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¿QUÉ ES VOCACIÓN?

Dios nos dio la existencia para algo, para un determinado fin, para una misión concreta, de
tal modo que en el cumplimiento de esta misión alcanzaremos la realización plena. Dios
nos ha llamado a una vocación.

Vocación es el llamado que Dios hace a todos los hombres y mujeres para que respondan y
cumplan con una misión en la construcción del Reino de Dios en medio de nuestra realidad
concreta.

La Vocación tiene tres elementos:


1. Llamada:
El llamado es la iniciativa amorosa y gratuita que Dios nos hace para construir su Reino.
2. Respuesta:
Es la aceptación del llamado que nos mueve a actuar. Debe ser consciente, libre, generosa,
alegre y dinámica.
3. Misión:
Consiste en colaborar en la construcción del Reino de Dios, desarrollando la propia persona
y sirviendo a la comunidad, en un estado de vida concreto.

La Vocación tiene tres niveles:

Vocación a la vida
El primer llamado que recibimos de Dios es a la vida, entendida como un don que él nos
dio para desarrollarnos plenamente como personas: asumiendo las cualidades y limitaciones
propias, así como el contexto político, económico, social, cultural y religioso en que nos
encontramos; luchando por vivir la justicia, la libertad y la solidaridad; entablando
relaciones de armonía consigo mismo, con los demás, con la naturaleza y con Dios.

La vida es sobre todo un llamado a ser “imagen y semejanza de Dios” (Gn 1,27), a
participar de la intimidad con Dios, a entablar una relación de amistad con su creador.

Vocación a la vida Cristiana


La vocación a la vida cristiana es el llamado que Dios hace al hombre a través del Bautismo
para que crea y siga a Jesucristo en la Iglesia. El Bautismo es un acontecimiento que marca
totalmente la vida del hombre, ya que lo purifica del pecado original, le da la gracia
santificante; le hace hijo de Dios, templo del Espíritu Santo, miembro de la Iglesia y lo
configura con Cristo Sacerdote, Profeta y Rey, haciéndole participar de su vida, muerte y
resurrección.

Vocaciones específicas
La vida cristiana, a la cual están llamados todos los hombres y mujeres, tiene varios modos
de concretización. Son caminos igualmente válidos y necesarios que nos conducen a la
santidad de la vida en la fe, y que reciben el nombre de vocaciones específicas:

Las vocaciones específicas es el llamado que Dios hace a una persona en particular a vivir
su vida de un modo especial en la Iglesia.
Son cuatro las vocaciones específicas:

- Vocación al matrimonio.
- Vocación a la vida de soltero (a)
- Vocación a la vida religiosa.
- Vocación al ministerio ordenado (sacerdocio)

VOCACIÓN SACERDOTAL

El Sacerdote es un hombre tomado de entre los hombres para servir a los hombres en las
cosas de Dios; para ofrecer sacrificios y oraciones por su pueblo, y por los pecados propios
y ajenos. (Hb 5,1).

Es un hombre que tiene limitaciones como todo ser humano, pero al mismo tiempo es
distinto de los demás porque Dios lo ha llamado a una tarea muy especial.

Es un mediador como Cristo entre Dios y los hombres.


Es el hombre de la oración que reza por sí mismo y por sus hermanos.
La vocación sacerdotal es una opción de libertad. Dios llama y deja libre al hombre para
que acepte o rechace este llamado.

Es un don de Dios según las palabras de Jesús : “No me habéis elegido vosotros a mí, sino
que Yo os he elegido a vosotros” ( Jn 15,15).

La misión del sacerdote consiste en:

Ser Pastor:
El sacerdote ha de entregar su vida siempre al servicio de los demás, como Cristo el Buen
Pastor, en una entrega que tiene grandes satisfacciones como trabajos y sacrificios.
Además, ha de poner mucho empeño en la liberación integral de los pobres y los oprimidos,
debe obrar siempre con criterios evangélicos. Debe creer en la fuerza del Espíritu para no
caer en la tentación de hacerse líder político o funcionario de un poder temporal.

Ser Esposo de la Iglesia:


Es aquel que debe defender los intereses de la comunidad cristiana, vigilar que no se viole
la dignidad de la persona.Se puede decir que el Sacerdote anuncia el Reino de Dios que se
inicia en este mundo y que tendrá su plenitud cuando Cristo venga al final de los tiempos.

Por el servicio de este Reino, el Sacerdote abandona todo para seguir a su Señor. Signo de
esta entrega radical es el celibato ministerial, don de Cristo mismo y garantía de una
dedicación generosa y libre al servicio de los hombres.

Cabeza de la Iglesia:
Mediante la consagración sacramental, el sacerdote se configura con Cristo y recibe como
don una potestad "espiritual" que es participación de la autoridad con la cual Jesucristo,
mediante su Espíritu Santo, guía a la Iglesia. Es “Cabeza” en el sentido nuevo y original de
ser “Siervo” (Mc. 10,45). y porque manifiesta una representación sacramental de Cristo en
la Tierra, servidor e Hijo del Padre. La autoridad de Jesucristo Cabeza coincide con su
servicio, con su don, con su entrega total, humilde y amorosa a la Iglesia.

La vida consagrada

Vida Consagrada: abarca a toda la Iglesia porque comprende a cristianos de toda condición
-clérigos, religiosos y laicos- que hacen radicalmente el don de sí mismos por amor al
Señor Jesús en la vivencia de los consejos de pobreza, castidad y obediencia. Los
consagrados son signo de total disponibilidad para con Dios, la Iglesia y los hombres. Ellos
dan testimonio de la santidad de la Iglesia al entregarse al radicalismo de la vida de las
bienaventuranzas.

Modos o Formas de Vida Consagrada:

Vida Monástica: Fecundan la historia con la alabanza y la intercesión continua.

Orden de las vírgenes: Solas o asociadas son signo escatológico de la Esposa Celeste.

Eremitas: Viven una separación interior y exterior del mundo.

Las viudas y los viudos: Hacen voto de castidad perpetua, se dedican a la oración y al
servicio de la Iglesia particular.

Institutos de Vida Religiosa Contemplativa: Imitan a Cristo orante mediante la


contemplación de Dios.

Institutos de Vida Religiosa Apostólica: Profesan los Consejos Evangélicos y los viven de
acuerdo a una actividad apostólica.

Institutos Seculares: Profesan los Consejos Evangélicos en el contexto de las estructuras


temporales.

Sociedades de Vida Apostólica: Buscan un fin apostólico o misionero, asumiendo los


Consejos Evangélicos.

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