al trono. En su camino, Zawi, hallándose todavía a poca distancia de Gra- él, y lo hacía por delicadeza frente a ellos, a fin de no ofrecerles ningún
nada, supo lo que acababa de suceder; lamentó entonces su decisión motivo de humillación o de antipatía. Les trataba con bondad y conside-
y
hubo de sufrir los reproches de su hijo. ración y escuchaba con benevolencia sus palabras. Tenía la costumbre de
Se cuenta que cuando Zawi llegó a Qayrawan, algunos visires de Al- decir: "Los Sinhacha son para mí como los dientes de mi boca. Si uno de
Aluizz sospecharon sus intenciones y las desaprobaron, por temor de que les ellos cae no podré jamás reemplazarlo". Gracias a ello pudo dar muestra
colocara en una situación difícil y viniera a turbar un agua que había de su fuerza e imponerse a sus enemigos. Todos éstos se dieron cuenta
llegado a ser límpida. Estimaron que la presencia de Al-Muizz en el trono, que les interesaba renunciar a la presa que parecía ofrecer el reino de
dada su juventud, la familiaridad de sus relaciones con el príncipe y la Granada y en paz con su soberano, antes que ambicionar alguna parte
vivir
influencia que poseían sobre él, les sería más soportable que la de un hombre de sus posesiones o dejarse arrastrar del deseo de atacar su territorio.
tan sutil como Zawi, junto al cual no gozarían ni de un átomo de poder.
Se le envió entonces en secreto a alguien que le administró un brebaje
envenenado. Y así murió Zawi (en África). Intrigas en favor de Yaddayr ben Hubasa
el mando exclusivo de las tropas. Habus Alá tenga de él misericordia parte de este asunto, un día que tenía reunión en su machlis. "Estaba yo,
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48 C L A U D I o S A N C M E Z - A L B O R NO Z
dijo, de pie delante de mi padre Habiis — que Alá cuando
le sea propicio —
un jeque de los Sinhacha, que había sido delegado al efecto, vino a decirle:
"Hay un asunto urgente que necesita ser resuelto por ti: me refiero a que
designes desde ahora quién ha de sustituirte en el gobierno y a que le
elijas de entre quienes es de esperar que sean favorecidos por la bendición
divina para conducirse bien con los musulmanes y con tus contribuios.
Porque la muerte puede venir a encontrarte de improviso, a la mañana o a
la tarde". Entonces Abu-1-Abbas, secretario de Habus, dijo: "Nadie como
Yaddayr para sucederte; es puro, es casto y ama al pueblo". Entre los jeques
que se encontraban allí, tenía yo un amigo fiel, llamado Firqan; le había
colmado de beneficios y me había ganado su afecto. Le escuché replicar
a Abu-l-iVbbas de esta manera: "No es oportuno que hables de ese modo.
^
r:
¿Cómo puede tomar el poder otro que el hijo de nuestro soberano, puesto
que este príncipe está al corriente de todos los asuntos? No tiene valor
alguno lo que acabas de decir y lo que ha dicho quien ha hablado antes
que tú. Estoy viendo ya, por Alá, lo que ocurrirá a la muerte de Habus:
Badis le sucederá y como Yaddayr hará la tontería de querer enfrentársele,
le vencerá y le matará". Me agradaron las palabras de Firqan, continuó
Badis, y recompensé por ellas dándole mil dinares.
le
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de los artificios del gobierno. Además, es hermano carnal de aquel a quien
si I
yo quiero hacer daño; nadie podría yo encontrar mejor situado, para
lograrlo, que su hermano. Sólo quiero servirme de él para mi causa. Si mis
t- 4
á
n
m^
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L05REIN05 DETAIFAS
su padre
sultán,
Habus
en algunas ocasiones, a una
tuvo, durante su vida, su
sajes de los Sinhacha; mi abuelo —
Alá le sea misericordioso —
reunió un
gran número de tales cartas; la cifra de los comprometidos por ellas pasaba
consejo de gobierno. Esta casa de campo se encontraba fuera de Granada, de doscientos, todos personajes notables. Badis fué presa de una violenta
allado de un lugar llamado La Rambla, y tenía dos salidas. Los conjurados
irritacióny estuvo a punto de condenarles a muerte.
decidieron aprovechar una de esas idas de Badis a su rminya para organizar
Consultó, sin embargo, sobre el caso a Abu Ibrahim, que le dijo: "Creo
una carrera de caballos en La Rambla y asesinar al soberano cuando saliera
que harás bien de abstenerte de toda sanción con motivo de tales cartas
de su casa para asistir al espectáculo. Se habían revestido de cotas de malla y
que debes guardarte de descubrir a los Sinhacha que están en tu poder. Te
52 C L A U D I o S Á N C H E Z - A L B oR N o Z LOS REINOS DE TAIFAS 53
aconsejo que ordenes que traigan fuego para quemarlas v hacer desapare- necesarias al Estado. Buluggin atacó el pésimo ejército de Zuhayr y en
cer toda huella de las mismas. Siempre es razonable tratar a la gente con menos de una hora fué éste derrotado. Fueron muertos los eunucos que
consideración. Si castigas con severidad -hasta dónde te será preciso llegar? figuraban en él. Zuhayr desapareció y no se le encontró ni vivo ni muerto.
Y contra hombres que son tus soldados y tus sostenes. Busca un medio de Fué la primera manifestación de la fortuna de Badis, como la derrota infli-
arreglar este asunto, pero sin acudir a la solución extrema que pensabas". gida a Al-Murtada había sido la primera manifestación de la fortuna de su
Badis aceptó sus consejos y desde entonces comenzó a servirse de los Sinha- padre. Emprendió entonces conquista del territorio de Zuhayr y añadió
la
cha, empleando los unos contra los otros; otorgándoles larguezas
y haciendo a sus posesiones los distritos
vecinos de Almería. Llegó a apoderarse de la
a los hijos instrumento de la pérdida de sus propios padres hermanos persona de su enemigo Walad Abbas, secretario de Zuhayr y ordenó su
y a los
de pérdida de sus hermanos. Por lo que hace a Yaddayr, no varió de
la
muerte, declarándole personalmente responsable de haber encendido la
conducta, no dejó de atacar los territorios de Badis, ni de renovar sus guerra, y acusándole de muchas maniobras, maldiciones groseras y activida-
golpes de mano, sin cansancio y sin interrupción, hasta que mi abuelo pudo des criminales, de las que antes había sido culpable
vencerlo y encarcelarlo. Se dice que murió de muerte natural, como conse-
y que le hizo conocer.
La soberanía
ejercida por mi abuelo descansó desde entonces sobre
cuencia de una congestión. A
partir de ese momento las cosas se arreglaron sólidas bases su reputación se extendió lejos. Después de esta victoria
y
para Badis, que vio desaparecer su principal cuidado. inspiró tan gran temor que nadie osó emprender ningún ataque contra él,
'* 1
cio por el príncipe que reinaba en Granada, pretendía que los Sinhacha Córdoba. La grandeza de las dos ?nonarquías fué obra de sus dos soberanos:
eran gentes de poco valor Badis y Al-Mutadid. De raza difere?ite, de e?iergía pareja, de ambiciones
y que después de la muerte de Habus sus asuntos
se encontraban muy embrollados. Si juzgaba de tal modo era porque Alá encontradas, su rivalidad no se extinguió sino con sus vidas. El sevillano
deseaba su pérdida y de los eunucos, sus congéneres.
la no superaba al grajiadino en crueldad, ni en escrúpulos morales; pero le
—
Mi abuelo Badis Alá ten^a de él misericordia —
entretanto, en sueños, ,
vencía en astucia. Algunas anécdotas —
las eternas flores de la historiografía
había visto caídos todos los álamos de Granada. Se alarmó hispano-árabe— nos descubren, a
y temió ser la par, sus ardides y su refijiada e insa-
derrotado en la batalla con Zuhayr. Mandó llamar al intérprete de los ciable sed de vengaiiza.
sueños (miiabbir), y le relató su visión. "Tu sueño, le dijo el intérprete, es
de buen agüero. Porque los álamos se asemejan
a los eunucos; no producen
frutos y carecen de raíces sobre que puedan sostenerse. Lo mismo
las A su muerte (de Qasim ben Abbad) Sevilla
y su territorio fueron gober-
ocurre con los eunucos. No hay duda; van a caer y a perecer bajo tus nados por su hijo Abu Amr Abd ben Muhammad ben Ismail ben Abbad;
golpes". Y así sucedió. pero el nuevo príncipe sólo continuó poco tiempo las tradiciones que le
El príncipe confió mando de sus tropas a su hermano Buluggin, que había legado su padre
el
y en lugar de practicar una administración reparadora,
era muy valiente. Badis, a la muerte de su padre, le había concedido en buena y justa, obró como le plugo, sin control alguno. Era un hombre
propiedad todo lo que había querido y le había cedido la parte mejor con enérgico, activo, violento y de firme corazón; por su penetrante inteligencia
ocasión dela sucesión paterna, de la qiíe sólo se reservó las sumas en
especie preparaba de lejos las cosas y fué favorecido por la suerte. No cesó hasta
54 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ LOSREINOSDETAIFAS 55
desembarazarse de (compañeros de su padre): mató a unos a
los visires
Magrib, ocupado en hacer desaparecer a otro hombre en el Hichaz. De
sangre fría, a otros
les arrojó del país y a otros les hizo morir a disgustos
la misma manera se desembarazó de un muezzín de Sevilla que había huido
o dejándoles en la miseria, hasta realizar su plan y convertirse en señor
a Toledo, y allí le maldecía todos los días a la saHda de la aurora, imagi-
absoluto. Tomó entonces el nombre de Mutadid Billah. En 455 [1059] . .
nando estar a cubierto de su odio, por hallarse en tierra extraña. Pero
anunció al pueblo que Hixam (el esterero de Calatrava) acababa de morir.
Mutadid no descansó hasta conseguir suprimirle mediante un ardid, y uno
Declaró que el príncipe difunto le atribuía en su testamento la soberanía
de sus confidentes acabó trayéndole cabeza del muezzín.
la
de toda la Península y entonces se consagró a conquistar nuevas provincias,
Entre los príncipes que dominaban en las vecindades de Sevilla, los
y jefes de toda España reconocieron su autoridad. principales y los más temibles eran los bereberes Sinhacha
Había hecho construir en y los Banu
elpatio de su palacio horcas que cubrió con Birzal, establecidos en Carmona y en los alrededores, en territorio sevillano.
cabezas de príncipes jefes, en lugar de los arbustos que suelen encon-
y Pero empleando, ora la astucia, ora la fuerza, acabó por abatir su poder
trarseen las mansiones de los reyes. ¡Qué placentero es este jardín!, decía. y
por sembrar entre ellos el desorden, hasta que consiguió expulsarles de la
En suma, nadie alcanzó en su época tal grado de energía, actividad, dureza región llegó a ser en señor indiscutido.
4
y ella
y violencia. Se le comparaba al abbasí Abu Chafar Al-Mansur. Inspiraba
\
antes al contrario, el Profeta nos acicate para provocar en el espíritu de la escuela primera la incredulidad
ha mandado que la entendamos bien v la
practiquemos".
"Pero aún hay más: la mayoría de los adeptos y para que reposen tranquilos en su falta de fe, puesto que no ven en la
de esta escuela no hacen turba de sus adversarios sino hombres que tan neciamente piensan".
sino aprender las tradiciones transmitidas
por el conducto de Muqadl Ben "Pero hay más aún: en la hipérbole de su locura llegan al extremo de
Sulayman o de Adahaq Ben Muzahim o las contenidas
en el Comentario alco- calumniar nuestros libros (que no conocen, porque ni los han estudiado, ni
M
¡r >
•
4
'1 y en vivir tranquilo sino cuando en Granada sólo
lenguas. Pero quizá quedaran bereberes y esclavos negros. Fijó el viernes
esto sea tan sólo ahora, pues la mayoría siguiente para la ejecu-
de las lenguas decaen y hasta des- ción de su proyecto, cuando todo el pueblo
estuviese reunido en la mezquita
aparecen al decaer el imperio político del pueblo
que las habla e invadir catedral; pero como no emprendía nada
sin consultar al visir, el judío que
su país otros pueblos o al ser aquél trasladado a otras tierras
y mezclarse gobernaba todo, le consultó también secretamente
con otras gentes, pues lo sobre el plan que había
(I que fija y conserva
lengua de una nación, así
la concebido y le ordenó que no lo divulgara; añadió
como sus ciencias y su historia, es únicamente la fuerza de que estaba formalmente
su imperio polí- decidido a ejecutarle, le aprobara o no. El judío juzgó malo
tico acompañado del bienestar alegre el proyecto e
y del vagar de sus habitantes; en intento apartar de él al príncipe; le pidió que esperara que
cambio, pueblo que pierde su imperio político y reflexionara
y se ve dominado por sus maduramente sobre consecuencias de tal acción. "Supongamos le dijo
las
enemigos y lleno de preocupaciones por el temor,
por las necesidades, por que todo pasa según vuestros deseos; supongamos
la vil condición a que está sometido
que conseguís exterminar a
de trabajar en servicio de sus adversa-
nos, puede ya darse por segura en él la m
los árabes
y no tengamos en cuenta los peligros de una tal empresa; supon-
muerte de sus ideas y hasta cabe f
gamos que habéis reducido a la imposibilidad de
a veces que ello sea causa ocasional de la haceros daño a cuantos
desaparición de su lengua propia habitan en vuestra capital
del olvido de sus orígenes e historia y en vuestros dominios; pero, ¿creéis que entonces
y de la pérdida total de sus ciencias Es los otros hombres de raza árabe
(del resto de Al-Andalus) olvidarán la
este un hecho de experiencia sensible,
además de acreditarlo con toda evi- desdicha que ha golpeado a sus compatriotas?
dencia la razón. Ahora bien, desde que el pueblo ¿Creéis que permanecerán
siriaco perdió su imperio tranquilos en sus casas? Ciertamente no;
los veo ya acudir furiosos; cada
político por completo, han transcurrido millares
de años, de los cuales basta uno blandirá su cimitarra sobre vuestra cabeza;
una mínima parte para que su lengua se haya enemigos innumerables, co-
olvidado del todo. ¿Cómo, mo las olas del mar, caerán sobre vos
pues, no se habría de haber perdido, por y sobre vuestros ejércitos" Pero
lo menos, la mayor parte de ella^' Badis no quiso escuchar el consejo de
su visir; le hizo prometer que guar-
Sin embargo, sólo Dios sabe la verdad.
daría secreto
y dió órdenes al oficial encargado de reunir al ejército a fin
Del Kitab al-Ihkam al-Ahkam de Ben de que todo estuviera preparado para
fi usul Hazm el viernes, día en que contaba
ejecutar
(Trad. Asín, AI-Andalus, IV, 276). su plan; ese día los soldados debían
estar completamente armados
debía pasar revista. Pero la inquietud se
y se les
extendió por toda la ciudad y se
dice que el judío envió secretamente,
cerca de los principales musulmanes
UN JUDIO, VISIR EN GRANADA muieres que les conocían,
y que así les hizo aconsejar que se abstuvieran
de ir a la mezquita el viernes siguiente
Badis rigió
el nuevo reirio granadino, apoyado
y que por el contrario se ocultasen
en sus soldados; y con Los árabes de Granada conocieron, pues, el
ellosextendió sus fronteras a Málaga propósito de Badis;
se guar-
y a Córdoba. En Granada había desde daron bien de acudir a la mezquita
siempre una numerosa población israelita, hasta y el día señalado nadie concurrió a ella
el punto de que solía llamar^ a excepción de algunos hombres
del bajo pueblo que no encontraron en
la'
i«ii<
^4 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ LOS REINOS DE
TAIFAS
mezquita sino 65
a los jeques bereberes a otros hombres también pertene-
y por un profundo dolor; lloraron su muerte lanzando largos gemidos. Ismail
cientes a las clases bajas de la sociedad Furioso al ver fracasar su proyecto, había hecho estudiar a su hijo Yusuf (José), llamado Abu Husain;
le
y convencido de que había sido traicionado el secreto, hizo venir a su había dado como preceptores sabios de diferentes países
visir
y le reprochó haber descubierto sus planes. El visir negó la acusación y le había reco-
mendado apHcarse al conocimiento del estilo epistolar. Cuando el joven
de que Badis le hacía objeto
y dijo: "¿Cómo podéis reprochar al pueblo hubo terminado su formación, su padre le alcanzó la secretaría del hijo de
que esté prevenido? Habéis armado
y reunido todas vuestras tropas sin su señor, Buluggin ben Badis, príncipe heredero, cuya muerte
mnguna razón; no habéis anunciado que os ibais a poner en marcha preparó
con Yusuf. Cuando murió Ismail en la fecha indicada, Badis concedió
su con-
ningún enemigo os ataca; y al no hallar motivada la reunión
ellas;
del ejér- fianza a José; le agradaba su compañía y miraba al hijo como sustituto de
cito, el pueblo ha sospechado, naturalmente,
que era a él a quien queríais su padre.
combatir. En lugar de enojaros, debíais mejor dar
gracias a Alá que os ha Del Matin de Ben Hayyan (Según versión francesa
preservado de una venganza, porque en lugar de reunirse de Dozy, Al-Bayano' 1-Mogrib, 94).
todos contra vos,
para atacaros, vuestros subditos han permanecido
tranquilos en sus casas.'
Considerad el caso a sangre fría, porque un día aprobaréis
mi manera de
ver y encontraréis excelentes los consejos que
os he dado". Un jeque sinha-
cha apoyó al visir y Badis se dejó persuadir al cabo
y Alá le abrió los ojos. FORMULAS DE DOCUMENTOS NOTARIALES SOBRE
PROBLEMAS DE DERECHO MATRLMONIAL
El derecho matrbnonial es excelente espejo para
reflejar la organización
Este hombre maldito (el judío), aunque Alá no le había hecho conocer la de la familia en cualquier pueblo,
y mejor que los preceptos legales a él
sola religión verdadera, era sin embargo un hombre superior, poseía extensos relativos sácanle a plena luz las actas
de aplicación del derecho. He aquí por
conocimientos; sufría con paciencia conductas torpes; a un espíritu lúcido
las qué tiene^ gran interés el capítulo relativo al matrimonio, del
forvmlario de
V notable por su vivacidad, a maneras dulces un notario toledano del siglo XI, Ben Aíugayt, muerto en
y amables, unía un carácter 459[1066-1061],
firme, hábil
y sagaz. Siempre de una cortesanía exquisita, sabía aprovechar Las fórmidas del mismo, que transcribo, completan
el cuadro de la sociedad
todas las circunstancias, poseía el talento de halagar a sus árabe de la época de los reinos de Taifas.
enemigos y de
ganarlos y desarmar su odio por su dulzura. ¡Qué hombre extraordinario!
Escribía en las dos lenguas (árabe
y hebreo); había estudiado la literatura
de las dos naciones; había profundizado en los primores de
se había familiarizado con los escritos de
la lengua arábiga De la pérdida de la virginidad por accidente. — Cuando una niña
y los gramáticos más sutiles. pierde virginidad, su padre hará levantar la siguiente acta: "Fulano,
la
hijo
Hablaba y escribía, pues, el árabe con una gran facilidad; de fulano el fulani, requiere testimonio de
empleando que ha sido designio de Alá
tal lengua en sus propias cartas (honrado y exaltado sea) que su hija fulana, virgen, sometida
y en las que enviaba en nombre del soberano; a su potestad,
se ser\qa de las fórmulas habituales a se cayera de un peldaño o de una escalera...
los musulmanes, dirigía alabanzas a
precipitándose desde él, o
Alá, imploraba la bendición de Alá para
Mahoma nuestro Profeta, y exhor- cayendo sobre tal o cual cosa,
y que se perdiera su virginidad, lo cual es
taba a quien recibía la carta a vivir divulgado por su padre fulano, cuando ella es aún
piadosamente según los preceptos del impúber, al tiempo de
islamismo, cuya benéfica influencia glorificaba.
En resumen, habría podido ser depuesto este testimonio, para
que así sea público y notorio entre las
creerse que sus cartas estaban escritas por
un buen musulmán, ni más ni gentes, evitando con ello la degradación
moral de su hija,
menos. Sobresalía, además, en las ciencias de los cuando llegue a la pubertad no crea nadie más y para que
antiguos (de los griegos), de lo que en este docu-
las ciencias exactas, mento se dice haberle acaecido pecando quien otra cosa
y sobrepasaba a los que se consagraban a ellas, por su' creyere y se lo
conocimiento de la astronomía, que había estudiado imputara a fulana, difamándola con ello. Requeridos
con atención minu- por fufano, hijo de
ciosa. En las matemáticas
y en la lógica poseía conocimientos suficientes; fulano el fulani, dan testimonio de lo que
ha hecho constar en este docu-
pero era superior en la dialéctica mento
y en tal terreno vencía siempre a sus . todo lo cual se verifica en tal mes de tal año".
.
. ,
adecuada para su hija y se obligue a cumplir las condiciones que documento, quienes lo conocen y le oyeron lo aquí contenido,
él crea hallándose
él en estado de buena salud
convenientes; asimismo le encomienda el cobro de la parte
contante de la
y plena capacidad; todo lo cual se verifica en
tal mes de tal año".
referida dote, instituyéndole en su lugar respecto a
su hija, en virtud de
mandato de delegación completa y fulano acepta
. . .
; esta facultad como Escritura de ausencia del esposo. —
parte mtegrante de su mandato. Dan ." "Los testigos cuyos nombres cons-
testimonio. .
le
I
Ihmiaron—
Z
y en el gobierrio
LOS REINOS DE TAIFAS
69
sumas de dinero del tesoro real
del reino. Badis fué co72te?nporaneo de Al-Miitadid,
de Sevilla. Si el hijo y
-'I
y de haberlas enviado fuera de la cortj
sucesor de éste, Al-Mutamid, fué poeta, el nieto del rey M. abuelo examino la denuncia y se dio cuenta de la desavenencia
grajiadino —Dozy le que había
surgido entre las reinas
madres y Sayf Al-Dawla, y éste incurrió
tuvo por sobrino— Abd Allah, fué historiador. Se han descubierto no hace a la vez
mucho fragmentos de en los reproches de su padre
sus Memorias. En imo de ellos nos pinta los postreros y de las damas. Estas hallaron además un
aííos del gobierjio
de su abuelo. Su cuadro de una corte musulmana en los
modo de excusarse de la acusación calumniosa de que
eran víctimas y Savf
tiempos que precedieron al asesinato del segundo visir Al-Dawla viendo que su padre se había colocado
judío de Graiiada, en de parte de (las' reinas
madres) hubo de reconciliarse con ellas
1061, tiene valor inapreciable para conocer la España imisidmana
de la
y al fin de cuentas toda esta historia
época. He aquí algunos pasajes de tales Memorias. cayo sobre la cabeza del ,udio, lo que no hizo
sino acrecentar su odio v su
deseo de venganza, en el momento mismo
en que el decreto divino iba
a hacer de el instrumento de la
pérdida de Sayf Al-Dawla
El judío, cuando sus relaciones con éste
Estampas de la vida de una corte andaluza comenzaban a alterarse había
retenido en su provecho una gran
parte del monto de los impuestos
pro-
El vementes de Guadix. Sayf Al-Dawla se quejó
visir judío reunió a sus confidentes
v les comunicó las malas dispo- de ello a su padre "El cerdo"
se arreglo entonces para invitar a
siciones para con
de Sayf Al-Dawla. El más inteligente y sagaz de entre
él mi padre a su casa a beber, v cuando
es-
ellos le dijo: "No cuentes con
tuvo borracho ordenó a sus hijos
b\ mantenerte en el gobierno' a la muerte'del y a las mujeres de su morada que se
presentasen cubiertos con trajes de duelo.
señor (Badis ben Habus) y no esperes nada
de Savf Al-Dawla. Mejor será Mi padre, emocionado por sus
actitudes
que pienses en quién vas a colocar en el trono
si* muere el príncipe.
y sus llantos, dijo al visir: "¿Quién ha muerto en tu casa' -La
¿Lo causa de nuestro duelo, replicó el
has decidido* va? Arréglatelas para envenenar judío, es el hecho de que una gruesa
a Savf Al-Davvla, su hermano
de dinero no ha podido serte entregada,
suma
Alaksan carece de carácter. Si haces morir al uno con motivo del retraso de los súbdi-
y aseiruras el trono al otro, U)s del reino en pagar los impuestos.
este no olvidará el servicio que
habrás hecho".' El vtsir concibió entonces
le Pero hoy será un día feliz para los míos.
el propósito de administrar a
Tranquiiza a mi familia escribiendo un
Sayf Al-Da^^ia un brebaje envenenado. La billete en que me dispenses
de
cosa le era tanto más fácil cuanto que mi
en su campañía
padre se entregaba con frecuencia
y aun en su casa a repetidas libaciones. Conforme a su
tS V IT' '" ^^
'T M '' '"' '"'"^^'^^- ¡L°« "líos ^on presa del
'^r
^^"^^^[^'l^^ ío'»^» í" generosidad redactando ese re-
costumbre un día fué a beber en casa del visir. Apenas
cZ" í-, ^''P'"'k'
P°' °''''""'
salió de ella comenzó r;L ^ ? '° *!"" '^^^^^ba, mi padre extendió el
a vomitar •'" .'^^"°ü'' '"'" '"''"''° ^'^ ^^g"''^^ ^ "^^ del soberano
y cayó por tierra, y sólo con gran trabajo pudo ponerse en camino Bad,sW^l'''H
(Kadis)
para volver a su morada. Su agonía duró dos
días y acabó muriendo — y le di,o: Tu hi,o gasta su dinero con los visires
y por beber
que
Ala sea misericordioso con él. '!""' ^" ^"^ " '^'^^^^ P^g^^°- ¿D^^"é se queja
He escuchado
a uno de los oficiales de eunucos
tlnr^-S^fT
por tanto.- n'
Sayf Al-Dawla se expuso una vez más a los
de Badis el relato reproches de su
siguiente: "Un Sayf Al-Dawla me envió a buscar y me dijo: "Ve a
día
ver había decidido el fin de su vida.
a las reinas madres
y diles que tengo la intención de hacer perecer al judío". Quiera Alá que le sirvan ¿n el otro mundo
\o le respondí, continuó el eunuco: "No quiero encargarme
de tal comi-
sión, porque sm duda (el judío) será
informado (de tus palabras). Si real-
mente quisieras matarle, sería necesario que no dieras '^' "' P"^'' ^"^ '""y
reinar
P«r 1^ población
la justicia. Las gentes
que era su estado de ebriedad el que le inspiraba
Otra circunstancia había ya antes contribuido a
tales pensamientos". uZT" ^ Py°y.^;í"0" matar
cursor de su perdida, que
sólo retardó
al judío. Esta agitación fué el signo
el temor al
pre-
castigo del soberano.
envenenar las cosas. Cont,nuo persiguiendo con odio a
Mi padre mantenía relaciones nada amistosas con las la familia de Awlad al-Qarawi y afirmó
reinas madres quie-
nes habían educado a su hijo Al-iMuizz, í"^ "^T '"' '^''"^^™^ ^^'''^" ^'^''^^^ ^ ^" ^ijo el abuso
mi hermano, y le negaban el ^
conHnn H '''""'
T
1
dinero que daban con largueza al muchacho. '•' "' P""'" '^' ^"' ^"° í^^'bía perdido la vida. Los
Mi padre hubo por ello Avv
Awlad n P"'"
de recurrir al judío para procurarse plata. Como al-Qarawi
.
tuvieron que sufrir grandes
las princesas se lo repro- males con motivo de tal
acusación: fueron expulsados de
chasen y procuraran impedirle que frecuentase los lugares que habitaban, les
fueron toma-
al judío, éste acabó por
dos sus bienes
apercibirse de ello;
y mi padre y él se pusieron de acuerdo para denunciar y algunos de entre ellos, visires adictos a la persona de mi
padre fueron condenados a muerte.
a las mujeres ante el soberano Y sin embargo el verdadero culpable
y para acusarles de haber sustraído algunas permaneció al abrigo de toda sospecha.
70 CLAUDIO SÁXCHEZ- ALBORNOZ
LOS REINOS DE TAIFAS
Cuando Sayf Al-Da wla fué muerto, el judío procuró imitar a los minis- 71
Llevado de su deseo de vengarse de los Abbadíes,
tros de^ los Abbasíes, los Barmecidas, se esforzó en asegurar la sucesión probó su talento en el
y curso de la guerra de Málaga
de mi tío Maksan. Por entonces mi abuelo era ya viejo, y se atrajo la simpatía de algunos grupos del
\ y con ocasión de la e,ercito en esta ciudad, donde ejercía
!
edad v de la muerte de su hijo, dejó de continuar sus conquistas mando a las órdenes del Lneral
abandonó y Muqatil ben Yahya, que la regía. Muqatil
al judío
cuidado de ocuparse, en su lugar, de los asuntos de Estado. El
el cada vez que se realizaba una
expediaon militar en tierras de Ben Abbad, no
visir pudo entonces ejercer el poder a su gusto. dejaba de informar (al sul-
El solo deseo de mi abuelo, tán Al-Muzaffar de la capacidad de
el más vivo que había dado muestra Al-Naya
y al que consagró todos sus esfuerzos fué la toma de Málaga a talpunto que no estaba lejos de atribuirle todo
Habiendo llegado al cabo a lograr sus ambiciones, con la entera sumisión el mérito del éxito. Tanto
y tan bien le alabo que el soberano acabó
de la ciudad, se juzgó satisfecho por enviar una orden por la que
y no pensó sino en gozar de su poder. asocio a los dos en el gobierno de Málaga,
Esto fué causa de los disgustos que hubo de sufrir en seguida, de la que Al-Naya fué en ade-
porque con- lante caid como Al-Naya continuó desplegando una gran
Muqatil.
cedió su entera confianza a sus visires actividad
y a los gobernadores de los territorios,
como contaré a continuación y su reputación siguió creciendo. Al-Muzaffar aumentó las gracias que le
Comenzó entonces un período de paz
. . .
I
\\\
I
«
i
72 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ
LOS REINOS DE TAIFAS ycj
cara a cara: "¿Deseasmatarme como has matado a mi hermano?" Estas pa-
labras hicieron gran impresión en el judío.
designar a Al-Muizz como heredero presunto. Temían que Maksan (una
Maksan tenía, además, una vez en el poder) las tratase con violencia
conducta detestable, no tenía respeto por nadie y las castigase de la afección
v hablaba groseramente; que sentían por su soberano y del cuidado que habían
lanzaba tales amenazas que acabó por ser odiado puesto en su educa-
por las gentes de la corte ción. El decreto de expulsión de Maksan vino,
de su padre; sele detestaba y se presentaron varias pues, a colmar sus esperan-
quejas contra él al sobe- zas. Mi tío saho de Granada en las peores
rano. Por su parte la madre de Maksan había condiciones, lleno de angustia
cesado de
mantener amistad
con el visu:, que había tratado de captar la voluntad y de terror. Unos aconsejaban su muerte, otros se oponían a ella y encon-
de su hijo, y había traban que bastaba con prohibirle vivir en el reino.
mostrado su preferencia por su tío materno, un judío Acabó por irse por un
llamado Abu-1-Rabi camino conocido, pero la muerte del judío en la forma
ben al-Alatum, que era perceptor de las rentas de que voy a referir
los arrendamientos de los iba a librarle de sus tormentos.
dommios reales. Le
escribía constantemente para pedirle dinero
en prés-
tamo. El visir tuvo celos de su tío
y decidió perseguirle así como a la
madre de Alaksan y a quienes le rodeaban. Forjó Complot del judío
contra ellos cerca del
sultán una acusación mentirosa, para la
que se procuró testigos entre las
gentes de la corte que querían mal a Maksan.
Se excitó de tal modo al
En efecto este cerdo -que Alá le maldiga-, ante la
agitación de las
soberano contra los acusados que éste, lleno de mujeres de palacio, viendo que cada uno de los
repulsión por el crimen de clanes que formaban deseaba
que se les acusaba, ordenó la ejecución de la el advenimiento de aquel de los
hijos o nietos del sultán que unas u
madre de Maksan, de sus otras
nodrizas y de un cierto número de mujeres habían educado
de su servicio. En cuanto al y dándose cuenta, de otra parte, del cambio de disposición
tío del visir éste le asesinó traidoramente de su señor para con él
en su casa cuando se hallaba bajo y de la constancia de Al-Naya en procurar su
el imperio del vino, por las pruebas ruina
que había dado en ésta y en otras y de atentar más y más contra su honor, no encontró en la tierra
ocasiones de su desacuerdo (con él). Evitó los ningún medio de huida
reproches del príncipe por y no supo cómo salvarse. Consultó sobre el caso a
este asesinato enviándole una suma
considerable. El soberano aceptó los mas sensatos de los doctores
judíos que le rodeaban
hubiera deseado que matase un judío cada día, y y uno de ellos le
dijo: "Procura salvar tu cabeza
para recibir más dinero y envía delante de ti el monto de tu fortuna
cada vez. a país que quieras, e irás a habitarle
rico y en seguridad. -"Eso sería posi-
Algún tiempo después Al-Muzaffar ordenó ble —respondió— si no supiera de
^jl la expulsión de su hijo de antemano lo que entonces pasaría: no
su reino. Una de las causas principales de tal orden fué la circunstancia
dejaría el Príncipe Excelente de
enviar un mensajero al soberano del país
siguiente: el sultán salió un
día para pasar revista a las tropas regulares donde me
hubiera refugiado, para decirle: "Mi visir ha
salido de mi reino
con ocasión de las hostilidades contra Ben
Sumadih (de Almería) llevándose mis riquezas; o me le entregas
Uno' o te haré la guerra". ¿Crees que el
de los oficiales del ejército se presentó a otro tomaría partido por mí contra
él y le dijo: "No está bien que el rey de Granada? Es una solución
por
coloques a la cabeza del ejército a tus servidores Ja que solo podré decidirme
y a otros personajes y que en el caso en que pudiera dar a ese soberano
apartes del mando a tu hijo. Envíanosle una parte del territorio de mi amo,
para la expedición; le seguiremos lo que haría estallar la lucha entre
cualquiera que sea la suerte de nuestras armas". ambos. Entonces estaría seguro cerca de
Se refería a Maksan. Estas aquel a quien yo hubiera puesto en
palabras atormentaron a Al-Muzzafar, posesión de ese territorio, no podría
por la irritación que le causaba la con- entregarme puerto que gracias a mí
ducta de Maksan, tal como la veía o como se la habría conseguido a la vez un nuevo
contaban, y temió que detrás dominio y gran gloria". Se pusieron
de tal ruego existiese el
proyecto de apartarle del poder entonces de acuerdo para escribir a Ben Sumadih
a su hi)o.
y de confiárselo (de Almería), porque era
Por su partejudío sintió un gran pánico al escucharle
el con quien mas convenía (tratar), vista
mas tarde: "Tuve ese día la convicción de que iba
y dijo la proximidad de sus estados (a
a ser asesinado". Comu- Granada) y la facilidad con que podría
nico sus sospechas al sultán obtenerse de él todo el concurso
y éste ordenó en el acto que su hijo fuese necesario.
expulsado de sus estados. Le hizo partir
con uno de sus servidores, que El enviado de Ben Sumadih, Ben Arqam,
debía acompañarle hasta fuera del territorio. que eligieron para tal misión
El judío —Alá le maldiga— me ha contado lo que sigue: "Fui recibido un
día por Al-Muzaffar —Alá
recomendó a tal esclavo que le llevara a cierto lugar que le precisó, donde, le sea misericordioso—. Fué en una
lejos de todo de sus residencias de
recreo, a la que se
mundo, podría cortarle la cabeza. Mi hermano Al-Muizz
el
había trasladado. Estaba en compañía
había sido educado por mi abuelo; las princesas que habían sido de Al-Naya y el judío estaba detrás
muy con- de el. Al-Naya se apercibió de la
presencia de un médico judío del cortejo
sideradas por él, le tenían gran cariño en
recuerdo de su padre. T¿das se del visir. Ordenó entonces que
le hicieran una afrenta
pusieron de acuerdo con el judío para hacer
desaparecer a Maksan hacer bajarse de su cabalgadura en presencia
y que le obligaran a
y del príncipe. Al-Naya mostró en
74 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
esta circunstancia
LOS REINOS DF TA I FAS ye
la mayor insolencia y ofendió gravemente al iudío que
se irrito violentamente y dijo a Eligió, pues, un cierto número de personajes importances entre los
Ben Arqam: "¿Qué piensas de estos malos
tratamientos.^ No puedo soportarlos más. Si no podéis nada en mi Sinhacha y los Abid cuya traición temía; aconsejó al sultán que los enviara
favor a las principales plazas fuertes e hizo redactar los
me va a ser necesario acudir a otros".
Ben Arqam le dijo entonces: "Eres rescriptos en que se les
capaz de resistir con tesón en casos nombraba. Les dijo bajo secreto: "Sois mis hermanos. Habéis
semejantes. ¿Qué necesidad te impulsa sido humi-
a dirigirte a nosotros cuando llados como yo lo he sido. Lo sabéis bien. Sé qué
tienes bajo tu mano al pueblo puntos desaprobáis del
v estás encar- gobierno del sultán y lo que os interesa y lo que no os
gado de recaudar los impuestos,' El sultán interesa. Su reinado
no ha cambiado nada de tu posi-
ción. Solo pueden molestarte los será por siempre para vosotros motivo de vergüenza
aguijonazos que recibes de ese difamador. y deshonor. He dado
Arréglatelas^ para soportar las cosas consejos al soberano sobre la conducta que debía
con paciencia en espera del momento seguir, pero no los ha
en que el señor (Badis) muera, tanto aceptado. No se puede, sin embargo, contrariar sus
más cuando que va es viejo. Entonces mandatos. Pero temo
conseguirás ascendiente sobre su nieto hoy que confíe los puestos de mando de este noble país
i«i AI-.Muizz y gozarás a su lado de y de sus magníficas
una situación análoga a la que has fortalezas a gentes del partido de Al-Naya, de
tenido cerca de 'su abuelo. Es para ti quienes todos habríamos de
el sufrir, cuya presencia nos impediría permanecer
medio mas fácil de salvarte". El judío dueños del gobierno que y
le respondió: "Haría con
gusto lo
que me dices, pero Al-.VIuizz es todavía
muy joven y está bajo la influencia
nos tendrían bajo sus botas. No
podríamos entonces, aunque nos mole'stara
de las reinas sino recurrir a Al-Naya. Pero si por el contrario nos mantenemos
madres y de las mujeres del palacio. firmes
¿Cómo puedo aspirar a en nuestras fortalezas, mientras los miembros de
alcanzar éxito contra ellas? nuestras tribus continúan
.\li misma situación sería en tal caso todavía
mas critica, vista la en la capital, no osará dispersaros. No tardará así en perder influencia
oposición de sus intereses. Sé de otra y si
parte, de fuente quiere cambiar
segura, que ,oven príncipe no me estima, por la
el el estado de las cosas, le mataremos. Si el sultán se
acusación de que sov mu¿stra
objeto de haber envenenado a su riguroso contra uno de nosotros y decreta su
padre. He refle.xionado mucho sobre destierro, por consejo de
todas Al-Naya, el perjudicado por tal orden no tendrá sino
estas circunstancias
y no me permiten otra solución que plegarme a Al- que refugiarse en la
I.
iVlutasim .
1 r o fortaleza de su aliado". Sus interlocutores
aprobaron sus palabras tanto
Ben Arqam continuó más cuanto que estaban ávidos de obtener puestos
así su relato: "Penetré cerca de gobernadores en el
de Al-Muzaffar para país,
referirle a medias palabras mi conversación con y se apresuraron a ocupar sus cargos. Por este medio hizo enviar a
el visir y le dije: "Mantente
en guardia, que Alá te asista, no eres \ahya ben Ifran a la ciudad de Almuñécar, a Musakkan
todavía tan viejo,' no tienes edad que ben Habus al-
te obligue a descuidar el Magrah a Jaén y a otros personajes a otras capitales. El
gobierno". Esperaba con estas palabras judío manifestó al
a pedirme explicaciones
moverle sultán que estos nombramientos eran
excelentes para él
suplementarias, para poder contarle una
parte de de las ciudades importantes sólo podía estar
y que la defensa
la his ona. Pero llamo al asegurada por grandes perso-
judío y le dijo: "Ve a buscar a Ben
Arqam. pre- najes. En cuanto a los gobernadores
gunta e la razón de que me haya dicho destituidos, el soberano creyó firme-
"Mantente en guardia" y hazte dar -.M.
por el las e.xphcac.ones necesarias". Ben mente que habían incurrido en negligencia e incuria,
Arqam continuó: "Ef judío vino pues Badis' tenía tal
a verme confianza en el judío que a nadie escuchaba sino
y me puso al corriente del asunto. Quedé estupefacto y como a él, para asegurarse de lo
muerto y no supe qué responderle. "El que hubiera de verdad en las acusaciones falsas.
cerdo" concibió entonces sospechas
sobre mi, escribió a Al-.Mutasini
y le aconsejó que me relevara de mi
misión y que la confiara a alguien
seguro, que pudiera enviar (cerca
de
Badis). Designo aquel al efecto Asesinato del visir
a su hermano de leche
y le ordenó que
se entendiera con el judío.
Mas era difícil encontrar 'una estratagema
para apoderarse del poder en El judío escribió entonces a Ben Sumadih para
Granada, puesto que esta ciudad er^ un avisarle que los sediciosos
I
habían sahdo de Granada
vivero de soldados
y los Sinhacha que en ella se encontraban no po- y que no quedaban en la ciudad sino personajes
sin importancia, que su sable
dían aceptar que asi ocurriera. segaría (como espigas) al entrar en ella. Añadía
Por ello el enviado de Mutasim dijo
judio: No te metas ni metas a
al que estaba pronto a abrirle las puertas de
.Mutasim en un asunto que no puede Granada cuando emprendiera su
llevarse expedición y se pusiera en camino hacia ella.
a cabo y no va>as a Se desinteresó de todas las
comprometerte frente a Al-Muzaffar, que
es rico y plazas fuertes a excepción de las
que puede sostener la guerra. Corremos capitales de provincia; y ocultando su
riesgo de que nos cubra de ver-
güenza; seras la causa de tu pérdida inter\^ención, hizo que dejasen de ser
enviados los aprovisi¿namientos y el
y de los daños que Al-Mutasim pueda armamento necesarios a las guarniciones de las primeras, a
sufrir .
Ante este consejo, "el cerdo" juzgó que fin de que 'hu-
debía expulsar de Granada biesen de ser evacuadas. Al-Muzaffar, sin
a todos aquellos de quienes embargo, no sospechaba nada y
podía temer la sedición.
se entregaba a la bebida a la holganza. Los ocupantes de
y las plazas fuertes,
'
76 CLAUDIO S Á N- C H E Z - A L B O R X O Z
LOS REINOS DE TAIFAS
viendo que se desinteresaban de ellos jy
y que el sultán no se mostraba más a sus
OJOS aceptaron como cierto el rumor de que había
visires
y de consejeros. Al-Muzaffar estaba lleno
de temor y no contaba
muerto. Entonces comu- gran cosa. Les guardaba rencor por la suerte
nicado entre ellos un santo seña, abandonaron que habían reservado a su
y las fortalezas y las regiones visir, sm saber de qué delitos se había
que defendían. Los soldados de Ben Sumadih hecho culpable y sin creer lo que
llegaron en aquel momento y se le decían de el. Pero se resignó a su
presencia
apoderaron de ellas y no quedó otra plaza fuerte
en poder del rey que la de y procuró atraérseles y tener
paciencia hasta el momento en que pudo
Cabrera, en las proximidades de Granada, recobrar su territorio por las
en el camino de Guadix. El judío armas y reducidos a obediencia, en la forma
envío en el acto un mensaje a Ben Sumadih que referiré en seguida.
para urgirle a ponerse en marcha
contra la capital De
y para advertirle de que nadie le impediría avanzar. Pero Ben las Memorias de Abd Allah, último rev Ziri
bumadih encontró un pretexto para no hacer de Granada (Según versión francesa de Lévi-Pro-
nada y tuvo miedo de em- vensal. AI-Andalus,
prender una expedición contra una ciudad 1935, III, 283, 291, 293 295)
como Granada. Sin embargo el
foso abierto entre el judío
y la población se ensanchaba y aumentábanlos
disturbios. El judio, por temor al
populacho, abandonó 'su casa para ir a
habitar en la Alcazaba, hasta el
momento en que sus esperanzas se hubiesen BEN AiVíMAR Y AL-MUTAMID
realizado. Esto disgusto a los
habitantes de Granada, como la construcción
por su orden de la fortaleza de la Alhambra,
a la que se proponía trasla- La vida real de muchos hombres públicos
darse con su familia, cuando Ben ha sido una fantástica novela
Sumadih penetrase en la ciudad, hasta de aventuras. Pocas de esas vidas peregrinas
que se restableciera el orden. Toda la han alcanzado los contornos
población granadina, tanto la plebe de la existencia del pobre joven del
como la aristocracia, acabó por indignarse de Algarbe que fué Ben Ammar. Nacido
la perfidia del judío con de obscuro Itnap, en el extreiuo suroeste
motivo de los cambios llevados a cabo de Al-Andalus, que baten las olas
por él en el antiguo orden de cosas del^ Atlántico, Ben Ammar
fué primero estudiante y luego juglar. Con-
y por su acaparamiento de puestos contra la tradición; esto coincidió con quisto después el amor de un
príncipe. Gobernó en su nombre su país
"í"^ *''^'' ^'^Pue^ío s" pérdida, el sábado 10 de natal
T-o f/"°. Safar con fantasía de poeta
'^'"'T
4^9 [31 diciembre 1066]. En el curso de la noche precedente, y con pompa de advenedizo. Ministro 'omnipotente
el judío ha- negociador sutil, alcanzó la amistad del
bía convidado a beber a un y gran enemigo de su pueblo- el rey
cierto número de servidores de cristiano Ganó reinos, a punta
Al-Áluzaffar de lanza, para su soberano. Ebrio de tanto
que eran sus aliados
y estaban de acuerdo con él. Entre ellos había algunos medro fabuloso, quiso seguir subiendo
que le detestaban en secreto. Les informó y llegar a ser príncipe, también Pero
del asunto de Ben Sumadih pre- ¡afortuna caprichosa, que le había empujado
vmiendoles de que iba a llegar hasta tal cima, con un guiño de
y que les donaría en plena propiedad éstas y oíosle dep caer hasta la sima de
la desgracia. Volvió a su
las otras aldeas de la vega juglaría Fué
de Granada. Uno de esos Abid, vendido a su viejo monarca, conoció
Jue le odiaba la befa y la prisión e intentó
ocultamente, avanzo entonces hacia él forzar ¡os
y le dijo: "Sabemos todo eso; en candados de su cárcel con bellas
lugar de prometemos la propiedad ?netáforas poéticas. A punto de lograrlo
de tales feudos es mejor que nos digas su fe en su estrella le perdió,
SI nuestro señor esta
vivo o muerto". Gentes del séquito y en una trágica escena final le ejecutó, 'a
del judío le hicieron hachazos, el principe mismo cuyo
callar
y le censuraron por haber hablado así. El esclavo se sintió mortificado amor extraño le había elevado a las
'n cumbres de la gloria
por tales criticas y del poder. La novela de su vida, que la historia nos
y se fué. Borracho, al huir, llamó a la multitud con sus lanza al rostro como un mensaje
gritos diciendo: -Sabed que pictórico de enseñanzas y de consejos
Al-Muzaffar ha sido asesinado por el judío ademas, claro exponente para juzgar,
es
y que Ben Sumadih va a entrar en Granada!" Tanto la plebe como la aris- no sólo de la Sevilla de su tiempo
tocracia dieron crédito a tales
~y de siempre-, sino también de la turbada España musulmana de la
palabras y vinieron decididos a matar al segunda mitad del siglo XI, en que
)udio Este encontró medio de fueron posibles tantos milagros humanos
hacer salir a presencia del pueblo a Al-
Muzaftar y d,,o a y en que a la postre floreció el mayor de todos los tiempos: El Cid.
las gentes: "Aquí está vuestro sultán en buena salud".
El soberano intento calmar al pueblo, pero fué impotente para lograrlo
a situación y
empeoro. El judío huyó al interior del
palacio, pero la plebe Poesía, amistad, ingenio, traición,
e siguió, acabo por apoderarse desgracia y crueldad
de él y le mató. Mató en seguida a todos
os judíos de la ciudad
y se apoderó de grandes cantidades de sus riquezas. Muhammad
Los Smhacha se enardecieron desde tal Ammar, llamado Ben Ammar, llevaba el prenombre
ben
momento y mostraron su escasa de
sumisión respecto al principe. Tuvo
Abu Bakr y era originario de una aldea denominada
éste que hacer frente a la revuelta Xannabus, que formaba
estallo por doquier, en instantes
que parte del territorio de Silves, donde
se habían establecido sus antepasados.
en que ellos mismos tenían los puestos Era de obscuro linaje
de
y ni él ni ninguno de ios suyos habían ejercido
:|tt
78 C L A L D i U SÁ X C H E Z - A L R O R X O 7
L o S R E I NoS ü £ r A F \ S
funciones administrativas; a lo menos nunca se dijo que 1
hizo el
y desplegando más fausto que había mostrado Mutamid mien-
tras gobernó la ciudad en nombre
nuevo gobernador de
de su padre Mutadid. Lo primero
Silves fué averiguar qué había sido de su
que r'suT™Lrni"aTu hT
"' '
""^ ' '^^ '^"^ "^"^^™ "^-^^ —
antiguo bienhechor ^' "^"^"-^ '^"""^^ ^" ^^^^día en
y ante todo si vivía todavía. Al recibir respuesta afir- ^U
S.lv"'Ztamid'tTh™''"'°.'"""'°.?"'
es. Mutamid le había
invitado un día, como de
mativa devolvió lleno de monedas de plata el mismo
le costumbre a su velada
morral que el hterana; pero ese día había
exagerado los honores v las gracias
mercader le había antes enviado v le hizo decir, la costumbre
qíe nía
además: "Si le hubieses de hacerle, y en el momento de
llenado de trigo, yo le habría llenado ahora
de oro". de su amigo que compartiera
acostarse, cl%rlLToh"Z
su almohada. "Entonces,
Los viajes de Ben Ammar por Al-Andalus a los ¿uen^ta Ben AmmJr
o. durante m, sueño una
fines que hemos seña- voz que decía: "Ten cuidado
lado, es decir, para obtener regalos a desgraciado Este
cambio de terminará un día por matarte!"
sus poesías, no terminaron Me desperté espantado? per? me dtcúL
sino cuando llegó cerca de Abu Amr oe lo que pasaba,
i
)
en
Alutadid Billah v cantó sus alabanzas y me dormí; por segunda vez, fui despertado oorks
la celebre casida que comienza así: ™smas palabras, y me volví a doLir d^e
nuevo; ;na tercera víz se eS
^ "Haz
sentir
circular la copa, porque el céfiro matinal
comienza a hacerse
y las Pléyades han detenido su cabalgata nocturna; la aurora nos ha
tieron aquellas
y entonces, llevándome mis ropas, me envolví en una estera
ij
ofrecido su blancura
y la noche ha alejado de nosotros su obscuridad".
""' '"
Lnr:raurora
^líente a la para
''
r""''
alcanzar
''' P^'^'^'"- ^^^^ba resuelto a sal
el litoral
ruta
y embarcarme allí para África
En ella alaba a Mutadid en estos términos: con la intención de terminar en ella mis días en paz, escondido en
de nj tlg"
"Lo que toca la mano de Abbad reverdece, montanas de las bereberes. Pero
las
habiéndose despertado Mutam^
Üí't mientras la atmósfera se
cubre de su manto fresco. El silex del yesquero h biendome buscado
en vano, hizo organizar en las y
de la gloria no deja extin- diversas part™ de^
guir el fuego de la guerra sino para
encender el de la hospitalidad. Si recala '" """° '"""^ P^«^' -P^'í^ -
una vu-gen, la escoge de senos abultados;
si un caballo, es de noble
Sdo r"^
cedido de -T que
un servidor "^""l'^
llevaba una antorcha
«"«no "pre-
^ •
raza;
si una espada, está adornada
con piedras preciosas". '' P°"''° P"' asegurarse de si la puerta
estaba abierta, encon-
En ella describe así una derrota infligida por Alutadid tro t!lT^
a los bereberes:
"Tu espada ha hecho caer la desgracia sobre un
pueblo que mirabas registraron
como judio, aunque se llame beréber. Convencido de y aparee, yo desnudo, sólo cubierto por mi calzón.
que el astil gusta de Al verme
fructificar, has dado a tu lanza como frutos las cabezas de sus valientes-
ücidrasP
elucido asi? r"
Como
'' ''^"""- "^'" ^''''' ""' ^Í°'
=P-
no tema ninguna razón para ocultark 'I- ^^ has co"!
la verdad, le conté
^° CLAUIJIU SÁNCHEZ-ALBORNOZ
al detalle lo ocurrido, lo
LOS REINOS DE TAIFAS
que lehizo reír. "Esos sueños, dijo, son la conse- 8l
cuencia de pierdes, podré pedir que quiera. -"Tráelo que lo
lo
la ebriedad. -Cómo podré matarte, a ti que eres mi vida misma? vea", dijo ^'lonso.
Alfonso
¿Has El visir mando a buscar b y lo piLsento
visto jamás
nadie matar a quien constituye su existencia^"
a presentó ai rrkrimn ^„
al cristiano, que exclamo santiguán- i
'
Ben ^ncp-
dose. "M^ i,„k;. <
No hubiera creídojamas que un juego
- ,
f ^''^'^^
^^
r^"T ^-g-
Alfonso les L'ndVv "nT;
^^" ^^'"^'^ '^^ "" ¡"gador
podía ganarle y ante los ojos de
ciudades de Sevilla y Córdoba los cortesanos
y de sus territorios. Alfonso, deseoso de apoderarse de los estados de Mu-
c^ZTSTbT/J'' ^Í™- C-"^° ^' --'-do de
pardd no la
tamid. avanzaba a la cabeza de un ^'""i^'- dijo: "¿He ganado lo que habíamos acordado'
ejército considerable; el corazón de los
musulmanes estaba lleno de terror, porque se sabían -Sin dudr
-bin duda ,;f
que
'
pides? -Que salgas
demasiado débiles de esta tierra y entres en la rnv."
para poder resistir;
y entonces Ben Ammar recurrió a la astucia y empleó
'
la mas ingeniosa estratagema.
Mandó hacer un juego de ajedrez, tan magnífico bajo el punto de vista
del arte (de
finura de su) terminación que ningún
y la
rey poseía otro uito le hicieron ver
Igual. Las piezas eran de ébano, de la vergüenza que
áloe y de sándalo, con incrustaciones de el tralio;a'^^^™u promS illT
oro; y el tablero era también una maravilla
ajedrez en calidad de enviado de Mutamid,
de precisión. Provisto de este
eaSbóctlmínT
"^/""""° '^.!^ 'P°^^ ^ '"^^-^ co^n Zo ackÍo
y "" ""'"^°' ^"^
encontró a la entrada del territorio musulmán.
presentó a Alfonso, a quien
se
el rSo oi^dTnarlo R
^" ?°' ^"^^^^ ^"° '^ P^g^^«" doblado
de la manera mas honrosa,
El rey cristiano le recibió c„
suma J jj para
pedida conseguir
A"''"^'" ^^ apresuró a aceptar e hizo entretrar
la retirada
1,
soñó con conquistar su independencia y con llegar a ser dueño absoluto sensación en Córdoba- los
jeques, los principales
del país. Con perseverante astucia logró en parte "sus propósitos
y su auto-
y los notables de
ciudad iban a recibirle 'v se
la
ridad fué reconocida en .Murcia luzgaba feliz quien podía besarle la mano
y en los cantones que dependían de ella. o quien obtenía de él respuesta
a su saludo, pues otros habían
Pensaba intentar algo contra \^alencia, cuando estalló una sublevación diri- de contentarse con besar su estribo
o los plie-
gues de su vestido el resto con verle de
gida por el murciano Ben Raxiq, cuyo padre era oficial en el chmd.
Con y lejos sin acercarse a su persona.
¡Gloria a quien cambia las posiciones
ocasión de un viaje que había debido hacer Ben Ammar, Ben Raxiq de los hombres y hace que se suce-
se apo-
dan estos en el mando! Ben Ammar,
deró del poder supremo con el apoyo del pueblo después de haber gozado de un sólido
y de una parte del chund poder y de una gran autoridad, entró
(el ejército regular). En cuanto Ben Ammar fué informado, entonces en Córdoba despreciado
marchó preci- temeroso y pobre, sin poseer más que el
pitadamente contra la ciudad, cuyas puertas encontró cerradas. La sitió vestido que llevaba puesto ¡GloriJ
a quien le despo,o de los
durante algún tiempo con las tropas que le seguían, pero no pudo dones que le había otorgado
penetrar
cuyo disfrute le había concedido! o y le r
píivó de aquello
m
j
en ella y quedó desconcertado sin saber qué hacer ni adonde ir,
porque La
Mutamid conocía noticia siguiente, contada por uno
su rebelión contra él. No podía, pues, pensar sino en huir de los encargados de su guardia,
prueba la fineza de su inteligencia
y se refugió en Zaragoza junto a
los Banu Hud. Pero, al cabo de algún tiem- y la vivacidad de su intuición: "Cuando
dijo tal hombre, estuvimos
po, su presencia resultó
una carga para ellos, porque temían su mala bastante cerca de Córdoba para
ser vistos dé
la población, un jmete
índole y se hacía odiosa su conducta con su señor, autor vino rápidamente hacia nosotros,
de su fortuna. Ben Ammar, se quito la muselina del y apenas le vio
Le expulsaron y hubo de errar de una tierra a otra, arrojado de todas turbante que cubría su cabeza Al
y unírsenos el caballero miró al prisionero
perseguido por el odio de los príncipes, hasta que llegó a la plaza y luego marchó con nosotros en
fuerte
nuestras filas Le preguntamos a
de Segura, que^ es casi inexpugnable. Ben iMubarak, que la
señoreaba a la
qué había venido y respondió: "Para
hacer lo que ha hecho este hombre
al principio muy bien, pero al cabo de
sazón, le recibió antes de que pudiera llegar hasta
algunos días cambió él" v
de actitud, se apoderó de él y le encarceló encadenado. Ben '"^'"'°' '^"' ^^^'^ '^'''^'^'' """^'^
Ammar le Ben Ammar "" ^^ ^""" '" ^"'"'^^"t^ '=»
dijo entonces: "No nada que perder, si haces saber a los diversos
tienes
El antiguo visir fué llevado en
príncipes de Al-Andalus que me tienes en tu poder y que estás presto a el estado que queda dicho
y cargado de
entregarme, como no hay uno que no desee poseerme, podrías
a aquel cuyo deseo se traduzca por la oferta de la suma
enviarme LITh
favores de que Í ^^T""'^^
P''T^había
colmado. Ben
le
^"^ ^"""^"^ '^^^' los beneficios
'^
y
Ammar, con los ojos bajos, guardó
mayor". Ben Muba-
siencio hasta que hubo terminado
rak siguió su consejo, el príncipe
y en efecto de todos los príncipes, incluido entre otras cosas, las siguientes:
y luego le respondió%ntre
ellos Mutamid, a quien ofreció su prisionero, no
hubo uno que no mostrase "No niego nada de cuanto acaba de decir mi
señor, que Ala guarde Si me
deseo de tenerlo. Ben Ammar dijo en ocasión de tal suceso: fuera posible negar, las cosas inanimadas
uni-
n n su testimonio al de los seres dotados
"Una mañana me han puesto en venta en el mercado de palabra y atestiguarían contra
y han estimado mi. He pecado, perdóname;
diversamente mi cabeza; pero, pongo a Alá por testigo, que quien he caído, concédeme tu gracia". -"No
me ha exclamo Mutamid, tales faltas no no
tomado por el precio más elevado no ha derrochado su dinero". se perdonan". Le hizo bajar
por el río t
hasta Sevilla
Mientras estaba en prisión, Ben Ammar pidió un día un depilatorio
para
y el prisionero entró en ella en la misma forma ridicula que
en Córdoba. Se le encerró en
hacer su "toilette", pero no pudieron procurárselo; pidió seguida en una cámara encima de la
una navaja de del
puerta
afeitar y se la trajeron. Y dijo a propósito del
Icazar Mubarak, palacio de Mutamid
incidente: que existe hoy aún. Como su
cautividad se prolongara, escribió
"Mi desgracia en Segura supera a todas las desgracias. Faltándome Ha- allí la casida que "dirigida
al destino,
hubiese aplacado sus rigores; dirigida
run he debido pedir Musa". a la bóveda celeste, hubiese
detenido
su rotación, pero que
Mutamid envió dinero y caballos a Ben Mubarak no fué sino sortilegio sin eficacia, invocación
y éste entregó al escuchada, amuleto sin utilidad".
no
prisionero a gentes de confianza de aquél, quienes
habían recibido orden He aquí su extracto:
"Si perdonas, tu carácter parecerá
de encadenarle v de
vigilarle con el mayor cuidado. La pequeña tropa que por ello más magnánimo v dulce- si
castigas no dejarás de tener
le conducía llegó
Córdoba, en ocasión en que Mutamid se hallaba en la
a evidentes serias y excusas. Pero si una de 'las
ciudad. Ben Ammar entró en ella del modo más
-c olucones encierra mas mérito, te inclinarás
humillante e incómodo, por la que se acerca más a
Ala. Ejerce conmigo toda la misericordia que te caracteriza, sin
escuchar
<H CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
enemigos ni ceder a sus instancias reiteradas, porque tengo la
niiS
c;
LOS REINOS DE TAIFAS
espe- 85
ranza de que hay en ti algo distinto de lu que Ammar escribió en seguida
lo que acababa de ocurrir
puede constinnr la satisfacción
m >- orgullo de mis enemigos. ¿Y por qué no? He sido un
el
amante ser%'idor
Al-Radzi Allnh, quien recibió la carta
el varios de los mas viejos enemigos
al hijo de Mutamid,
en momentos en que tenía ¡unto
I
\-puedo, después del error de un día, volver a serlo del visir caído. Radzi, leído
y continuar siéndolo. llete de Ben Ammar, les anunció
el bi-
Lo confieso, he cometido malas acciones, pero ¿no pueden la próxima liberación
del mismo ",Y
repararse? En
nombre de nuestros antiguos vínculos, ejerce para conmigo una como puedes saberlo, señor?" -"He aquí la
indulgen- caita en que Ben Ammar
cia que te servirá de acceso para penetrar me anuncia la promesa que le ha hecho nuestro
hasta Alá. Borra las huellas que señor Mutamid" Los
he dejado en un mal camino, pronunciando una asistentes mostraron entonces una
fórmula de perdón alegría que en ningún momento
que es-
No taba en sus corazones
las destruya. escuches ni los relatos ni los consejos de los calumnia- y cuando salieron de casa de Radzi divulgaron
dores, un vaso no puede exhalar sino el con mala intención el relato de Ben
olor de lo que contiene. Después Ammar, añadiendo infamias que
de las noticias mentirosas que te han dado sobre me guardare bien de traer aquí. Llegaron
mí los hijos de Abd al-Aziz tales rumores a Mutamid,
que
mas de otra llegará hasta ti. No hay en ellas nada hizo preguntar al prisionero si había
que ignores; pero incluso informado a alguien de su entrevista
cuando yo mejore, mi herida, aunque bien cuidada, de la víspera^ La respuesta fué negativa.
subsistirá siempre El príncipe volvió a enviarle su
Quiero decir que deseo la maldición divina a quienes n,ensa,ero: De dos hojas de papel
en mi cara me han que habías pedido, una te ha servido para
dado a entender y han proclamado públicamente su
maligna alegría. Serán
escribir la casida que me has enviado, ¿qué ha sido de la
otra?" Le había
retribuidas sus obras, dicen, según sus méritos. servido, respondió para poner en líinpio el poema. -Bien, replicó
No, he respondido, se olvi- Mutamid
dara y se perdonará. Si es cierto que el envíame borrador". Ben Ammar, esta vez no
el
protegido de Alá puede emplear la supo qué decir. Mutamid
violencia, prefiere, sin embargo, la suavidad. furioso tomo entonces un hacha
¿De qué crímenes pueden doble y corrió hacia la cámara donde
estaba
acusarme todavía mis delatores fuera del único su antiguo amigo. Comprendió
verdadero, puesto que mi éste que había llegado su última
hora- se
arrastro con trabajo cargado de
falta es patente
y está bien comprobada? Pero esa falta resbalará y correrá cadenas hasta los pies de Mutamid y
'los
beso. Mas Mutamad no se dejó
sobre tu dulzura, tan lisa como la piedra de
¿La pasión le empujará hacia mí para llegar a
grano más fino. Salud para él.
detuvo sino cuando el cuerpo de su
ablandar, lo golpeó con el hacha
y
víctima estuvo frío. Sólo entonces
se L
un acercamiento o le excitará se
contra mi para alejarnos? calmo Mutamid, hizo lavar
Que si yo muero, pueda él guardar toda su liber- y amortajar el cadáver, pronunció sobre él las
tad de espíritu; ultimas plegarias
yo moriré conservando mi triste amor por él; el amor que y le hizo enterrar en el Palacio Bendito (Qasr Mubarak).
siento por él me servirá de útil talismán, si la muerte se deja vencer". Del Kitab al-Muchib del Marraquxi
(Según versión
Esta poesía fué dirigida a Mutamid Irancesa de Fagrian, 97, i 09).
y le fué en presencia de un
leída
hombre de Bagdad, que censuró el último verso: "el amor que
siento por
el etc .."
y preguntó qué quería decir eso. "Ah, respondió Mutamid.
Ala le ha privado de todo sentimiento de
generosidad y de fidelidad, pero
le ha dejado toda su aguda LA CIENCIA DEL SIGLO DE LOS TAIFAS
y penetrante inteligencia. Ese verso es una
alusión indirecta de Hudzayli:
al
"Contra los abrazos de la muerte ningún talismán f^ombra florecimiento cultural y científico alcanzado
el
por la Esmla
tiene poder". nma
Ben Ammar no salió más de su prisión, donde en la época de
los reinos de Taifas. En Granada
Mutamid le mató con trabajó un sran astró-
su propia mano el año 479, en las nomo, Ben Asamh (m. 1038); en
circunstancias siguientes. Llevaba mucho Toledo realizaron innovadores trabajos
tiempo encarcelado cuando escribió el poema natematicos y astronómicos, Ben Said
que hemos transcrito, que y Azarquiel, uno de los grandes cere-
bros que han brillado en la
despertó alguna piedad en Mutamid. Este ciencia universal; hijo de un príncipe
hizo conducir encadenado a! de Huelva
íue el notable geógrafo Al-Bakri;
prisionero a su presencia durante un "sarao" el rey de Badajoz, Mudaffar,
literario v le enumeró todos escribió una
los favores enciclopedia de cincuenta volúmenes,
y todos los beneficios de que le había colmado. Sin intentar y en Badajoz vivió el filósofo Ben
pronunciar una palabra de respuesta Ben Ammar a-Sayy,d; cultivaron la filosofía
se puso a llorar, se abrazó y
7,mtemática los reyes zaragozanos Al-
la
del siguiente, se vertieron al latín imichas de las obras científicas de los estouiere el palomar toda vía Impio, duraran en palomas mas e sseran ei las
hispano-musuíjnanes, en unión de las producciones de los griegos y de ¡os mas ssanas. E ya diximos lo mejor en este menester a los que trabajan de
islamitas orie?itales. Y las traducciones de aquéllas contribuyeron, con las labrar ña tierra por la pro que an en su estiércol a todas las tierras. E
de estas intimas, a provocar el primer renaci'miento europeo del siglo XIII. non lo puedan escusar sin entra otro estiércol en su lugar. E lo poco dello
escusa mucho de lo otro.
En las palomas an muchas proes e por tanto touimos por bven
De criar las palomas e de melesinarlas de fablar dellas e de desir lo que dixeron los sabios e de como ssienten
e de como sse amansan e de como se fasen a los omes e de como las enbian
E palomas se deuen criar en sobrado o en lugar alto que les de el
las alexos e se tornan e de las grant pro que a en ellas e del gasa jado que a
giergo. E
que ayan la puerta e las finiestras contra oriente por tal que non omen con ellas. E por tal que sea este capitulo cunplido de todas quantas
pueda entrar en ella el rrayo del sol. E fagan las casas anchas e bárranlas cosas an menester las palomas, semejante con el omme mas que todas las
toda vía. E denles a comer alcarceña e lantejas e trigo e aruejas. E quando otras alimalias en falagar a su muger o en fabrar con ella a parodat e en
les dieren simiente de ámeos buelta con lantejas, non fuyran e faran muchos lo que fasen quando se ayuntan e a lomme sabor dellas. E las mejores
fijos. E si tomaren milgrana en que están los gusanos e los
el meollo de la dellas para criar en que an los vellosos e los cuerpos grandes
las casas son las
tajaren a peda9os de guisa que non lo puedan comer las palomas e lo e que son de buenas colores e de buen arrollar. E las que quieran dellas
rremo jaren en vino e lo pusieren a las palomas, quantas palomas estrannas lo enbiar a mostrar las que se tomen de lexos non los pueden faser a todas
olieren todas se acojeran E sv tomaren de los cominos e los
al palomar. fueras ende a las que son rresias e que pueden sofrir laserie e a las que
rremojaren en agua e en miel e lo dieren a beuer a las palomas, nun- non se espantan. Ca ay dellas que son rresias y dellas flacas e dellas liuianas
ca se quitaran del palomar e acoger se an con ellas todas las otras que que huelan ayna e dellas pesadas que huelan tarde e pueden entender las
lo olieren. E sy rremojaren los cominos frescos en buen vino que huela buenas e las rresias en quatro cosas en la figura que disen en arauigo ata-
bien e los dieren a las palomas a beuer algunos días antes que salgan a pager, certex en sentyr quel disen en arauifo axemevrr. En la otra la muebda quel-
todas palomas que pa9Íeren con ellas se acojeran con ellas al palomar e
las disen en arauigo alharaca. E la figura en que ayan los pescue9os bien
non se quitaran dellas. E si tomaren del ordio e lo e lo molieren e de
. . . enfiestos e las caberas rredondas e non muy grandes nin muy pequennas e
los figos majados e lo amasaren todo con miel e lo dieren a comer a las las narises anchas e los picos cortos man non sean delgados. E los pechos
palomas algunos dias, aseguran se an en su palomar. E nunca se quitaran anchos e llenos e los pescuezos luengos e los onbros altos e las alas enco-
del. E deuen tener los palominos con pan mojado e deuen los poner en gidas e las tyseras luengas mas non ademas e que al^en los cuchillos los
los tiestos del agua que beuan e de los cominos. E deuen colgar del palo- vnos a los otros e que ayan los neruios duros e non ynchados nin secos.
mar a rmda e non llegaran al palomar los Juro-
todas partes ssennos fages de E que ayan los machos de las piernas grandes e que ayan las piernas cortas
nes. E si palomar vna cabega de lobo genial, non llegaran
colgaren en el e los cuellos cortos e los ojos agendidos e la color clara.
a el los gatos nin los furones nin las gulpejas. E sy safumaren el palomar E el sentyr es que sea de rresia fechura e que ayan la carne tiesta e los
con las vnnas de la cabra e con los cuernos del gieruo e con la rruda con neruios tiestos. E ayan las pennolas blandas e non delgadas e que ayan los
todo en vno, non llegaran a el los furones nin los malos vestiglos. E sy picos duros e non delgados. E la semejanza es que ayan la uista clara e la
sembraren ante el palomar del alhomeme, non llegaran a el los gatos nin catadura durable e las caras fuertes e la muebda buena e que se mueuan
los furones nin las gulpejas. E si tomaren de la leche de la mujer primerisa bien e que non sean antojadisas e ayan los corazones ascendidos e que paresca
de fija e la metieren en rredomilla e la soterraren a la puerta del palomar en ellas el esfuerzo e el asentamiento e el pujar e que non tieman quando
por do entran e por do salen las palomas, faser se han muchas e huirán oyeren el trueno e que se mueuan ayna. E las sennales de la mubda son
mas por ello. E dixo Alfrimon en su libro que fiso en las sennales de las que huelan mucho alto e que tiendan el pescuezo e que non se debatan e
S8 CLAUDIO S Á N C Fí E Z - A L B O R N O Z LOS REINOS DE TAIFAS
que ayunten sus alas en el ayre e que aturen el bolar esforzada mente. 8q
via mas fasta que huesen e que non se aparten della e que se h<rm a ello.
E esto es lo que dixeron los que fablaron en sennales de las palomas. E quando ouieren a tomar de lexos e ouieren menester de beue?, beuer le
Pues quando fallaren alguna paloma en que aya estas sennales, sera buena
an sin E toda cosa que emuestra omme a faser de
miedo.
lo que non es de
complida e (si) las non ouiere todas e ouiere alguna dellas, asi sera su
su natura, quando lo dexaren vna piega oluidar se le a.
bondat e a esa rrason misma. E non pueden escusar de non lo amostrar
E quando emostraren a las palomas venir de alexos de
muchas jornadas
e del faser húsar
que vengan de lexos muchas veces a lo primero que
non seguren por eso fasta que las muestren a venir del loaar
se
conuiene de comencar con ellas es que las saquen a una a9otea alta e que quesie-
ren cuanto lexos quesieren que sea e amuestren
que pongan y sennales que conoscan a que vengan e pongan su ceuo en les que sepan tornar de
cada jornada por tal que conoscan de cada logar
aquella agotea aderredor de quando se tornasen muy
la sennai a la mannana que se
e a la tarde fasta lexos. E las palomas que quisieren para
fagan a aquel logar e quel conoscan e que tornen a esto non las dexen estar sobre los
por que sean fechas el
hueuos, ca se dañaran e se apesgarien e faser se les
a el e por el 9euo e por la su fenbra. E non conuiene que los dexen yen por ello las caberas
a amos gordas e en grosarien e cres^er les ya mucha humildat.
bolar en uno, mas mésenles las alas a la fenbra e dexen al marido bolar
e E el que quisiere que fagan fijos, tomen sus hueuos e sennalenlos
tomar se a mas ayna por sabor de la fenbra. E depues que conosca el logar e
pónganlos a otras palomas. E sy vieren que an
e se tornare a el muchas veses e se fesiere a el mesón (guarden) a el miedo de las aues que
e capn, non las enbien fasta que los fijos sean salidos.
fagan bolar a la fenbra e muestren la asi como fesieron a el. E quando Ca non perdieren el
miedo fasta que las ayan. E después que perdieren el
ella como el, fagan los a amos bolar en vno e non los dexen
supiere tanto miedo, enbien las do
quisieren.
posar non quando fueren cansados e quando se ouieren de ceuar. En la
si
noche quando ouieren de albergar fagan los benir por tierra o por mar
E si ouieren afogamiento enbien
las do quisieren e melesinen las desta
de guisa que puedan conoscer su lugar. E depues que esto husaren bien,
guisa. E vnten lenguas vn dia o dos con olio violado e depues
las las
fruguen gelas diuso con sal o con ^enisa fasta que
lieuen las mas alexos fasta que lleguen con ellas a logar do quesieren que se desuelle la cortesa
de la lengua de parte de iuso. Después vnten la con
tornen del. E toda vía quando enbiaren el vna que tornen al otra por tal miel e olio rrosado cada
día fasta que guarescan. E sy ouiere flaquesa
que se amienbren e que tomen mas aina. del figado, melesinenlas desta
E sy temieren que a aborregida su muger, cásenlo con otra e que este guisa: Tomen del azafrán e del acucare e el qumo de las cerrajas e pongan
lo en vn terraso e echegenlo en la garganta en ayuno e faser les a grr'^nt
con ella algunos dias antes quel enbien. E quando entendieren que della a
(sic) pro. E si fueren risicas, denles a
grant sabor, pártanla e lieuen la a el vna jornada, e por esto tornar se a mas comer v'nos granos que les^disen
ames, descortesados e echen gelos en las gargantas
ayna a dexenle con ella e depues partam la del vn dia, e muestrengela ante con de la lecha e sangren
las en las dos venas que an en las dos
quel enbien. E quando ententieren que a della gran sabor e quel anda piernas contra las conjunturas de
parte de dentro, e faser les a grant pro. E sy
arredor, partan la del e lieuen la do quisieren, e tomar se a mucho ayna ouieren piojos melesinen las
por amor della. E lo mas graue de las jornadas para ello son do non ay
desta guisa. Tomen del argén biuo ...
sennales ansí como son los canpos rrasos e la mar. Del Tratado de Agricultura de Ben Wafid de Toledo
E palomas son de diuersas naturas. E ay dellas fuertes e dellas
las (Trad. medieval anónima: Al-Andalus, VIH, 326. Ed.
Millas Vallicrosa).
flacas e dellas que huelan ayna e dellas tarde é dellas fardidas
e dellas
peresosas e dellas que sufren'set e fanbre e dellas que non. E ya deximos
antes las sennales de las buenas e conuiene que paren mientes a ellas
de
guisa que entiendan en ellas todas estas mannas que diximos de su
fecho LOS REYEZUELOS DE AL-ANDALUS SOMETIDOS
mismo. E las que vieren que non son buenas dexenlas. E sabed que
las palomas que non son fechas ya de beuer
A TRIBUTO POR ALFONSO VI
en terrasos e comer en
casas e de auer gasa jado con los omes, quando se veen senneras
espantanse Los reyes de Taifas de Al-Andalus habían sido ya so77ietidos a tributo
e pésales con la tierra estranna e non se fasen si non en la tierra que por Fernando I (1031-1069). Alfonso VI
(f 1109) contijiuó la explotación
conos^en e conuiene que les muestren beuer agua en todo logar. E sy non de los príncipes musulmanes de España, mediante la exigencia
lasmostraren quando vinieren por beuer agua en alguna fuente o piélago de sumas
cuantiosas. Ningún relato más puntual podríamos
apetecer de los métodos
o en algunt rrio espantanse e dexan de beuer e mueren de sed. E por esto
que empleaba para forzarlos al pago de las parias ni de los fines de
su política^
conuiene que las muestren beuer en las fuentes e en los rrios e en los piélagos que el trazado aquí por uno de esos soberanos, Abd Allah, último
rey Zir¡
por todo el camino desta guisa que les dexen catar el agua poco a poco toda de Granada. En su narración destacan, además, las rivalidades
entre los
go CLAUDIO S A X C H E Z - A L B oR No Z LOS REINOS DE TAIFAS 91
de Al-Andaliís, que hacían posible la acción de Alfonso VI, y se
siiltívies aceptado sus condiciones. Hubiera sido en verdad excelente que un prín-
descubren las relaciones estrechas de éste con el ministro sevillano Ben cipe musulmán, como yo, hubiese podido tomar una fortaleza por la fuer-
Anrmar, de trágico fin. za. En casos parejos, el príncipe se presentaba ante la plaza, mas no
podía penetrar en la misma, detenido por sus defensas
y por sus defen-
sores. No podía tampoco contar con poder combatirla hasta el agota-
Cuando Alfonso fué informado exactamente sobre estas dificultades miento de sus reservas, porque no dejaba de recibir refuerzos. Era, pues,
interiores se dio cuenta de que era aquélla la mejor ocasión para pedir preciso renunciar a conquistarla, salvo si se era el más fuerte. Pero, en
dinero. Me envió su embajador. Era la primera vez que entrábamos en realidad, los príncipes musulmanes luchábamos con fuerzas iguales. Si
negociaciones. Su enviado Pedro Ansurez vino, en efecto, a mi encuentro uno de nosotros reclutaba tropas mediante el pago de una determinada
para exigirme que le pagase un tributo. Le opuse una negativa cortés, por soldada, el otro, si quería concluir con él, no tenía más que ofrecer una
juzgar que no era preciso hacer otra cosa
y que nada había que temer suma mayor y podía así librarse de los disgustos que hubiese podido cau-
de Alfonso, pues entre su territorio v el mío se hallaba el de Ben Dzi-l- sarle el primero.
Nun. No suponía yo que alguien de nuestra religión pudiera aliarse contra La guarnición deBelillos continuaba sus estragos y sus expediciones en
un musulmán. El embajador se fué, por tanto, sin haber obtenido ninguna la vega de Granada, y como no viera salida a la situación, acabé por prome-
suma. ter a Alfonso el pago de las sumas que me había pedido antes, reconociendo
Ben Ammar aprovechó la ocasión que mi negativa le brindó. Esperaba que había sido culpa mía la ruptura de las negociaciones, con lo que
al embajador en Priego para saber el resultado de su gestión. Cuando supo rechazaba implícitamente lo que cabía temer de él, a saber: las continuas
que nada había conseguido, en el acto se puso a su disposición y le dijo: demandas de dinero. El intermediario en tales tratos fué Ben Dzi-l-Nun,
"Ha rehusado pagaros veinte mil dinares (éste era el monto del tributo que se esforzaba en procurar dinero al rey cristiano. Así, no solamente se
que me pedía). Bien, os daremos cincuenta mil, pero a cambio de un atraía su amistad sino que esperaba la caída de mi reino, con el propósi-
tratado contra Granada. Nos daréis esa capital y tomaréis el dinero que to de apoderarse del mismo o a lo menos de una parte. Como he dicho
allí haya". Trataron sobre tales bases v se pusieron de acuerdo para
antes, aparentaba ser mi amigo, pero era secretamente mi enemigo. Hacía
edificar en daño de Granada una fortaleza destinada a poner en aprieto
entonces propaganda en su favor en Córdoba, cuya posesión procuraba
a la ciudad, hasta el momento en que cayera. Un personaje de quien me
con gran esfuerzo. Alá acabó por decretar la toma de tal ciudad y Ben
he ocupado antes, Ben Adha, que Al-Naya había hecho expulsar de Gra- Dzi-1-Nun pudo apoderarse de ella por sorpresa, gracias a la connivencia
nada, se unió a ellos para mostrarles los puntos débiles de la plaza
y para de ciertos habitantes de la misma, sin fe ni lev. El hijo de Al-Mutamid,
indicarles los lugares desde donde sería más amenazada, si se construía allí Abbad, fué allí muerto, así como su general Ben Martín. Cuando la no-
un castillo y se colocaba en él una guarnición que pudiera hacer expedi- ticia de estos trágicos sucesos ocurridos en Córdoba llegó a la guarni-
ciones contra ella y hostigarla. Les indicó el emplazamiento de la fortaleza ción de Belillos, evacuó en el acto la plaza. La ocuparon mis tropas
de Belillos. Ben Ammar emprendió activamente su construcción, gracias a y
entró en mi posesión con sus construcciones intactas. Gracias a ellas
un contingente de soldados de Alfonso, que tomó a su servicio ofrecién- pude darme cuenta de mejores defensivas que debía introducir en
las
doles importantes sumas, cuyo pago difirió a veces hasta la terminación de la alcazaba de Granada. En
el momento en que menos se esperaba, fué,
los trabajos, y mediante promesas y halagos. Al-Mutamid vino en persona
pues, liberada del lazo que la ahogaba por la presencia del enemigo en el
a darse cuenta del estado de las obras y mientras estuvo allí hizo regular- castillo de Belillos.
mente alardes militares hasta las cercanías de Granada, la esperanza con El gobernador de la Ben Malhan, era un hombre infa-
plaza de Baza,
de que sus habitantes se sublevarían en su favor. Cuando la fortaleza estuvo tuado y ambicionaba elpoder soberano. Al-Muzaffar (Badis) — que Alá
terminada, puso en ella una guarnición con todos los víveres necesarios v le
ordenó comenzar su empresa de hostigamiento. La situación era bastante
le sea misericordioso — le había confiado el gobierno de la ciudad en susti-
tución de su padre. Tras mi advenimiento, cuando aumentó la influencia
grave como para hacerme olvidar el asunto de Alcalá. de los visires, cada uno de ellos le pidió dinero y regalos. Los que no reci-
Cuando se retiraron Al-iMutamid y las tropas cristianas, puse en pie de bieron nada de él procuraron perjudicarle y molestarle, aprovechándose
guerra un fuerte contingente de soldados para intentar apoderarme de Beli-
de mi juventud. Como no encontró ninguna manera de defenderse ni de
llos. Pero nada pude contra tal plaza. Mis subditos dieron entonces por
quejarse a quien pudiera protegerle, imploró el socorro de Ben Sumadih
agonizante mi reinado y los que deseaban mi caída hicieron causa común (de Almería). Acogióle éste bien y se apropió de Baza, sabiendo que no sería
con el rey cristiano. Sentí entonces haber dejado de tratar con él v no haber combatido mientras durasen las hostilidades entre Ben Abbad
y yo. Después
92 CLAUDIO S ÁN C H E Z - A L B OR N O Z LOSREINOSDETAIFAS 93
llegó a apoderarse por sorpresa del castillo de Xiiex, sin que pudiera vo Sabía yo muy bien
cuál era su línea de conducta, por lo que decía a
devolverle el golpe, devastando su territorio. Acabamos por convenir un sus mmistros. Sisnando me dijo de viva voz en el
curso de esta campaña
cambio; Xilex me fué restituido mediante la cesión de uno de sus castillos, lo siguiente:"Al-Andalus pertenecía a los cristianos hasta que fueron ven-
entonces en mi poder, el de Sant Aflach, y firmé una tregua para ganar cidos por los árabes, que los obligaron a refugiarse en
Galicia, la región
tiempo y ver qué podía hacer con Ben Abbad. menos favorecida por la naturaleza. Pero ahora, que es posible, desean
En cuanto a Ben Ammar tenía que hacer frente a las obligaciones que recobrar lo que les fué tomado por la fuerza. Para que los resultados sean
había contraído con Alfonso, cuando había tomado a su servicio tropas definitivos, es necesario debilitarlos con el transcurso del
y desgastarlos
para la construcción de Belillos. Había prom.etido y tenía que pagar gran- tiempo. Cuando no tengan dinero ni soldados, nos apoderaremos
del país
des censos e importantes sumas de dinero. Puso así en aprieto a su soberano sin esfuerzo". Todos los príncipes musulmanes se resignaban
a las circuns-
(Ben x\bbad), porque no quería dejarle tranquilo a fin de hacerse indis- tancias y dejaban correr los días diciéndose: "Antes de que
se agote nuestro
pensable en curso de este revuelto período, sin vacilar en perjudicar a
el dinero y que nuestros subditos sean arruinados, como ellos pretenden,
Alá
los musulmanes. Cada vez que Al-Mutamid se esforzaba en allanar las cosas nos salvará y hará triunfar a los musulmanes".
o que yo mismo deseaba hacer la paz con él o que había sido firmada En todo caso la venida de Alfonso en compañía de Ben Ammar me
una tregua, Ben Ammar no dejaba de romperla y de encender la guerra. causó el mayor desasosiego. Adquirí la certidumbre de que el segundo no
Fué a ver una segunda vez al rey Alfonso, le mostró las ventajas que venía sino para desposeerme de mi reino, después de haber obtenido
de
obtendría de la toma de Granada y me pintó a sus ojos como incapaz, por Alfonso las promesas de que he hablado antes. El rey cristiano me envió en
mi debilidad y por mi juventud. Le garantizaba la posesión total de las seguida un mensajero para advertirme de su llegada
'y para invitarme a ir a
riquezas de Granada, si se comprometía una vez tomada la ciudad a dársela su encuentro, dejando entender que tenía por objeto renovar
nuestro tra-
en plena soberanía y a dejarle mi tesoro personal. Desplegó toda su habi- tado y consultarme sobre cómo habría de conducirse con los otros sultanes.
lidad para decidir a Alfonso a marchar contra Granada y le dio a tal fin Pero yo no dudaba de que quería hacerme prisionero a fin de cumplir la
sumas considerables. Y cuando terminara el asunto
llegó a prometerle, para promesa que había hecho a Ben Ammar. Reunidos mis consejeros en torno
a su gusto, cincuenta mil mizcales a más del dinero que encontrase en la a mí, me dijeron: "¿Por qué (no) ir a visitarle? Es un enemigo
que viene
ciudad, si decidía ponerse en marcha en el acto. a provocarte
y no tienes poder para resistirle. El resultado será el mismo si
Todas estas promesas despertaron la gran avidez del cristiano, que se vas como no vas. Pero si te quedas aquí, tendrás que sufrir las mayores
si
dijo: "He aquí un asunto del que no dejaré de sacar partido, incluso si no calamidades. Romperás definitivamente con él,
y cuantos te detestan encon-
se toma la ciudad. Pero ¿qué provecho obtendré de tomársela a uno para trarán la manera de actuar contra ti. En tal caso nuestra situación
será aún
dársela a otro, suministrándole así medios contra mír Cuanto más nume- peor que la primera vez, cuando rehusamos la proposición de Pedro Ansurez
rosos sean los revoltosos y más rivalicen entre sí, tanto mejor para mí". y Ben Ammar obtuvo de Alfonso el poder fortificar contra nosotros la
Vino, pues, con la intención de despojar tanto a su aliado como a aquel fortaleza de Belillos. No nos habríamos salvado de ese embarazo sino para
contra quien marchaba y de perder a uno con la ayuda del otro. No tenía caer en uno más cruel y más amargo. Si tus subditos se aperciben de que
de otra parte esperanza de tomar la ciudad por su propia cuenta. Razonaba hay en tu ejército algunas disensiones, no te obedecerán, porque han sido
así: "Soy de otra nación
y todos allí me odian. -Por qué desear apoderarme ya escarmentados una primera vez. Será entonces vana toda esperanza, esta-
de Granada? Es imposible que se someta sin combate. Ale será, por tanto, remos todos perdidos y acabarán por apoderarse de tu persona sin que
necesario hacer la guerra, exponer mis soldados a la muerte, gastar dinero. hayas obtenido ningún tratado de paz,
y nos encontraremos sin ninguna
Tendré más que perder de lo que espero ganar si cae en mi poder. Incluso garantía. Vale, pues, más que vayas a ver a Alfonso, por dos razones: Si
en tal caso, no la conservaría más que en cuanto estuviera seguro lo que — obtienes la paz, alabarán tu discreción
y tu poder se afirmará. Si ocurre lo
no ocurriría— de la fidelidad de la población. No puedo, sin embargo, contrario, podrás irte seguro y conseguir tu tranquilidad. ¡Ve por tanto a
degollar a sus habitantes ciudad con gentes de mi nación. No,
y poblar la su encuentro, dile palabras amables Alá decretará lo que ha de suceder!"
y
lo que conviene hacer, en verdad, es lanzar a los príncipes musulmanes unos Hice mis preparativos lo mejor que pude, me rodeé de mis gentes de
contra otros y tomarles continuamiente dinero, a fin de debilitar sus recur- confianza para reunir un cortejo decoroso
y me entrevisté con Alfonso en
sos y Cuando llegue tal caso no tendrán otro remedio que
agotarlos. las cercanías de Granada. Por necesidad le testimonié el mayor
respeto. Se
someterse y vendrán a entregarse a mí espontáneamente. Eso es lo que ha me mostró accesible y benévolo y me prometió defenderme como defendía
pasado en Toledo, que voy a conseguir sin fatiga, gracias al empobrecimien- su propio territorio.
to y a la dispersión de sus habitantes y a la huida de su soberano". Después comenzaron negociaciones. Le envié embajadores y
las él me
94 CLAUDIO S A X C H E Z - A L B OR NO Z LOS REINOS DE TAIFAS 95
los envió también, para ponerme al corriente de los compromisos que había hombre Se redactó, pues, un acuerdo en presencia de Alfonso. Tal
débil.
mantenido y de losque había sido movido a tomar por diversas circunstan- pacto prohibía toda agresión de un príncipe musulmán contra otro. En
él
cias, y me hizo decir:"He deseado arreglar este asunto y no he apresurado se estipuló el monto del tributo anual que habríamos
de pagar. Para mí
mi partida a fin de poder ser informado de tus intenciones. Si te portas fué fijado en diez mil mizcales al año. Me habló con suavidad
y me dijo:
bien conmigo v satisfaces mis exigencias, me iré en buenas relaciones conti- "Ben Ammar habría querido que yo no hubiera sido leal contigo. No per-
go. Si no, aquí estoy con quienes han tratado conmigo". Y me pidió cin- mita Dios que se diga por el mundo que un hombre como yo, poderoso
entre
cuenta mil mizcales. Me lamenté de los pocos recursos del país y le hice los cristianos, vino
encuentro de un personaje de tu raza, como tú eres,
al
saber que tal suma constituía para él una carga imposible y cómo, a mi juicio, para traicionarte en seguida. Queda en paz. No te someteré sino al pago
del
era evidente que, de pagar tal tributo, mi reino quedaría tan debilitado que tributo, que me enviarás cada año sin retraso. Si no eres puntual,
recibirás
Ben x\bbad aprovecharía la primera ocasión para apoderarse de él; y añadí: la visita de mi embajador
y su estada te ocasionará gastos. Será mejor para
"Si tal príncipe gana Granada, aumentarán sus posibilidades y no se te ti apresurarte a pagarel dinero''. Acepté sus indicaciones, convencido de
mostrará sumiso. Toma lo que puedo ofrecerte y déjame algo que me que pago de diez mil mizcales por año, gracias al cual me colocaba al
el
permita subsistir. Lo que me dejes lo encontrarás aquí cuando me lo pidas". abrigo de sus fechorías, valía más que la pérdida de los musulmanes
y la
No aceptó estas razones sino después de oponer muchas dificultades, y devastación del país, sobre todo no encontrándome en situación de hacerle
acabé por concertar un acuerdo mediante el pago de veinticinco mil mizca- frente en el campo de batalla
y de vencerle, y sabiendo que no encontraría
les, es decir, de la mitad de lo que me había pedido. Después, para premunir- entre los sultanes de Al-Andalus, para ayudarme, sino gentes que me
empu-
me contra su disgusto, hice preparar, para él, tapices, telas y vasos, que fue- jarían a perderme. Renació la tranquilidad período de paz, de tregua
y este
ron reunidos en una gran tienda. Le invité a entrar en ella y cuando vio los y de bienestar no fué obscurecido por ningún disturbio.
tejidos no los encontró bastante hermosos. Nos pusimos de acuerdo acerca
De las Memorias de Abd Allah, último rey Ziri de
del aumento de cinco mil mizcales sobre la suma convenida, lo que elevó el Granada (Según la versión francesa de Lévi-Proven^al,
monto total del tributo a treinta mil. Acepté llegar a tal cifra, para no Ai-Andalus, 1936, IV, 29).
arriesgar lo más por rehusar lo menos. Entonces me manifestó su agradeci-
miento y, satisfecho, se volvió hacia Ben Ammar y le dijo: "Me has mentido
al hablarme de la debilidad de Granada
y al afirmarme que su soberano, a
causa de su juventud, carecía de reflexión. Lo que he visto de la organiza- LOS BANU HUD Y LOS ARAGONESES
ción y de la situación de esta ciudad está en contradicción con lo que me has
dicho". Algo más tarde, Ben Ammar volvió a presencia de Alfonso y le pidió La Fro?itera Superior, como llamaron los musulmanes españoles al valle
que se concluyese entre nosotros un acuerdo que fuese respetado, y él del Ebro, había vivido en frecuente rebeldía fre?ite a Córdoba. En el siglo IX
aconsejó que tomase de entre mis posesiones Estepa, una importante forta- dirigieron esa rebeldía los "Beni Casi'' y en el X
los Tuchibíes. Tras la
leza situada en la raya del reino de Sevilla y de la que se había apoderado caída del califato, se enseñorearon de Zaragoza los Ba?ju Hud. Poblada
mi general Kabbab, en el curso de las hostilidades. Le pregunté qué pensaba de antiguo por fuertes vascones y bravos celtíberos y enfrentada con los
hacer con Alcalá, y acabó por llegarse a un acuerdo, en virtud del cual cristianos del Pirineo, de
Navarra y de Castilla, Jiunca perdieron los islamitas
Alcalá sería cambiada por Estepa. de la Frontera Superior el í?npetu guerrero. ''Muza", el Tercer Rey de Es-
Castro y Martos eran las dos plazas fuertes que dominaban Jaén. Con paña, fué llamado para salvar Aiidalucía de los ?iormandos. Sus acojnetidas
ocasión de las mismas, el señor de la ciudad, mi tío paterno (Maksan) se y las de sus nietos contra
la zojia del alto Ebro entraron, por mucho, en el
había encontrado aislado, porque Jaén no valía nada sin ellas. Ben Ammar surgir de Castilla. Los Tuchibíes y los Bajiu Hud mantuvieron con tal vigor
insistió cerca de Alfonso para que yo le cediera las dos plazas. Prometió el Islam frente a la Cristiandad, que asfixiaron, para siempre, la expansión
al rey cristiano gran cantidad de dinero por Martos, como si se tratase de peninsular de Navarra, y retrasaron la recoiiquista aragonesa de tal modo,
una compra. Alfonso me comprometió entonces a abandonarla, movido que Huesca fué conquistada después de Toledo. El apogeo cultural de
por su avaricia. Me prometió, además, darme a cambio de Castro el castillo Al-Andalus desbordó, naturalmente, hasta la Frontera Superior y en Za-
de Al-Matmar, que poseía Ben Dzi-1-Nun que se hallaba situado en el ragoza 7iació y se formó uno de los grandes filósofos arábigos ''Avenpace'\
y
límite de nuestros territorios respectivos. Me garantizó este cambio, que yo Pero todavía en el momento de máximo esplendor de la cultura hispano-
intenté rechazar como mejor pude, aunque en vano, como ocurre de ordi- musulmana y de máxima debilidad de su fuerza guerrera, los moros de
nario cuando se trata de negociaciones entre un personaje importante y un Zaragoza fueron buenos soldados.
96 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
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El ermitaño y el rey
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I
Una vez Muqtadir ben Hud salió de Zaragoza, que se encuentra en las
fronteras de la España (musulmana), para combatir al tirano Rademiro, prín-
cipe de los cristianüs. Uno y otro rey habían reunido todas las tropas que
pudieron y, cuando los dos ejércitos se hallaron frente a frente, se colocaron
en orden de batalla. El combate duró gran parte de la jornada, pero con
gran dolor de Muqtadir, los musulmanes fueron vencidos y dispersados.
Muqtadir llamó entonces a un musulmán que sobrepasaba a la sazón a todos
los otros guerreros de frontera en conocimientos militares
la
y que se lla-
maba Sadada. — ¿Qué piensas de esta jornada?, le preguntó. —Ha sido
muy desdichada, respondió, pero queda un recurso. Y
dicho esto se fué.
Iba vestido como los cristianos, y como vivía en sus vecindades
y tenía
mucho trato con ellos, hablaba muy bien su lengua. Pudo, pues, penetrar
en el ejército de los infieles y aproximarse a Ramiro que armado de pies a
cabeza, tenía la visera bajada, de suerte que sólo dejaba ver sus ojos. Sadada
esperó la ocasión de golpearle. Cuando la encontró se precipitó sobre él
y le hirió en un ojo, de una lanzada. Ramiro cayó de bruces a tierra;
Ronda. El Tajo. Cuando Mustain II fué a combatir al tirano cristiano Ben Rademiro,
cerca de ciudad de Huesca, los dos ejércitos eran poco más o menos
la
cipe de los cristianos. Uno y otro rey habían reunido todas las tropas que
pudieron y, cuando los dos ejércitos se hallaron frente a frente, se colocaron
en orden de batalla. El combate duró gran parte de la jornada, pero con
gran dolor de Muqtadir, los musulmanes fueron vencidos y dispersados.
Muqtadir llamó entonces a un musulmán que sobrepasaba a la sazón a todos
los otros guerreros de frontera en conocimientos militares
la
y que se lla-
maba Sadada. — ¿Qué piensas de esta jornada?, le preguntó. —Ha sido
muy desdichada, respondió, pero queda un recurso. Y dicho esto se fué.
Iba vestido como los cristianos, y como vivía en sus vecindades
y tenía
mucho trato con ellos, hablaba muy bien su lengua. Pudo, pues, penetrar
en el ejército de los infieles y aproximarse a Ramiro que armado de pies a
cabeza, tenía la visera bajada, de suerte que sólo dejaba ver sus ojos. Sadada
esperó la ocasión de golpearle. Cuando la encontró se precipitó sobre él
y le hirió en un ojo, de una lanzada. Ramiro cayó de bruces a tierra;
Sadada se puso a gritar en romano: "¡El rey está muerto!" El rumor de la
muerte de Ramiro se difundió entre sus soldados y éstos se dieron a la
fuga y se dispersaron. Y tal fué, por disposición del Todopoderoso, la
causa de la victoria que obtuvieron los musulmanes en tal ocasión.
Ronda. El Tajo. Cuando Mustain II fué a combatir al tirano cristiano Ben Rademiro,
cerca de ciudad de Huesca, los dos ejércitos eran poco más o menos
la
a todos por hombres y se dijo: "Esas gentes están cerca de sus mujeres y van En momentos que esto sucedía hacía mucho calor
y (he aquí) que Alá
a combatir desesperadamente; más vale llevarnos el ganado y, si nos persi- movió que acudiera en ayuda del beduino cuando las mujeres
a alguien a
guen, les combatiremos lejos de sus mujeres". Pero mientras reunían el se habían perdido de vista y se habían puesto a salvo. Esa persona (que
ganado llegaron los guerreros de la tribu y los asaltantes, tomados entre acudió en su auxilio) se ingenió con otra para sacarlo. Entonces le pregun-
ellos y las mujeres, sufrieron pérdidas considerables que les causaron sobre taron lo que le había pasado;
y (les) dijo: "Ese malhechor me ha engañado,
todo los combatientes improvisados. Así comenzó el uso del v^elo, al que tales dando (oportunidad y) tiempo para que su mujer y sus hijas se" fueran
pueblos han permanecido fieles. No se lo quitan ni de día ni de noche y con mis ropas y provisiones".
no se puede distinguir al viejo del joven. Esta querella fué llevada a
Ben Abbad, que quedó sorprendido ante ella,
Del Kamil fi-l-Tarij de Ben Al-Atzir (Según mandó que comparecer a Bazi al-Axhab, y le dijo: "¿Cómo has
se hiciera
versión francesa de Fagnan, 42). hecho esto, encontrándote ya en garras de la muerte?". Contestóle: "Ali
Señor: si experimentaras la magnitud del placer que hallo en robar dejarías
tu reinoy te dedicarías a ello". (El príncipe) lo maldijo y se rió. En seguida
leexpresó: "¿Si te pusiera en libertad, te ayudase y te diera lo necesario
EL BANDOLERO ANDALUZ BAZI AL-AXHAB para vivir, te arrepentirías de tu vituperable ocupación?" Le contestó: "¡Oh
mi Señor! ¿Cómo no habré de aceptar tu oferta y de arrepentirme si me
Dispongámonos a asistir a dos escejias e?i que rela7npaguea el ijigenio
muerte?" Entonces (Ben Abbad) lo tomó conforme a lo pacta-
salvas de la
andaluz y la adiniracióji andaluza por la bravura picara. Toda la Andalucía
de ayer y quizá de hoy —
¿quién sabe cómo será la de maíiana tan cargada
do y lo puso a la cabeza de (un grupo) de valientes, quedando (así) con-
cadas de un relato romántico. No las hubiera ijnaginado más llenas de sal Del Kitab Nafh al-tib de Al-Maqqari, ed. Dozy
(Trad. inédita de Osvaldo A. Machado, según el
ningihi autor contemporáneo puesto a inventar aventuras de bandoleros y
texto de la Crestomatía de Asín, 13).
de príncipes.
Bazi al-Axhab (el Halcón Gris), en cuvo arte de hurtar todo era extraor- LA POESL4 EN LOS REINOS DE TAIFAS
dinario. La gente del despoblado lo había tomado por caudillo.
Cuéntase (en la historia) de sus latrocinios, que una vez, a causa de un En el siglo del califato —912 a 1009— Córdoba asimiló e hispanizó todo
robo, fué atado en la cruz por orden de Ben Abbad, quien dispuso que lo el c 072 junto de tendencias y modas diversas que la convivencia de vniy
colocaran en un sitio transitado por la gente del poblado, para que lo diversas razas, regiojies y culturas había acuimilado en ella, durante el seño-
vieran. río de los Omeyas En ese siglo califal viven y escriben
en Al-Andalus.
Mientras se hallaba en su madero, en tal situación, llegaron su mujer y poetas notables: Ben Abd
Rabbihi, un rezagado del período anterior, cuyo
"¿En qué
sus hijas, quienes se pusieron a llorar a su alrededor, diciendo: Libro del collar constituye además una enciclopedia del saber de su época;
manos nos dejas, para que perezcamos después de ti?". Entonces apareció Ben Farach, que ernuló en su Libro de los huertos al orie?2tal Ben Daivud
un beduino sobre un mulo, llevando debajo un atado de ropa y de provi- de Ispaham; Al-Mushafi, el visir desposeído
y perseguido por "-Alvianzor';
¡mírame como estov! Por ello el complicado
siones. (El bandolero) le gritó: "¡Señor! y gongorino Al-Qastalli, etc., etc. La poesía hispano-árabe
necesito de ti algo que nos reportará provecho a ambos". "¿Qué es?", — ensaya en esa época todos los temas, desde los religiosos y los históricos hasta
le contestó. Di jóle: "Mira aquel pozo: cuando me echaron mano los guar- los floréales, muy en moda en la corte del oinnipotente ministro de
dias arrojé eh él cien dinares. Quizá te las arregles tú para sacarlos. Están Hixam Unidos a los duros tiempos de la crisis del califato han quedado
11.
aquí mi esposa y mis hijas para tenerte tu mulo mientras extraes los dinares". los nombres de dos grandes figuras de la cultura hispano-musidmana: Ben
104 CLAUDIO S A X C H E Z - A L B O R NO Z IOS REINOS DE TAIFAS lu J
Xuhavd (992-1035 ), cuya poesía tiene resonancias modernas y que en su
Risala describe el viaje de un poeta al paraíso, dos siglos antes que Dajite,
La tormenta
y el gran Ben Hazm (994-1063), que aparte de sus otras obras literarias,
escribe poesías, a veces cálidas y apasionadas, y en las que asciende, en Cada flor abría en la oscuridad su boca, buscando las ubres de la llu\ ia
ocasiones, '^a las frías cimas de la abstracción intelectuaP'. Pero el siglo de los
fecunda.
reinos de Taifas es época feliz de los poetas de Al-Andalus. ''Los poetas
la Y los ejércitos de las negras nubes, cargadas de agua, desfilaban majes-
—dice —
se balanceaban entre los reyes como los céfiros en
Al-Xaqundí tuosamente, armadas con los sables dorados del relámpago.
los jardines y entraban a saco en sus tesoros con la vehemencia de Al-
De Ben Xuhayd, de Córdoba (992-1034).
Barrad'\ Todos eran poetas a la sazón en la España mora. Segim Al-Qaz-
ivini, cualquier labrador que guiaba su carreta de bueyes podía improvisar
sobre el tema que se le propusiera. Los poetas cruzaban la Penínsida, mima- El pudor
dos por los príncipes. Reyes, visires, magnates, embajadores se invitaban, se
excusaban, se insultaban y se regalaban en billetes poéticos, en los que Cuando ofreces a los circunstantes —como el copero que sirve en rueda
solían cojnpararse con los astros y las flores. Junto a dos figuras políticas los vasos— el vino de tus mejillas, encendidas de pudor, no me quedo atrás
que merecen atención especial: Al-Mutamid y su ministro Ben Ammar, en beberlo;
destaca el más grande de los poetas neoclásicos de Es paila, Ben Xaydun que a este vino lo hacen generoso los ojos de los que al mirarte te
(1003-1010), cordobés al servicio de los Abbadíes sevillanos. Fué a la vez hacen ruborizar, mientras que al otro lo hacen generoso los pies de los
astro sin igual en la poesía amorosa y e?i el amor poético a la princesa vendimiadores.
poetisa Wallada. Junto a él deben citarse: Ben Al-Labana de Denia {m. 1113), Del visir sevillano Abu-l-Walid Ismail Ben
alma dulce y suave con don de lágrimas; al terrible alfaquí de Elvira, A bu MuHAMMAL, apodado Habib (m. hacia 1048).
Ishaq (m. 1066); a los epiciireos melancólicos Qabturnuh, de Extremadura;
al 7)ietafórico audaz Ben Sara, de Santarem, y a Ben Saraf, de Berja, de
Quisiera rajar mi corazón
intención filosófica.
''En este inmenso orfeón — dice García Gómez al estudiarlos — suenan
Quisiera rajar mi corazón con un cuchillo, meterte dentro, v lueo-f,
todas las voces: ásperos tonos de alfaquíes que evocan el terror; sátiras
volver a cerrar mi pecho.
retorcidas y empojizoñadas; ahvnbicadas cortesías; invitaciones a robar el
Para que estuvieras en él y no habitaras en otro, hasta el día de la resu-
placer cuando duer?ne la desgracia; descripciones del vino, de las flores, rección y del juicio final.
de las jmijeres y de las fiestas; ditirambos falsos e hiperbólicos; cantos de
Así vivirías en él mientras yo existiera y, a mi muerte, morarías en las
guerra; lamentaciones ante la iinposibilidad de luchar contra el destino, jac-
entretelas del corazón en las tinieblas del sepulcro.
tancias, discreteos, a?nores y elegíaí\
De Ben Hazm, de Córdoba (m. 1064).
Las noches son para mí más largas desde que te empeñaste en alejarme Estoy reducido al silencio, porque mis corceles no toman parte en la
de tu lado, carrera de los poetas;
¡oh gacela que demora la ejecución de la promesa y que no cumple la Si yo llamara a las palabras, acudirían humildes, como el prisionero
palabra que me dio! acude a la llamada del que lo cautivó.
r;Es que has olvidado el tiempo en que pasábamos la noche juntos, sobre Pero yo vi que nuestro Profeta censura a los poetas lenguaraces char-
y
un lecho de rosas, latanes.
mientras las estrellas del horizonte brillaban como perlas sobre lapis- Por eso he guardado silencio, excepto para la piedad, aunque segura-
lázuli? mente los mares de mi talento vomitarían perlas.
Del califa Abd Al-Rahman V Mustadhir (m. 1024). De Abu Ishaq, de Elvira (m. 1067).
—
I 06 C T. A U D T o S Á NCH E Z - A L B O R X O Z L o S R E No S D E TA F A S
1 i
107
Rey que admira en lo físico y en lo moral,
te como el jardín es l)elÍo,
tanto visto de lejos cuanto visitado de cerca.
Ser asceta
Cuando, estando a su lado, me escancia el Kautar de su generosidad,
Ser asceta en el mundo no es vivir oscuramente: príncipe serás en estoy cierto de hallarme en el paraíso.
el
mundo si eres asceta. ¿Has hecho fructificar tu lanza con las cabezas de los reyes enemicros,
Si hubiera alguien en el mundo superior príncipe en gloria majes-
porque viste que la rama place cuando está en fruto,
al y
tad, ése serías tú. y has teñido tu cota con la sangre de sus héroes, porque viste que la
No es pura la vida de los reyes; tan sólo es pura y laudable la vida de
bella se engalana de rojo?
los ascetas. Mi poema es, por ti, como un jardín que visitó el céfiro y sobre el cual
Del mismo. se inchnó la escarcha hasta que floreció.
Con tu nombre le he vestido una túnica de oro; con tu alabanza he
desmenuzado sobre él el mejor almizcle.
La lectura ¿Quién se atreverá conmigo? Tu nombre es áloe que he quemado en
el pebetero de mi genio.
Mi pupila rescata lo que está preso en la página: lo blanco a lo blanco Del mismo.
y
lo negro a lo negro.
Del célebre Bex Ammar de Silves, visir de Fragmento de
Mutamid de Sevilla (m.
la "Qasida en Nun"
1068).
Alejados uno de otro, mis costados están secos de pasión por ti, v en
cambio no cesan mis lácrrimas ...
Del elogio de Mutamid de Sevilla
Al perderte, mis días se han cambiado y se han tornado negros, cuando
contigo hasta mis noches ei*an blancas .
'
desviado ya
Diríase que no hemos pasado juntos la noche, sin más tercero que nues-
las riendas del viaje nocturno.
tra propia unión, mientras nuestra buena estrella hacía bajar los ojos de
El alba ya nos ha traído su blanco alcanfor, cuando la noche ha apar- nuestros censores:
tado de nosotros su neero ámbar.
Eramos dos secretos en el corazón de las tinieblas, hasta que la lengua
El jardín es como una bella, vestida con la túnica de sus flores v ador- de la aurora estaba a punto de denunciarnos.
nada con el collar de perlas del rocío,
O bien, como un doncel, que enrojece con el pudor de las rosas y se De Ben Zaydux, de Córdoba (1003-1070).
envalentona con elbozo del mirto.
El jardín — donde el río parece una mano blanca extendida sobre una
El gallo
túnica verde
está agitado por el céfiro: pensarías que es la espada de Ben Abbad. En Para anunciar la muerte de las tinieblas se alzó el ave adornada con una
la angustia, cuando el aire se reviste de una túnica cenicienta, la dádiva amapola, y que hace girar para nosotros las centellas de sus ojos.
de su mano es fecunda,
Cuando canta, él mismo presta oídos a su llamada a la oración, apresu-
y escoge, para hacer sus dones, la virgen ya nubil, el corcel desnudo rándose con las grandes plumas de sus alas.
a batir sus axilas
y sable adornado de pedrería.
el
Parece que el emperador de Persia le ciñó su corona
Rey, que, cuando los reyes se dirigen en masa al abrevadero, no pueden y que Ala-
ría la Copta, hermana de Moisés, le colgó, con su propia mano,
las
abrevar hasta que él retorna;
arracadas.
más fresco sobre
corazones que el gotear del rocío, más placentero
los
Arrebató al pavón la vestidura, que era el más bello de sus mantos, y,
sobre los párpados que la dulce pesadez del sueño.
no bastándole todavía, robó al pato su contorneo.
El^ hace chispear el eslabón de la gloria,
y no se aparta del fuego de la
lid más que para acercarse De Al-Asad Ibrahim ben Billita, poeta tole-
al fuego del hogar encendido para los huéspedes;
dano del siglo XI.
-
La Cigüeña Au sencia
Es una emigrante de otras tierras, pero viene a anunciarnos eí buen Sin cesar recorro con mis ojos los cielos, por
si viese la estrella que tú
tiempo, estás contemplando.
cuando despliega sus alas de ébano, descubriendo su cuerpo de marfil, Pregunto a los viajeros de todas las tierras, por si encontrara alo-uno
^
y se ríe a carcajadas con su pico de sándalo. que hubiese aspirado tu fragancia.
De Galib Ben Ribah Al-Hachcham (el alfa- Cuando los vientos soplan, hago que me den en el rostro, por si la brisa
jeme ;, toledano del siglo XI. me trajese tus nuevas.
Voy errante por los caminos, sin meta ni rumbo: tal vez una canción
me recuerde tu nombre.
Los vasos
Miro furtivamente, sin necesidad, a cuantos me encuentro, por si atis-
bara un rasgo de tu hermosura.
Eran pesados los vasos, cuando vinieron a nosotros; pero, cuando estu-
vieron llenos de vino puro, De Abu Bakr Al-Turtusi (1059-1126).
se aligeraron
y estuvieron a punto de volar con lo que contenían, del
mismo modo que los cuerpos se aligeran con los espíritus.
En la batalla
De Idris Bex Al-Yama.\, de Ibiza (siglo XI).
^
Me acordé de Sulayma cuando el ardor de la lid era como el ardor de
mi cuerpo cuando me separé de ella.
El luto en Al-Andalus
Creí ver entre las lanzas la esbeltez de su talle v, cuando se inclinaron
Si es el blanco el color de los vestidos de luto en Al-Andalus, cosa hacia mí, las abracé.
justa es. De Abu-L-Hasan Ben Al-Oabturnuh, de
Badajoz (siglo XII).
-Xo me veis a mí, que me he vestido con el blanco de las canas, porque
estoy de luto por la juventud
De Auh-l-Hasax Al-Husri, el ciego (m. 1095).
El b rasero
Ya antes, mi hermano,
príncipe de Malaga, en el período en
el
que
estábamos en guerra, había dirigido un
requerimiento a los almorávides en
LA INTERVENCIÓN ALMORAVIDE EN AL-ANDALUS demanda de socorros, con la esperanza de tomar
venganza de mí, gracias a
CONTADA POR LA PLUMA DEL REY DE GRANADA ellos
y de obtener una pane del reino de su abuelo, que no le había corres-
pondido. Pensaba partir conmigo tesoro
el (de nuestro abuelo) una vez
Aljonso VI había conquistado Toledo, los reyezuelos de Al-Andahis victorioso. Todas estas disputas creaban una situación muy favorable para
temieron por su suerte^ volvieron sus ojos hacia los almorávides, que domi- el Lmir de Musulmanes, que, ante nuestras disensiones,
los
se daba cuenta
naban al otro lado del Estrecho, solicitaron la intervención del ''Emir Al- de que no tendría mnguna dificultad
en reducirnos los unos por los otros
Ahislimijr Yusuf ben Taxufin, y éste vino a España y vetició a Alfo?iso VI, cuando lo quisiera. El Emir, juzgando que
no había llegado aún su tiempo'
e?2Zalaca, el 23 de octubre de 1086. El rey de Granada nos ofrece de no respondió a mi hermano, mientras que
éste, en su inexperiencia, no
estos hechos el testimojiio de uno de los príncipes que interviniero?i en ellos. dejo de insistir en su ruego cerca de
él.
Sus noticias no coinciden siempre con las que Dozy hizo clásicas y han Un poco antes de la época a que he llegado,
Al-Mutamid había
solido pasar por exactas. Obsérvese, además, que Abd Allah no atribuye a enviado embajadores al emir almorávide
para informarle de que debía
la batalla en que los cristianos fueron vencidos, la i?nportancia que los prepararse a hacer la guerra santa. Le
prometió el abandono de Algeciras
historiadores modernos le conceden. En todo caso, o porque la victoria no a su favor
y le aconsejó que se apoderase de paso de la ciudad de Ceuta.
fuera tan decisiva como se ha pretendido, o porque Yusuf no supiera o no Hechos los preparativos oportunos, el emir llegó
con sus tropas delante
pudiera sacar partido de ella, Zalaca no puso tér?nino a la situación que ^''''''^ diputados a
A^^uTT.^^^^''^^ y Al-Mutamid, y entre ellos, al
la había provocado. cadi Abd al-Mahk y a Ben al-Ahsan. El príncipe los retuvo
largo tiempo
en Sevilla, lo que impacientó al Emir
de los Musulmanes. Les despidió
después, con una embajada de jeques
sevillanos encargados de decirle- 'Per-
Mi situación continuó siendo todo lo satisfactoria que cabía y había manece treinta días en Ceuta, a fin de permitir
a nuestro amo evacuar
llegado al límite de mis esperanzas, hasta el momento de la primera inter- Algeciras para que te instales en ella". Les
comunicó su aceptación v
vención de los almorávides — ¡que Alá los ilustre I —
Alfonso se había arro-. le pidieron un documento
suscrito de su mano, en garantía de que espe-
ellos
jado sobre la Península v había tomado Toledo. No se mostraba en modo raría el transcurso de tal plazo de
tiempo. Pero se puso en guardia al emir
alguno conciliador. Después de haberse saciado con los tributos que le pagá- contra tal exigencia. "Si Ben Abbad te obliga
a esa espera, es porque quiere
bamos, de nuestras capitales. Habiendo tomado
sintió deseos de apoderarse enviar un mensaje a Alfonso para advertirle
de tu venida, con la esperanza
Toledo gracias a la debilidad de tal ciudad que había ido acentuándose de de obtener de él lo que desea, sirviéndose
de ti para intimidarle y para
año en año, se proponía emplear el mismo procedimiento para conquistar solicitar del mismo que le conceda un tratado, liberándole por varios años
el resto del país. Tenía por principio no cercar plaza fuerte alguna y no del pago del tributo. Si el otro acepta,
Ben Abbad le pedirá refuerzos para
agotar sus tropas contra ninguna ciudad que, así como los enemigos de su acudir a Algecu:as
y te impedirá pasar el Estrecho. Anticípate a él en tal
nación que en ella habitaban, pudiera oponerle resistencia. ciudad. Si no estuviera en connivencia
con el rey cristiano, ya te habría
Se contentaba con exigir de ella cada año un tributo v con tratarla con dicho que pasaras el mar".
dureza, usando a su capricho de todos los procedimientos de violencia Los embajadores del rey de Sevilla se volvieron
persuadidos de que el
(imaginables) hasta que se debilitaba v caía en su poder, como ocurió con emir iba a esperar durante treinta días la
evacuación de Algeciras; pero
Toledo. La noticia de la caída de esta ciudad tuvo en Al-Andalus una aquel puso en pie de guerra una tropa de
vanguardia, compuesta de' cerca
enorme resonancia, llenó de espanto a sus habitantes y les privó de la espe- de quinientos caballeros,
y la hizo embarcar inmediatamente. Apenas habían
ranza de poder continuar viviendo en el país. Se produjeron diversas causas llegado ios embajadores a Algeciras al fin
de la jornada, cuando los solda-
de desacuerdo entre Al-Mutamid y Alfonso v éste le existió que le cediera dos almorávides habían atravesado el estrecho
de Gibraltar, siguiendo sus
cuyo abandono era preferible la muerte. Presa del mayor
plazas fuertes, a huellas,
y habían desembarcado en el arenal. La población se dio cuenta
temor, Al-Mutamid sintió entonces deseos de vencerlo, llamando a las de pronto, de que una tropa de caballería había
levantado un campamento'
bandas de los almorávides. Tales fueron en su principio las condiciones sin saber cuándo había Al día siguiente, muy temprano, fué segui-
llegado.
fijadaspor la providencia para la pérdida de nuestros Estados respectivos, da de otro contingente. Después llegaron otros,
hasta que todo el ejército
porque cuando el hombre carece de la asistencia divina, de lo que más almorávide fué concentrado delante de Algeciras, a
las órdenes de Dawud
puede acusársele, después, es de los esfuerzos que ha realizado. ben Aixa. Rodeó la ciudad para vigilar lo que en
ella ocurría. Dawiid llamó
11 j CL A U 1) I i) S AN C H E Z - A B 1) R N ÍJ Z
sino a hacer la guerra santa. Vas a evacuar la plaza de aquí a mediodía, hoy
mismo, si no, haz lo que puedas". Además el Emir de los Musulmanes escribió
a Ben Abbad para informarle de lo que había hecho y decirle: "Te eximo
del cuidado de aprovisionar mi flota y de enviar víveres a mis tropas, como
me habías prometido". Al-Mutamid envió entonces a su hijo Al-Radi la
orden de abandonar Algeciras a los almorávides. Dawud tomó posesión de
ella. El emir llegó a la misma, entró en la plaza y la examinó con atención.
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Mocvnir LA 'm/\sm k^ormái
Emir de los Musulmanes no tiene otro fin que la guerra santa, que está so VI fortificado Aledo, para amejiazar, desde él, el Sudeste de Al-Andalus.
haciendo. No consentirá en modificar la partición que nuestros antepasados Al-Mutamid de Sevilla solicitó de Yusiif ben Taxufin que viniera a con-
han hecho de su Ninguno de nosotros
territorio entre sus descendientes. quistarle.Abd Allah, de Granada, relata aquí los incidentes del asedio
ha obtenido parte alguna de que posee por medios pérfidos; lo que
lo emprefidido en 1089. Durante él se mostraron a plena luz las rivalidades
tenemos lo debemos a la decisión de Alá, primero, y de nuestros ascendien- entre los prÍ7icipes musubnanes españoles, y comenzaron las maquinaciones
tes, después, V al consentimiento unánime testimoniado por los musulmanes de los alfaquíes para levantar contra ellos a sus subditos. El rey granadino
al que han elegido para reinar sobre ellos. Fué el señor, nuestro abuelo las refiere al detalle y nos descubre el temor que inspiraba aún Alfonso VI
— Alá tenga misericordia de él —
quien organizó el actual estado de cosas. a almorávides y a andaluces —inexplicable si hubiera sido vencido deci-
Juzgó que Alálaga no podía ser separada de Granada y me transmitió
la soberanía para después de su vida, como había sido ejercida por él. Tú
sivamente en Zalaca — , cómo los españoles empezaban a ser explotados
por los pri7icipales caudillos del ''Ejnir Al-Aiuminiif\ y la posición de wia
no has tenido en cuenta lo que él decidió y te has separado de mí y has parte de la población islamita de Levante, la de Murcia por ejemplo, que
querido llegar a ser independiente, contra toda razón. Si tu abuelo hubiera prefería la amistad del cristiano a la tiranía de sus correligionarios.
juzgado provechoso lo que has hecho, te hubiese dado medios que te hubie-
ran permitido prescindir de mí. Después de tus sucesivos actos de hostilidad
Durante algún tiempo no se alteró la situación. La derrota había llenado
he hecho lo posible por restablecer, en parte, la situación que nuestro ante-
de temor y de amargura a los cristianos y todo marchó bien hasta la cam-
LOS REINOS DE TAIFAS ¡ly
II í) CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ irritados estaban contra ellos sus subditos. Su negativa a pagar las trábe-
paña de Aledo, que fué decidida en las circunstancias siguientes: Al-Muta- las feudales que les debían, cuando precisamente ellos tenían necesidad
mid ben Abbad, ante la actitud rebelde que Ben Raxiq había tomado para de dinero para continuar el sitio, les llenó de impaciencia
y les entenebreció
con él, y en su deseo de dar a su hijo Al-Radi el gobierno de Murcia en alma. Había que poner en pie de guerra
el un ejército cada año; se impo-
lugar del de Algeciras, fué a visitar al Emir de los iMusulmanes. Atravesó nía hacer continuamente a los almorávides numerosos obsequios
el mar para demostrarle que confiaba en él plenamente y para convenir con
y regalos,
so pena de echar a perder las cosas,
y en tal aprieto los subditos rehusaban
él las decisiones que se proponía tomar sobre Murcia v sobre otras pobla- pagar las contribuciones exigidas por las circunstancias; tal era la situación
ciones. Al mismo tiempo le explicó la importancia que tendría para los para nosotros;
y para remediarlo, no cabía sino esta alternativa: o armarse
musulmanes la posesión de Aledo. Esta plaza estaba situada en el corazón de paciencia y atraerse así la censura y el castigo correspondientes, o reac-
de su territorio y no gozaría éste de seguridad hasta que aquélla fuese arre- cionar y arriesgar la deposición, lo qíie ocurrió a la postre. Durante
todo
batada a los cristianos. Convino con él un tratado en virtud del cual el ese tiempo hubimos de escuchar las amenazas
y las injurias de nuestros
emir vendría en persona a sitiar la fortaleza. Los sultanes de Al-Andalus se pueblos y tuvimos que manifestar la repugnancia que ellas nos causaban,
con
prepararon para participar en la expedición suministrando material de guerra lo que llegaron a ser imposibles el ejercicio de la realeza
y el acometer
y contingentes. Quien les arrancase esta espina del pie estaría seguro de su cualquier empresa. El citado Al-Qulayi, desde el campamento de Aledo,
reconocimiento. En consecuencia, recibimos cartas del emir en que nos escribía a sus conciudadanos de mi capital para que rehusaran
pagarme nada
exhortaba a hacer preparativos de campaña, en "«tención a su próxima veni- en adelante y les hacía entrever la inminencia del nuevo orden de cosas
da. Hicimos con dilis^encia lo que solicitaba, en nuestro deseo de participar que iba a producirse; y los granadinos, cuando los agentes del fisco se
en la guerra santa y de testimoniarle nuestra afección y nuestra estima. Salí presentaron a cobrar en sus casas, les encargaron que me comunicaran su
a su encuentro en el límite de mi territorio, llevándole regalos dignos de él, negativa a pagarme. Tenía \'o, sin embargo, la mayor necesidad de dinero,
V decidimos dirigirnos contra iVledo. Pusimos sitio a la plaza con todas sobre todo porque en el campamento de Aledo no podía abastecer mis
las tropas y el material de guerra necesarios. Cada príncipe participaba en tropas sino mediante compras cotidianas.
las operaciones en la medida de sus medios, con todas sus posibilidades tác- Todo
ello me causó los mayores perjuicios
y el maldito sitio se prolon-
ticas V de armamento. Todos los habitantes cristianos de la región se habían gaba.Fué además como una piedra de toque que permitió distino-uir el
reunido en Aledo, donde habían acumulado cuanto podían necesitar. Tales bueno del malo y que sacó a plena luz los defectos de cada uno. La des-
precauciones eran normales, porque habían tenido espacio sobrado para confianza de los príncipes crecía, a la par que la excitación de los subditos
tomarlas. Trataban de intimidarnos anunciándonos la venida de Alfonso y
y que la avidez de los instigadores de desórdenes. Se dio la razón a éstos,
en su temor a nuestros subterfugios encendían fuegos todas las noches. como consecuencia de las desavenencias mutuas de los soberanos andaluces.
Nuestros ataques se sucedían cada día sin reposo. Se alzaron construcciones Nos asemejábamos, en efecto, a gentes a punto de ahogarse. En su ccouera,
en los lugares que podían molestarles. Se colocaron menganeles y ballestas uno de ellos pide auxilio a un compañero, que también tiene precisión de
frente a la plaza sitiada. Se utilizaron todas las máquinas de guerra que se ser socorrido, se dificulta
con él los movimientos
usan en los sitios. Ben Sumadih trajo un elefante (de madera), que era en y perecen los dos; y otro,
con más discernimiento, permanece aislado, pero no encuentra quien ventea
verdad un extraordinario artefacto. Pero un tizón encendido, lanzado desde en su ayuda y empujado al cabo por la marea alta, le arrastra una ola. Todo
lo alto del castillo, letocó y le incendió. El sitio se prolongó sin éxito y este período fué como la premisa de nuestra desgracia. La hora era
crítica
los miusulmanes no supieron encontrar ocasión para sorprender a sus adver- para los príncipes, mientras era cada vez más favorable a los almorávides.
sarios, tal era el desacuerdo en que se hallaban entre sí, por la voluntad Se nos unió por entonces Ben Raxiq, pretendiendo que iba a conseguir
divina. que fuera roto el compromiso concluido entre Ben Abbad
y el emir a
Fué en el curso de esta campaña, cuando se manifestó verdaderamente propósko de la posesión de Murcia. Distribuyó dinero a los almorávides, se
la saña de que eran objeto los sultanes de Al-Andalus. Sus subditos venían apresuró a satisfacer sus deseos
en masa a deponer sus quejas sobre cualquier asunto, cerca de aquél en
y por sus larguezas se atrajo la estima del
emir Sir —que Alá le ilustre—, en quien puso toda su confianza
quien contaban hallar apoyo. Los menos malos trataban de obtener algún y quien
empezó, desde entonces, a testimoniarle consideraciones que nos parecían
aumento de sueldo; los peores esperaban vengarse. Se servían para sus que- desproporcionadas a importancia del personaje. Por su parte, Ben
la Abbad
jas de la mediación de los faquíes que venían a buscar. Entre ellos se encon-
trataba de alcanzar la influencia de Garrur, depositó en él su amistad
traba el alfaquí Ben al-Qulayi, cuya tienda en el campamento se convirtió
y le
ofreció considerables sumas de dinero. Triunfó en definitiva quien dio más
en atracción de todos los que llegaban, gracias a los cuales llegó a precipitar sobre quien dio menos, aunque la diferencia fuese muy pequeña. Fué con-
nuestro destino. Los sultanes de Al-Andalus advirtieron entonces cuan
Il8 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ LOS REINOS DE TAIFAS 119
cedido perdón a Ben Raxiq y llegó a un grado de familiaridad con los
el
musulmana y debía entregado a su sultán. Imploró entonces la asistencia
ser
almorávides, que creyó que todo le era permitido. Trató a Ben Abbad del emir, quien le dijo: "Si se tratase de una falta que hubieras cometido
con altivez y le hizo notorias su insumisión y su independencia, apelando contra mí, te la hubiera perdonado, pero puesto que se trata de las reglas
ante el emir y apoyándose en él. Y acabó por ordenar que en Murcia se de la Sunna, no puedo oponerme a su aplicación". Y ordenó su detención
invocase el nombre del Emir de los Musulmanes y no el de Ben x\bbad hizo entregar a Mutamid. Fué condenado y conoció las mayores humi-
le
y
en la oración del viernes. Todo ello causó una violenta irritación a Al- Al-Mutamid dio orden a su hijo Ál-Radi de guardarle cautivo
llaciones.
Mutamid, y le afligió y le corroyó el corazón con justo motivo. No descui- en su campamento y así terminó su carrera. El emir envió un mensaje a
dando el asunto, lo comunicó con los alfaquíes e hizo alegar a su favor las ios murcianos ordenándoles que reconocieran de nuevo la autoridad de su
reglas de la Sunna. Se aseguró así, entre otros, la ayuda de Ben al-Qulayi,
soberano y que se sometieran a él. Pero todos los habitantes que había en la
que se glorió de ello conmigo y me dijo: "Ben Raxiq va a ver lo que le ciudad rehusaron obedecer al hijo de Al-Mutamid a las gentes de su
y
ocurre, porque he sido consultado sobre su caso. Y si nosotros los juristas cortejo, pusieron la ciudad en estado de defensa
y expulsaron a quienes
somos reunidos de nuevo en consejo para discutir del caso de otros prínci- habían ido a ella, y la situación permaneció sin resolver, no obstante las
pes, les reservaremos la misma suerte". Tales palabras contribuyeron a hacer-
muchas mediaciones sucesivas que se intentaron, pues nada se pudo con-
me odioso tal personaje, así como sus intentos de intimidación en el curso tra ellos.
de esta campaña y las alusiones que hacía cuando citaba proverbios, la agu- Sin embargo, el sitio de Aledo se eternizaba
deza de sus razonamientos su inclinación a maledicencia. El Emir de y nuestras tropas estaban
y la
fatigadas de permanecer tanto tiempo allí. Se supo que Alfonso venía en
los Musulmanes no sospechaba nada de todo esto y yo no podía quejarme socorro de la plaza y ello causó una impresión muy desagradable. El Emir
del faquí sin aducir pruebas o argumentos, porque de lo contrario habría
de los Musulmanes juzgó entonces que era preferible dar media vuelta
sido él quien se hubiera justificado a sus ojos y yo me hubiera atraído el
y retirarse, no sólo por la duración del cerco y la lasitud de los solda-
desprecio del soberano, sobre todo dadala consideración que concedía a
dos, sino porque tuvo noticias de que los cristianos que llegaban eran muy
los hombres de ciencia. numerosos y porque sin duda encontrarían apoyo en los rebeldes de Murcia,
Cuando el Emir de los Musulmanes se dio cuenta del estado de las rela- quienes habían pedido a Alfonso que viniese en su ayuda, cuando se rebe-
ciones de Ben Abbad y de Ben Raxiq, reflexionó sobre el caso, pesó el pro laron. El emir abandonó el asedio desde entonces.
y el y se dijo: "No tengo interés en perder la amistad
contra del asunto En esta época se habían producido querellas y disputas impropias entre
de Ben Abbad con motivo de Ben Raxiq, porque necesito de su ayuda Al-Mutamid y Al-Mutasim, soberano de Almería, a propósito de las plazas
para mi empresa actual, hallándome bajo la amenaza del rey cristiano.
fuertes del distrito de la montaña y de Sorbas,
Debo, pues, esforzarme por tratar con miramiento a Ben Abbad, mientras y (tales querellas les) habían
conducido a una reclamación cerca del emir. Pero se separaron sin haberse
veo el sesgo que toman los sucesos". Reprochó entonces a Ben Raxiq la puesto de acuerdo y ése fué el comienzo de los acontecimientos nefastos
actitud de revuelta que había tomado frente a su soberano y le dijo: "No que les aguardaban. Me ocurrió otro tanto con mi hermano, el príncipe de
era necesario que te convirtieras en campeón de mi causa, para sublevarte
Málaga, quien renovó las pretensiones que había manifestado en la campaña
contra tu príncipe y para enemistarme con él", y se añadió para sí mismo: de Badajoz. Se mostró dispuesto a comenzar las hostilidades contra mí,
"No ha sido por simpatía ni por afección por mi persona por lo que Ben y
en su poca experiencia me dijo: "El hecho de haber m^anif estado mis quejas
Raxiq ha obrado como lo ha hecho. Ha querido encender el fuego de mi en el momento en que el emir se ponía en marcha ha impedido que fueran
odio contra su señor, para suscitarle dificultades por mi causa. Tanto más tomadas en consideración en la primera campaña. No me comprendió
cuando que nadie ignora que ayuda a los cristianos de Aledo, persuadido y
no conseguí nada. Pero ahora es preciso que me entreviste con él a mi
de que se mantendrá en Murcia mientras ellos continúen siendo dueños de placer y si el resultado es negativo, nos tocará a nosotros resolver nuestra
esta plaza". En efecto, Ben Raxiq avituallaba constantemente a los enemigos
querella". Sin tomar sus palabras a la ligera, no exageré su gravedad, porque
y les proporcionaba lo que no podían obtener de otra manera, a fin de con- sabía que el emir no concedería ninguna importancia a tal cuestión. Mi her-
serv^arles un último soplo de vida, en su temor de ver caer sobre él grandes
mano le presentó muchas reclamaciones contra mí, y el soberano me envió
daños, si se veían obligados a rendirse. El emir tuvo pronto prueba conclu- a Garrur, que me dijo: "No te inquietes por la denuncia de tu hermano.
yente de sus maniobras; pidió a los faquíes dictámenes jurídicos sobre su No es posible al sultán intimarle la orden de poner fin a sus querellas. Pero
rebelión después de haberse sometido desde que tomó Murcia. Las cosas se no le dará ningún apoyo contra ti. Nos limitaremos a embrollar el asunto
volvieron entonces completamente contra Ben Raxiq y un consejo de juris- un poco más a cada etapa, hasta que termine por sí mismo. Granada tiene
tas, reunido para el caso, decidió que debía ser apartado de la comunidad más importancia que Málaga para mi soberano. Hay que atravesarla para
120 CLA I í) I O S A NCK E Z - AL BORNOZ LOS R ¡NOS DE T A I F A S
í :
121
saliren campaña y le ofrece a la par comodidades para su al)astecimiento. de aquella energía cruel con que había levantado la grandeza del
reino
En su camino de regreso va a pasar por ella; pon al instante manos a la de Sevilla su padre Al-Mutadid. Esos relámpagos alteraroii, sin
embargo,
obra y haz cuanto puedas para ofrecerle una hospitalidad digna de él". rara vez el tranquilo cielo poético de Al-Mutamid, tachonado
de metáforas
Esta noticia me alegró. Tomé la delantera
y partí para Guadix e hice
» y alumbrado por la brillante luna de su amor a una muchacha sevillana
preparar para cuanto creí que merecía. Una vez llegado a Guadix, me
él llamada Itimad y apodada Rumaiqiya. De esclava la hizo madre
de sus
acordé de que Garrur, en Aledo, se había mostrado duro conmigo, me hijos. La leyenda nos describe su encuentro con el
príncipe y sus caprichos.
había inspirado temor y me había hecho reproches de parte del emir, repro- La fría epigrafía sus construcciones piadosas.
ches que éste desconocía, pero que yo imaginaba procedentes de él, por
estar al corriente de la influencia que sobre él ejercía Garrur. Todo ello
me había llenado de temor. iMi inquietud creció cuando fui testigo de la Encuentro poético
suerte deBen Raxiq y al oír las amenazas con que me abrumaba Al-Qulayi,
su dureza para conmigo v cómo rechazaba toda responsabilidad de lo que Paseábase una tarde con su amigo en la Pradera del Pinta,
y aconteció
me ocurriera. Como además era yo inclinado a la inquietud y a la melan- que la brisa onduló el agua del río,
y Alutamid improvisó este verso, roban-
colía, estuve a punto de morir de abatimiento, aunque hasta allí no había do a Ben-Ammar que le añadiese otro:
jamás sufrido humillaciones ni sinsabores. V^i entonces todo negro e inter-
"La brisa convierte el río
pretaba en oposición a la realidad las consideraciones que el sultán había 5J
en una cota de malla.
tenido conmigo durante la campaña de Badajoz. Sin embargo, Garrur no
me ocultaba su hostilidad, promovió contra mí en mi territorio una campaña Y como Ben-Ammar no encontrase respuesta inmediatamente, una mu-
ofensivay durante el cerco de Aledo me intimaba órdenes ridiculas, para chacha del pueblo la dio así:
humillarme y para mostrarme su arrogancia y su tiranía. Tales habían sido "Mejor cota no se halla
hasta allí nuestras relaciones. Al llegar a mi reino, Garrur quiso mejorarlas, como la congele el frío".
pero yo sabía que no le movían intenciones puras, sino que tenía necesidad
de mí y que la precisión de cruzar a través de mi territorio le obligaba a ello. Maravillado de oír a una muchacha improvisar con más prontitud que
Por ello me comunicó, en nombre del emir, las palabras que he referido Ben-Ammar —que en esto era famosísimo—, Mutamid la miró atentamente.
a propósito de mi hermano. Pero me di cuenta de que si tales palabras
Quedó impresionado de su belleza, y llamando en seguida a un eunuco que
le seguía a alguna distancia, le mandó llevar a la
hubieran provenido del emir mismo, Garrur no me hubiera reclamado improvisadora a su palacio,
al cual se apresuró a volver.
albricias por la buena noticia que me daba. En efecto, no dejó de solicitar
Cuandole presentaron a la joven, le preguntó quien era.
su entrega y me hizo comprender que sólo con esta condición no me
atacaríami hermano. Hube de darle mil dinares de cuño almorávide, a los —Me llamo Itimad —respondió—; pero ordinariamente me llaman Ru-
que yo no me atreví jamás a referirme, mientras vivió, de miedo de que maiqiya, porque soy esclava de Rumaiq,
y en cuanto a mi profesión, soy
hablase mal de mí al emir. Apenas había pasado una hora de su partida, muletera.
cuando volvió a pedirme quinientos dinares para su yerno. Se los di, como — Dime, casada?
¿estás
Caprichos de Rumaiqiya
jugándole las lágrimas que le surcaban las mejillas — tendrás nieve todos
, los
inviernos, v aquí mismo; te lo prometo.
Y mandó plantar almendros en toda la sierra de Córdoba, a fin de que PERVERSIÓN
las blancas flores de estos hermosos árboles, que florecen cuando pasan las
heladas, reemplazasen para Rumaiqiya los copos de nieve que tanto la habían La tradición del Oriente antiguo en alianza con
el hastío de ¡os goces
admirado. de la sensualidad, que
poligamia procuraba a los imislimes. había hecho
la
En otra ocasión, vio a unas mujeres del pueblo que amasaban, con ios crónica la perversión sexual en el mundo islamita. No escapó a tal contagio
pies desnudos, barro para hacer ladrillos, v como se echase a llorar, le pre- la España mora, incluso en sus períodos de apogeo vital. Recuérdese
el caso
guntó su marido la causa de su pena. de Abd Al-Rahimn III y el niño mártir San Pelayo, las acusaciones públicas
— ¡Ay, soy desgraciadísima
dijo — —
desde el día en que, arrancándome contra un cadí de Hixam II, algunos pasajes del Libro del amor de Ben
a la vida alegre que llevaba en mi casucha, me has encerrado en este
y libre Haz?n, Pero en la crisis aguda de desvitalización que padeció Al-
etc.
triste palacio ligándome con las pesadas cadenas de la etiqueta! Mira esas Andalus en la época de los reinos de Taifas, la perversión sexual alcanzó
mujeres ahí abajo, a orillas del río. Querría amasar barro con ellas, con los los limites extremos que nos describen la anécdota
y las poesías que siguen.
pies desnudos; pero ¡ay! condenada por ti a ser sultana y rica, no lo puedo
hacer.
— Sí que podrás — respondió el príncipe sonriendo. Vivía en Zaragoza un mancebo llamado Yahya ben Yatfut, de los Banu
Y en el mismo una enorme
instante bajó al patio del palacio, hizo traer Yafran, que se había criado en casa del rey de la ciudad, Al-Aluqtadir ben
cantidad de azúcar, canela, jengibre y perfumes de todas clases, y después Hud. Aprendió equitación y bellas letras, y era tan hermoso, atractivo
y
de cubrir todo el suelo del patio con tan preciosos ingredientes, los hizo agudo, que Ben Hud se prendó de él, y aunque ocultó algún tiempo su
regar con agua de rosas y amasar a brazo, tan bien, que formaron una espe- amor, no pudo al cabo reprimirse, y le escribió (mutatt):
cie de barro. Hecho esto, dijo el príncipe a Rumaiqiya: «
... La muy alta señora, madre de al-Raxid abu-1-Husain Ubaid Allah, Y añadió debajo de estos dos versos: "Esta contestación es la que exigen
hijo de al-Alutamid ala llah al-Muiayad ni-nasri llah, Abu 1-Qasim Muham- las leyes de la poesía. Pero, después, te digo: He puesto mi brida en mano
mad ben Abbad — ¡que /Vlá haga duradera para este último la asistencia (que de mi señor. ¡Ojalá me conduzcaque deseo y no a lo que aborrezco!
a lo
le presta) y su poder,
y (para los dos) su ilustración ha ordenado la — Y lo que deseo es que exista entre nosotros un amor que entrañe un perdu-
erección de este minarete en su mezquita ¡que Alá la guarde! en busca — — rable
y puro afecto, pero seguro de que no ha de seguírseme vergüenza ni
de una hermosa recompensa. Y (este minarete) fué terminado con la ayuda
castigo divino".
de Alá, bajo la dirección del visir, del secretario, del intendente, Abu De Al-Maqqari (Trad. García Gómez: Al-Andalus. V. 42).
124 CLA U í) I O S A N V , ! 1 I 7. - ALB O R N OZ
LOS REINOS DE TAIFAS 125
El 1 uñar
El mancebo sastre
En la mejilla de Ahniad hav un lunar ouc hechiza a rrái.) hombre lil)re
Del poeta granadino Abd Al-Aziz Ben Habrá, El caballo de su taburete está orgulloso de sustentar a este héroe, armado
apodado Al-Munfantil (siglo XI). con sólo una aguja, que parece una pestaña de sus párpados;
aguja que, revoloteando sobre el vestido de seda que cose, parece una
estrella fugaz, seguida del rastro de luz del hilo.
Deseos Toda lengua quisiera ser acerico de su aguja cuando termina de bordar
los vestidos rayados.
Lna
ca.-^a bien abastecida, una puerta nunca cerrada, \ el raque
y la Cuando tuerce el hilo, el hilo tuerce mi corazón. ¡Ojalá mi corazón pu-
tinajav el porrón v el vaso.
V un amigo al que pueda besar en la noche, de natural dulce y en
diera seguirle como el hilo!
La margarita
Yo les contesté: —
Si yo pudiera mandar en mi amor, tampoco le que-
rría, pero ese poder no lo tengo.
Un airoso mancebo giraba en nuestro copas y reavi-
torno, llenando las
vándolas, a la hora en que el sol ya se había levantado y había ya brillado Lo amo por sus dientes como burbujas, por lo perfumado de su aliento,
^ ^
1
la aurora. porque sus labios son dulces y hechiceros sus párpados y sus ojos.
El jardín nos había mostrado sus anémonas y daba su perfume el mirto,
Es una pequeña gacela, cuyos dedos no cesan de moverse entre los hilos,
oscuro como el ámbar. como mi pensamiento, al verlo, se mueve siempre entre galanterías.
"¿Dónde está la margarita?", dijimos, y el jardín nos contestó: "La he Sus dedos juguetean alegres con la lanzadera sobre el telar, como jues^an
dejado en boca de quien sirve los vasos".
la los días con la esperanza oprimiendo la trama con sus manos o apretándola
\ el copero lo negaba, pero cuando sonrió se descubrió el secreto. con sus pies, parece un gamo que se debate preso entre las redes.
IGNORANCIA DE LOS SULTANES ALMORÁVIDES Aunque la rosa se coge del espino y el fuego se toma de la ceniza.
De la Risala de Al-Xaqundi (Trad. de García
Como ya queda dicho, en la España imisulmana había coincidido el Gómez, Revista de Occidente, 1933, XI, 342).
fraccionamiento y la decadencia política con el apogeo cultural. Las cortes
de aquellos borrachos y crueles reyes de Al-Andalus habían florecido a un
tie?npo en impiedad y en libertinaje, y en saber. Las poblaban poetas e histo- RAZÓN Y FE EN LA ESPAÑA MUSULMANA
riadores, filósofosy hofnbres de ciencia, bibliófilos y artistas, y hasta los
príncipes y sus mijiistros componía?! bellos versos, escribía?! buena prosa, El fecundo movimiento filosófico del Islam plajüeó vmy pro?ito
una
cultivaban las matemáticas o la filosofía, reimían ricas bibliotecas y redac- oposición entre la razón y la fe. En ella, grandes pe?7sadores
trataron de
taba?! curiosas memorias. Nu?!ca había alca?!zado Espa?la u?i nivel tan alto buscar avenencia, defendiendo la necesidad de la revelación. En
Oriente tal
de cultura. ¿Cójho no había de chocar tal refinamie?!to co?i la brusquedad posición arranca de las especulaciones de Chahid de Basora
(siglo VIII),
y la rudeza de los sultanes almorávides? seguidas por Al-Farabi, Ben Sina (Avicena), Ragnib de Ispahán
y Al-Gazali.
En Al-Andalus la adoptaron y la dese?ivolvieron, con brillo, cuatro grandes
figuras de la filosofía pejiinsular: los musulmanes: Ben Haz???
de Córdoba
Y, por Dios, dime tú ahora de quién os gloriáis, antes de esta predicación (994-1063), Ben Al-Sayyid de Badajoz (1050-1121), el cordobés Ben Ruxd
del Alahdi. ¿Es de Saqut val-hayib, o de Salih al-Bargawati, o de Yusuf ben oAverroes (1126-1198), y el judío Mai?7?ó?!ides (1135-1204). Y por i?7fluen-
Taxufin? cia directa de los dos últimos pasó a la escolástica
cristia?ia y fué adoptada
En cuanto no hubiese mediado Al-iMutamid ben Abbad
a este último, si por Guiller??7o de Auvernia
y por Sa?ito To???ás. Asín, a quien se debe el
con los poetas de Al-x\ndalus para que le alabaran, no le hubieran recom- estudio de estas relacio?!es, ha sacado a luz la perso?!alidad
del ??his desco-
pensado con la fama ni hubieran elevado el rango de su imperio. Y después nocido de ellos, de Ben Al-Sayyid, quien, en las páginas que siguen,
defiende
de que le hubieron cantado por intervención de Al-Alutamid ben Abbad, a otro filósofo hispa?io-7?msul?nán, Al-Waqqaxi, de la acusación de irreli-
díjole éste, terminada la recitación: ''¿Ha entendido el Príncipe de los mu- giosidad, que pesaba sobre él, co?no había pesado
y pesó después sobre
sulmanes lo que le han dicho?", y contestó: "No los he entendido, pero sé otros pensadores islamitas de Al-A?idalus, que habían
adoptado, y que adop-
que piden pan". taron luego, la misma postura ideológica.
Cuando se despidió de Al-AIutamid ben Abbad, para ir a la corte de su
imperio, escribióle Al-Mutamid una carta en que le decía:
"Nos alejamos uno de otro y, a causa de la nostalgia, mis costados están Dice el maestro (Abu Muhammad Abd Allah ben Muhammad ben
ardientes y, en cambio, no cesan mis lágrimas. al-Sayyid de Badajoz) (¡Dios esté satisfecho de él!):
Al perdemos, se han cambiado mis días v se han tornado negros, cuando —Penetró en mi casa uno de mis amigos, en la ciudad de Valencia
contigo hasta mis noches eran blancas". (¡Dios la guarde!) cierta noche, después de la oración de la puesta
del sol,
Y cuando le fueron leídos estos dos versos, dijo al lector: "Nos pide y me dijo:
esclavas negras y blancas". — "¡Oh señor! — dijo el lector — , lo que quiere —Yo creía que el alfaquí Abu-1-Walid al-Waqqasi tenía fe religiosa,
decir es que, al lado del príncipe de los musulmanes, su noche era como el
hasta que hoy me he convencido de que no la tuvo. ¡De Dios somos
y a
día,porque las noches alegres son blancas, y que, con su alejamiento, su día El hemos de volver!
se ha tornado noche, porque los días de duelo son como noches oscuras". —
Y ¿por dónde te consta eso? (le pregunté).
Entonces dijo el sultán: "¡Por Dios, que es bonito! Escríbele en respuesta El me respondió:
que nuestras lágrimas corren por él que nuestra cabeza nos duele por —Ben iMasud al-Attar me ha recitado dos versos suyos (es decir, de
y
su alejamiento". ¡Lástima que no hubiese vivido en este tiempo Al-Abbas Al-Waqqasi), en los cuales abiertamente manifiesta éste la infidelidad.
ben al-Ahnaf para que hubiese aprendido de este hombre ilustre delicadezas Se puso entonces a tratar de recordar los dos versos, pero no le venían
de amor! a la memoria. Entonces yo le dije:
No te engañes cuantas veces veas que la muía va delante de los burros,, ^
—Quizá sean dos versos que alguien me recitó, hace ya más de diez
pues allí hay parentesco. años,
y que son éstos:
128 C L A U D lo S A X C H E Z - A L B OR XO Z LO^RFIXOS DE TAIFAS 129
"Aflígeme (el pensar) que las ciencias de la humanidad son dos (tan Yo le respondí:
sólo), que, si lasaprendo, no tengo más (que aprender): — ¡No ¡Guárdete Dios y reflexiona bien! No quieren decir
te precipites!
Una ciencia cuya comprobación real es imposible, y una ciencia cuya los que h revelación no se funde en demostración apodíctica.
filósofos
verdad de nada sirve". ¡Maldito de Dios sea quien tal crea! Antes bien, la revelación posee la máxi-
Díjome: ma demostración apodíctica. Lo único que quieren decir es que el profeta,
—
Efectivamente (ésos son los versos). cuando aparece en una época determinada, ostenta, como demostración
Y se puso en seguida a decir: apodíctica de verdad de su misión profética, los milagros que aporta,
la
— Mira, pues, cómo da entender ese malvado (en sus versos) que
a la superiores a capacidad y potencia de los hombres. Y una vez que la
la
ciencia de la revelación no es verdad y que la ciencia de la filosofía es la verdad de su misión profética consta por las pruebas apodícticas de sus mila-
verdad. gros, acéptanse ya sus prescripciones religiosas
y todas sus leves por simple
Yo respondí: persuasión
le
y por sumisión ciega a su autoridad,' sin investigar la razón apo-
— ¡Por vida mía que la poesía esa es bien oscura v anfibológico el senti- díctica de ninguna de ellas, puesto que no se le pregunta por qué las oracio-
do de lo que en ella quiso decir su autor! Cabe, sin embargo, tomarla en nes rituales son cinco y no otro número cualquiera, o por qué es obliga-
buen sentido e interpretarla de modo bien distinto. torio el ayuno durante y así en lo demás. Antes bien, todo
treinta días,
El dijo: cuanto el profeta ordena
preceptúa como obligatorio, acéptase por el
y
— ¿Pero es acaso posible interpretarla de otro modo? criterio de autoridad
y por mera persuasión. No es así, por el contrario, el
Yo le respondí: conocimiento propio de la filosofía: al filósofo, en efecto, cuando dice que
— Sí.Dice Al-Farabi que los filósofos griegos, todos ellos, tanto Aris- los tres ángulos de un triángulo rectilíneo son iguales a dos rectos, no se
tóteles como los demás, pensaban que no hay diferencia alguna entre la le acepta la verdad de su afirmación por simple persuasión ni por su auto-
filosofía y la revelación, en cuanto al fin que (una v otra) se proponen. ridad, sino hasta tanto que funde sobre una demostración apodíctica la
Sólo que la filosofía establece las cosas por demostración apodíctica y repre- verdad de lo que dice. Y
asimismo con todo lo que diga.
sentación intelectual, mientras que la revelación las establece por razona- Cuando oyó esto, se calmó su extrañeza; pero luego me dijo:
miento persuasivo y representación imaginativa. Y eso es así, porque siendo —
¡Si Al Waqqasi no hubiese estudiado nada de esas ciencias (filosó-
los hombres tan diferentes unos de otros en sus talentos naturales v en ficas), es seguro que habría gozado de más prestigio a los ojos de la gente!
sus facultades de comprensión, como lo son asimismo en sus formas físicas, Yo le respondí:
en el color de su tez y en sus otras cualidades, dispuso el Creador (¡ensal- — ¿Quées lo que entiendes por gente? Porque (¡guárdete Dios!) si
zado sea!) dos métodos para adquirir la ciencia: el método de la demostra- por gente entiendes el vulgo, tienes razón; pero si por gente entiendes los
ción apodíctica y de la representación intelectual, para quienes poseen una selectos juntamente con el vulgo, no estás en lo cierto; antes bien, los
facultad de comprender robusta y un entendimiento sólido, y el método hombres selectos creen que quien conoce a la perfección dos ciencias, sabe
de la persuasión, para aquellos otros cuyo talento comprensivo es débil más que quien sólo conoce una, y asimismo creen que la excelencia del
y
cuyo entendimiento carece de solidez. Por eso Al-Waqqasi, en esos versos hombre aumenta a medida que aumenta el número de sus conocimientos.
suyos, dijo en este mismo sentido: "Aflígeme el advertir, cuando examino Ya dijo AH (¡Dios esté satisfecho de él!): "La valía y precio de todo
las ciencias humanas, que todas ellas se reducen a dos órdenes, sin duda hombre estriba en lo que conoce. Todo hombre inteligente debe, por eso,
alguna: una ciencia, cuyas pruebas apodícticas y cuyas causas consigo estudiar toda ciencia y aprender de ella la parte que le sea posible, a fin de
alcanzar y comprobar científicamente, pero que de nada me sirve, puesto conocer la verdad para seguirla y el error para evitarlo". Y asimismo dijo
que, antes por el contrario, todo el que a su estudio se consagra es acu- Umar (¡Dios le haya perdonado!) que quien no conoce el mal, está más
sado de hereje y de infiel, y esta ciencia es la filosofía; y otra ciencia, cuyos expuesto a caer en él.
principios y causas no alcanzo me
y que, si la admito, es por mera persuasión Entonces preguntó:
y por sumisión ciega a la autoridad, siendo, en cambio, esta ciencia la que — Y ¿cómo pueden juntarse la fe y la incredulidad, la verdad y el error,
me aprovecha y sirve para lograr ventajas y utilidades (espirituales)". en un mismo corazón?
Díjome entonces: Yo le respondí:
— ¡De modo que resulta, según eso, que la ciencia de la revelación no —No es el hombre moralmente responsable de todo lo que conoce, sino
se funda en demostración apodíctica alguna! ¡No has añadido, pues, nada tan sólo de aquello que libremente elige
y profesa. Si el hombre fuese infiel
a lo que yo decía! por razón de las tesis impías que, sin asentir a ellas, conoce, seguramente
I 3(3 C i. A L í) I o S ANCH E Z - AL B ORN O Z IOS REINOS DE TAIFAS 131
habría sido el más incrédulo de los hombres (el teólogo) Al-Baqilani, que — Examina, pues, a esos que se las echan de filósofos,
y si ves que se
tú conoces, puesto que sabía de memoria
las opiniones y doctrinas de acomodan a esta descripción, serán filósofos, como ellos pretenden, mas
(todos los mfieles v herejes), v hasta tú mismo serías también incrédulo, si los ves (obrar y pensar) de manera opuesta a la que te he descrito.
puesto que sabes de memoria muchas de las doctrinas impías. entonces será que se arrogan falsamente el título de la filosofía, sin conocer
Entonces me dijo: real y positivamente método de esta ciencia. Has de partir de este prin-
el
— No he visto jamás filósofo alguno que no fuese impío. cipio: que todo hombre que, pretendiendo estar consagrado a la filosofía,
Yo respondí:
le niegue y menosprecie las leyes reveladas y deje de adquirir las virtudes,
— ¡En verdad que curioso es lo que te pasa! Y ¿cuándo has visto jamás yerra el camino de la filosofía.
un filósofo?
Del Kitab al-Masail de Ben Al-Sayyid, de Badajoz.
El me replicó: (Trad. Asín, Al-Andalus, II, 383).
—Pero, ;es que no son filósofos todos esos que vemos v tratamos? Y
mencionó a unos cuantos.
Yo le respondí:
—No todo el que se jacta de serlo, como no es tampoco
es filósofo DOS OFICIALES DE LAS CIUDADES DE AL-ANDALUS
jurista todo el que se tiene por conocedor del cjerecho. Los que pasan por
filósofos son dos clases de hombres: el filósofo auténtico y el filósofo apó- ¡Rehws de Taifas! Sensualidad y poesía, sangre y hijiiria, perversión y
crifo. El filósofo auténtico es aquel que huye de los deleites sensuales, que crueldad; el vino alegrando las mentes de sultanes y magnates y la llama del
ama el bien y a los que lo practican, que odia el mal y a los que lo hacen, saber almnbrando las almas de los ho?7ibres de letras y de ciencia; rejinamien-
que desprecia las cosas de acá abajo, que pone en la vida futura la meta to espiritual
y tolerancia y a la par desenfreno de las más torpes pasiones;
de todos sus anhelos y se somete al cumplimiento de las leyes. El falso crímenes principescos y explotación fiscal; cortes lujosas y brillantes que
filósofo es el que hace todo lo contrario. se mueven entre la arbitrariedad y la impotencia
y pueblos agobiados por
Después hícele ver lo que dicen Platón y Aristóteles acerca de las con- lascargas tributarias e indefensos freiite a los malhechores. Sí, he aquí, en
diciones que debe reunir el filósofo. Un texto de Platón es éste: "Nosotros dos breves noticias sobre dos oficiales de la policía de las poblaciones andalu-
somos incapaces de comprender el contenido de las leyes reveladas: de él 'zas, el reverso de la medalla del brillo
y del esplendor de las capitales
no conocemos sino muy poca cosa, v sabemos que de los misterios de la de los Taifas. Consigue?! éstos iínponer su autoridad mie?itras el sol alumbra,
creación nos quedan por entender muchos más de los que alcanzamos". y sus inspectores ponen entonces orden y paz en la ciudad. Pero son vanos
Otro texto de Platón es el siguiente: "El que quiera estudiar la filosofía, sus esfuerzos para señorear también las tinieblas. Mientras reyes y visires
que se purifique antes el alma de toda clase de vicios, pues la sabiduría no beben y amají en palacios fastuosos o eii huertos perfumados y mientras mag-
habita en el alma perversa, como tampoco puede verse nadie el rostro en nates y poetas improvisan versos, escucha?! música o cantos, presencian bailes
el agua turbia". iVIostréle después este otro texto de Aristóteles: "¡Matad lúbricos o gozan de las caricias de sus amadas o de sus esclavas, los mal-
al hombre irreligioso!" Y este otro: "No es nuestro fin único el saber. hechores asalta?!, roban y asesinan a los ciudadanos en sus casas. No lo-
Nuestro fin es saber y obrar, ser buenos
v observadores de las y virtuosos gra?! impedir sus fechorías ni los vigilantes nocturnos ?!Í la rigidez de los
leves". Y este texto de Platón: "No hay cosa que más ayude al buen orden gobiernos, a veces extreina, en el repriinir el bandoleris?no. Este y las rate-
de la vida individual y social, que el conocer y creer tres verdades, ni hay rías habían sido endémicos en Andalucía desde a?!tes de Cristo y lo han
cosa más perjudicial que el ignorarlas y creer sus contrarias: 1^ Conocer sido hasta nuestros días.
que las cosas tienen un solo Artífice o Autor. 2^ Conocer que este Artífice
ni descuida cosa alguna ni se le escapa a su atención, sino que, antes bien, El inspector de pesas y medidas (almotacén)
todas las dominio de su ciencia y bajo el imperio de su
cosas están bajo el
providencia y gobierno. 3^ Que a este Artífice no le place ni acepta de Respecto al oficio de atender al contraste de pesas y medidas, es enco-
nadie sacrificio alguno que le ofrezcan, cuando el que se lo ofrece ha mendado entre ellos (los árabes de Al-iVndalus) a hombres intelis^entes y de
cometido un pecado, y, con el propósito deliberado de permanecer en él, estudio, como si el titular de un cargo fuera un juez.
espera que se lo perdone; antes bien, tan sólo acepta su ofrenda, cuando Lo acostumbrado en esta materia es que dicho funcionario se traslade
ha practicado una obra buena". personalmente a los mercados, con sus auxiliares, munido de su balanza
Después de esto le dije: de contraste, en la que con uno de los ayudantes pesa el pan, pues el pan.
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CLAUDIO S A N C HE Z - A I B O R XOZ LOS REINOS DE TAIFAS 133
entre ellos, tiene pesos conocidos: a un cuarto de dírhem corresponde una causa deun racimo de uvas que robó en una viña; y así por el estilo. Pero,
pieza de determinado peso, v lo mismo por lo que hace al octavo de dírhem. no obstante, no se acaban los ladrones (en Al-Andalus).
Este proceder comporta la ventaja de que el adquirente pueda mandar a Del Kitab Nafh al-Tib de Al-Maqqari (Trad. inédita de
hacer su compra pequeñuelo o a la débil esclava (con la tranquilidad
al O. Machado, según los textos 33 y 7 de la Crestomatía de Asín).
de que éstos se hallan) en igualdad de condiciones respecto a la persona
perita en el conocimiento de los pesos en cuanto a lo (que reciben por lo)
que pagan en el mercado.
Otro tanto sucede con la carne, encima de la cual se coloca un papel ENTRE ALFONSO Y YUSUF. ANGUSTLVS DEL
con su precio, no atreviéndose el carnicero a vender en infracción de lo REY DE GRANADA
que le ha fijado el almotacén en el cartel. (Pero) apenas (se percibe) que
encubre su fraude, el almotacén le envía secretamente un chico o una
5"/ los teólogos pueblo de los reinos de Taifas vieron, en
y juristas y el
los ah/iorávides, a los libertadores de la tiranía y de la explotación fiscal
esclava y en seguida hace la verificación (del peso). Si halla una falta
ajusta a su magnitud (el rigor de) su actitud; y no preguntes sobre lo que de sus príncipes, éstos adivinaron pronto el peligro que los africanos repre-
(suele) resultar. sentaban para la perduración de la indepefidencia de sus estados. Lo sabe-
de "porteros", lo que proviene de que en aquel país hay caminos con bación de mis subditos y de mis tropas regulares. Tal solución tendría, pues,
portales que se clausuran bajo cerrojo después de hacerse la noche. por objeto colocarme en una mala situación ponerme en una postura
y
En
cada calle hay un vigilante, en cuyo puesto está colgado un farol. crítica". Al-Qulayi me dijo entonces: "Si te indispones contra tu ejercito,
Tiene un perro guardián y armas preparadas; ello, a causa de la astucia podrás hacer venir de Marruecos refuerzos que te permitirán prescindh* de
él. No te ocupes más de mí, ahora que estoy
de los habitantes (de Al-Andalus), de lo mucho de su malicia y de su asociado con Ben Sahl y no
de engañar en materia de fechorías, hasta te cuides del lugar de donde te vendrá el dinero". Me encontraba así
arte el punto de que esca- frente
a un asunto oscuro
lan los edificios elevados, abren los cerrojos difíciles y llegan a asesinar y que se proponía arreglar sin contar conmigo. A esto
dueño de casa por temor de que por se añadían las amenazas e intimidaciones que lanzaba contra mí," continua-
al los denuncie y luego los persiga
la justicia. mente, en presencia de sus amigos y de gentes que me las referían de su
Es raro que en Al-Andalus (pase un día) sin que se oiga que la casa de parte. Así supe que decía: "Por Alá, trataré al nieto de Badis como su
Fulano fué violada ayer o que a Fulano lo degollaron los ladrones en su •abuelo nos ha tratado, a mí y a otros". Publicaba de tal modo su poca cir-
cunspección, su maledicencia, su desprecio por mí mismo
lecho. y la necesidad que
El auge o
la disminución de estos hechos está en relación con la energía
yo tenía de él. Todo ello no hizo sino aumentar la impaciencia de los
o blandura del gobernante, pero aunque incurra en un exceso de vio-
la soldados de las tropas regulares que proyectaban entonces irse. Habién-
lencia y su espada gotee sangre, no cesan tales actos, habiendo (por ello) dome dado cuenta de esta situación, me dije: "Haciéndome odioso a mis
llegado las cosas al extremo de que se ha ejecutado a una persona por tropas regulares, que son como mis dos alas, me expongo a permanecer
¡34 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ Lo S R E I No S DE TA I F A S 135
solo frente a los que desean mi destitución. Siendo así,en todo caso vale varias y en ponerlas en situación de sostener un sitio. Tomé todas las
más atraerme a mis soldados v volverlos a mi causa y no incurrir sino en decisiones necesarias hice ejecutar: establecimiento de cisternas y de
y las
cólera de Al-Qulavi, lo que dará satisfacción a mis abid y a mis tropas molinos y depósitos de escudos, flechas, máquinas de proyecdles
la
y de todo
regulares". Les reuní en su presencia y les dije que volviendo sobre mi género de víveres, cosas todas que yo retiraba de las poblaciones. Hice
anterior línea de conducta les devolvía derecho de ifizal (¿alojamiento?).
el llevar a cada castillo provisiones para más de un
año, v me ocupé en
Todos se alzaron y le hubieran arrancado de mi
entonces contra i\l-Qulayi particular de mi capital, pero que hice en ella son dema-
los preparativos
presencia, si yo no se lo hubiera impedido. Temía que le mataran, lo que siado conocidos para que pueda dispensarme de describirlos.
habría constituido una prueba de mi falta de autoridad, cuvas consecuencias "No es posible, me decía, que el Emir de los Musulmanes venga a atacar
hubiesen sido lamentables. Por eso les dije: "Dejadme a mí solo decidir de a cualquiera de los príncipes islamitas de Al-Andalus, antes de haber termi-
su suerte". Después di orden de retenerle prisionero, con todas las consi- nado con el rey cristiano. Su disputa debe terminar de una u otra manera.
deraciones posibles, en una cámara situada cerca del palacio, donde fué Si es el almorávide el vencedor, no podremos dejar de aceptar su soberanía.
tratado de una manera honrosa. Iba a verle para excusarme de la subleva- No tomaremos contra él disposiciones cuyas consecuencias podrían sernos
ción popular y prometía ponerle en libertad, cuando desapareciera la
le más nefastas que si consendmos en la ocupación de nuestros territorios e
agitación. Así debía ocurrir además; cuando volvió la calma y se restableció intentamos atraemos su benevolencia. "No habiendo caído el asno, el odre no
la situación anterior, dispuse que fuese liberado y le ordené que retuviera seha roto", dice el proverbio. Veo clara la situación. No me es preciso ten-
der a los almorávides una mano hipócrita. Si vence
la lengua
y que fuera mesurado en sus palabras y en sus actos, salvo en estov en el cristiano,
las cosas que concernieran personalmente y que dependieran sólo de él.
le guardia; la fortificación de mis castillos, su restauración y aprovisionamiento
Me respondió: "De acuerdo. Voy a retirarme a las rábidas (monasterios) me serán muy útiles; me permitirán proteger a los musulmanes esperar la y
para llevar una vida tranquila, si Alá lo quiere". Pero apenas puesto en marcha de los acontecimientos. Pero no puedo esperar sacar partido contra
libertad, corrió cerca del Emir de los Musulmanes para quejarse, y ello no los almorávides de tal línea estatégica". Con esta intención hice hacer los
que si hubiera sido necesario habrían combatido por mí hasta al Antecristo. cercanos, y con algunas migajas de mis riquezas.
Estaba satisfecho y seguro y me dije: "He aquí gentes para quienes nadie Se hicieron, pues, en Almuñécar, por mi orden, los trabajos de fortifi-
podría reemplazarme, mientras les dé pruebas de equidad y facilidades de cación que son bien conocidos. De lo que había provocado tal decisión
y
vida. Han podido ver cómo son tratadas las tropas de Marruecos y que el de lo que yo esperaba de su ejecución, las gentes no enteradas no podían
menor de los abid de entre ellos tiene más comodidades y lleva una exis- comprender nada. Semejaban a ciegos debatiéndose en las tinieblas. Cada
más grata que los soldados de los otros ejércitos. No
tencia es posible que uno hablaba a su guisa. En cuanto a mí, por lo que se refería a los almorá-
cambien lo mejor por lo peor". Supe entonces lo que pensaban sobre mí los vides, no tenía —
Alá me es testigo —
en ninguna manera, la idea de disua-
mogrebíes que guarnecían las fortalezas, y que se hallaban bien dispuestos, dirles de hacer la guerra santa, ni de aliarme con alguien contra ellos. No
la
y no pensaba que ninguno de ellos fuese capaz de traicionarme. Sólo mis tenía para con ellos ninguna de malas intenciones que me fueron atri-
las
subditos me preocupaban. buidas a la sazón. Todo se limitó al gran temor que me causaron los
Deseaba vivamente la abolición de las gabelas llamadas ?nagarim sucesos de que fui testigo
y que ya he referido: la desdicha de Ben Raxiq
— impuesto extraordinario sobre los bienes raíces o sobre las ventas y — y la inquietud que me produjo, el abatimiento que se apoderó de mí y mi
conocía las disposiciones tomadas por los almorávides sobre el zakat y el pesimismo, corroborado por una realidad tangible. Tuve para mí el siguiente
diezmo. Me dije: "Con las águilas que están sobre sus cabezas (es decir: razonamiento: "Mientras permanezcan frente a frente cristianos y musul-
con las guarniciones de mis fortalezas) no osarán hacer nada. Desde el manes, podré temer un brusco ataque a mi capital, más vale, por tanto,
momento en que las plazas se hallan en estado de defensa, me es fácil ponerla en estado de defensa, lo que en todo caso, me sería útil. Si el Emir
mantener en orden a mis subditos. ¿Cómo un ejército invasor podrá invadir de los Musulmanes me pidiera que le proporcionase tropas, dinero o cual-
quier otra cosa semejante
a la vez todo el territorio? Necesitará algún tiempo para ganar a su causa y que le prestase mi concurso y mi ayuda, me
la guarnición de un castillo guardaría mucho de tergiversar las cosas, porque entonces le proporcio-
y para que su defección pueda provocar cam-
bios". Puse por ello el mayor cuidado en levantar las fortalezas, en reno- naría argumento en mi daño y atraería el mal sobre mí. Por el contrario,
136 CLAUDIO SAN C H EZ - AL B ORNO Z LOS REINOS DE TAIFAS I37
si me pide que acuda a él en persona, alegaré algún impedimento y me cual no estaría al abrigo de las críticas. Mis detractores no dejarían de acu-
esforzare en no hacer nada; quizá me dejará entonces tranquilo y aceptará sarme de haber hundido mi país en la miseria o de haber atraídoal enemigo.
mis excusas. Pero si no hace tal, sabré que desea en verdad apoderarse de Sus murmuraciones contra mí serían iguales a las que había escuchado
mis posesiones v encarnizarse conmigo, bajo la influencia de la maledicencia sobre Ben Raxiq. Y además ello constituiría la ruina de mis estados. No
V de las mentiras de mis enemigos. Desde talmomento me será necesario podría encontrar el dinero necesario para emprender las expediciones de cada
velar por mi propia vida, ponerme en guardia v considerarle como a los año y para pagar a los almorávides sumas de plata a título de diyafa (dere-
otros príncipes musulmanes que desean expulsarme de mi casa. Tendré cho de alojamiento). En tales condiciones sufriría un grave perjuicio. Y si
a Alá entonces a mi lado, puesto que no habré tenido ninguna mala inten- por el contrario consentía en ser tributario de los cristianos, no faltaría
ción para con el Emir n' habré prestado ayuda a nadie contra él, ni habré quien dijera: "Ha concluido un tratado con el cristiano" y se me infamaría
intentado estorbarle la práctica de la guerra santa. ¿Qué pretexto podrá por un crimen que no había cometido. Y así ocurrió en realidad, porque
alegar en mi daño, si desea alguno, sino el de una falsa acusación que su no pude escapar a los peligros que temía, como resultado de los decretos
poder le permitirá tomar en cuenta? Seré impotente contra tal actitud y del destino.
mi caso recordará el de quien fué a ver a un rey y había preparado de Era Alvar Háñez el jefe de los cristianos en los confines de los reinos
antemano las respuestas que daría a sus preguntas. Cuando le conducían a de Granada y de Almería. Alfonso le había encomendado la misión de
la cárcel, le preguntaron para qué le habían serv^ido las contestaciones que obrar en las dos regiones como más conviniere a sus intereses: hostilizando
pretendía haber tenido prestas. ''Yo había encontrado, replicó, una respues- a los musulmanes que declaraban hallarse en la imposibilidad de someterse
ta para cada una de sus palabras, salvo para ésta: Apoderaos de su persona. a sus exigencias; obteniendo dinero, e interviniendo en todos los asuntos
No sabiendo cómo contestarla, me he abandonado al destino". En este que pudieran procurarle alguna utilidad. Comenzó por enviarme una dipu-
período de mi reinado me dominaban alternativamente la esperanza v el tación que vino, en su propio nombre, a advertirme de su intención de
temor. Por el contrario, estaba seguro de mi cortejo de militares v funcio- ocupar Guadix; sólo la entrega de una suma no menguada le decidiría a
narios y sabía que no me traicionarían. Esta seguridad y los preparativos no llevar adelante sus propósitos. "¿Con qué medios, me dije entonces, podré
que había hecho me devolvieron alguna confianza. premunirme contra sus designios? ¿Qué poder tengo para rechazarle? Los
almorávides no me han dejado tropa para hacer frente a sus ataques. ¿El
cautiverio de cuántos musulmanes va a acarrear este nuevo peligro? ¿Cuán-
Exigencias de Alvar Háñez tas riquezas van a perderse que no disminuirán en nada, a la postre, el tributo
que me he comprometido a pagar a los cristianos? ¡No permita Dios que
En el momento de nuestro abandono del cerco de Aledo, habíamos pongan en ejecución su proyecto y que yo sepa que han sido cautivados
pedido al Emir de los Musulmanes que dejara tropas en Al-Andalus para musulmanes! ¿No vale más darle en seguida una prenda estimable? Estoy
conjurar una posible ofensiva del rey cristiano. Era de temer que éste en condiciones de hacerlo, antes de que comiencen a devastar el país. Voy
intentase vengarse de nuestros éxitos en tal campaña y en la precedente, y a hacerlo por amor de Alá altísimo, que sabe los pensamientos secretos de
él no estaría en el país con tropas suficientes para rechazarle. Pero el Emir cada uno. Si tomara tal decisión con propósito deliberado y teniendo tropas
nos respondió: "Unios con sinceridad y rechazaréis al enemigo", y no nos que me permitieran rechazar al enemigo, proporcionaría evidentemente un
dio tropas.Tuvimos la certeza de que Alfonso no dejaría escapar la ocasión gran argumento contra mí a quienes me quieren mal".
de perseguimos y así ocurrió, en efecto. No tardó en reunir sus tropas, en Tomé, pues, la resolución de satisfacer las exigencias de Alvar Háñez, a
acudir y en exigirnos dinero, amenazándonos, si rehusábamos dárselo, con la menor costa, haciéndole prometer mediante tratado que no se acercaría
entrar a sangre y fuego en nuestros territorios. Concluyó un tratado con a ninguna de mis ciudades, una vez que hubiese recibido las sumas que iba
el soberano de Zaragoza y con los príncipes de los estados vecinos de a pagarle. Se comprometió a ello, pero cuando fué hecho el pago me hizo
Levante, que se pusieron así al abrigo de sus depredaciones y le pagaron el decir: "Por lo que me concierne sólo tengo buenas intenciones para conti-
monto de los tributos precedentes. Cuando me llegó la noticia de tal pago, go. Pero lo que debe merecer tu atención, es que Alfonso se prepara a la
aumentó mi angustia y me di cuenta de que mi situación era tan peli- guerra contra ti y contra los otros príncipes musulmanes. Quien de vosotros
grosa como la del que cabalga sobre un león. En efecto, si me veía obligado le pague lo que le debe no tendrá nada que temer, pero no quien se dispense
a entregar mi país a la guerra, no teniendo tropas a mi disposición, aquél de hacerlo: mi señor me encargará de tratarle con rigor. No soy sino su
sería asolado. esclavo y debo cumpHr sus deseos y ejecutar sus órdenes. Lo que acabas
No podía recaudar un solo dirhem de impuestos, sin embargo de lo de darme no te será de ninguna utilidad, si no te entiendes con él. El
^
i3b CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ LOS REINOS DE TAIFAS 1 37
si me pide que acuda a en persona, alegaré algún impedimento y me
éi cual no estaría al abrigo de las críticas. Mis detractores no dejarían de acu-
esforzaré en no hacer nada; quizá me dejará entonces tranquilo y aceptará sarme de haber hundido mi país en la miseria o de haber atraído al encmicro.
mis excusas. Pero si no hace tal, sabré que desea en verdad apoderarse de Sus murmuraciones contra mí serían iguales a las que había escuchado
mis posesiones v encarnizarse conmigo, bajo la influencia de la maledicencia sobre Ben Raxiq. Y
además ello constituiría la ruina de mis estados. No
V de las mentiras de mis enemiíjos. Desde tal momento me será necesario podría encontrar dinero necesario para emprender las expediciones de cada
el
velar por mi propia vida, ponerme en guardia y considerarle como a los año y para pagar a los almorávides sumas de plata a título de diyafa (dere-
otros príncipes musulmanes que desean expulsarme de mi casa. Tendré cho de alojamiento). En tales condiciones sufriría un grave perjuicio. Y si
a Alá entonces a mi lado, puesto que no habré tenido ninguna mala inten- por el contrario consentía en ser tributario de los cristianos, no faltaría
ción para con el Emir m habré prestado ayuda a nadie contra él, ni habré "Ha concluido un tratado con el cristiano" y se me infamaría
quien dijera:
intentado estorbarle la práctica de la guerra santa. ¿Qué pretexto podrá por un crimen que no había cometido. Y así ocurrió en realidad, porque
alegar en mi daño, si desea alguno, sino el de una falsa acusación que su no pude escapar a los peligros que temía, como resultado de los decretos
poder le permitirá tomar en cuenta? Seré impotente contra tal actitud y del destino.
mi caso recordará el de quien fué a ver a un rey y había preparado de Era Alvar Háñez el jefe de los cristianos en los confines de los reinos
antemano las respuestas que daría a sus preguntas. Cuando le conducían a de Granada y de Almería. Alfonso le había encomendado la misión de
la cárcel, le preguntaron para qué le habían servado las contestaciones que obrar en las dos regiones como más conviniere a sus intereses: hostilizando
pretendía haber tenido prestas. "Yo había encontrado, replicó, una respues- a los musulmanes que declaraban
hallarse en la imposibilidad de someterse
ta para cada una de sus palabras, salvo para ésta: Apoderaos de su persona. a sus exigencias;obteniendo dinero, e interviniendo en todos los asuntos
No sabiendo cómo contestarla, me he abandonado al destino". En este que pudieran procurarle alguna utilidad. Comenzó por enviarme una dipu-
período de mi reinado me dominaban alternativamente la esperanza y el tación que vino, en su propio nombre, a advertirme de su intención de
temor. Por el contrario, estaba seguro de mi cortejo de militares v funcio- ocupar Guadix; sólo la entrega de una suma no menguada le decidiría a
narios y sabía que no me traicionarían. Esta seguridad y los preparativos no llevar adelante sus propósitos. "¿Con qué medios, me dije entonces, podré
que había hecho me devolvieron alguna confianza. premunirme contra sus designios? ¿Qué poder tengo para rechazarle? Los
almorávides no me han dejado tropa para hacer frente a sus ataques. ¿El
cautiverio de cuántos musulmanes va a acarrear este nuevo peligro? ¿Cuán-
Exigencias de Alvar Háñez tas riquezas van a perderse que no disminuirán en nada, a la postre, el tributo
que me he comprometido a pagar a los cristianos? ¡No permita Dios que
En el momento de nuestro abandono del cerco de Aledo, habíamos pongan en ejecución su proyecto y que yo sepa que han sido cautivados
pedido al Emir de los Musulmanes que dejara tropas en Al-Andalus para musulmanes! ¿No vale más darle en seguida una prenda estimable? Estoy
conjurar una posible ofensiva del rev cristiano. Era de temer que éste en condiciones de hacerlo, antes de que comiencen a devastar el país. Voy
intentase vengarse de nuestros éxitos en tal campaña v en la precedente, y a hacerlo por amor de Alá altísimo, que sabe los pensamientos secretos de
el no estaría en el país con tropas suficientes para rechazarle. Pero el Emir cada uno. Si tomara tal decisión con propósito deliberado y teniendo tropas
nos respondió: "Unios con sinceridad y rechazaréis al enemigo", y no nos que me permitieran rechazar al enemigo, proporcionaría evidentemente un
dio tropas.Tuvimos la certeza de que Alfonso no dejaría escapar la ocasión gran argumento contra mí a quienes me quieren mal".
de perseguimos y así ocurrió, en efecto. No tardó en reunir sus tropas, en Tomé, pues, la resolución de satisfacer las exigencias de Alvar Háñez, a
acudir y en exigirnos dinero, amenazándonos, si rehusábamos dárselo, con la menor costa, haciéndole prometer mediante tratado que no se acercaría
entrar a sangre v fuego en nuestros territorios. Concluyó un tratado con a ninguna de mis ciudades, una vez que hubiese recibido las sumas que iba
el soberano de Zaragoza v con los príncipes de los estados vecinos de a pagarle. Se comprometió a ello, pero cuando fué hecho el pago me hizo
Levante, que se pusieron así al abrigo de sus depredaciones y le pagaron el decir: "Por lo que me concierne sólo tengo buenas intenciones para conti-
monto de los tributos precedentes. Cuando me llegó la noticia de tal pago, go. Pero lo que debe merecer tu atención, es que Alfonso se prepara a la
aumentó mi angustia y me di cuenta de que mi situación era tan peli- guerra contra ti y contra los otros príncipes musulmanes. Quien de vosotros
grosa como la del que cabalga sobre un león. En efecto, si me veía obligado le pague lo que le debe no tendrá nada que temer, pero no quien se dispense
a entregar mi país a la guerra, no teniendo tropas a mi disposición, aquél de hacerlo: mi señor me encargará de tratarle con rigor. No soy sino su
sería asolado. esclavo y debo cumplir sus deseos y ejecutar sus órdenes. Lo que acabas
No podía recaudar un solo dirhem de impuestos, sin embargo de lo de darme no te será de ninguna utilidad, si no te entiendes con él. El
138 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ LOSREINOSDFTAIFAS 1 39
Único provecho que sacarás de tu donación será hallarte en buenos términos honor. Tengo posibilidad de hacer tal entrega de mi propio tesoro. De este
conmigo, pero sólo en la medida en que mi señor no me ordene lo modo estará a salvo mi territorio y mis subditos me quedarán agradecidos
contrario". de haberles librado de su enemigo sin haberles puesto a contribución, y no
Dándome cuenta de la justicia de sus palabras v de que eran razonables, seré cubierto de oprobio". Lo hice así y envié a Alfonso los 30.000 mizcales,
me dije: ''No me es posible tomar la delantera y enviarle una diputación sin expoliar a nadie ni un solo dirhem.
por mi propia iniciativa: con ello le impulsaría a tener constantes exigencias Juzgaba al mismo tiempo necesario concluir con Alfonso un nuevo
con nosotros. Pero cuando me envíe un mensaje, requiriéndome para que tratado por el cual se comprometería a no atacar más ninguno de mis terri-
le pague un tributo, intentaré pretextar cualquier impedimento. Acaso acepte torios y a no amenazarles en adelante, porque temía verle cambiar sus dis-
mi súplica, porque de darle la menor suma excitaría su avaricia. Procuraré posiciones en seguida. Aceptó mi oferta: "Puesto que es absolutamente
hacer que las negociaciones se dilaten hasta que acaso vengan tropas almorá- necesario pagar tal suma, me decía a mí mismo, más vale que me sirva
vides que le derroten y no se hablará más de sus exigencias. Y si no llega para obtener un tratado. Si las circunstancias me fuerzan a recurrir a tal
ningún socorro, habré logrado a lo menos no indisponerme con él y no tratado, allí estará y me puedo librarme de cumplirlo, será que
será útil. Si
tendré que sufrir las consecuencias de tal enojo". tengo en cambio, por disposición divina, las lanzas morenas y las espadas
de hojas finas de un ejército que podrá rechazar al enemigo. Porque la
guerra no se hace sino a fuerza de expedientes y como suele decirse: "Si
Tratos con Alfonso VI no puedes acabar con tu enemigo, acude a las zalamerías".
Alfonso aceptó tratar conmigo, porque estaba ávido de dinero. Por mi
Las circunstancias me obligaron, pues, a ir al encuentro de Alvar Háñez parte no podía dudar, me traicionaría o no me traicionaría, pero yo me
para exponerle la me encontraba de entregar la menor
imposibilidad en que encontraba en la situación de quien juega su existencia en caso de fuerza
suma a Alfonso, alegando las cargas que me había impuesto, la venida de los mayor. Su mensajero me dijo además: "Alfonso me ha encargado de decirte
almorávides y los otros gastos a los que ellos me habían arrastrado. Pero que si quieres añadir en vuestro tratado una cláusula de asistencia para la
el puerco no me respondió y, como era su deber, puesto que estaba a su
recuperación de la parte de tu territorio ocupada por Ben Abbad, se halla
servicio, escribió una carta a su señor rogándole que enviara un mensajero pronto a suscribirla y te prestará su ayuda efectiva en la expedición que
que viniese a exigirme el pago del tributo. Si el mensajero se iba con las está a punto de emprender". Yo le respondí: "No contribuiré con auxilio
manos vacías, él se encargaría de vengarle, invadiendo mi territorio. Alfonso alguno a una campaña contra un príncipe musulmán. Es el deseo de preser-
comenzó sus preparativos para la expedición y se hizo preceder por un men- var de todo mal a mi país y a mis correligionarios el que me ha movido a
sajero. La noticia de la inminente llegada de tropas cristianas me causó una concluir este tratado. Veros mantener vuestra promesa a tal propósito es
viva emoción. No sabía qué me convenía hacer: abandonar el país y dejar mi único f m .
que ejerciera en él sus violencias a la fuerza o ablandarle pagándole lo que Alfonso tenía, en efecto, la intención de suscitar hostilidades entre Ben
pudiera. Mis subditos fueron sacudidos por una angustia
y por una agitación Abbad y yo, a fin de poder invadir su territorio y de sostener la (ruerra
tan grande que yo no creía que Alfonso aceptase dinero sin ocupar perma- con mi dinero, y de tener así pretexto para solicitar con frecuencia mis subsi-
nentemente mi territorio, para vengarse de la irritación que le habían pro- dios. Los 30.000 mizcales que le había entregado no consdtuían para él
ducido el sitio de Aledo y mi alianza con los almorávides. Intenté que su sino una deuda, precio de la paz acordada; hubiera querido comenzar nue-
mensajero se contentara con poco; pero me dijo: "No he venido sino para vas negociaciones para una nueva petición de fondos. Por lo demás no
hacerte saber que tienes que pagar a mi señor el monto del tributo ya concedió fe a mis palabras y creyó que se trataba de una treta. Cuando le
vencido, es decir tres anualidades que se elevan a 30.000 mizcales. No se te hice decir: "Al pactar contigo como acabo de hacer, me he dejado guiar
hará ninguna rebaja. Si rehusas pagarlos continuará su avance contra tu de una mala inspiración, cuyas consecuencias por parte de los almorávides
territorio. Haz lo que puedas". Habiendo reflexionado sobre el asunto voy a sufrir muy pronto", me respondió, para hacerme menos penoso el
juzgué que una actitud arrogante sería una necedad inútil y me dije: "Si pago que le había hecho: "Cuando recibas de tu soberano una petición de
tomo a mis subditos el total de tal tributo, no dejarán de agitarse y de subsidios, me correspondería a mí pagar la parte que incumba a tu ciudad".
lamentarse. Los principales de ellos irán a Marraquex para mostrar alíí sus *'No, repliqué yo, es él quien deberá apreciar en su justo valor las razones
quejas y decir: "Nos ha tomado nuestros bienes y se los ha dado a los que me han forzado a tratar contigo. Espero más de su aprobación y de su
cristianos". No, en las circunstancias presentes, necesito acudir a mis reser- benevolencia que de tu asistencia".
vas personales y servirme de ellas para conservar intactos mi reino v mi Las cosas quedaron así durante algún tiempo, después su embajador me
»
140 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ LOS REINOS DE TAIFAS 141
va a verse obligado a invadir todos los territorios del reino
dijo: "iVIfonso
emir no debe prestar atención a las palabras de mis enemigos. He aquí
el
de Ben Abbad y de sus vecinos, si no paga". "Ese es un asunto, le contesté,
resultado de las calumnias de que soy objeto por parte de Al-Qulayi
del que Alá no me pedirá cuenta el día de la resurrección. Cada uno no y de
Abu Bakr ben Musakkan; en uno y en otro hablan sobre mí movidos de su
es responsable sino de sus subditos. Por lo que me concierne he buscado pasión". Abu Bakr ben Alusakkan había mostrado para conmigo
una inso-
recursos en favor de aquellos a cuya cabeza me ha colocado Alá, he dado lencia extremada y me había cubierto de insultos. Esperaba
dinero para preservar sus personas v sus bienes. Si los otros sultanes desean
que el Emir
de los Musulmanes le asignaría en feudo una parte de mi territorio, lo que
conservar sus estados, que hagan frente a vuestras exigencias en la medida
leconvertiría en mi igual o lo situaría próximo a mí. Se enorgullecía
de sus posibilidades, pagándoos o combatiéndoos. Pero no tengo que opinar de
una ascendencia ziri, se gloriaba de ella y se declaraba superior a todo el
sobre el tema, no es asunto que me ataña. No estáis bajo mis órdenes, para
mundo. Se esforzaba en que no se cumplieran las decisiones de Gobierno
que pueda prohibiros nada sobre tal cuestión. He llegado con gran trabajo
que yo tomaba y ponía así en discusión mi poder soberano. No había tar-
a premunir mi propio reino y sois vos quien me ha forzado a realizar tales
dado en juzgarle tan criminal como Al-Qulayi, porque no dejaba de atizar
esfuerzos. Me considero fuera del problema y no deseo meterme para nada elfuego de intrigas encendido por este último, en lugar de apagarle, como
en el asunto, ni de palabra ni de obra". Para acudir en ayuda de mis her-
hubiera sido su deber si hubiera amado el bien, mientras por el contrario
se
manos musulmanes, no tuve otro recurso que el de escribir a Al-Alutamid,
mantenía deliberadamente hostil. Se unían así las preocupaciones que los dos
para avisarle del estado de mis relaciones con los cristianos y de su proyecto
me causaban. Acabé por dirigir a Ben Musakkan una severa advertencia
de llevar la guerra a su territorio. Le advertí de ello, para que tomara las y
por ordenarle que cesara en sus maniobras. Se encendió en cólera
enérgicas disposiciones que exigía situación preparase a hacerle y sin
la y se
haber sido objeto de un decreto de expulsión, huyó
frente.
se dirigió derechamente
y
a tierras almorávides para excitarles contra mí y' para procurar, a fuerza
de mentiras y de hipocresía, infamarme a sus ojos. Escribí entonces varias
Correspondencia con Yusuf ben Taxufin veces al Emir de los Musulmanes para explicarle lo que había pasado
y para
quejarme de la falta de escrúpulos de tales traidores para conmifro'. Pero
Después escribí al Emir de los Musulmanes para exponerle al detalle lo el Emir no me contestó, sino con cartas en que me trataba con desd'én y me
que había ocurrido y lo que me había visto obligado a hacer por necesidad.
demostraba que tenía por verdaderas las maledicencias con que me abru-
Le señalé que quien está sobre el terreno ve mejor la situación que el ausen-
maban tales personajes. Me sentí muy desgraciado durante todo este período,
te,
y que si las circunstancias me hubieran permitido ofrecer alguna tabla no sabiendo cuál era el mejor partido que podía tomar, ni cómo salir de
de salvación a los musulmanes, retardando mi entrega de dinero a los cris-
aquel mal paso.
tianos tan sólo el tiempo necesario para que me hubiera podido llegar
Habiendo invadido el rey cristiano el territorio de Al-Mutamid y res-
una carta suya dándome su opinión sobre el asunto, me habría guardado
petado el mío, el rey de Sevilla concibió sospechas con respecto a 'mí
de tomar por mí mismo una decisión no agradable para él, como era mi y
creyó que me había puesto de acuerdo con su enemigo. Pero si hubiera
deber; pero que la situación era demasiado apremiante para que yo pudiese
habido un arreglo entre nosotros, me hubiera sido necesario pagar una
soñar en exponer a su ruina a los musulmanes. Y añadía en fin que gracias
suma de dinero a más del tributo. La verdad es que los sevillanos no dispo-
a él y a la potencia divina podríamos pronto tomar revancha sobre nues-
nían más que de mercenarios que no obedecían ninguna orden, que el
tros enemigos. No dudaba de que la respuesta del Emir alabaría la decisión y
ejército almorávide no llegó a Sevilla sino cuando el país había' sido ya
que había tomado con pleno conocimiento de la cuestión, sobre todo en
asolado.
atención a que la suma que había entregado era de mi propiedad personal
Alá, el altísimo, sabe, en todo caso, que en este desdichado asunto no di
y no había exigido ni un dirhem a los musulmanes para reuniría. Pero su a los cristianos ninguna ayuda financiera y El no me pedirá cuenta de
contestación estuvo toda marcada de las murmuraciones y falsas acusacio-
ninguna mala palabra contra un musulmán. Sin embargo, los que expandían
nes de que había sido objeto ante él, y con ello aumentó mi terror. "Sé bien,
rumores contra mi persona estuvieron unánimes en reclamar contra mí un
me decía en su carta, que estás en connivencia con los cristianos
y que castigo ejemplar del Emir de los Musulmanes. Pero si yo hubiera tenido
mientes. Pero pronto sabré si cuentas con la adhesión de tus subditos y verdaderamente los deseos que me imputaban y si hubiera estado, como
cuál es tu línea de conducta, puesto que pretendes cuidar de ellos. No decían, enfeudado a Alfonso, el ejército almorávide no habría llegado a
creas que se trata de un porvenir lejano; no, está próximo".
Ceuta cuando ya habría estado Granada llena de tropas cristianas. Me hubiera
Pero no me descorazoné por ello, y ante la realidad y sabiendo bien lo
sido esto en efecto muy posible; hubiese así podido esperar los aconteci-
que había pasado, envié un mensajero para que le dijera de mi parte: "El
mientos y gozar de un plazo suficiente; no, los actos deben juzgarse por
14-2 CLAUDIO S ANCHEZ - A L B URN U Z LOS RFTXOS DE TAIFAS 143
las intenciones. Fueron los maldicientes quienes motivaron la suerte que me
esperaba. Pero si se hubiera intentado esclarecer mi conducta, nada se habría
encontrado que se hubiera prestado a críticas o a habladurías; ni se habría I)e!eites de la ciencia
hallado un testimonio contra mí, ningún trato secreto en detrimento de
ni
Dos sonlos deleites que produce la ciencia necesariamente. Uno
de ellos
los musulmanes, ni participación alguna en un asunto desagradable para
es el que viene tras el deseo de saber, como consecuencia suya; ese deseo es
ellos.
el que nos mueve a estudiar, pues si estudiamos, es tan
¿Cómo hubiera podido confirmarse de otra parte tal acusación, si pre- sólo con el deseo de
saber; pero el deseo es un dolor, por eso empleamos
cisamente el primer sable desenvainado contra los cristianos lo fué por mi y palabras que expresan
orden en la célebre batalla de Nivar, librada en mi territorio, cuando los
aflicción
y pena cuando sentimos dudas. Por eso mismo dice Abu Nasr
(al-Farabi): "¡Oh, Señor! A Ti recurre el afligido
cristianos atacaron tal plaza de improviso, justamente en el momento en y de Ti espera el auxilio
para encontrar la verdad, cuando no encuentra ef camino que le
que los almorávides acababan de llegar a Ceuta.^ En este momento Alfonso libre de
laduda". Tal deleite se parece mucho al deleite corpóreo, si bien éste siem-
me había dirigido un embajador para intentar disculparse y yo le había
pre lleva anejo per se algo que perfecciona al cuerpo, es decir, la
despedido para cortar toda relación con él y mostrar mi preferencia por la salud,
mientras que aquél, en cambio, lleva anejo lo que perfecciona a
causa del Emir de los Musulmanes. Se encontrarán delante de Alá acusa- la potencia
racional, es decir, la verdad.
Además, el deleite corpóreo redunda algunas
dores y acusados.
veces en daño del cuerpo, aunque esto sea per accidens
De las Memorias de Abd Allah, último rey Ziri de y no per se, mien-
Granada (Según la versión francesa de Lévi-Provengal, tras que en el deleite científico no cabe tal cosa, por eso resulta este
y
Al-Andalus, 1936, IV, 99). deleite más excelente. Tú conoces muy bien por experiencia
propia cuan
vehemente es el deseo de saber y a qué extremos llega. Te acordarás segu-
ramente de Dawud, el del país de Boltaña, que andaba vacilando entrevias
?"
—
demostrar por pruebas apodícticas que no puede ser en verdad más que
uno solo y que no se asemeja a cosa alguna ni cosa alguna se asemeja a El;
Especies de almas
cuál es la sabia finahdad de las existencia de las cosas, tal como ellas son
entre sí; cuáles son engendradas y cuáles innovadas; qué diferencia hay
Propiedades del alma vegetativa, que también se llama concupiscible.
entre el agente real, el agente metafórico y el agente absoluto; cuál es la
Las propiedades de esta alma son apetecer el alimento, buscarlo, deleitarse
sabia finalidad de la revolución de las esferas con movimiento circular v
con él cuando lo encuentra y sentir dolor cuando le falta, escoger los ali-
no rectilíneo, qué es el ser necesario, el ser contingente y el ser imposible
mentos que le son convenientes y rechazar los que le son contrarios, y
conservar a la cosa, así en cuanto al individuo, como en cuanto a su especie.
y cómo pertenece a la esfera de ser necesario
todo cuanto existe por encima
de los cuatro elementos, y todo cuanto existe bajo
a la del ser contingente
La conservación del individuo se consigue con la nutrición, y
la conserva-
las esferas celestes; cuáles son los entes a quienes se les ha dado su perfec-
ción de su especie mediante la generación. Esta (conservación) se llama la
ción, así en sus sustancias como en sus actos, y cuáles son aquellos a quienes
rectificación física. Esta alma tiene cuerpos que no son de carne, miem-
no se les ha dado; ambas (categorías de entes) son los dos extremos, v la
bros, compuestos de partes semejantes entre sí, y tiene (varias potencias):
de los entes a quienes se les ha dado su perfección en sus sustancias, pero
atractiva, retentiva, digestiva, expulsiva, nutritiva, aumentativa y formativa.
no en sus actos, es la categoría intermedia entre los dos extremos; de los
Del conocer y del sentir posee la facultad de distinguir los seis lados del
tres, la primera no se mueve con movimiento alguno; pero sí las otras dos
espacio, enviar las venas en dirección a los lugares húmedos y dirigir las
categorías; cuál es la sabia finalidad de la existencia de las leyes y de las
ramas y los nervios hacia los puntos que han de ser anchos y apartarse de
los que han de ser estrechos.
revelaciones prof éticas en el mundo de la generación y de la corrupción;
Propiedades del alma animal, que se llama también irascible. Las pro- — cuál es la diferencia que existe entre la
y la filosofía; cómo se infunde la virtud de
profecía, la magia,
la
la
c>
W"
f!
148 CLAUDIO S Á XCHE Z - AL B OR N OZ
LOS REINOS DE TAIFAS 149
tica. verdadero filósofo, según Aristóteles, Platón \ los filósofos
Este es el
circunda por todos sus lados, así como ella circunda
globo de las esferas
al
más reputados, y quienes no reúnan tales cualidades, no son filósofos. Por
celestes. Tiene, según pretenden los filósofos, dos círculos
eso dice Aristóteles: "Xo es el fin conocer y no más, sino conocer
y una linea recta.
y prac- El círculo primero está contiguo a la esfera celeste circundante (de todas
ticar, de modo que seáis buenos, virtuosos y sometidos a las leyes". Y dice
las otras) y es su límite superior. El círculo segundo es su límite inferior,
también: "Matad al que no tenga religión". Y Platón dice: "El que desee
cuyo lugar es el centro de la tierra, aunque esto se dice tan sólo de un
estudiarla filosofía purifique de vicios sus hábitos morales, pues no apren-
modo aproximativo, ya que de las sustancias intelectuales no se predica el
derá pura filosofía el que (sea vicioso), como tamposo puede nadie ver
la
lugar ni los seis lados del espacio. Pretenden los filósofos que entre su
ílií
su propio rostro en un agua sucia o en un espejo cubierto de orín".
— límite superior y su límite inferior hay una línea que une a (ambos círcu-
Propiedades del alma profética. Las propiedades de esta noble alma
los), a la cual llaman "escala de las ascensiones": ella hace llegar la inspi-
son: recibir la inspiración y la revelación divina; unirse con el entendi-
ración divina a las almas particulares puras, por ella descienden los ánge-
miento agente; enderezar a las demás almas apartadas de la verdad y y
les y ascienden mundo superior. Sobre esta
los espíritus limpios hasta el
dirigir al hombre para que haga lo que conviene, del modo que conviene,
alma hablan largamente los filósofos; pero nosotros nos hemos limitado a
por la razón que conviene, con el fin que conviene v en el momento en
este resumen, porque nuestro propósito en este libro es otro.
que conviene; perfeccionar los talentos innatos imperfectos, dándoles nor-
mas de conducta, y además por medio de exhortaciones y avisos, promesas Del Kitab al-Hadaiq, de Ben Al-Sayyid (Trad. Asín,
Al-Andalus, V, 106).
y amenzas; informar acerca de las cosas que no está en la potencia del
alma filosófica el conocerlas, porque al alma filosófica le es dado tan sólo
el especular sobre los universales. Y
por eso dice Platón: "Nosotros somos REBELIÓN DE UNA CIUDAD JUDIA
incapaces de comprender lo que Tan sólo cono-
las leyes religiosas enseñan.
cemos de ello un poco e ignoramos mucho". Por eso también Aristóteles Los judíoSy perseguidos por los godos, ayudaron a los inusuhnanes a la
ordenaba someterse a los dictados de las leyes religiosas y mandaba castigar conquista de España. Gozar 071 después de libertad religiosa bajo el Islain
a quienes transgrediesen sus preceptos positivos y negativos y se entregasen hispano, aunque hubieron de sufrir como los mozárabes del desprecio de
al examen profundo de ellos. Esta alma es la más noble v la más elevada los dominadores. En Córdoba habitaban un barrio, que dio nombre a una
de las almas que existen en el mundo de los elementos. Esta es la que admi- de las puertas de la Mediyia. Eraii en su mayoría cojnerciantes especializados
nistra y rige el gobierno de las almas. No ocurre jamás que esta noble alma en de esclavos y de objetos de lujo, aquéllos y éstos de impor-
el tráfico
exista, sino en los hombres dotados de talento natural perfecto. No necesita tación europea u oriental. Los rabinos unierojí a su cultura hebraica, grandes
esta alma, para adquirir las intuiciones y los conocimientos, servirse de silo- conocimie7Jtos de la literatura árabe. Crearon en la capital del califato una
gismos y premisas, como lo necesitanporque los las almas filosóficas, escuela talmúdica famosa. Cultivaron la medicina, la filología, la geografía
silogismos científicos son tan sólo (medios) inventados por los hombres,
y otras ciencias. Hasday be?i Xaprut fué médico dietético al servicio de
dotados de talentos perfectos, para dirigir
y guiar hacia el camino recto a Abd al-Rah?nan III, que le e?ivió para hacer adelgazar a Sancho el Craso, de
los dotados de talentos imperfectos. Y así, cuando acaece que el hombre
í.eón. Be?! Yaqub al-Turtuxi escribió por entonces una geografía que sirvió
posee ya desde su nacimiento un talento innato perfecto, puede pasarse
de fuente a Al-Bakri. A bu Zakarya redactó la primera gramática cieiitífica
sin esos silogismos y encontrar las cosas inteligibles, como si ellas estu- de lengua hebrea; Ben Qajiaj (995-1050) fué el creador de la sintaxis
la
\'iesen ya impresas, a modo de formas, en su alma. Porque así como en- hebraica, y se debe a Ben Gabirol (1021-1010) la restauración de la poesía
contramos, entre los ingenios humanos, algunos que llegan al grado su- hebraica y una obra filosófica de gran envergadura, Fuente de la Vida,
mo de
perfección, próximos ya a los de los ángeles, v estos ingenios
la
influida por las ideas seudoe?npedócleas y neoplatónicas. Las comunidades
no necesitan regirse por los silogismos científicos, como tampoco los ánge- judías abmidaban en Al-Andalus. Era particularmente importante la pobla-
les los necesitan, sino que, antes bien, les basta la más pequeña indicación ción hebrea de Granada. Y Lucena (entre Granada y Málaga) era una
y la más Dios (¡bendito y ensalzado sea!) ha perfec-
sencilla explicación.
ciudad totalmente israelita, tenía su gobierno propio y osó alzarse incluso
cionado a este ingenio, desde el origen de su creación, para gobernar por
rf contra el rey granadiiio, que nos relata así la rebelión.
su medio al mundo. Y ésta es la razón que por necesidad exige que la
profecía sea inspirada por Dios y no adquirida.
Propiedad del alma universal. —
El grado de esta alma, para los filósofos
Entretanto ocurrieron sucesos que acreditaron el cambio de mi fortuna
que la admiten, está bajo el horizonte del entendimiento agente, el cual la
y fueron como las premisas que anunciaban mi caída. Fué en primer lugar
1
llamaron.
los almorauides et ouiessen fazienda con el ^id, que salliessen ellos et que
l1
robassen las tiendas et todas las posadas del (^iá. iMas Dios Nuestro Sennor
Et en todo esto los almorauides tardauan, et vn dia dizian "ahelos aqui dioles tal agua aquella noche, que nunca omme tan fuerte diluuio vio. Desi
o vienen!", otro dia dizian "ya non vienen!"; et estauan atendiéndolos. Et passo assy aquella noche. Et quando aluzio, oteauan commo venicn las sen-
pasaron ya quantos dias. Et después que fue aquedado el rovdo de la yente nas o do posarien; desi non vieron ninguna cosa et fueron muv marridos et
que auia por aquella huerta, veno el ^id a sobreuienta et entro en ella, et muy coytados et non sabien que se fazer, et estidieron assy commo la muger
apoderosse de todo el arraual que era de derredor della; et morauan los que esta de parto, bien fasta ora de tercia. Et vínoles mandado commo
cristianos con los moros, et los moros biuian seguros con los cristianos, de acordaran los almorauides de non venir a \^alencia, et que se tornauan
guisa que se non enoiauan dellos. Dessy llego 9Íerto mandado que la hueste daquel lugar atrás. Entonces se touieron por muertos, et andauan assv commo
de los almorauides que era en Lorca, et que se vinian para Murcia, et que bebdos, de guisa que non entendie el vno al otro, et denegrescieron sus
non tardaran tanto fueras por enfermedat que ouo aquel que era cabdiello rostros assi como si fuessen cubiertos de pez, et perdieron toda la memoria
dellos, et que era ya sano, et que se vinian cuando pudían. Con estas assy commo el que cae en las ondas del mar. Entonge se llegaron los
nueuas orgulesgieron los fijos de Abuegib et todo el pueblo de los mas cristianos a los muros de la villa dando grandes bozes, assv commo el trueno
de la villa, assi que ouo miedo Abeniaf, et dixo a los de la villa por escu- et sus amenazas de los relanpagos, et denostauanlos muv fuerte et dizienles:
sarse: que el (^id demandara aquella huerta por deportarse algún dia, et "Falsos travdores renegados, dat la villa al (^id Ruy Diaz, que non podedes
que se fincara en ella et que que catassen su conseio,
sela tenie; et dixoles escapar con ella". Et los moros estauan callando del grant pesar et de la
ca el partise querie del pleito del ^id, et
que querie enbiar dezir al ^id grant cuyta que auien. Et valie entonces en Valencia el cafiz de trigo XI
que catasse quien cogiesse sus rentas, ca el non se querie ambargar dello et marauedis de oro, et el cafiz de la cenada VII marauedis, el cafiz del pani-
querie seer assy commo vno dellos. Et esto dizie el por apaziguar la gente zo IX marauedis, et de la legumbre otra V marauedis, et vna medida de
et que non ouiesen querella del por quel diera aquella huerta. La gente azeyte que dizen los moros morón VII marauedis, et la aroua de la miel
entendieron su coraron, et tornáronse pora Aboegib, et comentaron a dar marauedi et medio, et el quintal de los figos V marauedis, et el arroua de
bozes, et dezien que con aquel quedan tener, et lo que el mandasse et les las garroas tercia de marauedi, et el arroua del queso dos marauedis et
conseiasse que esso farien; et ouieron su acuerdo de cerrar las puertas de medio, et la libra de la carne de carnero VII dineros de plata, et la libra
la villa et de guardar las puertas et los muros. Quando esto uio Abeniaf, de la uaca IIII dineros de plata. Et los moros que morauan en los arrauales
dexo de facer yaquanto de aquello que solie fazer, por miedo que serie el estauan con el (^id nin seguros nin temerosos, pero tomauan de su auer lo
pueblo contra el con aquellos de Aboegib, et cres^io en tener mayor com- mas que quirien et metienlo en la villa, et lo al fincaua con sus mugeres
ligero
panna por guardarse que non passassen a el. Et entonce se renouo la guerra en las casas. Et cuando fue al (^lá seguro que los almorauides non vinien,
del (^id con los de Valencia commo de cabo, et fueron desabenidos con tomosse a su posada de la huerta, et mando robar los arrauales de la villa;
:l
^54 CLAUDIO S ÁXC Ií F Z - A L R OR NO Z LOS REINOS DE TAIFAS I55
et los moros metiéronse en con sus mugeres et con sus fijos et con
la villa
mientos. Et fizo y tiendas et mercados pora todas mercaduras; et y vinien
aquello que pudieron leuar. Et quando los moros
de la villa vieron que de todos los lugares que eran aderredor a comprar et a vender; et enrique-
los cristianos robauan los arrauales, salieron
et robaron ellos otrossi quanto
I cieron mucho los que morauan en aquella puebla. Et fazie tan grant justicia
estaua cerca del muro; et de guisa fue todo robado
que non finco y cosa et tan grantderechura que nunca y ouo ninguno que ouiesse querella del
que le dixiessen auer nin que se pudiesse omne aprouechar dello.
Et derri- nin del almoxerif nin de ningúnomme suyo, et judgaualos segunt la ley de
baron todas las casas, et allanáronlas, et non finco de derribar
sinon lo que los moros, et non los sacaua de lo que solien judgar et húsar, nin los
se podrie defender con saetas; et aquello
que non osauan derriuar, vuan apremiaua. Et con esto que el fazie, fizóse aquel lugar muy rico et muy
de noche et dauanle fuego; et quando vieron los moros
que assy los astra- bueno. Desi llego mandado de Denia que los almorauides eran tornados
gauan, sallieron et tomaron toda la madera et
metiéronlo a ia villa. Et pora su et que non ouiessen esperanza ninguna en su venida. Et
tierra,
quando fue todo allannado, tornáronse los cristianos a cauar
los cimientos quando moros fueron desesperados de los almorauides, vinieron todos
los
de las casas et los suelos, et fallauan y auer et mucha
ropa et muchos silos los de los castiellos al gid muy humildosos a confirmar su amor con el,
de trigo; et quando esto vio el gid, mando que lo
catassen todo et que lo et que fuessen suyos, et el que los amparasse; et el rescebiolos et segurólos,
escrudinnassen todo. Et pues que fue todo allanado, allegosse
mas el Qiá et seguro a quantos quisiessen andar por los caminos que andubiessen segu-
a la villa, et cercóla toda en derredor et
lidiauala cada d^'ia. Et los moros Et por esto cres^ieron mucho las rentas de aquel lugar, et auie muy
ros.
saben et lidiauan con el a mantenient, et dauanse
grandes lanzadas et gran- grant algo ende. Desi enbio dezir a los que tenian los castiellos quel enbiassen
des espadadas. Los moros de Valencia estando assy
muy coytados, llecroles ballesteros et peones pora conbater a Valencia, et non ouo y ninguno que
carta de iVbenaxa, el adelantado de los almorauides,
que enbiaua a loslfijos non fiziesse su mandado, et enbiaronle luego muchos ballesteros et muchos
de Aboegib con otras cartas que enbiauan ommes
de Valencia que morauan peones con su vianda et con sus armas; et finco Valencia sennera, apartada
en Denia; et dizie en las cartas commo sopiessen que
se non tornaran de de toda la gente morisca, et lidiauanla cada dia muy fuerte, de guisa que non
aquel lugar por miedo nin por couardia nin por
fuyr, sinon porque non salie vno nin entraua otro, et estauan en las ondas de la muerte. Entonce
auien que comer et por las grandes aguas que
voluntat de venir en todo acorrerlos et sacarlos
fiziera; mas que tenien en dizen que subió vn moro en la mas alta torre del muro de la villa — este
sensibilidad decadente de los musulmanes de Al-Andalus, no cabía esperar respondiera negativamente a fin de hallar un motivo válido para perseguirle,
el triunfo de éstos, Al lla?mr contra
Alfonso a Yiisuf, los cultos y liberti?ios
como hizo más tarde. Pero Ben Abbad le envió la siguiente respuesta: "Tales
príncipes de la España inora firmaron su sentencia de cautiverio entrevistas tenían razón de ser cuando te encontrabas en este país en calidad
o de
muerte. Co?no ha ocurrido muchas veces en la historia —¡ojalá de huésped y te proponías llevar la guerra (a tierra de infieles); era entonces
no vuelva
a ocurrir/— el poderoso aparentó, al principio, amistad para para mí una obligación ayudarte con mi persona y con mis bienes. Pero
los débiles y se
unió a^ ellos contra el enemigo común; pero, vencido éste, ahora, no eres a mis ojos más que un vecino, como lo eran Badis y su nieto.
el más fuerte
devoró, sin escrúpulos, a sus aliados de la víspera. Los Tienes mucha más fuerza que yo para combatir a tus adversarios con tus
generales del sultán
ahnorávide conquistaron uno a uno los rcijws de Taifas, con la única tropas. Me es imposible ponerme en peligro con la cabeza baja, ya que
excep-
ción del lejano de los Banu Hud, de Zaragoza, que sin duda deseas apoderarte de mi capital, pues supongo que la posesión de
salvó el Cid, resistiendo,
en Valencia, ímpetu guerrero de los africanos. El último Banu ai-Aftas,
el Granada no tendrá valor a tus ojos sino en tanto poseas las regiones vecinas
de Badajoz, fué decapitado con su hijo; el rey historiador de Al-Andalus". El Emir le comunicó entonces sus condiciones: Debía
de Granada sufrió
cautiverio; el príncipe de Almería pudo salvarse consagrarse exclusivamente al ribat (guerra de fronteras) contra el infiel
e?mgrando a África, y el
rey poeta, Al-Mutamid, de Sevilla, sucumbió también y abolir los impuestos ilegales y debía aceptar muchas obligaciones penosas,
por la fuerza. Los sevi-
llanos le vieron ?narchar entre suspiros; Ben
Al-Labbana le visitó en su cauti- a las cuales sabía muy bien que no se sometería Ben Abbad.
verio y cambió con él billetes poéticos. Murió en Las cumpliera o no, de todas maneras el Emir le habría dado, además,
Agmat entre cadenas, a
las que dedicó una hermosa poesía. Los poetas tejieron su leyenda el golpe de gracia. Ben Abbad se esforzó en organizar la resistencia y tomó
y varios
siglos después de su muerte, uno del gremio, a la par historiador y también el partido de la guerra. El almorávide comenzó a cercar las guarniciones
de tristes destinos, Ben Al-Jatib, le recordó con e??ioción al de sus plazas fuertes, que cayeron una tras otra, como antes habían caído
visitar su tumba.
156 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ LOS REINOS DE TAIFAS «57
^' '"'"g"^'^° 1^
L? Tp.
amenudo. El tu muy grant termino, de
^' '^^ «noblezas
que te llamauas sennora antigur^s
que por el te solien venir
que non lo sepa nmguno, smon quando almorávides y de expulsar a los milicianos (hazam) que allí se encontraban
fuer mester de lo departir"
Et diz Abenalfarax en su arauigo, y a todos los que deseaban permanecer en la ciudad. Fué entonces presa
donde esta estoria fue sacada
estando todo el pueblo de \'alencia que de una viva inquietud
aiuntado por la muy grant y temió ser el segundo objetivo del soberano (con-
que eran, fablando en commo farien, dize cuv'ta^n
quistador), en cuanto éste fuera informado de sus recientes actividades en
que se leuanto AÍhuacaxi el aLníf
que au,e fechas estas razones destos el país \ iiel llamamiento de tropas de socorros que había decretado. Pero
viessos, pues el comento a dezir en^sí
arauigo tudas estas razones segunt el Emir, pur temor de empañar su reputación, no podía atacarle sin prueba
que contado la estoria. Et que lo
las a
ouo d.chn rodo cr 1„ comento a formal de su cnlpabilidnd. Rechazo ]a propuesta de ios almorávides, que le
Jepart.r. diz que ponan |,.
n:aníi,. cic !a, ahubas ante los
morrias aconsejaban apoderarse tic Bcu Alibrüi \^ añadirí que no lo haría en tanto
ojos et ciue conmcn<;aron a llorar
m.ente et que callauan tod„s. assv que
muy fuertc-
fasta que el alfaqui ouo acabadas no se le demostrase claramente tjue el [inncipe de Se\ ili.i había cometido
todas
sus razones, non ouo alguna falta que justificase una sanción. Poco nia^ t.irdc. \:-M ;tamid se
y tal que fablasse, antes estauan todos nnu" calbdo
et tazicn nu.y grant duelo
entre ssi; et por vna p.e^a non puso en camino y fue seguido por Garrur t.]ue le liijo: "11 i.mir tiene
se fablaron o
^nos a ¡,,s otros, ct estauan muy necesidad de hablar contiíií^' so!)re alíennos asuntos". IVro el rev sevillano
callados assy.
De !a Primera Crónica general íEd. Mcnéndcz
rehusó a acudir a la invitación, huyó de su lado \ a dobles joüi.ul is üiarchó
Pidal, 573).
a Córdoba. En el camino había dicho a Ben ai-Afras: '
í scapa. p^iouc \ .:
has visto lo ocurrido ai rey de Granada, y eso mismo nos sucediera iii.iiuuia
a nosotros".
CAUTIVERIO Y FIN DE .A^L-MUTAMID Cuando el Emir se convenció de la disidencia de Ben .\b!)avi, le envió
un mensaje en que le decía: "Quisiera encontrarme contigo a proposito
de algunos asuntos que me interesa resolver". Deseaba que Al-Mutaniid le
Ben Abbad
de hallar un motivo válido para perseguirle.
le envió la siguiente respuesta: *
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-¡ojalá no vuelva historia y te proponías llevar la guerra (a tierra de infieles); era entonces
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ellos contra el enemigo
común; pero, vencido éste, el más fi'ierte
para mí una obligación ayudarte con mi persona y con mis bienes. Pero
ahora, no eres a mis ojos más que un vecino, como lo eran Badis \ su nieto.
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' Cid, resistiemlo, sin duda deseas apoderarte de mi capital, pues supongo que la posesi^ni de
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siglos después de su muerte,
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uno del gremio, a la par historiador
-
y también
el golpe de gracia. Ben Abbad se esforzó en organizar la resistencia v tomó
prueba que buscaba contra el. Le hizo decir, de haber cumplido con su deber
en efecto: ''He podido ano y de haberse defendido con obstinación. Fn
derarme de tu carta al rey cristiano, en que le seguida aumentaron los odios y los males y continuaron la guerra y sus exce-
pides que se una a ti" -^Si
hubiera obrado de tal suerte alegremente, En Sevilla, un grupo de descontentos preparó una revuelta. Alutamid fué
respondió Ben Abbad antes de sos.
que mi territorio fuese conquistado, merecería informado de lo que hacían y del fin que perseguían. Adquirió la certi-
tu censura; pero después de
haberme dado cuenta de que quieres mi vida, dumbre de la maldad de sus designios, le incitaron a descubrir su vergüenza
la necesidad me ha forzado
a hacer tal petición, a fin de mtentar
resistir, aunque no fuese sino un día y hacer correr su sangre y le apremiaron a entregar sus mujeres al deshonor
mas al era la enfermedad que minaba entonces todos
1 los principados- y a descubrir los rostros de sus hijas. Pero el honor y la prudencia que tenía
de ella iba a perecer Ben Al-Aftas (de
Badajoz) y de ella iba a sucumbir de nacimiento, y la nobleza ordinaria de su conducta no le permitieron ceder
por su parte Ben Abbad.
a tales consejos, no menos que la fe sincera, la sana razón
y la verdadera
religión que debía a la generosidad divina. En la aurora del 15 Rachab
[2 septiembre] se sublevaron, con la ayuda de miserables abandonados de
Toma de Córdoba por los Almorávides Dios, y los milanos pasaron por águilas no obstante su debilidad. El príncipe
salió de su palacio espada en mano y cubierto por una simple túnica, sin
Cuando el Emir de los Creyentes se dio cuenta
claramente de que Ben escudo ni coraza. En Bab al-Farach, una de las puertas de
la ciudad, encontró
Abbad se rebelaba contra él
y no hacía caso de sus demandas, pidió a los a uno de los reputado por su bravura y su vistor, que le
asaltantes, jinete
juristas un dictamen (fat^a)
sobre Ja cuestión. Le aconsejaron hacerle atacó con su lanza, de astil corto y nervado y de hierro largo y agudo;
la
guerra. Colocada asi a cubierto la
responsabilidad del Emir, comenzó aqué- pero el arma se enrolló en la túnica (del príncipe) v le pasó bajó la axila
lla. Hasta
allí había diferido el ataque
a fin de poder condenar a muerte gracias a la protección y al favor divinos. Entonces Alutamid golpeó con
apoyado en pruebas, a quienes debieran sufrir
el supremo castigo su espada el hombro de su enemigo y se la hendió hasta el costado con lo
poder desterrar a quien quisiera, de acuerdo y para
con las formas legales, desde que le dejó muerto. Los enemigos fueron puestos en fuga; los que escalaban
el momento en que dispusiera
de una justificación. Ordenó, pues, al emir murallas se retiraron
^ir que empezara el ataque
las
y los sevillanos creyeron poder respirar. Pero el
contra Ben Abbad. Tal general se puso en ataque se repitió en
camino estando yo (el rey de Granada) en
la tarde del mismo día y entonces la ciudad sucumbió
Alequinez. Sitió durante larao
tiempo a Ben Abbad en su capital. La
del lado del río y no quedó esperanza de poder defenderse; sus envidiosos
mayor parte de sus plazas fuert^'es sus detractores vieron realizarse sus deseos; el fuego
se habían rendido, entretanto, y que destruyó las
a losalmorávides. El general se apoderó de galeras les hizo perder toda esperanza, redujo a todos al silencio y les
Córdoba, donde el hijo de Alutamid, Al-AIamun, y sus
dos visires, Ben privó de la fortaleza precisa para resistir. El compañero de Yusuf que atacaba
Zaydun y Ben Bakr -Alá les sea misericordioso-
perecieron como márti- la ciudad por tierra se llamaba Hudayr ben Wasnu y el que triunfó por el
res. La ciudad cayo por obra
de la connivencia de sus habitantes
y por la lado del río fué el caid Abu Hamama, cliente de los Banu Sudchut. La
dispersión de sus barrios. No se la podía defender
eficazmente sin ía ayuda situación permaneció indecisa algunos días hasta la llegada de Sir ben
de sus moradores. Al-AIutamid seguía
con mucha atención la suerte de Abu Bakr ben Taxufin, hijo del hermano de Yusuf, que trajo guerreros
Córdoba, porque, a su jmcio, dependía de la
resistencia que ofreciera tal
ciudad el éxito de la lucha general entablada. y tropas auxiliares en número considerable. En esos días la población,
Por ello recomendó a su hijo enloquecida
que con tesón y le dijo: ''No descorazones,
resistiera y con
corazón lleno de inquietud, comenzó a huir por los
el
porque la muerte es caminos terrestres, a pasar el río a nado, a escapar por las alcantarillas o a
mas de soportar que la humillación. Un príncipe
fácil
no debe abandonar arrojarse desde lo alto de las murallas, con la esperanza de sustraerse a la
su palacio, sino para ser llevado al
sepulcro".
muerte. Pero quienes quisieron cumplir sus compromisos y mantuvieron
Del Al-Tibyan an al-haditza al-Kaina firme su amor (por el príncipe) resistieron hasta el domingo 21 Rachab
o Memorias de Abd
Allah, último rey Ziri de Granada (Según versión
francesa t8 septiembre] en que tuvo lugar el terrible acontecimiento, el gran cambio,
de Levi-ProvenQal, Al-Andalus, VI,
1941, 50).
cuando gran brecha no pudo ser reparada. Penetraron en la ciudad por el
la
su sustento) fueron trasladados a un barco, que les llevó a África como si descrarraban los rostros como, otras veces, los mantos.
se tratasede un convoy fúnebre. Fué (Alutamid) desembarcado
en Tánaer,
Llegó el momento y ¡qué tumulto de adioses, qué clamor el que a
donde le encontró, durante los pocos días que allí pasó, porfía lanzaban las doncellas y los galanes!
el poeta Al-
Husri, quien incluso en tal sazón no renunció a su
deplorable costumbre de Partieron los navios, acompañados de sollozos, como una perezosa cara-
mendigar y de importunar a ios poderosos. Le presentó vana que el camellero arrea con su canción.
versos que había
compuesto en otro tiempo en su alabanza ¡Ay, cuántas lágrimas caían al agua! ¡Ay, cuántos corazones rotos se
y añadió una nueva qasida que
había escrito en aquella ocasión. Alutamid 'no llevaban aquellas galeras insensibles!
poseía entonces sino trein-
ta seis a lo que me han dicho. Hizo con
mizcales,
y ellos un paquete, De Ben Al-Labbana, de Denia (m. 1113).
lo selló, añadió una breve poesía excusándose de la pobreza
del regalo
se lo envió a Al-Husri. Este no respondió
y
a tales versos, aunque versificaba
fácil
y rápidamente. Alutamid provocó su respuesta por una poesía que A su cadena, prisionero en Agmat
comenzaba así: ^'Dí al que ha adquirido la ciencia, pero no
la verdadera
manera de servirse de ella: Había en la bolsa una poesía a Cadena mía, ¿no sabes que me he entregado ;Por qué, entonces,
la que esperába- a ti?
mos una contestación. Te concedimos una recompensa; .nuestros versos no no te enterneces ni te apiadas?
merecen otra?" No
Ali sangre fué tu bebida y ya te comiste mi carne. aprietes los
Al saber lo que Alutamid había hecho por Al-Husri, huesos.
los poetas de alma
vil
y los mendigos inoportunos se precipitaron junto a él siguiéndole los Ali hijo Abu Hasim, al verme rodeado de ti, se aparta con el corazón
pasos, y abandonaron sus valles retirados para
venir a su encuentro. En esta lastimado.
ocasión el príncipe dijo: 'Todos los poetas de Tánger y del Alagrib se Ten piedad de un niñito inocente que nunca temió tener que venir a
han reunido en la región del Oeste para pedir a un cautiv'o lo
que le sería implorarte.
^2 CL A U D o A V C HE Z ALBORNOZ
^ í S -
LOS REINOS DE TAIFAS 163
Ten piedad de hermanitas, parecidas a él
hiis
y a las que ha. hecho tragar
°
— "Rebelde y agradecido para conmigo, rehusado mi obsequio; su
lia
veneno y coloquíntida.
injusto proceder merece a la vez el vituperio y el agradecimiento. El temor
Hay entre ellas algunas que ya se dan cuenta, v temo que
'
el llanto las de empeorar mi suerte le ha hecho rehusar mi pol-rc regalo; mas merece
TlIP
cieo-ue.
ser tratado con dureza, por cuanto no consiente en aceptar cosas de ningún
Pero las demás aún no comprenden nada
y no abren la boca sino para valor. Si por una parte le elogio, por otra no puedo menos de censurarle
mamar. ^
con el pensamiento y con la palabra. ¡Ojalá pueda yo, oh, Abu Bakr, no
Del rey Al-Mutamid, de Sevilla -Trad. García
^ carecer jamás en mis desventuras de un amigo tan reservado como tú v de
Gómez: Poemas arábigo-andaluces, 74, 152).
tan rara fidelidad! Pero ¿de qué utilidad pueden serme los cuidados de un
amigo que se compadece de mi situación? Yo muero de miseria, y ya no
El poeta tengo por qué temerla".
Ben Al-Labbana visita a Al-Mutamid A lo que Ben Al-Labbana replicó:
Ben Al-Labbana, durante
— "¡Oh, príncipe ilustre, generoso como la lluvia bienhechora, sólo por
Agmat cumplía asiduamente sus
su estancia en
deberes con el príncipe respeto te he devuelto tu regalo! ¡No permita Dios que yo aumente las
y
mostraba su reconocimiento por las mercede^^
le
que de eí había recibido. Cuando resolvió estrecheces, la penuria de un hombre generoso que alivió la suerte de tantos
partir, Alutamid a quien habían
procurado placer sus visitas agotó sus últimos menesterosos, y que ahora mismo se compadece todavía de la pobreza! ¡No
recursos para enviarle veinte
mizcales y dos piezas de seda quiero yo aumentar sus penas con un comportamiento injusto: hágame
y acompañó el envío con esta poesía:
—"La mano traición el destino, si alguna vez llegase a engañar a nadie! ¿Por qué no
de un cautivo
te dirige este insignificante obsequio,
cuya tendré yo la fuerza necesaria, una pilastra sobre la cual pudiera apoyarme,
aceptación será mejor prueba de tu reconocimiento: recibe, pues, lo
la
que el se avergüenza de ofrecerte, aunque
para patentizarte mi fidelidad que hov se oculta en la sombra? Tú eres
tiene como excusa su pobreza.
i\o te asombre la desgracia que le abruma, pues que también quien me ha enseñado la manera de obrar de los grandes, hasta el punto
la luna sufre
sus eclipses. Espera que hoy la nobleza de mis sentimientos compite con las mismas estrellas.
que al verse en mejor situación se manifestarán los efectos
de su generosidad ... La Así he hecho yo una compra bastante ventajosa, pudiendo renunciar a los
adversidad ha dirigido hacia él su mirada, y le ha
arrebatado todas sus incomparables grandezas. vestidos que cubren mi cuerpo, para no vestirme sino de gloria. Me bastan
A la felicidad ha sucedido
ms amables palabras, tu dulce poesía; ¿por qué he de buscar oro cuando
el infortunio, según el orden de los decretos
del Omnipotente ..."
Pero Ben Al-Labbana rechazó el regalo encuentro perlas? ¡Ojalá te perdonase la muerte y dejase así con vida todos
y se lo devolvió al príncipe, al los nobles sentimientos! ¡Ojalá Dios, después de tu muerte, niegue una sola
mismo tiempo que respondía así, a sus versos:
gota de agua a la tierra!"
--'Tratas con un hombre de honor: déjame,
pues, con las simpatías Del Kiiab al-Muchib del Marrakuxi (Trad. de Pons
que hacia ti siente mi corazón. ¡Renunciaría
al amor que por ti siento v de la versión francesa de Fagnan, II, 132).
que constituye la mitad de mi religión, si alguna
vez los vestidos que llevo
encubriesen a un traidor! ¡Quede yo para siempre
víctima de la desgracia,
si recibo algo de un cautivo!
Yo viajo, pero no es con objeto interesado. Ante la tumba de Al-Mutamid, en Agmat
¡Dios me libre de tan vil proceder! Cuando la gratitud, por viva que sea,
reconoce por causa un beneficio, ¿dónde está Báculo de peregrino
el mérito de mostrarse agra-
decido.^ Como a Chachima, la fortuna te ha engañado; pero yo no seré para Tomó con piadoso impulso;
ti menos que Qasir. Vengo a iVgmat y reverente
Conozco mejor que tú mismo tu generosidad, pues
(con frecuencia) me he puesto a su sombra Miro V beso tu sepulcro.
para resguardarme de los
ardores (de la adversa fortuna). A pesar Sultán magnánimo, faro
de tus dadivosas disposiciones, tu
precaria situación te ata las manos. ¡Ten paciencia! tú podrás colmarme
. .
Que dio clara luz al mundo.
de alegría, pues, (bien pronto) subirás al En nis ravos, si vivieras,
trono, y me conferirás las más
encumbradas dignidades el día en que entres en tus Me bañaría con júbilo,
palacios. Tu liberalidad
Y mis poesías mejores
superara entonces a la de Ben Marwan,
y mi talento al de Charir. Disponte Fueran el encomio myo;
para recuperar tu rango, pues el eclipse no
oscurece la luna para siempre". Ora postrado de hinojos
Al-Mutamid respondió con estos versos:
Sólo la tumba saludo.
T ^ í
CL A I D I O "^í A N C HE Z - ALBORNO7
Egregiamente descuella
Entre circunstantes túmulos,
Cual tu Je rc\ es V vates
Descüliaba^ entre e! vulgo.
Siglos )'a
Pasaron v tu infortunio;
sobre tu muerte
V
Pero guardas la corona,
No te la quita ninguno.
DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE
¡Oh Rev de muertos v vivos!
Tu ifjual vanamente busco.
que se extiende a lo largo del río, está rodeada de muros v protegida por
un castillo. En el centro de la misma hay fuentes de las que mana agua
caliente en invierno y en verano.
Situada en proximidad del Océano, Lisboa tiene frente a ella sobre
la
la orilla fuerte de Almada, llamado así porque, en efecto, el mar
opuesta el
a los panaderos previamente nuestra harina. Por doquier viven, por lo que no tienen ninguna propensión al segundo.
sorprenderemos
en sus faenas a los obreros de los jnúltiples oficios que prosperaban (Tratándose) de ellos, es menester que no salga más de uno para una
en Se-
villa:alhamíes y carpinteros, cera?mstas y vidrieros, herreros misión en la ciudad, a fin de que no menudeen las exacciones, los tumultos,
yherradores,
cesteros, estereros el daño y el despojo. En tal sentido debe instruir el juez al gobernador de la
y esparteros, tejedores y tintoreros, peleteros y curtido-
res, sastres y zapateros, pergamijieros ciudad.
y fabricajites de papel, carpinteros
de blanco y ?nue Mistas, tejeros y fabricantes de ladrillos. Por doquier, tam- Tampoco debe haber más de diez auxiliares, pues con su m^avor número
bién, tropezaremos con cariiiceros que llevan, a hombros, se corrompen las cosas, con lo que se forma un ambiente que les resulta
al mercado, las
reses ?miertas en el matadero, con decidores de la mejor para vivir y más ventajoso.
buenaventura y con
recitadores. No nos será difícü encontrar un médico o un Respecto a los látigos para azotar, debe también cuidarse de que no
boticario, y
menos aún, una o muchas mujeres de las de mala vida. Podremos asimismo sean muy largos ni delgados, pues así son más lacerantes y mortíferos; ni
entrar en un baíio público y hallar en él un barbero o un
masajista y hasta
de fibras muy apretadas, ya que sólo (deben servir) para contener y
nos será fácil penetrar en una iglesia cristiana, no siempre bien corregir.
afamada
entre los musulmanes. Ben Abdun al-Tuchibi, a quien debemos esta imagen No se debe castigar con látigo a un peregrino ni a un hombre de consi-
de la Sevilla de principios del siglo XII, moja su pluma en las negruras de deración, porque son personalidades de almas delicadas.
la sañuda crítica y da a su tratado carácter de panfleto, pero gracias a Si se flagela a alguien, no se ponga al flagelador a sus pies para que lo
171 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBOR XOZ DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE 175
golpee de arriba a abajo el látigo, pues eso sólo se hace cuando se quiere por medio de
oración que es debida a Alá poderoso
matar al castif^arlo.
realiza la
y grande.
Las otras acciones son para los hombres.
Que no se perdone a nadie una falta de obediencia, salvo a los bien No hay licencia para descuidar la oración, mientras que se puede faltar
educados, pues son perdonados por el Hadiz, que dice: "Perdonad a los a otros (preceptos) comprendidos en el culto divino, en caso de necesidad,
poseedores de buenos modales". Para ellos, la reprimenda es más aleccio- como enfermedad, viaje o cualquier otro motivo a cuyo respecto ha va
se
nadora que el castigo; de modo que cuando son reprendidos no reinciden. concedido dispensa.
Pero si vuelven (a incurrir en infracción) se les debe castigar. Debe tener (la mezquita) un arquitecto permanente, que busque siem-
Que no entre ningún auxiliar en casas ajenas, ni de noche ni de día, pre lo que hay que arreglar,
y que si se resiente la estructura, la repare.
salvo con orden del juez o del sultán; y si el infractor se halla ausente, que x\sí, conciérnele al arquitecto permanente preocuparse de visitar con
se clausure y se selle su casa, sin procederse a secuestrar sus bienes. Sin su frecuencia la sala de abluciones
al efecto de su reparación.
presencia no se entre en la casa. No estando él no se toque nada de lo suyo Debe haber en mezquita imiezzines en número igual al de sus
la
hasta que se le capture y se le condene a lo que le corresponda, porque lo puertas, con dos más, para que uno de ambos esté cerca del ivia?)!
íi;
que persigue no es su dinero, que no es
se elque ha delinquido: el delito e indique con su voz a los hombres, en cada oración, el momento del
pesa sobre su autor. takbir, de la genuflexión y de la prosternación. El segundo, ubicado al
final de la nave central, guiará de viva voz a quienes oren lejos, en el
Guardias de ro?ida e inspectores de policía patio o en las galerías altas, y no oigan la voz del primero, que está cerca
del
No se les debe escuchar sino con el testimonio de los vecinos. Hay que
ifria??!.
Debe haber un guardián que la cuide, pues es la casa de Alá altísimo, Las esteras usadas que haya se deben emplear en acolchar las cárceles
lugar del bien, de la observ^ación de los preceptos religiosos, del manteni-
y en revestir los escabeles de la sala de abluciones, y si fuera posible, en
miento de la ley suprema y campo de adoración. La adoración toda sólo se instalar galerías para dar albergue nocturno a los forasteros, a fin de que
I?^ CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DÜAilxNACiü.N ALMORAVIDE Y ALAI OH Al) íí
//
ello pre tigie príncipe Lo que
a]
y a la gente de la ciudad. sobre de tales Debe prohibirse a los bateleros que crucen a los esclavos bereberes, a
enteras, se debe dar a los desvalidos. peones nadie de quien se sepa que echa mano de productos
los y a los
ajenos en los días de las cosechas. Quien haya conseguido hacerlo ) be
número de decesos que se producen, con indicación del sexo, debiéndole No debe usar lldzain sino el sanhachí o el lamtunés o lamtí, pues
ordenar el juez que así lo haga. (sucede) que los milicianos profesionales (andaluces) así como los esclavos
público e intimidar a la gente. Por causa del lidzam tienen ocasiones para
El tráfico del río mucho libertinaje.
Ellos. . . (sic) en eso con el sultán, pues son insolentes y por ello se dife-
Se debe ordenar a los bateleros que moderen las cargas, pues (su exceso) rencian de los almorávides susceptibles de ser agasajados, o respetados o
es causa de riesgo y hundimiento, sobre todo en los días de viento fuerte, atendidos en alguna necesidad.
por no haber sobre ellos una autoridad que (los vigile) en materia de car- cambiar su apariencia con
Los esclavos v los milicianos, al el uso del
guíos. Ello da lugar al abuso y es motivo de exceso en la toma de carga- lidzam^ son tomados por personas distinguidas y uno se apresura a favo-
mentos.
recerlos y a honrarlos sin que lo merezcan.
Debe haber en cada embarcadero de cruce a la ciudad dos almadías Nadie debe andar con armas por la ciudad, porque ello es motivo de
(barcas de travesía) o dos botes, para mayor comodidad de la gente, menos
desorden, sobre todo por parte de los bereberes, pues son hombres que
carga y más rapidez en el paso, sobre todo cuando hay viento" fuerte. cuando se irritan hieren o matan.
I / o C L A U ü I í) b A S C H F Z - A I. B O R N O Z DOMINACIÓN ALMORAVTDF Y AIMOHADE 179
Los esclavos de los almorávides, si se ponen un //c/cj/;;, o si se cubren
con un velo, o con un manto o algo parecido, adoptan un distintivo por
el que son conocidos como tales. Que así hagan (también) los milicianos
LA MOZARABIA Y LOS ALMORÁVIDES
(andaluces) y los secundones para que su tocado sea diferente del de los
almorávides. Si tal cosa pudiera conseguirse, sería mejor, dado que traería Varias décadas de persecuciones^ cuatro siglos de o prestó?! fiscal y polí-
muchos beneficios. íiij V otros tantos de continuas apostasías, para abrazar la fe de los düviiUA-
Debe disponerse que en lugar de las armas que llevan en la mano (sólu dores y gozar de sus privilegios, no habían extinguido la mozarabia en
puedan llevar), o bien rebenques para sus bestias o bien ''qazales", que son Al-Andalus. Cuando Alfonso VI conquistó Toledo en IOS), halló en ella
unas lanzas cortas. numerosos mozárabes muy arabizados sí —
alja?mados, continuaron escribien-
do durante ?ms de un siglo en caracteres arábigos su lengua romance pero —
La conducta de los sacerdotes cristianos
muy fieles a sus viejas tradiciones. Y cómo en el centro de España, perdu-
raban aún por toda según acredita este testimonio del Idrisi (1100-
ella,
Se debe prohibir a las mujeres de los Francos que entren a la iglesia, salvo efnbargo, a los jnozárabes deportados en Marruecos. ¿Qué había pasado
i
'®® <- i- A L Dio S A V C H F 7 - A I B O R X O
Z DOMINACIÓN AL>,IüRÁ\iDE Y ATMOHADE 187
nido que pasar los musulmanes de ese país,
como consecuencia del cnmeii estudiosos vinsnlmanes de Oriente y de Al-Ajidalus y completó su saber
de los cristianos aliados que habían llamado los
a los rumies, v añadió que
tales cristianos habían roto asi
los erudito con sus experiencias personales. Rompiendo con ¡a tradición clásica
su antiguo tratado con lo^ musulmanes
d e los •^ itjies
y oriental, se anticipó a Cuvier en su ensayo de clasificación
^v
que^ habían perdido el derecho de ser
protegidos. Después dio un dictamen tener atisbos extraordinarios en
en géneros, especies y variedades, y llegó a
según el cual los culpables, en el caso de que
se les quisiera aplicar la pena siglos antes que los grandes
mas benigna, debían ser exilados de su país. Su la fijación de las categorías botánicas. Cinco
consejo fué adoptado v
apareció en ese sentido un edicto del emir. precursores renace?itistas del famoso Cuvier, un moro español ideó, pues, el
sistema de clasificaciojies botánicas más cercano al de hoy. Escribió su obra
En el mes de Ramadan de año [septiembre-octubre de 1126] mu-
ese
en forma de diccionario. Ninguno de los parejos, árabes o cristianos, de la
chos cristianos fueron pues transportados
iguala en abundancia, seguridad y precisión de datos mor-
al África. Unos, rechazados
en Edad Media, le
todas partes, perecieron en el camino,
otros se dispersaron por el país Sin su
fológicos, ni en la minuciosidad de sus registros. Podrían extraerse de
embargo, muchos cristianos quedaron en Granada,
v gracias a la protección obra verdaderas y extensas jnonografías de carácter botájiico y agronómico.
que es acordaron ciertos príncipes, volvieron
a ser' ricos v opulentos- pero
El puro azar ha dictado selección de los pobres pasajes que siguen. Su
la
en el ano 557 [1162] se libró una batalla
en la cual fueron exterminados
autor, un gran conocedor de los ro?mnces peninsulares, nos ha dejado,
casi todos. No queda hoy más
que un pequeño grupo que está acostumbrado
desde largos anos al desprecio además, al resellar los nojubres que en ellos recibían las plantas por él
y a la humillación. Quiera Dios dar al fin e' registradas, datos preciosos para el estudio de la prehistoria de las lenguas
triunfo a sus servidores.
románicas de España y de sus dialectos.
Del Kitab Amal al-Alam de Bex Al-Jatib
y del Huid
al-Mawchiyya de autor anónimo (Según versión
francesa
de Dozy: Recherches, I. 350).
MiROBALANO. —
El sabio Abu-1-Hasan Ben al-Luengo me mostró tres
semillas de mirobalano índico y me dijo que se las habían traído de la
India a Al-Mamun a Toledo y que son difíciles de encontrar, porque se
dan en la India Superior, que es la región más remota de la India.
CIENCIA BOTÁNICA ANDALUZA
De la especie de las ajedreas es el tomillo, que tiene dos especies: una del
Hiyaz y otra de Al-Andalus. Esta descripción la he visto en casa del
.
estudios botánicos
poseía mi maestro, bajo cuya dirección leí el arte (de la medicina), es decir,
y far?mcologicos en la España mora. Ya en los días de Hixam II, el mé-
dico Ben Chulchul redactó, en 982, Abu-1-Hasan Ben al-Luengo —¡Dios le haya perdonado!—, el cual^ me
su famoso comentario de Dioscorides;
hacia la misma época el farmacéutico explicó que aquella semilla la había tomado de unas cuantas que tenía el
de Almanzor, Ben Samachun,
sobre plantas medicinales,
escribió sabio Ben Wafid —¡Dios le haya perdonado!—, y de ella se envanecía por
y contemporáneo de arnbos fué Al-Zahrawi el
su rareza.
^^^'''''''
ru
"^^ ^""^
Tr(m. 1040). otro médico ^'' '^'^'''' ^"''^^'^
^' Zaragoza: Mar-Wan ben
Lbanah y imisulmán de Toledo: Ben al-Bagunix
(m. 10)2) prosiguieron los estudios
botánicos en la Espaíia islamita durante
las primeras décadas del siglo XI Al ainparo
luego, tres ?nedicos
de Al-Mamun trabajaron,
Nenúfar. — Una variedad de nenúfar, llamada lirio y que tiene tres
y botánicos toledanos: Ben Wafid (m. 1014) autor de
especies, según que su flor sea amarilla dorada, azul o roja, se cría en las
un tratado de fnedicamentos simples
y de un libro de agricultura, y sus particularidad de que no aparece durante el día, sino
discípulos Ben ramblas y ofrece la
Bassal y Ben al-Luengo, ambos refugiados en
conquista de Toledo por Alfonso VI.
Sevilla tras la
que tan sólo durante la noche va creciendo en la oscuridad y vegetando
De los dos últimos aprendió un dar su semilla, sin que aparezca a la vista con la luz del
gran naturalista andaluz, de nombre hasta florecer y
desconocido, cuya obra acaba de pu-
blicar Asín. Cojioció, además, la día,pues entonces se oculta en el polvo de la tierra. Una persona me refi-
abundante bibliografía, sobre el tema de para
rió que había tomado en alquiler una casa en la ciudad de Silves
1
Ií
romper el alba. Entonces, a la luz del día, registraron aquel luaar húmeda y de sabor muy amargo Esta especie es la ckentlana griega, que
y no . . .
lasde una escoba, y en su parte superior una flor amarilla. La planta entera
parece como si hubiese estado sumergida en miel, de modo que sus ramas
y sus hojas se pegan a las manos.
190 CLAUDIO S A X C |T F 7 -^
\ T, B f) R NOZ DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE I9I
£1 QA^ssuM (abrótano) rocoso es hi ¡nelaira. \- fuertciiícnie revueltas sub fucrzab. Enipezo en seguida la batalla.
líneas
li árbol ABU~MALiK iabunoso e^ la ?//c!airj, Hainada pornuc en
asi ios Ren Rudniír avanzo en persona con todas sus tropas, confiado plenamente
\ cálices de sus flores hav una láen'ma dulce. en su número v en su bravura. Alas entonces Ben Gani\ a cargó a su vez
\-
Del i'mdat al-Tabih de un botánico hispano- mientras resistía Ben Ivad v una lucha encarnizada costó la vida a muchos
musulmán de principios del siglo XII (Trad. Asín, cristianos. En tal momento hicieron una salida en masa los hal)itantes de
XV, XXIX, 41, 61, 91, 177).
Fraga: hombres y mujeres, viejos y niños, y se arrojaron sobre el campa-
mento Los hombres mataron a cuantos hallaron en él y las muje-
cristiano.
res se ocuparon de saquearle, v consiguieron llevar a la ciudad los víveres,
LA ULTIMA GRAN VICTORIA DE LOS aprovisionamientos y armas de que se apoderaron. Entretanto Zubayr se
ALMORÁVIDES EN ESPAPsíA lanzó a su vez a la batalla con sus tropas. Ben Rudmir hubo de huir después
de haber perdido la mayor parte de sus soldados y se acogió a Zaragoza,
Los abnorávides habían visto aparecer a Alfonso el Batallador en Anda- días después murió de pena y de vergüenza de su derrota.
y veinte la
lucía y no habían podido iiupedir sus conquistas en los valles del Jalón ni más ardor
y Ningún príncipe cristiano había tenido más valor que él,
del Jiloca. Las tropas del aragonés aparecieron ante Fraga en 1134. 'Tlaza Dormía con su
en combatir a los musulmanes, ni más fuerza de resistencia.
sitiada, plaza tomada". Pero esta vez falló el adagio, porque los africanos
coraza y sin colchones y como un día le preguntaron por qué no se acos-
organizaron una gran campaíia en socorro de los sitiados. Los cronistas ará-
taba con de los jefes islamitas que había hecho prisioneras, respon-
las hijas
bigos reducen la i?nportancia de la hueste que jnarchó a combatirle. Si
dió: "Un verdadero soldado no debe vivir sino con los hombres y no con
hubiera sido como ellos quieren, Alfonso no hubiera sucumbido. En Fraga
las mujeres". Con su muerte Alá permitió respirar a los fieles, no deján-
vencieron por última vez los almorávides. Un dato de importancia ofrece doles expuestos a sus golpes.
el historiador musulmán sobre el temperamento misógino del Batalladory
Del Kamil fi-l-Tarij de Ben Al-Atzir (Según versión
que no ha sido hasta ahora tenido en cuenta para explicar su fracaso ?mitri- francesa de Fagnan, 553).
monial con la reina de Castilla,
[i
192 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ
sitiaba Oreja, se entristecieron
DOxMlNAClÓN ALMOrAvíDE Y almohade 193
y turbaron mucho. Convocaron entonces a
los otros revés, príncipes caudillos, a toda la cabaiiena a la emperatriz, y sin continuar sus depredaciones, recogidas las celadas,
y y todos los a
infante^ de h
agarena y a una gran muchedumbre de' tropas de las
tierra volvieron a su tierra.
y por consejo divino decidieron no ir a combatir a los sarracenos, sino sentenciar 072, sin defensa, los historiadores.
esperarlos en el campamento.
Entretanto, el gran ejército de los moabitas y agarenos vinieron a Tole-
do y combatieron el castillo de San Servando;' pero las grandes torres de Yusuf ben Taxufin se convirtió en el dueño absoluto de España tan
él permanecieron ilesas,
y sólo se perdió una torre frontera, donde pere- pronto como se apoderó de Alutamid, que era el principal jefe del país, el
cieron cuatro cristianos. Los sarracenos fueron después a Azeca, donde príncipe más poderoso y la gruesa perla de ese collar. Las tropas del vence-
nada lograron, y empezaron a destruir las viñas los árboles. En Toledo
dor invadieron los diversos principados, unos tras otros, con tanto éxito
y
•k 1
se hallaba a la sazón la emperatriz doña Berenguela con una gran turba que toda la Península reconoció su autoridad. En los primeros tiempos,
de caballeros, peones y ballesteros, que sentados sobre las p\iertas, las mostraron en castigar a los enemigos, en defender a los musulmanes y en
torres y los muros de la ciudad, la defendían vigilantes. Cuando la empe- proteger las fronteras un celo tal que hizo creer en su sinceridad y llenó
ratrizvió los daños que los sarracenos hacían en los campos cercanos, de alegría todos los corazones. El pueblo les amó por ello más y más y
envió mensajeros a los reyes moabitas, diciéndoles: "Esto os dice la empe- aumentó otro tanto el temor de los reyes cristianos. Sin embargo, Yusuf ben
((
"ratriz, mujer del emperador: ¿No veis que peleáis contra mí que soy Taxufin enviaba sin cesar cuerpos de tropas de infantería y de caballería y
en sus audiencias, palabras como éstas u otras
íí
mujer y que esto nada dice en vuestra honra? Si queréis batallar, id a no dejaba de repetir a todos,
península de los cristianos, tal ha sido nuestro único
((
Oreja y luchad con el emperador, que os espera con las armas análogas: "Liberar la
íí
y las haces
preparadas". Al oír el mensaje los reyes, príncipes fin, cuando hemos visto: de una parte que habían llegado casi a ser entera-
y jefes sarracenos y
todo el ejército, levantaron la vista y vieron a la emperatriz sentada en el mente sus dueños, y, de otra, cuál era la incuria de los príncipes musulmanes,
I más alta deí alcázar, adornada como correspondía
solio real, sobre la torre su poco entusiasmo por hacer la guerra, sus disensiones intestinas y su gusto
a la emperatriz,
y rodeada de un cortejo de honestas mujeres que cantaban por los placeres. Cada uno de ellos no tenía otra preocupación que vaciar
acompañándose de tambores, cítaras, címbalos y salterios. sus copas, escuchar cantantes y divertirse. Por poco que yo viva, sabré
de conservar ios que tenían. Cuando Yusuf hubo dominado la península hijo Ali ben Yusuf ben Taxufin,
que tomó, como su padre, el titulo de
partidarios imirabitwi (almorávi-
hispánica y toda ella le obedeció sin discusión, se le incluyó en el número Príncipe de los Creyentes y llamó a sus
de los reyes y mereció el título de sultán; él Aejemplo de su padre se ocupó sobre todo de hacer la guerra santa,
y los suyos recibieron el des)
su propio territorio. Obraba bien
nombre de Murabitiin (Almorávides), y tal príncipe y su hijo fueron de aterrorizar al enemigo y de proteger
amigo de la continencia y enemigo de la
clasificados entre los soberanos más poderosos, porque Al-Andalus es la ver- y sus pensamientos eran elevados;
que entre
dadera capital y el centro del Alagrib al-Aqsa (Occidente Extremo) injusticia,más mereció figurar entre los ascetas y los eremitas
y la preíerencias a los
fuente de sus méritos. La generalidad de las gentes de talento de cualquier los príncipes y los conquistadores y
concedió todas sus
sm trabajo. He visto diversas cartas suyas escritas en nombre de Mutamid serviros aquí abajo". ^ ,' 1 /-' 1
cadi de Córdo-
i v<
que confirman lo que acabo de decir, pero no recuerdo ninguna de En estos versos Abu Chafar no ha querido aludir sino al
Muhammad ben Hamdin, al que ha aludido con tales
memoria. ba Abu Abd Allah
palabras. Más tarde le designó
nominalmente en la composición satírica
A más de Abu Bakr, Yusuf o su hijo tuvieron también como secretario
al ilustre visir Abu Muhammad Abd
al-Machid ben Abdun, del que hemos que empieza así: - ^
al suyo.
semejantes. Es necesario saber
El mismo poeta ha hecho otros versos
de Taglib ben Wail.
que el cadí Abu Abd Allah ben Hamdin descendía
Creyentes ni lograba alguna
,1
Nadie tenía acceso cerca del Príncipe de los
influencia sobre él, si no poseía la ciencia
de la práctica del derecho según
malequí. Los tratados de esta escuela gozaban entonces del favor
la doctrina
^96 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORA\ IDL \ ALMOHADE I97
general y servían de guia, con exclusión de todos los demás, tanto que se tropas acabaron dejándose derrotar vergonzosamente por el maldito Ben
liego a desdeñar el estudio del Libro Santo v de los
hadices (tradiciones Rudmir (Alfonso I de Aragón) y sufrieron pérdidas considerables. La
del profeta), y^mgíin hombre célebre de tal' época se ha consagrado,
en célebre epístola escrita por Abu Abd que puso todo su talento,
Allah, en la
efecto, por entero a esos estudios,
y se llegó a tratar de impío a"" quien se fué aprendida de memoria por todos pero no la copio por su
los españoles,
dedicaba a una u otra forma de filosofía escolástica.
la Los alfaquíes del extensión. Abu Alarwan, por su parte, escribió sobre el mismo asunto una
séquito del príncipe vilipendiaban
afirmaban que habían sentido
tal ciencia,
carta en que se expresó sobie las tropas almorávides en términos más grose-
repugnancia por ella los primeros musulmanes
v que habían puesto gran ros y más duros de lo que era razonable, según acredita este pasaje: Hijos
cuidado en evitar a quien tuviera algún conocimiento
de la misma. Era, de una mala madre, tan rápidos en la huida como el asno salvaje, ;hasta
añadían, una novedad introducida en'' la religión,
cuyos resultados habían cuándo el fiel contraste rechazará la mala ley de que estáis hechos y un
provocado, de ordinario, para sus adeptos una gran
'confusión en asuntos solo caballero bastará a rechazarlos? ¡Quiera el cielo que en lugar de la
dQ fe. Estos razonamientos
y otros parecidos provocaron en el ánimo del parada de vuestros caballos, encontréis ovejas con el pastor pronto a orde-
príncipe el odio hacia la teología
y hacia quienes se daban a su estudio, ñarlas! Ha llegado el momento en que vamos a abrumaros de castigos, en
de modo que a cada instante publicaba en sus estados
prohibiciones severas que no podréis ya velaros la cara, en que os rechazaremos hacia vuestros
de consagrarse a él
y amenazas de castigos para aquellos en cuyas casas Península de vuestro sudor". Estas palabras y
se encontrara cualquier tratado sobre
desiertos y purgaremos la
tal disciplina. Cuando las 'obras de
otras parecidas irritaron al Príncipe de los Creyentes, que destituyó a Abu
Abu Hamid Gazzali penetraron en Occidente, el príncipe las
hizo quemar Alarwan y dijo a su hermano Abu Abd Allah: "Dudábamos del odio que
y amenazó con pena de muerte y confiscación de sus bienes a quien se Abu Marwan siente por los almorávides, pero ahora estamos seguros". Abu
encontrase poseyendo algún fragmento de tales libros,
v dio las órdenes Abd Allah solicitó y obtuvo entonces permiso para retirarse. Cuando su
más duras a tal propósito.
hermano fué ejecutado en Alarraquex, volvió a Córdoba y en ella vivió
Desde el comienzo de su reinado Ali ben Yusuf no cesó
^ de atraer junto hasta el día en que sufrió la muerte del mártir en su propia casa, al comienzo
a el a los principales secretarios de
Al-Andalus y lo hizo con bastante cui- de la sublevación contra los almorávides.
dado, para que aparecieran en torno a él en mayor
número que en rededor Después del año 500 la situación del Príncipe de los Alusulmanes sufrió
de ningún otro príncipe. Entre ellos figuraron
Abu-1-Qasim ben Aluhammad, una caída sensible y ocurrieron muchos hechos deplorables en las regiones
conocido por Ahdab, a quien se cita entre los
hombres más elocuentes,' sometidas a su autoridad, porque los jefes almorávides mostraron preten-
Abu Bakr Aluhammad ben Aluhammad, llamado Ben al-Qabturna;
Abu' siones de independencia en ios diversos territorios que gobernaban. Llegaron
Abd Allah Aluhammad ben Abu-1-Jisal y su hermano Abu Alarwan';
Abu a declarar abiertamente el fin que perseguían y todos proclamaron su supe-
Aluhammad Abd al-Alachid ben Abdun 'y otros muchos hombres
célebres rioridad sobre Ali y pretendieron poseer títulos más serios que los suyos
que sería largo enumerar. Uno de los que' tenían más
influencia y autoridad para ejercer el poder. Incluso las mujeres empezaron a mandar, y las que
cerca del príncipe eraAbu Abd Allah Aluhammad ben Abu-1-Jisal,
y ello pertenecían a las familias Lamtuna y de Alasufa comenzaron
principales de
era justo,porque ha sido el último secretario digno de tal nombre
v el a proteger a los mercaderes de vino y los taberneros.
pillos, los ladrones, los
hombre que ha conocido mejor la literatura, a más
de poseer un gran La incuria del Príncipe de los Alusulmanes aumentaba sin embargo, mientras
dominio del Corán, de las tradiciones, la S7i?2?7a
y las ramas anejas. crecía su debilidad. Se contentaba con ejercer una autoridad nominal y con
percibir el producto de los impuestos. Sólo se preocupaba de cumplir las
prácticas religiosas y espirituales y de pasar la noche en la oración y de
ayunar durante el día, según es notorio, pero descuidaba en absoluto los
intereses de sus subditos. Como resultado de tal conducta numerosas pro-
Elmismo Abu Abd Allah es autor de una colección de
cartas que se vincias de España se vieron reducidas a una triste situación y poco faltó
halla entre las
manos de todos los literatos españoles, quienes la consideran
para que el país volviera a la situación de otrora, sobre todo a partir del
como modelo digno de ser imitado y como guía por la
que deben dejarse día en que Ben Tummar comenzó su predicación en el Sur.
conducir. Si no cito los extractos que he
hecho de ella es por temor a
Del Kitab al-Muchib del Marrakuxi (Según versión
mcurrir en una enojosa prolijidad. El y su
hermano continuaron siendo francesa de Fagnan, 137, 146 y 152).
secretarios del Príncipe de los Alusulmanes
hasta el día en que éste se
encolerizó contra Abu Alarwan
y le destituyó, he aquí cómo: Había dado
ordenes a los dos hermanos de escribir al chiind
de Valencia, cuando tales
'i
DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOMADE I99
1 98 CLAUDIO SANCHEZ-ALBDRNOZ
una vez que venían a lo lejos numerosas huestes de peones y ballesteros y
azecutos de la caballería iiitmbita preparada para el combate y con
los estan-
la plegaria y a leer e
Corar,
camino a los pasajeros v les forzó a recitar
Aunque los sucesos que ano ^09 [9 de
Medhivva, donde reinaba Yahya ben Tem.n
se refieren a coiitinuación no ocurrieron en la en el
IJegó a
España musulmana, tuvieron una enorme repercusión en ella. El iinperio mezquita al Sur de Maschid al-Sabt, temen-
julio de 1186]. Se instaló en una
ahmhade, a cuyos reinotos orígenes nos hace asistir el relato, do?mnó Al- un bastón. Los habitantes de la comarca
do por todo equipaje un odre y
Andalus durante más de medio siglo, luchó con vigor —y a veces con recibieron las lecciones que les daba
sobre
vinieron a escucharle a porfía y
éxito— contra los reinos cristianos españoles, influyó de jnodo poco cono- s^ P""
las cuando algún hecho censurable ocurría ^
diversas ciencias y,
'
1^
204 C L A L D i O S Á N C H E Z - A L li O R .N ü Z DÜAÍINACION ALMORAVÍDE Y ALMOHADE 205
donde continuó el mismo género de vida. Expulsado de allí, se acogió a para impedirlas seguir camino". Estas predicaciones que duraron alrede-
una tal
aldea no lejana, llamada AÍellala, donde encontró a Abd al~.\liimin
ben Ali, dor de un año, convirtieron en sus secuaces a los Harija sus contribuios, a
cuyo talento y ardor le permitieron pronosticar que adquiriría notoriedad quienes llamó Unitarios (Muwahhidun). Les dijo que el Profeta había
llegaría a alcanzar el poder. Al preguntarle su nombre
y
y el de su tribu, anunciado la venida del Alahdi, que debía hacer reinar la justicia en toda
supo que descendía de Qays Aylan
y que pertenecía a la tribu de los Banu la tierra
y que debía manifestarse en el Alagrib Al-Aqsa. Entonces se levan-
Sulaym. ''Está bien, el profeta anunció que, en el fin de los tiempos, la taron diez hombres, entre los que figuraba Abd al-Alumin, le dijeron que
religión encontraría un protector en un hombre descendiente de Qays sólo él reunía tales condiciones, que era por tanto Al-Alahdi, y le prestaron
y
precisó su anuncio, ante una pregunta que le hicieron, añadiendo,
de Qays juramento como a tal.
y de los Banu Sulayman". Le agradó por ello haber encontrado a Abd Ál- Habiendo llegado estos hechos a conocimiento del Príncipe de los
Alumin. Había éste nacido en la región de Tlemcen, en la tribu de los Abid, Creyentes, provocaron el envío de un ejército almorávide hacia las mon-
de los Kumiya, que se habían establecido allí en el año 180 [15 marzo 296].
i En el curso de su caminar Al-Mahdi no cesaba de ocuparse de la refor-
tañas donde se encontraba Ben Tumart. Cuando éste supo que se acercaba,
dijo a sus partidarios: "iVle buscan a mí, temo que mi presencia os cause
i:í ma de las costumbres, y así llegó a Alarraquex, capital del Príncipe de los daño, conviene que abandone vuestro país y que no tengáis así nada que
Creyentes, Yusuf ben Ali ben Taxufin. Encontró en ella un relajamiento sufrir". Ben Tufiyan, uno de los jefes de los Harga, tomó a la sazón la
que sobrepasaba todo cuanto hasta allí había visto, multiplicó, por ello,
y palabra y dijo: "¿Temes algún mal del cielo? —
Ciertamente, no, del cielo
sus esfuerzos en la predicación del bien. Reunió numerosos partidarios v
el pueblo formó de él una opinión favorable. Vio
os vendrá socorro. —
Entonces, pueden venir contra nosotros todos los
un día pasar de cerca él hombres". La tribu toda entera aprobó tales palabras y el Alahdi dijo:
cortejo de una hermana del príncipe, acompañada de un gran número "Anunciad a nuestra débil hueste la ayuda divina y la victoria: antes de
de
muy bellas sirv^ientes, todas con la cara descubierta, porque tal era la cos- poco habréis concluido con la dinastía y seréis dueños del país donde ahora
tumbre entre los almorávides, donde sólo los hombres se velaban el rostro. reina". Descendiendo de sus montañas marcharon entonces contra las tropas
Censuró tal práctica, les ordenó que se cubrieran la faz
y empezó a golpear, almorávides, las vencieron y les tomaron botín. Tal victoria obtenida con-
con sus discípulos, las cabalgaduras de aquellas mujeres.' Cayó de la suya la forme a la predicción de Ben Tumart, reforzó su fe en la misión del Alahdi
hermana del príncipe, se dio noticia de lo ocurrido a Ali ben Yusuf
y éste V vinieron a su encuentro bandas de los pueblos vecinos, tanto del Este como
ordenó la comparencia del perturbador y le hizo interrogar por sus legistas. del Oeste, para jurarle fidelidad. Recibió así la adhesión de una de las más
Ben Tumart se atrevió a predicar al príncipe a hacerle temer la cólera
y importantes tribus, los Hintata y se trasladó a ella y de ella hizo su prin-
divina, y con tal éxito que hizo provocar sus lágrimas. Ninguno de los cipal apoyo. Pero a petición de los enviados venidos de Tinmalal para
ft; con quienes Ali quiso hacerle discutir pudo refutar los'argumentos
legistas
reconocer su autoridad, fué a establecerse en sus montañas y redactó, para
invocados por el legislador para justificar su conducta. Uno de los visires uso de sus habitantes, un tratado sobre la unidad divina y otro sobre los
de Ali,llamado Malik ben Wulayb, dijo a su señor que tal hombre no artículos de la fe. Les prescribió comportarse bien los unos con los otros,
í trataba de reformar las costumbres sino de provocar un levantamiento para no llevar sino vestidos cortos y de poco valor y les excitó, a la par, a
ejercer el mando en alguna parte,
y que debía imponérsele pena de muerte, combatir a sus enemigos y a expulsar de entre ellos a los perversos.
cuya responsabilidad aceptaba ante Dios. Pero como el príncipe no con- Se instaló en Tinmalal y construyó fuera de la ciudad una mezquita,
en ella, el visir le aconsejó que condenara al agitador a prisión per-
sintiera
donde iba con varios de sus partidarios a hacer las plegarias cotidianas, y
petua, para evitar así males irreparables. Ali estaba dfspuesto a entraba en la población después de la última oración de la tarde. Cuando
aceptar tal
consejo cuando fué contradicho por Bayan ben Utzman, uno de los prin- se dio cuenta de la multitud de habitantes de la montaña y de la fuerte
cipales almorávides, y se limitó a expulsar a Ben Tumart
de Alarraquex. posición de la ciudad, temió ser abandonado por ellos y les hizo venir
El exilado marchó a x\gmat, vivió allí en la montaña varios días sin armas; después, por su orden, sus partidarios les asaltaron
y acabó en 514 [1<?
abril 1120]por llegar a Sus, donde habitaba la tribu de Har^a y otras y les mataron por traición en la mezquita misma. Penetró luego en Tinnialal
tribus masmudíes. Vinieron ellas a oír sus lecciones; la
multitud de sus e hizo allí una gran matanza, redujo las mujeres a la esclavitud y entregó
P oyentes aumentó pronto y como llegaran a escucharle incluso los
jefes, les la población al saqueo. Quince mil personas perdieron allí la vida. Habiendo
amonestó, les habló del reino de AÍá
y les expuso, a la vista de los pre- entonces repartido entre sus compañeros las tierras y las casas de los muertos,
i ceptos del Islam, los cambios que habían introducido en ellos, en
forma de rodeó a Tinmalal de una muralla y levantó una fortaleza sobre la cima de
innovaciones injustas y corruptoras. ''La ley no prescribe, prosiguió, obede- una alta roca. La montaña de Tinmalal era casi inaccesible poseía aguas
y
cer a una de estas dinastías que siguen tales creencias, sino
"combatirlas corrientes, árboles frutales y campos cultivados.
200 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 207
Se cuenta que temía a los habitantes de Tinmalal y que le llamó la inspiró una gran estimación por aquel hombre. Entonces Wanxerixi les
atención el hecho de que muchos de sus hijos eran bermejos y tenían los
dijo: "El Altísimo me ha otorgado una virtud por la que puedo distinguir
ojos azules, mientras ellos eran generalmente morenos. En efecto, una paraíso. Os ordena que ejecutéis a los
de los reprobos los predestinados al
tropa de siervos francos v rumies, pertenecientes al Príncipe de los Musul- primeros y dejéis en paz a y en prueba de mi veracidad, ha hecho
los otros,
manes V que eran generalmente pelirrojos, entraban una vez por año en la descender a pozo ángeles
tal que podrán atestiguar de ello". Todo el mundo
montaña, tomaban allí lo que les correspondía de las sumas que les estaban trasladó pozo (citado), derramando lágrimas de arrepentimiento. Ben
al
se
asignadas en nombre del Príncipe de los Creyentes, y se instalaban además Tumart se colocó junto al brocal, hizo una oración y pronunció estas pala-
en las casas de los habitantes del país, después de expulsar a sus dueños. bras: "Angeles de Alá, Abu Abd Allah Wanxerixi pretende esto y lo otro".
Habiendo el Mahdi preguntado a los padres por qué ellos eran morenos y Los individuos que había hecho descender en el pozo respondieron: "Sí,
sus hijos eran bermejos y tenían los ojos azules, le contaron lo que hacían ha dicho la verdad". Recibido tal testimonio se volvió hacia los asistentes
los musulmanes como les reprochara su cobardía al sufrir
del príncipe; y,
V les dijo: "Este pozo es puro y santo, porque los ángeles han descendido
tal indignidad le respondieron: "¿Cómo podemos escapar a tal daño, si ellos
hasta él;hay que llenarle para evitar que caiga en él ninguna inmundicia
son los más fuertes? —
La primera vez que vengan como de costumbre, que pueda ensuciarlo". Echaron en él piedras y tierra y fué pronto lleno.
les dijo,cuando estén dispersos en vuestras casas, cada uno de vosotros debe Ben Tumart hizo entonces decir en la montaña que todos los habitantes
matar a su huésped y defender después vuestra montaña que es inexpug- de la misma debían reunirse cerca del pozo para ser allí clasificados. Cuando
nable". Siguieron su consejo cuando la ocasión se presentó y asesinaron a se hubo congregado allí todo el mundo, Wanxerixi señaló como reprobos a
los mamelucos, y luego, temerosos de la venganza del Príncipe de los Cre-
aquellos cuyas intenciones (en relación al Mahdi) temía y les hizo preci-
yentes, se atrincheraron en sus montes v fortificaron sus entradas, con gran a su diestra a los jóvenes sin expe-
pitar desde lo alto de la cima, y colocó
satisfacción del Mahdi. Fué enviado contra ellos un cuerpo del ejército hombres que no eran peligrosos. Setenta mil individuos pere-
riencia y a los
almorávide, les sitió en la montaña y les impidió la recepción de víveres. cieron en tal día, cuyo resultado fué tranquilizar a Ben Tumart, tanto por
El hambre llegó a ser tan grande entre los compañeros del iMahdi que acabó lo que se refería a su persona comio a sus compañeros, y afirmar su
por faltarles el pan. Se preparaba por ello, cada día, una olla de gachas y autoridad.
cada uno hubo de sustentarse con la porción que podía tomar metiendo la Tal es el relato del me han hecho muchos magribíes de
escrutmio que
mano una sola vez en el plato. Entonces, los notables de Tinmalal convi- gran mérito; pero otros contado el mismo suceso de otra manera.
me han
nieron en pedir la paz al Príncipe de los iMusulmanes, y Ben Tumart hubo Según éstos, Ben Tumart habiendo observado que había gran número de
de recurrir a la astucia. malhechores y de perversos entre los montañeses, hizo venir a los jeques de
Uno de sus confidentes, Abu Abd Allah Wanxerixi, fingía ser idiota y las tribus y íes dijo: "No podréis mantener la religión en su pureza y su
no saber nada del Corán ni de la ciencia (teológica), babeaba y tenía el fuerza sin obligar al pueblo a practicar el bien y a evitar el mal y sin
aspecto de un alienado; pero el Mahdi le había tomado afecto y estima expulsar de entre vosotros a los malos. Buscad, pues, todos los malhechores
diciendo que Alá tenía sobre tal hombre intenciones secretas que se mani- que se encuentran entre vosotros y prohibidles continuar sus crímenes, y
V'
festarían alííún día. En realidad Wanxerixi había estudiado asiduamente el sicontinúan obrando mal, dadme sus nombres y hacedles venir para que
Corán y la ciencia (teológica), lo que nadie sabía. En el año 519 [6 febrero yo disponga lo que convenga sobre los mismos". Le suministraron una pri-
1125], el Mahdi al salir un día para recitar la oración del alba, vio en el mera lista y pidió luego una segunda y una tercera. Comparó las tres listas,
mihrab un hombre bien vestido y perfumado que fingió no conocer. Ter- tomó nota de los nombres que en ellas se encontraban repetidos y colocó
minada la plegaria, hizo aproximar a los asistentes y les dijo que compro- esta nueva lista entre las manos de Wanxerixi, llamado Al-Baxir. Convocó
baran si tal hombre era en verdad Wanxerixi, como él pretendía ser. Al entonces una asamblea general de toda la población y ordenó a Wanxerixi
llegar el día reconocieron que era él en realidad y cuando Al-Mahdi le pasar revista a las tribus y colocar a su izquierda a los perversos, mientras
preguntó qué había pasado, le contestó: "Esta noche un ángel venido del quedaban a su derecha los que no eran nombrados. Ben Tumart hizo atar
tí- *
Anteriormente había ya Al-iMahdi dividido en clases sus partidarios. La versión francesa de Fagnan, 526).
"oración del temor" a las horas canónicas, mediodiía cripción de la Península de valor inapreciable. Pero sus noticias no se con-
y tres horas. Por su cretan a Al-Andalus y a veces ofrecen trozos de interés dramático como
número y su vigor, los almorávides forzaron a los Masmuda (Almohades)
a apoyar su espalda en un gran jardín —llamado entre ellos biihayra— que
el reproducido a continuación.
se encontraba cerca, por lo que se habla del asimto del jardín
y del año
del jardín. Gracias a esta maniobra no tuvieron que combatir sino de un
lado. Pero al llegar la noche la mayor parte de los Alasmudas habían mor-
"Mes venerando Ramadan [del 580
del 6 diciembre de 1184 a =
4 de enero de 1185]; que Dios nos haga conocer en El su bendición y su
dido el polvo.
Abd Al-AIumin había hecho inhumar favor por su bondad y generosidad: no hay otro Señor fuera de El.
a Wanxerixi tan pronto como
murió, y como los masmudas buscaron su "Ocurrió la luna nueva de este mes en la noche del viernes séptimo
cadáver v no le encontraran, se
dijeron que los ángeles (día) de diciembre, hallándonos nosotros en altamar al frente de la tierra
le habían llevado.
grande del continente. Favoreciónos Dios con su suave viento levantino,
Al llegar la noche Abd Al-AIumin se refugió con los sobrevivientes en
la montaña. con el que avanzamos tranquilamente hasta que llegamos al lugar fronterizo
2 I O CLAUDIO SÁNCHEZ- A i B O R NOZ DO \l N ACTON ALAiURA V IDE
I V ALAiOHADE 211
a gran tierra ya cicada; y vimos en marineros no
ia ella caseríos
y poblados en gran por la fuerza con que soplaba el viento. Viendo que los
numero, y supimos que pertenecían a la Calabria
y que formaban parte de podían, púsose el piloto a cortarla con un cuchillo, haciéndola pedazos, empe-
los dominios del Principe de Sicilia, los cuales alcanzan en la gran tierra Mas en barco dio en tierra
andanzas
ñado en conseguir su intento. estas el
(italiana) una extensión que necesita dos meses para recorrer su perímetro.
con la quilla, y asimismo con sus dos timones, que son como las dos piernas,
Desembarcaron en este sitio muchos peregrinos (cristianos) a satisfacer el
con los cuales se dirigen las naves. Entonces se promovió en la embarcación
hambre (lit. a librarse del hambre) que había afligido a la gente de la
una gritería espantosa: se aproximaba la gran catástrofe, la avería que no po-
nave por falta de provisiones (suficientes),
y por haberse consumido aquello díamos reparar y el duro golpe contra el cual de nada servía el valor, la
(poco que se había embarcado). Baste decirte que nos vimos reducidos a Los cristianos se agitaban desesperadamente (lit. golpeándose la
paciencia.
la porción de un ruthl (libra) de pan seco que partíamos entre cuatro de
cara), mientras que los musulmanes se resignaban tranquilos al decreto de
nosotros; lo remojábamos con un poco de agua, y así íbamos pasando. Mas
su Dios; pero no encontraban sino la cuerda de la esperanza (en una vida
todos aquellos peregrinos cristianos que saltaron a tierra compraron más Ya viento las olas atacaban
futura) para asirse a ella y ampararse de ella. el y
provisiones de que habían menester, y los musulmanes se aprovecharon
las
flanco de la punto de hacer astillas un timón. Entonces el
nave, hasta el
el
de ello comprando lo que podían según lo exorbitante de los precios. Se que tenía, confiando gobernarse con ella; pero
piloto echó una de las áncoras
llegó al extremo de que un pan (valiese) un dirhem de (plata) pura. Con-
no sirviéndole de nada, cortó el cable que la sujetaba y la abandonó en el
sidera que habíamos estado dos meses a bordo en un viaje que creía la hora) había llegado, nos levantamos, prepara-
14»
mar. Persuadidos de que (la
gente que podría hacerse en diez, o a lo sumo, en quince días; así que los
mos nuestros ánimos (lit. pechos) para la muerte, fijamos nuestra mente en
I»
salvado del naufragio, por lo cual repetimos nuestra gratitud al sumo Dios, festaciones de la vieja y de la nueva cidtura de Al-Andalus. Un almiraJite^
por el favor que nos concedió por su benigna obra y graciosa voluntad, y alnwrávide, Ben Maivmn, se sublevó en Cádiz al morir Taxiifin ben
Al i
bimilenaria ciudad, ese bárbaro
también por habernos librado del otro peligro que a este accidente se hubie- y se declaró príncipe independiente de la y
se seguido en el continente o en cualquiera otra isla habitada por los Rum, traidor, codicioso de oro, destruyó el tejnplo herácleo en 1145. Del Bakri
pues de habernos salvado, hubiésemos sido reducidos a perpetua esclavitud. tomó, sin duda, el relato de la enorme profanación otro geógrafo de origen
¡Que Dios, el sumo Dios nos avude a darle gracias por este (nuevo acto) hispano-ishvnita, Al-Himyari.
de su bondad y munificencia! . .
divina en favor nuestro. ¡x\labanza a Dios por lo que nos protegió con la Si las cabras vienen a la maleza a comer algarrobas en el
momento en que
benéfica mirada que se dignó dirigirnos! ¡No hay más Dios que El!" crecen tales frutos, su leche emborracha a quien la bebe; no ocurre igual
Del Nuzhat al-Muxtaq de Al-Idrisi (Trad. con leche de las ovejas que han comido los mismos frutos. El autor del
la
Pons Boigues: Historiadores y Geógrafos, 270). libro 'Agricultura Nabatea" ha dicho: "Hay en la península de Cádiz plan-
tas de retama; si vienen cabras a pastar allí su leche
produce gran embria-
guez a quien la bebe". Los habitantes (de Cádiz) están seguros de esa
o cercanas playas del mar Mediterráneo. Hallaron, por ello, en la Penínsida asemeja al retoño de la palmera. Brota de él una goma, que mezclada al
muchos restos de las viejas culturas desarrolladas en ella, durante ?mlenios, vidrio produce una pasta viscosa que llega a ser dura como la piedra y
por sus predecesores y por los pueblos espacióles con los que todos se mez- de la que se hacen cubos de mosaico. Hay en la misma península muchos
claron. El geógrafo hispano-islamita del siglo XI, Al-Bakri (m. 1094), sintió vestigios de la antigüedad.
curiosidad por las huellas que esas civilizaciones habían dejado en Al- Anda- De más asombroso es el templo que se llama de ordinario
entre ellos el
lus y fué dafido noticia de las que más atraían la atención de los musVnnes con el nombre de la Península. Fué construido por Hércules, es decir
Heracles. Era este personaje de estirpe de los riims griegos. Fué un
en las diversas ciudades hispa?ias: templos, teatros, termas, tumbas, estatuas general
o caminos. Los musulmanes las habían respetado, e incluso la iinagen de la y un gran personaje de los rums, de tiempos de Moisés. Se dice que fué
¡3
2 14 C T^ A rD T o 5 Á V C H E Z - ALBORNO 7- DÜMINACÍOX L^tORA\ ÍDF \-
\LMOHAD£
ei primero de los revés griegos. Reinó sobre una gran parte de la tierra. del diluvio.Otros dicen que lo fué 2451 después de Adán. De lo que no
Guerreo con las gentes de Oriente, conquistó sus ciudades y llegó a la cabe duda es de que fué edificado en tiempos de Moisés.
India. Salió también a conquistar los países de los hijos de Jafat y llegó, Musa ben Xuhais ha dicho, haciendo alusión a ese templo:
al cabo, a Al-Andalus. Cuando hubo llegado al litoral occidental del mar "(Nuestra barca avanzaba) como una mujer que balancea sus caderas
al marchar, agitada por un movimiento de vaivén, de modo
circundante (el Atlántico), preguntó qué había al otro lado. Le dijeron
vacilante, v no
que la travesía de aquel brazo de mar permitía ir a iVl-Andalus. Desem- era para nosotros una compañera agradable.
barcó en la península de Cádiz y edificó allí un alto e imponente edificio, "Hasta que imagen reluciente en
se vio la lo alto del templo que domina
sobre el que se alzaba una torre en cuya cima colocó una estatua de bronce el mar de Cádiz.
a su propia imagen. Tal estatua, que miraba hacia Occidente, representaba "Cuando desembarcamos por bajo del edificio, mi compañero dijo:
un personaje cubierto por un manto que le cubría desde los hombros hasta "¿Es una maravilla de los romanos o de Persia?"
media pierna y en el cual estaba envuelto. En la mano izquierda tenía una "Pero nosotros le respondimos: "Pregunta en voz baja y busca tu salva-
llave de hierro, tendida en dirección a Poniente, y en la derecha una tableta ción en este puerto que se abre sobre un mar de vientos contrarios".
de plomo, en la que se hallaba grabado el relato de su propia historia. Esa Se cuenta que nunca pudo llegarse hasta el centro del Mar Occidental
tablilla recordaba que había conquistado las ciudades y los países situados hasta el día en que cayó a tierra la llave que tenía en la mano el personaje
detrás. representado en la estatua. A partir de entonces se pudo ir por mar hasta
El templo de Cádiz está situado en medio de la Península, a una distan- Salé, al Sus y a otros lugares. Así se admite de ordinario en el país.
cia de seis millas del castillo, del que hemos hablado antes. Era de planta Un autor que ha tratado de las predicciones curiosas ha referido que la
cuadrancrular v cada uno de sus lados tenía en la base cuarenta codos de estatua de Cádiz fué alzada para preservar (del mal) a Al-Andalus; cada
un bloque de mamposteria que tenia esos
largo. El edificio se alzaba sobre una de sus partes y cada uno de sus miembros correspondía a una región
cuarenta codos de lado y cuya plataforma superior soportaba un segundo del país; la cabeza 'a Toledo, el pecho a Córdoba, etc. Cada vez que sobre-
bloque, igualmente cuadrangular, pero de base más pequeña. Sobre ese venía un accidente a una de las partes de la estatua, padecía una calamidad
segundo bloque se alzaba un tercero, cuyos lados eran aún menos largos. la región correspondiente.
A partir de la base del bloque que formaba el cuarto piso, la construcción Se en cierta obra: "Cuando el templo de Cádiz sea demolido los
leía
se iba estrechando hacia la altura (en forma de tronco de pirámide), tanto cristianos se apoderarán del país de Al-x\ndalus". En verdad, puede com-
que los dos pies de la estatua que se hallaba encima, descansaban sobre una probarse que coincidió su destrucción por Abu-1-Hasan Ali ben Isa ben
sola piedra tallada, cuadrada, que a la vista podía tener cuatro codos de Maimun con la época en que se vio a los cristianos entrar en Córdoba y
lado. El pie derecho de la estatua estaba delante y el izquierdo detrás, en apoderarse de ella. El informador del que he tomado lo que precede añade:
la posición de un hombre que marcha. El templo, a partir del suelo hasta Sevilla había llegado a ser entonces tributaria de la cristiandad. El marqués
más alto de la estatua, tenía ciento veinticuatro codos de altura, de los cristiano conocido por el "Sultancillo" (Alfonso VII), al adueñarse de tal
lo
cuales ocho codos — otros dicen seis — constituían la de la estatua. Estas ciudad, había establecido allí a Abu Zakariya Yahya ben Ali ben 1 aixxa,
dimensiones que están calculadas en grandes codos, de los que cada
se dice con misión de velar por los intereses conservados por los almorávides en
pués, cuando caiga también la segunda llave, ocurrirá en seguida la ruina vió la diferencia después de haber tomado consejo de Yahya ben Ali.
del mismo. Además, las gentes de Cádiz cuentan que una de las llaves cayó El almorávide que poseía un rescripto del "Sultancillo" lo había obtenido
el año 400 [1009-1010]. El objeto caído, que tenía en verdad la forma de de éste en Toledo, cuando había ido cerca del mismo en misión, de parte
una llave, fué llevado al señor de la ciudad de Ceuta; éste ordenó que fuera de Yahya ben AH.
pesada y su peso era de ocho libras. He 'aquí en qué condiciones AH ben Isa (Ben Maimun) demolió el
Se dice que el templo en cuestión fué construido el año 2451 después templo de Cádiz. Se le había hecho creer que estaba construido encima de
II
2l6 CLAUDIO SAN C H E Z - AL B ORN O Z DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE 217
enormes tesoros y que estaba lleno en su interior de polvo de oro. Hizo vos tiempos, nos ayudan a diferenciar la nueva sociedad de la sociedad de
cntaicCi vemr braceros y aiiiañiic^ que ciiipezaron a sacar las piedras del los días del Califato.
aparejo de manipostería (que servía de base al templo). Cada vez que era
Currada una, se apuntalaba con vi^a-. e! hueco que había dejado. La masa
"Obra de Muliammad 1)líi Al~Siraf (en ninguna) de las partes (que
enorme del templo llegó así a estar solo sostenida por rodrigones. Se prendi(S . . .
fuego en seguida al armazón, después de haber unido a las vigas entre sí reciben fama) de los artífices, ni en el Edén de Allah (habrá) quien trabaie
por medio de pedazos de madera. Se derrumbó entonces todo en medio de más ventajosamente que Abu-Í-Hasan (cuando lo hace) por mandato del
Emir. Me deseó Emir Muhammad, para su esposa segunda Al-Badir
un estrépito espantoso. No se pudo extraer de los escombros sino el plomo el
que unía las piedras unas a otras y el cobre de que estaba hecha la estatua, (la luna) nuncio de la luz del Edén".
que era cobre dorado. Se demostró entonces claramente toda la inutilidad ''En el nombre de Allah, clemente y misericordioso. Bendiga Allah a
de la empresa de Ben Alaimun. Se decía que quien demoliera el templo de Mahoma y los suyos, y mejor guardián y el
concédale la paz. Allah es el
Cádiz moriría de muerte violenta, v eso ocurrió. más misericordioso dé los misericordiosos,... gloria eterna y beneficio
Las gentes de la península de Cádiz pretenden haber siempre oído decir completo y prosperidad continuada y aceptada y felicidad y ayuda de
que los navegantes que se lanzaban al Océano y se dirigían hacia alta mar, Allah y protección y gracia y victoria y auxilio y poder para su dueño".
cuando el templo de Cádiz no era ya visible para ellos, veían aparecer otro "La protección de Allah y una victoria próxima y completa para los
parejo. Al llegar a él creyentes. Lo que prodiguéis en limosnas os será devuelto, porque El
y pasar más allá perderle de vista, se presentaba a
y
sus ojos un tercer templo. Cuando habían dejado atrás así siete templos, (AÍlah) es el mejor de los dispensadores.
Allah es el mejor custodio y el más misericordioso entre los miseri-
habían llegado a la India. Esa tradición es generalmente admitida en la
población de Cádiz, que la conoce propaga, transmitiéndola de generación cordiosos.
y
en (veneración. No reprochará a vosotros en el día de hoy; perdonará Allah vuestras
Se dice también que cuando Hércules construyó faltas, porque es el más misericordioso entre los misericordiosos".
el monumento se
dirigió hacia el país de los bereberes. Llegó primero a la ciudad de Ceuta "Por lo interior bien adaptado, cajita redonda es na nombre y me
en el Estrecho que sale del mar circundante (el Atlántico). Conquistó sin lucieron saber que la seguridad es mi dote.
detenerse ciudad tras ciudad y acabó por llegar a Libia, y después a Tracia.
No dejé perder mi depósito en la duración de mi vida y por esta
Allí cayó enfermo y sufrió dolores corporales. Como éstos aumentaron buena acción ensalzó el nombre elocuente mi fama.
encendió una hoguera y se arrojó a ella y el fuego le consumió entera- ¿A quién serviré yo sino a un elegante.^"
mente, a pesar de que no se proponía sino quemar los dolores de su cuerpo. "En el nombre de Allah, el Clemente, el Misericordioso; la protección
Tal acto prueba que era un adorador del fuego. A su muerte sus tropas de Allah y su victoria próxima para el siervo de Allah y su valí Alaad —
x\bu Tamin— el Imán Al-Aluaz... príncipe de los creyentes (las bendi-
se dispersaron y los magos hicieron de él un ídolo al que rindieron culto.
ciones de Allah sean con él y sobre sus hijos los buenos). (Esto es) de lo
Del Kitab al-Rawd al-Mitar de Abd Al-Mu n'^im
Al-Himyari (Según versión francesa de Lévi-Pro- que mandó se hiciere para la victoria venturosa. Lo labró. Al Jurasani". . .
^
venQal: La Péninsule Ibérique au Moyen Age, 173). "Salud a aquel cuvo igual yo nunca encontré sobre el cual yo descanso
más que en ningún otro; ese hombre generoso al cual siempre que tuí
con una súplica nunca volví sino con lo que deseaba y con semblante
feliz".
Inscripciones reproducidas por Ferrandis: Aíarjiles
ARQUETAS DE MARFIL DE LOS SIGLOS XII Y XIII
y azabaches españoles^ 97 y siguientes.
Vw
o"
o »
^ CLAUDIOS A N C H E Z - A L E O ii .\ ü Z
DOMINACIÓN ALMURWIDl \ ALMOHADE 219
lios árabe,,bereberes y eslavos se tallaron en hi Península varios
independientes, al hundirse el imperio abnorávide,
reinecillos dero y de intendente. Cuando Ben lyad estuvo tu trance de muerte, el
a la muerte de Ali ejército y los principales habitantes que le rodearon le pidieron que designara
ben Yusuf^ surgieron en la España musulmana varios
principados soberanos. quién debía regirles en adelante e hicieron alusión a su hijo: "Es poco a
Los rebeldes del siglo IX fueron sometidos por
Abd al-Rahman III tras propósito para tal cargo --diio el moribundo—, porque he oído decir que
algunas décadas de do?ninar en sus castillos
y provincias; los revés de Taifas bebe vino y descuidadla oración. Si le queréis como jefe, nada puedo yo
reinaron unos tres cuartos de siglo, hasta ser
conquistados por' los capitanes
de Yusuf ben Taxufin; los reyezuelos del siglo XII
hacer, pero' tomad mejor a este hombre —
añadió, señalando a Ben Saad —
cayeron pronto bajo el tiene energía muy rico, es posible que por su intermedio Alá extienda
imperio de los nuevos sefwres de África, los y es
almohades, con la única excep- su favor sobré los musulmanes". Y Ben Saad rigió, en efecto, el país hasta
ción del reino de Murcia.
su muerte, en 568.
Los habitantes de ^Almería, después de haber expulsado también a los
íir
220 CLAUDTO SÁNCHEZ- ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE 221
vencido permaneció en su c^rte hasta que fué asesinado por algunos de muestras de su sincera adhesión ai régimen. Le cito entre ellos al jeque
ius que hal)ian abrazado su partido en España. De este Ben Qasi se cuentan Abu Zakariva Yahya ben Ishaq ben Ibrahim, sus hijos y sus parientes; han
hechos vergonzosos que acreditan su impiedad y el desprecio de codo prin- recibido después de su adhesión al movimiento altos cargos del Estado y
grozan de una gran consideración. El no será peor tratado que ellos, al con-
cipio de go[)ierno, hechos que paso en silencio para ocuparme de cuestiones
más importantes. trario, si la luz de la prudencia quiere ikiminar su corazón.
Del Kitab al-Muchib del Marrakuxi (Según De Un recueil de lettres oficielles almohades (Según versión
versión francesa de Fagnan, 179). francesa de Lévi-Provcngal, Hespéris, XXVIII, 1941, 23'.
If
Í-J
t
La ciudad y el arrabal se encontraban rodeados de murallas, las que cibir embajadas de los imisidinanes de Al-Andalus. La conquista de éste
estaban provistas de varias puertas. les interesa cada día más. Antes de 1153 realizan la atrevida incursión
Hacia el lado del Poniente Almería poseía (otro) arrabal grande marítima contra Almería que refiere Abd al-Mumin en su carta a la po-
y prós-
pero que se llamaba "El arrabal del estanque". Se hallaba amurallado v blación de Ceuta, en 1153 conquistan Málaga, en 1154 Granada y en
contaba con numerosos mercados, edificios, hospederías v baños públicos. 1151 logran reconquistar para el lsla?Ji el puerto y la plaza almerienses.
La ciudad en sí era i^rande, con abundancia de ncíjocios. Eran muchos Y como de regreso del frustrado intento de socorrer a la lejana fortaleza,
los viajeros que afluían Sus habitantes eran ricos: no (había) entre
a ella. muriese cerca de Baeza el ''Sultancillo'\ Alfonso Vil, los almohades lle-
todas las ciudades andaluzas otra cuya gente fuera más pronta en sus pagos varon en seguida la raya de sus dominios hasta Sierra Morena. No fal-
ni de posición más holgada. taba razón, por ello, a su califa para enorgullecerse de sus triunfos, como
Elnúmero de sus hospederías, según el censo levantado por el Registro lo hizo en efecto, en la misiva donde los refirió a los habitantes de Bugía.
de Aduana con motivo del consumo de vino, alcanzaba a la cifra de 970
establecimientos. Había en la ciudad una gran cantidad de talleres de tejidos,
a los que antes nos hem.os referido. Del Emir de los Creventes (Abd al-Alumin) a los talibs de Ceuta.
El lugar en que estaba ubicada Almería se halla rodeado en todas En Marraquex, sin data [1147-1153].
direcciones por rocas amontonadas piedras duras puntiagudas, sin nada
y y
de tierra, como si se hubiera buscado una parte pedregosa para emplazarla El soberano acusa recepción, punto por punto, de una carta que le han
su suelo hubiera sido (previamente) despejado de polvo por cribamiento. dirigido los representantes de la autoridad almohade en Ceuta. Esta carta
y
daba cuenta en primer término de los resultados de un desembarco realizado
En fecha en que escribimos este libro Almería acaba de pasar al
la
poder de los cristianos, quienes han destruido sus bellezas, han reducido a en Almería, entonces bajo el dominio cristiano, por marinos almohades del
puerto de Ceuta. La respuesta recuerda lo esencial de la comunicación con
cautiverio a sus pobladores, han arruinado sus casas y arrasado sus construc-
ciones altas, no dejando nada de la ciudad.
los detalles que siguen:
Abu Muhammad Abd Allah ben Sulaiman había salido con als^unos
Del Kitab nuzhat al-mustaq de Al-Idrisi, ed. Dozy
compañeros para una expedición marítima. Estas fuerzas, embar-
realizar
y de Goye {Trad. inédita de Osvaldo A. Machado, se-
gún el texto de la Crestomatía de Asín, pág. 26). cadas sobre las galeras (qatan), fueron favorecidas por la ayuda divina en
su navegación. La escuadra almohade fué primero a reconocer los puertos
de Málaga y Almuñécar; pero las defensas de los dos puertos, que todavía
no habían pasado a poder de los almohades, no permitieron atacarlos a la
LOS ALMOHADES PONEN PIE EN ESPAl^A: escuadra. Puso ésta entonces rumbo sobre Almería, ocupada por los cristia-
RECONQUISTA DE ALMERÍA nos enemigos y se presentó ante la plaza una mañana, al alba. La guarni-
ción, probablemente advertida de su llegada, se mantenía alerta; pero no
El rey de León y Castilla, Alfonso Vil el Emperador, de quien se reco- había tenido tiempo de descargar los numerosos barcos de transporte
nocían vasallos los reyes de Navarra y Aragón, el conde de Barcelona, (xaqatir) anclados en el puerto. A la llegada de las naves almohades, los
muchos grandes señores del Sur de Francia y algunos reyezuelos rnusid- cristianos de Almería organizaron su defensa a bordo de sus barcos de
.
y corbetas (gurab) que se hallaban en el puerto, quemaron las que no reunión de un ejército y tal noticia le decidió a marchar en persona
infiel
pudieron llevarse, se apoderaron de muchas máquinas de guerra y en se- en su ayuda con una hueste. Mas apenas había caminado una jornada desde
guida se dieron a la vela, victoriosos y cargados de botín. Alarraquex, cuando recibió un mensaje avisándole de la retirada de los
El soberano comunica a sus corresponsales el interés con que ha leído cristianos. El soberano volvió a su capital.
su mensaje v la noticia que le dan de la llegada a Ceuta de Ben Aliqdam En cuanto al cuerpo expedicionario de Almería, después de la marcha
y
de las promesas que les ha hecho tal jefe andaluz sobre la ayuda que está de las tropas cristianas, sitió todavía más estrechamente la alcazaba y acabó
dispuesto a suministrar a los almohades en caso de un ataque a Almería por por tomarla a viva fuerza. El ejército cristiano, batiéndose en retirada, se
I sus tropas.
Les pide por fin que procuren detener el tráfico oculto que, según sus
había dirigido hacia la llanura de Granada. El monarca cristiano había
resuelto unirse a él allí, pero muy afligido y desmorahzado por su fracaso,
propias declaraciones, se mantiene entre Ceuta y los puertos andaluces toda- murió al llegar a las proximidades de Baeza.
vía no sometidos a la autoridad almohade, en particular con Málaga. Se da Tomada Almería, los talibs almohades partieron en persecución del
orden de castigar con todo rigor a todos los que sean tomados en flagrante enemigo y llegaron frente a Baeza. La población de talplaza les acogió
delito de relaciones comerciales con esos puertos. abrió las puertas. Sólo una parte de la guarnición
como'^liberadores y les
* »
:
España por los musulmanes, el pellón por donde el Islam había entrado en
ella recibió el nombre de su conquistador y se lUvuó Chabal Tariq. Pero EL PRIMER S(3BERAN() ALMOHADE EN GIBRALTAR
hubieron de transcurrir más de cuatro siglos hasta que el primer califa
almohade Abd -al~Mumin ordenó la edificación de una ciudad en Gibr altar. He aquí Ja primera página de la historia de Gibraltar. Es una página
ciudad y
Poseemos el texto de la carta dirigida a los jefes granadinos para que con- cortesana y poética. El califa almohade que dio vida a la nueva
vez la
currieran^ con los sevillanos y con los caudillos almohades^ a marcar el que la embelleció, tuvo en ella su primera audiencia literaria. Otra
solar de lanueva población. Y conocemos, por tanto, la fecha precisa en barbarie africana se dejó adular para ser luego conquistada por la poesía y
que entró en la historia una plaza cuyos fastos han influido e i?7 fluirán aim el ingenio andaluces. En el prÍJiier contacto
entre el guerrero y ¡os poetas
Del Emir de los Creyentes (iVbd al-Mumin) a los talibs y a los almoha- si no se lo cadenas de las buenas maneras! Pero hubo
hubieran i??ipedido las
des de Granada. algo ?mis que fiestas literarias en el Gibraltar recién nacido. No podía
Marte estar ausente de la* fortaleza llave del Estrecho y Abd al-Mumin se
Desde el campo de los almohades en x\l-AIahdiya el
en Córdoba.
ocupó durajite su estadía en ella de establecer colonias militares
20 Dzu-1-qada 554 [4 diciembre 1159].
lütimo aporte sanguíneo oriental al
Sevillay Jerez, que constituyeron el
El soberano hace saber a sus corresponsales que, aunque ocupado en complejo etílico hispano.
hacer el chibad o guerra santa en la parte oriental del África del Norte, no
ha perdido de vista los asuntos de Al-Andalus y ha resuelto la construc-
ción de una ciudad en el Chabal Tariq, lugar en que se unen el Mediterrá- al-Aqsa, atrajo
El crecimiento del poder de los Masmudas en el Magrib
neo V el Atlántico y que constituye el eje de las regiones situadas a un Al-Andalus, que de día en
las miradas de los notables del Occidente de
lado V otro del Estrecho; se propone dotar a tal fundación de adelantos de en mayor número procedieron a porfía a un
día fueron reuniéndoseles y
todas clases y hacerla inexpugnable. Ha enviado a tal propósito al jeque verdadero éxodo. De tal modo numerosas regiones de la
Península reco-
Abu Ishaq Barraz ben Muhammad y al Hachch Vais.
nocieron la autoridad de tal dinastía; primero Algeciras y
Ronda, después
Prescribe a los destinatarios de ir ellos mismos a Chabal Tariq acompa- Sevilla, Córdoba y Granada. Fué el jeque iVbu Hafs Umar Inti, ya citado
con-
ñados de de los territorios de ellos dependientes. Encontrarán allí
los jeques como miembro de la Comunidad (almohade), quien procedió a tales
a los talibs de Sevilla y a los dos delegados del soberano. Y unos y otros quistas. nuevo poder la España occidental.
Así se sometió al
tropas
determinarán el emplazamiento que les parezca más oportuno para la fun- En esta situación Abd al-Mumin reunió un cuerpo numeroso de
dación urbana en proyecto. rumbo Península. Desembarcó en el lugar lla-
y se embarcó en Ceuta a la
al jeque eminente Abu Hafs para que Victo-
El soberano añade que ha escrito mado montaña de Tariq (Gibraltar), que él denominó Monte de la
palacios y
acudiera si le fuera posible a la reunión en el solar de la nueva ciudad: y ria. durante una estada de varios meses, construyó vastos
Allí,
también al jeque, el caíd Abu Allah Ben Qiyar. El jeque Abu Ishaq Barraz fundó una ciudad, que existe todavía. A ella acudieron los notables del país
Granada, Ronda,
y Al-Hachch Yais tienen las instrucciones necesarias. para prestar juramento; entre otros, gentes de Málaga,
Post Scriptum. En momento en que soberano se disponía a enviar vecinos que dependían de ellas. El
el el Córdoba, Sevilla. v de los lugares
. .
y
presente mensaje a sus destinatarios ha sido favorecido por Alá con la lugar una gran audiencia, en la que vió reunidos,
i.í
el príncipe tuvo en tal
» príncipes, tanto del
toma de Gafsa, acompañada de una petición de aman de los árabes que se alrededor de su persona, personajes, jefes, notables y
habían refugiado en Gabes. La relación de este suceso será objeto de una en tan gran número que ningún otro
país como del África septentrional, y
misiva especial, que sus corresponsales recibirán al mismo tiempo. En tales Fué primera vez que invito a
príncipe había antes congregado tantos. la
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.
1
a conocer tu justicia, contaba con que un día revestiría forma visible y ello
era, sin embargo, uno de los más hermosos redactados en su elogio, pero el
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se ha realizado".
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Ben Habbus, que es autor de numerosas casidas, gozó de consideración comienzo le afeaba.
,14
También en tal audiencia fué recitado un poema por el visir y secretario
cual llegó a la opulencia, así como cerca de su
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cerca del príncipe, bajo el
Abu Abd Allah Muhammad ben Galib, de Valencia, llamado Rusafi y que
hijo Abu Yaqub. Bajo los príncipes de Lamtuna había sido uno de los
poetas favoritos, pero en virtud de alguna inconsecuencia del mismo, que vivía en Málaga.
...Rusafi, que no tenía veinte años cuando recitó tal poema, figura
llegó a noticia de aquéllos, hubo de huir a España y en ella permaneció
entre los más ilustres poetas de su tiempo, sobre todo como autor de poesías
H oculto, sin fijarse en ninguna parte, hasta la caída de la dinastía.
de cinco versos a lo sumo.
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el miserable estado a que había sido reducido por el rigor de su encarce- Mumin volvió a Marraquex. En el momento en que se preparaba para pasar
del
a España, príncipe había llamado a las armas todas las poblaciones
tal
lamiento. Ben Abi Amir recibió tal súplica con otras muchas y volvió a Ben Amir, que
Magrib y entre ellas a los árabes descendientes de Hilal
su casa, donde se divirtió en arrojárselas a un avestruz doméstico que tenía.
habitaba los estados de Yahya ben al-Aziz (de Bugía) . .
El animal trababa las unas v rechazaba las otras. El visir lanzó al montón
Numerosos árabes respondieron a llamamiento y cuando Abd al-
tal
general la del Xarif, que no había leído. El animal la tomó, se volvió y la
Mumin se disponía a abandonar la Península, los estableció: unos en los
arrojó a las rodillas de su amo, que se la envió otra vez. El avestruz la
sus territorios.
tomó de nuevo, a devolverla a Al-Mansur. alrededores de Córdoba, otros, en los de Sevilla, hacia Jerez y
dio la \aielta al palacio y volvió
f i
'
africano. Los Abu Yaqub Yusuf. — No sé que haya tenido hijos; en efecto, murió
Otra vez Al-Andalus iba a foiuiar parte de im imperio transcurso del año 621; su remado
supe en
conquistáronla Espa- joven, puesto que yo lo el
sultanes almohades —ellos se hicieron llamar califas—
había'comenzado el 610, y fué, por consiguiente, de diez años y dos meses.
jmisidrnana rigieron hasta no mucho después de la batalla de las
ña y la
morena clara, el rostro redondeado, los párpados nuiv more-
había afmado el Tenía la tez
Navas de Tolón. He aquí sus retratos. Obsérvese cóvio se Abu Yusuf, tanto por sus
segundo de ellos, durante su nos; se le compara con frecuencia a su abuelo
espíritu cómo había adquirido gran cultura el
y como por su carácter.
maneras exteriores
gobierno de Espaíia en nombre de su padre. (Según
Del Kitah al-Muchib de Abd Al-Wahid Al-Marrakuxi
versión francesa de Fagnan, 172, 204, 226, 268, 282).
ir-
Abd al-Mlmin. — Tenía blanca y los cabellos negros, su cuerpo
la piel
Háñez, V por los dos hijos del conde de Urgel. El número de estos cristia- cosa que deplorar su suerte.
nas ascendía a más de ocho mil jinetes, sin contar las tropas de Ben "No obstante lapersecución continuó; los almohades mataron a sus ene-
llanuras y sobre las montañas y al mediodía entraron
vence-
Hamuxk. Las que mandaba Ben Mardanix eran aún más numerosas. Las dos niio-os en las
salieron
divisiones del ejército enemigo (de Ben Mardanix y Ben Hamuxk) se halla- dores en ciudad. Sus compañeros, que guarnecían la alcazaba,
la
eran sospe-
ban separadas por el Darro, que corre entre Granada y su alcazaba, circuns- inmediatamente matando a los habitantes de aquélla que les
tancia que fué muy feliz para los almohades, como se verá, porque ese río chosos de infidelidad.
sus tropas la
vino a ser fatal a sus enemigos durante la batalla. De un día a otro se espe- "En cuanto a Ben Mardanix, abandonó con el resto de
avanzaban lentamente, hasta que, que ocupaban, dejando sus tiendas y una gran parte de sus baga-
raba ver llegar a los almohades; pero éstos posición
por fin, vinieron a hacer alto en Dilar, cerca de Alhendin. Después de jes, de la propia forma que había
dejado a sus compañeros entregados a su
descansar en dicho lugar, reanudaron su avance hasta el río Genil, cerca ya suerte. Persiguiéronle los almohades, matando a los que pudieron coger de
por aquellas montañas; pero preguntadle cómo
de Granada. Envanecidos los infieles, creían que aún no se hallaban los sus soldados. jEl se escapó
almohades tan cerca y que continuaban su lenta marcha. lo consiguió!
fueron confiscados, como era justo
"El jueves 27 de'Rachab del año 557 fl2 de julio de 11621 el jeque los traidores
.
"Los bienes de
Ben Yaqub reunió cerca de sí a todos los jefes de banda y les arengó. De la historia de Sahib Al-Sala (Trad. de Gaspar
y Remiro: Historia de la Murcia Musulmana,
210).
Después de laoración del mediodía se dio pienso a los caballos y se resolvió
la noche; y, en efecto, terminada la oración
f'i
indiferente a halagos
amedrentar por las palabras duras. Y siguió su camino,
algunas cargas contra sus enemigos, conforme a su táctica, mientras venía heroica resistencia al invasor africano
y amenazas; su camino que era el de la
eldía claro y permitía distinguir al amigo del enemigo; pero al mismo de su patria espaíwla; para él patria común de musulmanes y cristianos.
tiempo se había oscurecido el cielo por el polvo; no se oía más que el
ruido de los sables y un griterío ininteligible. Dios había privado de memo-
ria a los cristianos v a Ben Hamuxk; ellos creían que el terreno comprendido Del Emir de los Creyentes (Abd al-Mumin) al jeque Abu Abd Allah
entre la montaña Sabica y el campo de Ben Mardanix era una planicie Muhammad ben Saad.
continuada, siendo así que se encontraba cortado por el Darro, y cuando
En Marraquex, el 16 Chumada II 548 [9 septiembre 1153].
emprendieron la fuga, cegados por el polvo, se precipitaron en el río, de
emir andaluz que estima útil escribirle a fin de
I í
suerte que sus escuadrones quedaron aniquilados. Esto fué obra de Dios, El soberano expone al
iI
236 C í, A U r> í O S A NCHEZ-AL R ( Uí \ DOAIiXAClÓN ALMORÁVÍDE \ ALMOHADE 237
cristianos españoles guardaron buen recuerdo del rey Lope, de
Murcia.
Si responde favorablemente a su invitación, sin duda ha de ganar mucho.
Le exhorta a no dejarse seducir ni extraviar lejos de la vía del Madhi, y le Pero Ben Mardanix no pudo resistir, a Ja postre, la oleada almohade y,
asegura que Cb por el bien común de los musulmanes, por lu que desea aunque murió insiwúso, en el lecho de muerte aconsejó a sus hijos que se
H obtener el arrepentimiento v la sumisión de los que no han adherido aún sometieran a los recién venidos. Lo que el astuto y valeroso jmnciano no
if a nueva causa.
la logró por las armas, lo alcajizaron sus hijas
— por su belleza, sin duda—-,
Le pide en seguida que reflexione sobre los ejemplos dados por los pues dos de ellas se casaron con los califas almohades: Abu Yaqub y Abu
if grandes personajes y jefes de la Península Ibérica: unos han obtenido de Yusuf. Y otra vez las mujeres españolas conquistaron a los conquistadores.
su adhesión los mayores beneficios, otros han perdido todo por haber per-
!'- *'\
El soberano invita a su corresponsal a unirse al gobierno almohade y ejército que dé a la cabeza de sus soldados la carga que tú has realizado,
a ocupar en el régimen el lugar escogido que le corresponde. Le quiere ofreciendo su vida por la de los demás?" A lo cual replicó Ben Mardanix:
bien y le aconseja lo mejor para sus propios intereses morales y materiales. "¡Déjame estar. Una vez he de morir, y muerto yo, no habrá quien pueda
Alegando los habituales argumentos sobre la ortodoxia de la doctrina sostenerse!"
almohade espera que esta gestión, que renueva la de su padre el Emir de "Para sus oficiales tenía además otras cualidades apreciables; los lunes
las semanas los convidaba, lo mismo que a los
altos
los Creyentes, tendrá éxito esta vez. y jueves de todas
dignatarios, a un banquete, que se celebraba en uno de los salones de su
En segunda parte de la carta el tono llega a ser sensiblemente más
la
enérgico. El soberano comunica al destinatario que el jeque eminente palacio; mientras los convidados bebían, sus esclavas bailaban y cantaban, y
al terminar la fiesta, muchas veces distribuía entre los convidados los vasos
Abu Hafs se ha puesto en camino para la península de Al~Andalus en el
curso del año, para emprender la chibad o guerra santa contra los cristianos de plata que habían servido en el convite, y hasta los tapices que adornaban
la estancia; siendo esto así, nada tiene de extraño que tal capitán
fuese el
y para combatir a los musulmanes no sometidos aún. El soberano acaba de mu-
enviar un mensaje a Abu Hafs para advertirle de la gestión (objeto de la ídolo de sus guerreros; la mancha de su carácter, aun para los mismos
misiva) y para ordenarle marchar en dirección al territorio del emir Ben sulmanes, era su gran lujuria".
Mardanix a fin de aguardar allí su respuesta que espera favorable y pronta. Tal era el enemigo que tanta oposición iba a hacer al entronizamiento
de los almohades en" la España musulmana. Durante algunos años, los pri-
De Un recueil de lettres officielles almohades (Según versión
francesa de Lévi-Provengal, Hespéris, XXVIII, 1941, 51).
meros del reinado de Ben Mardanix, nada intentaron los almohades contra
éste, bien porque, embarazados en extender sus conquistas
por el África
li
)!'
n 238
a >i! vlDminio;
CL A U S ANCHEZ - AL B üRNOZ
diricrieron sus
había cimseiruido Ben Mardamx imponer su autoridad, sin atreverse de de Murcia y había instalado a los cristianos en sus casas. El choque entre su
primeras a penetrar en el corazón de su reino. En esto no hicieron dichos ejército, cristiano en su mayoría, y el de los almohades tuvo lugar en Al-
príncipes más que seguir instrucciones que, respecto del particular, les
las Challab, a cuatro millas de Murcia. Fué vergonzosamente derrotado \ ca-
diera su padre Abd "al-Mumin; pues éste, al morir, si hemos de creer a yeron muertos muchos de sus jefes cristianos. Se refugió en Alurcia y
Ben Jaldun, recomendó, entre otros asuntos, a sus hijos que dejasen en paz resistió en ella el cerco de los almohades, hasta que murió de muerte natural.
a Ben Alardanix en tanto no se opusiera a las empresas de ellos, y que, para Se mantuvo su muerte en secreto hasta la llegada de su hermano Abu-1-
atacarle en su reino, esperasen a que la fortuna le fuese adversa. 'Tchad, Hachchach Yusuf ben Saad, llamado Al-Rais, que acudió de Valencia, por él
díjoles también, de la región de Túnez y Trípoli a los árabes y transpor- gobernada en nombre de su hermano. Después de haber vacilado y de haber
tadles al Alugrib; en éste os servirán de cuerpos de reserva para cuando empleado toda clase de ardides, A^usuf y los hijos de más edad de AÍuhammad
vayáis a combatir a Ben Mardanix". ben Saad, se pusieron de acuerdo para entenderse con Abu Yaqub y entre-
garle el país.
Del Xafh al-Tib de Al-Maqqari (Trad. Gaspar
Se cuenta que cuando estuvo en trance de muerte, Ben Abd Allah
y Remiro: Murcia Musulmana, 191).
AÍuhammad ben Saad reunió a sus hijos e hizo sus últimas recomendaciones
al mayor, Abu-1-Qamar Hilal. Que yo sepa, este príncipe tenía ocho hijos:
Cuando su autoridad fué permanentemente establecida Abu Yaqub se Hilal,' Ganim, Zubayr, Aziz, Nusayr, Badr, Arqam, Askar, a más de otros
íl H instaló en Marraquex y allí permaneció sin salir de la ciudad hasta el pequeños, cuyos nombres ignoro, y de varias hijas, una de las cuales se casó
año 567. con el príncipe de los creyentes Abu Yaqub y otra con el príncipe de los
Decidió entonces pasar a la Península, en apariencia para combatir a los creyentes Abu A^usuf A^aqub. "Hijos míos, dijo entre otras cosas el moribun-
cristianos, pero en realidad para acabar su conquista y apoderarse del terri- do, veo que esos recién venidos, sostenidos por numerosos partidarios, se ex-
torio que detentaba Muhammad ben Saad, conocido por Ben Alardanix, es tienden por todas partes y que las diversas comarcas reconocen su autoridad.
decir: desde el comienzo del distrito de Alurcia hasta el límite oriental del Como creo que no podéis resistirles, os aconsejo que reconozcáis de buen
país actualmente en manos de los musulmanes. Hemos expuesto antes los grado su soberanía, a fin de gozar de alguna influencia cerca de ellos; no
orígenes del poder y de su conquista por tal jefe. Para ejecutar su propósito, aguardéis a sufrir la misma suerte que han sufrido otros antes que vosotros,
el Príncipe de los' Creyentes reunió fuerzas considerables, tanto de las porque no ignoráis cómo han tratado a las comarcas conquistadas de viva
tribus almohades como del ejército (chiind)
y se trasladó a Ceuta, donde fuerza", v ellos continuaron el consejo de su padre.
construyó una morada, todavía existente, en la que se instaló para esperar Del Kitab al-Muchih del Marrakuxi (Según
mayor parte de sus subditos, por lo que había ordenado la ejecución, me-
I i
diante diversos suplicios, de varios de los capitanes contra los que tenía El sitio de Huete
sospechas. Ale han contado que entre otras torturas que les infligió, hizo
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enterrar algunos en construcciones de mampostería y los dejó morir de Abu Yaqub salió de Sevilla para combatir a Alfonso, ¡que Dios maldiga!,
a acampar cerca de una gran ciudad llamada Huete, que formaba
I f-
hambre v de sed. Por ello había reclutado cristianos, les había organizado y vino
ií
por que había sabido, le combaten y le siguen a las veces; Universidad de París (Siger de Bra-
la
parte de los estados de su enemigo, y en la cual, lo
se encunrraban los grandes de la corte de Alfonso, así como los jefes de bante) le estudia^ y Dante le coloca en la región del más allá reservada a
sus tropas. Sitió ciudad y mantuvo el cerco durante varios meses, con
la
los hofnbres de gran mérito. Sobre el averroísmo de Santo Tomásy de que
tal ricTor, que los sitiados querían rendirse. Vo sé por muchos jefes, con
habló ya Renán, debe consultarse a Asín.
los cuales he estado en relación, que los habitantes, agotados por la sed,
pidieron cuartel al Príncipe de los Creyentes, prometiéndole abandonar la
ciudad, pero él rehusó aceptar la oferta, llevado de la esperanza que le Averroes y la interpretación alegórica del Corán
inspiraban las noticias sobre la miseria ocasionada por la falta de agua y por
el número de bajas.
Réstanos solamente examinar, según hemos prometido, en que materia
y a qué personas sea lícita la interpretación alegórica del texto revelado,
Los sitiados no tenían nada que esperar de él, cuando una noche los y
sitiadores overon en la plaza un gran ruido acompañado de clamores; los en qué materias no lo es. Con este examen se tenninará el presente libro.
Todas las ideas expresadas en el texto revelado pueden reducirse a cinco
cercados estaban paseando sus libros santos, rodeados de los sacerdotes y
clases, mejor diré, a dos: la primera de ellas indivisible, y la otra divisible en
de los frailes, que dirigían súplicas al cielo mientras el resto del pueblo
cuatro.
respondía amén.
La primera, o sea la indivisible, comprende todos aquellos casos en que
La lluvia empezó entonces a caer a torrentes y tan en abundancia que
la idea significada literalmente por el texto es idéntica a la que éste intenta
pudieron llenar sus vasijas v beber cuanto quisieron. Esto les permitió con-
expresar.
tinuar su resistencia, y el sitiador volvió a Sevilla después de haber pactado
La clase divisible en cuatro comprende todos los casos restantes en la
m..
con Alfonso una tregua de siete años. Continuó viviendo en la Península
regresó a que la idea significada literalmente por el texto revelado no es la misma
durante el resto del año 567 y los dos años siguientes, y después
que se intenta expresar, sino otra distinta tomada tropológlcamente por
Marraquex a fines del 569.
'
AVERROES además, ser apreciadas sino por entendimientos muy vivos y despiertos; e
iguales dificultades ofrece, además, el percibir que la idea, literalmente ex-
Be?2 Tufail f 1110-118)) y Ben Ruxd —Avcrroes— (1126-119S) conti- presada, es distinta de la significada por el símil metafórico.
nuara?! en el siglo XH
tradición filosófica ¡ñspano-rmisiihnajm. El pri-
la
2^ Caso opuesto al anterior: cuando con gran facilidad se aprenden
víero fué un neoplatónico; su obra más famosa es ''El Filósofo Autodi- ambas cosas, a saber, que el texto es un símil y cuál es la idea por éste
(I
materia, el monisjno del intelecto humano, la negación de la inmortalidad idea significada por él.
cordobés Maimófiides se apoderó de su tesis y, siguiéndole, trató de conciliar Esto sentado, es indudablemente un error el interpretar alegóricamente
los textos de la primera clase de las cinco enumeradas. En los de la segunda
la doctrina peripatética y la religión fuosaica; y los filósofos hebraicos de los
;
s
siglos medios figuran en la escuela averroísta. Mayor aún fué la eficacia clase (caso primero), cabe la interpretación, pero debe reservarse tan sólo
sus tesis; Santo Tomás es su pri??ier discípulo y su más serio adversario; la la solución ya no es la misma; en ellos se emplea el sentido metafórico, no
escuela domiiiicana (Raimundo Martín) y la franciscana (Rogerio Bacon) porque las ideas que se intenta expresar sean abstractas para la inteligencia
!
«
c(.n facilidad se advierte que son metáforas, pero es difícil adivinar lo que mediante una interpretación alegórica acomodada al grado de duda en que
I"! *;
sifínificapi. Lo que debe hacerse con estos textos es lo siguiente: interpre- se encuentran.
ta^rlos alcíi(')ricamente, pero sólo los hombres escogidos por su saber; y en No obstante eso, la interpretación alegórica, cuando se permite a estas
cuaiiLO a los demás hombres que sospechan que allí hay metáfora, aunque dos últimas clases de personas, engendra opiniones peregrinas y muy apar-
no son capaces de adivinar su sentido, una de dos, o decirles que se trata tadas de la letra de la revelación, las cuales pueden llegar a propagarse y
de textos cuyo sentido oscuro v dudoso los sabios sólo conocen, o acomodar ser rechazadas por el vulgo. Esto es lo que les ha pasado a los sufíes y a
leshaya sugerido. Y la regla para esto es la misma que siguió x-\bu Hamid personas a quienes es y a quienes no es lícita, se ha producido gran confu-
(Al-GazaliT en el libro de la Separación (Faysal), y que consiste en hacer sión en el asunto y se han originado sectas, que mutuamente se excluyen
ver a tales personas que una misma realidad puede tener cinco maneras de y anatematizan como infieles. Todo lo cual no es más que ignorancia del
existencia, que Abu Hamid llama esencial, sensible, fantástica, intelectual y fin de la revelación e injusticia contra ella.
aleííorica. Cuando surja la cuestión antedicha sobre un texto, examínese Por este tratado (Kaxf) se puede ya conocer el conjunto de errores que
cual de estas cuatro últimas maneras de existencia parece más aceptable a
en nuestra religión se ha ido engendrando con las interpretaciones alegóri-
esas personas que creen imposible la existencia esencial de las cosas signifi- cas. Nuestro deseo sería alcanzar esta finalidad en todos los tratados sobre
el texto, es decir, su existencia real extra mentein, y
cadas por hágaseles la que atendamos a si es necesario o no interpretar el texto
religión, esto es,
una explicación metafórica conforme a esa manera de existencia que ellos revelado. no me refiero solamente a las dificultades todas que hay
Con esto
tienen por posible. A esta especie pertenece aquel dicho de Mahoma: "No en el Alcorán, sino también a las que hay en la Sunna o Tradición. Ya
ha habido profeta a quien no haya yo visto, sin que lo haya visto en este mostramos que todas han de resolverse según una de las cuatro especies
nu puesto'\ hasta las palabras "íos jardines y fuego". Y aquel otro: "Mi dichas.
estanque y mi asiento son uno de los jardines del paraíso y mi trono sobre el Del Kaxf de Averroes (Trad. Manuel Alonso,
Al-Andaius, VII, 144).
estanque". Y aquel otro: "A todo hijo de Adán se lo come la tierra, con
excepción del coccigvs". Inmediatamente se percibe que todo eso es me-
E^ta
táfora; pero no se percibe más mediatamente la cosa que es metáfora.
manera de interpretación alegórica es lícita cuando el texto revelado reúne
li
I".
las condiciones apuntadas, y conforme a las normas
dichas. Abu Hamid no DE HUETE A CUENCA
distiníTue en esta cuestión ío necesario, pues su regla es general, aun para el
Todo Al-Andaliis está ya en poder de los abnohades. después de la
caso en que sea difícil apreciar que el texto es un símil y lo que significa;
muerte del rey de Murcia, Ben Mardanix. En Castilla reina Alfonso VIH,
de modo que en estos casos, aunque ocurran sospechas de primera intención
aque- el NiíjOy según le llamaban a la sazón los miisulmafies. El jiuevo imperio
sobre que el texto es un símil, siendo vanas y sin ningún fundamento
desecharlas no aplicar al texto la interpretación africano se halla en el ápice de su grandeza. El segundo de sus soberanos
llas sospechas, es preciso y
este nuestro libro (Kaxf), en muchos decide hacer una expedición por tierras conquenses, que había conquis-
aleo-órica como lo hemos hecho ver en
ocurre eso a los mutakallinuin, esto es, a los asearles tado Alfonso VI y que habían recuperado los almorávides. Abu Yaqub
pasajes en que se les
sitia a Huete. La plaza resiste. Una lluvia providencial la salva. El sultán
V muqtaziles.
(cuarto caso), son aquellos en que es
quinta clase levanta el asedio. La retirada se hace desordenadame?Jte. El ejército visita
Los textos de la
t
CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 245
«44
al anochecer en el campamento, se mostraron agradecidos a Dios por el
éxito de su ataque y de su combate.
Campaña del sulían a hnohade Aba 1 aqub 1 Ubuf
La hueste pernoctó en el lugar donde había acampado, con la debida
precaución y buena vigilancia, y al amanecer del lunes, último día del
añu 567,
Al amanecer del domingo 20 del mes de Dzul-l-qada del citado mes de Dzu-1-qada, partió el califa con las tropas, del manantial citado, bien
hueste manifestó ya que la retirada se verificaría
[11721, un soldado de la ordenadas las huestes, con guerreros esforzados y arqueros en vanguardia y
notificándoselo
en este mismo día, v en efecto, redobló el timbal grande, retaguardia. Recorridas cerca de diez millas, hizo alto en un pobladcj de
a las tropas, y se originó el natural desconcierto,
pues había quien es-
abundantes cosechas, pero abandonado, y después de apoderarse de cuanto
taba perplejo 'sin saber qué hacer, mientras que el de
firme resolución
trioro y cebada pudieron llevar, destruyeron el poblado, borraron sus huellas
conformidad de lo que había oído y en perspectiva de lo que
obraba en
V talaron sus árboles frutales. Aquella noche apareció la luna nueva del
ocurriera. mes de Dzu-1-hicha del año citado y la pasaron las tropas mejor que de
Cuando los cristianos el movimiento de las tropas, oyeron
observaron
costumbre.
el redoblar del timbal y comprendieron que los enemigos emprendían la
Al día siguiente, de madrugada, abandonó el califa el poblado, tomando
inmediatamente con sus caballos e infantes, llegaron al
retirada, salieron el camino que conduce a la ciudad de Cuenca, con el mismo orden del día
el día en que formali-
río, de cuyas aguas les habían impedido beber desde anterior, redoblando los timbales en cada altozano que encontraban en el
con tropas. Las casas y los establos
zaron el cerco, y trabaron combate las
camino que llenaban las tropas a lo largo y a lo ancho, hasta que llegó al
fueron incendiados, mientras el ejército tuvo que luchar y huir precipita- río Júcar, a dos millas de Cuenca, por su montaña occidental, donde acam-
estado
damente, sin que el hermano se cuidara de su hermano, a causa del pó con su gente. Hicieron éstos una salida por los sembrados que los cristia-
I de azoramiento en que se encontraba. Los cristianos llegaron al mercado
nos tenían allí por concesión otorgada por Muhammad ben Alardanix de
situado en las inmediaciones del campamento, dieron muerte a los débiles usufructuar la tierra de los musulmanes y el convenio con ellos celebrado,
V enfermos y sostuvieron con los musulmanes encarnizado combate. Ordeno por el cual venían obligados a pagar a aquéllos el impuesto territorial co-
califa a todas sus tropas que se detuvieran hasta
levantar las tiendas,
el rrespondiente.
éstas recogidas llevadas por delante, quedando sólo en su sitio el oración de tarde del día mencionado, cabalgó el califa
fueron y Después de la la
al Islam) despacio v con felicidad; el califa hizo tres millas de camino, aún huellas de la prosperidad que alcanzó en tiempo de los reyes del Islam
yendo a acampar con de agua contiguo al
sus huestes al lugar del salto V del cuidado que éstos pusieron en hacer de ella un fortísimo baluarte para
monte de la citada ciudad de Huete, y a tres millas de distancia de ella. las vicisitudes de los tiempos. La envuelve, por la parte occidental, el río
No inició el califa este movimiento de retirada, sino después de dejar a sus Júcar con bordes escarpados y precipicios que impiden el acceso a ella; y
hermanos con grueso contingente de soldados de guardia en
los príncipes, por la parte oriental, corre otro río, en iguales condiciones para la inexpug-
la ciudad de los cristianos, para impedir que éstos persiguieran a los guerre- nabihdad de la plaza; ambos vierten sus aguas en una gran buhayra o lago
Mar- que está contigua a la muralla.
ros débiles v enfermos, v junto con los príncipes dejó a Yusuf ben que provee de agua a sus habitantes, y
ben Hamuxk a Abu-1-Ala ben Garun con las tropas
y Se entra a ciudad por un gran puente, flanqueado en sus dos extremos
la
danix, a Ibrahim
de los chimd españoles. Entre los citados almohades y los infieles hubo, a por dos fuertes torreones protectores, sobre ambos ríos, en jurisdicción de
mencionada ciudad, defensas, combates y luchas; allí la ciudad. En la parte septentrional tiene un foso labrado en piedra dura,
orillas del ríode la
la victoria en de profundidad equivalente a la estatura de dos hombres aproximadamente,
fueron muertos sesenta cristianos y hechos prisioneros diez;
otorgó de regreso encima va un fuerte parapeto. Este foso tiene escalones construidos bajo
aquel día fué para los musulmanes a quienes Dios
auxilio;
N
I f
DOMINACIÓX ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 247
24t» CLALDiO SÁNCHEZ-ALBORNOZ Yusuf lo sultán
conde Ñuño, en vista de ello se volvieron y contaron al
tierra,por los cuales se baja al río, para la provisión de agua y para moler
vuelve por los que pasaba. Fué éste de parecer que para presentar combate había que
'
hueste
cahfa al
Cabalgaron los guerreros vestidos con corazas, armados y dispuestos en por sus márgenes para perseguirle y tomar venganza.
noticias del "Pero las palomas se rieron de él, burlándose al abrigo de espesura,
orden^de batalla; pero no emprendieron la marcha sin esperar
la
cristianos. ción, con una continuidad que no se encuentra en ningún otro no. Ale
de
Las tropas permanecieron en su sitio, por orden de categorías y contó una persona culta, que había visitado El Cairo y a quien yo pregunté
cabilas, hasta entrada lamañana que llegó Abu-1-Ala con su compañía y por el Nilo, que los jardines y las quintas no se suceden en sus márgenes
manifestó que los cristianos habían levantado el campo y regresado
a su suceden en río de Sevilla. Del mismo modo,
con la continuidad con que se el
el Aljarafe es su corona;
con monumentos todavía en pie: la Giralda y la Torre del Oro, entre otros.
de olvidos. uno que había visto el Cairo y Damasco le dijeron: ''¿Qué te
A
gusto más: esas dos ciudades o Sevilla?", y contestó, después de preferir
a
!
I
I I
DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 25I
250 CLAinio SÁNCHEZ-ALBO RXOZ
musulmanes. Les tocó pelear contra el gran ejército almohade que
había
amha^ que. sesún la opinión unánime de los que han recorrido las comarcas
atacaron, llevando la
conquistado la Península. Sus milicias resistieron y
de la tierra, no tienen par fuera de Sevilla. concejiles, que más
guerra al corazón del país enemigo. Entre las huestes
También habrás oído las especies de instrumentos músicos que hay en
se habían distinguido en la pelea contra los almorávides, habían figurado las
esta tierra, tales como aljayal, al-kariy, al-'ud (laúd), al ruta, al rabab (ra- pesadilla torturadora
de Avila. La ?nesnada almlense conti?mó constituyendo
al-sugra
bel), al-qanun, al-munis, aí-kanira, al-qitar (guitarra), al-zulami, y Abu Yaqub decidió, a la postre, hacer un
para los almohades. Su califa
ai-mura (que son dos flautas, una barítona y otra tiple), y al-buq (albogue). acabar con de Avila, y eiivió a su hermano,
esfuerzo supremo para los
Aunque todos estos instrumentos existan en otras ciudades de x\l-Andalus, lograron ven-
contra ellos, al frente de un poderoso ejército. Con ardides
en Sevilla es donde hay más y más a la mano. En cuanto a Berbería no con que celebrada la victoria en la corte
cerles y la recepción solemne fué
hay nada de esto, fuera de lo 'que ha sido llevado de Al-Andalus. Sus ins- musulmajia, descubre la trascendencia concedida en ella al triunfo
alcanzado
trumentos propios son al-duff (adufe), aqwal, al-yara, abu-qarun, la dabda-
sobre los caballeros abidenses.
ba de los dudaneses y el hamaqi de los berberiscos.
Sus mujeres, sus vehículos (tanto terrestres como marítimos), sus guisos
'
sus frutos (lo mismo frescos que secos), son especies que en el
reparto
y En mes bendito de Xaban del mismo año [de 1175], salió de la
el
del mérito han cogido más copiosa. En cuanto a sus casas, ya tienes
parte conocido entre
ciudad de Avila el conde ^iejo, el condenado Xanmanis,
la
noticias de su perfección y del celo con que las cuidan sus propietarios. musulmanes por "el Giboso", jefe
los habitantes de la frontera y entre los
En la mayoría de ellas no' falta agua corriente, ni árboles frondosos, tales de los cristianos de Avila y' encargado de la dirección
de la guerra, en
como el naranjo, el limero, el limonero, el cidro y otros. tiempo de la rebehón, contra los musulmanes en Al-Andalus. ¡Cuántos es-
H
Sus sabios en toda rama de saber, elevada o humilde, seria o jocosa, tragos causó al Islam en la época de sus expediciones al frente de su mes-
son muchos para que puedan contarse y muy célebres para que tengan nada, y aun después cuando ya estaba cascado, viejo y
cargado de años,
que ser citados. musulmanes por Oriente y Occidente, por el
lanzando algaras contra los
Tocante a los poetas que hay en ella, así como compositores de mu- Sur V por el Centro, con huestes formadas por sus hermanos los cristianos,
wassahas y son tantos, que, se distribuyesen por Berbería, sería hasta Algeciras, obligando a
a quienes llevó hasta la península de Tarifa y
zéjeles, si
ésta estrecha para contenerlos, y, sin embargo, todos alcanzan la gracia y musulmanes beber el cáliz
a amargo de sus estragos, sin que le arredrara
los
los regalos de los magnates de la ciudad. ef calor ni contrariedad alguna de esta
la lluvia, ni el frío persistente ni
único propósito, al mencionar cuanto he citado respecto a esta noble
mI naturaleza que le sobreviniera! Ahuyentaba los ejércitos de musulmanes
población, ha sido dar con ello una idea representativa de las excelencias los creyentes, hasta que Dios
enviados contra él y destruía los poblados de
de todo Al-Andalus, pues, aunque ninguna de sus ciudades está falta de permitió que fuera muerto y aniquiladas sus milicias abulenses, en esta
nada de eso, sin embargo, he puesto a Sevilla, mejor dicho, la ha puesto fecha, para dicha de nuestro señor el Príncipe de los
Creyentes.
Dios, como madre de todas sus ciudades y centro de su gloria y de su Salió pues de Avila, en el mes citado, con dirección
a la provincia de
excelsitud, puesto que es la mayor de sus poblaciones y la más grande de Sevilla contra aquellas comarcas que él visitara en su tiempo, durante la
sus capitales. rebelión, llegó con su mesnada al Guadalquivir, lo atravesó con sus tropas
De la Risala de Al-Xaqundi (Trad. García Gómez: Al-Charf,
por el vado'que se encuentra entre el castillo de Balma y el de
Revista de Occidente, XI, 1933, 347). hizo incursiones
sobre la tumba denominada Sepulcro del Sahid al-Garib,
Córdoba,
por territorio de Exija, que atravesó, dirigiéndose al mediodía de
de ovejas que pastaban, en
a la Qanbaniva, donde se apoderó de rebaños
'
I
m
CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 253
252
en este
raran pan l.i lucha v le esperaran con los medios de que podía ti sultán que era por ellos perseguido y que se proponía presentarles batalla
tropas musulmanas se dispusieron para el
disponer. amplio lugar, así que todas las
brillantes
íl'
a donde éstos fueran, aunque tuvieran que llegar a la ciudad de la vida que sus carnes servirían de pasto a las fieras y a los hambrien-
y
a los cristianos
cam- Subieron consigo a aquel monte los prisioneros y el botín.
de Avila para lograrlo. Purificaron sus almas los musulmanes
para la tos pájaros'.
por
paña, dirigieron a Dios sus intenciones, enmendaron sus faltas mediante la Los almohades, una vez" dispuestos en orden de batalla, avanzaron
Desde delante de sus banderas, juntáronse con los enemigos y subieron
por el
obediencia a sus mandatos y formaron una resolución inquebrantable.
el primer momento formó con ellos el jeque Abu Hafs, al frente de todas monte con verdadero predominio sobre el enemigo. Había reunido con
las tropas almohades de Córdoba; y después de hacer acopio de provisiones anterioridad "el Giboso" Abu Barda sus soldados, a los cuales excitó a
combatir con denuedo y les dijo: "Yo estaré sentado en mi tienda en
la
se fueron
de forraje v alimentos, en cantidad suficiente para la campaña,
contemplaré vuestra faena".
a combatir a los enemigos de Dios, al anochecer del citado domingo conti- cumbre de este monte, desde donde os veré y
nuaron la marcha, con precaución, hasta que llegaron al castillo de Patruch, Trabaron combate los almohades con los cristianos en aquel monte abrupto,
cubierto de boscaje v de piedras, hasta el punto de que a
ningún jinete
que estaba desierto, sin un alma. A
causa de la rapidez de la marcha enfer-
podía mandar recorrerlo; y después de medio día de herir con la
lanza
maron algunos soldados, y se decidió que todo el que se sintiera indispuesto se le
Dios derrotó a los infieles y los
se quedara en este castillo, encomendando la persecución del enemigo a y con la espada, de combatir 'v luchar.
'exterminó hasta el último. Llegaron los almohades a la tienda
donde estaba
los más fuertes y valerosos de los almohades, de los chiind y de los árabes:
avance, precedidos de un explorador del gremio sentado maldito "Giboso" y allí mismo fué asesinado y decapitado, y
el
así se hizo, y continuaron el
instante, de las marchas paradas de los cristianos, así como de los lugares ííos. muy pocos los cristianos que se salvaron, como unos doscientos
Fueron
y
que se ocultaron de noche en la selva, sin cabalgadura.
donde se alojaban y def orden que seguían en sus excursiones, y además jinetes solamente. . .
peorcito de
para sorprender sus' secretos. No hacían jornada alguna que no fuera
objeto Perecieron en esta derrota los adalides de los cristianos y lo
después de jefe que los acaudillara
daba cuenta citado jeque a los almohades, de lo la gente de Avila, que se vio privada
de su observ-ación, y al y
tuvieron mancebo alguno que se levantara, erigiéndose
que pasaba en el campo enemigo. en sus campañas, ni
calidad de
x\l amanecer el miércoles 19 de Xaban, los cristianos y
su jefe el conde- en caudillo, hasta esta fecha. Dios concedió a los musulmanes en
armas víveres que los cristianos tenían preparados para el
nado tirano, aplazaron la partida del lugar donde estaban alojados, que era botín, las y
que
el llamado Vega de Karkawai, en las cercanías de Calatrava; el hafiz Abu tiempo que durara su campaña por tierras del Islam, persuadidos de
no se verían obligados tan pronto a abandonarlas, así como todo ello
pasó
Umram dio parte de este aplazamiento por él observado, el mismo día; los
había enterado de a manos de los musulmanes, mientras los enemigos de
Dios se vieron preci-
almohades atribuyeron la actitud del enemigo a que se
DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 255
254 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ Al-Hadzar; los jurisconsultos,
goría, los almohades, los jeques de los tolbas,
sados a huir, después de haber recibido el castigo, la derrota, y de haber
secretarios predicadores; se dio permiso para entrar, con el debido orden,
experimentado la pena de su tremendo fracaso, sin que el hermano se ocu- y
estaban a la puerta, para felicitar al califa: fué
para del hermano, ni el hijo de su padre.
a los literatos y poetas que
introducto/ el ministro Abu-1-Ula Idris ben Chami, a quien
acompañaba
su
Fueron rescatados todos los cautivos musulmanes y recuperado todo el Abu Muhammad al-i\laliqi, Xayi de los Tolbas. Pronunció
el jurisconsulto
1 ganado, el vacuno y el lanar, que pasó a poder de sus legítimos dueños y Abu Aluhammad Abd al-Wahid ben Umar, primero
el discurso el asceta
señores: v los almohades se apoderaron de gran copia de adargas, cascos, de la lengua
í
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4 I
en berberisco, sirviéndose, en la exposición de sus conceptos,
caballos, mulos y jumentos; no sólo alcanzaron el mérito de la obra de la expuso estas mismas ideas en árabe, para
V estilo de los almohades, después
íTuerra santa, sino también botín y recompensas. que hablaban esta lengua. Hicieron uso de
inteligencia de los individuos
Reunidas las cabezas de los cristianos, fueron llevadas a presencia del al-Chadd, Abu Musa ben Umram
la palabra a continuación Abu Bakr ben
jeque Abu Hafs y de los príncipes Abu Zakariyya y Abu Ibrahim. Se poetas sus poemas compuestos
y Abu Muhammad al-Maliqi. Recitaron los
?
sábado 22, dio audiencia al califa, que se sentó con su hermano el príncipe ^dado de España, en ella residió con frecuencia, a ella consagró atención
Abu Hafs en el salón de la derecha de su alcázar, situado dentro de la alcaza- especial y en ella peleó: con los imisidmanes
ijiswnisos al poder almoha-
ba de Sevilla, donde se celebró la recepción con motivo de las felicitaciones de y con los reyes cristianos del Norte. En una de esas campañas, en el
por el triunfo obtenido. x\llí se presentaron por orden riguroso de cate-
Ir ?
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256 C í A L i> i i) > A \ í ii EZ - ALBORNOZ
sitio de Srritarevi contri Alfonso Enríquez, fué herido de muerte. Falle-
ció de regreso j Sevilla, quedando jsí su nombre vinculado a ¡a tierra
espaíwla. A pesar de su enorme poderío y del fraccionayniento de la cris-
tiandad en los CUÍCO reinos de España León, Castilla, Navarra—Portugal,
y Aragón — ímpetu iiuerrero de éstos suplía, a veces, a U fbijiieza de
, el
llanuras, masmudas, árabes y los otros. Se dirigió con sus tropas hacia la
Península, atravesó el mar con su ejército y marchó a Sevilla, porque allí
se encontraba su morada, y la de aquel de sus hijos encargado del gobierno
del país cuando estaba en él. Permaneció en Sevilla el tiempo necesario para
que sus huestes reparasen sus efectos y cargaran municiones y se dirigió desde
ella a Santarem —
quiera Alá devolverla a los musulmanes Se halla esta — .
llanuras, masmudas, árabes y los otros. Se dirigió con sus tropas hacia la
Península, atravesó el mar con su ejército y marchó a Sevilla, porque allí
se encontraba su morada, y la de aquel de sus hijos encargado del gobierno
del país cuando estaba en él. Permaneció en Sevilla el tiempo necesario para
que sus huestes reparasen sus efectos y cargaran municiones y se dirigió desde
ella a Santarem —
quiera Alá devolverla a los musulmanes Se halla esta — .
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Murallas árabes de Sevilla,
Arqueta de la Catedral de Gerona.
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sino los que encontraban en las cercanías de la tienda real. Los demás,
se
sin que el príncipe supiera nada, se dedicaron durante toda la noche
a
Tajo), informados además por los espías que tenían en el campo musulmán,
de la marcha de Abu Yaqub y de su ejército, ante el desorden que reinaba
en éste y la dispersión de la mayor parte de las tropas enemigas, aprove-
charon la oportunidad que se les brindaba. Numerosos jinetes cargaron
contra los que encontraron al paso, los empujaron delante de sus caballos,
llegaron hasta la tienda real, y a su puerta dieron muerte a gran número
de oficiales del chund, la mayor parte naturales de Al-Andalus. Alcan-
zaron hasta el príncipe mismo que recibió una lanzada en el bajo vientre,
de que murió algunos días después. Sin embargo, tras el choque, los
la
de las tropas motivo del desastre y supo lo que había hecho Abu-1-Hasan
al-Malik, dijo que recogería los frutos de su conducta. El predicador,
informado de tal amenaza, para salvar la cabeza, huyó a Santarem cerca del
rey cristiano Ben al-Riq, que le recibió con honor y le asignó una hermosa
morada, así como una pensión considerable.
La herida de Abu Yaqub se agravó después que le transportaron al
otro lado del río; y no habían hecho dos o tres jomadas cuando murió.
Sé, por alguien que tomó parte en tal expedición, que entre la plegaria
del mediodía y la de la tarde corrieron por todo el campo musulmán estas
palabras: "¡Las últimas plegarías, las últimas plegarias por un personaje de
importancia!" Todo el mundo las recitó, pero nadie supo, salvo los íntimos
de la corte, de quién se trataba. Se llegó así a Sevilla, donde se detuvo el
Tapiz llamado Bandera de las Navas. Las Huelgas. Burgos. enviado bajo la custodia del chambelán Kafur, liberto del difunto, a Tin-
malal, donde fué enterrado junto a Abd al-Mumin y a Ben Tumart. Su
muerte había tenido lugar un sábado, poco antes de la puesta del sol, el 7 de
Rachab del 580. Su hijo Abu Zakariyya Yahya me ha contado que poco
antes de su muerte repetía frecuentemente este verso:
i
DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE 257
obtuvo la publicidad suficiente. El primero que levantó su tienda fué
Abu-1-Hasan Ali ben Abd Allah ben Abd al-Rahman al-Malaki, cuyo padre
había sido cadí de Abd al-Mumin. Abu-l-Hasan era bien conocido y era
llamado, en atención a sus funciones, predicador del califato. Era versado
en derecho, sabía bien las tradiciones, era buen poeta y escritor distinguido.
Cuando se vio su tienda recogida, se imitó su ejemplo, por confiar en la
sino los que encontraban en las cercanías de la tienda real. Los demás,
se
Tajo), informados además por los espías que tenían en el campo musulmán,
de la marcha de Abu Yaqub y de su ejército, ante el desorden que reinaba
en éste y dispersión de la mayor parte de las tropas enemigas, aprove-
la
contra los que encontraron al paso, los empujaron delante de sus caballos,
llegaron hasta la tienda real, y a su puerta dieron muerte a gran número
de oficiales del chund, la mayor parte naturales de Al-Andalus. Alcan-
zaron hasta el mismo que recibió una lanzada en el bajo vientre,
príncipe
de la que murió algunos días después. Sin embargo, tras el choque, los
cristianos fueron forzados a retroceder y a volver a la ciudad, pero no
sin haber obtenido algún éxito. Se transportó al príncipe al otro lado
del río y después de haberle instalado en una litera de mujer se comenzó
la marcha. Cuando inquirió la causa que había provocado el movimiento
de las tropas motivo del desastre y supo lo que había hecho Abu-l-Hasan
al-Malik, dijo que recogería los frutos de su conducta. El predicador,
informado de tal amenaza, para salvar la cabeza, huyó a Santarem cerca del
rey cristiano Ben al-Riq, que le recibió con honor y le asignó una hermosa
morada, así como una pensión considerable.
La herida de Abu Yaqub se agravó después que le transportaron al
otro lado del río; y no habían hecho dos o tres jomadas cuando murió.
Sé, por alguien que tomó parte en tal expedición, que entre la plegaria
del mediodía y la de la tarde corrieron por todo el campo musulmán estas
palabras: "¡Las últimas plegarias, las últimas plegarias por un personaje de
importancia!" Todo el mundo las recitó, pero nadie supo, salvo los íntimos
Eran deseados los vasos cuando vinieron a nosotros; pero, cuando estu-
vieron llenos de vino puro,
LA poesía en la ESPAÑA ALMORAVIDE se aligeraron y estu\ leron a punto de volar con lo que contenían, del
Y ALMOHADE mismo modo que los cuerpos se aligeran con los espíritus.
^
La poesía hispano-árabe sobrevivió huracán de barbarie que ¡a inva-
al
SIÓ71 abnorávide desencadenó sobre España.
Por el momento se replegó en
sí misma
y espíritus cuidadosos se ocuparon de salvar sus viejas esencias, Las rosas
mediante ajitologías como la Dajira, de Ben Bassa?n (m. IMl),
y los Collares Las rosas se han esparcido en el río, y los vientos, al pasar, las han esca-
de Oro, de Ben Jaqan (m. 1134). Después, los sucesores de
Yusuf ben Taxu- lonado con su soplo,
fin sucumbieron al embrujo de la cultura andaluza, llegaron a
ser más
españoles que africaTws y protegieron a los escritores y^ poetas hispanos:
como si el río fuese la coraza de un héroe, desgarrada por la lanza, y en
la que corre la sangre de las heridas.
ya en su corte misma, ya en las capitales de sus gobernadores de Al-Anda-
lus. Entre todos esos poetas De Ben Al-Zaqqaq, de Alcira (m. hacia 1135).
se destacan
dos levantinos: Ben Jafacha (1058-
i/5(?j, y su sobrino Ben al-Zaqqaq {m. 1134). El
pri?nero gustó de describir
paisajes y jardines, y el segundo revolucionó las
gastadas metáforas de la Escena báquica
poesía andaluza. Pero ambos representan, como Góngora en las letras
caste-
llanas, la ci?m de la lírica Jieoclásica. En ciertos
medios de la sociedad Escancia en rueda el vino en el jardín cubierto de escarcha. La senten-
hispajw-almorávide surge al misino tiempo un gusto por lo vidgar que cia de la aurora se cumple ya sobre las tinieblas.
mueve a los poetas a acudir a las jor?ms populares del ''zéjeF El vaso de vino nos mira con las pupilas de sus burbujas, que substitu-
y la "jmi-
v:assaha'' y les lleva a hacer sonar la lira satírica yen para nosotros a los ojos lánguidos.
y hasta la lira obscena. El
rey de los zejeleros y libertinos andaluces
fué Ben Quzman (?n. 1160). Sus
No es que se hayan ocultado las estrellas del horizonte, sino que se han
poemas eran juguetones y desvergonzados, cojno baladas callejeras o como trasladado de los cielos a los jardines.
destinados para tertulias de mozos elegajites y depravados. La domiiiación De Ben Al-Zaqqaq, de Alcira (m. hacia 1135).
almohade da empleo a muchos talentos ajidaluces. Mas el Islam andaluz se
iba agotando, se extingue la influencia oriental
y la España mora vive de
su pasado. Las ciencias españolas llegan a su El arco
apogeo, pero la poesía ?20
remonta su vnielo muy alto. Sigue habiendo pléyade de poetas, la
escuela Me maravillo de la ingratitud del arco, porque no es leal con las palo-
levandna se sobrevive a sí misma y las bajideras almohades tienen
un cantor mas del boscaje.
español. Mas vence la poesía popular ¡Así
y el zéjel soiiriente y burlón triunfa Cuando era rama fué su amigo, y, ahora que es arco, las persigue.
en las callejas sevillanas; y allí canta el más famoso poeta
de la época: un son las vicisitudes de los tiempos!
judío converso. Ben Sahl (m. 1251). La decadencia
de Al-Andalus y los De Ahmad Ben Waddah, apodado Al Buqayra,
triunfos cristianos mueven a muchos de sus i?igenios a expatriarse. La España de Murcia (m. hacia 1135).
musulmana devuelve entonces a Oriente la influe?icia de él recibida durajite
siglos. Y los poetas andaluces llenan
ciudades orientales y africanas con
las
sus inquietudes ?msticas
y sus soñadas fantasmagorías. Un ?iombre debe El caballo alazán
destacarse entre ellos: el del murciano Ben Arabi (1165-1240), precursor Era un caballo alazán con el cual se encendía la batalla con un tizón de
del Dante.
coraje.
26o C L A U DIO S Á X C íí E Z - A L B O R XO Z DOMINACIÓN ALAIORÁVIDE Y AL.MOHADE 261
Su pelo era del color de la flor del granado; su oreja, de la forma de ¡Bien por nuestra morada, donde se bebe por la noche, en un sitio en
una hoja de mirto. que no nos deleita más que el zureo de las palomas!
Y, en medio de su color bermejo, surgía en su frente una estrella blanca, Gorjean las aves, languidecen los ramos, y la tiniebla se bebe el rojo
como las niveas burbujas que ríen en el vaso de rojo vino. licor del crepúsculo.
De Muhamm.ad Ben Galib Al-Rus afi, de la
De Bex Jafagha, de Alcira (1058-1138).
Ruzafa de Valencia (m. 1177).
Cuando la noche arrastraba su cola de sombra, le di a beber vino oscuro Apoyadas las mejillas en las palmas de las manos, nos sorprendió a
y espeso como el almizcle en polvo que se sorbe por las narices.
y a mí la luz de la aurora.
ellos
La estreché como estrecha el valiente su espada, y sus trenzas eran En toda la noche había cesado de escanciarles el vino y de beber vo
como que pendían desde mis hombros.
tahalíes mismo lo que quedaba en su propia copa, hasta que me embriagué al igual
Hasta que, cuando la rindió la dulce pesadez del sueño, la aparté de mí, que ellos.
a quien estaba abrazada. Pero el vino ha tomado bien su venganza: Yo le hice caer en mi boca
jLa alejé del costado que amaba, para que no durmiese sobre una me ha hecho caer a mí.
y él
almohada palpitante!
Del médico sevillano Abu Bakr Muhammad Ben
De Ben Baqi, de Córdoba (m. 1145). Abd Al-Malik Avenzoar (1113-1199).
Mira el campo sembrado, donde las mieses parecen, al inclinarse ante El céfiro rasgó la túnica del río, al volar sobre él, y el río se desbordó
el viento, por sus márgenes para perseguirlo y tomar venganza.
escuadrones de caballería que huyen derrotados, sangrando por las heri- Pero las palomas se rieron de él, burlándose al abrigo de la espesura, y
das de las amapolas. el río, avergonzado, tornó a meterse en su cauce y a ocultarse en su velo.
Del Qadi Iyad (1083-1149). De Ben Safar Al-Marini, de Almería (Siglo XII).
El dedal
La botella negra
Dedal brillante como los rayos del sol: si le da el reflejo de una estrella
del cielo, se ilumina. Yo elevo a los comensales mis quejas en este asunto de la botella, que
El orfebre se esmeró en su labor, hasta verter oro en sus extremos. se ha vestido con una ttmica de color negro espeso.
Parece un pequeño casco, agujereado por las lanzas, y al que un tajo Había expuesto en ella el sol del vino entre nosotros; mas este sol se ha
de espada arrancó la cimera. ocultado en un ala de la noche tenebrosa.
Del poeta sevillano Abu-L-Abbas Ahmad Ben Sid, La botella niega con su color las luces del vino, como el corazón del
conocido por Al-Liss, "el ladrón" (Siglo XII). envidioso niega la mano del que le favorece.
Escena báquica
Insomnio
Una tarde serena, pasamos bebiendo vino.
la
El sol, al declinar, apoyaba en la tierra la mejilla, para el descanso. Cuando el pájaro del sueño pensó hacer su nido en mi pupila, vio las
El céfiro levantaba la cola de la túnica de las colinas; la faz del cielo pestañas y se espantó, por miedo de las redes.
parecía la lisa superficie del río. De Abu Amir Ben Al-Hammara (Siglo XII).
262 CLAUDIO SAN C H E Z - A L B O R NO Z DOxVIINAClÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE 263
Y es que el agua, acostumbrada a correr furtivamente debajo de la
almizcle. ¡Encerraba toda la beldad v aún also más! Del poeta sevillano Ben Raía (Siglo XIII).
Una vez que sus lunares se hubieron metido en mi corazón, tan hondo
como vo me sé, le dije:
"¿Es que toda esa blancura representa todos tus favores, v esos puntos Regalando un espejo
negros algunos de tus desdenes?"
Te envío un espejo precioso: Haz surgir en su alto horizonte tu rostro,
iMe contestó: "Mi padre es escribano de los reyes y, cuando me he luna de buen agüero.
acercado a él para demostrarle mi amor filial, pasión que me
Así apreciarás con justeza tu hermosura y disculparás la
temió que descubriese el secreto de lo que escribía, sacudió pluma,
y la consume.
rodándome el rostro de tinta". más benévola
¡Ay, con ser fugitiva, tu imagen es más accesible que tú,
Del sevillano Abu Ahmad Ben Hayun, que vivió en y mejor cumplidora de promesas!
tiempos de Yusuf ben Abd al-Mumin (Siglo XII).
Del poeta sevillano Ben Al-Sabuxi (Siglo XIII).
Disculpa
Orillas del Guadalquivir
No me tachéis de inconsecuente porque mi corazón haya sido apresado
Los olmos que descuellan en los jardines son como lanzas llenas de
por una voz que canta:
banderolas de seda.
Hay que estar serio unas veces y otras dejarse emocionar, como la made-
ra, de la que sale lo mismo el arco del guerrero que
No es de extrañar que estas tropas se alzaran contra el río, cuando le
el laúd del cantor.
vieron vestido con la cota de mallas que le forjan los vientos al arrugar
Del alfaquí cordobés Ibrahim Bex Utzman (Siglo XII). sus aguas.
El río rechazó a las tropas una y otra vez con sus ondas, pero se incli-
¡Qué bello el surtidor, que apedrea al cielo con estrellas fugaces, que El viento
saltan como ágriles acróbatas!
De él se deslizaban a borbotones sierpes de agua, que corren hacia la
No hay mayor alcahuete que el viento, pues levanta los vestidos y descu-
Por eso los amantes lo emplean como tercero que lleva mensajes a sus
El mundo adorna para que lo pises.
se
amigos V enamorados.
Al par que tú saltas de la cama,
De Ben Said Al-Magribi (1214-1274).
se iluminan la alcoba y la comarca.
Todos temen su mirada, menos ella, pues ¿acaso hace temblar la espada
Hirió con sus ojos mi corazón sensible
el corazón del que la empuña?
y la gente vio la huella que allí dejó.
Alzóse hacia ella mi vista, mientras lloraba, y vio desatarse las nubes
Dicen unos: era un puñal, y otros: una navaja;
bajo el sol de su frente.
éstos: era un cuchillo, y aquéllos: una
flecha.
Recordando su talle, gimo de amor, como las palomas que lloran sobre
las ramas. son mis instrucciones para el entierro:
Cuando muera, éstas
Su separación ha dejado en mi pecho una negra tristeza, como las tinie- dormiré con una viña entre los párpados;
blas vienen, cuando se pone el sol. que me envuelvan entre sus hojas como mortaja
de pámpanos.
Del alfaquí cordobés Umar Ben Umar, cadí de y me pongan en la cabeza un turbante
Córdoba y Sevilla en tiempo de los almohades.
Bueno será para persevera.
Aben Quzmán se arrepintió. él, si
Del cadí de Jerez Ben Lubbal (m. 1284). Si matan, sólo por ti será
me
(Trad. García Gómez: Poemas arábigo-andaluces). Si mi corazón pudiera dejarte,
no compondría esta cancioncilla.
V
\ '^^^^*^7üVN?¿¿ÍÍÍitÍA
ULTIMA GRAN VICTORIA AFRICANA EN ESPAlSíA
REIH
imiIat
el poder de su enemigo. En dos campañas sucesivas los africanos devastan z^^snsrsii. zjr.rr.'miíflB-iamiíii^
el valle del Tajo; pero no logran tomar Toledo, ni cruzar los puertos de
Mapa de caminos de Córdoba a Toledo en la Edad Media.
2 68 C L A U I) I O S A X C H E Z - A L B O íi XO Z DOMINACIÓX ALMORAVÍDE Y ALMOMADE 269
Cventa aun ell arcobispo en razón deste noble don Alffonsso, rey de En 590 [1194] fué roto el tratado que unía (a Abu A'usuf) con Alfonso
Castiella, et dize: sossanno el rey don Alffonsso la balsemia de Af frica, esto
y la caballeríaenemiga invadió el país y se extendió por todas partes, por
es los falsos denuestos et escarnios quel dizien los moros; et assannosse la
lo que Al-Andalus tuvo que sufrir grandes daños. El
Príncipe de los Cre-
yra de Et regnaua entonces en Affrica Josep Alazemut, et ell
los alaraues.
yentes atravesó el mar a la cabeza de un ejército considerable, en Chumada
llinnage de los almohades la cabes^a de la su yent. Et leuantosse esse pringep
591 [13 mayo 1195] yllegó a Sevilla, donde se detuvo sólo el tiempo nece-
con grand muchadumbre, et enlleno las campinnas dell Andaluzia con uozes distribuciones de dinero,
sario para pasar revista a sus tropas y para hacer las
de muchas guisas: et las yentes eran turcos, alaraues, affricanos et eziopianos
y en seguida marchó hacia el país crisdano. Alfonso, tan pronto como tuvo
de amas las Eziopias, et almohat que es ya otra yent et de los Montes Claros noticia de la expedición, reunió igualmente un ejército considerable, y los
uinieron en la hueste de aquel Alazemut, et ell andalu^ de tierra de Gua- dos enemigos se encontraron en un lugar llamado Fahs al-Chadid.
Alfonso
dalqueuir a su mandado ueno Et passo mar Terreno suerte que
alli. ell el et ell tenía a sus órdenes más soldados que había reunido jamás, de
Estrecho de Seuilla. Et a los sus nauios daquel Alazemut llama el arcobispo el temor cundió entre los musulmanes y les agitaron funestos presenti-
en el latin trieres; et trieres quiere dezir: "nauios que se gouiernan por tres mientos. El Príncipe de los Creyentes en' medio del desconcierto
universal
rimos". Et en estos nauios tales passo aquel moro Alazemut et su yent de que
no tenía otros sostenes que la oración y el auxilio, de igual naturaleza,
Affrica por ell estrecho de Seuilla a Espanna. Dize el arzobispo empos de cuya virtud estaba seguro. El miércoles
pedía a los hombres piadosos
esto: la su yent daquel moro non se podrie contar, tanta era la muchadum- 3 Xaban [13 julio] se libró la batalla (fué dada en
verdad el 18 de julio) y
bre della; assi era como ell arena de la mar: La llegan^a dell, a la gipdad gracias a la protección divina, que descendió sobre los almohades, sostuvo
de Seuilla; et la uenida del, a las campinnas de Cordoua. Firmaron la su su energía y les concedió el triunfo, la suerte de las armas se
volcó contra
los suyos, y sólo pudo salvarse éste con una treintena de
cara contra Alarcos et la faz de la su sanna contral regno de Toledo. Los sus
Alfonso y
llanos de Tolosa despoio de sus pastos, et enssancho el los senderos de los oficiales.Del ejército musulmán encontraron la muerte de los mártires un
pennedos con hunnas de cauallos, et con la grand muchadumbre seco los cierto número (de guerreros), tanto de los principales almohades
como de
ryos. La fama que corrie del, uolaua como uuela dell aue, et esparziosse por los otros. Se cita entre ellos al visir: Abu Yahya (llamado
también Abu
las tierras et sonó por todo logar, et la neua ligera mouio a ssanna; et en Bakr ben Abd Allah) hijo del jeque Abu Ha'fs, antes citado entre los
la oyda del messaie muchos fueron alegres, et otrossi la ueuida de los visires de Abu Yusuf. El Príncipe de los Creyentes avanzó en
persona hasta
Qalat Ribah (Calatrava) cuyos habitantes habían huido y en la que
enemigos asanno a muchos. Non sabe omne la carrera del muy alto nin penetró.
saben los fijos de Adam los consseios del. Et desque se ayuntaron amas las Hizo transformar la iglesia en mezquita y los musulmanes recitaron en ella
huestes, lidiaron, et fue uenguda la hueste de los cristianos, et el noble la oración. Después de haber conquistado las diversas
fortalezas que rodean
rey don Alffonsso sacado de la batalla por fuerza de los suyos, et por la Toledo volvió a Sevilla ornado con la aureola de la victoria. Esta brillante
noble sabiduría de los suyos fue el saluo et libre de muerte et de prisión victoria se iguala con la de Zallaqa, de que hemos hablado en
dempo de
aquel dia. Aun gano el moro después de la batalla unos castiellos. Et esta Yusuf ben Taxufin, emir de los almorávides.
fue la batalla de Alarcos, que fue fecha en la era de mili et dozientos et Del Kitah al-Muchih del Marrakuxi (Según versión
XXXIII annos, et andana otrossi entoncesanno de la Encarnación del
ell francesa de Fagnan, 245).
al soberano almohade, de quien era tributario, que se hallaba en guerra con Dice Qastus: *'Si deseas conservar las uvas colgando en la cepa hasta
su primo el rey de Castilla y le pidió una hueste musulmana para invadir el mes de Dimah (marzo) o más allá, fíjate en un sarmiento que lleve
su territorio. Se accedió a su ruego y así los cristianos tuvieron que sufrir mucha fruta, para que te sea posible atarlo, doblándolo; mételo en un hoyo
de otra manera armas almohades.
el peso de las de un par de varas de profundidad, cerca de la raíz de esa vid; tapiza el
Conseguido el fin que se había propuesto al emprender la expedición, hoyo con arena fina pura, y dirige el sarmiento hacia él, tendiéndolo
y
el soberano resolvió volver al territorio musulmán. En su marcha, el ejér- de' suerte que las uvas bajen que lleguen a tocar lo hondo
al hoyo sin
cito, a una jornada de Toledo tomó por la fuerza el castillo de Dar al-gara del hoyo ni tampoco sus lados. Átalo en una estaca o algo parecido, a
y el de Piedrabuena, defendido por una numerosa guarnición de cristianos fin de que no pueda salir, y tapa el hoyo con hojas de azucena, esparciendo
y de freires de las órdenes mihtares. Se instalaron guarniciones en las dos sobre ellas polvo tan fino como la harina, hasta que (las uvas) se hagan
plazas. tupidas y (los jugos) fluyan hacia el racimo, hasta Dimah o más allá. Y
Termina invitando a sus corresponsales a alegrarse de tales nuevas. verdaderamente encontrarás (al racimo) fragante y fresco, si Alá quiere".
Aquellos de sus conciudadanos que han tomado parte en la expedición
Dos observaciones sobre el puerro
podrán darles más detalles.
De Un recueil de lettres officielles almohades (Según versión Les conviene la tierra húmeda y fuerte, que esté mezclada con arena,
francesa de Lévi-Provengal, Hespéris, XXVIII, 1941, 66). pues en ella se crían evidentemente sanos, y les conviene también la tierra
estercolada (o grasa).
I
272 CLAUDIO S A XCH E Z - A L B OR N O Z DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE 273
Y dicen: "Si quieres que sean grandes, toma un producto cerámico (arci- sembrar las pepitas de los cohombros, pónganse a remojo en agua dulce
lla), tamízalo v colócalo en la raíz de cada uno, pues así se agrandan, y un día y una noche, y hágase lo mismo con badeas, pepinos, calabazas y
estercólalos con estiércol fino, v riéiralos con aijua dulce". sus análogos.
Se dice que estas pepitas puestas a remojo en agua rosada o en agua
Conservación de las cebollas con otro perfume, darán al fruto el mismo aroma, y que lo mismo sucede
remojándolas en agua y miel, agua azucarada y leche fresca. Se dice tam-
Se dice que las cebollas, si se arrancan en agosto v se meten en aorua
bién que remojen la simiente en leche fresca, sacándola antes que la leche
templada y se ponen a secar al sol para quitarles su humedad, extendién-
se torne agria, y la cambien a agua y miel, sembrándola luego.
dolas sobre paja de cebada, de tal manera que las unas no estén encima
Dice Qastus: "Remojando la simiente tres días en leche de vacas, su
de las otras, se conserv^arán largo tiempo.
fruta vendrá dulce".
Dice Qastus: "Métanse las cebollas en (agua) salada y pónganse al sol
hasta que se haya secado la humedad de esta agua. Tiéndanse luego sepa-
Influencias y cambios misteriosos
radas sobre paja de cebada, y así se prolongará su conservación".
Se dice que esparciendo unos granos de cebada con el piñón, o
Sobre las rosas (conservación, disecación y destilación) en la raíz (del pino), al trasplantarlo, se acelerará su crecimiento
y fructificación, y crecerá en altura lo que otro sin cebada no cre-
^1 Las rosas se almacenan secas, y el modo de secarlas es el siguiente: "Se
ce en tres años.
desprenden del cáliz y se esparcen al sol, sin que queden muy juntas ni
Dicen que la semilla de berza, cuando se siembra teniendo cuatro años o
unas encima de otras, y si se remueven hasta que estén secas, y se secan
más se cambia en nabo, y, si se siembra la semilla de tales nabos, nacerán
en un día son mejores, más aromáticas y de color más hermoso. Guárdense
berzas. Añade (el autor citado por Ben al-Awwam): "Después de haberlo
luego en vasos nuevos de alfarería, tapándoles las bocas con barro, y así
experimentado nosotros, lo hallamos cierto". Y dicen lo mismo de las semi-
conservan su color rojo y su olor. El peso de la rosa, sin cáliz en estado
llas de las acelgas. En la "Agricultura Nabatea" se dice que, mezclando
seco, viene a ser, aproximadamente, la décima parte de su peso en estado
semilla de berza con semilla de nabo y conservándolas juntas tres meses o
verde.
más, sembradas luego, de todas ellas sólo nacerán nabos.
"La rosa llamada "doble", que es la especie mejor, se despliega sin abrirse
Del Kitab al-jalaha de Abu Zakariyya (Trad.
del todo. Es de color blanco mezclado con un rojo más fuerte que el de
Banquerí-Doubler, Al-Andalus, VI, 1941).
la rosa silvestre. Cada una de las rosas reúne hasta cincuenta pétalos, o
cuarenta a lo menos. No le alcanza daño alguno, y es la mejor especie
de rosas para el agua rosada, por ser la de mejor aroma".
Dice Macario: "Si deseas cohombros y cucurbitáceas sin pepitas, entierra A la las Baleares habían formado parte del reino de
caída del califato,
un ramo según la manera ya dicha, cavando un hoyo en forma de sepulcro, Denia. fué conquistada por Ramón Berenguer III, de
En 1114 Mallorca
un poco más corto que de costumbre, v depositando en él la cucurbitácea, Barcelona. Cayeron en seguida en poder de los ahnorávides. Al hundirse el
con tal que quede fuera su extremo, y luego, encima de ella, vuelve a echar imperio de los Banu Taxufin en 1140, el gobernador de las islas, hijo de
I i:
t
tierra en el hoyo. Cuando después de esto, se h^ya alargado la cucurbitácea Ali Ben Ganiya, se declaró independiente. Murió a manos del juez Ishaq,
cerca de una vara, entiérrala por segunda vez, dejando fuera su extremo. que alcanzó gran poder en el Mediterráneo. Toda la España musulmana
Más adelante, cuando vuelva a extenderse aproximadamente una vara, vuél- había caído en poder de los almohades y el reino mallorquín permanecía
vela a enterrar por tercera vez, v, dejándola crecer un poco, córtala cerca insumiso. E incluso, tras la gran victoria de Alarcos, los hijos de Ishaq, de
de la raíz v así el extremo saliente del tercer hoyo tendrá cohombros sin la estirpe de Ben Ganiya, prosiguieron resistiendo. Hasta que al cabo, a
pepitas". principios del siglo XIII, cercana ya la crisis de los nuevos señores africanos,
Se dice que, sembrando las pepitas de cohombros, pepinos, badeas y las Baleares fueron por ellos conquistadas. Focos años después, en 1229,
calabazas con la punta hacia abajo, llevarán mucha fruta... Y, antes de Jaime I desembarcaba a su vez en Mallorca.
0*7 4
CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 275
desde princi-
de la secta de los Alumbrados que se extendió por Andalucía
iluminados
pios del siglo XVI Asín. ve en las doctrinas y prácticas de ¡os
Carta del califa Al-Nasir
islamitas andaluces de la época de Ben Arabi un precedente explicativo de
En Marraqiiex, sin data [600-1204]. los citados místicos cristianos del gran siglo espaíloL
El místico murciano Ben Arabi (1165-1240) en cuyas Futuhat al- reuniría tomando de cada hombre un solo céntimo, lo haría,
porque Dios
Makkiyya o Revelaciones de la Meca ha encontrado Asín antecedeiites de un simple aliento con cual se pague algo que
me ha asegurado que hasta el
la Escatología dantesca traza en su Risalat de rescate del fuego del infierno, es cosa que aprovecha a
todo el
alquds o Epístola de la Santidad, sirva
las biografías de sus maestros del espíritu. Ade?ms de suministrarnos pre- pueblo de Mahoma".
le sucedieron fué que, estando en Sevilla,
en
ciosas noticias sobre su jorjnación religiosa, nos presenta en ellas un pano- Otro de los hechos que
rama de extraordinario interés de la vida espiritual de Andalucía durante nuestra casa. Dios le dijo:"Los habitantes de Qasr Kutama están necesitados
los decenios postreros al siglo XII. En él se nos brinda una visión anticipada de lluvia. ¡Anda, pues, a ellos y hazles la oración ad petendam pluviam, a
276 CLAUDIO S ÁN C H E Z - A L B ORN O Z DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALAIOHADE
g / 277
fin de que Yo les dé
agua que necesitan!" Nos contó esta revelación
el
"¡Oh, Ahmad!, siéntate tranquilo, pues no pasará
espíritu esta respuesta:
y
salió de Sevilla con dicho objeto, acompañado de Muhammad, uno de sus
este día, sin que yo te traiga veinte costales de higos, lo bastante para
discípulos. Como entre nosotros y los habitantes de Qasr mediaba el mar mantener a tu familia dos años y medio, y más y más todavía. ¡Siéntate,
y una distancia de ocho días, alguien le dijo: —"Ruega a Dios por pues, a conversar con Nos y no ceses!" Apenas habría pasado una hora,
desde aquí". Pero él replicó: —
"Se me ha mandado que salga para ir a
ellos
mujer va a ser un obstáculo que se alce entre mí y tú, pues no dejará de de las sentencias esotéricas primarias, cuantas quiso. En esto volví en mí,
perseguirme sin cesar. Si, pues. Tú quieres que yo me consagre a tu trato, cuando "Y Aquel
el oficiante leía (versículos 38-39): dijo lo justo. día es
líbrame de la preocupación de mi mujer. Y si no me quieres para Ti, de verdad". Cuando, luego, hubimos terminado la oración, yo le inte-
la
dámelo a conocer". Dios, entonces, me comunicó en lo más íntimo de mi rrogué y me encontré con que a él también le había venido a las mientes,
I
en mi visión extática. Dios. Si lo contrario, enmendaba la falta cometida se<íún lo exif^ía su <4ra-
En cierta ocasión un hombre le echó al suelo para degollarlo con el vedad, bien pidiendo perdón a Dios, bien imponiéndose una penitencia o
cuchillo que en la mano tenía. El maestro tendióle su cuello; pero sus cosa semejante. Y así lo hacía todas las noches.
i
discípulos trataron de sujetarlo. Entonces les dijo el maestro: "¡Dejadle que Se ganaba la vida cosiendo gorros. Cierto día en que estaba sentado y
haga lo que le han mandado!" Y diciendo esto, tomó el con el
cuchillo se le había acabado todo el dinero necesario para su subsistencia, tomó las
objeto de pasarse él mismo su filo por su propia garganta. Dios, sin em- tijeras y los demás útiles de su oficio, cuando oyó que la puerta se abría y
bargo, hizo que el cuchillo se le cruzase en la mano v se le cayese al suelo. luego se cerraba. Salió y no encontró a nadie, pero vio que le habían
echado dinares. Los tomó, volvió a entrar, y cogiendo las tijeras
allí seis
El asesino entonces se arrojó a sus pies arrepentido.
Si no fuera por evitar la prolijidad, mostraríamos todavía muchas otras las pozo diciendo: ''Si Dios provee a mi sustento, ¿voy yo a preocu-
tiró al
maravillas de este maestro v de otros que, por la misma razón, ni mencio- parme de una cosa de la cual Dios mismo me sale garante, puesto que el
naremos siquiera. De sus frases, llenas de alusiones simbólicas, algunas las sustento te viene a buscar, en vez de que lo busques tú?" Y desde entonces
'í
profirió con ocasión de ciertas conferencias que con nosotros tuvo sobre hasta la fecha, abandonó el oficio y se dedicó a vivir de limosna.
cuestiones de teoloí^ía mística, relativas a las estancias o moradas del camino Distribuía el día y la noche en la forma que vo\^ a decir: Cuando ya
de la perfección v a otros temas. También compuse acerca de este maestro había hecho la oración ritual del alba, se ponía a hacer oración mental hasta
unas estrofas, que ahora no he de citar. que salía el sol. Hacía entonces dos reverencias y entraba a su casa a coger
los libros, para salir de nuevo a dar lección a los estudiantes que bajo su
Abu Abd AUah Muhammad ben Qassum Entonces volvía a entrar en su casa y, si no ayunaba aquel día, tomaba algún
alimento y hacía la oración ritual de media mañana, y dormía un poco.
Levantábase después y hacía la ablución litúrgica. Si tenía algo que escribir,
Fué discípulo de Ben al-Muchahid (bajo cuvo magisterio estudió lectu-
lo escribía, y si no, hacía oración mental. Cuando llegaba la hora del me-
que murió éste v fué por él designado para desempe-
ras alcoránicas) hasta
diodía, abría la mezquita, llamaba a la oración desde el alminar y se metía
ñar su mismo cargo. Ben Qassum, efectivamente, siguió el mismo género de
vida que su maestro, aventajó, reuniendo
de nuevo en casa a seguir meditando y recitando sin cesar preces superero-
v hasta le la ciencia y la virtud.
Fué nobleza gatorias, hasta tantoque llegaba el momento de la oración ritual, en que
jurista de la escuela maliki v elocuente defensor de la y altos
méritos de la ciencia.
salía para mezquita a dirigir la oración. Hacíala fijo en un punto del
la
tocaba leer a esa hora: tomaba el libro santo, abríalo sobre sus rodillas,
y
corazones en tu santo temor; ayúdanos con tu gracia para que hagamos lo
con los ojos fijos en el texto y pasando las manos sobre las letras iba
que sea de tu voluntad y beneplácito!" Luego añadía los últimos versículos
I
misma oración es la que nosotros hemos
salmodiando el Alcorán con atención reflexiva y devoción sensible, hasta
del capítulo II del Alcorán. Esta
terminar nuestras Estando durmiendo una vez que acababa de leer cinco sexagésimas partes del libro santo, con lo cual
recitado siempre al clases.
daba siempre tiempo a que llegase la hora de la oración ritual de media
en el santo templo de la Meca, yo vi en sueños al Profeta y a un lector
tarde. Salía entonces de casa, llamaba a la oración y se volvía a entrar
que bajo su magisterio leía el Sahib del Bujari, y cuando hubo acabado,
para estarse rezando preces supererogatorias mientras se reunía el pueblo
recitó esta misma oración, lo cual me llenó de gozo.
I en la mezquita. Hacía la oración con la gente y se metía otra vez en casa
Era Ben Qassum hombre de mucho fervor en los ejercicios de piedad.
a meditar hasta que llegaba la puesta del sol. Salía entonces, llamaba a la
Su estatura era mediana. Voluntariamente se impuso una distribución mi-
oración, hacíala y meter en su cuarto. Entre el crepúsculo y la
se volvía a
nuciosa del tiempo con determinadas prácticas devotas para cada hora, y
noche, cuando ya se acercaba la hora de la oración nocturna, iba a encender
esta distribución la observó constantemente y al minuto. Tenía un cuaderno
las lámparas en la mezquita, llamaba a la oración, se metía en su cuarto a
en el cual anotaba cada día cuanto había hecho hasta la noche y del cual
rezar hasta que se reunía la gente y salía a hacer la oración con ellos. Des-
se servía para examinar su conciencia, sin echarse a dormir antes de haber
2S0 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ DOMINACIÓN AL.MORAVIÜE Y ALMOHADE 281
pues cerraba la puerta de
mezquita y entrando en su cuarto, sacaba su
la
pleitesía al sultán A bu Yusuf,
un barco para pasar a África, a rendir mien-
cuaderno y examinaba su conciencia, exigiéndole cuenta de
todos sus mo- tras el rey de Castilla le arrebataba las Vascongadas. Se acercaba el fin de
vimientos y palabras y, en general, de cuanto él sabía que
el áncrel de la las treguas que el castellano había solicitado del africano después de su
guarda habría tomado nota; y conforme a lo que en las
páginas de su derrota. La división de los reinos cristianos ponía en peligro la cristiandad
cuaderno encontraba, así también eran los afectos a que
él mismo se hispana. Inocencio III airuncia, entonces, la cruzada en su socorro. A bu
excitaba.
Yusuf al-Nasir atraviesa el Estrecho. Vienen en auxilio de los cristianos
En seguida se echaba en la cama y dormía; pero cuando había
transcu- españoles 60.000 ultramontanos de allende el Pirineo. Con ellos salen de
rrido una parte de la noche, se levantaba, y si por acaso había tenido trato Toledo los reyes de Castilla y Aragón. El ejército cristiano toma Calatrava.
sexual con su mujer, se purificaba
y entraba a su oratorio para salmodiar Los cruzados quieren pasar a cuchillo a los cautivos moros. Se niega a tal
en voz baja elAlcorán, mientras su alma se deleitaba meditando, unas
veces, crime7i Alfonso VIII, movido por la tradicional tolerancia —
única en Euro-
acerca de la majestad de la divina esencia, contemplada en su unidad
plísima; otras acerca de la gloria del paraíso; otras
sim- pa a la sazÓJi —
de los príncipes y de los pueblos españoles. Los idtramon-
en la nada de las cosas tanos abandona?! la e?npresa y, de paso para sus países, tratan de asesinar
de acá abajo, otras en los inescrutables juicios de la
providencia, según se a los judíos de Toledo; pero los caballeros toledanos se arman y defiende?!
lo sugería la materia del versículo recitado.
Así seguía hasta la hora del a los hebreos, sus vecinos. El rey de Navarra se une a los otros soberanos.
amanecer, en que salía de su oración, después de haber
recibido de Dios Los almohades ocupan los pasos principales de Sierra Morena, mas la van-
en ella muchedumbre copiosa de ilustraciones acerca
de misterios del Alco- guardia cristiana descubre uno no defendido por los africanos. Por él suben
rán, que antes de la oración no entendía
y que Dios mismo le revelaba, los ejércitos de los tres reyes de España, y el 16 de julio de 1212, tras una
según el mismo Dios lo promete (Alcorán, II, 282):
'Temed a Dios y El lucha muy recia y difícil, los ?7msulmanes son vencidos y perseguidos hasta
os instruirá".
Ubeda. El imperio almohade se hunde no muchos años después, y en seguida
Cuando ya aurora apuntaba, abría la mezquita, llamaba a la oración,
la
la Reconquista arrebata al Islam la mayor parte de la España todavía
encendía las lámparas
y se metía en casa para esperar a que amaneciese.' musulmana.
Entretanto, hacía la plegaria de dos inclinaciones, que
se acostumbra por Han relatado la batalla tres cristianos que pelearon en Las Navas: Alfon-
devoción antes de la oración del alba, y se sentaba a meditar.
Así que había so VIII y los arzobispos de Toledo y de Narbona. Todos los autores jsla-
amanecido, salía y hacía la oración ritual con el pueblo.
Esta fué siempre jnitas lo hacen también. He aquí la 7ioticia de un musulmán contemporáneo
su regla habitual
y constante de vida. En toda la semana, tan sólo dos veces que trata, corrió es de rigor, de explicar la derrota como fruto de la traición,
dormía la noche entera: en la noche del lunes
y en la del viernes. pero que no oculta el desastre, aunque calle sus pormenores; la narración
Hombre contemplativo, en todos los estados místicos, así transitorios del único prelado ultramontano que no abandonó a los cristianos españoles
como permanentes, de su vida interior, se conformó siempre con la en jornada decisiva y inspirada relato del Toledano.
ortodo- la la eji el
xia tradicional. Pocos verás que se le parezcan. En cierta ocasión le presenté
a mi discípulo Abd Allah Badr el Abisinio, e hizo la oración ritual ponién- Según los musulmanes
dose detrás de éste.
De la Risala al-quds de Ben Arabí (Trad. Asín, págs. 52 Una vez que [Al-Nasir] ordenó los asuntos del imperio y aseguró su
y 85).
autoridad, salió de Alarraquex el sábado 20 de Xaban [5 febrero 1211];
de los revés de su religión, para que le socorriesen a precio de dones y rega- En estas luchasha querido Dios que haya alternativas y que sean como un
los, por ver si en ellos encontraba remedio a su impotencia. Fueron sus circo para las naciones... los soldados numerosos, los estandartes desple-
frailes y sacerdotes desde Portugal hasta Constantinopla, gritando desde el
irados, persiste la constancia y las recompensas de Dios están preparadas.
mar de los crneíios hasta el mar verde: "¡Socorro, socorro; misericordia,
"No temáis; mirad nuestra mayoría sobre los infieles y el auxilio contra
misericordia!" Llegaron los siervos de la Cruz, de todo desfiladero profundo de los ángeles de Dios, que son los mejores auxiliadores. No dejará
ellos
V de codo país lejano, acudiendo día v noche de las cumbres de las mon- Dios a los creyentes hasta tomar vení^anza de sus enemisros, ni abrirá camino
tañas V de las plavas de los mares; fueron los primeros en acudir los francos, a los infieles sobre los musulmanes. Os hemos hecho saber esto para que
que extienden por regiones del Este y del Norte; siguiólos el Barcelo-
se las
conozcáis la batalla tal como ha sido y los hechos en su realidad, para que
nés con lo que disponía de hombres y socorros; el rey de Navarra estaba veáis que no han tenido muertos los almohades y que no han sido alcan-
sometido protección de los almohades y recibía socorros pecuniarios
a la
zados ni muchos ni pocos. Dado a fines de Safar de 609 131 de julio
de ellos con gran largueza; pero maldíjolo el señor de Roma, si no gue- de 1212]".
rreaba al lado de su gente v se unía a los príncipes de su religión; unióse,
El año 610 [1213] murió Al-Nasir: sucedió que, después de esta gran
pues, a este ejército con ardor v se metió en aquel mar revuelto en el que
tomó la vuelta del Alagrib y se instaló en Alarraquex y ya no
derrota,
todos invocaban la Cruz.
hizo ninguna expedición, hasta que murió en su capital, el martes 10 de
"Nosotros invocamos al que ove v responde cuando nos movimos . ;
Dícese que algunos de sus sobornaron a uno para
. .
Xaban de este año. visires
con los almohades v demás musulmanes, vimos que el pueblo... y que que lo envenenase, porque temieron que los matase en pago de sus malas
había afilado en el camino de Dios sus espadas; supimos que la nación que
I obras.
no tiene igual en el mundo y que la sociedad que gobierna Dios y San Del Anónimo de Copenhague (Trad. de Huici:
Gabriel v los mejores creventes y los ángeles..., después de esto, mani- La campaña de los Navas de Tolosa, 115^.
festó ... el partido de Dios por el cual se ha honrado siempre el polvo y
se ha glorificado la religión extraña en tiempo de la unidad y del extra-
ñamiento. Noticia del arzobispo de Narbona
"Pedimos a Dios que nos guiara por el buen camino y que nos colocase
en su mejor servicio, y le suplicamos que nos iluminase para bien del Islam. A los venerables y muy amados en Cristo Arnaldo, abad del Cístcr, y
Llegamos delante de Jaén y nos establecimos allí por algunos días, espe- a los demás abades reunidos en Capítulo general, desea salud y sincero
rando a que decreciese el Guadalquivir, cuya corriente iba muy hinchada amor en el Señor, Fray Arnaldo, por la gracia de Dios, arzobispo de
y con su crecida por la parte del Norte había borrado los vados. ., con . Narbona.
lo que cuidábamos de la buena administración v del tesoro, que es lo más Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los hombres de buena
importante. voluntad, porque en nuestros días se ha mostrado magnífico el Señor con
"Los infieles entretanto se reunían en Toledo, como langostas, por su su pueblo, concediéndole de sus enemigos una victoria, por la que merece
número y por los daños que habían de hacer; el señor de Castilla los trataba tanto mayores alabanzas, cuanto más poderoso es el enemigo de que ha
con afecto y paciencia, permitiéndoles devastar sus tierras y comprándo- triunfado. Os anunciamos una nueva de gran alegría, porque el Aliramamo-
los con los bienes de sus súbitos y soldados. Nosotros supimos con certeza lín, rey de Marruecos, que, según hemos oído a muchos, había declarado
nuestras tropas; movióse también con rapidez el infiel y destruyó los casti- en batalla campal por los adoradores de la Cruz.
llos fronteros que hallaba en su camino. Luego los dos ejércitos se batieron Por las indulgencias que el Papa, Vicario de Jesucristo, concedió a todos
en el sitio entre los musulmanes y
llamado . . . , sus enemigos en un día de los que acudiesen a la guerra en socorro de la cristiandad española, concu-
Esperamos que lo tenga Dios en cuenta y que reciba nues-
estrellas aciagas. rrieron de todas las partes del mundo fieles cristianos a Toledo, donde por
tras obras; apretó el combate y no tuvieron valor las vidas, pero quiso Dios edicto de los Reyes de Castilla reunirse en la octava de
y Aragón debían
purificar a los creyentes y afligir a los infieles; así que la amargura de Pentecostés. Halláronse entre los concurrentes el venerable Padre Guiller-
aquel día fué sobre todo para los seguidores de la Cruz y el buen resultado mo, arzobispo de Burdeos, y otros prelados, barones y caballeros del Poitou,
sólo para la gente del Islam...; separáronse los dos ejércitos; los flancos Andeg, Bretaña, Limoges,' Perigord, Saintonges y Burdeos, con algunos
de los musulmanes quedaron bien guardados por el poder de Dios ... el ultramontanos de otras partes. Nos, con acompañamiento bastante honroso
t
288 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ DOMINACIÓN ALAIORÁVIDE Y ALMOHADE 289
de caballeros e infantes bien
armados de las diócesis de Lvon, Viena v chedumbre de caballeros, retiráronse del ejército y se volvieron a sus
\'alentinois, llegamos a Toledo el tres de marzo (léase junio'), después de tierras; créese que serían los que se volvieron con los Obispos más de
V la octava de Pentecostés,
y tratamos con los Reyes del bien de la república cincuenta mil. El domingo siguiente [8 de julio] salimos de Calatrava,
cristiana y de la venida del Rey de Navarra, que entonces
estaba enemistado dejando allí al Rey de Aragón, que repartía a sus soldados las v^ituallas en-
lí con el Rey de Castilla; porque en nuestro viaje nos habíamos detenido
en
contradas en el castillo, y llegamos al castillo de Alarcos, junto al cual tuvo
la residencia del Rey de Navarra para inducirle a
venir en socorro del lugar tiempo antes en que, por exigirlo sus pecados, fueron los
la batalla
pueblo cristiano. cristianos vencidos por el Rey de Marruecos. Aquel mismo día llegó el
Cuando ya llevaba el ejército cuatro semanas de estancia en Toledo Rey de Navarra; luego en dos jornadas llegamos al pie del monte llamado
y
fatigado con el tedio de la tardanza ardía en deseo de ir contra los sarrace- Puerto de Muradal, y algunos de los nuestros, subiendo a la cumbre del
nos, un martes, a los quince días de nuestra llegada a Toledo, levantamos monte, vieron como a una legua o dos las tiendas de los sarracenos, algunos
elcampo todos los ultramontanos, llevando por" guía v compañero de ca- de los cuales pelearon con los nuestros en la misma cumbre. Di jóse entonces
mino al noble Diego López de Haro, de orden del' Rey de Castilla; en el ejército que estaba en aquellas tiendas el Rey de \^alencia, tío de
el
i domingo siguiente, fiesta de San Juan, llegamos a un castillo de moros Miramamolín, con los sarracenos o caballeros del lado de acá del mar, a
llamado Malagón, y al punto, antes de plantar las tiendas, lo quienes llaman andaluces, para impedir el paso a los nuestros. Era muy
atacaron los
ultramontanos. Antes de una hora, según creemos, ganaron todo arduo y estrecho el sitio por el que se proponía pasar el ejército; así es que
lo que
estaba alrededor de la cabeza del castillo. Luego atacaron sin para estorbárnoslo acamparon allí los moros. El Miramamolín en persona
descanso du-
rante todo eldía y la noche, con saetas llegó al día siguiente, que era viernes, con el resto del ejército y nosotros
y piedras, la cabeza del castillo,
mmando al mismo tiempo los muros con picos. Era una torre cuadrada de subimos aquel mismo día a la cumbre del monte, sin pasar más adelante.
piedra y cal, que llevaba en cada lado otra torre unida a ella, Los moros abandonaron al punto un castillo que había en aquel monte.
cuyos para-
petos estaban bien guarnecidos de tablados. Ganáronse por asalto Aquel día atacaron los sarracenos a unos cristianos que se adelantaron un
ías cuatro
torres laterales y se llegó, minando, hasta
los cimientos de la torre mayor. poco de las tiendas, los pusieron en fuga y mataron a algunos; a muchos
Defendíanse todavía, como podían, los sarracenos que estaban en la más hubieran matado, si no es por los de Viena y el Poitou, que estaban
parte
alta de la torre presentes y, aunque pocos, se opusieron con tal valor a los sarracenos, que
y no podían aún los nuestros llegar libremente hasta ellos,
porque estaban protegidos por unas bóvedas fortísimas de ladrillo los persiguieron más allá del agua de que nos querían privar; así, el ímpetu
y cal o
yeso. Tratóse, pues, de entrega de de los nuestros desbarató a los sarracenos.
la la fortaleza: los moros querían entre-
garse como esclavos, pero no agradó esto a los nuestros x\l siguiente día, que fué sábado, no pudiendo seguir el camino que nos
y se recibió el
castillo a condición de que, dejando la vida salva al alcaide habíamos propuesto, tanto por la altura y aspereza del sitio, cuanto por los
y a sus dos
hijos, quedasen los demás a la merced de los extranjeros. Dióse muerte a sarracenos que colocados en frente nos impedían el paso, dimos como un
todos los que encontraron, excepto unos pocos. Al día siguiente, lunes,
se rodeo por otra parte, pasando por sitios arduos y abruptos; al llegar al
llegaron los reyes de Aragón y de Castilla, y el martes descansamos todos punto en que habíamos de poner nuestras tiendas, nos encontramos con
junto al castillo conquistado; el miércoles avanzamos dos leguas que las haces de los moros estaban ordenadas en frente, y al poco rato
llegamos y
a Calatrava. Era ésta una fortaleza bien defendida con fuertes saltaron delante de las mismas las haces árabes y flecheros, provocando a
y gruesas to- los nuestros con sus lanzas y saetas. Los nuestros se ocuparon tan sólo de
rres, en muchas de las cuales había manganelos. El sábado, día 'de la conme-
moración de San Pablo [30 de junio] atacó todo el ejército la fortaleza, plantar sus tiendas, dejando por aquel día la batalla campal. Al día siguiente,
y con la ayuda de Dios, la parte más exterior hacia el río, que era la más al amanecer, volvieron también los sarracenos con sus haces ordenadas del
mismo modo que el día anterior. Los nuestros no aceptaron tampoco aquel
i ll
débil
y por donde atacaban el Rey de Aragón, nuestros vieneses los y
día la batalla, sólo los flecheros y algunos pocos más discurrieron de un
caballeros de Calatrava, fué ocupada muy en breve aquel mismo día, 'y en
dos torres que había por aquella parte lado para otro; los árabes por su parte torneaban con los nuestros, no al
sé enarbolaron nuestros estandaírtes.
Al día siguiente, comenzaron los sarracenos a tratar modo de los franceses, sino según su costumbre de tornear con lanzas o
de la paz, y como la
parte ganada era débil que quedaba por tomar muy fuerte, plugo a
lo cañas. Aquel día el Miramamolín demostró su poder más plenamente que
y
los Reyes,^ para evitar dilaciones el sábado.
y la muerte de cristianos,' recibir el castillo
a condición de que saliesen las personas libres Llegaba el tercer día, día de alegría, día que hizo el Señor, día por
y vestidas y de los caballos
que allí tenían sacasen consigo treinta muchos siglos memorable. De mañana, antes que calentase el sol, la primera
y cinco! El siguiente martes [3 de
julio 1212J algunos prelados ultramontanos, haz de moros y los árabes que estaban a un lado, como en otra colina (gente
acompañados de gran mu-
I
290 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE 29I
de la que se dice que nunca que pelean corriendo sin orden
se acercan, sino
estaba ordenada un haz fortísima, según ellos creían, y en la que se
allí
fuera de filas), huyeron sin aguardar al enemigo, lo cual se demuestra
por- dice estaba el mismo Miramamolín. Suenan con estrépito los intrumentos
que en aquel sitio no se encontró ningún sarraceno muerto. Siguieron los
de los moros, que los españoles llaman tambores, detienen el paso los sarra-
cenos, V no sólo resisten a los nuestros, sino que los atacan con tal vigor
que los serranos, cierta gente del reino de Castilla, vuelven la espalda, lo
mismo jinetes que peones, de modo que casi todo el ejército que estaba
antes de la última haz, excepto algunos nobles españoles y ultramontanos,
parecía huir. Grande fué el temor de muchos de los nuestros, no defraudase
el Señor aquel día nuestras esperanzas; pero es de creer que esto sucedió
para reprimir la soberbia de los nuestros y para que al ver a nuestros
soldados armados no nos atribuyésemos la victoria a nosotros, o a nuestras
armas y caballos, que abundaban en nuestro ejército y escaseaban mucho
en el de los sarracenos, sino que la atribuyésemos a Nuestro Señor Jesucristo
V a la Cruz, que ellos habían escarnecido y que los nuestros llevaban en
el pecho para ser, como dice el Apóstol, portadores de su improperio fuera
del campamento; improperio con el cual no hay duda que luego vencieron
los nuestros. Nosotros al ver a los cristianos en fuga comenzamos a recorrer
ám.
292 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 293
en cara, que a él le pedimos, si no dignas de él, por lo menos
las gracias,
santa discreción que deis gracias a Dios todos juntos e insistáis en la oración
cuantas y cuales podamos. Fué esta batalla el año del Señor 1212, a 16 de
hasta que el Señor con plena victoria glorifique a su Hijo Nuestro Señor
julio, día de Santa Magdalena, en el sitio llamado Navas de Tolosa, porque
{esucristo, con quien vive y reina en unión del Espíritu Santo por los siglos
había allí cerca un castillo de moros que se llama Tolosa v^ que ahora está
de los siglos. Amén.
en poder de los cristianos por la gracia de Dios; para que entiendan y teman Carta de Arnaldo Amalarico, arzobispo de Narbona. (Trad.
otro tanto, si no se arrepienten, los herejes tolosanos. Al tercer día después de Huici: La caiiipaua de los Navas de Tolosa, 170).
de la batalla, el miércoles (18 de julio), dejamos el sitio aquel donde
estaban las tiendas de los moros y donde habíamos pernoctado por dos
noches y llegamos a cierta agua, que llaman Gualién. ¿Quién podrá explicar El relato castellano
cuántos cadáveres, de los muertos hechos por los cristianos en el alcance,
encontramos al avanzar hasta cierto castillo llamado Vilches, que había en Salió de la gipdad real de Toledo de yda pora la batalla la hueste del
el camino? Volvió el castillo aquel día a poder del Rey de Castilla y había scnnor Dios; et fué esto Xll días ante de las calendas de julio, esto es Xll
en él algunos sarracenos que huyendo de la batalla se habían refugiado allí. días por andar del mes de yunno. Et yuan allí por si los vltramontanos,
Descansó el ejército junto a la dicha agua de Gualién por dos días; el esto es los de alend de los montes de fuera de Espanna, et fueles dado por
viernes llegamos a Baeza, que encontramos del todo abandonada por sus cabdiello Diago López de Faro. Et yua empos ellos el noble rey don Pedro
moradores, pues la mav^oría se había refugiado en la vecina ciudad de de los aragoneses, con los suyos. Et empos el, ese noble rey don Alffonsso
Ubeda. La mayor parte del ejército fué a Ubeda aquel mismo día; nosotros, de Castiella, con los suyos. Et pero que apartados yuan, segunt cuenta ell
con el resto, llegamos al día siguiente. Al otro día, que era domingo, arzobispo don Rodrigo de Toledo que yua y, poco departimiento auien
cuando ya se había armado lamayor parte del ejército para atacar la ciudad, entre los unos et los otros en su yda. Et el primero día que salieron de
plugo a los Reyes volverse al campamento y diferir el ataque por aquel día. Toledo, fincaron las tiendas percal calze de Guaxara^^; el segundo, gerca
El lunes dióse el asalto, y cuando ya los nuestros después de persistir mu- de Guada^alet. El tergero día posaron ^erca Algodor; mas los vltramontanos
chas horas sin gran provecho, casi desesperados, se habían vuelto en su fueron et fincaron sus tiendas ^erca Guadalfezra, et yndo dallí, jetea-
mayoría a las tiendas, de pronto por la parte que atacaba el Rey de Aragón, ron de Alalagon, que fue signo de bien por la gracia de Dios
el castiello
media torre, que habían minado, cayó, y entrando por aquel portillo los que lo maguer que los que eran en el castiello se deffendien assa^
fazie: et
aragoneses, comenzaron los sarracenos a abandonar los muros; entonces como varones, pero tanto fué grand el combatimiento de combater los
asaltando la muralla por diversos puntos, los sarracenos abandonaron dos vltramontanos que firuien con ligereza, desseando uen^er o morir por el
I partes de la ciudad y se refugiaron a toda prisa en la tercera, que era algo nombre de Cristo, que minguo del poder de los enemigos et la fortaleza
más fuerte. Luego se trató de concierto en esta forma: que los sarracenos del castiello, assí que en el nombre de Dios prisieron a Malagon et mataron
de Ubeda diesen a los Reyes un millón de mazmutinas y que ellos se que- todos los moros que y eran. Otro día ueno y la hueste del rey, et fincaron
dasen en la ciudad con todas sus cosas. Pero como este trato era contrario y un día; et falles^iéronles las uiandas yaquanto, mas acorrió y la noble
a la ley de Dios, por venderse a los sarracenos, no sólo armas y víveres, sabiduría et elpoder del rey don Alffonsso, et fizóles allí parar delant
cosa prohibida con excomunión por los cánones, sino además la tierra que viandas muchas a grand ahondo.
se iba a adquirir y aun la ya ganada, pues una parte de la ciudad había
sido tomada y había esperanzas certísimas de tomar el resto; por ello co- Toma de Calatrava
menzaron algunos de los obispos de los que había en el ejército a reclamar
Los cristianos por ^ierto saliendo daquellos logares do dixiemos que
contra tal concierto. No es de nuestro caso decir por consejo de qué cris-
posaran, dize ellarzobispo, uenimos todos en uno a Calatraua. Et los moros
tianos se hacía este pacto. Por fin, volviendo en su acuerdo los Reyes, se
que y reuellauan et guerreauan deffendiéndosse, assacaron de fazer unos
hizo este otro ajuste: que los moros diesen la cantidad de dinero prometida
estrumentos de fierro que sembrauan por la tierra, a danno de los cristia-
y además dejasen la ciudad para arrasarla, saliendo ellos libres con todas sus nos, et eran fechos a manera de abroios, et llámales la estoria "cardos de
cosas. Pero sucedió por disposición divina que no pudieron cumplir los
fierro", et sembráronlos et echáronlos por todas las passadas del río de
moros sus compromisos y en consecuencia fueron reducidos a esclavitud como quier que aquel cardo
Guadiana: et auie en ellos III aguijones, et
por los cristianos y los muros de la ciudad fueron derruidos.
de fierro, que dezimos o abroio, caesse en tierra, el uno daquellos aguijones
Bendigamos, pues, todos al Señor, alabémosle y confesémosle porque
siempre se paraua derecho a arriba, et fincaua en los pies a los omnes et
*l
ha usado con nosotros de su gran misericordia. Por ello rogamos a vuestra de los omnes non
' I
}
294 CLAUDIO SÁNCHEZ- ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMOrAvIDE Y ALMOHADE 295
ualen nada, qiian engannosas et sotilcs quier que sean, contra lo que Dios et de la su caridad, et conturuió los corazones de los enuidiosos que se
faze et quiere guardar, muy pocos o fascas ningunos fueron dannados auien guisado pora yr a esta batalla. Et fizólos arredrar de yr, et fizóles
daquellos cardos o abroios de los moros. Et puso Dios la su mano sobrellos, desuiar de la buena postura que auien fecha: ca por la mayor parte
et passamos nos en saluo rvo de Guadiana, et fincamos las tiendas ade-
el todos los trasmontanos de comunal postura estables^ieron que tolliessen las
batalla que non tardar en combater castiello en la carrera, mayormientre manténgela quando la ouiere"; et aquí pudo prouar cada uno comol amaua
ell otro. Mas porque "los que aman a Dios todas las cosas se les obran
que en tales fechos peligran a las ueces los omnes que uan libres pora la en
batalla, et canssarie la hueste, et como la fuerga de la conquista de tales bien", maguer que esta discordia fué temuda que serie peligrosa por aque-
logares et la ganancia dellos et el cabo de la su batalla sea aun en dubda. llos que se fueran, pero todas las cosas comentaron de darse a meior, de
Et pero que esto fué et esto judgauan algunos de la hueste, tomaron todos día en día, et darse a bien andanza.
sus armas, et el rey don Alffonsso et los omnes buenos partieron los logares,
et dieron sennaladamientre a las ventes de cada tierra et a sos príncipes los Llega el rey de Navarra
suyos que combatiessen; et enell nombre de Dios, comen9aron a combater
Onde ydos aquellos que la cru9 del sennor aduxieran et la desecharon en
el Et combatiéronle de guisa que, por la gracia de Dios, en el
castiello.
ellangostura, los espannoles solos que fincaron con pocos de los vltramon-
domingo, después de la fiesta de san Paulo, echaron del castiello a los
alaraues; et fué entergado de Calatraua
tanos —
et aquellos fueron los que dixiemos suso— comencaron a yrse pora
ell noble rey don Alffonsso, et dióla la batalla muy esforzados et muy enfeuziados en Dios. Et partiéndose de
elluego a los freyres que dizen de Calatraua, et entergógela tornada al Calatraua, fueron luego primeramientre a Alarcos et fincaron y sus tiendas,
nombre de Jhesu Cristo, guarnida de armas et de uiandas. Et el noble rey et prisieron la fortaleza et otros castiellos y aderredor. Et en quanto allí
don Alffonsso de todas quantas cosas y fallo, non tomó ende nada pora sí;
fincó el rey don Alffonsso, Uegol y el rey Don Sancho de Nauarra, que
mas todo lo dio a los vltramontanos et al rey de Aragón. maguer que de comiendo fiziera semeian^a que non querie y uenir, pero
pues que y ueno, cuando llegaron al día de la batalla et del peligro, non
Retirada de los ultramontanos quiso apartar del seruigio de Dios el prez de la su ualentía nin del su cora-
Entre tod esto, porque ell enemigo dell humanal llinnage, esto es ell zón. Et fué fecha cuenta desta
allí guisa de tres reyes ayuntados en uno.
enemigo de los omnes, et este es el diablo, que nunca queda de enuidiar Et salieron todos tres en el nombre de la Trinidad; et el primero día
los buenos fechos de los omnes, metiósse en la hueste de los fieles de Cristo salieron dallí et andidieron tanto que llegaron a Saluatierra, et fincaron y
A ife
29^ CLAUDIO h Á XCHEZ - AL BOR N O Z dominación almorÁvide y almohade 297
SUS tiendas et cercáronla et EU
prisieronla.
otro día, que fué domingo nin passassen; et si los cristianos non ouiessen aún tomado el somo de los
Saluanerra dexada en recabdo, touieron los revés et los
otros príncipes por montes, mandó que se assentasse nellos en somo de la sobregeia dessos niun-
bien que se armasse toda la huest et ordenas'sen
todas sus cosas, como si tes: et esta assentada dallí porque estoruassen la sobida de los cristianos.
fuessen de entrar luego en la batalla; et fiziéronlo
assí. .Et dize ell . .
arzobis- Et aquellos moros que el Miramomelín enuió allí, cuenta la estoria que
po: et speramos allí aun otro día, et después salimos
dallí et uiniemos otro día fueron después presos en la batalla, et contaron a los cristianos este hardi-
a posar allí do dizen la Fresneda. Después all otra posada uiniemos
a otro ment porque fueran allí enuidados, et que a esta entengión guardauan ellos
logar que a otrossí esse nombre mismo: la Freysneda; porque al cabo, falles^iendo a nos las viandas, et nos lazrados
ca son dos logares la passada,
uno cerca a otro a que dixen las Freysnedas.^Et al enoyo et por la fambre, que nos tornariemos.
tercero día adelant por ell
fuemos posar a raye del mont de Aluradal que a nombre
Guadalfaiar. Agora!
de que la estoria a contado desta hueste de como Al pie de los montes
ueno a aquel logar, ca la
ueste de los moros estaua ya agerca de la otra parte, cuenta descomo Mas Diago López de Faro
fizólo la piadad de Dios de otra guisa, ca
mouió dallí pora la batalla, et diz:
que tenie la delantera et la yl fuera comendada,
guiaua et yua en ella
enuió delante a su fijo Lop Díaz et dos sus sobrinos dell: Sancho Fernández
La hueste de Miramamelín
et Martin Munnoc et mandóles que se cogiessen, et fuessen delant quanto
Entre tanto, mientre se fazien las cosas que dichas
son, Alahomat, aquel pudiessen, et tomassen las altezas del mont, ante que los moros uiniessen.
Miramamelín rey de los moros, auie ayuntadas ya en las conffiando de su ligereza, ca eran caualleros muy nobles, et en
montannas de Et ellos,
cerca Jahén sus yentes, et allí esperaua eil la huest¿ de que tenien buenos, trabaiáronse de fazer como don Diago les
los cristianos, segunt los cauallos
dize ell arzobispo. Et cuenta que non auie
ell a corazón de lidiar, ca diz mandara; et yéndose pora sobir priuado all alteza del mont, non se guar-
que dubdaua sil uernien ayudas de cristianos que esperaua
que pusieran con dando de al, fallaron ya en somo desse mont, percal castiello que dizen el
él de uenirle; mas su hardiment
era et su cuedado de saltar a los cristianos Ferral, una companna de moros alaraues que dieron salto en ellos, et por
en su torno, que por uentura los cristianos
cansados por las lazerías et poco fué que los non ouieron maltrechos; sinon por que los ayudó Dios, ca
desmayados por las muertes que ell en ellos faríe, que non tomaron estonces Lop Díaz et Sancho Fernández et Martin Munno^, et
se le ternien.
Alas Nuestro Sennor Dios dio
y consseio desta guisa contra otros que se los otros que con ellos yuan, sus armas muy de corazón et muy endere-
fizieron ágenos de los de la hueste de los muy atestadamientre como uaro-
cristianos, et ynigiados al diablo, Cadamientre, et sostouieron a los alaraues
ruéronse furtando de la nuestra hueste, et fuxieron de rrezio, assí que los desuiaron yaquanto
muy
a ascuso et passáronse nes, et fueron ferir en ellos
a los moros; et descrubiéronles luego ell estado de la hueste de los cristianos tomáronles la cuesta: et por la gracia de Dios, subiéronles ellos de suso
et
et de la mingua que auien. Pero dize mingua que era de
la estoria que la et ganáronles la cabes^a del mont, et libraron de ios moros el logar et
las uiandas, et fuera ante de la
conquista de Calatraua; mas luego que los ffincaron ellos y sus tiendas et estidieron y muy fuertes. En la quinta feria
cristianos ganaron Calatraua, assí lo guiso
Nuestro Sennor Dios que la min- adelant, que era el yueues, cerca ora de nona, dize ell arzobispo, uiniemos
gua se tolhó luego, et ueno ahondo de viandas, et subieron a
assí lo ordenó Dios, que al pie del mont. Et en esse día mismo, muchos de los nuestros
dallí adelant la hueste del rey don Alffonsso
que non ouo mingua nin¿una. somo de las altezas desse mont, mas la mayor parte fincaron yuso, cerca
Et quando aquellos falsos cristianos, que Dios coffonda, Et en sesta feria adelant, que
fueron dezir a los la canal dell arroyo que dizen Guadalffaiar. la
moros que la hueste de los cristianos non auie vianda, grand era el día del viernes, tomáronse en la mannana los tres reyes: don Alffonsso
ahondo auie
ya y della. Et este es el consseio que la estoria dize Nauarra,
que Nuestro Sennor el noble de Castiella, et don Pedro de Aragón, et don Sancho de
Dios dio contra la trayción daquellos en una cuesta del mont,
falssos cristianos vnigiados del diablo. et llamando el nombre del sennor Dios, subieron y
En tod esto, fué allí assí fecho que moros, por aquella sabiduría que
los en un grand llano que se fazie y, et fincaron y sus tiendas et assentáronse y.
ouieron daquellos falsos renegados, mudaron el
consseio que auien auido Et en esse día mismo fué tomado de los nuestros el castiello Ferral, so que
dantes, et tomaron atrouen^ia por ganar
preg, et mouieron de parte de a unas pedraias peligrosas, et en la ribera yuso dell arroyo unos logares de
Jahen apriessa contra nos. Et ueno este rey moro con su
poder fasta Baesga, pennedos cereal puerto de la Losa, logares muy guisados de caer omnes
et enuió dend algunos a mano a las
Ñauas de Tolosa que se parassen en ell et bestias en priessa; et tanta era y ell angostura de la passada, que la su
angostura de la passada, allí do es la penna sin carrera,
et en la canal dell graueza aun a los desembargados enbargarie. Et alli estañan unas compannas
agua que por allí passa otrossí: et allí era el logar
de embargar la passada de moros que aquel dia todo, et aun una parte dell otro dia, guardaron
a los cristianos, et que allí gela embargassen,
de guisa que la non ouiessen alli la passada de los cristianos, et aUi esse dia espessamiente firiendose
m •«
298 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORÁVIDE \ ALAlUHADE 299
entre lub nuestros et los moros, fizieron dantes unos enssayos de batalla,
alli
ct touieronla muy bien guardada. Et desdel día del sábado, ca en esse día
assi que de amas las partes murieron
y, pero dÍ9e la estoria'que non mu- del sábbado fué ya gran mannana, los tres reyes, tomada la bendición
esto,
chos. Et demientre que estas cosas se yuan assí librando de
comienco, dell arzobispo sagramiento del cuerpo de Nuestro Sennor
et la gracia del
fablaron los reyes por o podrien yr que fuesse sin periglo, ca la
passa'da Dios, mouieron et uinieron con sus compannas al sobredicho mont. Et aquel
h de Losa non era logar que passarsse pudiesse sin danno de omnes et de
la
los moros creyendo que nos desuiáuamos de la batalla, porque non guardá-
que nos, et demás que la su tienda del era ya fincada, et páresela, como era
uamos la passada de la Losa, fueron et tomaron con grand alegría el castiello
uermeia. Allí fueron entre los nuestros departidas las sentencias de los
de- de Ferral. Et los nuestros reyes guardauan la caga de la hueste, et uinieron
partidos sentidos dellos, como serie de la sobida de la hueste: et los unos,
con toda su companna a aquellos dos príncipes que enuiaron delant. Et los
catando a graueza de la passada et que non podie seer, consseiuauan
la
moros quando esto cataron, uieron que aquello non era foyr, mas yr adelant,
tornarse atrás pora passar por más ligero lograr a las compannas
de los et doliéronse dend muy grieuemientre; et ueyendo las tiendas que en ell
moros. A esto fizo assí el noble don AÍffonsso^rey de Castiella, et dixo:
alteza del sobredicho mont fincauan, enuiaron una companna de caualleros
"Si
este consseio fuere tenido por bueno et tomado en buena parte, pero trae
que de aquel fincar de las tiendas que los cristianos allí fazien que tirassen
periglo conssigo: ca el pueblo et los otros que lo non ouieren prouado,
ende los primeros por fuerca, diziéndoles que mala sennal era pora ellos
quando nos uieren tornar atrás, non judgarán que batalla ymos uuscar, mas
aquello que nos por las angosturas de la passada non dexáramos de yr
que foymos de la batalla; et fazerse a desacuerdo en la hueste, et yrse
an, nuestra carrera derecha. Et aquella cauallería de los moros que el su rey
que los non podremos tener. iMas pues que de ^erca ueemos los enemigos,
enuiaua, ueno a los nuestros, et assí como llegaron, cometiéronlos de lid et
mester es que uayamos a ellos; et como la noluntad fuere en el gielo, assí
se lidiaron con los nuestros una piesca de tiempo; et por la uertud de Dios
libre et se faga la cosa acá". Et como el consseio del
noble rey don Alffonsso pudieron más echaron de la placa et del
los nuestros et
que lo fazie todo,
de Castiella ualió allí más que lo al, assí Dios omnipotent, por cuya
gracia campo a los moros, por fuerca de muchas buenas laucadas que dieron en
spirital se enderesgaua el fecho, e enuió
allí enton9es al rey don Alffonsso un tomaron entonces
ellos, matando ende los más que podíen. Et los nuestros
omne de pueblo, assaz de uestido et de persona, que auie andado de
uil
toda la llana del mont, et por la gracia de Dios assentáronsse y, et fincaron
tiempo antes curiando ganado en aquellas montannas et tomado
coneios sus tiendas como bienandantes.
et liebres; et aquel pastor mostró al rey don Alffonsso
y luego
la carrera assaz ligera
de tod en tod, pora sobir por una cuesta del costado desse mont;
et aun En espera de la batalla
dixol quelnon conuinie de tirarse nin de asconderse de la uista de los
enemigos mas aún que ueyéndolo ellos et non nos podiendo embargar nin Et las tiendas apenas fincadas, el rey de los moros ueyendo que en la
estoruar nin nos tener danno, que podriemos uenir guarda de la passada do el tenie la feuzia quel non yazie ningún pro, nin
al logar conuinient a la
batalla. .^ n-^-jr,
en las celadas nin en los engannos que él tenie parados a furto a los cristia-
bUBIDA A LAS NaVAS nos, quel non ayudauan en nada, ordenó sus azes esse día, et salió al campo.
Et su ac mayor, que era dada a él a guardar, assentóla el noblemientre sobre
Sobre razón daquel pastor cuenta aquí la estoria et diz: mas porque
la
fueron otrossí
un monte a que se fazie grieue la sobida; et las otras sus azes
en tan grand periglo como aquel, adur podrie omne creer atal perssona, esperaron de
ordenadas a diestro et a siniestro, muy sabiamientre. Et allí
como aquel pastor parescie a la uista de los omnes, el rey don Alffonsso que nos esse día yriemos a
la ora de siesta fasta la uíspera, cuedaiído ellos
creyol; mas pero queriendo prouar la cosa, enuió adelant con assí librado
ell dos prín- la batalla. Mas los nuestros reyes en su consseio que ouieron, fué
cipes: don Diago de Faro et don Garci Romero de Aragón, et mandóles sábado fasta tercer día, segunda
que la batalla fuesse allongada de aquel
que fuessen, et si en uerdat fallassen lo que aquel pastor le dixiera, que hueste eran
feria, que era el lunes adelant, porque los omnes de la nuestra
subiessen et fallarien encima del mont una llana, et que la tomassen
et que canssados en la graueza de sobir el monte, et enoyados todos, et las bestias
se trabaiassen de deffenderla muy bien. Et por
la gracia de Dios, fízosse
yaque canssadas otrossí; et en este medio, que podriemos mesurar et uer
la cosa assí toda, ca aquel omne 'que al rey
don Alffonsso uiniera, como ell su estado de los moros et el de su andamio. Et sobresto
entendiendo el
menssaiero de Dios qui escoie las flaquezas del mundo, fué fallado
que moro que nos non yuamos a la batalla, parósse muy locano et touo que
dexeira uerdad de tod en todo; et los sobredichos nos
príncipes subieron et auie ganada gloria: et sobresto crouo que non por la su arteria que él
fallaron la llana que les rey dixiera por la palabra del pastor; et don
guisara de que se cuedara ayudar, mas por el miedo quel nos auiemos.
el
fueron en ella, en somo del mont, tomáronla et deffendiéronla maii bien.
Onde enuió sus letras a Baesca et a Jahén: que cercara III reyes et tenielos
'#s
300 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DOMINACIÓN ALA10RÁ\ IDE Y ALMOHADE 3OI
^'creados, et auiensele a dar tercer día. Pero algunos de los sus grandes don Rodrigo arzobispo de Toledo con ell, et los otros obispos sobredichos,
et don Roy
moros que cuedauan cosa más altamientre en seso de grand entendi-
la et ricos omnes: don Gongaluo Roy^ Girón et sus hermanos,
« II miento, diz que dixeron: "vemoslos nos assentados sabiamientre et con Pérez de Villalobos, don Suer Téllez, don Fernand García et otros. Et por
grand entendimiento, et más semeia que se guisan pora darnos batalla que cada unas destas azes eran partidos los comunes de las nobles ^ipdades;
Seiíouia et Auila et Medina del Campo. Pues ordenadas las azes con
Dios
non pora foyr". Otro día, domingo grand mannana, salió de cabo ell moro
al campo, assí como el día dantes que fuera sábbado; et y estido esse encesta hueste, como es dicho, aleadas las manos a los cielos, endere9ados
domingo, sus azes paradas et ordenadas, fasta medio día; et pora desuiarle los oíos a Dios corazones a martirio, et tcndu-
et auiuados et leuantados los
batalla et combaterse él en ella con loganía de rey. Mas nos fiziemos como departimiento de la batalla. Et los primeros que las primeras feridas fueron
dar dell az de Diago López de Faro fueron su fijo et sus sobrinos, los
el día dantes, et atendiendo allí la su hueste, nos, nuestras tiendas et todo
lo nuestro guardado, delibramos como deuriemos salir otro día. Et ell nombrados suso, caualleros libres en armas et muy atreuudos. Los moros
ii de otra parte fizieron otrossí lo suyo: guisaron en somo del mont una
:)
arzobispo de Toledo, et los otros obispos que y eran, andidieron por las la
posadas de las compannas de cada unas de las ^ipdades que allí eran, et por fortaleza a semeianga de corral, a poder de saetas et de otras armas, et de
cada unas de las posadas otrossí de los príncipes, predigándoles et auiuándo- dentro daquel corral assentados los sus peones rezios et que algo ualíen;
ct allí souo otrossí el su rey dellos, teniendo cerca ssí
una espada, et él,
los et esforzándolos a la batalla, et perdonándoles todos sus peccados muy
omillosamientre et muy con Dios. En esse día mismo, fizo el rey noble de uestido una capa negra que fuera de Abdelmon que fué comiendo de los
dell Sennor. Onde andando y onrrados et guisados como pora aquel officio tienen danno a la cosa pora reboluerse, son fallados, estos alaraues de
las
de saetas lidian, et eií las medidas de las porras traen unos como nasos
tomado conssagrado cuerpo de Nuestro Sennor Jhesu Cristo, guisáronsse
ell 1 que
todos et guarnes9Íéronsse de todas sus armas, como era mester. Et salieron rebueluen, et los unos et los otros destos moros guerreros, andan a unas et
i I a la batalla, ordenadas sus azes assí como lo auíen departido dantes — et di- a otras partes como uagueando et fuera de orden de lid, et
non guardan
remos agora aquí de cómo entre los príncipes — castellanos: Don Diago de orden de az, corriendo, turuian et desbaratan a los otros, et los suyos
et,
López de Haro, con los suyos, ouo la delantera et los primeros colpes; ell uiniendo ordenadament a las feridas, et dánles guisado de fazer mal, si se
az de medio, et esta era la de la una costanera, ouo ell conde don Gongalo ellos aperciben. Mas la muchedumbre destos et daquellos
non podríen auer
cuenta, nin creo que ninguno de los nuestros asmarios pudiesse con
Nunnez con uerdad;
los freyres del Temple et dell Ospital et de Veles et de
Calatraua ell az de la otra costanera ouo Roy Díaz de Cameros et
los sinon después, oymos de sus moros
que mismos que eran uezes LXXX
mili
x\luar Día9, su hermano, et Johan González, et otros nobles omnes con caualleros, et las compannas de sus peones que non podríen seer contadas.
ellos; en la postremera az fué el noble don Alffonsso rey de Castiella, et A esto dizien, unos moros de tierra de Azcore, que es gerca los Marruecos,
302 CLALDiO SÁNCHEZ-ALBORNOZ dominación alaiorÁvide y almohade 303
que fueran en esto, que non era pagado dellos
el su rey; et estos moros demudada por ello la cara nin el su lozano gesto, nin el bU iiiuy noble et
I dexados los cauailos, por ganar la gracia del su
lll
rey, fiziéronse a pie et apuesto contenent que él solíe traer, nin demudada la palabra, parósse
umieron a lidiar daquella guisa; et lidiaron et fizieron
grand danno en los esf oreado et firme, como fuerte uarón armado, et como león sin espanto;
cristianos, mas pero non creen los omnes
que nincruno destos ende escapó c'j pora morir o pora uencer firme estaua él. Et dallí adelante, non queriendo
Aun estaua y, delante su rey, mucha companna ídemás, et muy cruarnida más soffrir el peligro de los primeros, uénose dallí apriessa, fasta que llegó
de nobles sennales de armas et de cauailos.
Et desta cruisa que es dicho al corral del moro; et enderes^ólo Dios que lo fazie todo, et uinieron y
estaua aquel corral de los
moros ^creado et guarnido, et\su rey dentro. con el alegremientre las noblezas de las sus sennas et los suyos. Et la crug
del Sennor que delant ell arzobispo de Toledo auíe en costumbre de uenir,
La batalla aduziéndola aquella hora Domingo Pascual de Almoguera, conónigo de
Los moros que estauan atados, como es dicho, Toledo, entró con ella por ell az de los moros, et passó por todos maraui-
et que
se non podícn
mouer daquel logar do estauan, comentaron a llosamientre, et non tomando y ningún pesar esse don Domingo que la
desuiar primeras feridas
las
de los nuestros que siibíen por logares cTuq trave, nin ninguna lisión, sin los suyos, ca non uinien y con él;
assa? des-uisados pora combaterse
Lt en estas contiendas, algunos de los et assí fué en su yda sin todo periglo, fasta que llegó all otro cabo de la
nuestros que subíen a cometer los
moros, essos canssados por las grauezas
de las sobidas, paráronsse et esti- batalla: et fué assí como píogo a Dios. Et en las sennas de los tres reyes
dieron quedos yaquanto. Estonces algunos uinie la ymaien de sancta María uirgen madre de Dios, la que de la prouin^ia
de medio de las azes de Castiella
et de Aragón, fizieronsse una de Toledo et de toda Espanna estido et fué siempre uen^edora et padrona,
companna et uinieron a las primeras azes
et fue grand la muebda que se
y fizo, et la cosa muy peligrosa et en dubda' en cuya uenida marauillosa, aquella az de los moros de marauillar et com-
assi que algunos, pero non de
los grandes, semeiaua que qucn'en foyr- panna que non auíe cuenta et que fasta allí estidieran et estauan firmes que
mas
los primeros et los de medio
de Aragón et de Castiella ayuntados en' uno se non mouíen, et rebeldes que contrallaran a los nuestros, mmerta essa
combatien a los enemigos, et requedáuanlos
de yr adelant, et esto fazien companna marauillosa a espada et segudada a langas et uenguda a feridas,
ellos quanto podíen. En tod esto, las azes de las
costaneras lidiauan muy tornó las espaldas a foyr. Entonges yua el rey moro por la priesa de la
.uerte con las azes de los moros, et las batalla, et más por affincamiento de su hermano a quien llamauan Zeyt
feridas eran muchas et muy fuertes
della et della parte; mas de los moros eran tantas et tan fuerte^ et la
las Abozecri por nombre, quel affincaua que se saliesse de la batalla et se fuesse,
su
I muchedumbre tan grand, que unos de los nuestros
et tornando las espaldas, semeiaua
que fuyen
comengaron a couardar subió esse rey Almiramomelín en una bestia de muchos colores, et por
guarir que non muriesse allí o fuese preso —ca uió el que lo uno al dcsto
ya. Et ueyendo esto muy
noble rey don Alííonsso, a unos de los
uiles del puebl¿ menudo que non
el
que lo serie si y fincasse — cogiósse a foyr, sintiendo que aquello era lo
auien cuedado de catar lo que estaua
mal, dixo all arzobispo de Toledo más seguro pora lo que ell auíe mester. El fuxó con tres caualleros que ouo
oyéndolo todos: ^arcobispo, yo et uos aquí
morremos". Et respondiol ess¡ por companneros en aquel perigro, et ueno assí fuyendo a Baesga; et los
ora ell arzobispo: "sennor, fiemos
en Dios, et mejor será; ca nos podremos de Baesga, ueyendol daquella guisa uenir, entendieron que el mal era et
mas que nuestros enemigos, et nos los uengeredes
oy". El noble rey don
que uengudo uinie, et demandáronle que qué faríen; et diz que les res-
Aítonsso, nunqua uencudo de coracón, dixo:
"uayainos apriessa a acorrer pondió: "non puedo consseiar a mí nin a uos"; et camió allí la bestia, et
a los primeros que están en peligro". ueno a Jahén aquella noche. Entonces los aragoneses de la su parte, et los
Estonces Goncaluo Royz et sus her-
manos fueron contra los primeros en acorro; castellanos de la suya, et los nauarros otrossí de la suya, desboluieron
mas Fernant Gargía, yarón
libre et enssennado en cauallería,
tardó al rey, consseiandol que guardase ell apriessa las manos entre los moros, et mataron muchos dellos, et muchos
allí
gouernamiento de la hueste, et de guisa fue^se en los alcangos que fizieron empos ellos a muchas partes, por o yuan
en ell acorro daquellos que
la hueste non se desordenasse fuyendo, et ellos empos ellos matando.
porque fuesse desbaratada. Eston9es dixo el
noble rey de cabo al arcobispo: ''arcobispo,
aquí muéramos, ca tal muerte
conuiene a nos, et tomarla en tal artículo
et en tal angosura por la ley de
Te Deuai Laudamus
Cristo: et muéramos en él". Respondió noble
el arzobispo: ^sennor, si a Dios Oyendo esto ell arzobispo, et ueyéndolo, dixo estas palauras al
plaze esso, corona nos uiene de yictoria,
esto es de uenger nos; et non de rey don Alffonsso: "sennor, menbraduos todauía de la gracia de Dios que
muerte mn morir, mas ueuir; pero si de otra
guisa plogmere a Dios, todos cumplió en uos todas las faltas, et yaquanto el denuesto de Toledo, et oy
comunalmientre somos parados pora morir conuusco, uos lo emendó; et menbraduos otrossí de nuestros caualleros, por cuya
et esto ante todos lo
testigo yo, pora ante Dios".
Estonces el noble rey don Alffonsso, non ayuda uiniestes a tan grand gloria et tanto prez entre los reyes de Espanna:
304 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHACE 3O5
et en más tierras suena ei Liiie^tro prez, ca por mas cierras suena et sonará mística poesía amorosa: el Intérprete de los amores y el Tesoro de los
mab el uuestro noml)rc ec
la uiiestra grand fama". Estas razones et otras amantes, y otras varias obras filosóficas resumidas en su Futuhat o Reve-
tales como acabadas de dezir en esta manera, el arzobispo et los
estas laciones, que le consiguen una posiciófi cumbre en la filosofía y en el vinii-
obispos, que y eran con eil, et los abades et frayres et la otra clerezia, que cismo islájnicos. Las leyendas escatológicas, que él acoge, transforma y
y eran con ellos, aleadas las manos et las uozes al ^ueio, con lágrimas de desejivuelve, pasaron pronto a conocimiento de los cristianos por los varios
sanctidad et con cántico de alabanga, salieron en esta razón, cantando con portillos que comunicaron en España las culturas arábiga y latina. Ya en el
gran alegría aquel cántico que dizen en la eglesia: Te Deiim lauda?mis, Te siglo XIII fuerofi referidas por el arzobispo Ximénez de Rada y por San
Do7ninu?n co72fite?m¿r, et quiere esto assí dezir en el castellano: "A ti, Pedro Pascual, y no fuerojí ignoradas en la corte literaria, transida de ara-
Dios, alabamos, a ti, Sennor, confessamos", et dixieron este cántico todo, bismo, de Alfonso X, puesto que las llevó a su Crónica General. Como
cantandol fasta cabo. Et eran y don Tello obispo de Falencia, don Rodrigo embajador cerca del Rey Sabio, vino a España, en 1260, Bruneto Latini,
obispo de Siguen9a, don Melendo obispo de Osma, don Domingo obispo que para su Tesoro y su Tesorero, eiiciclo pedias del saber medieval, utilizó
de Plazen^ia, don Pero obispo de Auila, et muchos otros clérigos onrrados fuentes árabes.Y San Pedro Pascual estuvo en Roma entre 128 S y 1292.
que eran y con ellos, cantando cánticos et alaban9as a Nuestro Sennor Dios, Par cualquiera de los dos caminos o por el ancho cauce de la arabizada
por quanto crebanto fiziera en aquell día en
paganos enemigos de la
los corte siciliana, pudieron llegar a ser conocidas de los cultos italianos de la
crug, et quanta uertud et exaltamiento mostrara en los cristianos fieles de generación de Dante las tradiciones islámicas sobre el viaje de ultratumba
Cristo et mantenedores de la su ley. Aun dize ell arzobispo en esta estoria de Mahoma. En todo caso el maestro Asín ha demostrado las grandes analo-
adelante: ell campo de la batalla tan lleno fincaua de moros muertos et gías que existen e?itre las leyendas escatológicas musulmanas y las bellísimas
tanto era y la su mortandat que, aun yndo nos en buenos cauallos, apenas páginas de la Divina Comedia, las claras aproximaciones que acercan el
podiemos passar sobre los cuerpos dellos. Et eran los moros que fueron ¡limii?iismo de Dante a las doctríjias de los ixraquíes kispano-árabes, recogi-
fallados percal sobredicho corral muy luengos de cuerpos et muy gruessos das por los escolásticos de la escuela agustiniana, las semejanzas que enla-
omnes; et lo que es marauilla pora dezirlo: maguer que vazien destorpados zan la lírica italiana del dolce stil nuovo co7i la poesía ?msticoamorosa de
de todos sus cuerpos et de todos sus miembros, et despoiados todos, que los Ben Arabí y las que vinculan el Cancionero y el Convivio del poeta floren-
despoiaran los pobres, pero que por tod eso, en tod el campo de la batalla tino con el Tesoro de los amantes del sufí Tirurciano. Dante se habría levan-
ninguna sennal de sangre non pudo seer fallada. Et acabadas estas cosas tado así en la encrucijada de las edades y de las culturas: entre el mundo
murciano, Muhidin ben Arabí (II64-1240). El Islam le debe dos obras de ble violencia y cólera tan manifiesta que, si asomase por ese mundo, la
30b C L A U Í3 i O S AN CH EZ - ALB O R N Ü Z DOMINACIÓN ALAIORAVIDE Y ALMOHADE 307
humanidad entera moriría de terror. Cuando lo hube sahidado me contestó Después miré y he aquí que vi unas gentes cuyos cuerpos eran como
al saludo, pero con aire tan colérico, que vo me asuste de él, viendo que no cuerpos de cerdos y sus rostros como rostros de perros. De su suplicio
se sonreía. Entonces me dijo Gabriel: "No le temas: este ángel ha sido estaban encargados serpientes y alacranes que picaban sus carnes. Dije:
creado de la ira del Omnipotente. Desde que Dios lo creó, no se ha reído "¿Quiénes son éstos?" Respondió: "Los que no purifican por la ablución
ni sonreído jamás. Cada día aumenta su cólera contra los que no tienen sus manchas rituales ni ponen atención cuando oran".
misericordia en sus corazones. El se venga de todos ellos castic^ando a los Después miré y vi unas gentes que a gritos pedían alivio contra la sed.
rebeldes contra Dios, a los orgullosos tiranos y pecados mor-
a los reos de Los demonios les traían unas copas de fuego; y así que las tomaban, caía
tales". Díjele yo: "¡Oh ángel! Descúbreme los pisos del infierno para que la carne de sus rostros por causa del calor; y así que las bebían, rompíanse
yo pueda verlos". Respondió: "Tú no puedes mirarlos". Pero una voz se sus intestinos y se les salían por los anos. Dije: "Quiénes son éstos?" Res-
oyó que le gritó: "Oh ángel, no le contradigas en cosa alguna". E inmedia- pondió: "Los bebedores de vino".
tamente se le abrió la puerta del infierno (tan sólo) en cantidad del ojo Después vi unas mujeres colgadas de sus pies con las cabezas hacia
de una aguja, y salió por la abertura tal fuego y humo, que, si hubiese abajo, y losdemonios cortábanles las lenguas con tijeras de fuego, mien-
continuado saliendo un rato, los cielos y la tierra se habrían cubierto de tras ellas rebuznaban como burros y ladraban como perros. Dije: "¿Quiénes
|: tinieblas. Y miró (Mahoma) a él (es decir, al infierno) y he aquí que era son éstas?" Respondió: "Las plañideras, que lloran y se lamentan, a sueldo,
de siete pisos, uno sobre otros; y no me fué posible contemplarlos (todos) por los difuntos, y las cantatrices".
a causa de lo terrible del suplicio de los infieles y politeístas. Después miré y vi unos hombres y unas mujeres en unos hornos, y el
Y miré hacia el primer piso de ellos (de los siete) y he aquí que era fuego encendíase sobre ellos y la llama subía hasta sus caras y sus cabezas.
el piso de los reos de pecados mortales. Y vi en él setenta mares de Gritaban y de sus vergüenzas fluíales el pus y exhalaban un olor tan repug-
fuego, y en cada una de una ciudad de fuego, v en cada ciudad
sus playas nante, que los demás condenados los maldecían. Dije: "¿Quiénes son éstos?"
setenta mil habitaciones ígneas, conteniendo cada una setenta mil cajas de Respondió: "Las adúlteras y los adúlteros".
fuego, en las que estaban encarcelados hombres y mujeres, atormentados Después miré y vi unas mujeres colgadas de sus tetas y con las manos
por serpientes y alacranes y lanzando gritos. Dije: "¡Oh ángel! (del infier- atadas al cuello. Dije: "¿Quiénes son éstas?" Respondió: "Las que hacen
no): ^cuál fué el pecado de éstos en el mundo?" Respondió: "Cometieron traición a sus maridos".
injustas violencias contra las gentes y devoraron sus riquezas sin derecho, y Después vi unos hombres y mujeres que eran atormentados en el fuego.
se enorgullecieron y obraron tiránicamente, siendo así que sólo a Dios Unos demonios, encargados de su suplicio, los sujetaban con unos garfios
compete el dominio y la fuerza". de hierro. Cada vez que pedían socorro los enganchaban y con unas lanzas
xMiré después y vi a algunas gentes cuyos labios eran como los belfos de fuego los alanceaban en el vientre y los azotaban con azotes ígneos. No
de los perros y los camellos. Los demonios los sujetaban con arpones de vi a otros reos de pecados mortales más fuertemente atormentados que a
fuego, y las serpientes penetraban por sus bocas, rompían sus intestinos v éstos. Dije: "¿Quiénes son éstos?" Respondió: "Los que odian a sus padres".
salían por sus anos. Dije: "^Quiénes son éstos?" Respondió: "Los que se Después vi a unas gentes con argollas de fuego, como montañas, puestas
comen los bienes de los huérfanos injustamente. Ahora comen sólo en sus en sus cuellos. Dije: "Quiénes son éstos?" Respondió: "Los que no cumplen
vientres fuecro y serán luecjo asados en la llama viva". fielmente sus compromisos con sus prójimos".
Miré después y he aquí que vi unas gentes cuyos vientres (hinchados) Después vi unas gentes que los demonios degollaban con cuchillos ígneos.
como montañas, bullían de serpientes y alacranes. Cada vez que cualquiera Cada vez que morían, volvían a resucitar como eran antes. Dije: "¿Quiénes
de ellos pretendía ponerse de pie, caía de bruces, por lo enorme de su son éstos?" Respondió: "Los que matan injustamente a la persona que Dios
vientre. Dije: "¿Quiénes son éstos?" Respondió: "Los que comen la usura". prohibe".
Después miré y vi a unas mujeres colgadas de sus cabellos. Dije: "¿Quié- Después vi unas gentes que eran atormentadas en unas cavernas de fuego,
nes son éstas?" Respondió: "Las mujeres que no ocultaron sus rostros
y con varias clases de suplicios, en lo más profundo del primer piso. En todos
sus cabelleras a las miradas de los hombres extraños". los tormentos que antes había contemplado no vi gentes más desgraciadas
* Después vi a unos hombres y mujeres colgados de sus lenguas a unos que éstas: crucificadas sobre columnas ígneas, la carne acababa por des-
garfios de fuego, y que con sus propias uñas de cobre se desgarraban sus espíritu adherido a los huesos y los
prenderse de los huesos y quedaba el
rostros. Dije: "¿Quiénes son éstos?" Respondió: "Los que atestiguan en huesos colgando de cadenas ígneas. Dije: "¿Quiénes son éstos?, ¡oh ángel!"
falso y andan con la maledicencia y siembran la discordia entre las gentes Respondió: "Los que dejan de cumplir la obligación de la oración, a pesar
atacando su honra". de estar sanos sus cuerpos".
308 CLAUDIO S A X C íí E Z - A L B O R X O Z DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE 309
Dije: ";Oh, ángel! Echa la cubierta sobre punto
ellos, pues he estado a
turados tórnase v se en ojo v oído, viendo con su
transforma todo él
de desmavarme por el terrible espectáculo de este suplicio". Respondió:
esencia entera, sin que la visión se restrinja a una parte determinada de
"[Oh Mahoma! va has visto v has presenciado. Ahora que el presente in- su ser, y oyendo igualmente con toda su esencia. Esta es la virtud que por
forme al ausente. Amonesta a tu pueblo y hazle que evite los terrores del aquella luz les es otorgada:con ella son ya capaces de experimentar la pre-
infierno, pues el castigo de Dios es terrible. Siete puertas y siete pisos de Dios y quedan aptos para recibir la visión beatífica, que es un
sencia de
éstos tiene el infierno, v cada uno es de más suplicio que el otro".
grado de conocimiento más perfecto que aquella experiencia. \^iene en
Fragmento de un Haditz sobre el viaje nocturno de Maho- ses^uida el Profeta y les dice: Preparaos para la visión de vuestro Señor,
ma a las regiones de ultratumba (Trad. Asín: La escatología
pues he aquí que se os va a manifestar. Prepárense los elegidos, v el Señor,
musulmana en la Divina Comedia, 434).
la Verdad, se les manifiesta. Tres velos lo ocultan a las miradas de las cria-
\k
310 CLAUDIO SÁNCH EZ - AL B ORX O Z DOMINACIÓN ALMORAVIDE Y ALMOHADE Q í T
sumisión autoridad del profeta, verá a Dios bajo cada uno de los tres
a la para la comprensión del vulgo, aunque siempre vavan acompañadas de
aspectos correspondientes a las formas varias en que a Dios conoció en el algunas vagas alusiones, inteligibles sólo a la minoría selecta de los que no
mundo. Habrá, pues, para ese elegido tres manifestaciones divinas en un son vulgo".
u
Del Futuhat de Ben Arabi de Murcia (Trad. Asín, La
mismo instante, correspondientes a sus tres facultades de visión. Y cosa
escatología musulmana de la Divina Comedia, 216 y 247).
análoga sucederá al que poseyó exclusivamente una tan sólo de las tres
facultades cognoscitivas, sea la razón filosófica, sea la ilustración mística,
y cuyo nombre fué celebrado en todas las oraciones en la primera década Su poder fué muy precario v su juventud en unión de la breve duración
del mes de Dzu-1-hicha del 609 [mavo 1213]. Después se retiró a su palacio, de su reinado no le permitieron desenvolverlo. Reinó tres mil seiscientos
donde se entregó enteramente a los placeres, emborrachándose noche v día veinticinco días, que representan diez años, cuatro meses y diez días. .
Yusuf Abu Yaqub almohades como único descendiente de Al-Mansur en la alcazaba de Ma-
rraquex, en la mañana del domingo 13 de Dzu-1-hicha. Era un viejo apacible
El Emir de los Musulmanes Yusuf ben Abu Abd Allah al-Nasir ben y virtuoso. Durante dos meses se recitó la oración en su nombre en todo
Yaqub al-Mansur ben Yusuf ben Abd al-Mumin ben Ali, titulado Abu el país sometido a los almohades, excepto en Murcia, que era gobernada
\ aqub, conservó los secretarios de su padre v tuvo por ministros sus propios por su sobrino Sid i\bu Muhammad
Al-Adal (el justo). Tenía éste como
tíos. Tomaron éstos las riendas del gobierno con los jeques almohades, ministros al jeque Abu Zayd ben Yurchan llamado Al-Asfar (el amarillo),
porque cuando fué proclamado era apenas púber, imberbe, ignorante el más astuto de los almohades. Cuando llegó a Murcia la noticia de la
y . .
sin experiencia. Fueron los jeques almohades y sus tíos quienes le conser- proclamación del Emir de los Musulmanes Abu Muhammad Abd al-Wahid,
varon el califato, durante el cual no hizo ninguna expedición, ni sostuvo Abu Zayd ben Yurchan dijo a Abu Muhammad ben Abd Allah ben Mcn-
ninguna guerra, ni tuvo ningún poder. Su gobernadores v sus funcionarios sur: ''Guardaos de reconocer a Abd al-Wahid, porque os pertenece el
obraron a su antojo y dejaron decaer el prestigio de los almohades, cuya califato; sois el más próximo pariente (de Yusuf Abu Yaqub), pues sois
decadencia fué aumentando, no obstante la tranquilidad v la paz de que hijo de Al-Mansur, hermano de Al-Nasir y tío de Al-Mustansir; además
:• 1i'
gozaron durante su reinado. sois capaz, juicioso, generoso v hombre de experiencia. Debéis ordenar a
Cuando fué mavor quiso gobernar por sí mismo, apartó a sus tíos y a los almohades que os proclaman y no rehusarán hacerles Aun es tiempo,
los jeques almohades que le habían conservado el trono, para reemplazarlos apresuraos a hacerlo antes de que se consolide el nuevo gobierno!" Tras
por extranjeros indignos de su confianza. Envió a i\bu Muhammad Abd escucharle, Abu Muhammad marchó de prisa a la sala de audiencias
y
Allah ben Al-Mansur a gobernar Valencia y Játiva en Al-Andalus. Confió mandó a buscar en Murcia v sus alrededores a los jeques y a los doctores
a su primo x\bu Muhammad ben Abd Allah ben Al-Mansur los gobiernos
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I !
i.
CLAUDIO SANCHEZ-ALB0RX07 DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 315
a verle y le ahorcaron y tras su muerte saquearon su palacio y su tesoro e Aba Al- Ala, fue completamente derrotado. Ai-Baezi y los cristianos sa-
in\adieron su harén. Fué ei primero de los descendientes de Abd Al-íMunua quearon su campamento v tomaron cuanto hallaron en él: armas, animales
que íué debtronadij y muerto. Nunca había ello ocurrido antes
y los y botín. Al-Adal, al conocer la derrota de Abu Al- Ala y de su ejército,
jeques almohades llegaion a ser, de tal modo, para la dinastía de Abd
Al- temió que Al-Baezi, victorioso, le arrebatase el califato v, después de
Alumin lo que habían sido los turcos para la de los Abbasíes: fueron
la confiar el gobierno de Al-Andalus a su hermano Sid Abií Al-Ala, paso
causa de su decadencia y de su caída. Con los asesinatos de sus
príncipes Alagrib, vino a Aiarraquex
abrieron la puerta a la guerra civil
al y se encerró en el palacio de los emires.
y a las sediciones de los pueblos contra Abu Al-Ala gobernó Al-Andalus en nombre de su hermano Al-Adal
su autoridad. Abd Al-Wahid el destronado, murió en la
noche 5 de Ra- hasta Xawaval del 622 [septiembre-octubre 1227], fecha en que se sublevó
1
'--'^"^-'"r"rriiin
le salve—. Yo os digo
que toda la historia del Alahdi es una impostura". .
y poderosos, defendían a sus vecinos y daban refugio a los desdichados. El
Al-AlamAm permaneció unos meses en AÍarraquex y salió en Ramadan fuego de hospitahdad no se extinguió jamás entre ellos; eran incapaces
la
prácticas habituales, y de castigar los abusos. Durante ese año Andalucía los ejemplos transmitidos de padres a hijos. Célebres en el pasado, lo son
entera sacudió el yugo de los almohades para someterse a Ben Flud. todavía. ¡Que Alá conserve su dinastía y les dé la victoria! ¡Que por la
gracia y el poder de x^lá su espada y su bandera sean siempre el terror
Del Rawd al-Kirtas de Bex Abi Zara (Según
versión francesa de Beaumier, 343).
de sus enemigos!
He copiado las siguientes notas de
las que dejó escritas de su mano e/
alfaquí Abu Ali Al-AIiliani:"Los Banu Alarin son una fracción de los
Zeneta, hijos de los Ben Urtachan. A partir de los Zeneta Ben Chana, se
. .
EN ÁFRICA SE FORMA UNA TERCERA NUBE formó la tribu de los Zenetas que son árabes puros.
La causa del cambio
CONTRA LA CRISTIANDAD HISPANA de su lengua árabe en lengua beréber es así referida por los escritores más
conocedores de la historia de las razas. ...Los bereberes Alachulí, que
Por tercera vez en el curso de dos siglos se había f orinado en los desiertos habitaban en Siria, se comunicaban con los árabes en las aldeas y en ios
africanos una amenazadora y negra nube que iba a descargar en España. mercados, y frecuentemente se asociaban con ellos para el disfrute de los
Otra vez ocuparon el primer plano de la escena política, en el Magrib, pastos, las aguas, loscampos y los huertos. Además Baha hija de Duhman
fuerzas juveniles, venidas del lejano y bárbaro Sur. Un nuevo imperio susti- ben Gilan, era mujer más perfecta de su tiempo, en belleza y en calida-
la
tuyó al mediodía del Estrecho, en la primera mitad del siglo XIII, al de los des. De todas las tribus árabes se presentaban pretendientes numerosos
abnohades. Después de la catástrofe de las Navas de Tolosa, había el último (solicitándola en matrimonio). Pero los hijos de su tío Kis, sus primos
rodado, rápido, la aguda pendiente de la decadencia, sacudido por sangrien- Said, Umar, Hafsa y Baz, declararon que no saldría de la familia
tas conindsiones iiiternas, cuyos primeros chispazos brotaron
y que
en tierras no se casaría sino con uno de ellos. Invitada a elegir entre los cuatro,
españolas. Acabó siejido arrollado por una rama de los bereberes Ze- prefirió a Baz, que era el más joven y el mejor de todos,
y se casó con él
netas, los ''Beni Meri?ies'\ Pastores
y jinetes del desierto, supieron apro- a despecho de sus hermanos, que concibieron la intención de matarle. Su
vechar la crisis del califato almohade. Había sido la razzia su profesión tra- madre Bariga, que era una mujer beréber, temblando por su hijo, hizo pre-
dicional, como era común entre las gentes nómadas de Arabia y de África. venir a Baha de lo que pasaba y convino con ella en escapar al país de los
'^S
320 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
DOMINACIÓN ALMORÁVIDE Y ALMOHADE 32I
hernianoN bereberes, n donde llevaría también a su hijo Baz. Envió después
y las razzias. Todos sus bienes consistían cu caballos, camellos
y negros.
a biLscLir secretamente a sus padres y marchó con ellos, llevando consigo a Se alimentaban de carne, frutas, lacticinios y miel. Una fracción de ellos
su hijo Baz su nuera Baha. Llegados entre ios bereberes, estableció
y a
a entraba anualmente en el Magrih, para hacer pacer y abrevar a sus ganados.
Baz en su familia y allí casó con toda seguridad con su prima Baha
y lleo-ó Tales eran sus hábitos desde antiguo. En el año 613 [1216] vinieron c=)ino
a ser poderoso
y capaz de resistir a sus enemigos. Baha le dio dos hijos
— Alwan y Madgis. Ahvan murió joven y pero Madgis, llamado
sin hijos,
de costumbre, pero encontraron todo revuelto en el Magrib,
y sus fuerzas
debilitadas o dispersas. Supieron que el ejército almohade había perecido
Al-Abtar, fué padre de los bereberes ÁI-Butiry, de los que ^los Zcnetas
en Al-Uqab y encontraron por doquier lugares desiertos o frecuentados
hacen descender su linaje.
sólo por leones o chacales. Se establecieron entonces sobre las tierras aban-
Baz murió entre los bereberes y dejó allí a su hijo Madgis, cuyos
hijos donadas y enviaron en el acto a prevenir a sus hermanos de la nueva situa-
y descendientes fueron innumerables. Hablaron éstos la lengua del país,
ción. "Venid, les dijeron, hay aquí abundancia de todo, hierba v cereales
aprendieron sus usos y costumbres, pasaron su vida corriendo los campos
excelentes; los pastos son extensos y están bien regados por el agua de los
sobre sus caballos y sus dromedarios y conservaron siempre tales hábitos.
arroyos; los árboles son magníficos y los frutos exquisitos; por todas partes
hay fuentes y ríos. Venid sin temor, nadie se os opondrá ni os arrojará de
aquí". Ante estas noticias, los Banu iMarin se pusieron en seí^uida en movi-
Los Banu Marín en el Magrib
miento y emprendieron el camino del Magrib, después de haberse confiado
a Alá, muy amado. Montados en sus caballos o en sus camellos, vinieron de
Abd al-Aziz
al Alaiuzy, autor del poema "Collar de los hilos
de la his-
toria de los
etapa en etapa hasta Wad Talag que fué la puerta por donde entraron en
hechos de los reyes del Alagrib", dice: Los Zenetas eran vecinos
el Magrib con sus animales, sus bagajes
de los bereberes, aprendieron su lengua, pero no han cambiado nada
de sus
y sus tiendas. Llegaron en número
tan considerable que sus huestes eran comparables a la lluvia o a las estre-
costumbres árabes, que han seguido y siguen siendo las mismas. Sólo han
llas de la noche o a legiones de hormigas o langostas:
olvidado la lengua árabe; no la hablan ni la entienden. Así son todavía
v
y ello por la omnipo-
tencia de Alá, cuya intención nadie conoce, porque Alá no deja ver sino
así eran los primeros Banu Marin.
las cosas cuvos destinos están decretados.
Cuando el altísimo Alá quiso hacer resplandecer el reinado dichoso
bendito de los Banu Alarin, hijos de Abd al-Hakk, su dinastía victoriosa
y Abu Paras ha dicho en su poema: *'Fué en el año 610 cuando ios Banu
:;i
se
afirmó por Su omnipotencia y los decretos de Su justicia se cumplieron.
Marin vinieron al Magrib desde sus bárbaros países, después de haber atra-
vesado el desierto y la llanura de arena a lomos de sus camellos y de sus
Los almohades permanecieron fuertes
y grandes hasta el desastre de Al- caballos, como lo habían hecho antes Lamtuna". Encontraron ya a los
los
Uqab, que fué el comienzo de su decáde^ncia. Al-Nasir volvió vencido a
4 Marraquex, pero su gobierno fué de mal en peor, hasta su muerte en 610
reyes almohades apartados de sus negocios
a la lujuria a la
y de sus deberes, dados al vino,
molicie; entraron por ello sin trabajo y comenzaron en
[1213 fecha en que fué destronado y reemplazado por su hijo Al-Mus-
1,
y
seguida a apoderarse de las fortalezas. La voluntad de Alá'les había llamado
joven impúber todavía. Incapaz de dirigir los negocios públicos
tansir,
y para reinar en Magrib y como nubes de langosta invadieron el país, por
el
dado a los placeres y al libertinaje, dejó las riendas del gobierno a siís
tíos
todo el cual se extendieron. Activos y francos guerreros, no cesaron de
y a sus parientes, a sus ministros y a sus jeques. Estos entablaron entre propagarse por doquier y de afirmarse más y más, apoderándose trozo a
sí luchas tras luchas, disputándose el mando y nombrándose v destituyén-
trozo del país, hasta que derrotaron al ejército almohade en Al-Maxaala, el
dose los unos a los otros, hasta el punto de asombrar al mundo. Todo se hallo
pronto revuelto, la anarquía fué general, se debilitaron sus fuerzas, los vicios
año 613.
invadieron el país, la religión decayó y no hubo en adelante en el imperio
El autor de este libro —Dios le sea propicio — continúa su relato. Sé
sino discordias civiles, que Alá hizo estallar para aniquilarlos
por su historiador en quien tengo gran confianza, que cuando los Banu
y elevar el Marin entraron en el Magrib, se extendieron por él v en él se afirmaron,
gobierno y la dinastía de los Banu Marin.
perdonando a los que se les sometían y matando, sin piedad, a quienes les
^
Los Banu Marin eran un pueblo selecto, devoto de la verdadera fe.
resistían. Las poblaciones huían ante ellos a diestra
Vivían en las tierras situadas al Sur del Zab africano hasta Sichilmasa. y siniestra v se iban
a las montañas más escarpadas, donde se fortificaban. Al conocer síi invasión
Nómadas, se habían extendido entre los bereberes
y en los lugares desiertos. se inquietó Yusuf al-Mustansir y, como no supiera qué partido tomar frente
Carecían de dinero y de todo género de moneda.' No eran regidos por un
a ellos, reunió en consejo a los funcionarios, visires
emir. Altivos y desdeñosos, no soportaban ataques ni alianzas. No
conocían y jeques almohades, para
conocer su opinión. Sus consejeros le dijeron: "¡Emir de los musulmanes!
ni la agricultura ni el comercio. Su única ocupación era
la caza, el caballo
No te ocupes de ellos y no temas, son muy rústicos
y poco numerosos. Para
3^2 CL A L o i U 5 A .\ u ií EZ - A LB O R S O Z DOMINACIÓN ALMORAV'IDE Y AL.MÚÍÍADí: 323
poner termino avance bastará con enviar contra ellos un icque almoha-
a su
de, quien matara los hombres
y la providencia de los pobres. Su tiendición y su mano eran benéficas; su
y se apoderará de sus mujeres y de sus gorra y sus bragas hacían milagros, y todo el mundo recurría a ellas entre
bienes, después de perseguirles
y de dispersarles^: El emir envió entonces los Zenetas; se las llevaba a las mujeres cuyo parto era difícil y en seguida,
un ejército de veinte mil almohades a las órdenes del
jeque Abu Ali ben vinendo Alá en su ayuda, facilitaban su alumbramiento. Era muy austero.
VVandin, con orden de atacar a los Banu Marín v de
dar muerte a todos, Ayunaba tanto en invierno como en los más fuertes calores, y jamás se
padres e hijos, hasta el último de ellos. La expedición
salió de Alarraquex le vio comer de día sino en las fiestas. Rogaba y alababa a Alá sin cesar,
y ante la noticia de su aproximación, los Banu Alarin hicieron sus prepara- recitaba su rosario e invocaba a Alá en todas partes, cualesquiera que fuesen
tivos para enfrentar
y derrotar
enemigo. Reunieron sus tropas, y, habién-
al
sus ocupaciones. No comía sino las cosas permitidas provenientes de sus
dose reunido sus jefes en consejo, decidieron poner sus
harenes v sus bienes propiedades, carne de sus camellos o de sus rebaños,la leche de los mismos
al abrigo de las fortalezas de
Tazut. Después de tomar esta 'precaución producto de su propia caza. En la tribu de Marin era conocido como
y el
avanzaron resueltamente contra el ejército almohade. Ocurrió
el encuentro sabio y como emir. Cuidaba con gran celo de los asuntos de sus compatrio-
en los alrededores del Nacor, del país de Badés (en el Rif).
Fué una san- tas, que no hacían absolutamente nada sin consultarle. Tuvo sólo algunos
grienta y memorable Los Banu Marin, asistidos por el Altísimo,
batalla.
hijos. Una noche, después de haber hecho sus abluciones y sus largas plega-
obtuvieron la victoria
dieron muerte a la mayor parte de los almohades,'
y rias, tuvo mientras dormía un sueño feliz, que le anunció el poder de rey
cuyos restos huyeron derrotados
y presa de espanto. Saquearon su campoi y de imán para él
y para sus descendientes. Vio salir de su miembro viril
y cuanto hallaron en él: plata, armas, bagajes, caballos y mulos, sirvió extendía por los cuatro puntos
iá
para aumentar su fuerza. Dieron gracias a Alá
un fuego que se elevaba por los aires y que se
por el magnífico socorro cardinales; después sus rayos se concentraron y su llama cubrió todo el
recibido de El y la noticia de tan gran éxito
se extendió por el Magrib Magrib. Contó su sueño a algunos santos y le dijeron: "Alegraos y no
entero. Los restos de los almohades entraron
en Fez y en Rabat-Taza temáis: esa visión es un augurio de felicidad para vos y para vuestros
aterrados, descalzos, aplastados, sin otras vestiduras
que hojas de Maxaala. descendientes; seréis nobles y grandes, seréis rey poderoso e ilustre, y vues-
Cubiertos de sangre y de polvo, desesperados
y humillados, lloraban con tros hijos llenarán el Magrib con su fama. Cuatro de entre ellos reinarán
los corazones rotos. Se llamó al año del
desastre! "año de maxaala" y desde
y transmitirán su trono en herencia a sus descendientes". Todo ello ocurrió
entonces los Banu Marin se engrandecieron más
y más, mientras que los como le dijeron
y emir pudo verlo antes de morir. Gobernó los Banu
el
almohades se debilitaron por completo. Sus tierras quedaron
desiertas; no Marin y a su muerte sus cuatro hijos heredaron su gobierno.
salieron más a campaña
y su decadencia fué total. Alá alumbró entre ellos En el mes de Dzu-1-Hicha del año 613 [marzo-abril 1216] Muhammad
el fuego de la guerra civil
y sus jefes murieron asesinados. Los jeques hacían Abd al-Hakk marchó con el ejército de los Banu Marin a Rabat-Taza, y
y deshacían los sultanes; les nombraban y les mataban, en seguida, para estableció su campamento en sus alrededores en medio de los olivares. El
designar otros, robando cada vez sus tesoros
y dividiéndose sus mujeres. gobernador de la ciudad salió para atacarles con una numerosa hueste
de almohades, de árabes y de fracciones de Tzul, Mequinez y otros. El
emir Abu Muhammad le venció y puso en fuga a todo su ejército: se
El primer caudillo Banu Marin apoderó de un rico botín, de armas, bagajes y caballos, distribuyó todo a
sus soldados sin guardar nada para sí y dijo a sus hijos: "Cuidado, no
El emir Abu Muhammad era hijo del emir Abu
Jalid Mayu ben Abu toquéis este botín, la victoria y la fama deben bastaros". En Chumada de 614
Bakr ben Hamama ben Muhammad al-Zeneta,
Al-Marin. Su 'padre, Abu [agosto-septiembre 1217] los Banu Marin tuvieron un encuentro con los
Jahd Mayu había asistido a la campaña de Alarcos junto
al Emir de los árabes Riah y otros. Los Riah eran la tribu árabe más fuerte y más guerrera
Musulmanes Al-Mansur, que el día de la batalla le había
confiado el mando del Magrib; ninguna tenía tan gran número de jinetes y de peones, ni
de todos los Zenetas, con los que se cubrió de
gloria. Murió —Alá sea con poseía sus inmensas riquezas. Cuando se pusieron en campaña contra los
el misericordiosos en 592 [1196J en su país, en el Zab africano, a su Banu Marin, éstos se unieron todos en torno a Abu Muhammad y le dijeron:
regreso de mencionada campaña de Alarcos y como consecuencia de las
la
"Eres nuestro emir y nuestro capitán, ¿qué piensas de esos árabes que
heridas recibidas en ella, lo que le valió la
muerte del mártir. Su hijo Abu vienen contra nosotros?" El emir les respondió: "Compañeros míos Marin,
Muhammad Abd al-Hakk le sucedió y tomó la dirección de sus negocios.
si estáis dispuestos, resueltos y unidos, prestos a ayudaros unos a otros y a
Era ya famoso entre los Banu Marin por sus virtudes,
su religión, su piedad sosteneros recíprocamente contra el enemigo, si sois hermanos ligados entre
y su santidad; humüde y caritativo, tomó la justicia v el derecho como vosotros por el amor al Altísimo, no tengo ningún temor de conduciros
base de su gobierno; generoso
y bienhechor era el refugio de los huérfanos contra ellos ni de entablar combate con los pueblos todos del iMagrib; pero
324 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ
SI estáis desunidos, si
\ ue^tras opiniones no están acordes,
estad seguros de
que vuescros enemigos os vencerán v os dispersarán".
Entonces todos excla-
maron: "Estamos prontos, sometidos v obedientes;
no nos abandonéis
no os abandonaremos, moriremos todos a vuestra y
vista si es preciso. \"ainos,
pues, alzaos y conducidnos con voluntad de Alá".
la
Los ejércitos se encontraron en ios alrededores del río
Sebu a alírimas
VI
millas de Taterthast. La batalla fue
sanirncnta v en ella murió ei'^emir
Abd al-Hakk y su hijo Idris. A
DECADENCIA, AGONÍA Y MUERTE DE LA
deF cadáver de su emir, los Alariníes
la vista
locos de dolor
y de rabia se convirtieron en leones furiosos, ávidos ESPAÑA MUSULMANA
de
sangre. Alzando la mano diestra, juraron no enterrar los cadáveres de sus
jefes antes de haberlos vengado; se lanzaron contra los Riah como leones
hambrientos que saltan sobre un rebaño de zorros
v caveron sobre ellos
como águilas que se precipitan sobre perdices.
La' batalla fué cada vez
mas mortífera. Los Riah tuvieron que mostrar aran
resio-nación, fueron
muertos casi todos y los que escaparon a la carnicería
huyeron derrotados.
Los Alarinies saquearon su campamento, tomando
cuanta encontraron en
el: plata, bagajes, vestiduras,
caballos, camellos v bestias de car^a. V elidieron
a Ltzman, hijo del emir Abu
Aluhammad, para sucederle v^ ponerse a su
'
cabeza.
Del Raud ai-Qirtas de Bex Abi Zara ; Según
versión francesa de Beaumier, 396).
**
TERCERAS TAIFAS DE AL-AiNDALUS
Por cuarta vez la crisis de! poder estatal, que regía la España inusubnana,
dio origen al caudillaje y acarreó el fracciornvniento del país en pequeños
principados independientes. El levantamiento se hizo ahora contra ¡os
ahno hades, cuyo imperio se desmoronó, coino queda relatado, tras la
batalla de las Navas. Los métodos de la rebelión no fueron de?nasiado
originales: un aventurero levantaba una partida, entraba en negociaciones
con algunos amigos de una ciudad importante, organizaban éstos un motín
contra elgoberfiador almohade, desprovisto de tropas y sin esperanzas de
socorro, abandofiaba éste la plaza, se instalaba en ella el jefe de la banda, desde
otras uillas et los castiellos todos de cerca Murcia, descabezo el todos los
almohades que auer pudo; et dando por suzias, ante los almohades, todas
las sus mesquitas, fizólas alinpiar a los sus sacerdotes et lañarlas con agua;
et fizóles otrosí tennir negras las entrannas et nobles sennales de las sus
armas, que ellos aduzien delante si en las batallas et en otros logares; et
segunt cuenta la estoria mostraua esto sennal de lloro et de duelo et de
destroy miento de la suy ente; et fue esto uerdat, ca se cunplio en Alurcra
et en otros logares a poco tienpo, ca estonces en medio desde tienpo, gano
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328 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ EL REINO DE GRANADA
dd Ancialozia
329
el rey don Fernando que era antes de los cristianos
lo
espannoles, sinon i X^alengia et sus términos
en su ayuda para asegurar la conquista de la plaza. Y al cabo logró incor-
de aderredor, en que estaua porar, para siempre, a la cristiandad hispana,
vn moro que dizien Zaen et era del Imaie la antigua capital del califato
de los revés, et este moro gue- español, un día ciudad más grande, más rica y más culta de la Europa
la
rreaiii ct anparaLii Li tierra. Et era Ahenhut
del linnie de Abohayed, que occidental. Y la cruz de Cristo ondeó en adelante sobre el minarete de la
tircra en su tiempo rey de Sarago^a;
et seyendo el scnnero scnnor bascas bellísima ?nezquita y las campanas compostelanas, que servían en ella de
de rodo el Andahrzia et de toda la tierra de'los
moros daqiien mar
poderoso et mas valiente de cuerpo que todos los otros,
et mas — lá?nparas desde los días de Almanzor^ volvieron a Santiago,
por atrauen^na et
por franqueza et iusti^ia et verdat, pero asi commo la
deslealdat et la suziedat
de aquella vente desleal lo sufre seer entre si— mas vno de ios suyos a que Pues que a contado de los otros grandes fechos del rey don
la estoria
dizien Abenarramimi, conuidol vn dia a comer et a sus annazebas de solaz Fernando de León, pasa agora a contar de commo priso a
Castiella et de
et de amizdat que fazen los moros, las (|ue el delevte
de aquella vente vsa (.]ordoua et diz: Este rrey don Fernando, desque priso a Vbcda dos annos
mucho et las onrran ellos mucho; et Ahenhut en
aquel conhit, con enganno depues de la muerte de su padre don Alfonso rey de León, fué muv apode-
daquel su huésped Abenarramimi et su vasallo,
metiéronle por arteria en vna rado et echóse sobre Cordoua et gercola; et fue esto en la era de mili er
cámara del castiello de Almaria, et matáronle
y. Et estonges se apodero de la dozientos et setenta et quatro annos, et andana el anno de la Encarnación
tierravn alaraue que dizien Mahomad Aueñalahmar, que
poco antes era del Sennor en mili et dozientos et trevnta et scvs annos. Et cuenta la estoria
qumtero, que non auie otro mester sinon seguir los
buevs et el aradro, et que es Cordoua ^ipdat rreal et commo madre de las otras ^ipdades del
fue dalh adelante sennor de Ariona et de
Jahen et de Granada et de Accio, Andalozia. Et vino el rey don Fernando a la cerca desa ^ipdat desta íruisa,
esto es de Ecija; et segunt diz la estoria, aun era ende sennor en dias del segunt que cuenta la estoria:
rey don Fernando et del arzobispo don Rodrigo, et esto asi lo quiere dezir
el arzobispo que segunt aquellas palabras por las que el lo dize por
era,
su
latín en la estoria; mas agora, grado a
Dios, de otra guisa es. Et después de
Sorpresa y asalto de la Axarquía
la muerte de Ahenhut, partióse
aquella tierra en muchos pequennos revs,
et apartada de los moros almohades, que
fue pro et bien a lo que los cristia- Seyendo el rey don Fernando en el regno de León, andando por v
nos tenien en los corazones; esto es, ganar dellos la tierra; et esto complido faziendo iusticia et bien parando el regno, ouo de venir a la uilia de
es ya oy, loado sea nombre de Nuestro Sennor
el Dios, que lo dio a los Benauente. Et en aquel tienpo, cristianos que auie en la frontera caualle- —
cristianos, et benditos los nuestros reyes que la imanaron. ros fijos dalgo et adaliles et almogauares a cauallo et de pie avuntaronse —
De la Estoria de Espm'ia que mandó componer Alfonso el
en Anduiar, que era de cristianos, et fezieron su caualgada contra Cordoua;
Sabio. (Ed. Menéndez Pidal, 721, § 1037). et catiuaron moros que auien guarecido con sus maiores, et de aquellos
ouieron lengua cierta en como la ^ipdat de Cordoua estaua muv asegurada,
que se non velaua nin se aguardaua por miedo que ouiesen de cristianos, et
que les farien auer vn andamio en el muro, et asmaron commo furtarian
CO\IO SE PERDIÓ CÓRDOBA el arraualde que dizen en arauigo el Axanjuia: ca tienen que si aquello
podiesen auer, que por aquello podrían auer todo lo al, bien commo se
La crisis de ¡a Espaíía imisulmana se precipitaba. La
batalla de las Navas acaeció. Et ellos acordaron de lo fazer; et desi fablaron commo feziesen
de Tolosa había dado a Castilla el dominio de
los puertos de Sierra Morena,
asmaron de qual manera para las torres et para el muro;
sus escaleras, et
llave de Andalucía, Cuando un nuevo
rey, joven y enérgico, Fernando lll,
ct cataron vna noche en que feziese fuerte tienpo et que fuese escura por
reunió en sus sienes las coronas castellana
v leonesa, emprendió la con- « o mas encobiertamiente lo podiesen fazer. Et esta fabla asesegada de commo
quista del Sur de Al-Andalus, jnientras
Jaime I de Aragón acometía la de se feziese,metieron en ella a Pero Royz Tafur et a Alartin Roiz dArgot;
Levante. Fué muy difícil a los musidmanes resistir
el empuje reconquistador et enbiaron con su mandado del acuerdo que auien tomado a don Pero
de los dos soberanos. Por un golpe de mano
de algunos caballeros de la Royz, et a don Aluar Pérez su hermano, que estañan en Alartos, et enbia-
frontera —la iniciativa individual ha desempeñado
siempre papel decisivo ronle dezir qual noche auian acordado de lo fazer, et el, que estodiese
en el pasado de España, desde los lejanos
tiempos de la prehistoria hasta presto con su companna, para acorrerlos quando mester fuese.
nuestros días y lo mismo en la Península que
en tierras de América— cayó Et entretanto que don Pero Martines yua a don Aluar Pérez su herma-
en manos de los cristianos un barrio de Córdoba.
Fernando el Santo vino no, llegaron ellos quanta gente podieron auer, et guisaron sus escaleras
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CL AUD í o S ANCH LZ - A o R N /
aquella noche que posieron, et llegaron
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EL REINO DE GRANADA 331
al pie del
ocho muro --~et esto fue
días por andar del mes de enero^-- er de la üiila les tirauan saetas et dardos er piedras, et tres uezes los vencieron
catauan si ueíauan los moros las
torres ec el muro, et non oyeron boz nmguna a los leuaron fasta el muro.
de velar ca dormien todos
et témelos presos la fortaleza del suenno,
et andodieron aderredor de las
torres et del muro. Et estando los cristianos Socorros
asi, fablaronse et dixieron:
":que faremos?" Et Domingo Alunnoz, el adalit, les dixo:
"el mió conseio
es este: que pues que aqui estamos que Los cristianos, veyendose mucho apremiados por el grant poder de los
fagamos la sennal de la cruz et que
nos acomendemos a Dios et a sancta Maria et al moros que eran muchos, ouieron su acuerdo et enbiaron dos omnes con su
apóstol Sanctiago et que
punemos de acabar esto por que aqui venimos en seruicio de Dios mandado: el vno al rey don Fernando su sennor que los viniese acorrer,
et sy grandes
non podieremos echar las escaleras de cuerda, pongamos et el otro a don Aluar Pérez que era en iMartos, que era vno de los
estas de fuste, et
punemos de sobir por ellas, et suban los meiores algarauiados omnes del reyno de Castiella, poderoso et noble, et a un cauallero que
que fueren
entre nos et vayan uestidos dizien Ordon' Aluarez que era de la mesnada del rey, que vino y luego,
como
moros, por tal que si se fablaren con los
et lo enbio dezir al rey don Fernando. Et mandaron aquel que
yua a
moros, que los non conoscan et que cuvden que
son moros commo ellos:
et estos punen de se apoderar de la don Aluar Pérez que lo dixiese por todos aquellos logares que eran de
primera torre que fallaren, fasta que
la otra gente suba'\ cristianos en la frontera, et el mandadero fizólo asi. Et el que fue al rey
Este conseio que Domingo Aíunnoz les dio, andido a grant andar de dia et de noche, fasta que llego a Benauente o era
touieronlo por bueno, et
prouaron tres escaleras de fuste, et falláronlas cortas, el el rey a la mesa, diol las cartas et dixol el mandado
rey; et en asentándose
et desi atáronlas la
vna con la otra et echáronlas a vna torre, et por que yua. Et rey mouio lugo ende, que non se quiso detener vna
el
los primeros cristianos alga-
rauiados que por ella sobieron fueron Aluar ora, et mando que mouiesen sus uasallos enpos el, et enbio luego por los
Colodro et Benito de Bannos,
et después los otros que yuan con ellos; de las ^ipdades et de los castiellos que fuesen con el a la frontera apriesa,
estos yuan uestidos et entocados
commo moros. Et tomaron vna torre a la qual llaman oy en dia "la ca tal mandado le llegara della; et enbioles dezir esto, et no les espero, et
torre
de x\luar Colodro'', et fallaron en ella quatro moros salió ellugo apenas con ^ient caualleros. Mas fazie entonce fuerte tiempo
que vazien dormiendo,
et el vno delios era de los que fueron de aguas, et las lluuias muchas, et los rios yuan muy crecidos; et enbarga-
en el conseio; et despertaron, er
dixieronles que andauan buscando; et ellos ronle yaquantos dias que non pudo acorrer a la ^erca de Cordoua tan
le resposieron en su algarauia
que eran las sobreguardas et que andauan catando las ayna commo el quisiera. Pero vino en tienpo conueniente et meiorado ya
velas. Et aquel moro
de que uos ya dixiemos, conos^io en la palabra de las aguas. Et el su camino fue este: de Benauente enderezo para Qibdat
a Aluar Colodro, et apretol
la mano con (¡]iptat para Alcántara, paso Guadiana a la barca de Medelm,
Rrodrigo, et de
la suya, et dixol a la oreia: -yo so de aquellos que tu sabes
puna de te uengar destos otros, etde Medelin enderezo a zMagazela et a Bienquerencia, que era de moros.
et yo te ayudare". Desi tomáronlos et atapa-
ronles Et auie y vn alcayde moro que era buen cauallero et buen omne, et
mi bocas er echáronlos de
las la torre ayuso; et los cristianos que
quando sopó que el rey don Fernando fincara su tienda en vn campo,
estauan yuso, matáronles.
yerca vna fuente cabo del castiello, salió a el et leuol sus presentes, pan et
Et en esto comentaron los cristianos a sobir a crrant
priesa, et desque
vieron que era la mayor partida delios en la vino et carne et geuada. Et el rey rre^ibiol muy bien et fizol muchas
torre.^fueronse por el muro
ayuso ganando quantas torres y auie contra la puerta onrras, et en fablando con el pediól el castiello; et el moro le respondió:
de Marros, fata que
ganaron esa puerta; et quanto vino el alúa del dia, "tu uas agora a ganar Cordoua; et fasta que tu ayas acabado aquello, non
todos los cristianos eran
re cunple este castiello; mas desque lo acabares, yo te daré el castiello
et
ya apoderados de las torres et del muro et del
arraualde a que dixen el
Axarquia, con aquella puerta; et entro por ella Per(í re seruire con quanto he". Et esto dezie el commo en manera de escarnio,
Roiz Tafur con orros
de cauallo que y estauan. Los moros, deque los teniendo que se non podia acabar aquello que el rey querie. Et quanto el
vieron asi apoderados de
aquel arraualde del Axarquia, ouieron a desanparar rey paso por alli non leuaua mas de treynta pares de armas; et, de los que
las casas et a foyr con
quanto temen para dentro a la uiUa; et los cristianos vuan con el, era el vno don Fernant Rroyz Cabega de Uaca, et el otro
fazian sus espolonadas
con ellos por las calles en pos ellos, et matauan muchos don Diego López de Uayas, que era entonce escudero, et el otro Martin
de losalaraues; et
los cristianos barrearon todas las calles del González de Miiancas, et el otro Sancho López dAellos, et el otro don
arraualde del Axarquia, sa'luo
la cal mayor que ua
derecha, que dexaron por o podiesen yr en Johan Arias Mexia, et otros de qui non sabemos aqui giertos los nonhres.
pos los
alaraues.Desque los moros ouieron metido dentro en la uiUa Et de alli mouio el rey et fué a Dos Hermanas et a Daralbagar, et dexo
'aquellas cosas
que podieron, derramaron con los cristianos, et los Cordoua a man derecha, et fue para la puente de Alcolea, et alli finco sus
moros del otro andamio
riendas con aquellos pocos que leuaua consigo.
332 CLAUDIO SÁNCHEZ-ALBORNOZ EL REINO DE GRANADA 333
Quando el rey don Fernando llego a esa ^erca de bestias dexolos mandóles que le esperasen alli en aquel logar; et entro
alli et
Cordoua, pieca auie
4ue...,nAluar Pérez yazie dentro en el Axarqnin por la hueste que ninguno nol fizo pesar, fasta que llego a la tienda del rey,
en ayuda de los cristianos
et don Pero Martines .i, et quando fue 9erca de la rienda del rey, fallo vn montero que uelaua,
hermano, a quien los moros llamauan
alaftac
porque era romo, et otra gente de la et dixo: "amigo, llamaiime vn omne destos del rey et dezilde que esta
frontera, de pie et de cauallo et
dé
las otras tierras de Castiella
et de León et de Estremadura aqui vn omne que le quiere ver a grant priesa". Et el montero entro a la
que venieron v
a aquella uoz por seru.r a tienda del rey do el yazie, et llamo a Martin dOticlla, et leuantose et salió
Dios ec al rev, et por ganar algo et por
ayudar
a sus cristianos, et otrosi a el. Et don Llórenlo, quando lo uio, dixol commo querie fablar con el,
freyres de las ordenes que eran
Uios. tt quando los cristianos que