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DOCENTE:
DR. MEDINA
CURSO:
4 SEMESTRE - GRUPO
PERIODO ACADEMICO
2019-2020 CII
GUAYAQUIL – ECUADOR
POXVIRUS
MOLUSCO CONTAGIOSO
El virus del molusco contagioso produce una enfermedad exclusiva del hombre.
Se presenta en la piel con la aparición de pequeñas lesiones nodulares en
cualquier parte del cuerpo y en mayor proporción en la región genital y anal.
CARACTERISTICAS VIRALES
EPIDEMOLOGIA
PATOGENIA
Cualquier parte del cuerpo Preferencia por cara, tronco y extremidades en niños.
Parte baja del abdomen, muslos, pubis, glande y región perianal en adultos. Es
frecuente que se disemine extensamente.
MANIFESTACIONES CLINICAS
SIGNOS Y SÍNTOMAS
DIAGNOSTICO
TRATAMIENTO Y PREVENCION
VIRUS DE LA HEPATITIS A
Características
El virus de la hepatitis A (VHA) pertenece a la familia de los Picornaviridae, y el
género Hepatovirus.
– El genoma tiene una longitud total de 7,5 kb que se traduce en solo una
poliproteína, aunque puede por sí sola causar una infección.
Etiología
La hepatitis A se distribuye por todo el mundo, y su presencia es más frecuente
en las regiones más pobres. La mayor prevalencia se da en las áreas urbanas
de Asia, África y América del Sur, donde prácticamente todos los habitantes son
serológicamente positivos.[3]
Transmisión
El VHA se transmite principalmente por vía fecal-oral, es decir, cuando una
persona no infectada ingiere alimentos o agua contaminados por las heces de
un individuo infectado. En las familias, esto puede ocurrir a través de la suciedad
de las manos de la persona encargada de cocinar. La transmisión hídrica no es
frecuente; cuando ocurre, suele estar relacionada con la contaminación por
aguas residuales o el abastecimiento de agua insuficientemente tratada.
El contagio también se puede producir por contacto físico estrecho con una
persona infectada por ejemplo, por mediante el sexo bucoanal, pero no se
propaga por contactos ocasionales.
Manifestaciones clinicas.
El periodo de incubación de la hepatitis A suele ser de unos 14 a 28 días.
Los adultos presentan signos y síntomas con mayor frecuencia que los niños, y
la gravedad y la mortalidad de la enfermedad aumentan con la edad. Los
menores de seis años infectados no suelen experimentar síntomas apreciables,
y solo el 10% muestran ictericia. Entre los niños más mayores y los adultos, la
infección suele causar síntomas más graves, con ictericia en más del 70% de los
casos. A veces la hepatitis A puede recidivar, es decir, una persona que acaba
de recuperarse puede caer enferma de nuevo con otro episodio agudo, aunque
posteriormente se recupera.
Diagnóstico
Los casos de hepatitis A son clínicamente indistinguibles de otros tipos de
hepatitis víricas agudas. El diagnóstico se establece mediante la detección en la
sangre de anticuerpos IgM dirigidos específicamente contra el VHA. Otra prueba
utilizada es la reacción en cadena de la polimerasa con retrotranscriptasa (RT-
PCR), que detecta el ARN del VHA, pero normalmente se realiza solo en
laboratorios especializados.
Tratamiento
No hay ningún tratamiento específico para la hepatitis A. Los síntomas pueden
remitir lentamente, a lo largo de varias semanas o meses. Lo más importante es
evitar medicamentos innecesarios. No se deben administrar antieméticos ni
paracetamol.
Prevención
La mejora del saneamiento, la inocuidad de los alimentos y la vacunación son
las medidas más eficaces para combatir la hepatitis A.
Al cabo de un mes de haber recibido una sola dosis de la vacuna, casi el 100%
de las personas desarrolla niveles protectores de anticuerpos. Incluso después
de la exposición al virus, una dosis de la vacuna dentro de las dos semanas
posteriores al contacto surte efectos protectores. Aun así, los fabricantes
recomiendan administrar dos dosis para garantizar una protección a más largo
plazo, de entre cinco y ocho años.
VIRUS DE LA HEPATITIS B
Caracteristicas
El virus de la hepatitis B (VHB) es un virus pequeño (42 nm de diámetro) de la
familia Hepadnaviridae, causante de la hepatitis B.[1] Fue descubierto por el
médico Baruch Samuel Blumberg en 1963. El virus tiene cuatro serotipos
principales (adr, adw, ayr, ayw), con base en los epítopes antigénicos de las
proteínas de su envoltura. En total, existen ocho genotipos del virus (A-H) según
la variación en la secuencia de nucleótidos del genoma viral. Los genotipos
tienen una distribución geográfica distinta y son útiles para rastrear la evolución
y la transmisión del virus. Las diferencias entre los genotipos afectan la severidad
y el curso de la enfermedad, así como la probabilidad de complicaciones, la
respuesta al tratamiento y las posibles vacunas que se produzcan.
Esctructura
El virus de la hepatitis B tiene una nucleocápside de forma icosaédrica y presenta
una envoltura exterior de lípidos. La cápside encierra un ADN viral y una ADN
polimerasa con actividad de transcriptasa inversa.[2] La envoltura exterior
contiene proteínas incrustadas que participan en la unión del virus, y a su entrada
en las células susceptibles. El virus es uno de los más pequeños viriones con
envoltura, aunque existen formas pleomórficas, incluidos filamentos y cuerpos
esféricos que carecen de núcleo (core). Estas partículas no son infecciosas y se
componen simplemente de los lípidos y proteínas que forma parte de la
superficie del virión, es decir, los antígenos de superficie (HBsAg), y estos
antígenos se producen en exceso durante el ciclo de vida del virus.
Transmisión
En las zonas de alta endemicidad, la transmisión se produce más
frecuentemente de la madre al niño durante el parto (transmisión perinatal) o de
modo horizontal (por exposición a sangre infectada), en particular de niños
infectados a niños sanos durante los primeros cinco años de vida. La
cronificación es muy común en los lactantes infectados a través de su madre y
en los menores de 5 años.
Manifestaciones clinicas
La mayor parte de las afectados no experimentan síntomas tras infectarse,
aunque algunos presentan un cuadro agudo con síntomas que duran varias
semanas, como coloración amarillenta de la piel y los ojos (ictericia), orina
oscura, cansancio extremo, náuseas, vómitos y dolor abdominal. En un pequeño
grupo de personas, la hepatitis aguda puede dar lugar a una insuficiencia
hepática aguda potencialmente mortal.
Alrededor del 1% de las personas infectadas por el VHB (unos 2,7 millones de
personas) también han contraído el VIH. En cambio, la prevalencia mundial de
la infección por el VHB entre los VIH-positivos es del 7,4%. Desde 2015, la OMS
recomienda tratar a todas las personas en las que se detecte el VIH,
independientemente de la gravedad de los síntomas que presenten. El tenofovir,
que se incluye en las politerapias de primera elección recomendadas para tratar
la infección por el VIH, también es eficaz contra el VHB.
Diagnóstico
Las manifestaciones clínicas no permiten diferenciar la hepatitis B de la causada
por otros virus y, por tanto, es primordial confirmar mediante pruebas analíticas.
Se dispone de algunos análisis de sangre para diagnosticar la enfermedad y
hacer un seguimiento de los pacientes, que se pueden utilizar para distinguir las
infecciones agudas y las crónicas.
La infección crónica se caracteriza por la persistencia del antígeno HBs por más
de seis meses, con o sin presencia de antígeno HBe. La persistencia del
antígeno HBs es el principal marcador del riesgo de sufrir he patopatía crónica y
cáncer de hígado (carcinoma hepatocelular) más adelante.
Tratamiento
No hay ninguna terapia específica para la hepatitis B aguda. Por tanto, el
tratamiento persigue el bienestar y el equilibrio nutricional del paciente, incluida
la rehidratación tras los vómitos y diarreas. Lo más importante es evitar
medicamentos innecesarios. NO se deben administrar antieméticos ni
paracetamol.
La infección crónica por el VHB se puede tratar con medicamentos, como los
antivíricos orales. Este tratamiento, que puede retrasar la evolución de la cirrosis,
reducir la incidencia del cáncer de hígado y mejorar la supervivencia a largo
plazo, solo es necesario para una proporción limitada de personas (entre el 10%
y el 40%, en función del contexto y los criterios de tratamiento).
Prevención
La vacuna contra la hepatitis B es el principal pilar de la prevención de esta
enfermedad. La OMS recomienda administrarla a todos los lactantes lo antes
posible tras el parto, de ser posible durante las primeras 24 horas de vida. La
vacunación sistemática contra esta infección en los lactantes ha aumentado en
todo el mundo (3), con una tasa de cobertura estimada de la tercera dosis del
84% en 2017. El uso generalizado de este método profiláctico explica la baja
prevalencia de infección crónica por VHB entre los niños menores de 5 años,
estimada en un 1,3% en 2015. En la mayoría de los casos se considera
adecuada cualquiera de las dos opciones siguientes:
Una pauta con cuatro dosis de la vacuna: la primera (monovalente) al nacer y las
tres restantes (monovalentes o múltiples) cuando se administren otras vacunas
del calendario infantil sistemático.
VIRUS DE LA HEPATITIS C
Características
El virus de la hepatitis C (VHC) pertenece al grupo flavivirus de 80 nanómetros
de diámetro envoltura lipídica y con ARN monocatenario con 6 genotipos y varios
subtipos de diferente distribución geográfica.
Transmisión
El virus de la hepatitis C se transmite por la sangre. Generalmente se transmite:
por consumo de drogas inyectables y por compartir el material de inyección; por
reutilización o esterilización inadecuada de material médico, sobre todo jeringas
y agujas, en entornos sanitarios; por transfusiones de sangre y productos
sanguíneos sin analizar; por prácticas sexuales que conllevan exposición a la
sangre (por ejemplo, entre hombres con relaciones homosexuales, en especial
los que están infectados por el VIH o toman profilaxis contra esta infección antes
de la exposición).
El VHC también se puede transmitir por vía sexual y pasar de la madre infectada
a su hijo, aunque estas formas de transmisión son menos frecuentes.
Manifestaciones clinicas
En la hepatitis C el virus opera lentamente; por lo que los datos clínicos de daño
hepático aparecen de 10 a 20 años después de la infección, y la mayoría de los
individuos infectados con este virus, aunque permanezca en forma crónica la
infección, nunca desarrollarán una complicación relacionada con esta
enfermedad. Sin embargo, un porcentaje de las personas infectadas con este
microorganismo llegan a desarrollar cirrosis, insuficiencia hepática y cáncer de
hígado. Se estima que alrededor del 20 al 30% de estos pacientes desarrollan
cirrosis entre 20 y 30 años después del inicio de la infección. En los pacientes
con hepatitis C crónica el consumo de alcohol puede aumentar
significativamente el riesgo de desarrollar cirrosis y cáncer. De las personas que
se infectan con el virus de la hepatitis C, el 80% quedan como portadores
crónicos, y por tanto se mantienen como un riesgo para la infección de otras
personas
Diagnóstico
Para el diagnóstico de infección y daño por el virus de la hepatitis C se cuenta
con diversos recursos. En relación a las pruebas serológicas, el 90% de las
personas con infección crónica presentan anti-VCH, y por lo tanto en una opción
para identificar a la persona infectada. Para establecer un diagnóstico temprano
se utiliza una prueba cualitativa para ARN VHC.
Tratamiento
En la hepatitis C crónica se utiliza interferón en dosis de 3 millones UI por vía
s.c. tres veces a la semana durante 12 meses, pero sólo en un 20 a 25% de los
casos se consigue suprimir la enfermedad a largo plazo. La respuesta depende
en parte de la carga vírica, del genotipo de virus y del estado histológico de la
enfermedad. También se utiliza un tratamiento combinado con interferón más
ribavirina oral a 1200 mg diarios divididos en dos dosis, obteniéndose mejores
resultados que con el interferón sólo. La recomendación actual es el uso del
interferón pegilado y ribavirina, pero los resultados están en función de la carga
viral, ya que con cargas superiores a 2 millones son menos favorables; el tipo de
genotipo también es muy importante puesto que los genotipos 2 y 3 responden
mejor y, por último, el grado de daño hepático también se debe considerar en el
pronóstico: a mayor daño, menor posibilidad de respuesta terapéutica favorable.
Profilaxis
VIRUS DE LA HEPATITIS D
Características
La partícula delta, es un virión de 35 nanómetros de diámetro, con ácido
ribonucleico de una hebra. En el virión se localiza una proteína interna que es el
antígeno del virus delta. Este virión está rodeado con envoltura del virus de la
hepatitis B, que desde luego tiene el antígeno S del virus de la hepatitis B
Etiología
La infección por el virus de la hepatitis D puede ser adquirida como una
coinfección con el virus de la hepatitis B crónica. La infección con VHD ocurre
más entre usuarios de drogas inyectadas y personas con hemofilia.
Manifestaciones clinicas
Las personas con coinfección VHB-VHD pueden tener una enfermedad aguda
más severa y un alto riesgo de hepatitis fulminante, comparadas con las
infectadas solo con VHB. Sin embargo, la infección crónica VHB ocurre menos
frecuentemente en personas con VHB-VHD.
La infección VHD puede manifestarse como una coinfección aguda con VHB,
como superinfeccion aguda en un portador VHB o como infección VHB crónica
Diagnóstico
El antígeno del virus de la hepatitis D es el primer marcador que aparece durante
la infección delta aguda, sin embargo, es de corta vida y hay un periodo de
espera de dos a once semanas entre la desaparición del antígeno VHD y la
aparición del antígeno delta (anti-VHD)
Asscat, Hepatitis A
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Asscat, Hepatitis B
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Asscat, Hepatitis C
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Asscat, Hepatitis D
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