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Universidad Abierta

Filosofía

Trabajo Final La entidad y el compuesto

Metafísica

Profesora Cecilia Sabido

Alumno Isidro Muñetón Pérez

6 de abril de 2019
La entidad y el compuesto.

Introducción.
Estos dos temas son abordados por Aristóteles recurrentemente en sus escritos filosóficos;
particularmente, en el libro VII de su Metafísica realiza una argumentación en donde
establece la manera en que se describen y definen estos dos conceptos, y reflexiona la
manera en que están relacionados y cómo se deben entender de manera aislada y en
relación.

La relación entre estos dos conceptos, muy abordada y discutida en Metafísica, ha


trascendido a diversas ciencias especulativas para formar parte de su estructura y
organización, en cuanto a cómo detectamos e identificamos los elementos más simples de
sus respectivos objetos de estudio, para a partir de ahí abordar objetos compuestos y, en
consecuencia, de mayor complejidad. Así pues, ciencias como la química, la física, biología,
psicología, medicina, etc., observan y examinan sus respectivos objetos de estudio,
tratando de establecer una relación causal entre sus respectivos elementos. Para hacer esto
exitosamente, la Metafísica nos enseña que debemos establecer una jerarquización que nos
permita observar con claridad (en la medida de lo posible) los principios y los fines de los
distintos procesos, encabezados por el Ser en sí.

La dificultad en observar la relación entre entidad y compuesto radica en que, si bien el Ser
se dice de distintas maneras, éste se podría clasificar en una dicotomía general: lo simple y
lo compuesto. Dado que el Ser se da en estos dos ámbitos generales, existen muchos casos
en que, observados sin el debido cuidado, confundimos lo compuesto con lo simple, dado
que confundimos alguna de las distintas maneras del Ser con el Ser en sí. Del otro lado, Las
distintas ciencias han avanzado mucho en cuanto a la exploración y descubrimiento de sus
elementos más simples, por lo que muchos de los objetos que anteriormente consideramos
simples, han pasado a ser compuestos, modificándose la manera como aplicamos nuestros
principios filosóficos en la realidad sensible y material. Entonces, se hace necesario clarificar
nuestro entendimiento del Ser en cuanto a entidad, entender qué es lo que define el ser de
las sustancias más simples, y hasta qué punto un compuesto puede o no poseer una cierta
identidad, y de qué manera es ésta independiente o supeditada a otros sustratos o
afecciones.

Definiciones.

Aristóteles define la entidad en dos sentidos principales. En primer lugar, son entidad las
cosas que no se predican de un sujeto; de hecho, son las cosas que únicamente son sujeto
de predicamentos. En segundo lugar, “lo que es causa inmanente del ser de aquellas cosas
que no se predican de un sujeto…”1 El primer sentido nos explica cómo nos expresamos
acerca de la entidad en una construcción lógica, el segundo sentido se refiere al ser en sí de
las cosas que consideramos entidades.

San Agustín, en su comentario a la Metafísica de Aristóteles, señala otra concepción de la


entidad:

El ser significa también la verdad de la cosa, pues cuando decimos que


algo existe, significamos que es verdadera, y cuando decimos que no
existe, significamos que no es verdadera, y esto lo hacemos ya sea
afirmando o negando.2

En esta concepción, abordamos un ser de la entidad abstracto, al considerar a la entidad


en un ámbito que relaciona el ser con un juicio de valor de verdad, que es un juicio de
nuestra razón.

Por su parte, a partir de estas concepciones de entidad, debemos entender lo compuesto


como aquello que se articula de dos o más elementos simples. Así pues, una construcción
lógica será compuesta si posee sujeto y predicado; el ser será compuesto, si se conforma
de una entidad que posee o padece cierto accidente o afección.

1
Aristóteles, Metafísica, libro V. Traducción de Tomás Calvo. Editorial Gredos. Madrid, 1994. 1017b, 15.
2
Tomás de Aquino, Comentario al libro V de la Metafísica de Aristóteles. Prólogo, traducción y edición de
Jorge Morán. Navarra, 1999. P. 91.
Primera dificultad.

La primera aporía que señala Aristóteles aparece al tratar de entender la entidad en cuanto
esencia. El estagirita establece que “la esencia de cada cosa es lo que de cada cosa se dice
[que es] por sí misma.”3 Y también “…el enunciado de la esencia de cada cosa es aquel
enunciado que expresa la cosa misma sin que ella misma esté incluida en él.”4 Si tomamos
el enunciado Hombre blanco, tenemos que su esencia es Hombre, pues el hombre no
necesita ser blanco para ser hombre, mientras que lo blanco, como accidente que es,
necesita del objeto “hombre” (o algún otro objeto en general) para ser.

Para entender la esencia del enunciado anterior, tuvimos que realizar un análisis mediante
la sustracción de uno de los términos empleados para dar con la esencia. En esta búsqueda
de lo simple, de manera natural identificamos dos conceptos como la entidad y la esencia.
Pero ¿es lo mismo entidad y esencia en todos los casos? Tomemos ahora el enunciado
Hombre racional. Si realizamos el mismo ejercicio que en el caso anterior, separaremos e
identificaremos nuevamente a Hombre como entidad. Pero el elemento racional no puede
considerarse un accidente convencional, puesto que sólo puede predicarse de Hombre.
Más aún, lo racional tenido por entidad, es igual a Hombre. Ambos elementos del
enunciado se contienen respectivamente; entonces ¿pueden ambos considerarse parte de
una sola esencia? ¿existen compuestos que tienen una única esencia?

Aristóteles busca resolver esta controversia argumentando que es un error identificar la


esencia con la entidad, pues al comparar los ejemplos que utilizamos se hace evidente que
hay un problema de definición. Se puede entender lo blanco sin la necesidad de aludir al
hombre, y viceversa; pero no se puede entender lo racional sin aludir al hombre, y lo mismo
se puede decir en el sentido opuesto. Entonces, al realizar la separación de elementos en
Hombre racional, nos generamos una dificultad de definición, pues uno de los elementos
sirve para definir al otro, es decir, no tenemos claro cuál de los dos es la esencia del
enunciado, por lo tanto, no hay una definición propiamente.

3
Aristóteles, Metafísica, libro VII. Traducción de Tomás Calvo. Editorial Gredos. Madrid, 1994. 1029b, 10.
4
Íbid. 1029b, 20.
Así pues, Aristóteles establece que la esencia está contenida en la entidad, pero no es la
entidad. La esencia, en cambio, sí puede ser entendida como la definición; entonces la
relación entre entidad y esencia toma una multiplicidad de sentidos, que permiten salvar
las aporías de este tipo que se generen en la investigación metafísica.

Esencia, unidad e ideas.

Otra dificultad emanada de la concepción de las esencias respecto de entidades simples y


compuestos, es aquella que se da cuando investigamos cómo se corresponden las
entidades simples y los compuestos con su respectivas esencias. Dado que esencia es lo
que se dice una cosa que es en sí misma, es fácil identificarla como la entidad simple. Pero
tomemos algunos compuestos para hablar de su esencia, como: pastel de chocolate,
caballo zaino, perro bravo. Tomando en cuenta la definición de esencia, las respectivas
serían ser pastel de chocolate, ser caballo zaino, y ser perro bravo.

Si hacemos un análisis por separación de elementos, encontramos una esencia de pastel


como sujeto y una esencia de chocolate como accidente. Pero si pasamos por alto este
análisis, al identificar la esencia como la entidad asumimos que la esencia de ser pastel y
ser pastel de chocolate es la misma, dado que la entidad pastel es la que predomina en
ambos enunciados. Este tipo de derivación lógica nos llevaría al absurdo de considerar lo
mismo un pastel de chocolate que un pastel de vainilla, dado que su esencia – entidad
(pastel) es la misma.

Aristóteles, en esta argumentación, aprovecha para reflexionar sobre las Ideas platónicas,
que bien pueden ser entendidas como esencias. Si el pastel de chocolate existe como una
esencia – idea, anterior (ontológicamente) a su ser sensible, esta idea debe considerarse
como una unidad, para que pueda constituirse como esencia. Al excluir la separación de
elementos (pues la idea en sí es unidad) caemos en el absurdo antes señalado. Más aún, si
las ideas platónicas existen separadas de las entidades sensibles, se da una multiplicidad
de entidades cuya observación puede llevarnos a una cadena causal indefinida. Por estas
razones, Aristóteles considera que, si las ideas platónicas existen, deben existir en el
sentido de una esencia en plena identidad con su entidad, y no independiente una de la
otra.

Materia y generación.

Después de considerar la entidad en cuanto el ser en sí, Aristóteles investiga sobre ella en
cuanto a la materia. Todo lo generado en la naturaleza precisa de materia y de forma, esta
última debe ser considerada como su esencia. La generación se da de distintas maneras:
de manera natural (es decir sin la acción del hombre), y a través del arte (la acción humana),
lo cual debe entenderse como producción. En ambos casos, la generación nunca sucede de
la nada; su acto se da con las condiciones preexistentes de materia y forma.

Así pues, dado que lo generado requiere de una condición preexistente a partir de la cual
es, Aristóteles señala el riesgo de caer en una cadena causal infinita respecto de lo
generado, lo cual es negado como principio. Para evitar esto, señala que la forma, por
lógica, no puede ser objeto de generación: si la forma se genera, lo hace a partir de otra
forma, y esta a partir de otra y así sucesivamente; dado que está establecida la negación
de la cadena causal infinita, se asume que la forma no se genera. Al llevar este
razonamiento al ámbito de la discusión sobre entidad y compuestos, podemos concluir que
los compuestos resultan de la generación, mientras que las entidades no lo hacen.

Conclusión.

Aristóteles invirtió un esfuerzo considerable en la investigación de estos temas, dada la


evidente complejidad del asunto, el cual muchos comentaristas coinciden en señalar como
uno de los más difíciles de la Metafísica aristotélica. Es evidente el interés que tuvo
Aristóteles en tratar de clarificar, en la medida de lo posible, cuestiones cuya
argumentación se encuentra tan cercana a metafísicas anteriores, como la de Platón, cuyas
concepciones de idea se emparentan con la esencia y la entidad del estagirita.

Resulta complicado establecer concepciones fuertes de ciertos aspectos en cuanto a su ser,


tan sólo al considerar que el ser se dice de distintas maneras. Con esta dificultad inicial, la
red de relaciones entre estos distintos aspectos se vuelve algo un tanto abstruso. Pero de
toda esta investigación, debemos hacer el esfuerzo de obtener algún conocimiento. Y
resulta fundamental entender la entidad, puesto que, en síntesis, la entidad resulta ser lo
cognoscible, es decir, aquello a través de lo cual entramos en contacto con nuestra
realidad. Por ello es fundamental, para la ciencia en general, la comprensión de estos
aspectos del ser.
Bibliografía.

- Aristóteles, Metafísica. Traducción de Tomás Calvo. Editorial Gredos. Madrid, 1994.


- Tomás de Aquino, Comentario al libro V de la Metafísica de Aristóteles. Prólogo,
traducción y edición de Jorge Morán. Navarra, 1999.

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