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CURSO 2014/2015
I. LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA.
La CE es la primera respecto de las demás fuentes del Derecho, que son reconocidas por ésta, y
obviamente tienen que respetarla. La CE es la Norma Suprema, jerárquicamente superior, y
fuente de validez de todas las fuentes subordinadas. Incluso las leyes, como expresión de la
soberanía popular, tienen que respetarla. De ahí la existencia del recurso y la cuestión de
inconstitucionalidad.
La CE, como norma suprema de nuestro ordenamiento, vincula a todos los Jueces y Tribunales,
que interpretarán y aplicarán las leyes y los reglamentos según los preceptos constitucionales, y
en atención a las resoluciones dictadas por el TC en todo tipo de procesos. Y por otra parte,
también los poderes públicos y los ciudadanos están sujetos a la CE.
La CE diferencia entre derechos y libertades que se regularán por ley ordinaria, y los derechos
fundamentales y las libertades públicas, que se regularán por leyes orgánicas. Ambos tipos de
leyes respetarán el “contenido esencial” del derecho regulado en ellas. Además, la CE establece
que la ley regulará un estatuto de los trabajadores.
No puede extrañar que la CE tenga un alto y rico contenido laboral toda vez que la CE establece
que "España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como
valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo
político".
Artículo 1.1 CE
"La CE se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos
los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la
integran y la solidaridad entre todas ellas" (artículo 2 CE).
Artículo 7 CE.
Los sindicatos y las asociaciones empresariales son, así, organizaciones con "relevancia
constitucional", como ha destacado la jurisprudencia constitucional, y, en consecuencia, son
"organismos básicos del sistema político", "instituciones esenciales del sistema constitucional
español" y, en fin, "piezas económicas y sociales indispensables para la defensa y promoción" de
los intereses de los trabajadores y de los empresarios.
Establece la CE que los poderes públicos velarán por la igualdad real y efectiva entre los distintos
individuos y grupos. Eliminarán cualquier obstáculo que dificulte la participación activa de los
ciudadanos en la vida política, social, económica o cultural –art. 9.2 CE-. Esta obligación
“igualadora” que impone la CE tiene gran importancia en el ámbito laboral. Podemos encontrar
dos ejemplos de ello: el reconocimiento del derecho a la huelga, o la Ley Orgánica para la
igualdad efectiva de hombres y mujeres.
4.5. El fundamento del orden político y de la paz social y la interpretación de las normas
relativas a los derechos y libertades constitucionales.
La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la
personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político
y de la paz social.
Las normas relativas a los derechos fundamentales y a las libertades que la Constitución
reconoce, se interpretarán de conformidad con la Declaración Universal de Derechos Humanos y
los tratados y acuerdos internacionales sobre las mismas materias ratificados por España.
Los extranjeros gozan en España de las libertades públicas contempladas en el Título I, en los
términos que establezcan los tratados y la ley. Además, los extranjeros nacionales de otros países
miembros de la UE disfrutarán de los mismos derechos que los españoles, salvo eventuales
períodos transitorios. Lo que sigue, por tanto, se aplicará sólo a extranjeros no nacionales de
miembros de la UE.
Los derechos que aquí importan se examinarán, con mayor o menor detenimiento y lógicamente siempre
desde una perspectiva laboral, en otros capítulos.
En efecto, en el capítulo 2 se analizarán: el derecho a la igualdad y a la no discriminación (artículo 14 CE);
el derecho a la vida y a la integridad física y moral (artículo 15 CE), que se examinará únicamente desde el
punto de vista de su conexión con el derecho a la seguridad y a la salud de los trabajadores; la libertad
ideológica y religiosa (artículo 16); el derecho al honor, a la intimidad personal y familiar, a la propia
imagen, a la libre autodeterminación informática y a la protección de datos personales (artículo 18.1 y 4
CE); las libertades de expresión e información [artículo 20.1 a) y d)].
En el capítulo 10 se analizará el derecho de asociación (artículo 22 CE) que funda el derecho de
asociación empresarial, y, con mayor detalle, el derecho de libertad sindical (artículo 28.1 CE).
En el capítulo 11 se mencionará el derecho de reunión (artículo 21 CE) en su relación con el derecho de
reunión de los trabajadores en la empresa.
En el capítulo 13 se analizará en detalle el derecho de huelga (artículo 28.2 CE).
Y, en fin, en el capítulo 15 se examinará el derecho a la tutela judicial efectiva (artículo 24.1 CE).
El Estado tiene competencia exclusiva sobre la legislación laboral, y las CCAA ejecutarán dicha
legislación si así lo prevén sus Estatutos de Autonomía. El término “legislación” hay que
entenderlo en sentido amplio, incluyendo las leyes y los reglamentos. Y las CCAA, dentro de sus
competencias de ejecución, tienen potestad para dictar reglamentos internos de organización de
los servicios.
Por otra parte, el concepto de “legislación laboral” se ha interpretado de forma estricta por el TC,
refiriéndose sólo al trabajo por cuenta ajena. Así, las CCAA han podido legislar en materias como
la política de empleo.
1.1. Los Tratados y el derecho de la UE: primacía, efecto directo y principios de atribución,
subsidiariedad y proporcionalidad.
Recordemos que el derecho de la UE tiene primacía y efecto directo sobre el derecho interno de
los miembros, y que esta primacía no es incompatible con la supremacía de la CE, ya que el
derecho de la UE es autónomo del de los Estados que la componen.
El TFUE fija los objetivos de la UE, y sus derechos, libertades y principios están recogidos en la
Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, que tiene el mismo valor jurídico que los tratados.
Las competencias de la UE pueden ser exclusivas, o compartidas con sus miembros (como la
política social o la libre circulación de trabajadores en el mercado interior). También en materia de
política económica y de empleo existe coordinación.
1.2. Derecho originario y derecho derivado: el efecto directo (vertical y horizontal) de las
Directivas y responsabilidades y consecuencias de su incumplimiento.
El derecho originario de la UE está formado por el TUE y el TFUE. El derecho derivado son,
básicamente, los Reglamentos y las Directivas emanadas de las instituciones de la UE. La
primacía del derecho de la UE significa la aplicación preferente de estas normas sobre el derecho
interno de los miembros.
El efecto directo significa que estas normas comunitarias producen efectos inmediatos desde su
entrada en vigor, aunque las directivas requieren ser adaptadas al derecho interno. Si la directiva
no se ha adaptado, sólo tendrá efecto directo si: ha vencido el plazo dado a los Estados para su
incorporación, sin que ésta se haya producido; y la norma ha de ser clara, suficientemente
precisa, inequívoca e incondicional. Si se dan estos dos requisitos, el ciudadano podrá exigir ante
los tribunales nacionales la aplicación de la directiva, estando además el Estado obligado a
reparar los daños causados a los particulares por la no adaptación de la directiva (o por su
adaptación incorrecta).
Además hay que señalar que las directivas tienen el llamado “efecto vertical”. Esto es, su
contenido es exigible frente al Estado, pero no tendrán efecto entre particulares (“efecto
horizontal”).
La Directiva obliga al Estado destinatario en cuanto al resultado a conseguir, sin imponer la forma
y los medios para su consecución.
3.1. Igualdad, especialmente entre mujeres y hombres, pleno empleo y cohesión social.
Entre los valores y objetivos de la Unión Europea que aquí interesa destacar están el principio de
igualdad entre mujeres y hombres, la economía social de mercado altamente competitiva tendente
al pleno empleo y al progreso social y, en fin, la cohesión social.
Está asegurada dentro de la UE. Supone la abolición de toda discriminación por nacionalidad
entre los trabajadores de los Estados miembros, respecto a las condiciones de trabajo. Podemos
destacar, como contenido de este derecho: el derecho a responder a ofertas efectivas de trabajo;
desplazarse por fines laborales por la UE; residir en un Estado miembro para ejercer allí un
empleo; permanecer en un Estado después de haber ejercido allí un empleo, en las condiciones
previstas por la Comisión, etc.
Para permitir la libre circulación, se obliga a los Estados a que dispongan de un sistema de
seguridad social que garantice a los trabajadores migrantes por cuenta ajena y propia (y a sus
derechohabientes) el derecho a la acumulación de periodos para adquirir y conservar prestaciones
sociales, y el pago de dichas prestaciones.
3.3.1. Los objetivos de la política social de la UE y los Estados miembros y el papel del diálogo
social y de los interlocutores sociales.
A tal fin, emprenderán acciones que tengan en cuenta las diferencias entre los Estados miembros,
sobre todo en materia contractual, pero manteniendo la competitividad económica de la UE. Para
ello se favorecerá la armonización de los sistemas sociales, y se aproximarán las disposiciones
normativas de los distintos miembros.
Para cumplir los objetivos en política social, la UE completa la acción de los Estados miembros en
los siguientes ámbitos:
a) Mejora del entorno de trabajo, en cuanto a salud y seguridad.
b) Condiciones de trabajo.
c) Seguridad social y protección social de los trabajadores.
d) Protección de los trabajadores en caso de extinción del contrato.
e) Información y consulta a los trabajadores.
f) Representación y defensa colectiva de los intereses de los trabajadores y empresarios, incluida
la cogestión.
g) Condiciones laborales de nacionales de 3º países que residan legalmente en la UE.
h) Integración de personas excluidas del mercado laboral.
i) Igualdad de hombres y mujeres; oportunidades en el mercado laboral y el trato en el trabajo.
j) Lucha contra la exclusión social.
k) Modernización de los sistemas de protección social.
El Parlamento Europeo y el Consejo pueden optar así por adoptar medidas de cooperación entre
los Estados mediante distintas iniciativas, o bien establecer mediante Directivas las condiciones
mínimas que habrá que ir aplicando progresivamente para la consecución de estos objetivos,
letras a) a i).
Hay otras materias en las que la UE no tiene competencia para completar las acciones de los
Estados miembros, como son las remuneraciones, los derechos de sindicación y asociación, o los
derechos de huelga y cierre patronal. En cambio, la Comisión si puede favorecer la cooperación
entre Estados en ámbitos como el empleo, el derecho del trabajo, las condiciones de trabajo, la
seguridad social, la higiene en el trabajo, las negociaciones colectivas entre trabajadores y
empresarios, etc.
Los Estados, además, procurarán mantener la equivalencia entre los regímenes de vacaciones
retribuidas.
1. Las “razones” de la aparición del derecho social internacional y el artículo 10.2 CE.
Además del papel del Estado, desde hace ya años, la comunidad internacional crea también
normas laborales. Además de los tratados bilaterales entre Estados, nos centraremos en
organismos internacionales como la ONU, OIT, el Consejo de Europa o UE.
Son conocidas las razones por las que se comienza a regular el ámbito laboral. La llamada
“cuestión social” hizo que el movimiento obrero se internacionalizase. Los poderes públicos
reaccionaron, también de fronteras para afuera. Había problemas migratorios que atender, y se
empezaban a intuir los conflictos que podría surgir por las diferentes condiciones laborales entre
los distintos países (así lo señalaba la OIT en el Preámbulo de su Constitución).
Así, podemos afirmar que el origen de la norma laboral nacional y de la internacional es el mismo:
la necesidad de establecer condiciones laborales más favorables, para asegurar la evolución
pacífica de la sociedad. Aunque, por otra parte, hay que advertir que pese a partir del mismo
origen, el derecho laboral nacional ha evolucionado más rápidamente.
La Segunda Guerra Mundial no hizo más que afianzar la creencia en la necesidad de regular
internacionalmente los DDHH y las condiciones laborales, como medio para garantizar la paz
El derecho nacional del Trabajo se ha levantado sobre dos pilares: la autonomía colectiva y el
Estado. Esto es más difícil de contemplar a nivel internacional (por ejemplo, es muy difícil plasmar
la idea de convenio colectivo internacional, pese a estar reconocida por algunos textos legales
internacionales). En el ámbito de la UE, la tradicional laguna en cuanto a la inexistencia durante
largo tiempo de una declaración de derechos, se suplió con la referencia a otras fuentes
internacionales, y a las tradiciones constitucionales de los Estados miembros.
Por su parte, España es uno de los países que más Tratados y Convenios Internacionales ha
ratificado, aunque bien es cierto que los más importantes fueron ratificados tras la dictadura
franquista (de la ONU, Consejo de Europa o de la OIT en materia sindical).
Consciente de esta incorporación masiva a nuestro Derecho interno del acervo internacional de
derechos humanos (en parte motivado por el déficit histórico que teníamos en esta materia a nivel
interno), el artículo 10.2 CE establece que lo relativo a derechos fundamentales y libertades
individuales se interpretará conforme a la Declaración Universal DDHH, y a los tratados y
acuerdos internacionales ratificados por España en esta materia.
Sí conviene precisar que, a diferencia de los Convenios de la OIT, los Tratados Internacionales Laborales
siguen la regla común de poder ser adoptados bajo reserva, bien de exclusión de algunas de sus cláusulas,
bien interpretativa, en el sentido de que el tratado se aplicará conforme al sentido dado a las cláusulas
objeto de la reserva. Excepción a lo anterior es que: a) la reserva está prohibida por el Tratado; b) el Tratado
disponga que únicamente pueden hacerse determinadas reservas, entre las cuales no figure la reserva de
que se trate; o c) en los casos no previstos en los apartados a) y b), la reserva sea incompatible con el
objeto y el fin del Tratado (art. 19 de la Convención de Viena).
El art. 95 CE es el precepto que evita de forma anticipada la contradicción entre los Tratados
internacionales suscritos por España y la CE. Y el art. 93 el que da cauce a Tratados internacionales en el
ordenamiento interno. Esta necesidad de asegurar la “supremacía” de la CE, mediante la vía recogida en los
preceptos señalados, -aparte de garantizar la seguridad y estabilidad de los compromisos a contraer por
España en el orden internacional-, aunque parece fluir con naturalidad la idea de que la CE tiene mayor
jerarquía que los Tratados internacionales, no es menos cierto que el requisito previo al reconocimiento para
pronunciarse sobre la incompatibilidad con la CE, hace que resulte posible hablar de
“infraconstitucionalidad” de los Tratados internacionales.
Sea como fuere, si bien cabe decir que la CE tiene mayor jerarquía que los Tratados internacionales,
mayores problemas tiene concluir que estos Tratados poseen mayor jerarquía que las leyes internas.
Con todo, el segundo inciso del art. 96.1 Ce establece que las disposiciones de los Tratados internacionales
sólo podrán ser derogadas, modificadas o suspendidas en la forma prevista en los propios Tratados o de
acuerdo con las normas generales del Derecho internacional. Con apoyo en este precepto, la doctrina
mayoritaria y la práctica judicial parecen defender la “supralegalidad” y superioridad jerárquica de los
Tratados sobre las Leyes internas.
La Carta de la ONU obliga a promover niveles de vida más elevados, trabajo permanente para
todos, y condiciones de desarrollo económico y social. Esta labor se encomienda a la Asamblea
General y al Consejo Económico y Social.
Con este fin, la Asamblea adoptó en 1948 la DUDH, que aunque no tenía fuerza obligatoria para
sus miembros, sí que ha tenido gran influencia. Como ejemplo, recordemos su mención en el 10.2
CE.
4. El Derecho social europeo del Consejo de Europa: el Convenio de Roma, la carta social
europea y el control de su cumplimiento (Tribunal Europeo de los Derechos Humanos).
En el seno del Consejo de Europa se han elaborado: el Convenio Europeo para la protección de
los DDHH y de las Libertades Fundamentales (Roma, 1950); y la Carta Social Europea (Turín,
1961). A destacar que ni la Comisión Europea de DDHH, ni el TEDH, controlan la CSE.
La OIT nace del Tratado de Versalles, con el que culmina la Primera Guerra Mundial. La Segunda
Gran Guerra, posteriormente, conduce a la autonomía de la OIT, que es reconocida por la ONU
como “organismo especializado competente para emprender la acción que considere apropiada…
para el cumplimiento de sus propósitos”.
La OIT asume como principios que el trabajo no es una mercancía, la solidaridad internacional
ente los pueblos, y la libertad de expresión y de asociación.
España se adhirió en su día a la OIT, y salvo un paréntesis de 15 años durante la dictadura
franquista, lo sigue siendo a día de hoy.
Los Convenios, una vez ratificados, crean obligaciones internacionales. Las Recomendaciones,
por su parte, sólo dan pautas a cada Estado para la consecución de los objetivos de la OIT en
materias concretas.
Por lo demás, los Convenios son normas mínimas, que no pueden menoscabar otras
disposiciones que garanticen a los trabajadores condiciones laborales más beneficiosas.
Otro medio de control son las “reclamaciones” que puede presentar cualquier organización
profesional contra cualquier Estado miembro, alegando que éste no ha tomado las medidas
necesarias a las que se comprometió en un determinado Convenio.
Como tercer instrumento de control tenemos las “quejas”, que podrá interponer un Estado
miembro contra otro miembro, en caso de incumplimiento del Convenio.
Junto a esos tres mecanismos de control, tenemos otros más específicos. Aquí podemos nombrar
al Comité de Libertad Sindical.
1. Ley.
Recordad que la CE reserva la regulación de ciertos derechos a ley ordinaria o ley orgánica.
También recordar el mandato “la ley regulará un estatuto de los trabajadores”.
La ley tiene una amplísima libertad de configuración a la hora de regular una materia; y una gran
importancia en la regulación de otras fuentes (ej. garantizará la negociación colectiva, y la fuerza
vinculante de los convenios colectivos). Pero al mismo tiempo, la existencia de estas otras
fuentes, como por ejemplo la negociación colectiva, actúa como factor de contención de la propia
ley, ya que la regulación legal y reglamentaria no pueden ser tan pormenorizadas que
menoscaben el espacio que constitucionalmente corresponde a la negociación colectiva.
En todo caso, obviamente la ley tiene mayor rango jerárquico que los convenios colectivos.
Hay ciertos aspectos sobre los que debemos llamar la atención como la existencia de leyes
negociadas por el Gobierno con los interlocutores sociales; o el hecho de que las leyes incluyan
conjuntamente en su ámbito de aplicación a relaciones laborales y funcionariales.
2. Decreto-Ley.
El Gobierno ha recurrido a esta fórmula legal en numerosas ocasiones para las reformas de la
legislación laboral, con la connivencia del TC. No obstante, desde 2007, el TC se muestra más
exigente con la premisa de la extraordinaria y urgente necesidad. Debido a esta exigencia, es muy
3. Decreto Legislativo.
Son normas con rango de ley, dictadas por el Gobierno, en virtud de delegación expresa de las
Cortes Generales, sobre materias que no necesiten regulación mediante ley orgánica.
La delegación legislativa se otorgará mediante “ley de bases” cuando su objeto sea la formación
de textos articulados; o por ley ordinaria cuando se trate de refundir varios textos legales en uno
solo.
V. REGLAMENTO.
El Gobierno ejerce la potestad reglamentaria, de acuerdo con la CE y las leyes. Los reglamentos
desarrollarán los preceptos que establezcan las normas de rango superior, sin que puedan
contradecir el sentido de éstas. Por tanto, los reglamentos han de contar con habilitación legal
expresa. Esta restricción prevista en la CE se debe a los históricos excesos reglamentarios de la
época de la dictadura franquista, y a la necesidad de preservar el espacio de la negociación
colectiva.
Pese a todas estas limitaciones, en el ámbito laboral el reglamento tiene gran importancia, por el
elevado número de delegaciones que estableces las leyes laborales. Como ejemplos, en el ámbito
de las relaciones laborales especiales la regulación es casi en su totalidad a base de reglamentos;
o la fijación por el Gobierno del salario mínimo interprofesional, o de la duración de la jornada de
trabajo en ciertos sectores.
El Convenio Colectivo es la fuente por antonomasia del Derecho del Trabajo. El derecho a la
negociación colectiva está reconocido en la CE, que además establece la fuerza vinculante de los
convenios colectivos.
Además, el ET incluye expresamente a los convenios colectivos entre las fuentes de la relación
laboral.
La garantía de la “fuerza vinculante” del convenio colectivo se debiera proyectar no sólo sobre el
convenio estatutario (recogido en el título III del ET), sino también sobre el extraestatutario (no
recogido en el título III del ET). A estos últimos el TS no les da eficacia normativa, sino eficacia
contractual. La eficacia contractual no significa que los contratos de trabajo de los trabajadores
representados por el sindicato firmante puedan prescindir y separarse de lo establecido en aquel
convenio.
Existen otras diferencias entre los convenios colectivos estatutario y extraestatutario, como por
ejemplo: sólo el estatutario se publica en los boletines oficiales; el estatutario, como establece el
ET, tiene eficacia erga omnes, mientras que el extraestatutario sólo tiene eficacia limitada a los
afiliados y representados a las asociaciones firmantes (sin perjuicio de que, por posteriores
adhesiones, pueda alcanzar eficacia general).
Por otra parte, existen otros acuerdos de empresa y pactos, que tienen eficacia personal general,
pero a los que no se reconoce naturaleza normativa.
Conviene distinguir entre las fuentes del derecho (ej. convenio colectivo estatutario) y las fuentes
de obligaciones (ej. el contrato de trabajo). El contrato de trabajo crea una relación laboral, y otra
cosa es que regule el contenido de dicha relación. Precisamente para evitar las desastrosas
consecuencias sociales que suponía que el contrato de trabajo estableciese las condiciones
laborales, nacieron la negociación y el convenio colectivo. Surge así el Derecho del Trabajo como
elemento limitador a la autonomía individual, que ponía de manifiesto la desigualdad entre
empresario y trabajador.
Sea como fuere, el ET prevé que los derechos y obligaciones de la relación laboral se regulan por
las disposiciones legales y reglamentarias, los convenios colectivos, y por la voluntad de las
partes plasmada en el contrato de trabajo (siempre que éste no sea más perjudicial para el
trabajador que las normas legales y los convenios).
Los usos y costumbres locales –art. 3.1.d) ET- y profesionales son la última de las fuentes de la
relación laboral expresamente contempladas en el ET. La costumbre ha de ser profesional y local.
Pero éstos sólo se aplican en defecto de disposiciones legales, convencionales y contractuales (el
contrato de trabajo goza de prioridad sobre los usos y costumbres). Una excepción a lo dicho es si
el uso cuenta con una “remisión expresa” –art. 3.4 ET- en la ley, como ocurre con las siguientes
materias: diligencia y colaboración en el trabajo debida por el trabajador al empresario; liquidación
y pago del salario; y el preaviso en caso de dimisión del trabajador –entre otros, arts. 20.2, 29.1 y
49.1.d) ET-.
Aunque el ET no los menciona, el CC sí los incluye entre las fuentes del ordenamiento español.
El Derecho del Trabajo, desde sus orígenes, se ha referido a los principios “pro operario”, norma
mínima, norma más favorable, condición más beneficiosa, indisponibilidad de los derechos,
estabilidad en el empleo. Alguno de ellos han sido contemplados expresamente en preceptos
legales.
No obstante, estos principios se utilizan poco en la actualidad, debido a la complejidad del ámbito
laboral. Con todo, existen aún hoy normas “mínimas” que fijan derecho necesario para las fuentes
de inferior rango jerárquico.
2. La jurisprudencia.
Aunque no es fuente del ordenamiento jurídico, lo complementa mediante la reiterada doctrina del
TS al aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del derecho.
En materia laboral, destaca la jurisprudencia de la Sala de lo C-A del TS, que serán decrecientes
tras la LJS. También tienen interés las resoluciones de la Sala de lo Social del TS, que resuelvan
recursos de casación para la unificación de doctrina; las STC, y las STJUE, que resuelven
La jerarquía normativa general es aplicable al ordenamiento laboral (esto es, la norma inferior
respetará a la superior, y en caso de conflicto se aplica la norma de mayor jerarquía). La CE es la
norma superior, seguida por la ley, el reglamento y el convenio, etc.
Las disposiciones de los tratados internacionales válidamente celebrados forman parte del
ordenamiento interno, y sólo podrán ser derogadas o modificadas en la forma prevista en los
tratados o por las normas generales del derecho internacional.
El contrato de trabajo en ningún caso establecerá condiciones más perjudiciales para el trabajador
que las disposiciones legales o convenios colectivos.
Los usos y costumbres sólo se aplican en defecto de disposición legal, convencional o contractual,
salvo remisión expresa.
Los trabajadores no pueden disponer de los derechos que tengan reconocidos por disposiciones
legales de derecho necesario, ni de los derechos indisponibles del convenio colectivo.
La norma laboral estatal se configura como norma mínima, tanto para la autonomía individual
como para la colectiva (aunque algunas han dejado de serlo para la autonomía colectiva). No
todas las normas laborales son mínimas, algunas han ido cobrando importancia. Existen incluso
normas laborales dispositivas para la autonomía individual.
La norma laboral se configuró históricamente como norma imperativa, para poder cumplir sus
fines, obligando al Estado a intervenir ante las deficientes condiciones de trabajo y salariales. Si
hubiesen sido dispositivas no hubieses cumplido su finalidad, debido a que el trabajador es
siempre el eslabón más débil.
La imperatividad de la norma laboral estatal no fue absoluta, sino relativa, derogable “in peius” e
“in meius”. Esto es, nunca se emporaría la previsión legal, pero al fijarse como norma mínima, sí
podrían establecerse condiciones más favorables para el trabajador.
Pese a que el binomio “norma mínima-norma más favorable” no resuelve todos los conflictos
relativos a las condiciones de trabajo, es la forma en la que mejor se comprenden estos conflictos.
La regla de “la aplicación de lo más favorable para el trabajador apreciado en su conjunto” no
permite validar una vulneración de una norma mínima. Así, por ejemplo, sería ilegal fijar 29 días
de vacaciones al año (cuando la ley marcase 30 como mínimo), pese a que el resto del contrato
estableciese unas condiciones altamente favorables para el trabajador.
- Norma estatal máxima para el resto de fuentes de fijación de las condiciones de trabajo (ej. topes
para el incremento salarial de los empleados públicos).
- Norma estatal de derecho necesario absoluto, que impide la intervención del resto de fuentes en
la fijación de las condiciones de trabajo (ej. las normas procesales).
- Norma estatal que reenvía la regulación de la materia en cuestión a las otras fuentes de
determinación de las condiciones laborales, estableciendo las bases a las que se tienen que
ajustar (ej. ascensos y promoción económica). Es una relación de complementariedad, en la que
la ley renuncia a agotar la regulación.
- Norma estatal dispositiva para las restantes fuentes de fijación de las condiciones de trabajo.
De todo lo visto podemos destacas dos cosas: la prevalencia de la Ley frente al resto de fuentes
reguladoras de las condiciones de trabajo; y el criterio de la mayor favorabilidad no es el que rige
la relación que con las demás fuentes de fijación de las condiciones laborales establecen las
normas estatales que no se configuran como normas mínimas.
Por último resaltar que, aunque la ley siempre ha impuesto determinados contenidos a la
negociación colectiva, en los últimos años esta tendencia se ha agudizado. Y respecto a los
empleados y personal laboral del sector público, se han dejado sin efectos numerosas previsiones
convencionales.
La relación más frecuente es cuando la ley se configura como norma mínima para el convenio
colectivo. También puede ocurrir que la ley fije las bases generales de la regulación de una
materia concreta, remitiendo el desarrollo a la negociación colectiva. Una tercera posibilidad es
que ley se configure como norma dispositiva para la negociación. En cuarto lugar, podemos
encontrar que la ley se defina como máxima y no mejorable para el convenio. Y por último, la ley
puede excluir la intervención del convenio, al configurarse como norma de derecho necesario
absoluto.
En otro orden, ya que no existiría relación del convenio con la ley, ésta a veces nace por el
acuerdo entre los interlocutores sociales y el Gobierno, que adopta la forma de proyecto de ley.
De todo lo dicho, y como ya se ha visto, deducimos los principios de norma mínima y de norma
más favorable no son suficientes para explicar las complejas relaciones entre la ley y el convenio
colectivo. Es más, hoy la hegemonía de la norma mínima está en declive.
Por otra parte, la ley no sólo debe respetar el contenido esencial del derecho a la negociación,
sino que debe garantizar dicho derecho; cosas que son incompatibles con una intervención
pormenorizada de la ley en las relaciones laborales, pues la negociación carecería entonces de
contenido y relevancia.
El convenio colectivo respetará la ley, aunque ésta sea posterior, antes de que expire su vigencia.
Otra cosa es que el cambio legal rompa el equilibrio contractual y ello permita denunciar,
modificar, o no aplicar en algún extremo el convenio.
La suplementariedad se plantea cuando la ley establece un mínimo que le convenio debe respetar
obligatoriamente. Esta calificación se debe a que el convenio puede establecer un “suplemento”,
aumentando el mínimo legalmente establecido (ej. aumentar de 30 a 32 los días de vacaciones).
La configuración de la norma estatal como norma mínima está en los orígenes del Derecho del
Trabajo, al reivindicar el movimiento obrero unos límites a la duración de la jornada y un salario
mínimo garantizado. La norma estatal es así creadora de derecho necesario relativo, o
inderogable “in peius” (y derogable “in melius”). Así se produjo la ya mencionada diferencia entre
las normas civiles (mayoritariamente dispositivas) y las laborales (aunque como ya se ha dicho, el
tiempo ha ido cambiando el signo de ambos tipos de normas).
No se trata de que la negociación regule sobre una materia concreta (los convenios podría hacerlo
sin la “llamada” de la ley), sino que es intención del legislador el no entrar en profundidades,
dejando a los convenios colectivos cierto margen de libertad (no se debe por tanto a una
deficiente técnica normativa).
En estos casos la ley se configura como dispositiva para el convenio colectivo. Es la relación que
más reticencias causa desde el punto de vista del derecho laboral clásico. También tenemos la
norma estatal “half-mandatory”, dispositiva para el convenio colectivo, pero imperativa para el
contrato de trabajo individual. Incluso existen preceptos legales dispositivos para algunos
convenios y no para otros. Este tipo de relación es creciente hoy en día.
Un problema con el que nos encontramos es identificar a este tipo de normas. En principio sólo lo
serán las que introduzcan la expresión “salvo que por convenio colectivo…” o similar.
4.6. La relación de insuperabilidad: la norma estatal como norma máxima para el convenio
colectivo.
Cuando la ley excluye la intervención del convenio, al configurarse como norma de derecho
necesario y absoluto. La exclusión tiene que estar muy bien justificada, debido a la “gravedad” que
supone. Hablamos de materias como la prohibición o limitación del trabajo a menores, y otras
materias que escapan del ámbito de la negociación colectiva por razones de interés público. Otros
ámbitos excluidos son las materias de Seguridad Social o las procesales.
La exclusión se interpretará de una manera restrictiva, de modo que afecte sólo a determinados
aspectos de una materia, y no a la materia en su totalidad.
Como ya se ha dicho, el contrato de trabajo puede regular las condiciones de trabajo, siempre que
no sean menos favorables a las establecidas por la ley y los convenios colectivos. Así, se asocia
el contrato de trabajo con el “papel” de introducción de mejoras a la relación laboral.
Si las condiciones del contrato no empeoran ni vulneran las previsiones de la ley y del convenio,
nace la llamada “condición más beneficiosa”, que se configura como uno de los principios del
Derecho del Trabajo.
Pero la condición más beneficiosa también puede nacer de una decisión unilateral (que al ser
aceptada por el trabajador se convierte en bilateral) del empresario, siempre que exista voluntad
inequívoca de incorporarla al contrato, y que no se trate de un acto condicionado o de mera
tolerancia. Una vez incorporada la condición al contrato, el empresario no podrá desconocerla o
suprimirla sin más.
La condición más beneficiosa puede no ser sólo individual o plural, sino también colectiva,
convirtiéndose así en una “práctica de empresa”. Incluso ha condiciones de origen “mixto” (parte
del empresario, y parte de la negociación).
El origen de la condición más beneficiosa es siempre contractual, incluso los convenios colectivos
extraestatutarios no regulados por el ET. En estos últimos, las condiciones más beneficiosas no
van más allá de su tiempo de duración. Y por otra parte, los convenios colectivos estatutarios del
ET, no generan condiciones más beneficiosas. No existen condiciones más beneficiosas de origen
normativo.
Una vez acreditada la voluntad inequívoca del empresario de conceder la condición más
beneficiosa, e incorporada al contrato, no se pueden eliminar sin más. Las vías para tal supresión
son la compensación o absorción (que se verán en el capítulo 5), y la modificación sustancial de
las condiciones de trabajo (capítulo 7).
Los trabajadores no pueden disponer, antes o después de su adquisición, de los derechos que
tengan reconocidos por disposiciones legales de derecho necesario ni por convenio. Ahora bien,
esta indisponibilidad no es incompatible con la transacción, especialmente cuando se evita un
pleito, o se intenta finalizarlo a través de mutuas concesiones.
De conformidad con el Reglamento Roma I, el contrato individual de trabajo se rige por la ley que
elijan las partes. Pero esta elección no puede privar al trabajador de la protección que le aseguren
las disposiciones que no pueden excluirse mediante acuerdo en virtud de ley que, a falta de
elección, habría sido aplicable.
Si las partes no han elegido la ley aplicable, el contrato se regirá por la ley del país en el cual, o
desde el cual, se realice el trabajo habitualmente. Si el trabajador no lo hace de forma habitual en
ningún país, se optará por la ley del país donde se encuentre el establecimiento a través del cual
haya sido contratado el trabajador. Pero si de las circunstancias se deduce que existe un vínculo
más estrecho con otro país, se aplicará la ley de este último. Esta es una cláusula de “cierre”.
El ET se aplica a los trabajadores que voluntariamente presten servicios retribuidos por cuenta
ajena, dentro del ámbito de organización y dirección de otra persona, física o jurídica, denominada
empleador o empresario –art. 1.1 ET-. Son, por tanto, cuatro las notas características:
voluntariedad, retribución, dependencia y ajenidad. Para evaluar si en un supuesto concreto
concurren estas cuatro notas, la jurisprudencia y la doctrina de suplicación recurren al sistema de
indicios y de examen global de los datos concurrentes.
Además el ET establece una serie de exclusiones de su ámbito: unas declarativas (por faltarle
alguno de los cuatro elementos), y otras constitutivas (que quedan fuera por el mero hecho de así
imponerlo el propio ET, como los funcionarios públicos) –art. 1.3.a) ET-.
Conviene precisar que el concepto de trabajador que maneja el ET no es el mismo que el utilizado
por otras normas laborales y de Seguridad Social. Por ejemplo, para la LOLS, son trabajadores
tanto los sujetos a una relación laboral, como los sujetos a relaciones administrativas o
estatutarias con las AAPP.
Finalmente, para el ET, el contrato de trabajo se “presumirá existente entre todo el que preste un
servicio por cuenta, y dentro del ámbito de organización y dirección de otro, y a cambio reciba una
retribución de aquél” –art. 8.1 ET-.
2.1. Voluntariedad.
2.2. Retribución.
El trabajo se presta para recibir a cambio una contraprestación económica, con independencia
ahora de que pueda existir también, especialmente en algunas modalidades contractuales, una
finalidad formativa.
La necesidad de que la prestación de servicios sea retribuida explica la exclusión del ET de los
trabajos realizados a título de amistad, benevolencia o buena vecindad, toda vez que su causa no
radica en la obtención de una contraprestación económica –art. 1.3.d)-.
2.3. Dependencia.
En efecto, el trabajador está obligado a realizar el trabajo convenido bajo la dirección del
empresario o persona en quien delegue, cumpliendo las órdenes e instrucciones adoptadas por el
empleador en el ejercicio regular de sus facultades directivas –arts. 5 c) y 20.1 ET-.
Es trabajador jurídicamente independiente o autónomo, quien realiza su actividad “fuera del
ámbito de dirección y organización de otra persona”.
2.4. Ajenidad.
La doctrina ha manejado tres teorías: ajenidad en los frutos (el producto del trabajo pertenece
siempre al empleador), amenidad en los riesgos (el que se arriesga es el empleador, teniendo su
retribución garantizada el trabajador, o al menos una parte de ella), y ajenidad en el mercado (el
que ofrece el producto del trabajo es el empleador).
Se trata de una exclusión constitutiva porque los funcionarios públicos cumplen materialmente los cuatro
presupuestos o notas de laboralidad del art. 1.1 ET; ahora bien, su régimen tanto funcionarial como laboral
se regula en el EBEP.
Las prestaciones personales obligatorias están excluidas del ámbito de aplicación del ET, al faltar en ellas la
nota de la voluntariedad; se trata de una exclusión declarativa.
Suele entenderse que la exclusión es declarativa por ausencia de las notas de dependencia y amenidad,
siempre, en este último caso, que el administrador no tenga el control de la sociedad. No obstante, la
ausencia de dependencia puede ser discutible en algunos supuestos.
Se entiende que la exclusión es declarativa porque, salvo excepciones, no hay remuneración y, en todo
caso, la causa de estos trabajos no es obtener una contraprestación económica.
Están excluidos del ámbito de aplicación del ET “los trabajos familiares, salvo que se demuestre la condición
de asalariados de quienes los llevan a cabo” .art. 1.3.e) ET-. “Se consideran familiares a estos efectos,
siempre que convivan con el empresario, el cónyuge, los descendientes, ascendientes y demás parientes
por consanguinidad o afinidad, hasta el segundo grado inclusive y, en su caso, por adopción”.
Se considera que se trata de una exclusión declarativa porque en el trabajo familiar excluido del ET no hay
amenidad.
Está excluida del ámbito de aplicación del ET “la actividad de las personas que intervengan en operaciones
mercantiles por cuenta de uno o más empresarios, siempre que queden personalmente obligados a
responder del buen fin de la operación asumiendo el riesgo y ventura de la misma –art. 1.3.f)-.
Es una exclusión declarativa porque hay ausencia de amenidad, toda vez que se asume el riesto y ventura
de la operación.
Está excluida del ámbito de aplicación del ET “la actividad de las personas prestadoras del servicio de
transporte al amparo de autorizaciones administrativas de las que sean titulares, realizada mediante el
correspondiente precio, con vehículos comerciales de servicio público cuya propiedad o poder directo de
disposición ostente, aun cuando dichos servicios se realicen de forma continuada para un mismo cargador o
comercializado –art. 1.3.g) párrafo segundo-.
Se considera que la exclusión es constitutiva, toda vez que se excluye incluso a quien consiguiese acreditar
la concurrencia de los presupuestos o notas de laboralidad. Se trata de una suerte de presunción iuris et de
iure.
Por lo general, el trabajo realizado por cuenta propia “no estará sometido a la legislación laboral, excepto en
aquellos aspectos que por precepto legal se disponga expresamente” –disposición final primera ET y art. 3.3
LETA-.
La exclusión es declarativa por ausencia de las notas jurídicas de dependencia y amenidad.
Se excluye del ámbito de aplicación del ET “todo trabajo que se efectúe en desarrollo de relación distinta de
la que define” el art. 1.1 ET –art. 1.3.g) párrafo primero.
La exclusión es meramente declarativa porque se tratará, precisamente, de una relación “distinta” de la
laboral si no reúne alguna de las notas mencionadas –voluntariedad, remuneración, dependencia y
ajenidad-.
El 2.1. ET establece una serie de relaciones laborales especiales. Son las siguientes.
4.1.1. La del personal de alta dirección no incluido en el artículo 1.3.c) ET. (X)
4.1.6. La de las personas que intervengan en operaciones mercantiles por cuenta de uno o más
empresarios sin asumir el riesgo y ventura de aquéllas. (X)
4.1.7. La de los trabajadores discapacitados que presten sus servicios en los centros especiales
de empleo. (X)
4.1.8. La de los estibadores portuarios que presten servicios a través de sociedades estatales o
de los sujetos que desempeñen las mismas funciones que éstas en los puertos gestionados por
las Comunidades Autónomas. (X)
4.1.9. Cualquier otro trabajo que sea expresamente declarado como relación laboral de carácter
especial por una Ley. (X)
Serían los siguientes casos, todos ellos afectados por leyes o reales decretos:
* Trabajadores en establecimientos militares (ya que por el RD 2205/1980 se regulan las
relaciones de trabajo de personal civil no funcionario en fábricas y establecimientos militares).
* Profesionales de la información: afectados por la cláusula de conciencia.
* Profesores de religión.
* Controladores civiles de tránsito aéreo.
* Guardas y vigilantes de seguridad privada.
Pero en este capítulo nos centraremos más en los derechos constitucionales inherentes a la
condición de ciudadano, y no tanto como trabajador, los denominados “derechos inespecíficos”.
Entre éstos tenemos el derecho a la igualdad, a la no discriminación, intimidad, propia imagen,
libertad de expresión, etc. También trataremos la formación y readaptación profesional que han de
fomentar los poderes públicos, de conformidad con la CE.
En cuanto al derecho al trabajo reconocido por la CE, lo que aquí nos importa es el derecho a la
continuidad y estabilidad en el empleo, a no ser despedido sin justa causa (reconocido por la
jurisprudencia constitucional).
Tenemos una modalidad procesal específica de tutela de los derechos fundamentales y libertades
públicas del trabajador, que se regula en la LJS.
Esta modalidad procesal tutela todos los derechos fundamentales del trabajador, incluida la no
discriminación y acoso, siempre que la pretensión esté enmarcada en el ámbito del orden
jurisdiccional social. Ahora bien, determinadas demandas, aunque en ellas se invoque la lesión de
derechos fundamentales, se tramitan obligatoriamente por otras modalidades procesales, como
por ejemplo, las demandas por despido.
La legitimidad en esta modalidad procesal la tiene cualquier trabajador o sindicato, que vea
vulnerado su derecho fundamental o libertad pública. Si la legitimación activa la tiene el trabajador,
como sujeto lesionado, se pueden personar en el proceso como coadyuvantes el sindicato al que
pertenezca, y cualquier otro que sea más representativo; pero nunca en contra de la voluntad del
trabajador. Además, el Ministerio Fiscal es siempre parte en estos procesos, en defensa del
derecho o libertad vulnerado.
La víctima del acoso o la lesión puede dirigir sus pretensiones contra el empresario, y además
contra cualquier otro sujeto responsable, con independencia del vínculo que tenga con el
empresario.
La tramitación de estos procesos tiene carácter urgente a todos los efectos. Lo mismo sucede con los
recursos que eventualmente se interpongan –art. 170.1 LJS-.
En el juicio, una vez justificados los indicios de que ha habido lesión de algún derecho o libertad
fundamental, el demandado tendrá que aportar una justificación objetiva, razonable y probada, de
la proporcionalidad de las medidas tomadas.
La obligación de igualdad de trato para los trabajadores no hay que entenderla en sentido
absoluto, ya que existe espacio para la autonomía y decisión unilateral del empresario privado,
que podrá tratar desigualmente, pero siempre sin discriminación. El empleador público, por otra
parte, está más vinculado al principio de igualdad.
El convenio colectivo estatutario también está vinculado por el principio de igualdad, aunque no de
manera tan estricta como en la ley (pero las diferencias que pueda establecer también tendrán
que estar justificadas).
La CE prohíbe la discriminación por razón de nacimiento, sexo, religión, opinión, o cualquier otra
circunstancia personal. Igualmente, establece el ET que será nula toda disposición, acuerdo,
pacto o decisión que dé lugar a condiciones laborales discriminatorias por razón de sexo, religión,
estado civil, condición social, ideas políticas, condición sexual, adhesión a sindicatos, parentesco,
lengua, etc.
Son también nulas las órdenes de discriminar, y las decisiones del empresario que supongan trato
desfavorable a un empleado, como reacción a una reclamación ante la empresa o una acción
administrativa y judicial conducente a exigir el cumplimiento de los principios de igualdad y no
discriminación. Es la llamada “garantía de indemnidad”.
Pueden establecerse por Ley las exclusiones, reservas y preferencias para ser contratado
libremente. Además, el Gobierno puede tomar medidas de reserva, duración o preferencia,
encaminadas a facilitar la colocación de demandantes de empleo; así como otorgar ayudas y
subvenciones para fomentar el empleo en grupos de trabajadores con difícil acceso al empleo.
2.3. La discriminación por razón de género y la Ley Orgánica para la igualdad efectiva entre
mujeres y hombres.
2.3.1. La Ley Orgánica para la igualdad efectiva entre mujeres y hombres y la obligación de
negociar medidas de igualdad en la empresa.
Esta Ley introduce mayores exigencias para conseguir una igualdad efectiva.
Se considera discriminación indirecta por razón de sexo la situación en que una disposición o
práctica, aparentemente neutra, pone a las personas de un sexo en desventaja con las del otro,
sin razones que lo justifiquen.
Se obliga a las empresas a tomar medidas que fomenten la igualdad de trato entre hombres y
mujeres, medidas que deberán negociarse y acordar con los representantes legales de los
trabajadores. En empresas de más de 250 trabajadores, se elaborarán planes de igualdad, cuyas
medidas también tendrán que negociarse con los representantes legales de los trabajadores.
Por su parte, los representantes de los trabajadores también contribuirán en esta tarea,
sensibilizando a los trabajadores, e informando a la empresa de las conductas de que tengan
conocimiento.
La LO para la igualdad efectiva entre hombres y mujeres permite expresamente tomar medidas de
acción positiva. Son medidas específicas a favor de las mujeres, para corregir situaciones de clara
desigualdad con los hombres. Serán proporcionadas en relación con el fin perseguido.
También las personas físicas y jurídicas privadas pueden adoptar estas medidas, respetando
siempre dicha Ley.
Según las leyes procesales, en procedimientos cuyo objeto sea la discriminación por razón de
sexo, será el demandado quien tenga que probar la ausencia de dicha discriminación. El órgano
judicial, a instancia de parte, podrá recabar informe de los organismos públicos competentes.
La dignidad de la persona y sus derechos inherentes del art. 10.1 CE son la base de los derechos
fundamentales del trabajador. El trabajador tiene derecho a la intimidad, a la consideración a su
dignidad frente a cualquier tipo de acoso.
No existe un desarrollo legal concreto del derecho a la intimidad de los trabajadores, sólo
referencias parciales, como las que siguen.
El empresario podrá tomar las medidas de control y vigilancia que considere oportunas, para
verificar que el trabajador cumple sus obligaciones, pero siempre respetando la dignidad humana
y teniendo en cuenta la capacidad del trabajador. Este control no lesionará derechos
fundamentales, sobre todo el derecho a la intimidad y al secreto de las comunicaciones.
Si el trabajador alega enfermedad o accidente para faltar al trabajo, el empresario podrá verificar
estos hechos, mediante reconocimiento médico. La negativa del empleado a someterse a dicho
reconocimiento puede conllevar la suspensión de los derechos económicos que le amparan en
esas situaciones (pero nunca otra consecuencia).
Las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo que afecten a la intimidad del
trabajador constituyen causa justa para la extinción del contrato de trabajo. En el mismo sentido,
cualquier actuación del empresario que menos cabe la intimidad o dignidad del trabajador será
considerada infracción “muy grave”.
El derecho al honor incluye el prestigio profesional o laboral (STC). Pero tampoco hay que
confundir una mera crítica a la pericia profesional con un atentado contra el honor. Esto sólo
ocurrirá cuando se vaya más allá de la libre calificación de una labor profesional ajena, y se realice
una descalificación injuriosa e innecesaria. En estos casos, el órgano judicial tendrá que ponderar
entre el derecho al honor y la libertad de expresión o información de la empresa.
Las restricciones de este derecho sólo pueden justificarse por las obligaciones profesionales
inherentes al contrato de trabajo, o por un interés empresarial relevante que sólo pueda
protegerse mediante tal restricción.
Los datos de carácter personal sólo se pueden recoger para ser tratados de forma adecuada y no
excesiva, en relación con el fin perseguido. El interesado al que se le pidan datos personales será
informado previamente sobre el objeto y uso de los datos.
Por otra parte, según la CE, nadie está obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias
(son datos “especialmente protegidos”).
De la libertad ideológica resaltaremos que nadie está obligado a declarar su afiliación sindical.
En cuanto a la libertad religiosa, hay que destacar el respeto por los profesores y empleados del
ideario de centros docentes privados; así como el nombramiento de los profesores de religión de
centros educativos a propuesta de la Iglesia Católica. También se respetará el descanso de los
trabajadores en los días establecidos por sus respectivas religiones.
El TC distingue entre los contenidos que garantizan la libertad de expresión, cuyo objeto son los
pensamientos, idea y opiniones; y el derecho a comunicar información, que se refiere a hechos
que son noticiables. Esta distinción es fundamental a la hora de determinar la legitimidad del
ejercicio de estas libertades, ya que, mientras los hechos sí que son probables, las opiniones no.
Por tanto, al que ejercita la libertad de expresión no se le puede exigir la “veracidad” que la CE sí
le pide al que ejerce la libertad de información. Pese a todo, en la práctica no siempre es fácil
separar la mera expresión de ideas o pensamientos de la información veraz.
La libertad de expresión es un derecho limitado, y en su ejercicio tendrá que conciliarse con los
lícitos intereses empresariales. Para ello, se ponderarán ambos intereses, de modo que las
restricciones que hayan de aplicarse sean las imprescindibles, y proporcionales a la protección de
la libertad de empresa.
5. La garantía de indemnidad.
Esta garantía consiste en que, del ejercicio de la acción judicial o de los actos previos al juicio, no
podrán derivarse consecuencias perjudiciales para el actor, en el ámbito de sus relaciones
públicas o privadas. En el ámbito laboral esto significa que no podrán tomarse represalias contra
el ejercicio de sus derechos, ante autoridades judiciales o administrativas, por parte de un
trabajador.
Esta garantía de indemnidad es uno de los pilares en que se sustenta el derecho a la tutela
judicial efectiva. Además, como hemos visto, la indemnidad también opera en el ámbito de los
actos preparatorios o previos (conciliación, reclamación previa, etc.).
Se califican expresamente como nulas las decisiones empresariales que supongan un trato
desfavorable a trabajadores como reacción a la petición de éstos a las autoridades judiciales o
administrativas del respeto a los principios de igualdad de trato y no discriminación.
El derecho a la promoción a través del trabajo está reconocido por la CE, que también obliga a los
poderes públicos a fomentar políticas de formación y readaptación.
Añadir que los trabajadores con al menos un año de antigüedad en la empresa tienen derecho a
un permiso retribuido de 20 horas anuales de formación profesional para el empleo, acumulables
hasta un periodo de cinco años.
Los ascensos dentro del sistema de calificación profesional se producirán según lo establecido en
el convenio, o en el acuerdo colectivo entre la empresa y los representantes de los trabajadores.
En todo caso se tendrá en cuenta la formación, méritos, antigüedad y las facultades organizativas
del empresario.
Por otra parte, la “promoción económica” es el derecho del trabajador, en función del trabajo
realizado, a percibir más retribución –art. 25.1-.
Las invenciones laborales y los derechos de propiedad industrial del trabajador no se regulan por
las normas laborales, sino en las normas mercantiles, como la Ley de Patentes.
7.1.2. Las clases de invenciones laborales, la nulidad de la renuncia de los derechos del
trabajador y el orden jurisdiccional competente.
Son patentables las invenciones nuevas, que demuestren actividad inventiva y aplicación
industrial.
Las invenciones de servicios son las realizadas por el trabajador durante la vigencia de su
contrato o relación de trabajo, fruto de una actividad de investigación constitutiva del objeto de su
contrato, y pertenecen al empresario. El trabajador no tiene derecho a una retribución
suplementaria, salvo que su aportación a la invención exceda claramente del objeto del contrato
de trabajo. Pero si no concurren las circunstancias mencionadas anteriormente, las invenciones
serán “libres”, y pertenecerán al trabajador autor de las mismas.
Ahora bien, si el trabajador realiza una invención en su actividad profesional en la empresa, y para
ello se vale predominantemente de los conocimientos adquiridos en ésta, el empresario tiene
derecho a asumir la titularidad de la invención, o reservarse un derecho de uso de la misma. Son
las invenciones “de explotación” o de “servicios relativas”. En estos casos el trabajador tendrá
derecho a una compensación económica justa, y teniendo en cuenta el valor de los medios
facilitados por la empresa y las aportaciones propias del trabajador.
Toda renuncia anticipada del trabajador a los derechos que la LP le otorga es nula.
El trabajador que realice alguna invención está obligado a informar al empresario, por escrito y en
plazo de tres meses, para que el empresario pueda ejercer sus derechos sobre la misma. El
incumplimiento de este mandato supondrá que el trabajador pierda los derechos que tenga por la
invención.
En todo caso, tanto trabajador como empresario colaborarán para la efectividad de los derechos
reconocidos en materia de invenciones laborales, absteniéndose de cualquier conducta que pueda
perjudicar tales derechos.
Las invenciones se rigen por las previsiones de los apartados 2 a 9 del artículo 20 LP.
7.2.1. La transmisión al empresario de los derechos de explotación de la obra creada por su autor
en virtud de relación laboral.
La transmisión al empresario de los derechos de explotación de una obra por su autor se regirá
por lo dispuesto en el contrato de trabajo, reflejando el pacto por escrito. En defecto de este pacto,
se presume que los derechos de explotación se han cedido en exclusiva al empresario.
Salvo pacto en contrario, pertenecen al empresario tanto el programa informático creado por un
trabajador en el ámbito de su relación laboral, como los derechos de explotación del mismo.
Salvo pacto en contrario, si la interpretación y ejecución artística caen dentro del ámbito de la
relación laboral, el empresario será quien tenga los derechos exclusivos sobre la reproducción y
comunicación de la obra.
8.1. La seguridad y salud en el trabajo: derecho del trabajador y correlativo deber del
empresario.
Los trabajadores tienen derecho a su integridad física y a una protección eficaz en materia de
seguridad y salud en el trabajo, con el correlativo deber del empresario de garantizar estos
extremos. El contenido básico de este derecho es el siguiente: información, consulta y
participación, formación en materia preventiva, paralización de la actividad en caso de riesgo
grave, y vigilancia del estado de salud.
Los trabajadores están obligados a observar las medidas de seguridad y salud en el trabajo que
se adopten. Cada uno velará por el cumplimiento de las medidas de prevención establecidas, por
su propia seguridad y salud, y por las de los demás. El incumplimiento de esta obligación puede
acarrear sanciones al trabajador.
8.3. Los principios generales de aplicación de las medidas que integran el deber
empresarial general de prevención.
Las medidas que integran el deber general de prevención para el empresario seguirán los
siguientes principios:
- Evitar los riesgos.
- Evaluar los riesgos que no se puedan evitar.
- Combatir los riesgos en su origen.
- Adaptar el trabajo a la persona, en lo que se refiere a métodos de trabajo, para atenuar el trabajo
monótono y repetitivo, reduciendo los efectos del mismo en la salud.
- Tener en cuenta la evolución técnica.
- Sustituir lo peligroso por lo menos peligroso.
- Planificar la prevención de riesgos, organizando el trabajo, las condiciones, las relaciones
sociales y la influencia de factores medioambientales.
- Adoptar medidas que antepongan la seguridad colectiva a la individual.
- Dar las debidas instrucciones a los trabajadores.
El empresario hará lo necesario para que los equipos de trabajo sean adecuados para el trabajo a
realizar. Proporcionará equipos de protección individual a los trabajadores cuando sea necesario,
y velará por la utilización de los mismos. Estos equipos se usarán cuando los riesgos no puedan
evitarse, o limitarse lo suficiente por medios colectivos.
Cuando el trabajador esté, o pueda estar, en situación de riesgo inminente, el empresario está
obligado a:
- Informar lo antes posible a los afectados acerca del riesgo y las medidas a tomar.
- Adoptar las medidas y dar las instrucciones necesarias.
- Disponer lo necesario para que el trabajador sepa cómo atajar mayores riesgos, en caso de
incomunicación con su superior jerárquico.
Cuando el empresario no adopte todas las medias anteriormente expuestas, los representantes
legales de los trabajadores (o los delegados de prevención, en su caso) pueden, acordándolo por
mayoría, paralizar la actividad de los trabajadores en situación de riesgo. Este acuerdo se
comunicará a la empresa y a la autoridad laboral, que en 24h decidirá sobre la procedencia de la
decisión.
Finalmente, el trabajador puede abandonar su puesto de trabajo cuando considere que existe un
riesgo grave e inminente para su salud y su vida.
En todo caso, las pruebas serán lo menos molestas posibles, y proporcionales al riesgo.
El empresario sí será informado de las conclusiones, para que pueda tomar las medidas
necesarias en materia preventiva o de aptitud al puesto de trabajo.
8.7. Documentación.
El empresario está obligado a notificar por escrito a la Autoridad Laboral los daños para la
salud de los trabajadores que se hubiera producido con motivo del desarrollo de su trabajo –art.
23.3 LPRL-.
Las empresas deben coordinarse en materia de prevención de riesgos laborales en los términos del art. 24
LPRL.
Las empresas deben proporcionar protección específica y reforzada a determinados trabajadores –remisión
a los artículos 25 a 28 LPRL-.
Pero no sólo es responsable el empresario. También lo serán los promotores, propietarios de obra,
trabajadores por cuentan propia que no respeten la normativa en la materia, servicios de
prevención ajenos a la empresa, y entidades que desarrollen auditorías en materia de prevención
de riesgos laborales.
Hay que recordar que la inobservancia de los trabajadores de estas normas tiene consideración
de incumplimiento laboral, por lo que puede ser objeto de sanción disciplinaria por parte de la
empresa.
La responsabilidad penal por estas infracciones se regula en el CP en los llamados delitos “de
riesgo”. En caso de resultado lesivo, los delitos de homicidio o lesiones absorben a los de riesgo o
peligro.
Los artículos 11 a 13 LISOS tipifican las concretas infracciones en materia de prevención de riesgos
laborales.
En caso de accidente de trabajo, además de las prestaciones de la Seguridad Social, podrá haber,
en su caso, de un lado, indemnización civil por daños, y de otro, recargo de las prestaciones de la
Seguridad Social.
Para cuantificar la reparación íntegra del daño, hay que descontar la prestación de la Seguridad
Social reconocida, salvo que se trate de conceptos no homogéneos (daños corporales, daño
emergente, lucro cesante), sin que se descuente el recargo de las prestaciones de la Seguridad
Social que se aplica en caso de accidentes de trabajo o enfermedad profesional (se aumentará,
según la gravedad, entre un 30 y un 50%), cuando no se han observado las previsiones legales en
materia de prevención de riesgos laborales.
La responsabilidad del pago de este recargo recae directamente sobre el empresario infractor, no
siendo objeto de seguro alguno. Cualquier pacto para cubrir, compensar o transmitir dicha
responsabilidad será nulo de pleno derecho.
El primer deber del trabajador es cumplir con sus obligaciones, conforme a las reglas de la buena
fe y diligencia. Colaborará en aquello a lo que obliga la ley, el convenio, el contrato, o los usos y
costumbres.
Por otra parte, el TC, pese a que admite que las exigencias de la buena fe y el propio contrato de
trabajo pueden modular los derechos fundamentales de los trabajadores, rechaza que pueda
exigirse “lealtad absoluta” del trabajador al empresario.
El trabajador está vinculado por el secreto profesional respecto al negocio empresarial, y respecto
a la esfera personal y familiar del empleador, incluso una vez extinguida la relación laboral. El
incumplimiento de este deber de secreto puede dar lugar a sanciones disciplinarias, e incluso
reclamar al trabajador una indemnización por daños y perjuicios (sin olvidar otras
responsabilidades en los órdenes civil, mercantil o penal).
2. El deber de obediencia.
El deber básico del trabajador es cumplir las órdenes e instrucciones del empresario en el ejercicio
regular de sus funciones.
Es otro deber básico del trabajador, que cumplirá las medidas de prevención que se adopten, por
su propia seguridad y salud, y por las demás personas a las que pueda afectar su actividad
profesional.
El ET también insiste en que el trabajador debe observar en su trabajo las medidas reglamentarias
y legales sobre salud y seguridad.
También, bajo ciertos requisitos, puede pactarse la no competencia del trabajador una vez
extinguido el contrato. Y también con requisitos, puede pactarse la permanencia en la empresa del
trabajador durante cierto tiempo.
La concurrencia desleal atenta contra la buena fe. Esta concurrencia se produce cuando la
actividad del trabajador coincide materia, temporal y geográficamente con la de su empleador.
Si existe esa coincidencia, y no hay consentimiento del empresario, cabe hablar de práctica
“desleal”, al producirse un conflicto de intereses. Es irrelevante que el trabajador realice esta
actividad por cuenta ajena o propia. La actividad no tiene por qué haber comenzado aún, sino que
basta que se den determinados actos preparatorios. De la misma forma, tampoco se exige que se
hayan ocasionado perjuicios todavía.
Este pacto es lícito, y el único requisito legal es que ha de acordarse que el trabajador perciba una
compensación económica expresa. Mediante este pacto la empresa busca la completa
involucración y máximo rendimiento del trabajador.
No se exige que el pacto conste por escrito, entre otras cosas porque la compensación económica
ha de ser “expresa”.
En todo caso, el trabajador puede rescindir este pacto, perdiendo lógicamente la compensación
económica acordada, y los demás derechos vinculados a la plena dedicación. El único requisito
para el trabajador es que debe avisar al empresario con treinta días de antelación.
Además, la jurisprudencia exige que el pacto de permanencia tenga causa suficiente, y que sea
proporcional a los intereses buscados, “requisitos mínimos de proporcionalidad o equilibrio de
intereses.
Conforme a la jurisprudencia, “no es la formación profesional ordinaria debida en todo caso por el
empresario en cumplimiento del contrato de trabajo (…), ni tampoco la instrucción sobre el trabajo
contratado que la empresa ha de dispensar a los profesionales de nuevo ingresos empleados en
prácticas (…), sino aquella formación singular y cualificada, que suponga un coste especial o
extraordinario para la empresa, y que produzca al mismo tiempo un enriquecimiento del
patrimonio o valor profesional del trabajador fácilmente identificable”.
Para el derecho laboral, es “empleador o empresario” el que recibe la prestación de servicios que
voluntariamente, y de forma retribuida, realiza el trabajador, por cuenta ajena, y dentro del ámbito
de organización y dirección de dicho empresario. Da igual que no exista ánimo de lucro, o que no
sea considerado empresario a efectos mercantiles.
1.2. Personas físicas y jurídicas, las comunidades de bienes y otros empresarios laborales
sin personalidad jurídica.
Para la legislación laboral, pueden ser empresarios las personas físicas, jurídicas y las
comunidades de bienes (cosas o derechos que pertenecen pro indiviso a varias personas, y sin
personalidad jurídica propia), que reciban prestaciones de servicios con los requisitos ya
mencionados.
Lo que aquí importa resaltar de la comunidad de bienes es que no tiene personalidad jurídica en
tanto que tal, diferenciada o distinta de las personas físicas o jurídicas que la integran.
Las empresas pueden agruparse y formar grupos empresariales. Pero como es la empresa, y no
el grupo, la que tiene personalidad jurídica, se plantea la duda de sobre quién recae la posición de
empresario. La jurisprudencia constitucional establece los siguientes requisitos para que la
responsabilidad se extienda a todas las empresas del grupo, y no sólo a la que ha contratado al
trabajador:
2°. Para que se extienda la responsabilidad laboral a más de una empresa del grupo tienen que
concurrir “elementos adicionales” o un plus a la mera existencia de un grupo mercantil.
6°. Finalmente, el uso abusivo, anormal, de la dirección unitaria, con perjuicio para los derechos
de los trabajadores, como ocurre en “los supuestos de actuaciones en beneficio del grupo o de la
empresa dominante.
No son conceptos coincidentes (una empresa puede tener varios centros de trabajo). La
legislación laboral no define empresa, pero sí centro de trabajo: “unidad productiva con
organización específica que sea dada de alta ante la autoridad laboral”. El requisito del alta ante la
autoridad es meramente formal, y su inexistencia no implica la ausencia del centro de trabajo, si
se acredita que existe la unidad productiva organizada.
Como curiosidad, señalar que los llamados “comités de empresa” lo son de los centros de trabajo,
y no de las empresas.
Los poderes empresariales encuentran su fundamento en la propia CE. Analizaremos los poderes
de organización, dirección y disciplinario, reconocidos por el ET. Los dos primeros incluyen el
“iusvariandi”, o facultad del empresario de encargar al trabajador funciones distintas de las
realizadas hasta ese momento, siempre dentro del marco de la prestación debida, prestación que
está limitada por la pertenencia al grupo profesional o, en su caso, por las categorías
profesionales.
Estos poderes empresariales derivan de la libertad de empresa garantizada por la CE, y revelan el
desequilibrio existente entre empleador y trabajador. De ahí el papel compensador que tiene el
derecho laboral, estableciendo como límites a estos poderes los derechos de los trabajadores.
Seguramente, la expresión legal de ejercicio “regular” del poder de dirección quiere expresar la
idea de que el poder de dirección es un poder limitado, de forma que cabe un ejercicio “regular”
que se contrapone a un inadmisible ejercicio “irregular” –arts. 5.c) y 20.2 ET-.
Para “regular” su poder de dirección, el empresario dicta “órdenes e instrucciones”, que podrán ser
generales o particulares, siempre sin vulnerar los derechos de los trabajadores.
Este poder del empresario se mueve en el espacio no regulado por la ley, los convenios y el
contrato de trabajo.
La movilidad funcional es libre dentro de los límites del grupo profesional: las titulaciones
académicas o profesionales, y la propia dignidad del trabajador. Respetando esos dos límites, el
empresario puede cambiar libremente las funciones del trabajador, dentro del mismo grupo
profesional. Así, son las funciones y tareas propias de un determinado grupo profesional las que
delimitan las funciones del trabajador. Pero el hecho de que esta movilidad sea libre para el
empresario no significa que pueda haberse arbitrariamente, contra la buena fe y los derechos
fundamentales. Si hay indicios de que la movilidad puede haber vulnerado algún derecho
fundamental, el poder empresarial en principio no causal, deviene en causal, ya que el empresario
tendrá que probar que existe una causa que motiva dicha movilidad.
El hecho de que la prestación laboral objeto del contrato se haya pactado entre trabajador y
empresario no impide que el empresario pueda mover al trabajador dentro de su grupo
profesional, aunque se pueden plantear problemas si el acuerdo se limitaba sólo a algunas
funciones del grupo.
La movilidad funcional dentro del grupo puede ser ilimitada en el tiempo. –art. 22 ET-
El trabajador tendrá que tener la titulación académica o profesional precisa para ejercer la
prestación encomendada por el empresario. Esta exigencia, a veces legal, puede impedir al
trabajador realizar determinadas prestaciones, y percibir la retribución correspondiente.
3.3. Movilidad funcional ascendente y descendente fuera del grupo profesional –art. 39-.
Con carácter general, la retribución del trabajador ha de ser la correspondiente a las funciones
que efectivamente realice, salvo en el caso de encomienda de funciones inferiores, en los que se
mantiene la retribución de origen.
El empresario puede tomar las medidas oportunas de vigilancia y control para verificar el
cumplimiento de las obligaciones del trabajador, siempre respetando la dignidad, intimidad,
secreto de las comunicaciones, y los demás derechos fundamentales; y teniendo en cuenta la
capacidad real de éste (ej. casos de discapacitados) –art. 20.3-.
Los posibles conflictos que puedan surgir entre la vigilancia y los derechos de los trabajadores se
resuelven atendiendo a los criterios de necesidad, proporcionalidad y ponderación.
Por lo demás, y como ya se ha visto, el empresario puede realizar registros sobre el trabajador y
sus efectos personales, sólo cuando sea necesario para la protección de la empresa y del resto de
trabajadores, pero siempre respetando la intimidad del trabajador –art. 18- y en el lugar y horas de
trabajo (y ante la presencia de un representante laboral u otro trabajador). Del mismo modo, el
empresario puede verificar el estado de salud del trabajador, si éste alega enfermedad o accidente
para faltar al trabajo. La negativa a este reconocimiento médico puede acarrear la suspensión de
los derechos económicos que amparan al trabajador en estas situaciones –art. 20.4-.
5. Poder disciplinario.
El incumplimiento de las funciones laborales puede ser sancionado por la dirección de la empresa
–art. 58-, según el régimen de faltas y sanciones establecido por la ley o convenio. Por tanto, para
que el trabajador sea sancionado: a) debe haber incumplido sus funciones; b) el incumplimiento
será considerado como falta por la ley o convenio aplicable; c) la sanción también estará recogida
en la ley o convenio.
Las sanciones nunca podrán reducir los periodos de vacaciones o descanso del trabajador; y
nunca se podrá sancionar dos veces la misma falta. Sí cabe la suspensión cautelar de empleo
para facilitar la investigación de los hechos. La sanción es nula si es de las legalmente prohibidas.
La sanción de las faltas graves/muy graves requiere notificación por escrito al trabajador, con la
fecha y los hechos que la motivan.
Si se trata de una sanción por falta grave/muy grave a un representante de los trabajadores o
delegado sindical, se abrirá un expediente contradictorio, en el que serán oídos ellos, y el comité
de empresa o los delegados de personal restantes. Los delegados sindicales serán oídos antes de
que se sanciones a un afiliado.
Corresponde al empresario probar los hechos imputados al trabajador. Si se verifican los hechos y
la valoración de los mismos, la sentencia confirmará la sanción. En caso contrario, se revocará:
“totalmente” si no se prueba la realidad de los hechos, o éstos no constituyen falta; o “en parte” si
la falta no ha sido correctamente calificada.
Contra estas sentencias dictadas en procesos de impugnación no cabe recurso alguno, salvo en
caso de sanciones por faltas muy graves apreciadas judicialmente.
Las leves prescriben a los 10 días; las graves a los 20; y las muy graves a los 60, desde la fecha
en que la empresa tuvo conocimiento, pleno, cabal y exacto de los hechos (no superficial, sino
conocimiento pleno) de su comisión (prescripción corta); y en todo caso a los 6 meses de haberse
cometido (prescripción larga).
El empresario responde de los daños y perjuicios que causen sus empleados en el desarrollo de
sus funciones, y en el marco de la relación laboral.
1. Configuración general.
La empresa puede realizar por sí sola toda su actividad, o bien contratar o subcontratar con otras
empresas parte de su actividad. Hablamos así de “empresa principal” y empresa “contratista o
subcontratista”.
Como ahora veremos, lo que no es lícito es la cesión ilegal de trabajadores, que frecuentemente
intenta revestirse como subcontrata.
Para determinar cuál es la actividad propia de una empresa, la jurisprudencia opta por el criterio
del “ciclo productivo”, y no por el de “actividad indispensable”. El primero es más restrictivo, se
refiere sólo a las actividades inherentes al ciclo productivo, de forma exclusiva; mientras que en la
actividad indispensable habría que incluir otras labores como la limpieza o la seguridad.
Artículo 42.2, párrafo segundo, ET. La responsabilidad solidaria de la empresaria principal se puede exigir
durante el año siguiente a la terminación del encargo.
Artículo 42.2, párrafo primero, ET. La responsabilidad solidaria de la empresaria principal se puede exigir
durante los tres años siguientes a la terminación del encargo.
La responsabilidad solidaria sólo es exigible durante el año siguiente a la terminación del encargo,
en materia salarial; y durante tres años en materia de SS.
El empresario principal responde solidariamente tanto de las deudas del contratista, como de las
del subcontratista. Eso sí, esta responsabilidad solidaria es en cadena.
Las empresas principales que contraten/subcontraten su propia actividad velarán porque las
contratistas/subcontratistas respeten la normativa de prevención de riesgos. La empresa principal
responderá solidariamente, durante el tiempo de la contrata, de las obligaciones que pesan sobre
los trabajadores de la contratista que realicen su trabajo en el centro de trabajo de la empresa
principal.
Con motivo de esta responsabilidad, es lícita la cesión a la empresa principal de los DNI de los
trabajadores ocupados de la empresa contratista, para verificar que son éstos y no otros, los que
están en el centro de trabajo. Estos trabajadores serán informados de la cesión de sus DNI.
Artículo 42.4, párrafo primero ET. Esas obligaciones de información lo son sin perjuicio del derecho que
trimestralmente tiene el comité de empresa de la empresa principal de ser informado sobre las previsiones
en materia de subcontratación (art. 64.2.c))
En caso de que las empresas compartan un mismo centro de trabajo, la principal dispondrá de un
“libro registro” que contendrá toda la información mencionada, y que estará a disposición de los
representantes de los trabajadores.
También tendrá que informarse de los mismos datos a la Tesorería General de la SS.
V. CESIÓN ILEGAL.
1. Concepto y delimitación.
Desde la reforma del ET de 2006, la legislación vigente ha tratado de incorporar los criterios
jurisprudenciales de delimitación de la cesión ilegal respecto de la subcontratación legal. Se
incurre en la cesión ilegal de trabajadores cuando se produzca alguna de las siguientes
circunstancias:
- que los contratos de servicios se limiten a una mera puesta a disposición de los trabajadores de
la empresa cedente a la cesionaria;
- o que la empresa cedente carezca de una actividad u organización estable,
- o no cuente con los medios necesarios para el desarrollo de su actividad,
- o no ejerza las funciones inherentes a la condición de empresario.
Los empresarios, cedente y cesionario, que incurran en la cesión ilegal responden solidariamente
de las obligaciones contraídas con los trabajadores y la SS; sin perjuicio de otras
responsabilidades incluso penales.
Los trabajadores sometidos a la cesión ilegal tienen derecho a adquirir la condición de fijos, a su
elección, en cualquiera de las dos empresas. Gozará de los mismos derechos que cualquier
trabajador, y su antigüedad computará desde la cesión ilegal.
Para cubrir necesidades temporales, las empresas pueden realizar contratos directos de duración
determinada con los trabajadores, o recurrir a una ETT. El trabajador será contratado por la ETT, y
prestará servicio para la empresa usuaria.
Las empresas de trabajo temporal tienen que obtener una autorización administrativa previa,
constituir una garantía financiera, inscribirse en el registro de empresas de trabajo temporal e
informa a la autoridad laboral, entre otros extremos, de los contratos de puesta a disposición
celebrados.
El realizado entre la ETT y la empresa usuaria, a través del cual el trabajador queda a disposición
de la empresa usuaria. Las condiciones en que puede realizarse este contrato son las mismas que
admite el ET para la contratación directa de trabajadores por tiempo determinado, o para los
contratos de formación y aprendizaje.
Los trabajadores contratados por ETT para ser cedidos tienen derecho a las mismas condiciones
esenciales de empleo (remuneración, jornada laboral, descansos) que les correspondería si
hubiesen sido contratados directamente por la empresa usuaria.
Las cláusulas que imponen al trabajador el pago a la ETT por gastos de selección o formación
serán nulas.
En ausencia de representantes legales del trabajador en las ETT, están legitimados para llevar la
negociación colectiva los sindicatos más representativos.
El trabajador contratado por una ETT está sometido al control y dirección de la empresa usuaria.
Pero la facultad disciplinaria es de la ETT, que tendrá que actuar si la empresa usuaria le informa
del incumplimiento del trabajador.
La empresa usuaria informará a los cedidos por la ETT sobre la existencia de puestos vacantes.
1. Intermediación laboral.
La “intermediación laboral” son aquellas acciones que ponen en contacto las ofertas de trabajo
con los trabajadores que lo buscan, para su colocación, teniendo en cuenta las características y
necesidades de ambas partes. También es intermediación laboral la labor de recolocar a los
trabajadores excedentes en procesos de reestructuración empresarial acordados con los
trabajadores.
Esta intermediación la pueden realizar los servicios públicos de empleo y las agencias de
colocación debidamente autorizadas (desde la reforma laboral de 2012 las ETT autorizadas
pueden actuar como agencias de colocación).
La intermediación realizada por los servicios públicos de empleo será gratuita tanto para
trabajadores como para empleadores; y la realizada por agencias de colocación será gratis sólo
para los trabajadores.
El uso de los servicios públicos de empleo no es obligatorio. Ahora bien, respecto a los programas
y medidas de políticas activas de empleo, sólo serán demandantes aquéllos inscritos en los
servicios públicos.
El Gobierno puede regular medidas de reserva, duración o preferencia en el empleo que tengan
por objeto facilitar la contratación de trabajadores demandantes de empleo. Puede otorgar
subvenciones y desgravaciones y otras medidas para fomentar el empleo de grupos específicos
de trabajadores que encuentre a dificultades especiales para acceder al empleo
El Plan Anual de Política de Empleo concretará, con carácter anual, los objetivos de la
Estrategia Española de Empleo a alcanzar en el conjunto del Estado y en cada una de las
distintas Comunidades Autónomas, así como los indicadores que se utilizarán para conocer el
grado de cumplimiento de los mismos.
El empresario tiene libertad para contratar a los trabajadores que necesite. Es una libertad
relacionada con la libertad de empresa, y que tiene algunos límites. Entre ellos destaca la no
discriminación. Así, serán nulas las decisiones del empresario que den lugar a discriminación
directa o indirecta en el empleo, por las razones ya conocidas (raza, sexo, ideología, lengua, etc.).
Es una infracción muy grave el solicitar datos personales en los procesos de selección, o
establecer condiciones que constituyan discriminaciones de acceso al empleo.
Por su parte, el principio de igualdad de trato entre hombres y mujeres, aplicable tanto en el sector
público como en el privado, se garantizará en el acceso al empleo, incluso al trabajo por cuenta
propia. No obstante, hay que señalar que no constituye discriminación la selección de personas de
un sexo, y no de otro, cuando esto se realice por razones de idoneidad para el puesto, siempre
que el objetivo sea legítimo y proporcionado. Pero sí será discriminatoria la oferta que rechace a
las personas de un sexo basándose en motivaciones de “esfuerzo físico”.
1. Estadios previos.
Una vez superado el proceso de selección, y antes de celebrar el contrato, las partes pueden
realizar actuaciones previas a la contratación laboral. Hablamos, sobre todo, de los tratos
preliminares y el precontrato.
2. Tratos preliminares.
Son frecuentes las negociaciones previas a la contratación. En este terreno de los tratos
preliminares podemos situar las ofertas de trabajo y de condiciones laborales. Estas ofertas son
unilaterales, y no vinculan al trabajador hasta que no sean aceptadas.
La no fructificación de los tratos preliminares puede originar la obligación de indemnizar por los
daños que una de las partes pueda sufrir y acreditar.
3. Precontrato.
En el precontrato las partes acuerdan la posterior celebración del contrato. También genera el
deber de indemnizar para la parte incumplidora.
El contrato de trabajo se presume existente entre el que presta un servicio por cuenta y dentro del
ámbito de organización y dirección de otro, a cambio de una retribución. Es una presunción iuris
tantum, que admite prueba en contrario.
a) La plena capacidad de obrar. Pueden contratar la prestación de su trabajo aquéllos que tengan
capacidad de obrar según lo dispuesto en el CC.
b) Los menores de 18 años. Pueden trabajar los menores de 18 años y mayores de 16, que vivan
de forma independiente, con consentimiento de sus padres o tutores. Si no están casados ni
emancipados de hecho, su contratación requiere previa autorización de sus representantes
legales (en el caso de los padres, ambos tendrán que consentir).
c) Los extranjeros. Pueden contratar la prestación de su trabajo los extranjeros, en las condiciones
dispuestas en la legislación específica aplicable. Hay que diferencia entre los comunitarios (con
los mismos derechos que los españoles) y los no comunitarios (que se rigen por la legislación de
extranjería). En materia de acceso al trabajo no es exigible igualdad entre españoles y extranjeros,
ya que para éstos se exige una autorización administrativa previa para residir y trabajar. Una vez
contratados, si debe haber igualdad de trato.
Legalmente pueden venir exigidos requisitos de tener determinada titulación, e incluso estar
colegiado en el correspondiente Colegios profesional, para ejercer determinadas profesiones,
realizar determinadas actividades u ocupar determinados puestos de trabajo.
3.4.2. Consentimiento.
De no respetarse la forma escrita en estos casos, el contrato se presume por tiempo indefinido y
jornada completa, salvo prueba en contrario.
4.3. Una parte puede exigir a la otra la formalización por escrito del contrato.
Cualquiera de las partes puede exigir a la otra la formalización escrita del contrato, incluso durante
el transcurso de la relación laboral.
5.2. Carácter facultativo del período de prueba, necesaria forma escrita, momento de
acordarlo y su inserción en la relación laboral y no en un estadio previo.
Las partes pueden acordar por escrito un periodo de prueba. Este pacto no puede ser verbal ni
tácito; y se hará antes, o simultáneamente, al inicio de la relación laboral. De ahí que normalmente
se refleje en el contrato de trabajo como “pacto típico”. Este periodo de prueba forma parte de la
propia relación de trabajo, no es un estadio previo. Por esto, una vez concluido el periodo de
prueba sin desistimiento, el contrato produce plenos efectos, y el tiempo se computará en la
antigüedad del trabajador.
Ambas partes están obligadas a realizar las experiencias que constituyen el objeto de la prueba.
El fin de este periodo es acreditar la idoneidad del trabajador para un puesto determinado. Si el
trabajador ya ha realizado las mismas funciones en la empresa, el pacto que establezca un
periodo de pruebas será nulo.
Durante el periodo de prueba, el trabajador tiene los derechos y deberes inherentes al puesto que
tenga, como si fuese un trabajador más; excepto los relativos a la resolución del contrato, que
puede producirse a instancia de las partes en cualquier momento. No obstante, el TC ha señalado
que la libre y no causal extinción del contrato no podrá ser en ningún caso discriminatoria, ni
lesionará derechos fundamentales. Esta extinción no requiere ni formalidad ni preaviso. La
extinción del contrato durante el periodo de prueba no da derecho a indemnización.
6.2. Obligación empresarial de entregar la copia básica de los contratos de trabajo a los
representantes de los trabajadores y a los servicios públicos de empleo.
6.2.1. Obligación empresarial de entregar la copia básica de los contratos de trabajo a los
representantes de los trabajadores.
El empresario entregará a los representantes de los trabajadores una copia “básica” (eso es, que
no contengan datos relativos a la intimidad personal: dni, estado civil…) de los contratos que se
vayan a celebrar por escrito, salvo los de especiales de alta dirección; con el fin de comprobar si
se ajustan a la legalidad.
6.2.2. Obligación empresarial de entregar la copia básica de los contratos de trabajo a los
servicios públicos de empleo.
Si la relación laboral dura más de cuatro semanas, el empresario informará por escrito al
trabajador de los elementos esenciales del contrato y de las principales condiciones de la
prestación laboral, siempre que tales datos no consten en el contrato escrito.
El empresario informará al trabajador en los dos meses siguientes al inicio de la relación laboral,
mediante declaración escrita u otros documentos escritos.
Cuando un trabajador tenga que prestar normalmente sus servicios en el extranjero la información
deberá ser completada con los siguientes extremos:
a) La duración del trabajo que vaya a prestarse en el extranjero.
b) La moneda en que se pagará el salario.
c) Las retribuciones en dinero o en especie, tales como dietas, compensaciones por gastos o
gastos de viaje, y las ventajas vinculadas a la circunstancia de la prestación de servicios en el
extranjero.
d) En su caso, las condiciones de repatriación del trabajador.
El empresario afiliará a todo trabajador no afiliado que vaya a ingresar a su servicio. La afiliación
tendrá que ser antes del inicio de la prestación de servicios.
Si el trabajador ya está afiliado, el empresario procederá a darle de alta en la SS. Será una
solicitud previa al inicio de la prestación de servicios del trabajador.
Si una parte del contrato resulta nula, el resto seguirá siendo válido.
V. CONTRATACIÓN INDEFINIDA.
Es principio general de nuestro ordenamiento laboral que la contratación sea indefinida, salvo que
exista una causa legalmente prevista. Los supuestos de duración determinada son, así, tasados.
2. El contrato indefinido ordinario o común y el indefinido "no fijo " en las administraciones
públicas.
Hasta la reforma laboral de 2012 había que distinguir entre los contratos indefinidos “común” y “no
fijo”. Se diferenciaban, principalmente, en:
- Subjetivamente, el común era de carácter universal (aplicable a cualquier); no siendo así con el
“no fijo”.
- El contrato “no fijo” tenía una indemnización inferior por despido improcedente.
Por último, en el ámbito de las AAPP, el TS ha creado la categoría de “indefinido no fijo”, como
contraposición al trabajador fijo.
3.1.1. Delimitación frente al contrato indefinido a tiempo parcial fijo y periódico: la no repetición en
fechas ciertas.
3.2. El llamamiento.
Los trabajadores fijos-discontinuos son llamados en el modo y orden que establezcan los
convenios aplicables. En caso de incumplimiento, el trabajador recurrirá a la modalidad procesal
del despido. Tradicionalmente el llamamiento se hacía según criterios de antigüedad, aunque cada
vez se recurre más a procedimientos igualatorios (reparto de trabajo entre todos) o de aptitud del
trabajador.
3.5. Desempleo.
En los periodos de inactividad, los trabajadores fijos discontinuos están en situación legal de
desempleo.
3.6. Medidas de apoyo a la prolongación del periodo de actividad de los trabajadores con
contratos fijos discontinuos en los sectores de turismo, comercio vinculado al mismo y
hostelería. (X)
Las empresas con menos de 50 trabajadores se pueden acoger a esta nueva modalidad
contractual, con el fin de potenciar el empleo estable. El contrato será escrito, indefinido, y a
jornada completa. Su régimen jurídico se regirá por el ET y los convenios correspondientes. La
única peculiaridad es que el periodo de prueba no excederá en ningún caso el año de duración.
Ahora bien, estas empresas sólo podrán acogerse a esta modalidad si la tasa de empleo es igual
o mayor al 15%.
Las empresas que se acojan a este tipo de contratación con desempleados inscritos en la oficina
de empleo (entre los 16-30 años, y de más de 45) tienen derecho a ciertas bonificaciones e
incentivos.
No se podrá acoger a esta modalidad de contratación la empresa que en los seis meses
anteriores haya adoptado una decisión extintiva improcedente (y respecto a la cobertura de
puestos de trabajo del mismo grupo profesional y mismo centro de trabajo).
La empresa deberá mantener en el empleo al trabajador al menos 3 años para poder beneficiarse
de los incentivos anteriormente mencionados; y mantener el nivel de empleo de la empresa
alcanzado con el contrato por tiempo indefinido de apoyo a los emprendedores durante al menos
un año. En caso contrario, se deberán devolver los incentivos.
La obra o servicio tendrá autonomía dentro de la actividad de la empresa. Esto no quiere decir que
hablemos de una prestación extraordinaria, ya que puede referirse a la actividad normal de la
empresa, sino que la prestación será individualizable dentro del conjunto de las actividades
empresariales. Además, se exige que la duración sea limitada en el tiempo: la duración puede ser
incierta, pero no indefinida.
Los convenios pueden “identificar” cuáles son, dentro de la actividad empresarial, aquellas tareas
con sustantividad propia, que puedan ser objeto de un contrato de obras y servicios.
Será por escrito, y la obra o servicio estarán identificados con claridad y precisión.
Como ya se ha dicho, es un contrato por tiempo determinado que se extingue al finalizar la obra o
servicio. Pero puede ocurrir que la duración sea incierta (el plazo que pueda marcar el contrato
será a título orientativo). Pero el contrato tiene una duración máxima legal: 3 años (ampliable
hasta 4 por convenio estatal o sectorial), a partir de los cuales el trabajador adquirirá la condición
de fijo.
2.1. Las causas o circunstancias del contrato eventual y el papel de los convenios
colectivos.
El contrato eventual es temporal o por tiempo determinado. Se recurrirá a esta modalidad por:
circunstancias del mercado, o acumulación de tareas (aunque se trate de la actividad normal de la
empresa). Cubrirá necesidades temporales, no permanentes. Si estas necesidades se reiteran
cíclicamente, de modo no imprevisible, se recurrirá al contrato fijo-discontinuo.
El contrato eventual identificará con precisión las causas que lo justifican. Los convenios
colectivos pueden delimitar para qué actividades se recurrirá a este contrato, así como la relación
entre estos contratos y la plantilla total de la empresa.
En principio, este contrato durará como máximo 6 meses (ampliable a 12 por convenio estatal o
sectorial), dentro de un periodo de 12 meses contado desde que se produzcan las causas que
permiten su utilización (ampliable hasta 18).
Si el contrato se ha pactado por tiempo menor a estos máximos, puede prorrogarse hasta esos
límites, por acuerdo de las partes. El periodo máximo de referencia dentro del cual se puede
realizar será de 18 meses y la duración del contrato no puede superar las tres cuartas partes del
periodo de referencia establecido, ni como máximo, 12 meses.
Si es a tiempo parcial, o superior a cuatro semanas, constará por escrito. Identificará con precisión
la causa que lo justifique.
Por la expiración del plazo convenido, pero requiere denuncia de alguna de las partes. Si se
convino por plazo inferior al máximo legal, y el trabajador sigue prestando servicio, se entenderá
prorrogado hasta el plazo máximo. Si se cumple este máximo, y sigue en su desempeño, el
trabajador será prorrogado por tiempo indefinido, salvo prueba en contrario. La extinción del
contrato da derecho a indemnización por el tiempo trabajado.
Para incentivar el acceso de menores de 30 años sin experiencia (o con experiencia menor a 3
meses) las empresas podrán establecer contratos temporales. Éstos se regirán por el ET, salvo en
los siguientes extremos:
- La causa del contrato es la adquisición de una primera experiencia laboral.
- Duración mínima de 3 meses.
- Duración máxima de 6 meses (salvo que se establezca otra cosa en convenio colectivo sectorial,
pero siempre con un límite máximo de 12 meses).
- El contrato será a jornada completa (o a tiempo parcial, siempre que la jornada suponga al
menos el 75% de la jornada de un trabajador a tiempo completo).
3. Contrato de interinidad.
El contrato figurará por escrito. Será a tiempo completo, salvo en dos supuestos: cuando el puesto
que se ocupa tenga previamente naturaleza de “tiempo parcial”; o cuando el contrato se realice
para complementar la jornada reducida de trabajadores que tenga reconocida esta posibilidad
(casos de maternidad, adopción...).
Si es interinidad por sustitución, ésta durará el tiempo que dure la inactividad del trabajador
sustituido. Si es por vacancia, durará el tiempo que dure el proceso de selección o promoción para
la cobertura definitiva del puesto de trabajo, sin que pueda ser superior a tres meses, ni renovarse
tras agotar estos tres meses. En la interinidad por vacancia en las AAPP se estará a lo dispuesto
en su normativa específica.
Son causas de extinción: la reincorporación del trabajador sustituido; el vencimiento del plazo para
la reincorporación; la extinción de la causa que motivó la reserva del puesto de trabajo; el
transcurso de tres meses para la provisión definitiva en casos de vacancia.
El contrato de interinidad tendrá que ser denunciado, con la antelación pactada por las partes.
4.1. Contrato temporal para sustituir a los trabajadores que se jubilan a los 64 años.
Las empresas que transformen en indefinidos contratos en prácticas, de relevo y de sustitución por
anticipación de la edad de jubilación, cualquiera que sea la fecha de su celebración, tendrán derecho a una
bonificación en la cuota empresarial a la Seguridad Social de 41,67 euros mes, durante tres años.
El RD que contemplaba el contrato temporal ha sido derogado.
4.2. Contrato temporal de fomento del empleo para personas con discapacidad.
Son contratos temporales no causales. Durarán entre doce meses y tres años. Si se acuerda por
menos tiempo del máximo, pueden prorrogarse por periodos no inferiores a doce meses. La
extinción da derecho a percibir una indemnización de 12 días por año trabajado. Los contratos
figurarán por escrito.
Las empresas que en los doce meses anteriores hayan incurrido en despido improcedente no
podrán acogerse a este tipo de contrato.
Las Universidades pueden contratar personal docente e investigador en régimen laboral según las
previsiones establecidas por la LO de Universidades, o mediante lo previsto en el ET para casos
de interinidad. También podrán realizar contratos de obra o servicio para el desarrollo de
proyectos de investigación.
Serán escritos los contratos temporales de realización de obra o servicio; de interinidad; de tiempo
determinado por más de cuatro semanas; de prácticas; y de formación y de relevo. Si no, se
presumirán celebrados por tiempo indefinido.
Los trabajadores tendrán que ser dados de alta en la SS. Si el alta no se produce, los trabajadores
adquieren la condición de fijos, una vez terminado un plazo igual al que legalmente hubiera podido
fijar para el periodo de pruebas, salvo que de la naturaleza de la prestación se deduzca que es
temporal (y sin perjuicio de otras responsabilidades).
Los trabajadores temporales tienen los mismos derechos que los fijos.
5.3. Entrega de copia básica, notificación de los contratos temporales a los representantes
de los trabajadores, información de los puestos vacantes y acceso a la formación
profesional continua.
El empresario entregará a los representantes de los trabajadores una copia básica de los
contratos que se celebren por escrito. También les notificarán los contratos por tiempo
determinado celebrados cuando no exista obligación de entregar la copia de los mismos.
El contrato de obra o servicio y el eventual pueden celebrarse a jornada completa o tiempo parcial.
El contrato de formación será a jornada completa. El de interinidad también a jornada completa,
salvo en dos supuestos: que se cubra un puesto de tiempo parcial, o que el contrato sirva para
complementar una jornada reducida.
Los contratos por tiempo determinado concertados por menos duración que la máxima permitida,
se prorrogan automáticamente si no media denuncia o prórroga expresa, y el trabajador continúa
ejerciendo su prestación.
5.4.3. Suspensión.
La extinción del contrato laboral exige denuncia por alguna de las partes. Si la duración del
contrato es superior al año, la parte que denuncie lo hará con 15 días de antelación (salvo en
casos de interinidad, que se estará a lo pactado). Salvo en contratos de interinidad o formación, el
trabajador tendrá derecho a indemnización por terminación del contrato (12 días por año de
servicio, desde 2015).
Adquirirán la condición de fijo los trabajadores que, encadenando dos o más contratos temporales,
desempeñen el mismo servicio en una empresa en 24 meses dentro de un plazo de 30 meses.
Son aquéllos en los que se realiza la prestación laboral durante un número de horas al día,
semana, mes o año, inferior a la jornada de trabajo de un trabajador a tiempo completo
comparable (de la misma empresa, centro, tipo de contrato). Si no hay trabajador comparable, se
recurrirá al convenio o a la jornada máxima legal. Ésta es una modalidad contractual que ha de
acordarse voluntariamente por el trabajador.
Puede ser indefinido o de duración determinada. El contrato para formación no puede ser a tiempo
parcial.
Será por escrito, con el número de horas contratadas, y su distribución. O si no, el contrato se
presumirá celebrado a jornada completa, salvo prueba en contrario.
5.2. El deber del empresario de informar sobre las vacantes y el retorno de los trabajadores
a la situación anterior.
Para facilitar el acceso de contratos de tiempo completo a contratos a tiempo parcial (o viceversa),
el empresario deberá informar al trabajador de la existencia de puestos vacantes. Los
trabajadores que soliciten el retorno a su situación anterior tendrán preferencia sobre los demás
en caso de puesto vacante. La denegación de la ocupación o retorno al trabajador tendrá que ser
notificada y motivada por parte del empresario.
La jornada diaria en el trabajo a tiempo parcial puede ser continuada o partida. Salvo que el
convenio colectivo disponga otra cosa, la jornada partida sólo podrá tener una interrupción si la
jornada diaria es inferior a la de los trabajadores a jornada completa.
Desde la reforma de 2012 los trabajadores a tiempo parcial pueden realizar horas extraordinarias,
cuyo límite lo marcará la ley, y que computarán a efectos de cotización de la SS.
Los trabajadores a jornada parcial no pueden realizar horas extraordinarias, salvo los supuestos
del art. 35.3 ET.
6.2.1. Noción.
En los contratos indefinidos a tiempo parcial siempre han sido posibles las horas
complementarias, que son aquellas cuya posible realización ha sido pactada como adición a las
horas ordinarias pactadas en el contrato.
Las horas complementarias sólo son posibles en contratos indefinidos a tiempo parcial con
jornada de trabajo no inferior a 10 horas semanales en cómputo anual. El pacto contemplará el nº
de horas complementarias que puede requerir el empresario, que en ningún caso excederá el
30% de las horas ordinarias de trabajo objeto del contrato. Los convenios colectivos pueden
establecer otro máximo, que nunca podrá superar el 60% de las horas ordinarias, ni ser inferior al
30 por ciento.
El trabajador debe conocer el día y hora de realización de las horas complementarias con un
preaviso de 3 días. Estas horas se retribuyen como ordinarias, cotizan a efectos de SS, y su nº se
recogerá en el correspondiente recibo individual de salarios.
Si perjuicio del pacto de hora complementarias, en los contratos a tiempo parcial de duración
indefinida con una jornada de trabajo no inferior a diez horas semanales en cómputo anual, el
empresario puede, en cualquier momento, ofrecer al trabajador la realización de horas
complementarias de aceptación voluntaria, cuyo número no puede superar el 15 por 100,
ampliables al 30 por 100 por convenio colectivo, de las horas ordinarias objeto del contrato. La
negativa del trabajador a la realización de estas horas no constituirá conducta laboral sancionable.
Los trabajadores a tiempo parcial tienen los mismos derechos que los trabajadores a tiempo
completo. Cuando corresponda, en atención a su naturaleza, los derechos serán reconocidos de
forma proporcional, en función del tiempo trabajado.
8.4. Desempleo.
En los periodos de inactividad de los contratos fijos periódicos, los trabajadores estarán en
situación legal de desempleo.
La jubilación parcial de un trabajador a tiempo completo que haya cumplido la edad legal de
jubilación no exige la celebración del contrato de relevo, aunque es posible.
El jubilado parcial tiene que cumplir los requisitos para acceder a la pensión, y su jornada se
reducirá entre un 25 y 50% de la jornada de un trabajador a tiempo completo comparable.
- Que exista cierta correspondencia entre las bases de cotización del trabajador relevista y el
jubilado parcial.
- El contrato de relevo será, al menos, por el tiempo que reste al jubilado parcial para llegar a la
edad de jubilación legal.
9.3. Disposiciones comunes a los contratos a tiempo parcial de los jubilados parciales.
El contrato de jubilación parcial figurará por escrito en modelo oficial. En el contrato constarán los
elementos propios del contrato a tiempo parcial, así como la jornada que realizaba antes y la que
realice desde ese momento. Obviamente, la pensión de la jubilación parcial es compatible con la
retribución por el trabajo desarrollado.
- La duración será indefinida o, como mínimo, el tiempo que le quede al jubilado parcial para llegar
a la edad legal de jubilación. Si al llegar a esta edad, el jubilado parcial sigue trabajando, el
contrato de relevo pactado por tiempo determinado puede prorrogarse, por acuerdo de las partes,
por periodos anuales, extinguiéndose al finalizar el año en que el jubilado parcial se jubile
totalmente.
- El contrato de relevo puede ser a jornada completa o tiempo parcial. En todo caso, la duración
de la jornada será, como mínimo, igual a la reducción de jornada acordada por el jubilado parcial.
El horario del relevista puede completar el del jubilado parcial, o realizarse simultáneamente con
él. Recordar que el contrato de relevo no es necesariamente a tiempo parcial.
- El puesto de trabajo del relevista puede ser el mismo del trabajador sustituido.
Ambos son contratos formativos, las dos únicas modalidades formativas previstas en nuestro
ordenamiento. Son contratos temporales o de duración determinada. La diferencia básica entre
ambos está en sus destinatarios, en la titulación y formación previa de los mismos.
En cuanto al objeto, el del contrato para formación y aprendizaje es la cualificación profesional del
trabajador, en un régimen de alternancia laboral retribuida con una actividad formativa. En el
contrato en prácticas se trata de obtener la formación práctica adecuada al nivel de estudios
cursado.
Podrán celebrar este contrato los trabajadores entre 16 y 25 años que carezcan de cualificación
profesional reconocida por el sistema profesional para el empleo o para concertar un contrato en
prácticas. No puede concertarse a tiempo parcial. Las ETT pueden celebrar estos contratos, para
luego poner al trabajador a disposición de las empresas usuarias.
2.1.2. Duración.
Tras finalizar el contrato no puede concertarse otro periodo de prueba, y el tiempo trabajado
computará a efectos de antigüedad.
La actividad laboral desempeñada por el trabajador en la empresa deberá estar relacionada con
las actividades formativas.
2.1.4. Retribución.
La retribución se fijará en proporción al tiempo de trabajo efectivo, de acuerdo con lo
establecido en convenio colectivo. En ningún caso, la retribución podía ser inferior salario mínimo
interprofesional en proporción al tiempo de trabajo efectivo.
2.2. Forma.
Será por escrito, y si no se entenderá celebrado por tiempo indefinido, salvo prueba en contrario.
Lo mismo ocurre si el trabajador no es dado de alta en la SS.
Este contrato se formaliza en el modelo oficial que establezca el Servicio Público de Empleo
Estatal.
La obligación básica del empresario es dar al trabajador una actividad laboral relacionada con la
formación recibida art. 11.2.d)-.
El tiempo de trabajo efectivo, que será compatible con las actividades formativas, no excederá el
75, 85 y 100 %, en el primer, segundo y tercer año, respectivamente, en base a la jornada máxima
prevista por la ley o convenio.
Estos trabajadores no pueden realizar horas extraordinarias, trabajo a turnos, o trabajo nocturno.
Se extingue por expiración del tiempo convenido, si hay denuncia de alguna de las partes. La
cualificación profesional adquirida se acreditará conforme a la Ley, pudiendo el trabajador solicitar
a la Administración Pública competente el correspondiente título.
2.6. La conversión del contrato para la formación y el aprendizaje en contrato por tiempo
indefinido.
Apuntes de jaraiz1982 y el grupo de UNED-derecho. Actualizados por mnieves al curso 2014/2015.
64
Se presumen por tiempo indefinido los contratos para la formación y aprendizaje no formalizados
por escrito; sin el correspondiente alta en la SS; o los realizados en fraude de ley.
Además, señalar que la ley incentiva la conversión de estos contratos en indefinidos, dejando
margen en este campo a la negociación colectiva.
Las empresas que, a partir de la entrada en vigor de esta ley celebren contratos para la formación
y el aprendizaje con trabajadores desempleados inscritos en la oficina de empleo, tendrán
derecho, durante toda la vigencia del contrato, incluidas las prórrogas, a una reducción de las
cuotas empresariales a la Seguridad Social.
3. El contrato en prácticas.
Este contrato pretende que quien tenga una titulación o formación previa la ponga en práctica en
un puesto de trabajo acorde a dicha formación. No se trata de prestar un servicio retribuido, sino
de proporcionar una práctica profesional adecuada al nivel de estudios cursado. Por ello se admite
la temporalidad del contrato, por un máximo de dos años.
Podrán concertar el contrato los que dispongan de título universitario o formación profesional
media o superior, o de títulos oficiales equivalentes, en los cinco años siguientes a la terminación
de los estudios (o siete años en caso de discapacidad).
3.2.2. Duración.
Irá desde los seis meses a los dos años. No se puede estar contratado en prácticas en la misma o
distinta empresa por más de dos años, en virtud de la misma titulación; ni por más de dos años en
la misma empresa aunque se trate de prácticas de otra titulación. A estos efectos, los títulos de
grado, máster o doctorado no se considerarán la misma titulación, salvo que al acceder al contrato
por primera vez ya ostente el trabajador la titulación más alta.
3 2 3 Titulación y duración.
Ningún trabajador puede estar contratado en prácticas en la misma o distinta empresa por tiempo
superior a dos años en virtud de la misma titulación o certificado de profesionalidad.
Tampoco se puede estar contratado en prácticas en la misma empresa para el mismo puesto de
trabajo por tiempo superior a dos años, aunque se trate de distinta titulación o distinto certificado
de profesionalidad.
Apuntes de jaraiz1982 y el grupo de UNED-derecho. Actualizados por mnieves al curso 2014/2015.
65
Se proporcionará un puesto que permita la práctica adecuada al nivel de estudios del trabajador.
Los convenios sectoriales estatales (o inferiores) podrán establecer los puestos, grupos o
categorías profesionales objeto del contrato.
3.2.5. Retribución.
Se fijará en convenio colectivo, sin que pueda ser inferior al 60-75% durante el primer-segundo
año, del salario fijado para un trabajador que desempeñe una tarea equivalente.
3.3. Forma.
El contrato en prácticas ha de formalizarse en el modelo oficial, el cual ha de facilitarse, por lo demás, por
las oficinas de empleo.
Se extingue por expiración del plazo, cuando haya denuncia por alguna de las partes.
1. Introducción.
En algunos casos, el ET los califica de modalidades contractuales. Así sucede con el contrato de
trabajo a domicilio, el trabajo en común, contrato de grupo y auxiliar asociado.
2. Trabajo a distancia.
Los trabajadores a distancia tendrán los mismos derechos que los que prestan sus servicios en el
centro de trabajo de la empresa, salvo aquéllos que sean inherentes a la realización de la
prestación laboral en el mismo de manera presencial. En especial, el trabajador a distancia tendrá
derecho a percibir, como mínimo, la retribución total establecida conforme a su grupo profesional y
funciones.
El empresario deberá establecer los medios necesarios para asegurar el acceso efectivo de estos
trabajadores a la formación profesional para el empleo, a fin de favorecer su promoción
profesional. Asimismo, a fin de posibilitar la movilidad y promoción, deberá informar a los
Los trabajadores a distancia tienen derecho a una adecuada protección en materia de seguridad y
salud resultando de aplicación, en todo caso, lo establecido en la Ley, de prevención de riesgos
laborales, y si normativa de desarrollo.
Los trabajadores a distancia podrán ejercer los derechos de representación colectiva conforme a
lo previsto en la presente Ley. A estos afectos dichos trabajadores deberán estar adscritos a un
centro de trabajo concreto de la empresa.
Sobre el teletrabajo es clave el Acuerdo Marco Europeo sobre el Teletrabajo, suscrito por el CES,
UNICE/UEAPME y CEEP el 16 de julio de 2002.
El teletrabajo es una forma de organización y/o de realización del trabajo, con el uso de las
tecnologías de la información, en el marco de un contrato o de una relación de trabajo, en la que
un trabajo, que hubiera podido ser realizado igualmente en los locales del empleador, se efectúa
fuera de estos locales de manera regular.
Puede formar parte de una descripción inicial del puesto de trabajo, o puede ser acordado de
manera voluntaria posteriormente.
3.2. Concepto.
Hablamos de teletrabajo cuando se realiza una prestación fuera de los locales de la empresa de
manera regular, cuando esta labor igualmente podría haberse prestado en el local de la empresa,
y recurriendo a las tecnologías de la información.
3.3. Voluntariedad.
El teletrabajo es voluntario para ambas partes. Puede ser simultáneo a la contratación, o acordado
con posterioridad.
El salario tiene relevancia constitucional. También las normas internacionales, de Naciones Unidas
y la OIT tienen referencias al salario. En su regulación es decisiva la negociación colectiva, y
también tienen su espacio regulador el contrato de trabajo, la autonomía individual, y la norma
reglamentaria (ej. en la fijación del salario mínimo).
2.1. Una noción amplia: presunción "iuris tantum" y tiempos de descanso computables
como de trabajo.
El salario puede ser tanto en dinero como en especie. Pero éste último nunca superará el 30% del
salario completo, ni puede dar lugar a minoración de la cuantía íntegra en dinero del salario
mínimo interprofesional. Estas limitaciones se aplican a las relaciones laborales especiales.
2.3.1. Introducción.
2.3.2. Antigüedad.
En función del trabajo desarrollado, el trabajador puede optar a una promoción económica en los
términos fijados en el convenio colectivo o contrato. Hablamos de los complementos de
antigüedad, cuya importancia es hoy decreciente y se incentiva, por vías directas e indirectas que
sea decreciente –art. 25.1-.
El trabajador tiene derecho a dos gratificaciones extraordinarias al año (una en Navidad y otra en
el mes que se fije en el convenio colectivo o por acuerdo entre las partes). También por convenio
se fijará su cuantía, que no podrá ser nunca inferior al salario mínimo interprofesional.
Podrá acordarse en convenio colectivo que estas gratificaciones se prorrateen en las doce
mensualidades. La jurisprudencia establece el requisito del acuerdo en el convenio, descartando
la decisión unilateral del empresario, o posibles acuerdos individuales. En todo caso, a efectos de
Seguridad Social, las gratificaciones extraordinarias se prorratearán a lo largo de los doce meses
del año.
- La comisión se liquida y paga al trabajador, salvo que se pacte otra cosa, al finalizar el año.
No hay en nuestro ordenamiento una regulación específica sobre los contratos de opciones sobre
acciones. Éstos han sido juzgados por tribunales de la jurisdicción social, que es la que ha
elaborado jurisprudencia sobre esta materia.
La jurisprudencia social ha definido las stock options como “un derecho que, de forma onerosa o
gratuita, confiere la empresa al empleado para que éste en un plazo determinado, pueda adquirir
acciones de la propia compañía o de otra vinculada, estableciendo para ello un precio,
frecuentemente el valor de la acción en bolsa el día que se otorga el derecho; posibilitando que,
tras el vencimiento del momento de ejercicio de la opción y una vez ejercitada, el trabajador pueda
percibir, bien la diferencia del precio de mercado de las acciones entre ambos momentos, bien las
propias acciones al precio fijado en el momento del otorgamiento del derecho”.
El principal objetivo de las stock options es ser un mecanismo de refuerzo de la motivación del
trabajador, recompensándolos por resultados positivos o por el aumento de valor de la empresa.
3. Percepciones no salariales.
No son salario, según el artículo 26.2 ET, y por tanto no computan a efectos de indemnizaciones
por extinción del contrato de trabajo, las siguientes cantidades:
- Lo percibido por el trabajador en concepto de indemnización o suplidos por los gastos como
consecuencia de su actividad laboral.
Según la jurisprudencia, tampoco son salario las cantidades dadas al trabajador por quebranto de
moneda, la “cesta de navidad”, “bolsas de vacaciones”, propinas, etc.
El salario comprenderá el salario base y, en su caso, los complementos salariales (sólo presentes
por acuerdo de la negociación colectiva o por contrato).
2. Salario base.
Es una retribución fijada por unidad de tiempo o de obra. Tiene gran importancia en la cuantía
salarial total percibida por el trabajador, sirviendo también para el cálculo de los complementos
salariales. Suele ser mensual, y distinto para cada categoría profesional o nivel retributivo en las
“tablas salariales” de los convenios colectivos. No ha de confundirse con el salario mínimo
interprofesional, que sí es igual para todas las categorías profesionales.
Si el salario base se fija por unidad de tiempo, será una cantidad fija establecida, normalmente,
con carácter mensual (o diario en algunas categorías profesionales) y conforme a la jornada
ordinaria de trabajo. Si es fijado por unidad de obra, no será normalmente una cantidad fija, sino
que dependerá del resultado obtenido por el trabajador.
3. Complementos salariales.
- El trabajo realizado, o
La modificación del sistema de remuneración puede ser una modificación sustancial, a los efectos
del ET –art. 41-. Y en este sentido, el concepto de “remuneración” incluye elementos salariales –
art. 26.1- como no salariales –art. 26.2-.
La cuantía del salario mínimo interprofesional es un derecho necesario relativo para el convenio
colectivo y el contrato individual. Se podrá fijar un salario superior, pero nunca inferior. El salario
mínimo interprofesional es un “suelo de contratación”, siendo ilegal trabajar de forma dependiente
y por cuenta ajena por debajo del mismo.
El salario mínimo interprofesional tiene una clara conexión con el derecho constitucional a una
“remuneración suficiente”. Tradicionalmente, este salario era una referencia para beneficios y
prestaciones públicas de todo tipo y condición, siendo una pieza fundamental de la política
económica y social. Pero desde 2004, con la creación del “indicador público de renta de efectos
múltiples”, el salario mínimo se ha desvinculado de otros efectos distintos a los laborales.
2.1. La fijación por el Gobierno del salario mínimo interprofesional, la consulta con las
organizaciones y sindicales más representativas y los criterios a tener en cuenta.
El Gobierno fija anualmente, previa consulta con los sindicatos y las organizaciones empresariales
más representativas, el salario mínimo interprofesional. Los criterios que tiene en cuenta son: el
IPC; la productividad media nacional; el incremento de la participación del trabajo en la renta
nacional; y la coyuntura económica nacional.
Se fijará una revisión semestral en caso de que no se cumplan las previsiones del IPC.
La finalidad de esta previsión legal sobre la revisión anual del salario mínimo es que, además de
que ningún trabajador perciba una cuantía inferior al mismo, un posible incremento del salario
mínimo no conlleve un incremento del salario que cobrase un trabajador, cuando dicho salario sea
superior al nuevo mínimo establecido.
1. Compensación y absorción.
Por otra parte, la comparación se hará entre dos fuentes distintas (en sentido amplio), sin que sea
posible comparar dos previsiones comprendidas en una misma fuente (por ejemplo, dentro de un
mismo convenio colectivo).
Por último, la jurisprudencia exige homogeneidad entre los conceptos salariales que se comparan
(no habría homogeneidad, por ejemplo, entre el salario base y una paga de beneficios; o entre un
plus de penosidad y complementos ajenos al trabajo realizado), y sobre los que se pretende
practicar la compensación o absorción. En este sentido es difícil establecer una “doctrina
universal” debido al enorme casuismo en la materia. No obstante, se aprecia cierta flexibilización
en la jurisprudencia sobre esta exigencia, por la inexistencia de criterios claros y seguros por el ya
mencionado excesivo casuismo.
2. Igualdad y no discriminación.
Por la prestación de un trabajo de igual valor, el empresario está obligado a pagar la misma
retribución, satisfecha directa o indirectamente, y cualquiera que sea la naturaleza de la misma
(salarial o extrasalarial), sin que pueda haber discriminación alguna por razón de sexo. Pese a que
se menciona únicamente al empresario como obligado, lo dicho vincula también a la negociación
colectiva.
Tampoco está de más mencionar de forma sumaria los criterios jurisprudenciales sobre las
llamadas “dobles escalas salariales”.
Las cargas fiscales y de SS a cargo del trabajador serán satisfechas por el propio trabajador,
siendo nulo todo pacto en contrario.
2. Anticipos.
El trabajador, o sus representantes legales, tienen derecho a percibir, sin que llegue el día
señalado para el pago, anticipos a cuenta del trabajo realizado. Como entre nosotros rige el
principio de “posremuneración” (pagar por un trabajo ya realizado), el anticipo consistiría
simplemente en anticipar el momento de pago del salario ya devengado. Los convenios pueden
establecer el derecho a anticipo sobre salarios “futuros”.
3. Forma de pago.
El pago lo efectuará el empresario en moneda de curso legal o mediante talón u otra modalidad de
pago similar a través de entidades de crédito, previo informe al comité de empresa o delegados de
personal. El empresario decidirá la forma de pago, aunque en la actualidad está generalizado el
pago mediante transferencia bancaria.
Legalmente, el salario está protegido frente a los propios acreedores del trabajador. Como ya se
dijo, la cuantía del salario mínimo interprofesional es inembargable. Y los salarios superiores al
salario mínimo son embargables según una determinada escala.
Los límites establecidos por la mencionada escala no son de aplicación cuando se proceda por la
ejecución de una sentencia que condene al pago de alimentos, cuando la obligación de
satisfacerlos nazca directamente de la Ley, incluyendo sentencias de procesos de nulidad,
separación o divorcio sobre alimentos debidos al cónyuge o hijos. En estos casos, el Tribunal fijará
la cantidad que puede ser embargada.
En caso de concurso, el empresario tendrá normalmente otros acreedores, además del trabajador
al que adeuda sus salarios total o parcialmente: SS, la Hacienda Pública, entidades financieras,
otros empresarios, proveedores...
Según la legislación concursal vigente, son créditos contra la masa, en primer lugar, los créditos
por salarios por los últimos 30 días de trabajo efectivo anteriores a la declaración de concurso, y
en cuantía que no supere el doble del salario mínimo interprofesional.
También son créditos contra la masa los generados por el ejercicio de la actividad profesional o
empresarial del deudor tras la declaración del concurso, incluyendo créditos laborales,
indemnizaciones de despido o extinción de contratos de trabajo, recargos sobre prestaciones por
incumplimiento de las obligaciones en materia de salud laboral, etc., hasta que el juez acuerde el
cese de la actividad profesional o empresarial, o declare la conclusión del concurso.
2.3. Los créditos salariales con privilegio especial y con privilegio general.
Son créditos con privilegio especial los de los trabajadores sobre “los objetos por ellos elaborados
mientras sean propiedad o estén en posesión del concursado”. El pago de los créditos con
privilegio especial se hará con cargo a los bienes y derechos afectos.
- Los créditos por salario que no tengan reconocido privilegio especial, en la cuantía resultante de
multiplicar el triple del salario mínimo interprofesional por el nº de días de salario pendiente de
pago.
- Los recargos sobre las prestaciones por incumplimiento de las obligaciones en materia de salud
laboral devengadas antes de la declaración de concurso.
El pago de estos créditos con privilegio general se realiza por el orden que acabamos de ver, y en
su caso, a prorrata dentro de cada número, con cargo a los bienes no afectos a privilegio especial
o al remanente que de ellos quedase una vez pagados estos créditos, y una vez deducidos de la
masa activa los bienes y derechos necesarios para satisfacer los créditos contra la masa.
Los créditos no cubiertos por los privilegios anteriores son créditos ordinarios. Su pago se efectúa
una vez satisfechos los créditos contra la masa y los privilegiados.
Los créditos subordinados son aquéllos de que fuera titular alguna de las personas especialmente
relacionadas con el deudor, como los apoderados con poderes generales de la empresa. Se
satisfacen una vez abonados los créditos ordinarios.
También en situaciones de no concurso, el empresario puede tener otros acreedores, además del
trabajador al que le adeuda sus salarios en todo o en parte. Se tratará, igualmente, de la
Seguridad Social, de la Hacienda Pública, de entidades financieras, de otros empresarios,
proveedores, suministradores y clientes, etc.
En caso de que los salarios debidos a los trabajadores concurran con otros acreedores del
empresario, las preferencias son las siguientes:
-Lo créditos salariales por los últimos treinta días de trabajo y en cuantía que no supere el doble del salario
mínimo interprofesional gozan de preferencia sobre cualquier otro crédito, aunque éste se encuentre
garantizado por prenda o hipoteca.
- Los créditos salariales gozan de preferencia sobre cualquier otro crédito respecto de los objetos
elaborados por los trabajadores mientras sean en propiedad o estén en posesión del empresario (esto
último ha necesitado de interpretación jurisprudencial para poder determinar de forma segura a qué nos
referimos; el TS declaró que la expresión mencionada no puede interpretarse en el sentido de que
comprenda el inmueble que constituye el centro o el lugar de trabajo).
-Los créditos por salarios no protegidos en los apartados anteriores tienen la condición de singularmente
privilegiados en la cuantía que resulte de multiplicar el triple del salario mínimo interprofesional por el
número de días del salario pendientes de pago, gozando de preferencia sobre cualquier otro crédito,
excepto los créditos con derecho real, en los supuestos en los que éstos, con arreglo a la ley, sean
preferentes. La misma consideración tienen las indemnizaciones por despido en la cuantía correspondiente
al mínimo legal calculada sobre una base que no supere el triple del salario mínimo.
El plazo para ejercitar los derechos de preferencia del crédito salarias es de un año, a contar desde el
momento en que debió percibirse el salario, transcurrido el cual prescribirán tales derechos –art. 32.4-.
1. Naturaleza y funciones.
En caso de insolvencia o concurso, será Fogasa quien abone los pagos pendientes en los
términos que ahora veremos.
Para empezar, hay insolvencia del empresario cuando se realice la ejecución en la forma
establecida en la LJS, y no se consiga el pago de los créditos laborales.
Para el reembolso de todas estas cantidades, el Fogasa se subroga en los derechos y acciones
de los trabajadores, conservando estos créditos el carácter de privilegiados.
En contratos indefinidos en empresas de menos de 25 trabajadores, cuando el contrato se extinga por las
causas recogidas en art 51 y 52 ET, o art 64 LC, el Fogasa abonará al trabajador una parte de la
indemnización, equivalente a ocho días de salario por año trabajado, prorrateándose por meses si el periodo
es inferior al año. No responderá nunca el Fogasa en casos de decisiones extintivas improcedentes, en los
que responderá íntegramente el empresario.
La Ley 22/2013, 23 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2014 suprime el
apartado 8 del artículo 33 ET –mencionado supra-, con efectos 1 enero 2014 y “vigencia indefinida”.
4. Tramitación y prescripción.
El Fogasa asume las obligaciones de pago ya mencionadas, previa instrucción del expediente
para la comprobación de su procedencia –párrafo primero del apartado 4 del artículo 33 ET-.
El plazo para solicitar del Fogasa el pago de salarios e indemnizaciones por insolvencia o
concurso prescribe al año de la fecha del acto de conciliación, sentencia, auto o resolución de la
autoridad laboral en que se reconozca la deuda o indemnización.
Apartado 7 del artículo 33 ET. El plazo se interrumpe por el ejercicio de las acciones ejecutivas o de
reconocimiento del crédito en procedimiento concursal y por las demás formas legales de interrupción de la
prescripción.
5. Posición procesal.
Tras la Ley 38/2011 y el RD Ley 20/2012, se precisa que respecto del abono por Fogasa de las cantidades
reconocidas a los trabajadores, se tendrán en cuentas estas reglas:
1ª) el reconocimiento del derecho a la prestación exigirá que los créditos de los trabajadores aparezcan
incluidos en la lista de acreedores, o reconocidos como deudas de la masa por el órgano del concurso
competente; en cuantía igual o superior a la que se solicita del Fogasa.
2ª) las indemnizaciones a abonar a cargo del Fogasa, independientemente de lo que se pacte en el proceso
concursal, se calcularán sobre la base de 20 días por año de servicio, con el límite máximo de un año; y sin
que el salario diario, base del cálculo, exceda el doble del salario mínimo (incluyendo la parte proporcional
de las pagas extraordinarias)
3ª) si los perceptores de estas indemnizaciones solicitan del Fogasa el abono de la parte de la
indemnización no satisfecha por el empresario, el límite de la indemnización a cargo del Fogasa se reducirá
en la cantidad ya percibida por aquéllos.
El RD 711/2011 establece los requisitos que debe cumplir la política de remuneración de los empleados de
entidades de crédito y de las empresas de servicios de inversión cuya actividad incide en su perfil de riesgo.
Se modifica así la anterior normativa sobre recursos propios de las entidades financieras y sobre fondos de
garantía de depósitos de las entidades de crédito. El RD 711/2011 introduce dos nuevos títulos: “Política de
remuneración de las entidades de crédito” y “Política de remuneración de las empresas de servicios de
inversión”.
Además este decreto incorpora parcialmente la Directiva 2010/76/UE, relativa a los requisitos de capital
para la cartera de negociación y retitulaciones y a la supervisión de la política de remuneración.
Las entidades participadas mayoritariamente o apoyadas financieramente por el FROB no podrán nunca
satisfacer indemnizaciones por terminación de contrato que excedan de determinadas cuantías. Esto no
será aplicable a administradores y directivos que se hubiesen incorporado a la entidad o a su grupo con
posterioridad, o simultáneamente, al apoyo o participación del FROB. En estos casos, el Banco de España
podrá autorizar cantidades superiores a las estipuladas de modo ordinario.
La imposición de sanciones a que se refiere la “Ley sobre Disciplina e Intervención”, a las personas que
ejerzan cargos de administración o dirección de una entidad de crédito en virtud de un contrato de trabajo o
de otro tipo, se considerará un incumplimiento contractual grave y culpable; y por tanto, causa de despido
disciplinario (en casos de contrato de trabajo), o causa de extinción de los contrato de otra naturaleza. No
habrá derecho de indemnización alguna para el administrador o directivo.
El contrato de administradores o directivos de entidades de crédito podrá suspenderse por los siguientes
motivos:
- Por infracciones muy graves (suspensión temporal).
- Cuando el Banco de España acuerde la sustitución provisional de los órganos de administración o
dirección de la entidad de crédito.
La suspensión del contrato tendrá la misma duración que la suspensión o sustitución provisional.
1. Ámbito de aplicación.
Las previsiones que se expondrán a continuación se aplican al sector público estatal, formado por las
entidades previstas en el art 2.1 de la Ley General Presupuestaria (a excepción únicamente de entidades
gestoras, servicios comunes, y las mutuas de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales de la
Seguridad Social).
La extinción, por desistimiento del empresario, de los contratos mercantiles y de alta dirección, cualquiera
que sea la fecha de celebración, del personal del sector público estatal, sólo dará lugar a indemnización no
superior a 7 días por año de servicio de la retribución anual en metálico, con un máximo de 6
mensualidades.
El cálculo se hará teniendo en cuenta la retribución anual en metálico que en el momento de extinción se
estuviera percibiendo como retribución fija, íntegra y total (excluidos complementos o incentivos).
No hay derecho a indemnización cuando la persona cuyo contrato mercantil o de alta dirección se extinga
por desistimiento del empresario, sea funcionario de carrera del Estado, de las CCAA o de entes locales, o
sea empleado de una entidad pública estatal, autonómica o local, con reserva de puesto de trabajo.
El desistimiento se comunicará por escrito, en 15 días naturales como máximo. Si no se cumple el preaviso,
la entidad indemnizará en cuantía equivalente al periodo de preaviso incumplido.
3. Retribuciones.
Las retribuciones en los contratos mercantiles o de alta dirección del sector público se clasifican en:
- Básicas. Incluyen la retribución mínima obligatoria a cada máximo responsable, por razón de grupo
o clasificación en que se encuadre la entidad, establecida por parte de quien ejerza el control
financiero de ésta (o en su caso, por el accionista).
Estas previsiones se aplican a las sociedades mercantiles estatales. Para el resto de entes antes
enumerados se estará al desarrollo que apruebe el Gobierno.
4. Control de legalidad.
Los contratos mercantiles y de alta dirección del sector público se someterán, antes de formalizarse, al
informe previo de la Abogacía del Estado, u órgano equivalente que ejerza el control financiero de la entidad
del sector público, o en su caso, del accionista que pretenda contratar al directivo.
Las cláusulas que se opongan a la disposición adicional octava de la Ley 3/2012, que regula la contratación
mercantil y de alta dirección del sector público, serán nulas de pleno derecho.
Los órganos que ejerzan el control de estas entidades tomarán las medidas necesarias para asegurar el
cumplimiento de lo establecido en la disposición adicional octava en la celebración y formalización de los
contratos; sin perjuicio de las responsabilidades civiles, administrativas o contables en que se pudiera
incurrir.
5. Vigencia.
La disposición adicional 8ª de la Ley 3/2012 sobre contratos mercantiles y de alta dirección del sector
público se aplicará a los contratos celebrados antes de su entrada en vigor, adaptando el contenido de los
mismos a la nueva normativa
Las indemnizaciones por extinción de contrato, cualquiera que sea la fecha de su celebración, se rigen
también por esta disposición.
6. Habilitación normativa.
Todas las cuantías de indemnizaciones vistas en este apartado sobre contratos mercantiles y de alta
dirección del sector público, podrán ser revisadas por el Gobierno, a instancias del Ministro de Hacienda y
AAPP, en función de la situación económica. Asimismo, el Ministro fijará el sistema de compensaciones por
gastos en concepto de dietas, desplazamientos y demás análogos, que se deriven del desempeño de las
funciones de personal con contratos mercantiles y de alta dirección del sector público.
Lo establecido en los apartados 2, 4, 5 de la disposición adicional octava Ley 3/2012 se aplicará a los entes,
consorcios, sociedades, organismos y fundaciones del sector público autonómico y local.
1. Finalidad y contenido.
El principal fin de la regulación del tiempo de trabajo es limitar una disponibilidad desmedida del
trabajador para el empresario. La propia CE habla de la limitación de la jornada laboral para
garantizar el descanso necesario. Además, esta limitación también se conecta con la seguridad y
la salud laboral.
La expresión “tiempo de trabajo” abarca los siguientes aspectos: jornada, horario, horas
extraordinarias, descansos, fiestas laborales, permisos retribuidos –aunque sistemáticamente
pueda ser discutible- y otras interrupciones de la prestación laboral. A su vez, la jornada icluye su
duración y su distribución, así como las jornadas especiales y la reducción por razones de
conciliación con la vida familiar y personal y por violencia de género. Dentro del horario de trabajo
se mencionará el calendario laboral y el trabajo nocturno y a turnos y el ritmo de trabajo.
Aunque el contrato a tiempo parcial está relacionado con el tiempo de trabajo, se opta por
considerarlo una modalidad contractual.
2. Fuentes reguladoras.
En algunas materias son importantes los Convenios de la OIT, como es el caso del número 132 sobre
vacaciones anuales pagadas.
Esta expresión hace referencia al tiempo u horas de trabajo. Aunque nació vinculada al “día”, hoy
también se utilizan las expresiones “jornada semanal” y “jornada anual”, ya que la duración del
tiempo de trabajo puede pactarse por horas diarias, semanales o anuales. Sea como sea, la
modificación de la jornada de trabajo se considera una modificación sustancial de las condiciones
de trabajo.
No se tiene en cuenta, a efectos de la duración máxima de la jornada ordinaria laboral, el exceso de las
horas trabajadas para prevenir o reparar siniestros y otros daños extraordinarios y urgentes, sin perjuicio de
su compensación como horas extraordinarias –art. 35.3 ET-.
En todo caso se respetarán el máximo anual de horas, y los periodos mínimos de descanso diario
(al menos 12 horas entre dos jornadas de trabajo) y semanal (al menos día y medio
ininterrumpido, acumulable hasta periodos de 14 días).
Tras la reforma laboral de 2012, en defecto de pacto, la empresa podrá distribuir de manera
irregular a lo largo del año el 10 % de la jornada de trabajo; y el trabajador tendrá que conocer con
cinco días de antelación el día y hora de su prestación.
La compensación de las diferencias, por exceso o por defecto, entre la jornada realizada y la
duración máxima de la jornada ordinaria de trabajo legal o pactada será exigible según lo
acordado en convenio colectivo o, a falta de previsión al respecto, por acuerdo entre la empresa y
los representantes de los trabajadores. En defecto de pacto, las diferencias de la distribución
irregular de la jornada deberán quedar compensadas en el plazo de doce meses desde que se
produzcan. –art. 34.2 ET-
En principio el número de horas ordinarias de trabajo efectivo no puede ser superior a nueve
diarias. Esta previsión no es derecho necesario relativo. Así pues, por convenio colectivo, o en
defecto de éste, por acuerdo entre la empresa y los representantes de los trabajadores, se puede
establecer otra distribución del tiempo diario de trabajo siempre que se respete el
descanso mínimo de doce horas entre jornadas.
Como vemos no se menciona el contrato individual como vía para establecer otra distribución del tiempo de
la jornada.
Como excepción, los trabajadores menores de dieciocho años no pueden realizar más de ocho horas de
trabajo diario efectivo.
Cuando el horario se adelanta para el trabajador a fin de realizar una actividad concreta en un lugar
determinado que no es el de trabajo el tiempo dedicado a desplazarse desde el centro de trabajo a ese
determinado lugar debe computarse como tiempo de trabajo (STS 24 de junio de 1992 y 18 de septiembre
de 2000).
El obligado periodo de descanso de quince minutos (el llamado tiempo de bocadillo) si la jornada diaria
continuada excede de seis horas se considera tiempo de trabajo solo si así se establece por convenio
colectivo o contrato de trabajo.
7.1. El derecho genérico del trabajador a adaptar su jornada para hacer efectivo su derecho
a la conciliación de la vida personal, familiar y laboral.
Por lactancia de un hijo menos de nueve meses, los trabajadores tienen derecho a una hora de
ausencia del trabajo, divisible en dos fracciones (con aumento proporcional en caso de parto
múltiple). Sólo uno de los progenitores puede acogerse a este derecho.
Esta hora de ausencia se puede sustituir, por voluntad del padre, por una reducción de jornada de
media hora, o acumularlo en jornadas completas, en los términos establecidos en la negociación
colectiva, o en el acuerdo con el empresario.
En estos casos, el padre o la madre tienen derecho a ausentarse una hora del trabajo y a reducir
su jornada en hasta dos horas, con la disminución proporcional de salario.
Quien tenga a su cargo a menores de 12 años o personas con discapacidad física, psíquica o
sensorial (y no cobre por ello) tiene derecho a una reducción de jornada, con la disminución
proporcional de salario, de entre 12,5-50% (un octavo y un máximo de la mitad de la duración). El
mismo derecho ampara a quien se haga cargo de familiares, hasta el segundo grado, que no
puedan valerse por motivos de edad, enfermedad o accidente (y no cobre por ello).
El progenitor, adoptante o acogedor con menores (hasta los 18 años) a su cargo en situación de
hospitalización o tratamiento continuado por cáncer u otra grave enfermedad, tiene derecho a una
reducción de jornada de al menos el 50%, con la correspondiente disminución salarial. La
gravedad de la enfermedad y la necesidad de cuidado permanente tendrán que ser acreditadas
por el Servicio Público de Salud, u órgano equivalente de la CCAA. Por convenio podrán
establecerse las condiciones para acumular estas horas en jornadas completas.
La trabajadora víctima de violencia de género tiene derecho, para hacer efectiva su protección o su derecho
a la asistencia social integral, a la reducción de la jornada de trabajo con disminución proporcional del
salario o a la reordenación del tiempo de trabajo, a través de la adaptación del horario, de la aplicación del
horario flexible o de otras formas de ordenación del tiempo de trabajo que se utilicen en la empresa.
Artículo 139 LJS. De conformidad con este artículo, el ejercicio de este derecho de conciliación de la vida
personal, familiar y laboral se rige por las siguientes reglas:
a) el trabajador dispone de un plazo de 20 días desde la negativa del empresario o disconformidad de este
con la propuesta del trabajador, para presentar la demanda ante el juzgado de lo social.
A esta demanda podrá acumularse la acción de daños y perjuicios causados al trabajador, exclusivamente
los derivados de la negativa del derecho o de la demora en la efectividad de la medida.
Empresario y trabajador deberán llevar sus respectivas propuestas y alternativas de concreción a los actos
de conciliación previos al juicio y al propio acto de juicio.
b) el procedimiento es urgente y se la dará tramitación preferente. El acto de la vista ha de señalarse en los
cincos días siguientes al de la admisión de la demanda. La sentencia se dictará en el plazo de tres días.
Contra la sentencias no podrá presentarse recurso, salvo cuando se haya acumulado pretensión de
resarcimiento de perjuicios que por cuantía pudiera dar lugar al recurso de suplicación.
a) Se limitará a la del último ejercicio económico completo, así como las cuentas provisionales del
ejercicio vigente.
El empresario ha de hacer llegar a la autoridad laboral la copia del escrito que, simultáneamente,
ha comunicado a los representantes legales de los trabajadores. Así como la documentación a la
que, anteriormente, se ha hecho mención. También ha de remitir a la autoridad laboral información
sobre la composición de los representantes de los trabajadores, así como de la comisión
negociadora del procedimiento de reducción de jornada.
Por lo tanto, el período de consultas es materialmente un período de negociación que tiene lugar
entre la empresa y los representantes de los trabajadores.
La consulta se ha de llevar a cabo en una “única” comisión negociadora, si bien, de existir varios
centros de trabajo, quedará circunscrita a los centros afectados por el procedimiento. La comisión
negociadora estará integrada por un máximo de trece miembros en representación de cada una
de las partes –nuevo párrafo quinto del art. 47.1 ET, introducido por la Ley 1/2014-.
La comisión representativa de los trabajadores deberá quedar constituida con carácter previo a la
comunicación empresarial de inicio del procedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección
de la empresa deberá comunicar de manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes
su intención de iniciar el procedimiento. El plazo máximo para la constitución de la comisión
representativa será de siete días desde la fecha de la referida comunicación, salvo que alguno de
los centros de trabajo que vaya a estar afectado por el procedimiento no cuente con
representantes legales de los trabajadores, en cuyo caso el plazo será de quince días.
Nuevos párrafos 5 a 8 del artículo 47.1 ET, introducidos por la Ley 1/2014
En defecto de que lo sean las secciones sindicales conforme a lo expuesto en el apartado anterior,
la intervención como interlocutores se rige por las siguientes reglas:
En el supuesto de que la negociación se realice con la comisión cuyos miembros sean designados
por los sindicatos, el empresario puede atribuir su representación a las organizaciones
empresariales en las que estuviera integrado, pudiendo ser las mismas más representativas a
nivel autonómico, y con independencia de la organización en la que esté integrado tenga carácter
intersectorial o sectorial.
En primer lugar, al comité intercentros, siempre que tenga atribuida esa función en el convenio
colectivo en que se hubiera acordado su creación.
En otro caso, a una comisión representativa que se constituirá de acuerdo con las siguientes
reglas:
1° Si todos los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuentan con representantes
legales de los trabajadores, la comisión se integra por éstos.
2° Si alguno de los centros de trabajo afectados cuenta con representantes legales de los
trabajadores y otros no, la comisión se integra únicamente por representantes legales de los
trabajadores de los centros que cuenten con dichos representantes. Y ello salvo que los
trabajadores de los centros que no cuenten con representantes legales opten por designar la
comisión a que se refiere el párrafo a), en cuyo caso la comisión representativa se integra
conjuntamente por representantes legales de los trabajadores y por miembros de las comisiones
previstas en dicho párrafo, en proporción al número de trabajadores que representen.
En el supuesto de que uno o varios centros de trabajo afectados por el procedimiento que no
cuenten con representantes legales de los trabajadores opten por no designar la comisión del
párrafo a), se asigna su representación a los representantes legales de los trabajadores de los
centros de trabajo afectados que cuenten con ellos, en proporción al número de trabajadores que
representen.
3° Si ninguno de los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuenta con representantes
legales de los trabajadores, la comisión representativa se integra por quienes sean elegidos por y
entre los miembros de las comisiones designadas en los centros de trabajo afectados conforma a
lo dispuesto en el párrafo a), en proporción al número de trabajadores que representen.
En todos los supuestos contemplados en este apartado, si como resultado de la aplicación de las reglas
indicadas anteriormente el número inicial de representantes fuese superior a trece, estos eligen por y entre
ellos a un máximo de trece, en proporción al número de trabajadores que representen.
Durante el periodo de consultas, las partes deberán negociar de buena fe, con vistas a la
consecución de un acuerdo. Los acuerdos en el periodo de consultas requieren de la conformidad
de la mayoría de los representantes legales de los trabajadores o, en su caso, de la mayoría de
los miembros de la comisión representativa de los trabajadores siempre que, en ambos casos,
representen a la mayoría de los trabajadores del centro o centros de trabajo afectados.
El objetivo es llegar a un acuerdo sobre las medidas. Por ello, desde el inicio de este período de
consultas los representantes de los trabajadores deben poseer toda la comunicación y
documentación preceptiva de los artículos 17 y 18 RPDC. Las partes deben negociar de buena fe.
Tras la finalización del período de consultas, el empresario notifica a la autoridad laboral y a los
trabajadores su decisión sobre la reducción de jornada. Si se hubiere llegado a un acuerdo, la
empresa enviaría copia íntegra de dicho acuerdo a la autoridad laboral. Llegando a un acuerdo se
presume que concurren las causas justificativas de la reducción de jornada y sólo podría ser
impugnado ante la jurisdicción competente por la existencia de dolo, fraude, coacción o abuso de
derecho en su conclusión.
A la AL le compete velar por la efectividad del período de consultas, pudiendo remitir advertencias
y recomendaciones a las partes que no supondrán ni la paralización ni la suspensión del
procedimiento. El empresario deberá responder por escrito (antes de finalizar el período de
consultas) sobre las advertencias hechas por la AL. Los RRTT pueden, en cualquiera fase del
período de consultas, dirigir observaciones a la AL.
Los RRTT pueden impugnar, ante la jurisdicción social, la decisión empresarial de la reducción de
jornada a través de la modalidad procesal del conflicto colectivo (153 LJS), siempre que las
medidas adoptadas por la empresa afecte a un número de trabajadores igual o superior a los
umbrales fijados en el art. 51.1 ET.
Los trabajadores afectados también podrán ejercer acciones individuales contra la decisión
empresarial, pero la interposición del conflicto colectivo por los RRTT paraliza la tramitación de las
acciones individuales iniciadas, hasta la resolución de aquél.
Las empresas que hayan reducido temporalmente la jornada (entre el 1 enero 2012 hasta 31
diciembre 2013) tienen derecho a una bonificación del 50 por 100 de las cuotas empresariales a la
Seguridad Social. La bonificación es coincidente con la situación de desempleo del trabajador, sin
que en ningún caso pueda superar los 240 días por trabajador.
Las empresas que se extingan (por despido reconocido, improcedente o colectivo) quedarán
excluidas por un período de doce meses de la aplicación de bonificaciones en las cuotas de la
Seguridad Social. El período de exclusión se contará a partir de dichas declaraciones de despido.
Cuado una empresa, en virtud del art. 47 ET o de un procedimiento concursal, haya reducido el
número de días u horas de trabajo, y posteriormente se extingan contratos, al amparo de los
artículos 51 ó 52 c) ET, o del art. 64 LC, los trabajadores afectados tendrán derecho a la
“reposición” de la duración de la prestación por desempleo de nivel contributivo por el mismo
número de días que hubieran percibido el desempleo total o parcial en virtud de aquellas
suspensiones o reducciones con “un límite máximo de 180 días”, siempre que se cumplan las dos
siguientes condiciones:
La existencia de fuerza mayor puede motivar la reducción de jornada. En caso de que se alegue
fuerza mayor, la autoridad laboral deberá constatar su existencia, independientemente del nº de
trabajadores afectados.
La empresa enviará solicitud a la autoridad laboral con los medios de prueba oportunos, y se lo
comunicará simultáneamente a los RRTT, como parte interesada en el procedimiento. Tras
recabar informe de la Inspección de Trabajo y la SS, y cualesquiera otras actuaciones que estime
pertinentes, la autoridad laboral dictará resolución, en el plazo máximo de 5 días. Esta resolución
se limitará simplemente a constatar la existencia de la fuerza mayor o no. De llevarse a cabo la
reducción, se deberá comunicar a los RRTT y autoridad laboral competente.
1. El calendario laboral.
La empresa elaborará anualmente el calendario laboral, que se expondrá en lugar visible del
centro de trabajo. Los RRTT tienen derecho a ser consultados para su elaboración.
2. Horario de trabajo.
Fija los momentos inicial y final de la jornada diaria, y las posibles interrupciones que pueda haber
a lo largo del día. Lo más frecuente es que el horario sea flexible, dentro de determinadas franjas
horarias.
La determinación inicial del horario es una facultad del empresario, obviamente respetando la
duración legal o convencional de la jornada, y sin perjuicio de lo que puedan establecer el
convenio o contrato de trabajo. Pero la modificación del horario de trabajo supone siempre una
modificación sustancial de las condiciones del mismo.
En caso de discordancia entre la jornada y el horario, prevalece la jornada. Sólo será al revés si
así se dispone en norma legal o convenida.
Trabajo nocturno es el trabajo realizado entre las diez de la noche y las seis de la mañana. El
empresario que recurra regularmente a este horario tendrá que informar a la autoridad laboral.
Por su parte, trabajador nocturno es aquél que realiza normalmente en periodo nocturno una parte
no inferior a tres horas de su jornada diaria, así como a aquél que se prevea que puede realizar en
tal periodo al menos un tercio de su jornada de trabajo anual.
La jornada del trabajador nocturno no excederá de ocho horas diarias de promedio, en periodos
de referencia de quince días. Además, estos trabajadores no pueden realizar horas
extraordinarias. Gozarán de una protección en salud y seguridad acorde a sus condiciones
laborales, equivalentes a los del resto de trabajadores de la empresa. En tal sentido, se les
garantizará una evaluación gratuita de su salud. Si se les reconociese algún problema de salud
ligado a la nocturnidad, se les destinará a un puesto diurno –arts. 39 y 41-.
El trabajo nocturno tiene una retribución específica, determinada en la negociación colectiva, salvo
que el salario se haya establecido atendiendo a que el trabajo sea nocturno por naturaleza, o se
haya acordado la compensación de este trabajo por descansos.
Es trabajo a turnos la forma de organización del trabajo en que los trabajadores ocupan
sucesivamente los mismos puestos de trabajo, según un cierto ritmo, implicando para el trabajador
la necesidad de trabajar en horas diferentes, en un periodo determinado de días o semanas.
En empresas con procesos productivos de 24 horas al día, la organización del trabajo a turnos
tendrá en cuenta la rotación de los mismos, y que nadie trabaje de noche durante más de dos
semanas seguidas, salvo que sea voluntariamente. Las empresas que funcionen todos los días,
incluidos domingos y festivos, efectuarán los turnos, bien con equipos de trabajadores por
semanas completas, bien contratando personal durante uno o más días a la semana.
El empresario que establezca un determinado ritmo de trabajo tendrá en cuenta la adaptación del
trabajo a la persona, de cara a atenuar el trabajo monótono y repetitivo. Esto se tendrá en cuenta
al establecer los descansos durante la jornada de trabajo.
1. Concepto.
Las horas extraordinarias son aquéllas que se materializan cuando se supera la jornada ordinaria
u horas ordinarias legalmente permitidas. Están contempladas expresamente en el ET.
Actualmente, la jurisprudencia considera que solo son horas extraordinarias las que superan el
máximo legal de cuarenta horas semanales de trabajo efectivo, aunque el convenio haya
establecido una jornada inferior. En este caso, el convenio podría establecer una jornada
ordinaria, y además una ampliación de la jornada, cuyas horas no se considerarían
“extraordinarias”, mientras no se superen las cuarenta horas semanales.
Tampoco son horas extraordinarias aquéllas en las que el trabajador se encuentre localizable,
pero fuera de su centro de trabajo; ni las horas de disponibilidad (ej. por medio de radioescuchas).
2. Retribución o compensación.
Mediante convenio o contrato individual se puede optar entre abonar las horas extraordinarias en
la cuantía que se fije (nunca inferior a la hora ordinaria), o compensarlas por tiempos equivalentes
de descanso retribuido. En ausencia de pacto, se entiende que estas horas se compensarán
mediante descanso en los 4 meses siguientes.
3. Voluntariedad.
El Gobierno está facultado para suprimir o reducir el máximo de horas extraordinarias por tiempo
determinado, para incrementar las posibilidades de colocación de trabajadores en paro forzoso.
La remuneración obtenida por las horas extraordinarias queda sujeta a una cotización adicional,
no computables a efectos de determinar la base reguladora de las prestaciones.
En casos de fuerza mayor, la cotización adicional será del 14% (12 a cargo de la empresa y 2 a
cargo del trabajador). En el resto de casos, 28,30% (23,60 y 4,70 respectivamente).
1. Descansos.
En jornadas diarias continuadas de más de seis horas, habrá un periodo de descanso no inferior a
15 minutos (“tiempo del bocadillo”). Si así lo establece el convenio o contrato, se considerará
tiempo de trabajo efectivo. En caso de trabajadores menores de 18 años, el descanso será de al
menos 30 minutos cada cuatro horas y media.
Generalmente, es de un día y medio ininterrumpido, que se puede acumular por periodos de hasta
catorce días.
2. Vacaciones anuales.
2.1. El grupo normativo del derecho a las vacaciones anuales: las lagunas de nuestra
legislación interna se colman con normas supranacionales e internacionales.
El ET establece que no será inferior a treinta días naturales. Si empresa y trabajador no se ponen
de acuerdo en cuanto a su fijación, será el Juzgado de lo Social el que fije la fecha, de forma
irrecurrible.
Como ya hemos visto, la compensación económica de las vacaciones está prohibida mediante
Directiva UE y Convenio OIT. Las vacaciones se disfrutarán de forma real y efectiva (salvo casos
de terminación laboral sin haberse disfrutado). En el mismo sentido, se prohíbe la sanción que
reduzca la duración de las vacaciones.
2.5. La no acumulación y la caducidad anual de las vacaciones: una primera ruptura de este
arraigado criterio en el supuesto de maternidad, el derecho al disfrute en los supuestos de
incapacidad temporal anterior al inicio del período vacacional establecido en la empresa y
coincidente con éste y de incapacidad temporal sobrevenida.
Si la incapacidad que impide el disfrute de las vacaciones durante el año natural correspondiente
responde a causas distintas de las mencionadas, las vacaciones podrán disfrutarse tras finalizar la
incapacidad, siempre que no hayan transcurrido más de 18 meses desde el final del año en que
se hayan originado.
3. Fiestas laborales.
3.1. El número de fiestas laborales, las fiestas de ámbito nacional y las competencias del
Gobierno y de las Comunidades Autónomas.
Las fiestas laborales no excederán de catorce al año, de las cuales dos serán locales. Como
fiestas nacionales, se respetarán los siguientes días: Navidad (25 dic), Año Nuevo (1 ene), Fiesta
del Trabajo (1 may) y Fiesta Nacional de España (12 oct). Respetando éstas, el Gobierno puede
trasladar a lunes las fiestas nacionales que tengan lugar entre semana, trasladándose en todo
caso al lunes inmediatamente posterior las fiestas que caigan en domingo.
Las CCAA, dentro de esos 14 festivos, pueden señalar sus fiestas tradicionales propias,
sustituyendo las de ámbito nacional que se determinen reglamentariamente, y en todo caso las
que se trasladen a lunes.
Si alguna CCAA no pueda establecer una de sus fiestas propias por no coincidir en domingo un
suficiente nº de fiestas nacionales podrá, ese año, añadir una fiesta más (recuperable) al máximo
de catorce.
4. Permisos retribuidos.
b) Dos días por nacimiento del hijo, y por el fallecimiento, accidente o enfermedad grave,
hospitalización o intervención sin hospitalización, de parientes hasta el segundo grado de
consanguinidad o afinidad. Si estos motivos requieres desplazamiento del trabajador, el plazo es
de cuatro días.
5.4. Interrupción de la prestación laboral por riesgos graves e inminentes para la seguridad
y salud del trabajador.
Si el trabajador considera que la actividad laboral entraña un riego grave e inminente para él,
podrá abandonar el lugar de trabajo. Si el empresario no toma (o permite tomar) las medidas
necesarias para garantizar la seguridad y salud de los trabajadores, los RRTT pueden acordar
parar la actividad por dicho riesgo. Tal acuerdo se notificará al empresario y la autoridad laboral,
que en 24 horas deberá anular o ratificar la paralización. Salvo negligencia grave o mala fe, ni los
trabajadores ni los RRTT pueden sufrir perjuicio alguno por la adopción de estas medidas.
El 41.1 ET establece una serie de materias que serán consideradas modificaciones sustanciales
de las condiciones de trabajo. No es una lista tasada, sino ejemplificativa: jornada de trabajo,
horario de trabajo, régimen de trabajo a turnos, remuneración y cuantía salarial, sistema de trabajo
y rendimiento, etc. Art. 41:
a) Jornada de trabajo.
b) Horario y distribución del tiempo de trabajo.
c) Régimen de trabajo a turnos.
d) Sistemas de remuneración y cuantía salarial.
e) Sistemas de trabajo y rendimiento.
f) Funciones, cuando excedan de los límites que para la movilidad funcional prevé el art. 39 ET.
Dicho esto, no toda modificación de las materias mencionadas es “sustancial”. Para que sea
“sustancial”, una modificación ha de incidir sobre aspectos básicos de la condición, que provoque
cambios notorios tanto cuantitativa como cualitativamente.
4.3. La extinción indemnizada de su contrato de trabajo: una primera opción del trabajador.
El trabajador también puede impugnar por la vía judicial (de lo social) la decisión del empresario.
Puede incluso impugnar primero, y de no ver satisfecha su pretensión –que la modificación
sustancial se declara justificada-, optar finalmente por la extinción indemnizada.
La sentencia declarará la modificación justificada o no, según las razones invocadas por la
empresa. Si la declara justificada, concederá al trabajador el derecho a la extinción indemnizada,
en un plazo de quince días. En caso contrario, reconocerá al trabajador el derecho a ser repuesto
en las anteriores condiciones laborales, así como al abono de daños y perjuicios que haya podido
sufrir.
Por la vía del art. 41 ET, además de condiciones de trabajo reconocidas en “acuerdos o pactos
colectivos o disfrutadas por éstos en virtud de una decisión unilateral del empresario de efectos
colectivos” Para la inaplicación de condiciones de trabajo reconocidas en convenio colectivo del
título III ET ha de acudirse necesariamente al procedimiento del art. 82.3.
5.2.1. Duración, contenido, comisión negociadora constituida por las secciones sindicales y
acuerdo en el período de consultas.
La consulta se llevará a cabo en una “única” comisión negociadora, si bien, de existir varios
centros de trabajo, quedará circunscrita a los centros afectados por el procedimiento. La comisión
negociadora estará integrada por un máximo de trece miembros en representación de cada una
de las partes.
Nuevo inciso del párrafo primero del artículo 41.4 ET, introducido por la Ley 1/2014.
La comisión representativa de los trabajadores debe quedar constituida con carácter previo a la
comunicación empresarial de inicio del procedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección
de la empresa debe comunicar de manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes su
intención de iniciar el procedimiento de modificación sustancial de condiciones de trabajo. El plazo
máximo para la constitución de la comisión representativa es de siete días desde la fecha de la
referida comunicación, salvo que alguno de los centros de trabajo que vaya a estar afectado por el
procedimiento no cuente con representantes legales de los trabajadores, en cuyo caso el plazo
será de quince días.
Nuevos párrafos cuarto, quinto y sexto del art. 41.4 ET, introducidos por la Ley 1/2014.
Durante el periodo de consultas las partes han de negociar de buena fe, con vistas a la
consecución de un acuerdo. Dicho acuerdo requiere la conformidad de la mayoría de los
representantes legales de los trabajadores o, en su caso, de la mayoría de los miembros de la
comisión representativa de los trabajadores siempre que, en ambos casos, representen a la
mayoría de los trabajadores del centro o centros de trabajo afectados.
En el supuesto de que la negociación se realice con la comisión cuyos miembros sean designados
por los sindicatos, el empresario puede atribuir su representación a las organizaciones
empresariales en las que estuviera integrado, pudiendo ser las mismas más representativas a
nivel autonómico, y con independencia de la organización en la que esté integrado tenga carácter
intersectorial o sectorial.
En primer lugar, al comité intercentros, siempre que tenga atribuida esa función en el convenio
colectivo en que se hubiera acordado su creación.
En otro caso, a una comisión representativa que se constituirá de acuerdo con las siguientes
reglas:
1°. Si todos los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuentan con representantes
legales de los trabajadores, la comisión se integra por éstos.
2°. Si alguno de los centros de trabajo afectados cuenta con representantes legales de los
trabajadores y otros no, la comisión se integra únicamente por representantes legales de los
trabajadores de los centros que cuenten con dichos representantes. Y ello salvo que los
trabajadores de los centros que no cuenten con representantes legales opten por designar la
comisión a que se refiere el párrafo a), en cuyo caso la comisión representativa se integra
conjuntamente por representantes legales de los trabajadores y por miembros de las comisiones
previstas en dicho párrafo, en proporción al número de trabajadores que representen.
En el supuesto de que uno o varios centros de trabajo afectados por el procedimiento que no
cuenten con representantes legales de los trabajadores opten por no designar la comisión del
párrafo a), se asigna su representación a los representantes legales de los trabajadores de los
centros de trabajo afectados que cuenten con ellos, en proporción al número de trabajadores que
representen.
3°. Si ninguno de los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuenta con representantes
legales de los trabajadores, la comisión representativa se integra por quienes sean elegidos por y
entre los miembros de las comisiones designadas en los centros de trabajo afectados conforma a
lo dispuesto en el párrafo a), en proporción al número de trabajadores que representen.
En todos los supuestos contemplados en este apartado, si como resultado de la aplicación de las reglas
indicadas anteriormente el número inicial de representantes fuese superior a trece, estos eligen por y entre
ellos a un máximo de trece, en proporción al número de trabajadores que representen.
La comisión representativa de los trabajadores debe quedar constituida con carácter previo a la
comunicación empresarial de inicio del procedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección
de la empresa debe comunicar de manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes su
intención de iniciar el procedimiento de modificación sustancial de condiciones de trabajo. El plazo
máximo para la constitución de la comisión representativa es de siete días desde la fecha de la
referida comunicación, salvo que alguno de los centros de trabajo que vaya a estar afectado por el
procedimiento no cuente con representantes legales de los trabajadores, en cuyo caso el plazo
será de quince días.
Todas las previsiones anteriores integran los nuevos apartados 3 a 6 del artículo 41.4 ET, en la
redacción dada por la Ley 1/2014.
Se trata, desde luego, de una facultad y de una opción que tienen ante sí el empresario y la
representación legal de los trabajadores.
5.3. La presunción de que, si hay acuerdo en el período de consultas, concurren las causas
justificativas de las modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo, los límites a
la impugnación judicial del acuerdo y el mantenimiento del derecho de los trabajadores a
optar por la extinción indemnizada de su contrato de trabajo.
Si el periodo de consultas finaliza con acuerdo, se presume que las modificaciones sustanciales
están justificadas; y dicho acuerdo sólo podrá impugnarse por fraude, dolo, coacción o abuso de
derecho. El acuerdo sigue permitiendo al trabajador que, si lo desea, opte por la extinción
indemnizada de su contrato.
La decisión sobre la modificación colectiva se notificará por el empresario a los trabajadores, una
vez finalizado el periodo de consultas sin acuerdo; y tendrá efectos a los siete días de su
notificación (igualmente ocurre habrá que notificar al trabajador en caso de acuerdo).
Contra las decisiones empresariales cabe la reclamación por vía del conflicto colectivo, sin
perjuicio de la impugnación individual del trabajador. La interposición del conflicto colectivo
paraliza las acciones individuales hasta su resolución. La sentencia colectiva tiene efectos de cosa
juzgada sobre el proceso individual.
Nos referiremos aquí a la movilidad geográfica que exija cambio de residencia. El traslado de
centro de trabajo que no exige cambio de residencia no es considerado una modificación
sustancial de las condiciones de trabajo, entra dentro del poder de dirección ordinario del
empresario. Tampoco hablaremos aquí de trabajadores contratados específicamente por
empresas con centros de trabajo móviles o itinerantes.
Principalmente, habrá que considerar la distancia existente entre el domicilio de trabajo y el nuevo
centro de trabajo. También se tendrá en cuenta la distancia entre el antiguo centro y el nuevo; los
medios de transporte entre vivienda y centro de trabajo; o eventuales facilidades que pueda poner
la empresa a disposición del trabajador.
Si uno de los cónyuges cambia de residencia, y el otro trabaja en la misma empresa, tiene
derecho al traslado a la misma localidad, si hay puestos de trabajo.
La movilidad geográfica de iniciativa empresarial es causal, requiere estar justificada por razones
técnicas, económicas, organizativas o de producción. La posibilidad de fundar el traslado en
contrataciones referidas a la actividad empresarial es específica de la movilidad geográfica, y no
ampara modificaciones sustanciales de las condiciones de trabajo.
La decisión de traslado debe ser notificada por el empresario al trabajador, así como a sus
representantes legales, con una antelación mínima de treinta días a la fecha de su efectividad.
Notificada la decisión de traslado, el trabajador tiene derecho a optar entre el traslado, percibiendo
una compensación por gastos, o a la extinción de su contrato, percibiendo una indemnización de
veinte días de salario por año de servicio, prorrateándose por meses los periodos de tiempo
inferiores a un año y con un máximo de nueve mensualidades.
La compensación mencionada comprende los gastos propios y los de los familiares a su cargo, en
los términos que se convengan entre las partes, que nunca será inferior a los límites mínimos
establecidos en los convenios colectivos.
El trabajador también puede optar por impugnar por la vía judicial la decisión de su traslado. Y si
el traslado se estimase justificado, luego podría elegir la extinción indemnizada de su contrato de
trabajo.
La sentencia declarará el traslado justificado o no, según las razones invocadas por la empresa.
Es la que afecta a la totalidad del centro de trabajo, siempre que éste ocupe a más de cinco
trabajadores, o cuando, sin afectar a la totalidad del centro de trabajo, en un periodo de noventa
días comprenda a un número de trabajadores de, al menos:
a) Diez trabajadores, en las empresas que ocupen menos de trescientos trabajadores.
b) El 10 por ciento del número de trabajadores de la empresa en aquellas que ocupen entre cien y
trescientos trabajadores.
c) Treinta trabajadores en las empresas que ocupen más de trescientos trabajadores.
En caso de traslado total o parcial de las instalaciones, los RRTT tienen derecho a emitir informe,
previamente a la ejecución del traslado por el empresario.
5.2.1. Duración, contenido, comisión negociadora constituida por las secciones sindicales y
acuerdo en el período de consultas.
La movilidad geográfica de carácter colectivo debe ir precedida de un periodo de consultas con los
representantes legales de los trabajadores. La duración del periodo de consultas es “no superior a
quince días” -40.2 párrafo primero ET-.
La consulta se llevará a cabo en una “única” comisión negociadora, si bien, de existir varios
centros de trabajo, quedará circunscrita a los centros afectados por el procedimiento. La comisión
negociadora estará integrada por un máximo de trece miembros en representación de cada una
de las partes.
Nuevo inciso del párrafo segundo del artículo 40.2 ET, introducido por la Ley 1/2014.
La comisión representativa de los trabajadores debe quedar constituida con carácter previo a la
comunicación empresarial de inicio del procedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección
de la empresa debe comunicar de manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes su
intención de iniciar el procedimiento de modificación sustancial de condiciones de trabajo. El plazo
máximo para la constitución de la comisión representativa es de siete días desde la fecha de la
referida comunicación, salvo que alguno de los centros de trabajo que vaya a estar afectado por el
procedimiento no cuente con representantes legales de los trabajadores, en cuyo caso el plazo
será de quince días.
Nuevos párrafos 3 a 6 del artículo 40.2 ET, introducidos por la Ley 1/2014
La apertura del periodo de consultas y las posiciones de las partes tras su conclusión deben ser
notificadas a la autoridad laboral para su conocimiento.
Durante el periodo de consultas las partes han de negociar de buena fe, con vistas a la
consecución de un acuerdo. Dicho acuerdo requiere de la conformidad de la mayoría de los
representantes legales de los trabajadores o, en su caso, de la mayoría de miembros de la
comisión representativa de los trabajadores siempre que, en ambos casos, representen a la
mayoría de los trabajadores del centro o centros de trabajo afectados.
En el supuesto de que la negociación se realice con la comisión cuyos miembros sean designados
por los sindicatos, el empresario puede atribuir su representación a las organizaciones
empresariales en las que estuviera integrado, pudiendo ser las mismas más representativas a
nivel autonómico, y con independencia de la organización en la que esté integrado tenga carácter
intersectorial o sectorial.
En primer lugar, al comité intercentros, siempre que tenga atribuida esa función en el convenio
colectivo en que se hubiera acordado su creación.
En otro caso, a una comisión representativa que se constituirá de acuerdo con las siguientes
reglas:
1°. Si todos los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuentan con representantes
legales de los trabajadores, la comisión se integra por éstos.
2°. Si alguno de los centros de trabajo afectados cuenta con representantes legales de los
trabajadores y otros no, la comisión se integra únicamente por representantes legales de los
trabajadores de los centros que cuenten con dichos representantes. Y ello salvo que los
trabajadores de los centros que no cuenten con representantes legales opten por designar la
comisión a que se refiere el párrafo a), en cuyo caso la comisión representativa se integra
En el supuesto de que uno o varios centros de trabajo afectados por el procedimiento que no
cuenten con representantes legales de los trabajadores opten por no designar la comisión del
párrafo a), se asigna su representación a los representantes legales de los trabajadores de los
centros de trabajo afectados que cuenten con ellos, en proporción al número de trabajadores que
representen.
3°. Si ninguno de los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuenta con representantes
legales de los trabajadores, la comisión representativa se integra por quienes sean elegidos por y
entre los miembros de las comisiones designadas en los centros de trabajo afectados conforma a
lo dispuesto en el párrafo a), en proporción al número de trabajadores que representen.
En todos los supuestos contemplados en este apartado, si como resultado de la aplicación de las reglas
indicadas anteriormente el número inicial de representantes fuese superior a trece, estos eligen por y entre
ellos a un máximo de trece, en proporción al número de trabajadores que representen.
La comisión representativa de los trabajadores debe quedar constituida con carácter previo a la
comunicación empresarial de inicio del procedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección
de la empresa debe comunicar de manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes su
intención de iniciar el procedimiento de modificación sustancial de condiciones de trabajo. El plazo
máximo para la constitución de la comisión representativa es de siete días desde la fecha de la
referida comunicación, salvo que alguno de los centros de trabajo que vaya a estar afectado por el
procedimiento no cuente con representantes legales de los trabajadores, en cuyo caso el plazo
será de quince días.
Todas las previsiones anteriores integran los nuevos apartados 3 a 6 del artículo 41.4 ET, en la
redacción dada por la Ley 1/2014. Al artículo 41.4 ET remite expresamente el párrafo tercero del
artículo 40.2 ET.
En términos casi idénticos, para la modificación sustancial de condiciones de trabajo, así lo prevé
el párrafo sexto del art. 41.4 ET, si bien este último párrafo evita utilizar dos veces la palabra
“aplicación”, duplicidad en la que incurre el último párrafo del art. 40.2 ET.
Se trata, desde luego, de una facultad y de una opción que tienen ante sí el empresario y la
representación legal de los trabajadores.
Tras finalizar el periodo de consultas, el empresario notificará a los trabajadores su decisión sobre
el traslado, que se rige a todos los efectos por lo ya expuesto en el apartado de la movilidad
geográfica individual.
Contra las decisiones empresariales cabe la reclamación por vía del conflicto colectivo, sin
perjuicio de la impugnación individual del trabajador. La interposición del conflicto colectivo
paraliza las acciones individuales hasta su resolución. La sentencia colectiva tiene efectos de cosa
juzgada sobre el proceso individual.
El acuerdo con los RRTT en el periodo de consultas se entiende sin perjuicio del derecho de los
trabajadores afectados al ejercicio de la extinción indemnizada del contrato (indemnización de 20
días/año, con un máximo de doce mensualidades).
6. Desplazamientos temporales.
La duración máxima será de doce meses en un periodo de tres años. En caso de superarse este
límite, el tratamiento sería de traslado no temporal.
En algunos casos se acepta que el desplazamiento temporal pueda ser a otro país.
Contra la orden de desplazamiento, el trabajador puede recurrir en los mismos términos previsto
para la movilidad geográfica no temporal.
Los trabajadores que tengan la condición de víctimas de violencia de género o terrorismo, que se
vean obligados a abandonar el puesto de trabajo en la localidad donde prestaban servicio, por
razones de protección o asistencia social integral, tienen derecho “preferente” a ocupar otro
puesto de trabajo, del mismo grupo profesional, que la empresa tenga vacante en cualquier otro
La duración inicial del traslado es de seis meses, durante los cuales la empresa deberá reservar el
puesto que antes desempeñaban. Cumplidos los seis meses, el trabajador decidirá regresar a su
antiguo puesto o permanecer en el nuevo (finalizando la obligación de reservar el puesto).
Por otra parte, para hacer efectivo su derecho de protección a la salud, los trabajadores con
discapacidad que acrediten que necesitan vivir fuera de su localidad por razón de tratamiento
médico, tendrán derecho preferente a ocupar otro puesto que la empresa tenga vacante en una
localidad donde el tratamiento sea más accesible.
En principio, la solicitud de medidas colectivas ante el juez mercantil sólo puede formularse tras el
informe de la administración concursal. Pero puede anticiparse y formularse en cualquier
momento procesal desde la declaración del concurso, cuando se estime que por la demora de las
medidas colectivas a tomar, se compromete gravemente la viabilidad futura de la empresa y del
empleo o causar grave perjuicio a los trabajadores.
La solicitud expondrá y justificará las causas que motiven las medidas colectivas pretendidas, y
los objetivos que se pretenden alcanzar. Se acompañará de los documentos necesarios para su
acreditación.
El periodo de consultas tiene una duración máxima de 30 días naturales (15 para empresas con
menos de 50 trabajadores). Y al finalizar este periodo, las partes informarán del resultado al juez
mercantil. Recibida dicha comunicación, el secretario judicial recaba un informe de la autoridad
laboral sobre las medidas propuestas o el acuerdo alcanzado, que debe ser emitido en el plazo de
15 días.
Es también el auto del juez mercantil el que acuerda la modificación o la movilidad de los
trabajadores incluidos en la solicitud surtiendo efectos desde la fecha en que el auto se dicte,
salvo que en la resolución se disponga otra fecha posterior.
El auto del juez mercantil que aprueba (o no) las medidas colectivas propuestas, es recurrible por
la administración concursal, el concursado, los trabajadores a través de los RRTT y el FOGASA,
ante la Sala de lo Social del TSJ, sin que el recurso de suplicación tenga efectos suspensivos
sobre la tramitación del concurso.
Las acciones que los trabajadores o el Fogasa puedan ejercer contra el auto, “en cuestiones que
se refieran estrictamente a la relación jurídica individual”, se sustancian por el procedimiento del
incidente concursal en materia laboral, siendo recurrible en suplicación la sentencia que recaiga.
Se aplicará la misma suspensión del derecho de rescisión del contrato de trabajo con
indemnización legalmente establecido, cuando se acuerde un traslado colectivo que suponga
movilidad geográfica, siempre que el nuevo centro esté en la misma provincia del centro de
trabajo, y a menos de 60 Km. de éste, salvo que se acredite que el tiempo mínimo de
desplazamiento, de ida y vuelta, supera el 25% de la jornada ordinaria de trabajo.
1. Configuración general.
El contrato de trabajo puede suspenderse por diversas causas, con el efecto de que “la
suspensión exonera de las obligaciones recíprocas de trabajar y remunerar el trabajo” –art. 45.2-
La suspensión del contrato de trabajo exonera de las obligaciones recíprocas de trabajar y
remunerar el trabajo. La suspensión evita la extinción contractual, es una vía para mantener el
contrato y la estabilidad en el empleo. La suspensión es, por tanto, temporal, y una vez concluida
se reanudan las obligaciones recíprocas transitoriamente suspendidas. La suspensión solo
exonera de las obligaciones básicas, pero como el contrato sigue vivo, el resto de obligaciones se
mantienen (ej. obligación de buena fe).
En principio, la suspensión supone la baja en la SS, aunque hay supuestos en que permanece la
obligación de cotizar: casos de incapacidad temporal, maternidad, paternidad, riesgo durante el
embarazo, riesgo durante la lactancia natural (LGSS).
Las causas de suspensión del contrato son tasadas en principio, aunque la autonomía individual y
colectiva pueden pactar otras no previstas en la ley.
El mutuo acuerdo permite la suspensión del contrato, siempre que no haya vicios del
consentimiento ni causa ilícita.
Por las causas consignadas en el contrato, normalmente escrito, también puede suspenderse el
contrato. La consignación tiene que ser válida: no vulnerará derechos indisponibles del trabajador,
ni dejará la suspensión al arbitrio empresarial.
3. Incapacidad temporal.
Es la tercera causa de suspensión del contrato. Al cesar la incapacidad del trabajador, éste
volverá al puesto reservado; salvo que haya sido declarado en situación de incapacidad
permanente (total, no parcial), o de gran invalidez, en cuyo caso el contrato se extingue (aunque la
reserva puede subsistir dos años más si se considera que la situación de invalidez permanente
puede mejorar y ser revisada).
b) Periodos de observación por enfermedad profesional, que conlleven la baja del trabajador
(máximo de seis meses, prorrogable por seis más si se estima necesario).
El trabajador trasladará al empresario los partes de baja médica y de confirmación de dicha baja.
La gran invalidez y la incapacidad permanente, total para la profesión habitual o absoluta para
todo trabajo, son causa de extinción del contrato de trabajo.
4.1. Maternidad.
4.3. Paternidad.
La contratación de duración determinada por interinidad para sustituir a los trabajadores con el
contrato de trabajo suspendido por paternidad da derecho a una bonificación del 100% de las
cuotas empresariales a la SS, incluidas las de accidentes de trabajo y enfermedad profesional.
El riesgo durante el embarazo o lactancia natural de un menor de nueve meses también son
causa de suspensión del contrato de trabajo. En caso de que se intuyan dichos riesgos, el
empresario adoptará las medidas necesarias para evitarlos, mediante una adaptación de las
condiciones o tiempo de trabajo, incluyendo si es necesario, la no realización de trabajo nocturno
o a turnos.
En último extremo, de no ser posible todo lo anterior, se procedería a la suspensión del contrato,
durante la cual la trabajadora percibirá las correspondientes prestaciones de la SS.
Esta suspensión finalizará el día que se inicie la suspensión por maternidad biológica, o bien el día
que el lactante cumpla los nueve meses; o cuando desaparezca la imposibilidad de
reincorporación de la trabajadora a su puesto o uno compatible.
Es otra causa de suspensión del contrato. La privación de libertad debe ser comunicada por el
trabajador a la empresa. También se comunicará la concesión de libertad provisional.
Suele establecerse en los convenios, como sanción por falta muy grave, la suspensión de empleo
y sueldo por tiempo determinado. Esta sanción es impugnable por el trabajador ante la jurisdicción
social. Durante el tiempo de esta suspensión no hay que mantener de alta ni cotizar por el
trabajador.
Esta causa de suspensión no es aplicable a las AAPP ni entidades de derecho público vinculadas
a éstas, salvo las que se financien mayoritariamente de operaciones realizadas en el mercado.
Desde la reforma de 2012, este tipo de suspensión no requiere autorización administrativa, y
coloca al trabajador en situación de desempleo, permitiéndole cobrar la correspondiente
prestación.
Se inicia mediante comunicación escrita del empresario a los RRTT, y una copia de ésta se
enviará también a la autoridad laboral, que a su vez la remitirá a la entidad gestora de las
prestaciones por desempleo y a la Inspección de Trabajo de la SS. Se abre así el periodo de
consultas, que no superará los 15 días. La comunicación contendrá los siguientes extremos:
Si se alegan causas técnicas, organizativas o productivas, se aportará una memoria que justifique
tales causas, con los informes técnicos oportunos.
Nuevo párrafo quinto del art. 47.1 ET, introducido por la Ley 1/2014
La comisión representativa de los trabajadores debe quedar constituida con carácter previo a la
comunicación empresarial de inicio del procedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección
de la empresa debe comunicar de manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes su
intención de iniciar el procedimiento de modificación sustancial de condiciones de trabajo. El plazo
máximo para la constitución de la comisión representativa es de siete días desde la fecha de la
referida comunicación, salvo que alguno de los centros de trabajo que vaya a estar afectado por el
procedimiento no cuente con representantes legales de los trabajadores, en cuyo caso el plazo
será de quince días.
Nuevos párrafos 5 a 8 del artículo 47.1 ET, introducidos por la Ley 1/2014
En el supuesto de que la negociación se realice con la comisión cuyos miembros sean designados
por los sindicatos, el empresario puede atribuir su representación a las organizaciones
empresariales en las que estuviera integrado, pudiendo ser las mismas más representativas a
nivel autonómico, y con independencia de la organización en la que esté integrado tenga carácter
intersectorial o sectorial.
En primer lugar, al comité intercentros, siempre que tenga atribuida esa función en el convenio
colectivo en que se hubiera acordado su creación.
En otro caso, a una comisión representativa que se constituirá de acuerdo con las siguientes
reglas:
1°. Si todos los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuentan con representantes
legales de los trabajadores, la comisión se integra por éstos.
2°. Si alguno de los centros de trabajo afectados cuenta con representantes legales de los
trabajadores y otros no, la comisión se integra únicamente por representantes legales de los
trabajadores de los centros que cuenten con dichos representantes. Y ello salvo que los
trabajadores de los centros que no cuenten con representantes legales opten por designar la
comisión a que se refiere el párrafo a), en cuyo caso la comisión representativa se integra
En el supuesto de que uno o varios centros de trabajo afectados por el procedimiento que no
cuenten con representantes legales de los trabajadores opten por no designar la comisión del
párrafo a), se asigna su representación a los representantes legales de los trabajadores de los
centros de trabajo afectados que cuenten con ellos, en proporción al número de trabajadores que
representen.
3°. Si ninguno de los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuenta con representantes
legales de los trabajadores, la comisión representativa se integra por quienes sean elegidos por y
entre los miembros de las comisiones designadas en los centros de trabajo afectados conforma a
lo dispuesto en el párrafo a), en proporción al número de trabajadores que representen.
En todos los supuestos contemplados en este apartado, si como resultado de la aplicación de las reglas
indicadas anteriormente el número inicial de representantes fuese superior a trece, estos eligen por y entre
ellos a un máximo de trece, en proporción al número de trabajadores que representen.
La comisión representativa de los trabajadores debe quedar constituida con carácter previo a la
comunicación empresarial de inicio del procedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección
de la empresa debe comunicar de manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes su
intención de iniciar el procedimiento de modificación sustancial de condiciones de trabajo. El plazo
máximo para la constitución de la comisión representativa es de siete días desde la fecha de la
referida comunicación, salvo que alguno de los centros de trabajo que vaya a estar afectado por el
procedimiento no cuente con representantes legales de los trabajadores, en cuyo caso el plazo es
de quince días.
Todas las previsiones anteriores integran los nuevos apartados 3 a 6 del artículo 41.4 ET, en la
redacción dada por la Ley 1/2014. Al artículo 41.4 ET remite expresamente el artículo 47.1 ET.
Durante el periodo de consultas las partes deberán negociar de buena fe, con vista a la
consecución de un acuerdo. Los acuerdos en el periodo de consultas requieren la conformidad de
la mayoría de los representantes legales de los trabajadores o, en su caso, de la mayoría de los
miembros de la comisión representativa de los trabajadores siempre que, en ambos casos,
representen a la mayoría de los trabajadores del centro o centros de trabajo afectados. Art. 47.1 ET
y 28.1 RPDC.
En cualquier momento del periodo de consultas, las partes podrán optar por recurrir a
procedimientos de mediación o arbitraje que sean de aplicación en el ámbito de la empresa, en
particular los regulados en los acuerdos sobre solución extrajudicial de conflictos laborales de
nivel estatal o de nivel autonómico –art. 47.1 y 28.4 RPDC-.
Y su objeto es llegar a un acuerdo sobre las medidas. A tal fin, los representantes de los
trabajadores deben disponer desde el inicio del periodo de consultas de la comunicación y
documentación preceptiva establecida en los artículos 17 y 18 RPDC, y las partes deben negociar
de buena fe.
Tras esta comunicación a los RRTT y autoridad laboral, el empresario notificará individualmente a
los trabajadores afectados por las medidas que se tomarán, que surtirán efectos desde la
comunicación a la autoridad laboral (salvo que esta comunicación disponga otra fecha posterior).
A la autoridad laboral le compete velar por la efectividad del periodo de consultas, pudiendo hacer
recomendaciones a las partes, recomendaciones que el empresario deberá responder
obligatoriamente por escrito. Por su parte, los RRTT pueden dirigirse a la autoridad laboral en
cualquier momento del periodo de consultas.
Los RRTT pueden impugnar ante la jurisdicción social la suspensión del contrato, a través de la
modalidad de conflicto colectivo contemplado en la LJS, siempre que el nº de afectados llegue a
los umbrales previstos en el ET. La interposición del conflicto colectivo paraliza las acciones
individuales que se hayan interpuesto.
Las empresas que hayan suspendido contratos de trabajo en 2012 y 2013 tendrán derecho a una
bonificación del 50% de las cuotas empresariales a la SS. Esta bonificación durará mientras el
trabajador esté desempleado. Para poder obtenerla, el empresario se comprometerá a mantener
en el empleo al trabajador afectado, durante al menos un año desde la formalización de la
suspensión. Si lo incumple, deberá devolver dichas bonificaciones.
Quedan excluidas de estas bonificaciones las empresas que en los 12 meses anteriores extingan
contratos a los que se han aplicado esta bonificación, por despido improcedente o colectivo.
Cuado una empresa, en virtud del art. 47 ET o de un procedimiento concursal, haya reducido el
número de días u horas de trabajo, y posteriormente se extingan contratos, al amparo de los
artículos 51 ó 52 c) ET, o del art. 64 LC, los trabajadores afectados tendrán derecho a la
“reposición” de la duración de la prestación por desempleo de nivel contributivo por el mismo
número de días que hubieran percibido el desempleo total o parcial en virtud de aquellas
suspensiones o reducciones con “un límite máximo de 180 días”, siempre que se cumplan las dos
siguientes condiciones:
La empresa enviará solicitud a la autoridad laboral con los medios de prueba oportunos, y se lo
comunicará simultáneamente a los RRTT, como parte interesada en el procedimiento. Tras
recabar informe de la Inspección de Trabajo y la SS, y cualesquiera otras actuaciones que estime
pertinentes, la autoridad laboral dictará resolución, en el plazo máximo de 5 días. Esta resolución
se limitará simplemente a constatar la existencia de la fuerza mayor o no. De llevarse a cabo la
reducción, se deberá comunicar a los RRTT y autoridad laboral competente.
La mayor diferencia entre la suspensión de contratos “no concursal” y la concursal es que, en esta
última, quien autoriza la suspensión es el juez mercantil y no la autoridad laboral; y la decisión
final no recae en el empresario. Así, la solicitud de suspensión se dirigirá al juez, que será quien
tramite y decida sobre la misma.
En consecuencia, una vez declarado el concurso, toda suspensión por causas económicas,
técnicas, organizativas o de producción, “cualquiera que sea el número de trabajadores de la
empresa y del número de afectados por la suspensión” –art. 47.1 párrafo cuarto-, ha de solicitarse
del juez mercantil y no de la autoridad laboral. Es opción doctrinal es la que hay que tener en
cuenta.
En todo caso, el concepto de suspensión colectiva incluye “la reducción temporal de la jornada
ordinaria de trabajo” –art. 8.2°, párrafo segundo, LC-.
Existen otras diferencias relevantes, como por ejemplo, que en la suspensión concursal el informe
es de la autoridad laboral y no de la inspección de trabajo.
El juez mercantil tendrá competencia para conocer de la suspensión una vez declarado el
concurso.
La solicitud expondrá y justificará las causas que motiven la suspensión pretendida, y los objetivos
que se pretenden alcanzar. Se acompañará de los documentos necesarios para su acreditación.
En principio, son partes del periodo de consultas la administración concursal y los RRTT, pero no
la empresa deudora, que sólo podrá intervenir por autorización del juez.
El periodo de consultas tiene una duración máxima de 30 días naturales (15 para empresas con
menos de 50 trabajadores). En el acuerdo se ha de recoger la identidad de los trabajadores
afectados. Y al finalizar este periodo, las partes informarán del resultado al juez mercantil.
Recibida dicha comunicación, el secretario judicial recaba un informe de la autoridad laboral sobre
las medidas propuestas o el acuerdo alcanzado, que debe ser emitido en el plazo de quince días.
El auto del juez mercantil que aprueba (o no) la suspensión propuesta, es recurrible por la
administración concursal, el concursado, los trabajadores a través de los RRTT y el FOGASA,
ante la Sala de lo Social del TSJ, sin que el recurso de suplicación tenga efectos suspensivos
sobre la tramitación del concurso ni de los incidentes concursales.
Las acciones que los trabajadores o el Fogasa puedan ejercer contra el auto, “en cuestiones que
se refieran estrictamente a la relación jurídica individual”, se sustancian por el procedimiento del
incidente concursal en materia laboral, siendo recurrible en suplicación la sentencia que recaiga.
Es otra causa de suspensión del contrato. Al cesar su ejercicio, el trabajador tiene derecho a la
reincorporación a su puesto. Durante la huelga el trabajador está en situación de “alta especial” en
la SS, suspendiéndose la obligación de cotización para empresario y trabajador.
El cierre patronal legal es otra causa de suspensión del contrato, y respecto del trabajador,
produce los mismos efectos que el ejercicio del derecho de huelga (alta especial, no obligación de
cotizar). La singularidad está en que aquí tampoco percibirán salario sobre quienes no son
huelguistas. Si el cierre es ilegal, se deberán los salarios a los trabajadores.
Cabe la suspensión en caso de que la trabajadora víctima de violencia de género tenga que
ausentarse de su puesto de trabajo. La duración máxima será de seis meses, salvo que por
protección se requiera más tiempo, en cuyo caso se renovará por periodos de tres meses, hasta
un máximo de dieciocho.
Es otra causa de suspensión. Desde el cese en el cargo público, el trabajador tiene un plazo
máximo de treinta días naturales para reincorporarse a su puesto de trabajo.
Esta causa está relacionada estrechamente con la “excedencia forzosa” por la designación para
un cargo que imposibilite la asistencia al trabajo. A su vez esta excedencia está relacionada con el
“permiso retribuido por cumplimiento de un deber inexcusable de carácter público”, si el
cumplimiento de este deber supone la imposibilidad de la prestación del trabajo en más del 20%
de las horas, en un periodo de tres meses. Quienes ostenten cargos electivos a nivel provincial,
autonómico o estatal en los sindicatos más representativos también tienen derecho a disfrutar de
permisos “no retribuidos”.
1. Excedencia forzosa.
Una nueva previsión legal de excedencia, coincidente con la anterior, o en todo caso de muy difícil
delimitación con ella, es la de los trabajadores que ejerzan funciones sindicales de ámbito
provincial o superior mientras dure el ejercicio de su cargo representativo. Legalmente no se
califica de excedencia “forzosa”, sino simplemente de “excedencia”, pero es un supuesto de
Son dos los supuestos legalmente previstos de derecho a la excedencia por cuidado de familiares.
El primero es el derecho de los trabajadores a un periodo de excedencia, de duración no superior
a tres años, para atender al cuidado de cada hijo (incluso en los supuestos de acogimiento, tanto
permanentes como preadoptivo, aunque estos sean provisionales). El periodo se cuenta desde el
nacimiento, o la resolución judicial o administrativa.
Durante el primer año, se garantiza la reserva del mismo puesto de trabajo. Posteriormente, se
garantiza un puesto de la misma categoría profesional. Esto nos hace pensar que la excedencia
del primer año tiene naturaleza de “forzosa”.
Este tipo de excedencia es un derecho individual de los trabajadores, que puede disfrutarse de
manera fraccionada. Pero si dos o más trabajadores de la misma empresa la solicitan por un
mismo causante, el empresario podría limitar su ejercicio por razones de funcionamiento. Si
aparece un nuevo causante que origine otro periodo de excedencia, se dará fin al anterior periodo.
Además, durante estos periodos, el trabajador tiene derecho a recibir formación profesional, previa
convocatoria del empresario.
Los contratos de interinidad celebrados por este tipo de excedencia tienen derecho a reducciones
en las cotizaciones empresariales a la SS por contingencia comunes, si dicho contrato se celebra
con beneficiarios de prestaciones que lleven más de un año como perceptores.
4. Excedencia voluntaria.
El reingreso en la empresa del excedente voluntario no es, así, automático e incondicionado, sino
que, por el contrario, se condiciona a la existencia de vacantes en los términos mencionados. Esta
es la señalada diferencia de la excedencia voluntaria con la excedencia forzosa y, asimismo, con
la excedencia por cuidado de familiares.
Legalmente hay sucesión de empresa cuando la transmisión afecta a una “unidad económica que
mantenga su identidad”, entendida como un “conjunto de medios organizados para llevar a cabo
una actividad económica, esencial o accesoria”. Lo importante es que lo transmitido sea
susceptible de explotación económica independiente y capaz de ofrecer bienes o servicios al
mercado.
Por tanto, si se transmiten bienes aislados que no permiten ofrecer bienes al mercado, no habrá
sucesión de empresa.
La transmisión de empresa puede tener lugar por actos “inter vivos” y por “mortis causa”.
Subjetivamente, la sucesión de empresa se produce por cualquier negocio jurídico o situación que
suponga un cambio en la posición jurídica de empresario, con independencia de la voluntad
empresarial. Sin embargo, ha de insistirse en que lo relevante es que lo transmitido sea un
conjunto de medios organizado de uno a otro titular que permita a este último proseguir la
actividad empresarial.
La transmisión por “mortis causa” puede tener lugar si, tras la muerte del empresario persona
física, los herederos prosiguen la actividad empresarial, si bien, los herederos no están en modo
alguno obligados a proseguir la actividad empresarial.
Si, por el contrario, “la actividad de que se trata no descansa fundamentalmente en la mano de
obra, sino que exige material e instalaciones importantes, aunque se produzca la continuidad de la
actividad por un nuevo empresario y éste asuma un número importante de trabajadores del
anterior, no se considera que hay sucesión de empresa si no se transmiten los elementos
materiales necesarios para el ejercicio de la actividad”. STS 28 de abril 2009.
Dos son las previsiones de la Ley Concursal que hay que mencionar.
La segunda es, en fase de liquidación, cuando, como consecuencia de la enajenación, una unidad
económica mantenga su identidad, entendida como un conjunto de medios organizados a fin de
llevar a cabo una actividad económica esencial o accesoria, se considerará a efectos laborales
que existe sucesión de empresa. El juez puede acordar que el adquirente no se subrogue en los
pagos pendientes a la enajenación que sea asumida por el FOGASA.
Las empresas cedente y cesionaria informarán, con la suficiente antelación, a los RRTT de los
trabajadores afectados de los siguientes datos: a) fecha de la transmisión; b) motivos; c)
consecuencias jurídicas, económicas y sociales, para los trabajadores de la transmisión; y, d)
medidas previstas para los trabajadores.
El cedente está obligado a facilitar la información mencionada en los apartados anteriores con la
suficiente antelación, antes de la realización de la transmisión. El cesionario está obligado a
comunicar estas informaciones con la suficiente antelación y, en todo caso, antes de que sus
trabajadores se vean afectados en sus condiciones de empleo y de trabajo por la transmisión.
El cedente o el cesionario que previere adoptar, con motivo de la transmisión, medidas laborales
en relación a sus trabajadores viene obligado a iniciar un periodo de consultas con los
representantes legales de los trabajadores sobre las medidas previstas y sus consecuencias para
los trabajadores. Dicho periodo de consultas ha de celebrarse con la suficiente antelación, antes
de que las medidas se lleven a efecto. Durante el periodo de consultas, las partes deberán
negociar de buena fe, con vistas a la consecución de un acuerdo.
Por lo demás, el comité de empresa tiene derecho a emitir informe, con carácter previo a la
ejecución por parte del empresario de las decisiones adoptadas por éste, en los procesos de
fusión, absorción o modificación del estatus jurídico de la empresa que impliquen cualquier
incidencia que pueda afectar al volumen de empleo.
Como ya se ha dicho, el nuevo empresario se subroga en los derechos y obligaciones del anterior.
También hemos visto que no se necesita el consentimiento de los trabajadores (que podrán
resolver su contrato, pero sin indemnización); y que para que haya sucesión el contrato ha de
estar en vigor.
3.1.2. La subrogación del nuevo empresario en los derechos laborales y de Seguridad Social del
anterior.
Las relaciones de los trabajadores afectados por la sucesión se regirán por el convenio vigente en
el momento de la transmisión; y así seguirá hasta que expire dicho convenio, o entre en vigor otro
nuevo. Pero esta previsión es dispositiva: el nuevo empresario y los RRTT pueden establecer un
nuevo acuerdo tras la transmisión.
También ha precisado la jurisprudencia que las condiciones en que debe mantenerse a los
trabajadores “antiguos” no se extienden a los contratados tras las sucesión (a éstos se les puede
aplicar un nuevo convenio).
3.2. Responsabilidades.
En las transmisiones por actos inter vivos, las empresas cedente y cesionaria responden
solidariamente durante tres años de las obligaciones laborales nacidas antes de la transmisión y
no satisfechas; y también de las obligaciones nacidas con posterioridad, si la cesión fuese
declarada delito.
El contrato de trabajo se puede extinguir por las causas enunciadas o listadas por el ET –art. 49.1.
- Mutuo acuerdo de las partes (empresario y trabajador.
- Causas consignadas válidamente en el contrato, salvo que constituyan abuso de derecho
manifiesto por parte del empresario.
- Por expiración del tiempo convenido o la realización de la obra o servicio objeto del contrato.
- Por dimisión del trabajador.
- Por muerte, gran invalidez o invalidez permanente total o absoluta del trabajador.
- Por jubilación del trabajador.
- Por muerte, jubilación o incapacidad del empresario, o por extinción de la personalidad jurídica
del contratante.
- Por fuerza mayor que imposibilite definitivamente la prestación de trabajo.
- Por despido colectivo.
- Por voluntad del trabajador fundamentada en un incumplimiento contractual del empresario.
- Por despido (disciplinario) del trabajador.
- Por despido objetivo.
- Por decisión de la trabajadora que se vea obligada a abandonar definitivamente su puesto de
trabajo como consecuencia de ser víctima de violencia de género.
En primer lugar, las causas de extinción que requieren una decisión unilateral del empresario:
despido disciplinario; despido objetivo; fuerza mayor; extinción de la personalidad jurídica del
contratante.
En segundo lugar, las causas que implican una decisión del trabajador: dimisión; voluntad por
incumplimiento del empresario; decisión de la trabajadora víctima de violencia de género.
En tercer lugar, las que requieren decisión de las dos partes: mutuo acuerdo; causas consignadas
en el contrato; expiración del tiempo convenido o realización de la obra o servicio.
Finalmente, las causas ajenas a la voluntad de las partes, que operan de forma automática:
muerte o gran invalidez o invalidez permanente total del trabajador; muerte o incapacidad del
empresario; con matices, jubilación del trabajador y del empresario.
El despido disciplinario es una decisión del empresario por previo incumplimiento “grave y
culpable” del trabajador de las obligaciones derivadas del contrato de trabajo, y las normas legales
y convencionales aplicables. Hay que remarcar las exigencias de la gravedad y culpabilidad
(imputable al trabajador). En cada despido habrá que hacer un análisis individualizado: la
jurisprudencia exige un análisis “gradualista” para que haya adecuación entre el hecho, la persona
y la sanción.
Es el primer incumplimiento contractual reflejado por el ET. Las faltas tendrán que ser repetidas,
pues sólo así configuran un incumplimiento contractual grave, e injustificadas. El nº de faltas
suele, o al menos puede, venir reflejado en el convenio aplicable.
El trabajador debe cumplir las órdenes e instrucciones del empresario en el ejercicio regular de
sus funciones de dirección.
Ofensas verbales o físicas al empresario, otros trabajadores, o familiares que convivan con ellos.
En éstas se incluyen las ofensas de contenido sexual, con independencia del despido por acoso.
Incluye también las ofensas realizadas fuera del centro, si tienen relación con el trabajo. La
valoración de la gravedad es competencia de los jueces, en atención a las circunstancias objetivas
y subjetivas. La finalidad de esta causa es mantener la convivencia en la empresa.
Es la causa más extendida, y en la que se engloban muchas conductas que no tienen una
consideración expresa en el ET como causa de despido. Los trabajadores desempeñaran sus
funciones laborales conforme a la buena fe, ya que si no, se quebrantaría la confianza mutua en
que se sustenta el contrato de trabajo.
Como ocurre en todas las causas de despido, requiere un incumplimiento grave e inexcusable,
sea por dolo o por negligencia. No se exige que haya daño económico.
El trabajador realizará su prestación con diligencia y colaboración, según lo establecido por la ley,
convenio y las órdenes e instrucciones del empresario. La causa de despido requiere que la
disminución del rendimiento sea continuada y voluntaria (si la disminución es por causas ajenas al
trabajador, cabría el despido objetivo, pero no el disciplinario).
Para determinar esta disminución se suele recurrir a un criterio objetivo (la comparación del
rendimiento del trabajador con el de otros compañeros de trabajo), y otro subjetivo (el rendimiento
anterior de dicho trabajador). La disminución se producirá respecto del rendimiento normal o
pactado.
Es causa de despido disciplinario el acoso por razón del lugar de origen, racial, religión,
discapacidad, edad, orientación sexual y el acoso sexual o por razón de sexo; tanto al empresario
(acoso inverso) como a otros trabajadores (acoso horizontal). Aparte de las razones mencionadas
por el ET, es posible aplicar acoso por otras, como el acoso moral.
El acoso es cualquier comportamiento realizado para atentar contra la dignidad de otro y crear un
entorno intimidatorio u ofensivo, por cualquiera de las razones mencionadas anteriormente.
3. Las formalidades del despido disciplinario: prescripción de las faltas de los trabajadores,
despido de representantes de los trabajadores y de afiliados a sindicatos, "carta" de
despido, notificación del despido y nuevo despido por deficiencias formales del anterior.
Antes de proceder al despido disciplinario, hay que saber si la falta imputada está o no prescrita.
Si el empresario sabe que el trabajador que va a ser objeto de despido disciplinario está afiliado a
un sindicato, dará audiencia previa al delegado de su sección sindical.
El comité de empresa tiene derecho a ser informado de todas las sanciones por faltas muy graves.
Además habrá que ver si el convenio establece alguna exigencia más. El incumplimiento de
alguna de las exigencias conlleva la improcedencia del despido.
El despido debe ser notificado por escrito al trabajador haciendo figurar los hechos que lo motivan
y la fecha en que tendrá efectos –art. 55.1, párrafo primero-. Se trata de la llamada “carta de
despido.
El empresario tiene que probar la veracidad y la autoría de los hechos imputados al trabajador.
Además en el juicio, el empresario no puede añadir otros motivos que no figuren en la carta.
Las imputaciones realizadas al trabajador en la carta no pueden ser genéricas, aunque tampoco
se exige una relación exhaustiva de las conductas reprochadas, ni que se califiquen jurídicamente
los hechos. En cualquier caso, el trabajador tendrá que saber de forma clara qué es lo que se le
imputa, para que pueda defenderse.
En la carta de despido debe figurar también la fecha en que tendrá efectos el despido. Esta fecha
no tiene que ser necesariamente la de notificación de la carta de despido. Pero lo que no puede
El despido es un acto formal y recepticio, esto es, necesariamente tendrá que conocer el
trabajador la decisión del empresario, utilizando éste todos los medios y formas idóneas para
conseguir informarle (incluso por medio de testigos que aseguren que el trabajador no recibió la
carta de despido cuando pudo hacerlo). En todo caso, el empresario tendrá que probar que
entregó la carta al trabajador, o puso los medios para ello.
3.6. Nuevo despido disciplinario por deficiencias formales del anterior y el llamado despido
"ad cautelam" por nuevas causas.
Si el despido no cumple las exigencias legales vistas, el empresario puede realizar un nuevo
despido, cumpliendo las formalidades omitidas, en un plazo de 20 días. Al realizar el nuevo
despido, el empresario tendrá que abonar el salario de esos días intermedios, y mantener al
trabajador de alta en la SS.
También puede procederse a un nuevo despido en el plazo de siete días desde la notificación de
la sentencia que declare la improcedencia del anterior, por haberse incumplido las formas
legalmente exigidas -110.4 LJS-. El nuevo despido no es una subsanación del primitivo acto
extintivo, sino un nuevo despido, que produce efectos desde su fecha.
El llamado despido “ad cautelam” se produce cuando ha habido una primera carta de despido por
unas conductas y posteriormente una segunda carta de despido por otras conductas reprobables
descubiertas después. La segunda carta de despido tiene una finalidad preventiva “para el
supuesto de que la primera decisión extintiva no gane firmeza”. No es una subsanación ni de una
ampliación del primer despido, sino que se trata de la difícil cuestión del “despido dentro del
despido”.
6.3. La demanda.
La demanda se podrá presentar hasta las 15 horas del día siguiente al del vencimiento del plazo, sin que se
pueda presentar en el juzgado que preste el servicio de guardia (art.45.1 LJS).
La demanda, además de los requisitos generales previstos en el art.80 LJS, ha de contener los requisitos
exigidos por el art.104 LJS.
Los posibles defectos de la demanda son subsanables en los términos del art.81 LJS.
6.4. El juicio.
En todas las fases es el empleador demandado quien expone sus posiciones en primer lugar, y
deberá probar la veracidad de los hechos que imputa al trabajador en la carta de despido. Como
ya se ha dicho, no se admitirán durante el juicio otros motivos de oposición a la demanda distintos
de los que figuran en la carta de despido.
6.5. La sentencia.
Las únicas calificaciones legalmente posibles de despido son las citadas de procedencia,
improcedencia o nulidad; única y exclusivamente, asimismo, por los motivos legalmente
establecidos, lo que es especialmente destacable en el caso de la nulidad; y únicamente, en fin
con los efectos y consecuencias legalmente previstos –art. 55.3 ET y 108.1 LJS-.
7.2. La procedencia.
7.3. La improcedencia.
Además de la improcedencia declarada por el juez de lo social, también cabe que el propio
empresario la reconozca (es posible hasta la fecha de la conciliación judicial), ofreciendo al
trabajador una indemnización
Cuando el juez declara la improcedencia, el empresario tiene cinco días, desde la notificación de
la sentencia para, o bien readmitir al trabajador en las mismas condiciones (más los salarios de
Si no opta por ninguna de las dos cosas, se entiende que lo hace por la readmisión. Si el
despedido es RRTT o delegado sindical, elegirá él. También se entiende que lo hace por la
readmisión si no se pronuncia.
Desde la reforma de 2012, sólo hay salarios de tramitación en caso de despido nulo y de despido
improcedente, si el empresario opta por la readmisión, o si el despedido improcedentemente es
RRTT o delegado sindical. La cuantía de estos salarios es la correspondiente a los salarios
dejados de percibir desde el despido hasta la declaración de improcedencia, o la fecha en que el
trabajador encuentre un nuevo trabajo.
Si la sentencia que declara la improcedencia del despido se dicta pasados 90 días hábiles desde
que se interpuso la demanda, el empresario puede reclamar al Estado el abono de los salarios de
tramitación correspondientes al tiempo que exceda de esos 90 días.
7.4. La nulidad.
Será nulo el despido en los siguientes supuestos: el que tenga por móvil alguna de las causas de
discriminación prohibidas por la CE o la ley; el que vulnere derechos fundamentales y libertades
públicas del trabajador; y en los supuestos de ejercicio de los derechos de conciliación con la vida
familiar previstos en el ET y la LJS (salvo que se declare la procedencia del despido por motivos
ajenos al embarazo o permisos y excedencias). La consecuencia del despido nulo es la
readmisión inmediata del trabajador con el abono de los salarios dejados de percibir.
Las sentencias sobre despido de los juzgados de lo social son siempre recurribles en suplicación ante la
correspondiente Sala de lo Social de los TSJ.
Si el empresario o el trabajador recurren la sentencia que declaró el despido improcedente, habiendo optado
el empleador(o el trabajador si a él le corresponde)por la readmisión ,el empresario está obligado a abonar
al trabajador la retribución que viniera percibiendo con anterioridad al despido y el trabajador ha de
continuar prestando servicios. Ahora bien, el empresario puede optar por abonar aquella retribución sin
compensación alguna, en el sentido de que puede eximir al trabajador de prestar servicios. Art. 111.1 a),
112.1 a) y 297.1 y 3 LJS.
Si la sentencia favorable al trabajador fuera revocada en todo o en parte, el trabajador no estará obligado al
reintegro de los salarios percibidos durante el periodo de ejecución provisional y conserva, el derecho a que
se abonen los salarios devengados durante la tramitación del recurso y que no hubiere percibido en la fecha
de firmeza de la sentencia (art. 300 LJS).
Si el empresario o el trabajador recurren la sentencia que declaró el despido improcedente, habiendo optado
el empresario( o el trabajador si a él le corresponde) por la indemnización ,no procede la readmisión
mientras penda el recurso ,si bien durante la tramitación del recurso el trabajador se considerará en
situación legal de desempleo involuntario ex art. 208.3 LGSS.
Si la sentencia que resuelve el recurso interpuesto por el trabajador o por el empresario eleva o disminuye la
cuantía de la indemnización, el empresario, en el primer caso, o el trabajador, en el segundo, pueden
cambiar el sentido de la opción y optar por la readmisión en los términos de los arts. 111.1 b) y 112.1 b) LJS.
Cualquiera que sea el sentido de la opción ejercida, ésta se tendrá por no hecha si, al resolver el recurso, el
TSJ declara la nulidad del despido.
En caso de que la sentencia recurrida en suplicación haya declarado la nulidad del despido, aquella
sentencia se ejecutará de forma provisional en los términos del art. 297 LJS, tanto si es recurrida por el
empresario como si lo es por el trabajador (art. 113 LJS).
1. Características generales.
En este tipo de despido no hay incumplimiento contractual por el trabajador. Son razones
objetivas, y no subjetivas, las que justifican la extinción del contrato. Lo que sí que hay, es una
decisión extintiva unilateral por parte del empresario. Las causas que fundamentan este despido
no se relacionan con conductas inadmisibles del trabajador, que quebrantan la confianza del
empresario, la buena fe, la convivencia… Sino que se basan en otras razones.
Son cinco las causas de despido objetivo legalmente procedentes: tres de ellas afectan a un solo
trabajador (ineptitud, falta de adaptación, inasistencia aun justificada), y dos a varios trabajadores
(económicas, técnicas, organizativas o de producción; o insuficiencia presupuestaria para
mantener los contratos de trabajo en entidades sin ánimo de lucro).
Es causa de despido por causas objetivas la ineptitud (carencia profesional, por falta o pérdida de
preparación, o pérdida de sus recursos de trabajo) del trabajador, conocida o sobrevenida a su
colocación en la empresa. La ineptitud tiene que ser permanente, y afectar al conjunto de las
funciones más importantes del trabajador. Como se ha dicho, solo se puede alegar ineptitud
cuando es conocida con posterioridad al contrato; por este motivo se recurre muchas veces al
periodo de prueba.
No podrá alegarse este despido si, por movilidad funcional, el trabajador pasa realizar otras
funciones distintas de las habituales.
No podrá alegarse este despido si, por movilidad funcional, el trabajador pasa a realizar otras
funciones distintas de las habituales.
Es la causa de despido objetivo más utilizada, siempre que la extinción afecte a un número inferior
al previsto para el despido colectivo.
El número de trabajadores despedidos por esta causa no debe superar cierta cantidad en un plazo
de 90 días, si no habría que optar por el despido colectivo por causas económicas, técnicas,
organizativas o productivas.
Se entiende que concurren causas económicas cuando los resultados de la empresa sean
negativos (pérdidas actuales o previsibles, disminución persistente de ingresos durante tres
trimestres consecutivos…). Ya no se requiere que la empresa justifique pérdida de competitividad
en el mercado, o una situación negativa que necesite extinciones de contratos para mejorar la
organización de la empresa.
Antes de la reforma de 2012 (Ley 3/2012) fue la jurisprudencia del orden social la que perfiló y
delimitó las distintas causas que permiten el despido objetivo. Las causas económicas se
relacionan con una situación de dificultad o crisis en el balance y resultados de la empresa. La
causa técnica se relaciona con los instrumentos de producción, como la introducción de una
nueva tecnología o maquinaria. La causa organizativa incide en la reorganización del
organigrama, gestión del trabajo, etc. Y la causa productiva se refiere a los productos o servicios
que ofrece la empresa, y a los pedidos que recibe.
Si son varios los trabajadores a despedir (como ya se ha dicho, sin llegar a los umbrales del
despido colectivo), tienen prioridad de permanencia en la empresa los RRTT. Respetando esto, el
empresario tiene libertad para elegir qué trabajadores serán despedidos (sin perjuicio de lo
establecido en el convenio colectivo, y del control judicial en casos de fraude de ley o abuso de
derecho).
La finalidad de este precepto es la lucha contra el absentismo laboral. Son causa de despido las
faltas de asistencia, aun justificadas pero intermitentes, que alcancen el 20% de las jornadas
hábiles en dos meses consecutivos, siempre que el total de faltas de asistencia en los doce meses
En este caso se habla sólo del absentismo individual, no el colectivo de la totalidad de la plantilla.
No habrá falta de asistencia en los siguientes casos: huelga legal; actividades de representación
legal de los trabajadores; accidente de trabajo; maternidad; riesgo durante embarazo y lactancia;
enfermedad por embarazo, parto o lactancia; paternidad; licencias y vacaciones; enfermedad o
accidente no laboral cuando la baja se acuerde por los servicios sanitarios y por más de 20 días
consecutivos; enfermedad grave; ni las motivadas por situaciones de violencia de género,
acreditadas por los servicios sociales o de salud.
En el caso de contratos indefinidos concertados por entidades sin ánimo de lucro, para la
ejecución de planes y programas públicos determinados, sin dotación económica estable y
financiadas por las AAPP… por la insuficiencia de la correspondiente consignación presupuestaria
para el mantenimiento del contrato de trabajo de que se trate.
El despido por causas objetivas técnicas, económicas, organizativas o productivas del personal
laboral de las entidades que forman parte del sector público, se efectuará conforme al ET –arts. 51
y 52 c)- y sus normas de desarrollo, y en el marco de los planes preventivos y correctivos
regulados en la normativa de estabilidad económica de las AAPP. Se entenderán que concurren
estas causas cuando se den las mismas características en la empresa que se vieron
anteriormente para el sector privado.
Tendrá prioridad de permanencia el personal laboral fijo que hubiera adquirido esta condición, de
acuerdo con los principios de igualdad, mérito y capacidad, a través de un procedimiento selectivo
de ingreso convocado a tal efecto.
c) En el caso del artículo 52 c) ET, entrega de copia de la comunicación escrita de despido a los
representantes legales de los trabajadores.
Con anterioridad a la Ley 35/2010, el art.53.4, párrafo primero, último inciso, ET establecía que, si se
hubieran incumplido los requisitos formales del despido objetivo, la posterior observancia por el empresario
de los requisitos incumplidos constituía un nuevo acuerdo de extinción con efectos desde su fecha.
Tras la Ley 35/2010, el incumplimiento de los requisitos formales del despido objetivo conduce a su
improcedencia y no ya a su nulidad.
El trabajador despedido pasa a situación legal de desempleo, sin que se exija que se impugne el
despido.
10. Indemnización exenta a efectos del impuesto de la renta de las personas físicas.
A efectos de IRPF, la subvención por despido por causas objetivas económicas, técnicas,
organizativas o de producción, está exenta (al menos en la parte que no supere los límites
establecidos con carácter obligatorio por el ET para el despido improcedente). Para que opere la
exención no se exige reconocer la improcedencia del despido.
El despido objetivo puede impugnarse en los mismos términos que el disciplinario, con alguna
especialidad que ahora veremos. El plazo para impugnar es de 20 días hábiles desde la extinción
del contrato, aunque se puede impugnar desde antes de dicha extinción, al recibir la comuniación
empresarial de preaviso. La aceptación por el trabajador de la indemnización, o el uso del permiso
para buscar un nuevo empleo, no imposibilitan el ejercicio de la acción impugnatoria, ni suponen
conformidad con la decisión empresarial.
La calificación judicial de procedencia, improcedencia o nulidad ocasionan los mismos efectos que
en el despido disciplinario, con escasas modificaciones.
12.2. La procedencia.
12.3. La improcedencia.
12.4. La nulidad.
Las causas de nulidad son las mismas que las previstas para el despido disciplinario. Será el juez
quien la declare de oficio. El despido también será nulo cuando se efectúe en fraude de ley, y
superando los umbrales que delimitan el despido colectivo.
Las causas que operan para ambos tipos de despido son las mismas. Solo se diferencian en que,
si en un periodo de 90 días, el nº de afectados supera unos umbrales, hay que recurrir al
colectivo. Tras la Ley 3/2012 ya no se requiere que la empresa obtenga autorización de la
autoridad laboral para ejercer un despido colectivo. Los mencionados umbrales son los siguientes:
Para el cómputo de los umbrales se tendrá en cuenta cualesquiera otras extinciones producidas
en esos 90 días por iniciativa del empresario, en virtud de otros motivos no inherentes al
trabajador, distintos de la expiración del plazo previsto o de la conclusión de la obra o servicio, y
siempre que el nº de afectados sea superior a 5.
Es una infracción muy grave proceder al despido colectivo sin acudir al procedimiento establecido
en el ET.
Se entiende que concurren causas económicas cuando los resultados de la empresa sean
negativos (pérdidas actuales o previsibles, disminución persistente de ingresos durante tres
trimestres consecutivos…).
Se entiende que concurren causas técnicas cuando se produzcan cambios entre otros , en el
ámbito de los medios o instrumentos de producción; “causas organizativas” cuando se produzcan
cambios, entre otros, en el ámbito de los sistemas y métodos de trabajo del personal o en el modo
de organizar la producción” y “causas productivas” cuando se produzcan “cambios, entre otros, en
la demanda de los productos o servicios que la empresa pretende colocar en el mercado
Antes de la reforma de 2012 (Ley 3/2012) fue la jurisprudencia del orden social la que perfiló y
delimitó las distintas causas que permiten el despido colectivo. Las causas económicas se
relacionan con una situación de dificultad o crisis en el balance y resultados de la empresa. La
causa técnica se relaciona con los instrumentos de producción, como la introducción de una
nueva tecnología o maquinaria. La causa organizativa incide en la reorganización del
organigrama, gestión del trabajo, etc. Y la causa productiva se refiere a los productos o servicios
que ofrece la empresa, y a los pedidos que recibe.
Salvo que se alegue fuerza mayor, desde la Ley 3/2012 la empresa que quiera proceder a un
despido colectivo no tendrá que obtener autorización administrativa. La autoridad laboral velará
por el periodo de consultas, pudiendo remitir a las partes recomendaciones y advertencias, que en
ningún caso paralizarán ni suspenderán el procedimiento; y podrá asistir, a petición de ellas, a las
partes. Además, a petición de ambas partes, la autoridad laboral podrá mediar para buscar
solución a los posibles problemas que surjan.
La empresa informará a la autoridad laboral del inicio del procedimiento. Si esta comunicación no
reúne los requisitos exigidos, la autoridad informará de esto al empresario, y remitirá copia por
escrito a los RRTT y a la Inspección de Trabajo y SS.
La formulación de los criterios seguidos para la elección de los trabajadores que serán despedidos
permite la “impugnación individual”, y encomienda a la Inspección de Trabajo y SS a comprobar
que los criterios no son discriminatorios. Además, la doctrina judicial recalca que la elección de los
afectados estará en relación con la funcionalidad, adecuación o proporcionalidad que dicha
doctrina considera exigibles.
En estos despidos, en la documentación aportada por el empresario irá una memoria que acredite
los resultados de la empresa de los que se desprende una situación negativa. El empresario
aportará todo documento que estime oportuno y, en concreto, las cuentas anuales de los dos
últimos ejercicios (balance, cuenta de pérdidas y ganancias, cambios en el patrimonio neto,
estado de flujo de efectivos, memoria del ejercicio, informe de gestión).
En estos casos, la documentación presentada por el empresario incluirá una memoria explicativa
de las causas que justifican el despido: informes técnicos; causas organizativas por cambios en
los sistemas de trabajo; cambios en la demanda de productos, etc.
Como ya se ha dicho, las empresas que despidan a más de 50 trabajadores elaborarán un plan de
recolocación externa para estos trabajadores, a través de empresas autorizadas. El plan
contendrá medidas efectivas en las siguientes materias:
c) De formación profesional.
El contenido del plan puede ser ampliado o concretado durante el periodo de consultas.
En caso de incumplir el deber de presentar este plan, los trabajadores pueden reclamarlo,
independientemente de la posible responsabilidad administrativa.
Si esta documentación no cumple los requisitos legales, la autoridad laboral se lo hará saber a los
RRTT y la Inspección.
En el informe que la autoridad laboral remite a la Inspección de Trabajo irá toda la documentación
que, en función del tipo de despido colectivo y las causas alegadas, los RRTT hayan remitido a la
autoridad laboral. En virtud de estos datos, la Inspección emitirá informe, en plazo de 15 días, que
constatará que la documentación presentada por el empresario en relación con las causas de
despido se ajusta a la legalidad. También verificará si los criterios de selección de los trabajadores
afectados no son discriminatorios.
Informará si observa dolo, fraude, coacción o abuso de derecho en la conclusión del acuerdo
adoptado en el periodo de consultas; o si considera que el acuerdo tiene como objeto la obtención
irregular de los trabajadores de la prestación por desempleo. También informará del alcance y
contenido de las medidas sociales que acompañen al acuerdo.
Si la extinción afecta a más del 50% de los trabajadores, el empresario ha de dar cuenta de la venta de los
bienes de la empresa, excepto de aquellos que constituyen el tráfico mercantil de la misma, a los
representantes legales de los trabajadores y a la autoridad laboral competente.
8. El periodo de consultas.
La consulta se ha de llevar a cabo en una “única” comisión negociadora, si bien, de existir varios
centros de trabajo, quedará circunscrita a los centros afectado por el procedimiento. La comisión
tendrá un máximo de 13 miembros por cada una de las partes –Nuevo inciso del párrafo
primero del artículo 51.2 ET, introducido por la Ley 1/2014-.
La comisión representativa de los trabajadores deberá quedar constituida con carácter previo a la
comunicación empresarial de inicio del procedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección
de la empresa deberá comunicar de manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes
su intención de iniciar el procedimiento. El plazo máximo para la constitución de la comisión, salvo
que alguno de los centros de trabajo que vaya a estar afectado por el procedimiento no cuente
con representantes legales de los trabajadores, en cuyo caso el plazo será de quince días.
Nuevos párrafos 2 a 4 del artículo 51.2 ET, introducidos por la Ley 1/2014 y artículo 26 RPDC.
Artículo 51.2 Et y artículo 28.1 EPDC, en la redacción dada por la Ley 1/2014. Sólo se considerará
acuerdo colectivo en el periodo de consultas aquél que haya sido adoptado por los sujetos a que se
refiere el artículo 26 EPDC (artículo 28.1 RPDC).
En primer lugar, el comité intercentros, si el convenio ha previsto su creación; en otro caso, una
comisión representativa que se constituirá de acuerdo con las siguientes reglas:
1°. Si todos los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuentan con representantes
legales de los trabajadores, la comisión se integra por estos.
2°. Si algunos centros cuentan con RRTT y otros no, por una comisión compuesta únicamente por
los RRTT de los centros que sí tienen (o, si los centros que no tienen RRTT optan por constituir
una comisión según las normas vistas en el punto 1, la comisión estará compuesta por esta
“subcomisión” y los RRTT de los centros que cuentan con ellos).
3°. Si ningún centro tiene RRTT, la comisión estará formada por los elegidos por las distintas
“subcomisiones” que se constituirán en cada centro a tal efecto.
Recordar en este punto que las empresas con más de 50 trabajadores tienen que presentar un
plan de recolocación externa que garantice a los afectados (en especial a los de mayor edad) una
atención continuada, durante al menos seis meses. El plan contendrá medidas efectivas acordes a
su finalidad, y puede ser concertado o ampliado durante el periodo de consultas.
El posible acuerdo requerirá mayoría de los RRTT o de la comisión representativa, siempre que
representen a la mayoría de trabajadores o centros afectados.
Los acuerdos del periodo de consultas requieren la conformidad de la mayoría de los miembros de
la comisión negociadora, que representen a la mayoría de los trabajadores afectados. Pero la
autoridad laboral puede impugnar el acuerdo cuando estime que ha mediado dolo, fraude,
coacción o abuso de derecho; o cuando la entidad gestora de las prestaciones por desempleo le
hubiese informado de que los despidos pudieran tener por objeto la obtención indebida de este
tipo de prestaciones por el trabajador.
El trabajador afectado por el despido colectivo tiene derecho a una indemnización de 20 días/año
de servicio, prorrateándose en caso de contratos inferiores a un año, y con un máximo de 12
mensualidades. Estos 20 días son el mínimo legal, que normalmente suelen ampliarse en el
periodo de consultas.
Además se harán efectivas las medidas de acompañamiento que el empresario haya propuesto u
ofrecido, y el plan de recolocación externa. En caso contrario, los trabajadores pueden reclamar
su cumplimiento, sin perjuicio de la posible responsabilidad administrativa del empresario.
Las empresas que hayan suspendido contratos de trabajo en 2012 y 2013 tendrán derecho a una
bonificación del 50% de las cuotas empresariales a la SS. Esta bonificación durará mientras el
trabajador esté desempleado. Para poder obtenerla, el empresario se comprometerá a mantener
en el empleo al trabajador afectado, durante al menos un año desde la formalización de la
suspensión. Si lo incumple, deberá devolver dichas bonificaciones.
Quedan excluidas de estas bonificaciones las empresas que en los 12 meses anteriores extingan
contratos a los que se han aplicado esta bonificación, por despido improcedente o colectivo.
Las empresas, o grupos de empresas con beneficios de más de 100 trabajadores, que realicen
despidos colectivos e incluyan a trabajadores de cincuenta años o más, deberán efectuar una
aportación económica al Tesoro Público según lo establecido por la ley.
13.1. Caracterización general: los artículos 124 y 148 b) LJS (impugnación por la autoridad
laboral del acuerdo adoptado en el período de consultas), la intervención de las Salas de lo
Social de los TSJ y de la AN y de los juzgados de lo social.
Se ha creado una nueva modalidad procesal denominada “despidos colectivos por causas
económicas, técnicas, organizativas o de producción o derivadas de fuerza mayor”, impugnable
por los trabajadores o por sus representantes. Son los TSJ y la AN (en función de si el despido
afecta a una CCAA o a más de una, respectivamente) las competentes cuando la impugnación es
efectuada por los RRTT. Las sentencias de estos tribunales son recurribles en casación ordinaria.
Si la impugnación es individual, será competencia del juzgado de lo social correspondiente, y su
resolución será recurrible en suplicación.
Los RRTT están legitimados para impugnar el despido colectivo, y también los representantes
sindicales que tengan implantación suficiente en el ámbito del despido colectivo. Igualmente lo
podrá impugnar una comisión creada ad hoc que ha participado en la negociación del periodo de
consultas.
La impugnación colectiva permite dar una solución homogénea para todos los afectados. Se dará
normalmente cuando la empresa proceda al despido colectivo sin haber llegado a un acuerdo en
el periodo de consultas, o cuando haya una representación sindical minoritaria “disidente” del
acuerdo alcanzado por la mayoría. Esta impugnación podrá fundarse en los siguientes motivos:
La sentencia tiene naturaleza declarativa, y produce efectos de cosa juzgada sobre los procesos
individuales. Declarará la decisión extintiva procedente o improcedente (según el empresario
demuestre las causas alegadas); o nula, cuando no se haya realizado el periodo de consultas o
respetado el procedimiento establecido por el ET, o cuando se hayan vulnerado derechos y
libertades fundamentales. En caso de nulidad se declarará el derecho del trabajador a la
reincorporación y a los salarios dejados de percibir, y tendrá que reintegrar la indemnización
percibida.
13.2.2. Demanda empresarial para que su decisión extintiva se declare ajustada a derecho.
Si la decisión extintiva no se impugna por los RRTT y la autoridad laboral, el empresario puede
interponer demanda para que se considere su decisión “ajustada a derecho”.
1. El plazo para la impugnación individual comienza tras el plazo de caducidad de 20 días para la
acción por los RRTT
2. La sentencia o acuerdo de conciliación colectiva tendrán eficacia de cosa juzgada sobre los
procesos individuales, por lo que éstos se limitarán a aspectos no tratados en las demandas
colectivas.
3. Será nula la decisión extintiva empresarial que no respete las prioridades de permanencia en la
empresa. Esta nulidad no afectará a las extinciones que, dentro del mismo despido colectivo,
hayan respetado dichas prioridades.
En caso de despido improcedente, los efectos son los mismos del despido disciplinario
improcedente.
El despido por causas objetivas técnicas, económicas, organizativas o productivas del personal
laboral de las entidades que forman parte del sector público, se efectuará conforme al ET y sus
normas de desarrollo, y en el marco de los planes preventivos y correctivos regulados en la
normativa de estabilidad económica de las AAPP. Se entenderán que concurren estas causas
cuando se den las mismas características en la empresa que se vieron anteriormente para el
sector privado.
Tendrá prioridad de permanencia el personal laboral fijo que hubiera adquirido esta condición, de
acuerdo con los principios de igualdad, mérito y capacidad, a través de un procedimiento selectivo
de ingreso convocado a tal efecto.
Si se alega fuerza mayor como causa de la extinción contractual, la empresa tendrá que solicitar
la autorización de la autoridad laboral, que deberá constatar la existencia de dicha fuerza mayor
(independientemente del nº de afectados).
La mayor diferencia entre el despido colectivo no concursal y el concursal es que en este último es
el juez mercantil quien debe autorizar el despido, y no la empresa, la autoridad laboral o la
administración concursal.
La competencia del juez mercantil para conocer del despido colectivo requiere que el concurso ya
esté declarado.
Están legitimados para instar el despido colectivo la administración concursal, la empresa deudora
y los trabajadores a través de los RRTT.
En principio, la solicitud del despido colectivo sólo puede formularse tras el informe de la
administración concursal. Pero puede anticiparse y formularse en cualquier momento procesal
desde la declaración del concurso, cuando se estime que por la demora de las medidas colectivas
a tomar, se compromete gravemente la viabilidad futura de la empresa, y perjudicar a sus
trabajadores.
La solicitud expondrá y justificará las causas que motiven el despido colectivo, y los objetivos que
se pretenden alcanzar. Se acompañará de los documentos necesarios para su acreditación.
En las empresas de más de 50 trabajadores, la solicitud se acompañará también de un plan que
contemple la incidencia de las medidas colectivas propuestas en la viabilidad y empleo de la
empresa.
En principio, son partes del periodo de consultas la administración concursal y los RRTT, pero no
la empresa deudora, que sólo podrá intervenir por autorización del juez.
El periodo de consultas tiene una duración máxima de 30 días naturales (15 para empresas con
menos de 50 trabajadores). En el acuerdo se ha de recoger la identidad de los trabajadores
afectados, y se han de fijar las indemnizaciones. La doctrina de suplicación ha aceptado que se
acepten indemnizaciones superiores a la mínima legal de 20 días/año de servicio, con máximo de
12 mensualidades.
Y al finalizar este periodo, las partes informarán del resultado al juez mercantil. Recibida dicha
comunicación, el secretario judicial recaba un informe de la autoridad laboral sobre las medidas
propuestas o el acuerdo alcanzado (15 días).
Tanto en este último caso, como si no ha habido acuerdo, el juez mercantil determinará lo que
proceda conforme a la legislación laboral.
Es también el auto del juez mercantil el que acuerda la extinción de los contratos incluidos en la
solicitud, y fija las correspondientes indemnizaciones.
El auto del juez mercantil que aprueba (o no) la extinción propuesta, es recurrible por la
administración concursal, el concursado, los trabajadores a través de los RRTT y el FOGASA,
ante la Sala de lo Social del TSJ, sin que el recurso de suplicación tenga efectos suspensivos
sobre la tramitación del concurso.
La dimisión del trabajador es causa de extinción del contrato de trabajo. No se exige al trabajador
que alegue razón alguna, ya que es preciso preservar la libertad y voluntariedad del trabajador. Lo
único que se le exige es que respete el preaviso que señalen los convenios colectivos o la
costumbre del lugar. Aunque en realidad ni siquiera el preaviso es indispensable: puede no
realizarse dicho preaviso, y se extingue el contrato (sin perjuicio de la posible indemnización al
empresario por daños causados). Así, la única limitación que queda para el trabajador es un
posible pacto de permanencia en la empresa.
La dimisión requiere una manifestación inequívoca de abandonar el trabajo, sea expresa o tácita
(mediante comportamientos concluyentes). Obviamente, la voluntad del trabajador no puede estar
viciada.
La dimisión es irrevocable, el empresario no está obligado a aceptar una posible retractación del
trabajador, salvo si todavía está dentro del plazo de preaviso y el empresario no ha encontrado un
sustituto aún, o no ha causado un perjuicio grave a la empresa.
La primera causa de extinción por voluntad del trabajador son las modificaciones sustanciales en
las condiciones de trabajo sin respetar el ET, y menoscabando la dignidad del trabajador (éste
tendrá que acreditarlo).
La tercera causa es cualquier incumplimiento grave de las obligaciones del empresario, salvo
fuerza mayor, así como su negativa a reincorporar al trabajador a las condiciones anteriores, tras
haber declarado un juez injustificadas las mismas.
La sentencia del juez que decida sobre la extinción del contrato de trabajo tiene naturaleza
constitutiva. Esto quiere decir que el trabajador tendrá que seguir prestando servicio hasta que se
declare la extinción indemnizada de su contrato.
No obstante, en aquellos casos en los que se justifique que la conducta empresarial perjudica la
dignidad o integridad del trabajador; puede vulnerar sus derechos fundamentales o libertades
públicas; o se den condiciones tan graves que hagan inexigible la continuidad en su puesto de
trabajo… puede acordarse, a instancias del demandante, la exoneración de la prestación de
servicios, con mantenimiento del deber del empresario de cotizar y abonar los salarios, sin
perjuicio de lo que pueda establecer la sentencia.
Esta decisión tiene carácter constitutivo. La trabajadora tendrá derecho a la prestación por
desempleo. La situación de desempleo se acreditará mediante escrito del empresario y orden de
protección de la víctima (o informe del MF en su defecto).
Aunque la trabajadora es libre de tomar esta decisión, lo más común es que se comience por
otras medidas, como la suspensión del contrato o la movilidad geográfica.
Este tipo de extinción no coloca al trabajador en situación legal de desempleo, ni tiene derecho a
indemnización. Pero si la percibiese, ésta no estará exenta a efectos del IRPF. Aunque sea de
mutuo acuerdo, la iniciativa suele venir de una de las partes. Si es a iniciativa de la empresa, se
denomina “baja incentiva”.
El contrato de trabajo puede extinguirse por las causas consignadas válidamente en él, salvo que
las mismas constituyan abuso de derecho por parte del empresario. Normalmente, la consignación
será escrita, aunque se admite oral. La validez significa que la previsión contractual no vulnerará
el ordenamiento jurídico, ni dejará la extinción al arbitrio del empresario.
Las cláusulas más frecuentes que suelen pactarse son: necesidad de alcanzar un determinado
rendimiento; o perder una licencia (de conducir, por ejemplo).
Son casos de contrato de duración determinada. Con la llegada del término resolutorio previsto
por las partes, llega la extinción del contrato de trabajo. Aquí tampoco es automática la extinción,
requiere denuncia. Y si la duración del contrato es superior a un año, la denuncia por cualquiera
de las partes tendrá un preaviso de 15 días. Si el contrato de duración determinada ha sido
concertado por una duración inferior a la máxima exigida, se entiende prorrogado hasta ese
máximo si no media denuncia o prórroga expresa, y el trabajador sigue prestando sus servicios.
Y si pasa este plazo máximo y sigue sin haber denuncia, se entenderá prorrogado
indefinidamente, salvo prueba que acredite el carácter temporal del servicio.
El contrato se extingue por incapacidad permanente total o absoluta, y por gran invalidez. No
obstante, si a juicio del órgano de calificación, la incapacidad puede ser objeto de mejoría que
permita reincorporación al trabajo, subsiste la suspensión de la relación laboral, con reserva del
puesto de trabajo, por dos años desde la declaración de incapacidad.
El trabajador cuyo contrato se haya extinguido por incapacidad, y que posteriormente recupere su
capacidad laboral (aunque sea parcialmente), tiene preferencia absoluta para reintegrarse en su
última empresa, y a un puesto adecuado a su capacidad laboral.
Al contrario que con los funcionarios públicos, el cumplimiento de una edad determinada no jubila
obligatoriamente al trabajador. Ésta es una decisión que tomará el trabajador tras cumplir una
determinada edad. Desde 2013, con carácter general, esta edad será la de 67 años (o 65 si se
acreditan 38’5 años de cotización).
En la actualidad es nula cualquier cláusula que establezca una edad de jubilación obligatoria.
1. Características comunes.
La muerte, incapacidad o jubilación del empresario extinguen el contrato de trabajo, sólo si tienen
como consecuencia el cierre o cese de la actividad empresarial. En principio se recurrirá a la
sucesión laboral de la empresa, y sólo si no hay sucesores, se extinguirá el contrato. La
Se extingue el contrato si nadie sucede al empresario (puede haber herederos que no acepten
seguir con la empresa). El trabajador queda en situación de desempleo, y con derecho a percibir
la cantidad de un mes de salario y la prestación por desempleo.
La extinción del contrato implica que hay que liquidar lo que se debe al trabajador (salario,
indemnización, compensaciones por vacaciones devengadas y no disfrutadas…).
En la firma del finiquito el trabajador puede estar acompañado por RRTT, cuya presencia constará
en el recibo. Si el empresario se niega a que esté el RRTT, también constará en el finiquito.
I. CONTENIDO.
2. La CE.
La CE también recoge la libertad sindical como derecho fundamental. Por otra parte, prohíbe a
Jueces, Magistrados y Fiscales que pertenezcan a sindicatos.
Y finalmente tenemos la Ley Orgánica de Libertad Sindical, que regula el ejercicio de este
derecho.
La CE atribuye la titularidad del derecho de libertad sindical “a todos”, si bien permite a la Ley
limitar o exceptuar el ejercicio de este derecho a las Fuerzas o Institutos Armados o a los demás
cuerpos sometidos a disciplina militar y, además, ha de regular las peculiaridades de su ejercicio
para los funcionarios públicos. Uno de los contenidos más importantes de la libertad sindical es el
derecho a fundar o a constituir sindicatos. Y los sindicatos “son de Trabajadores”.
Mientras están en activo, los Jueces, Magistrados y Fiscales no pueden pertenecer a sindicatos.
2. Los extranjeros.
Los extranjeros son titulares del derecho de libertad sindical y lo pueden ejercer “en las mismas
condiciones que los trabajadores españoles”.
La LOLS atribuye la titularidad del derecho de libertad sindical a “todos los trabajadores”,
considerando trabajadores a los efectos de la Ley, tanto a los sujetos de una relación laboral,
3.2. Miembros de las Fuerzas Armadas y de Institutos Armados de carácter militar y Jueces,
Magistrados y Fiscales.
La LOLS opta por exceptuar del ejercicio del derecho de libertad sindical a los miembros de las
Fuerzas Armadas y de los Institutos Armados de carácter militar. Los Jueces, Magistrados y
Fiscales no pueden pertenecer a sindicato alguno mientras se hallen en activo, pero pueden
constituir asociaciones profesionales no sindicales
Los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía sólo pueden crear, afiliarse y aferrarse a
sindicatos de policía de ámbito nacional y no pueden ejercer el derecho de huelga.
Pueden afiliarse a sindicatos de “trabajadores”, pero no constituir sindicatos que tengan por objeto
la tutela de sus intereses singulares, los siguientes colectivos: trabajadores por cuenta propia que
no tengan trabajadores a su servicio, trabajadores desempleados y trabajadores que han cesado
en su actividad laboral como consecuencia de incapacidad o jubilación.
El contenido individual comprende los derechos cuya titularidad corresponde a los trabajadores
individualmente considerados. Por su parte, el contenido colectivo hace referencia a los derechos
cuya titularidad corresponde a los sindicatos en tanto que tales.
2. Contenido individual.
1º El derecho de los trabajadores, a fundar sindicatos sin autorización previa, así como el derecho
a suspenderlos o a extinguirlos, por procedimientos democráticos.
3º Los afiliados tienen derecho a elegir libremente a sus representantes dentro de cada sindicato.
En el ejercicio de la libertad sindical, los sindicatos tienen los derechos que se mencionan a
continuación –arts. 28.1 Ce y 2.2 LOLS-:
En conexión con la vertiente funcional de la libertad sindical y con los textos internacionales, la
jurisprudencia constitucional diferenció enseguida entre el contenido esencial del derecho de
libertad sindical y el contenido adicional de dicho derecho.
Ahora bien, una vez creado el contenido adicional su vulneración podrá suponer una violación del
propio derecho de libertad sindical tutelable, previo agotamiento de todas las vías previas ante la
jurisdicción ordinaria, a través del recurso de amparo.
La legislación vigente define en términos muy amplios los sujetos que pueden lesionar los
derechos de libertad sindical de un trabajador o de un sindicato empleador, asociación
empresarial, Administración Pública o cualquier otra persona, entidad o corporación pública o
privada.
Se consideran nulos y sin efecto los preceptos reglamentarios, las cláusulas de los convenios
colectivos, los pactos individuales y las decisiones unilaterales del empresario que contengan o
supongan cualquier tipo de discriminación en el empleo o en las condiciones de trabajo, sean
Por ser un derecho constitucional, la libertad sindical se tutela por un procedimiento preferente y
sumario, y en su caso, por el recurso de amparo.
La LISOS sanciona determinadas lesiones de la libertad sindical como infracciones graves o muy
graves. Además, el CP castiga con pena de prisión a quien, mediante engaño o abuso, impiden o
limitan el ejercicio de este derecho.
VI. SINDICATOS.
La CE atribuye a los sindicatos "la defensa y promoción de los intereses económicos y sociales
que le son propios".
Los sindicatos son organizaciones con "relevancia constitucional", son "órganos básicos del
sistema político".
Cabe citar las sentencias del T.C. 101/1996, la cual declara que los sindicatos realizan "una
función genérica de representación y defensa de los intereses de los trabajadores" y 202/2007
esta última declara que debe existir "un vínculo especial y concreto entre dicho sindicato y el
objeto del debate en pleito de que se trate".
Para que el sindicato adquiera personalidad jurídica y plena capacidad de obrar, sus promotores o
dirigentes deben depositar sus estatutos en la correspondiente oficina pública del Ministerio de
Trabajo e Inmigración o de la Comunidad Autónoma competente.
- La denominación del sindicato, la cual no puede coincidir ni inducir a confusión con otro
legalmente registrado.
Los promotores del sindicato y los firmantes de su acta de constitución están legitimados para
impugnar ante el orden social de la jurisdicción las resoluciones de las oficinas públicas que
rechacen el depósito de los estatutos sindicales presentados para su publicidad.
Cualquier persona está facultada para examinar los estatutos depositados, debiendo lo oficina
pública facilitar copia autentificada de dichos estatutos a quien lo solicite.
El sindicato adquiere personalidad jurídica y plena capacidad de obrar transcurridos veinte días
hábiles desde el depósito de los estatutos.
La acción judicial se puede promover tanto si el sindicato está en fase de constitución como si ya
ha adquirido personalidad jurídica.
Los estatutos del sindicato deben mencionar el régimen económico, la organización que
establezca el carácter, procedencia y destino de sus recursos, así como los medios que permitan
a los afiliados conocer la situación económica.
Con independencia de que puede haber otros recursos, como por ejemplo los fondos dedicados a
la formación para el empleo, se mencionan las cuotas sindicales, las subvenciones, el patrimonio
histórico y el patrimonio acumulado, las exenciones y bonificaciones fiscales y el canon de
negociación colectiva.
Las subvenciones son seguramente la vía más relevante de allegar fondos para los sindicatos.
Un potencial adicional recurso sindical sería el llamado canon de negociación colectiva. Dicho
canon consiste en que en los convenios colectivos se pueden establecer cláusulas por las que los
trabajadores incluidos en su ámbito de aplicación atiendan económicamente la gestión de los
sindicatos representados en la comisión negociadora, fijando la cuantía del canon y regulando las
modalidades de su abono. Ha de respetarse la voluntad individual del trabajador, la cual debe
expresarse por escrito en la forma y plazos que determine la negociación colectiva.
Los sindicatos responden por los actos o acuerdos adoptados por sus órganos estatutarios en la
esfera de sus respectivas competencias.
En principio, el sindicato no responde por actos individuales de sus afiliados, salvo que dichos
actos se produzcan en el ejercicio regular de las funciones representativas o se pruebe que dichos
afiliados actuaban por cuenta del sindicato.
La mayor representatividad de determinados sindicatos les confiere una singular posición jurídica
a efectos de participación institucional y sindical.
- Los que acrediten una audiencia electoral en el ámbito estatal del 10% o más del total de los
delegados de personal y de los miembros de los comités de empresa en las empresas, y de los
delegados de personal y de los miembros de las juntas de personal en las AAPP (sólo CCOO y
UGT).
- Los sindicatos o entes sindicales afiliados, federados o confederados a una organización sindical
de ámbito estatal que sea más representativa (representación por irradiación).
Los sindicatos más representativos tienen capacidad representativa en todos los niveles
territoriales y funcionales para:
· La negociación colectiva.
· Participar como interlocutores en la determinación de las condiciones de trabajo ante las AAPP
en procedimientos de consulta o negociación.
- Los sindicatos de la CCAA que acrediten: una audiencia del 15% de los delegados de personal y
miembros de los comités de empresa (o juntas de personal en las AAPP); un mínimo de 1500
representantes; que no estén federados o confederados en una organización sindical estatal.
- Los sindicatos o entes afiliados, federados o confederados a una organización sindical de una
CCAA sea más representativa (representatividad por irradiación).
- La negociación colectiva, en los términos previstos en el ET, especialmente en sus artículos 87.2
b) y 87.4.
- Obtener cesiones temporales del uso de inmuebles patrimoniales públicas en los términos
legalmente establecidos.
Un sindicato que haya obtenido en un ámbito territorial y funcional específico, el 10% o más de los
delegados de personal y de los miembros de los comités de empresa en las empresas y de los
delegados de personal y de los miembros de las juntas de personal en las Administraciones
Públicas, tendrán la consideración de sindicato representativo en dicho ámbito.
- Promover elecciones para delegado de personal y comités de empresas en las empresas y para
delegados de personal y juntas de personal en las Administraciones Públicas.
Los delegados de personal y los miembros de los comités de empresa con el mandato prorrogado
no se computan a los efectos de determinar la capacidad representativa.
La duración de los mandatos de los delegados de personal y de los miembros del comité de
empresa es de 4 años (se mantienen en funciones hasta tanto no se hubiesen promovido y
celebrado nuevas competencias).
La diferencia se encuentra en que los intereses económicos y sociales de los sindicatos y de las
asociaciones empresariales son estructuralmente opuestas y divergentes.
Las asociaciones empresariales se rigen todavía por la Ley 19/1977 reguladora del derecho de
asociación sindical y supletoriamente por la L.O. 1/2002 que regula y desarrolla el Derecho de
Asociación.
Han de depositar sus estatutos en la oficina pública competente y adquieren personalidad jurídica
y plena capacidad de obrar transcurridos 20 días desde dicho depósito, salvo que en ese plazo se
inste de la autoridad judicial la declaración de que los estatutos no son conformes a derecho.
3. La representatividad empresarial.
Al decir vía se quiere, lógicamente, aludir a que ambos órganos y vías están lejos de ser
excluyentes, de lo que es expresiva muestra “el doble canal” español, en el que no sólo coexisten
órganos sindicales y electivos, sino que es la presencia en los órganos electivos la que determina
la representación de los sindicatos.
Ambos planos se superponen, siendo ejemplo de ello el artículo 61 ET que llevando en su título la palabra
“participación”, literalmente dice que “… los trabajadores tienen derecho a participar en la empresa a
través de los órganos de representación regulados en este Título”.
Sin embargo, en el Derecho comunitario, la expresión “participación” se reserva al eventual derecho del
órgano de representación de los trabajadores o de los representantes de los trabajadores de “elegir o
designar a determinados miembros del órgano de administración o control de la sociedad” o de
“recomendar u oponerse a la designación de una parte o de todos los miembros del órgano de
administración o de control de la sociedad” (artículo 2 k) Directiva 2001/86/CE, de 8 de octubre de 2001,
del Consejo, que completa el Estatuto de la Sociedad Anónima Europea en lo que respecta a la implicación
de los trabajadores en idénticos términos el artículo 2 l) de la Ley 1172006, de 18 de octubre, de
implicación de los trabajadores en las Sociedades Anónimas y Cooperativa Europeas, que incorpora al
Derecho español la Directiva 2001/86/CE.
Ciertamente, este concepto de participación recoge –y quiere precisar- la experiencia de la cogestión
alemana y de los países de su entorno.
Entre nosotros, por lo que se refiere a la entrada por mandato legal de representantes de los trabajadores
en el consejo de administración, es de interés mencionar la Ley 33/1985, de 2 de agosto, reguladora de los
órganos rectores de las Cajas de Ahorros.
El Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea diferencia entre “la información y consulta a los
trabajadores” (letra e) del artículo 153.1) y “la representación y la defensa colectiva de los intereses de los
trabajadores y empresarios, incluida la cogestión” )letra f) del artículo 153.1), mientras que el artículo 27 de
la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea establece que “se deberá garantizar a los
trabajadores o a sus representantes en los niveles adecuados, la información y consulta con la suficiente
antelación en los casos y condiciones previstos en el Derecho comunitario y en las legislaciones y prácticas
nacionales”.
En esta misma línea, el artículo 4.1.g) ET proclama como derecho básico de los trabajadores la
“información, consulta y participación en la empresa”.
Esta redacción es obra de la Ley 18/2007, de 16 de noviembre, de modificación del ET para, entre otras
cosas, y tras haber declarado la STJCE de 5 de julio de 2007 que, España habría incumplido sus
obligaciones por no haberlo hecho en el plazo señalado, incorporar la Directiva 2002/14/CE, de 11 de
marzo de 2002, del Consejo y del Parlamento Europeo, que establece un marco general relativo a la
información y consulta de los trabajadores de la Comunidad Europea.
1. Composición.
La duración del mandato de los delegados de personal y de los miembros del comité de empresa
es de cuatro años, entendiéndose que se mantienen en funciones en el ejercicio de sus
competencias y de sus garantías hasta tanto no se hubiesen promovido y celebrado nuevas
elecciones (art. 67.3 párrafo primero ET).
Los delegados de personal y los miembros del comité de empresa solamente pueden ser
revocados durante su mandato por decisión de los trabajadores que los hayan elegido, mediante
asamblea convocada al efecto, a instancia de un tercio, como mínimo, de sus electores y por
mayoría absoluta de éstos, mediante sufragio personal, libre, directo y secreto; si bien la
revocación no puede efectuarse durante la tramitación de un convenio colectivo ni replantearse
hasta transcurridos, por lo menos, seis meses (art. 67.4 párrafo segundo ET).
Los promotores de la revocación deben efectuar la comunicación prevista en el artículo 1.1 del
Reglamento de Elecciones de Representantes de los Trabajadores en la Empresa, aprobado por el
RD 1844/1994, de 9 de septiembre (RERTE).
Los miembros del comité de empresa sólo pueden ser revocados por decisión de los trabajadores que los
hayan elegido y que pertenezcan a su mismo colegio electoral (STS 27 de diciembre de 2011).
La revocación afecta no sólo a los titulares, sino que también pueden afectar a los suplentes de las
candidaturas afectadas (SRS 2 octubre 2012).
La comunicación ha de hacerse en el plazo y en los términos previstos en el art. 14 del RERTE. Los
artículos 21 a 27 del RERTE regulan la oficina pública de registro, depósito y publicidad, dependiente de la
autoridad laboral.
Los delegados de personal son el órgano de representación en la empresa o centro de trabajo que
tenga menos de cincuenta trabajadores y más de diez trabajadores, si bien, también puede haber
un delegado de personal en las empresas o centros que cuenten entre seis y diez trabajadores, si
así lo deciden por mayoría los trabajadores (art. 62.1 párrafo primero ET).
Esta decisión mayoritaria puede ser incluso implícita, a través de la propia votación (STC 36/2004, de 8 de
marzo).
Hasta treinta trabajadores se elige un delegado de personal y de treinta y uno a cuarenta y nueve
se eligen tres delegados de personal (art. 62.1 párrafo segundo ET).
Los componentes de los distintos comités de centro pueden elegir un comité intercentros, pero
sólo si en el convenio colectivo aplicable se ha pactado su constitución y funcionamiento.
Si tal es el caso, el comité intercentros puede tener un máximo de trece miembros que serán
designados entre los componentes de los distintos comités de centro. De ahí que se haya dicho
“En la constitución del comité intercentros se ha de guardar la proporcionalidad de los sindicatos según los
resultados electorales considerados globalmente. Tales comités intercentros no podrán arrogarse otras
funciones que las que expresamente se les conceda en el convenio colectivo en que se acuerde su
creación” (artículo 63.3, párrafo segundo y tercero ET).
Para determinar la composición proporcional del comité intercentros ha de tomarse en consideración la
existencia de coaliciones, en caso de que se presenten, que lo tendrán que hacer bajo una misma sigla,
sin que sea necesario que se inscriban en la Dirección General de Empleo (STS 6 junio 2012).
2. Funciones.
En la actualidad las competencias de los delegados de personal son las mismas que las establecidas para
los comités de empresa (art. 62.2, párrafo primero ET).
El artículo 64 ET establece los derechos de información y consulta y las competencias del comité de
empresa y, en virtud de lo establecido en el art. 62.2 párrafo primero ET, asimismo, de los delegados de
personal. Debe tenerse en cuenta, en consecuencia, que aunque la legislación vigente enuncie en la
mayoría de las ocasiones únicamente derechos del comité de empresa, tales derechos lo serán igualmente
de los delegados de personal en base al citado artículo.
No obstante, el artículo 64 ET no agota las competencias de los delegados de personal y del comité de
empresa. El propio apartado 8 del precepto establece que lo dispuesto en el art. 64 ET se entiende “sin
perjuicio de las disposiciones específicas prevista en otros artículos (del ET) o en otras normas legales o
reglamentarias”.
Ya mencionados, entre otros, los importantes derechos de información y consulta reconocidos en su favor
por los arts. 44 y 51 ET.
Hay que añadir los derechos de información en materia de subcontración (art. 42 ET), el derecho a que el
empresario entregue a la representación legal de los trabajadores una copia básica de todos los contratos
de trabajo que deban celebrarse por escrito, a excepción de los contratos de relación laboral especial de
alta dirección (art. 8.3.a ET).
Singularmente hay que recordar, en primer lugar, que los delegados de personal y el comité de empresa
están legitimados para negociar convenios colectivos de empresa o ámbito inferior (art. 87.1, párrafo
primero ET). En segundo término, las competencias que tienen para decidir la paralización de la actividad
laboral en caso de riesgo grave e inminente en materia de seguridad y salud laboral (art. 19.5 ET). Y, en
tercer lugar, que el comité de empresa tiene capacidad como órgano colegiado para ejercer acciones
administrativas o judiciales en todo lo relativo al ámbito de sus competencias, por decisión mayoritaria de
sus miembros (art. 65.3 ET).
El comité de empresa y los delegados de personal tienen derecho a ser informados y consultados
por el empresario sobre “aquellas cuestiones que puedan afectar a los trabajadores, así como
sobre la situación de la empresa y la evolución del empleo en la misma, en los términos previstos”
en el art. 64.1, párrafo primero ET.
Se entiende por información “la transmisión de datos por el empresario al comité de empresa, a fin
de que éste tenga conocimiento de una cuestión determinada y pueda proceder a su examen” (art.
64.1, párrafo segundo ET).
Salvo que expresamente esté prevista otra cosa, la consulta debe realizarse “en un momento y
con un contenido apropiados, en el nivel de dirección y representación correspondiente de la
empresa, y de tal manera que permita a los representantes de los trabajadores, sobre la base de
la información recibida, reunirse con el empresario, obtener una respuesta justificada a su
eventual informe y poder contrastar sus puntos de vista u opiniones con objeto, en su caso, de
poder llegar a un acuerdo sobre las cuestiones indicadas en el apartado 4, y ello sin perjuicio de
las facultades que se reconocen al empresario respecto en relación con cada una de dichas
cuestiones” (art. 64.6, párrafo segundo ET). En todo caso, “la consulta deberá permitir que el
criterio del comité pueda ser conocido por el empresario a la hora de adoptar o de ejecutar las
decisiones” (art. 64.6, párrafo segundo ET).
Con carácter general, el comité de empresa tiene derecho a ser informado y consultado sobre la
situación y estructura del empleo en la empresa o en el centro de trabajo, así como a ser
informado trimestralmente sobre la evolución probable del mismo, incluyendo la consulta cuando
se prevean cambios al respecto (art. 64.5 párrafo primero ET).
Asimismo, tiene derecho el comité de empresa a ser informado y consultado sobre todas las
decisiones de la empresa que pudieran provocar cambios relevantes en cuanto a la organización
del trabajo y a los contratos de trabajo en la empresa. Igualmente tendrá derecho a ser informado
y consultado sobre la adopción de eventuales medidas preventivas, especialmente en caso de
riesgo para el empleo.
c) Sobre las previsiones del empresario de celebración de nuevos contratos, con indicación del
número de éstos y de las modalidades y tipos que serán utilizados, incluidos los contratos a
tiempo parcial, la realización de horas complementarias por los trabajadores contratados a tiempo
parcial y de los supuestos de subcontratación.
d) De las estadísticas sobre el índice de absentismo y las causas, los accidentes de trabajo y
enfermedades profesionales y sus consecuencias, los índices de siniestralidad, los estudios
periódicos o especiales del medio ambiente laboral y los mecanismos de prevención que se
utilicen.
El comité de empresa, con la periodicidad que proceda en cada caso, tiene derecho a:
b) Conocer los modelos de contratos de trabajo escrito que se utilicen en la empresa, así como los
documentos relativos a la terminación de la relación laboral.
c) Ser informado de todas las sanciones impuestas por faltas muy graves.
d) Asimismo, el comité de empresa tiene derecho a recibir la copia básica de los contratos y la
notificación de las prórrogas y de las denuncias correspondientes a los mismos en el plazo de diez
días siguientes a que tuvieran lugar.
El comité de empresa tiene derecho a emitir informe, con carácter previo a la ejecución por parte
del empresario de las decisiones adoptadas por éste, sobre las siguientes cuestiones:
d) Los procesos de fusión, absorción o modificación del estatus jurídico de la empresa que
impliquen cualquier incidencia que pueda afectar al volumen de empleo.
Los informes que deba emitir el comité de empresa deberán elaborarse en el plazo máximo de quince días
desde que hayan sido solicitados y remitidas las informaciones correspondientes (art. 64.6, párrafo tercero
ET).
2°. De vigilancia y control de las condiciones de seguridad y salud en el desarrollo del trabajo en la
empresa, con las particularidades previstas en este orden por el artículo 19 ET.
3°. De vigilancia del respeto y aplicación del principio de igualdad de trato y de oportunidades
entre mujeres y hombres.
e) Informar a sus representantes en todos los temas y cuestiones señalados en este artículo en
cuanto directa o indirectamente tengan o puedan tener repercusión en las relaciones laborales.
Los miembros del comité de empresa y éste en su conjunto, “así como, en su caso, los expertos
que les asistan”, deben observar “el deber de sigilo con respecto a aquella información que, en
legítimo interés de la empresa o del centro de trabajo les haya sido expresamente comunicada
con carácter reservado” (art. 65.2 ET).
2.6.2. El deber de contribuir a prevenir el acoso sexual y el acoso por razón de sexo
Por lo que se refiere al acoso sexual y al acoso por razón de sexo, los representantes de los
trabajadores deben contribuir a prevenirlo “mediante la sensibilización de los trabajadores y
trabajadoras frente al mismo y la información a la dirección de la empresa de las consultas o
comportamientos de que tuvieran conocimiento y que pudieran propiciarlo” (art. 48.2 de la Ley
Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres).
3.1.1. Promoción.
Tienen capacidad para promover elecciones a delegados de personal y miembros del comité de empresa: (i)
los sindicatos más representativos; (ii) los sindicatos que cuenten con un mínimo de un diez por ciento de
representantes en la empresa; y (iii) los trabajadores del centro por acuerdo mayoritario.
Artículo 67.1, párrafo primero ET, en conexión con los arts. 6.3.e) y 7 LOLS. Esta delimitación de la
capacidad para promover elecciones ha sido declarada constitucional por las SSTC 57/1989, de 16 de
marzo, y 164/1993, de 18 de mayo. En el tercer caso, la acreditación del acuerdo mayoritario debe hacerse
en los términos del artículo 2.2 del RERTE.
Artículo 67.1, párrafo segundo ET. La comunicación del preaviso ha de ajustarse al modelo número 1 del
anexo del RERTE (art. 2.1, párrafo segundo RERTE). El Gobierno puede reducir el plazo mínimo de
preaviso de un mes en los supuestos y términos de la disposición adicional duodécima del ET.
En este último supuesto, la promoción debe acompañarse de una comunicación fehaciente de dicha
promoción de elecciones a los que hubieran realizado otra u otras con anterioridad (art. 67.2, párrafo
tercero ET) en los términos del art. 2.3 del RERTE.
Ahora bien, la promoción de elecciones no tiene por qué limitarse a una empresa o centro de
trabajo. Por el contrario, cabe promover la celebración de elecciones “de manera generalizada” en
uno o varios ámbitos funcionales o territoriales, pero únicamente “previo acuerdo mayoritario”
entre los sindicatos más representativos o representativos ex artículo 6.2 y 7 LOLS, acuerdo que
ha de comunicarse a la oficina pública dependiente de la autoridad laboral.
Artículo 67.1, párrafo tercero ET. La representatividad conjunta de los promotores ha de supera el
50 por 100 de los representantes elegidos en los ámbitos en que se lleve a efecto la promoción
(art. 2.4 RERTE).
La promoción de elecciones para cubrir la totalidad de los delegados de personal y miembros del
comité de empresa puede efectuarse en los siguientes casos (art. 1.1 RERTE):
a) Por la conclusión del mandato de los representantes, de acuerdo con el artículo 67.3, párrafo
primero ET. La promoción sólo puede efectuarse a partir de la fecha en que falten tres meses para
el vencimiento del mandato (art. 67.1, párrafo cuarto ET).
c) Por revocación del mandato electoral de todos los representantes de la empresa o centro de
trabajo, conforme a lo previsto en el artículo 67.3, párrafo segundo, ET.
Cabe la celebración de elecciones parciales, cuando existan vacantes producidas por dimisiones,
revocaciones parciales, puestos si cubrir, fallecimiento o cualquier otra causa, siempre que no
hayan podido ser cubiertas por los trámites de sustitución automática del artículo 67.4 ET. El
mandato de los representantes elegidos se extingue en la misma fecha que el de los demás
representantes existentes (art. 2.2. RERTE).
Los sindicatos con capacidad de promoción de elección tienen derecho a acceder a los registros
de las Administraciones públicas que contengan datos relativos a la inscripción de empresas y
altas de trabajadores, en la medida necesaria para llevar a cabo tal promoción en sus respectivos
ámbitos (art. 67.1, párrafo primero, ET) y en los términos del art. 3 del RERTE.
Es posible promover elecciones parciales por dimisiones, revocaciones o ajustes de la representación por
incremento de plantilla (art. 67.1, párrafo quinto ET y art. 13.1 RERTE). En caso de dimisión, revocación y
similares, la elección parcial se supedita a que la vacante no pueda ser cubierta por la sustitución
automática prevista en el art. 67.4 ET (art. 1.2 RERTE).
Los convenios colectivos pueden prever lo necesario para acomodar la representación de los
trabajadores a las “disminuciones significativas de la plantilla” que puedan tener lugar en la
empresa. En su defecto, dicha acomodación requiere acuerdo entre la empresa y los
representantes de los trabajadores (art. 67.1, párrafo quinto ET y art. 13.2 RERTE).
Tras la LIS el preaviso ha de ser también impugnado por la vía del procedimiento arbitral establecido en el
artículo 76 ET.
En efecto, el artículo 127.2 LIS establece que “se someterán” al procedimiento arbitral “todas las
impugnaciones relativas al proceso electoral desde la promoción de las elecciones, incluida la valides de la
comunicación a la oficina pública del propósito de celebrar las mismas, así como todas las actuaciones
electorales previas y posteriores de los resultados, hasta la entrada de las actas en la oficina pública
dependiente de la autoridad administrativa laboral”.
Con anterioridad la LIS, a la STS 4 de mayo de 2006, había establecido que la impugnación de
preaviso había de hacerse a través del proceso ordinario (arts. 80 y siguientes LIS) y no mediante
el procedimiento arbitral del artículo 76 ET, El apartado 2 del artículo 127.2 LIS trata de reaccionar
y superar esta doctrina
La mesa electoral está formada por el presidente, que será el trabajador de más antigüedad, y por dos
vocales, que serán los electores de mayor y menor edad, actuando este último como secretario
(artículo 73.3 ET). Los cargos son irrenunciables (art. 5.3 RERTE). Ninguno de los componentes de la
mesa electoral puede ser candidato y de serlo le sustituirá el suplente (art. 73.4 ET).
Cada candidato o candidatura, en su caso, puede nombrar un interventor por mesa. También el empresario
puede designar un representante suyo que asista a la votación y al escrutinio (art. 73.5 ET).
Los delegados de personal y los miembros del comité de empresa se eligen por todos los
trabajadores mediante sufragio personal, directo, libre y secreto, que podrá emitirse por correo.
Art. 69.1 ET. El art. 10 del RERTE regula la votación por correo.
Son electores todos los trabajadores de la empresa o centro de trabajo mayores de 16 años y con
una antigüedad en la empresa de, al menos, un mes, y elegibles los trabajadores que tengan 18
años cumplidos y una antigüedad en la empresa de, al menos, seis meses, salvo en las
actividades en que, por movilidad de personal, se pacte en convenio colectivo un plazo inferior,
con el límite de tres meses de antigüedad.
Artículo 69.2 ET. Los trabajadores extranjeros serán electores y elegibles si reúnen las condiciones
mencionadas en el art. mencionado. Los requisitos de edad y antigüedad han de cumplirse en el momento
de la votación para el caso de los electores y en el momento de la presentación de la candidatura para el
caso de los elegibles (art. 6.5 RERTE).
En el plazo de siete días desde que le sea comunicado el preaviso, la empresa ha de remitir el censo
laboral a la mesa electoral, con indicación de los trabajadores que reúnan los requisitos de edad y
antigüedad en los términos del art. 69.2 ET, precisos para ostentar la condición de electores y elegibles
(art. 74.2, párrafo primero, y 3, párrafo primero, ET y art. 6.2, párrafo primero, RERTE). El modelo número
2 del Anexo del RERTE incorpora un modelo de censo de trabajadores, el núm. 2.1 de “trabajadores fijos o
con contrato superior a un año” y el núm. 2.2 de “trabajadores eventuales o con contrato inferior a un año”.
En efecto, la empresa ha de facilitar en el listado del censo laboral la relación de trabajadores contratados
por término hasta un año, haciendo constar la duración del contrato pactado y el número de días
trabajados hasta la fecha de la convocatoria de elección (art. 6.4 RERTE). Ha de tenerse en cuenta, en
este sentido, que a efectos de determinar el número de representantes a elegir, así como quienes prestan
servicios en trabajos fijos discontinuos y los trabajadores con contratos de duración determinada superior a
un año se computan como trabajadores fijos de plantilla, los contratados por término de hasta un año se
computan según el número de días trabajados en el periodo de un año anterior a la convocatoria de
elecciones computándose cada doscientos días trabajados o fracción como un trabajador más (art. 72.2
ET y art. 9.4 RERTE).
No es legalmente obligado facilitar el censo a los promotores de la elección ni a los sindicatos
concurrentes, si bien la negociación colectiva podría imponer esa obligación sin que ello vulnere el derecho
a la intimidad ex art. 18.1 CE (STS 27 de septiembre 2007).
La mesa electoral hace público entre los trabajadores el censo laboral con indicación de quienes son
electores y elegibles de acuerdo con el art. 69.2 ET, lista que se considera a efectos de la votación como
lista de electores (art. 74.2 a) y art. 74.3 ET y art. 6.2, párrafo segundo, RERTE). Cuando se trate de
elecciones a comité de empresa la lista de electores y elegibles se ha de hacer pública en los tablones de
anuncios durante un tiempo no inferior a setenta y dos horas (art. 74.3, párrafo primero, ET y art. 6.2,
Los legitimados para presentar candidatos y candidaturas son (art. 69.3 ET):
- Las coaliciones firmadas por dos o más de los anteriores sindicatos, que deben tener una
denominación concreta, atribuyéndose sus resultados a la colación.
- Los trabajadores que avalen su candidatura con un número de firmas de electores de su mismo
centro y colegio, en su caso, equivalente al menos a tres veces el número de puestos a cubrir.
La mesa electoral recibe y proclama las candidaturas que se presenten (art. 74.2 c) y 74.3, párrafo tercero
ET). En el caso del comité de empresa, las candidaturas se presentan durante los nueve días siguientes a
la publicación de la lista definitiva de electores. La proclamación se hace en los dos días laborales después
de concluido dicho plazo publicándose en los tablones y, contra el acuerdo de proclamación se puede
reclamar dentro del día laborable siguiente, resolviendo la mesa en el posterior día hábil (art. 74.3, párrafo
tercero, ET).
En la candidatura o listas deben figurar las siglas del sindicato o grupo de trabajadores que la presenten
(último inciso del art. 71.2 a) ET).
En las empresas o centros de trabajo de menos de 50 trabajadores se establece una lista única de
candidatos a delegados de personal ordenada alfabéticamente con expresión de las siglas del sindicato,
coalición electoral o grupo de trabajadores que la presenten (art. 9.1 RERTE). En las elecciones a
miembros del comité de empresa en cada lista de candidatos deben figurar las siglas del sindicato,
coalición electoral o grupo de trabajadores que la presenten (art. 9.2 RERTE).
La presentación de las candidaturas debe hacerse utilizando el modelo núm. 8 del Anexo del RERTE. La
mesa electoral, hasta la proclamación definitiva de los candidatos puede requerir la subsanación de los
defectos observados o la ratificación de los candidatos que deban efectuarse por los propios interesados
ante la mesa electoral. En los casos de candidaturas presentadas por grupos de trabajadores se deben
adjuntar los datos de identificación y las firmas que avalan la candidatura (art. 8.1 RERTE).
Si el número de candidatos para delegados de personal es inferior al de puestos a elegir se celebrará la
elección para la cobertura de los puestos correspondientes, quedando el resto vacante (art. 8.2 RERTE).
Las candidaturas a miembros de comité de empresa deben contener como mínimo tantos nombres como
puestos a cubrir, si bien la renuncia de cualquier candidato presentado en alguna lista antes de la fecha de
la elección no implicará la suspensión del proceso electoral, ni la anulación de la correspondiente
candidatura aun cuando sea incompleta, siempre y cuando la lista afectada permanezca con un número de
candidatos de, al menos, el 60 por 100 de los puestos a cubrir (art. 71.2 a) ET y art. 8.3 RERTE).
Proclamados definitivamente los candidatos, los promotores de la elección, los presentadores de
candidatos y los propios candidatos, pueden efectuar desde el mismo día de tal proclamación hasta las
cero horas del día anterior señalado para la votación, la propaganda electoral que consideren oportuna,
siempre y cuando no se altere la prestación normal del trabajo. Esta limitación no se aplica a las empresas
que tengan hasta 30 trabajadores (art. 8.4 RERTE).
El empresario ha de facilitar los medios precisos para el normal desarrollo de la votación y de todo
el proceso laboral. Art. 75.1, párrafo segundo ET. Es infracción muy grave la transgresión de los
deberes materiales de colaboración que impongan al empresario las normas reguladoras de los
procesos electorales a representantes de los trabajadores (art. 8.7 LISOS).
El voto es libre, secreto, personal y directo, depositándose las papeletas, que en tamaño, color,
impresión y calidad de papel serán de iguales características, en urnas cerradas. Art. 75.2, en
conexión con el art. 69.1, ET.
En la elección para delegados de personal, cada elector puede dar su voto a un número máximo
de aspirantes equivalente al de puestos a cubrir entre los candidatos proclamados. Resultan
elegidos los que obtengan el mayor número de votos. En caso de empate, resulta elegido el
trabajador de mayor antigüedad en la empresa (Art. 70 ET).
En las empresas de más de cincuenta trabajadores, en censo de electores y elegibles, se distribuye en dos
colegios, uno integrado por técnicos y administrativos y otro por los trabajadores especialistas y cualificados
(art. 71.1, párrafo segundo, ET y art. 9.3 RERTE).
El párrafo segundo del artículo 71.1 prevé la posibilidad de que por convenio colectivo se establezca un
nuevo colegio.
En la elección a miembros del comité de empresa, cada elector puede dar su voto a una sola de
las listas presentadas para su colegio. No tienen derecho a la atribución de representantes en el
comité de empresa las listas que no obtengan como mínimo el 5 por 100 de los votos por cada
colegio. Dentro de cada lista resultan elegidos los candidatos por el orden en que figuen en la
candidatura (art. 71.2 ET y art. 12.1 RERTE).
Serán árbitros los designados conforme al procedimiento que se regula en el art. 76.3 ET y arts. 31 a 35
RERTE, salvo en el caso de que las partes de un procedimiento arbitral se pusieran de acuerdo en la
designación de un árbitro distinto.
El árbitro o árbitro serán designados con arreglo a los principios de neutralidad y profesionalidad, entre
licenciados en Derecho, graduados sociales, así como titulados equivalentes, por acuerdo unánime de los
sindicatos más representativos, a nivel estatal o de Comunidades Autónomas, según proceda y, de los que
ostenten el diez por ciento o más de los delegados y de los miembros de los comités de empresa en el
ámbito provincial, funcional o de empresa correspondiente. Si no existiera acuerdo unánime entre los
sindicatos señalados anteriormente, la autoridad laboral competente establecerá la forma de designación,
atendiendo a los principios de imparcialidad de los árbitros, posibilidad de ser recusados y participación de
los sindicatos en su nombramiento.
La duración del mandato de los árbitros es de cinco años, siendo susceptible de renovación.
La administración laboral facilitará la utilización de sus medios personales y materiales por los árbitros en
la medida necesaria para que éstos desarrollen sus funciones (art. 76.3 ET y arts. 31 a 35 RERTE).
Los árbitros deben abstenerse y, en su defecto, ser recusados en los casos siguientes (art. 76.4 ET y
art. 35 RERTE):
a) Tener interés personal en el asunto de que se trate.
b) Ser administrador de sociedad o entidad interesada, o tener cuestión litigiosa con alguna de las partes.
c) Tener parentesco de consanguinidad dentro del cuarto grado o de afinidad dentro del segundo con
cualquiera de los interesados, con los administradores de entidades o sociedades interesadas y también
con los asesores, representantes legales o mandatarios que intervengan en el arbitraje, así como
compartir despacho profesional o estar asociado con éstos para el asesoramiento, la representación o el
mandato.
d) Tener amistad íntima o enemistad manifiesta con alguna de las personas mencionadas en el apartado
anterior.
e) Tener relación de servicio con persona natural o jurídica interesada directamente en el asunto o haberle
prestado en los últimos dos años servicios profesionales de cualquier tipo y en cualquier circunstancia o
lugar.
La oficina pública dependiente de la autoridad laboral da traslado al árbitro del escrito en el día hábil
posterior a su recepción, así como de una copia del expediente electoral administrativo. Si se hubieran
presentado actas electorales para registro, se suspende su tramitación.
A las veinticuatro horas siguientes, el árbitro convoca a las partes interesadas de comparecencia ante él, lo
que ha de tener lugar en los tres días hábiles siguientes. Si las partes, antes de comparecer ante el árbitro
designado de conformidad con lo establecido en el art. 76.3 ET, se ponen de acuerdo y designan uno
distinto, lo notifican a la oficina pública dependiente de la autoridad laboral para que dé traslado a este
árbitro del expediente administrativo electoral, continuando con el mismo el resto del procedimiento.
El árbitro, dentro de los tres días hábiles siguientes a la comparecencia y previa práctica de las pruebas
procedentes o conformes a derecho, que pueden incluir a personación en el centro de trabajo y la solicitud
de la colaboración necesaria del empresario y las Administraciones públicas, dicta laudo. El laudo será
escrito y razonado, resolviendo en derecho sobre la impugnación del proceso electoral y, en su caso, sobre
el registro del acta, y se notifica a los interesados y a la oficina pública dependiente de la autoridad laboral.
Si se hubiese impugnado la votación, la oficina procede al registro del acta o a su denegación, según el
contenido del laudo (art. 76.6 ET y srts. 40 a 42 RERTE)
El laudo arbitral podrá impugnarse ante el orden jurisdiccional social a través de los artículos 127 a 132 de
la LJS.
Los miembros del comité intercentros son designados de entre los componentes de los distintos
comités de centro, si bien en su constitución se ha de guardar la proporcionalidad de los
sindicatos, según los resultados electorales considerados globalmente. Art. 63.3 ET.
El Convenio núm. 135 de la OIT, de 1971, establece que los representantes de los trabajadores
han de tener “una protección eficaz contra todo acto que pueda perjudicarles”, así como que ha de
“disponer en la empresa de facilidades apropiadas para permitirles el desempeño rápido y eficaz
de sus funciones” (arts. 1 y 2).
Es importante también la Recomendación núm. 143 de la OIT sobre “protección y facilidades que
deben otorgarse a los representantes de los trabajadores en la empresa”, asimismo de 1971, en
cuanto inspiradora y con proyección interpretativa y aclaratoria de los Convenios de la OIT (STC
38/1981, de 23 de noviembre).
2. El artículo 68 ET.
Las denominadas “garantías” que establece el precepto lo son a “salvo de lo que se disponga en
los convenios colectivos”. Sin embargo, la expresión utilizada (“a salvo”) no puede llevar a
considerar las garantías legales como dispositivas para los convenios colectivos, sino que
constituyen un mínimo de derecho necesario que los convenios pueden mejorar y reforzar.
Las garantías se reconocen a los “miembros de los comités de empresa y a los delegados de
personal”. No obstante, la jurisprudencia constitucional ha extendido la adicción de estas garantías
no sólo a los candidatos, sino a los que ha llamado momento “presindicales” o preelectorales en
los que se empiezan a dar unos primeros pasos que razonablemente podrían conducir a unas
elecciones (STC 197/1990, de 29 de noviembre).
3. El expediente contradictorio.
Siguiendo el orden en el que las enuncia el art. 68 ET, la primera de las garantías es la “apertura
de un expediente contradictorio en el supuesto de sanciones por faltas graves o muy graves, en el
que serán oídos, aparte del interesado, el comité de empresa o restantes delegados de personal”.
Será nula la sanción impuesta a los representantes de los trabajadores por faltas graves y muy
graves sin la previa audiencia de los restantes integrantes de la representación a la que el
trabajador pertenezca.
Art. 115.2 LJS. Sin embargo, el incumplimiento de los requisitos de forma del expediente disciplinario
conduce a la improcedencia del despido, si bien, será el representante de los trabajadores, y no el
empresario, quien podrá optar por la readmisión, o por la indemnización, entendiéndose que de no
efectuar la opción, opta por la readmisión, la cual en todo caso será obligada (art. 56.4 ET y
art. 110.2 LJS).
Si la sentencia que declare la improcedencia del despido del representante de los trabajadores es
recurrida, la opción ejercida por dicho representante tendrá las consecuencias previstas en el art. 112 LJS.
Hay que tener en cuenta, asimismo, el art. 302 LJS.
La sentencia firme de despido será ejecutada en sus propios términos cuando el trabajador sea
representante de los trabajadores y, declarada la improcedencia del despido, optara por la readmisión (art.
282.1.a) LJS).
En caso de que el empresario no de cumplimiento a la orden de reposición prevista en el art. 283 LJS, el
juez ha de acordar entre otras medidas, que el representante de los trabajadores continúe desarrollando,
en el seno de la empresa, las funciones y actividades propias de su cargo (art. 284.c) LJS).
4. Prioridad de permanencia.
Téngase en cuenta que la Ley 3/2012 ha eliminado la categoría profesional como medio de clasificación
profesional, ciñéndola exclusivamente al grupo (art. 22.1 ET).
“El presupuesto implícito para la aplicación de la garantía del art. 68. b) ET … es la existencia de dos o
más trabajadores entre los que establecer algún tipo de prioridad o preferencia” (STS 27 julio 1989).
La protección se extiende no sólo “durante el ejercicio de sus funciones” sino hasta el “año vigente
a la expiración de su mandato”, salvo en el caso de que dicha expiración se produzca por
revocación o dimisión. La revocación se regula por el art. 67.1 ET y por el art. 1.1 c) RERTE. Ha
de recordarse, asimismo, que la jurisprudencia ha extendido la protección al candidato e incluso a
quien, sin serlo, está dando los primeros pasos para promover las correspondientes elecciones.
Naturalmente, la protección se proyecta sobre los despidos o las sanciones que se basan en “la
acción del trabajador en ejercicio de su representación, sin perjuicio, por tanto, de lo establecido
en el artículo 54 ET (art. 68 ET). El representante puede ser sancionado y despedido, en
consecuencia, si incurre en faltas o incumplimiento contractuales. Lo que ocurre es. Obviamente,
que la sanción o el despido sólo serán procedentes si queda acreditado que nada tienen que ver
con el ejercicio de funciones de representación, desplegándose plenamente aquí las conocidas
reglas de distribución de la carga de la prueba.
Cabe entender así, que los representantes de los trabajadores tienen una libertad reforzada de
expresión (art. 20.1 a) CE) y de información (art. 20.1 d) CE), libertades que pueden ejercerse en
la empresa y en el ámbito del contrato, no obstante, no sólo por los representantes, sino de
conformidad con la jurisprudencia constitucional, por todos los trabajadores con las modulaciones,
en su caso, estrictamente imprescindibles o indispensables.
El crédito horario (art. 68 e) ET), así como el local y el tablón de anuncios contemplados en el
art. 81 ET, están al servicio y son instrumentos para el ejercicio, con carácter general, de los
derechos de representación de los representantes de los trabajadores y, en particular, de sus
libertades de información y expresión.
8. El crédito horario.
A través de la negociación colectiva, que suele incrementar los tramos previstos en el artículo e incluso a
través de acuerdo individual (STC 132/2000), puede ampliarse el número de horas.
Téngase en cuenta, no obstante, que como consecuencia del art. 10 del Real Decreto-ley 20/2012, de 13 de
julio, de medidas para garantizar la estabilidad presupuestaria y el fomento de la competitividad, y con
aplicación desde el 1 de octubre de 2012, en el ámbito de las Administraciones Públicas y organismo,
entidades, universidades, fundaciones y sociedades dependientes de las mismas, todos aquellos derechos
sindicales, que bajo ese título específico o bajo cualquier otra denominación, se contemplen en los Acuerdos
para personal funcionario y estatutario y en los Convenios Colectivos y Acuerdos para el personal laboral
suscritos con representantes u organizaciones sindicales, cuyo contenido exceda de los establecidos en el
ET, LOLS y la Ley 7/2007, de 12 de abril, del Estatuto Básico del Empleado Público, relativos a tiempo,
retribución para realizar funciones sindicales y de representación, nombramientos de delegados sindicales,
así como los relativos a dispensas totales de asistencia al trabajo y demás derechos sindicales, se ajustarán
de forma estricta a lo establecido en dichas normas.
El art. 10 del RDLey 20/2012 declara expresamente que dejará de tener validez y surtir efectos todos los
Pactos, Acuerdos y Convenios Colectivos que en esta materia haya podido suscribirse y que excedan de
dicho contenido.
De conformidad con el art. 37.1 ET, el uso de su crédito horario por parte del representante requiere, con
carácter general, “previo aviso y justificación”.
Es infracción grave o la trasgresión de los derechos de los representantes de los trabajadores en materia de
créditos de horas retribuidas, en los términos en que legal o convencionalmente estén establecidos (art. 7.8
LISOS).
En segundo lugar, los trabajadores afiliados a un sindicato y las secciones sindicales por ellos
constituidas pueden, en el ámbito de la empresa o centro de trabajo, celebrar reuniones, previa
notificación al empresario, recaudar cuotas y atribuir relación sindical, fuera de las horas de
trabajo y sin perturbar la actividad normal de la empresa.
El precepto legal se refiere a las reuniones del sindicato con sus afiliados, o de los propios
afiliados al sindicato, pero con todos los trabajadores.
Todos los derechos reconocidos en el precepto legal (celebrar reuniones, recaudar cuotas y
distribuir información sindical) tienen que realizarse “fuera de las horas de trabajo y sin perturbar la
actividad normal de la empresa”.
En tercer lugar, los trabajadores afiliados a un sindicato y las secciones sindicales por ellos
constituidas pueden, en el ámbito de la empresa o centro de trabajo, recibir la información que le
remita a su sindicato.
Sin perjuicio de lo que se establezca mediante convenio colectivo, las secciones sindicales de los
sindicatos más representativos y de los que tengan representación en los comités de empresa o
cuenten con delegados de personal, tienen los siguientes derechos:
a) Con la finalidad de facilitar la difusión de aquellos avisos que puedan interesar a los afiliados al
sindicato y a los trabajadores en general, la empresa ha de poner a su disposición un tablón de
anuncios que deberá situarse en el centro de trabajo y en lugar donde se garantice un adecuado
acceso al mismo de los trabajadores. Art. 8.2 a) LOLS.
Se remite al art. 87.1 ET. Es verdad que en el art. 87.1, párrafo primero ET parece
reconocerse legitimación “inicial” a toda sección sindical, siempre que entre todas
ellas sumen la mayoría de los miembros del comité de empresa, y no sólo, como
hace el art. 8.2 b) LOLS a la de las secciones sindicales de los sindicatos más
representativos y de los que tengan representación en los comités de empresa o
cuenten con delegados de personal. Pero, como se acaba de indicar, el propio art.
87.1, párrafo primero ET requiere que las secciones sindicales sumen, en su
conjunto, la mayoría de los miembros del comité de empresa.
Por lo demás, tras el Real Decreto-Ley 7/2011, 10 junio, “la intervención en la
negociación corresponderá a las secciones sindicales cuando éstas así lo acuerden”,
siempre que sumen, precisamente, “la mayoría de los miembros del comité de
empresa o entre los delegados de personal” (art. 87.1, párrafo segundo, ET).
En las empresas o, en su caso, en los centros de trabajo que ocupen a más de 250 trabajadores,
cualquiera que sea la clase de su contrato, las secciones sindicales que puedan constituirse por
los trabajadores afiliados a los sindicatos con presencia en los comités de empresa estarán
representadas, a todos los efectos por delegados sindicales elegidos por y entre sus afiliados en
la empresa o en el centro de trabajo. Art. 10.1 LOLS.
Para el cálculo del 10 por 100 de los votos en la elección al comité de empresa no se
computan los votos nulos (STS 19 mayo 1993).
Los delegados sindicales, en el supuesto de que no formen parte del comité de empresa, tienen las
mismas garantías que las establecidas legalmente para los miembros de los comités de empresa.
3º. Ser oídos por la empresa previamente a la adopción de medidas de carácter colectivo que
afecten a los trabajadores en general y a los afiliados a su sindicato en particular, y especialmente
en los despidos y sanciones de estos últimos Art. 10.3.3º LOLS.
1. Configuración general.
El art. 21 CE proclama el derecho de reunión. Por su parte, el art. 4.1 e) ET establece que el
derecho de reunión es un derecho básico de los trabajadores.
La asamblea puede ser convocada por los representantes de los trabajadores o por un número de
trabajadores no inferior al 33 por 100 de la plantilla. Art. 77.1 Et. Los convenios colectivos pueden
reconocer a la sección sindical el derecho a convocar asambleas en el centro de trabajo, tanto
para afiliados como para no afiliados (STS 5 de febrero de 2004).
La convocatoria, que ha de contener el orden del día propuesto por los convocantes, se ha de
comunicar al empresario con cuarenta y ocho horas de antelación, como mínimo, debiendo el
empresario acusar recibo (art. 79 ET).
La presidencia de la asamblea corresponde, en todo caso, a los representantes de los trabajadores, quienes
son los “responsables del normal desarrollo” de la reunión, así como de “la presencia en la asamblea de
personas no pertenecientes a la empresa” (art. 77.1 ET).
El requisito de que en todo caso la presidencia de la asamblea corresponde a los representantes de los
trabajadores se ha flexibilizado especialmente en los supuestos en que la asamblea se ha convocado
precisamente al efecto de pretender la revocación del mandato de los propios representantes (art. 67.3,
párrafo segundo, ET).
La presidencia de la asamblea ha de comunicar al empresario “la convocatoria y los nombres de las
personas no pertenecientes a la empresa que vayan a asistir a la asamblea” y acuerda con el empresario
“las medidas oportunas para evitar perjuicios en la actividad normal de la empresa (art. 77.1 ET).
La convocatoria de la asamblea ha de expresar “el orden del día propuesto por los convocantes” (art. 70
ET). En la asamblea sólo se pueden tratar los “asuntos que figuren previamente incluidos en el orden del
día” (art. 77.1 ET).
Dos posibles contenidos, aparte del mencionado “revocación de los representantes”
(art. 67.3 ET), la “designación de representantes sindicales para los convenios
colectivos de “franja”” (art. 87.1 ET).
El lugar de reunión es el “centro de trabajo”, si sus condiciones “lo permiten” 8art.
78.1 ET).
El empresario ha de “facilitar el centro de trabajo para la celebración de la asamblea”,
salvo en los siguientes supuestos (art. 78.2 ET):
1°) Si no se cumplen las disposiciones legales.
2°) Si han transcurrido menos de dos meses desde la última reunión realizada, lo que
no se aplica, sin embargo, a las “reuniones informativas sobre convenios colectivos
que (…) sean de aplicación” a los trabajadores.
3°) Si el empresario aún no hubiera resarcido o afianzado el resarcimiento por los
daños producidos en alteraciones ocurridas en alguna reunión anterior.
4°) Cierre legal de la empresa, de conformidad con el art. 37.2 CE.
La asamblea tiene lugar “fuera de las horas de trabajo, salvo acuerdo con el empresario”
(art. 78.1 ET).
5. Votación.
1. Locales.
2. Tablones de anuncios.
Los representantes de los trabajadores tienen derecho a que las empresas pongan a su
disposición “uno o varios tablones de anuncios” (art. 81 ET).
1°) Es un derecho constitucional en principio no tutelable por recurso de amparo ante el TC,
aunque sí si se vulneran determinados derecho, como la libertad sindical.
4°) No es un derecho exclusivo de los sindicatos. Se permite negociar convenios a los comités de
empresa.
Convenio colectivo estatutario es el regulado por el título III del ET, quedando fuera de su ámbito
el extraestatutario, que se rige por el derecho común. Por su parte, los acuerdos de empresa,
tampoco son convenios colectivos regulados por el título III, que suelen tener eficacia erga omnes.
La CE establece que la ley garantizará la fuerza vinculante del convenio colectivo: el estatutario
tendrá eficacia normativa, y pertenece al ordenamiento laboral; y el extraestatutario tiene eficacia
contractual, es solo fuente de obligaciones (y no podrá contradecir al estatutario).
Otras diferencias:
Estatutario:
- se publica en los boletines oficiales
- tiene establecido en el ET, eficacia personal “erga omnes”
- la demanda-comunicación de oficio de la autoridad e oficio se ciñe solo a estos convenios.
Extraestatutarios:
- no se publican en los boletines oficiales
- su eficacia personal queda limitada a los afiliados y representados, sin perjuicio de que por
posibles adhesiones o aplicación empresarial pueda llegar a tener eficacia general
- no genera condiciones más beneficiosas más allá de su duración
- no existe obligación de negociar un convenio extraestatutario
- pueden ser impugnados por la modalidad procesal de impugnación de convenio colectivos
por los legitimados para ello
- su infracción no es esgrimible en casación aunque el TS sentada esta premisa suele entrar
en el fondo.
2. Acuerdos de empresa.
Además de los dos tipos de convenios vistos, existen acuerdos de empresa y otros tipos de
pactos colectivos empresariales, que suelen tener eficacia personal general o erga omnes. Pero
no tienen naturaleza normativa.
También hay que mencionar los acuerdos de reorganización productiva adoptados en periodos de
consulta, por motivos de movilidad geográfica, modificación sustancial de las condiciones
laborales, suspensión de contrato, reducción de jornada y despido colectivo. La eficacia de todos
estos acuerdos es, recordamos, contractual.
La legitimación para negociar el convenio colectivo se establece en el ET, que distingue entre
legitimación “inicial” (derecho a formar parte de la comisión negociadora), “plena” (la comisión
negociadora está válidamente constituida), y “negociadora o decisoria” (quién puede aprobar
finalmente el convenio).
2. La legitimación inicial.
2.3.1. Por el lado de los trabajadores, en los convenios colectivos de ámbito supraempresarial,
existe una legitimación exclusivamente sindical y solo de determinados sindicatos (art. 87.2 y 4
ET).
2) En los convenios que no superen el ámbito de una CCAA, los sindicatos más representativos
de dicha CCAA, así las organizaciones afiliadas, federadas o confederadas a éstos.
3) Los sindicatos distintos de los anteriores, con al menos un 10% de los miembros del comité de
empresa y de los delegados de personal, en el ámbito funcional y geográfico del convenio.
2.3.2. En los convenios de ámbito supraempresarial están legitimadas, por el lado empresarial,
determinadas asociaciones empresariales.
1) Las que en el ámbito funcional y geográfico del convenio cuenten con el 10% de los
empresarios, cuando éstos ocupen a un porcentaje igual de trabajadores afectados. También las
empresas que den ocupación al 25% de los trabajadores afectados.
2) En los convenios estatales, las asociaciones empresariales de CCAA que reúnan los requisitos
del ET.
2.3.3. Todo sindicato y toda asociación empresarial que reúna el requisito de legitimación tiene
derecho a formar parte de la comisión negociadora.
Todo sindicato y asociación empresarial que cumpla los requisitos de legitimación vistos tiene
derecho a formar parte de la comisión negociadora.
Al comité de empresa, o delegados de personal, se les reconoce legitimación inicial y plena, sin
exigírseles requisitos adicionales. En todo caso, el reparto de miembros con voz y voto en la
comisión negociadora se hará con respeto del derecho de todos los legitimados y en proporción a
su representatividad –art. 88.1 ET-.
Por el lado de los trabajadores deben cumplirse los siguientes requisitos: el reparto de miembros
con voz y voto en la comisión negociadora se hará con respeto del derecho de todos los
legitimados y en proporción a su representatividad; y la comisión negociadora quedará
válidamente constituida cuando los candidatos con legitimación inicial representen al menos a la
mayoría absoluta de los miembros del comité de empresa y delegados de personal.
Por el lado de los empresarios: el reparto de miembros con voz y voto en la comisión negociadora
se hará con respeto del derecho de todos los legitimados y en proporción a su representatividad; y
la comisión negociadora quedará válidamente constituida cuando las asociaciones con
legitimación inicial representen al menos a la mayoría de los trabajadores afectados por el
convenio.
En este último supuesto, "el reparto de los miembros de la comisión negociadora se efectuará en
proporción a la representatividad que ostenten las organizaciones sindicales en el ámbito territorial
de la negociación".
4. La legitimación decisoria.
Los acuerdos de la comisión negociadora del convenio colectivo requerirán el voto favorable de la
mayoría de cada una de las dos representaciones. El voto será proporcional, en función de la
representatividad que ostente cada miembro de la comisión –art. 89.3 ET-.
Esta obligación recae sobre la parte receptora de la comunicación, con algunas excepciones.
Así, la parte receptora podrá negarse a negociar por las siguientes causas:
1°. Causa legal. Cuando la negociación propuesta vulneraría el ordenamiento jurídico.
2°. Causa convencional. Cuando se incumpliría lo establecido en un convenio anterior sobre
duración y denuncia, o lo previsto en un acuerdo interprofesional o convenio colectivo sectorial.
3°. Cuando no se trate de revisar un convenio colectivo ya vencido.
Si se produjeran violencias, tantos sobre las personas como sobre los bienes, y ambas partes
comprobaran su existencia, la negociación en curso queda suspendida de inmediato hasta la
desaparición de la violencia (art. 89.1, último párrafo, ET).
Si existe violencia y una parte suspende la negociación sin que la otra esté de acuerdo, cabrá
defender que no se estará incumpliendo la obligación legal de negociar de buena fe.
"recomendaciones, enmarcadas en el principio de buena fe" tales como:
(i) "iniciar de inmediato los procesos de negociación una vez producida la denuncia de los
convenios, e intercambiar la información que facilite la interlocución en el proceso de
negociación y una mayor corresponsabilidad en la aplicación de lo pactado";
(ii) "mantener la negociación abierta por ambas partes hasta el límite de lo razonable;
(iii) "formular propuestas y alternativas por escrito, en especial ante situaciones de
dificultad en la negociación";
(iv) "de acuerdo con lo previsto en los sistemas de autocomposición de los conflictos de
carácter estatal (...) o de Comunidad Autónoma, acudir a ellos sin dilación cuando
existan diferencias sustanciales que conlleven el bloqueo de la negociación
correspondiente".
Los acuerdos de la comisión negociadora del convenio colectivo requerirán "el voto favorable de la
mayoría de cada una de las dos representaciones" art. 89.3ET.
El cómputo ha de hacerse en función de la representatividad de esos integrantes (sistema
proporcional) y no en atención a las personas de los integrantes de la comisión (sistema personal
o por cabezas).
La conclusión y firma del convenio colectivo por su comisión negociadora supone, suscribir la
totalidad de su contenido tal como queda redactado finalmente, sin que puedan prevalecer ni
obligar acuerdos meramente provisionales o preacuerdos luego no ratificados o abandonados por
la comisión
El convenio colectivo lo aprueba su comisión negociadora. El posible refrendo asambleario no es,
así, una exigencia legal, ni tampoco es vinculante, salvo que las partes negociadoras hayan
establecido expresamente que someten la aprobación del convenio a la condición suspensiva de
la votación favorable por parte de los trabajadores.
Los convenios colectivos deben ser presentados ante la autoridad laboral competente para su
registro dentro del plazo de quince días a partir del momento en que las partes negociadoras lo
firmen.
Existe un registro para los convenios y acuerdos colectivos de ámbito estatal u supraautonómico
en la Dirección General de Trabajo del MTIN. Y en las Comunidades Autónomas para convenios y
acuerdos colectivos de ámbito territorial inferior (artículo 3 RD 713/2010).
En la solicitud de inscripción se deben facilitar todos los datos relativos a las partes firmantes y la
fecha de la firma, así como los relativos a su ámbito personal, funcional, territorial y temporal y la
actividad o actividades económicas cubiertas por los mismos, conforme se establece en el Anexo I
del RD 713/2010 (artículo 6.2 RD 713/2010) Se deben cumplimentar, asimismo, los datos
estadísticos recogidos en los modelos oficiales que figuran el anexo 2 del RD 713/2010 (artículo
6.3 RD 713/2010) y, siempre a través de medios electrónicos, se debe presentar el texto original
del convenio colectivo firmado por los componentes de la comisión negociadora., así como las
actas de las distintas sesiones celebradas, incluyendo las referentes a las de constitución de la
comisión negociadora y de firma del convenio, con expresión de las partes que lo suscriban
(artículo 7 RD 713/2010). La persona designada ha de remitir la documentación referida en los
artículos 6 y 7 RD 713/2010, junto con su firma electrónica conforme a lo establecido en la Ley
59/2003, 19 diciembre, de firma electrónica, pudiendo utilizar cualquiera de los sistemas de firma
electrónica previstos en el artículo 13.2 de la Ley 11/2007, 22 junio, de acceso electrónico de los
ciudadanos a los servicios públicos (artículo 14 RD 713/2010).
Una vez comprobado que el convenio colectivo no vulnera la legalidad vigente ni lesiona
gravemente el interés de terceros, la autoridad laboral procede a dictar resolución ordenando su
registro, depósito y publicación en el boletín oficial correspondiente
A tener en cuenta:
2. Una vez registrado, el convenio colectivo se remite al órgano público de mediación, arbitraje y
conciliación competente para su depósito". En el ámbito de la Administración General del Estado,
el registro (y el depósito) tienen lugar en la Dirección General de Empleo del Ministerio de Empleo
y Seguridad Social.
4. En caso de que la autoridad laboral aprecie que el convenio colectivo vulnera la legalidad
vigente o lesiona gravemente el interés de terceros, realiza la comunicación demanda de oficio
prevista en el artículo 90.5 ET, sin que se ordene la publicación del convenio en el correspondiente
boletín oficial
El convenio colectivo respetará la ley y la CE. Están vinculados por los principios de no
discriminación e igualdad. Pueden establecer medidas de acción positivas. Por lo demás, la
negociación colectiva tiene que dejar margen a la autonomía individual en el contrato de trabajo,
Los convenios colectivos tienen el ámbito de aplicación que las partes acuerden, limitado por la
real representatividad de las partes negociadoras: no podrá afectar a terceros que no son partes,
ni están representados en la negociación.
No son claras las consecuencias de que el convenio colectivo no incluya este contenido mínimo u
obligatorio. No siempre la ausencia de ese contenido conducirá a la nulidad o ilegalidad de ese
convenio colectivo, por no plantear obstáculos insuperables pero, en otras materias, el "silencio" y
el "vacío" no podrán colmarse fácilmente. Así podrá ocurrir, por ejemplo, con la ausencia de
"sometimiento de las discrepancias" en el seno de la comisión paritaria "a los sistemas no
judiciales de solución de conflictos establecidos mediante los acuerdos interprofesionales de
ámbito estatal o autonómico previstos en el artículo 83 ET", o si el convenio colectivo no establece
los "procedimientos para solventar de manera efectiva las discrepancias que puedan surgir para la
b) La exclusión del acceso a tales beneficios será durante seis meses a contar desde la fecha de
la resolución de la autoridad laboral por la que se acuerda dejar sin efecto la suspensión y aplicar
las sanciones accesorias" (artículo 46 bis.2, párrafo segundo)".
La jurisprudencia limita el contenido de los convenios colectivos a que dicho contenido sea de
carácter "laboral", toda vez que el derecho constitucional es, precisamente, a la negociación
colectiva "laboral".
Ahora bien, lo anterior limita en muy pocas ocasiones en la práctica el contenido de las materias a
abordar en un convenio colectivo y tales materias de entienden muy ampliamente y con escasas
limitaciones. Por otro lado, la posible extralimitación del convenio colectivo no siempre conduce a
la declaración de nulidad de la correspondiente cláusula convencional, sino a que su
incumplimiento no sea controlable por la jurisdicción laboral.
El ET establece que "dentro del respeto a las leyes, los convenios colectivos podrán regular
materias de índole económica, laboral, sindical y, en general, cuantas otras afecten a las
condiciones de empleo y al ámbito de relaciones de los trabajadores y sus organizaciones
representativas con el empresario y las asociaciones empresariales".
Por su parte, el artículo 82.2 ET tiene el siguiente tenor: "mediante los convenios colectivos, y en
su ámbito correspondiente, los trabajadores y empresarios regulan las condiciones de trabajo y de
productividad; igualmente podrán regular la paz laboral a través de las obligaciones que se
pacten".
En cuanto a la posible regulación de las siguientes materias en los convenios colectivos: derechos
fundamentales, jubilación forzosa, Seguridad Social y previsión social complementaria, seguridad
En la actualidad, las cláusulas de los convenios colectivos que establecen la extinción del contrato
de trabajo por el cumplimiento de la edad ordinaria de jubilación deben de cumplir exigentes
requisitos legales porque la medida ha de vincularse a "objetivos coherentes con la política de
empleo expresados en el convenio colectivo".
Sin otra excepción que el establecimiento de mejoras voluntarias..., la Seguridad Social no podrá
ser objeto de contratación colectiva".
El caso de los compromisos por pensiones y la protección social complementaria en donde las
llamadas a los acuerdos colectivos son incesantes, lo que no puede extrañar porque, aunque no
de forma exclusiva, son aquellos acuerdos los que normalmente crean esos compromisos en el
ámbito de la empresa.
Las normas legales de seguridad y salud laboral, al tener el carácter de derecho necesario relativo
o mínimo, solo permiten a la negociación colectiva introducir mejoras o regulaciones más
favorables
Por lo que se refiere al llamado canon de negociación colectiva, que consiste en que en los
convenios colectivos se puedan establecer cláusulas por las que los trabajadores incluidos en su
ámbito de aplicación atiendan económicamente la gestión de los sindicatos representados en la
comisión negociadora, fijando la cuantía del canon y regulando las modalidades de su abono,
legalmente se exige respetar la voluntad individual del trabajador, la cual debe expresarse por
escrito en la forma y plazos que determine la propia negociación colectiva.
La nueva redacción dada al artículo 86.3 ET por el Real Decreto-ley 7/2011 ha eliminado la distinción entre
cláusulas normativas y obligacionales que con anterioridad hacia el precepto.
Esta distinción entre las cláusulas obligacionales y normativas de los convenios colectivos tenía, y en cierta
medida sigue teniendo, relevantes consecuencias. La redacción vigente del artículo 86.3 ET solamente
menciona "las cláusulas convencionales por las que se hubiera renunciado a la huelga durante la vigencia
de un convenio", en el "viejo" artículo 86.3 ET.
1.- Las cláusulas obligacionales son la que establecen derechos y obligaciones entre las partes firmantes
del convenio colectivo. Esta permite en principio deducir que las demás cláusulas, que se proyectan sobre
los trabajadores y empresarios incluidos en el ámbito de aplicación del convenio, formarán parte de su
contenido normativo.
2.- Las cláusulas normativas no se reducen a la fijación de condiciones de trabajo, sino que también son
normativas aquellas cláusulas que regulan acción asistencial, beneficios sociales o derechos colectivos o
sindicales como, por ejemplo, las competencias y garantías de los representantes electivos o sindicales de
los trabajadores. Circunscribir el contenido normativo del convenio colectivo a las cláusulas que regulan
condiciones de trabajo sería, de nuevo, coger la parte (la fijación de condiciones de trabajo) por el todo
(cláusulas normativas).
Para supuestos de mantenimiento de la vigencia de cláusula sobre fondos sociales se remite a las SSTS 21
diciembre 1994 y 29 abril 2003. No obstante, la STS 21 diciembre 1994 considera que la cláusula sobre la
comisión que administra el fondo social es obligacional.
3.- La jurisprudencia ha declarado que son también normativas las cláusulas de "encuadramiento" que
delimitan los ámbitos del convenio colectivo.
Tras la Ley 3/2012, la modificación de las condiciones de trabajo establecidas en los convenios
colectivos regulados en el título III ET deja de regularse en el artículo 41 ET Y pasa a hacerlo por
el artículo 82.3 ET. Al artículo 82.3 ET remite, en efecto, la redacción vigente del apartado 6 del
artículo 41 ET.
En segundo lugar, tras la Ley 3/2012, la inaplicación ("descuelgue") del convenio colectivo no se
reduce ya al régimen salarial, sino que se extiende a las condiciones de trabajo previstas en el
convenio aplicable, sea este de sector o de empresa, que afecten a las siguientes materias:
a) Jornada de trabajo.
f) Funciones, cuando excedan de los límites que para la movilidad funcional prevé el artículo 39
ET.
La inaplicación requiere que exista acuerdo entre la empresa y los representantes de los
trabajadores legitimados para negociar un convenio colectivo conforme a lo previsto en el artículo
87.1 ET, previo desarrollo de un período de consultas en los términos del artículo 41.4 ET.
Se reproducen las materias enunciadas en el artículo 41.1 ET, con el añadido del artículo 82.3 ET,
de las mejoras voluntarias de la acción protectora de la Seguridad Social. La diferencia radica en
que la lista del artículo 41 ET no es tasada (se dice "entre otras" materias), sin que en el artículo
82.3 ET se haga esa precisión.
Han de concurrir causas económicas, técnicas, organizativas o de producción que son las
reguladas en el 82.3 , sustancialmente en los mismos términos que se utilizan para la suspensión
de contratos y reducción de jornada en el artículo 47 ET Y para el despido colectivo en artículo 51
ET Y el despido objetivo en el artículo 52 c) ET
Es decir, sin perjuicio de que las primera son medidas de flexibilidad interna, que son las que se
quieren potenciar, y el despido es medida de flexibilidad externa, las mismas causas que permiten
inaplicar determinadas condiciones de trabajo previstas en el convenio colectivo aplicable, o que
permiten suspender contratos y reducir jornada, son sustancialmente las mismas que permiten
recurrir al despido colectivo del artículo 51 ET y al despido objetivo del artículo 52 e) ET.
La única diferencia está en que, respecto de las causas económicas, los artículos 47 y 82.3 ET
requieren "dos" trimestres consecutivos de disminución persistente de nivel de ingresos ordinarios
o ventas y los artículos 51 y 52 c) ET requieren "tres".
Se entiende que concurren causas técnicas cuando se produzcan cambios, entre otros, en el
ámbito de los medios o instrumentos de producción;
Son causas organizativas cuando se produzcan cambios, entre otros, en el ámbito de los sistemas
y métodos de trabajo del personal o en el modo de organizar la producción y causas productivas
cuando se produzcan cambios, entre otros, en la demanda de los productos o servicios que la
empresa pretende colocar en el mercado.
Artículo 82.3, párrafo quinto ET, en la redacción dada por la Ley 1/2014, 28 de febrero, para la
protección de los trabajadores a tiempo parcial y otras medidas urgentes en el orden económico y
social.
La consulta se ha de llevar a cabo en una “única” comisión negociadora, si bien, de existir varios
centros de trabajo, quedará circunscrita a los centros afectados por el procedimiento. La comisión
negociadora estará integrada por un máximo de trece miembros en representación de cada una
de las partes.
La comisión representativa de los trabajadores deberá quedar constituida con carácter previo a la
comunicación empresarial de inicio del procedimiento de consultas. A estos efectos, la dirección
de la empresa deberá comunicar de manera fehaciente a los trabajadores o a sus representantes
su intención de iniciar el procedimiento. El plazo máximo para la constitución de la comisión
representativa será de siete días desde la fecha de la referida comunicación, salvo que alguno de
los centros de trabajo que vaya a estar afectado por el procedimiento no cuente con
representantes legales de los trabajadores, en cuyo caso el plazo será de quince días.
En defecto de que lo sean las secciones sindicales conforme a lo expuesto en el apartado anterior,
la intervención como interlocutores se rige por las siguientes reglas:
En el supuesto de que la negociación se realice con la comisión cuyos miembros sean designados
por los sindicatos, el empresario puede atribuir su representación a las organizaciones
empresariales en las que estuviera integrado, pudiendo ser las mismas más representativas a
nivel autonómico, y con independencia de la organización en la que esté integrado tenga carácter
intersectorial o sectorial.
En primer lugar, al comité intercentros, siempre que tenga atribuida esa función en el convenio
colectivo en que se hubiera acordado su creación.
En otro caso, a una comisión representativa que se constituirá de acuerdo con las siguientes
reglas:
1° Si todos los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuentan con representantes
legales de los trabajadores, la comisión se integra por éstos.
2° Si alguno de los centros de trabajo afectados cuenta con representantes legales de los
trabajadores y otros no, la comisión se integra únicamente por representantes legales de los
trabajadores de los centros que cuenten con dichos representantes. Y ello salvo que los
trabajadores de los centros que no cuenten con representantes legales opten por designar la
comisión a que se refiere el párrafo a), en cuyo caso la comisión representativa se integra
conjuntamente por representantes legales de los trabajadores y por miembros de las comisiones
previstas en dicho párrafo, en proporción al número de trabajadores que representen.
En el supuesto de que uno o varios centros de trabajo afectados por el procedimiento que no
cuenten con representantes legales de los trabajadores opten por no designar la comisión del
párrafo a), se asigna su representación a los representantes legales de los trabajadores de los
centros de trabajo afectados que cuenten con ellos, en proporción al número de trabajadores que
representen.
3° Si ninguno de los centros de trabajo afectados por el procedimiento cuenta con representantes
legales de los trabajadores, la comisión representativa se integra por quienes sean elegidos por y
entre los miembros de las comisiones designadas en los centros de trabajo afectados conforma a
lo dispuesto en el párrafo a), en proporción al número de trabajadores que representen.
En todos los supuestos contemplados en este apartado, si como resultado de la aplicación de las
reglas indicadas anteriormente el número inicial de representantes fuese superior a trece, estos
eligen por y entre ellos a un máximo de trece, en proporción al número de trabajadores que
representen.
Cuando el periodo de consultas finalice con acuerdo se “presume” que concurren las causas
justificativas –art. 82.3, párrafo secto, ET. De ahí que el acuerdo “sólo podrá ser impugnado ante la
jurisdicción competente por la existencia de fraude, dolo, coacción o abuso de derecho en su conclusión”.
Se remite a la STS de 27 de mayo de 2013-.
El acuerdo deberá determinar con exactitud las nuevas condiciones de trabajo aplicables en la
empresa y su duración, que no podrá prolongarse más allá del momento en que resulte aplicable
un nuevo convenio en dicha empresa. El acuerdo deberá ser notificado a la comisión paritaria del
convenio colectivo y a la autoridad laboral.
En primer lugar, cualquiera de esas partes podrá someter la discrepancia a la "comisión del
convenio", que dispondrá de un plazo máximo de siete días para pronunciarse, a contar desde
que la discrepancia fuera planteada. Esta es una primera vía que puede poner en marcha solo
una de las partes.
Finalmente, cuando el periodo de consultas finalice sin acuerdo y no fueran aplicables los
procedimientos mencionados en el párrafo anterior o estos no hubieran solucionado la
discrepancia, cualquiera de las partes podrá someter la solución de esa discrepancia a la
Comisión Consultiva Nacional de Convenios Colectivos cuando la inaplicación de las condiciones
de trabajo afectase a centros de trabajo de la empresa situados en el territorio de más de una
comunidad autónoma, o a los órganos correspondientes de las comunidades autónomas en los
demás casos. La decisión de estos órganos, que podrá ser adoptada en su propio seno o por un
'árbitro designado al efecto por ellos mismos con las debidas garantías para asegurar su
imparcialidad, habrá de dictarse en plazo no superior a veinticinco días a contar desde la fecha del
sometimiento del conflicto ante dichos órganos. Tal decisión tendrá la eficacia de los acuerdos
alcanzados en periodo de consultas y sólo será recurrible conforme al procedimiento y en base a
los motivos establecidos en el artículo 91 ET.
3. La determinación del convenio colectivo aplicable es una materia no disponible para las
partes.
Las partes no son libres de acordar la aplicación de un convenio distinto al que debe aplicarse.
La decisión unilateral del empresario en este sentido no es posible. Deberá negociar con los
RRTT el cambio de convenio, o recurrir al procedimiento de modificación sustancial de las
condiciones de trabajo.
1. La libre determinación por las partes de la fecha de entrada en vigor y de la duración del
convenio colectivo y posibles efectos retroactivos.
Las partes pueden decidir con libertad la fecha de entrada en vigor de un convenio y su duración.
Y también pueden pactar distintos periodos de vigencia para cada materia, dentro del mismo
convenio.
Por otra parte, es frecuente que los convenios se doten de efectos retroactivos respecto a su
fecha de aprobación.
Durante la vigencia del convenio colectivo, los sujetos que reúnan los requisitos de legitimación
previstos en los artículos 87 y 88 ET pueden negociar su revisión. Así, un convenio colectivo
puede revisarse o actualizarse total o parcialmente durante su vigencia. El supuesto más
característico se plantea con convenios de cierta duración (por ejemplo de dos, tres o hasta cinco
años) en los que se prevé que las partes actualizarán los salarios anualmente.
En todo caso, las partes negociadoras pueden pactar distintos períodos de vigencia para "cada
materia o grupo homogéneo de materias" dentro del mismo convenio, lo cual significa que una
materia, o un grupo homogéneo de materias, puede terminar su vigencia, manteniéndose el resto
del convenio colectivo en vigor, mientras que hay, o al menos es posible, renegociar aquellas
materias cuya regulación convencional ha expirado.
Las anteriores son, así, revisiones o actualizaciones ya previstas en el propio convenio colectivo o
con las que, en cierta forma, sus partes negociadoras ya contaban o debían contar.
La jurisprudencia es clara en este sentido. Por ejemplo, un sindicato legitimado para negociar el
convenio colectivo tiene derecho a participar en esa negociación o renegociación parcial, aunque
no hubiera firmado el convenio y no formara lógicamente parte de su de comisión paritaria. La
nueva negociación parcial de una materia o de un grupo homogéneo de materias compete a la
En todo caso, un convenio colectivo puede modificarse anticipadamente, antes de que expire su
vigencia, si así lo acuerdan las partes que lo negociaron. Pero si el convenio colectivo es del Título
III ET, la modificación debe hacerse también por un convenio colectivo de los regulados en ese
mismo título.
3. Los expedientes o vías para inaplicar un convenio colectivo durante su vigencia distintos
del "descuelgue" del artículo 82.3 ET.
La vía por antonomasia para inaplicar un convenio es la prevista por el 82.3 ET.
- Mediante reclamación judicial instando la inaplicación del acuerdo que se entiende afectado por
la cláusula rebus sic stantibus. Esta tercera vía es complementaria de la denuncia anticipada.
Para que la vigencia de un convenio expire no basta con que llegue la fecha prevista, sino que es
necesaria la denuncia de alguna de las partes (del banco empresarial o el social). La parte
denunciante tiene que tener legitimación plena, no bastando solo la legitimación inicial. La
denuncia, además de a la otra parte, se comunicará también a la autoridad laboral.
Si no hay esa denuncia expresa, y salvo que se haya pactado expresamente lo contrario, el
convenio se prorroga automáticamente de año en año.
Transcurrido un año desde la denuncia del convenio sin que se haya acordado uno nuevo, o
dictado laudo arbitral, si es el caso, aquél perderá, salvo pacto en contrario, su vigencia, y será de
aplicación el convenio de ámbito superior aplicable. De no haber tampoco convenio superior
aplicable, se recurrirá a la legislación laboral común.
Recordar que un convenio, aunque sea extraestatutario, no genera condiciones más beneficiosas
que haya que mantener más allá de la duración del convenio.
Desde 2011, sólo en el ámbito de las CCAA pueden negociarse acuerdos o convenios que afecten
a lo dispuesto en los de ámbito estatal (aunque esta es una norma dispositiva para los convenios
estatales). No obstante, hay ciertas materias no negociables en el ámbito de las CCAA: periodo de
prueba, modalidades de contratación, clasificación profesional, jornada máxima anual de trabajo,
régimen disciplinario, normas mínimas en prevención de riesgos laborales, y movilidad geográfica.
En principio, un convenio vigente no puede ser afectado por otros de ámbito distinto, salvo pacto
en contrario y salvo lo establecido en el ET sobre prioridad aplicativa del convenio colectivo de
empresa en determinadas materias.
Así, la regla que legalmente se consagra es la de prioridad aplicativa del convenio previamente
celebrado en el tiempo. Y lo es, como se ha visto, para los acuerdos interprofesionales y los
convenios colectivos estatales o autonómicos.
Las partes del convenio son libres de atribuir a la comisión paritaria las competencias que estimen
oportunas, aunque lo normal es que se le atribuya la administración, aplicación e interpretación del
convenio. En cualquier caso, si existen conflictos por la interpretación o aplicación del convenio,
se recurrirá siempre a la comisión paritaria, antes de antes de plantear los sucesivos
procedimientos judicial o no judicial. Las resoluciones que dé la comisión tendrán la misma
eficacia que el propio convenio, y se publicarán en el correspondiente boletín oficial.
Las partes legitimadas para la negociación pueden, en lugar de abrir una negociación propia,
adherirse a la totalidad de un convenio ya en vigor, siempre que no estén afectados por otro,
comunicándolo a la autoridad laboral a efectos de registro. Esta adhesión se limita a los convenios
colectivos estatutarios de eficacia general, que pasaría a aplicarse a un ámbito territorial y/o
funcional distinto al establecido por sus partes negociadoras. Los requisitos de la adhesión son los
siguientes:
- Las partes han de estar legitimadas para negociar un convenio propio en ese ámbito funcional y
geográfico.
Esta decisión administrativa de extensión se adopta a instancia de parte, nunca de oficio. Están
legitimados para proponer la extensión los que estén legitimados para promover la negociación
según el ET.
La regulación de condiciones de trabajo por rama de actividad para los sectores económicos de la
producción y demarcaciones territoriales en que no exista convenio colectivo podrá realizarse por el
Gobierno, a propuesta del Ministerio de Empleo y Seguridad Social, previas las consultas que considere
oportunas a las asociaciones empresariales y organizaciones sindicales, sin perjuicio de lo dispuesto en el
artículo 92 de esta Ley, que será siempre procedimiento prioritario (disposición adicional 7ª EH). Se trata de
las denominadas doctrinalmente ordenanzas de necesidad. Destacar que es siempre procedimiento
"prioritario" la adhesión o la extensión de convenios colectivos. De ahí que se hable del carácter "residual"
de la posible regulación administrativa de condiciones de trabajo.
Para asegurar el respeto a la ley de los convenios aparece la modalidad procesal de “impugnación
de los convenios colectivos”. Si el convenio es estatutario, la impugnación puede hacerse de oficio
por la autoridad laboral, o por los “legitimados privados”. Si es extraestatutario, sólo cabe
impugnación por los “legitimados privados”.
2. La impugnación de oficio.
Si el convenio es estatutario, y la autoridad laboral entiende que vulnera la ley o lesiona el interés
de terceros, realiza la demanda ante el juzgado o Sala de lo social competente, sin que se ordene
la publicación del convenio en boletín oficial alguno.
La legitimación activa para impugnar un convenio por el trámite del proceso de conflicto colectivo
corresponde a:
Además de los requisitos generales, la demanda contendrá los que se han expuesto para la
demanda de oficio.
El convenio colectivo puede impugnarse mientras esté en vigor, sin que la acción impugnatoria
tenga plazo de prescripción.
Admitida a trámite la comunicación de oficio o la demanda, el secretario judicial señalará para juicio, con
citación del Ministerio Fiscal y, en su caso, de las partes a las que se refiere el art. 164.4 LJS (las
representaciones integrantes de la comisión o mesa negociadora del convenio, los denunciantes y los
terceros reclamantes presuntamente lesionados (artículo 166.1 LJS). En su comparecencia a juicio, las
partes alegarán en primer término la postura procesal que adopten, de conformidad u oposición, respecto de
la pretensión interpuesta (art. 166.1 LJS).
La sentencia, que se dictará dentro de los tres días siguientes, se comunicará a la autoridad laboral y será
ejecutiva desde el momento en que se dicte, no obstante el recurso que contra ella pudiera interponerse
(art. 166.2 y 303 LJS). Esa ejecutividad lo es "sin perjuicio de las limitaciones que pudieran acordarse para
evitar o paliar perjuicios de imposible o difícil reparación".
Una vez firme, la sentencia produce efectos de cosa juzgada sobre los procesos individuales pendientes de
resolución o que puedan plantearse en todos los ámbitos de la jurisdicción sobre los preceptos
convalidados, anulados o interpretados objeto del proceso (art. 166.2 LJS).
Cuando la sentencia sea anulatoria, en todo o en parte, del convenio colectivo impugnado y éste hubiera
sido publicado, también se publicará en el "Boletín Oficial" en que aquél se hubiere insertado (art. 166.3
LJS). Las sentencias dictadas en la modalidad procesal de impugnación de convenios colectivos deben ser
objeto de inscripción en los registros de convenios y acuerdos colectivos de trabajo [artículo 2.3 a) y b) Real
Decreto 713/2010].
La sentencia firme que declare la nulidad total o parcial del convenio colectivo impugnado tiene efectos ex
tunc desde el momento en que se pactaron las cláusulas convencionales contrarias a derecho (y no ex
nunc, desde la fecha de la sentencia), toda vez que no es constitutiva, sino meramente declarativa. Cuestión
distinta puede ser la de la caducidad o prescripción de las correspondientes acciones (SSTS 16 febrero
2010, 15 marzo 2010, 12 abril 2010, 15 junio 2010 y 21 junio 2010).
La declaración de nulidad parcial de un convenio colectivo puede alterar su equilibrio interno y el conjunto
de prestaciones y contraprestaciones que están en su base. Para preservar éste, las partes negociadoras
Pero no puede pretenderse que los tribunales, además de la nulidad parcial del convenio, apliquen, con
base en la doctrina del equilibrio interno, la cláusula de vinculación a la totalidad y declaren la nulidad total
del convenio. En todo caso, la jurisprudencia rechaza hacer semejante cosa (STS 22 septiembre 1998, que
cita la STC 189/1993, 14 julio, y STS 29 octubre 1990). Lo cual "no significa que tales cláusulas de
sometimiento a la totalidad del convenio carezcan de contenido y efectos, ni que se trate de disposiciones
inoperantes o inútiles… tales cláusulas no pueden determinar que la autoridad judicial decrete la nulidad de
todo el convenio por la sola razón de que sea nulo uno de los artículos o preceptos del mismo, pero sí
producen esas cláusulas otros efectos…la consecuencia más importante que se deriva de tales cláusulas,
una vez que los tribunales hayan declarado la nulidad de alguno o algunos artículos específicos del
convenio de que se trate, es la de otorgar a las partes que han intervenido legítimamente en la negociación
del mismo la facultad de exigir a las demás partes la renegociación del mismo, en términos análogos
similares a los que fija el art. 89.1 ET, pues tal exigencia impone a las otras partes el deber de negociar que
este precepto prescribe".
Se remite, por lo demás, a lo que se expuso en el apartado VI, 4 de este mismo capítulo sobre la denuncia
anticipada, o petición de alteración, de un convenio colectivo cuando parcialmente deviene nulo como
consecuencia de una nueva legislación aprobada mientras el convenio está vigente.
Sobre la "caída en desgracia" de la tesis del equilibrio interno del convenio colectivo
se remite a la STS 30 mayo 2011, que cita la STS 20 septiembre 1998.
La CE reconoce el derecho a la huelga del trabajador, para la defesa de sus intereses, y añade
que la ley que regule su ejercicio garantizará los servicios esenciales de la comunidad. El derecho
a la huelga es un derecho fundamental. Entiende la CE que es indispensable para que el
El derecho de huelga sigue hoy regulado por el Real Decreto-Ley sobre relaciones de trabajo
(RDLRT), que fue objeto de recurso de inconstitucionalidad en 1981. La STC declaró
inconstitucionales algunos preceptos. Así, el RDLRT es inaplicable si no se acompaña por la
interpretación que del mismo hace la mencionada STC 11/1981. No obstante, la doctrina sigue
reclamando hoy una ley postconstitucional que regule el derecho de huelga.
La CE reconoce el derecho de huelga a los trabajadores, sin más precisión. Pero realmente, los
titulares del derecho son los trabajadores por cuenta y dependencia ajena, y no trabajadores
independientes, profesionales o autopatronos.
2. Trabajadores extranjeros.
Pueden ejercer el derecho de huelga en las mismas condiciones que los españoles.
3. Funcionarios públicos.
El TC no ha establecido aún claramente si los funcionarios públicos son o no titulares del derecho
de huelga. Pero del mandato constitucional del “mantenimiento de los servicios esenciales de la
comunidad” en caso de huelga, podemos deducir que sí que son titulares de este derecho, pese a
que en ocasiones se ha mantenido lo contrario. Además el RDLRT no regula el derecho de huelga
de los funcionarios, pero tampoco lo prohíbe. Y por su parte, el CP solo penaliza las huelgas de la
función pública que pretendan subvertir el orden jurídico o político del Estado, entendiéndose
permitidas el resto de huelgas. En todo caso, actualmente el EBEP contempla el ejercicio de
huelga, manteniendo los servicios esenciales de la comunidad.
Al hablar de “trabajadores” la CE tiene una doble intención: excluir, como ya se ha dicho, a los que
no son trabajadores por cuenta ajena; y por otro lado, remarcar la titularidad individual, no sindical
ni colectiva, de este derecho. Pero no hay que olvidar que trabajadores y funcionarios comparten
valores constitucionales comunes, y que su derecho a la libertad sindical incluye los derechos de
huelga y negociación colectiva. Así, el derecho de libertad sindical de trabajadores y funcionarios
está regulado en la misma ley, la LOLS (aunque los derechos de negociación colectiva y de
representación de los trabajadores está regulada en leyes distintas para trabajadores y
funcionarios: ET y EBEP, respectivamente).
El EBEP establece que quienes ejerzan el derecho de huelga no percibirán las retribuciones
correspondientes a ese tiempo. También establece que el incumplimiento de atender los servicios
esenciales es una falta muy grave, al igual que los actos dirigidos a coartar el libre ejercicio del
derecho de huelga.
Finalmente, algunos funcionarios públicos no pueden ejercer este derecho: funcionarios de las
Fuerzas Armadas (incluidos los del CNI); de la Guardia Civil; Policía; Jueces, Magistrados y
Fiscales.
La STC 11/1981 precisó que la consideración de huelga ilícita y abusiva es una presunción iuris
tantum, destruible mediante prueba en contrario de los huelguistas.
La función del derecho de huelga no se limita a protestas concretas contra un empresario; las hay
de contenido sociopolítico (ante una reforma laboral, por ejemplo).
Respecto a la limitación del derecho de huelga mediante la garantía de los servicios esenciales de
la comunidad, el TC ha interpretado el derecho con la mayor amplitud, y la restricción del límite a
lo necesario.
2. Límites a la libertad del empresario, huelgas abusivas (de nuevo), servicios de seguridad
y mantenimiento y proporcionalidad y sacrificios mutuos.
El TC exige una proporcionalidad y sacrificios mutuos en el ejercicio del derecho de huelga, que
de no observarse, podría conllevar la calificación de huelga abusiva. Además de las limitaciones
que la huelga introduce en la libertad del empresario, hay que tener el cuenta el derecho del resto
de trabajadores de no ir a la huelga; y la incidencia en terceros, que no deben sufrir más molestias
que las necesarias. Por ejemplo, sería abusiva una huelga en la que los huelguistas obligan a
sumarse a trabajadores que no querían ejercer tal derecho. También es abusiva una huelga que
desencadena una desorganización en la empresa tal, que sus efectos perduren hasta mucho
tiempo después de la misma.
La ya mencionada STC 11/1981 apuntaba ya los límites que la libertad de empresa puede
El RDLRT prohíbe que el empresario sustituya a los huelguistas por otros trabajadores. Esta
prohibición opera incluso entre los trabajadores de la misma empresa, no pudiendo trabajadores
más cualificados cubrir plazas de menor categoría profesional.
Ante una huelga convocada por determinados sindicatos y a los efectos de detraer los salarios de
los huelguistas, una empresa no puede utilizar el dato de afiliación sindical.
No obstante, encontramos diferencias entre el ejercicio del derecho de huelga de los trabajadores
y el de los sindicatos. Por ejemplo, un trabajador aislado no puede convocar una huelga, mientras
que un sindicato sí, si así lo ha decidido su asamblea.
Por otra parte, el RDLRT establece la nulidad de los pactos establecidos en contratos individuales
de trabajo que contengan la renuncia o cualquier otra restricción al derecho de huelga. Por el
contrario, el artículo RDLRT prevé que los convenios colectivos pueden establecer la renuncia,
durante su vigencia, al ejercicio a huelga. Lo que no se permite hacer al trabajador
individualmente considerado sí se tolera a los sujetos que negocian un convenio colectivo.
En huelgas que sólo afecten a un centro de trabajo, los miembros del comité serán trabajadores
de ese centro, no existiendo tal obligación en caso de pluralidad de centros.
Los trabajadores pueden publicitar pacíficamente la huelga, y recoger fondos sin coacción alguna.
Esta publicidad es parte esencial del derecho de huelga, y asiste tanto al trabajador, como a los
RRTT y sindicatos.
Está prohibida la ocupación del centro de trabajo durante la huelga, cuando este hecho vulnere la
libertad de otras personas o el derecho sobre las instalaciones o bienes.
Desde el preaviso, comité y empresario negociarán una solución al conflicto. El pacto que pone fin
al conflicto tiene la misma eficacia que un convenio colectivo.
El ejercicio del derecho de huelga es causa de suspensión del contrato de trabajo. La suspensión
exonera de las obligaciones recíprocas de la relación de trabajo. Al finalizar la huelga, el
trabajador tiene derecho a reincorporarse a su puesto.
Los días de huelga no se computan como faltas de asistencia que puedan dar lugar a un despido
objetivo. Tampoco repercute negativamente sobre la antigüedad del trabajador.
El ejercicio del derecho de huelga no puede dar lugar a sanción ni despido disciplinario. Éstos, de
producirse, serán nulos. Si podrá sancionarse al trabajador si no respeta la seguridad y los
servicios mínimos.
Para evitar las consecuencias negativas por la no cotización durante la huelga, se puede suscribir
el llamado convenio especial en el Sistema de la SS.
1. La tutela judicial.
El cierre patronal se reconoce de forma muy restrictiva. El TC rechaza la “paridad de armas” entre
la huelga y el cierre patronal.
Según el RDLRT, los empresarios solo podrán cerrar el centro en caso de huelga o cualquier otra
modalidad de irregularidad colectiva en el régimen de trabajo, cuando concurran ciertas
circunstancias (ej. volumen de inasistencia al trabajo, impedimento grave del proceso de
producción).
En resumen, en caso de huelga el centro deberá abrir para los no huelguistas; y el cierre solo
podrá producirse cuando no se pueda garantizar el derecho al trabajo de estos no huelguistas.
Produce en los trabajadores los mismos efectos que el ejercicio del derecho de huelga. El contrato
de trabajo queda suspendido, con situación de “alta especial” en la SS y suspendiéndose la
obligación de cotizar, y sin derecho a percibir el salario (tampoco lo percibirán los no huelguistas).
I. INTRODUCCIÓN.
Los conflictos laborales se solucionan de forma pública o privada. La pública a su vez puede ser
administrativa o judicial.
La privada puede solucionarse por las partes mismas, o con la intervención de terceros, mediante:
- Arbitraje. La decisión del tercero, el laudo arbitral, vincula a las partes. Suele ser voluntario,
aunque también hay arbitrajes obligatorios.
Estas fórmulas pueden ser acordadas por las partes al aparecer al conflicto, o como cláusula
previa de un convenio colectivo. Entre sus beneficios podemos destacar: potencian la autonomía
colectiva; contribuyen a la paz social, ya que buscan el consenso; probablemente den una
solución más adecuada al conflicto, por el conocimiento del terreno de las partes.
La LRJS encomienda a la jurisdicción social el conocimiento de los conflictos que versen sobre la
impugnación de laudos arbitrales en materia social, incluidos los dictados en sustitución de la
negociación colectiva, en conflictos colectivos y en procedimientos de resolución de
competencias.
La ITSS asume una amplia variedad de funciones vinculadas a la solución del conflicto:
d) Funciones de conciliación y mediación en conflictos y huelgas, cuando sea aceptado por las
partes. También se prevé el arbitraje a petición de las partes.
Puede incluso operar con carácter preventivo. También se prevé una mediación de emergencia,
desde que se plantea la huelga hasta la solución del conflicto. Cabe su iniciación de oficio. La
eficacia de estos procesos depende de la legitimidad de quien lo suscribe: puede tener eficacia de
convenio estatutario, extraestatutario o de simple acuerdo contractual.
El arbitraje es voluntario también, y se inicia a petición de las partes, no de oficio. No podrá ejercer
de árbitro el inspector que sea competente en la vigilancia y control de las empresas afectadas. La
eficacia del laudo se equipara a la del acuerdo que sustituye.
1. Aproximación.
2. El sujeto árbitro.
- Designación por la autoridad laboral, a falta de unanimidad entre los sujetos sindicales.
Presentará en cada demarcación una lista con el triple del número de árbitros legalmente previsto.
Los sindicatos manifestarán sus preferencias, siendo nombrados los árbitros más propuestos por
los sindicatos.
El mandato del árbitro listado es de 5 años, siendo posible su revocación (el árbitro por acuerdo
entre las partes lo será por el tiempo que requiera el conflicto).
Las causas de extinción del mandato son: cumplimiento del término para el que fueron
nombrados; fallecimiento; fijación de residencia fuera del ámbito territorial para el que fueron
nombrados; y la revocación por los sindicatos legitimados para su nombramiento. También están
la dimisión o renuncia.
En cuanto a su ámbito material, los árbitros conocerán las cuestiones en materia electoral
situadas entre el acto inicial del procedimiento electoral, y el depósito de las actas electorales
(salvo las denegaciones de inscripción).
3. Procedimiento arbitral.
La legitimación para presentar la reclamación arbitral se reconoce a todo el que tenga un mero
interés legítimo. La Mesa electoral no tiene legitimación. En cuanto a la legitimación pasiva, el que
plantea la reclamación arbitral remite dicha reclamación al promotor y a quienes hayan presentado
candidaturas.
La reclamación arbitral ha de estar fundada en alguna de las siguientes causas: vicios graves que
afecten a las garantías del proceso; cláusula que actúe a modo de cierre; falta de capacidad o
legitimidad de los candidatos elegidos; discordancia entre el acta y el proceso electoral;
denegación del registro del acta electoral. El acta electoral, por su parte, sólo podrá denegarse
por: no estar en el modelo oficial; falta de comunicación a la Oficina pública; falta de firma del
presidente de la Mesa; ilegibilidad de los datos.
La reclamación arbitral irá precedida de reclamación previa ante la Mesa electoral. Cumplido este
requisito se abre el procedimiento arbitral, con la presentación del escrito dirigido a la Oficina
La Oficina Pública traslada al árbitro el escrito, que convocará a las partes a comparecer ante él y
defender sus intereses. El árbitro puede practicar las pruebas que estime oportunas y conforme a
derecho. En plazo de tres días dictará el laudo, escrito y razonado. Éste puede ser estimatorio o
desestimatorio, total o parcial, de las pretensiones deducidas. Las posibilidades serían las
siguientes: replanteamiento del arbitraje cuando por motivos subsanables no se ha podido entrar
al fondo del asunto; declaración de validez, de nulidad total o parcial, o de anulabilidad.
1. Introducción.
Hasta la aparición de los Acuerdos sobre Solución Extrajudicial de Conflictos, los medios de
solución de conflictos en la negociación colectiva se limitaban a una mínima e imprecisa
regulación de la comisión paritaria.
Tras la aparición de los Acuerdos se enriquece esta materia, con las posibilidades de adhesión,
recepción o remisión a los procedimientos extrajudiciales, o bien establecer sus propios
procedimientos de solución de controversias. Los sectores adheridos por convenio colectivo están
obligados a someterse a los mecanismos de solución extrajudicial acogidos en estos Acuerdos.
2. Comisión paritaria.
- Los que permiten a las partes acudir directamente a instancias que el propio Acuerdo diseña, sin
tener que recurrir previamente a la comisión paritaria.
- Los que exigen la intervención previa y obligatoria de la comisión paritaria del convenio colectivo,
si así lo exige el mismo.
- Los que establecen la intervención previa de la comisión paritaria en estos conflictos, con
independencia de lo que establezca el convenio colectivo que la crea.
La solución de estos conflictos interpretativos y/o aplicativos del convenio se pueden instrumentar
también mediante los procedimientos establecidos en los acuerdos sobre materias concretas
estatales o autonómicos. Las diferencias entre ambos instrumentos residen en el tratamiento
procesal dispensado por ET y LRJS.
La intervención de la comisión paritaria del convenio colectivo es una manifestación del principio
de autonomía colectiva, del derecho de negociación colectiva y del derecho a adoptar medidas de
conflicto colectivo. Medidas entre las que se encuentra no sólo el planteamiento del conflicto sino
también el establecimiento de medios propios, autónomos para solventarlo.
Se otorga fuerza de convenio colectivo al laudo y se permite su impugnación, entre otras causas,
por las mismas que un convenio colectivo, es decir por ilegalidad o lesividad frente a terceros.
La posibilidad de la negociación colectiva para ser fuente apta para establecer la obligatoriedad de
someter las controversias laborales de naturaleza colectiva a procedimientos solución
extrajudicial, está limitada por el derecho a la tutela judicial efectiva, y subjetivamente para las
Administraciones Públicas.
En cuanto al derecho a la tutela judicial efectiva, no es posible impedir el acceso de las partes que
lo deseen a los órganos judiciales para que el conflicto jurídico obtenga una solución en Derecho,
si bien el acceso puede quedar condicionado al agotamiento de los trámites extrajudiciales de
solución. Por lo que se refiere a los conflictos laborales individuales, la norma general es la
sumisión a un procedimiento de conciliación preprocesal obligatorio.
En segundo lugar, los convenios colectivos que afecten al personal al servicio de las
Administraciones Públicas no pueden someter ni condicionar el acceso los procesos a trámites
previos de conciliación o negociación.
Se excluyen de su ámbito los acuerdos conflictos individuales, los intersectoriales, los conflictos
en materia de SS (salvo los de SS complementaria, incluidos los planes de pensiones), la materia
electoral, las pretensiones de tutela del derecho de libertad sindical y derechos fundamentales.
En caso de no existir Acuerdo para una determinada materia, subsidiariamente se recurrirá a los
procedimientos establecidos en los acuerdos interprofesionales estatales o autonómicos para
resolver las discrepancias que puedan surgir en la negociación colectiva, incluido el compromiso
previo de someter las discrepancias a un arbitraje vinculante.
Con anterioridad a las recientes reformas laborales ya se preveía la posibilidad de solventar las
dificultades de acordar propias de estos periodos de consultas acudiendo a procedimientos de
solución extrajudicial de conflictos. Pero desde dichas reformas estas previsiones se han
intensificado. Por ejemplo, desde la reforma laboral del 2010 el empresario y los RRTT podrán
acordar en cualquier momento la sustitución del periodo de consultas por la aplicación del
procedimiento de mediación o arbitraje.
La doctrina cree extensibles los procedimientos privados de solución a los casos en que el
convenio colectivo ha ampliado esta garantía de apertura de un periodo de consultas con los
representantes de los trabajadores, particularmente en los despidos objetivos o económicos
menores.
La mayoría de los Acuerdos comprenden los conflictos relacionados con ejercicio del derecho de
huelga, y los que se originen por la convocatoria. Pero solo en algunos se acogen los conflictos
generados en la determinación de los servicios de seguridad y mantenimiento.
Si bien, los conflictos en los que es parte la Administración Pública, sea como prestadora de
servicios públicos, sea como empleadora, están en general excluidos de estos procedimientos.
En estos casos se recurre a lo establecido en el EBEP. Por su parte, los conflictos colectivos del
personal laboral de la AGE sometidos al ordenamiento laboral.
Aun denunciados, algunos Acuerdos prevén su prórroga por otros 12 meses, durante la
negociación del nuevo Acuerdo.
El ASAC V tiene naturaleza interprofesional, pero intenta conjugar ésta con la negociación
colectiva tradicional de sector y/o empresa, de forma que sólo puede acudirse al mismo bajo la
condición de que en el sector o empresa afectado por el conflicto se haya producido un acuerdo
entre los RRTT y los empresarios.
El ámbito territorial del ASAC V es la totalidad del territorio nacional, en caso de que afecte a
empresas situadas en varias CCAA. En caso contrario pueden ser sometidos a los procedimientos
previstos en las CCAA, o en el convenio colectivo de aplicación.
- Acuerdo sobre materias concretas, suscrito por las organizaciones empresariales y sindicales
representativas en el ámbito sectorial correspondiente.
- Inserción del Acuerdo de manera expresa en un Convenio Colectivo sectorial nacional o superior
a una CCAA, o en un convenio de empresa que cuente con centros de trabajo en más de una
CCAA.
Los conflictos que pueden ser sometidos a los procedimientos de solución extrajudicial regulados
por el ASAC V son los siguientes:
f) Conflictos por discrepancias surgidas en el período de consultas exigido por el ET, que no se
refieran a traslados colectivos o a modificación sustancial de las condiciones de trabajo.
h) Sustitución del período de consultas, acordada por el juez, por la mediación y el arbitraje, en
caso de concurso.
k) Conflictos que den lugar a la convocatoria de huelga o que se susciten sobre la determinación
de los servicios de seguridad y mantenimiento en caso de huelga.
3.5.1. Introducción.
3.5.2. Conciliación-mediación.
A) Consideraciones generales.
- Ante la convocatoria de una huelga, la legitimación se reconoce a los legitimados para convocar
ésta, aunque se exige que la solicite el sujeto que desee convocarla. Si el conflicto se suscita
sobre la determinación de los servicios de seguridad y mantenimiento en caso de huelga, están
legitimados el comité de huelga y el empresario.
- En los conflictos abiertos en los periodos de consultas, están legitimados el empresario y los
RRTT que participen en las consultas correspondientes.
- En los conflictos individuales o plurales, y en los que versen sobre Seguridad Social
complementaria, los empresarios y trabajadores afectados.
- En los conflictos que motiven la impugnación de convenios colectivos de forma previa al inicio de
la vía judicial aquellos sujetos que ostenten legitimación para impugnar los convenios colectivos,
de acuerdo con la LJS.
En otras alternativas previstas, por ejemplo en el ASAC V, las partes pueden también recurrir al
órgano de mediación específico integrado en el sistema de solución de conflictos, siempre que en
su ámbito se haya asumido este Acuerdo y se respeten los principios que establece.
El mediador o mediadores deben ser ajenos al conflicto. Hay que tener en cuenta:
- Si el conflicto fuera de sector, son incompatibles para ser mediadores los asesores de cada parte
que hayan intervenido en el conflicto como tales, así como los integrantes del órgano directivo del
sindicato o de la asociación empresarial afectados.
- Si el conflicto fuera de empresa, son incompatibles los miembros del comité de empresa o
delegados de personal, los miembros de los órganos directivos de la secciones sindicales, la
dirección de la empresa, y los asesores de las partes que hayan participado en la negociación
origen del conflicto. Sin embargo en los conflictos planteados en las empresas con ocasión de la
interpretación y aplicación de un convenio, acuerdo o pacto, cuya Comisión Paritaria tenga
encomendadas funciones de mediación, puede ser designados como mediadores los miembros
de la misma.
Junto a los mediadores y a las partes en conflicto pueden comparecer asesores, tanto de las
partes como del propio mediador.
D) El procedimiento de conciliación-mediación.
Si la mediación es solicitada por una de las partes, es obligatoria para las demás. Esta solicitud se
enviará por escrito al Servicio correspondiente, su contenido será: identificación de los legitimados
para acogerse a la mediación; objeto del conflicto, ámbito y trabajadores afectados por el conflicto;
acreditación de la intervención de la Comisión Paritaria (en caso de conflictos sobre la
interpretación y aplicación de convenios); domicilio, fecha y firma del empresario o del sujeto que
inicia el procedimiento. Los defectos que pueda haber en este escrito son subsanables; y su
presentación suspende la caducidad e interrumpe la prescripción.
En caso de huelga, los plazos para la resolución del conflicto son más cortos que los generales,
debido a la urgencia del proceso.
La eficacia del acuerdo está en función del carácter colectivo o no del conflicto, precisándose en
ocasiones una distinta eficacia dentro de la solución de los conflictos colectivos. Se reconoce
eficacia de convenio colectivo en el ámbito del conflicto a acuerdos y laudos alcanzados en la
solución de los conflictos colectivos jurídicos que contempla. Estos conflictos pueden referirse al
contenido normativo del convenio, o a sus obligaciones; por lo que la eficacia puede ser normativa
y obligacional.
La eficacia de convenio colectivo exige unos requisitos: existencia previa de un contrato o cláusula
de sumisión; correspondencia entre la instancia de solución y el ámbito del convenio (en caso
contrario, la resolución tendría eficacia de convenio extraestatutario); que se cumplan los
requisitos de legitimación de las partes; y que se cumplan los requisitos de presentación del
escrito de solicitud.
En este mismo sentido, se establece que el acuerdo en mediación y laudo arbitral tienen idéntica
eficacia jurídica y tramitación que los Pactos y Acuerdos, siempre que quienes hubieran adoptado
el acuerdo o suscrito el compromiso arbitral estuviesen la legitimación que les permita acordar, en
el ámbito del conflicto, un pacto o Acuerdo conforme a lo previsto en el Estatuto del Trabajador
Autónomo
Por otra parte, es necesario reconocer la eficacia de cosa juzgada del acuerdo de mediación,
evitando el planteamiento de la misma controversia entre idénticas partes.
En relación con la impugnación judicial del acuerdo alcanzado, las dudas interpretativas se
solventan acercando su régimen jurídico al de la institución que le es más similar: la conciliación.
Aunque sí se regulan las vías de impugnación en relación con los conflictos colectivos de
interpretación. Vías que se contemplan diferenciado dos ámbitos distintos:
- Uno conjunto para el acuerdo alcanzado en mediación y el laudo arbitral. Los acuerdos y laudos
son susceptibles de impugnación por los motivos y conforme a los procedimientos previstos para
los convenios colectivos.
3.5.3. Arbitraje.
El arbitraje implica la sumisión de la disputa a un tercero dirimente, que dicta un laudo vinculante
para los sujetos en conflicto, lo que es objeto de ciertas dudas de constitucionalidad cuando se
trata de su imposición obligatoria. La exigencia de un trámite preprocesal no es contraria a la CE,
ya que únicamente supone un aplazamiento de la intervención judicial y en ningún caso excluye,
contra la voluntad de la parte, el reconocimiento judicial de la cuestión controvertida.
El arbitraje es normalmente (hay excepciones) voluntario para las partes en conflicto, sean
individuales o colectivos.
Finalmente, se reconoce la ejecutividad judicial de los laudos firmes, dictados tanto en conflicto
colectivo como individual, equiparándolos a los efectos de su ejecución a las sentencias firmes, y
preservando la exclusividad judicial para ejecutar lo juzgado.
B) Procedimiento arbitral.
El arbitraje precisa que idénticas partes a las legitimadas para instar el procedimiento de
mediación lo soliciten, de mutuo acuerdo, por escrito, haciendo constar una serie de datos:
nombre del árbitro/s designado, o si no hay acuerdo, petición de designación de uno; cuestiones
sometidas al arbitraje y plazo para dictar el laudo; fecha, domicilio y firma de las partes. Se
remitirá copia de esta comunicación a la Autoridad Laboral.
Formalizado el compromiso arbitral, las partes han de abstenerse de instar otros procedimientos
de solución o medidas de presión sobre cualquier cuestión o cuestiones sometidas a arbitraje. En
caso de demanda judicial cabe ejercitar declinatoria de jurisdicción.
La designación del árbitro es libre, y recaerá en expertos imparciales. Si las partes no se ponen de
acuerdo en tal designación, el SIMA propondrá uno a las partes. La actividad del árbitro o árbitros
comienza inmediatamente después de su designación. Si son varios, los árbitros deben actuar
siempre mancomunadamente.
El procedimiento se desarrolla según los trámites que el órgano arbitral considere apropiados,
pudiendo requerir la comparecencia de las partes, solicitar documentación complementaria o
recabar el auxilio de expertos si lo estimara necesario. El único límite es el conjunto de garantías
establecidas para proteger el derecho a la acción (se respetará el derecho de audiencia, los
principios de igualdad y contradicción de armas, y la no indefensión).
Al laudo colectivo se le suele reconocer eficacia de convenio colectivo. Tras ser dictado, es
depositado en órgano correspondiente, registrado y publicado (de no ser así, su eficacia será la de
los convenios extraestatutario).
Son aquí trasladables las consideraciones realizadas en torno a la eficacia como convenio
colectivo del acuerdo en conciliación-mediación. Otros Acuerdos remiten la eficacia del laudo a la
establecida en la Ley, lo que en principio parece más acertado.
Se establecen dos vías de impugnación judicial del laudo arbitral dictado en solución de los
conflictos colectivos interpretativos:
- El recurso contra el laudo arbitral cabe, además, en el caso de que no se hubiesen observado en
el desarrollo de la actuación arbitral los requisitos y formalidades establecidos al efecto, o cuando
el laudo hubiese resuelto sobre puntos no sometidos a su decisión.
Los propios Acuerdos señalan como motivos de impugnación del laudo arbitral razones formales
(ej. vulneración de las garantías o principios del arbitraje; incumplimiento del plazo para dictar el
acuerdo).
El FOGASA tiene la condición de parte en los procedimientos arbitrales, a efectos de asumir las
obligaciones respecto al abono de salarios pendientes o indemnizaciones en supuestos de
insolvencia del empresario. En consecuencia se da por hecha la capacidad de los laudos para
reconocer salarios y fijar indemnizaciones obligando al FOGASA.
I. INSPECCIÓN DE TRABAJO.
- Asistencia técnica.
3.1.2. Vigilancia y exigencia del cumplimiento de las normas legales, reglamentarias y contenido
normativo de los convenios colectivos. (X)
La actuación de la ITSS se extiende a las personas físicas y jurídicas, públicas o privadas, y a las
comunidades de bienes, como sujetos obligados o responsables del cumplimiento de las normas
de orden social; y se ejerce en las empresas, centros de trabajo, y en general, lugares donde se
ejecute la prestación laboral.
- Entrar libremente y sin previo aviso en todo centro de trabajo o lugar sujeto a inspección, y
permanecer en éste. Deben comunicar su presencia al empresario o representante, a menos que
consideren que tal comunicación puede perjudicar el éxito de sus funciones.
- Requerir al empresario para que, en un plazo determinado, adapte las instalaciones o métodos
de trabajo para que se garanticen las medidas legales de salud y seguridad.
- Instar la declaración del recargo de las prestaciones económicas en caso de accidente de trabajo
o enfermedad profesional causados por falta de medidas de seguridad y salud laboral.
3.5.1. Auxilio y colaboración de los poderes públicos con la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social. (X)
La ITSS actúa de oficio siempre, por orden superior, a petición razonada de otros órganos, por
propia iniciativa, o en virtud de denuncia. No se tramitarán las denuncias anónimas, las materias
sobre las que la inspección no sea competente, las que manifiestamente carezcan de fundamento,
ni las que coincidan con un asunto que ya esté sometido a un órgano judicial.
También actuará mediante comprobación de datos o antecedentes que tengan las AAPP.
Las actuaciones no superarán los nueve meses continuados, salvo dilaciones imputables al
inspeccionado o sujetos dependientes del mismo (podría ampliarse por otros nueve meses más).
Una vez iniciadas actuaciones sobre un sujeto, éstas no se interrumpirán por más de cinco meses,
salvo que sea imputable al inspeccionado o dependientes de él.
- Los hechos constatados por el inspector, que tipificará la infracción y la graduación de la sanción.
Las actas de liquidación de cuotas de la SS y las de infracción en esta materia, cuando se refieran
a los mismos hechos, se practicarán simultáneamente por la ITSS.
Los hechos constatados por los funcionarios de la ITSS que se formalicen en actas tendrán
presunción de certeza, sin perjuicio las pruebas que aleguen en su defensa los interesados. El
mismo valor tiene los informes de comprobación realizados por la ITSS.
6. Procedimiento sancionador.
- El acta se notificará por la Inspección al sujeto responsable, que tendrá 15 días para alegar y
defenderse.
- Si de las alegaciones se deducen hechos distintos a los ya examinados, se dará otros 8 días al
interesado para que formule alegaciones.
Los órganos jurisdiccionales de orden social conocen de las pretensiones que se promuevan
dentro de la rama social del derecho, tanto en su vertiente individual como colectiva, incluyendo
materias laborales y de SS.
Los Juzgados de lo social conocen en única instancia de todos los procesos atribuidos al orden
social, salvo los que competan a las Sala de lo Social de los TSJ, AN y TS.
- Conocen en única instancia de procesos que extiendan sus efectos a un ámbito territorial
superior al de la circunscripción de un Juzgado de lo Social, y no superior al de la CCAA, así como
todos los que expresamente le atribuyan las leyes.
- Conocerán en única instancia de los procesos de despido colectivos impugnados por los RRTT
cuando extiendan sus efectos a un ámbito territorial no superior al de una CCAA.
- De los recursos de suplicación contra resoluciones dictadas por los Juzgados de lo Social de su
circunscripción.
- Conocerá en única instancia procesos de despido colectivo impugnados por los representantes
de los trabajadores cuando extiendan sus efectos a un ámbito superior a una CCAA.
- Finalmente, también conocerá en única instancia de los procesos de oficio previstos en el 148.b.
LJS cuando el acuerdo o acto administrativo impugnado supere el ámbito de una CCAA.
- En única instancia los procesos de impugnación de actos de las AAPP atribuidos al orden social
cuando hayan sido dictados por el Consejo de Ministros.
- De la revisión de sentencias firmes del orden social y la revisión de laudos arbitrales firmes del
orden social.
- Cuestiones de competencia entre órganos del orden social sin superior común.
El derecho a la tutela judicial efectiva es el derecho a obtener una resolución fundada en Derecho,
garantía frente a la arbitrariedad de los poderes públicos. Lo dicho implica que la resolución será
motivada y fundamentada en Derecho.
Si además de la tutela judicial efectiva, está en juego otro derecho fundamental, hay que hablar de
“canon reforzado de motivación”, lo que supone que la resolución ha de ser coherente con tal
derecho fundamental.
El Estado constitucional exige del juez, además de una aplicación estricta de la norma positiva, la
adecuación a los valores y principios de la CE.
1.3. El derecho de acceso al proceso como garantía esencial del derecho a la tutela judicial
efectiva. El más limitado alcance del acceso al recurso.
La garantía de indemnidad consiste en que del ejercicio de la acción judicial no pueden darse
consecuencias perjudiciales, públicas o privadas, para la persona que ejerce dicha acción. En el
ámbito laboral esto se traduce en que un trabajador no puede verse perjudicado por el ejercicio de
su derecho a la tutela judicial.
En general, no se puede presentar directamente una demanda ante los Tribunales laborales. Es
requisito previo el intento de conciliación, o mediación ante el servicio administrativo
correspondiente (u órgano constituido por acuerdo o convenio).
3.1.6. Ejecución del acuerdo de conciliación o de mediación y de los laudos arbitrales firmes.
(X)
4. Proceso ordinario.
Los actos de conciliación y juicio tendrán lugar en una misma convocatoria, pero en actos
sucesivos.
De oficio o a petición de parte puede requerirse el traslado entre las partes de la prueba
documental o pericial que, por razones de volumen o complejidad, se recomiende examinar antes
del juicio.
4.3.1. Incomparecencia de las partes y posible suspensión de los actos de conciliación y juicio.
Si el demandante no comparece ni alega justa causa que motive la suspensión del acto de
conciliación o el juicio, se le tendrá por desistido de su demanda. Por su parte, la incomparecencia
del demandado no impide la celebración del juicio, sin ser declarado en rebeldía.
4.4. Juicio.
Se admiten las pruebas que sean útiles y pertinentes al objeto del juicio, y que puedan practicarse
en el acto del juicio. Será el juez quien resuelva la pertinencia de las pruebas propuestas. Las
partes, con respeto a la ley, podrán servirse de cualquier medio de prueba para acreditar los
hechos controvertidos. No se admitirán pruebas obtenidas mediante la violación de derechos
fundamentales o libertades públicas. Las partes pueden solicitar, al menos con 5 días de
antelación, las pruebas que requieran diligencias de citación o requerimiento.
4.4.3. Conclusiones.
4.5. Sentencia.
La sentencia expresará, en los antecedentes de hecho, un resumen de los hechos que han
motivado el proceso, declarando los que estime probados. Fundamentará suficientemente los
pronunciamientos del fallo. La propia sentencia indicará si es o no firme, y los recursos que
puedan proceder, con el órgano competente para conocer dicho recurso, el plazo y los requisitos.
6.1. Los recursos contra providencias, autos, diligencias de ordenación y decretos. (X)
Determinadas resoluciones de los juzgados de lo social son recurribles en suplicación ante la Sala
de lo Social del TSJ de su circunscripción. Lo mismo ocurre con los autos y sentencias dictados
por los jueces de lo mercantil, y que afecten al derecho laboral.
- Reponer los autos al estado en que se encontraban al cometerse una infracción de las normas o
garantías del procedimiento que hayan producido indefensión.
6.3.3. Anuncio del recurso de suplicación; consignación de la cantidad objeto de condena y del
depósito y nombramiento de letrado o de graduado social colegiado.
Interpuesto el recurso, el secretario lo trasladará a la otra parte, por si ésta decide su impugnarlo.
Finalmente se dará traslado de los autos, recurso e impugnaciones a la Sala de lo Social del TSJ
competente.
6.3.5. La posible admisión por la Sala de lo Social del TSJ de nuevos documentos y la
acumulación de recursos. (X)
6.3.6. La posible inadmisión del recurso de suplicación por defectos u omisiones subsanables no
subsanados y por haberse desestimado en el fondo otros recursos sustancialmente iguales.
(X)
La Sala de lo Social del TSJ dictará sentencia en plazo de 10 días, que se notificará a las partes y
a la Fiscalía de la CCAA, resolviendo la estimación o desestimación del recurso de suplicación. La
estimación conlleva la anulación o revocación de la sentencia recurrida, y la desestimación
confirma dicha sentencia.
Las partes pueden acordar en cualquier momento de la tramitación del recurso un acuerdo
transaccional. De no apreciarse lesión grave para alguna de las partes, fraude de ley o abuso de
derecho, el órgano jurisdiccional homologará el convenio transaccional. Así se pondrá fin al litigio,
asumiendo cada parte las costas causadas, y con devolución del depósito constituido. El convenio
transaccional homologado sustituye el contenido de lo resuelto en la sentencia anteriormente
dictada en el proceso.
Las sentencias y resoluciones dictadas en única instancia por las Salas de lo Social de los TSJ y
de la AN son recurribles en casación ante la Sala de lo Social del TS.
- Quebrantamiento de las formas esenciales del juicio, con indefensión para una parte.
6.4.3. Preparación del recurso de casación; consignación de la cantidad objeto de condena y del
depósito y nombramiento de letrado.
El recurso de casación se prepara ante la Sala de lo Social que dictó la resolución impugnada, y
se anunciará en los 5 días siguientes a dicha resolución. Si la sentencia ha condenado al pago de
una cantidad, y el recurrente no tiene derecho a la asistencia jurídica gratuita, es requisito
indispensable para poder impugnar la sentencia el haber consignado la cantidad objeto de la
sentencia. Además, al hacer el anuncio de la suplicación, hay que hacer un depósito de 600 €.
Cumpliéndose los requisitos establecidos, el secretario judicial tendrá por preparado el recurso de
casación. Una vez preparado, concede al recurrente un plazo de 15 días para interponer el
recurso. El escrito de formalización se presenta ante la Sala que dictó la resolución impugnada, y
expresará con precisión y claridad los motivos de la casación, y citándose los preceptos legales o
la doctrina que se entienden vulnerados.
Interpuesto el recurso, el secretario lo trasladará a la otra parte, por si ésta decide su impugnarlo.
El escrito debe estar suscrito por un letrado. Finalmente se dará traslado de los autos, recurso e
impugnaciones a la Sala de lo Social del TS competente.
6.4.5. La posible admisión por la Sala de lo Social del TS de nuevos documentos y la acumulación
de recursos. (X)
De haberse admitido total o parcialmente el recurso, el secretario pasará los autos a la Fiscalía de
lo Social del TS, para que en 10 días informe sobre la procedencia o improcedencia de la
casación pretendida.
La Sala de lo Social del TS dicta sentencia en plazo de 10 días desde la terminación de la vista.
Las partes pueden acordar en cualquier momento de la tramitación del recurso un acuerdo
transaccional. De no apreciarse lesión grave para alguna de las partes, fraude de ley o abuso de
derecho, el órgano jurisdiccional homologará el convenio transaccional. Así se pondrá fin al litigio,
asumiendo cada parte las costas causadas, y con devolución del depósito constituido. El convenio
transaccional homologado sustituye el contenido de lo resuelto en la sentencia anteriormente
dictada en el proceso.
6.5.2. Finalidad del recurso de casación para la unificación de doctrina y legitimación del
Ministerio Fiscal.
Nace para sentencias contradictorias entre sí, con la de otras Salas de los TSJ, o sentencias
distintas del TS con los mismos litigantes (o distintos pero en idéntica situación) y pretensiones;
esto es, cuando no existe una doctrina unificada. La sentencia que resuelva el recurso se limitará
a conceder o denegar la tutela o libertad invocada en función de la aplicabilidad de la doctrina.
El MF también está legitimado para interponer este recurso, de oficio, o a instancia de sindicatos,
organizaciones empresariales, asociaciones de trabajadores autónomos o entidades públicas.
- Hacer referencia detallada y precisa a los datos identificativos de la sentencia o sentencias que
la parte pretenda utilizar para fundamentar la contradicción. Las sentencias que no hayan sido
objeto de mención en el escrito de preparación no pueden ser invocadas en el escrito de
interposición.
El secretario judicial concede 15 días a las partes para interponer el recurso desde la notificación
de la resolución. El escrito irá firmado por un abogado, y cumplir el resto de requisitos
establecidos en la LJS para estos casos. Presentado el escrito de interposición, el secretario
emplaza a las demás partes para su personación por escrito. La parte recurrente se entiende
personada de derecho con la remisión de los autos.
6.5.5. La posible admisión por la Sala de lo Social del TS de nuevos documentos y la acumulación
de recursos. (X)
6.5.6. La posible inadmisión del recurso de casación para la unificación de. Doctrina. (X)
6.5.7. La impugnación del recurso de casación para la unificación de doctrina y el informe del
Ministerio Fiscal.
Si la sentencia del TS declara que la recurrida quebranta la unidad de doctrina, casará y anulará
esta sentencia y resolverá el debate planteado en suplicación con pronunciamientos ajustados a
dicha unidad de doctrina, alcanzando a las situaciones jurídicas particulares creadas por la
sentencia impugnada.
Las partes pueden acordar en cualquier momento de la tramitación del recurso un acuerdo
transaccional. De no apreciarse lesión grave para alguna de las partes, fraude de ley o abuso de
derecho, el órgano jurisdiccional homologará el convenio transaccional. Así se pondrá fin al litigio,
asumiendo cada parte las costas causadas, y con devolución del depósito constituido. El convenio
transaccional homologado sustituye el contenido de lo resuelto en la sentencia anteriormente
dictada en el proceso.