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TEMA 21
EXPRESIÓN DE LA DUDA, LA HIPÓTESIS Y EL CONTRASTE.

0. Introducción.
1. Sobre la oración y su clasificación.
2. Expresión de la duda.
2.1. La entonación.
2.2. Adverbios de duda.
2.3 Palabras enfáticas y construcciones modales.
2.4. Tiempo y modo verbales.
2.5. Construcciones sintácticas.
3. Expresión de la hipótesis.
3.1. La entonación y la pausa.
3.2. Los nexos.
3.3. Tiempo y modo verbales.
3.4. Las estructuras sintácticas.
3.5. Relación entre las condicinales y otras estructuras sintácticas.
4. Expresión del contraste.
4.1. Oraciones coordinadas.
4.2. Las subordinadas adverbiales comparativas.
4.3. Otras expresiones sintácticas.
5. Conclusión.

0. INTRODUCCIÓN
Comenzamos con la explicación de algunos conceptos (oración, modalidad…) que nos van a
ser útiles en el posterior desarrollo del tema así como a determinar el punto de vista adoptado en
la exposición, el tradicional, con aportaciones estructuralistas y generativista. En un acto de
comunicación, el hablante tiene la necesidad de transmitir, entre otras, sus opiniones, sus dudas,
sus hipótesis… para lo que emplea oraciones y otros procedimientos lingüísticos como la
entonación, nexos, unidades léxicas...
A continuación, explicamos la expresión de la duda para la que utilizamos la entonación, los
adverbios de modo y otras partículas morfológicas así como el tiempo y el modo verbales y diversas
construcciones sintácticas. En el tercer punto, se trata la expresión de la hipótesis explicando, en
primer lugar, las oraciones condicionales, seguidamente, la entonación y las pausas, los nexos, el
tiempo y modo verbal y diversas estructuras sintácticas. En el último punto, se trata la expresión
del contraste ya sea a través de la coordinación, las subordinadas adverbiales comparativas u otras
expresiones sintácticas.
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1. SOBRE LA ORACIÓN Y SU CLASIFICACIÓN

En la gramática de la R.A.E. (1974) se manifiesta que la intención del hablante divide la


elocución en unidades de sentido completo en sí mismas, llamadas oraciones. En estas unidades
hay que tener en cuenta un contenido representativo, dictum, y un modus o modalidad, esto es,
una actitud adoptada por el sujeto hablante respecto de ese contenido. El modus o manera de
decir, puede hallarse implícito y deducirse del contexto o la situación o puede hallarse explícito en
el gesto, las variaciones fonéticas, o los signos léxicos y gramaticales que la lengua posee.
Las oraciones son definidas como unidades de sentido completo en sí mismas. Tener sentido
completo en sí mismas quiere decir que contienen una enunciación (afirmativa o negativa), una
pregunta, un deseo o un mandato. La propiedad del sentido completo va ligada, según Jespersen, a
la posibilidad por parte de una secuencia de formar un todo por sí misma y de poder ser emitida
aisladamente. Según Alonso y Henríquez Ureña (1938) equivale a declarar, desear, preguntar o
mandar algo y se manifiesta a través de la entonación.
Gili Gaya (1973) clasifica, según el modus, las oraciones simples y compuestas en: exclamativas,
de posibilidad, dubitativas, interrogativas, optativas o desiderativas, afirmativas y negativas, siendo
estas dos últimas encuadrables en el tipo llamado aseverativa, enunciativa o declarativa.
¡Qué bonito! (exclamativas), Serían las diez (posibilidad), Acaso vuelva tu padre (dubitativa),
¿Me obligarás a repetir mi recomendación de siempre? (interrogativas), ¡Ojalá llueva mañana!
(desiderativa), No matarás (exhortativa), Este árbol dará/ no dará fruto (afirmativa / negativa).
Clasificaciones de las oraciones, según el modus, hay muchas y diversas. Podemos añadir a la
de Gili Gaya la de la R.A.E. que basándose en el modo verbal distingue cinco tipos de oraciones
(considera un sexto tipo, las elípticas, sin verbo expreso, Buenos días): las aseverativas, en las que
se afirma o niega la realidad de un hecho o posibilidad del mismo; las interrogativas (directas y
dubitativas); las exclamativas; las desiderativas y las exhortativas.
Estos cinco tipos son reconocidos por la mayor parte de los gramáticos y en ella nos basamos.
González Calvo (1993), propone una clasificación de oraciones simples según el modus
atendiendo a la actitud del hablante (...) ante lo que dice y ante el oyente. Su clasificación gira en
torno a las relaciones que se establecen entre tres elementos, el hablante, el oyente y el referente:
a) oraciones enunciativas, también denominadas declarativas, aseverativas o
referenciales; en ellas se observa un predominio del referente. Se subdividen en
afirmativas y negativas.
b) oraciones expresivas o emotivas, en las que predomina la actitud o el punto de vista
del hablante, que engloba a su vez las oraciones desiderativas, dubitativas y
exclamativas.
c) oraciones apelativas o conativas, con claro predominio del hablante, o de la relación
hablante-oyente, que incluye las interrogativas y exhortativas.
De gran semejanza con esta clasificación es la que aparece en Marcos Marín et al. (1998),
partiendo de la relación con las funciones del lenguaje postuladas por Bühler, y que se divide en:
a) Modalidad representativa, que engloba a las oraciones declarativas.
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b) Modalidad expresiva, a la que se adscriben las oraciones exclamativas, desiderativas,


dubitativas y de probabilidad.
c) Modalidad apelativa, que incluye las oraciones exhortativas e interrogativas.
Los problemas que surgen en estas clasificaciones se hacen patentes incluso para los que la
defienden. En el Esbozo se dice: Ya es sabido que la lengua constituye un sistema congruente en la
sincronía y apto para la expresión de cada comunidad parlante, pero no es nunca un sistema de
conceptos exclusivamente lógicos que puedan delimitarse con nitidez completa. Por esto nuestra
clasificación debe tomarse como una guía aproximada para penetrar en la estructura movediza del
habla oral y escrita.
La crítica a la Gramática Tradicional que hacen Alcina y Blecua (1975) tilda de imprecisos y
lucubrativos los criterios de clasificación anteriores y defiende una descripción puramente formal,
gramatical de las estructuras oracionales.
En esta misma línea la Gramática Generativa centra su estudio en el componente sintáctico
de la lengua, independiente de la semántica y de la fonología y define la oración como el símbolo
inicial de un sistema de reglas dotado de una estructura definida y dirige su estudio al análisis de la
estructura de la oración, compuesta de SN + SV. O según la definen Hernanz y Brucart: SN FLEX SV
entendiendo por FLEX el elemento que contiene los morfemas de concordancia entre SN y SV
(persona y número) y los morfemas puramente verbales (modo, tiempo, voz).
El enfoque que adoptamos en la explicación del tema se basa en conceptos semánticos tal y como
vienen definidos en el enunciado del tema: duda, hipótesis y contraste, basándonos en los criterios
de la Gramática Tradicional aunque se completan con las aportaciones estructuralistas o
generativistas que sobre dichas estructuras sintácticas se han manifestado.

2. EXPRESIÓN DE LA DUDA
Ya hemos dicho que la expresión del modus, la modalidad, según la R.A.E. (1974) puede
hallarse implícito y deducirse del contexto o de la situación o puede hallarse explícito en el gesto, las
variaciones fonéticas, o los signos léxicos y gramaticales que la lengua posee. Salvo el gesto,
elemento no gramatical, los otros elementos mencionados son lingüísticos. De estos vamos a
tratar.
Así, la expresión de la duda se puede realizar por medio de diversas unidades lingüísticas:
a) Desde el punto de vista fonológico mediante las curvas de entonación.
b) Desde el punto de vista morfológico mediante los adverbios de duda y otras
partículas como si, no (dubitativos), los morfemas del verbo (el Tiempo y el Modo).
c) Desde el punto de vista sintáctico por medio de las oraciones dubitativas, las
oraciones Interrogativas, las oraciones subordinadas sustantivas, las
interrogativasindirectas y las oraciones de relativo con antecedente indeterminado.
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2.1. LA ENTONACIÓN

La entonación y las variaciones fonéticas apoyan y refuerzan de manera directa el significado


de los enunciados. En la teoría contextual de Firth, citada por Lyons (1977), se afirma que no sólo
las palabras y las frases son significativas sino también los sonidos del habla y los rasgos
paralingüísticos y prosódicos de los enunciados.
Analicemos, pues, la curva tonal específica para las oraciones dubitativas.
Marcos Marín (1980), la R.A.E. (1974) y muchos otros autores consideran a las oraciones
dubitativas de manera asimilada a las aseverativas, aunque éstas añadirían a la exposición objetiva
de hecho, un matiz de duda sobre la adecuación de la realidad y lo expresado, es decir, sobre su
verdad.
Gili Gaya (1973) establece toda una gradación que desde la afirmación a la negación pasa
como eje central por la duda, pero siempre dentro del marco de las oraciones enunciativas.
Estos autores reconocen que contribuye a reforzar o a debilitar el carácter dubitativo del
juicio, la entonación y los elementos prosódicos con que se pronuncie.
Si consideramos las oraciones dubitativas como un tipo especial de aseveración, las líneas de
entonación que le corresponderían serían las de cadencia del tonema final, o descenso que la voz
experimenta al final de cada oración. Navarro Tomás (1986) afirma que este descenso es tanto
mayor cuanto más categórica es la afirmación extendiéndose en una forma intermedia, ni
dubitativa ni enfática, a una quinta o una sexta por debajo del tono normal. El énfasis supondría un
descenso mayor, mientras que la duda rebajaría la inflexión final.
Toda oración dubitativa y de posibilidad puede formularse como interrogativa, con lo cual
refuerza el sentido dudoso o posible en la gramática de la R.A.E. (1974).
Las oraciones interrogativas son además concebidas como intento de resolver una duda.
Surgen cuando nos dirigimos a uno o varios oyentes para que nos resuelvan una duda o nos digan
algo que ignoramos.
Según Lyons (1977), la diferencia entre preguntas y aseveraciones suele establecerse
únicamente en el componente no verbal de los enunciados y suele asociarse con la pauta de
entonación o la modulación paralingüística del enunciado que expresa la duda de!
Hablantemientras que la diferencia entre oraciones declarativas y oraciones interrogativas
resultaría de la gramaticalización del rasgo de duda en las últimas.
En conclusión, aunque es posible expresar la duda con tonemas de cadencia, en las oraciones
dubitativas, ésta se acentúa si se formula como interrogativa. Tanto los tonemas de cadencia de las
oraciones aseverativas, como los de anticadencia de las interrogativas pueden, por lo tanto,
expresar el estado anímico de inestabilidad de refleja la duda, aunque los segundos de manera más
marcada.

2.2. LOS ADVERBIOS DE DUDA

Los adverbios –según Marcos Marín (1980)- son aquellos elementos invariables en género y
número, que sirven para la expresión de la circunstancia.
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Los adverbios de duda son: acaso, quizás, tal vez, probablemente, posiblemente...
En la clasificación de A. Alonso y H. Ureña (1938) que coincide básicamente con la de Marcos
Marín se diferencian dos grandes tipos de adverbios:
- Adverbios pronominales (relacionados con los pronombres): demostrativos,
interrogativos, relativos, indefinidos y cuantificadores.
- Conceptuales o nocionales (aquéllos que tienen significado pleno), que se subdividen
a su vez en:
 Adverbios que afectan directamente a la oración: afirmativos, negativos y de
duda.
 Adverbios que afectan indirectamente a la oración: tiempo, lugar, cantidad,
modo y ordinales.

Alarcos (1982) los clasifica según expresen:

• Situación: encuadran lo enunciado en el lugar y en el tiempo.


• Noción:
- Inciden sobre el valor del núcleo del predicado o de algún elemento.
- Se refieren a toda la oración: adverbios de afirmación, negación y duda.
Estos adverbios que afectan a la oración tienen además una importante característica
diferenciadora: son autónomos, pueden constituir manifestaciones lingüística completas (sí, no,
acaso).
De ellos dice Marcos Marín (1980) Adverbios como sí, no, quizás, se refieren a toda la
cláusula, son indicadores de modalidad de la misma, expresan si es afirmativa, negativa, dubitativa
o incluso, enfática. Son adverbios oracionales o proposicionales y propone separar a estos
adverbios, a los que llama indicadores de modalidad del resto de los adverbios tradicionales.
Estos modificadores oracionales constituyen además, una unidad fónica independiente y
separada generalmente de la oración por una pausa. La independencia fonética nos permite
diferenciar en caso de conflicto cuándo un adverbio es modificador de la oración completa o sólo
del SV. Observémoslo en los siguientes ejemplos: Todo ha terminado, desgraciadamente. Todo ha
terminado desgraciadamente.
El tratamiento que la gramática generativa ha dado a este tipo de adverbios es similar al
expuesto. Estos complementos son externos al SV y deben ocupar una posición jerárquica superior
a la de este nódulo.
Hernanz y Brucart, dentro del marco generativista, aceptan como estos elementos están
relacionados con la modalidad más que con el dictum: Dan información sobre el acto de la
comunicación, comentan la forma en que se afirma una cosa, indican la relación entre el hablante-
oyente y el enunciado. Son interpolaciones en el habla. Por todo ello, concluyen, parece lógico
generarlos por encima del nódulo O (que representaría el dictum), dominados por la expansión
máxima de la oración.
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2.3. PALABRAS ENFÁTICAS Y CONSTRUCCIONES MODALES

- Uso de palabras enfáticas que refuerzan la duda, sobre todo en oraciones interrogativas: Si,
no, verdad que. ¿Si estaré yo equivocado? ¿No sería mejor marcharse?
Este no dubitativo aparece también en oraciones subordinadas sustantivas y está desposeído
de significación negativa. Según Gili Gaya (1973) hoy sentimos este no dubitativo con significado
muy próximo al de los adverbios de duda como acaso o quizá. Acaso no se nos escapen. Temo no
vayan a divulgarlos.
- Uso de construcciones modales para expresar duda en modo subjuntivo:
• Ser + Adj. de probabilidad + que : Es probable que, Es posible que, No es seguro que...
• Puede que: Puede que llueva.
• Debe de + infinitivo: Debe de llover.
• Verbos de opinión en forma negativa.
• Verbos de duda + de que/si: Dudo de que llueva...

2.4. TIEMPO Y MODO VERBALES

En la oración compuesta, el tiempo de los verbos subordinante y subordinado refuerza o


debilita el carácter dubitativo de un juicio. El modo refleja la más leve oscilación de la duda y
constituye un medio de expresión extremadamente sensible.
Los gramáticos coinciden en la amplia zona de indiferenciación psíquica que existe entre los
juicios que expresan posibilidad, probabilidad y duda.
En cuanto al uso de los tiempos, la posibilidad y la probabilidad se expresan en el
presente y el pasado inmediato con el uso del futuro simple y el compuesto de indicativo
respectivamente:
Serán las diez. Estará en casa. -- Probabilidad.
Cara más hipócrita no la habrás visto en tu vida -- Posibilidad.
Para la posibilidad y la probabilidad de un hecho pasado o futuro se emplea
fundamentalmente el condicional simple o futuro hipotético: Serían las siete.
Respecto al modo, el empleo del subjuntivo aumenta el sentido dubitativo de la oración.
En la gramática de la R.A.E. (1974) se afirma que con el indicativo la duda se atenúa y se acerca
más a la afirmación o a la negación.
En ciertos contextos es posible la alternancia de indicativo y subjuntivo:
• La oración dubitativa, siempre se enuncia con adverbios de duda seguidos de
indicativo o subjuntivo: Acaso mejore el tiempo (o mejorará). Tal vez se hayan
enterado todos (o se han enterado).
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• Con algunos verbos modales como poder, deber y deber + de, las formas
verbales de Indicativo y subjuntivo pueden sustituirse entre sí: La casa podría (o
pudiera) ser más cómoda.
• En las oraciones con adverbios de duda, la sustitución de las formas en -ría (Indicativo)
y en -ra (Subjuntivo), se ha extendido hasta la forma en -se del imperfecto de
subjuntivo: Quizá le conocerías (o conocieras, conocieses) en Nueva York.
En cambio, para Gili Gaya (1973) la posibilidad y la probabilidad es expresan con los futuros
simple, compuesto e hipotético, la expresión de la duda necesita del subjuntivo.
La Gramática tradicional, tanto la latina como la española, resume el empleo del subjuntivo
así: se usa en la oración subordinada, siempre que el verbo principal exprese una acción dudosa,
posible, necesaria o deseada.
La lengua griega contaba con dos modos diferentes: el subjuntivo para acciones pensadas
como dudosas o posibles y el optativo para las necesarias y deseadas. El latín funde en las formas
del subjuntivo (no tiene optativo) todos estos valores expresivos.
Sigue Gili Gaya, el que duda o desconoce tiene conciencia de la irrealidad objetiva del juicio
que formula. Por eso, la oración subordinada a esta clase de verbos exige, en general, el modo
subjuntivo. El empleo posible del subjuntivo o del indicativo aumenta o atenúa respectivamente el
carácter dubitativo. Así
Sospecho que ha pasado por aquí -- Afirmación
Sospecho que haya pasado por aquí -- incertidumbre
Entre la afirmación y la negación, pasando por la duda absoluta hay una gradación
indefinible: negación - negación débil -- duda atenuada -- duda e ignorancia -- duda atenuada --
afirmación débil -- afirmación.
La negación y la afirmación (certidumbre) exigen que el verbo subordinado esté en indicativo.
La duda y la ignorancia (incertidumbre), en subjuntivo. Las zonas intermedias se expresan en
indicativo o subjuntivo, según el matiz dominante.

2.5. CONSTRUCCIONES SINTÁCTICAS

Las construcciones sintácticas que se emplean para expresar la duda son de diversos tipos.
En primer lugar, y, partiendo de la clasificación de la oración simple que se ha expuesto en el primer
punto del tema, atendiendo a la modalidad, aquí nos interesan las dubidatias y las interrogativas.
Por otro lado, y, a partir de la clasificación de la oración compuesta, se puede expresar la duda por
medio de oraciones subordinadas sustantivas.
Empecemos por las dubidativas: algunas gramáticas, asimilan las oraciones de duda a las
aseverativas. Otros, como Marcos Marín (1980), las diferencian aunque sólo en el caso en que se
incluyan partículas dubitativas en estas oraciones.
Este autor diferencia entre oraciones dubitativas y oraciones de probabilidad, ya que el matiz
de incertidumbre de las primeras, es sustituido por uno de probabilidad en las segundas.
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El límite entre la posibilidad, la probabilidad y la duda es muy ambiguo y, como ya hemos


visto, la entonación, el tiempo, el modo, y otros elementos gramaticales anteriormente descritos
contribuyen a reforzar o debilitar el carácter dubitativo de un juicio.
En cuanto a las oraciones interrogativas, Lyons (1977) afirma que la diferencia entre
oraciones declarativas y oraciones interrogativas resultaría de la gramaticalización del rasgo de
duda. Asimila los conceptos de preguntarse/ dudar de algo y nos dice que para que el acto de
preguntarse se convierta en un acto ilocutivo por medio de ¡a enunciación, debe haber la intención
del hablante de decir al destinatario que tiene una determinada proposición en la mente y que la
está considerando de una manera dubitativa.
Las oraciones interrogativas se explican ya, desde la gramática tradicional, como un
acercamiento a uno o varios oyentes para que nos resuelvan una duda o nos digan algo que
ignoramos.
Lyons diferencia entre formular una pregunta a alguien o simplemente plantear la pregunta
(sin necesidad de dirigirse a nadie). En este segundo caso, nos dice cómo podemos plantear
preguntas que no sólo esperamos que quedarán sin respuesta, sino que sabemos o creemos que
no la tienen. No sólo hay preguntas que buscan información, sino también diversos tipos de
preguntas retóricas y didácticas.
Marcos Marín (1980) diferencia entre interrogativas propias e interrogativas retóricas, según
la pregunta se plantee de forma real o de modo ficticio. A su vez, las interrogativas propias se
clasifican en dos grandes grupos:
• Totales o generales: se pregunta por el significado total de la oración. La respuesta es Sí o
No.
• Parciales: se pregunta por un elemento de la oración. La duda no recae sobre el predicado
mismo de la oración, sino sobre el sujeto, sus cualidades o sobre cualquiera de los demás
elementos oracionales. Para ello se utilizan los pronombres y adverbios interrogativos: qué, quién,
cuál, cuándo, dónde, cuánto y cómo.
En la Gramática Generativa se denomina a estas interrogativas parciales con el término de
preguntas Wh, (en castellano Sintagmas Cu), por las iniciales de los pronombres y adverbios
interrogativos en inglés.
En relación a su construcción, en la gramática de la R.A.E. (1974) se afirma que cualquier
oración enunciativa puede convertirse en interrogativa general sin necesidad de alterar su
estructura sintáctica, ya que se diferencia de ellas exclusivamente en la entonación de anticadencia
con la que se pronuncian, que se inicia incluso desde el principio de la oración. Es por esta marcada
influencia tonal por la que no es obligatoria la anteposición del verbo en las interrogativas
generales.
El verbo puede anteponerse o posponerse al sujeto y a los demás elementos de las
interrogativas totales con la misma libertad de construcción que en las enunciativas. La tendencia
es a anteponer el elemento que se siente como más importante y expresivo.
Las interrogativas parciales sugieren, a veces, una respuesta negativa y adquieren el sentido
de una negación implícita: De la primera edad, ¿Qué me ha quedado?
Con frecuencia aparecen elementos enfáticos que refuerzan la pregunta: no, si. verdad que...
que, como hemos visto anteriormente, refuerzan el sentimiento de duda del hablante.
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Lyons (1977) se refiere también a algunos apéndices interrogativos (¿verdad?, ¿no?...) que
tendrían un valor de copia o de comprobación del contenido de la proposición anterior desde el
punto de vista semántico, y, que muchas veces, sirven como elementos de apoyo con los que se
pretende asegurar la atención del oyente.
De la Gramática Generativa nos interesa la interpretación que de las interrogativas parciales
se ha dado desde la teoría de la rección y el ligamento de Chomsky (1986): se postula la necesidad
de la especificación de una serie de categorías vacías para, entre otras, las transformaciones de
movimiento. A un tipo de estas categorías vacías llamado COMP y dominado directamente por O'
se moverían los Sintagmas Nominales sobre los que preguntamos, transformándose en Sintagmas
Cu (pronombres y adverbios interrogativos). Los Sintagmas Nominales desplazados dejarían a su
vez, al moverse, otra categoría vacía: una huella. Así, una oración enunciativa simple como María
compró varios libros puede transformarse en una interrogativa parcial, en la que me pregunte, por
ejemplo, por el SN que subcategoriza el SV: el Objeto Directo, ¿Qué compró María?
Es así porque toda oración (O1), tiene un nudo COMP (categoría normalmente vacía) a la que
se pueden mover, entre otros, los SSNN transformados en Sintagmas Cu. Al realizar este
movimiento, el SN desplazado deja en su lugar una huella llamada t.
En la teoría actual, los generativistas han sintetizado todo el componente transformacional
que dio nombre a su gramática (Gramática Generativa y transformacional) en una sola regla
llamada muévase alpha, que opera con algunas restricciones:
 Todo movimiento deberá realizarse a una posición no temática. Posición que ocupa,
por ejemplo, el Complementante (COMP).
 Todo movimiento deja una huella, que aunque invisible fonológicamente, tiene los
efectos sintácticos de la correspondiente categoría plena.
La regla de movimiento de Cu, tal y como la especifica Chomsky (1977), mueve los sintagmas
Cu a un nudo externo a la O, apto para el aterrizaje de dichos sintagmas: el nudo COMP. El
sintagma movido deja una huella en la posición de partida.
V. Demonte especifica en relación a lo anterior, que existen tres clases de verbos con
respecto a la selección de interrogativas:
- Los de la clase de "preguntarse", que sólo aceptan oraciones interrogativas.
- Los similares a "creer", que toman completivas.
- Los del grupo de "no saber" que pueden escoger ambas.
El COMP acepta tanto sintagmas Cu (S +Cu) como otro tipo de elementos denominados -Cu,
entre los que se contarían las conjunciones de las oraciones completivas o sustantivas. El que
completivo ocuparía la posición -Cu del Complementante.
Respecto a las subordinadas sustantivas destacan algunas construcciones que pueden ser
válidas para la exposición de la duda, la posibilidad e incluso, la hipótesis.
Son aquellas oraciones introducidas por los procedimientos de modalidad como:
- Puede que + oración en subjuntivo. Puede que sea cierto.
- Debe de + infinitivo. Deben de haberlo traído ayer.
O introducidas por verbos que semánticamente implican la duda o la cuestión: Dudar, dudar
de, preguntarse, cuestionarse, etc. Dudo de que sea cierto. Me pregunto si es posible.
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E incluso por otros verbos de opinión planteados en forma negativa: No creo que sea
posible. No sé si lograría su propósito.
Este sentido dubitativo se acentúa notablemente en las llamadas interrogativas indirectas,
introducidas por la partícula si, frente a la conjunción que de las subordinadas sustantivas
enunciativas.
Para explicar este hecho, Alcina y Blecua (1975) enuncian los siguientes ejemplos:
No sabía si había venido el cartero. No sabía que había venido el cartero.
La seguridad de la llegada del cartero como desconocida por el hablante hubiese supuesto el
uso del que, su duda sobre este desconocimiento implica la partícula si. Que y si se oponen como lo
cierto o seguro frente a lo problemático o dudoso.
La gramática de la R.A.E. (1974) especifica también como no suele usarse en la pregunta
indirecta la conjunción que, sino que se introducen estas oraciones por medio de la partícula átona
si, la cual funciona como conjunción interrogativa o dubitativa.
Marcos Marín (1980) señala como desde el punto de vista formal, todas las oraciones
subordinadas sustantivas van introducidas por que en aseveraciones o si en construcciones
dubitativas: El caso es si salimos.
La designación de oraciones sustantivas, corresponde a un criterio morfosintáctico, ya que,
en términos funcionales, según la definición de Marcos Marín, sustituyen al núcleo de una frase
que desempeña función primaria en una construcción más amplia. O lo que es lo mismo, a un
sustantivo o SN.
Establece una clasificación que diferencia tres tipos:
- Oraciones con verbo en infinitivo.
- Oraciones introducidas por que completivo o si en caso de duda.
- Interrogativas Indirectas.
Desde el punto de vista sintáctico pueden realizar todas las funciones de un SN: Sujeto,
Complemento Directo, Complemento de Régimen o Suplemento (según Alarcos), Complemento del
Nombre y del Adjetivo, Complemento Circunstancial y Predicado Nominal o Atributo.
Las Interrogativas Indirectas pueden constituir una clase especial de estilo indirecto dentro
de las sustantivas con función de Complemento Directo.
Por último, cabe decir que las oraciones de relativo con antecedente indeterminado también
contribuyen a reforzar o debilitar el carácter dubitativo de un juicio.
En estas oraciones de relativo, según señala Gili Gaya (1973) se pone el verbo en indicativo si
el antecedente es conocido, si es desconocido o dudoso, exige el modo de la irrealidad: el
subjuntivo. Haré lo que usted manda (en la que lo se refiere a algo conocido). Haré lo que usted
mande (el antecedente es desconocido).

3. EXPRESIÓN DE LA HIPÓTESIS
En general, para la expresión lingüística de la hipótesis, hay que asumir muchos de los
procedimientos que hemos descrito en el punto anterior, aunque, el más importante para tal
expresión, es el de las oraciones llamadas condicionales.
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Alcina y Blecua (1975) relacionan todos los enunciados que van introducidos por la
conjunción si (las oraciones interrogativas indirectas, las llamadas tradicionalmente condicionales y
otras oraciones de carácter independiente) y dicen que todas ellas, cualquiera que sea la relación
contrastada, se presentan como hipótesis que explican o justifican lo afirmado por la oración
principal.
La duda (que se ha estudiado en relación con las interrogativas indirectas en el apartado
anterior), el contraste y la hipótesis son tres términos íntimamente relacionados con el nexo SI.
De la hipótesis tratamos a continuación y del contrate en el último punto del tema.
José Polo (1971), recuerda la afirmación de Santo Tomás, que liga intrínsecamente los
conceptos de duda e hipótesis: las condicionales, dubitativas e interrogativas son variantes de la
inseguridad o hipoteticidad; llegando a afirmar que la oración condicional y la dubitativa se
reducen a la .interrogativa.
Hipótesis y condición se han usado a lo largo de nuestra tradición lingüística como sinónimos,
aunque se puede decir que hay hipotéticas condicionales y no condicionales y dentro de las
condicionales, las hay más hipotéticas que otras.
Las subordinadas condicionales son de tipo adverbial en las que hacemos depender el
cumplimiento de lo enunciado en la principal, de la realización de la subordinada. Este tipo de
oraciones se estudia tradicionalmente en relación con otras subordinadas denominadas causativas
(concesivas, causales y finales que se estudian en el tema 22). Forman parte, entonces, de la
oración compuesta.
La oración condicional está compuesta por dos proposiciones: la primera enuncia la
condición y recibe el nombre de hipótesis o prótasis, y la segunda enuncia lo condicionado y se
denomina apódosis, aunque este orden dista mucho de ser obligatorio.
La mayoría de los autores aceptan la estrecha relación entre los conceptos de causa y
condición. La condición es una causa potencial, una causa supuesta, posible, imaginaria de lo que
ocurre en la principal, la cual a su vez, expresa la consecuencia deseada, también potencial.
Para muchos gramáticos no hay distinción apreciable entre condición y causa, ya que ésta es
solamente una serie o conjunto de condiciones.
Alcina y Blecua (1975) las definen como una conjetura operante. El hablante toma como
punto de partida una conjetura o hipótesis para formular el enunciado principal. La relación para
ellos, puede ser causal (causa-efecto), pero también puede ser meramente circunstancial: Si hay
que trabajar, trabaja. En esta oración la relación no es de causa, es puramente circunstancial,
aunque la conjetura sigue siendo operante en la circunstancia particular en que se formula la
comunicación.
Marcos Marín (1980) las clasifica en tres grandes grupos:
- Condicionales reales: el cumplimiento de la condición comporta el de lo
condicionado. Se subdividen a su vez en:
• Reales categóricas: cuando el cumplimiento es inevitable, Si el sol calienta el
termómetro, el mercurio sube.
• Reales contingentes: si el cumplimiento no es inevitable, Si vienes, te veré.
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- Condicionales potenciales: ni se afirma ni se niega la conexión entre condición y


condicionado. Pueden ser:
• Contingentes probables, Si Filis por aquí tornare/ hará reverdecer cuanto mirare.
• Contingentes dudosas, Si pudiese ir, te lo llevaría gustosamente.
- Condicionales irreales o contrarias a la realidad: al plantearse el cumplimiento de la
condición como imposible, se desprende que la relación entre la realidad y lo
enunciado no existe. Se diferencian también dos tipos de irreales según sea el tiempo o
no pasado.
• Si es pasado, la imposibilidad es absoluta y demostrada, Si hubieras querido, lo habrías
hecho.
• Si no es pasado, la diferencia entre la irreal y la contingente dudosa se borra, Si
quisieras, lo harías.

3.1. LA ENTONACIÓN Y LA PAUSA

Según Navarro Tomás (1985), la subordinación es una forma de oración compuesta, dentro
de la cual el elemento subordinante y el propiamente subordinado constituyen siempre, por lo que
al tono se refiere, dos grupos distintos. Es indiferente el orden en que dichos elementos se hallen
colocados: el primero que se enuncia termina siempre con elevación de la voz, y el segundo, con
descenso(…) La extensión de la frase o el énfasis con que se pronuncie puede hacer en determinados
casos que cada uno de los grupos indicados se subdivida a su vez en otros dos grupos menores; el
grupo anterior a la inflexión ascendente con que termina la primera parte de la frase acaba con un
pequeño descenso de la voz, y el que precede en la segunda parte de la frase a la inflexión
descendente final termina con una elevación. Si al entrar en su cuarto/ lo hallo todo como hace diez
años/ me marcharé tranquila y seré feliz.
José Polo (1971), resalta la importancia del elemento rítmico en estas construcciones, el
ritmo actúa poderosamente en las oraciones condicionales, sobre todo en las irreales, dada la
estrecha trabazón semántica de los dos sintagmas. El paralelismo queda limitado por lo prosódico,
suprasegmental.
El impulso rítmico exterioriza la unión causal de los dos sintagmas, su necesidad mutua, hasta
tal punto de que es posible incluso la elipsis tanto del condicionante como del condicionado. Las
pausas adquieren así, un valor lingüístico decisivo. Créame que si pudiese favorecerlo... pero no
puedo.
La pausa y la entonación, hacen posible también la desaparición de los nexos entre la
proposición condicionante y condicionada. La relación de causalidad entre ambas queda así
señalada exclusivamente por la disposición de los sintagmas y por la pausa y la entonación:
Hubieras estado aquí ese día... ¡Hubieras /habrías visto!

3.2. LOS NEXOS


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Gili Gaya (1973) afirma que la única conjunción condicional es si, aunque pueden usarse
traslaticiamente como condicionales algunas conjunciones de otro origen y numerosas frases
conjuntivas: como, cuando, siempre que, ya que, con tal que, con sólo que, con que...
Como me inviten, iré. Cuando usted lo dice, será cierto, etc.
Todos estos nexos son sustituibles por la forma genérica SI.
La interdependencia entre condición y condicionado es mayor cuando la partícula es si.
Marcos Marín (1980) destaca los siguientes aspectos relacionados con los nexos:
- La posibilidad de condicionales sin nexo.
- Las numerosas fórmulas condicionales: en tal caso, sin + sustantivo o pronombre, de
otra suerte, otramente, donde no, de lo contrario...
- Los giros condicionales con formas no personales del Verbo:
• Infinitivo precedido de a, de, con, con sólo, por, por tai de (no), con tal de (no).
De seguir así, acabamos mal. A no mejorar, te nos mueres.
• Gerundio (+ que). Siguiendo así, acabaremos en la cuneta.
• Participio en construcciones absolutas. Este trabajo, analizado con detalle, no
tiene desperdicio.

3.3 TIEMPO Y MODO EN EL VERBO

El uso de un modo u otro o de un tiempo u otro es el que crea toda una línea que va de la
expresión de la realidad a la irrealidad en las condicionales.
Su estudio demuestra que si bien existe un uso prototípico de las tres clases señaladas
anteriormente (punto 3., clasificación de Marcos Marín o la de la Academia de la Lengua), el
español emplea múltiples variaciones formales, por lo que resulta difícil adscribir las nociones
semánticas probabilidad, improbabilidad e irrealidad en el uso del tiempo y del modo verbales:
- Reales (de probabilidad): Si presente de indicativo, presente/futuro de indicativo.
Si mañana vuelves del trabajo temprano, podemos ir de compras. Si mañana hace sol
iremos al campo.
- Potenciales (de improbabilidad): Si imperfecto de subjuntivo, condicional.
Si me marchara de aquí, me iría a vivir a una ciudad con mucho sol. //Si me tocara la lotería,
me compraba un coche. Si me decían eso me aguantaba.
- Irreales (de irrealidad): Si pluscuamperfecto de subjuntivo, condicional compuesto/
pluscuamperfecto de subjuntivo. Si hubiera sido más cuidadosa no se me habría/hubiera roto ese
jarrón. // Si llego a saberlo a tiempo lo impido.
Se advierte que el futuro de subjuntivo tiende a perderse. Y es que la ruptura con el esquema
de distribución de tiempos y modos se produce con frecuencia, viene de antiguo y se da, sobre
todo, en el habla coloquial.
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En las irreales, es frecuente la presencia del indicativo en la Apódosis, en lugar del Subjuntivo,
como se ve en el segundo ejemplo.
Por tendencia a la unificación rítmica, y también como regionalismo, nos encontramos con
secuencias del tipo: Si querría... habría, con un uso del condicional en lugar del subjuntivo en la
Prótasis.

3.4. FUNCIÓN SINTÁCTICA

El análisis sintáctico de las oraciones señaladas (dos proposiciones que tienen una relación de
subordinación de tipo circunstancial o adverbial) varía según el autor que lo considere.
En general, la proposición subordinada debe estar incluida y realizar una función dentro de la
proposición principal, y, además, al tratarse de subordinación adverbial, esa función (coincidente
con el Adverbio), debe ir incluida en el SV o Predicado.
José Polo (1971) analiza como Complemento Circunstancial de condición al sintagma
condicionante, pero también comenta algunas posibles funciones más de estas proposiciones:
- Complemento Circunstancial de suficiencia, modo...: Con que vengas, es suficiente.
- Complemento Directo: Si va a venir o no, lo ignoro.
- Sujeto: Si vienes, es suficiente.
El análisis que de ellas realiza M. Marín tampoco se adapta al modelo propuesto
anteriormente, pues aunque las clasifica como oraciones adverbiales, propone para ellas una
estructura arbórea semejante al de las Proposiciones Coordinadas, con independencia total de
ambas proposiciones.

3.5. RELACIONES ENTRE LAS CONDICIONALES Y OTRAS ESTRUCTURAS SINTÁCTICAS

J. Polo (1971) también realiza un estudio en el que muestra la estrecha relación de las
estructuras condicionales con numerosas estructuras sintácticas, ya sean simples, compuestas,
coordinadas o subordinadas, y dice: Por debajo de las diferencias entre un juicio y otro, entre una y
otra clase de oración existe una "archicategoría" semántica.
Son estas otras posibilidades de que se sirve la lengua para expresar cualquier tipo de juicios y
en las que se relacionan ciertas estructuras sintácticas con la intención del hablante de expresar
unos contenidos semánticos como la hipótesis, la duda, etc.,
La estrecha relación entre condicionales y causales ha sido comentada por numerosos
autores. El hablante entiende una causa inmediata, pragmática, que impide la realización de lo
propuesto en el condicionado.
La condición expresa la causa lógica, pero es hipotética, esto es, una hipótesis causal, aunque
su actuación penda de una condición.
En este sentido, según J. Polo, las condicionales son una división de las causales.
Como lo hagas, te quedas encerrado (condicional). Como lo hiciste, te castigo (causal).
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Las proposiciones condicionales muchas veces no lo son más que en apariencia, siendo en
realidad concesivas.
La condición es antecedente para un cierto efecto, y en lo concesivo hay un obstáculo previo,
especie también de condición, aunque desdeñable: Si la madre es mala, la hija es peor. La madre es
mala, pero la hija es peor. No se negaría si le arrancaran un ojo. Si= Aunque.
La condición significa relación ineludible entre dos hechos, y la concesión afirma el
hecho a pesar de todo, rompe la causalidad hipotética para decir que la causa existe,
efectivamente, pero que no la considera capaz de impedir la realización o irrealización del acto.
La finalidad coincide con la causalidad neta, es lo que se ha llamado causa final o fin causal.
La causa es una finalidad inicial, y el fin terminal. Ambos son aspectos de un mismo concepto
fundamental. Diremos, si queremos ser más breves, que nació en el XV. Diremos, para ser más
breves,...
Las consecutivas son el reverso de las causales: la consecuencia expresa la causalidad entre
dos sintagmas: hecho y consecuencia; la condicional lo hace a la inversa: condición (causa) y hecho.
Yo soy profesor, y por lo tanto (si nos atenemos a ello), podré desempeñar bien el cargo.
Las condicionales y las comparativas están relacionadas etimológicamente (también con las
adversativas de sino) pues sus nexos provienen del latino SIC= Así, que se empleaba en expresiones
hipotéticas coordinadas de comparación.
Como lo hagas, te mato (condicional). Así lo haces, así te mato (comparación).
Las estructuras disyuntivas son fácilmente traducibles a términos condicionales:
O vienes o te quedas. Si te quedas, no puedes venir.
En relación a las copulativas en muchos casos la correlación temporal entre dos sintagmas
indica su carácter condicional gracias a un y relacionante muy expresivo funcionalmente: Hubieras
estado aquí y habrías visto.
Esto evidencia el papel decisivo de los tiempos: son ellos los caracterizadores esenciales de
estas relaciones, hasta tal punto de que pueden prescindir de los enunciados paradigmáticos (sí) y
colocar en su lugar otros (y) sin que varíe el sentido condicional de la oración.
Las condicionales y las dubitativas son variantes de la inseguridad o hipoteticidad de los
juicios del hablante. Una oración dubitativa puede resolverse fácilmente en condicional.
Tal vez quisiera usted venir. Si usted viniera...
En el uso del gerundio, algunas oraciones temporales y condicionales son fácilmente
intercambiables: El niño llora cuando lo lavan. El niño llora si lo lavan.
Y, en último lugar, la relación con las locativas: Donde te encuentre con ese tipo, te
mato. Si te encuentro con ese tipo, te mato.
Las posibilidades son, como se ve, múltiples. Espacio y tiempo, causa real y causa
hipotética constituyen puntos de una gradación que va de lo concreto a lo abstracto.
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4. EXPRESIÓN DEL CONTRASTE

Se puede realizar por medio de unidades fonológicas, morfológicas, semánticas y sintácticas.


La corriente estructuralista utiliza el término contraste como uno de sus principios
fundamentales. Las unidades lingüísticas son definidas en términos de su oposición y contraste.
Según Lyons (1977) en el análisis de la lengua las relaciones de contraste y equivalencia que
aparecen en el comportamiento lingüístico son metodológicamente previas a las unidades que el
lingüista postula en su modelo descriptivo del sistema lingüístico.
Marcos Marín (1980) propone un esquema para la especificación de dichas unidades del que
se deducen tanto las unidades fonológicas, los fonemas, como las morfológicas, los morfemas.
A ello añadimos que Lyons también explica las unidades semánticas en términos de
contraste. La oposición binaria es uno de los principios más importantes que rigen la estructura de
las lenguas.
Si hay un fonema /p/ y un fonema /b/ porque existe una relación de contraste funcional entre
pares de formas, y con ellas postulamos dos fonemas distintos como términos de una relación
funcional, también hay pares de palabras que se oponen binariamente por la dimensión semántica.
Su más evidente manifestación es la antonimia.
Entre los términos semánticamente contrastados diferencia tres posibilidades: términos
contrarios, términos contradictorios y términos graduables. Expliquémoslo:
- Contradictorios: p es contradictoria de q si p y q no pueden ser al mismo tiempo
verdaderos o falsos. Por ejemplo: macho/hembra.
- Contrarios: p es contraria de q si p y q no pueden ser al mismo tiempo verdaderos
aunque sí falsos. Por ejemplo: caliente/frío.
- En los términos contrarios se puede dar una gradación. Así son términos
graduables. La gradación también se explícita en la lengua por medio de oraciones
comparativas.
En cambio, pocos gramáticos utilizan el término contraste para explicar las estructuras
sintácticas de la lengua. Dos de ellos son M. Seco (1972) y Alcina y Blecua (1975).
M. Seco lo emplea al hablar de las nociones que pueden expresar las proposiciones
adverbiales, incluida en una larga enumeración: Lugar, tiempo, paralelismo, contraste, modo,
intensidad, comparación,… Alcina y Blecua tratan el tema del contraste en relación con la conjetura
(la hipótesis, anteriormente explicada), una conjetura puede introducir un hecho que se pone en
contraste por comparación o por oposición con otro enunciado. Y hablan también de una relación
de contraste en las proposiciones adversativas.
Estos autores, al hablar de contraste, lo ponen en relación con los conceptos de oposición,
contradicción, contrariedad y gradación. Estos términos tienen que ver sintácticamente con las
oraciones disyuntivas (opuestas o contradictorias), las oraciones adversativas (contrarias), las
oraciones distributivas (muchas veces también contradictorias) y, en su aspecto gradual, con las
oraciones comparativas.
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Por otro lado, las oraciones copulativas tienen en muchos casos valor adversativo, lo que hace
pensar que la relación de contraste está fundamentalmente expresada a través de las oraciones
denominadas Coordinadas.

4.1. ORACIONES COORDINADAS

Las llamadas oraciones coordinadas son dos segmentos de tipo oracional (proposiciones)
vinculados de modo que ninguno desempeña una función dentro del otro. Estos segmentos
oracionales se unen por medio de conjunciones coordinantes.
Según Gilí Gaya, en la coordinación hay toda una gradación que tiene que ver con conceptos
de contraste: Los juicios o elementos oracionales coordinados pueden sucederse unos a otros, por
simple adición (coordinación copulativa). Cuando empiezan a estimarse entre ellos diferencias de
cualquier clase van pasando por una serie de gradaciones que conducen a una copulación
alternativa, bien por falta de simultaneidad, bien por diferencias lógicas (coordinación distributiva).
Estas diferencias lógicas pueden llegar hasta formular un juicio contradictorio (Coordinación
Disyuntiva), o se pueden producir gradaciones de matiz en las cuales se llega a expresar oposición
parcial o total entre ellos (Coordinación Adversativa).
La coordinación es, entonces, una línea en la que el mayor o menor contraste entre los
términos copulados dan los distintos tipos de proposiciones coordinadas.: copulativas, disyuntivas,
distributivas y adversativas.
El sentido de inclusión o suma en las coordinadas copulativas, marcadas por sus nexos
fundamentales y, ni, sólo puede darse si los dos términos copulados son ambos afirmativos o
negativos. Si no es así, se produce una contrariedad total o parcial entre ellos, que da a la
coordinación un carácter adversativo más o menos acentuado:
Tú eres muy listo y no me engañarás. Lo busco y no lo encuentro. Algunos no lo creen y se
equivocan.
Las coordinadas disyuntivas son expresiones de juicios contradictorios. Se dan cuando una de
las proposiciones es verdadera y la otra falsa. Sus nexos fundamentales son o, u. En ellas, una de las
proposiciones excluye a las demás: Vienes o te quedas.
El carácter contrastivo de estas conjunciones puede borrarse y convertirse en explicativo o
copulativo: Lililíes o gritos de guerra de los moros (Explicativo). Come o bebe cuanto quieras
(Copulativo).
Según Marcos Marín, a partir de las disyuntivas, por reiteración y especialización semántica
se forma el subgrupo de las distributivas. En ellas, las proposiciones no son contradictorias, hay
diferencias, pero no son excluyentes.
Se caracterizan formalmente por ir en correlación: Uno... otro; este...aquel; cerca... lejos;
aquí...allí; cual...cual; ya...ya; ora... ora; bien... bien; sea...sea; etc.
Ya lo suben, ya lo bajan. Uno piensa el bayo, otro el que lo ensilla.
Para Gili Gaya estas oraciones surgen cuando nos referimos alternativamente a dos o más
oraciones, sujetos, verbos, atributos o complementos de una oración. La atención se fija
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alternativamente en ellos porque no los considera iguales, sino con alguna diferencia lógica,
temporal o espacial.
Destaca que cuando el enlace se establece por medio de la repetición de la misma palabra, la
relación no suele ser ya simplemente copulativa, sino que adquiere un sentido de exclusión. Una de
las oraciones puede excluir a las demás, se expresan dos o más juicios contradictorios.
Son, por tanto, un tipo intermedio entre la coordinación copulativa y la disyuntiva, entre la
adición y la contradicción.
Las coordinadas adversativas expresan juicios de cualidad lógica diferente, uno afirmativo y
el otro negativo (o viceversa). Los gramáticos las explican en términos de contraposición, Marcos
Marín, contrariedad, Gilí Gaya, o contraste, Alcina y Blecua. Se han estudiado en el tema 20.
Las conjunciones adversativas son: pero, mas, aunque, sino, empero...
Es frecuente su subdivisión en dos grandes grupos:
- Correctivas o Restrictivas. Suponen corrección pero no incompatibilidad entre los juicios.
Nexos: pero, mas, aunque, menos, excepto, salvo, sin embargo, no obstante, con todo, más bien,
fuera de, empero. No tenía dinero pero sabía arreglarse.
- Excluyentes o exclusivas. No permiten la coexistencia de los juicios, son incompatibles
Nexos: más que, que no, antes, sino y sus compuestos. Son molinos, que no gigantes.
Alcina y Blecua resaltan un valor específico de contraste cuando el miembro introducido por
pero es, en cierta forma, valorado por comparación con el término en la oración principal
(proposición). La industria pide agua corriente, pero a la poesía le basta la que está quieta. Este
sentido de la oposición se refuerza hasta tal punto que puede llegar a la contradicción con frases
como por el contrario, en contraste, a despecho de…

4.2. LAS SUBORDINADAS ADVERBIALES COMPARATIVAS

Son Oraciones que se refieren fundamentalmente a la cualidad o a la cantidad y que van


ligadas también al concepto de grado de los adjetivos (de hecho pueden ir con un adjetivo
modificador de grado en el segundo término de la comparación). Se han tratado en el tema 18,
apartado 3.2. al que hay que consultar para su clasificación.
Se diferencian fundamentalmente tres tipos, según expresen una relación de igualdad,
inferioridad o superioridad entre sus proposiciones. Se construyen con partículas correlativas, una
en la proposición principal y otra en la subordinada adverbial.
Una de sus peculiaridades consiste en la posibilidad de suprimir el verbo de la subordinada
adverbial cuando es el mismo de la principal.

4.3. OTRAS EXPRESIONES SINTÁCTICAS DEL CONTRASTE

Alcina y Blecua (1975) tratan el sentido de contraste que se da en las oposiciones


conjeturales con Si en las que se introducen términos en correlación. Los más importantes son los
siguientes:
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- Primero/después: Si primero pasó a mis ojos como un embustero, después me pareció el


más gracioso charlatán que he oído en mi vida. (Galdós)
- Antes/después: Si antes sus oraciones fueron pararrayos para ahuyentar el tifus, después
intentaban librarle de otros enemigos no menos feroces. (Galdós).
- En una parte/en otra: Si en una parte echaban maldiciones, en otra le vitoreaban.

5. CONCLUSIÓN.
La expresión de la duda, la hipótesis y el contraste en la lengua se realiza por medio de diversos
procedimientos (modalidad, adverbios, nexos, morfemas verbales, entonación, estructuras
oracionales). Para su sistematización, desde el punto de vista semántico, hay que tener en cuenta
otros factores, como son la estrecha relación entre cierto tipo de oraciones (por ejemplo, las
condicionales y las causales para expresar la hipótesis) y las tres posibilidades que se distinguen en
la expresión de términos semánticamente contrastados (contradictorios, contrarios y la gradación).
Y, todo ello, en un acto comunicativo en el que se establecen relaciones entre los participantes y la
situación en la que se desarrolla.

BIBLIOGRAFÍA
ALARCOS LLORACH, E. (1982). Estudios de gramática funcional del español. Ed. Gredos. Madrid.
ALCINA, J. y BLECUA, J. M. (1975). Gramática española. Ed. Ariel. Barcelona.
AUSTIN, (1982). Cómo hacer cosas con palabras. Ed. Paidós. Barcelona.
BOSQUE, I. (1990). Categorías gramaticales. Ed. Síntesis. Madrid.
GILI GAYA, S. (1973). Curso superior de sintaxis española. Ed. Saeta. Madrid.
GÓMEZ TORREGO, L. Análisis sintáctico. Teoría y práctica. Madrid, SM, 2007.
-Gramática didáctica del español. Madrid, SM, 2009.
GONZÁLEZ CALVO, (1993). La oración simple. Ed. Arco/Libros. Madrid.
LYONS, J. (1977). Semántica Ed. Teide. Barcelona.
MARCOS MARÍN, F. (1980). Curso de gramática española. Ed. Cincel. Madrid.
MOLINER, M. Gramática básica del español. Madrid, Gredos, 2013.
POLO, J. (1971). Las oraciones condicionales en español. Universidad de Granada. Granada.
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