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En la trasformación de la semilla en planta tienen lugar varias reacciones químicas fermentativas que
transforman los hidratos y almidones concentrados en el grano para el desarrollo de la planta, en
nutrientes que se digieren mucho mejor que consumiendo los granos enteros o sus derivados. Se sintetizan
gran cantidad de enzimas y vitaminas y se liberan los minerales haciéndolos mas bio-disponibles y
asimilables.
El cultivo de germinados nos ofrece la garantía de cosechar vegetales frescos de primera calidad, y de
forma sencilla. No hace falta más que unos botes de cristal, comprar o construir un germinador utilizando
varios cuencos perforados de barro sin esmaltar que formen una torre, o en situaciones y lugares muy
especiales dejar que la naturaleza se encargue de seguir su curso. (Por ejemplo: aprovechando para
depositar las semillas donde exista una pendiente de piedra con una repisa y un goteo continuo natural, o
generado mediante una derivación con una simple hoja o rama. Aprovechando el goteo de las rocas sobre
la arena de la playa. "Puede que algún pájaro aproveche para festejarlo" pero es seguro que la vitalidad de
esa cosecha de semillas de calidad sea especialmente vivaz)
Además con los germinados la satisfacción de generar plántulas comestibles a partir de semillas es doble.
Por un lado obtener alimento vivo de 1ª mano y de calidad y una importante sensación de haber realizado
algo bueno por nosotros mismos.
Los germinados actúan regulando el equilibrio ácido-base del organismo, aportando fibra de gran calidad
biológica. Su abundante contenido de vitaminas, minerales, enzimas, proteínas y clorofila, en proporciones
equilibradas y su escasez de hidratos de carbono, los sitúan entre los alimentos más completos y mejor
digeribles.
La rica concentración de enzimas actúa sobre el metabolismo, favoreciendo la regeneración del torrente
sanguíneo y del aparato digestivo.
El consumo de germinados favorece para una buena regulación intestinal y fortalecimiento del intestino,
contribuyendo a desalojar gases y deshechos, renovando la microbiota amiga.
Tonifica el sistema nervioso, Rebaja el índice de colesterol malo y esta indicado en caso de raquitismo,
escorbuto, anemia, descalcificación, diabetes y problemas de la piel.
Los germinados bien atendidos y producidos* son los alimentos menos contaminados que podemos
encontrar. Si una semilla germina es que tiene la calidad suficiente para hacerlo. Pero además actúan como
limpiadores gracias al denominado "efecto secuestrador" de sustancias tóxicas acumuladas en el tracto
digestivo.
Estas germinaciones se pueden agregar a todo tipo de sopas o platos como guarnición o decoración pero
siempre después de cocinar los guisos o se perderían las citadas propiedades pro vida.
En ensaladas se integran muy bien enriqueciéndolas tanto dietética como culinariamente. Aunque a
muchos les pueden parecer algo insípidos acostumbrados a una cocina muy sazonada y o especiada.
Además al germinar el volumen de las semillas aumenta considerablemente, por lo que al final resultan ser
mas económicas que en un principio.
* Las germinaciones bien realizadas tienen una calidad limpia y nutricional inigualables. Si una germinación
no se atiende adecuadamente en sus necesidades de humedad, temperatura y aire se corre el riesgo de
que aparezcan hongos y bacterias no deseados, convirtiendo a un alimento estrella en otro estrellado. Ante
la duda tirar cualquier cultivo con mal aspecto y olor desagradable y ante cualquier sospecha una leve
escaldada de las germinaciones con agua a punto de hervir es recomendable sobre todo para quienes
estén delicados de salud.
Aunque de esta manera habremos perdido la oportunidad de ingerir alimento vivo, es preferible asegurarse
sobre todo hasta que se coge soltura y práctica con los métodos de germinación.
Cabe tener en cuenta que toda la información y la memoria de la planta, el crecimiento y maduración de la
semilla, están en esta ultima. mientras que en los germinados toda la información y memoria son nuevas.
Por eso es bueno comer tanto semillas como cereales, cocinadas o en copos, como germinadas, para así
obtener toda la gama de nutrientes y propiedades de las semillas. Se podría decir que las semillas son
sabias y maduras, mientras que los brotes son tiernos y vitales.
Durante el proceso de germinación y bajo la influencia del agua, el calor y el aire, se producen procesos
biológicos que trasforman favorablemente la composición de los granos. Gracias a la enzima amilasa, el
almidón se transforma en azucares simples. Estos azúcares hacen que el germen sea muy sensible al
deterioro por los mohos, levaduras y bacterias. Durante la germinación, la calidad de las proteínas se
mejora igualmente gracias a la descomposición de las cadenas complejas de proteínas en aminoácidos
libres y al aumento del contenido en aminoácidos esenciales (entre otros la Lisina). Las grasas se
transforman en ácidos grasos libres. Gracias a todas estas modificaciones y al aumento del contenido en
humedad, los granos germinados se digieren mas rápidamente y son mas ricos en vitaminas A, B, y E
(vitamina de la fertilidad), calcio, potasio, magnesio y en oligoelementos: Hierro, selenio y zinc.
En resumen a modo orientativo; Las proteínas se convierten en aminoácidos, los carbohidratos son
modificados en azúcares simples, las grasas en ácidos grasos, los minerales se hacen mas asimilables y las
vitaminas se desarrollan formidablemente durante la germinación. Por ejemplo en lentejas el contenido de
vitamina A se duplica en 48 horas, en 54 horas aumenta un 280% y en 72 horas un 370%. La vitamina C
del trigo germinado aumenta un 600% en los primeros días de germinación y la vitamina E se triplica en
cuatro días.
Se pueden utilizar semillas de cultivo convencional del comercio, pero es conveniente testar una cantidad
pequeña hasta saber si tienen un poder de germinación aceptable, mientras menor es la tasa de
germinación menos frescas son. Menos de un 70% es inaceptable para su consumo germinadas. Las
semillas que no germinan se deben separar del resto para que no se pudran.
Hay que evitar las semillas comerciales para agricultura, que no sean de cultivo estrictamente ecológico, ya
que frecuentemente tienen tratamientos con fungicidas y o insecticidas y por lo tanto son toxicas y no
aptas para el consumo directo.
Los brotes de la familia de las Solanáceas tienen componentes que son tóxicos para los seres humanos y
hay que evitarlas. Entre ellas se encuentran las de berenjenas, todo tipo de pimientos y tomates...
Podemos germinar fácilmente para empezar, semillas de buena calidad biológica como; Alfalfa, soja, trigo,
fenogreco, lentejas, garbanzos, girasol, cebada, maíz, guisantes, calabaza y sésamo entre otras.
La mostaza, el berro y el lino producen mucílagos que atascan los germinadores y se pegan en las gasas
de los tarros. Se ponen en un plato o bandeja y se humedecen o pulverizan 3 o 4 veces al día. Germinan
en 4 días.
Rábano. El rábano como la mostaza son excelentes bactericidas que puede mezclarse con otras semillas
para crear un ambiente mas protegido. Germina en 4 días.
Legumbres:
Dependiendo de la capacidad para digerir puede ser conveniente fermentar las legumbres para una
correcta digestión o trabajarlas para obtener patés vegetales ligeramente fermentados. El tiempo de
germinación oscila entre los 3 y 5 días.
Lenteja (Lens esculenta) Baja en grasas. Alto contenido en fibra, hierro, cobre, cinc y vitamina B1.
Guisante (Pisum sativum) Germina también sin cáscara. Bajo en grasas. Alto contenido en fibra, magnesio,
fósforo, hierro, cinc y vitamina B1
Porotos aduki (Phaseolus angularis) es pequeña de color rojizo marrón, con una textura cremosa y un
agradable sabor a nuez. Baja en grasas. Alto contenido en carbohidratos, fibra, hierro, fósforo y vitamina
B1.
Porotos mung (Phaseolus aureus) Mal llamada soja verde. Germinada tiene un agradable sabor y es muy
similar en su composición a las frutas, rica en vitaminas A, C, y complejo B. Baja en grasas. Alto contenido
en fibra, magnesio, fósforo, hierro, cobre y vitamina B1.
Hay que entender las necesidades de las semillas para germinarlas de forma sana.
Un equilibrio entre humedad y aire es lo ideal una vez que empiezan a brotar después del remojo inicial. En
esta primera etapa de crecimiento los brotes absorben el agua por evaporación del medio circundante o
sustrato, que en este caso es la propia aglomeración de semillas. Entonces es importante que las semillas
estén siempre húmedas pero sin encharcamientos y que tengan un aporte de aire suficiente y una
temperatura entre 20 y 35ºC.
Hay que evitar un grave error que se comete a menudo al empezar a germinar las primeras veces. Este es,
dejar las semillas en remojo demasiado tiempo y o con agua muy fría, lo que produce un principio de
putrefacción del que es difícil salir sano si eres una semilla. En caso de remojo demasiado largo se
desarrollan procesos anaerobios (podredumbre) y pueden liberarse sustancias toxicas.
Si fuésemos semillas solo querríamos rehidratarnos para empezar el ciclo de germinación, osea, dejar las
semillas previamente lavadas en un recipiente con al menos tres veces su volumen de agua tibia (a no mas
de 30ºC.) hasta que están hinchadas, lo que puede llevar de pocas horas hasta un día dependiendo del
tipo de semilla. Si se observa que han absorbido el agua se le pone más.
El agua utilizada, mejor si es de manantial-mineral o filtrada que de la canilla. (Si es de la canilla, se deja
reposar unos 2 días en una jarra o recipiente cubierto con un paño para asegurar que se evapore el cloro o
se hierve 10 minutos y se deja enfriar). El color azul en los recipientes además de proteger al agua de la
luz directa le confiere cualidades que la activan y mejoran la evaporación del cloro manteniendo mejor el
oxigeno. También beneficia poner el agua al sol un rato para que se recargue con las energías de la luz del
astro.
Generalmente hay que tirar el agua del remojo que contiene gran cantidad de purinas y sustancias
bloqueantes que hicieron su papel mientras la semilla estaba en su letargo seco. En su estado natural estos
desechos nutren la tierra, pero en un recipiente se pueden convertir en un impedimento para la
germinación y son poco deseables para el consumo humano.
Tendremos en cuenta que las semillas una vez germinadas se convierten en plantitas cada vez mas
grandes y dependiendo del tipo de germinado su volumen aumenta considerablemente. Por ejemplo una
germinación de alfalfa con una cucharada sopera de semillas, llenará el volumen de un recipiente de litro
fácilmente, ya que lo que se busca es la planta en su inicio con su raíz y el tallo con los cotiledones verdes
(las primeras hojas que salen de la semilla)
Mientras que en la mayoría de legumbres y cereales, habitualmente se desea que brote el inicio de la raíz
unas tres o cuatro veces la longitud del grano y se prefiere consumir antes de que salga el tallo.
En consecuencia, hay que evitar poner demasiadas semillas y si vemos que empiezan a estar apretadas lo
razonable es separar una parte en otro contenedor o consumirlas.
Es interesante separar las cáscaras de las semillas una vez germinadas ya que estas no son mas que
celulosa que en grandes cantidades pueden ser una carga para la digestión. Para ello los germinados se
colocan en una cubeta con agua. las cáscaras tienden a flotar y se recogen en la superficie con un pequeño
colador, mientras que los brotes se van al fondo.
Los germinados bien escurridos se conservarán varios días en la nevera. Aun teniendo en cuenta las
condiciones adecuadas de higiene de los utensilios y los factores adecuados para el cultivo a veces no se
obtienen resultados satisfactorios y la germinación se deberá desechar. Esto no debe desanimarnos. Los
motivos de que esto ocurra pueden ser desde una semilla de mala calidad, influencias personales, influjos
astrales especiales y radiaciones telúricas o electromagnéticas. Puede ser conveniente cambiar de
ubicación los cultivos o tomarse las cosas con mas calma.
Trabajar siempre de la forma mas higiénica posible y desinfectar a fondo los recipientes utilizados antes de
volver a usarlos. El uso de vinagre o bicarbonato aseguran una buena limpieza.
Métodos de germinación
Método de germinación en tarro de cristal
Lavamos las semillas y las ponemos en agua tibia (25 a 30ºC.), durante 24 horas generalmente, de manera
que estén cubiertas. Pasado este periodo retiramos todas las que floten aun siendo empujadas hacia abajo,
señal de que no son aptas. Igualmente se retiran las que no se han hidratado (esto suele suceder con
algunas legumbres)
Escurrimos las semillas hidratadas y las dejamos dentro del frasco tapando la boca con un paño con en un
lugar oscuro a temperatura que ronde los 25 grados (de 20 a 35 germinaran normalmente, a mayor
temperatura más rápido) con el recipiente inclinado en oblicuo y boca abajo, así el agua se escurre bien.
Siempre de manera que entre aire.
Hay que remojar las semillas cada día dejándolas como se ha explicado hasta que alcancen el desarrollo
deseado, entre 5 y 7 días normalmente.
Pasado el tiempo de germinación y en el caso de semillas que desprenden la cáscara, retirar todas las
cascaras que podamos a mano o sumergiéndolas en agua y con un colador pequeño atraparlas.
Colocarlas en un recipiente que respire o envueltas en un paño y ponerlas en sitio fresco hasta su
utilización.
Disponiendo de espacio suficiente para colocar un soporte escurridor podemos colocar varios botes que
escurran el agua sobre una bandeja produciendo una buena cantidad y o variedad de germinados. El agua
de la bandeja se conduce a un recipiente, al fregadero o al jardín y la huerta.
Para ello prepara un botellón con un grifo en su base colocado en una estantería sobre el germinador. Este
botellón que puede ser redondo o cuadrado se puede comprar en algunas tiendas de menaje y decoración
casera o puede fabricarse colocando un grifo o un gotero pinchado en un recipiente de polipropileno,
barro, etc. evitar el PVC.
Un goteo se puede conseguir si disponemos de un grifo cerca, aplicándole una manguera con un gotero
para riego, pero si el agua es clorada es mejor usar un recipiente con agua reposada.
La canilla se regula justo para que vierta un leve goteo sobre el germinador. El agua escurrida se recoge
en un recipiente con suficiente capacidad para retener el volumen de agua de botella o se conduce a un
desagüe de la casa o a la huerta o el patio....
Esta agua es adecuada para regar las plantas aportando enzimas que regeneran la tierra y nutren a los
vegetales.
Este método es mas rápido que en recipientes, si se hace con semillas remojadas previamente de 8 a 12
horas. Las semillas tendrán el agua renovada y aire necesarios sin estar pendiente de ellas. El calor como
en las germinaciones en bote hay que tenerlo en cuenta como factor importante. Una buena temperatura
(20 a 35ºC.) garantizará el éxito con cualquier método utilizado. En cuanto a los insectos hay que evitar
que se introduzcan colocando una tapa de rejilla de acero o una malla de fibra natural sobre el germinador,
si este no tiene una tapa perforada adecuada.
La luz no estará tan disponible cuando se pretendan germinaciones ricas en clorofila. Aunque algunos
germinadores comerciales son de plástico transparente.
Animo a los lectores a practicar este método y comentar sus experiencias y posibles modificaciones y
adaptaciones del mismo.
La clorofila
La clorofila es muy similar a la hemoglobina de la sangre con la diferencia de que tiene un Ión de magnesio
mientras que el de la sangre es de hierro. La clorofila lleva oxígeno a las células y es un buen
desintoxicante y regenerador.
Efectos secundarios
Su consumo puede alterar el color de la orina y las heces. La clorofila puede resultar tan desintoxicante
que para algunas personas solamente con olerla les produce arcadas. Esto denota el grado de intoxicación
que es proporcional al rechazo que provoca. Es conveniente empezar a tomarla diluida en agua o jugos de
fruta o zanahoria y aumentar la concentración gradualmente.
Obtención de la clorofila
Las semillas que se utilizan para obtener la clorofila son el trigo y la cebada, que se cultivan en una capa
de tierra, para obtener la hierba de la que se extrae la clorofila. La alfalfa es también adecuada aunque
tiene menos cantidad, pero con la ventaja de que se germina y verdea en un simple tarro. Se come entera
y puede acompañar en la mesa en muchos platos y ensaladas.
La hierba se corta cuando alcanza de 10 a 20 cm. de altura y puede volver a recortarse unas cuantas
veces, aunque cada vez será mas amarga.
Extraer la clorofila de la hierba puede resultar difícil sin disponer de un extractor manual adecuado. Las
licuadoras no cogen la hierba al ser tan delgada. Así que una manera es masticar una buena cantidad para
que la clorofila pase con la salivación. Aunque el método no es muy efectivo para la rápida extracción, sin
embargo es natural al ensalivar y tratar la clorofila como un alimento masticable.
También puede agregarse a las ensaladas cortada fina y como suplemento en cremas y salsas frías.