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Breve introducción:
Este año 2019 ha sido rico en Congresos de Física para celebrar el centenario de la confirmación de la
Teoría general de la relatividad, y la proclamación de Einstein como quien logró –dicen los estudiosos– superar a
Newton. Entre los grandes acontecimientos está el Eclipse total de Sol observado el 29 de mayo de 1919, donde
pudo demostrarse una predicción hecha por Einstein en su Teoría, según la cual –la luz que viaja por el espacio
tiempo al pasar por un campo gravitatorio producido por algún objeto, se curva–. Todos estaban a la expectativa.
Dos equipos de astrónomos –uno en el Brasil y otro en la Isla Príncipe en el Golfo de Guinea– tomaron imágenes
y mediciones de las estrellas durante el eclipse, el cual fue bien largo: seis minutos. Y cual no sería su sorpresa
cuando al analizar con todo rigor las fotografías, los astrónomos se dieron cuenta que confirmaban las predicciones
de Einstein. Extraordinario resultado que fue anunciado al mundo el 6 de noviembre de 1919. Y por supuesto que
al día siguiente Einstein se encontraba en la primera página de todos los periódicos, aplaudido por la confirmación
de su Teoría general de la Relatividad. Por entonces Popper tenía 17 años, era un apasionado de la física y como
muchos estaba expectante frente a los resultados que ofrecería el eclipse, pues unas semanas antes del eclipse,
había escuchado una conferencia bellísima de Einstein en la Universidad de Viena donde, después de presentarles
su teoría, les había hablado de la importancia de la confirmación experimental y habría asegurado que si los hechos
mostraban lo contrario de su predicción, significaba que su teoría no podría ser aceptada por la comunidad
científica internacional. Pues bien, en el artículo que les ofrezco a continuación muestro la influencia que la obra
y el pensamiento de Einstein tuvo en la filosofía de Karl Popper.
En la historia de las ideas encontramos frecuentemente que los grandes paradigmas científicos
son retomados por grandes pensadores y dan origen a fuertes filosofías. Es el caso en el siglo XVII de
René Descartes, quien elabora la filosofía mecanicista tratando de profundizar en las consecuencias
filosóficas del sistema copernicano; o de Emmanuel Kant, quien hace de la teoría de la ciencia
newtoniana el centro de debate, de reflexión y de análisis de su máxima obra, La Crítica de la Razón
Pura. En el sigo XX el caso más interesante es la gran influencia ejercida por Albert Einstein en la
filosofía de Karl Popper.
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En su obra Búsqueda sin término nos dice que fue hacia mayo de 1919, después de haber
escuchado la presentación que Albert Einstein hiciera en Viena de su teoría de la Relatividad, cuando él
empezó a comprender que la ciencia debía caracterizarse por la voluntad de someter a la falsación las
teorías, es decir, por su apertura a la crítica, impresionado por el espíritu abierto que veía en el creador
de la nueva física, quien mas que insistir en los hechos confirmatorios de su teoría se preguntaba por las
consecuencias de ella y pedía con insistencia que se la miraran críticamente. A nuestra manera de ver los
tres presupuestos filosóficos de Albert Einstein que mayormente marcaron el derrotero intelectual de
Karl Popper son los siguientes:
Einstein reconoce la influencia que recibió de la filosofía sensista y empirista de Ernst Mach y
algunos estudiosos han visto en la carta a Michel Bessoi la expresión del empirismo de Einstein, pero es
claro que aquí él no está pensando en la sensación individual, sino en una síntesis creativa de la totalidad
de la experiencia. En sus Notas Autobiográficas de 1946 Einstein asegura lo importante que son los
‘principios’ para el desarrollo científico.ii Mientras para Mach y en general para los positivistas de aquella
época, la tarea fundamental de la ciencia es descriptiva y económica, para Einstein es constructiva,
especulativa y crítica.
Mientras Mach se había propuesto eliminar las ideas metafísicas que se encontraban en la ciencia,
para Einstein la meta de la ciencia es en últimas una búsqueda metafísica, ya que ella no debe contentarse
solamente con saber cómo es la naturaleza, sino que debe tratar de conocer por qué es como es y no de
otra manera. Según Einstein, al igual que hay una pasión por la música, hay una pasión por el
conocimiento, sin cuya pasión no existirían ni las matemáticas ni las ciencias naturales.iii
Albert Einstein insistía además en el carácter marcadamente explicativo de toda teoría científica,
idea apropiada por Popper, quien criticó con vehemencia las tendencias positivistas e instrumentalistas
de algunos científicos modernos, para quienes lo fundamental en la ciencia eran sus aplicaciones
prácticas.
Einstein creyó siempre en un mundo objetivo real, escondido detrás de los fenómenos, mundo
que podía ser asido por la racionalidad humana; esta creencia era a sus ojos fundamental para el desarrollo
de la ciencia: “La creencia en un mundo externo, independiente del sujeto que lo percibe es la base de
toda ciencia natural”.iv Según Max Born, Einstein creía en la capacidad que tiene la razón para adivinar
las leyes con las cuales ha construido Dios el mundo, una especie de fe milagrosa, como diría un
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escéptico, pero, según Einstein, se trataba de un credo que con el desarrollo de la ciencia ha dado
resultados de manera asombrosa.v
En la L.I.C. Popper cita con entusiasmo el ensayo que Einstein presentó en 1919 en honor de Max
Planck, titulado: Motiv des Forsches –Motivos para investigar–, en donde con claridad, elegancia y
belleza muestra Einstein los principales motivos que a sus ojos llevan a la investigación científica,
concluyendo que la fuente perenne de paciencia para lograr construir el templo multifacético de la ciencia
es el “anhelo de contemplar la armonía preestablecida”, como felizmente ha llamado Leibniz a las leyes
de la naturaleza.vi La ciencia no es una colección de leyes, ni un catálogo de hechos sin mutua relación;
ella es –dirá Einstein–: “una creación del espíritu humano que cree firmemente en la posibilidad de asir
la realidad con nuestras construcciones teóricas. Sin la creencia en la armonía interior de nuestro mundo,
no podría existir la ciencia. Esta creencia es y será siempre la motivación fundamental de toda creación
científica”.vii
Popper dedica muchos artículos y el más voluminoso libro de los Postcriptums a la Lógica,
titulado Realismo y el Objetivo de la Ciencia, a explicar el sentido y la fecundidad del realismo en la
ciencia. Es más, el realismo es un presupuesto fundamental del falsacionismo, pues éste no puede
entenderse sin la idea de descubrimiento, es decir, que más allá de las apariencias hay algo para descubrir,
hay una realidad que debe ser asida y recreada con nuestras teorías y con nuestra argumentación crítica,viii
hay una realidad que puede ofrecer en cualquier momento aspectos que no habían sido tenidos en cuenta
y por lo tanto puede derrumbar nuestros castillos teóricos. Hay una realidad que el científico no debe
sólo calcular y prever sino también explicar. Seguidor de Einstein, Popper piensa que la física es
fundamentalmente cosmología y en tal sentido está muy cerca de la metafísica.
Tampoco era el planteado por Mach, quien aconsejaba quedarse en el plano de las experiencias
y limitarse a buscar las expresiones más económicas de las relaciones entre los elementos allí
encontrados. Al contrario, el proceso de pensamiento científico era para Einstein esencialmente
constructivo y especulativoxii. Considera que el error fundamental de la física del siglo XIX fue el no
comprender que no había un método inductivo que llevara de los hechos a los conceptos fundamentales
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de la física.xiii Einstein está profundamente convencido de que todas las teorías son creaciones humanas
y por lo tanto son hipotéticas, nunca completamente definitivas, siempre sujetas a la duda y al
cuestionamiento.xiv De este presupuesto filosófico se apodera Popper para elaborar su falibilismo cuya
meta es mostrar que ningún científico puede formular nada con absoluta certeza, a lo sumo, lo que sí es
posible es negar la verdad de una hipótesis, pero jamás confirmarla definitivamente.
*- Se pueden sacar predicciones correctas a partir de axiomas falsos; como sucedió con la teoría
aristotélica de los elementos, la teoría del flogisto o la teoría del calor.
*- No hay verificación o confirmación definitiva de una teoría mediante la observación puesto
que nuevos hechos con el tiempo pueden des confirmarla.
*- Muchas confirmaciones experimentales de teorías con el tiempo han resultado ser falsas debido
a una mala interpretación de los datos, o a fallas en el equipo experimentalxvi.
Popper señala en varias ocasiones, a lo largo de sus obras cómo, lo que más influyó en su
formación profesional fue la actitud intelectual de Albert Einstein, quien a diferencia de Adler, Freud y
los seguidores de Marx –tres autores cuyas teorías luchaban durante las primeras décadas del siglo XX
por mostrar su estatus de cientificidad– en lugar de empeñarse en buscar a toda consta confirmaciones
para su teoría, como lo hacía Einstein, quien buscaba experimentos cruciales que la pusieran a prueba,
ellos luchaban porque fueran aceptadas dogmáticamente, sin ponerlas a prueba.xvii
En esta forma, Einstein no sólo le proporcionó a Popper la primera indicación en relación con la
‘Falsación’ como criterio de demarcación entre ciencia y no ciencia, sino que se constituyó en el ideal
fundamental de un buen científico, es decir: un hombre de osadas ideas, sumamente crítico, que trabaja
con audaces conjeturas y somete sus teorías a pruebas rigurosas, buscando más refutaciones que
confirmaciones.
De su minucioso análisis, concluye Andrade que la actitud de Einstein no era tan crítica frente a
su propia teoría, ni tan ajena a las explicaciones ad hoc. como lo pensaba Popper. Esto debido a sus
arreglos ad hoc. para hacer que el universo permaneciera ‘el mismo’, estático, no en expansión; y esto
gracias a la “Constante cosmológica” que el mismo Einstein calificó más tarde como “el gran error de
mi vida”.
i HOLTON Gerard. Ensayos sobre el pensamiento científico en la época de Einstein. Alianza, 1982, p. 179.
ii EINSTEIN Albert. Notas Autobiográficas. Traducción del Inglés por Miguel Paredes. Madrid, Alianza, 1984, pp.51 y sig.
iii Cf. HOLTON. Óp. Cit., pp. 179-198. Aquí presenta un largo pasaje del ensayo de Einstein: “Acerca del estado actual de la
teoría del campo” (1919), donde se muestra la posición anti positivista de Einstein con estas palabras: “Hay dos fines que la teoría física
persigue ardientemente: recopilar en forma tan completa como sea posible todos los fenómenos pertinentes y sus conexiones, y ayudarnos
no solamente a saber cómo es la naturaleza, y cómo se llevan a cabo sus distintos intercambios dentro de ella, sino también a alcanzar, en
lo que sea posible la meta –quizá utópica y aparentemente arrogante– de conocer por qué la naturaleza es como es y no de otra manera”.
iv Cf. EINSTEIN Albert. Mis Ideas y opiniones. Ed. Anton Bosch, p. 238.
v Cf. BORN Max. Physics and Relativity. Physics in my generation. Londres: Pergamon Press, 1956, p. 309.
vi Cf. EINSTEIN Albert. Mis Ideas y opiniones. Op. Cit., p. 201.
vii EINSTEIN Albert, INFELD Leopold. La Física, aventura del pensamiento. Ed. Losada, p. 221.
viii POPPER Karl. Realismo y el objetivo de la ciencia. Op. Cit., p. 186.
ix EINSTEIN Albert, INFELD Leopold. La Física, aventura del pensamiento. Op. Cit.,p. 53.
x Cf. HOLTON Gerald. Op. Cit. p. 21.
xi Cf. EINSTEIN Albert. Lettres a Mauríce Solovine. París: Gauthier–Villars, 1956, pp. 118-121.
xii Cf. EINSTEIN Albert.Notas autobiográficas. Alianza, 1994,p. 25.
NOTA: Artículo tomado de mi libro Ciencia y política en Karl Popper. Segunda edición, pp. 257-264. Windmills Editions.
California, 2018.