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CONCIENCIA Y REALIDAD (Ensayo filosófico)

Publicado: marzo 6, 2013 en Ensayos, Filosofía, Ideas y pensamientos, Reflexiones


Etiquetas:conciencia, ensayo, filosofía, realidad

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CONCIENCIA Y REALIDAD

En el siguiente ensayo se argumentará la tesis de que la realidad depende intrínsecamente de la conciencia, al ser esta

última la pantalla sobre la que colapsa la realidad, dividida en dos tipos: la realidad material (objetos tangibles) y la

realidad inmaterial (sueños, pensamientos, sentimientos, ideas…). Esto significaría que la realidad no existiría sin

conciencia, ya que la realidad únicamente puede ser percibida en un momento posterior a la existencia de nuestra

conciencia y a que las diferentes conciencias de cada ser que forma parte de esa realidad sean asumidas. Sin esa

conciencia propia seríamos pues, incapaces de percibir la realidad que se forma a partir de ella. Es importante no

confundir el término “conciencia” con “consciencia”, al ser términos que tratan apartados distintos del “conocimiento” y

el “conocimiento del yo” del ser humano que se explicarán posteriormente.

La conciencia puede ser definida como el conocimiento que un ser tiene tanto de sí mismo como de todo aquello que le

rodea (su entorno). En cuanto a la forma en la que un ser con conciencia actúa, podemos decir que esta es la encargada de

decidir, actuar y hacerse sujeto; es decir, de ser actor de sus actos y asumir las consecuencias que de ellos deriven según la

percepción del bien, o del mal. Siempre han existido dudas sobre la naturaleza de la conciencia, y no se sabe con total

seguridad si la conciencia como fenómeno cognitivo es únicamente el resultado de la complejidad computacional de

nuestras mentes o está relacionada con otros factores; creyendo que la mente sólo “reproduce” la conciencia pero no la

“crea”. Esto implicaría que la ausencia de conciencia provocase la inexistencia de realidad, al no tener ningún plano sobre

el que poder crearse como realidad en sí (es decir, como si fabricamos una película que somos incapaces de reproducir al

carecer de aparato televisivo). Por ello, se podría llegar a decir que no es nuestra conciencia la que está en el mundo, sino

el mundo el que está en nuestra conciencia. De esta manera, Lo Real (término abstracto que se refiere a la realidad

absoluta en sí misma y que el filósofo prusiano Immanuel Kant define con el término “noúmeno”) se situaría en un plano

superior a nuestra conciencia, que únicamente captaría la realidad individual (el “fenómeno” en la filosofía kantiana).

Posturas contrarias a ésta teoría toman relieve a partir de los sistemas de René Descartes, John Locke, Gottfried Leibniz o

el propio Immanuel Kant; que tratan vías metódicas de conocimiento dispares pero siempre asumiendo la conciencia

como propia del ser que la posee, o la filosofía de Hegel, llevando el concepto de conciencia al terreno político práctico y

definiendo de hecho al ser humano por sus decisiones en tanto partícipe de un grupo social.
Es importante, a su vez, no confundir el término tratado con anterioridad a la “consciencia”. Aunque ambos términos

pueden ser intercambiables en determinados casos, no siempre es así. En el sentido moral, para que un individuo pueda

diferenciar el bien del mal, ese individuo utilizará su conciencia y se hará consecuente de sus acciones. Sin embargo, al

querer infundir los ideales propios de “bien” o “mal” en alguien, le estaremos haciendo consciente de ello. Podríamos

decir, pues, simplificando, que los organismos más simples que los seres humanos o los primates superiores (como por

ejemplo perros y gatos), están conscientes pero no tienen conciencia de su existencia como seres. Parece que si apagamos

la conciencia, no estamos en el aquí y en el ahora, y por ello difícilmente podremos llegaremos a elevar la consciencia. Es

por ello que podemos distinguir varios niveles de consciencia que van desde la “consciencia animal” (caracterizada por

los problemas de territorio y la defensa de éstos) hasta la “consciencia Divina” (nivel unido al verdadero potencial del

hombre como ser), pasando por la consciencia infantil, la romántica, la adulta y la cósmica.

En definitiva, es imposible buscar obtener la realidad en el exterior, siendo nosotros esa realidad formada a partir del

plano de consciencia (cuanto más elevado sea este plano, más nos alejaremos de la realidad individual y más nos

acercaremos a la posibilidad de llegar a comprender Lo Real), aunque la veamos como una elección de la percepción. Por

ello sólo aspiraremos a una consciencia superior si aquello que queremos es lo que somos, si Lo Real se corresponde con

nuestros sueños y nosotros mismos actuamos en cuanto a lo que nuestros ideales y objetivos se refiere, poniendo en

práctica el intento de aspirar a ser aquello que realmente queremos ser para poder progresar en los diferentes planos de

consciencia.

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