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Expansión de Guayaquil hacia el oeste

Entre la dispersión y la fragmentación


Expansión de Guayaquil hacia el oeste
Entre la dispersión y la fragmentación

Teresa Pérez de Murzi


Instituto de Investigación e Innovación en Hábitat, Diseño y Construcciones
Facultad de Arquitectura y Diseño
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil
Guayaquil, Ecuador

Observatorio Urbano y Territorial


Dirección de Publicaciones
Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, 2018

Primera Edición
187 páginas
Impreso en Guayaquil - Ecuador
Diseño, elaboración de figuras y diagramación: Gaudy Orejuela
Prólogo 13

Introducción 17

Guayaquil, una ciudad en plena transformación 25



Imprecisiones administrativas en la expansión de Guayaquil 28

Ampliación de la poligonal urbana versus crecimiento de la ciudad 32

La expansión se estructura a partir de un eje 36

Formas de crecimiento urbano. Expresión de la fragmentación 43


territorial

La propiedad del suelo define las formas de ocupación 44

Formas de crecimiento residencial. Introducción a su caracterización. 48

Territorio de expansión. Paisaje híbrido, escenario de 79


conflictos

El soporte territorial. Atributos físicos 82

La huella de la actividad humana. Atributos estructurales 106

Visiones fragmentadas. Atributos Estéticos 130

Discontinuidad, dispersión y baja densidad 139

Discontinuidad y fragmentación. Preeminencia de vacíos intersticiales 147

Dispersión territorial. Un crecimiento signado por la baja densidad,


compacidad y concentración urbana. 152

Modelo de crecimiento según los planes vigentes 164

Implicaciones ambientales de la ocupación del territorio 168

Conclusiones 173

Referencias Bibliográficas 177

Créditos fotográficos 185


A Guayaquil y sus habitantes
Por medio de estas líneas quiero agradecer a los integrantes del equipo de trabajo que participó
en la investigación “Estudio de la morfología urbana y de la dinámica de ocupación del suelo en la
parroquia Chongón. Análisis del modelo de crecimiento de la ciudad de Guayaquil hacia el oeste”;
a la Arquitecta Gaudy Orejuela, por su significativa participación en todas las etapas del trabajo,
incluyendo la elaboración de figuras en versiones iniciales y definitivas, conciliación gráfica de
textos, figuras, fotografías y tablas; al Ingeniero Juan Carlos Pindo por hacernos partícipes de
su conocimiento acerca de los Sistemas de Información Geográfica y herramientas de análisis
espacial e importantes aportes en la discusión de métodos y construcción de información; a la
Ingeniera Ivonne Villamagua por su contribución en el análisis ambiental. A los pasantes Olger
Damián, Luigi Forestieri y Alejandra Tello; a los alumnos de Estructura Urbana y Ordenamiento
Territorial, muchas gracias.

Finalmente, un especial reconocimiento a las autoridades y personal del Vicerrectorado de


Investigación y Posgrado, Sistema de Investigación y Desarrollo, Facultad de Arquitectura y
Diseño e Instituto de Hábitat, Diseño y Construcciones, por su apoyo.
Prólogo

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Introducción Uno de los principales problemas que afronta la ciudad contemporánea es la
dispersión territorial, una forma de expansión urbana reñida con la sostenibilidad. Esta
situación, generalizada en distintos países, ha despertado el interés general por sus
implicaciones de riesgo medioambiental. La dispersión conlleva el decrecimiento de
la densidad de población seguida de un mayor consumo del suelo, sectorización en
la localización de diferentes actividades, generando una estructura urbana discontinua
que atenta contra la cohesión social y propicia, además, grandes costes sociales y
económicos.
El aumento desmesurado de la población y la demanda de nuevo territorio ha
impuesto nuevas condicionantes en el uso del espacio; las ciudades dejaron atrás el
ritmo pausado que caracterizaba su crecimiento para adentrarse de modo agresivo en
los espacios rurales y naturales; trazados de vías y edificaciones surgen por doquier,
imprimiendo su señal de identidad y conduciendo al paisaje a un viaje sin retorno,
“…está en juego la capacidad de adaptación de la sociedad contemporánea a la
naturaleza y sus procesos” (De las Rivas Sanz, 2006, p. 11). Pero no sólo se trata de la
desvinculación del hombre con su soporte territorial, la proximidad entre las personas
tampoco se considera importante.
El crecimiento urbano ocurre independientemente del contexto ambiental, causando
la degradación ecológica y funcional de diversos paisajes. Fernández (2003) señala
al respecto, “Son muchos los paisajes antropomorfizados en la superficie de la Tierra
(…) pero ninguno de ellos se puede asemejar ni remotamente a las transformaciones
y cambios que sobre el medio ambiente natural están imprimiendo las ciudades” (p.
474). Una situación que separa a las personas de los procesos ecológicos naturales
y los beneficios que podrían proporcionarles. Los sistemas urbanos se vuelven
insostenibles al ignorar los valores económicos, culturales y ecológicos del medio en
el que se desarrollan (Hauer, 2015).
Desde hace unas décadas se ha propuesto una serie de términos desde los cuales
se intenta explicar el origen, composición y características de los paisajes que
surgen del encuentro entre los espacios rurales y urbanos, entre los más comunes
se encuentran, interfase rural-urbana, paisajes suburbanos, paisajes periurbanos
y rururbanos (González, 1987; Dematteis, 1998; López, Delgado y Vinasco, 2005).
Algunos autores establecen diferencias entre el uso de estas expresiones a partir de
ciertas características (Robles, 2017) o contextos geográficos donde se desarrollaron
inicialmente (Dematteis, 1998); sin embargo, ante el dinamismo y complejidad de los
procesos de transformación de las ciudades, dificulta decantarse particularmente por
uno de estos conceptos para adjetivar los paisajes; en consecuencia, no existe un
acuerdo definitivo acerca del uso adecuado en cada caso (Entrena, 2005; López et al.,
2005; Hernández, 2016).
Lo cierto es que los cambios transcurren ante nuestra vista; las ciudades, hoy más
que nunca, deben ser apreciadas en su escala territorial; los problemas son de distinto
origen con diferentes dinámicas. Robles (2017) asocia a los paisajes resultantes con el
proceso de metropolización y los describe por sus cualidades, entre éstas, su hibridez

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…características poco precisas (…) mixtura de cualidades, valores, significados,
comportamientos y realidades, que además están en constante transición (…) aunque
pueden estar dispersos y cada uno de ellos presentar elementos distintos, en su conjunto
conforman una unidad, resultando un paisaje de carácter heterogéneo (p. 108).

A estas cualidades se podrían agregar otras: indefinición de límites geográficos,


ocupación heterogénea del suelo y sometida a constantes cambios, bajas densidades,
discontinuidad y dispersión, difusión del modo de vida urbano (Font, 2007), fragmentos
destinados a actividades económicas primarias localizados junto a aglomeraciones
residenciales, reservas naturales y espacios intersticiales, reflejando una morfología
indefinida y constituyendo “un escenario de incertidumbre urbanística” (Hernández,
2016, p. 3); una incertidumbre que alcanza aspectos relacionados con la propiedad
del suelo. La planificación territorial está sujeta a conflictos de competencia entre
distintos ámbitos administrativos y se declara incapaz para abordar la complejidad de
las estructuras resultantes y problemas en el uso del espacio; antes bien, puede ser el
responsable directo de esta situación (Hernández, 2016).
El proceso de crecimiento de las principales ciudades del Ecuador, entre éstas,
Guayaquil, ha estado signado por esta realidad; así se ha expresado en documentos
elaborados en distintas instancias gubernamentales, tanto nacionales como locales.
Se ha ocupado el suelo de manera caótica, en detrimento de las condiciones físicas de
acogida del territorio. Eso ha generado conflictos ambientales y sociales, la degradación de
los bienes naturales, así como el incremento de la exposición y vulnerabilidad de la población
a fenómenos naturales y problemas de acceso a servicios básicos (Senplades, 2013, p. 358).

En el caso particular de Guayaquil, su crecimiento acelerado y la ocupación del


territorio circundante hasta conurbarse con localidades cercanas, constituye uno de
sus rasgos más relevantes. En su afán de crecimiento, ha puesto en peligro espacios
naturales de importancia; grandes extensiones de manglares, cursos de agua, bosques
y cerros, se encuentran constantemente amenazados por el creciente proceso
urbanizador, a la vez que extensas superficies destinadas al cultivo de insumos básicos,
han sido alcanzadas por la producción inmobiliaria.
Así, en la expansión de Guayaquil ha predominado la “ocupación extensiva y dispersa
del territorio con una tendencia hacia una cada vez menor densidad poblacional,
causando importantes problemas de movilidad, conectividad y provisión de servicios,
así como una fuerte inequidad social territorial” (Miduvi-BID, 2011, p. 8). La preferencia
de los ciudadanos por la vivienda unifamiliar en ciudadelas cerradas ha propiciado el
derroche considerable de suelo y minimización del espacio público; para acceder a
servicios comerciales, educativos, de salud y ocio, resultan imprescindibles largas
movilizaciones y horas perdidas en trayectos interminables. 1
Ordenanza Reformatoria de Delimitación Urbana
de la Ciudad de Santiago de Guayaquil aprobada
por el M.I. Concejo Cantonal de Guayaquil el 8 y
Por otra parte, la ampliación del límite urbano de la ciudad de Guayaquil ha atendido, 15 de noviembre de 1991 y publicada en Registro
principalmente, a las tendencias en los procesos de ocupación del suelo por parte de Oficial No.828 del 9 de diciembre de 1991.
diferentes sectores de la población y por requerimientos derivados del desarrollo de 2
Ordenanza de Ordenamiento Territorial del
Cantón Guayaquil, publicada en Gaceta Oficial, 10
macroproyectos para el cantón. Sobre este particular, es de destacar la modificación de enero de 2012.

18|
de la poligonal urbana realizada en 19911, por la importante incorporación de suelo para
la urbanización y la última, realizada en 2011 para responder al proyecto de un nuevo
aeropuerto en Daular2 , al suroeste.
Geográficamente, el territorio constituido para responder a esta expansión,
denominado por la Municipalidad de Guayaquil como Zona de Planificación Chongón,
posee una extensión de 177,28 km2 e incluye ecosistemas naturales de importancia.
En este entorno, las formas residenciales adquieren una presencia notoria y van
estableciendo su impronta en el territorio, transformando el paisaje y demandando la
presencia de servicios y equipamientos; sin embargo, no mantienen la exclusividad en
el uso del suelo, conviven con otras actividades, entre las que destacan la agricultura,
extracción de materia prima para la construcción (canteras a cielo abierto), instalaciones
dedicadas a procesos industriales y camaroneras, presentando conflictos en su
convivencia. Se trata de un contexto en plena transformación que se proyecta como
un área de gran importancia en la expansión de Guayaquil.
En este texto se presenta el estudio de la morfología y dinámica de ocupación del
territorio de la zona de planificación Chongón, con el propósito de aproximarse al
conocimiento del modelo que singulariza el proceso de crecimiento de la urbe porteña.
Esta ambiciosa pretensión requirió de la revisión de una gran cantidad de información
proveniente de fuentes oficiales y del relevamiento en sitio. Al mismo tiempo, se generó
una importante base de datos y su representación en mapas temáticos, mediante el
uso de herramientas de análisis de los Sistemas de Información Geográfica.
El libro se estructura en cuatro capítulos, en el primero se presenta a Guayaquil como
una ciudad en plena transformación, un acercamiento a datos demográficos, huella
urbana, precisiones e imprecisiones en la división político administrativa. El segundo
capítulo está dedicado a destacar las formas de crecimiento urbano derivadas de la
actuación de distintos agentes sociales, como camino para comprender el modelo de
crecimiento que está teniendo lugar. Se trata de visualizar no tanto las formas resultantes
como los procesos que conllevan; determinar sus orígenes y posibles causas (Sola-
Morales, 1997); la relación entre morfología y localización. La complejidad de la realidad
urbana y territorial requirió asumir como ruta metodológica su desagregación, con el fin
de analizar los componentes en cuanto a características, interrelaciones y asociaciones.
En el tercer capítulo se presenta el área de expansión como un territorio de conflictos.
A partir de la descripción de las cualidades del paisaje en sus atributos físicos,
estructurales y estéticos, se dibuja el soporte físico sobre el que se asienta la sociedad
y la proyección de su realización; se visualizan los cambios en los usos del suelo, así
como los conflictos que se generan entre las diferentes actividades. El paisaje es una
obra colectiva en constante evolución, una composición altamente vulnerable que es
interpretada, generalmente, de forma errónea.
En el cuarto capítulo se presenta el modelo territorial actual. El cálculo de indicadores
de densidad, compacidad y concentración urbana con su representación en mapas
temáticos permitió cuantificar y visualizar el grado de dispersión existente, afinar
aspectos teóricos y metodológicos en el análisis del modelo de crecimiento urbano.

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Las particularidades del ámbito de estudio mostraron nuevos carices del fenómeno
de dispersión territorial, causas y consecuencias; así como las características de los
espacios periurbanos y conformación de los paisajes metropolitanos.
A efectos de considerar el modelo de crecimiento propuesto por el gobierno local,
se contrastan los usos actuales y propuestos. Se presenta el índice de sensibilidad
para un escenario actual y futuro, considerando, en el segundo caso, las propuestas
contenidas en el Plan de Ordenamiento Territorial del cantón Guayaquil, 2015, en cuanto
a la implantación del aeropuerto, red vial proyectada y usos del suelo. Para finalizar se
presentan unas breves conclusiones.
Con este libro se pretende contribuir modestamente al conocimiento de la dinámica
de ocupación del suelo en la expansión de esta importante urbe ecuatoriana, aportando
una visión que se suma al trabajo de otros autores, a la vez que pone de manifiesto la
necesidad de ahondar en investigaciones sobre diversos temas urbanos que permitan
enriquecer el conocimiento y contribuyan a la toma de decisiones certeras en beneficio
de los habitantes.
La escala regional y la dimensión paisajística deben ser activadas para ello. La planificación
espacial plantea la necesidad de una visión general y articuladora de las interacciones que
cualquier sociedad introduce en el espacio, una visión que puede moderar la transformación
del paisaje (De las Rivas Sanz, 2006, p. 20).

20|
|21
...los planes y la realidad urbana han mantenido relaciones contradictorias. Producir
ciudad empieza a ser más importante que asumir compromisos sociales y sus
condiciones materiales.
Fernando Roch Peña
Guayaquil es la ciudad más poblada de la República del Ecuador; para el año 2017
supera los 2,5 millones de habitantes, además recibe diariamente cerca de 120.000
personas3 provenientes de cantones aledaños. Es considerada como el mayor centro
financiero, comercial e industrial del país; su posición privilegiada, muy cerca de la
costa del Pacífico, la ha convertido en el centro portuario nacional más importante. El
aumento de la población y la demanda creciente de territorio en las últimas décadas ha
impuesto nuevas condicionantes en el uso del territorio, invadiendo los espacios rurales
y naturales, y transformando drásticamente el paisaje.
Inicia la década de los cincuenta con 258.966 habitantes, cifra que sería triplicada
veinte años más tarde. La tasas de crecimiento interanual han superado los promedios
nacionales en todos los períodos intercensales, siendo la más alta, la registrada
entre 1950 y 1962 con un 5,67%. En las dos décadas siguientes, esta proporción baja
ligeramente para situarse en 4,14% y 4,44%, respectivamente, e irá disminuyendo
gradualmente en períodos intercensales posteriores; no obstante, ello no quiere decir
que la ciudad haya paralizado su expansión, antes bien, ha seguido aumentando sus
fronteras sumando territorio para fines urbanos.
La disminución de las cifras poblacionales puede ser explicada tanto en la división
político administrativa promulgada en 1985 que transformó la parroquia Durán en
un nuevo cantón4, la formación del cantón General Villamil Playas5 y en la migración
continuada de la población hacia el cantón Samborondón, a partir de la construcción
del Puente de la Unidad Nacional, inaugurado el 25 de julio de 1970. Esta importante
comunicación desencadenó una incesante actividad inmobiliaria, que aún al día de hoy
se mantiene, dando lugar, en 2005, a la creación de la Parroquia urbana La Puntilla6,
cuyos límites debieron ser modificados en 2013 para adaptarse a las transformaciones
experimentadas en su territorio. De acuerdo a cifras proyectadas se estima, para el
2022, una población de 85.691 habitantes7.
Figura 1. Localización del ámbito de estudio
Al norte del río Daule, en jurisdicción del cantón del mismo nombre, la situación es
3
Resultados del VII Censo de Población y VI de muy similar, su cercanía de la ciudad de Guayaquil propicia la apetencia de propietarios
Vivienda. Cfr. http://especiales.eluniverso.com/ de terrenos y constructoras. La presión sobre el suelo perteneciente a la parroquia Los
censo2010/2011/11/14/poblacion-flotante/
4
Perteneciente al cantón Guayaquil, es erigida en
Lojas, influyó en la conformación de una nueva división política administrativa; surge así
cantón mediante la Ley No. 15 expedida por el la Parroquia Satélite La Aurora8, arrebatándole superficie a la actividad rural9.
Congreso Nacional el 18 de diciembre de 1985,
sancionada por el Ejecutivo el 27 del mismo mes y
año, publicada en el Registro Oficial No. 352 del 10
de enero de 1986.
5
Ley N° 42 publicada en Registro Oficial N° 253
del 15 de agosto de 1989.
6
Registro Oficial N° 165 del 14 de diciembre de
2005.
7
GAD Municipal de Samborondón, 2015.
8
Registro Oficial N° 397 del 24 de agosto de 2001.
9
El 20 de Mayo de 2013 el GAD de la Ilustre
Municipalidad del cantón Daule expide una
ordenanza ampliando su superficie de 1.935,15 ha
a 8.585 ha.

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Durante la última década, la ocupación del suelo ha sido incesante, estimándose, para
el año 2017, aproximadamente 90.000 habitantes, es decir, un incremento poblacional
de más del 300% y 2000%, con respecto a los años 2010 y 2006 (González, 2017),
respectivamente. La mayoría de sus habitantes realiza actividades cotidianas de trabajo
y estudio en Guayaquil.
La conurbación existente entre Guayaquil, Durán, Parroquia La Puntilla y Parroquia
Satélite La Aurora posee una superficie aproximada10 de 357,77 km2, lo que equivale
al 6,83% de la superficie de los cantones de Guayaquil, Durán, Daule y Samborondón.
Actualmente la expansión de Guayaquil avanza hacia el noroeste, en terrenos
adyacentes al parcelamiento Mi Lote, construido por la Municipalidad11; hacia el norte
en las inmediaciones de la vía Guayaquil- El Empalme (E48) conocida comúnmente
como Vía a Daule, la cual comunica la ciudad con Nobol y Daule. Al oeste, la Transversal
Austral (E40) o vía a La Costa, actúa como eje de crecimiento, enlaza a Guayaquil con
las poblaciones de Chongón y Salinas, esta última en la Provincia de Santa Elena.

Tabla 1. Población de la conurbación entre


Guayaquil, Durán Daule y Samborondón
Fuente: Elaboración propia, basada en INEC (2010).

Tabla 2. Superficie de la conurbación según


cantones.

10
El perímetro de la huella urbana fue dibujado a
escala sobre la imagen satelital de 2013.
11
Localizado cerca del relleno sanitario Las Iguanas,
se encuentra fuera de la actual poligonal urbana.

26|
Figura 2. Área de conurbación de Guayaquil.
Fuente: Elaboración propia, basada en Google
Earth y Senplades. (2017)

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Imprecisiones administrativas en la expansión de Guayaquil
En términos generales, en la definición del territorio de la ciudad de Guayaquil se
superponen distintos límites establecidos con diversos propósitos; su explicación
permite entender la situación del ámbito geográfico considerado. La división política
administrativa en parroquias, que ha acompañado a la ciudad en su historia12 , da cuenta de
la transformación afrontada por el territorio; de espacio natural o dedicado a las labores
propias del campo, pasa a cumplir una función primordial en la producción inmobiliaria,
necesaria para albergar a la creciente población y modernizar la vida ciudadana. Así, el
aumento de las fronteras urbanas está íntimamente ligado a la subdivisión del espacio,
por cuanto constituye una estrategia para ordenar el crecimiento y, sobre todo, ejercer
un mayor control político y económico.
De acuerdo a información registrada por la M.I. Municipalidad de Guayaquil y el INEC,
el área urbana del cantón Guayaquil está conformado actualmente por 16 parroquias,
las cuales albergan casi un 97% de la población cantonal en una superficie de 2.493,86
km2. Existen, además, cinco parroquias rurales, cuya población para el año 2010 se
situaba en 59.757 habitantes. En la periferia de la cabecera cantonal, considerada rural,
el INEC registraba, en ese mismo año, 12.467 habitantes.
A inicios del siglo XX, destacaba la presencia de cinco parroquias: Carbo, Rocafuerte,
Bolívar, Olmedo y Ayacucho, según información contenida en el plano de 190913. Los
siguientes cincuenta años serían cruciales en la subdivisión política del territorio. La
Ordenanza de División de la ciudad de Guayaquil, sancionada el 19 de febrero de 1956,
da cuenta de la existencia de catorce parroquias, cifra que sería aumentada con la
anexión de la parroquia Pascuales, al norte de Guayaquil, aprobada por el M.I. Concejo 12
De acuerdo a la división territorial de 1824, el
Cantonal de Guayaquil el 11 y 18 de junio de 200914. En lo que concierne a la parroquia partido de Guayaquil estaba constituido por las
parroquias de la Iglesia Matriz, La Concepción y la
urbana Chongón, aún se encuentran algunas imprecisiones en su conformación; si bien vice-parroquia de San Alejo (Hamerly, 1987).
la cabecera parroquial (San Pedro de Chongón) fue incorporada al área urbana del 13
Elaborado por Francisco Landín, Agrimensor
cantón Guayaquil desde 199115, una porción de su espacio geográfico sigue, para 2017, Municipal.

en régimen comunal.
14
Publicada en Registro Oficial N° 59 de fecha 4 de
noviembre de 2009.
Para 1974, de acuerdo al Mapa Censal de la parroquia rural Chongón elaborado
15
De acuerdo a lo dispuesto en la Ordenanza
Reformatoria de Delimitación Urbana de la
por la Oficina de Censos Nacionales, su superficie (1300 km2) se extiende desde Ciudad de Santiago de Guayaquil aprobada por el
los términos de la parroquia Pascuales, al norte, hasta la parroquia El Morro, al sur. M.I. Concejo Cantonal de Guayaquil el 8 y 15 de
noviembre de 1991 y publicada en Registro Oficial
Al este, el Estero Salado constituye el límite y al oeste, las parroquias Julio Moreno No.828 del 9 de diciembre de 1991, se suprimen
(cantón Santa Elena) y Juan Gómez Rendón-Progreso (cantón Guayaquil) demarcan el las parroquias rurales Chongón y Pascuales, sus
cabeceras parroquiales se anexan al área urbana
final de su jurisdicción. Los sectores censales —trece, en total— incluían lugares que de la ciudad.
actualmente son referentes, al igual que una gran cantidad de haciendas. Estos detalles 16
Si bien la Comuna Casas Viejas había sido
son destacados, nuevamente, en el Mapa Censal de 1990 elaborado por el Instituto liquidada según Acuerdo del Ministerio de
Nacional de Estadística y Censos (INEC). A su vez, la parroquia estaba integrada por las Agricultura No 052 del 4 de febrero de 1980, existe
una demanda de inconstitucionalidad de los actos
Comunas Casas Viejas16 , San Pedro de Chongón, Daular y parte de los territorios de las administrativos relacionados con tal liquidación,
Comunas Limoncito y San Lorenzo del Mate, además de otros terrenos de propiedad admitida por la Corte Constitucional del Ecuador el
5 de febrero de 2015. Caso No. 004-14-IA
particular.

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Figura 3. División parroquial del cantón Guayaquil
Fuente: INEC (2010)

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Entre los centros poblados destacados por la Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil
(AAG, 2009) se encuentran 24 de Mayo; Puerto Hondo; Nueva Esperanza/Las Américas/
Sara Patricia y Casas Viejas, San Jerónimo 1, San Gerónimo 2, Chongón, Chongoncito,
El Consuelo, El Cristal, San Andrés, Limoncito, Daular, Safando, Sabana Grande y Puerto
Sabana Grande. Según el mapa suministrado por la máxima autoridad del Cabildo de
Chongón, los poblados Nueva Esperanza/Las Américas/Sara Patricia y Casas Viejas,
se encuentran en la Comuna Casas Viejas; San Jerónimo 1, San Gerónimo 217, Chongón
y Chongoncito en la Comuna de San Pedro de Chongón y Daular en la comuna del
mismo nombre.
Las comunas son formas de organización, cuyos orígenes se remontan al período
colonial; se asocian tanto al mundo indígena como mestizo. Según Álvarez (2004) esta
forma política de gestión del territorio “resistió la etapa colonial y republicana” (p. 36).
Por su parte, Martínez (1998) refiere que a partir de la Ley de Organización y Régimen
de las Comunas expedida en 193718, “la comuna se convirtió en la unidad poblacional
mínima del medio rural para efectos de la división política administrativa” (p. 3).
Con respecto a la importancia de las comunas, Álvarez (2002a) refiere el control
sobre las tierras asociado a este régimen de organización, lo cual además del derecho
de propiedad constituye “un indicador de territorialidad política para el grupo” (p. 7).
Aspecto que está amparado en la mencionada Ley de 1937, la codificación realizada en
200419, la Constitución vigente del Ecuador y, más recientemente, por la Ley Orgánica
de Tierras Rurales y Territorios Ancestrales20.
Las acciones emprendidas por la Municipalidad de Guayaquil para convertir este
territorio en parroquia urbana ha originado malestar en las autoridades comunales
y vecinos; diferencias que han sido planteadas en distintas instancias, incluyendo la
Corte Constitucional, para dejar sin efecto el contenido de la Ordenanza Municipal
Reformatoria de Delimitación Urbana de la ciudad de Guayaquil y lograr “la restitución
de la propiedad de las tierras ancestrales de las comunas de San Pedro de Chongón,
Adular (sic), Casas Viejas, Limoncito y sus recintos”21.
Esta situación no plantea ninguna novedad, ya en 1981 la Federación de Comunas
del Guayas22, había realizado “una gran concentración de Comunas en el pueblo de 17
En el caso de San Jerónimo 1 y San Gerónimo
2, aún falta precisar su situación, algunos de los
Santa Elena, como reacción y rechazo a un Proyecto de Ley que se presenta en el terrenos han sido objeto de venta a particulares.
Congreso, para municipalizar las tierras comunales, y abrir así la puerta al mercado Mediante Decreto Supremo 142 del 30 de julio
18

privado de tierras” (Álvarez, 2002b, p. 31). Así, el tema del derecho de la propiedad de 1937 y promulgado en el Registro Oficial 558
del 6 de agosto del mismo año.
comunal se torna en un aspecto muy sensible, agudizándose, en este caso, debido 19
Registro Oficial, Suplemento 315 del 16 de abril
a las grandes apetencias que se generan sobre el territorio, como consecuencia de de 2004.
la ocupación acelerada que acarreará la construcción del nuevo aeropuerto. Estos 20
Registro Oficial Suplemento No 711 del 14 de
desacuerdos entre la población y el gobierno municipal, obstaculizan, de alguna marzo de 2016.
manera, la toma de decisiones y plantean muchas interrogantes acerca de la definición 21
Causa No 0935-11-EP
de la poligonal urbana hasta incluir las comunas mencionadas, propuesta de usos del Fundada el 13 de noviembre de 1965, agrupaba a
22

62 organizaciones (Álvarez, 2002b).


suelo e implantación de los proyectos que demandará el crecimiento en esta dirección.

30|
Figura 4. Comunas de la parroquia rural Chongón.
Fuente: Cabildo de la Comuna de Chongón (2017).

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Ampliación de la poligonal urbana versus crecimiento de la ciudad
Referirse a la expansión de los límites urbanos lleva, necesariamente, a la consideración
del crecimiento demográfico, ocupación del territorio y decisiones asumidas desde
los gobiernos locales. En un proceso complejo en el que están involucrados diversos
actores sociales e intereses contrapuestos, marcado, además, por una cadena de
acciones imprevistas, prever el crecimiento ha resultado, al menos en Guayaquil, una
tarea imposible de lograr. La dinámica de expansión en el territorio ha ido superando
la capacidad de los responsables de la planificación y gestión de la ciudad; la urbe
porteña crece a su ritmo y cualquier esfuerzo por alcanzarla ha sido inútil.
Aludir al crecimiento de Guayaquil durante el siglo XX, conlleva mencionar la crisis
cacaotera que tuvo lugar en 1922 y el crack de la Bolsa de Nueva York de 1929, cuya
repercusión se extendió a la década de los treinta y los cuarenta, e influyó directamente
en las migraciones internas que se sucedieron en Ecuador y afectaron a Guayaquil.
La población recién llegada se localiza, principalmente, al oeste y suroeste, en la zona
conocida como Suburbio. La ciudad se ve obligada a atenderles; el Cabildo Municipal
promulga en 1928 la Ordenanza de Límites Urbanos donde se establecen los linderos,
destacando la dirección hacia donde se estaba expandiendo la ciudad; la poligonal
abarca una extensión de 12 km2.
En 1934 se anexa una pequeña zona al sur de la ciudad, en terrenos de la hacienda
La Saiba, modificando muy ligeramente, el límite en esta dirección. Con el surgimiento
de la Avenida Las Américas y el desarrollo inmobiliario que tiene lugar en jurisdicción
de la hacienda La Atarazana23, entre estos, Urdesa, Guayaquil se extiende hacia el norte
y oeste, obligando al Gobierno Municipal a proponer nuevos límites. Así, en el Plan
Regulador Municipal de Guayaquil de 1955, suscrito por el alcalde Emilio Estrada, se
establece la nueva división parroquial y se modifican los linderos urbanos24. La superficie
urbana aumenta casi tres veces la correspondiente a 1928; en total son 31 km2.
En 1968, nuevamente, se modifican los límites. Al norte, se incluye el aeropuerto y
los desarrollos localizados a ambos lados de la carretera a Daule; al oeste, destaca la
incorporación de la urbanización Los Ceibos; mientras que hacia el sur, la sinuosidad
del sistema estuarino va marcando el límite, para incluir los terrenos del Puerto Nuevo
y bordear el río Guayas al este.
Once años más tarde, en 1979, se promulga otra Ordenanza para incorporar nuevo
territorio a los términos urbanos de Guayaquil (Rojas y Villavicencio, 1988). Entre este
plano y el de 1968 se acusan importantes diferencias, destaca la anexión de grandes
superficies al norte hasta alcanzar el kilómetro 20 de la vía a Daule; al este, el límite
traspone el río Guayas hasta llegar a la población de Durán e incluir a la Isla Santay
como área de reserva urbana; una consideración similar se realiza con respecto a la 23
Esta hacienda comprendía 3.600 hectáreas y se
Isla Trinitaria, al suroeste. Al oeste, la poligonal incluye a ambos lados de la vía a La extendía desde el Río Guayas, al norte del cerro
Costa hasta el kilómetro 17. La superficie urbana se incrementa tres veces y media con Santa Ana hasta Cerro Azul, actual Ciudadela Los
Ceibos y Puerto Azul (Rojas y Villavicencio, 1988).
respecto a la de 1955, alcanzando 109 km2. 24
Plano elaborado a escala 1:10.000 basado en
el levantamiento aereofotográfico del Servicio
Aereofotográfico USA.

32|
La expansión del área urbana en dirección hacia el oeste, responde a la creciente
ocupación del territorio; allí conviven áreas destinadas al uso residencial e industrial con
espacios destinados a sembradíos y cría de ganado. Al norte de la vía, había comenzado
la explotación de Cerro Azul con la presencia de las canteras Santa Mónica, Eulalia y
Cantera Nacional. Durante las sesiones del Muy Ilustre Concejo Cantonal de Guayaquil
que tienen lugar los días 8 y 15 de noviembre de 1991, se modifica nuevamente la
poligonal urbana25, hasta alcanzar unos 326 km2. Al norte, el río Daule se constituye en
el límite, mientras que al este, el río Guayas se erige en la frontera definitiva, una vez
que tiene lugar la cantonización de Durán, en cuyo territorio se incluye a la Isla Santay.
La creciente ocupación del territorio al oeste, lleva a la incorporación del área localizada
a 1.000 metros a ambos lados de la vía a La Costa; igualmente, se anexa la cabecera de
la parroquia rural Chongón, incorporándose a la parroquia Tarqui. El resto del territorio
es considerado rural. En el Mapa Censal de la Parroquia Chongón elaborado por el
INEC en 1990, se aprecia la importancia de la Vía a La Costa en la jerarquía nacional. Al
sur, el sistema estuarino ha facilitado la implantación de camaroneras.
La decisión tomada por la M.I. Municipalidad de Guayaquil para la realización del nuevo
aeropuerto en la zona Daular - Chongón obligará a expandir el área urbana y “…elaborar
un Programa de Desarrollo que permita atender las necesidades y demandas más
urgentes o prioritarias, pero sobre todo, los programas y proyectos a mediano y largo
plazo con el propósito de lograr el desarrollo integral de la población de la zona” (AAG,
2009).

Figura 5. Expansión de la poligonal urbana y huella


urbana
Fuente: Rojas y Villavicencio (1988) y M.I.
Municipalidad de Guayaquil (2012).

Acuerdo Ministerial 1259, Ordenanza publicada


25

en R.O 828, del 9 de diciembre de 1991.

|33
De esta manera, en la Ordenanza de Ordenamiento Territorial del cantón Guayaquil,
publicada en la Gaceta Oficial N° 28 del 10 de enero de 2012, artículo 3, se establece
la anexión de “la franja destinada para la construcción, funcionamiento y protección
del Nuevo Aeropuerto Internacional de Guayaquil”. Así, se incorporan 93 km2 al área
urbana, alcanzando 419 km2.
Esta anexión de una porción considerable de territorio natural o dedicado
principalmente a la agricultura ha desatado grandes apetencias por parte de
propietarios de terrenos y promotoras inmobiliarias que proyectan enormes cambios
en un futuro cercano. Una situación que refleja, de manera explícita, la forma de aupar
la expansión de la ciudad por parte de la Municipalidad, contrastando vivamente con la
situación al noroeste de la ciudad, en lo que se conoce como Monte Sinaí. Allí, a pesar
del crecimiento experimentado a partir de la década de los ochenta, rebasando el
límite urbano desde inicios del siglo XXI, se mantiene intacto el trazado de la poligonal
urbana de 1991.
Con el propósito de ajustarse a las modificaciones realizadas a la poligonal urbana, el
M.I. Concejo Municipal de Guayaquil, realiza cambios a la delimitación de las zonas de
planificación que había sido promulgada doce años antes26 . Así, quedan registradas
nueve zonas27, entre estas, Chongón (I), que incluye la Zona del Aeropuerto de Daular,
y abarca la mayor superficie, 177,28 km2.

Figura 6. Expansión de la poligonal urbana

Tabla 3. Zonas de planificación de Guayaquil

26
Registro Oficial No 127 del 25 de julio de 2000.
Ordenanza de Ordenamiento Territorial del
27

Cantón Guayaquil. Gaceta Oficial N° 28 de la


M.I. Municipalidad de Guayaquil de fecha 10 de
enero de 2012, capítulo 8, correspondiente al
ordenamiento del territorio.

34|
Figura 7. Zonas de planificación de Guayaquil.
Fuente: GAD Municipal de Guayaquil (2012).

|35
La expansión se estructura a partir de un eje
El territorio inscrito dentro de la poligonal de la zona de planificación Chongón (I) se
encuentra estructurado según el trazado de la vía que conduce a la costa ecuatoriana
(carretera E-40). Incluye terrenos localizados al norte y sur de la vía hasta los límites del
embalse de Chongón, además del territorio al sur de la carretera hasta la población de
Daular, según los alcances del proyecto del nuevo aeropuerto.
Esta importante vía de carácter interprovincial, denominada también Autovía
Guayaquil-Progreso, se desarrolla, dentro de los términos del ámbito de estudio,
desde la abscisa 7+500, en el cruce con la vía Perimetral hasta la abscisa 26+000, en
la entrada a la población de San Pedro de Chongón —donde se localiza actualmente
la estación de peaje— para continuar hasta el asentamiento San Andrés en la abscisa
51+000, en un recorrido de aproximadamente 43,5 km (AAG, 2009). Inaugurada en
2006 y ampliada en 2010 y 2014, posee actualmente tres carriles de circulación en
cada sentido, sendos carriles de resguardo, además de vías de servicio entre Puerto
Azul y Puerto Hondo y espacio destinado a ciclo vía que permite desplazarse hasta
Cerecita en la Provincia de Santa Elena. Su vinculación con la vía Perimetral permite la
comunicación con el resto de vías que integran la ciudad de Guayaquil.
La ocupación del suelo dentro de los términos del ámbito de estudio ha estado
íntimamente relacionada con el trazado de la vía que, históricamente, comunicaba a
Guayaquil con las poblaciones costeras. Es así como la cartografía de finales de siglo
XVIII e inicios del siglo XIX, destaca a Chongón como sitio entre Guayaquil y Santa
Elena. Así lo presenta Hamerly (1987) al mencionar que “Había una especie de camino
de Santiago de Guayaquil hacia Chongón y Santa Elena en el oeste, (p. 42). Información
que es descrita, igualmente por Laviana (2002)
El llamado camino de la Costa o de la Legua era en realidad el único camino importante
que salía directamente de Guayaquil, y se dirigía a La Punta de Santa Elena a través del
pueblo de Chongón. Se trataba de un camino llano, transitable todo el año por estar fuera
de la zona inundada en invierno, siendo el principal obstáculo que tenía que salvar el paso
del estero Salado en las proximidades de la ciudad de Guayaquil (p.66).

De igual manera, poblaciones como Puerto Hondo, Nueva Esperanza, Las Américas
y Sara Patricia, además de urbanizaciones realizadas por las promotoras inmobiliarias,
conjuntamente con otras edificaciones que dan soporte al crecimiento experimentado
en la zona, se han apoyado en esta importante infraestructura de comunicación, como
históricamente lo habían hecho las diferentes haciendas localizadas en este entorno,
otrora rural, para sacar sus productos hacia los sitios de comercialización.

|36
Figuras 8-15. Vía a La Costa, carriles centrales,
calles de servicio y vías de comunicación a
canteras.

|37
A partir de la vía a La Costa, estructurante en el proceso de ocupación, han ido
surgiendo otras vías que se internan en terrenos localizados al norte y sur; algunas para
servir a los asentamientos poblacionales, otras, para permitir el acceso a las zonas de
extracción de material para la construcción e instalaciones industriales. La mayoría de
estas vías lucen como incursiones aisladas, de carácter unitario —se accede y retorna
por el mismo sitio—; sólo en algunos casos han ido conformando circuitos. Las calles
de servicio que discurren paralelas a la vía a La Costa y que permiten la comunicación
del tráfico local, han impedido que se sobrepase la capacidad de esta importante
infraestructura vial, a excepción de los días feriados que son aprovechados por la
población guayaquileña para dirigirse a las playas vecinas.
Internamente, en la zona, se aprecian otras vías que permiten unir asentamientos de
referencia en el lugar, Chongón, Chongoncito y Daular. Se trata de caminos secundarios
que han surgido para responder a las necesidades de los habitantes y que terminan
surcando el espacio como prueba de la más elemental intromisión del hombre en el
territorio, en su afán de colonizarlo y ponerlo a su servicio.

Figuras 16-17. Vía a Daular.

38|
Figura 18. Vía a la Costa con respecto a Guayaquil.

|39
En Cloe, gran ciudad, las personas que pasan por las calles no se conocen. Al verse
imaginan mil cosas las unas de las otras, los encuentros que podrían ocurrir entre
ellas, las conversaciones, las sorpresas, las caricias, los mordiscos. Pero nadie saluda
a nadie, las miradas se cruzan un segundo y después huyen, buscan otras miradas, no
se detienen.
Italo Calvino
La morfología urbana está referida a la forma, disposición y relaciones de los
elementos naturales y edificados en el espacio, es decir, los modos de organización y
escala de los diferentes componentes. No obstante, esta simplicidad en la definición
del término para explicar la ciudad y el territorio es sólo aparente, pues trasciende
el aspecto físico, apreciable en el paisaje resultante. Es necesario incluir, además, las
causas que subyacen en la transformación del territorio, es decir, los modos en que
actúan los distintos agentes sociales tanto públicos como privados.
Conforme con esta visión de la morfología, resulta interesante la teoría propuesta
por Solà–Morales (1997) sobre el estudio de las formas de crecimiento como camino
para comprender la ciudad contemporánea. Este autor propone el binomio morfología-
tipología para entender, clasificar y valorar las diferentes partes de la ciudad, a partir
de las maneras en que se organizan las calles, las parcelas y las casas. Así surgen
los conceptos de urbanización, parcelación y edificación; la urbanización referida a la
construcción de obras de infraestructura, es decir, los elementos físicos colectivos; la
parcelación, como el procedimiento físico de demarcación del lote, manzana y vías de
acceso y por último, la edificación, que es su construcción, propiamente dicha. Pero,
no sólo se trata de la visualización de las formas resultantes, sino de los procesos
que conllevan “…diferentes entre sí, con leyes y razonamientos propios de su lógica,
con ritmos y condicionante social e histórico diferentes, con diferente impacto visual
y estético, proyectados a veces conjuntamente y a veces con total independencia”
(Solà-Morales, 1997, p.15).
Como variables a considerar, el autor menciona las particularidades de las diferentes
ciudades: las causas tanto estructurales (migración, desequilibrios regionales,
industrialización) como indirectas (mercado del suelo, políticas y planificación) que han
influido en su crecimiento; la relación entre morfología y localización y el conjunto de
procesos tipológicos como resultado de las especificidades territoriales, la localización
de usos y grupos sociales y económicos. Así, se propone la definición de tipos dentro
del análisis de las formas de crecimiento; la complejidad de la realidad urbana y
territorial requiere asumir como ruta metodológica su desagregación, con el fin de
analizar los componentes en cuanto a características, interrelaciones y asociaciones;
de esta manera, se opera desde un enfoque holístico.
Para sistematizar la caracterización de los tipos de formas de crecimiento urbano se
procedió a su identificación y clasificación en función de su origen y relación entre los
procesos de urbanización, parcelación y edificación. Se elaboraron fichas contentivas
de una muestra equivalente al 57% de las urbanizaciones de promoción privada. Allí
se incluyó información relativa a localización, acceso, superficie, población, número de
viviendas, año de construcción, promotora, trazado, número de lotes, áreas comunes,
secciones de vías, entre otras. Estas fichas permiten visualizar las características
comunes entre los diferentes fragmentos que conforman el ámbito de estudio; el
interés no se centra en la individualidad o singularidad de las actuaciones sino en su
vinculación a la totalidad; es decir, actuaciones aisladas que, en conjunto, van formando
una realidad.

|43
La propiedad del suelo define las formas de ocupación
En la precisión de los orígenes de los distintos asentamientos localizados en el ámbito
de estudio, destacan dos formas de tenencia del suelo que han definido el proceso de
ocupación: la propiedad comunal y la propiedad privada; a estas se agrega la ocupación
informal, materializada en algunas localizaciones, lo cual guarda correspondencia con
las condiciones periféricas de este espacio geográfico; algunas de estas ocupaciones
son, inclusive, muy recientes.
El origen de Chongón —poblado más antiguo según los registros encontrados— se
relaciona con los chongones (Álvarez, 2002b), una de las etnias de los Huancavilcas
que en el siglo XVIII se encontraba en posesión de una considerable extensión de
territorio dentro de la Península de Santa Elena (AAG, 2009). Esta forma de propiedad
comunal, que ha acompañado a la población desde sus orígenes, fue legitimada el 12 de
agosto de 1980 cuando se inscribe en el Registro de Propiedad del Cantón Guayaquil,
la Sentencia de Restitución total de las tierras comunales a favor de la Comuna San
Pedro de Chongón por el Ministerio de Agricultura y Ganadería. La protocolización
de documentos y plano de amanzanamiento de la cabecera parroquial de Chongón
se lleva a cabo el 9 de diciembre de 1987 y unos meses más tarde, el 19 de mayo de
1988 se inscribe la Resolución con la nómina de comuneros y posesores autorizando
otorgar las escrituras a su favor (AAG, 2009). La comuna de Daular fue fundada el 1
de septiembre de 193828; con respecto a la Comuna Casas Viejas, la lotización data,
igualmente, de 1938, siendo inscrita en el Registro de la Propiedad, el 29 de junio de
1981.
De acuerdo al Plan de Desarrollo de la Zona del aeropuerto Daular-Chongón
elaborado por la Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil en 2009, la comuna San Pedro
de Chongón tenía, para ese año, una extensión de 44.000 hectáreas de propiedad
comunal; Casas Viejas, 12.959 hectáreas y Daular, 10.654 hectáreas. En los casos de
San Pedro de Chongón y Casas Viejas que limitan con la vía a la costa, el inicio y
expansión de los asentamientos allí localizados, han sido influenciados, sin lugar a
dudas, por esta circunstancia. La vinculación con la ciudad de Guayaquil facilitada por
esta importante vía, ha determinado su crecimiento, recibiendo al día de hoy una gran
presión por la ocupación del suelo. En el caso de Daular, su localización ha propiciado
una situación muy diferente, aún no recibe los embates de la producción inmobiliaria,
aunque tal como se perfila su futuro, esto no será por mucho tiempo.
Con respecto a la propiedad privada, su origen se encuentra, principalmente, en
las grandes posesiones destinadas a la producción agrícola y pecuaria; al norte,
sin embargo, existían desde la década de los 70, algunas explotaciones mineras.
De acuerdo al mapa censal de la Parroquia Chongón correspondiente a 1974,
en los primeros kilómetros de la Vía a La Costa, próximo a la Urbanización Puerto
Azul, destacaba la Hacienda Tres Marías; en las inmediaciones de Puerto Hondo se
encontraba la Hacienda Palobamba. A medida que la ciudad se fue acercando, los 28
En la fachada de la sede del Cabildo está inscrita
la fecha de la fundación de la Comuna y del
propietarios sucumbieron a la tentación de ofertar el suelo para la construcción de documento oficial que les avala como propietarios
viviendas e incursionar en el mercado inmobiliario. Así, el espacio ha sido dividido y comunales. Registro Oficial No 0423 del 20 de
octubre de 1970.

44|
subdividido para conformar urbanizaciones con formas y tamaños diferentes, aunque
todas bajo el esquema unificado de las ciudadelas cerradas.
No obstante, las haciendas no han conformado el único espacio para la incursión
de los promotores privados, a ello se ha sumado la pérdida de territorio comunal.
Una situación que, de acuerdo a Álvarez (2004), se debe a “ventas bajo presión,
invasiones de terceros, enajenaciones del Estado, o negociaciones con empresarios”
(p. 39). En el caso de la Comuna Casas Viejas, el proceso de liquidación emprendido
en 1980, desencadenó una serie de acontecimientos que han llevado tanto a la venta
indiscriminada de lotes como a la ocupación informal (“Comuneros de Casas Viejas”,
2014); (“En Casas Viejas vecinos”, 2017).
A objeto de facilitar la visualización de la información acerca del período en que han
surgido los asentamientos, se ha dividido la zona de estudio en tres tramos. En el tramo
A, comprendido entre Puertas del Sol y Puerto Hondo, destaca este último como el
más antiguo, erigido como una referencia importante tal como se aprecia en el mapa
censal de la Parroquia Chongón (1974). Le siguen Puerto Azul, 24 de Mayo, y Puertas
del Sol, como asentamientos pioneros en la zona, el primero de promoción privada y
los otros dos, ocupaciones informales. De alguna manera, Puerto Azul abrió las puertas
a la ocupación de un espacio dedicado, hasta entonces, a las labores agrícolas. Entre
las urbanizaciones más recientes, se encuentran Bosques de la Costa, Portal al Sol II,
Colinas del Bosque y Portoalegre.
Dentro del tramo B predominan los asentamientos más antiguos del ámbito de estudio:
San Jerónimo 1, San Gerónimo 2, Chongón y Chongoncito, localizados en la Comuna
San Pedro de Chongón; Casas Viejas, Las Américas, Nueva Esperanza y Sara Patricia
ubicados en la Comuna Casas Viejas. Más recientemente, dentro de la misma Comuna,
se aprecia la Lotización Tiffany, cuya ocupación y venta han sido cuestionadas, según
se desprende de la Resolución del M.I. Concejo Municipal de Guayaquil, publicada en
fecha 15 de enero de 2016. Las urbanizaciones Oporto, Costa Real, Villas del Bosque y
Ciudad Olimpo son las más recientes.
En el tramo C, donde se encuentran los terrenos del futuro aeropuerto, la ocupación
sólo está representada por Daular, cuyo origen como asiento de la comuna ya
legalizada, se remonta a 1938, aunque probablemente haya iniciado la ocupación antes
de esa fecha.

|45
Figura 19. Área de estudio y su origen según etapas.

46|
|47
Formas de crecimiento residencial. Introducción a su caracterización
El inventario de los asentamientos localizados en el ámbito de estudio ha permitido
realizar una clasificación basada en la forma de ocupación del suelo y agentes
sociales involucrados. En el primer grupo se encuentran los asentamientos asociados
a productores anónimos, vinculados originalmente a la actividad agropecuaria, es decir,
los de origen comunal, donde el proceso de ocupación ha seguido, fundamentalmente,
el itinerario edificación-parcelación-urbanización, aunque sin precisar el tiempo
transcurrido entre las fases; muy probablemente, las dos primeras fueron desarrolladas
de manera simultánea.
El segundo grupo, representado por un menor número de asentamientos, está
relacionado con las ocupaciones de origen informal. La posibilidad de comunicación
aportada por la Autovía Guayaquil-Progreso, el avance de la ciudad y la escasez de
suelo asequible en el perímetro urbano, llevó a algunas familias a organizarse para
lograr una porción de suelo donde residir. Al igual que el caso anterior, el proceso
siguió la ruta edificación-parcelación y luego la fase de urbanización, aunque en el
caso del asentamiento 24 de Mayo, aún se mantiene una situación precaria en cuanto
a prestación de servicios.
En el tercer grupo se incluyen las lotizaciones, localizadas en diferentes sectores del
ámbito de estudio; se trata de macrolotes ocupados por la actividad industrial y plazas
comerciales; otros, muy pocos, destinados a residencias implantadas de forma aislada
en parcelas de dimensiones generosas. El proceso sigue el itinerario parcelación-
urbanización-edificación. Por último, se encuentran las actuaciones de carácter unitario
según el proceso urbanización y parcelación simultánea, seguidos de la edificación.
Corresponde a las urbanizaciones según la modalidad de ciudadelas cerradas.

48|
Figura 20. Formas de crecimiento urbano

|49
Las cooperativas Las Américas, Nueva Esperanza y Sara Patricia son nombres utilizados
para identificar tres localidades que, a simple vista, se presentan sin diferencias, más
allá del imaginario de sus habitantes. Ubicadas dentro de la jurisdicción de la Comuna
Casas Viejas en el kilómetro 20, al norte de la Vía a La Costa, poseen cuatro accesos
independientes desde la calle de servicio que acompaña a la vía de mayor jerarquía.
Las calles se disponen de forma paralela, dos de las cuales se interceptan en un intento
por conformar circuitos. Las viviendas se implantan en hilera, según lo determinan los
trazados de las calles que les sirven de acceso.
Al igual que las cooperativas mencionadas anteriormente, a Casas Viejas se accede
desde la Vía a La Costa; su localización estratégica le ha convertido en centro de
grandes apetencias inmobiliarias; diariamente se observan avisos ofertando terrenos,
proyectando importantes cambios en los usos actuales. En su origen se advierte el
proceso de edificación-parcelación-urbanización con temporalidades distintas.
San Jerónimo 1 y San Gerónimo 2 constituyen dos asentamientos localizados sobre
la Vía a La Costa, separados por la vía de ingreso al poblado de Chongón. Sus orígenes
están relacionados, justamente, con el trazado de esta vía. Además de los lotes, de
menores dimensiones, destinados a viviendas, se encuentran otros macrolotes
destinados a actividades industriales y otros servicios de apoyo. Uno de los macrolotes
localizados en San Gerónimo 2 fue vendido a particulares para la construcción de la
urbanización denominada Ciudad Olimpo.
Chongón conforma el asentamiento de mayor antigüedad en la zona de estudio, si bien
el trazado actual posee una organización en forma de cuadrícula, no ha sido siempre
así. De acuerdo a testimonio de un vecino referido por Burmester (2005), a mediados
del siglo XX, había apenas, unas catorce casas de caña y madera localizadas alrededor
de la albarrada en el centro del poblado; posteriormente, a finales de la década de
los setenta, la Comuna realizó una lotización y procedió a vender terrenos tanto a
los inscritos en la Comuna de Chongón como a particulares29. En la delimitación del
poblado destacan, al norte, Ciudad Olimpo y tierras comunales, al este y sur, terrenos
de propiedad privada y al oeste, el río Cerezo.
Daular constituye el asentamiento más importante dentro de la comuna del mismo
nombre. Sus orígenes están vinculados a la labranza de la tierra y si bien no se puede
precisar la fecha en que se inició la ocupación, se conoce que para septiembre de
1938 tuvo lugar el registro oficial de la constitución de la comuna que lleva su nombre,
fungiendo este centro poblado como sede del Cabildo de gobierno. Para el 2009, la
superficie ocupada era de unas 25 hectáreas (AAG), ocho años más tarde casi se ha
duplicado.
La importancia adquirida en los últimos años radica en su cercanía —tan solo dista 2
Kilómetros— al terreno donde se proyecta la construcción del futuro aeropuerto, parte
del cual fue expropiado en 1989 a la comuna de Daular, en total, unas 600 hectáreas. El
sitio donde se implanta luce como un cruce de caminos que le permiten vincularse con Los lotes están registrados en el Plano urbano de
29

otras poblaciones, Chongón, Chongoncito y Safando; destaca, igualmente, una vía de Chongón. Levantamiento planimétrico de solares y
aproximadamente 10 kilómetros que le vincula a la Autovía Guayaquil-Progreso (E-40). manzanas, 1987 y 2002.

50|
Tanto en el trazado como en la implantación de las viviendas, se advierte el crecimiento
orgánico, según lo ha permitido la topografía y el principal curso de agua, el río Daular,
que cruza la zona y que les ha causado algunos estragos. Como forma de crecimiento
se asocia al proceso edificación-parcelación y más adelante, la fase de urbanización.

Tabla 4. Asentamientos de origen comunal.

Figura 21. Chongón.

|51
Figura 22. Casas Viejas.

Figura 23. San Jerónimo 1 y San Gerónimo 2.

52|
Figura 24. Las Américas, Nueva Esperanza y
Sara Patricia.

Figura 25. Daular.

|53
Puertas del Sol se localiza al sur de la vía a La Costa, desde la cual se ingresa en el
kilómetro 8,5; se comunica, a su vez, con la vía Perimetral, al este. Un muro le separa de
la urbanización Puerto Azul ubicada al oeste, mientras que al sur, la Reserva Faunística
Los Manglares del Salado se impone como borde. Inicialmente denominada Vicente
Rocafuerte, surge en 1982 como producto de la ocupación de terrenos de la Junta
de Beneficencia por parte de un grupo de veinte personas (El Universo, 2013) lo cual
da cuenta del proceso de su formación, edificación-parcelación-urbanización, aunque
esta última fase tardaría años en concretarse. En efecto, en 2004 se lleva a cabo la
regularización de la propiedad y con ello la dotación de servicios y mejora de las vías.
Actualmente cuenta con comercio variado, iglesia y escuela. En su trazado predomina
la retícula, con manzanas de dimensiones variadas.
La cooperativa 24 de mayo se encuentra al sur de la vía a La Costa, ingresando a
la altura del Kilómetro 14,5, limita al norte con Logos Academy, al sur con la Reserva
Faunística Los Manglares del Salado, al este con la urbanización Terranostra y al oeste
con terrenos baldíos. De acuerdo a información suministrada por los vecinos, su origen
se remonta a 1987 y habitan, en la actualidad, unas 300 familias (El Telégrafo, 2017). A
pesar del tiempo transcurrido, las condiciones físicas son bastante deplorables.
Sigue siendo un sitio lleno de lodo y mosquitos. No tenemos un buen sistema de
alcantarillado; cada vez que llueve las calles se inundan y tenemos que salir a coger carro a la
carretera que está a más de un kilómetro de distancia. Los recolectores de basura vienen 2
veces por semana y eso no es suficiente (El Telégrafo, 25 de febrero de 2017).

En el Mapa Censal de 1974 se advierte la presencia de Puerto Hondo como


sitio de referencia. Se inicia con la ocupación de terrenos pertenecientes a la
Hacienda Palobamba por parte de algunos agricultores; posteriormente, el 12 de
octubre de 1976 es constituido como Recinto por la Asociación de Pequeños
Agricultores .
En la imagen actual se aprecia la estructuración del trazado a partir de una
vía principal (diagonal a la Vía a La Costa) que marca la localización de la plaza,
la iglesia, centro de salud y un campo deportivo. Esta vía lleva directamente
hasta el balneario localizado a orillas del estero Puerto Hondo, donde se ha
construido un parque acuático con gran afluencia de visitantes. Su promoción
como espacio recreacional se advierte en la proximidad al acceso.

Tabla 5. Barrios de origen informal

54|
Figura 26. Puertas del Sol.

Figura 27. Cooperativa 24 de mayo.

Figura 28. Puerto Hondo.

|55
Lotizaciones dispersas
En diferentes sectores del ámbito de estudio se aprecian algunas vías que
ingresan al territorio tanto al norte como al sur de la Vía a La Costa, cuya
finalidad es dar servicio a los diferentes lotes en que se ha dividido el espacio.
Estas vías lucen como intromisiones unitarias, sin intención de enlazarse a otros
lugares vecinos, contribuyendo en la fragmentación del espacio. Dentro de esta
clasificación destaca la Lotización Fincas Vacacionales Tiffany localizada en
jurisdicción de la Comuna Casas Viejas. Este proyecto se encuentra apenas en
la parcelación como primer momento del proceso de formación.

Figura 29. Lotización Tiffany


Fuente: Canal Tv UCSG (2017).

56|
Constituye la forma de crecimiento más numerosa en el sector de estudio, en total,
se contabilizaron 28 urbanizaciones, de las cuales, el 40% se encuentran en el primer
tramo, lo cual resulta lógico por la cercanía a Guayaquil. A excepción de Ciudad Olimpo
ubicada en San Gerónimo 2, todas las agrupaciones de vivienda poseen su acceso
desde la Vía a La Costa, o desde la calle de servicio. La imagen ofrecida por el conjunto
de las urbanizaciones es de una diversidad de fragmentos autónomos que “cuelgan” de
la vía. La diferencia entre las urbanizaciones localizadas al norte y las ubicadas al sur es
notoria; las primeras tienen sobre sí la amenaza de las canteras, traducida en polución,
ruido, etc.; al sur, por el contrario, las urbanizaciones van intimidando el espacio natural
circundante, invaden los límites impuestos por los manglares, ganando, solapadamente,
mayor espacio para la comercialización.
Existe una gran diversidad de urbanizaciones en cuanto a superficie, geometría,
trazados y parcelarios, así van adaptando su diseño a las divisiones y subdivisiones
realizadas por propietarios y promotores. Puerto Azul, la de mayor superficie, posee
131,91 hectáreas, aproximadamente; la más pequeña, Colinas del Bosque, posee 1,20
hectáreas. Un aspecto destacable es el aislamiento en que se sumergen algunas de
estas ciudadelas, fragmentos dentro de fragmentos; entre estas, Bosques de la Costa
y Belo Horizonte. En cuanto al tipo edificatorio, predominan las viviendas unifamiliares,
algunas como Puerto Azul han incorporado residencias multifamiliares; otras como
Costalmar y Villas del Bosque son exclusivamente multifamiliares. Cada una reserva
dentro de su espacio, lugar para las áreas comunes, las cuales incluyen salón de fiesta,
parque infantil o piscina. A excepción de Puerto Azul que ha incorporado comercio y
otros servicios, todas las urbanizaciones dependen de lo ofrecido por el resto de la
ciudad para satisfacer sus necesidades.
Tabla 6. Urbanizaciones privadas

|57
Figura 30. Puerto Azul.

58|
Figura 31. Belo Horizonte.

|59
Figura 32. Portofino.

60|
Figura 33. Laguna Club.

|61
Figura 34. Punta Esmeralda.

62|
Figura 35. Terra Nostra.

|63
Figura 36. Arcadia.

64|
Figura 37. Puerto Seymour.

|65
Figura 38. Costalmar I.

66|
Figura 39. Vía al Sol.

|67
Figura 40. Valle Alto.

68|
Figura 41. Bosques de la Costa.

|69
Figura 42. Torres del Salado.

70|
Figura 43. Portal al Sol I.

|71
Figura 44. Casa Club.

72|
Figura 45. Porto vita.

|73
En la expansión de Guayaquil se ponen de manifiesto fenómenos característicos de las
urbes contemporáneas, entre estos, la privatización de los espacios y la fragmentación
territorial. Asociado a conceptos de desintegración o descomposición, este término
multidimensional intenta denotar la creciente fractura experimentada en distintos planos:
sociales, espaciales y administrativos. En los orígenes de la fragmentación se subrayan,
reiteradamente, aspectos relativos a la compartimentación funcional, ruptura espacial y
segregación social; sin embargo, el proceso de fraccionamiento que afrontan las urbes
contemporáneas requiere de nuevas explicaciones.
En tal sentido, diversos autores han venido enfatizando la incidencia de la globalización
en las dinámicas sociales actuales y los consecuentes efectos en el espacio de las
ciudades (Cuervo, 2003; Ciccolella, 2011). Debates intensos y ópticas disímiles para
explicar las consecuencias de este proceso de carácter mundial, han puesto de
manifiesto la faceta individualista en que se ha sumergido la sociedad actual; aspecto
destacado por Castoriadis en entrevista realizada por Terré y Malaurie (2006) y que
había sido mencionado, igualmente, por Morin (1998). Marcuse (2004) [1994] en su
introducción del término Quartered city refiere a la partición de las ciudades por motivos
funcionales y sociales. Enfatiza la vinculación existente entre las diferencias sociales
y el espacio que ocupan los distintos grupos e identifica cinco tipos de “ciudades
separadas pero interdependientes” (Marcuse, 2004, p. 85). Asociados a estas ciudades
describe los muros, que funcionan unas veces como barreras simbólicas y, en otras
ocasiones, como límites reales.
La fragmentación también es atribuida a la adopción de modelos exógenos
en la configuración de las periferias metropolitanas. El modelo de crecimiento
norteamericano y los patrones de ocupación del territorio, impulsados por los agentes
inmobiliarios, se erigen como símbolos de la descomposición urbana. Al respecto,
De Mattos (2007) refiere que como consecuencia “…las ciudades están viviendo una
aguda intensificación de la mercantilización del desarrollo urbano”, (p.83), lo que lleva
a “la agudización o la preservación de una ciudad desigual y fragmentada en América
Latina” De Mattos (2007, p. 94). Cada vez se extiende la imposición de lo privado sobre
lo público en distintos grupos de la población “…tienden a valorizar (…) la casa sobre la
calle, el hogar con relación a la salida comunitaria, la urbanización encerrada frente a la
ciudad integrada” (Lacabana y Cariola, 2001, p. 27).
Obviamente, las áreas residenciales representan, proporcionalmente, la mayor parte
del espacio de las ciudades y contribuyen, significativamente, a denotar sus cualidades.
Lindón (2006) refiere el aporte que realizan las viviendas a la deconstrucción de la
ciudad, bien sea a través de la ocupación de terrenos en sitios cada vez más alejados
o en los intersticios y vacíos localizados en su interior. Cuando refiere a la casa búnker,
propia de los suburbios latinoamericanos, esta autora alude a la existencia de una
doble frontera que fomenta el ensimismamiento de los individuos. De manera similar,
Muxi (2004) destaca este fenómeno en Buenos Aires. Esta investigadora denota la
intromisión de las nuevas áreas residenciales en la ciudad construida, donde el tejido
urbano existente sólo sirve de soporte; las edificaciones se instalan de espaldas a la
ciudad. “La fachada como conformadora esencial del espacio urbano de la calle se

74|
transforma en empalizada o reja, perdiéndose así el espacio permeable de transición y
relación entre lo público y lo privado” (p. 69).
La presencia casi absoluta de las ciudadelas cerradas como tipo residencial denota
la pérdida de valores relacionados con la sostenibilidad urbana, así se conforman
fragmentos aislados tanto morfológica como funcionalmente, donde es indispensable
el vehículo privado para la movilización y que sugieren una débil vinculación social
(Barba y Mercadé, 2007). La implantación de ciudadelas cerradas, como tipos
habitacionales casi exclusivos de las últimas décadas, denota serios problemas en el
comportamiento de esta importante metrópoli de la costa ecuatoriana. La incursión
inmobiliaria se encuentra apegada a idénticos modelos privatizadores del espacio;
así, en el avance sobre territorios periféricos, el paisaje resultante refleja una marcada
monotonía, ausencia de significación urbana, y dificultad para cohesionar actividades
y población. El excesivo control a la movilización de las personas atenta contra la
libertad individual y colectiva, va compartimentando la ciudad y segregando a los
diferentes componentes de la sociedad. En Guayaquil la magnitud del fenómeno del
enclaustramiento y privatización de la ciudad, demanda de mayor atención, no sólo en
lo morfológico sino en lo económico y social. Es importante, por lo tanto, reconocer las
dinámicas en curso y buscar otras alternativas que permitan manejar eficientemente la
gestión urbana y territorial.

|75
La espacialidad rural hace tiempo que ha desaparecido bajo los lazos de la autopista,
movilidad y tecnología, suministro y consumo, energía e información reflejan en sus
infraestructuras todos los signos de la expansión sin límites, junto a la incapacidad
de proyectos críticos e imaginativos para controlar estas hipertrofias del crecimiento
urbano.
Antonio Fernández Alba
El territorio constituye el soporte físico sobre el que se asienta la sociedad, la
cual actúa de diversas maneras dejando una huella, dando forma y proyectando su
realización mediante el paisaje resultante; así, el paisaje se conforma como una obra
colectiva, una construcción cultural y, como tal, refleja su dinamismo, está en constante
evolución, a la vez que guarda relación con la identidad (Aponte, 2003).
El concepto de paisaje alberga una gran cantidad de significados, dependiendo de
la actividad a la cual se vincule en un determinado momento y desde la óptica que se
aprecie. De acuerdo al Convenio Europeo del Paisaje, se define como “…cualquier
parte del territorio tal como la percibe la población, cuyo carácter sea el resultado de la
acción y la interacción de factores naturales y/o humanos” (Consejo de Europa, 2000).
Al denotar el ámbito de aplicación del Convenio se aclara que “…abarcará las áreas
naturales, rurales, urbanas y periurbanas. Comprenderá asimismo las zonas terrestre,
marítima y las aguas interiores. Se refiere tanto a los paisajes que puedan considerarse
excepcionales como a los paisajes cotidianos o degradados” (art. 2). Según esta
definición se trata de una expresión de gran amplitud, cuyo significado dependerá de
la disciplina desde la cual se analice.
En todo caso, es innegable la importancia que ha adquirido su estudio desde la
ingeniería y la arquitectura, por su relación con las principales actuaciones que lo
transforman, mientras que otros saberes como la ecología, la geografía y el urbanismo
han asumido el rol de su estudio, planificación y gestión. Másmela (2010) se refiere a
dos enfoques para abordar conceptual y metodológicamente el estudio del paisaje, “el
paisaje visual y el paisaje ecológico” (p. 15). El primero, denominado por Gómez (2010)
como la dimensión psicológica, está relacionado con las percepciones, integra “…
todos aquellos aspectos del aprendizaje y de la cultura que modifican la forma de ver
y de interpretar un paisaje” (p. 93); de esta manera, “…pueden existir muchos paisajes
subjetivos” (p. 93). La percepción, sin embargo, no debe asociarse a una imagen fija,
por cuanto se trata de una experiencia cargada de dinamismo, donde intervienen todos
los sentidos; el espectador se involucra activamente para formar parte del paisaje y
transformarlo, los paisajes “…se experimentan y se sienten” (Prieto, Castellanos,
González y Raigada, 2009, p. 12).
El paisaje ecológico denominado por Gómez (2010) como “la dimensión física” o
“la realidad objetiva del paisaje” (p. 89). Es concebido como un sistema integrado por
tres componentes o subsistemas: el abiótico (suelo, relieve, aire, agua, clima); biótico
(flora, fauna y seres humanos) y antrópico (elementos construidos por el hombre para
el funcionamiento de la vida social y económica) (Gómez, 2010; Pascual, Recatalá,
Sánchez, Belenguer y Arnau, 2001). Por su parte, De las Rivas Sanz (2013), refiere al
paisaje “…compuesto por una estructura y las unidades espaciales en que se configura
su mosaico, además de por los contenidos que lo cualifican” (p. 81).
Al referirse a las interacciones entre los componentes del paisaje, Zulaica, Ferraro
y Fabiani (2009) afirman que éstas “…expresan en ocasiones desequilibrios que
se manifiestan en problemas de incompatibilidad de usos de suelo, procesos de
contaminación, insuficiencia de infraestructura y servicios, exposición a situaciones de

|79
riesgo, fragmentación territorial, etc.” (p. 190). Una realidad que es expresada, igualmente,
por Prieto et. al (2009) cuando refieren que la transformación del territorio se trata
de “…un proyecto social, a veces inconsciente” (p. 45), con resultados heterogéneos,
no siempre deseados. El paisaje es considerado como un compuesto altamente
vulnerable (Aponte, 2003).
De esta manera, ambos enfoques -visual y ecológico- integran la acepción
contemporánea del paisaje, contribuyendo a su comprensión holística. Gómez (2010) al
referirse al análisis del paisaje, asevera que “…es necesario estudiar tanto su realidad
objetiva, su percepción visual, como también la valoración de su imagen. Estos tres
aspectos estudiados integralmente, lo objetivo, lo sensorial y lo simbólico, permiten una
visión más consecuente con el desarrollo integral del paisaje” (p. 71). Una afirmación
que es seguida por otros autores, entre estos, Fernández (2003).
Los problemas derivados de la expansión de las áreas urbanas sobre el territorio
circundante y la emergencia del paradigma de la sostenibilidad han llevado a considerar
la importancia del estudio del paisaje como eje vertebrador de la ordenación del
territorio. Así lo destacan García y Borobio (2012),
El paisaje ha reaparecido con fuerza en la cultura contemporánea, a ambos lados
del Atlántico. Esta recuperación del término paisaje viene de la mano de una creciente
preocupación ambiental y ecológica, de la presión que el turismo ejerce sobre determinados
espacios, del trabajo de las regiones por mantener su identidad y del profundo impacto que
el crecimiento disperso y difuso está ocasionando en las áreas rurales. Esta nueva fuerza
del paisaje tiene que ver con el alcance y las oportunidades que ofrece frente al urbanismo
actual, la capacidad de analizar y teorizar territorios, ecosistemas, redes e infraestructuras, así
como de planificar vastas extensiones vacías o urbanizadas (p. 115).

En este mismo orden de ideas, De las Rivas Sanz (2013) destaca la importancia de la
incorporación del estudio del paisaje en la ordenación del territorio. La planificación del
territorio debe propender a la protección, ordenación y gestión del paisaje, a través del
establecimiento de directrices y estrategias específicas y lograr, de esta manera, el
mejoramiento de la conectividad ecológica, funcional y visual de los elementos que lo
integran, preservando la identidad de cada lugar (Generalitat Valenciana, 2012).
No obstante esta importancia, De las Rivas Sanz (2013) expone los grandes vacíos
existentes en el conocimiento, comprensión e interpretación de los procesos naturales;
una deficiencia que podría ser superada mediante “una correcta lectura del paisaje”
(p. 80). Para su abordaje se requiere, entonces, el rigor intelectual y metodológico
aportado desde distintas disciplinas, entre las que destacan la ecología y la geografía
(Vila, Varga, Llausàs y Ribas, 2006; De las Rivas Sanz, 2013), sin desmerecer las
contribuciones de otros saberes como la arquitectura del paisaje, historia, economía,
sociología y planificación. Se conforma así la denominada ciencia del paisaje (Gómez,
2010; Lucio y Gutiérrez, 2011) o la ecología del paisaje (Vila, et. al, 2006).
En el estudio del paisaje han surgido, con igual fuerza, metodologías de carácter
cuantitativo y aproximaciones cualitativas, en cuya matización influye directamente el

80|
enfoque dominante en el estudio, el visual o el ecológico. A efectos de estructurar los
análisis y las valoraciones, algunos autores se han decantado por la presentación de
los atributos (Arévalo, Gómez, Pacheco, Gamarra, Cabrera e Iglesias, 2008; Seia, 2013).
Existen tres tipos de atributos para la evaluación del paisaje: biofísicos, estéticos y
estructurales. Los atributos biofísicos comprenden la expresión visual de cada uno de
sus componentes bióticos, como los animales y la vegetación, y físicos, como el relieve,
suelo y agua. Los atributos estructurales consisten en las relaciones espaciales entre
los distintos componentes que conforman el paisaje, o entre los distintos ecosistemas
presentes (Saura, Elena-Rosello y Gómez-Sanz, 2014). Los atributos estéticos se
refieren a las características estéticas propias del lugar, tal y como son percibidas
visualmente, en cuanto a color, forma y textura. A efectos de este estudio se optó por
la clasificación de los atributos aportada por Seia (2013).
Entre los atributos físicos se definieron los rasgos geológicos, geomorfológicos,
relieve, hidrografía y ecosistemas. Con este fin se revisaron informes elaborados por
distintos organismos e investigaciones previas; se generaron mapas temáticos, a partir
de archivos de diferentes fuentes oficiales en formato shapefile y raster.
Entre los atributos estructurales se consideraron los usos de suelo, áreas protegidas
y bosques protectores, determinando aspectos relativos a los conflictos generados.
Para el análisis temporal de variaciones en el uso del suelo se emplearon imágenes
multiespectrales correspondientes a los años 2002 y 2016. Uno de los inconvenientes
afrontados fue la exclusión de una porción de territorio al noreste del ámbito de estudio,
por la imposibilidad de contar con la imagen adecuada, es decir, con una escena libre
de nubosidad y resolución espacial de 15 metros. En el fragmento localizado al suroeste,
fue posible completar posteriormente el análisis para el año 2016.
La descripción de los atributos estéticos se realizó con el apoyo del relevamiento
fotográfico y observación en sitio. Se valoró la calidad visual según la siguiente escala:
Destacada, alta, media y baja, dependiendo de la prevalencia en la valoración de los
atributos.

|81
Atributos físicos
Geología
En este aparte se describen las formaciones geológicas, los tipos de rocas y depósitos
superficiales que se encuentran en el área de estudio. Estos han sido identificados a
partir de la información contenida en los mapas temáticos elaborados por Senplades
(2011) y ordenados, según su importancia, en cuanto a extensión (km2).
En los límites de la poligonal, al noreste, se encuentra la Formación Cayo, que ocupa
4,88 % de la superficie del área de estudio, aunque su localización no se encuentra
inmediata a la carretera Guayaquil – Santa Elena. Aflora a lo largo de la Cordillera Colón
Colonche y consta de colinas de 50 hasta 100 m de altura; vertientes de forma cóncava
y cimas redondeadas, compuesta de una serie de sedimentos duros y resistentes a la
erosión de hasta 3000 metros (Senplades, 2011).
Al sur de la Formación Cayo se encuentra la Formación Miembro Guayaquil o
Guayaquil; sus colinas varían de 80 a 100 m de altura, con vertientes de tipo cóncavo-
convexas; hacia el oeste, en este mismo nivel estratigráfico se pueden encontrar colinas
con mayor altura, de 100 hasta 200 m. Esta formación se encuentra en la Cordillera
Chongón Colonche.
La Formación San Eduardo se ubica contigua a la zona urbanizada. Descansa
sobre la formación Miembro Guayaquil y está conformada principalmente por caliza,
una roca sedimentaria que consta de al menos un 50% de carbonato cálcico y por
esta propiedad representa un gran interés económico para la industria cementera,
metalúrgica y constructiva. Justamente, a lo largo de las Formaciones San Eduardo y
Miembro Guayaquil se encuentran ubicadas las canteras que utilizan estos materiales
para producir agregados para la construcción.
Los impactos ambientales de las actividades de explotación minera, en general,
son muy elevados, debido a la afectación de los recursos naturales, disminución de
la cobertura vegetal por desbroce de las superficies para poder extraer minerales
de las formaciones. El daño causado sobre las formaciones San Eduardo y Miembro
Guayaquil, es principalmente la modificación del relieve y, por consiguiente, del paisaje.
Las Formaciones del Grupo Ancón están conformadas por brechas sedimentarias,
areniscas poco compactas interestratificadas con argilitas, lutitas y arcillas (Senplades,
2011). En el mapa se perciben a nivel de pequeñas áreas dentro del ámbito de estudio,
tanto al norte (Lotización Tiffany) como al sur de la Vía a La Costa. Las formaciones
del Grupo Azúcar se aprecian cercanas al poblado de San Pedro de Chongón,
principalmente. Están constituidas por areniscas cuarzosas medianamente compactas
y microconglomerados (Senplades, 2011).
La Formación Miembro Zapotal se encuentra localizada en los terrenos del futuro
aeropuerto y de la población de Daular. Esta formación tiene un alto contenido de
areniscas gruesas, con bancos de conglomerados y lutitas; está asociado a relieves
ondulados muy bajos, bajos y medios (Senplades, 2011).

82|
Figura 46. Geología
Fuente: Senplades (2011).

|83
La Formación Progreso es casi imperceptible, se encuentra al suroeste en las
adyacencias de Daular; está integrada por areniscas blandas, arcillas grises y lutitas
(Senplades, 2011).
Finalmente, se ubican los Depósitos coluvio aluviales, aluviales y marinos, que
comprenden un poco más del 36,93% de la superficie del área de estudio. Los
depósitos marinos se encuentran en el área correspondiente al manglar, mientras que
los depósitos coluvio aluviales y aluviales se ubican a la altura de las camaroneras, hacia
el sur de la Vía a La Costa. Estas formaciones corresponden a depósitos formados
por la acción de arrastre de los cuerpos aluviales y reciben materiales por influencia
de los relieves que los rodean (Senplades, 2011). En el mapa correspondiente a las
formaciones geológicas, se presentan, igualmente, las fallas geológicas existentes en
el sector según información de la Dirección General de Geología y Minas de 1974,
identificadas como Falla Colonche, Falla Carrizal y Falla Estero Salado; las indicadas con
dirección Noroeste-Sureste son consideradas principales.

Tabla 7. Unidades geológicas en el área de estudio

84|
Figuras 47-49. Ingreso a una de las zonas de
explotación de la roca caliza. Explotación minera
a cielo abierto. Cantera localizada en el ámbito de
estudio.

|85
Geomorfología
Guayaquil se puede definir como una ciudad de topografía plana con algunas
irregularidades pronunciadas, debidas principalmente, a la influencia de la Cordillera
Chongón Colonche, la cual se inicia al oeste de la ciudad conformando un cinturón
de relieves colinados que avanza hacia la costa. Constituye una de las cinco unidades
ambientales identificadas en el cantón Guayaquil y se encuentra asociada a las
formaciones geológicas Piñón, Cayo y San Eduardo. Corresponde a un bosque siempre
verde estacional de cordillera costera, con uso protector y productivo.
Entre las unidades morfológicas33 identificadas en esta Cordillera se encuentran “…
relieves ondulados, colinados muy bajos, bajos, medios y altos, superficies de erosión,
vertientes de superficie de erosión, superficies y frentes de chevrón” (Senplades, 2011).

Figura 50. Ámbito de estudio.


Fuente: Google Earth (2017).

33
Nombres representativos que definen el tipo de
la forma del relieve (Senplades, 2011).

86|
Figura 51. Modelo de elevación.

|87
Dentro del área de estudio, se pueden identificar 13 unidades geomorfológicas,
de acuerdo a los mapas temáticos elaborados por Senplades (2011). Las unidades
con mayor presencia son el relieve colinado bajo y muy bajo que corresponden a
elevaciones con desniveles relativos hasta de 25 m y 15 m, respectivamente. Estas
unidades se encuentran localizadas de manera dispersa, las primeras, hacia el noreste
(sede de la Espol) y centro del ámbito de estudio, en las inmediaciones del centro
poblado San Pedro de Chongón.
El relieve Colinado medio y alto se encuentra al norte de la Vía a La Costa, en la
Cordillera Chongón Colonche; se trata de elevaciones con desniveles relativos que
alcanzan los 100 y 200 metros, respectivamente; allí se encuentran asentadas más del
78,13% de las canteras de Guayaquil (Coello, 2012). El relieve ondulado corresponde
al 9,61% de la superficie del ámbito de estudio; corresponde a unidades con desnivel
inferior a 5 m y se encuentran al suroeste.
La terraza media comprende superficies planas con pendientes hasta de 5%; se
encuentran bordeando áreas ocupadas al norte y sur de la Vía a La Costa y al sur y
sureste de San Pedro de Chongón. La unidad denominada terraza baja corresponde
al lecho del río Chongón y está sujeta a la crecida de este curso de agua. El valle fluvial
comprende una forma de relieve principalmente alargada, pendiente inferior al 5%; en el
sector se encuentra intercalado entre unidades de relieve ondulado y relieve colinado
muy bajo, tiene como ejes a los ríos Daular, Del Medio y Aguas Blancas.

Tabla 8. Rasgos geomorfológicos.

88|
Figura 52. Unidades morfológicas.
Fuente: Senplades (2011).

|89
La vertiente de superficie de erosión es definida como una ladera de pendiente
media a fuerte que recorta ampliamente a las superficies de erosión, se encuentra
bordeando las instalaciones de Holcim Ecuador, al norte. Colindando con esta unidad
se encuentra el glacís de esparcimiento, de suave pendiente, generalmente formada
por la erosión y posterior deposición de las partículas finas de un cono de evacuación
o una ladera, actúan como área de captación de caudales hídricos, condiciones que
han sido minimizadas con la presencia de las canteras. El coluvio aluvial antiguo, con
muy pequeña representación en el ámbito de estudio, son pequeñas disecciones que
se encuentran entre las unidades de relieve colinado alto y relieve colinado medio, al
noreste.
La unidad de nivel plano posee pendientes inferiores al 2%, son afectadas por
inundaciones, se localiza al sureste del ámbito de estudio. Las superficies de marisma
corresponden a áreas habitualmente inundadas, con topografía plana, que no supera el
2% de pendiente, coinciden con las áreas de manglares. Las mayores elevaciones en
el ámbito de estudio se encuentran al noreste, hasta 200 metros, información que se
corresponde con el tipo de unidades geomorfológicas, correspondiente al relieve alto
y medio, de la Cordillera Chongón Colonche. En el sector medio, las mayores cotas son
de 25 metros y se localizan al este de San Pedro de Chongón; al suroeste predominan
las cotas bajas, entre 0 y 15 metros.

Figuras 53-54. Relieve cotas altas. Relieve cotas


bajas.

90|
Figura 55. Relieve.
Fuente: Senplades (2011).

|91
Hidrografía
La ciudad de Guayaquil está marcada por la presencia del río Guayas y el estero
Salado, afluentes importantes que confluyen en el Golfo de Guayaquil, accidente
geográfico que forma parte de la costa sur del litoral ecuatoriano y recibe el caudal de
aproximadamente veinte ríos. La fusión del mar y del río Guayas, en su desembocadura
en el canal de Jambelí denota una importancia enorme para la actividad pesquera y
comunicación con el resto del mundo; constituye uno de los sitios más productivos de
la costa este del Pacífico en América del Sur. Las aguas saladas penetran el continente
a través del canal del Morro, mediante una gran cantidad de esteros, cuyos meandros
conforman un sistema estuarino de gran importancia. El principal estero es el Salado de
aproximadamente 60 km de longitud, el cual se encuentra influenciado por corrientes
oceánicas, flujo y reflujo de mareas, por la convergencia del agua tropical cálida de
poca salinidad procedente del norte y aguas subtropicales frías y salinas provenientes
del sur, así como por la intromisión directa de aguas continentales de 15 cuencas
hidrográficas que, en conjunto, drenan un área de 1500 km2 (Cárdenas, 2010). Mientras
avanza a Guayaquil se ensancha, encontrándose además del canal principal, canales
secundarios y riachuelos que se extienden al noreste del continente, el canal principal
se estrecha gradualmente, terminando en ramales que se adentran en la ciudad.
Guayaquil se encuentra influenciado, además, por el río Guayas, por cuanto se
encuentra situada en la cuenca baja de este río. Este importante curso de agua está
formado por siete subcuencas; sus afluentes más importantes son los ríos Daule y
Babahoyo, que le aportan con un 40% y 60% del caudal, respectivamente (Soledispa,
2002). El área de estudio se encuentra ubicada dentro de la cuenca del río Guayas, que
a su vez se subdivide en diferentes subcuencas y microcuencas. Al sur, se encuentra
el estero Salado y varios canales y sub canales que drenan hacia el interior de la zona
oeste de la ciudad de Guayaquil. En el ámbito de la poligonal de la zona I (Chongón),
se identifican cinco cuencas hidrográficas. La cuenca del río Chongón posee una
superficie total de 538 km2 ocupando la mayor proporción del ámbito de estudio,
aproximadamente 68,05%. Sigue en importancia, la cuenca del Estero Bajen, abarcando
una superficie de 45,09 km2. Sobre esta cuenca se sitúa Daular y los terrenos donde se
construirá el nuevo aeropuerto de Guayaquil. Al noreste del sector se encuentran las
cuencas del Estero Petrillo, del Estero Sin Nombre y la Unidad Hidrográfica 15111.

Tabla 9. Cuencas Hidrográficas

92|
Figura 56. Red hidrográfica de Guayaquil.
Fuente: Senplades (2011).

|93
Figura 57-59. Curso de agua al norte de la Vía a
la Costa. Yacht Club de Puerto Azul, estero Santa
Ana. Estero Puerto Hondo.

94|
Figura 60. Cuencas hidrográficas del área de
estudio.
Fuente: Senagua (2011).

|95
Para tener una mejor comprensión de la hidrografía se la describe según tres tramos
(A, B y C), estableciendo su lectura de este a oeste. Al sur de la Vía a La Costa, en el
tramo (A), se encuentra la influencia directa del estero Salado y sus ramificaciones,
justamente, uno de sus ramales constituye el límite de la poligonal del ámbito de
estudio, al este. Esta profusión hidrográfica convierte a esta zona, en un área con
gran disponibilidad de recursos, sin embargo, está seriamente amenazada debido al
acelerado crecimiento urbano que tiene lugar.
Al sur de la Urbanización Puerto Azul, se encuentran el estero Plano Seco y el estero
Aguas Piedras, derivaciones del estero Santa Ana, en cuyos bordes se encuentra el
muelle de la urbanización. El estero Santa Ana recibe, a su vez, las aguas del estero
Tres Bocas, en cuya margen se localiza la estación de bombeo de la empresa estatal
Hidrocarburos del Ecuador EP PetroEcuador, que funciona como puerto marítimo para
el arribo de buques petroleros a nivel nacional.
A partir de Tres Bocas, en dirección oeste, se abre paso un nuevo ramal que lleva
el nombre de estero Mogollón, que irriga otro brazo denominado estero La Madre.
Dentro del mismo cauce del estero Mogollón, internándose hacia la zona urbanizada,
se desprenden varios ramales relacionados directamente con algunas de las
urbanizaciones. A la altura de la población de Puerto Hondo, se desprende un nuevo
brazo con el mismo nombre, el cual más adelante desemboca en el estero Sabana
Grande. Esta zona ha sido intervenida con la construcción de camaroneras. Al norte,
en el mismo tramo A, se observan algunos cursos de agua, varios de los cuales son de
carácter intermitente y se originan en la cordillera Chongón Colonche, llegando hasta el
borde de la vía o desembocando en el sistema estuarino al sur. Destacan en el sector,
la quebrada Canoa y el estero Manantial, los cuales se han visto influenciados por el
asentamiento de viviendas en sus riberas. Figura 61. Corte AA, tramo A.

96|
Figura 62. Topografía e hidrografía, tramo A.

|97
En el tramo B al norte de la vía, se encuentran varios cursos de agua, entre éstos,
el estero Manantial, quebradas Guayjaso y Gallego y ríos Candil y Aneta; tanto las
quebradas como los ríos se dirigen hacia el sur, trasponiendo la carretera; en sus
alrededores se han instalado edificaciones, afectándolos directamente.
Al sur de la vía, se sitúan el estero Seco, estero Nariz del Diablo y el río Chongón,
el cual nace a una altura de 300 ms.n.m En la parte baja de su cuenca, cuenta con
muchos meandros, que le consienten una mayor retención de agua. El río Chongón
es considerado un río estacional, es decir, que se inunda solamente en época lluviosa.
Finalmente, a una distancia aproximada de medio kilómetro desde el centro de la
población Chongón, se encuentra el estero Cerezo, el cual bordea este poblado.
Es de destacar, en este tramo, varios canales de trasvase de agua que descargan en
el mayor cuerpo hídrico, el Embalse Chongón, localizado al norte del ámbito de estudio.
Entre estos canales se puede mencionar, principalmente, al Canal Trasvase Santa Elena
– Chongón, que atraviesa el Río Bayanse, ubicado al oeste del último tramo considerado.
El embalse Chongón cuenta con una extensión de 2000 hectáreas y 280,000.00 m3 de
capacidad hídrica; durante los meses de enero a mayo, recibe aportes significativos
del río Chongón (Pacheco y Cabanilla, 2013). Este embalse contribuye en sus áreas
de influencia como principal fuente de riego para los cultivos, aportando a 2000 ha
en el poblado de Chongón, 2500 ha para Daular y 2200 ha para la zona de Cerecita
en la Provincia de Santa Elena, lo cual ayuda a que los dueños de estos terrenos no
implementen redes de abastecimiento para riego.
En el último tramo de la poligonal, tramo C, en dirección suroeste, se encuentra el
estero El Papayo, a una distancia aproximada de 2 kilómetros del centro del poblado
Chongón; Destaca, igualmente, el río Aguas Blancas, el cual desemboca en el Estero
La Perica, y en dirección sur está situado el Río En Medio. Por último, bordeando
la poligonal urbana de Guayaquil se ubica el Río Daular, que atraviesa el poblado
homónimo, ocasionando algunos problemas en época de lluvia. Figura 63. Corte B-B, tramo B.

98|
Figura 64. Topografía e hidrografía, tramo B.

|99
Figura 65. Inundación de la población de Daular,
mayo de 2017.
Fuente: LaHistoria on twitter, 4 de abril de 2015.

Figura 66. Río Daular

100|
Figura 66.Topografía e hidrografía, tramo C.

|101
Ecosistemas
Geográficamente, el área de estudio se encuentra en una zona del llamado Sistema
Tumbesino o Región Tumbesina. Su nombre se debe a las características similares
que comparten la eco región de Tumbes-Piura, los bosques secos ecuatorianos y
del Chocó colombiano. Se identifican dos tipos de ecosistemas: terrestres y marino-
costeros.
En este aparte se incluyen los ecosistemas reconocidos en el Sistema de Clasificación
de los Ecosistemas del Ecuador Continental, al mismo tiempo que se presentan
comunidades vegetales introducidas por el hombre, identificadas como cultivos de
zona cálida, cultivos de pasto y pasto cultivado. Las diferencias son establecidas en
las definiciones aportadas por Fonag (2016), “Ecosistemas son unidades vegetales
naturales que se caracterizan por una alta diversidad de especies y ausencia de
intervención humana” (p. 15); por su parte las “…comunidades vegetales son unidades
naturales degradadas por actividad humana o unidades creadas por actividad humana
como plantaciones, que se caracterizan por una baja diversidad de especies y manejo
por seres humanos” (p. 15). Otras zonas como los eriales34 y las áreas pobladas son
incluidas igualmente en el mapa, por cuanto revelan las causas de la fragmentación
de los ecosistemas, es decir, “…división de un ecosistema, originalmente continuo, en
remanentes (parches) más pequeños, lo que origina, en teoría, mayor presión sobre los
hábitats de especies vegetales y animales” (MAE, 2005, p. 16).
Entre los ecosistemas terrestres identificados en el ámbito de estudio destacan el
bosque seco y el matorral seco. El bosque seco ocupa aproximadamente el 34,11%
de la superficie. Las formaciones vegetales que lo integran resisten grandes períodos
de sequía y en época de lluvia adquieren nuevamente su verdor. Sus árboles pueden
tener de 25 a 30 metros de altura, aunque también se observa vegetación intermedia
entre 10 y 15 metros.
El bosque seco destaca por su importancia debido a que constituye el hábitat de una
gran cantidad de especies vegetales y animales, conformando comunidades biológicas
únicas, con alto nivel de endemismo, además representa un enorme valor económico,
social y cultural para varios segmentos de la población urbana y rural, debido a que
poseen un suelo rico en nutrientes, se pueden obtener productos forestales madereros
y no madereros de alta calidad (Aguirre, 2012). A pesar de su valor, los bosques secos
tropicales se encuentran entre los ecosistemas más amenazados del mundo, debido
a la acelerada pérdida de cobertura vegetal, ocasionada por la ganadería y tala ilegal,
además de la presión ejercida por las poblaciones que viven a su alrededor, lo que ha
ocasionado que, en la actualidad, se encuentren limitados a una mínima fracción de su
área de distribución histórica, afrontando una acelerada fragmentación (Espinosa, De la
Cruz, Luzuriaga, y Escudero, 2012).
Las mayores extensiones dentro del ámbito de estudio se localizan al norte en la
Cordillera Chongón Colonche y, al suroeste, cerca de Daular y en terrenos del futuro
aeropuerto; en ambos casos se encuentran intercaladas con matorral seco y presencia Áreas de escasa vegetación con altos factores
34

de cultivos; se observan, igualmente, pequeños remanentes al oeste de la población de erosivos.

102|
San Pedro de Chongón. Actualmente recibe una gran presión por parte de las
actividades minera e inmobiliaria.
El matorral seco se encuentra en forma de fragmentos asociados a la presencia
del bosque seco y extensas zonas de cultivo. Conforma un ecosistema muy frágil
y de alta riqueza biológica que se distingue por la presencia de vegetación seca y
dura que rara vez sobrepasa los 3 m de altitud; es propia de territorios con planicies
extensas y próximas al océano. Es susceptible a los incendios forestales y utilizados,
con frecuencia, para la crianza de ganado caprino.
Las zonas de cultivo están distribuidas entre cultivos de zona cálida, cultivos de pasto
y pasto cultivado. Los eriales coinciden, principalmente, con las áreas degradadas por
las actividades de extracción de material al norte de la vía a La Costa, mientras que las
áreas pobladas corresponden al 4,70% del ámbito de estudio. Estas proporciones, muy
probablemente, han variado en los últimos años debido a la gran presión inmobiliaria
que se cierne sobre la zona.
En el ecosistema marino – costero, se incluye el sistema estuarino -identificado en
el mapa como depósitos de agua- y los manglares. Tal como se ha mencionado en
el aparte correspondiente a la hidrografía, los estuarios constituyen zonas “...donde
sistemas fluviales (ríos) y marinos se mezclan, dichas formaciones cumplen una función
indispensable en los diferentes ciclos de vida de peces, crustáceos y moluscos, pues
sirven de hábitat permanente o temporal para estas especies” (Urquizo, Viejó, Carvajal,
Salas y Bustamante, 2011, p. 190). Representa el 4,43% de la superficie del ámbito de
estudio.

Tabla 10. Ecosistemas

|103
El manglar es el hábitat del mangle, grupo de plantas con alta resistencia a las
condiciones de salinidad. Tienen la capacidad única de adaptarse a un entorno físico
con suelos normalmente anaeróbicos continuamente inundados por las mareas,
por lo que viven en las zonas intermareales donde el agua salada, el agua dulce y la
tierra se encuentran. Mantienen una gran biodiversidad y productividad; capturan los
sedimentos y nutrientes, estabilizan los suelos, lo que previene la erosión, minimizando
el riesgo durante la presencia de huracanes, además proporcionan alimentos y medios
de subsistencia para las poblaciones que los rodean (Anderson, 2014). Constituyen el
hábitat de variadas especies y sitio de refugio para aves (Urquizo et al. , 2011).
Estos ecosistemas están amenazados por numerosas actividades antropogénicas
que los han llevado a la deforestación o la degradación de sus bosques. De acuerdo
a lo que señala Anderson (2014), alrededor del 26% de la pérdida de cobertura de
manglares en Ecuador se ha atribuido a la extracción de madera, mientras que el 38%
se debe a la acuicultura, especificamente la acuicultura del camarón.
En el ámbito de estudio la zona de manglares representa el 6,81% de la superficie. Otras
áreas identificadas en el mapa constituyen proporciones muy bajas, camaroneras el
2,23% y las áreas salinas, apenas un 0,45%. Esta última, por su ubicación y características,
posiblemente se trata de despojos de alguna camaronera.

Figura 67. Zonas de cultivo cerca de la población


de Daular.

104|
Figura 68. Ecosistemas
Fuente: Ministerio de Ambiente del Ecuador (2005).

|105
Atributos estructurales
Usos del suelo
La creciente presión a que se ha visto sometido el territorio correspondiente al ámbito
de estudio en las últimas décadas y que ha sido referida anteriormente, ha propiciado
cambios importantes en su fisonomía. Estos cambios han podido cuantificarse al realizar
una comparación entre las coberturas de vegetación y usos de suelo registrados
en dos momentos distintos, 2002 y 2016, según la siguiente clasificación: cobertura
vegetal, bosque, cuerpos de agua, manglar, camaroneras, áreas construidas y áreas
mineras.
La cobertura vegetal representa la mayor superficie en el ámbito de estudio, hace
referencia a vegetación de tipo arbustiva y herbácea, incluyendo los cultivos. Para el
año 2002 existían 9515 ha, correspondientes al 63% del total del ámbito considerado35,
localizándose, principalmente, al suroeste; en 2016 se aprecia un aumento de 566 ha
equivalente al 5,96% con respecto al año 2002, posiblemente por el aumento de áreas
destinadas a cultivo.
El bosque, por su parte, perdió aproximadamente 28,53% de superficie en el período
considerado, disminuyendo 485 hectáreas; esta situación ha sido ocasionada tanto por
el aumento del área ocupada por urbanizaciones, equipamiento y otras instalaciones,
como por la localización de las canteras establecidas en la zona, siendo un indicador
de la alta presión existente. El área de manglar experimentó un leve aumento (2,43%),
situándose en 38,06 ha.

Figura 69. Cambios de cobertura vegetal y usos


de suelo entre los años 2002 y 2016.

35
La superficie considerada en el año 2002 fue de
2567 hectáreas y para el año 2016, 1568 hectáreas,
debido a las condiciones de las imágenes
satelitales utilizadas, aspecto que fue aclarado al
inicio de este capítulo.

106|
Entre los usos de suelo representativos de las actuaciones antrópicas se encuentran
las áreas pertenecientes a edificaciones, las cuales han experimentado un aumento
significativo, aproximadamente 61,62% con respecto al 2002, situándose en 2235
hectáreas. En su expansión no han encontrado ningún tipo de impedimento, antes bien,
se encuentran en franco crecimiento. En el año 2002 destacaban las urbanizaciones
sobre la Vía a La Costa muy cercanas a Guayaquil, algunas ocupaciones dispersas al
norte de la vía y se apreciaba la huella correspondiente a San Pedro de Chongón. En el
año 2016 el proceso edificatorio es perceptible en toda la zona de estudio.
Las áreas mineras corresponden a la explotación de rocas calizas y otros
materiales pétreos para la industria de la construcción. Para el año 2002 se registran
aproximadamente 377 ha de la superficie incluida dentro de la poligonal de estudio,
experimentando un crecimiento de 4,54% para el año 2016. Coello (2012) registra unas
16 concesiones en la vía a La Costa; la menor, con una superficie de 2 hectáreas;
la mayor con un área de explotación de 2085,32 hectáreas, dentro de las cuales se
encuentran las instalaciones de Cementos Guayaquil. Las camaroneras ocupan
aproximadamente el 2% de la superficie considerada en el 201636, idéntica proporción
de los cuerpos de agua.

Figura 70. Camaroneras abandonadas.

36
No se cuenta con datos correspondientes a
2002

|107
Figura 71. Cobertura vegetal y usos del suelo, 2002.

108|
Figura 72. Cobertura vegetal y usos del suelo, 2016.

|109
Áreas protegidas y Bosques protectores
De acuerdo a la Ley de Gestión Ambiental de Ecuador, vigente desde 1999, las Áreas
Naturales Protegidas son
...territorios de propiedad pública o privada de relevancia ecológica, social, histórica, cultural
y escénica establecidas en el país de acuerdo con la Ley, con el fin de impedir su destrucción
y procurar el estudio y conservación de especies, de plantas o animales, paisajes naturales
y ecosistemas.

En el ámbito de estudio destaca la Reserva de Producción Faunística Los Manglares


del Salado. Ubicada al noroeste del estuario interno del Golfo de Guayaquil y suroeste
de la ciudad de Guayaquil, esta reserva constituye un espacio natural de importancia
social, económica y ambiental para el Ecuador y en particular para la ciudad. Creada
el 15 de noviembre de 2002, mediante Acuerdo Ministerial No. 142, publicado en el
Registro Oficial No. 5 del 2003; sus límites se ampliaron mediante el Acuerdo Ministerial
110, estableciendo una superficie de 10.635 hectáreas. Tiene como objetivo gestionar
de forma sustentable el manglar, además la Reserva; por cuanto la Reserva
…constituye un área de gran importancia debido a que en ella se realizan múltiples
actividades socioeconómicas donde se destaca la extracción de recursos pesqueros
como la pesca blanca, extracción de jaibas, cangrejos, ostiones y mejillones, la acuicultura
(camarón), navegación y sus recursos turísticos reflejado en Puerto Hondo (MI. Municipalidad
de Guayaquil, 2008, p. 2 ).

Al noroeste, en los límites de la poligonal se encuentra el Área Nacional de Recreación


Parque Lago, que corresponde a un gran lago artificial, producto del embalse del Río
Chongón, proyecto creado como un trasvase para beneficio de la Provincia de Santa
Elena; alberga una gran variedad de flora y fauna, aves, reptiles e insectos y posee
una superficie de 2.283 hectáreas. Su creación fue determinada mediante Ordenanza
Municipal de Guayaquil del 3 de agosto del año 2000 y ratificado por el Ministerio del
Ambiente mediante Acuerdo Ministerial No. 141 del 15 de noviembre del 2002, publicada
en el Registro Oficial No. 5 del 22 de enero del 2003. Uno de los mayores beneficios de
su creación ha sido el incremento del paso de aves migratorias y acuáticas.
En la Ley Forestal y de Conservación de Áreas Naturales y Vida Silvestre, capítulo III,
Art. 6, se considera como bosques y vegetación protectores a las
…formaciones vegetales, naturales o cultivadas que cumplan con uno o más de los
siguientes requisitos: a) Tener como función principal la conservación del suelo y la vida
silvestre; b) Estar situados en áreas que permitan controlar fenómenos pluviales torrenciales
o la preservación de cuencas hidrográficas, especialmente en las zonas de escasa
precipitación pluvial; c) Ocupar cejas de montaña o áreas contiguas a las fuentes o depósitos
de agua; d) Constituir cortinas rompe vientos o de protección del equilibrio del medio
ambiente; e) Hallarse en áreas de investigación hidrológico-forestal; f) Estar localizados en
zonas estratégicas para la defensa nacional; y, g) Constituir factor de defensa de los recursos
naturales y de obras de infraestructura de interés público .

110|
Figura 73. Áreas protegidas y bosques protectores,
2016.

|111
Dentro del ámbito de estudio destacan, al noreste, La Prosperina y Cerro Blanco; muy
cercano, al este, se encuentra Cerro El Paraíso; al norte, el Bosque Protector Papagayo.
El Bosque Protector Cerro Blanco se localiza en el extremo sureste de la Cordillera
Chongón Colonche, colinda con el Bosque Protector del mismo nombre. Constituye
una reserva privada de 6.078 hectáreas y es uno de los últimos remanentes del
ecosistema bosque seco tropical de la costa ecuatoriana; se encuentra entre las cotas
50 y 507 ms.n.m, esta última en Cerro Azul. La declaratoria de creación del Bosque
Protector Cerro Blanco se realizó mediante Acuerdo Ministerial No 143 del 20 de abril
de 1989 , que incluía una superficie de 2.000 hectáreas, en su mayor parte propiedad
de Holcim Ecuador; esta superficie sería ampliada en 1994 , 1998 y 2000 (Cun, 2012);
aproximadamente un 14% de Cerro Blanco, se encuentra dentro de la poligonal del
ámbito de estudio.
Este Bosque es administrado por la Fundación Pro Bosque, institución jurídica de
derecho privado sin fines de lucro con domicilio en la ciudad de Guayaquil42. Esta
Fundación del grupo Holcim (Cemento Nacional) ejecuta el plan de manejo con una
estrategia de restauración de la vegetación. Cerro Blanco es uno de los fragmentos
más grandes y mejor conservados del bosque seco tropical ecuatoriano, donde habitan,
al menos, 100 especies endémicas de la región; sin embargo, se encuentra amenazado
por su cercanía a las ocupaciones localizadas al sur (urbanizaciones y asentamientos
a lo largo de la vía a La Costa) y al noroeste (barrios de origen informal en lo que se
conoce como Monte Sinaí).
El Bosque Protector La Prosperina limita al sur y al oeste con el bosque Cerro Blanco.
La Declaratoria como Bosque Protector se realizó según Resolución No. 23 del 15 de
abril de 1994, publicada en el Registro Oficial No. 472 del 29 de junio de 1994. Posee
gran diversidad de flora y fauna. El Bosque protector Papagayo se encuentra al norte de
Cerro Blanco, posee una superficie de 3602,12 ha. Su declaratoria se realizó mediante
Acuerdo Ministerial No. 105 del 3 de agosto de 201243. En este Bosque se encuentran
especies de alta importancia endémica de la región tumbesina; corresponde a una zona
de refugio de vida silvestre para las especies típicas. Fue creada, principalmente, para
la reintroducción del Guacamayo de Guayaquil, una de las especies más amenazadas
del país.

42
Creada bajo el Acuerdo Ministerial No. 119
expedido por el Ministerio de Agricultura y
Ganadería el 9 de Noviembre de 1992 para la
administración y manejo del Bosque Protector
Cerro Blanco.
43
Registro Oficial No 791 del 18 de septiembre de
2012.

112|
Conflictos entre usos del suelo
Uno de los aspectos que se aprecia en el ámbito de estudio es el relativo a los conflictos
de usos de suelo entre actividades antrópicas —urbanizaciones, equipamientos,
instalaciones industriales y áreas de concesiones mineras—, áreas naturales protegidas
y bosques protectores. A efectos de cualificar estos conflictos se realizó el análisis
espacial a partir de la superposición de los mapas correspondientes a estos usos.
La ocupación acelerada al norte de la vía a La Costa ha puesto de manifiesto serios
problemas de convivencia entre las explotaciones mineras y las urbanizaciones. Una
situación que ha sido reseñada tanto en diarios locales como en estudios ambientales;
al respecto Coello (2012) señala
En relación a la percepción social se observó que existe un gran descontento y
preocupación de las personas que residen en la lotización Torres del Salado, Urbanización
Portal al Sol, lotización Bosque Azul que aducen que el polvo de las canteras causa
enfermedades respiratorias en los residentes de la misma, se quejan también del ruido, el
daño en las estructuras de sus viviendas por las detonaciones de los explosivos, y por el
polvo que generan las vías sin asfaltar (que no son actas (sic) para el tránsito de volquetas).
Así mismo indicaron que el impacto ecológico por la deforestación es irremediable. Sugieren
que se haga reforestar los límites con las urbanizaciones para que en algo compensen los
daños que ocasionan (p. 159).

El origen de este problema y principalmente el planteamiento de posibles soluciones,


causan cierta incertidumbre por cuanto se trata de concesiones que datan de varias
décadas atrás y cuentan con los permisos oficiales correspondientes . La cercanía de
las urbanizaciones a los sitios de explotación a cielo abierto, solapándose, en algunos
casos, con las superficies otorgadas en concesión, pone en entredicho la actuación de
las autoridades municipales en la expedición de las autorizaciones a los promotores
inmobiliarios. En la Reforma a la Ordenanza de explotación de canteras de 2008
aprobada por la Municipalidad de Guayaquil se establece una distancia no menor a 300
metros desde sus límites a cualquier edificación, una normativa que ha sido ignorada
en algunos casos.

|113
Figura 74. Concesiones mineras vs. área
construida.

114|
Figura 75. Concesiones mineras vs. área
construida.

|115
Figura 76 y 77. Conflicto entre Concesiones
mineras y urbanizaciones privadas.
Conflicto entre Áreas protegidas y urbanizaciones
privadas.

116|
La presión que ejercen la actividad inmobiliaria y el uso minero sobre los Bosques
Protectores lleva a la consideración del concepto de zona de amortiguamiento como
espacio requerido para el logro de objetivos de conservación y desarrollo de estos
espacios naturales. El Proyecto de Ley Especial para la Conservación y uso Sustentable
de la Biodiversidad en el Ecuador45, alude a estas zonas en su artículo 19, “son áreas de
propiedad pública, privada o comunitaria, colindantes a las áreas del Sistema Nacional
de Áreas Naturales Protegidas y que contribuyen a su conservación e integridad”.
En Ecuador la delimitación de las zonas de amortiguamiento está sujeta al criterio de
la administración de cada área natural, a través de la elaboración del Plan de Manejo.
En la revisión bibliográfica realizada no se encontró información cartográfica acerca de
las zonas de amortiguamiento de las Áreas protegidas y Bosques Protectores incluidas
en el ámbito de estudio, a excepción de un mapa de zonificación elaborado para el
Bosque Protector Cerro Blanco. En este mapa se presenta una superficie de 2.110
hectáreas que bordea al Bosque Protector y lo separa del área destinada a cultivos e
industria (canteras), mientras que en los límites con la zona urbana es inexistente.
Actualmente, la distancia entre las canteras y el Bosque Protector Cerro Blanco
es inferior a los 200 m de distancia, una condición negativa si se considera que la
explotación a cielo abierto tiene un gran impacto sobre el ambiente; entre estas
afecciones se encuentra el desplazamiento de material particulado. Todas las canteras
situadas en la proximidad del área protegida cuentan con autorización para su actividad,
a través de concesiones otorgadas por las autoridades competentes, condición que
permite considerar la inexistencia de planes adecuados para este bosque protector.
Una situación similar se presenta al superponer los mapas de las Áreas Naturales
protegidas y bosques protectores con las zonas edificadas. La intensificación de las
actividades de construcción en las últimas décadas ha incidido en las afectaciones a
la Reserva Faunística Manglares del Salado, llegando hasta sus bordes, obviándose la
inclusión de una zona de amortiguamiento que garantice su protección. Si bien esta
reserva fue creada en 2002, posterior a la implantación de varios de los asentamientos
humanos e industriales; nuevas urbanizaciones avanzan de manera importante poniendo
en peligro este ecosistema. La existencia de una zona de amortiguamiento podría haber
evitado la tala indiscriminada del manglar y las afectaciones generales derivadas de la
ocupación; sin embargo, en la validación del Plan de Manejo de la Reserva Faunística
Manglares del Salado, se establecen las razones de tal omisión
Hubo comentarios solicitando la inclusión de una zona núcleo y una zona de amortiguamiento
alrededor de la reserva. Después que se explicó que la forma y tamaño de la reserva no
permitía crear muchas zonas y que el espíritu y fundamento de las zonas núcleo y áreas de
amortiguamiento estaban incluidas en la propuesta, hubo aceptación de las zonas a manera
general.

45
Registro Oficial 559 19 de Abril de 2002

|117
Figura 78. Áreas protegidas vs. Concesiones
mineras.

118|
Figura 79. Áreas protegidas vs. Concesiones
mineras.

|119
Figura 80. Áreas protegidas vs. Áreas construidas.

120|
Figura 81. Áreas protegidas vs. Áreas construidas.

|121
Mezcla de usos en un entorno privatizado
Al referir los usos existentes en la zona de estudio, a escala de las edificaciones,
es importante destacar la importancia de las áreas residenciales, seguidas de las
instalaciones industriales, representadas por la actividad de extracción de material
para la construcción (canteras) y producción agroalimentaria, además de edificaciones
implantadas en macrolotes dedicados al almacenamiento de diversos tipos de
productos. En cuanto a las canteras, sus huellas resultan evidentes debido a los
enormes y grotescos surcos, que dan cuenta de la actuación invasiva en el paisaje. Las
instalaciones industriales son percibidas fácilmente debido al grano edificatorio.
En el tramo A1 predominan los usos residenciales, seguidos de las instalaciones
industriales, áreas comerciales e instituciones educacionales. En Puertas del Sol, la
diversidad de usos, principalmente comerciales y de servicios, constituye un resquicio
para el uso colectivo dentro de una zona principalmente privatizada; brinda el apoyo
necesario tanto a los habitantes del asentamiento como a los residentes de las
urbanizaciones cercanas, cuenta, además, con escuela e iglesia. Puerto Azul, a pesar
de ser una urbanización con ciertas limitaciones para su ingreso, posee diversidad
de usos en su interior que ha obligado a establecer vínculos con el exterior. En este
tramo, además se encuentran, en relación directa con la arteria principal, instalaciones
industriales implantadas en macrolotes; gasolinera, ventas de comida rápida, plazas
comerciales. Al norte, las canteras compiten con las urbanizaciones por la ocupación
del suelo.
En el tramo A2 se encuentran los mismos usos, la diferencia estriba en la existencia de
un mayor número de espacios vacíos, principalmente al norte. Al sur, algunos terrenos
se han lotizado para albergar usos diversos, entre éstos, educacional, industrial. El uso
residencial está representado casi exclusivamente por ciudadelas cerradas. Entre las
áreas residenciales existentes en el tramo B1 destaca el poblado de Puerto Hondo con
el balneario a orillas del estero del mismo nombre y el parque acuático, erigiéndose en
un sitio recreacional de referencia para la población guayaquileña. Este uso se advierte
desde el mismo ingreso a la población, allí se instalan diversos puestos de comida
para los visitantes. El uso recreacional es reforzado con el acondicionamiento realizado
en terrenos del Bosque Protector Cerro Blanco, al norte de la Vía a La Costa. Los
asentamientos Las Américas, Nueva Esperanza y Sara Patricia, en jurisdicción de la
Comuna Casas Viejas, conforman los otros espacios destinados a residencia. Aledaños
a la vía principal se encuentran, nuevamente, instalaciones de carácter industrial y uso
institucional; sin embargo, lo más destacado es el uso industrial representado por las
instalaciones de la empresa Holcim Ecuador, dedicadas a la explotación de las canteras
localizadas en la zona.
En el tramo B2, las áreas residenciales, representadas por las ciudadelas privadas,
se encuentran al sur de la Vía a La Costa; al norte se ubica el asentamiento de Casas
Viejas y la lotización Tiffany, esta última con apenas algunas viviendas construidas. Otras
edificaciones de carácter religioso o educativo complementan los usos encontrados
en este tramo.

122|
En terrenos localizados en San Gerónimo 2 se encuentra Ciudad Olimpo una
urbanización de construcción reciente. En el tramo C2 se ubica Daular, en este poblado
de carácter primordialmente residencial, se encuentran otros usos complementarios,
comercial, institucional, recreacional y religioso.

Figuras 82-87. Usos de suelo.

|123
Figura 88. Usos de suelo, tramo A2.

124|
Figura 89. Usos de suelo, tramo A1.

|125
Figura 90. Usos de suelo,tramo B2.

126|
Figura 91. Usos de suelo, tramo B1.

|127
Figura 92. Usos de suelo, tramo C2.

128|
Figura 93. Usos de suelo, tramo C1.

|129
Atributos estéticos
Luego de haber revisado los atributos físicos y estructurales que cualifican el
paisaje, es importante complementar la descripción con los atributos estéticos. La
ciudad, considerada como un producto, tiene sus propias características, cualidades
y relaciones, los cuales pueden ser fácilmente percibidos. Entre los atributos estéticos
se encuentran el color, forma y textura, los cuales devienen en otras cualidades, entre
éstas, la diversidad visible, contraste y compatibilidad (Seia, 2013). La evaluación del
paisaje se realizó por sectores, dividiendo la poligonal en cuatro tramos, A, B, C1 y C2.
Se destacó especialmente el tramo A como espacio intensamente edificado, donde
ejerce una enorme influencia el tipo residencial de ciudadelas cerradas, bloqueando
las visuales hacia el espacio natural aportado por el sistema estuarino; el disfrute de la
naturaleza es restringido a la esfera privada. La inexistencia de límites precisos entre el
área de manglar y las urbanizaciones influye en la supremacía del espacio construido
sobre los elementos naturales del paisaje, reduciendo la calidad de la zona.
En el tramo A se encuentran situadas la mayoría de urbanizaciones y empresas
dedicadas a las explotaciones mineras; el paisaje luce altamente alterado o degradado;
existe perturbación visual por la intensidad de las construcciones. Las elevaciones
correspondientes a los cerros han quedado relegadas a un último plano, destacan la
vía principal y las edificaciones construidas casi al pie de la vía, dejando únicamente
un pequeño trecho, por donde discurre un curso de agua de carácter intermitente. Es
de destacar, sin embargo, el corredor de árboles que dibuja la vía otorgándole intenso
color verde, amenidad y frescura.
En este tramo destaca, igualmente, Puerto Hondo, donde se pueden apreciar
importantes elementos naturales, agua y vegetación, debido a su localización al borde
de la Reserva Faunística Los Manglares del Salado; no obstante la actuación del
hombre se manifiesta en la presencia de edificaciones dedicadas a las actividades de
recreación; así, la representación del paisaje natural queda restringida y focalizada a un
sector distante de la vía. A la altura de la entrada a Puerto Hondo, en la vía principal,
se ubican varios puestos dedicados a la venta de comida junto a un canal de agua
donde se advierte la presencia de residuos, contribuyendo a la valoración negativa
del paisaje. En este tramo, existe una alta intervención, los elementos naturales son
poco distinguibles. En el tramo B se puede observar una alta intervención antrópica,
al igual que en el tramo anterior. Allí se localiza la entrada de una de las más grandes
concesiones mineras pertenecientes al Grupo Holcim, la minimización del paisaje
natural es evidente, el color verde se restringe a pequeños fragmentos, prevaleciendo
el color ocre, debido a las nubes de polvo que se generan dentro de esta industria. A
lo largo de la vía se observa vegetación, entre árboles y plantas herbáceas, se trata
de pequeños remanentes de la naturaleza, producto del desbroce realizado para la
apertura de vías que permiten el acceso a las canteras. Internándose hacia los caminos
vecinales se observan viviendas dispersas y unas cuantas urbanizaciones; el desorden
y conflicto entre usos es evidente, industria minera, residencia y, la naturaleza tratando
de sobrevivir a la intromisión del hombre. Al igual que en el tramo A, la vía a La Costa se
encuentra rodeada de grandes árboles mejorando la calidad visual del trayecto.

130|
En el tramo C1 domina la presencia de San Pedro de Chongón, el paisaje se encuentra
medianamente intervenido; se percibe cierta convivencia armónica entre el espacio
construido y los elementos naturales, destacando el perfil homogéneo del poblado. En
los alrededores se aprecia intervención en la vegetación y preeminencia de cultivos.
Las características del relieve predominantemente plano, impiden la emergencia de
elementos naturales destacables que puedan ser apreciados a corta distancia.
En el tramo C2, correspondiente al sector entre San Pedro de Chongón y Daular,
se logró identificar una clara intervención humana para la apertura de la vía de
comunicación, lo cual afectó la vegetación natural. Sin embargo, debido a que la vía no
se encuentra pavimentada, es compatible con los demás elementos de este paisaje.
Un aspecto destacable de este tramo es que la calidad visual no ha sido afectada,
y, por lo tanto, se conserva una buena composición. Al final del trayecto se ubica el
poblado de Daular, donde destacan las edificaciones; sin embargo, la dispersión en
la ocupación reduce el contraste visual. El paisaje del tramo A posee calidad baja,
esto es concordante con la afectación de los elementos naturales del paisaje y la
baja armonía entre los elementos que lo componen. Para el tramo B, igualmente se
obtuvo una categoría baja, dado que existe poca variedad de los atributos evaluados, la
mayoría fueron evaluados sobre una valoración media, lo que en sumatoria se visualiza
como baja. Para el tramo C1, la valoración de la calidad visual es media; a pesar de las
intervenciones, los componentes están en sintonía con el medio natural. Con respecto
al tramo C2, se obtuvo una valoración de destacado; aunque se percibe el desbroce
de vegetación, existe una mayor relación con el medio natural.

Figura 94. Atributos estéticos.

|131
Figura 95. Atributos estéticos, tramo A.

132|
Figura 96. Atributos estéticos, tramo B.

|133
Figura 97. Atributos estéticos, tramo C1.

134|
Figura 98. Atributos estéticos, tramo C2.

|135
La escritura de la ciudad puede ser indescifrable, defectuosa, pero eso no quiere decir
que no haya escritura; puede suceder simplemente que nosotros hayamos desarrollado
una nueva forma de analfabetismo, una nueva forma de ceguera.
Rem Koolhaas
Según cifras referidas por Angel (2012), la población urbana de los países más
desarrollados se incrementará entre 2010 y 2050, a razón de 0,6% al año. Durante
este mismo período, la población de los países menos desarrollados aumentará 15
veces más, con un promedio de 2,4% cada año. Esta situación requerirá de grandes
extensiones de suelo para satisfacer la demanda de vivienda, en detrimento de los
territorios de las periferias urbanas.
En el proceso de expansión de las ciudades, tal como se aprecia actualmente, la
afectación del medio ambiente asume un rol protagónico; el estrecho cerco que se le
tiende a los espacios otrora naturales o productivos, ocasiona, sin duda, lamentables
pérdidas de la biodiversidad, e impactos irreversibles sobre el planeta en su conjunto.
Las ciudades no se encuentran preparadas para afrontar la rapidez en la ocupación
del suelo y se tiende “…a generar una espiral de declive que dificulta el crecimiento
equitativo y sostenible del entorno urbano” (Terraza, Rubio y Vera, 2016, p. 30).
La incursión inmobiliaria en la producción de nuevo suelo urbano, está llevando a una
creciente fragmentación y privatización del espacio. A pesar del establecimiento de
los límites urbanos, estos son rebasados por las ciudades; no se distingue claramente
entre lo urbano y lo rural, produciéndose una gradación compleja entre ambas
realidades, dando lugar a paisajes híbridos (Robles, 2017). La conformación de estos
paisajes se deriva de modelos de crecimiento urbano discontinuos, radiales y a saltos,
donde se quedan atrapados los espacios naturales, rurales y urbanos (Entrena, 2005).
Algunos autores como Manzini (2017) denotan esta forma de extensión como parte
de la denominada metropolización, es decir, “…el crecimiento demográfico, espacial
y operativo de las metrópolis o grandes ciudades caracterizadas por su elevada
complejidad; donde el crecimiento de las mismas se va desarrollando en forma de
franjas sobre las periferias o a lo largo de las vías de comunicación” (p. 72).
Terraza et al. (2016) distinguen cuatro zonas dentro de las ciudades intermedias
analizadas, cuyas diferencias responden a los grados de continuidad/discontinuidad
y concentración/dispersión. El primer grupo pertenece al área urbana continua, la cual
podría dividirse, a su vez, en dos subgrupos, el área urbana consolidada con mayor
grado de densidad, consolidación e intensidad y el área urbana en consolidación, que
generalmente corresponde a la zona de expansión. El segundo grupo, denominado
área periurbana difusa, corresponde a la periferia, la cual mantiene cierta continuidad
con la ciudad, posee menores densidades y ciertas características semirurales.
El tercer grupo posee características urbanas, son urbanizaciones exteriores y
desarrollos lineales, con condiciones suburbanas. En el cuarto grupo se encuentran las
áreas rurales y naturales.
De esta manera, han surgido desde hace varias décadas ciertas adjetivaciones para
los territorios y los paisajes, que denotan los procesos de expansión de las ciudades y
su encuentro con las áreas rurales: periurbano, suburbano y rururbano, entre muchas
otras. A finales de la década de los ochenta, González (1987) al referirse a los espacios
periurbanos destacaba tres características, perfil morfológico mixto, ocupación con
menores densidades y existencia de grandes vacíos intersticiales, y vinculación

|139
funcional con la ciudad, por cuanto los usos dependen de las necesidades y demandas
urbanas.
Para Entrena (2005), “…los espacios periurbanos se manifiestan como unas zonas
en transición entre la ciudad y el campo, en las que, en consecuencia, se mezclan
actividades urbanas y agrícolas que compiten por el uso del mismo suelo” (p. 63);
debido a esta mixtura, presentan conflictos de usos (Hernández, 2016). Además
de estas características, Robles (2017) enfatiza acerca las grandes y aceleradas
transformaciones; debido a que se encuentran vinculados directamente a las ciudades.
Están sometidos a una gran presión inmobiliaria, estando a merced de procesos
especulativos en el precio del suelo (Capel, 2016; Manzini, 2017).
Los espacios suburbanos corresponden a las áreas residenciales localizadas en la
periferia urbana (Terraza et al., 2016; Hernández, 2016), surgen como resultado de la
construcción de infraestructuras viales; pueden no ser continuas; en muchos casos se
asocian a suelos más económicos y están revestidos de una gran complejidad (Robles,
2017). Actualmente, las áreas residenciales adquieren la forma de urbanizaciones
privadas de acceso restringido, “…contribuyendo a la banalización del paisaje…”
(Manzini, 2017, p. 71).
El término rururbano sirve para denominar los territorios originalmente rurales que se
utilizan para fines industriales o urbanos con menor intensidad de ocupación (Terraza
et al., 2016); generalmente, se encuentran distantes de los núcleos poblacionales,
mantienen el aspecto natural y características rurales aunque con ciertos visos citadinos
(Robles, 2017). Como producto de esta compleja mezcla de población y actividades,
con relaciones predominantemente asimétricas, “…se conjugan sentimientos de
pertenencia territorial con presiones urbanas, económicas -nacionales y globales-”
(Sereno, Santamaría y Santarelli, 2010, p. 42). Estas presiones son ejercidas por agentes
inmobiliarios y otros sectores económicos, así como por los gobiernos nacionales y
locales, a través de los planes y proyectos (Sereno et al., 2010; Hernández, Rojas y
Sánchez, 2013).
De la manera como se localicen los asentamientos humanos, sus características y
sus relaciones, depende la estructura, la funcionalidad y el desarrollo territorial. Rasgos
de continuidad/discontinuidad mediante la determinación de la superficie ocupada y
proporción de usos de suelo; cuantificación y localización de llenos y vacíos; densidad y
compacidad, constituyen pistas para verificar cómo se está llevando a cabo la dinámica
de ocupación del suelo y determinar el modelo de crecimiento que están siguiendo
las ciudades.
El estudio del crecimiento de las ciudades constituye una de las maneras para
comprenderlas de forma integral. Así lo aseveran Panerai, Depaule, Demorgón y
Veyrenche (1983) quienes destacan la importancia de establecer la lógica que sigue
este crecimiento, explicar de qué manera va emergiendo la forma urbana y encontrar
respuestas a través de la historia; es decir, descubrir cómo se “acentúa, deforma,
contradice o ignora esta lógica” (p. 30). Distinguen dos modos de crecimiento, el
continuo y el discontinuo. En el primer caso, el crecimiento se realiza por extensión, los

140|
límites entre espacio urbanizado y no urbanizado son fácilmente identificables; en
oposición, el crecimiento discontinuo implica la ocupación “a saltos” en el territorio,
donde los fragmentos emergentes “han terminado por adquirir una fisonomía urbana
aun careciendo de todos los rasgos físicos y morfológicos de la ciudad, es decir, aun
careciendo de intensidad, densidad y falta de solución de continuidad” (Indovina, 2007,
p.14).
La discontinuidad se ha impuesto como uno de los modos distintivos en el
crecimiento de las ciudades contemporáneas, así han emergido los conceptos de
difusión y dispersión; esta última asociada, igualmente, a la baja densidad. No obstante
estas relaciones, Muñiz, García y Calatayud (2006) amplían el concepto de dispersión
urbana y lo asocian a un modelo de expansión donde se cumple al menos una de las
siguientes características:
“a) una densidad de población decreciente acompañada de un mayor consumo del
suelo, b) un peso creciente de las zonas periféricas respecto a las centrales, c) un
mayor aislamiento (falta de proximidad) entre cada una de las partes de la ciudad, d)
una menor concentración de la población en un número limitado de zonas densas y
compactas, y e) una creciente fragmentación del territorio” (p. 5).
En un esfuerzo por aclarar algunas imprecisiones conceptuales, Font (2007)
establece diferencias entre algunas de estas características. La baja densidad refiere
a localidades o fragmentos urbanos cuya población o número de viviendas con
relación a la superficie, se encuentra por debajo de los promedios o parámetros
recomendados. La dispersión, por su parte, alude a la conformación de una estructura
espacial discontinua, mientras que la difusión debe entenderse como la condición de
esparcimiento de ciertos valores urbanos por el territorio.
Muñoz (2008), por su parte, agrega la diferencia existente entre ciudad difusa, ciudad
dispersa, urbanización difusa y urbanización dispersa, destacando la contradicción
entre dos pares de conceptos ciudad/urbanización y difusión/dispersión. Para este
autor, el término ciudad integra “la práctica social, cultural y política que se engloba en la
idea de civitas”, mientras que la urbanización refiere a “la vertiente más física o material
del crecimiento urbano y a su expansión sobre el territorio” (p. 33). Así, ante la dificultad
para valorar la presencia de urbanidad en el nuevo territorio, así conformado, resulta
más adecuado usar las expresiones de urbanización difusa y urbanización dispersa.
En el primer caso, se enfatizaría en la desconcentración de actividades urbanas,
infraestructuras o población; en la urbanización dispersa se visualizaría la traducción
física de esta desconcentración, desde el punto de vista morfológico y locacional; de
esta manera, por ejemplo, la vivienda de baja densidad podría considerarse como una
característica de la urbanización dispersa.
Lo cierto es que estos procesos, considerados tanto de manera aislada como en su
vinculación, plantean importantes retos para la gestión urbana y territorial (González,
Rubiera y Pérez 2014); así, Indovina (2007) al referirse a la baja densidad, menciona
distintos problemas asociados a “movilidad, de consumo del suelo, de mantenimiento
de servicios básicos, (luz, agua, alcantarillado, residuos), de seguridad, de inexistencia

|141
o baja calidad del espacio público, de riesgo de incendio, de excesivo consumo
energético, de falta de equipamientos” (p.10). Una situación que ha sido mencionada,
reiteradamente, por otros autores, entre estos, Marín (2014, 2015); Rueda (1996, 1999) y
Verdaguer (2013).
Si bien es cierto que varias de las causas de esta problemática comprenden aspectos
estructurales ajenos, muchas veces, a las condiciones locales, tales como la economía
mundializada, hábitos de movilidad enraizados en la sociedad actual y carácter de las
nuevas formas de interrelación personal, es importante enfocarse en la manera de
visualizar el fenómeno desde el ámbito territorial y confrontar con acciones precisas
que reviertan, de alguna manera, la situación. Con esta finalidad se ha intentado idealizar
un modelo de ciudad que enaltezca los valores urbanos en consonancia con los rasgos
distintivos de la sostenibilidad. Este modelo se asocia a la compacidad como calificativo
inverso a los conceptos de difusión y dispersión; de esta manera, cuando se habla
de estos dos últimos conceptos, emerge de inmediato la compacidad para ayudar
a comprender —desde la visión opuesta— los alcances de los fenómenos urbanos
contemporáneos.
Justamente, entre los rasgos de la compacidad se mencionan, reiteradamente, la
cohesión territorial, la proximidad y continuidad, esta última definida por Oliva (2005)
como la fluidez en los recorridos, ausencia de obstáculos y construcción de los
espacios públicos al alcance de todos, apostando por la permeabilidad. Es contraria
al surgimiento de enclaves diferenciados, disociados del tejido existente. Se apuesta
por la escala peatonal, la existencia de espacios públicos y densidades adecuadas.
“supone la agrupación de edificaciones con al menos un nivel mínimo de densidad,
la suficiente para que pueda existir un nivel de actividades diferentes, y por tanto una
transferencia de información y de relaciones” (Ayuntamiento de Málaga y Observatorio
de Medio Ambiente Urbano, 2012, p. 22).
En términos generales, la compacidad ha sido expuesta como uno de los rasgos
distintivos de las ciudades mediterráneas, cuyo rescate constituye actualmente un reto
para la gestión urbana. En efecto, transponer estos rasgos a las ciudades actuales
ha demostrado ser un ejercicio bastante espinoso, principalmente en aquellas que ya
comenzaban a decantarse por la dispersión y difusión territorial. Marín (2014, p. 27) al
referirse a Málaga en España, denota la dificultad de “combinar la recuperación de
una ciudad hecha a trozos, con los criterios de la ciudad nueva, con el equilibrio de
intensidades de edificación y diversidad de usos”. Advierte, además, que detrás de
estas falencias se encuentra el desconocimiento del espacio, la inserción de vacíos
urbanos y las actuaciones aisladas tanto públicas como privadas (Marín, 2015).
Al revelar la necesidad de cambiar el modelo disperso, diversos autores apuestan por
la visión de la ciudad y el territorio de manera integral, reconocer las particularidades,
regular los modos de producción del suelo y la vivienda, así como mejorar los obsoletos
procesos de planificación y diseño urbano.
Se trata de monitorear aspectos relativos a “la densidad urbana, compacidad
edificatoria, complejidad de usos y funciones, la accesibilidad y proximidad a los

142|
servicios y equipamientos básicos, y la movilidad en el entorno urbano” (Marín, 2014,
p. 49), cualidades relacionadas directamente con la ordenación y configuración de
la ciudad y el territorio, que conllevará al alcance de otros rasgos positivos como la
cohesión social y eficiencia metabólica.
El análisis del modelo de crecimiento urbano es complementado con estudios de
capacidad y sensibilidad del paisaje. La capacidad refiere al grado en que una unidad
de paisaje puede afrontar cambios sin manifestar consecuencias significativas en
su carácter, está relacionado con el concepto de resiliencia. El término sensibilidad
está asociado a la vulnerabilidad; así la Secretaría de Gestión de Riesgos de Ecuador
(SGR, 2014) al referirse a la vulnerabilidad indica su utilización “…para comprender los
estados de exposición y sensibilidad del territorio ante determinadas amenazas” (p.
11). El concepto de sensibilidad es usado como sinónimo de susceptibilidad cuando
denota “…las características intrínsecas que permiten un grado de afectación en los
sistemas o asentamientos humanos llegando a consecuencias o daños potenciales
que afectan su funcionalidad” (p. 12).
En cada caso se realiza el correspondiente análisis, basado en el diseño de un
modelo de sensibilidad ambiental ajustado a las particularidades de cada lugar y se
considera tanto el medio físico-natural como el socioeconómico (Zulaica et al., 2009;
Rebolledo, 2009). Estos modelos requieren de la descripción del comportamiento
del ambiente ante acciones perturbadoras, determinando los componentes y sus
variables (Rebolledo, 2009). La sensibilidad ambiental es inversamente proporcional a
la capacidad, es decir que “…una alta capacidad de asimilación o atenuación dará por
resultado un medio con baja sensibilidad” (Zulaica et al., 2009, p. 190).
En este capítulo se analiza la ocupación del suelo en las siguientes vertientes,
distribución de los espacios construidos e indicadores de densidad, compacidad y
concentración de edificaciones. Igualmente, se compara la situación actual con los
planteamientos realizados en los instrumentos de planificación y normativas existentes
para la zona, así como una modelación del índice de sensibilidad ambiental en el
escenario actual y futuro, una vez construido el aeropuerto.
Para el análisis de los espacios construidos, se generó la información de las
edificaciones del área de estudio por medio de la digitalización directa. Se utilizó como
base la imagen satelital pancromática a color del 23 febrero de 2013 con una resolución
espacial de 50 centímetros, la misma que permite identificar a detalle las edificaciones
existentes en el área, en cuanto a dimensiones, forma e incluso la clasificación según
el tipo de edificación, residencial, comercial o industrial, basado en el concepto de
grano edificatorio46. Para la actualización de la información al 2017, se usó el mapa base
disponible en ArcGis. Adicional a esta información, se utilizaron los datos generados
en las fichas de las edificaciones de las diferentes urbanizaciones, presentadas en
46
Está relacionado con la subdivisión predial y el capítulo II. El producto de este proceso es el shapefile de edificaciones del área
densidad de elementos.
de estudio; con esta información se procedió a elaborar el mapa de figura – fondo47.
47
Representación, basada en la teoría de las
percepciones, se utiliza en los análisis urbanos Seguidamente, se procedió a calcular la proporción de suelo ocupado, cuantificando la
para contrastar el espacio edificado (figura) y el superficie de edificaciones, espacios comunales y vías.
espacio vacío (fondo).

|143
Los cálculos de la densidad se refieren a la densidad bruta, descritas en términos de
habitantes/hectárea. Para la densidad bruta se procedió a revisar los datos de población
en el ámbito de estudio, de acuerdo a información del INEC. Los espacios habitados se
determinaron a partir de la información cartográfica de los sectores censales del área
rural para el año 2010 e información editada en el año 2014.
Los datos de población de cada sector y manzana censal se obtuvieron a partir
de la Base de Datos Provincial generada en REDATAM y procesada con el paquete
informático RSP versión 2012. Esta información finalmente fue procesada mediante
ArcGis con las herramientas Joint Field que permite enlazar los polígonos censales
con sus bases de datos y, de esta manera, calcular los indicadores de densidad de
población. La densidad neta fue calculada utilizando la información del número de
viviendas existentes en el ámbito de estudio, obtenida en esta investigación. A cada
unidad de vivienda se asignó el índice de 3,78 habitantes48, asumiendo un hogar por
vivienda.
Para el cálculo de la compacidad absoluta se utilizó la metodología propuesta por
la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona (2012). En este indicador se relaciona el
volumen edificado (m3), respecto a una superficie determinada (m2). Para el cálculo de
los volúmenes edificados se utilizó la superficie de las edificaciones y la altura (número
de plantas49), datos que fueron obtenidos mediante la digitalización de las edificaciones
y relevamiento en sitio. Para la representación de la compacidad se dibujó una malla
de referencia de 200 x 200 metros sobre el plano, la cual fue interceptada con los
polígonos de las edificaciones.
El producto de este proceso es un archivo que contiene la codificación de la malla
de referencia y las edificaciones, tanto los polígonos de las edificaciones completas
que se encuentran dentro de la celda como las porciones de estas. Posteriormente se
procedió a realizar la sumatoria de los volúmenes de las edificaciones por cada celda
de referencia de acuerdo con la siguiente ecuación:

Una vez que se tienen los volúmenes para toda la malla del área de estudio se
procede a calcular la compacidad absoluta, como sigue:

48
Considerando el promedio de personas
por hogar obtenido por el INEC para el año
Con los resultados de la compacidad absoluta (CA) calculada por cada celda se toma 2010. epresentación, basada en la teoría de las
como referencia el valor de 5 m50, es decir, una zona con un índice de CA mayor o igual percepciones, se utiliza en los análisis urbanos
para contrastar el espacio edificado (figura) y el
que 5 m se considera como área compacta y, en caso contrario, como no compacta. espacio vacío (fondo).
49
A cada uno de los pisos se asignó un valor
Para el análisis de la concentración urbana se usó la información de la localización de estándar de 3 metros.
las edificaciones; tomando en cuenta que el cálculo de la densidad está basado en la 50
Valor propuesto por la Agencia de Ecología
determinación de núcleos urbanos51; se procedió, en principio, a calcular la densidad Urbana de Barcelona (2012).
del área construida. Con este propósito se calculó el área y el centroide de cada 51
En este caso se utiliza como sinónimo de
aglomeraciones de edificaciones.

144|
edificación; esta información se convirtió, posteriormente, en geometría de puntos y, a
partir de estos elementos se calculó la densidad de Kernel52, tomando como parámetro
el área de cada punto. Esto permitió identificar los clusters de áreas construidas y, por
lo tanto, los probables núcleos urbanos.
Luego se procedió a ubicar una malla de 1 km2 (1km x 1 km) que cubriera toda el área
de estudio. Para ello se hizo coincidir el centroide de una de las celdas de referencia
con el punto central de mayor densidad identificado en la densidad de Kernel de áreas
edificadas. Se propone este procedimiento para evitar el descarte de los posibles
centros urbanos, en el caso de que la celda de referencia corte o intercepte a una
agrupación de edificaciones dando como resultado indicadores menores. La malla de
referencia se interceptó con los polígonos de las edificaciones y se procedió a calcular
el área de cada polígono o porción de polígono que se encuentra en cada celda; a
continuación, se calculó el indicador de área construida por kilómetro cuadrado de la
siguiente manera:

Una vez que se calculó este indicador se procedió a la clasificación de los centros
urbanos, considerando que ocupara al menos 1/3 de las celdas correspondientes53. Es
decir, si se obtenían valores superiores al 33% se consideraba como núcleos urbanos
y a los valores menores se clasificaban como áreas dispersas. Para lograr una mayor
desagregación, las áreas dispersas se clasificaron en tres rangos: menor a 10%, entre
10% y 20% y, entre 20% y 30%, para de esta manera identificar las zonas con mayor o
menor dispersión.
De esta manera, el índice de concentración urbana está relacionado con el índice de
dispersión urbana -son complementarios- por cuanto este último se define “…como
la probabilidad de encontrar espacio libre alrededor del pixel edificado” (Burchfield,
Overman, Puga y Turner (2005), citado por González, Pérez y Rubiera (2017, p. 219).
A efectos de considerar el modelo de crecimiento propuesto por el gobierno local,
se analizó el Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial de 2015 procediendo
a contrastar los usos de suelo actuales y propuestos. Para complementar esta
información se consideró pertinente realizar el estudio correspondiente al índice de
sensibilidad ambiental para un escenario actual y futuro, considerando, en el segundo
caso, las propuestas contenidas en el Plan de Ordenamiento Territorial del cantón
Guayaquil, 2015 en cuanto a implantación del aeropuerto, red vial proyectada y usos
del suelo.
Como fase previa a la determinación de la sensibilidad ambiental, se llevó a cabo la
reagrupación de las unidades geológicas, rasgos geomorfológicos y categorización
de los ecosistemas. Así, para cada unidad geológica obtenida del mapa temático se
determinó el área; luego se realizó una reagrupación de los rasgos en cinco categorías.
Un método similar fue aplicado para los rasgos geomorfológicos, agrupando, en
52
Herramienta de Análisis Espacial de ArcGIS. este caso, en cinco categorías. Se revisó, además, la importancia de los principales
53
Según la propuesta realizada por González, ecosistemas y, finalmente, se designaron tres categorías.
Pérez y Rubiera (2017).

|145
Los índices parciales de sensibilidad ambiental fueron asignados haciendo
corresponder los factores relativos al medio físico con los usos de suelo identificados
en el ámbito de estudio. Se utilizó una escala cualitativa de valoración numérica: 0. Sin
Afectación; 1. Baja Sensibilidad; 2. Moderada Sensibilidad y 3. Alta Sensibilidad, de
acuerdo a la metodología empleada por Zulaica et al. (2009). Esta valoración permitió
destacar las posibles amenazas a las cuales se encuentra expuesto el soporte físico
natural como consecuencia de las actuaciones antrópicas. A partir de los valores
asignados a los distintos usos, según su afectación a los factores ambientales, se
procedió a la sumatoria de los índices parciales de sensibilidad ambiental en cada
unidad ambiental, agrupando los resultados en tres categorías: alta (7-9); media (4-6);
baja (1-3).
Para la construcción del escenario futuro se hizo corresponder los factores relativos
al medio físico —geología, geomorfología y ecosistemas— con los usos de suelo
esperados en el ámbito de estudio a partir del Plan de Ordenamiento Territorial, 2015.
De esta manera, se consideró que el área designada para el aeropuerto, su área
colindante, las vías de conectividad, conjuntamente con su franja o área de servidumbre
estuvieran completamente ocupadas; de igual manera se generó un escenario en
donde toda el área clasificada como residencial estuviera completamente construida,
considerando que el aeropuerto será un polo de desarrollo que impulsará la instalación
de edificaciones residenciales, infraestructura de servicios, hoteles, etc. La escala de
valoración utilizada es la misma tanto para el escenario actual como futuro.

146|
Discontinuidad y fragmentación. Preeminencia de vacíos intersticiales
En la morfología del ámbito de estudio se pone en evidencia el carácter de espacio
periférico en plena transformación; destaca la incorporación de una gran superficie de
espacio natural al proceso de urbanización; la ocupación del territorio se encuentra
marcada por la dirección del eje vial, incursión fragmentada de los diferentes actores
—públicos y privados—; a la vez que se erigen las ciudadelas cerradas como tipos
residenciales predominantes y se improvisa en la conformación de los trazados.
De acuerdo a las estimaciones realizadas, basadas en el mapa de fondo-figura, el
suelo ocupado sólo alcanza el 3% de la superficie total del ámbito de estudio. No
obstante, es necesario considerar que cerca del 32% de la superficie de la zona de
planificación Chongón corresponde a la Reserva de Producción Faunística Manglares
del Salado, los Bosques Protectores Cerro Blanco y La Prosperina, además de los
esteros y cursos de agua. Además, de acuerdo a la información contenida en el Plan de
Ordenamiento Territorial, aproximadamente un 28% comprende las zonas destinadas a
la extracción de material pétreo y cultivos. Así, de los 177,28 km2, un 37% del territorio se
encuentra a la espera de ser ocupado, es decir, un área equivalente a 65,6 km2.
La ocupación del suelo luce fragmentada, por cuanto ha dependido, principalmente,
de la actuación de los promotores privados; grandes vacíos intersticiales se encuentran
a la espera de nuevas intervenciones que, muy probablemente, seguirán los mismos
esquemas de ocupación, dada la inexistencia de trazados que permitan avizorar una
estructuración del territorio. De esta manera, la forma de ocupación dependerá, casi
exclusivamente, de las posibilidades que ofrezca la vía a La Costa y la diversidad de
lotes resultantes como producto de la división del espacio, aunque esta última podría
estar condicionada, además, por la propiedad comunal en una parte del territorio.
La vinculación a la ciudad de Guayaquil mediante la carretera E-40, -vía a La
Costa-, ha influido definitivamente en la ocupación del espacio; los primeros 8.3 Km
comprendidos entre Guayaquil y Puerto Hondo poseen la mayor proporción de
espacio urbanizado (llenos), colmando casi la capacidad que ofrece el territorio, si se
consideran las limitaciones en su expansión, impuestas por el área natural protegida y
los bosques protectores, así como por la existencia de las canteras. Los espacios a
ocuparse -posiblemente en un breve plazo- están representados por los lotes vacíos
que median entre las ciudadelas cerradas, localizados al sur de la vía a La Costa; la
mayoría dependen de esta vía para su acceso directo, muy pocos lotes se encuentran
adyacentes a vías secundarias.
En los siguientes 7.9 Km que marcan la distancia entre Puerto Hondo y el poblado de
San Pedro de Chongón, se aprecia un mayor número de espacios vacíos, una situación
que puede ser explicada por la propiedad principalmente comunal -Comuna Casas
Viejas- que frenó por un tiempo la ocupación. La liquidación de la Comuna en 1980
y su posterior impugnación en 2015, reviste a la ocupación de este sector de gran
incertidumbre. Actualmente los terrenos están en posesión del Banco Central del
Ecuador y se encuentran sometidos a una gran presión inmobiliaria.

|147
Figura 99. Llenos y Vacíos.

148|
Figura 95. Llenos y vacíos del ámbito de estudio

|149
En este sector destacan dos superficies de terreno pertenecientes a la Compañía
Negocios Generales Tiffany, de aproximadamente 86 hectáreas, al norte de la Vía a La
Costa, donde se proyectaron la Lotización Fincas Vacacionales Tiffany54 y Lotización
Fincas Vacacionales Tiffany 2, esta última sin aprobación de la Municipalidad55.
Actualmente la empresa promotora afronta problemas legales, “Varios terrenos
vendidos no coinciden con los linderos, mensuras y áreas de la Lotización Fincas
Vacacionales Tiffany”56, en algunos casos, los mismos terrenos se han vendido a
distintas personas. Una situación que ha llevado a revisar los registros de propiedad de
la Comuna Casas Viejas, específicamente en los sectores Cubachi, 1 y Central.
Al sur de la vía, bordeando el poblado de San Pedro de Chongón, se encuentran
grandes extensiones de terreno delimitadas por camaroneras, igualmente, dentro
del poblado, se encuentra una gran cantidad de lotes disponibles. El último tramo
comprende el espacio con mayor extensión de terrenos vacantes; a excepción de las
edificaciones de Daular y de las fincas agrícolas existentes, el territorio luce vacío.

Figura 100. Vacíos intersiciales en Chongón.

150|
Figura 101. Llenos y vacíos en San Pedro de
Chongón
Fuente: Mapeo colaborativo de alumnos de la
asignatura Estructura Urbana y Ordenamiento
Territorial, 2017.

|151
Dispersión territorial. Un crecimiento signado por la baja densidad, baja
compacidad y desconcentración urbana
Para el último censo, el ámbito de estudio estaba dividido en 82 sectores censales
de superficie muy heterogénea, con una mayor subdivisión en las urbanizaciones y
asentamientos consolidados para la fecha. Para facilitar la lectura se ha hecho una
correspondencia entre los sectores censales y los núcleos poblacionales; de esta
manera, por ejemplo, la urbanización Puerto Azul comprende 12 sectores censales.
En general, el espacio delimitado por la poligonal urbana reflejaba una muy baja
ocupación, denotándose la existencia de densidades bajas (entre 10 y 199 hab/ha); y
muy bajas (menores a 10 hab/ha), atendiendo a los tipos de densidades propuestas
en el Plan de Ordenamiento Territorial vigente. Una superficie de 702,98 hectáreas
correspondientes a 57 sectores censales tenían densidades bajas; el resto, densidades
muy bajas. Dado que el rango propuesto por el Plan para las densidades bajas es muy
amplio, se fraccionó en 5 rangos
De esta manera, el 95% del territorio presentaba densidades inferiores a 5 hab/ha;
el 2,5% reflejaba densidades entre 5,01 y 25 hab/ha. Los sectores que presentaban
valores entre 25,01 y 75 hab/ha apenas representan el 2,1% de la superficie; el resto,
poseía densidades superiores a 75 hab/ha. Estos valores corresponden a algunos de
los sectores censales donde se encuentra Puerto Hondo, San Gerónimo 2 y Puertas del
Sol. Unos resultados que encuentran su lógica en el origen informal, grano edificatorio y
antigüedad de los tres asentamientos.
Para el análisis de la densidad neta, se escogió una muestra de 30 sectores
residenciales, de los cuales 23 corresponden a ciudadelas cerradas, 4 están
representados por núcleos poblacionales localizados en propiedad comunal y 3
asentamientos de origen informal, de los cuales 2 ya se encuentran consolidados
-Puerto Hondo y Puertas del Sol-. Los resultados obtenidos no reflejan patrones
regulares según las diferentes formas de crecimiento; en el caso de las ciudadelas
cerradas, la variedad depende del diseño, dimensiones de los lotes y superficie de
áreas comunales.
El valor promedio encontrado es bastante bajo, 52,77 hab/ha; el 60% de las áreas
residenciales dentro del ámbito de estudio mantiene cifras por debajo de este valor;
dentro de este grupo se encuentran los asentamientos comunales como Sara Patricia-
Nueva Esperanza-Las Américas, Casas Viejas, Daular, San Pedro de Chongón y San
Jerónimo 1; la excepción la constituye San Gerónimo 2 con 71,07 hab/ha.
El 40% que posee valores por encima del promedio corresponde, en su mayoría,
a las ciudadelas cerradas. La mayor densidad se registró en Costalmar 1, conjunto
residencial multifamiliar, con 151,34 hab/ha. Destaca dentro del grupo, el asentamiento
de origen informal Puertas del Sol que se encuentra al inicio de la vía a La Costa y
posee un alto grado de consolidación.

152|
Tabla 11. Densidad bruta por sectores censales
2010.

|153
154|
Figura 102. Densidad Bruta 2010
Fuente: Elaboración propia, basada en INEC (2010).

|155
Tabla 12. Densidades brutas por urbanizaciones,
2017

156|
Figura 103. Densidad Neta, 2017.

|157
Los cálculos relativos a la compacidad representan valores inferiores a 5 m; en
algunas urbanizaciones estas cifras se acercan a 3 m, debido a la presencia de
edificaciones multifamiliares y zonas industriales de varios pisos, lo que aumenta el
volumen construido. Estos sectores corresponden a las urbanizaciones de Puerto
Azul, Bosques de la Costa, Terra Nostra, Puerto Seymour, Vía al Sol. En el tramo B1
destaca un conjunto aislado de edificaciones que superan los 5 m, sin embargo, no son
representativos, pertenecen a la empresa Cementos Nacional (Holcim).

Figura 104. Volúmenes edificados para el cálculo


de compacidad tramo A.

158|
Figura 105. Compacidad absoluta en el ámbito de
estudio.

|159
Figura 106. Compacidad absoluta en el ámbito de
estudio.

160|
El cálculo del índice de concentración urbana, realizado en dos fases, de acuerdo a lo
explicado al inicio de este capítulo, es expresado en el mapa de densidad de Kernel y en
la malla representativa de las proporciones del espacio ocupado por las edificaciones.
En términos generales, se aprecia una baja concentración de edificaciones, uno de
los indicativos de la dispersión que caracteriza el proceso de ocupación al oeste de la
urbe porteña.
La mayor concentración se localiza en los sectores más cercanos a la ciudad de
Guayaquil, específicamente en la ciudadela Puerto Azul con valores de 24,84%; no
obstante, como se observa en el mapa de densidad, existe un crecimiento continuo
hasta San Pedro de Chongón, percibiendo algunas manchas dispersas hacia el
suroeste, en las cercanías a la población de Daular. Este indicador permite avizorar la
tendencia de crecimiento de Guayaquil hacia este sector e identificar el proceso que
se está evidenciando en el cambio de espacio rural a urbano.
Los resultados en la ocupación del suelo revelan dos tipos de crecimiento
predominantes, uno lineal, apoyado en la vía a la Costa (linear growth) y otro
representado por áreas discontinuas con espacios intersticiales (leapfrog growth),
según las definiciones presentadas por Harvey y Clark (1971) citados por Santos,
Azcárate, Cocero y Muguruza (2013). El crecimiento lineal que se da en los primeros
kilómetros responde a una espacialidad urbana periférica en plena consolidación,
aunque no con la misma intensidad hacia el norte que hacia el sur de la vía.
En el territorio donde se encuentran los asentamientos de origen comunal se está
ante la presencia de un espacio rururbano con evidentes rasgos de dispersión; San
Pedro de Chongón, sin embargo, se constituye en un núcleo urbano con posibilidad
de convertirse en una centralidad del ámbito de estudio. El resto del territorio, hacia los
terrenos del nuevo aeropuerto, es fundamentalmente rural.

|161
Figura 107. Índice de concentración urbana.

162|
Figura 108. Densidad de Kernel.

|163
Modelo de crecimiento según los planes vigentes
El Plan de Desarrollo y Ordenamiento Territorial de 2015 constituye una actualización
del Plan aprobado en 2012. La mayor parte del contenido del documento se mantiene,
a excepción de los planos de Estructura Vial, Calificación del Suelo, Esquema de
Ocupación y Usos del Suelo. De acuerdo a las actualizaciones realizadas a este último
plano, para el ámbito de estudio, las superficies destinadas a suelo urbanizable y no
urbanizable guardan proporciones similares, 88,30 y 88,97 km2, respectivamente.
Dentro del primero destacan las superficies destinadas a uso residencial de densidad
baja (entre 10 y 199 hab/ha) con un 19,5%; sigue el espacio destinado al aeropuerto con
13,5%.
La zona residencial de densidad baja coincide con la ocupación del eje de la vía a La
Costa, reforzando el proceso que ha tenido lugar, extendiéndolo hasta la población de
El Consuelo en el área de expansión urbana; la vía a La Costa es considerada como
un corredor de estructuración urbana. La intensidad de ocupación del suelo relativa
a la densidad media (200-399 hab/ha) se asigna al centro poblado de San Pedro de
Chongón y su alrededores, lo que probablemente desencadenará las apetencias del
sector inmobiliario. Se ratifica el uso industrial en unos pequeños sectores, al igual que
el uso comercial. En los alrededores de la población de Daular y terrenos del futuro
aeropuerto, se propone uso residencial agrícola.

164|
Al contrastar la información relativa a usos de suelo, actuales y propuestos, se
pueden verificar algunas inconsistencias, entre éstas, la presencia de canteras en el
área destinada a uso residencial de densidad baja y la expansión de las urbanizaciones
hacia el área protegida, fuera de los límites del uso propuesto, aspectos que ya habían
sido mencionados anteriormente.
De igual manera, se hizo la superposición de las vías propuestas y en estudio sobre
el mapa de cobertura de vegetación y usos de suelo, determinando la incursión de
la infraestructura en la Reserva Faunística Los Manglares del Salado y los bosques
protectores Papagayo, Cerro Blanco y La Prosperina. Con la expansión de la ciudad
hacia el oeste, el carácter interprovincial de la vía a la Costa ha entrado en conflicto con
el rol de eje urbano estructurante que está llamado a cumplir. A pesar de su ampliación
y la incorporación de calles de servicio para apoyar su funcionamiento, la capacidad y,
por lo tanto, la jerarquía ha disminuido. Esta situación, conjuntamente con las demandas
de infraestructura por causa de la construcción del aeropuerto, ha obligado a estudiar
otras alternativas de comunicación con la ciudad y de ésta con el territorio que le sirve
de soporte, a pesar de las posibles afectaciones al ambiente.

|165
Figura 109. Superposición de usos de Suelo
actuales y propuestos.
Fuente: Plan de Ordenamiento Territorial (2015).

166|
Figura 110. Superposición cobertura de usos de
suelo y vías propuestas.
Fuente: Plan de Ordenamiento Territorial (2015).

|167
Implicaciones ambientales de la ocupación del territorio
Una vez visualizados los diferentes atributos de este espacio geográfico, podríamos
afirmar que se trata de una zona periurbana, sometida a un proceso de intensos cambios
que le otorgan un gran dinamismo y una gran susceptibilidad a las intervenciones que
están teniendo lugar.
En su configuración morfológica y funcional se ofrece como un mosaico híbrido donde
tiene cabida la residencia para población de altos, medios y bajos ingresos, vinculada
tanto a actividades de servicio asociadas a lo urbano como actividades agroproductivas
propias del medio rural, ambas conviviendo con la actividad extractiva (minería) y otras
industrias. Aunado a esto, el escenario donde se desenvuelven tan heterogéneas
actividades ha sido proyectado como área urbana por el Gobierno Municipal, además
de la implantación del nuevo aeropuerto, que iniciará sus operaciones en el 2024.
Con respecto a este proyecto, llama la atención la ligereza con que se menciona el
tema ambiental en el Plan de Ordenamiento Territorial, “…al existir escasa vegetación y
poca vida silvestre, se estima que no habrá un impacto ambiental significativo sobre el
entorno natural”. Esta situación lleva a plantearse la necesidad de evaluar la sensibilidad
ambiental para las diferentes actividades actuales y futuras, considerando los atributos
físicos presentes -rasgos geológicos, geomorfológicos y ecosistemas-, los cuales,
a su vez, definen unidades de paisaje particulares. Con la finalidad de visualizar los
cambios que serían generados por la implantación del aeropuerto y afectación de los
ecosistemas existentes, se realizó el análisis y representación del índice de sensibilidad
ambiental en los escenarios actual y futuro, de modo que pudieran compararse.
Las condiciones asociadas a la geología, geomorfología y ecosistemas fueron
agrupadas previamente para facilitar el proceso de cruce con los usos de suelo.
Basados en las consideraciones expuestas en el aparte relativo a los ecosistemas, se
procedió a agruparlos según su importancia ecológica, estableciendo tres unidades
Alta, Media y Baja. Dentro de la primera se incluyeron al bosque seco, depósitos de
agua y manglar; el matorral seco se consideró como de media importancia ecológica; el
resto, correspondiente a las actuaciones antrópicas, es clasificado de baja importancia
ecológica.
Posteriormente a la agrupación de los rasgos geológicos, geomorfológicos y
ecosistemas se procedió a la superposición de sus límites para obtener distintas
unidades de paisaje. Para la definición de los índices parciales de sensibilidad ambiental,
es decir, el grado de afectación de las unidades de paisaje por causa de las actividades
desarrolladas en el área, se definió una escala cualitativa según la metodología planteada
por Zulaica et al. (2009). Los resultados denotan el aumento de las superficies con
una mayor sensibilidad (valoración entre 7 y 9), las cuales se encuentran localizadas
en el lugar donde será implantado el aeropuerto, conjuntamente con otros sectores
localizados al norte y sur de la vía.

168|
Tabla 13. Ecosistemas. Importancia ecológica

Tabla 14. Valoración de factores ambientales y


usos de suelos

Tabla 15. Índice de Sensibilidad ambiental por cada


escenario

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Figura 111. Índice de Sensibilidad ambiental-
Escenario actual.

170|
Figura 112. Índice de Sensibilidad ambiental-
Escenario futuro.

|171
CONCLUSIONES
La dinámica de expansión de Guayaquil sobre el espacio geográfico natural y rural de
Chongón pone de relieve rasgos asociados al proceso de crecimiento de las ciudades
en la actualidad. Estos rasgos pueden resumirse en formas de crecimiento residencial
de baja densidad, construcciones dispersas y difusión del modo de vida urbano
(Entrena, 2005; Indovina, 2007; Font, 2007; Salinas y Pérez, 2011; González, Rubiera
y Pérez, 2014; Santos et al., 2013; Hernández, 2016). Paisajes rurales y naturales van
adquiriendo una fisonomía urbana aunque con distintas carencias y particularidades.
En términos generales, las cualidades del paisaje del ámbito de estudio apuntan a la
configuración de un espacio geográfico sometido a intensos cambios. La transición
entre lo rural y lo urbano evidenciado en la hibridez de formas, funciones y actividades
con diversos orígenes, particularidades y dinámicas apuntan a una gran complejidad
para su comprensión y, por supuesto, gestión. Tipos residenciales, actividades
agrícolas y mineras e instalaciones industriales compiten por la ocupación del espacio,
ignorando el soporte físico natural, materializado en importantes ecosistemas; la
definición de áreas naturales protegidas y bosques protectores no ha sido óbice
para la ocupación indiscriminada y afectación de los recursos, avizorando un futuro
incierto para estas áreas. A pesar de la riqueza del soporte físico, materializado en sus
cualidades naturales, el paisaje luce poco armónico, degradado, conflictivo.
Uno de los aspectos más relevantes lo constituye la indefinición administrativa de
gran parte del territorio -se debate entre parroquia rural y urbana- y de los límites
establecidos en la propiedad del suelo (comunas), planteando serios conflictos entre
los diferentes actores sociales y gubernamentales. Este rasgo podría asociarse
a la “incertidumbre urbanística” mencionada por Hernández (2016) al referirse a los
espacios periurbanos. En la expansión de Guayaquil, destaca el exceso de nuevo
suelo destinado a uso urbano, sin garantías de disponibilidad de servicios, de 32600
ha existentes en 1991 pasó a tener 41900 ha en 2012, aumentando aproximadamente
28,52%, una situación similar a lo planteado en otras ciudades (Marengo, 2010). La
densidad bruta de esta importante urbe ecuatoriana es de aproximadamente 54,68
hab/ha, correspondiendo una superficie de 182 m2/hab.
En la configuración morfológica se deja entrever un “territorio invertebrado” (Font,
2007), cuya organización depende, casi exclusivamente, de un eje vial (carretera
E-40), el escenario es lineal, prevalece la ausencia de recursos viarios secundarios e
inexistencia de espacios públicos; estos han sido suplidos por centros comerciales o
gasolineras-tiendas (Muñoz, 2007); las formas de crecimiento cuelgan de la vía a modo
de fragmentos autónomos. De esta manera, se conforman contextos aislados tanto
morfológica como funcionalmente, donde es indispensable el vehículo privado para la
movilización y que sugieren una débil vinculación social (Barba y Mercadé, 2007). La
estructuración de la zona de expansión urbana a partir de una vía de comunicación
de carácter interprovincial, constituye un problema tanto para la capacidad de soporte
como para la seguridad de los pobladores, reflejando improvisación en el crecimiento
de la ciudad. Con la construcción del nuevo aeropuerto, se requerirá de la construcción
de mayor número de arterias viales, infraestructuras y equipamientos, agudizando la
problemática de intervención del espacio.
|173
Desde el punto de vista morfológico, consideramos apropiado acoger el concepto
de territorios morfológicos utilizado por Font (2007) para referirse a las modalidades
espaciales de los paisajes de baja densidad, por la diversidad de escalas y dinámicas,
caracterizadas por la “heterogeneidad y discontinuidad espacial dominantes” (Font,
2007, p. 102) y por la agregación de formas diversas y en constante evolución.
Entre estos territorios morfológicos destacamos, para el ámbito de estudio, las
ciudadelas cerradas como forma predominante; algunos asentamientos de origen
informal, consolidados y en proceso de consolidación, cuyas transformaciones
han dependido de su localización y visibilidad en el territorio; tímidas ocupaciones
lineales que se debaten entre los usos residenciales e industriales y, por último, las
ocupaciones aisladas. Mención aparte requiere la población de San Pedro de Chongón
con sus propias dinámicas, evidenciadas en su expansión, ocupación de su periferia,
progresiva colmatación de vacíos y heterogeneidad en los usos de suelo, transitando,
muy probablemente, hacia la conformación de una centralidad. El espacio geográfico
correspondiente al ámbito de estudio posee cualidades naturales muy importantes,
aproximadamente el 45% del territorio incluye ecosistemas de alta importancia
ecológica, que actualmente se encuentran sometidos a una degradación inminente.
Existen tensiones y conflictos entre los usos de suelo; pérdida de los atributos
físicos; modificación y homogeneización de la textura producto de la incursión de las
construcciones, además de la fragmentación de los ecosistemas.
Si bien la medición de la dispersión incluye distintas variables (Ewing, Pendall y Chen,
2002; González et al., 2013; Santos et al., 2014), en esta investigación se optó por el análisis
morfológico del nuevo crecimiento urbano, incluyendo algunas de sus dimensiones:
discontinuidad, baja densidad, baja compacidad y baja concentración urbana. Con
respecto a la primera dimensión se determinó la discontinuidad y fragmentación con
grandes vacíos intersticiales. El tramo más cercano a Guayaquil luce, a simple vista,
con menor número de espacios vacíos; sin embargo, está conformado por fragmentos
autónomos desvinculados entre sí.
Los resultados obtenidos en cuanto a densidad, se corresponden con los obtenidos
en diversas ciudades -grandes y medianas-, que afrontan actualmente un crecimiento
extensivo. De acuerdo al estudio realizado por Terraza et al. (2016) en 16 ciudades
emergentes, la densidad bruta promedio es de 46 hab/ha en suelo urbano y 35 hab/
ha si se considera el suelo periurbano, cifra bastante baja si se compara con ciudades
como Barcelona (199 hab/ha) o Medellín (221 hab/ha). El valor promedio encontrado
de densidad neta es bastante bajo, contrastando con los resultados presentados en el
trabajo de Terraza et al. (2016), con 88 hab/ha. Los resultados de densidad en el ámbito
de estudio se complementan con los valores de compacidad, menores al sugerido (5
m), debido a la preeminencia de viviendas unifamiliares. En cuanto a la concentración
urbana, se obtuvieron valores inferiores al 33%, porcentaje recomendado por González,
et al. (2014) según el método utilizado.
De esta manera, los resultados en la ocupación del suelo del ámbito de estudio
revelan el modelo de crecimiento de Guayaquil hacia el oeste, caracterizado por la
existencia de gradientes entre lo rural y lo urbano, una característica importante de los
paisajes metropolitanos contemporáneos (Robles, 2017).
174|
En los primeros kilómetros es lineal, apoyado en la vía a la Costa (linear growth) y
discontinuo con espacios intersticiales (leapfrog growth), según las definiciones
presentadas por Harvey y Clark (1971) citados por Santos et al. (2013). El crecimiento
lineal que se da en los primeros kilómetros responde a una espacialidad urbana
periférica en plena consolidación; en el territorio donde se encuentran los asentamientos
de origen comunal se está ante la presencia de un espacio rururbano (Sereno et al.,
2010), con evidentes rasgos de dispersión. El resto del territorio, hacia los terrenos del
nuevo aeropuerto, es fundamentalmente rural.
El modelo territorial propuesto en los planes ratifica la tendencia en la ocupación
del suelo, bajas densidades, multiplicación de las ciudadelas cerradas, inexistencia de
espacios públicos y localización puntual de equipamientos. Se obvian consideraciones
especiales con relación a los ecosistemas existentes, aspecto que ha podido
visualizarse en la comparación entre el índice de sensibilidad en la situación actual y en
la aplicación del contenido del Plan de Ordenamiento Territorial.
Este estudio realizado para un sector de la ciudad en franco crecimiento y
conformación, permite establecer, a grandes rasgos, el modelo de crecimiento
de la ciudad de Guayaquil. Un modelo con deficientes orientaciones por parte de
los organismos que debieran estar comprometidos con la planificación y gestión.
La confluencia de intereses de diverso origen señala la existencia de un espacio
conflictivo en diferentes vertientes, propiedad, administración política, usos del suelo.
Unos conflictos que amenazan con magnificarse con la realización del gran proyecto
urbano representado por el aeropuerto.
Tal situación demanda de los futuros planes, la inclusión de estudios del paisaje
como tema relevante en el diagnóstico y propuesta para este sector de expansión
de la ciudad, asumiéndolo como premisa para futuros planes urbanos y territoriales
del cantón Guayaquil. Revisar la proporción de áreas urbanizables; éstas deben ser
cuidadosamente estudiadas, en función de las necesidades de la población, una vez
se hayan colmado los espacios de la ciudad. De igual manera, establecer estudios
particulares acerca del capital natural y sus características, capacidad de carga
del territorio, considerando aspectos tan sensibles como la fragmentación de los
ecosistemas y la vulnerabilidad. Establecer un monitoreo permanente de la situación
mediante el uso de indicadores asociados al fenómeno de dispersión territorial. Se
impone una revisión de mejores alternativas que permitan formular un modelo territorial
adecuado a las profundas transformaciones del territorio..
A partir de estos resultados, quedan pendientes nuevos estudios que podrían
complementar los resultados, por ejemplo, localización de empleos, movilidad de
los habitantes, cuantificación de los costes sociales y económicos de la dispersión.
Urge la revisión de los Planes de Manejo de las áreas naturales protegidas y bosques
protectores en cuanto al establecimiento de las zonas de amortiguamiento. Además
proponer medidas de reparación para los sectores de Cerro Blanco que han sido
afectados por la extracción de material pétreo. Presentar un plan de medidas de
mitigación y de compensación sobre el ambiente, por causa de la incursión del
proyecto del nuevo aeropuerto.

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CRÉDITOS FOTOGRÁFICOS

(La primera cifra indica el número de ilustración. La cifra entre parentesís, la página del
libro)
Archivo del proyecto de investigación ”Estudio de la morfología urbana y dinámica
de la ocupación del suelo de la Parroquia Chongón. Análisis del modelo de crecimiento
de la ciudad de Guayaquil hacia el oeste”, 8-15 (37), 16-17(38), 21 (51), 22-23 (52), 24-25
(53), 26-28 (55), 30-45 (57-73), 47-49 (85), 53-54 (90), 57-59 (94), 66 (100), 67 (104), 82-
87(123), 94 (131), 95-96 (132-133), 97-98 (134-135), 113 (172).
Canal de Televisión Universidad Católica Santiago de Guayaquil. Programa
Investigación desde la Academia. Portadas de Capítulos (22), (23), (40), (41), (76), (77),
(136), (137), 29 (56), 70 (107), 76 (116), 100 (150).
Diario El Universo. 58 (94).
LaHistoria Twitter. 65 (100).

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