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1. Introducción
2. ¿Quién debe entrenar en la iniciación?
3. ¿Qué debe enseñar en la iniciación?
4. ¿Cómo debe enseñar en la iniciación?
5. ¿Cuándo y cuánto debe enseñar cada concepto deportivo?
6. ¿Por qué debe pensar en enseñar en la iniciación?
7. Conclusiones
8. Bibliografía
El gran interés que nos suscita el trabajo que debe desarrollar el entrenador de
iniciación nos ha obligado a preguntarnos, en cierta manera, quién debería llevar a cabo
este trabajo, qué debería enseñar en tan complicada tarea, cómo debería afrontar la
enseñanza con niños tan jóvenes, cuándo y cuánto enseñar los diferentes objetivos y
contenidos programados y, por último, por qué debería acabar pensando básicamente
en enseñar y educar, reflexionando y dudando constantemente sobre la materia
impartida.
1. INTRODUCCIÓN
Nos gustaría intentar afrontar este artículo desde el punto de vista más
congruente posible. Nos gustaría plantear, desde un inicio, las preguntas básicas que
todo el mundo se debería hacer (antes de comenzar una actividad deportiva como el
baloncesto en su etapa de iniciación) para valorar y comprobar que su trabajo está bien
encaminado.
Es por ello que queremos resaltar, desde estas líneas, la importancia del papel
del entrenador de iniciación, ya que es fundamental en la futura formación integral de
los niños y niñas que inician sus primeros pasos en el deporte de la canasta y, hasta que
no se produzca un paso adelante en la mejora de la calidad de la educación con el
deporte, no se avanzará considerablemente en etapas posteriores (porque el trabajo de
base es imprescindible más adelante) para solventar los problemas que se están
planteando actualmente.
2. ¿QUIÉN DEBE ENTRENAR EN LA INICIACIÓN?
Dando un rápido vistazo, a los diferentes profesionales que trabajan con estas
edades de iniciación en nuestra ciudad, nos surgen muchas dudas al observar las
diferentes situaciones que se plantean y que a continuación intentamos exponer.
O, tal vez, los responsables de estos grupos de niños… ¿podrían ser un par de
jóvenes jugadores, también en etapas de formación en el propio club o colegio, a los que
dejan esta responsabilidad en sus manos? Dos chavales a los que se quiere premiar para
que se sientan valorados dentro de la entidad, consiguiendo que se identifiquen con la
misma y teniéndolos así controlados, para intentar que no abandonen prematuramente la
disciplina de club o colegio en búsqueda de otros retos deportivos.
En otras circunstancias nos hemos preguntado si, tal vez, los niños… ¿deberían
estar en manos de un grupo de entrenadores seleccionados dentro de un grupo de
profesores, entrenadores y educadores especialistas en estas edades? ¿Deberíamos
buscar entre estos expertos que imparten una enseñanza integral y que persiguen
cimentar una base sólida, para tener una buena estructura donde repose el peso de toda
la educación del niño? O sea, nos referimos a profesionales que sean capaces de
conseguir tener un respaldo de sus propios compañeros para efectuar sesiones de repaso
o refuerzo para ayudar a resolver las posibles dificultades que se detecten en los
diferentes grupos de niños de la entidad.
Esta situación parece la ideal, pero ¿qué coste supondría disponer de estos
especialistas en la entidad para realizar dicha tarea? ¿Creéis que costaría lo mismo que
disponer de los jóvenes, con escasa preparación, que habíamos mencionado
anteriormente?
Estas cuestiones son algunas de las muchas y diferentes dudas que nos han
surgido realizando un pequeño análisis de la situación inicial en la que se encuentra la
iniciación deportiva en la actualidad (ver figura 1)
3.1. Educar
Ante todo se debe procurar educar. Cada vez se necesitan más profesionales, y
mejor preparados, para que sepan abordar la complicada educación de los niños de hoy
en día… Se necesitan personas que sepan desempeñar sobradamente el papel de
controladores de los juegos y ejercicios para conseguir que los niños “jueguen y
jueguen…” A pesar de la parte más divertida de esta profesión, en ciertos momentos,
también hay que educar. Educar implica, a veces, no intervenir (según la situación);
otras veces, apercibir (comentar el caso para que el niño se dé cuenta de la situación) y,
de vez en cuando, también llegar a sancionar (ver figura 2)
EDUCAR
(figura 2)
No se deben dejar pasar todo tipo de hechos a los niños y, se debería llamar la
atención pero, también debemos mostrarnos serenos e, incluso, ser permisivos y acabar
cediendo a sus juegos para que los niños adquieran la confianza que facilite su
acercamiento hacia el entrenador-educador. En el momento en que se produce ese
acercamiento ya nos hemos ganado la confianza del propio niño y, por lo tanto, es la
ocasión de hacerlos crecer en actitud. En esa línea de trabajo, proponemos defender la
idea de seguir orientando la formación deportiva en estas edades con un marcado
carácter educativo-formativo de base.
Antes que intentar enseñar los diferentes medios técnicos y tácticos (simples o
complejos), adecuados a dicha fase de enseñanza y aprendizaje, hay que educar en la
actitud. Hacer ver al niño su responsabilidad, solidaridad, compromiso… con él y con
su equipo y, en consonancia, mostrar que existen unos límites que no se deben
sobrepasar con un proceso de enseñanza tranquilo y sosegado.
Educar también es sacar hacia fuera lo que hay en el interior del niño, en estos
casos, el aspecto afectivo juega un papel importantísimo. Los niños deben sentirse muy
queridos y aceptados por sus entrenadores-educadores porque para ellos son un espejo
donde mirarse y, por lo tanto, reflejarse.
Por lo tanto, debemos hacer crecer al niño en actitud, valores y normas (si un
niño hace un cosa una sola vez es, tan sólo, casualidad pero, si la hace siempre, pasa a
ser una costumbre; y dicha costumbre puede acabar por convertirse en una actitud ante
la vida)
Pero, claro está que sorprender a alguien no es tarea fácil y, sobre todo, si hay
que intentar sorprender a todos los niños de un grupo para ganarnos su credibilidad y su
confianza. En nuestra opinión, se debería saber ilusionar tanto al jugador con un
conocimiento motor más limitado (cosa nada fácil), como a los niños con mayor
habilidad del grupo en la misma medida. Debemos pensar en los niños de cada
generación porque la ilusión que conllevan en estas edades los tiene que conducir a
seguir motivados y a mantener las ganas de aprender cada día un poco más para
continuar creciendo, primero como personas y, después, como futuros jugadores y de
baloncesto.
El entrenador y educador no debe limitarse tan sólo a realizar una serie de tareas
o ejercicios más o menos relacionados y coherentes entre sí, sino que debe intentar, por
encima de todo, que los niños comprendan (aprendizaje comprensivo) el porqué de las
cosas que trabajan y, esa comprensión, les ayudará poco a poco a ir entendiendo mucho
mejor el juego.
Pero, para ello, se debe saber explicar las cosas que no se entiendan, tantas veces
como sea necesario, hasta lograr entenderlas. Se debe saber transmitir el conocimiento
específico sobre la materia a los niños de forma fácil y sencilla para conseguir su
comprensión.
EXPLICAR
EDUCAR EL PORQUÉ
¿Qué debe
enseñar el
entrenador y
educador?
AYUDAR A
DIVERTIR,
MOTIVAR E CRECER
ILUSIONAR (figura 3)
4. ¿CÓMO DEBE ENSEÑAR EN LA INICIACIÓN?
4.1. Evaluar
En esta línea y para saber si es correcto el camino que hemos iniciado, existe la
evaluación; que, por decirlo de alguna forma, es uno de los apartados más difíciles de la
programación. Se debe evaluar para tener una visión más imparcial de cómo estamos
(situación inicial) y, a partir de ahí, elaborar unas conclusiones: unas ideas bien
estructuradas que supongan soluciones inmediatas que resuelvan los aspectos que no se
hayan podido conseguir.
A nivel metodológico, para intentar enseñar a los niños nos decantamos por los
modelos de enseñanza alternativos, es decir, por aquéllos que persiguen unos principios
constructivistas, que no son otros que los basados en la propia investigación, indagación
y búsqueda del niño y que, por lo tanto, inciden directamente en el desarrollo de su
creatividad.
Los estilos de enseñanza más apropiados para trabajar con los niños de estas
edades son: la libre exploración, la resolución de problemas, el descubrimiento guiado y
la enseñanza recíproca. Para ello, se necesitan proponer tareas donde se trabajen las
habilidades con respuestas abiertas, que dichas habilidades se trabajen en contextos
variados para dar más experiencia, donde busquen sobre todo el qué, el cómo y el por
qué de las cosas y, para ello, se necesitan proponer situaciones de juego parecidas o
iguales al juego real.
4.3. Programar
Nosotros siempre comentamos (en pequeño comité) que hay que perder mucho
tiempo en los meses de julio y agosto (vacaciones estivales) para ganarlo después
durante la temporada. También, que hay que trabajar con suficiente tiempo de
antelación que nos permita modificar, cambiar y rectificar los contenidos programados
según la situación real en la que nos encontremos en cada momento a lo largo de la
misma.
4.4. Jugar
No vamos a desvelar aquí las mil y una ventajas que ejerce el juego en el
proceso de enseñanza-aprendizaje del niño, sino que tan sólo queremos recordar que
aprender jugando es mucho más fácil para todos. En este sentido, Fco. Javier Giménez
Fuentes-Guerra (2003) nos expresa que “Identificamos el juego como uno de los medios
de aprendizaje más importantes para el niño en las primeras edades. Con su utilización,
el alumnado estará siempre mucho más motivado y dispuesto a realizar las diferentes
actividades que planteemos, que si empleamos situaciones estáticas y aburridas como
se han utilizado en la enseñanza tradicional del deporte…”.
En ese sentido, los niños cuando juegan están tan inmersos en su mundo que se
olvidan de la realidad exterior. Por dicho motivo, debemos utilizarlo como herramienta
metodológica en gran parte de la sesión, es decir, que el niño necesita de situaciones
reales de juego como medio de aprendizaje.
Para que se imaginen las reacciones que produce el juego en el niño les diremos
que, a veces, tan sólo comentando, al inicio de la sesión, qué tipo de juegos se llevarán a
cabo, cambia el aspecto de su cara y comienza la sesión mucho más motivado. Todo eso
irá acompañado de la información básica necesaria durante su realización para orientar
la competición del juego y para ayudar a mantener la motivación por la práctica y los
conocimientos que creemos coherentes dado su edad, características…
4.5. Resolver
Se debería poner al niño ante situaciones que deba resolver para activar el
desarrollo de su creatividad ante cualquier situación que se le presente. Las definimos
como situaciones, y no problemas, porque nos gusta destacar que donde nosotros, los
adultos (los entrenadores-educadores) vemos dificultades, ellos (los niños) ven una
posible solución.
La metodología alternativa necesita entrenadores y educadores bien preparados
para que diseñen nuevas tareas interesantes, que propongan a los niños situaciones que
tengan que resolver y que les enseñen a tomar decisiones. En esta línea, el profesor
Giménez Fuentes-Guerra, 2003 citado por (Cárdenas, 2008) nos comenta que “cuanto
mayor sea el nivel de conocimientos que se tenga, mejor se podrá desarrollar la labor
docente”.
4.6. Dudar
Por lo tanto, el entrenador y educador debería tener esa pequeña ambición bien
entendida y, por lo tanto, tener encendido el motor interno (no al ralentí, sino subido un
poco de revoluciones) para no conformarse con la forma cómo se efectúan las cosas sin
más, no copiar o imitar a otros entrenadores y educadores que han tenido éxito sin
preguntarse el porqué… sino atreverse a llevar a término nuevas formas de proceder que
ayuden a mejorar, adaptar, rectificar, modificar e, incluso, cambiar para mejorar el
proceso de enseñanza-aprendizaje de cada uno de sus niños y, por lo tanto, del propio
equipo (ver figura 4)
2º MODELO DE
ENSEÑANZA
1º
EVALUAR
3º
¿Cómo PROGRAMAR
6º
DUDAR se debe
enseña
4º
r? JUGAR
5º (figura 4)
RESOLVER
5. ¿CUÁNDO Y CUÁNTO DEBE ENSEÑAR CADA CONCEPTO
DEPORTIVO?
(figura 5)
Pero, ¿por qué debemos pensar en educar en estas edades? Esta pregunta se la
puede realizar aún mucha gente a estas alturas. Pues la respuesta es muy sencilla:
porque estamos trabajando con niños. Personas en fase de formación, con una
personalidad moldeable, que no disponen de todos los conocimientos necesarios para
establecer juicios de valor, que necesitan de un trabajo constante para que aprendan
valores y porque podemos ser personas muy influyentes en todo este proceso.
7. CONCLUSIONES
Nosotros hemos llegado hasta aquí. A partir de ahora, os toca a vosotros seguir
investigando, dudando... ¡y, por lo tanto, reflexionando!
8. BIBLIOGRAFÍA