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julio-agosto 2008 – n° 21

Institutos Paulinos de Vida Secular Consagrada


San Gabriel Arcángel y Virgen de la
Anunciación
Responsables: P. Jesús Álvarez, ssp, y Ana María de la Vega,
isva
Mail: alberione33@arnet.com.ar – Telf. 03543-420 441.
Córdoba - Argentina

La voz del Papa

En la inauguración del Año Paulino, con la parti-


cipación del patriarca ecuménico de Constan-
tinopla, S. S. Bartolomé I, Benedicto XVI pronun-
ció la homilía que a continuación reportamos. Una
lección magistral para quienes deseen conocer
mejor a san Pablo.

Estamos reunidos ante la tumba de san Pablo,


quien nació, hace dos mil años, en Tarso de
Cilicia, en la actual Turquía. ¿Quién era este
Pablo? En el templo de Jerusalén, frente a
la multitud agitada que quería matarlo, él se
presenta a sí mismo con estas palabras: «Yo soy
judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero
educado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en la exacta
observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios....”
Al final de su camino dirá de sí: “Yo he sido constituido heraldo y
apóstol, maestro de los gentiles en la fe y en la verdad”. Maestro de
los gentiles, apóstol y pregonero de Jesucristo: así él se caracteriza a sí
mismo en una mirada retrospectiva del recorrido de su vida. Pero con ello,
la mirada no va sólo hacia el pasado. “Maestro de los gentiles” esta
denominación se abre hacia el futuro, hacia todos los pueblos y todas las
generaciones. Pablo no es para nosotros una figura del pasado, que
recordamos con veneración. Él es también nuestro maestro, apóstol y
anunciador de Jesucristo también para nosotros.

EN ESTE NÚMERO: La voz del Papa, pág. 1. - La palabra del Fundador, pág. 5. -
El Superior general al habla, pág. 7. – La Lectio Divina en el Año Paulino, pág. 9.
– Buenas noticias, pág. 10. – El Rosario de san Pablo.

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Por lo tanto, estamos reunidos, no para reflexionar sobre una historia
pasada, irrevocablemente superada. Pablo quiere hablar con nosotros,
hoy. Por esto he querido convocar este especial “Año paulino”: para
escucharlo y tomar ahora de él, como nuestro maestro, en la fe y la
verdad, en la cual están radicadas las razones de la unidad entre los
discípulos de Cristo. En esta perspectiva he querido encender, para este
bimilenario del nacimiento del Apóstol, una especial “Llama paulina”,
que permanecerá encendida durante todo el año, en un especial brasero
colocado en el pórtico de la basílica. Para solemnizar esta recurrencia he
inaugurado también la llamada “Puerta Paulina”, a través de la cual he
entrado en la basílica acompañado por el patriarca de Constantinopla, el
cardenal Arcipreste y por otras autoridades religiosas.

Estamos, entonces, reunidos para interrogarnos sobre el gran Apóstol de los


gentiles. Nos preguntamos, no sólo quién era Pablo; nos preguntamos
sobre todo quién es Pablo, qué me dice. En esta hora del inicio del Año
paulino que estamos inaugurando, quisiera elegir del rico testimonio del
Nuevo testamento tres textos, en los cuales aparece su fisonomía interior, lo
específico de su carácter. En la Carta a los Gálatas, él nos ha donado una
profesión de fe muy personal, en la cual abre su corazón frente a los
lectores de todos los tiempos y revela cuál es el resorte más íntimo de su
vida: “Vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó a sí
mismo por mí”.

Todo lo que hace Pablo, parte de este centro. Su fe es la experiencia del


ser amado por Jesucristo de manera totalmente personal; es la
conciencia del hecho que Cristo ha enfrentado la muerte, no por algo
anónimo, sino por amor a él -a Pablo- y que, como resucitado, lo ama
todavía, que Cristo se ha entregado por él. Su fe consiste en ser alcanzado
por el amor de Jesucristo, un amor que lo conmueve hasta lo más íntimo y
lo transforma. Su fe no es una teoría, una opinión sobre Dios o sobre el
mundo. Su fe es el impacto del amor de Dios sobre su corazón. Y así,
esta misma fe es amor por Jesucristo.

Por muchos, Pablo es presentado como un hombre combativo que sabe


manejar la espada de la palabra. De hecho, sobre su camino de apóstol no
faltaron las disputas. No buscó una armonía superficial. En su primera
carta, dirigida a los tesalonicenses, él mismo dice: “Tuvimos la valentía
de predicarles el Evangelio de Dios entre frecuentes luchas....Nunca
nos presentamos, bien lo saben, con palabras aduladoras, ni con pretextos
de codicia..”. La verdad era para él demasiado grande para estar dispuesto a
sacrificarla en vista de un éxito exterior. La verdad que había
experimentado en el encuentro con el Resucitado ameritaba para él la
lucha, la persecución, el sufrimiento. Pero lo que lo motivaba en lo más
profundo, era el ser amado por Jesucristo y el deseo de transmitir a
otros este amor.

Pablo era una persona capaz de amar, y todo su obrar y sufrir se explica
a partir de este centro. Los conceptos fundados en su anuncio se
comprenden únicamente en base a esto. Tomemos solamente una de sus

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palabras claves: la libertad. La experiencia del ser amado hasta el final
por Cristo le había abierto los ojos sobre la verdad y sobre el camino de la
existencia humana -esa experiencia abrazaba todo. Pablo era libre como
hombre amado por Dios que, en virtud de Dios, estaba en capacidad
de amar junto con Él. Este amor es ahora la “ley” de su vida y
justamente así es la libertad de su vida. Él habla y actúa movido por la
responsabilidad del amor, el es libre, y dado que es uno que ama, el vive
totalmente en la responsabilidad de este amor y no toma la libertad como
pretexto para el albedrío y el egoísmo. En el mismo espíritu Agustín ha
formulado la frase luego famosa: ama y haz lo que quieras. Quien ama a
Cristo como lo ha amado Pablo, puede verdaderamente hacer lo que quiere,
porque su amor está unido a la voluntad de Cristo, y por ende, a la
voluntad de Dios; porque su voluntad está anclada en la verdad y porque su
voluntad no es más que simplemente su voluntad, arbitrio de su yo
autónomo, sino que está integrada a la libertad de Dios y de ella recibe
el camino a recorrer.

En la búsqueda de la fisonomía interior de San Pablo, quisiera, en


segundo lugar, recordar la palabra que Cristo resucitado le dirige sobre el
camino de Damasco. PPrimero el Señor le pregunta: «Saulo, Saulol, ¿por
qué me persigues?» El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y luego le da la
respuesta: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues”. Persiguiendo a la
Iglesia, Pablo persigue al mismo Jesús. “Tu me persigues”. Jesús se
identifica con la Iglesia en un solo sujeto. En esta exclamación del
resucitado, que transformó la vida de Saulo, en el fondo está contenida toda
la doctrina sobre la Iglesia como Cuerpo de Cristo. Cristo no se ha
retirado al Cielo, dejando sobre la tierra una secuela de seguidores que
llevan adelante su causa. La Iglesia no es una asociación que quiere
promover una cierta causa. En ella no se trata de una causa. En ella se
trata de la persona de Jesucristo, que también como Resucitado
permaneció “carne”. Él tiene “carne y huesos”, como lo afirma en Lucas
el Resucitado ante los discípulos que lo habían considerado un fantasma. Èl
tiene un cuerpo. Está personalmente presente en la Iglesia. “Cabeza y
Cuerpo” forman un único sujeto, diría Agustín. “¿No saben que los
cuerpos de ustedes son miembros de Cristo?, escribe Pablo a los
Corintios. Y agrega: como -según el Libro del Génesis- el hombre y la mujer
se hacen una sola carne, así Cristo con los suyos se hace un sólo espíritu,
un único sujeto en el mundo nuevo de la resurrección.

En todo esto, se visualiza el misterio eucarístico, en el cual Cristo dona


continuamente su Cuerpo y hace de nosotros su Cuerpo: “El pan que
partimos, ¿no es comunión con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo
muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de
un solo pan”. Con estas palabras se dirige a nosotros, en este
momento, no sólo Pablo, sino el Señor mismo: ¿Cómo han podido
lacerar mi Cuerpo? Frente al rostro de Cristo, esta palabra se convierte al
mismo tiempo en una petición urgente: Vuelve a juntarnos de todas las
divisiones. Haz que hoy se vuelva nuevamente realidad: Hay un solo pan,
por lo tanto, nosotros, a pesar de ser muchos, somos un sólo cuerpo.
Para Pablo la palabra “Iglesia”, como Cuerpo de Cristo, no es una
comparación cualquiera. Va mucho más allá de una comparación. “¿Por qué
me persigues?” Continuamente Cristo nos atrae hacia su Cuerpo, edifica su

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Cuerpo a partir del centro eucarístico, que para Pablo es el centro de
la existencia cristiana, en virtud del cual todos, como también cada
individuo, pueden experimentar de manera totalmente personal: “Él me ha
amado y ha se ha entregado por mí”.

Quisiera concluir con una palabra tardía de San Pablo, una exhortación a
Timoteo desde la prisión, a la espera de la muerte. “Soporta conmigo los
sufrimientos por el Evangelio”, dice el Apóstol a su discípulo. Esta
palabra, que está al final de los caminos recorridos por el apóstol como un
testamento, nos lleva hacia atrás, al comienzo de su misión. Mientras Pablo,
después del su encuentro con el Resucitado, estaba ciego en su habitación
en Damasco, Ananías recibió el encargo de ir al encuentro del perseguidor
temido e imponerle las manos, para que recuperara la vista. Al objetar
Ananías que este Saulo era un perseguidor peligroso de los cristianos,
recibe la respuesta: “Este hombre debe llevar mi nombre ante los
gentiles, los reyes y los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que
tendrá que padecer por mi nombre”. El encargo del anuncio y la
llamada al sufrimiento por Cristo van inseparablemente juntas.

La llamada a ser el maestro de las gentes es al mismo tiempo e intrín-


secamente una llamada al sufrimiento en la comunión con Cristo, que
nos ha redimido mediante su Pasión. En un mundo en el que la mentira
es potente, la verdad se paga con el sufrimiento. Quien quiere
esquivar el sufrimiento, tenerlo alejado de sí, aleja la vida misma y su
grandeza; no puede ser servidor de la verdad y a la vez servidor de la
mentira. No hay amor sin sufrimiento, sin el sufrimiento de la renuncia
de sí mismos, de la transformación y purificación del yo por la verdadera
libertad. Allí donde no hay nada por lo que valga pena sufrir, también la
misma vida pierde su valor. La Eucaristía -el centro de nuestro ser
cristianos- se funda en el sacrificio de Jesús por nosotros; ha nacido
del sufrimiento del amor que en la Cruz encontró su culminación. Nosotros
vivimos de este amor que se dona. Eso nos da la valentía y la fuerza de
sufrir con Cristo, por él y como él, sabiendo que justamente así
nuestra vida se hace grande, madura y verdadera.

A la luz de todas las cartas de san Pablo vemos cómo en su camino de


maestro de las gentes se ha cumplido la profecía a Ananías en la hora de la
llamada de Saulo: “Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi
nombre”. Su sufrimiento lo hace creíble como maestro de verdad, que
no busca su propio provecho, la propia gloria, el placer personal, sino que
se compromete por Aquel que nos ha amado y se ha dado a sí mismo por
todos nosotros.

En esta hora en la que agradecemos al Señor por haber llamado a Pablo,


haciéndolo luz de las gentes y maestro de todos nosotros, oramos: Danos
también hoy el testimonio de la resurrección, y haz que, tocados por
tu amor, seamos capaces de comunicar la luz del Evangelio en
nuestro tiempo. San Pablo, ruega por nosotros. Amen.

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La palabra del Fundador

El beato Santiago Alberione habla y esciribe con


entusiasmo y emoción sobre san Pablo: lo conoce, le
ora, lo ama, lo imita y quiere darlo a conocer y amar.
De él podemos aprender a conocer y amar a san
Pablo, Padre y Fundador de la Familia Paulina, como
él lo llama.

El Superior general aconseja: “Los paulinos debemos compartir con la


comunidad eclesial la interpretación original que el beato Santiago Albe-
rione elaboró del apóstol san Pablo”. Dicha interpretación ha sido recien-
temente compilada en el volumen EL APÓSTOL PABLO, inspirador y modelo,
que se encuentra en www.annopaolino.org. Reportamos de dicha obra:

EL CORAZÓN DE SAN PABLO


El corazón se desborda y confunde a la mente. Ningún santo antiguo ni
moderno ha tenido en estos últimos años una bibliografía tan abundante.
San Pablo tiene muchos que lo estudian y lo admiran, pero son menos
los que lo imitan y lo aman. De él se consideran el libro y la espada, pero
menos la voluntad y el sacrificio; y menos aun su corazón y su lucha
espiritual.
San Pablo es un corazón: un corazón ardiente de amor a Dios, un
corazón tiernísimo de afecto para los suyos. «Quien no ama a nuestro
Señor Jesucristo, sea maldito». Por otra parte, a ejemplo de Jesús, él
mismo ansía ser el maldito de Dios por sus hermanos. El amor lo
transformó del todo en Dios: es el prisionero de Jesucristo; desea que el
cuerpo se desprenda para que el alma se una a Jesús. Para él vivir es
Jesucristo; aun más: ya no vive él sino que en él vive Cristo; y la unión
es tan profunda y tan firme, que ya ni la muerte, ni los malignos, ni el cielo,
ni el infierno le separarán del amor a Jesucristo. El corazón de Pablo ha
llegado a ser el corazón de Cristo: Jesús le ha cambiado el corazón de
león feroz, que respiraba amenazas y deseaba estragos, en un corazón de
ternuras. ¡Imposible leer los rasgos afectuosos de las Cartas de san Pablo
y no llorar, pues sus palabras son las de la más cariñosa de las madres!
Si escribe a los discípulos, o si habla o discurre de ellos, nunca les nombra
sin la expresión «hijo queridísimo, hijo amado, hijito fiel», o
expresiones de sentido similar. Escribe a Filemón para encomendarle a
Onésimo, el siervo infiel arrepentido, y le dice: «Yo, el viejo Pablo, te ruego
en favor de este hijo mío, de Onésimo, al que engendré en la cárcel. Si te
sientes solidario conmigo, recíbelo como si fuera yo. Si en algo te ha
perjudicado o te debe algo, ponlo a mi cuenta». A los Corintios les escribe
su primera carta de fortísima admonición: con amargura conmovedora

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enumera los sacrificios sufridos por ellos: la ignominia, el deshonor, el
hambre, la sed, el frío, las intemperies, las bofetadas, las piedras, la fatiga
del trabajo, las blasfemias, las persecuciones: es como presenciar la
escena de una madre angustiada que reprende a los hijos su
ingratitud. San Pablo concluye: «No les escribo esto para avergonzarlos,
sino para llamarles la atención como a hijos míos queridos, porque
como cristianos pueden tener mil tutores, pero padres no tienen muchos:
fui yo quien los engendré a ustedes con el Evangelio».
Al escribir esto, Pablo ha derramado muchas lágrimas como lo dice
expresamente: «Les escribí con muchas lágrimas, pero no era mi
intención causarles pena, sino hacerlos caer en la cuenta del amor tan
especial que les tengo».
San Pablo tenía discípulos de los que hizo unos santos. San Pablo
quiere devotos. En la educación moderna se da gran importancia a la
educación del corazón: el afecto representa una fuerza poderosa que
es necesario dirigir, orientar, no reprimir ni anular. Especialmente
para los jóvenes, que abundan de sentimiento; para las personas que
sienten violentamente la necesidad de amar, y que amando serían
héroes; para cuantos ya han experimentado con pena las traiciones del
corazón..., vaya una palabra amiga: ¡devoción a san Pablo! Y también a las
personas, a los pequeños apóstoles necesitados de tierno afecto, de
sentirse amados para combatir o para hacer el bien..., vaya la misma
palabra amiga: ¡sean devotos de san Pablo!
Es preciso resaltar otra grandeza divina en san Pablo: la lucha contra el
yo. ¿Quién imaginaría semejante lucha en este hombre de Dios? San Pablo
ha tenido que revolucionar toda su persona con una batalla gigantesca,
continua, generosa. «Un emisario de Satanás me abofetea. En mi cuerpo
percibo unos criterios diferentes que guerrean contra los criterios de mi
razón y me hacen prisionero de esa ley del pecado». ¿Quién venció? La
gracia de Dios junto con su firme propósito. San Pablo quiere devotos.
«Cristo no trató de complacerse a sí mismo”. Tampoco nosotros
debemos complacemos a nosotros mismos, sino a Dios, ofreciéndole
nuestra vida como hostia santa y grata. Aquí está la bondad, esta es la
santidad. La condición para alcanzarla es la lucha espiritual, hecha de
oración, de vigilancia, de exámenes de conciencia. De nuevo, una palabra
amiga a las personas generosas: ¡devoción a san Pablo!
San Pablo se nos presenta, pues, como el más precioso ejemplo práctico
de psicología experimental cristiana: su vida nos dice que se puede
dominar y corregir cualquier índole, orientarla y hasta cambiarla; que los
caracteres cristianos son la resultante de dos elementos: oración y
lucha; ésta, aun en las derrotas, constituye una victoria continua;
que no sólo hay que educar la razón y la voluntad, sino también las fuerzas
del corazón, porque éste es un poderosísimo auxiliar, el que nos arrastra
hacia Dios.
Estos tiempos son nuevos tiempos de la devoción al gran apóstol.
Personas generosas, ¡sean devotas de san Pablo y se divinizarán! Si a
los Cooperadores de la Buena Prensa les hemos hecho una gran obra de
caridad con invitarlos en nombre de Dios a la santa misión de la prensa, les
haremos otra gran caridad al sugerirles la devoción a san Pablo, alma de
nuestro apostolado. (UCBS 1923 n. 6, 21junio, pp. 1-2).

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El Superior general al
habla

AÑO JUBILAR PAULINO


Esta clarividente exposición del P. Silvio Sassi,
con motivo de la inauguración del Año Paulino
versa sobre cómo la Familia Paulina ha de vivir el
Año Paulino, y cómo puede y debe aportar a las
iglesias locales y a la Iglesia universal.

Benedicto XVI anunció un especial año jubilar, del 28 de junio de 2008 al 29


de junio de 2009, con motivo del bimilenario del nacimiento de san Pablo,
en la homilía durante la celebración de las primeras vísperas de la
solemnidad de los santos apóstoles Pedro y Pablo en la basílica de San
Pablo extramuros, el jueves 28 de junio de 2007.
Al día siguiente mandé una carta al Santo Padre manifestando la
gratitud de la Congregación y de toda la Familia Paulina por esta
iniciativa significativa para toda la comunidad eclesial, y muy apreciada por
nosotros Paulinos y Paulinas.
En el contexto de la homilía papal, encontramos las razones que
motivaron a Benedicto XVI a proclamar un año jubilar; recordando la
obra de evangelización de san Pablo, el Santo Padre comenta: “El éxito de
su apostolado depende sobre todo del compromiso personal en
anunciar el Evangelio con total entrega a Cristo; entrega que no se
detuvo ante riesgos, ni dificultades, ni persecuciones”.
Aplicando esto a la comunidad cristiana de hoy, el Papa afirma: “Podemos
sacar de ahí una lección muy importante para todo cristiano. La acción
de la Iglesia es creíble y eficaz sólo en la medida en que quienes
hacen parte de ella, están dispuestos a pagar en propia carne su
fidelidad a Cristo, en cualquier situación. Si falta tal disponibilidad, cae
por tierra el argumento decisivo de la verdad de la que depende la propia
Iglesia. Queridos hermanos y hermanas, igual que a los comienzos, también
hoy Cristo tiene necesidad de apóstoles dispuestos a sacrificarse.
Tiene necesidad de testimonios y de mártires como san Pablo”.
El objetivo propuesto con el año jubilar paulino, en la intención del Santo
Padre, es profundizar la vida y la enseñanza de san Pablo para
delinear un modelo de vida de fe dispuesta a todo por Cristo: ser
testimonios y mártires como san Pablo. El careo con la figura fuerte de san
Pablo se propone como un medio para robustecer la identidad del
cristiano de hoy.
Para vivir como Sociedad de San Pablo y como Familia Paulina este
providencial evento eclesial, nos sirven de ayuda algunas finalidades que
el beato Santiago Alberione propone cuando, de propia iniciativa, dedica
un año a san Pablo, del 25.01.1957 al 25.01.1958: “Expresar la gratitud

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a san Pablo por la ayuda en los comienzos de las fundaciones, conocer
más a fondo su vida y su enseñanza, imitar mejor sus virtudes,
rezar a san Pablo, amar al Apóstol como modelo de evangelizador,
obtener de san Pablo sabiduría apostólica para las Paulinas y los
Paulinos presentes en las naciones de los cinco continentes”.
Gracias a una generosa creatividad, ya se han pensado y se están
proyectando, a escala mundial, iniciativas comunes entre las varias
Circunscripciones, con las demás Instituciones que componen la Familia
Paulina y en colaboración con la programación de las Iglesias
locales.
Para contribuir, mediante nuestro carisma, a vigorizar la identidad
del cristiano de hoy con la vida y la enseñanza de san Pablo, nosotros
los Paulinos debemos compartir con la comunidad eclesial la
interpretación original que el beato Santiago Alberione elaboró del apóstol
san Pablo.
El carisma paulino, desde su nacimiento, es la espiritualidad de san
Pablo vivida y propuesta con la “predicación escrita” y, luego, con
todas las demás formas de comunicación.
La conclusión de la asamblea de Jerusalén, sintetizada por san Pablo, es el
reconocimiento de una única evangelización para dos categorías
diversas: “…nosotros nos dedicaríamos a anunciar el Evangelio a los
paganos, y ellos a los judíos” (Gál 2,9). Habida cuenta de las debidas
proporciones, el beato Alberione, con la luz del Espíritu y con la
aprobación de la Iglesia, ha puesto “la predicación escrita junto a la
predicación oral”. Dicho con cierta audacia, como san Pablo fue
enviado a los paganos, los Paulinos son enviados a evangelizar a
cuantos usan la comunicación.
Durante este año jubilar estamos invitados a profundizar para nosotros
mismos y a testimoniar a los demás que el carisma paulino no es sólo
original por los medios de comunicación que usa para la evangelización,
sino también porque los contenidos de la experiencia de fe y el método
pastoral elegidos son los de san Pablo.
Por expresa indicación del beato Alberione, el carisma paulino es la
conjunción de san Pablo y de toda la comunicación; esta certeza
explica por qué los Paulinos han de ser “san Pablo vivo hoy”: porque
si san Pablo viviera hoy se serviría de la comunicación medial, multimedial y
en red para evangelizar.
Aplicándonos la Carta a los Romanos, el Fundador escribe: “San Pablo,
además, interpreta, explica y adapta los principios del Evangelio a
los hombres de su tiempo, particularmente a los paganos. También
nosotros, a ejemplo suyo, hemos de tener siempre presente al auditorio
al que nos dirigimos, cómo son los lectores o los espectadores del
cine, para darles lo que más bien puede hacerles.” (El Apóstol Pablo,
inspirador y modelo, ed. 2008, pp. 283-284).
El carisma paulino, tomando del espíritu de san Pablo y evangelizando
con la comunicación, colabora hoy a la fuerte identidad del cristiano
con una mentalidad y un método pastoral que saben proponer la fe
teniendo en cuenta a los hombres de hoy.

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P. Silvio Sassi, Superior General - Roma, 27 de enero de 2008

LECTIO DIVINA
en el Año de San Pablo

El Año Paulino ofrece la posibilidad de profundizar la enseñanza del primero


y gran teólogo cristiano, cuya fe, pensamiento y misión han marcado la
teología y la tradición cristiana.
Con este fin, los monjes benedictinos de la Abadía San Pablo, -a cuyo cargo
está la Basílica de San Pablo Extramuros, en Roma, donde reposan los
restos mortales del Apóstol-, han preparado una estructura de Lectio Divina
para el Año Paulino.
Las 13 cartas atribuidas a san Pablo están divididas en 365 textos breves,
uno por día, desde el 29 de junio. La carta a los Hebreos no se incluye, pues
a raíz de serios estudios, no resulta que haya sido escrita por el Apóstol.

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JULIO AGOSTO SEPTIEMBRE

01/07/2008 Rm 1,11-15 01/08/2008 Rm 6,19-23 01/09/2008 Rm 12.9-16


02/07/2008 Rm 1,16-17 02/08/2008 Rm 7,1-6 02/09/2008 Rm 12,17-21
03/07/2008 Rm 1,18-20a 03/08/2008 Rm 7,7-13 03/09/2008 Rm 13,1-7
04/07/2008 Rm 1,20b-25 04/08/2008 Rm 7,14-20 04/09/2008 Rm 13,8-10
05/07/2008 Rm 1,26-27 05/08/2008 Rm 7,21-25 05/09/2008 Rm 13,11-14
06/07/2008 Rm 1,28-32 06/08/2008 Rm 8,1-4 06/09/2008 Rm 14,1-6
07/07/2008 Rm 2,1-4 07/08/2008 Rm 8,5-8 07/09/2008 Rm 14,7-9
08/07/2008 Rm 2,5-11 08/08/2008 Rm 8,9-13 08/09/2008 Rm 14,10-13
09/07/2008 Rm 2,12-16 09/08/2008 Rm 8,14-17 09/09/2008 Rm 14,14-18
10/07/2008 Em 2,17-24 10/08/2008 Rm 8,18-23 10/09/2008 Rm 14,19-23
11/07/2008 Rm 2,25-29 11/08/2008 Rm 8,24-27 11/09/2008 Rm 15,1-4
12/07/2008 Rm 3,1-4 12/08/2008 Rm 8,29-30 12/09/2008 Rm 15,5-7
13/07/2008 Rm 3, 5-8 13/08/2008 Rm 8,31-34 13/09/2008 Rm 15,8-13
14/07/2008 Rm 3,9-18 14/08/2008 Rm 8,35-39 14/09/2008 Rm 15,14-17
15/07/2008 Rm 3,19-20 15/08/2008 Rm 9,1-8 15/09/2008 Rm 15,18-24
16/07/2008 Rm 3,21-26 16/08/2008 Rm 9,9-13 16/09/2008 Rm 15,25-33
17/07/2008 Rm 3,27-31 17/08/2008 Rm 9,14-18 17/09/2008 Rm 16,1-16
18/07/2008 Rm 4,1-5 18/08/2008 Rm 9,19-26 18/09/2008 Rm 16,17-24
19/07/2008 Rm 4,6-8 19/08/2008 Rm 9,27-33 19/09/2008 Rm 16,25-27
20/07/2008 Rm 4,9-12 20/08/2008 Rm 10,1-4 20/09/2008 1Cor 1,1-3
21/07/2008 Rm 4,13-17 21/08/2008 Rm 10,5-13 21/09/2008 1Cor 1,4-9
22/07/2008 Rm 4,18-25 22/08/2008 Rm 10,14-21 22/09/2008 1Cor 1,10-7
23/07/2008 Rm 5,1-5 23/08/2008 Rm 11.1-6 23/09/2008 1Cor 1,18-21
24/07/2008 Rm 5,6-11 24/08/2008 Rm 11,7-12 24/09/2008 1Cor 1,22-25
25/07/2008 Rm 5,12-14 25/08/2008 Rm 11,13-21 25/09/2008 1Cor 1,26-31
26/07/2008 Rm 5,15-17 26/08/2008 Rm 11,22-24 26/09/2008 1Cor, 2,1-5
27/07/2008 Rm 5,17-21 27/08/2008 Rm 11,25-27 27/09/2008 1Cor 2,6-9
28/07/2008 Rm 6,1-5 28/08/2008 Rm 11,28-32 28/09/2008 1Cor 2,10-12
29/07/2008 Rm 6,6-11 29/08/2008 Rm 11,33-36 29/09/2008 1Cor 2,13-16
30/07/2008 Rm 6,12-14 30/08/2008 Rm 12,1-2 30/09/2008 1Cor 3,1-3
31/07/2008 Rm 6,15-18 31/08/2008 Rm 12,3-8

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Quienes usen estos textos a diario, terminarán el Año habiendo leído,
reflexionado y orado con todas las Cartas paulinas.
Los monjes benedictinos sugieren iniciar la Lectio Divina con una oración
preparatoria, por ejemplo: “Señor, danos el don de tu Espíritu Santo, para
que tu amor y tu voluntad se revelen a mí / a nosotros”. Luego se lee dos o
tres veces el texto, y a continuación se medita, se ora y se contempla, para
luego pasarlo a la acción, a la vida.
¿Cuánto tiempo se hay que dedicar a la Lectio cada día? Depende del
tiempo de que disponga la persona interesada. Pero aunque sean sólo 10
minutos reflexionando y orando con el texto, ya es algo o incluso mucho, si
luego eso influye positivamente, cristianamente, en la vida cotidiana.
La Lectio Divina se puede hacer individualmente, en grupo o en comunidad.
Esta práctica diaria se convierte en un lento y casi imperceptible proceso de
cristificación, de asimilación a Cristo, de unión con él, a ejemplo de san
Pablo.

buenas noticias

nace PAULUS
un mensual centrado en el Apóstol de las Gentes
Editado por la Sociedad San Pablo con motivo del Año Paulino

Esta noticia nos la remitió María Antonieta Cuadros, anunciatina


de Arequipa, Perú, tomada de la Agencia Zenit, de Roma.

El lunes 24 de junio tuvo lugar en Roma el lanzamiento oficial de “Paulus”,


la primera revista enteramente dedicada al Apóstol de las Gentes, con
periodicidad mensual, editada por la Sociedad San Pablo, cuyo propósito es
el de profundizar en uno de los ejemplos más luminosos de la cristiandad.
La iniciativa editorial se enmarca en el contexto de las celebraciones del Año
Paulino, convocado por el Papa Benedicto XVI para el bimilenario del
nacimiento del Apóstol, y que él mismo inaugurará el 28 de junio en la
Basílica de San Pablo Extramuros con la celebración de las primeras
Vísperas.
Se trata de un mensual en colores, de 64 páginas, estudiado para respon-
der a la invitación del Pontífice a profundizar el conocimiento de Pablo de
Tarso y a desarrollar, promoviéndola, la dimensión ecuménica de su
mensaje para tender a la unidad en Cristo.

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”Paulus” está subdividido en artículos y firmas, que permiten poner en
relación a Pablo con los acontecimientos religiosos y culturales de nuestro
tiempo; en un dossier en el que se desarrollan los contenidos de las Cartas
de Pablo, la memoria de los lugares que han visto el paso del Apóstol;
entrevistas a personalidades del mundo contemporáneo.
Judío orgulloso de su propias raíces, griego por cultura, latino por ciuda-
danía, viajero incansable por misión, Pablo encarna la universalidad de un
cristianismo siempre dinámico y siempre actual.
Como escribe en el primer número de “Paulus” Ampelio Crema, ssp,
superior provincial de la Sociedad de San Pablo en Italia, el fin de la
iniciativa es el de “vivir y hacer vivir con mayor intensidad el mensaje
siempre actual del Apóstol de las Gentes: Háganse mis imitadores, como yo
lo soy de Cristo” (1Cor 11,1).
Al mismo tiempo del nacimiento de la revista, ha visto la luz también el
proyecto www.paulus.net, pensado como un lugar de conocimiento y de
interacción a partir de tres grandes áreas.
Incluye una comunidad virtual, en la que centenares de comunidades
paulinas, en los cinco continentes, ofrecerán materiales multimediales sobre
Pablo: tesis, estudios y artículos constantemente actualizados, además de
una sección iconográfica; un ‘blog’ para el diálogo sobre argumentos de
espiritualidad, exégesis, teología, ligados a los problemas de la vida coti-
diana; y una ‘webzine’, que además de las portadas y los sumarios de la
revista de papel, presentará los contenidos inéditos y noticias multimedales
actualizadas, en colaboración con la agencia audiovisual H2onews.org, que
seguirá en especial los eventos del Año Paulino en el mundo.
”Hoy Pablo -escribe Angelo Colacrai, sacerdote de la Sociedad de San Pablo,
en el editorial del primer número- crearía un portal eclesial de mayor
alcance que Google o Wikipedia. Hablaría a todas las asambleas nacionales.
No sería sólo pastor de ovejas y corderos ya en el redil y protegidos, sino
que iría a alta mar como un pescador de hombres y de mujeres de todo
tipo”.

desde Santa Fe
Hola P. Jesús y
queridas anunciatinas y gabrielinos:
Quiero compartir con ustedes el hermoso regalo de Dios, ya que me
permitió vivir en estos tres días el Encuentro de Sacerdotes de la Región
Litoral, realizado en Santa Fe yen mi rol de integrante de la fase
organizativa, pude asistir a las exposiciones.
Muy enriquecedor para mí, que hasta ahora conocía al P. Cencini, sólo por
sus libros (que me fascinan); su testimonio de persona afable, equilibrada,
con sentido del humor y un “bocho” intelectualmente hablando.
El tema central fue: “La escucha de la Palabra y la relación fraterna”. ¡una
maravilla!
Cuando me presenté y le mencioné nuestro Instituto, por supuesto
enseguida lo nombró al P. Alberione, como buen consejero del Pontificio

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Consejo para la Vida Consagrada, lo tenía super registrado, y en el acto
dijo: “¡Ah, la Familia Paulina!”
Y para completar el Noticiario, les cuento que integro la Comsión del Año
Jubilar Paulino. Otro regalo para poder trabajar por su Reino.
No los aburro más.
Un gran saludo en Jesús el Señor.
San Pablo Apóstol, ruega por nosotros.
Teresa Higa

desde Libertador
Miembros del Instituto Santa Familia y las anunciatinas, Beatriz y Mirta,
animaron la apertura del Año Paulino en la Iglesia parroquial del Sagrado
Corazón, que es la iglesia designada en la zona para ganar la indulgencia
plenaria durante el ano dedicado a san Pablo.
Los miembros de Santa Familia, entre otras cosas, proporcionaron el póster
de San Pablo, que fue colocado en un lugar destacado de la Iglesia. Y las
anunciatinas animaron la celebración litúrgica, que incluía la Eucaristía.

el Delegado general aclara


Consultado recientemente al Delegado General de los Institutos paulinos de
vida secular consagrada, P. Juan Manuel Galaviz, sobre el uso de las siglas
de los mismos, me respondió lo siguiente:
En cuanto a las siglas de los Institutos, la del Instituto “San Gabriel
Arcángel” es ISGA; en cuanto a las Anunciatinas, si queremos atenernos
a la sigla basada en el nombre original del Instituto, sería IMSA. Otros,
para los países de lengua española, podrían considerarse provisorios, como
el título mismo del Instituto, que ha sido traducido de varios modos y habría
que ver qué tan conveniente sería uniformarlos; en todo caso, no es
correcto ISVA, porque aludiría a Instituto Secular Virgen de la
Anunciación, no tratándose de instituto secular.
En México, si no estoy en un error, emplean IAM, refiriéndose al Instituto
Anunciación de María. Puede ser que, cuando hagamos, el año entrante, el
Encuentro Internacional de los Delegados, establezcamos algunas normas.
Por ahora, repito, lo importante es no darle tanto uso a siglas provisorias, y
no usar siglas equívocas (como las que aluden a instituto secular). Es
probable que debamos establecer como oficial IMSA, por corresponder a las
siglas del nombre original del Instituto, así como las Hijas de San Pablo
emplean FSP para todos los países.

OFRECIMIENTO: Todos los miembros de los Institutos paulinos de vida


secular consagrada, sobre todo los de la Provincia Argentina-Chile-Perú,
tienen aquí espacio a disposición para sus experiencias testimoniales en el
Año Paulino. Los esperamos. Las otras ramas ya tienen su web y boletines.

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EL ROSARIO DE SAN PABLO
de perseguidor a apóstol de Jesús
Este “rosario” quiere ser una sencilla ayuda para meditar y contemplar las
maravillas obradas por el Padre Dios, “rico en misericordia” (Ef 2,4), en
este perseguidor, haciendo de él el más grande apóstol del Evangelio.

Misterios paulinos
1er. Misterio: Saulo perseguidor de los cristianos
Saulo asolaba la Iglesia… y respiraba amenazas de muerte contra los
discípulos del Señor. (Hechos 8,3; 9,1).

2°. Misterio: Saulo convertido


En el camino de Damasco, una luz lo envolvió, cayó en tierra y oyó una voz:
Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él le preguntó: ¿Quién eres, Señor? Y
él le dijo: Yo soy Jesús a quién tú persigues. Entró en la ciudad y fue
bautizado. (Hech 9, 3-6.19).

3er. Misterio: Saulo, ahora Pablo, misionero de Cristo


Nosotros anunciamos a Cristo crucificado, escándalo para los judíos y locura
para los paganos, pero poder y sabiduría de Dios para los llamados (1Cor
1, 23-24).

4°. Misterio: Pablo indica el camino mejor


Les mostraré un camino que es el mejor…Ahora permanecen tres cosas: la
fe, la esperanza y el amor. Pero la más grande es el amor (1Cor 12,31-
13,13).

5°. Misterio: Pablo a la espera del premio


Ya estoy cerca de ser ofrecido en sacrificio: he combatido el buen combate,
he concluido mi carrera, he conservado la fe; sólo me que queda recibir de
Dios el premio merecido (2Tim 4, 7-8).

Letanías de san Pablo, misionero del Evangelio

Pablo, perseguidor de la fe, convertido a Cristo, ruega por nosotros


Pablo, que ha visto al Señor en el Camino.
Pablo, testigo del amor misericordioso.
Pablo, modelo de la conversión a Dios.
Pablo, hombre atento a la voz del Espíritu.
Pablo, caminante incansable del Evangelio.
Pablo, cuya vida es Cristo.
Pablo, misionero y comunicador de Cristo.

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Pablo, fundador y animador de comunidades.
Pablo, maestro y pastor de cristianos.
Pablo, defensor de la libertad cristiana.
Pablo, que se hizo todo para todos.
Pablo, testigo enamorado de Cristo.
Pablo, que revela el camino más grande: el amor.
Pablo, que vive urgido por el amor de Cristo.
Pablo, que aspira a formar a Cristo en todos.
Pablo, servidor fiel de Cristo.
Pablo, que sólo quiere conocer al Crucificado Resucitado.
Pablo, que trabajó con sus manos.
Pablo, que se hizo débil con los débiles.
Pablo, que se siente responsable de todos.
Pablo, que lleva en su cuerpo los estigmas de Cristo.
Pablo, hombre nuevo de la Pascua.
Pablo, hombre de entrega ilimitada a los hermanos.
Pablo, que lucha el buen combate de la fe.
Pablo, que todo lo sufre por el Evangelio.
Pablo, que revela a Cristo camino nuevo y viviente.
Pablo, que todo lo puede con la fuerza de Cristo.
Pablo, que nos revela que Dios es fiel.
Pablo, que nos recuerda que el premio es el mismo Dios.
Cordero de Dios, que convertiste a Pablo perseguidor,
Perdónanos, Señor.

Cordero de Dios, que premiaste a Pablo apóstol,


Escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que glorificaste a Pablo mártir,
Ten misericordia de nosotros.
• Tú eres un instrumento elegido, apóstol san Pablo.
• Comunicador del Evangelio en el mundo entero.

Oremos. – Señor y Dios nuestro, que elegiste a san Pablo para predicar el
Evangelio, haz que penetre en todo el mundo la fe que el Apóstol llevó a las
naciones, para que tu Iglesia crezca sin cesar. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
(De Compol, n. 3 junio 2008)

Mucho agradecemos de corazón al P. Benito Spoletini sus


valiosos aportes como “buscador”, seleccionador y revisor de
los contenidos para nuestro boletín MAGNÍFICAT.

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