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Implicación semántica y derivabilidad formal1

No es posible comparar el conjunto de todas las aplicaciones de la lógica


con el tesoro de la teoría pura misma. En efecto, tan pronto como se
examinado a fondo el asunto se comprenderá que la teoría de la lógica,
hasta donde está a nuestro alcance, constituye la visión y la conquista de
aquella racionalidad en cuya virtud han sido creados el Cielo y la Tierra.
C.S. Pierce

Si U1, U2,…, y V son oraciones (las cuales pueden ser verdaderas o falsas), entonces decimos a
menudo que V es (o no es) una CONSECUENCIA LÓGICA de U1, U2,…, o que la conclusión V se SIGUE
LÓGICAMENTE de las premisas U1, U2,…; por ejemplo, podríamos decir que la conclusión:

Algunas Panteras no son Cisnes,


se SIGUE LÓGICAMENTE de las premisas:
Algunas Panteras no son Mamíferos,
Algunos Mamíferos no son Cisnes.
La tarea de la lógica (y, en realidad, su principal tarea), consiste en esclarecer esta noción y
señalar las condiciones de su aplicación. Ahora bien, si tratamos de llevar a cabo esta tarea, nos
encontramos con que la expresión ‘consecuencia lógica’ comprende dos nociones diferentes que
pueden caracterizarse, aproximadamente, como sigue.
(i) Derivabilidad Formal. Existen ciertas reglas formales de inferencia, cada una de las cuales, si
se aplica a las premisas apropiadas, produce una determinada conclusión inmediata. Reglas de
inferencia muy conocidas son, por ejemplo, el modus ponens:

Si P entonces Q
P
Q

y la conversio simplex:
Algunos A son B;
Algunos B son A.
Ahora bien, se llama a V una CONSECUENCIA LÓGICA de U1, U2,…, si ella es formalmente derivable
de U1, U2,…, esto es, si partiendo de las premisas U1, U2,…, y aplicando repetidas veces las reglas de
inferencia, podemos finalmente obtener la conclusión V.
(Las reglas de inferencia se llaman ‘formales’ por el hecho de que pueden enunciarse en
términos puramente ‘tipográficos’, sin referencia alguna al significado de las oraciones a que se
aplican.)

1
E. W. BETH, Implicación semántica y derivabilidad formal, México, UNAM, 1978, pp. 5-9.
2

(ii) Implicación semántica. Se sabe, por la silogística de Aristóteles, que la conclusión: Algunas
Panteras nos son Cisnes, no se SIGUE LÓGICAMENTE de las premisas: Algunas Panteras no son
Mamíferos y Algunos Mamíferos no son Cisnes. Si deseamos demostrar esto, argumentamos por lo
general como sigue. Substituyamos los términos ‘Pantera’, ‘Cisne’ y ‘Mamífero’, respectivamente,
por los términos ‘Cerdo’, ‘Puerco’, y ‘Mamut’. Obtenemos entonces nuevas premisas, a saber:
Algunos Cisnes no son Mamuts,
Algunos Mamuts no son Puercos,
y una nueva conclusión, a saber:
Algunos Cerdos no son Puercos.
Ahora las nuevas premisas son verdaderas, mientras que la nueva conclusión es falsa. Por
tanto, la nueva conclusión no puede SEGUIRSE LÓGICAMENTE de las nuevas premisas y, en vista de la
semejanza en cuanto a la forma lógica, la antigua conclusión no se SIGUE LÓGICAMENTE de las
antiguas premisas.
En esta discusión juega un papel esencial el ‘valor de verdad’ (es decir, la verdad o falsedad) de
las nuevas premisas y la nueva conclusión y, por consiguiente, también el significado de los
términos ‘Cerdo’, ‘Puerco’, y ‘Mamut’; puede, por ende, designarse como implicación semántica a
la noción de CONSECUENCIA LÓGICA que resulta ser pertinente en este contexto. Puede definirse de la
siguiente manera: se dice que V está semánticamente implicada en U1, U2,…, si no podemos
substituir los términos en U1, U2,…, y en V, por nuevos términos, de tal manera que las nuevas
premisas U1*, U2*,… sean verdaderas al mismo tiempo que la nueva conclusión V* sea falsa.
Sin embargo, si pueden encontrarse tales nuevos términos, como en el ejemplo anterior (en
cuyo caso V no está lógicamente implicada en U1, U2,…,), entonces decimos que estos términos nos
suministran un contra-ejemplo idóneo para probar que V no se sigue lógicamente de U1, U2,…
Por otra parte, resultará claro que el significado de los antiguos términos ‘Pantera’, ‘Cisne’, y
‘Mamífero’ está completamente fuera de lugar; de hecho, el anterior contra-ejemplo muestra que
ninguna conclusión de la forma
Algunos P no son S,
es una CONSECUENCIA LÓGICA de las premisas
Algunos P no son M,
Algunos M no son S.
Semejantes expresiones, que contienen ‘P’, ‘M’, ‘S’ indeterminadas, las cuales representan
términos arbitrarios, fueron ya usadas a menudo en la lógica tradicional. En lugar de ellas la lógica
moderna utiliza fórmulas como:

(z)[P(z)&S(𝑧)],
̅̅̅̅̅̅̅],
(x)[P(x)&M(𝑥)
̅̅̅̅̅̅].
(y)[M(y)&S(𝑦)
3

Aunque el significado de tales fórmulas resultará, por el presente contexto, bastante claro, será
mejor decir algunas palabras acerca de la manera en que deben interpretarse.2

Seleccionamos algún conjunto (no-vacío) de individuos, al que se llamará el universo del


discurso (éste puede contener, por ejemplo (i) todos los seres humanos, o (ij) todos los números
naturales. Las letras ‘P’, ‘M’, ‘S’,… representan términos (propiedades o predicados) que pueden
aplicarse a ciertos individuos del universo (por ejemplo (i) sano, masculino, adulto, o (ij) impar,
primo, cuadrado). Las letras ‘x’, ‘y’, ‘z’,… se usan como variables que “abarcan” el universo. La
fórmula atómica ‘P(x)’ se usa con el objeto de afirmar la condición para que un cierto individuo x
tenga la propiedad P. El cuantificador ‘(x)’ se usa para expresar el hecho (o el supuesto) de que
todos los individuos del universo cumplen la condición que sigue al cuantificador; el cuantificador
‘(x)’ se usa para expresar el hecho (o el supuesto) de que algunos individuos del universo
cumplen la condición para la cual aquél es seguido. Los cuantificadores ‘(y)’, ‘(z)’,…, ‘(y)’, ‘(z)’,…
deben interpretarse de la misma manera. Los símbolos:

, &, 

se leen: ‘no’, ‘y’, y ‘si…, entonces’. Posteriormente usamos también los símbolos:

, 

los cuales se leen: ‘o’ y ‘si y sólo si’.

Un contra-ejemplo (que puede o no ser idóneo en algún contexto) se obtiene seleccionando


un universo y seleccionando propiedades P, M, S,… para todas las letras ‘P’, ‘M’, ‘S’,… 3

2
Una exposición más detallada se encuentra, por ejemplo, en mi Fondaments logiques des mathématiques
(2ème.ed. Paris, 1955).
3
Para lo que aquí se llama ‘contra-ejemplo’ quizá es más habitual emplear el término ‘modelo’ o
‘interpretación’. Por regla general un modelo o una interpretación se designa únicamente como un ‘contra-
ejemplo’ cuando es adecuadamente elegido en vista de la refutación de una cierta hipótesis. Me parece, sin
embargo, que en el presente contexto es más sugerente la anterior terminología. El nombre tradicional para
un contra-ejemplo es ‘instancia’ ἒκθεσις instantia; cf. Aristóteles, Prior Analytics B26, 69ª 37). No es
necesario discutir aquí las relaciones bastantes obvias con la parábola.

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