Sie sind auf Seite 1von 15

LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

Las 7 Creencias
más Limitantes Sobre
la Relación con Nuestra Madre

LA HIJA QUE FUI, LA MADRE QUE SOY

Yvonne Laborda

Yvonne Laborda 1
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

INTRODUCCIÓN

Es urgente DAR VOZ A LA NIÑA que fuimos


para poder liberar a la MUJER que vinimos a ser.

Sanando a la hija
podremos llegar a SER la mujer que vinimos ser.
Sanando a la hija
podremos llegar a SER la madre que nuestros hijos necesitan.
Sanando a la hija
podremos llegar a SER la pareja que deseamos.
Sanando a la hija
podremos llegar a recuperar el cuerpo deseado.
Sanando a la hija
podremos llegar a SER la profesional que lo da todo.

Yvonne Laborda 2
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

LAS 7 CREENCIAS MÁS LIMITANTES SOBRE LA


RELACIÓN CON NUESTRA MADRE :

CREENCIA LIMITANTE 1
Hasta que no perdone a mi madre no estaré en paz conmigo misma.

REFLEXIÓN 1
Perdonar no siempre es necesario o posible.

Hay la creencia de que si no perdonamos a todas aquellas personas que nos


han hecho daño, no podremos estar en paz con nosotras mismas. Al igual
que nos comenta Alice Miller, en su maravilloso libro “El saber proscrito”,
Perdonar no siempre es posible y mucho menos necesario para poder

llegar a liberarnos, sanarnos y vivir una vida plena, en paz y en armonía.

Personalmente me pregunto:
• ¿Cómo se puede perdonar las palizas de una madre o de un padre?
• ¿Cómo se puede perdonar el abuso sexual de un padre durante años?
•¿Cómo se puede perdonar que mamá supiera de dicho abuso y no hiciera
nada para evitarlo o protegernos?

•¿Cómo se perdona a una madre que nos ha humillado, insultado,

castigado y criticado durante años?

•¿Cómo se perdona a una madre que no nos haya ayudando en los momentos
más difíciles de nuestra vida?

•¿Cómo se perdona a una madre que nos haya abandonado y dejado con
papá mientras ella se “salvaba”?
•¿Cómo se puede perdonar a una madre que nunca estuvo presente?

Yvonne Laborda 3
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

La verdad es que no es necesario perdonar para estar en paz. Os lo puedo


asegurar por experiencia propia y por el testimonio de centenares de madres
que he acompañado a lo largo de todos estos años.
No obstante, para mí SÍ fue crucial y vital COMPRENDER desde qué

lugar mi madre hizo todo aquello o desde qué lugar no me pudo dar lo

que más necesitaba de ella (para luego poder empatizar e incluso sentir

compasión por ella). Conectar con su desespero me hizo darme cuenta que
yo no era ni soy responsable de NADA de todo aquello.
Yo merecía pero no puede obtener. Fui víctima.

Solo somos víctimas de niñas y adolescentes.


De adultas nos podemos responsabilizar (hacer cargo) de la niña
que fuimos y que aún habita en nosotras. Esta niña herida puede

llegar a dominar toda nuestra vida.

Debemos maternarla y darle todo aquello que necesitaba. Comprender la


realidad infantil y juvenil de nuestra madre y conectar con su incapacidad
emocional para darnos y amarnos sí nos puede ayudar a liberarnos de esa
sensación falsa de:

• No valgo
• No importo
• No merezco
• No pertenezco
• No soy digna de su amor
• No soy suficientemente buena
• etc…
Comprender la realidad emocional de nuestra madre no significa tener que
perdonarla, ni justificarla, ni defenderla. Simplemente te invito a ver la
VERDAD, tu verdad.

Yvonne Laborda 4
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

Nada, absolutamente nada, fue por tu culpa. Si mamá no pudo darnos ni


querernos… fue ella la que no pudo cumplir con su responsabilidad. Hoy en
día siento una gran compasión por mi madre. Ver todo lo que se ha perdido
me rompe el corazón. Esta compasión es lo que hace que no la odie,

ni sienta rabia, ni enfado, ni frustración hoy en día. Siento una gran


pena por todo lo que podía haber sido y nunca fue. Esta compasión

que siento por ella es la que me permite aún quererla a pesar de todo el

daño que me ha hecho… Pero tampoco es necesario quererla para poder


vivir en paz y en armonía.

Esta compasión puede y suele llegar (no siempre) después de un gran episodio
de rabia, odio y frustración. Es vital darte el permiso para sentir lo que tu
cuerpo necesite. No te juzgues si odias a tu madre o no deseas estar con
ella o cuidarla . Si sientes esto es legítimo ya que no habrás recibido de ella
lo que legítimamente necesitabas y tu niña interior herida te lo confirma con
lo que sientes HOY por tu madre.

Nuestra madre podía buscar ayuda, podía disculparse, podía corregir, podía
rectificar, podía nombrar, podía tomar conciencia, podía responsabilizarse,
podía protegernos… No obstante, nada de esto pasó, sino ahora mismo no
estarías escuchando o leyendo esto. Aún hoy, nuestra madre podría hacer
algo por y para nosotras pero no puede o sencillamente no quiere.
Si seguimos negando, ignorando y reprimiendo nuestro dolor para

seguir defendiendo y justificando a mamá podemos caer en los mismos

comportamientos con nuestras parejas e hijos. Es vital dejar esa ceguera


emocional atrás para poder cortar la cadena de una vez por todas…
Solemos perpetuar todo aquello que no hemos resuelto ni sanado.

No permitas que esto ocurra con tu pareja o tus hijos.

Yvonne Laborda 5
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

CREENCIA LIMITANTE 2
Algún Es
díamuy
mamá me amará-aceptará
probable comoocurra.
que esto NUNCA yo necesito.

REFLEXIÓN 2
Necesitamos deshacernos de esa fantasía infantil de que algún día mamá
nos querrá como verdaderamente necesitamos y anhelamos…

Hoy somos adultas. Necesitábamos a mamá de niñas. La naturaleza no


programó que necesitásemos a nuestras madres siendo adultas y madres. Lo
que necesitábamos de niñas y jóvenes con 5, 10, 15 o 20 años ya nunca lo
podremos obtener ya que hoy tenemos 30, 40 o 50 años.

Lo que seguimos proyectando, ahora que somos adultas, es el vacío


que nos quedó siendo niña y todas esas necesidades no satisfechas

las desplazamos hoy de adultas sobre nuestra pareja e hijos y con

nuestra falta de autoestima, inseguridad, miedos y demás…

Hoy podemos responsabilizarnos de la niña herida que fuimos y que aún


habita en nosotras. Más adelante hablaremos de cómo empezar a sanar esa
niña: la hija que fuiste, para poder liberar a la mujer-madre que HOY eres.
Vivir esperando e idealizando a mamá nos imposibilitará poder dar y

amar a los demás (especialmente a nuestros hijos) ya que estaremos más


pendientes de recibir que de dar. Ahora, si eres madre, estás en la etapa

de DAR y no de recibir.

Yvonne Laborda 6
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

CREENCIA LIMITANTE 3
No poder responsabilizar ni culpar a mamá de su actitud y sus elecciones.

REFLEXIÓN 3
Necesitamos justificar, excusar y defender a mamá para seguir teniendo
la sensación de que todo hubiese sido distinto si…

La verdad suele amenazar lo que preferimos creer. La verdad, nuestra

verdad, no es ni buena ni mala. La verdad simplemente es la que es. Nos


cuesta mucho aceptar que nuestra madre no nos dio lo que necesitábamos,
ni nos pudo amar como merecíamos. Aceptar nuestra verdad es el primer

paso, y la toma de conciencia es el segundo gran paso para poder llegar

a liberarnos de los estragos sufridos en nuestra infancia y poder llegar

a ser la mujer que viniste a ser y la madre que tus hijos necesitan.

Tenemos la necesidad de justificar su actitud para seguir creyendo, desde la


niña herida, que si hubiera habido más dinero… Si papá no hubiese sido
tan… Como había 5 hijos… Como tenía que mantener a la familia…
En fin, que necesitamos contarnos una verdad distinta para seguir creyendo
que sí merecíamos aquello que no obtuvimos. Que mamá nos lo hubiese
dado si no fuera por esto o lo otro…

La triste verdad es que mamá estaba ausente cuando podía estar un

ratito y no lo nombró, estaba en el hacer aún pudiendo estar con

nosotras. No era cariñosa, ni amorosa, no nos decía cosas bonitas,


no nos aceptaba tal y como éramos, nos criticaba, nos juzgaba,

se quejaba, nos castigaba, nos pegaba, no nos daba voz, no nos

defendía… Esa es nuestra verdad.

Yvonne Laborda 7
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

Era agresiva porque no era feliz en su vida matrimonial con papá. Estaba
frustrada y resignada en casa cuando ella hubiese deseado estudiar o trabajar
fuera y nos culpaba por ello. Nos contaba todo lo que había hecho por
nosotras desde la queja o el victimismo. No desde su deseo o desde su amor
hacia nosotras. Tuvo más hijos de los deseados. No podía sentir nuestras

necesidades, las juzgaba, las ignoraba y las negaba. No nos protegía

de papá, ni de los niños del cole, ni de quien abusó de nosotras… No


había intimidad emocional en casa, nos sentíamos tan solas. Era exigente,

perfeccionista, autoritaria, controladora, abusiva, violenta… Nunca tenía


suficiente, y nunca éramos lo suficientemente “buenas o responsables” según
ella… No nos permitía ser quien venimos a ser y eso nos cuesta y duele ver
y reconocer.

Si sigues mirando a mamá, te seguirás abandonando a ti misma y

seguirás abandonando a tus hijos. Tu mirada hoy debe estar en ti

y en tus hijos si los tienes o en tu pareja…

Para romper la cadena de: “Niña mirando a mamá”.

Yvonne Laborda 8
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

CREENCIA LIMITANTE 4
No podemos hablar mal de nuestra madre
ni podemos contar nuestra verdad.

REFLEXIÓN 4
En muchos hogares ha sido más importante el qué dirán y el qué
hacemos que el cómo nos sentimos o el qué necesitamos.
Y sobre todo no se tuvo en cuenta el quién ÉRAMOS.

Era más importe el HACER que el SER. Se nos aceptaba o se nos rechazaba
por cómo nos comportábamos y por nuestros logros…

Para mamá era más importe qué podían pensar los demás que lo

que nosotras necesitábamos o sentíamos.

Sus necesidades estaban por encima de las nuestras. Más adelante trabajaremos
sobre esto en profundidad.
Poder decir en voz alta que nuestra madre nos maltrató, que abusó

emocionalmente de nosotras, que nos entregó, nos abandonó, nos

pegó, nos castigó, física o emocionalmente, con su rechazo y sus

silencios y no nos amó es totalmente legítimo. Necesitamos poder contar


nuestra verdad por dura que esta fuera.

Yvonne Laborda 9
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

CREENCIA LIMITANTE 5
Mi infancia no fue tan mala. No me trataron tan mal.
Tampoco he “salido” tan mal.

REFLEXIÓN 5
Solo nos fijamos en la violencia activa: palizas o abusos sexuales.
Se nos olvida la peor de las violencias: la pasiva.

La violencia pasiva no se nombra y puede llegar a dejar más herida


materna que la violencia activa. Cuando mamá nos ignoraba, rechazaba, se
victimizaba… Nos dejaba solas y abandonadas emocionalmente.
No olvidemos que la peor de las vivencias infantiles es la soledad. Más
adelante hablaremos y trabajaremos este tema en profundidad.

No sabemos lo que se siente al ser amadas incondicionalmente.

No tenemos registro interno de este tipo de amor. Solo sabemos

que se siente cuando nos tenemos que “ganar” o merecer el amor

condicionado de mamá.

Sabemos lo que siente una niña sola, frustrada, impotente, asustada,


desprotegida, entregada, controlada, confusa y desesperada por ser amada
incondicionalmente: por simplemente SER quien es.
Si no reconocemos, ni sentimos, ni vemos el daño que hemos sufrido
corremos el riego de llegar a perpetuarlo al negarlo o normalizarlo.

Yvonne Laborda 10
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

CREENCIA LIMITANTE 6
Todas las madres quieren y aman a sus hijas.

REFLEXIÓN 6
Lamentablemente no todas las madres quieren y aman a sus hijas.

Cuestionarnos el amor de nuestra madre, como muy bien lo describe Susan


Forward en su libro “Mothers Who Can’t Love” (madres que no pueden
amar) es un gran tabú. No está permitido socialmente decir que nuestra

madre no nos quiso o no nos quiere. No todas las madres tienen la

capacidad de querer y amar incondicionalmente a sus hijas. Hay madres


muy heridas o muy inmaduras (emocionalmente hablando) que no han
podido, ni sabido amarnos, ni han aprendido. Lo peor de todo es que nunca
tomaron conciencia de este hecho por tanto nunca pudieron hacer algo al
respecto.
Esta creencia es MUY difícil de romper ya que socialmente no está permitido
nombrar esta VERDAD. No se nos permite decir nada negativo con respecto
a la relación con nuestra madre. Somos muchas las mujeres-madres que

hemos sufrido esta falta de amor y es legítimo poder decirlo en voz alta.

Negar esta realidad puede hacernos más daño que el hecho de no haber sido
amadas por nuestras madres.
Es urgente DAR VOZ A LA NIÑA que fuimos para poder liberar y

sanar a la mujer-madre que somos…

Cuando digo que nuestra madre NO nos ha podido amar, me refiero a amar
como hemos necesitado. El discurso de muchas madres fue y sigue siendo:
“Yo te lo he dado todo, me he sacrificado por ti…” No obstante, ese TODO
es desde SU vivencia y no desde la nuestra.

Yvonne Laborda 11
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

Nuestra madre nos dio todo lo que tenía para dar, eso puede ser

cierto. Pero ese “TODO” no necesariamente puede haber cubierto

nuestra necesidad mínima de mirada, presencia, atención y amor

incondicional.

A lo largo de este potente curso profundizaré en todo este tema.

CREENCIA LIMITANTE 7
No hay madres tóxicas, todas hacen lo mejor que pueden.

REFLEXIÓN 7
Lamentablemente, sí existen madres tóxicas, violentas, abusivas, agresivas
y que no pueden amar a sus hijas.

Al igual que hay madres amorosas, amables, respetuosas, cariñosas,


responsables, honestas, sinceras… También hay madres muy inmaduras
emocionalmente, muy carentes y muy heridas. Estas madres al no tomar

conciencia de su propia Herida Primaria la han proyectado sobre

nosotras dejándonos también gravemente heridas con su maltrato,

exigencia, indiferencia, abuso, agresividad, violencia, rechazo, critica,

juicios… En nuestras manos está el decidir cortar (de una vez por todas)
con esta cadena transgeneracional y dejar de perpetuar esta Herida Primaria
una generación más.
No debemos silenciar, ignorar y negar este hecho.
Lamentablemente, mi madre es del grupo que nunca tomó conciencia e
imagino que la tuya también, de lo contrario no estarías compartiendo este
momento conmigo, ni yo habría tenido la necesidad de crear este curso
para ti. Si yo hubiese tenido la madre que necesitaba, hoy no estaría

compartiendo, escribiendo y haciendo todo lo que hago.

Yvonne Laborda 12
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

La falta de mirada, atención, presencia, contacto, comprensión, empatía


y amor por parte de mi madre me ha enseñado que ningún niño o niña
debería JAMÁS vivir lo que yo tuve que vivir. Poder llegar a dar a mis

3 hijos lo que yo nunca tuve ni recibí de mi madre me sanó y prometí

compartirlo. Mi mayor propósito en esta vida y mi gran misión es poder


ayudar a otras madres, como tú, a transitar el mismo camino de superación
personal que hice yo.

En una sola generación podemos revertir todo el daño de

generaciones pasadas. Amando HOY, más y mejor a nuestros hijos,

amándoles como legítima y verdaderamente necesitan, cortaremos la

cadena transgeneracional del desamor, del desamparo, de violencia,

de abuso y de desespero de una vez por todas…

No sabes lo feliz que me hace que estés aquí ahora conmigo. De verdad te
lo digo. Gracias, gracias, gracias… desde lo más profundo de mi corazón.
Gracias por querer sanar, gracias por querer ser mejor persona, gracias
por querer cortar la cadena y gracias por querer llegar a SER la

MADRE que tus hijos NECESITAN a pesar de que tu no la tuviste.

Yvonne Laborda 13
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

Si sientes que necesitas resolver o sanar algo con respecto a la

relación con tu madre te invito a unirte a mi curso

"La Hija Que Fui, La Madre Que Soy" (HM)


y lo trabajaremos juntas.

No puedes llegar a imaginarte lo liberador y transformador

que puede llegar a ser este curso hasta que estás dentro...

El grupo de madres que nos reuniones mensualmente también es


muy sanador e inspirador.

No lo dudes más.
Te espero en "La Hija Que Fui, La Madre Que Soy" (HM).
Información e inscripciones aquí:
https://yvonnelaborda.com/lahijaquefuilamadrequesoy/

Yvonne Laborda 14
LA HIJA QUE FUI LA MADRE QUE SOY

Yvonne Laborda es madre, esposa,


terapeuta Humanista-Holistica y autora
del libro
“Dar voz al Niño”.
Imparte conferencias, charlas, talleres
y cursos sobre Crianza Consciente,
Unschooling (aprendizaje autónomo),
Educación Emocional y Crecimiento
Personal. Su especialidad es dar voz a
los niños y ver la influencia que nuestra
propia infancia tiene en la madre y
padre (adulto) que somos. Su trabajo
se centra en qué nos imposibilita llegar
a ser el padre o madre que nuestros
hijos necesitan que seamos.
Ha creado los siguientes cursos online
de indagación personal:
•Sanar la Herida Primaria (SHP)
•La hija que fui la madre que soy (HM)
y ofrece una formación online en
•Crianza Consciente y Educación
Emocional (CCEE).

Yvonne Laborda 15

Das könnte Ihnen auch gefallen